Sor Juana Inés De La Cruz : Amor Y Conocimiento [Selección] / José Pascual Buxó
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J osé Pascual Buxó SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ: AMOR Y CONOCIMIENTO Sor Juana Inés de la Cruz: amor y conocimiento es el título de este valioso conjunto de ensayos en el que puede advertirse una doble significación; por una parte, alude —claro está— al estudio de la vida y la obra de la gran poetisa novohispana y, por otra —no menos importante— implica la admirable con sistencia y dedicación del autor de estas reflexiones críticas, José Pascual Buxó, a cuyos trabajos tam bién pueden aplicarse los mismos términos con que él caracteriza a su objeto de estudio: decidido amor racional y amorosa búsqueda interpretativa. Los nueve ensayos aquí reunidos han sido escritos a lo largo de tres lustros: desde 1981 hasta 1995; mu chos de ellos se ocupan primordialmente de El Prime ro Sueño, ese extraordinario poema lírico-filosófico, de sus varias interpretaciones críticas a través del tiempo y, en fin, de sus paradigmas literarios, de su composición y de su significado. Otros de los ensa yos de este volumen atienden a aspectos no menos apasionantes de la obra y la vida de Sor Juana: un juvenil y premonitorio romance al Arzobispo mexi cano Fray Payo Henríquez de Ribera; los poemas llamados de “amor y discreción”; la última y más si bilina de sus composiciones en verso: el Epinicio gratulatorio al Conde de Galve. No podía faltar un penetrante estudio de las causas y circunstancias que contribuyeron a la renuncia o “abjuración” de Sor Juana a su empleo intelectual y de su conflicti va relación con su confesor el padre Antonio Núñez de Miranda. El doctor José Pascual Buxó, es un reconocido espe cialista con bien ganado prestigio internacional, y uno de los más eminentes sorjuanistas de la actuali- Portada: retrato de Sor Juana, grabado anónimo publicado en El Album de la Mujer, año 1, núm. 1. México, 8 de septiembre de 1883. Sor Juana Inés de la Cruz: amor y conocimiento Serie: Estudios de Cultura Literaria Novohispana, 6 Seminario de Cultura Literaria Novohispana Instituto de Investigaciones Bibliográficas Dirección General de Asuntos del Personal Académico/unam Instituto Mexiquense de Cultura José Pascual Buxó Sor Juana Inés de la Cruz amor y conocimiento Prefacio de Alejandro González Acosta Universidad Nacional Autónoma de México Instituto Mexiquense de Cultura México, 1996 Gobierno del Estado de México Lie. César Camacho Quiroz Gobernador del Estado de México M. en C. Efrén Rojas Dâvila Secretario de Educación, Cultura y Bienestar Social L. A. E. Jorge Guadarrama López Director General del Instituto Mexiquense de Cultura Primera edición: 1996 D. R. © 1996, Universidad Nacional Autónoma de México Instituto M exiq uense de C ultura Instituto de Investigaciones B ibliográficas Centro Cultural Universitario Ciudad Universitaria, 04510, México, D. F. Impreso y hecho en México ISBN 968-36-4900-9 Indice Prefacio: José Pascual Buxó: el estudioso enamorado de Sor Juana, por Alejandro González A costa ...................... 7 José Pascual Buxó: Sor Juana Inés de la Cruz: amor y conocimiento I. Sor Juana en una n u e z .............................................. 57 II. Sor Juana Inés de la Cruz: monstruo de su laberinto . 83 III. El sueño de Sor Juana: alegoría y modelo del mundo . 121 IV. Sor Juana Inés de la Cruz en el conocimiento de su S u e ñ o .......................................................................... 151 V. Sor Juana egipciana: aspectos neoplatónicos de El s u e ñ o .......................................................................... 181 VI. El otro sueño de Sor Juana (lectura barroca de la p o e sía )............................................................................. 205 VII. Sor Juana Inés de la Cruz: amor y cortesanía.......... 231 VIII. Sor Juana Inés de la Cruz: los desatinos de la Pitonisa . 251 IX. Las vueltas de Sor Juana..................................................... 275 José Pascual Busó Sor Juana Inés de la Cruz: amor y conocimiento A Myrna, “mi corazón deshecho entre tus manos ” I Sor Juana en una nuez MUCHAS v e c e s —en burlas o en veras— aludió Sor Juana Inés de la Cruz a los contradictorios estados de ánimo que prevalecían en ella y, por extensión, en los españoles de su tiempo: pesimismo y euforia, chanzas y enfados. Los “dos filósofos griegos” (Demócrito y Heráclito) creyeron demostrar, uno, que en el mundo todo ha de ser motivo de risa y, otro, que todo es causa de llanto. La experiencia parece confirmar esa paradoja, puesto que “todo el mundo es opiniones/ de pareceres tan varios,/ que lo que el uno que es negro,/ el otro prueba que es blanco”; y siendo esto así, nada podrá afirmarse con certeza ni habrá “razón para nada,/ de haber razón para tanto”.1 Tal era, en efecto, la conclusión a que ella misma llegaba en el romance que lleva por título “Acusa de hidropesía la mucha ciencia, que teme inútil aun para saber y nociva para vivir”. Con ese rótulo explicativo —quizá sólo atribuible al edi tor— se quería vincular el poema de Sor Juana a esos pasajes del Eclesiastès en los que se nos previene acerca del dolor moral que trae aparejado el “pésimo ejercicio” de investigar las cosas del mundo; pero, haciéndolo así, se dejaba de lado otro aspecto también aludido por el texto bíblico, a saber, la frustración intelectual que resulta de una ciencia envanecida (“hidrópica”) incapaz de dar respuestas satisfacto rias al deseo humano de conocimiento, que es precisamente la cuestión que más tarde convertiría Sor Juana en el tema central de su Sueño. Quizá don Juan Camacho Gayna —si en verdad fue él, como parece, quien redactó los epígrafes de la Inundación castàlida (Madrid, 1689)— sólo pudo advertir en el citado poema de la monja la manifes tación de un prejuicio que se había hecho crónico en la generalidad de1 1 Todas las citas de los poemas de Sor Juana provienen de la edición del primer volumen de las Obras completas preparadas por Alfonso Méndez Planearte, Fondo de Cultura Económica; México, 1951. 58 JOSÉ PASCUAL BUXÓ los españoles de las postrimerías del siglo XVII, consistente en la identificación de todo lo relativo al avance de los conocimientos em píricos con los triunfos de la herejía; pero el hecho es que nuestra autora procuró definir —aunque no sin graciosas ambigüedades— la clase de nocivo saber al que se aludía en su romance: precisamente aquel que “en sutilezas cebado,/ por cuidar lo curioso! olvida lo necesario". ¿Se trata aquí del establecimiento de una oposición ortodoxa entre lo superfluo y prescindible del conocimiento de las cosas del mundo confrontado con las eternas verdades cristianas o, por el contrario, de una velada crítica al razonamiento formal de la escolástica que amenaza “quitar la substancia a los frutos” y provocar “la locura de los ramos”; ciencia fundada únicamente en la fuerza generadora de sus esquemas (los “ramos” enloquecidos) y no en la verdad de sus principios y en lo acertado de sus conclusiones (la “substancia” de los frutos). No es improbable que, por entonces, la joven Juana Inés confiara aún en la capacidad de una filosofía escolástica renovada que, superan do el marco de las cuestiones tradicionales, se hiciera cargo de los descubrimientos ocurridos en los terrenos de la matemática y las ciencias naturales, tal como la que propugnaban los jesuítas alemanes, a la cabeza de los cuales estaban dos autores muy admirados por ella: Atanasio Kircher y Gaspar Schott. Algo de esa actitud podría inferirse —al menos— de otras metáforas empleadas por ella para significar la doble tarea que correspondería a la nueva escolástica: defender la scientia rationalis de tradición aristotélico-tomista y, al mismo tiempo, hacerla compatible con una moderna “ciencia de las ciencias” concebida como la integración enciclopédica del saber universal y de su proceso histórico. En el romance aludido se compara el “discurso” (esto es, la facultad humana de raciocinio) con la espada y con el uso sensato o peligroso que puede hacerse de ellos, puesto que uno y otra sirven por “ambos cabos:/ de dar muerte por la punta;/ por el pomo, de resguardo”; de suerte que no será “culpa del acero” el “mal uso” que de él haga la mano, ni son imputables al entendimiento los dislates de quien lo comprometa en especulaciones prevaricadoras o redundantes. El ver dadero saber —insitía Sor Juana— no consiste en aquellos “discursos sutiles” y “vanos”, sino en el “sano” empleo que haga el hombre de su SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ: AMOR Y CONOCIMIENTO 59 facultad intelectual; si bien para algunos quizá fuera preferible refu giarse en “el sagrado” o seguridad de la “docta ignorancia”, decía aludiendo, con sutil ambigüedad, tanto a la epistemología pesimista de Nicolás Cusano como a la filosofía ascética de Kempis, para quien la única sabiduría consiste en seguir el ejemplo cristiano de sometimiento a la inescrutable voluntad de Dios. No era la joven Sor Juana —por todo lo que sabemos de ella— partidaria de renunciar al ejercicio de la inteligencia, sino de afanarse en la búsqueda activa del conocimiento: “desde que me rayó la primera luz de la razón —dice en su Respuesta a Sor Filotea, escrita en marzo de 1691, pocos años antes de su muerte— fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras, que ni ajenas reprensiones (que he tenido muchas) ni propias reflejas (que he hecho no pocas) han bastado a que deje de seguir ese natural impulso que Dios puso en mí”. Ella veía en su dedicación al estudio la única felicidad concebible y —por el contrario— juzgaba a quienes llegan a la vejez ignorantes de todo como sujetos de una existencia vergonzosa y, así, con ocasión de darle “los buenos años” al marqués de la Laguna, virrey de la Nueva España, hacía una apología de la juventud estudiosa e, inclusive, de los riesgos que vale la pena afrontar para alcanzar la meta del conocimiento: Vivid y vivid discreto, que es sólo vivir felice: que dura y no vive quien no sabe apreciar que vive [...] No en lo diuturno del tiempo la larga vida consiste: tal vez las canas del seso honran años juveniles.