Tratado Del Bien Y Del Mal. La Ética Como Filosofía Primera
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES TRATADO DEL BIEN Y DEL MAL. LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA PRIMERA Autor: Francisco Javier Rojo Vázquez Director: D. Miguel García-Baró Madrid Junio 2017 Fco. Javier Rojo Vázquez MAL. LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA PRIMERA FILOSOFÍA COMO ÉTICA LA MAL. TRATADO DEL BIEN Y DEL Y BIEN TRATADODEL MÁSTER UNIVERSITARIO EN FILOSOFÍA: CONDICIÓN HUMANA Y TRASCENDENCIA TRATADO DEL BIEN Y DEL MAL. LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA PRIMERA Francisco Javier Rojo Vázquez RESUMEN El autor trata, a lo largo y ancho de este escrito, de indagar en el siempre acuciante, desconcertante, insidioso, dual –¿o tal vez no?– y persistente enigma del bien y del mal, a partir de sus reflexiones y a la luz del análisis de las visiones que de tan esencial y, a la vez, ancestral y actual problema, han propuesto algunos de los más ilustres pensadores de la Historia –dividida para dicho estudio en cuatro edades: Filosofía Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Filosofía Contemporánea–. Las tesis emanadas por tan egregios compañeros de viaje a través del tiempo oscilan así entre lo ingenuo, trágico, razonable, genial, religioso, reiterativo, insulso, intrépido, categórico, excelso, desmesurado, subversivo, ilustrado y extemporáneo. Quede invitado el lector a participar en esta cardinal reflexión ética, extensible a todo ser humano que se precie, sobre posibles causas, tipologías, interpretaciones y consecuencias de la perseverancia de la cuestión del bien y el mal a lo largo de las épocas, al tiempo que se escrutan potenciales respuestas/soluciones que permitan eliminar o, cuanto menos, mitigar notablemente la influencia del mal, de manera que los individuos y las sociedades humanas puedan evolucionar hacia un ansiado mundo mejor, más justo y perfeccionado. PALABRAS CLAVE Bien, mal, teodicea, ética, filosofía primera. ABSTRACT The author tries, throughout the length and breadth of this writing, to investigate the always pressing, disconcerting, insidious, dual –or maybe not?– and persistent enigma of good and evil, from his reflections and the light radiating from the analysis of the visions that of so essential and, at the same time, ancestral and current problem, have proposed some of the most illustrious thinkers of History –divided for this study in four ages: Ancient Philosophy, Middle Ages, Modern Age and Contemporary Philosophy–. The theses emanated by such egregious travel companions through time oscillate between the naive, tragic, reasonable, genial, religious, repetitive, insipid, intrepid, categorical, exalted, excessive, subversive, enlightened and extemporaneous. The reader is invited to participate in this cardinal ethical reflection, which can be extended to every human being worth his salt, about possible causes, typologies, interpretations and consequences of the perseverance of the question of good and evil throughout the ages, at the same time that potential answers/solutions are screened to try to eliminate or, at least, significantly mitigate the influence of evil, so that individuals and human societies can evolve towards a desired world, better, more just and perfected. KEY WORDS Good, evil, theodicy, ethics, first philosophy. TFM — TRATADO DEL BIEN Y EL MAL MÁSTER UNIVERSITARIO EN FILOSOFÍA: CONDICIÓN HUMANA Y TRASCENDENCIA ÍNDICE 1. DEL BIEN Y EL MAL EN PLATÓN Y LOS ANTIGUOS…………….......……..01 2. DEL BIEN Y EL MAL EN AGUSTÍN Y EL MEDIEVO…………………….........28 3. DEL BIEN Y EL MAL EN LA ERA MODERNA……………………………….....50 4. DEL BIEN Y EL MAL EN LOS CONTEMPORÁNEOS…………………………95 5. EPÍLOGO…………………………………………………………………………...123 6. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………….130 TFM — TRATADO DEL BIEN Y EL MAL MÁSTER UNIVERSITARIO EN FILOSOFÍA: CONDICIÓN HUMANA Y TRASCENDENCIA 1. DEL BIEN Y EL MAL EN PLATÓN Y LOS ANTIGUOS “Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios” Platón (427-347 a.C.) El mal supone, desde todo punto de vista y desde sus mismísimos inicios, que se pierden en la noche de los tiempos, una insidiosa amenaza, un profundo enigma y un indudable desafío intelectual y volitivo para la vida humana. Mente y voluntad se ven impelidas directamente, ante la palmaria evidencia de su impacto continuo en el transcurrir del mundo y la vida de individuos y comunidades de toda clase y condición a lo largo de la historia conocida, a tratar de buscar una respuesta legítima tanto al origen como a la solución o posible insolubilidad del mal, ya sea en el plano natural, moral o metafísico de las cosas. Pero, ¿qué es el mal? ¿Y su antítesis, el bien —o será al revés—? ¿De dónde procede el mal? ¿Cuándo se originó? ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué tanto dolor y sufrimiento aparentemente inútiles? ¿Es que carece de límites espaciales y temporales el mal? ¿Por qué parece, en ocasiones, cebarse con los más justos y los inocentes —véase si no el caso paradigmático de Job—? ¿Qué implicaciones o consecuencias se derivan del mal? ¿Cómo erradicarlo de una vez por todas de la vida humana? ¿Es, acaso, esto último posible? Estas y otras muchas cuestiones de gran calado contenidas en el problema han agitado por centurias las mentes y vidas de insignes filósofos —y, por qué no decirlo, de todo ‘homo viator’ que ha transitado alguna vez por la faz de la Tierra—, que han intentado encontrar respuestas —en ocasiones de lo más variopintas, todo sea dicho— a las causas y consecuencias posibles planteadas por la diatriba de la presencia del mal en la naturaleza y en el núcleo de la vida misma. 22/06/2017 TFM — TRATADO DEL BIEN Y EL MAL Página 1 de 132 MÁSTER UNIVERSITARIO EN FILOSOFÍA: CONDICIÓN HUMANA Y TRASCENDENCIA En mayor o menor medida nadie escapa al mal, sea éste del tipo que fuere. Breves o duraderos, leves, moderados y gravísimos males parecen acechar de continuo al hombre entre chinescas sombras, aguardando el momento oportuno para abalanzarse sobre su desprevenida presa y sacarle, cuanto menos, del aparente estado de ataraxia o de ilusoria felicidad en el que se encontraba, tal vez, un solo instante antes. Dolor, sufrimientos más sutiles o intensos, enfermedad, crimen, guerra, terremotos, maremotos, plagas, pestilencia, tortura, muerte finalmente… nada vivo o aun inanimado parece poder huir de las afiladas garras del mal o de la destrucción si la entendemos tal. Es, por tanto, común, si bien en distinto grado, la experiencia del mal en la vida del hombre, lo que a la par pone en cuestión la posibilidad de una vita buona que merezca la pena ser vivida y exige redoblar los esfuerzos intelectuales para replantear, sea desde la razón o desde la fe o de cualquiera de todas sus posibles mixturas intermedias, los caracteres que debería atesorar esa ‘buena vida’ para intentar salir así, de manera al menos un poco digna, de semejante atolladero. Por tanto, constituye el mal —y el bien— un asunto de plena vigencia tanto ahora en la era contemporánea como en la antigüedad, en el medievo como en la era moderna, épocas en la que centraremos nuestro estudio filosófico, al objeto de intentar encontrar las respuestas que fueron dadas, al respecto de este aspecto capital y radical de la existencia humana, a lo largo y ancho de los tiempos por las mentes más ilustradas. En todo caso, es el problema del mal ardua cuestión que requiere de revisión constante a lo largo de la historia, al igual que muchos otros temas que atañen a la filosofía, dada su obstinada continuidad y su insana afección a acompañar lúgubremente el tránsito vital de todo bicho viviente. Cabe anticipar así, aun a priori, su prolongación futura en el tiempo perpetuando su ‘eterno ritornello’ si es que, realmente, no está al alcance de lo humano u otras posibles inteligencias de grado superior a la del homo sapiens erradicarlo definitivamente de su trayectoria vital. Así, pues, parece quedar justificado el apremio en la búsqueda de la elucidación y posible solución del mal, a la vista del acontecer humano del que se tiene noticia. En una primera aproximación, no obstante, cabe señalar que los distintos filósofos que se han ocupado a lo largo de la historia de esta cuestión, han señalado varios tipos de males principales que han clasificado, fundamentalmente, en males naturales —catástrofes como terremotos, sequías, inundaciones, etc.—, físicos —dolor, sufrimiento, hambruna, enfermedad, muerte… si bien estos dos tipos anteriores podrían considerarse conjuntamente como males materiales— y mal ético o moral —el pecado, daño que se inflige de manera consciente, o aun inconsciente según algunas interpretaciones, a otro ser vivo—. Posteriormente, se añadirá un elemento más a esta tipología, el mal metafísico, que para algunos filósofos —i.e. Leibniz— constituirá el origen mismo del mal moral, constituyente del que más se ha ocupado tradicionalmente la filosofía, si bien las respuestas que se han intentado dar a este problema han sido notablemente divergentes, y hasta la propia cantidad de pensadores que han tratado esta peliaguda materia, la disimilitud en las supuestas soluciones presentadas y el hecho de que el propio mal siga campando por sus respetos en este mismo momento —y, si cabe, aún más intensificado, quizás, por su magnitud cuantitativa—, parecerían dar cuenta de una proverbial insolubilidad intrínseca del tema que nos ocupa, al menos en lo concerniente a un punto de vista exclusivamente racional, lo que sin duda contribuiría a explicar la continuada perplejidad del hombre ante el espectáculo infausto y grotesco del mal, quien a pesar de ello sigue intentando formular una respuesta válida y perdurable al misterio de la iniquidad —anomía—. 22/06/2017 TFM — TRATADO DEL BIEN Y EL MAL Página 2 de 132 MÁSTER UNIVERSITARIO EN FILOSOFÍA: CONDICIÓN HUMANA Y TRASCENDENCIA En suma, está el mal que se padece y el mal que se hace o se provoca y, en todo caso, no parece tampoco factible —ni recomendable— desistir negligentemente de la ingente empresa de tratar tête-à-tête con el mismo mal ya que, aunque el hombre deseare íntima y vehementemente aniquilarlo de manera fulminante, el mal probablemente no abandonaría al hombre, y más pareciera en ocasiones su mismísima negra y pegajosa sombra, que lo acompaña, impertérrita y desafiante, de la cuna a la tumba.