ABRIR CAPÍTULO IV, ( PUNTO 3 ) La filiación miel0pta!

Zaragoza en J59J731, reproducido en grabado por La llustració Catalana735 y adquirido por el Estado’730.

A la de 1871 concurren dos obras sobre el tema: Don Juan dc Lanuza. en el momento de partir para el cadalso, protesta ante el gobernador de Zaragoza contra el calificativo de traidor de Ramón Elorriaga737;y La sentencia de Lanuza de Nicasio SelTel y Gomín738.

Y una 1876, Suplicio del Justicia de Aragón don Juan de tan ¡¿za de Vicente Bameto”39, también con escaso éxito, que cierra el ciclo.

3.3.3. (YLROS CUADROS Dl? TEMA NIEDIEVAL. has’ Al igual que octilTe en otros períodos históricos una pequeña representacioii de cuadros (le lii gloria de temática no espanola que, aunque nu unir:camente 110 dciii asiado representativos. Son í rite resantes cii la Iue(li(la en que niu~straii un cierto entronque con una cultura común europea, y a que todos ellos sin excepción se remiten a sucesos (le la historía (le Furopa.

Por lo que respecta a los cuadros de tema medieval la polaíizacíóii es extrema: la níavoria (le los cuadros se refieren, bien a la unagelí cíe una Edad Media cristiana, bien a Ja obra de Dante, hito central (le la percepción cultural roniántica.

~ ~ cuadro (le astt[lto medieval no español es La aparición de das ¿ángeles a Godofredo de Buillón, preseiítado por Federico de Madrazo a la Exposición (le la Academia (le 1839, al que. desde la perspectiva i(leológica que aquí [los interesa, se debe considerar un cuadro espanol con muchos matices, ya que responde a un cncargo del gobierno francés rna Ja

proyectada sala (le las cruzadas y, como tal, respoIi(lería a notivos ideológicos completalflente ajenos a los aquí analizados, Sólo como una pequeña anulación: resaltar la importancia de las Cruzadas en la ¡mtolo~ía ííac¡otial francesa, de lo que este cuadro es un ulero ejemplo. y que

‘7t RO. dc 13 de enero de 1861 La Ilustrad6 Catalana, IX, 1888, p. 101. 236 En 12.000 reales, RO. de 24 de febrero de 1865. Depositado en ci Museo de. Arte Nioderno de Barcelona por RO. de 10 de noviembre de 1866. Actualmente en la Academia de Bellas Artes de Sant ion de Barcelona. depésiro del Museo dcl Prado. 732 Catálogo... 187/. Nladnd, 18’1. 738 uí’ñ’íct,,. ‘?~ Caullogo... 1876, Madrid, 1876.

613 Capítulo JI’ alimentará toda una retddca sobre las responsabilidades históricas francesas en Oriente Medio presente incluso cii la íreíísa francesa actual.

El cuadro de Madrazo, que ya había sido expuesto anteriormente en París, tuvo, a partir de supaso por la Exposición de la Acadeníla. un ciedo éxito -fue reproducido en grabado por el Semanario Pintoresco Español’740 y adquirido por la Corona en 1 g47’?1 ~-. en un momento en que los cuadros de historia no eran todavfa muy frecuentes . Llegó incluso a ser habitual que los críticos trajesen a colació¡í su existencia para justificar el lugar de Federico de Madrazo entre los cultivadores (le la graií pitítura, la pintura de líistoria, algo (lifícil (le defetider en el caso (leí seoundo de la saga de los Madrazo, prácticamente un especialista en el, para el siglo XIX. eetiero menor del retrato:

Verdad es que ningun o de los dos [se reí ere a Federico de Nladra ¡o y a Ca los Luis de Ribera1 ha presentado cuadro histérico algi no: pero ¿quién no recuerda en los retratos expuestos por uno x otro, a los consumados autores de Godofredo y de las Alarías. del Ori?en dc los (?irones y de las admirables bóvedas del Congreso 4e los Diputados?’42.

La crítica poste¡~r será menos benévola x’ así Geferino .\raujo escribirá, de for¡íía retrospectiva en 1 896, ql te:

FI Godofredo está pi titado como lo hacían en Francia algunos romuuticos. ni los más ni los mejores43.

Años más tarde, Exposición de la Academia de 1850, (icuaro Pérez Villaaníit retomará el teína de las cruzadas con La entrada dc los cruzados cii Jerusalén: cuadro. como todos los (le este autor, de inclusión probleiíiática dentro (leí getler() líístónco ya que el hecho histórico, con figuras a escala muy ¡educida, pasa casi síempie desapercibido. Pero. en este caso, segdn opinión

aparece pintado con ciertas pretensiones de cuadro histérico ~

740 Semanario Pintoresco Español, 1839. 20, p. 153 741 Por Francisco de Asís. 742 AMADOR DE LOS RíOS, 3.. ‘Exposicién de Bellas Artes’. Rei’is¡a Peninsular, 1. 1856, p. 550. ‘?~~3 El Día, 5 de julio de 1896. Citado por PARDO CANALIS, E.

‘~ VELAZ DF MEDRANO, E “Revista de Nobles Artes. Exposición de pinturas’, Lo España. 13 de octubre de 1850

614 Lo filiación nacional

Aunque no propiamente un cuadro de historia, se trata de un asunto habitual en la pintora religiosa anterior, cabria incluir aquí el Santa Isabel dando limosna a los pobres, llevado por Isidoro Lozano a la Exposición de la Academia .e 1849.

Al margen de Madrazo y Villaamjl, y el pseudo-cuadío de historia (le Lozano, habrá que esperar a la segunda mitad del siglo para encontrarnos con los primeros cuadros de tema foráneo. Las referencias a una tradición común, europea y cristiana, se continúan con Santa Isabel curando a los leprosos, otra vez a medio camino entre la pinmra religiosa y la de 45: San historia, pintado por Luis de Madrazo y Kuntz etí 1859. adquirido por la Corona’? Ricardo, rey de Inglaterra. en el momento de bajar las gradas del trono, que acababa dc renunciar para dirigirse a ileira Smi/a y re/irarse a un claustro, expuesto por José Othon en la Nacional de 1862”lt’J: iras/ación dc San Francisca de Asr~ (le Nlet’cadc y 12abre~. que obtuvo un gran éxito en l~ Nacional cíe 1866 -ya previamente había recibido pritilera me(lalla en la Exposición de París ce 1866-: medalla priníera clase” Y conípra por el Estado’?43 y reproducción en grabado por El Atasco Uuíii’ú’saF49 y La Ilusiracion tic España’?5t1. representa:

la Tnínsl ación (le 5? it Francisco cíe Asís en el ni omento en que el cad iver dcl Santo es irítrod u cido en la i2lesi a (le San Damián, donde Santa Clara, en unión dv las monjas se ayroxi ma al santo cuerpo Y ‘e besan las [uanos con santa devoci óti y ternura’?51

San Francisco dc Asís después de la impresión de las llagas de Julio Cebrián Mezquita, medalla (le tercera clase en la Nacional cíe 1881752 y compra por el Estado”53: y Visión de San Francisco de Asís cíe Oliver Aznar. Nacional cíe 1890’?5k que representa al sant o.

ca si t eelda, reclinado sohe el duro asicuto, apoya(la la es¡,al la en la 1,ared, Ii ada un tiucon. eu postura incomoda, que casi hace aparecer doblada la figura: su ‘ostro indica que no se cuida de las molestias que pueda subir eí cuerpo: los ojos húmedos en piadoso llanto, la boca entreabierta. acusan el éxtasis que se ha enseñoreado de su alma. A la derecha, por entre los hierros crurados de una reja. y meffio envueltos en resplandores celestiales, han í cintrado varios án2eles que tanen diversos instrumentos

‘?t Figura en el Inc ulano de las pinturas dei Palacio Real de 1870 746 Catálogo 1862, Madrid. 1862. ~ Por unanimidad, RO. dc 15 de febrero de 1867. 245 Fn 4000 escudos. RO. de 3 de mayo de 186?. Actualmente en eí Museo de Arte Moderno de Barcelona, deposito de] Niuseo de] hado. ‘?t ~j Museo Universal, 1862, p. 108. 750 Lo Ilu.ctrac,ó,¡ de ¡<‘pena. 1887,1). 173. ‘?~ E dc P. Nl., ‘‘Exposición Nacional de Bellas Artes”, La ¡<¡‘oca, 2t tic enero cíe 1867. 752 Por unanimidad, [<.0. (le 14 de abril dc 1881. ‘?53 F.,í 2.500 pts., RO. dc 2 dc noviembre (le 1881.

~ ~ /890, Madrid, 1890.

~ PICON. FU. “Exposición Nacional (le Bellas Artes’, El lnq’nreiel. 6 de mayo de 1890.

615 Capítulo IV

Éstos dos últimos, cuadros más de pintura religiosa que de historia.

Pero el asunto estrella de los cuadros de temática medieval no española es, sin ninguna duda, Dante xT su Divina Comedia, que contaba con importantes antecedentes en la ~itxtura europea de ptimeros de siglo - entre otros. Erancesca de Rímnini y Paolo Malatesta de

1n~ , 1819; y Dante y Virgilio de Delacroix, 1821-. En España el pilmer cuadro inspirado en la obra de Dante data de 1860, en cuya Exposición Nacional pudieron verse el Semíramis en el infierno de Dante de Casado del Alisal756, adquirido por la Corona’?57; y El conde Ugolino castigando al Arzobispo Roger de Gimeno y Canencía, mención (le medalla de primera clase’?58.

A partir de aquí los cuadros en torno al escritor florentino se suceden: El ¡>ante cíe Suñol, Nacional de 1864’?~~, adquirido por el Estado ese mismo año para el Niuseo de Arte Moderno: Fado y Francesca de Rímini de Erancjsco de Paula Dfaz Carreño, medalla de tercera clase en la Nacional de 1866760 y compra por el Fstado’?6l: Dante de Dióscoro (le la Pitebla, misma Nacional’?62: Paolo y Francesca de Antonio Crisbert Pérez, Nacional cíe 1871 ~< Lasciate ogni speranza. ¡Oh voy cl, ‘entrate! de Joaquín Espalter y Rulí,

Nacional (le 1876: Infierno de Dante cíe Cecilio Pía ~‘ Gallardo, medalla de tercera clase en la Naciotial (le 1884’?64, compra por el Estado’765 y repro(lucción en gíabado por La 1/ns fl’anm¡ Jbé,icJ<<~: El Infierno —ni qué decir tietie qtte el 1nfjerno~ con mastíscul as sólo puede ser el de Dante- cíe Joaquín Araujo Ruano, medalla (le segunda clase en la Nacional (le 18876: El anciano de Santa Zita, Magistrado de Luca de Cándido I)uráti cíe Cottes. Naciotnl de 1890”ñ8: y El Aqueronte (Infierno de Dante) de Félix Resttrreccion 1-lidal go.

‘~ Catáloga.. /862, Madrid, 1862.

~ Figura en el In”e;¡rat’io de las pinturas del Palacio Real de 1870 758 RO. de 2 de diciembre de 1860. ~ Caifliogo... 1864, Madrid, 1864. 760 R. O. de 15 de febrero (le 1867. 761 En 1.000 escudos, R.O de 3 de mayo dc 1867. Depositado en cl Musco Santa Cruz de Tenerife, donde actualmente se encuentra, por R.CY de 29 de noviembre cíe 1900. 762 Cn¡áfogo...1866, Madrid. 186’?, 763 Catálo”o 187 Ampliación.... del1,jurado,Madrid,por1871.it.nauimidad. RO. d.e 22 de junio de 1887, 765 En 2.000 pts , RO. de 19 dc junio dc 1884 Depositado cii ci Instibito de Ciudad Real por RO de 20 de octubre de 1884. Acínalmente en el Museo de Ciudad Real, deposito del Museo del Piado 66 ~ líustt’acwn ¡brin ca., 1884, p. 669. 76” Por miammidad. RO. de 22 de jumo de 1882. “68 Catálogo 1890, Nlddrid, 1890

616 fa filiación nacional condecoración en la Exposición Internacional de 1892769 y reproducción en grabado por La Ilustración Española y A,nericana’?7Q

También rejacionado con la cultura medieval italiana, aunque no con Dante, Giotto y Cimabue de Vicente Sabaterv Puchades, Nacional de 1865771.

Y. por último, tambien referido a Italia, aunque en este caso no a su cultura, Cola de Rienzi, El último de los tribunos de Roma de Luis Romea Avendaño, un cuadro de temática extraña -la figura de Nicolas Gabrino de Rienzi, el fogoso orador romano que se sublevó eti el siglo XIV contra la tiranía ejercida porlos nobles en la ciudad pontificia, resultaba completamente ajena al publico espanol—. relacionado, sin duda, no tanto con el personaje histórico, como con la novela cíe igual título de Bulw’er Lytton y la opera sobre el mismo tenía de Wagner. El cuadro. cxpuuso‘‘‘t en la N’’’lactona (le 1 SS7”’” flavo un relativo éxito: muncion poí ampliación del jurado’?’?3 y reproducción en grabado por La IlusP’ación. Revista Hispano- Aníc,’wana’?’1.

La historia de Portugal propo’cíola a la l)it~ira (le lii stona medieval argumento para un pequetio número de cuadros que resulta difícil (le distinguir (le los de temática estrictamente española. Esto es especialmente claro en el caso de Inés cte Castro. “española”, aunque reina de Portugal, cuya truculenta historia, etí las que las concomitancias estéticas e ideológicas cotila de Juana la Loca son obvias, será llevada a la piuttua de historia en dos ocasiones. El asunto había atraído, como n~ podía ser menos, la atención de arlis:as y literatos desde muy pronto. Camoens le había dedicado va unas estrofas en Os Lusiada,v, en el siglo X\’II Vélez de Guevara se había inspirado en él í~ím su dt’ama Ruinen- después do ,norñ””5.. Va etí el si 4o XIX, la cultura romantica le va a dedica,’ hasta tilia opera. Inés de Castro, estretíada por Persíaní en Níadrid crí 1837.

En pintura su aparición será más tardía, 1867, y no con demasiado éxito eti este primer momento: Reinar después de morir, o coronación de doña Inés de Castro, c-tpuesto por Alejandro Grau en la Nacional de 1867’?’?6 pasó completamente des~~~percibido.

e9 R O, dc 2 dc diciembre dc 1892. ~ Lo línstración Española y Americana, 1, 1892, p. 92.

“~ Catálogo... 1866, Madrid, 186’?. Catáloga..1887, Madrid, 188’?. E. O. de 22 de jumo de 188’? Lo Ilustración, Revista l-Iispa.t¡oAmenicat¡a, 1882, p. 601. ~Drama que todavía seguía representándose en los teatros dc Madrid a finales dcl siglo XV[Ii. <‘Catálogo... 1866, Madrid, 1867.

617 Capítulo JI’

Hay que esperar hasta la Nacional de 1887 para encontrarnos con el gran cuadro sobre el tema, Reinar después de morir. Doña Inés de Castro de Salvador Martínez Cubelís, cuyo éxito lite espectacular -medalla de primera clase’?’?7, compra para el Museo Nacional778 y reproducción en grabado por La ilustración Art/silca’?’?9, La ilustración. Revista Hispano- Americana780 y Blanco y Negro’?81-. lienzo que consiguió, posiblemente gracias a su truculencia -representaba a los monarcas sentados en el trono, ella con sus despojos apenas cubiertos por un velo, con la corte rindiendo pleitesía al cadáver-. convertirse en la imagen real del hecho histórico.

El mismo carácter español se le puede atribuir a la historia de Leotuor Téllez, muerta en prisión. encen-adía p<~~ su yerno ¿Juan 1 (le Castilla. y que inspirará dos cuadílos cíe historia, obra los dos de Manuel Ángel: Doña Leonor Tellez, reina de Portugal, prisionera cii el con rento de Tordesillas. Nacional de 1881782, y Daño Leonor Téllez Nacional de 1884783.

3.4. LOS REYES CATóLICOS.

El periodo histórico definido p~’ la presencia cíe estos monarcas en el trono espanol ocupa un lttgaz’ central en esta genealogía imaginaria de la nación. El ser tíaciotial. que se había foijaclo a lo largo

La unión dinástica cíe las coronas de Aragón y Castilla, junto con la posterior conquista de (irajuada y la anexión (le Navarra, cerraba el largo paréntesis iniciado con el fin de la monarquía visigótica y hacía retornar la historia a su cauce natural. Por si esto fttese poco. la recién recobrada unidad —y’ hay que hacer hincapié en el hecho de w~ siempre se habla de la utnidad nactonal como algo perdido que se vuelve a recuperar- cnt también el pít¡~t~

‘~‘?‘~ Por mayoría, faltaron dos votos para la unanimidad. RO. de 22 dejnnio de 1881 728 En 8.000 pts., RO. de 9 de julio de 188’?. Depositado en la Universidad de Valladolid por RO. 23 de diciembre dc 1933. fue dest.i’ui do durante la (Suena Civil. Lo Ilustración ArtÑica, 188’?, p. 3o5.

781 Blanco y Negro, IV, 1894. p. 332 (fotografía). 782 Catálogo... 1881 .Madiid, 1881. 783 Catálogo... /884. Mad,id, 1884.

618 La filiación nacional esos momentos de esplendor que, en la mitología romántica, definían el espíritu de tina raza784 y (le 1111 pueblo. Los Reyes Católicos marcaban el inicio de l~ hegemonía de España y lo español en Etiropa y Amenca.

Los Reyes Católicos representan en el irna~nario decimonónico las tres claves en torno a las cuales se articula la identidad nacional española: la unidad territorial de la península -aunque no consiguen incorporar a Portugal echan las bases para la postenor anexion por Felipe II-, el cnst¡amsmoy la expansión impe al.

~.?nbuen resumen de lo que la monarquía de los Reyes Católicos significó para el siglo NIN lo tenemos en lo escrito porPi y Nlaí’gaIl en su Jlisíoria de la Pintura Española:

El siglo N\’ ha sido, para toda Furopa. lula (le las más grandes pocas. Para nuestra Fspa ña lía siclo el térin i no de una lucha (le siete siglos: la ni nerte de una aristociuci a trtrbtt lenta: t’l principio de una era de conquistas: el desarrollo de mx sentimiento de nacionalidad casi desconocido: la infancia de nuestra literatura dramática: la transición de nuestro idioma a si periodo de virilidad: el verdadero arraugne de la ciencia y la poesía: el tiempo de la onginalidad: e. apogeo de nuestra mayor fortuna y sohda omandeza. En el fue cuando pasamos del estado de aislamiento al estado tic sociedad, del t~tíd tísmo a la monarquía. del caos: a la orgattizacioti. cíe la cl scítridad a la luz, (le la rittiei’te a la di en el fue cuaudc dimos expansión a nuestras facultades: e:í el fue cuando cruzarnos los tu ares y descubrimos níl mundo, nos pírimos’ en comunteacion con Europa y preparamos los ejércitos que h bí in de humillar a Francia y conquistar Italia. dimos libre vuelo a la imaninación y abrimos d la lítuatura caminos eu que habían de seguimos más tarde las demás naciones. No hay para nosotros mi siglo más brillante en la historia: etupezó con años de dcsventrua. pero acabó con días esplendorosos x’ ln~ lía lites (... 1. Doúa Isal) el . va casa

Prtíeba de qíte esta imagen de la monarquía de los Reyes Católicos era ampliamente compartidas por las clases cultivadas del país la tenemos en uíia crítica aparecida en el periódico La Época, porlo anto con un carácter más popular que el libro de Pi y Margall, uno pocos años más tarde, con motivo de la exposición de El testatnento de Isabel la Católica de Rosales, crítica en la que se usan prácticamente los mismo lénninos pararefetirse a este periodo histórico:

784 El liso del término raza corito sínomnio de nación y de pueblo es constante en el si 5lo XIX, lo mismo que la creencia en una interpretación racial de la historia. 785 p~ y NIARGALL, F., Historia de la Pintura en España. Madrid, o. cuí .pp 69-70

619 Canítido JI”

Este artista, Sr U. Eduardo Rosales, que ha expuesto tres obras, ha tenido la feliz inspiración de bitscar para asunto de la principal y verdaderamente itnportante. mio de la más memorable ¿poca de míesira historia nacional: los últimos días de Isabel la Católica y el acto de su testamento. En el amor profundo que profeso a las grandezas de la historia patria. la época de los Reves Católicos, aquella época en que la nación se constituye y forma, se civiliza e instruye, se extiende y prospera, aquella ¿poca en que se crea y acumula el caudaloso tesoro dc genio y de valor, dc políticos y de soldados, de sangre y de riqueza que luego han de gastar sin freno los monarcas austríacos, saciándose de fama y de gloria en breve tiempo para precipitarse con su pueblo en una 86: vergonzosa postración y [luna, aquella época se lleva lo más vivO y ardiente de mi afecto’? nótese de paso la explícita oposición entre la época de los Reyes Católicos: d esplendor, vía de los Austrias: la núna y la decadencia.

Etí la pinutra de lustona. la importancia otorgada a este l)enodlO queda claramneiite (le manifiesto en el hecho de que nos da el rn(lice cíe colTelacl<)tl mas alto de todos los considemdos (véase cuadro u0 1). A esto hay que añadir el hecho (le que tanto Isabel la Católica como Fernando el Católico figuran el el techo del hemiciclo de las Cortes -él como autor cíe las Lees de 7’oo, y ella en gesto de instar al aragonés ~xque incluya dentro de estas el Ordenúnrie;ítn de Alcala- 5.’ de que el Parnaso de los grandes hombres de España de Juan Antonio de Ri l)era mcl uye a dos personajes de esta época -Cisneros y el Gran Capitán- enti’e las cuatro figutas que rodean la alegoría cíe España.

1-lay, por lo que se refiere a la iconografía de los Reves Católicos, algunos aspectos de tipo general interesantes. Especialmetíte el hecho cíe que las rcpreseíitacmones de Isabel sean bastante más numerosas que las cíe Fernando (véase cuadro n0 12), a pesar cíe la interpretación oficial de su reinado como una sola corona. el célebre “tanto monta’ cíe la heráldica de la época. En esta líredlilección por la figura cíe la reina debió cíe inflitir. (lurante el periodo isabelino, la homonimia entre ambas soberanas y el que ambas fuesen las dos unicas mujeres reinas cíe la historia cíe la íiación. Como escribe Cnízada \1iHaamil. comentando la Exposición cJe 1864:

lauto moler los huesos a tina sola Reina en cuadros y en coruedias, ¿orne en píe pensar: pero citando recordé que es hoy tina Isabel la sucesora (leí trono de la otra. - (~ie protege las artes Como y no hay ejemplo. mc expliqué el caso: y vi bien claro que, como hoy no encargan nada aquellos reverendos, a quien nosotros servíamos, los artistas ofrecen a la actual soberana la vida de su antepasada en forma de metuorial pintado’8.

La asociaciótí entre ambas soberanas fue un lugar común durante todo e) período isabelino. Ya en la Exposición de la Acacleniia de 1838 pudo verse un cuadro cíe Vicente López titulado Isabel ¡ guiando al templo de la gloria a sri nieta Isabel II. Identificación

786 GARCíA .J.,’La Exposición de Bellas Armes. Carías fatuiliares a un ausente’, La Eí~oca. 23 dc diciembre de 1864. 8 CRí ZADA VII,l .A AMII ., O.. trízica ¿/e la. b’postc¡6~t Nac¿o,raí de Bellas Artes de /864 que lince ‘1 difunto pintor Orbaneja. o. cít.

620 La iliación nacional que culminaría con la publicación en París. en 1858, de mí libro titulado Paralelo entre las reinas católicas doña Isabel 1v doña isabel IL en el que la vida de la una aparece como el reflejo de la de la otra: nombre, acceso al trono oscuro pero legítimo, matrimonio con un primo español incluyendo asocíacioties tan peregrinas como el Descubrimiento de América y la constíucción del ferrocarril -por lo que ambos tienen de descubrimiento de nuevas tierras’?88-. Estos paralelismos llegan, en lo que se refiere a la pintura de historia, a que dos cuadros sobre ambas reinas -I,>oña Isabel la Católica visitando en Loja a los heridos y enfermos de Valídeperas, 1860. el de Isabel 1, y Visitc’ de Isabel II al Hospital de la Caridad de José Roldán,1862, el de IsabelU-repitan práctisainente el msmo esquema, el uno como calco del otro.

OculTe, sin embargo, que esta predlllección se mantiene más allá de la época isabelina, por lo que cabe suponer que debieron de influir otros factores, entre ellos, el sesgo castellanista (le la construcción nacional al qtte se ha hecho referencia en otras ocasiones.

Total Adquin Prejuja Medalla Nicílalla Níedalla Reprod. dos dos prisn ~ra segtlndla tercein en Estado clase clase clase graba(lo

Total siglo II 13 II It. 6 4 15

18081833 8

1834• 1854 25 30 25

1855 186’? 14 20 16 2 16 8 26

1868 1874 5 4 ]3 0 20 100 15

l8’?5•~ 895 8 4 14 0 o II

(‘í,adio u” ti Cuadros sobre la época de los Reyes Católicos Las citas indican eí % sobre et total (le cuadros de pinuua de historia en cada apartado y petiodo cronológico.

Por lo que se refiere a su evolución temporal. el momento de máximo auge corresponde al periodo isabelino, especialmente durante la primera déca:la, cuando esta preferencia por los monarcas catolicos en genemí e Isabel en particular convicíle a aquella monarquía en el punto de referencia histórico central para los españoles. Preferencia a la que no debió de ser a¡ena, como va se ha dicho anteriormente, la homonimia cíe la reina CaÉólica y la reinante en ese momento. Prueba de esto último sería la mayoritaria presencia de ct.adros sobre Isabel la Católica en la década de 1834-1854, cuando la pintura de historia depence todavía, de manera cast exclusiva.

788 GUELI , Y RENTE.J., Paralelo entre fas reinas caíótieas doña Isabel y doña Isabel II, París, 1855’.

621 Capítulo JI! de los encargos de la Corona, y ésta se encuentra inmersa en una dura lucha por la afinnación de la legitimidad dinástica de la nueva heredera, lucha en la que el parnlelismos establecido entre las dos Isabeles, especialmente sus dificultades de acceso al trono y. se esperaba. su glorioso reinado, es utilizada como amn propagandística contra los que se oponen a la eíflrornzacíon como reina de España de la hija de Fernatdo VII. En los demás periodos la presencia de esta época es mucho menos marcada, con un claro descenso, tanto en el porcentaje de obras presentadas, como en los de premiadas y adquiridas por el Estado. Descenso especialmente marcado dm-ante el sexenio revolucionano, en el que el rechazo de este periodo histórico, a juzgar por los datos, íarece bastante claro Aunque lo que resulta más llamativo es el ínantenííníetito (le este tono bajo durante la Restauración. teniendo en cuenta el carácter moderado \ conservador del penodo.

La presencia

La Guerra cíe Granada, símbolo cíe la unidad nacional, y’ el descubrimiento cíe Amén ca. símbolo del destino itupermal cíe la nacion . son los dos episodios más repetidos cíe tocía la pintua cíe historia espanola, convertidos así en santo 5’ seña cíe la identidad tmacional. Como escnbe el pintor José Galofre en 1857, puliendo utí mejor lugar para sit cuadro Isabel la Católica firmando las capitulaciones de Santa Fe a la sazón en el Palacio Real.:

Representa los ulos hechos mas’ qrati~íes dIc nuestra líistotia, o sea, la Rendicion de Granada y la inníedi ata marcha de Colón en bu sca de un iii] e~O contin ente. Bien ‘ucrece el asunto que es te siempre a la vista, y los restos de los Reyes Católicos que están en Granada, asÍ corno los de Colón que están en Valladolid. en su mudo silencio agradecerán a V, Nl. este recuerdo9<>

El descubrimiento de América es, junto con la Guerra de Granada. el gran episodio que identifica el reinado cíe los Reyes Católicos, suponiendo entre ambos más cíe] 50½de los cuadros sobre este penodIo (ver cuadro n0 12). La identificación cíe la nación española como una nación imperial, cuya gran gesta habría siclo el (lescubritniento y postetior conquista cíe

789 Bien porque no se incluyan eu. alguno de los grupos de. si.Quificado prefijados. bien porque lo que dcstaque sea justaníente el que representen hechos de este periodo.

‘~‘ Citado por REYERO, C Imagen historíca de España (1850-1900V Madrid. [987, p. 253

622 La f¡l¡ac¡opí nacional

América, explica esta predilección, que convierte los hechos colombinos en obra de la nación española y que tanta retórica ha seguido alimentando hasta nuestros días.

La presencia de Ja gesta colombina cii los diferentes n:.eclios de comunicación y eApresión artística es continua -revistas’?9t, óperas’?92, libros de historia’?93, obras literarias’?94 - lo mismo ocítrnra en la pintura, donde los cuadros sobre la aventura de Colón, al margen de la inclusión de la figura del descubridor entre los que rodean el trono de Isabel II en el techo del Salón de Sesiones del Palacio del Congreso, se stíceden ura y ob-a vez. Los primeros cuadros de tema colombino son anteriores al nacimiento de las Expesiciones Nacionales de pintura: Los Reyes Católicos recibiendo a Colón a su vuelta del Nuevo Mundo de Valentín Cardereta, Exposición de la Academia de 1835: Cristóbal Colón pidiendo para su hijo en el convento de La Rábida de Esqttivel y Suárez. Exposición

791 “Descubrimiento de América”, Semanario Pintoresco Español. 54. 1837: “Descub,in,iento dcl Nuevo Mundo”, Semanario Pin¡o,’esco Español. 1. 184$. incluye un grabado del desembarco de Colón: ARIAS DF MIRANDA JI.. ‘Sotirea q~b¿~ se debe el descubrimiento dcl nuevo continente”, Revista de España. tomo XXIII. 1871: ‘‘Cristóbal Colóu en la Líniversidad de Salamailca’’, Semanajio Pintoresco Español. 20, 1844, pp. 153 154. iu cluy e un grabado di el cii adro (le Colín presenta (lo a la exí os i ción de Paris (le 1 843:

AMPILí.~(} N. , ‘‘(1491) La iltim a noche de dici eml)re. Colón”. El Museo Universal, XIII, 1869.1)1). 70 y 79: MARTíNEZ DE VElASCO, E, “Homenaje a Colón’, Lo Ilr’stración Es¡.’añola y Americana 1, 1869, p. 21: FERNANDEZ ULtRa, C., “Aniversario de la salida de Colón del puerto de Palos, en busca de las Indias”. La ilustración Española y Americano, II, 1880. p. 53: “Biografía. Cristóbal Colón”. El Patiorama, 1. 1839. pp. 161-165: “Cristóbal Colón”, La Semana. 1857. pp. RS-lOt FERRER DE CaUTO, 3., “Colón y Alonso Sánchez. Cuestiones criticas sobre el desctíbrimi tnto del hemisferio occidental, y de la adinini straci óu español a en sus provincias del Nne~ o N tundo”, La A rnórica. (“róni ca hispano-amen Cano, Madrid, 13, 1851 p. 8: 792 El Cris tú/oro Colón de Carnicer es de 1831. ~ CAMPE, JAl., Historia del descubrimiento y conquista de América, Madrid, 184$. ‘?~ PLISALGAS GUERRIS, 1., El sacerdote blanco o la Jritnilia dc uno de los últimos caciques de Cuba., Barcelona, 1839; COOPER, 3.17, C’,’istóbal Colón, Madrid. 1852: ORELLANA, EJ., Cristóbal Colón, Barcelona. 1858: CAMPOANIOR, R. de. (‘olón. Valencia, 1853: NOMBELA Y TABARES. 3., (ir.istóhal Colón, Madrid, 1867:.... ~ Actualmente en el Cuartel del Ejército del Aire de Madrid. 796 Actualmente ene] Palacio Real dc Madrid. ~‘? Actualmente en el Palacio Real de Madrid. 798 RO de 15 de marzo de 1853.

623 Capítulo IV no es suficiente para pagar los gastos, está dispuesta a vender sus joyas. pintado por Francisco de Níendoza hacia í8S5’?~~.

Con la creación de las Exposiciones Nacionales de pintura la presencia del Descubrimiento se hace todavía mayor, siendo rara la Nacional que no contó con su correspondiente de Colón. En la de 1856 pudieron verse La flotilla de Cristóbal Colón descubre el Nuevo Mundo de Antonio ]3rugada800, adquirido por la Corona801 y reproducido en grabado por La Ilustración Española 5’ Americana802; y Cristóbal Colón en cl Convento de lo Rábida de Eduardo Cano cíe la Peña, éste, que tuvo un gran exíto - medalla de primera clase803, compra para el Museo de Arte Moderno804 y reproducción en gi’abado por Las Bellas Artes805 y La Ilusa-ación Artíqica806~, íeptesenta a Colón

conferencia— ‘ lid1 O con cl padre Marchen a y— algituos pilotos (leí puerto (le Pal os, sobre el convencimiento que tiene qíte el can] mo tuás corto para ir a la lndlia está hacia la parte de Occidente qtie seña?a con la mano80

En la de 1858. Colón recibido por los Reyes Católicos en Rareelona de Francisco García Ibáñez, mención de medalla de pi ¡nera clase808 y compra íor el listado809: y Colón pidiendo hospitalidad en cl Convento de la Rábida de Benito Mercadé y Fábregas, mención de medalla de segunda clase810 y compra por el Estado81 1

En la de 1862, Colón conducido a España con grillos y esposas de Jover Casanova812, reproducido en grabado por La II,,sn-ación IbÑ’ica813: y Primer desembarco de Colón en América de Dióscoí’o Teófilo cíe la Puebla Tolín. medalla cíe primera clase811.

~ Actualmente eu el Palacio Real de Madrid. 800 (‘atóloga.. i&i6, Madrid, ¡856. ~ Actualmente etx el Palacio Real de Madrid. 802 Lo ilustración Española y Americana, II, 1891, pp. 285. ~ RO. 7 de agostos 1856. 804 RO. dc 7 de agosto de 1856. 20.000 reales. Pasó al Palacio del Senado de Madrid, donde actualmente se encuentra, por RO. de 8 de enero dc 1881. 805 Las Bellas Anes, I,1858-1859. entrega II. 806 Lv ilustración Artística. 1892. p. 637. ~ EL DÓMINE LUCAS, “Exposición General de Bellas Artes”. Lo Época, 29 de mayo dc 1856. 808 RO. de 18 de noviembre de íSSS. 809 Fn 6.000 reales, RO. de 4 de febrero dc 1859. Actualmente en el Museo del Ejército de Madrid. 810 RO. de 18 de noviembre de 1858. 811 En 4.000 reales, RO. de 10 dc febrero de 1859. Depositado en el Museo de Bellas Aties de (letona, actual Musen d’Art, por RO de 21 de septiembre de 1876. 812 Católoga..i862. Madrid. 1862. 813 La Ilustración ibérica, >0 1892. It 639 814 RO de 29 de noviembre de 1862.

624 La ttliarwu nacional compra por el Estado81 5 y reproducción en grabado por La llust¡-ación ibérica816 y Blanco y Negro817, representa el momento en que Colón toma posesión, en nombre de la Corona de Castilla. cíe las tierras recién descubiertas:

Es la hora primera de la mañana y la luz del claro Oriente de los trópicos alinubra la escena. Colón ha desembarcado en una tierra cubierta de espléndida y robusta vegetación, tal como apareció al rayar ci alba a los tripulantes dc la Pinta: eí primer movimiento ;Colón al venir a proponer a los Reyes Católicos el descubrimiento de un Nuevo Mundo de Ltt.is Jiménez .Xrancla. mención ordinaria820: y Muerh’ de Cristóbal Colón cíe Francisco Ortego821, mneíción ordina¡-ia822, compra por el Estado823 y reproducción en grabado por La Iii, sí,’ación ibé,’ica82t, La Ilust‘ación A¡’tísíica825 y Blanco y Negro826.

En Ja de 1 866. Colón pidiendo hospitalidad en ti con rento de La Rábida de José Diaz y Palma82’?.

En la

815 RO. dc 14 de enero de 1863 en 30.000 reales pala el Museo de Arte Moderno: paso Ultramar por RO. de 7 de julio 1880 Depositado en la Real Academia Gallega por RO. al N’linisterio dc 1921. Actualmente en el Ayuntamiento dc La Coruña. de 13 de abril de 816 La Ilustración Ibérica. X. 1892, pp. 648-649. 81 Blanco r Negro. 11, 1892, p. 650. 818 GÁRCIA,.í.. “Cuentos de la Villa. Exposición de Bellas Artes”, La Época, 5 denovieinbre dc 1862. 819 Catálogo... 1864, Madrid, 1864. 820 RE.. de 13 de enero de 1865. 821 Catálogo... 1864. Actualmente en la lilnivcrsidad de Barcelona. 822 p 0, uuammjdad, RO. de 13 de enero de 1865 Premiado dentro del grupo de género histórico. 823 R.O de 22 de febreío de 1865. Depositado en la Universidad de Barcelona. dotíde sigue actualmente, por RO. de 1 de mayo de 1886. 824 La Ilustración Ibón ca, X. 1892, p. 679. 825 Lo flusrracióu Artística, 1892, p. 647. 826 Blanco y iVaqro. 11, 1892, p. 653. 827 Catálogo... ¡866, Madrid, ¡867 828 Cata’loga.. /876. Madrid. 18%

625 Capítulo Jl~”

En la de 1878, el mismo Felipe Masó expone Colón cii La Rábida829, reproducido en grabado, en dos ocastones, por La ilustración España/ti y Americana830; y Antonio Muñoz Degrain recibe la Cruz de Carlos III con Isabel la Católica cede sus joyas para la empresa de Colón&~l. basado en la Historia Gencí-al de España de Zamora y Caballero, que será reproducido en grabado por La ilustración Española y Americana832, La ilusíración Artística833 y Blanco y Negro83t.

En la de 1881, con gran éxito -medalla de priinei-a clase835, compra por el Estado836 y reproducción en grabado por La Hormiga de Oro83> Reposición de Colón de Fíancisco Jover Casanova. <íue i’eprodttce en sus menores detalles un pálTafo tic la llistozia de Fernando e isabel (le Prescott, cuyo texto acompana a los (latos sobre el etíadro en cl Catálogo dc la exposiciotí:

Colón. cotl estas se ourt(la(les de la disposición favorable hacia él por parte de sus reyes, partió sin dlila ción para Granada, a donde Ile 2ó ci 17 dc agosto del mismo año de 1500. En cuanto se presentó tuvo entrada a la presencia real: y doña Isabel, no pudiendo reptituir sus lágrimas al aspecto del hombre cuyos ilustres st rvscios habían sido indignam ente recompensados bajo el manto, digámoslo así, de su propia autondad. procuró calmar su lacerado corazón dándole las más vivas y senaladas muestras de afecto x del pesar que sus miortumos íe causaban, Colón, desde cl primer u’ Orn ento (le su (lesgraci Ii bí confiado en ta rectitudí y l,on(la(l de (lona Isabel: polqule colílo observa un antiQtiO eset’1 tor easteh mo, esta le Ita? la favorecido si empre ruttcl,o más qn e su ni at’i do, pí’otcgietído sus intereses \ d,nd. 1 c tutiestras (te especial afecto y benevolencia: y’ cuando ahora vio la emoción que a su R~ il Sencra conmovía, y escLelió sus palabras de consuelo, quedose

compleamente satisfecho su honrado y generoso83 ~. corabon: arrojándose a sus plantas. dejose arrastrar (le ¡Os sentiníientos que le dominaban y lloro

Eíí la de 1887, Colón cíe José Nin y Tud&39: Colón cii La Rábida dc’ José Potíce y Puente8t0, reproducido cii grabado por La JIo-mn.iga de Oro841, La ilustración Revista H¿spano-Amerícana8’12 x La 1/itsfl’ación Caíólic-a81’t x’ Fidelidad de Colón cíe Eustasio

829 Católogo... 1878, Madrid, 1878. 830 En 1887 (La Ilustración Española y Americana, 11. 1877, p. 408) y 1892 (Lo Ilustración Española y Amer¡cana, l¡, 1892, p. 241’>. 831 Poí unammidad, RO. de 14 (le febrero (le 1878. 832 La Ilustración Española y Americana, 1878, 1, p. 189. 833 La Ilustración Artística, 1892. p u3”’. 831 Blanco y Negro. II, 1892. p. 241. 835 Por mmanimidad, RO. dc 14 de abril de 1881. 836 En 8.000 pms., RO. dc 17 dc diciembre de 1881. Depositado en el Museo Pro~’incia1 de Valladolid por RO. (le 4 de febrero (le 1882. A citial tuente ert la l.iniversídadl de Valí a(lol i JI, deposito (leí Mmtseo del Prado. 837 La hormiga dc Oro, 1889, pp. 408-409. 838 Cardlogo.,,1881. Madrid. 1881, p. 64. 839 Catálogo 1887. Madrid. ¡887. 840 ibídem. Actualmente ene1 Ayuntamiento de~’\iálaga. ~ Lo hormiga de Oro. 1887. p. 700. 842 La Ilustración, Revista Hispano-Americano, 1887, p. 600.

626 La filiación nacional

En la de 1890. Presentación de Colón a los Reyes de España de Manuel Crespo y

La Exposición de 1892, con carácter internacional en conmemoración del IV Centenario del descubrimiento de América, será especialmente pródiga en cuadros sobre el descubrimiento. Primeros homenajes a Colón en el Nuevo Alunco dc José Garnelo y Alda846, reproducido en grabado por La Ilustración Artística847, Blanco y Negro848 y Gran Vía849: Colón exponiendo sus proyectos a los Reyes Católicos de Pedro Mendigacha850; Isabel la Católica orando por la empresa de Colón de Pntonio Muñoz Degrain851: Llegada de Cristóbal Colón a la isla de Guanahaqí de Justo Ruiz Luna852; Los áltimos dios de Colón de Salvador Souiano Biosca8~’3: y La primera comunión en América de Eugenio Teixcira854, en el que el comulgante es el propio descubridor. Sorprendentemente. Y a p~~”’ dle esta avalancha de Colones, una especie de ilustración de las mil una cai’as del descubridor: Colón expornenclo sus planes.. Colón llegando al Nuevo Nlunclo. Colón comulgando, Colón agornzando hubo dluien reprocho a los pintores ¡no haber pi-estado más atención a la ~uí’ade Colón!. Véase como ejemplo lo escrito por Olivares en el penotiuco El Resumen:

Creíamos ttosoti’os ítíe los artistas españoles, ardientes patriotas y y erdíadieros entus, astas del g rail acontecimiento que hoy se conmemora y solemniza. demos raílan con ul pincel, en el actual Concurso, algo de lo que la plunía de literatos ilustres y la palabra de eminentísimos oradores han consagrado para honor de España al glorioso recuerdo de una k z.ana’asotnbrosa y’>. En los vastos salones de la Exposición de pinturas hay colgados más de mil qtúrnentos cuadros, y entre tan gran número de lienzos apenas hallamos cuatro referentes a Colón855,

Eulogio Genovés cierra el ciclo con Cambio le rumbo relacionado con el descubrimiento de América, expuesto en la Nacional dc 1 895~~’.

843 La Ilustración Católica, 1889, p. 337. 844 Catálogo... 1887, Madrid, 1887, 845 Catálogo... 1890, Madrid, 1890. 846 CaláIogd>... 1892, Madrid, 1892 Actualmente es> el Museo Naval de Madrid, 847 La Ilustración Artñti ca, 1893, p 319 848 Blanco y Negro, 11, ¡892, p. 725. 849 Oran Vía,3 de febrero de 1895. ~ Catálqgo... 1892, Madrid, 1892. 851 Il’ídcm. 852 Ibídem. Actualmente en el Museo de Bellas Artes de Cádiz, 853 Catálogo... 1892, Madrid, 1892, 854 Ibidant. ~ OLIVARES, SI. de. “Un cuadro die Colón’, Li’! Resumen, jOde neviembre de 1892, 856 Catálogo... 1895, NIadrid, 1895.

627 Capítulo IV

Al margen de Colón. los demás episodios del descubrimiento apenas atraen la atención de los pintores de historia. La urnca excepción es el descubrimiento del Pacifico por Núñez de Balboa, ya en la frontera entre cl reinado de los Reyes Católicos y el primero de los Austrias. Un asunto que ya había sido propuesto en uno de los Concursos de la Academia, el de 1832. prueba de pensado pau’amedalla de primera Jase de pintura,:

Descubrimiento del mar del Sur por \.rasco Núñez de Balboa. Con las noticias vagas que adquirieron los españoles primeros pobladores del Darien. de haber a la otra parte un mar inmenso y naciones e imperios de mucha riqueza y poderío.resnelve Vasco Núñez de Balboa ir con algunos castellanos á descubrir aquel mar: y después de reducir en el camino á sunchos caciques que se le oponían, haciendo alianza con ellos, emprendió la subida de la alta siena, que media entre ambos Océanos. Antes de llegar a la cumbre le muestran los indios el lugar desde donde se descubría el deseado mar, Manda hacer alto al escuadrón y sube solo: y al presentarse a sus ojos el ,i ar al’ st ral , ‘obrecogi (¡O de gozo, cae de rodillas en tierra, tiende los brazos hacia él. y vertiendo lagrimas da gracias a Dios por haberle 8V

Concurso en cl que había obtenido el primer premio Cat-tos Luis de Ribera, el segundo 858. Benito Sáez y el prenlio extraorcliííaíio Cesáreo (iariot El tetna pa¡’eció gozar cíe un cieno prestigio en la pninera mitad del siglo XIX: acleíiíás cíe su aparición en los Concui-sos cíe la Academia, Quintana le dedica a Vasco Núñez cíe Balboa una de sus biografías, es uno cíe los asuntos propuestos por Madrazo en su proyecto cíe decoración del Congí-eso de los Diputados y su presencia en las revistas dic la época es bastante habitual859. Pero postet’¡onnente sufí-e un claío declive: las historias de España no le otor~aii tún~una relevalicia especial y su presencia en las nacionales es prácticamente anecdótica, sólo dos cuadros y sin ningún relieve especial, aunque, al menos en la prensa, se produce un cierto re~’ival del tema con motivo cíe la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de A¡nét’ica8<’0.

857 Distribución de los Premios concedidos por el Rey Nuestro Señor ~‘5los Discípulos de las tres Nobles Artes, hecha ¡‘orlo Real Academia de San Fernando en la ¡¡tota pública de 27 de .4Iar:ode 1832. Madrid, 1832. 858 Para el desarrollo de este Concurso, véase CASAIX) ALCALDE i’’i-’intores pensionados en Roma en el siglo XIX”, Archivo Español de Arte, 1966, p.364 Los cuadios de los tres ganadores se conservan en la Real Academia de Bellas Artes dc San Femando de Níadud, ~ FERNANDEZ VILLABRILLE, lY,”Descubnmniento del ruar (leí Sur”, El Mu.”~’c de las Familias, 1, 1843, p. 43: “Basco Nuño de Balboa”, El laberinto. 18-14, p 57, VIDART, L., “Vasco Nuñez de Balboa”, Almanaque de la Ilustración, 1891. p. II:... 860 BARRANTES, V,, “Núñez de Balboa, descubridor del istmo de Panamá”, La Ilustración Española ~ Americana, II, 1892, Pp 414 y 451: OPISSO. A.. “El segundo Colón, Vasco Niñez de Balboa”. La Ilustración Ibón ca, Y, 1892, p. 645: VIDART, 1.., “Vasco Núñez de Balboa”, Almanaque de la Ilustración,

628 la filiación nacional

Eusebio Valídeperas expone en la Nacional de 1864 l7asco Núñez de Balboa lomando posesión del Mar del SurStl. que tuvo un ciedo éxito: fue comprado al alio s¡izuíente por la CoronaS62.

Peor parado salió Alfotiso Calderón con su Revúlación del itiar Pacífico, cuya exposición en la Nacional dc 1866863 pasó completamente desapercibida pan críticos y jmado.

Por lo que se refiere a la Guena dc Granada varios factores explican su primacía864. En priníer lugar Granada representaba el fin de la Reconquisla y’ la consecución de la anhelada unidad nacional: qué níejor prueba de la existencia de una nación española que el hecho de que httbiese sitio capaz cíe llevar a cabo tilia misión nacional culminada con éxito ocho siglos niás t~’-cíe. Granada repí-esetítaba el acto fítndacional de la naeióit española, que recobraba su unidad perdida tras el desastre cíe Guadalete. Conio escribe Niurgufa, a prop~s¡to del cuadro cíe lIspalter El suspiro del moro.:

un a (le las pá girtas ‘u¿is gí o tiosas de ‘tites tra iii storía, es la q~ íe se ‘cfi crea la expítisi óu de los: degenerados hijos del profeta. Después de una lucha titMíica

1~l’()J)io Eh se’unclotI luoaitI el nombre cíe Gí’anacla evocaba en [acultuí’a romántica la quintaesencia del refinamiento oriental, caballeresca y decadente como un romance fí-onterizo.

Y como una ilustración de un romance frontrí-izo deben verse algunos cíe los cuadros sobre la c’ondíuista cíe Granada más conocidos: La rendición de Granada (le Francisco

861 Catálogo... 1864, Madrid. 1864. 862 Isabel II, RO. de 14 de febrero de 1865, Actualmente en el Palacio Real de Níadrid 863 Catúíogo... 1866, Madrid. 1867, 864 Primacía que se da no solo en la pintura. Su presencia es tambiéí habitual ce revistas (“El triunfo del Ave María”, Semanario Pintoresco Español, 8,1845, pp. 57-60: “Biografía espanola, Hemán Pérez del Pulgar, cl de las’ hazañas”, El Siglo Pintoresco, 1846, pp. 97-101: SIN4ONET. FiL. “La tone de la Vela en Granada y el 2 de enero de 1492”, Ls; ilustración Españolo y Americana. 1, ¡882., pp. 58.59:...), obras de teatro (Adel el Ze,grí dIc Gaspar Feruiando Cofl. estrenado en 1838: Boabdil el Chico, último rey moro de Cranaca, de Juan Rniz del Cerro, estrenado en 1848:..,), novelas (FERNÁNDEZ GONZALEZ., Nl., Allah-Akbar ... 865 NiURODIA, NI., art.Cit, Nótese, al margen del jacismo virulento del que hace gala M&u’gtúa -ita menor, por otro ladIo, del qtíe se percibe en al gut.nos textos dIc la qí te lite su esposa, Rosal

a los castellanos - la pree‘ííinencia ott’rgada en toda la cultura de la época isabelina a la fi gura dic Isabel la Católica, en detrimento de Fernando, ¿Nlera cuestión de hornoniríia con Ja monarca reinante o un elemento mas del filocastellámumo dela construcciótí nacional española anurior a la ¿poca de la Restauración’?

629 Capítulo Jj/

Pradilla. Isabel la Católica entrega el hijo a Boabáil de Francisco Cerdá o El suspiro dcl moro de Joaquín Espálter.

El primer cuadro sobre la conquista del reino nazaiita data de 1839, año en que Rafael Tejeo Díaz lleva a la Exposición de la Academia un Episodio de la conquista de Málaga. Después: Reí>dición de Granada de José Marcelo Contreras, Exposición de la Academia de 1848; ¡brahim-El Djerbi o el Aforo Santo, cuando en la tienda de la Marquesa de Aloya se intentó asesinar a los Reyes Católicos (Sitio de Afálaga)866 de Rafael Tejeo. pintado en 1850 por enc~’’go de Isabel II. un cuadí-o que a veces ha sido confundido con el anterior sobre la conquista de Málaga. y llevado a la Exposición 1.Iniversal de Pal-ls de 1853: La rendición de Granada a los Reyes Católicos, pintado por van Halen en 1850 ~ adquirido por Isabel II~’t Isabel la Católica dando libertad al lujo de Boabdil. encargado por Isabel II. qtie paoó por él 15.000 reales en 1853. a Francisco Cerdá: El suspiro del moro cíe Joaquín Espalter Y Rull8<’8, encat’gaclo por Francisco cíe Asís cii 1855 La entrada de Isabel ¡ en campo cristiano: y El combate de Garcilaso y Tarfé o Triunfo del Are Afaría. Estos tíos ultimos encargados wr Isabel II a Francisco cJe Paula van Halen cii i.8558t9.

La moda gíanadina prosigue con la llegada de las Nacionales: El suspiro del libro cíe l3eíi¡to Soriano Murillo -medalla de segunda clase etí la de 18568’0 y compt’a. ese ¡nistno año. para el Museo de Ale Moderno871-, que representa:

el moinettt o eu <ítte el desgraciado Bonbdil, caminando cott] o Itt gitiv o por stts a ttigtt os domuinl os, se vuelve a mirar desde el celTo de Padul la perla m~s rica de su perdida corona, y recibe de su madre Ayxa-la-l-lorra aquella enérgica represión’. “Bien haces en llorar como mujer lo que no supiste defender como hombre”, El dolor, la desesperación de la raza africana aí dar el últituo adiós a sus hogares, mejor que en débil monarca están expresadas en otras caras sombrías, en otras miradas ,tmen,tza(loras que se distinguen entre los grupos de los (lesterrados, y que parecen acusar a l3oabdil (le los uílort,,iuos futuros (le su raza82

~ Actualmente en el Palacio Real de Madrid. 8o7 Fíam’a ene1 Imentario de las pinturas del Palacio Real de 1870. SÓS Actualmente en el Palacio Real de Araujuez. 869 El precio del primero, qt’e figura en el Inventario de las pinturas del Palacio R~’al de 18”’0. fue de 7000 reales; el del segundo, que tambiénfigura en dicho inventario, 5.000. 870 RO. 7 de agosto 1856. 871 En ís.ooo reales, RO. 7 de agosto de 1856. Actualmente en el Niuseo de Bellas Aites de Palma de Nl alloica, díepósito del Niuseo del Prado. 872 “Exposición de Bellas Artes’, Lo Fs¡’eran.za, 3 jturio de ¡856.

630 La filiación nacional

En esta misma Nacional de 1856, Batalla de Lucena dc Francisco de Paula van Halen873, cuya compra. en 5.000 reales, fue solicitada por el autor a la Corona pero ésta no aceptó el precio.

En la de 1858. Triunfo del Ave Maria en el cerco de Granada de Miguel Jiménez García874.

En la de 1860, Boabdil cuando vuelve de la prisis$n de Luisa Rodrígitez del Toro, mencion dc medalla de segunda clase875; y Doña ¡sabe’ la Calólica visitando en Loja a los heridos y enfermos de Eusebio Valldeperas876, comprado por Isabel II en 30.000 reales y’ reptoduciclo en gt-abado por El M¡.¿sco Unit.’crsal877 y La Ili.,sa’ación tic España878

En la de 1862. Toma de Loja por don Fernando el Católico de Eítsebio Valídeperas, mención ordinaria8’79, compra por la Corona883 y í’epí’oducción en ~t’al~adopor cl El <‘a Unií’e,’sal881 y La llusn’ación ño España~2. Representad mcíinento en que

Dou Fcrtíaud o “ecibe el h orncuaje (le Eoabdii, presetitad o al ti onarca cristiano por (3 onzal o dIc Córdova, x’ el hijo dc A i Na la 11 orra

En Ja de 1866. Los Reyes Católicos recibiendo a los cautivos cristianos cí> la conquista de Málaga cíe Eduardo Cano cte la Peña. corsicleración cíe nieclalla de primera clase881. Cuacixo éste en principio de tctna bastante anodino, pero cíttc Galofre n~ ducía en calificar cíe “útil y bello” porque muestra “una vez mas ILI abnegación y caíiclacl cíe Isabel la Católica”885, lo que sí ¡nuestra en todo caso son los itítrincados recovecos ideológicos por los que se mueve lapintura (le historia consíderaiiclo útil larepresentación pictórica cíe tui asunto cíe estas caí-acteríst¡cas.

873 (atcilogo... ¡$56, Madrid, 1856. 874 C’auilo,gct.. 1858, Madrid, 1858. 875 RO de 2 dc diciembre de 1860. 876 Uatdlogo,..lSótI, Madrid, ¡860. ~ El Museo Universal, IV, 1860, p. 66. 878 Lo Ilustración

631 Capitule’ LV’

En la de 1871, ¡fernán Pérez del Pulgar clavando el Ave Afaría en la níezguita de Gro ¡rada de Alejandro Ferrant y Fischerrnans886, reproducido en grabado por La Ilustración Española y Americana887 y’ La Gro;; ½¼888.

En la de 1884, Proclamación de Boabdil de Plácido Francés889, reproducido en grabado por La Ilusa-ación Española y Ame,’icana890.

En la de 1887. Prisión de Boabdil en la batalla de Lucena de Pedro González Bolívar891, reproducido en grabado por La Ilustración. Revista Hispano-A mc¡-ícana. 1887892.

En la dc 1890, La rendición de Granada de Félix Caballero ~‘ Pérez893.

En la dc 1892. ¿Granada, Granada. por los reyes Don Fernando y doña Isabel! de Carlos Luis de Ribera y Fieve, había siclo encargado por Isabel II en 1853 pelo no fue terminado hasta 1892, siendo expuesto en la Internaciotial de ese año89t: Una ¡¡azaña de Hernán Pérez del Pulgar del mismo RibcraSdíS: IDI suspiro del moro de Francisco Praclilla y’ Ortiz89 <‘:y Representación dramática de la rendición de Granada ejecutada en Roma (1492) ante los embajadores de los Reyes Católicos de Lorenzo \.“allés. la representación cíe tina representación, que valió a su autor una condecoración89’7.

Pero el gran cuadro sobre la condluista del reino nazaríi la “imagen real” del hecho histórico, el que i’a a fijar en el ima~dnat-io colectivo lo ocuniclo en 1492. es La rendición dc Granada de Francisco Pradilla y Ortiz898. Nacido ~‘acomo versión oficial -respotide a un encargado del Senado, cíue pago por él en 1882 la importante cantidad dIc 50.000 pts.. tras aumentar, por iniciativa del propio Senado, el precio inicialmente convenido-, su éxito posterior envío a las Exposíciones Universales cíe Munich (1883) ~‘ París (1889)5’ reproducción en

88ñ Can-llego... /87/, Madrid, 1871, 887 La Ilustración Española y Arnerica,ta. 1871, p. 556. 888 La Gran Vía, 1893, p. 211. 889 Catálogo... 1884, Madrid, 1884. 890 La Ilustración Española y Americana. 1884, p. 365. 891 Catálogo... /887, NIadrid, 1887, 892 La ilustración. Revista Hispano-Americana, 7. 1887, p, 453, ~ Católogo... 1890, Madrid, 1890. 894 Catálogo... /892, Madrid, 1892, Actualmente en la Catedral de Burgos. 895 ibídem. 896 Ibídc-m, 89’ RO de 2 de diciembre de 1892. 898 Actualtuente ene] klacio del Senado de Madrid,

632 La filiación nacional orabado por La Ilustración Artística899, Blanco y Ncgro9ttO y Gran Vía901, a esto habría que afiadir su reproducción, y’ venta, en láminas sueltas902- lo convertirá en la imagen definitiva, en cl emblema, dc un episodio hecho símbolo de la unidad naMonal. Quizás la mejor descripción de este lienzo, sobre el que se volverá detenidamente más adelante, sea la que de el mismo hace su autor en cada al marqués de l3arzallana. presidente del Senado,:

mi coníposicion es un segmento de semicírculo, que el ejército cristiano fonna desplegado, paralelo a la carretera, En la planta supongo que, en medio del semicfrzulo, están situados los caballeros, teniendo o guardando en medio a las damas de la Reina; ésta, el Rey y sus dos hijos mayores están situados delante y en el centro del radio, con los pajes y reyes le armas ‘a los lados. El Rey Chico avanza por la carretera a caballo hasta la presencia de los Reyes, haciendo ademán dc apearse y prontwciando la sabida frase, El Rey Femando le condene. Can Hoabdil vienen a pie, según las capitulaciones, los caballeros de su casa (...), se presenta en el cuadro por orden perspectivo: primero ttn rey’ de atinas (.1 figura voluminosa

adniin,c iórt . contení 1,l

899 La Ilustración ,4rrística. 1886, suplemento al nC 211. 900 Blanco í’Negro, 1892, II, p. 1. 901 Gran Ita 16 de octubre de 1895. 902 Así pos ejemplo, la revista Arte y Letras puso a la venta en 1882 láminas fotográficas del cuadro de Pradilla en formato de 1 li~K90 a 2S pts. el ejemplar, un precio realmente alto, Es este un asunto, eí de la venta de l’,m,nus de cuadros, muy poco conocido, pero que merecería rin estudio en profundidad (precios, tirad s coínpuad ores.,.), ya que díebió (le t cíler gran impdu’tanci a, t altt o en la difusión dIC imágenes como en la fijacion de ottstos estéticos. 903 Carta de fladilia al marqués de Baruallana coruinticándole el envio del cuadro, Roma 13 de jtínio de 1882, Citado en Católogo de las obras de arte existentes en el P 0lacio del Senado, Madrid, l92~, PP 39-42.

633 Capitulo JI’

Total Adquiti Prenria Medalla Medalla Medalla Reprod. dos dos primera segunda tercera en Estado clase clase clase grabado

Descubrimiento 38 29 28 50 0 0 43

GuemudeGraíiada 28 32 21 0 25 0 26

Cisneros 7 5 14 17 25 33 9

JuanalaLoca 6 7 10 0 25 33 4

Guemt de Italia 5 3 0 0 0 0

*>Xmbos monarcas 14 15 21 0 25 33 9

**lsabel la Católica 19 24 24 33 0 33 22

***Fer<~audo el Católico 2 2 3 0 0 0 4

0 12. lun portancía relativa de los diferetutes ciclos cíe la epoca de los Reyes Católicos. las cifras Citad ro tI iudicati porcentajes (%) sobre el total de obras sobre el reinado de los Reyes Católicos. Se cousiderau títíjeatuente aquel]os ciclos que suponen rs ás dcl 5% díel total. En el caso dc Feman dIO el CatóliCO se incluye pali mostrar la diferencia de tratamiento entre ambos monarcas en la pintura de historia.

* Ca acl ros el’ los qn eamr recen represeu t ados os dos tu ott ateas. Ir) cltxínutad~~s

** Ct ta<1 tos en los que aparece la reí ua peío no el rey. Jurel uve ci t a~jros

*~‘* Cuadros en los qute aparece el rey pero tío la reina. Inc-luye tatubien obras

Has’ toda otra serie de cttadí-os. relacionados con la vida coticliatia cíe la ruina Isabel. que parecen tener un carácter meramente hagiográfico: la imagen de una reina cuyas virtudes domésticas van a la par con las políticas. No hay que desdeñar, por otra parte. la influencia que cii la proliferación de estos temas domésticos pudo ¡eiier el modelo feínenino mantenido por la lMlrgttesia decimonónica: el cíe la mtfler hogareña ocupada cíe la eclucacion de stís hijos. Aqu< entrarían cuadros como Isabel la Católica presidiendo la educación dc sus hijos de Isidoro Lozano -cotisicleración cíe medalla (le segunda clase en la Naciotial cíe 15640(t.l y compra 905-, cuyo tema, a pesar dc stt carácter atíecdddco. fue considerado por la crítica: por el Estado Perísatni cuto digno de uit ‘artista el de presentar el i tttet’ior doméstico de aqttella faruil i it nacidla sobre los escalones ¿leí más poderoso Trono del suelo XV. culada con tanto amor y estu ero para realizar

904 RO. de 13 de enero de 1865. 905 En 20.000 pts., RO. de 22 de febrero de 1865. Depositado en el Museo de Arte Moderno de Barcelona por RO. de lO ¿le junio ¿le 1866. Actualuneute en la Audiencia Tenjiorial dc Barcelona. deposito del Museo del Prado.

634 La filiación nacional

alto destinos y cercenada en flor por la mano del cielo, y esjtarcidos sus restos y sellados por 906, terrible y doloroso infortuunio El mismo Juan García describe minuciosamente la escena representada en el cuadro:

Leo couno está compuesto el cuadro del Sr. Lozano, En el centro, un poco a la izquierda del espectador, el pftncipe D. Juan acompaña al órgano su c~1ntica que entonan sus hermanas doña Juana y doña María en pie a sus espaldas: junto al órgano, la princesa doña Isabel trabaja en labor de aguja, y cerca de ella la marquesa de Moya, casi de espaldas x puesta en primertémñno, cierra la composic descripción en la que no es difícil ver, con el anacrornsmo que esto supone, un reflejo de los ideales hogareños de las clases medias a las que va dirigida lapintiu’a de historia.

Doña Isabel la Católica cii la Cartuja de Miraflores. ejemplo en este caso cíe amor filial -representa la visita de la reina al féretro dc su padre- cJe Luis Alvarez Catalá, consideración de medalla de segunda clase en la Nacianal dc 1867908 y compra por el EstacJo909.

La educación del príncipe don Juan cíe Salvador Martínez Gubelis. medalla cte primera clase en la Nacional cíe 1878910. compra por cl Estado911, envio a la Exposición 1.Iniveí’sal de París cíe ese mismo año y reproducción en grabado por La Ilustración Española y Americana91 2 La Aaden, ¡u9 13 La lh.jsl,’ació CalaIana¶t II ~ La llusb’ación dc España9t5, contando además coti cl beneplácito de la crítica, q~ desUcó su vinculación con la escudo espanola:

cl etía d.t’o es de utul pi tutor vigoroso, espon Lineo, inspirado en lo qt’ancli0505 inocie1 os de la escuela español a91 6

En otros, aun niantenienclo el carácter hagiogláfico, 1=c~tic se destacan son otras virtudes tic la reina católica, no las estrictamente domésticas. Esencialmente su elocuencia: Doña

906 GARCíA, it , “La Exposición de Bellas Artes. C “irtas fa,niliares a í’iuí arisente”. Lo Época, 23 de diciembre de 1864 907 Ibídem 908 RO. de 15 de febrero de 1867. 909 E.u 2.500 pts.. R 0.3 (le mayo de 1867, Depositado en la l..Inive.’s’idad de Granada. palacio de la Madraza, donde sigue actualmente, por RO. de 17 de unarzo de 1921. 910 Por tananiruidad RO. de 14 de febrero de 1878. 911 1-’ n 7.000 pts.. RO, 26 de muarzo de 1878. Depositado en el Palacio del Senado, donde sigue actualmente, por RO. de 8 de enero de 1881. 912 La Ilustración Española y Americana, 1878, 1, p. 221. 913 La Acadentia, IV, 1878, p. 181. 914 La Ilustració Catalana, IV, 1883. p 264 915 te Ilustrad ón de España. 1886, p 140 916 GARCIA CADENA. P..”La Exposición de Bellas Artes”, La ilustración Española y Americana. 1, 1878. p. 111,

635 Canílíuio 11/

Isabel la Católica humillando con su elocuencia a los que intentaban robarla en el palacio de Madrigal, expuesto por Lino García en la Nacional de 1856917: y su cultura: La reina Isabel la Católica dando lección de latín con doña Isabel (sic) Galindo de Luisa Rodríguez dc Toro, mención en la Nacional de 1856918 y reproducción en gíabado por el Scmanario Pintoresco Español919; y Doña Isabel la Católica con doña Beatriz Galindo dc la condesa de Velarde, Nacional de 1884920.

Lugar especial en esta iconografía biográfica de la reina castellana tiene el cuadro de Eduardo Rosales Doña Isabel la Católica dictando su testamento. y no sólo por su indudable calidad pictórica -uno de los cuadros capitales de toda la historia dcl arte español- sino. =‘especialmente desde la perspectis’a adlul analizada, por la interpí’etacíon qíte de este suceso hace la histoí’io~raffa decimonónica. La muerte de la reina católica no es únicamente Liii mero episodio, importante sin duda. de la peripecia vital de la soberana, sino. ~‘ sobre todo, un sticeso históí’ico preixaclo de connotaciones políticas. Connotaciones qtte se poneíi cíe manifiesto una y otra vez en la conesponclencia que cl autor matítíene con su ~fl~1() 3’ después etinacio, Fernatído Martínez Pecírosa. a propósito del cuadro92t. Ya para la elección del teína le coínunica que está buscando “un asunto cíe partido, bajo el punto cíe vista artístico, ~‘ cíe ~raíi significación en nuestí’a historia”: una vez ele~dclo el momento del testamento, las razones qt¡e alega son que ‘este moíuento cíe la gran Reina es cíe los más hermosos cíe su ~doriosavida. porque se ve en él el inmenso amor cine tenía a stí pueblo, y es al mismo tiempo, interesante por las cláusulas que cii él dejó- consn~nacias : ya más tarde. y- frente a las objeciones que sobre la elección del tema tiene Martínez de Pecírosa. Rosales argumentará”c~ue tina cíe las ma~’oi’es glorias nacionales es Isabel y en aquel momento la encuentro ¡mtv superior a rn¡wtmo cíe los ínuchos admirables cíe su vida”,

P:uecidas opiniones c=xpondrala crítica con motivo de la exposicion pública del cuadro, resaltando tanto, una vez más, las ní’tudes domesticas cíe la soberana -esposa ejeníplin’- como la perspicacia política del testamento:

eco leal en el tueun orabi e docitm cnto qute dlicta dic SttS virtudes excels’us, de su graurde7a de alíaa, ¿le

su prevision política. de stt aunor a lit uua ci óu tirle ha re2ido , cíe su cariño couyu~a1 inrueu¡so. llevado

917 Can-llego... /856, Madrid, 1856. 918 RO. 7 de agostos 1856. 919 Semanario Pintoresco Español, 1851, p. 149. 920 Catálogo... /884, Madrid, 1884. 921 Cartas publicadas por Pardo Canalís en la Revista de Ideas Estéticas (PARDO CANALIS. E.. “‘lextos:

Rosales” I&’tista de Ideas Estéticas, 121,1973): las citas

636 La It//ación nac-ional

hasta más allá del sepulcro, en el cual qurería yacer cerca de su e:woso. para perpeltuar la urnón que 922, habían tenido en “ida

Rosales, que se inspira en la Historia dc’ los Reyes Católicos de Prescott. 0pta por una composición marcadamente dramática, centrada, en contra de la verdad histórica, en un reducido número de personajes:

El rey, sentado a la cabecera de su esposa, que parece oprituido tajo el peso de las sensaciones (...). Diríase que el rey conoce en aquellos momentos lo que antes no ha conocido, el valor de lo que va a perder, y que turia luz de remordimiento agolpa euu su alma lau memorias del mal t¿rmiuo usado con la ínclita matrona Nunca fue, en ‘ida ur en muerte, grato a los ojos castellanos el suspicaz ‘aragonés: el cuadro del Sr. Rosales’ no modificará esa sentencia de la naturaleza y dc la historia [nótese cíe paso la diferente valoraci

El éxito del cuadi’o fue clamoroso: medalla de piillítra clase cii la Nacional de 186492.1, primera Medalla en la Exposición Universal (le París del alio 1867 —quedó empatado con La 925 para la nedalla cíe honor, que finalmente se cacciata dcl Duca d’>’ltene del italiano Ussi concedió a éste Ultínio-, compra por el Estado para cl Musco de Arle Nlode¡’tío926 y

reproducción en grabado por La lInsl)’acw.II dc España~Q7, La lmustració Catalana928 ~“ La Jlusíració,¿ Católica, ésta en dos ocasiones929. además de su exposición en Dublín en 1866.

922 GARCt’X, 1., ‘La Exposición de Bellas Artes. Caras familiares a un atusente”, La Época 23 ele dicicutíbre de 1864. 923 921 RO. de 13 de enero de 1865. 925 Galet’t’a de Arte Moderno, Roma. 926 En 12.000 pis’., RO. de 22 de febrero dc 1865. Actualmente en e. Casón dcl Buen Retiro, Musco del Puado. Madlrid. 927 ~ fNsn’aciÑ, de £s¡’aña, 1886, p 36 928 La /lustració Catalana, \..TIIi, 1887, p. 248 249,

929 ~ Ilustración Oazdl¡ca. 1888, yo 306-307: La llasn-a¿’ñ’Sn Ca¡#.Qcs, l~92, 9.341.

637 Canta/o Jjt

Nienos unánime se mostró la crítica, sobre todo la más cercana a los liberales, que ve en los, a su juicio, excesivos elogios a la obra de Rosales un intento de subvalorar El desembarco de los puritanos en América del York de Gisbert. tambiéíi expuesto en esta Nacional. Así, para Pedro Antonio cíe Alarcon:

La figura principal, la de la reina, no tiene nada de representación histórica: ni es un retrato, ni está en situación, ni expresa la solemne poesía de aquel instante, Estamos por decir que el señor Rosales, al tener que pintar la última hora de Isabel 1 tendida en su lecho, se ha inspirado inconscientemente en la impresión quele produjera alguna vez en el teatro la muerte de la Traviata. Lo cierto es que la augusta ‘anciana, la austera moribunda, que el señor Rosales debiópintar aquí, se ve ucemplazada por mía jo’~ en cualquiera adornada con la toca tradicional de la conquistadora de la Allianí lira, En catubio. Don Fernando \~‘ está adun i ralílemente concebido y caracteu’i zado De círaiquier modo que sea, el novel expositor merece mil enhorabuenas, como las que nosotros le damos leales y sentidas, hijas de nuestro amor al arte y a la patria, no fruto de ‘aviesas intenciones, como lo han sido a nuestro juicio los primeros hiperbólicos y exageradísimos aplausos con que la gente del oficio saludó esta obra, Aquellos aplausos. lejos de provenir de rm entusiasta alegría, representaban el deplorable intento de peujuclicar a dos pintores españoles: al señor Gisbert, 930. rebajando su criacíro de los Piultanos hasta icualatIo o suborcijuarlo aí señor Rosales

Oltos cííticos, por el contraíio. llegan a comparar su forma cíe pintar con la de Velázquez - máximo elogio al qíte podía aspiral’ un joven pintor, que recién iniciaba stt carrera artística— a la par qtte ensalzan lo bien traído del asunto y la forma en cíite es plasmado en el lienzo. Todavía veinte años más tarde. en 1884, cscíibiní Fernatiflor que:

Rosal es era luí peuísa

En todo caso el cuadro cíe Rosales marcará ttn auténtico hito en la representación de últimos momentos, en los que tan pí’óchga fue la pintui-a decimonónica. La imagen de la reina. agonizando, en la penumbra del castillo cíe N leclitía del Campo. sobre una catna con dosel y rodeada cíe sus personas más cerc:uías ~el rey, Cisneros, stí hija Juana. los Marqueses cíe Moya...- se convertirá en arquetípica de este tipo de cuadros A ello no debieron de ser ajenos. tanto la recuperación de un cierta escitela española de raíz velazqueña, como el efectismo de la composición. Composición de la qite algunos historiadores modernos han resaltado las explícitas referencias al cuadro de León Coignet La hija de Tintoretto932. qtte Rosales tuvo ocasión de ver en 1857 a su paso por Burdeos, camino cíe Italia, y que, a juzgar por sus tiotas cíe viaje, le habría impresionado pt’ofunclatnente0’3’~ .Aundíue más evidente parece la influencia compositiva de Últinws mnoinen tos del Principe don Carlos. con el que Gisbert había

930 Crítica aparecida en El Musco t.’piy’crsal citado en Primer Centenario de las Evpc.ciciones Nacionales de Bellas Artes. Un siglo de arte español

638 La filiación nacional obtenido medalla de primera clase en la Nacional cíe 1858~~~. Influencia que explicaría la sorprendente similitud compositiva entre el cuadro de Rosales y otro de Jover Casanova. Últimos monuentos de Felipe II, expuesto también ci:. esta misma Nacional dc 1864; similitud que tendría su origen en las comunes dependencias. con respecto al cuadro de Gisbert, convertido así en origen del modelo iconográfico de últimos momentos que tan amplio predicamento tendría en la pintura española decimonónica.

Sea como fuere, el éxito iconográfico es tal que. tdavía en 1948. Juan de Orduña reproducirá esta misma escena, prácticamente en sus menores detalles, en la película Locura dc Amor935. Las campañas militares en Italia. una dc las imágenes arquetípicas. como se verá en su momento, del ser imperial de la nación española, comienzan a aparecer en la pintura dc historia desde mttv protito -cíe hecho ya hay cuadros sobre el tema e..í el siglo XVIII- centrados siempre cii la figura cíe] (iran Capitán. un personaje de presencia habit’ual en la cultura española decimonónica: libros de íd storia93<’, obras cíe teatro037, artículos de revistas038, novelasd~39.... Por lo que se refieíe a la pintura dcl siglo XIX, va en el Concurso de la Academia de 1808 se propone para la prueba cíe pensado un cuadro sobre Gc nzalo de Córdobadí4O. ob teniendo medalla de oro Joaquín Fernández (iYuzado con El Gro u Capitán en italia 941• En 1836 Federico de Madrazo lleva a la Exposición cíe la Academia El Gran Capitán contemplando el cadáver del Duque dc Nemours tras la batalla de Ceriñola 942 José dc Madrazo x’ Agudo a la (le 1838 El asalto dc ullantcfrío por cl Gran Capitán ~ reproducido en grabado por el Smi—malo Pintrn’esc’o Español9”1”1. Casadio del Alisal expone en la Nacional de ís~; Los dos Caudillos (¡SI Gran Capitán y el duque dc Nemnours’), cuadro con el

~3’~Bien es cierto que para un critico contemporáneo, Pedro Autonie de Alarcón en el ya citado ‘artículo de Fil Museo Universal, con obvia maledicencia, el ori 2en del cuadro habría que buscarlo en alguna representación de la muerte de la irauiata. vista por el autor en su juventud. ~ Película que también reproduce en otro de sus fotogramas, y también con rina fidelidad extrema, el Doña Juana la Lota de Prachula, 936 FLORIAN, ,I.P.C. de, Gonzalo ~‘1e7aluitán,Córdoba,Barcelona,historia1853.de las accio/es, lances amorosos, u’irtudcs populares y empresasEl Gro,, GapitángloriosasderíeCujíestey ZárateGran ( se estrené en 1843. ~ “El Gran Capitán”, El Museo Umu’ersal, III. 1859, pp. 169 1’1, “Fi Gran Capitán”, Sernana,’io Pintoresco Espa4ol, 1836: CASTRO, A. dc, “Gonzalo Fernández de Córdoba”, La América, Cró,rica 4isparro-Amerrca~;a, Madrid, 13. 18@l, p. 6: ~ TARI{AGO Y MATLOS, T., El (Aran (‘apilán Madrid, 1862. 940 L)isn-’il,¡íción 24 de Septiembre de 1808. Madrid, 1832. 911 Actualmente en el Museo de Cádiz, 942 A etrualmente en el Nínseo de Cádiz.

~ Posteriormente fue expuesto en París. Ñu la actualidad etu el AlcA::ar de Se~ovta. ~ Semanario Pinío,’e.cco Español, 1838, p. 173.

639 Capítulo IV que obtiene un gran éxito, consideración de medalla de primera clase9’tS. envío a la Exposición Universal de Paris dc 1867 y compra por el Estado946, representa el momento en que.

a la Enatuatia sioniente del combate, al recorrer el Grau! Capitán con otros calualleros el campo de batalla, encuentra el cadáver de su adversario el duque de Nemours, reconocido por uno de sus pajes entre un montón de cadáveres desnudos, El generoso Gonralo de Córdoba, con una mano puesta sobre ej caballo, contempla con dolor aquel cadáver, y llora la mnerte de tanbuen caballero, a qnien hizo después tan espléndidas honras fúnebres94.

Manuel Crespo y Villanueva expone en la de 1884 Muerte del Gran Capitán, basado en la obra de Gonzalo de Oviedo Quinc¡.¡agésinw Biografio dcl Grau CopUda948. Y, finalmente. Casado del Alisal vuelve sobre el tema en la Nacional de 1890 con Gonzalo de Córdoba retratado por Giorgone9’19, reproducido en grabado por La llu,s’u’ac¡óu Española ‘y A> ti <‘¡‘¡ca;

El cardenal Cisneros, símbolo cíe rectitud moral \‘ honestidad en el gobierno, es, al margen de los propios monarcas y Colón, una de las figuias a las que la historiografía decimonónicacía más relevancia cíe todo cl peiiodo. Su biografía ocupa un lugar preeníií~etíte en todas las historias generales, destacando siempre stt fií’meza cíe carácter x’ la idea del poder político entendido como serviciorJsl. Vados son los cuadros qtíe reflejan la vida cíe Cisneros, cenflados casi siempre en estos rasgos de firmeza de carácter y falta de ambiciones personales.

\~icente Tortosa expotie en la Nacional cíe 1860 El cardenal Cisneros rehusando la bula en que se le nomnbral>a cardenal052.

Víctor Maíízano ~ Mejorada lleva a la Nacional de 1864 Cisneros y los Grandes. consideración cíe medalla de segutícla clase953 x’ compra por el Estadod)S.l. Cuadro cíne entraría cronologi catnente, no ínttx’ num dentro de ese grupo. el primero eroso pero representativo. cíe

RO. de 15 de febrero de 1867. 94<, RO. de 24 de julio de 1869, en 1.600 escudos con destino al Museo de Arte Moderno, depositado en el Senado, donde si5ue aclualmente, por RO.

640 La f¡Iwczon nacional aquéllos en que la imagen de un gobierno fuerte como ideal político deseable o como objetivo que conseguir pat’eee hegemónica. En algunos de ellos la valoración de este aspecto, la exaltación de aquellos personajes históricos capaces de imponerse a las rencillas internas, es tan llamativa que, aunque estadísticarncnte no sea muy significativo, merece destacarse, principalmente por gozar estos escasos cuadros de las preferencias de los estamentos oficiales955. No es difícil ver en esto un trasunto de la vida política del diecinueve, marcada por la hegemonía del ejecutivo y por la incapacidad de los su:esivos gobiernos para imponer su voluntad política sobre el conjunto de la nación. La exaltaciin de gobiernos fueítcs eratanto un anhelo como un program de acción política. Resulta sugerente ver en la predilección por esta imagen el desalTollo larvado de la idea de la necesidad de un poder fuerte, plasmado en los sucesivos “espadones” que periódicamente se alzaron con el poder a lo Lugo del XIX, que llegaría a su plena floración a finales de siglo con los regeneracionistas y su demanda de un “círnjano de hierro” como solución a los males del país.

En este caso concreto la interpretación política C5 (le Lodos modos mucho más iíimediata: el cuadro simbolizaría la lucha de la corona contra los privilegios estamentales. un trasunto (le la revolución liberal y de la alianza cíe burguesía y Corona corta la nobleza.

Manzaíio representa cl momento en que Cisneros. en respuesta a los gí’andes que inquieí’en sobí’e qíté poderes tiene para gobernar sobre España. se asoma a una ventana y, señalando sus tropas. dice que aquéllos son sus poderes. Episodio IxalTado detalladamente por todas las historias de la época. prueba de su alto valor simbólico. La icoíiografia dcl suceso estaba va establecida cuando Manzano pinta su cuadro: en la l’Iisío,’ia de la Villa de Mar/jid cíe Amador de los Ríos y Rada Delgado, publicada en 1860, h:xy un grabado de Carlos Múgica con

¶6 t:.’~ 1 un esquema compositivo mux’ semejante9- , y éste se uult’t a representar ci suceso “tal como oculTó”. 1 .a escena es de gran teatralidad, con Cisneros a la izquierda dcl cttadll’o seí’ialando con las dos manos hacia el exterior, y los grandes -condestable de Castilla. duque del Infantado y conde de Benavente- formando un solo bloque en el otro e~tremo dcl cuadro. El contraste entre el austero hábito franciscano de Cisneros y las ricas vestiduras de los nobles acentúa el dramatismo de la escena, resaltando la imagen dcl poder político entendido como servicio, y ttunbién la de Cisneros. sítubolo del pueblo frente a los nobles, en este sentido el cuadro fue claramente interpretado como una proclama liberal de defensa del poder del pueblo frente a los nobles.

9~ Con Ima sola excepción, todos obtuiyie.ron algún premio además cíe slu posterior adquisición pOl el Estado. 950 AMADOR DF LOS RíOS, 3.. y RADA DELGADO, 1 de E:, Historia de ¡a Villa y Corre de Madrid, Madrid, 1860. tomo II, p. 132.

641 Capítulo IV

Miguel Jadraquc y Sánchez Ocaña lleva a la Nacional de 1871 Presentación de Cisneros a Isabel la Católica957, que tuvo un cierto éxito -medalla de tercera clase958, envio a la Exposición Internacional de Viena de ese mismo año y repí’odtícción en grabado por La Ilustración Española y Americana959-, pero al que la crítica acusó de no atcneí’se a la verdad histórica:

Ni Isabel la Católica serueja en nada al retrato de la nuejor de las reinas que se ve en la ctuiosísima tabla de nuestro Museo Nacional, y que el erudito acadénico don Valentín Carderera incluye cromolitografiado en mu importante iconografía cs¡.’añola: ni ci gran Cardenal de España muestra en su figrura el sello de nobleza y distinción que caracteriza a los Hurtado de Mendoza: ni Cisneros confronta con el retrato esculpido e.u mármol que se trajo de la Universidad Complutense a la Central de esta cort.e960,

En esta mistna Nacional de 1871 Francisco Jover .anova obtuvo medalla de segunda clase con El cardenal Jiménez de Cisneros liberando a los cautivos de OrónO6í también comprado por el Estado9ñQ y también reproducido en i~rabado, en este caso por Lo llusn’acióu¡ ‘1 ¡jfljj¿y¡9tSS

José Blanco Corís expone en la Nacional de 1881 Presentación del cardenal Cisneros a Isabel la Católica 96’í•

Alejandro FeíTant y Fischermans recibe medalla de pulmera clase en la Exposición Internacional de 1892 con Cisneros, fundador del Hospital Santuario de la Caridad de Illescas9óS, reprodiucidlo en gí’abado poí’ Lo Jlusb’oc¡ón Españolo ‘y Anuíricuna%<~ Blo,;c’o V Neg¡’ct7 y Gro,; Wa968

Extrañamente ninguno cíe estos cuaclí’os hace referencia a la actividad de Cisneí’os como protector de las letras. Sólo en el va varias veces citado programa del Paraninfo cíe la 1.’niversiclac! de Barcelona figura un Cisneros relacionado con la i’ida intelectual. El Cardenal

~ Caía/cgo... 1871, Madrid, 1871 ~ Por unanimidad, RO. de 20 de noviembre de 1871. ~ La Ilusgración Española y Americana, 1,1872, p. 329. 960 CANETE, L. “La Exposición de Bellas Artes de 1871”, L 4n fiuvración Española y A,neric’nna., 1, 1872, p. 23. 961 RO. de 28 de noviembre de 1871. ~ En 4.500 pts., RO. de 6 de marzo de 1874, depositado en el Senado, donde actualmente se encuentra, por RO. deS deenerode 1881. 963 ir ilustración Artística, IX, 1890, j). 19 ~ Catálogo 188/, Madrid, 188!. 965 R.O de 2 de dicieuubre de 1892. Actuualtneníe en el Hospital deja Caridad de Illescas. 966 La Ilustración Española y ‘1mericana, II, 1889. p. 73. 967 Blanco y Negro, III, 1893, p. 577 ifotografía). 968 Cran Vía. 20 de enero de 1895.

642 La filiación nacional

Cisneros recibe un ejetnplar de la Biblia Políglota impresa en Alcalá de llenares tajo su impulso y dirceción de Bauza y Mas9ó9.

A medio camino entre la época de los Austrias ‘y la de los Reves Católicos, se encuentran toda una sene de cuach’os sobre la ch’amática historia de la hija de éstos, Juana, y su posterior locura con motivo de la muerte de su esposo, Felipe el Ilern~oso. Un teína de gran éxito pictórico, aparentemente sin ningún tipo de connotación ideológica, y cuyo suceso habría que relacionar tanto con la atracción por el amorpasional -la locura de amor de la cultura romántica-, x’ en este sentido habría que relacionarlo con otros ciclos como el de los amantes de Teruel o la Peña de los Eíiamorados, como por la fascinación por la muerte de esa misma cultura, también gui saliu-nos de la pintura, desde el etítierro de don Alvaro de Luna a la campana de huesca, pasando por un tema casi idéntico, el de la conversión del duque de Gandía, otro de los fav olios de la pintura de historia. Visto desde estaperspect va, la ituagen de la reina de Castilla at’rasú’ando el féictro cíe su mat’iclo de una punta a otra de España. era suficiente para inflannr la imagiuiacion de la época sin necesidad cíe otro tipo cte alusiones ideológicas. La duda que cabe

es hasta qué punto esta imagen pasional, cíe loctu’a ~‘ r.’íuerte, no está configurando. por extensión, una iluagen del ser español. un estereotipo de les espanoles -me referiré a ello en el capitulo dedicado al carácter espanol-. pero de momento no estará de más recordar que para la crítica Irancesa, qtte tan unánimemente alabó la Doña Juana la Loca cíe Praclilla970, uno cíe los elogios más repetidos del cuacho es que la figura de la reina es “tellement espagnole”. Sin olvidar tampoco una interpretación más inmediatamente luolitica: la reina Juana era la última reina española antes cíe la motíarquia extranjera y absolutisu de los Habsburgo.

El primer cuadro sobre Juana la Loca que aparece ~n una Nacional es La reina doña Juana lo Loca ante el féretro de su esposo Felipe de Gabriel Maureta, medalla de tercera clase en la cíe 1858971 y compia por el Estado072, cítie rept’esenta a la tehia abrazando el ataúd en el que Nace su marido. Para estas fechas ya el teatto vía novela habbíi popularizado el tema -Ramón Franquelo había estrenado [)oña Juana la Lúca en 1847. ManuelTamayo y Baus Locura de Amo,’ en 1855. Eusebio Asqtterino y Romeí’o Larrañaga Felipe el Ile,’nzoso. también en 1 845: C)rellana había publicado etí Barceloíía en 1 854 La rejito Inca de atizar. Historia

romántica de doña Juana de Costilla -‘y don Felipe el He ¡¡toso, una novela histórica: incluso Emilio Set-rano había escí’ito un libreto de ópera titulado Doña Juana la Loca.-, pero será el

969 Univeusidad de Barcelona. ~ Casón del Buuen Retiro. Museo del Prado. Madrid 971 R. 0. 18 de septiembre de 1858, 972 RO. de 8 de junio de ¡SSO, depositado en el Ministerio de Justicia, donde sigue actualmente, por R O de 3 de agosto de 1901.

043 Can/tu/o LV

éxito de Maureta el que dará el pistoletazo de salida para una sucesión de citadros sobre la reina loca, o, mejor, sobre escenas de reina con ataúd: Doña Juana la Loca mandando abrir el féretro de don Felipe el Hernioso de Carlos Giner. basado en una obra de Arias de Miranda. Apunles históricos sobre la Cartuja de Mh’of7orcs, expuesto en la Nacional de 1862~~~; Llegada a Tordesillas de la reina doña Juana la Loca de Ibo de la Cortina, Nacional de 1866~~~; ~‘Demencia de doña Juana de Castilla dc Lorenzo Vallés. Este último, compuesto a partir de lo narrado por Pietro Mártir de Anglería en una de stts epístolas. de la que se inchíye un pequeño extracto en el Catálogo:

L.a reina hizo extraer del sepulcro el cadáver de sui esposo Felipe el Hermoso y colocarlo en su habitación sobre rrn rico lecho: acordándose de lo que cierto fraile cartuijo le había contado de rmrey que resucitó a los catorce años de tenerlo guardado, no se separaba un momento de su lado esperando el feliz instante de verle volver a la vida: todas las instancias de las más respetables personas cíe su Corte eran ineticaces pata disuadiría de str manía, contestando siempre, que callasen 9 Í~, y esperasen que presto despertaría su senor fue el que coseché un mayor éxito de los tres: consideración de Medalla de segunda clase en la Nacional dc 1866976, compía por el Eslado<>2, envío a las Exposiciones internacionales de velo \.Tiena ¡873, y Filadelfia. 1876. gío casi unánime cíe la crítica: la tui ás hermosa fi gura, que pi tít ada benuos lía]!ado euu la E.xpos’i oña Juana la Loca. Reina dc Castilla, guardando el sueño dc su ,nuerto esposo Don Felipe. Su ‘autor, Lorenzo del Valle, ( > no hay en la Exposición más figura histórica reproducida por el arte, que la Doña .Jruana del Sr, \,alle9 78

Las únicas voces discordantes se refieren a la escasa enjundia del asunto representado:

tuo podemos ca!ifi ear este asuutut o luuás qure de agradaluí e, putesto guíe no es ulul luecluo ql re juaN e por sí tuisuno. ni mutelío metuos uln líe elio cuul tui tuaru te de nuestra ti ston

Pero el gran éxito estaba reservado a Francisco Pradilla con Doña Juana la Loca, medalla cíe honor —la primera concedida a un pintor en una Nacional- cii la (le Exposición (le

1878980, envío a las Exposiciones Universales de Viena ‘e’ Ru’is de ese núsmo alio, premiado también en ambas cotí sendas medallas de honor, compra por el Estado981 y’ i’eprocluccion en

~‘~3Catálogo... 1862, NIadrid, 1862. 9~ C’auilogo,.. 1-866, N-’ladrid, 1866.

~ ibídem, Actualmente en el Casón del Buen Retiro, Museo del hado, Madrid. 976 Por unanimidad, R. O. de 15 de febrero de 1867, 977 RO. de 3 de mayo de l86~ en 2.000 escudos, para el Museo de Arte Moderno. Actualmente en el Casón del Buen Retiro, Museo del Prado. Madrid. 978 CRUZADA VILLAA N’IIL, O., Juicio crítico dc la E.’’posicidu Nacional de Bellás Artes de 1867. Artículos publicados en La Reforma, Madrid, ¡867. p. 28. 979 CTAI,OFRE l.,a Exposición Naciotual de Bellas ,ártes”, le Gaceta de Alar/vid, 12

6-44 la filiación nacional grabado por La ilustración Española Americana982, El Mundo Il¡.ísti’odo98~; Almanaque de lo. ilustración984, La Hormiga de Oro985, La ilusn’ación de í’spaña986 y Blancov ATcgro9S7. Lo mismo que ocurrirá con otros cuadros de gran éxito, éste de Pradilla se convirtió inmediatamente en la imagen real del hecho histórico. Representa cl episodio, nalTado por Lafuente, en que la reina Juana, enterada de que el convenio en que iban a hacer noche era de monjas. obligó, movida por los celos, a toda la comitiva a pusar la noche al raso:

A las prinueras horas de un día triste, nebuloso y frio, al pie de utul ligero accidente del terreno, casi en cuyo último t¿rmino se ven las pobres tapias de un conx cuto perdido en la soledad de los campos, colocado sobre un-as angarillas, alumbrado por robustos blandones y atravesado en el sendero que forma la huella de los carros, como la muerte en .;] camino de la vida, el féretro que encierra el cadáver de Don Felipe el Hermoso, aún más guardado que por las tablas que le cubren y por las [layes que le aseguran por la celosa vigilancia de aquella henuosísirna mujer: que más que u]tua polure loca es rma ‘u urjer e ti] oquececlora. En torno a la reituav a su espalda, sentados en el surdo y cerca dela hoguera en que ardenlas secas ramas de los desnucos troncos que se ven al fondo. seis dumas lsrjosamcníe vestidas, dos de las curales aparecen como veladas por el humo de la fogata: tras ella, de pie, envuelta en amplios ropones. dos caballeros, uds allá de los cuales aán se divisa otro grupo de gentes. Picote a la reina y al o tío lacio del feretro una dama ííeamente vestida, junto a ella, cíe rodillas, «su fz’ai le coIu u tu ciulo en la ruuatio cu rs’a IIama desvía el ini suno viento quid arrastra las lío jas secas y’ desconu pone el tocado dea quel las esp1¿rídidas bellezas: Y iuego. en los segundos términos y al fondo, el resto de la comitiva, el acompafuamiento del coneja tendido a lo 1-argo del camino y envuelto todo en esa luz fría y blanquecina que indica la hora en que la escena se cumple988.

Fuera de estos grandes ciclos temáticos quedan una serie de cuadros -algunos dedicados a la actividad política de los reyes, otros no- que eligen asuntos menos grandilocuentes, más cercanos a la vida cotidiana, y a veces, como ya veremos, con fuertes implicaciones políticas, qtíe reflejan “esa monarquía democrática de los Reyes Ca’.ólicos, esa ho¡u’osa excepcióí; en la

cronología cte íiuestros monaí’cas, ese celo por el bien pubÉico ~“ por la recta administración de justicia”089. Aquí habría que incluir cuadros como Proc,ra,na~ión de Isabel la Católica cii Segovia, pintado por Francisco de Paula van Halen hacia 1843 y cpíe será adquirido por la Co rona9Otí. Doña Isabel la Católica cii el Monasterio de A vila rehusando la corona de Pelegrín Clavé. Exposición de la Academia de 1845, fue llevado también a la

952 La ilustración Española y Americana, II, 187$. suplemento al nc XXXIV. ~ El Mundo Ilustrado, 2, 1879, Pp. 364-365. 984 Almanaque de la 1/ugtración, 1880, p 11 985 La florniiga de Oro. 1886. PP. 712-713 986 Esta en dos ocasiones, 1886, Lo Ilustración de España, 1886, p. 2, y 188”’. La Ilustración de España. 1887, p. 157. 987 ¡flanco e Negro, II, 1892. p. 607. 988 PICÓN, JO., “La Exposición de Bellas Artes”, El Imparcial, 4 de febrero de 1878. 989 Palet y Villaba refiricFndose al cuadro de Victor N’Ian’ano Los Reyes Católicos en ci acto de administrar justicia (PALET Y VILLAB.á, 2., “Bellas Arte:;, F..xposición de 1860”. La iberia, 16 de octubre de 18601. ~ Isabel II que ~‘agó por ¿1 6.000 reales, previamente los pintores de cámara Madraz.o y Vicente l.~ópez lo habían tasado en tres o ctratro mil reales.

643 Capítulo f1~

Exposición Universal de París de 1855, una ima2en de la reina castellana en la que la crítica creyó ver representadas todas las virtudes que cimentarían la grandeza de la futura soberana:

la infanta Doña Isabel tiene la nobleza y diguridad propias de la que debía años más tarde abt’ir 1-as 991. puertas al nurevo rurundo y humillar ante los ruiuuros de Granada la soberbia de las medias lunas

Los Reyes Católicos en el acto de administrar justicia dc Víctor Manzano y Mejorada -medalla de segunda clase cii la Nacional de 1860992, compra por la Co¡’oíía9~ y envío a la Exposición Universal de Londres de 1862-, cuadro cuyo asunto Bastús coíisidera poco chamático, dc poco interés histórico”994, posiblemeíile, tal como puntualiza otro de los críticos, también con motivo de su exposición pública en la Nacional de 1860. porque no representa un hecho histórico concí’eto:

I.a invención es poco feliz y auimada, porque etl el cuadro scíl o se pinta el acto general de ciar

arrdi encia, Y’ esto procluuc e tutu a x-agueda cl que el arte rechaza - y tui ttcho más la 1uiu rura, quu e es dramática por excelencia, El Sr, Nianzano ptrdiera fácilmente haber interesado al espectador. con sólo particularizar la audiencia y referirla al juicio de algima cuestióu especial (.1. Así el acto de audiencia hubiera sido eminentemente dramático e interesante (,.), Así, pues. si al cuadro general que nos h’cí presentado el Sr, Manz ano con suma “ercíacl bis tóri ca, se bubi995ese,ah adjcío el ittteré s dramático, la invencióuu de esta otura luabría adquirido grandes quilates de valía opinión fl() coitíciclente, cotno se vera en su momento, con la tnanterncla por el resto de la crítica: representa:

En el foutdo qure cíe uro salón gótico del au ti guo Al chiar de Nladti d - y bajo tun dosel eru qute se ostetuta el escudo (le -ar’nu as real, los regios consortes aparecdtl selu tados tu actu turd de serucilí a rnat estad a los lados y en sendos escabeles, los oidores del Consejo de lustícta en posiciones anad ~s y cru característicos trajes parecen deliberar sobre las peticiones piesentad-us-, a la derecha y en prttuer

término, un escribano, tipo perfecto, asienta con el aplomo y secundad de la práctica ‘5 con la alta convicción de sus funciones y cíe la fe páblica dc la que a ck posttauio, los fallos t. caidos los lu;tllesteros cje niara u’ocleatr la nuasa t’uu qure adlurel se halla colu cacE luteen vistosas da] ruu utrc rs lcv’ porteros clan libre erttu-ada a ¿‘bicos’ e grandes, cuantos ¡uerÑn ¡‘¿dii ¡u stic,a: ; ocupan 1 u iquu el cl euu pintoresco agrupamiento difereutes fisuras, urnas eu actitud de entregar sus peticiones aguardando otras la puovisión de sus demandas99%

¡‘Uniera entrevista dc los príncipes doña Isabel de Castilla y don Fernando de Aragón de Francisco Díaz Can’eño, medalla de tercera clase cii la Nacional de l864~~” y compra por la Coroín098, figtu’a cl tuomento en que:

991 CAÑETE, Nl., ‘Exposición pública de la Academia Nacional de San Fernando”, Rer’isra literaria del Español, 20, 1845, p. 16. 992 RO. de 2 de diciembre dc 1560.

~ Isabel II pagó por él en 1861 40.000 reales. Actualmente en el Palacio Real de Nladrrd, 991 BASTUS, F.,”Exposicion de Bellas Artes de 1860”, La aurora. de la u’,da, lSuO, p. 26. ~ NIORA, 2. de D., “Exposición de Bellas Artes”, La Discusión, 1 de noviembre de 1860. 99ñ “Bellas Artes. Lxposieión cte 1860”, El I)ia,’io Español, 7 de noviembre de 1860. ~ RO. de 13 de cuero de 1865. ~ Isabel II. euu 15000 reales. Actusalníetute en el Palacio de Riofrio, Setrovia.

646 La filiación nacional

doña Isaluel sentada y acompañada de ti-es danjas, recibe a don Pernando, que llega, apoyada sir mano derecha sobre el brazo izquierdo del arzobispo de Toledo: u.m personaje, que será Cárdenas sin duda, 9, se indlina hacia su señora, hablándola y señalando a los que vienrn~

Y La muerte del Católico, expuesto por Ricardo López Requeni en esta misma Nacionalt000.

Hay también ausencias significativas. Así, la conquisia de Navarra ola expulsión de los judíos apenas aparecen en la pintura de histoija. La primer:., probablemente, porque se intenta evitar cualquier posible imagen de violencia, de coacción estatal en la configuración de la nación: todo Estado-nación se quiere hijo de la voluntad de sus ciudadanos, no de la violencia primigenia qíte. prácticamente sin ninguna excepción. toda entidad estatal supone. Desde esta perspectiva, la violeíicia contra los ínusulníanes resultaba hoitima: sc trataba de expulsar a los usurpadlores del solar nacional: pero no contra aquéllos qtíe por esencia eran considerados como españoles. El ¡trismo proceso explicaría la prácticamente tot U ausencia, en lapintui’a de historia en su conjunto, de imágenes de conflictos bélicos entre los distintos reinos peninsulares. incluidos los mantenidos entre castellanos y portugueses, época medieval, y españoles y portugueses, anexión por Felipe Uy separación bajo Felipe IX’.

El caso ile la expulsión de Los judíos resulta más complejo, a la par que llamativo. Mientras que el fiíial de laReconquista y la expulsión de los musulmanes se convierte en tino (le los ejes tetuátícos. mio sólo (le la pititura sobre el 1’eina(Io de los Reyes Católicos, sino de toda la pintuma de historia en general, la contemporánea expulsiór. de los judíos merece una atención margtnal. casi vergonzosa. Vailos son los motivos que pOtrían explicar esta actitud: la idea dc la nación española como una nación territorial, con fronteras naturales definidas -salvo el espinoso asunto de Portttgal-, en este sentido la conquista cíe Granada significaba la recuperación de una parte del territorio nacional, cosa que no ocuiTía con la expulsión de los jttdíos: la lucha cíe los liberales por constníir un Estado tolerante, lo que se avenía mal con la exaltación cíe una nación ligada a lorquemada y la Inquisición: y, por último, los judíos nunca tuvieron ese carácter niltíco (leí otro frente al que se había construidola nación española, que sí habían tenido los musulmanes.

Sólo dos cuadros se refieren a la expulsión: Torquetuada, que ilustra un episodio de la iiisto.”ia dc Fernando e isabel de Prescot, presentado por Silvio Fernández a la Nacional de 18811001: y La expulsión dc los judíos (año de 1492) de Emilio Sala Francés, Nacional

~ GARCÍA. 3.. “La Exposicióut de Bellas Artes. Cartas familiares a sin ausente’, La Epoca. 23 de diciembre de 1864. ~ Catullogo... 1,S64 Nladnd 1864. ¡Útil Católogo...1&SJ, Madrid, 1864.

647 Canilu/o .1V de 18901002 -este cuadro había ya recibido, cuando fue expuesto, una segunda medalla en el Certamen Universal de Paris de 1889, posteriom’mente obtuvo medalla de oro en el de Berlín de t003 y reproducido en grabado 1891-, adquirido por el Estado pata el Museo dc Arte N’Ioderno por La ilusa-ación Española it’ Amc¡’icana1 004 La ilustración ibérica1 005 y La ilustración Artíst¡calÚO6

Sala lleva al lienzo uno de los momentos más dramáticos previos a la expulsión:

Tiene por asunto el momento en que el célebre Torquernacia, viendo a los Reyes Católico inclinados a transigir autorizando la permanencia en sus Estados de los israelitas, arroja ante ellos sobre una mesa un crucifijo, diciendo: “juudas Iscariote vendió a suu Maestro por 30 dineros: Vuestras Altezas le van a vender por 30 000: acprí está: tomadley vendedle”100’,

í’epresentado con una absoluta fidelidad:

En el fondo el solio Real: los Regios cónvurges en él, serutados de frerute crí espectador: desp tres, etut re las gracias del Tr’otuo y’ la mesa, 1’orqurenu ada: en t u’e 1 cr rut esa y’ el espectador, el ,j udio. (‘onu o acompañamiento. dos reyes de anuas al pie del baldaquino, y en el estrado, a la derecha de los Soberanos, los cabalicuos, ‘va ¡‘a izquierda, las damasl(tttS.

Por último. se podría tamnbiétm incluir adíuí un cuadro sobt’e Cesar Borgia. que aunc¡ue no estrictamente dentro (le la pintura de histoí’ia española. dacIas las relaciones con e] mundo espanol del personaje -eta hijo del papa valenciano Alejandro VI, se casó con la hija (le Juana cíe Albiel. reina cíe Navaj’ra,a la muerte de su padre fue enviado a España w~ el nuevo papa,.Julio

11, y muijó en un combate junto a las mnurallas de la ciudad navarra de Viana- cabría cotísiclerar como un asunto espanol. Se trata del Cesar Borgia renuncio a la púrpura codead/cia ante el papa Borgia con el que Joacluin Luque Roselló obtuvo medalla de tercera clase en la Nacional (le 18871009 fue además r’eproducído en gí’abaclo por La ilusnación Española it’ 4,nc’,’icanatOtú Aunque quizás aquí lo que más debería llamnar la atención sea justamente la escasa presencia de figura tan literaria.

1002 Cat¿ilogo... 1800, Madrid, 1890. 1003 En 30.000 pts.. RO. de 7 de diciembre de 1892 en 30.000 pts. Depositado en el Museo de Bellas Artes de Granada. donde actualmente se encuentra, por R.O de Ql de mayo de 1957 1004 La Ilustración Española. y Americana, II, 1890, p. 208 1005 La Ilustración Ibérica, VIII, 1890, p.S64. 006 La Ilustración ,4í’,istiea. 1893, p. 573. 1007 CALVO, L, “Exposición de Bellas Artes”, art, cit,, pp. 177-178. 1008 ALFONSO, L... “E.xposicio’n Nacional de Bellas At’tes”, La Epoca. 18 dc judo de 1890. 1009 A ¡upíi aci óru del juirado, por ulnani nridad, R. O. de 22 cíe j uunio cíe 1887, 1010 La I/trsPwr.’Mi¿; Es¡u~ñola u’ ,‘lmericcua, 11, 1887, p. 2~4.

648 La filiación nacíuna!

33. AUSTRIAS.

La época de los Austrias es, tras Reyes Católicos y s~glo XIX, el periodo que da índices de correlación duración cronológica/cuadros de historia más altos (ver cuadro n0 1), favorito de los pintores de historia ;r detenuinante en la construcción dc la imagen que los españoles se van haciendo de sí mismos. Son, en especial. Carlos 1 y Felipe II quienes ocupan un lugar hegemónico en la imaginería polítmco-nacmonal del siglo XIX. Una y otra vez los pintores de historia recurrirán a sucesos ocurridos en el reinado de estos monarcas como ilustración de aquellos aspectos que sc consideran como invariables castizas del ser nacional: tradición impeí-ial, la lucha antiabsolutista, etc. La imnagen que emerge de estos cuadros es la de un siglo XXI c¡tlrn.tnttcidn del proceso dc fonnacióím del espíritu nacional; el esplendor de un pueblo inten-uinpido bruscamente con la mm¡erte de Felipe II y que ruo reaparecería hasta dos siglos más tarde con la Guena cíe Independencia. Imagen que aparece mezclada, sin solución cíe continuidad, con la (le una época que había significado. también, el fim cíe las libertades colectivas cíe castellanos y ara~oneses. la ocultación (le una traclicion nacmomnl democratica.

Los dios primeros Austm’as eran los (leí imperio. per’o también los cíe los Comuneros y Lamiza: los que habían llevado a la naclon española a su momiíento de muáximo esplendor y los que la habían apartado de stt auténtico espíritu nacional, libre y democrático. Esta segunda tmagen, la de los Austrias como responsables de la decadencia española. tendrá gran predicamento en el prinier liberalismo, pata el que la instauración en el trono de los Reyes Católicos de esta monarquía, extranjera, no sólo había acabado con las libertades castellanas. sino qute había condenado al país a lies siglos de servidunibre y desdichas”1 (~l 1; origen de um largo intetTegtlo al que las Cot’tes dc Cádiz, retomando la antorcha coímrnera. pondrían fin. Imagen que aparece perfectamente expresada en la crítica que del cuadro de Villodas, Mensaje del rey Carlos 1 al Cardenal Cisneros. hace, con motivo de su exposición en la Nacional cíe 1878. Jacinto C)ctavio Picón:

Eir etuanto al momento escogido por el artista para la ficción 1ictórica, creemos que con dificultad hurbiera podido encontuas en la historia patria un momento más dramático qule aquél en que Cisneros. ci representante de la política nacional y la personificicién de la preponderancia del estado llano, recibe postrado en su lecho de muerte el mensaje pos el cual el fundador de la dinastía austn’aca que inició la desastrosa política de la intolerancia, le nanda retirarse a sus tierras pagando con la ingratitud más infame los servicios prestados a la causa de España y del emperador por el u ustre carcíetral 1012

1011 MARTíNEZ DE LA ROSA, E,, “Bosquejo histórico de la guerra de las Comunidades” en Obras Completas, Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1962. p. 33 a. 1012 PICÓN. .1. 0., “La Exposición de Bellas Artes”, El ¡nrparciaf, II de febrero de 1878.

649 Capítulo .fV

Pero fuera de esta primera generación liberal, incluso dentro de ésta a medlldia que avanza el siglo, los posturas son mas ambivalentes. Ambivalencia muy bien reflejada en la obra historiográfica de Cánovas del Castillo, quien pasa de la condena sin paliativos a la Casa de

Austria, la Inquisición ~‘ la aventura ameí’icana de sus pmimeros escritos, a una visión mucho más matizada, cuando no a una clara rectificación, en sus estudios más tardíos1013. Al hablar de la época de los Austria hay que hacer, en todo caso, trna clara diferenciación cronológica entre el siglo XVI y el siglo XVII. En este proceso de selección/exclusión del pasado que toda construcción nacional supone. el siglo XVI aparece enormemente sobrevalorado: tal como escribe un articulista de El Ajusto Universal:

El siglo XVI es indndableni ente cl siglo tnás’ grande de todos los siglos (.t, Todo es srublime, udescriptibí e, gra rudí oso1014:

ínientras que el siglo XVII sólo tiene impol-taríciaen cuanto constntctor de una cultura nacional.

Además de proporciomu’ temas prn’a los grandes argumentos políticos. que analizaré más adelante, la época de los Austnas servirá también de pretexto para una setie de cuadros cíue simm tener, al menos aparemítetuente. ningún tipo de implicación política gozarán de los favores cíe público y crítica en las Exposiciones Nacionales. Ejemplo paradmgmático será el cíe ¿Juana la

Loca acompañando el cadáver de su esposo Felipe el hermoso101 ~. El asunto reunía todos los requisitos para transformarse en el tema rotnátitico por excelencia. La imagen (le mína mtmjer enloquecida por los celos, cnízando España aconipañacla de un cadáver, era en sí como un (llamila romántico: el amor, los celos y la muem’te. El tema será pintado sucesivamente a lo largo del siglo, pero cabría pregunta’se hasta qué plílulo los contemporáneo& además del dramnatismo del amnor y la locura, no hacían también una interpretación política del tenía. Al fin y al cabo, Doña Juana representaba el final de lo que pialo ser y no ftte: Luma monarqtmía auténticamemite española.

La evolución a lo largo del siglo de los cuadros sobre la monarquía de los Austrias mituestra claramente cómo el mito de la España impeí’mal es una creación de la España de la Regencia y la época isabelina -falta por completo en el primer tercio dc siglo. cuando se continúan de las pautas dieciochescas-, que alcanza su cénit a partir de la segunda mitad de siglo -1855-1867 y sexenmo revolucionario- para suftir un cierto eclipse, relativo, en la época de la

1013 Sobre este aspecto véase YLLAN, E., Ccino~as del Castillo, Entre la historia y la. política, Madrid. 1985. 1014 PAZ. A. de, “Consideraciones sobre la revolución de las comunidades de Casdíla”, El Museo L’nix’ersal. 1864, p 50. ~ Este tema está a medio camino entre la época de los Austrias y la de los Reyes Católicos: (le hecho, se ha incluido ‘va en ésta, pero bay una lecttn’a ideológica que sólo se pitede hacer desde aqr.rél.

650 fa filiación nacional

Restaum’ación, especialmente por lo que se refiere a obras prt sentadas, pero no a las premiadas y adquiridas por el Estado. En todo caso, llama más la atenúón la homnogeneidad a lo largo de setenta años -estamos hablando de variaciones de menos del 6%- que los ligeros cambios producidos entre unos y otros periodos (véase cuadro u0 13). La asunción de la época de los Austrias como elemento esencial de la identificación nacional española parece algo amplia y generalmente aceptado a lo largo de todo el XIX, la única excepción sería el pmimer tercio de siglo, pero ya se ha hecho referencia en múltiples ocasiones a que ideológicamente habría que incluirlo dentro del siglo anterior.

Desde el punto de vista iconográfico lo que parece Inarcar un giro definitivo sobre la consideración de la época de los Austrias en la mitología ruacional española es. como en otros muchos aspectos. la diecoracion del techo de la sala sexta del Palacio del Pardo realizada por Jtían Antonio de Ribeí’a en 1825. Como se vio en su momento, la presencia de persomiajes y hechos de los siglos X\’1 y XVII en los Concum’sos de la Academia del siglo XVIII había sido prácticamemmte despreciable. pero Ribera da un vuelco íadical y absoluto, pues de los 28 personajes que formna¡m pam’te (le su Parnaso de los grandes hombres de España. de su genealogía de los grandes nombres de la patíia. 22, es decir e] 79%, pertenecen a los siglos de los .Xttstrias: padre Mariana1 01<,, ,‘mñommio de I~eyva, Juan Sebastián Elcano, ,Xntotmio de

Solís ~I ‘, l-lertmán Cortés, Fizan-o, iua¡m cíe He¡Terat 018, \.relázquez, Alonso Berruguete,

Gaspar BeceíTa1 019 José (le Ribe¡’a1 020 N turillo. fray Luis cíe León1021, Miguel cíe Cervantes, Calderón de la Barca, Luis de Góngor&022, Feruand~ de Herrera1023, Lope de Vega,

Francisco cíe Quevedo Alonso cíe Ercilla1 024 Baí’tolotné Leonardo cíe Argetmsola1 025 y Garcilaso de la Vega1 326•

Cailos Luis de Ribera, hijo del anteí’ior, seguirá punto por pLinto las pautas paternas en la decoí’ación del techo del Salón de Sesiones del Palacio del Congreso, conjunto icommgráfico

1016 No llegará a figurar en ningún cuadro de historia, aunque sí ea la decoración del Salón de Sesiones del Palacio del Congreso de los Diputados. 1017 No llegará a figurar en ningún cuadro cíe bistorta, 1018 No llegará a figurar en ningún cuadro de historia. aunque si en la decoración del Salón de Sesiones del Palacio del Congreso de los Diputados. 1019 No llegará a figurar’ en ninguíru cuadro de histou’ia, 1020 No llegará a figurar en ningún criadro de Iristoria. 1021 No llegará a figurar eru tuinguitr cuadro cíe historia. 1022 No llegará a figurar en ningrin cruadro de historia. 1023 No llegará a figurar en uuingrítl citad ro (le ti st oria. 1024 No llegará a figurar en ningún cuadro de historia, 1025 No llegará a figurar en ningún cuadro de historia. 1026 No llegará a figurar eiu ningún cuiadro de historia.

651 (‘anírufo fl” mucho más emblemático que el antemior: Felipe II, Carlos V, Saavedra Fajardo1027, padre Mañana1028, Cervantes, Lope de Vega, Juan de Herrera1029, Velázquez, Alonso Berruguete y Luis Vives1030.

Total Adquiri- Preunia Medalla Medalla Niedalla Reprod. dos dos primera segurnda tercera en Estado clase clase clase grabado

Total siglo 28 26 2? 15 30 34 20

1808-1833 0 0

1834-1854 20 18

1855-186? 32 22 2? 21 26 38 26

1868-1874 33 32 33 0 40 0 23

18751895 2? 32 26 14 30 32 23

Criad t’o II” 13. (‘uradros’ sobre la ¿~‘ oca de los A ttstrias. Las cifras i ndicaru porcentaj es ( %) sobre eí total cíe er uatiros (le 1)i stop a cur eacia gtl.upo y apa vtacío cr’oruo] OLICO.

Por lo que se refiere a los cuadros (le historia propia.metmte dichos, lo mnlsmo qtte octírre cori todos los demás pemiodos, se agrupan en una serie de ciclos temalicos que ínonopohzan en stt conjunto la pí’actic~¡ totalidad cíe la pintura cíe historia imíspiracla en esta época (véase cuaclí’o n0 14).

La época cte Carlos V ocupa Itígar pm’ivilegiaclo en esta icono~zrafía nacioímal. El pt’opio mommrca es uno de los personajes más representados de la íhintm¡ra cíe histotia. íncluida 511 presencia en el techo del Salón cíe Sesiones del Palacio del Con”reso. siouiermclo en esto las patitas histonograficas que reservaban al emperador umm lugar central en la historia del país tal como muestran no sólo el espacio reservado a su í’einado en en las historias generales, sino también la apat-ición monografías especificas -historia ,íouelcsca española. C’a,’los Ido España y y d<’ AIé’nzauíia cíe Velázquez Sámmchez1 031, Historia del enzpe’ado¡’ Carlos Y cíe Nítíñoz Maldonado1032, Carlos 1 dc España dc Nebot y Padilla1033 e, incluso, de íiovelas

1027 No llegará a figurar en ninguin cuadro de historia. 1028 A pesar de su obra ser abundantemente urtilizada por los pintores de historia, no llegará a figurar en ningún cuiadro de historia. 1029 No llegará atigunar en ningún cuadro de. historia. 1030 No llegará a Iigtuar en mugán cuadro cíe historia, pero su estat ita es una cíe las qríe flanquean la entrada cte la Biblioteca Nacional esptnola. 1031 VELAZQI.TEZ SANCI 1W. 1, historia novelesca ~‘.~‘í>añola.C’arlos ¡de España y’ y de Aletuania, NIacíricí, 1854. 1032 MITÑO2. MAI,DONÁDO .3,, U¡gorja del ‘rnperador Ca,’lo 1”. Madrid, 1862.

652 La filiación nacional históricas sobre su persona -Carlos ¡ de España. o los ‘Jete embajadores de Sánchez dc Fuentes1034, Rey. c,npei’ado¡’ x monje de Anduezalt~3S, Carlos ide España y Vde Alemania, o

Venganzas reales. Novela histórica de Velázquez Sánchezt036,.... -. A lo que habría que añadir la existencia de una abundante iconografía de época. en particular Tiziano, que facilitaba grandemente el trabajo de los pintores1037.

La imagen del reinado del primero de los Autrias se articula en torno a dos ejes fundamentales: expansión imperial y nacionalización de la figura del monarca, cuyo retiro en Yuste se convierte en una especie de garante de su espaflolidad. de acto simbólico de nacionalización.

La visión negativa que podía derivarse de Carlos V como el verdugo de las libem’tades nacmonales en Villalar, es eliminada por completo gracias tui curioso subterfugio: ni un solo cuadro í’elaciona al mmíonam’ca con la Gucm’ra de las Comtínidades. Un hecho histórico que. según la iconografía decimonónica, p:u’ece haber tenido lugar en ‘ana cierta intemporalidad. en el que hay víctimas, pero no vercítígos. Carlos V se configura así en el imaginario colectivo como el monarca español -Yuste Jo espafloliza- que lleva la tradición imperial española. uno de los rasgos definitorios cíe lo español como ya veí’emos, a su cénil. Y esto es todo.

La imagen de tilia tradición nacional de carácter imperial se vertebra en tomo a dos grandes ciclos: expansión ainencana yguemTas con Francia.

Por lo que se í’efiere al ptinícro, la expansión arncric.rna, lo mmiisnío que ocun’e emm el caso cíe los Reyes Católicos, es uíio de los temas muás frecttentes de la iconografía carolina. Tradición immíperial centrada. cmi este caso, eti la conquista y no en los descubrimientos, y mux’ l)am1icttl~1t~em1te etm la conquista cíe Méjico ~ Coí’tés (Ver cuadro n0 14>. 1 ~ntema que ya había sido consicleí’ado por Niadrazo para la decotación del Pahcio del Congreso y dlue. finalmente. aummdlue no aparece como tal temna en si etm el pm’ograma de CamIos Luis cíe Ribera, silo hace

~ NEBOT Y PADILLA, L., (‘arlos IdeEspaña, Madrid, 1855. 1031 SANCIIEZ DE PUENTES, 3.. Carlos Id> España. o los siete embajadores. Madrid, 1851. 1035 ANDIJEZA, i.M Rc~’, c’mpcrador y moqje, Barcelona, 1856. 1036 VELÁZQLIEZ SÁNCHEZ, 3, Carlos It/e España x’ VdeAk’nionia, o l’engamas peales, Novela histórica, Sevilla, 1855, 1037 No deja de ser significativo, a este respecto, qrre um critico, a propósito de la Entrada de Carlos Y en c’l Monasterio de Yuste de Joaquín Agrasot, reproche al pintor precisamente el no haber respetado la iconograt’ía histórica del emperador: “u.mo de sus mayores defectos cousiste en haber prescindido de los retratos de Carlos \‘. y aplicándole una cabeza que en nada se parece a las conocidísimas de Tiziano y Pompeyo f.eoni” (VICENTI. A., “Exposición de Bellas Artes”, El Clobo,1.’ de junio de 1887),

653 Confluía IV

Cortés en una de las doce medallas que, como símbolo dc las vimiudes españolas, ornan el techo del hemiciclot038

La distribución temporal de cuadros sobre la conquista de Méjico vuelve a mostrar, una vez más, cómo es el periodo isabelino el que configura la mayoría de los grandes mitos nacionales españoles, pioduciéndose tuía auténtica avalancha de obras sobre el tema en tollio a los años centrales del siglo.

Joaquín Fernández Cruzado lleva a la Exposición dc la Academia cíe 1842 Presentación a Hernán Cortés de Guatimnocín por el capitán García de Holguín.

En 1852 Isabel II adcíuiere, en 100.000 reales, un cuach’o de Antonio Gómez y Cros tittmlado La batalla de Otumbat 039

Pero seí’á la aparición de las Exposiciones Nacionales la que maí’cará el éxito clefiídtis’o del tema entre los pintores cíe historia. Ya en la píltuera. la cíe 1856. obtuvo un gran éxito la Prisión de Guatimoci’n, último emperador de los mejicanos, por las’ tropas de ¡fernán Cortés y su presentación a éste ca la plaza dc Méjico de Carlos María

Esc 1 ~‘ 1• 1uivel, medalla cíe segunda claselUlO y compra ~r el l’istaclo

1038 La presencia de Cortés en la enitrura decimonónica, no se limita uluicanientea la pintura. Es tanubién habitural en otros ámbitos: libros de historia -Gayangos publica en 1870 las (‘arfas y r<’laciones de Hernán Cortés al emperador Carlos 1’-, ol)ras cíe teatro -Los mocedahes de Hernán Cortes cíe Eseosina, estrenado con gran éxito en 1845—, poesías Lo Buena r’cntoto, romance (leí

Cortés o La conquista de Messico de Ignacio Ovejero, Los ,¡au’Év de Cortés de Chapí-. artículos de revistas - “Hernán Cortés”, Semanario Pintoí’esco Español. 126, 1838 FERNAN GABALLLRO “La casa en que muu’ió Hernán Cortés, en Castilleja de la Cuesta”. La llt4stí’auoír Espanola x Americana, 1. 1877, pp. 246- 24?: ASQUERIN’O, E,”Las cenizas de Hernán Cortés”, La Ar,¡é¡ ita ( rón¡ca hispanoAmericana, 1, 1862, p 4: FERNANDEZ VILLABRILI..E, E., “El conquistador de Meijer. El Museo de fas Familias, II. 1844, p. 3: FERNÁNDEZ VILLAERíLI~E, F, “La batalla de (jtumb, El Mus~’ode fas FamiLias, III, 184S, p. 15?:..-, etc, 1039 Actualmente en el Palacio Real de Níaclud, 1010 RO. de 7 de agosto de 1856. ¡041 RO. de 7 dc agosto de 1856 en 7.000 reales. Depositado en Zaragoza por RO. de 24 de enero de 18??. A etna!tuente en el Nl Luco de Bellas Artes de Zaragoza, depósito del N’luuseo del Prado,

65-1 La filiación nacional

En la dc 1858 Antonio Gómez y Cros recibirá medalla de tercera clase1042, y la colTcspondiente comnpí’a del cuadro por el Estado1 043, ccii Hernán Cortés entrando en el aposento dc Montezuma.

En la de 1862 el mismo pintor valenciano, que parece haberse especializado en el tema, expone hernán Cortés liberándosc de los d~s indios que trataban de asesinarle1044.

Tamnbién de hacia estas fechas, fue expuesto en el \‘Iinisterio de Fomnento en julio dc 18631045. es el Hernán Cortés quemando las ¡zares de Sans y Cabot, encargo de Miguel Aldana para hacer pareja con El desembarco de los puritanos de Gisbert, motivo por el d~tie se tm’ae aquí. a pesar cíe no ser llevado a ninguna Nacional ni ser adquirido por el liEstaclo. Cuadro cine gozó de una cierta celebridad, además de la ya re[eí’icla exposición pública en un centro oficial. ftme t’epí’oducido en grabado por El Atasco (Ji eii’e¡’sal1 ~

En la Nacional dc 1866 se produce una auténtic’i eclosión cíe lienzos dic temática cortesiana: Primera entrevista dc Hernán Cortés y Montezuma cíe Litis López Piquer 1 017: Guatimocín y su esposa presentados p risiolzeros u Hernán Cor/é,v cíe Eusebio Valídeperas, consideración de tercera medalla1 018; y La noche dc Zempoala: c.rpcdición dc hernán Cortés contra Pánfilo dc ;Vcrváez de Francisco dc Paula van Halen, itispiradlo éste ctm la Conquista dc’ la Nuct’a España. de Solís1 049

Eduardo Gimeno y Canencia lleva a la Nacional cíe 1871, sin ningún éxito. Episodio de la conquista de México1 050

Ya emu la época dc la Restauración, Ramírez Ibáñez expone en la Nacional de 1887 I)e la Catequista de M4¡ico; Otumba1 051, no premiado puro adicíturidlo por el Estado1 052 y

1042 R. O. 18 de septiembre de 1858. 1043 En 10.000 reales, RO. de jOde febrero de 1859. Depositado enla Diputación de Aflvacete por RO deS de junio de 1880. Depositado ert el Ayuntamiento de Albacete. doade sigue aefua)rnente, í,or O.M de 20 de febrero dc 1986. 1044 Catalogo.., 1862, Madrid, 1862. 1045 l..a noticia cje su exposición en ej Ministerio de Fomento es recogida por varios pericicicos: La L’spct’auca, 14 de Julio de 1863: La Época, 14 de Julio de 1863: Lo España. 14 dc Julio de 1863:... 1046 El Museo U,,ic’rrsal, 49. alio IX, i 865. p. 388. 1047 Catálogo... 1566, Madrid. 1867. 1048 Por unarri ruidad, R O. de 15 de febrero de 1 86?, 1049 (‘aMiogo... 1866, Madrid, lStC 1050 CaulIoga.. /87/ Maduid, 18?]. 1051 Catálogo...1887, Madrid, 1887.

655 Capítulo JI’ reproducido en grnbado por La JIusí,’ación. Revista Hispano-Ame’icana1053; el mismo Ramírez Ibáñez en la de 1890, Noche triste. Retirada de los españoles de Méjico1054, una imagen melancólica de la primera demTota de Cortés:

El héroe a quien España debió no menos que urn imperio, aparece sentado en una peña en actitud que denota profundo abatimiento: tras él está la india que. le amé, de quien fue amado y que supo servirle con fidelidad admirable: no lejos de ellos se ven varios capitanes y hacia la parte de la derecha desfilan los restos destrozados de las tropas entonces allí por primera “ez vencidas y que luego lomaron gloriosas ~‘e.r1ganzas1055: y José Urja y Una, también en la de 1890. hernán Corlés ante Carlos VI~IS~S. éste ima representación bastante banal del primer encuentro, tras la colíquista de Méjico. entre el cmpet’adory el coíiquistador extíemneflo:

1..lega el héroe aconipanado de indíge;u as de las tierras conc 1 057 1uistadas, los círales jaen “ucos l)r’eseutes, y es recibido juor’ el emperador Fuera de la conquista dIc Méjico. ya en 1808 la Academia había proptiesto para la pnteba de repente. segunda clase, de pintura,:

Martíru de Elvira, soldado del e érci to espafuol en la provincia 4eAu’atreo, ‘tríedel furerte ayerqontado

y’ ardiendo e¡u ira por lulrl uer peudi cío su 1 anta en 1 1tatalla , sea floja al ejéu’ci to ,\ ‘arr cano y 1 a recobra matando a un valierute indio que ja deficrude con gra¡u valor1058: y en 1832 para la pmiteba cíe pensado. pliniera clase, de pintura:

Deser brimietuto del ni ar del Sur por Vaseo Núñez de Balboa. Cort las noticias ~ugas’ qrie adqiuirieu’on los españoles purueros líniflaclores del Da riert, de haber a la otra l)~rte r u ¡tuar imneulso x’ ¡u acrorres e imperios de mucha riquueza y poderu’o.resuelve Vasco Núñez de Balboa ir con algunos castellanos á descubrir aquel mar: y después de redírcir en el camino á muchos caciques que se le oponían, haciendo alianza con ellos, emprendió la subida de la alta siena, que media entre ambos Océanos, Antes cíe llegar a la cumbre le muestran los indios el lugar desde donde se descubría el deseado ruar, Nl anda hacer alto al escitadrón ~ sírbe solo: y al presentarse a sius: Ojos el liJar niustral, sobrecogido de coto, cae de rodil]as eíu ti ella, tien de los brazos Ii acia él. y icrí 1 euudo 1 águi unas da guacias: a Dios por haberle ayudado1 059

1052 En 2.000 ííts., RO. de 9 cíe noviembre de ¡888. Depositado en el Nínseo de Bellas Artes cíe Tenerife, donde sígure actualmente, por R O. cíe 29 de noviemiute de 1900. La adquisición fue recomendada por el Jírrado de la Exposr cron, 1053 ¿~ ,‘lustrac¡ón, Pecina hispano ,Amcrica,;a, 7. 1887 í’.SOS 1054 Cnrcifogo. .. 1890, Madrid. 3890. Actualmente en el Museo de licUas Artes de Santa Crxw de Tenerife 1055 PICÓN, JO., “Exposición Nacional de Bellas Autes”, Fi imparcial, 19 de mayo de 1890. 1056 Catálogo... 1890, Madrid. 1890. 1057 PICÓN. JO.. “Exposición Nacional de Bellas Artes”, FI Imparcial, 13 de mayo de 1590. 1(158 L)istribución, .27 de Septiembre de 1808. Madrid. 1832. 1059 Distribución. .27 dc Alarzode /832,Madnd, 1832.

656 La IYIiacidn nacional

Posiblemente haya que relacionar con el concurso ant erior un cuadro de Luis Ferranz, El descubrimiento del Mar del Sur por Hernando dé Magallanes. que figum’a en el mnventamio de las pinturas propiedad del infante Sebastián G~biiel de Borbón hecho en 1835 con motivo cíe la incaimtación de sus bienes, si suponemos que eL titulo está cambiado. En todo caso, entraña dentro del mismo gm’upo.

Después hay que esperam’ hasta la Nacional de 187S para encontrarnos con un cuadro sobre la expansión americana en tiempos de Carlos V, no íefemido a la conquista de Méjico, se trata dc Muerte de Pizarro, conquistador del Perú de Ramírez Ibáñez. que tuvo un cierto éxito -medalla de tercera claselOÓO, compra por el Estado106t y emívio a la Exposición lIniversal de París de 1878-. Con este cuadro la Restaum’:mción pam’ece imúciai’ una especie de

intuiciclo pizan’ista que, en — caso, llegará a adquirir la fuerza del dedicado a Cortés1 002 Angel Lucano expone en la Nacional (le 1881 Entrevista de Carlos Y con Francisco Pi;arrot®3, que, aunqtte no premiado ni adc 1umrido por el Estado, ftic profusamente repetido

en trabaclo por bis revista de la época: La J/nsn’acu’hi Ispísnala >‘ A;nr’,’tcana, esta en dos 1065 e La Ilnst,’ac¡on Ibe¿’¡ca 1 (>ótS José La~tíiia Pérez en la ocasiones 1 ~, llusn’ació¡i A¡’t¡suca cíe 1887 Pizarro muerto por sus compañeros1 067 Trinidad Solano, tambiémí cii esta misma Nacional de 1887, Atabalipa meditabundo1 068 Y Vicente Campesino Mingo. que eterra el ciclo. Carlos 1’ dando el título de gob.?rnador de Perú a Francisco Pizarro, cii la dc I890~ 069

~ Por unanimidad, RO. de 14 de febrero de ¡878, ¡Col En 1.750 prs., RO. de 5 de mayo de ¡879. Depositado en el Senado por RO. de 3 de agosto de ¡901. Desde 1941 ene1 Ninseo del Ejercito de Madrid, depósito (leí Mu’use~ del Prado. 1 oó2 Resulta llamativa esta menor presencia de Pizarro. siempre con respecto a Hernán Cortés, en la pintura de historia, Máxime sí ¡cuernos en cuenta que no ocurre lo misído en los demás medios’ de expresión y coruuuuuc aeroil, donde la fiQurra de Pizarro es al rrue¡u os, tan ha lii rial como la de Cortés: teatro Fra,, cisco Pizarro de Ferrer del Río, estreuada en 1861-, novelas históricas-A/on.~’o y Cora o .i,a abolició,.’ del culto del Sol, sacada dc la historia de los incas de López (le Tetona, publicada en Valladolid en 1834: Pi.arro y el siglo XVI de Alonso de Aveciua, publicada en. Madrid en 1845-. libros de historia -Los Incas, ola destrucción del Perú de Marmontel. publicado en Barcelona en 1837: o Historia e-/e la conquista del Perú, de Prescotí. publicado en Madrid en 1853-, artículos en revistas - “Francisco dt Pizano”, Semanario Pintoresco Español, 41. 1848, pp. 321 -323: FERRER DEI. RIO, A., “Historia. Francisco Pizano”, El Siglo Pintoresco, 1, 1845, pp. 75<9, FERNANDEZ VILLABRILLE. F.. “La couuquuisra del Perú”, El Museo de las Familias, II. 1844, p. 154: ANDUEZA iNI de, “Francisco dc Pizarro”, El Museo de las Familias, V, l84~. y. 148-. Sería interesante ver hasta qué punto Mújico ha ocurpado un luí =arprivileW.ado en la imaginería imperial española. 1063 Católogo... 1881, Madrid. 1881. 1064 J.c Ilustracion Española y Americana, II, 1881, p. 105 y J.c ilustración Ii”spaiiol¿. y Americana. 1, 1887, p. 40. l0~i5 j¡ns/ración Artístico, 1885, p. 353. 1066 La flystra<.’íón Ibérica, X, 1892, p. 52. 1067 (i’ardlogo... 1887 Madrid, ¡887. IGóS Ibídem. 1069 Catálogo... 1890, Madrid, 1890.

657 Capítulo IV

Los conflictos entre Carlos Y y Francisco 1 de Francia, con episodios como el de la batalla de Pavía -a la que la participación personal del propio monarca dotaba de un aura caballeresca-, cuya importancia simbólica como recuerdo de imna época en que las armnas españolas habían enseñoreado Eui’opa era evidente, o la pm’isión del monarca fí’ancés en Madrid, habían atraído la atención de los primeros escmitores e historiadores románticos. Asíel duque de Rivas no sólo dedica uno de sus Roman ces histh’icos a la batalla de Pavía, sino qite escribe además Solaces dc un prisionero o Tres noches en Madrid, sobre la forzada estancia de Francisco 1 en la torre de los Lujanes1070: o. del lado de los historiadores, NIignet, quien publica Rivalidades <‘rifle Francisco 1v Carlos 1”?

En pintura. su apanciómm es también relalívamenle temprana. En fecha indeterminada, pero en todo caso anterior a 1868, Giovanni Migliaí’a pinta una ¡‘risión dc Francisco 1, que sería adquirido por el Estado107t.

Mariano de la Roca y Delgado lleva a la Exposición de la Academia de 1850 La batalla de ¡>ar¡’a.

Dm 1853, por encargo de Isabel II, quien al parecer eliize ella misma el temna Antonio Gómez y Cros pimmta La batalla dc Paría, expuesto posteríommmmte en la Nacional de y pc>~’ el que la Corona pagó 40.000 reales. Representa:

el ‘uonu etuto en qiue el soLlado español 3 iran de 1) rbiet a pouue la espada al pecho al rey de Francia Francisco 11073.

Emm la sigímiente Nacional, la cíe 1858. se puchero:> ver tí’es cuadmos sobre este asunto: La batalla de Pavía de Paulimio cíe la Lindet07t, éste un cuadio extraño ya que, en fechas tan tempranas como éstas —posteriormente este tipo de cuadros proliferai’án muncho más- es níja í’ccrcacióím pamódica del episodio (le la batalla, mepresenta tína matanza cíe pavos.’ 121 canjc de Francisco ¡por sus dos lidos de Miguel Fluyxcnch1 075 reproducidlo en grabado por El

1070 No fue el duque de Rivas el único escritor decimonónico cn sentirse atraido por estos heebos históricos, Pérez Rioja publica en San Sebastián en 1863 ion nes de Urbieca. Leven~4a histórica: López Borreguero en Madrid en 1864 Elena de Montesamo o Episodios del sitio de Pavía, ,Vou’ela hisíó¡’i ca:.., El tema es también habitual en la prensa de la época. QUEVEDO, J., “Batalla de Pavía y puinsión de Francisco 1”, LI Museo de las Familias, IV, 1846, pp 97. 121 y’ 151: ‘‘Glorias nui litares españolas. Batalla de Pavía’’, El Siglo Pintoresco, 1846. PP 13 84. “La batalla de Pavía”. Semanario Pintoresco Español, 42. 1848, pp. 329-332 (incluye grabados de la batalla y de Carlos V y Francisco 1):.,. 1071 Figma en el Catalogo provisional del Museo de .~rte Moderno de 1899. 1072 Canilogo... 1856, Madrid, 1856. Actualmente en el Palacio Real de Madrid 1073 EL DOMINE LUCAS, “Exposición General de Bellas Artes”, La Epoca. 29 de mayo de 1856. 1074 Cau$logo... ISIS, Madrid. 1858. 1075 Il’í

658 La filzacion nacional

Museo Universal1076; y La visita del emperador Carlos y a Francisco ¡ en su prisión de Eduardo La Rochette1077.

En la de 1866 dos: Carlos V y la duquesa de A cazó,, visitando a Francisco 1, enfermo y prisionero en Madrid de Justo García Vilarnala1078; y Entrevista de Francisco ¡ y su prometida, doña Leonor dc Austria dc Gisbertm079. Éste tiltimno, que valió a su autor la Encomienda de la Orden de Carlos 1111080 y que fue expuesto siendo ya propiedad del marqués de Salamanca1081, representa el encuentro en Illescas del rey fí-ancés y la hermana del emperador. entregada en matrimonio a aquél como garantía de los pactos firmados entre ambos monarcas,:

se errcrreu ¡rair los coru raxentes en Illescas, yiuiiend o cíe Toledo la infa¡.ut’

Ctmadt’o de temnitica un tanto extraña, sólo margimialmetíte relacionado con lo cíne aquí sc está analizando, cuyo carácter anecdótico, centrado en los aspectos muás ínu’~uner>te sentímnentales, V tratamníento pictórico lo hacen tuás próxiír~o a la pintura ¡‘nubadaur cíue a la gi’an pintura cíe historia: posiblemente este fuese el motivo de que no goLase de los favores de la crítica.Así para Cruzada X”illaamil:

falta lo esencial, yre es la graircIeza de la idea. el espfritir sublime del arte 1... 1 el ctr adro tuist órico, eu su acepción altauurente filosófica, no consiste en 1rue en él ligtu’en estos o los otros peusonales. que registra la crónica de los pureblos. sino que en él se desarrolle un hecbo4e unquepueblohaya influido<... ). El espectadorpoclerosanuenreni mira¡‘aranicambiar,se acuerdamodificardel vencedoro inuprimirde Pavía,ureva nimachadel vencidoa la vidarey. ni cíe su puometida esposa, sino que sólo le importa y siente delante del lienzo la escena de galanteos que pasa entie cía Luas y’ eatrallet’o,s de la corte1083.

N’hentras que paraDoínenech:

FI momeurto escogido por el artista es aquel en que besa a su prometida, tomado de estos dos ‘englones: “La reina se hincó de rodillas, y le pidió la mano, Vi Rey la dijo: “No os he de dar sino la boca”: e la levantó e besó”, Atendida la gran misión del arte, su fin altamente moralizador y civilizador, qíuisiéramos se nos dijera si el asunto del Sr. Gisbcrt, en las dimensiones colosales que

1076 El Museo Universal, 185?, p. 35. 1077 Cauliogo... /858, Madrid, 1858, 1078 Catálogo... 1866, Madrid, 1866. 109 Ibídem ~ RO. de 15 de febrero cíe 1867, 1081 El cuadro respondía a un encargo hecho por el político isabelino al pintor. 1082 GARCíA, 1., “La Exposición de Bellas Artes, Divagaciones”, La Época, 28 dc marzo de 1867. 1083 CRUZADA VILLAAMIL, 6., “Exposición Nacional de 11 Alas Artes de 1866. Pintura”, El Arte en España, 1867, l~ 17.

659 Capítulo IV

aparece, tiene toda la importancia que requieren las bellas artes, porque en nuestro concepto. carece de la grandiosidad que exigen éstas (...) en el gran arte moderno, en el del Catolicismo, en el que nos dicta la est~tic’a, la idea debe ser primala de la tonan, mientras en ci exiadio

Aunque la impom’tancia histórica de los personajes representados podía paliar, en opinión de otros críticos, la intranscendencia del asunto:

Entrevio, no dudarlo, al concebir tal pensamiento, las dos figuras más colosales de aquella época: el primer Rey diplonuático y el último Rey caballero: dos figuras dignas de estudio y de 1085 atencion

Juan García Martínez obtiene tun condecoración1 Ú8~ en la Nacional de 1871 con Rescate dc Francisco ¡ dc Francia y entrega en rellenes de sus hijos, adquirido años más larde por el Estado1087

En la Nacional de 1884 se exponen otros dos: Prisión del rey Francisco ¡ de Francia en Madrid, durante su enfermedad. 19 de septiembre de ¡525 cíe Vicente Campesinot088; y Francisco 1 en en la torre de los Lujanes de Anmomiio Pérez Rubio. éste Ultimo, adíquiridlo por el Estado1 089, r’ep¡’esemmía la llegada del mev fí’aícés a la casa que hará las veces cíe pí’isión dluralite su estancia muaclrileña:

A 1 ir derecta rl rr al cal cíe de casa y corte s egírido cíe caballeros hud.ica ~drey qire está en el. centro a escalera qu:e eondtrce a los apos cntos gire le harr ‘le servir de pi si óuu. A la i zq uierda, caballeros, servidores

En la cíe 1887 1\ Lanuel Arr’oyo x 1 ,oí’etrzo recibe medalla de tercera clase cotm La duquesa dc Alenzón presentada a su hermano Francisco 1, de Francia por el emperador Carlos Y’00t, tamnbién coínprado por el Estado1002 x reproducido en grabado por La llorutiga dc Q,’o~<~ y La lii., sti’ac¡oi. Reí isla IIíspa¡¡o~A,¡íe¡.ícauaí 094,

1084 DOMENECH, i.M.,”Exposicióu. de Bellas Mies de 1867”, La Esperanto, 12 de febrero de 1867. 1085 BENEDICTO. .1., “La exposición Nacional de Bellas Artes en el año de 1867”, La España. 12 de febrero de 186?. 1086 RO. de ZSde no\iemnbre de 1871. 1087 RO. de 14 de agosto de l8~6, 1088 Catdlogo...i8S4, Níadrid, 1884. 1089 En 1.500 pts. RO. de 24 dc jrutío de 1887. Depositado err el Museo de Palma de Mallorca, donde sione actualmente, por RO. de 3 de agosto de 1901 FI pintor había pedido en las bojas de inscripción 2.000 pts. uiunqiac pareció aceptar la cifra ofrecida sin problemas. 1090 “Exposición de Bellas Artes”, El Liberal, 24 de mayo de 1884 1091 Mayoría, faltaron siete votos, R,O de 22 de jimio de l88’~ 1092 En 2.000 pts., RO. de 14 de noviembre de 1887. Actualmente en el Instituto Zorrilla de Valladolid. 1093 La ilon’nfga de Oro, 1887. p. 684. 1091 La ilustración Revista Ibspano-~4n¡ericaera, 1 88’ p 504

660 La filiación nacional

Por último, en la Exposición Internacional dc 1892 Sarladé y de heredia recibirá una medalla dc tercera clase con Jornada de Paí’ía1095. También, aunque de formna indirecta, podría incluirse cmi este grupo el cuadro de Francisco dover Casanova, Tratado de Cambray, entre Margarita de Austria y Luisa de Saboya, expuesto en la Nacional de 18711096, que fue adquirido por cl Estado en 18831097x’ reproducido en grabado por La llusu’ación A,’tfs’1ca1098.

El resto cte la de hegemonía imuperial en Europa llevada a cabo por el primero de los Austm’ias. apenas si merece la atención (le los pintores de historia, si se exceptúa un curioso cuadro de francisco Javier Amérigo y Apamici, El saqueo de Roma, basado en la Historia dc España cíe Roscw Saitmt Hilaire1009, que titio un gran éxito en la Nacional de 1887 -medalla de primera clase1 100 compra por el Estado1 101 y reproducción en grabado por La flusn’ación Española ‘y Americana1 lOt y que, más que la t’eivindicación cíe tIna líadición imperial, parece un intento de lavar a los españoles de su responsabilidad en el famoso saco, pues. como recuerda el Caíálogo:

estas parodias Ircu’lese~rs eran ejeecreadas por los luteranos’ de Fí’audluerg1103: ohuiamnemíte no iban a ser los católicos españoles los resporsablcs del saqueo (le la capital de la cristiandad. Se volverá sobre este cuacho -que. para colmo de inoportumúdad, fue expuesto al público en 1887, precisamente el año de los acuerdos entre el Vaticano y el Estado español. que ponían fin a muchos alias de tirantez— más adelante.

El retiro y muerte del emperador en Yuste, comí cl folletinesco episodio dc la presentacióií tic sti hijo (Ion Juan cíe Austria, ocupa un lugar privilegiado en la icom>ografía carolina. La reiterada elección de un asunto tan aparentetnente anodino, al margen cte la fascinación por la nuterte (le la cultura romántica, habría que relacionarlo con el carácter nacionalizaclor que el retiro tic Yuste adqniría. como muestra cíe nacionalización simbólica del primero dIc los ixustrias. Un monarca extranjero que, como repiten timía x’

1095 RO. de 2 de diciembre dc 1892. 1096 Catálogo... 187!. Madrid, 1871, 1097 RO. de 4 de diciembre de 1883, Actualmente en la Universidal de Santiago de Compostela. depósito del Museo del Prado, 1098 la Ilustración Artísti’a, IX, 1890,1>. 20. 1099 Catálogo... 1887 Madrid, l88’~ ~ Por unanimidad, RO. de 22 de jumo de 18W 1101 RO, de 19 de enero de 1887, en 8000 pts. con desUno al NIuseo Naciouual de Pintru’a y Escultura, actualtuente en el N’Iuíseo de Bellas Artes de San Pío y de Valencia. depósito del Niurseo del Piado, 1102 J.a Ilustración Española y Americana.. II, 188?, p. 104-105. 1103 Ca/álogo... 1887, Madrid, 1887, p. 17.

661 Capítulo J’l~ llega a España ignorando la lengua de Castilla y rodeado de flamencos, podía dificilmente ser considerado como un monarca español. Salvo que pudiese mostrar, de alguna manera, su españolidad, su carácter de español de adopción. ¿Y qué mejor pm’ueba de españolidad que el que, a] final de su vida. quien había sido eníperador del numdo se sienta tan español como para elegir, entre sus muchas posesmones. morir en un remoto rincón de la España más profunda?

El episodio resultaba lo suficientemente novelesco como para haber atraído sin más la atención dc los amtistas decimonónicos1 1 04• Pero, prueba de que era considerado también un importante hecho históí’ico. lo hará tamnbién de los histoíiadores, mereciendo una monografía:

Carlos E su abdicación. estancia ‘y muerte en el Monasterio de Yuste de N’b~iet.

Los pintores plasmarán en sus lienzos cada uno de los episodios del retiro imperial. La llegada del emnperaclora Yuste dará lugara:

Entrada dc Carlos Y en el monasterio de Yustc de Angel Lasso de la Vega, expuesto en la Nacional cíe 18561105

Entrada de Carlos Y en el Monasterio de Yuste de Joaquín Agrasot y ¿Imían - medalla de segunda clase en la Naciomíal de 1 5g71 1 Oñ adíquirido por el Estac1o1 107 y reproducido en grabado por La Ilusnacióz, Ibérica1 108 La llustíy¿ción A,i¡stu’a1 109 La

Ilusíí’ación. Revista Hispano-Americana1 líO ~r La 1/it sfra c’¡ó¡¡ Católica1 IíL Muestra el momento en que el emperador, seguido de su séquito. hace entrada en el monasterio. canííííando sobre las hojas naueí’tas del pórtico. cii el que le espeí’an los monjes. con el prior vestido de pontifical.

Llegada dc Carlos Y al monasterio de Yuste cozm el qume José Alaicón y Cóteoles obtuvo mm muemiciómí cmi esta mismna Nacioíial de 18871112 Este, basanclose en Caí/os V.s¡.t abdicación, estancia y mutile en el Monask’í’io de Yuste cíe N’1i~net1 113 sitúa la escetía etm el

1104 Al margen de la pintura, inspirard ima novela histórica. El monasterio de Yuste. Leyenda tradicional del siglo XI’1 de Herrero, publicacada en Sevilla en 1856, La prensa también se ocupará del asunto con cierta asiduidad, por ejemplo. NIUÑOZ Y GAVIRIA, .1.. “Carlos V en Yuste”, El Museo de las familias, 1855. p. 193. 1105 Católogo. .48,56, M,idrrcl, 1856, 1106 Ampliaeión del jurado, por unanimidad. R. O. de 22 de junio de 1887. 1107 RO. de 1 de diciembre de 1882. flopiedad del Museo del Prado, fue depositado en la Escruela de Pellas Artes de Oviedo donde, fure destruido en 1934 1108 La ilustración ibérica, \.T, 18W, PP 440 441 1109 La 1/u stración Artística, 1887, p. 231. 1110 La Ilustración, Revista Hispano-Americana. l88’~, p 440 La Ilustració,, Católica. 1 885’. p. 414. 1112 RO. de 22 de junio de 1887. por unanimidad, 1113 Ca¡dlogo...1887, Madrid, 185V

662 La filiación nacional extemior del monasterio, con un Carlos V renqueante, que, apoyándose en el conde de Oropesa, se dim’ige hacia el prior: al fondo, en medio de un numeroso séquito, aparece la carroza. todo ello en un melancólico paisaje invernal. Fue reproducido en grabado por La Hormiga de t11 5. Oro~ 114 y La Ilustración. Revista Hispatzo-Americana Por tiltimno, Antonio Casanova y Estorach volverá nievainente a la carga en la Nacional de 1890 con otra Entrada de Carlos Y en Yuste1116. con la que no obtuvo ningún éxito, ya se debían haber visto demasiadas, en el que el emperador. más decrépito que en el cuadro anterior, hace su entrada en litera:

El emperador viene en una litera traída a hombros por robustos alemanotes en ctryos coletos amarillos campea el águila de los Artstrias, A la pnerta del monasterio aparecen los frailes em’creltcs en herniosas capas de im’aginiería o brocado, con cruz alzada y denotando en sus rostros grande aleQr

La estancia en el muonastemio, 110 ya la entrada, será el tenía elegido por ~Lam’celino de Uncela y López. Carlos Yen Yuste, Nacional dc 18661118: Manuel Garay Arévalo, Carlos Y en Yuste. Nacional de 187I~ 119; y Miguel Jadraqu~ y Sánchez Ocaña, Carlos Y en 1”uste, éste -medalla de segunda clase en la Nacional de 187811 20, compra por el Estado1 12] envío a la Exposición Universal de Paris de 1878 y reprodmicción en grabado por La llz.,sn’ación Española y Americana 1122 y La ilusn’ación Católica, éstt. en dos ocasiones1 12k representa al emperador semítado ante una muesa sobre la cíne se mueven utnas figuras mecanicas constí’uidas por Ttírriaimo, qte aparece de pie a su izquierda. y í’odeado~; ambos por otm’os momijes.

Tamnbién relacionado comí la estancia del emperador en Yuste. auncíue en este caso con entidad propia. está el novelesco episodio del emícuentro entre el emperador y su hijo bastardo clon Juan de Austria -éste último un personaje que gozó de gran popularid:td en la cultura

1114 La Hormiga de Oro, 1887, p. 600. 1115 La ilustración. Revista i-Iispano-Atner’canai 188”, p. 453. 1116 Cotálogo.../890, Nladrid, 1890. 1117 PICóN, 1.0.. “Exposición Nacional de Bellas Artes’, ti Imparcial. 7 cíe mayo de 1890. 1118 Cardlogo..1866, Madrid. 1867. 1119 Catdlogo...1871. Madrid, 1871. 1120 Por unanimidad,. RO, de 14 de febrero de 1878 1121 Fu 2.500 pts., R,O 26 de marzo de 1878. Depositado eru el PaLacio del Senado por RO. deSde enero de 1881. Depositado en la Cámara de Comercio de Salaunanca, donde sigueactualmente, pou R.O de 29 de septicuntre de 1919. 1>22 La Ilustración Española ‘e Americana, 1, 879, p. 49. 1123 ¡‘~ Ilustración Católica, V, 1881-1883, p. 223: y La ilusiració,, Católica, 1890, p. 30.

663 Capítulo IV romántica, de lo que es una buena pm’ueba su continua presencia en las revistas de la época1124- que será elegido por vanos pintores como tema de sus cuadros,

En 1863 Adophe Aze pinta El Emperador Carlos Y y Felipe II recibiendo a Don Juan de Austria, que será adquiíido por Isabel jjl 125

Benito Mercadé y Fábregas lleva a la Nacional de 1862 Presentación de Don Juan de Austria al emperador Carlos Y. basado en la Crónica de Carlos V de Amedee Pichot1126, que, a pesar de no haber obtenido ningún premio, será adquiíido por Isabel II al ano siguiente en 20.000 reales1127. Represemita a un Juan de Austria múiXo qiíc, conducido por una dama, es llevado a la pí’esencia del emperadon quien pone afectuosanmente la mano sobre su hombro: cuadro de tipo doméstico, casi costtímbm’ista.

Eduardo Rosales expone en La de 1871 Presentación de don Juan dc Austria a Carlos Y en Yuste1 128, una escena de carácter aún mas ceremonioso que la anterior. Carlos Nt representado comno un anciano. qute. enfenno de gota y protegidas las pietilas con gruesos ropajes. va desgranando los días desde el dintel de una ventana, se vuelve hacia el joven príncipe, quien, presentado por un personaje completamente vestido de negro, se adelanta ligeramente a sus acompañantes iniciando un gesto de reverencma hacia el anciano: todo ello en mecho de una perspectiva escenica de gran efectismo, muy dependiente de la pintiíra francesa - particularmente 1 12~ y Luis XIV 11’1z¿erte del duque dc Guisa cíe Delaroche desayunando con Molitre de Geromet 13L~ El cuadro (le Rosales, aunque no prenimaclo ni adíquirido por el Estado1 131, tuvo un cierto éxito, siendo reproducido cmi grabado por La lb.¡sl¡’ac’¡on Española y Anze,’h’ana1 32~ Peto lo tnás interesante de este cuaclio es stt pequeño formato, que. desafiando las grandes máquinas compositivas de la época, se convierte en un

1124 RAMíREZ DE LAS CASAS LElA, L.M., “Diman de Austria”, Senianario Pintoresco Espafiol, 1849, pp. 26-29: “Don Juran de Airstria o la batalla de Le 1íanto” Semanario Pintoresco Español, 1836: “l)on Juan de Austria”. Semanario Pintoresco Español. ¡853. p. 361: SEPúLVEDA, 1<.. “El anillo de boda de D. Juan de Austria”, La Ilustración Española y Americana, 11, 1877, p. 98: “Don Juan de Austria”, El Museo de Familias, 1, l838. PP. 370 372: “Cuestión histórica sobre qirién fue la madre de D. Juan de Arustria”, La llustracion, 1852, p 383: FERNANDEZ VILLABRILLE, E., “El vencedor de Lepanto”. El Museo de las

1125 Figura en el Inventario de las pinturas del Palacio Reo! de 1870. 1126 CaMlo,vc... 1862, Madrid, 1862. 1127 Actualmente en el Palacio de Riofrio, 1128 C’attilogo...1871. Madnd. 1871. 1129 Museo de Chant:lh, puntado en 1835. 1130 Publie Library de Níalden, pintado en 1863. ~ Aunque actualmente for’rne parte de las colecciones estatales -Casón del Buen Retiro, Nínseo del Ñudo, Madrid- es gracias a la donación hecha al Museo del Prado en 1919 por la duquesa viuda de Bailén. 1132 Ja lNctrcc¿ú,t Er¡~año/a u’ Americana, 1. ¡872, pp. 88-89.

664 La filiación, nacional precedente precoz de la pintura de gabinete, con escenas de historia, que tanto éxito tendrá entre la biu’gimesía española. y no española, de finales de siglo.

La visita de San Francisco de Borja, quien había tomado la decisión

Pero el temna estí’eIla de los cuadros sobre Yuste es la muerte del empeí-ador, episodio que permitía unir en un tuismo cuadro la relevancia del pet’sonaJe comm la fascinación por lo mnomitíom’io cíe la cttltttra clecimuonónica. Son múltiples los pintores qime plasmami los últimos muotuentos del emperador. En 1840 Domingo Gallego y Alvarez presenta cmi la Exposición de la Academia La muerte del emperador Carlos Y en Yus¡e. Ya en época de las Nacionales, Joaqu

La guerra de las Comunidades, de la que como ya se vera en su momento, se hace una interpretación claramente política —un episodio más cíe la 1 irga lucha por la libcm’tad y contra la arbitrariedad monárquica- no ftte, a pesar de esto, y teniendo cii cuenta la proliferación cíe cuadros sobre los~ ~~\tístí~asen general y C~~’los 1 en particular, un acontecimiento demasiado

1133 RO. dc 29 dc noviembre de 1862. 1134 Catálogo... 1862, Madrid. 1862. Actualmente en el Museo de la ‘:atedlral de Se.~ovia, 1135 R. O. dc 29 de noviembre de 1862. 1136 En 5.000 reales, RO. de 14 de enero de 1863, Depositado en la Diputación de Albacek por RO. de 15 dc unfio de 1880. Depositado en el Gobierno Civil de Albacete, d,ride signe actualmente, el 20 de agosto de 1956, 1137 Catálogo... 1862 Madrid, 1862. 1138 1139 Catálogo... 1864. Madrid, 1864. 1110 Actualmente en el Cirartel del Ejército del Aire de Madrid,

1141 Catálogo .1881 . Níadid, 1881, ¡142 F..xtrarreglatnentaria. por unanimidad, RO. de 14 de abril de 1881.

1143 E.uu 5.000 pts , R O de 30 de enero de 1882, De 1íosit.ado en la Universidad de 7 iragoza, donde sigume actualmente, por RO. de 13 de diciembre de 1884.

663 Capítulo ¡‘1’ rcpn=sentadol’tten lo que debió de influir, sin ninguna duda, la interpretación partidista que el siglo XIX hace del suceso histórico. Su aparición en pintura es. de hecho, bastante tardía. Hay que esperar hasta la Nacional de 1860 -justo cuando comienzan a aparecer las primeras fisuras en el modelo ideológico puesto a punto por el moderantismo isabelino- para encontramos los primeros cuadros sobre el tema. Aunque su irnmpción es con gran fuerza y por partida triple. Manuel Domínguez obtiene mención

Con postem’mondacl a esta Exposiciómm, íutevos cííaclí’os sobre el tema se vaim a ir sucediendo en las Nacionales, sin lograr atraer la atenciótí del público: Doña Alaría Paeheco en la

1144 Algo que choca todavía más si consideramos su, continua preseucua en la piciusa decimouuónica: SAINZ. MILANES. .1., “Juan de Padilla”, El Museo de las Familias, l, lS’43. p. 223: “Bosquejo históruco de la guerra de las comumdades”, Al/mm Pintoresco Universal. 3. 1843. pp. 38.44 y 51 1 iduih ‘~ los Comuneros”. La Crónica, 1845, p. 209: PIRALA, A., “Villalar, 23 de abril de 1521”, La ¿nmana 1 1849 lS~0, p 388, FERRER DEL RIO, A.. “Comunidades de Castilla”, El Museo de las Painílía’ IX 18V p 1ó4 “Resumen histórico de las Henriandades de Castilla, desde su origen hasta la época tu que se extínolucuon El Museo Universal, III, 1859. pp ll-l2v 65-66: FERRER DEL RIO, A., “Villalar La Atner¡ca Croinca Hispano-

Americana. 18, 1860, p 10: FERRER DEL RIO,A , “El ujltirno comunelo El Muren de lar Familias, 1860. pp. ‘~9. 111, 125. 148 y 171: PAZ, A “Consideraciones sobre la re’.’olucuon di. ls comunidades”, El Museo Uniu’ersal, 1864, p. 50: TORRE NIUNOZ, D.,”El obispo comunero don Antonio de Acuila (apuntes sobre su familia’’, La Ilustración Española y Americana, II, ¡885, p. 170: CA STRO, A. de, “El obisíío Acurta y Níartín Lutero”, Lo Ilustración Católica, 1894, pp. 162163 y 166:... 1145 RO. de? de dicienubre dc 1860. 1146 Las figuira de Padilla y de su mujer, doña María, habían atraído desde muy pronto la atención de los escritores e historiadores románticos, con uma clara preferencia sobre los otros héroes comuneros, Níartínez de la Rosa había estrenado en Cádiz, en 1812, La rinda de Padilla: Quintana dedica una de sus odas patrióticas a Padilla: Vicente Barrantes escnbe una noxela histónca titulada Juan de l’aíjilla.... 1147 Catálogo... 1860, Madrid, 1860. 1148 RO. dc 2 de diciembre de 1860. ~ Se expuso rula copla encargada por Olózagil, de menor tamaño qre el original. 1150 La Ilustració Catalana. III, 1882. íí. 124. 1151 La ilustración de España, 1887, pp 36. 1152 Pluma u’ Lápiz, 1893, pp. 172-173. 1153 En s.ooo reales, Actualuiemute e¡u el Palacio del Congreso. Madrid.

666 La fi/iach5n nacional defensa de Toledo de Francisco Rica y Almarza, basado e:í Decadencia de España. Historia dcl /úvan.ramicnío tic las connmiíladcs de Castilla de FelTer dci Rio, explíesto en la Nacional de 1864~ 154; Doña Afaría Pacheco recibiendo la car¡a de despedida de su esposo Padilla, prisionero cii Villalar de Alberto Cominelerán, Nacional de 18781155; Doña María Pacheco de Padilla después de Villalar de Vicente Borrás y Mompó, Nacional de 18811156, éste con gran éxito -medalla de scgtumda cla;e1 157, compra por el Estado1 158v reproducción en grabado por La ilustración Española ~ Americana1 1 59~; tambiémí en esta Nacional de 1881, aunque con peor símei’te, Padilla en la prisión de José Mendiguchía1 160; en la dc 1887. Villalar dc Manuel Picolo y López, medalla de tercera clase1161 y reprodíteción en grabado por La Jh.,sn’ación Española ‘y Americana1 162; ~¡, cerrando el ciclo con una medalla de segunda clase, en esta misma exposición, Los C9n¡uneros de Castilla salen de Valladolid al mando de don Juan de Padilla cíe Juan Planella y Rodi’íguez, medalla de segunda clase1 163 ~ compra por el Estaclo1164.

N¡crece la íe;tm llamar la alención sobre el hecho de que la revuelta de las Germaiiítms. contemupolanea de la dic las Conímíniclades, pero (le mimcha más difícil inclusión en tun tradición liberal—democrática, nunca llegaría a ser considerada como tui episodio clave de la tradición nacional, ni un solo cuadro de la pintura de historia naciona] llega a í’ecoger el hecho.

La fasciíiación por lo macabro y el clramnatmsmo exacerbado, en estado puro y sin ningún tipo de referencia política explica el relativo éxito pictórico de la vida dIc San Francisco cíe Boija. marqués de Loníbay y duque de Gandía, y’ más conc:’etamente del episodio que le llevó a abandonar la vida cortesana ~‘ vestir el hábito monástico: aquél en que al hacer entrega, por encan~o de Carlos V, al cabildo de Granada del cadáver de la mujer del rey. Isabel de Portugal, el marqués descubre hon’oí’izado cómo el indisimulade objeto cíe su pasión amorosa, la jovencísimna emperatri.. se ha convertido cmi tun pestilente carm’oña, y se promete “íítmnca más servir a señor cítíe se tne pueda morir”. El asunto fue resumido así por el crítico de La

1154 Catdlogo...186-4. Madrid, 1864. 1155 Cotdlogo... 1878, Madrid, 1878. 1156 Cauilogo...18S4. Madrid, 1884. 1157 Por unanimidad, RO de 14 de abril de 1881. 1158 En 4.000 pís., RO. de 30 de junio de 1881. Depositado en la universidad de Barcelona por RO. de 1 de mayo de 1886. Actualmente en la Facultad de Medicina, depósito del Museo del Prado La [lustración Española y Americana, 11. 1881, p. 305. 111)0 Catálogo.., 1881, Madrid. 1881. 1161 A rrupliación jurado, por unaniíuidad, R .O. de 29 de junio de 1887. 11 tí2 La íli/51t’flr?ióii Española y Americana, 11, 1887, p. 57. 1 63 Por tnayoría, dos votos en coirtía, RO. de 22 de jrnui o de 1887. 1164 En 4000 pts., R O de 14 de noviembre de 1887, Depositado en la Academia de Bellas Artes de Barcelona.

667 Capítulo TV

República, con motivo de la exposición pUblica del que quizás sea el cuadí’o más famoso sobre el tema, La conversión del Duque de Gandía de José Moreno Carbonero.:

La malicia de algunos escritores rusiuña que D. Francisco de Bor~a, marqués dc I.lotnb’ay, duque dc Gandía, caballerizo mayor de la emperatuiz. viaey de Cataluña, deudo de los tremendos Borgias de Italia, esforzado capitan en las campañas de Carlos V. sucesor después de Ignacio de l..,oyola en la Compañía de Jesús, y santo, por último, que la Iglesia “enera en sus altares, alimentaba, aunque oculta culpable pasión amorosa por su senora y soberana Isabel (le Portugal. Sea cierto o no, lo único averiguado es que, según refiere la historia, muerta la esposa del emperador a consecuencra de malparto, su cuerpo fue llevado con malí pon.rpa al paírteón de Granada, acompañando el firucual el duque de Gandía y otros muchos hombres ilustres. Al tiempo de hacer la entrega del cadáver, se abrió la caja de plomo en que iba, y pedido juiranienro a Borja, a quién se había entregado con toda solemnidad, respondió que de ningún modo podía asegurar. sin temor de taItas a la verdad, que aquel que miraba fuese el cuerpo de la emperatriz, pues le veía mudado de aquella grande hermosura y belleza que haluía tenido en vida, Atónito en gran matrera con es te espectáculo de la fraoil i dad y la ruiseria luum ana, lii‘SO fi rine propósito de re’uui ciar 1 165 eruaru to aru íes prídi ese toda sul grarudeza ‘~‘ t’au st o. y iledi carse en teu’a tui ente a Di os y a síu seu’vi ci o

La macabra historia había siclo ampliamente ditimdida por la literatura hagiografica ban’oca, no en vano parecía una ilustración del los J:’je,’c’i’’ios Espirituales cíe San 1 gnacio. habiendo atraído la ateiíciómm cíe los pintores y gt’abadores ya tíescle muy piotito, desde Ri ni a 6 ox’a.

En el siglo XIX. attnqtie por motivos diferentes, cíne tienen más que ver, como va se ha dicho, con la fascitíación por la rmiei’te cíe la culttira romantí ca cíne con 1<> estrictamente religioso, va a seguir gozando cíe ciexia populandladí: el dtícítte cíe Rivas le díedlica uno tic sus

an ces, el Semanario Pintoresco Español un artículo en fecha tamm temprana como 18361 I6<,~, Emm pintura, a los cuadros va resefiados sobre su etítrevista con el emuperador en Jaranddla. indirectamente relacionados con este tema, lxix’ que añadtr des más que plasman justo el momnent() de la apertura del féretro: Conversión del marqués de Lombay cíe Lorenzo Vallés, Nacional cíe 186411 ~ en el díue:

5 rr riu r do en uraN’e y dolorosa ni cdii aci órr el uuobi e Lombar’, eorrtenupí a eí tYrct ro abierto sobre Sm rrtul¡ullo sillon. A la parte opuesta y etu segírrudo tórnuirro algirnas damas y cortesaruos’

1165 “La Exposición de Bellas Artes”, fa Repñblica. 31 de mayo de 1884, lltuÓ ‘El marqués de Lombav (duque de Gandía)”. Semanario Pintoresco Es pa/lo!. 13, 1836. ~ Can/logo... 1864, Madrid, 1864. 1168 GARCÍA .1, “La Exposición de Bellas Artes. Cartas familiares a un ausente”. la. [‘poca, Al dc cuero de 1865.

668 Iii tiliacion nacional

‘y el ~‘acitado La conversión del Duque de Gandía de José Moremio Carbonero, que represelíta exactamente e] nijsmo momento que el antenor:

Eru pu’iíner térnu irlo el féretro con el cadáver de la cm 1,eratriz Isabel. esposa de Carlos \.~, cubierta por un velo firtísimo y transparente que cae sobie un paño con las aumas rníperiales eru el que descansa el féretro. Un caballero uranhene abierta la tapa con lina ulano y con la otra se lleva la goria ala WIZIZ, no pudiendo resistir el olor del cadáver en descomposición: en el centro, el duque de Gandía, que ha recibido tenible impresión al contemplar el cadáver descompuesto dc la que fuera en vida hermosisíma mujer, reposa medio desvanecido la cabeza sobre eL hombro del rus caballero revestido de rica aínaduír

E.u el fondo frailes, damas y’ caballeros couufr ud idos: hacia la i YqtiI erda , ur ru obispo revestido de rica capa pl un al y recitando preces, próximo a una escalera por la que desciende parte del

acompañamiento del duque y a cuyo pie‘ se ve urna dama que cutre con la mano su rostro bañado en llanto. Junto a la dama un precioso pajecillo de expresivo1169. semblante, contemplando aquella fúnebre escena que se representa en la cripta de irn templo Cuadro éste último cíne sobrecogió al público en la I.txposí ción del año 1884. en la cíne obtuvo un gran éxito —medalla (le primera clase1 170, coivipia p~ el i¿stado’1 ‘ ciii’ ío a las Exposiciones lntet’nacionates cíe Niummich, Viena, \í alicano. Chicago x París y í’ept’odtícción en £~t:tl)ad<) por La //uslrac’kh¡ Española y ,‘l.,¡íc¡’icyata1 72, La /7 ,.s’py¡rKñí liitt’’t’’<’t ~ la llusí¡’ac’ida ib’ España , la líasl,’c¿can? íU’lísi ~ 1175 ~ ~ llo,’m ¡go ~le tiro II , íiasa lidio II COInc tI ¡ ¡‘Se en la ima ~eímreal del hecho histórico.

La pioliferación de cuadros sobre la x’ida del empet’adoi’. con el consiguietíte agotamiento de teínas. 11 erará a los pintores a plas¡íi~ír en sus cuadros otros tnuchos episodios de su y icí a. Unos cíe un ciefl o si gui ficado político. como es el caso de ~11e¡¡saje del rey Carlos ¡ al Cardenal Cisneros de Ricardo \‘illodas. qíte:

lflc.Scritu aquel s11 1,reuuo instante eru nItre, al llC~ai’ ti llanos del prelado las reales misivas, le faltan las furor—zas ivía tirniar la ‘e.s’1urrr’sta Y’it dictada Y deja caer sobre el ;eclo la citlíei.ir altLti(la ir ‘rut tieniujio por el do]nr nl nial y el dcsfall eciíuieíut o físico, uíi etu tras el conto portador dc los pilegos rrcscncía ~~~l~< bí e La escena y. sin tomar parte en ellaíí7~

1169 “Exposición dc Bellas Artes”. E/Liberal, 24 dc mayo de 1884. 1170 Por vinaniuxidad, RO. dc 12 de junio dc 1884. 1171 En 9.000 pt~.. RO, de 20 de piulo de ¡884 Deposirado crí el iY’luseo de Bellas Artes de Granada, donde sigue en la actuialidad, por ONí. de 21 dc mayo dc 195?. 1172 La Ilustración Española. y Americana, 1, 1884, p. 169. 1173 La Ilustración Ibérica, 1884. pp. 503-504. 1174 ¡,a llnstrat ‘mu1n deArtÍstica,Uspaña,¡892,1886,p.~u.592.181 11761175 La llormilíastraegoh i/i’ Oto, 894, pp. 488-489. l~7 PICÓN .1.0 La Ex 1u<ísieiórr de Bellas Artes”, El Imparcial, 4 de febrero dc 1878,

669 Cao/mio IV

Cuadro que obtuvo un cierto éxito —medalla tic segunda clase en la Nacional cíe 1 878~~, envio

a la Exposición de Pam’ís tic ese mismo año y compra por el Estado ~ ‘~— y em el que la crítica

vio, por encima cíe etíalquier otra consideración, un rechazo frontal a la figuta tIc Carlos V ~‘ lo que éste representaba en la histomia (leí país: el í’esponsable de la muem’te Cisneros y del fimm cíe la política nacional y denmcratica que éste representaba:

erí aquid la esíancta donde inuieren con rr u sol o 1)0 ní lIte [lila política saly adora y un ideal 1180, urandíoso

Interpfetacidn quíe produjo, al chocar cíe forma fromítal con la imaoemm, inavurítatiamemite positiva, que del emperador daba la pímittíra de hIstoria. algtmas disensiotíes por paile tic los cine no consíderaromi legítimo, “aun síetíclo cierto. cute el amie contneínoí’ase la muerte tic Cisneros por la ¡ ugratiltidí cíe Carlos X<

Otros cotuplelainente aneedoticos. como el Tiziano retratando al e ¡aperador

Carlos 1’, expuesto por Euscl)io Val! (leperas eu la Nacional de 18711181 , interesan! e sólo cii lo cíne ticíme tic i ncoqoraci ón del pi u]or mt al¡ ano en un a Iníditiomí euIt ural espaliol a.

1 Iax’, íx>r Ultimo, algttnus otros (lije 50 reheremí a peisoimajes (le la época peto si u iii íígu na relación directa con el emperador. Es el caso cíe lisita dcl eardenal ¡‘overa a A boso Berruguele dc Nílguel Jadracíue y Sánchez (‘)ca.ña. Nacional de 1884íí82, :tdc 1ít¡r¡do por it! t183 u JIO (le los escasos cuatiros dc lii stoíi a cii Iiacer refet’eí cia a niía 1 ¡‘adicí on ciii (ti ral Estado española anterior al sudo XY II. tema (Itie será retomado írnr Eulogio Varela cii lii Nacional de 1890 con Rerruguete en su estudio ~ dc Miguel Servel descubriendo la circulación de la sangre. expuesto 1)0V Julián ‘i’ot’ciesillas en esta misma Nacional tic 1 884~ 185 interesante en la medida en que sigíííhca ítií liIni(l() intento (le legitím:tcíoíí de una ratI i ciun cultural heterocioxa, en uíi cíob le sentí cío: he leí’o clox a etm el pl a u o ¡‘CII ~I 050, Y’ heterodoxa en lo (lite ten itt cíe reí i’ indicación tic umt tracEnón cien] ib ca: o cíe tíos cua(lros inspirados etí El I.aca¡’i/lo de Torm <“s: El lazarillo de Toruies cíe Suárez Llanos, medalla cíe

ll”8 Por uurcirumidad, RO. dc 14 dc febrero de ISTS. 1179 En 3.SOOpts. RO. 26 de marzo de l8~8, Depositado en la Diputación de Albacete por RO. de LS de Jumo de 1880. Depositado en el Avuutamie.nr o cíe Albacete donde se encuentra ací nalunenre. por O. M. de 20 de febrero cíe 1986. 1180 PICóN, J.C.,”La Exposición de BeBas Artes”, El lrn¡,arcial 4 de febrero dc 1878. 1181 Catálogo...1871. Madrid. ¡871. 1182 (‘a tálogo... 1884, Níaduid, 1884. 1183 En 2.000 pts., RO. 12 dc mayo de 1886, arrne]rre cl autor había pedido en las hojas de iris cri 1,eión 4.500.

l)eposi t ado eíu Pal aci o del 3euuad o de N lad“i d . donde sigile actuua1 nu cnte, por RO. 26 de diciembre de 1907. 1184 (fltOlOi~(> 1800 Madrid, 1890. 1185 Can/lo gr’... 1884, N’tadiid. 1884.

(>70 La fdiacio¡i nacional tercera clase en la Nacional dc 18581186; y El lazarillo le Tormes de Luis Satítatuaría y Pizarro. Nacional de 18871187. aciquim’ido por el Estado1188. Cuadros amubos que m’etniten a una tradición ctmlttu’al mucho más om’tocloxa.

Por lo que se refiere a Felipe II. los cuadros scbre hechos de su reinado son significativamnente menos qtte los de los refetidos al reinado anterior (ver etíadro n0 14). aunque bastante numerosos1 189 Además. y lo mismo que sti padre, tatubiémí tendt’á stm I)laza en el cielo de la bóveda del hemiciclo de las Cortes, en este caso como autor de las Leves de ludias, un ejemplar cíe las cuales lleva en su nxrno.

Lo mismo cíne en el caso (le Carlos ~s.T. son mnuchos los cuadros en los cíne es el propio monarca el cíne aparece en la composición. Pero aquí acaban las coiticiclencias. Mientras la imnagetí del primero (le los Austrias se configura como globalmente posítiva, la culmitmación de una tradícion imperial, la de lelípe 11 auLcíiiiere tintes más sc tubrios: no es va el pasado imperial Lo díue interesa cíe su reinado, sitio el síínbolo de la intransigencia reí¡ giosa y cíe la arbítraneclací ‘cal, cíe titía t¡’aclícíóii nacional negativa x’ contra la c¡ue se debe luchar. Son los cotíllictos cotí 1 atutza, .\ntoni o Pérez o su propio lii¡o. el príncipe Catios, los que clefineti la ¡ magen cId rey’ prudente: y no. como parecerí;m lógico, Los grandes hechos cíe stt política exterior. Resulta llamatí so c~ue epí sodios como 1 ~el)at1tc).la iii vencible o las guerras de 11 aimcles c 1íteden oscurec’¡clos otios ttna época. pOV éstos cíne clibu jan lobrega ima2eL:

VI conflicto emítre 1 e1 ipe II y stt secretailo Antonio Pérez. con el epílogo del a¡tLsticialnento cíe Lanuza. es tino de los episodios históricos del reínado dc 1 elil)e II c~uc más atrajo la atención del si4o xjx 1190 ~n~} por parte de la historiografía erudita —l3em’midez de Lasto publica en

1186 R. 0. 18 de septieníbrc de 1858. 1187 Catálogo... /887, Maduid, 1887. 7. Depo~iíado en el Instituto de Almeuja por RO. de 12 de 1188 Ñu 750 pts RO. de 1 de octubre de188 diciembre de 1SS Actuulinente en el Nins~o dc Almería, depósito del Museo del Piado. 1189 Esto se coííesponde bien con la tambi 1n haluítuíl presencia (leí reinado de este monarca en libros de historia (SAN MIGUEl L íi¡ ¡oria de Felipe II Rey de España, N’iadr.d, 18441847:.Á, prensa (BORREGO, A.. ¡¿stuidio solíre 1 u r rutdo de Felipe II 1 d~ c rdc lícia del poden ci espan ol” , La Anw’rica. Crónica hispano— .ámerh’ana. lSol p PERE.? DE 0117M \N 1, “Un uuuonarca ideal. Felipe 11’, l,a Ilustración Española y Amen rano.1, 1884 pp ¡02-106: LLA NOS \ (‘osas de ¡‘clipe It’’, La Ilustracion Españolo u’ .4,ncrirano, II, 1885, gp. 3ó ~5e G 0MHZ, Y.. h tulle II y el Escorial’’. I.a Ilustración (‘atólica, 1880. p. 3 5:...) literatura (ESCOSL~RA, FN de la, Ni rey ni roque, Niadrid, 1835: 1E.RNANDEZ. Y GONZALLZ.. Nl,, Níartín Gil (Memorias de tIempo de Felipe II). Níadrid, 1854: FERNANDEZ Y GON!.ALLZ , M., El ¡‘astelero de ¶Iadr¡’gal. Memorias dcl tiempo de Fcii¡u’ II. NIadrid, 1862:...) de la época. 1199 Y desde fechas iurly tempranas: el La,mu,a del drugne de Rivas es de 1822.

671 (‘ap/tu/o TV

1841 Antonio Pérez. secretario de Estado del rey Felipe 111191: Mignet, en 1845. Antonio Péi’t’z y Felipe J~1 192 como, a nivel mas popular, de la piensa. en cuyas páginas Ja presencia del tetna es prácticatnente habitual1 ~ y la literatura1194; en ambos casos con un claro mati’¿ de crítica a la actittíd real. En pintura será también uno de los temas recmí’renles de la iconografía filipina.

En la Nacional de 1 $58 Caí’los l..aíTaz recibe mnencón (le primera medalla por Prisión de Lan ata1195, aclqttirido p~’ el Estado1196.

En la de 1862 Víctor Matízano obtieííe medalla de se2tínda clase coíí El presidente del Consejo de Castilla, Rodrigo Vázquez, visitando en la cárcel a la ¡‘an¡ilia de Antonio Pérez1 19v, adquirido por el itífatíte Sebastián Gabriel etí 40.000 reales x’ teproclucíclo eíi grabado por El Museo Uniu’er.s’a11 198 // ¡‘U/e ti, Lspam¡1 199 ~.‘ ~ llusn’ac’i6¡í de España1 200 jj trstt’a, basáridose en lI’pisíolaí’¡o t’.s’¡íanol: Ira eme/dos de tina taita de Ainton¡o

1201 . un Ii echo 1 mc u! ento, y pail icuíaí’mei te reptobabí e, ya que afecta a mtnos ni ños, del enfreímtam¡ento entre Felipe JI y An toní o Pére z..’ acínél etí ~ el pí’esi ciente cíe! Consej O dic Castilla. Rodrigo Vazquez. se ensafia cori la mmi jer cíe! secretario del i’ev ,Juatía Coello, x’ síts Y’ filo Ii jos tot’tur’andoios a base de hatubre — ni ¡entras qtte se regodea en su suft’imicuto. Suceso cwe el 1 ¡cuto ni uestí’a cori una cietia sobne(ladl, aunc~ue obs’jamejíte contribuye a la i IIIa gen negativa cíe! reinado del segundo de losAustijas:

representa la puerta cte la prisiolu de (loiua .lrraria Y a escalera (le fuente a la nuisrfla, por donde sc dispouue a bajar el ¡iresiderute, apoyado en rtrr peusoluaje (le 1íarcce su seer’etauío. Eru el diurtel del calaliozo estáí iníplor’¿ríudo12laopiedad2 del diuro k’úzquue7. doiua .1 uwrntr = suis hijos U..>. DC ~ jrulu t o a 1 p,rerta, hallase el carcelero

1191 BERN’l(’DEZ. DE CASTRO. ,4n¡onio Pdre:, secretario/e ¡¿sta/o del rey tel, 1’c It. Madui d,1841. 1192 NIIGNET.M.. ,4ntonio ¡‘¿rez y Felipe II, Barcelona, 1845, 1193 “Antonio Pérez”, Semanario flutoresco Español, 92, 1837: PIZARROSO, C., “Biosratía de Antonio Peres, La lectura para todos, 1, 1859, pp. 48” 488: NARD. “Causa contra Antonio Pérez, ministio de Felipe 11”. La. Semana, 1,18491850, pp. 77. 86, 102 y 118:... 1194 ESCAMILLA, 1’., La hija de Antonio Pére:, Madrid. 1859. 1195 R. O, de 18 de noviembre de 1858. 1196 En 14000 ucales,, RO. de 10 de febrero dc 1859. Depositado en la Universidad dc Barcelona por RO. de 1 de ni ay tí de 1886 á ctrr 1 Inun te eu el Castin (leí l3ueru Retiro. N tusco del liradtí. Nl adni d. 1197 R O. de 29 cE uowníbu. de ¡862. 1198 El Museo 1/ni r wl Y II,18671863,,p. 9.í> (~0 1200~ LaEl Arre¡h,srroció,ren Espanadr Lspoua,Xl ~5$7, p. Stl 1201 Can/logo... ISP Madnd 186’ 1202 VILLALX’A 1 L’xpt sidón de Bellas Artes” El Diario Español, 25 de octubre de 1862.

672 La filiación nacional

Marcelino de Unceta y López expuso en esta mism¿m Nacional Don Juan de Lanas auxiliado en la capilla por los frailes agustinos y ~ospadres de la Compañía de Jesús’203, llevado postelionnente a la Exposición Atagonesa de 1868. NIanuel Ferí-án obtuvo medalla de segunda clase en la Nacional de 1864 con Antonio ¡>érez libertado dc la cárcel de los Manifestados, por el pueblo de Zaragoza en ¡591’20’k adc 1205. 1uirido por el Estado En la Nacional de 1871 se exponen dos obras sobre Lanuza: Don Juan de Lanuza. en el momento de partir para el cadalso, protesta ante el gobernador de Zaragoza contra el ealificativo dc traído,’ cíe l4amuótm Elorria~a 206 y La sentencia de Lanuza. de Nicasio Serret y Coinfo1207

lina en la 1876, Suplicio del Justicia de Aragón don Juan de Lanuza tIc Vicente l.ku’tíeto, basado en las Relacuníes de Atítoríl o Pérez1 208

Viii la Nacional de 1 884 Vi tente BolTás y Nlotupó recibe tina condecoración1 209 por Antonio Pérez recibiendo a su familia después del tormento, basado en la Historia Geneí’al ib’ Es t 210 adc 1211 y rept’oclttciclo en gíabaclo por 1,aña cíe l2fuetlte 1uirido por el EstaCo La l/t,sñ’¿¿ción It’spañola y Aníe,’ií’ana 1212 y La 1/it szracidn l’,éric’a 1213

Finalmente José P,ermudo Mateos lleva a la ltxposicion tic 1892 Los ¡¡¿los de Antonio I>érez ante el magistrado Rodrigo Vázquez12 14 qI~I~ autmqtre no pretniaclo, sera adquirido w’ el EstadIo en 1 8931215.

1203 (‘atrílogo... /862, Madrid. 1862. Acttualnícntc ene] Ay,uutaníicnt’ de Zaranoza. 1204 RO. de 13 de encio de 1865, 1205 En 12.000 reale.s RO de 24 de febrero de 1865. Depositado euu el Museo de Arte Moderno de Barcelona por RO. dc 10 de nwembre de 1866. Actualmente en la Acudemia de Bellas Artes de Sa-nt Jordi de Barcelona, deposito di Museo del Prado. 12 (t6 Can/Ir> >s> ‘>7] \hdríd. 1871. 1207 Ibídem, 1208 C’an/h’¾g>1576 M alud, 1876. 1209 Por unanimidad, RO. de 12 de junio du 1884. 1210 Catálogo... /884, N4adíid, 1884. 1211 Fn 4.000 pís.. RO. de 19 de junio de 1884 Depositado en el Museo Provincial de Valladolid. donde actualnuentc sc cucríctutra, por R O dc 8 dc novicmbrc dc 1884. 1212 La Il¡,.s tracióu Española y Amer,ca,ra, 1884, p 41. 1213 La Ilustración Ibérica, 1884, pp. 487-488. 1214 Can/logo... /892, Madrid, 1892. 1215 RE). de 14 do dicuembie dc 1893. Actrial,ueare caía Escuela de Bellas Artes de la Coruña, deposito del Museo del Prado,

673 (‘av/talo IV

La trágica relación entre Felipe 11 y su hijo el príncipe Carlos, cute culminará con la muerte cíe éste últiíuo, con sus claras connotaciones, como veremos en su momento, cíe cí’ítica de la arbitm’arieclad real, octnpa imní lugar importante en la imagen que de la historia del país se hace el siglo XIX. Ya en una fecha tan crítica como 1837 Eugenio Ochoa había ptmblicado su Auto de fi?, novela histórica sobre el príncipe Carlos en la que se hace una despiadada crítica de Felipe II. convemiido en ejemplo prototípico del tirano.A esta pt’irnera y temprana creación literaria seguirán otras -El príncipe don Carlos. ¡¿‘retida histórica en verso de FranciscoDfaz. El haz dc ¡Ña de Manuel Tamayo...-, todas ellas con irna imagen negativa del monarca; la misma que propagan los frecuentes artículos apat’eciclos en las revistas cíe la época sobre el teniat2l

el príncipe tendido en srr 1 echo, atiende las exírortaciones que le diruge Sr r contes(ir Erax’ Dic oo de Clu’ perdón a sir hijo, (le nil genio tau turbulento y qire tantos ]iei’ares e ¡rabia ocasionado: al 1 a~lo del enfernio estÁ el Doct nr’, ci itOca iu(lo solu ‘e rl> a mesa Ir n Frasco con licor 1221 unía imagen, a pesar cíe todo, bastante benévola del ríionai’da. empenado en dar la tiltinna herid nón a smi lii jo, lo que explicaría el cíiie uní crítico como Murouía sólo vea en ci cuadro tilia nieta í’ec ‘cae i (Sil cíe un cl ta ¡íía shakespeariano, sin nii nígmiu otro tipo cíe cori riot aciones:

el hijo de nr rey de los más grarudes de la ticula, crivo poderoso impcuo debería heredar más tarde, iuuniuierudo por’ lualuer querido aruiluicioruar liria corí~ru.r arutes de treru1lo

La Nacional

1216 “Carlos de Austria, príncipe de Asturias”, Semanario Pintoresco Español, 11, 1836: NS., “Relación histórica de la prisión y muerte del príncipe 1) Carlos, luro (leí rey Felipe II y nieto de Carlos V”. keí’isra de Madrid, 1841, pp. 286-292: NARD, E.. “Proceso contra don Carlos deA ustíla, hijo de Felipe II”, La Semana. 1. 1849-1850, p. 54: FERNÁNDEZ VILLAIdRILLE, E. “El príncipe (Darlos. Hijo de Felipe II”, El Museo ¿h’ las Familias, 111, 1845, p 129, SUERO. J., “171 príncipe Don Carlos de Arrstria”, 151 Musco Pintoresco, 1859, pp.3 19 y’ 324 1217 ~ 0. ¡8 dc septicrrrbre dc ¡858. Actuialmente en el Palacio Real dc Niadrid.

1218 Isa lic] 11. A ctrralmente en el 1N’rlaci ti Real (le Nladr, d. 1219 Fí Museo Pintoresco, l839,p. 21. 1220 La Ilustración de España, 1887, p. 61. 1221 IRIIRETAGOYENA,

674 La filiación nacional pudieron ver tres cuadros sobre este asunto: Primer au¡o de fe del reinado de Felipe II en Valladolid de Rogelio Egusquiza1223, plasmación pictóí’ica del que había tenido lugam’ el 21 de mayo de 1559 y en el que el príncipe don Carlos y la infanta doña Juana juraron defender la fe católica: Felipe II y los monjes de san Diego d~ Alcalá cii la enfermedad del príncipe don Carlos, de Antonio Pérez Rubio1224; y felipe II presenciando un Auto de Fc de Domingo Valdivieso I-lenam’ejos1225. Éste Último, por el que su autor obtuvo una condecoración1226, además de la correspondiente compra por el Estado’227, representa:

En un balcón o galería de elegante. arquritectula del renacimiento, está sentado el temido rey: anistera y níezqnin.a corte le acompaña, un cardenal, un fraile dominico ‘; un caballero, Entre los balaustres y coluuuíuuas de la gah.í’ía se descutíre el fondo, cielo azulado y tiS;te, edificios de lina plaza donde se verifica el auto, de cuuyo trágico aparato se ven únicamente alguras llamaradas y las nulies de humo que surgen y se ensanchan oscrueciendo el ambiente (‘‘.1 un niño, adolescente apenas, que con mas gentileza que respeto se apoya en el sillón del rey, y por encima de su hombro, mira, sin pestañear, corno “nlgaonu ente dcciruuos. esto es, ‘irl lier(ler ripio, lo que pasa en la plaza1228

También relacio¡mado con el conflicto entre Felipe II y su hijo. atmquc cíe forma menos clií’ecta, está Visita del cardenal Espinosa a Isabel de Valois. expuesto por \“icente Campesino en la Nacional cíe 18811229. En esta misma Nacional, .losé lIria x Una obtiene medalla de tercera clase con I?í príncipe don Carlos y el duque de Alba1230, adqtniricio por el Estadotm231

Enrique ()fiate Ariño ctem’ra el ciclo sobre el príncipe Cailos con Prisión del príncipe don Carlos de Austria, exptresto etm la Nacional de 18901232.

lii l~’p~ rey gozai’á también de las preferencias cíe los pilitores de historia. Aclenía’s de los ciladíros en los qtme aparece interviniendo en hechos importantes ocurticlos dttrante su reinado. son también muchos en los que es su propia vida privada la que se conviet’te eím ar2uiiiento prlncí pal, casi siempre asociada al Escorial, 1:. obra filipiti a por excelencia emm la imnaginería PoPtilar española: Últimos momcntos de felipe II en cl Real Sitio de San Lorenzo del Escorial de Carlos María Esquivel. medalla de tercem’a clase en la Nacional de

1223 Catálogo... /87/, Nladrid, 18”]. ¡224 ti>idem. 1225 Ibídem, 1226 RO. de 28 de no’>’iernbre de 1871.

1227 En 2500 pts . RO. de 13 de novuembre de ¡873. Depositado en la Universidad de Barcelona, donde sigue actualmente, por R.O dc 1 de mayo de 1886. 1228 GARCíA. J., “En la Exposición de Sellas Artes”, La Epoca. 30 cíe diciembre de 1871. 1229 Can/logo.. 1881, Nlad,’id. 1881. 1230 Extraneglirmentaria, por ¡níanimidad, RO. dc 14 de abril dc 188]. 1231 Un 1.625 1,ts. , R. O. cíe 16 de Junino de 1887. Actualmente en la II niversidad Complmr tense de Madrid. deposito (leí Nlniseo cíe] Pía(¡O. 1232 Catálogo... 1890, Nladnid, 1890.

675 (‘aviado TV

1231. Fclipc JI en sus 18581233 y compra por el Estado al año siguiente en 12.000 reales últimos días de Victor Nianzano y Mejorada, Nacional de 18601235, que nos ínuestra a itn Felipe II, ya viejo y achacoso, asistiendo a los oficios divinos desde sit alcoba. Eclipe 11 implorando el auxilio dc la Divina Majestad de Alfredo Perea y Rojas. mención de medalla de segunda clase ctm esta misma Nacional cíe 18601236 y reproducción en grabado por El Museo Universal1237’ í’epr’esenta:

a Felipe II implorando el anuxilio de la Divina Majestad, después de haber celebrado jítuta de teólogos, a la cual consulta las pretensiones de los Países Bajos sobre la libertad de concrejucra 1238

Últimos momentos de Felipe II cíe Francisco dover Casanova. medalla cíe tercera clase en la Nacional de 18641239 compra por el listado1240 y reproducción en grabado por La llusí¡’ación A¿’íírtica 1211 Representa el niomento

Postrado en el 1 ecluo, teníenvío a 1.> vista el at a rl4 para no apartar (le si ni rin rnomcuto la idea de la nurrerte, aluare(’e Felipe II, sosterado el braio deí’ecluo por utu prelado, al alargar la ruano al Prírucilio (loru Felipe q re, hin cada dr ti olía una rodil br, lii bes;> err postrera despedida. NIÁs abajo, casi al pIe

(leí lecho, 1 :r irrfaunra [“loOa lt’a]íel Clara Etiocul a, la luij a querid del rex’ . lleva el íuarurr el o a los oios para enrugar el llanto, Al otro lado del lecho un caballero, apo\ ad r ¡ r barba en la mano ¡u ed rna irst cmcnte A caso uno 1e los mcdi cos que le hau asistido en li nt cl mcd 4. A la derecha e i’zqcnicrda, grurpos

1233 R. 0. 18 de septiembre dc 1858. 1234 RO. lo de febrero dc ¡959. Depositado eru la Universidad de Oviedo por RO. de 22 de octrubre dc 1W9. Erre destruido en eí incendio dc 1834. 1235 Cauilogo...1860, Madrid. 1860. 1236 RO. de 2 dc diciembre de 1860. 1237 El Museo Universal, VI, 1862, 1u. 392. 4c octubre de 1860. 12391238 “ExposiciónR. Dde 13 dodecíuBellasercí (leArtes”,1865. La Época, 22 1240 En 8.000 reales, RO. dc 20 dc marzo de 1865. Depositado en el Palacio del Senado, donde sigrre actrralrnente, luor RUidoS de enero de 1881. 1241 La Ilustración ‘1 nigua, IX. l89O.p. 21. 12<12 “l7xposicitsn dc Bellas Artes”, El Liberal, 24 de uríayo de 1884. 1243 Can/logo... /878, Madrid, 1878. 1244 Ca’dl&¿o...1881, Madrid, 1881.

676 La filiación_nacional

Felipe ¡¡ recibiendo a una diputación de los Países Bajos en el monasterio del Escorial de Santiago Arcos, medalla de tercera clase en asta mistna Nacional de 18811245. Últimos momentos de Felipe II de Antonio Casanova y Estorach, medalla de segunda clase en la Nacional de f5g4124ó, fue propuesto por el jur~.do para adquisición por el Estado, pero la tasación. 3.000 pls.. no fue aceptada por el autar. Y La silla dc Felipe II en el Escorial, centrado en la imagen del í’ey como contructor de. Escorial:

aparece el fundador de la octava maravilla ocupando cl asiento que mandó labrar en lo alto de una de las rocas que domina el Monasterio, para inspeccionar de urna m rada el estado de las obras, Uno de sus secretari.os da lectura del contenido de un pliego, y el Res parece preocupado, fijando en el surdo su mirada distraida, A pocos pasos esti un noble que exp:esa con síu grave actitud el respeto que el Rey imponía aun a los más elevados: en primer término la silla de manos y los lacayos y al fondo, envueltas en las vagas tintas del amanecer, la silueta dcl magnífico edificio en cuya 12~l7 eoíu stsrIcen

con el que Jimis Alvarez Catalá obtttvo un un grami éxito en la Nacional cíe 1890 -medalla de pritiiera clase1248, repitiendo el premio obtenido una año antes en la Exposición de París, cotupra por el empet’ador cíe Alemania para el N[useo cíe =s’Ltrnich t’epi’oclucción en grabado por La llusi,’ac’ion A,’íís’lk’a 1219 y Pluma y LJpftt2~0—.

l.~a victoria sobre los ttmrcos en Lepanto. a pesar cíe stm carácter grandilocuente y etnblernatico y haber siclo tíno cíe los temas propuestos rara la decoración cId Conoreso —el último episodio aííterior al siglo XIX y único del reinado (le Felipe II de los propuestos por Madrazo- sólo cIará origen a tres ciradmos cíe histona, lo que probarnm, aparemitemente, el carácter níiarginial atribuido al enfientamiento con los turcos en la const ni cciómí cíe una identidad miacional. Algo difícil cíe entender, tanto si tenemnos en cuenta la habitual presemicía del tema en la historiografía clecimnonotmica1 251: como lo escijio por algunos autores cíe este siglo a propósito cíe este hecho histórico1252. Quizás la explicaciótm habría que buscarla en esa especie cíe fascinación por la den’ota. por la autoflagelación colectiva, Inc puede tastrearse emi gían pam’te de

1245 Por umnanimidad. RO, de 14 dc abril dc 1881. 124(u Por unammidad, RO. de 12 dc jimio de 1884. Actualmente ene] Museo de Tortosa. 1247 CALVO, L., “Exposición de Bellas Artes”, art. cir,, p. 78. 1248 Por u,uuaudunidad, RO. dc 31 de mayo de [890, 1249 La Ilnstracic>n Artística, 1893. p. 96. 1250 Pluma y Lápiz. 1893, pp. 203-204. 1251 FL.RNANDLZ. DE LA PUENTE Y ACEVEDO, Memoria hist¿rico-crítica del combate na val y u’ictori oso

de lepanto, Madrid, 1853, RO SEI .1 ~, C. , Hi storta del combate nc al de Lepanto, y juicio de la importancta y consecuencias de aquel suceso, Madi’id, 1853:... 1252 ‘Y case sino, c<’rur o ej etul pl o. lo escu’i lo por rin critico de arte con uniot ivo de la exposicióru cuí la Naciouu al de 1862 dcl cuadro de Sans Episodio de Trafalgar: “Trafalgar y’ Lepanto soru dos nonubres quíe incluyen como en uuu paréntesis todos los brillantes hechos de la marina espatola. Un triunfo, ci más grande., cl más s~¡oH oso qnre ha visto la cristi atudad, y r.rua flerrota nuás nioni osa aún que el nuismo ¡riumfo. He ‘aquí los dos puntos crílminautes de la historia de nuestro temido poder naval Lepatíto. el Himno, Trafrígar, ta EI

677 (‘ap/talo IV la pintura de histomia decimonónica española y que podría teííer mayor importancia ideolóoic’m que la que apaí’enita. Estai’íamnos ante tiria especie de constante, comúmí tanto a la relioión1 253 comno al nacionalismo, fruto (le la necesidad qtte toda ideología totalitaria par’ece tener de mitos de sacrificio colectivo. de formas de recreación sacrificial capaces de soldar la solidaridad entre los ni.iembros del gnmpo. En este sentido las victorias, y Lepanto sería un buen ejemplo, tienen mucha mnenos iítilidad que las den’otas. Es este un aspecto sobre el que se volver’á más adelante.

En todo caso, y como ya se dijo, la batalla de Lepanto sólo llegará a ser tomada corno tema pictórico en tí’es ocasiones .Antonio Bm’ugada expoííe en la Nacional de 1856, en la que obtuvo nííetmciónm por el conjunto de las obras presentadas’25 ~, Episodio del combate naval de Lepanto, aclqtti í’¡do ese mistíio año por el Estado1 ~ más miii píetexto paí’a una marina que un cuadro cíe historía en sentido estricto. y asilo enteníclio la críticat 256 )espués habrá cítre esperar hasta bien entrada la Restauración w~~’a encontrarnos, en la Nacioííal cíe 1887, con La batalla de Lepanto de Luna Noviciot 257 ítn etwargo del Seriado para hacer paresa con La rendición dc Granada1 258 Finíalnííente Justo Ríniz I.~una cerrará el ciclo con Lepanto. exptte5t() en la Nacional cíe 18951 259

No r’efetido a la batalla de Lepanto, pero con el trasfondo coniun cíe la lucha cíe españoles y turcos por el doníiníio del Mediterráiieo, estarían dos cuadros del mismo título. Tonta de una galeota de tureos por el pueblo de Cádiz. tino de Ricardo Balaca y otro (le Alejandro Eerí’ant y Fischertnatís. expuestos ambos en la Naciotíal cíe 18661260 -el cíe

Fisclie¡’nians prenijado cotí medalla cíe segunda clase1 ~ ~, se~útí alega el pi nto¡’1 262, ~ adquirido por el Estado por ser ya propiedad del Ayutítarniento cíe Cádiz en el rnoniierito de su exposición— e inspirados ambos en liria relación anónima del hecho coíiservada en el archivo intiíuc¡pal de Cáctizl2ÚA. Un asumíto de i inportancia estnctameiíte local —cíe hecho el círaclio nace

1253 No dcja de ser llamativo a este respecto la mucho mayor presencia en ja iconografía cristiana del momento de la crucifixión y no de la resunecion, 1254 R. O. de 7 de a2osto de 1856. 125511.0. de? de agosto de 1856. en 10000 íeales Depositado en la Universidad de Barcelona por RO. de 1 dc mayo de 1886. Actuialmente en el Museo Níarírimo de Barcelona, depósito dcl Niuseo dcl Prado. 1256 ~~~critico de La Epoca, por ejemplo, incluye cl cuadio directamente en el aíartado de malinas (EL DÓMIN E LUCAS, “Exposición General de Bellas Artes”, La Época, 6 de junio de 1856). 1257 Can/logo... /887, Madrid, 1887. Actualmente en el Palacio del Senado de Níaduid. 1258 FI precio fi Iral pagado por el Sen aclo cii 1888 fuíe de 30.000 pt.s. 1259 Catálogo... /895, Madrid. ¡895. 1 260 Catálogo... I86~, Níadul d, 1867. Fi deA1 eja n dro Ferrant y’ Fiselue n’nui 1us Se en crídm u’a aetrí alunerite en el Museo de Bellas Artes de Cádiz. 12o1 R. O de 15 de febrero de 186’ 1262 Ñu los nuce tos í~rí el COnCttrS&u cíe peiusi ona(lo cte luéu’r no eiu la A ca(lernia tic Rení a del aíro 1873. 1263 Catálogo... /866, Níadrid, 1867.

678 La filiación nacional como respuesta a un conctn’so convocado sobre el tema por la Academia de Bellas Aí’tes de Cádiz- pero al que la presencia en una Nacional hace transcender de sim cam’ácter localista.

EL otro gran episodio bélico del reinado de Felipe II, la desgraciada expedición naval contra Inglatena. figíu’ará sólo dos veces cii la pintura de historia. Escasa presencia que hay que atribuir al carácter luctuoso que el hecho tenía para la conciencia nacional española. La derrota había sido deníasiado estrepitosa c~’’eciendo además de ese carácter heroico y ejemplar de otras denotas, la de Trafalgar por poner el ejemplo de otm’o desastre naval. Y es que comiio escribirá un crítico, justamente a propósito de la elección de la batalla (le Trafalgar por Ruiz Luna como tema de tnii cuadro.:

Fundo pensar tamluién en el naln Íragio de la annada “Invencible’’: pero este i ufortujulo nacional es pa r’a 1loraul. o, no para eonmcnr orado por el arte, y’ así no pruede ni debe teíuer mas contnemolaeton que el epitafio que le pulso Felipe 11: “Yo envíe mu arruada a combatir contra los hombres, no contra los elementos 1264,

Los dos cuadros, ambos ya de fecha muy tardía, soíx: La la venciNe, llevado, con gran éxito —Iiie(lalla cíe segunda clase1265 compra por el Estadot QÓti Y reprod treción cli grabado pOV Lo lío sb’a’io¡í Española y Anwrh’aura 1262, La i/o su,’a¿’ión lb¿ ‘ica 1268 x 8/amo y Neg,’o12Ú9~ por José (iiirtner cíe la Peña a la Exposición de 1892: qtre representa

los restos de la celebre alma(la cíe 150 br clues. que Felipe II comió a don A1~’aro de Bazán plimero. y 1 mcgo al Cnrz del 1

Y Felipe II recibiendo la noticia de la pérdida de la Invencible de Elena

13 i’oc’ktnattii 1txposiciont Nacínrial cJe ¡8951221

Las relaciones

126-1 ALFONSO, L.,” Fxposición Nacional de Bellas Artes”, La Época, 18 de mayo dc 1890. 1265 Por unanimidad, en el aparrado de malinas, paisajes y flores, RO. de 2 de diciembre dc 1892. 126o En 320 pts. -cl bujo precio hay que ponerlo en relación con el Iceebo dc que no fue considerado como un cuadro de histoíia RO dc 1 de diciembre de 1893, Depositado en eldíaga el 28 dc enero dc 1933. 1267 La Ilustractó,, E.íranola y Americana, II, 1892, p. 433. 1268 Lo Ilustración Ib~, ¡ca ‘vI. 1893, p. 39. 1269 Blanco u’ Negro III lSfl. p. 550 (fotografía). 1270 pu¿IQ, 8.,’’Em la 1 xposicióru (le Bellas Artes. lcnpresi ones cíe un at’icioumado’’ , La Iberia, 6 dc rlovi emPre de 1892. 121 Catálogo ¡SOS Nládrrd. 1895. ¡272 Catálogo... l,S,54 Madud, 1884.

679 Capítulo IV desde su prisión a la conquista dc Portugal de Antonio Sánchez Narváez, Nacional de 18671273

Las tampoco demasiado fáciles con un personaje que gozó de las simpatías de la historiografía romántica1274, su hennano bastardo, Don Juan de Austria, en una sola ocasmon: Don Juan de Austria (un episodio de su vida). exptnesto por Antonio María Jaspe Moscoso en la Nacional de 18811275, qtre recoge el enl’r’entaniiento entre Juan de Austria y Felipe II naí’raclo 1)01’Lafttente en su Historia General ríe España.

I)entro del reinado de Felipe II, pero sin relación con el monam’ca, están los ctnadros sobít Sanita Teresa de Jestís, figura en la qtre convergían, a un tiempo, la triple condición de sammta. escritora y personaje (le uno cíe los momnentos mnás brillantes de la tradición nacional, lo cíne la con vertía, coni() se vera en su motíie rito, en tr u a Ii gir ra especialmente si tubólita1 27 tS Limitándonos por el momento al número cíe veces cítre eíuisodlios cíe su sida fuei’omm llevadIos al lienzo sir primnera aparición se remonta a la Exposición de la Academia

Benito Niercaclé y Fábregas recibe umía condecor’acióimt280 en la Nacional de 1871 con Santa Teresa de Jesús dando sus descargos ante el Provincial de su Orden, a quien acompañan varias religiosas1 281 , adcítníriclo ~ el Estado1 282 y reproducido en grabado por bu iíormiga ¿1<:’ Oro1 283: repiesenta:

1273 Catálcgc~ /866. Nladnd, 1867. 1274 Todas las bistortas generales describen ponnenorbadamerute cada lino dc los episodios de sur vida: desde su edrncación separado de la corte, basta su ~u’anéxito en Lepanto, pasando por el novelesco episodio de la visita a su padre en Yuste, Los artículos sobre episodios de su x’ida son también frecuentes en las revistas de la epoca. 1225 Catálogo... 188/. Madrid, 1881.

1 276 De heebo, su pre seueia en 1 ‘a s revistas cíe 1 7<17< es constante: ‘‘ Santa Teresa de le stís” , Secn.anarz o Pintoresco Español, 1840, p. 3?: “S;rnuta Teresa”. El Laberinto, ¡8431844, pp. 31? y 323: CORONADO, C . “los genios gemelos. Safo y Saura Teresa de Jesuis”, Semanario Pi,;toresc’o ESpañol, 1850, pp. 89 94, FABRAQUER, conde de, “Estudios histórico rcliQiosos. Santa Teresa dc Jesús”, El Museo de las Familias, 1863, p. 52: ANTEQUERA, iNI., “Santa Teresa de Jesús”, La Ilustración Católica, y, 1881-1883, p. 124: LA SSO DE LA VEGA, A , “Santa Teresa de Jesús en la literatuna patu’ia”. La Ilustración ltspaiiola y Americana .11, 1882, p. 210:... 1277 Fi gríu’a en el Catálogo 1 ‘ror’isionai ¿leí t1,,,se o de ‘Irte Moderno de 1899. 1278 R. 0. 18 de septienubre de 1858. ¡279 Catálogo... /862, Níaclnid, ¡862. 1280 RO, de 28 de noviembre de 1871. 1281 catálogo 1871, Níadnid, 1871.

680 La filiación nacional

a la santa de pie en medio de una sala, alrededor de la cual están sentadas las monjas, sus hermanas, 1284 presididas por mit prefacio

Pablo Pardo expone en la Nacional (le 1876 Viátito de Santa Teresa, basado en la Vida de la Santa del Padre Rivera1285, también adquiridlo por el Estadloí2SÓ.

En la Nacional de 1884 figuraron dos cuadros sobre la vida de Teresa de Cepeda: Éxtasis de Santa Teresa de José Alcázar Tejedor128 y Uno de los éxtasis de Santa Teresa de José María Domenechm288: cuadros ambo:; más de pintura religiosa, casi devocional. que históíica. De los dos fue el de Alcazar Tejedor. una imagen recogiday monacal cíe la santa cíe Avila:

Dejando caer linguidameiute los lurazos a lo largo del cuerpo y upoyando la cabeza en el nuriro está

‘emutada la figríca en. el ir arico sernici reníar dei coro de nur tenílul ~. j rinto a la sil1 a puncipal, realzada por dos o tres escalones, Viste la Santa hábito pardo con manto y toca blanca, y en la mano derecha sosticute la cuí? dcl rosario que ha u’esbalado por los priios casi hasta tocar cí pavítuento: delante de ella hay colocado un elegante soporte cIne sostiene un gran tomo, acaso de cantos idi giosos: ea primer término, niractcu en el suelo, se ve un itt jo/lo, ven el fondo, luminoso sin ser builí arrte. se dílínija la curva de 1 in hemiciclo decorado corr lun truas mtrr’ales de colores pálidos1 289

el niuco cIne flivo algíín éxito —fije í’eprochrciclo en grabado por La Ilostraci6 Catalana 1290 La flusl,’ac’ío,¡. Revista Hispano-A merii’ana1291 ~ La llu,s’l,’ac’¡oii Católica 1 29t

lhmo crí la cíe 1890 Santa Teresa de Herreros le Tejada1 293, que cierra el ciclo teresiano en la pímitirra de historia española del siglo XIX.

Corno muy cercanos por temática a los cuadros scbre Santa Teresa se podm’ía incluir dentro cíe este grupo Viaje de San Juan de la Cruz a ikradrid. expuesto por Carlos Giner en la Nacional cíe 1 864120 1,

1282 En 6.000 pts., RO. de 13 de uroviembre de ¡873. Depositado en el Museo Provincial de Zaragoza por RO. de 5 dc enero dc 187?. la Uormi’~a de Oro, 1886, pp. 664-665. ¡284 R. , ‘‘Exposición cte Bellas A oes”, El P¿’nsam/en¡o Epat7o/, 3 ch’ novierubre de 1871 1285 Catálogo... 1876, Madrid, 1876. 1286 En 1.500 pts., RO. dc 29 dc mayo dc 1876. Depositado enla E~cue1a dc Bellas Artes de Salamanca. donde sione cír la actualidad, por RO. dc 23 dc diciembre dc 1897. 1287 Catálogo. .1884, Madrid. ¡884, 1288 Catálogo... 1884, Madrid, 1884. ¡289 PICÓN, 3.0., “La Exposición de Bellas Artes”, El Correo, 30 de mayo de 1884. 1290 La Ilustració Catalana, VI-Vil, 1885-Sé, p. ¡69. 1291 La Ilustración, Revista I-IispanoAmericana. 188?, p. 533. 1292 fn ilustración Católica, 1 889, p. 342. 1293 Catálogo... /890, Nladi cI, 1890. 1291 (‘a tálogo...]864, Madrid, 1864,

(iS! Capítulo LV

Otros santos de la época de los Atístnas figurarán también> cii esta genealogía inííaginaria de la nación, aunque sólo en su vertiente de santos españoles. Es el cado de Sari José de Calasanz. Viático de San José de Calasanz, expuesto por José María I)oníenech en la Nacional de ¡8711295 y qtre, a pesar de sus antecedentes dentro de la pintura t’eligiosa, cabe considerar como un cuadro de historia: y de San Jtran de Dios, San Juan de Dios, salvando dcl incendio a los enfermos del Hospital Real dc Granada de Gómez Moreno, éste sí una ca¡’acterístico cuadro de historia. qtíe obtuvo medalla de segunda clase en la Nacional de 18811296 y que sería reproducido en grabado por La Ih.tstración Española y Amcí’icana1 297, La I/usn’ación C’a/ohca1298. La Horm.iqa tít’ O¡’o~299, La llostració Catalana1300 y La J/r.isn’ación (‘atólk’a 1301

La época (le los Austrias menores, vista como un tiempo de crisis y decadencia, tiene cunosameníte una presencia importante en la pintura de historia (ver cuadro n0 14). P~~o centrada casi exciusívamnente. no cii hechos políticos, sino cii la configuracion cíe inija i níagemí dle la culttu’a n’mcional Son Ns. grandes tigtu’as literamias y anlísticas del siglo XVlIlas cíue aparecen una x’ otra vez crí los cuadros de historia sobre este periodo, contribuyendo. jtrí¡to con los estimclios históricos y de historia literaria llevados a cabo a lo largo diel siglo XIX. a la configuración del ¡nito del siglo XVII como siglo cíe oro de la cultura espanola. lo que. al margen

Total Adíquriul Prerma Med~dla Medalla Medalla Repro¿t. dos dos 1)’lruiera seonudir tercera en Estado clase ¿ase clase nuabado

Épduea Carlos ½‘ 29 34 29 33 29 26 39

(IlCarlos \T II 12 0 9 13 19

(1 )Conqncista de.Amch’ica 8 9 0 5 9 0

(2)Conquista de Méjico 5 6 4 0 5 9 3

(l)Estancua en Yuste 8 10 0 9 4 13

(1 >CarlosV. Francisco 1 5 6 5 0 0 9 6

1295 Catálogo...187¡, NIadrid, 1871. 1296 Po unauútuidad, RO. de 14 de abril dc 1881. m297 ~ ¡í¿,st,’ació;, LÁpaiYola y Americana 1. 1881, p. 405. 1298 La Ilustración Católica, 1886,í. 79. 1299 La Hormiga de Oto, 185>8, píOS. 1300 La L’nstració Catalana, X, 15>89, ¡a. 12. 1301 La Ilustración Católica, 1890, p. 235.

682 La filiación nacional

Epoca Felipe II 19 21 25 33 24 22 23

(3)PelipeIl 6 6 10 33 S 9 10 Austrias Menores 43 35 3? l’ 33 30 ‘32

(4 %ryantes 2? 28 22 0 19 21 23

(5)Episodios del Quijote 22 19 12 C 9 12 13

Cuadro nr0 14. Importancia relativa de los diferentes ciclos de la época de los Austrias, Las cifras indican porccuitaJes (%) sobre el total de obras de la época de los Auusínias, Se consideran niuuicamente aquellos ciclos quíe suponen más dcl 5% dcl total,

1) Los cuadros dIC estos apartados están neluidos en el de Epoca Caros V. el apartado de Carlos V se reItere a arloellos dradros en los (Ide fi gura el emperador’.

(2) Los cuadíros de e~ te apanado estan niel nr

(3) Los enadíros de estos a 1uartadlos están incluidos en’ el ~ieEpoca Felipe 11, el apartadlo de Eelipe II se refiere a a pucHos eltadíros en los qr.re fi grura el rey.

(4) Los crradios de este apartacío estánr incluidos también en el de A’ rs;t das Nícuores, Se inelírre rl todIo 5 aqrrellos cruadros quelíaeenr reíeren el a t aiuto al puopio Cervantes corno a peuson a es de sus obras.

15> Los cuacíros de este apartado están también inelmridos en el

11 gran níito ctrlttn¡’al cíe la España del siglo

En los cuadros cíe temática cervantina se imicluyen tanto escenas cíe su vida como otras sacadas cíe stns obt’as literarias, El Quijote en primer lugar. í~’o no exclusivamente. Por lo que se refiere a sim vida. cíe presencia habittmal en la vida intelectimal del siglo XIX -especialmente en la prensa1 303, peto no sólo1 ~ la mayoría de los cuadros se centran en episodios

1302 Se incluye a Cervantes aquí, porquue, a pesar deque su í’ida se dc’san’olla a caballo entre los des siglos, en la é,oca ¡van mitología nacional su finura queda irrevocablemente unida a la oca, al siglo de oro español y a la época de decadencia 1303 Las referencras a tenantes son continuas en las revistas del XIX: “Miguel de Cervantes Saavedra”. El M¿,sec’ tic’fm/zas 11. 1 S39, pp.’3O-32: LOPEZ. 3. 7<1 Pintura cíe la,s inmediaciones )‘ pueblo de Esd 1uivias. donde escribió ( r\ mtc s mrria parte del Quuijote: reseda de esta obra inmortal’’, Rc’u’ista dc Europa,1, 1846, p.

uo3 (‘ap/tu/o ¡‘U relacionados comi la creación del Q¡¿ ¡Jote y composiciones de tipo más o menos alegórico de exaltación del genio cervantino, aunque a veces pttedan figurar Lunhién otros como su muerte - todo personaje de cierta emitidad tiene que tener su cotTespommdliente rniíem’te o numertes en la pintura de historia- o prisión en Argel.

Etm la Nacional de 1858 pudieron verse, Cervantes escribiendo el Quijote y hollando con sus pies’ los libros de caballería de Antonio Gómez y Cros1305; Últimos momentos de Cervantes de \¡ ictor Manzano Mejorada, adquirido por el

Estado1306: ~‘ Cervantes preso. imaginando cl Quijote de Mariano de la Roca. medalla de terceí’a claset30”’ y compra por el Estado1308. lisie Ultimo representa a Cervantes:

en la prisién cíe Arganiasilla de AIba, imaginando U Qn ote. Cciv’antes está senir adío elu ruta 1)i edra.

coir tas pi errua.s tendIdas x crinzadas . rltra ¡u ano en la rn ejilla y la izqrriercía apoyarla dr la ci rut una: enu el tondo oscuRo se ~e alenóri camcnne a Douu Quiij ole apov ado en la lanza y a Sauu cho co u su rucio1309.

En la cíe 1 860. Lectura, por su autor, de la primera parle del Quijote cíe Manutel Cabral 1310: y La recomendación del alma de Cervantes de José Maria i)ométmech 1311

129: FERNÁN DLZ MILLÁIS RILLE, E., “X1i~uel de Cervantes Saavedra”, El Musco ch’ la.’ Familias, \., 184 p 3 2 \LACIO,I, “Nliguel de Cervantts” Li M¡,cu’ Pi;to¡csdo 18S9 p 34 fIBINO L Ccix antc s ex olrtcionan’io’’ Ir, Ilustración Esj,añr’la ~r,,cu, ana 1 1 3”í pp 103 ¡66 t. \ SF N \ \ E 1 NI ‘‘Nín ouuel dlc ( enantes Saavedra” La Ilustración E~anola u’ 4r,,~ rlcana 1 1 8”’~ píí ~66 ~6 ( \ ‘<1 RO X de, (. errannes y el conde de Lemos”, Lo Ilr,stracton Lcpanola Aun ‘cuna 1 18, ~ pp %l 1~4 \SLNS[ dM LI conde de Lenjos. protector de Cervantes La lía Qrac¡on (ato/u a 1880 pp II y MEl~LADLl~ L.,”Cervantes”, La Ilusgració Catalana 1880 1551 p ½ NIN’ SI \NL L Nl Nlioncl d 1 Cerí antr s S ravedra”, La ilustración ibérica, 1.. 1 SS Pp 6 ERíN t 11±Nt l’lomuo C r.rx u.nks La Ilusíración, 111, 1882 1883. p. 238: LASSO DE. LA VEGA, A., “Cervantes, autor dranuático”, La Ilustración Española y Americana, 1, 1883, ~. 250: SEPULVEDA . E., ‘‘La bija de Cervantes’’, tú Ilustracichr Española y Americana 1,1883, p. 191. 219, 234 y 24?: BARA Df). E, “Cervantes soldado’, la ilustración Artística, 1895, p 16: 1304 Tambídii la Iitenarma se oerrpc de sur viría, por ej ciupí o Ceru’antes. Nou’ela ¡jis tórica de Ortega y Frías, publicada en Madrid en 1859. ¡305 (‘atálogo. .1858, Madrid, 1858. 1306 En 5.000 reales, RO. de lO de febrero de ¡859. Depositado en el Museo Provincial de Jaén, donde sioue actualmente, por RO. de 11 de octubre de 1905. 130? R 0 18 cíe septicmnlure de 1858. ~ Fn 10000 reales. RO.. de ¡0 de febrero de 1859 Depositado euu la Universidad de Bareelorua por RO. dc 1 cre urr;ryo de 1880. l)epositado en Ciudad Real por RO de 24 dc octubre cíe ¡923. Actumalunente en cl Museo de Ciudad Real, depósito dcl Níumseo del hado 1309 IRURETAGOYENA, CM.,”Exposicirin de Bellas Artes de 1858”, , cii.. p. 9. 1310 Catálogo... /860. Madrid. 1860. 1311 Ibídem,

684 La filiación nacional

En la de 1864, Rescate de Cervantes de Federico Catalá1312: y Últimos ¡¡¡omentos de Cervantes de Eduardo Zamacoist’31’3.

En la de 1866, Cervantes en la cárcel de Argaa¡asilla, escribiendo el Quijote de Eduardo CarceIIer1314; Últimas palabras de Cervantes en el Quijote de José Fernández Olmos1315: Apoteosis de Cervantes de Manuel Ferrán, consideración de medalla de segunda clase1316 y compra por el Estado1317: y Cervantes lcyendo el Quijote a varios amigos en la prisión de Plácido Francés, mención honorífica de segunda clase1318.

En la de 1876. Cervantes en el momento de empezar a escribir el Quijote de I~edro Sátíchez Acuña1’319.

En la de 1878, La dedicatoria del Qu~ote de lZaftel Montes1320

En la cte 1884 Cervantes, en sus últimos días, escribiendo la dedicatoria al emule de Leinos de Eugenio ()liva y Rodrigo. medalla de segunda clase1 321, compra por el Estadot322 y reprodtmcc¡ón en gn’abacio por La [¡it 5/ra <‘¡oir Aspo ño/a y Amc¡’k’ana 1323 1. a JInsh’aí’mon ¡It. España132’4 y La IIti,vii’at’uni llnv’wa í325• Representa un (‘enantes decrépito, va cercano a su fin:

Cervantes enfermo, escribe sobre un libro qure le sostiene un sacerdote, la dedicatoria de la segunda paire del Qrdjote al conde de Leinos. Stí luen’ruaua si~une cori rrn irarla ansiosa lo quíe escribe. A la

derecha inri fraile ~.‘ uíu Ii eeruci aclo1326

1312 Catálogo. .1864.Madricl, 1864. 1313 ibídein. 1314 Cat4/cgo...1866. Madrid, 186”’ ~ íbídé’m, 1316 RO. de 15 de febrero de 1867 1317 E5 ¡.200 escudos, R.O de 3 de utavo de 186?. Erre pr’opnnesto dir~’ctanrente por la Academia para la cesión a los NIuseos de Ihovincias. Depositado en el Museo Provincial de Valencia por RO. dc 3 de mayo dc 186?. Deposi lacio en el Instituto de Ciudad Real por RO. de 2 ~leairnil de ¡924, Actnalrrr ente ~r el Mtrseo de Ciudad Real, depósito riel Museo del Prado, 1318 1k. 0. de )~ de febrero de 186?. 1319 Carálogo..187á, Madrid, 1876.

1321 Por unanimidad, RO. de 12 de jurnio de 1884. 1322 En 3.000 prs., RO. cíe 19 dc junio dc 1884. Deponitado en el Museo Provincial de Ciudad Real, donde sigue actualurente, 1)01 1<0. de 11 de noviembre dc 1931. 1323 La iln.”traci on Española y Americana, II, 1883. p. 284. 1’324Lú 1/asíra/ca dr’ España, 188?, p. 124. 1325 La llusíra ión ifichica, 1889, pp 1(14-105. 1326 “Exposición de Bellas Artes”, El LiberaL 24 de mayo de 1884.

685 Capítulo IV

En la de 1887: Apoteosis de don Miguel de Cervantes Saavedra de Juan García Martínez1327, pt’optresto par’a ampliaciómx de medalla por el jurado, ampliación que no fue aceptada; y Cervantes y sus personajes, de Angel Lizcano, muedalla de segunda claset328, cotupra por el Estado1329 y m’eírodltmcciót en grabado por La IIusu’ación Española y Americana1330, La Jiusiración. Revista Hispano-An¡.ericana1’331 y La ¡lustración Católica13’32.

El grupo más numeroso es. con todo, el de cuadros sacados de pasajes del Quijow. José Ribelles y I’Ielip lleva a la Exposición de la Academia de 1835 Don Quijote en el acto de ser armado caballero y Manteamiento de Sancho.

En la Nacional de 1858 pudieron verse Sancho Panza revelando a la Princesa el secreto del encanto de Dulcinea cíe Víctor Nianzano Nlejor’aclat33’3: y El donoso y grande escrutinio que el cura y el l)arl)ero hicieron en la librería del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha de Nlercadé y Fábí’egas1331.

En la de 1860. Don Quijote mirando el manteamiento de Sancho de Y etítura Miera ~ ~:Como D. Quijote sc ¡tizo armar caballero por el ventero de Nligtrel N faría Ocal13 ½y El Quijote preguntando a la cabeza encantada sí fue verdad o sueño lo dc la cueva de Montesinos. también de Ocal1 337,

En la (le 1862 Entierro del pastor Crisóstomo cíe Manuel García Ilispaleto. medalla de tercera clase1338 y compra por cl Estadot HO: y Don Quijote escribiendo a Dulcinea desde Sierra Moreira de Manuel Rodríguez (le (3uzmánt310.

¡327 Catálogo. .1887, Níadrid, 185” 1328 Por mayoría, dos votos en contra, RO. de 22 de junio de 188?. 1329 En 4.000 pis.. RO. dc 14 de noviembre. de 185?. Dcjosit’ado cix la Academia dc Reilas Artes de La Contixa por RO. de 18 de noviembre de 189?. Actualmente en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, depósito del Museo del Piado, 1330 La ilustración Española y Americana, II. 1 88?, p. 41. 1331 La llu.”tración. Revista i—Iispano—Amerir’ana. 188?. p. 473. 1332 La Ilustración Católica, 1888. p. 421. 1333 Catálo go.../SSS. Madrid 1858 1334 ~ cm ~ Catálogo.. .1860, Madrid, 1860. 1336 ¡bídc’t,¿ 1337 Ibídem. ¡338 RO. dc 29 dc noviembre de 1862. 1339 En 5.000 reales, RO. dc 14 de enero de 1863. Depositado en el Muisco Provincial de Zaragoza por RO, de 5 de enejo de 1872 Depositado en el Instituto Nacional de Enseñainza Media de Villafuanca de los Barros por ONI. de 5 de enero de 1933. Actualmente en la Diputación Piovincial de Badajoz, depósito del Niuseo del Prado. 1340 Catálogo... /862, Nladíirl 1862

686 La f,l¡ac¡ot nacional

En la 1864 Don Quijote leyendo libros de cabalkría de Manzammo y Mejorada1341.

En la de 1866. con ‘ana auténtica invasión de asuiito:~ cervantinos. Disputa cutre Don Quijote y el cura cii casa de los duques de Rogelio Egusquiza, adquirido por el Estado1342; Don Quijote defendiendo los libros de caballería de Manuel Eerrán1343; Sueño dc Don Quijote cii la cueva de Montesinos de José María López y Pascual; y. por último. Don Quijote pronunciando el discurso de la edad de oro delante de los cabreros -consideración de medalla de tercera clase1344 y compra por el Estado1345-, Entierro del pastor Grisóstomo -éste propiedad ya de la Corona. imifante Sebastián Gabriel de Borbón, cuando fue expuesto- y Don QuUote en cl carro saliendo de la venta -taml)ién adqtmit’mclo por el Estado1 346~, obra los tres cíe Antomito Pérez Rubio, pintor especializado en esta pintuma de pequeño taniafio, a medio (‘amino entre el género histórmco x’ el de costwnbres1347.

En la dc ¡871. lI/da/go en casa de los duques de Anto¡mio Gisbe¡’t~~’~~. reproducido en grabado por La Ilustración Española y Amu,’k’ana 1349 y La llm’m.iga dc Qrol3S(t.

Eim la de 1876: “Y iieron un molino de viento que en aquel campo había” de Luis Nluriel Lópezt351: Despedida de Sandía ¡‘amo para ir a su gobierno de la ¡tísula Barataria. y Escena del Quijote: sucesos cii la venta entre Los cinda, Dorotea, Cardenio, D. Fernando, el cura y deniós concurrentes, estos dos últimos del prolífico Atitonio Pérez Rubio1352.

lIn la de 1878: Señor Quijada ¿quién ha p14 esto a vuestra merced de esta suerte? de .Xrturo Montero y Calvo1 ~ y Una aventura dcl Qu¿jote

1341 Catálogo 1864, Madrid, 1864. 1342 En 2000pts., RO. de 14 dc agosto dc 1895. Depositado en la Escuela de Bellas Artes de L.a Coruña por R.O de 18 de junio de 1896 .Actualxneníe desapatecido.

1344 Por unanimidad, RO. de 15 de febrero de 1S6 1315 En 300 escudos, R.O de 3 de mayo dc 186 D~ positado cruel NIuseo Puovincial

687 Canitnlo IV

Carbonero, ésta última, medalla de segunda clase1354, reproducción eí grabado por La ilzísíración Espa¡Yola. Americana1355 y envío a la Exposición Utúversal de París de 1878.

En 1880 el Estado adquiere Una escena del Quijote de Jadraqtíe y Sánchez Ocaña1356, cuadro que. cosa extraña, pasó directamemite a las colecciones del Estado smn ser previamente expuesto en una Naciomial.

En la Nacional de 1881 se expusieron: ¡)on Quijote; una escena del retablo de Alaese ¡>edro de José Ahu’cón Suárez1357; Casamiento dc Quitero y Basilia de Manuel García Hispaleto’ 358: Presentación de Dorotea a Don Quijote de Pedro González

Bolívar1 ~ tuedatia de tercena claset3~0 x’ compra por el Estadot 3<1: La aventura de don Q ¡¡¡jote cuando ataca a la procesión de los disciplinantes. acícítniridlo por el Estado 1362 x’ Las vi,ídicaciones de la pastora Marcela. tamnbien adquirido por’ el Estado 13 <,3 amubos de Aníton¡o Pérez Rubi 0136]: y Doíí Qu~ote en casa de los duques cíe Eíu’iqne Recio Gil, medalla cíe tercera claset ~

1354 Por ruruaunimid’ad, RO. de 14 cíe febrero cíe 1878. la ffr,straciór, Española Anrericaria, 1, 1878 ~i 308. 1356 En 2.450 pts.. RO. de 22 dc abril de í SSO. Depositado en la Sociedad Económica de Anuieo.s del País de Santiago de Compostela por RO. ríe 19 dc julio (le ¡886. Depositado en el Nluseo de l3a~lajoz. donde signue actualmente, por DM. ríe 26 dc febrero cíe 1932 1357 (‘atálo go... 188/. Madrid, 1881. 1358 ibídem, 1359 ibídem. 1360 Lxtxareglameutaria. por unanimidad, RO de 14 de abril de 1881. 1361 Fn 2.000 pts.. RO. de 7 de jrtI io (le 1882. Deposi nado eur la Escruela de Bellas Artes ríe Sal aruu anca por RO. de 23 de noviern bre de 1896. Depositado en la Dipuraci ñu Prov i nucial de ¡Xlicante, clonde si guue aeturalmeur e, por DM. de 12 de enero de 1932. 1362 En 1.500 pís., RO. dc 30 de enero de 1882. Depositado en el Minisrenio de Insturecióní Pública y Bellas Artes por RO de 12 de mayo dc 1903, Depositado en la Subsecretaría del Ministerio de lnstnicción Pública y Bellas Artes poi RO. dc 18 de agosto de 1913. Depositado Escuela Superior dc Canto de Níadrid, donde sigue actnral rruente, por O Nl ríe 21 ríe jn ario de ¡971. 1363 En 1.250 pts, , R. O. ríe 20 cíe j rrnio ríe ¡885. Depositario eur el Niiui sterio de brujir enno de Níarin d. actualmente desaparecido. 1364 C’atálogo 1.581. NIacínid. 1881. 1365 Íixtrar’reglauuenutam’ia, 1uor umnarnnn dad. RO. de 14 de abril dc 1881.

1366 En 2.000 pts. , R. O. dc 3 de enero de 188?. Depositado en la Dipurmacióru de Cáceres, don de sigue actualmente, por R O. de 3 dc febrero de 1 ~57 1367 La Ilustración Española y Americana 11, 1881,1). 156. 13o8 La Ili.¿.strac¡on de t~síraña., 1886, p. 13.

688 La filiación nacional

Eii 1882 el Estado adquiere. con destino al Museo del Prado, Una escena del Qu¡jote

En la Nacional de 1884 pudieron verse: Discan o que hizo don Qu¿jote de las armas y de las letras de Manuel García Hispaleto1370, no premiado, aunque había sido propuesto por el jumado pam’a condecoración, pero si adquirido por el Estado137t; y Sancho se despide de los duques y de don Quijote para ir a ¡omar posesión de gobierno de la Ínsula Ba,’ataria de Manuel Suárez Espada’372.

En la de 1887: A ventura de los cueros de vino de Barruso y Cina1373 Los duelos con pan son me nos cíe Lino Casimiro Ibos’ra1 ~ La aventura de los níercaderes de Jorge de la Guardia ~ El mensaje dc Sancho a su mujer

Ln la (le 1892: El cura y los que con él estaban íeíí tras un peñasco a Dorotea lavándose los pies en el arroyo (Doíí Qui,”ote) de 1-Iernánde¡. Amorest 3”8; Don Qu?jote antes de su primera salida de Miguel k.draque y Sánchez Ocaña1379 La aventura de los nícreaderes y Escena del Quijote. estos dos últimos de José ~v1oreno Carbonerot380.

El mismo Moreno Carbonero ciemTa la serie cori Ei encuentro del rucio, Nacional de 1895’~~~, reproducido etm fotografía por Blanco y Negro1382.

1369 RO. de 2 dc diciembre dc 1882. Depositado en el Instituto lut’aestro kan de Avila por RO. dc 20 de octuibre de ¡.384. Actuiatruenre crí el Museo de Ciudad Real, depósi:o del Museo del Piado, 13 0 Catuiío«t .1884, Nladrid. 1884, 131 En 2.000 pms.. 140. 19 dejímio de 1884, Depositado en el Museo Provincial de Ciudad Real, donde sigue actualmente, por R 0 20 dc octubre dc 1884. ~~‘“ Caálogcv.1884, Madrid, 1884 13 Catálogo... /887, Madrid. 188?. 13 4 ,‘bkíe,n, II ~ Ibídem, 13 6 Ibídem, 13 Eíu 750 pts.. RO, de 18 dc noviembre delSS?. Actualnuente en la Academia Militar de Palma de Niallorca, depósito del Museo del Prado, 1378 Catálogo.. .1892, Madrid, 1892. ~ ibídem, 1380 Ibídem. 1381 Catálo,go...I895, Madrid, 1895. Actualmente en el Museo de Fetías Artes de Sevilla, depósito del Centro de Arte Reina Sofía. 1382 illan<’o y Negro. 215, 1895, s. pag.

689 Ca uña/o IV

Aunque en mucha menor medida que El Quijote, las escenas sacadas de las Nove/as ejemplares son tanibien tema frectrente en la pimitura de historia. El primero en plasmam- tui episodio de las Novelas Ejemplares en el lienzo fue Rodríguez de Guzínán quien en la Nacional de 1858 expuso, con un cietio éxito -mención de medalla de primera clase1383 y compra por el Estado1384- un cuadro titulado Rinconete y Cortadillo. Ignacio Suárez Llanos Ignacio lleva a la Exposición Naciomíal de 1860 Una escena de La tía fingida, inspirado también en las

Novelas Ejemplares, que será premiado con meacional (le 1881. ya en plena Restaur’ación, para encomítrarnos mmevarnente asuntos sacados cíe las Novelas Ejemplares:: La presentación de Rinconete y Cortadillo a Monipodio de Juan Giménez Martín. medalla de tercera clase 1387; y Rinconete y Cortg~dillo cíe At’turo Montero, medalla de tercera clase1 388, comnpm’a por el Estadot 389 etí grabado por La Ilusliacion lbé¡’ica 1390 s’ reproducción Fernando Tira

Tras Cervantes. y a gran clistamicia del autor (leí Quijote, Qireveclo es el esentor del siglo de Oro de presencia más habitual cmi la pintura cíe historia. Ilace su aparición cmi la Nacional cíe 1858. y por partida doble, Lutero; asunto tomado del Sueño del Infierno de Quevedo cíe Sans s’ Cabot, medalla cíe segunda clase1392 s’ compra por el Estado ~3~3 iltmst va un pasale cíe un capítulo de Los Sueños, el tiltniaclo ~Las zahúrdas de Pl utón’i~<~t: ~< Quevedo leyendo una de sus producciones cíe Rafael Gat’cía Hispaleto1305.

En la sigimicíxte Nacional, la de 1860, fueron también dos los etradros de tetna c 3Qñ y l)on Francisco de 1trevediano, Quevedo de sobremesa cíe Paulirmo cíe la Lindel

1383 R O dc 18 de noviembre de 1858. 1384 Fn 6000 reales, RO. de 10 de febrero de 1859. Depositado en la Dipuutación Provincial de Caceres por RO de 3 de febrero de ¡88?, Devuelto al Mirseo del Piado por O.M. de? de junio de 1993. 1385 RO, dc 2 ríe diciembre de 1860. 1386 Infante Sebast arr Cabu’u el ríe Borbón, 1382 Po; nnamn)iría <1, 14.0. cíe 14 de aÑil (le 1881. 1388 Por unaruiririclarí, IZO, cíe 14 cíe al>ni1 cte 1881. 1389 Ñu 2 000 pms 14.0. de 30 de junio de 1881. Depositado en el Institurto General y Técurico de Canarias Cabrera Pinto, La La 2nlna, donde si une acttralmerute. por RO. ríe 22 de dicicmbre cíe 1 910. 1390 La Ilustración Ibón <‘a. VIII, 1890, p. 323. 1391 Catálogo... /884. Madrid, 1884 1392 R. O. de 18 de septiembre de 1858. 1393 En 12000 reales, RO. dc 10 dc noviembre de 1859. Deposirado en la Real Academia de Bellas Artes de Sau .tordi. donde se encuentra actualmente, por 14.0. dc lO de abril de 1886. 1391 (7aíálogo.. .1858, Madrid, 1858. 1395 Ibídem. 1396 Ccitcilc>go /86<> Nlaciu’icl. 1860.

690 La filiación nacional

Quevedo en San Marcos dc León de Mariano de la Roca y Delgado~1397; éste dltiino claramente en esa línea de imagen negativa de la monar

en San Marcos de León, encerrado en rm aposento. cauterizándcse las llagas de las piemas cansadas por los grillos, revela en su semblante todo lo triste y afligida Inc era su situación. Un velón en el snelo proyecta su sombra en la pared1398.

Otros dos en la 1876: La vida del Gran Tacaño, sacado de un pasaje de la Vida dcl B¡.íseón llantado Pa/dos, de Juan García Martínez1399; e Intriga coíítra Quevedo en los jardines del Buen Retiro de Antonio Pérez Rubio1400, cste adquirido por el Estado1401.

José Gallegos cierra el ciclo quevediano con El loco de los ángeles, inspirado tatnbiéru en el Busco,,, medalla de tercera clase en la Nacional

De los grandes dramaturgos del siglo XVII es Lope cíe Vega el de apanciomí mas frecuente cmi la pintura de histoíia. Jenacio Suárez Llanos obtiemxe mulalla de primera clase emí la Nacional cíe 1 862 cotí Sor Marcela de San Félix viendo pasar’ el entierro de Lope de Vega. su padre1 l>>3, adquirido por el Estado1 ~ y reprodlLtcidlo etm grabado por El Musco Un iu’t’í’sal1 405, La llusnación de Espana 1406 y Blanco y Negro1407: representa el paso del féretro del esctitor frente al convento cíe las Trinitaíjas:

Fin primer térn, iruo, a la derecha del curdo, x’erlse algunos sc llores de la corte rle Fiel ~pe 1V, que parecen ser poetas y cabalícuos ami gos del finacío, Eru igual tén lino, a la i v 1riierda, gente del 1)rreblo representada por una mujer, una niña y uuna anciana <.4 Detrás de estos personajes aparecen los sacerdotes naturales de Níadrid, los caballeros de la orden de San Juan y frailes mercedarios que llevan hachas verdes: Lope de Vega era familiar del Santo Of:cio, Cuatro capellanes con bonete y sobrepelliz conducen sobre rrnas andas la caja que encierra los ;estos del poeta, ¿pie se deserrbre con las vestidurras saQradas y el cáliz. de oro entre las ruanos cruzaras, Desde el féretro basta la cohorte de cabal1 eros que le sigue Irar el suficiente espacio ¡‘ara que se “ea eru el segundo ténuino el atuio de las ‘Irinilarias, donde1 convento,está la Pon’comunidaddelanteacompañandodel ararid y sigruiendoa Sor Marcela,a la izquierda,tristementehaciaapoyadadonde seensuuponela alta verja que cierRe

139? 1/Idem, 1398 “Exposición de Bellas Artes”, la ¡

691 Con/rulo IV

que marcha el cortejo. una multitud de cabezas, entre las que se descubren las rapadas de los frailes, 1408, completan el cuadro

Ammtomxio Pérez Rubio expone en la Nacional de 1871 Encuentro de Felipe ¡JI con Lope de Vega llevando el viático1409.

Enmi<íue Recio, en la cíe 1884, Últiníos moníentos’ de Lope de Vega141 ~• Y, también en esta misma Nacional de 1884, José L1ría y 1.Jría recibe medalla de teu-cera clase con Lope de Vega en cl cementerio141 1, adquirido por el Estado1412

Los demás dramaturgos del Siglo de Oro tienen mma presemícia mnucho más episódica. En dos ocasiones es llevado al lienzo Calcíerótí cíe la Barca. personaje sin emubargo habitual en la prensa decimonónicat 113 -x’’al que la revista La Jlust,’acióu, Española y Ame,’ica,¡a nnclió homenaje, con motivo del segundo centenaí’io cíe str muerte en 1881, convocando tui concurso cíe pitmt’tíra en el que fueromi premiados cuadros de Serra, Domingo Niuñoz. Niorera. Checa, etc.- La hija del aire cíe Puebla, exptresto en la Nacional cte 18811 III y Calderón —a pesar del títtmlo represemita una escena de El Alcalde de Zalamea- expuesto por Carlos 1.~ópez en la Naciotial cíe 18871415. Emm una sola ocas¡ótí lo será Tirso cte IX [ohm, Fray Gabriel Téllez, expuesto por Juaí \iancehls en la Naciomíal de 1 88114.16, no prenhl aJo pct~’~ additni t’ido por el Estado.

Emitre los pintones, los mnás nutuetosos somm los etracíros referidos a Velázquez. Eusebio Valldepeías lleva a la Nacional de 1856 Felipe IV pintando la cruz de Santiago en el retrato de Velázquez1’t 17 Benito Mercadé y Fábregas a la de 1860 Velázquez premiado por Felipe ¡U’~ 8, una recreaciótí del legendario episodio en cítre cl monarca pinta con su propia mnano, sobre el auton’etrato del pintor en Las Metíiíías la cruz cíe caballero de la Orden de Santiago:

1408 VII.LAL\’A U.. “Exposición de Bellas Artes”, El Diario Español, 29 de octubre de 1862. 1409 Crná/ogo.../87/, Madrid, 1871, 1410 Catálogo... 1884, Níadrid, 1884. 1411 RO. de 12 de junio de 884. 1412 En 2.500 pts.. 14.0. 19 de junio de 1884. Depositado en el Instituto de Ciudad Real por R.O 20 de octubre de 1884. Actualmente en el Nínseo de Ciudad Real, deposito del Museo del Prado. 1413 BURGOS 3. de, ‘‘Bio~ra fía. Don Le rbo Calrieu’ón ríe la U area”, El Panorama, IV, 1840. pp. 305-308: ROSSELL, (1, “Don Periro Caldleu’órí de la Barca”, Almanaque de la Ilustración, 1879, p. 15; LASSO DE LA VEGA A. . “Caracteres gerucuales y di stiu tix’ os dle las obras ‘le Calderón’ , La Ilustración Española y Amcricana, II. 1880, pp. 31?, 334v 38?:.,. 1414 Catálogo... ¡88/, Madrid, 1281. 1415 Catálogo.,. 1.527, Madrid, 188?, 1410 Catálogo... 128/, Madrid, ¡881. 1417 Catálogo 1856. Níarliud, 1856. 418 Catál. go... 1860, Nladrud, 18o0.

692 La /nl¡oc¡ó,m nacional

Trabajando Velázquez en Palacio en su admirable cuadro de las Meninas, conocido también por la Teología dc la pintura (...) en el que se retraró así mismo con Ja pateta en la mano, Felipe IV, el rey ‘amigo de los poetas y de los ‘artistas, en un momento de adn’ iración por su pintor de cámara, le condecora con e> hábito de caballero de Santiago, pintando coi su propia mano en el retrato del príncipe de nuestros pintores, la cruz roja de la Orden. El rey conserva en la mano el pincel con el que acaba de trazar aquélla en el cuadro, y Velázquez, sorprendido por la honra que merece al soberano, se inclina hacia éste, en actitud de respetuoso agradecimiento: la reina, la infanta Margarita y los enanos, Man Borbola y Micolasico Pertusato, 1~9, completan la escena

Antonio Pérez Rubio obtiene medalla de tercera clase en la de 1862 comi Meninas y pajes de Felipe ¡V142~>, cuadro, a pesar de no figurar el pintor, de claras resonancias velazqueñas. Manuel Garay expone en la de 1866 Presentación de Alonso Cano, hecha por Velázquez. al coí¡de duque de Olivares1421, mención de medalla de tercera claset422 Pérez Rubio, en la de 1876, Presentación de Ruben~, como embajador, hecha por Velázquez a Felipe IV. Y, por último, una vez más Pé.:ez Rubio, basámidose ahora en la lila g,’aj’ía de Velázquez cíe Palomino, el í’econocimiemxto real hacia el amlisla, honra al arte.

Murillo es. prácticamemite al núsmno nivel que Velázquez. el otro gran pintor del siglo cíe oro, segútí la pintura cíe historia decimonónica1424. Alejatmclro Fem’rant x’ Fischermans expone en la Nacional de 1864 Al,¿rillo, caído del andamio en que pintaba, es socorrido1425 m’epí’ochiciclo en grabado por Blanco x Negrolrt un boceto del cinacíro con el qine el pintor había ganado el concurso convocado í>or la Academia cíe Bellas Artes de Cádiz tres años antes y dlue, según el tmsmo pintor> 42?, no fue aclc 1uirido por el Estado por ser ya propiedad <[el Ayímntamiento de Cádiz cuando vino a la Exposicióíí: Vicente Izquierdo. en la mismna Nacional, 1”28: Manuel 1 Jsscl crí la dc >866 Murillo ca los Murl/lo pintando la Concepción

1439 “Bellas Artes, Exposición dc 1860”, E/Diario Español, 14 de noviembre de ¡860. 1420 RO. dc 29 de noviembre dc 1862. 1421 Catálogo... 1866, NIadnid, 186?. 1422 RO. de 15 de febrero de 186?. 1423 Catálogo... 1881, Madrid. 1881. 1424 Y no sólo según la pintura, tal como muestra su continua presencia en las revistas de la época: SLRINGAI”ATAÑ, “Bartolomé Esteban Murillo”, Ef Panorama. II, 1838, pp. 15-16; “Murillo”, El Musco de familia.”, II, 1839. pp. 1 l?-i 18: ANIADOR DE LOS RíOS, .1.. “Mru’illo y la escuela sevillana”, El Siglo Pintoresco, 1845. Pp. 241-246: MUNOZ Y GAVIRIA, 3,, “Bar olomé Esteban Murillo”, El Museo de las Earni/ias, 1859. p. 6’: CRUZADA VILLAAMIL, G., “Nurevas noticias de la vida y obras de N’lunillo”. El Arte en España, VI, 1867, pp. 5-8: MADRAZO, P. de, “BartoLomé Esteban Murillo”. Almanaque de la Ilusrt’ación., 1880, p. 41: BARÁDO, E.. “Nínrillo”, La llustracir Catalana. III. 1882. p. 118:... 1425 (‘atátogo... 1864. Nlarlnd, 1864. 1426 Bíaitro u’ Negro, II, 1892, p. 20?. 1427 Lo alega corno mérito en el concm’so para pensionados de rnéritr de la Academia de Roma del año l8?2. 1128 Catálogo... 1864, Madrid, 1864.

693 Cao/tu/o TV capuchinos, pintando la virgen de la sen’i11eto1429: José Mufle! en la de 1878, Sueño de Bartolomé Esteban Murillol43tt e Ignacio León y Escostnra en la de 1884, Murillo en el con vento1431, éste representa. en una escena más bien de género,:

Dos frailes caracteru’sticos. tomando chocolate urno y rapé el otro, hablan con el pintor o miran a la modelo que está en el fondo1432.

Velázquez y Murillo configuran por sí solos, en la versión de la pintura de historia decimnonónica, la escuela de pintura española. Los demás pintores sencillamente i¡o existen. Unicaniente Valdés Leal llega a figtmrar en dos cuadros cíe historia: D. Jijón Valdés Leal. inspirandose en un panteón para pintar el cuadro que se conserva cii la iglesia de la Caridad de Sevilla de Rodríguez Losada. Nacional de 1 ~ que previamente había obtenido umía medalla cíe oro etí la Exposiciómí de Cádiz de 1854: ~‘Valdés Leal inspiróndose para pintar el cuadro de la Caridad dc Sevilla. llevado por José A1 1a y 1131 .A destacar que en ambos casos lo Perea a la Exposición de 1892. donde obtuvo mención cp¡e parece interesar es más la Iruculetícia

Por lo que se refiere a los propios ¡nomíarcas. la aparición de los tres últimos Attstrias. excepcióíí hecha de los cinadros en que Felipe IV figura en relación con Velázquez o lelipe III con Lope de Vega, es muy escasa.

Felipe III lo hace en una sola ocasión, en un curioso cuadro expmresto por José Maria Anrial emí la Nacional de 1862. Vista del ¡‘anteón de los Reyes de León en la iglesia colegiata de San Isidoro (fu¡¡dada por Alfonso 1’,> en el acto de ser visitada por el rey don Felipe en agosto de 16001135, qmme habría que relacionar más con la repm’oducción de ínonumnentos históricos. un género comí 2ran auge cmi la pintura decimonónica, qtme con la propia pintura (le htstorta.

Felipe IV figura en vatios cuadros, en los qime, gemíeralmemíte. se ínuestra el patronazgo sobre Velázqtnez. Es, ímíy por encima de cua]qtíier otro concepto. el rey protector

1429 Catálogo... /866 Madrid, 186?. 1430 C’atdlogo...1878, NIaririd, 1878. 1431 atólogo... 1884, Nladr’id, 1884. 14V’ Exposición de Bellas Artes>’. El Li/u’ra/, 24 de mayo de 1884. 1 IH Cauílogo...1&58. Nl aduid. 1858. 113 ¡ lx O. de 2 de diciembre de 1892.

(‘94 La filiación nacional a Felipe IV el favor inmerecido que concede al conde duque de Olivares, basado en la historia de España de Antonio Caballero y Zamora, expuesto en la Nacional de 1881 por José Brul4BÓ sobre las relaciones con el valido real, el cor.dc-duque de Olivares, cuadro mal acogido por la crítica:

la explicación o leyenda de este cuadro (...) llena casi dos páginhrs en el calñlogo de la Exposición: el lieruzo tiene 3,3? metros de alto por 5,4? de anebrira, ¡I.ástirn~ de pamiel y de lienzo!143~: y El rey don Felipe IV en Navalearnero. expuesto por Antonio Pérez Rubio en la Nacional dc 18841438, un asunto completamente anecclotico, el druco tuotivo ~lela elección

Carlos II apam’ece en vanos cuadros. todos ellos dc’ tipo anecdótico, que clifundeí’m la ¡mnageii (le una com’te llena de intrigas, presididía por cín rey débil y enfermizo. Antonio Pérez Rubio expotie en la Nacional

1436 Catálogo... 188!, Madrid, 1881. 1437 VICENTI, A “Exposición de Bellas Artes”, El Globo, 4 de Pudo dc 1881. ¡438 Catálogo. .1884. Madrid, 1884 1439 Psi 759 pts., RO. de 19 de junio de 1884, Pérez Ruibio había pedido 5.000. Depositado en el Instituto de Ciridad Real por RO. ríe 20 de octubre de 1884 1440 Catálogo... 1862, NIadrid, 1862. 1411 Catálogo... 1876, Nladri

693 Capirulo IV

Otros hechos históricos del siglo XVII. de relevancia escasa, hacen también su aparición en la pintura de historia de forma más esporá

El ajusticiamiento de Rodrigo Calderón, decapitado en la Plaza Niavor cíe Mach-id cl 21 de octubre de 1621, visto como un suceso a medio camino entre la denuncia de la arbitrariedad real y la exaltación del valor y el orgíúlo como esencia dcl ser español -la valerosa actitud de Rodrigo Calderón al subir al patíbulo se había convertido en proverbial- que dará lugar a dos cuadros de historia. Uno cíe Carlos Luis de Ribera, Don Rodrigo Calderón en el acto de ser conducido al suplicio, que pudo verse en la Exposición de la Aca892 1447•

La expttJsiómm de los moriscos será llevada al lienzo en tres ocasíoííes: Los moriscos valencianos demandando protección al beato Jitan de Rir’era, con el que irancisco Doniitmgo Marqués obtuvo un mención en la Nacional cíe l86~l1.l’í8: Expulsión de los moriscos cii las playas de Valencia de Vicente Nicolaí¡ Cutancla, también expuesto en la

Nacional cte ¡8641’fl9: X’ de otro cuadro con el mismo titulo expt[esto por Cutanda cii la de

1 88 1 ~ 50

Las immtmigas con-tesanas emi la época del último cíe los Austrias, qtme s¡rverm paía reafirmar la mmagen cte decadencia cte este periodo, inspiraran: Privanza de don Juan de Austria de Antotm¡o Pérez Rubio, Nacional de 18621451: Don Antonio de Toledo y duque de Medina Sidonia en búsqueda dcl favorito Valenzuela.

1445 Cató/ogo... /SQZ NIaduid, 1892. Actiralmerute en el Ptríacio Real de N4adrid, ¡446 En 30.000 reales, RO de 20 de dicembre dc 1846 144? (‘?aíólogo... /892. Madrid, ¡892. 1448 Por unanixmd’ad. R.O dc 13 dc enero dc 1865. Fue premiado en ci grupo de género histórico. ~ L’atdlogo... 1864, Nladrud. 1864. 1450 Catálogo... 188/, Níadrid, 1881 1451 Caíd/ovo. .1862. Nladj’id, 1862. 1452 R. O. de 15 de febrero de 1862. 1453 En 1.000 ese Irrlos, R. O dc 3 dc mayo de 186?, Propuesto directameir re por la Academia ¡nra la eesioum a los NIuseos de Provincias.fue depositado en Niuseo de Bellas Artes de Valencia por RO. de 30 de juilio de 186?.

696 La ti/loción nacional en la medida en que el siglo XIX parece otorgar a Fernando de Valenzuela un peso político que va más allá del de cortesano intngante.

Trasunto, para la historiografía decimonónica, del

ínadnlenmsmno -ftme el pnimcipal impulsor cíe la m’econstnmcció¡ L

Las campañas militares en Flandes. durante la época de Felipe IV, un reflejo del carácter itupemial de la nación española emi la época de los Austrias. que a veces parece extenderse incluso a los Austrias menores, serán el motivo elegido por Antomiio de P~rugada cmi El almirante Oquendo venciendo en las dunas a los holandeses, Nacional de 18601455.

El asesinato del conde de Villamediana, inspirará a Niamiucí Castellano un cuadro de gran éxito. Muerte del Conde de Villaníediana -medalla dc segunda clase en la Nacional de 18711456 y comnpra por el Estado para el Museo de Arte NIodemo1457-, cuyo exacto significado resulta más complicado (le lo que a primnera vista apareuta. El hecho histórico que inspira el

~ Comp’árese este episodio con el del conde de Villamediana, que tiene también p<’~u prot’agornsta a la reina -en este cago Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV-, narrado más adelante, en ci capíuulo sobre el antiabsolutismo.: son tantas las semejanzas que más cabria h b¡ar de. arquetipo literario que de hecho historico, ~ Ca a/logo... /860, NIadrid, 18o0. 1456 Católogo...187/. Madrid, 1871, 1457 R.C} de 24 dc junio dc 1873 en 2.500 pts. Actualmente en el Museo Municipal de Madrid, depósito del Nluseo del Piado,

697 Ca vítulo IV cuadro tuvo ya una enorme resonancia en stt época -baste reseñar para hacerse una idea que la mirerte del de \Tillamediana dio lu2ar a iína serie de letrillas o poemas firmados por lo más granado de la literatura del barroco español (Lope de VegaAntonio de Mendoza, Ruiz de Alarcón, Mira de Amescíía..j1’458-, resonancia qtne. al tuargen de la propia relevancia del personaje, una especie de aventurero con flifulas literarias -cmi muchos casos con mnay’úsculas ya que algunos de sus poemas soportan smmi mimngtin desdoro la colupan-ación con lo mejor de la prodLíccióml literaria del siglo XVII— y exqitisito gtmsto anlístico1 ~ está directamente relacionada cori el posible origen real de la conjura cíue acabó con su vida. lo que, para la cultura política del XIX. le convertía itunecliatainente en un miiár’tir más (le la am’bitrarie

En purrí cF tei’rniuto, y dentro rIel poital de srl propia casa Ii’» 4< los condes de Oñate— yace el cadaver del cotude ríe Villamediarna, rodeado ríe lrnu tropel

La conjura cíe \i enecia, ni asunto relati y amiietíte menor. íiero

1458 Ihía selección de las poesías y epilatios escritos en Madrid con motivo de su muerte en CO’l’ARELO Y Nl DR1, E.. El condí’ de Vil/am ediana. Esiuñio bior~,’4fico-critico, col; tarjar poesías ludí/ha y, Nl adnid, lSSó, ~ 143 y ss, l’159 Su colección de pinturas debió de ser tma de las mejores del siglo XVII espanol. 1uai.a algunas noticias sobre ella, al margen de la teínrprarua r’efereíuci a de Pal omino en sus Dialogos dr’ la 1‘launa, río udc nos ene uta como todavía el jiulírcipe dIc Gales a su llegada a Nt adíndí pmrrlo coruí 1,ran’ algímos de los eínadros pr’o”enienies ríe la subasta hecha innl ccliata ruu ente después (le Sm rutnerte. véase CALVO SER RA 1.1. FR, E., Teoría

698 La filiación nac¡ot,al

En otras ocasiones los hechos llevados al lienzo son completamente anodinos y sin ningdn tipo de relevancia ideológica. Es el caso dc El príncipe de Goles festejado por Felipe IV en lo corte del Buen Retiro, llevado por Antojio Pérez Rubio a la Nacional cíe 1871 14t,3, y que. a pesar de no merecer la atención del jurade. fue bien acogido por la crítica:

4 bien imaginado, bien compuesto y muy bie,.t caracterizadoíi6 de El aguacil de corte, Vergel, encuentro a su mujer junto a poderosos galanteadores, del ndsmo Pérez Rubio, especializado cii cuadros de pequeño formato y tema anecdótico, expuesto en la Nacional de 18781165: de dos cuadros sobre la ~‘idadel caballero sevillano Miguel Niañara, supuesto modelo dcl Don Juan ¿le Tirso, Don Miguel de Mañara amparando a un desvalido, expuesto por Narciso Senterach en la Nacional de 188714<’t y Exposición del cadóver de don Miguel de Mañara

Arpa y Perea, mención en la Exposición Internacional de 1892146; o de ¿=1las armas!, una C5~CCIC (le cuadro tic género lustóncio. tiene por protagonistas a un grupo cíe soldados (le los tercios 1168 con eJ que l’evró 1 Inca obtuvo un gran exilo un la Nacional de 1878 —medalla dc segunda clase14í’9, compra por cl 1 tstado 14 ‘0, reprod tic ¿i un en graba por L¿ ílust,yí caát¡

Española y Anwnicana11”1 y envio a la Exposición 1 Iniversal dc París de ese mismo afio-.

3.6. SIGLO XXIII.

Es el si”lo ignorado cte la pintura cíe historia dedutionónica, el que cia los índices de correlación más bajos (ver cuadro n0 1). puieba de hasta qué punto en la mitología nacional decimonónica se configura como un siglo esencialmente no español. ajeno al auténtico ser nacional. Por lo que respecta a la distribución teniporal, su presencia es todavía sigmficativ a cii el pnmer tercio (le siglo, épocafernandina, en que la inomuclula absolutista de éste parece verse

1463 C’arólrwo. .. /87/ Madrid, 1871. 1464 CAÑETE, 1. La Exposición de Bellas Artes de 1871’, Lo Ilustració,, Española y Americana, 1,1872, p. 70. 14&5 Catálogo... 1878. Madrid. 1878. 1466 Catálogo... /887, Madrid, 1887. 1467 RO. dc 2 de diciembre de 1892. 1468 En un articulo aparecido e’’ la Rú~isui de X’alencia se identífica este cuadro con un episodio dc las Genuanías (VALENTINO, art. cii,. p 239). 1449 Por ataRi mi dad, R O de 14 dc febrero de 1878. 1470 Fn 2000 pís., RO. 26 dc febrero de 1880. Depositado en el SEseo Provincial de MAlaga. donde sigile actualmente. por RO. de 27 de octubre de 1931. 1471 La ilustrackin tÁpaizo/a y Anwr,cana, 1878,11, p. 281

699 CaU/tU/O IV a sí misma como una mcta continuación de los Borbones cíe! XVIII. pata caer posteriormente hasta cifras practicainente despreciables.

Total Adqniri Prernia 1< alalIa \Iedalla Niediála Reprod. dos (los> Jilifil cia segunda tercera Cii Estado clasc clase clase grabado

Total siglo 1 2 3 0 0 0

1808-1833 — 8

18341854 0 0

1855 186? ‘ 2 O 0 0 0

18681874 2 0 0 0 0 0 0

18751895 1 2 1 4 0 0

Cuadro n 15. Cuadros sobre el si ido X\ 1W 1 as cifras itidicají PolceuI=ttS~*.) sobre CI total

LI pri¡ua cuadro sobre el si2lo XVIII es Res ea/e dc Cautivas durante cl reinado dc Carlos ¡¡¡1-172 pintado en Roma por José Aparicio e Inglada cii 18] 31 I’’3 expuesto en la Academia en 1815 adquirido por la Corona. Represenla el rescate (le cautivos crísU anos llevado a cabo en Argel clí1768 porreIí~íoso.s trtíutanos y mercedarios descalzos con la ayuda cte Carlos Hl. Tanto desde el punto de vista estético como ideológico es irna mcm contimiación dc los cuadros cíe lii siona cli ea ochescos.

Despues habra que esperar hasta 1862 para ~o1venios a encontrar con la representación j)ictdrica de 1111 hecho del siglo XVIII, se trata cíe Batalla de Almansa de Ricardo Balaca. con la que éste obítí xo una ¡nencion hoíioríll ca cii la Nacional de ese año Vi ademas (le 511 adqui si cidii p~ cl Estado 1425: ciiadro curio so en la ¡ucd da cii cíne ¡unestía la iii fI uencia dc las pinturas ant ~uas sobre las imtcnes que sobre las épocas pasadas se hacen los pintores del siglo XIX: la batalla está tratada como 1.111 cuadfo (le batallas dieciochesco.

1472 liste ‘uonarea figura íarnbi¿n, iran o a Felipe V y Fernando Y 1 ¿stos dos níltirn os en medallas. aquél entre los legisladores- en el techo del Salón de Sesiones del Palacio del Conoreso. 1473 Psi uvo ph nievo en el Ndtrseo del Ptado de donde j)as&s al Museo (le Arte Moderno en 1896, tifina cvi el CauJiego pt-oiisioitú/ dcl Ajusto dc Arte Aludcrilo de 1899. A etualm ente desaparecí do, se conserva ui fra Liado en el Ni <‘seo NImdci pal (le Madrid, obra de 13artolomeo Pinefli. 1474 p ~ (le 29 (It HOVIe ‘iii

700 La filiación nacional

Incluso el motín de Esquilache, un episodio histórico cuya posible interpretación corno episodio nacionalista y popular frente a las influencias fonLueas debería haberle convenido en uno de esos hechos que mostraban el espñitu de la nación -máxime si tenemos en cuenta, como ya se verá en sií momento, que la exaltación del amor a la independencia como rasgo identificador de España y lo español es mm de los mitos más qiíeridos de la imaginería nacional española decimonónica-, se vio lastrado por esta especie de mancha antinacional que parece perseguir a todo el siglo XVIII. Un solo cuadro trata el tema, El motín dc Esquilache de

José Martí y Nionsó, mención especial en la Nacional dc I864~~~” y compra por el Estado para el Museo Nacional1477.

En la mayoría de los casos, además de ser poco mmwrosos. los cuadros sobre esta época tienen un carácter claramente anecdótico, más de cuadro de costuínbres que de historia en sentido estricto. Aquí entrarían cuadros como Farinelli aliviando con su canto las dolencias de Felipe U, expuesto por José Martí y Monsó en la Nacional de 18641478; Mora/fn y Goya estudiando las ros lumbres dc Madrid de Antonio Pérez Rubio,

Nacional (le 18711.179, a mecho camino, en este caso, entre el siglo XVIII y XIX x’ favorecido, sin ninguna duda, ~ la importaiicia cíe Goya y Nloratín en La configuración (le una cultura nacional española: Don Leandro Fernández dc Moradn leyendo una de sus producciones a varios amigos en cl café (1790» expuesto IKI Manuel A¡nell \ Jordá en la Nacional (le 1 876148t1, del que cabría decir lo mismo que (leí anterior; Decadencia de la !nquisieión, en el siglo XVIJI de Domingo García Dí:.z. Nacional de 18781.481: La capa dc don Rwnón de la Cruz, llevado por Antonio Pérez Rubio a la Nacional (le 18811482 La bendición dc los campos en 1800 dc Salvador Vi ujegra -un cuadro en principio de género peto cuyo tratamiento pictórico es estrictamente el (le un cuadro cíe lllstoíia—, medalla (le 1181 y reproducción en grabado primera clase en la Nacional de 1 gg71483, compra íor el E:;tado pc>r La Jíu,sn¿¿cio’n Artística1 4&S La Ilustración. Rciista Hispano-Anwricana 1486 ‘0 1½?Ffo,m¡ga

~ Qn>1 ~ o La casa de Tócaine—Roque cíe García Hinaleto, aunque 11i5 1)irado en la obra

1476 Por unanimidad, RO. de 13 dc enero de 1865. En 2.500 reaIe~, RO. de 20 de marzo de 1866. Depositado en el Museo Provincial de Murcia, donde signe actualmente, por RO de 14 de agosto de Iré. 1478 Catálogo.. .1864, Madnd. 1864. 1479 Cauilogc’... 1871, Madrid, 1871. 148t> Ciad/ogo... /876, Madrid, 1876. 1481 Catálogo... 1878, Madrid, 1878. 1482 Catálogo...1881, Nladnd, 1881. 1483 Por unairiuiidad, RO dc 22 de junio de 1887. 1484 En 8.000 pts., RO. 9 de julio de 1887. 1485 ¡a Ifastraehin Artística, 188’,p.33 3. 1486 ~ flustru, ejon, Revista 1—lispano-Americana. 1887. p. 680. La [-tormiva de Oro, 1888. p. 1.2.

701 Capítulo IV homónima de Ramón de la Cruz. inera disculpa para un cuadro de género madrileño, un poco a la manera del costumbrismo romántico sevillano que, obviamente, debía de conocer muy bien el pintor sevillano -éste último cuadro, aunque no presente en ninguna Nacional, fue adquirido por el Estado en 18861488, ínotivo por el que es incluido aquí-.

A estos cuadros sobre figuras y hechos del siglo XVIII habría que anadhr aqtíellos personajes que obtuvieron el honor de figíírar en la decoración ideada por Carlos Luis de Ribera para el techo del Salón de Sesiones del Palacio del Congreso: bien entre las medallas que simbolizan las virtudes de los españoles: Luis de Velasco, Gobernador del castillo del Mono en 1763, y marqués de la Ensenada: bien entre los que. en representación de las ctencías, las artes y las letras, rodícan el trono cíe Isabel II en el centro de la composiciótí: Cainpomanes y Jovelkmos. Y, aunqtíe con tun importancia menor, los representadlos por Juan Antonio cíe

Ribera en su Parnaso ¿le españoles céleb¡’s: .Juan de Villanueva. \í entura Roclrí”uez y Francisco Baven.

3.7. Vi. SIGLO XIX.

Es. después cíe los Reves Católicos, aunque prácticamente al niisino nivel, el periodo histórico qt¡e da tasas (le conelación más altas (véase cuadro it 1>. Varios factores determinan esta preferencia. factores de los que habría que destacar básicamente tres: la mayor cercanía histórica, la historia del siglo XIX era histomia vivida, real: la existencia, no p~’ larvada menos evidente. cte una idea de nación cíe tipo político, la nación como ~íoyccto dc futuro y mío sólo de pasado: y. p~ tíltiiiio y riO menos ¡mportaííte. el sentimiento, ampliamente compartido, (le dltIC el siglo XIX era el de la resurreccíoíí nacional,aquél en que, tras siglos de decadeixcia, la nación española volvía a ocupar su lugaren el mti.n(lo.

El primero de estos aspectos es bastante obvio. La capacidad para comnover los sentimientos (leí espectador C5 necesariamente mayor cuanto menor sean las getieraciolíes que le separan del suceso histórico. La mayor cercanía a los hechos hace más fácil la implicación afectiva del pdblico. objetivo central de la pintura de historia. Como recuerdaTimbino:

No puede afectarnos en igual grado el heroísmo de Níiiuancía

1488 En 2.250 pis.. RO. dc 15 dc abril de 1886. Dcpositado en el Museo PaIagncr dc Vilanova y GcltrÚ por

R.O de — de mayo de 1886. Vuelto al Nínseo del Prado por (iNI. de.3 de febrero de 1981 1489 TUBINO. F.M.. El arte ~‘los artistas contemporáneos e’t la peti ínsula. Nl adii d. 1871. p “5

702 Iba filiación nacional

El segimdo aspecto es más problemático y complejo, pero, en todo caso, no debe desdeñarse lo que esta preferencia de la pintura de historia por el siglo XIX tiene de intento de generar tina identidad miacioííal como proyecto de futuro. Una idemítidad de carácter fumídacional y revoluciomíario que. aunque en menor medida que la histórica, es también fácilmente perceptible en el desarrollo del nacionalismo español. Desde esta perspectiva el acto fundacional de la nacton sería la Guerra de la Independencia -no en vaxo asunto favorito de la pintura de historia- entendida corno una revolución, que echa las base:; del Estado y la sociedadmoderna española, y mio como una mera oposición a un invasor extranjero. Todo el siglo XIX se convierte así en el largo camino de articulación de una identidad nacional forjada sobre las cemuzas de una guerra, las hogueras de varias revoluciones y el sacrificio de los que supieron morir p~ el progreso cíe la humanidad Al trasladar a sus lienzos hechos de la historia contemporánea los pintores estarían dando respuesta a las exhortaciones de Pi ‘o Níargail cmi 1851:

Artistas que amáis de corazón el arte, cenad ante vosotros las ynedas de lo pasado, vivid y pensad en medio de los pueblos qrie rugen a vriestto alrededor corno 1 ~solas (leí Océano, La humanidad sufre y está en perpetua lucha: en lugar dc inmortalizar a los héroes que sucumbieron en la guexia, inmortalizad con vuestros pinceles los mártires de nuestras .san 1nentas revoluciones. Pintad, medio tendida en el sepulcro, a esa misma humanidad: piníadla cubierta aún con los viejos harapos de ia aristocracia y la monarquía: piutadia cayendo de nuevo en su ensangrentado amaúd, a impulso de las lanzas (le la 1 arbarie: pint adía agol izando, lleno de pod fe el corazón. (le úlceras el cuerpo, de tinieblas el alma: píntadia mlle fía a. has ta (Irle amníada otra ve z (leí espín tít del que volvió la vida a Lázaro, rompa sus ataduras ~ renazca al mundo rejuvenecida por ej amor y la ciencia. Sed

constantemente los cantore.s de vuestro siglo: sed, Si es quesO s Urtislas, 5u,S ¡)roÍeias (..). Si sólo pintáis lo presente. reconocerán eternamente en vosotros a los artistas del siglo XIX: si llegáis, además, a encemiar lo futuro en el circulo de vuestras producciones. seréis tenidos eternamente como istas y como pfeeursoies1400

~ por tíltimo, el sentimIento cíe restwrección míacional que tienen los espanoles del siglo XIX cotí respecto a su propia época. Es éste tui aspecto qile. acostumbrados a una inia2cn negativa y esperpéntica -valleinclanesca- (leí siglo pasado -Línagemí que, atinque puesta cada vez mas en cuestión por la historiografía reciente. sigue sicutio operativa, tópicos 5.Y estereotipos tienen la piel dura- nos resulta difícil (le entemícler, pero sobre la que mío cabe la menor duda. Cuando uno se asoma a lo que escribíany opinaban los hombres del diecinueve español. una de las cosas que más llama la atención es esa fe monolítica er la mejora del país. en que la nación ha vuelto a encomítrar el buen caniimío. en que. tras varios siglos de decadencia, se está a punto de volver a figurar entre las grandes naciones del ¡nuncIo. Una fe que comparten los hombres de la época isabelina con los del sexenio revolucionario, y los del sexeiflo revolucionario con los de la restauración: numa fe que resiste incólume todos los embates del siglo. hasta el punto que sólo la derrota dc 1898 fue capaz de hacer metía en este seíídmiento de resurrección nacional, lo

¡490 LIX’ MARGALL, E., Historia de fa Pintura en España. o. cit.. p. 15.

703 Capítulo IV que de paso explica la profunda repercusión que ésta tuvo en la conciencia de las clases diri~entes españolas: fue como el amargo despertar del sueño de iín siglo que todavía seis años antes había celebrado, pleno de pompa y retórica imperialista, el IV centenario del descubrimiento de América, Celebracidíi que venía a significar la reivindicación, en pleno auge del imperialismo, de laprimacía de la nación española entre las nacIones imperiales del inundo.

Este sentimiento de resurreccion nacional, que explicaría la preferencia por los hechos y sucesos del siglo XIX en la pintura de historia, es omnipresemíte. comenzando por la propia pinturay la idea, emiunciadía de forma reiterativa portodos los críticos a partir (le la década de los cincuenta, de la resurrección de la antigua escuela española cíe pimítura. Citemos, sólo por poner un ejel1~1)]o -son mntíltiples los qtíc se podrían traer a colación, y a lo largo cíe este esttmdio se hará referencia a otros-. el siguiente párrafo de un artículo aparecido cmi el pemióclico La Época el 22 de octubre de 1860:

España regerie rada empieza a irí 0V erse, Y~ aspira a reco uqtii star en política, cii iríd i¡s tfia , en comercio, en artes. en todas las esferas (leí poder. del Val Of moral 5’ dc la iu teli gencia el puesto que tuvo un en ei mundos’ que nimea debió perdcr. Hl camino está emprendido y i’e andará todo. El otto de 1860 es ,íu elocueute testimonio de la vitalidad y del progreso del país. A la sombra de un trono qríerido y dc rrn gobierno parertíal y rísto, L.spaña SC calla de caminos de hleiTo y de alambres eléctricos, Niadrid se euVaeiiece, Barcelona levanta, corno por encauto. en t~eves días, ei palacio de

Sil indiist ~., 1491

Por lo que se respecta a la evolución cromiológica de la presencia del siglo XIX emí la pimítura cíe historia se dan una serte (le rasgos particulaminemíte llaníatív os, Emí pmim~er lugar la hegemnonía dc los teínas decimonónicos cmi el primer tercio del siglo XIX. en este caso, reflejo. sin du(la, (le un intento, a la sombra de la Guerra de la Independemícia. dc comistmncciómi de una ¡clemitidad nacional (le tipo político, la siugicla de las Cortes (le Cádiz, basada en un proyecto de futuro. Esta hegemonía se fundamnenta casi exclusívamnemite en los etla(ll’os pímítaclos en y sobre la Guerra (le la Independencia, ¡o que ¡nuestra hasta qtíe ptimíto ésta tíív o el carácter de una auténtica ruptura cotí cl pasado, frtmstrada por los sucesos posteriores.

Proyecto de integnción que pierde peso en el pemiodo postemior. regencia/época isabelina, en que la legitimación historicista, la identificación ííaciomíal basada cii un pasado cotm’uí y no eh un proyecto (le futuro en común, se vuelve claramneníte hegemónica. Postejionneuíte, el sexenio revoluciomíario retomará este carácter de la líación como proyecto de futuro, que, comí algunas matizaciones -es miíy llalnativo ver como la política aclqtusitiva dcl Estado y las decisiones de los jumados l)alecehi oponerse a esta tendencia, algo que había ocurrido tamubién cmi el sexemijo revolucionario- se mantemídrá círnante la Restauración (véase ciíaclro u0 1 6).

1491 “Exposición de Bellas Artes”. La Época, 22 dc octubre dc 1860.

704 La Iiliaciort tusciortal

Total Adquhi- Premia- Medalla Medalla Medalla Reprod. dos dos pnnu ra segunda tercera en Estado elas~ clase clase grabado

Total siolo 22 21 17 8 19 19 20

1808-1833 43 46

1834-1854 13 18

1855-1867 16 18 12 7 10 19 16

¡868-1874 30 23 20 3? 0 0 15

1875-1895 26 22 20 ¾ 23 19 21

(‘ua(Iro it” 16 Cuadros de historia cou temas sacados del siglo NIN. Las cifras indican porcentajes (%) sobre el total de cuadros (le historia eu cada grupo y apartado crorioló gico.

3.7.1. EL SIGLO DE LA GUERRA DE LA IN’DEPENI)ENCIA.

Lo mismno que en los demnas peuiodos históricos la hi ~tomia(leí siglo XIX queda redlucidía para la pimitnra de historia a unos pocos ciclos que se repetirán una y otm’a vez por los diferentes pintores, principalmente la Guerra de Ja Independencia, a la qt¡e le corresponde. sin ninguna duda, un lugar estelar en esta representación (le los hechos significativos (le la historía naciomial, (véase cuadro u0 17). Otíerra (le Imldlepen(Lcncia, convertida, no sólo en una (le las gestas eníblemnatícas de la nación española, sitio tamnbién, Y ~ sobm’e todIo. en símbolo de tuto (le los rasgos definitorios paí~ la mitología miactomíalista del ser español: el amor a la independencia. Será en este contexto en el que serán analizados em su momento cada uno de estos cuadros, linbtan(lomne aquí a una mcta entímeración.

Antes dc seguir adelante, sin emubargo, es necesam’io hacer una pequeña precisión sobre le sígníficado real (le la Guerra (le la Independencia, máxime cuando todos los mnedios de

formación (le opinión decimonónicos, \T no sólo, ni principalmente, la pintura, consiguen configurar tina imagen monolítica (leí conflicto bélico comítra los framíceses hasta logíar su

definición exclusiva como irna gtmerra míacmonal: la guerra db imídependíemícia por antonomasia. Se obria. deliberadamente y de forma absoluta, otuos aspectos no níemios significativos, como pueden ser el carácter exclusivamente religioso que toma en algunos mnomnentos y por parte de determinados sectores. de revolución burguesa en otros e, incluso, de auténtica guemTa civil. El éxito cíe esta gcmíuina campaña propagandística llevada a cabo por el Estado decimonónico se mide en que, como ya se lía dicho más arriba, la guerra acabe configurándose en la ideología

705 capítulo iv popular exclusivamente como una guerra contra el invasor, una gtletTa de independencia macmomnl. y ello prácticamente hastanuestros días.

Atmnque esta sunhología (le lucha por la independencia es claramente preponderante, la percepción de la Guerra de la Independencia por el siglo XIX es enormemente compleja. incluyendo otros muchos aspectos más sutiles y más difíciles de analizar. En muchos casos la guemTa es vista como un despertar nacional, como la gran empresa que sacó a la nación española del marasmo en que había vegetado desde la época de los Austrias. La demostración al inundo, y a sí misma de que:

aqríf había un príeblo, aquí en España, y se mostró mríy proui o. Desamparados de sus reyes, pusieron unes! ‘os padres al fren te (le la g llena la patria iudivi dii al e irídi xisible, la nación 1492 eterna

Así cotno una muestra (le cómo, a pesar de los avatares históricos, la esencia nacional pennanecta mncólunie al paso del tiempo.

1 labría que ver hasta dIUC pumíto la guerra no 5U~tI5O tanibiémí la culnúnación de ttn proceso de (lefinlciótl por oposición: el español como lo opuesto o lo comítrario al francés. Límía forma de idetitificación colecúva por oposición al otro, tmn ~ el irasmo lenomeno perceptible cmi el caso

Dentro dIC la propia Guerra

1492 CASTELAR, E.,” Discurso dicho por Don Emilio Castclar en los juegos florales de Vigo, consagrados a conmemorar nuestra giterra de la Independencia’, Lo ilustración Espailofa Ameut ano, 1884,p. 230. 1493 EJ número de panfletos, libros. que, a ío largo de los siglos XXI, XVII Nk 111 y XIX. ‘lacen referencia a este enfrentamiento es interminable: Antipatía de los franceses y los ‘panolc Carlos García, 1627: ~Intipairnentre espailolis y franceses, con la indicación de -sí> remedio, Nfadnd lb ~S también el padre Feijoo echo Sil ci.iarto a espadas sobre el tema. Aníiz.’aíía de franceses españoles Paía tui estudio niliS detenido de este tipo de literatura, véase TEMPRANO. E., Lo coterna icciol curoj.’ca, Madnd IDO, en especial capítulo III,

706 La fi/iación tzacio,ta/

Los sucesos del dos de mayo en Madrid. con su carácter de revuelta popular que mostraba el patriotismo de las clases bajas madmileñas y su unión comí el ejercito en la defensa de la patria en peligro, son un tema reculTente CII la vida púbi.ica española díírante todo el siglo XIX: artículos de revistas1494, obras de teatro1495, libros de historia1496, novelas1497,...

En pintura los dos primeros cuadros sobre el tema, los de Goya -ambos encargo del Consejo de Regencia. lo que se suele olvidar en detrinento de su carácter netamente propagandístico-, son prácticamente coetáneos de los hechos, de 1814: El dos de A-layo de ¡808 en Madrid: La lucha con los nwn¡elucos1498 ‘o El Tres de Mayo de 1808 en Madrid: Los fusilamietuos cii la montaña del IWncípe P¿o1499. Un poco más tardío y de significado más ambiguo es El hambre de Madrid, pintado por José Aparicio e Inglada en antes de 18181500, adld 15~1 ‘o qtie, ya a linajes de siglo, será reproducido 1uindo por la com’ona en grabadlo por La llusu’ac¡rm Católico1502.

Fuera de estos tres primeros cuadros, casi de crónica periodística, los hechos del dos de mayo serán llevados míuevamente al lienzo en vam’ias ocasiones.

El plimero en hacerlo, después de Goya y Aparicio. sera Leonardo Alenza quien lleva a la Exposición de la Academia de 1836 su Muerte de Daok en el Porque de Artillería1 ~

Manuel Castellano recibe mnedalla de tercera clase en la Nacional de 1862 con Mucrie de Dimí: y Velardc1 504 basado en la obra de Emilio Ta:narit, Memoria histórica it’ ¿OS

1494 ‘El dos dc mayo”, isctnaf,ario Pintoresco Español, 57, 1837: ‘Dos mayo”, El Laberinto, 1843 1844. p. 176 Hl dos de mayo. Elegía”. Semanario Pintoresco Español. 18, 1847, pp. I3~-138: Semanario f’inrot asco tv’añof. 18. 1848. número dedicado por completo al d3s de mayo. incluye grabados de Castaños, Pala±ox Napoleón. \Vellington y diferentes batallas: CAMPILLO, NiDos de mayo 1808”, La ilustración Espanola 1 4tnericana, 1, 1871, Pp. 222-223: BENAVIDES. zv, “Dos de muyo”, Lo América. Crónica hispano 4muicana, Nladrid, 22, 1861, p. 2: LOPEZ CiARCÍA, 13 “El

707 (‘¿mítulo IV principales acontecimientos de día dos de A-lavo de 1808 en Madrid1505, mt¡estra el momento mas álgido de la batalla:

Daoíz está con una rodilla en el suelo, herido en el muslo. según etíenta la historia, y defendiéndose aún. De Velarde nada sabemos; se nos figura que será otro oficial español, algo alejado de los primeros t&minos, que lucha con desesperación. El resto del cuadro compónelo hombres, mtúeres, granaderos franceses y artilleros españoles, formando la más extraña confusión de tiros, sablazos, navajadas, culatazos y pediadas¡SÚ6,

El mismo Manuel Castellano prácticamente repite premio -obtuvo consideración de medalla de tercera clase1507- y tema en la siguiente Nacional, ¡a de 1864 con Muerte de D. Pedro Velorde el dos de mayo dc 1808. reproducido años más tarde en fotografía por la revtsta Blanco ~‘ negro1508.

José Nin y Tudió anua el recuerdo de los dos héroes díel prn’qiie dIc Nlonícómí en Los héroes’ dc la Independencia úspoñoio.

1 8761510 \.‘ leprodíticel Oil en gral)adlo por La Ilustración Il,é,’u’-a 1511 ~r Blanco y Neg’o1512.

.Joadlnln Sorolla recibe medalla de segunda clase en la Nacional dle 1884 con Das de

Moyo1 513, a(ldlttiridlo ese mismo año por el Estadio para el Museo dIC Arle MOdlemo151 ‘~ Y’ reprodlucidlo en grabado por La Ilustración lberuy,1515 x’ Blanco y NccroíSIÓ.

Lugemiio Alvarez Dumont de tercera clase en la de 1887 con Malosaña y su búa se bate:; contra los franceses en uno de los’ calles que bojo>; del Porque a la de Son

Bernardo1 51’L adíquiridlo por el Estado1 518 ~‘ reprodíticidlo en grabado por La //uslt’uc’ión Española y Ameinana 1 519, La Ilustración lhé.’’ica (en dos ocasioIles) 1 520 La 1/u sitoción

1505 Catá/ogo...1862, Niadrid, 1862. 150ó VILIAi,VA, E.,”Exposic~ón de Bellas Artes”, El Diario Español. 28 de octubre de 1862. ¡507 RO. de 13 de enero de 1865 1508 Blanco y negro, V, 209, 1895, s. pag 1509 Catálogo...1876, Madrid. 1876. 1510 Por unanimidad, RO. de 28 de abril de ¡876. 1511 La Ilustración lbé:’ica, 1884, p. 828. 1512 Blanco y Negro, y. 209. 1895. s. pag. 1513 Por lina iii miciad, IZO. cíe 12 de jurrio de 1884 ~ RO, de 20 dc junio cte 1884 en 2.500 pís. Depositado en el Niuseo Bala2uer de Villanueva y Geltrú donde sI2ue actualmente, por RO. de 9 de marzo dc 1886. 1515 La. Ilustracwn Ibérica, 1 884. pp. 424-425. 1516 Blanco ~ Negro. 1\~. 1894. p. 257 (fotoLrafía). 1512 Por irnanimidad, RO. de 22 de junio de 1887. 1518 RO. dc 14 dc noviembre de 188’. en 2.000 pts. Depositado cii la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza. donde sigue actualmente, por RO de 18 de noviembre de 188’. 151’) La ilustración [i’spañoía y Americana, II 1887, p. 5. 1520 La Ilustración Ibérica. y. 1887. p. 452: y X, LS92 p53

708 La filiación nacional

Aí’tísticat52t, La Ilustración. Revista Hispa.no-Americano1522, Pluma y Lápiz1523 y Blanco)’ Negro1524.

Manuel Picolo lleva, sin ningún éxito, a la Nacional

Un manolo del año 1808 en Madrid. erguido y sereno. y una Lnaja. deshecha en llanto, y entre arrodillada y caída, comparecen ante un Consejo de Quena de oficiales franceses. No hay duda: el ha sido capturado haciendo airas contra los soldados del emperador: ella su hija tal vez, tal vez su amada- no ha querido ‘abandonarlo y el sigue: entra con ¿1 en la estancia del fiero tribunal y comenta con sollozos la senlencia que el bravo patriota escucha impávideíS26.

Marinas cierra el ciclo de cuadros sobre el dos de mayo con un cuadro titulado preclsaíííeííte así. Dos de A-Joyo, llevado a la Exposición dIc 18921527 x’, a pesar tic no recibir rúngtin ~eií o,aLqtundo ese tnismo año por el Estado.

Los fusilamientos del tm’es de mayo, tm’as sti temprana plasmación por Goya. no volverán a figurar en un cttatlro hasta 1866, cii cuya Nacional José Marcelo Contreras oLtiene consideraciómí de medalla de segunda clase con Lo madrugada del 3 dc moyo de 18081528

Fmi la de 1871 Vicente Palmaroli recibe medalla tic primera clase con Continuaron los fusilomien¡os por los franceses en la madrugado del día 3 dc moyo en lo Montaña del Príncipe Pío152’) compradlo ese mismo alío, en 9.000 pts.. por Amadeo de Sabox qtmien regaló al Avtmntamiemíto de Madrid1 530, reproducidlo grabado lo x en por La Ilustración Española y A,neí’icana1 531 La ilustración ibé”ica1532 y Blanco y Negro1533. Y José Nin y ‘ludó expuso Independencia española1 534, representa el velatorio

1521 La Ilustración Artístico, l88~. p. 225. ¡522 lo Ilustración. Revista J-Iispano-Anzeri“ana, ¡887, p. 601. 1523 [-‘(urna y Ldp;t, IS9IS, p. 92. 1521 Blanco y Negro, IV, 1894, p 258 (foto~rafía). 1525 Caitilogo.. 1890, Madrid. 1890. 1526 ALFONSO, L,.”Exposicióci Nacional de Bellas Artes”. Lo Epoc.?, 3 de junio (le ¡890. 1527 Catálogo... /892, Madrid, ¡892. 1528 Por unanimidad, RO. de 15 de febrero de 1867. 1529 Con 16 votos; a favor, 2 contra y 2 abstencionet, RO. de 28 de noviembre de 1871. 1530 Actualmente en eí Ayuntamiento de Niadrid. depósito dcl Niuseo

709 Canílulo IV

Los Sitios de Zaragoza, prácticamnente al mismo nivel que el dos de mayo madrileño, son también asunto habitual en la vida publica española del XIX. Lo mmstuo que ocuiTió con éste, prensa1535 y líteraturalS36 se ocuparon profusamente (le ellos hasta convertirlos en tema cotidiano para las clases cultivadas, y no tanto. del país.

En pintura su aparición es más tardía: el primer cuadro sobre la defensa de Zaragoza se remonta a la Exposición Nacional de 1858. en la que ¿Juan José Níartínez de Espinosa recibió una consideración de medalla de segunda clase con El Capitón Romeo mucíe rechazando a los franceses en la batería de la Puerta del Carmen1537, adqttirido al año siguiente por el Estado, con díestino al Museo tic la Trinidadí, en 10,000 reales1538. Con posterioridad a esta fecha los cuadros sobre el tema se suceden en las Nacionales con una cierta regularidad. Mh~uel NaVaITO expone en la dIc ¡862 Lo defensa de Zaragozat ~3’), tina representación del celebre gesto de \oustina de Aragón:

Agustina de Aragón. primera fi gura del lienzo, da fue go a un can on - abandonado por Ii allaise herid os cuantos le seivían 1540

Nicolás Ruiz dIc Valdivia obtiene mención dic medíalla de tercera clase en la Nacioíal (le 1866 con La Junta de Salvación nombrada el 24 de Junio de 1808 en Zaragoza. arengando a los defensores del reducto de la Puerta del Carmen 1541’,Alejandlro FeíTant y Fisclietinamís crtiz sencilla (le Maria Victoria emí la dc 1871 con Primer Sitio de Zaragoza’542 -representa el momento en el que el btigadier Qtíadros, encargado la defensa de la Comandancia cíe Santa Engracia y qtíe hallaría la muerte en esta accion, anima a sus diezmadas tropas en medlio díel desastre de umí combate lleno cíe gran(lIloctIetlcia y heroísmo-, reprodlucido en (‘rabadlo por La Ilusn’ación Española y Americana 1543 La Ilusnación dc Madrid1 544, La Ilusu’ación. Ret’ista fis pan o-Ante¡’ic’ana ISIS y La Ilustración Católica 1546;

1535 NIEVA, R. de, “El cuatro de agosto dc 1808 ¡ZaragozW ¡Palafox!”. la ilustración A,’tíctií’a, 1889, pp. 418- 419: ZANIORA Y CABALLERO, E.,” Los soldados de la lndependtncia’. La lli4stració,í Aruicrica. 1895, p. 134 y 180. MELLADO. 1-. de P.,”La defensa dc Zaragoza’. LI M¡geo de las Familias. II, 1844, p. 26:.,, 1536 VALVIDA RES Y LONGO, R,, La ¡¿‘criada, poema épico a la 4o,> ,o~a defensa de Zaragoza. ¿‘loqueada por DO, L. tas los iranceses-, Madrid, 1825: COBO, (7, la ilustre heroína d< Lara~o~a, Madrid, lS’~9 - FIS \ ruinas dc Sajita Engracia oc/sitio de Zaragoza, Madrid, ¡831 l8~” R. O de 18 de nov-icuí bre cíe 18.58. 1538 RO. de lO de febrero 1859. Depositado en el Museo Oros metal de álbaceie por RO. de 15 de jnnio de 1878. Actualmente en el Casón del Buen Retiro, NIuseo del Prado, Madrid. 1539 CoMíago,, /862, Madrid, >862. 1540 ‘<¡LI A.INA, F,” Exposición de Bellas Artes”, El Diario Español, 28 de octubre de 1862. 1541 RO. de 15 de febrero de 1867, Actualunenie en la Diputación Provincial de Zaragoza. 1542 RO de 28 de noviembre de 1871.

~ Lo ilustración Española y Americana, 1872, p. 748. 1544 La Ilustración de Aladrid, 18”’2, pS?. 1545 La Ilustración. R<’u’icia l-/ispano-Americ-ana, 1886, p. 528. 1546 La Ilustración Católica, 1889, p. 264.

710 La filiación tiociotiol también en la de 1871, Marcos Hiráldez Acosta oh-a cruz sencilla de Maria Victoria con La heroñia Agustina de Zaragoza1547. César Alvarez Duníomit obtiene medalla de tercera clase en la de 1884 con Heroica defensa de la torre de Sa; Agustít;, en Zaragoza, en la guerra de Indepet;dencia1548, adíquilido por el Estado1549 y reproducido en grabado por La Ilustración Española Americana1550 y La Hormiga dc Oro1551.

En la Nacional de 1887 se expusieron chico cuadros sobre los sitios de Zaragoza, Después del con:bote: Palafox pasando revista a los puntos de defensa de Victoriaiio Ealasanz y Sánchez1552, reproducido en grabado por La Ilustración. Revista Hispano-A nzúr¡cana1553; El Pilar no se rinde (episodio del primer sitio) de Federico Jiménez NicaííorlSSI, adquitido por el Estado1555 y- reproducido en grabado por La ilustración dc Españuí1 ~ La Hormiga dc 0,-al 55w. La 1/usu-ación. Revista Hispano-Americana1 55~ La llusuíacion NIad,-ileña155’) x’ La Ilustración Católica15”0, habu sido premiado anteriormente en la Exposición Aragonesa de 1885-86 con una primera medalla: La defetisa del pólpito de

San Agustíu; en Za¡-agoza de César Alvarez Dumont, medalla de tercera clase1 ~ compra por el EstadolSU2 y reproducción en grabado por La Ilustración Española y A,u¡erica,,a1563, La

ilus¡,y~ció,, íbó¡’ica. en dIos ocasiones1 56~, La Ilz.tsa’ación Artística1 565 y Pluma y’ LápLd506: Manuela Sancho. (Episodio de la defensa de Zaragoza) de Federico Jiménez

1547 RO dc 28 de noviembre cte 1872. Actualmente en la l)ipcitación l’roviricial de Zaragoza. 1548 Por unanimidad. RO. de ¡2 de junto de 1884. 1549 En 1,500 pts.. RO 19 cíe jumo de 1884 Deposirado en el MILSeo Provincial deL anigoza por RO, 17 de ctcíembre de ¡884 Actualmente en la Liad ersidad de Zaragoza, E¿iccdtad de Filosofía x~ Letras, depósito del Museo del Prado. 1 55(t La Ilustración Española y’ Atnerh-una., 1884, p. l 89. ¡551 La Hortniga de Oro, 1894, p,32l. 1552 Catíílogo.. /887, Madrid, 1887. 1553 La ¡lustración. Revista íIispauo-America<

711 Cavítulo IV

Nicanor, basado en los Episodios Nacionales de Pérez Galdós1567: y Combate del 3 de Julio. ¿¡808! Primer Sido de Zaragoza de Félix PastorlSbS.

Nicolás N4ejía y Marqués recibe una medalla de segxmda clase en la Nacional dc 1890 con Defensa de Zaragoza en 18091569, adquirido por el Estado en 18981570. Representa el momento en que:

Paisanos y frailes de la inmortal Zaragoza se aprestan a la defensa detrás de una trinchera formada con colctones, muebles y toda clase de utensilios15’1.

Domingo N’kiñoz, cierra el ciclo con Las últimas reservas de Zaragoza, expuesto en la Nacional dle 18951572. la tíltiína dIc las aquí analizadías, y reprodíticido cmi grabado ~ La Hormiga de Oro’573.

Aunqtie no estrictamente dentro dIc la Guerra de la Independencia en un sentido cronológtco, la díestrucción dle la afl1~adla espa~ola en Trafalgar puede ser vista como un prolegótuemio (le la guerra posterior, y así lo hará la ideoIot~ia decimonónica, para la que adiciflas Tmafakar se comivierte en símbolo, otro más. (le CSC lno¡’ir con honor (ltlC tanto piolilema como Jasgo característico de lo español.

Lo mnismo que ocurre comi o)ros episodlios dc la Guerra (le la 1 lidlependeticia. la destrucción de la flota naval espanola en Trafalgar es astínto habitual en los libros (le histom’ia1574 y revistas del siglo x~x 15% Etí pint tira su prcse¡icta es también bastante frecuente, Antonio Bruoada expone en la Nacional (le 1856 El combate dc Trafalgar1 ~%, compiado por Isabel II en 1857 por 20.000 reales. II mismo ]3rugada pitíta hacia 1858 Combate del

1567 (‘atdlogo.. /8,57. Madrid. 1887. Actualmente en el Casino de Zaragoza. 1S6SCaccílogo..1887, Madrid, 1887 1569 Por unanimidad, RO. de 31 de mayo de 1890 1570 En 3.500 pts.. R O de 7 de julio de 1898 Depositado en el Museo de Pellas Armes de Tenerife, donde sigue actualmente, por RO. de 29 de diciembie de 1900. 1571 ROBERFO. “Pellas Artes. Cartas a un amigo”, La Iberia, 9 de mayo de 1890. 1572 Catdlo”o 1895, Madrid, 1895. 1573 La Hormiga de Oro, 1894. p. 209. 1574 Entre o ti-os, NIA Rl..LA Nl, Nl., Combate de Trafalgar. ~ idn de la armada cs¡’añola contra las

aserciones ¡,¡J¡¡r¿ow ‘‘eradas por ¡ti. Thiers en su ‘Historia del o,; salado y cl Imperio”. NI adil d, 1850.

~ FERNANDEZ VILLAERILLE, E., ‘La batalla de Trafaloí El II seo de las Familias, VII, 1849, p. 26~: ALCAIA GALIANO. A”Recuerdos de un anciano: Cadxz cii los días del combate dc Trafalgar”, La América. Crónica I-Iispano-ansericana, 5, 1863, í>. 5: VAICARC 11 E “Combate naval de Trafalgar’, La Academia. IV, l8~8, p. 235: NíENDOZA, C.. ‘Trafalgar”. La lía st, ación Ibérica. III. 1885, pp. 628-682

712 La filiación nacional cabo de San Vicente. episodio considerado como un mero preámbulo de la batalla de irafalgar, adquirido por el Estado, para el Museo Naval, en £59.

Francisco Sans Cabot obtiene un gran éxito en la Nicional de 1862 con Episodio de Trafalgar -medalla de segunda clase1577, compra por el Es’:ado1578, reproducción en grabado por El Mundo Militar1579, El Museo Universal1580, La Ilustración de España1581 y La ilustración Católica1582 x’ envío a la Exposición Universal de París de 1867-. Representa1583:

Desechos sobre los escollos de mm mísero navío de la destrozada ?sduadra española, los restos de su tripulación, restos mutilados y gloriosos del naufragio, procuran su salvación en las peñas de la costa. Los más ‘afortunados, en salvo ya, procuran ayudar a lo~ que luchan todavia con las olas, aflojan cables a los más prOximos. hacen señales a los más lejanos y los animan con el ademán: otros se esfuerzan en robar a las olas el exánime compañero: otros indiferentes a cuanto les rodea. descansan en la inacción y alzan al cielo miradas de angustia o de resignación suprema. En el ceutí-o un oficial, tal vez el comandante del buque, empiíú~ndo todavía la inútil y roía espada sostiene. a un gitardiamarína, un niño casi, próximo a desfallecer a la fatiga quizás, quizás a las heridas recibidas en la batalla, El noble rostro del primero mira -:e~ndo al horizonte, donde parece, no desafiar a 1-a tempestad enviada por la pro~’idencia, sí al ene fugo para provocarle de nuevo: ‘al aliado inliel para retaile por cobarde U,.) A los píes de este gro ao yacen jarcias, poleas, trozos (le mástiles y entre estos despojos el cadáver de un marinero1584

Emilio Millán expone en la Nacional dIc 1871 Mucríe de Cliii rrnca1585.

Jt¡sto Ruiz Lt¡na obtiene tilia sran éxito —medalla (le primera clase, compra w~ el Estado1 5S

1577 RO, de 29 de noviembre de 1862. 1578 En 2&000 re-ales. RO. de 14 de enero de 1863. Depositado ~n ci Palacio del Senado. donde sigue actualmente, por RO. de 8 de enero dc ¡881. 1579 El Mundo Militar. 1862, p. 388. 1580 El Musco Universal, $11, 1863. p. 4, 1581 La llnst,’ación de España, 1886, Pp. 340-341. ¡582 La Ilust,’ación Católica, 1894, p, 7, ¡583 En su primera exposición en la Nacional de 1862 el cuadro se acompañaba de una cartela donde se explicaba la escena repí-esentada: “Cansado el comandante del navío Neptuno de la inacción en que se encontraba la batalla, y viendo en peligro al ‘Trinidad y al Bocentauro, abandona de improviso la línea de combate, y se arroja en medio de cuatro navíos ingleses, con los que sostiene mmm ~angnentay desesperada lucha. Después de la refriega, en que encontró honrosa muerte la mayor parte de los que le montaban, víctima el Neptuno de la deshecha tempestad que sobrevino. se estrella contra las rocas del castillo de Santa Catalina. en el puerto de Santa María, donde el resto de la tripulación, que se libró de las balas halla salvación momentánea” 1584 CARCIA ,J,’ Cuernos de la Villa. Exposición de Bellas Artes”, La Época, 10 de noviembre de 1862, 1585 Catñlogo.1871. Madrid. 1871. 1586 Emí 6.000 pUs’., RO. de 3 de noviemlíre de 1890. Depositado en la Academia de Bellas Artes de Cádiz por RO

713 Canítulo IV

El Trafalgar de Ruiz Luna no es. por tanto, la representación pictórica del combate naval de 21 de Octubre dc 1805: es menos y más, Es menos, porque no ha podido ser, inútil es decií’lo- trasmmto del natural, ni siquiera reconstitución erudita y -artística a la vez del suceso: es más, porque el cuadro no es el “desastre” glorioso de Trafalgar, sino el símbolo de aquel glorioso desastre, A la derecha y en el fondo, lejos, envueltos en nubes de humo, se vislmtmbran. más que se ven, poderosas naves de las tres naciones, destrozándose con el fuego de sus andanadas; en eí centro, hasta el primer término, el escenario sublime de aquella tragedia: el mar: a la izquierda, lo más cerca, cual condensación soberana del poema. la popa desmantelada de mm navío español (¿cuál? cualquiera, todos, ninguno: el del artista>, con el aparejo deshecho, las bordas derruidas, maltrecha la cubierta, acribillado el e-asco: un tronco informe de bajel: un cmmerpo de buque heroico, cuya vida se escapa por infinitas mordeduras de cañóm En medio del velamen derribado, sobre el mutilado castillo de pepa, en el entrepuente hecho en la - ola, a gu;sa de sudario de la pedazos, colúmbranse aquí y allá, envueltos insionia amarilla - r patria, los cadáveres de los defensores del navío, El navío no se ha rendido, ha muerto, pero mientras le quedó un soplo de vida combatió, y por ello, al ver cruzar a breve distancia una lancha inglesa, abajo, en la segunda batería, de entre el montón de muertos. se ha alzado uno, solamente moribundo, ha aplicado tina media a un cañón y ha empleado el miltimo disparo y el último aliento contra el enemigo... Y arriba, rompiendo bruscamente las lineas del cuadio. se alza, fatídico, cual eníz de aquel sepulcro flotante de madera, un mástil demnubaclo sobre la borda, que di tirase <íiie es a \erdaclera firma del pintor de “La marina (leí palo”. Aquel trozo de barco en rttinas, aquellos cadáveres amort-aiados con la bandera nacional, aquel canonazo. estertor de la agonía de nuestro poder marítimo aquello que en Trafalgar probablemente no pasada - aquello es Trafalgar, y, sobre todo,. el Trafalgar (le Espafía 1589,

Gicría el ciclo Eugenio .Xlvam-ez Dumont con Muerte de Churruca en Trafalgar. medalla de segunda clase en la Exposición Internacional de 18921590 y adquirido por el Estado años más tarde, en 18891591.

El sido (le Gerona por las tropas napoleonicas,a pesar de sus evidentes sinblitll(lt=scon los dos dic Zaragoza. ¡tivo un eco mucho menor. Sólo cuatro cuadiros hacen referencia a los sucesos dIc Gerona, y ti-es dc ellos centm-ados ademnás únicamente en la figtn’a de Alvarez de Castro: El defensor de Gerona, don Mariano Alvarez de Castro de José María Fenollera, Nacional de 18781592: El cadóver de Alvarez de Castro dic Tomás Niuñoz 1 594 Lucena, medialla (le segunda clase cii la Nacioííal dIc 18871593, compra por el Estado í-eproducci ón en grabadlo por La llt,stración Española y Amnc,’ica,¡a1~ La Il¡¿sñ’acun,. Reíisía

Hispan o—Ap;. ericat;r,~ ~>< , La Ilus¡,’ació;; Ibérica 1597 y La /lustrac’íon AJ-tlstica 1598 que representa al

1589 ALFONSO, E., “Exposición Nacional de Bellas Artes”, En Eí’oca, 18 de mayo dc 1890. 1590 Por mtnanimidad R.O de 2 de diciembre de 1892. Instituto Cabrera Pinto de San Cristóbal de la Laguna, Tenerife. depósito del Nínseo del Prado. 1591 En 6.000 pts.. depositado en el Instituto Cabrera Pinto de San Cristóbal de la Laguna. donde sigue actualmente, por RO. de 22 de diciembre de 1910. 1592 Catdlogo..1878. Madrid, 1878. 1593 Por unanimidad, RO de 22 de junio de 1887. 1594 En 4000pts., 1<0. de 14 de noviembre de 1887. Depositado en el NIííseo Arte Catalán de Barcelona por RO. de 27 de agosto de 1889. Vuelto al Niuseo del Prado por ONí. de 15 dc dicieuíbre de 1986. 1595 ¡,~ Ilustración Española y Ame,’ica no, II, 1887, p 25

1 59ó ¡‘~, llust,’ación, Rn’isra llisí’ano-An,ericana, 1887, p. 696. 1597 ¡a ilustración Ibérica. ‘eV ~8X7, p. 436.

714 La ti/lacón nacional

el heroico defensor de Gerona, que ya vencido y preso en el castillo de Elgueras, apareció una mañana estrangulado. Su cuerpo, abandonado en el campo, es contemplado por el pueblo. Un monje le administra los últimos auxilios de la religión. El cielo presenta las grises masas de nubes 1599: rizadas por un viento que trae tempestad

Presentación del cadó ver de Álvarez de Castro ante el pueblo de Figueras de Vicente Nicolan Cutanda, mención en esta misma Nacional de 18871600 y reproduccion en grabado por La llustración ibérica1601 y La llustració Catalana1602: y El gran día de Gerona de César Álvam-ez Durnont, basado en Dietario del sitio de Gerona en 1809. Man zíscrito inédito de 1>, Juan Pérez. vocal dc la junta gub¿rnatií’a1603, premiliadlo con medíalla de segtínda clase en la Nacional de 18901604, adquiíido ~‘ el EstadolbOS y reproducido en grabado por La ilustración Ibérica1 ~,06 y Pluma y Ltípiz1 t07 Éste el único en representar un episodio de defensa de la ciudad en sentido estricto:

l ‘os franceses ban abierto brecha y dan el asalto, trepando com’ fietas por entre los escombros de luí mural! ón dei rmrt do: la gente (le Geron a resiste coní o quien es - con el tranqttil o valor de la serenidal La peíea. casi envuelta en humo es horrible: más sin detallc que repugne. Hay un grupo que sintetiza bien el carácter de aquella horrible lucha con sólo dos figuras: la de un catalán (Itie intenta pegar un culatazo a mm granadero francés, y la de éste que procura parar el golpe. es decir no coinlaten un ejercito contra otro ejercito, sino ni p iteblo cou t ¡a itu coliqmúst a(IOi. 1ci bandc; a negra qi]e flota a lo lejos y la serena actitud (le D. Mariano Alvarez (le Castro ex 1)resan que todo el inundo está dispuesto a morir, U..) la fi~mu’a de Alvarez de Castro, claramente concebida, puesta con gran tino y además muy diferente de Palafox, no pennise vacilación. ndndablementese trata de Gerona: y tan revuelto es el combate que apenas hay figuras en actitud ‘rauqínla. No se ven sino vivos que atacan y se defienden a la desesperada y muertos caídos en posturas descompuestaslUúS

Olros hechos acaeci(los durante el conflicto tendrán rna apanción mucho más episodica. Las Cortes de Cádiz, que tan impomIante lugar podían haber tent(lo en la ituaginería colectiva

COiU() simnbolo x’ fundíaluelito (le una tradición repm’esentatinL y democrática, ‘e’ así ftme entendlido 1 600, figtirarán tic los liberales españoles por muchos en la piJititra dIc htstoria en 50k) dos

1598 Lo Ilustración A,-t¡’stica . 1887. ¡y 229. i599 SILES. 1. de, “Vida inadijieña, La Exposición de Bellas Artes”, Á~a Epoca, 16 de abril dc 1887. 1600 Por mmanimidad, RO. de 22 de jimio de 1887. 1601 La Ilustración Ibérica .V, 1887. p. 388. 1602 La Ifustració Catalana, IX, 1888, p 133. 1603 C’aíóiogo... 1800. Madnd, 1890. 1ó04 Por unanimidad, RO, de 31 de mayo de 1890. 1605 Fu 2500 pts., R.O de 3 de noviembre de 1890. Actualmente en ci Museo de Ciudad Real, depósito del Niuseo del Piado. 1606 La tlu.ctración Ibérica, VIII, 1890, p. 457.

1607 Pluma y Lópiz. 1893, pp 76-77, 1608 PICÓN, 3,0.,” Exposición Nacional de Bellas Artes”, El Imparcial. 6 de mayo de 1890. 1609 Sobre el carácter simbólico de las Cortes de Cádiz en el ima:.Únario liberal español, véase, a modo de eJemplo, lo escrito en el perió(tieo El Contemporáneo con motivo le la exposición en la Nacional de 1862 de El juramento de las Cortc’s de Cádiz ea ¡810 de José Casado del Alisal: “l,a instalación y jirraluento de las Cortes de Cádiz, es una de las páginas más brillantes de nuestra historia moderna, puede

715 Canítulo .1V ocasíones -ausencma con importantes implicaciones en la concepción del ser nacional, que serán analizadas en su momento-: El juramento de las Cortes de Cádiz en 1810 de José Casado del Alisal1610, encargo del Congreso, que fue expuesto fuera de concurso en la Nacional de 1862 y reproducido en grabadlo por El Museo Unit’ersa11611 y La Ilustración de España1612; y Libertad e Independencia. Cádiz 1812 de Francisco Sans Cabot. medalla de segunda clase en la Nacional de 18601613, envío a la Exposicióíi Universal de Londres de 1862, reproducción en grabado por El Musco Unií’ersa11614 y La ilustración ~íeEspaña’615 y compra por la Coronai6lÓ.

Aunqtíe no directamente referido a las Coites de Cádiz, pero si relacioíiado con ellas, se podría incluir aquí también La Junta de Cádiz cii febrero de 1810 de Rarnómí Rodríguez. primera medíalla cmi laExposición dic París (le 1 867, expuesto poslem’ionnente en la Nacional de 18711617, a pesar dIc no recibir íiíngtín premio, fue adquiíi cío por el .Ay¡íntaiu lento de Cádiz grabado para su salóíí de sesiones. El éxito se completó con su reproducción en por La Ilusiracion Española y Anuric’ana1t1S ‘e’ Pluma y LápicI6iO.

La batalla de Bailén. tina de las escasas victorias militares eíi combate regular de los españoles sobre las tropas napoleónmcas, era, en pm’mmícipio. tín astínto que debería haber atraidlo la atención de lapintura de historia, ya qtíe, tal como podemos leer cmi La Época:

En cua ¡ito a la ini portauci a (¡el asunto, al interés qtie ha de despertar en el pmiblico, y a la coiTespondencia de sinípatía que debe establecerse entre el observador y la época, pocos serán los que los avent’aien. Suceso de ayer que hemos oído contar a nuestros padres, suceso de cuyos actores alía sobreviven algtínos. hecho transcendental de la historia contemporánea. no de la nuestra sola, sino de la emuopea, puesto qmíe inicia la decadencia del poder imperial con la del prestigio de Napoleón y sus amias, acontecimiento que tanto lisotijea la glona espanola. LITiO de los (lite con más justicia pue(Ie clivanecerse tanto la comiiti al vez u-a - — y halaga ant) a la patria, que enorgmillece ti cional y satisface los espíritus más fríos y escépticos: retine cuantas condiciones son precsas para ser desde lneoo

decirse que es el punto de donde ananca el movimiento innovador, cuyo impulso se siente aun, y nos empuja rápí (lamente por las sendas (leí progreso y los adel autos: poltti can)ente considerado, tiene tal importancia, que

a la ciudad en que sc realizó la ba valido los sobrenombres gloriosos dc cuna de la libertad y oriente del sol de la independencia” (“ La Exposición de Bellas Artes”. El Contemporhncc.2.S de octubre de 1862). 1610 Actualmente en el. Palacio del Congreso de Madrid. 1611 El Museo Universal, VI, 1862. p. 413. 1612 La Ilustración de España, 1886. p. 333. 1613 RO. de 2 de diciembre de 1860. 1614 El Museo Unií’ersal, VI, 1862, pS3. 1615 La Ilustración dc España. 1887, pp. 52-53. 1616 Isabel II en 60000 reales. 1617 Catrílogo... 1871, Madrid. 1871. 1618 La Ilustracion Española y Americana, 1, 1871, p. 580. ¡619 Pluma y L’ipic. 1893, Pp. 52-53.

716 La filiación nacional

comprendido ‘e aceptado por el público, para encender su amor de gloria, para herir las fibras 1620, íntimas del alma

No ocurrirá así, sin embargo, posiblemente, tamíto debido a que ya el plimer cuadro sobre el tema, La rendición de Bailén de Casado del Alisal se con virlió en la imagen real del hecho histórico, como, sobre todo, a que al hecho en sí le falt:mba esa aureola de levantamiento popular, de guerra nacíonal, que la ideología nacional española buscaba en la Guerra de la Indepemidencia: había sido una batalla demasiado “fría”, el enfrentamiento de dos ejércitos profesionales, no el levantamnmento pasional de un pueblo.

Sólo en dos ocasiones es elegida esta batalla como teína por los pintores dIC historia, las dos en la Nacional de t8641621. José Casado del Alisal obtuvo medalla dic primera clase con el x’a citado La rendición de Bailén1 622 adquiíido í~r Isabel JI ese mismo año con destino al Palacio Real dle Madridít~23, qtme se convertirá, casi cíe inmediato, en la imagen verdadera del hecho histórico, como confirma el hecho de que todavía a finales de siglo siga siendo reprodíticidIo en grabados por la ítensa de la época. en 1893 por La Gran Vú~í<í2Y en 1894 por

Blanco y Nc’g’o1625 y en 1895 pot La Ilustración Artística o26

Menor éxito tuvo el cuadro de Ricardo Balaca, I”pisodio de la batalla de Bailén, aunque también prennado —mención especíallÓ2. dentro del gnipo dIc pintura de género- y adíquindo por el Estado1628

La llamada al levatítamiento contra el invasor del ilcalde de Móstoles, a pesar de su calacter anecdótico y casi localista, figurará por dos ocasicmíes cii las Exposiciones Nacionales de pintura. La primera en la de 1881, El alcalde dc Móstoles de Atítonio Pérez Rubio, que se basa en la Jflsta¡’ia dc España dc Toreno1<’29, reproducido en grabado por La ilustración

iá2O GARCÍA, i., “La Exposición de Bellas Artes. Cartas familiares a un ausente”, La Epoca, 30 de diciembre de 1864, 1621 Ya ante, en ¡824, el Ayuntamiento de Madrid había encargado a José Aparicio un cuadro sobre esta batalla, cua(h’o que no llegó a pintarse por oposición del monarca, 1622 RO. de 13 de enero de 1865. 1623 Pasó al Museo del Prado en 1921 por donación de Alfonso XII. Acttialmeute en el Casón del Buen Retiro, Museo del Prado. Madrid, 1624 La Gran Ita., 1893, p. 52. ¡625 Blancor Negro, IV, 1894, p. 449 (totografía). 1626 La Ilustración Arui’aica, 1895, p53 1. 1627 RO. de 13 de enero de 1865. 1ó28 Fn 5 000 í’eales, RO. de 22 de febrero de 1865. Depositado ene1 Ministerio de Justicia por RO. de 26 de octubre de 1866. 1629 C’atcilogo,,,I8SI. Madrid. 1881.

717 Capítulo IV

1630; y la segunda en la de 1895, Declaración de guerra a Española y Americana Napoleón, o el alcalde de Móstoles de Cosme ,Xlgarrai63l.

La batalla de San Marcial es llevada al lienzo en una sola ocasión, en fechas muy tempranas y con un tratamiento que recuerdamás al de los antiguos cuadros dc batallas que a tui cnadro histórico eíí sentido estricto; se trata de La batalla de San It-larcial1632, pintado por José Aparicio e Inglada hacia 1814 y comprado por la Corona.

Tambiéti umn sola vez son motivo de un cuadro de histot’ia: las andanzas del marqués de la Romana quien. enroladlo en el ejéiciro napoleónico, al recibir noticias del levantamiento contra los franceses, coíisigue repatriar en barcos ingleses paí’te

Otras veces la guerra es tomada (le fonna ~Jobal como muotivo pictórico, sin hacer referencia a ningdn hecho concreto, lis el caso de Episodio de la Guerra de Independencia de ltdluardo Zainacois, consideración de medalla de tei’ce¡’a clase en la Nacional de ¡867l038, qtíe representa:

nuos tiraudo a ttu pozo el ca(lá’er dc tul fraucéslÚ3G -

1630 La Ilustración Española y Americana. II, 1882, p. 284. 1631 Caíólogo,,l8QS, Madrid, 1895. 1632 Propiedad del Museo del Prado, fue depositado en ¡886 en la Sociedad Económica de Ammgos del País de Santiago de Compostela. 1633 Actualmente en el Museo del Ejercito, depósito (leí Niuseo (leí Piado, 1634 Ca.uílogo.. /88/, Madrid, 1881. La Ilustración, III. 1882 1883, p. 300. 1636 Catulogo... 1887, Madrid. 1887. 1637 Depositado en la Diputación de Oviedo, donde sigue actría linen te, por RO. de 31 de julio (le 1907. 1538 Por unammidad, RO. de 15 de feixero (le 1867. ¡639 DOMENECII,J.M.”Exposicióu de Bellas Artes de ¡867”. Ño Esperanza. 12 de febrero (le 1807,

718 La filiación n¿.icional de Huyendo dc los iii vasores, con el que Antonio Pérez Rubio obtuvo la Cruz de Carlos III en la Nacional de 18781640: de ¡Salvemos el cadó ver!, expuesto por Eugenio Alvarez Dtrn>ont en la Nacional de 18841641: de Episodio de la Guerra de independencia de 1808 de Ramón García Espinola, Nacional de 18901642: de Episodio de la Guerra de Independencia de César Álvarez Durnont, medalla de segunda clase en la Exposición de 18921643, compra por el Estado1~ y reproducción en grabado por La Ilustración ArtísñcalMS y Blanco y Negro1646; o de Un episodio de la Guerra de Independencia de Enrique Gregorio Rocasolano, Nacional de 18951647.

3.7.2. LA RLNtTDACION DE UNA POLÍTICA INII~ER1A.LISTA.

La reantídación dc una cierta tradición imperial, campañas militares de Africa y el Pacifico principalmente, será otro de los temas favoritos de la pinttwm de historia de tenía decimonónico (ver ciíadro u0 17), dIc forma qtíe icomíogi’áficamentc el siglo XIX parece verse í’educido a una guerra por la independencia nacional y otras dIos dIc rectiperación del orgullo nacional tras la glona per(lida. Reflejo, sin dludía, de una cieí’ta idea de reuacitniento de la nación española, claramente perceptible en torno a mediados tic siglo, que .íará que las camupamias militares cii Africa y el Pacifico apameLcan a los contemporaneos cargadas de uu alío sentido simbólico, que va mas allá de la níera expansión exterior: sonla imagen del renacer de la nación:

Motivos para una declaración de guerra Lse refiere ala deA Enea] los había habido, no sólo en distintas- oea’’íoues, si rio aun en otros reinados. Y síu embargo, ninguno basta ahora lo había r~a1izado, Y es que desde los tiempos de Carlos III, nunca se h~:liía sentido España tau fuerte como al presenrc¡6iS

La Guerra dIc Africa es vista cuIno una auténtica resurrección (leí espím’mtu nacional, la prueba dc que España i’olvía a ocupa;’ el lugar que le correspondía en el concierto de las naciones:

Se ha necesitado que un sacudimiento tan eficaz y vigoroso con o la ~uen’adeAfuca xiiiiese a beni la ctiei’da del patriotismo, desíiertaiido y exaltando nuestro anúgno espíritu de hazañas, para qtie empezasetuos a comprender los elementos de vida y fuerza que residen en la varonil gente española,

1640 Por unanimidad, RO, dc 14 dc febrero de 1878, 1641 CaMíngo.. /884. ¡642 Catálogo... ¡89<). 1643 RO. de 2 de diciembre de 1892 1614 En 1899. por 6.000 pts.. con destino al Museo Nacional, Depos tado en el Museo de Arte de Cananas, 1645 La Ilustración. Artística, 1893. p. 177,

1646 Blanco i’ Negro. III, 1893, p. 413 (fotografía). lt,47 Catálogo,.. /895. Nladrid, 1895. IbiS ¡kNrQF[ON Misabel 11. tfirroria líe/a reina de España. Madrid, 1860. p. 512.

719 Capítulo IV

y nos persuadiésemos de que, gracias a Dios, estamos aún muy lejos de ser la última palabra del 1649. Credo. España vuelve a renacer como el Fénix

Reivindicaciones imperiales al margen. tenía además a su favor el aparecer en el imaginario español como la continuación natural de una glíerra, ininterrumpida desde los tiempos medievales, entre

Que esta idea de continuación histórica no es sólo fruto de ¡a efervescencia íiacionalista del ínoínento lo muestra que todavía en 188—1 Femanflor considere que los cliadíros de Fortunv sobre la guerra dle Afm’ica carecman de imíterés al no ser capaces de meflejar esta colítinuidadí histórica:

¡e y endia Fon tiuN’ en sus cuadros? Luz africana. , reco oí da por él citan (lo a con í» Pó a ¡ as t rollas eslia as Os - críFi qn ccidas con colores vivisimos: re tiu cci oIles nolas: foTografí de sitj x personas maravillosas dcl natural. Nuestros soldados Nelan en los moros enemigos de raza y enemigos personales: Eortíuny no veía esto1<~51

l)entro dic esta especie dIc reivindicación iínpcrmal. rezagada 1’ a trasmamio, las caiiipa~a5 de Priny cmi el miorte de Africa, dltIC conío, se verá en su momnemito, se vmeron rodeadas de una verdadera efervescencia nacionalista, van a ser las favoritas de los pintores de historia, Ya justo en el inicio dIc la gileiTa. Castelar pedlir~ a los artistas (lije SC apresten a celebram’ con sus pinceles la gloría dle la patna:

Ahora va nO se debe 1iregiuiiar si la guena es oportuna o conveínerit e, ahora e¡ soldado debe batirse, el artista apercibir su buril y su 1íincel para grabar en el espacio las glorias de la 1íatría ¡652

En la Nacional de 1860 se presentaron cínco cuadros sobre la GuelTa de Afílca, Episodio de la batalla de los Castillejos de Ricardo Balaca, basado en “Artículos de la

¡649 CAÑETE, Nl., “Doña Ntaría de Molina: Cuadro dcl Sr. Gisbert”, La América. Crónica Hispano Americana. 22, 1863. p. 12. ¡650 El Aius~’o Pintoresco, 1859, p. 337 1651 FERNÁNDEZ FLÓREZ. 1 (EEP~NANELOR>, “Exposición de Bellas Artes”, art, cii.. p. 6. 1652 Citado por Caí-los Reyero (REYERO ,C., “Castelar y 1-a pintína de historia”. Bolen’ií dc (a Red Academia de la Historia, t. CLXXXIII, 1986, p. 98).

‘720 Lo ti/itlCiOfl nacional guerra de Africa”1653; Episodio de lo Guerra de África de Rafael BenjumealbSi, cuadro tremebundo, representa:

el cadáver de tín oficial que yace en tierra, despojado en parte de sus ropas y que es acometido por aves de rapiña. de las cuales le defiende sri fiel perro que le custodiat655;

El asiste tite de un oficial muerto en la guerra de África, entregando el equipaje de aquél a su madre y a su hermana de Carlos María Esquivel, medalla de tercera clase1656 y compra por el Estado1657: Episodio de la Guerra de África de Marcelino Unceta y López1658; y Una harca conduciendo heridos de la guerra de África, de Ramón Rodríguez, consideración de primera medalla1t’59 y compra por el Estadol<>6Ú. De los que. en opinión dIc Pi x~ t’.largall. ninguno representaba el auténtico espíritu dIc lo qtme había sigíiif¡cado la colitiendía:

]-la babi(lo va cutre ¡ os expositores arrista s que han bajado a rej roducir el seutirni cuto tít’ nuestra nací onalidad en una de sus 61ti mas m anA estaciones: pero sólo uciden ralmeríre y sin hacer brotar del fondo de sus cuadros, ni la idea que lo ha excitado, ni la okjetií’ación misma del sentimiento, Nos referiniosa la quena de Africa. de que ha sido el Sr. Esqui.’el uno de sus intérpretes. La idea generalizadora de aquicíla gtíerra. el espíritu que ha conducido a nuestros soldados de victoria en - 1o61 victoria, no está reflejada en ninguna pintura - Cimíco se expusieron en la de 1864: Episodio de la batalla de los Castillejos dc Ricardo Balacalt’62; Carga de los húsares en la bata!la del 1<’ de enero de 1860 del muismo Ricardo Balaca1

1653 Catálogo..í860, Nladrid. 1860. ~654 ibídem, 1655 “Exposición de Bellas Artes?, Lo Epoca, 22 de octubre de 1860. 1656 RO, de 2 de diciembre de 186<1, 1657 En 15.000 reales. R. O. de 29 de diciembre de 1860. Depositado tu el Ayuntamiento de Barcelona por RO. de 10 de abril de 1866. Actualmente desaparecido. 1658 Catálogc... /860, Madrid, 1860, 1659 RO, de 2 de diciembre de 1860. 1660 Fin 5000 reales. RO. de 31 de diciembre dc 1860. Depositado en la Universidad de Larcelotía íor RO. de 1 de mayo de 1886. 1661 Pl Y NIARGALL, F., “Exposición de Bellas Artes”. Lo ,4méricu, Crónica Jlíspano-Amerh-ana, 19. 1860, p. 4. 1662 Catálogo 1864. Madrid, 1864. 1663 Ibíderii 1664 Ibídem, 1665 Ibídem. 1666 Ifiíd~’ su

721 Capítulo IV’

A éstos habría que añadir La batalla dc Tela án de Satis y Cabot, no llevado a ninguna Nacional, pero que fue expuesto al pdblico en los locales del Ministerio de Fomento el verano dIc 18641667 y adquirido por el Ministerio de la Guerra1 668 En la de 1866 ¿Joaquín Sigúenza vuelve a probar suerte con Entrada del ejército de África en Madrid el 11 de mayo de 18661 669, adquirido por la Corona1670.

En la de 1871 el tema vuelve a estar nuevaníente de moda, Batalla de 1I’ad-Ras de Angel María Com’tellini y Sánchez1671: Batalla de Tetuán, un boceto de Alejandro Fenant y Firschemanst672; y Batalla de Tetuán. 4 de febrero de ¡860, otra más. de Vicente Palrnaroli1673. éste adquirido por el Fslado¡1174.

Con la Restatuación el tema de las campañas de Africa sufre un claro declive: un solo cuadro en la Nacional de 1878. La paz

Fuentes16”t y Preh’ntinares de la batalla del 23 de enero de 186(1 de Marcelino de Unceta y Lopez1 627, Y otros dios en la dc 1887, díLle cien’an el ciclo de cuadros sobre la s~tnerra de Afmica, África¿ 1860 dc Iinriqtíe Esteran1 t”~, que representa Un episodio de la batalla (¡e Tetuán: y El cabo Mar en el combate de los’ Castillejos de Vicente Silvestre’ 629 reproducido en grabado r~ La I/nsí,’twión. Pci‘¡sta lI¡s 1,uu,o-A;nc,’icíína ¡680

A los anteriores habría qtíe añadir La batalla de Wad-Ras (Episodio de la guerra de África) de 1’ortuny, attmicít¡e m>o presente cii mungt¡íxa Nacional, adíqiurido p<~ el listado en 18781681.

1 t’67 A l)artir del 29 de julio. Sobre esta exposición p6blica del cuadro de Saus véase RLYERO. C., “Los

seguidores de Thomas Contíne en España: Fí-aneisco Saus y Manuel Ferr:in, pintores de historia”, en Tiempo y’ espacío en. el arte. Harté najé al pi ottsor Antonio Bonet Correa.. Xladrid. ¡994. ít 1210. 1668 Actualmente en el Cuarttl ( eneral (leí Ejército. Níadrid, 1669 Catálogo.. ,/866.Nladrid 1~( 1670 Figura eu el lm’entarhí de las ¡‘nr/nt nr <1<1 Palacio Real (te 1870, 1671 Catálogo.. 187/, Nladíid 18 1 1672 Ibídem, 1673 Catálogo /871, Madrid l8”’l ¡6 1 \ctuaimennte crí el NIuseo del Ejército, Madrid. 16 ~ Ca¡álogo...1878. Madrid. 1878. 16 6 Catálogo...1884. NIadrid, 1884 1 6 Ibídem. It’ 8 Catálogo... 1887, Madrid, 1887. 16 9 Ibídeití 1680 Lo Iluséracróín, Revista I-hspano-Arneriea¡ma. 1882. p. 504. 1681 RO. de 29 de junio de 1878. Achíalmente en el Casón del Buen Reúno. Museo del Prado, Madrid

722 Lo filiación nacional

Las campañas de Méjico y el Pacifico, llevadas a cabo, lo mismo que las de Prim en África, durante el segundo pem’iodo moderado, tienen una presencia en la pintura de historia mucho menorque aquéllas. La primera sólo llegará a figurM en las Exposiciones Nacionales en una ocasión, Episodio de la Guerra de México (salida de la escuadra española de La Habana) de ¿Juan Font, Nacional dc 18641682. La segunda gozará de una mayor atención de los pintores1683. Bombardeo del Callao, el 2 de mayo de 1866 de Emilio Casals, Nacional de 1 867~ 684; Combate del Callao por la escuadre española en 2 de mayo de ¡866 dc Leonardo Santiago, Nacional dc 18671685: (‘atupaña del Pacífico. “Blatíca” y “Numancia” en Chiloe de Isidro Posadillo. Naciomí de 18811686 La “Navas de Tolosa” corriendo el huracátí del 26 de octubre nc 1882, en su viaje de misión amistosa a los puertos del Pacífico de Angel MarCa Cortellini y Sánchez, Nacional de 18871082; y, en esta misma Nacional de 1887 y de] mismo Cortellini, Combate de Abtao, en la guerra de España en el Pacífico1688.

Aunqtíe con muchas matizaciomíes. tamubién se podrf.u’ incltiir en este grupo (le cuadros qtíe reivindican una imagen de potencia colonial algunos cuadros sobre la presencia española en Cuba, aunque en la mayoría de ellos parece más perceptible una cierta idea de crítica social que de exaltación colonial en sentido estricto. Es el caso de los dos cuadros expuestos por Alfonso Calderón y Roca cii la Nacional de 1876: Los voluntarios del segundo batallón de Barcelona, dando sepultura a sus compañeros coléricos en las inmediaciones de

¡¿ti campamento en Cuba1 689 y Familia itísurreuia conducida atíte el coronel López Cántara, en la isla de Cuba1 690,

Carácter mucho más anecdótico. arniquc con el mismo trasfondo de expansión coloííial y tradición imperial. tietie el dnico cuadro sobre la presencia española cmi Filipinas. Asalto y tonta dc Balaguingui en las Filipitías, llevadlo ~ Amítomo Brugada a la Exposición de la .-\cademia de 1850 y adquirido ese mismo año por el Estado en 6.000 icales, Representa la

1682 Catálogo.. - /864, NIadrid. 1864. 1683 También de la prensa y ¡a opinión pública. Algunos -artículos sobre la campaña del Pacífico: FULGOSIO, E. “Ultimas relaciones de España con la república de Chile” Revista de España, tomo XXIII. 1871; PALACIO, NI. de, “De la guerra de España con los republicanos del Pacífico”. Revista dé España. tomo XIII, 1870:,,, 1684 Ocal/ogo.. - /866, Madrid. ¡867, 1685 Ibídem. 1686 <‘otólogo... /881, N-tadíid, 1881. 1687 Cauílogc.. 18.37, Madnid, 1887. ~688 ¡689 Catálogo /876. Madrid, ¡876, 1690 ¡hiñeu,

723 (?ap&¡t/o IV expedición llevada a cabo por un destacamento español en 1848 contra la isla de Balaguingm. nido de piratas de los mares de Filipinas.

3.7.3. L~S GUERRAS CIVILES.

La presencia de los comiflictos civiles decimonónicos en la pintura de historia es comistante. Aunque cabría esperar la minimización de estos enfremítamientos en aras de tm interés nacional común, lo ciet’to es que no ocurre así, y la iconografía histórica sc deleita en un pasado conflictivo, violento, que contribuye a la comístrucción de una imagen belicosa de la nación. Una míación camita incapaz de resolver sus cotíflictos sin apelar al uso dIc las armas, la imnagen de las dos Españas que tantas resonancmas posteliores va a tener.

¡2 pi’eeííúmíe¡ícia dle esta ima2en fratricidía va a correspondíer a las Guerras Carlistas, cuya presencia en las Exposiciones Nacionales es relativamente frecuente, muy por encima de cualquier otro conflicto civil. Llamar la atetíciómí sobre la casi nula presencia de elemnemítos ideológicos en esta representación de las Guerras Cailistas -para la pintura de historia las camnpañas carlistas quedían reducidas al aspecto militar más estricto-, así como sobre sín tardíla aparición, pues hay que esperar hasta la Restatíracion. cttan(lo el conflicto se puede consídíemar va corno resuelto paul encontí’arnos con l(>s l~’<>~ ct¡a

En la Naciomíal de 1876 se expusieromí tres cuadros sobre las Guerras Carlistas: Episodio de la Guerra Civil de .\ugtrsbo CombylÓQ2: ¡‘aso dc la artillería por el barranco de Moniló (Expedición a Catitavieja) dIc .Juan Pevró Urrea, medalla de tercera clase1 693 y compra para el N Itíseo Nacional1

1691 Existe el precedente, dentro del corpus aquí analizado. de La Reina I)oña Alaría Cristina pasando revista a las rro¡,ax -representa una batalla que tuvo lugar en las cercanías de Madrid al presentarse los carlistas en el momento en que la reina gobernadora asistía a ima íevista militar con su hija-, pintado por Eortu.ny hacia 1868, pero que no será adquirido por el Estado hasta 1894 (RO. de 22 de septiembre de 1894). Actualm enle en el Casón (leí Buen Retiro, Musco del Pnado. Níadil d. 1692 Catálogo.. 1876, Madrid. 1876.

Por n itianími (lad - R O. dc 28 (le alitil de ¡876. 1694 En lSOOpts. RO de 9 dc agosto de 1876. Depositado en el lvlnnseo Provincial de San Sebastián, 1695 Catálogo l.37í. Madrid, 1876. 1696 Había tenido lugar el? de julio de lS’75, siendo lo más destacable la carga del general Contreras al frente de 98 lannceros del ReQimniento del Rey. 1697 Catálogo.. .1878. Madrid, 1878,

724 La filiación nacional

Contreras en Trevilio de Francisco Oller16’)8, reproducido en grabado por Pluma y Lópiz1O9’). Otro dos en la de 1881: Aduanero carlista registrando itria diligencia de Joaquín Araujo Ruano, cuadro más de costumbres que de tistoria, que obtuvo una medalla de tercera clasc170t~, ade¡nás de su adquisición por el Estado1701: y Batalla de Treviño, librada el 7 de Julio de 1875 de Ricardo Balaca1702, éste un encargo del marqués de Miravalles, Dos en la de 1884, La muerte del Marqué.~ del Duero (Montemuro 27 de Junio de 1874) de Joaquín Agrasot y Juan1703 -adquiridc ese mismo año por el Senado en 7,000 pts.1704 y reprodtmcido en grabado por La ilustración Ibérica1705-, que representa el traslado del cadáver desde el campo de batalla:

l1n oficial de bnisares sostiene delante de su caballo el cadáver tel general. Un oficial de infantería marcha a la derecha, sujetando una pierna del cadáver, y al otrñ lado, un criado, la otra. Siguen a

derecha y a izquierda un sargento y un soldado de cazadores, Un corneta herido mira con angustia la marcha del tíínebre cortejo. En el fondo los accidentes de la bat-a da1 Úñ; y Por la patria dc Benlliure y (fi -medalla de se2unda clase120’Ñ compra para el Museo

Naciomíal 1708 y reproducción en grabado por La Ilusn’tu’ió ‘i A¡’tístu’a1’0’)—. qtíe representa, en una escena cast de pintura de género pet’o plemia dIc dtl’amatisíno historicista, a un mtlitar llevamidIo el escapulario de tui comnpañcm’o ¡mmem’to a sus padres:

1 1p sargento (le infantería de línea j)reseuta a los ancianos padres el ijítiníO recuendo del lii jo qíleil cío - tunierto en coíubat e: un escala:)ani o cusangreuta do. 1 .a tu ste esceina esta presentada en la cocitía de tu, pueblo, no faltando en todo eí cuadro pormenor alguno que (:oucurra a la verdad. En el fondo el

hogar: a la derecha el sargento. de. uuilinares facciones: sigue hacia el fondo la madre, y íue~o una niña, retratado el temblor ert el semblante. A la izquierda cl padre. sentado en una silla y apoyada la cabeza sobre la mano derecha. La capa se le desliza hasta el suc. 01710,

Las (los últiínas Exposiciones de las aquí analizadas, la de 1892 y la de 1895, supusiemon una auténtica explosión de cttadros sobre las 2ucITas carli:;tas, convertidas ya en umi elememíto casi pintoresco de la historia de la nación. Cuatro en la primera: El segundo batallón de

1 t’98 Jb¡,-Ié’m ¡699 Pluma y lÁpiz, ¡893, PP. 196-19?. 1700 Extra¡reglam entaria, por unanimidad, RO de ¡4 de abril de íSSI. 101 En 2.000 pts., RO. de? de julio de 1882 Depositado en la Escutla de Bellas Axies de Salamanca por RO. de 23 cíe septiembre (le 1896. 1702 Catálogo... 1881, Madrid, 1881, 1703 Catálogo.. ./884, NIadrid, 1884, 1704 Actualuiente ea el Palacio del Senado. Madrid, depósito del Mus-:o del Puado, 1705 Lo llusa’acióu /bú’ica. 1884, pp. 456-457. 1706 “Exposición de Bellas Arles”, El Liberal, 24 de mayo de 1884. 1707 Por unanimidad, RO. de 12 de junio de 1884.

¡208 Em 3.000 pts . RO de 19 de imuio de 1884 Depositado en el NIuseo Provincial dc Valencia, donde sigue actualmente, por RO. de 13 de noviembre de 1935. 1709 La Ilustración Arti”tica, 1885, p. 216. 1710 “Exposición de Bellas Artes”. El Liberal. 24 de mayo de 1884.

725 (‘ap/tu/o IV infantería de marina en el ataque del 27 de marzo de 1874 de Eduardo Banda, premiado con una mención1711: Marcha de Bajón de José Cusachs1712, reproducido en grabado por La ilustración Ibév’ica1713 y La ilustración Española y Antcricana1714: Sitio de Seo de Urgel del mismo José Cusachs1715, también reproducidlo en grabado, aunque en este caso sólo por La ilustración ibéricaí?lÓ; y Episodio de la guerra civil de Víctor Mordí1717. Y tres en la segunda: Batalla de Treviño (Carga del regimiento de lanceros) de Eduardo Banda, mención ordinaria1’18; Por el llano de Vitoria (recuerdos de la guerra civil) dc Mantíel González Siníancas, también mención ordinaria1719; y El capitón Temprado en Castellfu Uit dc Víctor Mordí, misma distinción1720

Fuera de las Guerras Carlistas, serán los enfrentamientos entre liberales y absolutistas duraíute el reinadlo fernandino los favoritos de los pitítores de historia, hasta el punto cíe convcm’tir esta época histórica en una (le las dic más frecuente apar¡c¡ómi en la pintura de histoi’ia cíe lema decimonónico. Comienza la serie. todíavía e¡i pleno periotio fernandino. Aparicio e Inglada con Desembarco de Fernando Vii en el puerto de Santa María1 721, un cuadro claraníemíte propagandístico, dIc celel)t’ación del fin (leí tí’ienio liberal —eiicai’~ado por el Avuntatuiemito (le Madm’id, mnuestra el jdbilo con qtte es recibido en la ciudad andíaltiza Fernando VH tras su liberación por el dllique dic Angulema cíe mnaííos de los liberales. qt¡e le mantenían cotítra st¡ volttntadl en Cádliz—. que en sti época gozó cíe gran fama1 722, Esta será la tínica excepción a una imagen claramente negativa en la que los hei’oes nacionales son las víctimas del absolutismo fernandino.

1711 RO, dc 2 dc diciembre dc 1892. 1712 Catálogo... 18Q2, Madrid, 1892. 1713 La Ilus¡ración Ibérica, X, ¡892. p. 291.

1714 La Iíustració,, Española y Ame,’icana., 1, 1892. p. 247. 1715 Catálogo,.. /892. Madrid. 1892. 1716 La ilustración Ibérica, X, 1892, p. 292. 1717 Catálogo... 1892, Madrid. 1892. 1718 R.O de l’ de jumo de 1893. 1719 RO. de 17 de jumo de 1895 1720 RO. de 17 de junio de 1893 172 Comprado por la Corona, destruido en el incendio de las Salesas

Corona: se incluyen 22.000 reales del marco y 6.000 reales de los retratos del duque dc Angulema y varios dc stls QelielaleS. así como luí dibujo cte los unifon-mes y entorchados de los franceses mandados hacer a París,

726 La filiación nacional

Como hecho curioso, y también de obvio significado ideológico. el tijenio liberal, uno de los escasos momentos de monarquía representativa de toda la historia del siglo XIX español. prácticamnente no existe desde la perspectiva de la pintura de historia. Son los “mnám’tires” posteriores de la década ominosa los preferidos en este sairoral laico de la pintura de lústomia. Prueba por una parte de la necesidad de un martirologio por parte de los liberales, y por otra de las contradicciones en las qime se mueve el marco político cecimonónico español. Ninguno de los grupos ideológicos dominantes se atreve a reivindicar este pasado, excesivamente liberal, como mi pasado míacional. Sólo dos cuadros, y wnbos de carácter bastante anecdótico, hacen referencia al trienio liberal: La defensa de la Plaza Mayor en la noche del 7 de Julio de 1822. llevado por Julián Verdd a la Exposición de la Academia de 1842: y Muerte del cura de Tamajón, expuesto por José Parada y Santín en la Nacional de 1876, que soiprendentemenle, representa a algtiien muerto por los liberales1 723, Más frecuente es la aparición de los grandes mái’tir2s de la libertad dtmrante la (lécadía omitiosa, el enfrentamiento civil visto medilante la exaltac] ón dIc sus víctimas A la cabeza dic ellos la heroína rotuántica p~’ excelencia, t\laríana Pi necia, cítie llegará a figtírar en tres ocasiones en la pintura de historia de alcance tíaciomnil: Doña Mariana Pineda en el momento de derpcdirse dc las beatas dc Santa Afaría Egipciaca, cii cuyo beaterio estaba presa para ir a la capilla de Isidoro Lozatio, medalla de tercera clase en la Nacional cíe 18621724 y compra para el Museo Nacional1”’25: Doña Mariana Pi,,eda en cl momento de ir al patíbulo de Jtmaii Antonio Vera, metíción ordinaria en la Nacional dic 1862 ¡“26 y compra para el Congreso cíe los l)iputados. representa el momenlo en que la heroína liberal rechaza librarse del patíbulo a cambio de delatam’ a sus comTeligionarios:

Todo el ni inudo sabe qine esta noble y heroica dama oranaclina rechazó eí perd Oil qrne se la ofn’ecía eít

cl nnout cuto (le salir para el pa«buí o si conseunta en des cubrí - los nioxubres (le los conspirad tires para quienes bordaba la bandera constitucional, causa de srl muerte, y éste es cl instante que eí artista ten-ata en al capilla1 :

y Lectura de la petición fiscal a doña Mariana Pineda de José Ponce y Puente, medalla dc tercem clase en la Nacional dc 18921728, que representa el momento en que

1723 Catálogo.. .1876, Madrid, 1876. 1724 Con II votos, RO. de 29 de noviembre de 1862. 1725 En ¡0.000 reales, R.O de 14 de enero de 1863 Depositado en e[ Ayuntamiento de Granada por RO. de 13 cíe junio de 1881. Actualmente ene! Nluseo de Bellas Artes de Granada. depósito del NIuseo del Prado. 17 26 Con 8 votos, RO. de 29 de noviembre de 1862. 1727 VILLAI,VA, 1+, ‘Exposición de Bellas Antes”, El Diario Español, 28 dc octubre de 1862. 1728 Por rmauinnidad. RO. de 2 dc diciembre de 1892,

727 Can/mío IV

la reo del inmenso delito de haber bordado una baudena, escucha anodadada su sentencia de muerte Varias hermanas de la Caridad la sostienen en el amargo trance. En el fondo, y al pie de un 1 ‘29 Crucifijo, el lector de aquella inquinidad desempeña insensible su tremendo cometido Peor suem’te, pictórica. con’erán olios mnám’tires liberales, El Empecinado. TomTijos o el propio Riego. El Empecinado, una de las figuras claves en la oposición a Fernando VII durante la década ominosa, a pesar de ~u participación anterior en la gran lucha patrma contra los franceses, no llegará a figurar más que en una sola ocasión en la pintura de historia, El Empecinado sufriendo ¡¡¡su/tos y vejátuenes. cxptiesto por José Parada y Santín en la Nacional de 18761730, haciendo pareja con el de Muerte del cura de Tamajón, en una especie de intento dle equilibrar el holTor de iuios con cl de los otros. Lo mismo les ocurrirá a Riego -Prisión de Riego de Vicente Boí’rás y Mompó, medalla de segunda clase en la

Nacional de 18781131 y compra para el Museo Nacional1 7½ ~, i’ort’ijos —Fusikn,,iento de Torrijos y sus eon¡pnne¡’os en las playas de Málaga de Gisberl1733, ellcargadlo por el gobierno en 1886. siendo tninistro de Fomento Niontero lZ(os1731 citadro al qtíe le CURO la honor de convem’tím’se en una (le las obras emblematicas díel liberalismo espanol. Encargada a Gisbert, el pintor oficial dIc los liberales, díespues (íd éxito cori Los Comuneros, se expuso cii la Internacional (le París dIc 1889 ~‘ su triumifo posteuior fue apoteósico. siendo reproducidlo en grabado por La flusl¡’ación Española y Anw¡’icaua1735, La llustt’acióu Arííshicaí?36, La Iltíspación Ibé,’1ca17-37, Blanco y Negt’o1 738 y 1>/urna y

Otros sucesos tuvieron una aparición más episódica. Es el caso de El motín de palacio de Antonio Gil Montejano1 710 y El 17 dc Julio de 1834 cíe Ramón Pulid111. Representa el prímeto, lnspiran(lose cii MIs n¡entcn’ias iuíinms del gemíeral Cóm’dova, el que flíso lugar cii la (h’a¡a el 12 (le agosto (le 1 836, un asumíto bastante bajial y sin demasiada impom’tauicia. Nlayor rele i’a¡íc¡a tiene el (¡e Ramon Pul idIo l742, una sanguinoletíta recreación dIc los asaltos de

1729 CANO VAS VALLEJO. A “Exposición Internacional de PeUas Artes”, i,a Correspondencia de Esí.’aña, 2 de noviembre de 1892. 1730 CaíMago 1876. Madrid, ¡876. 1731 Por rmanimidad, RO. dc 14 de febrero de 1878 1132 En 4.000 pts.. RO. de 22 de juruo de 1880. Depositado en el Palacio del Senado. 1733 Casón del Buen Retiro, Museo del Prado, Niadrid. 1734 R.D. cte 21 de enero de 1886, fijándose un pago de 160000 reales. Fue aclqnnn’iclo por el Estado por RO. de 28 dc julio de 1888 para el Niuseo de Arte NIoderno. Actinalmenite en el Casón del Buen Retiro, Mnnseo del Piado, Madrid. 1’735 Lo ilustración Española y Americana 11, 1888. p. ¡21. ¡736 La Ilustración Artística, 1889, p. SOl. 1737 La Ilusíración Ibérica, 1889. p. 8. 1738 Blanco y No gro, 11, 1892, p. 786, 1739 Pluma x’ Lápiz, 1893, pp ¡40-141, 1740 C’atcílo~o 1890, NIadrid, 1890.

~~-~~ Ibídem, ¡ 742 Ií>íñ~t tu.

728 L=±.ft’/iaeu$nracional conventos que tuvieron lugar en la ola anticlerical de juiio dc 18341743, que. aunque no premiado ni adquirido por el Estado, será reproducido en grabado por Blanco y Negro1744, mereciendo además la atención de la crítica, que, en general. se muostró bastante en desacuerdo con la elección del tenía -representaba un hecho con el que difícilmente podía identificarse la nación, ni siquiera la ¡ución más liberal-:

Hay páginas sangrientas en la bistonia de los pueblos que deshorran y vale más dejar en el olvido, El remover las cem7,as de hecatombes hijas del fm’or de trubas d:senfrenadas, ni es muy patriótico in muy artístico1745; pero no así con su plasmación pictórica:

es la revelacion & mr oran ‘artista. No he dc alabar ciertamente el gusto en la elección de asunto que ha tenido este pnnnt or dt vein tirin años, pero anuí dada la annipa ti: que produce el reenierdo (le tulos asesinatos que St encubrieron cobardemente bajo la bandera de la libertad, fuerza es convenir que hay ial enerota de expresión y tan aran vigor en la manera dc componer, que plácemes y sólo plácemes merece’ -46

Un poco al mam’oen (le los cuadros anteriores, pero tani >ten dentro dic una iínageií negativa del absolutismo, está la Entrada triunfal de Fernando EH en Utrera de Adrián Méndez López. expuesto en la Nacioíial dIc l887’~’~, a medlio camino entre la cancatura política y la pílitura de historia:

El c ríadro ti ene e’presióu (le ca ni catnira política, (lada cotí fina i uN-ni cio u y encontrad a con

niuclusin, a Ql acia 1138

3.7.4. lA VIDA COTIDIANA DE LOS MONARCAS.

los cliadttos sobre la~‘idade los monat’cas representardo escenas de la vida cotidiana o su pamtie¡pacíón eh ceremonias y actos públicos son relativamente frecuentes, hasta un 8% dcl total de los cuadros sobre el XIX (véase cuadro u0 17). Es un tipo de pintura de carácter intranscendente. muy cercana en su concepción a Jo que lic-y son las revistas dcl corazón. ~c’r cuya funciómi legitimadora. como elementos (le tuía liturgia pública no debe ser desdíenada, sobre todo tras el, por otra paile discutido estudio, de Edw ni Sbus y Michael Youmig sobre la colonaciómí de la reina de InglatelTa en 1953. en el qute. polémicas apafle, muestran la

1743 A sonto qrne mereció también una novela: La degr4lh’a dc frailes (le Wenceslao Aygrnals de bco. 1744 Blanco y Negro, 11, 1892. p. 249. 1745 ROBERTO. “Bellas Artes, Cantas a mu amigo”, La Iberia, 13 de mayo de 1890. 1716 TIN’t’ORET’l’0, “La Exposición de Bellas Ares”, La Justicia, II! de mayo de 1890, 174’? Catdlogo...1887. Niadrid, 188’? 1’?48 Ibídem.

729 (‘api/u/o IV importancia de este tipo de ceremonias m’ittiales en la cohesión social. Lo que haría la pintura de historia en estos casos es fijar el elemento iitual sacramentalizándolo en una imagen atemporal.

Comienza la serie el propio Fernatido VII, La enfermedad del Rey de Fedem’ico dc Madrazo. explíesto dum’ante quince días emi el Museo dcl Pm’ado en 1833 y que valió a su autor el título de Pintor Supemnuinerario de la Real Cámara1’?49.

Sigue la reina María Cristina de Borbón, en su papel de reina regente, La Reina Doña Alaría Cristina pasando revista a las tropas de Forttmny, que. aunque pintado antes de 1868, no será adquirido por cl Estado hasta 18941750

A continuacióíi Isabel II, con una serme de cua(tm’os en los que se muestran: su abnegación. Isabel II besando la alano al pobre más antiguo de la Caridad de Sevilla de José Roldán. Nacional de 18641751; su contribt¡c¡on al díesanollo dic1 país, La inauguración de la traída de aguas a Madrid. adquirido por la Corona eni 1 g571 752: su aclividhtdl como ~obernamitc,SAL la Reina doña Isabel II y su Estado Mayor de Porión, adqttií’ido por cl Estado1”53: o su religiosidad. Los reyes Isabel II y Francisco de Asís adorando el Liga un: Crucis en el patio dc Reyes del Escorial dic Rafael l3enjumea, comprado por Isabel II etí 1868.

Peí’o seran especialmente los aspectos mas cotidianos dIc St¡ reinado los dítle mas atraerán la atenciómí de los pintores: Presentación de la princesa de Asturias, liaría Isabel de Borbón en la Real Cámara, eíí el aparecen el rey, la reina, la priticesa. en una canastilla, el plesidiente del Consejo de ministros, Bravo NIttrillo, prelados, nobles, etc., también de Rafael Beíjumnea, comprado por Isabel II en 1854: Bautismo del Príncipe Alfonso dIC1 Inísmo Rafael Benjumea. compradio por Isabel II en l854’’~~’: Ruda de Adalberto de Baviera y

¡¡faría A,nalia dc Sajonia de Galofre, conipradlo por Isabel II en 18541755 \; expuesto en la Nacional de 18601756: y Episodio del viaje de los reyes a Valencia en mayo de 1858 cíe Antonio Galvien, Nacional de 1866125’?.

1749 Actualmente en íc Palacio Real de Madrid, 1750 RO. dc 22 de septiembre de 1894, Actwalnxewte en el CastSu del Enen Retr’=,Museo del Prado, Madrid, 1751 (‘otólogo.. 1864. Madrid. 1864. 1752 Isabel II en 1857. 4000 reales, 1753 Figura en el (‘arólogo Provisional del Museo de Arte Moderno de 1899. 1754 Figura en el fnvcntario de las pinturas dcl Palacio Real de 1870. 1755 Actualmente en el Palacio de Riofrio de Segovia. 1756 Cat¿ihw’o.. .1860, Madrid, lSéO. 1757 Católogo... 1867. Madrid, 186’?.

730 La filiación nacional

1~aiconografía isabelina culínina con su representación en el centro del techo del Salón de Sesiones del Palacio del Congreso, semítada en un trono ~ en tomo a ella, representando las cmeíxcmas, las am’tes y las letras: el Cid. Cristóbal Colón, Saavedra Fajardo, Campomanes, Jovellanos. cl P. Mañana. Vives, Cervantes, Lope de Vega. Velázquez, Berníguete y Francmsco Salinas.

Pero no es Isabel II el monarca decimonónico más íepresentado, será su hijo, ~~lfonso XII el rey Pacificador. convertido en el héroe de un gran drama popular y romántico, al que le cabrá el honor de ser el monarca decimonónico que más veces será llevado a la pínttmra de historia. Todo sirve para exaltar al restaurador borbómíico: su pmimer mnatíimonio, una especie de novela josa con final trágico, pasto de coplas y romances -la premisa del corazón de la época-, honras fonebres a la nienioria de la reina Mercedes, en la iglesia de San Francisco el Grande dIc Carlos Ilítrtado, Nacional dIc 8811758: las analogías históricas, Alfonso XII contemplando un retrato de Alfonso A’ de Juan Pablo López y Elorga, también Nacional de 18811 ‘?~~: los gestos humanitarios, El rey Alfonso XII visitando a los coléricos de Aranjuez dic José l3er¡nudo Mateos, Naciotmal de 18871760 tina especie de recreación histórica (le los antiguos í’eyes taumnatiugos: su xu’tmcipación en actos oficiales, que mostraba la vtíelta a una tradición inten’umnpida -estamos ante tui í’ex’ restaumado,’-, En el campo de maniobras de José Cusachs, Nacional dc 18871761, y Acto dc investidura de Alfonso XII como Gran Maestre de las Ordenes Militares de Joaquín Sigúenza, adiquirido por el Senado en 1 3g7l’?<~2 y llevado a la Expcsición de 18921763: o su temprana muerte con ttn hijo póstumo comno heredero1 u4, Maerre de don Alfonso XII (el último beso)

El cuadro (le Beniliure resulta especialmente repr~setúativo de este tipo

1758 Catá~goi88l, Madrid. 1881, 1759 ¡bt’áe nt 1760 Catálogo~. 1887, Madrid, 1887. 1 tu Ibídem. 1 61 En 7.500 pís. Actualmente en el Palacio del Senado de Niadrid. ~ Catálogo... 1892, Nladiid, 1892. 1 64 Ealleció a la edad de 28 anos y va antes había enviudado de su primera mujer, la célebre Níaría dc las Níercedes. 1 ~ Por iuíauiníidad. RO. de 22 dc junio de 1887,

1 60 P O (le 10 (le ‘agosto de 1888 ení 10.000 pts. para cl Museo Na rion al - Dcposi t-a(lo en el Ay uu tau> jento de Barcelomna por RO. de 27 de agosto de 1889. Actualmente en el P>lacio de Pedralbes de Barceloua, depósito (leí Niusco dcl Prado.

731 Capítulo IV modo que lo haría una novela por entregas. donde la familiareal es convem’tida en heroína

Aparece el Rey en su lecho de muerte en la cámara del Pardo. Acaba de espirar. La Reina, la Duquesa de Niedina de las Torres, las dos preciosas niñas del NIonarca se agrupan a la cabecera del

augusto cadáver en una escena tiemísima, profundamente humana. sencilla y natnral en el dolor que expresa. La Reina viuda ocnlta el rostro en su mano. Su cuerpo, de lineas tan severas corno elegantes. se diseña en el traje negro que visme. La entonces Princesita, con su cabellera rubia, su cara de rosa, su vestidito corto, de una entonación suave, aparece de pie, alzado el rostro anoelicalu hacia su regio madre. i.~a Infantita. sostenida por la camarera mayor de 5. Nl. la Reina mirase sobre el lecho mortuorio con sus bracitos abiertos como alas, iluminada su cara de qnmernnbín por itt crepúsculo de sonrisas y lágrimas. No sabe si reíx’ o llorar, Es el trágico momento cn que Doña Cristina dice a sus hijas: ¡“No sabéis lo que habéis perdido!” Al pie del lecho se sen, en actitud respetuosa, los altos frmcionarios que-acudieron primero al saber la noticia de la muerte del Rey 176,

Todlo —la actitudí dIc los persom~es. el mobiliario...— refleja este intento (le plasmar una escena dic novela popular, de estampa laica (le la míeva sentitnemítalidad.Un aire (le convetícionalídad, de ~‘abui’guesamnmento, comi el que podíla indentificarse cualquier tendero de provincias, recorre el cuadro. La candidez de la infanta 1\iaría Teresa, que trepa al lecho mortuorio para dar “el

último beso” a su (lifuilto padie. ~‘ las flotes esparcidas sobre el lecho, acentúan aún muás el tono cursi x’ sentímnentaloide de la escena.

La popularidad (leí ínonarca afectará incluso a la regencia dIc su viuda, la reina María Cristiíxa: Revista pasada por la reina regente a las escuadras reunidas en Barcelona de Amito¡úo de Caula, tina especie de tnax’ina con las escuadras vistas en gran perspectiva, adquirido por el Senado cii 18891768 Y llevadIO posteriormetite Exposición Imítermíacional (le 18921769. y Jura dc la Constitución por la Reina Regente J)oña Alaría Cristina de Ilabsburgo~Lorena¡’?’tt, encargado por el Senado a Casado (leí Alisal en i886, pero no terminadlo hasta 1897, y tías haber trabajado en él Jover1’?71 \ Sorolla1’?2: representa el motuento en que la reilia, de pie. cotí la ¡nauio cii la Biblia y acompaiiada (le 5115 dos lijas, jura la Constitucion.

3.7.5. LX TRADICIÓN CULTURAL DECIMONÓNICA.

177 SILES, .1. de, “Vida madrileña, La Exposición de Bellas Artes”, La Eí’oca, 16 de abril de 1887. 1768 Por 5.000 pús. 17tu9 Catálogo I.S92, Madrid, 1892. 1770 Actualmente ene’ Palacio del Senado, Madrid, 1771 Percibió por su trabajo en el cuadro 10.000 pts. ¡772 Percibió por su trabajo en el cuadro ¡5.000 ¡fis.

732 La filiación nacional

Como se verá en su momento, la reivindicación de una determinada tradición no se limita a lo que podemos considerar una tradición nacional política, siíío que tiene también, y a veces de forma prioritaria, claras connotaciones culturales. Como en los demás aspectos de la imagen nacional de la pintura de historia, esta tradición cultural tiene dos grandes hitos, el siglo de oro y la cultura decimonónica. Emi ambos este panteón cultural iconográfico se nutre, fundamentalmente, como ya se ha visto al hablar de siglo XVII, de literatos. La cultura nacional española se configura en el imaginario colectivofundamentalmente como una cultura lite¡’ana.

Dos rasgos llanun poderosamente la atencióí en esta construcción imaginaria de una cultura nacional de raíz decimonónica: pí’imero que es obra casi exclusiva de la Restauración, aunque quizás habría que poner cl inicio un poco antes, Nacional de 1871, hasta ese mnomcnto la presencia de tenias basados en el mumído cultural deciínonónico en la pintura de historia es prácticamente despreciable: segundo, la presencia dc tema:; mio españoles provenientes de una tradiciótí cultural europea. Aspectos ambos que serán amíaizados con más detenimrncnto en el apam’tado dedicado ala invención de umn cultura nacional.

Gustavo Adolfo Bécquer será el escritor decimonónico cuyas obras serv irámí más veces de inspiración a los pimitores de historia, iniciando así una populam’idad que se mantemídírá imítacta prácticamente hasta tutestros

;‘ rept-odlucido en grabado por La Ilustración católica”?’?9 y La Ilt.,st¡’acíó Catalana1 ¿&>: a pesam’ de su explícita referencia a Becquer, el escueto paisaje de iui cementerio:

1773 Catálogo.. - /887, NIadrid. 188” ~‘?‘?~Ibídem, 1775 Lo Ilustración. Revista Hispano-Americana, 1887, p. 489. 1776 ~,« llngera

733 Capítulo IV

Una tapia poblada de nichos, ya n>edio ruinosos, algrnios árboles a la derecha, la puerta en medio: por la izquierda se acaba de poner el soíí’?8í.

Y otro sobre la estancia del poeta en Veruela. Gustavo Adolfo Bécquer en Veruela de Baltasar González y Ferrándiz, Nacional dc 18951782.

Tras Bécquer, otro poeta romántico, éste del pm’imer romanticismno, ZomTilla. será el pm’eferido de los pintores de historia: Lectura de Zorrilla en el estudio del pintor, un retrato colectivo de la primnc¡’a generación romántica llevado por Esquivel y Suárez a la Exposición de la Academia de 18465’ que será adqííirido por el Estado en 18661783: El Bravo Alcaide de Zahara, cuadro de de Rodríguez Losada, inspirado eí el poemna Granada. expuesto en la Nacional de 18581784: Margarita la tornera (leyenda de Zorrilla) de Manuel Ruiz Morales. basado en las Leyendas, Nacional de 1884: Moraima de Arroyo Ferííández, inspirado en Poema Orieníal dc Granada, también Nacional dIc 18841785; y A buen juez mejor testigo de Luis Menémídez Pidíal, Nacional

~Estáel Cristo de la Vega la cniz en tielTa posada (,.). 1-lacia la sevem imagen un notano se adelanta, de modo qíte con cl rostro al pecho santo llegaba. De un lado tiene a Martínez. al otro lado a Inés de Vargas: detrás el gobernador con sus jueces xr stts guardias. Alzó la titiba medrosa la vista a la imagen santa (...) laboca tenía abierta y una mano díesclavadía -:

1781 VILLAMIL, PAF., “Exposición de Bellas Artes, El Siglo Futuro, 21 dc marzo de 1878. 1782 Caui¡o’~o... ¡895, Madrid. \595. 1783 R.O de 17 de abril de 1566 Actualmente en el Casón del Binen Retiro, Museo del Piado, Niadrid, 1784 Catálogo... ISIS. Nladrid, 1858. 1785 Catálogo,.. /884. Madrid. 1884. 1786 Catálogo.. .1890, Madrid, 1890. 787 Por rmammídad, RO. de 31 de mayo de 1890. 788 Le ílustrac¡ón Española ~ Amcrir-ana. 1. l890.pp. 12-8-129.

1789 Blanco y Negro, III, 1893, p. 84.

734 La filiación nacional a una conocidísima leyenda medieval, -aquella en que el Cristo de la Vega actúa de testigo en un pleito amoroso-; a Toledo -que a estas alturas de siglo se ha configurado ya como una de las ciudades símbolo de la nación-: y al siglo (le oro y las campañas de Flandes -una de las épocas favoritas de los pintores de historia-. Representa el punto cu.mnmnante de esa especie de juicio de Dios que es el drama de ZomTilla, justo el momento en que el Cristo del cm’ucifijo hace su declamación ante el escribano:

El crucifijo aparece bajo el dosel de paños carmesfs sobre lcs cuales se destaca el bulto de la escultura: ante ella en actitud reverente, está el escribano: junto él la figura de Inés de Vargas con los ojos clavados en la imagen, y detrás eí grupo de curiales y gentes del pueblo, movidos por medrosa curiosidad: en primer término, a la izqrnierda. se ve a Diego Martínez en postura movida y descompuesta por el asombro que le causa ver el brazo del Salvador desprendido de la cruz y 1’?90. extendido para jurar sobre los folios qtíe le presenta el escribano Zorrilla vendría a ser aquí poco más que un mnero pm’etexto, lo que importaría sería la capacidad del episodio representado en el lienzo para evocar una sede de rasgos inherentes al ser de la nacíóml española:

1111 aslnn no qenitina ruente espa Aol. c arac teilzaud o vl go rosan>:rnte el le oeudari o \ cabal 1ere Sc o ¡oinanuci~ruo nacional1’?91.

Otto roinámtmco (le prií~era hora. el dluque (le Rivas, figurará por dos veces en las Nacionales de pintura, las dIOS con cuadb’os inspirados en sit obra más célebre. Don Álimo o la fuerza del sino. Los dos con el mismo título. Don Alt aro o la fuerza del sino. ~ en la misma Nacional, Ja dc 1887: uno de Antonio Ruiz de Salces1 792 y otro de Vicente Nicolan

Total Adquin’i- Pren>na Me alía Medalla Níedalla Reprod. dos dos prinrera segunda tercei’a en Estado clise clase clase grabado

Cinena de la Independencia 31 41 55 lOO 69 31 71

*Maffiid 7 12 15 =3 15 15 19

*Zamgoza 8 13 0 8 15 13

Expansión colonial 16 12 5 0 0 8 0

**Ctmpafias de Africa 11 9 4 0 0 8 0

*.*Méjico.Pacíficok’?uba 5 3 1 0 0 0 0

1790 PICÓN .1,0., “Exposición Nacional de Bellas Artes”. El imparcial, 19 dc mayo de 1890. ¡791 BALSA DMA VEGA, R., ‘Exposición de Bellas Artes”, ElLberal, 6de junio de 1890, 1792 Catálogo.. 1887, Madrid. 1887, 1793

735 Cavñ¡¡Ir.> JI”

Ginenas civiles 15 16 24 0 15 31 19

***GnrenTas Carlistas ¡0 8 15 0 8 15 13

Vida cotidiana reyes 8 9 2 0 8 0 0 0 17 Iruportaiícia relativa de los diferentes ciclos referido,s al siglo XIX. 1.as cifras indican porcentajes Cuadro n §fl) sobre el total de obras

* Los cija d ‘os de es-tos aparlados estain todos i tic! nidos cii cl de Ci nena de la la dependencia.

~ los cuadros dc este apartado estAn rodos inclitidos en el de Expaiísiónn colonial.

¡-os-cuadros

I)os cuadros de historia ji lsl)irados en temnas Qa1 tiosí Jiíos cOllctiIi’t’ii a las L.\posícienes

Nacioííales. ambos inspi tados cmi los E¡ñstnIios Nac’ionalcs: lilés de lioí’ít \‘ Aíizciímí, Naciotíal (le 1884191: y ítJaí;nela Sancho. (Episodio de la defensa de Zaragoza) cte Federico ,Timénez Ni ca¡ioi’, N’acio ¡ial cíe 1 S87~ “o attu q tic en este ti iii mo caso nuis cj tic anl e tui tema

~zaidos ¡ana estaría uit >s ante elre c’tíadie mnás ti e exal t ac en de la deFensa de Z.arasoza Frente a los líamiceses.

La pees IJ (leí 110=’practi carnenl e olvidado, pero (71 Iva Famna en N ida Etc cnoí’íne, ~‘ 11 IiCL cíe Am’c e, servi lii cíe insp i raciómi ¡t cíes citad tos cíe lii sí oí’¡a. e.\p tíesí os los cíes cii la Na cien al cíe 1884. 111 que t nr O un mayor ex uto de les dos fue La í’ís¡on de fray ;1¡arth¡ (poema de

Xrl;ñr. de Arce) cíe Y¡ cuñe Ni cola u Utít ini da 17 , ~¡‘Cliii acío uni tu ecU! la cíe tercera case¡ “‘Y- y adqu i í’ido por el Estado 1 <~ batiera 1)1 liS¡UJC¡ óií cíe utía sítptícsta t entaci dii cíe Lutero:

liii cl citó baío dc ‘iii jimoitífíco tcnit¡=lo.cl xis¡oitatío licicsiatcí. ptíesto de pie. lliclla cotí teinta&lOii ijxtn.icioit Cii lótrila de tíellísinía tiílf Cl’ (lite ¡ola cotí sus It bítos ‘j It lilitCSlt%i tít cii ~>

El otro, Paisaje del poema El Vértigo de Nunt d Arce

1794 Catálogo.,, ¡884. Madrid. 1884.

1795 Catálogo.. - /8.87. Madrid, 1887. Actííalmeute en el Casino dc Zaragoza. 1796 (‘otálogo... 1.8.84, Madrid, 1884. 179’? Poi- iínauiuiidad. RO. de 12 de junio de 1884. [798 En 1.000 pts.. RO. de 1 de julio de 1885. Depositado en el Instituto de Murcia por RO. de 8 de febrero de 1905. A etna! n.u en te eu el Nluseo de Nl ¡¡¡cia, depósito dcl NIuseo del Prado, 1799 llAPES ‘‘ La Exposición de Bellas A ¡íes - La fl’, 17 de j unio dc 1884. 1800 (‘a ‘alo’o_ ¡884. Madrid, 1884.

736 La fihia¡’ion píacional

Hay toda una serie de escritores títte aparecen una sola vez en las Exposiciones Nacionales. Quintana, tui poeta hoy muy olvidado peí’o cuya celebrmdlad en y itía llegó a que fuese considerado el vate (le la nación. inspirará a Luis López Piqtmer La coronación de Quintana, Nacional de 18601801, adquirido ese rntsmo año por el Senado. Federico Guisasola y Lasala se inspira la obra Cantares de Rosalía de Castro para su cuadro Rosiña, expttesto sin nitígCtn éxito en la Nacional dc 18641802. Un episodio del drama histórico dc Luis de Ulloa, Raquel, será llevado al Jienzo por Manuel Picolo en Lt judía de Toledo. exptiesto en la Nacional de 18841803. Otro drama histórico, en esta ocasión de Echegaray e inspirado en la figuma tic Pedro IV servirá de argumento a En el seno de la muerte dc Constantino Gómez Salvadíer, Nacional dc 18871 801 único cuadro sobre la obra (leí hoy olvidíadIo Nobel. La novela 5’wih’¿¿¿ de Pereda está delrás de Eljoven Antonio dc Rivadeo, expitesto por Ardianal en la Nacioti al tIc 18901805: cl on gen cantabre (leí pintor cotívi cite este cttadt’o cii ttna especie (le ~ ntttra tic eostutnbi’es dc tipo megionalista. un géliemo que merecería un estucho tuis detallado. Y [‘1 sombício ¿1<’ l¡’es jacos de Aht¡’tóii dc ¿Arre burra! Episodio de “El sombrero de tres pico,í “ de & ¡‘edro Antonio de Alareón, llevado a la FIxposiciómí de 1892 por ?~ loreno ‘arbotícro ~ qtie , aunque mio premniado. tuv o un cierto éxito —lite teprocí tiudo cii grabado por La

1/u sn‘a<’un¿ Es¡,a¡Yo/a x’ ,tutci’t<’ano 806, La Ltusn’ackh ;l¡’¡ís ‘¡¿‘a 1807 y E/a it ca y

i~)e cnt re los pintores timu cament e Coy a ocupa un lii gar destacado cmi este panteón tcetíow’aFíco (le la cuitttra tiacional [800 Goya en su estuhio tic Yicente Sabater, Nacional tic

1864181 (1: Goya despuÉs dcl Dos de hayo cíe José Nin y Tudó, Nacional tic 18711811: Mozatín y (Joya estudiando las <‘os/nunines de Madrid de Amítenie Pérez Rubio. también Nacional dc 187 11812: tic! mismo Pére~. 14 ttbi<>, y en esta misma Nacional, tn cttatlro d’ Ienn goyesco. aunque no aparezca el pintor, La duquesa de Alba en San A iz/onio de

~ <~¡<->~~¡ .Sñtt. Nl adrid, 1860. t802 Catálogo... 1864, Nf adrid, 1864. 1803

~ Catálogo... /8.87. Madrid, 1887.

lSttS Catálogo,, - 18W). Madi’id. 1890. 1 Ñttti Lo Ilustrar’íou Esfktnola y Anterica/la, 1. 1892, p. 1’?1, 1807 Lo Ilosuación Artística .1893, p. 129. 1808 Blanco í’ V¿’gt’o, III, 1893, p. 609 (fotografía>. 1809 ~t ~uní u - ‘í ni nico dc los pintores ilel XIX cuy-a preserici a es- Li Iii thai cii la preus

DLI k1O A “Bou Frau cisco de O oya y 1 uncienítes’’ - R~ visto do /Úst’aila, toííí o III, 1 868: -- O ov a”, Ñínauurio Pi 114>1 05=1’ Es~’aiiol, 120. 1838:.. 1 (ata ogo /864, Madrid 1864 ( a~alooí> 187/, Níadrid, 1871. 1 St 2 ~

737 Canít,¿h> IV la Florida1813; y, también de Pérez Rubio, Goya y Pepe Ijillo, de romería en San Isidro181>, uno de los escasos cuadros de terna taurino de toda la pintura de historia.

Sólo otro pintor del siglo XIX llegará a figttrar como tema en tími cuadro dIc histona de cam’acter oficial. se trata de Fortummv. Ricardo dic Madrazo expone en la Nacional de 1890 El último cuadro de Mariano Fortuny1 815, que represelita a Fortumiy. en su estttdio, delante dc su cuadro La playa de Portici:

El gran pint o¡ aparece sen lado ante e’ caballete y exainiin ando ate utain ente la ola-a qite t¡ae cnn te

manos-, fondo dc estudio atestado de objetos ricos, raros y ciuiososíSl6

3.7.6. (.Y1’ROS IILCHC)S IIISTORJCOS DEL SIGLO XIX.

La escasa presencia cmi la pintura dc historia de (~‘tros sucesos instóncos dcl siglo XIX dc cierta relevancia es si gtiificativ a en la medida en que supone cl ocultanitcnt¿x enuncIo no un chur rechazo. dic paile de la historia más reciente. convertida así etí Luía ¡mageil lielerodoxa. marginal y síu ning una nupoulancia si ¡uból ica ni real.

Amadeo 1. cl fugaz í’ex’ español de la casa de Saboya, es el tema dc dos cuadros de historia: Amadeo de Saboya ante el cadó ver del general ¡‘rita, pintado, a encargo del Oobierno, por Oi sbert en 187 1~ ~‘Vcuadro cíe gratí cl ¡‘a malisin o e u cl que además dlii monarca, figuran otros personajes cíe la vida política, como Serrano, lopete, etc.: y otro cíe tipo lilas anecdótico, Dato his/óru’o del reinado de don Amadeo de Saboya, expuesto por

Rafael del 1 Joyo y Niontero en la Nacional cíe 1 887181 ~• A los que cabría ¿ttiaclir dios cuadros emícargaclos í~» el gobierno pero que. posiblemente clcl>ido a lo efúnero dic la presencia dc los Saboya cii cl tu‘ono español, nunca IIeQaron a fi g iíu’ar etí 1as colecciomies estatales. lIno sobre cl desembarco cíe Amadeo 1 en España —clesembiuco que simbolícarnente marcaba el inicio cíe muía nueva época— encargado p~ cl rey a Gisbcrt18t9 x que una tíoticia aparecida en El Globo cl 3 1

1813 Ibídem 1814 Catálogo.. ¡878, Madrid, 1878. 1815 Catálogo.. ~1890 Ni drid, 1890. ISIó PWON .1.0 “L’xposición nacional de Bellas Artes’ El Imparcial. 9 Ntayo de 1890. 1817 Actualmente en p¡owedad de los duques de Aosta. 1818 Cauilogo... ¡SS’? Madrrd, 188’?. 1819 ‘‘A nuestro y is no ol pintor D. Antonio Gisbert tiene encargado el rey uu cuadro qne ¡epres-enta la entíada

dc 8. Nl. en CL la oo ua (Diario de Alcoy 21 (le febrero de 1871 - citado por ES Pl VA l.,DÍiS - A. - 1 &Ia i’ obra del pintor (h.”b< ;t lío incia. 1971, y lOO~.

1820 Citado ‘oF (ONDOR ORDI NA . Nl - ‘‘Antotuo GisIícrt y la liiston’na co,itcniporAnca’’, ,irebií’o Evmahol ch’ Acte. 63, 990. p. 103

738 lis hL¡ac¡on nacional españoles del siglo XIX da también la obra por concluida 1821 Y otro de Casado del Alisal sobm’e la jum’a cíe la Constitución por Amnacíco cíe Saboya, resa[tan

En relación con lo anterior habría que poner la práctica inexistencia,

cuadro dc ¡etrabos qíte ‘no sc íía¡ccen, sin &bujó, sin gusto \‘ si ~,

Cijas y dc’cs son hechos ajíecdoiic:os. cíe crónica cli’ sucesos, los

1821 OSSORIO Y BIRRNAR’1’, NI.. Calería biogrd/io-a de artíaa.< c’s,’aiir’les dcl sigio MX, Ntadrid, 1883-84, p. 292. 1822 PL~ 1-IB LA, U. T. de, “Apuntes l3iognifico~. Don José Casado dl Al isa]’’, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes do San It rna’ido. tomo X, 1890, pp. 156-1 5& 1823 Catálogo.../S71 Nl bid, 1871. 1821 ~< Exposicioní d 1 BUí s Attcs” - El l’cíí,snmi <‘tito Espailol. 24 <-e octutíne de 18’?L

1825 <úttdogo.. - I.S6 Nladnd l86~ 1826 1<. 0. dc Ii d0 nítau o de 1863.

1827 (“a’álogo 1.55/ Nl ,dnd, 1881 - 1828 (‘orille ge... 1854 Nl diii, 1884.

739 Cavítulo 11” la catedral de Barcelona en 1888 cíe Fíancisco Galoñe, medalla cíe scgl]nda clase cii la Nacional de 18951829.

Emí otras ocasmones son asuntos todavía más peregrinos los cí¡te atraen la atención de los pintores. Es cl caso de cuadros tan extraños y exóticos cotno El doctor Livingstone derribado por un leO,, y El naturalista Enrique Mohnot uizata a un leopardo que sorprende a sus criados, presentados ambos por Federico Catalá a la Nacional (le 1876l830, Interesantes en la medida en que apuntan a la aparición en España cíe un género, ci cíe tema exótico y de viajes. díue, a pesar (le su éxito en otros países ettropcos. apenas atrajo a los artistas

í 829 (‘atálogo... /895, N-tadnSd - 1895. 1830 Cayó/orn 1876, Madrid, 18’?&.

7-40 Li ini’Cticiótt tIC 1/nt? &tt/tttPt? flCClOflC/

4. LA INVENCIÓN DE LINA CULTURANACIONAL.

La naciótí española, tal como ftte concebida por el nacionalismo decimonónico, no era sólo una nación política, sino también. y posiblemente de foí’mna prioritaria, una nación cultural. Esto en una iíación cíe raíz estatal, clavo nucíco básico mil) es la cultura etuografica, rasgo característico cíe las naciones sin Estado, sino tina alta cuítttra btu’ocrática, presuponía la exístemicía cte ana literatuma naciomial. cíe ian ~u1etiaciotial y gía literaita —y digo literaria pou’qtue, como sc veía en st¡ muolucuito, la tradición hay uti Itt i ral esmuí ola se tuiicu la ftíucí amemita1 unetite en 1 orno a la literatura— cii un espím’itu tíacmouía] ciefimúdo por el quijotismo o por la picares~í, [Xlr pcner cies ejemplos señeros, sin Icuier cmi cuenta 1<) cíuie cíe reconstrucciomí arbitraria, cíe elección (le tinas formas cíe expresión artística cuí cletrimnento ele otras, tu ando tic) cíe mera asín¡cmon cíe í milgenes estereotipadas proveuuctlutes del exterior — uío sc debe ol ~- iciar qtuc España es umí país romnamitico, :io por ciecisiótí de los espanoles del XIX. suiío porditue los viajeros clcciinomíomiicos así lo deciden— tiene esta stuptíesta cuIt tira uiaciotial. Lo tu istílo cíuc la historia puede j tistifictu’ tíacioíies clistimitas, la liistona cultural pticcle dibujar cuitu ras distintas. Piéuisesc sí íío cii cl eiiipeiio. x’a en nttestro si”lo (le un escritor como Jítan Goytisolo por ciescubt’ir tijia tradición “clistímita’, cíe

En cl campo concreto cíe la pititura cíe historia, esta ííívencmotí cíe tina cttltura tíaciomial se piasmó. enuiesatuemíte, no cii la comífigtiraciómi cíe un “estilo’ tíaciomial. sino cii tilia selección cíe tenias tíaciomíales. ~ ~ clecitiíonómíica española sc irtíeve estilísticanictite dentro

741 (Va ptt ¡<1<> Ji!

configurado una escuela nacional (le pintura, sc mamittívo cotno algo residual, alejada de los

círculos académicos y smmí apenas influctícia cmi los pintores posteliores. La ausencia de un estilo naemonal. residía atin muás llamativa si se considera que cl gttsto por la expresmómi pictót’tca es paí’a la cultura decimomiónica uno

Podrá suceder que en Es1íata no se bayan eutoíntn’a río en cien-tas ¿pocas aqtíellas dotes que prov enerí ~lela abuud~ínici a y elevación

que sí puede asegurarse con incontestable cvidcínci., es que los espanol es hacen p~ toles y sienten 1: el color, digámoslo así, por teuiperamento

Los pnnctilos, como los itidixiduos, ¡lacen co u un ta¡ac( er part itul r y Innia ti sotIolula d etennní inada, ([LIC no los ab andona líast a sil ití iterte. Nníest Fa Espa ña, p~ ej eniiplo, en lo q ¡(e toca al ntlIn(io de la belleza, o sea a la ni ani festaci órn artísti ca d los afectos se ha di stimnguido conistantení ciite. desde qíne

eníro en las vías de la civil izaci ótl - por su -att cioní decidida al ¡orn alice y a la fin (iii?, expresn ones

geiltuilas y espolit titas de stí insíni’acíoin {.. ). Pata cada estatnta, pala cada terníplo, para cada t¡agedía r

1uc Ilgura en rl ttcs 1ro o-antcon a rtisti co y literario eneotítrarcis en ¿1 mil e nadro s ~; tui 1 romances (entcnídienndo muí biení ~>OFnomalíce, coiiio es listo. el d Kítnl a [íí¡híníelntc esjianol 1: ¡onu anices x

cin:í&os que re1resentani con st’ ti-aiiqtteia y lil)erta(l (le accióní inínestro “cilio la’.‘ioin¿tl . y It 05 lían x’ali do la rcrrtacióii de pueblo cseíícialiy,c,itc roin ánlico, 1 egcnda¡io por cxcelcnlcia. U..). El

mm a ncc x- la pinltnt¡a son el idioma naniro de ío,s- ingenios cspaft ole’- .. > cmas ex post enoincs . qn e 1,odrc¡nos llamar ~le piltínra (puc.s las (lemas artes apellas tienícin etí elias unía escasa, abonos-a ~ nlcdiana repíe sc u 1 ción 2

IAL Ial t a

Fav orit os— sc cl ccanta por la pie lerencia por los tunas sob me la lo ‘una a la lío ‘a cíe t ni ¡ísm itir nícuisajes ideológicos3.

1 lu bí ese existido la posil)i Ii clac! cíe establecer mímí tradición nacional basada cii la ex usteuicma cíe tímia esetiela espanola cíe pi títura. ‘on sus propias características y síus puopios clasicos; o. lo cítie es lo tiims nio. remítirse a uiia tradición atutoctomia clilere¡ít e cmi la forma. Idea cítie pamece stibyacer cii la conversiómí cíe las colecciones reales cmi Musco Nacíoííal, donde sc orcicuiai’ían con criterios cronologicos los cli fuentes pintores cíe la uscitela espatiola. y (¡tic’ parece est ~ir

presemíte en muchos cíe los críticos y pintores ciccimononícos Así, l)at’a Galofu’e la pí’imícipai objeción cítie se ¡)tlCdi e pouíer a la creací Oh cíe las Exposiciones Nacionales cíe pi ííttí ra es,

NIORA .1. de 1?.,’’ Exposición de Bellas A ¡ner-” - (.0 Disrzusir-=o, 2( de octubre dc 1 sóo. 2 ALARCON, FAde, “Exposición de Bellas Artes, El Museo Universal, IX. 1865, p. 2.

~ El caso mas IIain aliso a este respecto es Cl (le Ci sbert y Casado del Alisal - pues mien tras el un tu ero, el pintor liberal por excelcíícia, cultiva luía técnica exurenuadamenne academicista, el segundo. ujíncho más moderado politica tít cute, es dueno (le un estilo más libre y realista.

742 ¡a inn’ención de una ca//uro nacional justamente. el que no se haga ninguna referencia a la pretecciómí de la escuela española de pintuma:

El Real Decreto -se refiere al qne establece la creación de las lixposicioítes Nacionales- no habla inna palabra respecto de la escuela española antigua. Aquí está para tiosotios la falta capital. Alguno de los premios debía de señalarse espccialrnentea las obras ¿e pintura que se acercasen más a nuestra antigua escuela nacional. Sin dejar de proteger lo bueno, yen~a de donde venga y sea la 4 escuela qtíe fuese, podía estimular la restauración de la escuela española

El caso de Galofre resulta especialtuente interesante -eshunos ante uno de los personajes tuas polémicos de la vida am’lística española del XIX- pero mío es umímco, ni siquiera el más radical. Hay toda itna coirtente dc opiniómi, más o menos soten-ada. qtíe. empeñada en esta defensa dc una csctmela española de pinttu’a, llegará iíícltíso a considerar nocivo el que los

PiIltorcts X a~a~ a estudiar al extranjero. x’a cíne esto les hace petUer su carácter naciotíal:

Po¡que si es verdad q nne el rtc no es ¡mis que uno, las es-en telas sonn muchas, y en cada país reIlejan

sin carácter, el sello de Lt raza - las conrhicioties (leí suelo - las costumbres, las tradiciones - las gloi’í a s

o infortní nios t~ te foi’mami la rica lierenei a, el p ¡ccioso pa orn onjo de cada p tíeblo5.

Atunque. como se i-en obli gaclosareconocer otros clcfetisoí es a ultianza cíe la escuela española, el problema no es t auito cítie los pi uítores i ay auí a cst uliar al extraiij ero comno la propia intercotn untcacióti del uillttídld) mode u’mío cine hace casi i unposi bí e el iii antemmiciito cíe las antí gu;ís csct,elas iiacíolla] es:

cn tiíedío de los t(lcl anitos ít~e sc obsenvaní en la exposienoní t 1tte acal»t (le tenní i nna¡. se ve nnitv líieíí a las clan*t.s el nial qníe aqn~ ;a a 1 s ~í¡tcs le todas las níacioríes. Gta¡ído los pn:ciilo.s se li;tllaban patrie decirse iTi Oorn itnica ríos í,oí 3 t 1 nl Un dc caminos, o. mejor dic jo - cilvtíi do jio estaba dc ‘u oda ir -a cdnícar,sea paises extn’anos sc tonnaroíi las gn’anídes e~’cnelas ~te conocetílos en artes, hoy que nos ¡ial 1 atuos en plena fusion dt nací oties E...) se expci’ínneuta en Las artes lo que no podía menos de s ntceder, fusió u ta ¡u bi (u p no rL es al os, lo 6qt(e,. si Di os uo lo remetlia. e onel oirá con Éo río el liclínsinito salol’ tIc localidad que aquellas teuÍann

Esta añoratíza cíe tutía escuela nacional cíe pititura tropezara ttna 5 otra ve ~. con el escollo del ec:lect icisílio cíe la .\cacic urna. vivero cíe los pintores ds histomia, cIne remite unás a uuí gran arte cíe tipo i uítcrnacional. cítie a la formación de una escuela nacional, y al hecho cíe cíuc la mayor parte

~ GAI.OERI— Las Novedades. 19 de cuero tic 18S4. Ya ci uní artículo previo a la creación dc las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes había propuíauado que. en caso de crearse nnua exposición (le estas caraetenstícas. se diese “tina condecoración al autor del cínadro que se acercase más a la antigua escuela española limitada a los clásicos Niurillo, Velázquez y Ribera, con objeto de resucitar la escuela nacional” CíA 1 .0] -‘IZlii,” l?xposi ci ón pdN ica en la ti nidad” , La Nacirin, :11

743 Cttpítu/o II” no era muy coherente esperar que fuesen precisamente estos artistas formados en cl extranjero los que contiiitiasen la escitela española (le pimítttm’a:

Por otn-a parte, si nuestn-os jóvenes piníoí’es vatí pensionados por el gobierno a csttidiar en paises

extranjeros, ¿qí1~ trmncho es que en sits obras inspirarías allí y’ allí concluirías, se note la leve huella dc una escuela extraña’? El aire que sc respira. el sol que alirtnbra, cl ciclo que cobija, la tiena que se descubre, la naturaleza toda y los tipos y los ¡tsosx los sentimientos y las ideas y las pasiones que con ella ~eannomuzan de ltna tu-atiera diferenue tu cada país, han dado sin duda alguna el carácter a las diversas escuelas

ellos, es qí e a Ilesa ¡ de todo tío sean absol ¡ntamtiit tr jnc( ses, o italianos, o cual tnier otra cosa - -

Plamiteamiento que llevará a los más compm omnetí dos cmi la defensa cíe tíjía esctucia nacional cl e pi ntura, cense ciit es cíe las trabas cíi ie t unto la Acacíctti~ a ‘.01110 la imd’lu enu a cl c’ las mecías ext tal1,1 eras s upotíuauí a su desuno!lo, a arremeter y UL ¡1 cuitaun cnt e couít ca ambas. Ya sc iíauí cit aclo 7t¿ . pero hay unuchos imís. Pecíjo Antonio

A la ‘c’ó ui . ol ¡‘o emíl usiasta clefemísor cíe la cxi stencja cíe LIirí escuela espanola, ese u’mLim’a a ptrpc>sit O (leí Lh’inia deteniendo ‘oii suplicas y’ ruegos a sí, esposo (h¡x’o Grato, expuesto por Suárez Liatí os en la Naciotial cíe 1 838 — cuadro ciu e. desde 1 ~tp~’~pecti ~a cíe ti ti cíelen sor cíe la p mtLuía uiaciomm!, re un la t ocios los zuí:tt eti) Lis para ser rep u’obacl o: pi tít udc Cli iZ 0>11 a —5 ti ¡‘cali zac¡oíí cot’t’cspoiiclia :tl envío del pítíton’ cono pe¡ísioti:tclo de la .\cadeinia—, sohu’c tun teína sacacío cíe la hí stoi’u ~í re manu x , pu ía cciii no cíe tnales, dei it r<> cl ci unIs estricto respeto al acadletnicismno i íítemaci omí~m1—

Uccintios al Sí’. llantos tít ny ji:tntientlzt’tnctunc lo -pie hc[io— u 011< ía,lo la scti~’ralidad (‘tt lii introdníccí (tu dc estos ;n¡tíctilos ¡rídc 1,entdcntci;íl cspotitaiu td.td sp ntiOliSttiO obie todo: entre Lt Acadeniia y eí Nlinseo dc Píntnirrts, CliJin8. este iiltitn o: hnx ii \ clázqniei soin tiiodclos ni iespetabl es que tos a han iquucros de 1 >ar=s LI 1’>m’obl‘.~ ~ ~ es u las mu ocias fíancesas, míacli e cii el si ~lo. XIX parece saber ciemasiado bien en qíué consiste esu SL! utuesta ‘‘esctuela ¡íac i ouíal -‘ más ti> ia coletilla cítie un cotí cejil~ preciso, aumíqttC

ocio cl mu tímící o Iiubí e cíe ella, y cíe forma lati cEfio ri~í. Ya sea p ura latncnt ar SL u cl esapar i diO ti. ay asallacla w~ tuoclas foráneas, francesas etí pmitííer i Li~ar,:

cli ennanto a la pinta so ha pendido c¡n¿t.si cnt tía todo cl tipo dc la esonícln esp¿tntola, y en ectícutí ‘y douiíria ctn ílncstFo suelo la moda an-nastna

Li tuis antitngo dolor bania ninnestra alma cniant

a Ex po.si ci éti de Bellas Artes’ . lEí Conteunnoráaeo, 25 dc octtíbre de 1 862. 8 AI~ARCON, PA., de, “Exposición de Bellas Artes”, Le Epoca, 35 de octubre de 1858.

~ GAIOl R II La Exposición Nacioínai de Bellas Artes” - la Gari’ta tít Madrid. 3 dc ininio de 185v ~ NItJRCIUIA, Nl Exposición General de Bellas Artes”, 1/? Iberia, 9 dc junio de 1856.

7-1-4 ¡.4? 1fi’?)? CIO>? 1/? JIfU (‘IIItitra F?Ñt’iO III??

El primer crítico de Europa, el eminente Teófilo Gaumier se er:pt’esa de esta manera al hablar de litiestro tíl tinno reníacítn i cuto: ‘‘Después de Coya, la imitación francesa toní ó la iniciativa: A p-aíici o y Don José de Niadrazo copiaron a David, y hoy, sin el escudo renubrado de leones y de ton’es, los pintores españoles se confumdirían fácilmente con los mtesrros.. lo que es un bien en política, es mía desgracia en artes. y nosotros hubiéramos querido que los pintores de Níadrid y de Sevilla se hubieran acordado más de sus antepasados (y’ - Se nos cae la oltuna de la mano ,¡1 considerar que hasta los mismos franíceses se lamentan del abandono en que está el arte en Españit. 4 contemplar míe para nada tenemos presente nuestras famosas escuelas, las que “han brillado con un incontestable espletídor” como dice Gaíttier, y esto lo dicen vieítdo que en artes va tío hay Pirineos, 11. cuando más halagado se halla su amor propio considerándonos hasta parisienses

Ya pata Ieiicítam’se por stt m’esíií’t’eccmomí:

1. it antigua e seniel a estnñola reina hoy en’ el níntido dcl a¡te, ti asta el pinnno ríe que casi todos los antstas europeos colocan a Nl tullí o antes qtte a Rafael, y u \‘el zquiez ni es ~uiea Ticia tío: y lo que es mucho tuejor an. tuás haíagiteño, la anti mía escuela csp-ai ola que ha dormido l¿trgos -anos el gí onioso sueño

CLíatídio se ilitenta prctc’isar tuás cl c’oI>cepto tic e5c’iicl~i espanolu. aítnclue cíe Fotina umí tamíto nebrí los¿t. parece hacerse u’efe re uíc’ia t :ítíto al Fo ¡ íd o eo¡ no a 1 u Fou’rna. (tic fa 13un.ah amia, en un cii ¡mos o utlfr-tilo cl el anol 841 . Id ci>ti Fi ‘.‘:t 1 a e SCLi ela espu¡no] u cíe pi i >tuma con Li ti ‘.‘ cmb e//te’

tel i”¡ oso —x’ ~‘¡ta1: la CXI) t’~5l ón cíe Li nía acíit ucl ‘‘española’’ ai te la vida cít¡ e i unp u’c Lmiariu t cias las ni auitfeslacioni es del arte tic’ esta mía cio ií.Aet itud ante la vi cía cítt e se niosír:trí~t tanto cii la

preferemicía por cleter’mumnacios gémteros: pritt ura tel.¡o osa y eti ti u iiiometít o euí c¡tí e la p u tuta cíe lii std) u a es]iunola cii sentid o estricto es tocla~ ía mutiotitaria— como cii i~í piastnacioii cíe detcrtnit~aclos semilímílícuitos: espíriflt religioso,

cuba>> cuasidad, fi tiel ¿dad, el’.’. IAl ese ucla espauoia dc pu¡ui ura no sería unlo una cueslión de estilo como (le ideas:

cnt efecto tetiemos níincstna ceeniela iiacíotial - mero tío por las ca usos a rime gcnicu’,ílntienite se atribuye Fi Lt( tío es ení ri or smb la 1 Po so tío Se ‘It t 1 eXji¡csi óti aule (leí pítít~r o (leí

escuibo, 1 siotuitieaci. ont que en lo annitoito itt se Nel a snrn

Otto tteiii po a los de tníás a¡tesan os 5 ial SL ¡a pttLS ‘.1 SL 1 o oíí oín al de untes ¡ros pintores? Fi quL d ‘mL tío puede ser menos (le s~ 1 LII la u oto di c arlos \

(SCÚL tic t ta que sosttnxo sin do tít tía ( otí It

s( pt( tttttoua¡l la qtte gnten’co por ocíto Y Ños coIn [(‘5 utah s rn tina [tnelta (le nacíoítalrdad y

el tulurtití inicio a la ¡nutubilídad uobl( /1 la obc

IXIMPNECH, iNI., “l,a Exposición de Bellas Artes de 1866”, it Esperanza. 20 de marzo de 186’?. No deja de ser cínlioso el qmne miau-a constataría decadencia de la escuela esp¿ mola Domenechí recrnrí’a a íííí critico francés, ¡unte st i tieqttnvoc-a . esto sí, (leí caracter depetidi emite del arte espanol decnnononiCo, 12 “Exposición

.745 Capíníh’ I~I-”

(). El pueblo flannenco (...). Se lía limitado a copiar su país (y A cada cual su gloria: que no es pequeña la que ríos toca sin temor de ser pródigos. Porque, ¿que ruás puede apetecer nuestro patriotismo que poder apoyau’se cuí una larga semie de artistas fieles, intérpretes de la hidalguía castellana, dc esa aristocracia de sentimientos, mas evidente que la de clase: de esa fe viva, a cIne debemos tan grandes cosas, las páginas tal ~ez más 3. esplendentes de nuestros anales’?’

Esta idea (le una escuela nacional definida por su carácter ct’istiano debió de contar con ímn cierto pt’edicaníemito pites todavía en 1871. bietí es cierto que desde las páginas cíe un pemiódico (le signo tan claramnente comíservaclor comno La Ls¡n’í’aUSO, miíamitcticlrá Dotncncch. apoyáiiclose en Gautier, (ILIC lo especifico del am-te espanol era jítstamente la ausemwia cíe cualquier cotitatnniacmon pagana:

Nrnhie nn¿is cotistarite que el Sr. E. Aninontio Pérez Rttbio. Con mis titictos cuia&tnto.s tío hace nnmás qnte -ceondartios mini cesar tos JI irnos

annnn a Coya: pero la fatalidad q ¡tiere que se siga otro e antnno y se p~’ it n a st amn os todo en bellas artes menos españoles. Siga, sin enuhmargo, el Sr. Pérez RuÑo tr í\endo a It nuetnon’ia has esencIas

que nos inmortalizaron ,.. 5. Lo vol xem os a repetir: conurmut u ~l Sr 1 Li L z Rubio. el Sr.

Domingo - el Sr, Irances, que también nos ree uerdan admirall~ itt ut a ( lazqucz turnos otros que ito necordantios: si ‘~atm cntlt B’atnSi/! tti t xc’ qnit mu nulos cii Esjmanmní la ttieumne lilas titiflí - Lt exenitir

Para Galofre, couno ya se ha visto tínio cíe los más at’cli entes deFensores cíe la existencia cte

ítna cscucía í iacíonal cíe pint ttí’a. conío btten na zare uo~ X la esencia de ¡tí atte auténti cametite 1mci otial líu=’cju e b tiscan a etí el insudo. etí 1 as Fíteí ites cíe cli cho uite. y en ptítli cuí ar cuí aclucí los mnomncnt os cíe maximo espícutIor, acíttcl1< is en citi e la í > un di> lía si cío capaz dc’ ciar lo nejor cíe sLi es]) lii tu, en cl caso espatiol los siglos XX’ 1 x- X \‘ 11. IAl escuela espanol a cíe pi titula se una. \‘ 110 sil o pura Galcifre <, la fotina en qíte hablan pi n tacío 1 os grandes ¡íunesttos cíe! 3< \T x’ XYII, cíe 1kocias x- 1 ‘acheco a S lutilío y Zumbituán ‘6 ol x er a la es’.- itela u> ac¡ otial co nsjst irla sencíII ¿1111 cu>te ci> pintar como habían pintado ellos1’?.

13 (t\RCIA BAR/ALlANA Nl.. “¿Hay unía escuela espanto] a de pintura?. Cousi dertci <‘nes preliminares’’ - Licca Valenciano, 11, 1841, pí’. 209-213, 14 DOM EN PCI-] ,.t- Ni.,” La Exposición de Bellas Artes de DCI’’, La Es¡’ernnza. 7 (te noviembre de tS’71. t5 Para las relaciones ríe Ciatofie con el movimiento nazareno. vé

de José Cialofre Coma, pintor y escnitor’’ - 11 C’on-q-so L’spaíío! de llistoria del .4ríe, 1. \%llado[id, 1978, PP. 189205. 16 Véase sino, coin o ejenupí o. [(u escrito por otro critico a proposí ¡o dc la Exposici on Nacioníal de 1 887: ‘‘sicudo este mal entre nosotros erónico y de hondas ralees. exige la conservaeron de la excelente pintura nacional, volver a retioxa,’ la ru-ancua que los citados ruastíos euímple-aroní Ise refiere a lis matstws tspamxotes] y de La que Jamás detiemotí los pintores urodernos almantanse optando por tas extrañas dcl at’rs 5 R tría ( ) Porque bajo

el punto de vista plástico la pinttrra (leí sí alo Y\ II debe (te constituir su ide tI (III’. h FIN L/ 1 ERRER, Nl. - Bellas ArIes. 1w pittt una itiodetmra , h 1 ~ t jnnnio iniol 5 - lii ?‘(‘i’is’/tj de orn hes nitrados - 2, 1854 jmj~ 2’? 925

746 Ls: invención

Otros, sin embaigo. no parecen ~‘eí-lotan claro y cuando tienen que enfrentam’se a la tarea de definir en qué consiste la escuela española de pintura auban: bien laníemítándose de que las pecubarídades

Laméntause los que se precian demás entendidos en anies de que falta a estas en el suelo de España un principio cotístatite de trni

1 Itt irení os ríe u sar las ríenuoníl níaciones (le eSclí eta e-Sp-a ¡iota y escí tela franteesa - de qtie tanto abt so se esni ha ci enrio p ¿ti-a ensalzar y

caso SC (lid’ inri solctumtinsinno ¿sp natC~

A pci-ar dc todo tnivittn OS a ( It /t)tt z lm nstaníte, lite cnt t ttigtttia parte se dt3tt todos los <[las pOtSontt[05 de Lii Irtila Vn 1 í tu Sr ~cnietal síeruí mv [tamos nihrtí ríos ‘Y a l:t Za 2:3 dc it;tlianíms,

mcm antes y fi animencol. 1-los lo tnt OS d los t t ticeses - ami mine líos

Hay q~ e llamar la atene i rití. mía vez twís, sol) re eszt u ‘nl i tít a 5-’ u’eiterativa miccesídad cíuc parece tener la cttlttii’a espanola de defitíir lo español por oposición a lo fratices.

Fi iíaltnemitct. a medida cítie axanza el siglo, las 1 lamací .ís a tui estilo espanol Ixtuecen servmr ms pai’a impedir la penetración de íi~iev as cot’m’memfles am-tís lícas prov eniemites del extetior. en la del etisa cíe uuí academicismo ¿tícuraclo al pasado glorioso cíe tui genero, cítie ínm’L¡ mantener mía, 1)01’ otm parte, inexistente esc’tiel a española.

1 lux’. sin etnban2o. abruuiclantes refetemícias u tun cierto estilo español. ciiteiidiclo comíío tuna contítíuación cíe la gran pimitu ra cíe] sudo XVI1: especialmente en la pintt¡ra cíe historia de tetna religioso. donde esta pm’oloilQaciót> í’estíltaba unás fácil. co~ no es el caso dcl San Juan de Dios sa/randa dcl incendio a los <-afernios del Ilaspilúd Real de Granada de Crómnez Nloreuío, en cl que la crítica vio ini recuerdo cíe las “obras tIc la buena esctíela espanola 21, Pejo

18 A NIA 1)011 DI? [OS RíOS Exposición dc Bellas Artes” - Revisto Peninsular, 1.1856.1>. 546. 19 “Exposición de Bellas Artes de ¡856”, U Sur, 22 de junio de 1856. 20 ARAUJO SANCHE/ C “Exposición de Bellas Artes’. El Día, 9 de mayo de 1890.

2 [ MA Kl INI—Y DE Y’ ELA sc xi, i—: hxiíosieión de 1 ellas A ríes dc :~ 851. en Madrid’’ - La Jlu’cira,’i¿,n Evañoía y ‘lttrt’ri rOsa. 1. 188?. paúa.

747 Caní¡rtfo IV

también en las de genero histórico estricto: Felipe IV pintando la cruz dc Santiago en el retrato de Velázquez tic Eusebio Valídeperas. auncítie adíltí casi mnás qtuc cíe escitela espanola cabría hablar de pastiche velazqímeño. lo qte tio fue óbicc pal-a que Gxalofm’e hablase de “mntmv buemías cualidades de escuela española~’22; El Lazarillo de Tormes dc Suárez Llanos. cimadro en el qtíe Alarcón vio utía contimtación (le la mejor escuela sevillana:

Podría tasar este e nadn’o rr ntiio antigíro: recuenda tas mejores oltias de la esertela Sc\ i llana2

La rendición de Bailén cíe Casado iicnto del realí 51110 xci azqueño, tal como lo etíteuidían los pitítores decimomionícos, supuso tin autct>tíco cauííbio etí la pintura espanola del pasado siglo: Los dos Caudillos (l~l (Iran Capitán y el duque de Neínonrs). taunl’ién cíe Casado del Alisal, y en cl cí~ie los recuerdos cíe Ji, rendición de Breda de \‘ciáLclt¡eL soii evidttiites, tanto fo rtnul es couíío ideológicos ( 2c5lo uíobie ciii y et>ceclor hacia el ~enciclo): La educación del pr/u cipe don Juan cíe Mam’t inez Cul?elIs, cmi el qtue 1 ¿n <‘riPc¿t y io i:i tuano de ‘‘tui pititor roso, espomítatico. ítispiu’aclo ci> los grandiosos modelos cíe l~t escuela española”2t: ‘~- 1 <‘0 Alfonso el Sabio dietando las partidas cíe Pe~’¡t ~- lArrea. cx ptíesto en la Naciotiul cíe

1881 . x’ en e! qite la crO i cxl alal)o el color ‘‘de la antigua esetie la espa noIu2=:FI Lazarillo di ¡‘orines dic 1 tuis Samitamnaría Pizat’i’o. cuadm’o en el qte. cttriosamiiente dudo stt cuiacter c’as~ cíe pi nuuí’a cíe gétícro, las reFerencias a al pi ntt¡ra religiosa del 3< ‘611 som> ob~ i as: A buen jité: najar testigo de Nlenéuwíez Piclul. en el que los coiffeinpoí’auíeos y icuon la obia de timí epígomio cíe Yel azcitic/26~ 1 ami) én N 1u rilío, el otro ‘‘grati pi u lot”’ cíe la esc ttcl a espanol a t cuícírá su.u part ícu.u lar u omenaje en Los Reyes Católicos recibiendo a los cautivos cris tian os en la conquista de .4lálaga, atad ro cíe Cano cíe la Peñ a.

1 .u lista pocíría alat’iiarse comí ttnos ctuantos ejem;)!os más, peto eu> general la const nu cci ti cíe uuut ctíltuu-a tíacional va a tener piastuacion, no cii el campo fot’unal sitio cii el icomiogiaFico, mediante la t’epresemitaciouí de persouiajes cíe la 1 itetatítra, las amtes o el ;)ei)s;iunictlto, hasta et’igir

22 GALOPEE. 1., “La Exposición Nacional de Pellas Antes”, La Cacera dc Madrid, 3 de jnínio dc 1856. 23 ALARCON, PA., de, “Exposición de Bellas Artes”. L.a Epoca, 15 de octubre de 1858. 21 CA RCíA CADENA. U. “La Exposición ríe Bellas Artes”, La Ilus¡racir=;,Española y Amí’,’icana, 1878, 1, p. III- 25 ti 1 Ñ[2 A E El 1 Y’’ 1’ <‘ahílrmgo ¿y/liro r-.s,’lu’ai¡ir> de la Ex’¡’esir: hin j\’ar’ional dr. Billas >l¡ú’.’ eh’ ¡S.S ¡ - Madrid. 1881, p. 37 26 llrtgo bitícirpié cuí el liecíto dc qíte fntenon los cotiteiimpo¡auieos los qnnc 1mereilíicroni este velazqntisuio 5-a tiit~ ri hes omos actuales rcsnnlta bastante menos evidente: fenómeno que mostrarla, no tanto la infhítencia. o falta de influencia, ríe \‘ctázqmícz en ci cuadro ríe Nienéndez Pidat, como tos cainimios producidos en ¡a fon’tna de yer la pirilLira (le Y CIazqtrez (les(lc Cl Siglo Nl N hasta hoy.

‘748 ¡ni’enc¡on jir zaza <‘ultur<, nacional

tina especie (le pamíteón hmagmnario de las glorias naciunales, ciue sirva para acotar una determinada idea de la cultura nacional. Se va configurando así mía histom’ia ideal cíe la cultura española. significativa tanto ~or las aLtsetícias como per las presemicias, que. como tocía orgamzacion nacionalista (le una comunidad. tietíde hacia la ínonocultum-a.

Por lo que se refiere a la evolución cronológica de los cuadros dc tema cultural, la tendeuicma esa un progresivo aumento de su peso a mecida que avanza el siglo con algunas vartaciones altamente significativas. De presencia practícrnitemíte despreciable clttrante cl pmimer tercio de siglo. cuami

culluial es practicainente níe.xístemfle —la i Z11U~Ú1I de la nacíózí parece referirse exelusí v’amente a tutía tiucion política—. expcuitmetila umí brusco catubio con la nitteu’te cíe lenianclo \‘fl x’ el fin real del Atitigti o Régimen, cíe forma cítie cítirtinte los dlc)s peu’moios s iguietítes (1834—1854 y 1855— 1 867) ci PC5O clii- los Factores ctmitux’al es cotno eletuetito cíe i Jentificacióru coiecti x’ a se cli spara, x’ la i clea u crte =uitino clct los aig Litnent os cíe tuis

Fí’ecuetít e apa ricí Oil Ct> la pi nttira (le historia. 0>11 ci sexe u> u h n’ev ol ticí onat’io, un ~ pt’c>cl tve a u tía dea dc- ¡> ación menos escí íc’ jaLi sta. se p u’ochtce L u u>a clara í nfh xióui cíe esta te- uíclemícia eucciente y’ cl

~ ~ ~ cíe ctuLíciros cíe c’L~ ~~ tuial c ~ mm ~‘ ~ ~ Luir. La g ín cclo sic5n ~ procitíce ya ciLirante la Restatíración, cuando los cuadros cíe tema cititural llegan a suponer tuis cíe una ctuarta

paute del total cíe obras prescuitaclas x’ adquiridas p-~ el LstLtdo, porcelitaje ntti poco tuenor cuí el c’aso tic 1 LiS pre~n actas. uíític1u.te también por encima del cíe los periocios anteriotes. A esto habría que añadir quc las cuu’acteríst icas cíe esta pinttíra sobre peu’;otuxies cíe la lite ratu.ura y el arte, tina

pi t> aíra cíe pec{ttefio Ioí’unato, cje carácter autiaNe y pi ntc>resc< ), ceteana crí la tiiax’om’ía de los casos

eu> stí t ratauií i etíto fortual a los cuaduos cíe costu.umbres, tu ~- o tamixbiéui tímí anípii o mííercado

p~’~ nudo, iiiexisí ente cmi el ¡‘esto cíe los cínudios de histo¡’i~:., lo qí¡ e hace mas níentono el alt o u>tíuneu’o cíe los cíue acabaromí en manos del Estado. Máx itv:e ctuau>do estas tnísmnas etual iclades, que la hacían atractiva pau~í los coleccionistas privados, cleba cíe haber tenido cl efecto contrario cmi el Estado, siempre crí bttsca cíe “rancies lienzos para cl ecou-ar los momos cíe los edificios 0 1). ptmbl i C05 (véase citad ro u

Total A dqnúui Pnenní ia Nfedal la N ledalla Níedalla Reprorí. dos dos- priní en-a seguinda tercera cii Estado clase clase clase gratado

Total siglo 25 20 18 8 íD 28 15

SOS 1833 7 5

1834 1854 14 9

1855 IÑó? 26 19 19 2 16 35 14

749 Cauíiz¡Io IV

1868-1874 20 9 13 33 20 0 23

1875-1895 27 27 20 4 22 24 16 0 1 Cuad ‘os de terna ‘‘cultural”, darla sri importancia críantitativa se incluyen nain 1 ti¿rn cuadros de tema Cii-adn’o nn no espanol. 1 .as cifras iiidican porceríta íes (%) sobre el total de cuadios de liiston’n a cii carla apantado

FI peso cíe los diferentes períodos históricos en la configuraciómi dic itmia citlttíra nacional es enormuemnente heterogéneo (véase cuadro n0 2>. Comno rasgo geiiet-al. cl predominio temático del siglo de los Austrias es absoluto y las grandes figttras del siglo XVII se con”iemlen cmi el símbolo del espietíclor cíe la cultura espanola, contíibu endo tío poco a la asuuición popular del siglo XVII couno sj glo cíe oro de las letras y las mies, una creacíouí eui gratí parte clecituonornea. Cu.tanclo, etí 1 873. Castelam-. en utí clisctu’so cmi las Cot’tes. dluiema expresar lo qtue él enti cacle ímr ser español, lo hace remnitiéuiclose. fuindamentalmnetite —las titíicas e.xcepc’m oíies souí el Cid y Viriato— a figtii-as cíe las artes 5’ las letras ~prueba. ímr otra paule, cíe 1) asta qué pLttlto ixtra e! mía cmomialí smno ci ec’i tno nóu í co espanol la míaciótí es fLtndlamne títalmncnt e uuí a i >acto uí co It tir¡tl — petieneciemites todas a la époc’a cíe los Atistrias:

No rjtniero ser espanol - Y solo esímariol: yo ptiero tablar el

Pero la atetíción. o falta cíe atención, pr~’~t acía a otros pemicíclos hist óii COS eS t ami’t i étí euiorínemem>tc si gnificatíva.

Ya Jtzat> Antotiio de Ribera cuí sti ¡‘amaso de los grandes hombres de España. frescos del Palacio dcl Pardo, había redticício prácticamuemite su gr LtDO homíuemia¡e al am’te a los aítjstas del XVI y ci X\’ll -.luauí de iIerrera28, Veiáz c 1ucz, Alonso lcí’níguete, Gaspar 3 (U E ccc rra 29 , ~Lord] o y ,Tose dc Ribem”í , couí las íuwlttsioties dieciochescas cíe .ltian cíe Y’ illamiucva3 1 , \íeu>tíuu’a Rodríguez32 y Francisco Ba~’euW: la hegetnotiia es todax’ la mayor en cl cíe escuitores, pemlet>ccientes todos. ~‘ila época cíe los Austt’ias: en el cetitrc> fra~ luis cíe 1 .eóuV’, tem>icnclo cmi la maixo JYu’sícís y El Cunun’ dc los Conluies. Y Níhiucí de Cervantes, címemí st¡jcta

27 Discurso en eí Congreso el 30

~ No s oh ( í t Ir >nr aí en mii crin entaríro de histot’i o.

~ No ‘oh’ it t h’’ittnt ini nínnígnítn cttadno de iristoi’irt.

750 la iii ven ción ~e una culn.o’a ,uic¡r>nal

un pergamino en el qíte se puede leer El lngcnwso liiíh¡l”o 9 Quijote ¿/t’ la Mancha: detrás, en el zócalo. Calderón de la Bam-ca. Luis de Góngora35. Fem’nando de I-Ierm’era3O, Lope de Vega.

Francisco de Quevedo. Alonso dc Er’cilla37 Bartolonié Leonardo de Ar”ensola38 ~‘ Garcilaso de laVega39.

‘rotal A

(7uil ttii’a espatiola 76 ¡tu 72 ( 61 84 75

Annstrias( II 47 47 46 39 38 58 37

Cenauínes(4) 31 36 32 ( 31 37 29

17.1 (unu jote(S) 24 25 [8 0 15 2? U’

Si 20 18 I~ O 8 Ql 12 2lo NIX< 11 24 25 28 33 39 26 25 No es1matíol es ltalia(2) II 13 16 ti 15 lo 12

Danitc(3) 3 7 lO 0 8 lO 8

A lenitantia (Ci oethic)( 2) 6 8 O O lO O

linanieja (2) ~ Km 0 5 4

Ci,adn’<> ni” 2. Disnnibuic’iont del os cuadros d( L iii is de ciritmnra ¡cien> dos a las

listan í;ttrtlmién ittelríi

(2) l?sr.itm tttL’íetí íticlirí

3) Uit att t~nmtul>i¿ri incíntidos cm cl a~xtit=t

(4) T?snárt tanjílmién inucírridos ení cl aímrrrtado Anistnias. c51 Están tanurimi&ní itichrridos etí cl apaitado Cenvatítes.

La cuí ¡u-a española queda reducida a la cuí tiíi’a dc .~ a époúx¡ de los lustRas. comí lo que esto sí2lufica de astimiiir deteruninados rasgos de esa época como los tirneos intrítisecamente espanoles cmi cletnmnento cíe los plasmiíaclos por otm’as épocas.convítlíeticio así lo especifico de un

35 0,,rai en ruui gi’ítí cuadro rie historia, 3o No volverávoivera a figurarIi crí ni ngnuu cuadro de historia, .5 - No volvera a aparecer en la pintura de historia.

38 N o xolvcrá a aparecer cuí la pi tu tira ríe bust oí’í a - 39 No volveiá a apare ecu en la pintura de historia,

751 C(li’¡iII/O JI’

momento histórico \T cttltural en mía especificidad nacional. El espíritu caballeresco, la picaresca, el dluijotismno... se convieflen cmi el santo 5’ seña cíe tina stupítesta qímimítaesencia nacmomial. a la vez que los aíttores que mejor muostraron estas stmpítestas características en los autémíticos batdos nacionales: Cervantes, Lope dc Vesa, Quevedo. -‘

Cervantes. visto casi exclusivamente como el autor dcl Quijote. se convierte, mlix’ por emicíma

No <[triero ser esjtanol - y solo espatiol : 5-o (jntiero liaItl~nr el í(líotrta teó¡i cíe la ctdtuu’a española vemifa cíe lejos. cíe trincho amites. 1 a 5Li fig itt-a, tinto a la cíe fray Luis cíe León, ocupaba títí lugar precinimíemite. p<~~~’ clelauitc dc los clemnás escritores dcl Siglo cíe Qio. cii el Parnaso de los grandes- hombres de ¡España pímitade> j~ muí> .\ ntouíí o cíe Ribera cii u uío cíe los techos del Palacio dci Pardo cmi 1 825. l’ostenot’mneu>te. ademixís de ser itící tuiclo cutre los persotíaíes cl[te figuran en el techo del Salón de Sesioties ípo cíe !a imaginería tiacional espanola. y cíe clime stt est:tíu.ta sea ut>a cíe las qtíe clefiendemí la etitracia cíe la Biblioteca Naciomial, teíiiplo cíe la ctíltura nacional c’spañola, los en ací u’os cíe lemna cervanhtío sc’ sttceclemí

¡tna y o! tu x- ez en las expos ciOneS nacion >al es . couí yi nt i ci> do su fj gu.ura. y las cíe sus pet’souayts, ci> ai~o común y cotidiano íxu’a <¡1 pialí publico.

La azatosa biografía cíe Cerv amites. de timites realmemite nox’elesc’os, facilitamá en gramí ni ccli da s ti pi-eseticia en la pítitu uit cl e hmstot’ia. Fodos x’ c~ldi~) u u~o cíe los episodios cíe stí vida ticuietí cabida etí la iconografía cciv :tmitimía.

Seu’á la escríttuu-a cl el Vi, ¡¡oh’, ~cmieralmemiteasociada a su estamicia ci> la carcel. la cpuc se convertirá en fuemíte cíe inspímaciómí rectítictíte pata los pizítom’cs cíe historia. qtte fijarán así la imnagemí cíe Cervantes como escritor mímalclito, nui5T del giusto i’otnitmitico.

40 Discitn’so etí cl Corigies o el 30 de jtil lo (le 1873 ((‘A SURI .A R . E.. (‘r’/ú’crid,; de Discr,rsor po//ti ros, o. cnt. - p. 4O~ (‘rnt~.ad-á \‘iIlaarniI esetilte, retiri¿rírlose a la ríe ¡866, que ‘‘No exce(letI de cietito oetiernta los entadros dc composición que vemos en el edilicio del ¡laseví del Cisne, y de ellos. el 14% íepresentan asuntos del Qtti jote o ríe la vida dc Cervantes” (Cli II/ADA VI i.l..AA NIIL. (3-- Juicio ¿¡‘hico de la LvposÑ’ió,, ¡Var ioz;uí de lic//as

>1¡‘nr dr- 1.567. Art¡’ru,/cms p¿,/m/ic-ado.’ ea La R4-mr¡¡a - Nladn’id - 1 86 p.29).

752 ¡a ini.’ención dc u¡¡ui cultura nacional

La aparición de este asunto cii las Nacionales es mtm~’ temprana, ya en la se~unda. la de 1858. figuraron dos cuadros sobre el tema12, de los que utio de ellos, el dc Roca y Deloado imíspirado en la V’ida dc Ce,’í’an¡es de Pellicer, dcl que el Ccilálogo reproduce un texto aclaratorio43, titvo bastante éxito -medalla de tercera clase4’t y compra por el Estado45- - Representa a Cervantes sentado, con su característica fisonomía, basada en el supuesto retrato anónimo que dcl autor se conservaba en la Academia: al fondo cíe la estrecha celda, desdibujadas -una forma bastante pueril de representar lo d[tLtt Cervantes está imaginando- las figw’as de Don Quijote y Sancho. La imnagen cíe Cervantes preso escribiendo cl Qtmijote segiurá presente eh las siottientes a nacmot>ales. ITn cttaclro en la de 1860-Ib: tres etí la cíe 1 tÓÓ1’, utio cíe dios. ci dc Plácido Frances, metición cíe níeclalla cíe segunda clase48, rccn’eac ióti bastante i nvcrosííní 1 cmi la cíne, salx o el aspecto lóbrego cíe la estamícia. nacía pa u’ece rccc)rciar el interior cíe una pmisiómi: Cervantes, cii cl ccíítro de la composíciómí y apoyado con fra umia muesa. lee en voz alt a a umia tiLutridia compalíla imn libro, sin cítí e nacía cmi el porte uu cmi la actítttci cíe los peusomíajes haga st)5 pedía r que tío estamos ante uuia atnena te ‘1 ití i a: u uí o en la cíe 1 87619: \‘ otro ¡uas eti la cíe 187850.

~ Cer,’a,ntes escribiendo ci Quijote y bollando turs sn¡s pies los libros de caballería de Antonio Gómez C nos Cervantes preso. imaginando el Quijote de Niau’iano de la Roca y l)elgado (C’añ’ilogo de la Lí¡mowc ion General de ¡¡ellas Artes de lS 5 Níadrid. 1858). 13 ‘‘Ea el ano de 1 (mO” 1 nc Ceiva ates a A ígaaiasilla dc Ylb e ¡ma una etectreron ColiLla los deudores morosos en pagar los nl cumos a Ir di anidad del guau priorato di C ons nc ~t t los cual es, ayudados ríe sus parientes, no sólo lo ~ raroní qe la ~ntstncnaIt mtegase el cninui 1mlíinicrtto ‘otto qntc le 1mmn~mese preso etí la enteNa o sot~~p~ o prólogo dci Qu~jote como base í>ara afirmar que la obra fue concebida en ha cárcel es bastante discutible, peno lo que importa es la idea, parece que conipictameure arraigada, que sobre eh techo tiene cl siglo XIX. ~ R. 0. ¡8 de septiembre de 1858. ~ Ln 10000 neales. RO. dc 10 de lebrero de 1859. Depositado en la Universidad de Barcelona por IZO. de 1 luyo de 1880. De1íosi la do enr Cii dad Real pon- 1?. Ode 24 de octí tbre (le 1 923. A en nalmemule en el NI ttseo de

Yutiditd Real - rleímósi no del Museo (leí Prado. 16 f(’ct,¡rn por su autor. de la primera parte del Quijote de Man1íel CaÑal ((?atáíogo de las obras que conzpnne’; la Exposición Nacional de He/las .Aruv dr’ 1860. Mrtdrid, 1860>.

~ Cervaistes en la cárcel de Argaurasilla. escribiendo el Quijote de Eduardo Carecílcí’. Ultimas palabras de Cervantes en el Quijote de José Fernández Olmos y Cervantes leyendo el Quijote U n’arios amigos en la pílsión ¿le .4rgan¡asilla de Alba. de Flácido Francés (Caid/ogo de la rv1’osic id,; V,’zr-iona/ dr’ Bellas .4¡/rs d¿ 1.866, MorIrid. 18.67 -a esar (leí titulo ha Exposi chin tuvo lugar cii 186?>. 48 Por unauliul i dad. RO. ríe 15 de febrero tIc 1 8ó7. Fine premiad o coiujuutonu ente con otro cnuadro tít tLI O do U u anatoreta, 49 Cervantes cts el momento de empezar a escribir el Quijote de Pedro Sánchez Acuña ((‘atálogo de III LYpOSiCiOI) Genez-al de Bellas Artes dc /876. Madrid. 18761 ~ La dedualuria del Qn ¡jote de Rafael NIoníes ( Catalogo de Ir Exposi rió;; Genr’,-al dc Bellas .4¡‘[es de 1875 drid, 1878).

‘753 C

Como ocurre con todos los personajes de una ciemia relevancia hjstóm’¡ca. la mttet’te (le

Cervantes sct’á también llevada al lienzo en varias ocasiones. \ríctor Mamizano y Mejorada expone en la Nacional dc 1858 Últimos momentos de Cervantes5t. que, a pesar de no haber sido premiado, será adquirido por el Estado, con destino al Museo de Arte \íoderno, ese mrnsmo año52: representa a Cervantes, ya mecibida la Extremaunciómí53 y próximo a expirar, escribiendo la cledicatoija cíe su Pe,’siles y S¡gisnnna/a al conde de Lemnos: la hija cíe Cervantes, sentada junto al lecho

Fue éste Liltimno, ctiyo argumento fttc restimido así por cl crítico de Li 1-Y:

FI nírtor del Ji!g’t;uoso 1/ida/go I>o¡¡ QuÚoh’ dr la Alune/ra, el Príncipe dc los Itigenios, próxítimo a la irinterte, dc(licit la segmntirla parte de snn obra a cl Sn. Coinde dc I,cntints. NI:trr¡ttés dc Sarn’n 1...). (ervantes ocul lun Viet o stflon sobre curvo respaldo se apoYa su bennamia: deí auít e uní sacerriote íe son-ni etie tos escritos quic n’nnbu’í e ~i itntin orn al genio: n ti calalí eno de o~ e ení pi~ mier tetmnirio huí-es.-encia la escen a - tan bajos los o tos quic í>areee don-ni itar: mí traile detrás del ca buí 1 ero: uní esnant te con fi Oros, so [‘re una mesa dortd~ Ii ny ‘anos enseres: tu le 61cm Y otros aecesoil os, todos po lmres y nuodestisinnos. rcvt-lanntlo cl stato de 1ieutuia1 ríedel sníNtrttcoobra .cp¿tnito.de latau gr,c’rdiiia,nnagisntal tticnitt’cotrs;t ittcttttt~ Ja¡ ibisDa c’ió, Jis/kl flíña y An¡í’i ‘¡¿‘u ¡mimO Ja año por cl Estado Jlz,sD’ac’ión <1< LI¡’¿í ña< 1 x La JIus¡,’a¿’kh¡ Ibá’Ñ ~ ó2 — - Exilo al que tío debió de ser ajena la mmststencma en esa imagen arqtnetípica, qute. como un simio fatal, pam’ece perseguir a la nla5Toría de los 11 éroes í > acionales españoles: la cl c’ La mucul e cii la pobreza y cl olv i clo. Todo en cd ctiacli’o —la cíes nLidez cíe la habil aciómi, obscttra y coui escasos mttebles, las figtuías de los Petsoi~!¡es que

~ (½n0/o,go../8.58, Madrid, 1858. 52 Fmi 5.000 reaLes, RO. ríe 10 de febrero de 1859. Depositado en el Mmíseo Provincial de Jaén, donde sigue actualtuente. por IZO. dc 11 dc octubre de 1905. ~ ial como explicita cl Cauilogo. “Después de recibir la lixtrctna-tnción escribe la (‘oitdc dc 1 cmos la

dedica tori u & su novela [‘en-si/esy Sr’’>is¡nuuda’’ - ~ Caur/ogo I$/iO, NIadrid, 1860. ~ (‘aurlo 5o 1564, Madrid, 1864.

56 (‘a‘alo grm de la Ev1’esieié¡, Naeional de [‘<‘lías AHes dr - /8.54, Nt tdn’i rl - 1884. ~ ITA. 118 1 [?xímosicióticíe Bellas Artes’’, ja P<-, 6 ríe rtntio de 884.

Por unarlí níí d d - R O de 1 2 ríe jnntui o de 1884. s~ lEn 000 1íts RO. ríe 19 dc jnnuíio dc 1884. Depositado etí ch Ntmnseo Provinucial de Cinidad Real, douide sigue

¿neiníalín en te - por RO. de 1 1 (le liovIetil he dc 193 1 - 00 J.c ll,,st,’aeión Espa¡Yola x’ Puní encano - 1 - 1883, p. 284. 61 Lo flnstraeíó,n de España, 1887, p. 124.

ó2 ¡~, ~ mp-o¡‘ida Ibc’rh’a. 889, pp. 104-105.

754 lii míen cien dc II/U? cultu¡’a nuca>no! asistemm a la escena, todos vestidos dc míegro. el propio gesto del escritor, escribiendo una carta a su protector a la que nunca obtendrárespuesta, su aspecto decrépito. la melancólicafrase que se supone está cscibiendoó3 .. - remite a esta idea de fracaso y abandono. A pesar del éxito, las críticas fueron bastante fm-las, con tui ciem’to tono condescendiente. Buen ejemplo de este tono es lo escrito porFernanflor en La lustración Española y Americana:

Asunto poético, poetizado, cnt efecto, por Oliva,.. es resnhtado eliz de un equrilibrio de facultades excelentes; no es superior en nada: en nodo es agradable. Bien pensado, bien compuesto: pintado con habilidad, simpático en surs detalles, tiene carácter de ~p.mcay local: diñase pintado por rnn discreto hidalgo,.. mas no es el Cervantes del Quijote, sino e de las Novelas Ejemplares o del I’ersiles. ¿Que necesita este cuadro para ser de primer orden? ¿Una cualidad eminente? No la tiene0 t

La plisión cmi Argel será temiia cíe iumí solo ctía

No faltamí imícluso, cmi el caso de Cervamítes. las obras de carácter alegórico. Entre ellas Apoteosis dc Cervantes cíe Manuel Ferrán y Cer van tes y sus personajes de Amii~el 1 Azcano00.

El primero. qtíc’ tuno ini cieflo é.xflo en la Nacional dc 1866 —coIisidieiaciól) dic meclafla de se~tincla clase62 y compra p~ el LstadloiS~, m’epu’csetita el tt’i ¡tufo de Cerv amítes como novelista a través cíe stis dos personajes más célebres. Domí Qtui jote y Samicho 1’amíza. y amíte dlimien muás le debía impomiar, los gí-andes litetatos de la historia tic la luir .iamiidad. La fama. emicarnada en una y aporosa figutra alada (le luz resplandeciemite, guía a Don (=ttijotey Sancho Pamíza a través de tina seticia flanqueada por nr> numeroso coflejo. comnpttestc ~ £mandcs escritou’es cíe todos los tampos que ai’rojasí llores al paso cíe la comitiva. El cai-áct.sraleoóm’ico. cíe exaltación del setiio creador de Cervauites. tío ptíede ser más obvio, atinqtuc ] a mayoría cíe los críticos ttívíeron clifictultades a la hora cje incluirlo en un ~émwrou otro:

03 “~j autor del Quijote. sentado ah pie de la cama, asistido por síu bij:í y cmi compai~fa de dos sacerdotes. escribe al conde de Lenmos l-uiesto ya el pie en el estuibo (VICFN’i’l “Exposición de Bellas Artes”, El Globo. 24 de maxo d.. 18S4), 64 FERNANDEZ LLORL/ 1. (FERNANFLOR), “Exposición de Lelí-as Artes” - La Ilustración Española y

;ln¿eriratut - 1,1884 jí 35>3 - 65 Catálogo. ~~1.564 Nl mdnd 1884.

66 A éstos b a>mu-n r~íu anaríi r Apoteosis de ¿lora Miguel de C erva,,te Sim¡‘cifra - ex 1mu testo por Jítan

O a ‘cnt ?vlantmnt / uul N cionial de 1887 (Catálogo de la Er¡’osieió, z d< [‘¿lías.4;ies de 1.$‘.S 7. Madrid - 1887), 62 EsQ ríe 15 de febrero de 1861 ~ En 1 .200 escuurlos, R. O de 3 de nl ayo ríe 1867, Ente propíresto (lireDtamn ente por la A e adeírua l)ara la ecsióui a los Niínseos dc Provincias. Depositado en el Museo Provincial de Valencia por RO. de 31 deMnseomayodcde(?iudad1861 Real,Depositado

‘7-55 Caníndo IV

Difícil es, sin embargo, clasificar la Apoteósis de Cervantes. Para obra de 2énero le sobra tatnatio: 69. para piiitura decoraúva le falta grandeza

El dc Amigel Lizcano, premiado cotí medalla de segunda clase en la Nacional cíe 188770, adquirido por el Estado71 y reproducido en grabado pom- La Ilustración Española y Am¿’i’icamma’72, La Ilustración. Revista Jlispamía-Ame¡’icana73 y La 1/ns tiacion Caiólic=%es también cttadro de difícil clasificación. A mecho camnmno entre la alegoría, la pinttmra cíe género y la cíe historia representa a Cervantes. cuí primer plano. escm’ibiemído cmi utna esquina de lo que parece ser el patio cíe una posada manchega, por el cjue pítlutían los diferentes personajes salidos cíe sít pítíma. Blanco Asenjo lo calificará de “composición famitástica

En realid¿td no puede ttichitirse este licti!.o cii el itr’uuero ríe los cítadros históticos. amnurínte las fignrras en él =tgtitl)a(lrtsvisteui tra?es (le mace (los Siglos. meto mor esta ra/oil uno ríehme ser conisi(lcra(lo tampoco como un cuadro de cosniunibres. Es una composición fantástica’5.

La pri tuera intenciótí del autor debió cte ser umia composicióí> alegórica, cii la clise fh~urasen los personajes más represemitativos de la obía cervantina cmi torno a sti atítor. pet~~ ~ i)l:istnactc)mi fimial mutis parece tina escena del Qn ¡¡o/e. o tímí citad ro cíe cost Litubles ¡vía uíchegas. qtte una ale~~oría.Es ci> tocí o caso tít>a alcgoria tuuy patai ct¡lar citic pt tecle inieliM’elal’se. tatito coíno tina etísoñacióí> cíe Cervantes —Cervau>tc’s i mag¡tía mientras escribe los l)erst)tILuc’s c~Lie p Lieblalí el patio—, o como tina intem’pretación dcl acto cíe crear —cl cuadro cíe Lizcaí>o pal’ctce siluartios cii un tnomíiento histótico pu-ex’io a la creación litcram’ia. auítiél cii q¡tc Cem’vatitcs iotíia de la tealiclací los ~ que. postcriom~iíente. 11ev ará a síts libros-. Esta última iííterpretaciótí stipotw dotar cíe

Iris? om’ic’iclacl . cíe realidad, a lo~.s peusolíajes cervantinos. coiíverticlos así en persotítuc’s meal es. cíe un momento histórico concreto. salv adIc)s del olvido por el gcmíio cíe Ccivmit es ditiC 1111 aria los distit>tos episodios hasta componer el Quijote. i.a setisación cíe realidad, cíe histomiciclací. se ve acejíti ¡ada ~ La exacta í’epm’ocl tícc:i ómí pictórica clel pat ití cíe la Posada cíe la San s.p’e cíe Tol ccio dotícle ti ene ití ~ar la escemia, un Cervantes cíne habría pergenaclo pcrsoiia¡cs y epi sodios cuí su deambLular por las posadas mauíche~ías.

Es ci pm’opío Cervantes quien preside la comíiposicióuí. cmi ~ plano a la izquierda, semitado, esct-ibícnclo, tt-as utia mesa cumbiet’ta cotí umí m’ico mamitel: a sim derecha, sobie tina silla,

69 RALA Rl’. E., “Exposición de Pellas Artes’, (li/Rías,? de febí-ero de ¡867.

70 Por mn-ayor

~ Fn 4000 pts. - RO. de 14 de noviembre de 188 Depositado en la Academia de Bellas Artes de La Coruña por RO dc 18 dc noviembre dc 1897 Netuilmente en cl Ayuntamiento (le Alcalá (le 1 lenuares. rlepósiuo del Nitíseo dcl Prado,

72 1>., l/usn’aeión Es~’año/a y Punan-ir azgí II 1 SS ¡u. 41.

~ Lo Ilii.sliaLiri;;, Reí-isla Iíispa¡mo -Ame, ir¿ira 188 - p. 473.

~ ja tlu.srru r hin (‘aírd/r’o - í 888. mm. 421. BlANCO .XSFNJO, Es., “Exposición ríe Bel! ts \rtes”, Lo //r¡vn’aeión tb,ñ’i ea, V 188?, p 470

756 La ¡tiren e¡oii ¿le >tIíO co/lora nuejoflal sus ropas de caballero, sombrero, capa y espada. y. en el suelo, los grillos cte su prisiólí argelina: en frente, en el centro del cuadm’o, dos personajes c~ime habrían servido a Cervantes de míxocielo paí-a sus cnalimras más imimom-tales: don Quijote. immí pintoresco inclividimo cubierto con umía raída manta, y Sancho. a su lado los pellejos de vino qíme remiten a uno de los episodios del Q.Wote: también al Qui¡otc parecen hacer referencia los libros de caballería esparcidos por el suelo, entre los qime se identifica cl Aniadís dc Gaula. y la quema de libros cíe caballería que tiene Itígar- al fondo dcl pa(io. Toda una turba de ílersontties. de difícil idemítificación. puhtia por el resto del címaclm’o.

La crítica se mostró, en general, bastante benévoh.. aundíue la mezcla dc mealiclací y alegoría hizo que fímera bastamite comedida. lTn buen ejemuplo cíe esta ambigliedací es lo escm’ito por Fernanflor en La I/íísí,’acio,, Es¡’anob¿ y Ameí‘¡cuna:

El asnuunto rIel criaríro que nhiora cotitemuplannos es. pmtede afii’rn nrse, eh resituietí dc snn carácter Lsc refiere al pililo rJ - de stns a fi ci onies, de sin estilo Y (le sil .s éne ¡5 Cotn pe mli a snns ensín e tios Y- SitS estudios. Beiiísima idea es, eu efecto, reunir en unu solo ennadro. en una sola escena, los personajes ideados por (len antes s hacerh s destilar ante eí oran novelista, corno destilaron etí su in-uaouu.ncióli cuando tn edito Sm obí Poí 1 so >cia, tan ínaointíca concepción no ha sido realizad por tI Sr. Lizeano con la r tudí u idad dix ¡sidad y ¡uiidad quv dt bíu ¡a ha bcrlo sido. Nadie ca ra ti It ~tteflt;u ríe ¿Irte se trait (le tttt t Onatl aftr’trO=tS.soto qtte t¿mttiata 1 sector por la netrirrón cai.-nnrl tít tI ~itIto ríe

ttna posda de x ~tnos‘. iaiantes huíes 1medes, imieycl tdos hmnihhiciru,:a Y ~hisparatadannenttE haro rs qn-te el Sr, tAu.can o sc b p~ opuiest O que su, ena dro “u oa caí acter de ¡calidad: pero hiersolial es hite’ai’iOS.

famosos en la liiitt n 1 monal del universo, mno pínedemí tectar ini saridad nl resmíl tan- insí ~íuitic tutes. - -

‘a oluia. son emnitargo, restilta sitiipattca “.

Pero tío es la x-ida cíe Cervantes cl principal foco cíe Memicion de los pintores cíe historia. esle lugar esta í’eservado al Oui¡ole, que se convierte en un¿. de los leznas mas repetidos de toda la pintura decitnonóuiica y en el muto espanol y españolista por excelemicía. Los cuadros sobre

Sancho l~amiza ~‘ Dotí (Quijote se sucedetí, smn comit ar aqti cli os otros en cíne se asocia expm’esatnente a Cervamites con la cm-cacióui de sim obra más e nblemática, iticlíticios cmi el apam’taclo

anten or -

It FERNÁNDEZ EI.ORBZ. 1. (VERNANEI.OR), “Exposición racional de Bellas fUles, Las segundas medallas”, Lo I/nsu’achin Espolio/a y Americana 1. ¡887, p. 386, Ló~ieamenÉe es-La presencia del Gui/aa Frene su con-ciato en las sucesivas reethciones que de la novela se hacen durante eí siglo XIX Fernández Nar un-rete 1819, Diego Círmencin, ¡533 Ochoa, 1844: ílartzeubusch, 1868:..- Y con la contiunta eJ)rorlttceiou tu hts it vistas iltrstrada (le la epiuca (Ir’ on-~tbr¿dos cotí escenas rIel Quijote. Pon- lo quie se refiereac ste ultinuto aspa to es de deStaca] la ptitihicacioti a lo larco (leí año 1879. en

El Aturdo ilusa-cc/a re’-ist a de gn-atn cali(l

757 capitulo iv

Cronológicamente los primeros cuadros de am’gtmmento quijotesco se remontan a 1835. año en que ¿José Ribeiles y Helip llevó a la Exposición de la Academnia dos lienzos con argumnetítos sacados del Q¡.djowT8.

Dcspiiés,ya con la llegada dc las Exposiciones Nacionales los cuadm’os sobre pel-sonajes y pasajes del Quijote se suceden año tras año: dos etí la dc 1 gg?9, tres en la de l86O~~, dos en la dc 18628!, uno en la dc 186482, siete en la dc 1 866~~. uno en la de 187184. tt’es en la de

78 Se trata de Burí Quijote vn el

y Uej ora(Ia y El donoso y grande ese-ru titilo qne ej eareí y el barbero hiele ron en la librería

¿¡el ingenioso hidalgo ¡)oíí Quijote de la M¿mc’li¿í deMercarlé y Fábregas (L’aíála,go. - .1 85S, Madrid, 1858).

80 I)on Quijote mirando el mita! can’je.- ti ¡ti cíe San ch o de \T cm t n vi Nl era - (ion,o 1). Qn ii/ore se

hizo armar caba ile ro por el ‘‘e tite ro (le ~utiQn cl Nl a ría 0 ca 1 . x El ~ u ¡Vote’ jíregí: ti/a tido a la <‘alíe za en can taita si fu e ir rifad O “u eño lo de la rige va de ,1f un les¡nos’. n~tun lm 1 é nn ríe Ocal «‘cid/ovo. - - /861), N-lrtrlrid, 1860). 81 Bou Quijote escribiendo a Drílciaca desde Sierra liorena de Manuel Rodrígniez dc (Tun7nu ~tt \. Entierro del ptim’tur 6 riSo stonio (le Nl anttel liia tela H i s~ualet o ((½kilo-co de la Evites r~ic4ín ¡Var tutía 1 dr Ecl/as Artes de /862 Madrid, 1862>. 82 Don Qn¡jote leverielo libros cíe ccíballerící de Nlan-harto ~ N ¡ejora da ( (‘¿hí¿íit:>g>,.. 1.864, Xi adríd 1 5ó4> 83 j~isputa entre flor, Qn dote y el cura e ti casa cíe los diiqnes’ de Eso gel io Egn rsqtiita - E brin as palabras dc’ CiSc- rlatí tes crí el Qn

758 in invención de una euitui’a flclc’iOflOI

187685. dos en la dc 187886. seis en la de ígsi~~, des en la de l884~~, cinco en la dc 1287~~, ctíatro en la de 189290 y uno en la de 189591.

De todos ellos sólo Entierro del pastor Grisóstnno. Casamiento de Quiteria y Basilio y Discurso que hizo don Quijote de las armas y de las letras, los tres de García Ilispaleto: Disputa entre Don Qu~otc y el <‘ura en casa de los duques dc Rogelio Egusquiza; Don Quijote defendiendo los libros de caballería de Manuel Ferrán: Don Quijote pronunciando el discurso de la edad de oro delante de los cabreros. Entierro del pastor Grisóstonio. Don Qu jote en el carro saliendo de la ve ¡ita, La aventura de don Quijote cuando ¿daca a la procesión de los disciplinantes, Las vindicaciones de la pastora Marcela y Salida de la renta por doir Qu¿jote encantado con toda la comitiva, estos st-is de Pérez Rtubio: Don Quijote en easa de los duqurs cíe Antomíio Gisbert: u¡w aven’u¡-a del Quijote y El eneacutio del rucio, amubos de José Nioretio Carbonero: Don QQ/jote en casa de los duques de Enrique Recio Cdl: Presentación de Dorotea a Don Q4jote de González Bolívar: y Los duelos <‘Oil pan son menos cíe Litio Casimiro Iborra merecen un poco más cíe atención ya cítue el resto pasat’on completamente clesapcm’cibídos.

~ “Y tic ron u ti rríolino ele rieti lo que en aquel <‘arrupo Ii abur ‘ ríe Líti s Nl une] y l.ó 1,ez - Despedida de Satíclio Panza para ir a su gobierno de la ínsula Rarataria de Antonio Pérez Rubio y Escena del Quijote: sucesos en la venta entre Luseinda. ¡)orotea. Cardenio. ¡1. I-’erriarído. el rut-ti y dermis cutí <‘urrentes también de Pérez Rtnbio (Ca/diego. - - 18~6. Nladiid, 1876).8 6

8 s Sc’ñUnadra n.aQ rajadaturl ¿leí¿ qaQuijotc’Mrr Ini ríepues/oJosé Morenoa tríes IraC tn’lioíieromerced {de(‘atr’i/oyo.esta su- . erie?1.87.8’, ríeNl aAdridrlmio- 1878).Nt oír t ero Cal ~o 32 Votr Q i~ijote; it tía esc rna del retablo de Muís e Pedro dc Jose Alan-eón Smi drez. lasa miento

Quitería y fi ns¡lío de Nfa uniel Qn reía H isp ate no - Presenur eicití de Dorotea ci Burí Qn¡jote rle Pedro González Bolívar, La avetítura de don Qícijote ruando ataca a la procesión de las

disciplinar, te de Antonun o Pérez Rubio - Las u’it,die-arione de la pastora Marcela. también de Pérez Rubio y Do,, Qurjote en <‘usa bierno de la Intsu la Barataría de klrn niucí Snn árcz Espad rt y Vis ci: rIo q¿c e ¡¡izo dotí Qrujote de las arruas y de fas le/ras dc Níarruel García Ihispaleto (Catálogo.. 1.8.84, Madrid. 1884>,

-1 nentríra cíe los e’ ti ereis de mirto de Han-ii so y Ciria. Los dr, ríos ron parí son rite uos de 1.Áno

Casimiro lb ol-ra - La aventura de los riterecícleres de Jorge r e la Guardia - El riten saje de Sarie/lo a su ranier de .iosé Haza y Asnier y Salida de la tonta por’ don Quijote enmarado con toda la comitiva de Antonio Pérez Rnbio 1 Catálogo.. 1887, Madrid. 1887),

La aren¡tura de los mercaderes y Escena del Quijote, aribos de José Moreno Carbonero, Don Qn

759 (‘ap/tu/o fl/

El Entierro del pastor Grisóstomo de García Ilispaleto. que tuvo un cierto éxito - medalla de tercera clase en la Nacional de 186292 y compra pat’a el Museo Nacional93-, representa a Grisóstomo, en el centro de la composición. yaciendo sobre umias parihuelas y cubierto de flores, rodeado de atuigos y pastores: en el extremo derecho, I)on Quijote. a caballo. etubrazando stts arnuis. y Sancho a pie; al fondo, en una aberttu’a entre las peñas y en alto, NLu’cela etí actittmd cíe ir a pronunciar síu alambicado cliscimrso. El cuadro es ímna mera iltistiación (le un pasaje del capítulo XIV de la primema parte del Oui¡ot¿’, m’epm’odímcido por el (‘otólogo:

Y qi.~ericndo leer otro papel dc los que había reservado dcl Ñcgo, lo estorbé uínia maravillosa visión

donde se cavaba la sepuul tun-a - pareció la pastora Nf arcela tau henn osa qui e pasaba a síu fama su lien-ini osuta

Paralelo éxito huyo éste mismo atmtor con el segundo ctuacij’o sobre tetua quijotesco que llevó a una Nacional. Su Casamiento de Quiteria y Basilio, que obtuvo tuedalla cíe segutída clase en la Nacional dc 1 881 ~ x’ Fue addíuricío ese muisino atio po~ el Estado96. representa la escena del tnatiimotuo, casi /// ta’hc’¡rlo ni mUs, entre flasHio y Quitcíi a, tras una estratagetna (le aquél q ize evita, cmi el ultimo tuomento. la boda cíe ésta con el rico Catuacho. Es un cítací lO [Yast ante exti-ant> ya ciii e, adetnas cíe la esceíía prmc¡ pal, la del malnín on ir. c011 el falso agonizante recostado contra l)on Qíui jote tíaticlo [a mauio a la tiov ¡a tuie uit ras el sacerdote bemítllce la umíiómv ~..eimicluvemí. casi a muodo de viñetas. otros episodios relaciomíados con la historía \‘ n ariacíos eti pag i tuis atite ti ores por Gen’ ají1 es. qtic ayit dati a u tía más cab al compremísiotí del argumento pt’íticipal

El tercer cii adro imispirací o en El Quijote qíue Manuel (ja ir fa IIIspaleto lleva amia Nacional es DA’ca¡’vo quc ltdo don Quíjotc dc las cíanis y dc las /ct,a,4’, adqiin’ido por el Estado cmi ¡884~~? cpne ilustía un pasaje del cap(tule XXXVII de la primera parte del Qrnijou’: atíticí en que el héroe cervanhitio defietide la supetioridad de las Anuas sobre las Letras.

92 RO. de 29 dc iuoviembre ríe 1862. Premiado en el apartado de cuadros de cosnunubres. En 5.000 reales. RO. de 14 de enero nc 1863. Depositado en eí Museo Puovinicial de Zaragoza por RO. de 5 de enerm de 1877. Depositado en el Instituto Nacional de E.u,senanza Niedia de \‘illalranca de los BatTos tior DXI. de 5 de enero de 1933. Actualmente en la Diímutación Provincial de Badajoz, depósito del N4useo del i~tit(IO. ~ Catálogo. .1862. Madrid. 1862. ~ Lxti’arcglattietitaria, por ttnurtinruildarl. RO, ~Ie14 de abril dc 1881.

~ Lnn .1000 mmts. - RO. dc 20 ríe diciennbrc ríe 1881. DepositarIo etí el Ntiuíisterio de lnstrtmcciónt Ptílthíenn mior RO.

nc 22 (le octttl re ríe 1921. liYcposi tado en cl iB. Cervantes cl 22 dc oct tul ti-e

~‘~‘ Fui 2.000 pts.. RO. dc 19 de jimio de 1884. Depositado en el Museo Provincial de (‘jíndad Real, donde actualmente se cncnientra, por RO. de 20 dc octubre dc 1884. Había sido propuesto también para condecoración por el jln’a(lo pero finalmente tío le Irte concedida,

760 Li í,íven otón! de una cultura acicronal

La composición gira en tomo a la figura de Don Quijote. de pie y con armadura, que destaca sobre los ciemas comensales. todos sentados a la mesa de Man Palomeque. salvo Sancho. que, en una posición secundaria, detrás de su amo, escucha con aire satisfecho lo que éste dice. Resulta tentador ver en estaimagen de Don Quijote, domina ido desde la almi-a de sus ideales, a cuyo servicio se ha consagrado. todo el cuadro, una exatación de las virtudes nobiliarias mantenidas por la ideología romántica, hija, por lo demás cíe una sociedad burguesa antitética con este tipo de virtudes.

Fi dc Egusquiza fue adquirido por cl Estado en 189598.

El de Manuel FelTán, mal acogido por la crítica, fue acumsado, actmsación grave en el caso de un cuaclio sobre el máximno símbolo cíe la cttlnmra miacional. de no estar pintado clemítro de los cationes (le la escuela espanola, sino de la francesa:

99; lamen ta tios qntc stt es tilo sea niás francés rítie español De los de Pérez Rubio, Don Quijote pronunciondo el discurso de la edad de oto delatíte de los -aln-cí-os. que había obteííicio una cotísicieración cíe medalla cíe tem’ccra clase cuí la Naciotial (le 1 866100, [tic adldíiai ti cío por el Estado cmi 1867101; Entierro del pastor Crisóstomo era ~‘apropiedad de la Corona, del infauite -jomí Sebastián Gabm’icl cíe Borbón, cuando fue expuesto: Don Quijote en el carro saliendo dc la venta fue adquirido por el Estado cii ¡876102; La aventura de don Quijote cuando ataca a la procesión de los disciplinantes, que representa en esa pecxml¡ar intempretaciómí del estilo dc Goya que hace

Pérez Rubio —‘~ éste es posiblemente tino de sums cuadros; más goyescos- el ataque de don Qíiijote a una procesiómí de pctíitemites a los que confumície comí una banda cíe malhechores,

1882103: Las vindicaciones de la pasto¡-a Marcela, en 1885104, y ~íjj¿ft¡ dc la rcnta por don Quijote cncaiitado con toda la comiti va, taunbié¡í aclqtíiuido w~’ cl Estado105,

98 1=2000íMs., RO. de 14 de agosto dc 1895. l)epositado en ha Escuela de Bellas Artes de Ea Cormya por RO. dc 18 dc junio dc ¡896. Actualmente desaparecido. ~ DOMENFCH, J.M.. “Exposición (le Bellas Artes de 186?”, Lii Espenaríza, 12 de febrero dc 1867. ~ RO. dc 15 (le febrero cte 1867, Lot lEn 300 esetidos, RO (le 3 ríe uuiayo (le 1867. DepositarIo cnn el Níaseo l\’o’-inncíal de Níallorca por RO. ríe 5 dc enero (he 1 88<. 102 En 300 esenídon-, no dc 3 dc tn ayo ríe 1867. Depositado en] el Museo Provinicial de Murcia, donde sigue actualmente, por RO de 14 de agosto de 1876.

¡03 lEn 1,500 pis - R O dc 30 de enero dc 1882. Depositado en ci Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por RO, de 12 dc mayo dc 1903. Depositado en la Subsecretaria del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes pon- Ro. dc ¡8 de agosto de 1913. Depositado en la Escuela Superior de Canto dc Madrid, donde actualmente se encuentra, po¡ ONí. dc 21 dc junio de 1971. 1011.250 1íts. - 1<0. (le 20 ríe junio ríe 1885. A ctti-alni cinte desapan-ecir o. heS En 750 pis.. RO. (le 18 de noviembre dc 1887, Depositado ení la ácarlcrnia de Bellas Artes de Mallorca por

O. Nl dc 28 dc lebrero dc ¡942. A ctualnucnt te en cl gobi enio militan- -le Baleares - depósito rIel Niuseo di Pu arlo.

761 C¿mítulo IV representa, en el camcterístico estilo abocetado de su autor, el episodio

El de Gisbert. aunque no premiado ni adquiíido por el Estado. fue reproducido en 1 0’? gíabaclo por La Ihs¡í’aeián Española vAníc,’icanalO6 y J11 Flrn’miga ~¡<~(3ro

Una aventura del Quijote (le Mou’elio Cambomicto. pJ’emullalo comí medalla dc segunda clase1 08 ~ í’cpu’oclttcído en gí’abaiclc> w” La JhtSíi’

D Qui 1ote a ha ízrtuicrda, crí nir ténn no algo lejatio: truás allá Santelro retnolcattdo sti jlntlieruio \ dando voces a su anuo: a la derecha, juiinto ah tían-co, y cm la porte tímás elr’vrnrha cje hin riesionnaldad del

teneuío, la carreta, r la rc~ isla Rbi 1/(Y) y A1ú’g to cuí 1 895111 . sc i íísc¡ibe dentro (le este tipo de cuacluos cíe escemías cíe gémíem’o pam’a las qtte los pintomes (le lumíales de sí4o eticontramon cii Ji Quijote tín atíténtico filómí. Para éste cmi comicteto, Nioreno Carbonemo se imispiró en un pasaje cíel capitulo XXX cíe la primera IJamie del Quijo¡¿t acíuél en que Samicho Pamiza recupera su btín’o. q¡ue le había sido robado, lo cíuie le pe¡iíute componer una amable escena cíe 1 ipo rustico, de fi2uras ¡mis’ ~ y colorido amnable. comí tui clam’o carácter (lecoratiyo.

El cíe Luhtidíuc Recio Gil, meclalí a de tercera clase cuí la Naciotíal tic 1 8811 t 2 couíípra por el Estado cuí 1 887113 y rcpu’oclucc¡ón eui giabaclo por La llush’ac’ió,í Espanola y Amei’waua III

It/o La llasíración En-~’n4ola y .‘Imerieana, 187 i - pS85- lO? ¡~ Hormiga de Oro, lS93,~v 455 108 Por nnatiimidad. RO. dc 14 de febrero de 1878.

109 La Ilustración Española y Amerleanta, 18781. ~,. 308. 110 ROUGET, E..’ La exposición general de Bellas Antes, Apuntes críticos’, Rrn-Ña (‘ontempon’cínea. 1. ¡878,

~>. 231,

~ E/aireo y Negn’o. \T, 1895, p. 127. ¡12 iixtí’ar’u’eghttnt entaria, por unanimidad, RO. de 14 ríe atír’il de 1 881. 113 lEn 2.000 pts.. RO. de 3 de enero dc 1887. Depositado en la Diputación dc Cacen-es, donde signe

actual mi eníte - por R. O. cíe 3 de febrero

762 La invención de ¡rna cultui’c¡ nacional

La l/,,slj’acunr de España115, representa la ceremonia del lavado de manos del caballero, tal como es descmita en el capítulo XXXI de la Segimnda parte del Qírijole, cuyo texto se recoge en el Catálogo de la Exposición1 lo; escena que es reproduc¡da hasta en sus menores detalles, reflejando perfectamente su tono jocoso y burlesco, muy a tono con un cuadro de formato “poussinesco” dirigido a un público privado.

El del cántabro Pedro González Bolívar, t:unbién medalla de tercera clase en esta Nacional de 1881117 y también adquirido por el Estado, aunque en este caso unos años antes, en 1882118, que ilustra utí pasaje dcl capítulo XXIX de la primera palte del Quijote, del que el Catálogo reproduce un pequeño fragmento1 19 represetíta el momento cii que Dorotea, alTodilladla en el centro del cuadro, cmi complicidad con el suma y el barbero, intenta engañar a Don Quijote, cíe pie a la derecha. íxu’a hacer cíne vuelva a su casa: Sancho, hablando al oído cíe su amno. y el barbero. an-oclillacio detrás cíe Dorotea, que a tI tiras pemias consigue sujetarse la barba postiza x’ disimnular la misa. comupletan la comnposiciotl.

El dc Lino Casimniro Iborra, Los duelos con pan son metios cíe Limio Casiíniro Ibona, aundíue mío premiado mu acícluirido por el Estado, ftic bien acogido por la crítica, que vio en él, gramí elogio. uuí ejemplo tic escttela cspa~ola:

¡‘a figura cíe Sancho es rl e las rellresentací ones mnetores que hemos ‘i sto de la anti2 ua e seurela esííaúol a cíe 1íiín tnura- cíe ha que tietie su oh ¡a todos los rasgos car:tcterfsn 1cos: fondo oscutro - SC 2 indos

términos llenos de ~euuInbra - aun or al claro obscuro y--a los tonos parrixiseos de la si crí-a qnemada - primeros- términos con destellos dc lnnz y dc colon-de hernuo~-o cíecto, etc. 120

A éstos habría que añadir otros dos cuadros mnás. mío presentes en nimiguna nacioiíal pero adqttiridos amubos por el Estado,: Una esectía del Quijote (Encuentro dc don t21. Fernando, l)orotca, Cardenio y Luscinda en la ven/a) de José Sátíchez Pescador que sígtmc cl esquema comupositivo cíe ilustración liteml de un pasaje del Qíti jote habitual cmi este

lIS La 1/rs s¡raeic’n dc Es¡’aña, 1886, p. 13. 11<) “Vistióse D. Quijote, púsose su tahalí con su espada. echése el nautón de. escarlata a cuestas, púsose una montera de raso verde que las doncellas le dieron: y con esue adoino salió a la gran sala, a donde hallé a las doncellas puestas en -ala, tantas a una parte corno a otra, y todas con aderezo de darle aguamanos, lo cual le

ríe 23 ríe non emh)ie

121) “El Arte endoncellala Exposición”,que cl sol Elha lncparria/,visto” (Catálogo,,1881.4 dc jimio dc Madrid.1887. 1881). 121 En 2.450 pts., RO. dc 2 de diciembre de 1882 para el Niuseo del Prado, Depositado en el Instituto Níaestro j a rí (le A vila po¡ R. O. (le 20 de ocí utire ríe 1 884. Ací nninl ttue utie r tu eh N4nseo de Ciudad Real, rlelmó si o riel Musco del Prado.

763 Conz/u/o JI-’ tipo dc cuadros; y Una escena del Quijote dc Miguel Jaclraque y Sánchez Ocaña122. Éste ilustra un pasaje del capítulo 1 de la segunda parte del Quijote, aquél en que el cura y el barbero intentan comprobar si el convaleciente hidalgo ha remitido ya cíe sim locura. El cuadro representa. en cl interior cíe una estancia etuidadosainente ambientada a la castellana -y aquí cabría un amplio análisis de cómo sc configura, especialmente a lo largo del siglo XIX, un supuesto estilo “castellano” (sillones frailunos, puemias (le cuarterones .) que. si p<~~m’ tui lacio culmmna en cl estilo “pam-ador’ . por otro acaba ciástalizanclo en una imagen del “ser” castellano austero y esencialista, que llegaría a su culmuemí cotí la geuíeraciómí (leí 98- ci nomento en títte Don Quijote, irguiéndose cmi la cama coii gesto deciamnatot’io. pkuitea sim soltmción a un sttpuesto ataque de los ttírcos:

¿liar mis sitto muianriar Snn M~n es tan pon- ¡unilulícru pn-eurtn n~nnc se jnttttett cnn ha (?on-ir- 1íat-a itn día

seO ala río todos los cabal1 cros aundant es que ‘-a gan 1ior España - qí nc anín qnie tío vi iii ese sin o tít crí a docena, tal porlti’a venir entre ellos que sol o basí asca destruir toda la potestad del turco?1 23

Declaracmon ante la q¡ue el citra mitestra su clesesperaciomí extenclietido los brazos hacia altás, mntcnt ¡-as la soLYi’ina. al fotído jtmnto a una ventana. ¡ tinta las milanos como ini’ocauiclo a~-u cía.

Otras obras de Ccrv amíl es servirán tambiétí (le fuente cíe imispiracióíi a los pintores tIc hm storia. a iinque en muiR-ha mílemior mcdida. Las :1v cnt Lijas y cies y etittíras (le lZiiicotiete y 1 21 cíe los cítte títiícaíuetíte los cíe -\ nitro NIomíteto, Cortacli II (Y i tisp¡rarán también i’am’mos cuadros Rodríguez

En cl cii primero. uíícclalla tic tercera clase en la Nacional (le 1 88 1i 25 aclcíítirijo ese unusm() año por cl Estado 12 ~ reproducido en wr La lh/sí/’ac-un¡ lhí<¡v?-a cii 1 89012’?. grabado figura el momento de la preseníaciótí (le Rítíconete x’ Coulaciilio a Monipodio. tal comno es descrito en un pámi’afo de la novela, incluido cmi el CúíáIc’g’o de la exposiciómí.:

122 Adquirido por e.l Estado en 2450pts., RO. de 22 de abril de 1880. Depositado en la Sociedad Ecouíóínica de Amigos del luafs dc Santiago de Compostela por RO. de 19 dc julio dc 1886. Depositado en el Museo dc Badajoz. donde sigue actualmente. por O. Nl. de 26 de febrero dc 1932 123 Capítulo 1, parte segunría.

1.21 Riniconne y Cortadillo de Rodríguez de Guzmán - Nacional dc 1858 (Catdl r’-4o.../-858, Madrid, 18581

La prese ni/a chin cl,’ R ¡rlcon<‘re y Cortadillo a Moni¡podio de 3 ttrnu Giménez Martin, Na cioria] nc 1881 (Cucó/ego... 1881. Madrid, 1881): Rinconew y Cortadillo de Arinno NI ontero y (?alvo, Nacional de 1881 (Catálogo...1881. Madrid, X88\Y y Ri,nr’onctc y Cortadillo de Fernando Tirado. Naciowd dc. X884 (Catálo,gc.. 1884, Madrid, 1884). 125 Por unanirtíidarl, RO. ríe 14 ríe abril dc 1881 12o En 2.000 pts.. RO. de 30 de junio de 1881. Depositado en el Instituto General y ‘l’écnico de Canarias ‘Cabrera Pinto” de La Laguna. donrie sigue acttralmente, prur 1<. 0. ríe 22 dc diciembre de 1910. 127 Ijr Ila.’narián Ibérica - VIII, 1 890, p 323.

764 br invención dc ¿cmi cultura nacional

Estos son los ríos buenos mancebos que a vuestra merced dije, mi señor Monipodio; vuestra merced 28 los dexamiiie y verá cómo son dignos de entrar en vuestra eonoreoaciónl

La escena está resuelta al modo de un cuadro de costumbies. con una representación cíe las diferentes artes del hampa sevillana. destacando la figura de Monipodio. plantado en el centro de la composición, tal como es descrito por Cervantes. hasta e¡í sus menores detalles,:

de edad de cuarenta y cinco a cuarenta y seis años, ¿tite (le CUtI~O, moreno dc ¡ostro, cejijunto, barbinegro y muy espeso (...). Traía cubierta una capa de bageis. casi hasta los pies, en los cuales trañn irnos zapatos enchancletados: cubrí’anle las piernas unos rar;ignelies de lienzo, anchos y largos hasta los tobillos: el sombrero era de los del hampa. campanudo y de copa y tendido de falda: atravesábale un tahalí por espalda y pechos a do colgaba una espada ancha y corta,

Podría pasar por una descripción de la figura del cuadro de Momítero y Calvo. Menos real es la ambientación at’quitectdnica. wia reproducciómí, tal como ya vio Brasas Egiclot29, de la Posada de la Sangre de Toledo. Reproducción que sirve par~ dat realidad histórica al cuadro.

El dc Rodríguez dc Guzmán, Rinconete y CortadUN. mención de primera metíalla en la Nacional cíe 1838130 y adc 1ttiíitlo por ci listado en ¡859131. ilttstra uní pasaje posteriot’ cíe la novelacenantina, también¡‘cpi’odueido en el C’aíá/oga:

Después de hube ¡ sido adníit rdos e ornru co ft a~lcs cii la 1 lerur anr [arí dcl Sr. Monipodio - y Itt ego Inc

-alnioi;yaroiu torios - ronupió Moniporli o un plato é hizo de él urna’;- tejoletas. que colocadas cnt ‘e suns

derlosaeompa~ó a su copla ~ en cl baile a la Escalan a - que se había quitado un chapín qn/e en forma dc pandereta golpeaba: la Gananciosa cnn tanjo les hací~n cl son en las seguidillas con una es coIt a 13 2

Cada tino

El cíe Giménez Níartín fue premiado con mnedalla Je tercera clase en la Nacional dic 1860133.

Otra historia de las N¿n’elas L¡cn¡pla¡’cs imíspiran Una eseena de La tía fingida de 135 - Suárez ¡ .1 auios, miíedalla dIc tercema clase cmi la Nacional de 1 8601.3¿í 5~ conípu’a pom’ la Cot’ona

128Ca¡álogo... 1881. Madrid, 188l 129 BRASAS EC~lDO. J.C,. La pinirín’o dci siglo XIX en Valladolid, Valladolid. 1982. p. SI. 130 R.O dc 18 de noviembre dc 1858. 131 Bu 6000 reales, RO. de 10 de febrero de ¡859. Depositado en la Diptitacinin Provincial dc Cáceres por RO de 3 de lebrero de 1887, Devuelto al Niuseo del flado po¡O Nl rIn “dc junio de 1992. 132 Catálogo... 1858. Madnrl, 1858. 133 Ex trrnrn-eglaumn entaria, por trtiatíitnintrtrl, RO. de ¡4 dc atitil de 1881. ~ RO. de 2 de diciembre de 1860.

765 Capí¡u/c~> [iJ

Repm’esenta la primnera escena de la novela del mismo título y tuvo una buena acogida por parte

el pintor ha sabido con ha maestría que le distingite, interpretar la intenciótt dcl autor, y nos 136. presenta tipos qtte no reclinan-a el matíco de Lepanto

Aunquie en memior medida, también otros escritores de la época de los Attstrias se mncorpomn a este panteónimaginario de la cítítura española. Es el caso

época138, convertido un íwco en SUYIhO1O de lodo un periodo histórico. En pintura había sido va uno de los personajes elegidos por Jitan Antonio de Ribera para sti Pat-naso de los grandes hombres dc España del Paulo. Posteriormente será su azarosa vida, y no stt obra, la qttc va a inspirar la mayor(a (le los cuadros (le historia sobre él. Su ~‘ídacomo ejemplo y’ (ltIiiitaesencia (le una cieu’ta fom’ma de ser español.

Aparece por pmimnet’a vez en las Exposiciones Nacionales cmi la <¡e 1 858 con dos cuadros: Quevedo leyendo una de sus poesías ante los principales personajes de la Corte de Felipe IV cíe Rafael Cíaicía 1 lispaleto ~ y Lutero; asunto tomado del Sueño del ¡nf/erizo de Quevedo dc Sauis Cabot110

Desarrolla el puiniero un asunto níem’aííie;ite anecdótico:

coloc=trlor’l escritor satírico 5 ptoftrnido filósofo cm el centro dcl lienzo. rodeanle nh;ttihns y caballEros

sentadas ;tquíehlas y dc tune éstos, esenichná tirlole (ruin ha ítíaíor ¿ttcínr-ióín, y secialada conur 141 - 1ílacenncia pero que. por extraño cíue pueda parecer. fíte cotísicleracio por Cialofre como clismio (le 1111 cuadro cíe hmstom’ía:

Cr-nsirlcn-attnlo bajo r’stc punto cíe vista [se refictea la identificación cintre cunadros titiles y crt¿rclros

btu etí os~ los pocos citacíros liis Viti co s dc la exposi ci rSni - d ebein ciasilicarse ríe bine nos - y por consí enítente rítiles tos asuntos eí egi dos ( - -- > Hvspaleto. gran esperaín7a dcl arte cnn sin bellísimo cuanto sutuaníente español cuadno de Quevedo142.

135 Infante Sebastián (laInniel cíe Bon-tión,

136 BASTES. E - “Exposición de Bellas Artes de 1860”, La aruera de la nt/a, 1860, p. 26.

13? ‘‘Qn evecio’’ - Semanario Pintoresco Español. 52, 1842 ~>~í413 416, ji or prurre n- nntu ejemíut o. Esta rnisma í’evi st a ítiblicat’á rt tt grabado a tocía pagina sobre el auntor del Huscón, ‘‘Grabado de Qtnevcrlo insiiin-aclo [rol’ tttia musa” (Semanario Pintoresco Español, 21, 1840, p. 163). 138 Don Francisco de Qrncvedo dc Eulogio Elorenninio, obra dc Icatro estren;nda en 1848: Quevedo. Novela hisw,’ica de Orellana, publicada en Baicciona en 1857:... 139 L’auáíego... ¡SSS, Madrid. 185& 140 Ibiderrn, ~ A NiA DOR 1) lE LOS RíOS lExposi ci ótn ríe Bellas Artes’’, Re risco Pr’nñ; ‘u/nr, 1. 1 856. p. 554. 112 (IiALOFRE, it., “La Lxjíosición Nacional ríe Bellas Artes’, La Caceta de Ma,’/r’ic/, 3 de junto de 1856.

766 lo invención de IP/c? culturo nacional

Bien es cierto que. a pesa¡’ de esta favorable apreciación c¡tica, el cuadro no obtuvo ninguno de los galardones a los que aspiraba toda pintura de historia: medalla o compra por el Estado, o ambas cosas a la vez. Aunque tampoco se debe olvidar el hecho de que fue presentado como obra póstuma e inacabacla de un jovencísimo Hispaleto, mímem’to. al decir un crítico,

al haberlo retirado sn pensión el marqués de Salamanca, no se sabe si de hambre o de miedo a t43. pasarla

El segundo, que. por el contrario. si gozó de todos los beneplácitos a los que podía aspirar un cuadro de historia, medalla de segunda claset44 y compra para el Museo Naciotxal145, se inspit-a en umio de los seis discutí-sos que conuponetí los Suc’ños de Quevedo, el titulado pmimneramente Sueño del Infierno y conocido más iam’de como Las Za/ab-das de Plutón, ~ al quue Sans Cabot sigue en sus menores detalles. Representa a Lutero, en una lóbrega mazlnomTa y amarmado con arooil-ís a la riarecí atommcntatlt) por varías muy.mcs~ semidlesntmdlas que se mueven en tomo a él con gestos voluptuosos y lúbricos: Quevedo. con sim característica fisonomía ~‘ la ct’uz de Santiago cm el pecho. observa la es:cena, ciestie la derecha

Cuadt’o cíe difícil delimitación temnática ya cítie no es tanto un recuerdo cíe la figura cíe Quievedo. adluí memo espectador. como un afíanzamníento de esa ímntnieuí negativa del pm’otestamilísmíío. el viejo estereotipo católico de un Lutero tom’tum’ado por suí concupíscencma como origen de su desviación del recto camino dc la fe. Un Lutero atot’nientacit=por sus vicios, encarnados por tres fiBuras feinemíinas, semnidesnudas y en actitudes lascivas, que se mueven en tomo a él.

En la Nacional cíe 1860 pííclo verse el Quciedo de wln’emesa cíe Paulino de la Lintie, ttmí asutíto cotiíplctamente auiecdóticol16.

Serán otros hechos cíe mnayor nuportancia simnbóiica Jos pt-cfemidos por los pintores. Es el caso cíe sut prisión en San Marcos, con el posible matiz de clenuncia de la arbitrariedad m’eal. tííás san~zrmite en este caso por ejercerse contra una de las glomias miacionales. como era el caso de Quevedo. elegido por Mariamio de la Roca y Delgado para su Don Francisco de Quevedo en San Marcos de León. expuesto en esta mistiía Naciotíal de 186014?; o de su partícípaciomí en intrigas palaciegas. quie inspirará el Intríga contra Quevedo ca los

143 El. D~MlNE lA~CAS.’Exposieión General de. Bellas Mies”, La Mora, 2 de junio dc 1856. 144 R. 0. 18 dc septiembre dc 1858. liS En 12000 reales, RO. de 10 dc noviembre de 1859, Depositado ería Real Academia de Bellas Artes de San .lordi. donde sigue en la actualidad, por RO. de 10 dc abril de 188( 14ó (‘aullege... 1860. Madrid, 1860. LI? Ibídem -

767 Ccinítido IV jardines del Biten Retiro, expuesto por Antonio Pérez Rubio en la Nacional de 1876148 y adquimido ese mismo año por el Estado149. Éste, comno la mayoría de los tic Pém’ez Rubio, más un cuadro de costttmbres que de histona.

De entre sus obras literamias será Vida del Buscón llamado Pablos la qite gozará de las preferencias de los pintores de historia, afianzando la imagen de autor de novelas picarescas y. a la vez, de la picaresca como elemento característico de lo español .Juamí García Martínez cxpouie en la Naciomíal de 1876 La vida dcl Gran Tacaño’50: y José (ialieoos El loco de los ángeles, también inspirada en cl Buscón, en la de 1881, éste premniaclo con medalla de tercera clase151.

Lope de Vega, qtíe aparece va cmi el Parnaso de los grandes hombres de España

cíe Ribera cmi el Pardo, aunque en tui lugar secundario, detrás de fray Luis (le León x’ Cervantes.

será tLunbién tillo cíe los escm’itorcs muás represemitaclos. compartiendo cotí Cerv antes puesto cmi el techo dci hemiciclo dc las Coties y en la emitrada de la Biblioteca Nacional. Presencia cii la c¡ue debió de influir tamíto lo phltoresco de su vida couno la alta estima otorgada por el siglo XIX a su obra literaria, que le alípa, cmi la visión decimonónica, al p’~íesto cíe tttio dc los níavores escritores españoles tic todos los tieunpos. Sit vida había merecido va la atemícióíí cíe los escritotes desde muy promíto: Gil cíe Zárate le dedica tina cíe sus ‘Biografías Españolas’. sección fija del Semanario Píuío,’csc’o, en fecha tan temprana como 1839152,

En pi ntimra. a diferemicia de otm’os autores cíe! bat’m’oco. mun~umia de sus obras servi ni cíe inspiración para títí cuadro, sin no qtte es stt pwpia vida la que atraerá la ateticiótí cíe los pimítotes. Iconográficaíneníe. Lope mío es el atítor dc ningmnia obra litcram’ia concteta. es su vida. novelesca cmi extremo, la que sc cotivierte en literatura.

Igtiacio Stuárez Llanosrecibe tina medalla cíe puníera clase cii la Nacional cíe 1862 cotí tui cuadro tittmlatlo Sor Marcela de San Féli.r viendo pasar el entierro de Lope de l7cga, su padre1 53 —adciuiriclo por el Estado1Sí y í’epr d ttci do cii grabado po¡’ El A-h seo

148 Catálogo.. 1876. Madrid, 1876.

149 En 1500 jits - RO dc 29 de mayo de 1876. Depositado en Instituto General Técnico de Logroño por RO. de 18 de dicierrbic de 1908 Acttmalnícnte ene1 Mnsco de la Rioja. Logroño. deprísito del Mmnseo rIel Puado. 150 Caíálo~a .1876, Madrid, 1876. 151 ExtranTeglamentaria, poí mianimirlad, RO. de 14 dc abril de 1881.

152 GIL Y ZARXTE, A - “Biografía Española. Lope de Vega”, Semanario Pintoresco Español. 3.1839. Pp. 17-20, ~ RO. de 29 de tuoviennulrre dc l 862. 154 En 24.000 reales, RO. dc 14 de enero dc 1863. Depositado en el Palacio del Senado po¡ RO de 8 dc enero dc 188!. Fin 927 líasó al Mnseo N-lnnici 1íal dc NtadrirI, donde signe en la actualidad.

768 L:í invención de una cultitra nacional

(inzvu’sa1155, La IJusís’ación dc Españat56 y Blanco y Negro157-, un buen ejemplo de cómo la imagen bohemia y atrabiliaria de Lope se prolongaba hasta su mnismo entierro. Representa el momento en que e! féretro de Lope. acompañado dc un numeroso cortejo. pasa ante el convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid domide profesaba suhija Marcela. fruto de los aniores del poeta con Mamía de Luján. que se asoma a la verja, mostrando su desesperación ante la vista del catláver de su padre. Aparecen aquí todos los elementos qime configuran la imagen (le Lope en la historia de la literatura española: su popularidad, de la que es prueba el numeroso cortejo, su complicada vida amorosa \ pesar del éxito el cuadro no ftic considerado por el jurado digno de figurar en el palmarés de los cuadros de historia, creando una categoría específica para él, la del género histonco158. Fue, sin etnbat’go, bien acogido 110 - la ct’ítica, que tampoco tenía mmty claro en qué género ubicam’lo,:

Resumiendo: eí cuadro del Sr. 5trárez Líannos - ya se le cottsidci.’ como liist órico, ya se le IIann e de

Qen ero - es t nro dc los mejores del actual concurso

Antomiio Pém’ez Rubio lleva a la Nacional cíe 1871 mi ctmacLro tamubién de tctna anecdótico,

Encuentro de Felipe ¡JI con Lope de Vcga llct-ondo el viatico’ 60

1 ~nla Nacional (le 1884 sc exptmsieron dos cuadros sobre Lope cíe Vega1 Cuí, de los cpme unic¿unentc el de Una. Lope dc Vega ci; cl í’cmcntcric, basado en la obra de Narciso Serra El Ion-o de la bit Pardillatm 62 y a pesar de stu car~cter atioclino, más ímn cuadro cíe costutubres. dc escena en el cementerio. qite un cuadro histórico, tuvo un ciet’to éxito -medalla cíe teucera clase 163 y couiipra por el EstadIo1 <>~<~ -

En (los ocasiones estará pt’escnte la miovela cíe El La:q,’illc, de T¿n’mes. que, al margen de su ¡mpot’tancia ltteraría , scr~ ua para afirmar la tradición picamesca cíe la tiacioii española. imno de

155 ~ Murc’o (‘nitersa!. V 11,1863, p. 20. 156 Li Ilust,’aeión de España, 1887, p. 173.

15? Blanco y Negro, II, 1892, p. 245, 158 Años más larde, cuanrrío ya la rígida r[ivisirin en géneros conten ‘-aba a ser puesta en entredicho, Araujo y Sánchez recordará la anécdota de for~a crítica: “Suárez Llanos por su Entierro de Lope de Vega, obra que demostró lo absurdo ríe dividir los premios en géneros y asignar a estos categorías. El Jurado no supo como clasificar este cuadro, y creó rur género intermedio entre la pintura religiosa y de historia, que suponía la pr-lunera categoría, y los asunlos de costumbres que pernenecí-aní alt segunda, creando rtn premio especial para lo ¿¡nc denominé genero histónico”(AIZALLIO Y SANCHEZ, (1, “Palrnarohi y sri tiempo”. La España Moderna, noviembre. 1887, p. 861 159 \‘ILI.ALVA, E - “Exposición de Bellas Arles” - El Diw’¡o España1. 29 de octubre de 1862. 160 (‘atálogo... /87/. Madrid. 1871. 161 Ú1í¡,nos momentos de Lope de Vega de Em’ique Recio y Lope de Vega en ¿-1 cerne rtlería de José Li-fa y LTría (Catálogo... 1884. Madrid, 1884), 162 163 Por ima/mimnidad. RO. de 12 dc jmtuir’ ríe 1884. 164 lEni 2500 pts., Ra 19 dc junio de 1884, Dc 1íositado en el Institunto de Ciudad Real por RO. 20 dc octubre dc 1884. Acturalmnerute cuí ch Museo de Ciudad Real, depósito del Mtuseo del Prado.

769 (‘ap/, rilo IV los tópicos “españolistas” dc mayor calado y larga pervivencia. La priníem-a cii la 1858 en la que Sítárez 1 ,iauíos obtuvo medalla cíe tercera clase comí El Lazarillo de Tormes1 6W La segunda en 1887, emí cuya Nacional pudo verse El Lazarillo de Tormes de Luis Santaniam’ma y Pizam’ro1<’6. Éste Ultimo, qíte tuvo también umí cierto reconocimiento público -fue adquirido por el ~sadol6?~, representa uno de los pasajes más conocidos de la novela, reprodtmcido en cl Catálogo de la exposiciónl6S, aquél en que el Lazarrilio. ayudándose de una paja. m’oba el vino a su amo. Al margemí de la iconografía, que sc limita a ilustmr el pasaje transcrito por el CaMiogo. es de destacar el tratamiento pictórico, una extraña amalgama de la pintura de tipo social, que comienza a proliferam- a finales de siglo, y de influencias barrocas.

Otios autores tienetí mía aparicion mucho más cpisóchca. Es el caso de Calderón tic la Barca, quien. a pesar dc’ que liabia figurado va en el Parnaso de los grandes hombres’ de España. pintado por Ribera cmi cl Palacio del Pat-do, cíe set. jiníto con Cervantes, uno de los escm’itoí’cs en los que Castelam’ cifra la esencia cíe los español en uno cíe stts discursos:

YO e¡O sen es 1ianol y’ sol o esp afirul : yo quiero hablar el 1rli oíaa ríe Cerva títes: qnti en-o recitar los ven-sos ríe Calden-ónn 169, y tic merecer, con motivo cíe la celebí-ación del seguuiclo cemitenajio dic su miítíerte en 1881 1/ti apoteósico homenaje nacional, lo que nos cia lilia pateba tic su itupoilalicia cii el nvíagxliai’io espanol. Umúcamente ftte tomado como tema

Peor suerte tencirátí todavía otros escuitores del siglo de Oro, prescuites cmi la pimítura cíe 1 71 lustona en una sola ocasión y cori la misma falta cíe éxito. Es el caso cíe Samí .Juan cíe la C¡’uz y cíe Tirso (le Nloli,íal?i.

165 R. 0. 18 de septiembre de 1858. ¡66 Catálogo. /887, Madnd, 188?, lO? En 750 pts., RO de 1 dc octubre dc 1887. Depositado en eí Instituto de Almería por RO. dc 12 dc diciembre de 1887. Actualmente en el Ninseo de Almuena, depósito dcl Museo del Prado, 168 ‘Mas duróme poco, que en los tragos conocía la falta, y por reservar su vino a salvo, nunca después

desamparaba el -jano, antes lo tenía por el asa asido, mas no había piedra imán que tíajese a sí el tienTo corno yo cl vino con tina paja larga de centenio, que 1íara aquel mucuester tenía hecha, la cual, metiéinriola rn la boca

del jan-ro, chn1íando el vino, lo dejaba a Intíenas tiructes”’ (Catálogo. - - /887, Madrid. 1882), 169 Discurso cnn cl Congreso cl 30 dc jttlio dc 1873, CASTELAR. E.. Colección ¿‘le L)iserwsos políticos, o, cfi,, p. 40.

170 La híjcu del aire de Puebla, Nacional de 1881 (Catálogo.. /887, Madrid. 188~>, y Calderón de Carlos López. Nacional dc 1887 (Catálogcr.. 1887. Madrid. 1887). 171 Viaje dc Scta jitan dc la Cruz a Madrid de Carlos Giner, Nacional de 1864 (Catálogo... 1864, Madrid. 1864>, 172 Fray Gabriel Téllez de .ltt~nn Vancelis, Nacional de 1881 (Catálogo... 188/, Madtid, 1881).

770 Lo ?nicflc’iÓn de una ru//mw nacional

Habría que incluir también en este mismo grupo a Fray Luis de Granada, Vives. P. Mariana, Saavedra Fajardo y Francisco

Entre los pintores, es Velázquez el que se convierte, sin ningún posible rival, en cl más genuino representante de la escuela española. Sólo Goya parece en algún momento poder disptttarlc este puesto de honor, posiblemente gracias al prestigio del arzí~onés en el mírncio

artístico europeo. pero los críticos imisístirán. una ~‘ otra vez. cmi la enorme dmstancia entre la

pi litina del mío y del otro. íor supuesto sietnpre a favoa’ tic li cíe \‘ eláztíuez:

Goya con ni enos nuo¿n bre [acaba de lía cer rnn elogio de la revo uíción Ilcí a ría a cairo por IDas-id en

Fra tícia 1. con ni unos elementos, pero con uní perno exti’aon’dinrnri o - aun cumaríd o se sio nodcado de pinlr’res de ha manera, se separó mucho dc ella iííspirado por la brillante luz dc los buenos cuadros quíe existían en España: pero tratando dc imitar a X’elázqíne~. Isin pensan- que este no sc había bu-mano por una sprcm al imitación sirio por un acertado estudie). no pudo llegar a la al tuii’a dcl oran pintor de C tmarú de Felipe IV 123:

lles; se dier \ rl y y y’ nnie’pa reces:ni r mt:rt~ - niri.LsL :nciótí de nombres el primer lista del mundo <,. - > - Vel dzqntez. pínes, ocupa una cíntubre riel a¡te. trcnt e a fremute de kÚael nunque en troirSn tuenos elevada. Desde ella puede anrat

cuento a lo que salo ‘. \‘cld2r 1mtcz tiene. siempre la des-pensa ,ror u sta de manjares exrjtiísltos U-.> coya encierra carla día en nna tinaja muovdnta y nueve culebra;i x’- una anguila. A la hora de gnrisar mete la alano en el depósito a lieseo y ventura, Si sale la aupaila, gran gaudeamus tenernos: sí

no - halureníu os dc contentat’tios con el caldo - sictupre saínoso. aníríqn e murrien tan sa tío iii u mntir tu r’ coníuo el de \‘ eh ázquiez324

Esta sttperíoridaci cíe \‘elázqttez. cii la vision decim(tíónica, pal-te cíe un a priori:: la comisíderacióuí dcl realismo como una característica inh<’remite al alma española. mía marca clistintii’a del carácter nacional: la genialitíad cíe Velázqníez. habría consistido en llevar este ííatmalismno a stts más sttbiimnes cotas, lo qtte le convcrtít en tina especie tic símbolo del ser nacional.

173 CANICIE t’A.,” Crítica artística, Exposición pública del Liceo” - Revista de Europa, 1, 1846. p 364

174 BALART. E - EJ prosnAmorn a/arte, Ndadrid, SA., pp. 9-JO,

771 Cnttpítrclo IV

La pt’escncia cíe Velá-zqttez es bastante fí-ecuente en la prensa del X1X175, que resalta siempre el lado más triunfalista y cortesano de su vida. especialmente sus relaciones con Felipe IV, en una imnagetx muy alejada del estereotipo romántico de artista maldito. Resulta tan~bién llamativo el escaso peso de los pintores cii la invención tle una cultui-a nacional. muáximne en un medio de expresión como era la propia pintura; sin embam’go, los datos son inapelables: compárese la omnipí-esencia de Cervantes coíi la mucho más modesta cíe Velázquez. por referirnos a dos figiíras de importancia equiparable. Bien es cierto que en la decoración dcl Salómi de Sesiomíes tíel Palacio del Congreso amnbos cotnpam’ten lugar en el centro cíe la coínposición -cum’mosamente en los frescos de iltnui Antonio de Rivera cmi el Pardo. Velázquez ocupa todavía un lugar sectimiciario con respecto a Juan cíe Hem’m’era- y qite Castelar, en su ya citado discurso, eqtmipara. como esetícia cíe lo español, cl bmomío Cervantes/Calderón al de Velázquez/Mutillo.

Ya en la puiincra Nacioííal. la tic 1856. fionrará utí cuadro sobre el novelesco episotlio en cl qtme el rey habría pintado, comí su propia mano, la cruz tIc Santiago sobre el pecho de Velázdíuez en el cuadro cíe Las Meninas. Un especie cíe le~emida áttrea. recogida entre otros

~ l’alotn¡ no, ciue vendría a confirmar, cíe un lacio el carácter sublime cíe la pi títura riel sev illauio. y tic otro el exqttisito gusto estético del tnonat’ca. Este puinier cLla(iIO. Felipe IV pintando la cruz de Santiago en el retrato de Velózquez. obra cíe lIttsebio Vailclepens1½.pasó bastanle desapercibido. autique jiala (iaiofrc, adctnás cíe cotísi cícíar bueno el asunto, es títí

lnncti í i cuyo de fi gítras pequrefta~-, inspirarlo del de las Nhctuini;ts y ríe tnntv l’itcti~ns curalirlarles ríe escuela csíraflohin177: esto último todo umí. elogio cuí boca cíe Galofre.

No fue, dc- hecho, (ialofre el tímíico en hablar (le escuela espanola a proposilo de este ctt~ídt’o, p~n el cíltico (le ElDiario Español

Este último enía nro - a pesar de ser de un discípnrl o de Nl n-. Cogniet - t ictí e cierto salí or a lo ¿¡tic 11am atí escuela española [en um attículo anterior, pubti cado en este ¡nisrn o periódico el lun 15 luab,’a

~ “Don Diego de \‘clázquiez.”, Semanario Pintoresco Español, 48, 1837: SIBRINGAPATAN, “\‘elázquez’, El Panorama, 1, 1838, PP. 412-414: MADRAZO. P. de, ‘Velázquez y sus obías”, El Siglo Pintoresco, 1845, ~p 25-31: EERNANDLZ X’ILLABRILLE, 1< “Don Diego Velázquez de Silva”. El Museo de fas Familias, 5’. 1847, p. 220. BONNAT. A..” Doti

772 Li im’rn ción de una c-u/ruc’a nacional

explicado que no entendía de que se hablaba cuando se hablaba dr escuela española], sin duda por el 1’8. asnnííto y los trajes de los personajes Cabila p¡’eguntarse hasta que punto la supuesta escuela española mio se ]iniita, en este caso, al “astrnto y los trajes de los personajes”.

Benito Mercadé y Fábregas m’etoma el tema del reconocimiento real con Velázquez premiado por Felipe ¡Y, expuesto en la Nacional de l86E)~~~, que representa:

el acto depintar Vcla’zqnez Sn famoso cuadio de las meninas. A la derecha están la.s pequeñas figuras de las meninas, de los meninos y de las infantas, como en el célebre cuadro, A la izquierda x’¿se al rey que acaba de pintar la cruz de Santiago en ci pecho riel retrato dc Velázquez, cl cual se halla en el centro. como protagonista de la composición, absorto de verse tan extraordinaíiamente honrarlo180

Antonio Pérez Rubio obtiene cii la Nacional de 1862 medalla de tercera clase181 con un cuatiro cíe, a pesar de no referirse directamente a Velázquez. ineqihívocas resonancias vclazquenas. Meninas y pajes de Felipe IV.

N [antiel Garay’ cii la tic 1866 mención de medalla de tercera clase182 con Presentación dc Alonso (‘ano, hecha por Velázquez, al conde duque dc Olií’ares1 83

Las relaciones cíe VeláLquez con otros artistas de la época son también el tema ele~clo por Atitonio Pérez Rttbio en Presentación dc Rubens. como embajador. hecha por Vclazquez a Felipe IV. Nacional cíe 1876184. El mistno Pérez Rubio retorna el motivo del recomiocinlleuito real hacia el pimitor comí ¡lauta al orle. (Felipe IV hace merced a Velázquez del ¡¡óbito de Santiago), basado eti la B¡og¡’cjYa de Velázquez de Palomimío185, que piulo 1-cuse crí la Nacional cíe 1881186 y con cl que sc cierra el ciclo vehtzquefio.

Nlttm’illo es jrtnto con Velázc 1ítez. aumidlue su lugar en e., mmagmnarío nactonal sea claramente tm8”, la otra gran figura de la escítela secundario cori respecto al pintor dc Las A-ieuinas

178 0.5. “Exposición de Bellas Artes”, EJ Diario EspañoL 29 de jimio de 1856 179 Catálogo /860, Madnd. 1860.

180 MORA, .1 dc D - “Exposición ríe Bellas Aíres”, Lo Dhensián, 6 le noviembre de 1860. 181 RO, de 29 de noviembre de 1862. Fue premiado en el apartado de cuadros de costumbres, 182 RO. dc 15 de febrero de 1867. ~ Catalogo 1866, NIadrirí, 1867 ~l Catálogo.. 1876, Níadrid, 1876, 185 Catálogo... 1881, Nladíid, 1881. 86 Ibídem, 18? Represenítalivo de este carácter secundario es el relativo fracaso cotí el que se saldó la cabalgata celebrada en Marín-id en ¡882 para cotunernorar el segundo ccnteiiario dc ,;u muerte. Pues, si bien es ciem-to que la prolifcracxou dc este tipo de espect-ácutos, de los que hubo un-a auteuític-a epidemia cuí la segunda mitad del st do, pudo ríe prodíncir un cierto hartazgo colectivo hacia ellos: rio lo es menos que. ííor poner uní ejemplo, la celebrarla sólo un año antes con motivo de cumplirse el segundo centenario de la muerte de Pedro Caldcrónr de

¡/3 Ctu>úulo It” espanola de pintura. una expresión qiíe comienza a generalizarse en el siglo XIX. Es, también junto con Velázquez. uno de los pintores al que Castelar hace referencia en su va citado discurso:

Yo quiero ser español, y sólo español: (...) quiero teflinne de fantasía en los matices qire llevaban 1 88 disueltos en sus paletas Murillo y Velázquez

En la Naciomíal de 1864 pudieron veise

Nlaííttci Ussel de Guimbarda expolie cmi la Nacional de 1866 lIar/lío en los capuchinos, pintando la virgen de la sert’illeta1< José Muriel en la tic 1828 Sueño de l?artolon,é Esteban Murrllol 94; e Ignacio Leóíí y Escosura etí la de 1884 Murillo en el con ven/o1 95, un cuadro qire parecc remitir más al cost umLwi stno cíe géuíero se” i llauío que a

[ti pininia cte historia propiamente dicha -el centro COlYil)OSiliVO del cuadros son tíos mojes, uno totuamiclo chocolate ~‘ cl otro rapé- -

la Barca fue orlo tan éxito. Para una prinir-ta aproximación a este cnnrroso tr’nirSnnr’iio ríe las cabal gatas corrmr

anal za se cuí pu ofunid, d ‘d su c-ará cter dc uní

~‘ 40, 189 Catálogo... fSM Nhrlnd, 1864. 190 ib/cIen,

1 91 Em nc latir bi ¿ti o e rl ia do el cnnarlno p re setít=nrl o tu or José Nl anecIo Conn tretas - pero ¿st e nro 11 cgó a sen- expuesto crí tunuso una Nacional. Para los preun ios de éste e ertamn cts Acode aria de Be ¡las Ar!r; 5 dc ¡‘treme 1-a ría .5r’ <1<’ (rl provincia de Cádi 7 certamen pictórico año /862, Cádiz, 1862, p. 30. 192 Blanco Y ¡Ve’~ro, II. 1892, p. 207, 193 Cacálcs’o... /866. NIaduid, 1867. 19>1 Catálogo.. JSZS Níadud, 1878.

195 ¿‘.‘¡4~,.0 JSM, NIadaid, 1284.

774 Li invención dc una e,.íltu,’a nacional

Contun a todos estos cuadros sobre el pintor sevillano es esa imagen de Mtírillo como pintor exclusivamente religioso.

La aparición de olios artistas plásticos es mucho nti; episódica. Es el caso de Alonso Ben-ttguete, cuya fama en el siglo XIX fue muy superior a la qtte tendrá posteriormente196, y que había ya figuiado en los frescos de Juan Antonio de Ribera para el Palacio del Pardo, a la izqttiertla cíe Juan de HelTera. En cuadros de historia propiamente dichos sólo figurará en dos ocasiones: Visito del cardenal Torero al célebre Alonso Berruguete de Miguel Jadraque y Sánchez Ocaña, Nacional de 1884197, autiqite no premiado adquirido por cl Estado195, qtte nos muestra al cardenal en el estudio del cscn.iltor observando un San Sebastiátí, en el centro cíe la comuposición. entre el cardemial, sentado, y Bem’m’tíguete. de pie: casi tui cuadro de genero, en el que no podían faltar los característicos muebles que en la iiuaQlnel-Ia decimonónica defiuñín el aire de época dc los ciíadm-os sobre los Austrias. Y Berrugnete en su estudio de Eulogio Varela, Nacional de 1890199, con menos éxito qtte el auttctior. O cl tic Valdés Leal, presente también cmi dos ocasiones: D. Juin Valdés Leal, inspirandose en un panteón para pintar cl cuadro que se conserva en la iglesia de la Caridad de Sevilla de Rodríguez Losada, Nacional cíe 1 85820Q pm’cvwmuente había obtenido una medalla de oro etí la Exposición de Cátliz de 1854: y Valdés ¡leal inspiróndose para pintar el cuodro dc la Caridad dc Sevilla cíe José Arpa Pci-ca. Exposición lnIem’nac;on~tl de 1892201.

Un caso particular en esta reivindicación del periodo -le los Austíjas como punto clave en la invemición cíe ttna tradición cultural nacional es el cíe Miguel Servet, un personaje enoimemente conflictivo por su oposiciótí a la ortodoxia calólica. en la que la tradición espanola se quiere imimnersa. pero que, sin ctnbam-go, y posiblemetítc p~r su carácter (le liberal atan: la le/be va a ser reivinthcado por la bistorio~’afua liberal clecútionónica, Ilegatíclo a figtíram’, aunque sea ttna tinica vez, en la pititttra cíe hisloria patrocinad:í ~ cl Estado. En efecto, 3 ulián Tordesillas expone, bieti es cierto que sin gran éxito, en la Nacional de 1884. Miguel Servet desea bReado la í-¡r<’alacit$n de la sangre202.

196 Un síntoma de esta launa es la a 1)aric,ón crí la prensa de as-tícurlos dedicados a su figura, Como, por ejemplo, “Alonso Berruguete”. Sévníannria Pintoresco Español. 22, 1842, Pp. 169-171. Y que-. jrmto con Velázquez. sean los dos r’rnicos pintores en figurar en el techo del hemiciclo de las Coites, entre los representantes de las

artes, las ciencias y las letras. 19? Catálogo... 1884, Madrid. 1884. 198 En 2.000 pts.. RO. ¡2 dc mayo de 1886 -en las hojas de i¡rscrrpcnn5n el autor había pedido 4.500-. Depositado en cl Palacio del Setrado dc Nl adrid, donde signe actna mente, por R 0. 26 de diererubre dc 190” 199 Catálogo de/a Exposición Nacional de Bellas Aries dr’ /890, NIa birí. 1890. 200 Catálogo. .1858, NIadrid, 1858. 201 Catálo ve... 1802. 202 Camá/ovo.. 1884.

775 C’at>ítttlo IV

Lo mismo que ocun-e en los demás aspectos de esta invención dc mía filiación nacional, en el caso concreto de la cultura, se pasa directamente cíe los Aíístm’ias al siglo XIX. La continuidad histórica se establece tendietido ttn puente sobme el abismo del siglo XVIII, que. tanto desde el punto de vista histórico comno cultiíral, aparece como un siglo vacío. La presencia de las grandes figuras de la culttíra contenípománea es. cii lodo caso, mtícho menor que las (leí siglo XVII, ya que éste es visto como una auténtica edad de oro. siglo de oro, de la cultura espanola, a cuyo lacio los contemporaneos hacían un papel más que discm’eto.

Los grandes autores rotnánticos ocupatí. como no podía ser memios. un lugar cíe honor en esta recreacion cte Ja cuiltíra contemporánea, pero siempre cíe fom’mna colectiva, sin qite ninguno tic ellos dcscttelle sobie el conjuuíto. II ím~mt~~ gran cuadmo sobm’e sobre las principales figuras (leí movimiento rotuámitico es cíe hecho un cttatlro colectivo: Lectura de Zorrilla en cl estudio del pintor de Caí-los María Esquivel. llevado a la Exposición cíe la Academia cíe 1846 y adlcíuiritlo por el Estado en 1866203. Uuia especie de íW~ es dluíén cíe! romanticismo espauíol, en el c¡~tc figum’an hasta los va desaparecidos —cii este caso en retrato, duque cíe Rivas y Espronceda—: emitie los vivos: Eusebio Asciucrino. I3retóíí cíe los Hercios, Francisco Javier de Burgos, Caunpoamot’. \ lamimíel Cañete, Couícle cíe Cheste, Niauiuel litan Di auia. José María iMaz, Carlos Domicel, Agustín Dw’áu~. Palrici o (le la 1 tscostíra, FernáIxieL cíe la Vega. Fem’náticlez Guem’m’a, flores cíe Letnus, 1 lauiLetlL)ttsch, Nicasio Gallego. Gil cíe Zárate, Gil y Bauts, González cíe la Pezttela. Somizález Elipe. Duqute cíe Frías. José GUel. Pedro de Niacirazo. Níamiñíez dc la Rosa, Níesonero Romanos, Candido Nocedal, liits (le Olotía .Toac~uín 1—rancísco Pacheco. Qitimítana, Aunador de los Ríos, Roca de Togor-es. Rodríguez Rtmbí. Jttiián Romea, Ros de (Mano, Romero 1 ar-rañaga, Gabiuio ‘Fejado. Valladares y Gan’iga. Ventura cíe la Yega, Zorrilla, Caxetamio Roselí, Coiície cíe Tou’eno y el pi-opio Fscíumvel. Ctíaclt-o mnteresatite. aclemnás cíe l)d)F stt valor comí) clocuntemito Itislorico, por tnostrar cíe forma paipable la com li s-emícua en la cii! 1 ni-a romantíca española entre pitítores y escritores, cuitre Lítetatura ~‘ ~ ~ también, (lesdie tina pe¡-spectiva más sociologíca. por set’ la primera prueba palpable cíe la aparición de la figura del ijítelectual cotilo gt-mípo social c!efimíic¡o cmi la tiueva socictiad ixirguesa. sc cia además la circunstancia, tal como xa resalió en su cha Gava Nuño204, de una cierta precocidad -el conocido Atelier cíe Courbet es cíe 1855—. aunqíme con un claro antecedente cmi Reunión de artistas cii el estudio d’Jsabcy205. cxpttest() por el francés Lonis-Leopolcí Boiliy en el

203 R.O de 17 de abril de 1866. Actíraluíerrtc cur el (Casón del Buren Retiro, Museo del hado, Madrid. 204 “Es tambiéru impresciurlible consignar que sc trata del primer cníadto con una reunnuon de intelectuales en eí esturlio de un arti sta. Courbet río pirrtará sn.r célebre Atdller Irasna 1855’’ (GAYA NUÑO, Am-te del siglo 1<1k’, Ars Jlispaniae. t. XIX. Madrid, 1966, ¡í. 216). 205 Museo del Louvre, lkírís,

776 L:z ¡utención de una cuh’u,’a ,xac-iona/

Sal óíí de 1798, en este caso un retrato colectivo del medio artístico del Directorio: compositores. actores, pintores, escultores. - -

Ya de forma iticlividual. el de más frecuente apancmun es el rezagado Gustavo Adolfo Bécquer, algunas de cuyas leyendas serán llevadas al Iienio en varias ocasiones206, aunque sólo uno, el de Cayetano Valícorba Niexía, llegará a gozar de algún reconoemnuento -fue reproducido en grabado por La Ilustración. Reí/sta Jlíspano-Anzc¡’icanc en 1887207 y por La

Ilustración ibérica en 1 g95208~ - A estos cuadros inspirados en Las Leyendas hay que añadir uno sol)I’e la estancia del poeta en el monasteno de Veríteia209 y otm’o inspirado en las Rimas210. Esté último, que tuvo un cierto éxito -fue adquirido por el Estado21 y meprodtmcido en grabado por La Ih.,q,’an—ión Católica2t2 y La Ilusrnació Caía/apto213— a pesar cíe stt explícita refeí-cncma a Bécquer. se ímurnta a la mepresentación (le un ccmentet’o vacío comí imna tuunba u-eciente en píimer teriyittio.

Tías él Zormil la, cuyas obras itwpirarán cttatí’o ctíadros dc histoí’ia, entre ellos2tt cl itíteresante A buen juez mejor testigo cíe Luis Niér endez Picial. basado en la obra homonima del íxwta castellano, a curo texto se aliene de fon na eslíjeta el anuíuento de] cuatb’o:

nr’pn’esenít a la escena tal y coin o la pinta el poéta en lo.s Sigma cntr s versos: Está el Cristo dc la Vega la cruz cii tuerza posad-a U--). Hacia la scvcu’a ima~cn un notario sc adelanta, de modo que con el rostro al pecho 5-¿nnto llegaba. Dc un lado tiene a Martínez. al otro lado a Inés dc Vargas: detrás eí gobeunador cori sus jncces y srrs guardras.

2oo U un leyenda de

777 ConfinJo IV

El nuilagroso Cristo posa la mano en los Evanoelios y en todos los seníblantes murttrasc 2m5, profrmnnda emoción y cuyo éxito en la Nacional cíe 1890 se debe medir, mio sólo por el premio obtenido -títedalia de segunda clase216-, sino tamnbién, y sobre todo, por su repm’oditcción en gm’abado por algunas m-evistas de la época -La ll;.,stración Española ‘ Americana en 189021? y Blanco y Negro emm í8932t8~ y por los elogios de ítna crítica que consideró el lienzo una especie de cotnpendmo de la cultura española, algo así coíiío del Romancero al mouitanticisíno pasando por Velázquez:

Al contemplar El Cz’iuo de ía Vega la pesar del expreso título del Catálogo Jacinto Octavio Picón cí-ce más oporuturo utilizar el de la comnocida leyenda toledana, que, sin duda, tenía írn mayor eco en los oídos dc sus lectores], sin querer. se te viene a nno a los labios el nombre de Velázqnrcz (...) cuantas personas cotiozcan la tradición toledana y ‘sears el cuadro, hermaniarán en la memoria el recmnerdo de la obra artística con la literaria, LI Cristo de la Vega dcl señor Níenr

El Do;; A/taro o lo fuerza del sino del duque de Rivas ciará lug~u’ a dos citacíros honiómúmos. obra el tino de Vicente Nicolan Huguet220 y el otro de Antonio Ruiz de Salces22m, cuya expos ¡ci oti en la Nacional cíe 1 887 p:tsó coinpl etauiient e (1 esa percibi (la para críticos tu ju t’ado5.

Péuez Galdós. a pesar del éxito cíe sus novelas y cíe la prox ¡ííi¡ (latí cleol ó wca a la piuitira cíe hístot’ia qite supotie su i tanto cíe t’cconstruccioui cíe ~nahi stot’¡a nací otíal cii ios Episodios Nacionales, sólo será tomado cxii íc¡tatncnte como fuemute (le Ítispit’acloti por los pintores (le lii sioría cmi dos ocasiomíes: Inés, expuesto por Florit y’ Ari zctjut cii la Naci omial cli. 1 884, inspirado en los Jzpisodios .kíu.icn,a/es222: y ¡llanuela Sancho. (Episodio de la defensa de Zaragoza). expuesto por Federico Jitnéncz Nicamior cuí la dc 1887, taunhiézí inspirado cuí los Episodios Nacionah’x223 -

La obra cíe Nmíñeis tic Arce, poeta con el qite cl tiempo íío ha sitio demasiado benévolo pero cítte en vida pasó por ser cl iatc cíe! siglo, servirá (le Itispí u’ac¡óii a tíos cuacitos tic lustojía: La risión de fray Martín (poema de Núñez de Arce) y Paisaje del poema El Vértigo de Nuñez de itt-ce.

215 ROVIRA Y PITA, E’.,”Exposición Nacional de Bellas Artes”, El (‘arreo, 4 dc mayo dc 1890. 216 Por unanimidad, RO. de 31 dc mayo de 1890.

217 La Ilustración Española y Americana. 1, 1890. pp. 128-129. 218 Bíwwo ‘e Negra. 111, 1893. p. 84. 219 PICÓN. .10.” Exposición Nacional de [SellasArtes”. El Imparcial. 19 de mayo dc 1890. 220 Don Alvaro o la fuerza dcl sino, Nacional de 1887 (Catálovo,, 1887, Madrid, 1887) 221 ¡Jet: Alvaro u laJi¿erza del sino, Nacional de 1887 (Catálogo,.. /887, Marlrid, 1887). 222 Catálogo... 1884, NIadrid, 1884.

223 (‘atálogo.l8.S7, Madrid - 1887. Actnnal merite ení el Casino de Zaragoza.

778 L~ iníep:ción de una cidrura zuwional

La visión de fray Martín (poema de Núñez dr Arce), expuesto por Vicente Nicoiau Cutanda en la Nacional de l88422~l y que tuvo un cieflo éxito -medalla de tem’cera clase225 y compra por el Estado226—, es la plasmación pictórica del Canto 1 del poema homónimo cíe Núñez dc Arce, y. lo mnismo que el de Sans Cabot sobre los Sueños cíe Quevedo, interesa, más que por sus referencias a un determinado autor, Núñez de Arce en este caso, por la persisteticia de esta imítagen cíe mí Lutero torturado por la tentación cíe sus muchos vicios. En la oscuritíací tic un coro conventual, la mente de Lutero se ve cíe pronto asaltada por una caterva cíe címerpos humamios, representación de los cliferemites vicios, tille, comno umi rompimiento de Gloria, van (lesde donde se encuentra el agustino hasta Ja pate superior tíerecha del cuadro, dibujando una casi cotnpleta tiiagotnl: a sim izquierda tría miller, apenas cubierta con un vaporoso ido, parece tiucrer 1 latuar stt ateuícioíi sobre la damí ¡ante coitiniuia de c tic upos htumanos: al t’onclo, tuas las y cujas del cojo, etí cl qite otros frailes si 2tien con síts oraciones. conípietau tíen te a jeitos a las vis toites dc 1 imtero una hlicl’2 cíe csquelcíos obseu’vau la escena.

Qtui ¡ás la mejor clescrípci Oíl (leí címaciro sea cl propio poema (le Nuuíe¡ (le Arce, al qíte el Pititor si gun 5 con ~ )lIja exactí lucí,;

Prululise la ancha bóveda dr’ i intornir cS y fantásticos setes, qníe en )ronTcnda vcu’tngírtosa dan7a. en incesante grro, en cointruno rnovrrnrento, conno nocturnas ‘aves, por el aím’e vago agitaban sus alas no sentidas, (. - . A ctianf os vicios r Sroindidos yacen en lr’ obscuro del alnu t dli crí cotrftnso tau-hl órn - toníaní do capochos-, s tono us, curzaban cual retainpanos L 1 onla. la codicia, e) iencoi 1 hipv cwsía, lat’vas del humano rostio srrprabaír conn cardenio fulgor r nl 1 ns nírin blas (...) Allí la “ci. crí lnnr rl ~nutoioretano

sc revuelve ignorado y couítcuirIo, como eí fneQo volcauuico en ~sduns entranas (le la ti erTa rr 5 r Stla gallardas formas de mulc.r n~ rr~in mejí mostijibase el amon dc sundo cl ser o y p;nlpitariíe, la febal tinnrad ncr tan do al placer la rnt eabrert a boca ofí’ecie,ído al corazón lascivo lun osculo sin fin como el deseo 1 (...> El fraile, jadeante y confundido cual sí tomnara en la incesante rueda paute activa tannhi¿n, la deslnrrnbrada risna alció ríe la imponente Lía 1C, clavándola en eí sírcí o. ¡ Ay! Pero u nurríca

224 Ibídem. 225 Por ussíaníimi dad, R.C). dc 12 dc jimio de 1884. 220 En 1.000 nns.. RO, dc 1 de julio dc 1885, Depositado en el Insútunto de Muicia por RO deS de febreí’o de 1905. Actualmente err el Mírseo de Murcia, deposito (leí Nínseo dcl Prado.

779 Capítulo JI’

hiciera tal. Hon-ipilante cuadro, que helé su sangre y de sudor de muerte cubrió sus unieníbros rígidos, de pronto hirió si; trastornada fantasía, Fríos y descarnados esqueletos recren salidos de sus tumbas, mudos. innoviles ‘ absortos, con los brazos tendidos, en la iglesia se agolpaban dc espaldas al altar, mirando al coro, y animaban suts mustias calaveras 22. mníeca infernal, inuconnprensi ble, obscura

En el Paisaje del poema El Vértigo de Núñez de Arce, expuesto por Más Can’asco cmi la Nacional cíe 1884228, Náilez de Awe es solo el pietexto para t’ecm’ear una poética escena de sabor medieval.:

Al atila necc’r.

Fonri o: a la izq nni erda un casé lío fendal rol e;ido tic besq re - velado por los huinnedos vapores de )a

su a0ana. Vn pfllncr término, los cadáveres rIel caballero - del íMle y del peno229

Luitre los cine l’Ynt’mí uuía sola xc. lía>’ que citar a Q¡u i uí ta ula, poeta 1105’ tuity ol vt (lacia pera cii x’a Fanta cii tic los coiit euíí p ráuíCOS It ue e íio rí nc - II :í lila aparecicío ya. o cup anclo it ti ¡ Ligar ceuxtral, cuí el célebie cttaciu’o de Esquivel (le 1846, Lectura de Zorrilla tu el estadio del pintor, peto es La coronación de 9 ni;;¡nito de luis 1 .ópeí. Pic 1ueí’ cmi en iii ejor muesira su

iiipou’tamic¡ a cii la cuí tu na isabel ¡ ¡ía. Este c ¡tacho t LINO su oí’i ge ui etí ¡tui concurso cotí y ocado por el Gobie rimo cíe isa lid U el 22 dc agosto cíe 1 8.S5 wtuli ucine uííorar la ecreuii onía de co uoíacion púbíi ca dcl poeta que había temiicío lugau’ ci 25 tic mano (le C5C uiiisflít> LUIO:

Sentados ení rl t¡Ourtu rus Reves, ID. Pedro Cal\ru Aseinsio leyo urr rliSCnIrso crí Inoruor rIel poeta: éste crí Ma E’ iva y el r.eneral apoyado ‘tiutez, del a — ení Itufauíte, llegrS al pie del tronío coroniánrd

Zort’illa. El couicturso ftte gamíacio por López Pidluer. c~tc taiciarfa cítatro lau’gos años cmi u’ett’:ttar — el cuadro es practtcamneiite una colecciomí cíe rett’alos— a tocía la él¡te iííteiectttal y jiol

22? Citado en el Catálogo de la Exposición El r¶-íu,u’/o Literario en lc¡ pi~uara de/siglo XI.’t’ dcl Atareo del Prado, Madrid. 1994, p. 173. 228 Ca ¡filogo.. /884, Madrid. 1884. 229 “l1xposicióni dc Bellas Artes”. LI Liberal, 24 dc mayo dc 1884. 230 L~ ¡‘alacio del Se’uuk’, Madrid, 1980, u 104.

‘780 La int’enc¡ún de >¿:;a cultura nacional la Rosa, las gradas del Ú’ono para recibh-, de manos de la reina, la co-oiía de am-o que le ací-edita coííio poeta de la nación: frente al trono y sobre wía palestra. Gertrudis Gómez de Avellatíeda Lee unos versos: al fondo las galerías tic la Cámara repletas de una mullí lucí cíe personajes, también retratos del natum’al. pemfectamente identificables231,

El cuadro de López Piquer, expuesto en la Nacional de 1860232 y adquirido ese mismo año por el Senado233, ftíe acogido por la crítica con cierta displicencia, aunque reconociendo la dificultad del empeño -mío era tarea fácil hacer un retrato de todos los que tomaron pamie en el evento y a la vez pintar un aíadí-o (le historia—:

El Sr. López. siguiendo en lo posible el orden del cerenironial, Ira colocado en su )ieuzo todas las

personas qníe así srn erorr ofi ci alnn en te a tan sol etune acto. El ;nrti sta sc ha visto obligado - por lo -u tanto, a conserx-ar el retrato hasta en las figun-as más remota ,t- -

A ¡Mis cíe Ulloa, La judía de Toledo, inspirado cmi La obra cíe teati’o Raquel, expuesto por Nlatí ucí Ptcolo crí la Nacional (le 1884235.

:\l posteu’i or prein~ Nobel (le 1 iteratura i{clíe~arax’. con cl que tampoco la posteridad, a pesar dei premio, se ha mostrado muy co¡nplaciente, En cl á’cno de la muerte, inspirado en utí dm-ama hi stom’ico cíe este autor sobre Pedro ¡Vi expuesto por Constantino Gótnez Salvadom’ cmi la Nacional cíe 1887236.

A Rosalía de Castt’o. Ros/ña, inspirado cuí los Can in;iv’s de l~i l)Oeti sa gallega. exptíesto por (“unísasola y I~asal a en la Nacional cíe 186423?.

A Petetia. El jo ven Antonio de Rivadeo, iuispirado en un personaje cíe Sotileza, que el catílabro -Xrclanal e.\puso en la Nacional cíe 1890238, Fstaníos ya cmi pl emia eclosion cíe 105 reguonal i suiíos. como pniekíui estas afíííiciaclcs (le paisauiaje

Y a Pecho Antonio cíe Alarcón, ¡Aire burra! Erilsodio de “El sombrero dc tres picos” de D. l>cdro Antonio de Alarcón cine Moter o Carbonero expusO, con cierto

231 Para urna identificaeióur de gran parte de los pcí’sonnajcs qnre apa recen en el cuadro de López Piquer, véase LAFUENTE FERRARI, E., El Palacio del Senado. Madrid, 198(’, PP. 104-105, 232 Carálogo, /860, Madnd, 1860. 233 Actualmente en el Palacio del Senado, depósito del Murseo del Pn do. Madnd.

231 NIaRA, 3. de ID. - “Exposición de Bellas Artes”, Le Discusión - 6 dc noviembre dc 1860. 235 Catálogo... 1884, Niadrid, 1884, 236 1 Ya tálogo... 1887, Madrid, 1887. 23? Catálogo. .1864, Madrid, ¡864.

238 C’athlok’o, - - /890, Madrid, 1890.

781 (.~j ¡» ¡U/O JI”’

éxito, en la Inknncional dc 1892239, pues aunque no prenííaclo, fue reproducido en grabado por La ilustración Española y A,ne¡-icana210, La ilustración A¡’tíqica241 y Blanco y Negro242.

Emítre los pintores, será Goya, a caballo entre el siglo XVIII y el XIX. peu’o en quien se ve sobre todo umí coiítemporáneo y iio un artista dieciochesco, el prefeuiclo de los piíitores de histona243, que le poneíi a la altura del mismísimo \Telázqttcl Afro dlLLC resulta realmente llamativo si tenemos en cuemíta, como va se ha visto, sim escasa imífluerícia técmíica e ideológica en la pintura cíe historia, que abandona sin ííingíiuí inítior el camnitio abierto por Los fusilamientos y El das de mayo. Vicente Sabater expouie cmi la Nacional de 186-4 Goya ci; su estudio244. En la Nacional tic 1871 p’~tdiem’on verse tres cttadm’os qtte parecen querer resumir lodo el registro piclórico cíe Go\-a: el pintor cosiutíibrísla. Moritin; y Goya estudiando las costumbres de Madrid cíe Antonio Pérez Rubio2t5: el pintor cíe la duquesa de Alba ~‘ las romerías cíe San Antonio cíe la honda, La duquesa de Alba en San Antonio de la Florida tiel mismo Péu’ez Rubio246: y’ ci cíe los sucesos dcl dos (le mayo, independencia española (Goya después del Pos de hayo) cíe José Nin x’ Tució2 ~‘. Emí la Nacional de 1878 cl prolífico Pérez Rubio expitso ¡uuio de los escasos ctuadi’os cíe lii stot’ia cii los que apauccen iclerencíasa una tu’adicióui tanuina, flora y Pepe Uillo, de roincí-za en un isidroQ¿tS, evocacióui dcl Goya feslí x’o, pi ¡itt u’ cíe niajos y muian<)l as.

De cuitre los pi iltou’es contctiiporaueos. y uuia x-ez ¡mis hay díLle resaltar ese dcsequ 1 ilím’i o cori la lílcí-atura, tnícamenie el celebérrimo Forlunx servirá dc tema a un cuadro, se entiende (le emitre los presemítados a las Naciouíales, El último cuadro de Mariano I-’ortuny. exptmesto ~r Ricardo cíe Nl acírazo en la Ñacio n al cíe 1 890240. cítue m’epíesetíta a Lortutiv, en e1 estudio, delante de stt cuadu’o La playa dc Portici.

la época tic los Atustuias ~‘ el siglo XIX ¡‘epresentan por sí solos la i m’ioen global tic lo

(lite en este último si gí o se cuít ~c¡ície tiiia cti It Lt ¡‘a ui aciouial cspauíola. ‘1’ nlo s 1 os clcmas

239 Catálo go... /892, Madrid, 1892.

240 ~ Ilustrnció,n Española x iltnericatntt, 1, 1892, ~. 171. 241 Le Ilustración 4rfl’s¡iea, 1893, p. 129 242 Blanco y Negro, III, 1893, p. 609 (fotooiatraí 243 No silo de la pintura: la presencia de Goxa es constante en las revistas de la ¿poca CARDERERA. V..

“Biografía de Goya”, El Artista. II, 1835 1 S 36 p 253: SONIOZA, .1. - “Li pintor Goya y lord Wellrngton”, Semanario Pintoresco Es 1’aiYol, 120 1S3S p 633: FERRER DEL IRlO, A.. “Don Francisco de Goya y

Lnnci erín es” - Revista de [‘¡‘a ¡Ya - toní o It1 18< 8 244 Catálogo... 1864. Madrid, 1864. 245 Catálogo.. /871, Madrid, 1871. 246 24? linden,. 248< 249 Catálogo..atálogo.., 1890.1878, Nladnid,N ladrid 1890.1878.

782 La ¡ti ion cían dc uzia cultura nacional pem’modos ocupan un lugar subalterno y marginal, no llegando a suponer en ninouno de los casos ni siquiera el cinco por ciento del total de cuadros aquí anaIi~ados.

Por lo que se refiere al mundo clásico, los autores latinos nacidos en Hispania soí constderados inmediatamente cotno españoles, algunos de ellos característicamente españoles, caso de Séneca, pero sin que su presemwia llegue a ser por ello significativa. Sólo cttatro cuadmus se itíspiran en personajes (le la antigUedad clásica.

¿José Ramón Garnelo y Alda expone en la Naciotíal de 1867 La muerte de Lucano, inspirado en Lucano, su vida. su gc;í¡o. su poema. de (astelau

El míiistno Qainelo i-epetii-a tema en [a Nacional cíe 1887 cotí La muerte de Lucano, también inspirado en Castelar251, tíne obtuvo un gran éxito —medalla (le segunda clase252, compra por cl Estado253 y reproclucción en grabado por La 1/as/ración Española y A,ne¡’icana254, La líasti-ación Arusaca255. La ilasí,’o riótí. Reí’iÁta !lispamno-Amne¡icana256, La

liiist’óc’ión J/;¿¡’j-j fl¡jq¡’a¿’¡ó¡j Catcilica258. Citadro bastatite cleclamatom’mo y teatral, en cl qtie la figura cíe f.Átcano, cttyo bu-aíc cietecho pendietido hacia el suelo parece venir clirectamemite cíe La jítuerte de Séiz eca cíe ]~)o¡nímxgucz, setníetiv ttelta cuí un sttdario blanco, octípa el cetítro de la couixposición.

Slanuel 1 )omn ingímez Sánchez obtiene nieclalla cíe pt’iniera clase cuí la Naciouial cíe 1871 con Séneca, después dc abrirsc las reilas sc í¡¡ete ca un baño y sus amigos poseídos por cl dolor, juralí odio eterno a Neró¡’, que decreló la muerte de su ¡naest;o59. (2ttacim’o citue m’euine algunos cíe los topícos ciu’acte¡’ísticos de lo espanol, plasti~acios en este caso etí tuuí “espauxol cíe la época clásica: gusto por lo macabro, valor, setíticio dc la

clignidad, estoícrnstiío. ., lo qite explicaría su éxito —además -¿le la pu mera tnedalla. comnpra por el Estado2ÍiO. ¡‘eprocluccion en grabado por La ¡la st’acióuí Española y An,e,.ícana2éí y La

250 Catálogo 1866, Madrid, 1867. 251 Catálogo.. 18.S7, Madrid, 188?,

252 Por unanimidad, IR O, dc “ de jimio dc 1887. 253 En 4000 pts., R O (le 14 de nio’ renísbre (le 1887. De 1iosit ado crí el lnstittnto (te Jerez dc la Frontera, doisde sigue actualmente, por R.O dc O dr jtnlio dc 1928. 254 Le Ilustración Española 4m¿ tirana, II, [88?.p. 100.

255 La Ilustración Ara’sti ca, 188 p 38 - 256 La flusit’acion. Reí’ista Ib rpano 4pm ricano, 1887 p. 548. 25? La Ilusa-ación Ibérica, VI 1 iuSS p 133. 258 Le ilustración

783 Capítulo IV

Ilustración de Madi’1d262 y envío a las Exposiciones Internacionales de Viena, 1873, y Paris, 1878, en esta Última fue pm-entado con una miueva miieclalla, en esta ocasiómí de segunda clase-. Séneca no sería sólo tín representante tic la citítura espauioia. un filósofo español, sino también, y sobre todo, un símbolo del cam-ácter español. Por lo demás, obia cíe cierta frialdad neoclásica, que marca, junto con la Muerte de Lucrecia de Rosales, pu’emuiado taínbiéíi con una tuedalla cíe pmimem-a clase ese misuno año, el retorno a los episotlios ejeniplifrcaclot’es sobie la dignidad innuana sacados tic la Historia Antigtta263, y en el qtte, por otra parte, son pet’ceptibics claros CCOS de la Muerte de Morat clavidiana. La bañera, sobre la que parece flota¡’ el cuerpo e¿xangúe de Séneca, ocupa todo el centro del cuadro: la horizotitalidad de Ja hañema se ve cotitt-apesacla por las hieráticas figuras cíe los disc¡pulos: sólo el pemsotmaje del prmwr plamio. qime se tapa la cara, apoyado sobre el bortie cíe la bauici-a, rotupe 1 igeramnente la di gn ¡dad cíei conjumíto: al fomulo el pebetero dcl qtíc cmauíamí los gases tóxicos que musieron fi ti. tras los ínft-ttctuosos intentos anteriores, a la vida dcl fllósofo.

En la Nacional cíe 1887 se expuso. va sí ti iii ng luí éxito, ot ¡‘o e uadro sol>u-e el fil (Ssolo estoico: Séneca de Etim’icíue \‘alls2tí. cítte ciena cl ciclo. gi La 1 úcLatl N Ictí¡ a, q¡tc tan i ni portante lugar ocitt pa en la una ti ería política, tiene ttno bastauítc discreto en lo cnltuu’al, a pesar dc que el Estado favomezca su presencia a través de su política de aclqttisiciouícs y premios, nnuy por encima cíe lo que com’responclería cuí re! acion cotí las obras presenlatias. Conio rasgos generales hay cjtíe destacar una clat’a preferencia por la u’a ci¡ci. dii cuíttiral castel1 auia y la onunípreseuícía cíe la figura de Allotiso N, comiveuticlo etí la mtiíagen pw excel encía (le la cultura española tnedieval algo a lo cíne uit> debió cíe ser ajeno, dentro cíe es~’í cum’iosa teuícleuícia cíe la época a establecer paralelismos hístót’tcos, la homouí i tina con ci ¡‘cx’ en el trotio etí ese tnomento, pero qtte en rocio caso sirví ó para convcí’tír al rey Sabio etí itrí hito clave etí la elal>oracióti cíe la i ilagemí cíe imna cttiti ¡‘a uíac,omiai, además cíe uuio de los vax-es castelíanos más conocídos2<~S.

El pnmer címadio tefericlo a una tt’acíicióuí cultuial medieval es el prcsemítalo por Caí-los Girotíi a la Naciotíal cíe 1 862. San Fe,-nando y su esposa admniróndose del talento de

262 Le Ilustración de Madrid, 1871, p. 309. 263 Fis el caso de la niuserte de Séneca incluso como terna concreto ya que es un episodio de preseurcia hatíitnal en los ciunhos expuestos ci’ los salones franceses dc las tihuinas décadas del si 2lo XVIII: Muerte de Séneca. Lefélíre, Salón de 1793: Lo inuefle de Séneca, Bougaunlt. Salón de 1795:.,. 261 Catálogo. .1887, Niadrid, 188’.

2 ~ Todas 1,5 l;istornas- geniorales dc rl jean allí ph o espacio a su figtnra - qntc llegó a COtitar cotí aIgniní es t irdio

tuonografn Co conui o el (le Suarei (SUARE? ID., Don Alfonso .1 sus ideas volítir -as, Níadnid- 1861).

784 La invenchis, de una cultura nacional

266, que habría que incluir en una tradición dieciochesca

En la siguiente Exposición. la de 1 86-1. Francisco Javier Amnérigo y Áparici expones Alfonso X el Sabio, cumpliendo la voluntad de su padre, firma las Siete Partidas267, que continua asociando a Alfonso X con su padre Femando III, sití duda el rey tuás popular de la Edad Media.

A la de 1881 concum~en dos cuatiros sobre Alfonso X cl Sabio, que en ambos figitra como personaje central, uno de Pevró Urrea y otu-o de D .óscoro Teófilo de la Puebla. El de Urrea Alfonso el Sabio dictando las Partidas26S, ítta escena dc intet’ior de claras resotiancias íí’oul,adou¡’:

En tun riqun ísi nio gabinete, sitl dnnda (le la hennosa Sevilla - el (loeto monarca, revestido dc espléndido

traje talar, está e nr pi e - dictanrio sns famosas leves a uní anciano religioso, dc blancos hábitos, y luieníga encrespada barba. 1 ‘ni lindo y pn’rmOn’oso pajecillo presenta al rey’ voluminoso infolio, y en eí tondo. arr-imadas a Inenna mesa. vénse las figuras de otros dos legistas, colaboradores del reojo connpilador26 ~ a la qtte los cr

IR cp ‘es ent a la a caderau qn e Al tons(u X fo tmó en Toledo- re ¡mitmlo los a st rótíoni os más etí tcnn dirlos qnie hall o tanto en E.s 1íafía crínio friera- crí la cnna 1 sc2??,cotífecci ouiarott bujo sin dirección las fata Osas obra; científicas que le valierou el dictado de Sabio oLw ¡a el probleminí de la verositniiituci mecliauite la recre~:cíóui, bastante lib re. cíe un espacio a¡-díuitecíóííico ampliamcuíte cotiocido, cl (le la sinagoga dc Santa María la Blatica cíe Toledo. recreación que tcmíía la ventaja de asocmar un saber más o unetios esotérico coíi la ciudad que se estaba configurando en. el itnagitnrio colectivo español como la ciudad mágica por exeelemicia. l2tícse por estos it otros muotivos —i)ióscoro tIc la Puebla era va a estas alturas un pimítor de gran prestigi>— la crítica fue imt\’ beuiévoia cotila ol>ja. alabando, emítre otías cosas,

~ Catálogo... 1862, Madrid, 1862. 2<> (málaga.. /864, Madrid, 1864. ‘oS Catálogo.. 1881, N’ladiid, 1881. ‘<>9 VALENTINO. “Artistas valencianros. Cuadros pan la Exposición de Niadrid” - Peris itt de It/encía .1, 1881. p 239. ~or tm-drami(la(l, RO. (te 14 de atnnl dc 1881. ‘ 1 c ¡talogo. .1-s~s!. Nladuid, 1881 272 COQUL, Nl., “\‘isitas de confianza a la Exposicirin de Bellas .trues”, Le Gaceta liniíersal,2dejusuiode 1881.

785 3 sin profundo conociralcuto (le la inídnmenítat’ia y dc la ornam entacióní dc la cpoea2 y, aunque no premiada, ftte actqttii’mda afios más tarde, por el Estado2?4.

Cuadro éste último interesante desde cl pttnío de vista iconográfico, ya que es uno de los plimeros en m’etlejar la imagen de una culttím-a española medieval no exclusivamente cristiano- europea. lino de los ptimem’os atisbos del posterior mito de la España cíe las tres culttmras.

Raimundo Lulio, cuya azatosa vida reúne todos los rasgos tic un hém-oe romántico, será otro de los escasos personajes medievales incorporados por el siglo XIX a la tm-adicióíi cttitum’al naemonal. Gabriel Juan Nlau’¡-oig expone en la Nacional dc 1864 Raimundo Lulio presentóndose a los dominicos en Pisa, después de su naufragio2?S, obra significativa por lo cítte supone cíe fijación de una iunage¡i ay etitttrei’a del personaje. más alía tic cualquier oha couisíd[et-acíóui.

“Fu nbí éti el carácter aveuittmrero. cítí uni mcl o cuí este caso col í tu uía unne ute viol etíta. parece explicar la preseticia en uti cttaciro cíe Iiistoría del poeta gal lego N ticlas - Gaí’cía SU 1 ñ íez obticuíc en la Nacional tic 1 864 cotisicicración cíe segttncla uneclal la con La muerte de AIa.íasró. que Jepresenta, cuí el cemítro cíe la composición, al poeta alravesado por tina jabal ¡ tia. El cuacito títx o gran éxito, siendo adcittim’icio por el Estadio2 y i’cprocliw’i cío eui gI’aL)adlo por La llu.s’n’ac,on Española y Anu-¡wana28.

FI alt ¡mo ctíadu-o cíe los del periodo aquí analizado que represetíta a tun personaje cíe la cuítttra unetijeval, y el tíuíico de los aragoneses cuí obtener tnccíalla en tttía Exposiciótí Nacional, ftíe el Ansias March leyendo sus trovas al prineipe de Via¡¡a de (‘ebrián Niezdíltita, ítspi ¡‘atio. segtin el Catálogo de la l.txposícíon. cmi el Ii)isc-¡u’so a/tic’ la A’adc’n¡ia Española <‘u la i’<’Cep(’¡oii it’ 1). VÍ-’ío,’ Da/aguo’ cíe Castelar. los Ana/es de ¡ti-a.gchí. cíe Zuu’ita x’ la Vida ¿¿¿‘1 Pr/nc/pc dc’ Viana de Qtt¡ntana2 0, Cuadro cíue tuvo un gran éxit o —mneclalia cíe teicera clase280,

273 IBÁNEZ ABELLÁN, R., (‘otólogo crítico ev’licatií’o de la [úx-nosiciónNacional deBe/las Artes dc 1881,o, cnt,, pp. 58-59, 274 Fu 3.000 ¡its - RO. ríe II de jn¡mo (le 1 885. Depositado en el Ntnnseo Muní ici jíal de Sarnt a ( dóride si guíc actualmente, por R.O de 29 de noviembre dc 1900. 2Xatulogo. .1864, Madnd, 1864 2?6 1<. 0. de 13 (le enero dc 1865, por n ¡níaníluul idad. 2?? Ení rSOOO reales, 14.0. de 20 de fetííero de l 865, Depositado en cl N4¡seo (le Arte Niodeníto (le Barcelona por R. O. de lO cíe marzo de 1866. Vnrelto al Musco del hado pon O Nl ríe 15 cJe clicietír bre (le 1986. A ctnnalnuí er¡t e en el C’císónn del Bítetí Ren nro - Ninísco del hado. Madrid, 2?S La Ih,srv-ación Es 349. 29(’aíá!ogr.. ¡8-84, Madrid,1’aiiolc y1884..Amcrir’ana, tI. 1889. p. 280 Por uníarnimidad, IZO. dc 12 dejunnio dc 1884.

786 L~ invención de tina cultura nacional

Ibérica282 y La compra por el Estado281 y reproducción en grabado por Iba Ilustración Ilustración Artística283- y en el que el tema central más parece ser la desgraciada vida del príncipe aragonés que el poeta.

Lo mismo cabría decir, por lo que se refiere a su importante peso político y escaso peso cultural, de la época de los Reyes Católicos, que. a pesar del lugar ocupado cii la configuración de una identidad nacional desde una perspectiva política, resulta completamente marginal desde el punto de vista dc la identidad cultural. Iinicaíucnte dos cuadros en todo el periodo analizado, y los dos más como exaltación de la figura cte Isabel la Católica que como reivindicación de una tradición cultural nacional. Se trata cíe La reina Isabel la Católica dando lerdón de ¡at&t con ¿Zoila Isabel [sic] Galindo cíe Luisa Rodríguez del l’oro. mención en la Nacional cíe ¡856284. que había sido reproducido en grabado por el Snn.anario Pintoresco Español en 1851285; y Doña Isabel la Católica con doña lJe¿’triz Galindo, expuesto wr la condesa cte X’elarde en la tIc l.884286. (lIbras ambas de claro carácter anecdótico y gjn mayor relevancia. Cabría también incluir aquí la figura cíe fray Heruando de Talavera, que. aunque no representado en ningún cuadro cíe historía, aparece en utía cíe las doce medallas que. como símbolo tie las virtudes (le los españoles, adornan cl tcchc del hemiciclo del Congreso cíe los l)iputados.

Por lo que sc refiere al siglo XVIII, cuyo peso en la configuración de una imagen dc lo espanol es. corno va se ha visto, despreciable. su lugar e¡.i la construcción de tilia mitoloofi cultural española es también completamente marginal. Poros son los~ ~~~~It()resque se libran de este olvido iconográfico, exclusivamente Moratínx IZainón cíe la Cruz.

Leandro Fernández de N [oratín llegará a figurar tu tíos cuatlros28, ambos bastante irrelevantes. Don Ramón (le la Cruz, cuyo teatro costumbrista está más cerca dcl siglo XIX que del X\’[II —dc hecho su sainete más tiunoso. tú Pc/ru y la Juana o La c~

281 En 2000 pis., RO. de 1 de julio de 1885. Depositado en la Unvcrs,dad de Santiago de Compostela, en cuya Facultad de (ileoquatía e llistorta sigile actualmente, por R.O de 24 dv abril dc 1885. 282 La flustrachin Ibérica, Iii, 1885, pp. 8-9. 283 Lo Ift,síracion Art/sil ca, 1895. p. 634. 281 RO. 7 de agostos 1856. 285 Scma¿uwio Pinzoresco Es¡’a7c4, 1851, p. 149. 286 Cntcifoga...1884, Madrid, 1884. 282 ¿lIoratín y Goi’a csindiando las costumbres de Madrid de Antonio Pént. lZnl,io, Nacional de

1811 (Cazátovo .. 187/, NIadrid, 181) y ¡Jan Leandro Fernández de Moratín leyendo una dc’ sus producciones a >arios amigos cii el café de Manucll Arnell y .Joí-dá. Nacional 4e 1826 (CalóloQo... 1876, Madrid. 18261

787 0w/ru/o IV con mayor éxito que los anteriores, uno de Pérez Rubio. La copa de don Ronzó,, de la Cruz y otro de García Hispaleto. La caso de Tóconze-Rogne.

El pumero, expuesto en la Nacional de 1881288, mero pretexto pal-a la rec¡eaclól1 de una escena costumbrista y jocosa:

Varias gallardas mozas rodean al ilustre sainetero pidithídole algunos maravedises para alumbrar el altarico de la Cmz de Mayo. -“Ved ¡ni capa agujereada y harto traida (parece decirles el autor de Las 289 casta/lelas ¡‘¡cadas) y calcídad elia! serA mi fortuna’ El segundo. que aunque no expuesto en ningtuia Nacional fue adquirido por el Estado en 1886290, representa la discusión -en un palio de vecindad que posee ya las principales características lo que serán las colTalas madinlenas— entre la Pc/ra y la Juana sobrela val la de sus respectivos pí-etendientes, y tiene cierta importancia como uno de tos primeros ejemplos de lo que acabará configuránciose como la imageil del casticismo madrileño. Ahí aparecen, en torno a las dios livajes. tocía s~ s ~, viudas, militares... la latina posterior del ‘duete: ‘tstres ¡najas, A estos habría que aííadi r la preseliela entre los personajes que rodean a Isabel 11 en el techo cíe] Salón cíe Sesiones del Palacio

4.1. LXS REFERENCIAS A UNA TRXDICIC)N CULTI IRXL El. ‘I-ZOPEA

La construcción cíe una identi dladí nacional cultumí significó la consagiacioii die un panteón (le glorías nacionales, capaces cíe representar con su pluma o sus pinceles las características niás “enuínas del ser nacional. Pero esta identidad nacional, en un siglo por lo demás claramente cosmopolita, siempre cine reduzcamos este adjefl yo sólo al ainbito europeo, significaba ademas asumir como propia una cierta tradición cultural europea. Esto exI)licarta que en los cuadiros de historia refe¡iclos al campo cíe la cultura el porcent4¡e de los no relacionados con España sea relativamente alto, un 24% sobre cl total (ver cuadro u0 2>, mientras que resulta insignificante en todos los demás.

288 Catálogo... 1881, Madrid. 1881 289 VICENTI, A, Exposición de Bellas Artes, El Globo, 19 de junio de 1881.

290 En 2.250 pts , RO. de 15 de abnl de 1886. Depositado en el Museo Balaguer de XTilanova y Celini por RO. de 7 de mayo de 1886. Devueho a! Museo del Prado por CM. de 3 dc febrero dc 1981 Casón dcl Buen Retiro. Museo del Prado, Niadrid.

788 In invencion dc una cultura naciozuil

La imagen que nos transmite la pintura de historia es lade una cultura nacional inmersa en la común tradición cultural europea, proceso que parece acelerarse a partir del periodo 1868- 1874, que marca una auténtica eclosión en la apertura hacia una tradlición exterior. Son años de cambio político y social, en los que la tendencia a la tibeuización cultural parece romperse, aunque la aparición de utia serie de cuadros inspirados en e[ Gil Blas ¿le Sanuillwia de Le Sage, un personaje prototípicamente español, entroncado cotila ín¡tología naejonal de la picaresca y los siglos imperiales, l)uede matizar un tanto esta afirmación. La ruptura parece alentadapor la política adquisitiva del gobierno y se decanta por la reivindicación miii tradiición latina, Italia y Francia, cii la que la primera ocupa el lugar puncípal, seguidas a cierta distancia de Alemania e Inglaterra, aumentandio el peso

1

José Casadlo ojos (le espectador couu o un espirí tui, coní o una visión aérea y un catada. Es. en suma. tina bellísima figura que corno una ilusión se desvanece en el espac o.

En el lotido se ve al Dante co nducido por \‘irQitio , y ambos la esíatt con¡emplando293

Cuadlro en cl que ¡‘ortela ve referencias claras a los desrudlos (le Pierre Paul Prud lion y

iss obra que atrae cotí justísiina razón las miradas (le los i rtteIí:~entes. LI hernioso tipo (le la esposa de Ni ito. la a cii rííd nioví da de toda la figura, la morbidez des tís carnes, así cortu o la trilla utez de colorido, son las cualidades ¡uds sobresaljentes que obsetyatuo~; en e11a295

lambietí en esta níisína Naciotíal dc 1860 pudo verse El conde Ugolino castigando al Arzobispo Roger dc Gimeno y Canencia, que obtuvo mención de medalla

291Cniátogo /860. Madrid, 1860. 292 ~ en el ¡III ¿ ah/rio d¿ las pinturas del Pc/ario Real dc 1870. 293 MORA, i. de U Exp melón de Bellas Artes”, Le Discusión, 1 de noviembre dc 1860. 291 PORTilLA, El asado del Alisal, en Madrid, Archivo Esj’a.iol de Arte, 53, 1985, pp. 258-256 295 PARET Y \‘ILLA\ X 1 ‘Exposición de Bellas Artes’. La Ibcriu. 23 de octubre de 1860, 296 RO. de 2 de dacuLmbu de 1860.

789 Capítulo IV

Sufiol lleva a la Exposición Nacional

Francisco de Patíla Díaz Carreño obtiene uíí cierto éxito en la Nacional de 1866 con Poalo y Francesca dc Rímini -medalla de tercera clase298 y compra por el Estado299-, basado en el Canto V del Infierno300, asunto que contaba con el antecedente pictórico del Francesca de Rínzini y ¡‘aojo Malotesta, pintado por lugres en 1819. Díaz Carreño elige el momento culminante

Si el Sr. l)íaz CarRito bubi era tratado el asutilo, que ha elegi(lo pira ‘ti ultimo cítadio, eh lucubres dítuerisiostes, qute sotí los (lite coltvieltett a los etiadro: (le Qeuei’o (pues coitio ial consideramos el 1-Molo y Fr’ancesca al ser i nspita do flor el pocnta de Dan¡e, y no por el relato tradi ci ott=ilo ídsión col induda Y etuente habría al causado mayor ~ 51t03t>1 3<>2 Dióscoro Teófilo

un verdad i)ocÑis cosas lieittos visto mas desdichadas (. y 1 itt mosalitete muy emígotundo, Y con el jíelo lleno tic liandolitia SC OCiIjt~ iii besar a lilia pollita titítia, cuyo lterti 1 no es tui modelo de dibitj o3~4.

297 Catálogo... 1864, Madrid. 1864. 298 Por unanimidad, R. O. de 15 de febrero de ¡867. 299 En 1.000 escudos. R.O de 3 de mayo (le lí«-0 Depositado en eí Museo de Santa Cruz de Tenerife, donde signe en la actualidad, por R. O. de 29 de nox jembre de 1900 300 El Catálogo incluye los siguientes versos (le la obra de Dante: Quando leggemmo u disíato nso Esser baciato da conjunto amante. Qííesii, che ntai da me non fia (liviso, l..a bocca mi baei ó ¡uit ¡o ¡remante” 301 CRUZADA VILLAA MII., Fi., juicio critico de la Exposición Nacional de Ecl/as Artes de 1.56 7. Artículos

publicwlr.’.s’ ¿i it La Re/muía, o cd. . P 32. 302 (‘auik.’gft.. 1866. Nladiid. l86~. 303 Ca/dogo... 187i, Madrid, 187!. 30] ‘Exposición de Bellas \rles’, LI Debate. 16 tIc lloviembre de 1871.

790 ra invención de teiza cultura nacional

Joaquín Espalter y Ruil, en la de 1876. Lasciaje ogni speranza. ¡Oh voy cli ‘entrate!305. Cecilio Plá y Gallardo lleva a la Nacional de 1884 Infierno de Dante -medalla de tercera clase306, compra por el Estado307 y reproducción en grabado por La Ilustración Ibérica308-. Basado en el canto XVII, círculo VII de La Divina Comedia309, del que el cuadro es una mera ilustración. Representa:

la escena de la Divina Comedia en la que cl Dante x•isi ta a Los ítsureros (o vio! cutos contra la sociedad) que se retuercen llorando de dolor sobre las ardientes irenas de los hifientos310

mas exactamente e] momento en que Dante se adelanto pata hablar con un grupo de condenados env tícitos en llamas:

Daítte se adelanta solo a visitar a los violerttos ett el arte, í 11 o de cada uno (le los cotíderta1ítedoscstñnpendeseitiadostina boljtírtiosa conalcigrat.tcrí o al,ísrtuosinno y 1color,íajo laporardilaencttalte II cltvipoetaa. Delrcconocccite a ai2ttnos31

Es itíteresante la crítica que cíe este ctíadro lii zo Ferííanfl or, quien fl’~ dic manifiesto el. en su opinión y a pesar dIc la proliferación dic cuadilos sobre la obra de Dante. escaso conocaníento d¡UC de ella se tiene cii España:

14! f)ij’jna Cmn.cdia es obra (lesconocida de la cetteralidad le ttttestro PIililicu: Se (‘ottoceit las

ilustia ci Ones (le i)oré, pero tto el espírilit de Dante312 -

Joaqttin A nau¡() Ruano obtiene medalla dic segutidía clase3 13 en la Nacional de 1887 col) El Infierno.

(‘ándicLo Durán cíe Coties expone cii la Nacional (le 1890 cíe El anciano de Santa Zita, Magistrado de hita3 1

305 Católo,g cx.. 1876. Madrid, 1876. 306 Por ttnan,rntdad, RO de ¡2 de junio de ¡884. 307 Fn 2000 pts., RO de 19 de juniO de 1884. Depositado en el Itístituto de Ciudad Real por RO. de 20 de octubre de 1884. Actualmente en el Museo de Ciudad Real, depósito dcl Musco del Prado. 308 La Ilustració/¡ Ibérica, 1884, p. 669, 309 “Continué, pues, andando sólo hasta el extremo del séptimo círcilo, dónde gemían aquellos desgraciados. El dolor l)rotalta (le 505 oios, Itil entras aca y a 116 se de Idfl(han co u las manos, va de las payesas, y a de las candetttes arenas... 310 ITACUS, 1 ~aExposición de Bellas Artes’. La Fc, 6 de juno (le 1884. 311 “Pxíuosiciótt de Bellas Artes”, El liberal, 24 de mayo de 1884. 312 FERNANDEZ FI0RL7, 1. (FFRNANFLOR), ‘Fxposición de Bellas Artes”, La Ilustracion Espa ilota y An¡erica,,a. 1,1884, p. 398 313 Ampliación del jurado, por unanimidad, RO. dc 22 de junio de 1887. 314 (‘tucilo_‘o ISVO Madrid. 1890.

791 Confluía IV

Félix Resurrección HÁdalgo cierra el ciclo de Dante en la pintura de historia española con Li Aqueronte

Giotto y Nligttel Ángel son los únicos de los pintores italianos -la presencia de los pintores, al margen dc su nacionalidad, es extrañamente reducida en la pintura de historia- en figurar como tema cíe un cuadro

Sabater y Pttchacles, diEte expone en la Nacional cíe 1866 su Giotto y Cinzabue31 ~.

También en sólo dos ocasiones lo hiuá Miguel Ángel, uno de los mitos cíe la historia cíe la cultura europea, las dos en la Exposición de 1866. Lino

El otro. Miguel Ángel dibujando el sueño de su criado cíe Moragas ‘I’orrás320, pasó completamente desapercibido.

N Lis complejo es el caso cíe Galileo, teína también (le dos cuadros cíe hístona, pelo en los que más que tnua referencia cuiflíral cabría ver tina interpretación estrictamente icleolóoica: Galileo como una forma

315 RO. dc 2 dc diciembre dc 1892. 316 Lo. ilustración Española ~ Americana, 1, 1892, p. 92. 317 La primera referencia a Giotto en la prensa española del NIN es la qne hace en 1847. en eí Semanario Pintoresco Español, muy pocos anos antes de que sc pinte el prúnero de los cuadros del qne aquí se habla, el gran defensor del nazarenismo en España Pablo MiLi y Fonmanals. 318 Catálogo... 1866. Madrid, 1867. ~ ~ RO. de 15 de febrero de 1867. 320 Catálogo... 1866, Madrid, 1867

792 La invención de una cultura nacional

>876321; e] otro, Juicio de Galileo dc Dióscoro Teófilo ‘le la Puebla, aunque no llevado a ninguna Nacional, fue adquirido por el Estado322 y reproducido en grabado polLa ilustración de España, 1886323.

La presencia de otros personajes de la cultura italiana tiene un carácter mucho más episódico y marginal. Antonio Ferrán lleva ala Exposiciói del Liceo Artístico y Literario de Madrid de 1836 Petrarca y Laura, que será adqttirido por la Corona324.

En la nacional de 1864 obtiene medalla de tercera clase Ramón Rodríguez con Leonardo dc Vinci y un discípulo325 -un Leonardo que. a pesar de su novelesca vida, no volverá a aparecer en rnn2tin otro cuadro cíe historia—, el cuadro fue incltjido por el Jurado entre los que deb~Áuu ser adquiridos por el Estado pero el autor no acep .0 el precio establecido, finalmente seria comprado por el infante Sebastián Gabriel de Borbón. Etx esta misma Nacional de 1864 pttdo verse el Tintorello contemplando el cadó ver de su hija

También en esta Nacional de 1864. expttso con gr¡m tyxit() —medalla (le se~títucia clase~28 y compra por el Estado329— Gabriel Maureta Aracil stt Torcuato Tasso sc retira al convento de San Unofre sobre el Jan/culo, el único cuadro sc bre el escritor italiano

321 Catálogo... /876, Madrid. 1876. 322 Figura en el Catálogo Provisional del Musco de Arte Moderno de 1899. 323 Le llustracio// de EspaiYa. 1886. p. 316. 324 Por, la en ese momento reina gobernadora. María Cristina de Borlón. 325 RO. de 13 de enero de 1865. Premiado en el apartado de género histórico. 326 Catálogo... 1864, Madrid. 1864. 327 líxposición de París de dc 1843. 328 RO. de 13 de enero de 1865. 329 En 12.000 reales, RO. de 22 de febrero de 1865. Depositado en el Ministerio de Justicia, donde sigue acm tía! lacitie, por R. O. de 20 ¡it!10 dc 191 0. 330 Por poner algunos ejemplos.. Byron le dedica uno de sus poemas: Donizetti estrena en 1833 su ópera Torcuato Tasso. sobre los atnores de éste con Eleonota. hermana del duque de Fenara: I..isti cottxpttso tin poema sintonico sobre él:... 331 Sólo Domingo Ntorelli realizo más de cinco cuadros sobre Tasso

793 Triste, abatido y sintiendo agravar su enfermedad, togó al cardenal Cinzio le condujera al Monasterio de San Onofrio. Cuando llegaron salieron a recibirles el Prior y los monjes. Padre tufo, 332. dijo Torcuato. aquí vengo a morir a vuestro lado La escena sucede en el claustro del convento, reproducidocon todo detalle por Maureta en una copia del natitral; Tasso, acompañado de una nutnerosa comitiva, en la que destaca el rojo hábito del cardenal Ceíízi. da la mano al pdor del convento, a cuyas espaldas. y a una respetuosa distancia, se mantienen el resto cíe los monjes (le la comunidad: a la izquierda puede verse la silla cíe mano en la que el enfermo Tasso había siclo llevado hasta allí Tocía la composición destila ese aire de reconstrucción histórica conseguida porla pintura cíe histona en sus mejotes niomentos.

Eusebio Valídepetas lleva a la Naciotial cíe 1871 Tiziano retratando al emperador Carlos VB3. el único cuadro cíe histotua en el t¡tte se plasman las relaciones entre el e¡npera

En la Nacional cíe 1 890 se expuso. con carácter postilmo. un cuad ‘o cíe Casado

Los temas franceses soii, 1)aradbjiatLnente da)IO. novcía emblemática cíe] IUOV ¡liiicuto romantico, pt’enn aclo col i una medalla

332 Catálogo...1864. Madrid, 1864. ~ Catálogo... 1871, Madrid, I8~1.

~ Catálogo /890, Nt’adnd. 1890. Lis Ilusa-ación Espolio/a y AInerica/rn, 1. 1892, p. 101. 336 RO. de 29 de noviembre de ¡862. ~ Etí ¡0.000 reales, RO. (le 14 de enero dc 1 863. Depositado en el Museo Provincial de (icroría por RO. (le 14 (leagosto (le 1876. Depositado en la liniv ersi (lad (le E arce!oua, don de sigue ací 1 altíí cute, por RO. (le ¡9 de itovietltitre (le 1881. 338 Cotálogo... /884.ivtadrid. 1884.

794 o,Inn ~Ao,

ii, invencion de una cullura nacional

a Endoro y Chuocea entregados a las fieras por no rertegar de stu fe cristiana, con otros mártires. El 330 fondo, paute del Cuco con el pueblo que asiste al espectáculo auííque en este caso las referencias pareceíí ir más por tui cierto ¡‘evival del cristianismo priiuitíio. del que el propio éxito cíe la obra de Chaleaubrii.nd sería una buena pníeba, que por una referencia estrictamente cultural; fue adquirido porel Estado340.

El Gil Blas de Sauíilla/,a

N [anue 1 Fetráu Bayona expone. sití ningdii éxito, e u la Nacio¡ial cíe 186—4 Entrevista en luía po.4Oda dc Salamanca tic Doña Aurora de Gnzniín con 1). L¡¿14 Pacheco3 II \‘ díez Carmona. también en esta misma Nacional. Un pasaje de Gil Blas tic Santillana. éste l)rell~i~1dl() con metícuon especialSL.

Tose María 1 .opei Pascual lleva a la cíe Nacional rí’.4’entación de Gil Blas de San/ulano a la viija Lionarda por ti Capitán Rolando ,y otro tic los bandidos en la cuera3t3 x Presentación dc Gil Blas en rustí tic’l poeta NÓ.ñct 1km mbiéti en ¡866, Leopolcí o Sánchez Díaz piesenta su A sun lo dc Gil Blas dc Stnitillana3 15, cotí tan poco éxito c otiio u anterior.

N lanuel Garay expone en la Nacional de 1871 (‘¡1 Blas en etístí del arzobispo de G ¡‘tu ¡¡ada3 -1

Nioreno Carbonero cii la internacional

A/tau>Itt tjUt’ tU’ la Ilusa ‘‘3!’> ‘<¿Cl! >1/’

~ ‘Exposición de Bellas At’tes’. Fi Liberal, 24 de mayo dc 1884. 340 RO. dc Ib de noviembre de 1886. Depositado en el Ayuntamiento de Mataró por RO. de 8 de mayo de 1887. 341 Catálogo /864. Madnd. 1864. 342 Por unanimidad. RO. de 13 (le enero de 1865. Premiado como flintina de género. ~ Catálogo 1866 .Ma ([tic1, 18W. 34~l íb,’ch’m, ~b Ibídem. 346 (?aáIo,gct .1871, Madrid, 1871. ~ Catálc’ga..1892, Madrid, 1892. 34t9j,, [lustración Española y Ami/wc nc. 1, 1892, p. 393. ~4’>liman’, o gua dc’ la ¡luístrae16,?, 1894, IImu i ría sitel ta eu color.

795 Cat>flu/o IV

Cierra el ciclo Vicetite Campesino Mingo con Visita de Gil Blas de Santillana al poeta Núñez. mención en la Nacional de 1895350.

La presencia del mundo germánico es mucho menor, lógicamente. qtte la de las qite sc consíderan culturas latinas herunnas, centrándose además, de manera excitísiva. en uno de los mitos romanticos citropeos por excelencia, el de Fausto. Esta obra de Goethe, cuya primera parte se había publicado en 1790 x’ la segunda. póstuma, en 1832. se convirtió des

En Espana. aunque las referencias a Goethe son relatis’ amente tetupíanas —el. AA’mo;’¡al Iií¿..v’aí’io y curioso ¿le la Coite ¿1<’ AJad,’id le dedica un artículo en 1 802~~ cl St.’,>>.un nito

It’,> ¡o> ‘esto Español le cíedi ca un art ícití o en 1 83 7352~ e] co mmci inicnto real cíe s¡m obía, Y cii pamlicttl;tr del Fatísio, es mí~cho ~ ~ <~ e~uíeíízamído a ser si gni.ficatiy ( s a partir cíe la segitínia tuitadí de si gl() —l a primn era trad ímcci ¿¡1 cono cida del Luí>-sto. la cíe García Santiesteban, es cíe 1 841 353; la ripe La

1 3oi to, Víefisíáfc’l¿’s. en 1 881 . también cii el Liceo... —. l4ctraso que. en relación con el Lan sin. habria que atribuir tamíto a la francofi ha cíe la coIttira espanola cíe la época isabelina. titie 5 upone ¡mu cierto mechazo cíe lo gerniání co en ge ¡icra 1 y ai ce ddt i en, reflejo stt casi conti n ¡ma presetc i a emt 1 a ísi’eils a dic la época

350 RO. dc 17 dc junio de 1895.

~ ‘Memoria concentiente a Gocthí “ Memo> ial literario y curioso de la <‘nr/e de Madrid III. 1805. p. 184. A esie seolutan algunos otros Goethe Srma,unr¡o Ph;uio>’c’s’c’o Español, 1837. p. 125: ‘‘Biogratía. Registro necmolooico Goethe’, El AIu¡c o dc lamí/ms 1b40, PP. 148-126:...- ¡~ero la auténmica eclosión se producirá a pal tít dc 11 5 ounda mitad (ti SIoto

352 “0oc he Sc t/ua/it/rio Pintorc’sec’ E ya; nl 183 p. 125. A éste siguen aIg unos otros arrienios —“ Bioorafía Re ojs tro rW ci ol ógi Co. O oc tíjí El Muí ~¿o d~ Ja afilias, 1840. pp. 1 48 126:... itero la atíié’itica ecl os¡óíi se predico 1 1 p títir (le la seoíírtd i ¡oit íd de st”ío

~ Para las traducciorus d~ la obra de Goethe en España, véasc ti’ \PFI \STEGVt PFRE7-l7SPAN\ P . “FI Fansto de Cioethí It pintura española hora 228. 1992. p. ~ ~ CALÍMACO Goethe y la filosofía alemana Le Iluístrcu iouu 185’ p. 67: “Fra2¡nenmos del Fatts¡o de Goethe”. Reví’ta de Eyaña, 1873. íw ~ 236: SANCIIL/ DL TOCA .1.. “Goethe y tiyrotí”. La Ilustracio;u E ipanola x Americana 18 3 pp. 119—122 UONZ A LEZ. 8 ERRA NO, Y, ‘ti; oethc: transFerísaci oit su itilO durante su pi nl la u (si deocia elt un it lx cvi sta de Es-panaSO, í 876, ~u~u72

796 iba invención dc ¡¿¡ja cultura nacional recuérdese que Ana Ozores, la heroñía de La Regenta. se magma a don Álvaro Mesía como I\ Lefistófeles de óperá355-.

Lii pinttn’a. acorde con lo que se viene diciendo, hay que esperar hasta los últimos años del periodo isabelino para encontramos con las primeras representaciones plásticas inspiradas en la obra de Goethe. El Fausto aparece por primera vez emt la Nacional cíe 1864. coincidiendo con el rem’ival goethia.no de mediados de siglo, en ]a que Francés liamazares expone Mefistófeles acompaña a Fausto al aquelarre en la no che del sábado, iluminados por un fuego fatuo356, cuadt’o que se recrea en los aspectos más pinlorescos del asttnto: y Latorre y Rodíioo Serenata dc Fausto352.

Lii la sh~uiente Naciotíal, la

Mefistófeles cii la catedral cíe Dióscoro cíe la Puebla359.

Li pl’ii~ero. uno de los cuadros más característicamente nazamenos de tocía la pintura cíe

Listori a espanola, dítie tuv o un importaitte éxito — neclal la cíe Icieera clase360 y co nipra por el

1 , se prueba frente al Fstaclo~6 —, ¡‘epresenta el paMie del railsto en que la inc ceudc S Iar”arita espejo las joyas que Niefistófeles había entregado a Iaitsto para que dejase como tentación en la habííac¡ ón cíe acíuéll a362, y, p~ extensión, una exphc: ta ale~orta cíe ttno (le los topicos roiuaiittcos por excelencia, de> que la heroína ~oerlíiaría era tui mna~¡íffico eje- ulpio: la dela lucha entre los imi)ulsos natural es y las convenciones tic la mo ial y la tradición. La figina cíe kLu’garíta, p.~ianclose un collar cíe í~’rlL¡s se recorta en la peííuínbra cíe tilia habitaciótí en la qie apaite del tocador, solo se visluínbra una rueca como símbolo cíe su recatada existencia, al menos hasta ese momento.

93; GONZALEZ SERRANO, DLI.. “Goethe, relación entre sus’ ~‘brasy su vida”, Lo Iíu,stíació,u Espa/lola y .4toúrh’a,un .1876, u0 1. pp. 7.-lO: y tú’ tít, pp. 47 50: RODRlCI UF .Z ?vlORl.TF.l.,O. .1., ‘Rita! idad del poein a de Cyoetlte’ . la lluf.s’/rac?u>u? Es~’.’uflolcu y Aa,¿‘ricaruu, 1885, 11. pp. 243 y 258:... ~ Capítulo 23. ~ CaMlr.’go... 1864. Madrid, 1864. ~~1’ibídem, 358 Co¡álogo...1866. Madrid. 1867, 3~S> Ibiden,. 3ó0 Por imanirnidad. RO. de 15 de febrero de 1867, ~ En 400 escudos, RO. de 3 de mayo de l86~, Depositado en el Ayuiitamiento de Jaén, donde sigue en la actualidad, por RO. de 20 de julio de 1928, 362 EL (‘atálogo incluye el si glti ente pasaje: “¡ Qué hermosas joyas! ¡Qué bien me sientan! ¡Parezco otra! ¡Sin

estas bellas cosas ita(lle ¡tos mira1 Pobres de nosotras! (Catálog’t . . 1866. Madrid. 1867).

797 (‘ap/tu/o IV

El segundo, que contaba con el precedente, ampliamente conocido por modos los pintores españoles de la época, de Delacroix3b3, representa la conversación entre Mefistófeles y N’Iargaíita cmi el interior cíe una catedral, cmi la cíuc aquél le recuerda stt peca

en cuatíto al ambiente (le la catedral y a la total entonación, nada mis puede exigíisete365.

Federico Latorie y Roclilgo expone en la tic 187<; Duelo de Fausto y Valcntín366; José Blanco Coris en la de 1884 Margarita y ufefistófeles en la catedral367, bien acoÑdo por la crítica:

FI asituto ito puede ser ntiis’ poético, tu utejor escogi(lo. de eíttre las escenas del Fatusto (leí iiuiiortat

Goethe (... ): MarQaríta ha caído al stel o fatiga!! a por la lucha sostenida por el eÑ 1titi tu del su al: la vectna que la acotnpaña se inclina con objeto dc favoreccíla: tui , ca prioler tét’rn i no, obsen’a paje. inipresionado lo ocurrido: un catidelabro. a cuyo pie hay flores esparcidas,8:indica el féreito donde yace eí hennaito de N’lat~ati la: 1 ‘vío esto vela do por una luz nliv acet’ta (1a30

Enrique hay, tambi éíí en la cíe 1 884, Aparición de NlefistófelcsStuÚ: y 1.1 oi’eíítc Nlen no, tainbiéím en la dc 1884. Margarita370.

En la de 1887 figurarotm tres cuadros tic tema goethiano: Noche dc la Walpurgis de

Manaiio Barbasán Cas2ueruela’321: Fausto y Margarita cii la prisión de \‘ ictor iier¡iández Amores3”2: ‘y Aparición dc Margarita de Jttlián del Pozo3’3.

De los tres, íínmcainent e los dc 1 lernáncle z ¡\ motes y cl cíe 13 arbasa¡m tui icron un cierto exilo. El primero, que representa el paskkie en que lausto. a ~ cíe Los amenazadores redluenlníetítos tic Nlefistdfelcs31’1, se tesiste a al)atldlonar el cadáver

363 Éste había publicado en 1820 tttta serie de 17 litografías sobre el Fat,.s ro. tuta dc ellas referida precisamente a esía escena. que luxieron bastante difrtsión en España. 364 RO 26 noviembre de 1870, en t.500 pts.. con destino al Museo de Atie Moderno Depositado en el Museo Provincial de Zaragoza. actual Museo de Bellas Artes’, por RO. de 5 de enero de 18’??. 365 CRUZA DA Y’ ILLAAMIL, Ci.. Juicio crítico de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1867, .drtíc¡ulos 1’uí,l¡cado.v e/u La Refoin, o. o, cd., p. 28. 366 Catálogo... 1876. Madrid. 1816. 367 Catálogo... /884. Madi’id, 1884. 368 ITACVS, ‘La Exposición de Bellas Ane<’. J.c Fe, 26 de mayo de ‘t884. 369 Ibídem 370 Ibídem 371 Ca¡c’$logo... 1887. Madod, í881 372 Ibídem,

~ Ibídem. ~ aliandono si al putito no venís’ (CI lado por el (i’aiáíogo). ~ Por unanimidad. RO. de 22 de junio de 1887.

798 ña invención dc’ ripía cuiltura nacional compositiva -la escena tiene lugar emí el interior de la mazmorra en la que Margarita ha exhalado su último suspiro- qime jttega con el contraste entre los desntmdos muros ocres de la mazmorra y el bí’illamíte colondo de las vestiduras de los personajes. especialínenle el tojo imítetiso de Mefistófeles.

El segundo, una pintoresca cabalgada cíe brujas. fíte reproducido en grabado por La llusí,’acióu.. Revista Hispatuo—Amer¡ca¡,a3.

En la de 1890, Víctor hernández Amores expone Margarita en la prisión378, adquirido por el Estado379, y Hernández Nájera Doctor Fausto380. Éste último, que tuvo también un cierto éxito -medalla de tercera clase381 y contpra por el Estado382-, representa la imasen cíe un Fausto meditabundo, pensador alcjuínnco. que. tras la primera apancion

FI protagonista (leí íiíttortal poenta aleiti¿iti ¿ápateee de me, en actírííd Jwíísatív, como hombre wofuud aníeitt e c ax’i loso, ajt~íyada la lía rbi11 a ett la itt alto: Xi St e itipí i o topOtí de O aito ‘atiíOi’a t ¿1(10 coít solapas verdes y dilíujos hechos en el ítíi stíío teji(lo: a la ca bey.a II exa gorra ancha: el rostro y manos esuin demacrados, huesosos y flacucbot, la barba ve! pelo enteramente eaoosos (..j>. Le sirve de tondo el laboratorio lleno (le trastos y utensilios perdí los entre la oscuridad, sobre la cual resaltu ruja columna blanca. Por bajo del luonullo en que hace sus experínreutos’ y ensayos aparece el su tátuco pcíío ileQro383

Imagen c~tte cotuemí .0 a populari.za¡’se en toda Europa a .)artlr cíe los años 80 y en la cíue ¡ío tesuita arriesgado ver una alc~oría del fracaso del saber triclicional ante los retos que la tiucra sociedad piantctaba. El cuadro, a í~ar cíe todo. tío fue bien acogicío por la crítica, y así Comás lila lico <‘CC ri mí itará al att br el haber ele” ido un tenía alem áui paní el qtte uit espalto1 tío está capaci taclo381. lo cine explicaría, sctuíín él. la mala calidací dcl cuadro.

1 .a tendetícia tiaciotiali ‘¡adora qime parece marcar la Restauración —las referencias a mitía cuí! ura europea se hacemí íiiás escasas y, lo uittc es mas i tiporia iite, la política adcíuisitiv a

376 Eít 3.000 ;uL.’. RO. (le 25 (le &tgosto de 1891, Depositado en a Diputación de Pontevedra, donde sigue Ictualln ente. íor R.G.dc 7 (le junio (le 1893

~ Li, Iluisir,, (lo/u Rc’í’ista HispauuoAmet’icanc. 7, 1887, p564. 378 Catálogo... /890, Madrid, 1890. Fi Catálogo ilttstra el cítadro : Cínin ajena a pensar qííe oye asti ‘amante el. son siniestro dejos hienos viles!. (cnn-a). Margarita (ocnltdndose en la caltía): Vienen! ¡Ya vienen! funesla suerte!”. 329 En 2 500 pts. RO. de 25 de agosto de 1891. 380 Catál«go .1890. Madrid. 1890. 38 Por ntayor=a,unvoto en contra, R. O. de 31 (le mayo de 1890. 382 bu [.500 pts., RO. de 3 dc noviembre de 1890. Depositado ej la Universidad de Zaragoza, donde sigue act tul inení e, por RO. (le 6 dej nulo de 1892.

~ PICÓN. .10 , “Exposición Nacional de Bellas Artes’, El Impon ial, 7 de mayo de 1890. 381 CONI,’tS Y BLANCO, A., La Ev/’osi(’ión Nacional de Bellas Aher, Mwt,-id, /890, N-tadíid, 1890.

799 Capítulo IV gobierno penaliza ciatamnente los temnas foráneos— sc ve contrarrestada con la irntpción cii la pintura

Es probable qtíe el Sr. Rodríguez no haya leído la tragedia de Sakespeare. que si la hubiera leído. tío repíesentara de fijo la grandiosa e interesantísiiua figura del ínot:o de Venecia, bajo el irmoble y soez aspecto de aquel negrazo. empeñado en s’eitcer la repttgnancia de la dama, que baja los ojos para no verle, No nos queda duda de que tras [a cortina están los dátites conque se gaíía la vida tan arrogante moro. 1-laciéndole mucho favor. podríamos suponerle afiliado en alguna compañía de spa bis o turcos: pero de esto a ser Otbcllo. el grande OtEello, sublituado por la pasión y erutíellecido 1)01’ el heroísmo va muicha difereiteja. Y biert hace 1.~ sr’uora Desdémona eit inflar al stielo, tiara ito ver la espantable figiír¿i cíe su esposo, de quíeit. :í Jiizgat’ por el cuadro, uto se puede decir que esté cita itt orada38. tuv o u n cierto éxito en la Nacional cíe 1 871 —premiado co¡i níeclalla cíe segutícla clase388, fue i’eprt)dltlci do en gt’abaclo por La JI> >4, ‘ac’ioiu IX¡’anola \‘ /1/1/< ‘/‘¡<‘‘ú

A éste sc podría añadir ot í’o. 1=05’clesaí)aí’ec

385 Como cra de suponer, de acuerdo con la 1 ogi ca ~‘ ííacioíuali sta’’ aqti< analizada, Shakespeare babia cott, Cttza(l0 a figurar en la pintura de lustona muy pronto. los pnmeios cuadros se remontan al Último cuarto del siclo XVIII: El rey Lear llorando sobre ci cuerpo dc Cordc’Iia de James llarry. 1786-1 78?: Fantasma del padre dc Ilamící (le 1-use-li, t785 1790’ 386 FI tIlle la aparición (le Shakespeare eít la piorira (te ltistot’ta sea tau tar(lia restíla Itastante extiatio, utíaxíme sí

ettciii os eii citen ta , st es cierto t O qíí e cuienta Gal(lOS ~i it it tiO ti e sí.t s Lpisodi s Nacio,uales, el titilado [42 (oiP.’ de Ca ríos It’, <~t e y~ a en el ‘igl o XVIII sus ol ras se reptes ett atan en las easas ttobl es itt adt’ilenas. Bit el episodio narrado por Galdós se trata de <3/cío con escenografía del ínisnlísiobo Goya. Pata tío estudio de la

escLnootafia ideada por Goya. véase ARIAS DE COSStO, A Nl . Dos siglos de Esceítovrafía cpu Madrid. Madud 19)1. pp. 60-62. Ya de foníia pública. el mismo Otelo fue representado en escena en 1802 en el teatio de los Canos (le Madrid Lo mismo cabria decir (le la prensa. dondela presencia (leí dramaturgo inglés es Itabt t ti it it te cItas n~ uíy aítteri ores a la restattra ci óu : ‘‘8 ha ke Spea re”, LI /‘a// otoma. 1, Y 839, pl. 1 -5 “Sh ikespeítt “. El Laberhuto, 1843 1844. p. 197: “Shakespeare”, lo Crónica, 1845, p. 91: ‘Shakespeare y sus coril cnt poráneos”, l.a tuistra ci ón, lSS2,p. 203: SAN MIGUEl.,, E.. “Shakespeare”. La América. (‘raía, o H¡s~’nno-amerieano. 18, 1864. p 14: MAZ Y PÉREZ, N., “William Shakespeare”. Los Sucesos, Madrtd Isós pp. 114-115: CARRERAS, L . “Shakespeaie’ . El Museo Unií’e,’sal, X. 1866, pp. 123-124 y 142-143: BLASCO, E., “Willliam Shakespeare”, Lo llusiración Española x Americana. 1872, pp. 422- 426:... 382 “E.xposicióít de Bellas Artes”. El Debate, 11 dc noviembre de 1871. 388 RO. de 28 de noviembre de 187!. 389 Le Ilu,str¿uciotu Española y Amerícal/a. 1871. p. 549. 390 I~ra tina referencia más precisa a este prácticamente ignorado cuadro de Madrazo, especialmente interesante

por las fechas en que ftíe pintado, véase DIEZ, dL, “El intuido literario en la pintxu’a del siglo XIX del Niuseo del Prado”. Catálogo Exposición El Mundo Literario en la piuutui’a del siglo XIX del Muscodel Piado, N4adrid, 1994, p. 94

800 ño invención de una cititura nacional

Ya en Ja Restauración, los cuadros de tema shakespeariano se harán mucho más frecuentes. Hace su aparición el de la mntierte de Ofelia. ur asunto de larga tradición entre los pintores europeos

Buí la escena del ceu.íienteruo. citando Ole)ia. la hija del suzni11cm de cou’p.s del rey de Diuaní ‘asca.

~‘estida de tI ‘altCO Y coronada cotí gui maídas de flores, va a ser epuil tada , apatece i—laml et . y al ver a la que anió tuucrepa a stí hennano , a quien en vano de jenen los otros circunstantes, entre ellos ‘a renta y el rey393.

Merecio una amplia crítica en el j>eríodico El Globo. íiítu’esarde porque pone dc manifiesto como eslos cttadros cíe tema 1 ¡teí’ai’io eranju,.gaclos con lo; mismo criterios cíe x’ erosimmlititcl y’ y ciclad histórica imíjierentes a la piiittt~i cíe historía popiaííctitc chcha:

E:! euiuterro (le Ofelia no tiene el caracler (le lugar qtie requiere ( ...). lo mismo ocuirte eoht el carácter local: la represetitacioit (le los personajes es basuaítte inexacta ttt utottno (le ellos es, ‘ti (‘oit muicíto. el t tpo dina marqtics, tal coin o íe concibí era 5 hakespeat’e y el ti utor debiera haber teprodutci (lo: su expresíout no es verdadera394.

Unos pocos amios más tarde. ¡882. Casado del Al i sal pinta cii Roma Ofelia, adc 1ui rido por el Estado en 1 885~~~: el tuometito clcg] cío es cii este caso el previo a su mniteite, adjttel CD Cl cícte la heroína cíe Shakespeam’e se balancea. ajena a la tragedia, en la ft’ágil ratna

Mientras, sesluicromí ti gurandl() as umitos ya plasmad )5 en el lic t z o en épocas antemi ores: ()telo, Romeo y Julieta... Muñoz Det~rain lleva a la Naciojial dc >88> Ole/o y 396. que Desdémona representa el momento en qute el nuoro de Venecia, vfcti:na de la tempestad de celos, que desencadené en stí cerebro la perfidia de Yago, se aproxima al lecho en qtíe descansa Desdt~mona y.

391 for í.maíÉníidad, RO. de 14 de febrero (le 1878. 392 Lo ilustración. Revista J-lis¡mno-.4mcri co/un, 4, 1883-1884, p. 1. “Noesíros grabados Le Ilustración, Revisto Llispano-Anue,’icant. 4. lS’83-l884, p.

~~wlIBÁÑEZ ABEllÁN, R . “La E.x 4e Bellas Artes”, El (‘lobo.? de febrero de 1878, ~ En 2. 500 pts.. RO. de 39 de junio1toincíónde 1885. Depositado en el Rlinisteuio de Instrucción Páblica porO. de 9 de julio dc 1907. Actualmente desaparecido. 396 <““t’%¿Y> /881, Madrid, 1881.

801 Cap/tu/oB’

al contemplarla tan hermosa, se rasga el pecho con las tiñas. dudando si tendrá valor para 3~~, estrangulai’la con el íue tuvo un gran éxito -medalla de primera clase398, la única conseguida por tilia obra de este tipo, y reproducción en grabado por La ilustración Española y Americana399 y La llz.¿síración ibériccs400-. Como cmi la mayoría cíe los cuadros de este autor, destaca la riqueza sensual del colomido veííeciaiío de los paños. Algunos críticos. Ibáñez Abellán emitre otros, reprocharon al pintor algunos deslices iconográficos, al tío atenerse estrictametíte al texto shakeasperiano, seno desnudo, lámpara encendida en el techo, etc.”101.

En la Nacional de 1884 figuraron dos cuadros imíspirados cmi Shakespeare: Romeo y Julieta de Pedro Ibaseta Barreda402 y Ilanilel (última escena> cie SaR aclor Sámíchez Barbudlo.ttt3. Este diUmno, que ttívo un 2ran éxito -muedalla cíe segmnida clase4(t4, comupra por el Estado405 y reproducción etí grabado por La ilusrracióiu Española y Americana406, La llustracion lbé,.ic.attt7, L-¿ llotutiga de ~ x La I/w~’t¿’a rió Caíala¡,a’09-. repm’csenta, en una cotuposiciótm (le gran coiuplej¡dad — soti más (le trei it a pei’soíuís las cíííc fi gman etí el e uadro— la escemia novena del acto Y’ del cli’amiia cíe Shakespeare. el inomnetilo en ~ Iamnict. t mas haber sido her¡cío por 1 lelieS y haber herido a sti xc.. a éste, tille l)ertluItlece cii pi e sosten ido 1)01 Y at’tos cortesanos, sc abalanza, etn 1ninando una espada, sobre el teN-’ Claudio:

1 lamlet, eotoea(lo eit el ceuturo. etupuña confiereza la espada, cuiva punta apoya ea el suele y cout Li cija! acaba (le herir nto,’talníenteaLaei’tes L’ut el asalto (le at’utas pre~uarado iutsidíosautueitte por el rey Claudio par-a que. la espada enveucixada de date hiera ‘a Haívdet, 1.-a reina caba (le beber la copa envenenada preparada por stu esposo et rey Claudio para Haínlet, y yace muerta en brazos de sus damas. Hamíel, amenazador. increpa a Claudio antes de ‘atuavesaile con síu espada. A la derecha e iz(1tuerda lloracio. el rey Claulio y la reina Ceutrudis, muerta. Laertes nioribumndo en brazos de Etu’ique: caballeros, damas, acouuupanamí euut o: tenor y conftísi óut. 1 ‘as dartias, agnupada.s

~ QUEROL. A., “l.os artistas valencianos ~ ‘a Exposición dc Madt’id”. Rcvista dc t’clepurio. 1. 1881. pp. 381-382. ~ Por ¡mámm,dad, RO de 14 de atril de 188L Actualmente en el Museo Nacional de Aule Conmemporáneo, Lisboa

~ Lo llustrocion L’s¡’oñolo y America.,ua, II, 1881, p. 73. 400 Lo llustració,, Ibérico, 1884, pp. 712 -713.

401 IBANEZ ABEl .1 .AN, R . Catálogo Critico cap!u’uíti uo de la L~yuos,cióuí Níu.’io,ual de Ile fla.” Acres ~ie 188.!, Níadrid. 1881, p. 70. 402 (‘au7logo... 1884, Madrid. 1884. 403 Catáloga.. 18.84. NIadud, 1884. ~ Por umanimidad, RO. del? dejttnio de 1884 405 En 7,999 pís.. R.O 19 de jumio de 1884. Depositado en el Ayuntamiento de Barcelona por RO. de 27 de agosto de 1889. Vuelto al Nln.seo del Prado por O.M. de 15 de diciembre de 198ñ Actualmente en el Casón del Buien Retiro, Museo del Prado, Madrid, 4(tó Lo Ilustración Española y Americana, 1, 1884, p. 57. ‘lo? Le Ilu,st,’ación Ibérh.’cu, V. 1887, pp. 8 9. lOS Lo hormiga de Qn.’, 1.SSS, íu’- 284-285. 409 Lo Ilusa-ació Cota-laun, X. 1 889, p. 264-265 (atril ni do eI’l’OtU’=tmente a N-I ofioz Degrain).

802 La invención de una cultura puacioppal

en derredor de la reitta muerta, procurando socorrerla. Cmaudio baja la cabeza anonadador ante los 410 sarcasmos y amenazador ‘aspecto de HamIet

A pesar del pí’etnio, las críticas fueroíí bastante ácidas:

N-lás aficionado quizás a los espectáculos que a la limeratura Barludoha hecho nil 1-lamlet de ópera.

[.‘a impropiedad del lugar, de los trajes, de los accesoi’ios, salta elocítentemenme: el mismo luto sol emne de I4amlet no tiene ninguna solemnidad, En aqtíel ligar encontrarnos tIna vez más la biblioteca del príncipe de Viana, con sus libros viejísimos. El molancólico soñador de Shakespeare. tipo favorito de Delacrois. se ha convertido en una figurilla insignificante bajo el pincel de Barbudo41 1

Mímúmoz Degt’ain retorna el lema cíe (Melo x Desclétnona en la Nacional de 1887, ahora con dos cuadros chíeretítes. LIno p~m~’~ cada uno cíe los pm’otagc-tustas, Oído’t1 2 ~ Desdénwna4t3,

pum cítie.

IX sclé ¡ nona. lujosa ni emit e vestida. secámíciose las 1 agri tuas comi el pañuelo cmi torno al cital Se tcjerá la poste mi or tragedia. F.l aire operístico dci conju mito. i 1 ¡cliiicío el asl)ecto físico cíe la propia l)esclctíiiotia. es m íiás cj ue cvici emite, Lo tuismiio c¡tme las co¡ it iii utas ¡‘e Iet’e¡í cias, 1=abitiiales cmi este pitítor, a la pímittini venecía¡ta del XVI.

(‘emma el ciclo

189<) otm’o Oída y Desdémona41 ~, ttiio mas, en este caso con críticas mux’ adversas:

El t ltdo y Desdémona es luía obra (le tal ttjturaleia, que si lesacil ira el cran tinco títilés y era :í tít tct’pre taci OIt t oit (“a de sít i u ‘pi td a creación. teít go para u ti yie haln’t’a llevado a los to bíníales al uit or, acíísandole (le vtofanacioi41 6

Al margen cíe 5Líakespeat’e. del mesto cíe la Iitem’atu ma iii gí esa utucamnente 1 cii wer l.yttomi. utí ese’ m’t t ~ru o~ tel al i Y aínc mit e muetio r pero cclebé rm’ttuo cii sti 4 oca, llegará a interesar a los phflores (le Jusloria espanoles. Luna Novicio expuso cii la Nacional

410 “Exposición de Bellas Artes”, El LiberaL 24 de mayo de 2884. 411 EERNÁNDE7 ELÓRE7. 1 (FERNANFLOR), “Exposición de Bellas Artes”, Lo ilustración Española ~ Amen toan., 1, 1884. p.383. 412 Catálogo... 1887. Madrid. 1887. <-1 13 414 En 2.000 pts . 1<. 0. (le 15 de octubre (le 1891. Deposi ta(lo en e Museo de 5 anta Cruz (le Tetierife. doitde St Ql It’ a(’t Ha 1 mente, por R O. (le 29 (le tovienibre dc 1900 -115 (‘azálogo... /890. Madrid. 1890. <~ ROBERTO. “Bel 1 a.s Artes. Cau’ta.s a tun aun igo”, Lo lbetda, 13 de flavo de 1890. ~ Catálogo. 1887. Madrid. l88~,

803 Capi/u/o IV

la ciega Nidia se mantiene inmovil y confusa, con sus flores y presentes en la mano, delante de la

patricia Jotie (. . - ). Ftt el fondo, ~‘ a través de ttna arcada. hum ea con toda la graN’e(Iad de tn Deus 41~ tu’ -puachina. el Vesubio que tuvo un cierto exitt> -fue reproducido en grabado por La hrístracun¡ A,’tística119- pero que posibletuetíte obedezca más a la moda

Fueta (le la literatura, la preseiic~i cíe una t ‘acliciómí címltííral inglesa se rechtce a uit cuadro sobre Van Dvck, Van Dyck y su proteaor el Cotíde de tris fol, que retniti ría tanto a la t¡’aclíc-ion inglesa como a la flamenca, con el que Araujo Ruano obtuv o una condecoración en la Exposi chin Internaciotíal cíe 189242].

La apariciómí cje otras traciícíoíies c ultuiales mesul ta ¡mtclío muás epí sóclica. lBs el caso del Renu/naní pintando. llevado px ‘l’onv Bergíté a la Nacional cíe 1862122. qm.me. 51 bien sirve jfl¡~~ muamear las tendencias cíe! gusto pictOíl CO cíe la época — R cuiibratit es y ¡ st o co [no u mi pimítor

í’oma¡it ¡co. =—‘ tío sólo porsí ¡ técílica. c:omn o mu est¡a el 1uecho clct ciii e se le í’ej t’ese¡ ite copianclo ¡mí cada’-’ er ¡u ítx-’ cmi la a[¡jet>la de ami íst a mal clit o comí la qí¡ e tu e ¡‘ocleaclo por la ci¡1111 ta i’omamiti cxi—, pasó colnl)l eta¡ííetítc cies-’~iI)eI’c~iYicl().

las m’cferc’ncmas cultumales al muu¡icio clasico, salvo a los automes c’spa¡íoics “. somí realmetí te escasas. Safo. la poetisa gti ega . personaje mcci ¡ rm’e¡ile en toda la e ití lii¡‘a fi mii secular dcc ¡ ¡11<)mi Única, fi gu mamá cmi la pi mítura cíe Iiisto¡‘Ja cmi solo dos ocasones. x’ las tíos si mí muttcho

éxito Aitiar García expone en la Nacictmial cíe 1 860 Safo 123; y’ Ci’arbo¡ícii, en la cíe ¡ 88 1 , un ci ¡ ací ‘o Iicnn ón m o. i mispi macío e u este mili imiio caso en la obma cíe teal¡‘o cíe i gima 1 tít nio

BaJaguem’~ 24

‘1 ‘atnbién cii

418 VICENTI. A.. “Exposición de Peltas Artes”, El Globo, 13 dejttnio dc 1881. 419 Le Ilustración Artística, 1887, p 85. 420 Es posible que otra de las novetas de Lyttou. Rienzi, el último de los tribunos, esté en el origen de un cuadro pintado también hacia estos ~Éos por Lítis Romea -fue expuesto en la Nacional dc 1887 donde obtuvo una mencion-, (‘ola dc Ricazí. El ñltimno de los tribunos dc’ Roma, pero el Catálogo de la Exposición no p~’e0isa na(la 421 RO. de 2 de diciembre de 1892. 422 Catálogo... 1.562. NIadrid, 1862. 423 (y~4l 70 /860, NIadrid, 1860. 42-1 Catálogo... 1.5.51. Madrid, 1 831.

804 ña iniePí non de una cultura nacional

Metabo cíe icófilo de la Puebla: y el tercero con dos cuadi’os de idéntico título, La venganza de Fu/rio, titio cíe Francisco Maín~a y Montamier y otro dc (‘ebrián Mezquita.

Agustítí Gitneno pinta el suyo, etí fechas mmmy íetnpraíias. hacia 1827, y vinctmhindose por lo tanto todavía a una tradición neoclásica, curiosamente no española425, el cuadro será adquirido por la Corona’l26. El cíe Germán 1 Icí-nánclez Amores, ttn asunto moralizante pintado ya en la época de las Exposiciotíes Nacionales -obtendrá un gran éxito en la cíe 1858: medalla de segunda clase427, compra por el Estado128 y reproducción en grabado por El Musco Up,ií-’e,’sai129, El Mundo Pinto~’esco’l30, Las Bellas A,’les’131 y La ilustración dc España’l32-,

¡tías parece un pretexto para plasmar cii el lienzo la oposición cilla? la virtud ~-‘ la vida disipada cute un cuadro sobre Sócrates en. sentido estricto:

[it Aleibíades se colioCe al elegujtt e y voltiíttiioso atejííeiise, ulolo (le las hermosas: ea Sócrates el

1trobo y severo n~ :jes t ‘O que cotí ei]ergi ca diii zura li ace433recOr. lar a sít di scíp nlo lo qít e debe a su digítidad y a la (le ttna pat ja qtte tanto le ita di stirtguido Níenos éx lío tendrámí los

¡ti spiraclos cii La E¡ ¡ ciclo sotí ¡‘el at ¡ y atii emite h abít nales en el ‘esto cíe la pi ¡it itma etíjopea, \‘ mio scSio en la i tal i amia, incluso desde el si gí o anterior43 t Fi dc 5oriano ?\ litrillo, ítíspm racio etí las ligio gas. fue llevado a la Exposicidmí cíe la Academia cíe 1 851 y l)osteriom’iluelilc enviado a la Exposición 1 ‘¡íiv cisal cíe París cíe 1855. El de Puebla. itispí raclo cii uiío cíe los ~)cti’soti~~jcscíe La E,wh-la, pasará sití pena ni glona por la Naciotíal cíe 1862 15

lÁJs dos sobre Cicerón .tntt’v tardíos, plasman er. ci 1 icuzo u mí trucul emito epi sodio posterior a la muejie dci orador romatio, aquel en c¡t¡e Fu] ‘‘ja atraviesa cotí una ahuja la 1 engua del cadáver tic C icerótí. ainbos, p~’ lo tanto, más clenito cíe ese amupí i o grupo cíe los cine mit etíla mí mostrar la barba mi e y la cruelcl ~íd clel mii ¡íd o ro turnio que de referetícia a umía

425 E.X precedente neoclásico más conocido es La muerte de Sócrates, pintado por David en 1787, Actualmente en el Níetropolitan Museum of Art de Nueva York. Pero no es el único, Benjamín West pinta en ¡756 un cuadro con el mismo título:... 42ó Pigura en el lní’entario de las pinturas del Palacio Real (le 1870. -127 1<. 0. 18 de septiembre de 1858. 428 Pat 35.000 ¡cates, RO. (te 10 de mayo de 1858. ~l29El /rinseo Unieersal, 22, 1858, p. 173. 130 Cl Mundo Pintoresco, 1858. p 253. 431 Li.” Bellos Aries. 1,1858-1850. entregaS. 432 Lo Ilustración de Es¡viño. 1886, p. 348, ~ GRANAD/Vi. de. y’ PUERTA VIZCAíNO. .1. de la, “Exposición de Pellas Artes”, El Clamor PUblico. 22. Y’ (le octtíbre dc ¡858, A sí, por ejemplo, Angélica Kauffní’anjt llevé a la exposicion de la Roval Academy de 1 ~69 un cuadro mi titíado Venas’ mostrando u E;,c’as y A <‘ates el ‘amino .q Córtago. ‘l~ Catálogo,..1862, Madrid. 1862.

805 (‘apínílo IV determinada tradición cultural.. Maitra y Motitaner expttso el suyo. con mi cierto éxito —fue aciqtmírído al año siguiemíte por el Estado436, reproducido en grabado por La Ilustración A,’rís’11ca437— en la Naciotal de 1890438. El tic Cebrián Mezquita paso compietamemite desapercibido por Exposición Internaciotial de 1 892’~~.

Cabría añadir, por último. Medea con los hdos muertos, huye de Corinto en un carro tirado por dragones, expímesto por Gerniámí 1-leniátidez Amores cii la Naciomial de 1887 y adcítíit’icio ese mismo año por el Estado’1>10; un cuadro que refleja la fascitiación de este pimitor por la Grecia clásica, pero cuyo teína. qite representa el momento cuí niinante cíe la tragecli a de Eurípides, le acerca muás a la pititt¡~t tiiitológica cíiie a la

436 Fn 6.000 pís RO. de 6 de febrero de 1891. Depositado en el Museo de Bellas At’tes de Tcnerife por RO. d 11 detuavode 1911, La lius

806 5. LTNA NACIÓN GLIERRER-X Y BELICOSA.

Toda identidad grupa], V no sólo la nacional, es siempre una bandera de combate. La forma más eficaz de reconocem’se como grupo es por oposición: la lucha contra los otros, el enfrentamuiento constante y coíítinuo contra aquéllos qime mío quedan emiglobados cletítro del nosotros grupal. La oposición y la lucha con otros gntpos es componente esencial de toda identidad colectiva.

Fmi el caso concreto cíe 1 ;spana esta identidad belicosa parece ir incítíso tnás lejos pama acabar cotifi2tmrándose como nito de los rasgos específicos cíe lo español. En la pititura cíe historia ilecimonojuca, en todo caso, es tino de los eJem entos semantí cos mas repetidos Y comistantes. la ituagen ~ los ay atajes ¡ni Ii lares, por la adjviciad bélica, en la que la Ida civil ocupa un 1 iga>’ claramente mítargímial y en la que todos síts grandes c>bjetivos colectives han siclo cotiseguicios tuecliante el ejercicio cíe las at’tnas. Un pueblo cíe gtíe¡’rc ros cine en la actividad tuilitar ha siclo capaz cíe asti> ar lo tne or cíe sí mísíno.

La belicosidad de los espanolús apaicce x’a como elemento estereotipado desde los días (leí imperio: cíe hecho, el primer progíama iconografico comí iii sentido tiacional, el del Salón cíe Reinos del Btmen Retiro. ~‘aanalizado anteriormente, es una coleeciómí cíe cuadros cíe batallas. 1 ~s aH rin aciones sobre este asímto sc inul tiplícan ciw’antc la época impenal: desde la cíe Francesco (iuicciarditíi. embajador cíe l”lorencia ante el bey de España, de que los espanoles son ~acasonnis inclinados a las anuas que cuaicíuier otra nación, y tienen mucha actitud para ellas, porque soii de estatura á2il x’ mmmx’ diestros y ligeros de brazos : hasta el aforismo. atribuido por los italiamios al Gran Capitá.ii. “España pata Es armas e Italia l)ala la pluma”. Algo que parece encontrar su jítstificaciótí etí el carácter tnilitar leí imuperio español, en mía época cmi que, por otra pamie. la primicipal actividad (leí Estado era [a militar. Lo curioso es que sc va a seguir iiíatiteniendo COLLIO uno cíe los muitos cíe lo español. de forma prácticametite inamovible, a lo lam’go del tiempo.

Fn 1 883. en un momemito de fmlcciomws político-militares con Alemania a propósito cíe las Carolinas. se publica en Macií’icl un folleto anómiitno. firmado por “ini castellamio viejo1, en el

tspant’les y alemanes. Re/’leí’ioh,acerco de lo caesflón del dio, Xlad cid, 1885.

807 Cap/tulo IV que se hacen una serie de cotnparactotws entre alemnanes y españoles, 5’ cmi el cutre otros que. mmmchos aspectos, se compara el valor militar de ambos piíeblos. Resulta interesante, tanto por la fecha, como por el hecho de que el estereotipo español

Colimo cIato curioso, todavía en 1994, y por lo tatito va cotnpletatnemíte fueta

En tI p¿lsa(l(i, [os espafloles pudieron estar ittclui(los tít í a lista por sus abundantes hechos (le armas. en su tíena y [tíera (le ella, los ititimos episodios ftíerot, la Lutel—ra de la lndependeiíci:i xi después. las Quenas civiles cutltuinada,’ con la (IC 1936. Fn todas ellas se trató eoít Íriiiciótt y tíetitro de los cánones de los pueblos gueneros. Sociedad tribal, desprecio por la vida propia y ajena, dureza ante

SiltIitttitMilOS (los (leí píít’lílo. jítíciativa a destalo sui ‘ - y catencias. ieFes suir~ ~‘disciplína ,gem’r;s - Aunque finalmente el mismo autor se vea obligado a

las entíencias afloradas jI tiluaníeuie 0(10 parece indicar pie los espaitoles ya no somos rin pueblo gitet’t’ero ni, ¡u lidio merlos, n.tili lar. Uit espítitir evaporado. coitio físicamente se cxliit Llueton los ata ucanos.

Umia buena príteLxt, tanto cíe la pervivemicía cíe los est eteotí pos dcci mo nó¡iicos, cotuo

2 V¿asc. como ejemplo, .SF.PI [IVEDA .3.6. de Erhortación al F,,íuep’ador Carlos ¾“para que ¡toga ¡a guerra contra los ¡pinar publicado en Tratados políticos. NIadrid, 1963; o FERNANDEZ DE NIEDRAZO. 5.. Ha e de í ¡¡1)1 ion chI mundo en sus partes. Br¡tselas. 1686. ~ Pueblos que tu su opímon. poseerían una especie de tendencia belicosa innata. armque ¡to se explica en el

artienl o st ~eflt ti ca o cultural - El arlietilo trata de expí car. desde esta perspcc miv a, el [raca so de tusos y lot ‘[tic rica nos cii Xl o anist iii y \-‘i cura ti tespectivamen ¡e, resultado de no haber tenido en cuenta las espcctalc 5 iptltit(lt s Itelte Vi de estos (los piteitlos. SE-INI \ EDN FI Pirblos gtierreros”. Ef País, 18 de diciembre dc 1994. ~ 11,/dr ca

808 Una nación £‘ueprera y belicosa

El tmmÚnero de cuadros en los que apatece reflejada est;.t preenrimíencia guerrera es altísimo, en torno a la cuaíta parte del total cíe cuachos analizados (ver cuadro u0 1). lo que pímede guardar alguna relación con la omnnipresencia de lo mnilitar cmi la or2amllzación del Estado decínionónico español, pero tambiémí con una determinada autoimagemí de los españoles sobre sí nmismnos. Por lo que se refiere a su distribución cronológica mío se not.rn grandes i’amiaciones entre unos ~ pen<)dos y otros -destacar si acaso esa mayor presencia entre 1834 ~. pero que no parece muy significativa-, lo que indicaría la asunción de este carácter bélico, como rasgo constitutivo de lo español. a lo largo de todo el si~io XIX.

Total Adqni’i Pren¡i,í Mcc aif, Afedalla Medalla Reprod, dos des ¡irin: era segunda ¡eteení en Estado cEse clase clase grabado

Total .s’i~ío 23 26 23 15 26 15 25

1808-1833 21 23

[834 1854 28 33 50

1855--1867 23 26 22 14 21 8 14

lSoS-IÑ?4 23 24 20 33 0 0 15

1875-- 1895 22 25 25 14 30 19 27

Giradro ¡u” 1. 1 ~orceíttajes de cuadrOs (le lii storía (le tem.a bélico. Las cifras se refieren al tanto por ciento sobre el to t‘al (le (‘ita(Iros ~leIristoI’1 a de ea a guipo.

Los cuadros cíe temna bélico apam’ecen relacionados con todos los peulodos históncc)s, aundíne cotí una tiuu’cacla preferencia por los más recietite;, los refemicios al prcpio siglo XIX. visto Cd)tfld) una sucesióíi cíe guerras. tatíto exteriores cc)mo interiores. Como escribe Coniás Blanco. comí milotivo cíe la Fxposícion Nacional

tiria guerra coít Napoleón para salvar tíríestra independencia, rina guena con los filibtstcros. para salvar nuestras col ornas, tina guerra con los xt.t art’oquíes para s;.Is-ar txttestro honor. y una guerra con los carlistas 6. 1íara salvar nttestra libertad Sin cine esto signifique que las demás épocas históricas sean vistas con un carácter más pacifico, como recuerda Peñaranda, a propósito cíe La Entrada de Roger de Flor en Con statt finopla cíe Moremio Cambonero.:

6 CON-lAS BLANCO. A La tÁ’¡’osició,, Nacional de Bellas Artes .Xlridrid /890. Madrid, 1890.

809 Can/rulo IV

no existe grande epopeya que no esté escrita con nuestra sangre y fimiada por espada española, y no se han cantado en versos inmortales porque nuestros padres, ocupados en hacerlas, no distírtsier’on 7. del tiempo necesario para escribirlas

Esta tradiciómí bélica se articula emí torno atres líneas argumentales básicas: la lucha por la independencia naciotial. y aquí habría que incluir la larga itmcha por la recítperaciómí del territotio “ííaconal” de los “invasores” musulmanes, las conquistas exteriores y las gLlemTas civiles.

La lucha por la indepemídemícia míac¡oiíal es la hegemónica de esta tradición bélica en la icormoerafía historicista española hasta llegar a configurar. como se verá en su momento, uno cíe los arcíltetipos básicos de la mitología

1.-a (hierta cíe la Itidepeticieticia, comí su niarcacio carácter cte guerra naciomial y octtpara ini 1 mt=.iar (le honor etí esta t radi cíómm belicosa. 1.1 tía guerra Iibm’acla comitra cmii invasor extranjero y’ cmi la dime, al míícnos en la visiómí decmIiiouonica, la pailicipacion popular había siclo rímí factor cletenííinante: era tíiucho mnás cuie umia sí mlle guerra, era, cíe alguna manera, el acto funclacioiía[ (le la ííaeión. Niás cíe un cuarto (leí total cíe cuadros de temíma bélico pt’csentaciosa las Fxpostc iones Nacionales —porcentaje cine aumuemíta sigmíificati vamemít e cmi el caso (le los premniados, adcíuiridlos por el Estado y reproducidos cli gral)ado. íd) dlUC tvmostraría tilia clara pm’elileccimi del poder político por el tema— tienen como asunto el enfrentamiemito con las tropas tiapoleonicas (ver cuacímo n” 2).

Cotno ~-‘ase vio al hablar cíe la fil iacióui nacional, la Guerra de la 1 miclepencletíci a es un asunto cotidiano emí la VIda

PENARANDA. CI.a entrada (le Roger de Flor en Cons~antitíopla. (Cuadro del Sr. Nioretio CarboneroY’. La Ih,arac,ón Española y Americana, 1. 1891, p. 282. “lEí dos de ruaNo. Elegía”, Semanario Pintoresco Español, 18, 1847, pp. 13 1 ~8 Scnía.nario Pintoresco. 18. 1848, dedicado completo al dos de mayo. incluye grabados de Castaños, Prlatox Napoleón, Wellington y diferentes batallas; CAMPILLO. N, “Dos de mayo 1808”, Lo Ilustración Upanola y .-ámericana, 1871, pp. 222-223; BENA\-”IDES. A.. “Des de mayo”. Lo América, Crónica hispano Ammcano, NIadrid, 22, 1861, p. 2: ARIAS MIRANDA .1., ‘Noticias acerca de sucesos de la Guerra de la lnckpendencia”. Lo Auíécica, Crónica Hispano -america no, 1863 ,n? 8, p. 7, y n0 9. p. 9; CASTELAR, E Lcr C ucría de la Independencia española”, La América. Crónica Hispano-americana. 16. 1864, p 8: BOFÁRIILL Nl. de, ‘Llegendas deja gitetia d Indepetidericia la Ilusíració Catalana, VI-VII. 1885-86. p l~9..,, ~ El dos de mayo, Niontemar, Santana y Bravo, 1847... 10 CANAS DE CERVANIES, C., La es¡mñola misteriosa y el ilustre aventurero. Madrid, 1833; ARIZA, J., El Das’ de A--Yayo, Madrid, 1845; lINO PISADO. Los ruinas de Santa Engracia o eí sitio de Zaragoza, Niadrid, 1831 1.832;... Sin olvidar la exitosa pr’ttiieri se¡ie de los E 1>isr>dios Naciopialis de Galdós,

810 Una nación guerrera y belicosa historia11.... En pintura, la aparición del tema es casi coetánea al propio episodio bélico. En 1814 Francisco de Goya pinta, por encargo del Consejo de Regencia, El dos de Mayo de 1808 en Madrid: La lucha con los mamelucos12 -cuatro en el que el espíritu belicoso de 1os españoles parece plasmarse cii un impulso atávico :‘ popular, al margen de cualquier racionalidad estatal- y El Tres de Mayo de 1808 en Modrid:Los fnsiknnienlos en la montaña del Principe I>íoí~. reproducido en grabado por El Museo Universal en 186214.

La importancia de Goya. y más concretamente de sus cuadros sobre la Guerra de la Imídepeíídencia, etí este proceso de construcción de una idemuidad belicosa y san2uinarla exige. al margemí de su calidad artística, detenerse un poco más en el análisis de estos dos cuadros. o íiíejor. cmi la obra de Goya cmi getíeral. Goya representa. etí el imaginario decimonónico español, el renacei’ del genio de la patria. Tras un siglo XVIII afrancesado y extranjerizante, el pintor aragotiés significaba la vuelta a las raíces amttóctonas, a íd) ~CLíltiJid)y raclicalníemite español. Lo interesante, para lo qtte aquí ííos intemesa, es qime mio de Los elemííentos fiuíciatnentales cíe esta “espand)lidiadl de Gox’a descansa en los aspectos tuás tíeiiíebunclos y satuintilarlos cíe su pííítmira. Goya parece ser miiás espanol cuatito mas violemítos y círamnaticos son sus cuadros: Son la sangre, la violencia y la níuerte, y mío su particular téc uca pictórica, los qtíe expresan el carácter espa~ol cíe la pimítuma de Goya. Cuando a finales cte siglo un crítico, Soriamio, iííteííte explic~u’ la iinl)orlancia de Goya ci>la pintura espanola cetúrará tocía stí ar2 uníentación en el hecho de que fue el uiltiíiío pimítor cmi títilizar mín letígítaje g’:nuitíamemute español, pero. cuaticlo quiera explicam’ en cíue consiste ese letígimaje, lo cítte tt’ae a coLaciómí son la samígre x’ la lucha:

Fue tairtí ~i¿u eí últmr 0 se refiere a Goya] que tíos habló u la lengua libre. llena de ftrego Y (le calor. desordenada e inípearosa. Dice Renánr que el idioma frarices ci un canto eterno a la alegría y a la vida. El español es mt birurto conti¡ttiado a la grandezií, a la litdra, a la satígre y’ a las trágicas escenas. Oroya, en su “Eusilamiento”, pintado en medio del honor y de la lucha, en sus caballerescos retratos, en sus escenas populares. en sus fiestas de sangrt. en sus tipos trágicos. presetítación la más pura de míestra ra-za, nos despide para siempre de España15

Parece obvio que para Soriano, y en esto no parece alejarse demasiado del estereotipo decimotiónico, lo qíte defimie lo español es el carácter belicoso, y que Goya y sus ctíach’os sobre la Guerra cíe la Imidependencia, etí este caso concreto Lc’s Fusilamientos, ocupan sitial de honor en esta genealogía de la belicosidad española.

~ Especialmente Guerra de la Independencia, Narración histórica dr MA. Príncipe, publicado en Madrid entre 1844 y 1847. importante, desde el punto de vista iconográfico. per incluir más de mil grabados y láminas; e Historia del levantamiento, 9uerra y revolución de Lspa~a del Conle de Toretio. 12 Museo del Prado, Madrid, 13 Museo del ltdo. N ladrid.

~ El Museo Universal, VI. 1862, p. 4. 15 SORIANO, 1<, ‘Exposición (te Bellas At’tes”, La Época, 5 de neviembre (le 1892. Este artículo de Soriatio, publicado emí varias entregas (ver bibliografía), es, a pesar de su título, más que una crítica de la Exposición tría entriosa. ~-‘ breve, historia de la pintura española del siglo XIX, desde Goya a finales de siglo.

811 Can/tu/o fi!

Estos dos cuaclios de Goya somí también interesantes por contar con una contemnporánea representación de los mismos sucesos en la pimitura de histotia francesa, lo que pennite, en un juego de espejos, una interesamíte deinosuraciómí de lo que toda historia, pintada o escrita, tiene de recreación, cuando no de muera imívetíciómí. El barón Gros, el pintor de Napoleón. expone en el salón de 1810 La con-quisto de Madrid16, inspirado en los mismos sucesos que Goya plasmaría años más tarde emí sus dos famosos cuadros. Y aquí, en el teína, acaban las similitudes. Gros elige, mío el momento

Pero slganíc)s con los cuadmos sobre la guerra de la lnciepe’idencia en su x’em’siómi espafiola. Hacia 1814 José Aparicio e Itíglacla pijita La batalla de San Marcial, aclc 1tmirido por la t ‘‘, cLtaclro mímv cii la 1 (mica cíe la vieja pitítura cíe batallas. Corona Pasado este pt’imiíer níotííe¡ito de efervescemícia bélica, habrá que esperar hasta despités cíe la mnuet’te de Fernando VII para encontrarnos con mínevos cttad.ros comí escenas (le la Gttet’ra cíe la Iticlepeiicieiicia. Ocaso del teína que se explica por la iiiteí’pretación revolucionatia que se había hecho cíe la guerra y que encajaba nial en el piogramna cíe restauraciómí absolutista fernandino. El primnu’o cmi volver sobre el asutito cíe la Guena tic la Independencia será Leoíiarclo Alenza. que lleva a la Exposición de la Acadetnia de 1836 Muerte de Duol; en el Parque de Artilleríat 8, cuadro en el (lite la crítica cíe la época vio sobt’e todo wí “recuerdo o reminiscencia del estilo de Goya”19.

Ya duratíte el reimíado de Isabel II los cuadros~ ~sol)rela gran gtten’a patria contra los Itivasores franceses se sucedemí año tras afio. Trafalgar -la batalla de ‘irafaigar es comísiderada conio un simuple pI’olego¡iiend) de la Gttet’t’a de la Independencia pt’opiatiietite dicha—20, los Sitios

16 Actualmente en el Palacio de Versalles, 17 Propiedad del Niuseo del Erado, fue depositado en ¡886 en la Sociedad Econs~,tiica de Amigos del País de Santiago de Cwttpos tela. 18 Museo Romántico. Madrid. 19 El Artista, II, 1853, p. 14. 2(1 El <‘ambute dc ‘¡‘rafalgar de Antonio Brugada. ulla especie de marina --los barcos aparecen en un plano seneral adquirida por la Corona en 1857 (Isaltel II pago tior el ctiadro 20 000 reales Figura eit el ln’,’ntario de las’ pinturas del Palacio Real (le 1 870); Combate del cabo dc San 1’íceuu’ del mismo Anto¡tio

812 tina nació,, guerrera y belicosa de Zaragoza21, el Dos de Mayo22, Bailén23 y otros episoc~os bélicos menores24 sirven para configurar una iconografía belicosa en la que el imaginan o nacional parece reconocerse, la ituagen cíe umia nación indómita. de un pueblo de guerreros atávicos.

De entre estos cuadros sobre la Guerra de la Independencia del pemiodo isabelino merece ocuparse un poco más detenidamente del Episodio de Trafalgar de Sans y Cabol, y no sólo por su éxito (ver nota 20) sino, sobre todo, por las coímotaciomies ideológicas con que fue visto por el público de la época, que van desde una especie de alegoría sobre el final del poderío militar español en el mundo hasta una reivindicación del p.~peí de los marinos españoles en el célebre combate.

El teína del lienzo fue resumido así por el ct’ítico de El Reino:

i3t’ug;ida, comprad o para el Mr¡seo Naval en 1 859; x’ Episodio de Trqfalgar de Sa us y’ Cal, ot, tu e(lal La de segi it d cli st en la N aciorial de 1862 . 2 1 El C np;tan R orne o muCF U reehírando a los fmi; íeses en la hasería de la Pu ería del Carmen de Níartínez dc Espinosa, consideración de medalla de segi¡rtda clase en la Nacional de 1858 (RO. de 18 de noviembre de 1858> y compra por eí Estado en 1859 (En 10000 reales, RO. de lO de febrero de 1859. depositado en el Nítrico Provincial da Al Itacate por R. O. de 13 (le milo de 1 S’7& A etualnrente en eí Casó,, del

Buen Retiro, Niuseo (leí Prado . Niadrid); La defensa de Zaragoza de Navarro y Caúizares. expuesto en la Nacional (te 1862 (C’at¿ilogo de la E’ pos u rón Nacional de Bellas sirtes dc 1862, Madrid, 1862); x’ La Janra de Salruc’ión nombrada el 24 dc’ Junio de 1808 en Zaragoza. arengando a los’ defensores ¿leí rc’du rio de la Puerta dcl Carmen de Rí di (le V aldi via, ru enci ón de it edidí a de tercera cías e ert la Naejoita 1 de 1866 < R. O. de 15 (le febrero de 1867). 22 A-fuerte dc’ TJaoíz y Velarde de Manuel Castellano, medalla 4e tercera clase en la Nactorral de 1862 ~R.O. de 29 dc noviembre ¿e 1862>, Muerte de U. Pedro 1-’elarde ei dos de ¡nava ile 1808 de Manuel Castellano, consideración de tercera medalla en la Nacional de 1864 (Con 13 votos, RO. de 13 de enero de 1865) ‘y reproducción en fotogiafía poi Blanco y Negro (Cínico y Negro, Y’, 209, 1895, p. 48); y La arnílmugada dcl 3 di’ mayo de 1808 dc .losé Marcelo Contreras. consideración de segunda medalla en la Naci otral de 1866 (Por iuiani¡ni ciad, R. O. (le 1 5 de febrero (le 1867), (leí que Tubino consideró qn e “aunque bichaba con los recuerdos (le Goya. eí voto público Iriso jtísticia A las bellezas que encetraba la creación del artista granadino” (‘l’tiRiNO, E. X-i, El ar/c’ y los at’/is/as ecu/em acriiucos <‘it la jk’iifliri y reprodurcióu en grabado por it, Gran Vía (La Gran I-’ía, 1893, p. 52). Blanco ‘e Negro (Blanco y Nei~ro, IV, 189-4, p• 449) y Lo ilustración .-4rtís¿ica (La iluvtracit>n .-‘li’/’s/,ca, 189.5. p. 531). 24 Episodio de la Guerra dc Independenc’ia de Eduardo Zamaceis. consideración de tercera medalla en la Nacional de 1866 (Por unanimidad, RO. dc 15 de febrero de 1867>,

813 capítulo IV

Cansado el comandanme del navío Neptuno de la inacción en que se- encontraba dítrante la batalla. y viendo en peligro al Trinidad y al Bucen/curo, abandona de improviso la línea de combate y se ai’roja en medio de citatro navíos ingleses, con los qtíe sostiene una sangrienta y desesperada lucha, Después de la refriega, en la que encontró honrosa muerte la mayor parte de los qite le monmaban. víctima el Neptuno de la deshecha tempestad que sobrevino. se- estrella eonmra las rocas del castillo de Santa Catalina en el Puerto de- Santa María, donde el resto de la ti’ipulación que se libró de las 25. balas halla salvación momentánea

Estaríamos, tal como se ha dicho antet’momiente, no sólo ante la plasmación pictórica de un episodio más o menos relevamíte. de la famosa batalla sino sobre todo, ante la representación alegórica del fin

El asirtito (le srt cuadro es niagnítieo. l’í’atclgar ‘y IÁ’ls-Info son dos noin bies (Ir iC hiel r.ryen coni o en tirí parétítesí5 t oc1 os los brillantes hechos de la m aúna e~.itafío1 a. 1 n rri tuifo, el más grattde-. el tu ás glorioso que Ira visto la cristiandad, y una derrota tu ix’ gloriosa aun que el mismo tt’i,r,rl’o. Ile aqui’ los dos puntos culminantes (le la hí sioria de nuestro temido poder naval, ie¡’auro, el Hi tono, i}’a/hlgar, ía Elegía2~‘.

En umeclio

La figura prittcipal del cuadro del Sr. Sans es un cte (le itiarirta, que, de pie, y apoy~ído sobre lina el ex-a da roca, fija st i u i rada en el si tio tic la catiistrofe: su noble y ¡it aj esí loso tipo expresa bien al i’atiente rttarino, .Iunto a él hay itt oficial (le la arrtiada, símbolo del dotor2.

Algunos críticos fueron todavía más lejos y vietomí crí el lietizd) (le Satís Luna remvíndicaciómi directa del valeroso comnpom’tamietíto cte los mnam’inos españoles etí ‘Trafalgar. puesto eti cuestión por algunos historiadores framiceses, algo cine la autoimuagemí colectiva cíe tui pueblo valiente y belicoso clifícilínemíte podíaaceptar:

El Sr. Saus se ha propuesto. W trasladar a su citadio aquel triste episodio de la batalla (le Trafalgar, atraer de nuevo la ate¡uciót. del pueblo español hacia las inexactitudes que cometió NI. Thiers cii Sir Historia dcl cons,ilado ‘y el imperio, atribuyendo a España toda la responsabilidad de aqnella gloriosa y sangrienta catástrofe, cuando toda la culpa de ella fue de ella fue del almirante francés Viíierienve, El Sr. Sans. con su pincel, aspira a contíítnar el levantado y patriótico pensamiento del Sr, D. Manuel Marliani, ex-senador del reino, quien para vindicar el nombre español, publicó en

25 Al.. ‘l.a Exposición de Bellas Artes”, El Reino, 24 dc octtrbre (le 1862. 26 “La Exposición de Bellas’ Artes”. El Co;ríetnporóueo, 19 dc ocrubre de 1862. 27 AL. “La Exposición de Bellas Artes”, El Reino, 24 de octrtbt’e de 1862.

814 Una nación guc,’rera y belicosa

1850, por cuenta del entonces ministro de Marina, el ilustrado ;eñor marqués de Molins. un libro titulado Combate de Trafalgar. Vindicación de la armada española contra mr aserciones injuriosas vertidas por M. Thiers e’-í su “Historia. del consulado y el ¡ir ‘ ¡peri? El sexenio revolucionario conocerá umí nuevo renacimiento de la Guerra de la Independemícia comiio temna pictórico, posiblemente fruto. no tanto de la atm’acción pos’ la contienda en sí, sino de la connotaciomíes revolucionamias que ésta tenía. Aunque tampoco se deba desdeñar el peso que esta insistencia en un pasado belicoso y guelTero tuvo cii la fijaciómí de una cierta inngen de España y lo español. 1-lasta cuaíro cuadros sobre la GuemTa de la Independencia pudieron verse en la dnica Nacional celebíada en este periodo29, tres cíe ellos con un evidente éxito: el de Alejandro Ferrant y Fischermn;rns, qime repí’esenta la defensa de la Coniandamícia tic Santa Emígracia por el brigadier Qítachos, fue reprodimeido en grabado prn’ La llust,’acun, Española ~ An¡ei’¡coua3 0, La !lust¡’a.c’ichu de Madrid3 La llusl,’ación. Rei’ista l-Iispano-Aníerirana32 y La lh-¡sí,’acióii (‘asó1ica3~ vaiíendc a stt autc)r la ci’ttz sencilla cíe Niaría \Tictd)riaA.i. Idéntico ~alardói le reporté el suyo a 1-liráldez Acosta35. Mientras qtte Vicente

Pal maroli lite prenii acio con tueclalia cíe primera ciase36 \-‘ su cuadro, reproclttcido eti grabado por La 1/u stí’ación Española y A;íze,’íca,,a-~, La llusí,’acul ‘i Ibét’wa38 y Blanco y Negro39, Iue adquiz’.do por A madeo de Saboya-t0

A pesar

28 lb/den, Nótese de paso que la rexvindi cacion del honor espalto! en ‘irafalgar había sido, (le hecho, considerado l)ractic;imenle un asunto de Estado: quien tesponde al libro de ‘l’hiers es un antiguo senador y qttien ptblica el libro es cl utinistro (le maritia. 29 Primer Sitio ¿1e Zaragoza cíe Alejandro Ferrant y Eisclierrnaits’, La heroína .‘tgu.~’tina de Zaragoza de 1-Ji r=ildczA costa, Muerte de (burrn¿’a de Emilio Millán y (‘oiutinnaron los fusilamientos por los franceses e,, la madrugada ¿le! día .3 de mt-Layo Cfl la Montaña del Príncipe Pío de \-‘ieente Palrnar’oli ((‘a/ncgo dc la Eh’posicióu¡ Nacional d- Bel.~~ns Mies de 1-87], NIadrid. 1871). 30 1.0 llusrrnció,r Española ‘e .4merícana, t 872, p 748. 31 Lo Ilustración de Mad,’id, 1872. p. 57. 32 La líu.st,’acio,,. Revista. l-li~’pan.o—Anwrícnn.a. 1886, p. 528. Lo Ilustración Católica. 1889. p. 264. M R.O de 28 dc noviembre dc 1871. ~ RO. dc 28 de novíeniln’c de 1871, Actualmenle en la Diputación Ftoviucial de Zaragoza.

‘~ Con 16 votos a favor, 2 en contra y 2 abstenciones, RO, de 28 dc noviembre de 1871. ~ Lo llusírac’ion Es 1njñola y Aíneri(.’a,a. 1871. p~, 552-553. 38 j~, Ilustracio¡, Ibémica, V, 1887, p. 275. ~ Blanco y Nr-gro. IX->. 1894, p. 259 (fotografía).

‘~ En 9.000 pts. Actualmente crí el Ayuntamiento de Madrid, Los 1; éroes de fi, Independencia española. (1 ‘elatorio de Daoíz y Velante) de N’in y Tuidó, medalla de segunda clase en la Nacional dc 18% (Por unarimidad, RO de 28 de abril de 1876> y reprodtrcción en grabado por La Ilus:racón Ibérica (La Ih4strac,ó,, Ibérica, 1884. p. 828) y Blanco ‘e Negro (Blanco ‘y Negro, y, 1895. p. 134), Dos de Mayo de Sorolla, medalla de segunda clase en la Nacional de

813 capítulo iii’

Trafalgar43, se afladetm otros nuevos: la defensa de Gerona44, la batalla del Brusch45. la declaracion de guerra del alcalde de N-Ióstoles46, ci levantanhlent() cotitra los franceses en Oviedo47y otros episodios cíe más díficil ubicaciómí, aunque anibientacios en la guen’a48.

1884 (Por unanimidad. RO. de 12 de jnnio de 1884), compra por el Estado (En 2.500 pts., RO. de 20 de junio de 1884) y reproducción en grabado por La Ilust,’acióuí Ibé,’iea (La llust,’ación Ibérica. 1884. pp. 424- 425) y Blanco y Negro (Blanco ‘e Negro, IV. 1894, p. 257): Malasaña y su hija se bate,, contra los franceses en una de las callctv que bajan del Parque a la de So,, Bernardo de Eurgeui o Alvarez Dumont. medalla de tercera clase- e-u la Nacional de 1887 (Por unanimidad. RO. de 22 de junio de 1887). compra para el Niuseo Nacional (En 2.000pts., RO. dc 14 de noviembre de 188”) x reproducción en grabado por Lo Ilustración Espuño/a ‘e Americalía (La Ilastra ci ón Española y Americana. II, 1887, pS), La. Jlusti’a(’ion Ibérica, en 1887’ (J.a ilustración Ibéric’a, Y. 1887. í, 452) y 1892 (La ilustració,, ibérica, >1 1892, p. 531. La iluisíración Artística (La Ilustración Artística, 188’ p “~) l.a ilustración. Revista 1-lispano- Ameri calía (Lía 1/ustm’a ción - Revi Sta 1-Ii span o- Americana, ¡SS p 01). Pluma ‘e lápiz (l-’lun,a ‘e Lápiz. [893.p. 921 y Blanco vNeg¡’o (Blanco y Negro. IV, 1894 íi “sS) Por la patria de NIanutel l-’icolo, Nacional de 1890 (Caíd/ogo...1890, Madrid. 1890): y Vos di l1a~o cE Marinas, Exíosición Internacional de 1892 (Catálogo de la Evposición I,,té’rnac’ioííal de ile//a’ It u d 1.892, Madrid, 1892) y compra ese mismo año por el Estado. 42 Heroica dcfens’a dr ¡a torre dc. San Agustín. en Zarago a en la guerra de independencia de César Alvarez Dunnont. medalla de tet’c~ía clas~ tu la Nacional de ¡884 (Por tmnaiuiuidacl, RO. de 1” dc junio de 18841. compra para cl NIuseo Nacional Wn 1 500 pts.. RO. (le 19 de junio dc 1884> ‘e reproduccuon in grabado por La Ilustí’aci óíi Española Ir,,;tic allí; (Lo lía s/i’a(:ioli Ls¡mnola y Aí,,ecicana. 1 S’S’4, ~) 189) y L Ron,, iga dc’ Oro (Li; Mor,,,iga de O, o 1894. p. 321): De spzíés del combate: Palafox pasando re vista a los puntos de defensa cíe L fi ~sruz \ 5, Lo I/u-,síración. Re vista Hispau;o—.-Anueí’ica tía (La 1/ustí’ación. Re vis/ii Hispotío -An,crica no. 1887, pS32). Lo Ilustración Madrileña (La Ilustración Madrileño, 1887, p. 521 y Lo l/í-ísu’acióíu Católica (La llusíracuon Católica, 1889 p 15>: Manuela Sancho. (Episodio dc la defensa dc’ Zaragoza) de jiniónez Nicanor, itcion il d 155 (Ca/diogo MS?, Madrid, 18W’). La defensa del pálpito de San Agustín en Zaragoza de esal \h-are’í Dnniont, medalla de tercera clase en la Nacional de ¡887 (Por unanimidad. U. O. de 22 (le ji nr (It 1887), compra 1)ara cl Museo Na ci oual (En 2000 ps. . U. O. de 14 de noii cíntre de 1887> y’ reín o driccíon en Líabado por La Ilustración Es~’año/a ‘e Arnericatía (La I/ustí’acióuí Española ‘e An,erica,,a. II 185 p 401 La Il,ís,’roción lbc’rico, en 1887 (La Ilustración Ibérica, Y, 1887. p. 611) y ¡891 (La Ilustracuon iberuca, IX. 1891. pp. ?92 793). 1.-a ilustración Artística (La ilustración Artística, IX. 1890, p. 168) y’ Pluma y Lápiz ( 1>/unía ‘e Lápiz. 1893, p. 117): Combate del 3 de Julio. ¡1808! Primner Sitio de Zaragoza de Félix Pastor, Nacional dc 1887 (Catálogo. .1887. N4actrid, 1887); Defensa ¡le Zaragoza en 1809 de Mejía y \‘lárquiez. uriedalla de segunda clase cii la Nacional de 1890 (Por unanimidad, RO. dc 31 de mayo dc 18901 y compra para el Museo Nacional (En 3500 pts.. RO. de 7 de julio de 18981: y las últimas reservas de Zaragoza de Domingo Nlufloz. Nacional de 1895 (Catálogo de la Exposición General de Bellas Arues dc 1895, Madrid, 1895). reprodtícido en grabado por La flormiga de Oí’o (Lo Hormiga de Oro. 1894. p. 2091.

~ Comuhate Naval de Trafalgar de- Ruiz Luna, medalla de primera clase en la Nacional dc 1890 (Por unanimidad, 1<0. de 31 de mayo de 1890). compra para el Museo Nacional (En 6.000 pts., RO. de 3 de noviem he de 1890> y’ reprod írcci ón en grau aclo lío La. 1/ustracióí¡ Española ‘e America lía (í.o 1/uSt,’acióli Española ‘e Americana, 1. 1895, p. 33): y A-Inerte de Ch urruca en Trafalgar de Eugenio Alvarez Diun ont, medalla dc segunda clase eít la Expo.i ción Internacional de 1892 (Por unanimidad. U. O. de 2 (le dicierubie de 18921 adquirido por el Estado, en 6.000 pus.

~ El defensor de Gerona, don Mariano .4 lrarcz de Castro dc José N’tarfa Fenollera, Nactonu! (le 1 878 (Catálogo de lii E-uposic’icñ¡ General ¿it.’ Bellas ~‘lrícs dé’ 1.578. Madrid, 1878): El cadáver dc Alvarez de

816 Una_nación c’uer,’cra y bel¡cosa

De entre ellos sólo hacer mención a La defensa del púlpito de San Agustñ¡ en Zaragoza de César Álvarez Dumont y Combate Naval de Trafalgar de Ruiz Luna. El ¡ni mero por lo que tiene casi de alegoría del carácter nacional de la guerra -defendiendo el pálpito pueden verse, en abigarrada mezcolanza, nobles, cicro y clases populares, comi mayoría de éstas ultimas-; de plasmación pictórica de la nación en arnas. El segundo porque, recovecos ideológicos de la pintura de historia, a pesar de su evidente aspecto de muarina, la crítica se mostro unánime al resaltar su caracter de representación bélica y mio de simple mauna:

Trafalgar no puede en realidad clasificarse entre las marinas; es más que un buen esindio de barcos y de aguas; es ini hermoso cuadro de historia en la verdadera acepción de la frase, A la izquierda hay rin trozo de trique medio deshecho, des-arbolado y con la bandera rasgada en jirones; sus tripulantes yacen muermos entre los mástiles rotos y el ‘-‘clamen destrozado el humo del postrer cañonazo que lían tirado aquellos valientes esrualta todíavía con turia níubecill:í blatmca la .suuperficíc azada de las olas, y allá, en último término, muy lejos, se ve twa extensa Línea de navíos de alio bordo, que nr irtua ruente se catroncan y destrozan, casi envueltos cii la u i chía gris clara que producen las descargas de la artillería, l.os colores borrosos de stís respectivas banderas aparecemí como perdidos cnt,e las nubes producidas por los dispatos. y en tomo de los bu. 1ries sc dilatcr ¡a incpuieta llanura del

Castro. ante el puchía de Gerona de Muñoz Lucena , ¡nc dAla (le se guíi cía clase en la Nacional dc 1 887 (Por ir nanimid ad, U. (Ti (le 22 de j rutio (le 1 88’-). compra para el lv risco Nacional (E-u 4.000 pts.. U. O. tic 14 de noviembre de 1887> y reproducción en grabado por Lo llí-,strac.ón Española ‘e Americana año/a ‘e Americanía, II, 1887. ~ 25), 12’í 1/uszraci ó,í. Revi sta. 1-li r~’ano-.4mehcano (Lo I/í,síració,í. Re vis/a 1fis~’aíío-Au-uericauía. ¡887. p. 696>, La Ilust,’ac,oii Antística (La Ilustración Artística. ¡887. p. 2291 y’ La I/í-,síracióíí Ibérica ( Lo Ilust,’ación I/,e’,-ica, y, 1887, p. 4361; Presentación del cadáver de Alvarez y la Iltistració Catalana (Lo íl,ístraci’=Catalana ,iX, 1888. p. 1331; y El gran día de Gerona de César Alvarez Drunont, medalla de segunda clase en la Nacional de 1890 (Por unanimidad. RO. de 31 de mayo dc 1890>. compra para e-l Muse-o Nacional (En 2,500 pts.. RO. de 3 de noviembre dc 1890) y reproducción en grabado por La l/usíració,í (bérica (La Ilustración, íbérica, Xlii, 1890, p. 4571 ‘e Pluma y L4¡ñz (Pluma ‘e Lápiz, ¡893, p~i 76-771. Episodio del Bruseh (6 dc junio de 1808) dc. Antonio de Ferrer, expuesto en la Nacional de 1881 (Catálogo de la Exposición Geníeral de Reí/as Artes dc /88/, NIadrid. 1881). ftre reprodtícido en grabado por La l/usrrocuóíí (La Ilu,síracióuí, 111, ¡.S’82-1883. p. 300); representa a un guipo de voluntarios catalanes, subidos en un misco, esperando el paso de las tropas francesas por eí desfiladero que discurre a sus pies. lot, al<’alde de Móstoks dc Pérez Rubio, Nacional de 1881 (CaJiloga..1n Española1881.y A,,íericano.NIadrid. 1881).II. 1882,reproducidop. 284); yenDeclaracióngrabado por Lodellustració,,guerra aEspañolaNapoleón.‘e Aníe,’ica,íao el alcalde(Lo l/ustracide Mcstoles de Cosme Algarra, Nacional dc 1895 (Catálogo.. 1895, Madrid. 1895~. 42 El campo de San Francisco. primer grito de independencia en Oviedo de José liria y liria. Nacional de 1887 (Catálogo 1887, Níadmid, 1882), adquirido por e-l Estado (Fue depositado en la Diputación de Oviedo, donde sigue actualmente, por RO. de3l dejulio de 190”). 48 fluyendo de los invasores de Pérez Rubio. un cuadro pr’áctic.ímente de género que valió a su autor la Cruz dc Carlos Iii en la Naciouai de ¡878 (Por unanimidad, RO. de 14 cíe febrero de 1878); ¡Salvemos el cadáver!, espnesio por Eugenio Alvarez Dunuont en la Nacienal de 1884 (tiatálogo dc lo Exposición Nacional de Bellas Artc’s de 1884, Madrid, 1884); Episodio ‘le la Guerra de Independencia dc 1808 dc García Espínola, Nacional (le- 1890 (Catálogo de la Exposición Nacio,íol de Bellas Artes de 1890. Madrid, 1890); Episodio de la Guerra de Independencia de César A]varez Dnmont, medalla de segunda clase en la Naciomíal de 1892 (Por unanimidad. RO. de 2 de diciembre ¿e ¡892). compra para el Museo Nacional en 1899. en 6000 pís. y reproducción e-ii grabado por Lo- Ilustración- Artística (Lo- llustracíó,í Am’ti?c/ica. ¡893. p. 177í y Blanco ‘e Negro (Blan Co e Negro, 111, 1893, p. ~-l3); y Un episodio de la Guerra de Independencia de Enrique Gregorio Rocasolano, Nacional de 1895 (Católogo... 1895, Niaduid, ¡895).

817 Capítula 1V

triar, a trechos hendida por el pesado caer de los proyectiles. La heroica resistencia indicada por el estado de completo destrozo en que se halla el barcocercano, la forma y volumen de los navíos que a lo lejos forman línea de batalla, las banderas de los tres pueblos que luchan (.4 A los pocos 49 instantes dc contemplar aquello, cualquier español medianamente ilustrado exclamará “Trafaloar’

Aunque tampoco faltaron los que reprocharon al pintor no haber pintado un cuadro más directamente patnóflco, más nacional:

aquel puede ser tomismo el combate de Trafalgar que cualquier otro efectuado en la misma época. Su cítadro pueden contemplarlo. lun español. tmn francés o un inglés, y mnguno conocerá Si el autor pertenece a una de esas nacionalidades, ni se sentirán molestados o halagados en sus ferx-’ores patrióticos porque el pintor basa dado color más o menos simpático a alguna de las escuadras comuba tienmes50.

La Recomícjuista es, practicamnente al niísmno nivel que la Cutíerra de la 1¡iclependencia, la ott’a gramí epopeya cíe la Itícha porla inclepúmiclencia de la nación española. Toda la Edad Media. de Covadonga a la remxdmción de Granada. es vista como ¡imia interínitiable gLíena Por liberar el tetntorío naciomíal del invasor extt’amX¡ero. por recuipetar la “soberanía nacional’’ sobre la totalidad de la nacion española. Empresa guelTera que va mas allá cid hecho histórico en sí y pasa a comiveittm’se en el elcínemito básico de cotífi2ltm’ación del ser naciotial.

Los cttadros sobre la Recomiquista, vista comno ¡itía empresa bélica de largo alcance que culmntmitu’ía con la expulsiótí (le los musultnatíes de la petiínsttla, se silce(letl desde fechas relatínunente tempranas.

José cíe \Iadrazo y Agudo lleva a la Exposición de la Academia cje 1838 E/asalto de Montefrio por el Gran Capitán. cítte había obtenido mnedalia de oro en la Exposiciót’m de París de ese tuisíno año. Sít éxito en España mio será muemior: compra por el Estado y t’eprodttcci dii en grabado por el S’cnu’utario Piuto¡’c-’sco Español51.

Emí la Exposición cíe la Academia de 1847 los enfrentamieíítos entre cm’istiamios y tunsuimnanes estarátí presemtes pum’ íxmrtida doble: Origen del apellido dc Giróuí CII la batalla de La Sagra de Carlos Luis de Ribera -había sido expuesto previamente en París en 1845-, cuyo éxito se plas[i1a en su reprodttcción en grabado por El Sigla Pinlorcsco52 x’ La

Ilustración Es¡,añola ‘e Americana53; y Guzmán el ¡meno arrojando por entre las almenas de la muralla el puñal que ha de dar la muerte a su ¡¡do de José Utrera.

4~ PICON JO., “Exposición Nacional de Pellas Artes”, El lniparcial. 13 de mayo dc 1890, 50 ~, de C.,”La Exposición de Bellas Artes jutzgada por tmn profano”, La Publicidad, 4 dc jtínio de ¡890. ~ Actualmente erre1 Alcázar de Segovia. 52 U Siglo Pintoresco, 1 84&. p. 178. ~ Lo Ilusuació;, Española y .4níericana. II. 1891. p. 89.

818 Una nación guerrera y belicosa

éste, además de reprodtícido en grabado p~~’ el Semanario Pintoresco Español54. adquirido por la Co rotia55.

En 1847 la reina Isabel II paga a Francisco de Paula van Halen 12.000 reales de vellón por La batalla de los siete condes56, cuadro de asunto legendario pero que insiste, una vez más, en esa imagen de una Edad Media definida por las luchas continuas entm’e cristianos y mnusulmanes.

Al año siguiente le toca el turno de adquisición por la Corona a Alvar Fúñez de Minaya después de la conquista de Cuenca de Pérez Villaarnil, a pesar del título, más tui cuadro de paisaje que un cítadro cíe historia.

José Marcelo Contreras lleva a la Exposición cíe la Acacletula de 1848 Rendición de Granada.

Etí 1850 Isabel [1 comnpra La rendición de Crinada a los Reyes Católicos de Francisco cío Pattla vamí 1 Ialen5T: eti 1852 Sancho Ró nt/vez en el sitio de Huesca (le ‘Fomnás Palos58: y en 1855 El combate de Garcilaso y Tarfé o Triunfo dcl A í’e María cte Francmsco (le Pattla van 1-Jalen59: cii 1856 Santiago en la batalla de Clavijo (le José

SJénÉlczó(t: ‘-‘ en 1857 Juranunto tomado poi’ Sancho Ramírez tu U cc..’co de Huesca (le Tomás Palosól

Al tuargen de estas adquisiciones reales, los cimadios sobre los enfrentamieíitos entre cm’istiatíos y mntmsítlínanes se sttccclcráíí. con desigual éxito, exposiciótí tras exposición en las Nacionales cíe Pintura x’ Escul ¡ura: tres etí la dc 1 85662, cinco en la dc 1 858~~, dos etí la cíe

M Scma,íario Pintoresco Español, 1847. ~y353, ~ Isabel II, fue tasado por José de N-’l’adr’a’zo en 22.000 meales. Actualm rute en el Monasterio de El Escorial. 56 Actualmente en el Palacio del Senado, Madrid, depósito del Niuseo leí Prado,

~ Fi 5ura e-mt eí l,íve,ítaa’í.o de las par/ura ¿¡cl Palacio Real de 187(1. s~ Isabel II pagó por el cuadro 13.000 ¡‘e-ales e-l 14 de septiembre de 1852. el autor habla pedido 20.000, Reve-¡’o supone que es el que se conserva en el Palacio de Riofrio con el título de ls-inerte de Sancho 1¶~~T (REN’ERO. C., “Isabel II y la pintuma dc Itistoria’. Reales Sitios, 107. 1991, p 36). Isabel II pa2ó por él 5.000 reales en 1855. Figura en el l,íve,í¡ario “e las ¡‘iíítííras del Palacio Real de 1 8’0 60 Figura cii el Inventario de las ¡‘intínas del Palacio Real de 1870. 61 Actualmente en el Ejército del Aire, Madrid, Lutire eílos el Don Pelayo ca Co¡’adonga de Luis dc Madira so, prctni ado corm000pts.,une-daliaRO.(le de~nj7literade agostoclase de(RO.1856)dc 7 Losde agostootros dedos1856)fuerony adquiridoApariciónese demismola virgenaño poralel ¡‘eylistadoSan(EnFernando5. en la conquista de Córdoba de Mom’oy y Aguilera y Batalla de Lucena de Franci:¡co de Paula van Halen (Catálogo de las u’b,’as de pi;ítn¡’a. c-’scultura. arquitectura. g rabada ‘e litograji’a: /‘res e,ítadas en la E’’posición General de Be/las Artes u’u’ríj) cada ci; las galetía.’ dc-’! Miuíisterio de Fome,ítn desde el 20 de mayo de /856. forma¿/o por el jurado de admisión de obras. Niadrid, 1856). liS E¡,i sodio de la barcrlla de las Navas de Tolosa de Ricardo Balaca, Desastre de Fraga de García Martínez. Triunfo del Ave Alaría en el cerco de Granad,, delitnénez. García. El Rey moro de

819 Capítulo I~1”

186261, otros dos en la de 186465, seis en la de 186666. dos en la de 187167, otros dos en la de 188468. cinco en la de 188769, tres en la de 189070, y todavía cuatro en la de 189271.

Sevilla entregando a San Fernando las lía ves de la ciudad de Rodríguez Losada y Batalla de las Navas. en el momento en que el rey de Navarra don Sancho ataca la colina en que se Isa/la la tienda dcl jefe africano de Vallespín y Saravia (Catdlogo...1858. Madrid, 1858>. El de Ricat’do Pataca fue adquirido por ci Estado en 1865; el de Rodlrígnez Losada obtuvo una mención de segunda medalla (RO. de ¡8 de-noviembre de 1858). 64 Toma de la ciudad de Córdoba por San Fernando cíe García Ibáñez, y Torna de Loja por don Talideperas (Ca t.’i/ogo... /862. N4adrid. 1862). El de Eusebio Fernando ci Católico cíe Eusebio \‘ Valideperas, (irle olttuvo una mención ordinaria (comt 8 votos. RO. (le 29 dc noviembre de 1862). fríe adquir’ico por la Cororta. que pagó ítor él 20.000 teales, al utqume cl pi tutor pedíla 130.000, y’ reptodí mci (lo cml gt’abado por CI Museo tú-,iversal (El 4-1 risc’ o (<-‘ni versal, \-‘ II, 1 863 .p. 196’, y la 16-,stración de España

de l”~iuIa van Halen ( Catdlogo de la Ev~’osic - huí fts’acio,,a/ dc’ Ecl/as .-4¡’tes de 1.564. Madii cl, 1864>. El de van ¡Ial cii. premiado con memicióm.i ordlimlatia en cl apartado de género lmisioí-rco (por nrtanitnida(I, U.O, de ¡3 (le enero cíe 1865), fue adqtun(lo ese miii sino alio por cl 1.-stir do . éste ademnmis t’ue adqttit’ido por el Estado (En 600 escudos. RO (le 3 (le- llt ayo dc 18671; ‘e el (le Roclía de Icaza. tucución dc medalla de segunda clase (RO. (le 15 dc febrero de 1867) 67 lEer,,da Pérez del Pulgar <‘lavando el A ve l-Iaric, en la rítez qn ita de Granada deA 1 ej audro Perra u t x’ Fi scbcrinan s y’ A-fuerte tic Gaz Filan <‘1 lisien o c’n las sierras de (;auc iii des 1,,,és de tomar a Gibraltar (le López y Pascual (Cari/lego... 187/, Nf rudm’i 4, 1871). 51 dc Ah liii(It o Fctrarmt y Fisclíerní’a,ts fue reprodiucído etí grabado por Lo I/usu’acic$n Española ‘e Americana (La 1/u m, í/cien Española ‘e .4n,c’ricana 1871, p. 556) y la Gran tía

  • Boabdil en la batalla de Lucena de González Bolívar . éste mal acogido por la ct’ítica; “El rey moro tiene la actitrud dc un tenor cíe zarzuela y el fondo del cuadro es .rn país de abanico” (BLANCO ASENJO. R.. “La Exposición de Bellas Artes”, La Iberia. 21 de mayo (¡e 1887), Entrega del trofeo de la batalla del Salado al papa Benedicto XII. en A riñón de Parladé y de Heredia; y Origea de la Ordc’n de Calatrava de Lmvumuo Stuvck (t’cítc’ilogo... 1887. N’iadrid, 1887). De eííos fueron ¡‘eptoducidos en grabado por las revistas (le la época ei de Modesto Brocos. la l(u,stració,, AreÁtica en 1888 (La llíístraí7icn Artística. 1888. p. 101). cl (le González Bolívaí’. La Ilustracion, Revi-sta Hispano—Americana ert 1887 (La llmcstració,,, Revista 1-Ii spano-.4mericana . 7, 1887, p 453) y el cíe Patíadé y heredia, La Ilustración. Rc’u’ista llisjrano-Antericaría también en 1887 (La llustracicó-í. Re rista 1-lispano-Amer-i caría.. 1887. p. 488). Este íd timo fue además p’eíttiado cori tira uit edalla de 4tercerac Caballeroclase (Amy’ liérez,¡u iaci ónOrigenjurado,deitorla umnaniníOrden idad,cíe CalatravaRO. (le 22 dedc Manuelrmrt jo dc López¡887). 70 Lade AyalarendiryiónVencedoresde Granadadc las Nau’as de N-!on~í:eIl Torrcnt (Catdlego... 189<). NIadrid, 1890),

    820 Una ¡¡ación guerrera y belicosa

    A éstos habría que añadir otros dos cuadros más sobrt la Reconquista. uno de Francisco Pradilla y otro de Casado del Alisal, que aunque no presentes en ninguna Nacional tuvieron un inequívoco carácter oficial.

    En 1878 cl Senado encarga a Francisco de Pradilla La rendición de Granada22, encargo por el que e] pintor recibió, en 1882, y después de que el propio Senado decidiera auinentai’ la retribución. 50.000 pts. El cuadro fue expuesto al público en el Palacio del Senado en 1883 y llevado a las exposiciones de Munich, 1883, y a ¡a Universal de París de 1889, valiendo a su aimtor la gran cruz de la ordemi de Isabel la Calólica. Fue reproducido en grabado por La ilustración Anuístiro23 y fi/aireo ‘e Negro74.

    Fmi 1885 Casado del Alisal pinta pata el altai’ mayor de la capilla cíe las Óm’demies N-lilitares

    También relacionados con la Reconqimista y la lucha por la independencia estrían una serme cíe cLiadros sobt’e la batalla de Cítmadal etc78. attnc¡tme la batalla pL¡t’ccc intetesar más por stts consecuencias posteriotes que por ella en sí.

    71. ;Grarus

    l,atalla dc la-” ¡Va ras de N’lareeti ano 8 ti rtta Nia ‘fa Sedamio . represe-ita al portaestandarte del rex’ (le Castilla salí aítdo por enclin a de la mumalí a dc esclavos nc-gros que protegían la tieuda (le N-liramolín; y Representación dramática de la rendición dc Granada ejecutada en Roma (1492) ante los embajadores de los Reyes Católicos de Lorenzo Valiés (Cctcilogo... 1892, Madrid. 1892). El cine ob tít”o uit tu ayor’ éxito de los cijarro fi re eí de ls-la red iatto Sant a Mamía medalla de segunda clase (por trnani inidad. RO. de 2 de diciembre (le 1892), envío a la Exposición Colonibirma de Chicano y comma por cl Estado, en 1901 por 3.000 pis.; el de Lorenzo Valiés obtuvo utía uncución (RO. de 2 de diciembre de 1892). 72 Actualmente ene1 Palacio del Senado, Niadrid. 23 La Ilustración Artística, 1886. suplemento al n0 211.

    ~ Blanco vNcgro. 1892, II, p 1. La Ilustración Ibérica. 1889. p. 536. 2<> La Gran t’r’a, 1893, p. 72. La Ilustración Española ‘e Aníericana, II, 1894, p. 44. 78 Don Rodrigo. el último rey de los godos, pidiendo «silo a un labriego, después de perdida la batalla de Guadalete de Paulino de la Linde, Nacional de 1858 (CatáN’ go... /8.58. Madrid, 1858); Batalla de Guadalete dc lAnceta y 1..ópez, consideración dc segínída medalla en la Nacional dc 1858 (R O dc 18 dc noviembre de 1858) y compra para eí Museo N:ícional (e-ti 6.000 reales, RO. de 10 de noviembre de 1859); y LI rey Don Rodrigo arengando a su ejército antes de la batalla del Guadalete de Blanco y Pérez. Nacional dc ¡871 (Catálogo... /871 Niadrid. ¡8711. adqtmimido para el Mimsco Nacional (en 2,500 pts., RO. dc 13 dc noviembre de 1873).

    821 Capítulo J~¶.J

    En cierta medida como una continuación de la Reconquista y de la lucha por la independencia frente a los “moros” pueden vem~e dos cuadros expuestos en la Nacional de 1866 sobre la defensa de las costas españolas de los ataques lm’cos, respuesta ambos a un concurso convocado por la Academnia de Bellas Artes de Cádiz sobre un hecho ocurrido en 1574, por tanto con un marcado carácter local: Tonta de una galeota de turcos por el pueblo de Cádiz de Ricardo Balaca79 y Tonta de una galeota de ¡¡¡oros por el pueblo de Cádiz de Alejandro Eerrant y Fischemíans. El cuadro de éste último, que había sido el premiado en el conctítso gaditano80, obtuvo muedalla de segunda clase81.

    Otros temas referidos a la lucha por la iticlependeticia tienen nín presencma menor, pero sirven también para legitimar una tradición histérica de luchas en defensa cíe la independencia nactonal.

    Ntmmnancia, címvo solo notííbre evocaba el sacíiftcio supremo de todo uií pueblo para preservar su nclepeticlenci a. fhurara varias veces en los citadros de liistoria82, í’epresentanclo smempre el niomnemito ctttnbre de la atítoinmolacióii cíe los mtmantínos. mía ‘epresemitacton. mas dltIC (le la lucha con los romnanos. de la propia capaci(lad (le sacrificio.

    Lo mismo se puede decir, plinto p~’ ptmmito. (le Sagunto. aunque su éxito fue menor. c 83. 1uedztndo t’edttcido pí~cticamente a ítn tenía local cíe los pintotes y aienciLitioS La presencia de otros episodios cíe la lttcha comilía los í’omanos es practicamílente nula. La

    única excepción es Defensa de ¡¡¡rutio por los vascos

    ‘~ (‘atáloga .1866, Madrid. 1867. 80 El premio incluía la compra por el Ayuntamiento cl. C adir Actualmente se Cuctienira e-ti el Mttseo de Bellas Aries de Cádiz SI R. O. de 15 de-febrero de 1862, 82 La destrucción de Numancia de Vicente Jimeuo 1 xposlción de la Academia de Bellas Artes de San Fernando dc 1842; El último día de Numancia d~ Mañ y Alsina, Nacronal de 1858 (Catálogo. /858. Madrid, 1858>, adquirido por cl Estado para el Museo Nícuonal en 1859 (en 12.000 reales, R. O. de 10 de no~’ietnbre de 1859); Nnruan<.ia de Rafael B~ríqnez Ndclonal de l8~6

    822 Una nacion É’iiei’I’ei’a ‘e belicosa

    Salís y Camino, Nacional de 188784, nial acogido por la crítica. ~cada cual se entretiene a su manera”85, pero reproducido en grabado por La Ilustración. Revista Hispano-Americana86.

    Forzando mucho la interpretaciómí se podmía incluir aquí también el Cayo Mario en las ruinas’ de Cartagena, expuesto por Andrés San Ptieto en a Nacional de 188487.

    La batalla de Roncesvalles, un obscuro episodio bélico al que el Romancero había teñido de un inequívoco carácter de lucha contm’a un invasor extranjero, tenía a su favor el halo de leyenda con que aparecía envuelto, pero en su contm’a U. escasa fiabilidad histórica de la inteny’etación que del suceso habían hecho las crónicas castellano-leonesas, lo que explicaría su corta presencia en la pintum’a de historia, sólo en dos ocas ones, Paso de Roldón de Vicente Izquierdo, Naciomíal cíe 188188: y Ecos de Roncesvalle.~ de Niuñc>z Degrain. Nacional cíe ¡89089.

    Un episodio metior de la Edad Níeclia catalano-aragonesa. que muestra, como un precedemíte cíe lo que ocurriría en el siglo XIX, la luch,i por la indepemiciencia contra lc>s franceses, será llevado al lienzo por Caba y Casamit¡atía en La heroína de Peralada. Repm’esenta el momento en que la anórnma hemoina. espada etí t’mstre y vestida (le cota cíe mnalla, cíen’iba a ttn caballero francés. Obtuv o medalla de segunda clase cii la Nacio uxal cíe 186490 sienul<~ adq iii rl do por el listado al año si~ni ente91

    A pe5a’de la. como se verá cmi su momento, clara preferencia de la pintura cte histom’ia por la imnagen cíe una tíación ímnpenal y hegemónica, hay una muamúfiesta predilección (ver cuadro rl 2) por las gtterras defensivas en detrimento cíe las ofensivas, lo que no evita que este carácter belicoso de la tiaciómí española aparezcatambién reflejado en las contiendas muantemúdas por los españoles en el exterior a lo largo de su historia.

    Esta belicosidad hacia el exterior, lo tuisíno uíue ocuiria en la hmclia por la independencia, concentra su imagen en las campañas militares llevadas a cího durante el siglo XIX, en un claro

    84 Catá/ogo..1887, Madrid. 1887. 85 PII..LA, 1K.. La pura verdad, t-?reve crítica humorístico e,, los ud-ajos preseutodo.s a la Exposición de Be/las Aries ñc 1887. Madnd, 1882, p. ¡3. 86 Le Ilustración Revista Hispano-.-4tnericano, 1887, p. 661. 87 Catáícrgo..1884, Nladíid, 1884. 88 Catcílogo...lS81. Madmíd. 1881 89 Catáío 2o.l 890, Madrid, 1890, 90 Cotí 10 votos, R C) dc 13 dc enero de 1865. 91 En 8.000 reales. RO. dc 22 dc febrero dc 1865. Depositado en Farcelona por RO. de 22 de enero dc 1907. Actualmente en la Audiencia Territorial dc Barcelona.

    823 Canítulc> LV

    intento de mostrar la pervivencia del viejo espímiw español, la inmutabilidad del carácter nacional.

    Eíi primer lugar la Guerra de Africa. vista como una pro¡omigaciótx de la secular lucha de los españoles contra los musulmanes, que. entre otros muchos cuadros92, inspirará Episodio de la Guerra de África de Rafael Benjumea, expuesto en la Nacional cíe 1 86O~~. representacióíi pictórica de una macabra escena, carente, cosa extraña en fechas tantempranas, del cualquier tono épico:

    El cadáver de un oficial que yace en tierra, despojado en parte de srts topas. es acometido por aves de rapiña, y su pei~o. que le custodia. le defiende de ellas94;

    La batalla de Wad-Ras (Episodio de la guerra de Africa). pintado por Iortttnv hacia 1868 y que, aunque no expuesto en ninguna Naciotial, será adquií’ido por el Estado en 1878~~, un cuadro extraño dentro de la pintura cíe histomía española. cuya lumimiosidad x’ claridad compositiva recuerda algimnas (le las escenas (le la guet’ra austro-italiana de los múc’c’h¡aioli italianos: y Batalla de Tetuán, 4 dc febrero de 1860 de Vicente Palmnaroli, expuesto en la Nacional cte 187196. u tío cíe los cuadros más esttictamctile bélicos (le la l)itltttra cíe Ii isbn a española -representa el mometíto cumbre de la batalla, en pleno fragor del cotubate: caballos

    92 Episodio de la baralla de los Castillejos de Ricardo Balaca, N aci oua1 dc 1860 GattHago... 186<>, Madrid, 18601; El asistentc dc un oficial muerto en la guerra dc Africa. entregando c’l equipaje de aquél a su rnadrc a su líe rrnarma de Carlos Níaifa Lsqittvel. rtied y coutpra ese mismo ano por eí Estado (en 15.000 reales. R. O. cíe 29 cíe clien m luí u (k 18601; U,¡a barca conduciendo heridos cíe la guerra de Africa de Raítt en Roclí’igr res. consicl..r ‘aotr ; Entusiasmo ‘leí pueblo de Madrid al recibirse la noticia de la torita cíe Tetuán dc Joaquín Sigtienza. Nacional dc 1864 (Ca aHogo... 2864. N-ladrid. l~64); Los trofeos ganados a los marroquíes en lcr toma di’ Tctrró,, del mismo Sigi’,ewza, Nacional de 1864 (Cazálogo.,. 1864, Níadrid. 1864); Entrada dcl ejército de Africa en Madrid cl 11 de mayo de 1860 dc. .loaqírín Sigúensa, Nacional de- 1866 (Catálogo... ¡866. Madtid. 1867); ¡¡atalía de Wad-J?as de Cortellini y Sánchez. Nacional dc 1871 (Catálo;o /1,71 Madrid. 1871); Batalla clv Tetuán de Alejandro Eerrant y Eischermans, Naciottal dc 1871 (C’atálor.,o 1 57/, Madrid, 1 8~l >, La paz (después de it, batalla de Wad-Ras) de Moreno Rubí, Nacional dc IÑ S (Catálogo..1878. Niadrid. 1878); Rclic’ario de la Guerra de Africa de Lorenzo Surentei. Nacíon<íi de 1884

    (Católogcr. - ¡.587, N-Ldrid, 1887). éste reproducido cm gridíado e-sc mismo nilo ;ror la llr-ístí’ació,r. Rc-’vista I-Iisnano-.4níericana (la Ilustracion. Reí/sta 1—lispano-Ancericana . 1887, p. 5041.

    ~ Caíálogca../860. NIadrid, 1860. ~ MORA. 1. de U, “Exposición de Bellas Artes”, La Discusión, 8 de noviembre de 1860. ~ Figura ene! Caxá/ogo provisional del Musco de .4rtc’ Moderna, Madrid. 1899. ~<>Ca:ólcgo../871, NIadrid, 1871, Actiralmenre e-It el Museo de> Ejército. Madrid,

    824 Una nación guerrera y belicosa muertos y cadáveres de nia¡~oqwes en primer ténnino; en el centro del cuadrola lucha cuerpo a cuerpo de moros e infantes españoles; y al fondo, entre los humos del combate, la carga de O r~~~íí al frentede su caballería-.

    Pero no sólo la Guerra de Africa, también los últimos coletazos del inlervencionismo militar español en América y Filipinas tendrán su lugar en e ;ta iconografía belicosa de la nación española: intervención en México97, Guerra del Pacífico98, Guerra de Cuba99 y conflictos en Filipinas. Estos últimos presentes con un único y cuirioso cuadro Asalto y toma de Balaguingui en las Filipinas -representa un episodio de la expedición de la armada española en 1848 contra los piratas de la isla de Balaguingui, lusto el momento en que las tropas de desembarco del vapor de guerra Reina de (~asíiffn se lanzan ai asalto del fuem’te pinta- cíe Atitonio Brugada. Exposición de la Academia de 1850 y compra para el Museo Naval ese mmsmno año en 6.000 í’eales.

    Tras el siglo XIX es el imperialismo español de los siglos XVI y XVII el que mejor parece ejemplificar la belicosidad española, con luchas mantenidas un poco por todas partes s’

    qtte la pintura cíe historía plastuama en el lienzo ttna \‘ otra ‘‘ez: ¡ltmropa (batalla de Pavía100 las guerras cíe FI andes1 01 el Saco cíe Ron’ía1 02 y la cleí’n ¡ta (le la lii vencible 1t13~ América (condlitista de N-iejico104) y el Níeditaneno (Lepanto105)

    ~ Episodio de la Guerra dc México

    Pacifico. ‘‘1?lan ce,” y Nun¡a nc ia ‘ en Cirilo c’ de Isidro Posadillo. Ñaci oital (le 1 88 1 (Catálogo... 1881, Madrid, 1881); y Combine de Abtao. en ¡a guerra de España en el Pacífico de Cortellirti y Sánchez. Nacional de 1887 (Catálogo.../887, Nladrid, 1887>, ~ ¡A la guerra!, un cuadro dc Pía y Rubio sobre la partida de solda los para la Cinena de Cuba, más (le crítica social —es el u, ornemito (le gran an~e de esios tenuas~ qtíe (le- exalIa’:ióu bélica, ob tuvo rina un e-dalia (le ~ri nuera clase enla Nacional de 1895 (RO. cíe 17 de-junio dc 1895). además de su compra para el Museo Nacional (en 4.000 pts., RO. dc 12 de- agosto dc 1895). lOO La batalla de Paría de Roca y Delgado. Exposición de la A( adernia dc 1850; La batalla de Pavía de Gómez ~ (7ros -re-prescrita el momento en que Juan de Urbieta hace mtisionero, anrenazándolc con su espada, al rey de Francia--, expcresro e-ala Nacional de >856 (CaMlogo... 18.56, N-tadnd. 1856) siendo ya propiedad de-la Corona (Había sido adqíuirido por Isabel It -parece que ella mismi había elegido cl tema- en 1853 por 40.000 reales. RO. dc 13 de mar?o de 1853); La batalla de Pavía de Paulino de la Linde (Catálogo... /858, Madrid. 1858). quien, aprovechando la asociación pavo/pavía. hace tina recreacron paródica del episodio Irólico; y Jornada de Paría de Andrés Ru’ladé, medalla de ¡cree-ra clase en la Exposición Internacional de 1892 (RO. , ~ rl almirante Oquendo venciendo en las dunas a los holandeses de Antonio Br’ugada. Nacional de- 1860 (Catá/ogo..1860, Madrid, 18601. e-1 cruadro había sido e-nc irgado por la ciudad de San Sebastián; y ¡A las orinas! --representa un gntpo (le soldados de los Tercios en una posada en el momento de ser llamados al combate-’ de Pevró Iluvea. medalla de- segunda clase e-it la Naciomumíl dc 1878 (RO. dc 14 de febrero dc 1878), envío a la Exposición Universal de París de 1878, compra para el Niuseo Nacional (en 2.000 pts., RO. dc 26 de febrero de 1880) y reproducción en grabado por Lo Ilustración Española y Arnc’ricana en 1878 (La Ilust,-ac;ióii Española y ‘-1 ucericana, >1, 1878,1>. 283>

    825 Canítulo IV

    Mtícho menor eco tendrán las guerras cmi el exterior llevadas a cabo en otros momentos históricos. Es el caso de las campañas rnilitam’es en Italia dtmrante el reinado de los Reyes Católicos, con una presencia mninima en la pintum’a de historia, Únicamente dos cuadros y centrados exclusivamente en la figura del Gran Capitán106. y de las expediciones medievales aragonesas, pt’esentes también con sólo dos cuadros107.

    Pero la belicosidad de la nación española no se agota en estos enfrentamientos contra enemigos exteriores. Sc muestra también con todo su esplendor en una visión camita de la historia nacional, salpicada de enfrentamientos fratricidas, en la que parecen ir echándose poco a poco las bases de la idea de las dos Españas. tan muanida posteriormemite. Los enfrentamientos civiles acaban por ser vistos como algo consubstancial al ser nacional, tal corno afirmará uno de

    1 (t2 El -saqueo de Roma de Amén go y’ A panci , nieclalla (le ~t1 inera clase eíu la Nneio nal dc 1887 (Ex. O. cíe 22 (te jrrítio dc 18871, cortrpra ¡tara el N—lrrseo Ñaciorual (cuí 8.000 1tt ‘., Ex. O. dc 19 dc enero dc 18871 y reptoducciorí en orabado por La l/í¡s tra c’ión Es~’a tic/a it A tu erica/la emu 1887 (la Ilustración Española u: Americana. II. 1887, pp. 104-105). 103 La Ja vencible de G¼u’tnerde la Peña, tilas uruta tu anua que- un cuadro de lii storia —fur e prenv ado de1hecho(le- 1892e-it el(RO.apartadode 2 dede diciembremnal’urtas, ~desajes18921y yti otes-,reproducciónitt e-datlaendegrabadose-gríndaporclaseLa enIlustraciotíla ExposiciónEspañolalnt cintay Americanaci Oria (La ilustracion Española u’ .-áncericana, II. 1892. p. 433), Le Ilustración Ibérica (La lía stt’ación /be’rica..=‘l,1893, p. 39> y Blanco y Negro (Blanco y Negro, 111, 1893,1). 550); y’ Felipe II recibiendo la noticia de la pérdida de la lnrenc’iblc’ de- Elena Brockrnarm, Nacional de 1895 (Ca!á/ego.. 1895, NIadrid, 1895>. 104 La batalla de Otamba de (jémnez y Cros, adqmtirido por la Corona en 1852 por 100000 re~des, ¡‘risión de C,uati,nocín, ni fimo emperador de los mejicanos, por las tropas de Hernán Cortés y su prc3sealac’ión a éste en la plaza dc’ Méjico de (>atlos Marun Esquivel, medalla (le- segrmnda clase en

    la Nacional de 1856 (RO. de ‘- de agosto dc 1856) y compra por cl Estado. en 7.900 reales (RO. de 7 de agosto cíe 18561; La noche de Zeinpoala: expedición de hernán Cortés contra Pánfilo de ~\Q¡rváez cíe Francisco dc Paula van Halen. Nacional dc 1866 (Catálogo.. /866. M.rdrrd. 186’). De la Conquista de Méjico: Otuniba de- Ramírez Ibáñez, Nacional de 1887 (Catuilogo. 1887. NIaduid. 1887). cnya adquisición por et Estado, atruqure no prentiado, recomendó el Jurado, lo que se llevó a cabo al año siguiente por 2.000 pms. (RO. de 9 de uroviembre de 1888), fue también reproducido en grabado por La ilustración, Revista Iii spano-Ant eh capta (í.a Ilustración, Ileti cta Iii spano—.-Arneri caí/a. 7. 1887. p 505); y’ Noche triste. Retirada de los españoles de Méjico del mismo Ramíre. Ibáñez, Nacional de 1890 (Catálogo... 1890, Madrid. 1890). ~ Episodio del combate naval de Lepanto dc Antonio Bruigada. mención en la Nacional de 1856 (RO.

    de 7 de agosto dc 1856) y compra por e-l Estado, en 10000 reales (RO de — de-agosto dc 18561; La batalla de Lepanto de Luna Novicio, encargo del Senado que pagó poí él 30000 pts en ¡SSS; y Lepanto. de Ruiz Luna. Nacional de 1895 (Caíá/n~o.,, 1895, Madrid, 1895). 106 El Gran Capitán contemplando el cadáver del Duque de Nemours tras la batalla de Ceriñola de- Fede-tico dc Madrazo, Exposición de-la Academia de 1835 y medalla de-oro en la Exposición de París de 1838, y Los dos Caudillos (El Gran Capitán y el duque de Nemours) de Casado del Alisal. cormsídcm aci cSru primer a irte-dalí a e-tu la Nacional (le 1866 (RO. de 15 cte felurero (le 1867), envío a la Exposición Universal de París de 1867 y compra. en 1600 escudos, para el Niuseo Nacional (RO. de 24 de julio dc 1869. 10’’¡’ratado secreto de la expedición de catalanes y aragoneses contra los turcos de Ferrán Bayona, mención de primera medalla en la Nacional dc ¡860 (RO. dc 2 dc diciembre de- 1860), y La Entrada de Roger de Flor en Constantinopla de Morerro Carboirero. encargo (le! Se-ruado. (lite pagó por él 40.000 ptí. en 1889, reproducido en grabado por La (lustración Española y Aw.c,’ica,ía (La Ilustración E’pañola u’ Atnc’ncaiia. 1, 1891. pp. 284- 285) y envío a la Exposición Internacional (le N—Irríuich.

    826 Una unción guerrera y belicosa los críticos decimonónicos. refim’iéndose a un cuadro de Beídliure sobre las Guerras Carlistas, Por la patria, “cuadro que en España estará siempre de moda, pues nuestras contiendas civiles serán demas>08.

    Total Adqnimi- Prentia- NIe-tilla Medalla Medalla Reprod. dos dos pruraera segunda tercera en Estado cl tse clase clase grabado

    Lucha por la Independencia 58 59 63 67 50 74

    *Gniena de la Independencia 26 30 38 SO 44 40 49

    *Reconquista 26 25 21 2 II 10 23

    O nenas extciiores 25 25 16 7 ¡7 20 8

    .*‘*Si ~1oXIX 14 10 3 0 0 10 0 **‘*~Gcrei.i.a de Africa 10 8 3 0 0 10 0

    **/\urst rias 9 13 9 17 17 lO 8

    O nenias ci\-’i les 15 13 19 0 17 30 18 ****SioÍo XL~’ ¡0 5 9 0 5 lo 10

    nenas carlistas 9 5 9 0 5 (u 10

    (~ínadno mi” 2. 1 m>morta¡tcia reja tiva cíe los (Li ti n u tes stuiit os de t cina 1 mclie-o. 1 .as cifras mdican porcentaj es ( % 1 sobre el total

    1’l.os cuadros qure aparece-ii e-ir este a 1uan’tado statu r rielnni dos taítnlui ¿n e-tu el cíe l.ttcht por la Imtdepcni detacia.

    * * 1 ‘os en r dros qru e fi~lrraíu ci’ es le apartado start t ,mnmlni ¿nr nícluii‘los e-it ci (le Gri enas cxtculores-

    ~‘~‘ los cnra(lnos qíre Ilgirrair eít este apartado están tatnluic$ít ituclinidos ‘-ir los de Gnienas extet’iores y Siglo XIX.

    ~‘~‘“‘ i ‘os cuariros qn re fi gurart en este apartaclo e-st ánl rainulmiémí incluidos en eí

    “~‘“ Los emracíros que figtrraíí cuí este apartado esítiur tamlui¿u mcl nidi ‘s en los (le Oíre-eras cisiles y Siglo XIX,

    El siglo XIX ocímpa un hígar privilegiado en esta ituagen camita y fratricida. En primer lugar las GuemTas Carlistas, vistas como la gitelTa civil por excelencia y que datxin origen a una auténtica proliferación dc cuadros dc tema bélico. Curiosamente, sin embargo. su aparición cii la icomiogt’afía historicista es muy tardía, hay que esperar hasta la Nacional de 1876109, fecha en

    108 CRíA?, V. de-la, Catálogo comentado de/a Erposición de Ñe/1a5 Artes dc /884, Madrid. 1884, p. SI. 109 Existe el precedente, dentro del corpn-ns aqurí analizado, de lcr Reina Doña A-faría Cristina pasando revista a los tropas -representa una batalla qute- turvo luigar en las cercanías de Níadrid al presentarse los cat’listas en el momento en que la reina gobeinadora asistía a u;aa revista militar con su hija-, pintado por

    827 Can/tu/a IV la que el problema del carlismo rarece definitivamente zanjado’’0, para encontrarnos con los primeros cuadros sobre el tema, lo que nos mostraría hasta qué punto un episodio histórico solo puede ser integrado en una tradición nacional a partir del moniemito en que aparece resuelto. En esta Nacional de 1876 pudieron verse tres cuadros sobre las guetTas ca¡’listas1 II; tídmeto que se verá ampliamnente acrecentado eíi años posteriores: dos cii la de 1878112, utmo en la de 1881113, dos en la de 1884114, cuatro en la de 1892115 \T tres en la de 1895116.

    De estos cuadros sobre las guelTas carlistas merecen clestacarse los dos de la Exposición de 1884.

    El de Beniliure ‘y Gil. un cuadro casi cíe pintuna de género que obtuvo un relativo éxito - prenbacl~ cori tuedalla cíe se~tttucla clase1 17 lite adiluiridlo ese mismo alio por el Estado1 18 x-’ rep¡’odttci cío en grabado por la Ih-,.s’u’ación A,’íísíicú ~~ p<>~ su ¡iisi siencia cii los aspectos más semitimentales de la contienda, ~ su recreación cmi lo que de emítel x’ doloroso trtvo esta lucha entre liermnanos para el con¡ítmmto de la nación. jíme-luso con un cietto matiz cíe dentmncia social. Representa:

    Forínmny tracia 1868, pero qrnc no sera aclcínn mudo por el Estado luasta 1894(14.0. cíe 22 dc septienu 1 ‘re dc 1894>. Aetna)nuente en el Casón del Buen Retir o N1urs~ o ct 1 1 r ido NI adricí ~ l..a ten-cera otrerra carlista ltab fa concluir do 1 mio amuter ron ~8 (le febrero dc 1875. lee-ira en la qrre (‘arlos \.‘ l ¡ se vto obligado a cruzar nuevamente la fronttra trance-sa esO; de forma definitiva. ~ Episodio de la Guerra Civil dc X mr orusto E omb~ Pavc de la artillería por el barranco de

    A-Ion 116 (Expedición a Cantavieja) d~ Pexio ‘ Unte-a y Episodio de la guerra civil de Fernando Rouz¿ (Catálogo... /876. NIadrid, 1876) LI di l’c~ no ‘s’ Uit ~ que obtuvo medalla cíe tercera clase (RO, de 28 deabril (le 1876>, fine adqnnirido ese mismo anuo íot ~l 1 st udc (en [.500 pts. , R. O. cíe- 9 de agosto de 1 876). 112 Jornada de Trc’riño cíe Pat)o Lópe- z. y El coro,:el Contreras en J’reviii o de- Francisco Oller (Cani/ego... 1.87.8, Niadrid, 18781. liste niltirno reproducido en grabado por la revista Pluma v1ri~’izen 1893 (Pío ma y 14¡’iz 1893, pp 196 197). 113 Batalla de ‘Ireriño. librada el 7 de Julio dc 1875 de- Ricardo Balaca (Catálogo... 1.8.8/ Aladrid, 18811. Este- resjroíudía a un encargo del marqués de Miravaltes. 14 La muerte del Marqués del Duero (Montemuro 27 de Junio de 1874) dcAgrasot y Juan y Por la patria de- l3enlliure- y Gil (Catálogo.,, 18-84. NIachid. 1884). II ~ San Pedro A baríto. El segundo batallón de infantería de marina en el ataque ~lel 27 de marzo de 1874 de Eduardo Banda. Marcha de Baztán de José Cusaclus, Sitio de Seo de Urge1 anmbién de José Cusaehs y Episodio de la guerra civil de \ííetor vforeII (Ca id/ego. .1892. Madrid, 1892). Tres de ellos con relativo ¿sito; el dc Edurardo Banda obtuvo una mención (RO. de 2 de-diciembre-de 1892); mientras que de- los dos de Cusachs, el prime-ro 1ure reprodurcido en grabado por la Ilustración Ibérica (La Ilustración íbérica. X, 1892. p. 291) y’ La 11145/ración Española y .4mericana (la Ilustración lispanela y Americana. 1,1892, p. 247), Y e-l segundo por La hlustracion Ibérica (La Ilustración ibérica, X, 1892, p. 292). 11<> Batalla dc Tre riño (Carga del regimiento de lanceros) de Edníardo E anda, Pcr el llano de Vitoria (recuerdos de la guerra civil) de González Simanca.s y El capitán Teraprado en Castellfullit de- Víctor More-II (Catálogo... 189.5. Madxrd, 1895), que obtnvien’orm los tres el utuisuro premio; una mención (RO. de 17 de junio de- 1895). 117 RO. de 12 de jumuode 1884 ma Lu 3,000 ptr’.. RO. de- 19 de junio de 1884. 119 ííustracwn .4ra§uica, 1885, p. 216.

    828 Una ,ración euerrera y belicosa

    Sentados ante el hogar de ima pobre casa de labranza (...) des viejos, tistes, llorosos, de- piel ringosa y cabeza cana, cm’tidos por la vida del campo, gente al precer fuerte-y animosa, pero rendida al peso del dolor, oyendo relatar la muerte de su hijo a nn sargento que les trae comoreliqnias para la religión del cariño el escapulario teñido en sangre y el capete destrozado quíe uso el chico. El padre-. más que- sentado, caído en una silla baja. apoya la cabeza en la palma y el codo en la rodilla, rindiendo el ánimo a la pena: la madre be-sa cl capote llorando, y junto a ella una niña pequeña. e-trine curnosa y espantada, mira fijamente al sargento, que cotí <1 escapulario en la mano, prosigne- entristecido su relato. Al fondo brillan y humean. bajo un enomie caldero, las brasas dr> hogar; a los lados de éste penden de los clavos ristras de ajos y cebollas, y pegada al muro se ve una estampa de santo alumbrada con ima pobre luz de aceite. quizá puesta allí a manera de voto, para que- la Providencia ve-lara por el 12O. hijo ausente

    Una imagen nada triumúalista. claro intento de articularuna ‘visión cíe las guerras carlistas como una fatalidad histórica etí la que no hubo vencedores sino vencidos.

    El cíe Agrasot, que había sido encargado por el Senado121 y fue reproclttcido etí grabado por La ilustración Ibéricat22, porqtte. a pesar de que c~uece también de citalquier sesgo triunfalista -representa el momemito cii que el marqués tel Dtíero. Maminel Gutiénez dc la Concha, va cadáver, es tratispom’taclo en su caballo por el tetiente dc bisares Federico Montero- fue nial recibido por la crítica, que, insistiendo etí la visiómí negativa de la gllemTa reflejada en el licíno amiterior, consideró que no había cmi estos episodios bélicos nada dietio (le retuetuorarse \—‘ por tanto (le ser llevado a un ctíadro de histoí’ia:

    Aunu t ciii cm do tor ti grIra ~fliieipal la de mu soldado tan valeroso s” digno cíe respeto eOruro el mar’qrres del D[mero,eonmsid ero poco a proposito ¡uara íd ltiiit [uDI nl odema rsi rnItos que conirn emoraur nr orne-nt os de rístisima ~ue-r’racivil, Ni los gloriosos timbres’ de- un caímdi lío ilustre, ni la importancia que- la lucha entre- hermanos pueda tener para la historia del progreso, bastan a borrar la dolorosa impresión c¡ne produce eí recuerdo de episodios como el que sin e de luase al cuadro cíe AQrasot123.

    Pero no serán las guem’ras carlistas los Únicos episodios bélicos en ilustrar esta imagen de miii siglo XIX camita y ft’atí-icida. Otros hechos históricos. tuás o muenos relevantes, contribuirán también a afianzar esa imnagen agónica del ser tíaciomíal: enfrentamientos emítre absolutistas y Liberales, revueltas palaciegas. motines polnmíres... Címalqim;er cosa sirve ~rnaafirmar la imagen de nación violenta y tmunultuosa. presta siemnpre a la sangre y la degollina, imagen que habría qime ver hasta qué ptítíto n~ está jmistificamído la necesidad

    Julián Verdíl lleva a la Exposición de la Acadeinñ de 1842 La defensa de la Plaza Mayor en la noche del 7 de Julio de 1822, un asunto bastante banal.

    ¡20 PICON, JO,, ‘La Exposiciórr de- Bellas Artes”, El (‘orreo, 25 de-jurio 1884. 121 Pagó por él 2000 pOs. 122 la Ilustración Ibérica, 1884, pp. 456-457. ¡23 PI?ÓN, i.C).,”La F.xposición de Bellas Artes”. Fi Correo, 29 dc junio 1884.

    829 Cap/tulo IV

    Parada y Santín expone en la Nacional de 1876124 A-fuerte del cura de Tanwjón yEl Empecinado sufriendo insultos y vejómenes. Cuadros cuyo carácter de denuncia de la barbarie de las luchas civiles es obvia: dos espejos en los que se reflejan, de un lado, la barbarie liberal -el primner cuadro- y del otro la absoltítista -el segundo-. Es difícil no ver en esta doble denuncia la línea de compromiso inaug~wada por la Restauración, presente también en obras literarias significativas de este tuismo tuotuetíto histórico1 25•

    Carácter claramente partidista tendrá por el contrario el Fusilamiento de Torr¿¡os y sus compañeros en las playas de Alólaga. pintado por Cnisbert. por encargo del gobierno del gobierno liberaI12~, en 1888. Uno cíe los cuadros más emotivos 27 La ll¡-,.s’h’ación Atilqica 128 ~ Blaiíco y Negro

    Pulídio Fermiández expone cilla Nacional diC 1890. comí tui ciem’to éxito -fue í’ept’oducido etí grabado por la mcv ¡ sta Blanco y Negro 1 ~ ff1 17 de Julio dc ¡834131 . Citaciro tremebundo, un poco cli la línea de los de Parada y 5 aíítíti. (¡tic mnuestra el asalto a una iglesia de umía turba enloquecida y en el que el cura tendido en ptitner plano con un hachazo cii la fretíte

    124 Catálogo... /876, Madrid. 1876 125 Sobre esta línea de “comnpr’orniso’ en la literatura de la Restaur’ación, véase lo escuito >or Mirtos Mórquina en su introducción a Pepita Jimcinez de Jímaru Valera (VALERA. .1.. Peí..ila Jiménez (edición de Francisco Mirtos Marquina), Nladrid, 198”). 126 Quien hizo el cuealgo, por 160.000 te-ales, ¡‘nc Montero Ríos, en e-se momento N’Iinistro de Fomento (RU. de- 21 ‘le e-itero de 18861. ¡22 La Ilustración Es¡.’añola y Americana. II, 1888,p. 121. 128 La Ilustración Artística, 1889, p. 501. 129 Blanco y Negro, 11. 1892, p. 786, 130 Blancc’ y ,Ve,,’ro, II, 1892, p. 249. ~ Ca¡álogo.. 1890. Níadrid, 1890.

    830 Una nació,, cuer,’cra y belicosa cíue habrían sido magnificados por la reacción como aima propagandística y en los qime el pueblo no habrb tenido nada que ver:

    La matanza de los frailes no fue una explosión de sentimiento popular nr’ás O me-míos justificado. Las tintas no asaltaron los conventos por e-star persuadidas de quelas ordenes religiosas acaparasen la riqueza, ni el pueblo entonces tenía conciencia de la funesta influencia que ejercían en la economía social. A los partidarios de la revolución desamortizadora no nos es grato confesarlo; pero hemos de- ser justos e- imparciales; el cólera diezmaba cruelmente- Madrid. corrió la voz de que- los frailes habían envenenado las aguas. se dijo que se había sorpreudido a varios franciscanos deri’amnando sustancias mortíferas en las cubas de la Mariblanca fuente- cine estaba en la Puerta del Sol, y el populacho, ruo el pure-blo, asaltó los conventos, Los religiosos sacrificados fueron muy pocos; pero luego los partidarios de la preponderancia teocrá lea han exagerado el urunero de- 1 32 victimas y Luíis Calvo, quien, desde las de La Unión Católica. dienuncia el intento de aquél de inmnusvalorar. inclusojustificar. lo ocurrido en Madmid en aquellas fechas:

    El conocido escritor Sr. flicoir, escrmlríe-mmdo e-Ir Li laipat’-’ial la crí ica cíe este cuadro, ha aprovechado la ocasión c 1 cm’inri tal a e-nt rdo, perrr i tiéndose- la sigíriente afirmación; 1nie le ¡uro1) orcioniaba, í»~ cii setní par adir 1 .os religiosos sacm’ifica dos, fue-ron mus’ 1r Ocos; pero 1 ríe- go los partid-arros (le la preponcie-rarucia teocrática lraír exagerado el iruirnero de ‘-‘ictimas”. Quiero creer c1ne el señor Picón ignora los detalles de aquel suceso, ure- jor que ocultó la verdad a sabiendas y’ pata sir eonocrmrriento, tairto corno parir conmover La corrlpasiort en faxor (le aqírellos pobues nr ártires, tr’aslaciar¿ aquí uros (latos Ii cieligiros y pert’cci ¿rin e-irte acreditados. Las turbas asaltaron cuatro conventos, o casionatudo las si gitientís ‘víctimas [sigue mía enutueracién de los conventos133asaltados y ei número de murertos en cada uno de ellos basta un total de se-renta y siete faileeidosl Y, por tíl[iíno, Cmii Niontejaito expone en la Nacional de 1890 El ato/ití dc palac’iot31, cuadro bastante amiecdótico que no tuvo mumigumia repercusmon.

    Fuera del siglo XIX la presencia de las comitiendas civiles es menor mas clispersa, pero tanto los enfrentamientos medievales entre aragomieses y castellanos135, como los conflictos clínástícosíSO la Guerra cíe las Comttnidladesí3? -un episodio histórico difícil de encuadrar, ya

    ¡32 PICóN. JO., Exposición Nacional cte Bellas Artes”. E? fmparcv’, urás lm cuadro de bar~dla tradicional, una amplia perspectiva del campo de b.ítalla sin figuras n’ecorxocitles, que ima pirítuta de Estoria en sentido estricto; La muerte del rey Pedro ¡ de Casillía de Montero y Calvo, medalla de tercera clase en la Nacional de 1884 (RO. dc 12 de- junio de 1884). compra para el Musco Nacional (en ISCO pOs.. RO. de 19 de junio de 1884) y ¡‘e-producción e-u grabado por La Ilusn’ación ibérica (La I/nsn’acic½Iberiuz, 1884, pp. 680-681); y El drama de Alontiel de Anay’a y León. expire-sto sin nirug un éxito e-mr la N¿: cional de 1887 (Cauílogo. . - 1887, NIadrid. 1887).

    831 (‘avítufo IV que a pesar de su carácter de guerra civil, es más visto como una guerra contra la injerencia extranjera, y. cii este sentido, entraría dentro del grupo de luchas por la Independemicia- tendrán también su lugar en esta sucesión de elementos belicosos y’ sanguinolentos que como una maldición parece perseguir cl desarrollo de la historia nacional.

    137 Doña María Pacheco en la defensa de Toledo, expue~’to ínor Rica y Alníarza en la Nacional de 1864 (Catálogo... /864, Níadrid, ¡864), Doña María Pacheco de Padilla dcxpucs dc Villalar de Bon;is y Nto¡npó, medalla de segíírtda clase en la Nacional dc 1881 (RO. dc 14 dc rbrnl d~ 1881), compra para el Museo Nacional (en 4.000 pts.. RO. de 30 de-junio de 1881) y re-produccion e-Ir onabado por La llustracion Española y Americana (La llastraci,’=nEcpañola y Americana, II. 1881. p ~0~) 1 ml/alar de Picolo y López, nne-dalia de- tercera clase- en la Nacional de ¡887 (RO. de- 22 de junio dc 188 ) y re-tnodurcciórr en grabado por La Ilustración Española y ,4mericana (La Ilustración Española y Auu ¡ ¡caña II. 1887, p. 57); y Los Coma tíeros de Castilla salen de Valladolid al inundo de don Jitan de Padilla cíe Planelí a y’ Rodm’íguíez. medalla de segunda clase en esta misma Nacional de 188 (R.O de 22 dc tunmo cíe 1881 y cornpm~r ts.. RO. dc 14

    832 E’! i>¿so dc la monarquía

    6. EL PESO DE LA NIONARQUIA.

    Uno de los aspectos más llamativos de la identidad nacional española durante el siglo XIX es el peso de la monarquía en la configuración de dicha identidad. Ya se vio en su momento cómo en el siglo XVIII la historia de la nación española parece resumirse en la de sus reyes, algo perfectamente coherente con la idea de nación dieciochesca; lo que resulta sorprendente es el hecho de que esla misma idea siga siendo operativa clitrante el siglo XIX. cuando la idea de nación había adquirido tín aspecto más col¿tctivo x, tendía a consideram’se comi~o sinónimo de pueblo y cuando la historia de la nación debería haber sido mucho más la histomia del pueblo en stt afianzaniiento conio colectividad que la dt sus reyes. La explicacion podría estar en el especial modelo de Revolución burguesa en España, más que cíe rey olución cabria hablar de transición pactada, que dar~ ltígai’a una constitución política, vigente coil pequetios imitervalos en la mayor parte

    Sin entrar cmi nmax’ores detalles, cl dIMO objetivo es que-, si por una parte.

    En las lii st orias iiacioual es de Espaira se practica mm redncioriismo que traumsfom’in a la evolución

    política en historia de- la morra rquría - stiubol o (leí Esta cío, obviairdo todos aqírel los as pecios que no

    con~‘erJari ert la litre-a cecí tral del proceso de itumificación nacional - El logro de- la unidad n~reional apa re-cc en tales obras cori]o obra directa de la nr onarqurfa, una rute”a paradoja del liberalismo español que- i(leiitifica al Estado cori a Coromua corno recíruso de-estabilidad social, en coírtradicción 1; con sus propios pmiueipios de- sobe-ramua nacional por otra, la ínonarquía se configura en la pintura de lústoria española como garante de la identidad nacional, elemento clave que simboliza y aglutina la propia esencia nacional española:

    La monarquía deviene así ,.m axioma de organización política para ci presente. a la vez que se- “u de-ruti rica con el carÁcterriaciomial español crí proycceiómt al pas¿do t

    CIRUJANO MARíN, P.. EI.ORRIAC4A PLANES. T. y PEREZ GNRZÓN 1.8,, l-r’isto,’iografi’a y nacionalismo esí’añol (1834-iSáS), Madrid, 1985, p. 95. 2 Ibídem. p. 101.

    833 (‘av/tu/o IV

    Es ya representativo que la decoración ideada por Ribera para el techo del SaJón de Sesiones del Palacio (leí Congreso, símbolo máximo de la soberatifa popular. de la nación entendida como colectividad, esté, paradójicamente. plagado de reves: Sisenando. Recesvinto, Egica. Furico. Alarico. Leovigildo. Recaredo, Alfonso VII. Femando III Jaime 1. Pedro IV el Ceremonmoso. Iñigo Arista culmninando, en lugar preferente, con la propia Isabel II. Como lo es también el que el Estado encargue a diferentes pintores, hacia 1852, como una empresa nacíonal, una iconografía real en la que se presentaron la totalidad de los Reyes “españoles”3.

    Total Adquiiii Premia- Medalla It-le-dalIa N-led¿dla Re-procí. dos dos pm’imera segunda tercera en Estado clase- clase clase Grabado

    Total siglo 21 21 22 5 17 19 20

    1808-1833 29 23

    1834-1854 25 2?

    1855-1867 24 25 26 21 16 19 26

    1868-1874 29 24 20 0 0 ¡00 15

    lW’5-1895 18 17 19 14 20 17 19

    Cii ‘¿dro ir’’ 1 Cír aciros de Flistor’i a en que a 1ure-ceri represe-ntaclos itiomuarcas esínritol es, Las cifras se refieren a porcentajes «Y) sobre el [ot¿rlde- curadros considerados en cada apartado.

    Por lo que se refiere a la pintura de historia en sentido estílcio. la pm’esencia de los leves es

    uno de los elemento iconograficos mnás repetidos, en torno al 2 1

    Esta presencia monárquica se va a polarizar en totno a ttnos pocos reyes, cuya especial relevancia les convertía en símbolos de la nación, bien por su importancia en el devenir de la misma, bien por sus virtudes personales. Son alegoría de las de la nación en su conjunto.

    ~ Ossoí’io y Be-mart da. en str Calería biográjica dc artistas esí’aiio!es riel siglo XL’t’, abníídauítes referencias sobre los prmr totes qure col aboraroir en la empre Sa (OS SORIO Y 13 E RNARl’, Ni.. Cabila biogr4fica de artistas españoles del siglo AIX’, Madrid, 1883-84>,

    834 El peso dc la monarquía tendiendo en general a identificar a cada monarca con un estereotipo dado, algo así como los atrmbimtos del santoral cristiano

    Los Reves Católicos, a quienes la historiografía decimyronónica atribuye un claro carácter fííndacional como artífices de una supuesta unidad nacional e iniciadores dc la proyección imperial cíe España. se conviem’ten desde muy pronto en el mito nacional español por excelencia. Acorde con esto, la presencia de ambos monarcas en la fintura de historia es continua, ya juntos, ya separados.

    La imagen más habitual, con todo, es la de ambos monarcas, una especie dc plasmación iconográfica del Tanto monta heráldico, ala vez que ini símbolo de la unidad peninsular, y que commenza a proliferar ya desde fechas muy tempranas. tanto en cuadros llevados a las exposiciones cte la Acaclemnia4, como en otros adquiridos ulirectametíte por la Corona5. Peto será ya cmi la época de las Nacionales, lo mismo que ocuire con otros asuntos. cuando esta imagen cíe los dos monarcas conuenze a hacerse cotidiana er; la pintura de historia, casi a cuadro por exposición: uno en la Nacional cíe 18586: uno en la cíe 1 8ó0? uno, éste una clara alusión al matr¡monio cíe Isabel II con Francisco cíe Asís. en la de 18648: tillo en la cíe 1 866~; ttno en la cíe 188110: tres en la de 189011: y dos más cmi la cíe 1892 L2•~ estos habría qtte añadir La

    Los Rcíes Católicos recibiendo a Colón a su vi, cita del s~uc re-, A! u ,,do cíe- \-‘ al en Un Cardere-ra, Exposición de la Academia de 1835. y Rendición de Granada d~ José Níarcelo Contreras. Exposición de la Academia de 1848.

    ~ La reí’LUción de Granada a los R«ves Católicos Era ncise o (le Partí a ‘ami 1 lale n . compracío por 1 salud II e-u 1850, y Colé,, aFile los Reves Católicos de Litio Ciarcír . también adquirido por la Corona, en este caso en 1852, [t Colón recibido por los Reyes Crnólicos cii Barcelona de F-’z-a¡reisco García l1xme, pr-e-miado corr coírsicieración cíe pu írr e-ra medalla ( R. O, de 1 8 (le novicmn bre cíe- 1858) y adq niri do al año si gití eirte por el E.síudct (e-ii 6.000 reales, RO. de 10 de- febrero (le 1859). Los Reves Católicos en cl acto tic administrar justicia de Víctor Níanzano y Niejorada. premiado con medalla de- segunda clase (RO. de 2 de diciembre de 1860) y comprado al ato siguiente- por Isabel II. en 50000 reales, Primera entreu’is’ta tic los ¡Ant, cipe s do,ia Isabel de Casrilla y ¿lo,, Lerna,, do de A ragóít de DiaL Carreño, premiado con me-dalia tercera clase (RO. de 13 de tuero de 1865> y adquirido por Isabel II en 15.000 reales,

    ‘-~ Los Reves Católicos recibie ,,do a los cautivos cristian o~’ en la conquista de Málaga de (‘ano de la Peña. obtír’—o consideración de primera ¡ate-dalia IR. O. dc 15 cíe- febrero de 1867>. 10 Reposición de Colón de Jox er Casanova, medalla de primera clase (RO. de 14 de abril de 1881>, compra por e-l Estado (en 8.000 pís . RO, de 17 de-diciembre-de 1881> s’ rcprodncción en grabado por La Hormiga de Oro (La I-Io¡’nn’ga de (ho 1889. pp. 408-409). 11 La expulsión y reproducido en grabado por 1.42 JlU5titd.’i4fl Esí~añola y Americana (La Ilasíración Esj’aiiola y Americana. II, 1890, p. 208), La Jlustrac’ioi; Artísticí (La Ilustración Artística. 1893. p. 573) ~ lo l!usí,’aci r1n Iberica (lo llí,s tración ¡¡‘¿

    835 Capítulo IV rendición de Granada de Praclilla y Ortiz. encargo del Senado13, y que. aunque no llevado a ninguna Nacional, valió a su autor la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y fue expuesto al público, con oran éxito, en el propio Palacio del Senado en 1883: éxito que se continúa con su envío a las exposiciones universales de Munich de 1883 y París dc 1889, y la reproducción en grabado por La ilustración Artística11. Rlaiwo}’Neg’o15 x’ Gran l½16.

    De entre todos ellos destacar el de Jover Casanova y el de Saja Francés. El del pílmero. no sólo por su evidente éxito (véase nota 10), sino sobre todo por lo que tiene de intento explícito de exonerar a los monarcas, y en particular a la reina, de cualquier responsabilidad en el mal trato dado a Colón por la monarquía española (léase, en la interpretación decimonónica, por la miación española):

    De la Historia de los Reyes Católicos, por W,H. Prescott, está tomado el asunto. Colórr

    persegcricío y cal umniado por sus ene-mr,igos. llegó a Grarrada cl 17 cíe agosto cíe- 1500 (. . - ) La reina no pudo reprimir sus lágrimas a la vista del honíbre jimístre. y éste, a su íes, cavo bañado e-tu 11arrlo

    a los pies de al augusta y compasiva se-fuora (...) La composición está divict da en tres grandes or’t.rluos En el cemutro fi oun ¿u douu l’it mu indo dona Isabel, Cristóbal Colón, un obispo. que es sin ciud T .1 ~íira, y otro pe-i son~r 1 consí tiro tal i z cíe los reyes cíe Castilla. La reina se rírcíjira hacia Q cuí omm qírí usido cíe- sIr m ¿no n u sabc Sr lii ni use o

    sr — ~maS ‘.í íd cíe-ra &rnnorúa, x cl rl runcurtí sc cliscrílure la 1uenrranecer (le Irimiojos-. t lay emutie ambas fin unu dad cíe emoción y de- p emmsat’uui e-tito; ella es Ir s trut tu utíer qure ocbo atuos antes ti it, i m1x úado srrs’ joyas para costear la empre-sa del descubrímur emito x r ccl emrci óit de 1 ‘rs lír 1 s

    sil 1 oir y’ la diestra e-mr el pecho - come-nrpla la e-secura y ini ra a (‘oloit comur o protestando de no haber totímado parte e-tu la serie cíe “e-ja ej orres, qn e- a tal extre-nío le han traído. Al gcu urás atrás observan y callan el obispo y el conselero. A la i zqrrie-rcla (del espí elacior 1 í orúpause en bi cii cuíe-udi cío ecumtei liábírlo dra tnu líe-rin cusas daur a s

    (,, ) ; a la cíe-re-elia vé rusí x ar idus c,rballeros - de más o nr e-líos benévolo aspecto y dos o tres guardias, ate-u, rísimos irnos, y o tros peri ec lamente1’. escalonados a lo largo del gomio cíe la Alhambra que se abre al fondo e-mu acUtí irabíe pi u sjw crux a

    12 ‘ranada, Granada. por lo’, re- ucs Don Fernando y doña Isabel! dc Carlos Luis de- Ribera, un cuadro de trayectoria complicada, encargado por Isabel 11 en 1853. no se- termina basta 1892, en cuya Exposición Iuternaciomrat fue expuesto sin demasiado éxito; y Colé,, exponiendo sus proyectos a los Reyes Católicos de Pedro Meudigacha (C’at,-ílogo lic la Exposición Internacional ¿‘le Bellas Artes de 1892, Madrid. 1892). 13 El precio final fue- de 50.000 pis., después de que, en 1882. el propio Se-nado. movido por la calidad del cuadro, decidiese aumeirrar el precio omiginalmemite fijado. La Ilustración Artística. 1886. suplemento al u0 211. 1 ~ Blanco y Ncgro, ¡892,11, p. 1. ¡6 Cran Ile, 16 dc octubre de 1895, 17 VICENTI A..” Exposición de-Bellas Artes”. El Globo, 31 de-mayo de 1881.

    836 El vero de la ¡no naraula

    Lo que el critico ve es una especie de exaltación de Colón y de la reina, exaltación que no parece dejarninguna duda sobre la inocencia de esta última en el ominoso episodio dc la prisión del Almirante. Es todala nación española la que Java sus culpas a través de las lá2rimas de su reina más simbólica.

    El del segundo porque, en esta misma línea de exoneración de culpas a los monarcas y de exaltación de la reina Católica, y a pesar del carácter conflictivo que la expulsión de los judíos tenía para el imaginario español ya en estos últimos años cid siglo X1X18, sigue plasmando, tal corno vio la crítica, una imagen positiva dc la reina:

    Tách’ase por alguien de inexpresiva la faz cíe fa Reina; el que conozca el carácter que la historia asigna a la católica Isabel. carácter en qure sc hallan a la mi mua altura el fe- m’s-’or religioso y la conciencia de los Ere-ros qule e-cumulo re-iría le correspondíen, compre: íderá lo infundado de la -afií’macióu que trato (le- rechazar, prestos en lucha, ¡~‘ el iracundo desplante y acti icud airada del gran incpisidor los dos citados se-mítimuicutos. no cate- que- en el rostro de- la soberana se refleje- movimiento alguno de aprobación o desaprobación1 9

    Es frecuente también que a¡xuezauí separados, cotí e&peciai relevancia cii este caso de la reIna. de cuya popularidad etí el siglo XIX día idea su contiííua presencia cmi los más diferentes medios cíe coníumcacíón: operas20. novelas21, artículos de prensa22... Una Isabel la Católica vista como modelo ideal de reinas. princiPal responsable. más que su mamido, de la proyección española en América, y trasunto simbólico (le Isabel II. con a que se establecen paralelismos no sólo en el nombre sitio también en su trayectoria vital, dificultades de acceso al trono, problemas níat¡imonjales. cte.

    Los cuadros sobre Isabel la Católica se suceden, popularizando una iconografía en la que caben hechos tan diversos como los problemas de stt acce:;o al trono23, espejo, como ya se ha

    18 Véase mu-uds adelante lo escrito a propósito de- este mismo curadro crí A capitulo sobre la unidad nacional, 190,. de- 0., “La Exposición de Bellas Artes juzgada por un profano, Li, Publicidad, 21 de mayo de 1890, 2(t Isabel (a Católica, de Ai’rieta. estre-mrada en 1855 21 ORIILLáNA. Fi., Isabel primera. Novela histórica original, Madid. 1853. 22 “Isabel la Católica”. Semanario Piníot’cseo Español. 119. 1838; GRIS SO, A., “Colón e- Jsabe-1 la Caólica”. La Ilustración ¡bórica, 1889, íx 106; PEREZ NIEVA, A.,” Isabel la Católica”, Blanco y Negro. 11,1892, p. 539;..’ 23 Proclamación de Isabel la Católica en Segovia dc Erauciuco de Paula van Halen, comprado por Isabel He-u 1843 e-u 6,000 te-ales (había sido oñn Isabel la Católica liunílilando con su elocuencia a los que intentaban robarla en el palacio de Madrigal de Lino 6 ircía, expuesto e-u la Nacional de 1856 (Catálogo e/e las obras dc pintura. esetílitíra, ate-putecrura, gro/nao y’ litog’rofYo: presc’rt¿’ados e/Y lo Emposición General ¿le Bellas Artes í-’er¡f’icada en las galerías del A-tinis¡eric de Fomento desde cl 20 de ¡no yo de 1856, formado por el Jurado de admisión de obras. NIaduid, 1856);’’ A-fa n.festa (‘¡un del rey Enrique IV de Castilla al pueblo segoviano de litan García N-Iartínez., nnemrcitsu ordinaria e-ru la Nacional dc 1862 (RO.

    837 (?avi/u/o IV visto, de la guem~a civil en la que se ve envuelta la minoría de Isabel II: su participación en la gran empresa de unidad nacional de la Conquista de Granada24: su decisiva intervención en la emnpresa colombina25: su altura como estadista2ó; o sus vit’tudes privadas: amor por el saber27, madre preocupada por la educación de sus hijos28, ejemplo de amor filial29.

    De este grtípo sólo llamar la atención sobre cl Doña Isabel la Católica visitando en Loja a los heridos y enfermos de Eusebio Valídeperas y La educación del príncipe don Juan

    de 29 dc novierulure de 1862) y cornupra para eí N—lu seo Nacional (en 15.000 reales, R. O. de- 10 de junio de 1863). 24 Isabel la Católica dando libertad al hijo de Boabdil de Francisco Cerdá. comprado por Isabel II crí 1853 (el 24 de mayo de 1853 se pagaron a Cerdá 51.000 re-ales por el cuadro) y líe-vado posterion’mnente a la Exposición tinri ver-sal dic París de 1855; Isabel la Católica jr,nando las capitulaciones de Santa F’e de Cialofre. comprado por Isabel II en 1854 (e-u 12.000 reales, pagados el 21 de-enero dc 1854) y llevado ta mubi¿u a la Exposición U¡niversal cíe- Paris cíe- 1855; La entrada ‘le Isabel 1 en campo cristiano dic Francisco de Pa ni a van Ha len, conmupra d cu 1ucur Isabel II crí ¡855 (en 7.000 re- ales); y’ Doña isabel la Carólica visitando en Loja a los heridas y erife ría os cíe- E-use-ti o ‘0 ah deperas, e-spnest o e-u la Nacional cíe- ¡860 t’.r siclo expire-st o e rl la

    E-sp cusiciórn Uni’ í í s u le Paris cíe 1855; IsLibel la Católica ecdc si’ s javas para la empresa de Colón cíe Munrioz Deor íruu que- ~‘ahó a sur aurtor la Cr’rrz cje Carlos 111 cur la Nacional cte 1878 (R. O. de- 14 cíe febrero de 1873) x me-producido en grabado por iii Ilustración Española y Americana (Lo llustíación Ls~’anola

    y A ‘nericana. 1 S 8 1 p 189)’ La Ilust,’a ción Artístico (La Jla,ctración Artística. 1892. ¡s 637) y’ Blanco y Y cgre-’ (111am co y Ve gro. II. 1892, p. 241>; e Isabel la Católica orando por la empresa ¿le Colón, llevadcu por N-’luncuz Di nr tmn a la Exírcusición lntcnnacic’rna 1 dc dc 1892 (Catálogo... 1892, NIadrid, 1892). 2 Presentación de Cisneros a Isabel la Católica cíe- Mi girel Jadraqíre y Sánícluez. Ocatra, iríedalla cje- tercera clase- en la Nacional de 1871 tRO. de 20 de noviembre dc 1871). re-producción en grabado por La Ilustrar ión Españolo u’ A ruerica‘¿a (La Ih~ rtració/i Española y A taericana. 1872, p. 329) x’ envío a la Exposición de Viena de ¡871; y Presentación del cardenal Cisneros a Isabel la Católica de José Blanco Corís. Nacional cíe 1881 (Catálogo de la Exposición Generale/e Bellas Aítes de 1881, Madrid. 1881), 27 La reina Isabel la Católica dando lección de latín cori doña Isabel [sic] Galindo de Lurisa Rodríguez de Toro, mención en ia Nacional de 1856 (RO. dc? de agosto de 1856)y reproducción en grabado por El Semanario Pintore sca (Semanario Pintoresco Español, 1851. p. 149); y Doña Isabel la Católica con doña Beatriz Galindo de ia condesa cíe ~.-‘darde, expire-sto cir la Naejoimal dc 1884 (.

    838 El peso de fa nhOrnWW«« de los mecanismo que mueven a la pintura de historia. El primero por al ser prácticamente plagiado dos años más tarde por José Roldán en su Visita de isabel II al Hospital de la Caridad, las dos reinas se convierten en espejo la una de la otra, tina pníeba más del paralelismo que el siglo XIX establece entre ambas y que v~. a estar gravitando continuamente sobre la habitual presencia de la primera de estas soberanas ~nla iconografía decimonónica; el segundo. porque, a pesar de la obvia trivialidad del asunt3. resumido así por la revista La Acadeníla:

    Habiendo llegado a entender la reina Dolía Isabel que su mijo no pecaría de generoso, m’arndó hacer por duplicado un inventario de- todas sus ropas y efectos, y el iii limo día de junio. cumple-años de-m príncipe, hizo que las repartiera gene-ros-amente entie sus servidores, tomando nota de ello el 30, escribano l)iego Carro; encargarudo a sri hijo que todos los años rípitiese- la escena

    fue considerado unánimemente por la crítica como digno de íi~ttrar en un cuadro de histona:

    Aunque e-í hecho parece rin pequeño acto de la vida. tierne gran iniluortancia histómica y mucha si 2nificación. porque de-muestra el cariño y’ solicitud con que Doira 1 salid atenidira a la educación de sur hijo. esperamíza funstrada de la inionarqína española31;

    acímíqí re e-pi sodio anecdótico. adcírricre- la i ruportamncia cíe un líe-chi’ bistóiiccu por icus personales a que se re±Iete3~,

    A los anteriores habría que añadir el Doña Labe! la Católica dictando su testamento de Rosales ya que, a pesar de que figuran ambos monarcas, la protagonista íncltmclable es la reina:

    Junto al le-cIro en el qn e expira la reina más grande de sri sigl u ( , , ), se críe-irentra sentad o el rey Fe-rzraírdo, y en frente de- él, el escribano extieírde e-> testOLiie-lifO, coir CSi’ dolor hite-uso que- eonnro’-’na a todos los súbditos fieles al ver apagarse la adorada ecistencia de Isabel 1. Detrás de ¿1. y comrtempiamudo comí respetuvosa tu’isteja el lecho de la moribunda, se halla uín bellísimo grurpo de vasallos; al lado del re-y Femando, la dama favorita de la Reina asisle- acongojada a la dulce agonía de- su señora; en el fondlo se perciben algnnas cabe-zas, que- se alargan con emiosidad, y por fin. emívncit a e-mr luí aucas sábanas, acostacia con el abancb,umío cíe urn al ira. que y-a no p me-cíe con cl peso cíe la mn ate-mi a. y vix’

    Cuadro hagiográfico, cíe exaltación (le “la reina más gran’. e cíe su siglo”, en el (Pie la la reina católica es pm’escntada comno modelo (le reinas, capaz de dedicar a la grandeza de la nación -su célebre testamento es uno de los mitos historiográficos ‘Jet nacionalismo español- hasta el ultimo cíe sus suspiros.

    30 “La educación del príncipe don) irían”, La ‘tcarlcníin, IV. 1878, p. 187. 31 Ibídem. 32 TUI3INO, F.M.. “Exposición general de-Bellas Artes”, La Aeaderr:ia. [II. 1878. p. 147, ~ FN.” Fx 1,osiciómn de Be-itas Artes”, La (‘arría, IR de enero de- 1865.

    839 Capítulo rl”

    Rosales obtuvo con este lienzo uno de los mayores éxitos de toda la pinttíra de histomia española: medalla de primera clase en la Nacional de t8643~, compra para el Museo de Arte Moderno35, reproducción en grabado porLa ilustración de España36, La Ilustració Catalana37 y La ilustración Católica38. cílvio a la exposición de Dublín de 1866 y primera medalla en la Exposición Universal de París del año 1867, donde quedó emnpatado con el italiano Ussi para la medalla de honor, que. finalmente, se concedió a éste último.

    Fernando el Católico, a pesar de su indudable importancia política y su papel en la construcción estatal española, tiene un lugar mucho más secundario; sólo en dos ocasiones llega a figtímr cii la pintura cíe histomia sin la cotnpañfa de lareina3’>.

    Carlos Y es. después de los Reyes Católicos, y el primero si se le cotmsidera cíe forma individual, el monarca “español” mas representado, lo c~ue sc corresponde con su peso en la histomiografía4tí, la literatura’t1 y la prensa de la época42. Tres son los rasgos distintivos con los que aparece identifmcacio este moínrca en el imaginario cíe la pintura de histomia: el de fomjaclor cíe un impeno, la cima cte la hegemonía espanola en el tmtndo: su carácter español al ínargeím (le 5t1 oíigemi extranjero. que culminaría comi stt retiro y muerte en un rincón perdido cíe la España profunda. espanol por elección ya que no por nacinrienlo: y su cm’mstiamsmo.

    La hegemonía itnperial, la imagen cíe un Carlos Y qtte habría llevado la míación española a su momento cíe máximno espiendor. se arlicitía básicamente en torno a dos hechos: las victorias sobre Francisco 1, con el corolario de su prisión en Madrid, y la expansión amnericana. El priniero presente con cinco cuadros, todos va cíe la época cíe las nacionales: utio en la de

    ~ RO. de 13 dc cuero de 1865 ~ Fmi la imnportanre cifra de-en 50.000 reales, RO. de 22 de febrero de 1865. 36 Í~, Ilustración de España. 1886. p. 36. Lo llusn’acic’5 Catalana, VIII, 1887. ji. 145 ~49 38 E-sta en dos ocasiones, unía en ¡888 , compra por Isabel II (en 20,000 reales), ‘e reproducción en grabado por El Museo L-’aií’ersal (El A-fusco <..-‘uir’ersaf. VII, 1863, p. 196> y La Ilusíración de España (Lo llusración de España. 1887, p. 45); y La muerte del Católico dc López Requeni, Nacional de 1864 (Cotóío.~o... 1864, Madrid. 1864).

    40 \TE] AZQLIEZ SÁNCHEZ, .1 , Historia novelesca española. Carlos 1 d’ Es¡,añn y 1’ dc Alemania, Niadrid, 1854, NEBO’F DE PAI)ILLA. L.. Carlos le/e Esí’aña, Madrid, 1855; NIUÑOZ NIALDONADO, 3., Historia e/elemperador Carlos 1-’, NIadrid, 1862; ROBERTSON, l-Iisi’oria dcl reinado e/ele-’ucííer’ador Carlos 1”, traducido en 1821... 41 Lii victoria ¿e Faría, titulo cíe lumio de los Ro nances históricos dci dmmqure de Rivas; Solace.c de un prIsionOr?) o Trc’s ¡toches e)? Madrid (sobre Francisco 1). tair)irién del dírqire de Rivas; (‘at’lor 1 dc España ‘e los sicte encbajadorús. urovela bistóu’ica de Sánchez de Fuentes, pudzdicada en 1851 42 “Carlos Y’”. Semanario Pintoresco Español. 89, 1837; CA S’1’EIAR, E., “Una colosal herencia”. La Ilustración Española y Americana, 1, 1863, pp. 331-334; “Cuestión histórica sobre quién fue la madhe- de D.

    Jrran de Aurstria”, La Iíustrac’ión, 1852, ~. 383...

    840 El peso de la manaran/a

    1858~~, dos en la de 1866~~, uno en la de 1881’~ y otro más en la de 1892, éste sobre la victoria propiamente dicha46. La participación dcl emperadcr en la expansión americana tendrá tina presencia relativamente menor, aunque importante, y más tam’día: un cuadro en laNacional de 188 ~ y dos en la de 1890$l8. aunque a estas alturas de la última década del siglo algunos críticos muestran un manifiesto hartazgo de esta proliferación en la pintura de historia del primero de los Austrias españoles. por lo que a propósito

    Otra vez el nieto de-los Reyes Católicos en escena. Se-. abusa

    El retiro y muerte de Carlos V en Yuste nacionalizabn al emperador flamenco porpartida doble: una poí’ lo que la elección (íd monarca, ‘.ítte entre sus vastos territorios elige España para vivír sus dítimnos días, tenía de nacionalidad electiva, de expresión dc un sentimiento de españoliclací por paste del eníperaclor; otra, por el ambiente mom’tuono, casm mnacabro. dc mímuerte en vtcIa. cíue rodeaba esta última época del emperador. cotí su obsesión por la muem’te, los funerales cii vida. los relojes obsesión que el siglo XIX considera como un rasgo distintivo

    -B La risita dcl em 1,erador Carlos Y a Francisco 1 ca su prisión de Eduardo La Rochet te-, Nacional de- 1858 (Catálogo 18.55, Madrid. 1858); ~ Carlos 1’ y Ja duquesa dc Alenzón uisitando a I”ranc’isco L enfermo y prisionero e u Madrid cíe- Juisto García \—‘ilamala y Entrevista de Francisco 1 ‘e su prometida. doña Leonor de 4usrria de Giste-mt (Cate/logo de la Erposicicín Nacional tic’ Bellas Artes de 1866, Madrid, 1867). El dc éste iii timo, e-Ir el dlue- la figura cícml e-tn peI’adloc’ ocupa ura lcrgam’ piepondler imite, salió a su autor la Encom¡enda Orden de Carlos 111 (RO. de 15 de febrero de 1867).

    ~ La duquesa de Alenzón presentada a su herrr¿ar¡o Francisco 1 de Francia por el emperador Carloc Y dc N-lammel Arroyo y Lorenzo, premiado con medalla de tercera clase (RO. de 22 de junio de- 1887), adquirido por el Estado (en 2.000 pts.. kO, de- 14 de noviembre de 1887) y reproducido e-mí grabado por La llorutiga tic’ Oro (La Hormiga e/e Oro, 188?. p. 684> y Lo lía uración. Revista l-Iispano-Ancericana (La ilusira -lón. Revista Hispano—Aa encano, 1 88’~, p 504). 46 jornada de Pavía de- luarladé y de Heredia, premiado con medalla dc tercera clase (RO. dc 2 de diciembre de 1892). ~ Entrevista de Carlos 1’ con Francisco Pizarro de-Angel Lizcairo (Catálogo.. 1881, Madrid, 1881). que, a pesar de no recibir ningún premio mri ser adc1uirido por el Es ado. se comívertirá en mro de los críadros de historía unas reproducidos en grabado: lo llusmració,r Española y An-cericaria, en dos ocasiones, urna e-u 1887 (L¡u Ilustración Española y Aním’ricana, 1, ¡887, p. 40) y otra emr 1 Ñ8 1 1 la ilustración Española y Americano, II, 1881. p. 105), Lo Ilustración .-4rtr’stica (Ilustración Artística, 1885, p. 353) y La llustración Ibcit~ica (La Ilustracion ibérica. X, 1892, Ir. 52).

    ‘~ (‘arlos U dando el título de gobernador de Peró a Francisco Pizarro de Vicente Campesino Miimgo y Herntin1e-itasCortésArtes. ante(TartasCarlosa irír amigo’’.Y de Josél.4~’ Iberia,liria y 13liriadc((‘otólogo..rs ayo de 1890.1890, Madrid, 1890>. 4~> ROI3EICI’O

    841 Cau/tu/o Ji’

    Pintura50. Aunque serán éstas últimas las que van a fijar de forma nítida la asociación Carlosv/Yuste: tres cuadros en la Nacional de 186251. uno en la de 186452, uno en la de l866~~, dos en la de 1871~~, uno en la de 1878~~, uno en la dc 188156, dos en la de 1887~~ y uno en la de i89O~~.

    Con esta política de “nacionalización” del monarca, de la cute la proliferación de cuadros sobre su estancia en Yuste es el mejor ejemnplo, habría que relacionar también la ausencia, absoluta. cmx la pintura de historia española de cualqttier referencia a Carlos 1 como emperador de Alemania. Iconográficamente para el siglo XIX español el emperador Carlos es sólo el rey Casios, un rey español con carácter exclusivo. Cosa que no ocumTe, obviaímmente. en el resto de la pintura de historia europea. tanto belga como alemana, en que la pt’esencia del prmmcro cíe los Austrias españoles es relativamente habitttal, aunque no, por supuesto, como ny de Espada.

    50 Dorur in go Gallego ti evó a la Exposi eiórí de- la A caclerur i a dc 1 840 nmr en a dro titulad cu La muerte del emperador Carlos Y en Inste, SI lAtimos momentos del emperador Carlos Y de Joaquín Medina López de Haro. Prese-ntacíó,r de don Juan de A ustria al etuperador Carlos 1< ~le Niereadé y fábí e as \ E. ¡timos nionzentos ¿le Carlos Y en Yuste cíe Pér’ey Rubio (Catálogo e/e la Exposición No -ional ~h LIc lía’ Xrtc’s’ ¡le 1.562, Níadímid, 1862>. E-Ide Mercaclé y Fábregas fue adquirido por Isabel II el 19 dc ene-ro dc 1 S63 (en ~0.000 reales>. 52 Ultignos días dc’ Carlos 1-’ de Joa qur luí Nl aria IIe-raer ((‘a tcilogo 1.564 NI u cli íd 1 864). e-curul ¡ura do íaor Isabel II (en 15.000 reales>. ~ Carlos Y en Yuste de Marcelino cl~ Unce-ja u’ 1 .ópez (Ca’cilogo. .7866. Madrid, 1867>. ~4 Presentación de don irían dc 4u’,cria a Carlos 1’ en Inste de Eduardo Rosales Gallina y Carlos 1’ fn Inste dc Manuel Gara‘e X reí rl tu, Na ci omral de 1 S 1 (< atálogo de la Exposición Nacional de Reilas-

    .4rtes de 1871, NIadrid, 1871> ¡—1 de Rosales reprodurerclo en or liado por La Ilustración Española ~.‘ Americana (La Ilustración Española x Xmc.¡ xc atia, 1, 1872, pp 88 89) ~ Carlos Y en Yuste de- Miguel J draque y Siurreluer Oc una piemiadlo con nieclalla de segurrucla clase (R. O. de 14 de le-lucero dc 1878), e-nilo a 1 Exposición L1mx ersal dt París dc 1878. compra por el Estado (en 2.500 pts. , RO. de 26 de marzo de- 1878) y’ reprodureción en grabado por La Ilustración Ecpatiola y .-‘lmericaua (La ¡lustración E..’i’añola u’ Amcric ana, 1, 1879. p. 49) y La ¡tris¡ración Católica, ésta e-mr dos oca si orles ( La Ihístración Católica. kV 1881-1883. p. 223; y La Ilustración (‘atajea, 1890. p. 30). 56 Curios 1-’ recibiendo el u’idtico en el monasterio de luste de Joaquín María I-le-rre-r. premnuado e-oir medalla de tercera clase .

    ~ Entrada de Carlos 1-’ en el Monasterio de Yuste cíe Joaquín Agrasot y Llegada de Carlos Y al monasterio de Yuste de José Alarcón y Córcoles (Catálogo.. 1887. Níadrid. ¡88~). FI pr’urnerc premiado con mire-dalIa de segunda clase (RO. de 22 de jucrio de 1887> y adquirido por el Esrado (un 4000 pís., RO. de IS de noviembre de 1887), fure reproducido cxi grabado por Lo Ilustración Ibérica (Lo Ilu,’r, acbolí Ibérica. V. 1887. pp. 440-441), La Ilustración Artística (La Ilus:ración Artística, 188”, p. 231). La Iiuct, ación, Revista Hispano-Americana (Lo Ilustración. Revista Hispano -Americana. 1887, o -140) y Lo 1lu~x tIc 1011 ( atólica (Lo Ilustración Católica. 188W p. 414); el segundo. premiado con mención honorífica (P 0 1 ““ le junio de 1887>, fue reprodurcido en graluado por Lo h’orn¡iga de Oro (La Hormiga de Oto 188’ p 600) y La Ilustración. Revista Hispano--Americana

    8-12 El peso dc la rnonarqg

    El carácter cristiano se ejemplifmca, aparte de por el propio retiro en Yuste pani prepararse a bien morir, en las relaciones, episódicas. del monarca con San Francisco de Borja, presente en dos cuadros de historia, expuestos ambos en la Nacional de 1862~~.

    Como a la mayoría de los monarcas, también se representa a Carlos V en escenas de tipo familiar, es el caso de El Emperador Carlos Y y Felipe ¡1 recibiendo a Don Juan de Austria de Adophe Aze, comprado por la Corona en 186360.

    Otras veces es la propia historia del arte la que parece determinas’ la elección de temas sobre la vida del emperador, como es el caso de Tiziano retrato í¡do al emperador Carlos Y de Eusebio \—Talldeperas. Nacional de 187161

    ‘l’otal Adlqunri- Pse-mui a— Medalla N’leclalla Niedalla Re- dos dos pl’mr era se-grnr da tercera 1urod. Est,rdto cíasc ci ase clase cur Grabado Reyes Católicos 26 34 32 3.3 25 23 33

    < Isabel la Católica liS 26 17 3~ 8 15 23

    Carlos \/ 15 14 15 0 17 23 20

    * Feu’rmiudcu el Católi ccu 8 lO 12 0 8 8 lO

    Felipe-li 8 9 12 33 8 15 10

    Femando III 5 8 «1 6 8

    Cuadro uu” 2. Presencia sobre cl mcumat cíe cuadros cíe histkuria en cada apartado. Se consideran rirucanríenme- aquellos que surponen más del 5~j del total.

    *l.os crí aciros de este apartado están tanulíi én incluidos en cl íe Reyes ( ‘atólicos

    La imagen cíe Felipe II resLílta mucho más compleja cíue la de Carlos ½—‘. con max’ores claro-oscuros. Falta la necesidad tic miacionalización -no existe cmi la iconografía filipitia nada edíllivalente a Yuste, aumwíue en algunos aspectos el Escoria. pueda tener una función parecida- y los elementos positivos se alternamí con los negativos. Sin embargo esto no será es óbice para

    59 Visita de San Francisco de Borja al emperador Carlos 1” cíe- Carlos Níaría Esquivel, premiado cori mención especial (RO de 29 de noviembre de 1862) y Entrevista de Carlos Y y san Francisco de Borja en el castillo de jarandilla de Joaqnr’n María Herrer. irLisíno premio que el aurterior (RO de 29 de noviembre de- 1862) y además adquirido por e-l Estado (en 5.000 reales, RO. dc 14 de-enero de 1863). eO Fi2ru’a e-u el lncwntat’io dc las pin¿w’as dci Palacio Real de- 1870. 61 Catálogo. .1871, NIadrid, 1871.

    o, -~ Caa/tu/o IV que su presencia en la pintura de historia, lo mismo que en la prensa62, literatura63 e historiografía64 de la época, sea casi habitual. Los rasgos a los que aparece asociada la imagen de Felipe II en la pinttíra de historia son de una gran variedad.

    Felipe II es por un lado, y muy por encima de cualquier otra consideración, el rey del Escoíial, stí constructor, y el lugar en qtme vive y muere, hasta un total de seis cuadros remiten expresanemite a esta asociación Felipe II/Escorial. Entre ellos6S, Últimos momentos de Felipe 11 de Casanova y Estorach, medalla de segunda clase en la Nacional de 188466 y propuesta de adquisición. aunque finalmente el autor no aceptó las 3.000 pts. en que fue tasado6?, cuadro un tanto extraño en el que SC 0pta por itria imagen familiar y doméstica, de padre de familia, algo no mmíy habitual en un rey perseguido por el fantasma de las dramáticas relaciones con su hijo primogémiito, el príncipe Carlos,:

    Pcustrado e-mr el lecho (. . - >. soste-mdlo cí lii a’,du derecho por ir u jurel adío, al alargar la m airo ‘cuí Iráncípe ¿oir Felipe que, hincada e-Ir tierra una rodilla. la iresa crí postrera de-spe-cli cía. NIls aba o, casi al cíe-í lecho, la infanta Doña 1salrcí (‘lara Eurgeuria, la hija quien da del rey. Xl esa ci paficrelo a íos ojos para emiJirgar cl 11 amrtoóS: eso sí. cotí LI Escorial presente:

    En el fourdhr urja ventana a través cíe la crual Felipe- II cc’ruiemuupta desdltm su le-clIdu la íolesía del l~iscorial6Q,

    62 “Felipe- líen Sevilla”. Semanario Pintoresco Español, 1840, p. 180; BORREGO, A.. “Estudio sobre el

    remado de Felipe II y br decadencia del pacte-no espanol” , La AntArico. Crónica ir ispano—Auwrica¡ua. Madrid, 9.

    1861. vi 1-TRW 1)1? CUAN-lA Ni.. “ t mu monarca ideal - Felipe II”. La Ilitst,-acio,t Española y Americana. 1, 1884. pp. 102 106; LLANOS, A.. ‘‘Cosas de- Felipe II’’. La Ilustración Española y Americana, II, 1885. pp. 367 y 386;...

    63 ~ COSURA. [~ de la, Ni rey ni roque, Madrid. 1835; ISIIRNANDEZ Y GONZALEA.. Nl., Martín Gil (Memorias ¿‘fi’ tiempo de Felipe II>, NIadrid. 1854;... 64 SAN MIGUEL, E.. Historia de Felipe JL Rey de España, NIadrid, 18-44-184’; PRESCO’l’T, XV.H., Historia del reutado de Felipe II. Madrid. 1856;... 65 Los demás frie-roir Ultimas ,nonjentos de Felipe JI en el Real Sitio de San lorenzo del Escorial de Carlos Niamía Escínivel, medalla dc tercera clase en la Nacional de 1858 (RO. de 18 de septiembre dc 1858) y compra al alio si~mrieruÉe- por el Estado (en 12000 re-ales, RO. de 10 de febrero de 1959, en 12,000 te-ales>; Felipe it en sus últimos días de Níanzano y Níejorada, expuesto en la Nacional dc 1860 (Catálogo.. 1860, Madrid, 1860); Últimas momentos de Felipe 11 dc Jover Casanova, medalla de tercera clase en la Nacional de 1864 (RO. de 13 de enero de 1865). compra al año sugmuiente por eí Estado (en 8.000 reales, RO. de 20 de- marzo de 1865) y re-producción en grabado por La Ilustración Artística (La Ilustración Artística, IX. 1890. p. 21); ‘xi La silla de Felipe 11 en el Escorial de-Pérez Rubio. expuesto en la Nacional de 1881 (Catcílogo...1881. Madrid, 1881). 66 Por cutíaruimidad,

    <~‘~ Actualmemíte se encumentra en el Niuseo de Tortosa, 68 “Exposición de Bellas Artes”. El liberal, 24 de mayo de 1884. 69 Ibídem,

    844 El yeso de la monarchlía y La silla de Felipe ¡¡ en el Escorial de Álvarez Catalá. medalla de primera clase en la Nacional de t89070 -previamente había obtenido una primera medalla en la Universal de París dc 1889-. reproducción en grabado por La Ilusíración Artística71 y Pimna ~‘ Lápiz72 y compra por el emperador de AlemaniaW Exíto que no fue óbice para que fuera acusado por algunos críticos de ser un mero cuadro de género:

    tiene todas las coridiciomres de la pintura de género’4.

    El cuadro de Álvarez Catalá, quizás uno dc los que más ha contribuido a fijar irna iconografía filipina, representa al rey, completamente vestido de negro. en medio de la desolada desnudez de la sierra madrileña, un m~ey triste y tenebroso, con el fortclo de su gran obra de El Escorial:

    La parte inferior está formada por enormes penascos, e-ru ulure-. para conuocidad de-] re-y, se ha labrado

    ima escalcra. al pie- de la cual descansa echado um enorme pcrrc (. -). A la derecha hay riur gruipo dic soldados “esridos de- rojo. En la parle superior y término alto está eí re-y sentado e-m, su rmidrea silla, emubierta la cabeza con el típico sombreo que- rísaba. y ante- él, en actitud respetuosa. un s?Cretaflo que acaso sea el célebre y no muy blando de corazón Mateo \—‘ázqne-z, célebie por el e-nc=nocon que persiguió a la mujer e hijos de- sir antecesor, Más hacia la cíe-re-cha se- ve- otro sen~clor ‘leí re-y. Iroin bre ya viejo con tupo de soldado veterano de aquellos que coru’ieroru muedio inundo man-zhacído corr su s’crnqre-, y-a las verdes llanuras de Flandes’, ya las fértiles campiñas del Nuevo Niundo. Las figurras de-Felipe lix las cíe síus dIOS aconlpataatutCs destacan por oscuro sobre el fondo del cielo tí’iste- y nuboso, unu verdadero cielo de Guadaruama, (.1 mientras a la parte derecha se dilata el horizonte hasta dejar visible- a lo lejos. como perdida en la distancia, la trenrencia mole del convetito pía icado por Juan de Herrera’5.

    Es también el rey intolerante de los autos cíe fe?ó y le la despiadada persectíción de su hijo. Aunque por lo que íespecta a esto último, como en otr~os muchos aspectos referidos a este rey, la imagen del monarca se mueve dentro de ttna gran amnbigúedad, y así mio deja de ser llamativo que el cuadro que tuvo un mayor éxito de Ls que plasmaron las conflictivas relaciomíes entre Felipe II y el príncipe don Carlos fuese Últimos moníentos del Príncipe don Carlos de Gisbertt -medalla de prmmera clase en la Nacional de J 8S8~~, compra por la

    Corona’9 y reprodttceion en grabado por Ef A-Justo Ph¡íoreseo80 ~- Lii ihisítación de España81-.

    7—O Por ‘cuxa,nnndadl. RO. dc 31 dc muyo dc 1890. 71 La Ilustración Artística. 1893. p. 96. ‘1’~ -. Pluma y lápiz. 1893, PP. 203-204 Esíurvo primurero en el Murseo de Mumni eh, pasando postemiormuente 1 de Berlín.

    ‘~ CALVO. L. “La Exposición de Bellas Artes”. La Uaió,t Católica. 13 de- junio dc 1890.

    ‘~ PICON, JO.,”Exposición nacional de-Bellas Artes” El Imparcial 9 Nlayo de 1890. ~ Primer auto de fe del reinado de Felipe Ji en Yalladolid de Ro2elio Egnsqunza, expuesto en la Nacional de- 1871 (Catálogo... /871, Madrid, 1871); y Felipe JI presenciando un Auto de Fe de- Valdivieso y Henarejos. que valió a su autor una condecoración e:i esta misma Nacional de 1871 (RO. de 28 de rroviemlíre de- ¡871), Este- último fue además adlqtnrído por e-l Estado en lS”3 (en 2.500 prs., RO. de 13 dc noviembre de- 1873). A éste hay que añadir e-l Felipe II y los monjes de san 9iego de Alcalá en la enfermedad del príncipe don Carlos de Pérez Rubio, expuesto en la Nacional de >871 (Catálogo... /87/, Madrid, >8’>) ~ R. 0. 18 de- septiembre dc 1858. ~ Isabel II.

    845 Can/tuN IV que se decanta claramente por la inmagen más humana del monarca, la del padre que. a pesar de los conflictos y rencores, se acerca al lecho de su hijo para darle su última bendición. Un episodio que había siclo ya nas-rado por Lafuente en sim ¡listo ria general dc España desde una perspectiva bastante favorable al rey:

    Consultados por Felipe- II algunos de- sus consejeros sobre si debe-mía bendecirle -al príncipe don

    Carlos- , antes de morir, y corno estos le respondlie-se-n que- suj presencia en aqnellos momentos podría alterar la príncipe y afectar a los dos sin aprovechar a rungumno, determinó, estamudo aqmuel ya moribuirdo (la noche del 23 ‘al 24 de julio) darle su bendición paternal sin ser visto de él. lo crual hizo extendiendo el brazo por entre los hombros del príncipe de Eboli y del prior de San Juan. 82, retirándose luego lloroso y que Gisbert plasmará en el lienzo con una fidelidad absoluta al texto del historiador oficial del liberaíismno:

    re-presenta la tu nerte el pruncipe dIon Carlos. El médico al go retirado de la cama está a la derecha dcl ui,ontumcXo; ala izqcriercla se halla el fraile que le ‘ayuda a morir; alos pies tIc1 lecho se encureinra el pruncipe cíe Bol

    Y. por ultimo, es también el rey cítte prosigue. con menor éxito que aquél. la rolítica itnperial cíe stt padre, aspecto éste plasmado, entre otros84, por Perea y Rojas en stt Felipe ¡¡ implorando el au.rilio de la Divina Majestad, mención cíe medalla

    El Lrito de abolreí c~n del Santo Oficio y dIc Iibe-rtcutí de conciencia resuena por todas partes, Y’ los E-sta dos (le Mamudes se muauifiestaur e-mm completa rebelión; el pude-nte l-e1i 1)e- coirstul t a los te-ól ooos sobre las pretensíoues de aquiellas agitadas provincías, y piosternandose o los pi es de aun cu’uucifijo, exclama IVa sufras. Dios mio, que va consienta ser llamado cm’ pat los que rehásan conoce ros por Señor1 Smi fair atismo está revelado. 1 ‘ío ‘Y le- declara Sir ucarro las dloctrimí as dc 1 ir te-ro soru ahogadas por torienus de sangre y por el hurru o de las lrootrercus Lí rey- aparece arrodillado, y ele-va ~ía la vista al cielo, i n~iica acaba de pronuruciar las anten oit s p al¿rbras; varios me-ol o£? os y

    ~ ti Museo Pintoresco, 1859, p. 21. La ilustración de España, 1887, p. 61. 82 LAFUENTE, Ni, Historia genetal de España, tomo l3.í~ 332. Madrid, 1850-1867.

    83 ~ . ‘Rex ista de- Níadrid, La Exposición de Bellas .Ar Les”, Diario de Barcelona, 18 dc noviembre- dc 1858. 84 Al aqurí re-se-nado hay (Irle atuadi r Felipe JI recibiendo a una diputación de los Países Bajos en el monasterio del Escorial de- Samuriago Arcos, nne-dalia de- tercera clase en la Nacional de 1881 (RO. de 14 de abril de 1881) y adqumndo por la Corona; y Felipe JI recibiendo la noticia de la pérdida di’ l~ la ucucible de- E..le-ría Brockmnaxurí, expuresto en la Nacional cíe 1895 (Catálogo de la Le-po’ h ióu General de Bellas Artes de 1895, MacIridí. 1895). 85 RO. dc 2 dc diciembre de 1860. 86 El Museo Universal, VI. 1862, p. 392.

    846 El peso dc la tnoi,argjita

    cortesanos le rodean, y en el personaje que está ir su derecha, 87, 1,urede reconoce-rse a su secre-tano Arutonio Pérez Y. a la vez, un monarca representado en escenas (Le la vida cotidiana y familiar88. Destacar entre los cuadros de éste último grupo el de Leen y Escosura, Felipe II y Afaría

    Tador en el palacio de Hatapion Coati . ya que es una de las raras excepciones a esa especie de pacto de silencio que, pormotivos obvios desde una perspectiva nacionalista89, tanto la historiografía inglesa como la española han mantenido con respecto al cono reinado y aun más coí’ta presencia del monarca español en Inglaterra.

    Fernando III había sido va uno de los reyes medievales de aparición más frecuente en los concursos de la Academia durante el siglo XVIII, visto fundamentalmente bajo su aspecto de rex’ santo. Era su propia santidad la que afinnaba el cristia iismo de la nació¡i española. En el XIX esta preeminencia se mantiene, pero ahora en una doble vertiente: se mantiene la de rey santo anterior y se añade la de rey conquistador uno de los ibmjacloíes de la unidad nacional. Su figura ocupa tmnlugas’ estelar en la historiografía decimotióuica, tanto emi las histomias generales. que dedican amplios capítitios a glosar su reinado, como con la aparición de monografías especificas90: en la prensa cíe la época su presencia es casi habitual91, mientras íue la literatura también se octtpo de él92.

    En pintimra su apaíicióíi, siguiendo las pautas dieciochescas, es también muy temprana. ¿José Gutiérrez de la Vega lleva a la Exposición de la Academia dc 1832 una Coronación de San Fernando. tema un tanto novedoso en la medida en que se salt’> de la habitual imagen de rey stuito o concjuistador.

    87 “Bellas Artes, Exposición de 1860”, El Diario Español. 14 de-noviembre-de 1860. 88 El Emperador Carlos Y y Felipe JI recibiendo a Do,, Juan de Austria de Adophe- Are-. eom;n’ado por la Corona en >863; y Felipe Ji t A-faría Tudcr en el palacio de Hanipton Cauri’ de León y Escos ura, expuesto en la Nacional de 18”8 (Catáloto...1878. NIadrid, 1878) y enviado a la Exposición tlniver’sal de- Paris de este mismo ano. 89 La ide-a de- un Felitie II rey de- Inglaterra resulta de difícil dc encaje tanto para la mitología nacional española como para la ingle-sa, construidas ambas, en gran parte, sobre- una identidad rcligiosa en que ti e-ntr’entainiento entre católicos y protestantes ocupa lugar principal, enfrentamnieríto en el que el rey de El Escorial tiene un papel no precisamente menor. 90 VILLO RUIZ , J., juicio crítico sobre el reinado de San Fernando, Madrid, 1867. 91 “Femando 111. e-l Santo”, El Panorama.. 1. 1S39, pp. 349-351; FERNÁNDEZ VILIABRILLE. F.,” La espada de San Fernando”. El Museo de las familias. V. 1847. p. 243; GOMEZ DE ARTECHE. .1., “San Fe-ni-ando”. La Ilustración Española y Americana, 1, 1892, p. 354;... 92 Fernando III de (‘astil/a o Los días de mr ma/indo de Doniín~ues, nove-la histórica puir1ícad~ en Níaduid en 1854; La espacía de San Fernando. tlor’e/a histórica caballeresca dIc Egumilaz, purbíjeada en Níadrid en 185)

    847 Canírulo IV

    Ya con las Exposiciones Nacionales, la figura del monarca se hace cada vez más frecuente en la pintura de historia, bien en su vertiente de rey conquistador93. bien en la de rey santo. Este ditimo aspecto presente en dos cuadros de gran éxito, uno de ellos94 Las postrimerías de Fernando ID el Santo de Virgilio Maffoni de la Fuente -medalla de segunda clase en la Nacional de t887~~, compra para el Niuseo Nacional96 y reproducción en grabado por La 1/itsiración Española y American a97, La Ilustración. Revista Hispono-Amcricana98, La Ilustración Artística99, La Ilustració Catalana100 y La Hormiga de Oro101-, cuadro hemebundo en el que la religiosidad casi fanática del monarca se impone a cualquier ofra consideración:

    La figura del protagonista, que despojada de toda pompa regia y casi exánime se arrodilia ante la Alteza Divina, se destaca entre- dos frailes qure la sostienen justo a mm reclinatorio colocado a la entrada dc la capilla, donde el deslumbrante resplamudor de las lámparas confrurde los detalles, produrciendo muí efecto muágico y sublime al visluinibrarse entre- aqurella 1mw dlifuisa a la Virgen de las Batallas, comirpasre-ra imuse-para bí e del .samulo comrqrui stador1 02,

    A estos tíos habría que añadir otro que por encargo del infante Sebastián de Borbón. comenzó a pintar Alejandro Ferrant x-’ Fischer,naus hacia 1866. Úldn¡a comunión de San Fernando y -repr-esenta al monarca, cíe rodillas con un dogal al cuello en el momento (le recibir la última conitínión-, qtte no seria terminado hasta 1914103 0 bien ttniendo ambos rasgos. la protección divina x la actividad í’econquis¡aclora101. líxeluso otros hechos mnás aíecdóticos de la vida de

    ~ El Rey moro de Sevilla entregando a San Fernando las llaves de la chalad de- José Rodríguez Losada. n,ención honorífica en la Nacional de 1858 (RO. de 18 dc noviembre- de 1838); Toma de la ciudad de Córdoba por San Fernando, expuesto por Francisco García Ibáñez e-u la Nacional de 1862 (Catálogo... 1862, N4adh’id, 1862); y Albamar. re>! de Granada. rindiendo vasallaje a Fernando III el Santo de Pediro González Bolívar, ~~r-cmiadocon me-dalia die- tercera clase e-mr la Nacional de 1 884 ( R. O. (le 12 de-junio de 1884) y adquruido e-sc mismo año por el Estado (RO. dc 24 de octumbre dc 1884). ~ LI otro fue El santo rey Fernando l¡J reparte viandas entre los’ doce pobres dc Antonio Casanova y Estorach, premiado con medalla de segurmída clase en la Nacional de 1887 (RO. de 22 de juuño dc 1887). adqírir’ido e-se mismo año por el Estado (en 4.000 pts, RO. de- 14 de novuembre- (le- 1887) y reproducido en grabadlo por Lo ilustración Artística (La Ilustración Artística. 1887, p. 461), La Hormiga de Oro (La Hormiga de Oro. 1887, p. 600). La Ilustt’ación, Revista Hispano-Americana (La Ilustración, Revista I-lispa/ío-Americana. 7, 1882. p. 584) y La Ilustración Católica (Lo Ilustración Católica. 1889, p. 169). ~ Por urnanirnidad, RO de 22 de jumumio de- 188% 96 En 4.000 pms.. RO. de 14 de-noviembre de 1887. Depositado en el Muse-o de Be-lías Artes’ de Sevilla. La Ilustración Española y Americana, 1, 1888, Pp. 24v 25. 98 Lo ilustración, Rcr’ista Hispano-Anuerícana, 7. 1887. p 696, Lo Ilustración Artística, 1887, p. 407. 100 ~ llustració Catalana. X. 1889. w 216-217. 101 La Hormiga de Oro, 1889, Pp. 220-221.

    102 GARNELO, 3k . ‘Exposre-rón Nacional de Bellas Artes de 1887”. Rer’isía de Es 40000pts. Actualmuente en e-l Palacio del Se-nado1’aik’a.de116.Madrid.1887, p. 440. 1103(14AdquiridoApariciónpordeel laSe-nador’irgene-ru al1916.reyenSan Fernando en la conquista de Córdoba de Di e-go N—Ionr’oy y Agruile-ra, expuesto e-u la Nacional dc 1856 (Catálctgo.. 1816, NIadrid, 1856).

    848 El peso de la mnonarqtna este monarca, como es el caso de su coronación105 o de las relaciones con su hijo, Alfonso X el Sabio106, tendrán también su hígar en la pintura de historia.

    De los Austrias menores es Felipe IV el monarca d ~más frecuente aparición1 07, casi siempre bajo la imagen de un monarca protector de las artes, “el rey amigo de los poetas y de los artistas”108, pero sin mayor transcendencia política. Son sus relaciones con Velázquez las que monopolizan los temas de los cuadros de historia sobre su figura109. Cuando hacen su aparición otros asuntos es para referirse a aspectos anecdóticos de su reinado, sucesos menores y sin mayores implicaciones ideológicas1 mo, quizás con la excepción del Isabel de Borbón reprochando a Felipe IV el favor inmerecido que concede al cotide duque de Olivares, expuesto por José Bnm en la Nacional de lgSlílm, en el que la imagen de un rey débil y pusilaniine en manos cíe smi valido puede tener mín cierto calado político.

    Pecho 1 de Castilla, uno cíe los monarcas meclievale;; de aparición más frecuente en la historiografía1 12 la literatura1 13 y la prensa1 II del XIX. tiene en pit’ittmra una presetícia

    105 Doña Berenguela coronando a su hijo don Fernanda de Mariano dc la Roca y Delgado, consideración de- tercera medalla en la Nacional de 1866 (RO. dc 15 de febrero de 1867) y adquirido por el Estado (en 600 escudos. R.O de 3 de mayo de 1867). 100 Sun Fernando x su esposa admirándose del talento de su hijo don Alfonso, expuesto por Carlos Gironi en la Nacional de 1862 (Catcilogo...1862. NIathidí. l~62), 107 El ucinado dIc este mnonarca fue- también te-ma habitumal elu otros nedios de- expresión; novelas históricas - FERNANDE.. Y GONZÁLEZ, 8-1.. El ¿‘ande-Duque dc Olivares, Memorias del tiempo dc’ Felipe II—’, NIadrid. 1863; FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ. Nt., El Marque’s tic Siete Iglesias o Don Rodrigo Calderón, Memorias de Felipe 111 y de Felipe 11-’, Madlrid, 1865; OR’I’E.C- A Y ERíA 8. U., El peluquero dcl Rey, Memorias del tiempo de Felipe IV. Novela histórica, Madrid, 1860’,.-. artículos de-prensa -CÁNOVAS DEL CASTILLO. A.’ “Felipe IV y los regicidías ingleses”. La Amén a,. Crónica Hispano-americana. 4.1871. p. BRUSOLÁ, U., “En la corte- de- Felipe IV”, La Ilustración Española x’ Americana, 11. l8’~9, pp. 270 y 294, MONREAL, L., “Cuando Felipe IV”, La llustració,, Artística, 1888. PP 98, 114 y ¡22, SEPULVEDA, R , “Las monjas de San Placido y el rey Felipe IX-’’. La Ilustración Ibérica, IX, 1891;..-, etc. 108 ‘Bellas Artes. Exposición de 1860”, El Diario Español, 14 de- noyicrnbre de 1860. comentando e-1 cuadro de N--te-rcadé Velázquez premiado por Felipe IV. 109 Felipe IV pintando lcr cruz de Santiago en el retrato ño Velázquez de Eusebio Valide-peras. Nacional de 1856 (Catálogo... 1856. Madrid. 1856); Velázquez premiado por Felipe IV de Mercadé y Fábregas, Nacional dc 1860 (Catálogo.. 1860, Nladrid, 1560); Presentación de Rubens. como embqjador, ¡¡echa por Velázquez a Felipe JI’ die- Pérez Rumbo, Nacional de- 1876 (Catálogo... 1876. Madrid. 18’6), en el que- se tunen el tuecenazgo a Ve-lázqtrez coum el de Rurbens; y Honra al arte. (Felipe JI’ ¡tace merced a Velázquez del hábito de Santiago) del mismo Pérez Ruibio, Nacional de 1881 (Catálogo... 18Sf, Madrid. 1881). mo Es el caso de El príncipe de Gales festejado por i’eíip’ lv en la corle del Buen Retiro de Pérez Rubio, Nacional de 1871 (Catálogo... 1871, Madriul, 1871); y El rey dan Felipe IV en Naralcnrnero, también dc Pérez Rubio, Nacional de 1884 (Ca.’álogo... 1884, Madrid, 1884). Éste Último cuadro tuvo lun cierto éxito. pro 1)uesIo por eí jurado para condecoración, adunqne mro la obtuvo, fue adqurrido e-se mismo año por el Estado, bien es cierto qure en un precio muy b’a¡o. 759 pts. (RO. de 19 de junio de 1884) - el autor había pedido 5 000-. ~ Catalogo. 1881, Nladrud, 1881. 112 AMADO DE SALAZAR, AM., Historia crítica del reinado de don Pedro de Castilla y su completa r’¡ndicac’ión. Nladrid. 1852. FERRER DEL RÍO, A.. Examen histórico del reinado de don Pedro de Castilla. Madrid, 1851; FERNANDEZ GUERRA. A., Discurso del reinadc de Pedrol, 8--ladlrid, 1868..

    849 Capítulo II’ comparativamente menor, centrada, fundamentalmente, en la crueldad del monarca y su muerte en los campos de Niontiel a manos de su hermano. El primer aspecto, inspirará cuatro cuadros115; el segundo sólo dos116. Lo mismo que ocurre con la mayoría de los demas monarcas, otros episodios completamente anecdóticos de su vida serán también llevados al lienzo por la pintura de historia. Es el caso de Don Pedro ¡ de Castilla consulta su horóscopo a un moro sabio de Granada, llamada Ben-Agatín de Federico González, menciómí especial cmi la Nacional de 186411? y adquirido para el Museo Nacional1 18•

    Jaime 1 el Conquistador, al qíte la histomiografía decimonónica equiparará con Fernando III y a cuya popularidad contribuirán de fomina decisiva los dramas de Zorrilla, El excontulgado, y Escosura. Don Jaime cl Conq¡-ñstador. será el más representado de los reves aragoneses. La imagen es la de un rey cm’istiano y reconquistador. el monarca que había reintegrado en la nación española el reino (le Valencia. Se mepíesemítan: la iímterveticiómi divina en su ayuda1 19, sus éxitos militares en la Reconquista120. 5 it muerte1 21 x’ el ít’~ísJa cío de su cadáver al monasterIo dc Poblet122.

    113 Blanda de Borbón dc Esproruce-da. pthl’lícadio en 1870; El Zamu,tero y el Res dc Zojuil la. Cm’ trenadlo eíu 1840;

    Rían ca

    850 El peso de la monarquía

    Caso especial es el de Boabdil. el Ultimo rey moro de Granada, el único de los reyes moros que aparece en la pintura de historia como tema central del cuadro y no como personaje secundario al lado de un rey cristiano. La exaltación romántica de la Granada nazarí parece ser el origen de esta atracción por el Ultimo de sus monarcas, atracción que se plasmará en obras literarias123, artículos de prensa, óperasm2d y cuadros de historia; aunque tampoco habría que desdeñar, tal corno recuerda Cañete a propósito de un cuadro de Soriano Murillo. El suspiro del ¡noto, lo que dicha presencia tiene de exaltación de los Reyes Católicos, conquistadores de la ciudad. Para Manuel Cañete el gran mérito de Soriano Murillo estriba en que ha sabido

    penetrar en el corazón de las edades que fueron, para arrancar a os anales dc la patria peusonajes de la época más gloriosa en nimestra historia nacional y presentaros e-ru el lienzo con la propiedad y exactmtud del enudito y dic1 arqucolono (...) vivir así el durlee re-e-murrio de la memorable era de hazañas en que el aliento generoso y vuva fe de la más grande de las reinas. sin rival en los fastos del mu urndlo, puso fin a la epope-ya ugante-sca125

    Además de eíi el va citado El suspiro del ¡noto cLe Soriano Murillo. premniado con medalla de segunda clase en la Naciotíal de 1856l2<~ “‘adquirido ese mismno año por el Estado127, Boabclil esttívo también presente en esta primeva Naciotial cotí Batalla de Lucena cíe Francisco de Paula van Halen, Nacional dc 1856128. cuadro en el que ptiecle sul)yacer un motx’o político-propagandístico mucho más imnediato que a reivindicación (le una detenninada imagen histórica: el conde de Lucena, Leopoldo (EDonneil, era a la sazón N-linistro de la Guerra. El último re~’ granadino volverá a estar nuevam=ntepresente en las Nacionales cte 1860129, 1884130, 1887131 y 1892132.

    junio de 1884) y compra por el Estado (en 3.000 pts., RO. 19 dc junio de 1884); y FI juramento del Puig. expmuesuo por Ramón Ganido Mérudíez en la Inmernacional de 1892 (Catálogo... 1892. N--fadrid, 1892). 121 Últimos momentos del rey Jaime 1 el Conquistador dIe- Emano Camarlenclr, premiado con medalla de-segunda clase en la Nacional dc 1881 (RO. de 14de- abril de 1881), adquirido por Estado (en 5.000 pts.. RO. (le 20 dc noviembre- dc 1881) y re-ínodmucido en grabado por La Ilustració Catalana (La Ilustració Catalana, VIII, 1887, p. 232-233) 122 Traslado del cadáver de don Jaime el Conquistador al monasterio de Poblet de Alejandro Grau, mención en la Nacional de 1856 (RO. de 7 de agosto dc 1856). 123 Granada, poemura de Zorrilla; El suspiro dcl moto, ruovel a históuica puubli cada por Castelar en 1885- Abdel el Zegrí, obt’a de teatro de- Gaspar Feunaudlo Colí estrenada en 1 58; Boabdii el Chico. diría-co rey moro de Ge-ociada drama de Juman Rui7. del Ce-no estrenado e-mr 1848... 124 Boabdil de- Saldoni. 1845, 125 Discursos leídos ante la Real Academia (le Bella,~ Arces’ de Sm-e Fe‘maculo en la recepción pública delIlmo. Sr,

    D. Benito Soriano Murillo, Nladrid, 1883. pp. 37-38. 126 RO. de 7 de- agosto de 1856.

    127 R.O de — de agosto de- 1856, en [8,000 reales. Actualmente c-n el Museo de Bellas Artes de Palma de- Mallorca, 128 (aÑiogo 1856, Madrid. 1856. 129 Boabdil volviendo de su prisión de Lumisa Rodríguez de Tojo, premiado con mención de- medalla de- scgxmda clase (RO. de 2 de diciembre de 1860). 130 Proclamación dc Boabdil de Plácido Francés Pascual, (Catálogo... 1884, Madrid, 1884). reproducido en graluado iror La Ilustración Frpañola y -4rnericann (Lo Ilustración Fspañofa. y -4rnericano, 1884, p. 365).

    851 Capítulo IV

    En el santoral laico de los monarcas españoles Alfonso X representa la sabiduría, y a ello hacen referencia la mayoría de los cuadros de historia en los que aparece este rey133. La única excepción es Alfonso X tomando posesión de las aguas del mar en Cádiz de Matías Moreno, consideración de tercera medalla en la Naciomíal de 186613>1 y compra para el Niuseo Nacional135, que sorprende con la imagen de un Alfonso X guemTero, partícipe cii la empresa reconquistadora.

    La reina ¿Juana, heredera legítimna de la monarquía de los Reyes Católicos, es para los pintores de historia, exciusivamemíte. la reina loca de amor, sin que ningún otro rasgo de su personalidad parezca interesarles -lo mismo ocunirá cotí otras fomínas de expresión artística136-. Hasta un total de cinco cuadros, de los que pasaron por las Nacionales de Pintura, se itíspiraron en la demencia de la reina castellana. Entre ellos137, Demencia de doña Juana de Castilla de Lorenzo Vallés. que, a pesar de stí éxito -medalla de segunda clase cii la Nacional de 1866138, envío a las exposiciones intet’naciona]es de Viena, 1873, y Filadelfia, 1876, y compra para el Museo Nacional139— mereció, cíe palle cíe ‘[‘ubino. una crítica bastante tíegati va, por la falta cíe transcendencia del asunto, aspecto fundamental de todo cuadro de histot’ma.:

    ¿,Qtuc importa que- su cumadro esté licelmo con inteligencia y gusto, que el crítico re-pose en él su mirada con pl acer. si carece- de toda trascendencia, si está vacío de- toda ide-a, de todo interés

    131 Prisión de Boabdil en la batalla de Lucena de González Bolívar (Catálogo... 1887. Madrid. 1887), re-prodiucido en grabado por La Ilustración, Revista Hispano-Americana, 1887 (La Ilustración. Revista Hispano-Americana, 7. 1887. p. 453), 132 El suspiro del moro de Pradilla y Ortiz. (Cac4logo.. 1892, Madrid, 1892). 133 San Fernando y su esposa ad,niróndose del talento de su bujo don Alfonso dc Carlos Gironi, Nacional de- 1862 (Catálogo. ..1862, Níadrid. 1862); Alfonso X el Sabio. cumpliendo la voluntad de st¿ padre. firma las Siete Parlidas’ de- Amérigo y Aparici. Nacional de 1864 (Catálogo.. .1864, Madrid, 1864); Alfonso el Sabio dictando las Partidas de- Peyró Une-a, medalla de segunda clase en la Nacional dc 1881 (RO. dc 14 de abril dc 1881); y Don Alfonso cl Sabio o los Libros del saber de A srrono,nía, de Dióscoro de- la Pume-bí a, expuesto en la Nacíonal de 1 88 1 (Catálogo... 1881, Madrid. 1881) y adquuirido en 1885 por el Estado (en 5000 pts.. RO. de- 11 dc jummio de 1885). 134 Por uunanimnidad, RO. de 15 dIc febrero de- 1867. 135 En 600 e-scumdos, R.O de- 3 de mayo de- 1867, Depositado en Palacio del Senado. douude se- encuentra actualmente-, por RO. de- 12 de noviembre dIc ¡878. 136 Locura dc’ Amor, dlu ama dc Níanuel Tamayo y B atms , estrenado en 1855; Doña lun ma la Loca, drama de Eranquelo, estrenado en 1847; Doña Juana la I..cc’a. ópera de Emilmo Serrano.,, 137 Los otuos tres fureroru; La reina doña Juana la Loca ante el féretro de su esposo Felipe de Gabriel Mauneta y Aracil. uuredalla de- tercera clase en la Nacional de 1858 (R. O. de 18 dc septiembre de 1858) y adquirido por e-l Estado en 1880 . i~8 Por rmanimidad, R O de- 15 de- febrero dc 1867 RO. de- 14 de-febrero de 1878. 139 En 2.000 escudos, RO. dc 3 de-mayo dc 1867. Actualmente en e-l Casón del Buen Retiro, Niuseo del hado, Madrid

    852 El peso dc la monarquía

    contemporáneo, si no indica más que el conocimiento de-las re-gl]s técnicas del arte, al lado de una 140; alise-neja deplorable- de- todo valor moral? y Doña Juana la Loca de Francisco Pradilla, el cuadro que tuvo un mayor éxito de toda la pintura de historia decimonónica española -medalla de Fonor en la Nacional de 1878141, medalla de honor en la Exposición Universal de París de 1878. medalla de honor en la Exposición Universal de Viena, compra para el Museo Nacional142 y reproducción en grabado por La Ilustración Española y A,tme,’icana1~, El Mund Ilustrado144, Almanaque de la llusu’aciótí145, La Hotmniga de 0rol46. La ll¡.síración de E~paíia1’17 y Blanco yNeg,-o148-. Su éxito se compietó con los elogios unánimes de la crítica, vease smno. como ejemplo, lo escrito por el siempre ácido Ibáñez Abellán, que en este caso mio pamce encontrar íiitigtin reparo:

    u acción de-la obra se- encuentra encomendada a los >.ue-rsonajem que rodean las angarillas en que- descansa el féretro guíe eímcierra los restos de D. Felipe, y más ;uuu en la grandiosa figura de doña Juarra que, en pie, y en actitud tétrica y desconsolada. conte-mupla extraviada e inseguramente aquella caja que, más afortunada, posee-ra para Siempre las preciosas reliquias de su adorado amante. Una dama sentada junto al féretro y lujosamente ataviada, reita en compañía de- uun fraile que permanece arrodillado, las oraciones dc difuntos; a la i-ztjumie-rda se- extiende el numeroso y fúnebre corte-jo; a la derecha, y sentada en el duro site-lo. como descansando de las penalidades díel Viaje-, al par qmtc pr disfrutar mejor de lina tiemite-e-hora fogata, hay seis damas, uuuua dic las curales, la 11 tluna, aparece- con el rostro completamente ye-lado por eí humo que- ‘tI cje-izo impele; más al fondo, un griupo de- cortesanos cumehiche-an y contemplan la escena, de-notando en sus facciones. oua la iríditerencia guíe- les iumspira. ora el vivo interés que- embarga su auuumo. La aridez del te-uve-no, lo mismo que aquel raquítico y dcs¡uudo árbol que- se- alza e-sr el segundo término de la derecha, indican suficiente-mente la época en qre tan lúgubre acción se verifica, y ha sta la silite ma dcl cojee-ru mo guie allá a lo lejos se- divisa couummibuuyc potíerosaur ente-a la total counprensión del asuuto, dándole como es de suponer, vertadero carácter de majestad y dc guamu de-za149

    La reina Doña María de Niolina gozó de gran popularidad dtírante el siglo XIX. de la que datí fe artículos de prensa, obras de teatro150, cuadros dc historia destacamído siempre su caracter enérgico, como proteclora de los derechos de su hijo frente a las ambiciones de los nobles. hay aquí un manifiesto paralelismo histórico con Li minoría dc Isabel II, pero también

    140 TUBINO, F. Nl., “Exposicióux Nacional de- Bellas Artes, La pintura de- historia”, Revista dc Bellas Artes, 1, 1866-1267, p. 161. Con 12 votos a favor y 5 en contra 142 En 40,000 pís., el precio originalmente- fijado fue de 20 000 pt;.. RO. de- 26 de- marzo de IWS. pero se aínplió poste- or’ine-nte. Actualmente- en el Casón del Buen Re-dro, Viuseo de] Prado, Madrid. 143 La Ilustración Española y Americana. 1878, II, suplemento al n0

    853 capitulo IV debe verse como la exaltación de un determinado cam’ácter, y, sobre lodo, como la rememoración de mi periodo histórico, su regencia, considerado clave en el desalTollo de un poder denmocrútico y popular:

    La regencia de doña María de Molina, Bajo las alas de- este ángel, que lleva en sus brazos a su hijo, pobre niño, cuya corona flota a merced de los vientos de todas las pasiones en un lago de sangre; bajo la protección de Doña María de Molina llega a su apogeo el municipio, y e-l estado llano agradecido, salva a la reina de-todos los peligros y conjura todas las grandes tempestades, uniendo 151. sir libertad al nombre de-doña María que llcga’a ser su símbolo y enseña

    La defensa hecha por la reina de los derechos de su hijo será asunto favorito de los pintores de historia, hasta tres citadros sobre este tema152. Pero incluso un episodio menor de la Historia cíe NIariana, que imisiste, eso sí, en la imagen cíe mujer enérgica con la que había pasado a la historia, tendrá también su lugar en la iconografía historicista decimonónica. BolTás y Mompó expone en la Nacional de 1887 un lienzo titulado Doña Alaría dc Al olina amparando al infante don Juan153. que, aunque no premiado ni adcjuirido por el Estado, será repro

    Autet’wauot~ ‘~ La Ilt,sn’acióuí ibérica1

    Fernamído IV, además de los cuadros en que aparece junto a su madre María de NIolina, lo hace en otra ocasión más, relacionada en este caso con el teína dc la venganza cíe los Cam’vajales. muí asunto prácticamente cotidiano en la etíltura decimonónica: aí’lículos de pi’eíxsa152. obras de teatro158, óperasl59 y. por supuesto, cuadros. Casado del Alisal obtiene un gran éxito en la

    151 (‘ASTELAR Estudios históricos sobre la Edad Media u otrosfragtra’ntor, Niaduid, 1875.15. 28. 152 Entrada en Segovia del Rey niño San Fernando. lujo de Sucucho el Bravo y de su ¡utadre. tutota y gobernadora del Reino, la insigne Doña ~1--faría de Molina de- Alcuza, erie-are-o de 1-a Corona; La reina Doña 1lfaría de Molina presentando a su hilo Fernando 1V’ a los Segovia ~O5 para qn e le rindan homenaje; e-xpuíesto íor G órnez y’ Cros en la Exposición de- la Acadctnia dc 1842; y jura de Fernando IV en las Cortes de Valladolid de- Umisl,crt, Será éste último. encargado por el Congreso en 1863, que pagó pou él 20000pts., cl que- tenga un mayor eximo; a ~u compra por ci Congreso hay que añadir el hecho de que frucia reproducido en grabado por las más imuportantes re-vistas de la época, El Museo Literario (El Museo Literario, 1863-1864, íw- 172 173), El Museo Universal (El Museo tui versal. Vílí. 1864. p. 180). La Ilustración de España (La Ilustración de España. 1886. p.325) y La Ilustració,u Católica (La Ilustración Católica. 1886, p. 1). 153 Catálogo...1887, NIadrid, 1887, 154 La Hormiga de Oro. 1887, p. 585. 48. 15615510La líasIíustracióc¡.tuición ¡bética,Reu’ista VI.Hispano-Americama.1888, p. 469. 1887. pS 157 “Los Cauwajale-s Síncanario Prutore seo Español. 10, 1842. pp.Y5-?á; “los Carvajales”. Semanario Pintoresco Espanol IS43.~,p. 18- 19;’’.tnsmicia de Dios”.S’emanario Pintor-e-sca Español, 43, 1848. pp.339-- 343 (incluye- orabado d~l momento en que- son arrojados por la peña); BELZA .~l, “Los Carx—ajales”, El

    Periódico ilustrado 1S66, pr>- 134-135; BENAVIDES, A., “Sobre- e-l euuplazaíniento de Fernando [\—“‘, La Ilustración Espanola Americana. 1 8’~ 1. PP. 2ó7-269.., 158 Fernando el Empla ado Bretón de-los Herreros, 1Ñ37; Fernando el de Arctequera, Vega. 1847;... 159 Don le-mando el Emplaado. Zubiarurre, 1870.

    854 El peso dc la monarquía

    Nacional de 1860 -medalla de primera clase160, compra por el Estado161, envío a la Exposición de Londres de 1862 y t-eproduccidn en grabado por El Museo Unií.crsallt~2, El Museo Literario1 63 y La Ilustración de España1 64~ con Últimor ¡¡tomentos de Fernando IV el Emplazado. Representa el momento en que los dos caballiros, injustamente condenados por el rey, se le aparecen a éste paraindicarle que el tiempo del emplazamiento ya se ha cumplido:

    A la derecha del espectador, reclinado en un gótico lecho, yace- el ¡‘es, lleno de- un terror pánico, abrumado de- remordimientos, y contemplando con estraviado semblante- la terrible- visión que sc les presenta. Los caballeros Carrajales, sentenciados injustamente por el re-y a ser precipitados desde- la alta y Innestamente- famosa Peña de Martos, se le ‘aparecen al cabo de- Los treinta días mostrándole el nno de ellos um reloj de arena, en tanto que el otro, señalando al cielo, recuerda al espantado monarca la venganza divina165.

    La imagen de Carlos II. en la pintura del siglo XIX, es la de un rey débil y enfermizo. que hace honor al apelativo de hechizado con que había pasado a la histomia. Cuatro son los cuadros eti los que figura este monarca, entre ellost66. 1.-a menor edad de don Carlos II. que, al margen de su carácter anecdótico, parece hacerreferencia a una minoría prolongada a lo largo de todo el reinado, expuesto por Pérez Rubio en Ñacional de l86216’k y Carlos II visitando cl monasterio dc Cardeña de Agel Lizcatio. medalla de segunda clase en la Nacional cíe 1881168 y ueproclucción en grabado por La llusnación Española y A,¡¡et’ica,ía169, el urnco cíne, a priori. podría considerarse cíne no se centra e .~ esta visión negatisa del monarca, per~o cmi el qtte, explícitamente, se intenta reflejar el contraste eímtre la sobuja grandeza de la vieja

    Castilla, el alma auténtica de la nación, \T la decadencia, plasmada en su degenerado ultimo vástago, de una monarquía foránea y extraña al ser nacional.

    Don Rocfrigo, el uíhinio rey visigodo, es, exclusiva.iuente, el perdedor de la batalla de Guadalete, episodio histórico visto como una denota de la nación espaiiolat2(t.

    160 RO. de- 2 de-diciembre-de- 1860, 161 RO. dc 20 de- diciembre de- 1860 e-u 45.000 reales para el N-lusec Nacional. Depositado en el Senado, RO. de- 8 de- enero de 1 SSS. 162 El A-fusco Universal. IV. 1860. p. 348. 163 El Museo Literario, ISoS. p. 284, 164 La llustracion de España, 1886, p. 293. 165 MORAd. de- D.,” Exposición de-Bellas Artes”, La Discusión. 1 de-noviembre-de 1860. 166 Los otros dos fueron Carlos JI el Hechizado, asistido por Froilán Díaz. expuesto por García Martínez en la Nacional de 1876 (Catálogo... 1876, Madrid. ISTÓ). y El capuchino fray Mauro Tenda exorcizando a Carlos JI. expire-sto por Pérez Rubio en la Nacional de- 1881 (Catálogo... 1881, Madrid. 1881). 16’t’atálogo...1862, Madrid, 1862 loS Por unaulunidad, RO. de- 14 de abril de 1881. 169 ~, Ii,jstrociás> Es¡’aiiola m’ A,m’rirana. II. 1581, ji. 172, 170 Don Rodrigo. el último rey de los godos, pidiend~ asilo a un labriego, después de perdida la batalla de Cuadalete de Paulino de la Linde, Nacional dc 1858 (Catálogo... /858, Madrid, 1858); Batalla de Guadalete -re-presenta cuí realidad la huida d’? Don Rodrigo- de Niarcelino de- Une-eta y

    855 Caníndo IV

    Enrique III figura en tres cuadro de historia, dos de ellos relacionados con la muerte de su hermano Pedro 1171, sin que su imagen quede muy definida.

    Pelayo es, según la pintura de histomia. el rey qtíe inicia la Reconquista. el transmisor de la legitimidad visigoda a los monarcas castellanos, el héroe de Covadonga, episodio mítico que funda la nación española. Y a esto hacen referencia los dos únicos cuadros de historia en los qíte figura como protagonista: Don Pelayo en Covadonga de Luis de Níadrazo, medalla de primera clase en la Nacional de 1856172 y compra por el Estado173; y Don Pelayo en Covadonga, de Ramón García Espínola. Nacional de 1871 l74~ p~ llamativo el hecho de que en ambos cuadros, a pesar del carácter mitico que poseía la batalla, lo que se represente mio sea el desarrollo de la batalla, sino la corotíación de Don Pelayo, muestra de hasta qué punto la transínisión de la legitimidad visigótica a Pelayo era considerada mas itnpom’tante que la propia victoria sobre los musulmanes: tm’ansínisión de legitimidad que se enfatiza, bien comí la presencia de obispos visigodos, caso de Urbatio en el cuadro de Madrazo. bien con la idea de qite la coronación de Pelayo habría sido llevada a cabo siguiendo el viejo ritual visigodo: un grabado publicado por el Semanario Pintot’¿’sco Español en 1843175 mmtestra a Pelayo alzado sobre un escudo por sus seguidores. según la antigua tradiciótí gennanica.

    Alfonso VIII es. exclusivatuente, -en literatura había sido, sin embargo. su vida sentimental la que habfa atraído la atemíciómí de los autores, es el caso por ejemplo de La judía de Toledo o ALJ’onso Viii. obra de teatro de Eusebio Asquerino estrenada en 1843- el vencedor de las Navasí?t.

    López, mención de segunda medalla en la Nacional de 1858 (RO. dc 18 de-noviembre-de 1858) y compra para e-! Muse-o Nacional (cuí 6.000 reales, RO. de- 10 dc noviembre dc 1859); y El rey Don Rodrigo arengando a su ejército antes de la batalla del Guadalete de Bernardo Blanco y Pérez, Nacional dc 18’J (Caiñiogo.. 187/. NIadrid, ¡871). adquirido en 1W3 por el Estado (e-Ir 2.500 pts., RO. de 13 de noviembre-de 1873). 171 Lv muerte del rey Pedro 1 de Castilla de- Montero y Calvo, me-dalí-a de- tercera clase en la Nacional de ¡884 (RO. de 12 de junio dc 1884), compra por e-l Estado (en 1.500 pts.. RO. de 19 de junio dc 1884) x reproducción en grabado por La Ilustración Ibérica (La Ilustración Ibérica, 1884. pp. 680 681), y El drama de Montiel, de- Anaya y León. Nacional de- 1887 (Catálogo.. 1887, NIadrid, 1887). El tercero fure Episodio del reinado dc Enrique ¡Ji dc Castilla de Fierros Alvarez, medalla de tercera clase en la Nacional de 1566 (RO. de. 15 de febrero de lS67~t ‘t compra por el Esuado (en 1.000 escudos. R.O deS de mayo de 1867). 172 RO. de 7 de agosto de 1856. 173 En 5.000 pts., RO. de- 7 de agosto de 1856. Depositado en la Basílica de Covadonga. douude sigue actualmente, por RO. de- 13 de-febrero dc 1877. 174 Catáloga .. 1871, Madrid, 1871, Semanario Pintoresco Esícaiial, 26, 1843, p. 201. 176 Alfonso VIII recorriendo el campo de las Navas de Tolosa al día siguiente al de la batalla de este nombre de Francés Llamazares. Nacional de- 1864 (Catálogo.. 1864, N4adrid. 1864); y Alfonso I”iII arengando a sus tropas antes de la batalla de las Navas, dc Casanova y Estorach, mención dIc une-dalIa de- segiunda clase-en la Nacional de 1866 (RO. de 15 de-febrero de 1867).

    856 El peso de lo rnonarquw

    Wamba, rey de relativa popularidad en el siglo XIX -artículos de prensa177, obras de teatro178...- y del que se destacan siempre su falta de amb..ción personal -habría aceptado la corona obligado- y la traición de la que ¡líe objeto postemiom’nmente por parte de los miobles, gozará también de un cieno éxito pictórico. Juan Antonio Ribera y Fernández pinta en 1819 para Fernando VII Wanut’a renunciando a la coronam?9, representando el momento en que el rey es obligado a aceptar la corona. bajo la amenaza de -mo de los notables visigodos, que empufia su espada en el centro de la composición: cuadro dieciochesco, tanto en la concepción, dentro del más puro neoclasicismo180, como en la idea mural que parece desprenderse de él. Juan Bnmll elige el momento final de la historia, la traición de los nobles, quienes después de haber obligado a Wamba a aceptar el trono, recurren a a estratagema de su tonsura para obligam’le a abandonarlo. Su Tonsura del rey Wamnba pasó bastante desapercibido por la Exposición Nacional de 1895181. pero fue reproducido en grabado por La Ilusítación Artística 182

    Felipe III es el tema de dos cuadros de historia, los dos de tipo anecdótico, que comítribuvetí a configurar la imnagen de un monarca bastante anodino y desdibujado183. También en dos ocasiones aparecerá Enrique IV de Castilla. cuya i;nportancia histórica parece derivar umucameííte de ser el rey que pem’mnitió el acceso a] trono castellano de su hermana Isabel184. En el caso de éste último muonarca se podría incluir un tercer cuadro, La farsa de Avila de Pérez Rubio, premiado con medalla de segunda clase en la Naconal dc 1881183 y adquirido por el

    172 091550. A.”El re-y Wamba”, Lic Ilustración, 11. l881-1882, ji. 58. 178 Zorrilla. LI rey loco. 1847. 179 Fignia en el Catálogo Provisional del Museo de Arte Moderno de- 1899. Depositado en la Universidad de

    Granada. Facultad de-Filosofía y Letras, donde-se-encuentra actuahíente-, por RO, de- “‘ de-octubre-de- 1904. 180 La dependeucia de-los modelos neoclásicos franceses es más que evidente; la figura que- centra la composición remite-, sin du,dla, al centurión del El juramento de los Horactis, ptntado por David en 1784. y del que Ribera había sido discípulo en Paris; incluso la idea compositiva late-ce- de-ter mucho a obras como Manlius Curias Dentatus rehusando los presentes de los Samnitas, Gagneraux. 1776. y, sobre todo, Hipócrates re/tusando los presentes de Artajerjes, Girodet. 1792, cuadros todos ellos que debieron ser vistos por Ribera en su estancia parisina. 181 Catálogo,.. ¡895. Madrid. 1895.

    182 La Ilustración Artísti ca. 1894. ~. 361. 183 Vista del Panteón de los Reyes de León en la iglesir. colegiata de San Isidoro (fundada por Alfonso 1-’) en el acto de ser visitada por el rey don Felipe en agosto de 1600 de José María Avrial, expuesto en la Nacional de 1862 (Catálogo. .1862, NIadiid, 1862); y Encuentro de Felipe 111 con Lope de Vega llevando el viático de Pérez Rubio, expuesto en la Nacional de 1871 (Úaícílogo... 187!, Madrid, 1871). 184 Ma.rifvstac’ión del rey Enrique Ji’ de Castilla al pueblo segoviano de- García Martínez, premiado con mención ordinaria en la Nacional de 1862 (RO. de ~.9de noviembre de- 1862) y adquirido al año siguiente- por e-l Estado (en 15.000 reales. RO. de 10 de- junie de 1863); y Presentación del príncipe Alfonso en los muros de A vila de los Caballeros de- Vice--ite Izquierdo, mención honorífica en la Nacional dc 1866 (RO. de 15 de febrero de 1867), 185 LxtrauTeglauuuentalia Por uurammidad, RO. de 14 de- abijí de 1881.

    857 (auítjt(o IV

    Estado en 1886186, que , a pesar de que él no aparezca directamente, contribuye fijai’ su imagen ante la historia.

    Emi una sola ocasión, y por lo tanto sin que se les puedan atribuir rasgos distintivos, figuran Alfonso 1 de Aragón187, Sancho II de Castilla188, Sancho III de Castilla189, Jaime III dc Niallorca y su mujer Constanzam9o, Alfotiso IV de Aragón191, Alfonso V de Aragón192, Isabel de Valois -la esposa de Felipe IP193, Sisenandom9d, Martín el Humano195, Pedro 1V196, Alfonso NI197 y Ramiro 11198.

    186 En 1.250 pts.. RO. de- 6 dc agosto de 1886. Actu’almente cuí eí Niuseo dc Pontevedra, de-pósito del Niuseo del Prado, 187 I>esastre de Fraga de- Juan García Martínez, Nacional de- 1858 (Catáíogo..l85.S, Madridí. ¡858). 188 A-fuerte del rey Don Sancho ea el cerco de Zamora dc García Martínez, premiado con meución de- IMimera medalla en la Nacional de 1860 (RO. de Zde diciembre- de l860~ ~ adiqulindo en 1863 P01’ e-l listado (Fin 15.000 re-ales, RO. de 14 de-ene-ro dc 1863). 1 80 San Raimundo de ¡“itero recibiendo del rey Sancho III las llaves de (‘alalra iv, de- Esteban y lozano, Nacional dc 1866 (Catálogo... 1866. Madrid, 186(S). 190 Prisión de la última reina de Mallorca de.Sen’et y’ Co mm. prerríi ad o con mcd II ¿u de sc olrndla clase- en la Nacional de- 1W6 (RO. de 28 de- abril de- 1876) y adquirido e-se- mismo año por el Lst ud& (en 3000 pts., RO. de 29 de-mayo de- 187Ñ. 1 91 Guillé,, de Vinarea delante ‘le Alfonso ¡1-’ ha ciéndole revocar un ontrafnc ro de- Sala Francés, medalla de primera clase e-ti la Nacional dc ¡878 (RO. dc 14 dc febrero dr IS 5) envío a la Exposición Universal de- París dIc 1878 y r’e-prodltucción en grabado por La (lustración 1 vcanola .-4inct-h ‘a/ca (La ilustración Española x Americana, )~?5, 11, ¡y 124). 1 92 Entrada en Nópoles de .4 Ifonso E dc .4 ragón de- Galofre-, expureslo en la Nacional dc 1 STo (Catálogo.. 1876. NIadud, 1876>. 193 Visita del cardenal Espinosa a Isabel de Valois dc Vicente- Campe-sino. Nacioual de 1881 (Catálogo... /88/. Níadrid, 1881). ~ El rey Sisenando ante el concilio cuarto de Toledo de \-‘ayr’e-da y Vila, expíue-sto en la Nacional de 1884 (Catálogo... /884, N Iddlrid. ¡884). fue- fe-proc1ticidlo en grabadio por La Ilustrac hin Española y Ameí’icano (La Ilustración Española y Americana. 1884, p. 60) y La Hormiga de (3ro (La Hormiga ib’ Oro, 1894, ~‘- 393). 195 Martin el Humano y la condesa de Urge-II de Crespo y Villanueva, expuesto en la Nacional de 1887 (Catálogo... ¡887, Madrid, 1887>. 196 Don Pedro IV el Ceremonioso rasgando <‘1 privilegio de la Unión de Gómez Salvador. expuesto en la Nacional dc 1887 (Catálogo... 1887. Madrid. 1887). 197 Alfonso XI institt¿vendo el Ayuntamiento de Madrid de Ile-ríe-ros de Tejada, premiado con medalla de- tercera clase en la Nacional dc 1890 (RO. de 31 de- mayo de ¡890). Previamente había sido expuesto en la Internacional de-París de 1889. 198 La leyenda del rey monje o La ‘ampana de huesca de- Casado del Alisal, Cran Cruz de- Isabel la Católica en la Nacional de 1881 (RO. dc 14 de julio de 1881), compra en 1882 por e-l Estado (en 35,000 pis., RO. de 28 dc enero de- 1882), envío a las exposiciones dc Nlunich. Viena, Diisseldorf y París y reproducción en grabado por La Ilustractón (La Ilustración. II, 1881-1882. PP. 288-289), La Ilustración Española y Americana -esta en dIos ocasiones, 1882 (La Ilustración Española y Am.er,cana, II. 1882, pp. 88-

    89) y 1886 (La Iluscración Es¡.,añol a y Americana, II, 1886, suplemento al ~O XXXVIII)-, Almanaque de la Ilustracion (Almanaque de la Ilustración. 1883, p. 142) y La Ilustración (le España (La Ilustración dc E~paña 1886, p. 84). Una muesna del impacto perdurable que el cuadro tuvo en el arte- espatuol del siglo XIX la tenemos crí el hecho que todavía a finales de siglo un pintor. Federico Jiménez, presente en la Exposición luiteu’nacional de- 1892 luma parodio del cuadro de-Casado en que los personajes históricos son sustituidos por aves.

    858 Fi peso de la monarquza

    La única excepción sería Ranúro II el Monje. que, a pesar de haber figurado en un solo cuadro, eso sí con gran éxito -véase nota anterior-, y de apar~cer representado en una escena de dudosa veracidad histórica, logró elevarse en el imaginario colectivo español a arquetipo de rey enérgico y justiciero. cualidades que, a decir de la crítica, tampoco habría tenido el rey aragones:

    No es La campana de Huesca un tema ni simpático u poétco. ni tal vez histórico: es una fabnlosa leyenda que ha rodeado el nombre de Ramiro 11 de una triste aux~o1a de ferocidad que le presenta a nuestra imaginación como un rey sanguinario y enérgico. cualidades qtue no tuvo ciertamente cm re-y 199. monje-

    El éxito de esta imnagen. perfectamente perfilada y dc gran éxito popular. a pam’tir de un solo cuadío de historia, se explica por la truculencia del lienzo de Casado una sanguinolenta y macabra representaciómi de cabezas comiadas que más parece ilustración de un crimen pasional en un periódico popular que un cuadro de historia:

    El re-y monje, entre- un círculo dc cabezas ensangrentadas que ~:acen en el suelo sobre- uní mar de- sangre, sujeta con una ruano un enorme- perro. (pie excitado por el olor de esa sangre, y viendo tal vez por instinto un enemigo de sur amo e-u cada uno de los nobles qire- bajan íu escale-ra, esta más pronto a lauzarse sobre- ellos que- a obedecer la presión del re-y, que le obliga a e-star quieto. Ramiro señala a los nobles aquellas cabezas. asegíu’áudoles que lo misa o está dispuesto a hacer con todos e-l los. La actitudi de los magnates es una de- las bellezas del cuadro; cl tenor, la ira, la sorpresa, las indignación, todos estos sentimientos se Icen en los se-tublantes. en tanto que el rey, falo, tranquilo e impasible mira aquel grupo de- caballeros con el más sobe-rano desdén200,

    Caso apane es el de los mnoíiarcas remnantes dum’ante el siglo XIX, presemites en una serie de cuadros, no de historia en sentido estricto -representan sucesos mas o menos contemporáneos- pero cuyo espíritu cabe considerar dentro (le los cuadros de historia. No debieron de ser ajenas a esta proliferación las necesidades económicas de los pintores, que encontraron en este tipo de pintura, de carácter áulico, una salida a sus problemas pecurnanos. Tampoco fueron los Únicos artistas en caer en esta adulación fácil y píovechosa, pues fueron muchos los poetas, y no de los menores. -Larra, Quintana lista- que conmemoraron en sus versos el mnatrimonio de María Cristina. sus cumpleaños y embarazos, el nacimiento de Isabel II. su jura como heredera...

    En pintura la más representada de los monarcas decimonónicos será Isabel II, cuyo largo reinado coincide con el momento de mayor auge de la pintura de historia. predominando sin embargo tina imagen familiar, cotidiana, la de tina reina s>hiboJo de las virtudes domésticas, mientras la imagen propiamente política aparece expresada en Isabel la Católica, su aher ego

    199 “La Exposición de- Bellas Artes’, El Manifiesto, 21 de- mayo de- 1881. 200 114dcm

    859 Capítulo IV histórico. Desfila así por los cuadros , contribuye al progreso y bienestar de la nación202, recorre el país203, da muestra de síís virtudes cmistianas204, o, al extremo. atiende sus obligaciones políticas205. (Cuadros todos ellos centrados en laimagen ideal de una reina que reina pero no gobierna, y que tanto en su vida personal como pública representa las virtudes que se esperan de un soberano.

    Fernando VII encargará una serie de lienzos sobre los episodios más significativos de su remnado. Un tipo de pintura directamente propagandística eíí la que se intenta mostrar la grandeza del monarca, el cariño del pueblo hacia él y sus éxitos políticos. Estaríamos ante una identidad de Antiguo Régimen en ¡a que se promueve la identificación del pueblo con su soberano.

    José Aparicio e Inglada pinta en 1827. respondiendo a un encargo

    110 se ha ciudado cíe- atender a las se-mejanzas cíe más de cirrcuue-nta personal es rebatadlos e-fi cl etuadro. y’ sí únicamente a presentar la posición en que sc hallan e-ti él y sus nombres para qule- los que ruo

    201 Bautismo del Príncipe Alfonso de Rafael 13e-njrumea. encargo de Isabel II (figina en el Inventario de pinturas del Palacio Real de 1870); Presentación de la princesa de Asturias. A-faría Isabel de Borbón en la Real Cámara, también de Rafael Benjumea. encargado por Isabel II en 1854; N Bocio de Adalberto de Baviera y María Amalia de Sajonia cíe Galofre. qule, friuto tambidír de- uun e-Ile-argo de Isabel II, fue exputesto en la Nacional dc 1860 (Catálogo... 1.560, NIadrid. 1860). 202 La inauguración de la traída dc’ agitas a Madrid de- José Ca rol , lice adqruitido por Isabel II en 1857 (en 4,000 reales). 203 Episodio del viaje de los reves a Valencia en ‘nava de ¡SSS, expuesto por Antonio Galvien en la Nacional de- 1866 (Catálogo... /866, Madrid. 1866). 204 Isabel II besando la ulano al pobre más anligun de la Caridad de Sevilla, CX¡)lIe-sio por José Roldán en la Nacional de 1864 (Catálogo... 18ó4. Madrid, 1864). y Los reyes Isabel II y Francisco de Asís adorando el Lignum Crucis en el patio de Reyes del EscoriaL encargado por Isabel II a Rafael Benjumea. 205 SM la Reina doña Isabel II y su Estado Mayor de Porión. adquirido por el listado (figura e-ru el Catálogo Provisional del A-Jasen de Arte Moderno de- 1899). 206 En realidad fue e-í propio pintor el que propuso al Ayuntamiento macfrile-ño la realización del cuadro cuando todavía no había pasado tina semana del suceso, Para la propuesta del pintor. véase-APARICIO, it., Escrito del pintor José Aparicio al Ayuntamiento de- Níadrid, proponiendo pintar un gran cuadro representando la libertad de Fernando XII. desembarcado en el Puerto de Santa Niaría y recibimiento por cl duqíue de Angulema, Madrid, 8 de-octubre-de- 1823” (Re-producido en PARDO CANALIS, E., “El Desembarco de- lemando VII en el Puerto de Santa María, por José Aí»¡icio’’ Aciales ¿leí Instituto de Estudios A-íadrileiYos, XXII. 1985, p~ 148-1491. 207 Se- qulemó en el incendio de-las Salesas dc 1915 2118 APARICIO, .1., Descripción sencilla y breve del cuadro del desembarco dc,S.S. MM. y AA. en en el Puje-rio de Santamaría. verificad,> “rl el día ¡ de Octubre de 1823. picttado con real permiso. Madrid. 1827.

    860 El neso dc la monarc¡utl¡

    puedan ver el lienzo formen de él la más exacta idea posiblt, suponiendo que- no puede- haber ningún buen español ni aun extranjero, que- no tome el mayor int/rés en ente-rarse del modo con que se ha tratado de- perpetuar la rae-moña del suceso más feliz y mis interesante- que han ofrecido las 1 espacio de-casi veinte años han puetto a prueba el amor, el respeto y la dos revoluciones, que-ene- lealtad de- la Nación Española209.

    Opúsculo en el que se explicitan los motivos por los que se pintó el cuadro:

    Si los recuerdos de antiguas glorias son tan lisonjeros, aún son mas dignos de admiración y del de-seo de perpetuar su memoria aquellos hechos de- que liemos rído testigos o a que los menos han ocurrido en nuestros días, De- los muchos en que abunda la época presente--, ninguno podrá corupararse en ce-le-bridad e importancia al de la libertad de SS MN’l, y AA, de- la opresión y caritive-uio que padecieron en Cádiz210; y los personajes que aparecen en él, en lugar destacado el duque de Angulema:

    ocupa cl centro del cuadro el Re-y nuestro Se-flor enlazando su mano derecha con la dcl Serenísimo Señor Príncipe- l1)uuque de- A uguilein a, su libertador. qure le- sal e al encuentro231

    Resulta curioso el esfuerzo hecho en este caso para ccnvertir la ocupación del país por un ejército exn’atíjero en un episodio liberador:

    pu’e-sentani cl Tui tinto dc la Re-liglonopy la Razón, sobre- la impie dudí. y- ía tirana ni ‘as atroL euubierta con cl velo espe-Cioso de- la filosofía’

    Lo que supolie, a la vez, una interpretación de la anterior Guerra de la Independencia completamente ajena a la que se haría postenonnente, las dos revoluciones, que en el espacio de casi veinte años han puesto a prueba el amor, el respeto y la lealtad de la Nación Española’X Lo único salvable de estos episodios sería el an~or a la nmonarqtíía de los españoles.

    1=1éxito del lienzo de \pamicio fue enomie. pero. prueba de hasta qime punto la imagen en él reflejada estaba irremediablemente unida a la pervii’enck~ de Ja propia monarquía absolutista, su fama no sobrevirá a la ameile del momiarca y va en 1835 el mismo Aparicio omitirá piadosamente cíe un listado cíe las obras por él pintadas cualquier referencia a este cuadro213.

    209 Ibídem pp. 14-15. 210 Ibídem, p. 4. 211 Ibídem, p. 9. 212 APARICIO, .1., “Escrito del pintor José Aparicio al Ayuntamiento de Madrid, proponiendo pintar un gran cuadro representando la libertad de Femando VII. desembarcado en el Puerto de Santa María y recibimiento por el duque de Angulema. N—Iadtid, 8 dc octubre- de 1823” (Repraducido en PARDO CANALIS, E,. “El Desembarco de Fe-mando VII en el Puerto de- Santa María, po;’ José Aparicio”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, art. cit,, p. 149). 213 Sobre- este episodio de-la no inclusión por Aparicio del lienzo entre sus obras, véase- PARDO CANALIS. E. “El Desembarco de-Femando VII ene-l Puerto de Santa María, por José Aparicio”, Accales de/Instituto de Estudios Madrileños, art. e-it

    861 Capítulo IV

    Federico de Madrazo pinta en 1833 El amor conyugal o Alaría Cristina (La enfermedad de Fernando VII en .1832)214, expuesto al público ese mismo año durante quince días en el Museo del Prado215. adquirido por la Corona, reproducido en litografía en Colección litográfica de cuadros del Rey de España el Señor Don Feraando Séptimo216 y que valió a su autor el título de Pintor Supernwncra río de la Real Cámara. La prolija descripción que del mismo hizo el periódico El Correo, con motivo de su exposición pública en 1833, hace innecesaria cualquier otra referencia a su comitenido y refleja además perfectamente la interpretación que del cuadro se hace en el momento en que fue pintado:

    Desencajado el rostro, con la barba crecida, y eclipsada toda la majestad de síu semblante, yace- el augusto enfermo en su lecho; la excelsa Cristina, superior a la debilidad de su sexo, y sencillamente- vestida con el hábito del Caimen, en cumplimiento de- su religioso voto, está a su izquierda en actitud de contener la sangre de- las cisuras hechas por las sanguijuelas de-aquel lado del cuello; Don Pedro (?astelló a la de-re-cha del Rey le toma cl pulso. y estudia atentamente su semblante-, teniendo próximos a los demás médicos de Cámara, D. Damián Níanuel Pérez y don Sebastián (le Aso Travieso, en cuyas fisonomías se- manifiesta el inquieto interés que les inspira la situación del paciente. A la derecha del espectador. y detrás de-la Reina, se ve a ID. Alejo AbcHa, teniendo una jofaina de agua, y’ colateral a él a D. Francisco Inza, quedando en medio (le- ambos y en pum er termino delante- (leí lecho un sillón cmu’ul, q~e- señala cl sí tio crí que- nuestra amada Soberana pe-un anectó mm óvil y vigilando tantos y nocbe.s la existencia de- suu regio esposo. olvidada de las comodlldkIdes de- su dignidad y la delicadeza dc su sexo2>’.

    Cuadro de significado complejo, pues si por una pam’te estamos ante el inicio de esa mmagen de los reyes como compendio de las virtudes domésticas que tanto va a proliferar postemiormente -unos reyes “burgueses”’, plebeyizados. que comparten virtudes y defectos con esa nueva clase media que configuí’a la sociedad que cuenta, la liación-, por otra representa un suceso de profundo calado político: la enfermedad del rey en La Granja en 1830 y la esperpéntica sucesión de hechos en tomo a ella -derogación de la Pragmática. mejoría del rey y anulación (leí decreto derogatom’io, a los que habría que añadir el novelesco episodio de la bofetada de la reina a Calomarde- va a estar en el origen cíe la posterior transición hacia un sistema liberal en España, lo qume le concedía una alta importancia histórica. El carácter mnbiguo del significado del cuadí’o. esa mezcla de exaltacióíí de las vimtumdes domésticas de la soberana y significado histórico, se pone claramente de manifiesto en el artículo de El Corta> al que se acaba de hacerreferencia:

    las be-lías artes, intérpretes tan elocuentes dcl corazón, han exhalado el gozo que les ha cabido perpetuando una época, que será para la posteridad el más vivo testimonio del amor a España, a su

    214 Palacio Real. Madrid. 215 En el Diario de Avisos deI 8 dc abril de 1833 se- anuncia que- a partir del día díez, y durante luía qírruce-na, sc expondrá el cuadro en el Real Museo, 216 Colección litográfica de cuadros delRey de España e-i Señor Don Fe-mandó Séptimo, Níadrid 1826-1837. 217 [‘“Cuadro sobre la enfennedad del Rey y estampa sobre el mismo asunto’. El Correo, 15 dc abril de 1833.

    862 El peso de la rnonarquw

    Soberano, de-los conyugales desvelos de- una Reina para con su e-;~poso, y de la terrible crisis en qne 2m8, agonizaba la nación a una con su N-lonarca

    En todo caso el cuadro y la interpretación que de él se hace no deja de ser una mnistificación histórica, como posiblemente lo sea toda figuración de un hecho emblemático: la grave crísís sucesoria se salvó. no gracias a la solicitud de la reina, sino por la enérgica intervención de su hermana María Luisa, que rompió el codicilo del rey, hecho al dictado de Calomarde, que abría el camino hacia el trono del pretendienle don Don Carlos.

    Fallecido el rey, y dada la nmptura política que supuso 5[1 muemie. desaparece por completo de la pintura de historia, hay que esperar hasta la Nacional de 1887 para encontramos con Entrada triunfal de Fernando Vil en Utrera de Adrián Méndez López219, asunto bastante extnmño:

    representa la llegada al pueblo de- aquel Rey, en sus tiempos de- absolutismo, después de-visitarla Cartuja. Tintas de u’e-alistas fiir’il,undos rodearu al coche, del ciral Iran des’snganchado los caballos para tirar ellos mismo, en mm bestial arranque de- entusiasmo, a los gritos dc ¡ I-’ivacu las cad~’nas! ¡Viva el R”v absolutan-cente absolicto’ ,‘Ah-,era la ,cación.!220-

    Menos extraño si consideramos que estaríamos más ante ura cancatura política que ante una rememoración pictórica de un hecho histórico: más ante urna denuncia de la abyección del absolutismno que ante una exaltación de Fernando VII:

    Los realistas tiran del coche: el rey, te-me-roso de- x’olcar, se asoma espantado a la portezuela; cléu’iQos; e- lridal~os se- pos traur ante el de-se-adío; las daunas le ario) tu ramilletes, 13e-sos y palomas. El grurpo de éstas es un prodigio de gracia; eí de los troncos humanos lun poema de acerba iroma. 1-lay un cojo. que trota en primer término, a quién se- oye- gr.tar; ¡“iva e-í re-y absolutamente absointo! (..i. Hay en la obra un mérito singular, que basta por sí solo a acreditar a un artista. Se queda en el límite de- la amarga sátira sin llegar al pedestre- de la c;uricatnra, Cuadmos así no alcanzan premio, porque- aún viven, sino en cuerno, en espíritu, muchos de- los que aruastraron a principios del siglo la carroza díel reN’ absolutamente absoluto22l

    Significativo este último pátTafo de hasta que punto el problema del absolutismo seguía todavía vigente en la sociedad española a finales de los ochenta, al mn~nos suficientemente vigente como para ser utilizado conro argumento deslegitimador. El lienzo, en todo caso, pasó bastante desapercibido.

    Adolfo de Villapadierna cierra el ciclo de cuadros sobre Fernando VII con La entrevista de Bayona, expuesto en la Nacional de 1890222. mal acogido por la crítica, que consideró el

    218 Ibídem. 219 Catálogo... 1887, Madrid. 1887. ~ BLASCO R.. “La Exposición de Bellas Artes”. La Regencia. 5 de ‘unio de 1887. 221 VICENTI A., “Exposición de-Bellas Artes” , El (Jlobo, 8 de-jimio de 1887.

    222 Católogo . 1890, Madrid, 1890.

    863 Can/tu/o IV asunto, sacado de la Historia del lei-’antamicnto, guerra y revolución de España de Toreno. como indi~mo de ser recordado:

    Sólo le voy a decir al autor de “La entrevista en Bayona” que Femando VII, cuando aquel suceso tenía veinticuatro años, y él le representa como lo pintan las Guías de forasteros de 1830, y que suceso en que tan triste papel hicimos en el extraniero no es para perpetuado en cuadros: porque, al

    fin, aquella familia era española, había regido a España. y nadie tiene más que lo que mere-ce, Si 223, las páginas pudieran anuncarse de la historia, debe-ña hace-rse! El reinado de Alfonso XII será pródigo en representaciones del monarca reinante en ese momento, dentro de un tipo de pintura muy cercana a los repom’tajes de las revistas del corazón, cuyo efecto legitimador y aglutinador de una detemuinada identidad nacional, conviniendo a los reves en héroes cotidianos, como ya se vio en un capítulo anterior, tampoco se debe desdeñar. Comienza la semie un cuadro encargado por Isabel II a Rafael Benjumea en 1854. Bautismo del Príncipe Alfonso224, que, además del recuerdo de tilia conmemoraciótí familiar -v en esto acercaba a la familia real a los usos de una naciente clase media políticamenle muy activa, que comenzaba a reproducir las efemérides familiares em fotogí-afía, convirtiéndola en uno de los suyos-. suponía reafirmar la contiínmidad de la línea dinastica isabelina íor medio de uti heredero y ardn. Ca’a a este último objetivo el acto aparece rodeado de todo el boato necesarmo: el rey, la reina, la princesa en una canastilla, el presidente del Consejo de ministros. Juan Bravo NIurillo. prelados, nobles, etc. El mismo carácter de exallación lacrimógena y pequeño burguesa de episodios de la vida de los motíarcas tiene Muerte de don Alfonso XII

    a D. A ifonso va sunerto en ni ode-sí o lecho se-ni brado de flores. La zeirra se- apoya en la cabe-cera ocultando sus lágrimas entre los pliegues del pañuelo y a srr ladIo cstá la princesita. Por el lado opuesto levanta en sus brazos la Duque-sa de Medina de-las Torres ‘a la Infanta Te-re-sa para que de el último beso a sur padre-.A los pies del le-dio está el Cardenal Benavides. y más allá el Duque dc Sexto, Don Francisco Silve-la y otros personajes227. y que, a juzgar por algunas críticas, debió de excederse en su presentación del monarca como héroe de folletffi:

    hallaunos el lienzo tan vulgar. qtue nos hace- el efecto de un asilado distinguido rodícado de- su fanillia en el lecho de- muerte228,

    223 ARAUJO SÁNCHEZ, C., “Exposición de- Bellas Artes”, El Día, 14 de-mayo de- 1890. 224 Figura en el inventario de pinturas del Palacro Real de 1870. 225 Por unanimidad. RO. de 22 de junio de l88~ Propuesta de- ampliación dcl jurado. 220 En 10000 pts., RO, de 10 dic agosto de 1888 Depositado en el Ayuntamiento de- Barcelona, RO, de- 27 de- ‘agosto dc 1889, Actualurente en el Palacio de Pedralbes de-Barcelona. 22” BLASCO R , ‘La Exjosición de- Be-lías Artes”, La Regencía, 30 de mayo de 1887. 228 GARNELO. IR,, “I=’posiciónNacional de Bellas Artes dc 1887”, art. cit,, p. 604.

    864 El peso dc la monarquía

    En El rey Alfonso XII visitando a los coléricos de Aranjaez de Bermudo Mateos, Nacional de 1887229, lo que se exalta son ya las virtrtdes cívicas del monarca, aunque todavía no las estrictamente políticas.

    En otros cuadros el contenido político es más explícito, es el caso de Alfonso XII contemplando un retrato de Alfonso X, llevado por López Elorga a la Nacional de 1881230. que, además de establecer una afinidad nominal etitre ambos monarcas, afinidad a la que tan dado fue el siglo XIX, reafirmaba la legitimidad del monarca como continuador de la vieja casa real española: de En el campo de maniobras de José Cusachs. Nacional de 1887231, que

    u’cprcsenta a ID. Alfonso XII asistiendo. acompañado por varios generales, a unas maniobras de- 232. artille-ría

    un claro intento de mostrar el carácter militar’ del monarca, casi como una fantasmagoría neomedíeval: un rey guerrero para una nación guerrera: y de Acto de investidura de Alfonso XII como Gran Maestre de las Órdenes Militares de Joaquñí Sigúenza, expuesto en la Utiiversal de 1892233 -era ya propiedad del Senado, que lo había adquirido en 1887231~. Cuadro éste ultimo en el que Sigtienza recrea, coíí toda la potnpa de una ceremoíxia medieval -largas hileras de caballeros con los hábitos blancos de las diferentes órdenes-, un remnedo de este tipo de ceremonias celebrado en el reinado de Alfonso XII en la iglesia de San Isidro de Madrid. en la que. siguiendo una vetusta tradición de la monarquía españoJa, el rey había sido investido como maestre de las cuafl-o órdenes militares españolas -Alcántara. Santiago, Montesa y Calatrava-, ceremonia que correspondía a un claro intento de ~restatu-acton de una serie de tradiciones que los grupes hegemnónicos de la Restauración alfonsina parecen interesados en recuperar. reafinnando así la continuidad y legitimidad del nuevo régimen. El cuadro de Sigilenza se limitaría a trasladar al lienzo esta idea.

    La reina María Cristina de l-Iabsburgo, regente durante la minoría de edad de Alfonso XIII, será protagonista de dos cuadros de historia: Rerkta pasada por la reina regente a las escuadras reunidas en Barcelona y Jura de la Constitución por la Reina Regente Do/hz Alaría Cristino de Habsburgo-Lorena. El primero, obra de Antonio de

    229 Catálogo... 1887, Madrid, 1887. 230 Catálogo... 1.88/, NIadrid. 1881 231 Ibc’den-c. 232 PALACIO, E de, “La Exposición de Bellas Artes”. La Ilustraci( Madrileña. 1, 1887. p. 75.

    233 Catálogo. -. /892. Madrid. 1892. 234 En 7.500 pts.

    865 Capítulo IV

    Caula. un cuadro bastante anodino, que será adquirido por el Senado en 1889235 y llevado posteriormente a la Exposición Internacional de 1892236. Mayor importancia tiene el segundo, rememoración de la ceremonia que había tenido lugar el 30 de diciemnbre de 1884. en un momento crítico para el país, y que representa el momento en que la reina, de pie y con la mano en la Biblia, jura la Constitución rodeada de sus dos hijas. De la importancia que la Restauración daba a este episodio histórico nos da idea la perseverancia con la que se persigue la finalización de un cuadro que parece perseguido por la mala suem’te: encargado porel Senado a Casado del Alisal en 1886. éste fallece sin darle tiempo a comenzar a pintarlo; el encargo pasa a Jover Casanova, quien pinta una gran parte. pero muere en 1 890 sin haberlo podido ternúnar; fitialmente, será Sorolla, quien. por expreso deseo de jover, 1<) concluya en 1897237.

    De un solo cuadro cíe historia serán objeto Amadeo de Saboya238, la reina NUria Cristina de Borbón, en su papel de reina regente239. y la reina María de las Mercedes. heroína de una especie cíe culebrón finisecular, presente como no podía ser menos, con un cuadro sobre su muerte. Honras fúnebres a la memoria dc la reina Mercedes, cii la iglesia de San Francisco el Grande de Carlos 1-hulado, expuesto en la Nacional de 18812-tú.

    235 Por 5.000 pis. 23btatalogrt../892. Madrid, 1892. 237 Las vicisitudes del cuadro no acabaron aquí pues, ya una vez tenninado y colgado en una de- las salas del Senado. fue mandado retirar de allí duraute el franquismo. Actíralmente de nuevo en el Palacio del Senado de Madrid. 238 ~ mnadeo de Saboya ante el eadóver ¿fil general Prima. encargadio por el gobieruuo a Oisbert, 239 La Reina Doña Afaría Cristina pasando revista a las tropas de Eorturiy, que, aunque pintado ‘antes de 1868, no será adquirido por el Estado hasta 1894 (RO. de 22 de-septiembre-de 1894). 210 Cawi/oga.. /88/. Madrid, 2~S1.

    866 La tradición mmcmii

    7. LX TRADICIÓN IMPERIAL.

    Las relaciones entre imperialismo’ y afirmación nacional son de tal complejidad, que impiden, en el contexto de este estudio, ni siquiera una somern aproxirnacion al fenómeno. Para lo que aquí nos interesa, y dejando de lado las interpre~aciones piadosas y la abundante casuística sobre la formación de los grandes imperios coloniales, tanto de la época contemporánea corno anteriores, si llamar la atención sobre el hecho de que el único intento global de explicación del dcsa¡’rollo del imperialismo. el] levado a cabo por el pensamiento nnrxísta, tiene algunas lagunas importantesil’anto Hobson cómo Lenin parecen equivocarse en cuanto a la relación entre excedente de capital y necesidad (le expailsión colonial2. Los estudios Llevados a cabo a partir de los años sesenta sobre los iriperialismos francés e inglés han mostrado, de una parte, la inexistencia de un periodo imperialista claramente definido que corresponda a la fase de madurez del capitalismo: de otra, la inexistencia de beneficios económicos 4obales para las metrópolis, lo que no e~c1uye, por supuesto. que fueran cuantiosos para d eternunados grupos social es3, pero la> npoco signilhea (lije éstos últimos fuesen hegemónicos en los paises imperialistas. El probí sma estaría en que. si por un lado existen fenómenos “imperialistas” en sociedades que difíciLmente se pueden considerar en una fase de capitalismo maduro, y Los ejemplos son múltiples: por otro, incluso en aquellas

    1 Utilizo aquíimperialis¡no eno1 sentido restringido de actividad tendente a la creación de imperios coloinales 2 La tesis sobre la interrelación entre capitalismo e• imperialisina, atribuida generalmente a Lenin -“el itllpeuaIiSflIO. fase superior del capitalismo’ es el título de una dc sus obras más conocidas-, fue formulada origí narlamcute por Hobson (HOBSON JA., Imperiolista: oS Londres, 1902), cl primero por otra ¡te en utili ¿

    ~ Una síntesis del estado de la cuestión en WESSELING, H , ‘Historia de ultramar” en BURKE, P. (Compilador), Formas de ficar la 1-lisíarin, Madrid, 1993. Para el caso francés ver el estudio pionero de Bnmsehwig (BRUNSCHWIC, 1-1., Mvthcs ci réalitós dc l’impú’iclisme colonial J’rancais, 1871-1914, Paris, 1960), que vaa marcar la patita do las investigaciones posteriores. Bnmscbwig, a diferencia de los estudiosos del caso inglés, sí acepta la existencia de un periodo imperialista claramente definido, pero rechaza, tras un cuidadoso análisis de los datos económicos, la rentabilidad di imperio y, por lo tanto, la explicación tradicional del imperialismo trancés en función de la economía, xpiicacién que, por el conuario, según él, habría que buscar en el auge del nacionalismo de la Tercera República, profundamente herido por la denota de 1870. Sobre el imperialismo inglés ver, principalmente, ROBISCíN, 1<. GALLAGUER, 3. y DENNY. A., AJtica and tite \‘icborians,’ tite Official Miad of Impcrialism, Londres, 1961: y DA VIS, LA. y

    Hl 11’TENBACK, R, A - Mcmmon aud ihe Pursuh of Empire: 0w Political Economv of J-b’itish Imperialista. 1860-1912, Cambridge, 1986.

    R67 capítulo iv sociedades capitalistas avanzadas, la expansión imperial no siempre es. desde la nieva racionalidad económica, rentable4. Si el imperialismo no fue beneficioso, de forma global, para las metrópolis -lo cual parece claramente probado en los estudios citados, especialmente en el de Davis y Huttenback, quienes contando con el oportuno apoyo del Instituto de Tecnología de California sometieron a complejos tratamientos informáticos una ingente cantidad de datos de los que se deduce que las tasas (le beneficios de los capitales invertidos en las colonias fueron inferiores a los invertidos en otros territorios de ultraniar e incluso en la propia Gran Bretaña-: si, en definitiva, los imperios no fueron económicamente rentables, otros motivos, \‘ no, exclusivamente los económicos. debieron estar en el origen del desarrollo de los procesos imperiales: desde los intereses del propio Estado, cuyas necesidades, prestigio, soldados~, nuevos impuestos, etc., no tienen por qué coincidir con los de la suma de los ciudadano: hasta una respuesta psicológica a las necesidades de afitinación nacional, una forma de narcisismo colectivo, de afirmación de una superioridad intrínseca (le la nación cíe uno, directamente relacionada con el propio desarrollo de la identidad nacional e. incluso, posiblemente. con su plena madurez y universalización entre todos los grupos sociales, Esto significa volver a colocar, una vez mas. al Estado y sus necesidades, económicas y (le legitiinacion, en el centro del problema. algo que gravita directamente con todo lo que aquí se está analizando pero que, obviamente, se sale del ámbito de este estudio.

    Sin entrar en un debate cuya complejidad nos llevarfa demasiado lejos. \T sin infravalorar la importancia que las necesidades económicas capitalistas, tesis marxista, han podido tener en el auge del impenalismo eti momentos históiicos concretos, parece bastante razonable afirmar que el fenómeno global tiene mucho más que ver, tanto con las necesidades financi eras de los emergentes aparatos burocráticos estatales -y el í~mz imperio colonial español en América, organizado y controlado p~ la Corona, que fue también su principal beneliciatia. seríaun buen ejemplo-, cómo con las necesidades cíe afirmación del grupo y del poder del grupo consubstancial al propio concepto de identidad colectiva. Esto último vendría a avalar la afirmación de Hayes de que el desarrollo del imperialismo fue, aunque sólo fuese en parte,

    la expresión de una reacción psicológica: era el ardienle deseo que tenían los estadistas de mantene, o recobrar el prestigio nacional5

    Quizás cabria, parafraseando la frase de Schu.mpeter sobre las guerras, afirmar que las expansIones co3oníales

    racionale-s - racionales el esde ¡nl punto de vista económico, no son ¡1,11v ullIn ero a:%

    5 IIAYliS - (11, El vn: io¡ a usuta, una mli 4¿,¡ - kkjico - 1966, p. 127. La tradición imperial

    Planteamiento que permitiría explicar “imperialismos” cuya falta de racionalidad económica resulta más que evidente. Como se interroga Hayes. no es fácil descubrir los excedentes de capital y de producción de Rusia e Italia en el periodo 1874-1914. Lo mismo, pero corregido y aumentado, cabría afirmar de los intentos españoles por labrarse un imperio colonial en el norte de Africa. Intento que, a pesar de su obvia irracionalidad económica, contó, especialmente en sus inicios -campanas de Prim en Ivhrmecos-. en plena efervescencia nacionalizadora de la época isabelina, con el apoyo entusiasta de una parte importante de la opinión pública.

    En el caso concreto español, y con respecto a las campañas coloniales emprendidas por el

    gobierno de la Unión Liberal, cabría incluso ir más lejos ‘~‘ en directa relación con lo que aquí se está estudiando, afirmar que están en gran parte determinadas por la necesidades de legitiniación del nuevo Estado liberal. En un Estado, ya no de Antiguo Régimen. pero de legitimidad no democrática, la opción fue el recurso a una egitinúdad de tipo historicista en la que el nuevo poder político se presenta a sí mismo como el depositario de la historia de la nación. Pueslo que uno de los rasgos determinantes y esenciales del ser español, tal como éste se perfilaba en la historiografía del momento, era su carácter imperial. ¿qué mejor forma de demostrar la fidelidad al alma eterna de la nación que ictomar la ya olvidada senda de la expansión tenítori al? Olvido del que además, por supuesto, aparecía como principal responsable el absolutismo monárquico. que mostraba así, no solo su carácter abyecto, sino también su ílegitinndad y extraneza con respecto a] serauténtico de Ja nación. De alguna forma se podría afirmar que las campañas coloniales de la etapa 1856-1868 (Conchinchina, =¡larruecos,Niéjico, Santo Domingo...) son, en parte -obviamente hay otros factores-, el resultado de la imagen que del país y de su pasado histórico había construido la historiografía liberal, un tributo a la histor¡at~.

    6 Esta hipoteca de la nación a su pasado imperial pervivirá a lo largo de todo el siglo XIX, y posiblemente. una buena parte del XX, si es que no sigue todavía operativa. Hechos ~o¡no la crisis del 98 y su obsesiva fijación con el “problema de España” adquieren nuevos matices analizacos a la luz de esta idea, La perdida de las últimos territorios de ultramar era, para mr-a nación construida obre el arquetipo histórico de una nación imperial, mucho más que la simple pérdida de un mercado colonia], Era la puesta en cuestión del propio ser de España, de la misma existencia de fa nación española. Si en la imagen de España construida por el siglo XIX el carácter impenal aparecía como rasgo determinantes de la nacionalidad, ¿qué ocurría en el momento en que va no había imperio? Sencillamente que la propia idea de España entraba en crisis, de ahí ese obsesivo ¿qué es España? de la geacíacion del 98: de ahí el ensimismamiento de esa misma generación en búsqueda de lo más esencial del ser de la nación, aquello que pueda estar más allá de les avatares históricos, y que muchos de ellos parecen encontrar en el paisaje de Castilla -éste al menos no se lo podían cambiar de la noche a la mañana-: de ahí cl rechazo finisecular, rechazo en el que coinciden nov-ntayocbist-as y regeneracionístas, de la historiografía decimonónica, aquella que había estafado a todo un siglo, ci cerremos con siete llaves el sepulcro del Cid:--- Ya los propios contemporáneos fueron conscientes del carácter deslegitimador que los hechos de 1898 habían tenido sobre la conciencia nacional español-a, veamos sino como ejemplo lo escrito por Ortega dos décadas más tarde: “Desde 1898 la historia d~ nuestro país es la de una liquidación dc prestigios, de órganos cohesivos, que no lían logrado sustitución, Mejor o peor, la España de la Restauración Capítulo IV

    Este carácter “imaginario” y oficialista de los epigónicos intentos del Estado español decimonónico por entroncar con una ya olvidada tradición iínperial se pone claramente de manifiesto, al margen de su propio fracaso, en hechos como la falta de interés por parte de la sociedad civil en empresas de colonización reales, hay campañas militares de conquista pero no colonización, soldados coloniales1 pero íio colonos5; o coitio que en el Congreso de Berlín de 1884-1885 los delegados españoles basen sus reivindicaciones territoriales en Afica. no podía serde otro forma dentro de la lógica que aquí se está analizando, en “derechos históricos”.

    Si la creación objetiva de un imperio plantea, a pesar de todo, muchas dudas sobre su posible fundamentación económica - aquí me he limitado meramente a esbozar el probIen~a-,la reivíndicación, a posteriori. de una tradición imperial, de un pasado de nación hegemónica. no plantea ninguna. Es obvio que, aunque en algunos casos pueda esconder reivindicaciones mas o menos veladas de hegemonía sobre terriroíios anteriormente pertenecientes al impeno. cosa que en el caso español merecería un estudio más pom~enonzado9. se trata de un meto proceso de autoglorificación colectiva, de canto a las gloíias de la ilación. Pero no se debe olvidar lo que. incluso en este caso, tiene cíe elección de una determinada identidad. Nada obligaba a los españoles del siglo XIX a verse a sí mismos como herederos espirituales y físicos de los conquistadores del XVI. y en todo caso, desde la mera objetividad histónca. no lo eran más que sus coetáneos mejicanos o peruanos: aun dentro de la arbitrariedad que toda genealogía histórica supolie. no parece demasiado arriesgado afirmar que las clases dirigentes mejicanas o peruanas, por poner los dos ejemplos máximos de la conquista americana, eran, como ínínimo, tan “herederas” de los conquistadores como las clases dirigentes españolas. Lo que subyace en esta elección es una preferencia por una detenuinada identidad histórica que se había comenzado a 2estar, justamente. desde los lejanos días del imperio1 0

    y la Re~zencia tenía una estructura La Espina del siglo XX es una España invertebrada” (ORTEGA ‘t’

    GASSET. Y,” Bajo el arco en ruinas , El ftnpa¡’c’ial, II de junio de 1917). Idea sobre la que cl mismo Ortega volverá ‘años más tarde, y con mayor amplitud en su Espaiia iuí’errebmada.

    ‘~ Hegemonía del ejército en los asuntos a loru les d~ trágicas consecuencias postenorea 8 LIna de las escasas excepciones a esta talt-¡ de intués de la sociedad civil por las empresas coloniales, y no inc refiero a los episodios bélicos de ulramar que eso es otro asumo, sino a colonización de nuevos territotios, es la de Joaquín Costa. Para el escritor ieoeneíacionisía, fundador de la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas y organizador de un Lonojeso de Geografía Colonial, la expansión colonial era, no la realización de vacos sueltos imperiales sino ¡¡ni fornía racional de reactivaciórí económica y de alivio a a presión demogralica. ~ Es llamativo a este respecto que el momento de máximo auge en la pintura de historia dc- la reivindicación de una tradición imperial coincida con las úllinías aventuras ultramarinas españolas en América: las intervenciones en México y el Pacífico. It) Cabila incluso pre~untarse si, tal como afirma Fernando Palacios -‘da conciencia nacional española se gesta, en gran mc(lida a partir de una lectura simbólica de la expansión colonial gracias a la cual, a la falta de intereses reales dcl Estado o de la sociedad civil, los sectores dominantes intentarán legitimar su disfrute del poder en ausencia de procedimientos de legitimación democráticos” (PALACIOS, FA., “Estado y

    W7(1 La tradición i,nverial

    La imagen de un glorioso pasado imperial, plasmado en la hegemonía militar española en el mundo, estaba ya presente, como se vio en su momento, en los primeros intentos de articulación de una identidad nacional en tiempos del Conde-Duque de Olivares. En el siglo XIX, ante la imposibilidad de mantener una trayectoria imperialista, en un momento en que las grandes potencias europeas aceleran su proyección colonial, esta imagen toma un claro matiz de reivindicación histórica, de exaltación de un pasado glorioso del que sentirse orgullosos y con el que identificarse. Mediante esta reivindicación el nuevo Estado se erigía en heredero de las glorias pasadas y del valor de los hombres que las habían hecho posibles. mientras que la nación encontraba en ellas un motivo de autoglorificación.

    La imagen imperial remite, en el desarrollo del nacion~iismo español decimonónico, a dos factores básicos: uno, conuin a todo despertar nacionalista, la idea de decadencia corno ptmto de partida cte un programa de regeneración nacional: y otro. anis específicaniente espafiol, aunque no exclusivo, la nostalgia de la grandeza. la reivindicación de un pasado imperial como sñnbo)o (le una nación cuya misma esencia sería esa tradicióíi imperial perdida.

    Esta reivindicación imperial explica. como ya vímjs anteriormente, la preeminencia otoroada a los si 2los X\íI-XVII sobre cualquier otro penodo bístónco. y más concretamente a los reinados de Carlos 15’ Felipe II. Al margen de la aíiíbigtiedad que pudiesen maíitener determinados sectores con respecto al significado de estDs monarcas en la evohíción de la nación española, los dos Austrias mayores representaban el momento de hegemonía española 1 1, lo que propiciará una serie de obras de carácter triunfalista y de inequívoco en el inundo laudatorio. Peí-o los tenias asociados a tui pasado expansionista y a la idea de una nación poderosa. capaz de influir en el desarrollo ¿le la historia universal. no se limitan estrictamente a la época imperial, aunque. lógicamente, ésta sea un tema recurrente, sino que abarca asuntos tan dispares como el saqueo de Constantinopla por los almogávares o la guerra del Pacífico.

    colonialismo en la España contemporánea’ en VALIDO, E - MAESTRE, A. y FERNÁNDEZ AGIS, D. (E.ds,), El proCeso de unu/ud europea y el resurgir dc los niicionalismos, Madrid, 1993, p. 97)-- esta re¡vindicacióu de un pasado impeí’ial no es sólo una muestra de la impotencia, o falta de voluntad, del Estado decimonónico español para ofrecer a la social-ad la consecución de otros fines más inmediatos y reales, ~ Es curioso, a este respecto, como se aprovecha cualquier ocasión, por peregrina que ésta sea, para recordar este pasado imperial asociado al reinado de los dos primeros Ai¡stria& Así, por poner un ejemplo, Jacinto Octaijo Picón, comentado ci cuadro de Luis Álvarez Carahl Lo sifla de Felipe JI en e) Escaño), en principio un asunto bastante alejado de ensoñaciones imperia es, no puede evitar la vena triunfalista y grandilocuente y, a propósito de uno de los personajes que acompañan al monarca, habla de un “hombre ya viejo con tipo de soldado veterano de-aquellos que corrieron medio mtíndo manchando con su sangre, ya las verdes llanutas de Flandes, y-a las fértiles campiñas del Nuevo NÁxmdo” (PICON, 3,0.. “Exposición uaciom,l de Bellas Artes” El Imparcial, 9 NIayo de 1890).

    Ñ71 Capítulo IV

    Los cuadros de temática imperial representan uno de los grupos más numerosos del siglo XIX (véase cuadro n” 1), con importantes diferencias entre unos y otros periodos. Con una presencia mus’ modesta en el primer tercio de siglo, aunque aquí habría que considerar el hecho de que Juan Antonio de Ribera dedique irno de los cuatro cuadros que componen su fresco sobre españoles célebres del Palacio del Pardo a los conquistadores y descubridores. Cuadro en el que hace figurar, en el centro, a Juan Sebastián El Cano, portando un globo terráqueo, a Gonzalo Fernández de Córdoba y a Antonio Leyva: al lado de éstos, a Antonio de Solís, con un libro en la mano, posiblemente La Con quisuz de la Nueva España: a la izquierda de éste un abanderado, que simboliza la conquista; a su derecha, por este orden, Cortés y Pitarro: y detrás de éstos últimos las carabelas e iíxdígenas de las nuevas tierras. En cuadros de historia propiamente dichos, es el periodo 1834-1854 el que marca el momento de máximo auge, época en que esta autoimagen imperialista de la nación española parece alcanzar su cenit. Curiosamente, el periodo siguiente, que coincide con un cierto despertar de esta tradición imperial (campañas cíe MatTuecos. expediciones a Méjico y el Pacífico...), va a suponer un cierto declive cíe esta iconografía imperial. que volverá a recttperarse cíe nuevo durante el sexenio revolucionano, con un ligero aumento en el caso cíe los cuadros presentados a las Nacionales y espectacular, casi dobla los porcentajes del periodo anterior, en el de los premiados y adquiridos por el Estado. Posteriormente, la restauración alfonsina supondrá un claro retroceso de este tipo de cuadí’os. retroceso qt¡e parece cotncidir con un cierto decadencia cíe esta arítoiluagen impeijal. decadencia todavía más clara si tenemos en cuenta que los cIatos globales apal-ecen falseados porla pttntual eclosiótí de íetótica inipenalista generada en toíno a la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América (ver cLtadro n0 1).

    En todo caso la imagen de tma nación hegemónica y expansiva, de una nación inipeíial. quedará fijada de forma casi obsesiva en la mitología nacional española hasta llegar a aparecer como tuio de sus rasgos determinantes. condicionando una política extenor, que. casi siempre, ha sido víctima de su propia autoimagen, de lo que debía ser su lugar en el mundo, x’ cletenninando unas zonas de interés geoestratégico que no son otra cosa que las antiguas zonas de expansión12.

    12 Esta obsesión por la continuidad histórica de la tradición imperial tiene uno de sus mejores ejemplos en el episodio, no por poco conocido e irrelevante menos significativo, del envío por España de tilia expedícion militar a Roma cii 1849, la primera \.ez que topas españolas salían del país desde las gtíerms (le independencia aínencanas, cuando se nombra para mandar eí cuerpo expedicionario al gencíal Fernández de Córdoba, obviamente no por sus cualidades militares, sino por los ecos que despertaba su apellido -y no sol o en re los

    espanoles: el apellido (leí general español fite acOgí cío con especial susceptibilidad por los i tali anos -

    SG? La Iradición ij~periaI

    Medalla Medalla Repmd. Total Adquiri- Prenria- Medalla segimda tercera en dos dos prúncra clase el-ase Grabado Estado clase

    Total siglo 14 14 10 10 7 9 13

    1808-1833 7 8

    1834-1854 21 24

    1855-1867 16 15 12 14 5 8 23

    1868- 1874 18 33 20 0 40 0 o

    1875-1895 12 9 - s 4 10 11

    Cuadro u” 1. Cuadros de historia referidos a ¡nr pasado expansionista de la nación española. 1,-as cifras indican ¡~or’centzjes (%) sobre el total de cuadros de historia de cada apartado y periodo cronológico

    Esta iluagen de una nación imperial y expansiva se artícula eíí torno a la presencia española en unos pocos territorios, cuya ocupación. descubrimiento o conquista, se representa 0 2). una y otra vez en la pintura de histoí’ia, por este orden: Anúrica. Europa (véase cuadro n

    Total Adqtitii - Preuña Níecalla Niedalla Níedalla Reprod. dos dos prinera tercena en Estado cli sc clase clase Grabado

    América 50 43 44 75 20 33 60

    “1)ese 1 ¡briinien lo 12 1” 30 75 0 0 50

    tConqt¡ista de NIéjico 10 11 11 3 20 16

    Europa 24 29 37 25 60 50 35

    **ltalia 10 ¡4 15 25 20 17 10

    ttFmncia 10 14 11 0 0 33 10

    Áfíica 17 16 11 0 20 17 0

    ***Gneir de Africa 16 14 7 0 0 17 0

    Cuadro tI 2. Importancia de los diferentes hechos históricos referidas a unu tradición imperial en la pintura de histoija decimonónica, Las cifras indican porcentajes (%) sobre el total de obras sobre hechos históiicos sobre 1-a expansión imperial española en cada apartado Se consideran únicamente aquellos tenias que suponen mas de un 5% del total

    * Están incluidos dentro del guipo de expansión en América

    ** Esiir¡ incluidos dentro del grupo de eXpansIón en Europa. AIgrmo~ de los cuadros que aparecen en este grupo lo hacen también en el de Francia (batalla de Pavía).

    -, Si ~~1 C=wÁulo¡Y

    Esián incluidos dentro del grupo de expansión en Africa, nótese la importancia otorgad-a a la expansión africaín¡ en el periodo más reciente, Guerra de Africa (185960), frente al carácter histórico del-as demás.

    ‘71 LX EXPANSION AMERICANA.

    El descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo se convertirían desde muy pronto, ya desde la misma época imperial, en el gran hecho histórico de la nación española, en el acontecimiento capaz de definir el espíritu de uíí pueblo y una raza, además de la muestra de la importancia histórica de una nación. Curiosamente, y a pesar del tono grandilocuente y belicoso de la mayoría de la pintura de historia, que tan bien encajaba con el carácter épico de la conquista, y del carácter romántico de los hechos y personajes que en ella tomaron parte. fue el Descubrimiento y no la Conquista, el que gozó de las preferencias de la pintura de historia. La imagen de la expansión amet’icana es sobre todio la cíe la epopeya dle Golóíí y los hechos con ella relacionados. Y es qtte. como recuerda Balsa de la Vega a la altura dc 1890,

    Dentío de la histori a cíe la humará dad, t atí sol o los aeortt eeim en tos tille 1 [¡vieron [tija iii ÍIttCeutí a decisiva en el desenvolvimiento de los sucesos y de las ideas, o q~’ li-art caraerenzado una época. tienen ‘-Mor real al presente: dentro de la historia nacional el hechos secundario tampoco alcanza la

    importancia que el verdadero cuadro hisíóíi co ha cíe tener Ant e Colón brillein pAli dainente Pizatro - Hernán Cortés y Vasco (le Gama 13

    Pero esta preferencia por el Descubrimiento en detrimento (le la Conquista por paile de la pinttu’a de historia puede tener significados ideológicos liás complejos que los díetivados de una simple valoración

    13 BALSA DF LA VEGA, R” Exposición de Bellas Artes”, ElLiberal, 18 de mayo de 1890

    Rut La tradición imperial favorezcan aquellas otras de caráctermás pacifico -aunque habría que esperar un centenano mas pani ver aparecer el delicioso eufemismo de “encuentro”-.

    7.1.1. EL DESCUBRIMIENTO.

    La mayoría de los cuadros referidos a la expansión ar~ericana lo son, en torno a un 50% (véase cuadro n0 2), al Descubrimiento y los episodios con él relacionados, de fonna que se convierte en uno de los hechos más emblemáticos de todo e] pasado nacional y. por lo tanto, en uno de los que más adhesiones crea a la hora de configurar una identidad nacional. Constituye, junto con la unidad nacional, el gmn acontecimiento de la afirmación de España como nación, la obra colectiva que justificaba el genio dle un pueblo.

    La iconografía colombina. aunque. cosa extraña, no aparece en todo el siglo anterior14, tiene una presencia constante, y bastante teíííprana. a lo largo de todo el siglo XLN15 -y no sólo en España, recuerdense. a titulo de ejemplo. Cristóbal Colón en La Róbida16 y Lo vuelta de Cristóbal Colón17 de Delacroix. el primero de 1838 y el segundo de 1839, o La vuelta de Colón de Joseph-Nicolas Robert-FleLLrv18, exntesto en el Salón de lS 4?~~. Si bien será en la época isabelina cuando se produzca una auténtica avalancha de cuadros die tema coloínbino. avalancha a la que no debieron de ser ajenos. tanto la homotíiniia entre la soberana reinante y la protectora de Colón -muchos de estos cuidros se refieren a esta especial proteccíon-. como el beligerante nacionalismo ideológico del peijodo.

    14 La ¡‘uxica excepción, en el tránsito entre ambos siglos pero todavía plenamente dentro de los parámetros dieciochescos, sería el Recibimiento de Coló,¡ por los Reves Católicos o su regreso dcl Nuevo Afondo, pintado por Andrés Cina en 1804. A esto se podría añadir que en el conetuso convocado por la Academia, en fecha tan significativa como 1792, para cubrirla plaza de Segundo Director de Pintura de la Academia de San Carlos de Méjico, concurso ganado por Rafael Ximeno y Planes, el asunto propuesto fue ‘Fi Desembarco de Cristóbal Colón en América”. 15 Para la iconografía del Descubrimiento en la pinrnra de historia española del siglo XIX, tanto “oficial” como privada, véanse ARIAS ANGLÉS, E., y RINCÓN GARCíA XV., “La irnaQen del Descubrimiento de América en la pintura de historia española del siglo XIX”. en Relaciones Arjíshicas entre España y América, Madrid, 1990, pp. 273-363; y ESPIIÁÓS DIEZ, A., GARCÍA SAIZ, C. LOPEZ TORRIJOS. R,. “Colón y el descubrimiento de América en la pintura española e italiana del siglo XIX” - en Actas del 1’ Congreso Español de Histc’nia del Arte, II, 1984, Barcelona, pp. 25-35. 16 Actualmente en la National Gallerx’ de Wasbington. 12 Actítalmente en el Musernu of Art de Toledo (LiSA). 18 Actualmente cii el Museo del Louvre, 10 Para la iconografía del Descubrimiento fuera de España, véanse: FION’OUR ,.,H “L’image de Cliristoplie

    Coloxnb”, La Revue da Marre ec des Musées de France, 1976, pp. 255-267; HONOIIR, H. - L ‘Amerique inc par l’Enrope. París, 1976; y ZAVALA, 5,, El Descubrimiento colombino en e/arte de los siglos XíX y XX, Méjico, 1991.

    SC S Canítulo It’

    El primer cuadro sobre el tema es Los Reyes Católicos recibiendo a Colón a su vuelta del Nuevo Alrindo, llevado por Valentín Carderera a la Exposición de la Academia de 1&35 y en el que se resalta ya esa asociación Colón’Reyes Católicos.

    Carlos María Esquivel lleva a la Exposición de la Academia de 1845 Cristóbal Colón pidiendo para su hijo en el convento de La Rábida, no relacionado todavía con Isabel la Católica.

    Lo mismo ocurre con Cristóbal Colón en el acto de descubrir tierra, llevado por García Ibáñez a la Exposición de la Academia de 1849.

    La serie de exaltacíoíi analógica dIc Isabel II comienza con un grupo dle cuadros encargados por la Corona en la década de los 50, en los que generalmente la reina es la figura centra] de] cuadro, obras que propagan la imagen de] Descubrimiento colijo una empresa iievada a cabo por la voluntad personal de la reina, casi como algo a partes iguales entre la reina y Colón: una empresa dle la Coroíía y por lo tanto española, o mejor cabria díecir castellana, ciado el secundario papel atribuidlo a Fernando Aspecto éste último interesaííte en la medlida en que reafinna ese filocastellanismo de la construcción nacional española al que ya se hizo alusión en su momento: uno dIc los hechos más importantes dIc la nación apat’ece como obra casi excíLísiva dle los castellanos.

    En 1852 Lino García pinta Colón ante los Reyes Católicos2~. cuadro cuyo personaje central, a pesar díel títulos es Isabel la Católica. La ¡‘cilía aparece sentada, comentando los proyectos de Colón, de pie frente a elia:

    En 1854 Galofre recibe dic la Corona 12.000 reales como pago por su cuadro Isabel la Católica firmando las capitulaciones de Santa Fe21, encargo de Isabel II, que posteriornicílte será llevado a la Exposición Universal de París dc 1855. Nuevamente nos encontrarnos ante un tema de legitimación analógica. tan característico del periodo isabelino. que nos depara además, de fonna casual, un buen ejemplo de la importancia de determinados

    20 Actualmente en el Cuartel ¿eí Ejército del Aire dc Madrid. 21 Actualmente en eí Palacio Real, Madrid. La tradición imperial sucesos históricos para el siglo XIX y cómo son percibidos. Galofre, el autor, reclama a Palacio en 1857 un lugar más relevante para su obra, no poí la calidad de ésta, sino porque

    representa los dos hechos más grandes de atiesta historia, o sea, la Rendición de Granada y la inmediata marcha de Colón en busca de un nuevo continent~, Bien merece el asunto que esté siempre a la vista, y los restos de los Reyes Católicos que están en Granada. así como los de 22. Colón que están en Valladolid, en su tundo silencio agradecerán a VM este recuerdo Unidad nacional y expansión americana son considerados por Galofre, y al mismo nivel, los dos grandes hechos de la historia nacional.

    La serie de cuadros de legitimación analógica se continúa con Isabel la Católica anuncia a Cristóbal Colón que si el tesoro real no es suficiente para pagar los gastos, está dispuesta a vender sus joyas de Francisco de Mendoza, también encargo de Isabel 1123 y también llevado a la Exposición Universal dic Paris de 1855, en el que se vuelve a insistir en la imagen de la reina de Castilla como centro de la empresacolombina.

    El fin del reinado de Isabel II no supone el de Isabel la Católica como centro de la empresa colombina, tras el breve eclipse de la época revolucionaria, la Restauración volverá a retomar la imagen de lareina

    Antonio Muñoz Degrain obtiene la gran Cruz de Carlos III en la Nacional de 1878 con Isabel la Católica cede sus joyas para la enipresn de Colón24. inspirado en un párrafo de la historia General de España de Zamora y Caballero, cuyo texto íeprodiíce el Catálogo:

    Cuando los pocos aneigos (lele creían con celo en la teoría dr Colón le vieron verdaderamente determinado a abandonar España, se llenaron de sentimiento, considerando su partida como una perdida in-eparable para la nación- Contábase entre estos Luis dc Suntangel, que determinó hacer un osado esfuerzo para impedir el mal si era posible. Obtuvo inmediata audiench¡ de la Reina, acompañado de Alfonso de Quintanilía que le ayuda ardientemente en todas su pretensione& La perenierioridad del caso le dio audacia y elocuencia, La marquesa de Moya se valió también de su elocuencia para persuadir a la Reina. El generoso ammo de leabel se inflamó al fin, como si la empresa httbiera entonces apatecido por primer-a vez en su mente en el verdadero ¡nuito de vista y pronunció su resolución de protegerla. Todavía hubo un momento de duda. El rey miraba con frialdad aquella negociación, y el Tesoro real estaba absolutamente agot~do por Ja guerra. Se necesitaba tiempo para llenarlo. ¿Como podía la reina girar sobrr una caja vacía para medidas a que su esposo se mamtestaba contrario? Santangel observaba esta suspensión con trémula ansiedad. Pero no le duró más que ,¡n momento. Con entusiasmo diono de ella misma y de la causa que patrocinaba, exclamó Isabel: Yo entro en la empresa por mi Corona de Castilla y empeñaré mis joyas paní levantar los fondos necesarios25,

    22 Citado por REYERO, C., Imagen histórica de España (185019%), Madrid, 1987, p253. 23 Pagó por él 70.000 reales en 1853 (RO. de 15 de marzo de 1853), 24 Por unanimidad, RO. de 14 de febrero de 1878, 25 (.‘anSlo’o dc la Evposición General de Bellas Arlas dv 1878, MachicL, 1878, pp. 55 56.

    R,77 Canítit/o IV

    Cuadro que insiste en la imagen va tradicional del Descubrimiento como una empresa a dos: la reina \T Colón. ambos en primertérmino, con el añadido en este caso de Santángel. Las demás figuras. entre ellas la del rey, aparecen como meros espectadores de la escena. El carácter melodraníático se agudiza con la presencia, en el centro y en primer plano, del joyero abierto de la reina. El cuadro, que tuvo un gran éxito -además del premio fue reproducido en grabado por La ilustración Española y Americana26, La ilustración Artística27 y Blanco y Negro28-, no fue bien acogido por la crítica:

    La figura principal está bien concebida en cuanto la disposición de las líneas, pero carece de majestd y de alta expresión: no da idea ninguna del afecto moral de que nos representamos poseída a la augusta protectora de Cristóbal Colón al tensar para su corona de Castilla la empresa del

    inmortal manno2P -

    Ii mismo Muñoz Degrain lleva a la Exposición de 1892 Isabel la Católica orando por la empresa de Colón30. lienzo en el que lo que más llann la atención es el marco arquitectónico: tína especie de capilla con resonancias románicas, como vagamente inspirada en la cripta del monasterio de Leire, con el suelo cubierto dle flores y en cuyo centro destaca la figura arrodillada de la reina. En este caso, no sólo se destaca la especial preocupación de la retna por la eínpresa colombina, sino, también. cl carácter piadoso dIC la que pasó a la historia con el apelativo de la Católica.

    En otros cuadíros la presencia de ambos monarcas es mas equilibradia, lo cíne refiterza la imagen de ttna empresa íxacional: Colón recibido por los Reyes Católicos en Barcelona. expuesto por Francisco García Ibáñez en la Nacional de 185831, cttadlro itn tanto extraño dentro de la pintura de histot’ia, tanto por su coniposíclon. tina especie de vista panorámica cíe una imaginaria Barcelona del siglo XV en que la escena principal apelías se distingue cii medio de la multitud -son claramente perceptibles ecos de la pu ura veneciana de la primera mitad del XVI-, como por su tema: Colón al venir a proponer a los Reyes Católicos el descubrimiento de un Nuevo Mundo de Luis ¿Jiménez Aranda, mención honorífica en la Nacional de 186432: Presentación de Colón a los Reyes de España, llevado porManuel Crespo y Villanueva a la Nacional de l89O~~, en twa pesar de todo, y e] q

    26 La Ilustración Españo/a y Americana, 1878, 1, p. 189. 27 ~ Iligtroció,, Artística, 1892, p. (‘37. 28 Blanco is Negro, II, 1892, p 241.

    29 GARCÍA CADENA, P ‘La Exposición de Pellas Artes’ La ilust,-ación Española. y Americana - 1, 1878, p- 126. ~ Catálogo de la Exposición internacional de Bellas Artes de ¡892, Madrid. 1892. 31 Fue premiado con una mención de medalla de primera clase (RO, de 18 de noviembre de ¡858) y adquirido al ano siguiente por eí Estado (RO. de 4 de lebrero de 1859), 32 Por ¡ maniruidad - IR. O- de 13 dc enero de 1865, Premiado deii ¡¡o del grltpo de géllero lústori co- ~ Catálogo de la E’posición Nacional de Bellas Artes dc /890, Madrid, 1890.

    R7R La tradición imperial la figura de la reina, de un colornris claro y en el centro, destaca claramente sobre la del rey: y Colón exponiendo sus proyectos a los Reyes Católicos. llevado por Pedro Mendigacha a la Exposición de l892~~.

    La llegada a América y los primeros contactos con los nativos se convierte, lógicamente. en uno de los ternas estrella de la pintura de historia sobre el Descubrimiento. El encuentro entre dos mundos, reflejado de fonna plástica en el encuentro entre los nativos y los castellanos, era suficientemente att-activo como para explicar estas preferencias. Desde el punto de vista iconográfico estos cuadros son especialmente significativos ya que suponen el punto álgido. el clñnax del Descubrimiento. 1-lay una serie de rasgos recurrentes en todos ellos: la presencia del cristianismo -se diría que más que del descubrimiento se trata del bautismo de un Nuevo Mundo, tal es la onrnipíesencia dIc cruces y frailes- y por lo tanto la imagen del Descubrimiento como una empresa de evangelización: y la desnudez de los indlígenas. que remite siempre a tina imagen de barbarie, de atraso y falta de cultura. (lite convierte al Descubrimiento en una empresa de civilización. En la mitología histórica decimonónica todo el conflictivo proceso del Descubrimiento queda reducido a una doble empresa de civrlización y cíistianización, elementos Iíte constituirían, por tanto, los rasgos definitorios de la nación española.

    La primera imagen del encuentro es fníto de un encargo de la Corona: Francisco de Asís, el rey consorte, encarga en 1853 a Joaquín Espaiter y Rulí La primera ca/revista dc Colón

    con los indios ~, cuadro cuyo único interés íadica en ser la primera composición sobre el tema.

    Antonio Brugada expone en la Nacional de 185~ La flotilla de Cristóbal Colón descubre el A5uevo Mundo3ú, adquirido por la Corona37, prácticamente una manixa, no demasiado interesante para el tema que aqílí nos ocupa.

    El honor de conv ertirse en la imagen real del dese Lubarco de Colón corresponderá al Primer desembarco de Colón en América de Dióscoro Teófilo de la Puebla blm, medalla dIc primera clase en la Nacional de 186238 -ura de las más polémicas y después celebradas medallas de piimera clase-. que después de su sompra por el Estado para el Museo

    ~ Caiáloso.. 1892, Madrid. 1892. 35 Actualmente en el Palacio Real, Madrid. ~ Catálogo de tas obras de pintura, escultura, arquitectura, grabado y litografía: presentada.s en la Exposición General de Bellas A¡-tes verificada en las galerías del Ministeric- de Fomento desde el 20 de mayo de 1856, Jot’rnado por cl jurarlo de admisión de obras, Madrid, 1856, 32 Actualmente en el Palacio Real, Madrid. ~ R0 de 29 de noviembre de 1862,

    $C79 Capítulo IV

    Nacional de Pintura y Escultura39 será reproducido en nuiltiples láminas y grabados, entre otros por La ilustración ibérica40 y Blanco y Negro41, e incluso recreado, muchos años más tarde, por el cine en Alba de América de Juan de Orduña. Representa el momento en que

    el navegante genovés ha puesto el pié en la tiena que buscaba, e hincada la rodilla en tierra, con el estandarte de Castilla en un-a mano y en la otra su espada, toma posesión del suelo nuevamente descubierto. Su mirada se dirige al cielo y su rugosa frente se ilumina con un rayo del sol qile nace. A la derecha de Colón un fraile con el signo de la Redención en la mano parece bendecir la tiena ignota, en tanto que a la izquierda dos figuras de aspecto severo blanden sendos estandartes morados qne agita suavemente una ligera brisa. Detrás del personaje principal del cuadro, otros castellanos, ya inclinados, ya erguidos o ya besando el suelo virgen de América, completan el grupo del centro. Fuera de oste y a la izquierda del lienzo vense tres pequeños botes montados aun por alguno de los navegantes, quienes toman en la escena que tiene lugar a su presencia mayor o menor parte, quisa segifr la poca o la mucha fe que el descubrimiento les inspira-se. Por último, a l.a derecha del cuadro y bajo un guipo de ‘árboles se distinguen algíuíos indios, espresatído más espanto que admiración, los irnos, más estupidez qtíe espanto los otros. En lotitanatiza descúbrense, agrupadas como ovejas

    (le un rebaño, las tres carabel-as - parte (leí mar y e? ji orizonte. El sud o es motít anoso Y la venetaciotí ~ ~-t2

    Ctíadro que rezuma misticismo, especialmente en las figuras de Colón, que eleva los ojos al cielo con gesto de gratitud. y del mon¡e, en actitudí dIc bendíecir a los indlígenas aITodilJados a su diereclia, desnudos y atemorizadios. como implorando ser bendíecidos .Más que a un descubrimiento o toma dIc posesión se diría que estemos asistiendo al bautismo de ttn reciéí nacido. La imagen emblemática del Descubrimiento es, para el XIX español. la de la cnstianizacióíi dIc tui continente, no su conquista.

    La crítica destacó. unánimemente, tanto el hecho de que el cuadro llenaba un hueco iconográfico. ya que faltaba una imagen del momento en que Colón ponía pie en el Nuevo Mundo,:

    h poesía Y la piutica han tratado con ‘u ayor O u] enor bit mía páginas ntenores (le sai vid a: síus primeras meditaciones, su convicción decidida, sus pasos estériles en Ls cort 5 su estancia en La

    Rábida - su acogida por la magnánirna reina Católica, su partida y- su vi atc ¡u as a pesar de todo y (le habernos dejado sus contemporáneos (su hijo Fernndo entre ellosí escrito minuciosamente su retrato. C. areclanios de su imagen íransfigiuada por ei gran suceso cíe sil vida - poí 1 ¡ it ¡1’ zadón cumplida de su inspiración gigante: una de esas imágenes tan poderosamente caracterizad ¡s 1)01 la situación y cl pensamiento que fonnan tipo 5’ se perpetúan consagradas por la tradícion tu Ii memoria

    Cuadro cíe sent iíniento y de sent.ímníent.o histonco, pemiítase la frase, creemos que el cuad.¡-o esta hecho y escrita sobre el lienzo lina (le tantas páginas (le gloria, Sa tis’fecba una deuda de decoro

    ~9 En 30,000 reales, RO de 14 de enero de 1863, Depositado en el Ministerio de Ultramar por RO de ~ de julio de 1880’ Depositado en la Real Academia Gallega por RO, de 13 de abril de 1921, Actualmente en el Ayímtamiento de La Coruña, depósito del Museo del Piado,, La Ilustración Ibérica, X, 1892, Pp 648 649, 41 Blanco y Negro, II, 1892, p. 650. 42 VILLALVA, E.,” Exposición de Pellas Artes’, El Diario Español 23 de octubre de 1862, ~ GARCIA ,j.,” Cuentos de la Villa, Exposición de Bellas Artes’, La Época. 5 de noviembre de 1862, La tradición imperial

    nacional, city-a insolvencia cansaba verdadero rubor, Cuando el extranjero llegue a nuestras puertas y pregunte por el recuerdo que España ha dedicado a la memoria de quien íe trajo un mundo, contestaremos: como su capacidad par reflejar el espíritu cristiano del Descítbrimiento y el carácter español del suceso histórico:

    El momento está bien escogido, y desde luego resalta en el contraste de la figura de Colón y del religioso que está a su lado la idea filosófica del autor, El primen, con la rodilla en tiena, la espada desmida y tremolando al viento la enseña de León y Castilla, toma posesión del Nuevo Mundo en nombre de los reyes y por derecho de descubrimiento y conquista: el segundo de pie. con la mIrada fia en el signo de la redención que sustenta en la siniestra ni mo mientras extiende la otra con ademán solemne, toma así mismo posesión en nombre de Cristo de aquellas almas sujnids en la noche de la indolencia, para quienes va a brillar la luz de la verdadera fe y van a ahume las puertas del cielo, Esta parece ser la idea capital de la obra: nosotros al menos la liemos intei’pretado así, por lo cual, no jan sólo dispensamos, sino que aplaudimo-s al Sr Puebla la lítencia de hacer figurar en la escena un teligioso, aunque de las relaciones del descubridor no se dedu~.ca que asistiese ninguno. De algdu modo había que significarse que la idea religiosa h-¿bía entrado por mucho en aquella grande empresa. patrocinada por el confesor de Isabel la Católica, a la cual, como de los escritos y crónicas del descubrimiento consta, no sólo persuadió a llevarla u cabo la esperanza de aumentar sus senorios y riquezas’, sino muy pnncipalmente eí

    El asunto, emitie ¡it emente tíacional , está bieií el egida CM ou niotej ado como inseul sato - despreciado en su patria y en naciones de primer orden halló refugio y protección en España, y

    merced a una reina española, merced a consejeros españoles, -¿ hombres y recinsos españoles, se abrió a la huir an dad un rííev o contitíecí le4

    Especialmente interesante, a este respecto y por lo iluminador qtíe resulta en relación con el concepto de verosimilitud histórica, es lo qíte escí’ibe el crítico de La Época

    En cuanto a la figura del iuoíije , aun cuando 1-as crónicas de las órdenes religiosas, que segiirmente ha consultado el señor Puebla no le hubieran autorizado a presentarla en escena, le bastaría para hacerlo ci pensamiei)to filosófico que domina su obra48:

    4~ “Eisa visita a 1-a Exposición de Bellas Artes” - Revista Ibérica de Ciencias. Política, Literatura, Arte e Instrucción PUblica, 5, 1862, p. 61, “La Exposición de Bellas Artes”, El Canternporóneo, 22 de octubre de 1862. 40 FERNANDEZ JIN-IENEZ 1,” Cuatro palabras sobre la Exposicióí de Ecli-as Artes” El Museo Universal. VI, 1862, p 3’~8. r NELISLA, “Revista de la Exposición de Bellas Artes. 1862”, Las Novedades, 18 de noviembre de 1862. ~ GARCíA. 1, ‘Cuentos de 1-a Villa. La Exposición de Bellas Artes’, Li Época, 5 de noviembie de 1862.

    8R1 <~anítulo IV

    lo que importa es la verdad ideológica, y la verdad ideológica era un descubrimiento cristiano y español.

    De hecho, las únicas críticas negativas al cuadro de Puebla lo son, bien por no haber resaltado suficientemente la españolidad del Descubrimiento:

    El señor Puebla ha creído, en medio de su entusiasmo por el héroe de su obra, que bastaba ren-atarle para dar carácter al primer desembarco, y se ha eqítivocado lastimosamente. Los compañeros de Colón tienen tanta importancia como eí mismo Colón (3. Si Colón era el héroe de una idea combatida, sus compañeros eran los héroes de una bravura única y desconocidc¡, que hubiera aterrado al orbe entero, si un español de entonces no hubiera valido mas que Lodo el mírudo. Colón al desembarcar en América representaba el tíitmfo de la ide-a’, pero los españoles que le acompañaron iban allí representando a los pueblos del mundo viejo, que aspiraban a la civilización y a la igualdad de la raza humana. Si el triunfo del pensamiento fue del navegatite italiano y el ti’iuiif o de la realización perteneció a Isabel la Católica, el

    El heroe principal es cít el etiadro del setior Puebh una Íiguri~ (lite eite-~¡nta, si lío por lii verdad Instótica cotí que está presentada - por st] noble, grandiosa y’ bella acti ¡ud. Dc rodill=isY ííí~ raítd o al

    cielo, como dándole gr-acias por la felicidad de que le colín a- blandiendo la espada de la conquista ‘s eí estandarte de la civilización, sólo faltaba que tuviese ci shn bol o de la fe cristiana com o unuesí ra y seiial clara (le que bajo ~u aítgnst a sombra navegaba. Nosotros haciendo a Colón tuás católico que guerrero, hubiésemos preferido que su espada permaneciese en la vaina Y con la diestra mano

    encí vase cii ci sí cío virgen de la p¡cdicaci ór’ eva itgélica la cruz

    Pero el artista ha píefeildo sin duda poner junto -al héroe cíe A inética la espada - que simboli za la guerra sangrienta que se preparaba a los indígenas y al fanatismo religioso, significado en la

    ¡cntenda fi g tira cíe ttn traile (le aspecto dtíro Y aet.i t íd soiubria - que j cinto a Colón se descubreS(t.

    Nótese de paso. en este dirimo párrafo. el profundo calado de esa imagen negativa. (le leyenda negra, a la que se ha hecho referencia anteriormente y que parece presta a aflorar a la menor ocasión, en la autoimagen que sobre su presencia en el continente americano se hace la sociedad española.

    En la Exposición de 1892, la única con carácter internacional de todas las que tuvieron lugar en España durante el siglo XIX, con motivo precisamente de celebrarse el IV Centenario del Descutbrimiento, se produjo una auténtica eclosión de teínas colombinos, tres de ellos referidos directamente al descubrimiento: Primeros homenajes a Colón en cl Nuevo

    ~ GUTIÉRREZ, U., ‘Exposición dc Ecli-as Artes”, Crónica dc Ambos Mundos, 3, 1862, PP. 129 180, 5<> lb/den,. La tradición imperial

    Mundo de José Ramón Garnelo y Alda51, La primera cc’nhunión en América de Eugenio Teixeira52 y Llegada de Cristóbal Colón a la isla de Guanahaní de Justo Ruiz Luna53.

    El primero. inspirado en un pasaje del Diario de Colón, cuyo texto reproduce el Catálogo:

    Despuós que acabaron de comer llevó a la playa al Almirante, y el Almirante envió por un arco turquesco y un manojo de flechas, y el hizo tirar a un hombre dc mi compañía que sabia dello, y el señor (Guacanagari> como no Sepa que sean armas, le pareció tran cosa, Mandó cl Almirante tirar una lombarda y una espingarda, y viendo el efecto que su fuerza hacían quedó maravillado, y cuando su gente oyó los tiros cayeron todos en tierra54, con los consabidos cníz y estandarte y la contraposición entre españoles e indígenas, llama la atención por su brillante colorido, lejos del academicismo tradicional de la pintura de historia. Hay un intento de reflejar el colomido de los trópicos. posiblemente guiado sólo por la idea de ‘dismo x’ verosimilitud histórica, pero que hace al cuadre más actual. Aunque no premiado, fue reproducido en grabado por La ilustración ArÉísÍica55, Blanco y Negro56 y Gran Vía57 y la crítica consideró que reflejaba bien la importancia ideológia. del suceso histórico:

    tíos presenta al descubridor y almirante obsequiado cxi la Isí de la Español a poí lo, caciques indígenas, asunto importante que no sigmñca sólo el relato de la verdad sacada de sus escritos siuo el abr~ízo dc dos razas, b fusión de dos mundos, (le dos civilimaciones, ncíente y sincera la una, pujante y conquistadora la otra, con el calorde sus grandes prog¡ esos y desbordadas aspiraciones. La Providencia, no obstante, favoreció aquella unión, tan hetcro~:énca de operaciones y tendencias. estrechando con fuertes lazos los continentes, encauzados va por ¡ma era que contribuyó al ciigrandeS miento dc la .b tui, anidad y de los pueblos (.. > los uubos abou-i’genes ~ . - ) sc~ ene iwfltrat? allí con todos los rasgos que les son peculiares y hasta grandbsos en el trasunto que nos quieren dar de una raza complek¡mcnte desaparecida (.3 Colón triunfante, bondadoso y complacido, se solaza como el que tiene ante sus ojos la realidad de lo que soikra58.

    El segundo, que tuvo menos éxito que el anterior, insiste en esa imagen cristiana del descubrimiento: en este caso es el propio Colón el que cornulga tras la feliz conclusión de sil empresa.

    Ruiz Luna, porUltimo, prácticamente se limita a utilizar el tema del descubrimiento como pretexto de una marina, aunqmíe de inequívoco carácter histórico:

    ~ Catálogo.. 1892. Níadrid, 1892. 52 ibídem. 53 Iba/em. Actualmente en eí Museo de Bellas Artes de Cádiz. ~4Catálogo 1892, NIadrid, 1892, Pp. 2 1-22. La Ilustración Artística, 1893, p. 319. 56 Blanco y Negro, 11, 1892, p 725. ~ Cran Vía, 3 de febrero de 1895. ~ OLIVARES, N de, “Un cuadro de Colón”, El Resumen, 10 de ncvieinbre de 1892, Confluía IV

    representa una manna (3, dónde como en lontananza se ven las tres carabelas que surcaron por primera vez el Atlántico, destacándose con preferencia la reducida nao repieta de tripulantes, entre 59. los cuales se encuentra el maestro genovés, va próximo a pisar la tiena ambicionada

    La llegada de Colón a la Rábida, y el apoyo prestado por los rnomges de este convento a su proyecto de llegar a las Indias por el Oeste, tiene también un importante papel en la cristianización del Descubrimiento. La presencia de los monjes en ¡os momentos claves del desarrollo de la empresa colombitia acentuaba esta iniagen del descubrimiento como empresa de evangelización a la que he hecho referencia más arriba. Pero el episodio de la Rábida poseía una gran riqueza polisémica. ya que al margen (le la cristianización del descubrimiento, significaba también su efectiva nacionalización: la empresa colombina había sido llevada a cabo bajo la mnmcíativa de España, no por azar, sino porque los españoles habían sido los únicos en comprendier la grandeza del proyecto colombino, y La Rábida era el eslabón central de 10db el proceso. Como recuerda mi crítico, a propósito del Cristóbal Colón en el Convento de la Rábida de Cano dic la Peña,:

    Coru o atn atít e de las glorias de E-sp afia . no podía, etí titíes so coneep to. l.i al lcr elegido entre todos los sucesos

    A partir de este siibstnto mdeológico mío es de extrañar la proliferación de cítadros sobre el

    ~fl50 (le Colón por el convento oi.iubense61 . Ya en la primera Nacional, la de 1856. Eduardo Cano dIc la Pella expone con aran éxito -medUla dIc pritíiera claseo2, compra pat’a el Museo Nacional dle Pimítura y Esculturat>3, repíodttcción en grabado por Las Re//as A,’u’s64 y La lltísl,’ación Auísuica<’5 \T favorable acogida de la crÁica®~ Cristóbal Colé,, en cl Convento

    bídem. VAl .1k, U. O. del. “Cristébal Colón en la Rábida. Cuadro original de O. Edn-avd=’Cano”, Los B 0U0, Aries, 1. 1858-1859, p. 121 61 A los aquí resellados habn’a que aiiadir la serie encargada por los dtíques de Montpensier para el convento de la Rábida, que, aunque sin un carácter oficial, motivo por el (lite se deja fuera de este estudio, dadas las ambiciones dinásticas del cuñado de Isabel II y el tono de Coite alternativa que en algunos mometitos llegó a tenerLx residencia sevillana de los duques, tampoco cabe considerar como un encargo estrictamente privado. La serle constaba de cuatro cuadros: La llegada de Colón a (a Rábida, Colón discutiendo con Fmi Juan Pérez y cl físico de Palos. La lectura de la pragmática en la iglesia dc Palos y La Partida de Colón hacia el Nuevo Alijada. 62 RO. de ‘7 de agosto de 1856. 63 RO. de? de agosto de 1856 en 20.000 re-ales: posteriormente pasó -al Senado. R. O. (leS de enero de 1881. donde sigue actualmente. 64 La - -t He/las Artes, l,1858-1859, entrega 11. LaterIlustraciónespecialmente:Artística.ALARCON,1892. p. P.637.A. de, “Exposición general de Bcilas Artes”, la Discusión, 1 de ¡tulio de 66 \ ¡856.: BONNAT. A , ‘La exposición de Bellas Artes de 1856’. Las Novedades. 1 de junio de 56. aunque éste La tradición inwcrial de la Rábida, que ha venido siendo tradicionalmente consitlerado corno el punto de partida de la pintura de historia en España, algo manifiestamente erróneo, pero que sí que marca el inicio del esplendor del género y del éxito de los ternas colombinos en la Exposiciones Nacionales. El contenido del lienzo es descrito así por Amador de los Ríos:

    Colón recibido por fray Juan Pérez de Marchena en el convento de la Rábida, levantado al final de la ría del Tinto y el Odiel, explica ante el fiel de los fechos y algunos mareantes de Palos el

    grandioso pensamiento que le domina respecto it la existenclí de un nuevo mundo (Y Colón. puesto en el centro del cuadro, había: y fray Juan Pérez, que aparece a su derecha con algunos religiosos, y los mareantes de Palos, que se ven a su izquierda, cscuchan con profunda veneración y dan entera fe a sus palabras. Mientras tanto el niño Fernando ce Colón, cuyo nombre debía sonar con gloria de las letras españolas, juega acaríciado p~r el prior de la Rábida, con varios objetos 6’7. astronómicos Desde el punto de vista iconográfico llaman especialmente la atención dos aspectos: la omnipresencia de la religión, visible no sólo en los hábitos de los frailes sino también en toda una serie de imágenes -mantel (le la mesa, hornacina en la pared. calavera sobre el armario...-, que delatan, sin duda, una estancia conventual; y el carácter científico de las explicaciones de Colon, cuyo aesto va. en un simbolismo bastante infantil, de la mesa con mapas e instrilmentos marítimos, al océano que se adivina tras la ventana, gesto no de aventurero sino de descubridor~8. Estas dos imágenes. la (le tui descubrimiento cristiano y la de uit Colón ~científicoj no parecen obedecer a una mera casualidad eslética simio a la voluntad explícita del XIX español de proyectar una idea del descubrimiento como fm’ríto de la fe, la voluntad y la razón, y no del afan de gloria de umí aventurero genovés. Sobre el primer aspecto. el de la cristiamúzación del desciíbriniiento. ya se ha hablado suficientemente más am’riba: sobre el segundo, el die un Colón científico y no un simple aveLiturero iluminado, quizás resulte esclarecedortraer a colaciónlo escí’ito por un crítico contemporáneo:

    No se dirige cli verdad Colón a su interlocutor Fray Juan Pérez con un apasionado discurso, en que le refiere las magníficas descripciones de Marco Polo, los níar~villosos tesoros que se encíerran en ls remotas costas del N-Iang y del Cathay, las fabulosas u-arr-aciones dc algunos marinos, el poder y las tiquezas del gran Khan de Tautait., ni mucho menos las célebres patrañas de las islas de San Borondón y del preste Juan del-as Indias Tampoco se descubro en su frente el entusiasmo de la fe

    último pone algunos reparos a la figura de Colón (“El Colón es poco inspirado: en aquellos ojos, en aquella frente, no se lee una idea grande arraigada y que trata de demostrar por centésima vez”); y GALOFRE, J., “La Exposición Nacional de Bellas Artes”, La Gaceta dc Madrid. 3 dc junio dc 1856, quien, siguiendo su identificación entre cuadros útiles y cuadros buenos, considera “Lienos y por consiguiente útiles los asuntos

    elegidos por el Sr Cano, en Cristóbal Colón explicando su pensimiento (.,.) si bien sin el carácter español que debieran tener los frailes y los pilotos, pues son caras y ctteípos de modelos y personas francesas por haberse pintado en París”. ~ AMADOR DE- LOS RiO~,i,, “Exposición de Bellas Artes, Reí’~sta Peninsular, 1, 1856. pS52. ~ El brazo extetídido acabará configurándose como el gesto colombino por excelencia, siendo este cuadro, concebido dentro del más estricto purismo dcl romanticismo tardío, a la manera de Delaroche’fue pintado dítrajíte la estajícia del autor en París-, el primero en plasmar esta iconografía.

    RRS Capítulo fi!

    religiosa del que se coníempla como el instmrnento que había elegido el cielo, en sus altos designios, para dar cumplimiento a las místicas revelaciones de los profetas. Colón, en el cuadro del Sr. Cano, den-tuest,’a con ademán sereno y en actitud reposada, más no perora [tanto en este caso como en el anterior las cursivas son del autor]. Señala con la diestra las cartas o mapas, la bníjnla y la pequeña esfera que tiene delante sobre una mesa U.) y apunta con la 69. mano izquierda al occidente Colón, en el cuadro de Cano, argunienta, denitíestra, razona, usa mapas y brújulas, habla desde la serenidad y no desde la iluminación, desde la razón y no desde la inspiración, desde la fe en la ciencia y no en la leyenda,... Y al crítico de El Occidente le parece apropiado y verosímil.

    Como dato curioso cabe resaltar la rara iconografía de un Colón con barba, referencia, posiblemente, al duro viaje hasta llegar al convento; atrnque tampoco habría qtíe desdeñar el hecho de que Delacroix en su ~‘acitado Cristóbal Colón en La Rábida, había optado también por tui Colón barbado,

    En la Nacional de 1858 obtiene mención de segunda medalla Colón pidiendo hospitalidad cii el Convento de Santa A-lar/a de la Rábida, pidiendo pan y agua para su hijo de Benito Níercadé x’ Fábregas70, adqttiridlo por el Estadio al año si gtuente, con destino al N luiseo Nacional de Pintura y Escultura71. Representa el momenl() en que Colón, a las puei’tas del convento de la Rábida, y niiemitras stt hijo recibe uíi íneíidrugo dic pan del gtíardián del convento, entabla conversación por pt’imnera vez con fray Juan Péí’ez de Marchena. que tan impoflante lugar ocupará en la gesta del Descubrimiento.

    En conjunto estamos ante un cuadro cargado de sentimentalidad, acentuada por el nazarenismo de estas primera obras de Mercadé -aunque el cuadí’o está pintadio en Madnd, su autorse había formado en las pautas del nazarerusíno catalán-, que contribuirá en gran maneía a la configuración dle una iconografía colombina de tipo rotnátitico: el Colón incomprendido que, acompanadlo dIc un niño de corta edad, casi desfallecidlo. lo que hace más patética la escena, se ve obligado a aceptar la caridad conventual para su hijo. a la vez que se insiste en la asociacióíi entre Descubrimiento y cnstianmsmo.

    José Diaz y Palma expone en la Nacional de 1866 Colón pidiendo hospitalidad en el convento de La Rábida72.

    <~ “Exposición de Bellas Artes de 1856”. Cl <3t’ciáent eS dc julio de 1856 RO. de 18 de noviembre de 1858 71 En 4.000 reales, RO. de 10 de febrero de 1859. Depositado Museo de Bellas Artes de Cetona, donde sigue actualmente, por R0 de 21 de septiembre de 1826. 72 Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1866, N—tídrid. 1867. La tradición finperla!

    Felipe Masó en la de 1878 Colón en La Rábida73, que, aunque tampoco premiado ni adquirido por el Estado, sí fue reproducido en grabado por la ilustración Española y Americana, en dos ocasiones74, lo que aumenta su importancia iconográfica. No añade grandes novedades: el mismo Colón ante un globo terráqueo explicando sus proyectos al médico de Palos, García Fernández, al piloto Pedro Velasco y al padre Marchena, con la inevitable presencia de su hijo Diego y algunos franciscanos más. Siempre la misma imagen de un Colón incomprendido que intenta convencer a su auditorio de lo bien fundado de sus argumentos.

    José Ponce y Puente expone en la Nacional dc 1887 Colón en La Rábida75, reproducido en grabado por La Hormiga de Oro76. La ilustración. Revista Hispano- A,ne,.icanar y La ilustración Católica78, una vez más Colón explicando al padm’e Marchena, el único que parece entenderley prestarle atención, lo bien fundado de sus planes. La iconografía se centra en este caso exclusivaniente en los dos pem’sonajes que aparecen solos en el interior de una estancia, aparentemente la biblioteca conventual, exanú:nndo mapas y documentos.

    La prisión de Colón y su muerte en la miseria sirven yaraalimentar la leyenda de un héroe romántico y, desde el punto de vista político. para una crílca implícita a la arbitrariedad real, aunque. dado el lugar ocupado por la monarquía de los Reyes Católicos cii el imaginario nactonal español. esta crítica aparece siempre muy atenuada, haciéndose mas hiíicapié en la nobleza de ánimo de Colón que en la injusticia con él cometida.

    Francisco Jover Casanova presenta en la Nacio ial de 1862 Colón conducido a España con grillos y esposas a las órdenes del capitán Vallejo, basado en los Viajes de Colón de Washington Irving’79. Ti uía iconografía. la dIc un Colón pagado con la ití~ratittíd y la cárcel despités de sus descubrimientos, qite. lógicamente. mio tuvo mucho éxito en la pintura española, aunque este cuadro en concreto sería reproducido en grabado por La ili-¡stración ibérica80. La escena ocurre en el interior del barco que tnuispom’ta a Colómí preso de América a España. y representa el momento en qite éste se niega a ser liberado de las cadenas con las que le prendió Bobadilla en nombre de los reyes; la respuesta altanera de Colón (“¡No! dijo con noble orgullo, SS. N-IM. me mandaron por escrito que me sometiera a lo que Bobadilla

    ‘73 Catálogo. ./878, Madrid, 1878.

    ‘7’~ Ilustración Española y Antericaua, 11, ¡878, p~ 408; y U llustrae. ón Españolo y Atncrica,ta, II, 1892, p. 241. ‘7~ Catálogo de la Evpcsición de Be/las Artes dc 1887. Madrid, 1 887. Actualmente en el Ayuntamiento de Málana

    ‘~ Lo Hormiga de Oro, 1887, p. ‘700. Lo Ilustración. Revista Hispano-Americana, 1887. p. 600. ~ Lo Ilustración Católica, 1889, p. 337.

    ‘~ Catálogo dc la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862, Macrid, 1862. La Ilustración Ibón ca, 2<, 1892, p. 639. Capítulo fi! ordenase en su nombre; por ser autoridad me ha puesto estas cadenas: yo las llevaré hasta que me las manden quitar, y las conservaré despues como reliquia y memoria del premio de mis servicios”81), reflejada mediante un gesto adusto y distante, se colivierte en el cuadro en un reflejo de la nobleza y gallardía del descubridor, de forma que, más que ante una crítica a los Reyes, estamnos ante una exaltación de Colón. a la vez que ante una de esas frases heroicas y grandilocuentes que se escalonan como un rosario en la percepciónhistórica que los españoles se hacen de sí mismos.

    Eustasio de Zarraoa presemmta el mismo tema a la Nacional de 1887, Fidelidad de Colón82. basado, en este caso, en un párrafo de la Historia del descubripitiento de América de Jefferson, ctíyo texto reprodimce el Catálogo:

    Alonso dc Vallejo, Capitán del navío en pie Colón había siclo arrestado, perdida de vista la isla, se acercó a su prisionero con gí-an respeto y se ofreció a soltarle de aquellos hierros de que tun injustamente estaba cargado. - No, respondió Colón con noble indignación: los llevo en virtud de ttna orden de mis soberanos, y quiero que me vean obediente súbdito en esto como en todo. De su

    voltintad he si do apusionado. sólo su voluntad debe ponemi e en libertad83 -

    Otra vez más esa imagen de un Colón heroico y fiel a stts monarcas, incluso en los ínomentos mas adversos.

    Francisco Llover Casanova obvia cualquier niatiz dle posible crítica a la arbitrariedad real en el apresamiento dIc Colón representando el momento en qite éste es nuevamelile repuesto en el favor de los reyes. Su Reposición de Colón, expuesto con gruí éxito eíi la Nacional de 1881 -medalla de pt’imera clase84, compra por el Estado85 y í’eproducciómí en grabado por La Hormiga de Qro~-. se basa en un pálTafo dIc la lijuoria de Peinando e ixabel de l’t’escott Cii que se resalta la especial relación entre la reina x’ Colón8’7.

    El asunto del cuadb’o es resumido así por uno de los críticos:

    Con segru’idades de la disposición favorable hacia él por jarte de sus reves, llegó Colón a Granada, y tuvo eitseguida entrada a la presencia ical: doña Isabel, conmovida. procínó calmar su lacerado corazon con las más señaladas muestras dc afecto y del pesar que sus iníortunios le cansaban. El, qtie siempre había confiado en eí magnánimo carácter de. su Insigne protectora más que en el

    ~ Catálogo. .1862, Madrid, 1862, p. 28, citando un párrafo de los IVa/es de Colón dc Washington lrving. 82 Catálogo.. 1887, Madnd, 1887 ~3íbídem, p. 206. ~ RO de 14 de abril de 1881.

    ~ En 8.000 pís , R.O de 1” de diciembre dc 1881. Depositado en el Museo Provincial de Valladolid por RO. de 4 dc febrero cíe 1882. Actualmente en la Universidad de Valladolid, depósito del Museo del Prado. So La Hormiga de Oro, 1889, pp- 408-409. 87 ‘ésta le había favorecido siempre mucho más que sumando, protegiendo sus intereses y dándole muestras de especial aieeto x’ benevolencia” (Citado en Catálogo,.. 188/, Madrid. 1881, p 64) La tradición imperial

    suspicaz de su marido, quedose completamente satisfecho, y ccn viva emoción, arrojándose a sus 88. plantas, lloró

    Colón y la reina son uirn vez más el argumento centi’al del cuadro, ambientado en esta ocasión en una de las estancias de la Alhambra -segdn Prescotl el encuentro había tenido lugar en Granada y el palacio nazarí introducía una información de fácil acceso a todo tipo de públicos-.

    La crítica acusó al lienzo de Llover de falta de carácter histórico, de ausencia de verosimilitud:

    No mi-ay distinción en los personajes; no hay carácter histórico dc época, de crónica, mejot’ dicho, en nin5una de las tres figuras principales (.,.) ya que nos vanos acostumbrando a ver en las Exposiciones las grandiosas figuras, no poco rebajadas, de Isabel la Católica y Cristóbal Colón (.1 [lay personajes históricos que tienen, por tradición, mr-a fot’ma exclusivamente típica, y lo difícil para el artista qne intenta desgiosarlos de las páginas de la Historia con la vara mágica de su pincel, es dársela89,

    Esta forma “exclusivamente típica” parece refem’irse a que no se amolda a la iconografía existente, a la imagen que de los diferentes personajes hisLóricos se ha ido constníyendo a lo largo del tiempo, algo que queda todavía más claro en lo escrito por Ibáñez Abellán:

    Si el Sr. iove¡’ se httbiese tomado la triolestia cje ve!’ las colecci(.ttes iconográficas- de nuestros reves y grandes hombres: si hubiese estudiado las obras de aquella é¡ oca (...) no habría faltado del tnodo qtíe lo ha hecho a las indispensables reglas de la exactitud y prezisión histórica90.

    La muerte de Colón será llevada a la pintura de historia en varias ocasiones, siempre bajo el prisma del héroe romántico que muere pobre después de haber descubierto un inundo. Pero, extiañarnente. dada la necrofilia de la cultura romántica española. no gozó de las preferencias de los jurados ni de los encargados de compras estatales.

    José Maria Doménech lleva a la Nacional dc 186-4 Últimos momentos de Colón91. que pasó completamente desapercibido.

    En esta misma Nacional dc 1864 se expuso, con mtjor suem’te que el anterior -mención ordinaria92, compra por el Estado93 y reproducción en graindo por La ilustración ibérica94. La

    88 COQEE. Nl.,”Visitas de confianza a la Exposición de Bellas Arte.~:’, La Gaceta Universal, 2 de junio 1881. 89 N—mARTÍNEZ DE VR~ASCO, E,”Exposición de Bellas Artes de 1881, en N-ladiid”, Lo Ilustración tWspañolay Americana, 1881, p. 406. 90 IBÁÑEZ ABELLÁN, R., Catálogo crítico explicativo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881, Madrid, 1881, p 47 91 Catálogo.. 1864. Madrid, 1864 92 Por unanimidad. RO. de 13 de enero dc 1865. En 6.000 reales, RO de 22 de febrero de 1865. Depositado en a Liniversidad de Barcelona, donde sigue actualmente, por RO. de 1 de mayo de 1886. la Ilustración Ibá’ica, 2<, l89~ p @79 Can/tu/o fi’

    Ilustración Artística95 y Rla¡tco y Negro96-, Muerte de Cristóbal Colón de Francisco Om’tego. Cuadro que. tal como explica el Catálogo, nos muestra el cadáver de Colón en la pobre habitación de un mesón de Valladolid, “en la cual sólo adornaban las desnudas cadenas que le puso Bobadilla, y que él conservaba siempre a la vista, a la manera que los capitanes victoriosos de la antigua Roma guardaban las coronas cívicas obtenidas en premio de su valor y pericia”97, rodeado de “sus dos hijos, algunos frailes franciscamios y siete personas de su servicio”98. Podría ser el grabado de la muerte de cualquier héroe de novelaromántica.

    Salvador Soriano Biosca lleva a la Exposición de 1892 Los últimos días de Colón99, con el que se cierra el ciclo de cuadros sobre la muei’te del Almirante.

    Otros aspectos de la vida de Colón, como los refeí’idos a su vida antes de la llegada a España, apenas merecen la atención de la pintura de historia, que intenta resaltar siempre el Colón más español y heroico. Una de las pocas excepciones es el Cristóbal Colé,, partiendo en secreto dc Lisboa de Felipe Masó, expuesto en la Nacional de 1876100, que, inspiradlo en Historia y ‘ciJa de Colón de Washington Iri’ing —uno de cuyos párrafos, para mejor comprensión del asunto. repí’oduce el Catálogo de la Nacional: “A fines de 1484 partió Colón en secreto de Lisboa, llevando consigo a su hijo Diego”l(>l~ es un muero pretexto para justificar la presencia díel descubridor en España. citalidIo no para una imp!(cita afirmación dle la generosidad de los españoles hacia él, los únicos capaces de entendíer y apoyai’ sus planes Al menos esa es la interpretación que del cttadlro hará Ossom’io y l3ernardl:

    Aparece el gran navegante sentado sobt’e tilias peñas y con su hijo doírnido ft’ente al ponerse del sol. por donde el soñaba encaminaise, escena tomada de la caminata que emprendió Colón criando, habiendo sabido que Potímigal quería mandar una eínbarcaciórí para robarle el descubritn icnto. salió de Lisboa costeando cl mar ‘y sin recursos para ir a l.íusc ar la proiecci~n que al fin halW en España102.

    José Nin y Tudó expone en la Nacional de 1887 un cuadíro titulado Colón103, que pasó completamente desapercibido.

    La Ilustración Artística., 1892, p. 647. 96 Blanco y Negro, II, 1592. p. 653. ~‘7Catálogo...1864. Madrid, 1864. p. 54. 98 Ibídem. ~ Catálogo... 1892, Madrid, 1892. ~ Catálogo dt’ la Exposición General de Bellas Artes de /876, Madrid, l8?@, 101 Ibídem. p. 100. ¡02 C)SSORIO Y BERNARD, Nl.. Galería biográfica de artistas españoles del siglo XJX. Madrid. ¡883-1884, p. 423. ~ Catálogo... /887. Madtid, ¡887.

    890 La tradición imperial

    El declive definitivo de la pintura de historia a finales de siglo y su pérdida de sentido ideológico supone la aparición de cuadros de tipo anecdótico, en los que el asunto histórico es completamente marginal, y entre los que habría que incluir el ultimo de los aquí considerados. Cambio de rumbo relacionado con el descubrimiento de América, expuesto por Eulogio Genovés en la Nacional de 1895104, y cuyo carácter de pintura de historia, en el sentido que aquí estarnos utilizando, es inclusodiscutible.

    El descubrimiento del resto de los territorios americanos y del Pacífico, desde los actuales Estados Unidos de América hasta el cabo de Hornos, no e=istenpara la pintura de historia. En la imagen histórica que se hacen de sí mismos los españoles del XIX, el descubridor, el aventurero que se interna en territorios desconocidos en busca de nuevas tiem’ras, no existe. Esto no deja de ser llamativo en un siglo atravesado por la pasión exploradora desde Burton a Caillié. pero que en el caso español se limita prácticamente al curioso personaje de Badia. Mi Bey.

    La única excepción a esta falta de imágenes sobre el descubrimiento de las tierras americanas, y por lo tanto de una nación de descubridores, es el descubilmiento del océano Pacifico por Vasco Núñez de Balboa, que contaba a su favor con el paralelismo entre el descubrimiento de un nuevo continente/Colón, y descubrin]iento de un nuevo océano/Núñez de Balboa. De hecho, había sido uno de los temas propuestos por José de Madrazo para la decoración del Palacio del aunque. curiosamente, las historias de España decimonónicas no prestan especial atención a este episodio histórico, si bien es cierto que Quintana le dedica mu de sus biografías y que cuenta incluso con alguin episódica referencia en la prensa1<15.

    El primer cuadíro en representar el descubrimientc del Pacífico es Vasco Núñez de Balboa tomando posesión del Alar del Sur, expuesto por Eusebio Valídeperas en la Nacional de de 1864106v que será adquirido por la Corona, Isabel II. al año siguiente1<17. En realidad más un cuadro de conquista que de descubrimiento. Representa a Núuiez de Balboa. en actitud declamatoria, laespada en una mano y en la otra un pendón con la imagen de la Virgen y las armas de Castilla, tomando posesión del maz’ del Sur en nombre de los Reyes; rodeado de soldados, lo que reafirma ese carácter die conquista: y con la siempre necesaria presencia de los indios. En primer lugar “el famoso peno Leoncio, el aal, por los servicios que prestaba.

    [04 Catálogo de la Exposición General de Bellas Artes de 1895, Madj’Ld, 1895. lOS .IUAN DIANA. Nl., “Vasco Núñez de Balboa”, El Masco Universal, mv, 1860, pp. 324-326. ~ Catálogo.. 1864. Madrid, 1864. 107 RO. de 14 de febrero de 1865. Acitíalniente en eí Palacio Real, Niadrid, Can/rulo fi! entraba a la parte en el reparto de joyas y esclavos”tm08. La habitual imagen de conquista militar y cnstiarnsmo.

    Alfonso Calderón lleva a la Nacional de 1866 Revelación del mar Pacifico’09, que pasó completamente desapercibido.

    A estos dos habría que añadir un cuadro de temática un tanto extraña, E í descubrimiento del Alar del Sur por Hernando de Magallanes de Luis Ferranz110, aunque cabe la posibilidad de que se refiera en realidad al mismo tema que los dos anteriores.

    7.1.2. LA CONQUISTA.

    Salvo en los cuadros dlirectalnentc relacionadios con Colón a los que se acaba de hacer referencia, mnavotitarios, la image y que son n predominante es la de conquista frente a la de descubrimiento: los descubridores apenas interesaran a los pintores de historia. los~~~spectos bélicos y de conquista pt’iínan sobre otras posibles visiones más pacificas. El descubtimieíito de América se ve reducido a una serie de enfrentamientos bélicos en los que se puso a pníeba la superioridad militar y el carácter agónico del ser español. el descubm’imiento como aventura física e intelectual de exploración de nuevos termitomios resitíta completamente marginal. Desde esta perspectiva la imagen tic la conquista no interesa tanto por la conquista en si. como por la tmagen que a través de ella se hacen de sí mismos los españoles.

    Los episodios más representados, prácticamente los únicos, son los íefeddos a PizarTo Y Hernán Cortés, la caída del imperio Azteca y el imperio Inca, pero en general desde tina perspectiva más bien pesimista y nada triunfalista, como ya hemos visto anteriormente.

    De los dos conquistadores es. con claridad. Ilernán Cortés, “el más famoso de los conquistadores del Nuevo Mundo después de Cí’istóbal Colón’L en palabras de Lafuente, que va lo había sido de historiadores y literatos, el preferido de los pintores de historia. La pintura se limita en este caso, como en otros muchos, a seguir las pautas mam’cadas por la historia y la literatum’a. que se habían ocupado por extenso de la vida del conquistador extremeño. Por lo que se refiere a la primera, todas las historias generales dedican amplio espacio a nat’rar su vida;

    108 ~ Madrid, 1864. p ‘2. 109 Cauuilogo... /866, Madrid, 1867. tíO Figura en el fnx’e,tta,’io de las pinturas propiedad del infante Sebastián Gabriel dc’ Borbón, hecho en 1835 con motivo de la incautación de sns bienes. Li tradición imperial estaban además las obras de los historiadores de Indias. reeditados muchos de ellos en el siglo XIX -y que en el caso de Cortés contaban con dos obras bzsicas: Historia de la conquista dc M

    En pintura el tema figura ya entre los propuestos porli Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para el concurso de 1808 para la prucba de pensado. “Hernán Cortés destruyendo las naves en \eracrimz”t 11. El destructor de[ inípem’io azteca ocupat’á tambiéíi lugar de honor en el Parnaso de español es célebres con que ¿Juan Antonio de Ribeí’a decora uno de los techos del Palacio del PardIo.

    Ya en la pinturade historia propiamente dicha, hace sií primera aparición en la Exposición de la Academia de 1842 en la que figura un cuadro de Joaquín Fernández Cm-tizado titulado Presentación a llernón Cortés de Guatimocín por el capitón Gardo de iZo/guía. Un episodio de sigmiificado bastante ambi2uo, en el que no qitedan claras las simpatías del autor, y por tanto las de los espectadores. lo que explicaría la acusación de la cí-itica de “mucha frialdad etí general”1 12

    1-a victoria decisiva sobre las tropas aztecas en Otuinha será represemitada por Antonio Gómez y Cros en un cuadro ezcar~ado por Isabel II un 1852, La batalla de U/ambo1 13 Obra de carácter triunfalista, casi tina apoteosis de Cortés, que aparece en el centro de la composición en un caballo blanco y enaítolando el estandarte azteca que le entrega un soldado. mientras a su alrededor se arremolinan los cuerpos de los guerreros vencidlos.

    Carlos Niaría Esquivel recibe una medalla de segunda clase en la Nacional de 1856 con Prisión de Guatimocín, último emperador de 105’ mejicanos, por las tropas de

    ~ Distribución de los f’remios concedidos por el Rey Nuestro Seik-r á los Discípulos de las tres Nobles Artes, hecha var la Real Academia de San Fernando en la junta pública ¿te 24 dc Septiembre de 1808. Madrid, 1832, 112 PARDO CANALIS, E., “La exposición de la Academia de San Penrando de 1842”, Revista de Ideas Estéticas. 95. 1966. PP. 221-245. 113 El precio final recibido por el pintor, tras algunas reclamaciones por parte suya. en las que alega el tiempo empleado en su realización, fue de 100000 reales. Actualmente es el Palacio Real de Madrid.

    893 Capitulo IV

    Hernán Cortés y su presentación a éste en la plaza de Méjico1 14, adquim’ido ese mismo año por el Estado en 7.000 reales’15. La escena se desarrolla en un marco arquitectónico lejananíente arqueológico, con extrañas construcciones que quieren ser aztecas: Hernán Cortés, en el centro, se enfrenta a un altanero Guatimocín con gesto generoso. la eterna caballerosidad hacia el vencido que, desde la Rendición de Breda. acompaña necesariamente a todo cuadro con un vencedor español.

    En la Nacional de 1858 Antonio Gómez y Cros recibe una medalla de tercera clase por Hernán Cortes entrando en el aposento de Montezuma116, adquirido al año siguiente por el Estado117.

    El mismo Gómez Cros lleva a ¡a Nacional de 1862 hernán Cortés liberóndose de los dos indios que trataban de asesinarle1 18

    Capítulo aparte merecen dos ciladíros sobre la conquista (le Amé¡’ica. qite, aunque pintados en épocas difeíeíítes y por artistas diferentes, acabarán formando pareja. El primero. El desembarco de los puritanos en A ¡nérica del Norte, fue expuesto pui’ (iisbert en la Nacional dic 1864119; el segundo. Hernán Cortés quemando las naves de Fraticísco Saus. com-responde a un encargo de NUguel Aldana. mico indiano cítbano, para hacer pareja con aquél. La finalidad de este encargo seria representar en una especie de juego de espejos la colonización española e inglesa en Amém’ica. lina magnífica ocasión de contrapomíer dos fonnas de entender el mundo, y de ser en él, diferentes y atitagónicas. Ambas obras acabarán finahuente colgadías en las paredes del Palacio díel Senadlo1 20 lugar al que. sin díldía alguna, estabatí abocadas pc.w stí ¡ mpor¡ancia simbólica1 21

    Los teínas elegidos en uno y otro caso son enormemente significativos. Para la representación de la colonización inglesa, Gisbert elige el momento en que los peregrinos del N-Iayflower ponen pie por primera vez en tierra americana, Cape Cod noviembie de 1620: para

    114 RO. de’? de aoosto dc 1856. 115 RO. de ‘7 de agosto de 1856, depositado en Zarago7a. donde sigue -act,íalniente, por RO. dc 24 dc enero de 1877 1m6 R 0. 18 de septiembre de 1858, 117 En 10.000 reales, RO. de 10 de febrero de 1859. Depositado en la Diputación de Albacete por RO. deS de junio de 1880 Depositado en el Ayuntamiento de Albacete. donde signe actualmente, poí O Nl. de 20 de febrero de 1986, ~ Catálogo... ¡862, Madrid, 1862 1t9Catálogo...1864, Madrid. 1864. 120 El palacio del Senado. Madrid, 1980, p 110. 121 Incluso eí cuadro de Sans, y u pesal de conespoider a un encargo privado, tuvo ya desde cl principio un cierto cardeter oficial, siendo expuesto, imnediatatuente desptí¿s de ser pintado, al público en el N-linisteíio de Fomento en jnlio de 1863. La tradición ¡muet’¡al la española, la quema de las naves por Cortés con el liii dic que sus soldados no piensen en retroceder. Al margen de la importancia objetiva de cada uno de estos sucesos históricos, lo que subyace aquí es ima visión, plasmada eíi imágenes. de dos caracteres nacionales, tal como los veía el pensamiento español decimonónico. La colonización inglesa se nos aparece como el resultado de un acto normal, casi cotidiano se podría decir; la española es fruto de un arranque de valor, de una decisión trágica en que la voluntad del individuo se impone sobre las circunstancias que le rodean. Estarnos ante esa visión épicn, cargada de gestos dramáticos, que impregna toda la visión decimonónica española sobre el ser nacional, desde Sagunto y Numancia hasta los sucesos del 2 de mayo en Madmid.

    El desembarco de los puritanos en América del Norte de Gisbert tuvo un éxito extraordinario: medalla de primera clase en la Nacional dIc 1864122, tercera medalla en Exposición Univeisal de París de 1867123 y compra por e. marqués de Salamanca. un indicio más de su carácter de símbolo liberal, en la. para la época. increíble cifra de 30000 pts.. durante mucho tiempo la mayor cotización en España de un artista vivo, pasando posterioríííente. x’ tras diferente avatares, al Senadlo1 2-~ La crítica se tuostró también enormemente elogiosa:

    Henos Frente al gran cuadro de la exposición: de la tuejor obra

    El hecho de que fuese Gisbert, pintor progresista por excelencia, el encargado de pintar el cuadro deJos puritanos plantea la duda de una posible interpretación directamente poJítica de] cuadro. En un doble sentido: los puritanos representaban la huida de un poder despótico y absolutista buscando la libertad lejos de su patria -hay una obvia identificación pum’itanos/píogresistasl2tí en la que aquellos se convertían en un símbolo de la larga lucha por la libertad- y ésta es. por ejemplo, la interpretación que del cuadro hará Pi y Margall:

    122 Por nuanimid-ad. RO. de 13 de enero de 1865. 123 GALLEGO, 3., “1855-1900: Artistas españoles en medio siglo de exposiciones universales de París” Revista de Ideas Estéticas, 88, 1964, Pp. 297-212 14A la muerte del marqués de Salamanca había sido adquirido porX iguel de Aldana, va en 1907 seña adquirido por el Senado en 3.612 pts. con 50 céntimos. 125 ALARCÓN, PAde. ‘Exposición de Bellas Artes”, El Museo Uqiversai, IX, 1865, p 10. 126 Años más tarde un crítico se referirá iromcamente al cuadro corlo el Desembarco de los Montero Ríos -eí político progresista protector y amigo de Oisbert que-, siendo Mit isíro de Fomento, encargó a éste el ctxadro de El fusilamiento de Torrijos-: “¡Ah! Si hubiera estado en víadrid el pintor dc “Los Comuneros”, el autor del Desembarco de los Montero Ríos, digo de los Puritanos, eí inmortal ejecutante dc Torrijos, ci pintor del partido progresista. el artista más famoso de aquellos felice~: tiempos de la libertad” (SARTO, A. del, “Sobre la Exposición de Bellas Artes”, La Unión Católica, 20 de mayo de 1890).

    RQ S Canítulo IV

    Esos humildes puritanos que oraban al pisar las playas dc América eran. los antecesores de hombres que. después de haber fundado la más libre de las repúblicas, poseídos los unos de inmenso amor, y los otros de inmensa cólera están hoy decidiendo en cien campos de batalla una dc las más 12’?, transcendentales cuestiones de los tiempos modernos

    Pero también podía verse como una crítica implícita a la época imperial española, basada en la conquista militar de la tierra. Cortés aparece como un guerrero, frente a la ocupación pacífica de los anglosajones. La iconografía es a este Último respecto enormemente significativa. En el cuadro de Gisbert un grupo compacto y homogéneo de piadosos burgiíeses da gracias a Dios nada más pisar tierra:

    l.os etuigrados acaban de tomar tierra, uno de sus tuinistios, con la Biblia en la mano, levanta los ojo y los brazos al cielo., alrededor los puritanos postrados se agrupan en diversas actitudes: la playa es desnttda y peñascosa. ci mar sombrío: ye1 ttnflov<’er eti el fondo, despliega sus banderas sobre tm cielo triste (.1 Todas las edades de la vida están representadas en aquel guipo humano, que, conio las tribus antiguas, llevando consigo sus dioses y sus bienes, busca lugar tranquilo doude plantar sus tiendas, desde la rtina cii mantillas, que

    Dos cosas llaman la atención en esta descripción: a diferencia de la práctica totalidíadí de los cuadros sobre la conquista española, no hay nativos, la colonización inglesa parece realizaí’se sobre un territorio vacío, sin el carácter militar que tuvo la española: y. también a diferencia de los cuadros sobre la colonización española. el carácter fundacional de aquélla. vista, en la imagen española, ya desde los primeros momentos coíno la fundación de una nueva nacmón. muientras que en la española es siempre evidente que se trata de una expansión de la nacmón española.

    Por lo demás, el cuadro, pintado en el característico estilo de Gisbert, aparece impregnado una densa atmósfera de piedad religiosa, muy apropiada al tena ací’ecentada porel gracias patetismo del personaje central, con las manos hacia lo alto dando a Dios, y los tonos oscuros.

    La composición de Francisco Sans, Hernón Cortés quemando las ¡¿aves, es casi la antítesis de la de Gisbem’t. En el centro del cuadro la figura de Cortés, a caballo. se dlirlge a sus atribulados compañeros -Diego Ordaz. sentado sobre una cureña. pensativo, con un codo en la

    127 Pl Y MARGALL. F.. “Estado del arte en España: Recuerdo de la última exposición dc Bellas Artes’, La América. Crónica I-tis¡’atto-Americaua, 2, 1865, p. 4. 128 GARCÍA ,.1.,”L~ Exposición de Bellas Aries, Cartas familiares a un ausente”, La Época, 30 de diciembre de 1864. La tradición imperial rodilla y la cabeza en la mano, a su lado, y apoyando I.a mano izquierda en su hombro. Sandoval...-. exhortándolos al camino de la victoria; a Ja izquierda del cuadro, formando un pequeño gnmpo que hace contrapeso al de Diego Ordaz y Sandoval, los indios. Pero lo interesante no es la composición sino la iconografía. Corté:; es representado como un guerrero renacentista, como un caballero; frente a los burgueses de. cuadro de Gisbert el conquistador castellano, una vez más la imnagen de la España belicosa y caballeresca como elemento de identificación histórica. También a diferencia de los peregminos. Cortés y los suyos no llegan a un tenitomio vacio, desembarcan en una tien’a pobladaque sólo será suya gracias a las annas; no colornzan. coíiqustan

    El tema de la quema de las naves fue considerado como digno de un cuadro de historia por toda la crítica: sin excepción. de hecho, ya Fedem’ico de .\-ladrazo había pensado en él pan la decoración del Palacio del Congreso. lo que nos indicaría hasta qué punto la actitud de Cortés era considerada como emblemática de una forma de ser español: la capacidad de crecerse en la dlen’0ta129. Pi y Margall comisidera que el argumento (leí cuadro es ‘sin dtmda grande y digno (leí artista”130, atímíque se muestra menos entusiasmadlo con su ~jecítción:

    No ha sabido el a-arse atiu don Fra rtcisco 8 aris a las regiones del ideali sino, q tic no está, corno vulgarmente se cree, reñido con la realidad (le la historia13

    El cuadro fue reproducido al año siguiente en gra&do por El Museo Universal132, que dice ofrecérselo a sus lectores para que puedaíi comprobar que

    la más alta misión del arte es conmemorar dignaníente las gloriosas ¡uiginas de la histona patria133.

    La Nacional dc 1 866 fue pródiga en cuadros sobre Hernán Cortés. Luis López Piquer expuso Primera entre vista de Hernán Cortés y Mouz ‘ezuma1 ~ acogido díesigllalmemlte por la crítica. Así, Inientras que para Tubino:

    129 “hombre entusiasta por su patria Ise refiere a Sans] sc circunscril,e casi siempre a reproducir en el lienzo las glorias y los desastres de nuestra nación, tan imponente en sus días de prosperidad corno en sus días de desgracia” (Pl Y MARGALL. F..” Hernán Cortés en Méjico: Cuadro de D. Francisco Sanz”, La América. Crónica 1—Ii spano—4nu’ricuna 1 ‘7,1863. p. 11).

    ¡32 El Museo Universal, IX, 1865, p. 388. 133 IbÍdem, 134 Catálogo... 1866. Madrid, 186’?

    R97 (Eapítulo IV

    la trivialidad del asunto se alcauza a los menos avisados (.3 ni hay verdad en los tipos, ni los personajes de la escena han sido pintados con arreglo a lo qne acerca de cada uno de ellos nos han 135 dicho de consnmo la tradición y la historia parael crítico del EJ Museo Universal. el cuadro resulta

    Grandioso en el asunto, el pintor ha sabido acertadamente escogerlo, en ese inmenso campo de glorias nacionales, donde pueden cosechar motivos para sus obras todos los pintores de los presentes y venideros siglos136.

    Eusebio Valídeperas obtuvo consideración de medalla de tercera clase con Guatimocín y su esposa presentados prisioneros a Hernán Cortés137, inspirado en la Historia de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo138.

    Francisco de Paula van Halen se inspira en la Conquista de la Nneja España de Solís para su La noche de Ze¡npoala: expedición de Hernán Cortés contra Pánfilo de Narváez139,

    Eduardo ¿Jimeno y Camiencia pí’esenta a la Nacional de 1871 el boceto de Episodio de la conquista de A-léxico1 40, qtíe tepresenta a Cortés impidliendo un sacrificio humano. mientras, al fondo. otros soldados entronizan una virgen sobre las ruinas de un templo pagano~ Una vez más la imagen de la conquista como una empresa de cí’istiamiización, a la que. en este caso, se une, de forma explícita, la reivindicación de la labor española en Amenca. una enxpresa civilizadora que tem’mina con la barbarie de los sacrificios humanos a la vez que entroniza la fe verdadera. Y es que, como pone de manifiesto Ossorio x’ Be¡’nard en su crítica.

    l.~ pensanneuto es esencialmente tíacional. Jimeno había oído tu tichas veces con impaciencia l)OtICt en duda y en tela de juicio la bondad del, descubrimiento del Nuevo NItrado para los anteticanos, y se yropttsO cotítiatrestar esta idea14— 1,

    Manuel Ramírez Ibáñez expone en la Nacional de 1887 De la Conquista de Méjico; Otumba142, que nada añade a la imaginería dIc un hecho ya vallas veces representado en la pintura de historia. Un Cortés victorioso eleva el estandarte que le tiende un soldado sobre los despojos del ejército azteca, ctíyas insignias y guerreros yacen por tierra en caótica mezcolanza:

    135 TLTBINO, ENÍ., “Exposición Nacional de Bellas Artcs, La pintura de historia’. Revista de Bcllas Artes, 1. 1866-186’?. p. 155. 1313 DIOS DE LA RADA Y DELGADO. 1 dc, “Exposición Nacional de Bellas Artes”, El AJusto Universal, 186’?, p. 42. 13’? RO. de 15 de febrero de 186’?, 138 Catálogo.. 1866, Madrid, 1867. 139 ibídem, 140 (‘otólogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1871, Madrid, l8”~1 141 OSSORIO Y BERNARD, NI., ‘Visita a la Exposición dc Bellas Artes de 18’?l”, Las Novedades, 26 de noviembre de l8’?l. 142 Catálogo... 1887, Madrid, ¡88’?. La tradición imperíat

    representa a Hernán Cortés en el campo de batalla, rodeado de restos del fausto imperial de 143, Montezmna, a quien acaba de vencer

    Aunque finalmente adquirido por el Estado144y reproducido en grabado por La Ilustración. Revista Ilispano-Americana145 , las críticas fueron bastante adversas:

    ¿Es el aspecto de la batalla, o una alegoría del triunfo que alcanz5 en ella el heroico caudillo, lo que el pintor se ha propuesto expresar? Cualquiera qite fuese el intento, me ha resultado lo último146.

    A medida que avanza el siglo los aspectos victoriosos parecen dejar paso a una visión más pesimista. en la que los aspectos draníáticos desplazan a los victoriosos. Buen ejemplo de esta nueva tendencia, más crítica e introspectiva, es Noche triste. Retirada de los españoles de Méjico llevada por Manuel Rarním’ez Ibáñez a la Nacional de 189014’?.

    El ciclo sobre Cortés se cierra con hernán CortA’ ante Carlos 1’ de José Urja y Una, expuesto también en la Nacional de 1890, que se inspira en la Conquista de Méjico de Prescotl148. mal acogido por la crítica:

    Stipóngatise su is lectores, un lienzo grande, muy grande: figúrei‘se, pintados en es! e lienzo, bajo un dosel ita caballero que quiere ser Carlos 1 y su señora, ante los que se au’odilla otro caballero que asegura el pintor ser Hernán Cortés: agrupe a derecha e izquieí-da del dosel damas exhuberantes y nobles anémicos: coloque por Último a la extrema izquierda la colección más abis-arrada y cómica de indios de guardarropía que pueda concebir su imaginación; -ponga el todo sobre un bien pintado piso de madera y tendrá cabal idea del cuadio del Sr. Jiña149,

    Aunque con una importancia mucho menor que lii de N-kjico por Hernán Cortés, la conquista del imperio Inca por Pizarro es el otro gran tema de la presencia española en América. Todavía muás que en el caso de Cortés, hay una manifiesta predilección por los aspectos más negativos de la conqwsta: enfrentamientos entre los españoles, muerte...

    Pizaí’ro había figurado va, junto a Cortés, en el Paríaso de españoles célebres de ¿liman Antonio de Ribera: después ha 5-’ que esperarhasta la época de la Restauración panm encontrarnos con el primer cuadro sobre el conquistador extremeño. comicretamente sobre su muerte. Muerte de Pizarro, conquistador del Perá con el que Nianuel Ramírez Ibáñez obtiene medalla de 151 y envío a la tercera clase en la Nacional de 1878150, además dic su compra por el Estado

    143 BLASCO R., ‘La Exposición de Bellas Artes”, La Regencia, 26 de mayo de 188’?. 144 En 2.000 pts., RO. de 9 de noviembre de 1888. Depositado en e. Museo de Bellas Artes de Tenerife, donde actualmente se encuentra, por RO. de 29 de noviembre de 1900. La Ilustración. Revista Hispano-Americana, 7, 188’?, ps05, 146 BLANCO ASENJO, R.. “La Exposición de Bellas Artes”, La Iberio, 21 dc mayo de 1887. 1-1’? Catálogo... 18 90, Madrid. 1890. Actualmente en el Mtiseo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, depósito del Museo dcl hado 148 Catálogo... 1890, N’ladtjd, 1890. 149 6. de C,,”La Exposición de Bellas Artes juzgada por lm profano”, La Publicidad, 4 de junio de 1890. 150 Pot- unanimidad, RO. dc 14 de febrero de 1878,

    RO’? Cardrulo IV

    Exposición Universal de París de éste mismo año. Representa a Pizarro en el suelo, moribundo, intentando dibujar tina cruz con su propia sangre. uno de esos gestos heroicos tan caros al imaginamio nacional español: a la derecha del cuadro, sus asesinos, algunos todavía con las espadas desenvainadas, contemplan la escena.

    Ángel Lizcano lleva a la Nacional de 1881 Entrevista de Carlos 1’ con Francisco Pizarro152: representa a Pizarro. que permanece de pie frente a una gran chimenea, mostrando, en un simbolismo bastante infantil, al emperador. sentado, una serie dle objetos peruanos como representación de sus conquistas. La recepción de este cuadro es bastante extraña, con respecto a lo que suele ser habitual en la pintura de historia, ya que. aunque no premiado ni adquirido por el Estado -lo que significa un evidente fracaso-, será reproducido en grabadopor algunas de las más importantes revistas ilustradas del MX: La Ilns;ración Española y Americana, en 1881153 y 1887154 Ilustraci~n Artística155 y La Ilustración Ibé,’icalSO -lo que supone un obvio éxito con respecto a la creación de una imagen ‘verdadera’ del hecho histónco. objetivo fundamental de toda pintura (le historia-.

    Las t’elaciones entt’e el eniperadlor x Pi zam’m’o son tatubién el tenía die un cuadt’o llevado por \Ticellte Campesino Mingo a la Nacional de 1890, Carlos Y dando el título de gobernador de Perú a Francisco Pizarrot5’?.

    En la Nacionai de 1887 figura un ctíadro de iminidad Solano, referido a la coíiqiíista de Perú pero no a Pizarro, ~4tabalipa meditabundo1 58, que pasó coínplekunente díesapercibidlo para críticos 1r jurado.

    El asesinato de PizamTo será retomado, con menor éxito que el wmero sobre el mismo tema de Manuel Ramírez. por José Laguna Pérez en Pizarro muerto por sus compañeros, un cuadro más aparatoso y movido que aquél. expuesto en la Nacional de 1887159.

    151 En 1,750 pts.. RO. de 5 de mayo de 18’?9. Depositado en el Senado por RO. de 3 de agosto de 1901. Actualmente en el Museo del Ejército, Madrid, depósito del N-lttseo del Prado,, 152 catálogo... 1881. Madrid, 1881. El Catálogo no precisa el aulor (le la obt’a. 153 La Ilustración Española y Americana. II, 1881, p. 105. 154 La Ilustración Española y Ame,’icana, 1,188’?, p. 40. ~ ilustración Artística, 1885, p. 353. 156 Lo Ilustración Ibérica, X, ¡892, p. 52. 15’? Catálogo.. 1800, Madrid, 1890, 158 Catálogo.. /887. Madrid, 188’?. 159 Caráirgo... 1887, Madrid, 1881

    000 La tradición imperial

    Fuera de estos grandes ciclo sobre la conquista de Mjicoy Perd el resto de la conquista de los territorios aníericanos estará presente en un solo cuadro, referido a la conquista de Unmguay, De la conquista de Uruguay. A-fuerte de T2baré. llevado, sin ningún éxito, por Ramírez Ibáñez a la Exposición Internacional de 1892169•

    7.1.4. (JIRAS IMÁGENES DE LA 1~RESENCLX ES1~AÑOLA EN ANIERICA.

    Descubí’irniento y conquista configuraim la imagen predominante de la presencia española en América, lo qtíe supone una serie de ausencias significativas: todo el proceso colonizadordel siglo XVIII. el momento clave de la “hispanización” efectiva de los teí’ritorios americanos: y, sobre todo, los violentos enfrentamientos entre criollos y íeninsulares durante las glíerras de Independiencia, quedan fuera de la imagen colectiva que de sí misma y de su pasado se hace la nacion espanola. Setícillamente nunca existieton.

    Por lo que se refiere al siglo XVIII. parece una consecuetícia del desprestigio global de este siclo, que aíi’ todo lo relacionadlo con él. un ;iglo tío nacional y. por lo tanto, inhabilitado para la constt’tmcción dic una identidad míacional.

    El caso de la independencia americana es mucho m¿s complejo. pero en esencia habría (lime vet’lo como la ocultación. el rechazo de algo qíme en el fnndo cía visto como una t’t’acttmra de la nación española. Sólo dos cuadros tic histoí’ia de tod ~s los aqítí analizadios se refieren. aunque sea de forma anecdóticas’ a disturbios de la época en Cuba, con lo qíme esto supone

    Por lo que se refiere a otm’os asuntos relacionados col la presencia española en América, los más destacables soíí los que hacen referencia a la política de intervención exterior llevada a cabo durante el segundo periodo moderado, con exped~ ciones militares a Méjico, Afíica, Pacifico e Indlochina, que reavivarán este sentimiento de nmión inipenal, que la nueva política

    1611 (‘a tdlo’.’o.. /892 NIadrid, 1892. 161 (‘niálogo... /876, M-adt’id, tS’?6.

    901 Capítulo JI” intervencionista no hacía sino legitiníar. Aunque la imagen de esta política expansionista tiende a cetítrarse, como ya vercínos, en Africa. algunos cuadros representan esos ott’os episodios que parecían sentar las bases de una nación capaz de t’etomar su antiguo destino histonco162.

    La Guerra del Pacífico (1866—1868). desarrollada en una antigLía zona dIc hegemonía española. atrajo. a pesar de su escasa importancia históm’ica real, la atención de la pintura de histoíia. 1 ~nhecho lejano, y sin ninguna repercusión real en la vida española, va a figurar en citatro cuadm’os de historia, los primeros de ellos realizados cuatido todavía se estaban desarm’ollando las operaciones. y por lo tanto con un claí’o matiz propagandlistico: los otros dos va en la Restauración y con un carácter más dIc asunción lustómica de los hechos.

    Ya en la Nacional cíe 1866 figuran dos cuiacli’os sobre el botnbat’deo por la flota espanola del puerto de El Callao ~, tan cercanos a los hechos —el bombardeo había tenido lugar en mayo de ese mismo ano- que mas parecen ct’óti.ica periodística que pintura de histoíia.

    NLis lejanos en el tiempo son: Campaña del l>ae¡j¡eo. “Blanca” y “Numancia” en Ch ¡lot’. ¡levada por [saire 1~osadilí o a la Naciotíal dIc 1 88 1 0-1, pt’act i can¡enae¿fico de ,Xíígel N [aria Corlel 1 ¡u ¡ x’ Sánchez, expuesto en la Nacional (le 1887105: y La “Natas de Tolosa” corriendo el huracan di’? 26 de octubre dc ¡882, en su viaje de ¡nisió¡¡ amistosa a los puertos dcl ¡‘acíjico dei mismo (?ortellini. expttesto igualmente en la Nacional de 1887100

    P-or lo qtte tespecta a ia fracasada intervencion en Méjico de la mano cíe Pminí, el líéí’oe de la Guerra cíe Africa, un solo cuadro recose este suceso histórico: Episodio dc la Guerra de México (salida de la escuadra española de La Habana), expuesto por Juan Font en la Nací en al cíe 1 8641 e”’, reilejo cíe la menor u naniníí diatl con dítte. con la excepción cíe Catal uña. esta i títeivención fue acogida por la op nión ptibi ¡ca.

    102 ‘Yanto la campana (leí Pacífico cotuo la (le l~ts tropas dc Prim en Africa, desataron un auténtico fervor

    patnot~ co- proliteraíxdo los-artículos y grabados sobre los diferentes episodios belicos en penodicos y revistas, 1 63 ~ ombardeo del Callao, el 2 de mayo dc 1866 (le Emilio Casals y Combate del Callao por la

    e.’u’uadra española eu 2 dc r,zavo de ¡ S66 (le l.,eotíardo Sat¡ ti ago (Catálogo . /866, Ma(Ir> (1. 1 StVT) 16-1 (attilo’qo.. /881. Madrid, 1881.

    -~ ~ Catálogo. - - 1887, Níadrid, 188’? ~ 107 < ‘no-íleo ji>64, Madrid, 864

    902 La tradician imperial

    7.2. LA LIEGEMONIA ESPAÑOLA EN EUROPA.

    La imagen construida por la pintura de historia de las :elaciones españolas con Europa se circunscribe prácticamente a los siglos XV, XVI y XVII, con un tono predominantemente bélico y en las que casi siempre lo que se muestra es el dominio militar y político de los españoles sobre las demás nacmones europeas. un pueblo belicoso y hegemónico. Este dominio poseía un importante valor legitimador ya que avalaba el derecho de España a ocupar un lugar de honor entre las grandes naciones europeas. Dos van a ser los episodios preferidos a la hora de mostrar esta hegemonía: las campañas del Gran Capitán en Italia y el enfrentamiento de Carlos 1 y Francisco 1. también por la hegemonía italiana. Otm’os episodios bélicos, como los desan’ollados en los Paises Bajos o los reiterados eíifreíxtnmientos con Inglaterra, tendrán un lugarbastante más marginal

    El dominio espanol. muejor. desde la estmicta objetividadl histórica habría que decir cíe la monarquía espanola. sobre parte de la penñísula italiana e~ uno dic los hechos cíe esa tradición imperial que más ~ va a ser reivindlicado por la pirttmra dIc historia coíno uno dIc esos momentos dJ2nos de figurar en mtna iconografía nacional \lgo que contrasta con el coetáneo doíninío dIc los Países Bajos. con la ínismna importaticia Ii istórica al menos, pero tíne apenas logíani atraer a los pintores de historia.

    El tema había ya aparecido en el siglo X\-’llI. vincul:ídlo posibletuente a las relaciones de los sucesivos monarcas borbónicos con el reino italiano de las Dos Sicilias, relaciones de parentesco cííando no de preila ocupación del trono italiano, caso de Caños III. Pero sobre todo a la figura del Gran Capitán, elevadio a síínbolc- dIc todas las virtudes espanolas: caballerosidíadí, valor, gallardí la...

    Id siglo XIX mantiene esta preeminencia del (iran Capitán como símbolo dle la hegemonía española sobre Italia, cuya figura se convierte en una cte las favom’itas de la historiografía decimonónica, siendo frecuentes los artíc,mlos sobre su vida en revistas de la época -Semanario Pintoresco Español1ÓS, El A-lascó Universaltm ~ La América l’?tL figurando también en alguna obta de teatro -El (h’an Capitán de Gil y Zárate, estrenada en 1843-.

    1 oS ~ onzalo Fernández de Córdova’’, Sentauario Pintoresco Españúl, 5, 1836. 1o9 RANIIRFZ DE LAS CASAS DEZA. L KV, “La batalla de Cerñola, Desejita como no se halla en mn~nna

    histona ni crónica Impresa ni manuscrita”, Ef Museo Universal, Xlii, 1869, pp. 363-366 y 370-371. 170 CASTRO, A de, “Gonzalo Fernández de Córdoba”, La América. Crónica hispano-Americana. Níadrid, 13, 1861, p. 6.

    9O -, Capítulo IV

    La Real Academia de Bellas Arte5 de San Femando propone como tema para las pruebas de pemisado del año 1808 ~Cwnzalode Córdoba”1’?t, obienmendo medíalla de oro Joaquín Manuel Fernández Cruzado con El Gran C’apitán en Italia 172 que imiaugura la pt’esencia dIC este persomiaje en los cuadros de histom’ia del XIX.

    Juan Antonio de Ribera incluxe en el Parnaso ¿le españa/es té/eNes a Gonzalo Feíimández de Córdoba entre las cuatro figuras que í’odean la alegoría de España.

    1-lacia 1835 pinta Fedeíico de Níadrazo El Gran Capitán contemplando el cadó ver del Duque de Nemours tras la batalla dc Ceriñola1’?-t expuesto en la Academia en 1835 y posteriominente en París. en 1838. dondle obtuvo tnedalla dIc oro. La idíca central díel cuadh’o parece ser la de la caballerosidad del caudillo militar, trasunto de la española. Todo ello en una composición en La

    .José (asado

    El tratamiento pictórico es dc una gratí sobriedíadí ya que, sorprendentetnente, tras la complejidíadí compositiva de La rendición dc Bailén. Casadlo retoríía al purisíno

    121 Las tribuciárx - - /8(18’, NEdild, 1832. 122 A cttial mente en el N-Ittseo

    ‘>11-1 La tradición imperial tardon’omántico de su obra anteriortm’?6, con una escena reducida, ¡al como explicita el título, a sus peí’sonajes esenciales, los dos caudillos: a la derecha, de pie, apoyado en su caballo y cubierto de brillante armadura, el Gran Capitán: a la izquierda, tendido en horizontal sobre su caballo muerto, y apenas cubierta su desnudez por un paño rojo. el duque de Nemours. Todo envuelto en un juego de contraposiciones que produce una gran intensidad dramática, muy acorde con el aire de tragedia griega, de representación de x atores puros y antmguos -la amistad. la fidelidad (el joven paje que ha llorado toda la noche el cadáver del duque), la caballerosidad...-, que impregna todo el cuadro. El resto dc los personajes apenas se dibujan en la atmnósfera turbia del amanecer, como las figuras

    ,-\ pesar del éxito, algunos críticos se ensañaron con el cuiadro, especialmente Ci’uzada \‘illaam¡l. para quiien:

    LI St Casado (leí Alisal, es el expositor que mis trilla por st

    retroceso, l)arece t ncrefble que hay-a pintado el cuadro (le Los ch sc nudillos (...1. Aqttel C~ tanCapi tdtt no tiene (le tal In ás que lo £rande y desproporcionado, —y aqi teíla fi glu’a tan enot’,.n e ‘t 0 1>1140 senti los tmobí es sentimientos del vencedor Lonraud o el cadiiv e, del ;- encido. Los caballeros que

    acomnpan~t n al vencedor cíe Cet’iúol a, son Iii) os maobíes - con Cx presw>n al tameut e u dícul a1 78

    Ensañamiento en el que debe verse sobre lo

    La mejor pt’ueba del carácter ideológico-político

    170 La composición parece dc hccho retrotraerse, en su ct-qucma esencial, a El Gran Capitán contemplando el cadñt’er del Duque de Nemuurs después de la batalla de Ceriñula, pintado por Federico de Madrazo, maestro de Casado, hacia 1835. atmqu? en ¿ste el caddver del duque de Nemours aparece cubietio con ima pesa(la armadura, 1’?’? Pintado por David en 1 ‘?83 se encuentra actualtuente en la licele Nationale Supéritíre des Beaítx Aris de Paris.

    178 CRUZ -\ DA ½‘II LAA Nl IL, (1., Juicio u ¡twa de la Exposición Nací anal de Bellas Artes dc 1867. Artículos

    ¡‘ni,ficados ce la Ncforma. Madrid, 1867, pp. -, 8.

    gas Capítulo IV

    Bajo el Inulto de vista est~’tico, se nos figma que anduvo más acertado el Sr, Casado del Alisal [acaba de hacer una crítica finibunda del cuadro de Gisberí, centrada, básicamente, en la escasa importancia histórica dcl asunto] cn su cuadro Los dos caudillos, tomado de la batalla dc Ccriiioku ~~orqíte,si bien se examina, nos recuerda lo qt.íe podemos llamar un gran díama gloiiosísimno para España. que activé el (iran Capitán en Calabria y conclmiyó Francisco 1 en la toiTe de los 1’?9. Ltt janes Nótese de paso la iínpoí’tancia histómica otorgada a la figuíra del Gran Capitán, iniciador de un c¡clo

    Más llamativa resulta la crítica de Tubino, en desacuerdo con el asuinto. tío con su cíecución:

    La idea vale poco - es un as tittto de interés secundario180

    El mismo Casado (leí Alisal vuelve sobre el teína años más tarde y expone en la Nacional de 1890 Gonzalo de Córdoba retratado por Giorgone1 Sí, que representa al (iran ( apilan posando pa ¡‘a el pi ¡itor en la sal a

    Am ¿‘I’¡caii ti lo ¡‘eprocítijo en grabado

    este cuadro de Casado, ademná.s (It’? joya artística, es mía tít’illattte página de la lústojia patt’ia ~ -

    Se supone qtte la brillante págítía es la liegetuon

    Nian¡.íel Crespo y Yi II anueva se i nsp¡ ra en la Quh¡ctwgésin¡a BÍog¡a/u¡ ¿ti (han (‘apirán de Gonzalo

    179 l)ON-IIÁNFiCH, .INI,, “Exposición dc Pellas Artes dc 1867”, La Ls¡.>cranca, 12 dc tcbrero de 186’?. ~• ~ TI IR1 NCt E. Nl -- Exposici on >1 ac5ouA (le Reilas Artes. 1 ,a pintura (le historia’’, -art - cio- 1> 163.

    , >0, Nl a(It’t tI, 1 890, 182 La Ií,.,sirar’¡ón Ei.rpañola y Anu’r,cana, 1, 1892, p. 101. 183 MAIZTíNE-Z DL VELASCO, fi, La Ilustración Española >‘Amerkana. 1, 1892, p. 95. 1 S.l Catálogo de la E’posir hin ¡Yac ional de [tullasArtes dc 1884, 1\ladíid, 1884.

    ~ff1Ñ La n’adzcion imperial

    decir que sea co 1,ia, pero lo cierto 185es que. parece que se está viezdo el cuadro de Rosales (...> segíli dibujo y disposiciótí de las figuras Ricardo Navarrete recibe medalla de segunda clase186 en la Nacional de 1871 con un etíadro de carácter anecdótico sobre la presencia española ej la política internacional, se trata de El marqués de Bedmar ante el Senado de Venecia. Asunto considerado no tan banal por el jurado, que. además de la medalla. propuso su comrípra por el Estado -compra que no llegó a niaterial¡zam’se al llegar el autor a un acuerdo para que en sulugar fuese adquirido otro de sus cuadros. El Dux Eran ceseo Foscaró, expuesto en Viena ese mismo año-. Y es que en opinión de uno de los miembros del jurado, Ponzano. representaba un “asumnto español y hermoso”187. Apreciación sobre la españolidad del asunto sobre la que hay urma rara, por lo aparentemente anecdótico del tema:

    St as’ím to no ptLede se> tu .is sencillo, El marqués de ¡Sedin-ar, mu bajador de España crí \.reíi ecia ‘a principios del siglo XVII, se presenta ante el Senado de aquelli república a pedir explicación de los 188 atropellos de yic había sido ‘ícti u, a - co¡ncidletlcia entre la ct’ítica. Asípat’a Cañete el cuadt’o le recuerda

    qudlos tiempos ominosos etí que atttt era el itotubre espItol respetado y emulo en to(la la redondez, de la tierra, y en qtte los hijos de esta patria, ho5- tatí dQra(lada y abatid, sobresalían donde quiera por su no!,1 e y- varonil caráct cr1 8% mientras qííe para ()ssorio y Bernard:

    no le Ial tarati [a! atttoi’j los aplaitsos del ííúbl i en, 1t.Le se agti ip 1 t 0(10,s190.los ilías ati e su obra, aunid o por la gratideza (le it asttuto lliStOríco tau euíutíentetíieute naci mal 1111 sólo una ocasión aparecen eti la pinttíra de histotí a í’eferenci asal inicio

    85 La iberia, 7 dc jimio 4c ¡884. 18<; Con una sola abstención, R. O. de2S de novietubre de 1871. 187 PONZANO, P., “Anotaciones sobre la Exposición de 1871” Archivo de la Academia de San Femando, Legalos de Ponzano. Publicados por PARDO CANALIS 1.,” Pñnzano y la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1871” Revista de Bellas Artes. 116,1971, PP. 336-349. ¡88 “Lxposicióu (le Sellas Aries’, El Debate, 6 de noviembre de 1871.

    189 CAÑE’l’li Ni. - ‘‘la Exposición de Bellas- Artes de 1871’’, La lías ración Española e iberoamericana, 1, 1871, í.’. ñ14. 1% OSSORICi Y BERNARD, Nl.. “\-‘?isila a la Exposición de Betas Aíies dc 1871”. Las Navedad<’s, 22 de novieínbre dc 1871. 191 (‘n¡álogo.. 1876, Madrid, 1876.

    ‘111)7 Cap/ru/ti IV había pintado en Tttrín para el í’ey Carlos Alberto192, lo

    Más extraño, por lo problemático que resultaba la inclusión del hecho histórico representado en una tradición nacional, es el caso de El saqueo de Roma con el que Francisco Javier Amérigo y Aparici obtuvo un gran éxito en la Nacional de 1887193. El saqueo de Roma íor las tropas del emuperador Carlos Y en 1527, si, por una parte, ei’a una niutestía más de la hegemonía de las armas españolas en Europa. por otía, supoííía un ataque a itrio de los pilares básicos

    [Ucítadro de Amérigo podía verse como la exaltación

    171 pi>it&’r parece qtte se ha inspirado en la brillante desctipcíon (lite en ttio de stts tuelores íw’?uuhs hace lord Byron (le ítno de los más t crrtlles sitios de la ciudad santa y de los erfineties y excesos cometidos por la soldadesca brutal y desenfrenada cii un cotn’ cuto 4c 5 ír2eues causaaradas a la ~‘ida y cotítetnplativa1 ~

    Exaltación cíe la libertad transgresora, blasfemia..., una ínezcla

    Aínénoo trató

    192 ú~íí~írc había incluido años art (es’ una rrpíi~ducción 4c1 boceto jci ctiadn~ en ‘u U bco El artista t’,t lícita. E detucís países de Europa. atendiendo al estado actual de la BUlas ,Arws, publicado eu N—Iadrid en 1851. 193 Medalla de primera clase (IZO. de 22 de junio dc 1 SS ) compra por el Estado para el Nínseo Nacional de

    Pintura ;— Escultura (en 8000 pts. , RO. de ¡9 de cuelo (le 18S 1 y reprodtícciótí etí grabado por La Ilustración Española ~vAmericana La Ilustración Española y ¡un u ana 11, 1887, p. 1 04--1 05). 91 lILA NCO AS ENJ(}, 1?-‘‘La F.B~posición de Bellas ~j t s u> iberia, 21 dc mayo de ¡887.

    OOR La tradición imperial resalta el hecho de que los desmanes habrían sido obra e,,clusiva de los soldados alemanes enrolados en las tropas españolas: la conquista de Roma cia un ejemplo del valor español, el posterior saqueo de labam’barie luteí’ana.

    El primer texto, extraído de la Historia de España de Rosew Saint Hilaire. libro XXI. en un pamTafo del que el cuadro de Aniérigo parece una mera ilustración, habla de:

    Soldados ebrios de vino y de Iujnria. cubierta la cabeza con una mita y el cuerpo con ropas sacerdotales, amontonando el botín de los templos, haciendo de sus altares una mesa para sus orgtas, un lecho para sus liviandades, un pesebre para sus caballos (...). Estas sangrientas saturnales, estas sacrílegas farsas, estas parodias burlescas eran ejecutadas por los Iruer-anos de Erandberg’ ~ el segundo, extraído de la Ilix¿w’ia dc Felipe II de Tornero, repite práclícamente 4)1 mismo argumento:

    los al eríutne,s buscaban las alhajas y sea(lo1’naban groserara ente cotí capas pítixiales y’ castillas buscaban las cotunnidades religiosas y- daban nítterte a los que d=fendíaíísus casas o el hotior de sus esposas e hijas196

    En el mismo sentido irán las tuatizaciones

    ikqt el los sol dados ebrios, aletnanes qtte no espanoles. tocados tt tíos cott la mit ra, ai’ma(los otros con el b actúo - matíej ,índo estos el i ucensa los, sae tídíendo las var IS del íal i o aqtt&ll OS, desaforados. encendidos óe codicio y hartos (le Cervezil y desangre todos’, on, en ek’cto, los 1ans(l uctíetes (leí (‘ondestablt 19- hay qá en, a ¡alía de otros detectos s’t,s-tanciaIt>’, atribuye el (le itnpieda4 a es-a Ha habidí.> 1 híermosísi ¡usa escena del Saco de Roma, Tranquilicemos, en cuanto tíos sea dable. a las almas sencillas. Aquellos endiablados profanadores no son españoles, sino borgoííones y flamencos: no so¡t católicos, sino 1 títeranos de la peor especie posible, destií¡ ~dos ab initio a arder e>, el infierno - - 1. 5 dI s’euse las tra di et ouí es y- sepase que el JAn perador, si lii eu mandó prendei al Papa. in ando

    ~lesias - 198 asitui sm-o qtte por Mt Ii bertad se hiciesen en 1-as i (le Es1» ña las utás solenítíes rogativas - A pesar de las matizaciones introducidas por el Catálogo y la crítica. el astínto resultaba excesívanjente atrevido, pues, como argumentó Fernanflon en un extenso artículo guíe intenta justificar la actuación de los soldados españoles en Ror~a. la distinción entre españoles y alemanes no estaba tau clara como los textos parecuan sugerir: éstos eran, además, tergiversados por Amérigo al no citarlos counpletos: y el hecho histórico mio dejaba de ser mio de los episodios internacionales más osctrros de aquellos en que se había í’isto involucrada la nación española. El cuadro resultaba, según Fernanflor, por cumalquier lado qime se le mirase,

    195 Catálogo.. 1887, Madrid, 1887, p. 17, 196 Ca/dIc go/SS7, Madrid, 1882, p. 1’?, 197 \rlCi:Nfl A.. “Exposición de Bellas Artes”. El Globo, 21 de ni~vo de 1887. 198 \—TICENTI, A., “Exposición de Pellas Artes”. El Globo, 2 4e jimio de 1887. C< ¡rindo [1-”

    199. un tremendo ataque cont¡-a el catolicismo pro~’eí-liaJ de nuestros monarcas y nuestros soldados

    El teína resultaba (le hecho tan atrevido que. a pesar de la plimera medalla obtenida, no volverá a repetirse en la pintríra de histomia oficial. Interesante, en todo caso, porlo que sílpone, en ese ínoínento. de triunfo de tina de las comujentes más liberales de la pintura de histom’ia en un certamen oficial, y cuyo “liberalismo” parece reflejarse incluso en su plasmacton pictórica. concebida como el final

    Es un cuadro que parece evocado de algún poema romántico o por algt’¡n final (le ópCra200.

    La batalla (le Pavía x’ postetior plisión de Francisco 1 en Madrid reunía una serie de requisitos que explican su conrersion en unagen arquetípica: dominio de Italia, lucha con Francia por la hegemon~i etu’opea —esto tíltííno especialmente ímpoí’tante en un lYíolnetito en que Francia aparecía como una

    Ambos hechos atrae í’án des

    IJ¡slo¡’u¿ novelesca española. Coitos 1 dc España x’ ~- de A/unían ¡a

    1821...

    199 FERNÁNDEZ FLOREZ, 1. WFRNANEI,OR>, “Exposicton nacional de ISellas- Artes, Las priíncras

    medallas”, La Ilusuacián Española y Anwrirann, 1. 1887, p 359. 200 Ibídem p. 359. 201 Y no sólo de éstos, los artículos sobre estos sucesos son también frecuetítes en las revistas de la época como El A-fusco Universal (FERNANDEZ CONZALEZ, N-i., “Prisión del rey de Francia Francisco 1, por los espanoles en la ba alía de Pavía”, El A-lasco L-’niveisa!, IV, 1860, pp 202-203 s pp 210 214).

    202 ~‘ ~ LAZQLEZ SA NCI-tEZ..J., Ili.’toria novelesca española. (‘atlas 1 de España y 1’ de Alemania, N ladrid, 1854, 210 N’ FF3O’l’ DF PADILLA, L., Carlos ¡dc España, Madrid, 1855. 204 Mt ‘Ñ07 MAl ,DONA DO ,t Historia del en-qwrador Carlos ½Nladíid - 1862.

    911) La tradición. in,pcriat

    La victoria sobre los franceses en Pavía era consideraca tanrelevante para la histom’ia de la nación que había sido uno de los temas barajados para la decoración del Congreso de los Diputados, lo que explicaría en parte el interés mostrado hacia el tema por los pintores de historia, que contaban además con el precedente glorioso de Tiziano.

    Aparece por primera vez en la pintura de historia otie [alen los frescos pintados por Juan Antonio de Ribera para el techo de las salas del Palacio de Fardo, en los qite Antonio de Leyva, el héroe de Pavía, dene un lugar destacado. Posterionnente, Mariano de la Roca y Delgado lleva a la Exposición de la Academia de 1850 un cuadro titudado La batalla de Parlo. Ya en la época de las Exposiciones Nacionales, figuró en la primera, la de 1856, en la que Antonio Gómez y (‘ros expuso La batallo de I’ar1a205.que, pintado unos años aímtes por encargo de Isabel II, qtíe parece había elegi

    A los antet’iores habría que añadir Prisión de Francisco ¡ de (iiovanni Migliara, aunque tio presemíte en nitíguria Nacional, adquírtdo por cli ~stado208.

    I.~a prisión de 1 rancisco 1 en Madrid y su posterior liberación resultaba suficientennente novelesca como para converflrse Ct1 uno de los asuntos favoritos de los pintores

    Eduardo La lZochette expone. sin ninguin éxito, en la Nacional de [858 La visita del emperador Carlos Y a Francisco ¡ en su prisión2~’~. El episodio es representando como un ejemplo de la caballerosidad española.

    205 Católogo... /856, Níadrid, 1856. 206 Se expone siendo ya propiedad de la corona, qtíe había pagad.~ por él 40000 reales. Actualmente en eí Palacio Real de Madrid. 207 RC. de 2 de diciembre de 1892. 208 Figura ets el Catuílogo Frovisiona! d<’l Museo de Arte Moderao d~ 1899. 209 (‘aulloga... 1858, Maduid, 1858.

    Oil Capitido IV

    También como ilustración de la caballerosidad española debe verse el Carlos Vy lo duquesa dc Alenzón visitando a Francisco 1. enfermo y prisionero en Madrid, llevado p~ ilttsto Gat’cía \‘il’imn~da a la Nacional (le 1866210.

    La visita

    En la Nacional

    ;-\íutonio Pérez Rubio lleva a esta misma >dacional Francisco ¡ en lo torre dc los Lujan es, que. aut~íuíe no pretii~~

    Nligttel Iiuyxench presenta a la Nacional

    210 (‘análogo... 1866, Madrid, 18< 21 1 Por mayot’u’a, faltaron siete otos J;ara ha tittatitutiídiad, RO. de 22 dc junio de 1887.

    212 En 2.000 pt s. - R. O - de 14 d~ no’. icinbre (te 1887. A etualuíe tu te en eí lnstiu stO 2 orn Ita (te Valladolid, depósito del Museo del lYad, 213 Lii Hormiga dc Oro, 188, p 21-1 La Ilustí’aci,2n. Revista 1-Ii ~l’ano4rn< rica nr,, 188”’, p. 504. 215 Catálogo... 1884, Níaduid, 18S4 21 (í Etí 1 .500 pís.. RO. de 24 de jttlio tIc 1 887. Dep osi ado en el Mrtseo (le Bellas A ii es (le Pal nía de Mal lorca. donde ‘agite acirtalmetute, por RO. de 3 (It’ agosto de 1901. 237 (anilogo 18 - Niaduid, 1858. 218 ~¡ A--Ins,’o L—uií’vrsal, 1857. p. 35.

    op La tradición imperial condecoración en la Nacional de 1871219: cuadro que ser~. adquimido por el Estado años más tarde220. La paz entre ambos monarcas es el asunto elegido por Francisco Jover Casanova en Tratado de Cautbray, entre Margarita de Austria y Luisa de Saboya, e.xpuesto en la Nacional de 1871221. adquirido por el Estado en 1883222 y reproducido en grabado por La l1us¡~ración; Artística223. Representa a Margarita (le Austria, tía de Carlos Y’. y a Luisa de Saboya. madre de Francisco 1, en el momento de la firma del famoso tratado.

    También en este ciclo, relaciones Carlos 1/Francisco 1. se podría incluir Entrevista de Francisco ¡ y su prometida. doña Leonor dc Austri2, expuesto por Antonio Gisbert en la Nacional de 1866221, propiedad va en el moment ~ de ser expuesto

    fal ta lo eseríci al, (ItIC es la grandeza de la dea, el e.spíritu sí liii me del arte ( ... ) el etíadro bis hinco, etí sil ac epcioti altallí ente filosófica, no cott siste ett que e ti ¿1 ti gtt retí estos o los otros personales, que registra la cronica de los pueblos, sino que cuí él se des-jírrolle mí hecho qtíe haya influido po(letos-átuente para cambiar, niodibear o intprimir llueva hacha a la ‘.ida de rití ptíeblo C.. Y El especia dor ¡u ultra m se acuer(l a (leí vencedor cíe Pavía, ni del “enci do t’ey - ni de su proníeticla

    esposa, stno que sól o le importa y siente delante dcl Ii erizo la escena (le Qalaulteo,5 que pasa entre damas- y caballeros de la coitejis

    en el gral’ art e iuo(lern o, ci (leí Catolicisimio, en el que nos di cta la estética, la idea debe ser tutimada de la fornía, mien tras etí el cuíadro del señor Cósbcit nos parcee encoíítta r la fortu a supe tior a la

    íd Cii~

    ab ruda ti las líe1le zas (It’ forma y cíe color, la guiCía \ 1 .xpres dii en las tiguras, el color, la luz, el 4 ibnj o~ pero falta lo cse;ici al, y te es la giandeza (It la mdc a, el ispí ntu sdtbliine del arte. Así pues, y co,isiderando cl talento (tel Sr, Gisbern, 110 conc ptuam os st e c isadro como cuadro dc ¡-Ii suri a, sitio con, o la representación de lina escena tierna de 4 tinílí a

    Qte utilidad sacará el ptiblico al examinar el poínt asunto qíte ha ele gi do cl Sr, Ci islícrí para la tela

    mayor de la ExposiciViti’? Dónde- se deslirende la ni oral , cmi qttí se fluida 1a virtud

    219 RO. de 28 de noviembre dc ¡871. 220 En 5000 pts., RO de 14 de agosto de 1876, Depositado en el Museo Provincial (te N-líircia, donde sigue actualmente, por RO. de 14 de a2osto de 1876. 221C’aíálogo 1871 Madrid, 1871. 222 RO. de 4 de diciembre de 1883. Actualmente en la Universidad de Santiago de Compostela, depósito del Museo del hado, 223 La l/a.rtrac¡oa Ards,tica, ¡Y, ¡890, p. 20. 224 Catálogo... /866, NIadrid, 1867 225 CRLIZAD 5. VILLAAMIL, Ci “Exposición Nacional de Bellas ártes de 1866. Pintuja”, El Ay-te en España, 186 p 1 226 22~? Q~OMENFRRl 7 \ DX 11dM.,VILLA A“ExposiciónMIL, G., Juiciode BellascríticoArtesde lade Expcisi<’iOii1867, II”. LaNacionalE’y’c¡’an¿a.de ReIlas12 de Artesfebrerodc4e/867.1867 Artículos publu al/oc e,, La Ah’for,na, N4adiid, 1867, p. 24.

    013 Capn’,ulo II-’

    por medio de la pintura’? ¿lla eteido representamos en el beso la paz. de Francisco 1 con Carlos V? (.1 Nt¡estras observaciones no tienen ninguna pasión. ni el Sr. Gisbert se ofenderá de qtíe le citemos algunos datos dignos de citarse a su buen talento, recordará qu.ie el asunto que ha clegido. si no es ¡ten¡¡clicial [(ial otre dísti ugnía en los cijacíros de historia entre u tites, i íudi

    Antonio Brugada presenta a la Nacional de 1860 El almirante Oquendo venciendo en las dunas a los holandeses229, que pasó cotupletatuente desapercibido.

    ,-klgo mejor suerte tuvo en esta misma Exposición Alfredo Perea y’ Rojas con Felipe II implorando cl au.rilio de la Divina ftfajcstad230, qtte, a

    Bastante éxito tuvo también tui cuadro casi de costumbres sobre la vi

    ~lo al que, a pesar tI e sít éxito, difícilmente se le puede consí

    Santiago Arcos obtiene íne

    228 CIALOFRE, .1., ‘Ita Exposición Nacional de Bellas Artes”, La Caceta de Madrid, 8 de febrero de 1867.

    229Couílo,go de las obras que componen la Fiyposicioh¡ Nacional de Bellas Arws de 186<), N-¶adíi cl - 1860.

    231 RO. de 2 de diciembre dc 1860. Museo Universal, \..Tl 1862, p. 392. 233 Por unanimidad, R O de 14 de lebrero de 1878.

    234 RO. (le 26 (le fetirero cíe 1880, eu 2.000 pesetas Depositado etu el Museo l>rovi itci al (IC NIálaga - d oitde sig ite act tal tui cii te, por RO. (le 27 (le octubre (le 1931. 235 la 1/ns tracio!) Española í’ A caericana, II - 1878. p. 283.

    23¾Por uríaítimiclad - 14.0. de 14 4c abril dc 1881. Actttal u] en te en los Real es Al cha res (le 8 cuitía,

    91=1 La tradición imperial prácticamente tín cuadro de costmnbres. También como ctía~1ro de costumbres, todavía con mayor motivo que el anterior, cabe calificar Soldado de vuelta de Flandes, llevado por Enriqote Costa237 a esta misma Nacional de 1881; cuadro intranscendente que pasó completamente desapercibido.

    También como referencia a una historia de hegemonía ~nel continente europeo debe verse uno de los escasos cuadm’os que, dentro de toda la pintura

    Otro gran suceso histórico del reinado de Felipe 1]. utno de esos hechos capaces (le cambiar’ el destitio

    Nacional 2-1 2 ~- reprodu¡cción en graba’ x U/atico y Negro245. Y Eclipe II recibiendo la noticia de la pérdida de la Invencible, úítíe representa el momento más célebre en la historio2rafía esl)anola

    237 Catálogo.. 1881, Madi’id, 1881 238 Carl/logo... /¿‘66, Madrid, 1867.

    239 Algo que resulta todavía más extrano sí tenemos en cuenta (lite CS tu’. asunto de relativamente frecuente

    aparición en la prensa (RENULTELES LLANOS, E., “ La Citan Armada contra Inglaterra”, El Museo Universal, IX, 1865, p. 147) 240 Catálogo... 1892, Madrid, 1892.

    241 Por unanimidad, en el apartado (le íi~aíinas, paisales y flores, RO. cje 2 (le dicieunbre de 1892. 242 En tui precio mtty bajo, 340 pts., RO. de 14 de diciembre de 1893. Depositado en el Niuseo Piovincial de Nl-Alaga en 1933, dotíde íeím aííece en la actríalidací cotu o deposito del NIuseo del Prado, 243 La llusu’ación Espanola x Americana, II. 1892, p. 433. 244 La llustracion Ibérica, Xl, 1893, ~í. 39. 245 Blanco ~vNcgro, 111, 1893, ~. 550 fjotografía). 216 Catálogo... /895, Madrid, 1895.

    0)1 S 73. LX TRADICION IMPERIALAHkICANA.

    La existencia de una tradición “africana” en el impemialisíno español, además de contm’ibuir a la exaltación de un pasado imperial, legitimaba las ambiciones españolas de crear un inipelio colonial al otro lado del estrecho. Este carácter más inmediato explica que los cuadros relaciotiados comí la presencia española emí Africa se circunscriben casi completamente a los episodios de la reciente gueí’ra de Africa, dejando de lado otros sucesos más lejanos en el tiemnpo.

    El títúco cuadro de tema africano tío relacionado cotí la Guerra de líi’ía (lite incluir más en esa i inageil (le exaltación

    La importatícía sin1bólica250 y líractica

    2-4’? RO. dc 28 de noviembre de 1871,

    248 En 4500 pus , RO, dc 6 de marzo de 1874. Depositado ene1 Senado, doííde sigue actualmente, por RO. de 8 dc enero dc 1881. 249 La Ilustración Artística, IX, 1890, p. 19. 250 De su importancia simbólica nos da una idea el hecho de que el bronce de los cañones eapttu’ados al elíemigo fuese utilizado nacía menos q ¡e para esculpir los dos leones que hacen guardia a la ciii íada del Palacio del (7onsreso, 251 “QN-lAS Y RíA NCC, A.. Lii Eíy’ovic-hn ¡Nacional dc Ha//ns .Arh’’ Á-Iadí’id 1899, Madrid, 1890, ~>. 26.

    916 Lo tradicion luí perla!

    levantado el nomlít’e de España recordando a la Eniopa nuestra gloriosa historia; nos ha dado la conciencia de nuestro poder, etísanchando ma historia de nuestías ambiciones legítimas: nos ha hecho sentir los beneficios de. 1-a unión en ei breve periodo en qLic han callado las des-avenencias O50 internas y ha lisonjeado el antiguo orgullo nacional que se creía uxtinguiido para siempre”’

    Las campañas africanas de O ronnell desataron un.¡ auténtica oleada de patriotismo popular de la qime tenemos mmiltiples referencias -nos habla de ella Merimée en sus cartas desde España253: la intervenciaón es aprobada en Parlamento por unanimidad, y emi ínedio de una verdadera orgía de retóm’ica patrioteril; las tropas expedicionarias estan compuestas en buena medida por voluntanos. caso de los voluntarios catalanes de Prim o los tercios vascongados:...- que se pone especialmente de manifiesto en la proliferación, y amplia difuísión, de obras impresas sobre los hechos bélicos: Romancero de la Guerra de Africa de Roca de ‘L’o2ores,Cróuuica de la guerra cíe Africa, obra colectiva en la que intervinieron Castelar, Canaleja, Cruzada \7illzímmiil y Aiomyla. Españok’s y mai’/’oqwes. Jhs/oria de la guerra de Africa de Y’ entosa. La corona de laurel. Colección de biografías de ms Generales qí-u’ han tontada parte en la gloriosa campaña de África de Alfaro, Romancero de la gz-íer¿’a ¿h-’ Af,’ica de Bustillo,

    A/haití de la ~‘ueí’radc’ A/>’ica fcn’,nado cotí p’eseuicia de datos o/ida les x’ ¡ií~ hijeado por el periódico Las Notedades. Historia ini/bar y política de! Geíte,’al D. .Jt,aui Prin,.. Marques de los Castillejos. Conde tl¿ Reus, l~izc’otide del Ih’t,cli, enlazada cc-ii la ¡a’ti caía;’ de la guerra civil en Cataluña y con ¡a de 4/rica

    A pesar de todo esto, la impotiancia de] tema en la ¡íinfttt’a de historia es t’elativatnente muenor. no tamito en el ntimmmero total

    Se dejan fuera de este estíídio uum conjunto de cuadros sobre hechos protagonizados por el

    2eneral Prim y sus voluntartos catalanes, que por encargo de la Diputación catalana realizan

    252 La Américo, 8 dc agosto dc 18ó0, p. 11. 253 Ñ-IE.RIMÉE,, E., Viajes a España, Mdrid, 1988. Según lvi eníntle, este patuoterismo alcanza especial x-jríílencia en las Provincias Vascas. Para una alusión al eco 4e las campañas ¡uafl’oqínes en el País Vasco, vease JUARISTI, i. - El litio/e de litar, La invención de la tradición vasca, Madrid, 1 )~‘7, 25-1 l’ostct’iot’inente, tambicití Galdós dedicar-a [mo de stís L~isodios Nacionales a la Guerra de Atrica

    91’7 (‘api/u/o IV

    pintores como Fortuny o Sans y’ Cabot. Cuadros que emitrarían dentro

    El pe¡’iodo más favorable para obras sobre la Guet’t’a (le Africa es. lógicamente, el que se con’espotíde con el segundo gobierno moderado, cuyas iíítervenciones militares eti el exterior tienen un importante papel

    A la Nacloimal de 1860 se presentítí citico cuadros sobre la gtíerra

    prituera claseQótí ‘y compta por el LLstadoÚt>l el primero: y íííedalla tercera claseQÓ2 y también

    255 AíNA~.ID DE- LAS ART!-? ‘lntrodíícciótí’ Catálogo dc la Erposic¡ch, Primer ccnu’nario tic.’ la mucite de Forma y, Barcelona, 1974. 256 Museo deA tIc Moderno, Barcelona. 257 RO. de 29 de junio de 1878. Actítalmeute en el Niuseo (leí Pt’ado, lvi adrid. 258 Museo Militar de NIontjuich, ISateelona, Depósito del Nlííseo de Arte Moderno (le Barcelona. 259 Episodio dc la Guerra tic Africa dc Rafael Benjumea, Episodio dc la batalla tic los

    Castillejos de Ricardo Balaca, Epis’otlio ~le la Gucrrtt de Africa de Unceta - Una barca

    conda cie,ttio It eridoí dc la gt¿ erra dc Ajru-a (le Ramón Rod rí~rtez, y El asiste u te tic u ‘í oficial nitíerto en la gucrra de Africa de Carlos Níaría Esquivel (Cató/ogo.. /860, NIadrid, 1860). 260 RO. de 2 de diciembre de 1860. 261 En 5000 reales, RO. cte 31 de diciembre de 1860. Depositado cii la Universidad (le Barceloíía, dotíde sigue actualmente, por RO. de 1 de níavo de 1886. 262 RO. de 2 dc diciembre (le 1860.

    Ql ~ La tradición imperial compra por el Estado263 el segundo. Otros cinco a la dc 1864, dos de Balaca2O, dos de Sigúemuza265 -los de éste adquim’idos por la Corona266- y uno de Juan Font26’?.

    A éstos habría que añadir La batalla de Tetnón de Sans y Cabot, no llevado a ninguna Nacional, pero que fue expímesto al público en los locales dcl Ministetio de Fomento el verano de 1864268 y adquimido ~om’el Ministerio (le la Guerra2óO.

    Umx solo cuadro sobre el tema comicuiTe ya a la Nacional de 1866, Entrada del ejército de África en Madrid el 11 de mayo dc 1860 de Joaquín Sigtienza2’?0. adquirido por la Corona, del que Galofre, a pesar de su tamaÉo, duda se pueda calificar de cuadro de historia. aunqtme considera que está bien realizado, lo que conociendo las opiniones de Galofre al respecto. y considerando úíue ñíe presentado como cua

    el elladio qt e la Exposición tepies enta la enti-ada en Madii d d las tropas de Aliiea, qt] e por tu uy bi o u q ‘te lo ti pinl do el SL noí Sio ríetíza, (Ittiz-¿s con doble tra O que Y el-azqriez pintó el cíe las lanzas, no t u u resa 1 ptli t co itt ííor los ítírifonues. tu eí efecto iii el colo,-ido. Es ítn etíadro de una escena pasal Cía liii ntusí ,ísm O monienláí=eo;pero no es uííí cii; dro histórico, porque no representa un pinto principal e umpoltau te d~ aquella Querra. Y cuidado une tíos gusta este e dio y ej buen deseiuí ~CÚO dA ipí te ado 1 ,bot toso señor Si QiieitYa2

    En la siszuwíítc N mutonal, la (le 1871, el tema estará ¡v’eseíime con tres cuadros, los tres siíí demasiado Cxito2’?2.

    La Restauración tedescubre la Gtíena de AI’mica comí» teína pictórico aunque centrándose ahora en los aspectos más anecdóticos. Enrique Moreno Rubí presenta a la Nacional dc 1878 La paz (después de la batalla de liad-Ras) 273 A la de 1884 concurren Lorenzo

    263 En 15000 reales, R. O. dc. 29 de dicietubie de 1860. Estuvo en cl Niuseo de Barcelona, actnalncnlc desapaiccido. 2ñ-l L’p¡.s’udio de la batalla de los Castillejos y Carga de los húsares en la batalla dcl 1” dc enero dc 1860 (Catálogo.. 1864, Madrid, 1864). 265 Entusiasmo dcl pueblo dc Madrid al rct’ibirst’ la noltia dc la (azua de Tetuán2 65 y Las trofeos ganados a los marroquíes en la toma de Tetuán ((‘atálogo... 1864, NIadrid, 1864).

    267 Parte de la Escuadro nacional a la altura de Salé (Catálogo... 1864, Madrid, 1864). 268 A partir del 29 de julio. Sobre esta exposición pública del e jadio de Saus véase REYERO, C.. “los seguidores de ‘Idiomas Conture en España: Francisco Sans y it-lan leí Eerrñn, pintores de historia”, en Tiempo y espacio en el Orto. Homenaje al prqfesor Antonio Bo,íet Correa, NIadrid, 1994, p 1210. ‘69 Actualmente en el Cuartel General del Ejército. Madrid. 1 Q Catálogo.,, 1866. Níadrid, 186’?. ““~ CALOFRE.. i La Lxposición Nacional de Bellas Artes”, La Careta de A!adrid, 8 de febrero de 1867.

    Se trata de Batalla dc Wad-Rt,s de Angel María Co,íellini, Patalla dc Tetuán de Alejandro Ferraní y

    bíselíematís y oua Batalla dc Tetuán. 4 dc febrero dc 1860, ésta de \.ricente Palmaroli (

    9,9 Cap/itt/o IV

    Etíentes, Relicario de la Guerra de África274: y NIarcelino de Unceta, Prelh¡¡ñ,arei’ dc la batalla del 23 de enero de 1860275. A la de ~887, Enrique Estevan. frico: 2”7, éste ¡860276: y Vicente Silvestre. El cabo A-lar en el combatc de los Castillejos últitno reproduci

    7.4. OTROS CUADROS DE TEN--t-X’HCA IMPERIAL.

    África, Amnéi’ica y Europa constituvetí los am’gttmemflos centrales (le esta t’eívín

    En primer lu2ar. las luchas contra Los turcos con la emblemática victoria de Lepanto. aumi

    Atítonio Brugada pm’esemíta a la p¡’imera Nacional, la de 1856. Episodio dcl combate n.aval de Lepanto. Im1ención280 Y com íwa pom’ el ILsí a<1o28 1, más utía Inaríría <í u e un cuadt’o

    Años mnás taide. el Semíado encarga a Juan Luna Novicio un citadro sobre la batalla de Lepanto para hacer pareja con La rendición de Granada de Pradilla, dos citadros

    274 Caíólogo.,. 1884. Ní-adrid, 1884. 275 ¡í,,’d¿’,,t 276 Caudogo... 1887, Madrid, 1887. 272 lb/den,. 278 La ilustración, Revista flisíano-.Arnericana, 1887, p. 504. 279 Por poner un ejemplo, “I)on .luan de Austria o Lepanto” Sernanardo Pintoresco Español, 10, 1836. 280 IZO. de? de agosto dc 1856, en la cíue no se especifica la obra conereta por la qtte ftte concedida. 281 IZO, de? de agosto de ¡856. en 10.000 reales, Depositado en la Universidad de Barcelona por RO. de 1 de mayo cíe 1886. Acttíaltuente en el it-tusco N—lati’tiino cíe Barcelotía, clt’í>osito del Mttseo (le] Pra(lO,

    El momento elegido por Luna Novicio es aquél en qtíe la galera real arremete con sim proa contra un navío turco y lo hace naufragar. En lo alto del castillo de mando de la galera española, sobre cuyo caracter español no dejamm mílugumía duda los esa: dos de sus provincias y reinos que lo a

    LI corlo ciclo285 se cierra con Lepanto .

    La expatísidil catalano-aragomiesa por el NIeditenámíco. y más concretamente la expe

    282 Actualmente en eí Palacio del Senado de Níadrid. 283 Tratamiento pictórco que hará que el cuadro sea mal entendido en sil época. y que, de hecho, nunca llegue a ser colgado en el Salón de-- Conferencias pain eí que había sido encarsado. 284 Tal como lo des-cribe la Historia de Lafuente, que pudo haber -;ido utilizada por Lima Novicio para la realización de stt cuadro, “Un soldado de España, que postrado de fiebre en la galera Níarquesa de Andrea Doria,

    1,ero sintiendo en su pecho otra fiebre más ardiente, que era el fuego del valor y el afán de combatir, deíó el humilde lecho en que yacía y pidió a su capitán le colocara en el ptrnto de más peligro. En vano sus compañeros y eí capitán mismo intentaron convencerle qtíe estaba irás para c,nur qtte para exponer su cuewo. El soldado insistió, pcIeó con gallardía fue herido en 1 os pechos y en la mano izquierda mas por eso no (Irtisoietjrarse-.,, Este soldado era Miguel de (‘enantes” (LAFUENTE, Historia Generalde España). 285 Al que habría que añadir un cuadro de grandes proporciones de Víctor Nianzano representando el momento en qrte lelipe II entreoa a Don Juan de Austria el mando de la armada de Lepanto, pero que su prematura muerte en ISé> impidió presentar a la sigtcieute Nacional, como era su deseo, 286 C’t;tti/c>g(? 1895, Níadrid, 1895.

    921 Canítu/<, IV

    (le Olivares28’7-:

    La narración de estos sucesos ocupa hígar principalísimo en todas la historias catalano- aragonesas y españolas del siglo XIX. pero será la literatura quien más contribuxa a pop~damizados. especialmente a través de dos obras de teatro de García Gutiérrez: Roger de Flor Y Venganza catalana. Esta última, llena de exaltación patriótica, una

    Sití embargo, a pesar de todos eslos elementos a su I’avor 5’ debido. posiblemeíite. al caracter excémítríco de este episo

    El primnero, qttc obtuvo utía mnetící ón honorífica etí la Nacional

    Rc.o~t d~ LIc í L~ it ti ‘tic d~ Y nteu-n, Jtíau jiiu¿tie¡ Arenós y Leíeíí~uer dc Rocafort - catídíllos de >~iIl i’ctt aoidtttit t tnptisa cltscutetí rcserx-’adarnctite los tntdt os dc llevarla a cabo: resttelta la ix pi dicto a 1 5 b u ts di \ r n sc pusea ron victoriosas por 1.~ Ti .íc¡a, la A riu eni a, la A aufoli a \ la Nl icí U tua it it, otíte 1 .ini o pi setícié la deí’í’ot a del podc de los tui cos; Cotxstantino 1,la sufrió el y it oo di >quel ptuí ido de í’ ti tui etos: A udrónico 1 ‘aleó 1 ooo les etí ti egó etí tet ido las pro”i iici as de sí í Cii cta st Itt souí itt cl imperio todo cíe Ori ett ti i mitlo atite el iltclo a5¡iceto y la furia

    - ~ítcrie ta de nuestros al tu o gavale~290

    Esta cita refleja comí claridad prístitía el funcionamie¡mto ¡<1 cológico de la pintura de historia. El cuadro, ¡aun<íue parezca extraño despttés de leer estas palabras <íd atiónimo crítico’., se limita a representar a los cuatro jefes almogávares en actitud de parlamentar y cotí un cierto

    287— Francisco de NIoncada ocupó el cari~o de embajador en X-’icna, 2obcrtiador cíe NIilan, embajador cxtraonlinario en la corte de Isabel Clara Eugenia, en l”latídes, y. a la muerte de ésta, gobernador general de los Países Bajos. Para la biografía de NIoncada, véase el prólogo de Cayetano Rossell al tomo XXI de la Bibliotera de Autores Españoles. La obra cte Moncada, E~’1’edic’ió¡t de los catalanes e aragonetÉ’5 contra turcos i’ i4t’~eges, tite iun1íresa cii Barcelona en 1623. 288 Actualtne¡tte et> el Palacio del Seitaclo de N-lacirid. 289 RO. de 2 de diciembre de 1860, 290 “li ellas A tres. Fxpc>si ctdrt de ¡860”, El Dimir> ticpa¡7o1. 14 de ¡tovicmn lite de 1 860.

    Qn La tradición imperial pintoresquismo. Esto al crítico le da pie para hacer una t:iunfal y vívida descripción de las campañas de los mercenarios de Roger de Flor cmi Oriente, mercenarios que se remí comwertidos, al final de la crítica, no en unos guerreros de fortuna, sino en “nuestros almogávares”.

    El segundo, encargo del Senado que pagó por él 4(1.000 pts. en 1889291, consiguió el sueno del autor de todo cuadro de historia: convertirse en la imagen real del hecho representado.

    El cuadro de N--Ioreno Carbonero es una obra tardíi. ya en plena Restauración. cuyo encargo por el Senado refleja una nueva concepción nacioínl. de carácter más integrador. que intenta establecer un contrapeso al predondulo de tenias castellanos con otros de tenía aragonés, integrados de esta forma en la historia coimin española. Es curioso de to

    no sc trata etí t’eali cla~l de mt acontee iítíiento tíaciotial - porque as expediciones cte almo ni \‘areseto Dcci lentc bajo la d ire cejcSn (le co¡tdottieros i nt erííacjonal es cotrio lo era Ro mier de Flor, sólo ‘191 marginalníente ¡íeríeííeceti sus avetiltíras iueditetvittt’as a la bistorta (lct la Corona de Aragó¡r- tímía afirmacion conípletamnente anacrónica en el contexto

    El cuadro dc Moí’eno Carbonero rio fue lleva

    la importancia desde el pu ttí er motu cnto concedída a Ii etízo tau líermoso, a las cta las detiunestra que. sin establecer prelacioties ni preferencias: se trata de una obra que vietie a fonnar parte de esa larga y gloriosa serie que empieza en el Testamento dt Isabel la Católica, del insigne y malogrado Rosales, prosigue en Doha Juana la Loca La Rendición de Granada, de I’radilla, y que por suerte para el arte español, no ha terminado en el F’usilant lento de lorrijos, de Gisbert, hallando diona coronación ahora en iste galmardo ~ último esfuerzo que enibeflece desde ha poco el afortunado salón de Coidejencias de la alta Cámara, destacando sobre todo su carácter de exaltación patriótici y de representatividad del carácter nacional, ya

    291 Fue colQado en 1-a paredes del Senado en 1888. 292 Pa/ario del Setiado, El, Madrid, l98Op 141

    9~3 Ct,píntlo .11”

    qne no existe grande epopeya que tío esÍ~ escrita con nuestra sangre y finuada por espada española, y no se han cantado en versos inmortales porqíte nitesiros pactes, ocupados cii hacerlas, no 293, disjítísieroís del tienspo necesario para cscxibirtís

    El éxito se comiípletó comí su reproducción en grabado por La litisiracián Española y Americat-ía294 y envío a la Exposición Internacional

    Obra especialmente interesante desde el punto dc vista ideológico, que desde el pictórico está resuelta mediante la contraposición de dos grupos hwiíanos perfectamnemíte diferemíciados. A la derecha los bizaíítimios, coí el emperador en el centro sentado en un trono de oro, tímía masa hierática de lujosos vestidos en la que se encarna todo el lujo de tui Oriente fastuoso y deca

    Es la imagen

    I)cs

    Menor atencion merecerá la presemícia española en cf suídeste asiático, en Filipinas: utn episo, qtte represemíta mí episodio

    293 PENARAN DA, C. , “La entrada cíe Roger (le flor etí Constantinopla. (Ciíadto del Sr. Moreno (tít’boiíero5’’

    /4> llusa’¿jcióu Española ‘1niericana, 1, 1891, p. 282. 291 La Pus tración Espailola y Ante ji cuna - 1, 1891, pp ‘1S4 “85

    295 REY ERO, C. , Iniagen ti stóric’a de España <185(1 /900), Nladricl, 1987, í>. 162. 29t, En 6 000 reales, actualmente eu el NIuseo Naval. N-ladiid.

    0?4 La í’rad¡c¡ón imperial

    Castilla se lanzan al asalto del fuerte pirata. El tratamiento pi ctótico es, como el de la mayoría de los cuadros de historia

    se ve círte el pintor se ha propuesto ante todas las cosas localizn’ con la mayor exactitud un hecho de armas que honra sobremanera a las tropas españolas, y en particular al señor general Claverías citanos que por eí ministerio dc Marina debería hacerse la adquisición de tan interesante 29’. ena dro

    297— VFLAZ DF MEDRANO. E., “Revista de Nobles Artes. Exposkión cte pinturas”, La España, lA de octubre de 1850,

    (rs Can itt-do IV

    9?6 ABRIR CAPÍTULO IV, ( PUNTO 8 )