FICHA TÉCNICA En la casa Película

Título: original: Dans la maison Título en español: En la casa Dirección: François Ozon Producción: Éric Altmeyer, Nicolas Altmeyer, Claudie Ossard Guion: François Ozon, basada en la obra teatral de Juan Mayorga Música: Fotografía: Jérôme Almeras Montaje: Vestuario: Pascaline Chavanne País(es): Francia Año: 2012 Género: Suspenso Idioma: Francés.

Protagonistas: Fabrice Luchini, Ernst Umhauer, Kristin Scott Thomas, Emmanuelle Seigner, Diana Stewart, Denis Ménochet, Jean-François Balmer, Fabrice Colson, Bastien Ughetto, Stéphanie Campion, Yolande Moreau

Premios:

2012: Premios César: 6 nominaciones, incluyendo Mejor película. 2012: Festival de Toronto: Premio FIPRESCI. 2012: Festival de San Sebastián: Concha de Oro mejor película, mejor guión. 2012: Premios Goya: Nominada a Mejor película europea. 2013: Premios del Cine Europeo: Mejor guión, nominada a mejor actor (Fabrice Luchini). 2012: Premios Gaudí: Nominada a Mejor película europea.

Sinopsis: Todo empieza cuando Germain, un profesor frustrado de literatura francesa, manda una redacción de deberes a sus nuevos alumnos. En su posterior corrección hay una que le sorprende, la del chico de la última fila, Claude. Este chico pasa desapercibido pero destaca entre la mediocridad del grupo. Claude, persiguiendo el anhelo de aquella familia que no ha tenido, escribe sobre la de su compañero Rapha, una familia de la que siempre ha estado obsesionado y por la que siente curiosidad; quiere saber cómo realmente vive una familia de clase media. Intentando evadirse de su propia realidad, se entromete en la casa de su compañero con el pretexto de ayudarle con las matemáticas. Germain, iluminado por el talento del chico, se presta a ayudarle a mejorar su escritura pidiéndole más redacciones. Claude se decide por relatar sus experiencias en casa de los Rapha, entregándoselas a su profesor como si de una novela por entregas se tratara, haciendo que éste redescubra el entusiasmo perdido por su profesión. Las intenciones de Claude no son claras, no sabemos qué hace exactamente en casa de los Rapha ni hasta dónde quiere llegar. Tampoco las intenciones del profesor, si realmente quiere ayudar a su alumno en la redacción o si se encuentra enganchado a la historia de su alumno y sólo desea saber que pasará.

1 Federación Internacional de Mujeres Universitarias Federación Mexicana de Universitarias Universidad Nacional Autónoma de México Museo de la Mujer Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México. Cine-Club de Género, 25 de octubre de 2016

En la casa

Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo♣♥

El film “En la casa” propone una historia fascinante sobre el juego perverso de manipulación que se inicia entre un joven estudiante quien sorprende por su inteligencia y sagacidad, y su profesor de literatura francesa, desalentado y hastiado por la torpeza de sus alumnos.

En relación al complejo juego narrativo que propone la película (donde la vida de los personajes se va mezclando con la ficción y el espectador está obligado a crear su propio camino para poder interpretarla), Ozon afirmó que “todo era posible en esta historia y eso fue lo que más me gustó de la obra teatral del español Juan Mayorga”. Esa obra teatral se estrenó con la adaptación y dirección de Leonardo Goloboff, bajo el título “El chico de la última fila”, habla según el cineasta francés “de la necesidad de imaginar, porque la vida misma no basta y todos necesitamos que nos cuenten historias, como el sultán de Sherezade en `Las mil y una noches`”.

“A partir de que instala su propio dispositivo formal, todo empieza a ser posible en la película, todas las puertas quedan abiertas y todos los terrenos son imaginables. Por eso, la película puede ir tranquilamente hacia el melodrama, el thriller o el suspenso”, destacó el director en diálogo con Télam y otros medios de prensa.

Y añadió: “La película consigue hacer de cada espectador un creador y un crítico, logra que cada espectador quiera escribir su propia película. Y en ese sentido, mi trabajo de adaptación fue aprender a traicionar la obra teatral en algunos aspectos y rescatar los que más me conmovían”.

“Intenté instaurar un dispositivo y una forma muy intrincada de contar la historia. Y sobre todo, mostrar cómo maestro y alumno se necesitan mutuamente para poder

♣ Catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM *Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas Asociación Civil. ♥ Se agradece el apoyo de las licenciadas: Eva Calderón, Eurídice Román de Dios, Adriana Romo Sotres, Pamela Jiménez Romo y Rosalinda Cuéllar Celis.

2 vivir, porque ninguno de ellos está adaptado a la realidad”, agregó Ozon en relación con la forma metalingüística del filme y al vínculo enfermizo que une a los protagonistas.

En ese sentido, el cineasta sostuvo que la película “descubre al espectador su soberanía frente a un cine que generalmente lo trata como un mero consumidor. El espectador sale de ver esta película con muchas preguntas y necesidad de respuestas, pero es él mismo quien debe responderlas”.1

Se trata de un profesor de literatura de escuela secundaria harto de su trabajo y, sobre todo, de la mediocridad de sus alumnos. En medio del fastidio acumulado, mientras corrige con "piloto automático" los distintos trabajos (composiciones sobre qué hicieron los adolescentes durante el fin de semana), se topa con uno que lo sorprende, lo intriga, lo fascina.

Este joven apenas se hace notar en clase, pero redacta una historia llena de misterio, erotismo, perversión. Germain se lo lee a su esposa, Jeanne (la siempre convincente Kristin Scott Thomas), una galerista avant garde, y ambos quedan entre perturbados y enganchados con el relato. Es que Claude (Ernst Umhauer), quien intenta salir de su poco acogedor hogar de clase media-baja, cuenta cómo se ha inmiscuido e insertado dentro de la familia "perfecta" de un compañero de clase llamado Rapha (Bastien Ughetto). Germain se siente cada vez más obsesionado por la trama e insta al autor a profundizar su estudio antropológico-literario y, por qué no, incluso a seducir a Esther (Emmanuelle Seigner), la madre de su amigo.

Lo que sigue es un simpático y atractivo (al menos durante buena parte de los 105 minutos) péndulo entre ficción y realidad con manipulaciones cruzadas (hay algo de juego de gato y ratón, de cazador-cazado), cuyos tragicómicos resultados hacen de este thriller psicológico un ensayo inquietante y fascinante sobre la relación maestro- estudiante, sobre las contradicciones generacionales y sobre el efecto motivador de la literatura. Aunque no todos los recursos son igualmente logrados (no siempre funcionan las fantasías en las que Germain también aparece como personaje), En la casa es una película con suficiente ingenio, picardía, gracia, ligereza y fluidez como para seducir al espectador sin por eso resultar superficial o banal.2

La película muestra las relaciones entre un pupilo y un maestro en una sagaz contraposición de sus miradas como fisgones. Ozon, quien proviene de un tipo de film más ligero, toma como punto de partida de la película una obra del español Juan Mayorga llamada El chico de la última fila. Esta pieza teatral establece el camino de aprendizaje literario y moral del pupilo quien resulta espejo de las frustraciones de un profesor en su crisis de la mediana edad.

La aportación de Ozon es la construcción de un marco meta narrativo literario no poco deudor de los juegos de bibliófilo avezado de François Truffaut en Farenheit

1 http://www.telam.com.ar/notas/201403/54268-francois-ozon-deslumbra-con-su-version-de-en-la-casa.html 2 http://www.lanacion.com.ar/1669461-el-juego-del-gato-y-el-raton

3 451. Estos continuos homenajes junto a los rasgos de ironía de los retratos burgueses en la trama (bajo el espíritu de Chabrol) llevan la idea de Juan Mayorga a una madurez intelectual poco habitual en las pantallas. El adjetivo burgués aquí es, entonces, la piedra filosofal: la descripción del pupilo Claude García (un brillante debutante Ernst Umhauer) a su profesor Germain (el eterno aspirante a Don Juan del cine de Rohmer Fabrice Luchini) constituye una disección de la habitual familia de clase media-alta modelo de todo el realismo literario europeo. La contraposición entre esta y las vivencias familiares de Claude, la madre ausente y el padre parapléjico, crean una parodia consciente de lo que suponía ser la parte emocional de las pequeñas miserias provinciales en la Europa del siglo XIX para el escritor recién llegado a París.

Así, lo que empieza como un simple juego de creación literaria entre el maestro y el sujeto acaba en una narración donde compiten los puntos de vista para deconstruir las miserias de la familia burguesa contemporánea. Claude, entonces, pasa de describir de manera tácita a la familia de su amigo Rapha, a introducir de forma leve, poco a poco, matices psicológicos, emocionales, con la intención de adentrarse en las motivaciones de sus criaturas literarias. El trazado de la narración no puede ser más grácil: el joven torna el desprecio de un personaje —la madre de Rapha— con la devastadora frase “cuerpo de mujer de clase media” a la descripción de sus difusos deseos. Se topará, como sabe cualquier escritor, con la mediocre realidad urbana de la Europa occidental en la cual Michel Houellebecq ha erigido su propio panteón literario.

De este modo la pugna entre el maestro y el alumno hace avanzar y retroceder el relato, conociendo el primero de manera aguda, de viejo zorro de las letras, los excesos líricos y defectos descriptivos de su nuevo alumno hasta bien entrado el metraje. ¿Cuál será el grito de independencia y venganza de Claude ante la tiranía de este improvisador editor? El más terrible, el que nunca pudo prever: su conversión en personaje ficticio dentro de la comedia humana de su protegido. Este giro no resulta truco improvisado: es sembrado en escenas sueltas, donde se escenifican los dramas maritales del aburrido Germain con una insatisfecha Jeanne (Kristin Scott Thomas) como malograda galerista. He ahí como el narrador, Ozon, nos ha hurtado a la verdadera Regenta en un juego de máscaras de una sutileza fastuosa.

Las actuaciones, fuera del dúo Umhauer-Luchini, tienen en los Rapha a Emmanuelle Seigner como inevitable figura edípica y a Denis Ménochet y Bastien Ughetto como representaciones masculinas con ambiciones casi siempre cómicas. Todos ellos hacen de En la casa una comedia de tono en inicio ligero, pero que avanza de manera vertiginosa —como un folletín victoriano— a lo trágico en los últimos momentos del film.

4 Obra rápida, de equilibrio extraño entre el diálogo teatral y algunos juegos avanzados de narración visual, su rasgo más sobresaliente es el constante bombardeo de referencias referidas al panteón literario francés. El resultado es que cada elemento de la trama, cada avance narrativo, está asociado a los libros de los santos laicos de la literatura gala, permitiéndose incluso sarcasmos para los aficionados como el uso de Céline y su Viaje al final de la noche en una de las pocas escenas violentas del film.

Y siempre, en cada escena, el narrador ejerce como demiurgo mundano de las apariencias detrás de las finas paredes de la convivencia burguesa: celdas minúsculas de la gran colmena social que esconden los mayores dramas bajo el spleen somnoliento de un domingo por la tarde: “…et, à la maison, repassait, cousait, blanchissait, surveillait les ouvriers, soldait les mémoires, tandis que, sans s’inquiéter de rien…”3

Tal como lo hemos planteado, la historia de En la casa nos muestra a Germaine (perfecto Fabrice Luchini), un cansado profesor de literatura de instituto, quien lleva una monótona vida matrimonial con Catherine (estupenda Kristin Scott Thomas). Un día, mientras corrige las siempre decepcionantes redacciones de sus alumnos, descubre el inesperado talento literario de uno de éstos, Claude (auténtica revelación, Ernst Umhauer). En su trabajo, basado en su último fin de semana, ayuda a su compañero Rapha (correcto Bastien Ughetto) a estudiar las tareas de matemáticas, pero describiendo al detalle los entresijos de la familia de éste último. Sus miserias y secretos son plasmados sobre el papel con una mirada analítica y un lenguaje sarcástico que, aunque en un principio escandaliza al profesor, acaba despertando una curiosidad morbosa y voyeurística en éste, que termina alentando al chico a seguir escribiendo sobre sus visitas a la casa de Rapha.

Como ya se dijo, la película basada en la obra de teatro del español Juan Mayorga El chico de la última fila, Ozon sorprende por su precisión milimétrica a la hora de construir una retorcida tela de araña donde quedarán envueltos, no solo sus protagonistas, sino también el espectador, quien se convierte partícipe en el juego que propone el inteligente Claude. Durante todo el metraje sobrevuela la sombra de la ambigüedad sobre los sentimientos y verdaderas motivaciones de sus personajes. Pese a que en un principio, parece que Claude siente envidia de la familia perfecta de Rapha (muy distintas son sus circunstancias familiares, mucho más dramáticas) y que pretende ocupar su lugar como hijo del matrimonio formado por Rapha (padre) y Esther (Denis Ménochet y una sorprendente Emmanuelle Seigner); conforme avanza la trama, nos damos cuenta de que lo que en realidad mueve al muchacho es la atracción que experimenta por la atractiva Esther. La ambigüedad sexual tan presente en la obra de Ozon, vuelve a estar presente en el personaje del amigo

3 http://www.jotdown.es/2012/10/en-la-casa-de-francois-ozon/

5 Rapha y sus verdaderos sentimientos hacia Claude, más allá de los de una simple amistad e incluso en el rol del profesor, cuya esposa le llega a plantear en un momento dado si está empezando a sentir algo por su precoz alumno. Profesor y discípulo se reúnen cada semana en un aula donde el primero va puliendo la técnica literaria de los perspicaces escritos del chico, mientras éste le entrega cada nuevo capítulo sobre sus visitas a la casa de Rapha con un “continuará” como colofón. Y es que Germaine va sufriendo una dependencia casi enfermiza de la historia que le va dosificando muy malévolamente Claude, hasta el punto en que fantasía y realidad acaban mezclándose de forma peligrosa, llegando hasta extremos en que el docente parece celoso de los deseos sexuales que despierta Esther en el muchacho.

François Ozon filma un guión maravilloso a partir de la jugosa obra de Mayorga que funciona como una maquinaria de relojería perfecta. Pese a su origen teatral consigue una obra muy cinematográfica gracias al excelente montaje y los constantes giros en la historia. Los géneros se alternan en cada escena sin que ningún elemento desentone. En la casa comienza siendo una comedia sarcástica e inteligente, donde los personajes del matrimonio formado por Germaine y Catherine (y sus diálogos en la cama) nos remiten a los de Woody Allen y Diane Keaton en sus mejores colaboraciones. En este sentido, está muy cerca de la inolvidable Misterioso asesinato en Manhattan (1993), donde otro matrimonio aburrido encontraba la chispa necesaria para el día a día de sus grises vidas, gracias a unas circunstancias especiales que les hacía sospechar e investigar sobre la vida de sus vecinos. A mitad de película parece que asistimos al típico drama pasional sobre la eterna iniciación sexual de un adolescente con una mujer madura, pero el director nos vuelve a sorprender en el tramo final, revelándose como un alumno aventajado del mismísimo Hitchcock. Está al alcance de unos pocos maestros, extraer intriga y suspenso de la rutina de una familia, y verdaderamente, Ozon consigue que el público, al igual que Germaine, necesite saber más y más sobre esta familia tan aparentemente idílica como frágil tras el intrusismo de Claude en ella. La impecable música de Phillippe Rombi acompaña acertadamente estos cambios de tonalidad del filme, tanto en los más cómicos como en los más tensos.

En la casa ejemplifica a la perfección la combinación entre cine de autor y entretenimiento, porque en contra de lo que pueda parecer, estamos ante una obra lúdica y que atrapa al espectador de principio a fin. Un director con mucho que decir, un guión a prueba de bombas, unos actores en estado de gracia (desde el primero hasta el último, jamás ha estado tan aprovechada la esposa de Roman Polanski) y un ritmo pausado pero de intensidad complicadamente ascendente, son los ingredientes de una de las cintas obligatorias para todo aficionado al buen cine.4

4 José Antonio Martín. http://www.elantepenultimomohicano.com/2012/11/critica-en-la-casa-ozon.html

6 Una lista de elementos imprescindibles parecen responder, más que a un estilo, al progreso de una obsesión narrativa: la casa aislada del mundo, como objeto de inspiración; el penitente, en la figura del profesor Germain, escritor frustrado; la perturbadora presencia del extraño, representada por el joven escritor, Claude; interacciones que alteran roles y benefician la atracción por lo oscuro, la ambigüedad y la desinhibición sexual. De un plumazo, están sobre la mesa todas las piezas de un divertido e intrigante rompecabezas.

La película ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián configura todos estos elementos en forma de precioso homenaje al proceso creativo, ilustrado con brillantez por la literatura, pero, al fin y al cabo, aplicable, no tanto en la forma como en el fondo, al común de las artes. A este respecto, y antes de avanzar, cabe aclarar que el discurso de la cinta abre un debate acerca de una dualidad no conciliable y desequilibrada en la actual noción que tiene el ser humano del arte. Por un lado, aún sobrevive la óptica reverencial y clásica, apoyada en la trascendencia de las estéticas en la propia vida; por el otro, la neófita visión, cada vez más extendida, fruto lamentable del generalizado menosprecio posmoderno hacia toda forma cultural entendida como sacrificio intelectual o inútil cultivo del alma, la banalización puramente lúdica en la que irremediablemente desemboca la prisa aplicada a todos los procesos de aprendizaje -incluido el de la digestión artística.

Para justificar su postura, sugerida a la postre en el epílogo, Ozon inicia un estimulante análisis que se agita entre ambos extremos. Lo que comienza como una crónica anecdótica de una tarea escolar, termina evolucionando hacia un morboso folletín por entregas. Para ello, la narración se rompe en tres tipos de secuencias plagadas de lecciones que, poco a poco, van moldeando la novela. El primer tipo, tiene lugar bajo el marco de una transgresión, la violación de la intimidad de una familia tipo en su propio núcleo/hogar/musa de inspiración, y parte de la improvisación del genio y la sorpresa que confieren las situaciones reales (que, como ya es sabido, muchas veces superan a la ficción). El segundo, se traslada a la terapia constructiva que el profesor practica en su casa con su mujer, de quien se deduce el componente visceral, la incapacidad de explicar las pasiones. Por último, están las escenas protagonizadas por Claude y Germain, alumno y maestro mano a mano, un tiki-taka de lecciones recíprocas, intenso y arrogante combate de genios que pugnan por sentar cátedra.

Haciendo gala de un exquisito buen gusto y, sobre todo, de un talento envidiable, Ozon instruye deleitando, haciendo mutar el original del dramaturgo español Juan Mayorga (El chico de la última fila) en una master class del suspense como elemento tangible de la narración. En la casa no presenta bajones perceptibles, su intensidad atrapa la atención de un espectador, quien no se libera hasta el último minuto. Y este es el resultado de los ejercicios de escritura. La búsqueda del estilo, que oscila entre la parodia radical de costumbres y la crueldad patética que otorga el realismo

7 más fidedigno, establece en los primeros minutos del metraje el tema de la “obra dentro de la obra”, las críticas al estilo de vida moderno y al sacrificio del grial de la felicidad, inaugurados por una punzante, y ya clásica compresión expresiva: “el inconfundible olor de la mujer de la clase media”. Germain acierta al decir que no es posible un final feliz para esta disfuncionalidad familiar, sin ser consciente de que comparte un ecosistema en el que la permuta entre lector y protagonista es más frecuente de lo que debiera.

En la casa adeuda su oportuna mezcla de géneros (con extraños y eficaces remates casi simultáneos de thriller y comedia) a la destreza de Ozon en el manejo de la ambigüedad, canalizada casi por completo en el misterioso cruce entre realidad y ficción. La presencia perenne de una voz en off que solo cede la voz a los diálogos, en las escenas en casa de los Rapha, sirve para recordar que todo es una recreación desnuda (idea que se subraya al fragmentar la diégesis con nuevas lecciones y chascarrillos del profesor), para impostar la tortura del espectador con una carencia palmaria, la omnisciencia. El relato de lo que allí sucede obedece al capricho del puño y la letra de Claude, como se registra en la mayor demostración de superioridad y poder sobre el de Germain: el episodio del suicido de Rapha Artole.

Pero, el equívoco también se alimenta en acciones cotejables, las cuales parecen favorecer el incesto de un adolescente huérfano con complejo de Edipo y a un profesor, padre y escritor frustrado, enamorado del talentoso hijo que nunca tuvo. Esta segunda versión alude sin pudores ni malicias al conflicto central de Muerte en Venecia (Morte a Venezia, Luchino Visconti, 1971). El maestro, hombre ilustrado en crisis de inspiración, no soporta la profusión de belleza (la corporeidad de Tadzio se disuelve en la somática y la creatividad de Claude) pero, en última instancia, opta por entregarse a la enfermedad del placer.

Por supuesto, no es la única referencia cruda en la obra intertextual de Ozon -lo que dispone diferentes niveles de aprovechamiento del filme, según el conocimiento del público: además de un acelerado repaso a la flor y nata de la literatura universal, de Dostoievski a Flaubert (obligatorio objeto de veneración para un francés), el cuadro final, panal de historias anónimas calcado -así como el patrón del suspense de todo el filme- del patio de luces de La ventana indiscreta (Rear Window, Alfred Hitchcock, 1954), que vuelve a colocar al escritor como paciente observador en la sombra (Germain y Claude gustaban de sentarse en la última fila de la clase para, según el primero, ver a los demás sin ser visto), demiurgo arcano capaz de dibujar el rostro del secreto. Así, tras esa retroalimentación prohibitiva de las bestias a base de libros y manuscritos, la única certeza final viene ofrecida en forma de tópico: el arte es un concepto universal pero no unívoco (prueba de ello es la única subtrama, simple pero relevante por su complementariedad, la galería de exposiciones), no tiene ni se le deben poner puertas y nunca será una ciencia exacta como lo son las tan mencionadas matemáticas (Mayorga creó su obra a partir de una anécdota como profesor de esta asignatura). Y es que, volviendo a los credos de Germain, un buen

8 desenlace ha de ser sorprendente, que nadie se lo espere y, que al mismo tiempo, sea el único imaginable.5

La atracción es absoluta y el muchacho escribe como si lo hiciera al dictado de una emocionante revelación. El profesor le induce a leer una serie de títulos claves en la historia de la novela, su estudiante se convierte en un buen lector, pero además y sobre todo sigue escribiendo con un estilo duro, sinuoso, inquietante… acerca de la vida holgada de la familia de un compañero de colegio, alumno del mismo docente. Una familia, por otra parte que le ha abierto incondicionalmente sus puertas. Es decir, el respetuoso en las maneras es un intrigante que entra En la casa de su compañero, hurga en las debilidades de esa familia y escribe largo sobre cuanto conoce, imagina y sospecha, como también lo hará en la maison de su profesor: un hombre cargado de prejuicios que se irá develando muy distinto a las apariencias del principio.

Está también la esposa del profesor, directora de una galería de arte contemporáneo, y en el proceso de encuentros y desencuentros. El bello joven se guarda la soledad de su hogar (sobre el que conocemos mínimas circunstancias) y se sumerge en la implacable aventura de llegar al corazón de unos buenos burgueses a los que le resulta especialmente interesante la posibilidad de destruir…

Los aspectos más confusos de la obra original encuentran aquí una ambientación de extraordinaria riqueza. Sin hacer obvio lo necesariamente oscuro, François Ozón construye un drama paralelo, de gran interés visual, con una elegancia que sublima el encuentro del maestro que se considera genial formando a un ignorante, pero su Pigmalión carece de futuro, más allá de las apariencias, porque detrás existe un conflicto social tan poderoso que no puede dar cabida al hogar de la sabiduría y el esplendor burgués que se proponen los que saben, los que dicen saberlo todo, los que viven una vida “regalada”…6

Seis claves para entender el cine de François Ozon

En la vida nos movemos por pulsiones. Buscamos el reconocimiento de los demás y sentimos un pequeño éxtasis cuando esto por fin ocurre, estamos enamorados del éxito. Y también del dinero, nos gusta poseerlo y gastarlo. El poder nos seduce. Y precisamente de esto se trata, de seducción y atracción, o sea de sexo. El sexo, dice François Ozon, es una de las cosas más importantes, pero miente, es la más importante. “El sexo nos da la identidad, sabes quién eres a través de él”, y la identidad lo es todo. Es en nuestra más absoluta intimidad cuando nos mostramos como somos, cuando nos vestimos de mujer, cuando espiamos a la vecina de al lado y cuando damos rienda suelta a nuestras perversiones con ayuda del porno o sin él.

5 Javier Moral. http://www.elespectadorimaginario.com/en-la-casa/+ 6 Horacio Otheguy Riveira. http://www.culturamas.es/blog/2015/09/25/teatro-en-el-cine-en-la-casa-de-mayorga- segun-francois-ozon/

9 Hablar con él ha merecido la pena para descubrir que es lo que le obsesiona. Estas son las claves de su cine.

1. El crimen le excita Con ‘Los amantes criminales’ Ozon pretendía describir la vida de una asesina, una chica llamada Alice. Como siempre, el director francés comienza jugueteando con la historia, divirtiendo y divirtiéndose, hasta que la convierte en algo muy serio. Sabemos que el crimen le excita porque suele ir unido al sexo, al morbo o a la seducción. Y además sabemos que es fan de Ruth Rendell ya que su más reciente película ‘Una nueva amiga’ está basada en un relato corto de la escritora inglesa. Lo cual nos lleva al siguiente punto.

2. Siente devoción por las verdaderas ‘ladys’ “Ostenta buen gusto al describir a las mujeres en sus libros. Son impecables, bellas, verdaderas ladys. Pero luego les ocurren cosas horrendas, están en medio de los asesinatos más repugnantes”, ha explicado Ozon sobre la literatura de Rendell. El director ya adaptó una novela de la época de Elizabeth Taylor, titulada ‘Angel’, sobre el ascenso y caída de, precisamente, una excéntrica escritora británica.

3. Ozon es un voyeur de campeonato Todo hombre o mujer que se relacione estrechamente con el arte cinematográfico tiene, casi por deformación profesional, un deseo latente de mirar por la cerradura ajena y Ozon más que nadie. El cuento adulto de una Charlotte Rampling que se pasaba las horas muertas admirando la grácil belleza de Ludivine Sagnier le salió redondo en ‘Swimming Pool’. Y en San Sebastián ganó la Concha de Oro con ‘En la casa’, esa comedia sobre el poder del relato en la que un estudiante brillante se veía extrañamente fascinado por la familia de uno de sus compañeros hasta tal punto que llegaba a jugar a la seducción con la atractiva madre de éste.

4. La burguesía francesa La familia burguesa que sedujo la curiosidad del niño de ‘En la casa’ no es más que otra de las obsesiones de Ozon. La clase media acomodada de Francia es casi siempre el objeto de sus malvados ejercicios con la ficción. Como en ‘’, como en ‘8 mujeres’ o como en ‘Joven y bonita’, da igual la época o el lugar. En ‘Una nueva amiga’ vuelve a recaer en esta patología con esa protagonista, interpretada por Anaïs Demoustier, quien se debate entre dar rienda suelta a una sexualidad obstruida durante toda su vida o seguir siendo esa mujer tradicional e infeliz. Ozon elige a una familia de bien para contar esta historia porque es la única forma posible de comprender el doble juego de su personaje. Que juega con fuego mientras martiriza su juguete. Eso solo pasa en las mejores familias.

5. Mejor gay que travesti Esta frase la escupe la protagonista en un momento dado del filme. A Ozon le gusta pensar que su cine vive dentro del término transgénero y lo cierto es que lleva un tiempo con la etiqueta de director de cine gay, que no tienen nada que ver con que haya homosexuales o travestis en su cine, ojo. Pero él mismo ha confesado que en ‘Una nueva amiga’ hay cierto tinte social. “Escribí el guión en Francia en el momento

10 cuando se amontonaron las manifestaciones convocadas por la ultraderecha y por la iglesia contra el matrimonio gay. Los políticos franceses defienden muy mal el matrimonio gay. Quise hacer una película política para proponer argumentos a esta gente que está en contra, no es tan fácil saber lo que uno es, ni cuál es su identidad”.

6. El sexo es divertido, el porno es aburrido El sexo es lo más importante para Ozon y además le encanta meterlo en sus películas. “Es complicado rodar una escena de sexo porque tienes que utilizar el encuadre adecuado, saber que enseñar y que dejar fuera de plano, iluminarlo con cuidado…”, explica el director francés. En ‘Una nueva amiga’ hay una escena de sexo inédita hasta ahora en su cine que no revelaremos por no estropear la experiencia del espectador al ver la película. En cualquier caso hablar sobre esta escena en concreto, que puede producir morbo o rechazo dependiendo de lo monacal que sea el que mira, nos ha llevado a la pornografía. ¿Le gusta el porno a Ozon? “No, bueno, depende de para qué lo utilices pero en general no. Me parece aburrido”. Para la película ‘’, un drama de los más lúcidos que existen sobre los problemas de vivir en pareja, Ozon utilizó a un par de actores porno, “todo el equipo estaba muy excitado pero al final resultó ser tedioso”.7

François Ozon Director del film.

Nació en París el 15 de noviembre de 1967, es director de cine francés. Diplomado en estudios cinematográficos, entró en 1990 en La Fémis (Escuela de Cine de París) en el área de realización. Desde entonces, ha realizado numerosas películas en super 8, vídeo, 16mm y 35mm. Muchos de sus cortometrajes han sido seleccionados en festivales internacionales. El corto Action Vérité marcó el comienzo de su colaboración con la sociedad Fidélité Productions.

Sitcom, su primer largometraje, fue presentado en la sección oficial de la Semana Internacional de la Crítica, en el festival de Cannes de 1998. Sus películas suelen caracterizarse por un humor ingenioso y satírico y un peculiar punto de vista sobre la sexualidad humana. Tiene un estilo muy particular y han llegado a llamarle el "Almodóvar" francés, el Varda masculino y el Chaplin de la no comedia.

Filmografía Largometrajes • 2014: Une nouvelle amie • 2013: Joven y bonita (Jeune et jolie) • 2012: En la casa (Dans la maison)

7Pedro Moral. http://www.revistavanityfair.es/actualidad/cine/articulos/seis-claves-para-entender-el-cine-de- francois-ozon/19579

11 • 2010: Potiche: Mujeres al poder (Potiche) • 2010: El refugio (Le Refuge) • 2009: Ricky (Ricky) • 2006: Angel (Angel) • 2005: El tiempo que queda (Le Temps qui reste) • 2004: 5 x 2 (Cinco veces dos) (5x2) • 2003: Swimming Pool (Swimming Pool) • 2001: 8 mujeres (8 Femmes) • 2000: Bajo la arena (Sous le sable) 2000: Gotas de agua sobre piedras calientes (Gouttes d'eau sur pierres brûlantes) • 1999: Amantes criminales (Les Amants Criminels) • 1998: Sitcom (Sitcom)

Cortometrajes • 2006 : Un lever de rideau • 1998 : • 1997 : Mirando al mar (Regarde la mer) • 1997 : Scènes de lit • 1996 : Une robe d'été • 1995 : La Petite Mort • 1994 : Action vérité • 1994 : Une rose entre nous • 1993 : Victor • 1992 : Thomas reconstitué • 1991 : Deux plus un • 1991 : Le Trou madame • 1991 : Peau contre peau (les risques inutiles) • 1991 : Une goutte de sang • 1990 : Mes Parents un Jour D'été • 1988 : Les Doigts dans le Ventre • 1988 : Photo de Famille

FUENTES DE CONSULTA: https://es.wikipedia.org/wiki/En_la_casa http://www.telam.com.ar/notas/201403/54268-francois-ozon-deslumbra-con-su-version-de- en-la-casa.html http://www.filmaffinity.com/mx/film492137.html http://www.lanacion.com.ar/1669461-el-juego-del-gato-y-el-raton http://www.jotdown.es/2012/10/en-la-casa-de-francois-ozon/ http://www.elantepenultimomohicano.com/2012/11/critica-en-la-casa-ozon.html http://www.elespectadorimaginario.com/en-la-casa/+ http://www.culturamas.es/blog/2015/09/25/teatro-en-el-cine-en-la-casa-de-mayorga-segun- francois-ozon/ http://www.revistavanityfair.es/actualidad/cine/articulos/seis-claves-para-entender-el-cine-de- francois-ozon/19579

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