Volver a Empezar
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
VolverVolver aa EmpezarEmpezar Testimonios de vida y refugio Fundacion Regional de Asesoría en Derechos Humanos INREDH VolverVolver aa EmpezarEmpezar Testimonios de vida y refugio SERIE MEMORIAS # 4 Diciembre de 2005 VOLVER A EMPEZAR. Testimononios de vida y Refugio Serie Memorias # 4 Editor: Luis Ángel Saavedra Jurado Calificador: Fabián Guerrero Obando (CCE) Marcel Merizalde (FACSO) Luis Ángel Saavedra (INREDH) Equipo de apoyo INREDH: Gina Benavides Beatriz Villarreal Azucena Soledispa Thania López Equipo de apoyo FACSO: Javier Sánchez Saralía Hallo David Zúñiga Marilyn Jácome Jakeline García Mario Pinto Fernando Rodríguez Jorge Cano Diana Peñafiel Viviana Acosta Elizabeth Molina Geovana Gallegos Junior Cevallos Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos, INREDH República 192 y Almagro Edificio Casa Blanca, Dto. 2.C Casilla postal: 17 03 1461 Telefax: 593 2 2526 365 e-mail: [email protected] web: www.inredh.org www.refugio.inredh.org ISBN: ISBN-9978-980-14-8 Derechos de autor: 023770 Primera edición: Diciembre de 2005 Diseño de portada: Puento Digital Edición y diagramación: Comunicaciones INREDH Impresión: Imprenta Cotopaxi Los trabajos recogidos en esta obra fueron presentados en el concurso «Volver a Empezar: testimonios de vida y refugio», organizado por INREDH, con el apoyo de la Consejería en Proyectos (PCS), el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), el Comité Andino de Servicios (CAS-AFSC), y en coordinación con el Comité Pro Refugiados, la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión (CCE) y la Facultad de Comunicación de la Universidad Central del Ecuador. Quedan hechos los registros de ley; sin embargo, consecuentes con nuestra filosofía de acceso democrático al conocimiento y la cultura, se autoriza la reproducción total o parcial de esta obra, sin fines comerciales; identificando debidamente la fuente y debiendo enviarse una copia de la publicación a INREDH Índice Introducción 7 Acta de Premiación 13 Primer Premio – Categoría Mujeres Construyendo caminos 21 Primer Premio – Categoría Hombres El árbol que sembré 29 Menciones de Honor Hacia un nuevo horizonte 41 Cuando empezó la tormenta 45 La última alternativa: tocando puertas 51 Después del dolor aún se puede vivir 57 Mi familia frente a cambios inesperados 63 Renacer 67 Otros Testimonios Una mirada a mi pueblo 75 5 Nos quedaremos sin aliento de progreso, cuando estemos fuera de este mundo 87 Tras un nuevo rumbo 95 Cuando nos arrancaron de nuestras raíces y crecimos en otras tierras 103 Testimonio de una mujer del Putumayo 111 El amanecer opaco de un atardecer oscuro 115 Casa o camino 121 Sueños rotos 127 El ayer y hoy en el ocaso de la vida 133 Volver a empezar: relato de un refugiado 137 Vivir para siempre 141 Vivir con amor 147 Volver a empezar 153 Así vencí a la adversidad 159 Es cuestión de Fe 165 Después de la tormenta 171 Volver a empezar: testimonio basado en la vida real 175 Volver a empezar 187 Huyendo por la vida 191 La vida: un don de Dios 195 La vida te da sorpresas 199 La desesperación de una madre, mujer y hermana 201 Juan Pablo 203 La situación que viví 205 Volver a empezar: testimonios de vida y refugio 207 6 PresentaciónPresentación «Si usted es de los que no donan sangre, por favor tampoco ayude a derramarla» Cruz Roja Colombiana ¿Qué es un refugiado?, se pregunta quien hace la entrevista a Fhanor Quaspa y elabora uno de los testimonios de esta obra. Al final, luego de escuchar un largo relato de violencia, muerte y la siempreviva luz de la vida, el entrevistador concluye que no puede, que nunca podrá saber qué es un refugiado. Y es verdad; las definiciones jurídicas o antropológicas de lo que constituye el refugio o sobre quién es una persona refugiada no pueden explicar, ni pueden abarcar, el dolor que se trasluce en los testimonios que aquí presentamos. Colombia vive un conflicto armado interno; en Colombia hay un desangre continuo, se desparrama la muerte en la ciudad, la selva, los caseríos y las carreteras, en todos lados por igual. Son necias las aseveraciones de que Colombia no vive ningún conflicto. Los bandos armados, los oficiales y no oficiales, se disputan a dentelladas un territorio, una influencia sobre determinados sectores sociales, una cuota de poder o una cuota de dinero que siga financiando una guerra que perdió ya sentido. De sus acciones sólo queda un inventario de cientos de miles de víctimas, unas destrozadas por las balas y las bombas, por las motosierras y los machetes; y otras que huyen, y vuelven a huir; y buscan un lugar donde guarecerse de la incertidumbre. El Estado colombiano expulsa a sus ciudadanos sin condolencias, sin miramientos, sin razones; los expulsa con saña, los hace presas de su 9 plan bélico, un plan diseñado por mentes alejadas de la cotidianidad social colombiana; un plan que, a más de enriquecer los bolsillos de los traficantes de armas y sus contactos locales, no tiene ningún objetivo viable; no tiene una remota posibilidad para reencontrarse con la paz, esa paz de la que también hablan los testimonios que se recogen en esta obra. ¿Quiénes son los que se enfrentan? Aquí, sin duda, los únicos que se enfrentan en la contienda son aquellas personas que no pueden defenderse, aquellas que reciben la metralla y las esquirlas, aquellas que no propiciaron esta guerra; pues los grupos armados arremeten contra la población civil y buscan su reconocimiento con la masacre, con el terror, con la sumisión. Resulta largo hacer un recuento de lo que dicen estos testimonios, de lo que narran estas voces; resulta largo, como largo fue su peregrinar; sin embargo, es posible intentar resaltar algunos temas comunes que se presentan en cada narración. Lo primero que se nos cala en la memoria es el dolor, ese dolor infinito que produce el desarraigo, un éxodo forzado sin que exista la promesa de una nueva tierra que los acoja y los reintegre al bienestar perdido. Este dolor de desarraigo que se nutre de otros dolores igualmente intensos, el dolor de la pérdida de un padre o una madre, de un hijo o una hija, un hermano o una hermana; la pérdida abrupta de la vida, una pérdida sin que medie razón alguna. Lo segundo que nos queda de estas líneas es la responsabilidad. Guerrilla, paramilitares y ejército constituyen por igual los verdugos de su propio pueblo, y a lo lejos, siempre ajeno, se vislumbra un Estado que sólo tiene una forma de presencia en las comunidades: helicópteros y metralla. La esperanza también se abre paso en los relatos, esta surge de lo más profundo de los seres humanos que se debaten en escenarios de horror; la vida se abre paso entre los mensajeros de la muerte y decide sobreponerse, decide encumbrarse y se aferra a un nuevo horizonte, sea éste que se llame justicia, comunidad, paz o refugio. Estos relatos nos señalan un largo camino hacia la paz y la tranquilidad, nos relatan la búsqueda de seguridad y destruyen nuestros mitos sobre las fronteras y las diferencias. Estos relatos nos hacen también palpar la solidaridad. En medio de la guerra, y luego en un país con profundos problemas, no faltan las manos que se extienden para apuntalar la vida y rechazar la muerte que empieza a instalarse en la cotidianidad de las personas desplazadas. Cuando la fuerza está por abandonar a quienes buscan proteger su vida, aparecen manos que se prestan para soportar la historia y brindar una nueva luz, un nuevo sendero. La esperanza y la vida tienen nombres concretos en la memoria de las personas desplazadas y refugiadas, son nombres de instituciones de protección y apoyo, nombres que aparecen por alguna fuerza del destino 10 y se cruzan en el camino de estas personas, señalando un nuevo rumbo, una nueva oportunidad. Es larga la lista, y no la consignamos aquí por temor a olvidar alguna; pero lo que si deseamos resaltar es la gratitud que se percibe en las líneas escritas por las personas en situación de refugio. También son concretas sus aspiraciones y sus pedidos: comprensión y no discriminación, legalización y, sobre todo, trabajo, derecho al trabajo, derecho a la oportunidad de vivir con dignidad y no de la ayuda. Las personas en situación de refugio no quieren limosnas, desean integrarse en la sociedad ecuatoriana y construir un nuevo país, una nueva sociedad de justicia y equidad. Cuando INREDH, con el apoyo de la Consejería en Proyectos (PCS), pensó en este concurso, lo hizo con la finalidad de dar a conocer la historia del refugio, la historia con la que se identifican cada una de las personas que llegan a Ecuador para proteger su vida. Quizá no pensamos que estos relatos pudiesen ser tan conmovedores, que pudiesen estremecernos de tal manera que nos haga pensar también en las personas de nuestras instituciones que día a día están escuchando cientos de historias como las que se presentan en esta obra. Queremos dejar constancia de nuestra admiración por su trabajo, por su capacidad de entrega, y sobre todo, por su capacidad de escucha. Cada nueva vida de las personas que aquí nos cuentan su historia, se inicia con una entrevista con el personal de las instituciones que atienden a personas en situación de refugio; ahí la esperanza brilla de nuevo. La realización de este concurso nos ha dejado muchos aprendizajes, desde las consideraciones sobre la seguridad de quienes participaron, hasta la necesidad de contar con una mayor logística de apoyo, especialmente fuera de Quito. Nos ha enseñado que hay nuevos actores sociales dispuestos a involucrarse en la temática, como la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión y la Facultad de Comunicación de la Universidad Central del Ecuador, de quienes recibimos un importante respaldo.