Leo Nucci,Barítono
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ESFERA CULTURAL LEO NUCCI, BARÍTONO eo Nucci no olvida el 10 de mayo de 1973. Aquel día interpretaba su primer Rigoletto, el papel Lque más satisfacción y gloria ha dado. Citando corto, ahí está el bis de Sevilla, donde hacía un cuarto de siglo que no se daba similar fenómeno, que volvió a vivirse en Madrid en la última tempo- rada, convirtiéndose en el primero de la reciente historia del Real. Como no hay dos sin tres, el barí- tono italiano acaba de repetir gesta junto a un reparto de excepción en la temporada de la ABAO. Poniendo en pie al público del Euskalduna en una de las mejores noches que recuerda el teatro bil- baíno. Con Rigoletto, Nucci batirá en abril en la Staastoper de Viena un récord difícilmente iguala- ble: anotarse el que hace el número 500 de su carrera. JUAN ANTONIO LLORENTE «No soy cantante de ópera. Soy un actor que recita cantando» –Además de aquel 10 de mayo, debutan- ces Pavarotti, a quien ya conocía, cial”. El de esta noche –la entrevista do el papel fetiche junto a su esposa, la igual que a su padre, me dijo: “cam- tiene lugar en Verona horas antes soprano Adriana Anelli, embarazada de peón, esta noche has logrado lo que de enfrentarse a los más de 20.000 seis meses de su hija, ¿qué otros momen- cada uno de nosotros hemos tardado espectadores de la mítica Arena– tos emocionantes recuerda en su carrera? en conseguir cinco años”. Y así fue. Al es el 491. Todo está documentado. –Una Luisa Miller dirigida por día siguiente tenía contratos del Pero atención, galas como la de Lorin Maazel en el Covent Garden de Metropolitan, de París, de Viena…. hace dos semanas en Orange o el Londres, con Pavarotti y Mirella Freni. Pero tengo más momentos, como el general con bis en Sevilla, no las Me llamaron en último momento, extraordinario Rigoletto de Barcelona cuento. En el cómputo se incluyen preguntándome simplemente si en 1987 con Alfredo (Kraus) y Adriana. solo las representaciones pagadas. podía cantar en el general. Llegué Por ahí están las grabaciones piratas a las 11 de la noche y el ensayo era para atestiguarlo. El problema es que –Esa familiaridad con el personaje hace a la mañana siguiente. No conocía nunca me ha obsesionado hacer que salga al escenario totalmente confia- la producción ni los movimientos. carrera ni he entrado en el juego de la do o, por el contrario, con más miedos… Sabía que era un montaje tradicional. publicidad. No porque me niegue a –A las cinco de la tarde del día No sabía si iba a cantar ni me habían ella, pero prefiero otras cosas. que debo cantar siempre siento una dicho cuánto me pagarían. A la gran emoción. Miedo, nunca. señora Schmidt (Helga), hoy al fren- –En Viena lo esperan en abril para cantar te de Les Arts de Valencia, pero a su Rigoletto número 500. ¿Una cifra exac- –Dicen que no se limita a cantar Rigolet- quien entonces yo no conocía, le ta, o se redondea para hacer más vistosa to: que es Rigoletto. Con Nabucco dicen… pregunté si, si todo funcionaba, me la ocasión? – … que soy Nabucco! (risotada) dejaría cantar una función. Me miró –El último en la serie de Viena, si a los ojos y me contestó: “si todo va llego a cantarlo, será el 500 “ofi- –¿Con cuántos otros le ocurre? Con Mac- bien en el ensayo general….” Y en la beth… pausa del primer acto, después del –Con Due Foscari. Antes le tocó concertado que lo cierra, ella y el «Pavarotti me dijo: también al Barbero de Sevilla, pero sobreintendente me dijeron: “usted “campeón, esta ahora canto solo Verdi. Simplemen- va a cantar la primera”. Desde el pri- te, por vanidad, por presunción. mer acto de la première, aquello se noche has logrado lo Siempre he dicho –y me parece convirtió en un gran éxito. Después que cada uno de que tal vez sea demasiado–, que del aria y cabaletta Sacra la scelta, el yo, y así lo pienso, no soy cantante NOVIEMBRRE / DICIEMBRE 2013 Covent Garden se vino abajo. Enton- nosotros hemos de ópera. Soy, creo, y así lo espero, tardado en conseguir 60 Escritura PÚBLICA cinco años» un actor que recita cantando. Y las fotografías de cuando cantó estos momentos un cantante de la aquí viene el punto de vanidad: aquí La Gioconda. La ópera fue una nueva generación que sea capaz reconozco a otros dos personajes invención genial en Italia, en Man- de llegar a medio siglo de actividad en la misma línea: una se llamaba tua, con Monteverdi, que la concibió en forma y pudiendo aun progra- Callas; el otro, di Stefano. En el como “recitar cantando”, y la bauti- mar un futuro? Al decir esto pienso caso de Callas, la voz no era mag- zó como “melodrama”. O lo que es en Kraus, que tenía más de 70 años nífica, pero cuando decía una frase, lo mismo: drama y melodía. Esto es cuando cantó en París su último lo que transmitía era realidad. El la ópera, que no es rock and roll. Werther antes de que un cáncer lo gran error en la ópera en los últimos matase. O en Pavarotti, que murió cincuenta años, quizá incluso más, –Se percibe su vena renacentista. con 72 y poco antes, cuando can- es que todo resulta superficial, por- –Seguro. Pero es que todo hoy tamos juntos en Nueva York para la que está ligado a que hoy se apunta es superficial. Y esa puede ser la celebración de los 50 años del hacia el color de la voz, el agudo y razón por las que las carreras duran Metropolitan conservaba su Si la figura. Y la ópera no es color; no cinco, diez años. Quince a lo sumo. bemol en una forma espléndida. es agudo y no es figura. De ser así, Todos los que cantan conmigo tie- Bergonzi cantó hasta casi los 80 ni Caballé ni Bergonzi, por ejemplo, nen como mínimo veinte o veinti- años; Mirella Freni hasta más de los habrían hecho nada. Ni Callas antes dós años menos. Cuando no son 70… los verdaderos cantantes que de adelgazar… No hay más que ver treinta o cuarenta. ¿Donde hay en dominen la técnica del bel canto, NOVIEMBRRE / DICIEMBRE 2013 Escritura PÚBLICA 61 ESFERA CULTURAL italiano o no: del bel canto clásico, «Nunca me ha Scala. Sin embargo, el director me siguen cantando. Si no les pasa dio la oportunidad de actuar y pre- como a la Tebaldi, que a los 57 se obsesionado hacer sentar al personaje como lo haría un plantó. O Corelli, que dijo, llegado carrera ni he entrado actor de teatro. El resultado gustó un momento, que ya no podía más. tanto, que el Times de Londres escri- Aunque potencialmente podían en el juego bió “Nucci, con su modo de caminar seguir haciéndolo. de la publicidad» en escena, sin dejar de ser Nabucco parece el Rey Lear”. (Ohhhhh, suspi- –Tiene fama de problemático con los ra aparatosamente). Para mí aquello directores artísticos. cuenten conmigo. Rigoletto, y vuel- fue como ganar el oscar. –Durante 22 años no he querido vo a él, dramatúrgicamente no pue- actuar en Alemania, después de un de ser un clown. Es otro mundo. El –Se celebra el segundo centenario de Ver- sonoro desencuentro con uno de clown pertenece a la esfera de los di, el compositor que más satisfacciones ellos. Continuamente me lo propo- payasos, que es otra cosa. le ha dado. De no existir, ¿sería preciso nían pero durante ese tiempo dije inventarlo? que a ese país no regresaba. –Ya se sabe el amor con que cuida a su –De no haber existido, el género Vamos a ver. Yo no estoy en contra criatura… humano habría perdido mucho. Por- de la novedad; no me niego a dis- –También me ocurre con otras que la música de Verdi, desde el cutir, a actualizar, a introducir inno- óperas. Este año sin ir más lejos, punto de vista de la construcción vaciones… Pero me opongo radi- aunque no había ningún atisbo de musical, no es como la de Wagner, calmente cuando hay vulgaridad. Si vulgaridad, no estaba para nada aunque ambos nacieran el mismo esa circunstancia se da, que no satisfecho con el Nabucco de la año. ¿Por qué me casé con Verdi? Porque es la Humanidad, no sola- Junto mente la música. No es alguien auto- a su esposa, complaciente. En lugar de construir la soprano Adriana Anelli. teatros para sí mismo, costeó un hospital, una casa de reposo. A su muerte dejó un testamento que merece la pena ser leído, en el que no se olvidó de nada ni de nadie. Esto es lo que me fascina de él. Si me pongo a rastrear en el lado oní- rico de la filosofía musical, me que- do con Don Giovanni de Mozart. A Karajan, que cuando murió estaba dirigiendo El Ballo in Maschera ver- diano conmigo y con Domingo, recuerdo haberle oído decir: “cuan- to más viejo soy, más amo a Mozart y a Verdi”. Y escuché casi exacta- mente las mismas palabras a otro gran maestro como Georg Solti, ¡uno de los mayores directores wagnerianos y de Strauss! Nunca antes había dirigido La Traviata has- ta aquella, con Angela Gheorghiu de protagonista, en la que yo tam- bién cantaba. Me tomó casi como su asistente en todos los terrenos. Acabamos llorando. Me comenta- ba: “cuanto más adelante vamos, más claro vemos que en la vida lo que cuentan son las cosas terrenas. Pero el arte debe comportar huma- nidad.