TESIS

ANÁLISIS DIACRÓNICO DE DISCURSO, CAMBIO Y

PERMANENCIA: LAS DROGAS EN TRES NOVELAS MEXICANAS

Que como requisito para obtener el grado de:

Maestro en Investigación Histórico-Literaria

Presenta:

Iván de Jesús Gaxiola Beltrán

Director:

Dr. Francisco Ignacio Altable Fernández

La Paz, Baja California Sur, julio de 2019.

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ANÁLISIS DIACRÓNICO DE DISCURSO, CAMBIO Y

PERMANENCIA: LAS DROGAS EN TRES NOVELAS MEXICANAS

2 Índice

Capítulo I. Drogas y literatura……………………………………………………….9

• Primeras relaciones entre narcóticos y letras………………………………10

• Estupefacientes y literatura en México………………………………………23

Capítulo II. Análisis histórico-literario de Pasto verde………………………..45

• El consumo de drogas como acto de disidencia…………………………...46

• Un protagonista que fuma cigarros mágicos………………………………..48

Capítulo III. Análisis histórico-literario de El vampiro de la colonia Roma..66

• Sociedad y prejuicio…………...... 67

• Drogas, homosexualidad y prostitución……………………………………..69

Capítulo IV. Análisis histórico-literario de La vocación insular……………..85

• Narcóticos y cotidianeidad……………………………………………………86

• La gente madura también se droga………………………………………….88

Conclusiones………………………………………………………………………..102

• Historia y literatura…………………………………………………………...103

• Cambio y permanencia………………………………………………………108

Bibliografía…………………………………………………………………………...116

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4 Introducción

Como introducción al presente trabajo, vale la pena precisar a qué nos referiremos cuando mencionemos las palabras drogas, estupefacientes y narcóticos. El Diccionario de la lengua española, en su definición de droga, señala que se trata de una sustancia mineral, vegetal o animal que se emplea en la medicina, en la industria o en las bellas artes; o bien, un preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno. Esta última clasificación es muy similar a la propuesta por el farmacólogo alemán Louis Lewin a principios del siglo veinte, elaborada con base en los efectos que diferentes hongos, flores, hojas, frutos, hierbas y derivados causan en la psique humana. En el presente trabajo las palabras estupefaciente y narcótico son utilizadas como sinónimos de droga, debido a la clara relación que establece entre ellas la Real Academia Española y a la categorización del toxicólogo germano. En el primer caso, la academia sostiene que estupefaciente es una sustancia que altera la sensibilidad y puede producir efectos estimulantes, deprimentes, narcóticos o alucinógenos; mientras que en el caso de narcótico indica que se trata de aquello que produce sopor, relajación muscular y embotamiento de la sensibilidad, mencionando como ejemplo el cloroformo, el opio y la belladona. Sin embargo, no todo aquello que encaje en estas definiciones es tomado en cuenta como droga en el discurrir de la tesis, pues el interés es enfocarse en productos cuyo tráfico y consumo fue considerado ilegal en México durante el periodo a tratar, que comprende de 1968 a 1999. De esta manera, están excluidos alcohol, tabaco, café y medicamentos expedidos sin necesidad de prescripción médica. Por otra parte, se entiende como novela mexicana a la producción narrativa de largo aliento que se publica en territorio mexicano a partir del siglo diecinueve, pues es cuando la identidad nacional en México se forja al martilleo de la pugna entre el relato mítico conservador, que asentaba como pasado la

5 época colonial, y el relato mítico liberal, que buscaba en los pueblos prehispánicos los orígenes de la mexicanidad. Es sólo desde entonces cuando podemos hablar de una producción novelística nacional que identifica, o pretende hacerlo, rasgos culturales comunes, muchos de ellos mantenidos hasta nuestros días, como el idioma, la religión y el mestizaje. En el presente trabajo veremos cómo el tema de las drogas se hace parte de lo que canta la literatura, desde tiempos homéricos, a partir de la poesía y de forma posterior a través de la narrativa. Pero también dejaremos claro que la perspectiva desde la que se entiende el concepto de droga en la actualidad no corresponde necesariamente con la manera que se entendía en el mundo antiguo, o incluso en pasados más próximos, por lo que también se trata ese cambio de concepción en el tiempo para evitar posturas o hipótesis que resulten anacrónicas. El objetivo de este trabajo es mostrar que la forma en que los escritores describen el uso y efecto de las drogas corresponde a un contexto histórico y, por lo tanto, social, económico e incluso religioso. Tomamos como muestra tres novelas mexicanas cuyas fechas de publicación se distancian a lo largo de la segunda mitad del siglo veinte, sin embargo consideramos que para probar esta hipótesis podría extenderse el periodo de estudio, elegir otro género literario o incursionar en los cambios y permanencias de un concepto distinto a las drogas en la literatura. Esto es porque los documentos, ya sean historiográficos o literarios, se hayan indefectiblemente unidos a su lugar de producción. Es decir, las palabras que utilizará un escritor para crear una obra, la manera en que las disponga en el texto, así como lo descrito con ellas y la forma en que lo hará, dependerá del momento y el lugar en donde vive, así como el tiempo y el lugar en el que su obra será publicada. En esta tesis se explica cómo y cuándo las drogas hacen su aparición en la literatura mexicana, de qué manera se representa a los consumidores de narcóticos y qué papel juegan éstos en las obras donde habitan. Asimismo, se

6 exponen los cambios ocurridos en dichas formas de representar el mundo de los narcóticos con el paso de los años. Al realizar este análisis histórico-literario fue necesario dar cuenta de lo importante que resulta para la investigación historiográfica el uso de la literatura como fuente. Explicamos, basados en los trabajos de Roger Chartier, cómo el estudio de obras literarias ofrece a los historiadores la oportunidad de explorar el terreno de la individualidad en los personajes olvidados del pasado: los comunes, aquellos que forman parte del vulgo. De la misma manera, basados en Paul Ricoeur, mostramos que la literatura posee la relevancia de cualquier documento histórico al tratarse de un discurso fijado en el tiempo por la escritura, y que ésta, la palabra escrita, es un acto de imitación: tanto de la naturaleza, como de las acciones de los humanos que percibimos como realidad. Es así que en el capítulo primero se abunda acerca de las relaciones que se establecieron entre el uso de drogas y la literatura, la manera en que sustancias alteradoras de la psique son descritas en obras antiguas, pero también el recorrido que dichas menciones de drogas siguió en el paso de las obras subsecuentes: hasta emigrar de Europa a América en años decimonónicos y alcanzar tierras mexicanas y autores nacionales. A partir del segundo capítulo inicia el análisis de las novelas en cuestión, en este caso Pasto verde, de Parménides García Saldaña. Aquí se muestra cómo en el México de los años sesenta el consumo de drogas resulta una acción liberal ligada a rebeliones juveniles. El consumidor de drogas en la literatura mexicana no es más un preso o un militar que tiene un papel secundario, ahora es un joven citadino de clase media. El tercer capítulo trata sobre El vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata, publicada en 1979. Aquí observamos que, por primera vez en la narrativa mexicana, quien funge como protagonista de la novela es homosexual y consumidor de drogas. Proponemos que este acontecimiento, como en el caso de Pasto verde, corresponde al contexto que vivía el autor: durante la segunda mitad de la década de los setenta, en México se hace patente la identidad gay.

7 Por lo tanto, veremos a un grupo de la sociedad luchar por hacerse visible y figurar en sus propias historias. El capítulo final aborda el estudio de la novela La vocación insular, de Hugo Valdés. El protagonista de esta obra publicada un año antes del 2000, es escritor de renombre y juega un papel destacado en su sociedad. Es consumidor casual de marihuana y ya no es un muchacho sino un hombre maduro, padre de familia. Esto nos indica, de acuerdo al análisis realizado, que los autores de ese tiempo suponían el uso de ciertas drogas como un hecho poco alarmante, como algo cotidiano. De esta forma arriban las conclusiones: proponemos que los consumidores de drogas en novelas mexicanas de la segunda mitad del siglo veinte son un contrarrelato del discurso oficialista, y que, si bien se dan diversos cambios en la concepción de las drogas en estas novelas, permanece, a pesar del tiempo, el rechazo hacia los consumidores de narcóticos al considerarlos un mal social.

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Capítulo I

Drogas y literatura

9 Primeras relaciones entre narcóticos y letras

Este breve recorrido no tiene el objetivo de abarcar cada caso existente en el tiempo, más bien dar cuenta del rico universo que alberga tal corriente, cuáles son sus raíces, motivaciones y límites, para acercarnos a terrenos nacionales donde nuestros escritores, desde sus obras, nos hablan de drogas y con ello de este país, de su sociedad y de su historia. La relación entre drogas y literatura es bilateral y antigua. En algunas ocasiones el punto de partida surge de las letras, cuando se hace mención a drogas en poemas, cuentos, ensayos y novelas; pero en otras ocurre a la inversa, las drogas inyectan un espíritu creativo en los escritores; y muchas veces el vínculo fluye en ambas direcciones, se crean obras que no sólo hacen referencia a estupefacientes sino que, al ser concebidas, sus autores estuvieron bajo efectos narcóticos. Uno de los casos más alejados en el tiempo es el de la Odisea,1 poema épico cantado por Homero ochocientos años antes del comienzo de la era cristiana, 2 cuando en la cosmogonía del humano occidental la Tierra era un disco de dos mil kilómetros de radio y estaba poblado por seres ocultos. 3 Encontraremos al menos dos alusiones a drogas en este poema épico. En la primera versión que llega a lectores castellanos, 4 cuando los pretendientes de Penélope, al suponer que Odiseo no regresará de Troya, intrigan para desposarla y calculan el riesgo de que Telémaco los mate por ello, leemos cómo suponen que éste intentará asesinarlos con “veneno”,5 de la misma

1 Homero, Odisea, Madrid, Editorial Greidos, 1993. 2 “Los antiguos no estaban muy seguros en cuanto a la fecha de Homero. Heródoto lo sitúa en la primera mitad del siglo IX antes de Jesucristo. El historiador Teopompo lo colocaba, según parece, a principios del siglo VII. La crítica moderna ha hecho ejecutar a la poesía homérica peregrinaciones cronológicas de una amplitud por lo menos igual. Los límites entre los cuales evoluciona actualmente no van más allá, sin embargo, del siglo VIII por un lado y el VI por el otro”. Émile Mireaux, La vida cotidiana en tiempos de Homero, Buenos Aires, Librería Hachette, 1962, p. 7. 3 Mireaux, La vida cotidiana..., pp. 16-23. 4 Gonzalo Pérez, traductor, La Ulyxea de Homero, Madrid, Imprenta de Francisco Xavier García, 1767. 5 “Les dixo: No sabeis lo que he mirado? / Que Telémaco está muy pensativo, / Y alguna mala cosa trae ordenada / Contra nosotros: ó traer procura / De Pylo la arenosa valedores, / O allá de

10 manera que a finales del siglo diecinueve los londinenses leerán ahí la palabra “poisons”, 6 es decir venenos; pero años más tarde, y aquí la mención, incluso editoriales escolares o de bajo presupuesto coincidirán en usar el término “drogas” 7 para referirse a la poción que podría acabar con la vida de los pretendientes. Esto ocurre porque en el griego antiguo la palabra pharmakon8 contaba con un espectro amplio de significados y abarcaba lo que hoy conocemos como medicamento, pero en franco convivio con los límites del veneno y el encantamiento mágico.9 Al llegar a la cuarta rapsodia, encontramos otra referencia y mayores coincidencias entre diversas traducciones de la obra. Ocurre cuando Telémaco, en busca de su padre, acude donde Menelao, y ahí Helena, testigo de la angustia que invade al hijo de Odiseo, mezcla “en el vino que estaban bebiendo una droga contra el llanto y la cólera”.10 La primera traducción castellana refiere sólo “un dulce vino”, 11 sin embargo, las primeras traducciones en inglés

Sparta; pues se da tal prisa / En su partida: ó es por pasar á Ephyra / La fertil, por traer de aquel veneno, / Que el corazon consume, para darnos / A beber en las tazas, y en un hora / Acabarnos á todos asi juntos”. Pérez, traductor, La Ulyxea..., p. 76. 6 “Telemachus in truth meditates slaughter for us. He will either bring some allies from sandy Pylos, or even from Sparta; since indced he is exceedingly anxious: or he wishes to go to the rich land Ephyre, that he many bring from thence deadly poisons, and may throw them in a cup and destroy us all”. Theodore Alois Buckley, traductor, The Odyssey of Homer, Inglaterra, George Bell and Sons, 1891, p. 25. 7 “Sin duda piensa Telémaco cómo darnos muerte: traerá valedores de la arenosa Pilos o de Esparta, ¡tan vehemente es su deseo!, o quizá intente ir a la fértil tierra de Éfira para llevarse drogas mortíferas y echarlas luego en la cratera, a fin de acabar con todos nosotros”. Homero, La Odisea, México, Editorial Porrúa, 2012, p. 17. 8 Luigi Arata, “Nepenthes and Cannabis in Ancient Greece”, en Janus Head, no. 7, tomo I, 2004, p. 34. 9 Arata, “Nepenthes and Cannabis...”, p. 34. 10 “Entonces Helena, hija de Zeus, ordenó otra cosa. Echó en el vino que estaban bebiendo una droga contra el llanto y la cólera, que hacía olvidar todos los males. Quien la tomare, después de mezclarla en la cratera, no logrará que en todo el día le caiga una sola lágrima en las mejillas, aunque con sus propios ojos vea morir a su madre y a su padre o degollar con el bronce a su hermano o a su mismo hijo. Tan excelentes y bien preparadas drogas guardaba en su poder la hija de Zeus por habérselas dado la egipcia Polidamna, mujer de Ton, cuya fértil tierra produce muchísimas, y la mezcla de unas es saludable y la de otras nociva”. Homero, La Odisea, p. 35. 11 “Helena, del gran Jove producida, / Pensó entonces en otra invencion nueva, / Y dióles á beber un dulce vino / Con una conficion de fuerza grande, / Que hace cesar luego qualquier lloro, / Y perderse el enojo y los cuidados, / Poniendo luego olvido de los males: / De suerte que qualquier que lo bebiesse, / Despues que en la gran copa se mezclaba, / Si viesse alli morir su padre y madre, / Si viesse degollar su caro hermano, / O su muy dulce hijo en su presencia. / En todo un dia entero, aunque quisiesse, / Lagrima de sus ojos no echaria. / Helena, del gran Jupiter nacida, / Tenia estas conficiones excelentes / Que Polydamna Egypcia le havia dado, / Muger del

11 concuerdan con las adaptaciones que, siglos después, usarán en español el vocablo “droga”.12 Por supuesto, el canto original no contiene esa palabra ya tan mencionada, puesto que no existía en la antigua Grecia, así que el término utilizado para hablar de lo que adultera aquel vino es nepenthes.13 De acuerdo a su etimología, la palabra nepenthes significa “sin dolor” o “sin pena”,14 y en la Odisea podemos deducir que se trata de una sustancia vegetal, ya que Homero sugiere que creció en los fértiles campos egipcios.15 Este pharmakon pudo ser una mezcla de vino y opio, algo parecido al láudano, 16 pues “las preparaciones curativas obtenidas de la planta de la amapola, Papaver somniferum, de la que se extrae el opio, han sido utilizadas desde hace [miles] de años para aliviar el dolor. El cultivo de amapola está documentado ya en Mesopotamia, los sumerios la referían como la planta de la felicidad”.17

rico Thonis; cuya tierra / Es fertil en estremo destas cosas: / Medicinas mezcladas hay en ella / Buenas, y otras dañosas en estremo”. Pérez, traductor, La Ulyxea..., pp. 121-122. 12 “She straightway cast a drug into the wine, from whence they were drinking, that frees men from grief and from anger, and causes oblivion of all ills. Whoever should drink down this, when it is mixed in a cup, would not shed a tear down his cheeks for a whole day, not even if both his mother and father should die, nor if they should slay with the steel a brother or a beloved son before him, and he should behold it with his eyes. Such cunning an excellent drugs the daughter of Jove possessed, which Polydamna, the wife of Thone, gave her, an Egyptian; where the bounteous land produces very many drugs, many excellent when mingled, and many fatal”. Buckley, traductor, The Odyssey…, p. 49. 13 “Planta de la familia de las nepentáceas”. “Bebida que los dioses usaban para curarse las heridas o dolores, y que además producía olvido, como las aguas del Leteo”. Diccionario de la lengua española, s.v., “nepente”, último acceso: 17 de mayo de 2018, http://dle.rae.es/?id=QPX39eB./ En la mitología griega los dioses utilizaban el nepente para preparar bebidas que, según ellos, “mitigaban el alma”. El polvo de nepente, agrega el mitólogo francés J. F. M. Noel, “adormecía el dolor, calmaba la cólera y hacía olvidar todos los males”. Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española, Edward A. Roberts, Bárbara Pastor, 1996. / Ver también Arata, “Nepenthes and Cannabis…”; y Luis Sánchez Sancho, “Nepente, la bebida del olvido”, en La Prensa, 9 de noviembre de 2007. 14 Ne: no; Penthos: pena, tristeza o luto. Arata, “Nepenthes and Cannabis…”, p. 36. 15 Arata, “Nepenthes and Cannabis…”, p. 36. 16 El láudano “se usó en principio para calmar cualquier tipo de dolor (incluso el producido por enfermedades terminales como el cáncer) y también, para tratar la ansiedad y el insomnio y como antitusivo y antidiarreico. Pronto se puso muy de moda, llegando a ser considerado como una especie de panacea o aspirina, pudiendo ser adquirido sin ningún tipo de restricciones durante más de 2 siglos”. Beatriz T. Álvarez, “El néctar divino de la ‘amapola’. El láudano y su relación con el ‘Círculo Diodati’ y los prerrafaelitas”, en Revista C2, marzo de 2017, versión PDF, http://www.revistac2.com/el-nectar-divino-de-la-amapola/. 17 Rosario Vega, “Opioides: neurobiología, usos médicos y adicción”, en Elementos, nº 60, 2005, p. 11.

12 El verdadero origen de la palabra droga permanece sin resolverse, aunque existen pistas que apuntan a probables orígenes neerlandeses.18 Es adoptada por la literatura gracias a Geoffrey Chaucer y los Cuentos de Canterbury,19 escritos en la Inglaterra medieval.20 El escritor hace uso de ella al identificarla con medicamentos. Escribe drogges21 cuando en el “Prólogo general” trata sobre la reunión sostenida por los personajes que peregrinarán y contarán las historias que se compendian en el libro como hoy lo conocemos. Ahí se refiere a un médico que “tan pronto como descubría el origen de la perturbación, daba allí mismo al enfermo la medicina, pues tenía sus farmacéuticos a mano para suministrarle drogges”.22 Antes de continuar, hay que tomar en cuenta que, de acuerdo con la época, suelen existir concepciones generales distintas acerca de un mismo concepto o una misma palabra. De lo contrario, si se omite este fenómeno, el investigador pecará de anacronismo. Hasta el momento creemos que no ha sido el caso, pero esta precisión es pertinente para evidenciar el riesgo que se corre cuando se escudriña en el origen de la relación entre narcóticos y letras, así como para mostrar que tal error no es poco frecuente. Un ejemplo claro es la poco seria controversia que pone en tela de juicio las motivaciones del Soneto 7623 de William Shakespeare, luego de descubrir en su jardín pipas con residuos

18 Una explicación tentativa, dice Anthony Jones, sugiere que “drug” proviene de la construcción holandesa “droge vate”, que puede traducirse como “barril seco” en español y “dry vats” en inglés, en referencia a los barriles utilizados para guardar hierbas y especias utilizadas antiguamente como medicamentos. Así, la palabra en cuestión haría referencia originalmente a los contenedores de las medicinas y no a los brebajes curativos en sí. Paul Anthony Jones, “How Discussions of Drugs and Death Have Changed Over the Past 200 Years”, en Mental Floss, 5 de septiembre de 2016, http://mentalfloss.com/article/85353/language-addiction-how-discussions- drugs-and-death-have-changed-over-past-200-years, consultado el 12 de febrero de 2018. 19 Geoffrey Chaucer, Cuentos de Canterbury, traducción del inglés antiguo por Juan G. Luaces, Barcelona, Editorial Iberia, 1946. 20 Irma Céspedes, “En torno a los Cuentos de Canterbury”, en Revista Chilena de Literatura, nº 7, 1976, p. 5. 21 Geoffrey Chaucer, The Canterbury tales, Boston, Houghton Mifflin Harcourt, 1957, p. 21. 22 Geoffrey Chaucer, Cuentos de Canterbury, : Editorial Palabras, edición PDF., http://www.taller-palabras.com/Datos/Cuentos_Bibliotec/ebooks/cuentos_canterbury.pdf. 23 Thomas Tyler, editor, William Shakespeare Sonnets, Londres, D. Nutt, 1890, version digital: Shakespeare Online, 20 de agosto del 2013, http://www.shakespeare- online.com/sonnets/76.html., consultado el 13 de febrero de 2018.

13 de marihuana.24 Ahora se sugiere que cuando habla de “compuestos extraños”25 y de una “notable hierba”26 puede “interpretarse, al menos potencialmente, en el sentido de ‘drogas’”,27 insinuando que las usaba para escribir.28 Sin embargo Thomas Tyler, experto en su obra, ofrece una lectura por demás distinta, situada en el ideario del momento, los primeros años del siglo diecisiete. Tyler explica que cuando el poeta escribe “compuestos extraños” se refiere a la composición de nuevas palabras, tal como lo hiciera “[George] Chapman para expresar epítetos homéricos”, 29 pues en el momento Shakespeare era criticado por dicha práctica y se defendía aludiendo precisamente a este escritor y a cómo él introdujo al diccionario de la lengua inglesa un cuantioso número de nuevas palabras, entre ellas muchas compuestas.30 Por otra parte, al referirse a la “notable hierba”, el experto señala que debe leerse como un lamento por ver sus intentos de originalidad ceñidos inevitablemente al tejido del “vestido familiar”, 31 es decir, a lo ya conocido, tomando en cuenta que el cáñamo, hoy llamado de forma popular “hierba”, era una fibra común en esos días, de uso diario, para elaborar desde velas hasta vestimenta. Hay, por otro lado, obras que de manera intencionada se encuentran atadas al embeleso del vicio. Una muestra es el poema Kubla Khan,32 de Samuel

24 Bonnie Malkin, “Cannabis discovered in tobacco pipes found in William Shakespeare's garden”, en The Telegraph, 9 de agosto de 2015, http://www.telegraph.co.uk/culture/theatre/william-shakespeare/11792533/Cannabis-discovered- in-tobacco-pipes-found-in-William-Shakespeares-garden.html, consultado el 13 de febrero de 2018. 25 “Why with the time do I not glance aside / To new-found methods and to compounds strange?”, traducción hecha por mí. 26 “Why write I still all one, ever the same, / And keep invention in a noted weed”, traducción propia. 27 Malkin, “Cannabis discovered…” 28 Malkin, “Cannabis discovered…” 29 Tyler, editor, William Shakespeare… 30 Daphne Theijssen, Chaucer’s Impact on the English Language: a detailed study of the vocabulary in The Tale of Sir Thopas, Países Bajos: University of Nijmegen, s.f., edición en PDF. http://daphnetheijssen.ruhosting.nl/aboutme/BA_thesis_DTheijssen.pdf. 31 Tyler, editor, William Shakespeare… 32 Samuel T. Coleridge, Kubla Khan y otros poemas, España, Alianza Editorial, 2009.

14 Taylor Coleridge, publicado en 1798.33 Cada verso es “resultado directo de la ingesta de drogas”,34 pues su autor admite que el poema “se le ocurrió durante un sueño provocado por el opio”.35 Dieciocho años más tarde publica The Pains of Sleep,36 escrito mientras sufría de pesadillas “como resultado de la retirada”37 del mismo alcaloide. La aparición de ambas obras en este periodo es muestra de las formas marcadamente diferentes en que se representaban las drogas en la literatura del siglo diecinueve. En este sentido, existe un estudio 38 en Estados Unidos que abarca de 1810 a 2009 para conocer qué ideas se han asociado, al menos en ese país, a las drogas39 a lo largo de doscientos años.40 El análisis se basa en la consulta de material escrito y revela que a principios del periodo decimonónico aludir a la expresión “droga”41 y a las sustancias que designa era inusual pero practicado, y cuando ocurría se hacía más que nada en un sentido “poético”, toda vez que “la palabra droga se asoció con una pérdida extática de la razón, similar a la causada por el amor”, y aparecen entonces “conceptos elevados y omnipresentes como la naturaleza y Dios”.42 Tal noción cambió y para principios del siglo veinte dichas palabras ya se acompañaban de lo entendido como tóxico, hasta que en la década de los ochenta el presidente Ronald Reagan

33 Marta Bertold, “Kubla Khan o una visión en un sueño. La interpretación de un mito en la modernidad”, en Revista Estudios en Ciencias Humanas. Estudios y monografías de los Posgrados de la Facultad de Humanidades, nº 1, 2005, p. 3. 34 Sharon Ruston, “Representations of drugs in 19th-century literature”, en British Library, 15 de mayo del 2014, https://www.bl.uk/romantics-and-victorians/articles/representations-of-drugs-in- 19th-century-literature, consultado el 15 de febrero de 2018. 35 Ruston, “Representations of drugs...” 36 Samuel T. Coleridge, The Pains of Sleep, Londres, 1816. 37 Ruston, “Representations of drugs”. 38 The Intervention Organization, “200 Years of Death an Drugs in American English”, http://www.treatment4addiction.com/200-years-of-death-and-drugs-in-american-english/, consultado el 15 de febrero de 2018. 39 Tanto de la palabra drug como de las sustancias que designa (opio, láudano, heroína…). 40 Fueron analizados archivos del Corpus of Historical American English: ejemplares de ficción, no ficción, revistas y periódicos donde se registran más de cuatrocientos millones de vocablos. The Intervention Organization, “200 Years of Death an Drugs…” 41 The Intervention Organization, “200 Years of Death an Drugs…” 42 The Intervention Organization, “200 Years of Death an Drugs…”

15 “declara la lucha contra la droga [una] emergencia nacional” 43 y la correspondencia con expresiones como “realidad”, “nación” y “decisión” aparece. Para el año 2000, escribir acerca de drogas en Estados Unidos será hacerlo también sobre “riesgo” y “disparos”.44 Es posible entonces determinar que al menos en la cara oeste del globo el estudio literario sobre la experiencia del consumo de sustancias con motivos lúdicos e inspirativos construye cimientos a principios del diecinueve, no antes, pues en lo que respecta al terreno de las letras es hasta este momento cuando la razón del creador literario empieza a sumergirse conscientemente en una experiencia que, por otra parte, parece acompañar a la humanidad desde su comienzo: el uso de drogas. A pesar de la aportación de Coleridge, el libro que con más frecuencia es citado como iniciador formal de la literatura que trata de fármacos 45 es Confesiones de un inglés comedor de opio,46 publicado por primera vez en la London Magazine, en 1821. Thomas de Quincey se extiende en la descripción de su experiencia de consumo, desde que prueba hasta que presuntamente abandona el opio,47 serpenteando entre la novela y el ensayo, pero situándose en definitiva en una clase de texto perteneciente al género argumentativo.48

43 “Reagan declara la lucha contra la droga ‘emergencia nacional’”, en El País, 20 de mayo de 1988, https://elpais.com/diario/1988/05/20/portada/580082404_850215.html, consultado el 13 de febrero de 2018. 44 The Intervention Organization, “200 Years of Death an Drugs…” 45 Miguel Teruel, prólogo a Confesiones de un inglés comedor de opio, por Thomas de Quincey, Madrid, Ediciones Cátedra, 2001, p. 25. / Ver también: Humberto Turón, “Literatura de la droga: Charla con Salvador Elizondo”, en Letras Libres, nº 15, 31 de marzo del 2000, http://www.letraslibres.com/mexico/literatura-la-droga-charla-salvador-elizondo, consultado el 13 de junio de 2017. 46 Thomas De Quincey, Confesiones de un comedor de opio inglés, traducción de Damià Alou, México, Santillana Ediciones Generales, 2014. 47 “Perteneciente a la familia de las papaveráceas y prima hermana de la amapola, planta a la cual se parece mucho, la adormidera no sólo llama la atención por su vistosa floración, sino también por las peculiaridades de sus frutos. Y es que, éstos, que son de forma globosa y terminan en su parte superior en un disco más o menos plano, producen un jugo lechoso que, una vez extraído y secado, se conoce como opio. Rico en alcaloides (especialmente, en morfina, potente analgésico y sedante que fue llamado así por Morfeo, el dios griego de los sueños), el opio, que ha sido conocido por sus propiedades narcóticas desde la más remota antigüedad, era el componente principal del láudano”. Álvarez, “El néctar divino…” 48 María Elena Arenas Cruz, Hacia una teoría general del ensayo. Construcción del texto ensayístico, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1997, p. 22-47.

16 Su empresa influyó en distintos poetas, pero el caso más conocido es el del francés Charles Baudelaire, quien en 1851 publica Acerca del vino y el hachís49 y en 1860 lo incluye en un tratado que titula Paraísos artificiales,50 donde añade disertaciones sobre el opio. Su intención fue traducir por entero las Confesiones…, pero “renuncia a la traducción y se pone a trabajar en una adaptación en la que se mezclan pasajes de De Quincey con comentarios propios”.51 Al escritor francés “el consumo de la droga se le representa asociado con la placidez espiritual”,52 pero mantiene un combate constante con su sentido de moralidad, el cual al final vence, por lo que aprecia tal sosiego como falso.53 Baudelaire se convertiría en uno de los poetas románticos con mayor presencia en América. Gracias en buena medida a la inestabilidad política provocada en China por la Guerra del Opio que inicia el imperio británico para abrir su economía, un elevado número de chinos migra hacia el nuevo continente y con ellos llevaron rituales y medicamentos relacionados con la adormidera,54 por eso para los modernistas hispanoamericanos no era ajena esa tendencia literaria empujada por el opio que en el diecinueve se abría paso con sutileza entre los grandes temas como el amor y la muerte. Julián del Casal, cubano de nacimiento, se dedicó entre 1886 y 1887 a traducir poemas de Baudelaire, de los cuales “muchos hacen referencia a las distintas sustancias que el poeta maldito probó a lo largo de su vida”, 55 y

49 Emilio Olcina Anaya, prólogo a Los paraísos artificiales, por Charles Baudelaire, México, Distribuciones Fontamara, 2005, p. 9. 50 Charles Baudelaire, Los paraísos artificiales, México, Distribuciones Fontamara, 2005. 51 Olcina Anaya, prólogo a Los paraísos artificiales, p. 12. 52 Olcina Anaya, prólogo a Los paraísos artificiales, p. 8. 53 “En 1864, en sus conferencias en Bruselas, declara que su libro sobre los excitantes artificiales no es “de fisiología, sino de moral”; pero se trata de la moral del poeta y el miserable, amigos del vino, en el que se expresa la contradictoria espiritualidad del hombre, alineados contra el mundo simbolizado por una droga cuyo uso generalizado en un estado impediría que en él surgieran “ciudadanos o guerreros”, una droga que nada revela del mundo ni nada cambia en él, limitándose a lograr que se le vea, aunque intacto, embellecido a través de una vacua autosatisfacción”, Olcina Anaya, prólogo a Los paraísos artificiales, p. 11. 54 Froylán Enciso, Nuestra historia narcótica. Pasajes para (re)legalizar las drogas en México, México, Debate, 2015. 55 Marta Herrero Gil, “Las drogas en el imaginario de Julián del Casal”, en Anales de Literatura Hispanoamericana, nº 38, 2009, p. 184.

17 “tomando como referencia el poema […] ‘Le Poison’, Casal escribe ‘La Canción de la Morfina’ en 1890”.56 Rubén Darío percibió en la obra de Casal una metáfora entre la droga y el ensimismamiento de la lectura, dejando de lado la idea de un verdadero contacto con la droga. No obstante, José Antonio Portuondo afirma lo contrario. Señala que “por imitar a los decadentes de París [Casal] probó la morfina”.57 La Canción de la Morfina58 no es el único poema de Casal donde las drogas salen a relucir, existen explícitas menciones en Blanco y negro, Nostalgia, Flores de éter, Horridum somnium y Laus noctis.59 Tampoco la tradición española pudo ignorar el creciente caudal de la “literatura drogada”,60 esa “experiencia con drogas de un autor en su voluntad y acción de expresar al mundo exterior las modificaciones que la sustancia ha producido en él”,61 y en 1919 llega el multifacético Ramón María del Valle-Inclán, quien titulará La pipa de kif62 a un libro de poemas donde se exaltan los efectos del opio, la coca, la marihuana,63 el kif64 y el hachís.65 A diferencia de Baudelaire, “para quien el consumo de hachís era una vía depravada, por no depender del esfuerzo y el ejercicio de la voluntad que

56 Gil, “Las drogas en el imaginario de Julián del Casal”, p. 184. 57 Gil, “Las drogas en el imaginario de Julián del Casal”, p. 185. 58 Julián del Casal, La Canción de la Morfina, , Hojas al Viento, 1890. 59 Gil, “Las drogas en el imaginario de Julián del Casal”, pp. 186-187. 60 Alberto Castoldi, El texto drogado. Dos siglos de droga y literatura, Madrid, Anaya & Mario Muchnik, 1997, p. 11. 61 Castoldi, El texto drogado…, p. 11. 62 Ramón María del Valle-Inclán, La pipa de kif, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1919. 63 “La marihuana o Cannabis sativa es una planta con propiedades psicoactivas, y la droga ilegal más consumida en el mundo”. Alejandra E. Ruiz Contreras y Óscar Prospero García, “La marihuana”, en Revista Ciencia, enero-marzo de 2014, p. 62. 64 Nombre con el que se conoce a la marihuana en Marruecos. Manuel Isorna Folgar, Cannabis: efectos, riesgos y beneficios terapéuticos, España, Universidad de Vigo, 2017, p. 12. 65 “Las secreciones de resina de la planta, producida en los tricomas glandulares pueden recogerse, obteniéndose de esta manera un producto con mayor contenido de THC, del que se elimina la mayor parte del material vegetal visible. Su composición incluye, además de secreciones, un material vegetal más fino con apariencia de polvo pegajoso suelto o presionado, según el método de producción empleado”. Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Métodos recomendados para la identificación y el análisis del cannabis y los productos del cannabis, Nueva York, Naciones Unidas, 2010, p. 17.

18 requieren la oración o el ayuno, para acceder a lo absoluto”,66 al escritor ibérico “la sustancia no le devolvía un mero reflejo de su mundo psíquico, ni le enfrentaba con los monstruos de su inconsciente, sino que le regalaba la visión sagrada de la realidad hecha unidad, lo que constituía su principal búsqueda y anhelo vital”.67 Así, La pipa de kif resulta un libro iniciático para su autor, pues “el empleo de argot de los bajos fondos, el de la droga, del mundo de la prostitución, y aún el argot taurino o militar, que aparece a menudo en estos poemas, va a ser una constante en [su] obra posterior”.68 Pero no todo en la literatura ha sido alabanza sobre la experiencia del consumo de drogas. Apenas diez años después de que La pipa de kif llega al mercado Les Drogués,69 de Marise Querlin, un libro de relatos con personajes ubicados en las Antillas francesas en medio de entornos aristocráticos: “tenemos a médicos que no quieren dar recetas a […] abogados morfinómanos, industriales cuarentones anfetamínicos, camellos farmacéuticos […], cocainómanos y cocainómanas vistos como leprosos”.70 En 1930 una vertiente casi sin explorar encontró elevadas reflexiones en Jean Cocteau, que para comunicar la obscuridad del desapego escribe Opio. Diario de una desintoxicación. 71 El libro, acompañado de más de cuarenta dibujos del propio autor, fue concebido mientras se encontraba recluido en el sanatorio Saint-Cloud.72 Su propósito “era captar por escrito el pasaje de un estado considerado anormal a un estado considerado normal […], registrar los

‘gritos de sufrimiento en cámara lenta’”.73

66 Marta Herrero Gil, “Las drogas en el imaginario de los modernistas hispanoamericanos. Conciencia de separación y búsqueda de la unidad”, tesis de doctorado, Universidad Complutense de Madrid, 2013, p. 317. 67 Herrero, “Las drogas en el imaginario de los modernistas...”, p. 317. 68 José Agustín Goytisolo, “Notas sobre la poesía de Vallé-Inclán”, en Biblioteca d’Humanitats. Universitat Autònoma de Barcelona, p. 6., edición PDF, https://ddd.uab.cat/pub/jag/jagobrcre/19XX/Goy_0603.pdf. 69 Marise Querlin, Les Drogués, París, Les Editions de France, 1929. 70 David Villanueva, “Marise Querlin, una conservadora sulfurosa”, en Bonsauvage, 1 de marzo de 2017, https://elasombrario.com/bonsauvage/marise-querlin-drogadictos/, consultado el 17 de febrero de 2018. 71 Jean Cocteau, Opio. Diario de una desintoxicación, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1969. 72 Juan Arabia, “El fumador como obra maestra”, Diario Perfil, 18 de junio de 2017, Suplemento Cultura. 73 Arabia, “El fumador…”

19 Otra escuela literaria que aporta al torrente narcótico es la rusa. En 1936 se asoma a las estanterías una historia adjudicada a un autor misterioso, de quien no se conoce identidad por más de medio siglo, pero se le llama M. Aguéieve. Con remitente en Constantinopla, Novela con cocaína74 es entregada por el servicio postal de París a la redacción de la revista Cifras. Era el año 1930. Los editores leen el manuscrito emprenden una infructuosa búsqueda del autor y, convencidos de su calidad, lo publican a manera de folletín. Seis años más tarde una editorial francesa lo imprime en forma de libro.75 Por un tiempo se consideró que pudo pertenecer a escritores como Iván Bunin, Vladimir Nabokov o incluso Fiódor Dostoievski, pero en 1994 Marina Sorokina y Gabriel Superfin revelaron que el verdadero autor era Marko Lazárievich.76 La novela, escrita en primera persona, es la autobiografía de Vadim Másliennikov, un joven usuario de cocaína 77 que vive en la Rusia prerrevolucionaria de inicios del siglo veinte. “La morosa descripción de su adicción a la cocaína [es] algo novedoso en la literatura de la época, [además de estar] sazonada con imágenes sorprendentes y agudas reflexiones, [las cuales] terminan de perfilar el retrato de un personaje amoral, atrayente y repulsivo al mismo tiempo”.78 A mediados del siglo veinte, Aldous Huxley publica Las puertas de la percepción, 79 un tratado narrativo que al día de hoy es un referente de la “literatura drogada” y del estudio del consumo de mezcalina, sustancia derivada del peyote. Su aproximación a las drogas no era nueva, pues veinte años antes

74 M. Aguéieve, Novela con cocaína, Barcelona, Alba Editorial, 2001. 75 Víctor Gallego Ballestero, introducción a Novela con cocaína, por M. Aguéiev, Barcelona, Seix Barral, 1983, p. 11. 76 Ballestero, introducción a Novela con cocaína, p. 11. 77 “Existen dos formas químicas de la cocaína: las sales (clorhidrato de cocaína) y los cristales de cocaína (base libre). El clorhidrato es un polvo blanco, soluble en agua, y es usado comúnmente en forma intravenosa o intranasal. En la calle se le llama ‘talco’, ‘nieve’, ‘coque’, ‘golpe’ o ‘coca’. La base libre son piedras blancas o amarillas; es llamada ‘crack’ por el sonido crujiente que hace cuando se calientan sus cristales para fumarlos. Esta presentación es muy popular en las clases media y baja por su bajo costo, aunque es más adictiva. […] La cocaína es una droga estimulante del sistema nervioso central”. Mónica Méndez-Díaz, “Cocaína y dependencia”, en Ciencia, enero-marzo de 2014, p. 72. 78 Javier Azpiazu, “Los raros. Novela con cocaína de M. Aguéiev”, Pompas de papel, http://www.blogseitb.com/pompasdepapel/2013/04/11/los-raros-novela-con-cocaina-de-m- agueiev/, consultado el 17 de febrero de 2018. 79 Aldous Huxley, The doors of perception, Londres, Chatto & Windus, 1954.

20 escribió Un mundo feliz,80 novela donde una sociedad ficticia del futuro consume a diario una sustancia llamada soma, como aquello que en el Ramayana se cocina con leche fresca para conseguir un jugo que “elimina culpas”.81 Huxley vive la experiencia a los cincuenta y nueve años de edad. “Una luminosa mañana de mayo” ingiere “cuatro décimas de gramo de mescalina (sic) disueltas en medio vaso de agua” y se sienta “a esperar los resultados”.82 Describe entonces su lento ingreso a las “gracias gratuitas” 83 y critica a la sociedad moderna por no entender que “nuestra finalidad es descubrir que siempre hemos estado donde deberíamos estar”.84 El veinte podría coronarse como el siglo de mayor relevancia para la literatura de la droga, y, de ser así, William Burroughs ocuparía un lugar privilegiado en su corte, no sólo por su propuesta literaria sino por el éxito que acumula en lectores de todo el mundo. Este autor estadounidense escribe El almuerzo desnudo85 cinco años después que Las puertas de la percepción, y al poco tiempo se le otorgaron traducciones, reediciones y adaptaciones cinematográficas. Se trata de una novela donde sus veintitrés secciones parecen no tener más conexión que algunos personajes recurrentes y el crudo camino de los adictos a la heroína, la cocaína y sus derivados, hacia la inalcanzable saciedad. Según Burroughs, las novelas que siguen secuencias lógicas no pueden reflejar la vida ya que las cosas no suceden en una secuencia lógica y la gente no piensa en una secuencia lógica, 86 lo que explica el cometido de su entramado. La obra “generó una serie de protestas públicas y fue juzgada en Los Ángeles y por el estado de Massachusetts, en Boston, bajo la acusación de

80 Aldous Huxley, Brave New World, Nueva York-Londres, Harper & Bros, 1946. 81 Ramayana, traducción de Sriman Arun y Srimati Vinodini Verma, Delaware, Laxman Publicity & Publishers, 2014, p. 63. 82 Aldous Huxley, Las puertas de la percepción, México, Penguin Random House Grupo Editorial, 2016, p. 13. 83 Huxley, Las puertas de la percepción, p. 93. 84 Huxley, Las puertas de la percepción, p. 93. 85 William Burroughs, Naked Lunch, Estados Unidos, Grove Press, 1959. 86 Sara Martín Alegre, “Dos novelas de culto en la pantalla: Dune y El almuerzo desnudo, fracasos gloriosos”, Biblioteca d’Humanitats. Universitat Autònoma de Barcelona, p. 5., https://ddd.uab.cat/pub/worpap/2015/136978/SARA_MARTIN_Las_novelas_de_culto_en_la_pan talla_Dune_Almuerzo_Desnudo.pdf.

21 obscenidad”, 87 sin embargo los cargos fueron desestimados, lo que vale la pena mencionar para tomar en cuenta el impacto que esta corriente literaria ha conseguido, ya por su propuesta estética, ya por el descontento que provoca en algunos sectores de la sociedad. Es de esta manera que la calidad de la “literatura drogada” llama la atención de forma significativa y sus títulos dejan de ser una lista de excepciones para convertirse en una de abundancias. México también abrevará de las influencias narcóticas, y lo hará con notoriedad. Al llegar al siglo veintiuno escritores mexicanos serán colocados en subcategorías que van de los libros confesionales a la novela negra y “textos literarios que se dedican al problema del narcotráfico por lo menos a nivel temático”.88

87 Alegre, “Dos novelas de culto en la pantalla...” 88 Joachim Michael propone esta definición para referirse al fenómeno de la “narcoliteratura”. Joachim Michael, “Narco-violencia y literatura en México”, en Sociologías, nº 34, Porto Alegre, p. 52.

22 Estupefacientes y literatura en México

Son días agitados y confusos. La Nueva España sufre la insurgencia de los independentistas. Se viven conflictos desde el Virreinato del Río de la Plata hasta lo que hoy es México. La corona intenta calmar los ánimos con una velada libertad de imprenta, otorgando algunos derechos a criollos, mestizos, indígenas y moros, así como creando diputaciones provinciales y ayuntamientos constitucionales. Sin embargo las batallas persisten y las cabezas de rebeldes colgadas en puertas de iglesias y plazas públicas parecen no calmar al pueblo, por lo que muchos beneficios otorgados son cancelados de nuevo y al poco tiempo regresan prohibiciones, la inquisición y un centralismo férreo.89 Es entonces cuando se publica El Periquillo Sarniento, en el año 1816, instaurándose como la primera novela iberoamericana.90 Han caído ya los líderes independentistas mexicanos Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende e Ignacio Aldama y, tan solo unos meses atrás, José María Morelos. Pero algunos respiran aún esperanza y se animan a emprender nuevas campañas armadas, caudillos como Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo. Escudado tras el papiro y con la tinta empuñada, José Joaquín Fernández de Lizardi era uno más en el frente de batalla libertador, pues, si con sacrificio se mide el tamaño de los mártires, este escritor nacido en Ciudad de México no tenía poco al verse envuelto en constantes persecuciones y encarcelamientos a causa de sus publicaciones periodísticas. Durante los años de permisividad que propició la Constitución de Cádiz, el autor de El Periquillo funda un periódico que comenzó “con sumo tacto” y “estudiada discreción”, 91 de tal suerte que incluso la Gaceta del Gobierno anuncia su llegada: El Pensador Mexicano. “Pero a medida que avanzaba Fernández de Lizardi en el análisis de la situación, iba enardeciéndose su

89 Jaime del Arenal Fenochio, Cronología de la Independencia (1810-1821), México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2010, pp. 40-100. 90 Vicente Quirarte, “Vigencia de El Periquillo Sarniento”, en nexos, 1 de agosto del 2016, https://www.nexos.com.mx/?p=28987, (consultado el 25 de febrero de 2018). 91 Luis G. Urbina, Pedro Henríquez Ureña, Nicolás Rangel, Antología del Centenario, México, Imp. de Manuel León Sánchez, 1910, p. CXXVIII.

23 atrevimiento y las verdades políticas saliendo de su pluma en un estilo franco y sencillo que no dejaba lugar a dudas”, 92 lo que le valdría tanto para ser perseguido como para alzarlo años después a las cimas del “caudillo intelectual”,93 aquel que encontró “el camino para llegar más pronto al alma de la muchedumbre”.94

Don Joaquín no puntualiza sobre el uso de drogas95 ilegales, es cierto, pero resulta destacable que en la primera novela de México el vicio se presente como leitmotiv. A lo largo de la obra la mención al aguardiente y sus efectos ocurre más de treinta veces y el consumo de tabaco es también una constante.

La desesperación que tenía, y los vapores del valiente licor, me convidaban a ejecutar mis inicuas intenciones […] Hube de desistir más de fuerza que de gana […] El sueño de la embriaguez es pesadísimo […], no sentí a los que me hicieron el favor de desnudarme de mis trapos […] Cuando se disiparon los espíritus del vino que ocupaban mi cerebro, desperté y me hallé como a las siete del día en camisa, que me dejaron de lástima”.96

El consumo de alcohol en esta obra inaugural se ve ligado a situaciones deplorables, como en la escena citada con anterioridad, donde Periquillo, ya hundido en la desgracia e influido por los consejos del alcohol, intenta suicidarse. Años después de la publicación de esta novela, durante el último tercio del siglo diecinueve (la independencia de México consumada gracias a una “serie de sucesos afortunados”97 y perdidos los estados de Arizona, California y Nuevo México, al igual que fragmentos de Colorado, Nevada y Utah tras el allanamiento

92 Urbina, Henríquez, Rangel, Antología..., p. CXXVIII. 93 Quirarte, “Vigencia de El Periquillo Sarniento”. 94 Urbina, Henríquez, Rangel, Antología..., p. CXXXII. 95 La palabra droga es utilizada por José Joaquín Fernández de Lizardi en El Periquillo Sarniento en diversas ocasiones, sin embargo su acepción no es la de estupefaciente sino la de medicamento y la de deuda. 96 El Pensador Mexicano, El Periquillo Sarniento, México, J. Valdés y Cueva y R. Araujo, 1885, Tomo IV, pp. 106-108. 97 Rosalío López Durán, “Del abrazo de Acatempan a los tratados de Córdoba: un largo camino hacia la consolidación de la independencia nacional”, en Independencia a 200 Años de su Inicio. Pensamiento Social y Jurídico, México, Facultad de Derecho UNAM, 2010, p. 221.

24 estadounidense98), ansias de invasión alcanzarían a ingleses, franceses y belgas motivados por “la leyenda de la riqueza mexicana” 99 y la “debilidad […], volubilidad, y sobre todo […] la corrupción”100 del régimen que la protege. Esto propició el desembarque en tierras aztecas, además de cometidos imperialistas, de un nuevo influjo cultural, que, si bien fue menos impactante que el experimentado durante la conquista española, resultaría significativo para los mexicanos al abarcar tanto el terreno de las costumbres como el de la literatura: arte éste último cuyos representantes eran, la mayor parte del tiempo, protagonistas de la política nacional. Las fuerzas juarenses, a quienes paradójicamente Estados Unidos “suministraba armas y dinero” 101 para imponerse a la invasión francesa por atentar contra la doctrina Monroe, logran su cometido y aquel que encabezara la última empresa europea en México, Maximiliano de Habsburgo-Lorena, es fusilado. A pesar de ello, la incipiente nación del águila sobre el nopal “se debate entre las residuales alas conservadoras y liberales”,102 por lo que “muchos de los escritores se encuentran estrechamente vinculados y comprometidos en alguno de estos sectores ideológicos […] y la escritura es un vehículo más para defender[los] y propagar[los]”.103 Vicente Riva Palacio es un claro ejemplo,104 nieto nada menos que de Vicente Guerrero, militar de afiliación liberal, diplomático, historiador, abogado,

98 Leticia Rivera Cabrieles, “México y la primera intervención norteamericana”, en Siempre, http://siempre.mx/wp-content/uploads/2011/08/NOTA5-PDF.pdf, consultado el 11 de marzo de 2018. 99 Martín Quirarte, Historiografía sobre el imperio de Maximiliano, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993, p. 11. 100 Quirarte, Historiografía sobre el imperio…, p. 16. 101 Brigitte Hamann, Carl Khevenhüller, Con Maximiliano en México: Del diario del príncipe Carl Khevenhüller 1864-1867, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 142. 102 Dolores Rangel, “El proyecto de nación e identidad de Vicente Riva Palacio en Martín Garatuza”, en Espéculo: Revista de Estudios Literarios, España, volumen 43, 2009, versión PDF, https://webs.ucm.es/info/especulo/numero43/garatuza.html. 103 Rangel, “El proyecto de nación…” 104 Desde luego que aquí cabría también la mención de Ignacio Manuel Altamirano. Combatió a favor del plan de Ayutla en 1854; en la Guerra de Reforma en 1858; fue diputado del Congreso de la Unión en 1861; fiscal y, posteriormente, presidente de la Suprema Corte de Justicia; procurador general de la nación; y oficial mayor de la Secretaría de Fomento. Además, fundó, entre otros, los periódicos El correo de Méjico, donde trabajó junto a Ignacio Ramírez y Guillermo Prieto, así como El Federalista con Manuel Payno. Fue poeta, cuentista, novelista y, tanto como Vicente Riva Palacio, contribuyó a la edificación de la historia de bronce mexicana para sostener

25 funcionario gubernamental y prolífico escritor. Influido quizá por el peso de su sangre, se comprometió con la construcción de una identidad nacional adentrándose en la investigación del periodo colonial y el prehispánico para producir documentos históricos como México a través de los siglos.105 Pero ese vasto conocimiento del país que tanto amó no sólo era volcado en tratados y retórica parlamentaria, sino que fue una constante motivación que dio tono a la totalidad de su trabajo, reflejándose en poesía, dramaturgia y narrativa. Como empujado por una necesidad impostergable, en 1868 escribe una tras otra tres novelas que reflejan la constante pugna de clases que se ha vivido desde la Nueva España hasta la nación independiente. La primera, Calvario y Tabor,106 “exalta la lucha y el triunfo de los liberales sobre el Segundo Imperio”.107 Poco después es conocida Monja y casada, virgen y mártir,108 que concibió basándose en Archivos de la Inquisición sustraídos al arzobispo Pelagio Antonio de Labastida por órdenes del presidente Benito Juárez en 1861, quien le había suplicado “seleccionar [de esos textos] ‘causas célebres’ a fin de publicar un libro que exhibiera los extravíos de la intolerancia [practicada por aquel tribunal eclesiástico]”,109 así como “las ideas dogmáticas de los miembros del Partido Conservador”,110 y aunque tal ejemplar jamás se concretó, parte de la causa alcanzó justicia en las páginas de esa segunda novela, cuyo éxito impulsó la el relato liberal de nación. En este sentido, participó en la creación del libro Hombres ilustres mexicanos. Biografías de los personajes notables: desde la conquista hasta nuestros días, donde escribe sobre la vida de personajes que van desde Malintzin hasta Miguel Hidalgo. Asimismo, escribió sobre José María Morelos y su paso por Zacatula y Tixila durante la guerra de independencia. Sin embargo se menciona sólo de manera acotada pues no encontramos mención de drogas en sus novelas, contrario al caso de Riva Palacio. Ver I. M. Altamirano, R. I. Alcaraz, G. A. Baz y otros, Hombres ilustres mexicanos, México, Imprenta de I. Cumplido, 1874; Ignacio Manuel Altamirano, Paisajes y leyendas. Tradiciones y costumbres de México, Imprenta y Litografía Española, México, 1884.

105 Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos, México, Ballesca, Espasa y Comp. Editores, 1884. 106 Vicente Riva Palacio, Calvario y tabor. Novela histórica y de costumbres, México, Manuel C. de Villegas y Compañía Editores, 1868. 107 Leticia Algaba, “Los protagonistas de Monja y casada, virgen y mártir”, en Literatura Mexicana. Revista semestral del Centro de Estudios Literarios, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, volumen 7, nº 2, 1996, p. 335. 108 Vicente Riva Palacio, Monja y casada, virgen y mártir: historia de los tiempos de la Inquisición, México, Imprenta de la Constitución Social, 1868. 109 Algaba, “Los protagonistas…”, p. 336. 110 Algaba, “Los protagonistas…”, p. 336..

26 creación de una secuela, misma que redactó y dio a conocer ese mismo año: Martín Garatuza,111 pieza final de la triada, donde es posible percibir su intención por “justificar el derecho a la formación de una nación independiente”.112 Este prócer de las letras mexicanas que indagó en el génesis de su raza, también observó pertinente mencionar los narcóticos en su obra. En una época cuando “la palabra droga [derivaba] en una noción que además de peligro tenía cierta connotación despreciativa”,113 pero parecía existir mayor condena hacia el alcohol que hacia los efectos de sustancias como el opio y el cannabis,114 Vicente Riva Palacio describe una escena de celestinaje en Monja y casada…, donde toloache y marihuana parecen imprescindibles para efectuar el propósito. Bárbara, quien cuida de doña Blanca, la protagonista recién librada de los tormentos de la inquisición, la vende a un hombre llamado Guzmán, y previendo alguna resistencia de la mujer que ignora haberse convertido en mercancía, comprador y proveedora acuerdan anestesiarla.

–Convenido, pero cómo hacer para que ella no se resista. –Sáquela yo de aquí, y lo demás corre de mi cuenta. –Pero ¿y para qué salga? –O con engaños, o la emborracháis, que es fácil. –Nunca toma ni un trago. –Si no es fuerza que sea con vino, con teloatzin, con mariguana, con cualquier yerba. –Convenido, pero me dais no quinientos sino seiscientos; sé que estáis muy rico.115

De esta forma, mientras en los hogares de la capital mexicana las familias eran un pendular entre el catolicismo y el liberalismo de la Reforma,116 el natural contacto con el mundo de las drogas que prevalecía en el país se develaba para

111 Vicente Riva Palacio, Martín Garatuza: memorias de la Inquisición, México, Manuel C. Villegas, 1868. 112 Rangel, “El proyecto de nación…” 113 Ricardo Pérez Monfort, Tolerancia y prohibición. Aproximaciones a la historia social y cultural de las drogas en México (1840-1940), México, Penguin Random House Grupo Editorial, 2016, p. 50. 114 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 52. 115 Riva Palacio, Monja y casada, p. 580. 116 Martha Candano, “Manuel Gutiérrez Nájera, precursor del modernismo en México”, en Revista de la Universidad de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 12 de octubre de 1931, pp. 494-495.

27 generar posturas diversas. Aunque era común que en la literatura y en la prensa se le asociara con depravaciones propias de “un estrato social determinado”,117 la presencia de “yerbas, hongos y compuestos capaces de inducir embriaguez, alucinaciones e incluso ‘pérdida del sentido’ […], era parte de la cotidianidad y no aparecía como algo extraño”.118 Sustancias como morfina y cocaína fueron elogiadas por revistas médicas especializadas119 y aparecieron “varios trabajos de acopio sobre medicamentos y usos de plantas en materia terapéutica”.120 El Tratado de farmacología de Leonardo Oliva121 era uno de ellos, al igual que los Fragmentos para la materia médica mexicana122 de Crescencio García. A la par, la influencia de escritores como De Quincey, Baudelaire, Mallarmé y Verlaine crecía en algunos jóvenes, y con ello la experimentación de su forma de vida, de su suerte.123 Tales condiciones actúan sobre el púber Manuel Gutiérrez Nájera, quien reflejó aquello a través de “un espíritu rebelde, individualista, predispuesto para las penas de la vida”124 y la fascinante muerte, justo como esos románticos y malditos conocidos no únicamente por sus inclinaciones lúgubres, sino por explorar, en narcóticos y licores, horizontes que creían negados a la creatividad. Así como Fernández de Lizardi, Gutiérrez Nájera es fecundo y encuentra en el periodismo una vía de expresión constante. Apenas a los trece años de edad publica su primer poema y poco después aprende la lengua francesa. Trabaja entre otros periódicos para La Voz de México, El Federalista, El Mundo Ilustrado y El Partido Liberal, donde en 1890 publica La vida artificial,125 un artículo en el que evidencia esa lectura que hace de los europeos al estudiar las drogas desde

117 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 91. 118 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 97. 119 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 92. 120 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 96. 121 Francisco Fernández del Castillo, Historia bibliográfica del Instituto Médico Nacional de México (1888-1915) antecesor del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, Imprenta Universitaria, 1960, p. 16. 122 Álvaro Ochoa, “Las investigaciones de Crescencio García sobre medicina popular”, en Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad, volumen 1, nº 4, México, El Colegio de Michoacán, 1980, p. 85. 123 Jesús Ros del Moral, “Los poetas malditos, de lo subjetivo a lo concreto”, en Anales de Filología Francesa, nº 1, Universidad de Murcia, 1985, p. 50. 124 Candano, “Manuel Gutiérrez Nájera…”, p. 494. 125 Candano, “Manuel Gutiérrez Nájera…”, p. 494.

28 la literatura, poniendo atención en el alcohol, la morfina y el éter. Escribe en un país donde son comunes los “problemas de racismo y discriminación”,126 las escuelas lancasterianas ganan terreno, y el ferrocarril, la máquina más veloz de aquellos días, conecta a la capital con ciudades como Nueva Orleans, Filadelfia y Nueva York.127 Menos de un lustro más tarde el artículo es tomado por la revista Cosmópolis, ahora bajo el título La nueva Santísima Trinidad,128 y de la misma forma que Baudelaire, Gutiérrez Nájera se aflige a causa de “la artificialidad de la vida moderna, de cómo las sustancias han sustituido a la oración y de su relación con otras manifestaciones enfermas de la sociedad”.129 Pero, a la par, otra voz crece en el vasto bosque del modernismo mexicano, la de “un poeta lleno de vigor, lucidez y agudeza […], un buscador incansable de formas” que se ocupa del “perfeccionamiento técnico” en sus versos 130 y que tampoco escapó a la seducción de referirse a las drogas. Salvador Díaz Mirón, hijo del coronel Manuel Díaz Mirón, gobernador de , fue un hombre “orgulloso y agresivo, egoísta y altanero”.131 A lo largo de su vida, se involucró en reyertas que lo llevaron a la cárcel inculpado de homicidio, peleas que provocaron su exilio político y le causaron heridas irreparables,132 marcas de combate que lo asemejaban al Manco de Lepanto. Vivió buena parte de su vida bajo la administración de Porfirio Díaz Mori y era conocido por ser un ferviente seguidor de su causa, tanto es así que, mientras ostentaba el cargo de diputado, durante la cuarta reelección del general, en el Congreso de la Unión “propuso que el periodo presidencial se aumentara de cuatro a ocho años”,133 lo cual devino finalmente en el periodo sexenal que hasta la fecha nos rige.

126 Pablo Serrano Álvarez, Porfirio Díaz y el Porfiriato. Cronología (1830-1915), México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), 2012, p. 152. 127 Serrano Álvarez, Porfirio Díaz..., p. 152. 128 Boyd G. Carter, “Los Goncourt en el modernismo”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, volumen XIII, No. 49, 1979, México, Universidad Nacional Autónoma de México, P. 92. 129 Herrero, “Las drogas en el imaginario de los modernistas…”, p. 338. 130 Prólogo a Salvador Díaz Mirón. Breve Antología Poética, de Salvador Díaz Mirón, México, Asociación Nacional de Libreros, 1989, p. 5. 131 Herrero, “Las drogas en el imaginario de los modernistas...”, p. 262. 132 Prólogo a Salvador Díaz Mirón, pp. 6-8. 133 Prólogo a Salvador Díaz Mirón, p. 7.

29 A partir de 1892 el estilo del poeta se divide en un antes y un después, ya que empieza una estadía de casi cinco años en prisión tras privar de la vida a un hombre llamado Federico Wólter. El acontecimiento, ya bastante difuminado por el hacinamiento de versiones y la distancia del tiempo, ocurrió en las afueras del “Café Zamora”, en Veracruz.134 Sin embargo, aun cuando este hecho lo lleva a un cambio de estilo, abandonando “los temas civiles y la antigua elocuencia”135 para adquirir “una castigada elegancia y una severa concisión”,136 las drogas aparecen en lo previo y lo posterior a su reclusión en la penitenciaría municipal de Veracruz. Durante su primera época de producción escribe Preludios,137 un poema de largo aliento que revela su “carácter luchador y ardiente […] a través de imágenes de grandes fenómenos naturales”.138 Es en la tercera parte de esta composición cuando hace referencia a la goma oriental, mejor conocida como hachís:

El fuego exterminador trueca la arena en cristal y de la goma oriental -áspera y acre resina- hace la esencia divina que perfuma el ideal.139

Una vez que deja la prisión, ya para 1901, acude al opio con el fin de trazar una pieza donde expone la fragilidad del hombre ante la soledad y el destino: Ecce homo, parte del libro Lascas,140 considerado su “obra cumbre”.141 En este caso el opio es para Díaz Mirón “aliado del daño y el mal que […] infringe a otros, y se presenta más como veneno que propiamente como narcótico, puesto

134 Tere Medina-Navascués, Atrapados en la Historia, México, Selector, 2003, p. 50. 135 Prólogo a Salvador Díaz Mirón, p. 7. 136 Prólogo a Salvador Díaz Mirón, p. 7. 137 Vicente Riva Palacio, compilador, El parnaso mexicano: poesías escogidas de varios autores, Volumen 12, 1882, p. 369. 138 Herrero, “Las drogas en el imaginario de los modernistas...”, pp. 262-263. 139 Salvador Díaz Mirón, Poesías completas, México, Editorial Porrúa, 1966, p. 25-26 140 Salvador Díaz Mirón, Lascas, México, Tipografía del Gobierno del Estado de Veracruz, 1901. 141 Herrero, “Las drogas en el imaginario de los modernistas...”, p. 263.

30 que el sueño que propicia es el del olvido moral del dolor cometido, volviéndose así propiciador de la irresponsabilidad y de la evitación de la culpa”.142 Otro caso notable es Federico Gamboa, quien con Santa143 se hace de un lugar definitivo en el altar de la tradición novelística nacional, un exponente del naturalismo con la capacidad de configurar arquetipos que se han convertido en “símbolos literarios dentro del horizonte de expectativas de México y del mexicano, además de contribuir decisivamente en el establecimiento de la ciudad no como un mero escenario, sino como un personaje que interacciona y condiciona”.144 Gamboa no pudo evadirse de ilustrar su percepción de la miseria, y es en ese ambiente donde ubica el consumo de drogas. La idea la expone de manera explícita en La llaga,145 novela publicada inicialmente en 1910, umbral de la Revolución Mexicana, y reeditada tres años más tarde. Gregorio, protagonista del drama, es enviado a la cárcel de San Juan de Ulúa, donde hay presos que “por desgracia étnica, ignorancia, inferioridad cerebral, malas herencias morales y físicas”, son felices “con esa vida ociosa y para ellos regalada y placentera […], juegan, beben, fuman…. hasta <> […], hierba maldita […], <>”, la cual les provoca caer en “un espectáculo impresionante y único”.146 Esta perspectiva, cabe destacar, coincide con la que los periódicos mostraban por entonces, como El Universal y Excélsior, en los que se anunciaba el “descubrimiento de cargamentos de marihuana destinados a las penitenciarias y a las milicias”,147 así como “toda clase de delitos cometidos supuestamente bajo la influencia de opio y marihuana”.148

142 Herrero Gil recoge una anécdota dada a conocer por José Emilio Pacheco en el artículo “Díaz Mirón en el centenario de Lascas”, escrito para el número 33, del año 3, de la revista Letras libres, en 2001. En la página 34 señala: “se levanta una estatua de Díaz Mirón y llueven los comentarios: el índice apunta hacia el cementerio para indicar: ‘Allí están todos los que maté’”. Herrero, “Las drogas en el imaginario de los modernistas...”, p. 264. 143 Federico Gamboa, Santa, México, Araluce, 1903. 144 Gerardo Francisco Bobadilla Encinas, “Santa, de Federico Gamboa, o la redención artística, del naturalismo mexicano”, en Espéculo: Revista de Estudios Literarios, España, No. 32, 2006, versión PDF, http://www.biblioteca.org.ar/libros/152332.pdf. 145 Federico Gamboa, La llaga, México, Eusebio Gómez de la Puente, 1910. 146 Gamboa, La llaga, p. 38. 147 El Universal, 9 de noviembre de 1918, y Excélsior, 10 de marzo de 1919. 148 El Universal, 12 de junio de 1919, y Excélsior, 9 de junio y 7 de Julio de 1919.

31 Ahora, si El Periquillo Sarniento es el libro que inaugura el siglo de la Independencia, Los de abajo,149 escrita cien años más tarde por Mariano Azuela, es la obra que funda la novela de la Revolución, 150 y en ella también encontramos alusión a la marihuana. Azuela vivió en carne propia el levantamiento de aquellos campesinos “que no querían cambiar y que, por eso mismo, hicieron una revolución”.151 Participó como médico militar en las tropas de Julián Medina, general del ejército villista, y palpó la degradación de un ideal que para algunos incluso jamás estuvo ahí, que confundieron el levantamiento justiciero con un aquelarre bélico.152 En Los de abajo, que se publica desde en 1915, Azuela da vida a un consumidor habitual,153 un revolucionario “que integra la marihuana como un estilo de vida”,154 llevando el consumo del ámbito carcelario de Gamboa a las filas revolucionarias. La aparición es fugaz, ocurre en el sexto episodio, cuando algunos federales charlan y hacen confesiones al Luis Cervantes. Entre ellos está un “joven muy inteligente, pero charlatán hasta por los codos”, describe Mariano Azuela, “dipsómano y fumador de marihuana”.155 Diecisiete años después, en La luciérnaga,156 novela que es publicada en Madrid, la mención a la droga resulta, aunque velada, más recurrente que en

Los de abajo. Dionisio Pólvora, “el campesino emigrado a la ciudad”,157 es un personaje “que padece un cambio de identidad o ausencia de valores”158 a causa del consumo, hasta llegar al grado de protagonizar escenas de violencia contra

149 Mariano Azuela, Los de abajo, Texas, Folletín del Paso del Norte, 1915. 150 Leticia Magda Garza-Falcón, “La revolución de Los de abajo: observaciones para una lectura”, en Anales de literatura hispanoamericana, No. 19, España, Universidad Complutense de Madrid, 1990, p. 105. 151 John Womack Jr., Zapata y la Revolución Mexicana, México, Siglo Veintiuno, 2011, p. XI. 152 Crystal Harlan, “Resumen, temas, estilo y estructura de Los de abajo, de Mariano Azuela”, en About Español, 28 de julio de 2017, https://www.aboutespanol.com/los-de-abajo-2206746, (consultado el 4 de marzo de 2018). 153 Juan Pablo García Vallejo, El marihuano en la narrativa mexicana del siglo XX, México, Eterno Femenino Ediciones, 2014, p. 67. 154 García, El marihuano..., p. 67. 155 Mariano Azuela, Los de abajo, México, Fondo de Cultura Económica, 2015, p. 11. 156 Mariano Azuela, Los de abajo. La luciérnaga, Barcelona, Planeta-Agostini, 1985. 157 García, El marihuano..., p. 68. 158 García, El marihuano..., p. 68.

32 su esposa. Aquí la marihuana es llamada “doña Juanita”159 y fumarla se explica como darse “las tres”,160 lo que es igual a “la acción o gesto clásico para describir las tres aspiraciones profundas, indispensables, para sentir los efectos […] de forma rápida”.161 El cannabis no carecía de popularidad en los primeros años del siglo veinte. Se le concibió como un miembro más de los productos naturales que podían encontrarse en los mercados y, aunque existían restricciones de uso y comercio desde 1870, su regulación no era estricta, 162 pues “formaba fundamentalmente parte del mundo popular, particularmente de las culturas indígenas del país”.163 A las drogas de laboratorio, en cambio, drogas químicas, se les asociaba con otros estratos sociales: “el espacio de la medicina y la farmacéutica, o de la bohemia aristocrática”.164 Tanto “clorhidratos de morfina y derivados de la heroína, como el mismo ‘opio en bruto’, podían adquirirse sin demasiadas restricciones en la mayoría de las boticas que abundaban en la capital mexicana”. 165 De hecho, para finales del porfiriato “la afición por las inyecciones de morfina parecía haber trascendido a la aristocracia y se encontraba medianamente diseminada en ciertos sectores medios”.166 Empieza entonces a identificarse a algunos escritores mexicanos con la tendencia europea al “orientalismo”167 que explora el tabú de las drogas, como Alberto Leduc, Bernardo Couto Castillo, Carlos Díaz Dufoo, Francisco Olaguíbel, José Juan Tablada, Julio Flores y Julio Ruelas.168 Podría decirse que, de ellos, Couto Castillo representa con mayor intensidad esta predilección, un joven que bien goza de los placeres de clase como de “lupanares grotescos y sucios” con

159 Mariano Azuela, Los de abajo. La luciérnaga y otros relatos, México, Biblioteca Ayacucho, 1991, pp. 90 y 104. 160 Azuela, Azuela, Los de abajo.., pp. 103 y 139. 161 García, El marihuano..., p. 69. 162 Ricardo Pérez Monfort, “México intoxicado (1870-1920)”, en Addictus, No. 5, marzo-abril de 1995, p. 21. 163 Pérez, “México intoxicado…”, p. 24. 164 Pérez, “México intoxicado…”, p. 24. 165 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 83. 166 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 80. 167 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 83. 168 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 83.

33 el fin de entregarse al “consumo de opiáceos”.169 Muere en Ciudad de México a los veintidós años de edad por una neumonía y es sepultado en el Panteón Francés, “donde, por cierto, se encontraban los restos de sus padres, don Bernardo Couto Castillo y Adelaida del Castillo, y de su hermano José Antonio (quien se suicidó en 1895, a los 15 años de edad)”.170 Su experiencia decadentista, la cercanía que tuvo con París, con el mundo pudiente de los días porfirianos y el arte moderno, 171 lo inspiraron para confeccionar su única obra publicada, el libro de cuentos Asfódelos,172 que lo sostiene en los anales de la historia literaria nacional por lograr la “construcción de un mundo alucinante, fabricado con el hastío y el fastidio promovidos por la crisis del pensamiento burgués […] y el satanismo bebido de sus maestros literarios”, 173 entre ellos Edgar Allan Poe, Edmundo de Goncourt, Guy de Maupassant, Barbey d’ Aureville, Baudelaire, Verlaine, Villón e Isidore Ducasse. Aun así, y aunque existe mención de drogas en su trabajo, no destacan como lo hacen sus ambientes lóbregos y esa excitación que encuentra en el tránsito que va de la vida a “los vastos jardines sin aurora”.174 Únicamente en el cuento “Blanco y rojo” un personaje llamado Alfonso describe desde una celda cómo se interesó cada vez más por encontrar “impresiones” que lo saciaran, emociones que a veces sólo hallaba en libros “extraños” y “enfermizos”, persiguiéndolas “como busca el morfinomaniaco la morfina”.175 En cambio, Tablada, aturdido por la estética japonesa en que abrevó durante su viaje a la nación del sol naciente en 1900, acude a más referencias al mundo narcótico que Bernardo, y si bien no corre la misma suerte que este joven y precoz colega al cultivar una vida longeva, tampoco se ve eximido de

169 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 83. 170 Diego Lima, “Los documentos lúgubres. Un acta de nacimiento para Bernardo Couto Castillo”, en Círculo de Poesía, 19 de febrero de 2017, https://circulodepoesia.com/2017/02/el-dia-en-que- nacio-bernardo-couto-castillo/, (consultado el 12 de marzo de 2018). 171 Lima, “Los documentos lúgubres...” 172 Bernardo Couto Castillo, Asfódelos, México, Eduardo Dublan Impresor, 1892. 173 Alfredo Pavón, “El mundo alucinante de Bernardo Couto Castillo”, en Centro de Investigaciones Lingüístico-Literarias. Universidad Veracruzana, México, enero-junio de 1988, No. 38, p. 89. 174 Luis Cernuda, Música cautiva (Antología poética), Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla-Diputación de Sevilla-Fundación El Monte, 2002, p. 49. 175 Couto, Asfódelos, p. 99.

34 “los excesos del fin de siglo”,176 de la crítica a su estilo ni de la voz popular que lo reconoce como opiómano. La mañana del 4 de octubre de 1903, por citar una anécdota, el semanario humorístico Tic-Tac da los buenos días a sus amables lectores con una parodia dirigida a José Juan Tablada, y la destaca justo en la primera sección, titulándola “El bonzo en éxtasis lírico, fumando gigantesca pipa de opio”.177 Tablada no parece ofuscado al respecto, antes lo celebra, se siente cómodo en ese traje exótico con el que es vestido, y publica en 1904 El florilegio, 178 poemario que alcanza en su segunda edición más de ochenta composiciones donde aquella región del extremo oriente que lo arroba es protagonista.179 Incluye un poema bautizado Japón, recorrido por la narcosis y las quimeras del opio, como eco del Kubla Khan que soñara Coleridge.

¡Áureo espejismo, sueño de opio, fuente de todos mis ideales! ¡Jardín que un raro kaleidoscopio borda en mi mente con sus cristales! Tus teogonías me han exaltado y amo ferviente tus glorias todas; ¡yo soy el siervo de tu Mikado! ¡Yo soy el bonzo de tus pagodas!

[…]

Tú eres el opio que narcotiza, y al ver que aduermes todas mis penas mi sangre -roja sacerdotisa- tus alabanzas canta en mis venas.180

Pasaron catorce años después de la segunda edición de El florilegio para que Tablada concretara de nuevo un libro, que sería Al sol y bajo la luna.181 Y es que en 1893 había sido despedido del periódico El País, donde dirigía la sección

176 Lima, “Los documentos lúgubres…” 177 Tic-Tac. Semanario Humorístico, México, 4 de octubre de 1903. 178 José Juan Tablada, El florilegio, México, Escalante, 1899. 179 Carmen Tirado Robles, coordinadora, Japón y occidente: Estudios comparados, Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014, p. 184. 180 Tablada, El florilegio, p. 122. 181 José Juan Tablada, Al sol y bajo la luna, París-México, Librería de la Viuda de Ch. Bouret, 1918.

35 literaria, luego de publicar a los ocho días de enero el poema Misa negra,182 en el que entrelaza liturgia católica y erotismo. Causó tal escándalo que las argucias moralinas llegaron a los corrillos de la élite y la esposa del presidente Díaz, doña Carmen Romero Rubio, dio la orden de que fuese rechazado todo texto del escritor en publicaciones nacionales. 183 El evento provoca en él “una crisis mental y física: consumía drogas y recibía tratamiento médico”,184 y en aquellos catorce años del temprano siglo veinte tal pesadez del alma, a la que parecía propenso, regresa para conducirlo a una recaída, “nuevamente consumía drogas y recibió tratamiento en un sanatorio”.185 Tablada constantemente publicó, en diarios y revistas, relatos que anunciaba como fragmentos de novelas, los cuales no pasaban de ser sólo eso, relatos, pero en 1924 comunicó la culminación de su primera novela formal, La resurrección de los ídolos,186 que él mismo promovió como una obra “llena de color, y de movimiento, pintoresca, dinámica, interesante en grado sumo”.187 Apareció como folletín en El Universal Ilustrado, sin embargo para el siguiente año sus expectativas de éxito se disuelven debido a la irregularidad de la publicación del suplemento.188 “La resurrección de los ídolos podría leerse […] como un ejercicio de la erudición y de los estilos literarios tabladianos”,189 a los cuales se suman “chispazos humorísticos” donde sale a relucir la mención de las drogas, en especial a través de “las visiones mariguanas del chamaco Nebrija”,190 uno de sus personajes. Eran los años en que Diego Rivera, junto al Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores Revolucionarios, insistía en que

182 José Juan Tablada, “Misa negra”, en El País, 8 de enero de 1893. 183 Esther Hernández Palacios, “‘Misa negra’ o el sacrilegio inacabado del modernismo”, en La palabra y el hombre, México, Universidad Veracruzana, No. 77, 1992, p. 5. 184 Seiko Ota, José Juan Tablada: Su haikú y su japonismo, México, Fondo de Cultura Económica, 2014, p. 23. 185 Ota, José Juan Tablada…, p. 24. 186 José Juan Tablada, “La resurrección de los ídolos”, en El Universal, 1924. 187 José Eduardo Serrato Córdova, “La resurrección de los ídolos, novela inédita de José Juan Tablada”, en Revista de la Universidad de México, México, No. 600-601, 2001, p. 56. 188 Córdova, “La resurrección de los ídolos…”, p. 57. 189 Córdova, “La resurrección de los ídolos…”, p. 63. 190 Córdova, “La resurrección de los ídolos…”, p. 63.

36 debía dejar de ser un delito la distribución de marihuana, tomando como uno de sus argumentos que la hierba era necesaria para la inspiración artística.191 El bonzo mexicano publicará en 1928, también como folletín, Las sombras largas. 192 Las menciones al mundo narcótico no cesan, refiriéndose a la marihuana como “doña Juanita”, “shora” y “grifa”,193 y para el año 1937 sale a la luz su pieza narrativa quizá más conocida, La feria de la vida,194 compuesta por memorias, donde confirma esa propensión por el vicio tanto en su vida y los ambientes que frecuenta, como en su escritura, expresando “contrición por la experiencia que vivieron la generación de poetas modernistas con el exceso de consumo de paraísos artificiales.”195 Desde el siglo diecinueve hasta mitad del veinte, el uso del sufijo manía para referirse a lo que hoy entendemos como dependencia, cuando hablamos del abuso de drogas, era habitual, y junto al vocablo adicción empezó a cargarse de connotaciones peyorativas, morales y legales. En los setenta se introducen los términos drogo y farmacodependencia con el objetivo de utilizarlos científicamente.196 En un inicio, cuando se hablaba de toxicomanía era para hablar de un estado de intoxicación constante o crónica del consumidor de una sustancia: productos que en esos días se comercializaban como medicamentos y hoy son ilegales, principalmente derivados del opio y la coca. De esta forma, con dicho término se indicaba un consumo no terapéutico, enfatizando en el sufijo manía por considerar tal acto una exaltación afectiva a través de la autoadministración de medicinas.197

191 Juan Pablo García Vallejo, La disipada historia de la marihuana en México: 1492-2010, México, Eterno Femenino Ediciones, 2010, p. 99. 192 José Juan Tablada, Las sombras largas, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1993. 193 Pablo de Llano, “Los mil nombres de la marihuana en el vocabulario mexicano”, en El País, 22 de abril de 2016, https://elpais.com/cultura/2015/10/29/actualidad/1446075721_569730.html, consultado el 15 de marzo de 2018. 194 José Juan Tablada, La feria de la vida, México, Ediciones Cotai, 1937. 195 Vallejo, La disipada historia.., p. 44. 196 M. Martín del Moral, P. Lorenzo Fernández, “Conceptos fundamentales en drogodependencias”, en Drogodependencias. Farmacología, patología, psicología, legislación. Argentina, Editorial Médica Panamericana, 1999, p. 7. 197 Moral, Fernández, “Conceptos fundamentales...”, p. 7.

37 Un ejemplo se esconde en otra novela estandarte de la revolución mexicana: La sombra del caudillo,198 publicada desde el exilio político, en Madrid, y a catorce años desde Los de abajo. A diferencia de Azuela, Martín Luis Guzmán observa los acontecimientos de aquel fenómeno con la perspectiva de la clase política, en donde se sufren pasiones despertadas por el poder no menos cruentas que las refriegas polvorosas de Demetrio Macías. En el episodio llamado “Los frutos de una renuncia”, leemos cómo se desestima a Beatriz Delorme, alias la Mora, por consumir cocaína. Ella, entrevistada por periodistas, narra su versión sobre el intento de homicidio del diputado Axkaná González, pero “la policía, desmintiéndola, le salió́ al paso; la tildó de cocainómana empedernida; la acusó de estar fichada de tiempo atrás en la Inspección por sus escándalos y sus vicios, y certificó que la noche del supuesto crimen […] había estado recluida en un calabozo de la inspección, donde la acometieron sin tregua terribles alucinaciones”. 199 El mismo año que se conoce La feria… de Tablada, el coahuilense Francisco Luis Urquizo, activo revolucionario de filas maderistas, 200 trae de nuevo a la palestra al soldado fumador de cannabis. En la novela Tropa vieja201 describe escenas que con seguridad presenció en los violentos asaltos de la revolución y que jamás escaparon de su cabeza. Dejando asentado cómo “durante el movimiento armado revolucionario el consumo de marihuana formó parte de los ambientes cotidianos tanto entre militares federales como entre irregulares”. 202 No obstante, hay que notarlo, la soldadesca mariguana de Urquizo tiene sus diferencias con la de Azuela. Mientras que el segundo ve en la controversial planta un símbolo de decadencia, el primero habla de soldados que encuentran libertad en la droga y la reconocen como divina, lo que les confiere el derecho y don de usarla para librarse y negar penas terrenales.

198 Martín Luis Guzmán, La sombra del caudillo, Madrid, Espasa Calpe,1929. 199 Martín Luis Guzmán, “La sombra del caudillo”, en Obras Completas II, México, Fondo de Cultura Económica, 2017, p. 129. 200 Ernesto de la Torre Villar, compilador, Lecturas históricas mexicanas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1998, p. 741. 201 Francisco. L. Urquizo, Tropa vieja, México, Editorial Juventud, 1940. 202 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 130.

38 ―¡Yerbita libertaria, consuelo del agobiado, del triste y del afligido! Has de ser pariente de la muerte cuando tienes el don de hacer olvidar las miserias de la vida, la tiranía del cuerpo y el malestar del alma [...] Sacudes la pesadez del tiempo, haces volar y soñar en lo que puede ser el bien supremo. Eres el consuelo del infeliz encarcelado, bálsamo del corazón y de las ideas. Humo blanco que se eleva como la ilusión; música del corazón que canta la canción de la vida del hombre inmensamente libre; libre de los demás hombres, libre del cuerpo, absolutamente libre. ¡Yerbita santa que crea Dios en los campos para alimentar a las almas y elevarlas hasta Él! ¡Yerba que tienes el don de darnos alivio y de hacernos olvidar!203

En esos momentos México vivía “el tránsito de la era de caudillos al de instituciones” y era “evidente la definición operativa de los compromisos sociales de la Revolución mexicana con las clases sociales que la hicieron posible”,204 por lo que Tropa vieja sería quizá la última novela exitosa de una serie de empresas literarias que refería aquel movimiento armado como tópico. En la década de los años cuarenta, la república incluso vivió de nuevo un periodo de legalización de las drogas como el de principios del siglo diecinueve, cuando el médico Leopoldo Salazar Viniegra, como titular de la Dirección de Toxicomanías del Departamento de Salubridad durante el cardenismo, impulsó la medida y, contra la opinión de estadounidenses y canadienses, criticó la prohibición. 205 Era amigo cercano de Juan Andreu Almazán, a quien apoyó durante las elecciones presidenciales de 1940, en las cuales resultó triunfador Manuel Ávila Camacho, por lo que no repitió cargo en el gabinete presidencial. 206 La legalización inició el 17 de febrero de 1940. Entre las principales justificaciones para llevarla a cabo estaba que penalizar las drogas las encarecía y por lo tanto las hacía más rentables para los narcotraficantes, así como considerar que los adictos debían ser tratados como enfermos y no como delincuentes.207 “El nuevo reglamento implicó arduos trabajos […], dejaron ir a quienes enfrentaban algún cargo penal o policial […] [y] tuvieron que abrir

203 Francisco L. Urquizo, Tropa Vieja, México, Populibros “La Prensa”-División editora de periódicos, 1992, p. 70. 204 Luis Medina Peña, Hacia el nuevo Estado. México, 1920-1994, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 118. 205 Froylán Enciso, Nuestra historia narcótica: Pasajes para (re)legalizar las drogas en México, México, Penguin Random House Grupo Editorial, 2015, p. 77. 206 Enciso, Nuestra historia narcótica..., p. 77. 207 Enciso, Nuestra historia narcótica..., pp. 85-86.

39 dispensarios médicos para suministrar dosis diarias y levantar un padrón de toxicómanos.”208 Con la legalización, la percepción de las drogas parece cambiar de forma radical, o al menos así lo aparenta El Universal al escribir el 23 de marzo de ese año que “el toxicómano no es un delincuente”, y que “atraerlo, en vez de perseguirlo, registrarlo y someterlo a un tratamiento médico y psicológico […], constituirá fundamental medio de combatir la toxicomanía.”209 Pero el reglamento es cancelado por Lázaro Cárdenas apenas cuatro meses después de aprobarlo, un 7 de junio, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. “Se ha dificultado grandemente la adquisición de drogas”, señalaba el Diario Oficial, “ya que de los laboratorios de los países europeos es de donde directa e indirectamente se ha venido abasteciendo el Departamento [de Salubridad Pública]. Mientras dure la guerra europea, el expresado Departamento se encuentra con la imposibilidad de poder cumplir con el reglamento de que se trata”.210 La mención de las drogas en la literatura mexicana es una constante desde la época decimonónica, ya sea en el género lírico, narrativo o argumentativo, y lo que resulta doblemente revelador es que se trate de valiosos elementos de su canon. Pero resulta también importante mencionar al menos de forma breve el ambiente popular y aquello escrito que no ha logrado la canonización de la academia pero también se ocupa del ámbito narcótico.211

208 Enciso, Nuestra historia narcótica..., p. 86. 209 El Universal, 23 de marzo de 1940. 210 Enciso, Nuestra historia narcótica..., p. 89. 211 Aunque las menciones que se hacen al respecto son principalmente del siglo veinte, cabe destacar que a principios del siglo diecinueve en el Diario de México se publicaban poemas anacreónticos de colaboradores diversos, a veces anónimos, que le cantaban al amor y a la vida, pero también a los placeres del vino. Luis G. Urbina enumera seis composiciones similares publicadas en este diario entre 1806 y 1827. La primera de ellas lleva como nombre Al pulque, y es autoría de José María Moreno. Aquí un fragmento: Si el vino se ha acabado, / dame pulque, mancebo; / también el pulque es don / del gran padre Lieo. / ¿No ves cómo se me hinchan / las venas al beberlo? / ¿Cómo se enciende el rostro, / cómo me late el pecho? / Pues advierte ora en mi alma / un entusiasmo nuevo, / cual no inspiró jamás / la trípode de Febo. / Ya alrededor de mí / girar al mundo veo; / ya la tierra a mis ojos / se cubre de humo denso; / ya mis piernas vacilan / me tiembla todo el cuerpo / para apoyar mis pies / me va faltando el suelo. Ver Luis G.

40 Durante la Revolución surgieron diversas canciones de guerra y cuartetas que hacían alusión al consumo de estupefacientes, como la recopilada por Vicente Mendoza en El romance español y el corrido mexicano:212 “Preso me llevan al Norte, / me llevan a fusilar / por el amor de Juanita / ni cuidado me ha de dar”.213 Asimismo, “para nadie era un secreto que uno de los militares con mayor prestigio durante el maderismo, el general Victoriano Huerta, tenía no sólo una afición desmedida por el coñac Hennesy, sino también por la marihuana”.214 En 1941, en su novela Frontera junto al mar, 215 el escritor José Mancisidor adjetiva constantemente a Huerta como “mariguano”, 216 ya que resultaba común escuchar en varias canciones que era denominado de esa manera, como en el siguiente corrido, llamado así, El mariguano:217

Ahí les va de canto un piojo / del famoso mexicano, / es el corrido moderno / titulado El mariguano. // El mariguano, señores, / les dirá la cosa cierta, / no es otro mal mexicano / sino Victoriano Huerta… // Mariguano, mariguano / se llama este corridito / para decir en sus versos / cosas de este soldadito… // Al formar la presidencia / de la noche a la mañana / se la pasó con marrazos / y fumando mariguana. // Le hizo traición a Madero / y se la hizo a Félix Díaz, / a los cuales en palabras / ofreció mil garantías. // Muy poco le duró el gusto / en su triunfo de bonanza, / pues llegó al fin ya su marcha / con el triunfo de Carranza… // Ya con esta me despido. / Señores, hasta mañana, / ya canté los versitos / de la odiosa mariguana.218

Quizá una de las referencias más tempranas a la marihuana está en el libro de cuentos ¡Carne de cañón!,219 del dramaturgo Marcelino Dávalos. Una de sus narraciones se titula “Marihuano”, fechada en 1908. Describe a cuatro personajes que combaten contra los mayas en la última etapa de la Guerra de

Urbina, La vida literaria de México y la literatura mexicana durante la guerra de la independencia, México, Editorial Porrúa, 1986, p. 251. 212 Vicente T. Mendoza, El romance español y el corrido mexicano: estudio comparativo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1939. 213 Mendoza, El romance español y el corrido mexicano..., p. 469. 214 Monfort, Tolerancia y prohibición..., p. 124. 215 José Mancisidor, “Frontera junto al mar”, en La novela de la Revolución mexicana, tomo II, selección de Antonio Castro Leal, México, Aguilar, 1960. 216 Mancisidor, “Frontera junto al mar…”, pp. 495-497. 217 Armando de María y Campos, La Revolución mexicana a través de los corridos populares, tomo I, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 1962. 218 María y Campos, La Revolución mexicana…, pp. 294-295. 219 Marcelino Dávalos, ¡Carne de cañón!, México, s.e, publicada bajo los auspicios de la Revolución de 1913, 1915.

41 Castas y cómo uno de ellos contrae malaria y confunde los síntomas con los efectos de estar “grifo”. Por su parte, el chiapaneco Rubén Valenti escribe Rojo y negro,220 novela que aparece en 1913, y ahí narra las aventuras de un tal Lorenzo, quien se sume en las drogas para encontrar una “exaltación extraordinaria […], un periodo de vigilia continuo, acompañado de un refinamiento morboso de los sentidos y de frecuentes alucinaciones”.221 En 1936, Ramón Puente publica Juan Rivera, 222 una novela donde su protagonista encuentra alivió en el alcohol y la marihuana, que frecuenta cuando está desesperado, buscando aliviar el estrés. Para 1960, Alejandro Gómez Maganda da a conocer Un pájaro canta en lo alto,223 estereotipando la relación entre los ejércitos revolucionarios, los corridos y el cannabis:

Cantaban los soldados y los caudillos […] Agazapado, el corrido merodeó en las piqueras porque a él no le permitieron el paso a los sitios postineros. Por eso se metió en las tabernas sórdidas y las sucias pulquerías ahítas de refino y marihuana.224

Si pudiéramos observar el transcurso del tiempo como caminos trazados con sinuosidades y depresiones, elevarnos cual globos y hacia abajo ver esas rutas de literatura por donde la droga corre como una tinta que penetra muchos deltas, notaríamos que descendemos hacia los márgenes del foco de este estudio, los linderos de la segunda mitad del siglo veinte y los convulsos años sesenta. Una era diferente daba inicio. Carlos Fuentes publica La región más transparente 225 en 1958, revelando que el país no es más aquel sitio extravagante ilustrado en las crónicas de conquista para dar pie a utopías de fortuna y vastedad natural, sino rastra de una lucha perdida donde sus paladines

220 Rubén Valenti, Rojo y negro, México, Tipografía de Fidencio S. Soria, 1913. 221 Valenti, Rojo y negro…, p. 114. 222 Ramón Puente, Juan Rivera. Novela del pensamiento revolucionario, México, Botas, 1936. 223 Alejandro Gómez Maganda, Un pájaro canta en lo alto. Novela de la Revolución, México, Diana, 1960. 224 Maganda, Un pájaro canta..., pp. 118-119. 225 Carlos Fuentes, La región más transparente, México, Fondo de Cultura Económica, 1958.

42 acamparon en la silla grande y se olvidaron del propósito de igualdad, que era uno de sus ideales primigenios.226 Son días en los que la literatura americana cobra relevancia mundial y la vertiente latina propone pauta. Estados Unidos deja clara su influencia económica, cultural y militar, y México pasa de ser gobernado por Adolfo López Mateos a los designios de Gustavo Díaz Ordaz. “El desarrollo estabilizador no llevaba hacia una mejor distribución del creciente ingreso nacional que generaba”.227 Las percepciones del setenta por ciento de las familias mexicanas se deterioraron entre 1950 y 1963, mientras que el veinte por ciento conformado por la clase media se mantuvo a flote, y el diez por ciento restante, los ricos, incrementaron sus ganancias.228 Son “años de deterioro político” y la sociedad toma “conciencia de que el crecimiento económico no había llegado al desarrollo pleno”, pues “se mantenían los rezagos sociales ancestrales”.229 Se elige este punto de partida para la presente investigación pues es a partir de la segunda mitad del siglo veinte, de manera particular desde 1968, cuando el consumo de drogas en la narrativa mexicana sufre su principal cambio: pasa de concebirse como una actividad exclusiva de presos, soldados y parias, a un fenómeno que atañe a la clase media y a la juventud mexicana. Asimismo, es en este momento cuando la novela se convierte en contenedor de movimientos políticos y filosóficos que se expresan a través del uso de sustancias ilícitas. Pasto verde,230 primera obra en ser analizada, es una muestra de este cambio. La novela, publicada en 1968, se alimenta del contexto agitado de aquel México y da muestra no sólo de la existencia de escritores que veían en el consumo una postura contracultural pertinente, sino de un mercado editorial capaz de secundar tal propuesta.

226 María Fernanda Domínguez Reyes, “La región más transparente: las voces de la ciudad de México”, en Revista de Filología Románica, España, Universidad Complutense de Madrid, 2008, p. 181. 227 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado…, p. 170. 228 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado…, p. 170. 229 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado…, p. 200. 230 Parménides García Saldaña, Pasto verde, México, Editorial Diógenes, 1968.

43 El vampiro de la colonia Roma,231 novela publicada once años más tarde, es considerada en este estudio como una obra de transición. Escribir sobre el consumo de drogas en 1979 es todavía un tabú, sin embargo, gracias a la producción literaria de los años sesenta el tema no resulta tan impactante para la sociedad: en la narrativa mexicana, la creación de personajes que usan estupefacientes empieza a normalizarse. La vocación insular232 resulta relevante por el año de su publicación, 1999, pues se halla en el filo del siglo veinte y el veintiuno, lo que ofrece en buena medida el resumen de la época pasada así como el esbozo de la venidera. Del veinte, esta novela nos muestra que el consumo de drogas no dejó de ser percibido como una acción negativa, tanto para la sociedad como para el individuo, mientras que del veintiuno esta obra deja ver que los protagonistas usuarios de narcóticos no serán necesariamente jóvenes, rebeldes o marginales absolutos, sino personajes funcionales y complejos.

231 Luis Zapata, El vampiro de la colonia Roma. Las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García, México, Grijalbo, 1979. 232 Hugo Valdés, La vocación insular, México, Ediciones Castillo, 1999.

44

Capítulo II

Análisis histórico-literario de Pasto verde

45 El consumo de drogas como acto de disidencia

Analizar novelas de los años sesenta en México ofrece la posibilidad de conocer de manera más íntima a las personas de la época, pues la literatura no por tratarse de ficción carece de verdad, “una ‘verdad’ de la realidad que […] no se revela de igual forma en otras disciplinas”.233 Veremos a continuación cómo la novela Pasto verde, del escritor Parménides García Saldaña –nacido en Orizaba, Veracruz, y con vida y muerte en Ciudad de México–, resulta pieza clave para entender las motivaciones de jóvenes mexicanos usuarios de drogas que vivieron en los años sesenta, motivaciones derivadas, en su mayoría, según se planteará, de una postura política contestataria. Hablaremos principalmente sobre el uso de dietilamida de ácido lisérgico, anfetamina y cannabis, planta esta última que el protagonista de la novela, llamado Epicuro Aristipo –ambos nombres de filósofos griegos que defendieron el placer de la carne– fuma en cigarrillos que llama Mágicos. Casi siempre “hasta el gorro”,234 los jóvenes en Pasto verde reniegan del relato nacional; de la figura presidencial; de los convencionalismos en el vestir, el relacionarse y el deber ser; despotrican contra la falta de libertad que hay en el trabajo; y lamentan sus obligaciones civiles. Hay que recordar que la década de los sesenta en México arribó acompañada de una sombra de represión. En 1958 arreciaron protestas de obreros pertenecientes a gremios de profesores, electricistas, petroleros, telegrafistas, telefonistas y ferrocarrileros, debido “en buena medida al rezago de los salarios en el proceso inflacionario previo al desarrollo estabilizador”, 235 protestas que para febrero de 1959 culminaron con una redada encomendada por el presidente Adolfo López Mateos y dirigida por fuerzas policiales y

233 Flor E. Aguilera Navarrete, “La Narrativa de la Revolución Mexicana: periodo literario de violencia”, en Acta Universitaria. Multidisciplinary Scientific Journal, nº 26, 2016, p. 92. 234 Parménides García, Pasto verde, pp. 163. 235 Héctor Aguilar Camín, Lorenzo Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, México, Cal y arena, 2012, p. 220.

46 militares. Miles de trabajadores fueron arrestados y los líderes del movimiento, Demetrio Vallejo y Valentín Campa, encarcelados.236 Ese golpe en la mesa por parte del Estado mantuvo, en apariencia, tranquilos los ánimos. Sin embargo, la sociedad mantenía inconformidades “producto de la modernidad inducida durante los años de altas tasas de crecimiento”,237 que en 1968 se harían notar y serían parteaguas en la vida política y social del país: Esta vez “los contestatarios no procedían […] de los cimientos del sistema, los sectores obrero o campesino, sino de los grupos medios urbanos y sus estratos más ilustrados y menos controlables: los estudiantes y profesores universitarios”; 238 además, “el escenario no fue un estado […] ni las redes de un sindicato, como en el caso ferrocarrilero, sino las calles y las plazas del centro neurálgico del poder: la ciudad de México”.239 El auge del movimiento estudiantil del 68 coincide con la organización de los Juegos Olímpicos en tierras mexicanas. Así, luego de sucesivas manifestaciones, represiones e intentos de negociación, el presidente Gustavo Díaz Ordaz decidió el día 2 de octubre hacer uso del ejército para, mediante una matanza en la Plaza de las Tres Culturas, acabar con las manifestaciones.240 Estos eventos “sacudieron la conciencia nacional y […], a partir de entonces, empezó a desaparecer la autocomplacencia política […], empezó, también, a desdibujarse el milagro económico mexicano”241 y se configuró “lo que se ha dado por llamar la crisis”.242

236 Aguilar, Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, p. 221. 237 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado…, p. 200. 238 Aguilar, Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, p. 221. 239 Aguilar, Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, p. 221. 240 Aguilar, Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, p. 222. 241 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado, p. 200. 242 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado, p. 200.

47 Un protagonista que fuma cigarros mágicos

Pasto verde resulta fundamental para acercarse a la perspectiva de un sector de la juventud mexicana que vivió las décadas de los sesenta y setenta, pues juzga de manera contracultural “los años de deterioro” 243 en el país, así como representa la conciencia de que, para el momento de su publicación, 1968, “se mantenían […] rezagos sociales ancestrales y se habían agregado otros más”.244 Su autor, Parménides García Saldaña, responde a aquellos días con insubordinación al introducir el uso de drogas en su obra como un elemento ideológico. Para entonces, la prohibición era una de las medidas más utilizadas por el gobierno para controlar el consumo de sustancias, una forma introducida por mandatarios estadounidenses, quienes “creían o querían creer que eliminando la oferta, la demanda desaparecería”.245 Una muestra de esta actitud se halla en el lejano 1916, cuando “el grupo comandado por dictó prohibiciones sobre el opio”,246 medida que en esa época “no podía tener otro significado que el de mostrar a Estados Unidos una buena disposición para cooperar con ellos en asuntos que les interesaban”.247 Asimismo, el oriundo de Orizaba transgrede reglas de puntuación, utiliza jerga callejera y propone una distinta “representación sintáctica y tipográfica de la oralidad”.248 Hay que recordar que esa brecha entre la creación literaria y los cánones sintácticos, de puntuación y de pensamiento lógico descubre antecedentes en las Vanguardias, 249 movimiento que no pocos escritores

243 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado, p. 200. 244 Medina Peña, Hacia el nuevo Estado, p. 200. 245 Luis Astorga, Drogas sin fronteras, México, Penguin Random House Grupo Editorial, 2015, p. 487. 246 Astorga, Drogas, p. 488. 247 Astorga, Drogas, p. 488. 248 Diana Costales García, “Voz y polifonía en Pasto verde de Parménides García Saldaña”, en Revista Káñina, Costa Rica, Universidad de Costa Rica, vol. XXXIX, nº 2, julio-diciembre 2015, p. 25. 249 “La vanguardia literaria constituye la primera de las tres crisis importantes en el ámbito literario del siglo XX en América Latina. Esta primera ruptura dio lugar a un cambio radical en la concepción y el uso de las formas artísticas literarias […] Propuso una literatura comprometida con las causas sociales, un arte militante en contra de la burguesía, en el que los poetas

48 encontraron propicio para representar su percepción caótica de la realidad.250 Para el protagonista de la novela en cuestión, Epicuro Aristipo, el uso de estupefacientes significa rebeldía, la libertad de hacer lo que le plazca, lo mismo ocurre cuando el autor del texto, García Saldaña, se inclina por la ruptura del canon literario. De su generación, Parménides sería el más aventurado al proponer una “transformación de la escritura nacional-paternalista hacia una más libre, estéticamente más irreverente y demencial”, 251 pues consideraba “banal, pequeñoburgués y esnobista” 252 el medio literario nacional: lo asfixiaba. Sin embargo, aun con aquella insolencia característica, García Saldaña “no prescindió de disciplina y búsqueda de su propia técnica para escribir; por el contrario: hay una fuerte exigencia de sí mismo en su labor como escritor”.253 El título, Pasto verde, es la primera alusión a drogas, particularmente al cannabis. De acuerdo con el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México y el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, “en el argot de las drogas el término hace referencia a la mariguana”.254 El “pasto” será entonces un elemento reiterativo a lo largo del texto, tanto para ocuparse de la planta psicoactiva,255 como para hacer referencia a una canción que inventa Epicuro256 e ilustrar también un sitio tranquilo a donde éste desea apartarse.257

latinoamericanos concentraron sus esfuerzos en la lucha antiimperialista”. Araceli Soní Soto, “César Vallejo y la Vanguardia Literaria”, en Argumentos, Universidad Autónoma Metropolitana, año 20, nº 55, septiembre-diciembre de 2007, p. 186. 250 Soní Soto, César Vallejo, p. 189. 251 Valentina Tolentino Sanjuan, prólogo a Pasto Verde, de Parménides García Saldaña, México, Editores y Viceversa, 2015, p. 7. 252 Tolentino Sanjuan, Prólogo, p. 8. 253 Tolentino Sanjuan, Prólogo, p. 10. 254 Arturo Ortiz Castro, Denize M. Meza Mercado, Rosario Martínez Martínez, Norma Curiel Hernández, Glosario del argot de drogas, México, Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México e Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, 2013, p. 51. 255 García Saldaña, Pasto verde, p. 93. 256 García Saldaña, Pasto verde, pp. 85-86. 257 García Saldaña, Pasto verde, p. 171.

49 El dialecto 258 utilizado para sugerir el uso de marihuana evidencia una forma de configurar la realidad, una propuesta por el personaje creado a finales de los sesenta por García Saldaña. Esto ocurre gracias al lenguaje. En primer lugar porque es la manifestación más clara de la racionalidad, y, en segundo, porque se trata de una herencia social.259 A través de las palabras nos definimos, muchas veces sin pretenderlo, y la originalidad en el empleo de las mismas se manifiesta en el vocabulario. La marihuana ha sido llamada de muchas formas con el paso del tiempo. Se cree que llegó a América a principios del siglo XVI, con las colonias españolas,260 y que se introdujo a la vida de los habitantes de lo que hoy conocemos como México gracias a la medicina herbolaria indígena. Por otro lado, apenas en la primera página, antes de alcanzar las doscientas palabras, de nuevo una alusión entreverada aparece en medio de un sueño. La intervención del elemento narcótico convierte eso bizarro que Epicuro encuentra a lo largo de su viaje onírico en algo placentero. En este caso, Parménides llama “Mágico”261 al cigarro que lo salva de la pesadilla:

Y en uno de mis acostumbrados sueños me ubico de la compañía grabadora de discos en una sala […] Angelina está cantando Going out of my head Wow! Pero veo que unos mariachis la están acompañando y me lleno de horror (o terror o qué) Bueno pues de mellenodeeso y con un Mágico transformo la cosa Un conjunto de rock la está acompañando y yo controlando la grabación […] me veo de niño oyendo a Angelina cantar What a lucky man I am ¡qué cosas tan chistosísimas se me ocurren Dios mío Fuck, man ¡Qué imaginación!262

Hay quien propone que el “Mágico” de Parménides no es un cigarro de marihuana sino una dosis de dietilamida de ácido lisérgico,263 mejor conocido

258 “Etimológicamente, dialecto es lengua de la conversación. Toda lengua […] posee modalidades conversacionales o dialectales de tipo geográfico o social”. Jesús Neida, “Cambio lingüístico y cambio de lenguas”, en El Basilisco, España, Fundación Gustavo Bueno, nº 9, enero-abril 1980, p. 51. 259 Neida, Cambio lingüístico, p. 47. 260 Adriana Luna-Fabritius, “Modernidad y drogas desde una perspectiva histórica”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, Nueva Época, Año LX, nº 225, septiembre-diciembre de 2015, p. 25 261 García Saldaña, Pasto verde, p. 15. 262 García Saldaña, Pasto verde, p. 15. 263 Diana Costales García, “Entre la tradición y la onda. Un estudio desde la palabra en Pasto verde de Parménides García Saldaña”, tesis de maestría, Universidad Iberoamericana, 2009, p. 112.

50 como LSD-25 o simplemente LSD, al sugerir que utiliza esa palabra para referirse al álbum Magical Mystery Tour,264 de The Beatles, vinculado de forma constante con una etapa creativa de la banda inglesa de rock que es conocida por experimentar con dicha droga entre 1965 y 1968.265 En esta década la circulación de ácido carecía de obstáculos legales y, en Estados Unidos, tanto psiquiatras como psicólogos recetaban tratamientos con él. Aquello era tan popular que entre los pacientes más conocidos de tales terapias “estaban la esposa del senador Robert Kennedy y el actor Cary Grant”.266 No obstante, se sostiene la versión del cigarrillo mágico elaborado a partir de marihuana cuando el protagonista recibe la visita de su amigo Pepcoke Gin y se encierra en el baño para confeccionar un cigarro con “tabaco especial”,267 mismo que después encenderá.

El maese Gin pone Paint it Black en mi departamento de ideas comúnmente por el vulgo llamado excusado water club o close o lo que sea mientras que preparo un Mágico conecto mi muñeca La Gitana y mientras que en el canal coloco el tabaco especial con que hago mis cigarros releo mis letreros preferidos Fuck you Kiss my ass chinga tu puta madre I fucked suani I fucked saint annie yo soy puto suck my dick mi padre es lesbiano y todas las noches le pico el ano […] y ya que mi tabaco está canalizado desconecto a La Gitana y del baño acompañado de ella salgo […] Y empiezo el rito prendo mi mágico268

El estilo de García Saldaña en Pasto verde es propio de la Onda: propuesta literaria de una prole de escritores mancebos que deseaba retratar desde “modos de vida, inquietudes y propósitos de los jóvenes sesenteros, [hasta] rebeldía ante los modelos sociales, familiares y […] políticos”.269 Los personajes en sus novelas, que son fatuos y lozanos, influidos por la cultura

264 The Beatles, Magical Mystery Tour, Parlophone y Apple Records, 1967. 265 Ricardo de Querol, “Beatles psicodélicos: disfraz, sitar y LSD”, en El País, 7 de octubre de 2013, https://elpais.com/cultura/2013/10/05/actualidad/1380998914_119260.html, (consultado el 12 de abril de 2018). 266 Antonio Escohotado, Historia elemental de las drogas, Barcelona, Anagrama, 2016, p. 150. 267 Parménides García, Pasto verde, p. 60. 268 Parménides García, Pasto verde, pp. 59-61. 269 Ignacio Trejo Fuentes, “La literatura de la Onda y sus repercusiones”, en Temas y variaciones de literatura: literatura mexicana, siglo XX, nº. 16, semestre 1, 2001, http://zaloamati.azc.uam.mx/bitstream/handle/11191/1591/La_literatura_de_la_onda_no_16.pdf? sequence=1&isAllowed=y, (consultado el 19 de marzo de 2018).

51 estadounidense y el rock británico, constantemente experimentan con drogas desde la comodidad de la clase media, lo que deja atrás la relación tradicional entre el entorno narcótico y los ambientes militares y carcelarios de la novela de la revolución. Se crea entonces en la literatura mexicana la figura del rebelde, un héroe insurrecto que nace originalmente en la cultura norteamericana, cultura que se alimenta del existencialismo francés para dar origen a una camada de escritores liderada por Jack Kerouac y Allen Ginsberg, la “beat generation”.270 Y aunque el rebelde mexicano encontraba en Estados Unidos el estereotipo que buscaba, su rebeldía no comparte el mismo inicio, sino que se nace gracias a la pujante empresa cinematográfica hollywoodense y sus figuras juveniles de los años cincuenta: Marlon Brando y James Dean, cuyos personajes, en filmes como The Wild One,271 representaban “ruptura radical e irracional con la sociedad […], para así dar muestras de su libertad y de su irresponsabilidad”.272 Un poco más adelante en Pasto verde, luego de una desordenada charla entre Epicuro y Pepcoke Gin que sugiere consecuencias del consumo de marihuana, el primero combina canciones de Bob Dylan, Chuck Berry, Elvis Presley, The Rolling Stones, Sam and Dave y de nuevo The Beatles para incursionar en un soliloquio que confirma que, en efecto, se encuentra “hasta el gorro”273 tras fumar del cigarro mágico:

ando hasta el gorro gorrión camión traición canción canción atracción atracción amoración amoración ando hasta la amoración babe yo ando hasta amoración ando en la onda ando en la uva ando en el guayabo ando en el mamey ando en el zapote ando en la manzana que es cuadrada la manzana de la gente cuadrada la gente cuadrada de asociaciones sociedades clubes […] everybody must get stoned! Everybody must get stoned! well i would not feel so all alone everybody must get stoned! alucinación alucinación visión visión introspección retrospección tepasadación pasadación pasadoción pasadoacción274

270 Jorge Ruffinelli, “Código y lenguaje en José Agustín”, en La Palabra y el Hombre, México, Universidad Veracruzana, nº. 13, enero-marzo de 1975, p. 58. 271 The Wild One, dirigida por László Benedek, 1953, Estados Unidos, Columbia Pictures. 272 Ruffinelli, Código y lenguaje, p. 58. 273 Parménides García, Pasto verde, p. 64. 274 Parménides García, Pasto verde, p. 64.

52 Desde este momento observamos cómo la relación con el cannabis que ilustra el escritor dista de ser negativa. En el primer ejemplo el uso de la droga rescata a Epicuro Aristipo del horror, alejándolo con “imaginación” hacia “cosas […] chistosísimas”, mientras que en la segunda cita la marihuana le ofrece “inspiración” para “juguetear”. Cabe mencionar que García Saldaña tuvo una juventud desbordada en fiestas, alcohol, drogas, rock y un marxismo que fortaleció con sus estudios de economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).275 Son años en los que se populariza en el país la idea de que “consumir mariguana, peyote, hongos, ácido, hashish”276 ofrece acceso a otras realidades, las cuales son una combinación de “mística y creencia en la libertad sexual, la no violencia, el poder de las flores y del amor”.277 Pero este es sólo el inicio de la novela. Al dejar su mundo de sueños, el muchacho de los cigarrillos mágicos nos cuenta cómo junto a sus amigos conduce “borracho”278 por el anillo periférico de Ciudad de México, para confesar que además de haber bebido alcohol ha ingerido anfetaminas.

¿No ves que soy el amo, el amo, el amo, eh? Manejo desde los cuatro años, en consecuencia no me estés chingando. Puedes chocar matarte nos podemos partir la que te conté, no me chingues y le meto el fierro el carro de the-boy-of-my-best-girl tiene placas oficiales o sea que los perros me la pelan voy hecho la madre […] además de borracho ando pastillo. Mi cuerpo y mi cerebro están llenos de vino tinto –Barón me lo sugirió: el vino excita Epicuro brandy y bacardí y ciclones y benedictinas– o sea que ando en un ondón en un verdadero superondón.279

En este caso utiliza el término “benedictinas” para referirse al sulfato de anfetamina que la farmacéutica Smith Kline & French comercializó a partir de 1937 bajo el nombre de Benzedrina, droga cuya época dorada se extendería

275 Daniel Herrera, “Vida y caída de Parménides: De la posibilidad dialéctica entre Marx y los Rolling”, en Replicante, 2 de noviembre de 2014, http://revistareplicante.com/vida-y-caida-de- parmenides/, (consultado el 6 de abril de 2018). 276 Carlos Monsiváis, Amor perdido, México, Ediciones Era, 2005, p. 228. 277 Monsiváis, Amor, p. 228. 278 Parménides García, Pasto verde, p. 17. 279 Parménides García, Pasto verde, p. 17.

53 hasta 1971. 280 El sulfato se vendió de forma libre en forma de inhalador para descongestionar las vías respiratorias y comenzó a ser prescrito en México a principios de los años cuarenta. Incluso, aparece en 1941 una publicación de la Gaceta Médica de México en la cual el doctor Esteban Pous se refiere a los efectos de Los inhaladores de benzedrina:281 precisa que un año atrás les fueron repartidos, en calidad de propaganda, un buen número de estos vaporizadores a distintos médicos del país, quienes hicieron pruebas en ellos mismos y algunas de éstas resultaron un tanto desafortunadas.282 De regreso a la novela, vemos que, en el recorrido alcohólico de Epicuro tras el manubrio, continúa en su interior una actitud, aunque eufórica y desafiante, positiva: él no se siente en decadencia o depresión por drogarse, al contrario, se regocija. Sin embargo, Parménides García no erige una utopía narcótica, pues, en el entorno donde decide que su protagonista actúe, el rechazo por drogarse, por actuar de forma irreverente y hasta por tener el pelo largo es una constante, un reflejo de su entorno. Y es que, en México, “a partir de 1965 […] el consumo de marihuana es una actitud contestataria frente a un Estado autoritario […] Tanto universitarios como proletarios […] crearán su propio lenguaje para alejarse de los discursos oficiales, sus héroes de bronce y del fracaso de la Revolución mexicana”.283

–Perdido, perdido en el espacio. Me cambié a Niño Perdido y de allí aquí está muy lejos (Borracho y todo soy muy lúcido: pertinente nota aclaratoria) –¿Qué has hecho? –Olvidándote. Olvidándote. Emborrachándome y vine a decirte que ya te olvidé que me vales madres por eso vine para decirte que te olvidé Llega Nap (su pap) y me ve borracho y me dice –Te veo cruzado delincuente mira nomás qué greña ya te volviste del otro lado de mi casa fuera degenerado

280 José Manuel López Tricas, “Auge, caída y resurgimiento de las anfetaminas”, en ABC, 3 de julio de 2015, http://www.abc.es/archivo/20150703/abci-auge-caida-anfetaminas- 201506301843.html, (consultado el 13 de abril de 2018). 281 Esteban Pous Cházaro, “Los inhaladores de benzedrina”, en Gaceta Médica de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, tomo LXXI, nº 5, 31 de octubre de 1941, p. 563. 282 Pous Cházaro, Los inhaladores, p. 563. 283 García Vallejo, La disipada historia de la marihuana, p. 123.

54 y veo a Eleonor Rigby (sofia’s mother) escondida tras la pianola pues tiene miedo que a los tres vaya a asesinarlos y para que no me ponga violento Nap me dice Luego te enseño mi ensayo sobre la economía azteca pero vete ahora que andas borracho284

Es cierto que el personaje no está exento de los bajones de ánimo de la droga. Sin embargo, cuando éstos se presentan, los escenarios resultan también indigestos para él, muy lejos de ese ambiente parrandero que prefiere. En el campo semántico285 de la narración, asimismo, surgen términos relacionados con estados de ánimo distímicos.286

además de desvelado y cafeteado estoy embenedictinado afectado por las consecuencias obvias nervisón deprimidón excitadón activón pero sin concretizar nada más bien ando medio volando bajo planeando nervioso pero introvertido eso sip Llega el líder de la H (enana) Escuela de Economía o sea el Presi de la Soc de A-pupilos –Camaradas, la lucha se empieza por el eslabón más débil los compañeros de la facultad de jurisprudencia están luchando por una causa revolucionaria, démosles nuestro apoyo revolucionario ¡Vayamos a la huelga! ¡Es la única lucha posible pa’cabar con los reaccionarios que frenan el progreso revolucionario de nuestro amado pueblo mexicano! ¡Muera el clero y el gobierno universitario! ¡Mueran los oscurantistas! ¡Vayamos al apoyo de los camaradas de jurisprudencia y leyes que están defendiendo la dignidad revolucionaria del estudiantado! […] Una Puma le da una coca al Líder quien al suelo la arroja […] Al caer la botella de Coke al piso y romperse y quedar el líquido regado y el suelo raspado acto continuo todos los estudiantinos Rojllos (Oh oh oh estas benedictinas como alucinaciones me dan por un momento estoy en el siglo pasado en la Universidad de GTO siguen al Líder Estudiantino Morado Presi de mi tres veces adorada escuela de economía van a parapetarse en las barricadas para defender las ideas comunistas). […] –¡Bah! Estoy seguro que toda esta gente es incapaz de compadecerse por los drogadictos… bah… bah… de seguro me mandarían a un campo de concentración bah… bah… bah287

284 Parménides García, Pasto verde, p. 18. 285 Entendiendo campo semántico como “áreas de vocabulario relacionadas conceptualmente”. Isabel García Parejo, “El campo semántico ‘placer’ en español”, tesis de doctorado, Universidad Complutense de Madrid, 1997, p. 6. 286 Miriam E. Jiménez-Maldonado, Geisa B. Gallardo Moreno, Teresita Villaseñor-Cabrera, Andrés A. González Garrido, “La distimia en el contexto clínico”, en Revista Colombiana de Psiquiatría, Colombia, Elsevier, año 49, volumen 42, nº 2, junio de 2013, p. 212. 287 Parménides García, Pasto, pp. 65-66.

55 Epicuro se haya de nuevo bajo los efectos de la Benzedrina, “introvertido” y “volando bajo” esta vez, distraído y aburrido gracias al discurso que escucha sentado en una cafetería universitaria. El mensaje llama a la sedición, pero para Aristipo se trata de una perorata anquilosada, demagógica y contradictoria. Esos que se dicen revolucionarios, está seguro, no son capaces de comprender al prójimo, de sentir piedad por un farmacodependiente, evidenciando así la hipocresía que observa en ese movimiento social, al igual que su forma de concebir a quien se ve envuelto en el vicio: la de un infortunado. El propio García Saldaña escribirá cuatro años después de la publicación de Pasto verde que es necesario observar el movimiento cultural de la Onda como una verdadera revolución, o “por lo menos como rebelión”, 288 pues en Estados Unidos el movimiento de los hippies y los rocanjipies se ha agotado.289 Pero luego la euforia regresa, alimentada constantemente por la necesidad de tener relaciones con cualquiera de sus amigas y ejercer una total libertad sexual. Epicrudo, Epic, El Amo, El Rey o El Rey Criollo, como también se hace llamar a lo largo de la novela, invita a “pastear”290 a “la niña”291 que siempre lo “está cotorreando”,292 es decir a ingerir pastas, “lo que en el lenguaje popular mexicano se refiere a cualquier pastilla para drogarse”.293 La escena se describe de forma errática y de nuevo con alusiones a letras de The Rolling Stones, para terminar con la frase: every body must get stoned, o todos deberían drogarse,294 como lo hace Bob Dylan en su canción Rainy Day Woman Nº 12 & 35.295 Durante los sesenta, el cantautor ganador del Nobel de Literatura confesó haber

288 Parménides García Saldaña, En la ruta de la onda, México, Jus, 2014, p. 25. 289 García Saldaña, En la ruta, p. 25. 290 Parménides García, Pasto, p. 73. 291 Parménides García, Pasto, p. 72. 292 Parménides García, Pasto, p. 72. 293 Castro, Meza, Martínez, Curiel, Glosario, p. 51. 294 La traducción es hecha por mí. “Every body must get stoned” es el coro de una canción de Bob Dylan llamada Rainy Day Woman #12 & 35, incluida en el álbum Blonde on Blonde, el cual fue producido por Bob Johnston y publicado en 1966 por la compañía discográfica Columbia Records. 295 Bob Dylan, Jill Meyers, Rainy Day Woman Nº 12 &35, en Blonde on Blonde, Columbia Records, 1966.

56 mantenido una fuerte adicción a la heroína mientras vivió en Nueva York, aunque años más tarde negaría haberse enganchado.296

ESPÉRAME NENA VAMOS A pastear pastelear PASTERA PASEAR PASAR LA NOCHE JUNTOS NENA VEN NENA VAMOS A PASAR LA NOCHE JUNTOS SUMMER IN THE CITY HELP! […] ¡AYÚDAME NOT FADE AWAY NOT FADE AWAY SATISFACTION SATISFACTIOS SATISFACTION LADY LADY JANE QUEEN JANE JANE QUEEN JANE’S WALKIN’ ON THE GRASS EVERYBODY MUST GET STONED EVE’RYBODY MUST GET STONED!297

Sólo al finalizar la primera de las tres partes de la novela, vemos, como si de una alocada fiesta se tratara, el amanecer de un nuevo día desde el excusado que recibe las excrecencias de un joven fiestero alcoholizado y excedido de anfetamina. Esto parece, por un lado, aparte de resaca de alcohol y drogas, conciencia de soledad en medio de multitudes, el fin de un aislamiento filosófico, pero por otra parte se trata también de una curvatura en la onda, su declive natural, pues conforme la historia progresa las remontadas se agolparán dejando atrás el mal tiempo.

Y en mi cuarto de ya famoso e inmortal pedestal estamos los rodantes: the beach boy el conejo howl made in suecia apolo barón polaco el flaco el tripón el rey y todos embenedictinados y embarcadizados y enmotados estamos oyendo aftermath […] todos chasqueando los dedos bebiendo más bacardis more n’ more otra benedictina sí gracias gracias flaco y llevando el ritmo chasqueando los dedos muy eufórica pero controlada la cosa nadie quiere sacar a nadie de su onda […] No hagan planes no hagan planes no hagan planes los planes valen lo que los burdeleros padres digo en realidad como dice la naquisa valen madres los planes digo para qué hacer planes para qué carajos hacer pinches planes […] alguien trae una botella de vino y seguimos chupando hasta que uno a uno vamos al señor excusado a güacarear […] carajo me lleva la chingada estoy jodidísimo carajo ya no puedo vomitar por más que me meto el dedo […] calmado calmado la cosa es calmada cool cool cool cool cool cool cool cool cooooool man coooool298

296 Andy Greene, “Questions About Bob Dylan’s Claim That He was Once a Heroin Addict”, en Rolling Stone, Estados Unidos, Penske Media Corporation, 23 de mayo del 2011, versión PDF: https://www.rollingstone.com/music/music-news/questions-about-bob-dylans-claim-that-he-was- once-a-heroin-addict-247842/. 297 Parménides García, Pasto, p. 73. 298 Parménides García, Pasto, pp. 80-81.

57

En el segundo capítulo existe mención a una tercera droga, esta vez sí claramente al LSD, llamado “ácido” 299 en el argot popular. Nuestro joven personaje se encuentra en una tienda de discos y, mientras observa la portada de Bringing It All Back Home,300 de Bob Dylan, una chica se acerca para iniciar una conversación. Viene de San Francisco, California, le dice, donde el consumo de dietilamida está de moda, pero él no conoce esa sustancia. También menciona el “pasto verde”301 y él no entiende que se refiere a marihuana, por lo que la chica finalmente concluye que Epicuro está “fuera de onda”,302 es decir que por desconocer dichas drogas no pertenece al grupo social que vive en lo “establecido-fuera-de-lo-establecido”. 303 En los sesenta, sobre todo los adolescentes capitalinos usaron como muletilla esa palabra, “onda”, entonces ¿qué onda?, ¿cuál es la onda?, estás fuera de onda o agarra la onda, “eran expresiones para referirse a cierta pertenencia a un estatus determinado, a algún estado de ánimo, a la correspondencia con una frecuencia, a la comunión de ideas y actitudes de toda una generación”.304 Desde su descubrimiento en 1943,305 y aun después de su prohibición en 1967,306 el LSD acumuló millones de adeptos. California fue en los años sesenta una sede importante para los consumidores, pues, además de que su ingesta y tráfico era legal, se utilizaba como medicamento. La farmacéutica Sandoz y el mismo Albert Hofmann, aquel que separó la dietilamida del cornezuelo, confeccionaron un preparado en tabletas llamado Delysid, con el que se

299 Castro, Meza, Martínez, Curiel, Glosario, p. 17. 300 Bob Dylan, Blonde on Blonde, Columbia Records, 1965. 301 Parménides García, Pasto, p. 93. 302 Parménides García, Pasto, p. 93. 303 Margo Glantz, “La onda diez años después: ¿epitafio o revalorización?”, en Texto Crítico, México, Centro de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana, nº 5, septiembre-diciembre de 1976, p. 88. 304 Trejo Fuentes, “La literatura de la Onda”. 305 El químico suizo Albert Hofmann obtuvo la dietilamida del ácido lisérgico a partir de un hongo llamado ergot o cornezuelo, el cual se haya de forma común en el centeno. Escohotado, Historia elemental, p. 126. 306 “El mercado negro de esta droga data de 1967, cuando entra en vigor su prohibición”. Escohotado, Historia elemental, p. 154.

58 consiguieron algunos éxitos en el terreno de la psicoterapia. 307 Cuando se excluyó al ácido del grupo de las drogas permitidas, voces en contra no se hicieron esperar, entre ellas la de Octavio Paz, quien escribió que el verdadero objetivo de la excomunión de ciertas sustancias no estaba en erradicar un vicio sino una disidencia: “la prohibición asume la forma de un combate contra un contagio del espíritu, contra una opinión”,308 dijo.

–Sí, pasto verde, ¿no has probado? No, no hay verdades afuera de las puertas del paraíso… –¿Cómo te llamas? –Grillo –¿Grillo? –Sí, me siento un grillo y por eso me llamo Grillo –Mucho gusto Grillo, pues yo me siento estúpido y me llamo Estúpido –Eso está bien, cada quien debe llamarse lo que se sienta. Tampoco has probado el ácido –¿Ácido? –Estás fuera de onda, en Frisco, yo soy de ahí, ahí está la onda. Es padre, es algo que pasa, que sólo pasa en ti. No hay reyes dentro de las puertas del paraíso… Y otra onda, hombre, unos te hacen más pequeño y otros más grandes, los sagrados, hombre… –Debo confesar que me creía en onda pero que ahora estoy fuera…309

Este apartado, el más extenso del libro, es también el que incluye mayores menciones de aspecto político y social, evidencia de la forma liberal de configurar el mundo que Parménides inyecta en su protagonista. Durante la década en la que se publicó Pasto verde, un sector de la población mexicana experimentaba la influencia de la revolución cubana, pues ésta se erigía como una referencia para los pueblos subyugados, un viso de confianza en cambios sociales, pero la revuelta caribeña también significaba “un serio peligro para el

307 “Sus mayores éxitos se obtuvieron en psicoterapia general (donde produjo un porcentaje de suicidio –intentado o consumado– inferior o igual a otros tratamientos), en terapia agónica – donde funcionó mejor que diversos narcóticos en proporciones que iban del 30 al 80% de los casos–, y como estímulo para que los alcohólicos abandonasen su vicio”. Escohotado, Historia elemental, p. 127. 308 “Ni el borracho ni la prostituta y su cliente ponen en duda las reglas que quebrantan. Sus actos son un disturbio, una alteración del orden, no una crítica. En cambio, el recurso a los alucinógenos implica una negación de los valores sociales y es una tentativa, quimérica sin duda, por escapar de este mundo y colocarse al margen de la sociedad. Puede entenderse ahora la verdadera razón de la condenación y de su severidad: la autoridad no obra como si reprimiese una práctica reprobable o un delito sino una disidencia”. Octavio Paz, Corriente alterna, México, Siglo Veintiuno, 1990, p. 105. 309 Parménides García, Pasto, pp. 93-94.

59 dominio de las oligarquías locales, casi en su totalidad sometidas a los dictados de Estados Unidos”,310 y esa actitud libertaria que palpitaba detrás de aquella esperanza, su amor y su paz, no encajaba con el modelo burgués de sociedad y desarrollo. Una muestra es cuando el personaje está desencantado de sus compañeras y amigas por no ser tan desinteresadas como él y no entregarse sexualmente, entonces, en tono irónico, critica el modo de vida que se considera correcto en los jóvenes sesenteros mexicanos, lo que incluye alejarse del consumo de “calmantes”.311

escucha atentamente al maestro el cinco de mayo recita versos no contradigas nada no critiques nada no abandones las consignas si ves que te persigue la tira saca tu credencial de miembro del partido revolucionario si te estás perdiendo no trates de usar calmantes es mejor que veas por tu ventana la trabajadora social le está preguntando al policía auxiliar lo que mañana y tarde te pasas haciendo tienes récord de golfo e insano nene por favor ya no sigas quemando incienso es inútil no verás a Dios es mejor como los burros comer […] péinate como hombre no uses ajustados los pantalones inscríbete a un club deportivo juega polo juega golf juega fut aprende a bailar calipso aprende a bailar vals aprende a saludar aprende a no soñar ve al servicio militar aunque sepas que contra nada tienes que pelear estudia toda la vida para que termines en una oficina […] es mejor ser de algún partido para que no pierdas el tino es mejor sonreírle al presidente que recordar los incidentes de Río Blanco y Cananea es mejor decir que Morelos está muerto y que su espíritu vive en nosotros a decir que los ideales de Zapata para nada se cumplieron es mejor que navegues con el viento es mejor aplaudir a los líderes obreros de gafas negras que ir en una julia soportando el olor a tequila del policía y los macanazos de los demás tiras y es mejor ser un naco influyente ladrón y vendido no tener ideas no tener cerebro vivir dentro de la cofradía que no seguir nada y vivir al día es mejor ser gente limpia parecer gente decente y regalarle flores el día de su cumpleaños a la nieta de Obregón, Calles y anexas312

El tercer y último capítulo comprueba la influencia del escritor estadounidense William Burroughs en el tramado que García Saldaña propone. El escritor estadounidense incluso es mencionado en un poema dentro de la novela, en las últimas páginas del segundo episodio, titulado “Poema de

310 Ramiro Bautista Rosas, Javier Huerta Jurado y Octavio Lóyzaga de la Cueva, “Introducción: Contexto del Movimiento Estudiantil de 1968”, en Alegatos, nº. 70, septiembre/diciembre de 2008, p. 291. 311 Parménides García, Pasto, p. 95. 312 Parménides García, Pasto, pp. 95-96.

60 concreto”.313 Al leer la introducción de El almuerzo desnudo,314 escuchamos a Burroughs asegurar que su novela está compuesta por notas escritas durante años de aturdimiento causado por el consumo de opio,315 morfina,316 heroína,317 Dilaudid, 318 Dolofina, 319 Palfium 320 y demás narcóticos sintéticos, 321 provocando que la historia de ese hombre que pasa por toda clase de vicisitudes ligadas al vicio se convierta en una mezcla de eventos sin más conexión que verse circunscritos a la vida de una misma persona: no existe un inicio, un clímax o un final definidos, no se trata de una serie de sucesos sino de una fotografía. Lo mismo ocurre con la propuesta de García Saldaña: Epicuro usa drogas para sobrevivir a Ciudad de México y a la sociedad que tanto detesta, ofreciendo estampas de sus discernimientos: sin principio ni fin. Por lo tanto, al alcanzar este tercer apartado y no lograr más conclusión que la continuidad del tedio del

313 Parménides García, Pasto, p. 137. 314 William S. Burroughs, El almuerzo desnudo, Barcelona, Anagrama, 2016. 315 “Las referencias al uso farmacéutico del jugo de amapolas son muy antiguas. Ya Teofrasto hizo mención de sus virtudes, en el siglo III a.C. Los médicos árabes eran partidarios del uso del opio, en pastillas que a veces llevaban impreso el sello Mash Allah, es decir, «presente de Dios». La palabra opio deriva del nombre griego opion (jugo), ya que se obtiene del jugo de amapolas. El opio contiene más de 20 alcaloides diferentes; entre los principales se encuentran la papaverina, la tabaína, la morfina y la noscapina”. Juan Esteva de Sagrera, “El opio. De la farmacopea a la prohibición”, en Offarm, volumen 24, nº 10, noviembre de 2005, p. 97. 316 “Alcaloide pentacíclico existente en el opio, jugo extraído de la adormidera Papaver somniferum”. Jesús Flórez, Farmacología humana, España, Elsevier Masson, 2004, p. 435. 317 “Cinco veces más adictiva que la morfina resultó ser la dicetilmorfina, que debido a sus virtudes enérgicas (heroisch) apareció en el mercado con el nombre de heroína […] Lanzada con gran alarde publicitario en 1898, la heroína inunda farmacias de todos los continentes, donde persistirá en régimen de venta libre después de que opio y morfina empiecen a ser controlados”. Escohotado, Historia elemental, pp. 91-92. 318 “La hidromorfona es una cetona hidrogenada de la morfina sintetizada en Alemania en 1921. La primera referencia clínica sobre la hidromorfona se publica en 1926, pero no será hasta 1981 cuando se estudien las propiedades farmacocinéticas y farmacodinámicas de esta molécula. La hidromorfona está incluida en las guías de práctica clínica para el tratamiento del dolor oncológico y es un fármaco bien estudiado como analgésico postoperatorio […] Está comercializada como Dilaudid® en Estados Unidos (Knoll pharmaceutical, Whippany, NJ) y Canadá (Knoll pharmaceutical, Whippany, NJ)”. B. García, S. Latorre, F. Torre, C. Gómez, S. Postigo, A. Callejo y A. Arizaga, “Hidromorfona: una alternativa en el tratamiento del dolor”, en Revista de la Sociedad Española del Dolor, volumen 17, nº 3, abril de 2010, p. 153. 319 Nombre comercial con el que se distribuye la metadona, derivado del opio utilizado como analgésico: “descubierta por químicos del ejército alemán y bautizada originalmente como Dolofina (por Adolf Hitler)”. Escohotado, Historia elemental, p. 124. 320 Nombre comercial de la detromoramida, “euforizante al menos tres veces más adictivo que la heroína”. Escohotado, Historia elemental, p. 125. 321 Burroughs, El almuerzo, p. 7.

61 protagonista, se configura ese tramado de caos planeado que Parménides admiró en Burroughs y en los escritores beat. El efecto de las drogas en este último episodio se manifiesta también como insinuación de rebeldía y bienestar, sin embargo el juicio social sobre Epicuro, por su manera de vestir, su comportamiento y el gusto por las sustancias ilegales, le harán vivir experiencias desagradables. Aun así, la onda vuelve a tomar impulso y el protagonista regresa a la cúspide para fumarse “el otro”322 y entregarse en el Parque Nacional Desierto de los Leones a la introspección. La primera mención a la marihuana y las drogas en este capítulo tiene lugar cuando Epicuro Aristipo entra en la cabeza de su amigo Ed Pirez y desde ahí mantiene una conversación con una mujer imaginaria, quien sólo al fumar el narcótico entra en “la onda”.323

–¿No quieres una fumada? Ah, tú no eres de la onda –¿Cuál onda –Del club Lady Jane, muy mal. ¿No quieres? –Me mareo –No seas fresa, vas a ver qué ondón Lady of Spain fuma –Me siento rara… –Es la onda… –Qué chistoso… –¿Qué? –Nada, pero es muy chistoso, qué chistoso… Besa a Ed –Cool, cool, la onda es calmada… –¡Eres padre Ed, eres padre!324

Después, otro de los amigos de Epicuro, llamado, con ciertas variaciones, Aspirante a cara No. 1 del Cine Nacional, se regodea narrando, con la canción “Paint it Black”325 de The Rolling Stones sonando en el fondo, la experiencia que vivió en una orgía de la cual salió muy contento, por lo que desea celebrar con “un toque”,326 es decir un cigarro de cannabis. Luego de un poco de charla empieza a sentir el efecto y desciende a momentos de paranoia, histeria y

322 Parménides García, Pasto verde, p. 173. 323 Parménides García, Pasto verde, p. 161. 324 Parménides García, Pasto verde, p. 161. 325 The Rolling Stones, Paint it Black, en Aftermath, London Records, 1966. 326 Parménides García, Pasto verde, p. 164.

62 catarsis que hacen que el resto de los compañeros de juerga se rían de él, pues nada de lo que cree que está ocurriendo es verdad. Lo sucedido en esta parte, es también una crítica al papel de la mujer de clase media en la sociedad: piezas de porcelana que se esfuerzan por mantener la belleza e integridad de su cuerpo para ser elegidas por un macho que las lleve a una casa suntuosa, utilizando como garantía de ascenso su virginidad. “Parménides le quitó la máscara a la sociedad mexicana […] Hombres en busca de mujercitas blancas y santas para tenerlas de esposas y así formar familias felices, la perpetuación de la propiedad privada […] Las mujeres por su parte: movidas por el prejuicio de llegar vírgenes al matrimonio para que sus esposos no ‘dijeran’ y de algún modo asegurar con ello las casas, los viajes, las joyas”.327

–Pinches mexicanas valen madre, son unas pendejas, aquí pura nalga frustrada, se te lanzan y te salen con que yo no, la onda está allá en Frisco, allá lo más tranquilo es tener una nena, no que aquí pura india acomplejada, sólo las arañas te dan las nalgas y siempre salen con estupideces, ay abusaste de mí […]

Aspirante a Cara No. 1 –Digo lo máximo es la cama, la onda, ayer estuve en una orgía, ligué con una gorda divina y destrampadísima… Me acabo de ligar a una niña fresa, no hay nada como una fresa… Epicuro pásame un toque, estoy tan contento que quiero ponerme hasta el gorro […] i see the girls walk by dressed in their summer clothes… y yo Claudia me emborrachaba por ti, yo había sido parte de tus trucos, por eso te arrepentías de hacer el amor conmigo, tú querías cambiar cambiar, no te satisfacías. Yo tuve que aprender a sentirme solo y ahora tú estás muy contenta con papá y mamá, ahora ya no piensas que hacer el amor es sucio, tu porvenir está asegurado, pero por favor a uno de tus hijos ponle Epicuro […] i see a line of cars and they’re all painted black… Castillos en el Aire se pone en onda: –Estoy mal, me estoy muriendo, me estoy muriendo, no, nada me pasa, nada, estoy perfectamente, entero, no es cierto, no es cierto, me está llevando la chingada, estoy mal, siento que me voy a morir, Dios mío ayúdame… Ya, ya, ya estoy muerto, no siento el cuerpo, ya estoy muerto… Papá, mamá perdónenme, yo que quería ganar mucho dinero, vivir como Playboy, muerto… Ya que estaba juntando dinero para casarme con La

327 Valentina Sanjuan, prólogo a En la ruta de la onda, de Parménides García Saldaña, México, Jus, 2014, p. 11.

63 Bella Durmiente, ahora que estaba acabando mi carrera me estoy muriendo…328

En las páginas siguientes, como ocurriera en el mundo extraliterario con Parménides,329 el protagonista es internado en una “clínica siquiátrica”,330 este último por apedrear la casa de una amante y tener “facha de rebelde rocanrolero insano”.331 Entre las causas que motivan su traslado al nosocomio está que parece estar drogado, lo que él considera no afecta en lo más mínimo su honor. Encerrado en una celda se compadece de la suerte que vive y la soledad en la que se encuentra, resignándose a cantarle a su eterno amor, “Maryjane”:332

“anglicismo que en el argot de las drogas hace alusión a la mariguana”.333 Al poco tiempo Epicuro es dado de alta y deja el “locosomio”334 para seguir con su vida exactamente igual, pensando en una nueva conquista amorosa, bebiendo y consumiendo drogas, escuchando rock, soñando despierto y pasando ratos de ocio con sus amigos.

Y yo creyendo que Dalila era sincera le abro mi corazón […] pero ella no quería un hogar de dos, sino de tres, así que decepcionado me lleno de furia y le apedreo la casa y ella llama a la tira […] yo le estoy diciendo al agente del ministerio público que soy de ideas comunistas y que ingerí whisky white horse, me encierran en una celda […] Y al otro día me entero que estoy por mi facha de rebelde rocanrolero, insano, y que además el doctor supuso que estaba yo drogado, lo cual no afecta en lo más mínimo mi honor. Pero me recluyen en una clínica siquiátrica […] y como sospechan que todo greñudo está insano me encierran en una celda […] No tengo a Dalila, no tengo a Sofía, no tengo a Claudia, no tengo a Susana, no tengo a Tania, no tengo a Daisy, entonces empiezo a cantarle a mi eterno amor Maryjane335

328 Parménides García, Pasto, pp. 163-165. 329 Durante sus años finales, García Saldaña acumuló ingresos en cárceles y sanatorios mentales. Intentó matar a su madre en dos ocasiones. Una de las últimas veces que se le vio estaba completamente enloquecido: fue en el auditorio Rafael Galván, del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear, donde tenía lugar un congreso organizado para formar el Partido Socialista Unificado de México. Parménides irrumpió en el recinto saltando todo protocolo y sin mediar discursos gritó “¡Farsantes! ¡Farsantes!”, mientras aseguraba haber sido poseído por el espíritu de Iósif Stalin y que todo comunismo de verdad procedía exclusivamente de la Unión Soviética y no de esas invenciones mexicanas. José Agustín, Contra la corriente, México, Diana, 1991, p. 27. 330 Parménides García, Pasto, p. 167. 331 Parménides García, Pasto, p. 167. 332 Parménides García, Pasto, p. 167. 333 Castro, Meza, Martínez, Curiel, Glosario, p. 47. 334 Parménides García, Pasto, p. 167. 335 García Saldaña, Pasto, pp. 166-167.

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García Saldaña culmina Pasto verde al pasar de un escenario en la imaginación de su protagonista, donde es parte de una banda de rock que interpreta canciones de The Rolling Stones, a veces llamada “los Dientes Macizos” y otras “los Floreros Despostillados”, a un corto acto donde el mismo Epicuro se encuentra con su amigo Sadito y con Conejo, encienden otro cigarro mágico y se adentran en el bosque.

Nosotros muy entrados tocando, yo cantando: When I’m ridin’ around the world and i’am doing this I’m signin that an I’m trying to make some girl Who tells me… better come back maybe next week’ cause you see I’m on a losing streak… I can’t get no satisfaction I can’t get no satisfaction no satisfaction; los policías nos ven con coraje, los señores se llevan a sus hijas, una que otra nena está entusiasmada, todo puede pasar en este país de las mil transas, algún día las nenas se encenderán, sí algún día se encenderán, ahora están fuera de onda, vienen muy atrás, viven en el siglo diecinueve, bueno la mayoría de la gente aquí está en el siglo diecinueve […] Que salga el otro dice Sadito, el Conejo lo enciende, y cada quien en su onda vamos hacia el Desierto de los Leones…

Fuera de mí fuera de mí fuera de mí fuera de mí Dentro de mi propia fantasía336

En Pasto verde, para Parménides García Saldaña las drogas resultan un punto de quiebre entre la realidad fuera de onda de los padres, la política y las costumbres moralistas, y el mundo imaginario y a veces posible de la onda, donde se puede ser de cualquier manera y consumir cualquier droga con total libertad. Los estupefacientes juegan, de esta manera, un papel trascendental en el mundo interior de la novela, pues ahí, donde el tiempo no logra hilar la trama, es ese efecto narcótico el que une cada imagen para que la historia surja.

336 García Saldaña, Pasto, pp. 172-173.

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Capítulo III

Análisis histórico-literario de El vampiro de la colonia Roma

66 Sociedad y prejuicio

En El vampiro de la colonia Roma, novela escrita por el guerrerense Luis Zapata Quiroz, notamos cómo el consumo de drogas permanece planteado en el ámbito juvenil, aunque, a diferencia de Pasto verde, se le asignan espacios específicos. Asimismo, advertimos la manera en que, a un paso de la década de 1980, el consumidor de narcóticos, y muy particularmente el de marihuana, se haya completamente estereotipado. Es esto último el punto fundamental del presente capítulo, ya que somos testigos de una modificación de perspectiva en relación con la obra de García Saldaña, escrita once años atrás, lo que nos ofrece esa noción de cambio, que tiene lugar en el espacio político llamado México, que ocurre en el tiempo y que es perceptible a través de la novela. De igual manera, somos testigos de ciertas permanencias. Una ya fue mencionada: plantear el uso de sustancias ilegales en jóvenes; pero hay una segunda que tampoco debe perderse de vista: en ambos casos, tanto en Pasto verde como en El vampiro de la colonia Roma, la droga inicial de consumo es marihuana, y una de las combinaciones más recurridas es anfetaminas y alcohol: ambas permitidas por la ley vigente. Hacemos hincapié también en la relación que la sociedad del espacio diegético de la novela, uno que refigura la Ciudad de México, efectúa entre homosexuales y drogadictos, para hacer evidente que la discriminación hacia ambos proviene de una misma fuente: la idea de progreso y moralidad inoculada por el capitalismo y la religión. Todo esto enmarcado en el contexto histórico del México de los años setenta, en el cual se mantenía vivo el recuerdo de la sangre en la Plaza de las Tres Culturas y existía desencanto entre la población por el fin del modelo económico estabilizador. Tal situación propició una serie de luchas que, en

67 buena medida, eran continuación de aquellas iniciadas en la década de los cincuenta y revividas en los sesenta.337 En esa misma década, Estados Unidos sostiene una “guerra” contra “la psiquedelia”338 del LSD, la cual se encuentra en su cúspide, y en 1971 impulsa la promulgación del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas que es signado en Viena. Las naciones firmantes, entre las cuales se encuentra México, 339 prometen velar por el juicio, la percepción y el estado de ánimo de sus habitantes,340 lo que significa un cambio sustancial en materia de legislación internacional, toda vez que “desde las convenciones de La Haya (1912 y 1914) el compromiso de los Estados era tan sólo evitar el abuso de drogas estupefacientes o adictivas” 341 basándose en el presunto daño físico que causaban a los consumidores y no en la alteración de su percepción o juicio sobre el mundo.

337 La disolución en 1971 de la manifestación de Corpus Christi a punta de bala por el grupo paramilitar Halcones en la calzada México-Tacuba, para eliminar el activismo en demanda de la liberación de presos políticos; el movimiento electricista y ferrocarrilero que fue del 71 a 72; las huelgas de las empresas Nissan, Rivetex, Celanese y Medalla de Oro en 1973; las de General Electric, Cinsa-Cifunda y Lido en 1974; las de Spicer y Manufacturas Metálicas en Monterrey, Lacsa en Cuernavaca, y Texlamex, Harper Wayman, Cofisa, Searle, Hilaturas Aztecas, Panam y Duramil en Estado de México durante 1975; hasta producirse la gran marcha electricista del 15 de noviembre de ese mismo año en la capital del país. Ver Gustavo Castillo García, “El halconazo, historia de represión, cinismo y mentiras se mantiene impune”, en La Jornada, 6 de septiembre del 2008, http://www.jornada.unam.mx/2008/06/09/index.php?article=018n1pol§ion=politica, (consultado el 20 de abril de 2018). 338 Escohotado, Historia elemental, p. 161. 339 International Narcotics Control Board, Convenio sobre sustancias sicotrópicas 1971, Viena, Naciones Unidas, 1971, p. 1. 340 Control Board, Convenio sobre sustancias sicotrópicas 1971, p. 1. 341 Control Board, Convenio sobre sustancias sicotrópicas 1971, p. 1.

68 Drogas, homosexualidad y prostitución

Luis Zapata Quiroz publica El vampiro de la colonia Roma en 1979, tras obtener el Premio Juan Grijalbo a la mejor novela inédita: causó aversión por su explícita temática erótica-homosexual y la cotidianeidad con que se advierten los vicios del entonces Distrito Federal. Fue comparada con novelas de la Onda, al considerar que “elogiaba el comportamiento rebelde […], hablaba de sexo con gran libertad, […] [e] insinuaba cierta apología por las drogas”.342 No obstante, la narración del sórdido mundo de los chichifos 343 propuesta por el escritor capitalino era distinta a aquella de los onderos.344 Cuando en México los años setenta ya se encaminaban a los ochenta, los integrantes de la generación de Medio Siglo y de La Casa del Lago, desde Carlos Fuentes, Emmanuel Carballo y Luis Villoro, hasta Juan García Ponce, Salvador Elizondo e Inés Arredondo, seguían su camino en solitario, lejos del activismo colectivo, y surgían jóvenes como Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco con discursos más radicales. 345 Esto propició que las escritoras y escritores jóvenes, ajenos a movimientos grupales, añoraran modernidad y originalidad, proliferando en consecuencia la narrativa de nicho,346 donde esa novela que aborda temas homosexuales a manera de tópico cobra auge. Y es aquí cuando entra en escena este “clásico instantáneo del género”347: El vampiro de la colonia Roma. A pesar de que El vampiro… es considerada por la crítica y un amplio sector del público lector como una novela gay, dicha palabra no es mencionada si quiera una sola vez a lo largo del texto. En cambio, Zapata Quiroz sí utiliza términos como puto, joto, loca y maricón, al igual que sus derivaciones: putón,

342 Eduardo Mejía, “¿Adonis, te gustan los hombres?”, en nexos, agosto 2012, http://www.nexos.com.mx/?p=3390, (consultado el 27 de abril de 2018). 343 “Son jóvenes que reciben dinero de manera sistemática por tener sexo con otros hombres”. Giovane Mendieta Izquierdo, Prostitución viril: un estudio fenomenológico del cuerpo, Colombia, Fundación Universitaria del Área Andina, 2015, p. 43. 344 Escritores pertenecientes a la generación de la Onda. 345 José María Espinasa, Historia mínima de la literatura mexicana del siglo XX, México, El Colegio de México, 2016, p. 279. 346 Espinasa, Historia mínima, pp. 296-301. 347 Espinasa, Historia mínima, p. 301.

69 jotísimo, loca desatada y mariconerías. La palabra homosexual es también utilizada en El vampiro…, pero, contrario a las acepciones anteriores, que se refieren a particularidades en la forma de actuar o conducirse, ésta se usa para hacer referencia a un grupo de personas que comparte la misma orientación sexual, bajo una concepción, si no idéntica, muy similar a la actual. Lo más cercano al vocablo gay en la novela es la expresión gayo, aplicada para dirigirse a homosexuales. Por otra parte, cuando se busca aludir a un sentido de comunidad o pertenencia, se maneja el concepto de ambiente, palabra que en la segunda mitad de los setenta denominaba a las actividades, lugares y personas relacionadas con la homosexualidad.348 “Esto –el uso de términos alternativos pero que hablan de un grupo especifico– es una muestra de que, aunque el término gay no se empleara en El vampiro, en México se estaba construyendo un sentido de pertenencia a una comunidad homosexual, como ocurría en buena parte del mundo”.349 En el siglo veinte, sectores de la sociedad aún creían que existía una relación entre lo que consideraban representaciones sociales y culturales gay y el consumo de drogas.350 Quizá dicha creencia tiene su origen en la Europa medieval, con la instauración y difusión del cristianismo.

La difusión e implantación del cristianismo en la Europa medieval, conllevó a una guerra contra los rituales agrícolas de decenas de pueblos en los que el uso de opio, belladona, mandrágora, beleño, marihuana y hongos alucinógenos era parte fundamental […] El conocimiento profundo y útil de las drogas para las creencias mágicas, medicinales y festivas de los curanderos o brujos y sus pueblos, fue asociado por el cristianismo con pactos con el demonio, con poderes sobrenaturales y con aquelarres donde el infanticidio y la sodomía eran supuestamente el motivo de los encuentros […] A finales del siglo XV, cuando la Europa cristianizada arribó a las costas de América, descubrió que […] los habitantes de este continente tejían su cotidianidad con las preciadas hebras que arrancaban de sus vivencias con los alucinógenos, el tabaco, la coca y las bebidas fermentadas […]

348 Rodrigo Laguarda, “El vampiro de la colonia Roma: literatura e identidad gay en México”, en Takwá: Revista de historia, no. 5, 2007, p. 179. 349 Laguarda, “El vampiro de la colonia Roma: literatura e identidad”, p. 179. 350 Fernando Caudevilla, “Reducción de riesgos en el colectivo homosexual”, en De riesgos y placeres. Manual para entender las drogas, editado por David Pere Martínez Oró y Joan Pallarés Gómez, España, Editorial Milenio, 2013, p. 252.

70 [Después], desde los primeros años del siglo XIX en varios países de Europa occidental surgieron movimientos de reforma moral que tenían como propósito la educación de las clases proletarias que exigía el nuevo orden productivo de la sociedad industrial. La templanza, la higiene, el ahorro y la responsabilidad eran las metas pedagógicas de grupos conformados por religiosos, gobernantes y médicos que pretendían organizar el mundo familiar de los trabajadores para ayudar a la construcción de otras formas de producción y de organización social […] [Ya en el siglo veinte], a partir de la prohibición y de la consideración de la palabra droga ya no como fármaco o remedio sino como el referente de un objeto dañino, lejos quedaron entonces las bondades de sustancias que hacían parte de los remedios utilizados durante siglos.351

Es así que para 1979,352 la homosexualidad, al igual que el consumo de drogas, es vista como una variable clínica que “predice el uso de psicoterapia, medicación psiquiátrica, utilización de servicios de salud mental, ideación e intento de suicidio, conductas autodestructivas [y] daños autoinfligidos”.353 Las drogas en la novela de Zapata Quiroz llegan apenas antes de construirse el desenlace y representan el punto en la trama donde tiene lugar un giro de tuerca que perfila el final de la obra. La primera aparición, en este caso de marihuana, de “mota”, tiene lugar en el antepenúltimo capítulo.

después cómo un mes o dos meses después se cambió abajo exactamente en el mismo lugar en que estábamos nosotros arriba mi cuate ese el de la muchacha y luego como a los quince días regresó mi hermano de estados unidos […] todo seguía siendo lo mismo que había sido antes en la otra casa sólo que había una novedad la mota354

Hasta aquí, en la novela, la vida de Adonis ha sido aventura e ímpetu, con sobresaltos, sí, pero sin afectaciones importantes, una vida de prostituto que disfruta porque goza del sexo, la noche y el alcohol sin preocupaciones. Pero

351 Gustavo Barona Tovar, “Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas”, en Cultura y drogas, nº 19, enero-diciembre de 2012, Universidad de Caldas, pp. 15-20, versión PDF, http://vip.ucaldas.edu.co/culturaydroga/downloads/Culturaydroga17(19)_2.pdf. 352 En 1979 el poder de la iglesia católica en México era mayor que en la actualidad, y como ejemplo podemos mencionar que, tan sólo en ese año, la nación laica de los Estados Unidos Mexicanos recibió la visita de Juan Pablo II, quien permaneció del 27 al 31 de enero, y apenas un mes después, el 13 de febrero; mientras que recibió la Sexta Conferencia de Obispos de América Latina. Carlos Betancourt Cid, México contemporáneo. Cronología (1968-2000), México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2012, p. 85. 353 José Arturo Granados-Cosme, Guadalupe Delgado-Sánchez, “Identidad y riesgos para la salud mental de jóvenes gays en México”, en Saúde Pública, nº 24, Río de Janeiro, mayo de 2008, p. 1043. 354 Zapata, El vampiro, p. 112.

71 cuando inicia sus encuentros con la marihuana, se desencadena sin que lo advierta una serie de situaciones que lo perjudican, y otras drogas entran en escena. Luis Zapata escribe sobre este chichifo que se mueve narcotizado por Ciudad de México y mantiene encuentros con la policía, desde un país que forma parte del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas355 –cabe destacar– lo que significa que, en teoría, sus autoridades intentan velar por el juicio, la percepción y el estado de ánimo de los habitantes,356 ya no sólo evitar un daño sino regular la razón de las personas.357 En los setenta, la convivencia con las drogas era cosa pública y la mayor parte de las veces ligada a entornos deplorables, sitios donde se suscitaban prácticas ilegales. Para muestra un botón: se vuelve noticia en diciembre de 1970 que el escritor José Agustín es arrestado y procesado judicialmente por posesión de marihuana: pasa siete meses en la prisión de Lecumberri; 358 después, en septiembre de 1971, se celebra el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, en Valle de Bravo, de donde se dice que el noventa por ciento de los doscientos cincuenta mil jóvenes reunidos aspiran los humos del cannabis,359 lo que provocó quince años de “prohibiciones, represión y estigmas a todo lo que oliera a rock en vivo, sobre todo nacional;360 y en 1975 esa relación droga- ilegalidad se proyecta en salas de cine: la película El apando,361 novela de José Revueltas que adapta y dirige como filme el cineasta Felipe Cazals, muestra los planes de tres presos que buscan a la madre de uno de ellos para introducir

355 International Narcotics Control Board, Convenio sobre sustancias sicotrópicas 1971, Viena, Naciones Unidas, 1971, p. 1. 356 Narcotics Control Board, Convenio sobre sustancias, p. 1. 357 Narcotics Control Board, Convenio sobre sustancias, p. 1. 358 Karl Hölz, "Entrevista Con José Agustín", Iberoamericana (1977-2000), no. 2, 1995, p. 115. 359 Vallejo, La disipada historia, p. 127. 360 “Grupos reaccionarios del gobierno y de la prensa —las revistas Avance e Impacto— clamaban por un castigo ejemplar a los organizadores, ya que en el festival se había ofendido — mentían— a la bandera mexicana al estampar en ella el logo de amor y paz que distinguía al movimiento hippie y porque eso había sido —difamaban— una bacanal de ruido infernal, drogas, sexo y hasta muerte. Ese fue el comienzo de una larga noche que duró casi quince años, una absurda época de prohibiciones, represión y estigmas a todo lo que oliera a rock en vivo, sobre todo nacional”. Rogelio Villarreal, “Pedro Meyer en 1968 y en Avándaro. De la revuelta social a la revolución digital”, en Replicante. Cultura crítica y periodismo digital, sección Apuntes sobre fotografía, 2 de mayo de 2013, https://revistareplicante.com/pedro-meyer-en-1968-y-en- avandaro/. 361 El apando, dirigida por Felipe Cazals, 1975, México, Conacite Uno.

72 drogas al Palacio de Lecumberri, llamado también Palacio Negro. El guión es realizado por el propio Revueltas, quien fue encarcelado en esta prisión en 1968 acusado de ser “autor intelectual de los disturbios estudiantiles que ese año tuvieron lugar”, 362 en colaboración con José Agustín. Esto evidencia que en México la disidencia intelectual y el consumo de drogas conducían a un mismo destino: el descrédito y el encierro. Entonces, de regreso a El vampiro…, vemos que durante los primeros días de acercamiento que tiene el protagonista con la marihuana, ésta causa en él un placer inusitado, y al mezclarla con alcohol y barbitúricos 363 incrementa la bondad de tales momentos. Confiesa que el contacto inicial fue después de pasar el día con un cliente alemán,364 con quien consume vodka y Seconal.365 Regresa a su casa y, ahí, con algunos amigos, fuma marihuana. Debido a la mezcla de sustancias, aduce Adonis, aquella vivencia no le fue agradable, pues cuando comienza la etapa más intensa de consumo, tras reencontrarse con su

362 El apando, Cazals, 40”. 363 “Los barbitúricos han sido utilizados tradicionalmente como hipnóticos, sedantes, antiepilépticos y anestésicos. En la actualidad su uso ha sido relegado únicamente a la anestesia y al tratamiento de la epilepsia. Debido al estrecho margen terapéutico y la fácil intoxicación suicida, accidental o medicamentosa”. Miguel Ruiz Cuesta, Lucía Caballero Martínez, Carlos Berberana Morán, “Toxicología de los barbitúricos”, en Biociencias. Revista de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Alfonso X el Sabio, octubre de 2013, p. 5. 364 La inmigración alemana en México (familias enteras que cambian su lugar de residencia) empieza a principios del siglo diecinueve. Para 1820, Ciudad de México albergaba ya una colonia compuesta por cincuenta alemanes de clase media dedicados al comercio y otras actividades, hasta convertirse en una comunidad socialmente diversificada de tres mil personas para 1939. Jürgen Buchenau considera tres etapas de lo que llama diáspora alemana: La fase formativa, que va de 1821 a 1894, donde observa una comunidad residente formada por migrantes que denomina “conquistadores comerciantes”, quienes tras cerca de cuantos años exitosos en México, regresan por esposa e hijos a Alemania decididos a emprender el negocio de su vida en tierras aztecas; la fase de enclave, que va 1894 a 1945, cuando los alemanes crearon una diáspora madura en México que incluyó un colegio alemán e instituciones sociales y culturales; y, por último, la fase asimilacionista, que ha marcado, de 1945 a la fecha, la absorción gradual de la colonia alemana antigua a la burguesía mexicana. “No obstante, después de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad alemana se fragmentó y perdió la influencia significativa de la que había gozado durante las primeras cuatro décadas del siglo XX. Sin duda alguna, la polarización producida por el régimen nazi en Alemania, la derrota alemana en la guerra y el surgimiento de un Estado central mexicano fuerte contribuyeron todos a dicho declive”. Jürgen Buchenau, traducción de Marta Gegúndez, “Auge y declive de una diáspora: la colonia alemana en la Ciudad de México”, en Istor: Revista de Historia Internacional, año VIII, nº 29, verano del 2007, pp. 71-73. 365 Barbitúrico usado como hipnótico de acción rápida y en premedicación anestésica. Alfredo Jácome Roca, Historia de los medicamentos, Colombia, Academia Nacional de Medicina, 2017, p. 208.

73 hermano, la experiencia cambia y encuentra tal satisfacción en el cannabis que compara sus efectos con estar en “el paraíso”.

la mota era algo así como el paraíso te permitía tener más bueno como más captación de las cosas captabas mejor los colores los sonidos las voces el tiempo no pasaba o pasaba demasiado rápido según quisieras o según necesitaras ¿no? tus movimientos se hacían como en cámara lenta y lo más importante era que te permitía alejarte de todo pero así alejarte olvidar todas las pendejadas por las que te azotas pero más que eso te da chance de ps cómo te diré pues de alejarte ¿no? como que esa es la mejor medicina alejarte de todo en lugar de estar enfrentando los problemas […] bueno en fin que entonces cuando fumaba mota era realmente feliz sólo de recordarlo soy feliz me cae la primera vez que fumé mota no no la primera vez creo que antes ya había fumado una o dos pero te digo una vez que fumé mota sí me sentí medio raro fue una vez que regresaba de la casa de verkamp […] me acuerdo había tomado cuatro vodkas y una cerveza y verkamp me había mandado al coche a traer un seconal y entonces había varios y yo me tomé uno y le llevé otro a él y como yo ya estaba medio trole me empecé a sentir así muy raro además agarra la onda que el seconal no se debe tomar si se toma alcohol es un tranquilizante es una madre para dormir y entonces si lo tomas y tomas alcohol pues se te cruza feo entós áhi tienes que me tomé mi seconal y que me voy que me regreso a mi casa sintiéndome más o menos como hasta la madre y ya en la casa estaban ahí la bola de cuates en el desmadre siempre en el desmadre y fumando mota y pues me dice un cuate “qué” dice “¿no le quieres dar un toque?” y yo “bueno hic ¿porrr qué no?” ya bien pedo y ¡no lo hubiera hecho! no lo hubiera hecho ¡no sabes cómo fue aquello! me sentía horriblemente mal desesperado ansioso ps no sé como que quieres romper cosas o hacer ruido o echarte a correr o no sé pero muy raro muy mala onda yo pensaba que me iba a morir […] nunca volví a tomar pastillas ni ondas gruesas al mismo tiempo366

La ingesta de comprimidos, como Seconal,367 tiene lugar durante el mismo lapso de la historia cuando aparece la marihuana, causando efectos positivos y negativos: son consumidos tanto de forma recreativa como por prescripción médica. Por su parte, el alcohol, a diferencia de la “mota”, es una constante en la novela, no se limita a aparecer en un par de capítulos sino que forma parte de

366 Zapata, El vampiro, pp. 112-114. 367 En México, antes de circular en el mercado negro, junto al Diazepam-Valium (medicamento psicotrópico perteneciente a las benzodiacepinas, con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y miorrelajantes), el Seconal-Secobarbital empezó a utilizarse como anestésico en intervenciones quirúrgicas durante la primera mitad de la década de los sesenta. J. A. Sánchez Hernández, “El RO-5-2807 (Diazepam-Valium) en anestesiología”, en Gaceta Médica de México, tomo XCV, nº 3, marzo de 1965, p. 242.

74 toda la obra. El papel de las drogas en el argumento narrativo del autor es advertir sobre el cambio que se avecina en la vida y reflexiones de Adonis García, característico en los protagonistas de la novela picaresca, pasando de un estado o estrato social o moral menor, a uno mayor. Existen similitudes, hay que destacar, entre las descripciones de estados narcóticos alcanzados por los consumidores de Pasto verde y El vampiro. Por ejemplo, al disertar sobre los efectos placenteros de la marihuana, Epicuro Aristipo muestra cómo es rescatado del horror por sus cigarros “mágicos”, alejándose así, con “imaginación”, hacia “cosas […] chistosísimas”, hacia la “inspiración” y el jugueteo,368 mientras que Adonis, también excitado por los humos del cannabis, se siente como en el paraíso. De la misma manera, cuando ambos hablan de experiencias desagradables, hayan también puntos en común en el malviaje:369 las pastillas, en el caso de Aristipo, Benzedrina y en el de Adonis, Seconal, alteran su estado de ánimo, trasladándolos a la tristeza, y cuando las ingieren con alcohol, hacia una embriaguez difícil de controlar. En el caso de las consecuencias desafortunadas del “toque”,370 ambos describen la sensación de morir371 y después estar a salvo, conscientes de que la supuesta agonía es sólo resultado momentáneo del efecto psicotrópico de la hierba. La mención de drogas en El vampiro… continúa para entrar en una etapa de cotidianeidad: Adonis tiene una relación sentimental más o menos estable y la economía familiar es buena. El consumo de narcóticos forma parte así de un modo de vida ideal, donde su único papel es prolongar el bienestar, acorde con “las maneras de ser y estar de los jóvenes”372 en aquellos días, cuando, además de formas de educación distintas a la institucional y libertad para “fumar

368 Parménides García, Pasto, p. 15. 369 “Reacciones agudas de pánico”. Alejandra Magalis Martínez Hurtado, “La urgencia psiquiátrica en el paciente drogodependiente”, en “Interpsiquis”, nº IV, 2003, p. 65. 370 “Término que en el argot de las drogas hace referencia a la acción de fumar un churro, porro o carrujo de mariguana, o al churro, porro o carrujo”. Castro, Meza, Martínez, Curiel, Glosario, p. 64. 371 Epicuro Aristipo narra cómo uno de sus amigos tiene dicha sensación después de fumar, pero en el caso de El vampiro, es Adonis quien siente que morirá. 372 Silvia Moreno Fernández, “Nueva era y contracultura”, en Casa del Tiempo, nº 78-79, Universidad Autónoma Metropolitana, julio-agosto de 2005, p. 58.

75 marihuana u otra droga”,373 “se exige el derecho a ejercer la sexualidad sin represión” 374 y “se manifiesta la elección a una opción distinta a la heterosexual”.375 En el México de los setenta, la marihuana “se cultivaba en todos lados”376 y empiezan a descubrirse contrabandos en “latas de jugo de tomate, camionetas de laboratorios farmacéuticos [y] latas de chile serrano”.377

me acuerdo que íbamos al súper y con unos cien pesos ciento veinte comprábamos despensa para toda la semana y hasta nos alcanzaba para comprar pastel […] pepe y yo empezamos a estar más tranquilos a ser más tranquilos aunque seguíamos fumando mota y entrándole duro a las pastillas porque por esa época como que nos entró más fuerte la este cómo se dice pus la afición por las pastillas378 y tomábamos patillas (sic) todo el día ¿no? uppers379 y downers380 o sea de las que te bajan y de las que te suben y bueno ps a todano le llegábamos maextro muy acá ¿no? nos sentíamos unos verdaderos hippies je […] nos empezó a ir muy bien trabajábamos mucho teníamos dinero para comprar cosas para la casa para comprar comida para comprar mota para en fin para pasear y salir de fin de semana y todavía nos sobraba dinero381

Notamos que Adonis pasaba incluso por un momento financiero favorable, justo como ocurría con el México de la primera mitad de los años setenta: “la

373 Moreno Fernández, “Nueva era”, p. 58. 374 Moreno Fernández, “Nueva era”, p. 58. 375 Moreno Fernández, “Nueva era”, p. 58. 376 Luis Astorga, El siglo de las drogas. Del porfiriato al nuevo milenio, México, Penguin Random House, 2016, p. 153. 377 Astorga, El siglo de las drogas, p. 153. 378 La ingesta de ansiolíticos y estimulantes en los setenta era tan común que figuras internacionales de la escena pública no negaban su uso abiertamente. “En los 70 Elizabeth Taylor comentaba a viva voz que su dieta consistía en una estricta mezcla de Valium y Jack Daniels. En 1966, los Rolling Stones le dedicaron a ese fármaco una canción de su disco Aftermath, llamada“La pequeña ayuda de mamá” (Aunque ella no está realmente enferma, hay una pequeña píldora amarilla/ Mamá corre a refugiarse en su pequeña ayuda/ Y la ayuda en su camino, la ayuda durante su ocupado día). Jennifer Abate C., “La historia del Valium, la droga que nos cambió hace cinco décadas”, Diario La Tercera, Chile, 2012, p. 18, versión digital, http://diario.latercera.com/edicionimpresa/la-historia-del-valium-la-droga-que-nos-cambio-hace- cinco-decadas/, consultado el 9 de septiembre de 2018. 379 “Anglicismo de la palabra ‘up’ que en el español significa arriba. En el argot de las drogas los consumidores utilizan este término para referirse a cualquier droga que les da efectos como ‘energía’. // En específico algunos llaman así a las anfetaminas y otros estimulantes”. Castro, Meza, Martínez, Curiel, Glosario, p. 66. 380 Anglicismo de la palabra “down” que en el español significa abajo. En el argot de las drogas los consumidores utilizan este término para referirse a drogas de efecto relajante. En específico algunos llaman así a los barbitúricos. 381 Zapata, El vampiro, pp. 116-118.

76 economía mexicana era considerada como el ejemplo a imitar de una estrategia del sector externo, control de precios y crecimiento económico”.382 Sin embargo, desde el presente donde narra Adonis, observamos que los efectos de la inflación económica son tangibles, deduciendo como lectores que su situación financiera del presente no es óptima como antes: y es que para finales de 1976 el país sufría un contexto muy distinto que al inicio de la década, franqueaba crisis que enmarañaban “una espiral inflacionaria, un estancamiento en el crecimiento del producto, una deuda exterior voluminosa y creciente, una contracción de la inversión privada, un sector financiero en condiciones críticas, una moneda devaluada y con tipo de cambio inestable y una ‘pérdida de confianza’ de amplios sectores de la población en la capacidad del Estado”.383 Por otro lado, la vida relajada del protagonista llega a su fin cuando la casera los echa a él y a su pareja, Pepe, a la calle. Primero, la arrendadora asegura que venderá el inmueble y por eso deben abandonarlo, pero después acepta que en realidad les pide retirarse porque sabe que son fumadores de marihuana, pues llevan una vida, como el propio Adonis señala, de hippies. “El arte es una imitación, diferente según el material que se utiliza; la literatura es imitación por el lenguaje, así como la pintura es imitación por la imagen”,384 y en este caso Luis Zapata imita y reconfigura un acto de discriminación contra los consumidores de drogas de la época. “Ya sea por razones históricas, culturales, legales e institucionales, el espacio público [y en este caso incluso el privado] de quienes consumen drogas distintas al café, té, tabaco, alcohol y muchas otras se reduce a cero”,385 mientras la mirada enjuiciadora en torno al consumo de drogas ilegales normalmente supone a las personas usuarias como enfermas o delincuentes que deberían ser apartadas de la sociedad.

382 Ricardo Peña-Alfaro, “La política económica mexicana 1970-1976. Ensayo de interpretación bibliográfica”, en Nexos, 1 de abril de 1979, versión digital, https://www.nexos.com.mx/?p=3321, consultado el 8 de septiembre de 2018. 383 Peña-Alfaro, “La política económica mexicana”. 384 Tzvetan Todorov, Literatura y significación, España, Planeta, 1971, p. 354. 385 Jorge Hernández Tinajero, “La discriminación de los usuarios de drogas en México”, en Revista de derechos humanos-dfensor, México, nº 12, diciembre de 2012, p. 19.

77 bueno y todo iba en general muy bien hasta que un día un día llegó la mujer que nos rentaba el cuarto y nos dijo que teníamos que desocuparlo porque iban a vender la casa y entonces yo le digo “no ps no hay pedo pero deje ver quién es el señor que la va a comprar para hablar con él y ver si quiere seguir rentándonos el cuarto” y la mujer dice “no que no se hagan tontos” que no sé qué y no sé cuánto así poniéndose agresiva “ahí fuman marihuana” y que quería que dejáramos el cuarto y ps lo tuvimos que dejar y empezamos a buscar por otro lado386

Dejar el cuarto trae consigo una serie de repercusiones que culminan con la intervención de la policía y el arresto del protagonista. Cuando los agentes policiacos detienen a García, las drogas también aparecen en la narración: esta vez se trata de un sedante llamado Mandrax:387

me agarra las manos y dice “mira que deditos de carpintero tiene éste” y tenía los dedos completamente quemados de tanto hachazo388 ¿ves? fue horrible y entonces ve una tablita que teníamos ahí arriba como librero una repisa y agarra así unos mandrax que había ahí mandrax son unas pastillas que se usan para ponerse hasta el cepillo bueno no precisamente para ponerse hasta el cepillo se usan para dormir pero también te ponen hasta la madre entons agarra los mandrax y le pregunta al doc “y usted ¿en qué trabaja?” y el doc “pues yo soy médico” dice y entonces el agente ha de haber pensado “este se las pasa o se las vende” […] “nos vamos” y yo “¿cómo que nos vamos” “sí” dice “nos vamos nos vamos todos” y entonces ya me enseña una foto de pepe y me dice “¿este es su amigo?” y yo “sí” y entons él dice “pus nos vamos entonces” ¡uta! pus nos fuimos389

En la celda donde es encerrado, Adonis escucha las charlas de los detenidos y los motivos por los que se encuentran ahí, y cuando le preguntan por qué está en prisión él responde que es por fumar “mota”, pero sus compañeros de encierro minimizan la causa, consideran que eso no es grave, y continúan narrando las historias que los pusieron tras las rejas.

386 Zapata, El vampiro, p. 119. 387 Comprimido de ingestión oral con metacualona como ingrediente activo. “La metacualona es una de las quinazolinas más potentes, una clase de sedantes hipnóticos que está estructuralmente y funcionalmente relacionada con la glutetimida y los barbitúricos. Además de las propiedades sedantes hipnóticas, la metacualona tiene acciones anticonvulsivantes, antiespasmódicas, anestésicas y antihistamínicas”. Greg McCarthy, Bronwyn Myers, Nandi Siegfried, “Tratamiento para la dependencia de metacualona en adultos”, en La Biblioteca Cochrane Plus, Oxford, nº 4, 2008, p. 5. 388 Es posible que se refiera al consumo de hachís, el cual se fuma de diferentes maneras. 389 Zapata, El vampiro, p. 122.

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“¿y ustedes?” nos preguntaban “¿por qué están aquí” “no ps nos agarraron fumando mota” ¿ves? no podíamos decir que por un robo ni nada de eso aunque no fuera cierto “no ps cámara este nos pescaron fumando marihuana qué mala onda” y entons ellos decían “ay pero ps ¿eso qué tiene? ¿qué pedo?” dice “no yo me volé un coche y que me agarran” y que quién sabe qué “iba por la calle y entonces” y ya te empezaban a contar la aventura “y luego que saca su pistola y empieza a disparar y yo que saco también mi pistola y les tiro un balazo”390

Recordemos que a principios del siglo veinte empieza a condenarse el consumo de drogas en México. Una de las primeras disposiciones prohibitivas tiene lugar en , mientras Venustiano Carranza era gobernador. “En octubre de 1911, junto con la prohibición de los juegos de azar, el gobierno de Coahuila proscribió la importación y el comercio de opio para fumar por temor a que ese vicio ‘contaminara’ al resto de la población”.391 Para los setenta la posesión de drogas ilícitas ya se consideraba un delito contra la salud en México, como lo corrobora la publicación del 14 de agosto de 1931 en el Diario Oficial de la Federación,392 así como la entrevista realizada por El Universal a Roberto Hernández, un exprisionero de Lecumberri que en 1972, con veintidós años de edad, sufre las consecuencias de violar las disposiciones del Código

Penal Federal.393 Justo antes del final del quinto capítulo de El vampiro…, Adonis es liberado de prisión por su amigo el doc, y al abandonar las celdas un agente le advierte que debe dejar de fumar marihuana, pues de lo contrario será encerrado de nuevo y esta vez por más tiempo. El acoso por parte de la autoridad en contra

390 Zapata, El vampiro, p. 123. 391 Ricardo Pérez Monfort, Tolerancia y prohibición, p. 113. 392 Diario Oficial de la Federación, Sección Tercera, “Código Penal para el Distrito y Territorios Federales”, Título Séptimo, México, Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, 14 de agosto de 1931, pp. 41-42, versión digital, http://dof.gob.mx/nota_to_imagen_fs.php?cod_diario=193275&pagina=1&seccion=3, consultado el 9 de septiembre de 2018. 393 “En 1972 estaba en la calle Pedro Anaya en la Martín Carrera, cuando llegó la policía y me detuvo. Me subieron a ‘la julia’ para remitirme a la treceava delegación. El número trece me acabó. Allí me consignaron a Lecumberri por daños a la salud”. Magalli Delgadillo, “El palacio negro que inventó a los ‘jotos’”, en El Universal, 1 de enero de 2016, versión digital, http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/colaboracion/mochilazo-en-el- tiempo/nacion/sociedad/2016/06/1/el-palacio-negro, consultado el 7 de septiembre de 2018.

79 de consumidores de drogas, observamos aquí, era tan común en la época como hoy en día, y esto ocurre porque desde entonces en México, hablando del ámbito jurídico, las personas usuarias están en la indefensión, a expensas del abuso: los delitos u ordenamientos de drogas son de carácter federal, sus disposiciones principales se encuentran en la Ley General de Salud y el Código Penal Federal, y es aquí donde se sitúa el problema, pues la Ley General de Salud establece que el consumo de estupefacientes está prohibido, mientras que el Código Penal no estipula sanciones para la misma acción, es así que, “sin directrices claras de quién es quién en el negocio, las corporaciones policiacas y aquellas instituciones que deben velar por la aplicación de las leyes de drogas en el país, tienen incentivos claros para actuar en contra de los usuarios como si fueran delincuentes”.394

“bueno ya ustedes van a salir ahorita ya el doctor va a pagar por ustedes y los van a soltar” dice “pero más les vale que cambien su camino” je “ya no anden en la calle” dice “dejen de fumar marihuana porque la próxima vez que los veamos sí los vamos a chingar” dice “se van a quedar quince días por lo menos así es que ahorita ya se van pero no vuelvan al desmadre” así muy decente y yo dije “ay son bien monos los agentes”395

Al dar inicio el siguiente capítulo, la bondadosa relación con la marihuana y las píldoras empieza a desmoronarse. Existe una mención constante de drogas en las primeras cinco páginas, pero cesan después de que Adonis deja de consumirlas e intenta no beber más alcohol, pues su salud comienza a verse mermada. Sin avisos que le hagan sospechar lo que se avecina, un buen día, en medio de risas, cuando pasea por un parque junto a Pepe camino a casa de su hermano para, precisamente, obtener más marihuana, un extraño cúmulo de malestares lo invaden al punto de obligarlo a tomar asiento y olvidarse de las drogas por ese día. A la mañana siguiente cree estar recuperado, pero las molestias retornan con el primer cigarro, y desde ese momento las recaídas se convierten en comunes.

394 Hernández Tinajero, “La discriminación”, pp. 19-20. 395 Zapata, El vampiro, p. 126.

80 empezamos a fumar mucha marihuana empezamos ahora sí a entrarle con ganas fumábamos todo el día y en cantidad enorme fumábamos muchísimo qué bárbaro nos fumábamos al día como dos o tres cigarros bastante grandes bastante gordos más o menos del tamaño del micrófono así de gruesos entons un día pepe y yo nos pusimos hasta la madre nos dimos un pasón grueso fíjate nos habíamos fumado como un dos (sic) cigarros y íbamos caminando íbamos creo a ver a mi hermano para pedirle otro toque […] y de repente me dice pepe “me siento mal” dice “me siento muy raro me duele la cabeza” y zas que yo también me empiezo a sentir mal […] había una banca cerquita y ya me fui pero yo creía que no iba a llegar a la banca de tan mal que me sentía […] ya después que pasó nos fuimos a la casa de mi hermano y me puse a tomar agua a tomar mucha agua para ver si se me bajaba y ya me sentí mucho mejor y al día siguiente amanecí bien entonces como ya me sentía bien dije “bueno ps me voy a fumar un cigarrito al cabo que qué” ¿no? “qué pedo si ya estoy bien y me fumé el cigarro pero otra vez empecé a sentir lo mismo una onda muy rara […] al otro día también dije “bueno lo que en realidad sucedió fue que me di un pasón” ¿no? “tengo que conocer mis límites saber hasta dónde puedo llegar” ¿ves? o sea yo pensaba que si le daba dos o tres fumadas nada más pues no habría mayor problema y pues le di las tres fumadas y también me aceleré muchísimo y daba una fumada y también ¿verdad? entonces decidí que no que ya no iba a fumar marihuana y me compré mi tequila dije “esto es vida” como en los viejos tiempos y me sentí muy contento me sentía muy contento nomás tomando396

Se acababan, con la salud de Adonis, los días de bonanza. Pensó que dejando la mota se recuperaría, pero las cosas empeoran: paranoia y ansiedad lo asedian, y es entonces cuando, gracias a “un cuate” de su amigo Rolando Ontiveros que “había estado muy mal de los nervios por el ele ese de”,397 inicia un tratamiento psiquiátrico que lo conduce a otra etapa de ingesta de fármacos: las drogas prescritas.

cuando dejé la marihuana […] creía que me iba a volver loco ¿no? un día por ejemplo que me levanté y me vi al espejo dije “ése no soy yo” ¿verdad? “ése que está ahí en el espejo y que me ve con una cara como de diablo pues no soy yo” […] y también me empezaba a imaginar muchas ondas así muy gruesas ¿no? de enfermedades y eso pensaba por ejemplo que tenía tuberculosis que me iba a morir […] entons el cuate ese el del leonero […] rolando ontiveros […] tenía un cuate que [...] había estado yendo a un centro de recuperación al centro de trabajo juvenil […] ahora creo que se llama centro de integración juvenil […] y le pidió una cita para mí y se la dieron […] pero ese día me sentí mal físicamente me volvió a dar el desvanecimiento y me tuvieron que llevar de emergencia

396 Zapata, El vampiro, pp. 133-135. 397 Zapata, El vampiro, p. 137.

81 […] entons el doctor me dijo que tenía que dejar de tomar y me dio unas pastillas un chingo de pastillas diferentes […] entonces me daba unas pastillas que como que me despertaban para el día ¿no? que tenían efecto durante el día y otras para la noche para que pudiera dormir y me sintiera más tranquilo398

La mención al Centro de Integración Juvenil (CIJ) y su nombre fundacional resulta relevante para realizar un parangón temporal de adentro hacia fuera de la diégesis: al mostrarse extrañado Adonis frente a las labores y objetivos de esta institución, muestra también que se trata, en efecto, de una asociación un tanto desconocida en el momento, pues para la fecha en que El vampiro de la colonia Roma es publicada dicha organización cumplía su primera década de existencia. En 1969, un grupo de mujeres liderado por Kena Moreno llamado Damas Publicistas y Asociadas, preocupadas por la situación social que vivían, se propuso atender a los jóvenes envueltos en adicciones, iniciando gestiones ante el Estado para su atención. El 12 de marzo de 1970 el grupo logró la apertura de la primera sede, ubicada en la delegación Coyoacán de Ciudad de México, denominada en un principio Centro de Trabajo Juvenil, donde dieron inicio en la república “las primeras labores de prevención y tratamiento de la farmacodependencia”.399 Los medicamentos y las recomendaciones del psiquiatra ayudan al vampiro de la colonia Roma por un tiempo, y aunque las drogas ilegales han quedado atrás, regresa a la bebida aún con mayor intensidad, emborrachándose hasta por veintiocho días continuos, cayendo de manera estrepitosa en una nueva recaída. En esta ocasión es atendido por otro médico, quien le receta también una buena cantidad de píldoras, las cuales, al contrario de las prescritas la primera vez, le causan nuevos malestares. El diagnóstico final es hipocondría, resultado que sumerge al protagonista en la depresión pues toma conciencia de que los problemas que creía físicos son en realidad psicológicos y quizá crónicos. Las alusiones a drogas que hay a partir de este momento no son para

398 Zapata, El vampiro, pp. 135-138. 399 Kena Moreno, Cómo proteger a tus hijos contra las drogas, México, Centros de Integración Juvenil, 1999, pp. 9-10.

82 referirse al consumo en sí sino para representar con ellas estratos sociales y aspectos cognitivos de los personajes. En el primer sentido, la mención se encuentra en el diálogo de una discusión. Federico, un amigo de Adonis, trata de persuadirlo para que deje la amistad de Pepe: “en cambio”, le dice Federico a Adonis, “si no te separas de mí bueno ps mi amistad yo te la proporciono yo soy una persona que soy positiva yo sé muchas cosas yo esto yo te puedo proporcionar mucho esos pendejos qué te van a dejar pinches marihuanos pus qué”,400 denigrando así a las personas por sus hábitos de consumo al colocarlos en un estrato menor: ser marihuano, dice, es ser pendejo. El segundo momento lo encontramos un par de páginas antes del final de la novela: Adonis refiere cómo ha empezado a ver extrañas luces en el cielo durante las últimas fechas y cómo la experiencia se repite con mayor frecuencia. Está a punto de comentárselo a su amigo Julián, pero teme ser juzgado pues un avistamiento de naves espaciales, piensa, que es lo que él cree estar observando, sería una historia difícil de creer viniendo de alguien que ha fumado marihuana o se ha excedido tomando pastillas, por lo que se convence de no abrir la boca para que su amigo no piense de él que se la pasa “todo el tiempo alucinado”.401 Notamos así cómo Luis Zapata Quiroz emula una Ciudad de México donde el uso de drogas es cotidiano y tiene por lo menos tres principales acepciones: el consumo por disfrute y desenfado, como actividad recreativa aunque adictiva; el enfoque de la desestabilidad emocional, física y mental; y los narcóticos como motivo de juicio social, que incluye a autoridades y preservadores del orden, colocando entonces al usuario como vago, improductivo, sucio y peligroso, distinguiéndose de esta manera de la postura rebelde sobre el consumo que propone once años atrás Parménides García Saldaña en Pasto verde, aunque semejándose en la propensión a sufrir desestabilización emocional y psicológica

400 Zapata, El vampiro, p. 144. 401 Zapata, El vampiro, p. 175.

83 que tienen los personajes que se drogan, al igual que el juicio moral que impone la sociedad donde éstos se desarrollan.

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Capítulo IV

Análisis histórico-literario de La vocación insular

85 Narcóticos y cotidianeidad

Gracias al cúmulo de información desplegada hasta el momento, en el presente capítulo las comparaciones entre las novelas analizadas son más frecuentes. Independientemente de tal acopio, esto ocurre con el fin de ofrecer un efecto de conclusión: vislumbrar cuáles son esos cambios y esas permanencias que a lo largo de treintaiún años han tenido lugar en novelas mexicanas que hacen mención al uso de drogas.

En el análisis histórico-literario de La vocación insular, autoría del escritor regiomontano Hugo Valdés Manríquez, encontramos cómo para 1999 el uso de marihuana, más allá de ser una declaración ideológica de rebeldía, algo que vimos cuando estudiamos la novela de 1968, se plantea en tono de cotidianeidad. No obstante, seremos también testigos de que perduran ciertos estereotipos, algunos ligados a los espacios donde se consume la droga, otros a la imagen del drogadicto, al comportamiento atribuido típicamente a éste: aunque atenuados en comparación con lo encontrado en la novela de 1979. Por otra parte, un cambio significativo que encontraremos está en el hecho de que el personaje consumidor no es un joven sino un adulto, quien, contrario a los consumidores de Pasto verde y de El vampiro de la colonia Roma, es autosustentable económicamente y, para lograr tal independencia monetaria, no requiere exponerse a vejaciones. Durante el recorrido de este análisis observaremos igualmente la manera en que el foco institucional se ocupa de otras latitudes, distintas a las ubicadas en el centro del país, en cuanto a creación literaria se refiere, favoreciendo de esta forma el alumbramiento y la divulgación de nuevas voces, de nuevas generaciones de escritores, entre las cuales ubicamos a Valdés Manríquez. El argumento de La vocación insular se desarrolla en el Monterrey de los años noventa. En esos años, la situación económica y social del país acumulaba casi una década de recesión, la más profunda de la historia contemporánea,402 y

402 Aguilar, Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, p. 269.

86 sus estragos arrojaron “un saldo en costos sociales de tal magnitud que significa probablemente un salto cuantitativo en la desigualdad mexicana”.403 Es un periodo de hechos sociales importantes: por un lado, la esperanza de desarrollo social; y por otro, la violencia para dirimir diferencias entre grupos políticos: como muestra están los asesinatos del cardenal Posadas en 1993, del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y del líder partidista Francisco Ruiz Massieu un año después, así como el juez Polo Uscanga en 1995. Fue la década en la que entró vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Canadá, Estados Unidos y México, y lo sostenido con alfileres perdió soporte. En Chiapas inició un movimiento armado: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) consideró tal acuerdo internacional como un acta de defunción para las etnias. Dos mil indígenas tojolabales, tzoltziles, tzeltales y lacandones empuñaron rifles AK-47 y declararon la guerra al “pilar básico de la dictadura de Carlos Salinas de Gortari”:404 el ejército mexicano. De esta manera, se evidenciaba que “en vez de ingresar en el primer mundo seguíamos bien anclados en el tercero” y “todo el espejismo de bonanza neoliberal se hacía añicos”. 405

403 Aguilar, Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, p. 269. 404 Agustín, Tragicomedia mexicana 3, p. 257. 405 Agustín, Tragicomedia mexicana 3, pp. 257-258.

87 La gente madura también se droga

Es el año 1999. La república ha sido gobernada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a lo largo de setenta años. El centralismo político y económico es norma, por lo que el desarrollo en el norte resulta inferior al del Valle de México. Un ejemplo de esto se observa en el estado de Nuevo León, que, a pesar de su empuje industrial, padece un aletargamiento cultural y artístico. Entre el siglo diecinueve y la primera mitad del veinte, las principales aportaciones de la entidad a la literatura nacional estuvieron en fray Servando Teresa de Mier y Alfonso Reyes, y tras el fallecimiento del último en 1959 restaría únicamente la influencia de Gabriel Zaíd. 406 En respuesta a las inconformidades provocadas por este rezago, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) implementó programas de estímulos dirigidos a creadores literarios, y a finales de la década de 1980 los nuevoleoneses vieron nacer narradores capaces de dar el salto a escaparates nacionales y, más tarde, en los años 90, a ámbitos internacionales.407 Es entonces cuando surge en México una generación de escritores que sería denominada crack y que tuvo como principales representantes a Eloy Urroz, Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou, Ricardo Chávez Castañeda y Jorge Volpi. Ellos simbolizaron en buena medida la internacionalización de la narrativa mexicana en esos años y propiciaron un cambio de estrategia crítica.408 El título que esta prole elige para definirse da cuenta, si no de un espíritu cosmopolita, al menos de una anglofilia. La palabra crack en inglés significa grieta o fisura, es la onomatopeya de algo que se rompe, y tomando en cuenta el manifiesto de tales escritores, dado a conocer en 1996, se puede deducir que escoger ese término por encima de uno castellano responde muy probablemente a una aspiración comercial.409

406 Iván Trejo, “Los nuevos bárbaros”, en Casa del tiempo, volumen I, época V, nº 6-7, julio- agosto de 2014, p. 5. 407 Trejo, “Los nuevos”, pp. 5-6. 408 Espinasa, Historia mínima, p. 331. 409 Alberto Castillo Pérez, “El Crack y su manifiesto”, en Revista de la Universidad de México, nº 31, 2006, p. 83.

88 Hay quien señala que, en realidad, Urroz, Padilla, Palou, Chávez y Volpi no persiguieron una verdadera ruptura ni una nueva estética al estilo de futuristas410 o estridentistas, 411 que más bien se alojaron en una actitud de búsqueda constante, apelando por lectores que se esforzaran al leer, que investigaran y descifraran.412 Lo que sí es un hecho es que los cinco intentan separarse del halo de impacto causado por la literatura del 68, año en el que incluso nacieron algunos de ellos.413 Los escritores del crack “apenas se sienten interesados por las técnicas experimentales”,414 por ejemplo las probadas en la onda, “y en su temática abundan historias ficcionales en las que México no está presente, algo que les diferencia de la trayectoria novelística nacional anterior, siempre tan preocupada por la esencia de lo mexicano y por la reflexión sobre el devenir histórico”.415 Pero, si nos detenemos aquí y echamos la mirada hacia atrás, es casi obligado preguntarse ¿qué tienen que ver estos escritores “quebrados”, estos escritores del crack, con el autor de La vocación insular? Bueno, lo que ocurre es que al regiomontano Hugo Valdés Manríquez se le situó en algún momento como parte de dicha camarilla, luego de la publicación de la novela The

410 El futurismo es una propuesta literaria perteneciente al movimiento conocido como Vanguardias. Las Vanguardias son “una época de extraordinaria creatividad artística e intelectual que se propone destruir las normas heredadas, poner en tela de juicio todas las reglas estéticas y crear formas nuevas, nuevas maneras de expresarse y expresar las nuevas circunstancias”. El manifiesto futurista se dio a conocer en París el 20 de febrero de 1909, en el periódico Le Figaro. Su autor fue el italiano Filippo Tommaso Marinetti. El 5 de abril de 1909 el poeta Rubén Darío, entonces corresponsal de La Nación de Buenos Aires, publicó una traducción al castellano del manifiesto: fue la primera versión en América. Mihai Grunfeld, Antología de la poesía latinoamericana de vanguardia (1916-1935), Madrid, Hiperión, 1995, p. 12. 411 Así como el futurismo, el estridentismo surgió como un movimiento artístico de las Vanguardias que buscaba romper con los cánones estéticos establecidos, Sin embargo éste nace en el México de 1921, justo al finalizar la Revolución Mexicana, y promovía ideales sociales progresistas. Los estridentistas criticaron lo que consideraban manifestaciones culturales heredadas de la época profiriana, a la que calificaban de elitista y conservadora, algo no adecuado para la nueva sociedad posrevolucionaria. En su manifiesto, creado por Manuel Mapel Arce, se lee: “Con este vocablo dorado: estridentismo, hago una transcripción de los rótulos dadá, que están hechos de nada, para combatir la ‘nada oficial de libros, exposiciones y teatro’. En síntesis una fuerza radical opuesta contra el conservatismo solidario de una colectividad anquilosada”. Elissa J. Rashkin, “La poesía estridentista: vanguardismo y compromisos social”, en Intersticios Sociales, El Colegio de Jalisco, septiembre de 2012, nº 4, p. 3. 412 Castillo Pérez, “El Crack”, p. 83. 413 José Carlos González Boixo, “Del 68 a la generación inexistente”, en Tendencias de la narrativa mexicana actual, España, Iberoamericana/Vervuert, 2009, p. 11. 414 González Boixo, “Del 68”, p. 11. 415 González Boixo, “Del 68”, p. 11.

89 Monterrey News.416 Pero, similitudes aparte, quedaría demostrado que su obra y persona se cocinaban en cazos diferentes a los de la generación agrietada, así que al poco tiempo se acomoda en otro grupo, uno denominado El panteón, conocido por amonestar a la arraigada élite intelectual de Monterrey.417 Forman parte de la misma caterva Eduardo Antonio Parra, David Toscana, Felipe Montes, Ramón López Castro y Rubén Soto. Los integrantes de El Panteón se propusieron crear cada quien una novela sin concesiones para nadie, “así que la dinámica de tallereo418 era tan divertida como encarnizada […], y el imperativo de la calidad siempre estuvo presente”,419 convirtiéndose con el tiempo en una actitud. El objetivo era “escribir obras maestras”,420 dice Hugo Valdés en una entrevista para Espéculo,421 revista de la Universidad Complutense de Madrid. Nuestro autor nace en 1963, bajo el mismo sol que Alfonso Reyes. Interesado desde joven por la literatura, decide estudiar Letras Españolas en la Universidad Regiomontana. Para cuando publica La vocación insular, ya ha sido becado en al menos cuatro ocasiones para llevar a cabo proyectos literarios: por el Centro de Escritores de Nuevo León, el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (Foneca) y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), todo entre 1989 y 1997, como resultado de aquel golpe de timón presupuestal del

416 Hugo Valdés, The Monterrey News, México, Grijalbo, 1990. 417 César Cepeda, “Un escritor en su tinta: Hugo Valdés”, en El Norte, 18 abril, 1999, 2D. 418 Hugo Valdés se refiere a los procesos creativos de los talleres literarios. Éstos consisten en grupos de escritores donde cada uno ofrece una obra inconclusa a sus compañeros para que sea criticada y, tomando en cuenta las opiniones de sus colegas, mejorar la obra en cuestión. La terminación eo se debe a la sustantivación del verbo tallerear, derivado del vocablo taller, que puede referirse tanto a un “lugar en que se trabaja una obra de manos”, como a una “escuela o seminario de ciencias o de artes” o al “conjunto de colaboradores de un maestro”. Diccionario de la lengua española, s.v., “taller”, último acceso: 4 de abril de 2019, https://dle.rae.es/?id=Z0iszoy|Z0iu4As. 419 Elena Méndez, “Un narrador muy regio: Hugo Valdés”, en Espéculo, nº 35, Universidad Complutense de Madrid, 2007, versión PDF, http://webs.ucm.es/info/especulo/numero35/hvaldes.html. 420 Méndez, “Un narrador muy regio”. 421 Esta revista se encuentra en circulación desde 1995 y es editada por el Departamento de Filología Española de la Universidad Complutense de Madrid. Desde su aparición, en buena mediada gracias al interés de estudiantes mexicanos, escritores de México aparecen en artículos y en análisis literarios. La autora de la entrevista realizada a Hugo Valdés Manríquez es originaria de Culiacán, ciudad que también, como Monterrey –lugar que viera nacer al autor de La vocación insular–, se encuentra en el norte del país, aunque, contraria a la ubicación de la capital nuevoleonesa, la capital de Sinaloa está en el occidente de la república.

90 Conaculta hacia la provincia mexicana. Se han identificado cinco temáticas recurrentes en el autor: “la memoria; Monterrey; la reflexión sobre el quehacer literario; la crítica al mundo intelectual; y el erotismo”.422 La vocación insular es el cuarto libro de Valdés Manríquez. Llega a los lectores en 1999. Antes de esta novela, en 1990, publicó The Monterrey News, que fue celebrada por José Emilio Pacheco y Margo Glantz, quienes observaron en ella “un peculiar sincretismo de ciertos temas regiomontanos”,423 una obra donde se debate tanto la historia política como social de la capital de Nuevo León y que el autor concibe como un intento de novela totalizadora424 en la que las características más representativas de esa población salen a relucir en medio de vicios de poder y corrupción. Asimismo, en 1992 empieza a venderse en librerías del país la novela Días de nadie:425 una historia de introspección en la que se desarrolla aquel legendario viaje de regreso a la tierra natal en medio de recuerdos y expectativas.426 En 1994, finalmente, publica El crimen de la calle Aramberri,427 donde incursiona en el subgénero policiaco para reconstruir un doble homicidio ocurrido en Monterrey.428

422 Méndez, “Un narrador muy regio”. 423 CISA Comunicación e Información SA de CV, “Monterrey, ‘tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos’, juzga Hugo Valdés; sus novelas, ‘inmersión en asuntos regiomontanos’”, proceso.com.mx, https://www.proceso.com.mx/173224/monterrey-tan-lejos-de-dios-y-tan-cerca- de-los-estados-unidos-juzga-hugo-valdes-sus-novelas-inmersion-en-asuntos-regiomontanos, última consulta el 24 de noviembre de 2018. 424 “La idea de una obra total parte de una tendencia a considerar la realidad desde las más diversas aristas. Se trata de crear entonces un compendio o un tratado de la realidad que abarque la mayor cantidad de facetas […] Ya no hay discordancia entre realismo y romanticismo, entre la mitología y el cientificismo, ya que una obra total lo condensa todo […] La novela total pretende estar un paso más allá de la narración, su propósito es dar una visión del mundo, una especie de imago mundi o representación”. José Noé Vázquez Maldonado, “La tendencia totalizadora en la novela”, en Mito. Revista cultural, nº 27, 9 de noviembre de 2015, http://revistamito.com/la-tendencia-totalizadora-en-la-novela/. 425 Hugo Valdés, Días de nadie, México, Conaculta, 1992. 426 La reinterpretación de un viaje tan antiguo como legendario, el del propio Odiseo cuando intenta volver a Ítaca: aunque regresa, ya no lo hace a la misma patria. 427 Hugo Valdés, El crimen de la calle Aramberri, México, Universidad Autónoma de Nuevo León, 1994. 428 Angélica Arreola, Jesús Gómez, Rocío González, Elina Hernández, Pilar Mandujano, Lura Navarrete, Patricia Ortiz, Marcela Quintero, Carlos Rubio, Aurora Sánchez, Diccionario de escritores mexicanos. Siglo XX. Desde las generaciones del Ateneo y Novelistas de la Revolución hasta nuestros días, tomo IX, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, p. 72.

91 Desde ese momento, tras su campeada en los terrenos de la literatura criminal, inician cinco años de silencio para llegar a La vocación insular, libro con un título que posee peso autobiográfico al hacer referencia a la soledad que lo acompaña en el quehacer de la escritura. Alejándose de todo barroquismo, según considera él mismo, en esta novela el argumento se encuentra en “el heroísmo cotidiano de quien escribe en México, o peor aún, de quien vive, escribe y publica en cualquier ciudad de provincia”,429 para hacer evidente esa vieja lucha contra el centralismo. El protagonista de la novela es Braulio Guerra, un escritor maduro y retraído que critica y desprecia la escena literaria del lugar en donde vive, al mismo tiempo que hace una reflexión sobre el cometido poético del artista. “Me gusta tender”, dice Valdés Manríquez, “ofrecer esa reacción al lector, que no se quede sólo con la impresión de que leyó algo distractor. Que el libro sea más que el juguete de un rato, que lo haga indignarse y, al mismo tiempo, que pueda apreciar que la belleza de una forma literaria nos ayuda a entender, o al menos aceptar, el destino trágico”.430 La referencia a las drogas en la novela del regiomontano es transitoria, y puede considerarse más breve todavía si se la compara con Pasto verde o El vampiro de la colonia Roma. Sin embargo, resulta suficiente para hallar similitudes y verificar diferencias que aporten a la investigación en curso. En primera instancia, existe coincidencia entre La vocación insular y las novelas de Parménides García Saldaña y Luis Zapata al ser marihuana la primera droga que aparece en escena, así como el hecho de que es el protagonista quien la consume. De la misma manera, cuando se observa la posición en que se ubican las drogas en referencia a la trama y el desarrollo de la historia, existe parecido entre la historia de Braulio Guerra y la narración del chichifo que recorre Ciudad de México, pues a pesar de que se alude al alcohol con naturalidad en ambas obras desde los primeros capítulos, es sólo después

429 Cynthia Palacios Goya, “Hugo Valdés y su solitario oficio”, El Universal, 27 de enero de 2000, http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/2793.html, consultado el 12 de mayo de 2018. 430 Miguel Durán, “La voz violenta: entrevista con Hugo Valdés”, en Literal Magazine, 3 de julio de 2016, http://literalmagazine.com/la-voz-violenta-entrevista-con-hugo-valdes/, (consultado el 12 de mayo de 2018).

92 de la segunda mitad cuando los narcóticos ilegales son mencionados. La cuestión de Pasto verde es una excepción en esta triada, pues la presencia de las drogas, en combinación con la de bebidas embriagantes, tiene lugar de principio a fin. En el penúltimo capítulo el caso de Braulio Guerra llega a su clímax: le fue infiel a Estela, su mujer, y ella está embarazada y se ha enterado de todo, así que lo abandona, pero no sin prometerle antes que jamás permitirá que vea a su hijo. El protagonista cae en depresión y como consecuencia de ello se interna en un bar a beber con los escritores que solía criticar. Cada día desciende más profundo en la pena, fuma marihuana y toma licores sin distingo alguno. Hugo Valdés no imprime aquí una carga moral distinta al uso de la hierba que a la ingesta de alcohol por parte de su personaje: el “marido bohemio y mujeriego” 431 consume ambos con la misma convicción de aquellos griegos míticos que, en los tiempos de Odiseo, añadían nepenthes al vino para alejarse del llanto y la cólera.

Cayó en un hondo letargo del que no intentó salir para reclamar sus vacilantes derechos porque sabía que nada se podía hacer ya y, sobre todo, porque estaba consciente de que su ex esposa merecía sobre él una venganza de ese tamaño. Lo consolaron la marihuana y el alcohol en grandes dosis. Se volvió un correcalles de la peor ralea; azurumbado, brujuleó por antros y piqueras. Se deprimió y se descuidó tanto que acabó pareciéndose, por su pinta astrosa, a los intelectuales saltimbanquis que detestaba. Fue aún más lejos. Convivió con ellos, durmió en sus casas y, en una muestra de la gran liberalidad y camaradería que decían profesarse entre sí, no fue nada mal visto que se acostara con la mujer de uno de los tales, un izquierdista recalcitrante que vivía a expensas del erario, mientras que en la otra recámara alguien disertaba sobre el modo asiático de producción.432

La diferencia con aquellos griegos es que en La vocación insular parece existir un lugar específico para drogarse: las piqueras. De acuerdo con Héctor Castillo Berthier, doctor en sociología por la Universidad Nacional Autónoma de

431 Valdés, La vocación, p. 105. 432 Valdés, La vocación, 106.

93 México (UNAM), éstos “son sitios a donde se acude a adquirir y a inyectarse drogas, con la posibilidad de quedarse en el lugar mientras dura el efecto”. Además, Castillo Berthier precisa que “el término se refiere a los piquetes de las agujas” y que se puede usar también la palabra picaderas.433 Asimismo, cabe destacar que entre los consumidores de drogas intravenosas el término picarse es usado para describir la acción de inyectarse, especialmente cuando se trata de heroína.434 Si se toman en cuenta datos periodísticos, puede señalarse que en Monterrey existe registro de estos lugares, las piqueras o picaderas –o al menos de su denominación– desde la época de los años setenta del siglo veinte. En una entrevista a un grupo de vecinos organizados al margen del gobierno, fechada el 3 de septiembre de 1977, que el periodista Óscar Hinojosa hace para la revista Proceso, se explica que habitantes de la colonia Tierra y Libertad convocaron a asambleas especiales para combatir la proliferación de estos “negocios”, las piqueras, en barrios regiomontanos. En una entrevista con Héctor Camero, guía del movimiento, éste señala que en la comunidad se realizaba un permanente combate a la drogadicción, particularmente al consumo de inhalantes, fenómeno que vincula con adolescentes y jóvenes, así como al alcoholismo.435 De la misma forma, en la región occidente del norte de México constan publicaciones periodísticas donde dichos establecimientos están presentes, y, a

433 Gerardo Jiménez, “Delitos y drogas, alma de la fiesta en Garibaldi”, en Excélsior, 2 de abril de 2016, última revisión el 25 de noviembre de 2018, https://www.excelsior.com.mx/comunidad/2016/04/02/1084125. 434 Federico Escudero Álvarez, Sara Toro Ballesteros, “El léxico de las drogas en clase de ELE”, en Ruta ELE. Revista digital de innovación educativa para profesores de E/LE, nº17, junio de 2017, versión digital, https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/publicaciones_centros/PDF/budapest_2017/04 _escuderotoro.pdf, consultado el 8 de octubre de 2018, p. 54. 435 “Es necesario tomar en cuenta –explica [Héctor Camero]– que la zona donde se asienta ‘Tierra y Libertad’ era una zona de tolerancia, donde la única ley que imperaba era la ley de los leones. De entonces a la fecha, los avances en ese sentido son notorios […] Durante el desarrollo de este reportaje, los colonos convocaron a una asamblea especial para combatir las ‘piqueras’ que habían reaparecido en los días anteriores. Como resultado de la asamblea, se designó una brigada que descubriera esos sitios y los denunciara ante las autoridades sanitarias”. Óscar Hinojosa, “Experimento comunal en Monterrey”, en Proceso, 3 de septiembre de 1977, versión digital, https://www.proceso.com.mx/5013/experimento-comunal-en-monterrey, consultado el 7 de octubre de 2018.

94 diferencia de las notas nuevoleonesas, estas datan de los años sesenta. En el estado de Sinaloa, a las piqueras se les considera como sitios de reunión de contrabandistas y miembros de la delincuencia organizada.436 En lo que se refiere a las consecuencias de consumo en Braulio Guerra, en definitiva éstas existen, pero son la mayor parte secuelas en el terreno de lo privado, por lo que no afectan a terceros. En la descripción del estado de ánimo del protagonista de La vocación insular, por ejemplo, vemos que el traslado al terreno de lo público ocurre para criticar a un sector cultural donde se ven involucradas personas próximas a él, pero esas críticas no llegan a oídos de nadie y jamás se invierten contra el protagonista. Por lo tanto, no hay oportunidad de que el consumo de drogas derive en acción institucional alguna. Todo lo contrario a lo que hace el autor de Pasto verde, pues al escribir sobre drogas escribe también sobre desencuentros o problemas con ciertos miembros de la sociedad y con la autoridad, estableciendo así una relación entre tales conflictos y actos de represión contra la libertad individual. Parménides García crea un espacio narrativo donde, por parte de la sociedad y el Estado, existe un juicio negativo hacia lo distinto, así que lo rechaza, lo prohíbe. Lo mismo ocurre cuando Adonis García debe abandonar el departamento donde vive porque la arrendadora lo acusa de fumar marihuana. Desde ese momento, la vida del chichifo se precipita hacia cuitas que lo llevan a la cárcel y más tarde al psiquiatra: sus consecuencias de consumo derivan en una intervención institucional, Luis Zapata reviste a las instituciones con la investidura de la moral. Es verdad, por otra parte, que la situación en la que se encuentra Braulio Guerra cuando fuma marihuana no es positiva, a diferencia del contexto en el que vemos a Epicuro Aristipo, o lo que se muestra en buena parte de los pasajes de El vampiro de la colonia Roma. No obstante, la tensión no recae en el hecho de que el protagonista se drogue, como en las novelas de García Saldaña y Luis Zapata, no se encuentra ahí lo relevante que le ocurre. Cuando la vida de Braulio Guerra va “aún más lejos”, cuando realmente le sucede lo

436 El Diario de Culiacán, 20 de marzo de 1967, p. 1.

95 peor, es al momento de traicionarse a sí mismo con mayor vileza que antes: le fue infiel a su esposa y ahora se es infiel a sí mismo al convivir con las personas que tanto detesta, convirtiéndose en una de ellas. Ahora pasemos al siguiente caso, a la segunda ocasión en que una mención a narcóticos tiene lugar: ocurre en el último capítulo y sin mayor especificación que el vocablo “drogas”.437 Esto es así porque no son aludidas con el fin de que el protagonista interactúe directamente con ellas, con el objetivo de que las use, sino que tal insinuación es para ofrecer un ejemplo comparativo en donde a los escritores motivacionales se les asemeja con “perversos” 438 vendedores de estupefacientes ante adolescentes curiosos: una metáfora.

Sus amigos y Mariana misma sabían que tal virulento rechazo no obedecía al hecho simple de no vender la misma cantidad de libros que un autor motivacional; si de allí partía el razonamiento, según Braulio su envidia debía entonces centrarse en cualquier grupo musical de moda multipremiado por sus ventas millonarias. Nadie por fortuna tuvo la ocurrencia de invitarlo a revalorar un libro de aquéllos luego de una discusión tonante donde lo único que resultaba claro era que a él le parecían perversos por su manera de esparcir la estupidez a lo largo de la tierra; tan perversos como un vendedor de drogas ante un adolescente curioso.439

Sí, es verdad, de nueva cuenta las drogas se ven en un entorno negativo, sin embargo, debemos observar, no son los narcóticos en sí los que crean el elemento tóxico, se trata más bien del engaño y la ventaja, ya que podría cambiarse la palabra drogas en ese enunciado y el efecto provocado sería el mismo: “perverso como un vendedor de drogas ante un adolescente curioso” dice el texto original, pero si escribimos “perverso como un vendedor de armas ante un adolescente curioso”, notamos que el significado de la frase permanece, y es porque tiene su centro en una actitud, en una acción, no en un objeto, lo que provoca que el cambio introducido no altere el sentido de lo narrado.

437 Valdés, La vocación, p. 145. 438 Valdés, La vocación, p. 145. 439 Valdés, La vocación, p. 145.

96 Por otro lado, es relevante destacar que en el párrafo citado es posible ligar la diégesis 440 de La vocación insular con la realidad. Claro está que, hipotéticamente, es posible realizar un estudio dedicado de manera exclusiva a relacionar cada párrafo de esta novela, o de las novelas antes analizadas, con la realidad, sin embargo el objetivo de la presente tesis no es ese sino demostrar cómo a través de ciertas obras narrativas pueden identificarse cambios y permanencias en la representación del consumo de drogas en México.441 Así, sostengo que cuando Braulio Guerra se refiere a la industria de la música y la relaciona con el triunfo y la riqueza, evidencia una forma de pensar muy propia de su tiempo, pues esta concepción del éxito en el ámbito musical, si bien no es exclusiva de los años noventa, encuentra auge en esta década. El llamado rock Indie, –término este último que proviene del inglés Independent, es decir independiente en español, y que se utiliza a partir de los ochenta para referirse a bandas de punk-rock cuyos álbumes son grabados por ellos mismos, con sus propios recursos tecnológicos, o por sellos discográficos locales–442 da paso a la creación de diversos grupos musicales cuyos integrantes no pretendían obtener gran fama, pero a la larga el mercado musical y las industrias transnacionales lograron captar sus productos y hacerse de ganancias

440 Término que se refiere como al “universo espacio-temporal del relato”. Gérard Genette, Figuras III, España, Editorial Lumen, 1989, p. 70. 441 Elijo ese párrafo de La vocación insular para establecer tal relación entre diégesis y realidad a manera de muestra y con el fin de corroborar la hipótesis que se menciona: aseguro que es posible crear la relación si se toma en cuenta el postulado propuesto por Michel de Certeau respecto a la escritura de la historia, pero lo aplicamos a la literatura: esto es tomando en cuenta, al mismo tiempo, la teoría de Hayden White que considera el texto histórico como un producto literario. De Certeau señala que el lugar social donde se crea el producto histórico –y nosotros agregamos o literario– determina la elección, calidad y fidelidad de las fuentes –o experiencias– que conforman el producto histórico –o literario– en cuestión; así como la técnica investigadora – o creativa– del historiador –o escritor–; y la escritura, publicación y distribución del producto. Ver Michel de Certeau, La escritura de la historia, México, Universidad Iberoamericana, 1985; y ver Hayden White, Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo xix, México, Fondo de Cultura Económica, 1992, pp. 13-46. 442 Estas decisiones se daban tanto por falta de recursos económicos como por decisión: buscando autenticidad y rechazando las políticas comerciales de la industria musical. Como resultado de esto, el no acceder a los costosos equipos y procesos de grabación empleados por las grandes marcas, el sonido de las bandas Indie se vuelve identificable por el público, quien consume su música cada vez con mayor avidez, hasta que en los años noventa este tipo de rock alcanza su mayor éxito. Laura González Martínez, “Indie rock y género en la era digital: el caso de Hinds”, trabajo final de máster, Universidad de Valladolid, 2010, pp. 9-10.

97 gracias a ellos: como nunca antes, a una década de la llegada del siglo veintiuno, la visión del rockero se ve íntimamente ligada a la fama y al dinero.443 La última mención de drogas, otra vez marihuana, se da apenas seis páginas antes de finalizar. Héctor Lanzagorta, amigo de Braulio Guerra, viaja en autobús para visitar a un viejo adversario y establecer un tratado de paz: la vida lo ha transformado de tal manera que no puede sostener enemistades por más tiempo. En el transcurso, se entretiene con la lectura de un libro de cuentos. Las interrupciones no se hacen esperar, como la de su compañero de asiento, quien, atraído por la “pinta revueltiana” 444 que al parecer Lanzagorta ostenta, le pregunta si conoce la obra de Carlos Castaneda. Lanzagorta evita responder de forma directa en sentido negativo o afirmativo, pero contesta demostrando desprecio y deja ver que para él esa lectura es sólo apta para jóvenes que se inician en el consumo de drogas, toda vez que si te encuentras con esos libros siendo un adulto no resultan atractivos, aún cuando te encuentres bajo el efecto de la “mota”.

Durante el camino alcanzó a leer un poco más de la mitad del volumen, a pesar de que lo distrajera por un momento la letra de una pieza que, desde una radiograbadora que alguien encendió en la parte trasera del camión, cantaba una mujer en el colmo de la falolatría: don’t wanna short dick man. Atraído por su pinta revueltiana, su compañero de asiento intentó hacerle plática preguntándole si había leído los libros de Carlos Castaneda. –La verdad –bromeó Héctor sin que el otro lo advirtiera– es que yo a la mota le empecé a entrar ya muy grande.445

Hay que notar que el compañero de asiento de Héctor Lanzagorta lo interrumpe para preguntarle por la obra literaria de Carlos Castaneda, pero no basado en lo que éste lee sino en su aspecto revueltiano, refiriéndose quizá a la manera en que vestía el intelectual mexicano José Revueltas. No obstante,

443 Rodrigo Guillermo Torres Quezada, El imaginario de rebeldía y disconformidad a través de la música rock en los años 90. Desadaptados/as chilenos/as dejan su mensaje, Chile, Universidad de Chile, informe de seminario de grado para optar al grado de licenciado en Historia, 2007, p. 51. 444 Valdés, La vocación, p. 169. 445 Valdés, La vocación, p. 169.

98 como antecedente descriptivo, tenemos la comparación que se hace entre el grupo étnico guachichil,446 ubicado en el noreste de México, y la apariencia del personaje en cuestión, mostrándonos que su vestimenta tiende más hacia lo rural que a lo urbano y que, en la realidad posible de ese autobús contenido en el universo de la novela, las apariencias representan más que las acciones. Los escritos de Alonso de la Mota sobre los guachichiles del Nuevo Reino de León, concebidos entre 1602 y 1605, subrayan la inclinación de éstos al nomadismo y denotan su costumbre de andar desnudos. 447 Héctor Lanzagorta, en pocas palabras, parece un indígena, tal como lo es el maestro brujo que vive en los libros de Carlos Castaneda, don Juan Matus. Lanzagorta responde a la interrupción hablando de mota, y esto se entiende porque la obra de Castaneda es conocida popularmente por su relación con la creencia chamánica y el uso de alucinógenos como peyote, toloache y hongos pertenecientes al género Psylocibe,448 por lo que bajo ese entendido la alusión al escritor de Las enseñanzas de don Juan449 en La vocación insular puede leerse como una ventana que se dirige a la perspectiva mística sobre ciertas sustancias, hacia la cual el personaje Héctor Lanzagorta no se haya interesado. Cabe recordar además que en el primer libro de la saga de Castaneda,450 hechicero y alumno tienen su primer encuentro justamente en una estación de autobuses, lo que se convierte en una alusión más a la obra. Como ocurre con la cita anterior, en esta también podemos trazar una línea entre el tiempo diegético y el que percibe el lector fuera del libro. Podemos

446 “Los escritos de Pedro de Ahumada sobre los indios de Zacatecas en 1562 y de Alonso de la Mota sobre los guachichiles del Nuevo Reino de León entre 1602 y 1605 subrayan su inclinación al nomadismo, denotan su costumbre de andar desnudos, sustentarse de la caza y la propensión de ‘hacerse la guerra los unos a los otros’”. Ruth Behar, “Las visiones de una bruja guachichil en 1599: hacia una perspectiva indígena sobre la conquista de San Luis Potosí”, en Tlatemoani. Revista Académica de Investigación, nº 12, abril 2013, p. 2. 447 Behar, “Las visiones de una bruja guachichil”, p. 2. 448 Carlos Castaneda, Una realidad aparte, México, Fondo de Cultura Económica, 2005, p. 12. 449 Carlos Castaneda, Las Enseñanzas de Don Juan: Una forma Yaqui de conocimiento, California, University of California Press, 1968. 450 El primer libro de la saga escrita por Carlos Castaneda es precisamente Las enseñanzas de don Juan.

99 hacerlo cuando se menciona la canción Short Dick Man, 451 del grupo estadounidense 20 Fingers y la rapera Gillette. Al leer en La vocación insular que la canción se escucha dentro del autobús, en el que viaja uno de los personajes, desde una radiograbadora que alguien ha encendido, somos conscientes de que estamos situados, cronológicamente hablando, entre 1994, año cuando la canción empieza a sonar en las radios, y 1999, momento en que Ediciones Castillo da a conocer La vocación insular. De esta manera concluyen las alusiones a drogas en la novela de Hugo Valdés, mostrando, para 1999, un acercamiento distinto al consumo de estupefacientes que el presentado en las novelas analizadas que se publicaron en 1968 y en 1979, aunque también se destacan comunes denominadores entre sí. Habrá que decir por último que, mientras el autor en cuestión se aferraba a la conclusión de La vocación insular y su posterior publicación, comunidades filosóficas a nivel mundial escribían e indagaban acerca del uso de estupefacientes y la libertad del ser humano para hacerlo, sobre la prohibición por causas morales y la restricción basada en la prevención del daño. “Para decidir si la presunción de libertad protege el uso de una droga con fines recreativos”, se planteaban sociólogos como Michael Moore y Gustavo y Pablo de Greiff, “se debe inquirir si ese uso es inmoral y, luego, si es suficientemente inmoral como para que el bien de penalizarlo supere los costos que la penalización conlleva”.452 Durante los años noventa, las posturas sobre el problema de las drogas alrededor del mundo se dividieron, luego de años de una unánime prohibición. No se trataba, como en el siglo diecinueve y principios del veinte, de una división entre posturas médicas y jurídicas, sino de un punto de vista conservador frente a uno liberal. El primero deseaba enfrentar el problema con la aplicación severa de la ley, mientras que el segundo se decantaba por la legalización. Sin

451 20 Fingers, Gillette, Short Dick Man, en On the Attack and More, Zoo Entretainment/SOS Records, 1994. 452 Pablo de Greif, “Introducción: Los compromisos liberales y el problema de las drogas”, en Moralidad, legalidad y drogas, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, pp. 35-36.

100 embargo, ambas perspectivas coincidían al considerar cuestiones filosóficas, morales y de tipo económico en sus argumentaciones.453

453 Luna-Fabritius, “Modernidad y drogas”, p. 37.

101

Conclusiones

102 Historia y literatura

Es en el siglo diecinueve cuando tiene lugar una suerte de intercambio de posición entre historia y literatura.454 Los novelistas del realismo, al contrario de los historiadores de profesión –que además de interesarse por hechos políticos y personajes aristocráticos, confiaban en las cualidades científicas de la historia–, asumieron la pretensión de retratar, comprender y explicar el comportamiento social.455 Era la época en que surgía el estado-nación: la práctica histórica, sujeta a las condiciones de su lugar de producción,456 respondía a una necesidad del presente y no únicamente al intento de conocer el pasado. Aquel empeño cientificista, alejó a la historia de fuentes escritas y procedimientos relacionados con la literatura, pues se equiparaba a la historia con la realidad y a la ficción con lo no real. “Así, unos asignaron al contenido de verdad de la Historie una categoría superior que al de la poesía”.457 Sería hasta el siglo veinte cuando los historiadores se percatarían de la rigidez de su enfoque y las consecuencias de éste.458 Marc Bloch, por ejemplo, escribió en 1949 que la historia es la ciencia de los hombres en el tiempo,459 una definición que vislumbra ese elemento humano ya tan difuminado, aunque sin desprenderse del lastre positivista. Carlo Ginzburg, por su parte, buscó en la microhistoria revertir dicha despersonalización cuando escribe en 1976 El queso y los gusanos,460 donde pone de manifiesto la voluntad de tomar en cuenta a los pequeños personajes, los cotidianos.

454 Roger Chartier, seminario “Problemas de historia cultural. La movilidad de los textos”, en el XXXIV Congreso Internacional de Historia Regional, 3 de diciembre de 2018. 455 Chartier, “Problemas de historia cultural”. 456 De Certeau, La escritura de la historia. 457 Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, España, Paidós, 1993, p. 206. 458 Jordi Canal i Morell, durante una ponencia presentada en el II Encuentro Internacional de Investigación Histórico-Literaria, que se celebró el 25 de mayo de 2018 en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, señaló que durante los años decimonónicos, en muchas de las investigaciones historiográficas, se perdió la idea del oficio para convertirse en una suerte de ciencia que se ponía al servicio de causas distintas. Eso, deduzco, justificó a priori y a posteriori revoluciones, regímenes autoritarios e implantación de utopías. 459 Marc Bloch, Apología para la historia o el oficio de historiador, México, Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 58. 460 Carlo Ginzburg, Turín, El queso y los gusanos, 1976.

103 En el presente siglo, comprendemos la historia como una disciplina que se ocupa de los hombres y las mujeres en el tiempo y en el espacio.461 Además, se intenta dejar de lado la pugna entre historia y literatura. Hoy, se admite que los archivos muchas veces ofrecen escasas pistas –además de nombres, fechas y ocupaciones– sobre las personas del pasado, y que esto hace difícil suponer cómo pensaban, cómo sentían y por qué lo hacían. En este sentido, el historiador es capaz de echar mano de la literatura, en lo particular de la novela, que es el terreno de la individualidad y de los individuos, para, con imaginación literaria,462 vislumbrar las realidades posibles del pasado. La novela, no puede obviarse, es texto, estructura verbal. Y este texto, a su vez, es discurso fijado por la escritura.463 Dicho discurso escrito tiene dos planos: uno connotativo, que le da sentido interno, opera según sus propias referencias y lo ordena bajo sus reglas particulares; y otro denotativo, que lo proyecta, hace que se refiera a la realidad,464 al mundo extradiegético. Es verdad, no encontraremos en las novelas realidades historiográficas.465 Sin embargo, la disposición narrativa de la novela es igual a la de la historia, ambas están hechas de lenguaje y narran para explicar. La novela no busca una verdad absoluta, pero sí la verosimilitud, y los recursos verbales necesarios para lograrla son compartidos por la historia.466 De la misma manera, el historiador no escribe cada línea de su investigación con la certeza de que lo dicho ahí es

461 Jordi Canal i Morell, “Los historiadores y la imaginación literaria”, ponencia presentada en el II Encuentro Internacional de Investigación Histórico-Literaria, México, Universidad Autónoma de Baja California Sur, 25 de mayo de 2018. 462 Canal i Morell, “Los historiadores y la imaginación literaria”. 463 Paul Ricoeur, Historia y narratividad, España, Paidós, 1999, p. 59. 464 Paul Ricoeur, La metáfora viva, España, Trotta, 2001, p. 292. 465 Cuando en una novela, o cualquier obra de ficción, se hace referencia a un acontecimiento o personaje fuera del universo narrativo, no se nombra la cosa en sí sino lo que conocemos de la cosa, no ocurren los hechos cuando los describimos ni reviven las personas cuando escribimos sobre ellas, lo que ocurre es un efecto de realidad que produce una ilusión referencial. Roland Barthes, El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura, España, Ediciones Paidós Ibérica, 1994, p. 186. 466 Para Hayden White, la obra histórica se trata de “una estructura verbal en forma de discurso de prosa narrativa que dice ser un modelo, o imagen, de estructuras y procesos pasados con el fin de explicar lo que fueron representándolos”. La obra literaria es igual, la única diferencia radica en que ésta no dice ser imagen de procesos pasados sino de procesos posibles. White, Metahistoria, pp. 13-46.

104 verificable, sino que en muchas ocasiones debe conformarse con lograr enunciados verosímiles generados y acotados por sus investigaciones. Además, el estudio de obras literarias y su contexto de creación ofrece la oportunidad de observar la reconfiguración de experiencias concebidas por individuos específicos de épocas específicas. En este caso, la manera en que tres novelistas mexicanos –Parménides García Saldaña, Luis Zapata y Hugo Valdés– imaginan y describen el uso de drogas en protagonistas de tres novelas –Pasto verde, El vampiro de la colonia Roma y La vocación insular– publicadas entre 1968 y 1999. Paul Ricoeur explica esta reconfiguración de experiencias cuando desarrolla la tesis de que “el tiempo se hace tiempo humano en la medida en que se articula en un modo narrativo, y la narración alcanza su plena significación cuando se convierte en una condición de la existencia temporal”.467 El filósofo francés toma la mimesis de Aristóteles, esa imitación de la naturaleza que se expresa en la poesía,468 para referirse al tiempo, y divide el fenómeno en tres momentos: mimesis I, mimesis II y mimesis III. El primer momento, mimesis I, se refiere a la “prefiguración del campo práctico”:469 el instante en que el escritor realiza el acto de inteligir la realidad, su contexto, y surge una primera imitación. El escritor no sabe lo que es la realidad, sólo ve las acciones de los humanos en la realidad, y eso es lo que imita. En Pasto verde, Parménides García Saldaña toma aspectos de la sociedad y de la política mexicana de los años sesenta para presentarlos como retrógradas, corruptos o sin sentido, y elige omitir aspectos positivos del México de aquellos años; Luis Zapata, en El vampiro de la colonia Roma, habla por ejemplo de la homosexualidad en el Distrito Federal de finales de los años setenta desde la perspectiva, muy particular, de un prostituto; y Hugo Valdés, para escribir La vocación insular, se alimenta de las acciones que detesta en los círculos cerrados de escritores de élite en un Monterrey muy cercano al fin de siglo.

467 Paul Ricoeur, Tiempo y narración I. Configuración del tiempo en el relato histórico, México, Siglo Veintiuno Editores, 2004, p. 113. 468 Aristóteles, Poética, España, Alianza Editorial, 2013, pp. 32-33. 469 Ricoeur, Tiempo y narración I, p. 114.

105 El segundo momento, mimesis II, es el de la configuración o mediación, es decir, la obra en sí misma: una vez que el escritor ha imitado acciones humanas en su cabeza y las ha seleccionado en una cronología particular, una estructura, escribirá un libro que estará dispuesto en librerías a fin de que alguien lo lea.

Esa obra contiene una imitación del mundo, una ficción.470

En el caso de Pasto verde, vemos un mundo muy parecido a la realidad donde un sector de la juventud mexicana se siente relegado de la toma de decisiones y limitado en su necesidad de expresarse. En El vampiro de la colonia Roma, observamos una copia de la capital mexicana: una ciudad sexuada donde cada rincón es propicio para el gusto carnal. La vocación insular, es la reconstrucción de una sociedad del norte del país que vive gracias a sus pasiones, y esas pasiones radican en la obtención de estatus. Mimesis III es el momento final de la reconfiguración: los lectores, cada uno distinto gracias a su experiencia, interpretan la obra, comprenden la imitación del mundo en el libro e interactúan con el exterior. Es el momento en el que la ficción se convierte en realidad. En términos generales, el autor transforma partes de la realidad para crear una diégesis que es imitación de acciones e ideas humanas:471 esa diégesis es asimilada por un lector que, modificado por la ficción, actúa en la realidad. En este sentido, cuando hablamos de la novela de Parménides García Saldaña, muchos lectores reaccionaron con rechazo y sancionaron de manera pública la manera explícita en que se hablaba del consumo de drogas. Asimismo, hubo quienes desdeñaron el estilo de la obra y la catalogaron como menor. Esto en sí es una manera de incidir en la realidad, pero Pasto verde además provocó que otros escritores intentaran lograr el mismo efecto, creando así una influencia. La reacción del público con la obra de Luis Zapata no fue menor, un número importante de lectores se escandalizó. No obstante, lo más significativo es que gracias a ella se habló de literatura gay en México. Por último, en lo que se refiere a lo escrito por Hugo Valdés, tras la publicación de su

470 Ricoeur, Tiempo y narración I, pp. 130-139. 471 Ricoeur, Tiempo y narración I, pp. 115-130.

106 libro no se hicieron esperar reacciones de escritores que se veían reflejados en él y, de acuerdo con el propio autor, recibió críticas en divulgaciones locales. Además, ésta y otras publicaciones del regiomontano ayudaron a que el foco del éxito literario saliera del centro del país e iluminara a los escritores de provincia.

107 Cambio y permanencia

Entre 1968 y 1999 se distinguen cambios en el papel que juegan las drogas como elemento discursivo de las novelas en mención, y esos cambios, al estar presentes en los mundos posibles de la diégesis, tienen correlación con la realidad. Asimismo, existen concepciones sobre las drogas y su consumo que permanecen a pesar del tiempo. Esto evidencia que el acontecimiento en cuestión, la concepción de las drogas en el ámbito de la narrativa nacional durante la segunda mitad del siglo veinte, es ambivalente: tan mutable como inmutable. Pero no todo es blanco y negro. El camino entre el cambio y la permanencia está empedrado por piedras grises, zonas de transición, pues tanto el cambio como la permanencia existen gracias a nociones netamente humanas. “El carácter cambiante de la historia proviene del trato del ser con el mundo como objeto que lo trasciende y lo condiciona desde el exterior”.472 Los hechos no ocurren y ya, sino que nos ocurren. De tal suerte que, para advertirlos, para que los hechos sean, es preciso inteligir los cambios y las permanencias que deseamos o somos capaces de ver en la realidad, condicionados de manera ineluctable por el lugar social que nos acoge. Para el presente caso, aplicamos una concepción de cambio ligada a uno de los estratos propuestos por Fernand Braudel para observar el tiempo histórico: el acontecimiento.473 No obstante, consideramos la importancia del acontecimiento en el nivel que lo sitúa Michel Foucault,474 como motor de “las transformaciones

472 Montserrat Huguet, Conferencia “Cambio y permanencia en la historia”, Universidad de Cantabria, 26 de agosto de 2004, https://e- archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/3294/cambioypermanencia-2004.pdf, p.1. 473 Para Braudel, el acontecimiento o tiempo corto es la primera de tres duraciones históricas (corto-acontecimiento; medio-coyuntura; largo-estructural), la más breve, la que atañe al individuo y de la que se ocupa tanto el periodismo como la crónica y la historia tradicional para narrar “los mediocres accidentes de la vida ordinaria”, por lo que “no constituye toda la realidad”. Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, España, Alianza Editorial, 1970, pp. 64-66. 474 Foucault sugiere que el acontecimiento o, como él lo denomina, suceso, no debe comprenderse como “un decisión, un tratado, un reino, o una batalla”, sino como “una relación de fuerzas que se invierte, un poder confiscado, un vocabulario retomado y que se vuelve contra sus utilizadores, una dominación que se debilita”. Michel Foucault, Nietzsche, la genealogía, la historia, España, Las ediciones de La piqueta, 1992, p. 20.

108 más profundas que caracterizan a la sociedad, la transformación de las relaciones de dominación”.475 En lo referente a la permanencia, el enfoque está puesto en las ideas, “los encuadramientos mentales”,476 cuyo aliento se extiende tanto como la historia de larga duración braudeliana, que es “de amplitud secular”.477 El hecho de que en Pasto verde Parménides García Saldaña tome el consumo de drogas como una acción reaccionaria o revolucionaria, ligada al ámbito de rebeliones juveniles y del pensamiento que tenían lugar en los sesenta en México, y varios países del mundo occidental, significa un cambio en relación a novelas de años previos que llamaban la atención sobre el uso de drogas para reflejar la diferencia de estratos sociales entre consumidores y no consumidores. El usuario de drogas deja de ser un preso o un militar, ahora es un joven de clase media que vive en la ciudad y escucha música en inglés. Pero lo más importante, es el protagonista de la obra. Es por tal motivo que Pasto verde destaca entre las novelas de la Onda, el surgir jóvenes usuarios de drogas como protagonistas. Este acontecimiento puede leerse como el intento de un grupo social marginado por sacudirse el dominio de otro: los jóvenes mexicanos se politizan y rechazan el modelo de organización y comportamiento que les impone el Estado y la sociedad. Por aquellos años la producción de drogas en el país también iba en aumento y los narcotraficantes mexicanos ya eran identificados por el gobierno de los Estados Unidos, lugar desde donde se ejercía presión a México para combatir la producción de drogas. Como ocurre desde el siglo diecinueve, según observamos en páginas de El Universal citadas en el primer capítulo de esta tesis, además de otros miembros de la élite social, durante los años sesenta los periodistas imponen su esquema de percepción y apreciación sobre el consumo de drogas. La palabra narcotraficante aparece en la prensa nacional desde finales de los años cincuenta, pero su empleo se vuelve más frecuente en la época que se publica Pasto verde. Asimismo, en los sesenta se dan reuniones

475 Roger Chartier, La historia o la lectura del tiempo, España, Editorial Gedisa, 2007, pp. 90-91. 476 Braudel, La historia y las ciencias sociales, p. 71. 477 Braudel, La historia y las ciencias sociales, p. 64.

109 entre el procurador general mexicano, Fernando López Arias, y el de California, Richard Rogan, así como entre los gobernadores de las Californias de ambos países, Edmund G. Brown y Eligio Esquivel, con el fin de coordinar esfuerzos en contra del tráfico de drogas.478 Pero hay algo que permanece desde que la marihuana es mencionada en novelas mexicanas del siglo diecinueve y principios del siglo veinte: el personaje consumidor es visto por la sociedad como un elemento negativo. El personaje consumidor no aporta al bienestar común o, peor, lo perturba. La visión del consumidor nocivo se liga a preceptos morales, muchas veces con fuerte influencia, como ya observamos, de las religiones monoteístas, en este caso la doctrina cristiana del catolicismo, por considerar el consumo de sustancias que alteren la razón como demoniacas. Es así que cuando llegan las drogas a las novelas mexicanas, esta idea milenaria prevalecía: el usuario de drogas como un ser marginal. Entre Pasto verde y El vampiro de la colonia Roma transcurren apenas once años, no obstante podemos señalar un cambio relevante. Por primera ocasión en la narrativa mexicana el protagonista de una novela es homosexual y consumidor de drogas, sin mencionar que ejerce la prostitución. Este acontecimiento tiene una relación con la realidad, si observamos que durante la segunda mitad de la década de los setenta en México por primera vez se hace visible la identidad gay.479 Es así que vemos de nuevo, y aquí el cruce con una permanencia, el intento de un grupo marginado de la sociedad por hacerse visible y protagonizar sus historias, sus ficciones, sus mundos. Otro cambio respecto al consumidor de García Saldaña en 1968 es que el protagonista de Luis Zapata, aunque ejerce una actividad al margen de la legalidad, es productivo. Mientras que Epicuro no sólo depende de sus padres sino que merma su economía, Adonis genera dinero y, al menos durante un lapso, come, vive y duerme bien, a pesar de ser un usuario de tiempo completo. De esta manera, su escisión de la sociedad no es definitiva, y esto es porque el

478 Astorga, El siglo de las drogas, p. 126. 479 Laguarda, “El vampiro de la colonia Roma: literatura e identidad gay en México”, p. 174.

110 chichifo de El vampiro… desea pertenecer a ella, mientras que el rebelde de Pasto verde no. En la novela de Luis Zapata, observamos que el protagonista es atendido en un Centro de Integración Juvenil, lo que deja ver que el consumo en los jóvenes empieza a causar alarma y surgen los primeros centros de rehabilitación. Esto afecta los sucesos de la novela y propicia un cambio más respecto a su antecesora. El grito de rebeldía que lanza el joven que consume marihuana en el 68 se extiende sin consecuencias, mientras que en 1979 el tránsito por las drogas del consumidor es pasajera. Adonis se rehabilita. Como en la novela de Parménides García, el protagonista de Luis Zapata es detenido por la policía debido a hechos relacionados con drogas. Observamos que la represión contra el consumidor es una constante, así como su estado de marginación: las instituciones privan de la libertad a los consumidores, los aíslan, los marginan, tal como lo hace el resto de la sociedad, algo que puede leerse desde las primeras novelas escritas en el México independiente. Los cambios se acumulan al llegar a 1999 con La vocación insular, de Hugo Valdés. Braulio Guerra no sólo es una persona productiva, como Adonis García, sino que es un artista respetado que juega un papel relevante en la sociedad. La droga que consume es marihuana y el hacerlo no lo hunde en la adicción ni reduce su estatus social. Para ese año la exportación de drogas a Estados Unidos la domina México y el intento por evitar el consumo se convierte en campañas públicas contra las drogas. La imagen del narcomenudista es ya un lugar común y los lugares destinados al consumo se mencionan con naturalidad. Por otra parte, el consumidor que nos presenta Hugo Valdés en este caso ya no se trata de un muchacho sino de un hombre maduro, un padre de familia. El personaje consumidor, en particular de marihuana, para 1999 no se muestra como un joven, al igual que se había hecho antes. Esto apunta a que los autores de la época podían considerar el uso de drogas como un hecho, además de cotidiano, propio de rangos de edad más amplio que en las novelas anteriores: adultos que se drogan “responsablemente”.

111 Es así que Braulio no padece consecuencias tras el uso de drogas, a diferencia del protagonista de García Saldaña, Epicuro Aristipo, que es encerrado en un hospital psiquiátrico, o el de Luis Zapata, Adonis García, quien es detenido por la policía. Sin embargo, aun cuando parece que no existen grandes aspavientos en torno a las drogas, en La vocación insular, al igual que en Pasto verde y El vampiro de la colonia Roma, el consumo se muestra en un contexto de marginación. Hugo Valdés le otorga un lugar específico a las drogas, los picaderos, y coloca al consumidor como inferior intelectualmente al no consumidor. Permanece, de esta manera, una percepción negativa hacia el uso de drogas por parte de las sociedades reflejadas en novelas en el periodo estudiado. Estos cambios en las novelas, son reflejo de cambios en la realidad, cambios que operan en la historia, en la sociedad y en la psicología.480 La vertiente histórica se establece cuando una novela niega el pasado para abrir una nueva ruta, modo, escuela, tendencia o estilo; así como cuando se niega el presente al narrar lo que alguna vez fue típico de una ruta, moda, escuela o tendencia. 481 Pasto verde, por ejemplo, inaugura un tipo de protagonista en la novela mexicana, el adolescente consumidor de drogas, y propone una estructura inexplorada por los narradores nacionales hasta ese momento. El vampiro de la colonia Roma, introduce al consumidor gay de marihuana en la novela que se escribe en México, además de plantear una escritura novedosa al omitir todo uso de mayúsculas y puntuación, a fin de emular la fluidez de la narrativa oral. Con La vocación insular, llega a la novela el protagonista maduro que consume drogas sin consecuencias negativas, un

480 En la página 160 de la primera edición de Teoría y técnica del cuento, un libro publicado por editorial Marymar en la Argentina de 1979, Enrique Anderson Imbert explica que para crear su obra, el escritor, desde y motivado por su “circunstancia”, narra “un curso de acción” que le resulta interesante y que, a su juicio, también lo será para sus lectores. La acción a narrar le interesa al escritor, insiste Anderson Imbert, debido a que “en su circunstancia histórico-social- psicológica fue […] bastante extraordinaria”. Es así que, concluye, la obra literaria surge de la combinación entre escritor y circunstancia a manera de “novedad”, de “cambio”: la obra “viene de una realidad que ha cambiado”, por lo tanto la obra “cambia algo”, la obra “es un cambio en la historia, en la sociedad, en la psicología”. 481 Enrique Anderson Imbert, Teoría y técnica del cuento, Argentina, Marymar, 1979, p. 160.

112 artista provinciano que fuma marihuana una vez y continúa su vida sin mayores consecuencias. Aunado a esto, tenemos la intención expresa del autor de realizar una obra de calidad según los estándares antiguamente establecidos, rechazando los experimentos literarios de algunos colegas suyos. Lo social del cambio, por otra parte, se da cuando en la novela se presenta la infracción de un código moral, una forma de convivencia, una norma o una conducta. Asimismo, cuando se expresan modos de vida hoy en desuso y que alguna vez fueron típicos de un grupo determinado. 482 En la novela de Parménides García Saldaña se cometen infracciones de distintos tipos, página tras página. Desde beber y drogarse al conducir un automóvil, o ingresar a propiedad privada sin autorización y causar desmanes, hasta renegar de la Revolución y el partido en el poder, acto considerado casi herético por el Estado mexicano en 1968.483 El protagonista de Pasto verde infringe el código moral de su entorno, altera la forma de convivencia de sus semejantes y desconoce las normas de conducta. En la obra de Luis Zapata, por otro lado, considerando el contexto donde se desenvuelve su protagonista, se cometen infracciones que pueden catalogarse como morales, tal es el caso de ejercer la prostitución y, desde luego, consumir drogas. No obstante, resulta evidente que, fuera de la diégesis de El vampiro de la colonia Roma, en 1979 se percibió una transgresión moral por algunos sectores de la sociedad cuando se publicó esta novela, pues hablaba de la homosexualidad de manera abierta y sin condenaciones.484 En el texto de Hugo Valdés, el protagonista es orgulloso, lo que lo lleva a cometer

482 Anderson Imbert, Teoría y técnica del cuento, p. 160. 483 Esto debido a que, en realidad, se vivía una crisis política en el país, y el discurso heroico de la Revolución de 1910 era para los dirigentes del Partido Revolucionario Institucional, de cuyas filas había emergido el presidente Gustavo Díaz Ordaz, la mejor forma de unificar voluntades y mentalidades en torno a un objetivo trazado por ellos: la permanencia en el poder. Los sucesos ocurridos durante 1968 en México, entre ellos la matanza de Tlatelolco, se generaron como resultado de un choque entre una idea “asida a los moldes vacíos de la unidad nacional y a la veneración aldeana de los símbolos patrios”, y “los testigos frescos e irreductibles de una realidad desnacionalizada y dependiente, en rápida transculturación neocolonial, extraordinariamente sensible a las causas y los símbolos que le eran contemporáneos”. Aguilar, Meyer, A la sombra de la Revolución Mexicana, p. 242. 484 El sociólogo Barry D. Adam explica que la organización contemporánea en torno a una identidad gay se caracteriza, entre otras cosas, por su capacidad de autonomía y autoconciencia, así como exigir reivindicaciones sociales. Barry D. Adam, “Structural foundations of the gay World”, en Peter M. Nardi, Beth E. Schneider, Social perspectives in lesbian and gay studies, A reader, Londres y Nueva York, Routledge, 1998, p. 220.

113 adulterio y, también, a usar drogas. En el entorno donde se desenvuelve Braulio Luna este comportamiento significa un daño a la moral y trastoca las formas de convivencia. Vemos en las tres novelas pulsiones de cambio, como el consumo de estupefacientes, aunque tales pulsiones se repiten, son reiterativas, y generan permanencia. Lo psicológico del cambio tiene cabida si en la novela observamos personajes de personalidades originales, excéntricas, con percepciones raras sobre la realidad; o, por el contrario, si se reconocen características en estos personajes que en el pasado resultaban desconcertantes, pero se indica que en realidad eran incomprendidas.485 García Saldaña nos ofrece a través de Epicuro Aristipo un protagonista que propone una perspectiva poco común de la vida, al menos para el México de mitad del siglo veinte. Los intereses y valores del promedio de la sociedad le resultan insignificantes, así que lucha por vivir cada instante como si fuese el último, pues, después de todo, quizá lo sea. Luis Zapata crea un ser doble, mitad hombre, mitad mujer, mitad muerte y corrupción, pues no hay que olvidar que es un vampiro, mitad belleza y vida, ya que tampoco se puede dejar de lado que su nombre es Adonis.486 En lo que respecta a Hugo Valdés, él describe a un ser marginal por naturaleza, el artista,487 un escritor que, aunque su espacio de creación no está en la capital del país, cuenta con reconocimiento nacional, pero se queja de sus colegas, de los que son como él. Sin embargo es también un ser doble: a la vez que se trata de un marginado, forma parte privilegiada de la sociedad. En resumen, en Pasto verde vemos actuar al joven rebelde que usa drogas para independizarse de la sociedad y afirmar una postura disidente frente

485 Anderson Imbert, Teoría y técnica del cuento, p. 160. 486 Según la mitología griega, Adonis era un joven de extraordinaria belleza. La propia Afrodita se enamoró de él, sin embargo Perséfone también lo hizo. Zeus intervino en el conflicto y dictó que Adonis pasaría una tercera parte del año solo, otra tercera parte con Afrodita, en la Tierra, y la última con Perséfone, en el inframundo, sin embargo Adonis pasó dos terceras partes del año con Afrodita, despertando así los celos del dios Ares y éste envió a la Tierra un jabalí que, durante una tarde de cacería, hirió a Adonis mortalmente. Las estancias de Adonis con Afrodita en la Tierra representan la naturaleza que florece en primavera y que muere en invierno. J. C. Escobedo, Enciclopedia de la mitología, México, De Vecchi Ediciones, 2011, p. 13. 487 Octavio Paz explica que el arte, la mística y el amor son actividades antisociales, como el uso de drogas, y la imposibilidad de extirparlas del todo de la sociedad hace que se trate siempre de limitarlas”. Paz, Corriente alterna, p. 83.

114 a la convencionalista, esa propuesta por el Estado y el grueso de la sociedad. En El vampiro de la colonia Roma, vivimos el día a día de un individuo relegado socialmente, en este caso por su orientación sexual y sus hábitos de consumo; somos testigos de cómo ingresa a la literatura mexicana la figura del homosexual y con ella la del prostituto, quien, por su comportamiento, por su necesidad y su gusto, está condenado a ser desterrado de su espacio vital y privado de su libertad. Finalmente, en La vocación insular toma partido el artista que critica a la sociedad y rompe sus reglas, pero desde una posición de élite. El acercamiento a las drogas de este protagonista, tres décadas después de que Epicuro Aristipo fincara el brío de su insubordinación al consumo de cigarros mágicos, es quizá el menos contraproducente desde entonces. Es importante recordar que en la década de su publicación, en el mundo se discutía ampliamente si era necesario enfrentar el uso de drogas con la aplicación severa de la ley o si, por el contrario, la mejor opción era legalizarlas. El enfoque histórico-literario en esta investigación permitió recuperar a las personas ocultas bajo el estudio que opera desde la perspectiva de clases, cifras y política; al mismo tiempo que funcionó como motor de la imaginación necesaria para emprender tal rescate. Observamos cómo los consumidores de drogas en novelas mexicanas de la segunda mitad del siglo veinte son un constante contrarrelato del discurso oficial. En este caso, un discurso con origen en el Estado, la religión y la moral, que señala el consumo de drogas como negativo, mientras que en el terreno de la literatura, como reconfiguración y replanteamiento de la realidad, el usuario de drogas es un ser más complejo, un individuo que, al menos frente al consumo de narcóticos, no opera desde la perspectiva de negativo o positivo, bueno o malo, sino que sus motivaciones son más profundas, al relacionarse con su experiecia particular y las circunstancias de su contexto, como cualquier persona real.

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