La Ciudadela Quedó Atrás
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Francisco L. Urquizo Ciudadela quedó atrás Escenas vividas de la Decena Trágica Prologado por Elias Salas Westphal 1A SUMMA MEXICANA flfl^H 1 Summa Mexicana es una expresión acuña da por José Rogelio Alvarez para hablar de los trabajos y los días de nuestro país; las distintas formas en que ha sido concebido: sus mitologías públicas y también las ín timas; su historia, sus costumbres, su len gua, su paisaje; tanto sus magnas aventuras como sus mínimos, pero no menos tras cendentes afanes. ¿Es posible ñjar el sig nificado de la palabra "México'V Summa Mexicana recorre la variedad hospitalaria del nombre que nos define. LA CIUDADELA QUEDÓ ATRÁS LA CIUDADELA QUEDO ATRÁS ESCENAS VIVIDAS DE LA DECENA TRÁGICA FRANCISCO L. URQUIZO PROLOGO DE ELÍAS SALAS WESTPHAL «A Primera edición: 2009 Edición: Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes © Elias Salas Westphal, por ej prólogo D.R.. © 2009 de la presente edición Dirección General de Publicaciones Av. Paseo de la Reforma 175 Cuauhtémoc, C.P. 06500 México, D.F. Coordinador de la colección: Vicente Quirarte Diseño de la colección: Antonieta Cruz / Alonso García Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad de la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendi dos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la graba ción, sin la previa autorización por escrito del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Dirección General de Publicaciones. ISBN 978-607-455-296-6 Impreso y hecho en México ÍNDICE Prólogo, Elias Salas Westphal. 9 I • • • • • 17 II 20 III 37 IV 44 V 47 VI 53 VII 61 VIII 67 IX 74 X 81 XI 88 XII 95 XIII 102 XIV 108 XV 115 XVI 123 XVII 129 XVIII 134 Palabras preliminares 149 PRÓLOGO La Revolución mexicana dio origen a una literatura cuya temática trata sobre los violentos acontecimientos his tóricos entre 1910 y 1928, en los que además de decenas de miles de combatientes directos, también murieron dos jefes de Estado en funciones y un presidente electo, así como numerosos caudillos y multitud de inocentes ajenos a las armas. Esta literatura se ha manifestado, durante casi 100 años, en una elevada cantidad de textos en todos los géneros: artículos periodísticos, cróni ca, cuento, novela, poesía, corrido, ensayo, teatro, his toria, biografía y memorias; sigue dando de qué hablar y es fuente temática de importantes escritores, no sólo mexicanos. Dentro de este mar documental, algunas obras subsis ten como clásicas al ser continuamente valoradas, gene ración tras generación, y otras, las menos, son rescatadas y motivo de una revaloración. En este segundo caso se encuentra, con un manojo de virtudes, La Cindadela quedó atrás (1965) de Francisco L. Urquizo (1891-1969). 9 Su contenido fue cuidadosamente seleccionado, se ape ga al marco contextual en el que se inserta y sobresale la capacidad del autor de plasmar en pocas palabras lo esencial así como el fino trabajo del artista que nos pre senta, con sencillez formal y lenguaje llano, toda una secuencia de acciones con agilidad y tensión dramática en aumento gradual y progresivo que sostienen el libro, evitando que al lector se le caiga de las manos. La Cindadela quedó atrás es una obra de singular va lor histórico y literario. En ella se rescata, con agilidad narrativa y estricto apego a los acontecimientos, uno de los más patéticos episodios de la Revolución mexicana, la llamada Decena Trágica, como es conocido el periodo (entre el domingo 9 y el martes 18 de febrero de 1913) que duró el cuartelazo en el que fue derrocado y arte ramente asesinado el presidente de México, Francisco I. Madero, iniciador del movimiento revolucionario que obligó al dictador Porfirio Díaz a dimitir. Urquizo logra introducirnos en el epicentro de los funestos acontecimientos históricos, tanto en el fragor de las batallas como en la configuración y desarrollo del maléfico plan; a través del relato testimonial del perso naje que refiere los hechos como protagonista de la obra. ¿Pero quién es el escritor que nos permite conocer este eslabón fundamental de la historia de México, compren derlo y compenetrarnos en el conflicto para dilucidar el dramático sentido de los acontecimientos;3 Francisco Luis Urquizo Benavides nació el 21 de junio de 1891 en el seno de una familia de afanados agricultores cerca de la ciudad de Torreón, Coahuila. Fue enviado a la ciudad de México para estudiar la se cundaria en un prestigiado colegio, el Liceo Fournier, 10 LA CIUDADELA QUEDO ATRÁS institución de inclinación humanista que le proporcionó el dominio del francés y los conocimientos básicos para las actividades comerciales. A la muerte de su padre tuvo que hacerse cargo de los negocios familiares en su tierra natal, pero muy pron to, el 7 de febrero de 1911, optó por integrarse a "la bola" para combatir por la justicia y la libertad al lado de su pai sano y vecino, Emilio Madero, en las filas del llamado Ejército Libertador, en el movimiento contra la reelec ción de Porfirio Díaz. Después de algunas batallas en Durango, alcanzó el grado de capitán de la guardia rural, y el 11 de diciembre de 1911, con recomendaciones de la familia Madero, se integró al ejército federal como subteniente de caballería auxiliar en el Escuadrón de Guardias de la Presidencia en la ciudad de México. Fue testigo presencial de los acontecimientos que se narran en La Ciudadela quedó atrás. Luego de los hechos de la Decena Trágica, solicitó su baja del ejército federal y se incorporó al Ejército Constitucionalista, comandado por Venustiano Carranza. Urquizo fue objeto de los más altos honores militares y también probó en distintas épocas y circunstancias el polvo de la derrota. Debido a la persecución política en su contra, tras el asesinato de Carranza, se autoexilió en Europa. Cuando regresó a México estuvo proscrito del ejército más de 10 años, durante los cuales se ganó la vida como burócrata de la Secretaría de Hacienda en puestos de mediana importancia. Lázaro Cárdenas lo reincorporó al ejército y llegó a ser secretario de la Defensa durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho. Escribió desde temprana edad. Fue un cuidadoso observador de la naturaleza humana y asiduo estudioso de FRANCISCO L. URQUIZO ]J la historia. Se distinguió tanto por su curiosidad intelec tual como por su espíritu de luchador por la justicia, la libertad y la dignidad humana. Esto se refleja en su obra, que consta de novelas, textos de historia, cuentos, cró nicas de viaje, ensayos e incluso manuales militares. Está considerado como uno de los mejores novelistas de la Revolución mexicana y se distinguió por ser un escritor documentado y minucioso, que guardaba en forma orde nada sus notas y apuntes, así como por poseer una me moria privilegiada. La Cindadela quedó atrás es una de las últimas obras narrativas de Urquizo. Publicada cuatro años antes de su muerte, se refiere a hechos presenciales de su juventud, acontecidos cuando el autor tenía entre 20 y 22 años. La lejanía en el tiempo le permitió una perspectiva de neu tralidad y compromiso con su conciencia, más allá de cualquier valoración o perspectiva ideológica explícita. Al acercarnos a esta obra, una de las primeras pre guntas que nos surgen es ¿cómo clasificarla:5 El autor la presenta como memorias. Sin embargo, bajo esta moda lidad literaria los escritores suelen presentar episodios significativos de su vida, que se constituyen en eje narra tivo; no obstante, La Ciudadela quedó atrás rebasa este género no sólo porque las anécdotas personales se refie ren en exclusiva a un periodo de la vida del autor, sino porque éstas han sido seleccionadas únicamente por su relación con el eje narrativo de la obra, que en este caso no es su vida entera sino la participación del protago nista en la Decena Trágica y su incorporación al Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza para retor nar a la ciudad de México con el objeto de redimir el ase sinato de Madero, quien días antes de su muerte había Yl LA CIUDADELA QUEDO ATRÁS sido obligado a renunciar a la Presidencia de la Repú blica. El objetivo entonces era derrotar a Victoriano Huerta, el usurpador. No obstante, Urquizo nunca nos deja ver otras facetas ajenas al eje temático, de la vida de los personajes históricos. La posibilidad de ubicación de la obra como un tex to histórico tampoco es factible, porque, aunque se ape ga a los acontecimientos y proporciona datos precisos y verificables sobre las acciones de los personajes históri cos, estos hechos aparecen en relación con otros, ficticios o incidentales, pero sin pertinencia histórica, y concer nientes, de manera exclusiva, al establecimiento de la tensión dramática o la recreación de anécdotas perso nales. Además, Urquizo suele intercalar en el texto co mentarios y reflexiones personales, ajenos a los hechos estrictamente históricos. Con amplitud de criterio podríamos decir que la obra es una tragedia. Su asunto principal está constituido no sólo por la urdimbre de la traición de Huerta contra el jefe de Estado que le otorgó la confianza y jerarquía para defenderlo, sino por la confabulación de aquél con los ambiciosos enemigos del presidente y el embajador de los Estados Unidos, Henry Lañe Wilson, así como la alevosa dirección de las fuerzas leales a Madero por parte de Victoriano Huerta para hacerlas caer trampo samente en hecatombes ante el fuego de traidores, con el consecuente desmoronamiento de la capacidad de defensa del presidente; pero este núcleo trágico forma parte de una visión más amplia acerca del movimiento revolucionario, tratada en este texto narrativo.