LA PRODUCCIÓN DURANTE LA GUERRA CIVIL: Republicanos Rafael Azcona Fernández

Logroño, 24 de octubre de 1926 – , 24 de marzo de 2008.

Llegó a Madrid en la víspera de su 25 cumpleaños y pasó medio años disfrutando de «los encantos de eso que llaman vida bohemia, aunque sin dinero ni para un café». Sus primeros pasos los dio como poeta, pero pronto se dio cuenta de su incapacidad y se dedicó al humor.

En julio de 1952 publicó por primera vez en «La Codorniz», la histórica revista de humor gráfico y literario que burló al franquismo y la censura. «Me encuentro estupendamente haciendo esas cosas: tirarle de la barba a la severidad, a la tristeza, a la melancolía y a la estupidez es una delicia». Rafael escribió artículos, cuentos, chistes e inventó a su popular personaje «El repelente niño Vicente», crítico con la moral de la época.

Rafael compaginó su producción en «La Codorniz» con la escritura de novelas. La primera es «Cuando el toro se llama Felipe». Luego siguieron «Los muertos no se tocan, nene», «Los ilusos» y «Los europeos», entre otras. Cuatro de ellas firmadas con el pseudónimo de Jack O'Relly. Ya demuestra las condiciones que marcará como guionista: el tratamiento coral, la soledad y el aparente caos dentro de la meticulosa planificación de la obra. No volvió a escribir novelas desde 1960 aunque sí las corrigió y reeditó.

En 1958 colaboró con el director italiano en la adaptación de su novela . Entró así en el mundo del cine, que ya nunca abandonaría. Según contó Ferreri: «Yo convencí a Azcona de que se hiciera guionista y Azcona me persuadió a mí de que me dedicara a la dirección». «El pisito» (1958) fue su primer guión para cine con el que iniciaría su primer gran tándem creativo.

La filmografía de Azcona está unida a cuatro directores en cuatro etapas de su trabajo: Marco Ferreri, Luís García Berlanga, y José Luís García Sánchez. El hecho de trabajar con pocos directores (estos cuatro dirigieron la mitad de sus 97 guiones para el cine) le dio la posibilidad de ser uno de los guionistas más personales del cine español.

Fue recompensado con el Premio Nacional de Cinematografía en 1981 y cinco Goyas como mejor guionista, (1988), Ay, Carmela! (1991) Belle Époque (1993), Tirano Banderas (1994) y La lengua de las mariposas (2000), además del Goya de Honor en 1998. Recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes.

Azcona escribió las mejores historias del cine español, con una gran imaginación, rigor intelectual y brillantez.

Siempre quiso quitar importancia a su labor de guionista con su humor: « ¡Bah! Yo soy una puta, trabajo con quien me paga». Según Azcona, las películas que llevan su firma son de los directores solamente: «Lo primero que entendí al entrar en el cine es que no tenía que tener amor propio. Estoy al servicio del director». Una vez terminado el guión, lo entregaba y allí acababa toda su colaboración.

Escritor que hizo más guiones para el cine que novelas, que llevó el arte y la técnica del guión a los lugares más altos, que recibió numerosos premios, que trabajó para directores de alto nivel, sobre todo españoles e italianos, que pocas veces apareció en los medios de comunicación pues para él, el guionista era imprescindible para una película pero no debía notarse su presencia.

Sostenía que los personajes en sus diálogos deben ir por un lado y el argumento de la película por otro. La historia tiene que tirar del espectador a base de imágenes y situaciones mientras los personajes expresar su personalidad.

De humor socarrón e inteligente, de pluma sencilla y concisa, que reflejaba lo que veía, que hacía hablar a sus personajes con el idioma común que descubría a su alrededor. Fue muy crítico con las imposiciones del poder y de la moral impuesta. Azcona escribió las mejores historias del cine español, con una gran imaginación, rigor intelectual y brillantez.

Siempre quiso quitar importancia a su labor de guionista con su humor: « ¡Bah! Yo soy una puta, trabajo con quien me paga». Según Azcona, las películas que llevan su firma son de los directores solamente: «Lo primero que entendí al entrar en el cine es que no tenía que tener amor propio. Estoy al servicio del director». Una vez terminado el guión, lo entregaba y allí acababa toda su colaboración.

Su formación fue autodidacta. Explicaba así su técnica para escribir guiones: «Yo trabajo por asociación. Me dicen la edad que tiene un personaje, si ha estudiado o no y entonces me siento a escribir y dice «Coño», pero no porque yo se lo haga decir, sino porque lo dice él. Yo no pienso. Si pienso, me da vértigo».

Escritor, que hizo más guiones para el cine que novelas, que llevó el arte y la técnica del guión a los lugares más altos, que recibió numerosos premios, que trabajó para directores de alto nivel, sobre todo españoles e italianos, que pocas veces apareció en los medios de comunicación pues para él, el guionista era imprescindible para una película pero no debía notarse su presencia.

Sostenía que los personajes en sus diálogos deben ir por un lado y el argumento de la película por otro. La historia tiene que tirar del espectador a base de imágenes y situaciones mientras los personajes expresar su personalidad.

De humor socarrón e inteligente, de pluma sencilla y concisa, que reflejaba lo que veía, que hacía hablar a sus personajes con el idioma común que descubría a su alrededor. Fue muy crítico con las imposiciones del poder y de la moral impuesta.

«Las películas son de los directores, mientras que el guión es como el encofrado de un edificio, que tiene que estar pero no se puede notar».

«Una vez terminado el guión, se lo entrego al director y ya no quiero saber más de la película, porque un guionista en un rodaje es un alienígena que sólo estorba».

«Escribo guiones porque me resulta más fácil que escribir novelas».

Obras destacadas. El pisito, Marco Ferreri (1959) , Marco Ferreri (1960)

Plácido, Luis García Berlanga (1961)

Mafioso, Alberto Lattuada (1962)

El verdugo, Luis García Berlanga (1963)

La gran comilona, Marco Ferreri (1973)

El anacoreta, Juan Estelrich (1976)

Un hombre llamado Flor de Otoño, Pedro Olea (1978)

La escopeta nacional, Luis García Berlanga (1978)

El divorcio que viene, Pedro Masó (1980)

Patrimonio nacional, Luis García Berlanga (1981)

Nacional III, Luis García Berlanga (1982) La Corte de Faraón, José Luis García Sánchez (1985)

La vaquilla, Luis García Berlanga (1985)

El año de las luces, (1986)

El bosque animado, José Luis Cuerda (1987)

Soldadito español, Antonio Giménez-Rico (1988)

¡Ay, Carmela!, Carlos Saura (1990)

Belle époque, Fernando Trueba (1992)

La niña de tus ojos, Fernando Trueba (1998)

La lengua de las mariposas, José Luis Cuerda (1999)

Son de mar, Bigas Luna (2001)

Los girasoles ciegos, José Luis Cuerda (2008)

Fuente: LA BIBLIOTECA VIRTUAL DEL ESPAÑOL [Fecha de consulta: 10/05/10]. Disponible en línea: UNIVERSIDAD DE HUELVA [Fecha de consulta: 10/05/10]. Disponible en línea: GIFREU, Arnau (2010). El documental multimèdia interactiu. Una proposta de model d’anàlisi. [Trabajo de investigación]. Departament de Comunicació. Universitat Pompeu Fabra.