La Expresión De Las Minorías En La Narrativa En El
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UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN E INFORMACIÓN ESCUELA DE PERIODISMO La expresión de las minorías a través de la narratividad en el contexto globalizado: las crónicas de Pedro Lemebel Estudio de caso: Obra de Pedro Lemebel TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN COMUNICACIÓN SOCIAL PROFESOR GUÍA: JULIO QUINTANA ALUMNAS: MARÍA JOSÉ FERRADA L. MACARENA KOJAKOVIC V. SANTIAGO-CHILE 2001 AGRADECIMIENTOS A los rebeldes de Chiapas, A los travestis de San Camilo, A los punk del Santa Lucía, A todos los que desde la diferencia, nos enseñan la tolerancia con nosotros mismos. Al profesor Julio Quintana por su acogida, A Pedro Lemebel, por su pluma. RESUMEN El trabajo que presentamos a continuación, nace de nuestro interés por investigar las posibilidades de la crónica en la representación de las minorías, en una sociedad que tiende hacia la globalización. Para ello estudiaremos el caso de Pedro Lemebel, quien a través de esta forma de escritura, creemos, ha desarrollado esta tarea. Para comprender las implicancias de la crónica como representación social, nos referiremos en primer lugar a la capacidad que la crónica ha demostrado a través del tiempo, para adaptarse a las necesidades de su época. En el estudio del periplo de la crónica a lo largo de la historia, nos encontramos con una de las características, de mayor relevancia para nuestro estudio. Se trata de la narratividad, forma de lenguaje que por su posibilidad en cuanto a construcción social de la realidad, aporta el elemento transgresor frente a al lenguaje utilitario, propio de nuestros días, que no ha logrado integrar la visión de mundo de las minorías al interior de la cultura. La importancia del lenguaje en la construcción de sentido, nos lleva a plantearnos la importancia de un buena utilización de este recurso en el campo de la comunicación, en beneficio de todos los componentes de la sociedad y no sólo de los grupos privilegiados. La necesidad de acercar esta teoría a la realidad de nuestra ciudad, surge de la idea de que a través de la adopción de planes comunicacionales que integren a todos los grupos , es posible crear una sociedad pluralista que entienda a la diferencia como un valor. Interesa también a nuestro estudio cómo los mecanismo de poder a través del dominio de los medios de comunicación y de su imposición de formas de relación social, instauran un sistema económico y cultural que favorece a los intereses de los grupos que lo detentan, olvidando las necesidades de la mayoría de la población. Cómo funcionan estos mecanismos en una sociedad que tiende a la globalización también es tema de nuestro interés. Estudiar las posibilidades de la crónica a través del caso de Pedro Lemebel, nos parece unos de tantos pasos necesarios hacia la construcción de una sociedad más humana, que acoja a todos sus integrantes, contemplando su diversidad como un valor positivo y dinamizador de la cultura. Capítulo 1. INTRODUCCIÓN 1.1 Antecedentes En un mundo que supuestamente tiende a una homogeneidad que abarca desde hábitos alimenticios hasta formas de pensamiento, nos llama la atención el surgimiento de ciertas minorías que parecen resistir al avance de la aldea global. Gays, indígenas y ecologistas, entre muchos otros, tratan de abrir un espacio a la diferencia que poco tiene que ver con el discurso oficial, que se extiende, esta vez, a nivel planetario. Los medios masivos de comunicación, han sido decisivos a la hora de propagar el pensamiento único, propio de la aldea global. Pero el fenómeno que nos interesa, tiene que ver más bien con los pequeños grupos que quedan fuera del discurso mediático. Si bien los diarios, redes y grandes cadenas televisivas tratan los temas de las minorías principalmente a través del lenguaje informativo, no hay un enfoque que permita captar la visión de mundo de estos grupos, el verdadero porqué de su existencia. En esta búsqueda nos encontramos con la crónica urbana como forma de comunicación o como estilo de comunicar en los medios, texto que por su capacidad narrativa, lograba llenar este vacío. Particularmente nos hemos interesado por un cronista de los años 90. Se trata de Pedro Lemebel, autor que se ha dedicado a develar la existencia de estos grupos minoritarios al interior de la urbe. Pedro Lemebel, cronista y artista visual, nace en Santiago a mediados de la década del cincuenta. En 1987, con Francisco Casas crea el colectivo de arte, “Yeguas del Apocalipsis”, que desarrolla un extenso trabajo plástico en fotografía, video, performance e instalaciones. Su trabajo literario va desde el cuento, al manifiesto político, la autobiografía y la crónica. Y es especialmente como cronista que su escritura se ha difundido masivamente por los medios de comunicación. Sus crónicas se han publicado en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Actualmente realiza el programa “Cancionero” en Radio Tierra. Ha participado en el seminario “Utopías”, Santiago 1993, Festival Stonewall, en Nueva York 1994 y en la Conferencia Crossing National and Sexual Borders, Latin American Lesbian, Gay, Bisexual and Transgender, Nueva York 1996. Anteriormente ha publicado los libros “Incontable”, cuentos, Editorial Ergo Sum 1986 y “La esquina es mi corazón” (crónica urbana), Editorial Cuarto Propio 1995. También obtuvo la beca Fondart 1994, con el proyecto “Loco Afán. Crónicas de sidario”, publicado por Editorial LOM en 1996. El mismo año obtiene la beca Fondart con lo que trabaja en el libro “De Perlas y Cicatrices”, publicado por Edtorial LOM en 1998. En 1999 recibe la beca Guggenheim para realizar el proyecto “Nefando, crónicas de un pecado”, que el autor define como un “intento por rescatar la historia oculta de la homosexualidad en Chile”. 1 Sus obras son motivo de estudio para la academia literaria norteamericana, “especialmente en los programas de género y estudio de Literatura Comparada, en la Universidad de Columbia”.2 Pedro Lemebel “asume la crónica como gesto escritural tras el cual le sale al paso a un Chile exitista en sus cifras y arrogante en su alma, pero con una intolerancia que censura hasta la posibilidad de soñar.”3 Lemebel entiende la crónica como un subgénero o intergénero. Señala que “los lugares sacralizados de la literatura están un poco codificados: la novela, la gran poética, etcétera, son lugares codificados que no le convenían a mi escritura en tanto ella es una estrategia de micropolítica. Creo que mi escritura es sexuada, pero también es muchas otras cosas más, muchas otras formas de devenir, otros devenires minoritarios. Lo étnico, lo social, lo político son otros devenires en los que entran otras minorías. Cuando hablo de minorías estoy hablando no de cantidad, no de sumatorias matemáticas, algebraicas o electorales, sino de minorías en relación al poder.”4 En sus crónicas se exhibe como un irreductible al margen de cualquier poder y desprovisto de cualquier atisbo de autocensura, “pero en vez de asumir una frontalidad con el poder, ya sea literario o político, más bien he intentado un zigzagueo, un entrar de perfil y salir también de perfil, que no se sepa cómo uno entra y que no se sepa cómo sales. Es una estrategia de lo que entre comillas 1as podríamos llamar escritura marginal.”5 1 ESCRIBIRÁN primera historia de la homosexualidad en Chile. 1999.La Tercera, Santiago (Chile); junio.15:p 34. 2 VOLANTINES en septiembre.1997.La Época. Santiago (Chile);sept. 21: p.16, 17. 3 Ib. 4 Ib. 5 Ib. Mostrando seres que se esconden en las esquinas de esta ciudad, a Pedro Lemebel le interesa poner en escena una construcción cultural diferenciada de los órdenes del poder. El universo de Pedro Lemebel recrea un submundo de marginados, desposeídos y humillados que esconde la ciudad. “Es la penumbra, esa penumbra que de alguna manera es un lugar social ensombrecido en este momento por el mercado, por eso de alguna manera yo no lo ilumino totalmente, y dejo ver algunas cosas, incluso cambio los nombres de los lugares. El fenómeno de Plaza Italia como del corazón de Santiago, no es mi esquina, es una esquina construida. Quizás, es la esquina del NO, pero es una esquina más. Mi esquina es la de los bloques, de ahí parto, y todo lo que se da en relación a Plaza Italia no es imaginario en relación a Plaza Italia, es posterior, como límite entre el barrio alto y el centro que yo no cruzo. Yo llego hasta ahí, y no cruzo”. 6 Sobre el análisis del que sus obras han sido objeto, advierte que “es posible que el ejercicio de cronista sea lo relevante, porque este género está siendo revisado y analizado en este momento como gestos escriturales, cuestionadores de lo político, lo social, lo cultural. Es posible creer que la neocrónica, como lo llaman algunos, sea un paréntesis estratégico entre el periodismo y la literatura, pero que se vale de ambos para retratar, narrar o visualizar sucesos y personajes enmarcados en la llamada crónica urbana”. 7 De esta manera la crónica aparece como soporte comunicativo de estas minorías, renovando su utilidad esta vez en el contexto de la comunicación al interior de las ciudades. El escenario elegido por la crónica de los 90, responde a su nueva temática, ya que al hablar tanto de minorías como de marginalidad social, hablamos de fenómenos netamente urbanos. La crónica de Pedro Lemebel aparece como ejemplo de un tipo de comunicación que abarca las visiones de mundo de sus protagonistas y que por lo tanto, tiene mucho que aportar a la hora de construir una realidad en la que todos los actores sociales sean reconocidos y valorados. Por último, nuestro interés en esta temática nace del deseo de construir no sólo una sociedad tolerante, que “permita”, “respete” o “aguante” los distintos tipos de pensamiento, 6 Ib.