CUADERNO DE HISTORIA 14

Cuaderno de Historia 14

A romper la red Miradas sobre fútbol, cultura y sociedad

Magdalena Aguiar, Ignacio Ampudia, Pierre Arrighi, Rafael Bayce, Lía Ferrero, Bernardo Guerrero, Gastón Laborido, Juan Carlos Luzuriaga, Mariana Malek, Hernán Marta, Jorge Masena, Andrés Morales, Paula Morales, Julio Osaba, Lucía Pimentel, Guido Quintela, Mauricio Russi, Gonzalo Silva

Prólogo de Carlos Demasi Ministro de Educación y Cultura Ricardo Ehrilch Director de la Biblioteca Nacional Carlos Liscano

Coordinadora del Departamento de Investigaciones Alicia Fernández Labeque Coordinador de edición Julio Osaba Coordinadora de publicaciones Jimena Gozo Reproducción de imágenes Nancy Urrutia Contacto [email protected]

Corrección Cristina Denis Diseño gráfico y publicación IMPO

ISSN 1688-9800 www.bibna.gub.uy ©Biblioteca Nacional

| 4 | …Al túnel muchachos, al túnel del tiempo, adentro muchachos, metiendo y metiendo. Al túnel muchachos, no hay más pa’ perder, que el viento está soplando y nos viene bien pa’ romper la red... Jorge Lazaroff

| 5 | Índice

Presentación...... 8

Prólogo: Junto a la línea de cal Carlos Demasi...... 9

Primera parte: Construir la nación...... 13

Colombes 1924: El triunfo celeste y sus usos políticos Guido Quintela...... 15

La identidad rioplatense y el fútbol. Confraternidad y violencia en el clásico del Río de la Plata Andrés Morales...... 31

El sinuoso proceso de constitución de la identidad nacional y futbolística Rafael Bayce...... 47

Construyendo la nación: Himnos y cantos deportivos Bernardo Guerrero...... 63

«¡Yo soy español!»: una aproximación crítica al proceso de resignificación nacional Ignacio Ampudia de Haro...... 75

Segunda parte: Ser joven, ser mujer, ser hincha...... 89

El futuro a gol y gambeta Una aproximación a las significaciones de la carrera de futbolista como opción de vida para los jóvenes Mauricio Russi...... 91

Investigación acerca del fútbol femenino en Lucía Pimentel...... 105

Historias cruzadas: mujer, fútbol y periodismo deportivo Mariana Malek...... 123

| 6 | Allá en el Parque hay una banda. Algunos aportes sobre los integrantes de la barra de aliento del Club Nacional de Football y sus trayectorias Magdalena Aguiar...... 137

El insulto como forma de violencia en los espectáculos de fútbol profesional de Paula Morales...... 151

Reflexiones acerca de la crisis arbitral en el fútbol local argentino Lía Ferrero...... 167

Tercera parte: Clubes, rivalidades y otras miradas...... 179

Diarios, fútbol y guerra civil en el Uruguay de la primera década del siglo XX Gastón Laborido...... 181

Nacional y Peñarol en el Novecientos: la génesis de la rivalidad clásica Juan Carlos Luzuriaga...... 193

Las rivalidades futbolísticas rioplatenses. Período 1931-1940 Jorge Masena...... 207

Maestro de los Maestros: Una mirada del amistoso Uruguay – Inglaterra de 1953 a través de la prensa Hernán Marta y Gonzalo Silva...... 225

Gramática de los viejos reglamentos deportivos Pierre Arrighi...... 239

El football según José María Delgado Julio Osaba...... 253

Sobre las imágenes...... 267

Mundo Uruguayo: una épica textual e iconográfica sobre el fútbol (1924-1930) Julio Osaba...... 268

| 7 | Presentación

Este libro colectivo nace de la confluencia de dos proyectos en curso durante el año 2013. Por un lado el Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional se encontraba preparando un nuevo opus dedicado a miradas académicas sobre el fútbol uruguayo buscando capitalizar y repetir la experiencia acumulada a partir de la publicación en 2012 del número 8 de la serie Cuadernos de Historia: A romper la red. Abordajes en torno al fútbol uruguayo. Por otro lado, confluye el trabajo que viene desarrollando el grefu (Grupo de estudios de fútbol del Uruguay) en la órbita de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, en especial su participación en las Jornadas Académicas de octubre de 2013 concretando la enriquecedora experiencia de una mesa íntegramente dedicada a abordajes sobre fútbol, política y sociedad. Creemos que el carácter colectivo de este opus, en el que conviven investigadores uruguayos, españoles, chilenos y argentinos, y donde participan desde estudiantes de grado a doctores, forma parte del esfuerzo por poner en la discusión pública abordajes no siempre tenidos en cuenta en la reflexión sobre fútbol. Esto a la vez permite que los investigadores veteranos puedan insistir en sus puntos de vista, pero sobre todo se constituye en la primera oportunidad de publicación para varios investigadores jóvenes que vienen a ofrecer nuevas y necesarias formas de mirar. Agradecemos a todos su participación. En definitiva se trata de un intento, un tiro libre encima de la barrera. El resultado queda a disposición del lector.

Juan C. Luzuriaga Andrés Morales Julio Osaba (Coordinadores)

| 8 | Prólogo: Junto a la línea de cal

Una leyenda pretende que un ensayista uruguayo, allá en los años cuarenta y cincuenta, no aceptaba perder un fin de semana sin trabajar. Fiel a esa idea, reservaba una tarde de sábado o de domingo para encerrarse en su escritorio a leer, reflexionar y escribir. Podía suponerse el avance de su trabajo según su estado de humor al terminar la jornada: a veces animado, otras sombrío. Si inesperadamente llegaba algún visitante, el importuno era recibido en un ambiente de recogimiento donde se escuchaba el suave ronroneo de la radio oficial que trasmitía música clásica. Años después, una de sus hijas habría revelado la parte no conocida de la historia: su padre se encerraba en su escritorio a escuchar la trasmisión de los partidos que jugaba su equipo favorito; lo hacía de manera secreta y culposa, sin revelar siquiera cuál era su equipo. Escuchaba la trasmisión de Solé en Radio Sarandí, que está en el dial al lado de la emisora del sodre; un suave toque le permitía cambiar de estación en caso de emergencia y así mantener oculta su secreta afición. Posiblemente esta historia no pase de ser una leyenda y la situación no haya existido, pero sin duda es verdadera en una dimensión profunda, que hace que quien la escuche la imagine posible: expresa de manera directa las contradictorias relaciones que los intelectuales han mantenido con el fútbol; en uno de sus relatos Hugo Alfaro –apasionado seguidor del carnaval e hincha de Peñarol– recordaba las dificultades que debía enfrentar en el árido espacio de la redacción de Marcha tan hostil a compartir esas aficiones. Lo contradictorio de esta actitud afloraba en el mismo semanario que en sus orígenes tuvo una página deportiva consagrada principalmente al fútbol, y que frente al triunfo de Maracaná no pudo mantener la actitud distante que había ostentado durante todo el desarrollo del Campeonato. Sin duda, hay mucho para aprender de cualquier manifestación social concreta, y más cuando estas son generales, espontáneas y permanentes como ocurre con los deportes. Alguna cosa está diciendo la sociedad cuando decenas de miles de personas deciden abandonar sus tareas habituales y reunirse para saludar a los futbolistas que regresan de disputar un mundial, o cuando los episodios del pasado son permanentemente evocados y disputados en ardorosas polémicas entre parroquianos, vecinos o compañeros de trabajo, o aún cuando los acontecimientos futbolísticos salen de las páginas deportivas y se instalan en la crónica roja. Mirar el fútbol con la mirada del antropólogo, el sociólogo o el historiador implica incorporar otro repertorio conceptual para mirarnos a nosotros mismos; es como resultado de ese interés que docentes y estudiantes universitarios han

| 9 | formado equipos para investigarlo. Aquí se publican diecisiete trabajos que dan una idea de los temas que atraen la mirada académica; y si bien esta recopilación no pretende dar cuenta del estado del arte, en cambio permite tener una idea de las dimensiones del campo que se pretende investigar. En líneas generales puede decirse que aparecen dos maneras de mirar el fútbol: una como manifestación de fenómenos que se generan en otros espacios sociales, y otra como expresión de características propias de fútbol como práctica social. Desde la primera perspectiva, J. Osaba nos muestra las exigencias que genera la adhesión al fútbol a un intelectual y político como era el Dr. José María Delgado. Así vemos cómo recorre un repertorio argumental que va del idealismo arielista al humanismo batllista sin abandonar la poesía ni la estética clásica y que reúne la eugenesia y el democratismo con la preocupación por evitar el aplebeyamiento del fútbol. En la dificultosa argumentación de Delgado asoma la conflictiva fascinación que ejerce un deporte tan moderno sobre muchos intelectuales. Otro de los temas que se investigan desde diferentes ángulos es el que se refiere a los comienzos de la práctica del fútbol y de su institucionalización en Uruguay, porque ese proceso es contemporáneo y transcurre paralelamente a la configuración de las identidades partidarias y del formato propio de la nación en el siglo xx. ¿Qué relaciones existen entre unas y otras, de qué manera pueden definirse las influencias? Algo de esto aparece en los trabajos de G. Quintela, de A. Morales y de J. C. Luzuriaga, que aportan elementos para una explicación de las tempranas rivalidades entre los dos clubes grandes, así como la rivalidad entre argentinos y uruguayos. Esto no es una manifestación particular de la sociedad uruguaya; por el contrario parece un uso generalizado: B. Guerrero Jiménez repasa algunas formas de construcción de la imagen pública de los futbolistas como elemento de integración del lejano norte chileno; también I. Ampudia de Haro nos muestra cómo sólo en un pasado muy cercano los triunfos de la selección española han funcionado como factor de integración en una sociedad cruzada por profundas divisiones. Por su parte, R. Bayce propone un texto lleno de intuiciones que alertan sobre las enmarañadas interpelaciones simbólicas que se ven involucrados cuando el fútbol aparece en la construcción de identidades globales. Pero el fútbol también contribuye a configurar otras identidades en la sociedad como la de «joven», «mujer deportista» o aún la de «hincha», que construyen códigos y claves propias y que también implican nuevas formas de describir al otro. M. Russi detalla las motivaciones y las expectativas de los jóvenes futbolistas y L. Pimentel por su parte, muestra a mujeres jóvenes que aman la práctica del fútbol como deporte, pero tienen que enfrentar dificultades que serían impensables para grupos masculinos. M.

| 10 | Malek estudia el lugar de las mujeres en el periodismo deportivo a partir del análisis de un ejemplo; así queda a la vista el limitado universo de mujeres que ejercen el periodismo deportivo y cómo la temática abordada por ellas termina apartándose del análisis estrictamente futbolístico. Al igual que en el caso del fútbol femenino, vale preguntarse si también el periodismo deportivo expresado por mujeres describe «otra cosa» diferente de lo que hacen sus colegas masculinos. El trabajo de M. Aguiar apunta a otra manifestación social de lo deportivo, y nos muestra que las «barras» forman una categoría diferente de hinchas, de composición cambiante, organizados por una dirección centralizada y con una disciplina fuerte. Algo de sus códigos se asoman en la explicación de las formas del insulto en las canchas de fútbol que estudia María P. Morales, donde la catarsis de lo cotidiano comparte el espacio con la expresión de una práctica social muy específica. Además de la relación del fútbol con problemáticas que son generales de la sociedad, aparecen aquellos temas que son específicamente futbolísticos como la redacción de los reglamentos, los grandes partidos disputados en el pasado, o las características de las prácticas sociales en épocas poco estudiadas. Cada uno a su manera, Lía Ferrero y Pierre Arrighi ponen la mirada en los reglamentos y su aplicación, aunque con objetivos diferentes: L. Ferrero analiza la mirada desconfiada de los hinchas sobre los arbitrajes como una expresión de los momentos difíciles que viven los clubes, mientras que P. Arrighi, arroja una mirada sobre los reglamentos iniciales del fútbol. Así aparecen a la vista las manipulaciones (ni unívocas ni ingenuas) del concepto amateur, crucial para definir la participación en las olimpíadas. Resulta entonces que la lectura de los reglamentos nunca es «neutral» ni menos aún inocente, algo que daría razón a aquellos hinchas desconfiados que analiza Ferrero. G. Laborido por su lado, y G. Silva y H. Marta por el suyo, repasan partidos de fútbol separados por medio siglo: el primero, con la final del Campeonato Uruguayo de 1903 disputada entre Nacional y Peñarol en 1904; los otros, con el partido entre la selección inglesa y Uruguay que tuvo lugar en el en 1953. Por último, J. Masena propone una mirada sobre una época poco recordada: la década de los 30, marcada por la rivalidad rioplatense tanto en selecciones como en clubes. Ese período es testigo de profundas transformaciones tales como el impacto del profesionalismo y el éxodo de jugadores, la llegada de técnicos europeos, la organización de los primeros campeonatos internacionales de clubes, los partidos nocturnos, prácticas todas ellas que marcaron el desarrollo futuro del fútbol en la región. Mención aparte merecen las ilustraciones tomadas de la revista Mundo Uruguayo en 1924, 1928 y 1930. Es sugestivo el esfuerzo de los ilustradores

| 11 | de 1924 por incorporar dentro de la iconografía clásica a un deporte tan moderno como el fútbol, así como el desborde de pasión nacionalista de quienes en 1930 armaban las leyendas del pie de foto: sugiere una narrativa en la que la helénica superioridad de 1924 (que parece acompañar el talante de José María Delgado) es desalojada por el fervor «patriótico» de 1930, marcando un recorrido que parece ilustrar lo afirmado por A. Morales en su trabajo. Esta breve revisión no hace justicia a la sugestiva diversidad de los aportes que se reúnen en estos artículos. Ellos permiten vislumbrar la riqueza de un campo todavía en construcción, como son los estudios sobre el fútbol uruguayo; aún con la calidad de estos trabajos, podemos pensar que son solamente una muestra de lo que podremos esperar en el futuro.

Carlos Demasi

| 12 | Primera Parte: Construir la nación

| 13 | Revista Mundo Uruguayo, 29 de mayo de 1924

| 14 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 15 - 30, 2014 ISSN 1688-9800 Colombes 1924: El triunfo celeste y sus usos políticos

Guido Quintela*

Los Juegos Olímpicos de 1924 y la Selección Uruguaya de fútbol

Los Juegos Olímpicos de París de 1924 (llamados también por la prensa contemporánea, «Los viii de la época moderna»), y más particularmente el campeonato de fútbol que se desarrolló entre el 25 de mayo y el 9 de junio, significaron la primera gran victoria deportiva de Uruguay a nivel mundial. En el orden político, en Uruguay desde 1919 había entrado en vigencia la nueva Constitución, que incluía un Poder Ejecutivo bicéfalo, el cual estaba compuesto por el Presidente de la República y el Consejo Nacional de Administración (c.n.a)12 de nueve miembros, con participación representativa de los dos partidos mayoritarios. Ejercía la presidencia en ese momento José Serrato (1923-1927), quien fue el primer presidente electo mediante el voto directo universal masculino y no por la Asamblea General, como lo había sido hasta el momento, en un «acto de patriotismo», tildado así por muchas de las figuras políticas de la época, entre ellas Luis Alberto de , quien tenía tradición de ser contrario a esa conformación del ejecutivo desde hacía mucho tiempo. Claro está que esta nueva integración del Poder Ejecutivo contribuía a una coparticipación entre los partidos mayoritarios, por lo tanto aparecía como una posibilidad de ejercer poder a aquellos sectores contrarios al presidente. Además alentaba a dejar de lado las polarizaciones extremas de los partidos políticos y la constante crítica por parte de quien no había ganado2.3 Para una mejor comprensión del tema de estudio hay que tener en cuenta las divisiones que la propuesta reformista batllista había generado en el seno del partido colorado (Frega, 1987:139), desde mi punto de vista este fenómeno no deja de ser fruto de las posibilidades que la nueva Constitución presentaba. Según Ana Frega, la aparición de disidencias era un signo más de la adaptación del sistema de partidos, basado en una convocatoria universal, la cual funcionaba en base a un nuevo electorado policlasista y por lo tanto

* Estudiante de la Licenciatura en Ciencias Históricas (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UDELAR). 21 Formado en 1924 por Julio María Sosa (Presidente) (Colorado) 1923; Federico Fleurquin (Colorado) (Por renuncia del titular Alfredo Furriol) 1923; Atilio Narancio (Colorado) (Por renuncia del Titular José Batlle y Ordóñez) 1923; Feliciano Viera (Colorado) 1919; Ricardo J. Areco (Colorado) 1919; Juan Campisteguy (Conlorado) 1921; Carlos María Morales (Blanco) 1923; Pedro Aramendía (Blanco) (Por enfermedad y posterior muerte de Alfredo Vázquez Acevedo) 1923; Eduardo Lamas (Blanco) 1921. 32 Por más información ver: Manini Ríos, 1973.

| 15 | más numeroso, que no permitía a los sectores políticos discriminar a nadie como potencial votante (Frega, 1987: 144-149). Por otro lado daba ánimos a dirigentes para separarse –ante cualquier discrepancia política, ideológica o personal– del sector más apoyado de su partido ya que la posibilidad de conseguir adeptos a sus postulados era tangible. Solo con detenerse en la conformación del c.n.a en 1924 se pueden distinguir representantes de varias corrientes dentro del coloradismo, por ejemplo Feliciano Viera, representante del radicalismo colorado, y Atilio Narancio, batllista acérrimo. Además, para este análisis resulta muy interesante el hecho de que Narancio también fuera presidente de la Asociación Uruguaya de Football, mientras que, por el otro lado, se puede destacar la figura de Julio María Sosa, contrario al batllismo, como presidente de Peñarol y cabeza visible de la Federación Uruguaya de Football. A continuación desarrollaré linealmente y a grandes rasgos el acontecer de dicho campeonato con el fin de enmarcar históricamente mi análisis3.4 Desde 1922, y durante tres años, el fútbol uruguayo estuvo dividido entre la Asociación Uruguaya de Football, con Nacional como su máximo exponente, y la Federación Uruguaya de Football, que tenía en Peñarol su principal representante. Dicha dicotomía surgió, según el riverista Carlos Manini Ríos, a imitación del cisma ocurrido años atrás en Argentina (Manini Ríos, 1970: 150-151). En dicho país se había expulsado a determinado número de equipos de la Asociación oficial. La Asociación uruguaya respaldó esa decisión y prohibió jugar amistosos internacionales con los equipos excluidos. Sin embargo, tanto Peñarol como Central Español no acataron tal ordenanza y jugaron partidos amistosos con aquellos equipos. Posteriormente una asamblea de la Asociación los descalificó. Ese mismo año, con la adhesión de otros equipos de Montevideo, se fundó la Federación Uruguaya de Football, presidida por el entonces integrante del Consejo Nacional de Administración y presidente de Peñarol, Julio María Sosa, partiendo en dos al fútbol de nuestro país. Atilio Narancio prometió en 1923 mandar una delegación representativa del fútbol uruguayo a los Juegos Olímpicos de París si estos primero ganaban el campeonato sudamericano que se realizaría en Uruguay, lo que se convirtió en realidad una vez ganado el torneo por el representativo uruguayo. La Asociación cumplió con su promesa y envió a Casto Martínez Laguarda, diputado nacionalista por San José y director de la Comisión Nacional de Educación Física, a España en la búsqueda de vínculos que pudieran financiar el viaje de la delegación uruguaya. En el mes de febrero de 1924, un telegrama de Martínez Laguarda indicaba que el combinado celeste debía partir hacia Europa a fines de marzo,

43 Siguiendo a: Lombardo: 9-120, y Manini Ríos, 1970: 147-167.

| 16 | para jugar una gira de amistosos preparativos en España, y que los costos de la estadía en aquel continente estaban cubiertos. Pero la Asociación se encontraba en una situación deficitaria para pagar el viaje. Atilio Narancio aparece aquí como el financista de esta gesta: hipotecó su casa en Maroñas para poder costear los veintitrés pasajes hacia Europa. El 16 de marzo partieron desde Montevideo, ante un gran marco de público, en el vapor Desirade. Por el otro lado, el Comité Olímpico quería enviar un combinado representativo de las dos entidades del fútbol uruguayo, a lo cual se opuso la Asociación. Diez días después de la partida, el Comité Olímpico tomó la medida de no dejar al representativo de la Asociación participar en el campeonato olímpico por no haber tenido en cuenta sus consejos y tildó al combinado celeste de no ser representativo de la totalidad del fútbol uruguayo. Vale la pena destacar que el presidente del Comité, el Dr. Francisco Ghigliani, diputado colorado y director de El Día de la tarde, dejó constancia de su voto en contra de tal medida. Dato no menor, teniendo en cuenta que la Asociación estaba integrada por grandes figuras del batllismo como el ya mencionado Narancio, y César Batlle Pacheco. A través del presidente de la federación francesa, Martínez Laguarda consiguió contactarse con el presidente de la , Jules Rimet, para que permitiera competir a la selección de la Asociación en ese campeonato. Este, consciente de la división existente en el fútbol uruguayo, recibió a Martínez Laguarda, y a través del Comité Olímpico Internacional mandó un telegrama al Dr. Ghigliani diciendo que el representativo de la auf estaba en completas condiciones de jugar y que tenía más que mérito para ser considerado de lo mejor que Uruguay podía ofrecer, y que mandaba disolver al Comité Olímpico Uruguayo por inoperante. Una vez llegado a Europa, el equipo uruguayo ganó todos los partidos que disputó, tanto los amistosos de preparación en España, como posteriormente a Yugoslavia, Estados Unidos, Francia, Holanda, y Suiza, respectivamente4.5 El seleccionado de la Asociación se volvía cada vez más popular dentro del mundo europeo, hasta tal punto que luego del triunfo los campeones recibieron miles de invitaciones para hacer giras por Europa, con una propuesta económica bastante importante, pero se le había dado libre a los jugadores y estos, deslumbrados por Europa, no estaban disponibles. Por otra parte, la Asociación no tenía dinero para traerlos de regreso al país, por lo tanto luego del triunfo estuvieron viviendo 31 días en Europa recibiendo homenajes5.6

54 Se pueden encontrar detalladas crónicas de los partidos en cualquiera de las fuentes consultadas. 65 Conocido es el caso de Andrade y su acogimiento en la capital francesa, por más información ver: Morales, 2002.

| 17 | En Uruguay, la presión popular por recibir a los campeones crecía cada vez más, y sumado los rumores de que los jugadores no eran amateurs (como lo estipulaba el reglamento olímpico), sino que vivían del fútbol –y que por lo tanto ponían en cuestionamiento la validez del título obtenido–, se decidió no retrasar más el regreso de los campeones. Luego de varias tratativas, el parlamento aprobó la moción de destinar 20 000 pesos para pagar el viaje de regreso. La delegación llegó el 31 de julio de 1924 al puerto de Montevideo en el Valdivia, fue recibida con grandes festejos multitudinarios, y posteriores manifestaciones en las calles de la capital.

Del Football al Fútbol, una sociedad que deseaba rápidamente integrarse y reconocerse

No se puede entender la asimilación del fútbol por parte del uruguayo (como generalidad) sin tener en cuenta, como marco cultural, el proceso llamado por Barrán y Nahum como «El Uruguay del Novecientos». Con el ascenso de Batlle y Ordóñez a la presidencia, Montevideo presentaba una nueva realidad poblacional, con un gran número de extranjeros emigrados a nuestro país por diferentes razones, que necesitaban ser también incluidos dentro del sentimiento nacional. Según Ana Frega « […] cor respondió al reformismo encabezado por José Batlle y Ordóñez […] impulsar un modelo de desarrollo urbano-industrial […] sustentado en un nacionalismo cosmopolita capaz de integrar a los inmigrantes» (Frega, 2008: 104). En este momento se puede decir que se comienza con esa creación 6 del uruguayo 7 del siglo xx, aquel que siguiendo las ideas planteadas por Bauzá dejaría atrás al oriental bárbaro de las guerras civiles que pobló al Uruguay del siglo xix. Se buscó dejar a un lado la barbarie caracterizada con el «derroche hacia afuera» del cuerpo, por un nuevo imaginario donde la disciplina, la culpa y la vergüenza ocupaban un lugar privilegiado, y donde el cuidado del cuerpo era muy importante. De esta manera de ver el mundo se desprende la necesidad de nuevas actividades físicas, como la gimnasia o el deporte en general, para que jueguen un papel fundamental para sustituir a aquellas manifestaciones «burdas» del siglo anterior. En este sentido José P. Barrán, refiere al nuevo lugar que ocupaba el juego y la actividad física:

Precisamente en estos años nació el “Football” y suplantó al Carnaval como gran juego popular. El joven Pedro Manini Ríos lo elogió en 1899

76 Por más información ver: Barrán y Nahum, 1979 b.

| 18 | con el helénico argumento de la “interdependencia” entre la salud del cuerpo y la de la mente. De su lado, la escuela vareliana recomendaba los “ejercicios gimnásticos” desde José Pedro Varela en 1874, hasta las “lecciones de Economía Doméstica” en 1906 por “favorecer [en el niño] el desarrollo de la caja toráxica y el funcionamiento de los pulmones” y “en la edad adulta para conservar el vigor y la agilidad”. Los médicos y moralistas, por fin, aconsejaron el ejercicio físico tanto a fin de preservar la salud del cuerpo como, lo hemos observado, para mantener la del alma y alejarse los adolescentes de la masturbación, y los adultos, como decía Pedro Manini Rios, de los “garitos, casinos, y plazas de toros” que la modernidad debía suplantar con “canchas de football y clubs de remeros” (Barrán: 246).

Marco más que propicio para que este nuevo uruguayo se autoidentifique con un deporte como el fútbol, hasta ese momento reservado para las élites de origen inglés. Al centrarse en la bibliografía ya existente sobre el tema, se logra un consenso cuasi unánime entre todos los autores, ya que de una forma u otra plantean la apropiación casi involuntaria de este deporte por parte del montevideano en los primeros años del siglo xx. Por ejemplo, el periodista Luis Prats expresa que: «Si bien las prácticas deportivas […] estaban limitadas por entonces a los súbditos de la Corona, siempre hubo rendijas por los que la pasión siempre pudo trascender más allá de sus portones y alcanzar las canchitas silvestres de Montevideo» (Prats: 16). Por otro lado, en este «Uruguay del Novecientos» se da la expansión de la escuela pública y por ende del alfabetismo. Por lo tanto las reglas del juego vuelven a cambiar, esta nueva sensibilidad nos muestra a un Montevideo donde el saber leer es una realidad cada vez más común. Según Barrán y Nahum:

La prensa de gran tiraje fue posible por la difusión de la enseñanza primaria que amplió el número de lectores potenciales, el acceso de las mayorías a la vida política […] La venta en la calle sustituyendo a la suscripción enviada por correo, el abaratamiento del costo unido a la primacía del aviso comercial, la maquinaria de impresión perfeccionada, todo ello conjugado […] A su vez la vida política tendió a democratizarse por la gran prensa que puso sobre el tapete de la discusión cotidiana los principales problemas del país (Barrán y Nahum, 1979 a: 141).

Siguiendo esta línea de razonamiento es que puedo centrar el análisis en fuentes hemerográficas, las cuales proporcionan datos más que fundamentales para entender la asimilación del fútbol como actividad representativa del uruguayo como conjunto policlasista.

| 19 | Abordé la prensa en tres diferentes etapas: en una primera instancia me dediqué a distinguir en qué sección del diario se colocaba la información deportiva en general, y si difiere con la colocación del fútbol en sí, es decir si se lo consideraba o no un deporte como cualquier otro, o si se le daba determinada importancia aunque sea temporal teniendo en cuenta todas las circunstancias que se estaban viviendo. En un segundo paso, me centré en las diferentes noticias referentes al tema de estudio. Por último, comparé el tratamiento que los diferentes diarios le daban a este tema. El diario El País (fundado en 1918), era en 1924 dirigido por Eduardo 7 Rodríguez Larreta y Leonel Aguirre 8 , alineado con el Partido Nacional Independiente, es decir no herrerista, asociado también a los intelectuales universitarios y comerciantes, contrarios al batllismo8.9 Alrededor de la página siete u ocho se puede ver la información deportiva, pero con una particularidad, este diario tiende a separar al boxeo y al turf, más que nada este último, de la sección de los deportes. Por ejemplo en diarios del mes de marzo de 1924 estos ocupan una o dos hojas, mientras que el resto de los deportes incluido el fútbol ocupan media página o algunas columnas. Sin embargo a medida que transcurre el campeonato, y aumentan los triunfos, el fútbol va ganando más y más importancia y llega a ocupar hasta una página y media en los momentos que se logra el campeonato, o el día que vuelve la delegación desde Europa. El diario El Día, fundado en 1889, estaba dirigido en 1924 por Baltasar Brum y César Batlle Pacheco (hijo de José Batlle y Ordóñez), quien, además, era vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Football, y ejerció como presidente interino mientras Atilio Narancio estaba en Estados Unidos. Se presentaba como la prensa oficialista, a pesar de que Serrato no era un batllista acérrimo, estaba bastante emparentado con esta corriente política ya que era proveniente de sus filas. Contaba con una peculiaridad que El País no tenía: una sección destinada al servicio telegráfico en la cual se publicaban los más recientes cables, que ponían a Uruguay al día de todo el acontecer en Europa. En este caso, ponían también al día de todo el acontecer de los compatriotas en París. Alrededor de la página seis o siete se encuentran las noticias del deporte en general, en este caso con predominio claro del fútbol, pero también se habla de básquetbol y de boxeo; pero no de turf. Esta sección que se presentaba como «Cultura física», muestra claramente la posición del batllismo para con el deporte, nombrándolo como un elemento cultural.

87 Ver: http://www.elpais.com.uy/paginas/columnistas/trayectoria.asp 98 Más aún luego del famoso artículo “Qué toupet” que derivó en el duelo en el que Batlle y Ordóñez dio muerte a Washington Beltrán (co-fundador de este diario).

| 20 | En cuanto al diario Justicia, en 1924 se encontraba en su sexto año de publicado y respondía al órgano central del Partido Comunista del Uruguay. En términos de estructura es un tanto diferente a los antes mencionados. Este es mucho más breve y no posee páginas comerciales en su portada. En la última carilla del diario se encuentra la sección deportiva «Crónica de los deportes» en la cual el fútbol ocupa casi la totalidad de la atención, aunque siempre hay alguna otra pequeña mención sobre otro deporte. Cabe destacar que este es el único de los diarios consultados que hace referencia a la Federación Roja, y dedica la mayor parte de su «Crónica de los deportes» a sus partidos, resoluciones y demás temas competentes a dicha federación. Al confrontar los diferentes editoriales, primeramente se puede notar cómo determinado sector de la prensa no escatima en palabras al etiquetar a este triunfo como una conquista para la patria toda. Por ejemplo, El País se refiere en incontables editoriales a la victoria como medio por el cual el Uruguay va a poder ser conocido en todo el mundo, «[…] ha hecho más por el prestigio y el conocimiento del país, esta que apareció en su origen como una aventura de muchachos optimistas, que la suntuosidad de decenas de embajadas» (10 de junio de 1924: 3). Elemento que puede tener también una doble lectura, si se tiene en cuenta el hecho de que el espectro vinculado con El País perteneciera al sector vinculado a importaciones y exportaciones. Por su lado El Día en un editorial del 10 de junio (día posterior al triunfo), también dice «[…] Fue a esa muchachada que ayer conquistó para la patria justo renombre […]» (10 de junio de 1924: 6). Como órgano representativo del Partido Comunista del Uruguay, Justicia no apoyaría jamás el hecho de tomar este triunfo para la patria toda, ya que estaría caminando en un sentido contrario a su propia ideología internacionalista, y por lo tanto no deja de denunciar esta actitud que tienen sus adversarios políticos:

El team uruguayo de football actualmente en Europa después de repetidas victorias, acaba de clasificarse campeón del mundo. Una explosión de entusiasmo popular saludó a la victoria, y hubiera sido legitima y digna de aplauso si no se hubiera manchado con el veneno patriotero que ha infiltrado la burguesía para favorecer sus intereses. El triunfo ha sido explotado políticamente por la clase gobernante para enardecer al pueblo y emborracharlo con los prejuicios sobre los cuales descansa el imperio de su fuerza esclavizante (10 de junio de 1924: 1).

Muy interesante resulta la última frase de la cita anterior, en el sentido de que corresponde totalmente a la ideología del partido al que representa, basada sobre preceptos que plantean al deporte o a la religión como elementos implementados por los órganos poseedores de los medios de producción para

| 21 | mantener esclavizadas a las masas. Apoyar tanto a los festejos o simplemente a la selección en este formato aumentaría más esos «prejuicios donde descansa el imperio de su fuerza» por el simple hecho de que planteaban que este era su fin, mantener entretenido al pueblo con este tipo de distracciones, para que sigan sometidos a su merced, en una especie de «pan y circo» para el pueblo montevideano. Desde mi punto de vista, este fragmento no hace más que confirmar la asimilación de fútbol por todas las capas de la población montevideana, ya que a pesar de repudiar la actitud de los demás para con esta victoria, los editores de Justicia dedican un gran espacio en su portada para manifestar sus opiniones con respecto a este deporte. En este sentido, Rodolfo Porrini resalta el hecho de que las «izquierdas» apoyaban el hecho de hacer deporte, y organizaban para sus militantes picnics con diferentes actividades políticas y físicas:

Al mismo tiempo, buscando fortalecer y cultivar sanamente el cuerpo y la militancia de la clase obrera –otra forma de la cultura y de posibilidades para la lucha– exploraron el terreno de los deportes, y en distintos momentos surgieron experiencias deportivas alternativas, como los clubes o las ligas proletarias de fútbol (Porrini, 75).

Como ya se ha dicho antes, Justicia da cuenta en diferentes editoriales la existencia de una liga paralela tanto a la Asociación como a la Federación del fútbol uruguayo. Se destaca la existencia desde mediados de la década del veinte, de la Federación Roja del Deporte:

Y ¿hacia dónde se puede ir para salvar en el campo del deporte que todos amamos, la dignidad proletaria? Hacia el deporte proletario mismo. Ahí está para ello la Federación Roja como una gran interrogante, dentro de la cual se empieza a escribir la brillante historia de la emancipación de los proletarios en la cultura física (10 de junio de 1924: 1).

Según Porrini, duró hasta la década de 1930 y estaba vinculada a la Internacional Roja del Deporte, que existía en Moscú desde 1921. Formada con la finalidad de alejar a la clase obrera de las «asociaciones deportivas burguesas», creadas para adormecer la mentalidad trabajadora, y acercarlas al deporte (Porrini: 79). Justicia se refiere a la Federación Roja9 «[…] contempla las aspiraciones de las clases oprimidas, fundada con el único fin de libertar al proletariado del yugo capitalista, desarrollar la energía física y favorecer la educación política y revolucionaria de los trabajadores» (González: 222).

9 Para una lista detallada de todos los clubes que participaron entre 1924 y 1929 ver: González: 222-223.

| 22 | De todas maneras, se reconoce el hecho de que el fútbol todavía no era un elemento totalmente apropiado por parte de la población. Ya sea porque se manejan términos en ingles como football, match, goal, entre otros (que lentamente se van españolizando en determinados pasajes), o por el hecho de que en muchos casos se deje en claro la opinión acerca de la trascendencia de este evento para el «contagio» de este deporte aun más adentro de la identidad uruguaya. Por ejemplo El País editorializa: «Traemos a este lugar, generalmente dedicado a los temas solemnes, uno que hasta ahora quedaba para las crónicas triviales. Hoy se ha transformado en un tema de significación psicológica y social» (10 de junio de 1924: 3). En otro editorial de la misma página se vuelve sobre este tema:

El entusiasmo, entusiasmo frenético, de muchos miles de personas a quienes el juego del football apasiona constantemente, llego de tal modo a comunicarse a mucha gente que no tiene costumbre de dejarse arrastrar por los arrebatos “footballisticos”, llegó en tal forma a “contagiarse” a los fácilmente contagiables, que a la media tarde ya era general el entusiasmo, el que luego llego a ser frenético (10 de junio de 1924: 3).

El mismo continúa diciendo que hasta los adversarios de este deporte se incorporaron a los diferentes mitines de la ciudad. Siguiendo esta línea, Justicia no escatima en palabras para dejar bien en claro a sus lectores su desacuerdo con el hecho de que cada vez más y más obreros se congregaban para vitorear al team uruguayo. Punto que nos vuelve a reafirmar como este deporte pasó de estar reservado para las elites de nuestro país a ser reconocido y adoptado como propio por parte de los sectores más populares.

Es condenable por eso que el triunfo de los once celestes haya dado lugar a que miles de asalariados enceguecidos realizaran manifestaciones que importan un homenaje a sus verdugos y mucho más lamentable lo es, si se tiene en cuenta que esos verdugos –capitalistas y gobernantes– no han contribuido en nada a labrar esa victoria (Justicia, 10 de junio de 1924: 1).

En este sentido Juan Carlos Luzuriaga considera que: «Tal vez parte del éxito de este deporte se deba a que ayudó a conformar una sociedad […] que deseaba rápidamente integrarse y reconocerse» (Luzuriaga, 276), lo que podemos vincular con las palabras de Carlos Demasi, cuando propone que para que los integrantes un colectivo social logren identificarse con personajes y acontecimientos es necesario que puedan incluirlos en su propia experiencia vital (Demasi, 15). Yamandú González, acerca de la asimilación de este deporte por el proletario, dice que este no tuvo hasta 1915 un amparo legal que le permitiera hacer otra cosa que descansar en su tiempo libre, pero la ley de ocho horas le

| 23 | dejó una puerta abierta para aprovechar de manera diferente su tiempo libre ahora mucho más prolongado. Esta medida, según González, se puede considerar contemporánea a la época en la que los gobernantes e higienistas promovían una disciplinarización de la vida urbana, y más que nada para los obreros, «el uso del tiempo libre significaba decidir sobre la salud o la enfermedad, la sanidad o la insanía, lo moral o lo inmoral […]» (González: 202). El fútbol aparecía entonces como un elemento coherente con los discursos higienistas, pero significaba también un estilo de libertad lúdica interesante para los sectores populares, más que nada cuando el fútbol perdió su carácter de destinado a las elites:

La naturaleza (el propio cuerpo) de los trabajadores […] descubrió en el fútbol un nuevo y amplio escenario de realización. Encuentro con la naturaleza en doble sentido: disfrute sobre el verde del pasto, el aire, el sol, y encuentro hedonista con el cuerpo […] que significaban un triunfo del juego, de lo colectivo, de la fiesta por encima del interés higiénico (González: 219).

«Es Nuestro Triunfo»

A partir del hecho de que el fútbol es tomado cada vez más como propio por la población abre paso a un nuevo fenómeno, alentado también por la nueva realidad política que hacia una necesidad el atraer nuevos electores, su uso político: «Junto con el retiro de las elites se procesó la incorporación de los políticos, sobre todo del partido de gobierno, en los ámbitos rectores del fútbol. Las elites sentían que su sport había sido bastardeado y, lo que es peor, se había invadió su territorio» (Luzuriaga: 276-277). Conjuntamente, no se puede dejar de lado que en la década del veinte, con la vigencia de la Constitución de 1919, las elecciones se hicieron muy frecuentes, y las leyes que permitieron frenar el fraude electoral contribuyeron a una feroz disputa. Por lo tanto, en este período se puede ver a un Montevideo donde el voto comienza a ser una especie de premio que tienen que buscar los diferentes partidos, y donde la prensa escrita ocupa un lugar de oro como el único medio de comunicación masiva. Prácticamente todos los sectores de los diferentes partidos se vieron embanderados bajo un diario a través del cual exponían todas sus opiniones con respecto a los diferentes temas, dándole más importancia a unos u otros dependiendo también del momento general en el que el país se encontraba, pero sin nunca dejar de lado las metas que querían alcanzar: dejar enaltecidas sus figuras políticas visibles, desmerecer a sus más cercanos adversarios políticos, entre otras.

| 24 | De lo que se desprende que este triunfo se posicionó como un elemento del cual se podrían obtener potenciales votantes partidarios del fútbol y nuevos fanáticos contagiados por la fiebre futbolística que esta cruzada deportiva había traído consigo. Más aún, cuando las grandes figuras que encabezaban las instituciones deportivas de este país eran también las que lo dirigían. El ejemplo más representativo es el ya citado de Atilio Narancio y Julio María Sosa. Claramente en la prensa se puede notar cómo los diferentes sectores políticos lo utilizaron de distintas maneras como insumo para intentar ampliar su círculo de electores. Ya desde un principio en un editorial del 10 de junio de El Día que se titula «Es Nuestro Triunfo»:

[…] en las jornadas del diarismo, predecir es triunfar. Y ese triunfo es tanto mayor, cuando la tesis que se ha sostenido ha sido rebatida por los órganos rivales en la labor periodística. Tal lo que ha sucedido a el dia. Todos, absolutamente todos los diarios de la capital, sostuvieron que el once compuesto por los hoy gloriosos campeones del mundo, no debía ser la representación del football nacional (6).

El mismo termina haciendo alusión a que su nota venía de parte de su enviado especial: Lorenzo Batlle, ya que El Día fue el único medio uruguayo en tener un enviado en París y de lo cual hizo bastante alarde. Por ejemplo, nombrándose a sí mismo como el único medio de prensa que apoya el «football uruguayo» desde siempre. En este orden, cabe citar un editorial muy interesante publicado el día 13 de junio del mismo año donde se hace una crónica de manera por momentos poético sobre cómo surge este deporte en Uruguay, y en un momento nombra a José Batlle y Ordóñez como uno de los pocos seguidores «primigenios» de este deporte, como uno de esos que no veían a los primeros players como «ingleses locos, sino como muchachos entusiastas por un juego que después había de conquistar al mundo entero» (El Día, 13 de junio de 1924: 9). Se puede distinguir tanto en El Día como en El País la existencia de diferentes editoriales que buscan exaltar la imagen de los «hacedores no deportivos» de esta gesta, entiéndase que se busca lograr identificar la victoria con una cara política. Por ejemplo, El Día posiciona a Atilio Narancio, quien no estaba en el país cuando los campeones arribaron, casi a la altura de un semidiós omnipresente:

El doctor Narancio, presidente de la Asociación Uruguaya de Football, fue el alma mater de la concurrencia del team uruguayo a la Olimpiada. Su tesón infatigable, su energía dominadora, allanaron mil obstáculos […] [Narancio se encontraba en , de viaje hacia Estados Unidos] “sin embargo Narancio estuvo en la victoria, como había estado en su prestación. Estuvo en todas partes, invisible,

| 25 | intangible, incorpóreo, pero estuvo […] Así, ausente en la realidad de las cosas, Narancio estuvo presente, sin embargo, en medio a la unánime exaltación de todos los espíritus (12 de junio de 1924: 9).

A modo de seguir fundamentando esta idea con diferentes noticias de la época, se puede nombrar otra figura política que se busca exaltar, la del ya mencionado doctor Ghigliani, en una editorial titulada «de “la razon” de buenos aires», haciendo alusión a que la misma noticia había sido extraída de tal medio bonaerense, El Día dice:

[…] una de las figuras jóvenes más interesantes, y de más brillo en la política y en el periodismo uruguayos […] conviene recordar que el doctor […] fue el alma del comité olímpico, de aquel comité que fue el que mandó a Colombes al equipo vencedor; gracias a la energía y al entusiasmo del doctor […] el equipo pudo ir. Es decir: pudo vencer… (2 de agosto de 1924: 7).

Asimismo, en El País se hace una constante mención a Casto Martínez Laguarda, aquel diputado nacionalista e integrante de la Asociación quien, como ya se mencionó, arregló varios amistosos en España que sirvieron a modo de preparación para el seleccionado. Por ejemplo el 10 de junio se refieren a la delegación como «La falange que encabeza Casto Martínez Laguarda» (El País, 10 de junio de 1924: 1), en otro editorial del mismo día dicen: «¿Quién conocería en Europa al football uruguayo y a sus “cracks” si Casto Martínez Laguarda no le abre paso […] cinco grandes éxitos para la institución que dirige el football en el Uruguay» (El País, 10 de junio de 1924: 3), y se muestran muy enojados cuando la prensa colorada hace honor a Atilio Narancio como el verdadero «cabecilla» de la gesta y relega a Martínez Laguarda a un lugar de invitado. Resulta muy interesante también hacer una comparación con la manera en la que la prensa de izquierda manejaba este tipo de acontecimientos. A nuestro entender se puede decir que el diario Justicia utiliza políticamente esta victoria quejándose de lo politizada que se ha vuelto, proponiendo sus propios puntos de vista e infundiendo su propia doctrina, en el sentido de que exhorta a la conciencia de clase obrera, planteándole en la cara a sus lectores que estaban siendo deslumbrados por sus explotadores:

En esta hora de regocijo popular, nosotros llamados a la conciencia de todos los que viven esclavos en el trabajo para que se reconcentren un momento en sí mismo y piensen como los están explotando para bajo fines políticos. […] Y cuando esa mesa que hoy se pierde en sus propios errores lo comprenda, entonces los atletas puede que crucen los mares para medirse con sus hermanos de otras regiones pero no se detendrán como hay ante la tumba del soldado desconocido que murió para satisfacer las ambiciones de los imperialistas, sino que irán en peregrinación a la tumba de algún héroe anónimo de los tantos que perecieron acuchillados

| 26 | en la trágica guillotina del capitalismo, y no marcharan ellos ni sus parciales bajo las banderas que simbolizan el poder del capital, sino que pasearan con los rojos pabellones que encarnan la idea revolucionaria bajo el sol naciente de la libertad (Justicia, 10 de junio de 1924: 1).

Conclusión

A modo de conclusión, luego de haber trabajado tanto con la prensa como con la bibliografía ya existente sobre el tema, puedo afirmar que se hizo un uso político (en mayor o en menor medida) de este triunfo deportivo por parte de toda la prensa consultada, y resulta más que interesante la manera en la que cada diario manipula los hechos para hacer énfasis en determinado acontecimiento o personaje, para poder así lograr su cometido. A modo de ejemplo, El Día hace énfasis en haber sido el único medio de prensa que apoyo verdaderamente a toda la gesta; El País critica a El Día por comportarse de tal forma, y Justicia por otro lado, denuncia la conducta de los otros dos a la hora de rotularlo como triunfo de la patria alegando que esto solo sirve para aumentar el poder que tienen los burgueses por sobre los obreros, y presenta la manera en la que ellos creen se debería festejar este triunfo. A partir de lo expuesto en el cuerpo de este trabajo, se puede afirmar que ese deporte estaba ya inserto dentro del imaginario colectivo uruguayo (pero sobre todo montevideano), y que esta gesta deportiva sirvió de incentivo para que se siga propagando por las diferentes capas sociales. En esta línea, puedo concluir que a partir de ser este deporte reconocido como propio por las masas, esta victoria sirvió a las esferas de gobierno como camino para atraer a la población de la ciudad hacia un acontecimiento aparentemente muy desvinculado de la totalmente fragmentada realidad que los partidos vivían en su interior, pero que a su vez, servía a todas estas facciones para tratar de atraer todo el rédito político posible. Considero más que ilustrativo, para abrir la discusión acerca del rédito político real que pudo o no haber tenido este triunfo, citar un artículo de Franklin Morales, en la revista Nuestra Tierra, bajo el nombre de «Fútbol: Mito y Realidad», este dice que con los «Votos del Fútbol» nadie ha ganado un puesto en el gobierno, que este solo sirve a modo de promoción, y agrega que más bien, el fútbol ha usado a lo político para su propia consolidación (Morales, 1969: 27). Desde mi punto de vista la sola idea de esta frase abre lugar a muchas nuevas puertas y a futuras investigaciones mucho más profundas, ya que se puede por un lado afirmar que este triunfo logró de sobremanera consolidar al fútbol dentro del imaginario colectivo, pero, por el otro, no se puede confirmar que haya contribuido de la misma manera a que determinado sector gane las elecciones.

| 27 | Bibliografía barrán, José Pedro. Historia de la sensibilidad en el Uruguay. Segundo tomo: El disciplinamiento (1860 – 1920). Montevideo: ebo, 2001. barrán, José Pedro y nahum, Benjamín, Batlle, los estancieros y el Imperio Británico. Primer tomo: El Uruguay del Novecientos, ebo, 1979 a. — Batlle, los estancieros y el Imperio Británico. Cuarto Tomo: Las primeras reformas, 1911-1913, Montevideo: ebo, 1979 b. demasi, Carlos, La lucha por el pasado, Historia y nación en Uruguay (1920-1930, Montevideo: Ediciones Trilce, 2004. frega, Ana, «Uruguayos y Orientales: itinerario de una síntesis compleja», en chiaramonte, José Carlos, marichal, Carlos, granados Aimer (Comp.), Crear la Nación, los nombres de los países de América Latina, Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2008, pp. 95-112. — El pluralismo uruguayo (1919-1933) Cambios sociales y política, claeh, Serie de Investigaciones, Volumen 54, Montevideo: claeh, 1987. gonzález, Yamandú, «Domingos obreros en los Albores del siglo xx», en barrán, José Pedro, caetano, Gerardo, porzecanski, Teresa (Coord.), Historias de la vida privada en el Uruguay. Vol. 2 El nacimiento de la intimidad 1870-1920, Montevideo: Ediciones Santillana (Taurus), 1996, pp. 201-228. lombardo, Ricardo, Donde se Cuentan Proezas, fútbol Uruguayo (1920-1930), Montevideo: ebo, 1993. luzuriaga, Juan Carlos, El Football del Novecientos, orígenes y desarrollo del fútbol en el Uruguay (1875-1915), Montevideo: Ediciones Santillana (Taurus), 2009. manini rios, Carlos, Crónica Política del Uruguay Contemporáneo. Tercer tomo: La Cerrillada, Montevideo: Imprenta Letras S.A, 1973. — «1924: Colombes», en 100 años de fútbol, Historia ilustrada del fútbol uruguayo, Fascículo 7, Montevideo: Editores Reunidos, 1969-1970. morales, Franklin, Andrade, el rey negro de París, Montevideo: Editorial Fin de Siglo, 2002.

| 28 | — «Fútbol: Mito y Realidad», en Colección: Nuestra Tierra, Volumen 22, Montevideo: Editorial Nuestra Tierra, 1969. porrini, Rodolfo, «Izquierda uruguaya y culturas obreras. Propuestas al “aire libre”: el caso del fútbol» (Montevideo, 1920- 1950)», en Diálogos, Maringá, Número 16, Enero - Abril 2012, pp. 69-95. prats, Luis, Montevideo, la ciudad del fútbol. Historias de barrios, clubes, canchas y estadios, Montevideo: ebo, S/F.

Prensa (ediciones de junio, julio y agosto de 1924) El Día El País Justicia

| 29 | Revista Mundo Uruguayo, 12 de junio de 1924

| 30 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 31 - 46, 2014 ISSN 1688-9800

La identidad rioplatense y el fútbol1 Confraternidad y violencia en el clásico del Río de la Plata

Andrés Morales*

Introducción

Este trabajo buscará un primer abordaje al tema de las relaciones entre la identidad rioplatense y el fútbol. El mismo se centrará en el período 1928-1930, período que uruguayos y argentinos fueron el mejor fútbol del mundo. Posteriormente dejaremos abierto las relaciones que con la identidad rioplatense tienen los enfrentamientos entre las dos potencias del Plata. Tanto a lo largo del siglo xx como hacia el presente del actual siglo xxi. Se comenzará con el significado que la final del Torneo Olímpico de fútbol de 1928 jugada en Ámsterdam tuvo para la identidad de Argentina y Uruguay. En la segunda final Uruguay le gana a su rival platense y obtiene la medalla de oro. En este artículo se mostrará cómo el discurso de los diferentes medios gráficos uruguayos y argentinos que realizaron la cobertura de la final apuntaron a un ideal de fortalecimiento de lo rioplatense en el mundo ideológico del fútbol. La fuerte influencia del Ariel de José Enrique Rodó llevará a que estos relatos muestren que en el fútbol platense las virtudes latinas se puedan imponer a las anglosajonas. El auge de los discursos arielistas en torno al fútbol de Argentina y Uruguay van de la mano de la «fundación criolla» del fútbol platense. En esta fundación los discursos periodísticos de ambas orillas del Plata apuntan a que hombres de origen italiano y español producto del aluvión inmigratorio superan al hombre- fuerza mecánico anglosajón. En el fútbol de las tres primeras décadas del siglo xx lo criollo se asocia con lo italiano y español y lo anglosajón con lo británico. En los relatos que se trabajará se mostrará la idea de que el Río de la Plata conquista a Europa no sólo con el nuevo fútbol artístico que había nacido en estas comarcas si no también con el tango. En definitiva, los discursos apuntan a todo los que une al Río de la Plata y lo diferencia con el mundo. En cambio, en la final del Mundial de 1930, se mostrará cómo del acercamiento se pasó al enfrentamiento. En la misma Uruguay le ganó a la Argentina 4 a 2 y se consagró campeón del Mundo en un partido jugado

1 Este artículo continúa las reflexiones ya publicadas en Morales, 2013. * Profesor de Historia (Instituto de Profesores Artigas). Magíster en Ciencias Humanas, opción Historia Rioplatense (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación). Coordinador del Grupo de Estudios de Fútbol del Uruguay (GREFU), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

| 31 | en un recientemente inaugurado Estadio Centenario. Veremos como los episodios de violencia en la final y los incidentes diplomáticos generados luego del partido llevaron a la creación de estereotipos e imágenes negativas con respecto al«otro» cercano.

1-La afirmación de un estilo rioplatense. Ámsterdam 1928

Luego de las dos finales del torneo olímpico de fútbol de 1928, tanto en la prensa uruguaya como en la argentina, se habla del triunfo del estilo rioplatense. Es de destacar que es la propia Europa la que empieza a hablar de lo rioplatense en el fútbol con la percepción de las diferencias en el juego que había entre el fútbol que practicaban Argentina y Uruguay y el fútbol que se practicaba en Europa continental y en Inglaterra. El triunfo de Uruguay en los Juegos Olímpicos de 1924, las giras de Nacional y de Boca, y la final de fútbol en Ámsterdam 1928 no llevaban más que a confirmarlo. Ésta es la etapa en que se comienzan a afirmar los estilos nacionales de fútbol; Uruguay y Argentina eran «el fútbol del Río de la Plata»:

De lo que se trataba era de diferenciarse del estilo de juego británico. El fútbol inglés no era estático, y fue dejando de ser individualista e impetuoso, para transformarse hacia 1880, y gracias a los escoceses, en un juego colectivo basado en los pases. Lo que parece claro es que todo el juego inglés fue copiado, adaptado y luego rechazado, principalmente por muchos europeos y sudamericanos, y que este proceso comenzó muy tempranamente. [...] En 1924, Uruguay tomó por sorpresa al fútbol europeo cuando llegó a París y ganó el campeonato olímpico de fútbol. Los comentaristas quedaron sorprendidos por el maravilloso virtuosismo de sus jugadores en la recepción y el manejo de la pelota. [...] Cuando se agregó el amague, el viraje brusco y la habilidad de avanzar haciendo dribling, los críticos franceses no podían disimular su entusiasmo y compararon a los “pura sangre” uruguayos con “los percherones” ingleses. El Uruguay repitió su victoria en 1928, venciendo a la Argentina en el último encuentro. [...] entre ellos habían surgido un nuevo estilo a que los admiradores llamaban el fútbol del Río de la Plata (AA.VV., 2004: 154).

Las giras de los equipos profesionales ingleses como el Southampton en 1904, además de las goleadas, dejaban una admiración por el estilo de juego británico, en base a pases largos, centros, cabezazos y una gran fuerza física, en donde lo colectivo predominaba sobre lo individual, y que llevaba a ver su funcionamiento como «una máquina». Las abultadas goleadas tanto en Buenos Aires contra el Alumni porteño de los hermanos Brown,

| 32 | así como también en Montevideo contra Nacional y un representativo de la selección uruguaya (que todavía no jugaba de celeste) llevaron a buscar imitar a los maestros para futuros encuentros. La crítica que realiza un diario inglés de este estilo rioplatense que estaba naciendo es que hay un exceso de individualismo, de improvisación, de dribling en la forma de jugar propia del latino. Los jugadores estaban ubicados mal en el campo, sin un planteamiento táctico adecuado. Todos corrían para todos lados, todos defendían, todos atacaban, no había un orden ni una estrategia de cómo distribuir a los jugadores en el campo de juego. De esta forma se buscó en las dos orillas imitar en todo lo posible la forma de jugara la inglesa» (Archetti, 2003: 80). El arquero, goalkeeper, empezó a buscar la forma de ubicarse mejor, los backs fueron dos, el izquierdo y el derecho, tres mediocampistas, el centrohalf, el half derecho y el half izquierdo; adelante, los fowards, formados por los punteros o wings, los entrealas o insideres, y el centroforward, que, con el tiempo sería el goleador número nueve. Con esa forma de jugar, ambas selecciones se enfrentaban todos los años por las copas Lipton y Newton, y lo más común era el triunfo de Argentina, muchas veces por goleadas históricas. Habría que esperar a 1912, para que en los cuatro partidos jugados entre ambos ese año, Uruguay diera cátedra y ganara, y asombrara a los porteños con un estilo distinto de jugar basado en el pase corto, el cuidado de la pelota y el dribling. Eran las enseñanzas dejadas por el escocés John Harley, que, jugando en Peñarol, buscaba transmitir el juego distinto que mostraba Escocia contra Inglaterra, que la había llevado a triunfar en el Torneo de las Cuatro Naciones. Habría que remontarse a 1903, año que Nacional (representando a Uruguay) le había ganado al Alumni en Buenos Aires, para encontrar un año tan espectacular como 1912 para el fútbol uruguayo. De ahí que el periodista deportivo César L. Gallardo diría que el fútbol uruguayo nació en 1912 (Gallardo: 51). Uruguay era para Argentina, y Argentina era para Uruguay, «el otro cercano» en la afirmación de una identidad futbolística. El Río de la Plata se sentía la cuna del fútbol sudamericano y lo demuestra cuando, en los respectivos Sudamericanos, se lleva la mayoría de los títulos. El periodista de la revista El Gráfico Borocotó, a propósito de la final de 1928, mostraba cómo a través del tango y del fútbol el Río de la Plata había conquistado Europa:

Borocotó enumera las “cosas bien nuestras” en un estilo casi borgeano y comienza por las cosas de la pampa. El gaucho y sus diferentes contextos definen lo “nuestro”: el ombú, en donde esconderse del sol, el caballo compañero, su ropa de fiesta, la música cantada por Santos Vega y su actividad rebelde en las montoneras. Borocotó no

| 33 | tiene la visión sarmientina del gaucho civilizado por su pasaje en el ejército nacional. La pampa es, además, hospitalaria, generosa porque recibido tantos inmigrantes y los ha aceptado, los ha convertido en propios. Borocotó acepta que el mundo rioplatense y sus equipos nacionales de fútbol están lleno de inmigrantes, pero ya son bien criollos (Archetti, 1995: 428).

Para El Gráfico, lo criollo también está asociado a lo latino:

Es interesante observar que lo “criollo” se define a partir de la predominancia de apellidos españoles e italianos. Lo criollo pasa a ser una fundación de los hijos de inmigrantes “latinos”.[...] En el football inglés todo tiende a destruir la acción personal para formar un todo sólido [...] De ahí que el football británico sea realmente poderoso y tenga la fuerza real e impulsiva de una verdadera máquina, pero es monótono porque siempre es igual y uniforme. El football rioplatense, en cambio, no sacrifica enteramente la acción personal y utiliza más el dribling (Archetti, 1995: 430).

La revista insiste permanentemente en que el fútbol y el tango han conquistado París y toda Europa desde el Río de la Plata. Eran los dos aportes que el Río de la Plata y su comunidad de inmigrantes latinos le había dado a la vieja Europa:

El tango hace rato que se abrió cancha en París. Salió de los arrabales, de los mismos que se formaron los footballers, fue introducido en los salones que le despreciaban y luego extendió su reinado hacia la Ciudad Luz. [...] Al deporte popular del Río de la Plata estaba reservada una suerte igual. Llevó al viejo continente lo que no habían lucido los ingleses. Y contra la fuerza de los corpulentos adversarios, el criollo sorteó obstáculos y marcó golas. El físico musculoso se estrelló contra la habilidad, contra la clase (Archetti, 1995: 427-428).

El diario La Razón, de Buenos Aires, continúa con un razonamiento similar en lo que tiene que ver con el «del fútbol rioplatense»:

En efecto los uruguayos y los argentinos desde los lejanos días del Alumni y Peñarol, han marchado siempre en la noble empresa de lograr la perfección anhelada. [...] Los vapores de la carrera en sus rápidos viajes de una orilla a otra conducían a las caravanas de footballers que rivalizando en inteligencia y entusiasmo labraban el

| 34 | brillante porvenir del deporte del Río de la Plata. [...] Y en esa escuela rioplatense de velocidad extraordinaria y de los pases cortos, la de la gambeta extraordinaria y la de la picardía que desconcierta, la que ha derrotado en Ámsterdam a los clásicos sistemas del football de Europa (El Día, 8 de junio de 1928: 7).

Antes del decisivo segundo partido final, El Día continuaba con la teoría de la conquista de Europa por el Río de la Plata.

La prensa de ambas orillas del río como mar ya lo ha proclamado: gane cual gane en la lucha de esta tarde, el campeón olímpico ya ha sido ya reconocido. Es el football rioplatense. Si ante el debut de Uruguay, los hombres rubios de Holanda quedaron sorprendidos ante su propio espectáculo de vehemencia y sangre, más lo quedaron el domingo, cuando en una lucha única, sensacional y expectantes, los representantes de los dos pueblos del Río de la Plata se batieron. [...] También esta vez quisieron enronquecerse gritando en extraña lengua los nombres de dos países latinos (El Día, 13 de junio de 1928: 7).

La final dejó una canción que quedó ligada al folclore del fútbol uruguayo y que muchas veces se la escucha cuando juega Uruguay, creada por el coronel y half celeste Álvaro Gestido cuando iban rumbo al estadio a jugar la final con Argentina:

Vayan pelando las chauchas, vayan pelando las chauchas Aunque les cueste trabajo. Donde juega la celeste, donde juega la celeste Todo el mundo bocabajo. Uruguayos, sangre de campeones. Uruguayos, garra y calidad.

2-La final del Mundial de 1930. Enfrentamiento y hostilidad

El campeonato fue mostrando que los favoritos, Uruguay y Argentina, superaban sin grandes dificultades a sus rivales de turno, hasta llegar a verse las caras en la final. Uruguay, luego del partido de debut ante Perú, gana con comodidad sus partidos ante Rumania (4 a 0), y la semifinal ante Yugoslavia (6 a 1). Argentina, por su parte, luego de ganarle a Francia, le ganó a Chile (3 a 1), a México (6 a 3) y en la semifinal a Estados Unidos (6 a 1).

| 35 | El partido final fue disputado entre Argentina y Uruguay el miércoles 30 de julio de 1930 en el Estadio Centenario y fue ganado por los uruguayos por 4 a 2. El clima previo generado fue de gran expectativa en las dos orillas y por eso el partido era de alto riesgo. Más de treinta mil personas habían llegado de apuro a Montevideo, pero sólo quince mil pudieron entrar. La tensión era tal que Carlos Gardel visitó a los dos equipos en sus concentraciones antes de empezar el partido pero prefirió no asistir. En ese ambiente de mucha tensión, antes, durante y después del partido se registraron incidentes de todo tipo. Por un lado, el problema de la venta de entradas, porque se vendían más de las que el Estadio podía albergar y que podía llevar a los enormes problemas generados en la inauguración del torneo, y por el otro, la mutua hostilidad entre los hinchas uruguayos y argentinos. Los problemas de violencia llegaron a tal punto, que luego de la finalización del partido hubo un apedreo al Consulado uruguayo en Buenos Aires. El director técnico argentino, si bien admitió la superioridad uruguaya, dijo que sus jugadores habían recibido mensajes amenazantes anónimos. A partir de esto, tanto en la prensa uruguaya como en la argentina se desató una serie de acusaciones mutuas y de discursos agresivos e interpelantes para el «otro». A los efectos de este trabajo nos interesó el estudio de los imaginarios y los estereotipos que desarrolló la prensa. Nos permiten acercarnos al tema de la identidad uruguaya y su relación con la identidad rioplatense. A medida que se acerca la final, encontramos con respecto a la opinión pública uruguaya diferentes visiones sobre todo lo que el torneo le estaba generando a Uruguay como país. Los diarios nacionalistas blancos El País, Diario del Plata y La Tribuna Popular dividen su cobertura en dos tendencias ya insinuadas desde el comienzo mismo del torneo: por un lado, destacan el valor de haber llegado a la final y tratan de sacar el máximo provecho al éxito deportivo para atraer lectores y para apropiarse del nacionalismo exultante que significaría un triunfo; pero, por otro lado, no paran de atacar lo que para ellos es una pésima organización del torneo, de lo que era responsable el Partido Colorado en el gobierno junto con las autoridades de la AUF. Se hablaba de que el Estadio era una obra demasiado grande y costosa, que la policía se estaba comportando violentamente, que lo de las entradas y su mala organización a esa altura era un escándalo. Luego de la final, y una vez confirmados los incidentes en Buenos Aires, los diarios blancos pasan a cambiar de enemigo momentáneamente. De ser siempre el Partido Colorando en general, y el batllismo en particular, su blanco de crítica, se pasa furiosamente a atacar a los argentinos. Los diarios uruguayos daban estas noticias con un tono de alarma general, similar al llamado a filas. Nos detendremos en la cobertura que realizó La

| 36 | Tribuna Popular. Este cotidiano respondía al Partido Nacional, y dentro tenía una clara simpatía por la fracción herrerista. Era normal, un tono alarmista, anticolorado y sobre todo profundamente antibatllista. Cualquier acontecimiento público o de gobierno, era aprovechado por el diario para denunciar desde la oposición al oficialismo. Téngase presente, que 1930 fue un año electoral. Ante el apedreo del consulado uruguayo en Argentina el diario se muestra escandalizado. En un momento de máxima tensión, cuando además de lo del consulado se pasa a la quema de símbolos patrios en estadios argentinos, La Tribuna Popular llama a congregarse a «todos los patriotas» frente al estadio Centenario con banderas y símbolos nacionales. Es en este momento que toda la opinión pública uruguaya pide la acción de la cancillería y del presidente de la República, Juan Campisteguy. Todos los problemas de la política interna parecen quedar de lado cuando el enemigo está afuera. Los problemas vuelven a surgir cuando comienza el intercambio de correspondencia y la realidad diplomática no se corresponde con las expectativas de los sectores que no están de acuerdo con el oficialismo. Por un lado, se critica abiertamente que el ministro uruguayo en Argentina, Juan Carlos Blanco, estuviese de licencia y después del incidente tuviera que realizar los acercamientos diplomáticos el ministro interino. Por otro lado, se habla que el gobierno «no se muestra a la altura de las circunstancias». El diario acusa al gobierno por no patriota y de no defender la dignidad nacional. Para el diario había razones profundas que llevaban a ceder en el enfrentamiento. Para Uruguay, como país chico, eran mucho más grandes las pérdidas que pudieran venir de un enfrentamiento, por ejemplo, a nivel económico con motivo de un bloqueo; el turismo y la dependencia del trigo para el pan eran algunos de los temas manejados. Para La Tribuna Popular el único recurso que tenía Uruguay ante el incidente con Argentina era su inserción internacional y el hacer valer sus reclamos ante el derecho internacional o ante organizaciones internacionales. A medida que comenzaba el intercambio de correspondencia diplomática con Argentina, se buscaba hacer llegar ante la opinión pública nacional e internacional las opiniones de la FIFA y de su presidente, Jules Rimet, que en todo momento destaca la corrección del público uruguayo y la brillantez de la organización y de la seguridad brindada a todos los visitantes extranjeros. Pero por otro lado también se hacen llegar los mensajes de solidaridad de todos los países sudamericanos, empezando por el propio Brasil. La negociación, por lo tanto, entraba en la fórmula de política internacional que había afirmado el primer batllismo. Cuanto más creciera la importancia de la política internacional menos sería la dependencia ante la prepotencia de los vecinos poderosos. Las relaciones internacionales en el deporte siguen el mismo camino que en el resto de las variables de la política internacional.

| 37 | Habíamos planteado que el partido Uruguay-Argentina nos permitía apreciar cómo influyen el imaginario y las mentalidades en el fútbol. Nos interesa trabajar cómo La Tribuna Popular construía una imagen del «porteño» en el momento en que «los argentinos se sacaron la careta» de forma vergonzosa para el diario luego de que Uruguay les ganara la final. Es en la apelación a la historia patria de consumo escolar, en la historia oficial del momento, que encontraremos algunos anclajes del comportamiento colectivo. Se maneja la idea de que porteño que insultaba los símbolos patrios era el mismo que había traicionado a Artigas, la idea del porteño como la encarnación de la traición, la mentira y el egoísmo. La idea de la construcción de una historia uruguaya nacionalista de fuerte carácter antiporteño era la que la población masivamente alfabetizada manejaba y que hemos visto, está vinculada con todo esto. Ya desde las aulas escolares se mostraba que Buenos Aires era la encarnación del mal y los caudillos orientales liderados por Artigas representaban el bien. Del otro lado había traidores a la patria grande artiguista y era por eso que los orientales marchaban solos. Esta alteridad que permitía construir la identidad nacional se fue fortaleciendo con el proyecto moderno batllista. Encontramos una relación especular con Argentina. La temprana separación de la Iglesia del Estado, la afirmación de una democracia pluralista y partidocrática, los sindicatos autónomos, la inexistencia del servicio militar obligatorio, entre otros factores, se fueron oponiendo al proyecto argentino. En Argentina el Estado está unido a la Iglesia que lo legitima afirmando una especie de nacionalismo católico, desde 1905 existía el servicio militar obligatorio y el ejército domina la política durante prácticamente todo el siglo xx, protagonizando dictaduras y permanentes golpes de Estado. Si tenemos en cuenta que en las décadas siguientes al período estudiado el peronismo llevaría adelante una sociedad corporativa, la alteridad con la otra orilla rioplatense sería total. Como sabemos, la existencia de otro es clave en los mecanismos básicos de construcción de una identidad. El proyecto hacia el adentro se afirma permanentemente al mirar hacia el afuera2.

La final entre Uruguay y Argentina, en la que el primero se impone 4 a 2 y se proclama campeón del mundo, generó, como habíamos planteado, algunos incidentes diplomáticos. El apedreo de la legación uruguaya en Buenos Aires como represalia a los aparentes malos tratos del público oriental a los jugadores argentinos causa estupor en la opinión pública uruguaya, que, a su vez, ya estaba muy molesta por la causa antiuruguaya encabezada por el diario porteño Crítica. Este diario había sido fundado por Natalio Botana (que era uruguayo) y tenía un carácter sensacionalista. Los jugadores argentinos

2 Para más información sobre el carácter antiporteño de la historiografía nacional uruguaya y de sus libros de texto ver Caetano: 7-8.

| 38 | habían sido recibidos como héroes en Buenos Aires, ante una multitud que clamaba por venganza por lo que les habían «hecho a los muchachos». Cuando de esta etapa se pasa a la quema de símbolos patrios del antagonista, se está al borde de la guerra. En un partido por el campeonato de fútbol argentino se produce la quema de una bandera uruguaya ante el griterío ensordecedor de las tribunas (La Tribuna Popular, 3 de agosto de 1930: 1). La prensa oficialista colorada reacciona a todo esto. Primeramente, y con vísperas de jugarse la final, se ataca fuertemente a la prensa opositora y a todo los que habían estado en contra de la organización del Mundial. Se muestra que había sido un éxito, que la policía había actuado maravillosamente bien, que todas las delegaciones extranjeras estaban encantadas con la organización del campeonato (El Día, 26 de julio de 1930: 7). Pero, previniendo lo peor, sí advierte sobre la posible mala corrección del público uruguayo con el argentino, que en masa empezaba a llegar al puerto de Montevideo. Se pide honestidad y caballerosidad con el argentino. Se vuelve a apelar a la hermandad entre las dos naciones. Además, se previene sobre algo que igualmente terminaría en el escándalo y que era la venta de entradas: muestra cómo eran las verdaderas entradas y las falsas vendidas por los revendedores. Luego de la final, los títulos de Uruguay campeón del Mundo por tercera vez llenan todas las páginas. Además del relato minucioso del partido y las fotos de los goles se pasa a relatar que la organización fue perfecta y la corrección y caballerosidad de los argentinos admirable. Y a la hora de los festejos, se vincula esa victoria con el «de la Patria»:

En el primer torneo internacional organizado por Federación Internacional de Football los uruguayos han conquistado un título sin precedentes en la historia del deporte. Son desde ayer los campeones del mundo, después de haber sido dos veces campeones olímpicos y seis veces sudamericanos. Ninguna nación del mundo puede ostentar tan importantes blasones deportivos. (...) El match de ayer, tal como corresponde a la trascendencia excepcional de la justa deportiva y a la calidad de los rivales, se desarrolló dentro del más perfecto marco de caballerosidad no registrándose una sola nota que empañara el brillo de la jornada en el que quedó consagrado el primer campeón del Mundo de football. Uruguayos y argentinos quisieron demostrar que pese a la rivalidad deportiva que cada uno exige esfuerzos máximos, tienen de esa rivalidad un concepto que nunca puede llevarlos más allá de los estrechos límites del campo de juego. Y dentro de él fueron dignos adversarios que en ningún momento echaron mano de recursos ilícitos o reprobables, ni se dejaron arrastrar por impulsos subalternos que hubieran puesto en la solemnidad del dejaron arrastrar por impulsos subalternos que hubieran puesto en la solemnidad del gran día una sombra in disipable (El Día, 31 de julio de 1930: 7).

| 39 | Luego de los incidentes en Argentina, la actitud es totalmente distinta a la de los diarios nacionalistas. Prácticamente se minimiza el hecho de la rotura de cristales en el Consulado uruguayo en Buenos Aires. Todo el foco de la cobertura se refiere a «cierta prensa argentina» que estaba lanzando una serie de mentiras contra Uruguay, específicamente y una vez más contra el diario Crítica. Pero, a su vez y con gran habilidad de sus periodistas, no se buscaba con esto enfrentarse al pueblo argentino, sus tradiciones y sus valores; se deja bien claro que las 15.000 personas que habían estado presenciando la final en el Estadio Centenario y las 30.000 personas que habían llegado a Montevideo habían dado muestras de caballerosidad e hidalguía ante la derrota (El Día, 31 de julio de 1930: 7). Frente a la ruptura de relaciones con la asociación que dirigía el fútbol argentino, se trata de ser positivo y de que predomine la sensatez. Con esto entramos en dos constantes de este tipo de fuente, la de la prensa periódica oficialista. Por un lado, y específicamente en el caso del diario El Día, continúa el tema de la hegemonía simbólica que tenía en todo lo que respecta a la producción de imaginario y con la producción de sentido común. Hasta hoy en día, la mayoría de las historias oficiales de los periodistas deportivos uruguayos continúan con el mismo discurso que El Día construía en el momento mismo de los hechos. Es el caso del ya citado libro de Ricardo Lombardo, todavía hasta el día de hoy tomado por la AUF como el estudio más serio sobre este período. La idea es acercarse a lo que produce alejamiento y enfrentamiento entre los dos hermanos del Plata, que lleva a que «clásico del Río de la Plata» –como se conoce en el mundo cada vez que Argentina y Uruguay se enfrentan en fútbol–, sea un lugar privilegiado para ver ciertos resortes del «patriotismo» y del nacionalismo chovinista. Respecto de la prensa argentina3, Roberto Di Giano, para el Mundial de 1930, toma dos visiones antagónicas con respecto a la óptica de los incidentes con Uruguay. Por un lado la revista La Cancha, y por otro lado nuestra ya conocida revista El Gráfico (Di Giano, 2010: 27-35). Descubre que, al igual que en Uruguay, las visiones corresponden a los intereses políticos, comerciales y sociales de los mencionados medios. Si bien ambas publicaciones son críticas con respecto al comportamiento y hostilidad del público uruguayo hacia el argentino y se ve a «el otro» como un contrincante desleal, los matices son diferentes. La revista La Cancha, si bien era una revista de importancia creciente en la Argentina, no tenía ni llegada ni tiraje en Uruguay. De esa manera, su discurso, dirigido al gran público argentino, era violento y agresivo hacia el fútbol uruguayo. Se partía de algo que por mucho tiempo

3 Estudios comparados de la prensa están siendo realizados por el AIED, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Tulio Guterman, Julián Ponisio y especialmente el sociólogo Roberto Di Giano hicieron grandes aportes a este respecto.

| 40 | se había apoderado del sentido común del fútbol argentino: sostenían que era por las patadas y la violencia que Uruguay podía ganarle a la Argentina. Pero, además, la publicación partía denunciando que estaba todo arreglado para que Uruguay saliera campeón. Se denunciaba que el sorteo y la elaboración del fixture habían sido un acomodo para Uruguay. Con respecto a lo ocurrido en la final, se denuncia la vergüenza de la violencia y el comportamiento del público uruguayo para con los jugadores y la hinchada argentina, así como la violencia de los jugadores uruguayos contra sus rivales. Violencia tolerada por el juez Languenus, juez que para la publicación jugó para los uruguayos. Pero lo más interesante es que, al igual que La Tribuna Popular, la revista se mete con los próceres que habían fundado «la leyenda patria» uruguaya:

Artigas, los 33, el heroico Lavalleja, Sólo son cuentos de vieja De aquellos bravos patriotas El recuerdo se ha perdido; Tan solo se escucha el ruido De las pateadas pelotas Artigas se supone Fue un heroico y gran varón Pero no hay comparación Entre Artigas y Scarone Y jamás hubo un cañón Como el cañón de Petrone Lavalleja fue imbatible Y potente fue su brazo Pero cero ante el rechazo Del gran Nazassi el terrible El pasado se ha esfumado; Aquellos fueron monadas; Hoy solo existe un pasado Que en la historia se ha grabado Y es el de las Olimpíadas Todo el resto son bemoles a prueba de ingenuidad4.

Es así que apoya la decisión de la Asociación Amateurs Argentina (aaa; nombre que llevaba en ese momento lo que hoy es la afa) de romper relaciones con la auf y, a su vez, critica la postura demasiado blanda de otros medios como El Gráfico, acusándolos de «ascéticos» o «uruguayizantes». El

4 Tomado de Di Giano, 2008.

| 41 | director de la multifacética Editorial Atlántida era el uruguayo Constancio C. Vigil. El Gráfíco utiliza, al decir de Roberto Di Giano, un estilo «tratando de contemporizar». Veamos su crónica luego de la final:

Ha finalizado el Campeonato Mundial de Fútbol. Triunfante para el Uruguay y felizmente para todos. Porque la verdad sea dicha, el desarrollo de este certamen creo una atmosfera no sólo desagradable sino [...] ingrata. Por último el epílogo no ha podido ser más desalentador. Cuando las pasiones despertadas por un match de fútbol superan las proporciones dispensadas al deporte, la sensatez de los dirigentes debe sofrenar el ofuscamiento del público; pero no con ruptura de relaciones, sino con el acuerdo de las Asociaciones de ambos países, para terminar con un tiempo con los encuentros internacionales (Di Giano, 2010: 33).

En vez de continuar con los rumores de las patadas y la violencia uruguaya, se centran en que el equipo no fue cobarde y no arrugó frente a los uruguayos:

No podemos permitir que se tilde de cobarde al team argentino que actuó en la final de Montevideo. Nos rebelamos contra esa infamia. [...] Hay que tomar un camino muy diferente para justificar la derrota. Es preciso reconocer que los uruguayos jugaron con una mayor armonía de conjunto y que fue el factor que les deparó la victoria. No se nos olvidan los fouls. En los últimos quince minutos del primer tiempo, en su desesperación por alcanzar el empate que necesitaban, prodigaron algunos golpes. [...] Pero no fueron los fouls los que determinaron la derrota (El Gráfico, 9 de agosto de 1930: 7).

Para entender todo esto, no sólo hay que vincularlo a que Constancio Vigil era uruguayo sino que, además, hay que vincularlo al hecho de que este medio argentino era muy leído en Uruguay y, de alguna manera, entrar en una campaña difamatoria contra Uruguay o contra su fútbol era perder una franja de mercado importante. El Gráfico siempre tuvo una enorme importancia en Uruguay, ya que a diferencia de Argentina, la pequeñez del mercado nunca pudo asentar la existencia de una revista semanal de fútbol. Y por supuesto que por la calidad del papel y de las fotografías, no era lo mismo seguir el Mundial a través de una revista especializada que a través de los diarios. Hasta el día de hoy encontramos esa relación ambivalente entre el aparato propagandístico argentino y la cobertura de «lo uruguayo», sobre todo cuando «lo uruguayo» vende y genera dinero. A su manera esta postura es similar, pero por otros

| 42 | motivos, a la del diario El Día, en Uruguay. Ambos buscan paños fríos en el conflicto y «contemporizar». Unos por motivos políticos y otros por motivos comerciales, van atenuando el enfrentamiento. Con respecto a los periódicos argentinos, es de destacar que también hay diferentes visiones,las del diario Crítica son las más furiosas. En el número posterior a la final y en su portada y a tamaño sábana se refieren :

No hay que jugar más con los uruguayos. Es inminente la ruptura de relaciones con la Asociación Uruguaya de Football. Las vejaciones sufridas ayer por nuestros jugadores en el trayecto hacia el Hotel, no tienen precedentes. El campamento argentino es un hospital. El campamento argentino es un hospital. Casi todos los argentinos fueron lesionados. El referee jugó para los uruguayos. Allá en Montevideo de “cualquier” manera debían ganar los uruguayos y ganaron (Crítica, 31 de julio de 1930: 1).

A su vez, La Razón no tiene un tono menos duro para con el comportamiento del público uruguayo. Ante la llegada de la delegación argentina a Buenos Aires titula:

Regresan esta mañana a la patria los disciplinados y correctos jugadores argentinos que intervinieron en el Campeonato Mundial. Ninguno de nuestros muchachos volverá a jugar jamás en los Estadios del Uruguay. [...] Justa la victoria. La violencia la empañó (La Razón, 31 de julio de 1930: 1).

Epílogo

En un reciente libro el historiador José Rilla introduce el problemático tema de la relación entre Argentina y Uruguay (AA.VV, 2013: 13). La visión del uruguayo hacia Argentina incluye a Brasil. Las encuestas marcan, en forma mayoritaria, la simpatía y el cariño para Brasil y la hostilidad hacia Argentina. Es aquello tan importante de Uruguay como frontera. El propio Rilla marca todo el peligro fantasioso de esta visión que parte de estereotipos exagerados y súper inflados. La simpatía hacia el gigante del norte viene de la ajenidad y desde la ignorancia. El tener otro idioma y una cultura totalmente diferente (que viene de una raíz lusitana europea y que tiene en el negro y en el indio expresiones identitaria muy fuertes) lleva también a que la política tampoco tenga mucho peso. Se habla desde la ignorancia. Entonces el estereotipo que pesa, por qué es el que uruguayo mayoritariamente conoce, es el del turismo. En cambio «Argentina nos

| 43 | afecta e implica mucho más directa y masivamente en la vida cotidiana del pasado y el presente que Brasil, vecino inmediato y a la vez distante» (13). Con el fútbol sucede lo mismo. Argentinos y uruguayos vienen jugando juntos al fútbol desde los propios orígenes del mismo en el Río de la Plata. Los partidos anuales entre las selecciones de las dos orillas del Plata fueron marcando la identidad desde los comienzos del siglo xx. La forma de jugar, los colores de las camisetas, las primeras Copas, fueron afirmando un estilo criollo y un estilo rioplatense para el mundo. Claro que los cruces entre ambos a lo largo de la historia oscilaron, al igual que pasó y pasa con la política, entre el acercamiento y el alejamiento. Alejamiento que incluso llevó y lleva al enfrentamiento. Simplemente pasemos a dos ejemplos que confirman lo antedicho. La presencia de Argentina en el Mundialito o Copa de Oro (jugado en Uruguay entre diciembre de 1980 y enero de 1981 y que aglutinó a los hasta ahora campeones del mundo en un torneo inédito hasta el momento) motivó hostilidad y violencia hacia la albi-celeste por parte de los uruguayos. Y una simpatía total hacia Brasil y la verde-amarela (por supuesto hasta el enfrentamiento final entre uruguayos y brasileños). El otro es desde el acercamiento, o si se quiere desde la complicidad. En las eliminatorias para el Mundial del 2002 Uruguay se jugaba su clasificación para la Copa del Mundo en la última fecha con Argentina, con los argentinos ya clasificados el partido adquirió especial dramatismo porquela celeste hacia doce años que no iba a la principal justa entre selecciones nacionales. El otro que disputaba el quinto puesto era Colombia. Desde los principales medios colombianos se denunció el posible arreglo del partido entre «los hermanos del Plata». Desde la prensa oriental se apeló a la ayuda del Gran Hermano (popular programa televisivo argentino muy visto en Uruguay). Finalmente, el empate a un gol permitió a los uruguayos ir a jugar dos partidos de repechaje con Australia que luego de dos duras contiendas permitió al equipo oriental llegar a la tan soñada Copa del Mundo. Este trabajo pretendió vincular la identidad rioplatense y el fútbol. Algo que hasta ahora se ha trabajo muy poco. Este tema nos permite acercarnos a las relaciones entre el fútbol y la nación. El fútbol, con su densidad simbólica y discursiva, nos lleva a poder encontrar la trama de significados que se tejen en torno a la nación cada vez que una selección nacional representa al colectivo en una justa internacional. El clásico del Río de la Plata permite no sólo una lectura de lo técnico táctico y de las estrategias desplegadas en la cancha. Permite una lectura simbólica del juego. El leer el espectáculo futbolístico como un texto etnográfico es lo que lo hace a mi juicio al tema más apasionante. Argentina y Uruguay en fútbol todavía tienen mucho para darnos en lo que tienen que ver con las mentalidades, los imaginarios y los estereotipos. Este trabajo fue sólo el comienzo.

| 44 | Bibliografía aa.vv, FIFA 1904-2004, Un siglo de fútbol, Madrid: Pearson Educación, 2004. aa.vv. Nosotros que nos queremos tanto. Uruguayos y argentinos, voces de una hermandad accidentada, Montevideo: Debate, 2013. archetti, Eduardo, «Estilos y virtudes masculinas» en El Gráfico: la creación del imaginario del fútbol argentino, en Desarrollo Económico, volumen 35, n° 139, Buenos Aires, Ides: 1995. caetano, Gerardo, «Ambigüedades del espejo argentino», en Ñ, Revista de Cultura, Buenos Aires, 14 de enero de 2006. di giano, Roberto Fútbol, poder y discriminación social, Buenos Aires: Leviathan, 2010 gallardo, César, “El fútbol del 12”, en 100 años de Fútbol, Historia ilustrada del fútbol uruguayo, Fascículo 3, Montevideo: Editores Reunidos, 1969-1970. lombardo, Ricardo, Donde se cuentan proezas. Fútbol uruguayo 1920-1930, Montevideo: EBO, 1993. —Masculinidades, Fútbol, tango y polo en la Argentina, Buenos Aires: Antropofagia, 2003. morales, Andrés, Fútbol, identidad y poder 1916-1930, Montevideo: Editorial Fin de Siglo, 2013

Prensa El Día, Montevideo, 1928-1930 La Tribuna Popular, Montevideo, 1928-1930 Justicia, Montevideo, 1928-1930 Crítica, Buenos Aires, 1930 El Gráfico, Buenos Aires, 1928-1930 La Nación, Buenos Aires, 1930 La Razón, Buenos Aires, 1930

Video on line di giano, Roberto, “Hostilidad y violencia en la Copa del Mundo Uruguay 1930”, en Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital, Buenos Aires, Año 12, n° 117, febrero de 2008. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd117/hostilidad-y- violencia-en-la-copa-del-mundo-uruguay-1930.htm

| 45 | Revista Mundo Uruguayo, 19 de junio de 1924

| 46 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 47 - 62, 2014 ISSN 1688-9800 El sinuoso proceso de constitución de la identidad nacional y futbolística

Rafael Bayce*1

Lo que sigue son más especulaciones fundadas que afirmaciones científicamente comprobadas, o falsadas, o corroboradas en un sentido convencional; aunque quizás serían merecedoras de un estatus de hipótesis en un modelo positivista radical que no comparto. En realidad es una «interpretación» de la conformación interactiva de identidades nacionales globales y de identidades específicamente futbolísticas en el Uruguay, tomando a la ‘creatividad interpretativa’ como un elemento tan o más valioso que la ‘corroboración empírica o fáctica’; en efecto, sin la interpretación creativa nada interesante puede decirse sobre la realidad, en tanto que la mera prolijidad o aun exhaustividad empírica son notoriamente insuficientes para ello si no son guiadas por teoría. Una interpretación densa, ilustrada en profusos antecedentes pertinentes, sintética de múltiples insumos anteriores, no solo puede iluminar por sí misma sino inducir una corroboración mucho más rica que otra teóricamente pobre aunque fáctica o empíricamente cuidadosa. La prioridad epistémica, entonces, de la creatividad interpretativa sobre la prolijidad o exhaustividad empírica es clara para mí, sin perjuicio de la obvia preferencia por aquellos productos que aúnen creatividad interpretativa con sofisticación empírica metódica. Paro pensar que un método de por sí- o un conjunto de coeficientes, peor- es lo que la ciencia nos da y exige para develar la realidad, y que debe priorizarse la sofisticación metódica para cumplir con los requisitos de ‘lo científico’, son graves errores epistémicos que ya han empobrecido y amenazan seguir mediocrizando la producción en las ciencias sociales. Que un académico crea que solamente puede aportar científicamente a algo mediante el test empírico nomológico-deductivo de afirmaciones teórica, o que algo solo vale si cuenta con documentos que lo avalen pone sistemáticamente la carreta por delante de los bueyes, cuando sólo reflexionando o interpretando puede proponerse búsquedas empíricas interesantes; radicar la ciencia en los tests empíricos es una regresión ultra positivista desdeñable. Quien crea que en el proceso de test empírico se camina sin tropiezos operacionalizando ciega y acríticamente, como si no hubiera pérdidas de sentido enormes en este proceso, contribuye con un cáncer que ha corroído a las ciencias sociales por su servilismo

1* Doctor (Ph. D.) en Sociología (Stanford, USA) y Ciencia Política (Iuperj, Rio). Profesor Titular Grado 5 (Sociología, UDELAR) Consultor Internacional y Nacional en Políticas Públicas, Justicia y Educación. Entrenador de Fútbol (ISEF).

| 47 | epistémico a un modelo y paradigma de la ciencia creados y sostenidos por las ‘ciencias duras’ en el siglo xix, y que ni siquiera ellas defenderían hoy ni hubieran defendido durante la mayor parte del siglo xx los mejores de entre ellos. Excelentes mentes y trabajadoras manos pierden el tiempo como máquinas cuantofrénicas (Sorokin) que solo se autoestiman como científicas si operacionalizan y testan empíricamente afirmaciones de un nivel de generalidad más alto y consideran que quienes sigan construyendo en esos niveles son meros ensayistas a lo más pre o proto científicos, que serán redimidos de su inferioridad cuando algún estreñido metodólogo transforme su loca elucubración en pedestre modelo de cálculo formalizado y operacionalizado de empírea teoría estéril. Ese proceso de constitución de las identidades nacional y futbolística del Uruguay es, diacrónica y sincrónicamente, interactivo y complejo en varios sentidos. a) Porque rasgos de una identidad influyen en la otra, trenzándose en sus devenires. b) Porque auto-imágenes (imágenes generadas y exportadas desde lo futbolístico hacia lo nacional y desde lo nacional hacia lo internacional) y hetero-imágenes (imágenes producidas e importadas hacia lo futbolístico desde lo nacional y hacia lo nacional desde lo internacional) interactúan sutilmente. c) Porque todas ellas sufren refracciones y reflejos de proyección e internalización en esos procesos. d) Porque quizás algunos rasgos pre-deportivos y pre-nacionales— en el sentido institucional— pueden remontarse a la Conquista española y a la lucha contra la competencia colonial de Portugal. e) Intentemos, para los efectos de esta ponencia, dentro de tan vasta empresa, sugerir un hilo de desenvolvimiento de rasgos futbolísticos específicamente uruguayos e identitarios en diversos vínculos con rasgos identitarios más globales, que aparecen consecutiva, diacrónicamente, aunque pueden coexistir sincrónicamente en estadios tardíos de su confluencia histórica. En efecto, algunos rasgos que pueden pasar por actuales podrían retrotraerse: a) A Montevideo como relativamente pequeño pero estratégicamente importante y con cierta autonomía

Por eso disfrutaba de un estatus autónomo la Gobernación de Montevideo en el Consejo de Indias, al interior de su subordinación sucesiva a la hegemonía bonaerense de los Virreinatos del Perú y del Río de la Plata. En efecto, la Gobernación de Montevideo, —semilla

| 48 | de la que saldrán la Banda Oriental, la abortada Provincia Oriental y la República Oriental del Uruguay—, subordinada administrativamente a dichos virreinatos, tenía, sin embargo, asiento autónomo en el Consejo de Indias, tal era su importancia como fortaleza y puerto para España en su lucha inicial con Portugal y luego frente a varios avatares amenazantes (invasiones inglesas, invasión napoleónica en Europa, etc.) Eso generó conciencia de importancia pese al tamaño, y un alto espíritu autonomista, porque decisiones virreinales subordinantes podían revertirse o matizarse vía el Consejo de Indias. La restallante postura autónoma del Cabildo Abierto montevideano de setiembre de 1808, de «acatar pero no cumplir» resoluciones de un virrey considerado ilegítimo por responder a una España napoleónica, cuando el rey Fernando VII y las juntas locales eran considerados los verdaderos depositarios de la soberanía del reino del que se Montevideo se consideraba parte. Ese mismo espíritu autonómico lleva a Montevideo a adherir a la Revolución de Mayo con bemoles y cierta dilación temporal, hasta en el caso del mismo Artigas; ni qué hablar de la autonomía pensada por Artigas. La independencia saltó por encima de la autoconciencia de autonomía que casi siempre cultivó históricamente Montevideo, como embrión de nación. b) A la muy marcada identificación mítico-legendaria con David y no con Goliat, típica de nuestro ideario judeocristiano constitutivo básico: el lado noble del pequeño

Las vicisitudes de su carácter de pequeño y subordinado, pero importante puerto-fortaleza, se alimentarán de la leyenda mítica de David y Goliat, que se nutrirá posteriormente con otras mitologías y leyendas. No olvidemos que el ahora tan laico, y por momentos anticlerical, Uruguay fue colonia de un país de catolicismo muy tradicional y conservador, casi origen de la contrarreforma, que tuvo como religión del Estado a la Iglesia Católica Romana —desde 1830 a 1917 al menos—, al interior de la cual, en la socialización infantil, la leyenda de David y Goliat ocupa un lugar destacado, más tarde reforzado por la ubicación capitalina cada vez más central del monumento a David, en copia del de Miguel Ángel, en el centro de Montevideo. Aunque pueda parecer rebuscado, el imaginario se alimenta con elementos cotidianos arquetípicos fuertemente compartidos, como podría ser éste. Aún más hondamente que la picaresca española, el mito de David y Goliat tiene buena recepción entre quienes son pequeños entre gigantes porque les da esperanzas de superar esa pequeñez mediante el ingenio, la valentía y la destreza con las que David, contra los pronósticos, venció a Goliat. Quizá esté en el origen de la facilidad con

| 49 | que los deportistas uruguayos aprecian su posición como no favoritos y declaran que la superación de su desfavoritismo «es para los que no creían en nosotros», en el célebre apócope gramaticalmente incorrecto de «pa’ los contras», que son todos aquellos que no creían en las posibilidades de David frente a Goliat. A los uruguayos les molesta la posición de favorito o más poderoso Goliat; los pone en la obligación de responder al favoritismo y no les gusta el riesgo de no poder responder a él y que otros Davides los derroten como Goliats. Parece una gran virtud rebelde nuestra la de ser particularmente aptos para superar adversidades y desfavoritismos; pero tiene su contracara en la dificultad —vicio, carencia— para manifestar superioridades teóricas; espíritus tímidos con temor al ridículo, inseguros, se miran en el espejo de David, el mejor espejo en que mirarse para pueblos subordinados y más pequeños o menos poderosos a priori, como lo fueron los hebreos dentro de los cuales surgió la leyenda luego mítica de David. En casi toda la civilización de raíz judeo-cristiana, el sufrimiento de la inicialmente perseguida cristiandad —luego superadora de su marginalidad perseguida inicial, cual nuevo David— se sumó y acumuló a la identificación con David, y al rechazo tan poco épico y generador de autoestima de la posición de Goliat, mucho menos promisoria y más sujeta a fracasos vergonzantes que la de David, que tiene mucho menos que perder en la acción que Goliat, desde el ángulo de su autoestima y del prestigio ante otros. El mundo ha perseguido estar en la posición de Goliat pero celebra a David, incoherencia del ideario y del ethos cultural. En cualquier recinto deportivo del mundo el más débil es vitoreado por la tribuna —si no hay otros elementos en juego para definir su posición ante los rivales—, así como se celebrará el perro que invade el campo y esquiva al que lo quiere capturar, y el polizonte será preferido a su captor. Toda la comicidad occidental, desde Chaplin hasta Tom y Jerry, descansarán en esa mitología fundante de David y Goliat, enriquecida, como veremos, por la picaresca española. Sugiero con fuerza que en la posición montevideana en el reino español y en los virreinatos, así como en la internalización del mito judeocristiano de David y Goliat pueden rastrearse fuentes de la relativa facilidad de la épica uruguaya para enfrentar a Goliats, así como de su relativa dificultad para desempeñarse como Goliat. Por eso les es mucho más fácil salir relativamente bien en finales o eliminaciones directas que en series eliminatorias de larga duración en que se arriesga a «jugar de Goliat», entre otros aspectos que hacen que las eliminatorias y torneos extensos sean menos motivadores que los enfrentamientos de todo o nada, clasificatorios o eliminatorios. Se arriesga el ridículo y la vergüenza, terrores para el uruguayo, sin el estímulo del desafío a David y la adrenalina de ir de ‘punto’, posición pasible de proporcionar honor, prestigio y gloria. No le vale la pena al uruguayo ningún esfuerzo que no pueda producir

| 50 | proeza, como le llama Veblen a esa marca de arcaísmo en la conducta. El elogio de los héroes infantiles que llegaron a ser los bandidos argentinos que no se rindieron a la policía uruguaya en el edificio del Liberaij del barrio Sur, mencionados por Jaime Roos en Brindis por Pierrot, son otro ejemplo de folklore urbano posterior que puede acumular en este trasfondo histórico de larga duración. Ningún equipo de funcionarios de un canal de televisión comenzará a armar un escenario hasta que sus superiores no se desesperen diciéndoles que no tendrán tiempo de hacerlo. Nada más motivador para un arcaico uruguayo: lo armarán entonces en tiempo récord, ‘para los que no creían’, con lo que además acreditarán rebeldía, que saben más que sus jefes, que son superiores al lugar laboral que les ha tocado inmerecidamente en suerte, y tantas otras insufribles minucias del retorcido y resentido carácter uruguayo c) Al Lazarillo de Tormes, el lado lumpen del pequeño desfavorecido

Ese montevideano, oriental o uruguayo, pequeño pero importante, subordinado pero con su orgullosa cuota de autonomía, admirador subliminal de David, lo marcan también, tanto de picaresca española neo- renacentista como la latinidad «arielista», con la pesada colaboración del ciclo artiguista en ella; quizás su producto más aplicable a la identidad futbolística, si no a la nacional, sea la ‘viveza o picardía criolla´. Lo que aquí sostenemos es que, a ese trasfondo antes aludido, podría sumársele la picaresca española neo-renacentista, del estilo del Lazarillo de Tormes, un antihéroe proto-lumpen, antihéroe que también acumula al menú de alternativas que enfrenta un David, un pequeño, un desfavorecido relativo, todas situaciones en las que un montevideano, oriental o uruguayo, podría considerar que se encontraba frecuentemente y dentro de las cuales debía decidir inspirado en mitos, leyendas, héroes e ídolos a mano. d) La latinidad arielista como ingrediente sumado a lo anterior: picar- día y viveza criollas como resultado parcial

La latinidad desde la que pensó y escribió Rodó podríamos imaginar que suma con facilidad en ese fondo, y que encaja con presteza en ese puzzle. La latinidad entra muy bien con ese trasfondo de David, Lazarillo y pequeño subordinado pero con orgullo autonómico y conciencia de su importancia estratégica pese a su pequeñez, como Montevideo para España; y confluye con esos rasgos hacia el producto que será la ‘viveza

| 51 | o picardía criolla’. Si bien ni Ariel ni Proteo son identificables con un vivo pícaro, la especificidad latina, la especificidad americana, pensable como embrión de latinoamericanismo, bien podría ser un subproducto de esa conformación histórica identitaria que, luego de las peripecias vividas antes, suma a su manera una viveza o picardía latina, no sajona, de David y de Lazarillo, no de Goliat ni de discapacitadociego, pero rico. De algún modo, la superioridad latina idealizada por José E.Rodó radica en esas inferioridades materiales a priori pero que han sido superadas por algún fuego de superioridad inmaterial al modo de la de David, aunque también con el matiz del Lazarillo si fuese necesario. Lo que David —especie de Ulises hebreo— no tiene de lumpen lo aporta Lazarillo al imaginario identitario que va cristalizando en la picardía o viveza criollas. Los recursos técnicos y las reservas espirituales que caracterizarán la autoestima criolla nacional tendrán que ver con una latinidad filtrada por un trasfondo de David y de Lazarillo, personajes comunes y bien conocidos debido a la obligatoria escolaridad uruguaya. Ya hemos llamado la atención en otras ocasiones en la curiosidad histórica de que la iconografía futbolística en la pose de los equipos antes de un partido haya sido revolucionada por la posición de brazos cruzados al pecho que el capitán Nasazzi inauguró en la olimpíada de 1924 en Colombes. Ese es el gesto del Artigas pintado por Blanes en la Ciudadela, a requerimiento del presidente Santos como ícono patriótico inspirador. Otro ícono popular, no sólo omnipresente como David y Lazarillo, sino hasta tapa de textos de historia patria. No es descabellado aventurar que Nasazzi se sentía tan caudillo y representante cuasi-bélico de todos los uruguayos a partir de su capitanía futbolística en una arena ecuménica como Artigas en su coyuntura internacional entonces. Sería otra contribución de la socialización infantil en rasgos luego adultos y de todos. La picardía o viveza criollas son una acumulación de esa situación histórica con un imaginario de nobleza, destreza y valentía de David, la inescrupulosidad astuta y lumpen de Lazarillo y la latinidad arielista. e) Los perros cimarrones de Artigas como insumo convergente

La famosa expresión artiguista de que si tuviera soldados pelearía con perros cimarrones, una raza canina autóctona mezcla de razas europea, resulta simbólica porque no sólo expresa la determinación de pelear con las armas que se tuvieran, aunque fueran inferiores a las del enemigo de turno –aunque en realidad nunca fue tan suicida como para intentar pelear en gran desventaja, y de ahí su exilio paraguayo-. De todos

| 52 | modos, la frase pertenece al corazón de la moralidad uruguaya, porque los uruguayos la aprecian aunque su emisor nunca lo haya cumplido en su periplo sin frase artiguista mediante. Varias hazañas conseguidas por equipos uruguayos, y también a nivel de equipos intra-nacionales, en inferioridad numérica. A los 9 contra 11 de Peñarol contra Nacional puede agregarse el célebre partido en que Uruguay clasificó en el podio olímpico en Helsinki 1952 derrotando a Argentina con 3 jugadores en cancha contra 5 argentinos —cosa que hoy sería imposible pero lo era porque no había límite de tiempo de retención de la pelota por un equipo, hoy de 24 segundos—. Pueden lectores o audiencia recordar otras hazañas consideradas como ‘uruguayas’, que juntan esa importante pequeñez autonómica de David, el Lazarillo y una latinidad extraordinaria que hacía posible ganar eventos bélicos con perros cimarrones. Recordemos lo mucho de arielista que tiene el proyecto batllista, que creía que los americanos, libres de los conflictos ancestrales que aquejaban a los europeos, eran capaces de un mejor desarrollo y de vencerlos en la carrera del desenvolvimiento. Los triunfos deportivos y algunos destellos en las artes y letras podían apoyar esa creencia, porque sin duda que los nuestros peleaban con perros cimarrones en comparación con la infraestructura y los medios de otros artistas y deportistas –quizás hasta hoy f) El nacionalismo criollo del último cuarto del siglo XIX como primera identidad construida, común a la Argentina

El criollismo que es común al imaginario identitario rioplatense del último cuarto de siglo añade otro ingrediente identitario a los que hemos anotado como proviniendo a veces del fútbol, a veces de otros avatares históricos, pero siempre entretejiéndose luego. El Uruguay de la tierra purpúrea, del malevaje gauchesco, del duelo criollo, de la montonera gaucha, que sucede aproximadamente con los mismos contenidos en la Capital Federal y en la Provincia de Buenos Aires, convergen en la identificación nacional alrededor de una mezcla étnica y cultural supuestamente original e identificatoria, en la cual el aporte más específicamente identificatorio es el criollismo aportado por el gaucho y sus atributos de carácter y de cultura, que son neo mezclas de David y de Lazarillo reivindicación de un nacionalismo ‘criollo´, tan característico de la primera fundación del imaginario nacional en el último cuarto del siglo XIX. Casi en ese momento surge el deporte institucionalizado en el mundo y también en el Uruguay, aunque en menor escala. Ya con el cambio de siglo aparecen los primeros clubes deportivos que adoptan nombres en español — o parcialmente— y que reivindican la nacionalidad

| 53 | uruguaya, a partir del uso de la palabra ‘nacional’ en sus denominaciones, por oposición a la totalidad de nombres extranjeros de los clubes hasta entonces. Todos los equipos de fútbol tenían, en el siglo XIX, nombres en inglés de colectividades no siempre británicas sin embargo (i.e. Central Uruguay Railway Cricket Club, Uruguay Onward, Deutscher, Albion, Uruguay Athletic); frente a esos nombres surgen el Club Nacional de Football por oposición, y el Club Nacional de Regatas por oposición al Montevideo Rowing Club. Pero no debemos olvidar que los clubes que surgen a principios del siglo XX aún tienen nombres en inglés, aunque lo hayamos olvidado (Rampla Juniors, Wanderers, Central, Liverpool, River Plate, Racing). Los nombres puros en español comenzarán con la tercera generación de clubes (, Sud América, Defensor, Lito); tampoco olvidemos que la primera selección de fútbol de Montevideo (1888) fue compuesta por jugadores del Montevideo Cricket Club y del Montevideo Rowing Club, alistándose en ella el introductor del fútbol en el Uruguay, el profesor de inglés William Leslie Poole, también autor del gol que coronó en alargue al Albion como primer campeón uruguayo de fútbol en 1900. El criollismo, común a los países rioplatenses entonces, fue la primera autoimagen que los países independientes adoptaron como identidad específica, que integraba al gaucho rural pero no a los afrodescendientes urbanos (que veremos son rescatados en exorcismo culpable por la expresión ‘garra charrúa’ años después), resultaba una mezcla de latinidad arielista con todos los ingredientes que se habían acumulado hasta consolidar la picardía o viveza criollas, simbolizadas en el primer gran jugador de nombre español, contextura física de David y recursos de David y de Lazarillo: Juan Pena. Los equipos de marineros ingleses que recalaban en Montevideo y en Buenos Aires jugaban en tierra con conjuntos locales con resultados variados pero tendencialmente favorables a los forasteros. Cuando un equipo profesional inglés era el que jugaba las goleadas eran comunes, tal como ocurrió con las famosas visitas a ambos puertos del Southampton, creo que en 1906. El nacionalismo criollo, en ambas márgenes, incluye imaginariamente a los criollos urbanos y a la mezcla étnica y cultural con el gauchaje cerril de las pampas bonaerenses y orientales, y fortalece el complejo identitario constituido desde la historia global, que la futbolística comienza a reflejar (clubes nacionales en español versus clubes con nombre inglés). Pronto, la identidad futbolística se volverá tan importante para el orgullo e identidad nacionales que se puede decir que el imaginario del uruguayo, originado en la historia global pero reflejado en el fútbol, se invierte como fuente motriz del rasgo identitario: ahora el fútbol tomará la iniciativa en la producción de rasgos identitarios; desde los triunfos consecutivos de 1924, 1928 y 1930, acompañados por triunfos

| 54 | a nivel sudamericano, desde 1912, que mostraban una mejor figuración futbolística del Uruguay que la que correspondería a su lugar en el ranking de naciones subcontinentales. g) Primera inflexión identitaria: ahora somos los mejores del mundo en algo, cuya importancia crecía y crecerá.

La coincidencia del primer cuarto de siglo de oro económico-cultural en el siglo XX con la gesta futbolística más extensa (1912-1935), transforman la latinidad criolla cerril y menor en exuberancia técnica imbatible y fuente original de un imaginario identitario novedoso. Se podían ganar títulos sudamericanos en cierta paridad con los maestros argentinos, nación tanto mayor, y aventajar a todos los otros países sudamericanos mayores que nosotros. Se había podido derrotar a los argentinos muchas veces (desde el hito de 1903); jugadores uruguayos eran contratados desde Argentina y llegaban inmediatamente a la selección nacional de la otra orilla (Ángel Romano). Se ganaba una olimpíada en momentos en que un cisma interno dejaba a la selección viajera con casi la mitad de los jugadores elegibles fuera de la selección. Solucionado el cisma, vuelve a triunfar olímpicamente en 1928. El Mundial de 1930 sólo confirma una superioridad reconocida mundialmente aunque manteniendo una gran paridad con Argentina. El pequeño y orgulloso autonómico, David y Lazarillo, latino criollo orgulloso de todos esos rasgos, ya no era el pequeño aprendiz que prometía pelear hasta con perros cimarrones si no tenía otros recursos; lejos de todo eso, Uruguay era ahora el maestro mundial que se enorgullecía de su predominio mundial desde el fútbol olímpico y mundial; y proyectaba las razones de sus triunfos deportivos como méritos y virtudes de todos los uruguayos. El fútbol reflejaba la búsqueda de una identidad nacional independiente hasta 1930; pero desde allí comanda esa búsqueda. Estos acostumbrados y reconocidos triunfos producen una primera inflexión en la trayectoria de constitución identitaria, tanto futbolística como nacional global; ya no es más el pequeño orgulloso autonómico, que se identifica con David y hasta a veces con Lazarillo y perros cimarrones desde su pequeñez y subordinación formal; ese orgullo nacional es latino y criollo, con inclusión en ese imaginario específico del gauchaje rural. Sin embargo, todo este complejo pero comprensible imaginario identitario paulatinamente conformado sufre una muy fuerte inflexión cuando triunfa en sudamericanos, olimpíadas y mundiales repetidamente; y el mundo los celebra como maestros y mejores del mundo. Ya la autoestima construida desde el fútbol le reclama repetir como obligación patriótica a los futuros deportistas. Será una pesada mochila de gloria insuperable que perjudicará el rendimiento de todos

| 55 | los futuros representantes celestes, anímicamente cargados con Nasazzi, Scarone, Petrone, Piendibene, Lorenzo Fernández, Cea, Andrade y otros multicampeones. Cualquier derrota es temida como decadencia; sólo campeonar es festejable, toda otra clasificación es fracaso y los fracasados casi traidores de los semidioses ancestrales. O no se tiene ‘garra’, o no se tiene ‘fibra patriótica’; no es pensable que no sean los mejores y no lo prueben. El pequeño se aburrió de ser el mejor, lo exige, se lo autoexige y no se conforma con otra cosa: la ebriedad de copas producirá infelicidad relativa y desmedidas exigencias para los nuevos deportistas. El pequeño orgulloso se transforma en grande temeroso de caer del pedestal. h) La garra celeste.

La expresión ‘garra celeste’ aparece como una de las explicaciones de los triunfos uruguayos ante los argentinos, que eran hegemónicamente interpretados como explicables por una virtud anímica que superaba la posible mejo técnica albiceleste. Así también se impone un significativo dicho de época –‘ataque argentino, gol uruguayo’- sin entenderse aún la posibilidad de ganar de contragolpe como legítima táctica que tiene en cuenta diversidad de virtudes propias y ajenas (habrá que esperar hasta el Internazionale de Helenio Herrera para entender que no siempre contragolpear es de inferior) converge en la imposición de una etérea cualidad supuestamente uruguaya y no argentina que sería la principal responsable de producir el triunfo del inferior o semejante sobre el superior o parejo; eso mantenía el ego porteño de técnicamente mejor pero no necesariamente por ello siempre ganador. Creo que es durante las crónicas periodísticas del Mundial de 1930 que esta tesis se impone: los uruguayos les ganarían a los argentinos (la doble final de Amsterdam de 1928, la final de 1930 por 4 a 2 luego de ir perdiendo 1-2) porque tendrían una ‘garra’ característica de los que vestían camisetas celestes, un plus anímico de adrenalina, concentración, adaptación a una instancia decisiva con mucha tensión y stress, y ansias superiores de triunfo. Maestros del fútbol mundial desde 1924 hasta 1930, simplemente mejores aunque al mismo nivel técnico que los argentinos, se vuelven simplemente depositarios del fuego sagrado de la ‘garra celeste’. Curiosamente, los uruguayos aceptan esa interesada creación argentina, que, desde el triunfo uruguayo de Santa Beatriz en Perú por 3-0, se consolida como caracteriología dominante e introyectada por los uruguayos. Uruguay, en 1935, estaba procesando una renovación generacional. De los 11 que jugaron esa final, uno solo era sobreviviente de los equipos que ganaron el sudamericano de 1923, los Olímpicos de 1924 y 1928, y el Mundial de 1930: José Nasazzi, capitán en todos ellos.

| 56 | También había 2 que habían estado en 1928 y 1930: Lorenzo Fernández y Héctor ‘manco’ Castro. El partido se recuerda como ganado por estos tres y en especial por la arenga de Nasazzi a Fernández recordándole la vergüenza que sufriría si volvía perdedor y con la sospecha de que había ‘aflojado’ en dicha final; sin embargo, 8 de los 11 eran jugadores nuevos, sin antecedentes en la gesta celeste de los años 20 (también estaba Anselmo, dentro de los 22, pero no jugó); eran, pues, sólo 3 entre 11 titulares, y 4 entre 22 del plantel los que venían de la gesta 1923-1930, y sólo 1 (José Nasazzi, el capitán de todos esos años, que venía desde 1923. i) La garra charrúa

Uruguay había reivindicado como componente propio al criollismo con mezcla de población y cultura rural; pero no había reivindicado el componente afrodescendiente de su mezcla. Pese a que dentro de sus deportistas destacados, los negros habían tenido lucido lugar, y en varios deportes (i.e. atletismo, boxeo) dicho componente no formaba parte explícita y reconocida, a pesar de toda la leyenda romántica de Andrade con la noble parisina durante las olimpíadas de 1924. Peor que a los negros les había ido a los descendientes de indígenas; aunque en otros países de América Latina los indígenas habían sido discriminados y explotados por las élites de componente blanco básico, en el Uruguay hasta se intentó eliminarlos físicamente. Todo el episodio que involucró a los hermanos Bernabé y Fructuoso Rivera con el genocidio de Salsipuedes de los últimos charrúas sirva de preámbulo. Por esos tiempos comenzaba a reivindicarse el ancestro indígena en la región y Uruguay, sintiendo culpa por su pasado genocida indígena, decide lavar sus culpas y «adoptar» el ancestro charrúa como acervo fundante de la garra celeste. En realidad los charrúas no habían sido los indígenas numéricamente dominantes en suelo oriental, sino los guaraníes. Pero la leyenda de la indoblegabilidad de los charrúas (por oposición a la domesticabilidad guaraní en las misiones jesuíticas), unida a la otra leyenda de la muerte de Solís a sus manos en 1516 (indeleble recuerdo escolar infantil en el Uruguay), hacen que los uruguayos adopten las supuestas virtudes guerreras y anímicas de los charrúas al necesitar indigenizarse con la moda de la época. Entonces, la especificidad de la ‘garra’ se le atribuye al ancestro charrúa. Y queda así inventada la ahora ‘garra charrúa’ como sustitutiva coyuntural de la garra celeste y como nuevo ingrediente en la construcción histórica de las identidades futbolística y general, cuyos otros elementos, antes introducidos y mezclados, hemos referido en los numerales anteriores. Obsérvese que cada vez más los méritos específicos y característicos de los uruguayos tienen menores componentes de tecnicismo y civilización

| 57 | y mayores componentes anímicos y morales, atributos menos valorados por las culturas hegemónicas del momento. De ser los maestros y mejores del mundo en un deporte en claro ascenso a ser aquéllos que consiguen resultados por su garra nacional o indígenamente heredada, hay una distancia que desmerece tanto al fútbol uruguayo como a la supuesta uruguayidad que podría ser causa o consecuencia de esas herencias y atributos. De la cristalización híbrida de esa cerril latinidad criolla con un triunfalismo neo- europeo, pasamos a ser una colectividad que se define específicamente por la posesión de garra celeste, en el fondo herencia de una cualidad de indígenas primitivos eliminados de la demografía nacional. Quizá convenga subrayar que esa sucesión de autoimágenes y de heteroimágenes, nacional e internacionalmente generadas en un complejo entretejido histórico, se alejan cada vez más de la virtuosidad latina y de la maestría técnica universal en la medida en que se pierde progresivamente más, y se entra en relativa decadencia deportiva (también nacional). La esperanza se deposita cada vez más en los componentes mágicos de la garra ligada a los colores patrios y al ancestro exclusivo charrúa que a virtudes técnicas, físicas o táctico-estratégicas, lo que le hace mucho mal a la evolución de nuestro fútbol, que deberá esperar al renovador ‘modelo Tabárez’ para recuperar virtudes que no sean producto de mágicas esperanzas en emblemas patrios y en herencias anímicas indígenas, ambas irracionales e improbables como fuentes de probabilidad de éxito deportivo. Esas imágenes, socavadas por decadencias nacionales y futbolísticas, se sostienen cada vez más esporádicamente, sentidas como desesperadas pseudo-confirmaciones de la grandiosa imagen construida hasta los años 50. j) La segunda inflexión identitaria desde Malasia y la resignificación deportiva y cultural con O. W. Tabárez.

El momento histórico actual, coronado con el cuarto lugar en el Mundial de Sudáfrica 2010, la obtención del título en el Sudamericano de 2011 y el cuarto puesto en la Copa Confederaciones de Brasil 2013, junto a lugares muy elevados en el ranking de países de la fifa, se ve precedido por una muy significativa inflexión de la opinión pública uruguaya respecto de los resultados que merecían celebración. Para una generación de hinchas y ciudadanos malcriada con los triunfos de la generación 1916-1930, extendida hasta 1935, y salpicada por una mezcla de resultados desesperantes y buenos a través de la selección mayor, las juveniles, y los clubes grandes de Montevideo, casi solamente el título de

| 58 | campeón merecía festejo y felicitación; los jugadores eran víctimas de la necesidad de la población de exorcizar decadencias multiformes mediante los triunfos deportivos (en especial los futbolísticos). Incapaces de aceptar la decadencia relativa e imposibilitados psicosocialmente de admitir la posibilidad de ser lógica y merecidamente derrotados por otros equipos, los técnicos, pero más que nada los jugadores, se vuelven chivos expiatorios de un orgullo nacional herido, resentido y temeroso de caer del pedestal, que predica que el responsable de la decadencia o del terror a ella es el aburguesamiento y la falta de unción patriótica de jugadores millonarios por sus ingresos obtenidos en otros países, especialmente en Europa. El muy meritorio cuarto puesto en el Mundial de 1970 en México, sin contar con el mejor jugador, Pedro Rocha, entonces jugador fifa y gran estrella del torneo, no fue celebrado en absoluto, en oposición al 40 años posterior de Sudáfrica. Pero cuando esa malcriada generación ciudadana comenzó a desaparecer, las nuevas generaciones no se sentían ya tan obligadas a celebrar solamente los triunfos mundiales. Comenzó a valorar buenos resultados frente a países más poderosos, en el deporte más importante del mundo y uno de las espectáculos masivos más relevantes del planeta; el vicecampeonato de los juveniles en Malasia 1997 fue la primera vez que se celebra multitudinariamente en el Uruguay alguna ubicación que no sea la de campeón; y es un hecho saludable la celebración justiciera de buenas actuaciones internacionales que descarguen a los jugadores de la muy pesada mochila de tener que ser campeones para no ser denostados como amorales traidores, mochila que pesaba tanto psíquica como técnicamente en la tranquilidad, para reprimir violencia en la marca y en la coordinación fina para tocar y definir. Para ese torneo juvenil el técnico Víctor Púa llevó a un psicólogo encargado de liberar a los jóvenes jugadores de paralizantes comparaciones con las diversas generaciones de semidioses deportivos a los que injustamente eran parangonados; y funcionó, no solo por los resultados sino por las declaraciones de los jugadores que evidenciaban no sufrir de los males que los celestes habían sufrido. Esta segunda inflexión identitaria no imagina al uruguayo como pequeño, autónomo orgulloso, «David-Lazarillo-Cimarrón», latino-criollo; pero tampoco como al mejor del mundo obligado a ganar, que sólo festeja campeonatos: hay una nueva valorización de lo que significa la relación entre la potencia global del país y el mérito relativo de una clasificación en una competencia de orden mundial en el deporte más importante del mundo, uno de los mayores espectáculos del planeta, enorme fuente de producción industrial, comercial, financiera y comunicacional- turística. Es razonable que cualquier buena clasificación en una actividad humana de ese volumen deba ser celebrada como propia y enorgullecedora. Iniciamos una tercera etapa en la conformación de nuestra identidad como juego interactivo entre lo futbolístico y la identidad global.

| 59 | Esta revolución psicosocial es continuada y profundizada durante el segundo período que el maestro Óscar Washington Tabárez asume en la conducción de una selección con rumbo a las Eliminatorias para un Mundial de fútbol. Le resulta muy difícil clasificar pero sorprende a sus compatriotas y al mundo con las performances que lo llevan hasta un cuarto lugar, estrechamente perdido, tanto en el partido semifinal como en el de disputa del tercer lugar. Quizás las revoluciones más trascendentes que Tabárez introduce son: a) la eliminación de todo rastro de Lazarillo lumpen en la performance deportiva y en la vida cotidiana y el relacionamiento grupal. A los jugadores demasiado apegados al lujo y a la vida nocturna los elimina, arriesgando mucho en ello por el respaldo que algunos tenían en la opinión pública y en el periodismo deportivo ligado a empresarios deportivos cuyos intereses se veían afectados por esas desafectaciones; b) cuidó especialmente la conformación del grupo humano que pasaría por tantos avatares y sinsabores que necesitarían de solidez psicosocial; ha sido criticado por conservar jugadores en el plantel y en el grupo con dudoso rendimiento actual y bordeando edades riesgosas de entrar en decadencia. Pero la entereza moral, el espíritu de grupo y la dedicación humana y profesional para defender al máximo una chance, perseguidos como valores básicos, dieron resultado; c) impone la idea de que la recompensa puede ser triunfos pero que buena parte de la retribución está ‘en el camino’, haciendo lo mejor, física, técnicamente, tácticamente, dando lo mejor de sí y por lo que se representa; pero además d) persigue el fair play tan retóricamente defendido por fifa. Desde ya los años 60, sin duda en los 70, los jugadores uruguayos ganaron fama internacional de violentos e inescrupulosos, enfatizando las peores cualidades de Lazarillo. Incluso desde el Sudamericano de Montevideo de 1967, la rudeza excesiva de Baeza, Paz y otros se había trasmitido a otros violentos que luego fueron perversamente idolatrados por sus hinchadas y hasta celebrados con la celeste: Montero Castillo, Mujica, el ‘índio’ Olivera, Trasante, , ilustran casos de jugadores fuertes pero también violentos y malintencionados sistemáticamente que habían cristalizado a partir de la famosa plancha al estómago de Batista a un escocés en el Mundial de 1986. Pues bien, Tabárez se propuso revertir esa fama y también lo logró acaparando trofeos de fair play, logro especialmente meritorio para jugadores de marca fuerte y que anclaban buena parte de las chances en una fuerte marca que en cualquier momento podía salirse de cauce. Tabárez, con todas sus medidas tomadas, borró huellas del componente Lazarillo del carácter deportivo uruguayo, al menos en sus más vistas apariciones públicas. Tomó muchas decisiones de un David contra Goliats; Uruguay planteó sus partidos desde la premisa de la superioridad del rival y desde la necesidad de que la máxima inteligencia, la máxima concentración, el mayor esfuerzo y entrega, la mejor solidaridad dentro y fuera del campo como

| 60 | grupo deberían galvanizarlo para perseguir así las mejores probabilidades, sin la seguridad del éxito pero con la satisfacción y conciencia tranquila de que se haría lo mejor, multiformemente, lo mejor física, técnica, táctica, estratégica y moralmente para ello, sin la certeza del éxito pero sí de otras satisfacciones. El haber sido ‘los mejores del mundo’ le había prohibido a jugadores e hinchas disfrutar de algo que no fuera el triunfo; no importaba la rectitud del camino recorrido, que se suponía, además, malo, equivocado, vicioso, malintencionado y poco patriótico si no terminaba campeón. La generalización del modelo Tabárez puede tener consecuencias de larga duración en el cambio del carácter deportivo uruguayo, desterrando excesos de Lazarillo que la decadencia había tentado a utilizar con exceso; pero también alejando al malcriado obligado a triunfar y descalificador moral de cualquiera que no fuera campeón. Veremos cómo sigue la historia de nuestra identidad en su relación con el fútbol.

| 61 | Revista Mundo Uruguayo, 31 de julio de 1924

| 62 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 63 - 74, 2014 ISSN 1688-9800

Construyendo la nación: Himnos y cantos deportivos1

Bernardo Guerrero Jiménez*2

“No perdamos la herencia de aquella raza noble, Cultivemos la fuerza que es lema del escudo, Forjemos hombres fuertes, tan fuerte como el roble, En el sport sublime o en el trabajo rudo...”

Eleodoro Salas González “Canto al Deporte”. Vicuña, 11 de agosto de 1929 (Los Sports, 6 de septiembrede 1929: 4).

Resumen

La nación halla en la práctica de los deportes un aliado que viene a cumplir funciones, tal cual la realiza la escuela, por ejemplo. A través de los deportes modernos, la nación se imagina a sí misma. Pero a diferencia de la escuela, lo hace sobre el cuerpo. Crea y diseña un cuerpo atlético, masculino, higiénico, por lo tanto civilizado. Los deportes, sobre todo el fútbol y el boxeo, aunque no de modo exclusivo, movilizan el discurso de la nación El presente trabajo constituye una aproximación al análisis interpretativo de himnos, poemas y otras piezas literarias que exaltan la idea de nación, imaginada esta vez, a través del cuerpo, en la que se enfatizan tópicos como la raza, la virilidad, la disciplina, entre otros aspectos que coinciden con la idea de un patriotismo deportivo.

Introducción

La escena del deporte no solo está constituida por quienes son sus ejecutantes directos: los jugadores, sino que también por una red más amplia que hacen posible, en su conjunto, la realización del evento. El relato deportivo, con toda la tecnología que la acompaña, es uno de ellos, y acaso 2 el menos estudiado . 3 Antes de la aparición del relato radial, la prensa escrita jugó un papel fundamental en la vinculación del auditor con el juego. Ante la imposibilidad de estar allí, la prensa, al día siguiente, daba los pormenores del

1 Este artículo forma parte de la investigación «Nación, región y nacionalismo» financiada por la Fundación Crear. 2* Licenciado en Sociología (Universidad del Norte, Antofagasta, Chile). Doctor en Antropología Cultural y Ciencias Socioculturales (Universidad Libre de Ámsterdam, Holanda). Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Arturo Prat, Iquique, Chile. 32 La carencia de archivos es el principal problema.

| 63 | encuentro. Con la aparición del relato radial, se rompe esa barrera, y casi al instante el auditor se entera de lo que acontece en la cancha o en el ring. La llegada de la televisión, sobre todo con sus transmisiones en directo, quiebra el modo en que se articulaba el público con el espectáculo. El relato «en vivo y en directo», rompe en parte el monopolio que ostentaba quienes «estaban allí». Aunque el espectador de tv no está allí, presencia en las mismas coordenadas de tiempo y espacio el evento. Y lo hace desde la comodidad de su casa. Aunque se esgrima que no es lo mismo ver el espectáculo desde el estadio que desde la casa, ambos espectadores tienen razones atendibles. El de la tv puede ver la repetición del gol o de una jugada polémica, pero el que está en la cancha complementa su mirada, observado más allá de su posición. Tiene por así decirlo, la panorámica del campo de juego. Por la televisión se mira según la visión de la cámara. El tema de este trabajo, sin embargo, se centra en el análisis de un conjunto de piezas poéticas escritas bajo el horizonte de lo que se han llamado himnos deportivos. Un género que tiene sus orígenes, al parecer, en la poética de Píndaro, en la Grecia antigua, aquella de las olimpiadas (Gumbrecht, 2006). Los himnos de Píndaro surgen del deseo, dice Gumbrecht, de recordar los momentos de alegría, eternizándolos:

Más el que algún éxito nuevo logró Sobre grande gloria De esperanza vuela en viriles virtudes que las alas pujan, y tiene cuita mejor que la riqueza Pero solo en pequeña cosa aumenta el gozo de los mortales y cae así también por el suelo por sentencia hostil estremecido ¡Seres de un día!¿Qué es uno?¿Qué no es? ¡Sueño de una sombra de un hombre es el hombre! Pero si llega la gloria, regalo de los dioses hay luz brillante entre los hombres y amable existencia (Gumbrecht: 98).

El deporte se consagraba en los dioses. Estos, participaban directamente de esos actos. La grandeza atlética de Olimpia significa estar cerca de los dioses. Estos eran infinitamente competitivos, y por lo mismo estaban bastante cerca de los atletas (Gumbrecht: 101). Hoy, y desde inicio del siglo xx, el deporte parece acercarnos más a la patria. Y sobre esta noción se construyen ideas y creencias relativas a la virilidad, la raza, la higiene, el patriotismo.

| 64 | El poema de Juan Parra de Riego, es otra expresión de lo anterior:

En el “futbol” todo es clara poesía; luz de sol, viento viril y panorama que le pone a uno en la risa azul del día todo fresco el corazón como una rama. ¡Epopeya fraternal del Movimiento! Es la vida con su múltiple aletazo creador: drama, música, paisaje, sol violento. Geometría que se mueve en la pelota por el viento y Pintura que en suelo multiplica su color. ¡Fiesta mágica del Músculo! Es la América que hoy dice ¡Anunciación! con su gran trompeta de oro ante el crepúsculo de esa Europa roja y negra de la Cruz y del Cañón. “El elogio lírico del foot-ball” (Deportivo Mundial, Iquique, 30 de mayo de 1925: 7).

Nos interesa, previo rastreo de un conjunto de estas piezas, analizar cómo a través de ella, se puede auscultar un conjunto de ideas y creencias acerca del rol que juega y debe jugar el deporte en la constitución de la nación, en la que se entremezclan temas tales como la masculinidad, la raza, entre otros elementos.

Norte Grande y Deportes

La anexión de los territorios de Antofagasta y Tarapacá a la soberanía de la nación chilena, no solo implicó conquistar las riquezas del salitre allí concentradas, sino que también enfrentarse a un nuevo paisaje, no solo geográfico sino que también cultural y social. El Chile preguerra del Pacífico, era un país construido desde su centro. Sus extremos, por el sur, Arauco, y por el norte, Copiapó, eran sus fronteras que se manejaban de forma compleja, sobre todo en el caso del sur. La minería del norte era el sostén de la economía que permitía el enriquecimiento de las elites radicadas en Santiago y Valparaíso. El paisaje árido era soportado en función de las riquezas que producía. Además la distancia con Santiago no era tanta. La fiesta de Andacollo era la frontera cultural en la que los mineros se desplazaban cada año a venerar a la virgen del Rosario. No se cuestionaba la fiesta, porque esta no ponía en duda la chilenidad de la nación. La Guerra del Pacífico acontecida a finales del siglo xix, enfrentó al ejército chileno a un nuevo paisaje, desconocido, agreste y hostil. La travesía del ejército chileno por el desierto de Atacama fue, sin lugar a dudas, traumático. Los relatos que se obtienen de los diarios y testimonios de soldados y de otros protagonistas no dejan lugar a dudas. Ese «lugar vacío» dio pie a una elaboración discursiva de ese territorio no exenta de exageraciones y de inexactitudes. Los escritores, ensayistas, viajeros, quedan asombrados ante la existencia de «la nada».

| 65 | Así escribe un narrador nortino, Mario Bahamonde: «Es una tierra árida y hosca, donde los arenales se consumen bajo el sol implacable y donde las piedras desolladas hacen reverberar su fuerza calcinadora» (39). O bien este relato de la Guerra del Pacífico:

Las fuerzas de Jazpampa se pusieron en marcha llenas de entusiasmo, con la perspectiva de encontrarse pronto con el enemigo. El cansancio de estas tropas era extraordinario. Tantas marchas y contramarchas inútiles por aquellos difíciles terrenos, pampas de caliche, habían casi agotado sus fuerzas materiales, pero su moral no decaía, y la esperanza de una próxima batalla, las reanimaba y daba bríos, soportando con gran resignación el hambre, la sed y el cansancio (Dublé Almeida, 80).

Pero, pese a ello, el desierto ya había sentido la presencia del hombre en tanto paisaje articulado a la cordillera, los valles y la costa. Bandas de cazadores y recolectores desde hace más de diez mil años ocuparon ese complejo territorio. La agricultura los asentó en sus quebradas y valles. Y la explotación del salitre no hizo más que habitar ese lugar que, para los que lo domesticaron, pasó a llamarse pampa y sus habitantes pampinos. No obstante, los nuevos territorios seguían siendo lejanos. La revista Los Sports al cubrir la actividad deportiva en Tacna, cuando aún esta ciudad pertenecía a Chile, escribe: «¡Tacna! ¡Puf! ¡Qué lejos! dicen los que oyen hablar de esta tierra y... nada más» (Los Sports, 10 de agosto de 1927: 3). Una manera de domesticar ese nuevo territorio fue creando organizaciones que favorecieran la sociabilidad. Los salitreros, para ocupar su tiempo libre, trajeron consigo sus deportes, organizaron clubes deportivos y sociales. Eran hombres en su mayoría, provisto de un espíritu de aventura que careciendo de instituciones de arraigo, debieron prácticamente inventarlo todo. Muchos de ellos, en el extenuante trabajo tanto en la ciudad como en la pampa salitrera, optaron por ocupar el tiempo libre en fiestas y en el consumo de alcohol. Las crónicas de la época son abundantes para señalar esa gran enfermedad que se llamó alcoholismo. Un informe dice:

La frecuencia con que se repiten los casos de locura o de intoxicación i el elevado coeficiente de la mortalidad infantil, de la tuberculosis i otros flajelos que diezman la población obrera de Tarapacá, son a nuestro juicio manifestaciones inequívocas de que el vicio de la embriaguez ha comenzado ya a producir sus funestos efectos en las condiciones mismas de vitalidad de la raza nacional (Frías: 130).

| 66 | Otros, los pobres, el proletariado, optaron por fundar organizaciones que sirvieran como una especie de «colchón» para aminorar los efectos del desarraigo y el miedo a lo desconocido. Estas estructuras, cada una con sus lógicas y autonomías, pero con sus vasos comunicantes, fueron los bailes religiosos y los clubes deportivos. Estos últimos adaptados del modelo que trajeron los ingleses. Lo común de ambos es que apelan más a los sentimientos que a la razón. Elías plantea que los hombres se vinculan entre si, más allá de la búsqueda de sus satisfacciones básicas (lo llama instintos o impulsos). Afirma: «El concepto de las valencias afectivas orientadas a otras personas ofrece un fecundo punto de partida en el intento de sustituir la imagen del hombre como homo clausus por la de un “hombre abierto”» (Elias:163). Estos mecanismos grupales, se crean y re-crean con la finalidad de satisfacer la necesidad que tienen los seres humanos, en este caso afectivas, orientadas hacia la satisfacción de esa necesidad que tiene que ver con gratificaciones de pertenecer a algo que los supere, que los proteja y le otorgue sentido y significado a sus vidas. En la narrativa de hoy, se trata de crear redes sociales. Las organizaciones deportivas, entre otras, como los bailes religiosos, se desplazan tanto por la ciudad como por la pampa salitrera. Los inter- city, competencias entre Iquique y las oficinas salitreras son frecuentes. Esta nota de prensa así lo demuestra:

Los grandes matches de Foot-Ball del Domingo:

Nuestro mundo sportivo puede estar de plácemes por cuanto el próximo Domingo se les presenta la ocasión de presenciar una de las más interesantes tardes sportivas, que haya habido hasta la fecha en esta ciudad; ó sea, los grandes matches de football entre los cinco mejores clubes de oficinas de la Pampa Norte i los 5 de Iquique, quienes se batirán por obtener campeonato de 1913 i 5 juegos de artísticas medallas. El tren especial en que vendrán los jugadores pampinos está anunciado que llegará el Domingo a las 11.40 pm. Los clubes de Iquique se han propuesto hacerles una atenta recepción á sus colegas de Pampa, i darles un estruendoso hurra por su feliz iniciativa de organizar este torneo. La lista de jugadores la publicaremos en la edición de mañana (El Tarapacá, 8 de Noviembre de 1913).

Los deportes, a su vez, crean su propia ética y filosofía. Es decir un conjunto de postulados que rigen la actividad bajo el sello del honor, el respeto y la sana competencia. Generan además un sentido de identidad que favorece el sentimiento de pertenencia, de arraigo y de orgullo. Todo

| 67 | englobado bajo un concepto que la prensa de comienzos del siglo xx, llamaba deportivismo: «Honor para Tarapacá. Honor para el Deportivismo Regional. Vencedores, La Tribuna Deportiva os Saluda» (Tribuna Deportiva, Iquique, 1920). La práctica de los deportes es pues un evento que se realiza en territorios conquistados. El Estado precisa desarrollar, en sus ciudadanos, las nuevas lealtades. Podemos entender aquí como el complejo deportivo (clubes, prácticas, periodismo, etc.) actúa como un dispositivo para chilenizar el Norte Grande. Los deportes modernos actúan sobre el cuerpo de los obreros del salitrero. Cuerpos sometidos a las duras condiciones de trabajo que permite el desarrollo de una contextura apta para los deportes como el boxeo, el fútbol, el baloncesto, entre otros. La modelación de los cuerpos se hace en función de crear un cuerpo nacionalista, regido por el modelo heroico del soldado de la Guerra del Pacífico. En otras palabras cuerpos viriles. Por lo mismo se hace necesario en la escuela, enseñar gimnasia y practicar deportes, y en ese orden. Ya lo menciona el historiador inglés:

Lo que ha hecho el deporte un medio tan singularmente eficaz para inculcar sentimientos nacionales, en todo caso para los varones, es la facilidad con que hasta los individuos menos políticos o públicos pueden identificarse con la nación tal como la simbolizan una personas jóvenes que hace de modo estupendo lo que prácticamente todo hombre quiere o ha querido hacer bien alguna vez en la vida (Hobsbawm: 153).

En el mismo himno ya citado se lee:

Ya llega hoy ese puñado de muchachos animosos y viriles. Partieron del hogar y del círculo de la familia esportiva, entre el pesimismo de unos y el optimismo de otros tantos, partieron de Tarapacá entre la general espectación y partieron convencidos de que en ellos va el prestigio del deportivismo tarapaqueño, convencidos de que en un esfuerzo decidido o una indiferente actuación sería ó un triunfo ó un fracaso (Tribuna Deportiva, Iquique, 1920).

Los nortinos, antofagastinos y tarapaqueños, con un fuerte sustrato indígena-andino, no calzaban con la imagen de la «raza» construida desde Santiago. Desde la capital se promovía la idea de un chileno fuerte, vigoroso,

| 68 | viril y patriota. La poética vincula, al chileno no con los dioses, sino con raza, la de los mapuches. Se escribe:

Tornemos a los tiempos del indio fuerte y rudo, Del indio vigoroso que sucumbía luchando, Y sostuvo una maza en su cuerpo membrudo, Tres días y tres noches para escalar el mando. Eleodoro Salas González “Canto al Deporte”, Vicuña, 11 de agosto de 1929 (Los Sports, 6 de septiembre de 1929: 4).

Sin embargo, se vuelve a la figura arquetípica del romano:

Del indio que en las alas de su ambición guerrera, Dió al cuerpo la belleza del luchador romano, Y nos dio con su sangre su fiereza altanera, Su pujanza de atleta y su valor de araucano Eleodoro Salas González “Canto al Deporte”, Vicuña, 11 de agosto de 1929 (Los Sports, 6 de septiembre de 1929: 4).

3 Por lo mismo las figuras de Quintín Romero y del Tani Loayza 4 siempre les llamaron la atención. Sin embargo hay que «integrarlos» a la unidad nacional. Y ello se hará por medio del deporte científico, planificado, en manos de profesores, sobre todo normalistas. Y por otro lado, en el plano de la moralidad, y esto también le corresponde a la escuela, formar ciudadanos que pese a portar otro color, vibren con el credo nacionalista de la patria que los conquistó. El poema citado lo grafica:

De cuerpos acerados, altiva la cabeza Seréis mañana ejemplo de la gloriosa raza. La Patria necesita para su real grandeza Colosos como el ‘Tani’, campeones como Plaza. Eleodoro Salas González “Canto al Deporte”, Vicuña, 11 de agosto de 1929 (Los Sports, 6 de septiembre de 1929: 4).

Se vincula además la raza a la patria:

Se anhela, se quiere el deporte unido en fuerte y fraternal abrazo para que sea el verdadero exponente del vigor de la raza ante propios y extraños, para poder así llegar a la arena deportiva

43 Ambos boxeadores del norte grande de Chile, con campañas en Europa y Estados Unidos.

| 69 | lealmente y enfrentar a algún rival (Los Sports, 28 de diciembre de 1923: 2).

Músculo y Cerebro, tildada como la primera película deportiva nacional, dirigida por Carlos Borcosque, le permite a Antonio Acevedo Hernández, plantear lo siguiente:

“Músculo y cerebro” ha venido a ser una clara demostración del esfuerzo de la raza chilena, que puede llegar a ser, cuando se eduque y se comprenda, la base de una estupenda civilización” (Los Sports, 9 de mayo de 1924: 18).

«Colosos como el “Tani”, campeones como Plaza», ambos hijos humildes de la nación en expansión. El primero tarapaqueño, el segundo de Santiago. Los dos simbolizan la unidad nacional4.5

El deporte como peregrinaje

El Norte Grande de Chile, alejado del centro político que es Santiago, debió practicar los deportes con sus vecinos de Perú y Bolivia. Viajar se constituyó en un acto cotidiano. Pero también era ritual. El viaje como desplazamiento se puede entender como una forma ritual, en tanto, se realiza, en este caso de los deportes, como un acto de competencia, de reciprocidad.

Partieron del hogar y del círculo de la familia esportiva, entre el pesimismo de unos y el optimismo de otros tantos, partieron de Tarapacá entre la general espectación y partieron convencidos de que en ellos va el prestigio del deportivismo tarapaqueño, convencidos de que en un esfuerzo decidido o una indiferente actuación sería ó un triunfo ó un fracaso (La Tribuna Deportiva, Iquique, 14 de junio de 1920).

La competencia, triunfar o fracasar, es uno de los ejes de este viaje y peregrinación.

54 También hay alusiones a las mujeres: «Es obra de patriotismo propender los medios a que la mujer chilena se acostumbre a la práctica de los deportes» (Los Sports, 11 de junio de 1926: 15).

| 70 | Con la voluntad, el entusiasmo, la decisión y el brío que infunde el amor propio fueron a las caballerosas lides esportivas y... vencieron. Los triunfadores vuelven trayendo a nuestras playas los primeros laureles. Y vuelven ufanos y sonrientes, soldados por la gracia de su propio estandarte que enclavado en la cumbre de la pirámide del torneo, satisfecho de la conquista de sus hijos, por las auras de la Victoria (La Tribuna Deportiva, Iquique, 14 de junio de 1920).

Estandartes, laureles, decisión, bríos, todas esas palabras nos remiten al imaginario poético de la antigua Grecia, expresado por Píndaro. Pero, como ya señalamos, desde fines del siglo xix, se reemplaza la idea de los dioses por la de nación. Y esta, a su vez, por elementos regionales, barriales, etc. Al decir de Alabarces, el fútbol actúa como un fuerte operador de nacionalidad (20). El núcleo hegemónico de la nación, proyecta a través de la escuela, la prensa, la idea de sí misma que hay que inculcar en la subjetividad y en los cuerpos de los individuos. Los deportes, a su vez, movilizan a través de sus cantos, emblemas, colores, las ideas de la nación. Más en el caso del Norte Grande, esta idea no es tan mecánica, ya que también, los clubes deportivos, promueven identidad regional derivada de su relación con el territorio y con su historia (Guerrero).

Conclusiones

Cantos e himnos, se constituyen en dispositivos que ayudan a complementar la escena deportiva. Son piezas poéticas que narran las justas deportivas bajo una ética, primero, religiosa como en el caso de la Grecia antigua, y luego nacionalista, sobre todo a partir de los juegos olímpicos del año 1936. En América Latina, desde fines del sigloxix , y en el caso del Norte Grande de Chile, anexado a la soberanía nacional, se proyectan las ideas y creencias dominantes desde el locus hegemónico de la elite. La escuela promueve la chilenidad a través de la razón, los deportes lo hacen a través del cuerpo. Los territorios conquistados no solo deben poseer escuelas, sino que también campos deportivos. Cada una de estas piezas es una representación identitaria de lo que se asume es la nación. La prensa escrita, sobre todo a comienzos

| 71 | del siglo xx, es la encargada de construir ese imaginario, en la que el nacionalismo en ciernes se asocia a la figura de un chileno, en este caso, viril y fornido, que conecta muy bien con la imagen del roto que produce la Guerra del Pacífico. Y este desciende directamente de las épicas atribuidas a Caupolicán, entre otros.

| 72 | Bibliografía alabarces, Pablo, Fútbol y Patria. El fútbol y las narrativas de la nación argentina. Buenos Aires: Prometeo Libros, 2002. bahamonde, Mario, «El Cara’E Picante», cuento incluido en el libro Pampa Volcada, Editorial Cultura, Colección «La Honda», 1946. dublé almeida, Diego, «Diario de las campañas al Perú y Bolivia. 18979-1884. Lo que yo he visto», en Cuaderno de Historia Militar núm. 7. Departamento de Historia Militar. Santiago: Diciembre 2011, pp. 23-92. elías, Norbert, Sociología fundamental, Barcelona: Gedisa, 1982. frías collao, Eugenio, El Trabajo en la Industria Salitrera, Informe presentado en la Oficina de Estadística del Trabajo, Santiago: Imprenta Cervantes, 1908. guerrero, Bernardo, El Libro de los Campeones. Deporte e Identidad Cultural en Iquique, Iquique: Centro de Investigación de la Realidad del Norte, 1992. — «Fútbol en el Norte Grande de Chile. Identidad nacional e identidad regional», en Revista de Ciencias Sociales núm. 16, Universidad Arturo Prat, Iquique, 2006. pp 7-19 gumbrercht, Hans Ulrich, Elogio de la belleza atlética, Buenos Aires: Katz Difusión, 2006. hobsbawm, Eric, Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona: Editorial Crítica, 1990.

Prensa

Deportivo Mundial, Iquique, Chile (1925) El Tarapacá, Iquique, Chile (1913) La Tribuna Deportiva, Iquique, Chile (1920) Los Sports, Santiago, Chile (Colección de 1923 al 1931)

| 73 | Revista Mundo Uruguayo, 7 de agosto de 1924

| 74 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 75 - 88, 2014 ISSN 1688-9800 «¡Yo soy español!»: una aproximación crítica al proceso de resignificación nacional

Ignacio Ampudia de Haro∗

Introducción

El objetivo del presente artículo se centra en la búsqueda de la persistencia y hegemonía de los rasgos tradicionales del discurso nacionalista español en las manifestaciones lúdico-deportivas de la nacionalidad que tan habituales han sido a partir de la victoria en la Eurocopa de 2008. Sirviéndome de herramientas propias del análisis crítico del discurso, esencialmente de la transitividad, así como de bibliografía especializada y diferentes artículos de prensa generalista y deportiva, este texto se estructurará en cuatro apartados. En el primero de ellos se abordará la problemática gestión de la memoria del período dictatorial español, exponiendo algunas de sus consecuencias más relevantes en el período actual, con especial atención a la interpretación de la simbología nacional. En el segundo se llevará a cabo un breve recorrido histórico de bandera e himno con el fin de contextualizar el conflicto. En el tercero se expondrá el cambio de concepto del juego de la selección española buscando su proyección en el discurso sociopolítico y en el cuarto y último, a modo de conclusiones, se esbozará el perfil del pretendido nuevo discurso nacionalista español bajo el amparo de la neutralidad de las celebraciones de las victorias en los diferentes torneos internacionales.

I. La gestión de la memoria

Uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan las naciones que dejan atrás períodos dictatoriales reside en qué hacer con ese pasado que tan 1 conflictivo resulta al construir un nuevo período democrático . 2 A lo largo del siglo xx, multitud de países ya sea en Europa, Asia o Sudamérica, se han visto obligados a afrontar el espinoso asunto de cómo encarar la interpretación de su pasado más reciente en aras de lograr una compensación para los agraviados por las depuraciones, persecuciones y represiones y que deben integrarse en la nueva realidad nacional. Estas reparaciones son elementales si se quiere que

∗ 1 Licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid (ucm). Estudiante de Maestría en Ciencias Humanas en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en la Universidad de la República (UDELAR). 21 Para una profundización en torno a las diferentes preguntas sobre la gestión del pasado, ver Garton Ash: 26-47.

| 75 | todos ellos formen parte activa y positiva de un nuevo relato que los incluya y los valore como constituyentes del proceso de reedificación nacional. Se han ensayado diferentes fórmulas para alcanzar el objetivo, algunas con más éxito que otras, todas ellas en función de las circunstancias de cada proceso histórico y mientras en Perú, Chile, Argentina, Uruguay o Paraguay se apostó por la creación de comisiones de la verdad y la reconciliación para estudiar los abusos de sus etapas dictatoriales, en España se optó por el silencio y el olvido para que la «política de consenso» llegase a fructificar2.3 El relato hegemónico sobre la transición española se ha vendido al resto del mundo como un proceso de reconciliación nacional ejemplar en el que fuerzas políticas de derecha y de izquierda se dieron la mano para superar con garantías una dictadura de más de treinta y cinco años, una dictadura que fue resultado de una guerra civil provocada por un alzamiento militar contra 3 la Segunda República en 1936. A pesar de que muchos autores 4 han insistido en que lo que realmente ocurrió en España fue una política de abolición de la memoria propiciada por las excesivas concesiones que la izquierda represaliada hizo a la élite dirigente, la creencia popular es que el país no tenía otra alternativa para superar la crisis que desencadenó la muerte de Franco. Este argumento reduccionista es el único modo de explicar el temor a una nueva guerra civil que se habría desatado por la respuesta militar a posibles políticas de reparación de la memoria, búsqueda de responsables o juicios contra dirigentes franquistas (Aguilar Fernández: 20 y ss.). Esta política de «reconciliación nacional» o de «amnesia selectiva», según dónde se ponga el foco, fue posible gracias a la renuncia de depurar los comportamientos represivos del pasado. El recambio generacional en los cuadros políticos que dirigieron la transición constituyó la mejor garantía para los responsables de la dictadura de que sus excesos nunca serían juzgados por el régimen resultante 4 del proceso 5 . A cambio, los militares permitieron la legalización del Partido Comunista de España, liberaron a todos los presos políticos y consintieron la celebración de unas elecciones democráticas. Impunidad e inmunidad por democracia. El diseño constitucional de 1978 confeccionó un Estado sólido y bien articulado atendiendo a la coyuntura después de no pocas discusiones y

32 Rafael del Águila, Ricardo Montoro o Ramón Cotarelo sostienen posiciones tradicionales. Para posiciones divergentes, que son las que se siguen en este artículo, ver Paloma Aguilar, Richard Gunther, José Vidal-Beneyto, Eduardo Pons Prades, Gregorio Morán o Amadeo Martínez Inglés. 43 Interpretaciones que se pueden ampliar en las obras de Fernando Jaúregui, Manuel Menéndez o Josep Colomer. 54 Este aspecto puede resultar un tanto paradójico ya que el recambio se suele asociar con la renovación y esta a su vez con un clima de ruptura. Sin embargo, la nueva generación política que tomó las riendas de la situación después de la muerte del dictador estaba compuesta por individuos formados y socializados en la dictadura. Esa filiación explica la tranquilidad de los mandos militares implicados en décadas de depuraciones.

| 76 | negociaciones entre los herederos ideológicos de ambos bandos. Si bien este tipo de transiciones políticas dirigidas desde las élites permiten una salida rápida y feliz de períodos dictatoriales, su recorrido acostumbra a ser corto cuando la siguiente generación reclama mayor peso y participación en la vida política. El caso español no es excepcional ya que en los últimos años se asiste a un considerable desgaste de las instituciones políticas por múltiples factores, entre ellos, la acusada crisis económica y la reclamación por parte de algunos sectores de la reapertura y revisión de las políticas de reconciliación nacional. La percepción de estos sectores es que la transición fue un proceso en que las élites amparadas por la dictadura conservaron la mayor parte de sus prebendas a cambio de pequeñas concesiones que en poco o nada alteraron su hegemonía como agentes de poder en el nuevo régimen. Es relativamente sencillo rastrear las huellas de estas élites en la actual composición de la judicatura5 y del Partido Popular, el partido de corte conservador fundado por Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969 y destacado miembro del régimen de Franco, que alterna el legislativo y el ejecutivo con el Partido Socialista además de controlar gran número de comunidades autónomas y ayuntamientos. Algunos de sus miembros son bien conocidos por no ocultar su simpatía con el régimen franquista, una cercanía manifestada con frecuencia en declaraciones públicas, en las diferentes publicaciones de faes6 y de un modo más informal en las redes sociales donde se pueden encontrar fácilmente fotografías de algunos miembros de Nuevas Generaciones, la cantera del partido, exhibiendo banderas franquistas con orgullo y nostalgia7. El Partido Popular ha sido el principal encargado de la recapitalización de significado de la bandera española tratando de acomodar un símbolo demasiado cargado de connotaciones negativas para buena parte de la población española a un discurso que pretende describir una identidad armónica que engloba a

5 De entre todos los ejemplos que podrían ilustrar la afirmación, son especialmente significativos los de Francisco Pérez de los Cobos Orihuel, actual presidente del Tribunal Constitucional, cuya militancia activa en el Partido Popular ha sido recientemente admitida por él mismo así como el de Ramón María Álvarez de Miranda, presidente del Tribunal de Cuentas, organismo fiscalizador de las cuentas de los partidos políticos, cuyo padre, Fernando Álvarez de Miranda, ocupó la presidencia de las Cortes como miembro de ucd (Unión de Centro Democrático), el partido que capitaneó la transición española. 6 La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales es una fundación de carácter privado que recibe generosas ayudas públicas y que tiene como objetivo el «fortalecimiento de los valores de la libertad, la democracia y el humanismo occidental». Su actual presidente es José María Aznar, expresidente del gobierno de España, e informalmente se conoce a esta fundación como el think tank que fabrica los argumentarios del Partido Popular. 7 Este repunte del orgullo franquista se puede seguir en el diario Público en sus ediciones del mes de agosto de 2013 y la polémica respuesta al respecto de Rafael Hernández, portavoz adjunto del Partido Popular en el Congreso. Disponible en http://www. publico.es/465031/hernando-pp-se-reafirma-en-twitter-y-culpa-a-la-republica-de-la-mayor- tragedia-de-nuestra-historia.

| 77 | todos los españoles. En 2002, dentro de este proyecto se izó una gran bandera española en la plaza de Colón de Madrid, la más grande de todo el país a propuesta de José María Aznar después de quedar fascinado con el tamaño de la bandera mexicana que ondea en la plaza de la Constitución del Distrito Federal. Desde los micrófonos populares se acometió una ofensiva identitaria que buscaba sacudirse los complejos en torno a la nacionalidad y al orgullo de sentirse español. Para ellos, sentirse español ha dejado de ser un pecado, una falta o una excentricidad. Sentirse español es lo mejor que puede hacer un español por sí mismo y su país y exhibir con orgullo los símbolos es la mejor expresión de que los traumas del pasado ya no pertenecen a las generaciones modernas y jóvenes nacidas en democracia8. El éxito del mensaje se podría medir por su incidencia en las calles, por la frecuencia de exhibición y por la cantidad de soportes en los que hoy se puede ver la rojigualda donde antes no había nada. Pero el problema sigue siendo el mismo: la asociación del símbolo con determinada ideología. Si la ofensiva identitaria hubiera partido desde la izquierda, el efecto habría sido diferente pero que los populares reclamen la bandera como parte esencial de la identidad nacional es lo más previsible que podría ocurrir. El recorrido es sencillo. Si el Partido Popular se relaciona con el franquismo y el franquismo hizo de la bandera su emblema más importante, que los populares traten de reinterpretar la bandera es sinónimo de que los buenos españoles siguen patrimonializándola. Y para confirmarlo no hay más que observar alguna de las manifestaciones de agrupaciones o asociaciones cercanas ideológicamente a la derecha para comprobar que la bandera española ondea con profusión y naturalidad mientras que en las manifestaciones de los sectores ideológicos cercanos a la izquierda abundan las banderas del período . El mito de las «dos Españas» se actualiza con este tipo de observaciones en superficie, una España que se divide, grosso modo, en dos grandes bloques: izquierdistas a un lado entre los que se cuentan los nacionalistas, a pesar de que muchos de ellos sean de corte conservador, y al otro lado los derechistas, asociados con el franquismo y con las clases acomodadas que se dicen orgullosas de haber nacido en España.

II. La bandera de algunos y un himno sin letra

La bandera española sufrió modificaciones a medida que se sucedieron los momentos históricos protagonizados por regímenes políticos de muy diferente naturaleza. Fue Carlos III quien ordenó en 1785 mediante un Real Decreto « […] que usen mis Buques de guerra de bandera dividida

8 El nacionalismo español no cree que la condición de España como nación surja exclusivamente de la Constitución de 1978 sino que ya desde el siglo xv es posible rastrear los lazos afectivos y emocionales que configuran la condición nacional previa a la democracia.

| 78 | á lo largo en tres listas, de las que la alta, y la baxa sean encarnadas, y del ancho cada una de la quarta parte del total, y la de en medio amarilla»9, para evitar así las constantes confusiones que se daban en las batallas navales. Durante el siglo xix la bandera rojigualda conoció diferentes escudos en su interior pero mantuvo sus colores intactos hasta el 14 de abril de 1931, fecha en que se proclamó la Segunda República y la franja más baja cambió el rojo por el morado. El cambio respondía a un doble objetivo. En primer lugar se trataba de reconocer en el emblema el papel esencial que Castilla había jugado en la historia de España ya que ese es su color tradicional10 y en segundo lugar se buscaba la diferenciación con la rojigualda, tradicionalmente asociada a los partidarios de la monarquía. La tricolor republicana fue incluso exhibida por el bando sublevado dirigido por el general Franco durante los meses inmediatamente posteriores al inicio de la guerra civil pero este rápidamente adoptó de nuevo la rojigualda por motivos estratégicos de reconocimiento en los frentes de batalla. Después de la victoria del bando sublevado, Franco adoptaría a partir de 1945 la rojigualda con el escudo del águila de San Juan, símbolo característico de la reina Isabel la Católica, el yugo y las flechas, una composición que sería la oficial hasta 198111 cuando se sustituyó el águila por el actual escudo cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra, con la granada en punta y el escusón central de la casa de Borbón, timbrado por corona Real y con las columnas de Hércules a sus costados. El himno español presenta un recorrido histórico bastante similar al de la bandera. Fue también bajo el reinado de Carlos III cuando la Marcha Granadera, de autoría desconocida, pasó a convertirse en la Marcha de Honor en 1770, una sintonía que la población rebautizó como Marcha Real ya que era la que solía acompañar a los actos del Rey, la Reina y el príncipe de Asturias. Esta composición siguió siendo el himno oficial español hasta la proclamación de la Segunda República en 1931 cuando se sustituyó por el Himno de Riego. Sin embargo, el general Franco restituyó la Marcha Real en 1936 institucionalizándola como himno español hasta el momento. A lo largo de su historia, el himno ha tenido diferentes letras, todas ellas oficiosas hasta la instauración de la dictadura cuando se oficializó la composición que, por encargo de Primo de Rivera, escribió José María Pemán en 1928. Con la muerte de Franco y la llegada de la democracia, la letra que se cantó durante el régimen se suprimió y hoy día es el único himno del mundo que no tiene letra, circunstancia que si bien ilustra al detalle los problemas de definición

9 http://web.archive.org/web/20100411081254/http://www.la-moncloa.es/Espana/ ElEstado/Simbolos/Legislacion/BanderaRD28mayo1785.htm 10 A pesar de la extendida creencia de que el color tradicional de Castilla es el morado, en ningún documento que recoge el relato de la batalla de Villalar (1521) en la que los comuneros se sublevaron contra los Habsburgo se especifica que ese fuese su color distintivo sino más bien el rojo de sus cruces frente al blanco de las cruces imperiales. 1112 http://www.boe.es/boe/dias/1981/11/12/pdfs/A26494-26495.pdf

| 79 | identitaria que arrastra España, ha tratado de ser resuelta por medio de diferentes iniciativas institucionales durante el gobierno de José María Aznar (1996-2004) o la que encabezó el Comité Olímpico Español en 2007 con resultados bastante pobres ya que ninguna de ellas logró el beneplácito de los españoles. Como cualquier otro símbolo, una bandera o un himno siempre son excluyentes ya que definen tanto a los que están dentro como a los que están fuera, pero en el caso del franquismo la apropiación de la simbología nacional por parte del régimen todavía hoy se hace palpable. Exhibirla ya sea en los balcones de las casas, en forma de pulsera o de camiseta se relaciona automáticamente con un posicionamiento favorable al régimen y sus políticas. Los diferentes gobiernos democráticos han tratado de desmarcar el significado de la simbología de ese período en que bandera e himno fueron patrimonializadas por la dictadura surgida tras la guerra civil buscando la adhesión de todos los españoles, tanto los que fueron beneficiados por el régimen como los que fueron expulsados por motivaciones políticas. Los resultados no han sido los esperados porque las diferentes sensibilidades identitarias que conviven en España no han logrado encontrar puntos de anclaje para conformar un relato unitario. Algunos sectores del nacionalismo vasco, catalán y gallego, por nombrar los más significativos, no se sienten amparados bajo esa simbología que siguen considerando específica de un nacionalismo expansivo, en este caso el español12 , que busca diluir en la bandera excepciones un tanto incómodas para la unidad española. Del mismo modo, y no necesariamente pasando por posturas nacionalistas de la periferia, una periferia que se define desde la óptica centralista, ocurre con aquellas personas que presentan una firme oposición a la exhibición simbólica nacional por motivos más relacionados con la memoria y las experiencias que vivieron bajo el mandato de un régimen opresivo.

III. De la furia española al tiqui-taca

Durante años se conoció a la selección española de fútbol como la furia española, un término que fue acuñado originalmente por los propagandistas sajones precursores de la leyenda negra para definir lo que supuso el saqueo de Amberes en 1576 por parte de los tercios castellanos en respuesta por el impago de sus salarios. Esta representación claramente negativa se transformó en un valor positivo en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920 en los que España consiguió la medalla de plata en la competición futbolística. En un encuentro ante Suecia correspondiente a la segunda fase del campeonato, Belauste, futbolista vasco que militaba en el Athletic de Bilbao, pronunció la

12 Tal y como sostiene Núñez Seixas, aquellos que asumen y defienden que España es una nación no se reconocen a sí mismos como «nacionalistas españoles».

| 80 | frase que fue recogida por un reportero español y que inspiró la actualización del adjetivo13. Durante décadas la selección nacional española participó sin pena ni gloria en las fases finales de competiciones internacionales cayendo habitualmente en primera fase o en cuartos de final. La única excepción se dio en la Eurocopa de 1964 celebrada en suelo español cuya final estuvo cargada de simbolismo. España se jugaba en el Santiago Bernabéu el trofeo contra la Unión Soviética en plena guerra fría, un enfrentamiento elevado a categoría política por la oposición entre regímenes. El gol de Marcelino en los últimos minutos de la final dio la victoria a España y por tanto su primer título internacional de renombre, un éxito que quedó sepultado en el olvido bajo los repetidos fracasos de la selección en mundiales y eurocopas. Sin embargo, y a pesar de los pobres resultados cosechados años después, la prensa trataba de inflamar el ánimo de los españoles agitando cada dos años el tópico de la furia española que si bien sonaba muy heroico, apenas conseguía plasmarse en el terreno de juego. Se decía que para España bastaba con entregar hasta la última gota de sudor en el césped para alcanzar la gloria. El problema es que nunca había gloria14 . Especialmente intenso fue este discurso a lo largo del período en que Javier Clemente entrenó a la selección española. El de Baracaldo estuvo al frente del combinado nacional entre 1992 y 1998 logrando la clasificación para las fases finales del Mundial de 1994, la Eurocopa de 1996 y el Mundial de 1998, cayendo en cuartos de final en las dos primeras fechas y en fase de grupos en la última. Su concepción del juego consistía en la combinación de un orden defensivo espartano con furia, garra y entrega a pesar de que sustituyera sin miramientos a la Quinta del Buitre criada en el Real Madrid como columna vertebral del combinado por los jugadores clave del FC Barcelona de Johan Cruyff. Sin embargo, en el juego de su combinado no hubo rastro alguno del planteamiento del Dream Team del holandés. Con Clemente, Guardiola se acostumbró a la suplencia en detrimento de Alkorta u otros centrocampistas de corte más tosco. Clemente fue sustituido por José Antonio Camacho y este a su vez por Iñaki Sáez con resultados más bien discretos. Ya en 2006, la Federación confió en Luis Aragonés, el Sabio de

13 «A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo» fueron las palabras de Belauste antes del saque de una falta que significó el empate de España. Efectivamente, se dice que el jugador entró en la portería sueca con el balón pegado al pecho. Años después, Belauste tuvo que exiliarse por sus posturas favorables al nacionalismo vasco. http://www.elmundo.es/ suplementos/cronica/2008/661/1213480807.html 14 El 12-1 endosado a Malta en diciembre de 1983 correspondiente al último partido de la fase clasificatoria para la Eurocopa de 1984, contribuyó al mantenimiento del relato mítico de la furia española. Para lograr el pase, España tenía que marcar once goles o más en una remontada que todos los medios de comunicación calificaron como imposible. Se logró la proeza y España salió con el subcampeonato de Europa de 1984 después de caer en la final ante la Francia de Platini en el Parque de los Príncipes de París.

| 81 | Hortaleza, un viejo conocido de los aficionados y experimentado en los banquillos de multitud de equipos de primera división. Su estreno en una gran competición se produjo en el Mundial de 2006 celebrado en Alemania. En su lista definitiva comenzaban a vislumbrarse algunos apuntes de cuál sería su apuesta pero de nuevo España cayó en cuartos de final ante la Francia de Zidane. En esta ocasión la Federación decidió la continuidad del seleccionador con la idea de dar estabilidad al proyecto y mientras apelar a la furia ya era objeto de mofa por parte de la inmensa mayoría de los aficionados, Aragonés se planteó la problemática desde la raíz. Según su razonamiento, España nunca había sacado partido de sus mejores jugadores. Los españoles nunca fueron tan altos y organizados como los alemanes, ni tan guerreros como los uruguayos, ni tan fuertes como los ingleses, ni tan ganadores como los brasileños. España nunca había destacado por producir ningún tipo de jugador específico hasta que se percató de que lo que sobraba en España era talento entre los centrocampistas, un talento trabajado por todo el país pero especialmente en La Masía del FC Barcelona, un talento sembrado por Cruyff durante la década de los noventa y recogido por Frank Rijkaard a comienzos de la siguiente. Aragonés cambió la estrategia y donde hubo furia ahora trataba de imponerse un juego que se construía en torno a la asociación de centrocampistas de pequeña estatura, rápidos e inteligentes, jugadores acostumbrados desde pequeños a sacar el balón jugado desde su propia área con la única premisa de dar siempre un toque mejor que dos. En torno a Xavi, Iniesta, Xabi Alonso, Silva, Cazorla o Fábregas, España desplegó un juego cartesiano de lado a lado de la cancha tratando siempre de mantener el control el juego. De nuevo en cuartos de final sobrevolaba la sombra de eliminación. En cuartos y ante Italia, su gran bestia negra, la Italia que nunca perdía, la Italia que siempre mataba los partidos en la «zona Cesarini». El encuentro fue árido. Ni los italianos querían atacar ni los españoles perder, probablemente atenazados por el peso de la historia, de modo que el encuentro llegó hasta los penaltis. España, encomendada a los guantes de Casillas y a la precisión de Fábregas encargado de ejecutar el penalti definitivo, logró superar la fase fatídica y llegó hasta las semifinales de la competición continental mostrando un juego que se antojaba resultado de un proyecto, de una idea muy concreta que esta vez sí estaba ejecutada por los jugadores apropiados. De sobra es sabido que las victorias refuerzan los ideales que las producen y en este caso, eliminar a Italia fue el acicate necesario para que España llegara lanzada a su primera final continental en más de cuatro décadas después de despachar con suficiencia a Rusia en semifinales. El título se jugaba contra Alemania y la prensa se debatía entre los elogios por la gesta alcanzada y un tímido aliento de victoria, como si llegar a la final ya fuese suficiente premio para una apuesta tan arriesgada. Sin embargo, la victoria ante los alemanes alcanzada por medio de una soberana

| 82 | exhibición de tiqui-taca desbordó todas las previsiones, tanto las de la prensa como las de los aficionados, un tanto desconcertados ante la gestión de un escenario absolutamente desconocido. La Eurocopa de 2008 marcó el comienzo de la era dorada del fútbol español. Los españoles querían reconocerse en un combinado capaz de conquistar cualquier objetivo que se propusieran independientemente de quién estuviera dirigiendo la caseta. Aragonés dejó el puesto a las pocas semanas del triunfo de Viena y la Federación, consciente del potencial que atesoraban los seleccionables españoles, le entregó el mando a Vicente del Bosque, un técnico de perfil bajo con una hoja de servicios cuajada de triunfos al frente del Real Madrid. Del Bosque optó por no alterar el equilibrio de un equipo campeón e introduciendo algunas variantes en la lista, llevó a España a la consecución de su primer mundial en 2010 y la reválida del campeonato europeo en 2012 después de barrer a Italia en la final. La coherencia ha sido esencial para explicar estos cuatro años exitosos del fútbol español pero la apuesta por un determinado tipo de fútbol que, por el momento, siempre ha resultado ganador no es tan importante a nivel de análisis como las victorias en sí mismas. Son las victorias las que alientan, justifican y engrandecen la adscripción y la identificación con la patria. La reflexión sobre los medios para conseguirlas queda reservada para los teóricos mientras los españoles, que antes de 2008 no encontraban un buen motivo para sacar a pasear la bandera, celebran por las calles que, después de tantas penurias e intrascendencia, por fin su país es un país de ganadores. Aragonés no sólo reinventó el juego de la selección española sino que además buscó premeditadamente un nuevo nombre para que España fuese reconocida en todo el mundo, un calificativo que arraigara en el discurso y que la prensa manejase con soltura. Imitando la tradicional nomenclatura de selecciones ganadoras, España pasó a ser conocida como la Roja del mismo modo que a la selección italiana se le llama la Azzurra, a Francia les Bleus, a Uruguay la Celeste o a Brasil la Canarinha15 . La Roja representaba una nueva era en la historia del fútbol español y su uso se ha generalizado con bastante naturalidad, aunque a pesar de su popularidad no todos los aficionados españoles hayan coincidido en que sea realmente un término afortunado ya que la Roja remite con facilidad a tiempos en los que a los comunistas demonizados por la dictadura se les conocía como «rojos» y Dolores Ibarruri la Pasionaria, destacada lideresa del Partido Comunista en la clandestinidad, también era apodada la Roja. El color rojo sin duda representa a España pero adjetivarlo activa de inmediato determinadas consideraciones políticas estrechamente relacionadas con el período republicano, la guerra civil y el franquismo.

15 http://www.larazon.es/detalle_hemeroteca/noticias/LA_RAZON_278646/8779- por-que-llamamos-a-espana-la-roja#.UiO6HdIz3nh

| 83 | IV. Un nuevo espacio de identidad

Acostumbra a percibirse el deporte en general y el fútbol en particular como un ámbito teóricamente despolitizado en el que no hay cabida para expresiones que cuestionen las desigualdades e injusticias sociales. Normalmente el deportista encarna a la perfección los valores a los que cualquier ciudadano debería aspirar, valores centrados en el esfuerzo, el trabajo y la superación personal como único modo de borrar las diferencias sociales establecidas por medio de la jerarquía socioeconómica. El fútbol nunca es contestatario sino más bien integrador y representa de un modo positivo la legitimación del orden establecido en el que la promoción social es posible siempre y cuando se acaten las reglas que lo informan. Pero reconozcamos que el fútbol nunca puede ser un espacio de neutralidad ya que si observamos las dinámicas desde el propio terreno de juego hasta las políticas de gestión de clubes y federaciones nacionales, podemos identificar con claridad las fuerzas motrices que rigen las estructuras económicas y políticas de las naciones (Brohm, 1993: 50). Partiendo de esta premisa en la que el fútbol no es un espacio exento de valoraciones y representaciones de las tensiones políticas, es posible interpretar las victorias de la selección española como un nuevo espacio en que los tradicionales discursos políticos son activados por aficionados, prensa y representantes de los poderes públicos. Dejando a un lado el jolgorio y la euforia por los trofeos y los goles, en los últimos cuatro años se ha asistido en España a un proceso de resignificación de la identidad nacional enmascarada bajo el pretendido apoliticismo del juego. Con el pretexto de la celebración de las victorias de la selección, se puede apreciar una nueva utilización de la bandera española desconocida hasta el momento en un contexto de alegría que, en aras de la armonía, nunca debe ser relacionado con cuestiones tan dramáticas como el convulso pasado de la nación. Exhibir la bandera en estos espacios suele ser considerado una muestra sana e inocente de un sentimiento positivo y en esa zona franca ideológica es donde operan las nuevas tendencias que tratan de monopolizar la expresión nacional con los valores de la nueva nación alumbrada por la transición, una nueva nación con identidad propia representada por el escudo monárquico que se asocia a valores modernos. Sin embargo, esa nueva identidad está directamente relacionada con las líneas maestras del discurso nacionalista español que se formuló durante el siglo xix por la intelectualidad burguesa y que se actualizó con la dictadura franquista para ofrecer al pueblo unas líneas de acción sencillas y concretas. En este sentido se enmarca el uso en la bandera de simbología mucho más informal que la institucional pero mucho más rica en su significado. Es habitual encontrar banderas que, en lugar del escudo oficial, llevan estampadas las

| 84 | siluetas de un toro bravo o la imagen de Don Quijote y Sancho Panza, símbolos que proyectan bravura y nobleza, dos de los constituyentes elementales de la pretendida identidad española. Las victorias en la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010 fueron rápidamente instrumentalizadas por el discurso político. Los principales representantes públicos, especialmente los del Partido Socialista que ocupaban el gobierno por aquel entonces, proyectaron su idea de la España plural en la composición del combinado nacional, un elenco de jugadores procedentes de diferentes comunidades autónomas que, compitiendo con una misma camiseta, habían logrado conquistar cotas que hasta entonces se consideraban vedadas a los españoles por medio del esfuerzo conjunto, la inteligencia, la paciencia, la elegancia, el tesón y la juventud sabiamente guiada por manos experimentadas. El objetivo del panegírico era mostrar a todos los españoles que trabajando codo con codo y dejando a un lado las diferencias y las tensiones territoriales, España podía llegar a ser una de las naciones más exitosas del mundo16 . Pero el éxito no sólo se explica con el cambio de modelo de juego. Desde las mismas tribunas se abundó en la idea de que España disfrutaba de la mejor generación de deportistas que jamás había tenido. La generación nacida en la década de los ochenta, la de la transición, una generación de españoles que jamás había visto a su selección ganar nada, una nueva generación en todos los sentidos, mucho más abierta y receptiva a las vicisitudes del mundo globalizado, una generación de personas perfectamente formadas y profesionales, una generación nacida en democracia, ajena a la memoria y las vivencias de la dictadura, más tolerante, dialogante y constructiva que las generaciones pretéritas. En definitiva, una generación llamada a liderar a la España del nuevo siglo en un mundo cada vez más complejo. El constructo era fácil pero no por ello real ya que esta exitosa generación procede de otra que sí vivió desde la niñez bajo los dictados del franquismo y su valoración del pasado más inmediato está irremediablemente mediada y en no pocas ocasiones guiada por la experiencia de esos familiares. La profusión de banderas inundando el espacio público ya fuera colgadas de las ventanas, las terrazas, anudadas al cuello o a la cintura, estuvo acompañada de un cántico que se ha convertido en un himno referencial para aquellos que celebran las victorias de la selección. A diferencia de otras naciones que concentran su definición en lo colectivo, los aficionados españoles entonaron el yo soy español como una letanía. El cántico actúa como un proceso de autodefinición al emplear la primera persona del singular y representa a la perfección la timidez y la cautela que todavía hoy se percibe a la hora de llamarse español. Yo, y sólo yo, puedo decir de mí mismo que soy español sin aventurar desde la propia voz que los

16 http://www.lamoncloa.gob.es/Presidente/Intervenciones/Otros/prot20100712

| 85 | demás se incluyan en mi mismo grupo pero el cántico al unísono, la suma de muchas primeras personas que se expresan de la misma manera, crea la colectividad de españoles y españolas que partiendo de unidades autónomas se encuentran en un mismo espacio para conformar el grupo de adscripción y construir una nueva expresión identitaria. Estas grandes citas deportivas internacionales funcionan generalmente como una ocasión idónea para fortalecer los sentimientos patrios. Aprovechándose de la escenificación pacífica y civilizada de las rivalidades en un terreno de juego, política y prensa se sirven del lapso temporal de la competición en el que las tensiones y conflictos internos quedan en suspenso para centrar toda la atención en el papel de los deportistas con el objetivo de construir un relato identitario colectivo por medio de pronombres plurales inclusivos. Nuestros deportistas han ganado, los nuestros han marcado más goles o también los nuestros perdieron pero defendieron con orgullo nuestro honor. El super-yo colectivo se actualiza tanto en la victoria como en el fracaso, con resultados que si bien podrían presumirse dispares, no pocas veces son coincidentes (Brohm, 1982: 196). Pero no solo se puede responsabilizar al poder político de esta utilización del deporte como espacio de pacificación y canalización de la violencia sino que en los medios de comunicación de masas también es posible encontrar acciones que, si bien no persiguen un mismo objetivo, sí se sirven de las mismas herramientas. En el caso específico del resurgir identitario español, es imprescindible citar el papel esencial que jugaron las cadenas televisivas en la construcción de esta clientela nacional. Para la Eurocopa de 2008 fue Cuatro17 el canal que planificó un nuevo concepto hasta entonces desconocido en España. Algunas semanas antes del comienzo de la competición, lanzó una campaña masiva bajo un eslogan sencillo y directo: ¡Podemos! Ese «podemos» trataba de sumar, es una conjugación en positivo en la cual tanto jugadores como afición participan, cada cual con arreglo a su función, para lograr un objetivo común. Ese «podemos» buscaba derribar las tradicionales barreras que el fatalismo español levantaba entre el esfuerzo y el éxito articulando la ilusión y la esperanza ante una tarea titánica. Y para escenificar esa comunión mediada por la televisión, el canal montó un escenario en la plaza de Colón de Madrid, bajo la atenta mirada de la enorme bandera anteriormente citada, y habilitó una pantalla gigante para que los aficionados tuvieran la oportunidad de animar a la selección todos juntos portando sus banderas españolas y abandonasen esa bárbara y egoísta tradición de ver los partidos en casa con la única compañía de algunas amistades. Cuatro dijo que había llegado la hora

17 Cuatro es un canal creado por el Grupo prisa en 2005 aprovechando una concesión gubernamental para ocupar la señal que anteriormente usaba Canal +. El Grupo prisa aglutina un importante número de cabeceras de prensa como El País, As o Cinco Días así como cadenas de radio como la ser, Los 40 Principales o M-80. Además es dueño de la editorial Santillana.

| 86 | de salir a tomar las calles para expresar sin complejos que los españoles eran una nación tan sana y válida como cualquier otra. La estrategia funcionó, tanto para el canal que registró cuotas de audiencia hasta entonces desconocidas por un canal privado en España, como para los políticos que sólo tuvieron que reforzar el espíritu de la propuesta televisiva. El punto álgido se alcanzó después de la victoria en la final. Cuatro se vanaglorió de su perspicacia y visión al apostar por la selección y la Federación Española de Fútbol se vio obligada a levantar en tiempo record un escenario junto al del canal televisivo para capitalizar los fastos por la victoria, no quedar a la sombra de una empresa privada y no sucumbir a la vergüenza de que ni siquiera ellos mismos creían en la victoria unas semanas antes. En ese sentido, el papel de las empresas privadas ha sido capital en la canalización de todas estas manifestaciones. Para el Mundial 2010, Hyundai fue quien patrocinó la instalación de dos pantallas gigantes en la explanada que hay frente al Santiago Bernabéu y de nuevo Cuatro, esta vez junto a Telecinco, fueron las encargadas de las retransmisiones. Es posible que un intento de organización de este tipo por parte de los poderes públicos hubiera fracasado porque la creencia generalizada es que la empresa privada no tiene motivaciones políticas. La más mínima percepción de orientación hacia una ideología u otra habría significado el abandono de la afición precisamente por esa idea de que el deporte no entiende de izquierdas ni derechas. Tampoco las empresas. Y es precisamente en esa fusión de ingenuidad y euforia donde se alumbra la que nominalmente se considera la nueva españolidad que confía en la democracia, el libre mercado y la Constitución como valores supremos. Sin embargo, bajo ese nuevo envoltorio, persisten las tensiones asimétricas que configuran una identidad que, a día de hoy y a pesar de los éxitos deportivos, sigue siendo problemática y conflictiva.

| 87 | Bibliografía aguilar fernádez, Paloma, Políticas de la memoria y memorias de la política. Madrid: Alianza, 2008. alabarces, Pablo et al., Deporte y sociedad, Buenos Aires: Editorial Universitaria, 1998. barbero, José Ignacio (ed.), Materiales de sociología del deporte, Madrid: La Piqueta, 1993. brohm, Jean Marie, Sociología política del deporte, México: FCE, 1982. — «Tesis sobre el deporte» en barbero, José Ignacio (ed.), Materiales de sociología del deporte, Madrid: La Piqueta, 1993. garton ash, Timothy, «La verdad sobre la dictadura», en Historia y Política, Madrid, número 1, 1999, pp. 26-47. núñez seixas, Xose Manoel, Patriotas y demócratas. El discurso nacionalista español después de Franco, Madrid: Los Libros de la Catarata, 2010.

| 88 | Segunda Parte:

Ser joven, ser mujer, ser hincha

| 89 | Revista Mundo Uruguayo, 5 de abril de 1928

| 90 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 91 - 104, 2014 ISSN 1688-9800 El futuro a gol y gambeta Una aproximación a las significaciones de la carrera de futbolista como opción de vida para los jóvenes1

Mauricio Russi*

Resumen

El objetivo de esta investigación se centra en el estudio y la descripción de la carrera futbolística de los jóvenes. En ella se analizan las distintas significaciones que pueden surgir en una diversidad de trayectorias contemplando los distintos factores de influencia, los elementos motivacionales, las relaciones con las instituciones deportivas y con el sistema educativo, así como el papel que juegan las familias. Buscando contribuir en el acercamiento de las ciencias sociales con el deporte y a partir de una mirada científica y global, esta investigación de carácter exploratoria se adentra en el mundo del futbolista juvenil, en su trayectoria, contempla sus motivaciones y estrategias a futuro, sus elecciones racionales, sus emociones y sus constricciones sociales y culturales. Con este fin y afectos e de dar respuesta a los objetivos planteados, se realizaron entrevistas tanto a futbolistas de divisiones formativas como también a familiares de los jugadores e informantes calificados. Este trabajo de campo fue realizado en tres equipos del fútbol profesional de Uruguay: Club Atlético Peñarol, Club y Club Atlético Juventud de Las Piedras.

Justificación y relevancia

El presente objeto de estudio se ubica en un campo poco explorado por las ciencias sociales y en particular por la sociología: el fútbol. Como sostiene Pablo Alabarces «[…] hablamos al mismo tiempo entonces de un objeto que aparece abusivamente extendido y de un campo excesivamente reducido» (260). El fútbol como práctica deportiva y espectáculo tiene semana a semana, sin lugar a dudas, una atención masificada, lo cual contrasta con la cantidad de

1 Trabajo realizado en el marco del Taller de Investigación de la Licenciatura en Sociología durante los años 2011 y 2012 supervisado por las docentes Verónica Filardo y Mariana Cabrera, el cual actualmente se encuentra en proceso de tutorías para ser defendido ante un tribunal como Tesis de Grado. *Estudiante Avanzado de la Licenciatura en Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR.

| 91 | conocimiento generado sobre dicha temática y su relación con las dimensiones culturales, su vínculo con la política, los medios de comunicación, la tecnología, la cultura, la educación, el espectáculo y la economía. Es una realidad innegable el hecho de que en el imaginario colectivo de la sociedad uruguaya está instalada la noción «somos un país futbolero». La historia de Uruguay se nutre de grandes hazañas deportivas las cuales, de cierta forma, fueron construyendo una identidad. Se entiende que el deporte, en este caso el fútbol, es un tema más que relevante para ser abordado por las ciencias sociales por tratarse de un fenómeno social de primer orden. Este atrae la atención de una enorme cantidad de gente e involucra de distintas formas a muchos actores: espectadores, hinchas, dirigentes, periodistas, profesionales técnicos y deportistas. En este caso, dejando en el debe otras tantas cuestiones para ser estudiadas en el futuro, se optó por dirigir la atención a estos últimos: los deportistas o jóvenes que aspiran alcanzar la profesionalización en su carrera deportiva. El interés se centra en la significación que se le atribuye a la carrera deportiva como opción de vida, como alternativa de muchos jóvenes en nuestra sociedad, y en los factores que influyen en asumirlo como una práctica profesional. El fútbol, además de cumplir el papel de deporte-espectáculo, muchas veces es visto como un importante «canal de movilidad social ascendente» para estratos socioeconómicos bajos que muy razonablemente ven en el fútbol una mayor probabilidad de ascenso drástico y veloz que lo que otra inversión de tiempo y esfuerzo les permitiría esperar (Bayce: 33). Al mismo tiempo, otros autores afirman que el fútbol también puede cumplir otras funciones, como por ejemplo, la de «fuente de distinción social», en el sentido de que el deportista es el tipo de humano que representa la excelencia, es el modelo que encarna el tipo de vitalidad más pleno. Su belleza, su energía, su perfección corporal provocan, en quienes lo rodean, admiración y respeto (Medina Cano: 44). Esto ha llevado a que se haya consolidado al deportista como un nuevo modelo de rol a nivel mundial, especialmente como modelo de formación y desarrollo físico, hecho con repercusiones no solo económicas sino también culturales. Por otra parte, no se puede dejar de considerar el contexto histórico en el cual acontecen los hechos, una tendencia que ya lleva varios años, en la cual «los países ricos se pelean entre ellos por adquirir a los mejores jugadores latinoamericanos» con la intención de llevárselos con tan solo dieciséis o diecisiete años de edad, para entrenarlos a la manera europea. Esto hace que los clubes se conviertan en verdaderas fábricas de exportación. A su vez, este éxodo de futbolistas, de explicación más económica que futbolística, genera consecuencias de gran importancia en el medio local, por ejemplo, haciendo que se produzca un recambio más acelerado en la

| 92 | composición de los equipos y un ascenso más precoz de los jugadores jóvenes en comparación con otros países, debido a que los jugadores maduros emigran en mayor proporción (Bayce: 19-31). Esto es algo que se debe considerar con mucha atención ya que las mayores exigencias a edades muy tempranas en los jóvenes futbolistas pertenecientes a las divisiones formativas podrían estar repercutiendo fuertemente en las trayectorias, por ejemplo de aquellos jóvenes que habiendo realizado una gran apuesta al objetivo de alcanzar la profesionalización y habiendo dejado de lado otros ámbitos de formación, fracasan en el intento, y se encuentran más tarde con muy pocas herramientas para afrontar otras alternativas laborales. El bajo nivel educativo que generalmente presentan estos casos termina con el ingreso al mercado laboral en forma muy precaria. Esta investigación, enmarcada en el taller denominado Jóvenes, juventudes y políticas públicas de la licenciatura en Sociología, se propone contribuir en el acercamiento de las ciencias sociales con el deporte, a partir de una mirada científica y global busca interpretar y comprender la opción de dedicarse a una carrera futbolística con todas las significaciones que ello implica. Siendo claramente el fútbol el deporte más popular de Uruguay2, es entendible que muchos jóvenes tengan deseos de consagrase y alcanzar el éxito mediante sus habilidades futbolísticas, dejando de lado otras actividades como las educativas o laborales. Se debe tener en cuenta que, según datos de la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (Filardo et al.: 193), de los adolescentes y jóvenes entre doce y veintinueve años que inician la educación media y desertan sin aprobar el nivel, un 2 % esgrime como motivo principal del abandono la incompatibilidad con el fútbol, porcentaje que aumenta, como es de esperar, si solamente es considerado el sexo masculino residente en Montevideo. Si bien es un dato interesante que debe ser tenido en cuenta en el diseño de políticas públicas de inclusión educativa que tiendan a generar oportunidades de compatibilizar los estudios con el desarrollo de la carrera deportiva, también es importante considerar otros factores que pueden ser influyentes o determinantes en los jóvenes al momento de decidir cuál es el mejor camino para alcanzar un futuro próspero; como por ejemplo, las motivaciones de sus padres y grupos de pares, y principalmente, la significación y valoración que se le da al deporte como opción de vida, en este caso al fútbol. Es necesario tener presente que toda carrera deportiva es contingente y efímera, esto quiere decir que son muy pocos los que alcanzan el éxito, 3 apenas el 1 % según sostiene onfi , y que es muy corto el espacio de tiempo 2 De los 200 000 deportistas federados en Uruguay, 165 000 son futbolistas según datos publicados el día 19/06/2010 en suplemento del diario El País. [Online] Disponible en: http://www2.elpais.com.uy/Suple/QuePasa/10/06/19/quepasa_496148.asp 3 Según la Organización Nacional del Fútbol Infantil (onfi) solo el 1 % de los chicos

| 93 | en el cual se puede desarrollar en forma profesional, los jugadores de fútbol suelen retirarse antes de alcanzar los cuarenta años de edad, por lo cual, que los jóvenes apuesten únicamente al desarrollo de su carrera deportiva, dejando de lado otros ámbitos de formación como la educación formal, puede considerarse una problemática para ser tenida en cuenta. Se entiende que dicha carrera supone riesgos importantes en el hecho de que muchos jóvenes dedican varios años de su vida a la formación deportiva aun teniendo muy pocas probabilidades de alcanzar la categoría profesional que es la única que actualmente retribuye tales esfuerzos. Es por todo ello que resulta interesante adentrarse en el mundo del futbolista juvenil, entendiendo sus motivaciones y estrategias para el futuro, sus elecciones racionales, sus emociones, y sus constricciones sociales y culturales.

Formulación del problema de investigación

Pregunta de Investigación:

¿Cuáles son los significados atribuidos a la carrera futbolística y los principales factores que influyen en los jóvenes al momento de decidir dedicarse a la práctica profesional?

Objetivos generales:

La investigación se propone comprender e interpretar las distintas significaciones que se le atribuye al fútbol como carrera deportiva y los factores de mayor influencia que han llevado a que muchos jóvenes de distintas características económicas, sociales y culturales, formen parte de las divisiones formativas de los equipos de fútbol profesional en nuestro país.

Objetivos específicos:

I. Evidenciar las distintas significaciones y funciones que se le atribuyen al fútbol como práctica profesional. II. Dar cuenta de los principales factores que pueden influir en que del baby fútbol (60 000 en total) llegará a Primera División. Mientras que el porcentaje de chicos de baby fútbol (materia prima de las divisiones inferiores de todo el país) que logra «salvarse» con un pase a Europa es del 0.14%. Información publicada el día 01/04/2012 en suplemento del diario El País. [Online] Disponible en: http://historico.elpais.com.uy/suple/ ds/12/04/01/sds_633613.asp

| 94 | un joven decida dedicarse a la práctica profesional y las distintas prioridades que pueden surgir en su trayectoria. III. Analizar los aspectos culturales y la significación de la educación formal en torno al joven deportista. I V. Interpretar el papel que juegan las familias y los entornos sociales en que el joven dedique su tiempo a la práctica deportiva.

Marco teórico

El marco teórico de la presente investigación, en resumen, consta de una breve historia del deporte moderno, sus funciones y significados, desarrolla los principales aspectos relativos a la génesis y evolución del deporte como práctica y las supuestas funciones sociales que ha ido cumpliendo a lo largo de dicha evolución. Al mismo tiempo se toma en consideración algunos conceptos desarrollados por autores como Jean-Marie Brohm (47), quien sostiene que el deporte se ha configurado en el contexto de las relaciones de producción burguesa, constituyendo una institución con diferentes significados según la clase social desde la que se lo considere, y en la que se da una reproducción ideológica de los modos, valores y estatus que se dan en dichas relaciones de producción y en el orden social dominante, bajo la supervisión del aparato del Estado. Asimismo, Brohm considera que los clubes y las federaciones deportivas se asemejan a entidades comerciales que compiten entre sí, que tienden a mercantilizar la figura del deportista, y que contribuyen a la promoción del espectáculo deportivo de masas, con la complicidad del aparato del Estado, con la finalidad de obtener beneficios económicos y políticos. Otro pilar fundamental del marco teórico que no puede quedar fuera de este resumen es el aporte de los conceptos desarrollados por Pierre Bourdieu quien analiza la evolución que se da en el deporte, el cual pasa de ser una práctica elitista concebida y reservada para los amateurs, a ser una práctica popularizada entre la clase trabajadora y un espectáculo producido por profesionales para el consumo de las masas. Este proceso que Bourdieu denomina popularización del deporte, va necesariamente acompañado de un cambio en las funciones que los deportistas y sus organizadores asignan a esta práctica, y también de una transformación en la propia lógica de las prácticas deportivas que se corresponde con la transformación de las expectativas y demandas del público (Bourdieu: 73). Lo antes expuesto es algo interesante de remarcar ya que en eso se basa el objetivo de la presente investigación, indagar en aquello que Bourdieu denomina la lógica de la demanda de la práctica deportiva, entre

| 95 | las cuales se encuentran las expectativas, intereses y valores, lo cual según el autor, determinan la disposición hacia el deporte. Al mismo tiempo, esta disposición hacia la actividad deportiva no es sino una dimensión de una particular relación con el cuerpo, cuyo origen encontramos principalmente en el sistema de gustos, preferencias y estilos de vida, lo cual el autor define como «habitus de clase» (Bourdieu:75). A su vez, la posibilidad de promoción social que ofrece la competición deportiva se convierte en uno de los factores más importantes que justifican y favorecen la creación y desarrollo de una necesidad social de práctica deportiva y de todos los medios y recursos necesarios para ello (equipamientos, personal, servicios, etc.), donde el éxito deportivo supone una forma de promoción social, de adquisición de fama, de prestigio y de enriquecimiento económico, lo que origina que una gran cantidad de individuos de clase social baja o media opte por dirigir sus esfuerzos en esta dirección de manera exclusiva y asumiendo los valores y hábitos de conducta necesarios para alcanzar el éxito. Considerando estas categorías se entiende por demás relevante un estudio que se enfoque en la significación que los jóvenes y sus entornos le dan a la carrera deportiva, en este caso al fútbol, y las expectativas, intereses y valores asignados a tal práctica, es decir, aquello a lo que se hacía referencia anteriormente como demandas de la actividad deportiva. En tal sentido, se busca indagar si la práctica de fútbol obedece exclusivamente a funciones sociales, o se combina con otras funciones como las saludables, estéticas, de reconocimiento, distinción, etc.

Estrategia metodológica

Considerando los objetivos planteados y el propósito de la presente investigación, se entendió adecuado enmarcarla dentro del paradigma cualitativo, esto es debido a que su intención es captar reflexivamente el significado de la acción, atendiendo a la perspectiva del sujeto. La elección de este enfoque se deriva, fundamentalmente, de la pregunta de investigación efectuada: ¿Cuáles son los significados atribuidos a la carrera futbolística y los principales factores que influyen en los jóvenes al momento de decidir dedicarse a la práctica profesional? El diseño que se consideró pertinente, en la medida en que refiere a individuos, se basa en un estudio biográfico. Un enfoque teórico y metodológico basado en los «itinerarios y trayectorias» de los jóvenes que toma como punto de partida al actor social: «sujeto histórico y protagonista principal de la propia vida que articula de forma paradójica y compleja la elección racional, las emociones, las constricciones sociales y culturales y las estrategias de futuro» (Casal, et al.: 8).

| 96 | En tal sentido, las unidades de análisis refieren a los jóvenes deportistas que entrenan en la 5.a división (sub 17) de determinados equipos de fútbol profesional de Uruguay. La intención de limitar el análisis a la mencionada categoría juvenil se debe a que muchas veces es vista como la categoría «bisagra», donde el joven, entre catorce y diecisiete años, en caso de superar esta especie de filtro, empieza a perfilarse como futbolista profesional, por lo cual, es principalmente durante esta etapa cuando comienza a tomar decisiones respecto a su futuro profesional y el rol que cumpliría el fútbol en su vida. Generalmente, en esta categoría las exigencias comienzan a ser mayores, por ejemplo con entrenamientos matutinos o en doble turno, lo cual aumenta las dificultades de compatibilizar la carrera deportiva con los estudios formales, esto también llevó a considerar que el análisis de esta divisional permitiría encontrar información muy valiosa en torno a la significación del fútbol como opción de vida para los jóvenes. En el muestreo teórico desarrollado se buscó contemplar la heterogeneidad existente al interior del fútbol uruguayo, tanto a nivel de infraestructura y posibilidades económicas, como en los resultados y logros deportivos. Por lo cual, la idea fue realizar el trabajo de campo con los siguientes equipos: - Club Atlético Peñarol: unos de los equipos más importantes de Uruguay, que combina posibilidades económicas y recursos materiales con logros deportivos. - Defensor Sporting Club: una institución menor a nivel de primera división pero que es mejor considerada en divisiones juveniles por sus logros deportivos y su forma de trabajo. - Club Atlético Juventud de las Piedras: un equipo de la ciudad de Las Piedras el cual, a priori, se identificó como poseedor de las características de los «equipos chicos», como la falta de éxitos deportivos, recursos económicos, y formación de jugadores. Por último, respecto a las técnicas de investigación y en el entendido que esta no pretende alcanzar la representación estadística, sino más bien captar sentidos y ver significados, se entendió adecuado la utilización de un enfoque de corte, básicamente etnográfico, con la utilización de técnicas tales como las entrevistas en profundidad. El supuesto del cual parte esta técnica es la posibilidad de captar el significado atribuido por los actores a su propia experiencia mediante la interacción comunicativa. Además, se llevaron a cabo una serie de observaciones en distintos ámbitos como estrategia de introducción al campo así como fuente de información secundaria.

Trabajo de campo

El trabajo de campo de la presente investigación ha sido realizado en el período comprendido entre el 20 de abril y el 9 de julio del año 2012. Este consta de la realización de observaciones llevadas a cabo en los distintos

| 97 | entrenamientos y partidos por el campeonato de la 5.a división de los tres equipos seleccionados: Peñarol, Defensor y Juventud; así como de entrevistas en profundidad, las cuales fueron realizadas a futbolistas de la categoría mencionada, a familiares y algunos informantes calificados. Para este trabajo se concurrió a un total de siete entrenamientos, visitando los complejos deportivos de cada uno de los equipos seleccionados. Asimismo se ha asistido a siete partidos en seis canchas diferentes. En total se realizaron veintinueve entrevistas: doce de estas a futbolistas pertenecientes a la 5.a división, nueve entrevistas a familiares de futbolistas de la misma categoría, y tres a informantes calificados (director técnico y padre de un futbolista, preparador físico, y coordinador de las Divisiones Juveniles). Esta cantidad de entrevistas no equivale al total de personas entrevistadas, ya que en algunas entrevistas han participado conjuntamente más de un familiar, por ejemplo, el padre y la madre del jugador.

Resultados preliminares

A continuación se hará un esbozo de los principales hallazgos obtenidos en el proceso de investigación. Es necesario aclarar que el análisis todavía está en proceso, siendo tutorado con el objetivo de ser defendido como Tesis de Grado hacia mediados del año 2014. Sin embargo, la idea es poder compartir algún avance de los resultados en el presente artículo, como también se realizó en las Jornadas de Investigación que se desarrollaron durante los días 9, 10 y 11 de octubre de 2013 en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UdelaR, Montevideo. El análisis de la información relevada durante el trabajo de campo en los equipos seleccionados muestra, tal y como era la intención, la existencia de una gran heterogeneidad de trayectorias así como una diversidad de perfiles y características en los jugadores. Esto necesariamente nos lleva a reflexionar sobre determinados estereotipos y relatos construidos, principalmente por los medios de comunicación y el periodismo deportivo, pero también generalizados en la opinión pública, que ven en los jóvenes que apuestan a la profesionalización en el fútbol a personas generalmente provenientes de determinados sectores sociales, con muy pocos recursos y escaso interés en las ofertas educativas, los cuales buscarían en el fútbol la única salida posible a la situación en la que viven. Incluso en algunos casos hasta se los llega a imaginar como simples autómatas, los cuales no responderían a su propia voluntad sino que serían efecto de la presión de sus familias que buscan en las condiciones y el talento de los jóvenes la posibilidad de mejorar sus vidas, cargando sobre ellos la responsabilidad de sacar adelante a toda la familia. Esta investigación, de carácter exploratorio, ofrece elementos para cuestionar algunos mitos construidos en torno a los jóvenes que buscan en el fútbol una carrera, o mejor aún, una opción de vida.

| 98 | Análisis resumido de los resultados

Como para destacar, respecto a la significación de la carrera futbolística, se ha podido observar en los discursos cómo el fútbol ocupa un lugar de mucha trascendencia en la vida de los futbolistas juveniles y en la construcción de sus itinerarios, siendo una actividad muchas veces jerarquizada por encima de las otras. El atractivo fundamental de esta trayectoria es la posibilidad de llegar a conjugar dos aspectos, trabajo y diversión. Esto quiere decir que el fútbol se podría convertir en una carrera y en una futura fuente laboral que al mismo tiempo les permitiría a los jóvenes seguir haciendo la actividad que más disfrutan. En esto se fundamenta principalmente sus deseos de consagrarse como futbolistas profesionales. Respecto a las expectativas que podría generar el fútbol en los jóvenes, se pudo apreciar que estas van más allá de lo económico, y aparecen otros intereses como puede ser la posibilidad de generar amistades, acumular experiencias y aprendizajes, etc. Además se encontró reafirmada la significación antes mencionada del fútbol como una carrera que ofrece la posibilidad de trabajar haciendo la actividad que más disfrutan los entrevistados. Esto no quiere decir que no aparezca reflejado entre los intereses y las expectativas de los futbolistas la posibilidad de una buena solvencia económica para el futuro, viajar a otros países, ayudar a sus familias, etc. En el discurso de los aspirantes a la profesionalización futbolística todo esto se refleja, pero está esencialmente subordinado a la idea de vivir haciendo la actividad que más les gusta. De esta forma, lo principal sería jugar al fútbol y, si se puede dar la oportunidad, vivir del fútbol. Es interesante ver esta subordinación a la que se hacía referencia ya que la misma rompe con el esquema que normalmente, y a partir de las prenociones, se puede tener del futbolista, concibiéndolo como alguien que practica fútbol con el único fin de consagrarse para mejorar su vida y la de su familia, como si la práctica de fútbol fuera simplemente un medio. Esta es la relación instrumental de la que habla Bourdieu (1993:76-80). Sin embargo, del análisis surge que el primer fin es jugar al fútbol, lo cual se valora como positivamente más allá de la consagración. Luego, en caso de alcanzar el profesionalismo, lo primero que se valora es la posibilidad de seguir practicando fútbol y vivir exclusivamente de eso, lo cual sería una forma de autorrealización. Subordinado a todo esto aparece la posibilidad de mejorar su futuro, conocer otras partes del mundo, ser reconocido, etc. Esto quiere decir que la práctica de fútbol puede ser considerada como un fin en sí mismo y no un medio. En lo que respecta a la carrera futbolística, a partir de los comentarios relevados durante todo el trabajo de campo, se pudo apreciar que prácticamente todos los entrevistados manejan el mismo concepto sobre este proceso, y lo describen como muy difícil y sacrificado. Si bien esta es una opinión generalizada, los argumentos sobre los cuales se fundamenta pueden variar.

| 99 | Sin embargo, el principal planteo refiere a que la carrera del futbolista es muy insegura, debido a que se sacrifican durante los muchos años que dura el proceso sin saber si podrán llegar a consagrarse. Analizando la conformidad que existe con el proceso que lleva a la profesionalización futbolística se puede apreciar que si bien los futbolistas comparten el concepto respecto a lo difícil y sacrificado que se hace dicha carrera, al momento de consultarles qué cosas cambiarían o creen que se deberían cambiar respecto a ese camino hacia la profesionalización deportiva, se encontró una ausencia casi total de críticas. En tal sentido, los futbolistas manifiestan una conformidad plena con el proceso de profesionalización, sin darse la oportunidad de pensar alternativas o propuestas de mejora que puedan modificar lo existente. Esta falta de crítica y reflexión en el ámbito de la formación de jugadores podría estar relacionado con lo que Jean-Marie Brohm denomina «las funciones ideológicas del deporte» (50), según lo cual el deporte mismo tendría una función legitimadora del orden establecido. Como sistema positivista, el deporte no es jamás contestatario, sino siempre integrador. Según el autor, esta función legitimadora del deporte proviene de su ideología típicamente optimista del progreso ininterrumpido, ascendente y lineal. En definitiva no puede haber otra cosa que mejora, lo que se traduce ideológicamente en el hecho de que el sistema que lo introduce es intrínsecamente bueno. Por otro lado y en relación a la imagen del futbolista, se pudo ver que si bien algunos entrevistados planteaban que en la sociedad uruguaya el futbolista es respetado y valorado, principalmente cuando alcanzan un rendimiento destacado a nivel internacional, lo que se destaca en el análisis de la información relevada es el poco reconocimiento al esfuerzo que los futbolistas realizan para la alcanzar el profesionalismo y el éxito. También se pudo percibir ciertas molestias en algunos testimonios, no solo por la falta de reconocimiento al esfuerzo realizado durante todo el proceso de profesionalización, sino también con las generalizaciones y estereotipos construidos en torno al futbolista, a quien generalmente se lo ve como una persona que no cuenta con las competencias necesarias para desarrollarse en otras áreas y que por esa razón elige la opción de jugar al fútbol. Como se pudo ver en el análisis de las entrevistas, la elección que toma el joven de realizar una carrera futbolística está lejos de relacionarse con la ausencia de capacidades para desarrollarse en otros ámbitos. Además, la creencia de que es una opción «más fácil» o «más accesible» que otras carreras es algo atribuido al desconocimiento de las personas que están fuera del ámbito deportivo, siendo una idea con la cual discrepan prácticamente todos los entrevistados. Al analizar la categoría definida como «plan B» se pudo comprobar que existe una importante concientización acerca la importancia de desarrollar trayectorias alternativas al fútbol. Esto se fundamenta principalmente en

| 100 | las bajas probabilidades de éxito que tiene la carrera futbolística y en los factores de riesgo existentes, como por ejemplo, sufrir alguna lesión. Por tales razones, la mayoría de los entrevistados opta por hacer compatible la trayectoria futbolística con la trayectoria educativa, ya sea terminar el liceo o hacer algún curso, considerando la posibilidad de que no se logre la consagración como futbolista profesional. Sin embargo, aún se pueden encontrar algunos jóvenes que apuestan únicamente al desarrollo de la trayectoria futbolística sin contemplar la posibilidad de que en el día de mañana, por diversas razones, no puedan alcanzar la categoría profesional. Esto sin lugar a dudas es una problemática que debe ser mejor abordada. Al enfocarnos en el análisis de la relación que existe entre estos jóvenes y la educación formal se pudo apreciar que si bien la mayoría de los futbolistas entrevistados continúan con sus estudios formales, también es real que existe una importante proporción de jugadores que se desvincularon del sistema educativo. En los discursos de estos futbolistas, que fueron analizados caso a caso, se pueden encontrar distintos motivos para justificar la decisión tomada, lo cual indica que el problema de la deserción estudiantil por parte de los jóvenes futbolistas sería un problema multicausal, que no está asociado únicamente a la falta de interés sino que puede estar relacionado a una gran cantidad de factores. Sin embargo, al momento de analizar la perspectiva de los futbolistas respecto a la posibilidad de seguir con los estudios formales mientras se desarrolla la carrera futbolística, se encontró una importante predisposición a compatibilizar estas dos actividades, sobre todo mientras se cursa la educación secundaria. Si bien se menciona en varios casos las dificultades que esto implica, se plantea que lo principal es saber administrar bien los tiempos. Además se destacan aspectos positivos en la realización de ambas actividades en forma simultánea. En este punto se pudo apreciar la existencia de visiones diferentes respecto al uso del tiempo, mostrando en algunos casos el rechazo explícito a utilizar las dificultades que esto supone como pretexto para no culminar la educación media. Al consultar a los entrevistados: ¿qué importancia tiene la educación para ellos?, se pudo diferenciar básicamente tres tipos de discursos: En primer lugar están aquellos que destacan la importancia de la educación en sí misma, en las posibilidades que puede ofrecer en el futuro, principalmente para ingresar al mercado laboral. Luego están aquellos que asocian la educación con la formación como individuo, lo cual destacan como muy importante, sobre todo para el relacionamiento con otras personas y en diferentes ámbitos. Por último se destacan aquellos discursos que ven la importancia de la educación directamente relacionada a la práctica futbolística, argumentando

| 101 | que en la formación como jugador también es muy importante el desarrollo de las capacidades intelectuales. Más allá de las distintas interpretaciones e importancias adjudicadas a la educación, es importante resaltar la trascendencia que toma esta en la vida de los futbolistas, quienes en forma unánime destacan su valor. Además, la gran mayoría manifiesta interés en las distintas carreras que ofrece el sistema educativo y en las posibilidades de formación, principalmente bajo el supuesto de no poder seguir practicando fútbol. Respecto a las influencias en la práctica futbolística y a partir del análisis del discurso de los jugadores entrevistados se pudo apreciar que el papel atribuido a las familias es esencialmente el de apoyo y no el de promoción, ya que el principal interés de prácticamente todos los familiares se centra en que sus hijos estudien. Por el lado de los discursos familiares, si bien se encontró algún caso en el que la familia se genera importantes expectativas con la carrera futbolística que pueda desarrollar el joven, apostando inclusive a las pocas probabilidades que tiene de alcanzar un futuro exitoso, estos casos resultaron ser prácticamente excepcionales dentro del universo de entrevistas realizadas. La principal influencia que perciben los futbolistas de sus familiares es la que refiere a los estudios. Prácticamente todos los jugadores entrevistados entienden que la prioridad para su familia es que continúen estudiando, lo cual no quiere decir que los familiares se resistan a que sus hijos se desarrollen como futbolistas, sino que estos tienen el apoyo de sus familias siempre y cuando no dejen a un lado el estudio. Analizando el discurso de los propios familiares se pudo apreciar que existe una gran diversidad de significaciones y expectativas en torno a la carrera futbolística. Por un lado se puede ver que muchos familiares entienden que la práctica futbolística es beneficiosa más allá de una posible consagración por tratarse de un entretenimiento en el cual se les trasmiten valores a los jóvenes y se los forma como personas, además de mantenerlos alejados de posibles situaciones problemáticas. Además, se puede destacar que en la mayoría de los casos los familiares no se generan demasiadas expectativas a futuro sino que sus intereses se centran principalmente en las amistades, las experiencias y el aprendizaje que los jóvenes puedan obtener en la práctica futbolística. En definitiva, de esta investigación surge que la carrera futbolística no es simplemente un medio utilizado por determinadas personas, influenciadas por su entorno, para modificar sus condiciones sociales de existencia. Más allá de este sentido instrumental, la carrera futbolística ofrece la posibilidad a unos pocos jóvenes, considerando el total de aspirantes, de cumplir su deseo de trabajar haciendo aquello que más disfrutan de hacer y justamente que puedan cumplir con esa forma de realización es lo que aparece como la principal expectativa familiar.

| 102 | Bibliografía alabarces, Pablo, di giano, Roberto, frydenberg, Julio (comp.), Deporte y Sociedad, Buenos Aires: Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 1998. bayce, Rafael, «Fútbol uruguayo: economía, política y cultura», en ¿Nunca más Campeón Mundial? Montevideo: fesur, 1991. bourdieu, Pierre, «Deporte y clase social» [1978], en brohm, J.M. et al., Materiales de sociología del deporte, (J.I. Barbero González, Comp.) Madrid: Editorial La Piqueta, 1993, pp. 57-82. brohn, Jean Marie, «Tesis sobre el cuerpo» [1975], en brohm, J.M. et al., Materiales de sociología del deporte, (J.I. Barbero González, Comp.), Madrid: Editorial La Piqueta, 1993, pp. 39-47. — «20 Tesis sobre el deporte» [1975] en brohm, J.M. et a.l, Materiales de sociología del deporte, (J.I. Barbero González, Comp.) Madrid: Editorial La Piqueta, 1992, pp. 47-55. casal, Joaquim; garcía, Maribel; merino, Rafael; quesada, Miguel, «Aportaciones teóricas y metodológicas a la sociología de la juventud desde la perspectiva de la transición», en Papers, Revista de Sociología (On line), Universidad Autónoma de Barcelona, Vol. 79, 2006, pp. 21-48. Disponible en: http://papers.uab.cat/article/ view/v79-casal-garcia-merino-quesada filardo, Verónica (coord.), Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud, 2010 [Online]. Disponible en: http://www.inju.gub.uy/ mides/text.jsp?contentid=9794&site=1&channel=inju medina cano, Federico, El fútbol: su lúdica y su simbología. Lima: Contratexto, 1999.

| 103 | Revista Mundo Uruguayo, 12 de abril de 1928

| 104 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 105 - 122, 2014 ISSN 1688-9800

Investigación acerca del fútbol femenino en Uruguay1

Lucía Pimentel*2

Introducción

Resulta innegable la relevancia del fútbol como fenómeno social en Uruguay. Este deporte es una fuente de identidad y una constante en la vida de casi todos sus habitantes. Es el deporte que más se practica, sobre el que más se habla y el que posee mayor visibilidad en los medios de prensa. Pero no solo somos simples espectadores, sino que nos sentimos parte de ese seleccionado, los triunfos de los jugadores también son nuestros, al igual que los fracasos. Sin embargo, esta necesidad aparente de discutir sobre fútbol, casi como único tópico de todo uruguayo, no ha sido reflejada en la academia: las ciencias sociales denotan una falta de preocupación por el tema, generando un vacío de conocimiento. Es así que Rafael Bayce en el año 1983 denuncia con gran ironía la escasez de la bibliografía especializada en ciencias sociales y deporte, entre otras razones por el desprecio a «tan bastardo objeto de estudio» (Bayce: 49). Hoy, casi treinta años después, la bibliografía académica en nuestro país sigue siendo magra. Y prácticamente inexistente si a estos estudios les exigimos un enfoque de género. Retornando a la idea de considerar al fútbol como un gran relato nacional, y un excepcional definidor de la identidad de nuestro país, pensemos en el lugar de la mujer: no tiene poder de construcción, ni de ser un actor importante. Por tanto, ¿no estamos ante un relato parcializado? ¿Qué tan representativas son esas victorias de «todos los uruguayos»? Es así que se puede afirmar que estamos ante un claro problema social de desigualdad: realizando la misma actividad, hombres y mujeres se encuentran en diferentes posiciones y con valorizaciones distintas. Por eso es menester comenzar a investigar y profundizar en el tema. Adentrándonos en el fútbol femenino como tema central, podemos visualizar rápidamente las diferencias entre el fútbol femenino de primera división en Uruguay respecto a su parte masculina. Entre las más significativas se encuentran: la imposibilidad de pago para la mujer y la falta de oportunidad de ser reconocidas socialmente a través de este deporte. Pero también se le suman carencias como la escasez de herramientas básicas para las prácticas, canchas de juego en muy mal estado, así como las insuficientes categorías divisionales.

1 Este trabajo refleja los primeros resultados de una investigación en curso para la realización de la monografía de grado en la Licenciatura en Sociología. * Estudiante avanzada de la Licenciatura en Sociología (Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR) En proceso de monografía de grado.

| 105 | Este trabajo parte desde la percepción de las jugadoras, y a lo largo de él justificaré que estas malas condiciones materiales y simbólicas tienen como principal origen la diferencia sexual/genérica. Pero no daré por supuesto que las jugadoras sienten una posición desigual ni que esta sea una preocupación importante. El objetivo es analizar la experiencia de las jugadoras, sus objetivos y motivaciones en tanto deportistas, y analizar cómo dialoga esto con las desigualdades mencionadas. A su vez, indagar si existe un interés o no de cambiar aspectos del fútbol femenino, y en caso de existir, cuestionar qué tipo de cambio esperan.

Breves apuntes sobre el diseño metodológico

La unidad de análisis fue conformada por aquellas jugadoras de fútbol femenino de Montevideo, que compiten en primera división en campeonatos organizados por la auf. Ya sea a través de un equipo de fútbol, a través de la selección nacional, o en ambas. La población de estudio consistió en las jugadoras que fueron registradas tanto en el campeonato apertura (disputado entre setiembre y diciembre de 2011), como en el clausura (disputado entre abril y diciembre de 2012), y que jugaron ambas partes del torneo. La técnica utilizada fue la entrevista. Se realizaron veintiuna entrevistas, cubriendo todos los equipos que compitieron durante la temporada Apertura-Clausura 2001-2012. Estos equipos fueron: Nacional, Cerro, Colón, Bella Vista, Salus, Club Seminario, UdelaR y Racing.

Breves apuntes sobre el fútbol femenino (institucionalizado) en Uruguay.

En la segunda mitad de los años noventa, un comunicado que impuso la fifa a sus miembros dictaminaba la obligatoriedad de promover al fútbol femenino. Con esta «sugerencia» se introduce el fútbol femenino en nuestro país. Es en 1996 que la auf creó el departamento de fútbol femenino, presidido por la profesora Matilde Reisch2. Se conformó la selección uruguaya de fútbol femenino, y en ese mismo año se jugó el primer campeonato para 3 mujeres patrocinado por la auf 4 . El 3 de setiembre de 1997 se jugó el primer partido rioplatense entre mujeres (Maisonave: 54).

2 Desde ese entonces, han pasado por la presidencia: Alda Novell, Jorge Burgell, Alberto Avellaneda, Elbio Uslenghi y Laura Vieytes, y la presidente actual, Nair Ackerman. 3 Datos extraídos de la página web: http://infosurhoy.com/cocoon/saii/xhtml/es/features/saii/features/sports/2011/01/04/ feature-02

| 106 | Hasta entonces aún hay clubes de nuestro fútbol uruguayo que no han conformado su parte femenina. Actualmente, son catorce los equipos que pertenecen a la rama femenina. De estos equipos, siete tienen su correlato masculino en primera división (Peñarol, Nacional, Bella Vista, Cerro, Wanderers, River Plate y Racing), dos en segunda división profesional (Colón y Huracán del Paso de la Arena), uno de ellos en la segunda divisional B (Salus) y su correlato en fútbol universitario (Seminario). Debemos sumar la presencia en la rama femenina a UdelaR, y los equipos del interior: Río Negro City y Rocha. Es importante aclarar que desde el momento en que comenzó el proceso de la planificación de la investigación hasta la fecha (aproximadamente un año y medio), los clubes cambiaron, ya sea en cuanto a sus jugadoras y cuerpo técnico. La cantidad de equipos participantes aumentó de ocho a catorce. Las participaciones de las selecciones han sido escasas, y hasta hace poco tiempo, muy problemáticas: falta de preparación, doce meses enteros casi sin actividad, partidos amistosos con rivales no equivalentes a nuestro nivel. No obstante, ha comenzado un nuevo proceso desde la sub 20 hasta la sub 17, que ya ha tenido sus frutos, y ha repercutido de formas superlativas en resultados y en prensa.

Comenzando el juego: Objetivos y aspiraciones de las jugadoras

Entre los objetivos mencionados por las jugadoras se encuentra el jugar al fútbol como sinónimo de realizar alguna actividad física. Es decir, es fútbol pero podría ser otra disciplina, lo que interesa es el ejercicio físico en sí mismo, el gusto por el deporte, por el cuidado tanto de la salud como de la estética. Cabe destacar que este objetivo en general no aparece en primer lugar, ni tampoco como la principal motivación, sino que viene acompañado de un placer por el fútbol en sí mismo. De hecho, el amor y gusto por dicho deporte es el móvil más fuerte y más motivador para todas las entrevistadas para practicar dicho deporte. Asimismo, este gusto es compartido, y como en cualquier grupo, se construyen relaciones y amistades. Esta es otra de las motivaciones: el practicar el deporte como forma de tejer y profundizar vínculos sociales. Una entrevistada lo expresa claramente:

No hay satisfacción mejor que jugar con tus amigas lo que te gusta [...] Somos como te dije, somos un grupo de amigas, y cuando nos vemos en la práctica, después nos quedamos tomando mate, o nos

| 107 | quedamos hablando del partido. En esas cosas lo vivimos en serio al fútbol (Bella Vista, E1)4.

Para todas las jugadoras el fútbol ocupa el lugar de pasatiempo: un momento para hacer algo que les apasiona, y que disfrutan. Es este el primer lugar donde sitúan a la disciplina, ya sea porque así lo desean, o porque es de la forma que pueden tomarlo. La imposibilidad de ser profesionales (y por tanto la de ubicarse dentro del «tiempo de producción» jugando al fútbol) no solo obliga a las jugadoras a situar al deporte dentro de su tiempo libre, sino que, además, modifica sus expectativas o deseos respecto de la situación real. Como no se puede aspirar a más, muchas lo toman como hobby, aun queriendo una situación diferente. De hecho, la gran mayoría de las entrevistadas afirmó que, en caso de que las mujeres en nuestro país pudiesen vivir del fútbol, lo harían. Pero si bien la pasión por el fútbol y el objetivo de divertirse están presentes, no se abandona el aspecto competitivo. Fue algo destacado en gran parte de las entrevistadas. La competencia implica mayores responsabilidades y formalidades, le da cierto «gustito» al partido, clarifica las metas, genera una connotación de «seriedad». Todos estos ingredientes son los que hacen jugar al fútbol con más ganas. El «grado» de competitividad depende de los equipos y objetivos individuales de las jugadoras, y de las posibilidades de los equipos de estar en los primeros lugares de la tabla, o de jugar algún partido en especial.

Trayectorias de las jugadoras

Hay varios recorridos por parte de las jugadoras que en algunos casos se traducen en equipos específicos. En el caso de equipos como UdelaR y el Club Seminario, en general, comenzaron a jugar al fútbol desde hace escaso tiempo (a pesar de la gran pasión por este deporte). Esto implica planteles en su mayoría compuestos por jugadoras principiantes, con sus primeros contactos con la pelota, y con edades que rondan entre los dieciocho y veinticinco años. Pero en estos equipos hay casos de jugadoras con antecedentes en el fútbol, desde más pequeñas. La mayoría de ellas sufrió situaciones de violencia que las obligó a abandonar el fútbol retomándolo varios años después. Por otro lado, están las jugadoras que realizan una carrera futbolística

4 Las citas textuales referenciadas de esta manera corresponden a entrevistas realizadas para la investigación que da origen a este artículo. En primera instancia se incluye el club de procedencia de la entrevistada (en este caso Bella Vista) y en segundo término el número de entrevista (en este caso E 1).

| 108 | desde pequeñas. Entre estas existen dos posibilidades: que hayan jugado baby fútbol con varones, o que hayan integrado equipos conformados exclusivamente por niñas (hace algunos años las posibilidades de que existiera un equipo netamente femenino eran casi nulas). Aquellas que jugaron en cuadros mixtos, en todos las entrevistas realizadas, expresaron haber tenido una experiencia negativa, ya sea por los padres de sus compañeros, como de otros equipos, o incluso el director técnico de su equipo. Siendo entonces, la experiencia negativa provocada en mayor parte por adultos. Con respecto a los directores técnicos, se dieron casos donde no permitían niñas. Por tanto, el juego y la trayectoria futbolística se vieron afectados e incluso detenidos. Otras veces el maltrato provenía desde los padres de los otros equipos, sobre todo si la niña demostraba poseer habilidades: «Le gritaban a los gurises: “no te puede eludir una mujer” o “no podés estar en el banco por una nena”, esas cosas pasaban siempre» (Bella Vista- E1). En la cita queda muy claro que ante la misma acción (eludir a un jugador) la reacción es diferente según el sexo. Porque, en el fútbol que te eluda el rival es normal, es parte del juego, siempre y cuando sea un par, alguien igual a mí, en este caso: varón. Pero cuando el otro es considerado inferior la situación destaca, y por tanto el eludido queda en ridículo.

«Mundo» del fútbol femenino

Hablar de fútbol femenino se convierte en algo muy concreto y específico. Existe unaguetización de dicha disciplina, dando una sensación de un ambiente cerrado y aislado del fútbol masculino. A su vez existen en el fútbol femenino y masculino muchas diferencias, algunas de ellas incluso se materializan en desigualdades. Algunas situaciones son tan distintas entre la parte femenina y la masculina, que parecerían tratarse de dos disciplinas diferentes. Y esto es lo que genera ese aislamiento entre un mundo y otro. Esto se refleja en que el conocimiento de partidos, jugadoras y equipos del fútbol femenino es casi reducido a quienes participan de la competencia (esto sucede, entre otras cosas por la falta de cobertura de los medios, pero no falta de información). A su vez, favorece esta guetización el hecho de que se consideran a los equipos como dentro del contexto del fútbol femenino, y no del fútbol en general, o bajo una mirada institucional. Es así que la realidad de Nacional femenino posiblemente tenga más cosas en común con cualquier otro equipo femenino que con su parte masculina. Esto refuerza las diferencias de trato por parte de una misma institución a su parte representada por mujeres y a

| 109 | su parte representada por hombres. Incluso en algunos casos, lo único que brinda la institución es el nombre. Por otro lado, hay cosas en juego que en el fútbol femenino no están presentes, siendo el ejemplo más claro el dinero. Esta diferencia concreta –entre otras cosas– es la que genera lógicas completamente diferentes. Se comienza a hablar de negocios, y entran en escenario nuevos actores.

Este «ambiente» no es para niñas

Comienzo este apartado con un término que emergió directamente desde el campo: «ambiente». Si bien es una palabra de uso cotidiano, la consideré de relevancia debido a que surgió en casi todos los discursos, y fue caracterizada de manera similar, pudiendo conformar así una definición común. Cuando las jugadoras hablaron del ambiente del fútbol femenino, hicieron referencia a canchas situadas en lugares lejanos e inseguros («zonas que no estaban buenas») y por tanto a la falta de canchas en zonas céntricas. También mencionaron actitudes de las propias jugadoras, como la falta de dedicación al estudio, eventos de violencia (peleas entre jugadoras de los equipos), la masculinización de las jugadoras, que disgusta y no es atractiva. Es decir, que posee en la mayoría de los casos una carga negativa y en general es algo a evitar. No obstante, debo destacar que esta conceptualización obedece a una prenoción del fútbol femenino planteada por otros: adultos que en general son familiares de la jugadora, muchos de ellos sin información ni acercamiento al fútbol femenino. En las entrevistas, cada vez que las jugadoras mencionaron de forma negativa al ambiente, inmediatamente hicieron referencia a alguna figura familiar, que es quien dictamina esa definición. Es así que los problemas difícilmente provengan desde la interna de las jugadoras. Entonces –salvo excepciones–, los inconvenientes, prejuicios y malos tratos provinieron desde los padres en el momento de que la niña/adolescente plantea la posibilidad de practicar este deporte en algún equipo. Pero esta referencia al ambiente por parte de los adultos no encierra únicamente prejuicios propios, sino que en otros casos se da por una preocupación de cómo puedan ver o hacer sentir a la niña. Entonces, en pos de evitar toda situación de discriminación, prefieren que la niña no se exponga. Por otro lado, el discurso planteado por los padres muchas veces tiene como base prejuicios o información generada a partir de estereotipos y eventos puntuales. Una vez que la niña/adolescente/mujer ingresa al deporte, la visión se modifica.

| 110 | Cabe destacar que en las entrevistas en que las jugadoras mencionan una presencia masculina –hermano, amigo–, no parece existir la misma peligrosidad, ni el mismo cuidado por parte de adultos. Esta situación se puede analizar o interpretar desde diferentes puntos de vista: En un primer escenario podría afirmarse que el cuidado hacia las mujeres es correcto, que existe tal peligro. Pero ¿por qué en el caso de los hombres no? ¿El fútbol masculino y el femenino presentan diferentes riesgos entre sí? ¿Por qué el ámbito de las mujeres parecería ser más peligroso, u hostil? Otra posibilidad permitiría afirmar que existe una sobreprotección en el caso de las mujeres, que limita o incluso puede inhabilitar la posibilidad de que niñas/mujeres practiquen el deporte. Se las protege por haber un peligro que la niña/mujer parecería no poder manejar, que no existe para los varones, por «poseer» otras herramientas ante el peligro. Como tercera mirada de análisis invito a razonar por la inversa: es decir, la existencia de una escasa protección a los hombres por parte de la sociedad. Supongamos que efectivamente estuviéramos en un ambiente peligroso, ¿por qué los exponemos? ¿Acaso el niño/varón no es merecedor de cuidados? ¿Por qué no se brinda el mismo cuidado, la misma preocupación hacia los varones? ¿Acaso no podemos pensar en hombres vulnerables? Es así como se visualiza no solo desigualdad, sino también violencia de género, al haber diferencias en cómo cuidar a hombres y mujeres, que no es más que un reflejo de las expectativas e imágenes que esperamos de cada sexo. Es importante destacar que las jugadoras siempre presentan un discurso positivo frente a la disciplina y ante determinadas conductas de sus pares. La definición de «ambiente» cuando la construye la jugadora desde su lugar, posee connotaciones positivas: ya sea por la práctica del deporte, el amor y pasión que siente por el fútbol, por el espacio social. Además entender al compromiso con el estudio y con la asistencia y un correcto trabajo en las prácticas como positivas. En cambio, lo negativo es aquello que refiere al desbunde o actitudes irresponsables en cuanto a lo deportivo. En este sentido es diferente la visión negativa entre jugadoras y adultos externos al deporte.

Solapamiento entre sexo-género-deseo

Centrándonos en los estereotipos e imágenes que se tiene desde fuera de la jugadora de fútbol, a los que más se hizo alusión fueron a

| 111 | las «machonas» y al «cúmulo de lesbianas» (como fue ironizado en una entrevista). Lo que se destaca de los discursos (ya sea de las propias jugadoras, o de sus padres como discurso representado) es que hay una constante referencia a los recorridos «no convencionales»: aquellos que se alejan de la trayectoria esperada del sistema sexo-género-deseo exigido por la heteronormatividad. Esta superpone a las tres categorías en una sola posibilidad: si se nace hembra (sexo, términos biológicos), se debe poseer características femeninas (género, construcciones culturales), y le deben atraer los hombres (deseo), que, según Lamas, esta «normatividad heterosexual impuesta a la humanidad es limitante y opresiva, pues no da cuenta de la multiplicidad de posiciones de sujeto y de identidades de personas que habitan el mundo» (26-27). Entonces, aquellas niñas/mujeres que son «machonas», y aquellas que se reconocen (o se sospechan) como lesbianas son enormemente cuestionadas por los mayores, e incluso por las mismas jugadoras del fútbol femenino. En esta unión entre sexo y género, donde se esperan conductas «femeninas» de las mujeres, la irrupción de lo esperado se traduce en algo a evitar:

Se sabe que el ambiente del fútbol femenino no es lo que una madre... eeeh...quiere para su hija. ¿Por qué? Porque el fútbol es para nenes y yo soy la nena de ella. ¿Qué pasa? Yo nací y me gustaba el fútbol, ¿entendés?, entonces la nena no era tan nena para ella. Y sí, sí soy nena, pero me gusta el fútbol, ¿qué voy a hacer? (Seminario- E1).

Según Sempol, las relaciones entre sexualidad y sexo-género son siempre difíciles y «la homofobia, lesbofobia y transfobia refuerzan la división tradicional entre hombres y mujeres como algo natural, complementario y opuesto» (177). No está de más recordar las innovaciones teóricas que plantea Butler a la conceptualización del género. Lamas, parafraseando a dicha autora, nos explica que parte «de la idea de que las personas no solo somos construidas socialmente sino que en cierta medida nos construimos a nosotras mismas» (Lamas: 27). Es así que el género es planteado como proyecto. Vale destacar que esta superposición de estos tres conceptos, y sobre todo la confusión y errores que se cometen en torno a las diferencias entre sexo y género, ya se encuentran presentes desde la forma de ser nombrada (y de alguna manera, hacerla presente) a la disciplina, ya que debería ser fútbol de mujeres, y no «femenino». Esto podría ser una posibilidad al momento de preguntarse por qué tanto repudio a aquellas identidades masculinizadas o no hegemónicas.

| 112 | Importancia de jugar en auf

El jugar dentro de un equipo que compite en auf es diferente. Para las jugadoras implica una serie de cosas que no están presentes en otro tipo de partidos. Entre estos aspectos se encuentran: un mayor nivel de juego, consideran más «serios» los torneos, entre otras cosas. Es así que, para las jugadoras, no solo es diferente, sino que formar parte de un equipo en competencia dentro de la auf es importante. Y por todo esto, y la importancia que implica, también requiere mayor responsabilidad, y un pasaje por pasos burocráticos como la presencia de policías, el firmar un formulario, una rutina. Por otro lado, se menciona como diferente a la auf en sí misma, por ser una institución importante. Tiene «nombre», se asocia rápidamente con el fútbol en nuestro país. Pero, en contraposición a esta motivación y opiniones favorables, se encuentra esta jugadora:

En realidad para mí perjudica más que ayuda […] Hay veces que para un… para el fútbol femenino que sinceramente no tenés hinchada, no es profesional, la auf en realidad te pone más trabas que soluciones porque tenés que jugar en canchas de determinadas medidas con alambrado, con no sé… con guardia policial […] Muchos partidos de los años anteriores no podíamos jugarlos porque faltaban los policías, porque de repente no podían ir. Entonces, ta, y eso de las canchas también porque hay muchos lugares que tienen canchas que están mucho mejores que las que jugamos nosotros […] Para mí tranca más jugar en la auf o sea, a mí en particular digo… ta, capaz que le da como mucho más importancia y seriedad porque es la auf, pero… no sé. Para mí tranca más de lo que ayuda (UdelaR, E1).

Desigualdades materiales

La auf define en su estatuto que un campo de juego es adecuado cuando: las áreas de la cancha se encuentren marcadas, posea buena iluminación, la superficie del campo de juego sea completamente llana y nivelada, y que el lugar de juego posea un vestuario independiente para cada equipo y para la terna arbitral (con servicios sanitarios y duchas), además de un local apto para la sala de primeros auxilios5. En cuanto a las condiciones óptimas de entrenamiento doy por sentado la necesidad de contar con la presencia de una cancha, siendo éste el lugar más adecuado para entrenar. Y debe ser lo más fiel al campo de juego.

5 Disponible en: http://www.auf.org.uy/Portal/FileViewer.ashx?id=4739&download=yes

| 113 | Es necesario contar con pelotas, conos, arcos, cuerdas y todo aquel material que sea necesario para la realización de ejercicios que desarrollen la velocidad, la habilidad física y técnica de la jugadora, así como para emular situaciones posibles en los partidos de competencia. Dicho de otra manera, no son más que condiciones materiales indispensables para la realización óptima del deporte, sin comprometer la salud de la jugadora. Pero, una vez más, el interés del trabajo está situado en la percepción de las jugadoras. Así que, veamos las exigencias que proponen las jugadoras: entre las respuestas mayoritarias de las jóvenes y mujeres, se hizo referencia a la necesidad de los vestuarios, a su vez aspecto descripto como uno de los más problemáticos. Por tanto, uno de los aspectos fundamentales para el correcto desarrollo de la disciplina es también una importante carencia. Centrándonos en el campo de juego, la referencia al pasto es la principal, así como el contar con canchas niveladas, y que estas no estén duras. A su vez se mencionó aspectos como la iluminación, el transporte adecuado para acceder a las locaciones y un lugar techado para practicar los días de lluvia. Una de las entrevistadas, al describir un lugar óptimo de entrenamiento mencionó que este debe tener arcos. El plantear algo tan específico y esencial para el deporte puede hacer pensar que esa demanda está influida por las escasas condiciones de entrenamiento. Una jugadora plantea sus exigencias de manera muy clara:

Si soy muy exquisita tendría que tener muchas cosas como capaz tienen los cuadros de primera división masculino este…que bueno a mi juicio lo primordial es que tenga un pasto liso, que esté bien sembrada, que se ocupe el club de una o dos veces por año, en verano y en julio, yo qué sé, de sembrarla, de ararla. Que eso lleva plata pero es una inversión que después se traduce a mi juicio también en el buen juego de ese equipo. [...] Hay canchas en Montevideo que están bien sembradas y que están en buenas condiciones. No son las que se les prestan al futbol femenino, sin duda (Salus, E2).

El mencionar como una «exquisitez» algo que es habitual para el fútbol masculino, saca a luz la diferencia de situaciones de ambos sexos en el mismo deporte. Es decir, mientras que para los hombres de primera división parecería ser una base, un punto de partida, para la mujer es un lujo. A su vez, exige un cuidado del pasto de una forma detallada no presente en otros discursos, y menciona directamente al club como responsable de ese cuidado necesario para un buen juego. En este sentido, la cita deja entrever de manera sutil una diferencia importante: no es lo mismo no disponer de canchas, a no disponer al préstamo de dicho espacio. Por tanto, de nuevo,

| 114 | hay una distinción entre fútbol masculino y femenino, donde el segundo queda relegado y privado del uso de las canchas. Entonces, si un equipo de fútbol femenino pertenece a una institución, y dicha institución dispone de las herramientas, de las canchas ¿por qué no prestarlas? Según la visión de algunas jugadoras, esto sucede por no ser «redituable» para los equipos y clubes apostar en su parte femenina. En otras palabras: los jugadores hombres parecerían ser considerados por los clubes como una inversión, mientras que las mujeres implican un gasto. Por otro lado, las referencias planteadas a la necesidad de tener un buen vestuario no son solo por su funcionalidad, sino por el espacio que significa antes y después de cada partido: «Bueno, primero un vestuario. Para bañarse, para… bueno, un vestuario para poder cambiarnos, bañarnos, para tener un espacio ahí, antes y después de cada entrenamiento, lo primordial» (Cerro, E2). Pero también consideran importante un vestuario en buenas condiciones por razones de salud y de higiene, después de las prácticas o partidos: «que no se nos seque la transpiración mientras vamos en el ómnibus estaría lindo» (Cerro, E1). Pero también otros aspectos no tan repetidos a lo largo de las entrevistas fueron mencionados: un lugar techado, un lugar cerrado para guardar los materiales, indumentaria para el entrenamiento, mayor acceso a las canchas, etc. En la mayoría de los casos, al hablar de condiciones ideales, se hizo referencia a la situación real en la que entrenan, y siempre en términos opuestos. Como una especie de antítesis, donde no se permite imaginar, sin inmediatamente recordar que «no se puede», «es complicado». Las definiciones planteadas por las instituciones, parten desde una base diferente a la de las jugadoras. Entre otras cosas, por el punto de partida, lo no dicho: las instituciones toman como básico (e innecesario de nombrar) a cosas que las mujeres ni siquiera tienen disponible. Esto implica un tratamiento diferente al instante de escribir y pensar en qué es lo necesario para el fútbol femenino de nuestro país, y qué es lo que necesita dicha disciplina. Otro camino puede ser el tomar como necesarias las exigencias y que la auf trate de implementarlas de forma seria en el caso de las mujeres. Porque de hecho, aquí lo que está en juego también es la salud de dichas participantes.

Situación real en la que se encuentra el fútbol femenino

El mal estado de las canchas y demás locaciones genera mayores posibilidades de lesiones, perjudica al espectáculo, siendo menos atractivo

| 115 | de ver, entre otras cosas. Una de las jugadoras lo resumió en una frase: «Las canchas son lo peor que tiene el fútbol femenino». En cuanto al lugar de entrenamiento existen y conviven diferentes situaciones. Si ordenamos a los equipos según si poseen o no cancha de entrenamiento, tenemos tres diferentes situaciones: En primer lugar, los equipos que no disponen de una cancha fija para entrenar, como por ejemplo Bella Vista, o UdelaR, siendo la situación de UdelaR la más caótica e inestable:

Estábamos entrenando en el parque Batlle en una cancha frente al comedor..eeeh…de la universidad y perdimos esa cancha ..y ahora lo que hacemos es...ponele esta semana organizamos entrenar en Maturana que los miércoles nos prestan la cancha y los viernes las tenemos que alquilar. Y ta, la semana que viene no sé dónde vamos a practicar [...] lugar de entrenamiento no tenemos. Fijo, fijo no tenemos. Sabemos que esta semana entrenamos en Maturana, pero la semana que viene no sabemos (UdelaR, E2).

En segundo lugar, los equipos que sí disponen de cancha, pero no corresponde a las medidas reglamentarias del fútbol 11. Estas canchas suelen ser de baby fútbol. Aquí se encuentran equipos como Salus y Racing. Si bien el disponer de una cancha para entrenar puede considerarse un aspecto positivo, el que esta no se adecue a las medidas en las que se juegan los partidos, convierte al entrenamiento y a los partidos en dos instancias inconexas una de otra. Y por último, equipos que poseen canchas fijas y de fútbol 11. Equipos como Nacional, Seminario, Cerro, Colón. Pero siendo un poco más exigentes, afinamos la mirada, y debemos preguntarnos por el estado de esas canchas donde entrenan y juegan las jugadoras. El panorama no es nada alentador para casi ningún cuadro:

Nosotros practicamos en una fábrica que se llama Apex, eh.. que tiene una cancha y no siii...las condiciones no están del todo bien. Hay una canaleta entre la cancha, a mitad de la cancha. No, no son las condiciones con las que uno puede hacer un ejercicio dinámico, por ejemplo. Hay ejercicios que son dinámicos, que tenés que andar cuidándote de la canaleta y no lo podés hacer dinámico (Cerro, E1).

El lugar donde practicamos, muchos cuadros del fútbol femenino practican en pedazos de tierra… así mal y otros como que tipo cuando jugás el campeonato las canchas o tienen el pasto alto o están secas que te…ta, está bien, pero está seca, dura, te te…. como que te

| 116 | lesionás mas fácil, te quedan re doliendo las rodillas. [...] Pah, vos ves esas canchas y decís «¿en esto tengo que jugar ahora?» y ta, tenés que jugar (Colón, E2).

A lo largo de estas citas encontramos varios aspectos importantes, algunos de ellos repetidos en varias de las entrevistas realizadas: carencia de pasto, pastos muy altos, pozos, canchas secas que son duras para practicar el deporte. Estos problemas terminan afectando a diversos aspectos: en primer lugar a la calidad del juego, por ejemplo, se genera un partido menos dinámico, con menos fuerza y menos veloz. A su vez, provoca que las jugadoras estén cuidándose del estado del campo de juego más que del juego mismo, o incluso de sus rivales. En segundo lugar, a la salud de la jugadora, que se encuentra en una situación más propensa a lesionarse, cansarse, etc. En tercer lugar, a la experiencia misma que puedan tener las jugadoras. Aspectos no menores, porque más que pertenecer a la misma disciplina que sus pares hombres, termina convirtiéndose en lo contrario, casi como si se tratara de dos deportes diferentes, e incluso lo que implica las prácticas respecto del partido. Esta diferencia entre entrenamientos y partidos se expresa de forma más clara y explícita en las dimensiones de la cancha:

La cantidad de gente que te entra en la cancha, la distancia que vos manejás en la cancha de 7: si vos practicás toda la semana en cancha de 7 y el domingo vas a jugar el partido oficial en una cancha de 11, las distancias son diferentes y lo primordial que en el juego, en este caso en el fútbol, es hacer un gol en determinado arco, las dimensiones del arco son diferentes, o sea la fuerza que le imponés, la dirección que le das a determinada pelota en la cancha y en el arco de 7 no es lo mismo que cuando lo hacés el domingo en 11. Y particularmente Udelar que son gurisas que técnicamente no son tan buenas como las de otros equipos y no han jugado al futbol en su vida y están iniciándose ahora, esas cosas influyen mucho (Salus, E1).

Este tipo de situaciones no afecta de la misma manera a todos los equipos, por tanto se genera una desigualdad de condiciones dentro del mismo fútbol femenino. Entonces, el apoyo que brinde la institución (entre otras cosas) afecta la calidad de juego de su propio equipo, al partir desde bases materiales desiguales. Para finalizar me parece interesante recordar que las definiciones oficiales fueron tomadas de las actas de la auf. Esta institución es la misma que organiza los campeonatos, y posee un departamento de fútbol femenino.

| 117 | Cabe preguntarse: ¿qué rol (debe) asume (ir) la auf? ¿Qué urgencia merece este tema?

Cambios que quieren las futbolistas

Este capítulo me resulta importante por dos motivos: en primer lugar, porque comienza a delinear nuevas interrogantes para un próximo trabajo, ya que sirve para reflexionar sobre qué podríamos cambiar en el fútbol femenino y de qué forma. Y como segundo punto, el poseer importancia práctica y de insumo básico para una posible política pública/social que implique alguno de los puntos tratados durante el trabajo. A su vez, no es menor destacar que este capítulo es construido desde el lugar de los actores. Es decir, las jugadoras son las que dan su opinión, las que detectan problemas, e imaginan cuáles serían los posibles caminos. Decidí agrupar los cambios propuestos por las jugadoras de la siguiente manera: Por un lado, la exigencia de cambios materiales. Como principales cambios materiales fueron mencionadas las condiciones de los lugares tanto de práctica como de partido. Siendo esta una afirmación para nada sorprendente si consideramos la importancia de la conformación y mantenimiento del lugar de prácticas y partidos, y cuál es la situación real del fútbol femenino. Una de las jugadoras que forman parte del plantel de selección, expresa su deseo de cambio en función de experiencias internacionales que permitieron comparar algunos aspectos del fútbol femenino uruguayo en relación a otros países. A su vez, es interesante ya que destaca un aspecto no muy mencionado: la alimentación. Todos estos aspectos la entrevistada lo englobó dentro de lo que ella considera «apoyo», siendo este «todo lo que se necesita para mejorar»:

Que te den lugares para practicar, que te den lo que necesitás para practicar: ya sea ropa, que no te disfracen con ropa gigante y de años anteriores toda agujereada. Y te estoy hablando de tema Selección que pasó el año pasado: te ponías una media que era la parte del pie era de otra media y estaba cosida así no más. Que en sí no te jode a la hora de jugar, pero estaría bueno que estés bien. Porque vas a jugar contra otro país que tiene su marca toda Adidas y vos estás toda [de] distintas marcas, para la vista de las demás gente. Lugares para practicar, la fruta, –que gracias a dios se dio–, para complementar todo (Salus; E1).

| 118 | La ropa en esta entrevista posee un carácter doble: uno funcional al deporte: el que la ropa que la deportista sea acorde a la actividad que realiza, sea cómoda, del talle correcto y se encuentre en buenas condiciones. Y un carácter referido a la imagen que da la jugadora al contrario, y la imagen que se tiene de sí misma. Al utilizar la expresión «complementar todo» expresa clara la idea de que el fútbol no es meramente el partido que se juega el domingo, sino que además están implicados otros aspectos. Una de ellas es la alimentación, que es fundamental debido a que la dieta de una persona que realiza deporte no es la misma que una persona que no lo hace, y mucho menos si el deporte es de alto rendimiento, como lo es pertenecer a una selección nacional. Respecto a quién debería efectuar las mejoras en lo material, para las entrevistadas depende de las instituciones, ya sean éstas los clubes, los equipos, la auf, e incluso el Ministerio de Turismo y Deporte. Asimismo, sienten la falta de inversión en el fútbol femenino como falta de apoyo, sobre todo porque se encuentra la visión de que hay recursos para hacerlo, pero como el fútbol femenino «no rinde», al visualizarse en términos de gasto, no se gestiona. Por otro lado, el cambio radica en las personas, que aparece representado en tres actores diferentes. En primer lugar, en las autoridades y actores de gran jerarquía dentro de la disciplina. En segundo lugar, son mencionadas determinadas actitudes y formas de ser de algunas jugadoras. En este sentido:

Cambiaría algunas chiquilinas [...] porque las que vienen a jugar al fútbol no tendrían que salir a bailar, o tomar dos litros de vino o venir acá y toman una cerveza, o ir a un partido fumando. [...] Jugás al fútbol, es amateur, no te pagan todo lo que quieras, pero si querés algo bien, tipo tenés que hacerlo, merecerlo, hacerlo notar, no estar fumando ahí (Colón, E2).

Y por último, se menciona a la gente en general (a veces referida en términos de «la sociedad»), muchas veces externa al «mundo» del fútbol femenino y que puede tener una idea equivocada de dicha disciplina. No quiero dejar pasar una actitud interesante: la que empodera a la jugadora para los cambios. La actitud debe ser profesional aunque se trate de un fútbol amateur. Porque el cambio comienza desde la jugadora. Es ella la que debe demostrar que se merece las óptimas condiciones que reclama. A su vez, otra jugadora identifica que la actitud responsable que deben tomar las jugadoras es independiente de las conductas que asuman los demás.

| 119 | También exigen cambios en la difusión de la disciplina y en su imagen. La difusión ha sido uno de los deseos de cambio más mencionado por las jugadoras. Que se conozca más, que se difunda de mejor manera la información, que más niñas y jóvenes practiquen este deporte. Esto es planteado como un fin en sí mismo, y como un medio para lograr otro tipo de cambios. Y por último, mencionan varios cambios en el funcionamiento del fútbol femenino en nuestro país. En este sentido, las jugadoras demandan: más directores técnicos recibidos, mayor exigencia física en los entrenamientos, mayor cantidad de cuadros, y que haya una integración con jugadoras del interior. A su vez, como punto de discordia se ubica la dicotomía amateur/ profesional, las jugadoras poseen diversas posturas respecto a un posible camino futuro. Por un lado, quienes desean una mayor profesionalización, mayores exigencias y «apoyo», mientras que otras jugadoras prefieren que se tomen algunos aspectos del fútbol profesional, sobre todo las exigencias de canchas y policías, o por lo menos –matizando de cierta manera esta oposición– que se adecuen las condiciones al estado del fútbol femenino. Discusión útil para reflexionar sobre el fútbol femenino y los cambios que se podrían ejecutar y a quienes corresponden las responsabilidades. Como cierre, simplemente apuntar que el cambio parecería encontrarse en varios actores. Es importante entonces, reflexionar el lugar de cada uno, y qué cambios se pretenden realizar y a quiénes favorece. Sin duda, el fútbol femenino aún necesita tiempo para madurar.

| 120 | Bibliografía bayce, Rafael, «Deporte y sociedad», en Colección El Uruguay de nuestro tiempo, núm. 3, Montevideo: claeh, 1983. lamas, Marta, «Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género», Papeles de Población, julio - septiembre, 1999, núm. 021, Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México. pp. 147-178. Disponible en http://www.equidad.scjn. gob.mx/IMG/pdf/3Usos_2C_dificultades_y_posibilidades_de_ la_categoria_genero.pdf maissonave, Lucía, El fútbol como fenómeno uruguayo desde la perspectiva de género, Monografía de grado, Licenciatura en Educación Física, recreación y deporte, Asociación Cristiana de Jóvenes, Montevideo, 2005 sabsay, Leticia, «Judith Butler para principiantes», en Suplemento Soy, Página 12, 8 de mayo de 2009. Disponible en http://www. pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-742-2009-05-08.html sempol, Diego «Sexo-género y sexualidades políticas. Los nuevos desafíos democratizadores», en arocena, Rodrigo y caetano, Gerardo (coordinadores), La aventura uruguaya. ¿Naides más que naides?, Tomo 2, Montevideo: Random House, 2011, pp. 175-211.

| 121 | Revista Mundo Uruguayo, 21 de junio de 1928

| 122 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 123 - 136, 2014 ISSN 1688-9800 Historias cruzadas: Mujer, fútbol y periodismo deportivo1

Mariana Malek*

Introducción

La participación de la mujer en el periodismo deportivo es un fenómeno que ha tomado relevancia en los últimos años. En el Uruguay, en las decadas de los cincuenta y sesenta habia mujeres que trabajaban en periodismo deportivo, sin embargo, no eran conocidas. Fue con su incorporacion a la television que comenzaron a ser visibles. El periodismo deportivo es principalmente un terreno de opinion en el que, si bien se brinda informacion objetiva, lo que prima es lo subjetivo de cada tema. Esto entra en conflicto con el rol de la mujer, porque el saber, en el mundo del fútbol, es negado a la mujer. En este terreno, aquello que valida la opinion es la practica, algo que la mayoria de los hombres ha realizado en algun momento de su vida. Sin importar si lo hicieron profesionalmente o en forma amateur, los hombres han experimentado físicamente el futbol, mientras que la mayoria de las mujeres no lo ha hecho; esto invalida su opinion. Sin embargo, los medios no son ajenos a las necesidades de sus publicos. De acuerdo con la teoria de la recepcion, de usos y gratificaciones, el receptor toma lo que le sirve de los medios y satisface sus necesidades. Al mismo tiempo, resignifica lo que recibe por lo que «la ol gica de los medios sigue las reglas del juego del mercado, en terminos de los procedimientos de inclusion de universos de consumidores mas vastos» (Conde y Rodríguez, 2002, 27). La mujer es entonces incorporada al futbol no por sus capacidades o por su saber, sino fundamentalmente como un adorno, a traves de un proceso de carnavalizacion. Es por eso que vemos que la mayoria de las chicas incorporadas a este mundo son parte de una sinecdoque —representan la parte por el todo, es decir, la parte mínima e ideal de las mujeres que deberían representar a un todo real— de los medios de comunicacion y cumplen con los canones impuestos por la mirada masculina. Este trabajo se enfocará en un repaso de estas cuestiones.

1 Este trabajo es un extracto de la memoria de grado para la Licenciatura de Comunicación Social de la Universidad Católica del Uruguay titulada «Historias cruzadas: Mujer, fútbol y periodismo deportivo en Uruguay. Análisis de debate femenino de Punto Penal». * Licenciada en Comunicación Social (Universidad Católica del Uruguay), periodista del diario El País y bloguera de unarubiaenelestadio.wordpress.com

| 123 | Abriendo juego

La investigadora argentina Mariana Conde (2008) explica que en sus investigaciones descubrió́ que los hombres si consideran que hay mujeres que saben de fútbol, y que se puede hablar con ellas. Aunque son la minoria, la presencia de mujeres en las mesas de debate reafirma el imaginario masculino y confirma sus ideales: si estan ahi es porque saben, y son minoria porque reflejan la realidad. La evidencia empírica permite afirmar que los medios estan construidos desde una perspectiva masculina, por lo que de alguna manera la participacion femenina vuelve a representar los canones de belleza establecidos por el hombre y aceptados por el, asi como por la sociedad. No podemos dejar de lado la funcion fundamental que cumplen los medios como agentes de socializacion. Así lo señala Mariana Conde: «Las mujeres periodistas deportivas, especialmente las que trabajan en programas de television, son bastante agraciadas, estan bien cuidadas, se peinan, se maquillan, se visten de una manera bastante llamativa. Esto tiene que ver justamente con lo que se puede vender en el medio».2 En el Uruguay, en agosto de 2010 pocos programas habían incorporado mujeres: el informativo de Canal 10 a Ana Ines Martinez, Punto Penal a Sandra Rodriguez, las transmisiones de basquetbol a Daiana Abranciskas o los canales de cable del exterior, como Fox Sports, ESPN y T y C Sports. De todos modos, a nivel nacional la periodista deportiva mas respetada es aquella que es menos representativa de la sinecdoque: Silvia Perez. Actualmente ella es la unica que se sienta en la mesa a la par de los hombres y opina al mismo nivel. No obstante, lo hace en un programa muy especial como es Estadio Uno, pues, a pesar de ser un programa récord por estar desde hace más de cuarenta años al aire, junta a los «marginados» del periodismo deportivo uruguayo. Sin embargo, Silvia no es una cara nueva de la televisión ya que comenzó su carrera hace más de veinticinco años. Ella misma expresa que no ha sido facil llegar a donde esta y que, tanto en sus companeros periodistas como en el publico hubo un proceso de adaptacion. Con el tiempo logro estar en una mesa redonda con hombres y escribir en uno de los diarios de mayor tiraje. Originalmente la tendencia de las periodistas deportivas fue vestirse de una manera sobria, con trajes de blazer, camisa y pantalon, similares a los utilizados por los hombres y que ocultan las curvas del cuerpo femenino. Ademas, limitaban el uso del maquillaje y toda forma de exaltar la belleza. Sin embargo, actualmente el cuerpo femenino se ha mediatizado y las periodistas se visten con una linea mas asociada con el genero. Como

2 Entrevista a Mariana Conde, realizada en la sede de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, 12 de julio de 2011, Buenos Aires, Argentina.

| 124 | contrapartida, se aprecia una masculinizacion del discurso: se expresan de igual forma que los hombres, lo que demuestra una especie de sumision a los dichos masculinos. De acuerdo con lo que plantea el inglés John Fiske, esto se da porque las mujeres construyen su discurso desde una perspectiva hegemonica patriarcal. Sin embargo, siguiendo los planteos de David Morley sobre los tipos de descodificacion que realizan los individuos de los medios, existen tres formas de leer un mensaje: Lectura dominante o preferencial: el lector realiza una descodificacion del mensaje que va de acuerdo con el marco de interpretacion propuesto y preferido por el mismo mensaje. Lectura negociada: el lector modifica la lectura a una forma que represente su posicion e intereses, y conserva de manera parcial el sentido preferencial que el texto propone. Lectura de oposicion: el descodificador discierne el contexto en el que fue codificado el mensaje y aporta un marco de referencia en el que lo codificado se interpreta de forma opuesta al sentido original. Supone no una lectura errada, sino una critica a la lectura preferencial. Desde el campo de los estudios culturales de la comunicación, David Morley afirma que «el texto no se puede considerar aislado de sus condiciones historicas de produccion y consumo». Los factores sociales tienen efectos en la construccion de sentidos y codificaciones que los individuos comparten y entienden por su experiencia. Para analizar como las personas realizan las descodificaciones o lecturas de los distintos textos, debemos tener en cuenta lo que dice Morley: el individuo como ser social esta «atravesado» por muchos discursos, «esos discursos le proporcionan el repertorio cultural de recursos con los cuales el individuo opera». Segun este autor, si solo pensaramos ese espacio de subjetividad donde «Los discursos [...] se entrecruzan» (197), en un sentido pasivo reduciriamos la capacidad del descodificador. En realidad, dice, el individuo toma esos discursos que se entrecruzan, que dependen de su posicion social estructural, y crea nuevos sentidos a partir de ellos. La forma en que un individuo piensa o siente relacionado con su situacion social sera determinante al momento de crear sentidos. Entonces, volviendo a estas mujeres que, como plantea Fiske (9), «estan protegidas por su capacidad para usar su belleza y talento para dar placer a los hombres», tenemos lectoras de esta situacion que resignifican y entran en un proceso de crear sentido. En los anos sesenta, Angela McRobbie analizo el estudio de danza en las ninas y adolescentes que miraban series como Fame o Flashdance y descubrio que le daban al baile un sentido que se alejaba del modelo hegemonico patriarcal.

| 125 | La misma lectura hace una mujer que ve a otra hablando de futbol: siente que es una actitud contestataria y una lucha contra la hegemonia patriarcal. Para las periodistas deportivas, su labor implica un enfrentamiento al publico masculino que no las cree capaces y de esta forma afirman el «si, puedo» y construyen, de forma consciente o no, nuevos sentidos de femineidad. Las periodistas deportivas aparecen como una representacion de las mujeres que «gustan» del futbol o del deporte, y se diferencian de aquellas mujeres que estan en el mundo del futbol, pero que no se ponen al mismo nivel masculino, como sería el caso de las madres, esposas, novias e hijas. Muchas veces a estas mujeres se las degrada haciendo alusion a lo sexual porque suponen una amenaza a los valores impuestos. Dicha amenaza no es la de la «tradicional mujer prostituta», sino la de la mujer «independiente de la masculinidad» (Fiske, 10-11). McRobbie plantea que el surgimiento de figuras como la de Madonna «les arrebata este control a los hombres y muestra que el control del look por las mujeres (en sus tres sentidos) es crucial para obtener el control de sus propios sentidos dentro del patriarcado» (Fiske, 11) y algo así podemos decir que sucede con el surgimiento de estas nuevas periodistas. Quizas Silvia Perez, y recientemente Ana Ines Martinez, funcione como la figura de Madonna: «un lector de Playboy activa sentidos de «completo juguete masculino» al mismo tiempo que una fan femenina la ve sexy pero no necesitada de un hombre y sosteniendose por si misma, por sus propios medios» (Fiske, 12). El ejemplo de Madonna se aplica a ambas periodistas. La fanatica del futbol o la mujer que consume periodismo deportivo ve a Perez con una lectura que no es la masculina. Por su lado, Martinez hizo este mismo tipo de lectura de la figura de Silvia para llegar a ser lo que es hoy. Hoy ella misma es una nueva Madonna que responde a los canones esteticos y de belleza impuestos por el hombre. Martinez es parte de la sinecdoque que representa, capaz de generar otras lecturas, como la de mujer «no necesitada», que puede «sostenerse por si misma».

La television uruguaya y la mujer

En la actualidad hay muy pocos programas deportivos que tienen una cara femenina delante de camaras. Si hicieramos un relevamiento de los canales de aire y tomaramos vtv como la senal deportiva nacional, vamos a encontrar una escasa participacion femenina. Cuando aparecen, desempenan roles menores: en Saeta, Canal 10, Ana Ines Martinez conduce la seccion deportiva en el noticiero del mediodia, y Sandra Rodriguez es presentadora en Punto Penal; en Television Nacional, Canal 5, Silvia Perez es panelista en EstadioUno, y en la television para abonados, en vtv, Daiana Abracinskas se

| 126 | encarga de las estadisticas en los partidos de basquetbol. Todas ellas tienen un papel secundario, sin embargo, eso no quiere decir que no tengan un curriculum interesante. Ellas tuvieron en su trayectoria o contexto familiar un fuerte vinculo con la experiencia fisica del deporte: tanto Perez como Martinez y Abracinskas son hijas de deportistas, mientras que Rodriguez practico deportes toda su vida. Descartando a Perez, que ya no representa a la sinecdoque por una cuestion de edad, se puede afirmar que todas respetan los canones esteticos actuales. Es destacable que todas hayan sido tapas de revistas o hayan sido entrevistadas por Caras o Sabado Show, que no son revistas especificamente deportivas, sino de contenidos mas vinculados con la farandula de los medios. Ellas mismas activan, vestidas y maquilladas de cierta manera, lecturas sintacticas y semanticas desde la ideologia patriarcal. Sin embargo, como dice Martinez en una entrevista a Sabado Show, «los hombres me tienen miedo». Algo similar a lo que planteaba Fiske sobre Madonna y las lecturas que se realizaban de ella. Por un lado, es una mujer «fuerte» y que se sostiene por si misma, que dice «estoy sola» y «no necesito de un hombre». Ella representa a la mujer actual autosuficiente e independiente que se desliga del patriarcado y de todas maneras sobrevive. Con su imagen, al igual que Madonna, abre el juego de las distintas lecturas: la de las mujeres, que la ven como no necesitada, y la de los hombres, que la ven por su cuerpo. Es claro que sigue siendo una mujer carnavalizada, de todos modos; su mensaje esta cargado de connotaciones.

Análisis de debate en Punto Penal

El 8 de agosto de 2010, el programa de Canal 10 Punto Penal realizo un debate especial al que fueron «periodistas», aunque en realidad se trató de invitadas mujeres vinculadas con el deporte uruguayo para discutir sobre la actuacion celeste en el pasado campeonato mundial de futbol disputado en Sudafrica entre el 11 de junio y el 11 de julio de 2010, en el que la seleccion uruguaya obtuvo el cuarto puesto. No fue la primera vez que se hizo un debate de este tipo, aunque en los cuatrocientos programas, se dio unas cuatro o cinco veces. Punto Penal es un magazín deportivo semanal que se transmite los domingos por la manana en Canal 10, y sigue una tradicion de programas deportivos en la manana del domingo de Saeta que empezó con Deporte Total. El primer programa se emitio el domingo 4 de marzo de 2003 y continúa al aire. En el programa se encuentran los periodistas deportivos mas reconocidos del medio: Jorge Da Silveira, Julio Rios, Sergio Gorzy, Mauro Más, Roberto Moar, Carlos Peinado, Nicolas Falcon, Fernando Gonzalez, Daniel De Leon y Americo Signorelli.

| 127 | Quien lleva adelante la labor de conduccion es el jefe de Deportes de Canal 10, Roberto Moar. Delante de camaras aparece una unica mujer, Sandra Rodriguez, que se dedica basicamente a los anuncios comerciales y a presentar deportes menores, como automovilismo o ciclismo.

Las invitadas

El programa realizo el debate con cinco mujeres: Ana Ines Martinez, presentadora de deportes de Canal 10; Daiana Abracinskas, que trabaja en las trasmisiones de basquetbol de Tenfield en vtv y en dos programas radiales; Karina Vignola, quien en ese momento conducia Terapia de pareja junto con su marido Gaspar Valverde en Canal 4 y habia trabajado en Punto Penal y en Fox Sports; Alejandra Turcidos, una de las primeras arbitras de futbol en Uruguay, y la mediadora y anfitriona del programa, Sandra Rodriguez. Cuando se le consulto a la produccion del programa sobre el criterio de seleccion de las participantes, la respuesta de Juan Samuelle fue: «Se tuvo en cuenta, entre otros factores, que fueran personas conocidas en el ambiente deportivo, no solo en el micro clima futbolistico, que tuvieran buenas aptitudes para comunicarse y expresar sus opiniones, que estuvieran dispuestas a compartir con nosotros un domingo al mediodia y que, a su vez, a partir de contactos previos, pudieran opinar con propiedad del tema en cuestion. Por otra parte, la opinion de Sandra Rodriguez sobre la identidad de las invitadas tambien fue trascendente para decidir a quienes invitar».

El debate y los roles impuestos

En la estructura de Punto Penal para realizar el debate, lo que se hizo fue sustituir las «piezas» masculinas por las femeninas para realizar algo «novedoso». Roberto Moar presento a Sandra diciendo: «Momento de opinion femenina en Punto Penal; lo presenta Sandra Rodriguez». Resalto la «presencia femenina», con lo que anticipó lo poco convencional del debate para ese programa, y fue muy políticamente correcto ante lo que veía. Es interesante ver que Moar se encargo de los comerciales, mientras Sandra paso a sentarse en la mesa como mediadora, en una inversion de los roles. Los hombres quedaron fuera de esta conversacion de mujeres, como las mujeres habitualmente quedan fuera de la conversacion masculina. Antes de comenzar, la cámara realizó un plano general en el que se pudo ver la disposición del panel. Todas ellas aparecían ubicadas de la misma forma en que se sientan los hombres todos los fines de semana.

| 128 | Que el debate fuera transmitido en un programa de Canal 10 no es un hecho menor, ya que este medio se considera pionero en la inclusion de mujeres en su noticiero, con una presentadora de deportes. Sandra tuvo que justificar a quienes participaban en el panel: Ana Ines Martinez, periodista de Subrayado (informativo de Canal 10) en la seccion de deportes; Daiana Abranciskas, «mujer que sabe de futbol, mujer que sabe de basquetbol, esta en vtv, la podemos escuchar en La manana de Carve y en la Sport y tcc radio»; Karina Vignola, «con su Terapia de pareja (programa de Canal 4)». Aunque habia pasado por Punto Penal y habia sido enviada al exterior, la presencia de Vignola es la que mas se intenta justificar, incluso ella misma dijo «cri-cri» porque no se considera una periodista deportiva como las otras. Por ultimo se presento a la jueza Alejandra Turcidos, primera mujer que se formo como arbitra y que se considera una abanderara de la liberacion femenina. Todas estas mujeres no son necesariamente periodistas y no se vinculan con el deporte desde el mismo lugar, sin embargo, todas ellas representan a la sinecdoque. Rodriguez presento el debate haciendo alusion a la gran presencia femenina en el marco del mundial del 2010, ya sea en las encuestas que se hacian antes de los partidos, como en los festejos. Lo destaco como algo nuevo, ya que tradicionalmente la mujer no podia incursionar en estos ambitos. Otra vez esta presente el fenomeno que analizan Rodriguez y Conde: la mediatizacion de lo femenino se hace mas notoria, se destaca la presencia de mujeres en los medios. Esta tendencia que comienza a verse en la decada del noventa se hace muy notoria en 2010. Lo llamativo de esta presentacion es como se destacó́ , con cierta incomodidad, la palabra mujer. Ocuparon un lugar que no les pertenecia y ellas mismas no parecian estar comodas, estaban forzando su posicion e intentaban justificarse continuamente. Una vez presentadas, se les pidió que explicaran como llegaron a vincularse con el deporte. Una vez más, esto muestra que estaban en un lugar en el que no se esperaba que estuvieran, como en una situacion poco normal. Pese a que ellas tienen presencia televisiva, siguen siendo figuras marginales: aparecen, pero en realidad no se conoce mayor informacion sobre ellas. Por eso deben justificar su presencia, lo que lleva nuevamente al saber que se le niega a la mujer: ellas no estaban alli porque saben, sino que hubo una intervencion masculina que permitio que ellas llegaran a dedicarse a eso. Sandra Rodriguez esta en un programa deportivo, sin embargo no es una periodista, sino una presentadora. El debate fue una de las pocas oportunidades que se le presentaron para tener un rol mas protagonico en el programa, aunque fue mediadora y no opino.

| 129 | En otro destaque de la condicion de mujer de sus invitadas, dijo: «tienen el genero en comun, pero tambien el amor por el deporte». Una y otra vez las expresiones remiten a que el amor por el deporte no es algo propiamente femenino, sino masculino. Estaban alli como excepcion entre las mujeres, ellas experimentan amor por el futbol, o incluso pasion, una idea que, como se planteó́ en el capitulo anterior, es resistida por los hombres. Rodriguez comenzo con una pregunta que parecia necesaria: si eran optimistas o no sobre lo que se esperaba de la Seleccion Uruguaya en el Mundial. Si los participantes del debate hubieran sido hombres, se hubiera conocido desde antes su opinion, porque cuando se hacen debates de este tipo hemos visto ya a los periodistas expresar sus opiniones con anterioridad. La mediadora entro enseguida en el juego mediatico con preguntas que apuntaron a conocer mas a las participantes. Asi, la informacion del ambito privado se trasladó́ a la pantalla. Tal como plantea Sandino Núez en su articulo «NeoTeve» (187-189), este juego mediatico lo explica Umberto Eco en su libro La estrategia de la ilusion. Alli senala que esta nueva forma de hacer television desdibuja las lineas entre ficcion y realidad y crea entidades mediaticas. En este caso, la vida de las invitadas es observada o consumida por los espectadores como ficcion, cuando en realidad se trata de algo que antes no se mostraba de estos periodistas-personajes. Es una presentacion en publico de lo privado. El juego mediatico que plantea este nuevo tipo de television hace que lo privado deje de ser privado y sea parte de una entidad mediatica. Entonces, ya no podemos discernir que es publico y que es privado. Rodriguez les pregunto a las participantes con quienes habian visto los partidos y despues continuo con preguntas emotivas. Este nuevo tipo de television apunta a un espectador que ve, en la «vida real» de sus personajes, una ficcion. Quienes entran hoy en los medios utilizan esa forma de exposicion; lo que antes era privado ahora pasa a ser publico. Esto rompe el pacto de verosimilitud que funcionaba en la television clasica, donde los personajes no se mezclaban con la realidad. Las preguntas realizadas estuvieron en la linea de lo socialmente aceptado, no fueron mas alla de lo que se espera que se pregunte. Lo mismo sucedio con las respuestas de las invitadas. Cada una de ellas demostró en mayor o en menor de medida cierto grado de resistencia para con los valores impuestos por la sociedad, en algunos casos parecían incómodas con el rol asignado y en otros verbalizaban estar en contra, pero en realidad su discurso terminaba siendo favorable. Las preguntas del debate llevaron a encasillar a las participantes en el rol que la sociedad les otorga como mujeres: reproductoras sociales, es decir, educadoras de las nuevas generaciones. Lo que inicialmente fue un debate de futbol entro poco a poco en el campo familiar. Las integrantes de la mesa comenzaron a debatir sobre que es lo mejor para la educacion de un nino y

| 130 | sobre los buenos y malos ejemplos. Estaban respondiendo al modelo «mujer- madre» que se espera de ellas; de hecho, todas eran madres de ninos chicos en el momento de la entrevista. En ellas primó el rol mujer-madre, ya que todas tienen hijos, pero interceptado por otros roles: mujer resistente, mujer en espacio de hombres, mujer autosostenida y mujer mediatica. Esos campos cruzados en muchos casos son antagonistas, sin embargo, el que sobresalió fue el rol impuesto por la sociedad. Las normas morales y sociales aparecen continuamente en las preguntas de la conductora y en las respuestas de las invitadas. En este debate se da por sobreentendido que la mujer esta en un lugar que no le es propio. De alli que surja la pregunta de si alguna vez habian pasado por una experiencia dificil en su trabajo. Ana Ines Martinez vivio una situacion complicada cuando un muchacho a quien estaba entrevistando la beso en vivo durante los festejos luego de un partido de la seleccion. Eso dio lugar a muchos chistes, pero tambien remite al juego mediatico de la mujer como objeto de deseo que expone su vida privada al aire. Por ser representante de la sinecdoque, las demostraciones de querer poseerla, aunque fueran una falta de respeto, se vieron como algo gracioso. Cuando llego el momento de la pausa, se agasajó́ a las invitadas de forma especial con flores, un regalo tipicamente masculino para la mujer. En todo se reafirmó́ esa presencia diferente, los hombres por su genero reciben una corbata y a las mujeres se las agasaja con flores. En ningún momento se ponen a la altura de los hombres, porque ellas se ven diferentes. Quizas en su discurso explicito reclamen las mismas oportunidades, pero una lectura mas profunda muestra que en realidad no hacen otra cosa que reafirmar esa identidad impuesta por la doxa. El debate continuo con el mismo tema: la incomodidad de la mujer en lugares a los que no pertenece. Sobre todo, se trato el hecho de entrar o no en la intimidad del vestuario. El cuerpo desnudo de un hombre no responde al mismo tipo de mediatizacion que el cuerpo femenino. Existen ademas normas sociales impuestas y aceptadas relacionadas con el pudor, por las que no se muestra la intimidad de un vestuario. Mientras en los medios el cuerpo femenino es destacado y expuesto, el cuerpo de los hombres es algo que se protege. Que una mujer entre a un vestuario masculino no es correcto. Por ejemplo, cuando Martin Caceres salio desnudo en los festejos de la Copa America, los canales taparon digitalmente su imagen. Los hombres pueden irrumpir en la privacidad femenina, la mediatizacion del cuerpo femenino lo ha permitido, pero la mujer se siente incomoda cuando irrumpe en la masculina. En el cierre, la conductora prometio una nueva reunion de «chicas», algo que debilito la importancia del debate. A continuacion dio paso al Show de la polemica, diciendo «vienen ellos por nosotras». Quedo claro que se cruzan, pero no se mezclan.

| 131 | Conclusiones

En la sociedad actual la mujer ha cambiado la forma de desempenarse en el rol que tradicionalmente se le ha asignado. En el siglo xx las mujeres comenzaron progresivamente a tener un espacio mas importante en las esferas mas notorias de la sociedad, ocupando lugares que antes se les negaron. El analisis que hacemos de la sociedad uruguaya afirma que esta cimentada en lo masculino y se caracteriza por conservar los valores impuestos. Historicamente ha sido de esta manera, y pese a que en la actualidad las mujeres son consideradas iguales a los hombres, desde el punto de vista de los derechos y obligaciones, tanto civiles como legales, esto aun no se refleja en la realidad. Basta con mirar los ingresos que percibe una mujer y los que percibe un hombre en igual puesto de trabajo (Borraz y Robano, pág ) para entender que aun en los tiempos que corren existe una brecha salarial importante. Según informe de World Economic Forum del 2013 sobre la brecha de género, Uruguay es uno de los países peor «rankeados» en cuanto a participación femenina. El futbol y el periodismo deportivo continuan en un territorio de masculinidad que se resiste a la incorporacion real y completa de las mujeres en condicion de igualdad. En el 2012 la mujer es una figura decorativa en los medios. Aunque se destaca cada vez mas su presencia y gana mas terreno, el saber futbolistico, como ultimo bastion del machismo en el futbol, es lo que se niega a ser invadido, por eso se le da a la mujer lugares menores en el mundo del periodismo deportivo. En Uruguay estamos muy lejos de los logros que se dieron en otros paises donde las mujeres se sientan a la par de los hombres en los canales y programas mas vistos. Si bien el criterio de eleccion de las mujeres responde a la sinecdoque, y muchas veces sus opiniones no tienen el mismo valor que las de los hombres, en otros sitios se las ubica a un mismo nivel. Por ejemplo, Margarita Weiss o Alina Moine en la senal Fox Sports comparten la mesa de Fox Sports Central con hombres. En Uruguay las mujeres se cruzan pero no se mezclan, no estan a la par televisiva de los hombres, salvo el caso de Silvia Perez en Estadio Uno. Existe una diferencia entre el rol asignado por la sociedad y el desempenado por las mujeres. Se nota un cambio porque el desempeno no es igual a lo designado, y estas nuevas protagonistas se comportan de manera diferente que las mujeres de principios de siglo. En primer lugar, ocupan un lugar que antes no ocupaban, y aunque es cierto que los hombres son quienes definen ese lugar y estan signadas por lo que ellos marcan, antes no era concebible su presencia. Su notoriedad o exaltacion es fundamental para poder realizar una critica y una reflexion. En terminos de avance o resistencia, podemos establecer que si ellas no estuvieran donde estan no podriamos resignificarlas y hacer una nueva lectura.

| 132 | La renuncia a la femineidad en el discurso de las mujeres, tanto visual como oral, es un requisito para estar al mismo nivel que los hombres en el periodismo deportivo. La misma Silvia Perez afirma que lo que hoy sucede a nivel televisivo es que se elige a las periodistas como un rostro o una figura y no por sus capacidades, algo que es un error, pero que sigue siendo parte de la sociedad. Es posible afirmar que hay un cambio en el sentido: se les abren las puertas a las mujeres, pero ellas siguen siendo extranos en ese mundo, siguen siendo individuos resistidos por su no pertenencia. Tomando los ejemplos de las mujeres que participaron en el debate analizado, sus referentes han sido hombres, porque ellos son los referentes en la materia, y todas llegaron a donde estan de la mano de hombres. Ellas se ubican en un lugar precario, las decisiones las toman los hombres y su lugar, mal o bien, estara definido por ellos. Esto lleva a que ellas terminen cayendo en un discurso politicamente correcto, de pleitesia y agradecimiento a los hombres. Es el resultado de la precariedad del lugar que se les da. Las mujeres que estuvieron antes que ellas, con las que conviven en algunos casos, parecen desaparecer ante figuras preponderantes como Da Silveira o Gorzy, reconocidos por generar oportunidades para todas. Pese a esto, ellas reproducen un discurso y modelo social de mujer. Incluso reproducen a la mujer uruguaya de hoy, la que esta en los medios, la que se muestra resistente e independiente, pero que representa a la sinecdoque social. Como plantea Morley, muchos de sus discursos se entrecruzan en el campo de la subjetividad, por lo que muchas veces se produce una contradiccion entre sus reclamos o reivindicaciones y el lugar que se les da y que deben conservar. Finalmente, podemos establecer que la mujer esta claramente carnavalizada. Sin embargo, en el grupo sinecdoque vemos diferentes desempenos frente a ese rol que les asignan. Por un lado, hay mujeres que realizan una lectura resistente y sirven a las nuevas generaciones para que alcancen otros logros. Por otro, estan aquellas que lejos de ser resistentes reafirman constantemente la ideologia patriarcal. El juego mediatico y la mediatizacion de lo femenino reafirma la identidad y sirve de inspiracion a nuevas lecturas resistentes que gestan un nuevo modelo de mujer. El debate en Punto Penal termino reafirmando los valores impuestos en la sociedad porque fue visto como una excepcion. A su vez, la conversacion, que comenzo siendo sobre futbol, derivo hacia la educacion de los ninos y la discriminacion de la mujer, topicos que en esa mesa, motivada por la actuacion de la Seleccion en el Mundial, reafirmaron la tesis de que las mujeres no deben, no pueden o no estan capacitadas para hablar de futbol. En ese programa quedo claro que muchas mujeres en realidad asisten al futbol porque les gusta, pero al mismo tiempo tambien quedo claro que no es la regla. Por otro lado, el debate mostro que la mujer para figurar en un ambiente al que no pertenece tiene que soportar hasta faltas de respeto. Además dejo otros

| 133 | mensajes: la mujer no puede experimentar la pasion por el futbol y tampoco tiene derecho a saber. Por lo tanto, lo que le queda es la carnavalizacion, en la cual se puede mover con humor e incluso debe permitir que se le falte el respeto, como sucedio con Ana Ines Martinez cuando un joven la beso mientras estaba trabajando. La mesa de debate resulto un diferencial negativo, porque a las mujeres se las presento solas, como si no estuvieran aptas para debatir al mismo nivel que los hombres. Incluso, cuando Sandra Rodriguez se despidio, dijo: «nos vamos nosotras y vienen ellos». No hubo lugar para un debate como iguales, ni siquiera para compartir camaras. El Show de la polemica, como se llama el segmento de debate de Punto Penal, es propio de los hombres y no da lugar a las mujeres. Para que la mujer pueda tener un lugar valido en el ambiente del periodismo deportivo debe masculinizarse. Silvia Perez, emblema femenino, se formó y se mantuvo entre hombres, participa y debate a la par en Estadio Uno y escribe para el suplemento deportivo de uno de los diarios de mayor tiraje, El Pais. Sin embargo, ella no representa la sinecdoque presente en los medios de comunicacion; es por eso tambien que esta en uno de los canales con menos rating. Es respetada pese a ser mujer, pero no es una figura televisiva reconocida. Su trayectoria es muy amplia —comenzo en 1987—, pero la aparicion de nuevas figuras mas notorias la han dejado de lado. Es la pionera en television, la primera a la que el publico tuvo que adaptarse, pero es la que tiene «menos» camara. Ser representante de la sinecdoque de los medios de comunicacion es una especie de pecado en los terrenos masculinos. La juventud asociada con lo bello es una condicion que abre la puerta para ocupar un determinado lugar, pero que resta validez a la opinion, sobre todo en el terreno deportivo. Aquellas que lograron ingresar al periodismo deportivo tuvieron que entrar en el juego mediatico y caer en una contradiccion: como mujeres se cuestionan su situacion, pero en ese momento, aceptan implicitamente las reglas y sostienen su discurso hasta donde pueden. La mujer carnavalizada, que funciona como adorno, incursiona en territorios masculinos y refuerza el rol asignado. Cabe destacar que en el pasado esto no sucedia, pero ahora sí hay mujeres que, con mayor o menor grado de resistencia, pueden generar diferentes lecturas. Las nuevas generaciones comienzan a tomar como sus «madonnas» a estas mujeres que ya estan integrando los ambientes masculinos y que, al representar sus valores, rompen algunos esquemas. En sintesis, podemos decir que las mujeres si han adquirido un lugar en el periodismo deportivo, pero lejos de estar en pie de igualdad, participan y estan definidas por una mirada masculina. La clave es que este proceso, que antes era inexistente, es el que da lugar a la critica y la posibilidad de que las mujeres puedan reclamar otro espacio en el futuro y lograr un cambio mas profundo.

| 134 | Bibliografía

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| 135 | Revista Mundo Uruguayo, 28 de junio de 1928

| 136 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 137 - 150, 2014 ISSN 1688-9800 «Allá en el Parque hay una banda» Algunos aportes sobre los integrantes de la barra de aliento del Club Nacional de Football y sus trayectorias1

Magdalena Aguiar Quintana*

Introducción

El fútbol es actualmente una de las actividades deportivas que cuenta con mayor arraigo y capacidad de convocatoria a nivel mundial. Es un deporte de masas, generador de todo tipo de emociones y manifestaciones culturales. Envuelve directamente a millones de personas, entre quienes lo practican, quienes son sus espectadores, jugadores profesionales e hinchas. Debido a su importancia y grandeza cultural, además de ser un deporte apasionante y colectivo, es un escenario relevante donde podemos realizar investigaciones significativas sobre ciertos fenómenos sociales. Es dentro de este contexto que pretendemos explicar la relación existente entre los hinchas y el espectáculo futbolístico, la cual constituye una zona de interacción novedosa. Estos hinchas no son solo espectadores, sino que también son actores, ya que sus prácticas de alguna manera intervienen en el espectáculo y hasta en algunos casos llegan a provocar que se preste más atención a lo que sucede en las gradas que a lo que ocurre en el campo de juego. En lo que refiere específicamente a nuestro país, es común observar cómo todos los fines de semana un grupo de hinchas organizados se ubica en el centro de la tribuna popular donde desarrollan un conjunto de prácticas de aliento y apoyo que imaginariamente determinan la suerte del juego. La actuación de la barra de aliento en el interior del estadio se diferencia de la del resto de los espectadores, cobra protagonismo y adquiere un carácter positivo según la mayoría de sus integrantes. Este trabajo se centrará en el análisis de la barra de aliento del Club Nacional de Football, focalizándose en algunas cuestiones fundamentales que hacen a la trayectoria de los hinchas que integran este grupo. En primer lugar, daremos cuenta de las características principales que definen a la barra de aliento. Para luego analizar cuáles son las principales motivaciones que tienen sus miembros para ingresar, permanecer y salir de ella. Creemos que «La Banda del Parque» reúne ciertas características que hacen interesante su estudio. Es una hinchada numerosa, está integrada en

1 El presente trabajo resume algunas de las conclusiones elaboradas en 2012 para la monografía final de grado de la Licenciatura en Sociología de la Universidad de la República. * Licenciada en Sociología (Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR), actualmente cursando Diploma en Jóvenes Juventud y Políticas Públicas (Facultad de Ciencias Sociales).

| 137 | su mayoría por jóvenes, tiene una estructura jerárquica particular, basada en códigos morales bien establecidos y sus integrantes adquieren variados beneficios por formar parte de este grupo.

Aspectos organizacionales de «la banda»: características y estructura jerárquica

La barra de aliento2 del Club Nacional de Football, rebautizada en el año 2005 como «La Banda del Parque», vino a tomar el lugar de la antigua «Barra de la Ámsterdam». Esta nueva denominación proviene del lugar «donde para la banda» según lo cuentan sus integrantes. Desde que se reinauguró el estadio Gran Parque Central, el grupo adoptó este nombre, marcando la profunda identificación que sienten estos hinchas con el barrio y con la cancha en donde juega su equipo. En lo que refiere a su composición, podemos decir que la barra es una agrupación de hinchas caracterizada por tener un orden social complejo, difícil de aprehender en términos concluyentes por la dinámica de actores sociales que la componen. Está compuesta por aproximadamente sesenta hinchas de sexo masculino, cuyas edades oscilan entre los catorce y cincuenta años. Son varios los subgrupos que la integran provenientes de los diferentes barrios montevideanos y del área metropolitana. Estos hacen que sus nombres se transformen en marcas distintivas de los distintos segmentos que componen la hinchada, aunque en la interacción de unos con otros conforman una única barra de aliento. En su interior la barra no es un grupo homogéneo ya que tiene una organización basada en estructuras de poder verticales. En orden de jerarquía, luego de los jefes y sus ayudantes, están los hinchas más jóvenes, quienes cuentan con menor antigüedad y trayectoria, pero a su vez conforman la mayor parte del grupo. Cada uno de sus miembros tiene internalizados los roles que debe cumplir. Los jefes, quienes exhiben un mayor poder y autoridad para mandar,

2 Algunos estudios, como los desarrollados por Garriga Zucal (2007) y Alabarces distinguen tres tipos de categorías para identificar a los habitantes de las tribunas. Por un lado, se encuentran los meros espectadores, a los que se los vincula con el disfrute lúdico del espectáculo, además de que concurren de forma esporádica al estadio. Por otro lado, encontramos grupos de hinchas relativamente organizados, «hinchas militantes» (definidos así por Alabarces), que siguen al equipo de forma incondicional, autogestiva e independiente. Estos hinchas participan en rituales de confrontación violenta, tanto material como simbólica. Y en última instancia, podemos identificar grupos más o menos reducidos y altamente organizados a los que generalmente se les adjudican los mayores niveles de violencia en sus enfrentamientos ocurridos con los otros, ya sea hinchas adversarios, policía, o incluso miembros de su propia hinchada. A este grupo se le denomina banda, barra, o barra de aliento.

| 138 | reciben el apoyo de los demás integrantes porque las tareas que realizan benefician a todos. Estas personas se encargan de controlar y supervisar todo lo que sucede con la hinchada, negocian con otros actores sociales (dirigentes, jugadores, cuerpo técnico, efectivos policiales) la entrega de entradas gratis para asistir a los partidos, dinero para financiar los viajes, la concurrencia de la hinchada a estadios visitantes, etc. Los integrantes más jóvenes y con menos antigüedad son quienes se ocupan de la logística que hace al funcionamiento del grupo (se encargan de las banderas, tocan los instrumentos de percusión), además de saltar y alentar durante todo el partido. Todas estas tareas se ajustan a reglas bien establecidas, cada uno de los integrantes se apega a un conjunto de códigos que tienen el cometido moral de diferenciar las acciones válidas de las no válidas. Ingresar a La Banda del Parque implica cumplir con una serie de pautas y códigos implícitos por el grupo entre los que se destacan: no abandonar nunca a un compañero, no huir en caso de que surjan enfrentamientos con hinchas rivales, seguir al equipo aun cuando este pierda y no compartir información acerca de las actividades que realiza el grupo. En cuanto a su organización, podemos decir que la presencia de la barra en el estadio está marcada por elaborados rituales previamente ensayados por sus integrantes, sobre todo cuando se juegan partidos decisivos. Es en la sede del club donde el grupo se reúne una vez por semana para ensayar los cánticos que luego serán entonados en cada partido, allí también diseñan, confeccionan y guardan algunas de sus banderas, junto a los instrumentos de percusión. También es en la sede donde se encuentran para planificar las actividades de la banda, o simplemente para charlar sobre el último partido. Todo esto forma parte del proceso de socialización del grupo. En el día del partido, la barra se reúne en la sede varias horas antes de su comienzo y allí los traslados y la organización varían dependiendo de la cancha donde se juegue. Si Nacional es local en su estadio, los hinchas aguardan en la sede del club hasta que falten pocos minutos para el inicio del juego y es en ese momento donde ingresan a la tribuna. Por el contrario, si el equipo juega en otras canchas, el grupo debe arribar al menos una hora antes del comienzo del partido para que los efectivos policiales tengan el tiempo suficiente para revisar sus banderas y así permitirles el ingreso a la tribuna. Una vez dentro del estadio, La Banda del Parque hace su ingreso «oficial» a la tribuna cuando tan solo faltan algunos minutos para que el equipo salga a la cancha. La aparición del grupo es muy festejada por el resto de la parcialidad, casi tan festejada como la salida de los jugadores al terreno de juego y es común que el resto de los espectadores se abran formando un corredor para que la banda pase. Este desfile llega a su fin cuando cada uno ocupa su respectivo lugar en las gradas, aunque la barra en sí siempre se ubica en el centro de la tribuna tanto de local como de visitante.

| 139 | Los líderes sí mantienen cierta movilidad y circulan permanentemente a lo largo y ancho de la tribuna. Una vez ubicada, la banda le da la bienvenida al equipo cuando este hace su ingreso al terreno de juego y aquí el fervor y la fidelidad que sienten los hinchas son expresados y exhibidos con la puesta en marcha de una verdadera fiesta.

Ingresar a «la banda», algo que se da naturalmente

Los integrantes de la barra de aliento conforman un grupo social que se distingue del resto de los espectadores que concurren asiduamente al estadio. Sin embargo, el hecho de que los individuos se agrupen no es un fenómeno original de nuestros tiempos, ya que según Aguiar y Reffo el hombre como «animal social» tiene casi instintivamente pulsiones gregarias, e históricamente el ser humano racional ha considerado que estas formaciones son el mejor modo de defender intereses que devienen en comunes. En Las formas elementales de la vida religiosa, Durkheim sostiene que toda sociedad necesita mantener y reafirmar los sentimientos e ideas colectivas que hacen a su unidad. Es por ello que se realizan determinados rituales (reuniones o celebraciones), donde los individuos se agrupan para reafirmar sus sentimientos colectivos. Es así que los distintos grupos humanos crean a lo largo de su historia un conjunto de autoimágenes y rituales que les proporcionan cohesión y además elevan su autoestima. Tampoco es una novedad el hecho que los jóvenes tiendan a agruparse y asuman modos de conducta diferentes a los que espera de ellos la sociedad adulta, sus instituciones y la cultura oficial dominante. Cajueiro entiende que el proceso de globalización de la economía y mundialización de la cultura arrastran consigo la fragmentación de la sociedad en múltiples y pequeños grupos. Estos se rigen por el afecto entre pares, ligándose a un tótem común, agrupados alrededor de algún producto de la industria cultural, como puede ser un equipo de fútbol. Tanto las barras de aliento, como otras subculturas (a pesar de que presentan diferencias simbólicas), comparten la ausencia de proyectos, la construcción de una ética y un lenguaje particular, además de la tentativa de diferenciarse del resto de la sociedad. La neotribalizacion de la sociedad y sobre todo de la juventud forma nuevos cultos estructurantes de sociabilidad, según Cajueiro esto está asociado a la crisis urbana, a las tentativas de crear nuevas identidades, a la violencia y al deseo de vivir el presente. Estos grupos surgen muchas veces para obtener la sensación de seguridad que el medio no ofrece y así reforzar los procesos de conformación de identidad y de pertenencia que son claves en la juventud.

| 140 | En este sentido y en lo que refiere a La Banda del Parque, podemos afirmar que la materia prima de este grupo son jóvenes, que buscan agruparse en torno a una organización que difunda dimensiones culturales y simbólicas diferentes a las que se observan en el entorno cotidiano de nuestra ciudad. Las afiliaciones al grupo se dan entre hinchas cuyas edades van desde los doce a los dieciocho años y es algo que en la mayoría de los casos se da naturalmente. Surge a partir de la concurrencia a la tribuna popular fin de semana tras fin de semana, es allí donde comienzan a interactuar con los miembros del grupo y pasan a ser reconocidos, lo que posteriormente lleva a su inclusión en la banda. A medida que los hinchas van interactuando aparecen sentimientos de simpatía entre unos y otros; estos se expresan en nuevas actividades, que significan a su vez interacción ulterior. Esta interacción permite encontrar en este grupo un conjunto de intereses que se esconden en lo futbolístico, pero que van más allá y buscan compartir formas de ser y pensar que los identifiquen entre ellos y a la vez los diferencien del resto. A continuación proponemos abordar brevemente las principales motivaciones que llevan a estos jóvenes a querer formar parte del grupo. Nos centraremos en cuatro ejes que darán cuenta de alguno de los intereses y valores que sustentan a la barra de aliento:

• Amor a Nacional: el amor al cuadro surge como la principal motivación para querer formar parte de la barra de aliento. El grado de significación que tiene el fútbol en la vida de los jóvenes, así como el lugar que ocupa específicamente el Club Nacional de Football, se transforma en una de sus fuentes de sentido y hasta en algunos casos llega a convertirse en la única. • Atracción por el estilo de vida del grupo: generalmente los jóvenes desarrollan una percepción desmesurada de la barra de aliento, creyendo que la asistencia de este grupo al estadio incidirá en el resultado final del partido. Admiración y atracción por el grupo es otro de los motivos que los lleva a querer formar parte de este. Los jóvenes se identifican y quieren formar parte del ritual que protagoniza la hinchada todos los fines de semana. Se sienten atraídos por su estética (despliegue de colores, banderas, cánticos, coreografías, etc.), también por el tipo de vestimenta que lucen, por el reconocimiento que obtienen de los jugadores, dirigentes, del resto de la parcialidad y también de los medios de comunicación. Formar parte de la barra brinda emoción, intensidad y permite que sus integrantes participen de alguna manera del evento deportivo. • Generación de vínculos de amistad y compañerismo: Filardo

| 141 | y Cajueiro coinciden en afirmar que los jóvenes se agrupan generalmente buscando afectividad grupal. Es dentro del grupo donde un individuo con determinados intereses busca relacionarse con otros similares. Encontrar apoyo sentimental, compartir experiencias, o establecer relaciones de compañerismo y amistad, es otro de los motivos para querer formar parte del grupo. • Oposición a los rivales: muchos jóvenes deciden ingresar no solo por ser hinchas de Nacional, sino por sentirse adversarios de la barra de aliento de Peñarol, su principal enemiga. Se nuclean en un círculo que une a los que están adentro y separa a los que están afuera, de los que hay que distinguirse y contra los que hay que pelear. El hecho de que las prácticas violentas comúnmente desarrolladas tengan el carácter de legítimas para el grupo, al involucrar a hinchas que comparten los mismos códigos, es otro de los motivos que influye a la hora de querer ingresar. Estas prácticas no son aceptadas por la sociedad y son frecuentemente perseguidas por la policía y es dentro del grupo, compartiendo los mismos intereses donde estos jóvenes se sienten a gusto y pueden desarrollar acciones que ponen de manifiesto el odio que sienten por la hinchada adversaria.

Al formar parte de la barra de aliento, los hinchas se sienten partícipes de un grupo que comparte sus formas de pensar y de actuar. El hecho de que participen en peleas, que alienten a su equipo sin importar la posición que este ocupe en la tabla, que sientan pasión y entusiasmo, manifestados a través de cánticos y saltos, son todos elementos que identifican a los miembros de una hinchada. Y aquellos individuos que quieran ser reconocidos y aceptados como miembros del grupo deben de llevar a cabo estas formas de actuar que son comunes a todos sus integrantes.

Pertenecer tiene sus privilegios

Es importante tener en cuenta que a lo largo de la trayectoria de estos hinchas dentro del grupo existen variaciones en la relación con sus pares, también varía la estructura de oportunidades a la que pueden acceder, lo que puede conducir a que cambien sus motivaciones para seguir en la banda. Si bien es cierto que su ingreso se da de forma natural ya que no es algo estratégicamente pensado y al comienzo tiene un escaso cálculo de costo beneficio, a medida que transcurre el tiempo, formar parte de La Banda del Parque genera ciertos beneficios y privilegios para sus integrantes. Por lo tanto, consideramos relevante además de explicar las motivaciones que

| 142 | llevan a los jóvenes a ingresar al grupo, también definir por qué deciden permanecer. Los hinchas comparten un espacio de socialización en donde consiguen expresar sus sentimientos, donde se sienten respetados y valorados. También es en este espacio donde la solidaridad y el compañerismo surgen como ejes de pertenencia y es a partir de las interacciones que se dan dentro del grupo que los jóvenes consiguen hacer frente a las distintas situaciones desfavorables que se presentan en su día a día. La mayor parte de los jóvenes que integran la barra, ven en la etiqueta que esta proporciona, un modo de desviar la sensación de rechazo que experimentan continuamente en la sociedad. Sin embargo, consideramos importante agregar que si bien identificarse con otros hinchas aparece como un eje relevante de pertenencia, el reconocimiento y el prestigio también surgen como pilares de participación. Buscar reconocimiento y reputación son algunos de los motivos por los cuales estos hinchas pretenden ser incluidos, es una virtud que todos quieren poseer. Tanto Viscardi como Morás son coincidentes en afirmar que las consecuencias del modelo de sociedad instaurado en nuestro país en la segunda mitad del siglo xx, caracterizado por el retiro del «Estado bienestar» y la emergencia de una sociedad con altos grados de fragmentación, llevó a grandes cantidades de jóvenes a tener un modo de vida signado por la pobreza, exclusión de las redes de interacción social, alejamiento del mercado de trabajo y del sistema escolar. En la actualidad existen grandes grupos de jóvenes que se diferencian de los demás por su desigual inserción en las distintas redes sociales (clase, familia, educación, vivienda, trabajo, etc.). Es a partir de estas experiencias de vida concretas, donde se observa cómo las distintas trayectorias sociales se expresan en concepciones del mundo bien diferenciadas y en la confrontación de identidades individuales y sociales de estos jóvenes que se vinculan a los aludidos procesos de diferenciación. Dada esta situación de desigualdad, se hace difícil para los jóvenes acceder a un estatus valorado positivamente por las instituciones que conforman nuestra sociedad. Es por ello, que consideramos que el hecho de formar parte de la barra de aliento, surge como «estatus compensatorio» y le brinda a ese joven la autoestima necesaria que no consigue en otros ámbitos institucionalizados. Cohen, y Cloward y Ohlin coinciden en afirmar que el estatus social es algo que todos los jóvenes pretenden conseguir, pero no todos pueden alcanzar. No todos disponen de los medios económicos, educativos y culturales para acceder a las metas que la sociedad propone en la actualidad y que ostentan otros grupos sociales. Esta situación les provoca, sobre todo, sentimientos de privación y frustración y al no tener posibilidades reales de lograr cierta reputación y prestigio mediante las formas convencionales, los

| 143 | jóvenes buscan un estatus compensatorio uniéndose a determinados grupos, subculturalmente establecidos, en donde se sienten reconocidos y apoyados por sus miembros. Estos grupos crean una subcultura propia (alejada de la socialmente aceptada) en la que encuentran valores y un estatus con el que se identifican. Al explicar lo que sucede con los integrantes de la barra de aliento de Nacional, debemos decir que estos no obtienen un mayor reconocimiento o aumentan el estatus por convertirse en socios del club o por quedarse quietos mientras transcurre el espectáculo futbolístico. Todo lo contrario, estos hinchas se definen como «los dueños» de la fiesta en la tribuna y consideran que su aliento a los jugadores es gravitante para el resultado final del partido. También afirman proteger al resto de la hinchada de las agresiones que puedan recibir de barras rivales o de las fuerzas policiales. Y lo que es aún más relevante, obtienen reconocimiento sobre todo por las peleas ganadas, por planear emboscadas y robar banderas (las que se transforman en trofeos de guerra y generalmente son quemadas en la tribuna popular con la intención de humillar a sus propietarios). Los hinchas afirman sentir orgullo por ser reconocidos y respetados debido a su «mala fama». En este caso, lo que para otros grupos sociales serían señales de estigma, para este son señales de prestigio, teniendo en cuenta que dado el contexto, las huellas negativas se transforman en señales positivas. Si bien para algunos, las prácticas que llevan a cabo estos hinchas carecen de racionalidad y son criminales, para estos jóvenes sí tienen un carácter positivo que les brinda cierta posición (que compensa su autoestima, algo que no sucedió en otros ámbitos: estudio y trabajo) y les permite consolidar su lealtad al grupo. Tener fama de «pesado»3 o ser consultado ante la existencia de problemas por resolver, los recubre de prestigio y son esas las características que todos los integrantes del grupo aspiran a tener. Queremos agregar que formar parte de La Banda del Parque genera otro tipo de privilegios para sus integrantes. El hecho de ser reconocido crea una estructura de oportunidades donde en algunos casos, según Alabarces, la explicación amorosa y pasional por la cual los hinchas integran la barra, aparece superpuesta a una explicación económica. Ser hincha como trabajo, como beneficio, en donde se pueden obtener réditos económicos y maximizar las ganancias. Son los hinchas con más trayectoria los que obtienen mayores beneficios económicos. Los jefes y sus ayudantes mantienen una relación económica con el club, reciben dinero por mantener el orden y controlar lo que sucede con la hinchada en la tribuna y en los alrededores del estadio. Los jefes reciben un salario mensual, el que ocupa un lugar central en la provisión de ingresos, a tal punto que comandar la barra de aliento se

3 Ser buen luchador, no amedrentarse en enfrentamientos con otras hinchadas.

| 144 | transforma en su único «trabajo». Se transforma en un trabajo no solo porque los provee de ingresos, sino también porque su realización requiere de mucho tiempo, además de un despliegue de saberes prácticos (controlar a los hinchas, negociar con la policía, plantear estrategias para imponerse en los distintos enfrentamientos, etc.). Además de un salario, a través de su contacto con dirigentes y jugadores, los jefes consiguen entradas, dinero para viajes e indumentaria del club. Todo esto es fundamental para la hinchada, pues surgen más recursos, ya que la administración de entradas y dinero les genera beneficios. Por otra parte, el hecho de comparar la estructura de oportunidades de los hinchas con mayor jerarquía dentro del grupo con la estructura de los que ingresaron hace poco, permite plantearnos la hipótesis de que exista una racionalidad distinta según el grado de trayectoria que se tenga dentro del grupo. Dada su experiencia, los jefes maximizan las oportunidades que se les presentan para así obtener variados beneficios, sobre todo económicos. Mientras que por otro lado, están los integrantes del grupo más jóvenes, para los que el hecho de percibir dinero no es tan importante como la experiencia grupal de estar en la barra. Ser miembro del grupo también abre puertas, genera contactos y les permite conseguir trabajo o les brinda la oportunidad de realizar «changas». Según Garriga Zucal (2007), la obtención de trabajos o changas es otro de los ejemplos que muestran la desigual distribución de los recursos dentro del grupo y esto ocurre según la jerarquía de sus integrantes. Son los jefes los que consiguen trabajos y entre el resto de los integrantes se distribuyen las changas.

Decidir salir

Retomando algunas de las características que describen a La Banda del Parque, podemos afirmar que el grupo está integrado principalmente por varones jóvenes, quienes se afilian en su adolescencia y es allí donde establecen relaciones estrechas con los demás miembros. También comparten prácticas y significaciones que suponen nuevas formas de sociabilidad (rituales, códigos o contraseñas distintivas) y refuerzan los procesos de conformación de identidad y pertenencia que son claves en esta etapa de la vida. Sin embargo, la juventud se concibe como una etapa pasajera, un período de transición hacia el mundo adulto, que tiene un comienzo y un final en la vida de las personas. Kessler considera que desde una perspectiva basada en el desarrollo del individuo, cada fase de la vida parece influida por variables que refuerzan, o por el contrario, tienden a desistir de la realización de ciertas prácticas. En

| 145 | el comienzo de la adolescencia, las relaciones familiares son centrales, luego lo es la escuela y el grupo de pares, para que más tarde tenga lugar la entrada en el mundo del trabajo y las relaciones de pareja. Todo esto implica que las influencias sobre el individuo vayan cambiando a lo largo de su ciclo de vida, con la existencia de «puntos de inflexión» que serán centrales para realizar virajes en las historias personales. A lo largo de sus trayectorias dentro del grupo, los hinchas modifican permanentemente sus formas de ser, pensar y actuar, así como también cambia el mundo en el que viven. En este mismo sentido, las aspiraciones que los motivaron a ingresar al grupo en el pasado se diluyen y surgen nuevos proyectos e iniciativas adecuados a su nueva realidad. Los hinchas integran la barra de aliento principalmente en su juventud, luego se produce un abandono y solamente una pequeña minoría de adultos continúa dentro del grupo. Pero específicamente, ¿cuáles son motivos que los llevan a desertar? Los que se van lo hacen por sucesos internos, o por factores externos a la banda. En el primer grupo incluimos la disconformidad con su funcionamiento o con las prácticas llevadas a cabo por sus integrantes, las desavenencias con los líderes y la disconformidad con las tareas a realizar. Los enfrentamientos con otras barras, la utilización de armas blancas y armas de fuego, el rompimiento de códigos internos y la consumición de drogas, influyen a la hora de decidir salir. También muchos de los hinchas deciden abandonar el grupo por discrepar y hasta, en algunas ocasiones, por llegar a tener enfrentamientos con los líderes. Y en última instancia, queremos destacar que en muchas ocasiones, los integrantes del grupo despliegan una autopercepción que agiganta sus obligaciones militantes. El hecho de tener que asistir a todos los encuentros en los que juega su equipo y tener que participar en los enfrentamientos contra hinchadas adversarias para no perder la reputación ganada, es algo que llega a incomodar a los hinchas, los que deciden irse cuando ya no tienen ganas de cumplir con estas demandas. El segundo grupo está compuesto por los factores externos que llevan a los hinchas a abandonar la barra. Aquí encontramos la edad, la falta de tiempo, la incompatibilidad con actividades laborales y la constitución de una familia. A medida que estos hinchas van creciendo, sus percepciones acerca de lo que ocurre en la barra van cambiando. En la madurez, los problemas y enfrentamientos son vistos de otra manera y compartir esos momentos con los más jóvenes genera cierta incomodidad, sobre todo con algunas de las prácticas que estos desarrollan (como drogarse, emborracharse, tirar piedras a los integrantes de otras hinchadas, etc.). En el mismo sentido, consideramos que la edad también influye al momento de evaluar los costos que se presentan

| 146 | al realizar determinado tipo de acciones. Muchos de los hinchas permanecen en el grupo únicamente hasta los diecisiete años, ya que los actos de los mayores de edad apartados del ordenamiento jurídico serán pasibles de sanción tanto en el plano civil como penal. En muchos de los casos, el conocimiento de las normas jurídicas se convierte en centro de cálculo acerca de las prácticas que se pueden realizar en el contexto de la barra. Queremos agregar que la participación en la barra de aliento es una experiencia de alta intensidad, en la que se invierte mucho tiempo y en donde la familia queda relegada en muchas ocasiones, ya que los hinchas priorizan la realización de actividades con su grupo de pares. Sin embargo, llega un momento en el que estos ya no están dispuestos a dedicarle la mayor parte de su tiempo a la barra y deciden abandonarla para priorizar sus relaciones familiares, en especial con sus hijos y su pareja. El último punto a destacar es la estrecha relación existente entre trabajo y deserción. Muchos de estos hinchas en sus actividades laborales tienen que relacionarse con la policía, al trabajar como guardias de seguridad (ya sea para el club o para empresas privadas), o en lugares frecuentados por integrantes de otras barras (como boliches, pubs, etc.) y es por ello que deciden abandonar la barra de aliento, para evitar posibles conflictos y así priorizar sus trabajos. El camino que lleva a estos hinchas a querer abandonar el grupo está marcado por una profunda reflexividad, ellos son conscientes sobre los riesgos que corren y que no están dispuestos a enfrentar. Para ellos, formar parte del grupo es un ciclo ya finalizado en sus vidas. Ahora, en otra etapa, priorizan sus trabajos y a su familia, aunque sin dejar de alentar a su cuadro. Lo hacen desde otro lugar, no siempre ubicados en la tribuna popular.

A modo de síntesis

Este trabajo nos ha permitido delinear algunas de las trayectorias de los integrantes de la barra de aliento del Club Nacional de Football. Aquí nos hemos preguntado no solo por cómo se da su ingreso al grupo, sino sobre todo por su permanencia y su salida del mismo. Formar parte de la barra de aliento alcanza su pico más alto en la juventud y luego existe una tendencia hacia el abandono por parte de los adultos. Consideramos que el análisis detallado de las trayectorias nos permite diferenciar los motivos por los cuales los hinchas deciden ingresar al grupo. Los jóvenes quieren participar de la hinchada entre otras cosas para sentirse parte de un colectivo que comparte sus formas de actuar y de pensar, para encontrar nuevas formas de expresarse y principalmente para intensificar sus vivencias personales. Costa, Pérez y Tropea consideran que los jóvenes que

| 147 | se afilian tienen, en general, actitudes de contestación a la sociedad adulta o sus instituciones. De alguna manera se sienten desplazados por el sistema (la escuela, la familia, los adultos en general, etc.) y quieren conducirse de un modo que exprese que se resisten a ese desplazamiento. Y cuando realizan las prácticas que competen a la barra están buscando cómo expresar su rebeldía y, a través de ella, la construcción de una nueva identidad y de una nueva reputación. En este sentido, Garriga Zucal (2005) afirma que en el campo de las hinchadas, la identidad se constituye por intermedio del prestigio y la reputación dando un lugar preponderante a la acción individual y grupal. Por otra parte, podemos establecer que pertenecer al grupo no solo genera estatus o reconocimiento, sino que también les permite a sus integrantes obtener beneficios económicos, principalmente a los integrantes de mayor edad. El hecho de ser reconocido genera una estructura de oportunidades y hasta en algunos casos la explicación económica por la cual los hinchas integran la barra se superpone a la explicación pasional y surge la idea de ser hincha para obtener réditos económicos. Y en última instancia, pretendemos dejar en claro que es principalmente en la adultez donde los hinchas deciden abandonar el grupo. Surgen obligaciones que constriñen las prácticas realizadas en y por la barra de aliento, las que aumentan los costos de permanecer en el grupo. Los nuevos roles que estos hinchas asumen pueden generar cambios cognitivos (seriedad, responsabilidad, madurez), determinantes en su decisión de desertar. Hay puntos de inflexión claves, como la pareja, los hijos y el trabajo. En la adultez, pretenden dedicar la mayor parte de su tiempo a sus familias y comprometerse con sus trabajos. La trayectoria de vida de estos hinchas no presupone personalidades inmutables, sino que basados en el desarrollo de cada individuo, cada fase de su vida se encuentra influenciada por variables que refuerzan o por el contrario desalientan su pertenencia al grupo. Los hinchas que deciden abandonar la barra no reniegan de su pasado en el grupo, pero tampoco están de acuerdo que esto tenga que caracterizarlos o definirlos durante toda su vida. Con este trabajo pretendimos analizar la temática de las barras de aliento desde una nueva perspectiva, distinta a aquella que comúnmente está representada en el imaginario colectivo, donde las hinchadas son observadas como parte de un fenómeno desviado, sus integrantes son presentados como irracionales, son ubicados como algo externo de lo social y de lo deportivo y sus prácticas son entendidas como actos únicamente delictivos. En un mundo marcado por estas concepciones erróneas sobre las barras de aliento, consideramos necesario dar cuenta sobre las distintas encrucijadas que marcan las trayectorias de sus integrantes y esperamos que este artículo haya servido para eso.

| 148 | Bibliografía aguiar, Sebastián y reffo, Adrián, «¿Qué te pasó en el pelo? Tribus urbanas, aportes para una reconsideración.», en aa.vv., Tribus urbanas en Montevideo. Nuevas formas de sociabilidad juvenil, Montevideo: Ediciones Trilce, 2002, pp. 19-33. alabarces, Pablo, Crónicas del Aguante: Fútbol, Violencia y Política. Claves Para Todos, Buenos Aires: Capital Intelectual, 2004. cajueiro, Tarcyanie, «O lado “hard” da cultura “cool”: as torcidas e a violência no futebol», en aa.vv., Futbologías: Fútbol, Identidad y Violencia en América Latina, Buenos Aires: clacso. 2003, pp. 75-81. cloward, Richard y ohlin, Lloyd, Delinquency and Opportunity, Nueva York: The Free Press, 1960. cohen, Albert, Delinquent Boys. The Culture of the Gang, Chicago: Free Press, 1955. costa, Pere-Oriol y pérez, José y tropea, Fabio, Tribus Urbanas. El ansia de identidad juvenil: entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la violencia, Barcelona: Paidós, 1996. durkheim, Emile, Las formas elementales de la vida religiosa, España: Alianza Editorial, 1912. filardo, Verónica, Tribus urbanas en Montevideo. Nuevas formas de sociabilidad juvenil, Montevideo: Ediciones Trilce, 2002. garriga zucal, José, «Pibitos chorros, fumancheros y con aguante. El delito, las drogas y la violencia como mecanismos constructores de identidad en una hinchada del fútbol», en aa.vv., Hinchadas, Buenos Aires: Prometeo Libros, 2005, pp.59-72. — Haciendo amigos a las piñas. Violencia y redes sociales de una hinchada de fútbol, Buenos Aires: Prometeo Libros, 2007. kessler, Gabriel, Sociología del Delito Amateur, Buenos Aires: Editorial Paidós, 2004. morás, Luis, Los hijos del estado. Fundación y crisis del modelo de protección-control de menores en Uruguay, Montevideo: serpaj, 1994. viscardi, Nilia, «Trayectorias delictivas y rehabilitación: caminos laberínticos de la configuración de futuro en jóvenes infractores», en aa.vv., El Uruguay desde la Sociología IV. Montevideo: ds- fcs-udelar, 2007, p. 293-325. Disponible en: www.fcs.edu.uy/ archivos/LasBrujas4-Viscrdi.pdf

| 149 | Revista Mundo Uruguayo, 3 de julio de 1930

| 150 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 151 - 166, 2014 ISSN 1688-9800 El insulto como forma de violencia en los espectáculos de fútbol profesional de Montevideo1

María Paula Morales*

El fútbol

El significado del fútbol para nuestra sociedad no pasa solo por ser el deporte más practicado o la actividad recreativa de mayor concurrencia en términos generales y continuidad en el tiempo, sino que ha sido de gran relevancia como constructor y reafirmador de nuestra identidad. Nuestra historia está marcada por los triunfos y derrotas de la selección nacional de fútbol así como por el desempeño de los cuadros de nuestras ligas, repercutiendo en nuestra idiosincrasia como uruguayos y nuestros estados de ánimo colectivos. En Uruguay, la asistencia a los espectáculos de fútbol reúne a individuos de diferentes sectores sociales homogeneizándolos en rituales, cantos, festejos y tristezas. Dicha experiencia se vive como una actividad de distensión y recreación en la que son comunes las discusiones, críticas e insultos independientemente del sector del estadio del que se trate. En este contexto los espectadores se sienten liberados para expresarse de forma grosera, ciertamente violenta y para utilizar todo tipo de insultos. Es un espacio de exaltación y reafirmación de masculinidad y virilidad, principalmente a través de expresiones verbales. Tales manifestaciones verbales o gestuales pueden ser el punto de partida para conflictos de mayor gravedad con posibilidad de daño físico, o pueden funcionar como un amortiguador paliativo, un alivio emocional de tensiones generadas por el propio espectáculo deportivo o provenientes de la vida cotidiana. En relación a lo anterior nos preguntamos: ¿es inherente a los espectáculos deportivos uruguayos la manifestación de violencia mediante insultos?; ¿es una forma relacional socialmente aceptada como parte de nuestra cultura?; ¿de acuerdo con el tipo de insulto, entrañan una actitud prejuiciosa con potencial discriminatorio (racista, xenófoba, homofóbica, machista, etc.)?; ¿en qué medida esas actitudes son un reflejo de la estructura de nuestra sociedad actual? Considerando que las sociedades tienen formas propias de manifestación de violencia y que en la nuestra el insulto es la de mayor uso, tomamos el ámbito de los espectáculos deportivos por sus características como un espacio privilegiado para observar este tipo de fenómenos sociales y dar respuesta a las preguntas anteriormente planteadas.

1 El presente trabajo resume algunas de las conclusiones elaboradas en 2012 para la monografía final de grado de la Licenciatura en Sociología de la Universidad de la República. * Licenciada en Sociología (Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR), Posgrado en Cambio Organizacional. Investigadora.

| 151 | De Actividad Individual Consciente a Acción de Masa Inconsciente

En una masa los sentimientos e ideas de las personas aglomeradas adquieren la misma dirección y su personalidad consciente se desvanece. En los espectáculos de fútbol el sentimiento que une a los hinchas es el deseo de triunfo de su cuadro. Ese deseo desmedido o «enfermiza obsesión por triunfar a cualquier precio» que caracterizaría a los uruguayos según Bayce (2003), puede llevar a que la racionalidad individual del hincha se vea desvanecida como para convertirlo en una persona que salta, patalea, grita, insulta, se prende al alambrado de una cancha, y que en otro contexto tendría un comportamiento muy diferente. Se adquieren características provisorias pero determinables como la sensación de permisividad que se siente en nuestros estadios para insultar y gesticular de forma descontrolada. Los individuos son afectados por el ambiente y, como consecuencia, los caracteres potenciales pueden manifestarse adquiriendo predominio las cualidades inconscientes. Con el respaldo de otros hinchas, el individuo adquiere un sentimiento de poder que los habilita a reaccionar ante instintos que de haber estado solos, los hubieran controlado. En la vida cotidiana, por ejemplo en un encuentro en la calle con un árbitro de fútbol conocido, el individuo probablemente no lo persiga insultándolo de forma violenta como es común en los estadios de fútbol uruguayos. Al encontrarse en la masa, en la hinchada, el individuo no se siente responsable o identificable. Sino que ese sentimiento que generalmente lo controla desaparece. Esto es claramente apreciable en el caso de cuadros grandes como el Club Atlético Peñarol o el Club Nacional de Football, donde las hinchadas son tan numerosas que la sensación de anonimato es mayor. En el caso de los cuadros chicos, si bien se comportan como una masa y sienten libertad para insultar, gritar, etc., los hinchas perciben una mayor posibilidad de identificación, generalmente se conocen entre ellos, las relaciones son muy cercanas por vivir en un mismo barrio y ser menos en número, lo que genera que los actos sean más controlados. Control que se da mayoritariamente entre pares. El hincha es altamente sugestionable, por tal motivo, cuando un hincha empieza a insultar enseguida se ven réplicas y una gran masa termina insultando, muchas veces sin haber visto la jugada en cuestión. También es evidente el poder de la masa cuando las canciones que son expresión de las llamadas «barras» en las que manifiestan sus valores como el de ver a la policía como enemigo, son cantadas por todos los hinchas. Otras canciones también llaman la atención por hacer explícitas las amenazas y deseos de muerte hacía otros hinchas, «[…] ya te matamo a uno, te vamo a matar a dos […], «[…] matar una gallina solo para sentirse mejor […]». En otro contexto los individuos que la

| 152 | cantan no comparten esos deseos ni son capaces de desplegar violencia con esos fines. En toda la historia del fútbol uruguayo como espectáculo, más de cien años, solo hubo aproximadamente diez muertes relacionadas directamente con el espectáculo deportivo. Si realmente se sintiera lo que se expresa durante el partido, el despliegue de violencia real por parte de los asistentes sería mucho mayor. Pero el comportamiento de masa genera que los hinchas canten esas canciones sin realmente reparar en el contenido o en lo que expresan.

Insulto como palabra

El insulto refiere a aquellas palabras, oraciones, gesticulaciones que contienen un concepto con potencial de ofender u herir al interlocutor hacia el cual está dirigido. Encontramos dos tipos de insultos, un tipo que es un atributo de predicados vinculados a dos argumentos: x ser y, por ejemplo «sos un ladrón», «son unos idiotas», etc. Este tipo de insulto es explícito y su significado es conocido por todos, es compartido culturalmente, está vinculado a valores y prejuicios de la sociedad, y determinado por normas externas. Este tipo de insulto es el más escuchado en los espectáculos deportivos. El otro tipo de insulto es construido, no es explícito, es más complejo en su comprensión, por lo general no contiene léxico socialmente marcado como ofensivo y está vinculado a una situación. Por ejemplo, en el comienzo de un campeonato los jueces hicieron huelga reclamando una serie de condiciones entre la que estaba incluida el aumento del salario, en los primeros partidos muchos insultos construidos referían a ese hecho, «y todavía quieren cobrar más, ladrones», «después piden más plata, atorrantes», etc. Otro ejemplo de insulto construido es «te pagamos los dientes».

Características del insulto

• Polivalencia Los significados de los insultos varían en una misma cultura de acuerdo con la situación. Cuando en un estadio escuchamos que le gritan al juez «hijo de puta» refiere a que hizo algo malo, que los perjudicó, en otras ocasiones puede ser usado de forma positiva «qué hijo de puta, qué gol metió» o también señalar que alguien tuvo suerte. • Gradación La situación y el lugar claramente influyen sobre la gradación del insulto. Lo que en un contexto puede tener un potencial ofensivo muy fuerte,

| 153 | en otro, ese potencial se diluye. Son el receptor o los oyentes los que reaccionan dándole un valor al insulto. En el espectáculo deportivo los receptores por encontrarse generalmente dentro de la cancha y a cierta distancia, y cumpliendo un rol determinado (juez, jugador, director técnico), no tienen posibilidad de reaccionar dándole una gradación a dicho insulto. Por otra parte, la actitud de los otros hinchas que escuchan el insulto es por lo general pasiva o cómplice. Nadie cuestiona al emisor del insulto, por el contrario, lo festejan o se suman a insultar. Así, una persona será capaz de insultar a un jugador gritándole por ejemplo «te hicimos los dientes», «negro sucio», etc. con el conocimiento de su gradación en otros contextos pero también consciente que no será penalizado por los otros, ni probablemente haya una reacción por parte del insultado hacia él. Los emisores son conscientes de la posibilidad de dañar del insulto. La gradación también está relacionada a la moda o costumbres de la sociedad. Hoy llamar a alguien de hijo de puta puede ser entendido como una exclamación de que tiene suerte. En otros tiempos, ser catalogado de hijo de puta significaba una gran ofensa sobre todo por referirse a la honra de la madre del insultado. Lo anterior está relacionado con el carácter polivalente del insulto. Que un insulto en un medio pueda ser tomado como una exclamación de suerte y en otro como una ofensa, muestra cómo es capaz de adoptar diferentes significados que están determinados por el contexto., Durante el registro de ciertos insultos y su decodificación vimos que para un mismo insulto el significado era diferente dependiendo la situación. Por momentos el insulto puto refería a la valentía del jugador y por otros buscaba la difamación haciendo alusión a la posible homosexualidad del receptor. Entendiendo que ser homosexual está mal visto en nuestra sociedad por muchos individuos. • Ambigüedad Al no usar un léxico marcado como ofensivo, los insultos no explícitos presentan una mayor ambigüedad y su significado puede ser vago. Por ejemplo, el insulto «te pagamos los dientes» si bien se entiende que tiene una connotación negativa clasista es difícil de traducir a diferencia de insultos explícitos. • Variabilidad El insulto como parte de la lengua general de una sociedad es variable tanto en su uso como en sus contenidos. Dicha variabilidad podría ser determinada detectando cambios en el uso y significados de los insultos en dos momentos históricos de una sociedad. Salvo por relatos de hinchas no contamos con información del comportamiento en relación a los insultos en el pasado pero no dudamos que las normas de comportamiento y el uso de los insultos fueran muy diferentes a las de hoy. Basta solo con pensar que hasta no hace mucho tiempo hinchas de diferentes cuadros asistían a una misma tribuna. Cuando prestamos atención a los insultos emitidos por espectadores de diferentes generaciones, considerando que durante sus procesos de

| 154 | aprendizaje y de sociabilización estuvieron expuestos a distintas normas de comportamiento, diferentes lenguajes, etc., no pudimos distinguir diferencias evidentes. Espectadores jóvenes utilizan los mismos insultos que otros individuos mayores a ellos pertenecientes a otras generaciones en las que las tecnologías y medios de masas no estaban tan presentes y las normas de comportamiento eran muy diferentes2. Sí notamos que los jóvenes son los que insultan más. Los adultos, si bien muchos insultan, parecen tener un mayor control, resultado del comportamiento que les exige la sociedad y normas y valores a los que fueron expuestos durante su socialización que quizás hoy no son tan rígidos.

Valores y prejuicios

El insulto se caracteriza por tomar un valor, característica o cualidad con una evaluación negativa o positiva por parte de la sociedad y señalar que el insultado lo tiene o no lo tiene, no lo cumple o se le puede cuestionar. Dichos valores pertenecientes a la cultura de una sociedad, pautan normas de conducta, categorizan a los individuos y en relación a ellos se erige una escala social característica de dicha sociedad. Un hombre vale entonces, lo que los valores impuestos en la sociedad indiquen y de acuerdo con el lugar que ocupe en esa escala de valores. Durante la investigación apreciamos que para nuestra sociedad los valores normativos generales más importantes a los que hacen referencia los insultos que se emiten durante los espectáculos de fútbol son: orgullo-honor, honestidad, virilidad-masculinidad, valentía, persecución del éxito y discriminación: de raza, género, sexual, discapacidad. La mayoría de los insultos registrados, quizás por tratarse de un ámbito con una alta tasa de masculinidad, reflejan el carácter machista de nuestra sociedad. El insulto que más se repite es «puto» con dos significados, por una parte refiere a la sexualidad del insultado y por otra a su valentía. En última instancia, creemos que con este insulto se trata de trasmitir que el insultado no tiene la valentía que un hombre heterosexual debe tener. Ese deber surge de las normas de comportamiento que se les exige a los hombres en nuestra sociedad. El hombre debe ser heterosexual y valiente, esta es una pauta o norma establecida en nuestra sociedad y que genera la discriminación de aquellos que no la cumplan, manifiesten no cumplirla o se sospeche que no la cumplan. En la sociedad uruguaya la homosexualidad en los hombres está asociada de forma errónea a la práctica del travestismo y a características femeninas. Se asocia la homosexualidad al deseo de ser mujer y de adoptar características que se relacionan con ese género confundiendo sexo, género y sexualidad.

2 Distinguimos la exposición a las tecnologías y medios de masas ya que consideramos es relevante en cuanto a la producción del discurso oral de una sociedad.

| 155 | Otra manifestación machista de nuestra sociedad es la de asociar lo relacionado a la mujer a la falta de valentía: «¡meté la patita! ¡Juega como una minita!».

Uso del insulto

El uso de un determinado insulto está asociado a diferentes variables. Consideramos tres variables:

1) Situación: encontramos diferentes situaciones relacionadas a cuatro actores frente a las que se insulta durante los espectáculos de fútbol, acciones de los jueces, acciones de jugadores rivales, acciones de jugadores propios y acciones de hinchas rivales. Los jueces son insultados cuando ingresan a la cancha y cuando se retiran, cuando cobran o no una falta, un penal o un offside, cuando sacan tarjeta a un jugador propio o no la sacan al rival. Es decir, al juez se lo insulta cuando realiza su trabajo, ya sea si tuvo una buena actuación o no la tuvo. A los jugadores rivales se les insulta, primero por ser rivales, cuando ingresan a la cancha ya se los insulta, luego por acciones que los desfavorezca como un gol, un quite de pelota, una falta sobre un jugador de su propio cuadro, etc. También se los insulta si se entiende que el jugador está pizarreando, es decir luciéndose ante un marcador que lo favorezca. A los jugadores propios se los insulta por considerar que no están rindiendo, que juegan mal o erran un pase, un penal, levantan mal un córner, etc. Todo lo que tenga que ver con un mal desempeño de su trabajo. El insulto al jugador del propio cuadro no es lo más común pero es una situación que se ve más en las hinchadas de cuadros grandes. A los hinchas rivales se los insultan cuando cantan, cuando se alienta a su propio cuadro y para festejar ante un gol. A veces, en canchas chicas, hinchas rivales mantienen tipo diálogos de insultos entre una tribuna y otras. Estas instancias el resto de los hinchas lo vive como algo jocoso.

2) A quién se insulta: se insulta a prácticamente todos los actores en el espectáculo deportivo, jueces, jugadores propios y rivales, directores técnicos, dirigentes, alcanza pelotas, hinchas rivales.

El más insultado A simple vista se puede apreciar que en los estadios uruguayos los más insultados por todos los hinchas son los jueces. Son los enemigos comunes a todos. Se los cuestiona de no ser honestos y de no hacer bien su trabajo y por tal motivo se los insulta, amenaza, se les tira cosas, se los silba, se los escupe, etc.

| 156 | Muchos espectadores consideran las intervenciones de los jueces más importantes que el desempeño de los jugadores en la cancha. Sin duda la intervención del juez en muchas ocasiones puede ser decisiva pero la mayoría de los insultos son emitidos en relación a jugadas que pueden ser irrelevantes para el juego. Incluso muchas veces esas jugadas son imperceptibles desde la tribuna dada la infraestructura de los estadios y la distancia a la que se encuentran los hinchas. Otra veces la jugada puede ser hasta imperceptible para el ojo humano dada su complejidad. Aún así, tanto hinchas como periodistas reaccionan cuestionando la labor del juez. Muchos espectadores, al parecer, van a los estadios solo por su rivalidad con los jueces. La rivalidad hacia los jueces es tan importante que durante la investigación detectamos dos grupos organizados para averiguar la vida privada de los jueces y luego humillarlos y presionarlos mediante insultos referidos a la información que obtuvieron. El juez representa el chivo emisario del espectáculo deportivo. Los hinchas de los cuadros chicos consideran que los jueces favorecen a los cuadros grandes e incluso hay cuadros, como Rampla Juniors, que consideran que siempre son perjudicados por los jueces. Algunos de los insultos registrados en la investigación hacia los jueces fueron: «mafioso, delincuente, mongólico, cornudo, chupa verga, puto, ladrón, mala leche, cara de cagada, mariquita sucia», entre muchos otros.

Su habilidad nos enfurece Jugador rival: la mayoría de los hinchas ve a los jugadores rivales como enemigos y los insultan con saña. Los hinchas de los cuadros grandes no se detienen tanto en insultar a los jugadores rivales. Por lo general, insultan a jugadores rivales puntuales cuando: el jugador rival fue jugador de su cuadro, lo entienden como una traición; cuando el jugador rival es habilidoso y por lo general un ícono del cuadro, se puede ver por ejemplo con Álvaro Recoba del Club Nacional de Football o del Club Atlético Peñarol; o cuando el jugador es lo que llaman un jugador «con huevos», estos son jugadores que van al choque, son considerados valientes, que juegan bien en los partidos difíciles, «se ponen el equipo al hombro», por ejemplo de Nacional, Darío Rodríguez de Peñarol, Carlos Macchi de Liverpool, etc. Los hinchas de los cuadros chicos, que tienen una distancia mucho menor de la tribuna a la cancha por jugar en estadios de menor porte, insultan a todos los jugadores rivales, siendo el arquero rival el más insultado. Muchos se posicionan detrás del alambrado para estar más cerca de la cancha y poder ser escuchados tanto por los jueces como jugadores. Los hinchas que asisten a estadios de menor y mediano porte tienen la certeza de que sus insultos serán escuchados en la cancha y por lo tanto podrían afectar al jugador como así también las decisiones de los jueces.

| 157 | Es común escuchar que se insulte y persiga a jugadores rivales que hayan tenido un doping positivo en el pasado y se trate de afectarlos psicológicamente mediante la humillación: «¿te diste una pitadita?»; «falopero»; «te gusta jugar en la raya, eh»; etc. Los jugadores afrodescendientes son más insultados por los hinchas rivales tanto de cuadros grandes como chicos. Incluso siempre se encargan de señalar que es afrodescendiente y reafirmar el estigma negativo que existe en nuestra sociedad, «pegale a ese negro; das lástima; negro enfermo; negro de mierda; negro mono; negro boludo; negro puto». También es común que a algunos jugadores se los trate de «fracasados», la supuesta falta de éxito sería el motivo de humillación.

Mis jugadores Los hinchas de cuadros grandes insultan más a sus propios jugadores que a los jugadores rivales. Existe una distancia más amplia entre el hincha y los jugadores o institución. Los hinchas trasmiten a los jugadores una exigencia por jugar en un cuadro grande que es marcada desde el discurso y los insultos «¡esto es Peñarol!», «¡estás jugando en Nacional, papá!”». Los hinchas de cuadros chicos actúan a la inversa, la distancia entre el club como institución y el hincha la viven como muy estrecha, se sienten parte de la institución, parte de un grupo. Por lo general llaman a los jugadores por su nombre, los conocen y saludan como a un vecino, amigo, etc. El campo de interacción es más reducido y el insulto se puede volver una discusión individual jugador-hincha. Incluso familiares de los jugadores comparten la tribuna con los hinchas lo cual puede también generar un conflicto en caso de insultar a un jugador dentro de la cancha. Durante la investigación se asistió a una instancia donde un hincha insultó reiteradamente a su propio golero por haber recibido un gol. De haber sido un hincha del cuadro rival el golero no habría reaccionado pero al tratarse de un hincha de su propio cuadro la discusión se volvió personal y reaccionó dejando el arco y acercándose al alambrado para responder al hincha. Tuvo que intervenir la policía para que se terminara la discusión. El resto de los hinchas insultó a los policías. Los hinchas de cuadros grandes se relacionan desde otro lugar con el club; jugadores, dirigentes, director técnico, a su entender deben responderles a sus reclamos. Como si estuvieran accediendo a un servicio, un derecho que tendrían por ser hinchas del cuadro. La relación con la institución es más distante, como si se tratara de algo externo, diferenciando cuadro de institución. Los discursos e insultos a los jugadores y dirigentes reclaman y reafirman ese tipo de relación «estás jugando en Peñarol», «esto es Peñarol». Cuando el cuadro está en una mala

| 158 | racha los hinchas cantan «se quema todo la puta que los parió», o también tienen canciones tales como: «Pasan los años, pasan los jugadores, al carbonero cada vez lo quiero más, yo quiero al club, quiero a la camiseta, los dirigentes están sólo pa' robar», «A ver, a ver, los jugadores, si pueden oír, la camiseta del manya, ganar o morir, [...]tenés que dejar el alma y el corazón, tenés que dejarlo todo por Peñarol […]» Hay una distancia marcada entre todos los actores relacionados al cuadro, todos son variables salvo el hincha que siempre permanece y por lo tanto los otros deben responderles.

3) Quiénes insultan: Como ya indicamos los hombres insultan más que las mujeres y también asisten más a los espectáculos deportivos. Insultan hinchas de todas las edades siendo los jóvenes y adultos de mediana edad los que más insultan. Los niños imitan las acciones de los adultos repitiendo los insultos o elaborando los propios. Los hinchas que se paran detrás del alambrado generalmente lo hacen con el fin de insultar y estar más cerca del receptor. La barra insulta en grupo, es una actividad compartida y generalmente se da a través de las canciones. Tiene sus propios rivales y la reacción es coordinada en masa, tienen claro que su reacción se va a escuchar. Los cantos e insultos siempre son seguidos o acompañados por el resto de los hinchas. Otro rival es la policía, ante un anuncio de la policía a través de los parlantes o si participa en alguna situación, la barra reaccionará gritándoles «hijos de puta, hijos de puta» y en algunos casos hasta les arrojarán objetos, como fuegos artificiales y plásticos de los asientos. Tanto la policía como los jueces representan la autoridad del partido y como tal son una amenaza para el comportamiento de la barra. Los anteriores son ejemplos particulares de receptores de insultos por parte de la barra, pero sus rivales más importantes son los hinchas de los otros cuadros y el medio natural para manifestarse es a través de las canciones. Hay casos particulares en los que los rivales son clásicos como el caso de Nacional-Peñarol, Defensor-Danubio, River-Wanderers, Racing-Liverpool, etc. y las canciones e insultos están directamente dirigidos al rival clásico.

Características del insultante

No asociamos la acción de insultar a una clase social determinada o un tipo de individuo, más bien podemos decir que dicha acción atraviesa todo el espectro social. Vemos que en los estadios, si bien muchos no insultan, muchos otros lo hacen y estos tienen edades variadas y pertenecen a diferentes clases sociales. Tampoco podemos asociar un tipo de insulto a un emisor determinado, la mayoría de los insultos son repetidos por diferentes individuos en diferentes canchas.

| 159 | Podemos señalar que las mujeres insultan significativamente menos que los hombres en lugares como los estadios de fútbol donde la tasa de masculinidad es muy alta y tal situación podría estar influenciando su comportamiento. Como ya indicamos el insulto es parte del lenguaje y su uso está relacionado con las pautas de conducta, con los habitus internalizados. Su uso se ha ido volviendo más cotidiano en todas las esferas de la vida social. Vemos que en programas de televisión y otros medios de masas donde se reproduce la vida cotidiana, como el caso de las telenovelas o reality shows, son aceptados y trasmitidos a un público muy variado.

Situación y habitus

Entendemos que existen ámbitos o situaciones en los que la práctica del insulto o la mala palabra está mal vista o socialmente penalizada, como ser: una entrevista de trabajo, en medios académicos, una maestra, un niño, etc. Pero el respeto de estas pautas o habitus en determinados contextos no aseguran que esos mismos individuos en otros contextos donde su uso no sea penalizado, no insulten. Es decir, la práctica del insulto es permitida en los espectáculos deportivos como resultado de la dialéctica situación-habitus. Lo mismo podemos decir de los individuos que insultan en el estadio, muchos aseguran que lo hacen allí como una forma para desestresarse pero no lo hacen en sus vidas cotidianas. Otros manifiestan que insultan en todos los contextos. También detectamos que existe un estigma internalizado respecto a la acción de insultar, muchos individuos que insultan durante los partidos cuando se les consulta afirman que no lo hacen o lo hacen rara vez o frente a una circunstancia determinada. Insultar es una práctica muy popular entre los jóvenes en el estadio. Creemos que su popularidad se debe a nuevas pautas de conductas internalizadas por estas generaciones que se traducen en habitus. Individuos que quizás asistieron a espectáculos de fútbol hace cuarenta años internalizaron pautas que penalizaban el insulto en esta instancia. Otra característica de los jóvenes que puede influenciar sus acciones es una emocionalidad menos controlada. Las pautas de conducta que se trasmiten de una generación a otra en nuestra sociedad nos imponen un mayor control de nuestras emociones con la edad. Por tal motivo, en el estadio, que es un espacio donde la expresión de las emociones está permitida y aceptada, la acción de insultar es vivida como un medio de liberación para muchos individuos. A las mujeres, la sociedad les impone aún un mayor control de sus emociones. Una mujer que se expresa gritando, insultando, etc., puede ser catalogada de muchas formas negativas. Aunque en los estadios puede sentirse más liberada como para expresarse de otra forma, creemos que aun en esta

| 160 | situación puede ser valorada de forma negativa dada la imagen construida sobre la mujer, su posicionamiento en nuestra sociedad y las pautas de conducta que se le imponen. Por su parte, los niños emulan las acciones de los padres y repiten los insultos. En muchos casos provocando el divertimento de los adultos. Dicha emulación si es aprobada por el mundo adulto, va a ser tomada como una práctica normal para el niño. También, al ver a los adultos realizarlo sin reprobación reafirmará su evaluación sobre dicha práctica. Debemos señalar que, como ya hemos dicho, los insultos trasmiten y reafirman prejuicios y valores que son internalizados por los niños de acuerdo con lo trasmitido por sus pares adultos. Por ejemplo, el estigma hacia los negros y los homosexuales es trasmitido a través del insulto. En conclusión, en relación al uso del insulto en nuestra sociedad, creemos que esta práctica está cada vez más aceptada y en diferentes contextos, no solo en los estadios de fútbol donde está totalmente permitida. Estos cambios pueden verse reflejados o impuestos por los medios masivos de comunicación. Los cambios sociales respecto a las pautas de comportamiento permiten su uso polivalente. Los insultos son parte de la lengua, del vocabulario, y esta al ser viva, cambiante, los ha adoptado como parte del lenguaje normal en muchas situaciones.

Valores, autorización y reafirmación del discurso dominante

A través del lenguaje se reproducen y reafirman los valores preponderantes en una sociedad. El discurso dominante es autorizado. El insulto es una herramienta eficiente para cumplir con esa función del lenguaje. A través de los insultos se expresa explícitamente las acciones o áreas sancionadas en nuestra sociedad. La agresión, que es el fin del insulto, pasa por señalar en el insultado algo que está socialmente penalizado. El individuo insultado es encerrado en una categoría negativa. Si bien el discurso predominante en nuestra sociedad refiere a la tolerancia y a la aceptación de todos, los prejuicios y valores discriminatorios siguen siendo la raíz de los insultos. Hemos consultado a los insultantes sobre el uso de insultos racistas u homofóbicos y todas las veces ha sido justificado como un acto irracional, que realmente no tiene el sentido que manifiesta, e incluso los emisores no se consideran a sí mismos racistas u homofóbicos. Sobre todo esta aclaración es recalcada para el caso del racismo. Pero todos los indicadores, así como el discurso dominante, siguen posicionando a los afrodescendientes en los lugares más bajos de la sociedad como ser asociándolos a los delincuentes, a

| 161 | un animal «negro mono», a individuos con falta de sentido común «es cosa de negro» o con deficiencia mental. También las diferencias de género son reflejadas en nuestra estructura social. Los hombres continúan ocupando más puestos estratégicos que las mujeres como ser en la política, y percibiendo salarios más altos para una misma tarea y responsabilidad. Por otra parte, la violencia doméstica hacia la mujer ha llegado a niveles más que preocupantes con un promedio de 30,5 asesinatos anuales para el período 2004-2010 según el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública y la Red Uruguaya contra la violencia doméstica y sexual. Podemos afirmar que valores racistas y machistas han sido parte de los valores de la sociedad uruguaya y sus ecos son visibles en el lenguaje y particularmente en los insultos. Lo latente se hace manifiesto a través del insulto. Dejamos planteada para investigaciones futuras la hipótesis de que dichos valores expresados mediante insultos aún están presentes en grandes sectores de nuestra sociedad y no son solo ecos de valores pasados. Un insulto está construido arbitrariamente. Denota un objeto que la sociedad rechaza, penaliza, estigmatiza, etc. Las mujeres, los homosexuales, los afrodescendientes, los pobres, los inválidos pertenecen a categorías de individuos que jerárquicamente, de acuerdo con los valores de la sociedad, son posicionados en niveles inferiores. Utilizar insultos que descalifican a estos individuos es una forma de autorizar el discurso dominante, es dejar en evidencia que estos individuos son considerados inferiores o negativos. Utilizar insultos como: puto: chupa pija; negro enfermo; muerto de hambre; etc. para herir a un jugador o juez son formas de demostrar que para el individuo que emite el insulto estar dentro de esa categoría es negativo, de otra forma no lo usaría para ofender. Con el insulto se busca devaluar a la otra persona y se lo utiliza conociendo su eficacia. Se da una dicotomía devaluación- sobrevaluación, se utiliza una denominación devaluadora del rival y mediante la acción se posiciona en las categorías opuestas sobrevalorándose.

Canciones de la barra – El aguante

Antes planteamos que la barra particularmente se manifiesta como una masa. Su medio de expresión es a través de canciones. Dichas canciones buscan arengar al cuadro y enfrentarse al rival. El enfrentamiento se realiza por medio de insultos y amenazas que están explícitos en las canciones. Últimamente se maneja el término aguante para referirse a las acciones de las barras. El aguante es un medio simbólico para expresar violencia, para reafirmar la valentía. Aguantar, es ejercer violencia de hecho en caso de enfrentamiento, es manifestar un potencial de violencia para que se haga evidente su valentía.

| 162 | Incluso cuando las barras son muy cuestionadas por sus posibles actos de violencia, sus acciones son legitimadas y festejadas por el resto de los hinchas que generalmente acompañan sus cantos. Analizando las canciones de la barra podemos ver que la fórmula de las canciones parece ser siempre la misma, 1) descalificación del rival: siempre tratando de señalar que no son valientes = son homosexuales = no tienen aguante. 2) autoafirmación: reafirmación de su identidad de barras por oposición al otro que es distinto, tienen aguante = son valientes. 3) exhibición del capital de violencia. Como ya señalamos la mayoría de los insultos refieren a la falta de valentía de los rivales. Los insultos que más se repiten en las canciones son: puto = homosexual = no valiente y cagón = que tiene miedo = no valiente. Otro tipo de insulto es el de asociar al rival con la policía que es otro enemigo de las barras: «botón», «vigilante». La exhibición de violencia se realiza a través de amenazas de tipo sexuales. Utilizan simbólicamente la acción de tener relaciones sexuales con el rival como una demostración de valentía. Siempre dejando claro que el que aguanta es quien tendría un rol activo en la relación sexual y el rival un rol pasivo. Incluso se puede observar en los estadios gesticulaciones por parte de hinchas tanto de la barra como de otras tribunas hacia los rivales que representa una relación sexual. Reafirmando su posición activa de «macho» frente al otro que sería inferior y pasivo: mujer u homosexual.

Conclusiones

Como resultado de nuestro trabajo concluimos que la práctica/habitus de insultar está totalmente aceptada, permitida y es reproducida en todo momento durante los espectáculos de fútbol de Montevideo de primera división. Los espectadores insultan tanto para desestresarse (insultar es una práctica que está penalizada en determinados contextos que viven en sus vidas cotidianas), como para herir a los rivales, modificar sus estados anímicos o sus acciones, expresar enojo, reclamar un mejor desempeño de sus propios jugadores y reclamar al juez por su labor. Todos los usos del insulto, salvo cuando se utiliza de forma positiva para saludar o señalar destreza por ejemplo, terminan siendo en última instancia una manifestación de violencia independientemente de su fin. No podemos asociar la acción de insultar a una clase social determinada o un tipo de individuo, más bien podemos decir que dicha acción atraviesa todo el espectro social. Tampoco podemos asociar un tipo de insulto a un emisor determinado, la mayoría de los insultos son repetidos por diferentes individuos en diferentes canchas.

| 163 | Existen diferencias respecto a quienes insultan los hinchas de cuadros chicos e hinchas de cuadros grandes. Los hinchas de cuadros chicos, tanto por la distancia estrecha que tienen con la institución deportiva y también la distancia que lo separa de la cancha por la estructura de los estadios donde juegan, generalmente no insultan a sus propios jugadores. Los hinchas de cuadros grandes insultan más a sus propios jugadores que a los rivales dado que les exigen un buen desempeño por jugar en un cuadro grande y se respaldan en el anonimato que les da la distancia desde la tribuna a la cancha. Por su parte, la barra se manifiesta en masa a través de las canciones. Sus objetivos son los de arengar al cuadro y de enfrentamiento aguante con sus rivales. Para ello construyen sus propias canciones con contenidos donde se descalifica al rival, se autoafirma su identidad y se exhibe su capital de violencia. Principalmente los cantos son seguidos o acompañados gran parte del tiempo por el resto de los hinchas que asisten a los espectáculos de fútbol legitimando el mensaje y su potencialidad de violencia. Los actores más insultados en los espectáculos de fútbol son los jueces. El juez representa el rival de todos los hinchas y su acción es cuestionada y valorada tanto o más importante que el desempeño de los jugadores en la cancha. En los estadios de menor porte los jueces son insultados, perseguidos, amenazados desde una distancia muy estrecha e incluso existen agrupaciones que averiguan sus vidas privadas para luego humillarlos con insultos e incidir en su estado emocional. Los jugadores también son el blanco de los insultos y representan otro rival importante, los más insultados son aquellos con una estrecha relación con el club rival y también aquellos jugadores considerados por trayectoria y desempeño como más habilidosos. Finalmente, los insultos como forma de violencia simbólica trasmiten y reafirman prejuicios y valores presentes en la sociedad o que estuvieron presentes en el pasado. Los prejuicios y valores más repetidos en los insultos que se escuchan en los estadios de fútbol de nuestro país son aquellos relacionados a la discriminación de los homosexuales y el racismo. También son muy comunes los insultos que buscan herir el orgullo machista del insultado. En un mismo insulto pueden ser señaladas varias características descalificadoras, como ser falta de valentía, homosexualidad y ofensa al orgullo machista del insultado. También se escucha comúnmente insultos que refieren a prejuicios clasistas dando cuenta de la fragmentación social existente en nuestra sociedad. En resumen, los valores normativos generales más importantes a los que hacen referencia los insultos que se emiten durante los espectáculos de fútbol son: orgullo, honor, honestidad, virilidad-masculinidad, valentía, persecución del éxito y discriminación: de raza, género, sexual, discapacitados. Dejamos planteada la hipótesis que dichos prejuicios: racistas, homofóbicos y clasistas aún están presentes en nuestra sociedad, no son solo un eco de los valores y prejuicios del pasado, y funcionan como estructuras estructurantes.

| 164 | Bibliografía allport, Gordon, La naturaleza del prejuicio, Buenos Aires: eudeba, 1962. antezana José, «Fútbol: espectáculo e identidad», en Futbologías: Fútbol, identidad y violencia en América Latina, Buenos Aires: clacso, 2003, pp. 85-98. bayce, Rafael, «Cultura, identidades, subjetividades y estereotipos: Preguntas generales y apuntes específicos en el caso del fútbol uruguayo», en Futbologías: Fútbol, identidad y violencia en América Latina, Buenos Aires: clacso, 2003, pp. 163-177. bourdieu, Pierre La dominación masculina, Barcelona: Editorial Anagrama, 2007. colin rodea, Marisela, El insulto: Estudio pragmático - textual y representación lexicográfica, Tesis de Doctorado, Institut Universitari de Lingüística Aplicada, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2003. mendiondo, Leonardo, Fútbol, una identidad colectiva tradicional operativa y su dimensión presente en el Uruguay de hoy (El caso Club Nacional de Fútbol / Club Atlético Peñarol), Monografía final de grado, Licenciatura de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Montevideo, 2003 — Panorama de la violencia, la criminalidad y la inseguridad en Uruguay, Montevideo: Ministerio del Interior, pnud, 2008. schultz, Margarita, El poder de las palabras. Chile: Cuatro vientos, 2000.

| 165 | Revista Mundo Uruguayo, 10 de julio de 1930

| 166 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 167 - 178, 2014 ISSN 1688-9800 Reflexiones acerca de la «crisis» arbitral en el fútbol local argentino1

Lía Ferrero *

Resumen

El fútbol argentino está en «crisis». Así lo aseguran relatos periodísticos, de programas de televisión y agentes especializados en deportes. Esa crisis tiene que ver, entre otras cosas, con el regular desempeño de los equipos en general y de los jugadores en particular y, sobre todo, con el dudoso desempeño de los árbitros; destacándose un constante y sistemático cuestionamiento del arbitraje en el fútbol argentino. Las argumentaciones que sostienen la existencia de esta crisis parten de situaciones coyunturales específicas en donde las disposiciones de los cuerpos de jugadores, técnicos, árbitros, dirigentes, etc. están directamente involucradas. Las discusiones se propagan por espacios televisivos, radiales, gráficos, cotidianos y virtuales. En estos últimos, se actualizan discusiones cuyas lógicas constituyen parte del sentido común futbolístico argentino. La díada éxito-fracaso ubica a los actores en posiciones encontradas, elaborando teorías para sustentar una u otra. El objetivo de este artículo es abordar los relatos que se construyen y ponen en disputa en este período definido como «crítico» del fútbol argentino, buscando desentrañar algunas de sus lógicas y lugares comunes.

Introducción:

En ocasión del descenso del Club Independiente de Avellaneda en 2013, uno de sus hinchas más célebres publicaba lo siguiente:

Y, sin embargo, no tenemos el menor control sobre lo que sucede con nuestros equipos en el campo de juego. No depende de nosotros. Porque son otros los que juegan. Son otros los que ganan y pierden –sobre todo pierden, claro–. Los hinchas intentamos convencernos de que no es así. De que las cosas, de algún modo confuso y retorcido, sí tienen que ver con nuestros actos. De que está en nuestras manos torcer o enderezar las fuerzas del destino. Y nos cargamos de cábalas, y vamos a la cancha

1 Este artículo forma parte de una investigación en curso, con lo cual aquí se esbozan algunas ideas y se plantean muchas preguntas. * Licenciada en Antropología (uba), miembro del Centro de Estudios del Deporte (ced) de la Escuela de Política y Gobierno de la unsam y docente en esa universidad. Es también docente en las Universidad Nacionales de La Plata, Avellaneda y José C. Paz, Argentina.

| 167 | convencidos de lo decisivo de nuestro aliento, y nos sentamos en tal sillón, pero nunca en tal otro, y usamos esta ropa, pero aunque nos maten, no nos pondríamos jamás aquella otra. Y nos engañamos. Porque no. No depende de nosotros, más allá de los artilugios de nuestra ingenuidad. Se me hablará del aliento, de los cantos, de la presión de la tribuna. Pero: ¿cuál es nuestro aporte concreto? Si se pudiera medir, pesar, saber. ¿En qué cambiaría si nosotros nos quedásemos en casa? Y ni hablar cuando efectivamente nos quedamos, porque somos muchos más los que nos quedamos en casa que los que vamos a la cancha2.

Julio Frydenberg (2009) establece que ya para los años veinte del siglo pasado el público argentino no cumple un papel pasivo durante el desarrollo del espectáculo. Al contrario, estos hinchas, además de encontrarse en la cancha, se reunían en los bares, paradas o esquinas de los nacientes barrios porteños, a discutir y opinar sobre sus equipos o de sus adversarios. Lo que el autor denomina «el hinchismo» fue desalentado por los medios de comunicación de la época quienes inclusive ya los denominaban como «barras». Siguiendo la línea de Frydenberg, y al contrario de lo que dice Sacheri, en este artículo se va a argumentar que los hinchas, aficionados y un conjunto bastante complejo de actores interesados en opinar sobre fútbol sí hacen e inciden o pretenden incidir directa o indirectamente en lo que sucede en el campo de juego y como parte de ese proceso se deslegitima la autoridad y el rol arbitral. Los errores arbitrales, al igual que los técnicos o de consideración, entendidos como «activadores o intensificadores dramáticos» son disparadores de toda una gama contrastante de emociones intensas donde se manifiestan aspectos constitutivos de los grupos humanos. Ello en la medida en que entendemos al espectáculo deportivo como un «drama social» donde se ponen en escena aspectos del ethos y la cosmovisión de un grupo (Bromberger, 2006). Es ese carácter dramático que tiene el fútbol lo que permite llamar la atención sobre ciertas relaciones, valores o ideologías que de otro modo no están lo suficientemente aisladas de la rutina de la vida cotidiana como para tomarlas en cuenta. El fútbol, al igual que el teatro, la terapia y los espectáculos en general, permite crear una región separada de la rutina del mundo cotidiano (Da Matta).

El fútbol argentino en crisis:

El fútbol profesional argentino de primera y el ascenso están atravesando actualmente una crisis. Entre quienes definen el momento actual como crítico encontramos por un lado a jugadores de fútbol, dirigentes, hinchas, directores

2 Sacheri, Eduardo, «Cayendo con estilo», en El Gráfico, Junio 2013.http://www. elgrafico.com.ar/2013/06/09/C-4790-cayendo-con-estilo-un-texto-de-eduardo-sacheri. php

| 168 | técnicos, árbitros, periodistas y aficionados en general cuyos clubes o instituciones de pertenencia se encuentran en una situación liminal; y por otro a quienes tienen intereses más o menos explícitos en las consecuencias institucionales que puede traer consigo dicha crisis (cambios en la afa3 por ejemplo). Las interpretaciones que definen la crisis se despliegan alrededor de algunos hechos que rodean o están directamente vinculados al fútbol. La violencia, o su aumento y mutación, es un tema que llena páginas de periódicos, minutos de aire y el ciberespacio. Se aborda a la violencia en el fútbol como imposible de definir y entender en la medida en que ya no sigue los parámetros esperables, léase enfrentamientos entre hinchadas rivales. En su lugar ganan terreno los enfrentamientos hacia el interior de las hinchadas. Existe una prolífica literatura sobre este tema4, por lo que no es necesario ahondar en ello en este artículo; solo remarcar que la violencia en el fútbol si bien desde el sentido común siempre fue entendida como sin lógica, esto se acentúa cuando se multiplican los combates hacia el interior de las hinchadas. El argumento sobre los dividendos que otorgaría la pertenencia a una hinchada es mayormente utilizado para explicar estos enfrentamientos, ubicándolos en el espacio de lo moralmente reprochable, además de ilegal. En la historia mítica del fútbol argentino, cinco son los clubes catalogados como «los grandes del fútbol»: ., Independiente de Avellaneda, Racing Club, River Plate, y . En la década de los ochenta del siglo xx, San Lorenzo y Racing, en ese orden, fueron los primeros en perder la categoría de la primera A del fútbol nacional, por consiguiente jugaron campeonatos en la siguiente categoría, recuperándose prontamente. El statu quo se mantuvo durante casi tres décadas hasta que en 2011 River Plate también atravesó esa frontera. Entre 2011 y 2012 River Plate disputó el campeonato en la Primera B Nacional, y dos años más tarde lo mismo le sucedería a Independiente. Los descensos siguientes de River e Independiente, más la situación de inestabilidad5 de otros clubes históricos de la primera categoría del fútbol local, revela una mayor porosidad en las fronteras entre mayor y las demás ligas. El quiebre de las jerarquías históricas coadyuva a la sensación de inestabilidad que utilizan algunos agentes para definir la situación actual como crítica. El paso fugaz de los jugadores de fútbol por los clubes locales, perdidos a manos de clubes extranjeros que ofrecen mejores salarios y que son vistos como vehículos del camino al estrellato deportivo y al bienestar económico, complica la situación de los planteles locales, en la medida en que la continuidad

3 Asociación del Fútbol Argentino, presidida por Julio Grondona hace casi 4 décadas. 4 Pablo Alabarces, José Garriga Zucal y María Verónica Moreira (entre otros) han trabajado en profundidad la relación de la violencia y las hinchadas en el fútbol argentino. 5 Me refiero a su posición comprometida en la tabla de los promedios, lo que en algunos casos puede llevarlos a descender de categoría.

| 169 | y la conformación de los equipos es puesta en jaque constantemente. Si a ello le sumamos la necesidad del éxito inmediato en los campeonatos que ante los resultados adversos provocan la rotación y recambio temprano de los directores técnicos, lleva a preguntar por los proyectos deportivos de los equipos, creando una imagen de falta de dirección, de barco a la deriva. La falta de proyecto se manifiesta en la mediocridad en el desempeño de los equipos y de los jugadores, evaluados de manera individual. A esto hay que sumarle los constantes rumores que se crean sobre la falta de cohesión en los equipos, las disputas en los vestuarios, la conformación de subgrupos con cabecillas que generan quiebres en las lealtades en los equipos; y que en última instancia van horadando la autoridad de los directores técnicos. Un tema que ha generado y sigue generando mucha polémica en los últimos años, es el desempeño de los árbitros. En la historia del fútbol argentino el desempeño de los árbitros ha estado siempre en la lupa de los aficionados y de los periodistas, editores, relatores, etc. de fútbol, ubicando muchas veces en su accionar la responsabilidad de un resultado adverso, o del desencadenamiento de situaciones fuera de reglamento o directamente violentas6. Otro de los temas recurrentes para definir la crisis es el escenario de corrupción generalizada en el fútbol, donde aparece como principal responsable el presidente de la afa. Esta situación repercutiría en las situaciones económicas y políticas irregulares de los clubes, producto de gestiones sobre las que se tiende un manto de sospecha.

La crisis arbitral

El hito que se toma como bisagra en este artículo, a partir del cual empezar a preguntarse por esta situación de crisis, es el descenso de River Plate en junio de 2011 como se mencionara más arriba. De los cinco grandes, River, Boca Juniors e Independiente eran hasta ese entonces y desde el inicio de la era profesional (1931), los únicos tres clubes del fútbol local argentino que podían esgrimir nunca haber sufrido tal «deshonor» (habiendo participado de todas las temporadas). Ese hito quebró un orden histórico, lo que abrió un abismo lleno de posibilidades e inestabilidades. Como se esboza más arriba, la actualidad del arbitraje local no es entendida como crítica por quienes se encuentran en una situación claramente exitosa. En el primer semestre de 2012, cuando el club Boca Juniors disputaba con buenas posibilidades el campeonato local, la y la Copa Argentina, Juan Román Riquelme7 decía lo siguiente sobre el arbitraje: «El árbitro nunca tiene nada que ver, si vos jugás bien vas a ganar. Estoy seguro de que el domingo, con todo lo que se habla, el árbitro va a querer hacer un

6 Discusiones entre los jugadores, con los Directores Técnicos, reacciones del público buscando una reparación ante un fallo entendido como errado, etc. 7 Jugador icónico de Boca Juniors.

| 170 | buen partido»8. De todos modos, son partícipes necesarios de la crisis ya que su buen pasar futbolístico es opacado por la sospecha de quienes denuncian pactos o simpatías espurios entre árbitros y clubes. Haciendo un somero recorrido en el tiempo, a lo largo del siglo xx y lo que va del xxi, el fútbol argentino ha atravesado varias crisis; inclusive se podría argumentar que la situación de crisis es casi omnipresente, ya que siempre surgen actores vinculados al espectáculo deportivo interesados en definir una coyuntura determinada como crítica. Si uno incursiona en la historia del fútbol argentino, por lo menos visto desde Buenos Aires, puede encontrar argumentaciones similares desde principios de siglo xx, cuando el fútbol se populariza y en ese proceso se separa de los valores ingleses con los que fue practicado por dicha colonia. El exitismo, el triunfalismo, el honor puesto en el triunfo y el deshonor en la derrota pasan a conformar el corpus valorativo con el cual los «muchachos» se apropian del fútbol en la Buenos Aires de la primera década del siglo xx (Frydenberg, 1997). Del modelo inglés se pasa al modelo basado en la afirmación de la identidad y el fútbol se convierte en el lugar para demostrar la valentía y defender el honor. El fútbol se transformó entonces en un universo simbólico gobernado por la rivalidad-enemistad, donde primaba la defensa de lo pequeño, de lo grupal, de lo vecinal, percibiendo lo «otro» como amenazante. La idea de fair play se aleja de la idea de caballerosidad y aparece un nuevo concepto de honor no vinculado a aquel, sino ligado al triunfo (Frydenberg, 1997). En la primera década del siglo xx ya aparecen en el periódico La Argentina, que le dedica un espacio al fútbol aficionado, acusaciones entre los clubes que persiguen modificar en el papel un resultado adverso en la cancha. El reconocimiento de esos valores, de la relevancia que toma el éxito como diacrítico del honor, nos puede ayudar a entender la insistencia en el escrutinio del desarrollo arbitral como parte de una estrategia de parte de los hinchas o aficionados, para torcer favorablemente el destino del club de pertenencia.

Fútbol, creencia y realidad

Siguiendo la línea argumental planteada en los primeros párrafos, en esta sección ilustraremos a partir de un caso concreto de qué manera los errores arbitrales se transforman en activadores de una gran gama de sentidos. Promediando 2011, y a partir de la posibilidad del descenso de categoría para River, sus hinchas –entre otros– estaban (y están) convencidos, creían (y creen) en9 un complot organizado en su contra por el presidente de la afa en confabulación con algunos árbitros, en pos de ocasionarle la deshonra al club. Sostenían que en el partido que jugaron con el club Belgrano de Córdoba, el

8 En http://www.ole.com.ar/boca-juniors/futbol/mejor-pais_0_717528590.html 9 De Ípola incluye en la «creencia» tanto a la certeza como a la duda. «Creer en» está más relacionado con la fe; en cambio «creer que» da lugar a la duda.

| 171 | árbitro con sus decisiones incidió negativamente para ellos en el resultado y por lo tanto selló el destino del club Millonario. Ante la intolerancia al fracaso10 la responsabilidad se ubicó por fuera de sus protagonistas directos. Pero la creencia en el complot es previa al último partido definitorio. Durante todo el campeonato y en la medida en que las posibilidades de descender de River aparecían como reales, la teoría del complot fue haciéndose cada vez más fuerte. Los aficionados pasaron de profesar, identificarse y militar por su «creencia», a armar un corpus argumentativo apoyado en datos de la realidad. El argumento que daba cuenta del complot se anclaba en la deslegitimación del accionar de los árbitros. Las maneras más habituales de hacerlo fueron: ubicarlos dentro de una red conspirativa formando parte de una asociación ilícita que podía incluir o no a dirigentes de la afa que confabulaban en contra de su club; acusarlos de aceptar sobornos para «inclinar la cancha»11 ; tener vínculos políticos espurios; ser víctimas de presiones políticas que no les permitían desarrollar su accionar correctamente y provocar, con sus errores, reacciones negativas en los hinchas «sanos»12 . Todos estos argumentos tenían su correlato en un escrutinio pormenorizado del uso del cuerpo tanto de jugadores como de árbitros y la manera de cómo los árbitros sancionaban o no esos usos. Se monitoreaban jugadas específicas, faltas cobradas, faltas ignoradas, resultados de otros partidos, comentarios de dirigentes, árbitros, etc. Pero por sobre todas las cosas, un argumento aparecía como irrefutable: el en ese momento presidente de River Plate, Daniel Pasarella, unos meses antes (mayo 2011), se había enfrentado y desafiado públicamente al presidente de laafa . Lo había acusado de corrupto por lo que le pidió la renuncia. El suplemento «Cancha Llena» de La Nación decía: «El Gran Capitán lanzó una feroz lucha, atizó el escándalo y se animó a acusar con crudeza a Don Julio, a la organización. El desenlace de la puja, nadie puede predecirlo»13. Este altercado fue público, los medios de comunicación lo reflejaron y fue allí donde la creencia se afianzó. Lo que aparecía en principio como un discurso basado en la fe y en la pertenencia, se transformó en una teoría argumentada a partir de hechos concretos, que finalmente se vio comprobada cuando efectivamente River descendió, debido a –según los hinchas– fallas arbitrales y situaciones extra futbolísticas. Mucho se dijo en ocasión de este hecho histórico. El arbitraje aparecía en el centro de la escena como responsable por la suerte del club. Las razones que tenían los jueces para fallar de la manera en que lo hicieron durante ese campeonato se entendían de maneras diversas, pero el error, la parcialidad en las decisiones tomadas aparecía como irrefutable14 , transformándose en

10 En nuestras sociedades el fracaso es inaceptable, por lo tanto la única manera de lidiar con él es atribuyéndoselo al destino o a la injusticia (Bromberger, 2001). 11 Favorecer con fallos arbitrales a unos por sobre otros. 12 Refiere a hinchas definidos en oposición a los que hacen uso de la violencia. 13 En http://canchallena.lanacion.com.ar/1374154-passarella-le-pidio-la-renuncia-a- grondona 14 Los árbitros y sus representantes al ser interrogados ante estas acusaciones, defendían el accionar arbitral como neutral. En algunos casos reconocieron algunos errores, pero como parte del «errar humano».

| 172 | un ingrediente fundamental para argumentar la teoría del complot que se desarrolló en este apartado.

Fútbol, reglas y legitimidad

Yendo específicamente a la cuestión del arbitraje, una de las características de los deportes modernos es que tienen reglas planetarias establecidas por organizaciones burocráticas15, dichas reglas regulan lo permitido y por ende sancionan lo prohibido. Esas normas regulan, entre otros, los usos permitidos del cuerpo y definen a los agentes autorizados de hacerlas cumplir –los árbitros– otorgándoles la potestad de establecer cuándo el cuerpo está siendo correctamente desplegado en el juego. La International Football Asociation Board es el órgano encargado de establecer las reglas del fútbol a nivel mundial. A través de las Instituciones Nacionales, en el caso de Argentina la afa, estas reglas llegan a los árbitros. La aplicación de la ley en el fútbol fundada en la apreciación de los árbitros es inmediata e irrevocable16 . Los fallos de los árbitros van marcando de alguna manera el devenir de un encuentro futbolístico. Muchas veces el mal juicio de los árbitros –los errores de arbitraje– tienen incidencias directas en el resultado de un partido. ¿Cómo medir la intencionalidad en una falta? Aquí aparece la interpretación humana como único recurso para determinar la legalidad o ilegalidad de una conducta. El error puede definirse como error de los jugadores, en cuyo caso puede ser técnico (gol en contra, perder la pelota, etc.) o de apreciación (no poder medir la situación y actuar en consecuencia). Otros tipos de error, más controvertidos, son los cometidos por los árbitros, que generalmente son errores de interpretación (Bromberger, 2006). Es precisamente la interpretación lo que hace vulnerable la autoridad arbitral. Más allá de lo que el manual indique sobre la autoridad al establecer un juicio sobre una jugada determinada, hay una gran variedad de voces que inciden o intentan incidir en esos juicios. Y, considerando que en última instancia la decisión está en el árbitro, sus decisiones son juzgadas, interpeladas, aprobadas y desaprobadas por esos «otros», reforzando u horadando su autoridad. Estos «actores interesados en opinar» esgrimen explicaciones nativas y en algunos casos posibles soluciones para reparar la situación actual de crisis arbitral. Claro que esas explicaciones y soluciones son siempre parciales, coyunturales, y suelen perseguir como resultado restablecer un equilibrio que se sospecha perdido y que pone en juego el honor del club de pertenencia.

15 Tales como fifa, fiba, coi, etc. 16 En algunas situaciones puntuales se pueden solicitar revisiones, pero esas situaciones son reducidas al máximo, ya que lo contrario paralizaría el juego.

| 173 | También se proponen otros tipos de soluciones, como se mencionara al inicio de este artículo, pero que tienen una lógica diferente, ya que persiguen fines de tipo institucionalizados o institucionalizantes, como modificar enteramente el gobierno de la afa. Para llegar a esas propuestas, los aficionados realizan un escrutinio minucioso del desempeño corporal-afectivo de los jugadores y de los árbitros, estableciendo juicos sobre dichos comportamientos. En ese sentido, desde espacios que podrían considerarse periféricos (el espacio de lectores de periódicos, un programa radial, de tv), intentan determinar cuáles serían las maneras correctas o más bien eficaces de disponer del cuerpo para lograr objetivos específicos. Vale como ejemplo ilustrativo las propuestas que realizan lectores de la nota periodística en la que un jugador de Boca reconoce su error al haber enfrentado al árbitro durante un partido, hecho que provocó su expulsión.

Boca-Colón: Clemente incendió a Beligoy, que le sacó la roja ante Colón por protestar y lo dejó out del partido ante Rafaela. «Solo le dije “Qué te hacés el malo”», contó. Pero aceptó su error: «Ya estoy grande. Tengo que aprender a callarme y no discutir con los árbitros». Usuario 1: Clemente andate ya!!!! si no aprendiste a cerrar la boca en más de 10 años de profesional te tenés que ir....aguante Sanchez miño Usuario 2: Clemente!!! Deja de boludear , esto es boca !!!!!!! Jugá y cerrá la boca !!!!!!! Usuario 3: Ningún jugador es más importante que boca!!!!!!!!!! Si te cae mal el árbitro, arreglalo afuera de la cancha !!!!17

Se podría hipotetizar que se ejerce una pedagogía corporal18 , en la que se establece el buen y eficaz comportamiento en el campo de juego. Esta pedagogía está en constante construcción, valdría la pregunta sobre los alcances que puede tener como modelo a seguir en los partidos subsiguientes. Muy probablemente esa pedagogía esté basada en unos modelos ideales del fútbol que se debería jugar en función de unos objetivos determinados; y muy probablemente también sea un corpus cambiante, lleno de contradicciones que se actualizan en función de la coyuntura. Esta pedagogía está dirigida a jugadores en última instancia, pero mediada por el accionar arbitral. O sea, en la medida en que discuten el correcto o incorrecto accionar del árbitro, se está legitimando o no determinadas disposiciones y actuaciones corporales de los jugadores y a su vez se está cuestionando la autoridad arbitral, lo que puede llevar en última instancia a impugnar el juego mismo.

17 En http://www.ole.com.ar/boca-juniors/futbol/gusta-provocar_0_691731077.html. Abril 2012 18 Retomando esa idea de Bergel y Palomino, en su artículo sobre la pedagogía deportiva que ejercía El Gráfico sobre su público lector entre 1919 y 1924.

| 174 | En el caso que se cita debajo, la deslegitimación del accionar arbitral se genera desde el plantel mismo de uno de los equipos involucrados en el partido.

Quilmes 1-Chacarita 0: En la misma línea, Franco Dolci tomó la lanza por parte de los players y también atacó a Montero: «Pensé que estábamos jugando al vóley. Ya va el tercer partido que no nos dan un penal, antes Boca Unidos e Independiente. Si nos cobran así, no se puede. El manotazo fue claro». Y es cierto, aunque Rimoldi haya dicho que le «pegó en el hombro», la realidad es que los de Chaca tenían razón en quejarse. No sólo en esa, sino también porque el pito debió echar a Garnier por doble amarilla y repartir un par de tarjetas más. Sí acertó en el penal a Corvalán, pero enterró al Fune. Ni una mano, che...19

En el siguiente caso lo que los aficionados reclaman al árbitro es la sanción de determinados usos del cuerpo correctos para el enunciador, como legales o ilegales. A partir de la evaluación del accionar arbitral y de los jugadores, en la medida en que se consideran erróneas las decisiones tomadas por el juez y no se reconoce su autoridad, se persigue deslegitimar el resultado, o por lo menos colocar la responsabilidad del fracaso fuera del equipo.

Boca-Godoy Cruz: Comentarios de lectores. Usuario A: siempre pezzotta algo le saca a Boca, o no le cobra un penal, o deja que lo caguen a patadas a Roman, o nos expulsa uno, o ve un penal inventado para el rival, siempre todo el peso de la ley contra Boca y con el resto una simple amarilla con suerte, no nos deja pasar una y con el rival simplemente «no ve» la jugada, alguien lo tapaba justo en ese momento, etc, etc, la cuestion que cada vez que dirige pezzota a Boca pasan cosas raras... yo apenas vi ayer que diirgia pezzotta sabia que algo iba a salir mal....le vengo prestando atención hace rato.... Usuario B: tiene razón sr. caruso siempre pezota perjudica a boca, a friztler había q x lo menos amonestarlo se canso de hacer faltas contra roman y a clemente lo expulso x una protesta es una vergüenza después dicen q a boca lo ayudan déjense de joder. Usuario C: Estoy de acuerdo. Fue fuerte, pero fue a la pelota, no a pegar. Podés cobrar la falta y sacarle amarilla, pero roja, ni a palos. Encima la vergüenza de hacer patear el tiro libre para terminar el partido con la pelota en el aire. Sin mencionar la roja que no le sacó al de Godoy Cruz en la patada esa sin pelota en el área. Usuario D: por qué no lo rajó a Pavón cuando le hizo gestos a la tribuna? me acuerdo que a Mouche ya lo rajaron un par de veces por la misma cosa, creo que contra el rojo y contra Banfield, si me falla la memoria20.

Hay que tener en cuenta que los juicios sobre el accionar de los árbitros se hacen en función no solamente del resultado de un partido, sino

19 En http://www.ole.com.ar/futbol-ascenso/b-nacional/mano_0_691730939.html. Abril 2012. 20 Abril 2012.

| 175 | de las consecuencias que dichos resultados pudieran tener para los clubes involucrados. Y en función de los riesgos en que puedan encontrarse los clubes, tanto sus jugadores, dirigentes, hinchas, directores técnicos, periodistas, etc. maximizan el control sobre el accionar arbitral. Hay resultados que pueden ser favorables o no, más allá del triunfo. Hay muchas variables involucradas aquí, si se juega de local o visitante, cómo está configurado elfixture futuro, en qué lugar de la tabla de promedios se encuentra el club, etc. Empatar de visitante, cuando el siguiente partido de local es contra un rival que se considera inferior, puede ser un buen resultado. Los hinchas hacen todo lo necesario para que el resultado del partido sea el óptimo para el club de pertenencia; cuando esto no resulta, el árbitro es un buen candidato donde depositar culpas, ya que se lo hace responsable de la posibilidad de la pérdida del honor.

Conclusión

Cabe aclarar que en este espacio la pregunta no está planteada en términos de si en el fútbol local argentino se juega mejor o peor que en otras épocas o en otras latitudes. Por el contrario, se intentó buscar algunos de los sentidos que la situación actual del fútbol local argentino entendida como crítica tiene para algunos de los actores involucrados en ella. Para ello lo que se argumentó aquí es por un lado que la situación actual de crisis del fútbol argentino responde a determinados intereses que constituyen una realidad; y por otro, que esa realidad cuando es definida como crítica, implica una definición específica sobre la legitimidad del control sobre los usos del cuerpo por parte de los jugadores que hacen los árbitros, que trasciende lo legal o ilegal. La interacción de los agentes del espectáculo deportivo con las normas no es transparente, sino situacional. En la medida en que la autoridad responsable de imponer las normas es puesta constantemente bajo sospecha, también lo es la legalidad del juego mismo, acrecentando aún más la idea de la crisis. Por ello si consideramos a la autoridad como un valor que se construye dentro de un contexto y que existe en relación a ese contexto, cabe preguntarse si el árbitro es efectivamente quien impone las reglas en un partido de fútbol o si se puede pensar en él como un administrador o mediador para que juego continúe, inclusive contraviniendo o desoyendo el reglamento si hiciera falta. También cabe preguntarse por la posibilidad de un reglamento oculto21 que conjuntamente al reglamento oficial provea el abanico de posibilidades necesarias para que los árbitros puedan negociar su autoridad y ejercer su rol.

21 Oculto en el sentido de no escrito.

| 176 | Bibliografía asociación del fútbol argentino, Reglas de juego. Disponible en http://www.afa.org.ar/index.php?option=com_content&view=a rticle&id=7952:reglas-de-juego-2008&catid=150:fifa&Itemid=119 bergel, Martín y palomino, Pablo, «La revista El Gráfico en sus inicios: una pedagogía deportiva para la ciudad moderna», en Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital, Buenos Aires, Año 4, núm. 17, diciembre de 1999. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd17/elgraf.htm bromberger, Christian, «La pasión futbolística y la Copa del Mundo: ¿por qué tanto ruido y tanta furia?», en sudgen, J y tomlinson, A (Eds.), Hosts and Champions, Aldershot: Arena, 1994. — «Las multitudes deportivas: analogías entre rituales deportivos y religiosos», en Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital, Buenos Aires, Año 6, núm. 29, enero de 2001. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd29/ritual.htm — «Del gol en contra al error de arbitraje: el talón de Aquiles de los futbolistas y los jueces», Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital, Buenos Aires, Año 10, núm. 94, Buenos Aires, marzo de 2006. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd94/ error.htm da matta, Roberto, «Esporte na sociedade: un ensaio sobre o futebol brasileiro», en Universo do futebol esporte e sociedade brasileira, Río de Janeiro: Editorial Pinakotheke, 1982. de ípola, Emilio, Las cosas del creer. Creencia, lazo social y comunidad política, Buenos Aires: Ariel, 1997. frydenberg, Julio, «Los barrios y el fútbol en la ciudad de Buenos Aires de 1930», Mimeo, s/d, 2009. — «Prácticas y valores en el proceso de popularización del fútbol, Buenos Aires 1900-1910», en Entrepasados, Revista de Historia, Buenos Aires, núm. 12, 1997, pp. 7-31.

| 177 | garcía ferrando, Manuel, Aspectos sociales del deporte. Una reflexión sociológica, Madrid: Alianza, 1990. iwanzuk, Jorge, «El deporte de los “ingleses locos”». Historia del fútbol amateur en la Argentina, Buenos Aires: s/d, 1992.

Prensa (versiones en línea) Clarín El Gráfico La Nación Olé

| 178 | Tercera Parte:

Clubes, rivalidades y otras miradas

| 179 | Revista Mundo Uruguayo, 10 de julio de 1930

| 180 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 181 - 192, 2014 ISSN 1688-9800 Diarios, fútbol y guerra civil en el Uruguay de la primera década del siglo xx

Gastón Laborido*

Introducción

La guerra civil que estalló el 1 de enero de 1904 con el levantamiento de los revolucionarios bajo el mando del caudillo Aparicio Saravia contra el gobierno de José Batlle y Ordóñez, provocó que la dinámica social de los habitantes de Uruguay fuese afectada en varios aspectos. De este modo, el correlato de la guerra civil en el fútbol fue el impedimento de la realización de partidos por el Campeonato Uruguayo temporada 1904. El campeonato de fútbol de 1903 fue suspendido cuando restaba jugarse un partido: la final entre Nacional y Peñarol. La final pendiente fue disputada recién el domingo 28 de agosto de 1904. Este artículo se basa en el análisis de artículos periodísticos que tratan sobre la final entre Nacional y Peñarol temporada 1903. Dichos artículos fueron publicados en el diario montevideano La Tribuna Popular, durante los últimos días de agosto de 1904. La intención del autor radica en realizar un posible abordaje académico sobre el fútbol uruguayo, procurando rescatar un partido olvidado que fue disputado en una época tan particular para la historia de nuestro país. De este modo, el trabajo presenta al fútbol como objeto de estudio, en tanto fenómeno que muy tempranamente se relaciona con las esferas de la política y la sociedad. Primeramente se analiza la importancia del fútbol para la prensa escrita en los albores del siglo xx y las características del lenguaje empleado en las crónicas para describir este deporte. Luego, se considera la final del campeonato uruguayo de 1903 a través de La Tribuna Popular, en tanto ya se concibe al partido entre Nacional y Peñarol como un clásico. Por último, se aborda las relaciones entre el fútbol como fenómeno que se vincula con lo social y lo político.

El espacio del fútbol en la prensa

Desde los orígenes del fútbol en nuestro país hasta la primera década del siglo xx, el novel deporte no era concebido por la prensa como un tema de interés. Los diarios son una notable fuente, en tanto construyen la opinión pública de la época. La opinión pública no existe hasta que se hace pública, esto es, un tema se vuelve de interés cuando todos lo conocen, puesto que

* Estudiante avanzado del Profesorado de Historia, Instituto de Profesores Artigas.

| 181 | todos lo pueden leer al mismo tiempo. En este sentido, los diarios nos permiten reconstruir las principales preocupaciones que seguramente tenían las sociedades en determinados momentos históricos. El espacio destinado a acontecimientos vinculados al fútbol en la prensa uruguaya de la primera década del siglo xx, no tenía ninguna relevancia. En cambio, el turf era el deporte preferido por los diarios. Durante el período previo a 1908, los diarios apenas anunciaban fechas de encuentros y alineaciones de los clubes. Las incipientes crónicas estaban en espacios pocos vistosos, generalmente en la mitad del periódico y ubicados entre avisos fúnebres o anuncios de remates de Piria. Entre 1908 y 1912, la prensa se abre al fútbol y los diarios comenzaron a reservar espacios cada vez mayores a su actividad (Morales, 1969: 660). En este sentido, Andrés Morales (2003) señala:

El diario El Día será a su manera el encargado de generar el imaginario del fútbol uruguayo a través de su página deportiva […]. Este diario, basándose en la posibilidad de generar una cultura de masas a través de la prensa escrita (ya que empezaban a hacerse sentir los efectos de la alfabetización masiva iniciada unas décadas antes), se transformó en el compañero típico del domingo de los sectores populares. Los ideales políticos democráticos, la sección para la mujer, el suplemento dominical y por supuesto la tan esperada por los hombres página deportiva (aparecida a partir de 1908), fueron los que empezaron a moldear la opinión pública mayoritaria.

El autor habla de la importancia que la prensa le adjudicó al fútbol, sobre todo a partir de 1908, colocando a este deporte como tema a difundir, en tanto El Día concibe al fútbol como un elemento que conforma la identidad nacional.

La construcción del lenguaje futbolero

Las crónicas sobre fútbol en el Uruguay del Novecientos, presentan particularidades que versan en torno a la forma de escritura y tipologías empleadas para describir el deporte. Las palabras empleadas para describir el fútbol estaban en inglés, ya que fueron los ingleses quienes en las últimas décadas del siglo xix introdujeron el fútbol en el Río de la Plata y en otras partes del mundo, sobre todo de la mano del ferrocarril, de los intercambios con la marinería y de la acción de los colegios ingleses. Es así que el fútbol comenzó a formar parte de los juegos de recreación en la región rioplatense. Al principio, todo era británico, las reglas de juego, los integrantes de los equipos y los nombres de los equipos (Morales, 2003). La influencia británica se trasluce en cada una de las crónicas deportivas y las palabras inglesas poco a poco fueron formando parte de nuestro lenguaje.

| 182 | Las crónicas solían estar constituidas de la siguiente manera: eran relatos basados en la lengua española, pero el inglés se intercalaba para hacer entendible ese relato. Aún en el fútbol de principios de siglo estaba en construcción el lenguaje específico para describirlo, que luego formará parte de nuestra identidad nacional. El deporte era llamado football; los equipos eran los teams; la cancha el field; el partido match; la pelota ball; las posiciones de los jugadores dentro del campo de juego goal keeper, backs, forwards, halves, centre half, centre forward; el árbitro referee, y las acciones del partido eran goal, penalty kick, shot, corner, foul, hands, off side, half. En la gran mayoría de casos, las palabras en inglés aparecían en cursiva o entre comillas. Esto da la pauta que escribir sobre fútbol no era fácil, sobre todo porque no se tenía el lenguaje específico y era necesario recurrir al lenguaje originario del deporte. Inclusive los nombres de los nacientes equipos también eran novedosos para la época, por lo que también solían aparecer entre comillas.

La final del campeonato uruguayo 1903 a través de la prensa

En el año 1904, el tema que causaba interés para la prensa escrita era la guerra civil. Esta situación hacía que los diarios de la época gastaran tinta en anunciar quiénes habían caído en batalla, solicitudes para la colaboración con los ejércitos y movimientos de los contingentes bélicos. La primera década del siglo xx de Uruguay, fue una época signada por divisiones y confrontaciones políticas que causaron marcas profundas en la sociedad uruguaya. La guerra civil impidió la realización de partidos de fútbol por la temporada de 1904 y solamente se jugaron algunos partidos de carácter amistoso. En cambio, el turf continuó con sus típicas jornadas en el Hipódromo de Maroñas. La temporada de fútbol de 1903 fue suspendida cuando restaba jugarse un partido, el cual definiría quién sería el Campeón Uruguayo. Como se recordará, los equipos que la disputaron fueron Nacional y Peñarol. Ambos habían acumulado un total de 22 puntos en toda la temporada, por lo que deberían jugar un partido final. Llegado el mes de agosto de 1904, la guerra civil había mermado pero no culminado. El acontecimiento que traería augurios del fin de la guerra fue el 1 de setiembre cuando en la batalla de Masoller fue herido de bala Aparicio Saravia. En agosto, la comisión de la Liga Uruguaya convocó a los clubes de Nacional y Peñarol para disputar el partido pendiente. Dicho encuentro, fue acordado a disputarse el domingo 28 de agosto a las 14.30 en el field de la avenida 19 de Abril, escenario perteneciente al Albion F.C1. En tanto, el árbitro fue el argentino Guillermo Jordan.

1 El field 19 de Abril, fue la cancha utilizada por el Albion desde 1899 hasta 1905. Se considera que fue el primer estadio de fútbol, si se toma en cuenta que el campo de juego estaba rodeado por tribunas para el público asistente. El campo de juego estaba ubicado en el barrio Paso Molino, [Prado] en las actuales calles 19 de Abril entre Adolfo Berro e Irigoitía, y a sus fondos corría el arroyo Miguelete (Prats: 21).

| 183 | El periódico La Tribuna Popular, fue el único medio de prensa que le dio importancia al partido final. En El Día apenas se publicó una nota de unos pocos renglones anunciado el match. Otros, ni siquiera hicieron alusión al encuentro deportivo. El viernes 26 de agosto, La Tribuna Popular haciendo referencia al partido que se jugaría el domingo anunciaba en una de sus líneas:

El triunfo si bien nos inclinamos á creer que corresponderá a Peñarol – pues que su team está casi tan fuerte como el año anterior–, mientras que Nacional vá á la lucha con restos del que en Septiembre de 1903 conquistó el campeonato del Río de la Plata –si este triunfa decimos–, seriamos los primeros en festejarlo pues constituiría un esfuerzo muy digno de la muchachada del Club Nacional de Football (26 de agosto de 1904: 8).

La nota estaba firmada por Field, seudónimo que se repetía en casi todas las crónicas dedicadas al fútbol en este período. En el párrafo seleccionado, se aprecia que el cronista no espera un resultado positivo a favor de Nacional. Está apenado por la situación presentada, lo que hace suponer, que se identifica con el mencionado equipo de fútbol. Agrega que si Nacional logra vencer a Peñarol, sería el primero en festejarlo. Esta característica se manifiesta en todas las crónicas de La Tribuna Popular, dando la pauta que los cronistas eran partidarios de Nacional. La crónica publicada el viernes 26 de agosto, agregaba que si al día siguiente fuera posible, darían a conocer las integraciones de los equipos para disputar el partido. Esto no ocurrió, pero el mismo día del partido, en una nota firmada por Calas Rutus aparecieron afirmaciones relevantes como:

La resolución de los señores de la Liga, causará sorpresa, en todos los criterios partidarios de la razón, y poco aboga en su favor el hecho de obligar al Club Nacional de Football a disputar la copa en condiciones desventajosas, por falta de elementos irreemplazables (28 de agosto de 1904: 2).

La aseveración de Calas Rutus denota malestar con las autoridades de la Liga Uruguaya. Quizás Calas Rutus y Field sean la misma persona. De todos modos, el cronista escribe sobre el partido con la misma mirada que Field. El principal motivo de su malestar lo expresaba en la siguiente oración:

El cuadro con que el Nacional defenderá la copa, está formado por cuatro jugadores del 1er. Team y siete del 2do. Es, pues, por demás deficiente, y cualesquiera que sea el resultado del match, será siempre honroso para sus miembros (28 de agosto de 1904: 2)

El cronista finalizó la nota, dando a conocer solamente la alineación del Club Nacional de Football. Al día siguiente del partido, lunes 29, La Tribuna Popular publicó otra nota, en la cual hay varios aspectos interesantes.

| 184 | Primero, es una crónica relativamente extensa en comparación con sus contemporáneas, ocupando casi una columna y media de la página ocho. Dicha crónica, está firmada nuevamente por Field y estaba titulada así: «El campeonato de 1903. Nacional versus Peñarol». Segundo, en el título mismo no aparece referencia alguna sobre el resultado del partido. Basta comparar con la prensa escrita de hoy en día y apreciaremos que el lugar del deporte y especialmente del fútbol ha cambiado. En las extensas secciones destinadas al fútbol de hoy, lo primero que señalan tras un partido final es el resultado del partido que por lo general está acompañado con una fotografía de alguna de las acciones más importantes que se suscitaron. En los albores del siglo xx la situación era diferente. En el caso de la final de 1903, simplemente se anunciaron quiénes fueron los equipos que la disputaron, y el resultado apareció recién en el último párrafo. Tercero, Field comenzó su crónica con una descarga eufórica:

Venciendo dificultades que se oponían á las proyecciones que necesariamente patrocina siempre á los encuentros de los clubs arriba nombrados, y despejando una nebulosa tuvimos oportunidad el domingo de admirar una vez más al team ganador del Campeonato del Río de la Plata en la temporada de 1903 y campeón en el torneo de la Copa Uruguaya de 1902-903 (29 de agosto de 1904: 8).

A Field le interesa destacar la victoria y obtención del campeonato por parte de Nacional ante Peñarol. El enfrentamiento deportivo entre ambos equipos ya era valorado por La Tribuna Popular desde la rivalidad y era enmarcado como un encuentro entre duros rivales: «En el field de la avenida 19 de Abril se jugará hoy un match entre nuestros dos colosos […]». Además, ese partido tenía la particularidad que definía el campeón uruguayo de primera división. Llama la atención en todas las crónicas de La Tribuna Popular, que al contrincante de Nacional se lo denominaba Peñarol, y que para los cronistas de ese periódico el partido suponía un enfrentamiento entre dos colosos. Por alguna razón lo concebían así. Es curioso que ya en 1904 el enfrentamiento entre ambos equipos sea de tal magnitud, cuando Nacional fue fundado el 14 de mayo de 1899, apenas cinco años atrás. Además, su presencia en la Liga Uruguaya data de 1901 cuando fue aceptado para competir. Por alguna razón, la rivalidad entre Nacional y Peñarol que permanece hasta nuestros días, se fue gestando e impregnó muy rápidamente en los primeros años del siglo xx.

«Nacional» versus «Peñarol»: manifestaciones de una rivalidad

Muchos historiadores, dirigentes y periodistas deportivos han escrito sobre los orígenes de la rivalidad entre Nacional y Peñarol, valorándola desde diversos puntos de vista. Para poder arrojar una posible explicación

| 185 | a este fenómeno, es necesario comprender las matrices ideológicas con las cuales fueron fundados ambos equipos. Algunos autores se han dedicado a analizar el tema a partir de un esquema basado en la bipolaridad política, social y religiosa fundacional de nuestro país. Esto supone, que en lo más profundo de los aspectos de los partidos políticos tradicionales, se gestó esa rivalidad deportiva. Quizás a partir de este esquema interpretativo, se pueden aproximar a explicaciones posibles, aunque hay que ser muy cautelosos al respecto. En un artículo que el historiador Juan Carlos Luzuriaga dedicó a rastrear la forja de la rivalidad clásica en el Montevideo de principios del siglo xx, presenta aportes novedosos sobre las matrices fundantes de ambos clubes. Señala que tanto Peñarol y Nacional tuvieron desde sus comienzos la hegemonía sobre los demás equipos. Agrega que ambos tuvieron gran popularidad, sobre todo porque contaron en sus comienzos con un número de aficionados a ver y practicar el fútbol que superaba a los demás. Uno de los matices que hace a la rivalidad radica en que:

Tal vez en 1900 fueron los universitarios contra el taller de los ingleses. Pero en 1903 encarnaban la identidad criolla y gringa. La rivalidad entre Nacional y Peñarol es una de las constantes del fútbol uruguayo, prácticamente desde los primeros años del siglo xx en que ambas instituciones comenzaron a enfrentarse. Así cuando surge Nacional, de alguna forma lo hace como el primer equipo que por capacidad deportiva, y fundamentalmente por ser una institución “criolla” en forma manifiesta, capaz de enfrentarse al equipo de los “empresarios ingleses”, y todos aquellos inmigrantes rechazados (Luzuriaga, 2005).

Es en esos aspectos identitarios que se debe ahondar para buscar una posible explicación a la rivalidad, en tanto identidad supone verse a uno mismo en oposición con los otros. En el caso del equipo de la villa de Peñarol, tuvo sus orígenes con una identidad asociada a raíces británicas, lo que provocó su rápido crecimiento de la mano del ferrocarril. Hacer referencia a Peñarol, suponía identificar al equipo con los talleres ferroviarios de los ingleses. Muy rápidamente la dinámica cotidiana fue generando, según Luzuriaga, que en 1901 hablar de Peñarol no significaba solo la empresa británica. Agrega que Peñarol comenzaba lentamente a hacer referencia también a los obreros del ferrocarril, que varios eran procedentes de Italia. Los aspectos identitarios del equipo carbonero, generaron que otro equipo se le opusiera. Ese sería el Club Nacional de Football. Este equipo tuvo sus orígenes en el seno de la Universidad positivista, de la mano de algunos hombres con tradición blanca, en un momento particular de nuestra historia y a fines del siglo xix. Señala Luzuriaga, que al igual de lo sucedido en el caso de Peñarol, la propia dinámica cotidiana implicó que hablar de Nacional en 1901, no solo aludía a los jóvenes universitarios, puesto que era el cuadro de los nacionales, situación que lo hacía popular. Por tales motivos, los primeros

| 186 | simpatizantes de Nacional y luego los jugadores del tricolor, serían del pobrerío rural que habían sido desplazados de la campaña a la ciudad y que competían por trabajo en circunstancias desventajosas con el inmigrante calificado. En el desarrollo de este análisis se entiende que las causas de la rivalidad radican en los aspectos identitarios, sobre todo basado en el esquema criollos versus inmigrantes o equipo de los talleres ferroviarios versus el equipo de los jóvenes universitarios. Por razones que aún restan ser investigadas, ambos equipos fueron adquiriendo una popularidad particular que muy rápidamente les permitieron obtener una adhesión importante de aficionados marcando la diferencia con los demás equipos. Esa popularidad generó que con apenas unos pocos años de fundado, el Club Nacional de Football, fue el equipo que se le opuso a Peñarol. Si bien es cierto que antes que se fundara Nacional otros equipos habían surgido, por diferentes circunstancias no contaron con la fuerza ideológica suficiente como para generar la adhesión que tuvo el equipo tricolor. La rivalidad se manifestaba en espacios concretos de la vida cotidiana: el barrio, el taller, el saladero o el frigorífico. Desde esta perspectiva, se entiende el malestar que tenían los cronistas de La Tribuna Popular. Cualquier enfrentamiento entre ambos clubes suponía una forja que trascendía lo meramente deportivo. Estaba cargado de aspectos ideológicos. Además, una de las características del perfil ideológico de ese medio de prensa era que solían escribir intelectuales vinculados al Partido Nacional. En este sentido, se puede comprender el enojo de Calas Rutus con la Liga porque obligó a Nacional a jugar la final en condiciones desventajosas. En tanto, Field, procura ensalzar la conquista del certamen a partir de la consagración del título frente al tradicional rival.

Guerra civil y fútbol

El partido disputado entre Nacional y Peñarol el 28 de agosto de 1904 correspondiente a la final de la temporada 1903, se enmarca en una época particular para nuestro país: la guerra civil. En este apartado se analizan las relaciones entre el fútbol cómo fenómeno que se vincula con lo social y lo político. En el artículo publicado en La Tribuna Popular el día del partido, Calas Rutus insistía en que se obligaba a Nacional a jugar en condiciones desventajosas por falta de jugadores considerados irremplazables. Ahora bien, ¿por qué razón el equipo de Nacional se veía diezmado? La respuesta ante este problema es la siguiente: como todo conflicto bélico, provoca alteraciones en la dinámica cotidiana de cualquier sociedad y el fútbol no fue ajeno a ello. En este contexto, la situación anormal que atravesaba el país, había mermado al equipo tricolor. En cambio, Peñarol no había tenido que contar con ninguna baja, ya que sus jugadores eran empleados del ferrocarril y estaban exceptuados del servicio militar. El plantel de Nacional se veía diezmado, puesto que el gobierno de José

| 187 | Batlle y Ordóñez aplicó el decreto de reclutamiento forzoso de todos los hombres menores de cincuenta años para formar filas del ejército con el fin de reprimir a los insurgentes de la campaña. Dentro de esta categoría, figuraban futbolistas de Nacional como los hermanos Céspedes –Amílcar, Carlos y Bolívar– (de familia con raigambre nacionalista), Gaudencio Pigni y Gonzalo Rincón. Los hermanos Céspedes y Pigni se negaron a combatir a los revolucionarios, aunque rumores de la época aseguraban que estos futbolistas estaban integrando filas de Aparicio Saravia. Sí es cierto que decidieron emigrar a la Argentina y optaron por integrar el equipo de Barracas de la Primera División del fútbol argentino durante la temporada 1904. Ante tal situación, La Tribuna Popular anunciaba que el equipo de Nacional sería muy inferior a su rival y que cualquier resultado sería una actuación honrosa, ya que se veía obligado a poner en el equipo a varios jugadores de la reserva. En relación a ello, se puede vislumbrar aunque sea de manera muy vaga, el clima de guerra civil. Es decir, no se hace referencia de manera explícita a la guerra, pero sí aparece mediante una descripción concreta sobre los efectos negativos causados en el plantel de Nacional. Incluso en la nota del 26 de agosto apareció una expresión que puede tener que ver con la guerra: «Nacional vá á la lucha…». El problema causado por las bajas en Nacional generaba lamentos en el cronista Calas Rutus. Enmarcando esto en la rivalidad entre Nacional y Peñarol, podemos asegurar que un encuentro deportivo entre ambos, suponía una rivalidad en el plano de lo deportivo pero también en el plano ideológico. Como se vio en el apartado anterior, muy rápidamente el enfrentamiento adquirió una carga ideológica importante. Nacional logró finalmente vencer a Peñarol 3 tantos a 2: la alegría fue muy grande, sobre todo por la sorpresa del resultado. De todos modos, Nacional no jugó con el equipo que se preveía durante los días anteriores al partido, sino que tuvo en la cancha a aquellos futbolistas que estaban en Argentina. Hasta el domingo 28 de agosto y minutos antes del partido, nadie se imaginaba que los hermanos Céspedes y Pigni estarían presentes dentro del campo de juego de la avenida 19 de Abril2. Indudablemente surgen ciertas preguntas, por ejemplo, ¿cómo se explica que cuatro futbolistas que se habían negado a formar parte del ejército y emigrado a la Argentina, hayan podido disputar el partido final?3 La situación se explica mediante las gestiones realizadas por Pedro Manini Ríos ante el presidente José

2 El viernes 26 de agosto se preveía la siguiente alineación para Nacional: «Goal– J. Arrechaedra, backs – C. Carve Urioste y Ernesto Bouton Reyes. 1y2 backs – N. Arímalo, Luis Carbone, N. Mongay. Forwards – Oscar Ghio, N. Naumus Cuadra, A. Cordero y E. de Castro». El domingo, se anunció otra alienación: «de goal Bianchi; de backs, E. Bouton Reyes y C. Carve Urioste, de Halves, Atínralo, Rovegno y Mongay y de fowards, Falco, Cuadra, Rovegno, Cordero y Castro». Finalmente el equipo que disputó el partido fue el siguiente: «goal, Amilcar Céspedes; backs, C. Carve Urioste y Ernesto Bouton Reyes; 1y2 backs, Gaudencio Pigni, Arimalo, Mongay; forwards, Bolívar Céspedes, Cuadra, Carlos Céspedes, Cordero y C. de Castro». 3 Los hermanos Magariños Pittaluga con su particular estilo, refieren a la situación de la siguiente manera: “¿Cómo habían llegado? ¿Milagro? Nada de milagro. Picardía criolla” (101).

| 188 | Batlle y Ordóñez. Esas negociaciones lograron conseguir los salvoconductos necesarios para asegurar la presencia de los hermanos Céspedes y Pigni para la hora del partido. Cuentan las narraciones de la época, que el domingo 28 de agosto de 1904, un carro tirado por una yunta de caballos ingresó por el portón de la cancha del Albion, del cual descendieron estos jugadores. Supuestamente habían llegado por la mañana y permanecieron en secreto hasta la hora del partido. Hay que tener en cuenta el hecho de que Pedro Manini Ríos haya iniciado negociaciones con el fin de conseguir la amnistía para los futbolistas de Nacional. Manini Ríos, era un político formado en el seno del partido colorado, con una cercanía personal muy grande a José Batlle y Ordóñez en esa época, y además se lo suele vincular con el Club Nacional de Football. Esa situación hace suponer, que algunos hombres de la dirigencia política ya se interesaban por el fútbol. El diario La Tribuna Popular, por alguna razón le dedica a la final de fútbol un espacio importante dentro de sus páginas, mostrando que a determinadas personas les importaba este deporte cuando para la gran mayoría de la prensa el fútbol no tenía ninguna relevancia4. A esto debemos agregarle que la gran mayoría de los periódicos estaban focalizados en noticias sobre la guerra, incluso el día de la final tenía en su primera página una caricatura acompañada de la siguiente frase: «buena está la municipalidad». En el correr de las páginas hay noticias en relación a heridos y fallecidos en la guerra. El hecho de que se haya escrito sobre la final, nos da la pauta que el fútbol comenzaba a generar interés. Luzuriaga señala que para los primeros años del siglo xx, el fútbol se había transformado en un espectáculo de masas y cada vez aumentaba el número de espectadores, incluso asistían algunas mujeres5. Sobre las gestiones de Pedro Manini Ríos, estas son un claro ejemplo de que en realidad identificar a los equipos de fútbol con partidos políticos se hace muy difícil, situación que se manifiesta por lo menos desde los primeros años del siglo xx. Los límites entre ideología deportiva y política son difusos. De lo contrario, no se explicaría que un hombre como Manini Ríos, vinculado al Partido Colorado se haya preocupado por hacer las negociaciones pertinentes para conseguir amnistías a hombres exiliados, y más aún cuando se solía vincular a los futbolistas de Nacional con el Partido Nacional. A esto se debe agregar, que el presidente colorado Batlle y Ordóñez concedió las amnistías, lo que da cuenta que en realidad no se identificaba con algún equipo de fútbol en particular, de lo contrario no las hubiese concedido, pues sería una forma de perjudicar al rival. Según J. A. y M. Magariños, el

4 El espectáculo público que causaba mayor interés que el fútbol era el turf. Como se dijo al comienzo, las competencias hípicas no fueron suspendidas a causa de la guerra civil. Incluso, el mismo día en el cual se disputó la final, se anunciaba enLa Tribuna Popular: “Pronósticos. El hermoso día de hoy y el interesante programa de las carreras, han de llevar a Maroñas numerosa concurrencia […]” (28 de agosto de 1904: 4). Al día siguiente publicó una nueva nota: “Las carreras de ayer. Resultados. Bastante concurrencia asistió á la reunión hípica de ayer, en la que se corrió el clásico Premio Pedro Piñeyrúa” (29 de agosto de 1904: 4). 5 En el artículo del 28 de agosto, aparece la siguiente frase: «Un grupo de distinguidas señoritas partidarias de Nacional demuestran en sus caritas la satisfacción por la ventaja de su favorito».

| 189 | Presidente autorizó las amnistías porque estaba «deseoso de ofrecer al pueblo un maravilloso espectáculo deportivo, había perdonado a los escapados y había garantizado su libertad» (101-102).

Conclusiones

El fútbol en los albores del siglo xx, no tenía ninguna relevancia para la prensa. Pero los documentos seleccionados permitieron mostrar que por alguna razón, La Tribuna Popular quiso informar sobre el partido de fútbol correspondiente a la final de la temporada 1903 entre Nacional y Peñarol. Esto da la impresión que a determinadas personas sí les interesaba el fútbol y entendían que era importante escribir sobre él. Se puede afirmar que por lo menos desde los primeros años del siglo xx, Nacional y Peñarol fueron adquiriendo una identidad particular y cada vez más amplia que la originaria. Seguramente la identidad originaria de cada equipo ya había cambiado y se hace muy difícil poder identificar con claridad a los equipos de fútbol con sectores sociales. Es dudoso pues, que en 1900 existieran tantos universitarios y tantos empleados del ferrocarril como para mantener una rivalidad de tal magnitud. En consecuencia, ambos equipos fueron adquiriendo una fuerza y adhesión importante a ver y practicar fútbol en relación a los demás. Nacional y Peñarol crecieron a gran escala y rápidamente, cualquier partido entre ambos fue valorado desde la rivalidad. Con apenas pocos años de fundado el equipo tricolor, sus encuentros con Peñarol se fueron volviendo un clásico. Además, así como se hace difícil identificar a Nacional y Peñarol con clases sociales, se hace aún más difícil identificarlos con partidos políticos. Quizás, en la etapa formativa tuvieron que ver los partidos políticos con las matrices fundacionales de ambos equipos, pero muy rápidamente Nacional y Peñarol fueron adquiriendo una popularidad que generaría que personas de diferentes sectores sociales se fueran identificando con esos equipos. A esto se debe agregar, que en el plano de lo político, los límites entre partidos políticos y cuadros de fútbol se fueron confundiendo, en tanto habían dirigentes políticos blancos y colorados simpatizantes de Nacional o Peñarol. Ya en los albores del siglo xx, la fuerza de ambos equipos provocaría que ser del Partido Nacional no suponía ser hincha de Nacional, y ser del Partido Colorado no suponía ser hincha de Peñarol. El caso de Pedro Manini Ríos que se analiza en el presente artículo, demuestra que un dirigente colorado hizo negociaciones para conseguir salvoconductos a jugadores de Nacional que se los vinculaba con el Partido Nacional y dichos salvoconductos fueron concedidos por el presidente colorado José Batlle y Ordóñez. Quizás en las acciones del Presidente, hubo una estrategia para apoyar y estimular al fútbol, en tanto el batllismo buscaba construir una identidad nacional que unificara y no dividiera. En dichas aspiraciones, la cultura y los deportes eran concebidos como manifestaciones del nacionalismo.

| 190 | Bibliografía luzuriaga, Juan Carlos, «La forja de la rivalidad clásica: Nacional- Peñarol en el Montevideo del 900», en Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital, Buenos Aires, Año 10, núm.88, setiembre de 2005. Disponible en http://www.efdeportes.com/ efd88/uruguay.htm — El football del Novecientos. Orígenes y desarrollo del fútbol en el Uruguay (1875-1915). Montevideo: Editorial Santillana (Taurus), 2009. magariños pittaluga, Juan Antonio y Mateo, Del fútbol heroico. Montevideo: CIFCSA, 1942. morales, Andrés, «Fútbol, política y sociedad», en Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital, Buenos Aires, año 9, núm. 64, setiembre de 2003. Disponible en http://www. efdeportes.com/efd64/futbol.htm morales, Franklin, «Literatura y fútbol», en Capítulo Oriental, núm. 42, Montevideo: Centro Editor de América Latina, 1969. prats, Luis, Montevideo, la ciudad del fútbol. Historias de barrios, clubes, canchas y estadios. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 2007.

Prensa (ediciones de agosto de 1904) La Tribuna Popular

| 191 | Revista Mundo Uruguayo, 17 de julio de 1930

| 192 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 193 - 206, 2014 ISSN 1688-9800 Nacional y Peñarol en el Novecientos: la génesis de la rivalidad clásica

Juan Carlos Luzuriaga*

Introducción

El enfrentamiento entre Nacional y Peñarol se inició en 1900 en forma amistosa y a partir de 1901 en The Uruguay League. Desde ese momento se constituyó en la rivalidad clásica del fútbol de Uruguay y la primera de América. La relevancia del tema está dada además, porque entre ambos tienen el noventa por ciento de los títulos del fútbol uruguayo y suman ocho copas Libertadores de América y seis Intercontinentales. El objetivo de este artículo es indagar los orígenes de esa profunda rivalidad y su consolidación a poco de iniciado el siglo xx, entre 1900 y 1905, continuando trabajos propios anteriores (Luzuriaga, 2005 y 2009).

Sport y británicos

A partir de los años ochenta del siglo xix en Gran Bretaña, el fútbol se había convertido en un espectáculo de masas. Miles lo practicaban y muchos más iban a observar los partidos de la Liga. Por sus características podía ser practicado por los simples obreros. No era imprescindible la fortaleza física, algo que sí necesitaba el Football Union (rugby), no requería adquirir botes y estaba delimitado en el tiempo a diferencia del criquet. Los clubes llegaron con la inmigración británica al Uruguay a mediados del siglo xix. El Club es una institución típicamente británica. En su esencia y origen es un grupo de gentlemen que se reúne con un propósito común. Puede ser la investigación científica, el placer literario o disfrutar del sport. Es en ese espíritu que en 1861 nació el Montevideo Cricket Club (mvcc), entidad que introduciría la práctica del criquet, rugby, fútbol, ciclismo y tenis. Trece años después, en 1874, surgió en Montevideo Rowing Club (mvrc) como expresión del remo en la colectividad anglosajona. Los miembros de estos clubes eran británicos o sus hijos, en su mayoría. En 1888 en el seno de este último apareció en Club Nacional de Regatas como resultado de las limitaciones que se imponían a los criollos en el Rowing. En 1891 surgieron dos nuevos clubes: Albion Football Club con exalumnos del

* Licenciado en Historia, (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación- UDELAR). Coordinador del Grupo de Estudios de Fútbol del Uruguay (grefu), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

| 193 | English High School y el Central Uruguay Railway Cricket Club (curcc) con funcionarios de la empresa del ferrocarril. El curcc al poco tiempo incorporó el fútbol y junto con Albion se integraron a las diferentes competencias que ya mantenían el Cricket y el Rowing. Sin embargo estos dos últimos se alejaron del fútbol por el año 1895. Desde ese momento la práctica de este deporte fue llevada adelante por el club del ferrocarril y Albion. Los criollos lo acompañarían paulatinamente.

Los nuevos aficionados

Existe una visión algo romántica que adjudica un papel relevante en la difusión del fútbol por parte de los marinos y clubes británicos. Lo cierto es que fueron fundamentales los jóvenes estudiantes y los trabajadores del ferrocarril quienes a fines de la década comenzaron a practicarlo con frecuencia. Los jóvenes montevideanos observaron al principio el juego de los ingleses con burla pero al poco tiempo surgió el deseo de imitarlos. Algunos en el campo de juego que el Ferrocarril Central tenía en Peñarol, otros en Punta Carretas donde jugaban los segundos. A fines de siglo hay unos ochenta clubes de fútbol mencionados en la prensa (Buzzetti y Gutiérrez Cortinas: 90)1. Desde 1896 la sucesión de equipos con nombres criollos iba pautando la aspiración de contar con uno netamente nacional. Finalmente sucedió un proceso de unión de varios equipos. La fusión del Montevideo con el Uruguay Athletic de la Unión sería el paso inicial en la formación del Club Nacional de Football, el 14 de mayo de 1899. Posteriormente se sumaron los clubes Artigas, Defensa y Universitario y además se obtuvo un campo de juego en el denominado Parque Central de la empresa tranviaria que recorría la avenida 8 de Octubre. En marzo de 1900 a instancias de Albion se creó The Uruguay Association Football League y su campeonato. Lo acompañaron, el curcc, Uruguay Athletic y el Deutscher Fussball Klub. Nacional solicitó ser admitido en la League pero fue rechazado por entender que no tenía el nivel de competencia mínimo2. El campeón fue el club de villa Peñarol y segundo Albion. Creada la League, inmediatamente comenzó a participar en campeonatos organizados por la asociación argentina. Era la Copa Competencia3.

1 Entre otros mencionan: Victoria, Oriental, Platense, Defensa, Montevideo, River Plate, Saturno, Libertad, Infantes, Progreso, Pocitos, London, Helios, Júpiter, Titán, Rincón, Sea Rovers, Thames, Guadalupe, Británico, Yatay, Chaná, Tabaré, Fénix, Intrépido, Curiales, Rivadavia, Obrero, Manchester, Bremen y Arsenal. 2 Muchos británicos y algunos criollos consideraban que los orientales no «comprendían» cabalmente el sentido del deporte. 3 Era también conocida como Copa Argentina o Copa Chevallier-Boutell. Debía ser

| 194 | El 15 de julio de 1900 en el Parque Central se disputó un partido amistoso de los que en el correr del siglo xx se convertirían en «clásicos». El triunfo correspondió al curcc, pero la crónica de El Siglo destaca como una agradable novedad el desempeño del equipo de los «uruguayos»:

Conocíamos la excelente combinación que posee el Club Nacional […] y no vacilamos en pronosticar, si no un triunfo de los uruguayos, que sería mucho pedir, una derrota honrosa que sería difícil de infligir […] [quienes fueron] arrancando estruendosos aplausos de la concurrencia que asistió al partido (El Siglo, 16 de julio de 1900).

Para que surgiera la rivalidad clásica el fútbol debía impregnar a los sectores populares. Primero fueron curiosos espectadores; luego se hizo costumbre verlo y algunos empezaron a jugarlo. Los primeros hinchas fueron los consuetudinarios espectadores que a su vez eran jugadores ocasionales de fútbol. Posiblemente la primera hinchada surgió semana a semana entre los vecinos del curcc que alentaban a su club contra los marineros británicos y particularmente contra Albion; aquellos antiguos estudiantes de clase media y alta que habían formado un club de fútbol siguiendo la costumbre de los exalumnos de los colegios británicos. La primera masa crítica la logró el curcc alrededor de 1896 y 1897, con una consistencia que podemos estimar en unas cien personas entre aficionados y jugadores, y quinientos espectadores (Luzuriaga, 2009: 80). Estos primeros espectadores eran los quinientos empleados del ferrocarril que trabajaban en villa Peñarol, lo que le permitió empezar a ser hegemónico en un deporte aún restringido. Esta fuente de reclutamiento de adeptos, que contaba además con el visto bueno, al menos en ese momento de la empresa, cimentó la popularidad y el crecimiento deportivo del equipo del Ferrocarril. En 1899 animó el protocampeonato organizado de común acuerdo con los otros clubes de la elite. Por otro lado los jóvenes estudiantes acicateados por fuertes sentimientos nacionalistas se sintieron atraídos por Nacional y constituyeron la cantera inicial de simpatizantes y jugadores, que podemos estimar, analizando a la juventud universitaria de la época, en unos quinientos a seiscientos universitarios y unos cuatrocientos secundarios4. Al principio sus adeptos eran estudiantes pero al poco tiempo se nutrieron de los sectores populares criollos convocados por los «colores de la patria». El 12 de mayo de 1901, aceptado ya Nacional en la League, ambos equipos se enfrentaron por la Copa Uruguaya y la Competencia a la vez. El comentario de la prensa revela el surgimiento de la rivalidad; habla de enojos, disputada por los dos primeros equipos de Buenos Aires, uno de Rosario de Santa Fe y otro de Montevideo. Habría series en cada ciudad, semifinales en Montevideo y Rosario y final en Buenos Aires. 4 La Enseñanza Secundaria de la época dependía de la Universidad de la República.

| 195 | discusiones, golpes y de intervención de la fuerza pública (El Día, 12 de mayo de 1901). Esto nos señala que los players y fundamentalmente los parciales no pertenecían a las elites. El campeonato fue nuevamente para el curcc En mayo del año siguiente –1902–, ante cinco mil personas en el Parque Central, por la Copa Uruguaya, Nacional venció por primera vez al curcc. Ya para entonces el fútbol se había transformado en un espectáculo de masas. Los dos tantos del equipo criollo fueron convertidos por Bolívar Céspedes y el descuento por Juan Pena. En agosto, por la Copa Competencia, hubo en la cancha de Albion en el Prado un match con gran concurrencia, unas seis mil personas (El Día, 4 de agosto de 1902). No era un partido común. El Día señaló que había sido «un partido de vida o muerte […] por la rivalidad y preponderancia de los dos primeros clubs de Montevideo» (Ídem). El triunfo en esta ocasión fue para los aurinegros. Pocos días después se enfrentaron nuevamente, esta vez por la Copa Uruguaya. Era la revancha del partido perdido por el equipo del ferrocarril en mayo en el Parque Central. Se disputó en villa Peñarol y fue presenciado por unos cinco mil espectadores. Nuevamente El Día se refirió al encuentro y las pasiones que desataba:

Ayer de tarde se verificó […] gran match por la Copa Uruguaya entre los dos grandes rivales de siempre, “Peñarol” y “Nacional”. Desde la una de la tarde los expresos que la empresa ferrocarrilera había puesto a disposición de los concurrentes de Montevideo se llenaron, atestados por esa juventud entusiasta de todos los partidos […] el campo del “Peñarol” estaba completo (Álvarez: 61).

El regreso de Nacional a la Estación Central fue apoteósico; lo recibieron unos dos mil simpatizantes (Magariños Pittaluga: 84). Había ganado el campeonato e impedido que el equipo del ferrocarril obtuviera la Copa Uruguaya en propiedad. El triunfo fue festejado con una cena para ochocientos seguidores en la Rotisserie Solís. Este hecho revela que la popularización del fútbol, como espectáculo y competencia, había empezado por el público. Si los jugadores eran gentlemen y obreros de los talleres británicos o estudiantes universitarios, a los lados del campo de juego se ubicaban aficionados de todos los sectores sociales (Magariños Pitalluga: 122-123). La Copa de 1903 prolongó su definición hasta 1904 y la obtuvo nuevamente Nacional. Para el campeonato de 1905 las tornas se habían invertido y el club del ferrocarril debía impedir la obtención del tercer campeonato seguido por parte de Nacional que significaría la copa en propiedad. Como club de una empresa, lo resolvió con lógica comercial. Les ofreció trabajo a varios jugadores de Nacional campeones en 1902 y 1903.

| 196 | Este hecho aumentó naturalmente la rivalidad y el campeonato fue para los aurinegros. En momentos en que para muchos el sport era de caballeros y jugaban por el deporte mismo, el hecho demostró que no todos los players del curcc lo eran. Estaban viendo la realidad que desde hacía décadas los ingleses conocían. Muchos aficionados provenientes de los sectores populares, buenos en su juego, imperceptiblemente al comienzo y después en forma notoria pasaban a un profesionalismo o semi-profesionalismo encubierto. El hincha es aquel aficionado que más que apreciar el espectáculo se involucra en un resultado favorable a su cuadro y lo sigue devotamente, con un sentimiento casi religioso. Para el hincha el partido comienza mucho antes de la hora y sus consecuencias son sentidas hasta mucho después5. Los primeros hinchas, surgidos entre 1900 y 1905, eran en realidad jóvenes aficionados, la mayoría entre doce y veinte años, que practicaban el fútbol el fin de semana con sus amigos o vecinos. Ese mismo fin de semana lo empleaban para ir a observar a quienes más se destacaban en el sport. Constituyeron el grueso del núcleo duro de los partidarios de cada club. Muchos de ellos pertenecían a los sectores más desposeídos de la sociedad, por lo que el partido de fútbol era el gran acontecimiento de una existencia poco excitante. Desde que se dirigía al campo de juego el hincha observaba que no estaba solo; eran cientos los que participaban del mismo sentimiento por su equipo (Elías y Dunning: 74-75). En la multitud o tras ella, era capaz de decir, gritar e incluso hacer con otros lo que casi con seguridad no haría individualmente. Los aplausos y sonrisas, las banderas y exhortaciones –tal vez en algún momento también sus prendas y su apariencia– lo identificaban y le permitían reconocerse en los otros.

Interpretaciones de la rivalidad clásica

En 1965 José Luis Buzzetti y Eduardo Gutiérrez Cortinas interpretaron la rivalidad entre Peñarol y Nacional como una prolongación de la que existía entre el Rowing y el Cricket y las instituciones que agrupan. El Albion y el English High Scholl el primero, el curcc y el British School el segundo (69- 76). Sintetizaron su opinión en el subtítulo «El germen de dos divisas». Manifiestan que «El espíritu de rivalidad está en el carácter trascendente del criollo»; para señalar que Peñarol no era británico y se convirtió rápidamente en un club criollo y como tal «ya está el germen de dos divisas […] que no

5 El término hincha tiene su origen en un talabartero simpatizante del Club Nacional de Football que tenía la tarea de inflar los balones. Se cuenta que mientras lo hacía alentaba incansablemente a su equipo. De Montevideo el vocablo pasó a Buenos Aires y de allí se popularizó incluso entre los aficionados españoles.

| 197 | harán más que ahondar su rivalidad deportiva a través de los años» (76). La visión entonces es que la rivalidad de caballeros de los clubes británicos se convirtió en una rivalidad de criollos. Es Franklin Morales quien ha elaborado más profundamente la hipótesis de una bipolaridad futbolística directamente vinculada a blancos y colorados, los partidos históricos uruguayos: «Aquel juego […] sería con el correr del tiempo y a su manera, una alegoría, una metáfora de nuestras guerras civiles» (Morales: 57-58). Redondea su opinión con estos conceptos, vincula al club de Peñarol con el batllismo: «Batlle y el batllismo, el curcc o Peñarol fueron pues contemporáneos. Su fundación y expansión son paralelos y habrían de desarrollar una suerte de simbiosis y sinergias» (125). Paralelamente interpreta el surgimiento del equipo rival:

La tendencia criolla que diera vida a Nacional, “el rescate del deporte en manos de los ingleses de Peñarol” coincidía con la consigna del fundador del “Partido Blanco” general Manuel Oribe, cuando sitió Montevideo. Sería en la Universidad o no sería (180).

Nuevas miradas sobre la rivalidad clásica

El curcc y Nacional generaron una rivalidad que prácticamente ha excluido a otras entidades. Ya en 1902 un medio de prensa habló de «los rivales de siempre» y en 1908 un periodista se refirió a estos dos conjuntos como los «irreconciliables adversarios de todas las épocas»; sin embargo, ambas instituciones llevaban pocos años midiéndose en los campos de fútbol. En esta ponencia expresamos que encarnaban corrientes y visiones opuestas en la sociedad, fundamentalmente urbana, que al menos se retrotraían a algunas décadas. Las interpretaciones tanto de Buzzetti y Gutiérrez Cortinas como de Morales pueden ser parte de la explicación, pero nos parecen completamente secundarias. En cuanto a la primera, las rivalidades entre el Cricket, el Rowing, el Albion y el curcc parecen más bien personales. Además, algunos sportsmen participaban en varios clubes y varias disciplinas, como es el caso de William Poole, Carlos Sturzenegger o Henry Stanley Bowles, que estaban en todos y en todas. Por otra parte, dados los clubes involucrados, es claro que se trataba de rivalidades de gentlemen. Finalmente, digamos que la competencia de dos clubes en una misma ciudad no es un patrimonio de los montevideanos o de los criollos, es algo que se vive en todo el mundo. La interpretación de Franklin Morales parece sobredimensionar los factores políticos como explicación de las corrientes que dieron origen a Nacional y

| 198 | al equipo de Peñarol. Por otra parte Nacional en sus orígenes estaba formado por varios estudiantes colorados que harían carrera política en ese partido, como Pedro Manini Rios y Atilio Narancio. Además creemos que para los contemporáneos, que en mayor o menor grado tenían de primera mano conocimiento de los desastres que acarreaban la guerra y los avatares bélicos, es difícil que confundieran un juego con los sangrientos enfrentamientos entre blancos y colorados… Aunque el fútbol representa en muchos sentidos un enfrentamiento ritual que sustituye a los armados no necesariamente los clubes representan a partidos políticos. Creemos que el rápido éxito de Nacional y Peñarol en el favor del público a inicios del siglo xx radica más bien en que ambos encarnaban sentimientos y visiones de larga duración en la sociedad uruguaya, junto con una gran paridad deportiva que estimuló aun más la rivalidad.

Criollos e inmigrantes

La Guerra Grande (1839-1851) dio sustento a las dos corrientes políticas que disputarían el Uruguay del siglo xix, blancos y colorados. Los colorados representaban a los sectores más liberales y más proclives a la inmigración y la presencia económica extranjera; los blancos, a los sectores más conservadores y enraizados en el elemento criollo (Barrán, 8). Junto con el apoyo de las escuadras y marinerías europeas, los inmigrantes fueron decisivos en el ejército de la Defensa. Dice el historiador José Pedro Barrán: «Desde este ángulo, sin duda parcial pero exacto en la medida en que se valore sin exagerarlo, la Guerra Grande fue también una lucha entre inmigrantes y orientales» (Barrán: 11). El aluvión de inmigrantes que en menos de diez años duplicó la población de Montevideo inclinó decisivamente el fiel de la balanza hacia una «sociedad trasplantada», según la acertada expresión de Darcy Ribeiro (104).

El rechazo a los extranjeros y Nacional

Lo que se ha denominado «mentalidad criolla tradicional» (Rodríguez Villamil: 44), involucraba mayoritariamente a los sectores populares nacidos en el país. El medio rural era su referente. Los inmigrantes provocaban una repulsa en los hombres y mujeres de mentalidad criolla. A veces eso se manifestaba claramente y a veces se deslizaba de formas más sutiles. El criollo se veía desplazado de su mundo, que era ocupado por extraños, con otras

| 199 | lenguas y otras costumbres. Incluso ese extranjero competía por su trabajo y a veces lo reemplazaba. La rivalidad entre inmigrantes y criollos se movía en dimensiones ideológicas, pero también en el campo de lo emocional, lo subjetivo (Rodríguez Villamil: 44 y Oddone: 115). A menudo se expresaba en riñas e incluso en muertes (Rodríguez Villamil: 47). Nacional, el club criollo por antonomasia, nació por la acumulación de agrupaciones de jóvenes estudiantes y sportsmen de los sectores medios y altos, quienes generaron la masa de adherentes necesaria para su desarrollo más rápidamente que en las demás instituciones. Su nombre es todo un símbolo, y Nacional combinó varios conjuntos de jugadores orientales dispuestos a desafiar a los jóvenes anglosajones, o a lo que ellos representaban, en su propio terreno. Confrontar con el modelo anglosajón de vida y de logros era un reto que la intelectualidad juvenil criolla ponía en el tapete. La obra de José Enrique Rodó evidencia que este era un tema de debate para la intelectualidad de la época. En ese marco y en otra escala sociocultural, la de la mayoría de los aficionados, la confrontación puede haber sido para muchos una respuesta inconsciente a la prepotencia de los patronos extranjeros o de sus empresas, como podían ser los peones de los tranvías de caballitos con el ferrocarril. Nacional permitía que se identificaran con él los criollos pobres, muchos de ellos desplazados del latifundio, en contraposición con los extranjeros enriquecidos. El curcc había sido el primer campeón, en 1900, y repitió el triunfo en 1901. Así, Nacional apareció como el equipo que, por capacidad deportiva y fundamentalmente por ser una institución «criolla», era capaz de enfrentarse al team de los «empresarios ingleses» y todos aquellos inmigrantes a los que se rechazaba.

El club del Ferrocarril y la antipatía hacia los criollos

En 1892 el club de villa Peñarol comenzó a jugar fútbol. Si bien durante algunos años estuvo circunscripto a los ámbitos gerenciales y de jefatura, donde predominaban los británicos, poco a poco se extendió su práctica a técnicos y a los obreros. La mayoría de estos últimos no eran británicos. Eran criollos o inmigrantes de origen italiano. Toda la infraestructura y el soporte institucional favorecían al conjunto aurinegro y sus logros deportivos. En sus inicios el club era un emblema de la empresa, pero al poco tiempo también representó a una villa obrera, alejada de Montevideo y con fuerte identidad propia. En 1895 contaba con unos 1282 pobladores y seguía creciendo (imm-claeh: 58). El curcc además identificaba a sus obreros y empleados, algunos de los cuales trabajaban fuera de Peñarol, en otras estaciones y dependencias, de modo que el club de la empresa empezó a transformarse en el de los compañeros.

| 200 | Las comunidades extranjeras, si bien se vincularon con los criollos, también practicaron conductas endogámicas que favorecieron la reproducción más o menos pura de sus hábitos y pautas culturales. El arribo de familias completas, el continuo goteo de inmigrantes de diferentes comarcas europeas, particularmente las periféricas – napolitanos, piamonteses, gallegos, vascos, canarios–, dieron consistencia a esa corriente que se renovaba de año en año. Su número era importante, y en algunos barrios de la capital igualaba o incluso superaba a la población local. A la hostilidad de algunos criollos los emigrantes respondieron de la misma forma. Hacían gala de su nacionalidad. Esto era aún más marcado en las colectividades alemana y británica. Mientras tanto, en otros barrios de Montevideo, los inmigrantes y sus hijos se incorporaban a los sectores más dinámicos de la sociedad, el comercio y las fábricas. Muchas veces se sentían rechazados, y a su vez rechazaban a los criollos y particularmente a sus elementos aristocráticos, a los que no entendían y veían como indolentes y vagos. El curcc, que no era criollo y contaba con obreros en sus filas, podía representarlos. Elplayer aurinegro era visto como un par, un igual que se destacaba en una actividad reconocida por todos.

Una rivalidad deportiva

Clave fundamental para entender esta rivalidad fue la enorme paridad deportiva en los años de surgimiento del fútbol como deporte y espectáculo de masas al mismo tiempo. La tensión de un resultado incierto, la disputa del campeonato prácticamente solo entre ambos clubes entre 1901 y 1905, fueron elementos fundamentales en la forja de la rivalidad clásica (Luzuriaga, 2009: 115). La superioridad del curcc y Nacional sobre los otros equipos era tan marcada que el resultado era previsible, por lo que sus encuentros no generaban tensión ni expectativa. Otra era la situación cuando se enfrentaban entre sí, como lo muestran algunos resultados entre 1901 y 1905. Ambos equipos ganaron dos campeonatos cada uno: 1901 y 1905 el curcc; 1902 y 1903 Nacional (recuérdese que el de 1904 no se disputó debido a la guerra civil). En los campeonatos que no ganaron salieron segundos. Nacional, por ejemplo, registró treinta y una victorias y cuatro empates (el primero con el Albion el resto con el curcc); solo recibió tres derrotas, todas frente al curcc, al que le ganó dos veces. En goles, tuvo noventa y tres a favor y veintiuno en contra. El elenco aurinegro en los mismos campeonatos obtuvo treinta y tres triunfos, tres empates y dos derrotas. En los tanteadores fue más eficaz: convirtió ciento treinta y siete goles y le hicieron catorce. Sufrió una

| 201 | tercera derrota por la Copa Uruguaya frente al team albo en la final de 1903. En ese período se jugaron diecinueve partidos entre los dos grandes rivales. En la Copa Competencia fueron tres victorias del club del Ferrocarril (una de ellas disputada en paralelo a la Copa Uruguaya) y una de Nacional. En los amistosos y la Copa de Honor la superioridad del equipo de Peñarol fue notoria, con cinco partidos a favor, un empate y uno en contra. No obstante, en el campeonato más importante, la Copa Uruguaya, la paridad fue absoluta. Los nueve encuentros concluyeron en tres victorias para cada uno y tres empates.

Comunidades imaginadas: Nacional y el Club del Ferrocarril

La rivalidad entre dos equipos de una misma ciudad no es patrimonio de Montevideo ni del Uruguay. Se repite en Milán, en Glasgow, en Porto Alegre, por citar solo tres casos muy conocidos. Puede surgir por la disputa de las preferencias en un mismo barrio, como ocurrió con Boca Juniors y River Plate en las cercanías del Riachuelo y eventualmente restringirse estrictamente a lo deportivo tal como sucede en Liverpool entre el club de ese mismo nombre y Everton desde fines del siglo xix. Pueden reflejar enfrentamientos entre clase alta y clase baja, entre católicos y protestantes, entre viejos pobladores y recién llegados… Por su origen, el antagonismo entre Nacional y el equipo de Peñarol expresa las visiones que la vida cotidiana tiene soterradas. En el barrio, el taller, el saladero, el frigorífico o el despacho de bebidas de la esquina, el contacto diario impedía que la hostilidad entre el criollo y el inmigrante se manifestara en discusiones o enfrentamientos fuertes; entre unos y otros había un fluctuante grupo intermedio, de criollos por nacimiento pero hijos de inmigrantes recientes, que oscilaba y daba el tono conciliador. No obstante, esa hostilidad podía manifestarse de otra manera: vivando en forma anónima a un equipo de fútbol con el que el individuo se identificaba –o que podía asumir su representación– y que le permitía contrastar con el vecino sin llegar al enfrentamiento directo y personal (Anderson: 23- 24, y 97). La actividad deportiva, además de los beneficios obvios de la diversión y el cuidado del cuerpo, tenía una ventaja adicional: permitía que muchos individuos que no habían podido expresar sus simpatías y antipatías consiguieran hacerlo. A los simpatizantes del club del ferrocarril a todo lo ancho y largo de la República, pobres y ricos, criollos e inmigrantes, los ligaban las alegrías y tristezas que recibían del team de sus amores. Aun sin conocerse personalmente, se sentían unidos al dar vivas desde fuera del field a su

| 202 | conjunto o celebrar en cualquier lugar sus triunfos y goles. Eran la hinchada de Peñarol. Lo mismo podía decirse de los simpatizantes de Nacional. Estaban hermanados a través de los players que los representaban en el campo. Constituían una comunidad virtual, una comunidad imaginada (Hobsbawm: 152-153). Esta comunidad imaginada trascendía lo exclusivamente deportivo. Por varios motivos podemos sentirnos orgullosos de aquellos con quienes nos unen lazos afectivos, de afinidades y de representación. Funcionó en primera instancia para los obreros del Ferrocarril Central y sus familias. Se repitió para los criollos con la ostentación del club que precisamente se autodenominó «nacional», sin ningún eufemismo. En 1902 el club de Peñarol había trascendido largamente a la empresa británica: era el equipo de los obreros del ferrocarril, muchos de ellos inmigrantes italianos. Para ese mismo año, Nacional había dejado de ser el equipo de los señoritos universitarios y se había convertido en el cuadro de los nacionales, el que llevaba los colores de Artigas y le había birlado la copa al team del ferrocarril. Por eso era popular y su primera fuente de reclutamiento de simpatizantes eran los desplazados del campo a la ciudad, inmigrantes del propio país. Coincidían afinidades, ideología y colores: la visión instintivamente nacionalista del medio rural, reducto tradicional del Partido Blanco, e incluso la blusa alba adoptada en 1901. Aunque jugaban los señoritos, con quienes los criollos se identificaban, en esa comunidad imaginada podían representar a los desplazados del medio rural. En un clásico se podía abuchear a los jóvenes de clase alta y a los jefes del taller ingleses. Se podía saludar los colores de la patria y aplaudir a esos jugadores tan criollos como el espectador que desafiaba a los gringos. Se podía gritar por el esfuerzo de los obreros del ferrocarril, iguales al hincha que los alentaba desde la línea de cal. Para 1908, la visión del clásico y la rivalidad entre el club de villa Peñarol y Nacional se advierte en una sugestiva nota de El Día en ocasión de disputarse la Copa Juan Cat:

El público, esa gran muchedumbre de las solemnidades futbolísticas acudió ansioso. Las banderas, acariciadas por un vientecillo, de los irreconciliables adversarios de todas las épocas, de todos los años, siempre en pugna (18 de octubre de 1908).

Estas comunidades imaginadas trascendían incluso la rivalidad deportiva. Obsérvese que en esos años, entre 1906 y 1914 por ejemplo, otros clubes fueron campeones uruguayos. En 1906 y 1909 Montevideo Wanderers y River Plate Football Club en 1908, 1910, 1913 y 1914. Pese a esos éxitos deportivos no generaron simpatías que cuestionaran la popularidad mayoritaria de Nacional y Peñarol.

| 203 | Conclusiones

A principios del siglo xx pueden estimarse que unos diez mil jóvenes montevideanos entre doce y veinte años eran espectadores del fútbol en Peñarol, Punta Carretas, Paso Molino o el Parque Central. También muchos de ellos lo practicaban con entusiasmo en campos, plazas y calles. Esos aficionados constituyeron la masa crítica que formó las primeras hinchadas de Nacional y del club del Ferrocarril. Cada grupo de simpatizantes se identificaba por diversos motivos con un club mientras rechazaban al otro. El fútbol fue el vehículo que canalizó las rivalidades entre inmigrantes y criollos. Hay, pues, múltiples causas en el origen de la rivalidad clásica. A la herencia de bipolaridad de la sociedad uruguaya –blancos y colorados, Montevideo y la campaña– se agregan las diferencias que tuvieron más peso en la sociedad finisecular: criollos e inmigrantes, sectores populares y aristocráticos. O, en términos de clase, obreros y patrones. Las diferencias entre sectores de inmigrantes y criollos, así como entre estratos sociales, eran evidentes para los contemporáneos, mientras que la última se puso de manifiesto con el surgimiento de los primeros conflictos laborales. Tal vez en 1900 hayan sido los universitarios de Montevideo contra el taller de los ingleses del Ferrocarril, pero en 1902 encarnaban la identidad criolla y la gringa. El antagonismo entre ambos clubes estaba llamado a marcar el fútbol uruguayo por más de un siglo. Debido a la rápida asimilación de los extranjeros, el vaciamiento de la matriz criolla tradicional y el agotamiento de las grandes oleadas inmigratorias, uno de los motivos originales de la rivalidad original: la contraposición inmigrante pobre y criollo pobre frente al patriciado criollo y el inmigrante patrón fue despareciendo año tras año, afirmándose en contraposición la rivalidad deportiva que los mostró en los primeros años con similar potencial en los campos de juego. Esta se agudizaría con los inicios de un régimen semiprofesional –de pagos y beneficios encubiertos–, el que a la larga favorecería a los dos equipos «grandes». La alternancia de triunfos y campeonatos obtenidos por Nacional y Peñarol, así como el número similar de adhesiones, estimularon aun más el antagonismo, si es que eso era posible. Esta, incluso, trascendió los límites de Montevideo y aparecieron émulos de ambos conjuntos en todo el país. Para 1915 había en el interior otros cinco Nacional y otros cinco Peñarol, y Florida y Salto tenían ambos (Herrera: 15 y ss.). La rivalidad se afianzó en el transcurso del siglo sin terciar ningún nuevo grande. La transmisión de la adhesión a uno u otro club siguió las pautas tradicionales en las relaciones familiares: se sigue al padre y a la familia o se los enfrenta…

| 204 | Bibliografía anderson, Benedict, Comunidades Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, México: fce, 1993. álvarez, Luciano, Peñarol: la transición de 1913 y la cuestión del decanato, Montevideo: Ediciones de la Pluma, 2001. barrán, José Pedro, Apogeo y crisis del Uruguay pastoril y caudillesco, Montevideo: ebo, 1974. buzzetti, José Luis y gutiérrez cortinas, Eduardo, Historia del Deporte en el Uruguay (1830-1900), Montevideo: Talleres Gráficos Castro & Cía., 1965. elías, Norbert y dunning, Eric, Deporte y ocio en el proceso de la civilización, México: fce, 1992. herrera, Elías: Un siglo de fútbol del interior. Memorias del país profundo. Montevideo; Mimeográfica Pesce, 2003. hobsbawm, Eric, Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona: Crítica, 1995. imm- claeh, Barrio Peñarol. Patrimonio industrial ferroviario, Montevideo: Biblioteca Ciudad de Montevideo, 2008. luzuriaga, Juan Carlos, El Football del Novecientos, Montevideo: Editorial Santillana (Taurus), 2009. — «La forja de la rivalidad clásica: Nacional-Peñarol en el Montevideo del 900», en Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital, Buenos Aires, Año 10, núm. 88, setiembre de 2005. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd88/uruguay.htm magariños pittaluga, Juan Antonio y Mateo, Del fútbol heroico, Montevideo: cifcsa, 1942. morales, Franklin, Peñarol – Nacional, ignorada herencia de Batlle y Aparicio, Montevideo: Arca, 2003. oddone, Juan A.: «Los gringos», en Enciclopedia Uruguaya, núm. 26, Montevideo, 1969. rodríguez villamil, Silvia, Las mentalidades dominantes en Montevideo (1850-1900). La mentalidad criolla tradicional. La mentalidad urbana y europeizada. Montevideo: ebo, 2008. ribeiro, Darcy, El proceso civilizatorio, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1978.

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| 205 | Revista Mundo Uruguayo, 31 de julio de 1930

| 206 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 207 - 224, 2014 ISSN 1688-9800 Las rivalidades futbolísticas rioplatenses. Período 1931-1940

Jorge Masena*

Introducción

Al analizar este período, procuraremos enfocar desde nuestra mirada uruguaya: 1) Los hechos, es decir, la actuación tanto sea de la selección nacional como la de los equipos grandes en sus confrontaciones internacionales 2) La interpretación del resultado de esos encuentros, para analizarlos en sí mismos y para ver también en qué medida otros hechos, vinculados a la vida de los hombres y mujeres de esa época, influyeron o no en la creación de ese «imaginario colectivo» que va aportando lo suyo para formar la historia de un pueblo, de una nación1.

El Uruguay de la década del treinta

Uruguay empezaba la década en una situación ambivalente. Por un lado, el país había alcanzado grandes realizaciones en todos los planos; entre otros logros era Campeón Mundial de fútbol. Esa época, la del primer batllismo, trajo consigo una educación que cada vez llegaba a más personas. Surgieron generaciones importantes de hombres y mujeres que lograron alcanzar en sus disciplinas un claro lucimiento en América. Se construyeron grandes obras públicas, el Palacio Legislativo, el Palacio Salvo, la Rambla y el Estadio Centenario, por citar algunas. Esto, unido a una situación donde el peso uruguayo valía mucho, había logrado atraer a nuestro país a gran cantidad de inmigrantes que venían aquí a trabajar y a salir adelante. Las leyes sociales impulsadas en el período citado fueron muchas y buenas y el uruguayo medio en general estaba feliz con su vida, especialmente en los medios urbanos. La muerte de Batlle acaecida en el mismo mes del derrumbe de la Bolsa de Nueva York fue un durísimo golpe que afectó aún más la interna

* Profesor de Historia, (Instituto de Profesores Artigas), Cronista deportivo, investigador del Grupo de Estudios de Fútbol del Uruguay (grefu) 1 Este artículo es la continuación de las investigaciones que el autor ha llevado adelante. Muchos de los datos aquí señalados son extraídos de un trabajo inédito sobre el fútbol uruguayo de esta época.

| 207 | del Partido Colorado gobernante, para luego repercutir en todo el espectro político nacional. Éramos, no obstante, en América del Sur, junto a Argentina, el país de las clases medias urbanas. No es motivo de este trabajo mostrar la incidencia del Mundial de 1930 en nuestro país, pero es indiscutible que tuvo gran impacto en la sociedad uruguaya.

El fútbol de los treinta

La obtención del primer mundial, fue el corolario de un rápido proceso de afirmación del fútbol en nuestro país. Es más, se puede afirmar que su desarrollo, que los británicos expandieron por el mundo hacia fines del siglo xix, tuvo su máxima expresión en el Río de la Plata, especialmente en tres ciudades: Buenos Aires, Rosario de Santa Fe y Montevideo. Desde esos lugares salieron los equipos y los jugadores que más brillaron e impusieron su real predominio en las pocas competencias internacionales que existían por entonces. El otro reducto, el británico, el de los «maestros» del fútbol, en esta década que tratamos, comienza a competir a nivel de partidos amistosos internacionales, con relativo éxito, aunque no pudo demostrar su superioridad hasta el año 1966, cuando realizó el Mundial en su casa.

El desarrollo del fútbol en Uruguay

Se puede decir que hay una etapa de nacimiento del fútbol uruguayo que podemos ubicar desde el primer partido en 1881 y la fundación del Albion en Agosto de 1891, hasta 1911. Es una etapa que en principio está dominada por los equipos extranjeros o sentidos así, hasta que los criollos con Nacional a la cabeza empiezan a competir de igual a igual con dichos equipos. Especialmente en 1901 cuando el club es aceptado en la Liga. Allí Carlos y Bolívar Céspedes, imponen un fútbol rápido, penetrante, de pase corto y aparece el dribbling o la gambeta. En el curcc, el escocés John Harley, también impone el pase corto y luego la técnica de José Piendibene comenzará también a ir cambiando el estilo de jugar, lo que hará eclosión en la segunda época. La cercanía con Buenos Aires y Rosario provocó, casi desde los inicios, que se incrementaran los enfrentamientos entre equipos y selecciones de ambas márgenes del Plata, logrando un provechoso mejoramiento de la faz técnica para los contendientes cuyos encuentros se convirtieron en unos de los primeros «clásicos» del mundo. Los números de esta etapa señalan el predominio argentino,sobre la base de equipos a la inglesa.

| 208 | Uruguay ganó por primera vez y en el exterior representado por Nacional, el 13 de setiembre de 1903, por 3 a 2 en la cancha de la Sociedad Hípica de Buenos Aires. En el global, sobre veinticuatro partidos disputados a nivel de selecciones, los argentinos ganaron trece partidos, los uruguayos seis, y cinco terminaron empatados. A nivel de clubes el predominio argentino se da en las Copa Competencia2 a partir de 1900, con finales en Buenos Aires. Los equipos argentinos ganan diez finales y los uruguayos una: Wanderers, en 1911. Por la Copa de Honor3 –finales en Montevideo–, Nacional gana la primera en 1905 luego el curcc obtiene dos, Wanderers una y los argentinos una. Se destaca en este período el equipo de Alumni, reiterado ganador a nivel interno y externo. La segunda etapa la podemos ubicar entre 1912-1930. Esta segunda fase es la época del mejor fútbol uruguayo en toda su historia. Con eximios jugadores, como Ángel Romano y Héctor Scarone, algunos cerebrales y técnicos como José Piendibene, le dan al fútbol uruguayo un sin número de victorias. Ellos fueron la punta de lanza de una enorme cantidad de grandes jugadores que obtuvieron campeonatos reiteradamente por esos años. Fueron la «Generación dorada». Los números aquí son también elocuentes: Uruguayos y Argentinos se enfrentaron ochenta y ocho veces en tan corto período de tiempo Uruguay ganó treinta y cuatro, empató veintitrés y perdió treinta y uno. Los triunfos más importantes frente a Argentina fueron las finales de 1928 y 1930. Pero la supremacía uruguaya se manifestó también en los campeonatos sudamericanos que comenzaron a jugarse en 1916. Hasta 1930 se jugaron doce sudamericanos, Uruguay ganó seis, Argentina cuatro y Brasil dos. A nivel de Copas rioplatenses se jugaron: Por la Copa (Competencia, ocho finales: ganaron tres los argentinos y cinco los uruguayos, dos cada uno, Nacional y Wanderers, y una Peñarol. Por la Copa de Honor se jugaron seis finales de las cuales cinco ganaron los uruguayos, tres Nacional, y una Peñarol y River Plate4.

2 También conocida como Copa Argentina o Copa Chevallier-Boutell. Debía ser disputada por los dos primeros equipos de Buenos Aires, uno de Rosario de Santa Fe y otro de Montevideo. Habría series en cada ciudad, semifinales en Montevideo y Rosario y final en Buenos Aires. 3 También entre clubes se jugaba la Copa de Honor, donada por la casa de licores Cousenier, con estructura similar a la Competencia pero con final en Montevideo. 4 Nos referimos al River Plate Football Club creado a fines del sigloxix y que desapareció en la década del veinte. El Club Atlético River Plate surgió en 1932 como la fusión de los clubes Olimpia y Capurro. Tomo el nombre y la camiseta del River desaparecido unos años atrás.

| 209 | Asimismo, a partir de 1916, se comenzó a disputar la Copa Ricardo Aldao5 en la que participaban los campeones de liga de ambos países. Fue jugada en ocho oportunidades; los uruguayos ganaron cuatro: tres veces por Nacional y una por Peñarol y los argentinos las otras cuatro. Los números indican claramente que hay supremacía del fútbol uruguayo en este período. La tercera etapa comprende entre 1931-1940. La instauración del profesionalismo en 1931 en Argentina y en 1932 en nuestro país tendrá inmediata repercusión en la actividad deportiva. En esta etapa se jugaron diecinueve partidos a nivel de selecciones, de los cuales Uruguay ganó seis, Argentina once y dos terminaron empatados, etapa con evidente superioridad argentina. Este es el período que analizaremos, pero a nuestro juicio se encuentra ubicado dentro de otro lapso de tiempo más extenso, que terminará en 1958- 1960. Por lo antes mencionado será objeto seguramente de otros estudios, teniendo en cuenta que allí se produjeron hechos relevantes como la conquista de Maracaná y a nivel local la presencia grandes equipos con muchísimos hechos y récords como el sexenio tricolor de la Copa de Honor 1938-1943, el quinquenio del Campeonato uruguayo del mismo equipo 1939-1943, la concreción de un «equipo sensación» como el Peñarol de 1949 y la presencia en las canchas de un impresionante número de jugadores uruguayos y argentinos de gran nivel y excelente calidad. En el período a analizar Uruguay jugó tres campeonatos sudamericanos de los cuales ganó el Extra de 1935 (disputado en Lima- Santa Beatriz), con final frente a Argentina, (3 a 0). Participaron además, Perú y Chile que se clasificaron en ese orden. Fue el último triunfo de la «Generación dorada». En Buenos Aires, entre fines de 1936 y principios de 1937 se jugó el décimo primer Campeonato Sudamericano, jugado entre seis equipos, y primer Torneo Nocturno. Uruguay salió tercero. Tuvo el único mérito de ganarle por primera vez a la Argentina (3 a 2), jugando de visitante en este tipo de Campeonato, y quitándole de esta forma el invicto, lo jugaron también Brasil que salió segundo, Paraguay que igualó puntaje con Uruguay y luego, igualados, también Chile y Perú. En 1939, sin la presencia de Argentina y Brasil, se disputó en Lima el décimo segundo campeonato. Y allí Uruguay cayó ante el local en la final por 2 a 1, las otras posiciones las ocuparon Paraguay, Chile y Ecuador, en ese orden, que aparecían en los campeonatos sudamericanos por primera vez. El accionar celeste en este período fue poco exitoso. Asimismo, se siguió jugando contra la selección rosarina; aplicando la misma división por

5 La copa fue donada por el Dr. Ricardo Aldao, dirigente de la Federación Argentina de Football y se empezó a jugar en 1916. La disputaban el campeón de Argentina y el de Uruguay. No se jugó todos los años y hasta 1949 se jugaba en un solo partido.

| 210 | etapas observamos: en la primera etapa hubo un partido empatado, en la segunda se jugaron doce, Uruguay ganó ocho, los rosarinos tres y hubo un empate. En la tercera etapa, que es la que analizamos, los rosarinos tomaron la ventaja, ganaron cuatro contra tres de Uruguay y uno terminó empatado. Dada la ausencia uruguaya en los mundiales de 1934 y 1938 como respuesta a la poca presencia europea, en 1930 no hubo enfrentamientos con equipos de ese continente.

Los clubes grandes y su actividad internacional: 1936-1940.

En 1936 recomenzaron las copas importantes internacionales que estaban suspendidas desde 1929. Podemos decir, que superados los enfrentamientos acaecidos luego del Mundial de 1930, a auf y la afa acuerdan volver a jugar a nivel de clubes la Copa Ricardo Aldao. Esta Copa Aldao volvió a disputarse entonces a partir de los campeonatos de 1936. Peñarol la jugó tres veces con los siguientes resultados: River Plate 5, Peñarol 1, en 1936 en Montevideo; River Plate 5 Peñarol 2, en 1937 en Buenos Aires e Independiente 3 Peñarol 1 en 1938 en Montevideo. Por su parte en 1939 en Buenos Aires ganó Independiente 5 a 0 a Nacional. En 1940 Nacional 2, Boca Juniors 2, empataron en el estadio en recordado partido por retirarse Boca de la cancha y no jugar el suplemento debido a su disconformidad con un gran gol de Atilio García sobre la hora, por lo que el título quedó en Uruguay. Queda para analizar otro torneo internacional de gran importancia en la época y que hasta hoy, no tiene mayor repercusión. Torneo en el que jugaban todos contra todos a una rueda, alternando la condición de local: Los Torneos Nocturnos Rioplatenses o Torneo entre los Grandes del Río de la Plata. Un formato de juego muy adelantado para la época, antecesor directo, a nuestro juicio, de los campeonatos internacionales sudamericanos actuales. El primero fue jugado a principios de 1936 del que salió campeón Independiente, con trece puntos; lo siguieron San Lorenzo con doce; con diez; River Plate tuvo nueve: Newell’s Old Boys (nob) ocho y luego con seis están los dos grandes uruguayos; por debajo de ellos Boca con cinco y Racing, que cerró la tabla, con tres, Lo que muestra un notorio predominio argentino. El segundo y último del período objeto de estudio fue en el verano de 1938. Lo jugaron los nueve equipos detallados anteriormente más . Se disputó en Montevideo, Buenos Aires, Rosario y la Plata en nueve fechas. Este período tuvo campeón a Nacional, que cuando nadie en la época lo preveía y contra todos los pronósticos que le adjudicaban mínima chance,

| 211 | ganó los siete primeros partidos, jugados en las cuatro ciudades citadas y se clasificó campeón en la jornada clásica del 12 de marzo de 1938, venciendo a Peñarol 2 a 1 con los dos primeros goles clásicos de Atilio García recientemente incorporado al club de los Céspedes. San Lorenzo ocupó la segunda posición con doce puntos; luego Boca con once; nob con diez; Independiente y Racing con nueve; Rosario Central con ocho; Peñarol y River con siete; y cerró la tabla Estudiante con tres. A nivel de amistosos internacionales, los dos grandes lograban resultados satisfactorios ante los equipos argentinos de primer nivel en Montevideo pero a su vez les resultaba muy difícil ganarles a estos en Argentina. Con respecto a la actividad internacional con otros países de América, se jugaron encuentros amistosos con equipos de Brasil y Paraguay y con las selecciones de ambos países en Montevideo con resultados muy favorables en general a los equipos uruguayos, y con algún equipo chileno. Es por esa razón que tomamos solamente los torneos citados como referencia para catalogar el «estado» del fútbol uruguayo.

La interpretación

Los efectos de la gran crisis de 1929 comenzaron por esos años a hacerse sentir en nuestro país. Se produjo una pronunciada caída de los precios internacionales de nuestros productos exportables, especialmente las materias primas. Los mercados se cerraron. Esto provocó un inmediato aumento de la desocupación que el incipiente desarrollo de una industria sustitutiva de importaciones no logró evitar. En consecuencia surgieron medidas para frenar la inmigración y provocando, también en gran parte, la emigración de numerosas familias especialmente del medio rural hacia Montevideo y o hacia el exterior, Argentina, preferentemente. El clima político se enrareció mucho. Se cuestionaba la eficacia de un poder ejecutivo bicéfalo como lo estableció la Constitución de 1918. Elegido de acuerdo con los términos de esa Constitución, Gabriel Terra asumió la presidencia en 1931. Pero en ese momento el clima era otro. La situación internacional gravitaba fuertemente sobre todo el andamiaje del país. Terra, con el apoyo de los sectores conservadores de la sociedad uruguaya empezó a reclamar más poder para superar la crisis en la que el país estaba sumergido, de allí a la ruptura constitucional del 31 de marzo de 1933 no hubo más que un paso. Ese día, en el que Baltasar Brum ofrendó su vida en gesto postrero para defender las instituciones, empezaba a cambiar la historia política del país que recién encontraría la salida definitiva a esta situación, en el llamado «Golpe bueno» del sucesor y al mismo tiempo familiar de Terra, el general arquitecto Alfredo Baldomir cuando corría el mes de febrero de 1942. Con relación al fútbol, este había sido, lo era y lo sería un puntal más, una base en la afirmación de la nacionalidad uruguaya.

| 212 | Era en principio jugado por extranjeros o sus hijos. En Montevideo, en 1900 el 50 % de los varones de dieciocho años o más lo eran, y en las mujeres el porcentaje llegaba al 48 %, esto hacía que lo criollo requiriera también su espacio. En El football del Novecientos (Luzuriaga: 67 y ss.) trata del proceso que comenzado con la elevación de Artigas como «fundador» de la nacionalidad, se continúa a través de Zorrilla, de Blanes, de Bauzá entre otros, hombres que de distintos ángulos hablaban de «lo uruguayo» El deporte va a encontrar la respuesta con la fundación del Club Nacional de Regatas en 1888, del Club Nacional de Velocipedistas en 1890 y en el fútbol con la fundación en 1899 de Nacional. Andrés Morales, asimismo, ya afirmaba en su trabajo la enorme relevancia que el fútbol tenía en la conformación del sentido de «lo uruguayo» Del lado argentino, Pablo Alabarces en Fútbol y Patria escribe con una claridad meridiana y afirma entre otros importantes conceptos:

El fútbol funcionó, desde épocas muy tempranas en la Argentina como un fuerte núcleo de representación de la nacionalidad, Una serie de éxitos internacionales, junto a una lista de “héroes” futbolísticos produjo una narrativa épica donde el fútbol contribuía de manera importante, a la “invención de una nación” (94).

En nuestro país, Nacional será el abanderado principal en la lucha contra el «gringo» en el deporte más popular, el triunfo de 1903, las victorias en la Liga en 1902 y 1903, y la victoria en la Copa de Honor Rioplatense en 1905 solidificarán su raigambre popular y lo convertirán en el adversario más temible del curcc el equipo por excelencia de la colectividad británica creado a través de la empresa ferroviaria inglesa y que también había trascendido el ámbito inicial de su fundación. Ambos eran populares y eran aceptados en todo el país. Los éxitos de la «celeste» en el período 1912-1930 afirmaron definitivamente al fútbol como pasión popular y le terminarían de dar a los orientales la categoría de uruguayos, que alcanzó su clímax en 1930, pero y ¿después?... Después sucede lo inevitable. El mundo del capitalismo exige nuevas formas en el deporte, y se afirma en todo el mundo occidental el profesionalismo. Esta situación iba a cambiar las cosas....

El profesionalismo

Hacia 1885 surge en Gran Bretaña la evidencia del pago en dinero o en empleos a los jugadores para que puedan tener una mayor dedicación al deporte. La lucha entre el amateurismo y el amateurismo marrón, es decir el

| 213 | profesionalismo encubierto fue una constante en las tres primeras décadas del siglo xx. Hacia los años veinte avanzó rápidamente en Europa. España lo alcanzó en 1928 e Italia en 1929. En América, Argentina lo inició en 1931, en sus principales centros, Buenos Aires y Rosario. Los campeones del treinta, fueron objeto de ofertas, principalmente desde Argentina e Italia y los equipos uruguayos lo sintieron enseguida, en las temporadas venideras. Fedullo, fue el primero en emigrar a Italia en 1930, lo siguieron enseguida Scarone, Petrone, Mascheroni, luego Faccio, El Chivo Andreolo, Sansone, entre otros. Al mercado argentino se fueron H. Castro, Ferrou , Corazzo, Lago, El Tano Porta , Ushlengui (Lorenzo: 460 y ss.), Dado los nuevos tiempos, era menester implantarlo en nuestro país. Nacional hace la punta ya en 1931, al ver cómo rápidamente perdía grandes figuras y con el apoyo de Peñarol que pasa por un proceso similar, se instala en la temporada de 1932 con diez equipos. ¿Solucionaba esta nueva situación el problema?, definitivamente no. Solamente lo hacía parcialmente porque si bien nuestro peso era muy fuerte todavía, el «mercado» uruguayo significaba poco para lograr competir económicamente con los equipos de los países citados. Encontramos entonces, la primera explicación sobre el por qué de la caída en los resultados del fútbol uruguayo de esa época. Pero no es la única. El contrincante eterno, el punto de referencia del deporte uruguayo, es decir Argentina. También estaba cambiando.

La situación en Argentina

Por esos lares la situación venía complicada. Desde la ruptura del orden constitucional con el golpe de Uriburu contra el gobierno de Irigoyen en 1930, se sucederían gobiernos de tipo autoritario. Fue la época de la llamada República Conservadora o de la «década infame» Pero Argentina, al contrario de Uruguay, no se «cerró» hacia sí misma, aunque en menor número su población siguió creciendo y este proceso, unido a una muy fuerte inmigración interna, convirtió a su ciudad más importante en una esplendorosa Buenos Aires. Se reconocen tres etapas del fútbol argentino (Sebreli: 30 y ss.). La primera, de predominio británico, llega hasta la desaparición del Alumni en 1911, la segunda se abre con predominio político en la dirección y llega hasta la década del setenta, [tercera etapa],donde dice que la mediatización y la globalización imponen una nueva manera de encarar el fútbol, basado expresamente en lo económico. Su crítica, ácida, es muy importante, pues entre otros aspectos cuestiona el modelo y el estilo del fútbol argentino.

| 214 | Pero lo real era que el fútbol Argentino, para ser más precisos, el fútbol de Buenos Aires y de Rosario, eran los parámetros que desde el inicio de las confrontaciones rioplatenses nos daban la comparación, el «nivel» del fútbol uruguayo. Estas tres primeras décadas del siglo xx son fundamentales en la concreción de lo argentino como identidad dada por los éxitos del fútbol: segundos en 1928 y 1930, por la gira de Boca por Europa en 1925 y por los triunfos en los Campeonatos Sudamericanos (Alabarces: 22 y ss). Los frecuentes enfrentamientos entre los equipos y selecciones de las tres ciudades fueron haciendo que las contiendas, oficiales o no, en épocas donde no eran abundantes a nivel internacional, tuvieran gran peso incluso en la conformación de los estilos de juego y ayudó sin duda a ambos países en su superación futbolística. Los estudios sobre el profesionalismo en la colección 100 años de Futbol (Loedel: 315 y Lorenzo: 462), son contestes en que la cantidad y calidad de los jugadores que emigraron hacia la vecina orilla y hacia Italia fue considerable. En contrapartida como el profesionalismo en Brasil fue posterior, igual que Chile en 1934, se pudo «importar» por esos años 1932 y 1933 a excelentes jugadores brasileños; Nacional trajo a Domingos da Guia, un fenómeno y a Patesko. Peñarol, entre otros muchos, a Leonidas. Jugadores de enorme relieve en la gran historia del fútbol norteño, especialmente Domingos y Leonidas. El fútbol argentino tuvo un desarrollo imponente por esos años, el poderío de los cinco grandes, es decir Boca, River, San Lorenzo, Independiente y Racing, era total. La tabla de posiciones de esa década los mostraba generalmente encabezando las primeras cinco posiciones entre los dieciocho equipos participantes. Boca ganó los campeonatos de 1931, 1934, 1935 y 1940; River los de 1932, 1936 y 1937; San Lorenzo el de 1933 e Independiente los de 1938 y 1939. En el Deporte en Argentina 1914-1983 (Archetti: 6), se señala por ejemplo que en 1935 los cinco grandes sumaban unos cincuenta y cinco mil socios y los demás trece equipos unos cuarenta y cinco mil. Este poderío social y económico suponía naturalmente un poderío político muy importante en la faz directriz. Además les permitía a estos clubes nutrirse con los mejores valores que iban surgiendo en el muy vasto territorio argentino. Claro que el profesionalismo de entonces, en general, no les brindaba a los jugadores la seguridad de vivir de él para toda su vida. Las ocho horas, es decir el empleo, estaba en la mente de ellos en ambos lados del Plata. El empleo público especialmente fue el medio que encontraron los jugadores de entonces, para «asegurarse» definitivamente el futuro. La publicidad que tuvo el fútbol, su destaque permanente por los medios, hizo que Argentina viviera una ebullición en este aspecto fenomenal. Las canchas se llenaban, la atracción por los encuentros fue en aumento casi constante y en el mismo orden los gastos para mantener los vastos planteles de entonces.

| 215 | Las relaciones entre Uruguay y Argentina por esos años tuvieron motivos de tensión. La final del Mundial de 1930, provocó en dirigentes argentinos una gran cólera por perder esa final. Y se acusó al Uruguay de malos tratos y de todo tipo de acciones que, entendían, impidieron el triunfo argentino. Esta forma de sentir tuvo mucho eco en la prensa por lo que durante 1931 y 1932 no hubo enfrentamientos entre los equipos de ambas asociaciones. Incluso se llegó a una ruptura diplomática al grado de que las relaciones exteriores se interrumpieron en julio de 1932, en decisión tomada por el entonces presidente uruguayo Gabriel Terra a raíz del «desconsiderado trato» según la prensa de la época, a la tripulación del crucero r.o.u. Uruguay, en ocasión de la asunción del presidente Agustín Justo en 19326. A partir de 1935, la tormenta se había disipado en gran parte y con ello recomenzaron a disputarse los sudamericanos de selecciones y la Copa Aldao. Además, los hábiles dirigentes argentinos consideraron que entre campeonato y campeonato existía un periodo de tres meses en el verano, donde se jugaba al fútbol en forma amistosa. Para llenar el vacío imperante que hacía disminuir el número de sus asociados durante esos meses, surgió en octubre de 1935 la idea del Campeonato Nocturno Rioplatense, torneo que se realizara como vimos en 1936 dando comienzo de esta manera a la realización de partidos nocturnos en «serio». Si bien el torneo no fue realizado directamente por la afa, sí lo fue por sus equipos más importantes y con disposiciones de esa Asociación. Al jugarse entre los grandes de las tres ciudades más futboleras de la región se aseguraba su éxito económico pues casi todos los partidos eran clásicos entre los equipos más populares. Por lo que estos eran partidos en serio y no amistosos. El éxito fue inmediato y llevó a que el sudamericano de 1937 se jugara también en forma nocturna, siendo el primer torneo de estas características en el mundo realizado de esta manera. El nivel futbolístico alcanzado por Argentina en esa década fue esplendoroso. Cuatro de sus figuras fueron campeones del mundo con Italia en el Mundial de 1934, Orsi, De María, Monti (jugador este que jugara la final de 1930 en el equipo argentino) y Guaytia, en 1938 lo sería nuestro compatriota El chivo Andreolo con la azzurra también, siendo hasta la fecha, el primer y único uruguayo en salir campeón del mundo con otra camiseta que la Celeste. Por unanimidad, los analistas del fútbol argentino señalan que el período 1935-1946 (en algunos casos 1948), es el más brillante en la historia de ese fútbol. Ya sea por la categoría de los jugadores, por la técnica desplegada, o por el nivel de los equipos. Citamos como ejemplo el Boca de 1935, el River de 1936 y 1937, el Independiente de 1938 y 1939. Eran realmente equipos espectaculares con un juego y una capacidad goleadora tremenda, que alcanzaron récords no superados todavía. River hizo ciento seis goles en treinta y cuatro encuentros en

6 Las relaciones diplomáticas se reanudaron en noviembre de ese mismo año.

| 216 | 1937, Independiente superó el promedio con ciento quince en 1938. El paraguayo rompió las marcas de goles con sus cuarenta y siete conquistas en el campeonato de 1937. Fueron verdaderamente una máquina de jugar, base de los grandes equipos que continuarían su leyenda en la década de los años cuarenta, como River en 1942 o el Boca de 1943 o el San Lorenzo de 1945. Eran esos los equipos y no otros a los que se enfrentaban con poca suerte en general los equipos uruguayos. A nivel sudamericano y mundial, argentinos y uruguayos sobresalían en esos años. El periodo crítico de los enfrentamientos ante los argentinos lo situamos entre 1935 y 1937.

¿Crisis en el fútbol uruguayo de 1935 a 1937?

La falta de buenos resultados frente a los equipos argentinos en el Nocturno de 1936 disparó la preocupación en los medios y público uruguayo sobre la realidad de nuestro deporte principal. Se hablaba en los medios de la pérdida de técnica de los equipos compatriotas. Por entonces aún jugaban algunos veteranos campeones olímpicos o del Mundial, pero ya en los finales de su accionar deportivo. El fútbol se hacía cada vez más competitivo a nivel internacional. Brasil emergía ya con esplendor aunque en un escalón inferior a los rioplatenses y en los demás países de América el fútbol tomaba cada vez más vuelo integrándose otras selecciones a los sudamericanos. Esto condujo a que cada día tuviera mayor vigencia el tema de la preparación física y la dirección técnica. Los técnicos extranjeros dejaron su huella en ambas márgenes del Plata, Hirchs lo hizo en Argentina en los años treinta. En Uruguay dirigió al Peñarol de 1949. En nuestro país habían actuado Rothmann, que dirigió a Wanderers, campeón de 1931, Sligety en Nacional, logró consagrarlo campeón en 1934 en recordadas finales. Más tarde haría historia Mr. William Reaside cuando se encargó de un equipo desahuciado como el Nacional de 1937, y lo sacó campeón tres meses después durante la realización del segundo campeonato Nocturno entre grandes y sentando las bases del Nacional de la década del cuarenta que sería dirigido por Héctor Manco Castro. Estos técnicos introdujeron cambios en muchos órdenes. Especialmente en lo táctico, en el caso de Mr. Reaside como el uso de variantes del sistema mw en sustitución del viejo dos, tres, cinco; táctica esta que naciera en el Club Arsenal inglés en 1926 pero también en cuanto a la preparación física. El profesionalismo exigía seriedad, disciplina, concentración, actitud juiciosa y seria de los futbolistas. Con anterioridad a los encuentros, la concentración de los jugadores estaba en tela de juicio por entenderse que en ella se hacía uso abusivo del alcohol.

| 217 | Todos estos factores incidieron entonces (emigración de valores, superación de los rivales por mayor reserva o de cantidad de jugadores, nuevas técnicas y tácticas), para que la crónica uruguaya viviera con angustia permanente las confrontaciones ante los rivales argentinos, El Diario lo dice, por ejemplo ante una derrota aurinegra en febrero de 1936 frente a Independiente por 4 a 0, «ya no es posible engañarse y debemos reconocer que la superioridad ha cruzado el Río» (21 de febrero de 1936). El País expresa cómo nos veían por América y Europa: «Uruguay en plena decadencia futbolística» (26 de diciembre de 1937). El Diario, al comenzar en enero el segundo campeonato Nocturno, es más contundente: «es tiempo que nuestros equipos se sobrepongan a la preponderancia que ejercen los conjuntos vecinos. Debemos superar la desgraciada influencia psicológica previa a todo compromiso con los hermanos allende del Plata» (22 de enero de 1938). Pocos días después también en El Diario, Julio C. Puppo El Hachero, destacado periodista y escritor costumbrista, dice y es elocuente «aquello parece un sueño» recordando el 3 a 0 de Santa Beatriz, «hace tres años que se agudiza la crisis de nuestro fútbol» (4 de febrero de 1938). Puppo no vislumbra una recuperación del fútbol uruguayo. El mal papel de los equipos grandes en el primer Nocturno, el pésimo resultado del Sudamericano de 1937 sumados a los malos resultados obtenidos por Peñarol en las tres finales perdidas ante los campeones argentinos en 1936, 1937 y 1938 fueron los motivos fundamentales de esa angustia. Pero lo que cambió la tónica y dio esperanzas nuevamente, lo que alimentó los espíritus uruguayos en que todavía se podía, fue el triunfo tricolor en el segundo campeonato Nocturno. Cuando nadie lo esperaba, cuando nadie daba nada por su chance, Nacional ganó. Ganó en la Plata, Buenos Aires, Rosario y Montevideo y solo perdió cuando ya era campeón, Estudiando los medios de la época, se ve cómo los medios de uno y otro lado, «calentaban» el ambiente, por sus visiones muy nacionalistas, fabricando y fomentando resentimientos y rivalidades que, en muchos casos, perdurarían en el tiempo. El Diario, pocos días después señala por ejemplo:

Con los mismos que fracasaban [ahora logran] triunfar en serie, gana contra cuadros antes fenómenos […] pensar que hubo quienes se ocuparon de colocar la lápida al balompié 3 veces Campeón del Mundo. Hoy la famosa velocidad, las fantásticas capacidades [de los equipos argentinos] se ha fugado (13 de febrero de 1938).

| 218 | El fútbol en el mundo

Hacia los años treinta, el deporte y el fútbol en particular tienen un desarrollo permanente, especialmente con la realización de las Copas del Mundo. En Europa las competiciones internacionales vienen abriéndose paso lentamente. A nivel de equipos se jugaba la Copa Mitropa7. Por otra parte, a nivel de amistosos fueron más frecuentes los enfrentamientos entre selecciones nacionales europeas. Los equipos de Gran Bretaña y sus selecciones muy convencidos de que eran los maestros del balompié, empezaron de a poco a abandonar su aislamiento para comprobar que ya no eran invencibles. La atmósfera bélica que se respiraba, conspiraba sin duda contra este desarrollo, pero con atenuantes igualmente se realizaron. Incluso los Juegos Olímpicos de 1932 y 1936 se efectuaron, pero el espíritu olímpico decayó, en la medida en que quienes los organizaban, caso de la Alemania nazi en 1936, hicieron de ellos una demostración política de poder. Los campeonatos del mundo de 1934 y 1938 sirvieron al régimen fascista de Benito Mussolini como propaganda. El fútbol se convirtió de esta manera en un vehículo propagandístico de su sistema. En América del Norte y Central, Asia y África las competencias futbolísticas tuvieron en esos años un desarrollo menor.

Conclusiones

Es una etapa para encararla en la investigación de distintos aspectos vinculados al deporte. En lo que se refiere a organización de eventos fue difícil organizar un campeonato de clubes campeones en esa época. Los dirigentes argentinos que propulsaron la creación de los Torneos Nocturnos en 1935, tuvieron la idea también de agregar equipos brasileños, como el Vasco de Gama campeón por esos años y a algún equipo chileno y peruano. Pero no se pudo en América del Sur, la distancia fue en esa época un factor insalvable. En Europa fue y es relativamente fácil y rápida la comunicación entre los distintos países vía terrestre. En aquellos tiempos en América y hoy mismo, esa vía es impracticable. Solo la aviación acorta distancias y en aquellos años la aviación comercial estaba dando sus primeros pasos. La cercanía relativa de Buenos Aires y Montevideo y algo más lejana por tren con Rosario, facilitó siempre el intercambio con la vecina orilla. Pero ello obviamente no es lo común en América del Sur.

7 Se disputaba entre equipos de Europa Central e Italia entre 1928 y 1939. Participaban cuatro clubes por país.

| 219 | Se pudo jugar un torneo de Campeones en Chile en 1948, torneo que obtuviera el Vasco de Gama, en el que jugaron todos contra todos. Por esta razón los únicos torneos por esos años en América jugados entre equipos de primer nivel fueron los Campeonatos Nocturnos y la Copa Ricardo Aldao. Además de la utilización del fútbol por el poder político, empezaba este también a ser no solo compartido sino también propicio a los intereses económicos de grandes empresas. Es sabido que en Uruguay los ferrocarriles impulsaron al curcc, y también sabemos que las empresas tranviarias, hacia los albores del siglo xx, se veían beneficiadas con los traslados de espectadores hacia los espectáculos deportivos, por lo que ayudaron de alguna manera a los clubes extendiendo sus líneas para que se pudieran realizar. Lo mismo sucedió en otras partes. El deporte pasó a ser un espectáculo que movía mucho dinero, de ahí su permanente promoción en los medios; diarios, radios y en los noticieros de los cines. La radio jugó un rol fundamental para acercar a los oyentes a los partidos y a todo lo relacionado no solo al fútbol sino al deporte en general. Llevando al éter los relatos de los más importantes acontecimientos deportivos, fútbol, box, ciclismo, básquet, carreras de autos, y todo espectáculo que pudiera interesar al público. Se relataron partidos de los mundiales de 1934 y 1938 y competencias de los Juegos Olímpicos de 1936, utilizando nuevas técnicas, como los móviles que permitían transmitir el ciclismo, o el uso de avionetas para seguir las carreras de autos Algunos dirán ¿el público pedía estos relatos? O se le hacía gustar a la gente lo que las radios querían. Lo cierto es que hubo empresas que financiaron tempranamente estas trasmisiones. Es una discusión que como toda confrontación de ideas tiene sus detractores y defensores. El hecho concreto es que la radiotelefonía tuvo un éxito gigantesco y los relatores y comentaristas pasaron a ser referentes en la opinión pública. No hay duda que los medios fueron en nuestro país determinantes para la creación de «mitos». Eduardo Lalo Fernández y Enrique Chetto Pelliciare, Armando Sagrada, Enrique y Duilio de Feo, Cesar L. Gallardo, Adolfo Oldoine Old, Luis Sciutto Wing, fueron entre otros, las caras visibles de esa época. A raíz del Sudamericano de Santa Beatriz, el término «garra celeste», empezó a aparecer en la prensa deportiva. Es extraño. En la «Época Dorada» de nuestro fútbol se hablaba más de la técnica, de la forma de jugar, del deleite que provocaban el desplazamiento ágil y elegante de los grandes jugadores, como Andrade, o de la inteligencia para jugar de Cea o de Anselmo, de la velocidad y potencia de Iriarte, de Petrone, del muñón temible del Manco Castro. Del orden que en la cancha imponía el Mariscal Nasazzi o del despliegue de Lorenzo Fernández.

| 220 | A partir de 1935, Uruguay ¿necesitaba la garra para ganar? Lo anímico sobre lo técnico, prueba evidente de la pérdida de fe en las propias fuerzas. Nace entonces el mito del fútbol de «respuesta ante el fútbol de propuesta», que caracterizaría a los equipos uruguayos según algunos críticos. Ese estilo de ver el fútbol no se condiciona con la historia misma del fútbol uruguayo. Las delanteras celestes de 1924 a 1954 hicieron en las competencias internacionales olímpicas y mundiales gran cantidad de goles, en veintitrés partidos Uruguay obtuvo setenta y ocho goles y solo recibió veinticuatro. Parece imposible que hayan sido hechos jugando de contra, es que siempre hubo grandes delanteros, afirmados sí en grandes arqueros y en defensas muy sólidas. Eran equipos equilibrados.

Sin embargo, hubo un torneo donde se quebró el estilo de juego de la Época Dorada, fue justamente el del Nocturno del 38. En dicho certamen Nacional sólo convirtió 16 goles en 9 partidos, pero recibió solamente 8 en contra. Nacional fue al “resultado”, más que al “espectáculo”- ganó sí con algo de calidad pero con muchísimo corazón y temple. Este fue el Torneo “distinto” de la época en cuanto a la manera de jugar al fútbol de los equipos uruguayos y por supuesto en oposición también del que practicaban los grandes equipos argentinos del momento. Su victoria ante tan calificados adversarios fue “lo más parecida a la conquista de la Libertadores por Peñarol en 1960, fue la de ese Torneo Nocturno” (Loedel: 331).

El profesionalismo afectó el poderío de los equipos uruguayos, especialmente en la primera mitad de la década al irse a jugar al exterior gran cantidad de jugadores de gran valor. Este proceso se detuvo hacia 1936 debido a la guerra civil española y al clima bélico que presagiaba ya el inicio de la Segunda Guerra Mundial y por el contrario, se equilibró el tránsito de jugadores hacia y desde Argentina, luego de la llegada de Atilio García en 1938, se desequilibraría con la llegada de muchos jugadores argentinos, algunos de real jerarquía. Los cronistas deportivos de la época inevitablemente y quizás inconscientemente tendían a comparar el fútbol de los años treinta con lo sucedido en la década del veinte, la que, al ser la mejor de todas, de forma alguna podía ser igualada o comparada. El punto de referencia era el fútbol argentino, «el otro» al decir de Alabarces –por ese entonces en plena expansión y en su mejor momento– por lo que causa hoy un poco de extrañeza ver los términos utilizados para demostrar la «angustia» sufrida ante resultados adversos. El fútbol a nivel local se jugaba y mucho, al existir campitos y baldíos por doquier y el «hábito» de jugarlo por parte de los muchachos de entonces.

| 221 | La auf creó en 1915 a la divisional intermedia como previa a la primera división y a la B profesional en 1942. Hacia 1940 comenzó nuevamente a ganar la Selección (Copa Río Branco), ante Brasil y en Brasil. Se recomenzó también, a ganar más seguido por la Copa Aldao. Las Ligas de barrios, eran campeonatos de muy buen nivel. Lo mismo sucedía con los torneos en el interior del país donde había equipos integrados por excelentes jugadores. Para ser de titular en un equipo de barrio o del interior realmente había que saber «jugar». Finalmente podemos decir que el período de decaimiento de nuestro principal deporte, fue en parte transitorio, ante la comparación permanente con el fútbol argentino, aunque sí dejaron la huella en cuanto al estilo de juego. Por motivo de tiempo y espacio no analizamos otros aspectos vinculados al fútbol de la época. Por ejemplo, la gran importancia que se le dio al deporte y al fútbol en todo tipo de gobierno. La imponente presencia del fútbol – una máquina cultural– al decir de Alabarces, en la vida de las personas, llegando en muchos casos a niveles de adicción. Con todas las características que tiene este tipo de circunstancia. El alto grado de importancia que tiene el deporte y especialmente el fútbol al irse transformando en una «industria» o en un «servicio» que brinda enorme cantidad de empleos directos o indirectos. La enorme influencia que adquirieron en la sociedad los comunicadores del deporte y el fútbol en particular, «verdaderos formadores de opinión». El rechazo del fútbol por parte de un sector intelectual que ven en él, algo que, en vez de elevar al hombre y a su espíritu, lo embrutece y lo degrada. Todos estos aspectos y muchos otros seguramente faltan en el análisis de este trabajo, será tarea de los que consideran que vale bien la pena analizarlos, su desarrollo y realización. La evolución de la sociedad argentina en la década y su incidencia en la manera como lo veíamos los uruguayos sería otro tema a estudiar. Se veía un crecimiento constante de los vecinos allende al río y un cambio radical en Buenos Aires, receptora de emigrantes del interior y de los países limítrofes, fue la época en que muchos uruguayos se instalaron en la hermana nación. Alabarces y Rodríguez sostienen que en los años treinta fue el cine el puntal del desarrollo del «imaginario mundo de nuestros vecinos» ayudado como siempre por la radio y por los medios escritos, especialmente El Gráfico. Nuestro país, receptor permanente de esa visión sintió sin duda el impacto. Y quizás eso haya sido la causa de nuestra «percepción de superioridad del fútbol argentino». Muchos años después de esos momentos, en un libro sobre la historia del fútbol argentino se tituló, sin embargo, de «esa extraña paternidad que tenían los uruguayos sobre los argentinos» al referirse al Sudamericano de 1935 (La Nación: 78).

| 222 | Bibliografía alabarces, Pablo, Fútbol y Patria, Buenos Aires: Prometeo Libros, 2002. alabarces, Pablo,rodríguez, María Graciela, «Fútbol y Patria: La crisis de la Representación», en Lecturas: Educación Física y Deporte. Revista Digital, Año 3, núm. 10, Buenos Aires, mayo de 1998. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd10/ pamr10.htm archetti, Eduardo, «El Deporte en Argentina 1914-1983», en Trabajo y Sociedad. Indagaciones sobre el empleo, la cultura y las prácticas políticas en sociedades segmentadas, núm. 7, vol. VI, , Santiago del Estero, Argentina, junio- septiembre de 2005. Disponible en http://www.unse.edu.ar/trabajoysociedad/ Archetti.pdf la nación, Historia del fútbol argentino 1893-1953, Buenos Aires: 1994. loedel, Carlos, «Hechos y Actores», en 100 años de fútbol, Historia ilustrada del fútbol uruguayo, Fascículo 14, Montevideo: Editores Reunidos, 1969-1970 lorenzo, Carlos, «Los Emigrantes», en 100 años de fútbol, Historia ilustrada del fútbol uruguayo, fascículo 20, Montevideo: Editores Reunidos, 1969-1970 luzuriaga, Juan Carlos, El football del novecientos, Montevideo: Editorial Santillana (Taurus), 2009. morales, Andrés, «Fútbol, política y sociedad», en Lecturas: Educación Física y Deportes. Revista digital, Año 9, núm. 64, Buenos Aires, setiembre de 2003. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd64/futbol.htm sebreli, Juan José, La era del Fútbol, Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998.

Prensa (ediciones de diciembre de 1937 a marzo de 1938) El Diario El País

| 223 | Revista Mundo Uruguayo, 7 de agosto de 1930

| 224 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 225 - 238, 2014 ISSN 1688-9800 Maestro de los Maestros: Una mirada del amistoso Uruguay – Inglaterra de 1953 a través de la prensa

∗ Gonzalo Silva – Hernán Marta 1

Introducción

El partido amistoso entre Uruguay e Inglaterra ocupa un lugar privilegiado en el imaginario colectivo futbolero de los uruguayos. El encuentro, disputado en el Estadio Centenario en mayo de 1953, significó, por un lado, el reencuentro entre la selección uruguaya y su público, y por otro, la primera y única visita del seleccionado inglés a nuestro país. Si bien Uruguay era el campeón mundial, cinco años habían pasado desde su última presentación en el Centenario1 y era enorme la expectativa por ver a los campeones mundiales. Asimismo, la avidez del público uruguayo por ver a la selección de Inglaterra se fundamentaba en dos razones: primero, por observar por vez primera a un seleccionado del fútbol inglés, c inventor o maestro del fútbol; y segundo, por el hecho de que Inglaterra había decidido acabar con su aislacionismo internacional desde 1950. Sin embargo, los resultados obtenidos por los europeos en el mundial de Brasil distaron mucho de ser los esperados2. La opinión futbolera se dividía entre quienes pensaban que el traspié no modificaba la vieja valía de los británicos y quienes sostenían que desde hacía tiempo el inglés era un seleccionado respetable, pero que no formaba parte de la élite del fútbol mundial. La discusión acerca del poderío del fútbol inglés interpretaba de manera forzosa su aislacionismo: unos entendían que los lions no tenían rival que les hiciera frente, por lo que era inútil medir sus fuerzas con otros rivales; otros consideraban que los ingleses eran perfectamente conscientes de su decadencia, por lo que optaron por no competir, como forma de conservar su antiguo prestigio. Como fuese, la selección uruguaya campeona del mundo jugaría —por fin—en el Centenario, y nada más ni nada menos que frente a Inglaterra, embarcada en una gira sudamericana que incluiría visitas a Argentina, Chile y los Estados Unidos. Desde que se conoció en nuestro país la noticia de la visita de los ingleses, la expectativa fue en aumento y el partido se transformó en el acontecimiento deportivo más esperado desde el campeonato mundial

∗ Estudiantes de la Licenciatura y el Profesorado de Historia en la Universidad de Montevideo. 1 El 11 de abril de 1948 Uruguay le ganó a Brasil por 4 a 2 en partido amistoso. 2 Los ingleses cayeron ante España, vencieron no sin dificultades a Chile y perdieron de forma inesperada ante un débil seleccionado de los Estados Unidos.

| 225 | de 1950. Finalmente —si bien no en una competición internacional— los uruguayos, cuatro veces campeones mundiales e invictos, se enfrentarían a los inventores del juego. La oportunidad permitiría de una vez zanjar la vieja cuestión acerca de quiénes eran los maestros del fútbol. Los ingleses lo habían inventado y lo habían expandido por el mundo; los uruguayos habían enseñado de qué forma debía jugarse, desde los Juegos Olímpicos de Colombes en 1924. Para quienes aún echaban sombras sobre las conquistas uruguayas alegando la inasistencia inglesa a las competiciones, este partido permitiría de una vez despejar todas las dudas sobre la calidad única de los uruguayos en el concierto futbolístico mundial. Si la Selección uruguaya vencía a la inglesa, ya no quedaría ninguna duda acerca de cuál era la más poderosa, ni sobre quiénes eran los verdaderos maestros. Parece extraño que parte del pueblo futbolero —aún después de la decepcionante actuación de Inglaterra en el mundial de Brasil— tuviese tan alta estima por su juego, y hasta llegase a afirma que los ingleses eran superiores en juego a los uruguayos. Lo cierto es que el seleccionado inglés estaba rodeado por un halo de leyenda que no concordaba con la realidad3. El argumento preferido por quienes seguían deslumbrados por el juego inglés era la rememoración de algunas sendas goleadas recibidas por combinados uruguayos ante visitantes equipos ingleses en los albores del siglo xx. Otro sector del periodismo tenía claro el potencial del fútbol inglés, y si bien se lo respetaba en su calidad de inventor, afirmaba que los celestes eran superiores. El fútbol uruguayo se había impuesto en las cuatro competiciones mundiales que había disputado y su capacidad técnica no estaba en discusión. El partido serviría entonces como forma de despejar toda duda al respecto: si bien nadie dudaba de quiénes eran los inventores del fútbol, en una tarde de domingo sobre el césped del Centenario se decidiría qué seleccionado era el maestro del juego. La intención de este trabajo es mostrar de qué forma reflejó la prensa montevideana un acontecimiento señalado como histórico para el deporte nacional: la expectativa previa, el análisis deportivo de los equipos y las repercusiones, que tras la victoria de los uruguayos, dejaba en claro quiénes lideraban en el mundo futbolístico.

La expectativa en la prensa

La expectativa por ver a los británicos en el Centenario era más grande que el mismo estadio, ya que era una oportunidad extraordinaria de observar a los legendarios inventores del football. La prensa rápidamente se

3 Luego de la reanudación de su actividad internacional en 1946, sus encuentros frente a su clásico rival, la selección de Escocia, mostraban una continua paridad. Vale recordar que en el mundial de Suiza de 1954, Escocia perdió ante Uruguay por 7 a 0.

| 226 | hizo eco del gran interés que generaba el partido, y ya desde los primeros días de mayo comenzó la cobertura del esperado juego. La llegada de los míticos europeos y su brega con los «coleccionistas de títulos» —tal cual definían los brasileños a Uruguay— era la cristalización de un viejo anhelo. En tal sentido, Acción tituló «Los Maestros en Gran Lucha con el Fútbol de 4 Títulos Mundiales» y definió brevemente su significación:

El acontecimiento aguardado por nuestro pueblo deportivo desde que junto con el siglo naciera el fervoroso culto al fútbol, se producirá mañana: el seleccionado uruguayo se batirá con el de Inglaterra, que por vez primera en la historia ha llegado a América del Sur. La jornada que desde hace largas semanas viene apasionando, ofrecerá una fiesta excepcional que quedará en los anales históricos grabada por siempre (29 de mayo de 1953)

En el mundial de Brasil de 1950 «siguió nuestro pueblo con el viejo sueño de ver las mallas celestes luchando contra las albas con el león sobre el corazón» pero aunque los celestes habían logrado su cuarta conquista mundial, no faltaban en nuestro país quienes minimizaban el triunfo. Faltaba aún la prueba que despejaría todas las dudas:

Cuando se tuvo la auténtica seguridad de la capacidad del fútbol uruguayo, nació ese ya añejo sueño que será realidad el sábado 30 de mayo; medirse con los ingleses, sacar conclusiones de quién es mejor, porque cabe decirlo, el amor propio criollo tuvo siempre el dardo clavado de algo que fue sentencia de los críticos del orbe: Los uruguayos son campeones del mundo, pero los mejores son los ingleses que no van a los torneos[...] (7 de mayo de 1953).

Ahora llegaba el momento de medirse con quienes eran señalados como los mejores del mundo. Estos —de acuerdo al antiguo prestigio de los ingleses— les proporcionaban calificativos desmedidos, que no se adecuaban a la realidad que atravesaban:

Lo real y lo que interesa es ver un gran espectáculo y así como hemos afirmado que sería para nosotros un galardón histórico ganarle a los ingleses, poco perderíamos con ser derrotados. Esa exhibición aquí en Montevideo es esperada con creciente expectativa por los que estuvimos en Maracaná. Porque aún recordamos el juego de los ingleses y queremos que nuestro público lo aprecie cabalmente. Los ingleses juegan al mismo ritmo; jamás bajan o suben la velocidad. El conjunto es una máquina que produce matemáticamente siempre igual. La sincronización es, pues, perfecta (Mundo Uruguayo, 23 de abril de 1953)

| 227 | Como fuese el poderío de los británicos, el acontecimiento determinaba que cualquier adjetivo que se le diese al encuentro no alcanzaba para abarcar su magnitud; era un espectáculo deportivo único e irrepetible, y como tal los periodistas intentaron calificarlo, no sin antes dejar sentada la rivalidad futbolística rioplatense, así como la indudable superioridad de uruguayos ante argentinos:

‘El match del siglo’ debe ser este, al margen de los torneos mundiales. Porque si cierta vez el team argentino se midió en Wembley con los ingleses, al match se le dio tal nombre, por lo menos ese mismo nombre debe dársele a una confrontación de los maestros europeos con los campeones del mundo (Mundo Uruguayo, 14 de mayo de 1953)

El match significaba entonces mucho más que un mero amistoso internacional, era la lucha entre el arte del fútbol, la improvisación y la habilidad uruguaya ante el juego de recia marcación, disciplinado y físico de los británicos; una pugna entre dos estilos que permitiría lograr a los celestes el indiscutible título de maestros del fútbol mundial. En palabras de la prensa permitiría además

[…] culminar una muy añeja aspiración de nuestro pueblo: vencer a los ingleses. En todas las magistrales proezas que por los campos del mundo hicieron los celestes, nunca tuvieron la oportunidad de imponer su calidad y su garra ante Inglaterra. Ahora, ha llegado la magnífica ocasión: el león británico ha salido de su reducto, está en el Plata peleando con gallardía por la recuperación de su disminuido prestigio tras la campaña del Mundial de 1950 y la derrota en Buenos Aires (Acción, 29 de mayo de 1953)

Llegan los inventores

El interés de los uruguayos por el partido crecía en buena medida gracias a las noticias que aparecían a diario en la prensa. La nómina de los seleccionados ingleses que habrían de participar de la gira y la ausencia en la misma del astro inglés Stanley Matthews fueron las primeras muestras del poderío que exhibirían los europeos frente a los orientales. En su edición del 6 de mayo, Acción —un diario que, si bien destinaba muchas páginas al fútbol, era menos rimbombante en sus afirmaciones— titulaba al respecto que «La delegación se integra con las figuras de más prestigio de las islas» y a continuación afirmaba que

Habiéndose decidido a llegar por primera vez en la historia del fútbol a América del Sur, los dirigentes del fútbol inglés han conformado

| 228 | un plantel con lo mejor de sus equipos, figurando estrellas auténticas. Cierto es que muchos críticos ingleses han comentado sobre la valía del equipo haciendo puntualizaciones adversas, mas lo indiscutible es que llega el fútbol inglés al Rio de la Plata con su mejor expresión. En Inglaterra se otorga a ésta jira [sic] una importancia enorme: el león británico sale de su jaula y se batirá con los campeones del mundo. Esa es la fundamental jerarquía de la excursión […] Los ingleses confían en revalidar el prestigio de su fútbol en esta excursión y la crítica asignándole trascendencia real, ha nombrado a caracterizados representantes, 7 en total, para cubrir toda la información (Acción, 6 de mayo de 1953)

De las afirmaciones de la prensa se concluye que, si la selección uruguaya lograba vencer a los ingleses, lo haría frente a sus mejores hombres y no valdría ninguna excusa. En lo sucesivo la prensa se encargó de analizar con detalle a cada uno de los futbolistas británicos, a través de informes que incluían biografía, trayectoria profesional, características y hasta fotografías, para que el público se familiarizara con los «ases» británicos. En medio de una gran cobertura de la prensa uruguaya, los ingleses pisaron suelo uruguayo el 9 de mayo, en una breve escala en el Aeropuerto Internacional de Carrasco para seguir viaje hacia Buenos Aires. Las páginas de la prensa montevideana siguieron con detalle el itinerario de los ingleses en Argentina, en un muestra clara de la expectativa que generaba la actuación de los futuros rivales de los uruguayos, especialmente para sacar conclusiones referentes al juego inglés y poder determinar las chances uruguayas de victoria. El 14 de mayo Argentina derrotó a Inglaterra en la cancha de River Plate. Como dato curioso, hay que señalar la utilización de los nuevos medios de comunicación como herramienta para planificar la estrategia uruguaya. Periodistas, futbolistas y cuerpo técnico del seleccionado nacional fueron invitados por la empresa Televisur S.A a presenciar el partido por televisión en la ciudad de Colonia. Los periodistas señalaron su entusiasmo con la utilidad de la novedad e intentaron mostrar a los lectores «cómo se ve fútbol en esos aparatitos que, sinceramente, nosotros lo llamaremos la octava maravilla» (Fútbol Actualidad, 19 de mayo de 1953). En lo que refiere al partido, si bien el combinado inglés alineó a una gran mayoría de suplentes, su actuación fue decepcionante y alentó en los jugadores la certeza de una victoria. La opinión de los uruguayos al respecto fue unánime: «Inglaterra no podrá nunca vencer a Uruguay, si no cambia totalmente» (La Mañana, 15 de mayo de 1953). Los diarios coincidieron y se asombraron con la pobre actuación de los europeos, y sus titulares pasaron, en cuestión de días, de la admiración a la decepción4.

4 “El Fútbol Inglés, Duro, Batallador y Fuerte, no Pudo y Acaso no Pueda ya más,

| 229 | El discreto rendimiento de los británicos —que no llegaron a deslumbrar ni en la victoria ante Chile— no hizo más que alentar la esperanza de una definitoria victoria de los celestes y generar aun más avidez en un público que esperaba el partido como el espectáculo más importante del año. Sin embargo, la anterior derrota de los ingleses no fue necesaria como acicate para la venta de localidades, que se pusieron a la venta el martes 12 de mayo y las páginas de la prensa presionaron para que, por un lado las entradas fueran accesibles a los sectores populares y por el otro, que no cayeran en manos de los revendedores. La Asociación Uruguaya de Fútbol tomó recaudos al respecto y estableció una venta especial para los socios de cada uno de los equipos de primera división, aunque con distinciones: los grandes recibirían ocho mil entradas cada uno y mil quinientas para los restantes ocho clubes de primera. Entre las entradas cedidas a otras instituciones y las reservadas, quedaron para el público en general dieciocho mil doscientas, en su mayoría taludes. Como novedad, se establecieron puntos de venta en diferentes barrios de la ciudad como forma de evitar inconvenientes. En total, se pusieron a disposición del público 66.474 entradas5, las cuales fueron vendidas en su totalidad en cuestión de horas, lo que muestra a las claras la expectativa popular. Los reclamos de la prensa fueron atendidos en parte, ya que si bien los precios de las localidades eran accesibles a los bolsillos populares, fue imposible frenar la reventa de las mismas6. El partido estaba fijado para el sábado 30 de mayo a las 15 horas, y ante la insatisfecha demanda de localidades, la auf planteó a los dirigentes ingleses la posibilidad de disputar la revancha al día siguiente. No obstante, debido al mal tiempo los británicos llegaron desde Chile con el Fútbol Rioplatense. La impresión que hoy sacamos es que difícilmente este team pueda hacerse una revancha el domingo” (La Mañana, 15 de mayo de 1953). En un titular sugestivo, al día siguiente La Mañana afirmó: “[...] y entonces habrá que reclamarle al Viejo Maestro que se quite la toga”, (16 de mayo de 1953). Luego del trunco segundo partido entre argentinos e ingleses, Acción, en su edición del lunes 18 de mayo de 1953 fue más conciso al afirmar que “Los maestros cedieron su batuta a los discípulos”. 5 No todas se pusieron a la venta, ya que existía un remanente para las autoridades del fútbol uruguayo y de la colectividad inglesa en nuestro país. 6 Los precios fueron los siguientes: Taludes, mayores $ 0,70, menores gratis; Tribunas Amsterdam y Colombes, $ 1 y gratis; Tribuna Olímpica sin numerar, $2 y $ 1; Tribuna Olímpica numerada, $2,5 y $2,5; Tribuna América numerada, $3,5 y $3,5; Platea América $6 y $6; Platea Olímpica, $3 y $ 1,5. (Acción, 6 de mayo de 1953). Estos eran apenas superiores a los del clásico del 3 de mayo en el que Nacional y Peñarol empataron a uno. La reventa de entradas también ocupó su lugar: “Ayer en las adyacencias del estadio se vendían entradas para el partido con los ingleses a los siguientes precios: Colombes y Amsterdam $ 6.00; Olímpicas $ 8.00; Olímpicas numeradas $ 15.00; América numerada $ 30.00 y Platea América $ 50.00!! [sic] Estando a salvo la responsabilidad de la tesorería de la Asociación, uno se pregunta de dónde salen esas entradas...”, (Acción, 25 de mayo de 1953).

| 230 | el 29 de mayo, un día después de lo previsto por lo que esa idea fue descartada. Al mismo tiempo, los dirigentes de la Football Asociation solicitaron que el partido fuese suspendido para el domingo 31 en las mismas condiciones. Entretanto, la Selección Uruguaya seguía con su preparación, a la espera primero la integración o no de , quien sin previo aviso no se había presentado a entrenar, y luego, su recuperación tras una lesión en un entrenamiento, que finalmente lo marginó del partido. El 24 de mayo la Selección Uruguaya empató un partido amistoso contra Internacional de Porto Alegre y se hicieron sentir las voces de los agoreros que comenzaron a criticar la preparación del equipo. Pero llegaba finalmente la hora de la verdad y la prensa se llenó de adjetivos para describir al ahora sí «Partido del siglo». En grandes titulares las ediciones previas de los diarios anunciaron el juego como la lucha entre los «viejos maestros y los maestros actuales», en un lenguaje que iba mucho más allá de lo estrictamente futbolístico y en él figuraban referencias al orgullo nacional. Era un partido histórico y muy esperado por los uruguayos «un equipo de laureles únicos en el orbe» —Acción, 29 de mayo de 1953— para batir a los ingleses: «Es una batalla que estuvimos esperando desde el momento mismo en que en el mástil Olímpico de Colombes subía al cielo la bandera azul y blanca de nuestro querido Uruguay» (La Mañana, 31 de mayo de 1953). Se apeló a la comparación con las viejas glorias de nuestro fútbol; se recordaron los antecedentes de partidos ante equipos británicos y hasta las diferencias y las rivalidades —especialmente entre Nacional y Peñarol— quedaron de lado por un momento en pos de alcanzar un objetivo deportivo largamente anhelado. Los análisis previos de las conformaciones de los equipos y el intento de anticipar lo que sucedería en el campo muestran la conformidad para con el planteo del entrenador Juan López, y ni siquiera las importantes ausencias de Obdulio Varela y Alcides Ghiggia7 preocuparon al público. La obsesión por lograr la victoria llegó a punto tal de maldecir las condiciones del tiempo: producto de las lluvias de días anteriores el campo de juego del Centenario se mostraba pesado y barroso, condición que parecía favorable a los visitantes por su estilo de juego. Ahora no quedaba más que aguardar una tarde inspirada de los futbolistas uruguayos.

7 Ghiggia estaba cumpliendo una suspensión que le imposibilitaba defender a Peñarol y a la Selección. Asimismo, en los días previos al partido contra Inglaterra acordó su transferencia al fútbol italiano.

| 231 | Un partido histórico

Desde temprano Montevideo vivió un movimiento atípico. La Estación Central estaba repleta de familias que bajaban de los trenes con sus valijas llenas de vituallas para ir al Centenario y esperar el inicio del partido. Ante la insistencia del público que se agolpó a las afueras del Estadio, las puertas debieron abrirse a las diez de la mañana, y tres horas después ya no cabía un alfiler. En las afueras, los vendedores ambulantes ofrecían sus productos y los coraceros a caballo perseguían revendedores. A las 15 horas de un soleado domingo del 31 de mayo de 1953, en un Centenario repleto con 66.072 personas, Uruguay salió a la cancha integrado por Roque Máspoli, Matías González y William Martínez; Víctor Rodríguez Andrade, Néstor Carballo y Luis Alberto Cruz; Julio César Abbadie, , Oscar Míguez, Julio Pérez y Juan Carlos Cabrera. Inglaterra lo hizo con Merrick, Ramsey y Eckersley; Wright, Johnston y Dickinson; Finney, Broadis, Lofthouse, Taylor y Berry. El sorteo entre los capitanes Matías González y William Wright determinó que la selección uruguaya comenzara atacando hacia el arco de la tribuna Colombes. El árbitro inglés Arthur Ellis hizo sonar su silbato, Lofthouse tocó para Broadis y se inició el «Partido del Siglo», ante un Centenario lleno como pocas veces. Al cabo de los noventa minutos vencieron los uruguayos 2 a 1, con goles de Julio César Abaddie, —de tiro cruzado a los veintisiete minutos— y Omar Míguez, —de cabeza a los sesenta minutos—; Taylor marcó el descuento a los ochenta y nueve minutos. Fue un partido intenso y emotivo, que se jugó con entrega por parte de los dos seleccionados, que encararon el juego como si se tratara de una final. Los periodistas se mostraron unánimes en elegir a William Martínez como el mejor jugador de la cancha y a Julio Pérez como el mejor en el ataque uruguayo. No obstante, la prensa coincidió en señalar el notable trabajo colectivo de los celestes. Tom Finney fue el mejor de los ingleses y en segundo lugar se destacó la actuación del arquero Gil Merrick, responsable de lo estrecho del marcador. Para la anécdota quedó un claro penal en el área inglesa por mano del zaguero Johnston que el árbitro pasó por alto y que, de convertirse, hubiese significado el tres a cero parcial; un bombazo de Cabrera que reventó el horizontal, los dribblings de Julio Pérez que enloquecieron a la defensa rival y hasta la suerte de Roque Máspoli en una jugada en el primer tiempo en que Broadis remató al arco y la pelota rebotó en los dos palos para ser atrapada por el guardameta uruguayo. En las ediciones posteriores al partido, las portadas de los diarios mostraron la enorme alegría por la victoria conseguida y, sobre todo

| 232 | dejó en claro que el fútbol uruguayo era, indiscutiblemente, el mejor del mundo. Acción dedicó su portada a la victoria uruguaya, con el título «Uruguay concretó el sueño largamente acariciado: derrotar a Inglaterra» una fotografía del gol de Míguez «en una tarde de gloria celeste» ocupó la plana central. En las páginas deportivas el análisis hizo hincapié en lo extraordinario del partido y en la calidad de ambas selecciones. El primer tiempo fue muy interesante, de dos escuelas futbolísticas distintas, pero «ambas de pulida técnica, lo que hace que el aficionado siga con extremada atención los históricos acontecimientos que se vienen desarrollando en el campo». La opinión era unánime en cuanto que «el equipo uruguayo jugó como una máquina, emocionó a la multitud con su garra y su prestancia técnica para hacerle frente a un rival que expuso desde el primer momento, el ansia enorme que tenía de vencer». La entrega de los uruguayos y la victoria conseguida lograron «hacer delirar a nuestro pueblo en la histórica jornada, apuntalando un éxito memorable» (1 de junio de 1953). En un partido de titanes, posiblemente el mejor disputado en Montevideo a lo largo de la historia, quedaba ratificado que el sueño se había cumplido, que la victoria era justa, merecida y de acuerdo a la caballerosidad deportiva. El Debate señaló que «70.000 aficionados presenciaron la ratificación de la superioridad del moderno fútbol uruguayo sobre la vieja escuela inglesa» (1 de junio de 1953), ganó el campeón, quien mostró superioridad para un triunfo más amplio si se hubiesen aprovechado con mayor eficacia las jugadas de riesgo y se hubiese cobrado un claro penal. Sin tanta trascendencia, en la portada de El Día en el titular de «Cultura física» se afirmaba que «Ante la selección inglesa, la uruguaya obtuvo ayer brillante triunfo – Un partido emotivo y lucido predominando el buen juego colectivo y la corrección» (1 de junio de 1953). Sobre las incidencias del partido se destacaba el ambiente de caballerosidad y la corrección de la lucha, ante un público que mostró un excelente comportamiento, lo que fue destacado de unánimemente por los ingleses al abandonar el país. El Diario publicó en primera página las imágenes de los goles celestes, y el análisis del juego se centró en destacar que la garra celeste se lució en todo su esplendor ante un seleccionado británico muy conservador y que a todas luces el resultado debió ser más abultado a favor de los locales. Los integrantes de la Selección Inglesa protestaron por un supuesto fuera de juego en el gol de Míguez y clamaron rápidamente por la revancha en suelo europeo, en el que estaban convencidos sería otro el resultado.«Otra vez quedó probado que los campeones del mundo son imbatibles: también cayó el conjunto británico», afirmó El País (1

| 233 | de junio de 1953), cuyas páginas señalaron lo inobjetable del triunfo basado en el espíritu de equipo y en el gran compañerismo demostrado en la enorme alegría registrada en el vestuario uruguayo tras la victoria. El diario que dedicó más espacio a la gran victoria uruguaya fue La Mañana, ratificando luego del juego la prédica que había sido constante en sus páginas: la superioridad del equipo uruguayo. «Ni Inglaterra podrá discutir que somos los mejores» (1 de junio de 1953) tituló su página deportiva. Se había alcanzado el objetivo, era el último eslabón de una cadena ininterrumpida de notables triunfos que posicionaban a Uruguay como el dueño del fútbol mundial, y aunque sus periodistas señalaron que la selección no había jugado un buen partido, con algunos valores que estuvieron lejos de su rendimiento, «Ayer también alcanzó para ganar un partido que todos deseábamos ganar, porque era la cima que nos faltaba escalar para poder decir que en fútbol lo hemos hecho todo» (1 de junio de 1953). Pero no todo fue un análisis serio y dedicado al juego, sino que hubo lugar para las bromas, para las «gastadas» hacia los maestros ingleses: «Zenkiú veri match y sacate el dos a uno, vos investastes el fotbal: pero yo lo acuno», escribió El Salvaje con evidente ironía en El País (1 de junio de 1953). Las viñetas aparecieron caricaturizando las escenas del partido, en las que se mostraba a los contrariados futbolistas europeos intentando batir sin éxito a los orientales y hasta se sugirió que los celestes no golearon por temor a la cancelación de la coronación de Isabel II, programada para el 2 de junio.

Maestro de los maestros

«Los celestes tienen una gloria más para su historial sin parangón» (1 de junio de 1953) tituló en su primera página deportiva La Mañana en su edición del dia siguente al partido. Porque más allá de los aspectos particulares del encuentro, el paso de las horas permitió analizar el triunfo desde la perspectiva de que el viejo sueño se había conseguido y que algún argumento que pusiese en tela de juicio la maestría de los celestes quedaba rebatido. Uruguay sumaba a sus conquistas mundiales y sudamericanas el invisible, pero indiscutido, título de mejor de todos:

Por fin nuestra afición pudo satisfacer el ansia incontenible, unánimemente esperada de ver enfrentándose en sensacional cotejo a los maestros del fútbol inglés con los representantes del deporte que mejores títulos ha obtenido en todos los campos de juego. Uruguay, cuatro veces campeón del orbe, sacando a relucir en cada una de esas

| 234 | oportunidades la garra característica de sus hombres, virilidad de la raza, sin eufemismos, dando todo en procura de la victoria, con el genio latino rápido, perspicaz, varonil, pronto a manifestarse en cualquier oportunidad que se le presente y bajo cualquier cielo [...] no se pudo detener la marcha victoria de los cracks, que desde el 24, sin pausa ni desmayos han ido en escala ascendente, hasta ocupar hoy, el sitial más alto entre los países que practican este hermoso deporte (1 de junio de 1953)

Pero esta afirmación se basaba además en la opinión de los propios periodistas ingleses, quienes fueron consultados una vez terminado el partido. Con evidente satisfacción los periodistas uruguayos pidieron la opinión de los integrantes de la delegación visitante, quienes sinceramente se maravillaron con la actuación del seleccionado uruguayo: «Los mejores de América y de Europa: Jamás vi mejor equipo en toda mi vida; hablan los periodistas de Gran Bretaña», tituló El País (1 de junio de 1953) para dar paso a las expresiones de los europeos. Hasta el entrenador inglés W. Winterbottom alabó el juego de los celestes, afirmando que ganarle a Uruguay en cualquier parte del mundo sería un verdadero milagro. William Wright elogio la limpia y justa victoria uruguaya, lo mismo que Alf Ramsey que además se mostró confiado de las posibilidades inglesas en una posible revancha en terreno neutral durante el próximo mundial de Suiza8. Pero no fueron únicamente declaraciones de cortesía correspondientes a la caballerosidad inglesa. Charles Buchan, ex integrante de la selección inglesa, y periodista, afirmó en su crónica desde Montevideo para el News Chronicle, que la de Uruguay «fue una victoria bien merecida. Los uruguayos juegan como campeones mundiales y verdaderamente debo decir sin titubeos que es el mejor equipo que nunca haya visto» (1 de junio de 1953). Finalmente, los ingleses reconocían a los maestros uruguayos, lo que faltaba para cerrar un ciclo de victorias inigualadas en la historia del fútbol mundial. El fervor por la victoria continuó y las repercusiones en la prensa duraron varios días. El semanario Fútbol Actualidad, que sin la inmediatez de la noticia, priorizó el valor histórico del triunfo y sintetizó el sentir popular. «Así se hace historia», tituló en portada delante de la fotografía del primer gol uruguayo, que en su epígrafe se refería a la

Historia celeste inigualada... Del 24, 28, 30... Nadie podrá emularlas. Y sin embargo allí está el presente maravilloso de Maracaná y del domingo. Si algo faltaba a esa historia, era un triunfo sobre los

8 El seleccionado inglés tuvo la revancha en el mundial de 1954, pero Uruguay venció 4 a 2.

| 235 | maestros. Aquí se inició el último eslabón de la cadena. Abbadie señala el camino para un título maravilloso. Maestro de los Maestros (2 de junio de 1953)

A modo de conclusión

El partido que enfrentó a ingleses y uruguayos en 1953 quedó en los anales del fútbol mundial. Siendo dicho enfrentamiento parte de la gira americana del equipo británico, el match disputado en el Centenario tuvo una trascendencia diferente, no fue un partido más, sino un enfrentamiento entre la tradición futbolística inglesa, los inventores del deporte, ante los últimos campeones mundiales de la disciplina. Para ambos conjuntos sería una disputa exigente y fundamental; para el equipo británico era una buena ocasión para vencer al mejor del último mundial y para los celestes, la victoria en el cotejo les serviría para consolidar su liderazgo a nivel internacional. Con el mundial de Suiza a disputarse al año siguiente, el juego serviría como preámbulo a la mayor fiesta futbolística, en el cual seguramente amabas selecciones avanzarían hasta las instancias finales. Luego Uruguay cayó en semifinales ante la magnífica selección de Hungría y perdió su invicto en los campeonatos mundiales, pero de ninguna manera su prestigio internacional. En definitiva, un encuentro inolvidable que hoy podemos revivir gracias al importante trabajo de la prensa que nos acerca a ese pasado glorioso del fútbol uruguayo y quizá, del relato de algún afortunado que estuvo esa tarde en el Estadio. No importa el medio por el cual nos acercamos a dicho evento deportivo, lo que queda claro es que fue un match trascendental, que se jugó de manera limpia que proporcionó un espectáculo maravilloso de fútbol. ¿Fue el partido del siglo, cómo muchos medios periodísticos lo habían denominado? Es muy difícil responder a esa interrogante, lo que sí podemos contemplar es que la repercusión en el medio local fue enorme, quizá inigualable si consideramos que era un amistoso, pero en el que se jugaba más que tres puntos o la posibilidad de avanzar en un torneo: se jugaba el honor de dos selecciones representativas mundialmente, dos países en los cuales este deporte continúa despertando muchísimas pasiones y en los que es considerado parte del diario vivir de la sociedad. Por estas razones, y conmemorando el sexagésimo aniversario del cotejo, el partido del 1 junio de 1953, quedó en la memoria del pueblo uruguayo que vive el fútbol de manera particular, con una pasión sin igual por los colores de la camiseta.

| 236 | Prensa (ediciones de mayo y junio de 1953)

Acción El Debate El Día El Diario El País Fútbol Actualidad La Mañana Mundo Uruguayo

| 237 | Revista Mundo Uruguayo, 14 de agosto de 1930

| 238 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 239 - 252, 2014 ISSN 1688-9800 Gramática de los viejos reglamentos deportivos

Pierre Arrighi ∗

1) A modo de introducción

Decir que el estudio riguroso de las leyes, reglas y reglamentos del fútbol es indispensable para el conocimiento de su historia puede parecer una banalidad. Pero es un hecho que, en este plano, hubo hasta el momento cierto descuido, y que se ha sustituido la información cabal por el relato de un pasado imaginario. Un ejemplo patente ilustra lo que afirmamos: Los comentaristas de ayer y de hoy declaran unánimemente que el fútbol nació en 1863 en la Free Mason’s Tavern de Londres, cuando los dignatarios de las más prestigiosas public schools inglesas redactaron las dieciseis primeras reglas del Football Association Quedaron formalmente segregados rugby y football, escribió Nilo Suburú 100 años después. El primero con pelota ovoide, empleándose las manos y los pies. El segundo con pelota esférica, siendo permitido solamente el uso de los piés con excepción del goal-keaper. Más recientemente, parafraseandoel libro Las primeras reglas del football1, el emblemático exentrenador francés Guy Roux afirmó que, sin lugar a dudas, las reglas de 1863 plantearon los dos principios intangibles del fútbol: uso exclusivo de los pies y prohibición de las peleas. La lectura de los textos confirma que se prohibe marcar un gol «si se lleva o se proyecta el balón con la mano (regla 4), llevar la pelota con la mano en cualquier circunstancia (regla 9), y pasar la pelota con la mano a un compañero de equipo» (regla 11). Pero que esto no significa que se juega exclusivamente con los pies. La regla 8 autoriza el fair catch, es decir, atajar la pelota al vuelo con las manos en cualquier parte de la cancha «a condición de que se plante el talón en el suelo inmediatamente después». Y el gesto se ve además recompensado con un tiro libre. Queda también admitido cualquier intento de fair catch, es decir cualquier desviación manual. Todo jugador puede desempeñarse entonces como un golero en cualquier sector de la cancha. Tampoco descartan los textos la posibilidad de despejar la pelota con la mano, y queda totalmente abierta la posibilidad de jugar con el resto del brazo, tanto defensiva como ofensivamente. Por otra parte, no se halla referencia alguna a la función de guardametas que, en el contexto reglamentario definido, tendría poco sentido. En efecto, la regla 1 dispone que el arco es «un espacio de 8 yardas (7,32 m) delimitado

∗ Profesor Asociado a la Unidad Arte de la Universidad de Picardía (Francia), miembro del Centro de Investigación en Arte (crae) 1 El libro presenta el facsímil de las 13 leyes más las tres definiciones que fueron manuscritas en un cuaderno escolar el 26 de octubre de 1863.

| 239 | por dos palos sin ninguna barra transversal», y la regla 4 establece que «el gol se marca entre los palos sea cual sea su altura». Puede concluirse por lo tanto que entre ese juego codificado en 1863 y el fútbol que conocemos desde principios del siglo xx, hay un abismo. Y que tanto Suburú como Guy Roux se equivocaron totalmente. El primero por no haber leído las fuentes, el segundo por haberlas leído mal.

2) Contexto de los reglamentos de la primera época del deporte moderno

El análisis de las reglas de la primera Football Association no es un trabajo que presente mayores dificultades. Los reglamentos de los pioneros tienen el mérito de ser cortos, claros y directos, y también el de limitarse a tratar del juego sin incursionar en cuestiones económicas, sociales o morales. Con el desarrollo del profesionalismo a fines del sigloxix , —en Inglaterra y en Escocia primero, en Suiza, Bélgica y Dinamarca después—, y con la creación del aristocrático Comité Olímpico Internacional en 1894, la limpidez de los primeros textos deportivos se pierde, y aparecen mecanismos de redacción particularmente retorcidos que obedecen a dos causas: por un lado, las tensiones entre actores profesionales y actores amateurs; por otro, las tensiones entre los coordinadores olímpicos y los organizadores propiamente deportivos. En el fútbol, las tensiones entre profesionales y amateurs nacen con la venta de entradas. Las hinchadas generan ganancias que van necesariamente a alguna parte. En el mejor de los casos, las recaudaciones se reparten entre todos los jugadores, como sucede con ciertos equipos de Budapest a principios del siglo xx. Pero lo común es el acaparamiento del dinero por la aristocracia de los dirigentesjugadores. El hecho genera conflictos larvados entre los profesionales (beneficiarios del reparto) y los amateurs (excluidos del reparto).2 Los profesionales, —organizadores, dirigentes o futbolistas—, buscan limitar el reparto. Los amateurs, que pueden fácilmente calcular el monto de las recaudaciones y deducir en consecuencia la existencia de cajas negras, buscan extender el reparto y acceder a la profesionalización. Es en este contexto que los detentores del poder financiero y legislativo inventan la ideología amateurista. Destilada en los reglamentos con tono amenazante, es antes que nada un código del silencio destinado a ocultar el profesionalismo negro. Por otro lado, el hecho de que diferentes entidades sin relación jerárquica entre sí, se junten para organizar un evento deportivo común, aparece como un elemento típico de las Olimpíadas. El comité olímpico convoca y coordina

2 El profesionalismo es el proceso global de negocio del fútbol. Empieza con la profesionalización de los dirigentes, y se extiende progresivamente al cuerpo técnico, a los jugadores estrellas y a los goleros, hasta abarcar finalmente la totalidad del equipo. Los dirigentes inventaron la expresión «amateurismo marrón» con el objetivo de hacer creer que solo los jugadores se llevaban indebidamente una parte de la torta.

| 240 | el evento en lo global, las asociaciones propiamente deportivas (nacionales o internacionales) organizan y dirigen los torneos. Y nadie manda realmente a nadie. Sucede entonces que cada una de las partes reglamenta por su cuenta, lo que da como resultado un paquete de textos incoherentes. De ocultamientos por un lado, y de incoherencias por otro, se generan reglamentos particularmente opacos. Es esta zona complicada que queremos explorar, nuestro objetivo es evidenciar ciertos problemas de gramática, y sentar bases de una metodología. Analizaremos primero los cuatro textos reglamentarios siguientes: • del reglamento de 1915 emitido por la Asociación Uruguaya de Fútbol, los artículos 55 y 72 que tratan del empleo de los jugadores por los clubes (fuente : Luzuriaga); • de los estatutos de la fifa de 1926, el artículo 4 que autoriza las compensaciones por pérdida de salario (fuente : Estatutos de la fifa 1926); • de las reglas generales de los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920, los artículos 2 y 3 que tratan de la definición del amateur (fuente: Informe Oficial de la 7 a. Olimpíada); • del reglamento del torneo olímpico de fútbol de 1908 redactado por la Football Association inglesa, los artículos 4 y 5 que establecen una reserva y definen al amateur de modo particular (fuente: Informe Oficial de la 4 a. Olimpíada). Posteriormente estudiaremos dos procesos de creación reglamentaria que nos permiten entender el origen y la naturaleza de las claves gramaticales utilizadas: 1) la redacción de los 14 votos del primer congreso olímpico de 1894; 2) el choque reglamentario entre la fifa y el Comité Olímpico Internacional de 1928.

3) Año 1915: artículos 55 y 72 del reglamento de la auf

El año 1915 marca un viraje en todo el mundo del fútbol. En diferentes países de Europa y de América surgen las primeras estrellas, los primeros mercados de players, los primeros clubes «grandes» que lideran los campeonatos nacionales y presentan equipos mayoritariamente profesionales. Esto sucede tanto en Hungría y en Austria, como en Francia y en Italia, en Argentina y en Uruguay. En Montevideo, tres fenómenos afectan el proceso de profesionalización. Primero, el curcc, entidad profesional industrial, se convierte en Peñarol, club independiente cuya economía se basa en el reparto de las recaudaciones. Segundo, el club Nacional, cubierto por los dirigentes políticos, impulsa el primer mercado abierto de compra-venta de jugadores. Tercero, los clubes

| 241 | «chicos», que asisten impotentes al desmantelamiento del glorioso equipo de River Plate, reclaman medidas que protejan los planteles. En ese contexto la AUF elabora una nueva legislación, el reglamento de 1915. Según Luzuriaga: «el artículo 55, [expresa] que a éstos [los futbolistas] les [está] terminantemente prohibido recibir cualquier retribución, fuere en dinero o en objetos, que pudiera interpretarse como pago de servicios». El artículo 72 dispone a su vez que «serán descalificados para siempre los jugadores profesionales», definiendo que «es profesional el que recibe sueldos, sea jugador o entrenador», y concluye que «ningún jugador podrá ser empleado de un club sino pasados dos años después de haberse afiliado a él» (167) Se imponen algunas observaciones. La primera es que la conclusión del artículo 72, que autoriza el empleo de un jugador por el club, parece contradecir lo expuesto en el artículo 55 que prohibe la remuneración de los players por pago de servicios. La segunda es que la frase «ningún jugador podrá ser empleado de un club sino pasados dos años después de haberse afiliado a él», que formulada negativamente parece marcar una interdicción, equivale en realidad a la frase positiva siguiente: «todo jugador con dos años de afiliación puede ser empleado por su club». La tercera observación se relaciona con los dos años de afiliación: su carácter abusivo de esta condición ajena a cualquier código laboral evidencia que lo que se está tratando subrepticiamente es el empleo del player como tal. Se constata finalmente que no se fija límite de cantidad, por lo que se autoriza el empleo de todos los jugadores del equipo. El empleo de un jugador por su club es una forma moderna de profesionalización, superior al contrato industrial de tipo curcc, al empleo de favor —que le impone al futbolista un segundo patrón—, y al muy precario reparto directo de las recaudaciones. En las condiciones indicadas, la medida da satisfacción a los «clubes chicos» que, afiliando jóvenes y asalariando a sus cracks, pueden protegerse de la competencia salvaje. De este modo, el reglamento de 1915 sella un pacto realista entre los clubes «grandes» y los clubes «chicos». Los primeros obtienen la puerta abierta al profesionalismo, los segundos un instrumento legal que les permite negociar financieramente los pases. El texto de la auf responde en realidad a necesidades que se plantean en todo el mundo del fútbol. No es casualidad si la fifa retoma los mismos principios en los estatutos de 1926, cuyo artículo 7 establece que «si un amateur es empleado por el club o por una asociación, debe probar cuando se lo solicite que los servicios que cumple como player no tienen influencia en el monto del sueldo que se le destina en su calidad de empleado» (18).3 Como el reglamento de la auf, el texto de la fifa autoriza el empleo de jugadores por el club sin limitación de la cantidad y proclama que el sueldo recibido debe corresponder al pago de servicios futbolísticos. Pero sabiendo que

3 “If an amateur is a paid employee of a club or an Association, he has to prove at each demand that the services he can render as a player are of no influence upon the estimation of wages, paid to him in quality of employee”.

| 242 | los servicios futbolísticos comprobables de un jugador se limitan a los noventa minutos del partido dominical, el punto debe entenderse como una obligación de presencia para el empleado y, desde el punto de vista de los patrones del club, como un marco legal adecuado a la profesionalización de los entrenamientos.

4) 1926: estatutos de la fifa. Artículo 4 sobre las compensaciones por pérdida de salario.

El fin de la primera guerra mundial abre una nueva era para el deporte internacional y en particular para el fútbol. La fifa se libera de la tutela inglesa y un nuevo equipo asume la dirección en 1921. El flamante presidente Jules Rimet impone su estrategia profesionalista. La preocupación es, antes que nada, desarrollar el negocio prometedor del fútbol mundial, facilitando los partidos internacionales y organizando espectáculos. La estrategia alcanza un primer logro con el torneo olímpico de París en 1924: se baten records de recetas, la fifa se vuelve la primera federación internacional, y el fútbol se convierte en el deporte olímpico supremo superando al atletismo. Es preciso comprender bien que el negocio del fútbol y la profesionalización de los jugadores son a la vez la causa y la consecuencia de un atributo del buen fútbol: su carácter espectacular. La gente va a las canchas sobre todo para ver jugadas extraordinarias. Ese carácter fuera de lo común del juego futbolístico solo puede obtenerse con la temprana profesionalización de los players. Como a nadie le interesa pagar para ver jugadores malos, espectáculo, negocio y profesionalización son una misma cosa. Rimet es el hombre indicado para impular la nueva estrategia. Como patrón del club parisino Red Star, desarrolló masivamente el profesionalismo en Francia a partir de 1909. Desde 1917 la Coupe de France alimenta los bolsillos de los dirigentes franceses, y en 1923 la federación francesa es un modelo de prosperidad económica en toda Europa. En 1924, el Comité ejecutivo de la fifa nombra una comisión sobre el amateurismo presidida por Seeldrayers. El informe presentado un año después invita a promover la profesionalización de los seleccionados nacionales autorizando las compensaciones por pérdida de salario para los jugadores que tienen que efectuar viajes largos. El sistema garantizaría la presencia de los mejores futbolistas del mundo, y por consiguiente, la calidad del espectáculo y las ganancias. Tres obstáculos se oponen a esta perspectiva. El primero es la estrategia de los dirigentes de Europa central que buscan dinero fácil organizando torneos internacionales entre clubes. El segundo es la reticencia de las asociaciones nacionales a desembolsar sumas importantes para jugar en torneos en los que se corre el riesgo de una eliminación inmediata. El tercero es que el Comité olímpico internacional considera el tema de las compensaciones como el caballo de Troya de las federaciones internacionales intruso en la economía olímpica. Es en ese contexto complicado que la fifa aprueba el artículo 4 de sus estatutos.

| 243 | El texto empieza con una advertencia: «No está autorizado el pago de compensaciones por salario perdido», pero introduce inmediatamente la posibilidad de excepciones que, por otra parte, no define: «salvo casos especiales fijados por cada asociación nacional». Se evocan entonces algunas vagas limitaciones (no compensar el sueldo perdido en totalidad) y se deja a criterio de las asociaciones fijar la cantidad de días de compensación (en función de las condiciones geográficas del país). Se concluye finalmente que «las asociaciones nacionales tienen libertad de pagar la mencionada limitada compensación por pérdida de salario o no». Lo primero que se observa es que la conclusión del artículo se opone totalmente a la disposición preliminar. Lo segundo es que al no definirse los casos especiales, la excepción queda actada como regla. De este modo, la autorización de las compensaciones abre la posibilidad legal de presentar un equipo nacional asalariado y consagra la fase superior del proceso de profesionalización del fútbol. En cuanto a la técnica redaccional, el artículo procede por etapas. Primero anuncia que el pago de compensaciones no está autorizado (falsa regla general, ocultamiento). Luego se considera su autorización en casos especiales (anuncio de excepciones) y no se las define (extensión de las excepciones). Finalmente se autorizan las compensaciones (verdadera regla general). Mediante el mecanismo gramatical de la excepción, el artículo aplica una norma típica de los textos deportivos de la época: en caso de contradicción, la última disposición es la que vale.

5) 1920: reglas generales de los Juegos Olímpicos de Amberes. Artículos 2 y 3

Una de las creencias más falsas y que más ha deformado la historia del deporte y del fútbol es la que supone que los Juegos siempre fueron amateurs y que la situación resultó de un dictado autoritario del moralista Comité Olímpico Internacional. La realidad es que en la primera gran edición olímpica organizada en 1900 en París, y dirigida por Pierre de Coubertin, se instauran decenas de torneos profesionales en todas las disciplinas y se otorgan masivamente premios en dinero. Pero sucede también que, como en 1896, la dominación de los atletas americanos es aplastante: los amateurs de las universidades norteamericanas ridiculizan a los profesionales británicos. En 1904, no queriendo sufrir una nueva humillación, Londres boicotea los Juegos de Saint-Louis con el pretexto de que los atletas norteamericanos tienen estatuto dudoso. Y cuando, cuatro años después, el Comité Olímpico Británico organiza la 4.a Olimpíada en Londres, dispone por primera vez en la historia en el artículo 3 de sus reglas generales que «los Juegos olímpicos están reservados a los amateurs». El objetivo evidente es desalentar la participación de los adversarios proclamando un principio destinado antes que nada a intimidar. Para entender el carácter falso del artículo 3, hay que

| 244 | considerar el artículo 2 que afirma que el «Comité Olímpico Británico es responsable de los Juegos y delega la dirección de los diferentes deportes a las asociaciones que los gobiernan en Inglaterra», y sobre todo el artículo 4, según el cual «la definición del amateur calificado para competir en cualquier deporte está dada en las reglas detalladas de cada deporte» (Informe Oficial : 29). En otros términos, el artículo 2 es totalmente hueco. Adquiere sentido sólo si no se define el término «amateur» y en función de dicha definición. Los británicos inventan entonces el mecanismo más retorcido de la historia reglamentaria del deporte. ¿Qué se observa en los reglamentos propiamente deportivos de 1908? La variedad más grande definiciones del amateur, y en algunos casos, como en tenis, la ausencia total de definición. Se consagran entonces torneos reservados (con definición y reserva), torneos abiertos (con definición a bierta o sin reserva), y, como en el tenis, torneos totalmente abiertos (sin definición y sin reserva). Un estudio preciso de la situación permitiría concluir que la diversidad de las definiciones adoptadas obedece a una misma lógica ventajista: allí donde los profesionales ingleses dominan, torneos abiertos; allí donde los ingleses se sienten amenazados, reglamentos drásticamente amateuristas. La situación instaurada en 1908, se reitera en 1912 en Estocolmo con el mismo resultado: mucho oro para los organizadores. En 1914, el congreso olímpico de París decide transferir los poderes deportivos y reglamentarios (definición del amateur) a las Federaciones internacionales, y bajo este nuevo marco se organizan los Juegos de 1920 en Amberes. La mécanica gramatical sigue siendo la misma. El artículo 2 de las reglas generales declara que «sólo los atletas amateurs están admitidos en los Juegos Olímpicos», y la denominación definición de amateur, el artículo 3 establece que «para los deportes que poseen una Federación Internacional, la calidad de amateur está determinada por la definición prevista por dicho organismo». La particularidad de los Juegos de 1920 es que las federaciones internacionales, paralizadas durante la guerra, aún no se han puesto a funcionar. Al no haber poderes legalmente autorizados, no se definen condiciones de admisión4 y los torneos resultan masivamente abiertos. El punto que cabe recalcar aquí, es que desde 1894 se sabe en el seno del movimiento olímpico que no hay definición del amateur aplicable a todos los deportes. Y que de ello resultan las definiciones más disparatadas. El espectro va de un extremo a

4 En 1920, las federaciones internacionales, que dejaron de funcionar durante la guerra, no están aún en condiciones de dirigir los torneos como lo definía el reglamento general. Se crea entonces un verdadero vacío de poder deportivo que es la razón inmediata de la ausencia de definiciones del amateur. Pero hay que agregar también una razón de fondo: empiezan los años locos, y reina un clima de liberalismo favorable a la mezcla social y a la profesionalización de los artes populares, cine, cabaret, canción, música, teatro y… fútbol fondo: empiezan los años locos, y reina un clima de liberalismo favorable a la mezcla social y a la profesionalización de los artes populares, cine, cabaret, canción, música, teatro y… fútbol.

| 245 | otro: amateur puede ser el atleta de barrio, el gimnasta que no es asalariado de un circo, pero también el ciclista profesional afiliado a una asociación ciclista, el marino que no vende material de barco, el gentleman que monta a caballo, o simplemente cualquier tenista o cualquier tirador. Sin definición del amateur es imposible reservar un torneo porque es imposible controlar la calidad del amateur y pronunciarse sobre un reclamo. Por su carácter retorcido y hueco, y por el efecto sicológico buscado, el anuncio de una reserva de los Juegos a los amateurs puede ser catalogado de acto fundamentalmente antideportivo.

6) 1908: reglamento del Torneo Olímpico de Fútbol redactado por la Football Association inglesa. Artículos 4 y 5

Hasta mediados del siglo xx, nuestro país sigue considerando a los ingleses como «los maestros del fútbol». Se les atribuye una superioridad técnica y táctica esencial. Son los maestros del fútbol como nosotros somos los del tango. En 1950 en Brasil, Schiaffino ve caer estrepitosamente a los ingleses contra el «equipo horrible» de los Estados Unidos. Observa entonces un juego mecánico y sin alma, y se da cuenta deque los maestros no son tales. En Francia, la realidad se conoce desde 1924, cuando aparece Uruguay. Expertos como Gabriel Hanot subrayan la superioridad intrínseca de los purasangres celestes sobre los percherones ingleses. En Gran Bretaña, la verdad emana del British Home Championship. Y en ese torneo internacional, que reúne a los mejores seleccionados de las cuatro naciones del Reino, los escoceses son los mejores desde 1884. El hecho es que, como ya había sucedido con el atletismo desde 1904, la maestría de los ingleses se desplaza de la arena deportiva a las oficinas legislativas. Prueba de ello es la joya de la gramática deportiva que representa el reglamento del torneo olímpico de fútbol disputado en Londres en 1908. Redactado libremente por la Football Association inglesa en momentos en que la fifa se halla bajo presidencia del inglés Daniel Woolfall, el artículo 4 da el tono al anunciar, contra los estatutos y contra la vocación fundadora de la federación internacional, que «la competición está reservada a los amateurs». Pero la creatividad de los autores se revela en el artículo 5, banal a primera vista, que define como jugador amateur «a aquél que no recibe remuneración de ninguna especie más allá de lo necesario en materia de hotel y de viaje, y que no está registrado como profesional». Lo que llama la atención aquí es la conjugación de los verbos en tiempo presente. Es amateur el que no recibe sueldo, el que no está registrado como profesional. Porque los verdaderos reglamentos amateuristas, que en las mismas Olimpíadas encuadran ciertas disciplinas (atletismo y boxeo, por ejemplo), llevan verbos conjugados al pasado, y definen como amateur al que nunca fue profesional y que nunca recibió remuneración alguna por servicios deportivos.

| 246 | La extraña gramática de la Football Association tiene una doble explicación. Por un lado, sus dirigentes pretendían rebajar al fútbol mundial al rango amateur, algo así como una segunda división, pero por otro, no querían privarse de alinear profesionales. Como lo demuestran las intervenciones de los delegados ingleses Kingscott y Pickford durante los debates del congreso de la fifa organizado en Helsinski en 1927, la Football Association autorizaba el cambio de estatuto de profesional a amateur. Un futbolista inglés podía ser amateur durante el torneo olímpico y profesional justo antes y justo después. Siguiendo el ejemplo inglés, la fifa terminó votando el libre cambio del estatuto, preventivamente, poco antes del torneo olímpico de Ámsterdam. Era la última lección de los maestros de la ley una lección de poco alcance que en 1930, con la creación del Mundial propio, debía perder toda utilidad.

7) Breves conclusiones

Los cuatro textos que acabamos de estudiar presentan evidentes elementos comunes. El primero es que lo que se expresa fuerte y claro al principio resulta totalmente desmentido al final. El segundo es que, en caso de duda o de contradicción, lo que se establece más concretamente al final anula lo que se dispone más generalmente al principio. En los diferentes casos son los mismos mecanismos que permiten torcer las disposiciones: la excepción, la anulación, y también la definición y la no definición. Nos queda por entender ahora cómo se instalaron estos mecanismos, a partir de qué procesos. Cómo se originaron y cómo llegaron a agotamiento.

8) La redacción de los 14 votos del primer congreso olímpico de 1894. La excepción

El primer congreso olímpico se reúne en La Sorbona del 16 al 23 de junio de 1894 convocado por la Unión de Sociedades francesas de Deportes atléticos (usfsa) a pedido de Adolphe de Pallissaux y de Pierre de Coubertin. El objetivo es fundar los Juegos olímpicos modernos, fijar la fecha y el lugar de la primera edición, y definir los grandes lineamientos reglamentarios. El número 1 del boletín del Comité Internacional de los Juegos olímpicos publicado en julio del mismo año da cuenta de las discusiones y decisiones en el informe titulado «Los trabajos del congreso» (3-4). El resultado es un texto denominado «votos del congreso» compuesto de catorce puntos, que integra resúmenes de los debates ocurridos, y sigue el orden cronológico de las discusiones. Los temas tratados son la cuestión del amateurismo y la organización de los Juegos. El punto 1 registra la definición del amateur establecida por la comisión Mangeot-Borel «para el atletismo»: «Amateur es toda persona que jamás compitió en concursos abiertos, ni por premios en especies o

| 247 | por una suma de dinero, […] o con profesionales, y que nunca fue profesor o asistente asalariado de educación física». Pero sucede entonces que los congresistas, aunque no rechazan la definición en sí como definición abstracta y teórica, se oponen a su aplicación concreta manifestando gran cantidad de reticencias y haciendo votar una multitud de excepciones. Deciden por ejemplo validar las subvenciones que brindan los fabricantes de bicicletas a los ciclistas, aceptar la idea de que «el éxito deportivo pueda procurar ventajas pecuniarias» y por «unanimidad, el principio de establecer una distinción entre lucro y legítima indemnización». Los congresistas aceptan también «el encuentro entre amateurs y profesionales», sobre todo en ciclismo, considerando que es de interés deportivo «permitir que en ciertos casos la barrera sea levantada». Por otra parte, votan el punto cuatro que autoriza el reparto de las recaudaciones «como indemnización de transporte entre las sociedades participantes pero no directamente entre los concurrentes». La aprobación del punto cinco significa una clara ruptura con los principios anunciados: a la vez que se define la «tendencia de los deportes al amateurismo», se autorizan los premios en especies «en las carreras de caballos, el tiro y el yatching», deportes en los cuales «la definición del amateur no se aplicará por el momento». Por otra parte, refiriéndose al tiro a la paloma, deporte muy profesionalizado, «el conde de Pourtalès, muy aplaudido, [hace] notar que ciertos deportes tienen raíces demasiado profundas, de modo que no se pueden modificar radicalmente sus reglamentos por más defectuosos que estos sean». Los delegados se atreven a plantear entonces la idea de «limitar las prerrogativas del congreso a los deportes atléticos propiamente dichos». La misma lógica se plantea en momentos de tratar la organización de los Juegos. Se vota el punto nueve que aprueba la organización de concursos profesionales en esgrima y establece que sólo los «concursos» se reservarán a los amateurs. Finalmente el punto once fija un principio clave en materia de admisiones: «en cada país, debe procederse antes de la época de los Juegos, a verdaderas pruebas eliminatorias destinadas a designar exclusivamente a los verdaderos campeones de cada deporte», sin referirse a categorías. La elaboración de los catorce puntos fundadores de los Juegos olímpicos permite ver cómo se funda el proceso de redacción reglamentaria del deporte internacional de la época. Un grupo reducido elabora una propuesta general, que sirve de punto de partida, y que queda inscrita en el reglamento como encabezamiento. Se trata de un principio o de una definición. Siguen entonces artículos que corresponden a reuniones posteriores, escritos por otras presonas, en otro contexto. Y se registran cronológicamente nuevas decisiones, que, sin borrar el primer texto, lo confirman, lo rectifican o lo desmienten, siguiendo el criterio de decidir si se aplican o no a tal o a cual deporte. El resultado final es una suma ilimitada de excepciones que concentran todo el valor efectivo. En el caso del primer congreso olímpico, los debates reflejan negociaciones entre los delegados se dan en un clima de harmonía y de democracia, sin que

| 248 | se manifieste la voluntad autoritaria de un poder central. En ese contexto, el mecanismo reglamentario suficiente es la excepción.

9) 1928: antagonismo reglamentario fifa-coi. La anulación

En 1924, la fifa asume la conducción del torneo olímpico de fútbol de París (Colombes) acorde con las decisiones adoptadas por el congreso olímpico de Lausana en 1921. Por primera vez en la historia, dispone del poder total sobre el torneo, tanto en el plano de la organización deportiva como en el plano de las reglas de admisión de los atletas. La federación francesa presidida por Rimet redacta el reglamento del torneo que es aprobado por la fifa, y cuya aplicación está asegurada por el tribunal de reclamos también presidido por Rimet. El texto no define al amateur y no pone ninguna condición de categoría a los participantes. Se trata por lo tanto de un reglamento abierto, que corresponde al espíritu de los fundadores de la fifa. De hecho, los equipos que se presentan mandan a sus mejores players. Algunos seleccionados son totalmente profesionales como los equipos de Hungría, Checoslovaquia, Suiza, España, Italia y Francia que cuentan con veinte profesionales en sus clubes sobre los veintidos inscriptos. Por su parte, los Estados Unidos presentan cinco futbolistas de origen británico que evolucionan en la Association Soccer League. La fifa acta los hechos en el Congreso de París de 1924 registrando con evidente satisfacción que «todo el mundo sabe que en el torneo olímpico los equipos puramente amateurs cuentan con muchos profesionales»(10) Pero la situación ideal de 1924 se ve amenazada en 1925. El belga Baillet-Latour asume la presidencia del Comité olímpico internacional, y enarbola inmediatamente un culto provincial del amateurismo como manera de reafirmar el poder olímpico ante las reivindicaciones económicas crecientes de las federaciones internacionales. El congreso de Praga de 1925 concreta esta evolución negativa y adopta una definición general del amateur que dispone la exclusión de los atletas exprofesionales y de todo beneficiario de compensaciones por pérdida de sueldo. De esta manera, el poder olímpico retira a las federaciones internacionales el poder que tenían de definir libremente las reglas de admisión. La Federación Internacional de Tenis decide entonces retirarse definitivamente de los Juegos.5 Menos radical, y muy consciente de su peso, la fifa decide enfrentar las disposiciones de Praga reivindicando el retorno al marco legal de Lausana. Encara para ello un largo y fastidioso trabajo reglamentario liderado por Seeldrayers, que conduce a la progresiva aprobación por los congresos de 1925, 1926 y 1927 de disposiciones frontalmente opuestas a las decisiones 5 El tenis desaparece de los Juegos Olímpicos hasta la edición de Los Angeles en 1984.

| 249 | de Praga. Inscritas en los estatutos de la fifa, autorizan a cambiar libremente de categoría, y legalizan el pago de compensaciones por pérdida de sueldo. El 5 de junio de 1927, el congreso de la fifa, reunido en Helsinski, vota la resolución presentada por Bélgica que expresa que

El congreso, considerando que no tiene derecho a discutir poderes del presidente del Comité olímpico internacional, toma conocimiento de su carta y decide no tomar parte en los Juegos olímpicos de Amsterdam mientras los reglamentos adoptados por el congreso [de la FIFA] en Roma no sean adoptados por el Comité Olímpico Internacional (15).

Baillet-Latour acepta entonces, suspender la aplicación de las disposiciones de Praga. Este pacto circunstancial no impide la publicación de los dos textos oficiales antagónicos: en las reglas generales, las disposiciones restrictivas de Praga; en el reglamento del torneo de fútbol, los artículos que le opone la fifa. El informe oficial de la a9 . Olimpíada presenta página 69 las «reglas generales aplicables a la celebración de los Juegos». El primer punto de la «definición del amateur» anuncia que «el estatuto del amateur establecido por las federaciones internacionales deportivas es respetado para la admisión de los atletas». Pero el punto dos lo contradice indicando que «no podrá ser calificado para concurrir en los Juegos: 1- aquél que, en conocimiento de causa, fue profesional en cualquier deporte, 2- aquél que recibió compensaciones por pérdida de salario». El mismo informe publica en las páginas 342 a 345 el reglamento del torneo de fútbol, bajo el título impactante pero inexacto de «definición del amateur según la fifa». Se trata en realidad de una selección de disposiciones extraidas de los estatutos, con algunos ajustes de circunstancia. El artículo 13a indica que «un profesional puede ser recalificado amateur por su asociación pasado un período de un año a partir de la fecha del pedido». El artículo 4 dispone en su punto 3 que «podrán atribuirse compensaciones de 90% del sueldo como máximo para los casados y de 75% para los jugadores solteros». Sobre este punto, las precisiones que da la fifa se parecen mucho a una provocación: la compensación se vierte «en caso de partidos internacionales y finales de trofeos nacionales», y, siguiendo las condiciones fijadas en el punto 5, se limita a veinte días por año, salvo si «una asociación extranjera manda un team a los Juegos de 1928 en Ámsterdam, en cuyo caso podrá agregarse el tiempo del viaje». El reglamento particular del fútbol funciona es indudablemente un desmentido de lo dispuesto en las reglas generales. La situación no resulta de un acuerdo amistoso sino de un conflicto agudo y de una oposición sin concesiones. La fifa no se rebaja a plantear las cosas en términos de excepción. Se arroga el derecho de exponer sus posiciones propias y a hacer uso del mecanismo gramatical de la anulación. Desde el punto de vista de la gran historia futbolística, se consagra entonces la realización del segundo Mundial olímpico, el primero reglamentariamente separado de los Juegos.

| 250 | Bibliografía

Boletín del Comité Internacional de los Juegos Olímpicos, julio 1894, número 16. fifa, Actas del 13er Congreso, París, 24-28 de mayo de 1924. — Actas del 16o Congreso, Helsinski, 5a sesión, 5 de junio de 1927 — Statutes, August 1926. Informe Oficial de la 4 a. Olimpíada, Londres, 1908. Informe Oficial de la 7 a. Olimpíada, Amberes, 1920. luzuriaga, Juan Carlos, El football del novecientos, Orígenes y desarrollo del fútbol en el Uruguay (1875-1915), Montevideo : Ediciones Santillana (Taurus), 2009. roux, Guy y Charroin, Pierre, Les premières règles du football 1863, Oxford: Bodleian Library, University of Oxford, 2006. suburú, Nilo, Fútbol, pasión del mundo, Montevideo: Gráfica Berchesi, 1963.

6 Los documentos procedentes del COI son accesibles en: http://search. la84.org/search?site=default_collection&client=default_frontend&output=xml_no_ dtd&proxystylesheet=default_frontend&proxycustom=%3CHOME/%3E A los documentos de la FIFA se accede a través de: http://fr.fifa.com/contact/form.html

| 251 | Revista Mundo Uruguayo, 31 de agosto de 1930

| 252 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 253 - 265, 2014 ISSN 1688-9800 El football según José María Delgado

En el gimnasio, en el field, Perfecciona tu aptitud; Sé lozana y varonil, Juventud. Cultiva hasta la demencia. Tu destreza, tu vigor, Ama la noble violencia Del sport.

Julio Osaba ∗

Intro

Consultado por un diario cubano en 1927, sobre si la práctica del deporte no le restaba sensibilidad para la poesía, José María Delgado responde:

De ningún modo. Yo tengo tres personalidades en mi vida. Una la de médico, profesión que ejerzo con mucho cariño. Tengo un cargo de la Asistencia Pública de mi país, y lo desempeño con grande satisfacción. Otra la del poeta, que cultivo con verdadero amor. Y otra la del deportista, que ya ven ustedes en que ajetreos me trae y me lleva por el mundo (1943: 166).

La metáfora del desdoblamiento en personalidades que utiliza Delgado, poco tiene que ver con alguna patología de tipo siquiátrica, sino que más bien funciona como artilugio literario por el cual describir su peripecia vital. Nacido en Salto en 1884, se recibió de médico en 1908, ejerció cargos en la Asistencia Pública Nacional desde 1916, y ejerció el cargo de director del Servicio de Asistencia Externa entre 1931 y 1939. Tuvo una dilatada trayectoria literaria donde publicó varios libros de poemas (El Relicario, 1919; La princesa Perla Clara, 1921; Metal, 1926, entre otros), novelas (Juan María, 1942; Doce Años, 1945); junto con Alberto Brignole fueron los primeros biógrafos de Horacio Quiroga (Vida y obra de Horacio Quiroga, 1939) por el cual recibieron el Premio Nacional de Literatura de 1940. Además se desempeñó como director de la revista literaria Pegaso (1918-1924), y fue designado miembro de la Academia Nacional de Letras en 1943. Como deportista, si bien en la entrevista citada deja constancia

∗ Profesor de Historia (Instituto de Profesores Artigas). Docente de la Licenciatura de Comunicación Social de la Universidad Católica del Uruguay. Investigador del Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional.

| 253 | que practica el fútbol con otros universitarios, su actuación sobresalió en el plano dirigencial, como tal fue designado miembro de la Comisión Nacional de Educación Física en 1921. Su más destacada actuación como dirigente la realizó en el Club Nacional de Football del cual fue presidente en dos ocasiones (1911-1921 y 1929-1932), además es posible afirmar que con su designación como presidente en 1911, Nacional dejó de ser un equipo-club en donde los roles de jugador-socio-dirigente (Frydenberg: 47) son indiferenciados y la figura del capitán es central, para transformarse en una institución deportiva con una clara división del trabajo entre dirigentes y jugadores, además de finalidades diferentes. La figura de Delgado como deportista, se encuadra no tanto en la práctica corporal del juego, sino en sus calidades morales, aspecto que entronca con el concepto de sportman (Frydenberg; Luzuriaga), calidad que le permite ejercer esos cargos de dirección y docencia, como expondré más adelante. El horizonte de este trabajo pasa por explorar la integralidad del pensamiento de Delgado con respecto al fútbol, en donde deposita a modo de principios rectores tanto su saber histórico-literario, como su saber médico.

1924 o la fundación por la palabra

En un texto que oficiaba de Prólogo a una obra que conmemoraba los veinticincos años de Nacional, Delgado (1924) se transforma en el primer historiógrafo del club, antecedido por los éxitos deportivos de su gestión en la década de 19101, y formando parte de la directiva presidida por Numa Pesquera. Este texto contiene en mayor o menor medida los principios rectores de su pensamiento, los cuales aplica específicamente a narrar la historia y el presente del club. Estos principios pueden resumirse de la siguiente manera: - una filosofía de la historia inscripta en la dialéctica hegeliana y de base nacionalista; - una interpretación de las instituciones sociales en clave organicista, elitista y conservadora; - una apelación a la tradición greco-latina en cuanto a la integralidad de cuerpo y espíritu; - una doble función pedagógica del deporte en general y del fútbol en particular, desde el punto de vista moral y desde el punto de vista físico. A continuación desarrollaré estos puntos.

1 Durante su primera presidencia el club ganó los campeonatos de 1912, 1915, 1916, 1917, 1919 y 1920.

| 254 | Delgado historiógrafo El nacimiento de Nacional, según Delgado, fue «originado por factores trascendentes y no por circunstancias fortuitas»2 , de esta manera inscribe la fundación del club en el cumplimiento de una lógica universal y fatalista que sustrae el curso de la Historia de la acción humana, así puede decirse que el nacimiento de la institución es la manifestación de la Idea. Por otro lado apunta que «fatalmente, desde nuestra cuna debíamos conquistar el calor de la simpatía popular, ya que aparecíamos representando el espíritu nativo y animados por la noble idea de nacionalizar el sport» [la cursiva es mía]. Si por un lado Nacional nace en virtud de una necesidad histórica suprahumana, por otro encuentra su misión en el giro dialéctico. La expresión nacionalizar el sport designa así los componentes del par en pugna. A la práctica del deporte por parte de las colonias extranjeras (ingleses, alemanes) se le opone una fuerza de signo nacionalista que permite romper el exclusivismo extranjero y a la vez apropiarse del juego. De esta manera le expide carta de nacimiento al fútbol uruguayo, 14 de mayo de 1899 y su síntesis, el Club Nacional de Football3. Por otra parte, Delgado se ocupa en extenso de la crisis de 1911 en donde se enfrentaron «la aristocracia originaria» y aquellos que sostenían las «ideas democráticas». De este choque surgirá una nueva síntesis nacionalófila en donde según el propio Delgado «ha conseguido el Club sus máximos laureles, su más alta densidad social, y su mayor desarrollo económico», o sea, en su presidencia. La puja entre aristócratas y demócratas, pasa desde ese momento a ser el marco explicativo único de los sucesos de 1911, a partir de su repetición acrítica por las historias partidarias tradicionales4. Si los escritores posteriores a Delgado hacen hincapié en los afanes democratizadores, es posible hacer otra interpretación de los hechos de 1911. Por un lado, como expondré más adelante, esa democracia invocada dista bastante de contenidos sociales igualitaristas; por otro, la superficial lucha electoral por la cual se dirime el control del club tiene como trasfondo ideológico el poner en juego concepciones sobre la práctica del deporte. Si la llegada al club de jugadores de humilde condición socioeconómica es rechazada por los aristócratas, lo hacen en virtud de los cánones morales del sport en tanto el deporte es concebido

2 Las frases entrecomilladas en las que no se cita procedencia pertenecen al Prólogo de Delgado (1924). 3 Las narrativas tradicionales del fútbol uruguayo han privilegiado la interpretación de la necesidad histórica fatalista cómo marco explicativo, de esta manera, Peñarol, Nacional y la Selección Uruguaya siempre fueron, son y serán «grandes». 4 La lista de publicaciones que abordan la Historia del Club Nacional de Football es extensa y accesible. Cómo ejemplo de la perdurabilidad de la versión de Delgado ver: Reyes: 56-58.

| 255 | como una práctica entre caballeros y en donde no hay lugar para las prestaciones económicas de ninguna especie, aquí es posible afirmar que al prurito clasista se suma otro problema. Delgado, recordando las épocas del amateurismo anotará: «era la época brava del football, en la que campeaba la viveza, poca amiga de morales estrictas y se representaba la comedia del amateurismo» (1943: 121), esa comedia es la que tanto en Uruguay como en Argentina se designa como amateurismo marrón. Esto significa que por debajo de la etiqueta amateur, basada en el fair play en tanto normativa del deporte entre caballeros y por lo mismo código de honor de las clases acomodadas, se realizan una multitud de prácticas que socavan esos principios. Esas prácticas se materializaban en las ayudas en dinero o especie («socorros» al decir de Delgado) que ofrecían los dirigentes a los jugadores de humilde condición social. Es posible afirmar que junto con el objetivo del control del club por parte de Delgado y sus allegados5, se pretende la legitimación del sistema de socorros y a la vez prescindir de aquellos de opinión contraria6. Por otra parte se rompen definitivamente los lazos de solidaridad horizontal que caracterizan al primigenio equipo- club, para pasar a una clara y jerarquizada división del trabajo a partir de una mayor institucionalización de roles, en donde la relación jugador dirigente está mediada por aquellas prestaciones7. De esta manera el equipo-club pasa a ser una institución y Delgado, en 1924, se constituye como su primer Historiador.

¿De qué jugaba Rodó? El arielismo como influencia en el pensamiento de Delgado presenta un problema metodológico en tanto traducción en el esfuerzo de adaptación crítica de un concepto a un ámbito ajeno a su contexto de producción. Este aspecto gana en complejidad al revisar los escritos de Delgado8, en tanto no hay referencia específica a José Enrique Rodó en los numerosos homenajes que tributa. Aparecen en el plano literario por supuesto Horacio Quiroga y también Juana de Ibarbourou y Zorrilla de San Martín, y en el plano médico Francisco Soca y José Scosería. Pero no Rodó.

5 Controlar el club a cualquier precio era el gran objetivo del grupo de Delgado. En la semblanza que hace de Manuel Rovira Urioste consignado como el principal promotor de la democratización del club, expresa: «Claro que lo de aristocracia y democracia nunca fue tomado por él en serio, aunque lo aprovechara. Lo único que le importaba era la hegemonía de Nacional, en forma que si por la salud del club y su mayor lustre hubiese creído necesario el encumbramiento de un sátrapa habría gastado en entronizarlo la misma energía que derrochó en destruir las camarillas» (1943: 120-121). 6 Luego de las elecciones llevadas a cabo el 3 de marzo de 1911, se retiraron del club varios socios-jugadores para formar un nuevo equipo denominado Nacional Old Boys. 7 Algunos de estos aspectos ya fueron tratados en Osaba: 12-18. 8 Archivo José María Delgado de la Biblioteca Nacional.

| 256 | Mi propuesta pasa por considerar al arielismo como una clave interpretativa de época, lo que permite su circulación, sobre todo entre los sectores ilustrados, como forma comprensiva del mundo social. Así, el arielismo de Delgado es subyacente a su discurso operando como principio ideológico adaptado temáticamente a la época e inquietudes vitales del propio Delgado. En el mismo sentido es que Archetti afirma que el periodista uruguayo Eduardo Borocotó Lorenzo, quien fuera editorialista de la revista El Gráfico, en sus escritos «destilara arielismo» (110). A partir de esto es necesario reconocer a Rodó en Delgado. Delgado, a partir de la expresión «democratización, sin embargo no ha querido decir aplebeyamiento», aplica a la historia y a la actualidad de Nacional el concepto de «dirección moral» acuñado por Rodó (42). Este, a través de Próspero, capta que la sociedad en que viven está sufriendo grandes transformaciones al influjo del desarrollo industrial, uno de esos cambios tiene que ver con el tipo de gobierno que se dan los hombres, así critica fuertemente a partir de Renán y Taine a lo que llama democracia del número, es decir, aquella que en sus afanes igualitaristas haga devenir la alta cultura en vulgaridad y utilitarismo. Desde este punto de vista y ante el ensanchamiento numérico de la sociedad, léase inmigración para la época de Rodó, y para la década de 1920 ampliación de los derechos políticos, se necesita una democracia regida por cánones racionales y que a partir de un saludable elemento aristocrático consagre una dirección moral ejercida por los mejores espíritus, es así «como el principio democrático puede conciliarse, en la organización de las colectividades humanas con una aristarquía de la moralidad y la cultura» [en cursiva en el texto] (Rodó: 53). O sea, ante una sociedad que se complejiza rápidamente, la división del trabajo debe dar lugar a la formación de «fuertes elementos dirigentes que hagan efectivo el dominio de la calidad sobre el número» (42), solo esto hará trascender a los pueblos por encima de sus realizaciones materiales. Delgado, cual Próspero, anuncia la buena nueva de que la elevación espiritual de Nacional está asegurada por ser dirigido y apoyado por una aristarquía en la que se cruzan el origen universitario del club y el partidismo de personajes de primera línea: «famosos profesionales, diputados, ministros, consejeros de Estado y hasta presidentes de la República», estos ejercen la dirección moral del Club Nacional de Football9, asegurando un «ambiente superior, el cual pronto surtía efecto en los jóvenes de tosca estirpe que, atraídos por el brillo de nuestra historia, acudían a engrosar la falange en marcha». Por lo tanto, luego de la democratización de 1911, Nacional no ha

9 En un folleto de 1930 que promociona la construcción de un estadio para Nacional en las inmediaciones de Centenario y Propios, figuran en el Comité Pro Estadio entre otros: José Serrato, Baltasar Brum, Atilio Narancio, Pedro Manini Ríos, Cesar Batlle Pacheco, Roberto Berro. Ver: Una obra de vastas y nobles proyecciones s/ d.

| 257 | corrido el peligro de aplebeyarse, sino que por el contrario su fuerza moral perdurará, puesto que cómo expresa Rodó: «gran civilización, gran pueblo […] son aquellos que al desaparecer materialmente en el tiempo, dejan vibrante para siempre la melodía surgida de su espíritu y hacen persistir en la posteridad su legado imperecedero» (46). He aquí también la función pedagógica sobre los «jóvenes de tosca estirpe», la enseñanza de la elevación espiritual, el cultivo total del espíritu, pero a través de una dimensión impensada para Rodó: el deporte en general y el fútbol en particular. Al respecto expresa Delgado: «hemos sido también un alto factor socializante, una escuela educativa a la que deben infinidad de hombres su evolución, su pulimento ético y cultural». Un factor de civilización.

Mens sana in corpore sano Según Rodó, América, la joven, debe imbuirse del espíritu de la Grecia clásica para desarrollarse en el goce de la contemplación estética y para la concreción de la alta cultura, fuente y manifestación del espíritu, contraponiéndose al exacerbado utilitarismo estadounidense, que si bien desde el punto de vista material manifiesta una voluntad monumental, desde el punto de vista espiritual ha perdido la poética de los padres fundadores. Delgado ante un auditorio yanqui, en la gira que realizara Nacional en 1927 por Estados Unidos y Cuba, reconoce la labor de la fuerza titánica del país del norte, pero ante un auditorio de descendientes de españoles aclara: «aunque sobrecogido por el poder y la grandeza de otra estirpe, [él se cuenta entre aquellos] por cuyas venas corre miel y vino de la Hélade, leche de la loba romana y sangre de los leones de Castilla» (1943: 24-26). Por otro lado, ese desarrollo espiritual debe estar sustentado en un soporte físico biológico, he ahí la armonía: «la perfecta salud corporal», emulando a la tradición greco latina. Los deportes en general y el fútbol en particular serán el lugar donde el ser humano logre lo que Herbert Spencer llama «moralidad física» (228), o sea, existe una relación directa entre la salud física y el desarrollo intelectual y espiritual, una debida tensión en la que se opera el desarrollo armonioso de la persona, que se prepara para la exigente vida de la sociedad industrial, dirá el padre del organicismo social. En Uruguay, personajes como Vázquez Acevedo, Manini Ríos y Delgado, justifican la práctica del fútbol a través de la traducción de Spencer10 . Siguiendo al inglés que proponía la sustitución de la vieja gimnasia por el libre juego corporal, estos orientales vieron en el fútbol la forma de encauzar pasiones propendiendo al desarrollo intelectual; para todos, dicha práctica excede el mero mejoramiento físico. Dirá el Rector de la Universidad en 1899:

10 Sobre la influencia de Spencer en el Uruguay, ver: Ardao: 251-282.

| 258 | La educación física puede influir también para despertar y afrontar el sentimiento de la autonomía individual […] pues alcanzaréis con ella un provecho verdadero, y lograréis, además, colocaros en condiciones de ser más útiles para la sociedad y para la patria (Rocca: 9).

Por su parte Manini defenderá la práctica del fútbol del ataque de Herrera y Reissig, dirá el patrón de la Torre de los Panoramas que ahora se «practica footballs […] presenciándose, al revés del triunfo de la cabeza, el triunfo de los pies, y, mientras el Ateneo, no es, en realidad, sino un bello cadáver de arquitectura» (La Revista, 20 de agosto de 1899: 5). Manini le contestará que mientras los pueblos sajones cambian garitos por fields deportivos «nosotros vemos caminar a pasos inciertos por nuestras plazas, esas precocidades macilentas y anémicas, como espectros ambulantes de nuestra chifladura literaria, ellos crean soldados viriles para la patria, y robustas generaciones para la sociedad» (La Revista, 5 de setiembre, 1899: 34). Tanto para Vázquez como para Manini la práctica del ejercicio físico apunta a cerrar la brecha con respecto al desarrollo de los países sajones, por lo tanto persiguen fines civilizatorios. Además, al filo del Novecientos y en un contexto de inestabilidad política en tanto horizonte de expectativas en que la guerra civil siempre es una posibilidad cierta y a modo de prospecto sería mejor trocar los campos de batalla y los gabinetes por los fields. Delgado repite estos tópicos en 1924 adscribiéndose a la crítica contra lo que él llama el «despotismo cerebral», expresión con claras connotaciones spencerianas, además en el cruce con Rodó apunta que la belleza estética y la nobleza moral de la práctica del fútbol es «fuente de sanas alegrías y nobles entusiasmos», y cumple un papel como «fuerza civilizadora». De esta manera, hacia mediados de la década de 1920 pareciera que el fútbol puso su granito de arena para alejar definitivamente las guerras civiles e inscribir al país en la máxima batllista de adversarios y no enemigos luego del pacto constitucional de 1917. Delgado expresa que:

Nuestro pueblo, antes tan amigo de batallas que parecía haber encontrado en las guerras su sport predilecto, acabaría por ser esencialmente atlético. Los deportes serán el derivativo necesario y noble que encuentren sus músculos ligeros, jóvenes y ágiles.

Nuevamente el fútbol como factor civilizador, es más, en 1930 recalcará el papel del deporte «en la evolución de la estructura orgánica y espiritual de la Nación» (1943: 171).

| 259 | Eugenia oriental El asunto de la «perfecta salud corporal» también puede ser abordado desde un punto de vista médico, nobleza obliga. Delgado forma parte de lo que Barrán define como «saber médico» y es partícipe de ese saber como profesional y desde el punto de vista institucional a partir del ejercicio de cargos de dirección en la Asistencia Pública Nacional. En una sociedad medicalizada, o sea transversalizada por el saber médico, el cual a partir de consideraciones médico-biológicas quiere imponer pautas de conductas sociales, políticas y culturales, será la eugenesia uno de los ciertos horizontes ideológicos. Esta se basa de un modo general en la preservación de la raza o especie ante la degeneración que provocan las enfermedades y los vicios populares, el alcoholismo en primer término pero también la sífilis, la tuberculosis y las dolencias mentales. En Estados Unidos el eugenismo, a partir de los estudios de Galton, devino en una concepción hereditaria de la enfermedad, mientras que en Europa y Latinoamérica se hacía más hincapié en factores medio ambientales, esto entronca en el Uruguay del Novecientos con una dominante concepción social de la enfermedad, sin duda se lee entre líneas la necesidad de transformación de las condiciones sociales en que se incuban las enfermedades y vicios para así combatirlas mejor, y este es el lazo que liga al saber médico de la época con el reformismo batllista, aunque también existirán en Uruguay posturas fuertemente basadas en la transmisión hereditaria (Barrán). Ahora bien, en el razonamiento de Delgado: «se ha respirado, así, cerca de nosotros, un ambiente superior el cual pronto surgía sus efectos sobre los jóvenes de tosca estirpe», más allá de las consideraciones morales ya anotadas y teniendo en cuenta el acento de Delgado en la moralidad física, es posible encontrar un nuevo sentido a estas expresiones, justamente un sentido eugenésico. Si los factores medioambientales generados por condiciones sociales de extrema pobreza y marginación son causa fundamental en la extensión de vicios y enfermedades, se debe generar un mejor ambiente para combatirlos, de ahí la apelación a la respiración y al ambiente superior del Club Nacional de Football, y he ahí también el combate contra la degeneración de la raza. La tosquedad invocada por Delgado significa pobreza espiritual y por lo mismo corporal, pero también económico-social, de esta forma, un ambiente saludable donde respirar será factor de alejamiento de enfermedades y vicios, y por lo tanto de mejoramiento físico y espiritual para así preservar mejor la raza. De esta manera el fútbol y sobre todo el Club Nacional de Football conjuntamente con su fin civilizador cumplen una función eugenésica en la sociedad. Por otro lado, en 1932 propondrá la implantación de un régimen profesional en el Uruguay «como medio de higienizar el football y salvarlo de su decadencia» [la cursiva es mía] (1943: 182).

| 260 | En Delgado el concepto de raza, donde además de las connotaciones biológicas correspondientes tiene un sentido de pertenencia suprauruguayo en pos de una comunidad nacional mayor basada en la tradición (donde se conjugan el hispanismo, la raza hispana y la exaltación de la herencia latina), lo vincula directamente con la generación del noventa y ocho española, y más cercanamente como ya vimos con Rodó. Barrán corrobora esa doble acepción:

Los médicos del Novecientos creyeron todos en que la preservación de las virtudes y la salud de la raza era la tarea clave de su ciencia y que a ella debían subordinar su acción los gobiernos. A veces en los progresistas, el concepto de raza se identifica con toda la especie humana, pero otras veces, la percepción que el saber médico tuvo de la raza fue referida solo a la de la nación –a veces, el continente– de origen de los facultativos [en cursiva en el original] (207).

Delgado expresa de esta manera lo que Barrán denomina «omnipotencia de la medicina» (206), y a su vez señala un camino de conducta moral para los «jóvenes de tosca estirpe» que deben dejarse imbuir por la enseñanza física y espiritual que Nacional ofrece, aceptando la integralidad del desarrollo armónico11 .

Abdón Porte según Horacio Quiroga (y Delgado)

El 3 de marzo de 1918 Nacional venció 5 a 1 al equipo de Charley, como desde 1911 ocupó el puesto de center-half del equipo tricolor Abdón Porte, para todos el Indio Porte. Llegado a Nacional luego de la crisis de 1911 participó de los triunfos deportivos de la institución en la década de 1910, y logró los campeonatos de 1912, 1915, 1916 y 1917. Nadie podía saber que este sería el último partido de Porte en el mediocampo tricolor, el cinco de marzo entró al Parque Central y se suicidó. El 16 de mayo de 1918, Horacio Quiroga publicó en la revista Atlántida de Buenos Aires un corto relato titulado: Juan Polti, half-back. En este narra la historia de un jugador del «Nacional de Montevideo» que acuciado por sus malos rendimientos termina suicidándose sobre el campo

11 En el discurso de Delgado resulta singular el tratamiento diferencial que hace entre dirigentes y jugadores, los primeros solo por el hecho de ser dirigentes cumplen con determinados requisitos morales. Mientras que los jugadores deben rendir examen ante estos últimos en el sentido de demostrar que sus cualidades físicas y morales han mejorado en la práctica del deporte y en el contacto con un ambiente superior. Salvo excepciones (Foglino, los hermanos Céspedes, Atilio García) las semblanzas y homenajes de Delgado son dedicadas a dirigentes, sobre todo aquellos que forman parte de su círculo luego de 1911.

| 261 | de juego y que al ser encontrado tenía en su mano una carta dirigida al presidente del club. ¿Cuál es la vinculación entre estos dos hechos, puesto que parece evidente que el cuento de Quiroga no es todo producto de su imaginación? La vinculación está en el gentilicio salteño y en una añosa amistad que se remonta a las épocas escolares, materializada en una larga relación epistolar con José María Delgado y sobre todo, con su hermano Asdrúbal. Según Rocca «indudablemente fue Delgado quien le pasó la historia y, tal vez la nota del suicida [pero en la] correspondencia que mantuvieron no queda ninguna cita de la anécdota» (21)12 . En el Prólogo de 1924 Delgado no da cuenta directamente del hecho de que bajo su presidencia un jugador se suicidó en la cancha del Parque Central, en algún lugar se refiere a la «inmolación» y la «claudicación principista» por la causa tricolor, pero da la impresión de que son referencias demasiado vagas y elípticas para referirse a un hecho tan concreto y notorio. Por otro lado es cierto que Delgado a la única persona que nombra y homenajea en ese escrito es a Manuel Rovira Urioste, pero en otros escritos (Delgado: 1943), son escasísimas las referencias al Indio. Tan escasas que son solo dos, en la primera y refiriéndose a la segunda etapa del Parque Central luego de 1911, dirá que:

Solo tiene una mancha, no negra sino púrpura que señala una inmolación patética. Adivináis que me refiero al indio Porte, el gran soldado de las tardes brumosas del año 11, y de las resplandecientes del 15, al que el amor nacionalófilo absorbió hasta convertirse en el motivo de la vida, tanto que cuando notó la declinación de sus aptitudes encontró sin objeto su existencia y se la quitó una noche de viento y soledad, en el mismo centro del campo de sus hazañas, dejándome una carta donde suplicaba ser enterrado junto a Carlos y Bolívar Céspedes, los adalides máximos de las primeras horas, a quienes la muerte nos arrebatara en plena juventud [las cursivas son mías] (1943:79).

Este escrito si bien no está fechado, por sus referencias es posible datarlo en alguna fecha posterior a 1930 luego que se cayera el proyecto del estadio en la Av. Centenario y antes de 1942, fecha en la cual se inauguró el estadio del Parque Central. Como el escrito se refiere a la historia del Parque Central, la referencia a Porte se torna casi ineludible, nótese además la diferencia en el tratamiento de las muertes, mientras una constituye

12 En la correspondencia que integra el archivo José María Delgado de la Biblioteca Nacional no hay constancia de ello.

| 262 | una patética inmolación, la de los hermanos Céspedes es una desgraciada circunstancia13. La segunda referencia sobre Porte la realiza en un corto poema14 . Por el contrario y refiriéndose a otro jugador de los que llegaron a Nacional en 1911 y por lo tanto compañero de Porte, lo designa como Mariscal Alfredo Foglino, y en su evocación recalca su templanza física, su caballerosidad deportiva y su «perfil moral sobresaliente, [y que] cuando notó que sus energías y facultades comenzaban a declinar, se apresuró a aconsejar su reemplazo sin titubeos y sin mostrar ninguna amargura» (1943: 132-133); o sea, Foglino supo ser, Porte no. En estos escritos de Delgado, pareciera retomar a su amigo Quiroga en cuanto a que el motivo vital único de Porte-Polti pasaba por su amor desmedido hacia el club y de ahí su especialización en ser solo un jugador de fútbol y dar todo por la enseña. Entonces, en la invocación del único motivo vital está el doble pecado de Porte en la óptica Delgado-Quiroga, pecado espiritual y físico en el sentido de Spencer, puesto que al atentar contra su cuerpo a la vez enajena su espíritu destruyendo su moralidad física. Quiroga dirá que «murió fulminado por la gloria» o sea que no estaba preparado para resistirla, Delgado podría decir que este «joven de tosca estirpe» no se dejó imbuir por el «ambiente superior» que se respiraba en Nacional, puesto que eligió no el desarrollo íntegro de su espíritu, enseñanza que Nacional le ofrecía, sino el utilitarismo y la especialización prematura, lo que derivó en el «empequeñecimiento de [su] cerebro por el comercio continuo de un solo género de ideas» y lo llevó a parecerse a aquellos «espíritus muy capaces bajo un aspecto único y monstruosamente ineptos bajo todos los otros» (Rodó: 17), pero su peor falta fue no haber sacado fuerzas desde el fondo de su dolor para superarse. Abdón Porte es recordado en el Parque Central en una de las tribunas populares, la que alberga a la Banda del Parque en los partidos de Nacional. José María Delgado da su nombre a la tribuna oficial15.

Los descuentos

Es posible postular a Delgado como representante de una clase ilustrada portadora de saberes específicos, y esa posición justamente es la que le permite a partir del acto fundacional de la escritura un gesto que es

13 Fallecieron en 1905 tras haber contraído viruela. 14 Elegía. Ante la tumba de Carlos y Bolívar Céspedes y de Abdón Porte (Delgado, 1943: 94). 15 Las tribunas restantes se denominan Atilio García y Héctor Scarone.

| 263 | eminentemente político en tanto regulador de las relaciones sociales, de ahí su conservadurismo político social y el entronque con Rodó. Por otro lado, 1899 y 1911 escriturados en 1924 (o reescriturados en 1943) remontan el tiempo y se vuelven presente a través de la óptica del escritor, y la década de 1920 es un contexto propicio para las fundaciones de todo tipo. En el caso del fútbol en el mismo momento en que Delgado funda y refunda a Nacional, el fútbol uruguayo adquiere carta de ciudadanía en el concierto de naciones civilizadas al ganar la olimpíada de París y la prensa recorre varios tópicos de los que aborda Delgado: el fútbol como factor de civilización, la herencia greco-latina, el americanismo rodoniano, el mejoramiento de la raza, el cultivo inseparable de cuerpo y alma, la Historia del fútbol y su acción pedagógica16 . Ese querer escriturado es en definitiva el querer de una clase social. Esta constatación exige un reposicionamiento teórico- metodológico para el conocimiento de los grupos sociales implicados en la escritura pero silenciados por ella. La eugenesia, aunque hoy su aceptación resulte inconfesable socialmente luego del uso y apropiación que hicieron de esta los regímenes fascistas y nazis de la primera mitad del siglo xx, fue efectivamente uno de los principales horizontes ideológicos del saber médico de la época. Delgado cree fervientemente en el mejoramiento de la raza, en su doble acepción de especie biológica y de pertenencia nacional, a partir de la mejora de determinadas condiciones de existencia tanto material como espiritual. Si contextualizamos el discurso de Delgado en un momento histórico de crítica a la democracia liberal comprendemos mejor su conservadurismo político-social y algunas referencias que realiza. En 1924 caracteriza a Nacional como una «falange en marcha» y en 1936 en un homenaje póstumo a Rodolfo E. Bermúdez dirá que este «como Jefe de una Gestapo, fuese el primero en saber cuánto se tramaba en los cenáculos y cuánto chisme circulaba en los arroyos [de los] dimes y diretes del balompié» (Delgado, 1943: 146). Posiblemente lo interesante en el pensamiento de Delgado sea la peculiar traducción que realiza de determinados principios fuera de su contexto de producción y su regeneración como marcos explicativos del mundo del deporte en general y del fútbol en particular, pero no lo hace desde afuera ni mucho menos a partir de campos estancos, sino que esas concepciones representan un contínuum de su peripecia vital.

16 Ver especialmente el número que la revista Mundo Uruguayo le dedica al triunfo olímpico el 19 de junio de 1924. Es interesante constatar que en este número no hay una sola línea dedicada al natalicio de Artigas.

| 264 | Bibliografía ardao, Arturo, Espiritualismo y positivismo en el Uruguay, Montevideo: Universidad de la República. Departamento de Publicaciones, 1968. barrán, José Pedro, Medicina y sociedad en el Uruguay del Novecientos. La invención del cuerpo, Tomo 3, Montevideo: ebo, 1994. delgado, José María, «Prólogo», en fourquet, Arturo, Historia del Club Nacional de Fútbol. Desde el punto de vista deportivo, Montevideo: Imprenta Iglesias, 1924. — Sports. Discursos, versos, semblanzas, Montevideo: Impresores A. Monteverde y Cia., 1943. frydenberg, Julio, Historia social del fútbol, del amateurismo a la profesionalización, Buenos Aires: Siglo xxi Editores, 2011. la revista, Director: Julio Herrera y Reissig, Montevideo, 1899. Disponible en http://www.periodicas.edu.uy/v2/minisites/la-revista/indice-de- numeros.htm luzuriaga, Juan Carlos, El football del 900. Orígenes y desarrollo del fútbol en Uruguay (1875-1915), Montevideo: Ediciones Santillana (Taurus), 2009. osaba, Julio, «El futbol no tiene quién le escriba», en La Gaceta, Revista de la Asociación de Profesores de Historia del Uruguay, núm. 47, Montevideo: Octubre de 2007, pp. 12-18. reyes, Andrés, Historia de Nacional, Montevideo: Ediciones Santillana (Aguilar), 2010. rocca, Pablo, Literatura y Fútbol en el Uruguay (1899-1990). La Polémica, el Encuentro, Montevideo: Arca, 1991. rodó, José Enrique, Ariel [1900], Montevideo: Ministerio de Educación y Cultura. Instituto Nacional del Libro, 1977. spencer, Herbert. «La educación intelectual, moral y física», en: Spencer. Ensayos sobre pedagogía, Introducción de Mariano Fernández Enguita, Madrid: Akal, 1983. Una obra de vastas y nobles proyecciones. Contribución del Club Nacional de Football al Centenario Patrio 1830-1930, s/d.

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Sobre las imágenes

| 267 | Cuad. hist. (Montev.): 14, 267 - 268, 2014 ISSN 1688-9800 Mundo Uruguayo: una épica textual e iconográfica sobre el fútbol (1924-1930)

Julio Osaba

Este magazín de variedades profusamente ilustrado se publicó en Montevideo desde el año 1919 hasta 19671. Aparecía los jueves y la empresa editora era Agencia de «Publicidad» Capurro y C.ª. Su venta era por ejemplar o suscripción anual. Contaba con secciones más o menos fijas Del( Momento, La página de ustedes, Moda, Hogar, Cinematográficas, Pasatiempos, etc.) a la que se sumaban la publicación de cuentos cortos y poesía. En la primera página, aunque de forma intermitente, aparecía lo que se puede conceptuar como opinión editorial sobre los más diversos temas de la actualidad del país. Era usual que la publicación le dedicara números completos a la cobertura de acontecimientos puntuales, como el triunfo uruguayo en la Olimpiada de 1924 o el festejo del Centenario de la Jura de la Constitución de 1830. Pero el verdadero diferencial de la revista se encuentra en su adjetivación de ilustrada. Tanto la fotografía, como el dibujo y el grabado son partes fundamentales. En cuanto a la fotografía, tapas, contratapas y páginas centrales (que varían en número según la ocasión) son dedicadas, en un papel especial, a su publicación, a veces con un criterio rector (Banquetes y fiestas, Diversas notas de la semana última, Notas diversas, Actualidad extranjera, Las bellezas más famosas del mundo, etc.) y a veces como mero amontonamiento aún bajo los títulos citados. Dentro del género destacan los artesanales intentos de foto- composición con variados resultados narrativos y estéticos. Dibujos y grabados acompañan los distintos artículos, y ocupan un lugar destacadísimo en la abundante publicidad que publica la revista, aspecto por demás indicativo de diversas prácticas sociales. ¿Qué lugar ocupa el fútbol en la revista? Otras publicaciones periódicas ya cuentan en la década de 1920 con una sección fija dedicada a los deportes en general y al fútbol en particular2, en donde incipientemente se van delineando las características de lo que luego se llamará periodismo deportivo. La cobertura que hace la revista del fútbol y demás deportes puede denominarse como intermitente y eventual. O sea, la sección Sports aparece según la magnitud del evento y a veces desborda lo simplemente deportivo y se extiende a gran parte de la revista, o a veces desaparece. Por ejemplo, la revista realizó un seguimiento escrito y gráfico del Sudamericano de 1923 disputado en Montevideo y dedicó gran espacio a los eventos deportivos de 1924, 1928

1 La caracterización que sigue es válida únicamente para el período 1924-1930. 2 El pionero en tener una sección fija para los deportes fue el periódico El Día desde 1908.

| 268 | y 1930. Sobre el campeonato de fútbol doméstico, aun si no se incluye una crónica, casi siempre se publica alguna foto de uno o varios partidos del fin de semana. Durante el desarrollo del mundial de 1930 aparece una sección especial (además del resto de la cobertura de la revista) titulada: «Mundo Uruguayo Sports. Único “diario” que sale una vez por semana. Con cada ejemplar se obsequia una revista». El subtítulo da el tono entre el humor y la ironía que caracteriza al abordaje del fútbol que realiza la sección. Pero no todo es fútbol en la revista. Así las tapas dedicadas a jugadores y eventos futbolísticos conviven con las dedicadas a estrellas de cine o a damas de la sociedad montevideana, lo que refuerza su carácter de revista de variedades que tiene como objetivo llegar a un público amplio. En este último sentido es de destacar la autopromoción que hace la revista a lo largo de 1930 a partir del destaque de la cantidad de ejemplares que conforman la tirada semanal. Las ediciones del 24 y 31 de julio llegaron a 45 000 ejemplares, la del 7 de agosto a 50 500, la del 14 de agosto a 80 000 y la del 21 de agosto a 105 000 ejemplares3. En la edición del 28 de agosto se publican ocho fotos probatorias de la cifra record de tiraje a la que se llegó la semana anterior, aclarando que se trata del mayor número registrado y controlado en el Uruguay, para ello se reproduce un facsímil de las hojas de contabilidad de la firma auditora (Price, Waterhouse, Faller y C.ª). La circulación masiva de la revista pone en relieve sus técnicas publicitarias, téngase en cuenta que la empresa editora tendrá una destacada actuación en el rubro a lo largo de siglo xx, sobreviviendo incluso a la revista. En definitiva es posible afirmar que la revista construye una épica textual e iconográfica en su cobertura de los eventos deportivos, en especial los de 1924, 1928 y 1930, que es funcional al sentimiento nacional. Por un lado desde lo textual fija posición en lo que es una clave interpretativa de la época, o sea, el sentir de las clases ilustradas con respecto a la misión civilizadora del deporte en general y del fútbol en particular, y la consiguiente carta de presentación al mundo civilizado. Por otro lado desde el punto de vista iconográfico, la revista se demuestra como un eficaz proveedor de imágenes de todo tipo que alimentan la cultura visual de la época y que con respecto al fútbol permite una efectiva socialización de la imagen de los jugadores, ahora devenidos en ídolos populares. Ya sea el fervor patriótico deportivo o la concreción de negocios, o mejor, el incipiente cruce entre ambos obstan para que el fútbol, aún en forma eventual forme parte del repertorio de este magazín de variedades contribuyendo al relato de una nación que se conmemora.

3 Las estimaciones disponibles indican que la población del Uruguay para 1930 era de 1 500 000 habitantes de los cuales un 38 % vivían en Montevideo.

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