Prólogo Miguel Rojas-Mix
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Prólogo Miguel Rojas-Mix El Angel del arcabuz, barroco andino siglo XVIII. Cartas de Don Pedro de Valdivia La presente edición de las Cartas de Pedro de que llamamos la “nueva historia”, subraya la im- Valdivia se realiza en el marco de la política de portancia de investigar en las fuentes regionales, la Junta de Extremadura para conmemorar el pues es por elh por donde pasa la renovación Quinto Centenario del Encuentro entre dos Mun- de la historia de América. Pereira compulsa el dos. Se trata de la segunda edición facsimil que valor de los protocolos (actas) notariales que nos conoce la historia. La primera fue la de José To- permiten, mejor que cualquier otro documento, ribio Medina, compuesta con motivo de la Expo- comprender la interrelación entre Extremadura y sición Iberomericana de Seda en 1929 y ree- América. ditada en 1954 sin cambios trascendentales. A Rocío Sánchez Rubio, investiga en La Serena, diferencia de la edición de Medina, la nuestra las causas de la emigración a América. Ya en el presenta una parte de las cartas reproducidas en siglo XVi vemos aparecer entre los vecinos extre- color, tanto por afán de ser fieles a la materiali- meños esa ilusión de “hacer la América”, que dad del documento, cuanto por el valor plástico impulsó tantas aventuras. Rocío Sánchez nos in- que han adquirido los manuscritos, con matices, forma sobre las realidades de la emigración: el tonalidades y grafías, que recuerdan la factura de estado civil; las curvas de edades, el comporta- miento femenino, el origen socio-profesional. Pese los artistas informales. Otras diferencias: la publi- l cación in extenso de la carta, datada en La Sere- a su “mala reputación’’ Chile figura en tercer lu- na de 4 de septiembre de 1545 a Hernando Pi- gar entre los destinos preferidos por los serenen- zarro, de la cual Medina sólo había impreso la ses. ¿Qué fue lo que los atrajo tanto? primera foja, y la epístola a Gonzalo Pizarro de Centrado en la mujer, Isabel Testón Núñez, nos 10 de agosto de 1546, señalada por Julio Olava- entrega un texto en el que se une el saber con la mía en la Biblioteca Huntington, y hasta ahora gracia literaria. Es a través del comportamiento inédita en facsímil. Todas las cartas han sido foto- femenino, que debe comprenderse el comporta- grafiadas para esta edición en los archivos respec- miento sexual español en el Nuevo Mundo, afirma tivos, salvo la Instrucción a sus apoderados en la como conclusión. Corte, del 15 de octubre de 1550, cuyo original, Extredura, la Nueva constituye el segundo de barroca caligrafía, ha desaparecido del Archi- apartado. Sonia Pinto presenta la configuración vo de Indias y nos vemos obligados a reproducir territorial y administrativa de la gobernación dc de la edición sevillana. Nueva Extremadura y Osvaldo Cáceres Gonzales Particularidad de nuestra edición es que ella se nos instruye sobre el proceso de fundación de hace dentro del espíritu de “encuentro” con que ciudades y fuertes. Extremadura quiere renovar el diálogo con Amé- Pedro Valdivia no es sólo una realidad históri- rica latina, y en particular con Chile. Por ello, al ca, constituye también un personaje del que se alimón, un conjunto de especialistas de la Vieja y ha apropiado el arte y la literatura. Francisco Ja- la Nueva Extremadura tratan el sentido de la épo- vier Pizarro Gómez lo sigue en el arte del retrato, ca, de la conquista y de su impronta en la cultu- siguiendo la pista a la iconografía del conquista- ra chilena. dor, desde su aparición en Las Décadas de He- Mario Ferreccio Podestá presenta la historia de rrera, hasta la efigie que de él da Ignacio Zuloa- las Cartas y de la formación del “Corpus”. Es su ga, viejo y cansado, ¿exponente del espíritu transcripción, con notas y comentarios, la que desencantado del imperio que invadía a la Gene- acompaña los facsímiles. ración del 98? La iconografía de Valdivia es la Hemos ordenado los ensayos en cinco grandes historia de un retrato hablado, ya que de él sólo apartados: Extredura la vieja, que se inicia 1. Monumento a Pedro de Valdivia en la Plaza tenemos descripciones de cronistas. con una advertencia metodológica de José Luis de Amas de Santiago de Chile, de Enrique Pérez Valdivia en la literatura, es el ensayo que cie- 14 Pereira Iglesias. A partir de los criterios de lo Comndadol: rra el apartado Valdivia: el personaje. Con pluma Prólogo 4 de escritor, Fernando Alegría, pasa revista a la quista y la poética actual. Figuras que atraviesan representación del extremeño en la prosa chilena. los siglos, para llegar a nosotros hechas raíces, La‘sigue a trayés de tres autores: Jaime Eyzagui- aceptadas o negadas, pero a las cuales se vuelve rre, Luis A. Sánchez y Carlos Droguett; para ter- como referencias de identidad. barcon su propia obra, un Lautaro contrañgu- La iconografía es un segundo relato. Se inicia ;a de Valdivia, que le valió un premio juvenil y lo con una mirada a la Extremadura de la época de Uevó por la vida literaria de la mano del toqui y Valdivia, para lo cual hemos podido contar con de don Pedro. las fotos del Archivo del Centro de Estudios Ex- Lucía Invernizzi y José Promis se complemen- tremeños de la Diputación Provincial de Badajoz. tad en sus análisis de El Epistolario, cuarto apar- Continúa con una serie de grabados y obras de tado. Ambos estudian el afán de reconocimiento arte en las que quedó plasmada la historia de los del conquistador que se manifiesta en las Cartas. hombres que habitaban las tierras a las que llegó Promis insiste en que la estrategia de Valdivia se Valdivia, aquellos que encontró así como los que basa en presentarse como “el vasallo ideal”; ana- creyó encontrar: los araucanos y los gigantes pata- liza h estrategia del discurso, el disimulo, el aco- gones: la historia de lo visto, lo oído y lo imagi- modo. Cómo oculta las medidas de dudosa legali- nado... Figuran los retratos del conquistador y del dad que tuvo que tomar, cómo arregla sus indio, sus mitos y leyendas; lado a lado el árbol acciones a las circunstancias. De este modo, sí sagrado de los araucanos, el canelo; junto al San- primero afirma que llamó Nueva Extremadura al tiago mataindios que se le aparecía a los españo- territorio en honor a Pizarro; después que la fa- les en el cielo de las batallas. milia cae en desgracia &que lo hizo para hacer Nuestras fuentes son los grabados que ilustran olvidar el nombre de Chile, mal afamado por el las crónicas, la de Ovalle, Herrera, etc. Otras desastre de Almagro. Valdivia propone “acciones imágenes provienen de los Grands Vbyages, la mo- sobre la tierra” como alternativa al “encuentro .de numental iconografía americana que comenzó a oro”: “descobrir, poblar, conquistar y pacificar” fines del siglo XVI el artista holandés Theodor de y, sobre todo “perpetuarse”, son los fines que Bry (las ediciones en color son rarísimas). Repro- destaca. ducimos igualmente las imágenes de Chile que fi- Lucía Invernizzi penetra en la retórica del dis- guran en la obra de Pisonis y Marcgravi: Historia curso de las cartas, que cumplen con el fin de naturalis Brasilia (1648), del ejemplar iluminado informar al rey, de deleitar, por la vía de la emo- que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Pa- ción estética (como aconsejaba El Cortesano de rís. De las Teintures des Indes, serie de gobelinos Castiglione); y que eran, a la vez, una probanza guardados en el Mobiliario Nacional de París, es- de méritos, a través de la cual el conquistador re- tampamos el araucano a caballo, imagen única en clama al rey recompensas y derechos. su tipo. Por último, completamos el repertorio con El último apartado trata de Conquista y Litera- algunos dibujos de la sustancial obra de don Feli- tura: Ignacio Uzquiza, partiendo de la Araucana pe Guamán Poma de Ayala: Nueva crónica y de Ercilla, que ve en el indio un modelo de valo- buen gobiem y otras representaciones de artistas res, hasta el punto de aconsejar a los españoles viajeros que visitaron Chile hasta los años de mil “tomar dellos doctrina”, busca en la literatura ochocientos, así como con las vistas de paisajes y chilena una mirada valorizante de las tradiciones animales hechos por naturalistas y zaóIogos. No araucanas. La encuentra, tanto en las fuentes ma- faltan las piezas de armas que se conservan de la puches como en la poesía de Neruda. Soledad época, ni los monumentos al conquistador levan- Bianchi considera el descubrimiento y la conquis- tados en La Serena y en Chile ta un intertexto a través del cual se realiza la hi- 2. .Villanueva de La Serena: Palacio de los Esta edición del Quinto Centenario de las Car- póstasis literaria entre el imaginario de la con- priores. tas de Relación de Pedro de Valdivia sólo ha sido 15 en A Cartas de Don Pedro de Valdivia -. posible gracias al apoyo y colaboración de nume- una región de Extremadura, antes que de una ciudad. Otro cronista, padre Diego Rosales r rosas autoridades e intelectuales. Debemos men- el cionar a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Presidente &ma que el nombre de La Serena viene de si- de la Junta de Extremadura; a Antonio Ventura rena, porque cuando por primera vez llegaron los Díaz Díaz, Vicepresidente y Portavoz; a Luis An- españoles a la región de Coquimbo vieron en el gel Ruíz de Gopegui y Santoyo, Director de Ex- mar una, la pincoya como se la llamaba en el tremadura Enclave 92, y a Miguel Murillo asi lenguaje de los indios.