La Resistencia Cultural De Taganga Un Camino Hacia Su
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LA RESISTENCIA CULTURAL DE TAGANGA UN CAMINO HACIA SU RECONOCIMIENTO COMO PUEBLO ANCESTRAL. En algunas naciones entre las que se encuentra Colombia, ya se preconiza que el pluralismo étnico y cultural es uno de los principios que constituyen la nacionalidad colombiana. Esto representa la posibilidad de que la coexistencia de diferentes pueblos en el mismo territorio sea mucho más que una nostalgia de identidad. El reconocimiento de pueblos tribales ancestrales por parte de los Estados Nacionales se considera como un paso necesario en la construcción legitimas de sus democracias; por tratarse de pueblos que existen desde antes de que nacieran los estados modernos, por tener historias particulares, territorios ancestrales, idiomas y culturas únicas, las naciones del mundo han ido entendiendo que la dignidad y la pervivencia de estas culturas no sólo dependen de derechos otorgados a las personas individualmente, sino que dependen de derechos y libertades que se garanticen a los pueblos en su conjunto. Los estados se han tardado muchos años para reconocer esta realidad y aunque promulgaron algunos instrumentos generales que han servido para acabar con algunas costumbres atroces a las que fueron ya sometidos los indígenas, como el racismo, la discriminación y la esclavitud, aún no es pleno el reconocimiento de su derecho a la autodeterminación, a sus territorios, a sus recursos, a sus formas de gobierno, su idioma y culturas. No obstante lo prolijo que es nuestra constitución política, en el reconocimiento, de derechos colectivos a los indígenas, el estado y su gobierno no marchan por la misma senda, el sólo hecho del represamiento que existe en el Ministerio del Interior, de las solicitudes de reconocimiento étnicos nos dan la dimensión de que unas son las normas rectores de nuestra carta magna y otro el accionar del gobierno, un claro ejemplo de ello es la aprobación de la Ley de ordenamiento territorial, pues han pasado 17 años desde cuando se aprobó la Constitución Nacional, y todavía no se ha logrado estructurar una propuesta de ordenamiento territorial, y pasaran muchos más antes de lograrlo, porque no podemos olvidar que es por la lucha del territorio por donde se desangra el país, el conflicto que hoy vivimos tiene su génesis en el territorio. Sin embargo cabe destacar que la constitución de 1991 dio un tratamiento especial y favorable a los grupos y comunidades indígenas, reconociendo y protegiendo la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana, como así lo dispone el artículo 7 superior al respecto nos recuerda LORENZO MUELAS (Biografía indígena) lo siguiente: “Nosotros los pueblos indígenas, que nunca habíamos tenido ese reconocimiento, que siempre fuimos señalados como ciudadanos de segunda clase, como salvajes o semisalvajes, tenemos una herramienta en la nueva Carta Política por lo menos en este momento hay un reconocimiento político de que somos ciudadanos con plenos derechos. Depende entonces de nosotros y también de la sociedad nacional. Porque yo tengo en mente que la nueva carta política es un compromiso no solamente con los indígenas sino con todos los colombianos, desde el presidente de la república, quien debe hacer velar por estos derechos para que se hagan posibles los cambios fundamentales”. En la Asamblea Nacional Constituyente, se reconoció el carácter multiétnico y pluricultural de la Nación Colombiana con todas sus implicaciones, en materia de derechos culturales, territoriales y educación, lejos de ser una declaración puramente étnica el principio de diversidad étnica y cultural, es el que proyectó el carácter democrático, participativo y pluralista de nuestra república. El reconocimiento de la diversidad étnica y cultural en la constitución de 1991, que hace relación a las formas de vida y concepciones del mundo no coincidentes con las costumbres de la mayoría de la población en aspectos de raza, religión, lengua, economía y organización política, supone la aceptación de la alternación ligada a las diversas formas de vida y concepciones sociales y culturales que comprenden distintas lenguas, tradiciones y creencias. Hecha esta disquisición sobre el tema indígena en el estado colombiano, entramos a desglosar el tema “La resistencia cultural de Taganga, un camino hacia su reconocimiento como pueblo ancestral”. En un rincón del Caribe esta Taganga, hoy su nombre se le asocia más como un lugar turístico, que como un pueblo con un gran legado cultural, pero este es un pueblo que a pesar del peso de la historia de Occidente ha mantenido su propio sistema de conocimiento, su forma de producir y de relacionarse con la naturaleza, y de alguna manera de pensarse y de pensar el mundo bajo una cosmogonía propia. Podríamos decir que ha mantenido una identidad, una cultura que lo diferencia de la urbe situada sólo a cinco minutos por carretera de la capital Santa Marta, Taganga es un pueblo ancestral de pescadores, descendientes de los indígenas de su mismo nombre que habitaban ese territorio antes de la llegada de los españoles. Su descendencia indígena no admite discusión alguna por lo cual les es perfectamente aplicable el convenio No. 169 de la OIT sobre pueblos indígenas tribales en países independientes, sobretodo la parte I del texto sobre política general, la que en su artículo 1º específica a quienes se les aplica el convenio y establece: a). A los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la colectividad nacional, y que están regidos total o parcialmente por sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial. Sobre este aspecto anotamos que Taganga, a pesar de tener unas condiciones sociales, culturales y económicas que la distinguen de otros sectores del territorio Nacional, de estar regidos por sus propios costumbres o tradiciones, no se rige por una Ley especial, ni es un pueblo tribal, por lo cual no se cumple a cabalidad el ordinal (a) del artículo 1º del convenio. b). A los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas o parte de ellos. Si se analiza en detalle este ordinal, vamos a encontrar que las condiciones de aplicabilidad del convenio están dadas por unos requisitos marcados que se ajustan a la situación del pueblo de Taganga, que desglosamos así: 1. Taganga es un pueblo considerado indígena por el hecho de descender de los indígenas del mismo nombre a su vez pertenecientes a las etnias de la Sierra Nevada de Santa Marta. 2. su establecimiento data de una época precolombina como lo vamos a ver más adelante, aún antes de la conquista española. 3. cualquiera que sean las instituciones jurídicas que gobiernen a Taganga, el pueblo conserva instituciones sociales, de antaño como la junta de padres de familia hoy cabildo abierto, la corporación de chinchorreros pescadores fundada antes de1873 instituciones económicas como la pesca artesanal; instituciones culturales como el sistema de sorteo de los ancones de pesca. Además de lo anterior hay en los habitantes de taganga una conciencia de su identidad indígena, pues con orgullo se lleva al gentilicio de taganguero, como sinónimo de descendencia de una raza autónoma, lo cual es fundamental para aplicarle las disposiciones del convenio 169 de la OIT según se desprende del inciso 2) de su artículo 1º. Para corroborar lo anterior haremos un análisis exhaustivo de la procedencia indígena de Taganga, para ello acudiremos a los diferentes cronistas, historiadores e investigadores sociales que han estudiado el tema. De los cronistas de indias vamos a citar a JUAN DE CASTELLANOS, y a ANTONIO JULIAN – posteriormente Para demostrar que el pueblo indígena de Taganga existía antes de la llegada de los Españoles tomamos el siguiente texto de ANTONIO JULIAN en su obra “La perla de América” el texto se titula De las Naciones de Indias de la Provincia de Santa Marta. Dice el texto: “En la América Meridional entraron los conquistadores por la provincia de Santa Marta, y fue esta la primera tierra firme que pisaron para entrar en la posesión de grandes reinos y proclamar al monarca de España señor de un nuevo mundo, y glorioso Rey en los hemisferios. Entraron a esta provincia, y la reconocieron luego poblada de diversas gentes y naciones nunca vistas, nunca oídas, y nunca imaginadas; unas de menos y otras de más dura cerviz, estaban entonces los indios Gairas y Tagangas, que luego dieron las manos a los españoles, y constantes se mantuvieron con ellos en paz”. En su obra, Datos históricos culturales, sobre las tribus de la antigua Gobernación de Santa Marta, GERARDO RAICHEL DOLMATOFF cita al cronista de indias JUAN DE CASTELLANOS llegado a la Nueva Granada en 1534 a 1536. según su relato en una ocasión PEDRO DE URSÚA, un Bizarro Capitán del Reino que recorrió las costas con JUAN DE CASTELLANOS mandó a sus soldados a Taganga a robar la mujer del cacique local, llevándola por la fuerza a Santa Marta, en el camino los indios de Taganga atacaron a los españoles, causándole la muerte a varios de ellos, es este primer acto de resistencia cultural en el que en defensa de un símbolo cultural como era la libertad de la mujer del cacique se combina un episodio de violencia. RESTREPO TIRADO ERNESTO en su obra historia de la provincia de Santa Marta nos dice que por cédula del 22 de junio de 1625 le ordenó su majestad el Rey al señor Gobernador de la provincia de Santa Marta que cada año envíe una relación de las Mercedes que hiciere en su Real nombre, así como una lista de las encomiendas que haya en la provincia con especificación del número de indios que las componen, las sumas en que están tasadas y en que especies las han de pagar.