La izquierda de hoy en

Para hablar de la izquierda partidaria en Guatemala hoy es preciso recordar la historia del país que fue azotado por un conflicto armado interno de más de 36 años y por régimenes militares que impulsaron en el país políticas de terrorismo de estado que dejaron un saldo dramático en la población guatemalteca.

Es evidente que la izquierda ha tenido en Guatemala un pasado importante. Intentó tenerlo en la legalidad y cuando la contrarrevolución de 1954 en simbiosis de fuerzas internas e intervención estadounidense restringió coactivamente sus márgenes legales y poco a poco reprimió también sus espacios reales, una parte de la izquierda lanzó un desafío armado al sistema. Sostuvo este desafío durante 36 años hasta la firma de la paz en diciembre de 1996.

Tras la firma de la paz y caminar hacia la constitución de un partido político, se dio un primer paso con la autodisolución, a partir de febrero de 1997, de los cuatro grupos que conformaban la URNG para integrar a sus militantes directamente en ella. Primero lo hicieron EGP y FAR y luego PGT y ORPA.

El fallecimiento de Ricardo Ramírez, el 11 de septiembre de 1998, fue un duro revés para la recta final de la legalización de URNG, que no llegaría hasta el 18 de diciembre de 1998. Jorge Soto es nombrado Secretario General y las FAR se ven fortalecidas en detrimento del EGP y especialmente de ORPA tras el grandísimo error político del secuestro de la señora Novella por el comandante Isaías del que se sigue sin saber su paradero.

La democratización interna necesaria para ser un partido progresista, y no sólo de izquierdas, se complicó por la influencia cada vez más grande de las FAR dentro del partido, y pronto le pasó las primeras facturas: pérdida de apoyo popular y simpatizantes, alejamiento de los sectores mayas y entrar en disputas inmediatamente con el FDNG.

El de 12 de febrero de 1999 FDNG, URNG, DIA y los disidentes guerrilleros de UNID crean la Alianza Nueva Nación (ANN) y postulan a Álvaro Colom como candidato presidencial, a pesar de ser uno de los máximos responsables de que las maquilas hayan llegado a Guatemala "para crear puestos de trabajo". Esa luna de miel de la izquierda duraría menos de medio año. La URNG -léase FAR sobre todo- intentó crear un clima insostenible con el FDNG impidiendo la reelección de sus diputados. Lo que parecía ser un principio de pureza democrática, se convertía en desaprovechar toda la experiencia de estos 6 diputados y comenzar la Legislatura desde cero, echando por tierra todo el trabajo para el que se creó el FDNG en 1995. los diputados del FDNG, algunos más a regañadientes, lo aceptaron por el bien de la Alianza.

Cuando en 1995 se creó el FDNG fue porque la URNG vio que los espacios políticos se iban abriendo y que para las elecciones de 1999 casi seguro que habría paz y que entonces podrían participar. Era absurdo no aprovechar esos espacios y debían crear una plataforma política para no presentarse en 1999 desde cero. Entonces surgió la idea de hacer este Frente pero los trámites de inscripción de un partido político eran demasiado largos como para llegar a tiempo a las Elecciones de 1995. Entonces lo primordial era poder participar, las siglas no importaban tanto. Fue cuando Rafael Arriaga les ofreció el número de registro del PR renunciando a sus siglas. De esta manera el PR también se beneficiaba al acercarse al sector de población para el que se fundó en 1957 y limpiaba sus imagen ensuciada por su apoyo a Lucas García y coaligarse en más de una vez con lo más ultra de la derecha (MLN, PID). Pero la idea del FDNG era ser abierto a otros sectores progresistas no revolucionarios, con lo que fue entrando otra gente alejada de la URNG. Tenemos, por tanto, tres sectores marcados en el Frente: el del PR, con algunos rasgos reaccionarios; el de la URNG, con mayor influencia de ORPA y del EGP; otros sectores progresistas que no participaron ni apoyaron la lucha armada.

La mayor entrada de gente de ORPA y EGP se debió a que habían creado más organizaciones de masas que las FAR y PGT y a que su peso político-militar y territorial era mayor. La URNG no contó que al crear un frente político nuevo podría tomar vida propia y no seguir al pie de la letra las directrices de la Comandancia.

La dirigencia de la URNG sabía que la población guatemalteca está cansada de los partidos políticos tradicionales y que quiere algo nuevo. Por eso aseguró antes de convertirse en partido político que los comandantes ya cumplieron su cometido en la guerra y que ahora les toca a las nuevas generaciones dirigir el rumbo de la URNG y quizá en un futuro el del país. La realidad fue que sólo se debatió en cuál de los cuatro comandantes sería el líder del partido. El "caso Novella" fulminó políticamente a Gaspar Ilom, y la muerte de Rolando Morán (entusiasmado de la idea unitaria de la URNG) dejó el camino a Pablo Monsanto, con lo cual se impone en la URNG la línea más antigua y marxista (es decir, la que no tiene en cuenta el factor étnico -ya ni hablemos del tema de la mujer- en su lucha política) de la guerrilla, que además era minoritaria en los '90.

Jorge Ismael Soto no sólo ha intentado imponer a su grupo en la URNG sino también en la ANN para, en lugar de convertirla en una coalición de izquierda plural, hacerla plataforma electoral de la URNG con meros partidos comparsa sin el poder suficiente para restarle hegemonía a la exguerrilla. El único que podía hacer sombra a la URNG, y a las tesis de las FAR, era el FDNG con gran presencia maya y de las antiguas organizaciones guerrilleras mayoritarias. La solución para Monsanto era expulsar al Frente. Y cuando la convivencia URNG-FDNG se hizo imposible, los miembros de los exintos EGP y ORPA, por disciplina de partido, apoyaron a los primeros.

¿Por qué en la URNG se sigue sin admitir la crítica constructiva? ¿Por qué todavía muchos de sus miembros que estuvieron alzados en armas creen estar en un standing más alto que los progresistas que se acercan a la ANN y que nunca creyeron en lo positivo de usar las armas ni aún en épocas de espacios políticos bloqueados?

La situación actual de la izquierda guatemalteca quizá esté peor que cuando era ilegal. Pareciera que ha tocado fondo y que peor no se puede estar, pero todavía es capaz de hacer gala de la célebre frase de Federico II de Prusia, "ninguna situación es tan grave que no sea susceptible de empeorar".

La izquierda internacionalista antiglobalización pretende que desaparezcan FMI y BM "porque están tan podridos que es imposible su reforma". Con una izquierda todavía liderada por URNG, habría que pensar si para su purificación sería mejor dejar morir a esa organización nacida por la necesidad de la estrategia militar. En estos momentos para construir en Guatemala una izquierda progresista habría que cambiar tantas cosas de la izquierda política actual que seguramente a esos renovadores no les gustaría cargar con el peso de unas siglas con demasiados errores históricos.

El régimen de partidos en Guatemala

Una vez reconocido el papel que la izquierda jugó al impulsar una legítima y radical defensa de un modelo alternativo que pasaba por la equidad, la justicia y la exclusión también es necesario tener claridad en torno al modelo de partidario que se ha conformado en el país.

En Guatemala existe un régimen multipartidario que no necesariamente ha facilitado o fomentado la democracia en el país, las consecuencias de la multiplicación partidaria y debilidad institucional del sistema de partidos, es obvio que el principal rasgo de esa crisis es la volatilidad de los partidos políticos.

Es un hecho comprobable, que en el contexto guatemalteco se experimenta una volatilidad extrema de los partidos políticos. En Guatemala, el costo de ganar una elección general no es no repetir en la siguiente contienda electoral; el costo es desaparecer o verse convertido a una mínima expresión. Las consecuencias políticas de esa volatilidad extrema se podrían dividir en dos aspectos: primero, las consecuencias de cara a la gobernabilidad, frente al ejercicio del poder político del Estado; y en segundo lugar, las consecuencias de esa volatilidad respecto a los mismos partidos y al sistema de partidos políticos.

Respecto a la cuestión de la gobernabilidad, lo que se puede apreciar es que en esta realidad, la coyuntura se convierte en el ámbito del ciclo de las políticas, pues es difícil pensar en la posibilidad de tener políticas públicas de largo plazo, verdaderas políticas de Estado, cuando los actores políticos, tanto lo que están en el gobierno como los que están en la oposición, tienen tan efímera existencia.

Frente a los propios partidos y al sistema de partidos, la volatilidad también tiene consecuencias negativas. La principal y más evidente es el hecho de que no favorece la construcción de identidades partidarias. ¿Con esa vida tan efímera, qué posibilidades reales hay de construir identidades partidarias?; Una consecuencia de esa situación es el transfuguismo, entre otras. Así, resulta natural que se constituya la categoría de diputados independientes, tan de moda en la actualidad nacional, pues es un efecto de esa imposibilidad de construir identidad política. Otro elemento a considerar es que en organizaciones con débil identidad se tiende a expresar formas primitivas de caudillismo político; en el sentido que son organizaciones que, si bien son de carácter público, tienen propietario y, por lo tanto, conservan la visión tradicional del mismo, relacionándose de manera casi patrimonial con el partido.

En resumen, esa volatilidad extrema tiene consecuencias negativas para el Estado, los partidos, y el propio sistema de partidos políticos. ¿Quiénes son los responsables de ello?, Hay responsabilidades que corresponden a los propios dirigentes partidarios, a los propios políticos, y hay otras que no corresponden a ellos y que de alguna manera sobredeterminan la situación de los partidos.

Constituye un lugar común, una tarea cotidiana, el establecer las responsabilidades que corresponden directamente a los políticos y dirigentes partidarios. En este sentido, todos mencionan el caudillismo, clientelismo, las componendas, el autoritarismo, las vinculaciones perversas, las debilidades institucionales, la ausencia de actividades permanentes, etc. Se puede tener una larga lista de los problemas que manifiestan los partidos y que, en gran medida, están relacionados con las responsabilidades de los propios dirigentes y de los propios políticos. Pero esa es, lamentablemente, solamente una cara de la moneda, la cual se absolutiza y recibe cotidianamente, principalmente a través de la actividad de los medios de comunicación social.

Sin embargo, existen otras responsabilidades que no corresponden directamente a los políticos y que son, en definitiva, las que subyacen y difícilmente se evidencian, determinando la acción y la práctica política en nuestro país y en algunos otros. Entre esos elementos,

uno de fondo es el planteamiento del fin de las ideologías. Si la historia ya terminó, si las ideologías han muerto, si el modelo neoliberal de la hegemonía mundial del capital financiero es el fin de la historia; si ya no queda más, si las utopías ya no tienen razón de ser, si ya no se puede soñar con un mundo diferente, mucho menos tener la fuerza para luchar por ello. Si eso de social-democracia o social-cristianismo o diferentes versiones socialistas son cosa del pasado, ya que son expresiones de una ideología, entonces qué sentido tienen los partidos.

Un segundo elemento es la sobredeterminación externa sobre los procesos nacionales. Si la mundialización económica, que establece relaciones profundamente asimétricas, es la que impone las condiciones de inserción en los procesos mundiales, las plataformas programáticas de los partidos pueden resultar aspectos puramente banales, principalmente en lo que se refiere a la política macroeconómica y a la política de comercio exterior. El mejor ejemplo de esta imposición es el denominado Consenso de Washington. Por lo tanto, las posibilidades de que los gobiernos realmente gobiernen ¿cuáles son? Las posibilidad de que los partidos, al llegar al ejercicio del gobierno, puedan ser coherentes con sus planteamientos programáticos ¿dónde quedan? La capacidad de responder a las demandas sociales ¿donde está? Por supuesto, al final son los políticos los que se comprometieron y no respondieron.

Tercero, los poderes fácticos que amarran a los gobiernos nacionales cuando el crimen organizado infiltra la institucionalidad del Estado, convierten a los políticos en ficción de gobernantes. Existen en Guatemala experiencias recientes de lo que eso significa, pero al mismo tiempo, cuando sectores empresariales, por supuesto cupulares, se convierten no en grupo de presión, elemento natural en una democracia, sino en verdaderos poderes paralelos, los políticos terminan siendo gerentes públicos de elites empresariales.

Esos son algunos ejemplos de poderes fácticos que amarran a los gobiernos nacionales. Cuarto, mercantilización de la política: la dependencia de la actividad política del financiamiento privado para el funcionamiento cotidiano de los partidos, sin mencionar las campañas electorales. Las cifras del financiamiento público son un claro ejemplo de la desproporción entre lo que seguramente tienen que gastar los partidos y el financiamiento público que obtienen. En consecuencia, hay que recurrir al financiamiento privado, lo que para los políticos significa recurrir a tocar puertas. En un país como Guatemala, donde no es precisamente una clase media amplia la que prevalece, las posibilidades de tocar puertas sólo se dan en dos zaguanes: el de los empresarios o el del crimen organizado.

Quinto, las dirigencias sociales antipartidos. Existen dirigentes sociales, inclusive desde posiciones políticas democráticas o incluso de izquierda, que manifiestan una incomprensión sobre las relaciones, diferencias y articulación entre las luchas sociales y la lucha política. Suele existir actitudes de descalificación hacia los partidos políticos, al mismo tiempo que liderazgos pagados, sobre las plataformas de movimientos sociales que pretenden hacer política; pretendiendo sustituir el papel de los partidos. Y por último, la opinión pública que es usualmente manipulada y construida desde medios donde la desvalorización de los partidos es permanente.

No hay que minimizar los problemas propios de los políticos, ni las responsabilidades de las elites partidarias; pero circunscribirse únicamente a ésta perspectiva no es suficiente para satanizar a los partidos y al sistema de partidos políticos. Para realizar un análisis político serio, científico y apegado a la realidad, la moneda debe verse por los dos lados; sin embargo, hasta ahora la cotidianidad ha centrado la atención en una de las caras. En la piñata que son los partidos, los que organizan la fiesta, los que ponen el lazo, y los que mueven los lazos para darle vueltas a la piñata, no aparecen en la foto ni en la fiesta; aunque son los conductores de la problemática planteada.

Pensar en estos momentos en un proyecto de izquierda, por fuerza lleva inmediatamente a pensar en la necesidad de la articulación y la unidad de las diversas expresiones de movimiento social, partidario y aquellos esfuerzos liderados por personas en lo individual, que tienen el objetivo de luchar contra un monstruo de sistema que cada día nos empobrece más en términos materiales, pero también en términos sociales y espirituales.

Pensar en un proyecto de izquierda, en Guatemala, hace por fuerza, pensar en un proceso incluyente impulsado con y desde los Pueblos Indígenas, ejemplo de resistencia y lucha colectiva, por mantener una identidad cultural y que históricamente ha soportado los embates de la represión al movilizarse por la defensa del territorio, de los derechos humanos y de la vida.

La Alianza de la izquierda en el Frente Amplio

El Frente Amplio es un esfuerzo que es necesario reconocer a la izquierda guatemalteca, es una coalición de fuerzas de los sectores democráticos y progresistas de Guatemala que se suma a los esfuerzos de una transformación real del país. El Frente Amplio está integrado por los partidos políticos Movimiento Político WINAQ, Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG-MAÍZ y Alternativa Nueva Nación, ANN; y el partido en formación Movimiento Nueva República (MNR), además de decenas de organizaciones campesinas, indígenas, de mujeres, sindicales, estudiantiles, comunitarias, ecologistas, de jóvenes y personalidades, luchadores y luchadoras revolucionarios y sociales, en lo individual.

El Frente Amplio da cabida, más allá de las izquierdas, a todos los sectores democráticos y progresistas que deseen sumarse a los esfuerzos de transformación de Guatemala, priorizando las candidaturas de jóvenes, mujeres e indígenas.

Desde su planteamiento el Frente Amplio invitó a organizaciones sociales, políticas y de personalidades representativas de sectores democráticos y progresistas a unirse al movimiento, como ya lo han hecho decenas de organizaciones, con el objetivo de brindarle a la población guatemalteca una alternativa electoral seria, consecuente, transparente y enfocada al rescate de la ética del Estado como elemento esencial del fortalecimiento del mismo.

La dirigente indígena y Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, es quien fue a la cabeza del binomio presidencial por esta coalición para las elecciones generales del 11 de septiembre en Guatemala. La dirigente indígena llevaba como compañero de fórmula al diputado independiente Aníbal García, como candidato a la Vicepresidencia. Menchú encabeza el movimiento indígena Winaq, uno de los tres partidos legalmente inscritos e integrados a esa alianza, completada con la Alternativa Nueva Nación y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Es la segunda ocasión que Rigoberta Menchú se lanza como candidata a la presidencia, la primera vez fue en 2007, cuando quedó en quinto lugar. Sin embargo, ahora está respaldada con una coalición de izquierda. De acuerdo a Álvaro Pop, experto independiente del Foro Permanente de Asuntos Indígenas de Naciones Unidas y analista político consultado por Diario Co Latino, Guatemala está ante las puertas de un proceso que los partidos de izquierda locales van a tener que manejar debida y oportunamente. “En Guatemala, desde hace 50 años, ha sido materialmente imposible hacer una alianza de partidos y de posicionamientos de izquierda, hoy Rigoberta lo está consiguiendo y eso verdaderamente es diferente”, expresó. Indicó que entre las características más importantes en estas elecciones está el surgimiento de un partido político de base étnica, que a su juicio, viene a sumar una serie de nuevas y juveniles participaciones en el proceso político de este país centroamericano. “Se incrementó el 100% del registro de empadronamiento rural en zonas indígenas en el año 2007 y eso dio como resultado el posicionamiento del interior del país en la elección presidencial de ese año, en esta oportunidad, la característica, desde mi análisis, es esa nueva participación que es fundamental”, afirmó. Winaq se define como un partido constituido desde la pluralidad y visión de los guatemaltecos y guatemaltecas. Retoma la filosofía “poder del pueblo” con el fin de transformar el régimen político en una democracia que se corresponda con la realidad de las personas, comunidades y pueblos que coexisten en el país.

Las elecciones 2011 Las elecciones generales en Guatemala se realizan el 11 de septiembre y el panorama para las fuerzas de izquierda en el país se vislumbra complejo ya que según las encuestas que se han realizado hasta el momento será difícil revertir la tendencia al triunfo del derechista Partido Patriota encabezado por el general Otto Pérez Molina. Existen actualmente en el país 28 partidos políticos con registro que se supone participarán en los próximos comicios, esto muestra una vez más la tendencia a la participación de muchas fuerzas políticas en las elecciones de las cuales muchas pierden el registro por no obtener ni el 5% de los votos ni la elección de un diputado. La carrera preelectoral ha estado dominada por dos contendientes a la cabeza, el General Pérez Molina y Sandra Torres quien hasta hace unos meses fuera la esposa del actual presidente Alvaro Colom y quien se divorció para poder saltar el obstáculo que la constitución le imponía al ser familiar por afinidad del actual presidente. La negativa de las autoridades electorales a inscribir a Torres acusándola de fraude pone al partido oficial en una difícil encrucijada en la cual no tienen ninguna opción alternativa para participar con binomio presidencial en los comicios. Las fuerzas de izquierda sortearon con éxito durante 2011 el difícil reto de llegar aliados a las elecciones y finalmente en el mes de mayo lograron consolidar a una alianza aglutinada en torno al Frente Amplio de 3 partidos y un partido en formación para lanzar la candidatura a la presidencia de Rigoberta Menchú quien contiende por segunda ocasión y logró en 2007 sólo el 3.09% de los votos. Los partidos URNG, ANN, y WINAQ y el Comité Pro formación del partido MNR son las cuatro fuerzas de izquierda que participaran como alianza inscrita en las elecciones de septiembre. URNG y ANN son los partidos que se encuentran más a la izquierda de las coordenadas del mapa político en Guatemala y descienden de lo que fuera el movimiento revolucionario durante el conflicto armado interno. WINAQ es el resultado del esfuerzo encabezado por Menchú y tiene el mérito histórico de ser el primer partido indígena en Guatemala, un país donde cerca del 40% de sus habitantes son indígenas. Por su parte el MNR es un esfuerzo impulsado por el actual diputado Aníbal García que apuesta por atraer a los jóvenes a las fuerzas de izquierda. En las encuestas realizadas hasta el día de hoy Pérez Molina encabeza la intención de votos de los guatemaltecos por siete puntos porcentuales seguido de Sandra Torres y de Eduardo Suger. El Frente Amplio de izquierda se posiciona actualmente bastante lejos de cualquier posibilidad de tener logros reales ya que sólo el 2.3% de la población ha expresado su intención de voto hacia él. El difícil reto de la izquierda hoy es posicionarse de tal manera que ninguno de los tres partidos que integran la alianza pierda el registro y esto sólo será posible si logran el 15% de los votos o la elección de por lo menos 3 diputados, reto que resulta preocupante al ver los resultados de las encuestas. De perder el registro las tres instancias ya inscritas y el MNR tendría que destinar de nuevos todos sus recursos y esfuerzos para los próximos cuatro años en reconstruir instituciones políticas que les permitieran una eventual participación en los comicios de 2015.

Anexo Artículo sobre el análisis de la coyuntura electoral Incluído en Paper sobre las elecciones en Guatemala Patricia Zapata

Lo primero que debemos aclarar es cuáles son los actores e intereses que dominan el escenario político actual. En Guatemala, hay, en términos generales, tres actores principales, los cuales definir, con cierto esquematismo, de la siguiente manera: un capital “tradicional”, el cual comprende a los sectores que solían tener un control significativo del Estado y que en los últimos años han sufrido un proceso de debilitamiento político, especialmente durante los gobiernos de Portillo y de Colom; un capital “emergente”, que comprende a actores económicos cuya principal fuente de acumulación son los negocios con el Estado; y un capital vinculado más directamente con el crimen organizado, que ha avanzado sustancialmente en el control de la institucionalidad pública, tanto a nivel nacional (diputados) como local (alcaldías). Como resultado de esta dinámica, la “clase” política se ha “autonomizado” grandemente del capital tradicional, vinculándose más directamente al capital emergente, al criminal o bien construyendo mecanismos individuales de acumulación, especialmente en el reparto de obras para sus comunidades (más de 100 diputados –de 158 que son- se dice que tienen empresas ú ONGs que ejecutan proyectos del Estado). El capital tradicional le apostó, como opción prioritaria, a la que representan en este proceso electoral Harold Caballeros (ex pastor evangélico vinculado a la derecha religiosa estadounidense), en alianza con Nineth Montenegro, que busca su re elección (quien tiene una gran simpatía en el electorado capitalino). Sin embargo, esta opción presidencial no sólo no “despegó”, sino que su viabilidad legal estuvo en la incertidumbre hasta el día 22 de Agosto (a menos de cuatro semanas de las elecciones), fecha en la cual la Corte de Constitucionalidad permitió su participación, cuestionada por haber sido pastor y renunciado con el propósito de lanzarse a candidato presidencial. Este mismo capital tradicional, usualmente calificado como “la oligarquía”, no le brindó un apoyo significativo a la candidatura conservadora de Otto Pérez Molina, pero ante el fracaso de Harold Caballeros, tuvo que alinearse con él. El tema que los obligó a esta conducta fue la candidatura de Sandra Torres, a quien vinculaban de manera casi angustiante con la influencia de Hugo Chávez. Torres y el equipo de “izquierda” que la apoya desarrolló un discurso confrontativo y radical, pobres vrs. ricos, haciendo de las transferencias monetarias condicionadas, manejadas de manera absolutamente clientelar, su bandera y de la población beneficiaria, su base social. El radicalismo de su discurso no es correspondiente con práctica política alguna, pues lo único de inclinación popular que impulsó fue dichas transferencias. Durante el gobierno de Álvaro Colom, ella fue la persona más influyente, hasta el punto de ejercer, según muchos, más poder político que el propio presidente Colom. Su empecinamiento en ser candidata presidencial, a pesar de la obvia prohibición constitucional que tenía, ha llevado al partido oficial y a su partido aliado, la GANA, a no competir por el Ejecutivo, dado que la Corte de Constitucionalidad finalmente le denegó su participación a la ex primera dama. El partido GANA, aliado de la UNE, recientemente ha sido “comprado” por los Alejos, vinculados a negocios con el gobierno, al cual pertenece Roberto Alejos, Presidente del Congreso, cuya capacidad de operación política es ampliamente reconocida y cuya situación personal no es de relevancia en los negocios familiares. Roberto Alejos se perfila como candidato presidencial en las próximas elecciones generales (2015). El partido GANA anunció el día de hoy (23 de Agosto) que la alianza con la UNE termina el 11 de septiembre, quedando en libertad cada uno de los partidos de definir su posición de allí en adelante, lo cual incluye la decisión sobre a quién apoyar en una casi segunda vuelta electoral. La campaña electoral se ha caracterizado por un derroche exorbitante de recursos económicos, por la polarización, por la violencia y por la incertidumbre (en cuanto a los candidatos con problemas legales para participar y los problemas que puedan presentarse a la hora de las votacines, dado que ha habido muchos problemas en la emisión del Documento del Identificación). Aproximadamente se contabilizan 30 víctimas, directamente relacionadas con la dinámica electoral, quienes han sido asesinadas en este período. En estas elecciones generales (Presidente, Vicepresidente, diputados distritales, diputados nacionales, diputados al PARLACEN y corporaciones municipales) están participando un total de 31,793 candidatos. Actualmente, las encuestas señalan a tres candidatos punteros: Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, PP, con 39.6% de intención de voto, Manuel Baldizón, con 18.5% y Eduardo Suger, con 11.3%. El resto de candidaturas no parecen tener ninguna posibilidad de obtener un resultado electoral significativo. Pérez Molina fue un oficial de inteligencia durante el conflicto armado, muy cercano al expresidente Ramiro De Leon Carpio y signatario de los Acuerdos de Paz. Las encuestas han mostrado una caída de su voto, principalmente después de la salida de Sandra Torres de la contienda. Al haber desaparecido el “fantasma” que representaba Sandra Torres para amplios sectores medios y empresariales, el voto del Partido Patriota pudo haber migrado, especialmente hacia Suger (partido CREO). Manuel Baldizón se caracteriza por una demagogia exagerada, sin coherencia alguna. Se le vincula con negocios oscuros en Petén, de donde es originario. Se asume como el candidato de los pobres, especialmente de las áreas rurales. Dado que faltan menos de veinte días para las elecciones, es previsible que Baldizón pase a la segunda vuelta, para competir con Otto Pérez Molina. Él es quien ha captado la mayoría del voto que simpatizaba con Sandra Torres y no es descartable una alianza UNE-LIDER para una casi segura segunda vuelta. El argumento de Torres es que debe evitarse a toda costa el triunfo de Otto Pérez Molina, porque es “la vuelta a la alianza oligárquico militar”. Eduargo Suger, es un académico, muy conservador, de ascendencia suiza. Su ignorancia política es crasa. En el último debate presidencial, planteó que había que “despolitizar el Congreso” y que los diputados, una vez electos, ya no pertenecieran a sus partidos. El voto de Suger, en una segundo vuelta muy probablemente sería para el Partido Patriota. Con relación a la izquierda, esta se ha agrupado en una coalición llamada Frente Amplio. Participan el partido Winak (partido indígena que lidera Rigoberta Menchú), la URNG y Alianza Nueva Nación, ANN, así como un partido en formación de nombre Nueva República. La candidata presidencial en Rigoberta. Según las encuestas, este Frente Amplio tendría aproximadamente un 3% de los votos. Aunque es significativo un esfuerzo de unidad entre la izquierda, en conjunto aún constituyen una fuerza marginal. Además, la alianza es básicamente electoral y ni siquiera se pudieron poner de acuerdo para ir coaligados en todos los distritos en las elecciones a diputados (as). En conclusión, el escenario electoral está hegemonizado por las derechas. La opción del ex militar Otto Pérez es la casi segura ganadora. Y aunque no cuenta con el suficiente beneplácito de las cúpulas empresariales, lo apoyan como la única alternativa, ya que no simpatizan con Baldizón y tienen claras las limitaciones políticas de Suger.