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CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA BENJAM[N CARRIÓN 1.\11 OCTUBRE 2007

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" etras del Ecuador 192, en la sección Ensayo, reúne va­ loraciones críticas originadas en el extranjero sobre obras de escritores nacionales. Sus autores son ecuato­ L nanos que trabajan en los Estados Unidos: Margarita Graet?.er, Cecilia Mafia, Humberto E. Robles y David G. Barreta. Otras apreciaciones provienen de críticos y ensayistas de diversas nacionalidades (Estados Unidos, Polonia, Chile). Las reflexiones críticas cierran el circulo literario y son muy necesarias para co­ rroborar el sentido de las obras. Si la producción actual de la lite­ ratura ecuatoriana es abundante, en cambio, la recepción crítica -mediante ensayos y comentarios- es escasa. Letras del Ecuador 192 se propone, en parte, llenar este vacío.

La sección Entrevista se ha dedicado al poeta cuencano Jacinto Cordero y al pintor quiteño Jaime Zapata: dos artistas que asumen sus experiencias vitales en mundos diferentes. En las· dos entrevistas se expresa la íntima conexión entre vida y belleza.

Más clara es la intención de la revista de ofrecer al lector el panorama literario ecuatoriano desde perspectivas que incluyen tiempos diferentes; así pues, en Crítica literaria, aparece utl estu­ dio sobre una antología de la actual poesía guayaquileña junto a una excelente aproximación a la vida y obra de Ernesto Noboa Caamaño, autor modernista del primer cuarto del siglo XX.

En Creación literaria se ofrecen dos cuentos de reconocidos na­ rradores Marco Antonio Rodríguez y Abdón Ubidia, junto a los relatos de los jóvenes Andrés Cadena y Wladimir Chávez. En poesía, del mismo modo, se publican poemas de autores de ge­ neraciones diferentes; además de los textos del gran ecuatoriano Hernán Crespo Toral, se pueden leer poemas de las escritoras Thalía Cedeño e lvonne Zúñiga.

También en Creación literaria se incluye una obra de teatro del reconocido novelista T<:héccr Cárdenas. El número 192 se cierra con reseñas sobre libros de circulación actual.

Como en los números anteriores, Letras del Ecuador 192 se pro­ pone entregar un amplio conjunto de ensayos, crítica literaria, entrevistas y creación literaria, con el fin de valorizar y al mismo tiempo difundir la producción artística e intelectual de autores ecuatorianos que trabajan dentro y fuera del país.

Julio Pazos Barrera

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Letras del Ecuador 192

ENSAYO 11 En torno a la naturaleza del tiempo en los cuentos de César Dávila Andrade 1 Margarita Graetzer 16 La ironía en Body Time, novela de Gabriela Alemán 1 Cecilia Mafia 22 Acerca de Identidad y formas de lo 'cuaton{mo, de Juan Valdano 1 José Alberto de la Fuente 25 Entre la casualidad y el olvido: la peregrinación. A medio decir, de Fernando Balseca 1 Humberto E. Robles 30 La aventura de ser Iván Oñate 1 Krystyna Rodowska 32 Poéticas de la justicia en La caJa del Furor, de Iván Carvajal 1 David G. Barreto 39 A propósito de Crónicas del breve reino, de Santiago Pácz: reflexiones sobre el Ecuador 1 Michael Handelsman

ENTREVISTA 46 Jacinto Cordero: 'Soy esencialmente campesino' 1 Alejandra Vela 50 Conversación con Jaime Zapata 1 Alfredo Breilh

CRITICA LITERARIA 59 Porque nueJtro es el exilio: extrañamiento territorial, afirmación poética 1 César Carrión 65 Ernesto Noboa Caamaño o la búsqueda del artificio en el mal 1 Gladys Valencia Sala

CREACIÓN LITERARIA Cuento 77 Sótano 1 Marco Antonio Rodríguez 81 Microfestival de microcuentos 1 Abdón Ubidia 83 El muro en tus ojos 1 Andrés Cadena 94 Publicidad gratuita o la verdad sobre el inocente y la bala 1 Wladimir Chávez

Poesía 103 Hojas de ruta 1 Thalía Cedeño 110 Ciudad cardíaca 1 Yvonne Zúñiga 117 Poesía 1 Hernán Crespo Toral

Teatro 123 Un balcón en cada pueblo 1 Eliécer Cárdenas

146 Reseñas

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" En torno a la naturaleza del tiempo en los cuentos de César Dávila Andrade

Por Margarita Graetzer

n griego existen varios términos solamente al genial autor de Boletín y Elegía de para expresar el concepto de las mitas, Catedral salvaje, Oda al arquitecto o "tiet11po". Uno de ellos, cronos Espacio me has vencido. Pero paralelamente a su E (cronos), designa la substancia en quehacer poético, Dávila desarrolló también, la cual los hechos ocurren de manera sucesi­ y con igual maestría, su faceta de narrador. va y con cortes específicos que conocemos El 'Faquir', como lo llamaban sus amigos, no como "principio" y "fin". Otro es aion (aion), es simplemente un gran poeta que alguna vez el cual, debido a una serie de mutaciones lin­ escribió cuentos. En su angustiosa explora­ güisticas, viene a expresar la noción de un ción de sí mismo, Dávila recorrió innumera­ tiempo sin principio ni fin, tiempo infinito, bles caminos, y, tanto en su poesía como en tiempo eterno. Valga esta disquisición para su narrativa, el quehacer creador se manifies­ aclarar el enfoque de este trabajo: quizá con­ ta como una implacable búsqueda de claves vendría hablar más bien de la naturaleza de para responder a . profundas interrogantes "los tiempos" en los cuentos de César Dávila sobre la naturalez; humana, sobre sí mismo, Andrade, entendiendo que de lo que se trata sobre su condición de ser marginal atormen­ es de determinar las relaciones entre la obra tado por la realidad. De ella le obsesionan la daviliana y el cronos y el aion, es decir, de la miseria, la violencia, la descomposición de relación que esta obra mantiene con la his'to­ valores; en ella busca infatigablemente un ria y con los contenidos específicos de ésta. camino hacia la verdad y hacia lo divino. En el medio ecuatoriano, César Dávila Como producto de una conciencia y una sen­ Andrade es mucho más conocido por su obra sibilidad siempre en estado de alerta, los poética que por su obra narrativa. Tanto es así cuentos abarcan un amplio espectro que evo­ que la mayoría de programas oficiales de estu­ luciona desde las anecdóticas circunstancias dio de Literatura Ecuatoriana contemplan de la vida terrena hasta contenidos de carác- 11

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" ter esotérico, religioso y alegórico; y si bien El embrionario capitalismo que enton­ los relatos son siempre un agónico acerca­ ces vivíamos había dado lugar a la apari­ miento al hombre y a sus problemas en esta ción de una débil clase obrera que, apar­ tierra y más allá de ella, la penetrante mirada te del grito airado, no disponía aún de de Dávila se identiftca en un comienzo con otro lenguaje para expresarse. Pero las angustias y tormentos humanos en el junto a ese exiguo proletariado había marco de hondos conflictos de carácter también una clase media que compartía social, colectivo, para escapar luego, mediante con los obreros la pobreza y con los vie­ una simbologia cósmica y compleja, hacia el jos aristócratas la cultura: con la burgue­ mundo de lo místico y lo esotérico, buscando sía comercial que era frecuentemente en este la iluminación definitiva la respuesta a plebeya, pero rica a fuerza de explota­ sus más intimas interrogantes. En una prime­ ción, no compartía nada. Sucedió ·ra instancia, las criaturas davilianas forman entonces lo que tenía que suceder: esas parte de un mundo descompuesto, deshuma­ dos clases se buscaron mutuamente por nizante e injusto. Luego se apartan de esta necesidad, juntaron sus debilidades y realidad tangible y se convierten en símbolos fundaron conjuntamente el partido de un acercamiento a las suprarrealidades del socialista. De este modo, fueron los ser y la conciencia. intelectuales los que prestaron su len­ Este proceso de evolución en la narrativa del guaje a los proletarios que aún no lo escritor cuencano nos permite establecer habían adquirido. Los años 30 y 40 fue­ ciertas conexiones entre el conjunto de su ron el escenario en el que transcurrió producción, y obras y períodos de nuestra esta alianza necesaria. (finajero S) literatura anteriores y posteriores a ella. La obra de César Dávila Andrade constituye así La década del 50, época que interesa muy un eslabón significativo entre dos momentos especialmente en este trabajo, es un periodo claramente identificables de nuestra literatura, de transición. Estos años fueron "el terreno como son el cuento de la Generación del 30 de disputa entre dos realismos: el social que y el cuento de los años 60. Para precisar los se lo veía ya agotado y declinante y el psico­ contextos temporales en la obra narrativa del lógico que, renovando el ejemplo de Pablo escritor cuencano, es necesario delinear, aun­ Palacio, empezaba a tentar caminos propios" que sea brevemente, la trayectoria de nuestro (Valdano 130). Económica y poüticamente relato en las décadas que aquí conciernen. este periodo fue muy positivo para las clases Escritores como Demetrio Aguilera Malta, pudientes, al igual que para la clase media que Enrique Gil Gilbcrt, Joaquín Gallegos Lara, mejoró notablemente su status. "El José de la Cuadra, Alfredo Pareja Diezcanse­ Ecuador", anota Tinajero, "empezó a gozar co (integrantes del "Grupo de Guayaquil"), de cierta abundancia . . que hizo lugar en la además de Jorge lca?.a, Ángel F. Rojas y mesa de los banquetes a esa clase media que Adalberto Ortiz, marcan el paso en los años al comenzar el siglo había sido casi tan débil 30 con un realismo social que convierte el como el proletariado. Por eso los intelectua­ .. quehacer literario en un instrumento de les, bien que conservaron la fraseologia socia­ denuncia de la brutal realidad de miseria y lista que les habla dado prestigio, se dieron explotación que viven el indígena y el montu­ modos para arreglarse con el sistema" bio. Este fenómeno puede entenderse, entre (finajero 6). Valga la excepción de César otras cosas, como un compromiso solidario Dávila para confirmar la regla. Se agrandó, adquirido por los intelectuales ante las clases además, la distancia entre estos grupos men­ marginadas. ¿Qué razones determinamn este cionados y las clases populares, cuyas filas se compromiso? Al respecto, el ensayista veían engrosadas considerablemente por el Fernando Tinajero sostiene: crecimiento de un amplio proletariado urba- 12

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" no. De ahi el abandono del lenguaje localista, un marcado sustrato alegórico. No se trata, y la preferencia por los espacios urbanos, en como en la generación anterior, de denunciar contraste con el entorno rural que enmarca el la violencia y la miseria en que se hallan sumi­ quehacer narrativo de los escritores del 30. dos los personajes, ofreciendo así una visión El surgimiento de una sociedad de consumo, fraccionada y maniqueísra de su realidad. fría e impersonal, el macabro eco de las gue­ Desde sus primeros relatos, César Dávila rras mundiales, desarrollo tecnológico, crisis trasciende Jos límites de lo puramente social: de valores, problemas económicos y repre­ recorre y explora esta esfera del vivir huma­ sión son algunos de los signos bajo los cuales no, pero como parte de un mundo de oscuros nace la década del 60, la misma que marca el y a veces extraños trasfondos que intuye a inicio de otra etapa del cuento ecuatoriano. A partir de los hechos más prosaicos de la reali­ diferencia de los narradores de la generación dad wtidiana. del 30 que creen conocer a profundidad una A medida que la narrativa daviliana va evolu­ realidad única e inalterable, para los escritores cionando, se va transformando también la de este período, la realidad es algo hermético, realidad que presenta. Los cuentos progresi­ huidizo, inclasiftcable y relativo, cuya forma vamente se apartan de lo crudo y tangible, y de expresión más apropiada es "desde el se hunden en un mundo metafísico que los punto de vista de una conciencia que si bien vuelve cada vez mas complejos y herméticos. es singular, también es anónima" (Valdano Los relatos se convierten en metáforas de 147). La realidad ya no es aquella explicable "otra" realidad, de esa que Dávila busca en el a partir de la ciencia y la razón; es una catego­ interior del ser humano. Sus propias interro­ ría donde se unen lo extraño y lo natural, lo gantes sobre la esencia de la vida y la muerte, insólito y lo cotidiano, lo fantástico y lo obje­ sobre el tiempo y sobre Dios se convierten en tivo, para presentarse ante nuestros ojos en los motores de una incansable búsqueda una dimensión más totalizadora que da testi­ expresada a través de alegorías y símbolos. monio de la realidad del ser humano desde Esta exploración en lo oculto dota a sus insospechadas perspectivas interiores. cuentos de un carácter esotérico y místico ¿Cómo cabe la obra de César Dávila Andrade que se posesiona de manera definitiva en los en este panorama? Sus primeros cuentos tie­ últimos relatos. Posiblemente buscando más nen un cierto parentesco con el realismo respuestas, Dávila se suicida en Caracas en social de la Generación del 30. Personajes mayo de 1967. humildes, ambientes sórdidos y crueles, situa­ El determinar las relaciones entre tiempos ciones crudas y dolorosas revelan tm hondo internos (tiempo de la historia y tiempo de la acercamiento a la problemática social, además escritura) y los tiempos externos (tiempo his­ de una marcada preocupación por la trágica tórico y tiempo del escritor) es muy impor­ sin~ación del hombre de nuestra tierra. Las tante si se quiere formular apreciaciones glo­ personas, los problemas y los lugares tienen bales sobre la obra de Dávila Andradc. En su una perfecta ubicación c11 nuestro co11texto clásico estudio sobre· García Márqucz, Mario ecuatoriano. La muerte del ídolo oscuro, por Vargas Uosa afirma: ejemplo, es un cuento que transcurre en nues­ tra setrania, dominada por la presencia de un los demonios de su vida son los temas sistema feudal que explota al indio: "El viejo de su obra. Los demonios: hechos, Gutiérrez le había ordenado: -Puedes reven­ personas, sueños mitos cuya presencia tar a los indios que quieras, Gómez. Pero ese o cuya ausencia, cuya vida o cuya muer­ piano debe estar aquí en cinco días ... ¡y sin te lo enemistaron con la realidad, se una lastimadura" (Dávila 2:123). grabaron con fuego en su memoria, se Este parentesco, sin embargo, es relativo. La convirtieron en los materiales de su narrativa daviliana aun desde sus inicios, tiene empresa de reedificación de la realidad, 13

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" y a los que tratará simultáneamente de narración es el tiempo real, el mismo tiempo recuperar y exorcizar, con las palabras y del escritor. La ignominia de un sistema que la fantasía, en el ejercicio de esa voca­ hace posible la existencia de un enorme estra­ ción que nació y se nutre de ellos ... (87). to social marginado es el demonio histórico que se conjura en este grupo de relatos, el Los cuentos de César Dávila son también el cual a su vez determina la intensidad de la ejercicio de una vocación alimentada por relación entre tiempos internos y externos en demonios, muchos de los cuales están relacio­ los comienzos de la narrativa daviliana .. nados con el tiempo, o mejor dicho, con lo~ En la década del 50, el crecimiento de un tiempos, porque son varios los que sustentan vasto proletariado urbano es una circunstan­ el trasfondo temporal de los relatos. cia determinante. La dura lucha por la super­ Es curioso que para establecer el "cuándo" de vivencia, el hacinamiento y la promiscuidad los cuentos, es decir, para ubicar el tiempo de generan lo que Dorfman llama "violencia .. la historia dentro del tiempo histórico o real, horizontal", es decir, aquella que surge "entre no sean fechas u otro tipo de indicios tempo­ seres que ocupan un mismo nivel existencial rales los que sitúan los relatos dentro del de desamparo y alienación" (9-40). En este tiempo real, sino más bien las huellas más o contexto, cualquier rasgo positivo en la exis­ menos tangibles de los procesos históricos y tencia de estos seres queda prácticamente sociales. Las distintas manifestaciones de lo anulado. Esta es otra linea temática de la obra que Ariel Dorfman denomina "violencia ver­ daviliana, otro demonio también relacionado tical", es decir, aquella ejercida por las clases con el tiempo histórico. La violencia que se dominantes, constituyen una línea temática refleja en un gran número de relatos brota que cohesiona los cuentos de la primera etapa entre seres desprotegidos y hacinados en un de la producción daviliana, y son el dato más mundo aplastante, el mismo mundo que significativo para una ubicación de los relatos Dávila vivió . Así, aunque los en el tiempo real. En cuanto al significado de relatos no presumen de históricos, pero sin la tempor:¡lidad evocada en los relatos, éstos embargo dejan entrever una historia entraña­ dejan entrever un proceso de exorcización de blemente ligada a las vivencias del autor. lo que Vargas Uosa llama "demonios históri• A medida que los demonios personales van cos", es decir, aquellos " . . . que comparte el entrando en posesión de la narrativa davilia­ deicida con su clase o grupo social, con su na, las relaciones con el tiempo exterior se nación o con la humanidad" (Vargas Uosa ven prácticamente anuladas. Al volcarse hacia 112). Son éstos los que determinan los temas lo metafísico e internarse en caminos que de los cuentos de la primera etapa de la cuen­ puedan conducir a las verdades esenciales del tística de César Dávila. Al autor le obsesiona ser, el universo de los cuentos se va liberando el hondo dramatismo de la existencia huma­ de cualquier atadura significativa con el na, en el cual la injusticia de las estructuras mundo histórico, y por ende, temporal. Las sociales jueea un papel preponderante. De ahí narraciones se desenvuelven en una tempora­ que el tiempo evocado en los primeros cuen­ lidad que no necesita de vinculaciones defini­ tos sea precisable, como dijimos, a partir de la das con lo real. Este rasgo confirma el carác­ realidad social que se refleja en ellos. Bajo la ter dominantemente visionario y simbólico premisa de que un texto mantiene relaciones de los relatos posteriores de Dávila, cuya pro­ de diferente intensidad con el tiempo real, es blemática es más bien "atemporal", es decir, decir, con el tiempo histórico en el cual se existe fuera del cronos -el tiempo susceptible supone que transcurren los acontecimientos, de medirse en un cierto orden lineal-, y está podemos afirmar que la intensidad de esta inmersa en el aion -el tiempo de lo infinito. relación en los primeros cuentos llega al Mientras que los seres de los primeros cuen­ punto máximo: el tiempo evocado en la tos se identifican en su condición de héroes

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" trágicos atados al sin sentido de la vida, aho­ humana se enfrenta a lo absoluto. Y así, gados por la crueldad del medio en el que mientras que los cuentos más volcados hacia viven, los personajes de los cuentos posterio­ los problemas de la vida terrena necesitan res denotan una transformación radical, y a aferrarse a ella como punto de referencia, los través de ellos se puede observar también el relatos que reflejan una conciencia humana proceso de evolución en la producción de enfrentada a incógnitas que yacen más aliá de este autor. En los cuentos escritos hacia el la materia tienden a localizarse en un espacio final de la década del 50, los sujetos siguen que simboliza el mundo como concepto siendo espectadores y víctimas pero ya no de genérico. La visión de Dávila se abre así la "realidad real" sino de vivencias y verdades desde el microcosmos de nuestra geografía metafísicas que se originan en los hondos ecuatoriana en un tiempo determinado de enigmas personales del autor. Los seres de nuestra historia hacia el macro-cosmos uni­ carne y hueso van poco a poco convirtiéndose versal donde el tiempo y el espado se diluyen en abstracciones inmersas en un tiempo que el uno en el otro. no puede registrarse en relojes y calendarios. Inclusive el medio geográfico de los cuentos se vuelve impreciso, es decir, se despoja de sus Obras citadas características individuales y pasa al plano de lo universal. Así, el héroe trágico atado al tiempo Dávila Andrade, César. "La muerte del ídolo de problemas sociales y realidades concretas oscuro". Obras CompletaJ. Dorfman, Ariel. cede su lugar al Hombre, con mayúsculas, Dorfman, Ariel. Imaginación y violencia en habitante de un aion sin principio ni fin. América. 2a. ed. Barcelona: Anagrama, 1972 "No hay novelistas que escriban sólo en fun­ Tinajero, Fernando. "La honestidad intelec­ ción de demonios personales o históricos", tual". Esquina 1.4: 4-7. sostiene Mario Vargas Llosa, ''todos se Vargas Llosa, Mario. García Márque'{; Historia nutren de ambos órdenes, todos hurtan en de un deicidio. Barcelona: Barral Eds., 1971. esas dos canteras"(113). En este sentido, en Valdano, Juan. "Panorama del cuento ecuato­ una primera instancia de la producción cuen­ riano: etapas, tendencias, estructuras, proce­ tistica de César Dávila, la intensa vinculación dimientos". Cultura 3 (1979): 115-150. de la ficción narrativa con el tiempo real pare­ ce subrayar la importancia de los demonios históricos. Su condición de intelectual en una época de compromiso solidario del arte con la realidad de las clases marginadas, unida a una extraordinaria sensibilidad, determinan que la obra daviliana no se escape de la reali­ dad del momento. Pero detrás de los conflic­ tos ele la "realidad real" que el autor campar·· te con su época y que saltan a la vista en los primeros cuentos, bulle una realidad interior que gradualmente va desplazando a la reali­ dad externa. El alejamiento de lo tangible •Y concreto es un acercamiento a los demonios personales, es decir, al interior de un tiempo que simboliza tedas las instancias de lo que el propio Dávila llama el "Omega eterno". He aquí la presencia de un tiempo que conjuga todos los momentos ep. que la conciencia 15

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" La ironía en Body Time, novela de Gabriela Alemán

Por Cecilia Mafia

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" escritora ecuatoriana Gabriela De los muchos temas de interés que tiene Alemán ha incursionado en varios Body Time, la ironía está presente desde el ini­ éneros literarios: artículos perio­ cio de la obra: Una sala llena de participantes L discicos, entrevistas, cuentos y tea­ para el evento anual de la Asociación de tro. Inicia su creación literaria con el libro de Hispanistas listos para escuchar al invitado literanu:a infantil En el país rosado (1995). especial, el famoso profesor Flores; personas Luego escribe las colecciones de cuentos haciendo llamadas para encontrarlo; la perio­ Maldito Corazón .(1996), Zoom (1997), y Fuga dista Travis esperando para entrevistarlo; y el permanente (2001) y la obra de teatro La acróba• profesor, tendido sin vida en su habitación ta del hambre (1997). En 2003 publica otro descansando "en paz, en la Ciudad de los libro de literatura infantil El libro azul y su pri­ MucHos, en New Or!cans" (13). mera novela, Body Time, la cual analizo a con­ La ironía en esta novela está presente tanto en tinuación. Además, la autora ha escrito varios el proceso investigativo de la protagonista, artículos críticos sobre cine. El manuscrito de coma en la caracterización de los personajes. su librd Cine en construcción, sobre la historia La periodista Travis se propone encontrar el del cine en el Ecuador, ganó el concurso con­ culpable de la muerte del profesor Flores, vocado por la Fundación del Cine Latinoa­ pero a medida en que su investigación se des­ mericano y la Universidad de Alcalá de arrolla, va descubriendo, junto con el lector, Henares en 2003. Estas dos instituciones pre­ la vida de su padre y por ende la vida pasada miarán a la autora con la publicación del libro. de ella misma: Gabriela Alemán tiene su Ph. D. en Cine y Literatura de la Universidad Tulane. Pero este caso era diferente, era su padre y La trama en Body Time desplaza al lector a las encontrar cualquier pista sobre su pasado calles festivas de New Orleans, donde el jazz, la descubriría a ella también. La ayudaría a la droga, el crimen y los cuerpos se juntan, en saber de dónde venía. Como hija de inmi~ un calor húmedo que "ahoga a cualquiera que grantes, perdida en una ciudad perdida no pueda respirar bajo el agua". La periodis­ (donde la gente llegaba deliberadamente a ta Rosa Travis se dispone a investigar la muer­ perderse), le hacía falta algo a qué agarrar~ te del famoso académico Justo Flores pero, se (88). irónicamente, en el proceso descubre con desilusión la vida verdadera de su padre. Las historias sobre la muerte de Justo Flores Detectamos también la ironia en la caracteriza­ y sobre la vida del padre de Rosa Travis, ción de los dos profesores universitarios Justo conocido como el capitáp, empiezan a entrete­ Flores y Carlos Hernández. Por ejemplo, el jersc cuando el Profesor Carlos Hernández intelectual y famoso profesor Flores resulta ser desde un bar ve que para un taxi. del cual dos drogadicto (178), ladrón (118, 167), var,o (131), hotnhrcs sacan a un tercero -el capitán--- total mujeriego (1 03), sádico (25, 132), y masoquista m en te borracho. Cuando Hcrnández solicita (2~) c¡uc abusa de su poder para explotar inte­ al dueño del bar que pida un taxi, éste le lectualmente a sus discípulas (147) y para satis­ muestra el taxi que todavía seguía afuera. .. facer sus fantasías sexuales con ellas (156). lntri.gado por el borracho, Hernáridez le pre­ Mediante un entretejido de tiempos y de perso­ gunta al taxista si lo conoce y el taxista, que najes, de una trama fragmentada en capítulos más tarde resulta ser el cuñado de Rosa (70), aparentemente sin orden, la novela muestra la le cuenta sobre la vida del borracho que aca~ debilidad (128) y el abuso (147) de los principa­ haba de dejar. Tanto Hcrnández como nos­ les personajes maswlinos, a la vez que mantie­ otros los lectores ignoramos en este punto de ne el suspenso en la búsqueda de la verdad, sea la novela (54-55) que se trata del padre de que ésta conduzca a la muerte del profesor Rosa. Esto descubrimos mucho más tarde Flores o a la vida del paclre de la protagonista. (87). La conexión de las dos historias es más 17

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" obvia cuando Hernández inocentemente le primera vez que Justo Flores aparece en la cuenta a Rosa sobre el "ex capitán ebrio y obra, mientras espera a Carlos Hemández en decrépito" (69), sin saber que éste es el padre el aeropuerto, los lectores nos damos cuenta de ell;t., con1entándole, "Uno creería que su del masoquismo de este personaje, quien trata familia se preocuparía por él" (69), lo cual de descubrir un tipo de dolor que le dé senti­ resulta irónico ya que Rosa vive con él y se do a su vida (24) y una manera de entretener­ dedica a cuidarlo. se matando mentalmente a las mujeres que se Al hablar de las historias, no me refiem sim­ hallan a su alrededor: plemente a la secuencia de eventos en un orden cronológico, sino a la "serie de aconte­ En la primera hora había matado a cator­ cimientos 'entrarnados' ... una 'tra1na', una ce ... y a un perro, que había tomado espe­ 'intriga': una historia 'con sentido, (Pimentel cial cuidado en torturar. Por cada gota que 21). Pimentel arguye que en la hútona hay una sentía descender por su rodilla, arrancaba preselección de acontecimientos, actores, una pezuña al animal, que entonces gemía lugares y tiempos (21). Gabtiela Alemán pre­ y luego lo lamía (24-25). senta las historias sobre la muerte de Justo Flores y sobre la vida del capitán seleccionan­ Al darse cuenta de que esta tortura imaginada do el orden (o desorden) de acontecimientos, no lo complacía suficientemente, el admirado de tal manera que involucra al lector a hacer y respetable profesor busca a su alrededor a una lectura de detective; es decir, a aclarar alguien que le pudiera responder sosteniendo sucesos misteriosos respecto a la muerte de la mirada. Encuentra a Mariana, la alumna de Justo o a la vida verdadera del capitán. Carlos Hernández, y continúa con su sádica Además de jugar con la complejidad de las imaginación: historias, Gabriela Alemán enriquece su obra con una variedad de narradores homodiegéti­ En tanto él la imaginó, mientras se aleja­ cos (Pimentel 137), que están involucrados en ba, vestida con un traje de lentejuelas, sus el mundo narrado, y que cuentan la historia a largas piernas descubiertas, oficiando ele través de diálogos, como en el caso de la con­ asistente en un acto de lanzadagas .... él versación entre el taxista Raúl y Rosa, y a tra­ la prendía contra la pared, sus piernas vés de un narrador heterodiegético (Pimentel ligeramente separadas -sus muslos supe­ 141) o narrador omnisciente. riores apenas rozándose, el espado sufi­ Como manifiesta Claudia Moncagatta, el ciente para que una mano húmeda en manejo del tiempo en la novela -la combina­ posición vertical pudiera atravesarlos con ción de la elipsis, la analepsis y la prolepsis­ cuidado-, sus brazos extendidos boca mantiene el snspenso y la intriga, pero a la vez abajo, mientras cada nuevo golpe seco permite que el lector recree en su 1ncntc "un del cuchillo, que pasaba raspando por el recuento completo del entretejido de lngarcs, aire, delineaba su cuerpo. (26) personas y acomccimicnros" (23). En cuanto a la irmúa en la caracteríz1lción ele Las fantasías sexuales excéntricas del los personajes, tanto el profesor Flores como Profesor Flores incluyen el abuso y la violen­ el capitán tienen en común el engaño. Estos cia. Al ver a Angeles Conde, otra estudiante dos personajes han logrado dar una imagen de Carlos Hernández, desnuda llorando de distinta ele lo que ellos verdaderamente son. humillación y rodeada de los articulas que El destacado profesor Flores, invitado espe­ Flores había comprado en la rienda de adul­ cial de la conferencia académica, irónicamen• tos, él le manifiesta fríamente: "Mientras siga­ te sólo se preocupa de comprar y consumir mos idealizando el deseo negaremos su rela­ sus drogas (80-81) y ele satisfacer sus apeten­ ción ambivalente con la violencia y el domi­ cias y fantasías sexuales (131-.32). Desde la nio" (157). Para Flores no existen los senti-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" mientas ni el respeto para el ser humano. Su Los denunciaron y el capitán, entonces meta es infligir el dolor en utros y en sí comerciante, tomó su decisión -sin con­ mismo y adquirir el placer, que es lo que sultar nuevamente a su esposa-. El pelo eventualmente lo lleva al suicidio: 'justo bus­ crecería, pensó, y· él volvería a buscarla caba algo a lo que pudiera llegar solo, sin cuando se hubieran olvidado de él y de ayuda de nadie. Un estado limite" (171). todo ese episodio. Uno se sacrificaría para El capitin, en cambio, es un ser aparentemen­ s"'lvar a los dos.. [Rosa] No pudo imagi­ te inofensivo, cuyo único vicio es ellicm. Sin narlo porque lo que vio Rosa fue a Eva, en embargo, a medida en que la investigación la calle. La imaginó bajando por la vereda sobre la muerte de Justo Piares se desarrolla, de todos los dias, que ya no era la de todos nos enteramos de la vida secreta del capitán, los días, porque ahora no era ella sino una de los maltratos a su joven esposa Celia, la pera de boxeo. La imaginó cuando se dio madre de Rosa (66), del otro hogar en París cuenta de que era inútil buscar tabacos y durante su juventud (67), de su irresponsabi­ volvió cnrriendo a casa entre el griterío de lidad como padre (66, 91) del contrabando la muchedumbre. Donde ya no encontró a desde Cuba y Panamá (93), de sus fantasías su marido. Que nunca volvió a buscarla. excéntricas con la prostituta Lnla que le Que comenzó una nueva vida y encontró recuerda de Eva (107-109), y de su vida como una nueva mujer. Que aprendió otro idio­ colaborador nazi en Francia durante la ocu­ ma (150-51). pación de Vichy (69, 150). La narración de las dos historias toma la Este acontecimiento nos hace ver que el capi­ forma de un rompecabezas. La investigación tán contrata a la prostituta Lula para revivir .. sobre la muerte de Flores se fragmenta para los momentos con Eva y de esta n1anera dar lugar a episodios misteriosos sobre la vida manejar su culpabilidad. También entende­ del capitán. La prostituta de pelo cortado a mos la reacción histérica del capitán cuando mate, que se acerca al capitán en el bar a ve a su hija Rosa rapada porque esto le reclamarle por no haberle pagado (82) apa­ recuerda de su acción cruel del pasado. rentemente no tiene mucha importancia. No Dijimos antes que los dos personajes que son es hasta más tarde que los lectores compren­ el blanco de la investigación de Rosa -el pro­ demos la función de este personaje (149-150). fesor Flores y el capitán- han engañado. Los Así mismo, no tiene mucho sentido el enfado dos han dado una apariencia distinta de lo histérico del capitán al ver a Rosa de niña con que son y los dos han guardado secretos. su pelo rapado: ".Mientras el capitán insultaba Otro factor que los aserreja y que conecta sus a tu madre repetía una y otra vez, les cheveux, historias es la relación con Lula, la prostinua. les chcvcux" (92). Con su cabeza rapada, ella le recuerda al capi­ Tampoco comprendemos la importancia del tán ele Eva y satisface así las fantasías de él. contenido ele la caja que el capitán guarda También a ella recurre Justo fortuitamente bajo su carr1a con r~cortcs de periódico en para saLisfaccr sus'· Üliltasias excéntrica~, ya francés del año 45, una navaja ele afeitar, un que su nombre estaba en la tarjeta que le die­ .. bucle de cabello, un trozo de disco de acetato ron aJusto en la tienda para adultos. y un lápiz labial (89). Sólo llegamos a com­ Los personajes masculinos en esta obra de prender la importancia de estos artículos más Gab riela Alemán son seres débiles. Justo tarde, cuando Rosa y los lectores nos entera­ Flores, por ejemplo, "uno de los hombre más mos, a través de la narración de Raúl, el taxis­ admirados del campo" (19) está controlado ta, de cómo el capital rapó a su mujer y la por la droga (80, 85) y otros vicios. A pesar de envió a comprar cigarrillos para que la detu­ la aparente destreza de Justo con el sexo vieran en París y él pudiera deshacerse de ella femenino, la autora, mediante el narrador, lo y finalmente huir: emp equeñecc aun después de muerto: 19

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Volvió al cuarto, observó que el afamado Rosa: la muerte de alguien sin verdadera académico no las traía todas consigo o, importancia le conduce a descubrir la verdad ¿esa era una de las características de la sobre la vida de su padre y sobre la suya ¡nuerte? Recordaba haber leído que los misma. De esta manera, Rosa no es sólo el órganos colapsan y tienden a retraerse sujeto -la agente de esta investigación- sino cuando se instala el rígor mortis (13). también el objeto de la misma, lo cual en sí resulta irónico. De la misma manera, d narrador omniscien­ A través de la trama de la obra, se puede te nos muestra la vulgaridad de Justo en el detectar un leitmotiv, que se concretiza en las episodio del restaurante, donde la comida, el palabras de la ex esposa de Carlos: "Ser hom­ sexo y la falta de higiene y de mod aJes se mez­ bre no es una condición dada sino un eifuerz.o diario", clan: el licor regado sobre el mantel, la una palabras que ella le dice a Carlos al finalizar la mano de Justo sosteniendo el tomate que relación con él, las cuales le parecen inocuas a chupaba mientras la otra se posaba "tosca­ él, pero recurren a su mente siempre (121). mente sobre la brecha que separaba el muslo Vemos en la obra que el éxito que los perso­ izquierdo de Angeles del derecho" (100-01). najes mascUlinos han tenido no se debe real­ Así mismo, la deshonestidad de Justo es obvia mente al esfuerzo por parte de ellos, sino a su cuando se roba el libro en la casa de Mariana condición de hombres. En ninguna parte de (118) y cuando paga por su droga a Fish con la novela se ve una razón contundente para la un cheque sin fondos (167). fama del profesor Flores. Por esto, resulta iró• Por otro lado, el profesor Carlos 1-Iernández nico que sea famoso. Lo que este personaje sólo puede ofrecer su desesperación (21, despierta en el lector es miedo por su sadis­ 120), su irresponsabilidad y su inseguridad mo y lástima por su drogadicción. A pesar de (128). Irónicamente ansía conve:rtirse en un que este éxito sin esfuerzo nos molesta a las hombre como el Profesor Flores (128) y ape­ mujeres, no nos sorprende. La mujer para lle­ nas lo conoce. También el padre de Rosa es gar a la posición del hombre muchas veces un viejo alcohólico (53) con un pasado tur­ tiene que hacer el doble del trabajo de ellos y bio. Sin embargo, cuando los personajes aún así no es reconocida. Valgan los ejemplos masculinos Justo y Carlos se juntan, manipu­ que da la crítica Cecilia Ansaldo respecto a la lan la conversación, dan poca importancia a representación literaria minúscula de las lo que Angeles dice y terminan jgnorándola mujeres en el Ecuador en comparación con la totalmente (98-99), a pesar de que es ella dc.los hombres (11). quien ayuda a Justo a revisar su ponencia, Hemos visto en este análisis del discurso yendo a la biblioteca y cotejando las citas con narrativo complejo de Body Time la ironía los textos (14 7). Resulta muy :irónico que tanto en el proceso investigativo de la prota­ Angeles ha>ra cambia el tema de su ponencia gonista como en la caracterización de los per­ (135), siguiendo la sugerencia de JLtsto, para sonajes. La investigación sobre la muer/e de qllc éste la lea y él ni siquiera se molesta en Flores lleva a Rosa a descubrir la ?Jida de su leer su propia ponencia. padre. También el famoso profesor universi­ " Al mirar la ir01Úa en la investigación de Rosa, tario, respetado y admirado pot sus colegas y que investigando sobre la muerte del droga­ sus estudiantes, resulta ser un hombre débil dicto !'lores, descubre la vida verdadera de su controlado por la droga y sus instintos maso­ padre, encontramos cierta analogía con las quistas y sádicos que eventualmente lo llevan palabras de Paú!, el novio de Mariana, ex-pro­ a la muerte. fesor universitario que se dedica a la lectura Gabriela Alemán, en el transcurso de esta del Tarot (valga esta ironia también): "A veces novela, incita al lector a verificar tiempos, per­ entre los desechos, solemos encontrar la ver­ sonajes y acontecimientos para llegar a la ver­ dad". Esto es lo que ocurre con el trabajo de dad. No obstante, no se trata únicamente de

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" una novela detectivesca, ya que irónicamente el enfoque de la investigación gira, yendo de lo externo a lo interno, de lo público a lo per­ sonal, transformando a la agente de la inves­ tigación en el objeto de la misma.

Obras citadas

Alemán, Gabriela. Botfy Time. Quito, Editorial Planeta del Ecuador, 2003. Ansaldo, Cecilia. Cuentan las mu¡'eres: Antología de narradoras ecuatorianas. Quito, Editorial Planeta del Ecuador, 2001. Moncagatta, Claudia. "Body Time". Eskeletra 1o (2004): 22-23. Pimentel, Luz Aurora. El relato m perspectiva: estudio de teoría narratitJa. México DF: Siglo veintiuno editores, 1998.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Acerca de Identidad y formas de lo ecuatoriano, de Juan Valdano

Por José Alberto de la Fuente

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" uan Valdano (Cuenca, 1940), cuentista, Audiencia de Quito, del barroco y el mundo nov. elista y ensayista ecuatoriano, dentro colonial, del despertar de la conciencia criolla de sus múltiples actividades académicas a través de la literatura de los desterrados; de y culturales, se ha dedicado a reflexio­ otros procesos literarios, de la nación y las nar y a contribuir con su país en políti• regiones o fragmentos de las literaturas regio­ Jcas culturales y en proponer una explicación nales y de las preguntas más acuciantes sobre de la historia del Ecuador basada en el méto­ la nación, su pasado y su presente. A través de do de las generaciones. Entre sus novelas de muchos pasajes, por su alto vuelo estilístico carácter histórico podemos nombrar Las hue­ que viene a confirmar la capacidad filosófica llas recogidas (1980), Anillos de serpiente (1998), de Valdano para abstraer la experiencia histó• Mientras llega el dfa (1990), El foego .Y la sombra rica, el ensayo se posesiona en las coordena­ (2001) y la novela corta sobre el tema de la das y en el estrado de los ya clásicos escritos migración de ecuatorianos hacia España La por Angel Rama, Antonio Cornejo Polar, men:oria_y los adioses (2006). Octavio Paz, Mario Benedctti, Eduardo El 14 dé marzo de 2006, estudiantes y acadé­ Galeano y otros ya consagrados por su con­ micos de la universidad Silva Henrlquez, tribución a la literatura, las ideas y al pensa­ tuvieron la oportunidad de escuchar su con­ miento latinoamericano. Se valora la ferencia sobre "Identidad y Cultura Andina", "América nuestra" desde la perspectiva de un en la cual se detuvo a compartir algunos con­ mundo por hacerse, encontrarse y desencon­ ceptos e ideas de su ensayo Identidad y for­ trarse en las peripecias y disputas entre los mas de lo ecuatoriano y de su discurso de distintos poderes que han agudizado el drama ingreso a la Academia Nacional de Historia el y banalizado la comedia social desde la Colina 5 de junio de 2003: Generaciones e ideologías en el hasta nuestros días. Tenientes, clérigos, políti• Ecuador, itinerario de una búsqueda y nuevas apro­ cos, oligarcas e indigenas, aparecen dentro y xúnaciones a un método histórico. Su propuesta de fuera del escenario maquillados con el lengua­ investigación no se puede fragmentar y je banoco del disimulo y de la insatisfacción. menos deshilvanar en pequeños retazos y Las cualidades de esta obra han concitado la motivos. Por el contrario, sus ideas se van atención y el interés de los lectores ecuatoria­ amalgamando en una dialéctica que nunca nos; en menos de cinco meses de haber sido pierde de vista a Ecuador en el contexto de editada ya va alcanzando su tercera edición. los países andinos y de la unidad en la diver­ Para Valdano, el pueblo de Ecuador más que sidad del proceso cultural latinoamericano. Su vivir una crisis de identidad, experimenta lugar de enunciación es "el país de la mitad", "una crisis de valores que nos están haciendo donde los rayos del sol caen perpendiculares olvidar lo que somos". En el ámbito político sobre los hombres y mujeres mestizas que pareciera pesar más lo emotivo que lo racio­ afanosamente sienten su destino en 1a concre­ nal, de ahí entonces que se comprenda por ción de la democracia, la justicia y la libertad. qué el fútbol une y la política separa. En la hn su te:sis) Ecuador aparece cotno un primera parte, se despejan una serie de inte­ mundo multiforme, heteróclito, multiétnico y rrogantes sobre la identidad, sentimiento de de ·profundos signos de tropicalidad. La iden­ pertenencia que vacila entre la adbÚión a una tidad nacional se concibe como un rasgo pattia, a una comunidad o a un terruño. El intangible y moral que incluye lo hispánico, ro descontento está siempre a flor de piel en el africano y lo nativo. contradictorio caminar del "llegar a ser" y de 1dentidad y formaJ" de lo ecuatori,mo, de manera responder satisfactoriamente a la cuestión del ágil, en un castellano que se deja leer con otro. Recurriendo a la metáfora del río hera­ agrado por su claridad, sencillez y precisión cliteano, el autor nos adelanta que las identi­ conceptual, da cuenta de la identidad y sus dades son procesos que nunca se detienen, ~ formas, de· la cultura ... y el poder en la que "vendrá otra generación que llegará con 23

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" otros criterios, con otras formas de ver el mídad. Sin duda alguna, la literatura contri­ mundo~ con otra hermenéutica y, sin duda, buirá al proceso de legitimación de la identi­ dará su respuesta, una propia y probablemen­ dad nacional desde su proceso de asimilación te distinta a ese mismo y eterno interrogante: y reconocimiento del mundo indigena por el el ¿quién somos?". Lo importante es estar realismo social (indigenista, criollista o afroe­ atentos a este problema existencial, político y cuatoriano). cultural que se viene a resolver en tanto se va Las dos últimas partes de Identidad y formas de madurando en la "conciencia de la propia lo ecuatoriano, se refieren a la nación como identidad", la cual se consigue al superar la interrogante, sus regiones "o fragmentos de ignorancia histórica y las cegueras cognitiv~s. un espejo roto" en el contexto de una histo­ Eximios intelectuales han contribuido a ello: ria más padecida que "hecha" por el pueblo el geógrafo Pedro Vicente Maldonado, el his­ indígena y mestizo. Desde fines del siglo toriador Juan de Velasco, el ensayista e histo­ XVIII, ha habido tres grandes propósitos: riador Juan Montalvo y los escritores costum­ "el proyecto de ser país, el proyecto de ser bristas de finales del XIX, José Modesto nación y el proyecto de ser cultura". La hete­ Espinosa, Juan León Mera, José Antonio rogeneidad nacional acentúa los particularis­ Campos, y sin duda los escritores vanguardis­ mos regionales y evita el sentido de unidad. tas de la década del treinta del siglo XX cono­ Finalmente, queda abierta la pregunta: cidos como el Grupo de Guayaquil. ¿Ecuador existe como nación? Valdano con­ La Conquista de Ecuador, cuya permanencia cluye su excelente trabajo a partir de las por siglos se asentó en el poder de la carencias reconocidas en el orden social: Audiencia de Quito, mantuvo el conflicto sin falta de opinión pública, falta de un carisma resolver porque el "encuentro de dos mun­ gubernativo que concilie el sentido de auto­ dOs" tuvo los efectos de un "encontronazo", ridad con el de participación ciudadana y . de un choque entre universos biológicos y falta de consistencia de la cultura nacional culturales distantes, "aunque la destrucción y traducida en el complejo de inferioridad. la violación que afrenta las sufrieron sólo los conquistados". Esto generó una acritud hui­ diza y perifrástica, el lenguaje barroco del disi­ mulo, de la sobrevivencia, del autoengaño y de la máscara trágica y festiva, grandilocuente y eufemística, el arte de esconderse como actitud de la ética del encubrimiento. Uno de los elementos de la esencia de la contradic­ ción barroca, de su paradoja: la negación que afirma, el encubrirse que descubre, el enga­ üarsc que t!csengaüa, el disfrazarse que camu­ fla la identidad. El conceptismo literario plas­ mó estas conductas en tonos rebuscados y oscuros, en el "abuso del hipérbaton, el alar­ de de ingenio que debía hacer el poeta para salir airoso de la prueba a la que le obligaban la retórica y el tema, por lo común, impues­ to". El despertar de la conciencia criolla comenzará con la expulsión de los jesuitas; a través de los consuelos que traerá la nueva poesía, poco a poco se irá superando la osten­ tación de lo .ajeno y el ocultamíento de la inti-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Entre la casualidad y el olvido: la peregrinación A medio decir, de Fernando Balseca Por Humberto E. Robles

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l haber literario de Borges cuenta asumimos, por incesantes mareas; 4) y, la con un relato titulado El I~11, rela­ palabra l 'IN. Amplio material hay allí para to que de alguna manera me pare­ intrigar al lector, para invitarlo a pensar sobre E ce apropiado, como punto de par­ el propósito de B;useca al haber escogido tida, para discutir el último poemario de dicho cuadro como ilustración para los cua­ Fernando Balseca: A medio decir (Quito: Seix renta poemas, de diferente factura, más la Barra!, 2003). De inmediato está la tapa -el ''Nota necesaria,, suerte de 'prólogo, que paratexto diría Gerard Gcnette- que ilustra 'e! junto con la ':Anotación final", suerte de epí• libro. Se trata de un cuadro. de I'rancisco logo, constituyen el volumen. La palabra Valverde, titulado Eterno fin (1991). Figuran "FIN", sin embargo, me remitió inevitable­ alli: 1) el mar; 2) tm automóvil -¿sin pasaje­ mente al texto de Borges, El Fin (así, con ros?, anegado o varado en ese mar, casi sin mayúsculas), donde resulta claro que el autor horizonte- automóvil de un color que alguna argentino proponía con el tirulo de su relato vez fue punzó; 3) una playa desértica, bañada, tani:D la acepción de objetivo como la de final, 25

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" meta que es comienzo y conclusión, sugirien­ mado de incertidumbres, y de que ese mundo do así un infinito, cíclico, recomenzar y aca­ poético suyo, con sus cuarenta poemas, se bar, un permanente, si se quiere, a medio decir. bifurcará en cinco apartados (1. "Antes de que Es dentro de esa premisa -premisa que nos ru nombre en el mundo se borre"; 2. "Mejor aproxima y nos aleja de la sabiduría plena, del si huyes de todas las lecciones de ciencias"; 3. dominio del verbo y del amor, que nos colo­ "La cosecha del hombre en este hogar de ca en la interminable zozobra del ser y el estar paso"; 4. ''Ni se k ve el comienzo ni el fin se y de la epistemología- que habría que leer el le vislumbra"; 5. ''Acertijo que nunca tú y yo sugerente poemario de Balseca. Poemario descifraremos'') basta llegar a la "Anotación pensado y recapacitado hasta el detalle, que final", suerte de réquiem que no es sino un prorrumpe en lo axiomático, y que bien reclamo y un rescate de la memoria frente al podría ·engañarnos con su aparente sencillez. olvido, de la letra frente al silencio, reclamo de Un lector riguroso descubrirá con admira­ eros frente a thanatos. Y por esa vía, a fin de ción, sin embargo, el gran esfuerzo creativo cuentas, el triunfo de la amistad, del amor, de que tiene a mano: el horizonte poético, la la poesía, y del vivir. intensidad de los sentimientos que provoca, El arte del aforismo es el arte de lo axiomáti­ las cualidades aforísticas del verso, la pericia co y proverbial, es llegar a la frase precisa que, literaria con la que se maneja la estructura del no obstante, estalla en signos y significados. libro, y el ritmo que se impone en ese lector, Cosechar frases de cada uno de los cinco sen­ invitándolo a la relectura. deros que comprenden el poemario podría La aludida "Nota necesaria", firmada dizque ser una tarea ociosa, pero estimo que sólo así por un "presunto" Marrín Kowalewski, bió• alcanzamos a pensar y sentir en su totalidad el logo, sesudo estudioso de primates, descorre esfuerzo del viaje y peregrinación ontológicos . el marco del poemario. Allí reconocemos de Balseca . ecos de Giidel y Heinsenberg, del desbaratar­ "Antes de que tu nombre se borre" es un se del principio de causa en las ciencias y del canto erótico, vital, a la presencia de la ausen­ vuelco hacia la casualidad, las contingencias y cia de la amada, sea ésta real o inventada. la epifanía que tanto han afectado el pensar y Imaginamos una peregrinación que va desde el pensamiento no sólo científico del siglo el primordial encuentro entre dos hasta la que acaba de culminar. Ese "prologuista", memoria y el recuerdo del sujeto. La amada quiérasclo o no, en su nota introductoria nos arriba con su "voz de limo ganando orillas entrega "algo fraguado a la manera de un recién emergidas después del cataclismo'; el recurso literario" (1 0-11) en que el lector y el amado deviene "hoja amarillenta que se vence autor, la realidad y la imaginación, el arte y la a sí misma [que] es el retrato de [su] propio ciencia, la certeza y la invención, el verbo y el acontecer" (17-18). Estremecimiento que silencio parecieran confundirse bajo eltnanto compagina vida y muerte, principio y fin, de la interpretación, produciendo la "sensa­ estremecimiento en que la terca llama del ción de que algo no e;c;tá en orden", ni siquic~­ vivir pretende vencer la misma esencia del ra en el amor (12). Un lector atento, por ende, devenir. La voz poética nos lleva por los veri­ no desiste en ver el recurso literario del cuetos de su peregrinación amorosa hacia un esfuerzo que se plantea, no acepta la presun­ mundo sin geografía y sin tiempo aparentes, ta certeza, paradoja del medio decir, ni la mundo de "nieve que quema", de anhelos que ingrata presencia de Roland Barthes en cuan­ sin éxito buscan "paralizar el giro inesperado to a eso "de que el autor no está, que ha de­ del objeto que rueda para siempre" (19). saparecido". Mundo en que la emoción y el verbo ya no La única certeza (otra paradoja) será lo opues­ coinciden, mujer que se impone como "pre­ to, de que el autor está, de que el autor es, de sencia que para ser hablada exige otro diccio­ que el autor nos va a entregar su mundo col- nario" (21). 26

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Nos adentramos con ella y con su amado en deseo, deseo de "desarmar el juguete que no el mundo de lo cotidiano y de lo elemental tuve', deseo y necesidad de "dar ... , una y otra donde la voz del hablante sólo puede decir vez" con la "mujer inexistente" (32-33). que se ve "cubierto por un vaivén de ritmo Por eso mismo la voz poética suplica a esa inusitado como la fatiga del desierto zaherido mujer la negación del deseo; en esa negación por una súbita humedad del suelo", y eso por­ yace la seducción de la búsqueda, seducción que, como dice, "sucede que una mujer me que se ubica en ese fiel entre la desesperación retiene en su tina de baño" (23-24). De lo ínti• y el deleite a la vez: ''Niégate gozosa y deleita mo y elemental pasamos al espacio callejero, mi desesperación" (35). Desesperación que el moderno y metropolitano, donde la amada va hablante entiende es el destino; búsqueda que por las rúas provocando emociones y des­ culminará en la nada, pero que cuyo absurdo afiando piropos: "Los viandantes se petrifican cons timyc la única certeza ante ese otro cata­ en su intento de 1 archivar en una imagen 1 el clismo que es el morir, "la certeza de acariciar continuo del tiempo que sustraes y que sólo tú el estallido de un 1 secreto acariciado"(37). 1 congelas" . La voz poética, la voz del amado, En el fondo está el engaño del vivir con los vencido, declara "esa ciudad es mi enemiga diseños, formas, órdenes y lenguajes imagina­ pues te 1 retiene lejos de mí" (25-26). Vencido, dos por este y aquel hacedor que acaba en la el amante reconoce: "'Te nombro mía y por paradoja de ser nada más y nada menos que ello no te tendré mmca" (27). un conquistador ... conquistado (39). Por eso La salida es la fantasía, el harén de la imagina­ mismo, al final de este apartado, nos queda­ ción que lo llevará "de viaje por 1 el desierto mos frente a Helena, cual ante aquella Venus sin sentir sed" (28), harén en el que sólo hay de Mllo cuyo abrazo imposible buscaba el una mujer a la que el amante se entrega cual poeta, abrazo que empedernido y terco sigue esclavo. El siguiente paso es el que da la voz buscando el ontológico ser: "por qué me poética a lo largo de sus experiencias planeta­ duele tanto verte 1 si no te he tocado todavía, rias, experiencias no compartidas con la 1 si ni siquiera recuerdo 1 haberte besado amada, experiencias que lo llevan desde alguna vez" (40). Entre el vivir y el morir, Sacsaywaman hasta Cotocollao, desde Casco! entre el principio y el fin, sólo queda la certe­ .. a Manhattan y desde Marraqucch al barrio del za de lo imaginado, la certeza de lo inasible, la Centenario, experiencias que lo llevan a con­ certeza de la falta de un Diccionario, la certe­ jeturar que Ptolomeo hubiera encontrado un za de que todo está a medio decir. lugar en su sistema para Hella". Y acaso, vale El siguiente apartado, "Mejor si huyes de imaginar, hasta en un análogo epicentro todas las lecciones de ciencias", agrupa siete donde su pensamiento, por centurias, colocó momentos. No es de ca~o detallarlo con igual a la terra nostra. Nuevas experiencias y nuevas minucia que el anterior. Sólo quepa decir que ciencias, en plural, transforn1aron a nuestro un hombre del trópico se maravilla y se llena astro de eje en planeta: en eso, y nada más. ele interrogantes ante las múltiples geografías, 1\sc viaje planetario prosigue hacia el rewer­ palacla.-es, teorías, sinscntidos, éticas, tiempos, Jo y la memoria, dos cosas distintas. La tnetafíslcas, destierros, entierros, vidas, ni.uer­ memoria precisa, recupera, y va desde el viejo tes, espacios siderales, génesis, hetatombes y San Juan hasta Mi ami, haciendo escala en culturas que visita. 'Todo lo anterior es parte alguna loma llamada Urdcsa o en alguna ciu­ del mundo ahtracto de la voz poética. dadela nombrada Kennedy. En el fondo de M'mdo de conceptos, de tratados y de ideas ese recorrido, sin embargo, está San Jacinto y que han pasado desde Ptolomeo hasta la consecuente melancolía de no haber solta­ Copérnico y Gahleo y Newton, y Einstein y do "las amarras para no volver" de allí. Giidel y Hcisenberg, y etc. y cte. organizando Ahora sólo quedan el medio decir y el eterno y reorganizando el universo, tratando de y superreal conflicto ~ntre la realidad y el imponer taxonomías, de conformarlo, de 27

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" entenderlo, de explicarlo, de soñarlo, más "Irene". Una lectura feminista r:edamara el siempre borrando y volviendo a escribirlo, ya exceso del cuidado, del sentido de admoni­ en el aire o en el folio, haciendo de la historia ción, que pareciera rezumar, e.g., de estos ver­ humana un constante palimpsesto y un cons­ sos: "Cuídate del cangrejo, niña, no del sabro­ tante' devenir que es "deleite", ndesespera­ so animal que corre de lado por la 1 playa, 1 ción'', "secreto acariciado", ... que es, en suma, guárdate de aquel que asecha en lo profundo la vida: "lo mejor que se ha inventado" (según de la 1 sangre 1 incrustado entre la informa­ el decir de un veterano y terco personaje de ción genética" (61-63). Yo me inclino a creer García Márquez). que la admonición es hacia eso de perder el La verdadera esencia de esa voz poética, de su sentido de eje y proa que el poeta lamenta ser, el verdadero rescate y el triunfo del haber perdido en sí. Eso, sin embargo, ya es mismo frente al morir y el medio decir se pro­ otra cosa. Lo cierto es que estos dos poemas, nuncia en el que es para mí el más conmove­ y me reitero, están entre los más auténtica­ dor y el más auténtico de los apartados del mente sentidos del poemario. libro de Balseca: "La cosecha del hombre en Diecisiete poemas en prosa que introducen este hogar de paso". Apenas dos poemas lo otro ritmo en el poemario y que se enfocan comprenden. Al menos uno de ellos, a mi ver, en la búsqueda de una poética constituyen ya es digno de entrar en las antologías, al "Ni se le ve el comienzo ni el fin se le vislum­ menos en las de la poesía ecuatoriana. Me bra", el siguiente apartado. Para el suscrito refiero al primero, dedicado a Diego. No esta es la parte menos lograda del volumen. Y viene al caso el arranque de la inspiración. Sí eso quizás porque es la más obviamente pen­ la carga emotiva que se vuelca sobre el obje­ sada y teorizada, destinada a acabar borrada y to de la misma. La elegía y la alocución, el borrándose como todas las teorías habidas y lamento y la oración, apuntalan el fervor de por háber. Un constante recomenzar en bús­ amor que se vuelca sobre Diego. Aquí no hay queda de una definición de lo que es la litera­ nada a medio decir. Aquí estamos ante la tura tortura el cotidiano meditar y poetiza de cosecha de lo que es el vivir: el amor y el la voz poética, valga la redundancia, y acaso .. saber amar. La fina sensibilidad de la voz fatiguen al lector. Valga una analogía respecto poética, sin melodrama, hacen de ese amor a nuestro reparo. Recuerdo, y espero que la tUl axioma tras otro, una frase lapidaria tras memoria no me falle, que un presunto alum­ otra. Valgan unos cuantos ejemplos, sin no le preguntó a aquel don Juan de Mairena comentario: "Que te quiero decir joven brio­ acerca de cómo transformar en poesía una so que corres hacia la 1 colina. 1 No estuve a frase como esta: "Los asuntos consuetudina­ tu lado en el arduo aprendizaje de la 1 bicicle­ rios de la vida diaria". El portavoz de ta, 1 el equilibrio una primera validación de la Antonio Machado optó en su respuesta por 1 existencia". El lamento y el consejo del lo sencillo y elemental: "Algo pasa por la rúa". padre se acumulan. Culminan en la acepta­ Eslimo que Balscca se excede en abstraccio­ ción de que cada vida, incluso la del vástago, nes en su atormentada búsqueda. ¿Acaso una emprende por nuevas pautas y senderos. No parodia? No obstante, y aun así, para la cose­ " hay Prometeos: "visité al médico para hacerle cha del lector, para su participación en eso preguntas sobre tu 1 crecimiento, 1 pero no de ir "en pos de lo indecible" (70) son sufi­ fue necesario porque me descubriste una 1 cientes, más que suficientes, frases alusivas isla distinta 1 aquel día abierto de preguntas y como la ya citada. O como las que rezan a plagado de miradas 1 sin respuestas". El continuación, frases que nos persuaden e motivo clave de todo el poemario está en esas incitan con su provocativo a medio decir: dos últimas palabras. No menos poderoso, "Escribo porque no te tengo" (72) o "El len­ sin embargo, si bien más cargado de paterna­ guaje ya estaba allí: nuestra llegada es la arbi­ lismo, un decir, es el poema dedicado a traria" (82); o, incluso, "la poesía es el verda- 28

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" clero acontecimiento para desaparecer" (83). no mayor que el que se da en la memoria que Prases todas que nos invitan a escribir en el uno tiene de los otros y en los otros. Por eso, aire de la imaginación. el ver dad ero o imaginado Kowalewski vive en Sigue la peregrinación de Balseca con el apar­ Balse ca y Balseca en Kowalewski. El uno y el tado "Acertijo que tú y yo nunca descifrare­ otro se han regalado poesía. Quizás el más mos". Y se entiende que así sea. La literatura grande mensaje de A medio decir radique en y la poesía ya nos habían colocado en el hori­ eso de que sólo un automóvil sin pasajeros, zonte de las adivinanzas. Ya habíamos entra­ careo mido por el tiempo, puede declarar el do, por medio de repeticiones y variantes en FlN. El pocmario de Balseca es una negación torno al tema, en el resbaladizo terreno del de la tapa que ilustra el volumen. Su palabra absurdo. La literatura y la poesía no son más llega acompañada de una suma de viajeros. Si que un atrio a un interrogante mayor: el infi­ el lector lo duda, sugiero que haga un inven­ nito e impreciso horizonte de la vida misma. tario de la cifra de nombres que pueblan los El tríptico que comprende esta sección va a últim()s tres folios del libro (91-93), donde, hacer del arte, de la partitura que tenemos a la dicho sea, no hay nadie A medio decir. mano y que desciframos, quiéralo o no la voz Fernando Balseca nos ha regalado poesía. Su poética, una defensa contra ese absurdo. La libro tbrún él, "la certe7.a de que el autor no está, lit que ha desaparecido". Vaya "certeza". Por el ~ otro, en la "Anotación final", suerte de epílo• ('.1• go, constatamos que lo que perdura y quienes ~ perduran lo hacen gracias al verbo, gracias,a 1J la memoria, gracias a la letra, gracias al poeta, lu pequeño hacedor rodeado "de gente, de vida [.!¡

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" la aventura de ser lván ñate Por Krystyna Rodowska

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" refiero pensar y hablar del universo permite asomarse al "más allá" de las palabras, poético de Iván Oñate, más bien, forzar los limites del conocimiento. que de su poesía. Al recorrer Jos pai~ A la luz de estas observaciones primarias, La sajes despiadados del poeta ecuato­ Frontera se revela como uno de los poemas riano, dejándome llevar por los ritmos aluci­ emblemáticos de Iván Oñatc. El término nantes de sus estructuras verbales, no pude mismo ele la frontera, de "al límite de todo", tcsistir a una impresión, cada vez más impo­ evoca los estados de conciencia limítrofes, en nente: por aqui no se trata sólo de poesía. No los cuales el poeta encuentra su identidad se trata del saber confeccionar los versos profunda. Llegar hasta la frontera de lo cono­ impecables, aunque no cabe la menor duda, cido, empuja a dar un paso en el vacío, saltar 'lue Oñate conoce perfectamente todos los en el terror desnudo del clesrino, que en un arcanos del hacer poético; es un hacedor que instante de suprema lucidez, dejará ver su domina el inicio del poema, cuida su desplie­ rostro, oculto hasta entonces. Un rostro con gue o expansión, para culminar con un final rasgos, que teníamos la ilusión ele conocer, y estremecedor y a la vez sobrio. que nos acompañaba desde siempre. Pues el "Yo que del mundo /hice un paisaje reseco y enigma de la vida y Je la muerte, del amor, adverso", adviene el poeta, subrayando el estaría inscrito en cada célula de nuestro ser, mismo la singularidad de su visión de la reali­ en cada paso, que damos a tientas, bajo el dic­ dad. Efectivamente, el autor de Anatomía del tado, aparentemente caprichoso, del azar. JJCICÍo, de la Nada sagrada, entre otros, pertenece Todos los poemas de Oñate se caracterizan a estos pocos y raros espíritus, cuya manera de por el tono confesional, como si el autor .rer a través la escritura, se deja reconocer casi quisiera firmar con su propia sangre el inmediatamente. Es de Oñate la tonalidad memorial de sus luchas íntimas con las \c'ncbrosa de los paisajes metafóricos del "fronteras". Y sin embargo, este tono grave "país en ruinas", evocados a lo largo de su y contenido, ele alguien, que se enfrenta con obra poética, con su mugre y descomposición, sus p:topios abismos, nos concierne a todos, con el miedo y la agresión latentes, donde el yo sus lectores. Del universo cruel y sin embar­ del poema, acusador y culpable, narcisista y go tierno de Iván Oñate nadie saldrá indem­ 0olidario con otros "enjauladosH en una vida ne. Ba.,ta con "abrir los oídos", en el sentido llena de rutinas, se encarna en fantasmas y bíblico de estas palabras, cuando se escucha ftguras del Destino, que acecha a todos, desde la alucinante letanía del poeta al dios adentro más que del exterior. Todo flota en el acaído", "sin recutsQs" de un Nietzsche, un ambiente de misterio intrinscco, de naturaleza dios '"ateo", convocado, con ardor de deses­ ontológica y epistemológica, que sacude los peración, a vencer el estado de agonía. Pues lfmites verbales del poema. Las palabras juegan la "caída" de este dios, ~egún sugiere el títu• enn ambigüedad, con paradojas y reticencias, lo de uno de los mejores poemas de Oñate, creando una especie de niebla setnántica, invoca, a través de la negación apasionada, la cobabitanclo con efectos de amplificación, de insistencia de lo sagrado en Jos rincones más donde sobresalen los signos del mundo rcco­ desilusionados del aJma humano. IIOCible : las "negras bodegas qne cruzan el Olvidémonos de las consolaciones fáciles, de océano'', "los. prosttbulos desesperados" , las imágenes hermosas y alentadoras. No hay "charcos de humo y sangre" que habia dejado que buscarlos en la obra de este poeta, con­ una guerra sin características locales,'' esa qu,e sumido por la pásión de ser. En su laberinto les sucede a lo.s otros, allá/ en el futuro o en de tinieblas que sirven de fondo a los relám­ libros de historia/ la misma que nos afrenta en pagos de revelación, tejido de paradojas, se las calles/ en las camas". añora al Ángel, que sin embargo, le permane­ 1\1 poeta suele recurrir a las téénicas orúricas de cerá "ajeno". "Atrapado/ en el supremo ins­ dinamizar sus "países de las tinieblas", pues el tante/de la eternidad, traspasado/ por su mnbiente del sueño (figura estilistica funda­ ausencia", se agita alli este animal metafísico mental en la obra de Oñate), de pesadilla, le insomne: Iván Oñate. 31

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Poéticas de la justicia en La casa del furor, de lván Carvajal 1

Por David G. Barreta

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Pero todo lo excelso es fati difícil coma raro furor" el que nos abra el sendero por el que Spinoza tanto las tentativas de Carvajal, como las núas, acaso intentarán elucubrar algo de lo que se ha ué necesidad, qué urgencia propuesto. Así, serán los versos inaugurales los @ o qué angustia puede cxis- que nos entreguen la primera punta del ovillo cir en un poeta y en su por la que entrar al dédalo. Dice la voz lirica: poetizar para que, en "He de saberme bárbaro / instintivo" (I 1-2), Qpleno siglo XXI, esgrima dejándonos conocer, desde un inicio, que unc nuevo lance para el, al parecer, insaciable quien habla es el propio Minotauro que se mito del Mino tauro? ¿Qué se oculta tras la comprende y se percibe como un ser bárbaro e piel de este temible animal, con su híbrido instintivo, es decir, se sabe, en primer lugar, en linaje bovino y humano, para que un poeta la periferia de lo civil, de la civilización y, en como el ecuatoriano Iván Carvajal (San segundo lugar, en la orilla opuesta a la razón. Gabriel, 1948), lleve una vez más la fracturada Pero bien podría quedar esto como un mero y binaria voz de este corpóreo hombre con aptmte de lectura si no fuera por el entramado rostro de toro a errar por el laberinto? Y será que Carvajal nos da cuando caemos en cuenta sólo al desentrañar estas simples preguntas - que aquello inscrito en apenas dos versos preguntas nacidas en la impetuosa lectura a la cobra una fúerza inesperada al abrirse la que invita el poeta- que se podrá desenvol­ segunda parte del poema: ver la madeja de hallazgos que La casa del foror (2004) ofrece, al mismo tiempo que se logrará Ah, mi ciudad alcanzar el verdadero rostro que se oculta tras siempre cerrada la ira y el furor del, a decir de Ovidio, tan sólida en su odio contra el hijo Monstruo (VIII156). Sabemos nosotros, gra­ cias al gramático griego Apolodoro, que el no deseado Minotauro fue engendrado debido a la ira de para ella mi canto Posición que, ante la falta de sacrificio de un este mugido toro ofrecido anteriormente por el rey Minos y mi orina musical que cae de Creta, enloqueció de amor a la esposa de por los graderios que van hacia las dársenas éste, Pasifae, incitándola a yacer junto al ani­ (II 1-8) mal. Producto de este pasional encuentro fue el 1\finotauro: rostro de toro, cuerpo de hom­ Dos elementos destacan en estos escasos bre, quien después de concebido fue encerra­ ocho versos, dos elem~ntos estrechamente do en el laberinto creado por Dédalo (III 1). trabados uno con otro. El primero será la Pero Carvajal, en esta versión de su casa de voluntad de reclamo que desde. la voz del Asterión, más allá de rendir homenaje a una Minotauro recibe la ciudad y, en segundo inmensa tradición que le antecede, propone su lugar, la persistencia en sus palabras de una propia relación de hechos en la que el milo necesidad de canto";· de música, de mugido cobra inusitadas connotaciones éticas que le que imprimen, desde ya, una vaga idea del da nuevos bríos y le lleva por nuevos alcances. poetizar. La primera parte del argumento me Su preocupación, de esta manera, sobrepasa el permitirá partir con los puntos neurálgicos mero catálogo y herencia literarios y le aproxi­ de mi análisis que, gracias a estos versos, rna, más bien, a una postura donde el poema dejan vislumbra!" una comparación entre el es reclamo de una ética amparada bajo el !\finotauro y la Poesía. Para esto será necesa­ brazo de la Poesía que, en hospitalario gesto, rio empezar con el establecimiento del hori­ se da como casa del Yo y del Otto y, gracias a zonte donde los dos coinciden y desde esto, como locus del porvenir de la Justicia. donde se verá hasta qué punto esta igualdad Pero dejemos que sea el.- poema "La casa del se cumple, o no.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Imprescindible será, entonces, alzar el ancla da, en siglos más recientes-como su eje y desde un puerto que es ya un lugar común: amo. Sin embargo, y pese a la voluntad de Platón y La República, libro décimo. En este exclusión y expulsión que tiene la ciudad en tratado, piedra angular del pensamiento pla­ contra del Minotauro y de la Poesía, estos dos tónico, se encuentra la suma de una preocu­ subsisten, y en su empeño vivificante y sub­ pación filosófica que nos ha acompañado por versivo radica, precisamente, uno de los ele­ ya casi veinticuatro siglos y que se puede resu­ mentos qne los iguala. Revisando, entonces, mir en una acción: la expulsión de la Poesía nuevamente el segmento segundo del poema de la dudad filosófica2• Este destierro es wna de Carvajal, podemos darnos cuenta que forzosa necesidad, a decir de Platón, por la cuando el Minotauro babia, quien también contraposición que existe entre la Poesía y la está enunciando su queja y juicio es la Poesía, razón filosófica porque, según afirma el filó• hija ésta a su vez de un animal oculto-las sofo, si se admite a "la musa placentera en pasiones, el toro-y de un cuerpo humano­ cantos o en poemas, reinarán en ~a] ciudad el la razón, Pasifae- lo que, de acuerdo a la placer y el dolor en vez de la ley y de aquel filósofa María Zarnbrano, podríamos deno­ razonamiento que en cada caso parezca mejor minar como razón o conocimiento poético a la comunidad" (607a). No creo que sea (Pensamimto y poesía 75)3. necesario repetir la alocución de Sócrates aquí Una vez señalada la equivalencia entre el inscrita, pero sí ;_Jateceria necesario insistir en Minotauro y la Poesía en donde tanto el pen­ la tesis platónica que ve en la Poesía el riesgo samiento--Le. la razón--como el sentir-i.e. y la posibilidad de que la razón sucumba bajo las pasiones-coexisten, como nos dice el efecto de descontrol que la Poesía tendría Zambrano, "sin que sea a costa·de que se pier­ en el alma del individuo que, embebido por dan el uno en el otro o de que se anulen" estas placenteras y dolorosas pasiones, puede (Claros del bosque 14), podemos a continuación dejar de lado las leyes y las razones civiles. volver al tema que dejamos anteriormente Curiosamente, ésta también podría ser la des­ inconcluso y que se refería a la necesidad que cripción que del Minotauro nos estaría en la figura del Minotauro encontramos por el haciendo Platón cuando sabemos que el canto, la música y el mugido, sustantivos que monstruo, como la Poesía, al presentarse nos suscriben al campo semántico de la voz y, como un elemento que rompe las categorías asimismo, del quehacer poético. Este poetizar racionales de lo que puede, o no, ser un indi­ que el Minotauro reclama no es, empero, una viduo y un animal, podría incitar a poner en mera labor de agonía y desolación: no es el tela de juicio aquellos razonamientos-aque­ suyo un grito ahogado ni un alarido proferido llas ideas platónicas de la verdad--que le al vacío. Este canto, esta música y este mugi­ pare7-can mejor a la comunidad, para parafra­ do manifiestan, por el contrario, una enuncia­ sear al filósofo. El Minotauro, de esta suerte, ción que revela una idea de presencia y agen­ correrá con el mismo destino que la Poesía cia, es decir, de existencia. No hay que olvidar, para Platón, y, por ello, será relegado a un corno sugiere Martin Heidegger, que es a tra·· espacio periférico y aislado de la ciudad: un vés de la articulación verbal que el ser se mani­ hostil y ciego laberinto donde nadie puede fiesta y se da en el mundo (139). En otras pala­ salir, a no ser por Teseo que, gracias a la inge­ bras, que es a través del decir, del enunciar, del niosa mano de Ariadna, supo encontrar la proclamar al mundo y en el mundo como el salida después de acabar con la vida de la bes­ ser se 111anifiesta }~ en consecuencia, cs. Mas, tia. La Poesía, por su lado, está condenada la voz lírica en el poema de Carvajal, además por Platón a vagar por los lindes, por los de enunciar su existencia, la comprueba en el extramuros, por los confmes de la ciudad por retrato que le ofrece la figura de un tú incluido representar un peligro para un status quo que en el texto: "elevo el mugido 1 que tú escucha­ tiene a la razón filosófica--cienrífica e ilustra- rás 1 tan a lo lejos" 01 2-4), o, "allá te encon- 34

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" trarán en su cruel simplicidad 1 mi mugido y Los dos versos últimos de la octava sección mi pregunta 1 a ti 1 cualquiera 1 el Elegido" (V nos ayudarán a precisar con más detenimien­ 17-21). En ese sentido, la voz poética además to la idea esbozada. Dice el Minotauro: de erigirse a través de su proclamación, lo hace "siempre al fin doblaría el testuz 1 bajo tu gracias a la presencia de tma segunda persona espada" (8-9), afirmando, con esto, que el tú, en la que el guiño de reclamo tiene, o debería el siempre Otro, al final vencerá sobre el cuer­ tener, eco y respuesta. po amansado de la bestia que se entregará al Pero la presencia de este tú, de este otro, más frío filo de la espada. Pero no es ésta una allá de servir únicamente como elemento lirico entrega de resignación ante el destino que se en el que la voz del Minotauro pretende hallar muestra inclemente, sino, tnás bien, es una correspondencia e interlocución, nos permite suruisión del Minotauro que se convierte en observar la exigencia de ética y justicia que sub­ reclamo de existencia porque el tú (el Otro, yace en el poema y que, como arquetipo, nos Teseo, el lector, cualquiera, el Elegido) es-y abre la posibilidad de ver en la Poesía tal pre­ he ahí su egoísmo y falta de caridad--con la tensión. ' Dos serán los momentos en "La casa destrucción y reducción del Minotauro, de la del furor" que nos servirán para percatarnos de Poesía. Una explicación más detallada del estas ideas. El primero es la sección octava: argumento se hace imprescindible, pero para ello será también ineludible percibir un rasgo Mi mugido afín a la poesía y a la justicia y que es la idea te atrae hacia mi esquina de la belleza. La relación entre estos elemen­ tú y yo sabemos el final del juego tos tendrá, a su vez, dos pensadores en los jugamos nuestros papeles que me apoyaré brevemente para poder des­ y aunque yo tuviese mejor estratagema envolver la urdimbre de tui argumento. que bufar hasta el cansancio La primera es Elaine Scarry, quien en su y guiarte a mi guarida sugestivo texto S obre la belleza y del ser justo siempre al fin doblaría el testuz (1999), sostiene que la belleza4 y la justicia bajo tu espada (1-9) atienden al mismo objetivo porque los dos dan pie a la noción de distribución, de reci­ El segundo es el décimo y último segmento procidad y, sobre todo, de simetría en las rela­ del poema: ciones de uno con otro (95). Siguiendo, entonces, este argumento de reciprocidad y Si mi aullido llegase al fin simetría podemos releer la última parte del y atravesara poema de Carvajal y veri,ficar que la queja que tu grávido corazón el Minotauro hace tiene su fuerza en que, pre­ cisamente, no existe tal distribución de rela­ si nü canto juntara en tus labios ciones de uno con ot1-o y, por lo lanto, no se mi furia y la daga del guerrero produce ni la belleza ni la justicia. "Si mi aulli­ do llegase al fin 1 y- atravesara 1 tu grávido hombre taciturno corazón" (X 1-3), clama el Minotauro a su ... que desciendes a tu infierno interlocutor, advirtiéndole, así de lá furia, del quizás podrías tú palpar en las aristas furor y de la ira contenidos en su voz---el de esos fijos prismas de cemento aullido-, que únicamente quiere arengar en un rastro de mi orgullo el ánimo grave y taciturno (X 6) del Elegido · y mi pregunta una pregunta (X 11), que es su apuesta para y con ello volver a herirlo (X 15). Así, pregunta y apues­ hondo ta son, tanto en el Minotauro como en la en tu hueso Poesía, la astuta insistencia 'sobre el Elegido, mi apuesta volvería a h~irte (1-15) sobre el tú, para que ni reduzca ni ·sancione al 35

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Otro que se presenta siempre como ajeno e tas formas ha sido castigada por ser ininteligi­ indescifrable. En palabras más claras, el ble, mimética, alejada de la única verdad reclamo que el Nrinotauro y, a su vez, la racional y, cómo no, hermética. Simplifican­ Poesía hacen es el de la existencia, el de ser, do diríamos, entonces, que tanto el sin aCercamientos, celadas ni lecturas que Nrinotauro de Carvajal como la Poesía de reduzcan, muden o destruyan la intimidad de Platón representan aquel rostro del Otro que su ser, intimidad que, como señala el filósofo el sujeto, el Yo, no es capaz de recibir genero­ José Luis Pardo, no acontece en la soledad o samente, hospitalariamente, porque encarna y en la privacidad, sino en la participación, es sustenta un peligro y un riesgo para aquellos decir, en el compartir (145). . que ven en la ciudad, en la razón, el único En este sentido, bien vale la pena escuchar al hábitat que controlan y entienden. segundo pensador, Emmanuel Levinas, que Esta incapacidad de asumir al Otro, de acep­ nos podrá dar más luces al respecto. Afirma tar mi responsabilidad con respecto del próji• Levinas que únicamente a través de la equi­ mo, como indka Levinas, nace del miedo6 a dad, que es justicia, se puede llegar ah idea de lo que se escapa y trasciende a las nociones objetividad (130), una objetividad nacida en el con las que se aprehende el mundo. ¿No es seno mismo de la relación del Yo con el Otro, acaso esto evidente cuando abrimos cualquier en la noción de la responsabilidad del sujeto periódico y advertimos cómo a todo otro que hacia el otro que no es, como en el caso del no sea admitido en la ciudad lo condenamos poema de Carvajal, una relación de índole a sufrir en un laberinto de horrores? ¿No es hegeliana donde el uno-el señor, el Elegido, obvio que el miedo a que nos minen las ideas el lector-es y se hace en detrimento del de lo que creíamos que éramos es lo que pro­ otro-el siervo, el .Mino tauro, el poema-S. voca en nosotros el rechazo a todo lo que no La relación que propone Levinas, y de ahí la entendemos, sea esto el Minotauro, la Poesía, afinldad con Scarry, es que el encuentro con el vecino o todo lo que caiga en nuestra cate­ el Otro es "ante todo mi responsabilidad res­ goría de extraño, raro y anómalo, o, para decirlo pecto de él," para añadir que este "hacerse con palabras del Minotauro, bárbaro e instinti­ responsable del prójimo es, sin duda, el nom­ vo? Y ese es, justamente, el reclamo que bre serio de lo que se llama amor al prójimo, Carvajal hace frente a un mundo y frente a amor sin Eros, caridad, un amor en el cual el una Ciudad que embarcados en un progreso momento ético domina sobre el momento ruidoso y ciego ha arrasado en su demoledor pasional, un amor sin concupiscencia" (129); paso con las preguntas del Sujeto y del Otro. es decir, donde la dialéctica perversa de Jeñor Por eso, me parece, los versos finales del y Jiervo quede superada. poema señalan el impulso de la voz del Luego de esta circunvalación teórica, se hace Nrinotauro/Poesía por la pregunta, por una for:toso retornar y explicitar el argutnento pregunta incontestable, que, en boca de la aquí esgrimido y que se resume en que la bestia, volverá a herir para siempre al indivi­ voluntad de la voz y del reclamo del duo, porque esta herida no es ::.ino la forzosa .. Nrinotauro /Poesía, es una voluntad por la necesidad que nos da un monstruo y la Poesía existencia y por el respeto a ese misterio com­ de reconocernos deudores de un prójimo, de partido que los dos celan y guardan. Porque el prójimo, y, asimismo, de moJtrarnoJ tal y cual el gran pecado y falta del Minotauro es su extra­ somos--o deberíamos ser-en el rostro del ñeza y su singularidad que contienen un aleja­ Otro, sin la pretensión de dominarlo, sin el miento y un hermetismo que lo condenan al iluso deseo de poseerlo ni de controlarlo. ostracismo de aquel o aquellos que no quie­ Pensar éticamente en el poema representa, ren, o no saben, como asumirlo. Y será el luego, una relación entre el Yo y la Poesía en mismo yerro pecaminoso el que comparta la que no debería darse ni la ansiedad ni el con la Poesía que en incontables y de distin- prurito que se afana por arrasar con lo que el

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" poema tiene que decir. En palabras de Alain Obras citadas Badiou, uno no debería entrar al poema para saber qué significa, sino para pensar qué pasa, Apolo:>doro. Biblioteca. Trad. Julia Garda qué acontece en él, porque todo poema es un Montero. Madrid: Alianza Editorial, 1993. evento que toma lugar, un llevarse a cabo (29) Badiou, Alain. Handbook of Inaesthetics. [Énfasis añadido]. En otras palabras, probar Trad. Alberto Toscano. Stanford, Stanford una definición que de una vez por todas UP, 2005. [Mi traducción al español]. explique racionalmente la naturaleza de la Carvajal, Iván. "La Casa del Furor." La Poesía es atentar contra el rostro del poema, Casa del Furor. Barcelona: La Poesía, Señor contra el misterio que observa y contra la sin­ Hidalgo, 2004. gularidad que encierra. De la misma manera, Hegel, G.W.R Fenomenología del Espíritu. el Minotauro en el poema de Carvajal deman­ Trad. Wenceslao Roces. México, D.F: da del Elegido, del tú, una atención objetiva Fondo de Cultura Económica, 1994. que le dé existencia en equidad, pero no el Heidegger, Martin. El Ser y el Tiempo. Trad. mero gesto de superioridad demoledor. Por José Gaos. Madrid: Fondo de Cultura eso, por ejemplo, los versos de la sección sép­ Económica, 2001. tima que dicen: "y tú 1 el solitario del siglo de Levioas, Emmanuel. "Filosofía, Justicia y la nada 1 vuélveme el rostro 1 hacia ti atravie­ Amor." Entre Nosotros. Ensqyos para pensar en sa mi pregunta 1 hasta tu músculo"(VII 6- otro. Trad. José Luis Pardo. Valencia: Pre­ 10), donde la vo:< lírica insiste en la corres­ Textos, 2001. pondencia de rostros que, a decir de Levinas, Ovidlo. Arte de Amar. Trad. Juan Antonio es en donde ocurre la justicia que "aparece González Iglesias. Madrid: Cátedra, 1993. siempre a partir del Rostro, a partir de la res­ --. Las Metamoifosis. Trad. Consuelo ponsabilidad respecto a los demás, e implica Álvarez & Rosa María Iglesias. Madrid: juicio y comparación, comparación de lo que Cátedra, 1999. en principio es incomparable, pues cada ser Pardo, José Luis. La Intimidad. 1a. es único; cualquier otro es úuico"(130). Reimpresión. Valencia: Pre-Textos, 2004. Es obvio que en este breve ensayo queden Platón. La &pública. Trad. José Manuel relegadas muchas ideas y otras tantas queden Pabón & Manuel Fernández-Galiano. inconclusas. Sin embargo, me gustaría termi­ Maddd: Alianza Editorial, 2003. nar insistiendo en la última idea de Levinas: la -. "Greater Hippias." Craty!us. Parmenides. de que cualquier Otro es siempre único y que, Greater Hippias. L.esser Uippias. Trad. H. N. por ello mismo, se merece nuestra responsa­ Fowl cr. Cambridge: Ha.rvard U. P., 1996. bilidad, responsabilidad q11e nos debería Rosc11, Stanley. The Quarrel Between Philosophy recordar en cada momento de una ética y de and Poetry. Oxford: Routledge, 1993. una justicia hacia aqueJlo que, cotno mencio­ [Mi traducción al espaftol]. né anteriormente, más de las veces se puede Scarry, Elaine. On Beauty and Bcing ]ust. presentar con1o cxtratiu) foráneo y bLnnético. Princeton: Princeto!i UP, 1999.[Mi Y esta idea debería obligarnos a reconocer en traducción al cspaftol]. cada rostro--Minotauro, Poesía, el Otro­ Spinoza, Benedictus. Ética. Trad. Vidal • aquella pregunta incontestable que interroga Peña. Madrid: Alianza Editorial, 2002. en y por nosotros y que a cada instante ten­ Steiner, Wendy. The S canda! '!f Pleasure. dría que obligarnos a comprometer nuestro Chicago: The University of Chicago Press, quehacer en pos de la Justicia, aunque sea en 1995. su imposibilidad. Zam brano, María. Claros del Bosque. Barcelona: Seix Barral, 1977. -. "Conocimiento Poético." Pen1amiento y Poesía en la Vida Española. México: 1986. 37

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Notas

1 Una primera versión de este ensayo fue presentado en Bogotá, Colombia, en las Jamadas Andinas de Literatura Latinoamericana,JALLA, en agosto de 2006. 2 Basta revisar el inmenso catálogo de libros y ensayos que en los últimos 15 años se han publicado y que versan sobre el tema para darnos cuenta que la disputa entre Filosofía y Poesía-si acaso existe en Platón, en verdad, tal disputa, como sugiere Stanley Rosen (26)-, no sólo que nunca abandonó el recin­ to filosófico-poético, sino que sigue siendo uno de los nervios de la investigación filosófi• ca y estética. Ver, por ejemplo, el libro de Alain Badiou Manual de Inaestética (1998, 1' edición francesa) o el polémico texto de Wendy Steiner El escándalo del placer (1995). 3 Al respecto dice Rosen que "la poesía, como la ftlosofía, cuando se aparta una de la otra, corre el riesgo de reemplazar el todo por la parte, o, en ottas palabras, de reem­ plazar el original con la imagen" (26). 4 Entendiéndose por belleza no sólo a aque­ llas cualidades que son placenteras a los sen­ tidos, como nos dice el Gran Hippias (298b)-texto comúnmente atribuido a Platón-, sino a la belleza como la búsqueda incesante por el bien mayor, aunque nunca se sepa cómo definirla (304d-e), como apun­ ta el filósofo hada el final del diálogo. S No hay que olvidar que para G. W. F. Hegel hay dos tipos de conciencias del exis­ tir: "una es la conciencia independiente que tiene por esencia el ser para sí, otra la con­ ciencia dependiente, cuya esencia es la vida o el ser para otro; la primera es el señor, la segunda el siervo" (117). 6 Imprescindible es entender este miedo den­ tro del sistema ontológico de Benedictus Spinoza, donde el miedo es una tristeza inconstante-una afección--que paraliza el accionar del ser. De esta forma, el miedo corresponde a la desesperación (III, P18) de la incertidumbre del conocimiento del ser. 38

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" A propósito de Crónicas del Breve Reino, de Santiago Paéz: reflexiones acerca del Ecuador Por Michael Handelsman

n un poema dedicado al poeta nentales, y es la hora próxima en que español, Juan Ramón Jiménez, y se le acerque, demandando relaciones titulado I AS cisnes, el vate moder­ íntimas, un pueblo emprendedor y E nista por excelencia, Rubén Darío, pujante que la desconoce y la desdeña. preguntó desde sus Cantos de vida y esperanza [... ] El desdén del vecino formidable, (1905): que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el ¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? día de la visita está próximo, que el ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? vecino la conozca pronto, para que ¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? no la desdeñe. (Nuestra At11érica; 1891) ¿Callaremos ahora para llorar después? Rect>rro a Mattí y a Daría al iniciar esta breve Aunque han pasado cien años desde que reflexión sobre la reciente novela de Santiago Darío planteó estas preguntas, su vigencia y Páez, Crónicas del Breve Reino (2006), porque en actualidad ponen de relieve la necesidad dolo­ el fondo los tres escritores pertenecen a una rosa de seguir resistiendo las diversas formas misma historia de una misma preocupación: de una colonialidad-sea ésta del saber, del la de asumir los retos ele la(s) identidad(es) poder o del ser mismo--que amenaza con nacional(es). De hecho, no es una mera mantenernos en mundos llamados primeros, casualidad que la novela ele Páez (él diría, más segundos, terceros y cuartos. En tiempos como el bien, su tetralogía) comience en la época alfa­ nuestro cuando muchos hablan de una rista, en un Ecuador profundamente marcado supuesta desterritorialización y el sin sentido por !os frustrados "cantos ele vida y esperan­ de lo que tradicionalmente se ha conocido za", y por una Atnérica que ya tiene tnás de como lo nacional, ya que la Nación tradicio­ 500 años defendiendo su derecho a definirse nal se ha agotado, o si se prefiere, ha sido en los mismismos'\érminos marcianos de superada gracias a las múltiples fuerzas trans­ "Nuestra" para, así, no dejarse perder en los nacionales de la globalización, la advertencia imaginarios de otros. . .. del mentor de Darío-José Martí-, la En gran parte, lo que resalta(n) la(s) novela(s) misma que acompaña las preguntas ya citadas de Páez es lo extremadamente elusivo que arriba, adquiere una resonancia particular­ suele ser toda construcción de las identidades mente desconcertante: nacionales. Ora por su condición arbitraria, ora por su carácter proteico y en constante Pero otro peligro corre, acaso, nuestra contestación, lo nacional emerge como pro­ América, que no le viene de sí, sino de mesa y fracaso simultáneamente, lo que ayuda la diferencia de 'orígenes, métodos e a explicar por qué el Ecuador de Crónicas del intereses entre los dos factores conti- Brev~ Reino se presenta como un país inventa- 39

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" do por un checo llamado Jan Vrhel. Según se ginación de aquel checo, Vrhel, supuesto lee: "El Ecuador de Vrhel e' una metáfora inventor del Ecuador. que busca mostrar un país dependiente. Un La insistencia de Santiago Paéz en la naturale­ país fronterizo de la Civilización Occidental; za artiflcial de su Ecuador imaginado-es fracCionado> interiormente, en la contraposi­ decir, en la idea de un país como una cons­ ción de diferentes razas y regiones. Es un trucción arbitraria cuyo cimiento es un espe­ Estado marginal al punto de existir porque jismo que se pierde en la corrupción y la ava­ durante la colonia española en América ni el ricia-no ha de leerse como un mero recurso .. Virreinato del Perú ni el de Nueva Granada novelesco empleado para divertir a los lecto­ tenían control sobre una franja de territorio, res. La identidad como una cartografía geo­ situada para el uno en un sur lejano y, para el gráfica o cultural trasciende las fronteras de otro, en un norte inaccesible" (13-14). estas crónicas y se inserta en pleno centro de La clave para comprender plenamente el sen­ un país que sigue buscándose fuera de las fic­ tido de esta última cita radica en la caracteri­ ciones propias y ajenas: zación del Ecuador como un país eterna y arbitrariamente fronterizo. Según los pode­ --Se equivoca--gruñó Adolfo-, somos res' de turno y los intereses dominantes del un país, tenemos. una historia, y también momento-tanto los internos cQmo los tenemos un futuro para nuestros niños. externos-, ]a cartografía nacional ha asumi­ -Todo se desintegra, creo que el do múltiples formas contradictorias, y este Ecuador nunca estuvo unido, nunca exis- fenómeno ha condenado al Ecuador a una tió. (343) existencia inestable precisamente por su falta de deflnlción propia. Es así que uno de los Esta última conversación asombra por ser tan personajes de la novela lamenta: "Todas parecida a una breve polémica que hubo entre estas formas de organización que tenemos Leonardo Valencia y Pernando Balseca, dos ahora-incluido el Gobierno de Quito--son escritores ecuatorianos-inventores de fic­ el resultado de la disgregación de un sistema ciones si quiere--<¡ue, desde la revista quite­ estatal, son fruto de una involución sociaL ña El Búho (núm. 15; 2006), recientemente Por eso no tienen patrones generales que las discutieron el sentido de "los territorios de la expliquen, viven en una anomia que puede ser literatura" que, en realidad, constituye ano sanguinaria, y en permanente confrontación nuevo intento de definir lo ecuatoriano con sus entornos" (407). mediante afirmaciones o negaciones. Por supuesto, toda referencia a una supuesta Aunque no viene al caso examinar con deta­ definición propia es problemárica, especial­ lles aqLú los planteamientos contrarios del mente si conduce a un esencialismo excluyen­ mentado debate, llama la atención que toda­ te que evoca e invoca el Volkgeist (i.e., el espí• vía algunos sienten la necesidad de simar al ritu nacional) del filósofo alemán Herder. Ecuador en un universo mayor que el de las Crónicm del Bnve Reino no busca tal definición; fronteras tradicionales, ya que éstas supuesta­ de hecho, la novela demuestra claramente la mente pecan de ser localistas y, por lo tanto, .. ausencia absoluta de todo intento de fijar terminan siendo asflxiantes intelectual y cul­ parámetros identitarios más allá de los intere­ turalmente. Esta preocupación-con sus ses personales de cualquier aventurero que aciertos y desaciertos-no es ninguna nove­ encuentra en el Ecuador la opormnidad de dad, ni para el Ecuador, ni para el resto de enriquecerse. "Hemos arruinado el sueño de América Latina. De nuevo viene a la mente Alfara," (272) comenta otro personaje, y el el maestro Martí que advirtió a sus lectores en lector ha de preguntarse si ese sueño alfaris­ 1891 que "Nuestra Grecia es preferible a la ta-el comienzo del Ecuador moderno-, Grecia que no es nuestra. Nos es más nece­ habrá sido una manifestación más de la ima- saria. Los políticos nacionales han de reem- 40

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" plazar a los politicos exóticos. Injértese en De hecho, una lectura detenida de Crónicas del nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco Breve Reino revela toda una apertura hacia ha de ser el de nuestras repúblicas" (N11estra diversos modos de contar historias, los mis­ /lt11énca). Así será el contexto histórico del mos que remiten a los lectores a la amplia y comentario de Balseca cuando cuestiona una compleja historia de la narrativa latinoameri­ declaración hecha por Valencia: "su demanda cana moderna (¿sólo a la de América Latina?). es que, con el propósito de convertirse en Es decir, en esta obra de Páez hay una fluidez cosmopolitas, es imprescindible que los escri­ de formas y temas, de voces y miradas, que tores sitúen sus ambientes literarios fuera del trae a la memoria a Borges, a Cortázar, a • Ecuador" (El Búho, 80). Carpentier, a Doña Bárbara, La vorágine, las "Literatura Not taking a place in Ecuador" novelas de la tierra, la vanguardia, el realismo (Balseca) versus "Writing from NeverLand" social, el boom y el posboom. Algunos dirán (Valencia); éstos son los títulos de los dos tex­ que esa fluidez narrativa refleja la condición tos en debate, los mismos que evocan en fronteriza del Ecuador. El Ecuador es y no parte la· confusión y la tensión inherentes a es; Crónicas del Breve Reino es cuatro novelas y toda una tendencia actual de desterritorializar una sola al mismo tiempo. Por eso, Páez ha las particularidades en nombre de un orden comentado que "el narrado en estas novelas superior llamado globalización. Curiosa­ es solo uno de los Ecuadores posibles en lá mente, Santiago Páez también ~e inserta en eL imaginación y en la acción de los ecuatoria­ mismo debate al escribir desde su blog perso­ nos'' (www.delbrevereino.blogspot.com). nal (www.delbrevereino.blogspot.com) una Es precisamente esa multiplicidad de "los réplica al punto de vista de Valencia. Según Ecuadores" que siempre me ha dejado per­ puntualiza: plejo al escuchar a los que ven en el pais aquel paisito que solamente ofrece experiencias y Y es que si bien es cierto que la patria vivencias anacrónicas frente al MUNDO. de los escritores es el lenguaje, éste ¡Como si el Ecuador no fuera el mundo (con sólo existe como habla concreta, histó• y sin mayúsculas)! Tal vez mi condición de rica y geográficamente definida. extranjero me impida captar las complejida­ Como una abstracción intemporal solo des de los debates que tantas veces han crea­ está en las mentes-tan complica­ do enemistades y distanciamientos entre inte­ das--de los lingüistas. Por tanto, sien­ lectuales ecuatorianos-es decir, entre los to que el componente fundamental de que piensan desde el Ecuador y los que pien­ la unidad de las novelas de Crómcas del san sobre el Ecuador. Se~ como sea, nunca he Breve Reino no se halla solamente en considerado mi interés en el Ecuador un obs­ que tengan su acción enraizada en mi táculo para comprender un poco mejor el pais, sino que están contadas DESDE resto de América Latina, ni tampoco se me mi país, Ecuador . . . porque nuestra han escapado las oportunidades de aprender mente solo puede crear con honesti­ de lo ecuatoriano lo 'necesario para atreverme dad desde lo que somos, DESDE ese a cuestionar (es decir, leer críticamente) aque­ lenguaje "amaestrado" por la Historia llas armazones coloniales que todavía ense­ • de nuestros padres, esa Historia que ñan que el mundo consiste de centros y peri­ viven ya nuestros hijos. ferias. En cierta manera, Valencia acertó cuando abrió su contrarréplica a Balseca con Por supuesto, contar "DESDE mi país, una cita de Adam Zagajewski: "En ciudades Ecuador" no ha de sugerir alguna miopía cul­ ajenas nacemos al mundo." Aunque se dirá tural ante el resto del mundo, ni tampoco ha con mucha razón que las ciudades ajenas para de implicar menos posibilidades de enrique­ algunos son las propias para otros, ninguna­ cer y profundizar lo gl.obal desde lo local. sea ajena o propia-ha de considerarse un

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" "N cverLand", o en palabras de Páez, una en los medios de comunicación social y que abstracción. Hay simplemente demasiado se extiende peligrosamente por los ámbitos sufrimiento e injusticia para perder de vista académicos" (11-12). Pero, al exaltar la nece­ que un país como el Ecuador (y como todos sidad de una "intervención desde el carnpo los demas) sigue esperando que se cuenten intelectual. para sefialar las consecuencias que sus múltiples historias desde sus múltiples tiene Ja ausencia Je reflexión en la vida perspectivas y experiencias. En el fondo, esa social" (12), pasan por alto los importantes multiplicidad sirve de hilo común en Crónicas aportes del movimiento indígena y los proce­ .. del Breve lvino, aquella tetralogía que es, a la . sos de las comunidades afroecuatorianas, por vez, una sola novela. ejemplo, que están elaborando nuevas formas Quisiera cerrat estas breves reflexiones insi~­ de pensar y actuar. De pecho, tales propues­ tiendo un poco más en los significados con­ tas como la plurinacionalidad, la intercultura­ fusos y elusivos de lo ecuatoriano, y referirme lidad y la ctnoeducació!l, que vienen de las a otra publicación reciente titulada La cuadra­ comunidades indígenas y afroecuatorianas, tura del círculo (2006), una colección de cuatro mayormente, constituyen las bases de un ensayos escritos por Fernando Albán, "pensamiento otro" que tiene el potencial de Cristina Burneo, Santiago C:evallos e lván llevar a cabo la tan deseada resignificación de Carvajal. La cuadratura del dtculo se caracteri­ la identidad nacional, la misma que promete za por un profundo escepticismo y un dolo­ ser un primer paso hacia una. verdadera trans­ roso desencanto frente al caos politico en que formación sistémica que afectaría có1no se el Ecuador se ha hundido en los últimos diez entiende ]o que deben ser la Nación, el años. Según los cuatro autores del libro, "La Estado, la pauia y la cultura nacional. Me imagen de la cuadratura del círculo tiene que parece que Santiago Páez en su novela/ tetra· ver con la imposible construcción racional de logía Crónicas del Breve &ino apunta, de una la identidad nacional ... , con las falacias de la manera u otra, a esa transformación desde la cultura nacional y la vanidad de los relatos literatura, y desde "uno de los Ecuadores que la crean" (12). En efecto, las premisas posibles en la imaginación y en la acción de que dan forma a cada uno de los cuatro ensa­ los ccuatodanos". A pesar de todos los yos recogidos en el libro vienen de una pers­ males y engaños que llenan las páginas de su pectiva post-estrt1cturalista y deconstructivis­ libro, todo se acaba con una nueva amistad ta que enseña que toda verdad es una cons­ ("me parece que éste es el inicio de una bella trucción arbitraria y, por Jo tanto, el concepto amistad" 473) y con "el sol del amanecer" mismo de la nación es poco mas que la muy (474). De nuevo, Rubén Darío: tnentada "comunidad imaginada". Aunque los cuatro autores de La cuadratura del Y un cisne negro dijo: "La noche anuncia el día". cfrm!o índican que, en vez de ofrecer conclu­ Y ww Lbuco: "¡La aurora es inmort¡d, la anrora siones, su propósito es "incentivar la refle­ ~s inmortal!" ¡Oh tk:rras de sol y de armon[a, _:dón soLrc algunot.i a0pcctos acuciantcs de h. atln guarda la Esperanza la caja de Pandora! actualidad del Ecuador y de su historia" (13), (Los cimes) " hay una línea de pensamiento muy clara que tiende a relacionar las reflexiones sobre la identidad con una intelectualidad muy tradi­ cional que evoca y privilegia "]a ciudad letra­ da". Por supuesto, los autores tienen razón al lamentar "]a falta de ideas" y "la ausencia de reflexión sobre las condiciones históricas", junto a "la falta de perspectivas para la acción que caracteriza a los políticos, que predomina 42

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" 'Soy esencialmente campesino': J t r r

Por Alejandra Vela

espués de diez horas nocturnas ¡ooeta no le interesa. Nos sentamos para en bus, sin poder conciliar ni un comenzar la entrevista. poco con mis sueños, Cuenca me recibe con un aguacero y una ¿Cuál es su relación con el campo, por terrible soledad de madrugada urbana. Nadie ejemplo, en sus largos paseos a caballo o se aso1na para recogerme ... caminatas? Finalmente, llego a la casa de Jacinto Cordero. El campo ha sido fundamental en mi vida y El jardín es copioso y verde. Al entrar la en mi poesía. Pasé largas vacaciones de mi penumbra me marea, lentamente percibo los infancia que duraban de tres a cuatro meses ojos perdidos de los cristos crucificados y el en ]a hacienda de Morinuauico y después en brillo opaco del pan de oro. Parece una cueva la hacienda de Charcay; la visión de las mon­ hecha museo, no sólo de piezas coloniales tañas, la naturaleza de la cordillera, su soledad sino también de adornos navideños. Horror y austeridad influe11CÍaron definitivamente en vacui, horror vacui. Muy cordial, Jacinto mi obra. He vivido gran parte de mi vida en Cordero me ofrece mostrarme su colección el campo y por ende es que mi poesía no es de armas. Él es "el poeta armado". Por prime­ una poesía rural. Yo podría decir que la temá­ ra vez en mi vida puedo sostener una pistola tica del campo es universal; y en ese sentido en mis manos, me pongo nerviosa por estar mí obra es diferente a la de todos mi contem­ un poco más cerca de la muerte. Luego me poráneos cuencanos. intereso por la pistola de la juventud nazi, por la de James Bond, por la de los cowboys. N o Sus poemas están llenos de elementos de la puedo despegarme de la sensación museográ­ naturaleza. Me llama la atención la impor­ fica. Entramos al cuarto de los pájaros, la bulla tancia que le da a la tierra, al barro y sus es casi insoportable, no sé si cantan, pían, llo­ significados. ¿Qué es para usted la tierra? ran o se quejan de estar encerrados en esas La tierra es en realidad la gran madre, univer­ pequeñas jaulas. Sus colores son alucinantes, sal, telúrica. Venimos de la tierra y volvemos pero me invade una pena ecológica que al a la tierra. Hay justamente un poema mío que 46

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" se llama "Dios, madre, tierra de rebaños", que lo menos los temas principales estaban. Lo es un poema a mi madre Ella influyó decisi­ completé y lo publiqué después de mucho vamente en mi vida y también en mi poesía; y tiempo de su muerte~ casi cuarenta años. a su vez, el poema es también un canto a la tierra. O sea, está confundida la madre bioló• Cuenca, ciudad donde confluyen lo anti­ gica con la madre cósmica. Me gustaría citar guo y lo moderno. ¿Cuál es su relación solamente el final: con esta ciudad, su arquitectura, su arte y su pasado? Adiós, Yo soy cuencano. Recorro diariamente el cen­ madre, hermosa, amarga tierra tro histórico, sus calles, las viejas casas de rodeada de rebaños. adobe encalado, con canecillos, con tejas en las que el tiempo ha puesto su huella. Yo amo Noto en su poesía un fuerte acercamien­ mucho esta ciudad, pero no tiene influencia to a la muerte y a la infancia. ¿Por qué en mi poesía. La influencia de mi poesía está esta especie de obsesiones? en la Cordillera, los Andes, la provincia del En realidad, la tierra, el retorno a la infancia y Cañar, la neblina, la soledad, en los altos la muerte laten a través de toda mi poesía. La cerros, en las altas cumbres; es por eso que mi muerte ha sido un tema permanente. Pero no poesía es diferente. La poesía de mis contem­ la muerte en un sentido matedal, sino en un poráneos como Efraín Jara, Eugenio Moreno sentido de volver, como sucede en la tierra. son obras distintas; la mía es tnncho más aus­ Muere la semilla para que nazcan en árbol y la tera, desnuda, una poesía que no tiene adjeti­ flor. Recuerdo en Alambrada: vos, de la misma manera que la soledad de la corclillera no tiene flores. Duran sobre ti Desde niño he amado más que el arte, la arte­ los grandes días melancólicos sanía. Pasaba largo tiempo en los talleres de y es necesario los artesanos; eran escultores, carpinteros, que alguien prepare su traje para morir. hojalateros, inclusive ahora mismo y por largo tiempo de mi vida, he tenido muchos amigos Llegar a los valles del silencio de la muerte artesanos. Amo mucho lo que hacen con las debe ser una forma de volver. Y, en mi poe­ manos y sobre todo su extraordinaria calidad sía, existe la muerte, totnada en un sentido de humana. la desaparición individual, que nunca he temi­ do. Lo que yo temo es la muerte de los seres Usted fue parte del grupo ELAN. ¿Cuál que yo he amado, por ejemplo, la muerte de fue su participación ei-. este grupo?, ¿cuá­ mi hijo, me partió el alma; inclusive, dejé de les eran sus actividades?, ¿qué era lo que escribir mucho tiempo; y lo mejor yue he UJÚa a este grupo de poetas? escrito, fue publicado al cabo de más de trein­ Formamos el grupo ELAN, entre otros poe­ ta años de la muerte ele él, como Alcimbrar!a, tas, con Arturo (\¡esta Jlercdia, fallcciclo, La 1/a!JJada. También, una elegía escrita a mi Eugenio Moreno, que también falleció, hijo que había comenzado a escribir, se deno­ Efraín Jara, que vive todavía, yo· y alguien " mina Juan Pablo. Fue un momento muy dolo­ más. Era una reacción contra una ciudad de roso, brutal y terrible que había esbozaqo versificadores; la verdad es que Cuenca ha cuando el murió, y no sabía qué había escrito, tenido sólo pocos grandes poetas. En la ciu­ con una letra nerviosa; casi no me di cuenta dad llamada Atenas del Ecuador, había una de lo que había escrito. Después, reescribí ese producción que alguien elijo que más que libro, traduciendo ese inmenso dolor; y lo que poesía era carpintería del verso. Todo cuenca­ había escrito allí, en el fondo, eran casi jero­ no se creía poeta y escribían unos horribles glificos, pero ahí estaba ~1 poema, íntegro, por versos. De esa poesía se salva un gran nom-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" bre: Alfonso Moreno Mora; también se sal­ Salió uno de los poemas más formidables; y van algunos poemas de Remigio Romero yo digo eso y no es porque me estoy alaban­ Cordero, aún cuando después se convirtió en do, porque una parte es mia, peto gran parte un versificador insoportable. Se salva una es la maravilla del idioma quechua, de la figura casi contemporánea aunque es anterior forma que se da un círculo en la palabra para a la mía con más de diez años, que es César expresar no tan directamente como pasa en el Dávila Andrade. Sobre esto, hay una hermo­ castellano. Alguna ve~, le di el poema a un sa anécdota: alguna vez, hace muchos años, indio muy amigo mío, en Charcay, en la coincidimos en la casa de Guayasamin, cuan:­ hacienda, en medio de la neblina. "Lee esto, do era un pintor casi anónimo, bohemio. tú sabes quechua, y léelo en castellano tam­ Tomábamos trago, aguardiente, estaba alú bién". Le encontré al cabo de unos seis meses César Dávila y leyó un poema sobre la tierra en otra neblina, cuando ésta borra el mundo, que había escrito; yo había acabado de escri­ desaparece todo. Le dije: "¿Leíste?", y me bir en una soledad terrible de los Andes, en dijo: "Sí, pero eso no has escrito vos, eso es medio de la lluvia, del lodo, uno de mis mejo­ escrito por nosotros mismos hace mucho res poemas tal vez, "Poemas para el rujo del tiempo". Efectivamente, no parece un poema hombre", es poema dedicado a mis silencio­ escrito por una persona, por un poeta, s1no sos hermanos, peones eternos, labriegos de la parece todo un canto hecho por una multitud piedra, ofe:odidos por el hombre. f:ste es un que viniera de muy lejos. Realmente, yo no sé, poema escrito allí, porque la mayor parte de al final, si ese poema es mio, o el indio tuvo mi poesía es escrita directamente frente al razón al decir que era de ellos y que lo habÍan campo, o sea es directa. Es difícil poder hecho hace mucho, mucho tiempo.Yo creo expresar sin adjetivación, sustantivamente que él decía la verdad, siempre me asalta la ·toda la maravilla de la naturaleza; en este caso, duda de que si yo pensé que lo había hecho. la maravilla de la soledad, la neblina. Esa vez, Dávila leyó un poema que era de él, y yo leí Francisco Tobar Garcia escribe un peque­ "Poema para el hijo del hombre"; y es la pri­ lío ensayo sobre su libro Alambrada. ¿Cuál mera vez que Dávila, que era un gran amigo fue su relación con este escritor y director mío, se enojó y dijo algo que es muy hermo­ de teatro? so: "'Tú vienes con tu poesia mirando desde Paco 'fobar más que escritor de teatro, era un los altos cerros, con tu polvareda de astros, yo gran poeta. Vino expresamente a conocerme soy el humilde constructor de las pirámides". a mi, aquí en Cuenca. Yo había acabaJo de Lo dijo Dávila, porque Dávila vivía de la escribir Alambrada, que ya estaba escrito, gente, era c111 hombre que le amparaban, no como le digo, publiqué al cabo de treinta años tenia hogar, no tctúa nada. o más de su creación. Le mostré el libro. Era La ten1ática de este poema al ser al catnpesi­ un ser enigtnático, extraño, pero un gran no indio, ef> a su vez universal, en el sentido. poeta, 'lobar. Le apasionó, y me elijo que que­ Y hay una cos~ curiosa que no est·á mny ría poner el prólogo; y efectivamente, en la .. difundida: yo escribí un poema que se llama primera edición de Alambrada consta un pró• "Retorno a los padres", y lo empecé escri­ logo muy elogioso de Paco Tobar, excesiva­ biendo en quechua peto yo no conozco mente elogioso porque él dice que rara vez se mucho este idioma. Y hay un gran quechuis­ llega a un deslumbramiento tal: ta, Manuel Muñoz Cueva, que tradujo en Cantar de los Cantcms al quechua; yo le pedí "Alambrada no considero definición que me traduzca mi poema, y efectivamente cabal de una obra incomparable que el me lo tradujo. Bueno, le pedí que traduzca guarda el secreto de un canto dentro de de nuevo, pero literalmente, del quechua al lo genial. Para afirmarlo se requieren castellano, letra por letra para ver qué salía. redaños (en castellano vulgar sería hue- 48

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" vos) en un país donde se ensalza por do a través de mi poesía, ésa es mi vida. De hipocresía y envidia a los fallecidos como cual'luier manera, sí ha habido un reconoci­ redaños se exigen al poeta de verdad que miento de mi poesía. hoy grita su dolor donde, empero, cabe toda la esperanza". En Contra el solitario roquedal, existen poe­ mas que tienen titulas como Ulises, Más que una crítica, la de Paco Tobar es un PenUope, Afrodita, Calipso ¿Cómo han poema sobre mi poesía. influido los clásicos griegos, especiahnen­ te la Odisea, en su poesía y en su vida? Poesfa Junta es la recopilación de toda su Éste es el tema del mar. Yo soy un poeta de la obra. ¿Piensa que este libro es una espe­ cordillera y el mar queda detrás de la cordille­ cie de conclusión a su trabajo o el poeta ra. El tema del mar ha sido muy amado por aún tiene mucho que dar? mí. Uno puede expresar la tierra, pero es difí• La verdad es que no es una conclusión de mi cil expresar el mar. Tanto es así que hay gran trabajo, es una recopilación. He escrito poesía sobre la tierra, pero poquísima buena durante mucho tiempo; como le digo hubo poesía sobre el mar, salvo Cementerio marino de un lapso de casi treinta años o más que yo Paul Valery. Realmente, no se ha escrito no quise saber nada con la vida, ni con la mucha poesía sobre el mar. En este libro, me poesía, ni con nada. Se me desapareció el propuse escribir sobre el mar, esa inmensa mundo, al igual que esas neblinas que cubren pupil-a azul inexcusable y eterna; entonces, los Andes. No es el final de mi poesía, yo volví a los mitos clásicos, a Uliscs, a Penélope, creo que en el fondo, Marco Antonio a Afrodita. Hay una parte grandiosa, la de Rodríguez tiene mucha razón. Claro que la "Afrodita". Es poesía esencial, sin adornos. critica de él es hermosa; no sé si es excesiva­ l\1.i.entras menos adornos tiene es más pro­ mente elogiosa o no. Yo no soy modesto; yo funda y esencial. Como Juan Ramón Jiménez creo que la modestia es la virtud de los decía de la poesía: ''L\1 comienzo te llené de humildes. Yo soy orgulloso y sé lo que es mi afeites, adornos, después te encontré desnuda poesía. Alguna vez dije que siempre supe mia para siempre". Entonces, dice: que mi obra estaba muy por encima de la mezquina crítica de la aldea literaria. Afrodita surge de tus aguas, Yo no soy un poeta de marketing, yo soy, como desnuda como la poesía dice Antonio Rodríguez, un poeta esencial: y ondulas todavía en su hermoso cuerpo 'jacinto Cordero, la esencia de la poesía". deseado por los Dioses.. ' Realmente, no me he preocupado de ditundir la poesía. Yo no necesito la poesía para publi­ En sus senos donde anida el desprecio, car, yo necesito la poesía para expresar n1i corno cúpulas de alabastro vida, y expresando mi vida, la vida de todos torneadas por al profundidad, los demás. Que se publique o no se publique en la ensenada Jc tiUS caJeras, me tiene sin cuidado. Gran parte de los peo­ en StlS piernas res poetas ecuatorianos tienen una enorme como dos ríos al amanecer .. propaganda; el mismo Marco Antonio que desembocan juntos, Rodríguez se pregunta a qué se debe que un en su ombligo, poeta de tal calidad no haya tenido la reso­ secreto sello de la rosa, nancia que se merece. Él dice que se debe a en la herida sagrada de su sexo. nuestra ignorancia y al olímpico desdén por consagración de los medios. ¿Quién es La poesía de verdad es lo más difícil en el Jacinto Cordero? Humilde y poderoso cam­ mundo de alcanzar. Hay miles y miles de ver­ pesino, en el fondo, totW.. Esto está expresa- sos, pero rara vez hay uno que valga la pena. 49

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Conversación con: 11 J 1 t Por Alfredo Breilh

"Le llamé a la exposición Ojo de viaje, porque para mí (mi vida) era un ?Jiaje que empezó a los trece años". "Me fui complicando la vida tanto que la pintura ha ido como acompañándome a mi vida, no he podido todavía frenar y decir: Bueno ahora sí quiero pintar. Es Jo que pretendo ahora".

" uisiera que esta conversa­ Yo vengo de Chimbacalle, era un barrio ción recorriera los que mantenía muchas formas trallicíona• momentos de tu pintura, les quiteñas, de los años viejos, las fiestas si bien para ello toca de Quito. Incluso ganamos dos años con­ mencionar también los secutivos el concurso de años viejos. giros de tu vida. Ante tu obra lo pri­ Recuerdo una luna gigantesca y el Apolo mero que se encuentra es el notable ahi aterrizando, y otro, un Tío Sam de dominio del oficio que posees. cinco metros, en la Calle Guayllabamba. Si, yo en ese sentido tuve la suerte de estar Había un personaje que hacia cometas. en la vieja forma de las artes plásticas que· Venía d Vicente H.ivadeneira el escultor y sobre todo es oficio y de hecho el oficio, disfrazaba a los niños el 28, para los ino­ como cualquier otro, te da una posibilidad centes. Ahi mismo vivía una vecina que la de sobrevivir, no con el cuento sino con mamá trabajaba con Evaristo. las manos. Ahora tarde por ejemplo tengo un retrato. Viviste las tradiciones populares y ¿tu ambiente familiar? Naces en 1957. Tu oficio lo adquiriste La mía no fue una familia de intelectuales. en el desaparecido Colegio de Artes En mi familia nadie leía libros... hasta 50 Plásticas. ¿Cómo llegaste allá? ahora, no sé sí es una buena o mala costum-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" bre eso de leer libros, en mi casa no había con el cuadro al club el profe pensó que esa mala costumbre, entonces yo nunca vi me dieron haciendo. Nos pagaron por los libros en mi casa, mi mamá que yo sepa cuadros muy bien, yo recuerdo que llegué nunca ha leído un libro. Comprábamos, y le di a mi mamá para el arriendo, gané teníamos esa "Salvat" que venía por entre­ cuatrocientos sucres y con la otra mitad gas. Mi formación es completamente empí• me compré una chompa. rica y bien de experiencia propia. Luego el único contacto en la familia fue Ahí aprendiste la otra parte del oficio ... un viejo dentista que nos curaba en el cen­ Alú aprendí que eso sí te podía dar una tro. Había querido ser artista y la familia le manera de vivir. Tener un oficio, como el dijo que no, se volvió mecánico dental, que hace zapatos. Cuando empiezas así, a pero siguió dibujando, pintando y además tan temprana edad, te logras convencer curando a los artistas. En su consultorio de que lo que estás haciendo funciona, tenía c~adros, por ejemplo, de Vásconez, poco a poco vas manejando lo uno y lo un pintor de la misma generación de otro, para no perderte. Pero había tam­ Guayasamín, que se suicidó por una trage­ bién el otro proceso: que hay que enten­ dia personal. El viejito me decía: a ver, der, aprender, estudiar, viajar, porque de guambra, te vas a poner a rayar aquí. Yo eso no tenía idea. De política ni de cultu­ me fascinaba viendo los cuadros. Y en su ra... Ahi viene la parte espiritual de la casa eran los Nacimientos, abi chiquitos. pintura. Y comencé a oír cosas medio En la escuela el profesor Andrade, Carlos raras sobre la pintura, sobre lo que es, Vicente Andrade, llegaba y se mandaba sobre Van Gogh sobre Leonardo, los típi• un paisaje y nos dejaba boquiabiertos, y cos personajes de los que oyes cuando de repente hacía retratos a los niños. Es uno empieza a estar metido en la pintura. otro personaje que nos marcó. llegas entonces a la adolescencia ... ¿Y en el colegio? Coincidentemente se dieron Jos desplaza­ Ya entrando al colegio Montúfar había mientos de mi familia hacia el norte. Llegó Papá Sonrisas, como le decíamos, Carlitas una familia del extranjero, entonces, ya no Rodríguez, que tenía un club de pintura. querían vivir en el sur; sé fueron a vivir al Yo estaba entre la gimnasia y la pintura. Yo norte. Llegaron de Cuba, estuvieron trece era gimnasta del colegio. Yo pensaba que la años, un doctor que se fue de los primeros gimnasia iba a ser mi cosa, iba a ser profe­ voluntarios. F.llos venían viviendo la época sor de Educación Física. Pero entonces heroica de Cuba, la revolución, entonces entré al Club de Pintura y ahi me enteré de ellos ya vinieron para vivir un poco más que había el Colegio de Artes. cómodos acá, entonces se fueron a vivir al Carlos Rasero estaba en sexto curso, yo Norte. Una prima que era medio enamora­ en segundo. Entré al Club, ahi empezó ~1 da a los doce, trece años, me invita a cono­ olor de la pintura, la magia de la prepara­ cer el norte, de repente, por la HCJB, apa­ ción. Nos dieron dos telas a cada uno. Yo recen unos misioneros nos invitan y llega­ me hice un cuadro, copiando de una tar­ mos a una familia que nos encantó, eran jeta postal, de la plaza de Santo Domingo; unos suecos. Su manera de vivir, su deco­ y otro de un paisaje norteamericano con rado, su estilo de vida, las galletas y el tipo un lago, copié ese cuadro. Cuando llegué era un musicazo. 51

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Nosotros que vivíamos de cuarto en cuar­ De a poco en el Colegio Montúfar me to arrendando en Chirnbacalle, mi mamá, entero de que había el Colegio de Artes y pobre. Envolver el colchón, así nos cam­ que podías ir a cuarto curso. Fui donde mi biábamos de casa, metíamos toda la ropa mamá y le dije: sabe que hay un colegio, en las cobijas y a otro cuarto mejor, más en ese colegio me gustaría estudiar. Me grande, el baño más bonito. Así hemos verúa desde el sur. vivido en la México en todas las calles. Yo tenía 14 años, además, enamorado de Entonces esa manera de vivir de los sue­ las niñas del grupo. . . el cambio fue tre­ cos, yo me quedé como "así me gustaría mendo. Llegué al Colegio ele Artes .a los vivir" (ríe) entonces de alguna manera te quince años a cantarles coritos y tratar de vas como blanqueando, blanquitos y convencerles, casi me ... imagínate la buenas gentes y todo. Empiezas a salir FEUE aliado y de la noche a la mañana de ese barrio, a ver las diferencias del ¿quiénes eran mis compañeros? Juan uno y del otro lado. Carlos !erán, Perugachi, Ñahupari, el Discípulo. Imagínate a los quince años y ¿Y qué hadas con los evangélicos? teníamos unos compañeros viejos ya. Entonces de ahí me agarran del lado espi­ Estaba el Toledo, que llegaba con metra­ ritual. Que Dios y todo, y entonces entro lleta bajo el poncho, verúa de las reunio­ a una etapa mística que fue muy impor­ nes del pararúnfo. Y de otro lado el tante vivir porque empecé a conocer, iba­ Atahulfo Tobar, que también creo que m os a cantar en las cárceles. Imagínate esa venía de las juventudes cristianas, entró a éxperiencia a los catorce, quince años, de los Jatari, entonces conocí al Patricio misión me iba a Portoviejo, a unas iglesias Mantilla. Me iba a escuchar la música. Ahí a predicar, porúa las manos a los enfer­ comenzó mi amor por la música. Yo toco mos, iba a visitar a los enfermos en las la guitarra ... también me podía haber .. casas, así a varios pueblitos me iba. desviado hacia la música . Recuerdo la película San francisco de Asís, por un lado, y Jesucristo S uperstar, por otro. ¿Recuerdas momentos o profesores A esa edad lo que quería es irme a las en particular? montañas a ocuparme de los pobres. Entonces entré y me metí a la escultura, y Conocí a los Hijos de Dios en ese tiempo. era Napoleón Paredes el profesor, hijo de Me encantaba la vida que terúan, igual. Se Diógenes Paredes, era fuerte la transmi­ reunían los sábados, hasta al Jaime sión, no solamente de pintura sino tam­ Gucvara le vi una vez cantando ahí. bién de anécdotas. De otro lado Pilar Este sueco terúa unos cuadros impresio­ Bustos, que llegaba de Chile, recién llega­ nantes, íbamos a las reuniones yo me da del golpe, llegaba con fnerza. Nilo pasaba observando los cuadros y unos Y épez, con todo el estereotipo del pintor libros de un muy popular ilustrador de las bohemio y otro viejito que es Leonardo costumbres suecas, del carpintero, el cam­ 1ejada, gran formador; Ulises Estrella, pesino con las vacas, a mí me impresiona­ José Rohn, Simón Pachano. ba mucho. De un colegio como el Montúfar llegas así ele pronto a oír de política, de sociolo­ ¿Y así llegaste al Colegio de Artes gía. Alú empecé a entender y les mandé a Plásticas? los HCJB y a los Evangélicos lejos. Me

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" peleé con ellos, les decía: cómo hacen Rembrand o Velásquez, Bacon estaba ustedes con todas estas refrigeradoras y vivo y todo, pero imposible llegar, Botero, autos y aquí los hermanos en Portoviejo igual; de pronto encuentras uno de ellos muriéndose de hambre. -No, es que la que está vivo y que lo puedes ir a conocer, voluntad de Dios. -No, chao, hasta luego. aprender, conversar con él. Me pegué el Empecé escultura y más que nada fue viaje a Chile, me fui a verlo, traté de como un curso de Mundo Contemporá­ aprender cómo pinta, cómo hace, cómo neo. Y ahí estaba la Facultad de Artes, ahí fabrica sus cuadros, y realmente, termi­ estaba Gonzalo Endara, todos los perso­ nando la adolescencia es importantísimo najes de ese tiempo Fernando Torres, tene-r esas imágenes, esos héroes. Jesús Cobo, que eran mayores que yo y Referentes grandes, fuertes. Dentro de la habían salido del Colegio. pintura misma, del oficio, me encerré completamente, tanto así que hasta ahora ¿Acabaste el Colegio y •.. ? me cuesta salir, fue un proceso de entrada Acabé el Colegio y Pilar Bustos de alguna y, este monstruo me comió. Mis diez pri­ manera me pasa a la Carmen Silva. Mira, meros años fueron casi de aprendizaje y toma, te dejo este muchacho para que te conocimiento. hagas cargo. Entonces yo voy y conozco esa vieja bruja, que fue mi suegra después. ¿Y tu primera exposición? Tremenda minifalda, tremendas piernas, Mi primera exposición fue saliendo del grandota y que conocía todo, sabía todo Colegio. Yo nunca estuve en la Facultad. de todo, conocía a Allende, conocía a Acabé el colegio y estuve tres meses con Frank Sinatra, conocía por acá. Entonces la Carmen Silva en el Taller. Sí debería otra puerta que se te abre. ¿Y adónde haber entrado a la Facultad, pero preferí salgo? Entonces de a poco voy olvidán­ concentrarme a ese tipo de trabajo. dome si quieres hasta de los míos, hasta me decían que he jurado la bandera chile­ Hablas de tus primeros diez aiios de na. Voy entrando en otros mundos, ahí pintor. ¿Qué sigue? Porque se habla aprendí a comer alcachofas, ensaladas, me de tus treinta años como un artista fui, como yo digo, blanqueando, y cada profesional. vez era un viaje, por eso le llamé a la Los siguientes veinte ·~ños. Coincidiendo exposición Ojo de Viaje, porque para mí con la separación de mis hijos, que regre­ era un viaje que empezó a los trece años. saron a C:hile, del exilio, yo también me Antes de los trece años eran las cacerías fui, en cambio, a desintoxicarme. Han con papá y mi hermano, adentro en la sido como veinte i11os de búsqueda, en lo montaña, o los circos, yo me quería ir con que estoy ahora, por eso no hay mucho .. un circo porque era gimnasta. O misione- que decir. Ha sido más bien una especie ro, cualquier cosa, la nota era irse. , de limpieza durante veinte años. ¿Cómo Ahí con la Carmen Silva encontré otro aprender a mirar con mis propios ojos? mundo que es el de los consagrados, Hasta ahora no encuentro la pintura que conocí a artistas, el mismo Guayasamín, me conviene, que me guste, que realmen­ el mismo marido de ella, el abuelo de mis te me fascine, porque me fui complicando hijos, Tom Lascan, que me marcó muchí• la vida tanto que la pintura ha ido como simo, porque alguien te habla de acompañándome a mi vida, no he podido 53

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" todavía frenar y decir: Bueno ahora si cando artistas y no tenía; no tiene toda­ quiero pintar. Es lo que pretendo ahora. vía, entonces fabricaron estos talleres, Después ha habido etapas que han sido pero no funcionaron. compañeras, unas en momentos de crisis, como Las Vendas, un duelo propio, tanto No te abría un espacio en la pintura familiar por unos dos tios que murieron. contempot'ánea lo alegórico como un Fue un accidente que me marcó mucho sesgo posmoderno? en esa parte del miedo a la muerte, del No, ahí no tenía ningún chance. Mira, yo dolor, de la ausencia de los seres queri-· pienso que siempre ha sido clarísima mi dos. Después, el segundo, dentro de esta visión de. mi pintura, de hecho los ilusión del matrimonio, de los hijos y del Siqueiros, Orozco, Rivera a mí me vivir de la pintura, de pronto de la noche influenciaron mucho en el discurso, por a la mañana se acaba; otro duelo. eso, si ves el cuadro de La Conquista es eso, una cosa bastante ilustrativa, históri• ¿Tu estadía en Francia es un exilio? ca. Pero al mismo tiempo me fascinaba el A Francia me había ido antes con un pre­ otro lado, los norteamericanos tratan de mio que me gané, justamente en ese pri­ otra manera, con otra visión a los campe­ mer viaje es cuando se me desarmó mi sinos, la cosa urbana. O el intimismo familia, dejé acá botado todo, tres meses; español, por ejemplo, en esa época venían cuando regresé todo había cambiado y a españoles, a través de Guayasamin, y me partir de eso comenzó una especie de gustaba el lado nuevo de ese realismo tobogán que hasta ahora sigue. En el 87 español. Me dejaba loco López García, regresé. Tenía dos posibilidades: o me voy Antonio López García. a Chile atrás de mi mujer y mis guaguas y la Carmen Silva, o, ya de una vez, me iba ¿Hay en tu pintura unos ciertos a vivir este sueño de vivir en París y, como ambientes como mágicos? tenía a Jaques (el propietario de la Galería No, yo soy bastante terreno, no fantaseo de Nesle), que me ofrecía todo para estar mucho. Yo más creo en la subjetividad. allá, entonces me fui a Francia con la idea Por ejemplo en este aspecto medio reli­ de irme a España, pero al final me quedé gioso, a ver como el ser humano interpre­ allí. Me pareció mucho más recto quedar­ ta sus miedos. Dali era un buen pintor de me en Francia. la imaginación, hasta ahí no más, tu pue­ A los veinte años de estar allí digo que des imaginar cualquier cosa y pintada. Lo tenía razón Jaques en su visión pesimista que me interesa mucho es la parte tangi­ del espacio para la pinwra, por eso nunca ble del ser humano, su propia historia, su entré en ninguna galería y estoy contento propio cuento que él mismo produce. de haberlo hecho así. Nosotros, inventando cosas, hasta ahora me parece fascinante cuando dice que el Llegaste con un oficio mundo se va a acabar, la capa de ozono, el Sí, pero no me ha servido sino para mí, Omega Tres, el colesterol. Son las nuevas porque en esa época el arte conceptual religiones, es ahí donde yo trabajo, en esa estaba en pleno auge, ahí es donde se frontera entre lo concreto, lo de todos, lo hicieron todos los talleres de la Bastilla, común y esa partecita de cada uno. de las g;lierías, porque Francia estaba bus- Hablamos de comunidades que creen,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" por ejemplo, ahora en Francia en un jefe Sí, es como un sello. En eso también tra­ como Chirac, por ejemplo. bajo mucho. Pienso que el papel de artis­ ta dentro de la sociedad es como jugar de Hay una mirada critica en tu trabajo, un modo completamente mágico. Yo lo que estás diciendo me recuerda ese trato de entender en qué momento esta­ retrato con el celular casi incorporado mos de esta condición humana. a la oreja ... Quizás es el primer cuadro en el que ¿Y e.l mercado? logro concretizar o materializar una sen­ No he vendido en Estados Unidos, solo sación. Yo sé que esa sensación la tene­ en Ecuador, en Francia, dos cuadros a mos todos. Es apenas un juego entro lo amigos. real y lo subjetivo. Yo lo pongo alú y cual­ quiera se siente extraño, o lo de la doble ¿Hay una desconfianza en lo que está visión, por ejemplo. Me voy por ese lado. viviendo el ser humano actual? Pienso que es exactamente un momento Insisto en que en tus trabajos hay una como otro. Pienso que esto va para largo ciei'ta indignación, cosas que te rebe­ de una manera bastante desordenada y lan de la hístoda. bonita como la vivimos. Estos veinte Es un reclamo a la actitud nuestra actual. años como ya los viví pasan volando, para Alú es jugar con todo el imaginario colec­ el poco tiempo que a uno le queda, ¿qué tivo actual y sus referentes. ¿Cuáles son será? ¿Veinte años más? Y van a seguir sus referentes? Van Gogh, Bacon, dándose vueltas, mira tú la Asamblea ... Cristóbal Colón, el Indio con las plumas. Esto va para largo (ríe). Entonces se puede jugar con esos tres Todo lo que hacemos quiere decir algo, cuatro elementos ... Pongamos el aspecto viene de alguna parte o representa a otra religioso, le puedes poner a Cristo o a geografía. No digo no utilizarlas sioo sim­ Atahualpa, da lo mismo. plemente estar consciente. Por ejemplo sí Entonces yo juego no con reclamos a la yo utilizo un color Tierra de Siena, conoz­ historia sioo a mi momento. Recuerdo que co Siena, sé quién lo utilizaba, sé que Ecuador estaba iovitado para ir a Sevilla en Tiziano lo utilizaba, pero también veo el92. Yo al mismo tiempo estaba haciendo que es un color de Goríbar, aquí en San eso en París y es lo que más ha salido publi­ Francisco. Ves que ya no son los mismos cado alú, ese cuadro ha salido en portadas Siena, hay otros colores, otras formas físi .. de revistas, salió en la portada de un libro. cas, esos personajes que están adentro no l•:s que es la manera más simple. Para mí la son los de Rubeng; holandeses, son crio­ conquista es un acto antropofágico ~ormal, llos, mestizos. .. natural. De pueblos que tienen una actitud ~ expansionista hay otros que se dejan ¿Y tus personajes? comer, así mismo como entre la gente hay Todavía yo estoy dándome un paseo. personas que van y te convencen, y el otro Creo que ahora, si logro organizar mi j se convence y se entrega. vida, ya no tengo por ejemplo necesidad :g de g:anar terreno en Ecuador, por ejem­ El cuadro de La Conquista es una plo, de convencer a nadie de que soy pin­ ] alegoda bastante potente ... tor. Me gané ya un puesto, un espacio. 55

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" ... en todo caso los imaginarios tuyos ganar terreno para nosotros mismos a tra­ son de Quito vés de ellos. Me encantaría que todos ten­ Ahora, como vivo en Francia, me gustaría gamos posibilidad mañana de que se nos ir a contarles de dónde vengo. Y de ahí escuche, que se nos vea. Pero no todos viene la pintura que tiene que ser nueva. tenemos esa posibilidad. ¿Cuál es el cami­ Yo estoy afuera en ese sentido, conscien­ no? Hay que pegarse estos peregrinajes, te, ahora ya me impliqué, tengo un hijo estos desarraigos, hay que irse. francés. Mi asunto de estar allá es trabajar. Ganar un espacio nuestro. Trabajar mi. proyecto de espacio de creatividad propia.

La marginalidad que has mantenido en Francia, ¿vas a romperla? ¿Cómo sería llegar a Francia con la Pintura? Lo que entendí es que en Francia hay que darles en el centro. Tienes una oportuni­ dad. Llegas y desde el punto de vista de ellos, quién también serás. Haces una exposición, solo viene el embajador de Ecuador. Ahi entendí que si tienes ganas de hacerlo tienes que hacerlo en el centro, a lo Picasso, a lo Modígliani, a lo Cortázar. Es un proyecto de vida. A estos locos de los franceses no les importa quién eres, solamente si tienes algo que darles. Casi como embajador de un mundo que vienes a ofrecer les. Les vengo a ofrecer esto, qué dan ustedes. Te damos el país, te damos la nacionalidad, "eres nuestro" (rie).

¿Valdrá la pena hacer eso? Pero ves lo que hacen en Irak, y dices, bneno a ver, pensémoslo bien; sí, hay que hacerlo. Primero hay que saber que somos parte del mismo bloque. Es una linda ilusión que tenemos los latinoameri­ canos de pensar que somos otros. Es la misma visión del mundo. De indígenas conozco pocos que me han convencido de que hay otra visión. Somos parte de eso y van a llegar de todas maneras a la fuerza o no van a llegar. Entonces yo pienso que sí es posible 56

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" /, Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Porque nuestro es el exilio: extrañamiento territorial, afirmación poética

Por César Carrión

ué antecedente, qué pre- tario. Porque nuestro es el exilio afirman, a pesar @ misa elidida está detrás de de todo esto, cuatro poetas guayaquileños. la afirmación que da título ¿Cómo se expresa entonces el exilio en cada a este libro: Porque nuestro uno de ellos? O, mejor aún, ¿cómo pretende ( Q es el exilio? Acaso esta cada- uno propiedad cualquiera sobre algo cláusula explicativa se inapropiable como el exilio poético? refiera precisamente a la ausencia de premisa, a la innecesaria premisa; aun más, a la pregun­ II ta de rigor: ¿Por qué esta antología? Pues, Porque nuestro es el exilio. Es acaso un llamado Los poemas antologados por Luis Carlos a la propiedad de algo tan ajeno e imposible Mussó hacen honor al nombre de la antolo­ de asir como el destierro. Se trata acaso de un gía. Todos ellos pertenecen a la colección, tipo preciso de exilio: La vida en la escritura todavía inédíta, titulada Cuadernos de Indiana. poética, llamada así con tanta ligereza, con El nombre mismo de este futuro poemario tanta imprecisión. La portada del libro, ele­ plantea el motivo del exilio como eje genera­ mento quizás baladí, meramente comercial, dor de la escritura poética. Indiana: que pro­ refleja cierta interpretación del título. No viene de la Indía, de la tierra prometida de El existe ingenuidad al respecto. En la portada Dorado, de la colonia edénica que sustentó el vemos cómo Guayaquil está protegido por un frágil imperio español de ultramar entre los paraguas de una lluvia que parece inminente siglo~ X V1 y XIX. Indiana: nombre que recibe o... quizás se está protegiendo de algo menos la utopía en el cspa~io poético de Mussó. Ese concreto. Del olvido, por ejemplo. Quizás un es el nombre que el poeta ha escogido para su verso de Luis Carlos Mussó nos ayude a lugar de la enunciación, pero tamb.ién para el encontrar alguna pista. El poema titulado lugar de recepción de su palabra. Con el nom­ Lenguaje y laberinto empieza así: "Quemadura bre Indiana, posiblemente también se autoexi­ sin norte, sin oriente ~peor aún, sin sur~". lie del marco general de la enunciación lírica; Mussó ha escrito "sin sur". Cualquiera habría quiero decir, de su circunstancia hlstóríca pre­ preferido que díjera "sin norte". Este libro no cisa: el Guayaquil de principios del siglo XXI. persigue entonces un norte. La existencia de Nuevamente el exilio, como eje generador de este libro no se funda en teleología alguna. la e&critura poética. Y aún más: Indíana es Claro, más allá de lo evidente: es un objeto también el nombre del conocido personaje comercial, con un preció, con un valor mone- cinematográfico. ¿Se trata entonces de una

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" invitación al lector para que haga de su lectu­ Mussó abunda sobre la aporía que define el ra una aventura arqueológica (como las de género de la poesía lírica moderna: se trata de Indiana Jorres)? No hablaré de esta última una construcción de pretensiones autosufi­ posibilidad, plausible, si se lee con atención el cientes, de naturaleza totalizadora (pues el texto de Mussó. enunciado habla de un mundo que solo existe Decía que los Cuadernos de Indiana conjugan a partir de él mismo) y, sin embargo, sus pala­ muy bien con el título de la antología, porque bras son los sonidos de un mundo ajeno, del plantean el motivo del exilio como marco o, cual el poeta se apropia para transformarlo en con mayor precisión, como escenario y orlgen. lenguaje puro. Tal paradójica naturaleza es lo de la escritura poética. El tono fundad anal de que hace reconocible a la poesía lítica moder­ la poesía de Mussó se confirma con las refe­ na. Basta con mirar algunos títulos de los tex­ rencias bíblicas al Nuevo Testamento en los tos, para darse cuenta de la coherencia de la títulos de al menos tres de sus poemas: propuesta de Mussó (no hay que olvidar que Cerrojos (Epístola adefesios/ ly II) y Aperos.de bes­ el título de un poema, si lo tiene, es su primer tia (Evangelios varios). Cada poema cerrojo abre y verso): Bruma, recelo y cartografía 1 y JI, Cronotopo cierra la selección del poeta, y permite que el y Lenguaje y Llberinto. Ciertamente, el diseño lector la perciba como unitaria y coherente. del espacio poético de Mussó es laberíntico, Los evangelios atribuidos por la voz poética a en él se desencuentran Paul Celan, César los personajes José Cerní, Nicolás y Severo, Vallejo, Lezama Urna, Ciaran... recuerdan la pretensión descomunal de Los poetnas en su mayoría están escritos en Lezama Lima de fundar un universo lírico prosa. Obedecen a un ritmo semántico, más auto sustentado por sus límites ficdonales, que a un ritmo acentual o silábico. Predomina que aun ahora, muchos años después de la recurrencia conceptual, no la progresión. muerto el poeta cubano, siguen excediendo Por tanto, no existe narratividad alguna. Sin cualquier limitación hermenéutica. Hay que embargo, es narrado o, mejor dicho, descrito recordar que el género lirico también participa el símbolo de lo imposible: "Llamo Indiana -a de la ficción. El autor crea un narrador, una veces Sydia o Bizancio, sin que nadie lo sepa, voz lírica que habla de un mtmdo posible, a la comarca smnida en el espejo y en cuyas donde esos sentimientos y juicios se ejecutan vigas pululan pestes tan antiguas que las ciéna­ como verdades absolutas. Mussó lo sabe. En gas no estorban su propagación". Que no me uno de sus poemas dice, citando a Roque vengan a decir luego que este despliegue ima­ Dalton: "Oh poesía de hoy: contigo es posible ginario alude necesariamente a Guayaquil, decirlo todo". porque Mussó no es buen poeta por ser gua­ Pero qué dice Mussó, sino la palabra misma. yaquileño ni a pesar de serlo, sino porque per­ Nada más y nada menos que la palabra: el siste en buscar el exilio en la construcción de tema metapoético abarca gran parte de su su hogar, de su lenguaje. Sabemos que esta producción lírica, aun antes de este libro, y en tarea no se puede consumar. La casa quedará éste continúa rc11ovada y con fuerza. La voz. incompleta. Quizás el exilio es el camino lírica parece fundar su mundo sobre una duda: mismo y no la meta. Quizás se trata de un "Para qué la palabra; para qué", dice el final mero pretexto para iniciar el viaje. Mussó del primer poema antologado; duda que cede prefiere decir: "¿Por qué tanta palabra en el paso a la evidencia de la escritura entregada a poema, / si incluso el enigma lo siente el la publicación; duda que acaba confirmada en amante? /¿Por qué los muros de agua son la la imposibilidad del exilio, en la dificultad de margen de la voz, / la promesa donde todo su realización: "Como estas palabras que no sucede?''. El exilio es fronterizo, está en dicen nada y se hacen daño a sí mismas pun­ movimiento perpetuo; el exilio mismo no zándose con afilados hiatos en el baño trasero se puede afincar en territorio alguno. El de una garita", así termina el último poema. exilio es transición puta.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" III El poema 11 recuerda al Juan Ramón Jiménez de algunos de los poemas dedicados al mar Ángel Emilio Hidalgo ha preferido rescatar del Diario de, un poeta recién casado, aquellos que algunos textos de libros anteriores y sólo al compuso camino a Alnérica, en una primera final ofrecer textos inéditos. Los fragmentos tentativa de exilio. "ahora parecerás, ¡oh mar del primer poemario Beberás de estas aguas distante! 1 mar; ahora que yo te estoy crean­ poseen cierto tono sentencioso. La construc­ do 1 con mi recuerdo vasto y vehemente" ción imaginaria se resuelve en gran medida escribió el andaluz universal; ''Arena / estirpe por las frases atributivas ("La creación es un de polen 1 cuando sea el tiempo de cosecha 1 círculo") y el uso del futuro ("'Todo volverá al la hoz del mar te segará" ha escrito el poeta mismo lugar de donde vino"). Nuevamente, guayaquileño. Los poemas de esta estirpe no el motivo del exilio se agita detrás de los ver­ sentencian nl ilustran; sintetizan en la imagen, sos. pero esta vez como revelaciónl casi en un disparan el significado hacia el horizonte. tono apocalíptico. Esta noción circular del Esta reflexión concluye en el poema 22, con espacio y el tiempo se reafirma en cada nuevo un nuevo axioma: "Morir es justo"; por tanto, poema, y finaliza en el planteamiento de una dice Ángel Emmo: "Nadie mirará al océano 1 suerte de axiomas líricos: ''Vi cómo las pala­ sln que sus ojos se condensen como novas". bras se desvanedan 1 lUla tras otra hasta su Y si embargo, en el poema 23 insiste: "No origen 1 (... ) / No había tiempo para recoger hay punto final". La muerte es solo humana, a Dios". En vista de esta situación de extre­ uu efecto colateral del tener conciencia. mo abandono Oa conocida orfandad de Dios Juan Ramón Jiménez en Eternidades, escribió del sujeto de la modernidad), la voz poética "¡Olvido, hermoso olvido, 1 libertador final/ apuesta por "un destierro decoroso". A dife­ de nuestro nombre puto, 1 en la imajinación rencia de Mussó, concentrado de cierta del riempo feo!". Ángel Emilio se adhiere al manera en el espacio, Hidalgo focaliza su dogma: "que los hombres pasan y la lluvia atención en el tiempo. queda 1 que no son sino una gota 1 un vaso Esta vocación reflexiva se confirma en el de agua que bebiera el tiempo". La muerte es siguiente libro desde su título, El trazado del el olvido. El exilio en la palabra es el refugio tiempo. El símbolo central de la constancia y del poeta. En él espera que escampe la lluvia circularidad del paso del tiempo es el mar: de la desmemoria, quizás inútilmente. La "Este mar que crearon los mortales 1 ya no palabra decanta memoria, tanto como evapo­ me pertenece. 11 Solo aquel 1 que cubrirá mi ta olvido. Qué mejor prueba de esta certeza aliento". El mar del mundo versus el mar del que el último poema ant<;llogado: ?Jacío, abismo, tiempo. El poeta se exilia del primero y se noche umbría, luz inmó1il dormir bajo el silencio, entrega al encuentro seguro con el segundo. ningún vacío de su propia sombra, todas estas fra­ Este segcmdo libro de J Jid~lgo, menos senten­ ses y ¡1alabras son isotopías de un solo tema: cioso y conceptual que el primero, también es "El viento ha escindido mi memoria". La últi­ más ima¡,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" sía de Cardón busca la construcción de un Mussó o Hidalgo. Es más bien consecuencia mundo poético total: La mtrerte de Caín. de cierto tipo de expulsión de un edén rela­ Menudo problema, no porque la selección cionado posiblemente con la niñez. esté mal hecha. Me p~recen textos escogidos Si los primeros poetas de esta antología se con buen instinto, con inteligencia. Menudo desmarcan del territorio, en cierta medida, a problema, porque el lector resiente de inme­ este poeta lo obligan a sentirse desterrado, diato la ausencia de poemas que le brinden aun en el ámbito más íntimo: "Me es imposi­ mayor conectividad a ese mundo aparente­ ble ver a mi mujer con otros ojos que no sean mente unitario. Ése es el horizonte de expec-. Jos de la astucia y el abuso. (... ) Dormir con tativas del lector y, sin embargo, se encuentra mi mujer, aunque me rodee con sus brazos en con la fragmentariedad. Posiblemente sea esa el más profundo de los sueños, me causa des­ la intención y el sentido de la selección. confianza" (fragmento del poema Imperio). El Posiblemente la respuesta se encuentre en cainismo es un parámetro para juzgar a los algunas palabras clave, que se vuelven luego otros. El cainismo también es una medida recurrendas significativas, isotopías definito­ para la práctica moral cotidiana: "no habrá rias. El narrador lírico de Cardón es el cronis­ entre nosotros punto medio. No habrá inter­ ta de un mundo probable e incierto, pero, valo, equilibrio o medición del sujeto por nin­ insisto, con inteligencia nos brinda algunas guna parte". Pero el cainismo, en su sentido claves. Por ejemplo: el primer poema selec­ más abierto, no es diabólico, aunque sí lucifé­ cionado de El libro de la desobediencia se titula rico. El fragmento XII del poema Adí6s a la Los hijos del fango y empieza así: "El mar exis­ carne dice: "nada hay más hermoso que un te. Y el cielo puro que cruje entre el cemen­ hombre muerto. 1 retocado su rostro verda­ to". No diré nada sobre el evidente motivo dero, bajo el inmenso árbol de la sangre. Y genésico, literalmente bíblico si pensamos en nada hay más honesto que un hombre muer­ el título del poemario. Además ratifican esta to". ¿Por qué traiciona Caín a su hermano? lectura el poema Llis cantos de la sal y su refe­ ¿Su venganza no es acaso respuesta furiosa rencia al mito de Sodoma y C'JOmorra. Pero lo contra cierta traición de su dios? El hombre más interesante viene después, con el segun­ muerto, cualquier hombre muerto, es un do libro: Carni vale. Abe!. Cualquier Caín expresa su amor con la El mLmdo al revés, la carnavalización mis1na, muerte. En ella encuentra lo que la vida no le no aparece como el motivo que inspiró a dio: belleza, honestidad, fidelidad ... La muer­ Bajtín sus estudios sobre el lenguaje y la cul­ te como expresión máxima del amor es un tura, ni como aquel que motivó a ciertos tema de larga tradición en la poesia escrita en antropólogos ecuatorianos a plantear que la español. Vicente Aleixandre quizás. sea el nacionalidad ecuatoriana se define en el espa­ mayor cultivador de esta noción panteísta. cio de la fiesta. Aparece más hicn como una ( ~arrión no es un poeta cósnllco corno el condición elemental, como la ley misma del español. Él dice frontalmente, incluso con universo poéúco de Carrión. 1•:s el mundo de rabia, la incertidumbre que le causa sn situa­ Caín, no el de Abe! el que aparece referido en ción de ser marginado del Edén. El poema estos poemas. Es el espacio de lo que no Ecce homo dice: "N o sé quién de los dos está sucedió, el mundo de Jos que perdieron su más solo 1 Desde que soy tu criatura". oportunidad en el proyecto del dios judío: "El El título del tercer libro no puede ser más cielo es agua que está en tiempo pasado (... ) claro al respecto. Su exilio no es un éxodo La tierra entonces, extraña, indestructible, teleológico. Es la L!Jbor del Extraviado. Otra comiénza a hacer su forma en un reflejo. vez rabia, pero sin desmesura, más bien es ira Comienza a ser sitiada". El motivo del exilio, contenida, casi como una manera de estar y en el caso de Cardón, no se da tanto como de ser: "te irás de la misma forma en que lle­ una suerte de ínsi!ío, como en el caso de gué a este mundo: / con lágrimas en los ojos

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" y los puños cerrados 11 mis puños cerrados V por largo tiempo". El rictus de la muerte, tan cercano la mayor parte de las veces a la triste­ Fabián Daría Mosqueta, el último poeta de la za o a la ira, se parece al rictus con que el antologia, a pesar de ser el más joven, posi­ recién nacido ingresa al mundo. Visto el blemente sea el más audaz. Esto se ve en su panorama, resulta alentador encontrar anto­ voz todavía vacilante, experitnental, que va logados poemas del libro inédito titulado Ll desde las tentativas cubistas y simbolistas, bestia vencida. Así se titula el primer poema hasta la aglomeración de imágenes, sin ritmo "Conquistarás y olvidarás para qué has con­ acentual, en asociaciones bastante libres, casi quistado". En estos fragmentos dialogan, caóticas, cercanas al surrealismo. Basta· con monologan más bien, el poeta HO!derlin, comparar el espíritu y la forma de poemas Demencia y Sófocles. Esta variante, que como el número I y el titulado Juh'a, con el lla­ recuerda a los diálogos Platónicos y a mado Exhumaciones (momias cubiettas de oro). O Aleixandre otra vez, en sus Diálogos del conoci­ la primera y la segunda parte del poema titu­ miento, no persigue la ilustración de una tesis lado 1 LI pequeña A. (psicoanálisis prúmro), com­ ni el encuentro de la verdad. Son más bien binación de las opciones heredadas del van­ metapoéticos, justifican la existencia del texto guardismo: por un lado, trabajo pictórico o en curso: "la vida también se hizo para mi el iconográfico de la distribución y presentación poema ... huir, huir de las palabras como del del texto sobre la página y, por otro, aglome­ infierno" (dice el parlamento de Héilderlin); ración de imágenes oníricas. También experi­ "Poeta: hijo de puta escondido en los zarza­ menta con la reflexión contenida mediante les" (dice el guión de Demencia); "Sólo al imágenes encadenadas en la prosa de los poe­ hombre le es dado preparar su ruina" (dice mas Las ex colonias, Battibaleno di Oifeo, Epistola Sófocles). Esta modalidad de monólogos dra­ y Esponsaria. En ellos también, como en los máticos confirma en esta última máxima el textos de Mussó, acude el conocimiento peculiar cainismo de la voz poética de sobre la "alta culnua occidental": musical Carrión: en él no hay cabida para dios alguno. (como la ópera) y mitológico literaria (como Su exilio no se da por un castigo. I ,a expul­ la griega). De pronto, un sugerente texto sión sucede por efecto de la misma condición irrumpe en la página 143: el recuerdo de humana. Como en los versos de Dávila Rdmond Jabes viene a la memoria, poeta Andrade: ''Ahora sé que me dieron esta alma francófono poco leído y traducido en el en medio de una batalla". ámbito hispánico. La imagen de lo absoluto en h poesía de Pero de Fabián Daría quiero comentar en Carrión queda apenas como la evocación de especial el último poem~, Ll danza de la luna algo deseado y presentido, no realizado, roja. Resulta significativo que inicien el texto imposible, impmbablc. Nuevamente, la orfan­ dos epígrafes, uno de Ópera, poema del poeta dad más absoluta. Este demonio no tiene ecuatoriano l ván Carvajal; y uno de Acto de siquiera dios ante quien revelarse ni rebelat·­ unión, tGxto del premio Nobcl Seamus se. Así declara en el último poema antologado, Hean.ey. En cierto sentido, y con frecuencia, cuyo titulo recuerda, nuevamente, a Platón, cuando un poeta toma las palabras de otro, Fragmento extraído de la única autobiografía autoriza­ pretende, bajo un criterio de autoridad, legiti­ da de Satanás; o de cómo Poncio Pilatos puede lava¡;!e mar las propias palabras en las palabras del las manoJ en tien;pos de la Respúb/ica. Concluye otro. Pretende sumar su propuesta al discur­ Carrión: No soy responsable de tu pobreza(... ) so que alude. O también podría intentar des­ de tu vergüenza(... ) de tu riqueza, ni de tus vir­ mentirlo. La influencia de Carvajal se nota en tudes ... // Yo sólo soy un tipo enfermo al que las interrogantes retóricas, en esa suerte de llaman Gandul. Un hombre destruido que per­ pregunta cuya respuesta es conocida. "Qué manece con vida, a pesru,: de la guerra". vibración acuosa de callados elementos per- 63

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" mite el origen de otro dios en el cuerpo de fragmento del libro, brinde alguna pista a los dios", pregunta Mosqueta. Y el lector en su lectores: ''Afuera una ciudad respira en esta fuero interno responde: Ninguna. "Qué hora de silencio como un péndulo del polvo, ambro~ía se vuelca en los íntimos teatros, si con sus hombres exhaustos y maltrechos, de despierta aquella luna, diminuta y eréctil entre manos sobre las rodillas y la nunca firme bajo pérgolas de piel rosácea", vuelve a preguntar un puñal de agua. Aquí, un cíclope vuelve a el poeta, Y el lector replica: Ninguna ambro­ la noche buscando la semilla de los tempora­ sía, sólo el silencio, a lo más, la incertidumbre les. Aquí engendraremos, con el ocio sagra­ misma. "Cómo saber si estalla lento el des­ do de la mente en llamas, nuestra selva de pertar, o si alguien se sumerge en el légam,; luces". No hay alternativa, porque esta anto­ sutil de sueños demasiado semejantes a bar­ logía ha sido inspirada por los versos de José cazas ebrias de candela", insiste la voz poéti­ Ángel Valente: "Porque nuestro es el exilio. ca. Y el lector debería responder: No es posi­ / No el reino". ble saberlo. Nunca ha sido posible. Esta vertiente que alimenta el poema de Mosqueta, llena de escepticismo y de una suerte de gozo y regodeo en el azar, tiene su contrapartida. Si con Ópera, de Carvajal, Mosqueta preguntaba por el sentido, con Seamus Heaney propone un encuentro con el pasado. Recuerdo que una hermosa edición de la poesía junta del escritor irlandés lleva el título de Opmed GtvutJd (Tierra abierta), alu­ diendo al espírim que animó la creación de aquellos poemas. Una de los textos más famosos del irlandés, titLtlado Digging (Cavando), muestra la imagen del padre de Seamus, del poeta, de la voz poética, del hablante lírico en todo caso, arando la tierra, abriendo surcos con movimientos lentos, pausados, en los que aplica toda su fuerza físi• ca. Se trata de la búsqueda del pasado. Se trata de hallar justificación en la tierra, en la heren­ cia, en el legado familiar y nacional. Se trata de encontrar el Sentido en la inmanencia misma del devenir histórico, Se trata de afir­ mar, no de negar o [JregLmtar sobre aquello imposible de responder. 1,uego de las desga­ rrantes preguntas que hiciera el poeta Mosquera, guiado por la retórica de Ópera, de Carvajal, asegura una salida legítima: "De cualquier forma los cuerpos, excelsas herra­ mientas, se han dejado mutuamente persua­ dir, como el despierto forastero que contem­ pla las bujías en la yema de la noche, y pre­ siente sábanas de piel y asilo de sueños salu­ dables". ¿Dónde entonces el exilio en la poe­ sía de Mosquera? Posiblemente el último

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Ernesto Noboa Caamaño, o la búsqueda del artificio en el mal

Por Gladys Valencia

¿Por qué tienen los besos espinas Contceras no logra este efecto, dice No boa: por qué ocultan pon zona laJ flores, _y el veneno las bocas divinas Desgraciadamente, Tierra de reliquias no ] la hiel los más dulces amores? nos hace sentir ninguna de esas intensas 1 sensaciones. Contreras ha hecho su viaje Ernesto Noboa y Caamaño con demasiada precipitación y ayudado en todo instante del baedeker tan funesto para los artistas. En España, apenas se ha dete­ nido á observar tipos y costumbres carac­ ue "Brisa de otoño", poema de terísticas. Sólo de vez en cuando nos Ernesto Noboa y Caamaño (1889- muestra en el atrio de una iglesia, en una 1927), el que abrió las páginas des­ mancha de sol, la sórdida figura de un F tinadas a la poesía de la revista mendigo á lo Gaya; solo de paso vemos Letras en el año 1912. Al poeta se le encargó, florecer la roja rosa de una sonrisa en un además, la sección de "Libros hispanoameri­ rostro divinamente moreno, á través de canos", espacio desde el cual asumió la labor los tejidos de la madroñera'. de crítico literario. Noboa inicia con el análi­ sis del libro de Francisco Contreras, Tierra de Para el joven critico, el problema es formal, o reliquias, editado en España. En este ensayo pero es también el tipo de objetos que llaman muestra interés por el género de libros sobre la atención del viajero lo que le resulta inade­ la viajes, porque con esas lecturas "el pen~a­ cuado. Por ejemplo, e;mgeración en la des­ miento se a¡,'ilita, se agudiza la sensibilidad y cripción de los edificios y espacios geográfi­ es un poderoso incentivo para soñar". El crí• cos, es decir, los obietos son descritos con abuso de detallismo arquitectónico, con frial­ tico considera que, para los Jatinoarnericanos, dad y sin emoción. Así mismo, las costum­ un libro de viaje por España "renueva la rica bres parecen ser vistas por un coleccionista. savia ancestral". Aquí hace un recuento poé­ En síntesis, Noboa considera que este libro tico de lugares que mueven la nostalgia: está desprovisto de emoción y de novedad, "Sentimos nostalgia de reposar como los vie­ un libro que "se resiente de superficialidad", jos Califas á la fresca sombra de las palmeras demasiado apegado a lo evidente, por ello, de Córdoba, de aspirar el aire cálido de una poco subjetivo. huerta de Sevilla, entre los limoneros floridos La referencia al pintor español Francisco de que se inclinan con escándalo de aromas bajo Goya nos remite a una búsqueda de las som­ el sol...". Sigue describiendo espacios y bras de los Caprichos que el viajero no ha demanda que éstos sean narrados con inten­ logrado descubrir y por el!~ su fría descrip­ sidad para así producir .·fuertes sensaciones. ción. Noboa parece sugerir el interés de los 65

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" relatos de viaje de tipo intimista. Su insisten­ entender en Ventura García Calderón, cia en el tema de la sensibilidad, como un cuyo libro J:

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" el que se abre al conocimiento y guía el mo religioso, etc. Sufre las consecuencias pulso del poeta. de su carácter notablemente rebelde y Noboa leyó y comentó el texto de A!cides luchador: el odio, la desconfianza, las Arguedas Vida criolla, La novela de la ciudad, mordeduras insidiosas, la ingratitud y, por Librería de Paul ·Ollendorff, París. En este último, la persecución de los poderes comentario deja muy claro que existen diver­ públicos y el destierro. sas tendencias en la literatura modernista y E.l profundo conocimiento del ambiente que Arguedas representa una narrativa de crí• en que hace actuar á sus personajes, per­ tica social. Noboa no pertenece a este tipo de mite á Arguedas presentarnos escenas producción textual y, sin embargo, la aprecia. características, de admirable realismo. El Lo que es más, advierte que dentro de este estilo es firme, claro, preciso como con­ género se puede también evaluar la calidad de viene á la índole del asunto. En resumen, la forma. En su concepto, la obra de Alcides un libro que deja en el alma la amargura Argucdas es valiosa como crítica social, ade­ de la verdad, pero fecundo y saludable." más, produce "amargura de la verdad", que es otra emoción del modernista. Se ttata, en sín• En esta aproximación hacia Arguedas, No boa tesis, de un valioso trabajo del lenguaje: resalta la importancia de la especialización con esto del "géneto de actividad". Hace falta Ha sido proclamada en América la necesi­ un estilo firme, sostiene. Y las otras formas dad de escritores que dotados de uua de expresión, entre estas la prosa ''realista", especial serenidad de juicio y conocimien­ debedn ser oídas y estudiadas. Como vemos, to del medio, señalen sin restricciones y no es indiferente a la posición política de aún con crudeza en los detalles, los males otros escritores, pero exige "frivolidad'' en la que aquejan á sus diversos pueblos impi­ crítica, es decir, sensibilidad y experimenta­ diéndoles la marcha hacia el éxito y las ción en la manera de tratarlos. causas más o menos directas que las moti­ Suma otro texto y comenta Todo al vuelo van. Sin embargo, apenas pueden citarse (Sociedad anónima. editorial Renacimiento, en la literatura del continente tres ó cuatro Madrid) de Rubén Darío. Se trata de una serie escritores que guiados por esa noble de artículos: "Films de París", "Las tragedias intención de fustigar nuestras flaquezas de las clínicas", "El abolengo de Paul o presentándolas á nuestros ojos en toda su Verlaine'' y otros, escritos al 1me!o para La triste realidad pero sin rasgos que las Nación, de Buenos Aires. Éste es un texto deformen han hecho obra seria y profun­ fabricado con algunos , elementos como la da. Tal es el caso de Alcides Arguedas de fina ironía francesa y el. buen hwnor britáui­ cuya novela "Vida criolla" podemos decir co en el cual "en ocasiones se pu~de sentir la que es una valiosísima contribución. amargura qne deja en el corazón el goce

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" transforma, la sutiliza, la eleva, la multiplica; ella, haciendo suyo el aforismo de álguien en una palabra, la diviniza, con su potencia y que dijera: "el mundo exterior no existe ... " música interlor". 9 Hace tiempo se ha encasillado en su Para cerrar este comentario, Noboa subraya "torre de marfil", donde se pasa -enamo­ que Daría siempre se ha sentido "inquieto" rado- contemplando a la luna que baña ante Valle lnclán y; a propósito de ello, con sus oros milagrosos las más altas recuerda y re-escribe unos cuantos irónicos torres de su alcázar de ·poesía. versos del venezolano Arvelo Larriva, que En esta página, queremos hacer al público dicen: la revelación de unos versos suyos que se mantenían inéditos. Oídos, primero, reci­ Este gran Don Ramón Inclán me inquieta tar armoniosos de su voz en un Café de la Dice Rubén el grande. Yo ,ligo del poeta Capital ¿el "Figaro", acaso? donde se reu­ Que él es más inquietante que el mismo Valle Inclán; túan media docena de muchachos soña­ Potque es vago y sencillo, risueño y melancólico, dores y artistas y donde intimamos, tam­ Y tiene gravedades de buen burgués católico bién, con el Poeta; oídos, despnés, de la En su lira de Apolo y en su flauta de Pan. 10 boca cantarina de una adorable Mimí Pinson, la Musa tutelar de aquellos bohe­ Co1no vemos, No boa se aproxima como crí• mios, una tnusa un tanto pálida y ojerosa, tico a la obra de poetas consagrados, inclu­ y otro tanto sentimental y artista, que a las yendo a Dado y a Soiza Reilly, y lo hace de armorúas del verso supo unir las del ins­ forma poco elogiosa. Establece las deudas de trumento y su garganta, hubimos de estos poetas, sus referentes e, incluso, señala aprenderlos y grabarlos, hasta que no los límites de su imaginación. Noboa no tiene vacilamos, ahora, en darlos a conocer la mínima intención de halagar o rendir plei­ definitivamente.11 tesía, no negocia. Ejerce su función de crítico con autonomía profesional. La poesía modernista de No boa era pública y El perfil de crítico se complementa con la secular, sin ser convencional. A la vez que la imagen de poeta. La revista Eenacimiento invención daba espaldas al realismo, se la publicó, en 1916, el poema "Hay tardes en las escuchaba en cafés, se recitaba y cantaba y se que uno... " con una nota explicativa que nos grababa en la memoria de los contertulios. o acerca al vate desde la mirada de los poetas e Noboa puede verse como un poeta que fre­ intelectuales de Guayaquil. Noboa y Caa­ cuenta los lugares de encuentro de la van­ mafio adquiere una nueva luz, al ser relaciona­ guardia artística y, al mismo tiempo, ofrece su do con un espíritu que ha comulgado con el creación desde "su torre", la intimidad. ethos del arte por el arte, un espíritu cultivado El público se va formando en la medida en que hace de la bohemia un experimento inte­ que conoce al poeta. Dejen1os a su cotltcn1- lectual y sentimental. poráneo I-lugo Alemán que nos describa Así mismo, la crítica guayaquileña nos habla estos ambientes: de los escenarios de la tertulia modernista quiteña, e incluso de la apropiación y consu­ Rumor de cristales. Gritos emocionados. mo que hacen los artistas de otras formas Azules espirales de humo, retorciéndose estéticas al "musicalizar" estos poemas: en el aire tibio de la estancia. Músicas y canciones. Coloquios amorosos en una Noboa es un lírico de sentimiento. próxima terraza. Participa del espíritu exquisito de Jiméne:< Algo más tarde, la invitación se generalizó. y del alma bohemia y atormentada de Ruidosamente, las parejas tomaron colo­ Carrere. Es también un poeta de raza. En cación alrededor de una amplía mesa. la edad galante hubiera sido espadachín y Finalizaba el ágape. Surgió de pronto una

trovero. En la actual1 v.ive al margen de

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" insinuación de labios femeninos. Fue aco­ de artistas de todo género, escritores céle­ gida delirantemente: ¡que recite el poeta! bres y novatos, desde el anochecer hasta el La insistencia fue atronadora. Ernesto frío crepúsculo del alba." Noboa, con suave acento de intimidad, elijo este poema: "Luna de Aldea". La A decir del poeta Hugo Alemán, la conversa­ decreciente armonía del último verso fue ción con Noboa hacía pensar en las calles de rubricada con una sonora catarata de cualquier ciudad moderna, hacía pensar que aplausos. Así conocí al poctaY estas calles eran escuelas de una nueva estéti­ ca. Es así como Quito y sus accidentes urba­ En un estudio anterior observé al poeta nos no se desdibujan ante París o Madrid. en silencio, el que casi no hablaba, Noboa inspiraba en Alemán la sensación de Humberto Fierro. Llegó al poeta que reci­ que Quito era semejante, contemporánea de ta y que tiene un público expectante. estas ciudades. El indicio de que esta ciudad, Noboa aparece como un habitante de la sus calles y sus nuevos cafés eran contempo­ ciudad;tmo que redefine con su concep­ ráneos a las modernas metrópolis de Europa, ción intelectual el espacio de la ciudad que se encontraba en la presencia de personajes se despliega ante él. Alemán, su amigo e como el poeta Noboa y Caamaíio que cultiva interlocutor, nos cuenta sobre el poeta un modo de pensar y sentir estéticos. desde un escenario tradicional de la ciu­ Esta forma de conciencia transforma el dad de Quito, el barrio de "La Loma", el entorno, pues el lenguaje procesa la experien­ cual adquiere una nueva dimensión entre cia del mundo material arrojando objetos la referencia a otras ciudades, donde se nuevos, estableciendo particulares vínculos vive simultáneamente la nostalgia del simbólicos entre estos. Las tertulias en los poeta paseante, donde se escuchan los cafés de Quito hablan de una nueva sensibili-· nuevos ruidos de la modernidad y donde dad y de un conjunto de intelectuales que tra­ se forman tertulias en cafés y otros luga­ bajan en la reinvención del entorno. "Aquel res habitúes para los poetas. arco que en ese mismo instante contemplába­ A lo largo de una de las calles escasamen­ mos -el de Santo Domingo- tenía enorme te planas y relativamente anchas de este semejan:za con otros qne Noboa había visto Quito original, y que contradictoriamente, en la capital de España, en 'Toledo y en otras o tiene el nombre de "La Loma", nos ciudades de la Península"~<. encontramos una tarde. La recorrimos en toda su extensión más de dos veces. El mal: sensibilidad y Me hablaba... de la tradicional sutileza, autonornia poética en Noboa siempre palpitante en el alma de París, no La revista Patria de Guayaquil, dirigida por obstante el recuerdo, fresco todavía, de las Carlos Manuel No boa y cuyo redactor fuera el horas de peligro y desazón que tuviera poeta Medardo Angel Silva, publicó en 1918 que soportar, y que estremecieron sus el poema 1:'.11/a eterna hannonía, que hablaba de puertas con estrépitos de obuses. la naturaleza de las subjetividades formadas en Me hablaba... del encanto aromo so de torno a la estética intimista de los poetas sim­ • sus paseos legendarios: el Bosque de bolistas y modcrnístas. La convocatoria de Bolonia, los Campos Elíseos. La tumba de ' esta revista subrayaba el interés en hacer de N apeleón. Sus excepcionales Museos. La esta publicación un lugar pata el arte: Plaza de la Estrella. Mont Martre... ¡París! Me contaba ... de la intensa actividad litera­ Nosotros en Paflia con un amplio criterio ria y artística que se vivía en algunas ciu­ artístico, nos empeñamos por presentar dades de España. De los cafés madrileños, los más melifluos y sazonados frutos de en los que hadan su c9ticliana aparición las inteligencias jóvenes y queremos hacer

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" de nuestra publicación un como jardín de chosas, es capaz de fundar un universo alter­ Academos al que asistan, unidos en la no al de la moral burguesa. armonía de una misma ansia de Belleza, La propia experimentación es su deseo, su adolescentes enfermizos y rebeldes, efe­ placer aumenta en ellos otra forma de paz. bos estremecidos de entusiasmo y hom­ La experimentación muchas veces nocturnal bres serenos, en la madurez de sus otoños muchas veces extenuante, los hace pálidos. La reflexivos, y así, también los viejos y glo­ singularidad de su memoria y lenguaje los riosos maestros los de broncíneas trom­ vuelve poco comunes, esquivos. La conquista petas o clamorosas liras." de un territorio autónomo para la poesía, como la propusieron los modernistas desde Se trata de "acadérriicos" reunidos en torno a su maestro Haudelaire, suponía un distancia­ 1 la creación estética. Sensibilidades agudas que miento de lo moral. " perciben y descubren relaciones entre las cosas, a la vez que las padecen; s011 seres A los seres sensibles, pensativos, reflexivos. Aquí, Noboa coincide con el tema acecha el Mal en todo lo que existe de su poética "En la eterna harmonia" que y el anhelo inmortal que los asiste habla de la subjetividad abierta que percibe el tórnalos dulces, pálidos y esquivos ... entorno, para luego arrojar objetos del espíri• tu. El espíritu del poeta es el tema del poema. Más si la vida su veneno exhala, y corta el vuelo de gloriosos rastros, En la eterna harmonía" ¡queda la invicta cicatriz del ala! y al morir quien fue luz, ritmo poesía A Gonzalo Florja su espíritu se integra con los astros, Más affá de! Bien y del Mal y rueda en pitagórica harmonía.

La vida de los seres sensitivos, N oboa gusta de referirse a fuentes hispánicas. es algo a un tiempo luminoso y triste; Vemos cómo los referentes a la estética hispá­ el que de acero su alma no reviste, nica en Noboa son frecuentes. Así, los últi­ nunca esta bien en medio de los vivos. mos versos del poema parecen una recreación o de pohm seré, JJJas polvo enaJJJorado. Así como en Según este poema, los poetas no son seres Quevedo, después de la muerte, queda viva la cerrados. Por un lado, son luminosoJ, es decir, memoria del sentimiento JJJas de esa otra parte son fuentes de creación y espíritu. Por otro, en fa ribera/ arderá fa memmia en donde ardía, en son tristes, seres cuyo contacto con su entor­ No boa, más allá de la vida material, existe la no es realidad quimérica, o sea, una sensación acción creadora del espírim arristico. El ejer­ triste ante el conocimiento de lo "mustio", de cicio de la sensibilidad que se representa aquello que se llama vida, ante el estrépito como una cicatriz del aft1 ele la existencia y espantoso que despertó al mundo del ensue­ autonomía, paralela y armónica como la ener­ ño de la be!le epoque: la guerra. 17 gía que pone en circulación a los astros. Noboa propone que el creador frívolo es un Así mismo, la búsqueda del Mal se represen­ intelectual que se conmueve con los horrores ta como ligada a la propuesta de Francisco de de su entorno, a la vez que asume la arbitra­ Gaya en Los caprichos. Del libro Romanza de las riedad de la forma. El tipo de saber al que horas, en el poema "S a.m.", Noboa muestra la accede el artista-intelectual frívolo es represen­ dualidad de la existencia: la vida diurna de la tado por la imagen del Mal. El Mal pr~figura producción y la moral conviven sin mezcla un mundo espiritual alterno. En otras pala­ con la vida moderna que representa la lacra bras, Noboa se siente atraído por establecer oculta, pero también la vida interior, el Mal, los pactos entre quienes comparten un rato 70 sentidos y combinaciones autónomas y capri~

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" desconocido, la bohemia y la creación "rra­ modernista. El acercamiento a esta cultura moya artística". nos lleva a leer interpretaciones de su muerte, pero nuestra propuesta es ligar este consumo S a.m. a dos búsquedas de su vida: orden intelectual Gentes madrugadoras que van a misa de alba y acceso a una luz alterna, desde la cual los y gentes trasnochadas, en ronda pintoresca, objetos adquieren una nueva dimensión: la por la calle que alumbra la luz rosada y malva luz subjetiva que describe el , la fie­ de la luna que asoma su cara rruhanesca. bre y el Mal. Con ocasión de la muerte de Ernesto Noboa Desftla entremezclada la piedad con el vicio, y Caamaño, en el año de 1927, la revista pañolones policromos y mantos en desgarre, América publicó su fotografía junto a una rostros de manicomio, de lupanar y hospicio, serie de ensayos alrededor de su emblemática sinicsrras cataduras de sabbat y aquelarre. figura. Su muerte fue anunciada durante un periodo previo al desenlace, en el cual el Corre una vieja enjuta que ya pierde la misa, poeta mantuvo un estado permanente de y junto a una ramera de pintada sonrisa, éxtas1s y deterioro como consumidor de opio. cruza algún calavera de jarana y rramoya ... En los ensayos en torno a este acontecimien­ to, se puede ver la tensión enrre "los científi• Y sueño -ante aquel cuadro- que estoy en un Museo cos" y HJos literatos". Los primeros tematizan y en caracteres de oro, al pie del marco, leo: el uso del opio como un síntoma de patología dibujó este "Capricho" don Francisco de Goya. de la personalidad del poeta. Observamos cómo Guillermo Bustamante presentó un Lo más interesante es que Noboa, corno cuadro patético del Noboa opiómano: "desde sabemos, entiende su vida como un habitante el fracaso de su vida" o "criatura desvalida" nocturno y se identifica en este poema con el son imágenes con las cuales describe el con­ crítico de arte o el observador moderno que sumo del opio como un consumo de calman­ encuentra en un museo una pintura de Gaya. tes. Así vemos cómo Noboa parecería a El observador ve a un Goya descontextuali­ Bustamante un sujeto que huye de un mundo zado de la casa señorial y re-ubicado en un al cual desprecia, y se refugia en "calmantes" museo, la representación de los conrrastes que alivian su dolor: "Sus poemas de conmo­ o entre dos mundos alternos. Se trata de una vedora desesperanza, tienen la mesura de los ó mirada vanguardista del ecuatoriano sobre el temperamentos aristócratas que huyen del •¡;¡ artista español. En esta, se usan referentes de popu1acho bullangueto y aclamador y sofo­ la conciencia simbolista para rerratar el espa­ can el alarido de su garganta para musicalizar­ 8 cio del arte frente al espacio de la moral con­ lo con palabras de sonidos dulces"." j o vencional: las luces y sombras de los Bustamante se acerca a la tesis de Raúl z "Caprichos de Gaya". La referencia a esta Andrade, quien propone una imagen de debi­ 8 estétic~ de estirpe hisp:'mica no es una búsquc, lidad en el poeta modernista. Sin embargo, la da de nostalgia de identidad cultural, el pintor visión del opio a la que se suscribe No boa se J Goya aparece descontextualizado, en un parece más a la propuesta de Baudelaire: "En .. museo, pero enrra en comunicación con la bús­ contraste al vino que turba las facultades §j queda del Mal por parte del poeta modernista. mentales, el opio les proporciona un orden y Gaya se exhibe como un signo arbirrario en un una armonía superior". El interés por el opio escenario arbitrario: Noboa renueva a Gaya. se describe como un acceso al ideal de mente j La relación con Francisco de Gaya y el papel armónica, aquella que interesa a un intelec­ ::g del Mal en la obra de Noboa nos conducen a tual. Es también la enrrada a un mundo sim­ una interpretación del simbolismo que rodeó bólico: "El opio comunica a estas facultades ] el consumo de los opió¡nanos en el círculo un sentido de disciplina". Baudelaire, opti- 71

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" mista de los efectos del opio, hablaba de picios ... Basta que le reporten el maldito cómo "por un pen'!_y se podía comprar la feli­ dinero, íntegramente destinado a mante­ cidad y llevarla al bolsillo del chaleco, pero ner en pie la funesta ilusión de "encontrar esta solemnidad sería como grave y solemne", en el artificio_ de un envenenamiento la de una duración de ocho horas de trabajo voluntario, el secreto de la felicidad". 23 intelecmal: "Ni siquiera cuando alcanza la mayor felicidad, puede presentarse al come­ El "Tibnrón" Vargas era el mercader de la dor de opio como de carácter allegro; incluso morfina y Noboa le puso el sobrenombre de entonces habla y piensa a la manera de pense-. Asmodeo, según nos narra Alemán. La referen­ 20 roso" • cia nos remite a un demonio de elevada jerar­ Noboa, Borja y el critico Carlos H. Endara, quía que, para los rabinos, era el príncipe de 1 alias "Dilettantem , consumían juntos la mor­ los demonios y quien, por amor a Sara, mujer fina y otras drogas. "Dilettante", entre otros bíblica, sacrificó a siete esposos sucesivamen­ textos, incluyó como referente literario, no te, la misma noche de la boda, evitando así gratuitamente, Lts agonías de Quincey, descrita que perteneciera a ningún hombre. Pero al fin por Baudelaire. Hugo Alemán habla simultá­ fue vencido por el octavo contrayente, un neamente de los senderos urbanos, los sende­ joven revestido de mucha prudencia, Tobías, ros del. opio recorridos por el artista y los sen­ quien supo obedecer los consejos de un deros intelectuales por los que este transita: arcángel. El nombre de Ast110deo nos remite, por tanto, Antes de la medianoche, casi sin omisión a un deseo que no se concreta. Es el poder de de un día, llegaba en busca de Endara el desear muchas formas lo que este traficante poeta Ernesto Noboa Caamaño. De ordi­ pone en manos de los poetas. La libertad de nario salíamos juntos los tres. Llevábamos la forma, deseo infinito de lo inasible. la misma dirección. I'recuentemente nos Asmodeo, el mercader de morfina, conduce a deteníamos a cenar en algún cafetín exis­ Jos poetas también al personaje que otorga las tente en el trayecto. En las proximidades claves para la fabricación de un territorio arti­ de mi domicilio, acostumbraba a despedir­ ficial. En el poema Morfina, No boa propone me. Escasas ocasiones les acompañaba entender la droga como una forma de alterar o hasta el portón de una vieja casa y alta el lenguaje. Sí, es una forma de renunciar a la casona de la calle Ambato. Alli los espera­ realidad convencional, peto no se trata de evi­ ba un docto maestro del divino suplicio tar el dolor, sino de permitir el surgimiento de un poderoso mago de la droga exultante." un universo artificial, el del lenguaje poético.

Alemán representa al opio y a la morfina con Morfina"' verdadero aso1nbro de "supervivencia y luci­ Morfina, dez mental": divina! De las almas tristes celeste beleño, Llega a entregarse a los placeres del nirva­ fuente inagotable para todo ensueño, na. Se torna ya una obsesión que no le eficaz alivio de todo sufrir. deja reposo para sus labores periodísticas Bálsamo piadoso para toda herida, y literarias. Irremisiblemente debe pasarse de los soñadores dulce prometida pensando en la consecución del esquivo, que nos indemnizas del mal de vivir. costoso y titánico alcaloide. Tú sabes secretos de fakires magos, Sustentarse al vicio resulta en exceso cos­ para las dolencias, para los estragos, toso. Por eso, su inteligencia hurga con para los embates de toda aflicción. ahínco en un montón de posibilidades, Al contacto leve de tus manos buenas, aunque pretenda bordear abismales preci- se cura la angustia, se mata las penas, 72

'1 'ii Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" y nos nacen alas en el corazón. conceptos no especializados de lo bello, el Muchos compadecen a los que te amamos, "destino" de volverse parte de la burocracia los pobres no saben por qué te buscamos del Estado liberal debió ser igual de terrible, y por qué es tu culto nuestro único amor. pues no permitía -otra vez- una dedicación Culto bondadoso de los que soñamos autónoma a la creación poética. de los que sufrimos, de los que lloramos, Los e~critores nacionales -hombres sin fortu­ de los predilectos hijos del Dolor. na en una abrumadora mayoría- han soporta­ De los que llevamos el secreto anhelo do el nada envidiable destino de consumir su de batir las alas y emprender el vuelo, sensibilidad en las hórridas limitaciones de lejos de este mundo, lejos de este suelo, una oficina pública [... ]. El garfio de un donde tiene un trono la vulgaridad. empleo desgarraba sus horas útiles a la Y para la inútil vida cotidiana, Belleza. La hórrida exigencia de la vida rele-­ tú cienes consuelos como de una hermana, gaba sus pensamientos a un plano secunda­ como de una Hermana de la Caridad. rio; anteponía la aride:tc del lenguaje oficialista ¿Tú fuiste, acaso, el fruto prohibido a la florecida vegetación del canto... Ocupaba que entre los follajes se hallaba escondido un casillero burocrático sin relieves, en la del Árbol eterno del Bien y del Mal? opacidad de un vulgar recinto oficinesco. ¿Por que Dios al hombre desdichado le hho? Despertar la juventud sobre la vaciedad de las Pero ya tenemos otro paraíso horas iguales ... Sentirse arrebañado en una aunque el paraíso sea artificial! absurda caravana inmóvil. Uncido a la preci~ Tú idealizas las cosas grotescas sión de utilizar el tiempo-precioso para la cre­ y por ti vivimos en aladinescas ación de renovadas partituras líricas- en la ciudades de oro, nácar y marm. ingrata tarea de alinear insalvables lugares Del joyel del sueño nos abres los broches comunes. Sometimiento doloroso a la infaus­ y es la vida un cuento de Mil y una Noches, ta perdurabilidad de la rutina, justamente y es la vida un sueño de un cuento de Abril. cuando el ánimo se siente apto y crecido para Morfina, seguir la lúcida trayectoria de elevados propó• divina! sitos. Cuando la voluntad pugna por explorar dame tus caricias para resistir inéditos paisajes de la vida." el amargo acíbar de nuestra existencia, Pensamos que la morfina no es aquí una o dame tu veneno, dame tu inconsciencia pnerta de escape de la realidad sino un esti­ porque ya sin ellos no puedo vivir! mulante que -creen estos intelectuales y artis­ tas~ propicia el proyecto de construir un El poeta sugiere que la morfina es una forma terreno poético, en el cu'~] la única certeza es de acceso al conocimiento, la manzana prohibi­ la arbitrariedad de la fo•·ma. El modo de da, vínculo con el conocimiento vetado por la entender el efecto del opio y la morfina con­ moral. El paraíso al que hace referencia es un duce al deseo de construir una disciplina lite­ paraíso artifki::~l, intelectual, las cosas grotes­ rnria y, sin embargo 1 -·varias rcaJjdadcs parecen cas; el Mal, convertido en nuevas alas de vuelo, confabular contra este afán: la poca vitalidad representa este deseo. del mercado literario en un país calificado de .. Alemán, además, nos habla de cómo Noboa "jesuítico" o ''sordon1udo", como lo ve Gui­ corrió el peligro de muchos artistas e intcleG­ llermo Latorre," el desproporcionado creci­ tuales qniteüos de la época de convertirse en miento del Estado como corporación frente a burócrata. Un problema muy serio si pensa­ una sociedad civil más bien rezagada y -es mos que esta circunRtancia supone un nuevo imponante mencionarlo también- el efecto modelo de dependencia. Si la batalla de estos adiccivo de la droga que confabula contra el intelectuales fue la autonomía del arte, la deseo de esta autonomía: "Se torna ya una separación del mecenazgo señorial y de sus obsesión que no les deja reposo para sus 73

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" labores periodísticas y literarias. lrremisible­ manía", Patria, 1918. mente debe pasarse pensando en la consecu­ 17 El ensayo de Luis Anlbal Sánchez, "TendenCias ción del esquivo, costoso y titáuico alc.aloide". de la poesía moderna", publicado en L,a Idea de 1917, p. 130, bace algunas referencias que mues­ tran la conciencia de la guerra en nuestros moder­ Notas nistas. Se habla de cómo entre los escombros de la guerra surgía una corriente libertaria distinta. 1 Versos de "Brisa de otoño" en Letras, 1 912. 18 Cfr. Félix de Azúa, Bt111de/aire y el artista de la vida 2 Ernesto Noboa y Caamaño, "Libros J-Tispanoa­ moderna, Barcelona, Anagrama, 1999. merican(_)s11, Letras, 1912, p.28. Crítica sobre el 19 Guillermo Bustamante, "En la muerte del libro Tierra de reliquias de Francisco Contretas, edi-· 11 poeta Ernesto Noboa y Caamaño , Amén'ca, tado por F. Sempere en Valencia) Espada. 1927, pp. 105-106. 3 Aurelio H. García, "El sentido de las cosas en lo 20 Cfr. Textos críticos de Charles Baudelaire. moderno", Claridad, 1926, p. 180. 21 "Dilettante" (1896-1938) fue el seudónimo que 4 El criterio de Noboa fue tomado en cuenta y a utilizó Carlos H. Endara, poeta, crítico, ensayista. propósito de "la manía de hacer libro" se publicó Escritor de la revista Vida Intelec-tual del colegio otro ensayo crítico, esta ve:t de Julio Moreno, en el Nacional Mejía. Él mismo fue estudiante de la cual se resaltó el rasgo crítico del joven poeta y se promoción del año 15. Funda y dirige Ecos retomó su opinión para ahondar en el mismo Juveniles, Atenea, Bolas y Botadas y Vida Intelectual. asunto, es decir, el apuro y ligereza de algunos Fue colaborador de Letras y de Renacimiento. Como 1 escritores para pruentar en forma de libtQ 'traba­ periodista trabajó en El Día, y en 1925 fundó jos precipitados sin interés ni valor". Julio Moreno 1•'ígaro, revista de elegante presentación, ilustrada publicó el ensayo "La manía de hacer libro" en con la caricatura satírica de Latorre. Escribió el Letras, 1912. libro La alcoba de los éxtasis: crónicas y cuentos, que se 5 Ernesto Noboa, "Libros Hispanoamerica-nos,.~ publicó en Quito en 1924. Cfr. Ezequiel Abad Letras, 1912, p. 29. Crítica sobre el libro de Juan 1 1 Guerra, "Cados H. Endara, Dilettante , condiscí• José de Soiza Reilly, Crónicas de am01; be!lez.ay de san­ pulo del año 15", revista Eslabón, 1941, pp. 68-70. gre, editado por Maucd en Barcelona. 22 Hugo Alemán, Presencia del pasado ... p. 92. 6 Ibíd., p. 29. 23 Ibíd., p.93. 7 Gon:-:alo Zaldumbidc, "Siluetas", Letras, 1913, 24 Ernesto Noboa y Caamaño, 11 Morfina", en p.188. ' ' . " Hugo Alemán, Presencia del pasado ... p. 166. 11 8 Ernesto Noboa, Ltbtos Htspanoamenca-nos , 25 Ibíd., pp.154-155. o Letras, 1912, pp. 29-30. 9 Crítica sobre Vida criolla 26 Guillermo Latorre (1896-1986), artista que se (La novela de la ciudad), de Alcidcs Arguedas, dedicó a buscar la renovación en el arte a través de Librería de Paul Ollendorff- París. la caricatura. Miembro fundador de la revista 9 Rubén Darío sobre Valle Inclán, cltado por Caricatura. Noboa, Letras, agosto, 1912, p.30. 10 Arvelo Larriva (poeta venezolano) dtado por Nobo<>, Letras, agosto, 1912. 1l Publlcado como nota al pie del poema "Hay tardes en las que uno ... 11 de No boa Caamaño, l{cnar.imiento, 1916, p.19. 12 Hugo Alemán, Presencia del Pasado, Quito, edi­ ciones del Banco Central del Ecuador, 1 994, pp. 151-153. 13 lbíd., p. 162. 14 lbíd., p. 162. 15 La revista Patria, junio 16 de 1918, scíiala que la página es de autoría del redactor en jefe. N o seña­ la el nombre del autor. Conocemos que para el15 de noviembre del mismo año, el poeta Medardo Ángel Silva estuvo encargado de la redacción y dirección de la revista. 74 16 Ernesto Noboa y Caamaño, "En la eterna har-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" . ,. 1 li

relato

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Sótano

Marco Antonio Rodríguez

l lego cruz nos invitó a beber en taxi y emprendimos el viaje. Visitamos todos Colecturía después de clases. los burdeles de Quito, desde los de arroz Molinita, quien tenia atado un quebrado donde las venéreas tienen su nido E poco de cuero crudo alrededor de preferido hasta los pi tucos del norte, pasan­ sus zapatos para que la suela dejara de aletear do por los de la Vicentina y la Floresta. a cada paso, era el más decidido a concurrir Concluimos la cacería en el Valga, pero el pues no le molestaba un centavo que el Lego Lego se negó a entrar. Entonces pasé el travesee con su sexo. Porque el Lego no llega­ asiento trasero para probar mis dotes de ora­ ba a más, es verdad, y Molinita era ya avezado dor consumado, por algo despuntaba como en esas lides gracias a Patita, una mujer coja y dirigente universitario o deportivo y luego feúcha, con su cara moteada y sus huesos diputado, y había alcanzado la presidencia reflotando por todos lados. (Por si quieren del Consejo Estudiantil. El Lego, en vez de saber Molinita no rebasaba los dieciséis, pero reveer su actitud se emperró y empezó a tan­ ya una tarde, en clase de Botánica, cayó fulmi­ rearme, cosa que le permití. Se propasó y nado por el esfuerzo que había generado en quiso chupármelo; en ese punto le propiné una interminable sesión en la cual debió satis­ tremendo sopapo que hizo rodar su denta­ facer la gazuza sexual de Patita. Menos mal dura postiza. El Lego se asustó, tomó su que se recuperó pronto del garrotillo). dentadura, la guardó y entramos al cabaret. La luna grande y aguada nos miró salir en fila ¡El d_iablo, el diablo... !, chillaron las putas y india por la portería y tomar en El Tejar dos corrí:an a esconderse. viéndole al Lego la taxis cuyos choferes eran alcahuetes de las sotana mal camuflada por el sobretodo y la fechorías del Lego. En uno de los taxis se bufanda que le prestó el Feto y el sombrero acomodó él, al medio de Molinita y el Perro estrecho que denunciaba a leguas su tonsura. Mendizábal. (Un hombre no puede vivir un El Lego comenzó a hablar en francés y a instante sin buscar presagios en su entorno y perorar 'l"e era profesor ele la Sorbona, pero creo que los del Lego en ese momento eran las mujercillas no se tragaron la rueda. Por buenos). Desde la partida recorrió todo Quito, fin, urgido por las circunstancias,' tuvo que • feliz con los sexos izados de sus acólitos como salir con Gusano, pagando con cheque en cuando portaba los cirios en las procesiones de blanco la cuenta que cubría lo que consumié­ la Virgen de las Mercedes: amasándolos, besán­ ramos. Las rameras se amainaron y se prendió dolos, catándolos, venerándolos. la fie-sta. Cada quien se dedicó a su presa. A El Lento, quien se coló delante, junto a mí y mi me fascinó una hondureña raquítica, casi a Gusano, el taxista, cansado de tantas vuel­ una niña. Una racha de vientos contra su tas, sugirió que fuéramos de cacería de gua­ cuerpo y corría el riesgo de volar por los aires tusas, y la idea fue aceptada por nuestros y por lo menos caer cuan larga era. Su cabeza mecenas. Les pusimos ;¡ tanto a los del otro delgadísima como palo de escoba. No tenía 77

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" nada que pudiera llamarse mentón, pero un viciosos, tratándolos como a eufermos sarnoso lobo de ojos oblicuos que me dobla­ encantados. ¿Eres casado? Me acusó violenta, ba en edad -¿su caniche?-, no la despegaba de con ingenuidad digna de mejor suerte. ¿N o sus ojos .. Confieso que me prendé de esa figu­ estaba viéndome junto a ella triste figura de rilla frágil, de manos lividas y mirada tristísi• un adolescente espinilludo, tiritando de sed y ma que daba la sensación de puchercar a cada de miedo? Tengo papá y mamá, atiné a con­ segundo. ¿Qué era lo que me flechó? ¿Su ros­ testar. ¿Entonces por qué me ofreciste matri­ tro carátula abotargada y salpicada de man­ monio anoche?, me increpó, no tengo dónde chas? ¿Sus dos trenzas amarillas que casi sin ir y quiero estar contigo, en tu casa. Yo teuia vida descansaban sobre sus hombros escuáli­ la conciencia bloqueada y por supuesto no dos? ¿La presencia de su rufián? ¿Su nombre me acordaba de nada, un cochino sabor en la Melania, su mirada sutil e intensa, de esas que boca me inducía a voltearme para hablarle, a veces evidencian neurosis o ansiedad sexual actitud que la sumergió en un mar de llanto. o simplemente son el resultado de una dieta Sin embargo, intenté vestirme e irme, pero forzada y drástica? Lo cierto es que me ena­ Melania me detuvo. Sálvame, me rogó, sálva­ moré de ella por un largo tiempo y no pude me de toda esta porquería, sálvame del desprenderme de su obstinada imagen ni de Canguro. No había estado equivocado, el su voz -bastidores golpeados por vientos Canguro era ese pelmazo que no la despren­ recurrentes contra paredes de casa abandona­ día de su vista hace unas horas. Hice la de da-, y cuando su recuerdo iba a desvanecerse, James Cagney en Conciencias Erradas. Me en los brevísimos y casi imperceptibles instan­ sacudí de ella como si fuera un piojo, con tal tes en que se alejaba de mi, lo buscaba con fuerza que fue a dar en el suelo. Estábamos ardor y las más de las veces con desespero enamorados. ¡Qué duda cabe! Con esa clase para seguir atormentándome. de amor salvaje, misterioso e improbable que Hasta que se armó la trapisonda. no ocu1-re sino una vez. Escuchamos gritar al Lego Cruz bascosida­ Sali dando tumbos por esa barriada descono­ des y tumbar sillas, mesas, botellas, segura­ cida, sin un céntimo para el bus de regreso y mente lidiado con algún cabrón que no le una sed que me mataba. permitía subir a la planta alta donde estába­ En casa me zurraron. Momentos antes habí• mos nosotros cada quien en su respectiva an hecho los mismo con mi hermano. En el madriguera. Gusano debió dormirse sobre el colegio, en la sesión vespertina se supone, al volante -ya estaba chispo-, y el I~ego aprove­ cual tuve que ir sopena de que me molieran a chó para ingresar al cabaretucho. El incidente palos, encontré a los compañeros todavía no pasó a mayores y al menos Melania y yo ebrios y al Molinita con un mazo de biJletes seguimos en el amor. grandes cuyo origen todos conocíamos. El A1 despertarme palpé lágrimas en los ojos de nos invitó a jugar billar y a comer donde el Melania. ¿Lágrimas? Quedé estupefacto. Te Pipón Sánchez. <¡uicro, me dijo al concluir su cuarto orgasmo, Un sabor ele ceniza amarga se había instalado electrizándome los huesos. Cierto, estábamos en mi boca. Melania se agitaba dentro de mi. en el amor de manera diferente que en la Recé y me desprecié a mí mismo, como cual­ madrugada: fría, torpe, asquerosamente, pero quier maldito borracho que tiene asco de él no era para tanto. De verdad, volvió a hablar, mismo. ¿A quién demonios estás rezando, te quiero. Yo también, le respondí como un pequeño vicioso? Si un hombre en sus cinco pobre pendejo. ¿No nos vamos a separar?, sentidos, fornido y saludable reza, es que preguntó. Tengo familia, respondí, como otro tiene fe. Pero si un adolescente en esas condi­ pobre pendejo. A la dulzura cautiv.ante de su ciones reza, es que está temblando de miedo. carne pálida se añadía la bondad -signo de A cada momento entreabría los labios y los mujer adulta-, que consisten en velar por los dientes inconscientemente y sentía la lengua

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" de ella que penetraba a ratos como una saeta, otras como una culebrilla. Pero ahí seguia Melania, su frente estrecha, su nariz de Loro Pesantez, mi profesor de Geografía, sus pechos chupados y sus piernas grandes. Me­ la -nia. ¡La manera con que pronunciaba ese nombre, sin que nadie lo escuche! Me-la-nia, en viaje lento hacia mi sangre. Pasaron los meses y yo seguía prendado de Melania. La amé en exceso y, felizmente, demasiado amor hastía. Un amor excesivo revuelve todos los órg-anos y nuestros lugares más lejanos, y lo que sale a la superficie pro­ duce vómito. Pero algo tan bello y transparente no merecía dejarlo revolcado así. Un día fui a verle al Lento, sabía que era el único que podía ayu­ darme. En efecto, se sustrajo unos aretes muy finos de su madre y fuímos a empeñarlos. Yo lo esperé en la vereda oyendo en mi cerebro el bolero de Tito Rodríguez que tanto escu­ chamos esa noche: "Quiero escaparme con la vieja luna, cuando la noche muerde ... " Lento me ayudó con diez grandes y volamos a la primera floristería. Allí compré un gran ramo de flores y la tarjeta más blanca que ustedes pueden imaginar. Imposible man­ charla. La coloqué tal cual dentro del sobre en donde puse el nombre sagrado: Me-la­ nia .. Con el resto de dinero pagué para que lleven el encargo a El Volga.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" M icrofestival de microcuentos

Abdón Ubídia

Enemigos Microcuento con microanécdota y micropoema incluidos El enemigo enfermó gravemente y se iba a morir. Entonces, el Otro lo visitó. La niña preguntó a Bécquer:

-Vine a pedirte que no te mueras -dijo-. -¿Y el poema más corto del mundo?: ¿Qué voy a hacer sin ti? -Consta -dijo- de una sola estrofa, un -No te preocupes -respondió el moribun­ solo verso, una sola palabra, una sola silaba: do-, mi fantasma te perseguirá siempre. "Ttí"~

-Adiós --dijo el visitante y pensó, aliviado, que su enemigo) ni siqujcra con la muerte, De las traiciones posibles descansaría en paz. En el centro de la noche sonó el teléfono como un alarido. La esposa miró al esposo. El Amores esposo miró a la esposa.

-Pero yo no soy Dulcinea sino Aldonza. De s autos y criminales -Y yo no soy Don Quijote sino Alonso Quijano. Un santo varón vivía en una choza, al borde de una quebrada. Era santo y sabio y por lo -Entonces) nunca me atnarás: de vera~. mismo pobre y solo. Un dia, un muchacho violento irrmp.pió en la -Hay una solución. choza con el propósito de matarlo.

-¿Cuál? El santo le dijo:

-Que seamos Dulcit~ca y Don Quijote. -Espera, cuando yo tenia tu edad asesiné a un santo y me quedé en su choza. ¿Quieres repetir esta vida que tengo?

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Anhelos Historia universal

La desdicha le dijo a la felicidad: -¿Cómo podemos nosotros, los buenos, vencerlos a ustedes, los malos. -¿Te ·acuerdas de esa frase persa: "y esto también pasará"? Es mi sueño: que el tiempo -Volviéndose malos -respondieron ellos. pase.

La felicidad le respondió:

-Yo, en cambio, no quiero que se muevan los relojes. Que no se agite ui una hoja. Que cada instante sea eterno. Como ves, esa es mi desdicha.

Artistas

-Eres un artista es tan torpe que yo nunca haría una obra como la tuya.

-Plles parece ya me lo has hecho -dijo el otro.

Esperes

Se sometió a una dieta rigurosa, adelgazó y fue en vano. Se hizo unas cuantas cirugías y su ros­ tro adquirió cierta belleza, plástica por supues­ to. Cambió su trabajo y amistades y nada pasó. Soledad. Pura soledad. El principe azul no aso­ maba por ninguna parte. El amor parecía rehuirla.

Ya resignada, se dejó ser.

Entonces encontró, en la muchedumbre humana, a su princesa azul.

Ansiedad

La ansiedad le dijo a la esperanza:

-Hada cualquier cosa por cambiar mi exis­ tencia con la tuya.

-No puedes -dijo la esperanza-, sólo existes porque yo existo.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" El muro en tus ojos

Andrés Cadena

Me encontré frente a un ntttro y ett el muro un letrero: Octavio Paz

e empieza en un leve contrapicado de * la espalda de e, que camina por una vereda en la tarde. Otros caminantes, -Una imagen no te basta -dijo C, gesticulan­ que se rozan las esquinas de los hom­ bros y los codos, lo cruzan y pasan por sus do con las manos, como siempre-, para con­ lados, como encajando en el molde que es la tar una historia. ciudad. La cámara se eleva hasta salir del -Y vas a venir con que la cinematografía tiene plano aberrante y consigue un plano america­ su lenguaje -responclió Jon- y que es como la no de e, siempre desde la espalda. e camina sintaxis, y que tiene sus reglas y eso. con seguridad, volteando su cabeza para un -Pero si ya lo sabes. lado y para el otro, como queriendo captar la -Es que de eso estoy cansado, ¿entiendes? atmósfera en la que se sumerge. Travelling Contar una historia no lo es todo. prolongado y paulatino acercamiento al hom­ -No, no lo es. Pero es lo básico. bro de e, hasta captar con el lente casi exac­ -¿Lo básico de qué? -preguntó Jon en cami- tamente lo que mira e, teniendo cuidado de no a exacerbarse- Lo básico de hacer cine no no caer en la cámara subjetiva, de no asimilar es otra cosa que hacer peliculas. Es que lo tie­ a e, de no volverlo narrador, porque no lo nes tan cerca y no lo ves: el cine es cine, no tnerecc, porque él también es sólo uno tnás. historias ni cuentos ni relatos. Cine y punto. Efectos ele sonido: mientras el campo se ..Dejemos esto para otro rato, que las tauto­ reduce al hombro de C, crece el resonar de logías no sirven para discutir. sus pasos y, sobre todo, de su respiración, agi­ -Pero si sólo conversamos -Jon se reclinaba tada y sostenida; fade out prolongado de nuevamente en el sillón-, ¿no? estos efectos y fade in, igualmente prolonga­ -Da igual -cortó C y aspiró con seriedad-. do, de una canción del álbum The wa/1. Vine por otra cosa. Después, silencio. Luego, nuevamente ia -Sí, lo sé. cámara se aleja del hombro de C, se separa -Ana. varios metros de él -nunca detiene su cami­ -Que lo sé, cligo. no, la calle continúa larga, infinita, circular­ * y se eleva, para terminar en ligero plano * picado, dejando ver algo de la coronilla de C. Se habían despeclido como posando frente a Y corte. No sirve. ' cámaras cinematográficas, como si la imagen 83

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" que observaría el espectador, de sobra emo­ cionado, sería un plano medio de él, Jon, y, en * contracampo, la nuca de ella, Ana, extendien­ Me pregunté, por un momento, mirándola mientras ella veía fijamente por la ventana, y do su brazo, o quizás ambos brazos, para me ofrecía un perfil que el sol, que entraba a demostrar anhelo. Nos vemos, entonces, través del cristal, emborronaba, me pregunté había dicho Ana, con una sincera tendencia al a qué íbamos a enfrentarnos. melodrama que daba risa. Adiós, linda, había -¿Y? -me atreví a decir-, ¿todo bien? exhalado Jon, con bastante menos talento que . Ante él silencio, me puse de pie y me le acer­ la protagonista, de quien a estas alturas estarí• qué, notando la tristeza impercepríblemente an enamorados todos los ilusos sentados en la hamacada en un cruce de brazos, reposando junto a sus senos. sala de cine imaginaria (<>, susurra­ -A pesar de que se oiga difícil-reemprendí la rían los observadores, intentando no ser escu­ conversación-, a veces lo mejor resulta no chados por sus parejas, sin pensar que los pensar. No pensar demasiado, digo. oídos de ellas, de carne y cartílago, serían más -No, si no pienso, no -dijo Ana y extendió reales que la tela donde se proyecta la pelícu• un silencio que prometía continuación-. Es la, donde las sombras dan la impresión de que al frente están construyendo un muro, ¿te Ana, de sus muslos, de sus oídos). De todas fijaste? Desde ayer que los veo. ¿Para qué será? Imagínate; me parece innecesario. Si al formas, el anhelo de Ana era innegable, puto. otro lado de la calle sólo hay un terreno bal­ Ella lo sabía y Jon la seguia. Por eso ahora dio. lrán a edificar algo, ¿crees? lgual, esos Ana no entendía, no ~e explicaba la sorpresi­ hombres trabajan como hormigas levantando va soledad. Pudiéramos decir que ciertos un muro innecesario -y sin voltear a verme-. mechones del cabello de Ana danzaban sobre Ven. Mira. su rostro empujados por el viento, como una Antes de empezar a caminar (trayecto de naturalidad potenciada, y que sus senos se cinco pasos) pretendí acercarme lo suficiente perfilaban y sobresalían por el frío, o que en para observar el muro del que Ana hablaba, y no más; pero antes del tercer, fatídico asentar sus piernas sentadas en la jardinera de la plaza del talón, ya no pude detenerme y pronto, reposaba la vitalidad y la sensualidad de mujer con sorpresa, me encontraba junto/pegado a joven, abandonada. O pudiéramos ser más ella, casi rozando su brazo. crueles y decir que la medianoche bajaba -Ah. Es verdad -dije-. Lo extraño no es el sobre los diminutos hombros de Ana para muro en sí, sino el empecinado esfuerzo de masajearla de oscuridad, de fatalidad, de insi­ los albañiles en construirlo. Como si fuera picnte espera. Y lo más lógico que pudiéra­ una condena, algo m:ís fuerte que ellos. Porque no se dan cuenta que no existe una mos decir es que de un plano detalle de una razón detrás de la obra, como dices, si se trata gota sobre la mejilla de Ana, donde se refleja de un potrero del otro lado. Y sin embargo, lo algún astro de la noche, tenemos un primer hacen, construyen, obran en la ironia, ¿no te plano de su cabeza, un poco inclinada como parece? para que un mechón suyo vuele y le roce un Ana, con labios ausentes, se demoró en con­ párpado y la nariz, y luego un travelling hacia testar. O en hablar, simplemente. atrás y la vemos completa, plano general, sen­ -No, s.i no pienso. No. tada en la jardinera de la plaza, mirando hacia el vacío, y nos alejamos más, y Ana se pierde * Después de la función, plano general desde en la soledad de la plaza, en la oscuridad de una esquina superior en el hall del teatro, los jardines, en la noche de la ciudad. ambiente amarillento y de alguna manera aco-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" gcdor, los espectadores se pasean y comentan raída, en tus caminos curtidos, en tus pliegues sobre ''esto del cine experimental"; planos manchados de lluyja, tu feminidad está en el detalle de cigarrillos, sonrisas, tazas de café, secreto y en el secreto, mi ceguera y excita­ copas de vino. e (voz amplificada por micró• ción. quien se aburre de tus engaños, de tan fono), representante de un medio de prensa, angosta figura, te deja pero su castigo incuba entrega el premio al ganador del festival: un en una brillante nostalgia lustros más tarde. joven clirector que montó un corto algo des­ pero nadie -ni el engañado que atrapaste ni el cabellado que mantenía con sumo cuidado su desengañado que despediste- entendería tu indefinición entre documental y argumental. mania de extenderte, de prolongarte hasta Más tarde, C, travellling que lo sigue entre la proyectarte como lo que no eres, en una fic­ gente, se abre camino y detrás avanza Jon. ción donde tú, ciudad mujer, mujer camino, Ambos salen del hall, plano general desde la pareces conducir a la felicidad. vereda de enfrente: escasa iluminación de la Para Ana calle, suficiente para adivinar las siluetas, los dos (el uno con algo como un trofeo cristali­ no en la mano) atraviesan la puerta y logran En la cocina, Ana prepara té y pregunta: salir, mientras se puede ver a través de la ven­ -¿Seguro no quieres nada? tana que continúa la jarana del teatro y el -No, no -responde C, paseando por la sala público que adentro se mueve como una que también es comedor, mirando los ador­ masa espesa. nos y las paredes-. Hoy comí con el argenti­ Plano americano de ambos personajes, que no. Me invitó un café. Por momentos lo con­ caminan y fuman juntos, travelling hacia atrás. sider:o un tipo decente. -Gracias, viejo --dice Jon-. Nadie te pidió que -Pero está algo loco, ¿no? -las palabras de digas "cineasta y poeta". En el fondo me Ana se acercan porque regresa, delicada, halagaste. desde la cocina y encuentra a C leyendo un -No es nada, pero me la debes -replica son­ afiche (una foto panorámica de la ciudad, al riendo C. atardecer, sumergiéndose en un abrazo som­ brío, y con un texto trazado a mano como si los símbolos, intrusos, se impusieran en el Me des<¡uito paisaje de la urbe), que cuelga de una pared­ habito, lánguido, en tu prolongado frío de Taro bién tengo pastel, ¿no quieres? prolongadas grisedades. estrecha de mente, te -No, gracias -responde C sin mirarla, leyen­ conduces con dificultad porque tu angostura do con cuidado el afichf-· ¿Y esto .. .? extiende el tiempo y los pasares se vuelven -Me lo dio él --

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" do el plato que tenía enfrente-. Yo no quería -Bueno, pero ... -empezó e, queriendo seña­ nada, gracias. lar el absurdo, pero luego se calló porque ya Ana también se toma su tiempo para respon­ conocía que para su interlocutor no había der y, después de algunos sorbos y mirando a absurdo posible: todo pensamiento parecía e estupefacto y quieto, ordena con claridad: susceptible de pender de las razones más -Si no te comes tu pastel, las moscas lo harán. inverosímiles y, a menudo, inarticulables.

El argentino se había contactado con C a tra­ . -¿AJó? vés de alguien de su trabajo. Desde la prime­ -¿Sí? -respondió débilmente, desorientado, ra llamada telefónica, e había notado que el c. argentino en realidad no lo era, o por lo -¿Estabas dormido? menos no era solamente argentino: su caste­ -¿Ana? llano, su forma de pensar, su lento responder -Sí. ¿Te llamo mañana, mejor? y su extraña conducta en general lo hacían -No, no. ¿Qué pasa? una peculiar fusión, un artefacto del tiempo, -Pues nada. Sólo llamaba. del camino, de la mirada, del silencio. N o se -¿Estás bien? ¿Quieres que vaya? podía mantener una conversación común con -No, dios, no. No pasa nada. él, porque a menudo sus réplicas eran arreba­ Una pausa larga, en la que C esperaba oír la tos de sabiduría, iluminaciones de demencia, explicación. O el llanto. desquicios, anacronías. e, acostumbrado a -Es que no estoy acostumbrada ... a esto. oír, a prestar atención y replicar -tal era su -Ya -dijo C reincorporándose sin salir de la trabajo en la vida- simplemente accedió a cama, como bnscando qué decir-, me imagi­ reunírse con el argentino. Este le había dicho: no. Si quieres, yo te puedo escuchar, ayudar, -Mire, yo quiero escribir un libro. qué sé yo; -Ya -dudó e-, ¿qué clase de libro? -Sí, ya sé -dijo Ana, y transcurrieron unos -Eso es lo de menos. Entiendo que usted me alargados segundos ·hasta que continuó-. puede ayudar -dijo el otro, evidentemente Sólo quería saber eso. entusiasmado- ¿Me puede ayudar? -Bueno ... -dijo e anonadado. -Eso depende -respondió C moviendo la -¿Sabes? cabeza con oscilaciones involuntarias-. -¿Qué? Tendría que saber de qué se trata. -Tal vez sí quisiera que vengas. Y se reunieron, varias veces. C encontraba al -¿Este rato? -inquirió C sintiendo el frío del argentino en la entrada del edificio donde parquet contra las plantas de los pies. este vivía y después caminaban largamente, -No, dios, tranquilo. Si no es nada urgente. conversando. A veces tcrn1inaban en un -Ya; de acuerdo. café, en el cine (algo que disgustaba a C, por­ -Tal vez no deberías venir, después de todo. que el argentino no se cansaba de comentar), Olvidalo, ¿~í? sentados en una banca de alguna plaza, o a -¿Cómo? -respondió e, otra vez sorprendido. veces no llegaban a níngún lado, sólo cami­ -Nada, nada -dijo Ana, jugando con el cable naban. Y hablaban. del teléfono y con un sabor amargo en la -¿De dónde es usted, Julio? -le preguntó una punta de la lengua. de las primeras veces C. -Eso de los países es complicado -respondió el argentino siempre gesticulando con las -En un principio me dije que no lo volvería a manos-. ¿De dónde son, por ejemplo, los ver, en realidad. Es que hay algo desagradable ] libros de Nabokov o Beckett? ¿O las teorías en él. Quizá sea la suma de todo, de cada una de Einstein? de sus piezas aborrecibles: sus manos peco- 86

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" sas, sus dientes afilados y diminutos, su voza­ -Muy bonitos todos los pensamientos, pero, rrón siempre seguro, su pelo reseco de púa, de alguna manera, terminan olvidando a las sus grandes ojos soberbios. Es grotesco. Pero personas. Hablas de mí, o de Jon, o de ti, o de también tiene algo que hace que sus conversa­ quién sé yo, del argentino, como si fuéramos ciones sean de lo más entretenidas, como si todos iguales. Como si la humanidad no fuera uno estuviera en permanente espera, al acecho otra cosa que una lluvia, ¿ves? Una suma de de lo instantáneo -decía C..... Sus referencias gotas, idénticas todas, que cumplen su propó• impertinentes, sus observaciones absurdas, el sito: se crean, recorren su camino y terminan libro que dice que pretende escribir ... es un chocando contra su destino. tipo hecho trizas, en pedazos, desarmado. -Pero, no. N o es eso -quiere explicar C-. -Todo un personaje, ¿no? -replicó Jon, que Tampoco se puede negar que todos compar­ había estado observando a su amigo con un timos algunas cosas en común, ¿no? Puede ojo cerrado. ser que cometamos los mismos errores. Y, de hecho, eso es lo más normal. -¿Errores? Claro -responde ella, aún con la e camina asentando cada pie con cuidado, mirada que traspasa Ja ventana y dando la como si no quisiera alterar el ambiente, espalda a e, que ahora está de pie-, se me como si el sonido del piso fuese a denunciar ocur:re uno: Jon -y suelta una pequeña risa, una intención arcana. Los bolsillos de su artificial. chaqueta fungen de bozales de sus manos, -Pero, no -replica e con un ademán de como para retener las ansias. Finalmente, incomprensión-. No quería decir eso. Y no llega a un sillón y se hunde en él. De repen­ estoy hablando de eso. De él. Digo que las te, suelta las palabras. personas sufren, casi siempre, por las mis­ -Creo que el mismo Platón hizo decir a uno mas causas. de sus personajes que se desea lo que no se -Pues yo -empieza Ana, y se torna hacia él­ tiene. Ahí radica eso del deseo, la misma sen­ no hablo de las causas esas. Yo hablo de lo sación es lo que se desea, el objeto deseado, que me pasa a mí, ¿no se nota? Qué me como le dicen. importa 1a naturaleza humana ahora, ni lo iró• -Muy fJlosófico -empieza a decir Ana-, pero nico del asunto, ¿sabes? Mi vida, como la no estoy segura de que ese sea el caso. vivía, se acabó. Cuesta aceptarlo :-enfatiza ella -Es la paradoja del hombre, no entender su con cólera en los ojos-. Y más todavía si no propia naturaleza -responde e inclinándose se tiene claro cómo ha terminado todo. hacia delante en el slllón, para acercarse a -Yo entiendo eso -ell,lpieza a razonar e, Ana; pero ella se levanta de la sala llevando encaminándose hacia elia. unas tazas y unos platos en sus manos-. -Pero, ¿de verdad Jo entiendes? Porque muchas veces sólo se tiene nostalgia -Claro. pur la necesidad ... -Porque si no, más te valdría no fingir. No -¿De sufrir? -interrumpe Ana cuestionadom. ftngit: que sabes lo <[UC siento, que alguna vez -De sentir -se defiende C. has sentido, aquí, en el cuerpo, un dolor que Ana descalifica con una sola mirada las pala­ la mente no puede calificar, por más que lo "' bras de e, y continúa su camino a la cocina. intente -y, después de gesticulaciones y cam­ Pronto, regresa de alli, mientras C respira bios de tono, se volvió hacia la ventana-. Si con intensidad en el mismo sillón, y la no lo sabes, pues estás desautorizado para observa dirigirse hasta la ventana, como evi­ lanzar la primera piedra. O el primer ladrillo tando el retorno al sitio de la discusión ori­ -y luego de una pausa-. Mira, los albañiles ginal. Y luego comienza a hablar, sin dirigir­ trabajan hasta en sábado. se a e, sin mirarlo, sin pretender convencer­ le ni demostrarle nada.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" La música y la escrirura ocurren al mismo de sí mismos, pero que en sí, no son lo que tiempo. representan. Son falsas. Lo que ella le respon­ Para) de, entonces (:y hay que encontrar una solu­ Tal vez (e preguntes por qué he demorado ción a la articulación de este argumento, por­ tanto en responder. Sé que en tu carta no pre­ que a ratos parece tan débil que la única expli­ guntas nada, que me has tratado como si yo cación de la actitud de la mujer seria su tozu­ fuera nadie. Once upon a time you dressed so fine. dez, y eso no lo quiero), es que si las palabras Pero me he dado cuenta de que no soy nadie, están por algo más, si su importancia radica de que no necesito tu pregunta para respon­ . fuera de sí mismas, no son más que reproduc­ der. You threu' the bums a dime in your prime, did­ ciones de las personas, de ellos mismos inclu­ n'tyou? Peop!e'd cal~ say, "Beware dol~you're bound so, porque basan sus vidas en ideas y sensa­ to faJI", Te regreso tus discos y ahora mismo, ciones inexistentes, ajenas, extrañas... en mientras elaboro esta respuesta, oigo tus can­ esperanzas. Y mira que el otro se comporta ciones preferidas, You used to !augh about, every­ medio hipócrita, como abusando de que ella body that 1vas hangin' out, La piedra rodante. lo observa con ansias de besarle, y tuerce sus Pero mientras más lo pienso, mientras más lo argumentos: le dice que exacto, que por eso escucho, es como si lanzara una piedra contra seguimos utilizando las palabras, que por eso una pared, hecha de lo mismo. Nowyou don'! seguimos viviendo ... no, que por eso segui­ seem so proud, about having to be scroungingjoryour mos esperando. next mea!. Pues eso eres, una piedra, como -¿Y ella? -preguntó C. escribió Dylan. Hmv does it jie~ how does it fiel, -La infame -dijo Jon riéndose-, la muy infa- Porque yo era tu casa, to be on your own, en nú me, pues, le sonríe, bate la cabeza impercep­ habitabas, ¿no? Ahora ya no sé dónde termi­ tiblemente y lo besa. Claro, te estoy diciendo narás, with no direction home, pero esta piedra el hilo de la historia de amor, no te he dicho que lanzo es como una mancha blanca que las tomas y los planos; ni el montaje que le ahora me sorprende: la desnudez del muro vendría bien a esta discusión. que queda frente a mi rostro, en este momen­ -Sí, claro, entiendo. to, /ike a complete unknown, la palidez de tu hue­ Pasó un momento y luego le preguntó a C: lla, el símbolo vacío que se refleja en mis ojos, -¿Qué piensas? ¿Te ¡,'Usta la escena? ¿La ves? !ike a ro/!ing stone?, como el pedazo de muro -La veo, pero dudo que funcione. inerte que provoqué al descolgar tu afiche. -Yo también. A.

-Y yo digo que la cosa mirada de fuera es -Mira que va más o menos así: la pareja cami­ diferente, ¿se da cuenta? -dijo Julio. na por un parque, de esos parques con Lodos -Es diferente, claro -repuso C, algo incómo los arbustos recortados a la perfección, con do por hablar, acostumbrado a oir. todas las plantas en su lugar, con los camini­ Yo lo prefiero. Digamos que -y dudó un tos delimitados ... y conversan. Él se rehúsa a momento- yo ansío las dos: la mirada de " decirle que la quiere y ella le pide explicación adentro y la de fuera. Héroe y testigo. (esto no lo sabemos, desde que empieza la -Difícil, ¿no? escena habría que ponerlos in medias res de la -Y, digamos que más o menos. A lo mejor no discusión). Y pon atención: la razón funda­ es algo tan impensable. Por ejemplo, ¿no ha mental de él para no decirle "te quiero" es tenido usted la sensacíón de que cuando está que él no cree en las palabras. Y se lo explica, en la calle, frente a la vitrina de un almacén, a ella, le dice que las palabras son como reci­ de repente lo que está mirando dentro es en pientes vacíos, corno una especie de dague­ realidad menos importante que usted, que su rrotipos ... heredados, que dejan ver más allá reflejo, digo? -replicó el argentino.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" -Claro -repuso C, al borde de la risa-, todo -respondió el argentino si.D. alterarse-; si lo el tiempo. del desdoblamiento tampoco lo es. Y eso es -Y entonces, ¿no le ha pasado que en vez de lo que yo aspiro con el libro, estar en dos mirar el automóvil del almacén, o el maniquí, sitios a la vez, ser el blanco y el arma, vivir o el vestido o las joyas, usted siente que está dos v~ces; o morir dos veces. en el reflejo ... -"Dos veces Julio", podría llamarse -pensó en -¿Cómo? -dejó escapar C, involuntariamen­ voz alta e, llevado por la voz del argentino. te, con un resto de voz. -¿Vio? -sonrió el viejo-, ¿vio cómo no es tan - ... y lo que está mirando no es la vitrina, difícil dejar de mirar la vitrina? sino un pobre desparpajo que camina por la calle, que se ha quedado mirando algo con interés (como un automóvil o un vestido) y -Lo que ella no entiende -dice C- es la razón que ahora tiene unos ojos enormes de espan­ de tu comportamiento. to? Eso es lo que busco. -Eso -exclama Jon-, ese es su problema. -Todavía no entiendo -dijo C, reacio al juego. Buscando razones. Todo debe ser premedita­ -Es que usted, si me perdona que se lo diga, do con ella ¿sabes? Por momentos uno no sigue mirando el automóvil, el maniqui y las sabe si está viviendo o planificando vivir. joyas -empezó el argentino, y se emociona­ -Además -dice C, sonriendo- es una aberra­ ba cada vez más-; no mire ni eso ni el refle­ ción buscar razones a tu comportamiento. jo del la vitrina: mire al desparpajo que lo Desde que te conozco, tu idea de vivir radica mira a usted. en la racionalidad sometida a los latigazos de -Bueno, tal vez lo que veo no es un despar­ la sorpresa. Tu búsqueda de razón acaba en el pajo, ¿no? -replicó C. instan te, en el ''porque si", en la enunciación -Y ... tal vez. Pero es como, fíjese --dijo el misma de la búsqueda. argentino, cada vez con más interés-, como -Búrlate si eso quieres -responde Jon con dominar a la vez las dos caras del medallón. un extraño gesto en los labios e incompren­ Yo leí hace tiempo una historia sobre un sible para C-, pero no es mi interés lo que viejo, de esos experimentados, ¿vio?, que te trajo acá, ¿no? Tú has estado viniendo decide suicidarse y para ello convoca toda una todo este tiempo, me has interrogado y lo reunión con sus amigos, en su departatnento, único de lo que quieres es hablar de Ana. y, mientras todos disfrutan lo que pueden de ¿Te has dado cuenta? la fiesta (comida y tinto, ¿se imagina?), el tipo -No seas idiota. Tú sabes por qué lo hago. se mete poco a poco un veneno que lo termi­ -¿Te has dado cuenta? ,_pregunta Jon, sin na matando, al final de la velada. ¿Qué le importarle lo que acaba de decir C-: es como parece? Es una manera de conseguir vivir la si quisieras vivir mi vida. Y estas visitas tuyas propia n1uerte de uno. ¿Ve cótno la idea no es no son más que entrevistas (después de todo, tan imposible? eso es tu trabajo), como las preparaciones -Bueno.. -e-tnpieza C, dcsganáuduse a sí que hacen los actores para entender un papel mismo para discutir. que se alistan a representar. Dime, amigo, -Es de un compatriota mío el relato. ¿qué piensas de Ana? . -No estoy SC¡J;Uto -dijo sonriendo C, contento -Felicitaciones por la deducción -responde C de cambiar el rumbo del diálogo-; pero yo' sorprendido, torciendo las cejas, buscando conozco un cuento parecido, y es de un uru­ expresar ironia-; seguro es muy placentero guayo. ¿O es usted de Uruguay; Julio? -inquirió vivir contigo ... C, casi burlón- De todas formas, una historia -Dilo -dice Jon, sonriendo abierta, confu­ parecida creo que ocurrió con un árbitro de la samente. elegancia, en Roma. N o es una idea originaL -Cada vez entiendo mejor a Ana. -¿Y a quién le importa si. es o no original? -jLa pobre! -vocifera Jon- ¿No? -y rompe a

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" reír, casi de manera forzada. me parecen un par de necios avocados al -Realmente que estás idiota -responde e con melodrama. Vamos, entra, viejo. seriedad en el tono y en el gesto. -0 sea -dice Jon casi a gritos, sin oir a e-, -Pero, ¿por qué no? Si me pasó a mí, por qué vivimos montajes... ilusiones, fotografías ... no a ti, digo yo. Si somos tan iguales, ¿sabes? -Suenas como el argentino. Porque al final estamos hechos de la misma -¿Y tú no? medida, con el mismo material, unos junto a -Entra ya. otros, y estamos destinados a lo mismo Y entre ambos amigos, bajo el dintel que sepa­ -argumenta Jon increpando con su voz a e, ra edificio y calle, se triza la tierra del pasado y blandiendo su mano como si dictase clase-.. se abre un precipicio, tan profundo como el Entonces, ¿por qué no querer a Ana? Ella es punto más cercano en el espejo, que pronto, igual a todos, casi una convención; fíjate ante la mirada inmóvil de los hombres, se llena quién la rodea: tú, yo, cualquiera. de ciudad, de lluvia y de extraiíeza.

Los dos amigos caminan por la calle y deben -No se me había ocurrido esto, sólo empecé apurar su paso porque la lluvia alcanza su cli­ a hacerlo -dijo Ana sonriendo, sin abandonar max y amenaza con granizada. Llegan hasta la la tarea. entrada del edificio de e y este se dirige a la -Ya. ¿Y todas las fotos tienen que ver con puerta, la abre y cruza el umbral, cuando.nota Jon? -preguntó C. que Jon se ha quedado afuera, a la intemperie, -Si -respondió Ana después de un silencio. con un brillo de triste satisfacción en sus ojos. -Todas -pronunció él, como un eco taciturno. ~Ya sé cómo decirlo -empieza Jon, atropella­ -Todas de Jan. damente, subiendo la voz para hacerse escu­ -Pues -y e demoró buscando las palabras- char sobre la música del agua estrellándose-. no termino de entenderlo. Normalmente uno Finalmente, el cine no es más que el montaje: se deshace de estas cosas, de los recuerdos. tomar la cinta de imágenes, cortarla, hacer Yo no sé si>podría volver a ver los papeles que montoncitos con los pedazos y juntarlos, uno guardo de personas del pasado sin sentir la a otro y a otro, rompiendo razones y tiempos, falta de algo. ¿No te pasa eso? y de ahi nacen significados ilimitados. -No -respondió Ana, todavía más ocupada -Eso lo leiste en algún lado -responde e, recogiendo imágenes desperdigadas por el manteniendo la puerta abierta pero sin suelo, cortándolas con un estilete y colocán­ moverse del umbral-. Entremos. dolas con pegamento y cinta adhesiva a la -Y es además la misma manera en que fun­ pared al lado de un clóset-. Digamos que ciona la memoria -dice Jon inmóvil en la entiendo eso, pero no sé... senti que lo acera, sin pretender nada más que hablar. correcto era exponer todo esto. -Deberías entrar. Te estás mojando. -Ya. De acuerdo, pero, ¿por yué? ---Y la memoria, bien vista, es cómo t:,Ttmrda- -No sé -la voz de Ana se distorsionaba por mos las vidas ... el único medio, digamos. momento~, porque unas veces se encontraba -En verdad no creo que este sea buen lugar de rodillas, otras extendida en el suelo para para hablar. alcanzar una fotografía distante, o de pie, esti­ -Cómo asimos las vidas propias, más bien, o rándose hacia arriba, para pegar una imagen intentamos asirlas -por momentos, Jon sonrie. en lo alto de la pared. -Entta ya. -Sin razón, ¿eh? -C permanecía apoyado en -Y cómo atrapamos a las personas que nos el marco de la puerta del dormitorio, desde rodean... donde apreciaba la decorada pared y los -La nostalgia, el sentir la falta de algo del esfuerzos de Ana para conformar aquel colla­ pasado, no es lo tuyo. Ni lo de Ana. A veces ge-. Tú sabes que siempre hay algo.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" -Ah, ¿sí? -y Ana le dirigió por primera vez una mirada directa, unos segundos de pausa en la tarea, y una sonrisa como corolario de La mlrada pudiera emborronarse si su dueño aquella señal de complicidad. sintiese remordinúento. Pero, por otro lado, C -Sí, todo se explica de algún modo. alcarLzaría el remordimiento si tuviera con­ -Mira -dijo Ana mirando a C, como expli- ciencia de todo su caminar en la calle y adón• cando a un infante- No busco nada. No de le conduce. Jcm se adormece, como en una quiero a Jon de vuelta -y continuó, como si postal claroscura, como sobre el tablón de un nada, con su voz limpia de tristezas-. Mira teatro, alumbrado directamente desde arriba esta foto, por ejemplo. La playa. AJon no le por un solo foco, amarillento. e lo mira, gustaba mucho; decía que en el mar se sen­ desde lejos, harto de los gimoteos y el olor a tía muy abierto, como perdido. Pobre; nece­ borrachera súbita. ¿Sabes?, no tengo tdeas, hijo de sita la ciudad. puta, había confesado Jon, todavía con el -Igual; no entiendo qué hay detrás de m ... obra. torso erguido, sentado en su silla y acarician­ -No sé: No importa. Estaba por tirar todas do la frialdad del vaso. Antes habtia visto a esta estas fotos, entradas de cine y recuerdos, botella, había dicho Jon, como la flminidad inal­ cuando de repente se me ocurrió que lo canza b!e, por ejemplo, cotno el cáliz de vida; míralo, conecto era exponerlo. No preguntes a una foente infinita y a la vezji"ía, indiferente; y ya quién. A nadie en especial. Exponer en el sen­ hubiera sabtdo) antes, cómo sacar aunque sea una tido de no ocultar. Es que cada una de estas fotografía de eJta ntierda. Pero ahora, había dicho imágenes existe, ¿no lo ves? Tiene su lugar, es Jon mientras hacía caer, torpe, el vaso vacío real. Un poco como tú, con las palabras, ¿no? sobre la mesa, es como si se me hubiera acabado la Siempre dices que las palabras tienen su valor, película. e había presenciado el acto sintiendo que deben ser dichas. Y me parece que el algo de repulsión, un álgido desapego. Y ni espacio que debe ocupar cada una de estas siquiera había necesitado decir que lo lamen­ fotos es al lado de la otra. Son como piezas taba, que la suerte, que la ironía, que la mujer, impredecibles, no importa junto a cuál están, que Pandora. Solamente se había ido alejando ni qué forma exacta tienen, pues se amoldan. del amigo, con pasos de lástima, observando Como los días, las personas, las palabras mis­ la desdicha que se colaba por las hendijas, por mas. Lo importante es que todas ocurrieron. aquellas estampas trizadas de una obra en Y una no se da cuenta de que, bien que mal, demolición. con el tiempo se termina formando esto. -¿Un collage? -preguntó C, interrumpiendo, * consciente de su error, temiendo lo que Ana -¿Una autobiografía? _:pregunta C descon- estaba por decir, por quitarle de la boca y de certado, por segunda vez. la cabeza. -Sí, eso -clice el argentino-. Piense en lo del -Un mural. Una no se da cuenta hasta que desdoblamiento, del reflejo. quiere desecharlo todo, pretender que las ··Bueno, pero, ¿y para qué necesitaba ayuda cosas se destruyen así, fácilmente -y Ana para eso? continuaba en su trabajo, por momentos tris­ -Mire, conversar con usted enriquece mucho te, dudosa, agitada, pero siempre concentra­ -dice Julio sonriendo. da; luego de un instante, siguió-. Una no lo -Pero yo pens•\Ja que conmigo hablaba del nota y de repente resulta que ha construido contenido del libro, de ideas, no sé. Y ahora un mural. Mira, ¿difícil de creer, no? -senten­ resulta que el contenido es usted mismo. No ció y dio unos pasos para atrás, alejándose de lo entiendo, Julio, la verdad que no. la pared casi completamente cubierta, nostál­ -Pero claro -responde el argentino con hon­ gicamente colorida. dada sa sencillez-, mire: otros piensan que lo -Sigo sin entender -zal,jó C sin convicción. destacable son solamente ciertos instantes,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" ¿no?, lo peculiar, lo singular en la vida de no sólo de alegria, sino también de nervios­ alguien. Y me imagino que entre uno y otro pero entonces debes buscarlo, ¿no? Anda, instante memorable, ellos pegan los momen­ búscalo, el sentido de la cosa, lo que sea. tos con .algún material gris, como el olvido, Dime, por ejemplo, háblame del cemento. porque eso no les importa. Para mí, la vida es C, con una sonrisa a medias, se dirige a un todo. ¿Vio cómo me paso el tiempo en tonte­ anaquel y toma el libro de una enciclopeclia, rías, pensando en un montón de cosas a la lanzando de cuando en cuando una mirada vez? Pues eso también es la vida: todo lo que a Ana, que ahora lo ve también fijamente a se pueda. Y me va a decir que qué tiene que él, entendiéndolo todo, por primera vez tan ver esto con el libro (estoy siempre adelante, claramente, entencliendo su timbrazo habi­ querido amigo, ¿vio?); pues que para mi el tual, su saludo, su canUnar con sigilo en el libro debe ser la vida, si no, no vale. Yo lo que departamento, sus preguntas ambiguas, su hago con usted, y sin usted, por lo demás, es interés en el collage, sus sorbos al café, sus vivir el libro que anhelo. penosas despeclidas, su vo~ acolchonada. e, quizás comprendiendo lo anterior, se siente desnudado, virilmente expuesto y fracasado; -Mira -dice ella junto a la ventana-, ya hace no le queda sino leer: dias que pararon la obra. -Atención -dice con una solemnidad burlo­ -¿Cuál? -pregunta C, con las manos en los na y Ice-: el cemento es un material de cons­ bolsillos de la amplia chaqueta, observando trucción elaborado mediante calentamiento de pie el collage- Ah, la pared de enfrente de mezclas de calizas, arcillas y margas ... -completa después de desviar por instantes sometidas a elevadas temperaturas. . . anhí• su mirada hacia Ana) que se encuentra con­ drido carbóníco.. . la arcilla fue el primer centrada en la calle ante sus ojos. material aglutinante. . . -y se detiene un -Sí. El muro. ¿Qué habrá pasado? momento, para continuar hojeando y decir, -¿Y por qué ha debido pasar algo? Tal vez entre dientes-: esto es una especie de géne­ sólo suspendieron la construcción. Total, sis del cemento. quedamos en que era casi absurda, que no -Está claro; pero nosotros buscamos otra tenía sentido. cosa, ¿no? -dice Ana, acercándosele, dejando -Pero esto tiene aun menos sentido: uno su vigilia esperanzada e ilógica de la ventana-; no para de repente lo que ha empezado a sigue leyendo, a ver qué encuentras. construir -ambos interlocutores se -Por ejemplo, clice aquí -lee e, después de encuentran sumidos en sus observaciones unos momentos-: la construcción se conside­ propias, alejados, hablándose a la distanda, ra, pues, la actividad destinada al ensamblaje sin verse siquiera. de elementos que ha de llevarse a cabo para la -Y entonces quizás tuvieron un problema. consecución de una cclificación, de cualquier ¿Has visto cómo ha llovido últimamente? naturaleza. -Pero, ¿qué problema van a tener? T1:n una atmósfera repentinamente calma, se -No sé -responde e, algo fastidiado-; yo no encuentran ambos muy cerca: de pie y mirán­ soy constructor. dose directamente. A su lado, el collage hecho -Por eso, no sabes lo que dices. Lo único que por Ana. Ella deja de mirar fijamente a e, se cligo es que no es normal detener una obra sienta en un sillón y se hunde en la observa­ así. No hace falta ser constructor para tener ción a la pared llena de fotos. e también se sentido común, ¿no? voltea y se queda de frente a la obra. En -¿Y qué tal que el cemento no se seca, por la seguida, continúa: humedad? ¿O que los ladrillos absorben el -Y sobre los ladrillos, oye esto: los ladrillos agua y ... qué sé yo? resultan especialmente adecuados para la -Eso -responde Ana, dejando escapar risas,, tabicación, la clivisión del espacio, así como la

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" protección externa de fachadas. No obstante, constatando el desastre. Ambos de pie (y en al no poder garantizar su correcta disposición este momento debe llover con mayor intensi­ y -cementación, no suelen destinarse a la cons­ dad), se mueven lentanlente, dando pequeños trucción de estructuras de sostén. pasos en redondo, a través de las ruinas. Ana Permanecen un largo momento callados, se detiene pata observar algo en el suelo y e, como estupefactos, como culpables, como indeciso, se coloca a las espaldas de ella para inútiles, con un punzante esco~or interno. e mirar sobre su hombro: entre peda7.os del se deja caer en el sillón aliado de Ana, vien­ muro, la lluvia se ha empozado en una ciéna­ do al collage. ga artificial fruto del desmoronamiento; en -¿Quieres que prepare café? Supongo que te esa superficie de agua se distingue el reflejo quedas -dice Ana, mientras se levanta y se de los dos, pero sus siluetas tiemblan y se des­ pierde camino a la cocina. figuran por las incesantes gotas que caen sobre el charco, que hacen titilar al reflejo gris entre los tr07DS de tierra. Así permanecen Quién iba a decir que entre los labios de Ana ambos, mirando con atención, como recor­ se concebiría la frase inenarrable, la conjun­ dando. ción de todo mi dolor, la exhalación que aún ahora vuelvo a imaginar, en mis jornadas de naufragio entre fracasos: <>. para <¡ue, ahora, la historia no acabe de esta forma, JÍno que Je regenere infinitamente. Pues mi deseo, húmedo por una lluvia de frustraciones, es que tras la No sería un problema Hlmar la escena en la inclemencia de la destrucción nos terminemos encon­ ciudad cualquiera de estas tardes; en la Sierra trand~, desconoados, amantes. siempre llueve, aun en julio. Una posibilidad Después de leerlo, Ana dobla el papel y no es hacerla de un plano secuencia, o tal vez necesita ni sonreír. dos, siguiendo a e, cámara al hombro, como dicen. Si no, hay otras opciones. La acción va, aproximadamente, así: e camina, con la cha­ queta de siempre, en medio de la calle, la ciu­ dad es más gris porque llueve, el sonido es del agua golpeando al asfalto de la calle y al metal de los autos parqueados, uno tras de otro, a ambos lados de la vía, en ordenadas hileras multicolores pero siempre opacadas. No hay tráfico de carros ni de transeúntes. e llega hasta la entrada del edificio y timbra. Después o de las mínimas palabras, Ana aparece, con un saco blanco, y e hace que lo siga. Emprenden un trote a través de la calle y él, sutilmente, le toma de la mano. Uegnn hasta donde estaba el muro, la pared en construcción, pero ahora sólo hay un pequeño caos de ladrillos derrumbados, de pequeños fra¡,>1nentos de g cemento solidificado, y e le muestra todo a ~ Ana, como develando ug secreto compartido, 93

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" blicidad gratu o la ve ad sobre el inocente y la a

Wladimir Chávez

A C. Polícsek no haya manera de contabilizar el número de veces que pestañean (o que desearían s una línea oscura, ligeramente hacerlo). Tampoco sabremos nunca cuán­ fina al principio, que después ta del agua que los rodea es producto de se vuelve gorda y repugnante sus propias lágrimas, ni las veces en que como babosa. A pesar de eso, ellos deciden bucear en su llanto, regoci­ hoy no he llorado. Y eso que mi madre jándose con piruetas repetitivas, bañán­ siempre se molestaba por mi tendencia dose dos veces en una misma agua (al fácil al melodrama. Nunca pondrás Jos píes contrario de lo que dice el filosofo). Era sobre la tierra, Horacio, me decía. Vendrá la muy joven para pensar en la inflación vida y tú no te darás cuenta. Vendrán las opor­ entonces, así que dejaba las pinturas, tunidades y M estarás de paseo. ¿Quién va a gol­ abandonando mi intención de retratar pear tu puerta en N avídad? peces, y me ponía a llorar. Dúne: ¿Quién va a cuidar de tí cuando tengas la Ttt nombre es de poeta, se esperanzaba mi nariz roja, o la pierna embutida en un yeso? padre. No te preocttpes por las cosas prácticas: te ¿O quien te hará llegar unos centa110s en Ja nece­ están negadas. Es ese ttt destino. sidad? A pesar de su profecía, estudié matemáti­ Vendrán malos tiempos para torios, m 'íjo. La cas en la universidad y me gradué con inflación, la miseria, los indios alzados ... ¿C11ál honores. Pero el viejo no se equivocó del mli IN oficio? ¿CNánta.r criattJras compondrán !tt todo: reivindiqué mi nombre de artista al descendencia? ¿Sabrás dar comida suficiente a desarrollar mi pasatiempo favorito: la foto­ mis nietos? grafía. Hace sesenta afios de esta historia ... Entonces yo dejaba de hacer mis dibujos En ese entonces transcurría el campeo­ y me ponía a llorar en silencio, como nato del mundo en Estados Unidos. debían hacerlo los peces de colores de Debí tener 23. Había salido de la uni­ nuestro salón-comedor. Nunca sabremos versidad y como aborrecía el fútbol cuantas lágrimas derraman cada vez que decidí esc.onderme en el sur, por la tristeza los obliga a naufragar: esa Cuenca, visitar las lagunas y los valles ausencia de párpados nos empuja a la encantados y aguardar en algún lugarci­ 94 llana especulación. Y me entristece que to sin televisión a que desapareciera la

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" fiebre de fanáticos pintados el rostro y instantáneas dignas de adecentar cualquier cánticos guerreros. pared en blanco. Paredes de ricachones, en Conmigo vino mi buen amigo Cardenal, específico. En ese entonces yo era joven y quien era (aún lo es) un hincha tozudo, un vendia mi arte a precio elevado. amateur que sabe aplaudir una buena juga­ Estábamos en Cuenca y sorprendí a mi da cuando la reconoce; en aquella época amigo, una mañana, en el lobby del hotel: fue forzado por su esposa (estaban recién -¿Sabes que Maradona resultó estar casados, hay que decirlo a su favor) a huir dopado? de la locura general. Además, ella estaba -¿Qué diferencia hace? muy interesada en los paisajes del sur. -Ninguna. Solo que ya no es el dios del El país estaba conmocionado por sucesos fútbol-apagó la televisión y cerró un ins­ insólitos: aparte de lo que ocurría en tante los ojos, como si rezara. A lo mejor Estados Unidos, llamaba mucho la aten­ recordaba aquel famoso gol del Pelusa en ción los acontecimientos en Cuenca. Una el 86, tan famoso que hasta en mi mente, médium decía comunicarse con seres a prueba de reliquias futboleras, está gra­ celestiales. La Iglesia estaba dividida: bado con nitidez, tal y como el Credo párrocos pueblerinos apoyaban las visio­ debe estar perennizado en las memorias nes; la mayoría de la Curia las rechazaba de los niños católicos. con asco (en sus declaraciones oficiales, Durante la noche, su esposa, él y yo tuvi­ ilustrísimas, los altos prelados no podían mos que quedarnos en el Convento de las evitar un gesto de podredumbre, como si Clarisas, parte del cual se había vuelto algo oliera mal). refugio por la cantidad de feligreses que De todas formas, multitudes asistian el deambulaban por la zona. Un ala del viejo tercer domingo de cada mes a una misa edificio había sido acomodada, y exacta­ campal. Por las imágenes de televisión mente nueve personas pernoctábamos sabíamos (Cardenal, su mujer y yo) que el como huéspedes. Las monjas ofrecían asunto tenia cierto sabor a tívoli: incluía desayuno y cuarto por once mil sucres. las letanías de la médium, el espectáculo Frente a nuestra habitación, cruzando un de su trance y la respuesta del público: parque interior de estilo colonial, quedaba una lluvia de rezos y alaridos fanáticos una capilla. En el altar, a uno de sus cos­ hacia el cielo, golpes de pecho y actos de tados, reposaba una figura de la Virgen. contrición. Entre los feligreses se confun­ Era una estatua del tamaño de una bote­ clían comerciantes, ofreciendo comida y lla gmnde de Coca Cola, de esas de dos agua a los peregrinos, además de alquilar litros. En la imagen, María vestía de sacos ele dormir y cobijas. forma sencilla, con uu velo Glanco en vez Cardenal y yo estábamos interesados en de corona, túnica blanca ligera y una capa estas reuniones de masas. Él, por ser una celes te cayéndole de los hombros. N o era .. criatura de extraña dualidad: psicólogo y una antigüedad en absoluto. La capilla, en católico ferviente. Yo, porque estaba pre­ cambio, era del s. XVI. parando una exhibición para despuis del Aquella noche los tres la visitamos sin campeonato del mundo (mis colegas me que mediara ninguna razón en especial. obligaron a desistir de hacerlo al mismo tiem­ Bueno, Cardenal quería rezar un rato. po, pues habría resultado en un fracaso Había otros tres huéspedes, además de financiero). Esperaba c.onseguir una o dos una de las monjas. Entré y me puse a 95

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" pasear mirando el artesonado y observan­ nente y justificable. Porque antes de esto, do con detenimiento las cuatro únicas no todos estaban viendo hacia el altar. pinturas del sitio, todas pertenecientes a la Porque la mayoría estuvieron arrodillados Escuela· Quiteña. Mi actitud proyectaría y rezando con los ojos cerrados, con la cierto desparpajo, imagino. De hecho, me frente apoyada en las manos juntas. Y el hubiese puesto a silbar de no haber esta­ griterío de scis personas, monja incluida do presente la monja. (yo no dije nada, pues los sonidos queda­ Todo ocurrió en un instante. Como cuan­ ron dormidos, desmayados en mi gargan- do el Pelusa tomó esa pelota en México y se . ta) fue el alarido de combate de mil Atilas. llevó a medio equipo inglés. Como cuando La virgen botaba sangre por los ojos. se rompe la fuente de una mujer embara­ Eran dos lineas oscuras, finas al principio, zada. Como cuando esas balas involunta­ que surcaban impetuosas sus mejillas. rias, de niños que juegan con pistolas rea­ Unos segundos de duda me embotaron la les, salen del gatillo para encontrar nicho cabeza. La histeria puso sus garras en los en la cabeza de algún inocente. Un inocen­ prójimos que me rodeaban. Di la vuelta, y te y una bala van de la mano más seguido en el portal de la capilla me encontré con de lo que parece, de la misma forma en dos monjas más que venian a la carrera, que las flores se alojan detrás de las orejas espantadas por el bullicio. Con violencia, .. de mujeres bonitas. Así de súbito aconte­ crucé el patio interior a la mayor veloci­ ció lo que Radio Católica Popular llamaría dad posible y de reojo noté que una de las El hecho más imporlante en la historia de puertas laterales se abría pata dejar salir a E,uador. Y yo estaba ahí. Porque ese even­ uno de los huéspedes, un extranjero, que to fabuloso no era ni la Batalla de preguntaba en inglés por lo que ocurría. Pichincha, ni la de Tarqui, ni la declaración Entré a mi habitación como una tromba de la Primera Constitución, ni la Abolición para armar mi cámara vacía con el rollo de la Esclavitud. de la mejor calidad. Mis dedos se movían Alguien lanzó un alarido y mi cabeza res­ torpes sobre la maquinita. Tenía miedo de pondió girando de inmediato. Miré a la que, al volver, el prodigio hubiera cesado. huésped que antes había estado arrodilla­ Y la ineptitud de mis dedos no ayudaba da. Tenia la boca abierta, amenazando en absoluto. Me pareció tardar una eterni­ con gritar otra vez, pero imposibilitada dad hasta que el rollo estuvo listo y en mi porque de su garganta no salia sonido carrera de vuelta cambié las baterías, solo alguno. Permanecía pálida, como una para estar seguro de que nada fallara. estatua de yeso, y con su temblorosa Aparecí de nuevo en la capilla. Para enton­ mano, extendida, señalaba con insistencia ces todas las monjas y el resto de hu~spc­ .. al frente. Su mano trémula era su voz: des (incluso el gringo, que después confe­ movió su mano otra vez, en la misma saría era protestante) estaban de rodillas, al dirección en la que había estado señalan­ borde de la locura. Yo me acerqué cautelo­ do, y lo hizo con ferocidad, como si grita­ so a la estatua, que aún lloraba. ra con los dedos. Tomé una foto muy cerca. Después otra y Acobardado, miré hacia donde señalaba, otra. De distintos ángulos. pero ya otras personas lo habían hecho Los rezos eran tan agudos que parecían antes, y sus pulmones expulsaban chilli­ gritos de ayuda. Y a cada golpe de flash dos como cañonazos. Un alboroto inmi- que salía de mi cámara, la gente empezó a 96

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" rezar aún más alto, como si quisieran de ellos se pusieron de pie, nadie realmen­ ocultar un acto sacrílego con murmullos. te saltó a romperme la cabeza. Como si pidieran a Dios que perdonara (Tal vez, muy en el fondo suyo, estaban mi insolencia. Las mujeres derramaban curio&os por lo que pudiera ocurrir. Jamás lagrimones de llanto anormal, sin excep­ lo admitirían, sin embargo). ción. La mujer de yeso, frente a nosotros, Toqué una de las mejillas de la Virgen continuaba con su penuria escarlata. ' intentando no mancharme con el espeso Afloró también como una conciencia súbi­ liquido escarlata. No era dura como el ta, como un acto reflejo. Supe de inmedia­ yeso, tal y como yo esperaba. Era suave to que mi papel allí era más importante de como una esponja. Iría un poco más allá: lo que imaginaba. Tal vez era solo coinci­ mi dedo se hundió en carne. En el rostro dencia pura y dura. O tal vez la divina de un ser humano. Providencia, en sus inescrutables desig­ Las líneas finas eran ahora ligeramente nios, había arreglado las cosas para que yo más gruesas que al principio. La sangre estuviera en ese momento y en ese sitio. era más oscura, también. En cualquier caso, sentía que se me había Fue entonces cuando el cuello giró con ofrecido el rol principal y pensé que no absoluta namralidad y su vista de piedra podía dejar las tablas sin decepcionar al mojada en sangre se quedó enganchada a resto y, probablemente, al Supremo mis ojos por dos segundos. Después vol­ Director: yo era el único que podía pensar vió a su posición original. con la cabeY.a fría. Miré el reloj y calculé un Y dejó de llorar. pa1· de cosas: primero, cuándo comenzó el Todos los presentes fueron testigos del prodigio. Y los intervalos en que la Virgen movimiento de su cabeza. La locura llegó emanaba lágrimas: a razón de una cada a su climax. Yo permanecí ahí mismo, veinte o treinta segundos. estático, sin capacidad de reacción. Me acerqué más de lo permitido. *** -¿Qué hace? -una mujer, exaltada, Un equipo de camisetas amarillas levanta­ advirtió mis intenciones. ba el trofeo. Los cariocas habían ganado Estiré la mano: apenas con un penalti, decían los periódi• -¡Sacrílego! -gritó una de las monjas. cos, pero aún así seguían siendo los legíti• -¡No lo hagas! -Cardenal, impresiona- mos soberanos. Las portadas de aquella do, también lloraba. semana alternaron con las de la estama de -¡Profano! ¡Sacrílego! Santa Clara. Y en la televisión, los dioses Tenía que saber si el Supremo Director del fútbol auriverdes peleaban espacio había escrito el libreto o no. Había oído po¡: igual con los sucesos de Cuenca. El casos de estatuas falsas en otros países, mismo día en que celebró la colonia bra­ supuestamente milagrosas. Estamas que sileña el tetracampeonato con un éarnaval arrojaban sangre de los ojos por medio de anticipado en los bares de Quito, en un mecanismo interior, activado cori Cuenca una mrba había fotzado las puer­ mando a distancia ... tas del convento para tomar la estatua y Mi corazón bombeaba con fuerza, pero empezar una procesión a lo largo del río mi mano no tembló cuando los dedos Tomebamba. estaban estirados. Corría el riesgo de que La vidente esmvo con ellos. me lincharan por impíoy, aunque algunos Mi historia se regó por todos los periódi-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" cos y estaciones televisivas nacionales, y recibiría un castigo por mi temeridad. Yo los medios extranjeros no me dejaban en siempre respondí que había sido un tipo paz ni para ir al baño. Dije siempre, con bueno en el amplio sentido de la palabra, exactitud, lo que había experimentado. que había cumplido con todos los manda­ Vendí a buen precio las fotos, y debido a mientos (aunque tal vez no tan meticulo­ esto más de uno sugirió que yo había ini­ samente con el primero). Eso antes del ciado todo este circo. milagro. Y lo mismo después. Juré asimismo, frente a un tribunal ecle­ Así había sido. Así ha sido. No he robado, siástico, y en cada una de las siete veces ni he matado, ni he mentido nunca. He que me entrevistaron, de que lo que había ayudado a mi prójimo siempre que ha tocado tenía la consistencia de la carne. estado a mi alcance y de forma desintere­ Desde luego, la estatua era ahora de yeso sada. Pero mi actitud no ha contribuido a otra vez. Y en un análisis posterior se des­ aliviar mi situación. cubrió que estaba hueca por dentro. Desde los 23 años hasta ahora me han La mayoría de católicos me vieron con caído todas las desgracias de Job: enfer­ algo de asco. Me identificaban con Santo medad, muerte y dolor perpetuo. Ha sido Tomás, el escéptico de los milagros. Tuve muy duro. He experimentado desgracias el atrevimiento de tocar un rostro celestial insólitas. Mi hija, la primogénita, la niña y fui juzgado tácitamente por el error de más buena del mundo, estuvo enferma de contactar lo divino haciendo uso de mis gravedad en el hospital y rogué a Dios sentidos y no de mi fe. c1ue me hiciera el milagro. Juré que estaba Tal y como digo, la mayoría comenzó a dispuesto a arrodillarme y pedir perdón mirarme como a una alimaña. El resto de en público por mi comportamiento testimonios sobre el milagro apuntaban a durante aquella noche en el Convento de mi desparpajo, a mi espíritu de observador las Clarisas. Le prometí que iría a misa frío y escéptico. Una de las monjas calificó todos los días durante el resto de mi exis­ mi posmra de altanera. Lo que más critica­ tencia. Estaba dispuesto a todo, a cambio ron los testigos es que, en ningún momen­ le pedía que no se la llevara. to del prodigio, caí de rodillas. Repmcharon Ella cerró los ojos, como los cerraron en esa ausencia de humildad, esa negativa a terribles circunstancias el resto de mis seis pedir perdón por mi osadía, por mi falta de hijos, todos antes de cumplir los 9 años. fe. Arrogancia que se conservó incluso des­ Como los cerraron mis dos esposas y mis pués del movimiento del cuello. padres. Corno todos mis amigos, excepto Es fácil revisar los archivos de periódicos el creyente Cardenal y su mujer. de esa época y descubrir cómo la opinión Un absurdo accidente desfiguró mi cara, y pública desarrolló un sentimiento de ani­ desde hace siete años sufro de ceguera par­ madversión en mi contra. A pesar de que cial. La mano izquierda me fue amputada admití siemp~e la existencia del milagro, hace varias décadas por una infección nunca brotó en mi espíritu la necesidad de insulsa y bajo tratamiento, que de forma cumplir los rituales. Nunca fui a una igle­ inexplicable derivó en gangrena. La otra, la sia después de eso, ni de casualidad, y eso derecha, aquella que ahora mismo empuña a pesar de que entonces tenía la certeza el frío metal, se queja frecuentemente de absoluta de la existencia de Dios. problemas en las articulaciones. Mis conciudadanos pronosticaron que Prefiero enfocar mi memoria en otros

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" recuerdos que en la vida fugaz con mis sale hacia afuera, mancha mi hombro, hijos, esos cortos tramos de felicidad que recorre las ranuras formadas en las sába­ se vuelven dolor justamente por eso, por nas y va a besar la réplica de alfombra ser tan cortos y convertirse ahora en espi­ persa. Allí, sobre el piso, comenzó a nas de soledad. Cuando hablo con desco­ engordarse como esos bichos de agua nocidos, ellos se sorprenden y se aterran pantanosa hasta cubrir el falso tapete, la de tanto infortunio. He sufrido las mis­ suciedad periférica y, por último, el par­ mas desventuras que siete hombres jun­ qué todo. Mis pantuflas nadan a la deriva tos de mi propia edad. como un pedazo de tronco en esta peque­ Ahora que el milagro vuelve a mi memo­ ña ciénega escarlata. Hoy no he llorado. Y ria, admito que tuve interés en tomar ven­ eso que mi madre siempre se molestaba taja de mi cabeza fría; porque contraria a por mí tendencia fácil al melodrama ... la suposición de mi padre, el ingenio prác­ tico puede germinar en aquel que alguna vez fue un chico inocente y llorón, tan propenso al melodrama. Ese chico que aún tiene nombre de poeta. Quise ser fiel a una mente calculadora y convertirme en .. un observador independiente, conservar mi dignidad, y evitar caer de rodillas como un enajenado. Tenía el deber de ensalzar la razón, pues para algo había estudiado en la universidad, para ir más allá del sentimiento. Estoy así, desde hace dos días. Hay al menos tres pulgadas de sangre en el piso del cuarto. Lo que no entiendo es por qué el milagro ha venido a ocurrir justamente ahora. Si muero de hambre o sed, sería casi una bendición, aunque mi estómago no ha exigido ningún tipo de alimento, y mí garganta tampoco siente necesidad de la caricia de la bebida. Pem eso ahora, en estas circunstancias, no parece posible una muerte tan digna. Así que prefiero estar aquí, encerrado el resto de mi exis­ tencia. Es mejor quedarse hundido en estas tinieblas que salir por las calles y confesar que he sido víctima de un mila­ gro. Y dar publicidad gratuita ... Mientras tanto, la línea oscura, fina al principio, crece y crece sin control, cae del orificio redondo de mi sien, recorre mi cuello, gira por el b,orde de mi camisa, 99

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Thalía Cedeño

La otra orilla de la suave mía, salta, brinca, se encabrita toda Tras la luz de los espejos la llama que la vida enciende-apaga Toda lívida. Seas árbol, puma o flecha, erguida noche ¿dónde habitas? Si arroyuelo cristalino y amatista ¿dónde pisas? Tus vaivenes, tus sonrisas donde alada Erguida voy en madrugadas, puerta abierta, somnolienta, Tú la brisa en este cuenco cual espada matinal.

Vanos apuros en la orilla, te quedas frente al mar Donde naufragan cientos, miles, la ocarina suena y llama. En otro tiempo te multiplicabas. Los rayos te encendían, descalza entera frente al agua. Mojabas los dedos. Tenías prisa por llegar a tus orillas. Y no estabas o no estuve o pasaste sin mirar Tus luceros, tus estrellas, tanto almíbar. La suave mía humanidad en la otra orilla A la espera junta llamas con olivas.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Thalfa Cedeño

La otra orilla de la suave mía, salta, brinca, se encabrita toda Tras la luz de los espejos la llama que la vida enciende-apaga Toda lívida. Seas árbol, puma o flecha, erguida noche ¿dónde habitas? S.i arroyuelo cristalino y amatista ¿dónde pisas? Tus vaivenes, tus sonrisas donde alada Erguida voy en madrugadas, puerta abierta, somnolienta, Tú la brisa en este cuenco cual espada matinal.

Vanos apuros en la orilla, te quedas frente al mar Donde naufragan cientos, miles, la ocarina suena y llamh. En otro tiempo te multiplicabas. Los rayos te encendían, descalza entera frente al agua. Mojabas los dedos. Tenías prisa por llegar a tus orill::ts. Y no estabas o no estuve o pasaste sin mirar Tus luceros, tus estrellas, tanto almíbar. La suave mía humanidad en la otra orilla A la espera junta llamas con oliv~s.

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He trazado a duras penas los círculos. En ellos existías en principio Y la oscuridad y la luz nos unían. Dormí pronto y te fuiste El silencio ha sido eterno en estelares. Mis embriones angustiados Olvidaron su clave, hoy orbitan cientos de lunas vagabundas. Es bien cierto que no eran necesarios a la Tierra que fecunda diferentes organismos hoy en día, Que los huertos calcinados no dieron frutos al mar. El mar tuvo que crearlos, reinventarlos. Y tú estabas en la ruta de las esferas entonando una canción a la humanidad sórdida, ciega. Te pedí que la cuna sea de luz para que las estelas se ordenen. Y se ordenaron junto a ti, antes que el pensamiento.

Supongo que no tengo nada que decir. Observar solamente que en la noche las esferas se ubican en dirección distinta Y una música suave en medio de la bruma se abre misteriosa. Y la otra orilla invita a navegar en sus portentosos brazos. Tus grandes alas Quietas me confunden y conducen. Han desovado inmensas rocas y una sola es igual que la mía, Tierra viva, Tierra calcinada, llena de noches y de días, brumosa tierra en la inmensidad. " He llegado a la otra orilla. Fijo las coordenadas y el centauro se apacigua. Tú estarás allá en la madrugada, cuando el mar se aleje y la linea azul abra las puertas Tú estarás allí para empezar y yo en vigilia sobre las coordenadas mismas.

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En nuestra Tierra creció la hierba a una altitud distinta y a pesar de ello Nos calcinamos, se secaron los pezones. Uno a uno caminamos sonámbulos después de la Gran Fiesta. Hablar de sexo fue ridículo. Terminamos extinguidos sobre la raíz. Nuestros cuerpos dejaron de ser placenteros Se llenaron de alimañas, comejenes, y otras plagas que aparecieron de la noche a la mañana Para extirparnos úteros, ovarios, testículos, entrañas. Los hombres y mujeres se tornaron ambiguos, rapados, despellejados, finalmente arrojados por doquier. Nada importó. Los animales puros comieron de nuestras carnes y sin embargo sobrevivieron. ¡Ah, sobrevivieron a salvo por preñar la ingenuidad! Solo los pájaros cantaron solos de amor y soledad pero crecieron y anidaron sobre nuestras raíces. ¡Ah, congoja del soñar en la otra orilla, todo viento!

Después de la Gran Fiesta humana, silencio sepulcraL

Leo esta hoja por si alguien, algo, un latido tomara fuerza Y nos hiciera volver desde otra entraña renovada Desde otra luz Para ser nuevos, limpios de corazón.

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Y en este punto de la esfera cotidiana Todos hablan y luchan y pelean por llegar hasta el efímero banquete antes que el volcán reviente y nuevos trueno'S y tronos se agiganten y deshagan al azar. Nosotros, caminantes del tiempo-calendario En la zona ecuatorial, contamos las monedas Del sudario donde nos sepultarán junto al maíz en las viejas vasijas de antaño, polvo y numen, polvo y granos polvo y nada más.

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Llueve.aún sobre esta Tierra los niños cantan la vieja canción de la patria inusitada canción Antes que el propio pan llegue a la boca Antes que el azar divida y se congreguen Antes que las luchas intestinas terminen Antes que las banderas se entreguen Antes de que los dedos se encorven Antes mismo del sin Ün y el estilete Antes mismo que lentos, lentísimos, echemos A andar el manso corazón liberado hace 5()0 De las puertas donde hoy a millares mendigan Y aquí mismo, a bofetada limpia hacen bajar las cabezas Los calzones, las miradas. Y nada quedó porque la nada los embistió.

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Una anciana sentada a las puertas de un andén Vende remedios para el tiempo-calendario hortigas del campo sirenas contra ladrones veneno para engañadores terapias alternativas corta uñas para gobernantes corta garras de animales salvajes luces para el renacimiento leña para los años viejos jabones y encantamientos para soñar despiertos. No se fía -dice el letrero- Pero se da todo a precio de huevos La patria regala la sangre La patria se tuerce y retuerce La patria es la brisa, la risa Y la noche de las noches.

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En la otra orilla - corazón de luz- también embaucaron Al ingenuo, le hicieron ver estrellas y a ellas solo se llegaba Con el pensamiento. Sin embargo, otra esfera, más próxima y distante Conquistó el sueño de perros y navegantes. Llora noche, llora patria que el milenio es masa incandescente Soberbia, sepulcro de sepultureros. Después de la Gran Fiesta se abrieron los sepulcros Todos iguales, todos inmensamente vacíos de conceptos. Los hombres habían despertado de sus sueños Y se reconocieron nuevos pero continuaron siendo los mismos.

Escribo lo que veo y digo lo que siento Soy libre aún, Escriba de los tiempos. Soy libre aún sobre este viento.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Selección de textos del libro homónimo

Yvonne Zúñiga

Sobre un corcel invisible se acerca

sobre un equino de viento el caballero en su armadura vuelve herradura en tierra cuando gimen las ramas

al encuentro de su figura salgo el corazón se desbanda en toques de madera huracanes y brazos que describen el azote del ritmo en las banderas

el caballero está alli silbando entre las ágiles sombras y la brisa tibia mira desde el fondo tic11c una cxtrafia flor en la solapa • me ha propuesto un encuentro en la llanura yerma y el infinito sendero de sus huellas se pierde en las dunas blancas

he probado su sed a la hora en que todos duermen y la niebla fría asciende desde el asfalto

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" el olo.r a hongos en las paredes húmedas repta en la epidermis de las ciudades amordaza las bocas que aún respiran el caballero escribe signos letales para quienes interpretan los sueños los deseos

el ave de sus manos cierra las alas vuelo invisible y taconeo de pájaros en el hipotálamo crucificado en la vitrina de las mariposas me mita regresa a los aposentos húmedos figuras ágiles trepan la red para dormir encaramadas al tumbado saturadas de sensualidad estrelladas contra su cielo nocturno.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" La noche

hueco tumefacto herida humeante el patio inmenso iluminada desde dentro la carpa en el desierto nocturno velas en el cemento acaso en las grietas flamea el arco iris sobre la nuca hombro a hombro el rumor de los piojos y el tábano como un recuerdo insistente atormenta el tiesto el maíz macerado por tu boca oscura caverna

la brisa caliente viene con su signo ardientes los ojos apenas un punto en el comienzo un retroceso los dedos en su caracol el sol ha salido.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Un argumento para estar solo paisaje sin fin devorado el horizonte por un camino de serpientes tu voz clarea un trinar de mirlos por la ventana semiabierta de mi ojo avezado y negro como un abanico de mariposas te veo apartar las hojas y emprender viaje.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Peligrosa duda abro otra puerta cerré la anterior no estoy muy segura peligrosa duda para quien ha mirado esta acción ambigua he cerrado la puerta y no lo hice he dejado un resquicio para que se deslicen por ella los peces oscuros habria que mirar un tanto de reojo y ver cómo la mano irá a posarse sobre la hoja de la puerta para evitar que ésta se cierre y poder hacer el ademán de volverse un poco hacia atrás estirar el brazo y sentir que el espacio crece infinitamente.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" La lentitud la lentitud de los párpados al caer con sonido metálico mi nerviosismo perceptivo y el trajín de los fantasmas su voz filtrada por los poros con sudor vidrioso me sumerge y salinamente pretendo trepar el esqueleto de enfrente siento una ola en suspenso un desmoronamiento de sangre seca soy un cuerpo sobre arena que relumbra soy arena hirviente cayendo sobre el reloj enmudecido.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" , 1

Hernán Crespo Toral

Poema 13

Ya terminé de mirar el hori:wnte Y te traigo, Señor, todas las penas: las del niño que muere antes del alba, las de la madre, anclada en el abismo de su propia soledad... pues prefirió matar la vida que germinaba en la penumbra de su vientre.

Ya terminé de ver el horizonte, Adentro de mí mismo, Y encontré el abismo: Yermo mi corazón, Secos los campos De mi antigua pasión, Desolado el panorama de mi angustia. Solamente la estrella de la tarde, Aquella que se esconde Cuando la cauda lechosa De la noche, envuelve el silencio Bordada de constelaciones.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Poema 18

Somos La misma ilusión El mismo canto.

Ayer, enriquecido con la alegría y con el llanto La voz, la misma voz La piel, la misma piel, domesticada ya por el amor, por el sol, por el verano por la caricia, por el viento, por la lluvia, corriendo ya por el antiguo surco, por su cauce. Quedan atrás los recuerdos, los hijos, ternura y fortaleza espejo rompiente y roca cima y abismo.

Ha huido ya vertiginosa la vida y nos transita " dejándonos en las manos abiertos los estigmas y, en el corazón, " la ardiente llama.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Poema 20

Quejumbrosa arista de la quilla Despedazas el agua ... Se arremolina en el viento, en las cuadernas Y la vela desvela tus amarras.

Incomprensible claridad del aire apretando a los cipreses por la punta, recortando la figura de la Luna en el verdor oscuro de tus ojos ...

Sagacidad envuelta en algoritmos frescura del clavel, extraviado perfume. Eres miel en mis labios Y tersura apretada en mi corazón ...

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Eliécer Cárdenas

PERSONAJES Payaso: (con características de mimo)

Velasco: (hombre maduro, alto de estatu­ Un repartidor de volantes ra, delgado, con calvicie, lentes y bigote). La escena dispondrá, a lo largo de la obra, Corina: (mujer que empieza envejecer. de ambientes diversos: La sala del depar­ Distinguida aunque con apariencia de tamento de los Velasco !barra; la mesa de modesta ama de casa). bar donde Cañarte y Concha hacen su apuesta; el despacho de Perón; el espacio Perón: (Presidente de Argentina. Ueva (vacio) del Parque de Palermo en Buenos uniforme militar). Aires. Mediante el cambio de la ilumina­ ción, las escenas pueclen desarrollarse en Eva Perón: (Primera Dama argentina. Muy uno y otro sitio del escenario, sin cambio elegante, a la moda de la época, lleva som­ de utilería brero, t,ruantcs, etc).

Raúl Touceda: (amigo de Velasco).

Cañarte: (político ecuatoriano). ESCENA PRIMERA

Concha: (político ecuatoriano). (Parque de Palermo en porción vacía del Ernesto Guevara: (joven de aspecto escenario. Las luces enfocan a RAÚL, informal, algo descuidado). amigo argentino de Velasco. Viste traje y sobretodo, lleva puesto un sobrero. Se Guardaespaldas de Eva: (lleva gafas oscu­ desplaza por el escenario como un pase­ ] ras, de aspecto amenazante). ante solitario por el Parque). 123

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" RAÚL (mira su reloj de muñequera): Libertador, Primera Clase, que me confi­ Nunca demora en nuestras citas. El rió el Congreso de Venezuela. Si alguno Parque de Palermo le encanta. Dice que quiso tomar la presea fue a cambio de una aquí, en Buenos Aires, se siente a gusto. miseria de pesos. (Extrae del bolsillo del (Pausa). Mi amigo es un hombre alto de saco una condecoración. La contempla estatura, sumamente delgado y al hablar con fastidio). no deja de mover sus largos brazos, y el dedo índice de su mano derecha .... ah, su RAÚL (palmea el hombro de VELASCO, dedo, parece un puntero que subraya cada · con indulgencia): Velasco, amigo, estas frase. Es algo raro mi amigo, al que cono­ empeñando todas tus condecoraciones. cí en la Universidad de La Plata. Nadie Muy pronto no te quedará ninguna. diría que fue Presidente de la República del Ecuador, su país. (Se frota las manos, VELASCO (vehemente): ¿Y qué quieres como si tuviera frío). Vamos, que el hom­ que haga, Raúl? Por las pocas clases de bre es pobre cuando es regla que un Derecho Comparado que Perón gestionó gobernante deje el cargo forrado de bille­ me concedieran, recibo una miseria. El tes, de mucha guita, como decimos aquí. alquiler del departamento es caro, y al fin Vive en un departamentito de tres por no tengo otro remedio que empeñar estos cuatro, aquí en el centro de Buenos aires, recuerdos. (Vuelve a guarda la condecora­ y por lo que sé, soy su único amigo en la ción en el bolsillo). Capital Federal. Gusta del tango, como yo, pero no demasiado. Es frugal. Su RAÚL: Podrías decirle a Perón que te esposa es Argentina. Creo que la política preste ayuda de un modo más decente. ha hecho de él una especie de ermitaño Eres un exiliado ilustre, un intelectual, un obsesionado con una sola idea: el destino estadista de prestigio, Velasco. de su patria. (Pausa). Perón lo acogió, aunque no hace mucho por ayudarle en el VELASCO (con un gesto terminante): A exilio. Una cátedra de Derecho Perón no le vuelvo a pedir nada. (Pausa. Comparado en la Universidad de La Plata, Mira en derredor, como si estuviera cer­ que no le alcanza para cubrir el alquiler ciorándose de que no esté un transeúnte del departamento y poco más. (Pausa, cerca). Por medio de algunos oficiosos RAÚL vuelve a consultar su reloj). emisarios me ha hecho saber que agrade­ Demora. ¿Qué condecoración habrá cería mucho si yo escribo en los periódi• empeñado hoy?, me pregunto. cos las consabidas alabanzas a su régimen ele regeneración popular. (Pausa) No lo (Llega VELASCO, con paso rápido, visi­ haré, jamás. blemente agitado) RAÚL: Lo sé. Perón no quiere oír otra VELASCO (estrecha nervioso la mano cosa que alabanzas, mientras la Argentina de RAÚL): Vengo de una docena de casas se va a pique. (Pausa) Quizá te convendría de empeño en Lavalle y Reconquista, las más bien intentar alguna colocación calles de los empeñadores y los vagos de como conferencista en los círculos que no ] cafetines. Ninguna quiso aceptarme la le son adictos. Asumirías una posición crí• Condecoración de la Orden del tica discreta, por supuesto. N o puedes 124

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" propasarte en tu condición de exiliado tiene. Gente de todos los países. Museos, extranjero, pero hay modos, Velasco, de bibliotecas, personas que profesan las ide­ decir las cosas más duras sin que parezcan ologías que hoy sacuden al mundo, desde tales, suavizándolas con habilidad. las más descabelladas a las más claras y eminentes. ¿No te parece un genio, por VELASCO: Sería una vergüenza para rrú. ejemplo, Ezequiel Martínez Estrada? Sus Perón me acogió, me favorece de algún obras desmenuzan la esencia de este país, modo. No seré como el perro que muer­ y su nostalgia. de la mano del que le da alimento. RAÚL (con sorna): también están RAÚL: (riendo) Siempre tan inflexible Perón y su mujer, Eva, el "Hada con tus principios, amigo. Nadie habla de Madrina" de los descamisados. Ayer jugar a dos ases, de traicionar. entregó placas dentales a un montón de Simplemente, hay que sortear los contra­ infelices que perdieron los clientes pero tiempos, aprovechar las circunstancias que tampoco los necesitan porque no que puedan darse. tienen para comer. La semana pasada sorteó casitas a la gente que vienen del VELASCO: Jamás. Soy fiel a mis princi­ interior para establecerse en los cinturo­ pios. No comparto las ideas de Perón, nes de miseria de Buenos Aires. Pausa. pero soy su huésped. No me imagino uti­ (Con ira). Mientras dura el circo, la eco­ lizado por el vocerío de los opositores, los nomía del país se cae en pedazos por radicales, la Liga católica. culta de la demagogia y el derroche.

RAÚL: (se encoge de hombros) Es cosa VELASCO: Por mi condición de exiliado tuya, amigo. (Se escucha música marcial no puedo entrometerme en la política de de banda) Ni siquiera en Palermo ahora este país. Pero veo las cosas que suceden, se puede pasear en paz, sin que le per­ he analizado y concluyo que Perón tiene turbe la fanfarria peronista. Ya no es un aspectos buenos y también negativos. fastidio. Es una cuestión de dignidad y decencia alejarse de aquel ruido (la RAÚL: Lo malo gana ~n él, c'ien por den, música se vuelve más estrepitosa). ¿Lo te aseguro. ves? Ruido para no pensar, para que bailen de contento los "cabecitas VELASCO: En mi país, si alguien hiciera negras" que inundan Buenos Aires. lo que él ha hecho aquí, en favor de los pobres, se quedaríaüen años en el poder. (Dan un par de vueltas en silencio mien­ tras la Música decrece, se apaga). RAÚL: ¿Lo ves, Velasco? Si uri líder se pone a adular a la chusma tiene asegura­ VELASCO: (se detiene, · pensativo)': do el mando. (Pausa) ¿Cómo actuaste Buenos Aires, una ciudad en la que uno como presidente en tu país? Estuviste quisiera quedarse para siempre. Está tan en el poder por dos ocasiones, y te echa­ lejos de todo, rodeada por el río y la ron, en ambas. pampa infinita, pero al mismo tiempo aquí se encuentra todq lo que el mundo VELASCO (suspira): Mi país es ingober- 125

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" nable. Lo comparo a una masa de cera ra se fijan en las leyendas que llevan graba­ caliente en manos de un artista. El artista das las condecoraciones. moldea la figura, cualquier figura; no RAÚL: Ahora la República Argentina no importa, pero de inmediato la cera cho­ es un buen refugio para los exiliados. rrea entre sus dedos, la figura se derrite, Hay demasiada turbulencia en el ambien­ y el artista tiene que volver a empezar, te. Está como cargado de electricidad. pero nuevamente la cera pierde su ¿Te fijas? Una carga que viene de aden­ forma. ¿Me entiendes? tro de la gente y que estallará en cual­ quier momento. RAÚL: No sé cómo sigues pensando en la política. Yo en tu lugar hubiera arroja­ VELASCO (suspirando): Todo exilio es do la toalla, hace rato. duro para el que ha salido de la patria con las manos vacías, una muda de ropa, unos VELASCO: No me han faltado ganas de cuantos libros y unas condecoraciones al renunciar a la vida politi ca. (Pausa). Es tan mérito. (Pausa). Durante mi primer exilio suda, tan ingrata. Tus amigos en la políti• en Colombia fui maestro en un colegio ca te vuelven las espaldas, te trampean a la enclavado en la selva. Sus bancas eran de menor oportunidad. Debes creer mucho caña y carecía hasta de pizarrones adecua­ más en tus enemigos que en los que dicen dos. Estuve después en Venezuela y casi ser amigos tuyos. De los enemigos sabes me morí de hambre. Lo que me pagaban cómo son y de qué pie cojean. De tus por mis artículos en los periódicos no me adictos tienes que esperar a que traicio­ alcanzaba ni para el desayuno. Prefiero nen, que te fallen, para saber cuál es su Buenos Aires. Corina, mi esposa, es punto flaco. argentina, aunque tan pobre como yo. .. RAÚL: Terrible. Por algo a la política yo RAÚL (lo mira atento): Eres extraño, la miro de lejos. Como a los incendios. Si amigo Velasco, Estuviste en el poder, por te acercas a ellos te chamuscas, te quemas. dos ocasiones y no saliste rico. Qué digo, rico no, pero cuando menos con los (Velasco vuelve a extraer la condecora­ medios necesarios para establecerte en ción de su bolsillo y la mira) otro sitio. Y eso ya no se llama honradez sino temeridad. Entregarse a la miseria. VELASCO: Es la última condecoración que me queda. En este tiempo las he ido VELASCO: Los ideales, es cierto, no ali­ empeñando una tras otra. Comencé con la mentan. ¿Pero pudiera mantenerme vivo .. Gran Medalla del Congreso Nacional de sin ellos? Tendría dinero, bienestar, pero a mi país, siguió la Orden al Mérito que me costa de matar mi dignidad, mis ideales. confirió la OEA, y luego la Condecoración al Civismo Grancolom-biano que recibí en RAÚL: Si así pensaran todos los políticos, mi visita oficial como Presidente del el mundo estaría salvado, Velasco. Ecuador a Bogotá, y después otras. No me han dado más que unos pocos pesos por VELASCO: Di mejor que si pensáramos ellas. Calculan la ley en oro de las medallas todos así en el mundo, no necesitaríamos y las tasan. Siempre una miseria. Ni siquie- la política para gobernarnos. 126

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" (VELASCO Y RAÚL prosiguen su que cree en mis promesas: caminos, paseo en silencio. Aparece un muchacho escuelas y trabajo. Decencia política y repartidos de hojas volantes, con un fajo honradez en el servicio público. (Pausa). en la mano). Pero siempre están al acecho las ambicio­ nes de los colaboradores. Los que pro­ MUCHACHO VOCEADOR: ¡Esta mueven las campañas exitosas exigen noche, Ambal Troilo y su bandoneón en cobrar sus dividendos. y todo se estropea. el Luna Park! ¡En el Luna Park! (Entrega Si no dispensas favores, conspiran contra al pasar una hojita a Raúl) ti, se enemistan. Pero igual, si les colmas de beneficios siempre quieren más. RAÚL (guardándose la hojita tras mirar­ Corrompen el ambiente como pedazos la): Ya no soporto ir a los espectáculos de carne podrida en medio de un jardín públicos. A pesar de que me encantan los con flores recién plantadas. tangos de Anibal Troilo. No hay presenta­ ción donde el animador no pida al públi­ RAÚL: Me apena tanto no poder ayudar­ co que coree aquel estribillo horrible: te conio debería. Pero ya lo ves, soy tam­ "Perón, Perón, qué grande sos, Perón, bién un profesor eventual y tampoco el Perón, cuánto valés". Para podrirse, dinero me alcanza. Velasco, te aseguro. VELASCO: Tu amistad, Raúl, es el VELASCO: Cierto. La adulación de las mejor apoyo que puedes ofrecerme. masas promovida por un político es repug­ (Pone una mano sobre un hombro de nante. Empequeñece al líder en lugar de Raúl) Una amistad auténtica. Qué pocos elevarlo encima de la vulgaridad. No sé amigos verdaderos tenemos los políti• cómo Perón aguanta esa clase de lisonjas. cos. Debe ser una maldición del oficio. Ganar voluntades de la gente pero alejar .. RAÚL: Es su mujer, Eva. Tan vanidosa. los sentimientos personales y en cambio Le encantan los vítores y los aplausos. No atraer a toda clase de parásitos, como si puede vivir sin ellos. el líder carismático despidiera una espe­ cie e hedor secreto que incita en su VELASCO: El poder es algo venenoso. entorno a los peores. ' Intoxica a quien lo disfruta. Hay que tener mucho cuidado con él. Administrarlo RAÚL (riéndose): Claro. Perón es una vaca como un medicamento que se debe putrefacta que corrompe el aire de tomarlo con cuentagotas, de lo contrario Argentina. resulta mortal. (Llega un joven que viste con aspecto RAÚL: Ah, Velasco, tan ingenuo todavía. descuidado. Es ERNESTO GUEVARA. Por algo llegaste al poder y lo perdiste aJ Reconoce a Raúl, se detiene). poco tiempo, según me lo has contado. RAÚL (saluda a Ernesto): Ernestito, años VELASCO (en actitud meditabunda): Yo que no te veo. (Apreciándolo con la mira­ he querido que el poder que me fue inves­ da) Estas todo un hombre. ¿Cómo van tido sirviera no para J;UÍ, sino a la gente tus estudios de Medicina? ¿Y tus viejos? 127

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" ERNESTO: Bien, los estudios y mis vie­ nes. La generación de politicos a la que jos. Voy de viaje, Raúl. Un recorrido por usted pertenece ha fracasado. el continente para mirar lo que sucede fuera de Argentina. Aquí me ahogo. (Ernesto se despide con frialdad de Velasco y Raúl). RAÚL: ¿Un viaje por el continente? Pues te presento a otro viajero, un exiliado más RAÚL (mira alejarse a Ernesto): Ah, este precisamente. Mi amigo José María Ernestito, el hijo rebelde de mi amigo el Velasco !barra, que fue presidente en su" doctor Ernesto Guevara. Debes discul­ país, el Ecuador, por dos ocasiones, y en parle su ex abrupto. Es tan joven ... ambas fue derrocado. VELASCO: Yo fui joven, tú también lo (Ernesto y Velasco se estrechan las manos) fuiste, y más o menos entonces pensába­ mos igual. Éramos impacientes, radicales. ERNESTO (irónico): Un pequeño récord (Pausa) La edad nos fue enseñando que la dos derrocamientos, ¿verdad? politica exige una desmesurada dosis de paciencia, y que desengaña, más tarde o VELASCO: Si llega en su viaje a mi país, más temprano. (Pausa) ¿Tienes la hora? le impresionará la inestabilidad de sus Mi reloj fue la primera de mis pertenencias gobiernos, joven. Allá un presidente que fue a parar a una casa de empeño. nunca está seguro a la mañana si anoche­ cerá en su cargo. RAÚL (mira su reloj): Las doce menos cuarto, Velasco. ERNESTO: Lo sé. Las disputas de siem­ pre por el poder, y el pueblo lejos de las VELASCO ¡Es tarde! Debo ir ahora a decisiones políticas. Sucede en casi todos las casas de empeño de Recoleta. Quizá nuestros países, cuando no tienen dictado­ alguna allí quiera aceptarme esta conde­ res sanguinarios que se adueñan por déca­ coración. das del poder. (Pausa) Se necesitan cam­ bios, grandes cambios revolucionarios. (Velasco se despide, mientras va cami­ nando de prisa). VELASCO: Cambios, si, pero no radica­ les ni traumáticos que pueden empeorar las cosas. Evolución en lugar de revolu­ ción, más bien.

ERNESTO (displicente): ¿Lo cree? Los pueblos exigen verdaderas transformacio­ nes, no meros paliativos. No pueden vivir como hasta ahora los han mantenido sus clases gobernantes, en la explotación y la miseria. La enfermedad. La ignorancia. La historia nos reclama a los jóvenes, debe­ mos impulsar las grandes transformado- 128

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" ESCENA SEGUNDA CORINA (abraza a Velasco): Cálmate, José María, tienes en ru interior algo muchísimo más valioso que el oro, solo que la gente no se da cuenta de aquello. (Departamento. CORINA en actitud de ¿Quieres comer? Sofía preparó el almuer­ escribir sobre un cuaderno, sentada en zo y se marchó. (Pausa) Su hermana está una de las sillas, la estilográfica suspensa muy mal, golpeada y en prisión. sobre la hoja). VELASCO: Comeré más tarde. Si, Sofía CORINA: Verso, verso, acude a mí. No me lo dijo ayer. Torruraron a su hermana me abandones. (Pausa) Escribir poesía es que está detenida, me contó. un enigma, como descifrar el vuelo de los pájaros. Desde niña amé la poesía. Mi CORINA: Sí, de la fábrica donde trabaja madre me alentada. "Pequeña", me decía, se la llevaron unos tipos a la comisaría y de "no malgastes jamás rus manos tan finas allí la trasladaron en un coche celular a la y preciosas, con ellas harás versos hermo­ prisión militar de Barrancas. Sofía dice que sísimos, como Norah, o Alfonsina". allí la golpearon con hierros recubiertos de hule y le aplicaron descargas eléctricas en (Se escucha tenue, una melodía, es el pre­ las partes íntimas. Además, le rompieron ludio de "Alfonsina y el Mar"). tres costillas. La acusan de pertenecer al movimiento obrero antiperonista. CORINA: Escribo versos. Con ellos me escapo de este departamento, de Buenos VELASCO: Este país está mal. Torrurar a Aires, y dejo por un instante este mundo, una pobre obrera. ¿No esPerón el adalid con sus amarguras y su frialdad, su sinra­ de los trabajadores, como dice? zón. (Cierra los ojos) ¡Floto, floto entre las esferas! ¡El Paraíso! (Pausa. Vuelve a CORINA: Perón solo quiere poder y más abrir los ojos) Pero el ensueño siempre poder, y Eva, se cree la salvadora de los dura tan solo unos segundos. Vuelvo al pobres. Mientras tanto, Argentina va departamento, a Buenos Aires, a la jaula cayéndose a pedazos. No sé a dónde irá a donde José María y yo estamos prisione­ parar con tanto desbarajuste. ros. (Pausa. Se incorpora del asiento, deja sobre él su cuaderno y su estilográfica). VELASCO: ¡Chist! No lo digas. Somos Demora más de lo acostumbrado. una pareja de exiliados, huéspedes de la benevolencia del general Juan Domingo (Entra Velasco, alterado. Besa rápidamen­ Perón. te a Corina en una mejilla). CORINA: Lo dices por ti, José María. Yo VELASCO (furioso): ¡Ladrones! ¡Infame's soy argentina y en mi patria puedo opinar usureros! No me dieron más que veinte como me venga en gana. pesos por la Condecoración de la Orden del Libertador. Que no era de oro de VELASCO: Ambos somos exiliados, buena ley, eso dijeron. No era oro lo que Carita, ¿no te das cuenta?·Yo vivo de les ofrecía, sino mi pres,tigio, mi pasado. esperar la correspondencia que me viene 129

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" del Ecuador, y tú en el perpetuo exilio CORINA: Sigues siendo el ingenuo de de la poesía. siempre. José María. Tus ministros, con pocas excepciones, buscaron enriquecerse CORlNA: Te llegó nueva corresponden­ de la manera más rápida. Contratos fra­ cia. Está sobre la mesa. · (Corina señala guados, coimas, puentes y carreteras que hacia la mesita donde se miran unos nunca fueron construidos, nombramien­ sobres). tos a difuntos para embolsillarse las plani­ llas de los pagos, miserables extorsiones a VELASCO (va hacia la mesita): ¡Las car" las gentes humildes que confiaban en ti. tas! El único cordón que me mantiene (Pausa). Y mírate, sin conseguir el dinero unido a mi país. Noticias más o menos necesario para pagar, el alquiler vencido frescas de la patria lejana y añorada. de este departamento.

COR1NA (irónica): Sobre todo peticio­ VELASCO (desolado): Las canalladas nes. Nunca se van a cansar de pedirte ensucian la política. (Asume una entona­ algo, ·una recomendación, un puesto, una ción declamatoria) ¿Por qué tiene que ser beca, como si continuaras siendo el así? Yo que querido siempre un· gobierno Presidente del Ecuador. honrado, compuesto por gentes probas y desinteresadas. Miraba a un partidario y VELASCO (toma un sobre, lo abre): Me pensaba, tiene cara de honesto, habla con escribe un sacerdote. El reverendo padre tanta pasión acerca de la moralidad, la Ignacio Costa. (Lee la carta): "Está profe­ abnegación y el sacrificio por la nación. Lo tizado, excelentísimo señor, usted volverá ponía en un misterio, le solicitaba ser mí al. solio presidencial por tercera vez. Su brazo derecho, mis ojos, mis oídos y mí gobierno no será maternal, sino de mano lengua, y a las pocas semanas venían a de hierro. Confiad en el Señor de los .informarme, "señor, su ministro tal es un Ejércitos. El guiará vuestro m,andato". ladrón". Yo, naturalmente, me negaba a creerlo. Calumnias de la oposición, pensa­ COR1NA (ríe): Ese curita debe ser cape­ ba, pero las denuncias se multiplicaban. Al llán del ejército. Qué recomendación. fin me decidía a investigar los hechos por Mano de hierro. mí cuenta y era verdad. Ese ministro era un ratero. Lo cesaba de inmediato, y así VELASCO (con la carta en la mano): Me me ganaba un feroz enemigo, nombraba he preguntado a veces, Corita, sí debí otro, pero al poco tiempo escuchaba una actuar justamente así, con mano de hierro, denuncia contra el nuevo ministro: "Señor para desbaratar las continuas conspiracio­ Presidente, su . ministro está ·metiendo nes que se tejían en mí contra y enviar a la mano en el erario". (Pausa, prosigue, colé­ cárcel a quienes no cesaban de calwnníar• rico) Me llaman el loco, para insultarme, me en los periódicos, y castigar a los ingra­ pero había momentos en que me· sentía tos que no contentos con incumplir mis fuera de mis cabales con tanta sinverguen­ disposiciones moralizadoras, robaban y no cería desatada. (Dirigiéndose a unos cola-· se cansaban de robar al estado, al pueblo, botadores ausentes) ¿No se dan cuenta, enriqueciéndose a costa de mí administra­ señores, de que con sus bochornosos ción y dejando mí honor por los suelos. fraudes y negociados destruyen a mi

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" gobierno? ¡Yo, que en mis discursos pro­ pueblo me adoraba, veía en mí a su defen­ meto moralidad y obra efectiva! ¡Me aver­ sor. A su profeta. güenzan, señores, y ofrecen a la oposición las mejores armas para que me acaben! (Velasen va hasta la mesita, recoge otro sobre). CORINA: Tus discursos, José María. Cómo deliraba la gente al escucharte. VELASCO (abre el sobre): Esta carta la Cómo te vivaban hasta desgañitarse cuan­ firma una mujer de Ambato. (Lee): do alzabas el dedo índice, ese dedo que lo "Usted es el verdadero padre de la gente mueves en tus discursos como un director humilde y menesterosa. El único que de orquesta su batuta. sien te en carne propia la miseria ajena". (Deja de leer). ¿Te das cuenta, Carita? VELASCO: (asume la postura de un ora­ Para ellos soy un padre porque siento la dor delante de un balcón): ¡Pueblo ecua­ miseria en carne propia. toriano! (Pausa, rotundo) Amada chusma. Siempre, ¿me escucháis? ¡Siempre! Estaré CORINA Orónica): Claro que si, sobre al lado de vosotros para enfilar vuestra todo ahora, cuando ni siquiera tenemos furia inmarcesible y·regeneradora contra dinero suficiente para pagar el alquiler y a las trincas oligárquicas, monstruos de la la empleada. venalidad y la codicia .que cual negros buitres se ensañan en la írrita postración y VELASCO (sin escucharla, poseído por la penuria cruel en que vivís. (Agita su su pasión política): Un padre para mi pue­ dedo índice para rubricar el período del blo. Siempre he querido serlo, me he discurso). Os digo, amados conciudada­ esforzado por ello. Un padre es un ejem­ nos, que rompéis mi alma a la vista de tan plo. Un padre es un ¡,TUía. atroces tribulaciones que padecéis, pero os digo también que ha llegado la hora de CORINA (con tristeza): No he podido acabar con las sanguijuelas venales del darte un hijo, José Maria. oprobio plutocrático, triturando sus pro­ tervas intenciones para exterminar la VELASCO (prosigu~ en el tono ante­ corrupción y la rastrera impudicia que rior): Un padre es tierno y complaciente, enfebrecen sus mentes ratoniles y raquíti• pero también es severo cuando existen cas. Esamblaos en vuestras armaduras de motivos. pundonor patrio para acometer con ímpetu y denuedo a quienes os oprimen y CORINA (suspira): Si, un hijo nuestro, os sumen en gigantesca tragedia. José Marfa. Un pequeño, o una pequeña que de un poco de alegría a nuestra vida CORINA: José María, ¿entendia la gel}te de hogar que es tan monótona. tus discursos? VELASCO (sin atender a Corina): Un VELASCO: ¡No importaba que no me padre del pueblo que levante su fe en el entendieran al pie de la letra! El pueblo es porvenir, que lo saque del embruteci­ intuitivo, escuchaba aquello que quería miento y la miseria en que vive. Que lo decirle, me comprendía, me vivaba. El eduque. Que castigue a los infames que 131

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" oprimen a esa muchedumbre ingenua y la me la remite un soldado. (Abre la carta, lee) desorienta con la demagogia y el escándalo. "Estamos dispuestos en el cuartel al sacrifi­ cio de la vida por usted si el caso así lo CORJNA (con ademán de acunar un exige. Vuelva, señor presidente, y nos ten­ niño): A la roró niño, duérmase mi bien. drá a su lado, a las órdenes suyas". (Pausa. Con resignación): Un hijo de mis entrañas, de mi carne y mi sangre. (Pausa) CORJNA: Los soldados, recuérdalo,José Mi única pequeña, de palabras y de aire, es María, te sacaron a bayoneta del Palacio la poesía. Pero qué sola me siento muchas de Gobierno. veces, José María. VELASCO: La tropa me adoraba. (Pausa) VELASCO (sigue sin atenderla. Con fueron sus jefes los que me traicionaron. determinación): Pero también es preciso Mancheno, que jugó con mi confianza y que un padre castigue con severidad a los se sublevó precipitando al país en una hijos desobedientes que van por el cami­ guerra civil que por fortuna no llegó a no equivocado. (Pausa). Ya lo sé, he sido mayores porque intervinieron los diplo­ demasiado débil y condescendiente en máticos de los países amigos. (Pausa). Los mis gobiernos. (Pausa). Y además no me soldados, Carita, son también parte de mi dejaban sancionar a los corruptos, como pueblo, aunque sus jefes los manipulan y debí hacerlo. Jueces y tribunales, mis par­ engañan conservan su fe en mi. Yo armé tidarios, los eclesiásticos, me advertían al ejército que Arroyo del Río había deja­ que no fuera tan duro. Me aconsejaban do en la derrota, sin honra ni armamento. que no sancionara a fulano o zutano por Mejoré su rancho. Aumenté su paga. sus robos y peculados. Que la paz públi­ Alfabeticé a la tropa en los cuarteles. ca ante todo. Que evitara los escándalos (Pausa) Por fuerza tienen que guardarme que podían ser funestos para la estabili­ gratitUd y cariño. dad de mi administración. Transigía, tapada, disimulaba, y al final de todos CORJNA: Muy poca gratitud te han mos­ modos terminaba derrocado, precipitán­ trado todos, salvo unos pocos amigos, dome sobre las bayonetas, por obra de claro. Amigos verdaderos, no aduladores aquellos mismos militares a los que que traicionaron, que luego de aprove­ ascendía y condecoraba. Cenaban con­ charse de ti te volvieron las espaldas, o migo la víspera, brindaban por mi éxito, peor, se convirtieron en tus peores enemi­ y a la madrugada me conducían preso a gos, como Guevara Moreno, ¿Lo recuer­ un cuartel y me ordenaban que firmase das? Aquel minisrro de gobierno que se la renuncia. (Pausa. Baja la cabeza). Un jactaba de adivinar tus deseos aún antes padre. Un monigote patético. de que los pensaras siquiera.

CORJNA: Nunca tendré un hijo, y ya VELASCO (recordando): Carlos Gueva­ estoy vieja para ser madre. ra Moreno. Quiso sucederme en el cariño de las masas. Demasiado precipitado y (Velasen recoge otra carta de la mesita) ambicioso. Muy hábil, eso sí. E implaca- ble con sus adversarios, justo la virtud VELASCO (mira el dorso de a carta): Esta política que a mi me ha faltado. 132

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" CORINA: Y otros, peores que él. No CORINA: La esposa de un payaso de quiero ni siquiera recordar sus nombres circo, que lo abandoné para irme contigo, porque me dan asco. Se enriquecieron de como tu concubina. la noche a la mañana, y, ¿lo recuerdás? El pueblo murmuraba. El "Profeta" no (En ese momento aparece en escena un roba, decían, pero sus colaboradores no PAYASO. Representa las habladurías se cansan de saquear al Ecuador. sobre Corina. Se pone a bailar una suerte de danza pantomimesca, mientras VELASCO (avergonzado) Así era, Velasco habla para sO Coritá. (La estrecha en un abrazo): Y tú fuiste una víctima. VELASCO: Cómo podían ofender de manera tan soez y vulgar a Corita. Se valí• CORINA: Muchos curas predicaban en an de todos los medios para desacredítar• los púlpitos contra "La mujer de la y en el fondo desprestigiarme a mí. Babilonia", o sea yo. ¿Mí crimen? Haber­ Pobre esposa mía, cuánto ha debido sufrir me casado contigo, con un divorciado por amar a un hombre que tuvo la desgra­ que se atrevió a romper los sagrados vín• cia de ser Presidente del Ecuador. (Pausa) culos de su primer matrimonio bendecido Mientras tantos ambiciosos sueñan con por la iglesia. llegar al poder en mi país, yo considero que es lo peor que puede sucederle a VELASCO (Indignado): ¡No 9uiero alguien que tiene honor y buenas inten­ recordar aquello! Esos malos clérigos ciones. Las peores calumnias se ceban azuzaban a la gente humilde para que te sobre él, no lo dejan en paz, ofenden de la insultaran cuando me acompañabas en manera más burda a quien uno más ama. los actos oficiales. Corina es un alma pura y exquisita, una poeta. Y cuando publicaba sus versos en CORINA (irónica): Las damas se nega­ el país, no faltaban los infames que asegu­ ban a estrecharme la mano. Poco les falta­ raban que · se los escribía algún autor ba para que me gritaran "ramera". amante de ella. ¡Qué cúmulo de infamias, qué dolor para ella! , VELASCO (solícito): Calla, Corita. Lo sé. Has sufrido tanto a mi lado. (Se apagan las luces).

CORINA: No era sufrimiento. Era indig­ (Al encenderse nuevamente las luces nación, por los extremos de baje:

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" CAÑARTE (arroja una carta sobre la CAÑARTE: Malparados acabaríamos mesa, Se abanica el rostro con una mano): con Guevara Moreno si alcanza el poder. ¡Uf! Panamá, siempre tan caluroso. El sí es de cuidado, por su ambición des­ (Pausa,. dirigiéndose a Concha): ¿Has pen­ medida. Pretendería una gran participa­ sado en lo que te dije?. ción en los negados y, de seguro, metería mano en las aduanas, en la flota mercan­ CONCHA (tira sobre la mesa todas sus te, en las exportaciones de banano, en las cartas): Abandono el juego. Por hoy ya . obras públicas y el reparto de los cargos. perdí bastante contigo. (Pausa) Lo he pensado, sí, pero no creo que Velasco CONCHA (como si se le hubiera ocurri­ !barra acepte. ¿Qué dirigente político en do una gran idea): ¿Y los conservadores? sus circunstancias accedería a retornar El liberalismo podría llegar a un acuerdo como candidato para una nueva campa­ razonable con ellos. Ganaríamos las elec­ ña? Además mucha gente dice que el ciones con Ruperto Alarcón. O con hombre está políticamente acabado. Ponc;e Enríquez.

CAÑARTE (recoge las cartas): Bien, ya CAÑARTE (hace una mueca) ¡Los col).­ no quiero seguir ganándote, aprende a servadores! Si k traemos a Velasco los jugar mejor. (Pausa) Que un líder se acabe arrastramos a nuestro lado, porque la no depende de él sino de sus seguidores. mayor parte de los curas están con el A Velasco la gente del pueblo sigue año­ Loco. Tendríamos a las masas de la Sierra. rándole y le adoran. En los suburbios y los campos velan su retrato, igual que el CONCHA: ¿Y tú, qué ganarías con de un santo. (Pausa, resuelto) Necesi­ Vel asco? tamos a ese hombre. CAÑARTE (entusiasmado): ¡Todo! Mi CONCHA (dubitativo): No lo sé. Es un empresa de exportación de banano, o;:omo sujeto impredecible, un loco. ¿Quién sabes, no anda bien. Es imposible compe­ quita que regrese al país con el corazón a tir con la United Fruit, a menos que .... la izquierda y prometa reforma agraria, intervención en los negocios y control de CONCHA (intrigado): ¿A menos qué? la banca? CAÑARTE: Que tengas tu propio gobier­ CAÑARTE (ríe): ¡Mucho mejor! Que el no. Entonces negociaría en pie de fuerza hombre prometa lo que quiera, que nos­ con los gringos de la United. O dejan otros mantendremos el poder. Que se ingresar mis cupos de banano en el merca­ ~ desgañite con sus larguisimos discursos y do delos Estados Unidos o azuzamos a que obtenga muchísimos votos. Lo mane­ millares de .peones sin tierra para que se j jaremos, no. hay cuidado. tomen sus plantaciones en Tengue! y Balao. :g CONCHA: Te digo que es un maniático CONCHA: ¿Y sólo tú negociarías con los insensato. Podemos acabar muy malpara­ americanos? No erc;s sino un pequeño ] dos, los negocios, el país. exportador con problemas. 134

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" CAÑARTE: Por su puesto que no· estoy El viejo no volverá a la política. Está es­ solo. Detrás están Quirola, y Noboa. Y carmentado. Marcos, y muchos :peces gordos más. CAÑARTE (le ofrece una mano) CONCHA: Has madurado tu plan, por lo ¡Aceptada la apuesta! Pago cincuenta mil visto. (Pausa). Pero te falta lo principal. si el loco rechaza la invitación a regresar Velasco. como candidato, y si vuelve, me pagas tú.

CAÑARTE: Es verdad. Me hace falta con- (Concha y Cañarte s.e estrechan las roa­ vencerle a ese loco iluso. (Pausa) Y allí nos. El payaso regresa a la escena y reali­ entras precisamente tú, Conchita. El viejo za unas cuantas piruetas). confía en ti, te considera su mejor discípulo.

CONCHA (con una carcajada) ¡Su discí• pulo! Si lo fuera me moriría de hambre, andaría por allí perorando de moral y civismo, de incorruptibilidad y todas esas zarandajas que sirven para engañar a Jos incautos pero no para creerlas verdades a pie juntillas como lo hace el pobre.

CAÑARTE: En política, las apariencias son fundamentales. La gente le sigue al viejo, aunque después lo tumben del poder. El te considera uno de sus más fir­ mes seguidores, escucha tus consejos. (Pausa) Si le escribes a Buenos Aires anunciándole que hemos formado un gran frente para que él lo encabece y con él ganemos las próximas elecciones, te aseguro que regresa al Ecuador en un dos por tres. (Pausa. En voz algo más baja) Ese viejo tiene una única ambi­ ción: el poder, aunque luego no sepa qué hacer con él. .. CONCHA: ¿Apostarías sobre convencer a Velasco? Tú eres un jugador nato. Apostemos, digamos, cincuenta mil a que convenzo a Velasco de volver al país y presentarse como candidato. Tú ganas si eso ocurre. Si el viejo se niega, gano yo esos cincuenta mil. (Aparte, como pen­ sando en voz alta) Est9y seguro de ganar. 135

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" ESCENA TERCERA dinero, para un exiliado político, siempre resulta una penosa necesidad.

(Esta escena se desarrolla alternativamen­ PERÓN: (sonríe, se levanta de su asien­ te en los dos espacios del escenario. A la to): No para todos, Velasco. Conozco a ex izquierda, el despacho de Perón. A la gobernantes que viven en sus exilios derecha, el departamento de Velasco y como jeques. Mansiones, piscinas, aire Corina. Mientras la acción transcurre en acondicionado y tres autos, por lo menos. uno de los espacios, el otro permanecerá · a oscuras). VELASCO (vivamente): ¡Esos no son exi­ liados políticos, señor, sino rateros prófu• (Despacho de Perón, que está sentado gos! Un ex presidente tiene la obligación detrás del escritorio, revisa unos papeles. de mantenerse pobre, tal como accedió al Entra Velasco). poder si careció de fortuna personal.

PERÓN (alza la vista): Ah, usted, Velas­ PERÓN: ¿Lo considera necesario? ca. Lo he mandado llamar para que char­ lemos sobre su situación. (Se pone rle pie, VELASCO: ¡Absolutamente, señor! Si un estrecha la mano de Velasco con frío pro­ mandatario termina su período o es tocolo. Velasco permanecerá de pie derrocado sólo tiene que llevarse su durante el diálogo con Perón) ¿Su estadía honor del Palacio de Gobierno, nada más. en la Argentina transcurre sin novedad? PERÓN: Admiro sus principios. (Pausa, VELASCO (distante: Perfectamente, vuelve a sentarse). Pero por desgracia los señor presidente. (Pausa). Considero a la seres humanos somos eso, humanos. Argentina como mi segunda patria. Tenemos necesidades y nadie puede ser exigido a vivir por debajo de su decoro. PERÓN: Bien, bien. (Pausa). Entiendo, (Pausa). Usted es el ex presidente de una sin embargo, que atraviesa por algunas república hermana, Velasco. Fue su man­ dificultades económicas. datario no en una, sino eó dos ocasiones. Aclamado multitudinariamente. Se le VELASCO (avergonzado): Quisiera no reconoce como un estadista y maestro de hablar de aquello, señor presidente. prestigio internacional. (Pausa). Y mírese. Con un traje gastado, muy pulcro, por PRRÓN: He sido informado que usted supuesto, pero en desuso. • tuvo que empeñar sus condecoraciones . VELASCO (con cierta ironía): Un profe­ VELASCO: No valían gran cosa, le ase­ sor de Derecho Comparado con nombra­ guro; (Pausa. Continúa como si le costara miento temporal no gana mucho, señor esfuerzo hacerlo): Es verdad, mis honora­ presidente. rios como profesor accidental de la cáte­ dra de Derecho Comparado en la PERÓN: Por supuesto. (Pausa). Lo he lla­ Universidad de La Plata no me permiten mado porque tengo uria propuesta que vivir con la elemental holgura. (Pausa). El hacerle. 136

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" (Se apagan las luces en el sector del EVA (deja traslucir su molestia por la Despacho de Perón. De inmediato, se ilu­ negativa): Comprendo. (Pausa). Pero algo mina el área del Departamento de los puedo hacer por ustedes. Velasco. Corina escucha que llaman a la puerta. Abre. Un individuo con aspecto CORINA: Con su gentil visita es más que de agente de seguridad se presenta). suficiente. (Pausa). Usted tiene bastante trabajo con sus programas de ayuda a los AGENTE: La señora desea visitarla. pobres que ahora abundan en Buenos Aires, en toda Argentina. CORINA: ¿La Señora? ¿Quién ... ? EVA (ufana): ¡Mis descamisados! Los (Detrás del Agente, una dama elegante, pobrecitos me consideran su madre. peinada con un moño. Es EVA PERÓN) Como si yo los hubiera parido. Me parte el corazón la indigencia en que viven y EVA: Soy yo, señora de Velasco. con la venia de mi esposo, el general Juan Domingo Perón, procuro darles toda la CORINA: ¡Evita! (nerviosa) me hace un ayuda posible. (Pausa, continúa, orgullosa honor al visitarme. de su labor. Esta mañana entregué qui­ nientas carpas en Villa Devoto, para que (Eva Perón ingresa a la salita. El Agente las familias que allí acampaban a la intem­ de Seguridad se queda junto a la puerta, perie se protejan del frío. (Pausa). Me lo en actitud vigilante). agradecieron los pobrecitos de rodillas, besándome las manos, llamándome su EVA (permanece de pie): Me han habla­ protectora, su santa. (Pausa) ¿De verdad do en la Fundación acerca de los apuros no necesita mi apoyo? económicos que su esposo y usted están pasando en Buenos Aires. (Pausa). Vengo CORINA: Gracias, se lo he dicho ya, a ofrecerle mi ayuda, señora. señora. Estamos bien. (Pausa). Sin embar­ go, usted pudiera ayudar a otra persona. CORINA: Le agradezco su buena volun­ (Pansa). Se trata de Josefa Magariños, la tad. (Pausa). Sí, pasamos por algunas hermana de una empleada de servicio de estrecheces pero no debe usted preocu­ este bloque. parse. Resolveremos nuestros problemas. José María, mi esposo, tiene una cátedra EVA (interesada): Requiere una carpa? universitaria y vamos pasando. ¿O una cocina?

EVA (mira en torno a la salita): Este depar­ CORINA: Algo mucho más sencillo, pero tamento es muy pequeño. Puedo ofrecerle también más necesario. (Pausa). Necesita uno más amplio y confortable, digno de'la la libertad. Está detenida. La acusan de categoría de su esposo y de usted. opositora al régimen. Es obrera.

CORINA: Estamos muy bien aquí, le ase­ EVA (con disgusto): ¡Una enemiga del guro. No necesitamos un departamento gobierno de Juan Domingo Pcrónl ,,y más amplio para mi e_~poso y yo. dice usted que es obrera?

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" CORINA: Sí, lo es. Trabaja en una VELASCO: ¿Una propuesta? metalúrgica. PERÓN (detrás de su escritorio): Exacto. EVA: Los trabajadores están con mi ·Como le dije, usted, Velasco, es una figu­ esposo y conmigo. Nos adoran. Juan ra continental. Sus opiniones merecen Domingo promulgó las leyes más avanza- respeto. Con su erudición y profundo das del continente en materia de legisla- conocimiento de los temas sociales lo ción laboral. (Pausa, con disgusto). Esa supongo versado en nuestra Legislación persona debe ser una traidora. · Justicialista.

CORINA: Es madre de familia, y la han VELASCO (dubitativo): Bueno, sí... torturado, en un cuartel. Conozco las leyes aprobadas por su régi- men. (Pausa). Dispongo de bastante tiem­ EVA: ¿Torturado dice? El gobierno de mi po libre y dedico muchas horas al estudio esposo no tortura. Son calumnias que de las leyes argentinas. divulga la oposición para desacreditarnos. PERÓN: ¡Magnífico! ¿Qué opina de CORINA: Si usted pudiera gestionar su nuestras nuevas leyes? libertad. VELASCO: Reconozco su preocupación EVA (tajante): En materia de. seguridad por reivindicar los derechos de los obreros. .. pública nada puedo hacer. (Pausa). Mi tarea es la ayuda a los descamisados. PERÓN (no deja terminar la frase a Velasco): Mi propuesta es la siguiente: CORINA: Ella es pobre, y está presa. La Usted, Velasco, recorrerá el país como molieron a golpes, le aplicaron descargas conferenciante auspiciado por el eléctricas. Movimiento Justicialista. Universidades, centros fabriles, asociaciones de estancie­ EVA: En fin. Si necesita nuestro apoyo ros, para exaltar en sus intervenciones la no dude en pedírnoslo, señora del Parral gran visión social de mi gobierno. (Pausa). de Velasco. Se le pagará muy buenos honorarios por sus conferencias, y a la par servirá al país (Eva le extiende la mano. Sale. Su guardia que lo acoge. de seguridad la sigue). VELASCO: Sus leyes a favor de los traba­ CORINA (para sD: ¿Qué clase de gobier­ jadores tienen muy buenos principios, no es, que ofrece caridades a la gente pero temo que son unilaterales, concebi­ pobre y al mismo tiempo tortura a los das desde la cima del poder y no desde la mismos? sociedad. Además, controla en exceso a los sindicatos, los vuelve meras herra­ (Se apagan las luces en el área del mientas de la administración. Departamento de los Velasco. Se encienden en el área del Departamento PERÓN (intrigado): No comprendo. de Perón). (Pausa). Pero bien, mi ofrecimiento está 138

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" en pie. ¿Acepta ser conferenciante de nú VELASCO: Peor es el remedio que la gobierno? Sus apuros econónúcos queda­ enfermedad. Sin libertades, solamente rían resueltos y servirá a nuestra causa. podemos donúnar a base del miedo. Y la adulación. Los peores enenúgos ele un VELASCO: Agradezco sU oferta, pero gobernante. no puedo aceptarla. Iría en contra de nús principios, nús convicciones. (Pausa) El PERÓN: Miedo no, adulación tampoco. Justicialismo merece mis reparos, lo digo Lo que sucede en nú país es que impon­ con franqueza. Es autoritario y sofoca las go el respeto, la justicia. Y la gente hunúl­ libertades públicas. de me sigue, me aclama.

PERÓN (golpea con un puño el escrito­ VELASCO: Aclaman a los triunfadores, y rio): ¡Las libertades públicas! ¿Cree usted lanzan escupitajos y arrastran a los venci­ que antes de nú gobierno se respetaban dos. La eterna volubilidad de las masas. esas libertades?· ¡Para nada! ¡Industriales, estancieros, capitalistas extranjeros, hací• PERÓN: (deja el escritorio, va hacia an lo que les venía en gana! ¡Ahora la clase Velasco, lo mira de cerca): Usted es con­ laboral me considera su paladin, el hom­ tradi-ctorio, Velasco. Ama el poder pero bre que la rescata de la núseria! no sabe cómo retenerlo e imponer su voluntad. (Pausa). Me contaron algo VELASCO: Es posible. Pero las liberta­ curioso de su parte. Cuando en innúgra­ des son principios que ningún gobierno ción le solicitaron declarar su profesión, puede ni debe soslayar. (Pausa) Me derro­ usted respondió "Presidente de la caron dos veces, por tratar de mantener República del Ecuador", Es decir, le las libertades en medio del caos y las encanta el título, pero no las responsabili­ calumnias de la oposición. Me repugnó dades inherentes a él clausurar periódicos, encarcelar oposito­ .. res. Lo hice, peto en contra de nú volun­ VELASCO: Gobernar es un tormento, ya tad y mis principios. lo dijo Bolívar, cuando nuestros pueblos se inclinan al caos Y. al desorden son PERÓN (vivamente): ¿Comprende por presa fácil de la demagogia. qué no conservó el poder? Justamente por esos titubeos. PERÓN (vuelve a siluarsc detrás de su escritorio): A veces es preciso mentir! e al VELASCO (con tristeza): Preferí que me pueblo. No es posible decir siempre la echaran del poder a convertirme en un verdad desde la política. ¿Usted, Velasco, .. dictador. Claro, me acusaban de dictato­ no le ha mentido a su pueblo? ¿No lo ha rial y arbitrario, pero no lo fUi. engañado nunC"a?

PERÓN: (pensativo): Las reglas demo­ cráticas son en algunas ocasiones una VELASCO (inseguro): Yo ... yo ... quise camisa de fuerza, un estorbo. Los oposi­ cumplir mis compromisos. No me deja­ tores se valen de ellas para desestabilizar ron. La oposición belicosa, mis propios ] y conspirar. partidarios. 139

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" PERÓN: ¿Lo ve? Nos movemos en el ESCENA CUARTA campo de las posibilidades. Nosotros los políticos no somos sinceros, nunca. Un (Sala del departamento) político sincero no es un político. Debe cambiar de oficio. Meterse a predicador o CORINA (hojea un librito): Alfonsina moralista. Storni (Pausa, se escucha, tenue, la intro­ ducción de la melodía ''Alfonsina y el VELASCO (como si reflexionara para sí): mar"). Leo siempre sus poemas y la Política y moral, qué gran dilema. recuerdo. Fui a verla, en el Café Tortoni donde ella pensaba y escribía solitaria, en PERÓN (cambia su tono coloquial por una mesita del fondo. Yo tenía iliecisiete otro, imperativo, hosco): No acepta mi años y deseaba conocer a esa mujer que propuesta y es una lástima. (Pausa). Le escribía versos tan hermosos y tristes. diré algo. La embajada de su país presio­ (Pausa). Me acerqué muy despacio a su na a mi gobierno para que lo expulse de mesa, y la vi tan delgada y pálida, como si Argentina bajo la acusación de conspirar llevara consigo todas las penas del mundo. contra la estabilidad del Ecuador, un país Yo era tan tímida entonces y quise dar amigo. vuelta, abandonar aprisa aquel café donde se reunían los poetas de entonces. VELASCO (vehemente): ¡Son mentiras, Alfonsina reparó en mi presencia y me falsedades, señor! Me calumnian, quieren llamó con una mano delgadísima y pálida hacerme daño. En Buenos Aires no me que parecía la de un muerto o un fantas­ inmiscuyo en ningún asunto de mi país. ma. Me preguntó qué hacía allí. Que dese­ No violaría los principios del asilo. aba solamente conocerla, le respondí. Hablamos de poesía y me obseqnió este PERÓN (rascándose la barbilla, como si librito que lo leo siempre que me viene la • no hubiera escuchado a Velasco): Me pre­ soledad, cuando estoy triste como ahora. sionan, Velasco, para que lo expulse. No (Pausa). Yo quise ser como Alfonsina, me gustaría hacerlo pero ... pero la vida me convirtió en la esposa extranjera en un país pequeño y agridulce. VELASCO: Comprendo, señor presjden­ te. Un exiliado político siempre crea pro­ (Entra Velasco, agitado) blemas al gobierno que lo acoge. VELASCO: ¡Argentina está cada vez más (Perón extiende la mano a Velasco, dando imposible! (Pausa, deja el sombrero sobre la • a entender que la entrevista ha terminado. mesita). ¿Sabes, Carita? Esta mañana con­ Velasco sale. Se apagan las luces). sultaba algunos libros en la Biblioteca Nacional y me crucé al salir con uno de lo bibliotecarios que acababa de ser représalia­ do por el gobierno. Era cierto poeta de ape­ llido Borges. 'Tronaba a grandes voces con­ tra Perón, porque lo transfería de su labor en la biblioteca al cargo de inspector de aves en los mercados. ¿T'e das cuenta, Carita? 140

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" CORINA: Borges, el poeta. Lo he leído. VELASCO (con cierta impaciencia): Es extraño y extraordinario. ¿Qué hizo ¡Mujer! Tú siempre con tus prevenciones contra Perón? en contra de mis partidarios. Concha es mi más fiel seguidor y hombre de confianza. VELASCO: Suscribir un manifiesto, nada más. (Pausa). Perón se ha vuelto demasiado CORINA ¿Lo es? Decías lo mismo de susceptible. El poder se le subió a la cabe­ Guevara Moreno y recuerda cómo te dio za. (Pausa). En cuanto a mí, ya lo sabes, me la espalda y te traicionó. amenaza con expulsarme del país. VELASCO (impaciente): Déjame prose­ CORINA: y a mí su esposa me ofreció una guir. (Continúa la lectura de la carta): caridad. (Corina va hacia la mesita. Recoge "Acerca de su estancia en el Ecuador y los un sobn;): Te llegó una carta. Del Ecuador. asuntos de tipo económico que represen­ taría para usted la estadia, Cañarte me ha VELASCO (toma la carta, no mira su dicho que no debe preocuparse por ello. dorso): ¿Quién será ahora? ¿Algún otro El y un grupo selecto de amigos y parti­ curita profético? ¿Un soldado medio darios se encargará de proporcionarle el analfabeto? más decoroso alojamiento y sufragar todos sus gastos, así como el pago de CORINA: Es carta de Concha. secretarios y más colaboradores. Tantos beneficios le deben que seria lo m~mo VELASCO: ¡De Concha! (abre rápida­ que pueden hacer por su persona .... mente el sobre, empieza a leer la carta) "Maestro y amigo queridisimo. Aquí sus CORINA: ¡Lo que faltaba! Ponerte en partidarios preparan un retorno triunfal manos de ellos. Quieren tenerte como un para usted. Cañarte, Arosemena, Valdano, pensionado suyo. Y cuando ganes las Raffo y muchos más que solicitan pedirle elecciones, te pasarán la factura. que retorne lo más pronto posible a fin de que encabece la campaña electoral que se VELASCO: Qué malpensada eres a avecina, en la cual, como en anteriores veces con mis partid~rios, Carita. Está comicios, usted barrería dado el fervor claro que al no disponer de recursos popular que su magna figura merece ... ". para solventar nuestra estadía en el Ecuador, ellos se encargarán de propor­ CORINA (interrumpe a Velasen la lectu­ cionarnos techo y manutención. Lo con­ ra de la carta): ¡Espera, José María! En la sideraría un prést~mo. carta de Concha hay algo que no encaja. ¿Notas que él no te pide regresar al país CORINA: (IRÓNICA): Sí, un présta­ para que encabeces la campaña electoral? mo que ellos se encargarán de cobrárte­ Habla de ótros que tienen ese interés. lo en contratos íugosos, en concesiones Además dice que "barrerías en las eleccio­ millonarias. nes", luego él no está seguro de eso. (Pausa) No lo sé, esa carta me produce VELASCO (sin atender a Corina, prosi­ mala espina. Como si Concha no pensara gue la lectura de la carta): "Con usted, exactamente en lo que··orros esperan de ti. admirado amigo y maestro, sus fervientes

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" partidarios consideran que el nuevo triun­ gobierno. Chile, peor, su presidente man­ fo de la causa velasquista es seguro, aun­ tiene magnificas relaciones con el gobier­ que yo por mi parte me atrevo a prevenir­ no ecuatoriano de Plaza y no me admitiría. le que 1as agrupaciones rivales se preparan para una lucha a muerte y sin cuartel en CORINA (exasperada): ¡Algún país del caso de su retorno. Su afectísimo amigo y mundo aceptará recibirte! Eres un políti• fiel seguidor, Concha". co famoso.

CORINA: ¿Lo ves? 'Te advierte al final que VELASCO: Muy poca cosa, cuando ese la lucha en las elecciones será durísima. político famoso, como dices, se encuentra (Pausa) Casi te previene a que no vuelvas. en el exilio y carece de influencias y entronques. VELASCO: A veces parece que no me conoces, Carita. Mientras más dificulta­ CORINA: Me da pena decírtelo, pero a des se me presentan en una elección, me veces pienso que no sirves para otra cosa crezco en mi interior, asumo todos los que para ser.. . (Pausa) candidato a la retos. Y lucho como un león. Presidencia del Ecuador. Cuando lo eres, te transformas en un delgado gigante de CORINA: Pero no has decidido volver, hierro. Luchas, desafías. La gente suele supongo. (Pausa) Esa carta de Concha no decir que cuando andas en las giras de significa nada. campaña no necesitas comer ni dormir. Que te alimentan y fortalecen tus propias VELASCO: Sí, aún no me he decidido a palabras, y que con rus palabras también regresar. "El Gran Ausente", como mella­ alimentas a tu pueblo. man mis seguidores, continúa así, ausente del país. (Pausa) Sin embargo, mujer, nues­ VELASCO: ¿Lo ves, Carita? 'Tú también tra permanencia en la Argentina se vuelve lo repites. día a día más precaria. En cualquier momento, me temo, Perón revocará mi CORINA (casi al borde de las lágrimas: asilo. El pretexto, ya Jo sabes: que desde ¡Pero como presidente no sirves, José Buenos Aires me inmiscuyo en la goberna­ María! Uegas al poder después de duras bilidad de. un estado amigo, en violación a batallas, y al instante ese poder se te esca­ los principios del asilo político. pa de la manos, se lo repartes a manos lle­ nas a ministros y gobernadores que hacen CORINA (con mucha convicción): Po­ de las suyas, que te engañan de la manera dríamos ir a otro país. más cínica, (Pausa) ¿Comprendes por qué temo tanto tu retorno al Ecuador? VELASCO: ¿Adónde? ¿A Colombia, para permanecer desterrado en alguna VELASCO: Lo sé, Carita. (Pausa) Pero mi selva, como maestro rural? Ya no tengo vocación me impulsa· una y otra vez a las edad para esa clase de vida. Y además tú, batallas políticas. Me siento conmovido Carita, enfermarías allá, no aguantarías el cuando hablo con la gente del pueblo que clima, los mosquitos. (Pausa) En cuanto a cree en mí. Me aterro cuando mis discursos Venezuela, no soy persona grata a su provocan enfrentamientos y víctimas en las

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" calles. Sin embargo, estoy obligado por una VELASCO: Sueños, sí, sueños hermosos. misión. Un mandato que brota desde el Que algún día serán una realidad. fondo de mi corazón. (Pausa. Alza el brazo, y con el índice en alto continúa en tono de CORINA: ¿Decides volver entonces? discurso) ¡Dadme un balcón en cada pue­ blo y yo seré presidente! VELASCO: ¡Decido volver! (Pausa, agita­ do) Partiremos apenas mis seguidores me CORlNA: S~ sólo se tratara de balcones, proporciones los pasajes de regreso. José María. (Pausa) Escribiré a Concha, de inmedíato. El recibimiento en Guayaquil deberá ser VELASCO (vuelve a asumir una expre­ apoteósico, triunfal, por lo menos cin­ sión de duda): Es verdad, Carita. Si sólo cuenta mil personas en las calles, y yo, se tratara de balcones y discursos. (Pausa, desde un balcón. (Corina se retira hacia el vuelve a exaltarse) Pero ese es mi don, mi fondo del escenario, con aire resignado). talento. Mi mejor talento. Encaramarme en un balcón y dar discursos ante la gente VELASCO (asume la postura de orador, simula golpear con un puño la baranda de que aguarda mis palabras. Y la gente me un balcón imaginario): Pueblo ecuatoriano. escucha, ríe, llora, vocifera, se siente algo El Gran Ausente ha regresado para cum­ más que una pobre masa de seres indife­ plir con vuestra sagrada voluntad de renciados en su pobreza y desamparo. redención. Vuelvo una vez más desde el exilio y el ostracismo al que me sometieron CORJNA (suplicante): ¡No regreses! Allá mis miserables detractores y estoy nueva­ en el Ecuador no encontrarás más que mente aquí, en la Patria, armado con los decepciones y traiciones ... si triunfas. principios del pundonor cívico y el servi­ cio desinteresado a mi amada chusma para VELASCO (vivamente): ¿Lo dudas? sacudir las cadenas del oprobio y arrinco­ .. Triunfaré por tercera ocasión, y estoy segu­ nar a los indecorosos que os mantienen en ro de que lo haría una cuarta, una quinta la peor miseria. Enjaecemos nuestros bra­ vez. Trituraré a todos los frentes adversos. vos corceles de la vindicación y vamos ade­ Sencillamente no pueden conmigo. lante. ¡Al triunfo! ¡A la victoria!

CORlNA: Lo pueden. Después de tus CORINA (regresa al primer plano del triunfos siempre terminas solitario, derro­ escenario, mientras Velasco se· congela en tado por la indiferencia. En la pobreza. su actitud de orador): Lo llaman el loco, el profeta, el Gran Ausente, el hombre que no VELASCO: Sin embargo quizá ahora sea come ni duerme jamás, el orador de diferente. El pueblo se hallará maduro América. (Pausa) Volverá para luchar con­ para escuchar mi mensaje y ponerlo en tra los molinos de viento de siempre. 'I\tl práctica: Moralidad y obra pública. vez sea nuevamente derrocado en medio Educación, libertad y derechos sociales de la indiferencia de su pueblo. Y aún ¡t~[ 1H' sin extralimitaciones. se dará por vencido . .Mi pobre loco, Ion' ele· esperanzas, de irrealidades y de Sll<"il> >1• CORINA: Sueñas, como siempre, José María. FIN

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" 'El ca.ll!:'lrpo sin luz nubes de Luis Cernuda (el primero desde y sin tiempo' el exilio) es una suerte de plegaria al revés. Dios o el recuerdo de dios es un fantasma Cuando el cuerpo de desprende que merodea todo el poema de Cernuda. del alba (poesía) De manera interesante, sucede lo mismo Vicente Robalino en Robalino. Dios, o una particular idea CCE, 2007 de dios, es el fantasma que se cuela por los intersticios, en la oquedad de los obje­ Por Maria At.miliadora Ba!ladares tos que son motivos en "Cuando el cuer­ po se desprende del alba". Ahí, dios es el Cuando el cuerpo se desprende del alba, el últi­ sujeto al que se dirige la voz poética, pero, mo libro de Vicente Robalino, consta de como en el poema de Cernuda, se trata de 31 poemas cortos, de un lenguaje muy un dios distante, un dios que existe en cuidado, donde se siente la intensidad del tanto es simplemente una palabra o el esfuerzo del poeta por encontrar la pala­ recuerdo de lo que en el mundo ya no es, bra precisa. Este libro es el resultado de un "Dios en las alturas" (39), desde la una experiencia profundamente ligada a "decrepitud del cielo... contempla su la muerte y a la desesperanza. Cada uno obra" (61), "interpreta su ópera redento­ de sus poemq.s está escrito desde una ra" (39), escribe Robalino. posición definida: la del poeta ante el Estos poemas rezuman soledad, una sole­ mundo, ante la contemplación de sus ele­ dad compleja que se desmiente y que mentos, ante el dolor. vuelve a cobrar fuerza en la relación, a la vez, viciosa y pura, que el poeta mantiene Desde qué pájaro Señor con la naturaleza. Piedra-árboles-pájaros­ miras la mañana. poeta: ésta podría parecer,. en primera ins­ Desde qué mar tancia, una enumeración ascendente de tu palabra desata desesperanza. los elementos de la naturaleza, pero cuan­ Desde qué ángel do "el árbol aguarda el insistente llamado ordenas al tiempo precipitarse. (13) de la muerte" (19), o "un pájaro desolado intenta pronunciar su desnudez" (29) 0 Éste, el primer poema de! libro, parecería cuando "las piedras de la noche se hun­ ser la paciente recreación de los reclamos den en el silencio" (43) cabe preguntarse generados a parLir de un dolor inefable. si piedra, árbol, pájaro y poeta no se her­ Ante el agravio concebido por el Señor, manan en su soledad y en su angustia. hay una distancia temporal que se traduce Aunque finalmente, jJoniendo énLtsis en en la serenidad del reclamo. Lo que lo que de humano tiene esta relación de podría ser insulto se ha convertido en una hermandad, el poeta es el testigo de la pregunta que no espera respuesta. Los muerte de aquellos que son sus pares en versos de Robalino, en su ritmo, se ase­ la palabra poética. Sobre ésta hay una mejan a los del salmo, aunque éstos sean conciencia que, como la presencia de alabanza y aquellos, desencanto. dios, traspasa el libro. Es la luz que el poeta anhela y en tono de súplica o de Los poemas de este libro, así como el orden pide: "Que la vela de una palabra/ poema"La visita de Dios" del libro Las me quite esta ceguera" (33). La palabra es

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" luz, calma y levedad, pero termina siendo una memoria del instante que reclama su también el sacrificio, lo que se consume espacio en más de un verso de este libro. en el tiempo que pasa irremediablemente. Alberto Caeiro, el heterónimo de Pessoa, Otro de los testigos de cómo el tiempo plantea en sus poemas un retorno a la no perdona es la ciudad. En este libro se naturaleza, un retorno en el que no hay presentan breves trazos de un bosquejo espacio para la transacción, ya que hay de ciudad que durante la noche es reco­ mucha honestidad en su ejercicio feno­ rrida por el poeta como si fuera un lugar menológico. En Cuando el cuerpo se des­ abandonado, y que solo cuando el alba prende del alba, hay un retorno también, recupera su cuerpo, vierte hacia la sole­ pero un retorno a la oscuridad, al cuerpo dad sus crueles miradas. El poeta con sus sin luz y aunque desde otro espacio y pies y con sus ojos recorre calles, pla7.as desde otro momento, Robalino lo ha y patio~ y su propia fatiga se refleja en hecho con la misma honestidad impre­ ellos: son calles, plazas y patios cansados. sionante que Caeiro. La ciudad se ve transmutada por el silen­ Ante "el tiempo [que] se hace añicos/en cio de la noche y, sin duda, por la mirada las manos del cielo" (61), la voz trata de del poeta, que es también una mirada ocultar su desgarramiento en la palabra cansada. Solo en el silencio de esa ciu­ justa, en el epíteto exacto. Los de este dad, que muerta se posa a los pies del libro son poemas de una profunda t.riste­ poeta, éste puede entender al tiempo, y za, son reclamos, pero, sobre todo, son el es que la ciudad y sus cementos son el fruto de una experiencia que, de tan per­ marco escogido para la muerte: "Desde sonal, es profundamente humana, a pesar la inhóspita oscuridad/ atravesada por del dios imperturbable y de los ángeles lánguidos rumores/los espejos aguardan melancólicos que la mndan. la muerte" (53). Lo que sucede en esa ciudad Oos dolores, los desencantos, las Cuando el cuerpo se desprende del alba pequeñas y grandes agonías, la soledad) el instante abandona su insigne caparazón es finalmente un reflejo de todo lo que y aprende a descifrar la nitidez del cielo. (23) sucede en el cuerpo. Hasta aquí, se ha tratado solo una de las Este poema contiene una de las claves del perspectivas que sobre el tiempo apare­ libro, porque resume ia tarea del poeta y cen en el libro, la de su esencia cronoló• de nuestro poeta, en particular: acceder a gica, es decir, la de su paso irremediable un código del mundo al que se puede lle­ y destructivo sobre la ciudad, los árboles, gar solo en la oscuridad y en el desprendi­ los pájaros; la que se hace sentir a través miento del tiempo que hace que el cuerpo del envejecimiento de las cosas y justifi­ se encamine hacia la muerte. ca la angustia del hombre. La segunda, que es la más hermosa, es la del tiempo suspendido en el instante. El poeta busca retener al instante en su grandiosidad y quizá en esa grandiosidad radica su con­ dición de inasible. El instante es lo que nadie puede retener pero se esconde en los recovecos de la eiudad/ cuerpo. Hay 147

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" 'Intrusos en el museo experiencias que sin caer en poses, hoy minimalista' bastante demodé de ciertos cosmopolitas rezagados, en ningún momento empieza Minimalia: cien historias por destruir o renunciar (derecho, al que cortas (relato) puede acogerse cualquier creador) a los Jorge Dávila Vázquez códigos y vínculos con las fuentes que se El Conejo, 2005 levantan como matriz o forman parte de su "lugar de origen" como reza el poema Por Raúl Serrano de Jorge Carrera Andrade. Con este libro, Jorge Dávila Vázque;< con­ tinúa ampliando y confirmando los Minimalia: cien historias cortas! de Jorge hallazgos de esa búsqueda inaugurada en Dávila Vázquez (Cuenca, 1947) es un cro­ quis y un tratado alucinante que nos lleva 1994 con Cuentos breves y fantásticos, ejerci­ cio minimalista que luego se amplificará a esos no lugares que sólo la imaginación y la fantasía, a través de la nave delirante con Acerca de los ángeles (199 5) y Libro de los de la palabra, nos permite explorar. De sueños (2001 ). Esa adscripción al minima­ ahi esa vocación y permanente reinven­ lismo, que sin duda viene desde el mismo ción por el viaje; mania exploratoria por Kafka, no es una elección, es un destino. los territorios sagrados y profanos de la Dentro de la vorágine en que vivimos, las memoria de nosotros y de los otros; des­ formas breves han dado lugar a la poética afío contra los muros que el tiempo y sus de lo lacónico, de lo veloz, del vértigo. De 1·azones, por lo general deformantes, lo que se propone en plena postmoderni­ levantan para hacer del archivo· histórico dad como un antibarroquismo, de los un refugio de supuestas verdades que que, en el caso de Dávila Vázquez, ha devienen argumentos sin fondo que la fic­ sabido responder a medias; pues no se ción convierte en diatribas, falacias, y trata de sumarse a una receta, sino de sobre todo, reinvención sospechosa de calar en lo peculiar y lo auténtico. La bús­ unos mundos, de unas vidas que si tras­ queda de esa brevedad es respuesta y cienden es por esa dimensión poética que diagnóstico de las formas atrofiadas que a los viajeros Qéase lectores) de los mares el tiempo, su ritmo diabólico y paralizan­ de esta postmodernidad, trastorna; tiem­ te, con el que se pretende inmovilizar a la po que ha vuelto a poner en debate las criatura humana, nos avasalla; brevedad mismas miserias de las que antes por lo en la <1ue no sólo se cuenta una historia, menos se hablaba con mayor pasión, sino que esa historia es a la vez un foto­ entrega y compromiso. grama que por igual nos introduce en el " Minimalia da cuenta del entramado que bosque de todos los símbolos que en ]a los lectores, en tanto viajeros, pueden asu­ modernidad se expresan como un espejo mir desde cualquiera de sus páginas como trizado en el que Jos ecos y resonancias parte de ese ejercicio de cartógrafos de del pasado dan lugar a una resignificación una memoria que tanto tiene de los colo­ de lo que nos perturba por su condición res y nociones locales, que el autor sabe de aleatorio. universalizar, así como los vestigios y evi­ Minimalia se propone resistir a esos nue­ dencias de aquel tránsito por lugares, cul­ vos inventos con los que se pretende 148 turas y museos que corresponden a las fragmentar más de Jo que ya está en e]

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" sujeto explorador y lector de estos tiem- de una sonoridad donde aún el silencio es pos. De ahí los desplazamientos, desde el música que cuenta lo suyo, sin que los des­ imaginario histórico, a edades que dan ajustes o quiebres entre lo narrado resulte cuenta del tránsito de unas criaturas un fracaso. Esto lo notamos, ¿lo escucha­ cuyos dramas y esplendores son la mos?, en el cuento "Tsantsa'', donde la deconstrucción de los dramas y parado­ experiencia del viajante de museo ante el jas de esa criatura que va deletreando cuerpo del desconocido (un guerrero escultural y sin sombra) es la de quien se este croquis, cuya condición de tratado estremece ante otro pasajero de la memo­ está dada por ser un inventario en el que ria, que de pronto aún no ha dejado el el bestiario y el confabulario ? formas sueño desde el que nos interpela. pre/minimalistas y muy latinoamerica­ De las diez unidades, tres, "Rumores de nas por cierto? nos acercan a la zoología música", "Valses o de la ruptura" y "Las fantástica, a la mitología que se reinserta cuatro estaciones", trabajan en torno a la en una contidianidad donde los esplen­ música, incluso desde la subjetivización dores y espantos de la provincia, con de los objetos, que hablan de sujetos y de todos sus obscenos pájaros de sombras, todo lo que esa sonografía tiene de des­ se dan la mano con las máscaras de quie­ lumbrante, pero a su vez de mala nota, o nes saben y habitan los subsuelos de de notas en las que la condición humana decencias pequeñoburguesas y burgue­ desentona o desafina. Desencuentros sas que son su peor pesadilla, hasta pasar entre los amantes, entre los cuerpos que por las variaciones de un tema impres­ hacen de la pasión una partitura por eje­ cindible como el amor, que deviene en la cutar, un concierto que com1en7,a y termi­ pregunta que Lacan respondió desde la na con los caprichos de un destino del más lúcida y descalabrada ironia, hasta que se saben reos y prófugos a destiempo. llegar a las hadas y las cenicientas cuyo Homenaje a otra de las pasiones de final y destino, sin duda, no es rosa sino Dávila Vázquez: la música dásica con de desconcierto. todas sus variantes y vertientes. El ámbito Estas cien historias, reunidas en diez sec­ de la orquesta y los instrumentos, ese ciones Oos títulos de cada una nos antici­ contagio de las pasfones y los delirios pan las atmósferas en las que se mueven humanos, están atravesados por todo lo sus personajes: "Rumores de música", que corresponde al bordado de la fábula y "Valses o de la ruptura", "Las cuatro esta­ el cuento de hadas. Pormas en las que se ciones", ':Amor, tema y variaciones", ampara el narrador para echar a andar "Otros ángeles", "Centauros", "Cotidia­ estas marionetas ··que reivindican una can­ nos,'~ "Máscaras", "Lili Story" y "Museo didez que por momentos se. torna una imaginario"), a su vez son fragmentos de sonatina para despistados. una saga, capítulos de un filme que. se Previo al cierre de este concierto, que construye con la estrategia de la ruptura y tanto tiene de postmoderno por su condi­ la continuidad, todo manejado con una ción heteróclita, hay una historia que bri­ música que le da a cada pieza una plastici­ lla con luz propia de un objeto que sedu­ dad que se integra a la estrategia discursi­ ce y desconcierta; que nos pone en transe va; ars combinatoria que permite que cada porque en sus seis unidades consigue un fragmento del filme se mueva en las aguas ensamblaje que llega a ser impecable, tan

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" depurado como una pieza de Chillida o ciales. Aunque esas mujeres, como una sonata de Mozart. Se trata de "Lilí Mademoiselle Satán, La Tigra y María Story", cuya complejidad reside precisa­ Linares, se han visibilizado, por tanto se mente en su aparente sencillez. Un canto han tomado el presente, desde las delacio­ por esafemme jata/e, esa Mona Lisa que ha nes de la ficción. Terreno en el que esta Lili sabido ser la razón y el desastre de quie­ Alvarán, se mueve con la voluptuosidad y nes han pretendido entrar en su cuerpo, el desparpajo de sus consocias, a las que habitar su sueño y su displicencia. Esjl Lili está unida por el peso de todo este mundo de la que la prima Margarita María, nos da . cuya poesía reside en esa cadencia del uni­ esta aproximación: verso de provincia, y que sin duda convier­ te a esta historia en uno de los textos más Pero tú, inmutable y sonriente, hermosos y conmovedores de nuestra como siempre, sin despegar tus narrativa actual. El espacio que esta vida crueles labios, en ese gesto que intensa y rclampagueante copa torna al recuerda a la dama misteriosa de texto como la tentativa de una nouve!le de la algún cuadro famoso; sin decir que estas páginas son un anuncio. una palabra, prima Lilí, cual si Sin duda que el universo que evoca y pro­ estuvieras esperando que el señor pone Minimalia, así como las estratagemas Cugat se mate, como esperaste escriturarías de las que da cuenta, nos que el poeta Joaquín Arrabal se enfrentan a un libro que, inserto en una dedicara a las drogas, igual que tradición que en nuestro medio tiene cul­ esperaste que nuestro pariente el tures como Carlos Béjar Portilla, Abdón Flavio Rosales se largara a una Ubidia y Huilo Ruales Hualca, amén de lo guerra ajena, de la que nunca vol­ que sucede con el minimalismo de vió, como esperas, mujer fatal, Raymond Carver y Augusto Monterroso, según la expresión del peluquero no deja de sorprender por todo lo que a Rigaud, que desaparezca la raza su vez posee de ruptura y de tradición. de los hombres, seducida por tus Sabemos que toda ruptura sólo es posible atractivos, y sin recibir jamás de ti dentro de la tradición, de ahí que con este lo que esperaba. (p. 139). prontuario de brevedad esa tradición se vea conmocionada con estas historias Lilí es una presencia deseada y fatal. Su existencia es una leyenda que involucra a cuya aparente simetría, sugerida por el quienes se tornan testigos de su paso ful­ número total que las funde (cien), sólo sea gurante, intenso e imprecatorio en meclio otra de sus trampas; pues este viaje se ini­ .. de una sociedad pacata que a todo aquel cia con la suerte de un violín Stradivarius que es fiel a sus proyectos y anhelos de y se repliega ? porque no se cierra ? con ~ libertad tilda de tonto o simplemente lo "El vuelo", experiencia mistica y espasmo desconoce y anula. Lilí, que es "más sen­ estético de los milagros de la pintura, de j sual y más inteligente" que la actriz france­ aquel cuadro fraguado por Angelino :g sa Brigitr Bardot, es otra víctima de esas Medoro (reposa en el convento de Los microsociedades en las que todo lo que Descalzos de Lima) ante el cual San resulte o se presente como amenaza por Francisco Solano levitaba. ~ ser diferente y cuestionador, es excomulga­ Lo mismo le sucede al lector de estas cien 150 do, incluso desterrado de los papeles ofi- historias, en las que la paradoja y los mati-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" ces de esa experiencia del viajero, del fisgón 'Justo homenaje a Pablo impertinente, del Ulises al que en esta oca­ PaJacio' sión las sirenas son las que lo desdeñan, así como el asombro del intruso en el museo Pablo Palacio imaginario, que cifra y relata lo que la Obras Completas Historia como institución escamotea. Sí Comisión Nacional Permanente como le ocurre a quien al mirar la tela de de Conmemoraciones Cívicas, Angelino Medoro no sólo que asiste al Universidad Alfredo Pérez milagro de la fe y de esos tatuajes del tiem­ Guerrero, 2006 po, sino que coparticipa del acto más des­ acralizador y desconcertante como es el Por Jwm Secaira V. milagro de lo que nunca terminamos por contarnos. De ahí que a pesar de que La Comisión Nacional Permanente de Dávila ·Vázquez confiese que su práctica Conmemoraciones Cívicas y la del microcuento (no creo que existan los Universidad Alfredo Pérez Guerrero han microcuentos) llegue a su fin con puesto en circulación el libro Pablo Palacio Minimalia,Z sabemos c¡ue esa es una afirma­ Ohras Completas; como un justo homenaje ción que el propio ejercicio de la pasión al escritor oriundo de la ciudad de Loja. escrituraría terminará por rebatir, pues "la Precisamente el 2006 se cumplieron cien búsqueda de una forma expresiva", siem­ años del nacimiento del admirable artista pre es un acto no deliberado. Paradóji• y, a la distancia, su obra, lejos de opacar­ camente esta suma de vidas fragmentadas se, cada vez es más apreciada y acogida la y no son un libro breve, prueba de que el por crítica los lectores en general. En ese marco, Palacio se ha convertido en vicio de contar en corto o en largo metraje, un escritor de fuste debido a la calidad ele no es otra cosa que la mejor manera de sus cuentos y novelas; de ahí que sea en decir que la crisis de los grandes relatos en extremo oportuna la aparición de las plena postrnoderniclad sólo corresponde a Obras Completas. lo que callan lo que narraciones. Más aún si se trata de una edición de lujo, NOTAS no solamente por la, rutilante presenta­ ción: trescientas cincuenta y seis páginas 1 Minit11alia: cien histon"as corla.r, Quito, Editorial El en papel couché, pasta dura, un diseño Conejo, 2005, 163 pp. eleg-ante y funcional, y hermosas fotogra·· fías interiores; sino por su contenido, des­ 2 "Siempre busco una forma expresiva. Pr:ro aquí termina mi etapa con el microcuento. 11 Entrevista. lumbrante, mágico y cautivador. 11 Con este libro digo adiós a los microcuentos". DI En efecto, el viaje por el mundo narrati­ Comercio, Quito, 7 de marzo, Cuaderno 3, p. 28. vo del gran escritor ecuatoriano comien­ za con una presentación, emotiva y ver­ sada, a cargo del también escritor Raúl Pérez Torres. Luego, el lector se enfrenta a los relatos del narrador lojano, ya convertidos en clásicos de la literatura ecuatoriana, como Un hombre muerto a puntapiés, El 151

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Antropófago, Débora, La doble y única mujer, selección de cartas escritas por Palacio y Luz lateral, entre otros. otros documentos importantes. Así como En sus narraciones permanece latente el visiones críticas de intelectuales de fama universo único, lúdico y rebelde que creó como Gonzalo Escudero, que se refiere a con talento y perseverancia. Además se la novela Débora; e Isaac J. Barrera y destaca su habilidad para capturar detalles Georges Pillement quienes dan su punto de la vida cotidiana y, mediante la ruptura de vista sobre La vida del ahorcado. del tiempo y el espacio, darles forma hasta En la actualidad, después de un sinnúme­ convertirlos en literatura. ro de reediciones de sus libros, así como Luego de los relatos se publican cinco de innumerables críticas y estudios, poemas del lojano, y seis artículos más, de Palacio se ha consolidado como un escri­ temas periodísticos y fúosóficos, que, tor reconocido y valorado. Y ha llegado a básicamente, se preocupan de la suerte de marcar "los derroteros de casi toda la lite­ la mujer, de la concepción de la verdad y ratura posterior", como bien afirma Pérez de la realidad, de la dialéctica y del filóso• Torres en las palabras iniciales del libro. fo Heráclito de Éfeso. La suma de todos los artículos que inte­ Posteriormente se reproducen las opi­ gran las Obras Completas permite esbozar niones de dos críticos e intelectuales un retrato más preciso y humano de uno ecuatorianos, Benjamín Carrión y de los mejores escritores del Ecuador. Alejandro Carrión, desgraciadamente ya Con un detalle adicional: el libro se mati­ fallecidos. De Benjamín Carrión se za con bellas fotografías y dibujos. publican dos estudios que analizan la Desde todos los ángulos, este es un libro literatura del autor de TA vida del ahorca­ de homenaje valioso y que le hace justicia do, que vieron la luz en 1930, el primero, a un narrador que sufrió la incompren­ y en 1951, el segundo. sión por partida doble: primero porque En tanto, el artículo de Alejandro Carrión sus críticos no comprendieron la magni­ data del año 1963. Se trata de una extensa tud y las intenciones de su obra, y segun­ y precisa reseña de la juventud y la trayec­ do porque algunos desaprensivos intenta­ toria profesional y literaria de Palacio; ron restarle valor a su literatura, debido a matizada con anécdotas graciosas y dra­ la locura que acabó con su vida. máticas. Punto aparte merece la mención En fin, como para probar que la calidad se a la esposa de Palacio, Carmen Palacios, la impone ante cualquier egoísmo y también mujer que siempre le apoyó y cuidó con para felicitar el empe!'ío de los encargados dedicación y amor eternos. de la publicación de las Obras Completas. La lecLUra es placentera, por lo L>ien escri­ to de los textos y por la calidad de las vivencias narradas; así, por ejemplo, se cuenta el accidente que sufrió el escritor en su infancia, su distanciamiento con Joaquín Gallegos Lara, y la lenta y terrible enfermedad que tuvo que padecer. Para continuar el fascinante trayecto por la vida y la obra del talentoso e incompl'en­ dido creador, Gustavo Salazar ofrece una

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" 'La valoración de la historia' cronista, es un acierto de Vallejo; con la combinación antes mencionada el poema Crónica del mestizo (poesía) logra estremecer y convencer. Raúl Vallejo Además, se reproducen textualmente Báez editores fragmentos de crónicas, versos y códices de autores directamente comprometidos Por Juan Secaira V. con los levantamientos indigenas. En ese marco, se cita, invocándolos, a El libro Crónica del mestizo, de Raúl Vallejo, varios protagonistas de los levantamien­ se destaca por tres razones fundamenta­ tos indígenas, por ejemplo: a Guaman les: por la elección del tema, por la cons­ Poma de Ayala, al cacique de Alangasí, a trucción del yo poético y por el valor tes­ los vecinos de Pomallacta, a Tomás timonial,del poema. Asitimbay, a Dolores Cacuango, a El tema, los levantamientos indígenas Tránsito Amaguaña, a Manuel Vallejo, y a ocurridos en el país, tiene un tratamiento los héroes anónimos que, con su decisión coherente y respetuoso. Había el peligro y valentía, fueron protagonistas de un de que el asunto, tan sensible y delicado acontecimiento histórico y reivindicativo. para la realidad ecuatoriana, se convirtiera Un punto destacable es que el autor no ha en una nota más de queja o fuera objeto pretendido suplantar a los protagonistas de una mirada paternalista y condescen­ del hecho histórico concreto que sirve de díente. Nada de esto ocurre en el poema. base para el poemario, sino que habla A priori la pregunta es válida: ¿es factible desde su posición, lo que le otórga aún tomar un hecho social y político y conver­ más fuerza a los versos: "Mis palabras son tirlo en literatura, específicamente en poe­ cántaros rotos por donde se escapan mis sía, sin caer en la elaboración de un pan­ frustraciones/Los invocados hablarán por fleto? Y a posteriori la respuesta es positiva, su propio dolor antes que por mis versos!' se lo puede hacer con calidad y dignidad, En ese sentido, el poeta ya no se posesio­ como lo demuestra Vallejo. na de las voces de los otros, sino que se En cuanto al yo poético, éste se constru­ limita a hablar desde su espacio y su tiem­ ye desde la voz de un mestizo, de un po. Además de que se ubica en el papel de observador atento y tenaz. Al extenso testigo pues no ha sido' el protagonista del poema, dividido en 11 partes, se lo puede hecho que cuenta: ''Yo no soy la palabra separar en dos momentos: en el primero, que pretende apropiarse/ de suúimientos el yo poético presenta su voz y muestra ajenos a mis privados llantos". sus propósitos; en el segundo, invoca a Por eso se asiste a la dubitación del yo varios protagonistas de los levantamien­ poético en un marco histórico, los levan­ tos indígenas y expone la lucha y la espe- tamientos. La combinación genera una ranza de un pueblo. . percepción de humanidad y acerca al lec­ Los versos son largos y cadenciosos; al tor a las dos vertientes del poema: al indi­ inicio y al final del poema el yo poético se viduo con voz propia y particular y a la muestra dubitativo, expectante y frágil; en magnitud del hecho histórico y social. el medio, cuando habla de los levanta­ El yo poético, debido a lo que se ha dicho mientos, es fuerte, decidido y contunden­ hasta aquí, no cae en la elaboración de te. Esa construcción·· del narrador, del situaciones maniqueas ni lastimeras; su 153

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" visión es abigarrada, justa, medida, conte­ 'la poesía como reescritura' nida; y desde ahí toma vigor el hilo temá­ tico del poema. Contenida y a la vez pre­ Revés de Luz (poesía) cisa, con· una escritura madura y doble­ César Carrión mente comprometida: con su entorno y Orogenia, 2006 con la poesía. Cabe anotar que el valor testimonial de la Por Juan José Rodríguez obra es innegable y guarda relación con la desmemoria colectiva, con la facilidad El aparecimiento de Revés de Luz de César con la cual la sociedad borra hechos Eduardo Carrión afirma mi impresión de importantes de la historia. De ahí que el que los versos se mueven rizomáticamente poema se convierta en la crónica válida de y llegan a su lector, por razones muy difíci• un momento social específico: "¿Acepta­ les de determinar, aunque provoquen una rás que me atreva a dar testimonio de cierta pasión, un cierto encanto. En mi tanto dolor a cuestas 1que no me duele caso, he preferido siempre los apasiona­ sino en la imagen 1colgajo de esta cróni• mientos difíciles y hermosos. Carrión nos ca vista con ojos de milenio nuevo?". ofrece un libro capaz de suscitar esa clase En conclusión, las tres características ana­ de apasionamientos. De hecho, los poetas lizadas hacen de Crónica del mestizo, gana­ de mi generación cuyos poemas me des .. dor del primer premio de la VI Bienal de piertan más estima poseen ese don de una poesía Ciudad de Cuenca, organizada por palabra encarnada y difícil. Pienso en Alfonso Espinosa, Ernesto Carrión o la fundación cultural La Palabra, un Javier Cevallos. Revés de Luz se sitúa, con poema vital y necesario; además de repre­ todo derecho, en ese orbe de voces. sentar un paso adelante en la obra poética Pienso que la idea referida al rizoma está de Raúl Vallejo. relacionada con una cita que elegí para abrir mi acercamiento al libro de César Carrión. Harold Bloom, en su libro Poesía y Represión, afirmaba que "hay pocas nociones más difíciles de expulsar que 'ese sentido común' que afirma que un texto poético es autosuficiente, que tienen un significado o significados que pueden establecerse sin referencia a otros textos poéticos. [ ... ] Toclo poema es un intcrpo­ .. ema, y toda lectura de un poema es una interlectura. Un poema no es escritura, sino reescritura, y aunque un poema fuer­ te sea un comienzo, ese comienzo es un recomenzae'. ¿Desde dónde hice esa interlectura? Supongo que en el lugar donde las pala­ bras de César llegaron a mí y mis palabras, y en la medida en que mis palabras, remi-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" tían a las palabras de otros poetas que Supongo que esta carencia, la carencia de coincidían con los poetas que César admi­ una piedra que no está ni ha sido nombra­ ra, etcétera. Aquí debo apuntar que da sólo puede ser vista en un Revés de fu':(; Carrión y yo concidimos en nuestro afec­ En la fracción mínima de tiempo y espacio to hacia no pocos autores. Pero todo esto donde aquello acontece. Creo que por eso, había que olvidarlo, había prácticar una este libro ha sido urdido a la manera de un letotecnia, una Jeto lectura, una lectura que espejo. Esta estructura especular pone de sea efectivamente un recomenzar. No manifiesto la voluntad de Carrión demos­ obstante, no puedo dejar de acudir a la trarnos la reversibilidad de la materia en la memoria, Mnemosyne. reversibilidad del lenguaje. El libro como La actividad del "rizoma poemático" de un reverso de sí mismo. Carrión inició, para mí, hace cerca de siete Las dos caras de la mísma moneda o, más años, época en la que conocí los versos del bien, de una otra moneda iluminada, autor. C~nfesaré que los recibí con emo­ nombrada desde un cierto silencio. De ción. Era la emoción de unos versos con­ hecho, los poemas del libro son breves y tenidos, arraigados en la noche y en silen­ emplean con frecuencia la elipsis. No cio. Ese contacto con sus poemas me obstante, la variedad de registros métricos animó a referir su nombre, en pequeño (el versículo, el octosílabo), coexistiendo artículo del2002, como uno de los autores muchas veces en un mismo texto, nos importantes de la nueva poesía ecuatoria­ hablan de un libro adscrito a un decir na. Yo ignoraba, por entonces, que sería el polifónico. Advierto en Revés de Luz una autor de una reseña acerca de su primer polifonía del silencio, de un silencio que libro. ¿Será que así es el rizoma? no está cerrado o clausurado. Fuera del anecdotario, útil aunque poco Es un silencio abierto, generador, no esclarecedor, quiero referirme al libro. El sólo porque el silencio es el ámbito de la texto titulado 3, correspondiente a la pri­ mayor posibilidad enunciativa, sino por­ mera sección de Revés de Lu:v titulada que el silencio, en la poesía de Carrión, Apuntes para un exordio, me ha emociona­ participa de una mirada irónica y de cier­ do porque me remite a mi vida, y a otros ta iconografía vanguardista. De hecho el poemas y a otros poemas que admiro poemario puede pens~rse como una tex­ como éste. ¿Dónde está esa piedra ausen­ tualidad poética que abarca registros de te, la primera piedra? Pareciera ocupar, acento minimalista y de una sigilosa como una cal/i/ grafía, los márgenes del complejidad, hasta otros abiertos hacia texto, los márgenes del desierto: la ironía y hacia tonos más característi• cos de la van¡,'llardia. La promesa del agua carcome el desierto Así, la mirada irónica y la imaginería van­ aunque nubes más negras no cumplan guardista coinciden en poemas como la tormenta que amenazan, Aquiles y la tortuga, correspondiente a la aunque mis palabras sean ruidos pareci­ tercera sección, Envés de Lu:v donde dos a la lluvia, Carrión se remite a la vieja aporía de y no llueva. Zenón de Elea. Leo el poema: Sobre la arena se precipitan estas miradas. Y cae la lluvia Tictac, tictac. Sobre otra piedra ·una muleta más grande que la otra. 155

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Tictac, Tictac, para un exordio. Sentía en esta imagen un Y yo, acto de exilio, un escritura en los márge­ Que tengo dos piernas y sanas, nes del desierto. Desde este acto radical, No pued9 cojear varios poemas de César Carrión se mez­ claban con los poemas, con los versos que Ese contenido humor que aparece en el más admiro y leo. Allí estaban poemas texto nos permite una entrada sin¡,'llia r a como El árbol, correspondiente a la un viejo problema que no sólo ha sido segunda sección de Revés de Lut, llamada tema de preocupación filosófica, sino tam­ también Revés de luz: Es un texto escrito bién literaria y hasta científica. Es jugar eón sabia contención, con un uso perti­ con la imposibilidad de todo. Y, claro, la nente de algunas imágenes de signo onomatopeya, ese tic, tac me recuerda un expresionista y con una musicalidad casi poema de Nazim Hikmet, Mecanizarme, asombrosa. Transcribo el poema: donde el poeta turco dice: trac-tici-tac m~ca­ nizarme quiero. Podría ser Hugo Mayo. Lo Pronuncias la sola palabra diclw: Carrión hace una apertura del silen­ Árbol: cio, apertura del silencio hacia los sonidos, La savia hierve, las hojas supuran hacia otros poemas que él recuerda, que yo canto recuerdo, Mnemosyne, y hacia otros poemas (canción vacía de tiempo, que he olvidado o ignoro. tiempo de canto vacío, En otros textos, como en el poema 2 de vacío que canta tiempo). la primera sección, Apuntes para un exordio, En la raíz se agita la voz: Carrión imbrica imágenes de acento van­ Solamente un verso, guardista, con otras de una recogida con­ Sólo una palabra ... tención meditativa. De hecho, esta estra­ Arremetes contra el papel, tegia compositiva o este conjuro invoca­ y el bosque entero do, como se desee, es visible en la mayo­ calla. ría de textos del libro. Trascribo un frag­ mento del poema: Pienso que, desde la variedad de registros del libro, César Carrión ha reflejado con como si no hubiera sido suficiente, inteligencia las fracturas que la mirada del gallos automáticos y eufóricos prenden hombre contemporáneo imprime sobre el fuego mundo y la ficción de la realidad como tierra y aire unidad inmanente. Además, implica una agua incluso palabra que se exilia de la fijc:r,a, de su y quiero dejar de decir estos nombres, guarida de silencio, para procurarse, para que apenas pronuncio existir, para golpear la materia del mundo y quiero olvidar p:;~ra siempre la piedra e ironizarla o conjurarla. Sin embargo, desnuda. todas esas voces acuden a nosotros no pese, sino porque tienen su origen en "ese Ahora bien, había comenzado a escribir bosque entero callado", sólo observable, sobre los poemas de Carrión, refiriéndo­ por un instante, por un Rev& de Luz. Creo me a la piedra que veía ausente en el que estos poemas exigen

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" dra, el bosque callado y las imposibles 'El ejercicio nostálgico de la muletas de Aquiles. memoria' En el inicio de esta reseña, cité a Harold Bloom quien decía que "todo poema es Una noche de- fiesta en una un interpoema, y toda lectura de un antigua casa de familia (novela) poema es una interlectura. Un poema no Alfonso Monsalve es escritura, sino reescritura, y aunque un Aurora, 2006 poema fuerte sea un comienzo, ese com.ienzo es un recomenzar". Entonces, Por Francisco Niama ¿dónde recomienzo la lectura de Revés de Luz? Supongo que donde Mnemosyne y Dudar ante un libro hace de la lectura un Leteo se confunden. Recuerdo poemas, acto de recreación y conocimiento. A voces que ya he olvidado. Se confunden veces solitario, otros compartido. Algu­ en el poema Voto, correspondiente a la nos pueden tardar semanas en leer una sección Envés de Luz. El rizoma se acti­ novela, mientras que la otra parte lo va. Me parece que leí estos versos hace puede hacer (o reduce) a pocas horas. Y siete años o quizá efectivamente he olvi­ es que el tiempo de la novela no se puede dado que los leí, o no los leí y lo único medir por un calendario, sino por aque­ que me queda es transcribirlos, y festejar llos momentos en que fuimos algo en su con ustedes, su sigilosa visión, su belleza: interior. Nos lo muestran nuestros senti­ dos al cerrarlo luego del último párrafo, Una tras otra, las hojas transitan el aire, un gesto de felicidad, de alegría, de triste­ devuelven el agua, za, de desaliento. ceban la llama. De una novela como Una noche de fiesta en una antigua tasa de familia se podría decir, No escucho ni un solo lamento por ejemplo: 'Para que aligeres tu equipa­ ni una sola carcajada je sería preferible que lo dejaras en casa'. Pero la salida sería fácil. La lectura es un Lleno de envidia, laberinto, así no nos guste. "El hombre subo al árbol desea un mundo en el c¡ual sea posible dis­ y espero. tinguir con claridad el bien del mal porque en él existe el deseo, innato e indomable, ele juzgar antes que de comprender", dice acertadamente Milán Kundera. Sopesar un libro también puede entretener y agra­ dar, ya que la condición dialéctica misma " de la novela se lo exige al lector. U na noche de fiesta en una antigua casa de familia cuenta la historia de Agustín .Omaña, último hijo de una familia, que alguna vez tuvo prestigio y dinero. Y quien hasta su juventud fue un habitan­ te más del mejor barrio residencial de Bogotá, el Teusaquillo. La mala fortuna 157

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" de su hermano mayor, Juan Crisóstomo, Ahora bien, si algo resalta en la novela de hizo que hipotequen su lujosa residencia Alfonso Monsalve Ramírez es la memoria, a cambio de un departamento en otra que resulta ser un ejercicio nostálgico que zona de la ciudad, desenmascarando la llega a repasar el conflicto entre conserva­ fragilidad y el desatino de sus padres. Es dores y liberales, hasta recrear el ascenso y así que, luego de unos años, en uno de el declive de algunas familias bogotanas, en esos vuelcos sorpresivos del destino, un especial la de los Omaña. Agustín cercano a los sesenta años, en El final de la novela se sale con la suya. Al una noche de tragos, regresa, sin saber­ amanecer, con la luz del día, la sociedad lo, a la casa de su infancia, que en el pre­ bogotana se muestra en ruinas. Y paulati­ sente de la novela se ha convertido en namente Agustín va acomodando en el un prostíbulo para ejecutivos. lugar apropiado la fantasía y la realidad, tanto como la historia y la verdad. Solitario en su borrachera, Agustín Resaltando la orfandad y la pérdida de la repasará la vida de su familia en el memoria de las nuevas generaciones. lugar que alguna vez llamo hogar. ''Antes que amar y defender la belleza, hay "Seguramente esa escena, con todos que comenzar a construirla" (p. 219), esos detalles, con todos esos movi­ reflexiona casi al final el protagonista, mientos, no sucedió nunca precisa­ quien, consciente de los acontecimientos mente así, o quizás sucedió a lo largo de la noche pasada, retoma nuevamente de muchas noches. Pero todos esos su vida, escéptico frente al fl.lll.lto, y sin fragmentos dispersos, esos recuer­ una sola pista de por dónde empezar a dos aislados se amalgaman y se aco­ ordenar los pedazos dispersos de su pasa­ modan y arman una sola noche do, que son también los de su sociedad. única, más real que todas las otras noches de la realidad" (p. 109)

Pero el inesperado retorno del protagonista al hogar precipita una serie de ideas y suce­ sos que se amontonan en el interior de la novela, y no menos en la percepción del lec­ tor. Y más que ser una virtud es un defecto de la novela, que trastnrna la lectura. Es así <1ue los mejores momentos de Una fle.rta en lllltl antig11a ra.ra de familia pierden intensidad en el desorden de las reiteradas alusiones a la política, a la moral, al arte y al erotismo. Sumadas a que un solo perso­ naje como Agustín no puede canalizar, con buena fortuna, semejante carga. El recurso se justifica solamente en el pro­ pósito de recrear una época y una cultura muy singular como la colombiana. 158

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" 'Una forma de narrar ra de tensión, peligro y potencialidades ili­ renovada' mitadas. Tanto en la historia de un cowc boy que viaja en un universo paralelo lleno de peligros como en la de un super­ Comic book (relato) héroe que enfrenta los entuertos propios JD Santibáñez de la vida urbana en el siglo XXI. Sus per­ 2007 sonajes tienen una doble capacidad, pri­ mero la de enfrentar peligros que embe­ Por Ernesto Mora llecen sus existencias con el riesgo y la avenmra, y, segundo, tienen la aptitud Comic book , de JD Santibáñez es un libro envidiable de afrontar esos azares con que se lee de seguido, saltando de las histo­ una fuerza que es más propia de los dio­ rias gráficas a las escritas en prosa, de las ses que de los hombres, con la fuerza de imágenes· violentas del cómic a las líneas de las criaturas de la fantasía. descripciones y diálogos, desde las temáti­ En cuanto a la segunda cuestión, los cas de ciencia ficción hasta las que son pro­ recursos narrativos de Santibáñez son los pias del thriller, de la novela de aventura o que convierten en irresistibles las histo­ la novela negra, géneros literarios distintos; rias de todo buen cuenta-cuentos: el sus­ hallamos, pues, en esta obra, una búsqueda penso y la fluidez de la acción. La infor­ expresiva que supera lo literario para pene­ mación que nos da el autor está tratada trar en lo gráfico y c1.ue supera lo gráfico con mesura casi perversa y, siempre que para deambular pot lo literario. hace falta, la última clave que nos permi­ Atraviesan las páginas ele este libro super­ te entender una historia es inesperada, héroes, extraterrestres, jovencitas que tie­ nos muestra un itinerario de la imagina­ nen una insana curiosidad sobre lo para­ ción disrinto del que nosotros como lec­ normal, asesinos profesional es, humanos tores nos habíamos planteado. que transmutan en bestias feroces o También logra Santibáñez una enorme detectives que son seducidos por mujeres fluidez de la acción narrada, ésta es pro­ con más belleza que escrúpulos. pia de ]os escritores que consideran que el Y es que en el libro de JD Santibáñez narrador no debe demorarse en demos­ todo un universo está presente y en él trar cuánto sabe del mundo ni cuán inte­ caben tanto historias de seres diabólicos ligente y perceptivo d. El narrador de que devoran a los insensatos que los con­ Santibáñez es tan audaz y duro como sus juran con intenciones protervas, como personajes: cuenta lo que debe contar sin una historia de Navidad, un fino relato en un momento de debilidad, sin una conce­ d que se mezclan perfectamente los sión vanidosa ni uua falla de pulso, cuen­ extraterrestres con aquel niño que nació ta del mundo como quien está totalmente en Belén hace más de dos mil años. sintonizado con el ritmo vertiginoso e Cuando encontramos una obra así, com­ incontenible que nos lleva de la vida hacia pleja, amena y clara al mismo tiempo; la muerte y más allá ... cabe preguntarse dos cosas: qué le da uni­ JD Santibáñez con Comic book nos permi­ dad, y cuáles son los recursos narrativos te vislumbrar una nueva tendencia en la que le dan su efectividad. literatura ecuatoriana, una forma de con­ Tratemos de responder lo primero. tar historias que implica una renovación Santibáñez logra en su libro crear con cuyos limites y proyecciones, ventajosa. relatos muy diversos u~a misma atmósfe- mente, aún no podemos definir. 159

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" 'Un deseo poético desde lo Octavio Paz me toma de la mano 1 y me común y cotidiano' enseña a deletrear el infinito.>> Pese a la clara afinidad con el poeta mexi­ Poesía despeinada (poesía) cano Octavio Paz, regresa a sí misma en Victoria Tobar el poema Victoria en donde confiesa, por 2006 así decirlo que <. Es decir, Victoria Tobar frente a sí misma, Poesía despeinada es un poemario de la ya quien luego grita en Quiero un amigo: conocida autora ambateña Victoria <>. cinco poemarios. Éste último, incluye Sus acercamientos filosóficos puede poemas breves, en donde la reflexión y la notarse en <>, versos en profunda meditación sobre sí misma pre­ los cuales reaparece ella, como persona, y dominan. Son reflexiones y pensamientos como mujer: <> relación con el resto del mundo, sobre todo frente a la naturaleza. Sin embargo, también son otros temas los Conforme pasan los versos, el lector que atraen; dos canciones que han reco­ podrá percibir cierta presencia del rrido el mundo entero se detiene entre ambiente doméstico, que sin embargo, o estas páginas, para convertirse en su pro­ extrañamente, está marcado por la sole­ pia glosa. La primera se trata del famoso dad. Quizá, su poesía sea una forma de la tema del cantautor cubano Silvia propia autora de vencer la soledad, o, por Rodríguez, quien canta «Si no creyera>>, lo menos, de restarle importancia. Versos más conocida como «Qué cosa fuera la como los de Escena íntima: <> a partir de la cual, ve 1 El fuego está dentro 1 retozando en Victoria Tobar habla sobre el arte. la piel» o en La vida: <>. argentino Atahualpa Yupanqui <, frente a la cual, ella se pregunta: Wf, cias sociales cercanas a la voz lírica. ¿quién está acompañado?>> Entonces, vemos a la autora frente a la Por otro lado, se siente un deseo de cons­ .. naturaleza. Y es en ese momento en el truir poesía desde lo más común y cotidia­ que surgen cuestionamientos hacia sí no, cosa que es muy difícil de alcanzar. En misma, hacia la vida externa a ella, llegan­ ciertos versos, esta aspiración no llega a do a bordear los campos filosóficos en los cumplirse, incluso llegando a romper el que se encuentra la poesía de Octavio ritmo del poema. Ejemplos de ello tenemos Paz, por ejemplo. Victoria Tobar tiene un en <>: <>.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Prescindiendo de aquellos elementos per­ turbadores, Poesía despeinada es un poema­ rio que maneja un ritmo menor con ver­ sos cortos y libres. Poemas que nos hablan de cuestionamíentos propios del ser humano. Reflexiones que permanen­ temente nos rodean, desde aquellas acer­ ca de nuestro propio ser, su relación con el mundo interior y exterior a él; la natu­ raleza y su vinculación con lo humano, hasta el escalofriante pensamiento de la muerte que siempre acecha, o del suicidio, idea que alguna vez podría presentarse, pero que, sin embargo, se quiere alejar de nuestras mentes.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Incursiones en d mundo literario del Ecuador Cursó el ciclo doctoral en Literatura en la (1987), En torno al verdadero Benjamín Carrión PUCE y actualmente escribe su tesis sobre el (1989), El ideario de Benjamín Carrión (1992), Lo poeta ecuatoriano Humberto Fierro. afro y la plunnacionalidad: el caso ecuatoriano visto Ha publicado: El mayoras;go en la Audiencia de desde su literatura (1999), Culture and Customs of Quito (1994) y El circulo modernista ecuatoriano: Ecuador (2000). crítica y poesía (2007) además de varios articu­ las sobre historia, cultura y literatura hispano­ Alejandra Vela (Quito, 1986) americana. Se dedica a la investigación y a la Rgresada de la Escuela de Literatura de la docencia universitaria. Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura de la PUCE. Marco Antonio Rodríguez (Quito, 1941) Alfredo Breilh Narrador, ensayista, crítico de arte y catedrá­ Ensayista, crítico y profesor universitario. tico universitario. Presidente de la Casa de la Director de la carrera de Artes de la PUCE Cultura Ecuatoriana. En narrativa, ha publicado: Cuentos del nncón César Eduardo Carrión (Quito, 1976) (Quito, 1972); Historia de un intmso (Quito, Magíster en Literatura y Licenciado en 1976); Un delfln y la luna (Quito, 1985); Jaula - Comunicación y Literatura por la Pontificia Premio "Joaquín Gallegos Lara"- (Quito, Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y 1991); Antología (Quito, 1998); Cuentos breves Magíster en Filología Hispánica por el (Quito, 1999). En ensayo: Rostros de la actualpoe­ Instituto de la Lengua Española del Consejo sía ecuatoriana (Quito, 1962); Bmjamín Carrión y Superior de Investigaciones Cientificas de Miguel Angel Zambrano (Quito, 1967); Isaac J España. Profesor de la Escuela de Lengua y Barrera, el hombre y su obra (Quito, 1970); Palabra Literatura de la PUCE, de la Facultad e imagen (Quito, 1999). Consta en varias antolo­ Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLAC­ gías nacionales e internacionales. SO-Sede Ecuador) y de la Universidad de las Américas (UDLA-Ecuador). Es miembro del comité editorial de la revista de ensayo y poe­ Abdón Ubidia (Quito, 1944) sía País secreto. Ha publicado sus reseñas crí• Narrador, ensayista, antólogo y crítico litera­ ticas y ensayos en la revista Letras de la Casa rio. Ha publicado: de la Cultura Ecuatoriana, en la revista Kipus Novela: Ciudad de invierno (Quito, 1984); Sueño de la Universidad Andina Simón Bolívar y en de lobos -Premio 'José Mejía' Lequen'ca"- (Quito, la revista de la PUCE. Ha colaborado en los 1986). Ll madriguera (Quito, 2006). Cuento: principales periódicos de Quito como redac­ Bafo d miJmo ex/ratio cielo (Bogotá, 1979); tor y columnista invitado. En 2006 publicó su Divertinuentos (Quito, 1989); bl palacio de los primer poemario, titulatlo Rwés de luz (Quito, espejos (Quito, 1996). Jeatro: Adiós siglo XX Orogenia). Recientemente publico su primer (Quito, 1992). Ensayo: El cuento popular libro de ensayo, La diminuta flecha envenenada, (Quito, 1977); La poesía popular ec¡tatoriana .. en torno a la poesía hermética de César (Quito, 1982); REferentes (Quito, 2000). Consta Dávila Andrade (PUCE, 2007). en varias antologías nacionales y extranjeras.

Gladys Valencia Sala Andrés Cadena (Quito, 1986) Historiadora por la Pontificia Universidad Escritor. Egresado de la Escuela de Literatura Católica del Ecuador (Quito, 1994) y magíster de la Facultad de Comunicación, Lingüística y en Estudios de la Cultura, con mención en Literatura de la PUCE. En 2006 publicó su Literatura Hispanoameric~na, por la Univer­ primer libro de cuentos, Transtextos, en cola­ sidad Andina Simón Bolivar, (Quito, 2004). boración con Juan Carlos Arteaga. 163

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Wladimir Chávez (Quito, 1976) Comendador. El Ministerio de Cultura de Escritor. Licenciado en Comunicación y Colombia le concedió su máxima condecora­ Literatura por la PUCE. Actualmente cursa ción y el Gobierno Francés le otorgó la con­ su doctorado en Literatura en la Universidad decoración de las Artes y las Letras en el de Bergen, Noruega. Grado de Oficial. Ha sido profesor universi­ tario, conferencista internacional y ha presta­ Thalía Cedefio Farfán (Portoviejo, 1951) do asesoría técnica en cultura y desarrollo en Escritora y periodista. Ha publicado: Divagan­ Chile, Perú, Guatemala, Somalia, República do en el silencio, Del silencio al grito, I LIS espzgas de deÍ Congo y Guinea Ecuatorial. En el mes de la vida, Detrás de las campanas, Mutaciones, Érase noviembre del 2004 recibió el Doctorado una vez que el árbol, Palabras para niños (poesía.). Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdova, Argentina. Yvonne Zúfiiga (Quito, 1947) Egresada de Lengua y Literatura. Participó en Eliécer Cárdenas (Cafiar, 1950) talleres literarios en Quito y en Buenos Aires. Narrador, dramaturgo y periodista. Ha Coordinadora e instructora en talleres de publicado: expresión creativa para niños, talleres litera­ Novela: Juego de mártires (Cuenca, 1976); Polvo rios ¡:>ara jóvenes y adultos, talleres de historü y ceniza -Premio Nacional "Nuevos Valores de oral para adultos mayores. la Novela", Quito, 1978- (Cuenca, 1979); Del Ha publicado: Minuto al hombre (pocmario) silencio profundo (Cuenca, 1980); Háblanos 1983, bslabón que tme los tiempos (cuentos) Bolívar (Cuenca, 1983); TLIS humanas certezas 1988, b! aldabón del JI/CITo (cuentos) 2004. (Quito, 1986); Los diamantes y los hombres de pro­ Poemas y cuentos suyos fueron publicados en vecho (Qctito, 1989); Diario de un idólatra (Quito, varias revistas literarias, en Ecuador, 1991); Que te perdone el viento -Tercer Premio Argentina, Chile, Grecia e Italia. El caballero de III Bienal Ecuatoriana de Novela- (Quito, los pies gastados, (biografía novelada sobre 1993); Una Ji/la para Dios -Segundo Premio Sucrc, de próxima publicación). Concurso Nacional "Ismael Pérez Pazrniño) Ha escrito artículos y entrevistas sobre arte y 75 Años de diario B/ Universo", 1996- (Quito, literatura, educación, y temas de actualidad 1997); El obJcuro final del Porvenir (Quito, social, en varias revistas y diarios nacionales. 2000). Cuento: 1-Iqy al General (Cuenca, 1971); Narraciones -con Jorge Dávila Vásqucz­ Hernán Crespo Toral (Guayaquil, 1979); Siempre se mira al cielo Ha desempeñado funciones como Director (Cuenca, 1988); La incompleta hermosura del Instituto Nacional de Antropología e (Quito, 1997); La ranita que le cantaba a la luna Historia del Ecuador. Pue nombrado por la -Premio "Darío Gucvara"- (Quito, 1998). UNESCO director de la Oficina Regional de Teatro: Morir en Vilcabamba -Premio Nacional Cultura para América Latina y el Caribe con ''1\.urclio Espinosa Pólü"- (Quito, 1990). sede en la Habana. Uamado a la sede de la Consta en numerosas antologías publicadas UNESCO en París, trabajo en el cargo de en el Ecuador y el extranjero. Director Principal del Sector de Cultura y luego en el de Director General Adjunto para la Cultura de este organismo internacional. Ha realizado numerosas publicaciones en el campo de la cultura, arte, arquitectura, urba­ nismo, arqueología y etnografia. En 1992, el Gobierno Nacional le entregó el Premio Eugenio Espejo. Fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito en el grado de 164

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" Letras del Ecuador 192 se terminó de imprimir en octubre de 2007 en la Editorial Pedro Jorge Vera de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Presidente: Marco Antonio Rodríguez

Director de Publicaciones (e): Fabián Guerrero Obando

Jefe Técnico General: Guillermo Arias Granja

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo" COLABORADORES David G. Barreta (Quito, 1976) Poeta, ha publicado el libro La frágil resistencia Margarit¡~ Graetzer (Paradiso Editores, 2006). Magister en Lite­ Licenciada en Ciencias de la Educación y pro­ ratura Hispanoamericana (M.A.) por la fesora de Segunda Enseñanza, especialización University of Michigan, Ann Arbor, está Letras y Castellano, por la Pontificia Universi­ actualmente cursando su segundo año del dad Católica del Ecuador. Magíster y Ph. D. en programa de doctorado. Tiene una Licencia­ Literatura Española e Hispanoamericana por tura en Literatura y Filosofía por The la Universidad de Texas. Desde 1991 trabaja Catholic University of America, Washington, como profesora de Uteratura en Berea D.C. Ha colaborado para el diario E/ Uni­ College, en el estado de Kentucky, Estados verso, diario Hoy, la agencia de noticias Unidos. Ha publicado estudios y dictado con­ Reuters, y las revistas Diners, Crnx y Kipus. ferencias sobre literatura ecuatoriana, liremtura hispanoamericana, e historiografía colonial Humberto E. Robles (Manabí, 1938) tanto en el Ecuador como en Estados Unidos. Ensayista, crítico literario y catedrático uni­ Es miembro de la Asociación de Ecuatoria­ versitario. Desde hace muchos años reside en nistas de Norteamérica. Estados Unidos, en donde cumple tareas 'de investigación y difusión de la literatura ecua­ Cecilia Mafia Bustamante toriana y latinoamericana. Colabora con Obtuvo su Ph. D. en Literatura Hispana en importantes revistas nacionales y extranjeras la Universidad Estatal de Atizona, el docto­ como Kipus, de la Universidad Andina Simón rado en literatura en la Universidad San Bolívar, sede Quito; Cultura, del Banco Francisco de Quito, su maestría en Central, y Letras del Ecuador, de la Casa de la Lingüística Aplicada (con énfasis en estudios Cultura Ecuatoriana. En 1996 prologó y de traducción) en la Universidad de anotó la edición crítica del ensayo El montubio Birmingham, en Inglaterra, y la Ucenciatura ecuatoriano, de José de la Cuadra. en Ungüística y Uteratura Inglesa en la Universidad de California en Berkeley. Michael Handelsman Es profesora asociada en el Departamento de Recibió su M. A. y Ph. D. en Lenguas Lenguas y Culturas en la Universidad Estatal Romances y un diplomado de nivel de docto­ de Minnesota en Moorhead. Ha enseñado rado en Estudios Latinoamericanos de la Español, Inglés, Literatura, Cultura y Universidad de la Florida. Ha sido profesor Civilización Latinoamericana, Lingüística y de la Universidad de Tennessee desde 1976, Traducción. Ha publicado Ari - Sí - Yes: donde ejerce la cátedra de Literatura Análisis !tiJgiiístico y evaluación de las tradu¡;ciones Latinoamericana y dirige el programa inter­ de Huasipungo al inglés (2004), la traducción al disciplinario de Estudios Latinoamericanos. inglés de Jo//o.zo por Pedro Jara, de Hfraín Jara Su libro más reciente, Leyendo la g!obalización ldrovo, y varios articulas críticos sobre lin­ desde !a mitad del mundo: identidad y resistencias en güística, literatura y traducción. Ha presenta­ .. el Ecuador (Quito: Editorial El Conejo, 2005) do varias ponencias en Canadá, Ecuador, recibió el Premio Isabel Tobar Guarderas de Estados Unidos, Honduras e Inglaterra. ciencias sociales. El mismo libro recibió el Premio A.B. Thomas, otorgado en EEUU Krystyna Rodowska (Lwow, 1942) Es una de las poetas más importante de por el Consejo de Estudios Latinoamericanos Polonia. Maestra en Letras Francesas de la del Sureste. Entre sus publicaciones están: Universidad de Varsovia, ha traducido al pola­ Amazonas y artistas: un estudio de la prosa de la co a Borges, Octavio Paz, Neruda y Pr:oust. mujer ecuatoriana (1978), El modernismo en las Está por aparecer su Antología de poetas franceses. revistas literarias del Ecuador: 1895-1930 (1981),

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