PEQUEÑA POLONIA C Hija Deestagrannación–Polonia
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¿ Por qué mi Krystyna Ciapciak “Pequeña Polonia” ? a autora, llegó a Lima a los 14 años, uando en el 1945 nos encontramos en compañía de su señora madre. De inmediato se integraron a la Colonia Creunidos cientos de compatriotas, ex- L prisioneros del nazismo, creamos nuestra Polaca para celebrar las Grandes Fechas Nacionales; eran un grupo pequeño. La apertura “Pequeña Polonia” en tierra enemiga: Izábamos de la Embajada y, la suscripción del Convenio nuestro pabellón nacional, cantábamos el pesquero, incrementaron notablemente la himno nacional con orgullo y verdadera presencia de los polacos en el Perú. Fundada la unción. Participábamos en la organización Asociación de Familias Peruano-Polacas, “Dom Polski” tuvo amplio campo de actividades con Scout marchando por los caminos alemanes sus compatriotas; enseñando a los niños y a los cantando a todo pulmón nuestras canciones jóvenes, lo que ella aprendió en la “Pequeña patrióticas y de los Scout polacos. Ibamos Polonia”. Para las visitas de Su Santidad Juan A POLONIA al colegio para aprender el correcto idioma Pablo II, colaboró con “El Coro de las 2000 polaco, conocer a los antiguos gobernantes voces”, con las populares canciones polacas: de nuestras tierras, la pasada grandeza de “Sto Lat” y “Goralu”. También con el coro de Aéreo Perú que cantó al pie de la escalinata: Polonia, sus luchas, los triunfos, las caídas, “Czarna Madonna” y “Sto Lat”. Las hostes siempre dejándonos lecciones de heroísmo peruanas a bordo, saludaban y despedían al y de grandes martirios; nuestros científicos, Santo Padre en idioma polaco. El Papa puso escritores, poetas, músicos, que hicieron en las manos de una de ellas un rosario, conocer a su Patria en todo el mundo. En la diciendo: “entrégaselo a la señora que les enseña polaco” En 1984, recibió de su Patria, MI PEQUEÑ iglesia cantábamos el himno religioso pidiendo la Cruz de Plata. Entre 1986-92 conducía a Dios protección para Polonia “Boze cos un programa dominical en Stereo Lima 100 Polske” y alabábamos a la Madre de Dios de ,”Historia y Música Polacas”. En 1991 su Patria Czestochowa, nuestra Reina. Teníamos nuestro le otorgó la muy preciada Medalla al Mérito, teatro escolar, nuestro coro, uniformes. Por fin del Ministerio de Cultura y Artes Polacas. En comíamos tres veces al día, teníamos ropa, 1994 como varsoviana y sobreviviente, puso especial empeñó para organizar junto con zapatos y sobre todo éramos LIBRES. “Dom Polski”, el homenaje al 50 Aniversario del Levantamiento de Varsovia. En 1998, su Después de pasar la niñez llena de Patria le otorgó la cruz al Mérito de la República prohibiciones en nuestra propia ciudad, de Polonia en grado de Oficial. vivir en esta “Pequeña Polonia”, ya sea en Ludwigsburg, Pforzheim o Altenstadt; grabó Hoy entrega los recuerdos de su difícil niñez, en medio de la Segunda Guerra Mundial, para sus Los niños varsovianos de HOY, en homenaje a los niños, que hace para siempre en mi corazón, el orgullo de ser descendientes y para los que deseen leerlos. SESENTICINCO años, ofrendaron sus cortas vidas en defensa de Varsovia. Hija de esta Gran Nación – Polonia. Mi “Pequeña Polonia” La Segunda Guerra Mundial En los recuerdos de una niña 1998 Krystyna Ciapciak Riedel Dedico este libro a “Mila” Mi Madre, mi Amiga y mi Patria, como la llamé en vida. Ella fue testigo y protagonista de todo lo que aquí relato. Hoy estamos en el 2009, mucho ha cambiado en mi vida, ahora soy viuda y mi verdadera alegría y felicidad son mis nietos. A Jorge Luis, Ariana Valeria, Alejandro Alberto, Jorge Enrique y a Richard Joseph Walter, el más pequeño (por ahora). Para él será muy difícil entender por qué los seres humanos infligimos sufrimientos unos a otros, porque él es alemán, y alemanes fueron los nazis que desataron la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. Él, es hijo de “mi niña” mi única hija mujer Halina y de Rüdiger Walter; a través de él, Dios quiso que me reconciliara con mis ancestros alemanes Riedel junto a los polacos Ciapciak. AGRADEZCO A mi esposo JORGE Y a mis hijos JUREK, KAROL, MIKI Y HALINA Porque comprendieron y admiraron en todo momento mi amor a POLONIA Y mientras vivieron a mi lado, respetaron y participaron de nuestras costumbres familiares, que son las tradiciones nacionales de mi Patria. Introducción quí inicio mis memorias. No es una historia especial, es solamente una Aparte de mi vida hasta los catorce años y desde el momento que puedo recordar. Lo que aquí narro, no pretendo que sea una biografía, son tan solo las vivencias de una niña durante la nefasta Segunda Guerra Mundial y los años inmediatamente posteriores a ésta. Podrían ser las de cualquier niño varsoviano. Con seguridad que hubo experiencias mucho más dolorosas; además, no todos percibíamos con la misma intensidad la realidad que nos tocó vivir. La diferencia entre mi relato y el Familia Ciapciak Riedel de cualquier otro niño varsoviano es que yo 1929 no nací en mi amada Varsovia; la otra es que yo termino esta historia con la llegada al Perú, mientras mis compañeros del infortunio, unos regresaron a Polonia y otros están en cualquier lugar del planeta. La vida de cualquiera de ellos, incluso la mía, será siempre diferente a la historia que enseñan los libros. Un día ya lejano me preguntó mi hijo mayor, bordeando la adolescencia: “mamá, ¿cuántos tanques Tigre tenían los alemanes? Contesté: “no sé”. Su ingenuidad le hizo insistir: “pero tú estabas allí”. Sonreí, pero no de alegría, sino casi con desilusión. Qué diferente se ve la guerra de lejos, cuántos números deben manejar los historiadores. Tan solo le contesté: 9 “hijo, esto lo puedes hallar en los libros, revistas y colecciones, (de hecho tiene dos colecciones completas sobre la Segunda Guerra Mundial), yo puedo contarte el dolor y las lágrimas mías y de los que me rodeaban, la brutalidad que presencié, el temor que sentí, los cadáveres que pisé y el Capítulo I hambre que padecí”. Mi primera infancia Al dejarles aquí una parte de mi vida, no pretendo que aprendan a odiar a otros seres humanos. Por mi parte... ni olvido ni perdono, pero no odio. oy Krystyna, hija de Quisiera poder decir que la humanidad aprendió la terrible lección que le Juan y Emilia. Tuve dio la Segunda Guerra Mundial. No puedo. Mi generación mira impotente dos hermanos: Jan como hasta nuestros contemporáneos que hoy día tienen en sus manos las S Henryk y Stanislaw Karol. decisiones de algunas naciones, no han aprendido ni quieren recordar lo Todos los miembros de que han vivido. Y se tambalea nuestra fe y la esperanza de ver un mundo mi familia nacieron en en paz; la paz con la que soñábamos mientras vivíamos los terribles Polonia, en Varsovia; sólo momentos de aquella guerra que aquí trato de narrar. yo nací en Buenos Aires, Argentina y allí falleció Mis hijos Jurek, Karol, Miki y Halina, han escuchado mi historia; mis nietos mi padre. De nuestra vida tal vez no puedan escucharla, pero, espero fervientemente que la lean y en Argentina me hablan así conozcan algo de la vida de la familia de uno de sus padres. algunas viejas fotografías que recibí siendo ya una mujer adulta. Me causan mucha emoción, pero estas escenas no están en En Buenos Aires la familia completa mi memoria. Tengo sólo una fotografía con mis padres y hermanos en nuestra casa de Buenos Aires siendo yo una bebe de meses, otra con mis hermanos aparentemente en las afueras de la ciudad. Las otras fotografías son de Polonia. Un paseo en el campo con mamá, su cuñada, mis hermanos y mis primos; un retrato Janek, Stas y la pequeña mío en el día de mi bautizo, y una foto con mis hermanos Janek y Stas Krysia en Buenos Aires. parados sobre un puente; tenemos allí aparentemente las edades de 13, Janek en algún barco; en algún mar, 7 y 2 años. Sé que es en Grudziadz, ciudad donde ellos estaban internos al inicio de la Guerra. Fallecio en Noviembre de 1942 y donde mamá viajaba regularmente a verlos llevándome consigo. No 10 11 recuerdo ningún detalle de las fotografías, aunque recuerdo un viaje en de los tíos como un gran diván con muchos almohadones bordados. Me tren. Mamá me señalaba un lejano bosque tratando de mostrarme el lugar gustaba sobre todo, aquél que imitaba las plumas de pavo real. En las dos de la casita que construyó papá en Chotomow y la que vendieron para ventanas de la habitación había macetas y macetitas con pequeños cactus viajar al Perú. Yo sólo vi la espigada torre blanca, seguramente de una que virtualmente me impedían acercarme y mirar la calle. Yo sentía mucha iglesia. Pensé que aquella torrecita que yo veía sobresalir entre las copas curiosidad por aquella habitación, tal vez porque me estaba prohibido de los árboles era de nuestra casa y sentí pena, porque ya no era nuestra. entrar a ella en ausencia de los tíos. Me parecía misteriosa y a la vez tan Sin embargo no sé si fue durante uno de nuestros viajes a Bydgoszcz o acogedora. posteriormente. Recuerdo el episodio de la visita que recibimos de una señora con su hija, más o menos de mi edad. La niña llevaba en la cabeza un lazo blanco del Mis primeros recuerdos que tiré resueltamente ante el primer desacuerdo que tuvimos. Por cierto que la visita acabó con llanto y palmadas. Lo curioso es que no recuerdo i me preguntase a mí misma desde qué edad puedo recordar, diría que por qué lo hice, tampoco recuerdo cualquier otro suceso parecido; lo que tal vez desde los tres años y sólo lo que más me haya impresionado.