Pablo: Imagen Y Leyenda
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Pablo: Imagen y Leyenda Pablo: Imagen y Leyenda José López Sánchez Presentación, notas y apéndice Idania Trujillo y Elizabet Rodríguez Prólogo Víctor Casaus Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau La Habana, 2003 Edición: Idania Trujillo de la Paz Diseño y cubierta: Héctor Villaverde Emplane computarizado: Carlos F. Melián López © José López Sánchez © Sobre la presente edición: Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2003 Impreso por: ISBN: 959-7135- Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Calle de la Muralla N° 63, La Habana Vieja, Ciudad de La Habana, Cuba Apartado 17012, Habana 17, C.P. 11700, Ciudad de La Habana Correo electrónico: [email protected] Sitio web: www.centropablo.cult.cu www.centropablo.org A Ruth y Zoe de la Torriente Brau. A Carmen, mi compañera. A mi hija y nietos. A Aleidita Guevara. A modo de presentación Una fría y plomiza tarde de noviembre de 1998 tocamos a la puerta de la casa marcada con el N° 264. Un señor de avanzada edad, rostro sereno e inquisidores ojillos preguntó, en tono cortante y seco, el motivo de nuestra visita. Casi al unísono respondimos: «Vinimos a hablar de la guerra de España, doctor, nos han dicho que usted estuvo allá y conoció a Pablo de la Torriente Brau en Cuba.» Aquella frase, pronunciada con energía pero al mismo tiempo con ingenua dulzura, fue el «ábrete sésamo» que nos permitió entrar en esa especie de territorio sagrado de la memoria de un hombre y una generaci rofe, como cariñosamente le nombramos. Es posible que este no sea un texto paradigmático en el estricto término en que la academia ubica al género testimonio; puede, incluso, abusar en descripciones e interpretaciones sobre hechos y situaciones históricas, personajes, vivencias… Sin embargo, es un libro auténtico pues no escamotea verdades ni edulcora errores. Está impregnado de ese espíritu irreverente y soñador que marcó a una generación de jóvenes de la que Pablo fue, al decir de su entrañable Raúl Roa, «el más talentudo mozo…». El autor de este volumen no es un literato profesional. Es un hombre que ha creado una obra caracterizada por la originalidad, el rigor científico y la profundidad analítica que ha tenido un valor fundacional para la historiografía de las ciencias en Cuba, en especial para la medicina. Su afilado humor, acendrada cultura y sensibilidad, sentido de la responsabilidad y el patriotismo le llevaron a representar a nuestro país en varias misiones diplomáticas. El Pablo que aquí nos muestra López Sánchez fue el que conoció en las tánganas estudiantiles, bajo la bonachona sombra del Patio de los Laureles de la Universidad de La Habana, en las asambleas depuradoras, las tertulias literarias, como las del escritor cubano Carlos Montenegro, donde se discutía de política, arte, filosofía y ciencia; se comía y bebía y nunca faltaba el buen chiste, la conversación picante y el choteo criollo de diverso matiz casi siempre contra el desgobierno. Como representante del estudiantado cubano, primero y, luego, delegado del Partido Comunista de Cuba ante el Comité Central del Partido Comunista Español, López Sánchez participa entre 1937 y 1938 en varias misiones como corresponsal de guerra en España. Conoce a Valentín González, El Campesino, jefe militar de Pablo en el frente de Madrid; al comandante cubano Policarpo Candón; al músico trinitario Julio Cuevas y a otros revolucionarios cubanos también combatientes que habían ido a España a defender la República. Ellos le contaron muchas de las anécdotas de Pablo miliciano y comisario político. El autor asume, entonces, el papel de doble testimoniante al devolvernos, mezclados, sus propios recuerdos con los de aquellos hombres que, junto a Pablo, batallaron en los frentes de guerra. No pudo resistir tampoco El Profe la fascinación de escribir, en un sintético paralelismo, sobre Pablo y el Che, a quienes califica, sin ningún viso peyorativo, como románticos de la Revolución. A ambos conoció y admiró. Obstinado y persistente, como un niño que cree haber encontrado nuevamente, a los noventa y dos años, el impulso para echar a volar su imaginación y recordar también —¿por qué no?— sus pequeñas hazañas, López Sánchez, nos entrega en este libro la visión humana, vehemente y sincera del Pablo que conoció, de la heroica y hermosa época de los años 30 del siglo XX —que fue también la de su juventud— con la pasión y, a veces, la exagerada meticulosidad con que un médico, anuncia el alumbramiento de un hombre nuevo. Idania Trujillo y Elizabet Rodríguez La Habana, octubre de 2002 Prólogo Imagen, leyenda y homenaje Este libro pertenece, por derecho propio, a la Colección Homenajes que las Ediciones La Memoria del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau iniciara dos años atrás con la Historia de las doctrinas sociales de Raúl Roa. En aquel caso se trataba del rescate de un libro publicado por primera y única vez en 1949, que fue utilizado como texto de estudios por la generación entonces emergente y que nos revela hoy, a pesar del tiempo transcurrido, el estilo y los valores indiscutibles de su autor, una de las figuras luminosas del pensamiento y la acción revolucionarios dentro del siglo XX cubano. En este caso, tenemos ante nosotros, gracias a la lucidez, la memoria y el tesón del doctor José López Sánchez, esta imagen y leyenda de Pablo de la Torriente Brau, escrita con apasionado fervor juvenil por su autor, quien nos confiesa en algún momento de su narración: «Para quien ha vivido 92 años los recuerdos cobran una dimensión más sólida e intensa.» Los recuerdos, efectivamente, se encuentran en el centro de la concepción de este libro apasionante. Sin ellos, su estructura poliédrica no podría sostenerse y no se produciría ese sugerente balance entre memoria y ensayo, entre testimonio y análisis. Su autor no vacila en definirlo, en sus palabras proemiales, como «un ensayo político más que literario», aclarando que «no es biográfico ni historicista, aunque aparecerán algunos elementos cuando la oportunidad lo reclame. Se trata de una disquisición» y «aspira, eso sí, a ofrecer testimonio de hechos y personalidades que guardan relación con el actor principal de la historia en el tiempo y en los escenarios en que se desarrolló su vida y ocurrió su muerte». Para recorrer a saltos iluminadores la vida de Pablo de la Torriente Brau, López Sánchez se afinca en su situación privilegiada, que felizmente ha decidido compartir con nosotros, sus lectores: haber sido contemporáneo, compañero y amigo de Pablo y de muchas de las figuras mencionadas en este libro. Juntos, el narrador-participante y el personaje-testimoniador nos proponen un viaje de maravilla y análisis que arranca en Puerto Rico, en el primer año del siglo pasado y termina (para continuar en realidad, de otra forma, como el autor nos propone con el texto mismo) en la España republicana y agredida de 1936, cuando el periodista y comisario cae combatiendo en los alrededores del Madrid asediado. Dentro de ese viaje —metáfora sugeridora y activa de la vida del personaje— ocurre su iniciación en la lucha y en la literatura al mismo tiempo, al filo del año clave de 1930; se sufren cárceles y exilios; se renueva, con sus textos memorables («105 días preso», «Tierra o sangre», «La isla de los 500 asesinatos») el periodismo de la época; se adelanta, con el libro Presidio Modelo, el advenimiento del testimonio moderno dentro de nuestra literatura; se viven, junto a los fundadores de ORCA, los intentos de crear un frente único que salve la revolución perdida o aplazada en la primera mitad de la década del 30; se acompaña al personaje principal de esta historia en su sueño de irse a España, «a la revolución española», a «aprender para lo nuestro algún día»; se conocen pormenores de su muerte en Majadahonda, cuyas consecuencias para nuestras letras resume López Sánchez en esta acertada frase: «Con la desaparición de Pablo se perdió el mejor paradigma del testimonio de la guerra de España.» Como se aprecia al terminar de leerse el párrafo anterior, esta nueva obra de José López Sánchez podría venir acompañada de aquella advertencia whitmaniana: «Compañero, esto no es un libro. Quien lo toca, toca a un hombre.» Resulta importante y aleccionador que la imagen y la leyenda que da origen al texto —la vida y la obra de Pablo de la Torriente Brau— sean mostradas por el autor a partir de un criterio que compartimos desde siempre, porque hace justicia, precisamente, a la autenticidad y a la grandeza de gentes como Pablo, quien escribió, a propósito de Rubén Martínez Villena: «Ningún héroe es verdadero si no es más grande en la muerte que en la vida. Si no queda más vivo que nunca después de su muerte.» López Sánchez retoma esa definición pabliana y propone el siguiente comentario: «Sólo después de la muerte el hombre es grande si el pueblo lo recuerda. Los halagos en la vida son como los fuegos fatuos; duran hasta que sople la primera brisa del nuevo amanecer.» Pablo, quien escribió: «ni me interesa ni creo en el “hombre perfecto”. Para eso, para encontrar eso que se llama “el hombre perfecto”, basta con ir a ver una película del cine norteamericano», aparece en este libro en su exacta dimensión de héroe de su tiempo, de nuestro tiempo: creo que también del tiempo que vendrá. La vocación indagadora y humana que anima esta obra de López Sánchez, lo lleva a incluir un quinto capítulo en el que relaciona las personalidades formidables de Pablo y Ernesto Che Guevara, dos «románticos de la Revolución», cuyas «vidas son comparables y paralelas en la historia»: «lo que más los identifica es su pensamiento y devoción a la humanidad».