Unidad y diversidad en el Arco Atántico en época romana I. HOMBRES, TERRITORIOS Y FRONTERAS Gijón 2003, 19-33

HISPANIA EN LA ESTRATEGIA MILITAR DEL ALTO IMPERIO: MOVIMENTOS DE TROPAS EN EL ARCO ATLÁNTICO A TRAVÉS DE LOS TESTIMONIOS ARQUEOLÓGICOS ANGEL MORILLO CERDÁN Universidad de León

EL MOVIMIENTO DE TROPAS DENTRO DE LA ESTRATEGIA MILITAR ROMANA: originales y trasladarlos con rapidez a los teatros de operaciones donde se DEL SILENCIO DE LAS FUENTES A LA CONSTATACIÓN ARQUEOLÓGICA requiera su presencia, así como cubrir las necesidades militares con reclutas y levas de nuevas unidades. A pesar del acantonamiento de sus efectivos en campamentos estables, la movilidad va a seguir siendo uno de los rasgos La reforma del ejército, cuerpo que se había visto profundamente alterado característicos del nuevo ejército del imperial. durante las guerras civiles, fue una de las primeras medidas políticas de Augusto Sin embargo, a pesar de los espléndidos trabajos sobre las unidades tras la derrota de Marco Antonio en Actium. Dicha reorganización afectaría militares legionarias y auxiliares del ejército romano imperial (entre otros: a la estructura del mando, al mecanismo de financiación de las fuerzas Cichorius 1893 y 1900; Ritterling, 1925; Parker, 1958; Cheesman, 1914; Spaul, armadas y al número de unidades, a todas luces excesivo para la nueva 1994 y 2000; Le Bohec-Wolff (ed.) 2000)2, la historia de los cuerpos militares situación política, que se vio reducido a 27 o 28 legiones (Ritterling, 1925: durante el Imperio sigue planteando numerosas incógnitas. Y si los cols. 1216-1217; Parker, 1958: 89). El mismo concepto de ejército de época desplazamientos de las legiones resultan mejor conocidos gracias a las republicana se transforma, convirtiéndose en una eficaz herramienta en manos menciones de las fuentes clásicas, el trasvase de unidades auxiliares apenas del emperador, que debe buscar nuevos cometidos para mantenerlo alejado tiene reflejo alguno en dichos textos. de la escena política y garantizar a la vez la seguridad de los habitantes del Este silencio de las fuentes se convierte en la principal dificultad para Imperio. Se inicia así una estrategia militar completamente nueva, reconstruir la historia particular de las unidades militares, los lugares de perfectamente imbricada dentro del nuevo esquema de estado diseñado por procedencia de efectivos, sus movimientos y traslados, las vías a través de las Augusto y sus inmediatos colaboradores. El ejército asume la protección de que se han efectuado los desplazamientos, los cometidos concretos las fronteras del Imperio, a lo largo de las cuales se estacionan los diferentes encargados, las circunstancias de su desaparición o disolución. Pero el cuerpos. Esta política supone, asimismo, la obligación de buscar un o desinterés de las fuentes literarias es selectivo. Las grandes campañas militares frontera más segura desde el punto de vista estratégico, lo que conlleva la o acontecimientos bélicos en que se ven envueltas las fuerzas romanas a lo necesidad de realizar diversas campañas militares para asegurar las zonas del largo de los primeros siglos del Imperio son relatadas con gran minuciosidad Imperio más vulnerables y expuestas a una posible amenaza exterior, tales por autores como Tácito o Flavio Josefo. En dicho contexto son habituales como el norte de Italia, los territorios septentrionales de la Galia, la costa las referencias al comportamiento, la situación o los acontecimientos dálmata, las posesiones africanas o las provincias hispanas. Al mismo tiempo, protagonizados por determinadas legiones. Por lo tanto los textos nos permiten el ejército asume funciones que complementan e incluso sustituyen por seguir con cierta seguridad la composición de los diferentes ejércitos, los completo a la autoridad civil en zonas de especial interés estratégico o de lugares de asentamiento de unidades legionarias y el desarrollo de las reciente conquista (Le Roux, 1982; Morillo, 1996: 80). Desgraciadamente, campañas. Como ya hemos apuntado, el silencio de las fuentes afecta nos es desconocida la distribución exacta de las tropas a lo largo de las fronteras principalmente a las unidades auxiliares, adscritas a las unidades legionarias que, según nos informa Orosio1, fue decidida por Augusto en Bríndisi durante y que posiblemente debieron compartir su destino en combate o en el juego el año 30 a. C. de intereses de la política imperial. Sin embargo, en muchos casos La labor de Augusto en el terreno militar se extiende asimismo a la desconocemos las legiones matrices de los cuerpos auxiliares y, por otra parte, reforma de las unidades auxiliares (), que se integran dentro del en algunas ocasiones la dislocación de algunas de éstas respecto a las ejército romano como tropas de infantería (alae) y caballería (cohortes). unidades de las que dependían nos hace dudar que pudieran haber actuado Aunque desde el punto de vista de la estrategia militar, dichas unidades debían realmente en el campo de batalla como auténticos auxilia, por lo que no apoyar a sus legiones matrices en el campo de batalla, en la práctica cumplen tuvieron necesariamente que correr la misma suerte que las legiones de funciones específicas y diferenciadas, que se plasman en su instalación en adscripción. establecimientos propios, a menudo muy alejados del campamento base Pero mayor aún es la dificultad para conocer los movimientos y traslados legionario. de tropas que no obedecían directamente a un horizonte de guerra, relacionados La compleja maquinaria militar creada por Augusto requiere una estructura posiblemente con las labores habituales encomendadas al ejército en tiempos flexible que permita desplazar cuerpos militares fuera de sus emplazamientos de paz o con una larga y concienzuda preparación de una futura campaña

{1} Historiarum adversus paganos VI, 19, 14. {2} Recientemente acabamos de conocer un nuevo trabajo de conjunto en castellano sobre la historia de las legiones romanas (Rodríguez González, 2001).

UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL ARCO ATLÁNTICO EN ÉPOCA ROMANA 19 ANGEL MORILLO CERDÁN militar3. Es precisamente en estos silencios de las fuentes donde reside buena por lo que el lugar concreto de procedencia de los reclutas o tiene porqué parte de nuestros problemas para reconstruir la historia de los movimientos coincidir con el establecimiento de la unidad. Un cuerpo militar acantonado de tropa durante la época imperial, cuestión capital para llegar a conocer las en un determinado lugar puede recibir reclutas procedentes de una zona muy prioridades estratégicas del Estado romano y la importancia relativa de alejada e incluso de otra provincia. Todos estos factores pueden llevarnos a determinadas fronteras en cada momento, así como la propia evolución de las cometer errores a la hora de reconstruir el movimiento de una unidad del estructuras del ejército imperial. Asimismo estos datos resultan básicos para ejército romano a partir de los datos epigráficos, por lo que debemos tratar con detectar el carácter militar y la cronología de los asentamientos militares y, en cierta prevención esta fuente. definitiva, para aclarar aspectos relativos al proceso de implantación romana Junto a los datos de los textos clásicos y la epigrafía contamos con un tercer en regiones fronterizas o periféricas. tipo de fuentes: los hallazgos arqueológicos procedentes de contextos La parquedad de los textos clásicos en relación a esta cuestión ha llevado estratigráficos de yacimientos militares. Este tipo de evidencias ha sido muy a los investigadores a recurrir a los documentos epigráficos como fuente poco valorado hasta la fecha, principalmente debido a las dificultades que nos de información complementaria. Las inscripciones de monumentos encontramos a la hora de asignar restos arqueológicos a unidades militares conmemorativos, lápidas funerarias, diplomas militares y objetos de uso concretas. Sin embargo, el progreso de la investigación en la última década, cotidiano como los recipientes cerámicos o el material latericio con marca especialmente en la península ibérica, ha propiciado un conocimiento más militar se han convertido en un testimonio de primer orden para identificar ajustado de los asentamientos castrenses y de los materiales militares en general. cuerpos del ejército sobre el terreno y conocer la procedencia de sus reclutas Los datos que podemos extraer hoy en día de testimonios como la moneda y adscripción de unidades auxiliares. Con estos fundamentos se ha acometido en circulación o determinados tipos de armamento, indumentaria militar o la reconstrucción de los movimientos militares altoimperiales con relativo recipientes cerámicos pueden aportar información complementaria muy éxito (vg. Parker, 1958: 118-168). Sin embargo, sin negar en ningún momento interesante sobre los desplazamientos de las unidades del ejército romano entre su carácter de fuente documental de primer orden, las evidencias epigráficas las provincias hispanas y otros territorios fronterizos del Imperio, obedeciendo presentan serias limitaciones en lo referente a la procedencia y el traslado de los intereses estratégicos del Estado romano. unidades militares. En primer lugar no suelen indicar la datación exacta, por También debemos manejar dicha información con cierta cautela. A veces lo que debemos situar la información contenida en las inscripciones en un los productos cerámicos llegados a través de las redes de aprovisionamiento periodo cronológico de referencia más o menos largo, pero resulta imposible militar se han interpretado erróneamente como prueba directa de movimientos definir un año o una fecha concreta. Por otro lado, a menudo no es posible de las unidades de tropa en cuyos campamentos se han documentado. distinguir si el indicativo de procedencia y los cuerpos a los que ha estado Es necesario acometer un estudio sistemático de tropas y fronteras, que la adscrito un individuo a lo largo de su carrera se pueden hacer extensivos a la epigrafía y la arqueología permiten reconstruir con una precisión cada vez mayor parte de los miembros de su unidad. En tercer lugar, aunque las unidades mayor, para llegar a elaborar un organigrama militar completo provincia por auxiliares lleven como apelativo oficial el nombre del pueblo del que proceden provincia dentro de un marco temporal lo más ajustado posible. Aunque hoy sus reclutas, con el tiempo se va haciendo patente la divergencia entre dicho por hoy no podemos llegar establecerlo, los datos conocidos, junto los que nombre y el contenido real de soldados de la región que dio título a la unidad. vamos conociendo poco a poco, permiten reconstruir las prioridades estratégicas Las bajas habidas por muerte o licenciamiento serían cubiertas con reclutas del ejército romano en cada momento4. de localidades próximas. Por último, es muy común que los investigadores actuales suelan identificar el lugar de reclutamiento de la mayor parte de las tropas de una unidad como el lugar de procedencia de dicho cuerpo, que HISPANIA EN LA ESTRATEGIA MILITAR DEL PRINCIPADO supuestamente se habría trasladado con posterioridad a la leva a través de la que se incorporaron dichos efectivos. La nueva política militar augustea se inaugura precisamente en Hispania, Es quizá este aspecto el que ha arrojado una mayor confusión sobre la debido a razones estrictamente geoestratégicas. En efecto, el norte de la cuestión de la movilidad del ejército imperial. Si bien es cierto que existe Península constituía un territorio independiente dentro de los límites geográficos una indiscutible relación entre la procedencia de los efectivos de una legión o del Imperio. Este debió ser uno de los motivos principales por los que Augusto auxilia con la provincia o región de acantonamiento de dicha unidad en un decide acometer el sometimiento de los pueblos cántabros y con el determinado momento, no se puede tomar dicha relación como una norma llamado bellum cantabricum, que pone punto y final al largo proceso de fija e inmutable porque existen numerosos factores a tener en cuenta. En primer conquista de Hispania (Morillo, 2002: e. p.) La crítica histórica actual ha lugar resulta crucial conocer el tiempo de establecimiento de una unidad en apuntado otros móviles complementarios, como el mero afán propagandístico un determinado lugar, ya que acantonamientos muy temporales no tienen por parte de Augusto o el interés por los metales preciosos que guardaba el porqué haber generado un reclutamiento regional. Pero las situaciones bélicas subsuelo de la región astur, opinión esta última que por el momento no se ve o prebélicas pueden requerir una leva apresurada en zonas por las que transita confirmada por los hallazgos arqueológicos (Fernández Ochoa, 1995: 90). un determinado cuerpo militar. Por otro lado, los oficiales pueden haberse A lo largo de casi diez años, entre el 29 y el 19 a. C., el ejército romano desplazado a notable distancia del campamento base para reclutar soldados, se verá envuelto en una larga serie de operaciones y escaramuzas, conocidas

{3} En este sentido constituye un magnífico ejemplo el silencio de las fuentes respecto a la partida de las unidades militares que habían tomado parte en las Guerras Cántabras (29-19 a. C.) y que se desplazan algunos años más tarde hacia las fronteras septentrionales del Imperio para tomar parte en las campañas alpinas y germánicas de Augusto; o el momento concreto de partida de la legio IIII Macedonica, desplazada desde su campamento en Herrera de Pisuerga (Palencia, España) a Mogontiacum entre el 39 y el 43 d. C. Por no hablar del todavía complejo panorama de los desplazamientos interiores de las tropas que componen la guarnición militar de las provincias hispanas durante el periodo julio- claudio, movimientos que están en relación directa con el papel encomendado a cada unidad (Morillo, 1996: 80-81; 2002: e. p.). {4} Un reciente ejemplo de las posibilidades que ofrece un trabajo serio de reconstrucción de movimientos de tropas podemos observarlo en Bérard, 1994.

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Fig.1. Posibles asentamientos militares del periodo de las Guerras Cántabras Fig. 2. Campamentos legionarios y fuertes para unidades auxiliares y los años inmediatamente posteriores (29-19/15 a. C.) durante los años 19/15 a. C.-10/20 d. C. como Guerras Cántabras, en las que tomaron parte el propio Augusto y alguno de sus mejores generales como M. Agrippa. Terminado el conflicto con el sometimiento indígena, tiene lugar el despliegue de un considerable ejército de ocupación en la región septentrional de Hispania, decisión que inaugura la nueva estrategia militar augustea de fronteras estables, que supone el estacionamiento de la mayor parte de las fuerzas militares en establecimientos fijos dispuestos como un cordón defensivo a lo largo de las fronteras más vulnerables, lo que hemos denominado “limes sin frontera” (Morillo, 1996: 81). Esta franja de territorio militarizado tendría una función de glacis protector de la zona romanizada, a la vez que un instrumento de explotación económica (Roldán, 1976: 140). En este sentido, el llamado bellum cantabricum y el papel desempeñado por el ejército romano en la región septentrional de la península ibérica durante las décadas posteriores a la conquista puede considerarse un ensayo general de la política militar que, corregida y Fig. 3. Campamentos legionarios y fuertes para unidades auxiliares perfeccionada, es puesta en práctica por Roma a lo largo de las fronteras durante el periodo 10/20 d. C. septentrionales del Imperio durante los años sucesivos (Morillo, 1996: 81). Buena parte de las actuaciones propias de dicha política permanecerán vigentes en las zonas fronterizas durante todo el Imperio. No obstante, el caso hispano años inmediatamente posteriores (29-19/15 a. C.), periodo todavía poco presenta rasgos muy peculiares, derivados por una parte de su posición conocido desde del punto de vista arqueológico pero caracterizado por la geográfica dentro de los límites del Imperio, y por otra, del avance progresivo existencia de un gran ejército en armas (7 u 8 legiones) desplegado en la zona del proceso de implantación romana en los territorios septentrionales recién septentrional de la Península, realizando distintas campañas de conquista y conquistados, que paulatinamente hace innecesaria la presencia de un fuerte sometimiento de los pueblos indígenas (Fig. 1). La partida de buena parte de contingente militar en la provincia (Morillo, 1999: 335). las tropas que habían participado en la conquista de cántabros y astures y la Ya en otras ocasiones nos hemos ocupado de la historia del ejército romano configuración de un exercitus hispanicus adscrito a la provincia Tarraconense, en la península ibérica durante el periodo altoimperial, señalando sus líneas compuesto mayoritariamente por tres legiones que habían participado en la generales de actuación, además de los motivos y aplicaciones concretas del guerra: IIII Macedonica, VI victrix y X gemina, constituye el arranque de la plan estratégico militar diseñada por el estado, que sufre diversas modificaciones segunda fase o fase de la Paz Armada, que se prolonga entre el 19/15 a. C. y a lo largo de este periodo (Morillo, 1996; 2000; 2000b; 2002: e. p.). un momento comprendido entre el 10 y el 20 d. C. (Fig. 2). El progreso en el conocimiento del registro arqueológico de los yacimientos Ciertos reajustes y modificaciones de la estrategia militar aplicada a de carácter castrense permite individualizar claramente varias fases en la Hispania que se detectan en un momento indeterminado comprendido entre política militar llevada a cabo en la península ibérica entre el principio de los años finales del reinado de Augusto y los primeros de Tiberio, esto es, entre las Guerras Cántabras y la Guerra Civil del 68/70 d. C. Los cambios o el 10-20 d. C., posiblemente enmarcados dentro del nuevo ambiente político transformaciones en la estrategia militar del Estado romano aplicada a Hispania causado en Roma por la traumática derrota en Germania de Q. Varo en el 9 vendrán dictados principalmente por dos factores. Por una parte los d. C. y el abandono de los ambiciosos planes de expansión de Augusto hasta el acontecimientos políticos concretos, como las necesidades militares en otros Elba, permiten distinguir una fase nueva dentro de la estrategia militar frentes, interiores o externos (campañas en Germania y Britania, Guerra Civil), julioclaudia (Fig. 3). Sin embargo, diversos indicios apuntan a una lectura que obligan a sustraer tropas al ejercito hispánico. Por otra la propia evolución del fenómeno en clave principalmente interna. Los motivos parecen encontrase socio-económica de las regiones septentrionales de la Península, proceso en el inicio de las explotaciones auríferas sistemáticas en el área astur occidental que modifica paulatinamente las funciones encargadas al ejército en un primer (Domergue & -Sillières, 1977: 83; Sánchez-Palencia, 1986: 229), en las que el momento. Una primera fase vendría marcada por las Guerras Cántabras y los ejército debió desempeñar un papel fundamental en funciones como la

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A partir de este año 68 se inicia un periodo muy turbulento en la historia de Roma. A pesar de los numerosos movimientos de tropas que se registran en apoyo de uno u otro candidato, el exercitus hispanicus no sólo no se reduce, sino que se engrosa con dos nuevas unidades: la X gemina, que regresa a la Península y la I adiutrix. La nueva concentración de unidades en una región alejada de los principales conflictos debemos entenderla como una afirmación de la importancia estratégica de Hispania. Aunque en algún momento dichas unidades desempeñaran un papel estrictamente militar, como la defensa de la Bética encargada a la Legión X Gémina por Otón6, el principal cometido asignado a estas legiones debía ser el control de la producción aurífera del noroeste peninsular, que debió funcionar durante estos años a pleno rendimiento para cubrir las necesidades monetarias causadas por la Guerra Civil (Fernández Ochoa-Morillo, 1999: 71-72; Morillo, 2002: e. p.). Tan sólo en el invierno del 69/70, las tres legiones dislocadas en Hispania la abandonan definitivamente para hacer frente a la grave situación creada en la frontera del Rin por la revuelta bátava de Iulius Civilis. Fig. 4. Campamentos legionarios y fuertes para unidades auxiliares entre el 74/75 d. C. y mediados del siglo III El ascenso de Vespasiano al trono no interrumpe la política militar puesta en práctica por la dinastía julio-claudia en Hispania. Debemos aguardar varios años para que, terminada la Guerra Civil y la sublevación bátava en Germania, supervisión y el control de las actividades extractivas y de la red de volvamos a tener noticia de la presencia de una unidad legionaria en Hispania. comunicaciones (Sánchez-Palencia & Pérez García, 1983: 245-246; Morillo, Hacia el 74 d. C. la Legión VII creada por , ya bajo el nuevo apelativo 1991: 159; Morillo, 1999: 332)5. Esta fase se prolongaría hasta los de gemina, regresa a la península ibérica tras haber desempeñado diversos acontecimientos dictados por la sublevación de Galba en Hispania y la guerra cometidos en la Germania Superior (Ritterling, 1925: col. 1629-1630). Dicha civil del 69/70 (Morillo, 2002: e. p.) legión escoge para asentarse en el mismo lugar del antiguo campamento de Otro aspecto a tener en cuenta es el inicio de las levas o reclutas de hombres la Legión VI Victrix en la capital leonesa (García y Bellido, 1970b). La elección para el servicio militar. Una simple ojeada a la nómina de unidades auxiliares del lugar de asentamiento de la legio VII gemina, de nuevo en el territorio preflavias de origen hispano destacadas en otros lugares del Imperio nos astur meridional, donde se había localizado la principal concentración de confirma su estrecha vinculación al área astur y, en menor medida, al territorio fuerzas militares durante el periodo julio-claudio, e incluso del mismo lugar cántabro, zonas en las que se encuentran asentadas las unidades del ejército físico que su legión fundadora, muestra bien a las claras la continuidad de sus durante el periodo augusteo y julio-claudio (Morillo, 1996, 80). Esta labor objetivos respecto a las unidades militares de la etapa anterior. El control de de reclutamiento pudo ser desempeñada por vexillationes, estables o destacadas las explotaciones auríferas de la zona se prefigura como la principal misión temporalmente, en otras regiones peninsulares, como la Lusitania, el Valle del del ejército, sin olvidar su papel en el mantenimiento y trazado viario, además Ebro e incluso la Bética (Morillo, 2000: 620-621). de las funciones propiamente militares, de policía, burocráticas y de Los objetivos de los efectivos desplegados en el norte y noroeste de la reclutamiento de tropas. (Fernández Ochoa-Morillo, 1999: 72-74). Durante Península están ya perfectamente definidos y no parecen sufrir cambio o los siglos II y III fue también requerida la presencia de tropas pertenecientes modificación alguna durante este largo periodo. Ni siquiera la partida paulatina a legio VII gemina fuera de la provincia Tarraconense, como su probable de las unidades que conformaban el exercitus hispanicus de época julio- participación para sofocar la invasión de los mauri en el sur de la Península, claudia introduce elementos nuevos en el esquema previo. En el año 39 d. e incluso fuera de Hispania, cuando las necesidades militares del Imperio así C., la legio IIII Macedonica se traslada desde sus en Herrera de Pisuerga lo requerían. Su presencia se constata al menos en el Norte de Africa y Britania (Palencia) hacia su nuevo campamento de Mogontiacum (Maguncia), en la (Roldán, 1974: 203-204). Germania Superior, probablemente con ocasión del vasto movimiento de tropas Las funciones encomendadas precisan el despliegue de las fuerzas romanas causado por las campañas de Calígula contra los chattos. En el año 63 d. C. por el territorio, aunque el grueso de la legión se mantuviera en su campamento es la legio X gemina la unidad que abandona su campamento peninsular en base. Para ello la unidad contaba con destacamentos de tropas auxiliares, Rosinos de Vidriales (Zamora) con destino a Carnuntum, en Panonia, para compuestas tanto por soldados de infantería como por jinetes, que se despliegan sustituir a la XV Apollinaris, adscrita al ejército oriental para participar en la por todo el cuadrante septentrional de la Península ibérica. Todas ellas, junto guerra judaica. Entre este año y el 68, el ejército hispánico queda reducido a con la legión a la que están adscritas, constituyen el exercitus hispanicus desde una única legión, la VI victrix, ayudada por varios cuerpos auxiliares. La Legión Vespasiano hasta finales de Alto Imperio (Fig. 4). VI Victrix participó activamente en la sublevación del año 68 de Galba contra Este breve panorama permite ilustrar perfectamente las semejanzas y, Nerón y en el levantamiento en una nueva unidad compuesta por hispanos en especialmente, las diferencias que, desde el punto de vista de la estrategia militar, Clunia, la VII “Galbiana”, más tarde denominada gemina, que recibe su presenta Hispania respecto a las provincias septentrionales del Imperio, que numeral correlativo a la única legión presente en la provincia, precisamente mantienen una frontera permanente a lo largo de siglos. En la península ibérica, su legión matriz (García y Bellido, 1970b: 321-325). concluida la conquista de los pueblos cántabros y astures en el 19 a. C. no existe

{5} La participación de unidades del ejército en labores de extracción minera está confirmada asimismo por las fuentes clásicas para el caso de Germania (Tácito, Annales XI, 20). {6} Tácito, Historiae II, 58.

22 I. HOMBRES, TERRITORIOS Y FRONTERAS HISPANIA EN LA ESTRATEGIA MILITAR DEL ALTO IMPERIO: MOVIMENTOS DE TROPAS EN EL ARCO ATLÁNTICO A TRAVÉS DE LOS TESTIMONIOS ARQUEOLÓGICOS una frontera propiamente dicha, y a partir de los años finales del reinado de Movimientos de tropas hacia Hispania Augusto o comienzos del de Tiberio la permanencia de tres legiones en la provincia tarraconense reviste una finalidad más administrativa que 1. Las Guerras Cántabras: El despliegue del nuevo ejército augusteo en la propiamente “bélica”. Dichas unidades desarrollan una amplia labor en el península ibérica trazado y mantenimiento viario, la fundación de centros urbanos, la explotación minera, el levantamiento de levas, además de la vigilancia y el control inherentes Las Guerras Cántabras fueron objeto de una atención muy especial por a las fuerzas militares. Su traslado paulatino hacia frentes de batalla activos parte de los escritores romanos contemporáneos y afines al nuevo régimen indica bien a las claras que su presencia como tropas de ocupación no era instaurado por Augusto, cuyos relatos actuaron como caja de resonancia de necesaria desde el punto de vista militar. Hacia mediados del siglo I d. C. queda las virtudes militares del princeps. Esta voluntad propagandística se percibe patente que las funciones encomendadas pueden ser cubiertas exclusivamente especialmente en la Geographica de Estrabón, y debía animar asimismo el por una legión, núcleo del exercitus hispanicus a partir de este momento, a perdido relato del historiador oficial del régimen, Tito Livio, base de todas las la que se suman varios cuerpos auxiliares. La práctica ausencia de episodios fuentes clásicas sobre el tema llegadas hasta nosotros7 (Morillo, 2002: e. p.) que requirieran una acción bélica definida –el episodio de la invasión de los Los avatares de la guerra y la inesperada resistencia de los pueblos mauri en la segunda mitad del siglo II constituye una excepción- y, por tanto, indígenas, sin descartar el interés propagandístico del propio Augusto, obligaron la relativa estabilidad de las tropas dislocadas en la Península, son los rasgos a concentrar en la región septentrional de la Península un elevado número de principales de este ejército. efectivos militares entre los años 26 y 19 a. C. Sin embargo, los relatos En época julioclaudia queda perfectamente establecido el papel que va a conservados guardan silencio acerca del número y la identidad de las legiones cumplir Hispania dentro de la estrategia militar romana. Durante el siglo I d. desplazadas a Hispania con ocasión de las Guerras Cántabras. La investigación C. la península ibérica, en especial las regiones septentrionales, se van a convertir actual acepta la participación de al menos siete legiones en las campañas en un importante vivero de reclutas para los cuerpos auxiliares destacados militares: I ¿Augusta?, II Augusta, IIII Macedonica, V alaudae, VI victrix, en los limites occidentales. Conocemos más de un centenar de cohortes y alae IX Hispana y X gemina (Syme, 1933, 15 y 22-23; Schulten, 1943, 202; García con nombres étnicos hispanos, cuerpos con toda seguridad reclutados en la y Bellido, 1961, 116-128; Roldán, 1974, 188-209; Le Roux, 1982, 61). Península en época julioclaudia y trasladados, una vez formados e instruidos, Las siete legiones documentadas en la guerra cántabra tienen su origen para ser ubicados principalmente en Britania y el limes renanodanubiano, si en el convulso periodo de guerras civiles de la segunda mitad del siglo I a. C. bien no faltan en otras regiones como el Oriente, Egipto y el Norte de Africa. y derivan directamente de unidades militares creadas por Cesar en la Galia o Esta gran dispersión de tropas auxiliares de origen hispano a veces es muy formadas algunos años más tarde por Augusto (Keppie, 1984: 132-144). La difícil de rastrear. Pero no cabe duda que, desde el punto de vista militar, la legio I aparece mencionada por primera vez formando parte del ejército de relación de Hispania con las provincias fronterizas septentrionales fue importante Octavio en su lucha contra Sexto Pompeyo8. Años más tarde se encuentra junto y duradera. con las tropas que preceden al propio Augusto para formar el núcleo del ejército Siguiendo una evolución lógica y paulatina, el proceso de regionalización destacado contra cántabros y astures con el apelativo de Augusta9. A este núcleo del reclutamiento, que se inicia en la primera mitad del siglo I d. C. se va a originario del ejército augusteo en Hispania parece pertenecer asimismo la convertir en norma un siglo más tarde, llegando a una conscripción territorial legio II Augusta, fundada también por Augusto. Veteranos de la misma fueron casi completa, que implica que las bajas de los cuerpos legionarios y auxiliares asentados entre el 35 y el 33 a. C. en Arausio, lo que nos permite detectar su se cubren con soldados reclutados en el área más próxima posible (Roldán, acantonamiento o, al menos, su paso por la Narbonensis con anterioridad 1974: 295). El alejamiento de Hispania respecto a los frentes de guerra determina a su llegada a Hispania. Legio I y legio II Augusta participan conjuntamente que el reclutamiento de hombres con destino al Rin o a se contraiga en las campañas militares del frente cántabro en el 26 a. C. y más tarde en el hasta desaparecer a comienzos del siglo II d. C. 19 a. C., así como en la fundación de las colonias de Acci (Guadix) y, posiblemente, Tucci (Martos, Jaén) (Roldán, 1974: 188-194). Las legiones V alaudae y X gemina pertenecieron al ejército de Cesar MOVIMIENTO Y TRASLADO DE TROPAS ENTRE HISPANIA Y LAS FRONTERAS en la Galia y fueron heredadas y más tarde reorganizadas por Augusto con el SEPTENTRIONALES fin de enviarlas a Hispania con destino a las primera campañas de la guerra cántabro-astur del 26-25 a. C. En este caso los testimonios avalan su adscripción Uno de los objetivos primordiales de este trabajo es presentar las principales al ejército occidental, destinado al frente astur. Algunos testimonios podrían novedades que en el campo concreto de la movilidad de tropas han aportado apuntar que la legio X gemina ya estuviera adscrita a Hispania antes de las últimas excavaciones en contextos militares hispanos, centrándonos comenzar las Guerras Cántabras (Roldán, 1974: 206)10. Según nos informan especialmente en estos testimonios arqueológicos menos conocidos y valorados, las emisiones monetales (Vives, 1926: IV, 63; Gil Farrés, 1946: 209-210, nº 8- pero cuyo concurso resulta imprescindible para conocer la historia particular 12; RPC I, 1992: 70-71, nº 14-18), en la deductio que da origen a la colonia de legiones y unidades auxiliares en algún momento destacadas en las de Emerita Augusta participaron veteranos de ambas legiones. provincias hispanas, o bien reclutadas en nuestro suelo. Nos centraremos Por lo que se refiere a la legio VI victrix, surgida de la legio VI cesariana, especialmente en los movimientos de tropas en el ámbito del arco atlántico, si bien parece adscrita como las anteriores al frente astur, su ausencia entre tanto en dirección a las provincias hispanas como procedentes de aquellas. las legiones fundadoras de la capital lusitana ha llevado a Roldán a suponer

{7} Floro, Epitome gestae romanae II, 33, 46-60; Dión Cassio, Historia Romana, LI-LIV; Orosio, Historiarum adversus paganos VI, 21. {8} Appiano, b. c. V, 112. {9} Dion Cassio, h. r. LIV, 11, 1. {10} Sobre la legio X gemina en Hispania v. los recientes trabajos de Gómez-Pantoja (2000) y Morillo & García Marcos (2000).

UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL ARCO ATLÁNTICO EN ÉPOCA ROMANA 23 ANGEL MORILLO CERDÁN que no participó en la primera fase de la guerra y que su llegada tiene que ser problemas de interpretación histórica (Morillo & García Marcos, 2000: 598; posterior al 25 a. C. (Roldán, 1974: 200). Morillo, 2002: e. p.). Aún así los datos disponibles a este respecto, tanto de tipo Mayor confusión existe respecto al momento de llegada a la Península de epigráfico como arqueológico se han incrementados gracias al progreso de la la legio IIII Macedonica, si bien hoy por hoy la opinión más difundida es la investigación durante los últimos años. que acepta que esta legión tan sólo participa en la última fase de la guerra, Del estudio de los datos epigráficos se desprende la procedencia occidental esto es, en la campaña dirigida por Agrippa en el 19 a. C. (Roldán, 1974: de todos los soldados. El grupo de hispanos es mayoritario, si bien debemos 194; Morillo, 2000: 609-610). La constatación de la actividad de esta unidad tener en cuenta que la buena parte de las inscripciones se datan en un momento tan sólo en el territorio cántabro, único frente activo durante la peligrosa julioclaudio, correspondiente al establecimiento de las unidades adscritas al sublevación del 19 a. C., y su instalación como guarnición permanente en esta ejército hispánico en campamentos estables: Astorga (León) y Rosinos de misma zona apuntan en este mismo sentido. Esta unidad, junto con las otras Vidriales (Zamora), castra de la legio X gemina, y León y Herrera de Pisuerga dos legiones que constituyen el exercitus hispanicus tras la guerra, la VI victrix (Palencia), campamentos de las legiones VI victrix y IIII Macedonica y la X gemina asentadas en tierras de los astures, aparece asimismo en las respectivamente. A partir de la finalización de las Guerras Cántabras, el monedas conmemorativas de la deductio de veteranos que da origen a la reclutamiento de ciudadanos romanos de origen hispano debía haber cubierto colonia de Caesaraugusta (Vives, 1926: IV, 71; RPC I, 1992: 121, nº 325 y p. muchas de las bajas surgidas en las filas de las unidades legionarias. El segundo 123, nº 346), probablemente hacia el 14 a. C. (Arce, 1979: 34; Beltrán & Fatás, grupo más numeroso es el de itálicos mientras que por detrás se encuentran 1998: 10-12)11. los soldados de origen galo. Pero, junto a todos estos datos circunstanciales, el argumento definitivo Esta información no ofrece grandes posibilidades para precisar los sobre el momento de llegada de la legio IIII Macedonica se encuentra en los movimientos de los cuerpos legionarios. Dejando al margen la fuerte presencia niveles fundacionales de su campamento en Herrera de Pisuerga, cuyo registro de hispanos, de la que ya nos hemos ocupado, es perfectamente normal el arqueológico evidencia el carácter especial de esta unidad respecto al resto fuerte componente de itálicos, base del ejército que Augusto heredó de las de los cuerpos militares que participan en las Guerras Cántabras e incluso guerras civiles, preponderancia que Italia irá perdiendo en razón de la fuerte respecto a los que permanecen de guarnición después de la contienda. Estos política colonial de Augusto y sus sucesores, que amplía significativamente rasgos distintivos, que analizaremos más adelante con mayor detalle, permiten el número de ciudadanos romanos provinciales susceptibles de formar parte señalar a la legio IIII como una unidad selecta, cuyas necesidades materiales de las legiones (Roldán, 1974: 240). Pero esto no constituye ningún indicativo son atendidas con especial atención, sin duda proporcional a la importancia de procedencia concreta de cada unidad. Por el momento no resulta posible de las misiones que tenía encomendadas, un cuerpo de confianza de algún establecer la historia particular de cada una de las unidades en su ruta hacia alto personaje del alto mando. ¿Y quien más importante que Agripa, Hispania. lugarteniente y en ese momento yerno del propio Augusto, que debe tomar las Quizá la legio IIII Macedonica es la única que ha experimentado algún riendas de la Guerra Cántabra en el 19 a. C.? Por otra parte, la cronología más progreso en este campo. Ritterling ya apuntaba que la legión estaría asentada antigua de dicho asentamiento coincide a grandes rasgos con esta última fase después del 30 a. C. en el norte de Italia, como demostraría el asentamiento del conflicto(Pérez González, 1989: 218; Morillo, 1999; Morillo, 2000: 617). de veteranos de la misma en las colonias de Firmum Picenum y Ateste Por lo que se refiere a la legio IX Hispana, legión reclutada por Octavio (Ritterling, 1925: 1214). La constatación arqueológica de una producción con veteranos de Cesar en Italia, debió recibir en la batalla de Filipos el de recipientes de terra sigillata local de tradición itálica fabricados por el sobrenombre de Macedonica. Nombre con el que debe servir en Hispania alfarero L. Terentius para la Legión IV en su campamento de Herrera de Pisuerga durante las Guerras Cántabras, donde recibió el apelativo de Hispana, durante el periodo augusteo, ha venido a establecer una nueva relación con seguramente en atención al reclutamiento de buen número de hispanos para la región septentrional de Italia. A partir del análisis del nomen al alfarero, cubrir sus bajas antes de partir hacia el Ilyricum (Roldán, 1974: 205). No uno de los pocos alfareros militares conocidos, Pérez González relaciona su obstante, más allá de su nuevo sobrenombre, los testimonios de su presencia taller con el de A. Terentius, alfarero noritálico, con el que existen además en Hispania son muy escasos y se documentan en el frente cántabro (Solana, notables semejanzas en cuanto a la impresión de los rasgos de las cartelas. No 1981: 87). es desdeñable la posibilidad de que L. Terencio tenga su origen en algún lugar La mayor parte de las fuentes escritas disponibles sobre el ejército romano del norte de Italia (Pérez González, 1989: 216; Morillo & García Marcos, 2001: imperial en la Península hace referencia a este periodo que, sin embargo, 151). Dicho dato, a todas luces indirecto, puede contribuir a establecer el lugar apenas se encuentra documentado desde el punto de vista arqueológico. El de establecimiento de esta unidad entre la batalla de Actium y la campaña concurso de los datos epigráficos y numismáticos ha sido fundamental para cántabra del 19 a. C. tratar de identificar los cuerpos militares participantes en las diferentes fases del conflicto. La escasez de información afecta especialmente a nuestro 2. Unidades auxiliares de origen extrapeninsular durante el siglo I d. C. conocimiento sobre la procedencia concreta de las legiones enviadas a Hispania y las vías por las que se efectuaron los desplazamientos. El número de individuos Los trabajos clásicos de García y Bellido (1961), Roldán (1974: 212-226) de tropa y mandos de las unidades legionarias desplazadas a la península y Le Roux (1982: 86-93), y los recientes de Spaul (1994 y 2000) ya dejaron testimoniado a través de la epigrafía es sorprendentemente reducido (v. García establecida la nómina de las unidades auxiliares establecidas en Hispania y Bellido, 1961: passim; Roldán, 1974: 302-306; Gómez Pantoja, 2000: 115- durante el primer siglo de nuestra Era. Dicha nómina se ha elaborado a partir 116). Por otra parte, la mayoría de las evidencias epigráficas disponibles deben de los datos epigráficos hallados en nuestro suelo con referencia a los respectivos datarse en un momento algo posterior a la finalización de la contienda, y se cuerpos. Los cuerpos de procedencia extrapeninsular recogidos son: ala II encuentran a veces en regiones alejadas del mismo, lo que plantea serios Gallorum, ala II Thracum, ala Tautorum victrix civium Romanorum,

{11} Morillo (2000) y Gómez-Pantoja (2000) han abordado recientemente de la historia de la legio IIII Macedonica.

24 I. HOMBRES, TERRITORIOS Y FRONTERAS HISPANIA EN LA ESTRATEGIA MILITAR DEL ALTO IMPERIO: MOVIMENTOS DE TROPAS EN EL ARCO ATLÁNTICO A TRAVÉS DE LOS TESTIMONIOS ARQUEOLÓGICOS ala I singularium civium Romanorum, cohors I gallica, cohors IIII guarnición hispana en la Península, si bien en este caso aparece su nombre Gallorum y cohors IIII Thracum equitata. en forma de abreviatura, parece ser precisamente la lápida hallada hace unos Más allá del apelativo étnico de procedencia y, en algunos casos, la años en Herrera de Pisuerga, en la a que se menciona a Cornelianus, praefectus cronología, no conocemos mucho más sobre las circunstancias relativas a la c(ohortis) P(rima) G(allica) e(quitata) c(ivium) r(omanorum), datada procedencia y llegada de cada una de estas unidades a la Península, de lo que por García y Bellido a comienzos del II (1959: 12). se han ocupado cumplidamente los estudios de conjunto ya mencionados. La Las excavaciones desarrolladas en este mismo yacimiento han extrema movilidad de estas unidades durante el siglo I d. C. dificulta proporcionado diversos testimonios que podemos relacionar asimismo con la notablemente seguir el rastro arqueológico de su paso. Por lo general las cohors I Gallica. En la zona occidental del actual casco urbano de Herrera novedades se han centrado en la ubicación de los lugares de acantonamiento se documentan numerosos materiales entre los que se hallan estos de ajuar de dichas unidades en suelo peninsular. metálico correspondientes a una unidad de caballería en el sector denominado García y Bellido, partiendo de la inscripción de Aveia (Italia), en la que se “Asilo” (Illarregui, 1999: 182). Un significativo conjunto monetal que lo menciona un tribuno que desempeñó cargos simultáneamente en la legio X acompaña permite establecer la cronología del yacimiento en un momento gemina y el ala II Gallorum, supone que esta última estuvo establecida durante neroniano-flavio (Moreda et alii, 1996). También el estudio de la tipología de la época julio-claudia en Hispania y que en origen fuera una unidad auxiliar las lucernas aparecidas en este mismo lugar confirma esta atribución de aquella (1961: 134). Sin embargo no todos los autores están de acuerdo con cronológica, que nos sitúa aproximadamente entre los años 60 y 100 d. C. esta interpretación sobre este cuerpo, destinado en Capadocia (v. Spaul, 1994: (Morillo, 1999: 40). Entre dichos restos se encuentra un aplique decorativo 130). que debemos interpretar como una placa de atalaje equino, un pequeño disco Semejante problemática presenta el ala II Thracum, tal vez destinada metálico recortado que presenta en su anverso la inscripción a S Victorini algunos años en la Península antes de su instalación definitiva en la Firm(i) C(ohors)·I, esto es, “de S. Victorino “el fuerte”, de la I Cohorte” (Morillo Mauretania Caesariensis. El hallazgo de dos lápidas en la Lusitania apunta & Fernández Ibáñez, 2002: e. p.). en este sentido (García y Bellido, 1961: 135). Dicha unidad, cuya trayectoria Asimismo se han recuperado en diversos lugares del yacimiento diversas no puede remontarse hasta justificar su apelativo étnico, pudo abandonar marcas sobre cerámica común y material latericio en las que puede leerse CH Hispania durante el reinado de Claudio (Benseddik, 1977). y COH (Illarregui, 1999: 183). La marca CO¿H? aparece asimismo sobre la base Por lo que se refiere al ala Tautorum victrix civium Romanorum, se de una lucerna de canal de la forma LOESCHCKE IX que publicamos hace conocen dos inscripciones que mencionan soldados pertenecientes a esta unidad, algunos años, donde ya sugeríamos su probable fabricación local (Morillo, procedentes de Calagurris y Emerita (García y Bellido, 1961: 135; Roldán, 1999: 133-134 y 291, nº 28) También en relación directa con la presencia de 1974: 215-216; Spaul, 1994: 217-219). García y Bellido ubica su campamento diversas unidades militares auxiliares en Herrera durante la segunda mitad en el alto Ebro. La lápida de Calagurris menciona a tres individuos del siglo I, si bien no estamos en condiciones de precisar si pertenece a los pertenecientes a dicho cuerpo, los tres de origen tracio, lo que hace muy probable jinetes adscritos al ala Parthorum o a los de la cohors I Gallica, debemos que el reclutamiento originario haya tenido lugar en dicha región, desde donde mencionar asimismo un grafito inscrito sobre un recipiente de terra sigillata la unidad se habría trasladado a Hispania, donde se encuentra estacionada a hispánica en el que puede leerse Flauini equitis (Pérez González, 1996: 93- mediados del siglo I. Al parecer acompañó a Galba a Italia en el 69 y más tarde 94, fig. 3) regresa a la Península, donde permanece hasta el 88, momento en que parte Todos estos datos nos permiten suponer un establecimiento de dicha unidad para Tingitana (Christol & Le Roux, 1985). Birley apunta que el apelativo, en Herrera de Pisuerga entre el 60 y el 100 aproximadamente. más que un nombre étnico, deriva del nombre personal de un comandante, Roldán sitúa la cohors III Gallorum entre las unidades del ejército hispano un cognomen personal, Taurus, posiblemente primer comandante de la unidad partiendo del hallazgos de sendas inscripciones en Arzeu e Itálica. Spaul añade (1978: 270-271). una tercera inscripción de Sevilla (Spaul, 2000: 161-162). Este autor señala Dos inscripciones, una de ellas procedente de Idanha-a-Velha y otra de que pudo estar dislocada en Hispania hasta ser trasladada a su fuerte en Lisboa, testimonian el ala I singularium civium Romanorum en la península Valkenburg, en la , en época de Claudio. ibérica. García y Bellido considera motivo suficiente dichos testimonios como La cohors IIII Gallorum es una de las unidades mejor documentadas en para firmar su estancia en las provincias hispanas a mediados del siglo I d. C. Hispania. Un testimonio de excepcional interés es el conjunto de hitos augustales (1961: 138-139). No obstante, Roldán se muestra escéptico ante esta posibilidad, que delimitaban sus prata respecto a los de las civitates Baeduniensium y y opina que nos encontramos ante veteranos asentados con posterioridad al Luggonum, todos ellos datados en época de Claudio (García y Bellido, 1961: licenciamiento (1974: 224-225). Esta hipótesis es la que hoy parece más 150-160). La ubicación de sus hitos de demarcación permite situar su verosimil (Spaul, 1994: 204-206). campamento entre las provincias de León y Zamora, en los alrededores de Por lo que se refiere a la cohors I Gallica, los testimonios sobre su presencia Castrocalbón. En época de Domiciano se encuentra destacada en Mauretania en la Península son mucho más abundantes. Se desconoce la localización Tingitana. exacta de su campamento, aunque se suele aceptar que durante el siglo II se Roldán señala que la cohors IIII Thracum equitata estuvo por un breve situaba en torno a los Montes de León, en las cercanías de Villalís a juzgar por periodo de tiempo en la Península, como testimonian las inscripciones de la concentración de sus testimonios epigráficos en dicha zona, tal y como Tarraco y Asturica (1974: 223). Este mismo autor señala que tal vez pueda señaló en su día A. García y Bellido (1959: 39) y se desprende asimismo de la ponerse en relación con la legio IIII Macedonica, que abandona Hispania en reciente recopilación de Spaul (2000: 153-154). La mayor parte de las evidencias el 39, ya que un tribuno de dicha legión fue prefecto de la cohorte. García y disponibles se datan durante el siglo II, y en ellas se menciona a la unidad por Bellido confunde esta unidad con la casi homónima cohors IIII Thracum su nombre completo. Pero se acepta que la cohors I Gallica se encuentra Syriaca equitata destacada en la península ibérica desde el periodo julio-claudio (Roldán, 1974: Junto a este conjunto de unidades auxiliares de infantería y caballería 217). De hecho, el testimonio aparentemente más antiguo de esta unidad de atestiguadas por las fuentes epigráficas, las recientes intervenciones

UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL ARCO ATLÁNTICO EN ÉPOCA ROMANA 25 ANGEL MORILLO CERDÁN arqueológicas han permitido añadir un nuevo cuerpo de caballería, cuya Superior (Esser, 1972: 213), por lo que debemos suponer que es desplazada presencia en la Península era completamente desconocida. Nos referimos al hacia las fronteras septentrionales con ocasión de las campañas de Caligula ala Parthorum, documentada gracias a las marcas sobre material latericio contra los chattos en el 39 a. C. que recogen su nombre, halladas en niveles de la segunda mitad del siglo I Pero si conocemos algunos datos sobre las legiones que compusieron el d. C. del asentamiento militar de Herrera de Pisuerga (Pérez González, 1996: núcleo del exercitus hispanicus durante el periodo julioclaudio, mucho más 93). Este cuerpo, adscrito posiblemente a la legio VI victrix, se establece en complejo es reconstruir los movimientos de las unidades que, una vez época de Nerón en un nuevo recinto ubicado sobre el ya abandonado terminadas las Guerras Cántabras, fueron abandonando en silencio el teatro campamento de la legio IV Macedonica en Herrera de Pisuerga. Tal vez esta de operaciones para reaparecer años más tarde prestando sus servicios en unidad sea una de las dos alas de caballería de nombre desconocido diferentes lugares de las fronteras septentrionales. mencionadas junto con la Legión VI y 3 cohortes de infantería en la nómina Todas ellas debieron abandonar la Península en un momento anterior al de tropas que se levanta con Galba contra Nerón12. periodo tardoaugusteo-tiberiano, a juzgar por el relato de Estrabón, que habla Se conocen fuera de la Península dos alas con el étnico Parthorum: el de tres únicas unidades como guarnición13. Según se desprende de su relato, ala I Augusta Parthorum, ampliamente documentada en Mauretania al menos en época de Tiberio, las tropas peninsulares se encontraban bajo el Caesariense a partir del 107 d. C., y el ala Parthorum Veterana, que aparece mando de dos legados. Uno de ellos se situaba con dos legiones en el Noroeste citada solamente sobre un anillo de plata procedente de la Germania Inferior peninsular, mientras una tercera legión, bajo el mando del segundo legado, (Cichorius, 1893: 1255-1257). Aunque no podemos establecer con precisión estaba ubicada en algún lugar del territorio cántabro. Aunque Estrabón no nos el recorrido del ala antes de su llegada a Hispania, no cabe duda que la unidad informa sobre la identidad de cada una de las legiones, los testimonios documentada en Herrera de Pisuerga es la misma que marcha a comienzos arqueológicos no dejan lugar a dudas respecto a la presencia de las legiones del siglo II al norte de Africa, donde aparece en un primer momento con el VI victrix y X gemina entre los astures, mientras la IV Macedonica se asentó simple apelativo de ala Parthorum hasta adquirir el título de Augusta (Pérez en el límite meridional de Cantabria. Esta misma noticia es mencionada González, 1996: 94-95). también, aunque con menor detalle, por Tácito, quien refleja la situación en Recientemente se ha dado a conocer un nuevo epígrafe relativo a un jinete el año 23 d. C14. perteneciente a una denominada ala Augusta, que viene a sumarse a otros Uno de los aspectos oscuros del relato de Estrabón es el momento en que dos testimonios relativos a esta unidad auxiliar, todos ellos concentrados en la se hace efectiva esta reorganización de tropas, puesto que, aunque el zona bajo control de la legio IIII Macedonica (Abásolo & Alcalde, 1996). Dicha mencionado pasaje alude claramente a los inicios del reinado de Tiberio, en unidad es identificada por Spaul como el ala Augusta Gallorum (Spaul, 2000: otro lugar el autor señala que la idea original de esta distribución partió de 52-54), por lo que debemos plantear la presencia de esta unidad en Hispania Augusto15. La aparente contradicción entre estas dos citas tal vez sea fruto de en época julioclaudia. una defectuosa corrección de las interpolaciones realizadas por el propio autor en el año 18 d. C. al texto original, escrito entre el 29 y el 7 a. C. De cualquier manera persiste la duda sobre el momento en que se puso en práctica esta Movimientos de tropas desde Hispania hacia Galia, Germania y redistribución de efectivos, que tal vez se remonta a los años siguientes al final Britania de la guerra o, por el contrario, corresponde a un momento tardoaugusteo o tiberiano. Por nuestra parte, siguiendo a la mayoría de los investigadores16, y 1. Legiones hispanas en campamentos germánicos durante el periodo partiendo del análisis de los restos arqueológicos disponibles, que parecen augusteo-tiberiano: hallazgos numismáticos y movimiento de tropas avalar la consolidación de las principales bases militares en este momento, consideramos que la primera de estas hipótesis es la más verosímil (Morillo, Uno de los aspectos de la historia militar de Hispania durante el periodo 2002: e. p.). Este hecho supone que en un plazo de 5 a 10 años las legiones I julioclaudio que plantea más interrogantes es el paulatino abandono de la ¿Augusta?, II Augusta, V alaudae y VIIII Hispana habrían abandonado la Península por parte de los cuerpos legionarios que habían participado en las Península. Guerras Cántabras. El momento exacto en que tiene lugar su traslado y el Tradicionalmente se había supuesto que los desplazamientos de tropas nuevo lugar de acantonamiento escogido es una información que sólo hispanas habrían tenido lugar con ocasión de las necesidades militares en las conocemos para las dos últimas unidades en abandonar la provincia fronteras causadas por las derrotas de Lollio, en el 15 a. C., y de Varo, en el 9 Tarraconense. En efecto, sabemos que la legio X gemina es enviada en el año d. C., episodios bien conocidos a través de las fuentes literarias. 63 d. C. a Carnuntum, mientras la legio VI victrix permanece como guarnición No obstante los testimonios epigráficos y arqueológicos sobre dichos cuerpos única en su campamento de León hasta los sucesos del año 68, cuando son muy escasos durante esos años, tanto en Hispania como en la frontera acompaña a Galba a Roma, para, después de diversos avatares, recalar hacia septentrional. Este hecho no resulta extraño si tenemos en cuenta que los el 70 en la Germania Inferior. recintos militares establecidos durante las campañas presentan una Por lo que se refiere a la legio IIII Macedonica, aunque no sabemos la temporalidad muy acusada. Son utilizados durante un breve periodo de tiempo, fecha concreta en que es trasladada fuera de la Península, en el año 43 d. C. por lo que apenas han dejado restos materiales que pudieran servir como base la encontramos en su nuevo campamento de Mogontiacum, en la Germania de la identificación. Por otra parte, la técnica de castramentación aún se

{12} Suetonio, De Vita Duodecim Caesarum. Galba X, 2. {13} Geographica III, 4, 20. {14} Annales IV, 5, 1. {15} Geographica III, 3, 8. {16} De esta opinión son Syme (1970: 104-5), Roldán (1974: 183) y Le Roux (1982: 98).

26 I. HOMBRES, TERRITORIOS Y FRONTERAS HISPANIA EN LA ESTRATEGIA MILITAR DEL ALTO IMPERIO: MOVIMENTOS DE TROPAS EN EL ARCO ATLÁNTICO A TRAVÉS DE LOS TESTIMONIOS ARQUEOLÓGICOS encuentra en proceso de conformación durante los reinados de Augusto y Macedonica tras su traslado desde Hispania. Los bronces documentados Tiberio, por lo que no resulta extraño el empleo de recintos poligonales, más habrían llegado con las tropas de origen hispano (García-Bellido, 1996b: difíciles de identificar sobre el terreno (Morillo, 2002: e. p.). Por no hablar de 249-250). La ausencia de monedas hispanas de Calígula confirmaría que su que la epigrafía militar también se encuentra en proceso de definición y no ha desplazamiento hacia Germania habría tenido lugar entre el 37 y el 39 d. C. adquirido todavía la estandarización propia de años posteriores. (García-Bellido, 2000b: 525). Tan sólo en los últimos años hemos comenzado a intuir la historia de Mayor interés reviste la moneda de bronce augustea, dispersa por los dichas unidades gracias a las evidencias numismáticas. Quizá sea este apartado campamentos de la línea del Rin-Lippe. El estudio de los hallazgos hispanos uno de los más novedosos dentro de la investigación española sobre movimientos en Oberaden, Haltern, Vetera, Novaesium y Asberg permite definir a esta autora de tropa en época romana. Aunque ya Balil apunta por primera vez la relación varios momentos de salida de tropas hispánicas en dirección a la frontera entre los hallazgos de monedas acuñadas en la península ibérica y el traslado septentrional e incluso apuntar la posible identidad de las unidades desplazadas. de legiones (Balil, 1974), han sido las recientes investigaciones de Mª P. García- El horizonte más claro es el que viene avalado por las monedas de Oberaden, Bellido las que han permitido establecer una conexión directa entre los restos campamento datado entre el 11/10 y el 9/8 a. C. La composición del registro numismáticos y determinados cuerpos legionarios (García-Bellido, 1996; 1996b; numismático lleva a este investigadora a proponer la presencia de una unidad 1999; 2000 y 2000b). hispana, trasladada desde la zona del Valle del Ebro, en cuyo desplazamiento Esta investigadora retoma los datos de Schubert (1986), quien había habría remontado el Ródano para descender más tarde el Rin. La presencia de definido un horizonte de moneda hispánica en el limes renano-danubiano, un determinado tipo de contramarca hace que identifique el cuerpo militar ampliándolos y completándolos hasta definir un panorama mucho más rico como la legio I Augusta, a la que podríamos tal vez sumar la legio II Augusta y complejo. En dichas provincias fronterizas se documentan monedas de (García-Bellido, 1996b: 251-260; 2000: 129). Dichas legiones, las unidades oro, plata y bronce acuñadas en Hispania. Dejando al margen los metales que menor número de testimonios epigráficos han dejado en Hispania, serían preciosos, cuya circulación responde a patrones muy diferente, García-Bellido las primeras en abandonarla tras las Guerras Cántabras. se centra en el estudio de la moneda de bronce. A diferencia de la moneda de Los hallazgos de Haltern (8 a. C.-9 d. C.), Ausciburgium y Novaesium oro y plata, la moneda de bronce apenas tiene valor en si misma y no siempre mostrarían un segundo horizonte de moneda hispana, tal vez ligado a un es aceptada como medio de pago, más aún si tenemos en cuenta que, en esta nuevo trasvase de tropas posterior al 2 a. C. y anterior al 14 d. C. La procedencia época, las acuñaciones de bronce son provinciales, marcadas con nombres de de estas tropas también sería diferente, en este caso de la zona meridional o topónimos de ciudades y pueblos sólo conocidos en su ámbito geográfico más suroeste. Tal vez la legión trasladada en este caso sería la legio V alaudae cercano. La presencia de acuñaciones hispanas en Germania no responde aun (García y Bellido, 2000: 129-130). Las conexiones de Ausciburgium (Asberg) modelo de circulación habitual, y sólo puede estar justificada por la llegada con el mediodía peninsular parecen confirmadas gracias al hallazgo de una de tropas procedentes directamente de Hispania, que traen consigo su propia lucerna de indiscutible procedencia hispana, que debió llegar acompañando moneda (García-Bellido, 1996b: 248-249). las importaciones de aceite bético o formando parte de la impedimenta de Las excavaciones llevadas a cabo durante los últimos años en los algún cuerpo militar trasladado a la región renana (Morillo, 1999: 102; García- campamentos legionarios del periodo julioclaudio en Hispania muestran un Bellido, 2000: 137). peculiar panorama monetario, en el que, junto con acuñaciones de Roma, Nemausus y Lugdunum, así como viejas emisiones ibéricas, predominan 2. La legio VII gemina: estabilidad y movilidad en el exercitus hispanicus monedas hispanolatinas, principalmente de las ciudades del Valle del Ebro altoimperial flavio y postflavio –Calagurris, Celsa, Caesaraugusta, Bilbilis, Turiaso…–, ciudades que posiblemente tienen encomendado el suministro de numerario a las unidades La razón fundamental que explica el natalicio de la legio VII va a ser la militares desplegadas en la Tarraconense (Morillo & Pérez González, 1990: necesidad de Galba, gobernador de la Tarraconensis, de contar con un ejército 459). García-Bellido señala que esta moneda provincial es conocida y aceptada en el que apoyar su levantamiento contra Nerón17. Gracias a dos de las lápidas en cada campamento como medio de cambio, y lógicamente, acompaña a descubiertas en Villalís18 conocemos la fecha exacta en la que la legio VII recibió la tropa cuando se traslada de emplazamiento (1996: 105). sus insignias, lo que acaeció el 10 de junio del año 68 d. C.19 (García y Bellido, Esta investigadora analiza la presencia de moneda hispana en los 1966: 34-38). En su primera etapa recibirá el apelativo de galbiana20 en honor tempranos campamentos augusteos del limes, distinguiéndolas por cecas y a su fundador, e Hispana, alusivo a su origen21 (Garzetti, 1970: 331-336). momento de acuñación, y logra establecer dos horizontes cronológicos En octubre del mismo año ya está operando en Roma, para posteriormente ser distintos, que corresponden a dos territorios diferentes: mientras la moneda destinada al limes danubiano. Tras la muerte de Galba toma partido por Otón, augustea se concentra en los campamentos de la Germania inferior, la moneda regresando de nuevo a Italia. Con Vitelio retorna brevemente al Danubio, desde tiberiana se concentra en la Germania Superior, en torno a Mainz. La donde apoya a Vespasiano, lo que la llevará a participar en la segunda batalla interpretación de este segundo horizonte no plantea mayores problemas, ya de Bedriacum (cerca de la actual Cremona)22, sufriendo tan graves pérdidas que es precisamente en la región de Mainz donde se instala la legio IIII que le fueron asignados efectivos procedentes de otra legión, portando a partir

{17} Entre la abundante bibliografía que hace alusión a la creación e historia de la legio VII podemos citar los trabajos de Ritterling (1925: col. 1630-1641), García y Bellido (1970b: 303-328), Roldán (1974: 201-204), Le Roux (1982: 151-153) o Abascal (1986: 317-328). Recientemente de nuevo Le Roux (2000). {18} A ellas habría que añadir una tercera, muy fragmentada, procedente de la ciudad de León y dada a conocer por García y Bellido (1970b: 324). {19} CIL II: 2552 y 2554. {20} Tácito, Historiae II, 86 y III, 7,10, 21. {21} Tácito, Historiae I, 6. {22} En la primera batalla de Bedriacum (primavera del año 69) también participaron algunas vexillationes de la legio VII (Garzetti: 1970: 336).

UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL ARCO ATLÁNTICO EN ÉPOCA ROMANA 27 ANGEL MORILLO CERDÁN

en este mismo lugar (García y Bellido, 1970: 589). La presencia de una reducida guarnición militar en la zona aurífera mientras las legiones hispanas han abandonado la Península parece una actuación lógica, con vistas a asegurar el control y el envío regular de los convoyes de oro hacia Roma bien custodiados, aunque por el momento carecemos de datos para pronunciarnos sobre si dicha guarnición existió en realidad, si estuvo asentada en León y si estaba adscrita a la legio VII gemina o a otra unidad (Fernández Ochoa-Morillo, 1999: 72; Morillo, 2002: e. p.). En favor de esta hipótesis se encontraría además el hecho de que en ningún momento parece haber un abandono drástico del recinto leonés, y las estructuras habitacionales correspondientes a la VII se construyen exactamente encima de las de la VI victrix, respetando la misma alineación, tal y como han demostrado las recientes excavaciones del sector septentrional del recinto (García Marcos, 2002: e. p.). A partir de este momento su base permanente de operaciones a lo largo de todo el Imperio será León, la cual no abandonará sino en contadas ocasiones. Como ya hemos apuntado más arriba, los móviles que explican esta elección geográfica suponen la continuidad de la estrategia militar julioclaudia aplicada a Hispania. Aunque el beneficio de los recursos mineros, especialmente los auríferos, había comenzado décadas antes, va a ser a partir del último cuarto del siglo I d. C. cuando comience su explotación a gran escala (Domergue, 1986: 33; Sánchez-Palencia & Fernández Posse, 1985: 322-324), situación que hará necesaria la presencia de un importante contingente de tropas, cuya función sería tanto de construcción, como de vigilancia, mantenimiento y control de las vías que daban salida al preciado metal, así como la aportación del apoyo técnico necesario para facilitar la importante infraestructura que precisaban las explotaciones mineras y su administración (Fernández Posse Fig. 5. Planta del campamento de la legio VII gemina en León & Sánchez-Palencia, 1988: 152-176 y 218-222; Morillo, 2002: e. p.). La (según V. García Marcos) importancia que la administración romana otorgaba a la explotación de los recursos auríferos se plasmó en la creación de la Vía XVIII en época flavia, también conocida como Via Nova (Tranoy, 1981: 215), en cuyo trazado es de este momento el epíteto de gemina (doble, acoplada)23 (Ritterling, 1925: seguro que participarían contingentes de la legión. col. 1630; García y Bellido, 1950: 454; Parker, 1958, 99-100). Posteriormente Una vez establecida en su campamento permanente de León, la legio VII es destinada a la Germania Superior, donde sabemos de su presencia por dos participará, aunque de forma muy puntual, en diversos acontecimientos bélicos, lápidas procedentes de Worms y Basel, ambas fechadas en el 73/74 d. C., así cuando las necesidades del Imperio así lo requerían. Tropas de la misma como la lápida con el diploma militar de Staberius Secundus, donde aparece debieron partir de la Tarraconense para sofocar la invasión de los mauri en ya con los epítetos gemina y felix24. Así mismo se conocen varias tegulae el sur de la Península hacia el 170 d. C. El hallazgo de material latericio firmado con su marca en Rheinzabern25 (Ludowici, 1912: 115-116 y 125-127). A pesar lleva a García y Bellido a plantear una base de operaciones en Italica (García de saber su pertenencia al ejército de la Germania Superior en estos años, y Bellido, 1950: 464; 1979: 22). desconocemos el lugar de acantonamiento. Aunque tradicionalmente se ha mantenido que la legio VII gemina fue La vuelta a Hispania de la legio VII debió de producirse a finales del año 74 una legión estable, adscrita a Hispania como guarnición estable, y de espaldas d. C., aunque no va a ser hasta el 79 cuando aparezcan las primeras referencias a la política militar imperial, la epigrafía y la arqueología permiten constatar a su estancia en sendas inscripciones de Aquae Flaviae y Cornoces (Orense)26. asimismo la participación de la legión en campos de batalla extrapeninsulares. Ahora bien, como hemos visto, su asiento no será ex novo, sino que ocupa un Durante el reinado de Domiciano y bajo las órdenes de su legado M. Ulpius recinto que contaba ya con una larga tradición castrense (García Marcos, 1996; Traianus, el futuro emperador, una parte de la legión opera en Germania García Marcos & Miguel, 1997; Morillo & García Marcos, 2000: 599-602; García durante la revuelta de Saturninus (88/89 d. C.)27, aunque más que intervenir Marcos, 2002: e. p.; García Marcos & Morillo, 2002: e. p.) (Fig. 5). directamente en la lucha debió de ejercer como tropa de retaguardia (Roldán, García y Bellido, a partir de la aparición de tégulas con el sello legionario 1974: 204; Abascal, 1986: 319). Su actuación durante las campañas dácicas al que le faltaba el apelativo Felix, ganado por la VII gemina durante su estancia de Trajano parece ser también segura, tal y como parecen atestiguar varias en el Rin antes del 74 d. C., piensa en la posible presencia de una vexillatio de tegulae con el sello de la legión halladas en Porolissum (Gudea, 1978: 65-75; la legión en León antes de la instalación definitiva del grueso de la misma Le Roux, 1981: 119-200; Abascal: 1986: 319-322). Tal vez su experiencia con

{23} Tácito, Historiae III, 22. {24} CIL VI 3538 y XIII 5033, respectivamente. {25} CIL XIII 12167, 1-8. {26} CIL II 2477 y IRG IV 92, respectivamente. {27} Plinio el Joven, Panegyricum XIV, 2.

28 I. HOMBRES, TERRITORIOS Y FRONTERAS HISPANIA EN LA ESTRATEGIA MILITAR DEL ALTO IMPERIO: MOVIMENTOS DE TROPAS EN EL ARCO ATLÁNTICO A TRAVÉS DE LOS TESTIMONIOS ARQUEOLÓGICOS las explotaciones auríferas hispanas fue el motivo de su participación en la de carácter general (Cheesman, 1914; Balil, 1956; Roldán, 1974: passim; Le conquista de un territorio que era preciso prospectar y cuya explotación minera Roux, 1982: 93-96; Spaul, 1994 y 2000). A juzgar por la denominación de era necesario planificar. Con Adriano una de sus vexillationes interviene en los diferentes cuerpos, astures, cántabros, lusitanos, galaicos y, en menos medida, Britania en el año 119, tal y como apunta un epígrafe hallado en Ferentinum28 vettones y várdulos, parecen ser los pueblos sobre los que se centró el (Roldán, 1974: 203; Garzón Blanco, 1993: 435-436). reclutamiento, varios miles de hombres a lo largo de varios siglos. Se constata asimismo la presencia de tropas de la legio VII en el norte de Evidentemente no podemos recoger aquí la información disponible sobre Africa. Evidencias epigráficas de la misma se conocen en Lambaesis, la cronología, procedencia, acantonamientos y traslados de dichas unidades, Thamugadi y Carthago, especialmente en este último yacimiento, para lo cual remitimos a los repertorios mencionados. Recogemos a campamento base de la legio III Augusta (García y Bellido, 1950: 463-464; continuación la nómina de auxilia hispanos desplegados en las fronteras Balil, 1954: 7; Cagnat, 1975: 112-114; Palao, 1998: 169-171). Entre ellas britanas y germanoréticas: destacan las tégulas firmadas por la legión. Su misión habría sido posiblemente reforzar a esta última unidad posiblemente durante el reinado de Adriano y – Britannia: ala II Asturum, ala I Hispanorum Asturum, ala Vettonum, los inicios del de Antonino Pío, momento de una situación compleja en la cohors I Hispanorum, cohors I Fida Vardullorum, cohors I Asturum, cohors región (Palao, 1998: 168). II Asturum, cohors III Bracaraugustanorum, cohors I Celtiberorum, cohors Hacia el año 200 debió recibir el título de Pía por su apoyo a Septimio II Vasconum Severo, si bien no parece jugar un papel destacado durante los acontecimientos – Germania: ala I Hispanorum, ala I Asturum, ala I Hispanorum que llevaron a este emperador a alzarse con el trono (García y Bellido, 1950: Auriana, cohors Asturum et Callaecorum, cohors I Asturum equitata, 455; Fernández Aller, 1983: 168-169). cohors II Hispanorum equitata, cohors III Hispanorum, cohors I Ligurum et Hispanorum civium Romanorum, cohors II Asturum equitata, cohors 3. Unidades auxiliares de origen hispano desplazadas a las fronteras V Asturum, cohors VI asturum, cohors I Flavia Hispanorum equitata, septentrionales cohors I Lucensium Hispanorum, cohors V Bracaraugustanorum, cohors III Lusitanorum, cohors V Hispanorum equitata, cohors I Fida Vardullorum, Ya hemos apuntado más arriba que una de las principales funciones cohors II Hispana Vasconum civium romanorum. encomendadas al exercitus hispanicus, especialmente durante el periodo – Noricum y Raetia: ala I Hispanorum Auriana, cohors I Asturum, julioclaudio, fue el levantamiento de levas y la correspondiente instrucción cohors III Bacaraugustanorum, cohors V Bracaraugustanorum, cohors VI de los reclutas que debían más tarde ser enviados a los principales teatros de Lusitanorum, operaciones militares del Imperio. Dicha política continúa durante las décadas siguientes (Fig. 6). La rapidez con la que estas unidades se trasladan hacia Habida cuenta de la amplitud y complejidad que encierra la recons- sus destinos a lo largo de las fronteras más vulnerables determina que trucción de la historia concreta de cada una de estas unidades, el progreso prácticamente carezcamos de información sobre las mismas en territorio en el conocimiento es lento y se apoya en los nuevos testimonios arqueológicos peninsular, donde apenas han dejado testimonios. Por otra parte, su extrema y epigráficos que se van conociendo. Entre estos destaca el hallazgo de una movilidad hace muy difícil rastrear su paso desde un punto de vista inscripción sepulcral datada a finales del siglo I o comienzos del II y arqueológico. reutilizada en la obra de la muralla tetrárquica de Gijón, en la que se No obstante, los testimonios epigráficos ha permitido identificar más de menciona un individuo perteneciente a la gens cilurnigorum, grupo étnico un centenar de unidades auxiliares de origen hispano dispersas todo por el que debemos situar en la región costera central de Asturias (Fernández Ochoa Imperio. La nómina de las mismas aparece recogida en repertorios y estudios & Pérez Fernández, 1990; Fernández Ochoa & Morillo, 1997). La semejanza entre el nombre étnico y el topónimo Cilurnum, nombre romano del actual Chesters, uno de los fuertes que protege el Muro de Adriano, donde se encuentra dislocada el ala II Asturum a partir del 185/181 d. C., plantea la posibilidad de que fueran los propios componentes de la unidad auxiliar, los cilurnigos, los que hubieran dado nombre a su lugar de acantonamiento. No obstante, esta sugerente hipótesis supone admitir que la tropa que formaba la unidad seguía manteniendo la memoria de la denominación etnica original a la que pertenecieron los primeros soldados, sus más que posibles antepasados, más de 150 años después de su reclutamiento en la zona costera asturiana. Entre los nuevos datos arqueológicos, aún por analizar convenientemente se cuenta el hallazgo de un importantísimo conjunto de monedas de imitación de Claudio I acuñadas con bastante seguridad en la península ibérica, y halladas en varios yacimientos de la Bretaña francesa (Besombes & Barrandon, 2000), que bien pudieron haber llegado en manos de cuerpos auxiliares formados en Hispania y destinados a las campañas de conquista de Britania, que dejaron a su paso este testimonio. Fig. 6. Pueblos de Hispania donde se realizaron levas para las tropas auxiliares del ejército romano imperial (según A. García y Bellido)

{28} CIL X: 5829.

UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL ARCO ATLÁNTICO EN ÉPOCA ROMANA 29 ANGEL MORILLO CERDÁN

Los movimientos militares interiores en las provincias hispanas por el ejército en la explotación de los recursos mineros de la Lusitania, fundamentalmente el plomo, actividad dirigida probablemente desde la capital, En este último apartado queremos ocuparnos brevemente de los Emerita Augusta, cuya fundación por veteranos de las Guerras Cántabras no movimientos de tropa en el interior de las provincias hispanas. Y no nos parece ser ajena a una finalidad económica. La actuación de las tropas romanas referimos a las actuaciones militares propiamente dichas, como los episodios arranca al menos de la última fase de la guerra contra los cántabros y astures, de la Guerra Civil del 68/69, o la invasión de los mauri del 170 d. C., por a juzgar por las menciones específicas recientemente descubiertas referentes otra parte documentadas a través de los relatos literarios. Nuestra intención es a Agripa, comandante en jefe del ejército durante el año 19 a. C. Nos referimos centrarnos en las novedades conocidas sobre los movimientos militares en en concreto a varios lingotes de plomo hispano hallados en el pecio de tiempo de paz, esto es, las labores encomendadas al ejército. Dejaremos Comacchio (Italia), en los que Mª P. García-Bellido ha creído identificar la asimismo al margen labores específicamente militares, como el reclutamiento abreviatura de las legiones I, IV Macedónica y X Gémina junto con el ya citado y el control y supervisión policial, así como las labores de escolta de determinados nombre de Agripa, lo que le lleva a esta autora a suponer la actuación en la personajes públicos y de los envíos de oro hacia Roma. zona de La Serena de varias vexillationes mixtas, constituidas por miembros La política militar augustea puesta en práctica tras la conquista de los de varias unidades, dedicadas a la explotación del plomo (García-Bellido, 1994- pueblos septentrionales, fue mucho más allá de la creación de una serie de 95). La autora relaciona asimismo la presencia militar con una serie de recintos- bases fijas para el ejército. En realidad, parece formar parte de una estrategia torre de complicada interpretación (Ortiz Romero, 1995). Por nuestra parte mucho más amplia, en la que la administración romana recurre a las fuerzas ya hace algunos años habíamos señalado la existencia de indicios inequívocos militares para introducir su poder en áreas periféricas, allí donde todavía no de presencia militar augustea vinculada a la explotación minera en la vecina ha tomado cuerpo la organización civil. El ejército suministra cuadros de región de Beja, en el Alemtejo portugués. Nos referimos en concreto a la ingenieros, arquitectos y administradores perfectamente instruidos, que presencia de lucernas del tipo Vogelkopflampe en varios yacimientos muy sustituyen donde es necesario a los funcionarios civiles (Morillo, 1996: 80). próximos entre sí (Morillo, 1992: 59). Dentro de este contexto, no debemos Las evidencias epigráficas muestran que las tres legiones destacadas entre los olvidar el importante papel desempeñado por M. Agrippa en relación con la pueblos septentrionales durante el periodo julioclaudio - IV Macedonica, VI colonia de Emerita Augusta (Roddaz, 1993: 118-123), que avala a nuestro victrix y X gemina-, extienden su radio de acción por toda la mitad septentrional juicio un interés directo del yerno de Augusto por la región. de la Península, e incluso, hacia otras provincias próximas como la Lusitania, participando activamente en la profunda reorganización acometida por el estado en estas regiones entre el final de la guerra y el cambio de Era (Morillo, Hispania, a pesar de convertirse a comienzos del reinado de Augusto en 2002: e. p.). Se constata la actuación conjunta de las tres legiones en la una región pacificada, en la que se van sucediendo las unidades de guarnición, realización de diversas obras de infraestructura viaria de la Tarraconense no permanece de espaldas a la política militar desarrollada por el estado oriental y central, tales como el puente de Martorell (Fabré et alii, 1984), romano. Más bien se convierte en una pieza clave dentro del diseño estratégico asociado a la Vía Augusta, o en la importante vía que enlaza la costa vasca con militar, donde se ensaya por primera vez el esquema de frontera que más tarde el Valle del Ebro (Oiasso-Caesaraugusta), concretamente en el tramo de la se va a aplicar en los limites septentrionales, y actúa como acantonamiento misma denominado “Vía de las Cinco Villas”, ubicado en el límite entre las de tropas de refuerzo en retaguardia para hacer frente a contingencias provincias de Navarra y . En esta comarca se han recogido varios inesperadas, vivero de reclutas para cubrir las bajas en los cuerpos constituidos miliarios dedicados por los tres cuerpos militares (Beltrán, 1969/70: 99-100; y, en definitiva, las necesidades de soldados para mantener operativo el dispositivo Castillo, 1981; Castillo et alii, 1981: 17 y 21, nº 1 y 2; Aguarod-Lostal, 1982: nº militar. El conocimiento de los movimientos de tropa entre la península ibérica 1, 5 y 7). A juzgar por la cronología expresada por alguno de estos testimonios, y el resto de las provincias permite vislumbrar el engarce de las provincias destacamentos de las legiones estarían ocupados en la construcción de la vía hispanas dentro de este complejo operativo. A través de los testimonios epigráficos en fechas tan tempranas como la última década del siglo I a. C. y arqueológicos vamos ampliando día a día los datos disponibles para reconstruir La realización de estos trabajos de infraestructura requería sin duda la la historia particular de cada unidad de tropa, aunque siguen existiendo presencia de dislocamientos militares o vexillationes en aquellos lugares donde numerosas incógnitas, derivadas tanto del silencio de las fuentes como de fuera necesario. Tal vez debamos interpretar en este sentido las lápidas de problemas de método al acometer su estudio. soldados de la legio IIII y de la legio VI halladas respectivamente en Vareia y Especialmente fuertes son las relaciones militares existentes entre Hispania Calagurris, en la Rioja (Espinosa, 1986: 24-26, nº 6 y 40-41, nº 20). y las fronteras septentrionales, Germania y Britania especialmente. Durante La continuidad de esta política de construcción y adecuación viaria por todo el Imperio los cuerpos de tropa destacados o reclutados en Hispania son parte de la legio VII gemina a partir de su instalación el 74 d. C., concentrada, enviados sistemáticamente hacia el norte para ayudar o complementar los eso si, en el cuadrante noroeste peninsular, se puede segur perfectamente a ejércitos fronterizos. Los cambios en la política militar hispana obedecen a los partir de las evidencias epigráficas de todo tipo (Roldán, 1974; Le Roux, 1982: acontecimientos en los limites (campañas de Calígula y Claudio, conquistas passim). de Britannia y Dacia, sublevación de Civilis...) y a crisis del propio Estado Por otra parte la labor que la legio VII gemina llevó a cabo en territorio romano (guerras civiles). Los territorios circunatlánticos parecen constituir astur y galaico de cara a la explotación minera también parece continuar una de alguna manera unidad dentro del esquema militar romano, si bien dicha labor iniciada por las legiones augusteas en otros ámbitos. Las últimas regionalización geoestratégica sólo cuaja a partir de mediados del siglo III investigaciones están poniendo de manifiesto el importante papel desempeñado (Fernández Ochoa & Morillo, 1999: 102-106).

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32 I. HOMBRES, TERRITORIOS Y FRONTERAS HISPANIA EN LA ESTRATEGIA MILITAR DEL ALTO IMPERIO: MOVIMENTOS DE TROPAS EN EL ARCO ATLÁNTICO A TRAVÉS DE LOS TESTIMONIOS ARQUEOLÓGICOS

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