Tapa Cuerpo Y Deseo
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Cuerpo & Deseo Fabiana Barreda Cuerpo y Subjetividad Nuevas formas de sentir y pensar el cuerpo hoy 7 Fabiana Barreda Curadora Mauro Bressan Diseño y Diagramación Prólogo de Fabiana Barreda Cuerpo y Deseo Nuevas formas de sentir y pensar el cuerpo hoy Y fue tan cuerpo que fue alma Clarice Lispector Desde el origen del hombre, Eva y Adán, el cuerpo es el territorio de la inscripción del deseo. La potencia del arte contemporáneo es la creación de un territorio libertario que permite expandir, ampliar y redefinir las alternativas de construcción subjetivas. Esta muestra investiga, desde la filosofía post-estructuralista, Lacan, Foucault, Deleuze, Derrida, Nietz- che y, a partir de las prácticas estéticas de nuestra época, cómo el cuerpo es un nuevo territorio de deseo. En la historia del Cuerpo, dentro del arte contemporáneo, artistas como Nan Goldin, Cindy Sherman, Robert Mapplethorpe, Helmut Newton, Araki, Larry Clark, Sally Mann, Erwin Olaf, Andrés Serrano, Joel-Peter Witkin, Diane Arbus, Ana Casas, Bettina Rheims, fueron creando nuevas formas de subjetividad erótica. Desde el psicoanálisis, la condición de Deseo se piensa desde la pulsión sin objeto. Esto permite que cada sujeto designe su forma de elección de género desde sus marcas biográficas así como también designe, en el sentido de Wittgenstein, cuál es su objeto de deseo. Tomo esta perspectiva desde el concepto de Ética del Seminario 7 de Lacan. Ética = Estética = Política = Poética. • Estética, como designación de nuevos sistemas de representaciones visuales cuyos efectos generan nuevas formas de subjetividades. • Política, porque las nuevas formas subjetivas crean la posibilidad de una sociedad di- ferente, donde los dispositivos de poder lidian contra las resistencias de un deseo que se yergue éticamente delimitando un nuevo territorio para el cuerpo. • Poética, porque el arte crea nuevos campos de sentido, nuevas formas de percepción. Es la vitalidad de una forma de belleza nueva, de una intensidad que no se detiene. En la geopolítica del arte contemporáneo, la Argentina posee un importante aporte en sus representaciones visuales sobre el cuerpo. Desde los años 30, Grete Stern y sus Sueños, en la Revista Idilio, con el sociólogo Gino Germani, la fantasía como creación de la sen- sualidad se verifica desde diferentes artistas de referencia. Desde los conceptualismos de León Ferrari y sus instalaciones fálicas de axolotls eróticos, Oscar Bony, Marcelo Pombo, Liliana Maresca en la revista El Libertino, las performances físicas, La Organización Negra, La Fura del Baus, La Noche de los Ochentas y, ante todo, Mildred Burton, una de las artistas determinantes en pensar estilos eróticos bondage y sofisticados. En esta muestra rendimos homenaje a Federico Klemm, artista, performer, coleccionista, pionero, desde su galería y luego Fundación, y visionario al traer artistas como Robert Mapplethorpe a la Argentina, así como también la obra de Jeff Koons, Cindy Sherman, Nan Goldin, Warhol, Pierre et Gilles. Esta muestra cuenta con su visión del cuerpo ex- pandida a través de las piezas de su colección y a través de obras donde el cuerpo, el erotismo y lo sagrado, se entrelazan. Desde diferentes puntos de vista, Mapplethorpe permitió esa posibilidad de observar el cuerpo masculino como un objeto devocional. Sus autorretratos, en particular su Modulor del brazo en su autorretrato inicial, fueron construyendo, desde una estética pura y publici- taria, una nueva forma de observar el cuerpo como objeto de deseo gay y a su vez incluir las estéticas nocturnas, clandestinas o paralelas como un nuevo Paradigma de Deseo. Imáge- nes de este autor redefinieron lo femenino, Lisa Lyon como dominatrix, su víbora o lanzando cuchillos recreaba otros paradigmas femeninos. Estas imágenes pertenecen a la colección de David Bailey el fotógrafo de Blow-Up de Antonioni, destacando la fuerza de la fotografía como el lenguaje del cuerpo deseante, su construcción y deconstrucción constante. En Argentina, la década del sesenta fue una nueva etapa de apertura. El Di Tella, junto a Marta Minujín, Delia Cancela, Dalila Puzzovio, Mesejean, Edgardo Giménez y, por supuesto, Oscar Masotta, el introductor de Lacan en la Argentina y teórico del arte, recreando nuevas tipologías físicas; los sesenta y los setenta como liberación y luego como resistencia y lucha política frente a las dictaduras y sus sometimientos extremos; los ochenta como un nuevo nacimiento a las duras marcas de la violencia del terrorismo de Estado, la noche, el punk y los cuerpos volviendo a las calles nuevamente; los noventa y las estéticas duras del cuerpo de los gimnasios y la cocaína y, junto al nuevo siglo XXI, el nacimiento de nuevos contextos del cuerpo y las nuevas tecnologías: Internet, Facebook, Whatsapp y las prótesis electróni- cas. El cine, la música, la performance y el teatro como disciplinas estéticas son clave para pensar, inevitablemente, los cruces que dan nacimiento a las nuevas formas deseantes En el cine es extremo y determinante el aporte de David Cronenberg, Gaspar Noé, Ale- jandro Jodorowsky, Darío Argento, Asia Argento, Lars Von Trier, Jean-Luc Godard, Paul 3 Verhoeven, Tim Burton, Claire Denis, Liliana Cavani, entre muchos otros. Son autores que extremaron los límites de los modos de goce del cuerpo. Goce, ese concepto de Lacan y Freud: aquello que va más allá del principio de placer y lo nominado como normalidad. Los géneros menores, el horror, la psiquis del séptimo arte, fueron creando espacio para Portero de Noche, Crash, Enter the void, Ninfomaniac, Pacto de Amor, Blow-Up, Bella Tarea, entre muchas otras piezas. Otro género importante como la foto-performance, renace en los sesenta. Y desde su creación en la década del veinte, con Duchamp y Man Ray con la travestización de Rose, c’est la vie, la unión foto-cuerpo-creación de identidad sexual, es inseparable. Un “infra- leve” duchampiano, esa categoría especial que designa cómo el aliento de la respiración sobre la superficie de un piano es la materia del arte, será la concepción que permitirá pensar cómo el deseo, su piel, se inscribe en la fotografía como el punctum, esa causa de deseo que provoca la mirada de la cual hablaba Barthes en su texto La Cámara Lúcida. En este territorio de foto-performance aparecen las obras de Claude Cahun, Brassaï, Weegee, Francesca Woodman, Ana Mendieta, Cindy Sherman, Tracey Emin, Janine An- toni, Jana Sterbak, Rebecca Horn, Lygia Clark, Édouard Levé, Tunga, Gordon Matta-Clark, Annette Messager, Gina Pane, Sophie Calle, Shirin Neshat, Bob Carlos Clarke, Duane Michals, Hervé Guibert, Wolfgang Tillmans, Rineke Dijkstra, Vanessa Beecroft , Inez Van Lamsweerde y Vinoodh Matadin, Peter Hujar, Eulalia Valldosera , Ana Laura Aláez, Alberto García-Alix , JH Engström, Mariko Mori, Sam Taylor-Wood, Guillian Wearing, Pipilotti Rist, Tacita Dean, María Marta Pérez Bravo, Nazareth Pacheco, Richard Prince, Susan Meiselas, Coco Fusco, Sasha Grey, Laura Lima, Jeff Wall, Philip-Lorca di Corcia, Janaina Tschäpe, Brígida Baltar, Francis Alÿs, Gabriel Orozco, Marina Marina Abramovic, Yoko Ono, Tracey Moffatt, entre otros artistas. Dentro de las nuevas corrientes fotográficas es importante destacar a Frédéric Fon- tenoy, Laurel Nakadate, Antoine d’Agata, Ryan McGinley, Miguel Rio Branco, Nikki S.Lee, AES+F, Zoe Leonard, Alexander Apóstol, Erwin Wurm, Elina Brotherus, Collier Schorr, Mario Sorrenti, Katy Grannan, Helen Van Meene, Carla van de Puttelaar, Amanda Charchian, Adam Fuss, Juno Calypso, Todd Hido, Jeff Bark, Bill Henson, Neil Krug, Akif Hakan Celebi, Marianna Rothen, Roger Ballen, Tina Barney, Valérie Belin, Dirk Braeck- man, entre otros. En este expansivo contexto histórico donde hoy la fotografía es la piel del sujeto se gesta esta exposición, creando un contexto de pensamiento y propuesta estético-poé- tica fusionando el post-porno con las estéticas virtuales, bajando las fotos de las app y rediseñando los modos de relaciones entre los sujetos y sus prácticas visuales, caoti- zando los géneros y ampliando los procesos de identidades sexuales, nómades inde- terminadas y plurales. El arte es el pasaporte hacia uno mismo sin escalas, en los retratos áuricos de los otros, y en los autorretratos kármicos regenerados con nuevas energías, reposicionando al sujeto en el mejor lugar que su corazón elija, conectando con el otro para que Eros, esa fuerza del deseo, lo lleve a nuevos rumbos de encarnabilidad en su máxima potencia cósmica. 4 1. Cuerpo y Erotismo Eros es amor, conexión profunda y astral. Más allá de todos los géneros y normativas, el deseo es pulsión de vida, es aquello que es indestructible y nos conecta como un auto- rretrato a la esencia de nosotros mismos. La cama aparece como ese mapa amoroso y onírico de la sexualidad, aparece como el campo escópico de la cámara, relato simbólico de las relaciones humanas. Las fiestas, los encuentros únicos y poderosos, las complicidades y conexiones. La unión profunda, la fusión con el otro y su potenciación energética. El éxtasis, el orgasmo, el llanto, el placer y la felicidad extrema, la calma, el sueño. Las fantasías pictóricas, los fluidos, la leche, el tacto, la seda, los velos, las citas eróticas de la historia del arte: Cranach, Caravaggio, El Bosco, Vermeer. Los pactos cerrados, los secretos, las alcobas y sus espejos. Las ataduras, las esposas emocionales y reales. Las torturas sensuales e inquietantes al estilo de Alejandra Pizarnik. Los vínculos de pareja, los escenarios domésticos, el pelo en su cuerpo, las miradas. La existencia. 2. Cuerpo y Bioformas El embarazo y su extrema intensidad, las mutaciones corporales quebrando las funciones clásicas del cuerpo. La comida, la oralidad. La sangre, las valkirias y el fuego, las heroínas de sagas mitológicas, las reinas y su polaridad extraña entre el paraíso y el infierno. El arnés, la mujer caballo, los corsés, las posiciones chamánicas de los animales como metáforas de deseos salvajes. 3. Cuerpo y emociones El cuerpo es territorio emocional, mapa psíquico ingobernable, cifrado exacto y de lógica perfecta. Freud, Lacan, Jung, todos trataron de leerlo.