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ZUBÍA REVISTA DE CIENCIAS. Nº 28 (2010). Logroño (España). P. 1-188, ISSN: 0213-4306 REVISTA DECIENCIAS 28 25/01/11 09:05 28 Zubía 28 111-138 Logroño 2010

CAMBIOS TERRITORIALES Y MODELOS DE EVOLUCIÓN DEL VIÑEDO EN EL SECTOR NORORIENTAL DE ALTA (1956-2000)

IANIRE GALILEA SALVADOR1

RESUMEN El cultivo de la vid forma parte de la cultura riojana desde muy antiguo y es a la vez su seña de identidad actual. El espacio más emblemático en cuanto a la producción vitícola es la comarca de La Rioja Alta, en especial su sector nororiental, donde el viñedo se ha configurado como piedra angu- lar del espacio agrario y base fundamental de la economía. En este trabajo estudiamos la evolución y el comportamiento del paisa- je vitícola en el último medio siglo a través de los fotogramas de los vuelos de 1956 y 1977, así como la cartografía del año 2000 elaborada por el INDO (Instituto Nacional de Denominaciones de Origen). De este modo hemos podido documentar y analizar los cambios experimentados por el mosaico del viñedo, condicionados, sin duda, por las necesidades socioeconómicas del momento. Palabras clave: Viñedo, Rioja Alta, evolución del paisaje, distribución espacial, movilidad

Vine cultivation is part of Rioja culture since ancient times and also its actual trademark. The most emblematic space in terms of vine production is the region of Rioja Alta, especially northeastern area, where vineyard is the basis of agricultural land and economy's most important support. In this article we studied the evolution and the behaviour of the vine landscape in the last half century, using the aerial photographs from 1956 and 1977; and also the INDO's cartography developed in 2000. Thus we could document and analyze the changes experienced by vineyard's mosaic, undoubtedly determinated by the socioeconomic needs of the moment.

1. Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC). Campus de Aula Dei, Apdo. 13034, 50080 – Zaragoza

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Key words: Vineyard, Rioja Alta, landscape evolution, spatial distribu- tion, mobility

0. INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es el de conocer la evolución y el comporta- miento del paisaje vitivinícola altoriojano mediante su seguimiento a lo largo de tres fechas: 1956, 1977 y 2000. Se trata de un periodo en el que se consolida el paso de una agricultura de subsistencia a una agricultura moderna integrada en los mecanismos de libre mercado. Según Elías (2008), el paisaje muestra la identidad cultural de una región y sin embargo una comarca como La Rioja Alta, considerada tópicamente como vitivinícola, carece de estudios que traten en profundidad la dinámica paisajística de este sector. No obstante, existen numerosos estudios relacionados con el viñedo de la comarca, si bien la mayoría tratan sobre aspectos históricos y socioeco- nómicos. Autores como García Santamaría (2003) aportan datos sobre los cambios experimentados en el sector y otros como Barco Royo (2002, 2005, 2008) analizan las últimas décadas del mercado del Rioja desde una pers- pectiva económica. En la misma línea inciden García Santamaría (1982, 1983) y Larrea (1974), si bien ambos exponen diversos aspectos más gene- rales como son la evolución histórica, el comercio y la elaboración del vino. Por su parte, Luezas (2000) y Gómez Urdáñez (2000) abordan el tema desde la perspectiva de la arqueología y la historia. La relación entre los factores ambientales y el emplazamiento de las viñas en La Rioja se ha planteado en los trabajos de Pascual y Cabrerizo (1995), así como en el más reciente de Arnáez, Ortigosa, Ruiz Flaño y Lasanta (2006). Es precisamente debido a la falta de estudios sobre los cambios expe- rimentados en el paisaje del viñedo, así como la incidencia que sobre él tienen los factores naturales y humanos, que consideramos relevante esta investigación. De esta manera, caracterizando la dinámica paisajística del viñedo en el pasado podremos adquirir unas bases que nos permitan anti- cipar perspectivas futuras.

1. ÁREA DE ESTUDIO

1.1. Aspectos físicos:

La comarca de La Rioja Alta se localiza en el sector más occidental de la Depresión del Ebro, flanqueada por dos grandes unidades morfoestructu- rales, la Sierra de Cantabria y el Sistema Ibérico (Arnáez, 1994). Comprende un total de 89 términos municipales repartidos entre la sierra y los fondos de valle, de los cuales hemos seleccionado 36 para configurar nuestra área de estudio, espacio al que denominaremos “Sector nororiental de La Rioja Alta”. Los términos elegidos son los siguientes: Ábalos, , Alesón,

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Anguciana, , , Azofra, Badarán, , Briñas, Briones Camprovín, Canillas de Río Tuerto, Cárdenas, , , , Cordovín, , Haro, , , Huércanos, Manjarrés, Nájera, , , , San Vicente de la Sonsierra, Torrecilla sobre Alesanco, , , Uruñuela, Ventosa, y Zarratón (Figura 1). La super- ficie de este pequeño sector se estima en 517'37 km², es decir, el 45% de la superficie total de la comarca de La Rioja Alta. Su elección viene justificada por la necesidad de limitar un territorio específico ante la imposibilidad de recopilar toda la información cartográfi- ca obtenida de las series fotogramétricas. Así pues, optamos por la incorpo- ración de los espacios más emblemáticos en cuanto a la producción vitícola (eje del Ebro y valle del Najerilla), y en menor medida enclaves con carac- terísticas topográficas y climáticas menos favorables para el desarrollo de la vid con el fin de comprobar la incidencia de dos factores ambientales: el gradiente altitudinal y la influencia del clima atlántico.

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Según Pascual y Cabrerizo (1995) las condiciones de insolación, pen- diente, calidad del suelo, etc; varían significativamente a mayor altitud con lo cual el desarrollo de las viñas es más complejo y afecta a la calidad del producto final. A medida que se asciende desde los fondos de valle hacia las tierras de las estribaciones septentrionales del Sistema Ibérico y meri- dionales de la Sierra Obarenes-Cantabria (cuyas altitudes medias oscilan entre los 500-600 metros), la presencia y distribución del viñedo experi- menta un brusco descenso cuantitativo, siendo también menor la extensión de las parcelas. Del mismo modo se constata la existencia de un gradiente este-oeste, es decir, la mayor influencia del clima atlántico en los municipios de la zona occidental. Estas tierras experimentan unas condiciones climáticas más severas para el desarrollo de la vid, ya que en ellas se registran mayores precipitaciones y temperaturas más bajas al ser atravesadas por los frentes húmedos venidos del noroeste. Esta es por tanto, la razón que explica que en estos municipios occidentales haya preferencia por el cultivo del cereal, que responde de una forma mucho más favorable a estas condiciones. La mayor parte del territorio se localiza en el dominio de los depósitos del Terciario, donde las litologías más representativas son las areniscas, arci- llas y limos del Oligoceno. Por su parte, los materiales aluviales del Cuaternario, presentes a lo largo de los cursos fluviales, presentan una variada granulometría de gravas, arenas, limos y arcillas (Casas Sainz et al, 2001). Los afloramientos del Secundario tienen escasa representación y se localizan exclusivamente al pie de la Sierra de Obarenes-Cantabria. La insta- lación de los cursos fluviales cuaternarios sobre los materiales terciarios supuso la génesis de terrazas y glacis, resueltos en una serie de niveles (Gonzalo Moreno, 1981; Peña Monné et al, 1994). Por lo general han sido los suelos más utilizados en agricultura debido a su suave pendiente, buen drenaje, profundidad y abundancia de cantos rodados. Cuatro son los tipos de suelo presentes en la comarca: calcisoles, cam- bisoles, kastanozems y fluvisoles (Ruiz Hernández, 1982). Los dos primeros se localizan en la zona norte en los términos municipales de Villalba de Rioja, Briñas, norte y este de Haro y Briones, Gimileo, Ollauri, San Vicente de la Sonsierra, Ábalos, San Asensio, centro y sur de Rodezno, Cenicero, Uruñuela y noreste de Huércanos. Son suelos jóvenes, poco evolucionados, y con un bajo contenido en materia orgánica que les confiere un pobre aporte en nutrientes. Los kastanozems son suelos de coloración parda o rojiza por su elevada proporción de arcillas. Presentan un relieve llano o suavemente ondulado y se localizan en las zonas altas que separan las terra- zas aluviales (Ruiz Hernández, 1982). Afectan a los tramos de los afluentes de la margen izquierda del Najerilla y al piedemonte de la Sierra de Moncalvillo hasta el sur de Cenicero. En último lugar los fluvisoles, presen- tes a lo largo de las llanuras aluviales y primeras terrazas de los ríos Ebro, Oja-Tirón, Najerilla y resto de afluentes; son suelos formados a partir de materiales recientes de origen fluvial. Cuentan con una alta fertilidad, buen drenaje y abundantes cantos rodados.

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Este sector comprende cotas mínimas de 400 metros y máximas de 1.200, aunque el 75'3% del territorio se instala sobre altitudes situadas entre los 400- 600 metros. En relación con la pendiente predominan las topografías llanas y laderas con inclinaciones inferiores al 10%. Se trata de un relieve propio del fondo de valle, el más apto para cualquier tipo de cultivo, sobre todo los mecanizados. La exposición septentrional es dominante (58% del espacio), puesto que el relieve de la Depresión se dispone en suaves plataformas que descienden desde el Sistema Ibérico hacia los fondos de valle.

1.2. Aspectos climáticos:

Por su situación geográfica, en el extremo nor-occidental de la Depresión del Ebro, está más expuesta a las influencias atlánticas que pene- tran en la cuenca a través de las Conchas de Haro, provenientes del Golfo de Vizcaya. La influencia del Mediterráneo es menor que en la zona meri- dional de la región, ya que la circulación atmosférica de dirección W-E, hace que las masas de aire mediterráneas pierdan fuerza a medida que ascienden por el valle del Ebro. De igual modo, la presencia de la alinea- ción Obarenes-Cantabria al norte supone una importante barrera geográfica al avance de los flujos oceánicos, que no llegan a afectar de forma tan direc- ta a la comarca (Nuñez et al, 1991). Las precipitaciones registran sus valores máximos en primavera e invierno, alcanzando los 450 mm de lluvia y llegando incluso a los 600 mm en el mes de mayo. Es en invierno, cuando, en ocasiones, se pueden regis- trar hasta una tercera parte de las lluvias anuales, sobre todo en los meses de diciembre y febrero (Cuadrat Prats, 1994). De igual manera, los munici- pios riojalteños septentrionales (Ábalos, con 619 mm y San Vicente de la Sonsierra, con 602 mm) y los contiguos a las faldas de la sierra meridional (Badarán, Camprovín, Bezares), son aquellos que a lo largo de todo el año soportan precipitaciones algo más elevadas. El régimen térmico estacional, como en la mayoría de las regiones tem- pladas, dibuja un mínimo en invierno y un máximo en verano. Por lo gene- ral, las temperaturas son suaves, con una moderada amplitud térmica. Los valores medios más bajos se alcanzan siempre entre diciembre y enero, con valores próximos a los 4-6 ºC, y los más altos en julio y agosto, con medias de 20-21 ºC. No son infrecuentes las heladas entre octubre y principios de marzo, así como los bancos de niebla, generados por la acumulación de masas de aire frío en los fondos de valle.

1.3. Aspectos humanos:

Según datos del INE en 2008 la comarca cuenta con 35.928 habitantes, cifra que supone una densidad media de 53 hab/km². Hay municipios que concentran una notable masa poblacional, mientras que otros están escasa- mente habitados. Son las dos cabeceras de comarca, Haro y Nájera, las que

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acogen al 57% de la población; contando la primera con 12.203 habitantes, y 8.326 la segunda. Les siguen a considerable distancia los contingentes de Cenicero (2.234), San Asensio (1.284), Casalarreina (1.280), y San Vicente de la Sonsierra (1.155). Los municipios restantes, pese a suponer el 38% de la superficie del área de estudio, no superan ninguno el millar de pobladores. La agricultura es el principal motor de la economía para gran parte de los núcleos de la comarca. En el año 2008 la superficie cultivada es de 36.405 hectáreas, es decir, el 70% de la superficie del área de estudio (517'37 km²). Por otra parte, varios núcleos cuentan con un espacio agrario que rebasa con creces esta media, entre los que sobresalen Canillas de Río Tuerto y Zarratón (96%), Rodezno (92%), Torrecilla sobre Alesanco (91%), Uruñuela (90%), Azofra y Alesanco (89%), Hormilla y Huércanos (87%), Briones (84%), Casalarreina (81%), Bezares y Badarán (77%), Ollauri (76%), Alesón y San Asensio (75%). Por su parte, las cabeceras de comarca, por su clara dedicación a las actividades industriales y al sector servicios, solo dedi- can el 63% (Haro) y 62% (Nájera) de su territorio para la agricultura. Si bien dentro del conjunto de La Rioja Alta el cereal es el cultivo más importante en cuanto extensión (38.020 hectáreas), seguido a cierta distan- cia por la vid (21.115 hectáreas), lo contrario ocurre en nuestro sector de estudio. Con una superficie de 18.583 hectáreas (16.240 de secano y 2.343 de regadío) el viñedo se posiciona como cultivo dominante, seguido por el cereal, con 10.924 hectáreas (7.929 de secano y 3.004 de regadío). En algu- nos sectores llega incluso a constituirse como monocultivo. Es el caso de Cenicero (90% de su territorio), San Vicente de la Sonsierra (82%), Ábalos (79%), San Asensio y Torremontalbo (78%).

2. MÉTODOS DE TRABAJO

La metodología empleada se centra en el uso de las tecnologías de información geográfica aplicadas al medio ambiente, principalmente foto- grafía aérea, Sistemas de Información Geográfica (SIG) y software de análi- sis estadístico. La información más valiosa es la proporcionada por las fotografías aéreas de los vuelos de 1956 (Vuelo Americano o Serie B), 1977 (Vuelo Interministerial o del IRYDA) y la cartografía de la superficie del viñedo del año 2000 elaborada por el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INDO). Esta cartografía del año 2000 hubo de ser revisada y completada por José Ángel Llorente Adán (2009) para cubrir las lagunas de información detectadas en los municipios de Ábalos, Briones y Cenicero. De igual manera recurrimos a la base de datos cartográficos online del Gobierno de La Rioja (IDERioja) para obtener la ortofoto del año 2000 a escala 1:18.000, cartografía base para nuestro trabajo; así como los diferen- tes mapas temáticos de interés: geología, hidrografía, núcleos urbanos y municipios. Los mapas de altitud, pendiente y orientación fueron generados a partir del Modelo Digital del Terreno (MDT), calculado en base al Mapa

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Topográfico Regional del año 2004. Del Mapa Geomorfológico de La Rioja Alta a escala 1:50.000 (Julián et al, 1992), posteriormente digitalizado por González (2003), obtuvimos la cartografía de las formas de relieve. Previo a la elaboración de la cartografía del viñedo de 1956 y 1977 fue necesario digitalizar los fotogramas de vuelo y consignarlos en ficheros con una alta resolución de imagen. De esta manera facilitamos su tratamiento con ArcView 3.2, una herramienta SIG capaz de generar mapas mediante la com- binación de varios conjuntos de datos espaciales. Este fue el trabajo metodoló- gico más importante y laborioso debido a la gran superficie que se hubo de documentar en las dos fechas. Empleando como referencia la fotografía área y como mapa base a la ortofoto del año 2000 pudimos dibujar los polígonos de las parcelas en las que se cultivaba la vid en los diferentes años. Una vez generados los mapas de la superficie vitícola exportamos los ficheros resultantes al programa MFWorks 3.0, software que nos permitió visualizar y analizar nuestros datos espaciales. De igual manera tuvimos que georreferenciar, con las coordenadas del cuadrante en el que se inscribe el área de estudio (N: 4.722.000, S: 4.686.000, O: 504.000 y E: 533.000) y una resolución de 5 metros de lado, las cartografías temáticas y el Mapa Geomorfológico. Los archivos elaborados se exportaron a un programa de análisis esta- dístico, el SPSS 15 (Norusis, 1990), que proporciona métodos de análisis que permiten contrastar los diferentes atributos y determinar su relación espacial. Ha resultado especialmente útil para visualizar la distribución, con- figuración, estructura y tendencias de concentración del paisaje del viñedo en las distintas fechas.

3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La segunda mitad del siglo XX supone un periodo de importantes transformaciones para la agricultura vitícola de La Rioja Alta. La observación del espacio cultivado en las cartografías de 1956, 1977 y 2000 pone de manifiesto notables cambios cuantitativos y de organización territorial. Menos obvias, aunque igualmente interesantes, son las transformaciones que ha experimentado el mosaico paisajístico. Es por ello que este trabajo se centra en analizar dichos cambios territoriales para, posteriormente, esta- blecer unos modelos de evolución.

3.1. Distribución y factores de localización del viñedo

La estrecha relación entre el medio físico y la actividad socioeconómica del momento es el factor clave que explica los cambios sufridos por el pai- saje del viñedo en el último medio siglo. El análisis del periodo comprendi- do entre 1956 y 2000 nos ha permitido caracterizar dos tendencias evolutivas muy diferentes. La primera de ellas, claramente negativa, es característica

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del intervalo 1956-1977, mientras que la segunda, de carácter positivo se identifica con el periodo 1977-2000. El intervalo 1956-1977 se caracteriza por marcar el punto de inflexión entre una agricultura tradicional y una agricultura de libre mercado, más diversificada, que apuesta por la mecanización del proceso productivo. Sin embargo, también son años de crisis y de recesión económica mundial a consecuencia de la negativa de los países productores de petróleo de sumi- nistrar combustible a EE.UU y Europa occidental (Huguet, 2005). Así pues, en estos años se experimenta un repunte en la dinámica de abandono del medio rural, con lo cual la superficie agraria se reorganiza de cara a las nue- vas demandas del mercado (García Santamaría, 2003). En el área de estudio, el número de hectáreas de vid se reduce en 1.312 respecto a las documentadas en 1956 (-10'3%). El caso del sector occidental es claro ejemplo de la reorientación del espacio agrario en favor de otros productos más rentables, ya que en ningún otro sector de la comarca se registran porcentajes de descepe tan elevados. No hay que olvidar que desde antiguo el sector oeste se ha identificado más con el cultivo del cereal. Según el SIGPAC, las características topográficas y edá- ficas de estas tierras, abundantes en suelos fértiles y con la pendiente media más baja del área de estudio, favorecen el desarrollo de especies como el trigo, la cebada, el maíz, la avena y el centeno. Si bien el contin- gente de hectáreas arrancadas no es superior al de otros términos, los porcentajes de receso de la superficie vitícola son muy altos (Tabla 1). Importante es también destacar la situación de Bezares, que si bien regis- tra unas pérdidas similares, por su emplazamiento geográfico queda excluido del sector oeste.

Tabla 1. Municipios con los porcentajes de regresión más altos en 1977

Municipios 1956 1977 % de regresión Canillas de río Tuerto 122,2 28,6 - 76,6 123 43,02 - 65 Bezares 21,7 9,8 - 54,8 Rodezno 263,7 125,8 - 52,9 Zarratón 142,4 69,4 - 51,3 Casalarreina 101,3 51,8 - 48,9

Aunque el decrecimiento de la masa vegetal en 1977 es una constante para la mayor parte de los términos municipales, siete de ellos escapan a esta dinámica de regresión generalizada (Tabla 2). Especialmente interesan- te es la incorporación de 380 nuevas hectáreas en Briones, puesto que en el resto de núcleos, la máxima cuantía alcanzada son las 41'7 hectáreas adicio- nales de Uruñuela.

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Tabla 2. Municipios que incrementan su superficie vitícola en 1977

Municipios 1956 1977 % de incremento Briones 670,3 1.050,2 + 56'7 Torremontalbo 106,2 141,5 + 33,2 Cárdenas 137 158,6 + 15,8 Ábalos 294,4 324,7 + 10,3 Uruñuela 439,6 481,3 + 9,5 Arenzana de Abajo 247,1 250,6 + 1,4 San Asensio 1.082 1.088,2 + 0,6

Las extensiones más importantes se localizan en los espacios más próximos a los márgenes del río Ebro y el curso bajo del Najerilla, donde son abundantes los suelos profundos y pedregosos de terrazas y glacis, en sus niveles más recientes. Cenicero se mantiene a la cabeza del conjunto con una superficie vitícola de 1.373'6 hectáreas, esto es 191'9 ha menos que hace 21 años (-12'3%). Con unas extensiones bastante aproximadas entre sí, le siguen San Asensio con 1.088'2 ha (+0'6%), San Vicente de la Sonsierra con 1.073'9 ha (-7'2%) y Briones con 1.050'2 ha (+56'7%). Si bien en la mayoría de los municipios la masa vitícola no resulta especialmente llamativa, podemos obtener datos muy interesantes relacio- nando la proporción entre el área del término municipal y las hectáreas allí cultivadas (Tabla 3). Los porcentajes son más reducidos en 1977 que los cuantificados anteriormente, a excepción de Uruñuela y Cárdenas, que incrementan ligeramente su superficie. Cordovín es el enclave que más acusa el descenso cuantitativo de sus plantaciones, antaño dispersas a lo largo del 55'8% del territorio y ahora estimadas en un 40'7%.

Tabla 3. Municipios con mayor dedicación de su territorio al viñedo (1956-1977)

Municipios 1956 % de ocupación 1977 % de ocupación Uruñuela 439,6 41,9 481,3 45,8 Cenicero 1.565,5 49,2 1.373,6 43,2 Cordovín 256,2 55,8 186,8 40,7 Huércanos 831,2 38,8 808,9 37,7 Cárdenas 137 34,3 158,6 39,7

La etapa de regresión de los años setenta y ochenta se da por finalizada en 1991, año en el que se otorga al vino de Rioja el carácter de Denominación de Origen Calificada, reconocimiento que da inicio a la “Década Prodigiosa” (Pascual Corral, 2002). Este acontecimiento, sumado a la plena integración en el libre mercado, el aumento de la demanda exterior, la modernización

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de las estructuras productivas, los elevados precios de la uva y años sucesi- vos de buenas cosechas hace que las inversiones en el sector resulten muy rentables (Barco Royo, 2002). Así pues, el intervalo 1977-2000 es un periodo clave para comprender la actual impronta del viñedo en el paisaje altoriojano. Su rápida expansión desde mediados de los ochenta (Censos Agrarios de 1982 y 1989) es una constante para la mayor parte de los términos, de tal manera que ya en el año 2000 la superficie de la vid alcanza las 15.470 hectáreas, esto es, un incremento del 34'6% respecto a la etapa anterior. Tan solo seis núcleos (Alesanco, Anguciana, Azofra, Bezares, Hormilla y Ollauri) quedan al mar- gen de esta dinámica de crecimiento generalizado. El valor de crecimiento medio se ve superado en diecisiete términos, entre los cuales sobresalen por sus elevados porcentajes: Briñas, Canillas de río Tuerto, Torremontalbo, Ábalos, Ventosa y Cihuri (Tabla 4). Como curiosidad, se trata de espacios que históricamente tanto por ocupación como por superficie cultivada, no han destacado por su especial interés hacia la viticultura.

Tabla 4. Municipios con los porcentajes de crecimiento más elevados en 2000

Municipios 1977 2000 % de crecimiento Briñas 40,8 99 + 142'6 Canillas de río Tuerto 28,6 62,8 + 138'5 Torremontalbo 141,5 315,5 + 123 Ábalos 324,7 629,1 + 93'7 Rodezno 125,8 237,2 + 88'6 Ventosa 95,8 179 + 88'6 Cihuri 132,4 249,6 + 88,5

Los espacios con las mayores concentraciones de vid son los mismos de hace 44 años, solo que sus superficies son las más extensas detectadas hasta la fecha, rozando el umbral de las 2000 hectáreas. Con 1.919'5 hectá- reas cultivadas (incremento del 39'7%), Cenicero se posiciona como el prin- cipal enclave vitícola de la zona. En segundo lugar se encuentra San Asensio con 1.690'1 ha (+55'3%), seguido por las 1.654'3 ha de San Vicente (+54%), las 1.230'9 ha de Huércanos (+52'2%), las 1.093'8 ha de Briones (+4'2% ) y las 1.044'6 ha de Nájera (+38'2%). Como es evidente, el aumento generalizado de la superficie vitícola conlleva un mayor coeficiente de ocupación del espacio, de manera que los porcentajes del año 2000 son los más altos de los documentados en los tres periodos (Tabla 5). Ahora son varios los espacios que dedican a la vid más de la mitad de su territorio, espacios que ya despuntaban por su dedicación a la viticultura en 1956 y 1977, pero que ya han afianzado definitivamente su trayectoria de especialización agraria. Este es el caso de Cenicero,

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Huércanos, Uruñuela, San Asensio, y Cordovín. Otros porcentajes de interés son los de Briñas, Torremontalbo y Arenzana de Abajo.

Tabla 5. Municipios con mayor dedicación de su territorio al viñedo (2000)

Municipios 2000 % de ocupación Cenicero 1.919,5 60,3 Huércanos 1.230,9 57,4 Uruñuela 574,2 54,7 San Asensio 1.690,1 52,4 Cordovín 220,8 48,1 Briñas 99 40,4 Torremontalbo 315,5 38,9 Arenzana de Abajo 319,5 38,1

Pese a la gran capacidad de adaptación de la vid a diversas condiciones topográficas y climáticas, su correcto desarrollo y óptima maduración del fruto están condicionados por una serie de factores ambientales (Pascual y Cabrerizo, 1995). Con el objeto de explicar los cambios que afectan a la cubierta superficial y al mosaico paisajístico del viñedo entre 1956 y 2000, hemos analizado la incidencia de las principales variables del medio físico: litología, formas del relieve, altitud, pendiente y exposición solar (Tabla 7). a) Litología: Los materiales preferidos por el viticultor son los que datan del Oligoceno, es decir, las areniscas, arcillas y limos de mediados del Terciario. Con una presencia del 57'4% es el sustrato más abundante en la zona, caracterizado por acoger las mayores superficies de vid en cualquiera de las tres fechas. De igual origen terciario, aunque de edad mio-pliocena, son los conglomerados de borde de cuenca. Aunque tienen una escasa pre- sencia en el área de estudio (3'1%), son las únicas estructuras que salen reforzadas de la crisis agraria de los setenta, incrementando su superficie vitícola en un 92'9%. Los dominios del Cuaternario se caracterizan por sus materiales de origen fluvial y granulometría variada (limos, arcillas, cantos rodados, gravas, arenas, etc), repartidos por el 37% del área de estudio; principal- mente en los espacios bañados por el río Ebro y sus dos afluentes, el Oja-Tirón y el Najerilla. Si bien no se distinguen por acoger superficies de vid tan importantes como las del Oligoceno, el total del espacio agrario que dedican a su cultivo es superior. Los afloramientos del Secundario son los únicos que pierden por completo cualquier vestigio de superficie vitícola. La mínima superficie de viñedo con la que contaban en 1956 ya ha desaparecido en el recuento de 1977, de manera que es evidente con- cluir que se trata de espacios marginales, muy poco atractivos para un cultivo rentable y competitivo.

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía ISSN 0213-4306 121 IANIRE GALILEA SALVADOR - - 4,2 5,4 93,7 31,7 27,5 23,4 17,4 48,6 39,7 88,5 18,2 - 0,4 - 8,6 2000 (%) 142,6 138,5 - 18,4 - 41,8 Cambios 1977- - - 29 7,8 1,2 34,7 26,5 29,7 38,1 23,3 25,9 21,7 40,4 10,1 19,1 60,3 25,6 48,1 15,5 % ocupación - - 99 5,7 306 39,3 68,2 62,3 629,1 452,9 192,6 319,5 137,2 448,9 206,2 249,6 220,8 1.093,8 1.919,5 Ha en 2000 1,4 - 65 - 11 10,3 56,7 15,8 - 5,2 - 4,9 - 8,3 1977 (%) - 26,1 - 22,9 - 54,8 - 42,3 - 76,6 - 48,9 - 12,3 - 25,7 - 27,1 - 19,2

Cambios 1956- año

y

8 8,6 2,1 6,8 6,4 17,9 26,6 22,5 29,9 18,8 31,7 18,5 16,7 27,9 39,7 43,2 13,6 40,7 14,7 m unicipio

% ocupación 6. por

abla vid T

de

9,8 40,8 28,6 51,8 59,1 324,7 454,6 146,2 43,02 250,6 111,2 375,1 382,4 138,8 158,6 132,4 186,8 1.050,2 1.373,6 Ha en 1977 uperficies S 4,7 7,4 16,3 35,9 29,2 24,5 29,5 19,9 33,3 20,8 28,9 17,8 34,1 34,3 12,5 49,2 18,3 55,8 18,2 % ocupación 123 137 21,7 70,7 73,1 294,4 615,4 189,7 247,1 117,3 394,4 429,5 670,3 151,3 122,2 101,3 178,1 256,2 1.565,5 Ha en 1956 Municipios Ábalos Alesanco Alesón Anguciana Arenzana de Abajo Arenzana de Arriba Azofra Badarán Bezares Briñas Briones Camprovín Canillas de Río Tuerto Cárdenas * Casalarreina * Cenicero Cihuri Cordovín Gimileo

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía 122 ISSN 0213-4306 CAMBIOS TERRITORIALES Y MODELOS DE EVOLUCIÓN DEL VIÑEDO EN EL SECTOR NORORIENTAL DE LA RIOJA ALTA (1956-2000) 8 57 54 7,3 123 57,9 52,2 38,2 88,6 55,3 10,6 19,3 86,8 67,5 43,7 34,6 - 8,3 - 17,2 21 5,3 20,7 19,3 57,4 28,2 27,9 13,4 16,7 52,4 34,1 27,6 38,9 20,2 54,7 18,6 27,1 29,9 179 34,7 99,7 834,8 304,5 156,8 173,8 237,2 120,4 315,5 127,5 574,2 241,3 15.497 1.230,9 1.044,6 1.690,1 1.654,3 0,6 9,5 - 12 - 32 33,2 - 6,4 - 2,7 - 7,2 - 8,6 - 21,7 - 13,9 - 24,9 - 25,1 - 18,5 - 52,9 - 31,3 - 51,3 - 10,3 21 18 10 8,8 3,7 13,1 19,6 37,7 20,2 16,2 33,7 22,1 24,9 17,4 18,7 45,8 16,2 22,2 756 41,9 95,8 69,4 528,6 332,1 146,1 808,9 110,7 125,8 108,9 141,5 118,1 481,3 144,1 11.490 1.088,2 1.073,9 21 27 7,6 16,7 24,4 38,8 23,9 19,8 18,8 33,5 23,8 28,3 13,1 27,2 41,9 14,7 17,7 24,7 51,4 675,2 385,5 156,1 831,2 147,4 267,3 1.082 123,8 106,2 171,8 439,6 140,8 157,6 142,4 12.802 1.009,1 1.156,6 Haro Hormilla Hormilleja Huércanos Manjarrés Nájera Ollauri Rodezno San Asensio de la Sonsierra San Vicente sobre Alesanco Torrecilla Torremontalbo Tricio Uruñuela Ventosa Villalba Zarratón del área de estudio Total * No disponemos de datos para los términos de Cárdenas y Casalarreina en el año 2000 debido a ciertas lagunas de información en el INDO, de manera que han debido ser obviados en los resultados de superficie y movilidad.

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía ISSN 0213-4306 123 IANIRE GALILEA SALVADOR

b) Formas de relieve: Dentro de las formas de relieve del Cuaternario, los glacis son, por sus características edáficas y morfométricas, las estructu- ras más aptas para emplazar el viñedo (Arnáez et al, 2006). Esta es una premisa que se cumple en las tres fechas, puesto que son los espacios que más superficie vitícola albergan; e incluso en 1977 sufren un menor percen- til de regresión que el experimentado en terrazas fluviales. Entre ellos des- tacan los glacis medios y bajos, que ya en 1977 comienzan a despuntar como espacios preferentes para la instalación de las cepas. c) Altitud: El sector de la Depresión es el que reúne las condiciones más apropiadas para el cultivo del viñedo. La práctica totalidad de las viñas documentadas en 1956 (97'4%), 1977 (98'7%) y 2000 (97'6%) se localizan entre los 400 y los 700 metros; aunque es la franja de los 500-600 metros la que, en todo caso, alberga los contingentes más importantes. No obstante, la proporción entre el espacio cultivado y la superficie de viñedo revela que los porcentajes de ocupación más altos se dan, en cualquiera de las tres etapas, entre los 400 y 500 metros. La presencia de viñas en la franja de los 700-800 es casi testimonial, si bien en los últimos años se ha experimentado un leve repunte de la superficie cultivada. Por otra parte, solo en 1956 hay vestigios de vid en cotas superiores a los 800 metros. d) Pendiente: El 81% del área de estudio se sitúa en laderas con una inclinación menor al 20%, que es el límite máximo aconsejable para el cul- tivo si se tiene en cuenta el mantenimiento del suelo en las laderas (Lasanta et al, 1994). Más del 93% de las plantaciones de vid de las tres fechas se localizan en topografías que no superan este umbral; de hecho, la superficie cultivada se reduce progresivamente a medida que aumenta la pendiente. Si bien es cierto que inclinaciones superiores dificultan las labores agrarias y exigen una inversión de trabajo mucho mayor, en los últimos años estos espacios han ampliado notablemente su superficie vitícola; sobre todo las laderas con un 20-40% de inclinación. e) Exposición solar: Puesto que el área de estudio se configura como un espacio abierto y muy amplio, donde las formas de relieve se resuelven en suaves niveles de rampas y plataformas casi horizontales, el efecto dife- renciado de la insolación es poco acentuado. Así pues, en nuestro caso, el factor exposición no parece afectar a la distribución de las viñas, máxime cuando el 58% del territorio se inscribe en zonas de umbría. Es además en estos espacios donde se concentran las mayores superficies de vid, con pre- ferencia por las laderas expuestas al noroeste y al norte.

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía 124 ISSN 0213-4306 CAMBIOS TERRITORIALES Y MODELOS DE EVOLUCIÓN DEL VIÑEDO EN EL SECTOR NORORIENTAL DE LA RIOJA ALTA (1956-2000) - - 32 26 29 37,6 58,5 32,7 58,3 55,2 37,1 41,2 22,7 29,9 61,6 51,9 41,7 34,6 134,1 2000 (%) Cambios 1977 - - - 33 32 2,6 2,3 32,3 30,6 32,8 26,4 29,9 23,8 47,9 35,9 27,2 29,5 12,6 35,7 29,9 % ocupación 0 0 2,8 42,8 74,1 52,5 617,4 289,9 701,8 15.470 6.193,5 9.167,5 1.182,3 1.753,9 1.764,1 3.099,2 2.545,5 5.690,7 7.391,03 Ha en 2000 0,2 año 92,9 - 7,8 - 9,2 - 7,1 - 1,2 - 8,4 - 9,2 - 8,2 - 9,6

- 100 - 100 - 13,8 - 25,8 - 27,1 - 11,8 - 28,6 - 10,9 - 10,3 y

1977 (%) al Cambios 1956 - - - 17 38 1,6 5,4 1,5 23,4 23,3 20,7 22,7 17,2 23,4 29,2 20,8 18,3 25,2 24,8 22,2 m edioa bien t

7. % ocupación abla variable T

0 0 1,8 por 27,3 45,8 22,4

746,7 397,9 1.329 205,3 535,7 11.490 4.490,4 6.973,5 1.276,9 2.459,8 2.074,8 4.015,3 5.728,2 vid

Ha en 1977 de

0,8 0,2 1,3 5,9 2,1 27,1 25,4 22,8 22,9 31,1 18,5 23,7 37,9 33,1 24,4 20,1 27,9 27,8 uperficie 24,7 S % ocupación 2,2 1,6 2,5 822 14,4 50,4 24,4 536,2 1.822 207,7 628,3 12.802 5.211,7 7.566,1 1.371,6 2.454,3 2.352,2 4.440,2 6.427,6 Ha en 1956 ÁREA DE ESTUDIO HECTÁREAS DE VID LITOLOGIA Cuaternario Mio-Plioceno Oligoceno Cretácico Triásico GEOFORMAS altas Terrazas medias Terrazas bajas Terrazas holocena Terraza Glacis altos Glacis medios Glacis bajos Glacis holocenos Paleocanales Vertientes Rigolas, cárcavas ALTITUD 400-500 m 500-600 m

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía ISSN 0213-4306 125 IANIRE GALILEA SALVADOR - 0 68 9,5 34,9 56,6 59,8 26,9 29,8 31,3 35,3 45,5 57,5 40,1 28,6 38,8 119,7 125,6 - 27 2,4 2,4 25,6 45,5 38,3 16,4 0,12 28,6 26,2 28,5 32,6 32,5 30,3 30,9 23,3 32,06 0 52,3 37,9 0,05 50,5 2.322,8 5.818,5 4.806,6 3.746,8 1.073,1 2.458,1 1.970,2 1.831,6 1.929,3 1.508,5 1.384,5 1.729,8 2.597,9 - 8 5,3 - 50 - 7,7 - 3,9 - 8,7 - 6,2 - 8,9 - 3,6 - 5,6 - 9,1 - 100 - 50,7 - 15,7 - 14,1 - 16,4 - 11,3 - 14,3 - 20 29 24 1,3 9,8 1,1 23,4 0,12 22,5 20,2 21,7 22,3 19,2 22,1 24,9 16,8 24,08 0 28 16,8 0,05 36,4 1.722 638,8 878,9 5.315,5 3.069,3 2.345,5 1.937,6 1.518,2 1.395,5 1.425,5 1.036,6 1.234,6 2.019,9 2,4 0,2 9,3 1,2 21,7 27,7 31,4 24,9 0,19 26,2 24,1 24,5 25,6 24,5 19,9 23,4 27,4 19,7 2,1 0,1 18,4 42,7 54,02 606,9 1.520 911,5 1.872,4 3.324,7 2.439,4 2.259,4 1.816,5 1.573,9 1.138,2 1.307,7 2.221,6 6.302,07 600-700 m 700-800 m >800 m PENDIENTE 0-5 % 5-10% 10-20% 20-40% 40-80% >80% EXPOSICIÓN Norte Noreste Este Sureste Sur Suroeste Oeste Noroeste Horizontal

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía 126 ISSN 0213-4306 CAMBIOS TERRITORIALES Y MODELOS DE EVOLUCIÓN DEL VIÑEDO EN EL SECTOR NORORIENTAL DE LA RIOJA ALTA (1956-2000)

3.2. Movilidad del espacio vitícola

Si bien en los últimos cuarenta años la masa vegetal ha experimentado importantes fluctuaciones en cuanto a su extensión en superficie, de igual manera ha cambiado su distribución en el conjunto del paisaje agrario, es decir; la disposición del viñedo se ha modificado a lo largo del tiempo. En principio, puede parecer que en la cartografía los sectores ocupados por la vid son los mismos en las tres fechas. Sin embargo, hay que tener en cuen- ta que las plantaciones de cualquier especie vegetal son espacios muy dependientes de las necesidades del momento, de manera que están sujetas a ciclos temporales de movilidad territorial. Mediante la fusión de las cartografías de 1956, 1977 y 2000 podemos cuantificar dicha movilidad. Los resultados obtenidos se traducen en datos sobre cuatro aspectos temáticos que servirán para determinar unos modelos de evolución (Tabla 8). Dichos parámetros han sido denominados de la siguiente forma: Sin cambios, perdidas, variables e incorporadas. La catego- ría “sin cambios” se refiere a las áreas que albergan plantaciones de vid de manera continua desde 1956. Por su parte, la unidad denominada “perdi- das” identifica áreas que contaban con viñas en 1956 o 1977 que, sin embar- go, ya no están presentes en el 2000. La categoría “variables” muestra las áreas con inestabilidad, un modelo de concentración poco definido; es decir, zonas que en 1956 están exentas de vid, en 1977 ya registran alguna hectárea que vuelve a perderse finalmente en el 2000, y viceversa. En últi- mo lugar, la unidad “incorporadas” comprende los espacios que inicialmen- te en la cartografía no contaban con plantaciones de vid y que, bien en 1977 o en 2000, aparecen como nuevas zonas vitícolas.

Tabla 8. Categorías de síntesis de la evolución del viñedo

Evolución de la superficie cultivada Hectáreas Porcentaje Sin cambios 4.979,3 22,4 Perdidas 5.135,3 23,1 Variables 4.112,7 18,5 Incorporadas 8.039,4 36,1

La cartografía resultante de la fusión de las superficies vitícolas en las tres fechas puede apreciarse en la Figura 2. El resultado de dicha cartografía es sorprendente en la medida en que podemos comprobar cómo tan solo una mínima parte de las viñas permanece en los mismos enclaves de cultivo de forma ininterrumpida desde 1956 (22'4%). Es evidente que nos encontra- mos en un entorno donde el viñedo tiene una alta movilidad espacial, pues- to que el 81'5% del territorio se corresponde con áreas de expansión, retroceso y variabilidad.

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía ISSN 0213-4306 127 IANIRE GALILEA SALVADOR

Movilidad del espacio agrario (1956-2000)

Figura 2. Distribución de las diferentes áreas de viñedo según su movilidad espacial entre 1956- 2000.

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía 128 ISSN 0213-4306 CAMBIOS TERRITORIALES Y MODELOS DE EVOLUCIÓN DEL VIÑEDO EN EL SECTOR NORORIENTAL DE LA RIOJA ALTA (1956-2000) 22 9,1 % 12,3 18,9 22,1 15,3 14,8 18,3 13,8 12,3 20,2 26,1 15,1 20,5 14,2 13,9 14,2 13,8 19,7 20,7 3,3 91,2 70,6 12,5 64,5 30,1 89,4 26,8 43,8 32,4 48,7 42,6 16,5 56,7 173,3 105,3 464,7 536,9 167,5 124,02 Variables (ha) Variables 19 30 7,7 8,6 % 56,5 22,9 30,8 36,6 36,4 27,6 43,1 42,4 41,7 19,5 30,8 43,3 14,1 27,1 39,6 25,4 2,3 98,4 10,6 73,9 57,2 30,8 43,1 31,4 81,9 419,8 209,9 153,8 109,6 755,8 121,1 750,1 148,1 478,6 159,9 178,7 Incorporadas (ha) m unicipio

por

% 11,4 40,6 29,9 68,9 19,4 26,6 34,4 68,3 21,8 18,6 22,8 53,6 16,3 22,4 25,7 36,5 26,4 38,3 29,7 24,6 vi t ícola

9. 85 95,4 94,4 81,5 54,1 18,3 28,9 66,1 84,8 76,5 78,6 42,3 81,2 372,4 159,3 332,4 396,2 319,1 240,9 abla 198,05 superficie

T la

Perdidas (ha) de

34 6,4 % 19,8 17,6 17,2 14,3 28,7 22,2 28,4 10,8 14,9 12,9 20,4 30,9 20,1 46,2 22,2 20,2 16,7 19,6 espacial

ovilidad M 2,9 54,9 19,6 19,8 59,2 10,2 68,6 25,7 53,5 147,4 161,7 120,8 45,09 163,6 220,6 230,1 753,4 141,3 244,2 104,9 Sin cambios (ha) Municipios Ábalos Alesanco Alesón Anguciana Arenzana de Abajo Arenzana de Arriba Azofra Badarán Bezares Briñas Briones Camprovín Canillas de Río Tuerto Cenicero Cihuri Cordovín Gimileo Haro Hormilla Hormilleja

Núm. 28 (2010), pp. 111-138 Zubía ISSN 0213-4306 129 IANIRE GALILEA SALVADOR - - 17,8 20,5 18,6 22,1 20,8 15,8 20,4 26,3 11,5 15,6 21,3 13,5 11,8 12,6 18,5 - - 160 51,8 18,6 59,4 42,8 38,1 37,6 37,1 31,2 263,1 291,9 101,6 330,6 448,1 4.112,7 39,7 35,1 29,4 20,5 33,6 43,9 41,9 29,6 65,9 23,1 33,5 43,6 45,9 32,9 27,2 14,1 36,1 88,8 17,3 66,9 56,6 81,4 51,3 16,6 462,6 163,5 917,6 919,5 245,3 251,3 121,8 144,8 587,06 8.039,4 9,7 12,7 24,7 27,2 39,7 14,8 19,2 41,2 15,5 50,6 56,1 40,4 31,2 29,9 19,4 15,8 23,1 62,4 70,4 83,6 61,1 29,7 66,1 187,4 427,1 34,04 193,6 309,5 421,9 36,05 100,9 116,7 125,2 5.135,3 17 13 13 23 57 5,9 3,9 29,8 19,7 24,9 25,5 18,6 12,9 20,2 29,7 29,9 22,4 9,7 440 223 49,9 14,3 28,6 29,3 47,9 49,4 36,3 72,4 35,2 391,3 532,1 407,6 107,3 4.979,3 Huércanos Manjarrés Nájera Ollauri Rodezno San Asensio de la Sonsierra San Vicente sobre Alesanco Torrecilla Torremontalbo Tricio Uruñuela Ventosa Villalba Zarratón del área de estudio Total Cárdenas (1956-1977)* Casalarreina (1956-1977)*

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La incorporación y abandono de áreas vitícolas ha sido muy desigual a nivel municipal, de modo que podemos clasificar dichos municipios en tres tendencias o modelos y así observar el comportamiento de su espacio vití- cola en las últimas décadas. a) Espacios donde la incorporación de superficie vitícola es mayoritaria (Modelo 1): Los porcentajes más elevados (36'1%) se identifican con las áreas donde en los últimos años se ha incrementado la superficie cultivada con viñas. Este modelo se corresponde con la mayor parte de los términos de la comarca, si bien, los valores porcen- tuales en contadas ocasiones superan el 50 %. De hecho, únicamente Ábalos y Torremontalbo, con el 56'5% y el 65'9% de su superficie vitíco- la recientemente incorporada, pueden considerarse términos caracterís- ticos de este modelo. Por ser mayoritarias dentro de su ámbito municipal, también se considera que forman parte de este modelo las superficies de Villalba de Rioja (45'9%), San Asensio (43'9%), Ventosa (43'6%), Cihuri (43'3%), Briñas (43'1%), Briones (42'4%), San Vicente de la Sonsierra (41'9%), Camprovín (41'7%), Huércanos (39'7%), Haro (39'6%), Arenzana de Abajo (36'6%), Arenzana de Arriba (36'4%) y Manjarrés (35'1%). Como se puede observar en la figura anexa, este modelo se localiza a lo largo del eje del Ebro, sierra de Cantabria-Obarenes, valle bajo del Najerilla, y sectores del piedemonte de la sierra de Moncalvillo (Figura 3).

Figura 3. Modelo 1

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Figura 4. Modelo 2

b) Espacios donde el abandono de superficie vitícola es mayori- tario (Modelo 2): El área de superficie vitícola abandonada supone un 23'1% del total. En esta categoría hay mayor número de enclaves que sobre- pasan el 50% de superficie perdida, de modo que es evidente concluir que se trata de espacios con una trayectoria bien definida de reorientación agrí- cola. Es el modelo predominante del sector occidental (Figura 4), en con- creto del interfluvio Oja-Najerilla: Anguciana (68'9%), Canillas de río Tuerto (53'6%), Zarratón (50'6%), Alesanco (40'6%), Ollauri (40'4%), Rodezno (39'7%), Hormilla (38'3%), Gimileo (36'5%) y Azofra (34'4%); y enclaves ais- lados de la sierra de Moncalvillo: Bezares (68'3%) y Tricio (41'2%).

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Figura 5. Modelo 3

c) Espacios donde la superficie vitícola estable es mayoritaria (Modelo 3): El porcentaje de superficies sin cambios representa al 22'4%. Es el único modelo estable, un entorno donde la vid permanece en el mismo sitio en el que una vez fue plantada, de manera que la mayoría de las cepas pueden tener más de cuarenta años. Sólo Cordovín (46'2%) y Badarán (34%) destacan por identificar la mayor parte de su espacio vitícola con este modelo, que geo- gráficamente quedaría adscrito al sector más meridional (Figura 5). Mención aparte merece la situación de Alesón, Hormilleja, Torrecilla sobre Alesanco, Cenicero, Uruñuela y Nájera. Son términos que debido a su similar repartición porcentual, evidencia de un comportamiento complejo, se identifican con dos e incluso tres de los modelos de evolución del viñe- do. Los tres primeros núcleos revelan que el 30% de las áreas en las que antaño se cultivaba vid han quedado completamente desprovistas, a la vez que otro 30%, en el que no se había detectado superficie vitícola hasta la fecha, ha sido plantado. Así pues, Alesón, Hormilleja y Torrecilla sobre Alesanco pueden ser asignados tanto al modelo regresivo como al de expansión. Lo mismo ocurre con Cenicero y Uruñuela, donde, aproximada- mente, el 30% de su superficie vitícola se localiza en espacios que la vid nunca ha abandonado desde que fueran cultivados en 1956; y otro 30% es de reciente incorporación. El espacio vitícola de Nájera, por el contrario, se ha organizado de forma más heterogénea: un 29'4% enclavado en áreas de nueva incorporación, un 27'2% en áreas de regresión y un 24'9% pertenece al entorno de inmovilidad.

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4. CONCLUSIÓN

En los últimos 44 años el mosaico del viñedo en el sector nororiental de La Rioja Alta ha experimentado importantes cambios, condicionados por la estrecha relación existente entre el medio físico y las actividades socioeco- nómicas del momento. En la primera etapa estudiada (1956) todavía se practicaba una agricultura sencilla, de carácter familiar, donde la producción se adaptaba a las características del medio físico y a las necesidades del momento. Las viñas se plantaban en los suelos menos aptos para otros cul- tivos (glacis, pendientes y terrazas superiores), en una estructura desigual de latifundios y minifundios, aunque por lo general con predominio de las pequeñas explotaciones de propiedad familiar (García Santamaría, 2003). El marco de plantación en ciertos casos no respetaba orden alguno, o bien se seguía un patrón diagonal conocido como cultivo al tresbolillo. A partir de la segunda etapa (1977), se produce una sustancial transfor- mación a consecuencia de la crisis mundial (Peñín, 2008), que desencadena en el área de estudio una serie de cambios importantes: pérdida generaliza- da de superficie vitícola, reorganización del espacio agrario, abandono de las tierras marginales y de los suelos más fértiles, abandono del sistema de plantación al tresbolillo en favor de una mayor planificación del espacio, introducción de sistemas de conducción como el emparrado y la espaldera, inicio de la mecanización del campo, etc. Finalmente, en los últimos años (2000) se detecta un crecimiento espec- tacular de la superficie cultivada a consecuencia de los cambios en la demanda exterior y la regulación del mercado del vino (Lasanta, 1999). Este proceso implica a su vez una serie de nuevos cambios: modernización de las estructuras productivas (Barco Royo et al, 2005), aumento espectacular de la superficie cultivada incluso en enclaves históricamente poco vinícolas, mayor implantación del viñedo en tierras de regadío, homogeneización del espacio agrario de algunos municipios, disminución de la fragmentación espacial del viñedo, etc. En este proceso también tienen un papel destacado ciertas variables topográficas y geomorfológicas, dado que la vid ha ido acomodándose a lo largo del tiempo hasta encontrar el ecotopo que le es más favorable. El sus- trato preferido para el emplazamiento de las viñas son las areniscas, arcillas y limos del Oligoceno; aunque son los materiales del Cuaternario (limos, arcillas, cantos rodados, gravas, arenas, etc) los que en proporción dedican a la vid una mayor parte de su espacio. Por otra parte, las rocas detríticas y evaporíticas que caracterizan las tierras del Mesozoico (Pérez Lorente, 1988) son abandonadas a partir de 1956 debido a su elevada pendiente media. Las estructuras geomorfológicas favoritas para el viñedo son los glacis, sobre todo los situados en niveles medios y bajos. Son formas que por su mínima pendiente, suelos poco compactos y a la vez escasos de nutrientes, con un buen drenaje y abundancia de cantos rodados; reúnen las condicio- nes necesarias para obtener un rendimiento óptimo de las cepas (Pascual y

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Cabrerizo, 1995). Extensiones algo más modestas, aunque igualmente importantes, se localizan sobre terrazas bajas y terrazas holocenas, las for- mas de relieve más modernas e inmediatas a la red hidrográfica. Las cotas mínima y máxima en las que se cultiva la vid en las tres fechas son los 400 y los 800 metros; aunque es la franja de los 500-600 metros la que alberga las extensiones más importantes. Se ha constatado que únicamente en 1956 hay presencia de viñas en altitudes superiores a los 800 metros, claro ejemplo de un modelo agrícola de subsistencia y autocon- sumo. De igual manera la superficie de vid enclavada en la franja de los 700-800 en ningún caso alcanza a representar el 3% del total. El umbral de pendiente máxima en el que se cultiva la vid se encuentra en laderas con más del 80 % de pendiente. Sin embargo, se trata de espa- cios marginales con una mínima superficie de vid que no supera la hectá- rea. La práctica totalidad del viñedo en las tres fechas se localiza en topografías con una inclinación inferior al 20%, descendiendo la superficie cultivada cuanto mayor es la pendiente. Si bien la exposición solar, por los motivos previamente explicados, no es un factor decisivo a la hora de emplazar las viñas, es necesario señalar que más de la mitad de la superficie vitícola se concentra en orientaciones de umbría. Las transformaciones sufridas por el paisaje de la vid no afectan única- mente a su cuantía sino también a su distribución espacial. En el primer caso se han identificado tres patrones o modelos de movilidad espacial que simplifican la dinámica del paisaje vitícola de cada uno de los municipios. El modelo 1 engloba a los términos que en los últimos años experimentan un incremento mayoritario de la superficie vitícola. Es el más representativo del área de estudio y se concentra a largo del eje del Ebro, valle bajo del Najerilla, y sectores del piedemonte de la sierra de Moncalvillo. El modelo 2 comprende a los espacios que se han caracterizado por el progresivo aban- dono de su superficie vitícola. Es el caso de los términos del sector oeste, más concretamente aquellos situados en la margen derecha del Oja-Tirón, y de algunos enclaves aislados de la sierra de Moncalvillo. El modelo 3 se identificar con áreas donde la mayor parte del espacio vitícola se ha mante- nido estable a lo largo del tiempo. Está escasamente representado en el conjunto del área de estudio, pues se concentra en dos de los términos más meridionales.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo ha sido financiado por una ayuda para la investigación del Gobierno de La Rioja (beca para la Formación de Personal Investigador, convocatoria 2009). Gracias también a la Universidad de La Rioja y al Instituto de Estudios Riojanos, por facilitarme el acceso a los fotogramas de 1956 y 1977. A Luis Ortigosa, por su inestimable colaboración a lo largo de todo este trabajo.

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