HISTORIA ANTIGUA

DE MÉXICO YDBSU CONQUISTA,

Sacada de les mejores historiadores españoles, y de los manuscritos y pinturas antiguas de k indios:

DIVIDIDA EN DIEZ LIBROS: ADORNADA CON MAPAS Y ESTAMPAS,

E ILUSTRADA CON DISERTACIONES

SOBRE LA TIERRA* LOS ANIMALES Y LOS HABITANTES DE MEXICO

E 5C IU T A

P O S 25% FBABGXSCO J.

V TRADUCIDA DEL ITALIANO

por 0* Stoaqiiutt 5tc ¿3&ora*

MEXICO: Impronta,do Laza, callo do la Palmo, nútn. 4. Á LA UNIVERSIDAD DE ESTUDIOS

DE

cOr^Oa

I lustuisimos S e ñ o t i e s .

Una Historia de México escrita por un mexicano, que no busca protec­ tor que lo defienda, sino guia que lo dirija, y maestro que lo ilumine, debe consagrarse al cuerpo literario mas respetable del Nuevo Mundo, como al que, mas instruido que ningún otro en la Historia me:\icana, parece el mas capaz de juzgar el mérito de la obra, y descubrir los defectos que en ella se encuentren. Yo me avergonzaría de presentaros una obra tan defectuosa, si no estu­ viera seguro que vuestra prudencia y vuestra benignidad no son inferiores ú vuestra eminente doctrina. Sabéis cuan arduo es el argumento de mi obra, y cuan difícil desempeñarlo con acierto, especialmente para un hom­ bre agobiado de tribulaciones, que se ha puesto á escribir á mas de siete mil millas de su patria, privado de muchos documentos necesarios, y aun de los datos que podian suministrarle las cartas de sus compatriotas. Cuando conozcáis pues al leer la obra, que está mas que una historia, es un ensayo, una tentativa, un esñierzo aunque atrevido de un ciudadano, que á despecho de sus calamidades ha querido ser útil á su patria; léjos de censurar sus errores, compadecercis al autor, y agradecereis el servicio que ha hecho, abriendo un camino, cubierto, por desgracia nuestra, de dificul­ tades y estorbos. De otro modo ¿quién osaría comparecer con tan humilde don ante un cuerpo tan recomendable, que habiendo sido desde su origen consumado y perfecto, ha continuado aumentando su perfección?* ¿Q,uién no se arre­ drará, lleno de un santo respeto, al ver en vuestras aulas las imágenes de aquellos hombres ilustres, honra de la nueva y de la antigua España, y al oir los nombres inmortales de Vera-Cruz, Iiortigosa, Naranjo, Cervantes, Salcedo, Sarinana, Siles, Sigüenza, Bermudez, Eguiara, Miranda, Portillo, &c., que bastarian d eternizar las mas famosas academias de la docta E u -. ropa'íf Bastarian á desanimar al autor los nombres de vuestros doctores actuales, y entre otros el del clarísimo canciller y gefe de vuestra Universi­ dad, á quien, ademas del ilustre nacimiento, el sublime ingenio, la suma eru­ dición en las letras humanas y sagradas, y una sólida piedad han ensalzado á los mas distinguidos puestos literarios, y lo hacen dignísimo de la púrpu­ ra sagrada. Pero dejando aparte los encomios que os son debidos, pues parecerían lisonjas á los que ignoran vuestro superior mérito, quiero ahora quejarme amigablemente con los individuos de ese cuerpo, del descuido de nuestros antepasados con respecto á la Historia de nuestra patria. Cierto es que hubo hombres dignísimos que se fatigaron en ilustrar la antigüedad mexi­ cana, y nos dejaron acerca de ella preciosos escritos. También es cierto que hubo en esa Universidad un profesor de antigüedades, encargado de esplicar los caracteres y figuras de las pinturas mexicanas, por ser tan im­ portante para decidir en los tribunales los pleitos sobre la propiedad de las tierras, y sobre la nobleza de algunas familias indias; mas de esto mismo nacen mis quejas. ¿Por qué no se ha conservado aquella cátedra? ¿Por qué se han dejado perder aquellos escritos tan apreciables, y sobre todo los del doctísimo Sigüenza? Por falta de profesor de antigüedades no hay

* La Universidad do México futí erigida por órden del Emperador Cirios V. y con autorización del papa Julio III en 1553, con todas la? prorogativas y privilegios do la de Salamanca. Fueron eaeelcntcs loe pri. meros lectores, como escogidos entro los literatos de España, cuando florccian allí loa ciencias. Uno do olios, el P- Alfonso de la Vora-Cruz, aguatiniano, publicó en Mtíxico yen España muchas obras filosóficas y teológicas, que merecieron el aprecio de los doctos. Otro, el Dr. Ccrvántoa, publicó en Mtíxido alguno# oscclcntcs diálogos latinos. Los rápidos progresos do aquella insigne Universidad fio echaron do ver on el IIX Concilio Mexicano, celebrado el año do 1585, el cual, según los inteligentes, es uno do los mas doctos entre los concilios nacionales y provinciales. Hay en el dia veintitrés lectores ordinarios do rotórica, filo­ sofía, teología, jurisprudencia canónica y civil, medicina, matemáticas y lenguas. t Do los hombres grandes de la Universidad mexicana hacen honrosa mención Cristóbal Bernardo de la Plaza, en su Crónica de la iníyma Universidad, quo comprando desdo el año de 1553 hasta el de 1633; el Dr. Eguiara en la Biblioteca mexicana, y en el prefacio de su teología; Finolo rn eu Biblioteca Occidental, y otros muchos autores europeos, y americanos. quien entienda en el día las pinturas mexicanas, y por la pérdida de los es­ critos, la Historia de México ha llegado d ser difícil, sino de imposible eje­ cución. Pues no es dable reparar aquella pérdida, á lo menos consérvese lo que queda. Yo espero que vosotros, que sois en esos paises los custo­ dios de las ciencias, trataréis de preservar los restos de la antigüedad de nuestra patria, formando en el magnífico edificio de vuestras reuniones, un muséo no ménos útil que curioso, en que se recojan las estatuas antiguas que existan ó se vayan descubriendo en las escavaciones, las armas, los tra­ bajos de mosaico y otras preciosidades semejantes; las pinturas mexica- «af^esparcidas en diversos puntos, y sobre todo los manuscritos, tanto de los primeros misioneros y de otros antiguos españoles, cuanto de los mis­ mos indios, que existen en las librerías de algunos monasterios, de donde podian sacarse copias, ántes que los devore la polilla, ó por alguna otra des­ gracia se pierdan- Lo que hizo pocos años hace un curioso y erudito es- trangero*, nos da á conocer lo que podian hacer nuestros compatriotas, cuando á la diligencia y á la industria uniesen la prudencia que se necesita para sacar aquellos monumentos de manos de los indios. Dignaos entretanto aceptar este trabajo, como una muestra de mi since- rísimo amor á la patria, y_de la suma veneración con que soy de V. S. Ilus- trísima

Afectuoso compatriota y humildísimo servidor Francisco Javier Clavigero.

Bolonia, 13 de Junio de 1780.

* E l caballero Botar¡n¡. La Historia de México, que he emprendido para evitar una ociosidad eno­ josa y culpable, ¡i que me hallaba condenado; para servir á mi patria" en cuanto mis fuerzas lo alcanzasen, y para reponer en su esplendor á la ver­ dad ofuscada por una turba increible de escritores modernos sobre América, me ha ocasionado tantas dificultades y fatigas como gastos. Porque de­ jando aparte los grandes dispendios que he hecho para proporcionarme los libros necesarios de Cádiz, Madrid, y otras ciudades de Europa, he leido y examinado diligentemente casi todo lo que se ha publicado hasta ahora so­ bre el asunto; he estudiado gran número de pinturas históricas mexica­ nas; he confrontado las relaciones de los escritores, y he pesado en la ba­ lanza de la crítica su autoridad; me he valido de los manuscritos que ya ha- bia leido durante mi mansión en México, y he consultado muchos hombres prácticos de aquellos paises. A estas diligencias podria añadir para acre­ ditar mi celo los treinta y seis años que he permanecido en muchas provin­ cias de aquellas vastas regiones; el estudio que he hecho de la lengua me­ xicana,y el trato que he tenido con los mismos Mexicanos cuya historia es­ cribo. No me lisonjeo sin embargo de haber hecho una obra perfecta; pues ademas de hallarme destituido de las dotes de ingenio, juicio y elo­ cuencia, que se requieren en un buen historiador, la pérdida lamentable de la mayor parte de las pinturas, que tantas veces he deplorado, y la falta de tantos manuscritos preciosos que se conservan en muchas bibliotecas de México, son obstáculos insuperables para el que se dedique á semejante tra- V il bajo, sobre todo léjos de aquellos países. Sin embargo yo espero que sera bien acogido mi ensayo, üo ya.por la elegancia del estilo, por la belleza de las descripciones, por la gravedad de las sentencias, ni por la grandeza de los hechos referidos; sino por la diligencia de las investigaciones, por la sin­ ceridad de la narración, por la naturalidad del estilo, y por el servicio que hago á los literatos deseosos de conocer las antigüedades mexicanas, pre­ sentándoles reunido en esta obra, lo mas precioso que se halla esparcido en las de diversos autores, y muchas cosas que ellos no han publicado. Habiéndome propuesto la utilidad de mis compatriotas por fin principal JkVigi trabajo, escribí desde luego mi Historia en español: inducido despues por algunos literatos italianos, que se mostraban deseosos de leerla en su propio idioma, tomé el nuevo y laborioso empeño de hacer la traducción; así que si algunos sugetos tuvieron la bondad de creerme digno de elogio, ahora tendrán la de compadecerme. Inducido también por algunos amigos, escribí el ensayo de historia natu- i*al de México, que se lée en el libro primero, aunque yo no lo creia nece­ sario, y quizás habrá muchas personas que lo juzguen importuno; mas para no alejarme de mi propósito, traté de referir á la historia ..antigua todo lo que digo sobre las producciones de la naturaleza, indicando el uso que de ellas hacían los antiguos mexicanos. Por el contrario, los aficionados al estudio de la naturaleza, dirán que este ensayo es demasiado breve y super­ ficial, y no ^se engañarán en ello; mas para satisfacer su curiosidad seria necesario escribir una obra harto diversa de la que yo he emprendido. Y o al cabo me hubiera ahorrado gran fatiga, á no haber querido complacerá aquellos amigos, porque para lo poco que he dicho sobre la historia natu­ ral, he debido consultar las obras de Plinio, de Dioscorides, de Laet, de Her­ nández, de Ulloa, de Buffon, de B ornare, y de otros naturalistas; no bastán­ dome lo que yo mismo habia visto, ni lo que he sabido por informes de hom- bres inteligentes, y prácticos en aquellos países. En nada he tenido mas empeño qjie en mantenerme en los limites de la verdad, y quizás mi Historia seria mejor i*ecibida por muchos, si la diligen­ cia que he empleado en averiguar lo verdadero, hubiera sido aplicada, á her­ mosear mi narración con un estilo brillante y seductor, con reflexiones filo­ sóficas y póliticas, y con hechos creados por mi imaginación, como veo que hacen muchos escritores de nuestro ponderado siglo; pero enemigo de-, clarado de todo engaño, mentira y afectación, siempre he creido que la verdad nunca es mas hermosa que cuando se presenta en su primitiva des­ nudez. Al referir los sucesos de la conquista de los españoles, me* he ale­ jado igualmente del panegírico de Solis, y de las invectivas de Las Casas; pues ni quiero adular, ni calumniar á mis compatricios*. Cuento los he­ chos con la certeza ó verosimilitud con que los encuentro; si no puedo ave­ riguar lo cierto, por la diversidad de opiniones de los escritores, como me sucede con respecto á la muerte de Moteuczoma, espongo sinceramente sus diversos sentimientos, sin omitir las conjeturas que dicta la sana razón. En fin, siempre he tenido á la vista aquellas dos santas leyes de la historia, á saber, no atreverse á decir lo falso, ni tener miedo á decir lo verdadero; y creo que no las he infringido. Habrá sin duda lectores delicados que no puedan soportar la dureza los nombres mexicanos sembrados en el curso de mi Historia; pero este es un mal que no hubiera podido evitar sin esponerme á incurrir en otro defecto mas intolerable, y harto común en casi todos los europeos que han escrito sobre América: á saber, el de alterar de tal modo los nombres para suavi­ zarlos, que no es posible conocerlos, ¿duién será capaz de adivinar que Solis habla de Quauhnauac cuando dice Quatablaca, de Huexotlipan, cuan­ do dice Gualipar, y de Cuitlalpitoc, cuando dice Pilpatocl Por esto me ha parecido mas seguro'[imitar el ejemplo de muchos escritores modernos, que cuando citan en sus obras los nombres de personas, pueblos, rios, &c. de otra nación de Europa, los escriben del mismo modo que los nacionales los usan; y sin embargo nombres hay en las lenguas ilirica y alemana, mu­ cho mas duros á los oídos délos habitantes del Mediodía, por el mayor con­ curso de consonantes fuertes, que todas las voces mexicanas que yo he citado. Por lo que hace á la geografía de Anáhuac, he puesto todo mi empeño en adoptar la mayor exactitud posible, vahándome de la noticia que yo mis­ mo tomé de aquellas regiones en los muchos viajes que por ellas hice, y de los datos y escritos ágenos; mas con todo no la he logrado completamen­ te, pues en despecho de mis activas diligencias no he podido haber á las manos las escasas observaciones astronómicas hechas en los sitios mismos. Por tanto, la posición y la distancia que indico, tanto en el cuerpo de la obra, como en el mapa geográfico, no deben creerse tan exactas como la ciencia lo exige; sino como un cálculo hecho por un viajero diestro, que juz­ ga por lo que ven sus ojos. He tenido en mis manos innumerables mapas geográficos de México, tanto antiguos como modernos, y me hubiera sido

* No quiero decir que SoIíb Bca un adulador; ni Las Casas un calumniador, sino que en mi pluma sería calumnia ó adulación lo que aquellos autores escribieron, el uno por el deseo de engrandecer d su h¿roc, y el otro por celo en favor de los indios. fácil copiar ano de ellos, con algunas leves alteraciones, para arreglarlo d la geografía anticua: pero entre todos no he hallado uno solo que no esté lleno de errores, ttinto con respecto ú la latitud, y longitud do los pueblos, como por lo que hace ú la división de las provincias, el curso de los rios, y la dirección de las costas. Para conocer el caso que merecen los mapas publicados hasta ahora, basta notar la diferencia que ofrecen en la longi­ tud de la capital, aunque debiera ser mas conocida que las de todas las otras ciudades de México. Esta diferencia no es de menos de grados, pues según unos estú á los 2G4 ° según el meridiano de la isla do Hierro; sesun otros «i los 265, ú los 266, y asi hasta los 27S, y quizas mas aun. rsro menos por adorno de mi obra, que para facilitar la inteligencia de muchas cosas que en ella se describen he hecho grabar hasta veinte estam­ pas*. Los caracteres mexicanos, v las figuras de ciudades, reyes, arma­ duras, trages, y escudos; las del siglo ano y mes, y la del diluvio, se han to­ mado de variéis pinturas mexicanas. La del templo mayor se ha hecho por la del conquistador anónimo, corrigiendo sus medidas, y añadiendo lo de­ mas según la descripción de los autores antiguos. El dibujo del otro tem­ plo es copia del que publicó Valadés en su retórica cristiana. Las figuras de flores y animales son, por la mayor parte, copia de las de Hernández. El retrato de Moteuczoma es el que publicó Gemelli, y sacó del original que tenia Sigüenza. Todas las otras figuras se han trazado según loque yo he visto, y lo que cuentan los historiadores antiguos. Ademas me ha parecido conveniente dar una breve noticia de los escri­ tores de la historia antigua de México, tanto para hacer ver los fundamen­ tos de mi trabajo, cuanto para honrar la memoria de algunos ilustres Ame­ ricanos, cuyos escritos son desconocidos en Europa. Servirá también pa­ ra indicar las fuentes de la historia mexicana, á los que quieran perfeccio­ nar este mi imperfecto trabajo.

* A CBta edición se han añadido cinco «lampas, mas de las quo el autor mondó gravar cu Bolonia. MÉXICO.

LIBRO PRIMERO.

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Descripción del pais de Anáhuac, ó breve relación de la tierra, del clima, de los montes, de /05 ríos, de /05 ¿ag-os, de /05 minerales, d e las plantasj de los animales y de los hombres del antiguo reino de México.

E l nombre de Anáhuac» que se dio en los nos; por el Norte, con el pais de los Chichi- principios solo al valle de México» por haber mecas y otras naciones bárbaras, y háciael sido fundadas sus principales ciudades en las Occidente, con el lago de Chapailan y con islas y en las márgenes de los dos lagos, es­ algunos estados independientes. La capital, tendido despues á una significación mas am­ Tzintzuntzan» llamada por los Mexicanos plia, abrazó casi todo el gran país, que en los Huitzitzilla, estaba situada á la orilla orien­ siglos posteriores se llam6 Nueva-Eaparia(l)- tal del hermoso lago de Pátzcuaro- Habió, ademas otras ciudades importantes, como DIVISION DEL PAIS DE ANAHUAC. las de Tiripitio, Zacapu y Tarécuato. T o ­ Aquella vastísima estension estaba enton­ do aquel pais era ameno, rico y bien po­ ces dividida en los reiuos de México, de blado. Acollxuacán, de Tlacopan y de Michuacan; El reino de Tlacopan, situado entre los en las repúblicas de Tlaxcallan, de Cholo- de M éxico y Michuacan, era de tan poca lian y de Huexotzingo y en algunos otros estension, que, fuera de la capital del mis­ estados particulares. mo nombre, solo comprendía algunas ciu­ El reino de Michuacan, que era el mas oc­ dades de la nación Tepancca, y las villas cidental de todos, confinaba por Levante y de los Masahuas, esparcidas en los montea Mediodía con los dominios de los Mexica- occidentales del valle mexicano. L a capi­ tal estaba en la orilla occidental del lago (1) Anáhuac guiare decir ccrca del agua, y este Tezcocano, á cuatro millas al Poniente del i b probablemente d origen, del nombre de Anuhua- de México (2). lloca 0 Naliuallaca, con el cual eran conocidas las nneionCB que ocuparon las orillas del lago do M í- (1) Los españoles, alterando los nombres m órca­ xico. nos, ~. longitud de Norte á Mediodía era de poco el Nordeste confinaba con los bárbaros Chi- mas de doscientas millas; su mayor anchu­ cbimecas, y por el Occidente le servían de ra no escedia de sesenta: mas este pequeño límites los dominios de TI acopan y de Mi- recinto comprcndia grandes ciudades y pue­ chuacan* T odo el reino mexicano estaba blos numerosos. La capital, llamada T ex­ comprendido entre los grados 14 y 21 de coco, situada en ía oriJJa orientul dei lago del latitud setentñonal, y entre los 271 y 283 mismo nombre, á quince millas al Oriente de longitud, según el meridiano de la isla de de la ciudad de México, fué j ustamente cé­ Hierro (1 ). lebre, no ménos por su antigüedad y gran­ L a por clon mas importante de aquel es­ deza, que por la cultura y suavidad de cos­ tado, ora se consideren las ventajas locóles, tumbres de sus habitantes. Lastres ciuda­ ora la población, era el valle de México, des de Iíuexotla, Coatlichan y Ateneo, esta­ que coronado de bellas y frondosas monta­ ban tan próximas (l la capital, que podian ñas, abrazaba una circunferencia de mas considerarse como otros tantos arrabales de de 120 millas, medidas en la parte inferior ella. L a de Otompanerade mucha esten- de las elevaciones. Ocupan una buena par­ bíoii é importancia, como también las de te de la superficie del valle dos lagos, uno Acolman y Tepepolco. superior de agua dulce, otro inferior de agua La célebre república do Tlaxcallan ó salobre, que comunican entre sí por medio Tlaxcala, confinaba por Occidente con el de un buen canal. En el lago inferior, que reino de Acolhuacan; por el Mediodía con ocupaba la parte mas baja del valle, se reu- las repúblicas de Cholollan y de Hucxotcin- niau todas las aguas de las montañas ve­ co, y con el estado de Tcpeyacac, pertene­ cinas; así que, cuando sobrevenían lluvias ciente á. la corona de México; por el Norte, estraordinarias, el agua, saliendo del lecho con el estado'de Zacatlan, y portel Oriente del lago, inundaba la ciudad de México, con otros pueblos dependientes de aquella fundada en el mismo; lo que se verificó mu­ misma corona. Apénas tenia cincuenta millas chas veces, tanto bajo el dominio de los mo­ de largo y treinta de ancho. La capital, narcas mexicanos, como bajo el de los es­ Tlaxcallan, de la que tomo el nombre la re­ pañoles. Estos dos lagos, cuya circunfe- pública, estaba situada en el declive del gran monte Matlolcueye, y cerca de sesen- (1) Solis y otras escritores españoles, franceses, C inglese?, dan al reino do IVTéxico mayor cBtension cuba, Oculma, Oiumba, Guexutla Tepcaca, Guate­ que la que aquí lo señalamos. Robertgon dico quo mala, Churubusco. en lugar do Tlacopan, Acol- los territorios peflcnccientcs ¿T excoco y Tacaba, man, Otompan, Hucaotla, Tcpcyncac, Quauhtcma. apenas cedían en ostensión á los dominioB mexica­ ilan y HuLUilopocheo; cuyo ejemplo seguiremos, nos. En las disertaciones que van al fin do esta para evitar al lector el trabajo de una pronuncia­ obra hnrcmoo ver cuan erradas son semejantes opi­ ción difícil. niones. rencia total no bajaba de noventa millas, chollan, Atlixeo. Tehuacán y otros, las* representaban en cierto modo, con las li­ grandes provincias de los Mixtccas, Za- ncas de sus. márgenes, la lisura de un ca­ potecas y Chiupanecas. Las provincias de mello, cuyo cuello y cabeza eran el lago Tepcvacac, de los Popolocos y de los Toto- dulce, 6 sea de Clínico; el cuerpo el lago sa­ i tacas, estaban al Este d é la capital. Las lado ó de Texcoco, y las piernas los arroyos provincias marítimas del golfo mexicano y torrentes que se desprendían de las monta­ eran las de Coatzacualco y Cuctlnchtlan, ñas. Entre los dos lagos está, la pequeña que los españoles llamaban Cotasta. Las península de Itztapalapan que las separa. del mar Pacífico eran las de Coliman, Znca- Ademas de las tres capitales de México, tollan, Tototepec, Tecliuantepec y Xoco- de Acolhuacan y de Tlacopan, este delicio» noclico- f9 v^lle contenía otras cuarenta ciudades L a provincia de los Otomites empezaba populosas, y una cantidad innumerable de en la parte setentrional del valle mexicano, villas y caseríos. Las ciudades mas impor­ y continuaba por aquellas montañas liácin tantes, despues de las capitales, eran las el Norte, hasta cerca de noventa millas de de Xochimilco, Chalco, Itztapalapan v distancia de la capital. Entre sus poblacio­ Quouhtitla.ii, las cuales en el diaapénas con­ nes, que eran muchas, se distinguía la anti­ servan trazas de su antiguo esplendor (I). gua y célebre ciudad de Toílan [hoy Tula], México, cuya descripción daremos en el y también la de Xilotepec, la cual, despues curso de esta obra, la inas célebre de las ciu­ de la conquista hecha por los españoles, fué dades del Nuevo-mundo y capital del impe­ la metrópoli de la nación otomite. Despues rio del mismo nombre, estaba edificada en de los últimos pueblos de aquella nación há- Jas islas del lago de Texcoco, como Vcnecia cia el Norte y Nordeste, no se hallaban ha­ en las del mar Adriático. Su situación tira bitaciones humanas hasta el Nuevo-México. íi los 19° y casi 2 6 'de latitud setcntrioiuil, T odo aquel espacio de tierra, que compren­ y íl los 270° y 34' de longitud, entre las dos día mas de mil millas, estaba ocupado por capitales de Texcoco y de Tlacopan, distan­ naciones bárbaras, que no tenian domicilio te quince millas á Poniente de la primera, y fijo, ni obedecían á niogun soberano. cuatro á Levante de la segunda. Algunas L a provincia de los Matlatzincas abraza­ de las provincias de aquel vasto imperio eran ba, ademas del valle de Tolocan, todo el es­ mediterráneas, y otras marítimas. pacio que inedia entre este y Tlaximaloyan [hoy Toximaroa], frontera del reino de Mi- ritOVIXCIAS DEL REINO DE MEXICO. chuacan. E l fértil valle de Tolocan tiene Las principales provincias mediterráneas mas de cuarenta millas de largo de Sudeste eran la de los Otomites, al Norte; al Occi­ áNordoeste, y treinta en su mayor anchura. dente y Sudoeste las de los Matlatzincas y Tolocan, que era la ciudad principal de los Cuitlatecas; á Mediodía., las de los Tlaliui- Matlatzincas» de donde tomó nombre el va­ cas y Cohuixcas; al Sudeste, ademas de los lle, estaba, como en el dia, situada al pié de ebtados de Itzocan, Yaulitcpec, Q,uaukque- un alto monte, en cuya cima reinan las nie­ ves perpetuas, y que dista treinta millas de (1) Los nombres de las demas ciudades notables M éxico. Todas las otras poblaciones del del vallo mexicano oran: Mtzcuic, Cuitlalmac, Az- valle estaban habitadas parte por Matlaltzin- Cftpozuleo, Tcnayocan, Otompan, Colhuacan, Me- cas y parte por Otomites. Ocupaban las xicaltzinco, HuiUilopochco Coyoliuacan, Atanco, montañas vecinos los escudos Xalaúaulico, Coatlíchan, Hucxotla, Chiauhlla, Acolmun, Tcoti- huacan, Itzlapaloecan, Tcpcllaoztoc, Tepcpolco, de Tzampahuacan y de Malinalco, y no Tizayoccan, Cltlaltcpcc, Coyolcptc, Tzompanco, muy léjos, liácia Levante, estaba el de Ocui- Toltitlan, Xaltoccun, Tetcpanco, Ehccntcpcc, T c- lan, y hácia Poniente los de Tozantla y Zol- quizqoiac, &c. Véase la Disertación IV. tepec. Los Cuitlaltecae habitaban un pais que se Al Norte de los Mixtccas estaba la pro­ eetendía desde el reino de Michuacan, hasta vincia de MnzatJan, v al Nordeste de los las márgenes del mar Pacífico» fcn un terri­ Zapoíccus, la de Chitiantla, con su capital torio de mas de doscientas millas de largo. del mismo nombre, de* donde tomaron sus Su capital era la grande y populosa ciudad habitantes el nombre de C1/mantecas. Las de Mcxcaltepcc, situada en la costa, y de Ja provincias de los Chiapanecas, de los Zo­ cual solo quedan algunas ruinas. ques y de los Quclenas, eran las últimas del La capital de los Tlahuicris era la amo­ imperio mexicano, por la parte del Sudeste. na y fuerte ciudad de Q,uauhnahuac, llama­ Las principales ciudades de los Cliiapane- da por los españoles Cuernabaca, á cerca de cas eran. Teochiapan [llamada por los espa­ cuarenta millas de México hácia Mediodía. ñoles Chiapa de los indioaj, Tochtla, Clia- Su provincia, que empezaba en las monta­ molla y Tzinacantla; de los Zoques, ñas meridionales del valle, se estexidia á se­ pantla, y de los Queleims, TcopixcaJ En senta millas en la misma dirección- la falda y en derredor de la famosa monta­ La gran provincia de los Cohuixcas na de Popocatepec, situada á treinta y tres confinaba por el Norte con los Matlatzin- millas hácia el Sudeste de Ja capital, estaban cas y con los Tlahuicas; por Occidente con los grandes estados de Amaqueinecan, Te- los Cuitlaltccas; por Oriente con los Xopes y poztlan, Yauhtepec, Huantepec, Cliiellan, los Mixtecas, y por el Mediodía se cstendia Itzocan, Acapetlayoccan, Q,uauliquecho- hácia el mar Pacifico, hasta el punto en que Jlan, Atlixco, Cliolollan y Huexotzinco. Es­ hoy se hallan la ciudad y el puerto de A ca­ tos dos últimos, que oran los mas poderosos, pulco. Estaba dividida en muchos estados habiendo sacudido el yugo délos Mexica­ particulares, como los de Tzompanco, Chi- nos con la ayuda de sus vecinos los Tlaxcal­ lapan, Tlapan y Teoitztla [hoy Tixtla]. El tecas, restablecieron su gobierno aristocráti­ clima era calidísimo y poco sano. Tlaclico, co. Las ciudades de Cholollau y de Hue- lugar célebre por sus minas de plata, o per­ xotzinco eran las mayores y mas pobladas tenecía á dicha provincia ó confinaba con de toda aquella tierra. Los Cholutecas po­ ella. seían el pequeño caserío de C uitlaxcoapan La provincia de Mixtecapan, ó de los en el mismo sitio en que los españoles funr Mixtecas, se estendia desde Acatlan, que daron despues la ciudad de la Puebla de los distaba ciento y veinte millas de la capital, Angeles [2J. hácia el Sudeste, hasta las orillas del Océa­ A Oriente de Cliolollan existia el impor­ no Pacífico; y contenia muchas ciudades y tante estado de Tepeyacac, y ademas el de villas bien pobladas, que hacian un comercio los Popoloques, cuyas principales ciudades muy activo. eran Tecomachalco y Quccholac, A l Me­ A Oriente de los Mixtecas estaban los Z a­ diodía de los Popoloques estaba Toliuacan, potecos, cuyo nombre se derivaba del de la que confinaba con el pais de los Mixtecas; á. ¡capital Tcotzapotlan. E n aquel distrito es­ taba el valle de Huaxyacac, llamado por los dadea tributarias Totonaques. Esta taba situada entre dos ríos, ¿i. los 14° de gran provincia, que érala última del impe­ latitud, y íl los 2S3° de longitud. Sobre el rio por aquella parte, se este ndia en un ter­ golfo de México, ademas de los Totonaques, ritorio de ciento y cincuenta millas. empe­ estaban las provincias de Cuetlachtlan y zando en la frontera de Zacatlan [estado Coatzacualco. Esta confinaba por Orien­ pertenecióme montañas, que están siempre dicina en la epidemia de ‘1762. La dosis cubiertas de nieve, son sumamente frías, y yo regular, para los que sudan fácilmente, es he estado en un monte distante veinticinco de una dráema ele raspaduras. Los habi­ millas de la capital, donde hay nieve y yelo tantes de México se servian en tiempo de en lo mas rigoroso de la canícula. Todos los sus reyes de las aguas del gran manantial otros paises mediterráneos, que eran los mas de Chapoltepec, de que despues hablare­ poblados, gozau do un clima tan benigno y mos, y que pasaban á la capítol por medio tan suave, que nunca se esperimentan en de un escelente acueducto. Con motivo de ellos los rigores de Ia9 estaciones. Es ver­ las aguas de aquellos paises, pudiéramos dad que en algunos yela con frecuencia en describir, si los límites de esta obra lo per­ los tres meses de diciembre, enero y fe­ mitieran, los estupendos saltos ó cascadas de brero, y también suele nevar; pero la lige­ varios rios (1), y los puentes formados sobre ra incomodidad que este frió ocasiona, no otros por la naturaleza, entre los cuales me­ dura mas que hasta la salida del sol. No se necesita de otro fuego que el calor de tí) Entro loa cascadas es famosa la quo forma sus rayos para calentarse en invierno, ni el eran rio do Guadalajura, on un sitio llamado Tcir- pizque, d quince millas al Mediodía de aquella ciu. otro refresco en tiempo de calor, que po­ dad. nerse á la sombra. Los habitantes usan la 3 misma ropa cu la canícula y en enero, y entrarías de la tierra. En cuanto á las tem­ los animóles duermen todo oí año en el cam­ pestades de granizo, no son allí ni mayores po. ni mas frecuentes que en Europa. Esta blandura del clima en la zona tór­ MoxTEs, piedras v minerales. rida sejdebe á muchas causas naturales, El fuego encendido en las montañas de desconocidas de los antiguos, que creían la tierra con las materias bituminosas y inhabitables aquellos países, y no bien en­ sulfúricas de que hemos hecho mención, se tendidas por algunos modernos, que los juz­ ha abierto en algunas montañas respirade­ gan poco favorables á la conservación de ros ó volcanes, que han solido arrojar lla­ la vida» La pureza de la atmósfera, la mas, liumo y cenizas. Cinco son las mon­ menor oblicuidad de los rayos solares, y la tañas del territorio mexicano, que han pre­ mas largo mansión del sol sobre el horizon­ sentado en diversas épocas este cspantciTjF” te, con respecto á otros paises mas distan­ nómeno. El Poyauhtecatl, llamado por los tes de la línea equinoccial, contribuyen á españoles volcan de Onzava, empezó á disminuir el frió, y á evitar los rigores cjue echar humo en 1545, y continuó arroján­ en otras zonas desfiguran en invierno el dolo por espacio de veinte años; pero des­ hermoso aspecto de la naturaleza. Asi es pues han trascurrido dos siglos sin que se que los Mexicanos gozan de un cielo tras­ haya notado en él la menor señal de incen­ parente, y de las inocentes delicias del cam­ dio. Este célebre monte, cuya figura es có­ po, miéntras en los paises de las zonas nica, es sin duda alguna el mas elevado de frias, y en muchos de las templadas, las todo el territorio de Anáhuac, y la primera nubes oscurecen la claridad del firmamen­ tierra que descubren los navegantes que por to, y las nieves sepultan las producciones aquellos mares viajan, á distancia de ciento de la tierra. No son ménos enérgicas los y cincuenta millas (1). Su aspecto es her­ cuneos que templan el ardor del estío. Las mosísimo, pues miéntras coronan su cima lluvias copiosas, que bañan frecuentemen­ enormes masas de nieve, su falda está- ador­ te la tierra, despues de mediodía desde abril nada por bosques espesos de cedros, pinos, y y mayo, hasta setiembre y octubre; las al­ otros árboles no ménos vistosos por su folla­ tas montañas coronadas de nieves perpe­ je que preciosos por la utilidad de sus ma­ tuas, y esparcidas en todo el territorio de deras. El volcan de Orizava dista de la ca­ Anáhuac; los vientos frescos que dominan pital mas de noventa millas liácia la parte entonces, y la brevedad del curso del sol de Oriente. sobTC el horizonte, con respecto á las regiones El Popocalepec y el Iztacliihuatl, poco de la zona templada, trasforman el vera­ distantes entre sí, y treinta millas de Méxi­ no de aquellos venturosos paises en una co, hácia el Sudeste, son también de una al­ fresca y alegre primavera. tura prodigiosa. El primero, al que se da Pero á. la benignidad del clima sirven de por antonomasia el nombre del Volcan, tie­ contrapeso las tempestades de rayos, fre­ ne una boca de mas de una milla de ancho, cuentes en verano, y especialmente en las por la cual, en tiempo de los reyes mexica­ cercanías de Matlolcueye, ó sea monte de nos, echaba llamas con mucha frecuencia. Tlaxcallan (1), y los terremotos que suelen En el siglo pasado arrojaba de cuando sentirse en algunos puntos, aunque con ma­ yor espanto que perjuicio real. Ambos efec­ (1) El Poyuuhtccall es moa alio que el Taide, 6 Pico do Tenerife, según dice el jesuíta Tallandier, tos provienen del azufre y de los otros com­ quo observó uno y otro. Del Popocalcpce dice To- bustibles depositados copiosamente en las raaB Gflgc, que es Inn alio como el mae alio do I09 AJpcE. Mas diría ei üubieia calculado la elevación (1) En el (lia se conoce con el nombre de la Melütly ó flor del Cuervo, es pe­ Europa, como ios lirio:*, los jazmines, los queña pero olorosísima, y manchada de claveles de diversas especies, y otras de va­ blanco, rojo y amarillo. El árbol que pro­ rios géneros que rivalizan en aquellos jardi­ duce catas flores se cubre enteramente de nes con las de su propio suelo. ellas, formando en ia estremidad ramilletes PLANTAS XOTABLES POR SU FRUTO. naturales, no ménos agradables al olfato que á la vísta. Esta producción es comuní­ La tierra de Anáhuac debe á las islas Ca­ sima en las tierras calientes. Los indios Ja narias y á la Península española, los melo­ emplean en adornar los altares, y los espa­ nes, las manzanas, los albaricoques, los me­ cióles hacen con ella conservas esquisitas. locotones, los albérchigos, las peras, las gra­ Es probable que el cacaloxochiü es el árbol nadas, los higos, Ins ciruelas negras, las nue­ que Mr. de Bornare describe bajo el nombre ces, las almendras, las olivas, las casta de Fravgipanicr. Jas uvas, aunque de estas no carecía entera­ El izquzxochid es una florcciUa blanca, se­ mente aquel pais (1 ). mejante á Ja mosqueta en la forma, y en el En cuanto al coco, á la musa ó banana, olor á la rosa cultivada, aunque el suyo es á la cidra, á la naranja y al limón, mi opi- muclio mas fragante. Nace en árboles gran­ nion fué al principio, en virtud del testimo­ des. nio de Oviedo, de Hernández y de Bemol El cempoalxochüly ó ccmpasuchil¡ como di­ Diaz del Castillo, que los cocos se debían á cen los españoles, es la flor que, trasporta­ las islas Filipinas, y los otros frutos á las da á Europa, es conocida en ella con el Canarias (2); pero sabiendo que hay mu­ nombre de clavel de Indias. Es comunísi­ chos de distinta opinion, no quiero empeñar­ ma en México, donde también se llama flor me en una disputa, que ademas de ser de po- de los Muertos. Tiene muchas variedades que se diferencian en el tamaño, en el núme­ (1) Los sitios llamados Parra» y Parral, en la ro y en la figura de los pétalos. diócesis do la Nueva Viscaya. deben su nombra í La flor que los Mexicanos llaman xüoxo- la abundancia do vides quo en ellos so encontraron, oon ln9 cualcB se planluron muchas viña», que hoy chztl, y los Mixtéeos tiata, se compone de es­ producen vino bamanto bueno. En Mixteca hay tambres sutiles, iguales y derechos; pero fle­ dos especies de vides 6alvajcs, nuturalcs del país. xibles, y de cerca de seis dedos de largo. Na­ La una, semejante en los sarmientos y en las hojas ce de un cáliz semiesférico, semejante al de Jiaco dos frutos distintos de la chirimoya y de sidió allí muchos anos. Podría sospecharse que del la chcrimolia, siendo asi que esto último nombre es nombro Palón se derivó oí do plátano, que lac mol una corrupción del primero. El ate, que algunos conviene á aquol fruto. El nombro de Banana a t consideran como fruto enteramente diverso de la quo lo dan los fruncesos, es el que tiene ca Guinea, Chirimoya, no e s masque una de pu s especies. y oí de Musa qae lo dun los italianos, Cs de origen (2). Las frutas comprendidas por los Mexicanos árabe. Algunos lo llaman fruía del Paraíso, y no bajo el nombre de Tzt/potl, son el rnumey teizontza. falta quien crea que fue en efecto el que hizo pre­ potl, la chirimoya matzcpoil, la anor.a quauhtzapotl, varicar ú. nuestros primeros padres. el zapote negro tlilsnpot.l, á primera vístase parece á 1u casia ( 1). Los truccion; las hojas son redondas y semejan­ huesos que están dentro de la pulpa son cha- tes á las del naranjo cu color y consistencia. tos, negruzcos y de un tercio de pulgada de ISTace sin cultivo en las tierras calientes y en largo. Es perfectamente esférico y su diá­ algunas provincias forma bosques enteros metro es de una y media á cuatro ó cinco que cubreu espacios de clicz y doce millas(l). pulgadas. El árbol es mediano» muy car­ El co.pu¡ino, 6 capulín, como lo llaman los gado de hojas, y estas son pequeñas. La espniiofes, es la cereza de México. El ár­ pulpa, en helados ó cocida con a/-úcar y ra­ bol se parece mucho al cerezo de Europa; ncla, es de un sabor delicadísimo. y la fruta á la cereza en hueso, color y tama- El zapóle blanco, que por su virtud narcó­ lio, pero no en sabor. tica fu6 llamado en el antiguo México cochite El najiche es un fruto pequeño, redondor zo.pod^ se asemeja ixlgun tanto al negro en el amarillo, aromático y sabroso. Sus -- tamaño, en la figura y en el color de la cor­ son pequeñísimos. La planta nace en los teza, aunque la del blanco es de un verde paises calientes. mas claro; pero la pulpa de este es mucho El chayóte es un fruto redondo y semejan­ mus blanca y sabrosa que la de aquel. £1 te á la castaña en el erizo en que está en­ hueso, que se créc venenoso, es grande, re­ vuelto; aunque el del_ chayóle es mucho ma­ dondo, duro y blanco. El árbol es frondo­ yor y de un verde mas oscuro que el de la so, mas alto que el del negro, y la hojas son castaña. La pulpa es blanca con visos ver­ también mayores. Ademas, el negro es pro- des, y en medio tiene un hueso grande y pió de los climas calientes, y el blanco de loa blanco, semejante 4 la pulpa en la sustancia. frios y templados. Se come cocido, con ol hueso. La planta El chicozapoie (llamado por los Mexicanos es delicada, y la raiz es también buena para chictzapotl), es de figura casi 6 enteramente comer. esférica, y tiene una y inedia ó dos pulgadas L a nv&z encarcelada, es llamada vulgar­ de diámetro. La corteza es blanquizca; la mente así, por estar envuelta en una cáscara pulpa blanca, con visos de color de rosa; los durísima. Es mas pequeña que la nuez co­ huesos duros, negros y puntiagudos. De mún, y en la forma se paroct* á la moscada. esta fruta, cuando está verde, se saca una le-* L a cáscara es lisa, y ía almendra no tan che glutinosa y fácil de condensarse. Los abundante ni tan gustosa como la europea. Mexicanos llaman íl esta sustancia chictU, y Esta se ha multiplicado mucho en México, los españoles chicle. Suelen masticarla los donde no es menos común que en Euro­ niños y las mugeres, y en Colima se hacen pa (2). con ella pequeñas estatuas y figuras curio­ La planta llamada en el pais tltdcacahuall, sas (2). El chicozapoie, cuando está en su y por los españoles cacaJivafe, es una de Jas madurez, es fruta de las mas esquisitas, y producciones mas estraordinarias de aquella según muchos europeos, superior á todas las del antiguo mundo. E l árbol es de mediana (1). Tomas Gaye dice, entre otras grandes men­ altura; su madera bastante buena para cons­ tiras, que en el jardín de San Jacinto (hoppicio de los dominicos de Filipinos, situado en un arrabal do Mé­ xico, donde 61 residid algunos moses), había árbo­ ol) Gcmelli dice que el zapote negro tiene el ea. les de esta especie. Es un error, porque la plan, bordo la casia; mo* esto es un error. Tarabion di­ la del c/ticQzapoie no hc da en el valle do México, ce que esta fruta "verdo es venenosa para los peces: ni en ningún pais en qucyela. es particular que un estrangero que recidió diez me. (2) Hablumo» aquí tan solo de la vuez cncor- 8ce en México sea el único que hngn mención do colada del imperio mexicano. Lo. del Jíucvo Mé­ esta circunstancia. xico es mayor y de mejor sabor que la común de (2) Gcmelli díco que el chicle es una composi- Europa, según me lia asegurado persona fidedigna. eion artificia}, no siendo otra cosa que la lcchc del Quizás esta especio es lír misma quo se conocc en la fruto condcnsada al aire. Luisiana con el nombre de paenna ó patoria. _ 1 5 — tierra. E* rcrba ubuuduntc en hojas y Tili­ halla cu las obras de muchos escritores d<* co^ Lw florecilhis son blancas, pero uo dan todas las naciones cultas de Europa. fruto. E»tc vio unce cu la? ramas ni en los La vai/úUa, tan conocida y usiulu. cu Eu­ tallos, como sucede en los otros vegetales, ropa, nace sin cultivo cu las tierras calientes» sino junto á Jos filamentos de las raíces, en Los antiguos Mexicanos Ja usaban en el una viiina blanca ó blanquizca, larga, re­ cliocolutc y en otras bebidas que hacían con donda)- nrrujradit, cotno se ve en la estampa cacao- adjunta. Cada vaina tiene das, tres ó cua­ La chía es la pequeña semilla de. una tro caccJatuteS) cuya lisura es semejante (i planta Jiermosa, cuyo tullo es derecho y cua­ la del piñón: pero son mucho mayores que dral igulur. Las ramas están simétricamen­ estos y uvas gruesos. Cuda uno se compo- te distribuidas, según los Angulos dol tronco. "^ s ^ u u c lio s granos con do» lóbulos cada La ñor es azul. Hay dos especies de chin*, uno, uno y su punto germinante. Son de buen negra y pequeña de que se suca un aceite sabor, pero no se comen crudos sino un po­ útilísimo para la pintura*, y otra blanca y co tosuidos. Si se tuestan mas, udquieren grande, de que se hace una bebida que sirve mi olor y un sabor tan semejantes al café, de refresco. De una y otra haciuu los Me­ que es muy difícil distinguirlos de este. Con xicanos otros usos c o m o despues veremos. los cacahuales se hace un aceite que no es Del chile, de que Jos Mexicanos se ser­ de mal "(isto; pero que se cree dañoso, por vían como los europeos de la sal, hay íl lo ¡¡er muy cálido. Produce este aceite una metió* once especies diferentes en el ianiu- Jujs hermosa, pero que se apaga con facili­ fi.O, en la figura y en la fuerzu dol picante. dad. Esta píauta prosperaría sin duda en Los mas pequeños y acres son el qvvuhckitti, los países meridionales de Europa. Se que es fruto de un arbusto, y el chiílecpiit. siembra por marzo y abril, y la cosecha se Las especies de tomates son seis, todas di­ hace en octubre y noviembre. ferentes en tamaño, color y sabor. La ma­ yor que es el gictoinail ó giíomate, como di­ Hay otros muchos frutos que omito por cen los españoles, es ya muy común en Eu­ no parecer difuso; pero no puedo dejar de ropa, El míllomatl es mus pequeño que el Iiacer mención del cacao, de lavainüla.y de la anterior, verde y perfectamente redondo. chía, del chílc ó pimiento, del tomate, de la Cuando hablemos de las comidas dé los Me­ pimienla de Tabasco y del ulgodon, y de las xicanos, indicaremos el uso que hacían do legumbres de que mus uso haciuu los Me­ aquella producción. xicanos. El xocoxockitl, vulgarmente conocido con El Dr. Hernández habla de cuatro espe­ el nombre de pimienta de Tabasco, por ser cies de cacao, nombre que se deriva del me­ muy abundante en aquella provincia, es un xicano cacahuaÜ. EJ tlalcaccümatl, el mus grano mayor que la pimienta de Malabar. pequeño de todos, era el que mas usaban El árbol que lo produce es corpulento: las los Mexicanos en su chocolate y en otras be­ hojas tienen el color y el lustre como las del bidas que tomaban diariamente. Las otras naranjo; las flores son rojas, algo parecidas especies les servian de moneda. Esta era en la forma á, las del granado, y exhalan, un una de las plantas mas cultivadas en Jas olor suavísimo, del que participan las ramas. tierras calientes de aquel reino» y por ella El fruto es redondo, y nace en racimos, ver­ pagaban grandes tributos á la corona de des al principio y después casi negros. Es­ México muchas provincias, especialmente ta pimienta de que hacian uso los Mexica­ Ja de Xoconochco, cuyo cacao es escelente, nos, puede suplir la falta de la común del y superior, no solo al de Caracas, sino tam­ Malabar. bién al de la Magdalena. La descripción El aJgodon era por su utilidad una de las de eáta célebre planta y de su cultura, se producciones mas abundantes de aquel pais. 4 Servíanse de ella en Jugar de lino (1)» aun­ guran que esta útil producción pasó de Eu­ que no carecían de esta planta, y de sus fi­ ropa al ¿Vuevo-Muiido: idea de las mas es- lamentos bc vesüan Ja mayor parte de los travagantcs y absurdas que pueden presen­ habitantes de Anáhuac. Lo hay blanco y tarse k la imaginación de un hombre (1). dorado* que se llama comunmente coyote• La legumbre mas apreciada de los Mexi­ Es planta común en las tierras calientes, pe­ canos era la judía ó habichuela, de la cual ro mucho mas cultivada en los tiempos an­ hay mayor número de variedades que del tiguos que en los modernos. maíz. La mayor es Ja llamada ayacolli, que El fruto del acidóte sen* i a antiguamente cs del tamaño de una haba y nace de una para los tintes, como sucede en los tiempos hermosa flor encarnada; pero es mucho mas presentes. Con la corteza del árbol so ha­ estimada otra que tiene Jos granos peque­ cían cuerdas, y de la lefia se sacaba fuego ños, negros y pesados. Esta legumbr^g^*’! por medio de la fricción, como acostumbra­ co usada en Europa, porque aquí cs de mal ban los antiguos pastores de Europa. Esta sabor, es tan esquisita en México, que no so­ planta se halla bien descrita en el Dicciona­ lo sirve de alimento á la gente pobre, sino rio de Mr. de Bomare. de regalo Á la nobleza española- En cuanto á granos y legumbres, casi to­ dos los que se cultivan en Europa, lian pros­ p l a n t a s n o t a b l e s p o r s u s r a í c e s , h o j a s , perado en el terreno de México, cuando lian TALLO V MADERA. hollado un suelo conveniente (3). De las plantas preciosas por sus raíces, El principal y mas útil de los granos es hojas, tallo y madera, tenían muchas los el maiz, llamado por los Mexicanos tlaolli, Mexicanos, de las cuales algunas les servían del cual hay muchas especies diferentes en de alimento como la xícama, el camúfc, el foto- tamaño, color, peso y sabor. Lo hay gran­ camóle, el cacomite y otras muchas; otras les de, pequeño, blanco, amarillo, azulado, mo­ suministraban hilos para sus ropas y cuer­ rado, rojo y negro. Con él hacían los Me­ das, como ol iczoll y muchas especies de xicanos el pan y otras comidas de que des­ meü ó maguey] otras, en fin, les servían pa­ pues hablaremos. El maíz pasó de Améri­ ra los edificios y otros trabajos, como el ce­ ca 4 España, y de aquí á otros paises de dro, el pino, el ciprés, el abeto y el ébano. Europa, con gran ventaja de los pobres; La xicama, que los Mexicanos llaman cu— aunque no faltan autores modernos que ose- zoüy es una raiz de la figura y tamaño de una cebolla. Es blanca, compacta, fresca, jugo­ (1) Hulloso ol lino en gran abundancia y do sa y do buen sabor. Se come siempre cruda. cscelcnte calidad, en Michuacan, en el Nuovo-MG. xico y en Qmvila; pero no sabernos que lo cultiva, El camate es otra raiz comunísima en to- eco ni se sirviesen do ¿1 los pueblos antiguos me­ xicanos. La corto do Eupaña, noticiosa de los ter­ (1) Estas son las palabras do Mr. do Bomarc, renos que se prestan al cultivo do esta planta, en. on su Diccionario de Historia. Natural, articulo blcd vi ó por Iob años da 1778 á aquellos paises, doce fa­ do Turquio. On don na i t ¿ cdtc plante carieuse et milias da la vega do Granada, á fia do quo promo­ uíilclc Ttom efe blcdd'Indc, par cequ’elle tire tan orU viesen un ramo tan importante de agricultura. ffinc des Indc*, d'ou elle fvt portée en Turquic, et (2) El D r. Hernando*, en bu Historia Natural de 2rí dans toutes les autres partics de VJSuropc, de do México, describo la especie de trigo que bo ha­ VAfriqnc, et de VAmcriquc. El nombro de grano lló en Michaaean, y pondera su prodigiosa fecundi­ de Turquía quo bo lo da on Italia será sin duda dad; pero los antiguos no quisieron <5 no supieron Ja única razón que haya tenido ol autor para adop­ emplearlo, profiriendo el maíz, como lo hacen tam­ tar un error tan contrario al testimonio de todos loa bién los madamas. El primero que sembró trigo de quo han escrito sobro eosaa da América, y i la opi­ Europa en aquella tioria» íud un moro cbcU v o do nión general de las nacionoa. Loo españoles de Es­ Hernán Cortés, habiendo encontrado lie a ó cuatro paña y de Amárica lo han liado el nombro do maíz, granos dentro do un saco de arroz de la provisión palabra déla lengua Haitiana, que era la que se ha­ 4o loo soldados epp&ñoles. blaba en la isla do Santo Domingo- da aquella tierra. La hay de tres especies, fruto se parece al de la banana, pero no da blanca, amarilla y morada. Los camotes sou provecho alguno. De las hojas se liacian de buen gusto, especialmente los de Queré- antiguamente, y su hacen hoy din, buenas taro» que gozan de gran estimación en todo esteras, y los Mexicanos sacaban de ellas hi­ el imperio. lo pora sus manufacturas. El cacomile es la raíz de la planta que da No es csni la única palma de aquellos paí­ la flor del tigre, de que ya hemos hablado. ses. Ademas de la jiatma real, superior ú. El huacoTnotc es la raiz dulce de una especie l;u> otras por la belleza de su follaje, tienen de yuca (1), y se come cocida. Lajxzpa, raiz el cocotero, la palma de ditiles y otras dig­ trasplantada ív Europa, y muy apreciada en nas de atención ( 1). Irlanda y en Suecia, entra en el número de El quuuhcoyolli es palma de mediana altu­ ^■TO^ctales que pasaron á México de la ra, cuyo tronco es inaccesible á> los cuadrú­ América Meridional, su pais nativo; como pedos, por estar armado de espinas largas, de la España y de las islas Canarias pasa­ fuertes y agudísimas. Las ramas tienen la ron los nabos, los rábanos, las zanahorias, forma de un gracioso penacho, del que pen­ los ajos, las lechugas, las coles y otras plan­ den grandes racimos de frutos redondos, del tas de esta especie. Cortés, en sus Carlas á tamaño de la nuez común, y como estas, Carlos Vt asegura haber visto cebollas en el compuestas de cuatro partes distintas, i sa­ mercado de México; así que, no se necesita­ ber: la corteza, verde al principio y despues ba que fuesen de Europa. Ademas que el parda; una pulpa amarilla, tenazmente uni­ nombre de xonacall que dan á. la cebolla, y el da íi la cAseara; una cascara redonda y du­ de xonacalepec que era el de un pueblo que rísima, y dentro de esta, una medula ó al­ existia en tiempo de los reyes mexicanos, mendra blanca. manifiestan que la planta era muy antigua La palma es mas pequeña, y no en aquellos paises, y no introducida despues tiene mas de seis ó siete ramos, porque cuan­ déla conquista. do nace uno, se seca otro de los antiguos. El maguey llamado por los Mexicanos Con sus hojas se liacian ilutes espuertas y 771CÜ, pita por los españoles, yjdoe americano esteras, y hoy se hacen sombreros y otros por algunos autores, á causa de su gran se­ utensilios. L a corteza, hasta la profundi­ mejanza con el verdadero aloe, es de las dad de tres dedos, no es mas que un conjun­ plantas mas comunes y mas útiles de Méxi­ to de membranas, de cerca de un pie de lar­ co. El Dr. Hernández describe hasta diez go, sutiles y flexibles, pero muy fuertes, v y nueve especies de maguey^ aun mas diver­ unidas muchas de ellas sirven de colchon £t sas en la sustancia interior que en la forma y los pobres. color de sus liojae. En el libro vn de nues­ También pertenece á la clase do las pe­ tra Historia tendrémos ocasion de esponer queñas, la palma teolezoil„ La medula de las grandes ventajas que los Mexicanos sa­ su tronco, que es de tina contcstura blanda, caban de esta planta, y los inmensos prove­ está, envuelta en hojas de una sustancia pnr- chos que Tía dado íi los españoles. ticular, redondas, gruesas, blancas, lisas y El icxoil es una especie de palma de mon­ lustrosas, y que parecen otras tantas con­ te y muy alta, cuyo tronco por lo común es chas dispuestas unas sobre otras. Los indios doble. Sus ramas tienen la figura do un se servian de ellas antiguamente, y aun se abanico, y sus hojas las de una espada. Sus flores son blancas y olorosas; con ellas ha­ (1) Ademas do la pulinu, de dátiles propia de cen una buena conserva los españoles: el aquel país, iiacc también en ¿1 la de Berbería. Loa ditilca ec venden, por el mes de junio, en los mer­ cados de Músico, de la Puebla de Iob Angele*,y de (1) La yuca es la planta con cuya ruiz se lia— otras ciudades; pcioápcear de eu sabor dulce, no ce el pan de cazabe muchas partes do América. son muy apreciados. sirven hoy din, para adornar Jop arcos de fo- za de!gvayacan es conocida en Europa; po­ Uuje que erigen cu sus fiestas. ro no Je cedo el xabin. El aloe de la Mix­ Hay otra palma que da los cocos da aceite, teen, aunque diferontn dol agdhco de Lu­ llamados así, porque de ellos se saca un yante, segnn la descripción que dan de este aceite de buena calidad. El coco de aceite García del Huerto y otros autores, es nota­ es una nuez semejante en el tamaHo y en la ble por el suavísimo olor que exhala, espe­ figura á la moscada; dentro tiene una al­ cialmente cuando está recien cortado. Hav mendra blanca, oleosa, buena de comer y también en aqnel pais un árbol cuya made­ cubierta de una película sutil y morada. El ra es preciosa; pero de naturaleza tan ma­ aceite despide un olor suave, pero se conden­ ligna, que ocasiona hinchazón en el escroto sa con facilidad, y entonces queda converti­ al que indiscretamente la manejn, cuando do en una masa espesa y blanca como Ja está re cien cortada. El nombre qne Ya*>r*> nj. nieve. en Michuacan, y del cual no puedo acor­ En la escelcncia, virtud y abundancia de darme, espresa aquella maléfica virtud. No moderas, aquel pais no cede á. ningún otro; he sido testigo de ello, ni tampoco he visto porque como en su estension se hallan todos el árbol; pero lo supe, cuando fui á Michua­ los climas, también se hallan todos los árbo­ can, de persona fidedigna. les que en ellos prosperan. Ademas? de las El Dr. Hernández describe en su Historia encinas, robles, abetos, pinos, cipreses, ha­ iSalural cerca de cien especies de árboles; yas, olmos, nogales y álamos, y otros mu­ pero habiendo dedicado principalmente sus chos árboles de Europa, hay bosques ente­ estudios, como ya hemos dicho, á las plan­ ros de cedros y ébanos, que eran los dos ár­ tas medicinales, omite la mayor parte de los boles mas apreciados en Ja antigüedad por que produce aquel hermoso terreno, y espe­ sus maderas: ademas, abundan el agdüoco cialmente los mas notables por su tamaHo y b madera de aloe, en la Mixteea; el Utjiinzc- por lo fipreciable de su madera. Hay algu­ rarij en Michuacan; la caoba, en Chiapan; el nos de tan estraorclinarias dimensiones, que palo gateado, en Zoncoliulican (hoy Zongoli- no son inferiores á los que Plinio cita como ca); el camote, en las montañas de Texcoco; milagros de la naturaleza. el gra7iadiUo ó ébano rojo, en la Mixteea y El Padre Acosta hace mención de un ce­ otros puntos: el mixqviü ó acacia verdadera, dro que existia en Allacuechalmayan, pueblo el tepelwajin, el copte, el xabin, el gua.ya.can ó distante nueve leguas de Antequera, ó sea leño sonto, elayaquaJiuiti, el oyamell, el zo- Oaxaca, cuyo tronco tenia de circunferencia püote y otras bmumerables maderas aprecia- diez y seis brazas, es decir, mas de ochenta ble por su incorruptibilidad, por su dureza y y dos pies de París; y yo he visto en una ca­ gravedad (1), por la facilidad con que se sa de campo, una viga de la misma madera, prestan al trabajo, por la belleza de sus co­ que tcjiia de largo ciento y veinte piés caste­ lores y por la fragancia que despiden. El llanos, ó ciento siete de París. En muchas camote es de un hermoso color morado, y el casas de la capital, y de otras ciudades del granadiüo de un rojo oscuro; pero aun son pais, se ven enormes mesas de cedro de una mas bellos c\ palo gateado, la caoba, y el izo- sola pieza. En el valle de AÜixco se conser­ piloquahniÜ ó madera de zopilote. La dure- va todavía un abeto antiquísimo y tan gran­ de, que en la cavidad formada por los rayos [1] Flinio, en bu Historia Natural, lib. 16, cap. en su tronco, caben catorce hombres á ca­ 4, indico, tan solo cuatro gtíneros do madora do ballo (1). Mayor idea dará de su amplitud, mayor gravedad específica que clag-ua. En Móxi. co hay otras muchas quo bo sumergen en aquel If- [1] El nombre mexicano de este árbol ceaJiue- qaido, como el gvayacan, el tapinscran, el x a h in «Jm. htjctl, y loa eupuñoles del país lo llaman aliuchuctc; El quiebra—hacha es tumbicn do esle número, y bo poro los que quieren hablar con pureza castellana, lo llama así porque muy frccuentcmento rompe los ins. dan el nombre de sabino, en lo que so engañan, trumentos de hierro con quo se trabaja. pucB no perlcneco d esta especie, aunquo so lepare^ un testimonio tan respetable como el del E. vado, frondoso, semejante en sus hojas y Sr. D. Francisco Loreiizann, ai-zobispo que frutos á Ja higuera común. De sus ramas, fue de México y hoy de Toledo. Este prc- que se estienden iiorizontahnerite, nacen cier­ Jado en sus anotaciones á las Cartas de Cor­ tos filamentos que penden hácia la tierra, tesa Carlos V, impresas en México el año progresivamente creciendo y engruesando, fie .1770, asegura que habiendo ido 61 mis­ hasta que introducidos en ella se arraigan y mo á observar aquel famoso árbol, en com­ forman otros tantos troncos; así que, un ár­ pañía del arzobispo de Guatemala y del bol solo basta para formar una selva (1 ). obispo de la Puebla de los Ángeles, hizo en­ El fruto de este árbol es inútil, pero la ma­ trar cíen muchachos en su cavidad. dera es de buena calidad. Pueden compararse con este abeto las cci- VLANTAS UTTI.ES POR SU RESINA, GOMA, -5r?»£.\ic yo he visto en la provincia maríti­ ACEITE 6 JUCO. ma de Xicaynn. La amplitud de estos ár­ boles es proporcionada á su portentosa ele­ L a tierra de Anáhuac es fecundísima en vación, y es delicisísiroo su aspecto cuando vegetales útiles por la resina, goma, aceite ó están cubiertos de nuevo follage v cargados jugo que de ellos mana. de fruta, dentro de la cual hay una especie El huitziloxiU, que destila el famoso bál­ de algodon blanco, sutil y delicadísimo. Con samo, es un árbol de mediana elevación. esta hilaza podrían hacerse, y se han hecho Sus hojas son semejantes á los del almen­ en efecto, tejidos tan finos y suaves, y aun dro, aunque algo mayores. La madera es quizás mas que los de seda (1); pero no se rojiza y olorosa; la corteza cenicienta, pero hila con facilidad, por ser muy cortos los fi­ cubierta de una película del color de Ja ma­ lamentos; ademas que se sacaría poca ven­ dera. Las flores, que son de un color páli­ taja de esta manufactura, siendo de poca do, nacen en las estremidades de las ra­ duración el tejido. El algodon de esta fru­ mas. La simiente es pequeña, blanquizca, ta se nsa en almohadas y colchones, los que y encorvada, y pende do un filamento del­ tienen la singular propiedad de esponjarse gado y de media pulgada de largo. En cstraordinariainente con el calor del sol. cualquier paite que se haga una incisión, Entre otros muchos árboles dignos de especialmente despues de llover, se ve ma­ atención por su singularidad, y que me veo nar aquella esquisita resina, tan apreciada precisado á omitir, no debo sin embargo pa­ en Europa, y que en nada cede al famoso sar en silencio cierta especie de higuera bra­ bálsamo de Palestina (2). El de México es via, que nace en tierras de Cohuixclii y en de un rojo negruzco ó de un blanco amari­ otros puntos del reino. Es árbol grueso, elc- llento; el sabor es acre y amargo, y el olor intenso, pero sumamente agradable. El árbol del bálsamo es común en las orillas de cc macho, como lo demuestra el Dr. Hernández en el lib. 3, cap. G6, de la Historia Natural. Y o he visto el abeto do Atlisco en el tránsito que Iii. [1] Hacen mcncion de cala higuera, el Padre co por aquello ciudad en 1756, pero no basianto de Andrés Pérez do Ribas, en la Historia do las misio­

cerca para poder formal idea do b u s d¡mansiones. nes de Cinaloa, y Mr. do Bomaro en su Diccio­ [1] Mr. de Bomare dicc que I09 africanos hacen del nario, llamándolo Figuicr des Indcs% Grand Figuiery hilo de la ceiba, el tafetán vegetal, tan raro y tan y Figvicr admirable. Los historiadores de la In­ estimado en Europa. No es cstraño que escastfo dia Oriental describen otro árbol semejante dcstc, tanto la tela, piendo tan difícil elaborarla. El nom­ que fc hnlla en aquellas regiones. bre ceiba viene, como otros muchos do Ion quo so [3] El primer bálsamo que so llevó do México í

uson e n México, de la lengua que pc hablaba en la liorna, se vendió á cien ducados la on2a, como lo isla de Haití. Los Mexicanos Jo llaman pacholí, testifica el Dr. Monardc en su Historia de los B ¡m - y muchos españoles, pochote. En Africa se llama plcs medicinales de América. La silla apostólica bentev. La ceiba, eegun el mismo autor, es el árbol declaró que csUi sustancia era materia idónea para roas olio de los conocidos. el crisma, aunque diferente del bálsamo do Palestina, Pánuco y de Cbiapan, y en piras tierras ca­ ía supcrfícic negra y los ángulos amarillo*. lientes. Los reyes mexicanos Jo íiicíoron. L a corteza del árboj es en parte verde y en trasplantar al celebre jardín u« Kuuxtcpec, parte leonada. Del tronco sale por incisión donde prendió felizmente, y de allí se pro­ aquella preciosa resina que los españoles pagó en todas aquellas montarías. Alguno» llamaron tiquidamlrar, y eí aceite del mismo indios para sacar mas cantidad de bálsamo, nombre que cs aun mas oloroso y aprecia- queman las ramas del árbol, despues de ha­ ble. También se Jiace eí iiquidambar con cer la incisión. Como estas preciosas plan­ la decocción de las hojas, mas este cs infe­ tas son muy comunes en aquellos paises, rior al que procede de la. destilación. no se curan de 3a pérdida de algunas de El nombre mejicano cópatti, cs genérico ellas, por tal de no aguardar la destilación, y común k todas Jas resinas, pero se aplica que sucio ser lenta. Los antiguos Mexica­ especialmente? á ios que se usan com^sr^ nos no solo sacaban el opobálsamo, ó lá­ cienso. Hay hasta diez especies de árbo­ grima destilada del tronco; mas también el les que dan esta especie de resina, y se di­ añJóbálsamo, por la dccoccion de las ra­ ferencian, tanto en cí nombre como en la mas (1), forma de las hojas, dei fruto, y en la calidad Del Ivuaconcx y de Ja maripenda (2) saca­ de aquel producto. El copal, llamado así ban también un aceite semejante al bálsa­ por antonomasia, es una resina blanca y mo. El huacones: es un árbol de mediana trasparente que sale de un árbol grande, cu­ altura, y de madera dura y aromática, que yas hojas se parecen á las de la encina, se conserva sin alterarse muchos años, aun­ aunque son mayores que estas; el fruto es que esté metido en tierra. Sus hojas son redondo y rojizo. Esta resina es bien cono­ pequeñas y amarillas, las flores pequeñas cida en Europa con el nombre de goma copal, también y blanquizcas, y el fruto semejante y se emplea en la medicina y en hacer bar­ al del laurel. Se sacaba por destilación el nices. Jjos antiguos Mexicanos Ja usaban nceíte de Ja corteza, haciéndola pedamos án- principíilmente en el incienso, de que se ser­ tes, teniéndola tres dias en agua natural y vían ya en el culto religioso de sus ídolos, secándola ol sol. De las hojas se sacaba ya en obsequio de los embajadores y otras otro aceite de buen olor. La maripcTida es personas de alta gerarquía. H oy lo consu­ un arbusto con hojas lanceonadas; el fruto men en grandes cantidades para el culto del es semejante á la uva, y viene en racimos, verdadero Dios y de sus santos. E l iccopa- verdes oí principio y despues rojos. El acei­ Ui 6 tcpccopalli, es otra resina semejante en te se sacaba cociendo las ramas con mezcla olor* color y sabor, al incienso de Arabia, de alguna fruta. El árbol que la destila es de mediana eleva­ EI xochiocotzotly vulgarmente llamado li- ción; nace en los montes; su fruto es una quidambar, es el estoraque líquido de los espede de bellota, que contiene un j>inon„ Mexicanos. Es árbol grande (y no arbusto bailado de una especie de roucllago, o sali­ como dice Pluche); las hojas parecidas á las va viscosa, y dentro del piñón hay una al­ del acebo, son dentadas, dispuestas de tres mendrilla, que se emplea útilmente en la en tres, blanquizcas de un lado y oscuros del medicina. Todos estos árboles, y otros de otro. El fruto es espinoso y polígono, con la misxna especie, en cuya descripción no puedo detenerme, son propios de las tierras [1] Sacase tfanbicn del fruto del ?iuitzi2cgitl un calientes. aceita, semejante en olor jrsabort ai do almendras, L a caraña (1) y la tccamaca, resinas bien pero man acre, y de olor mas fuerte. Es muy Util en la medicina. [1] Los Mexicanos dieron ul ¿rl)ol de la caraña .[2] Los nombres huaconcx y maripenda no son el nombre do tlahu.clilor.ar¡uQhuUl, es decir, árbol do mexicanos, sino adoptado» por Job autores quo lian la malignidad; porque creían eupcfsticiosamcnto quo descrito las plantas de aquellos paises. lo tonina en horror los espíritus malignos, y que oro conocidas en el comercio de Europa, salen de bol es de mediana altura; el tronco es roji­ dos árboles mexicanos, altos v corpulentos. zo, y abunda en Uts? provincias de los Co- £í árbol de la carafta tiene el tronco leona­ huixeas, y de los Tlahuicas. do, liso, brillante y oloroso, y las hojas, aun­ La sanare de drago «ule de un árbol "run­ que redondas, parecidas en su contestara á de, cuyas hojas son anchas y angulosus. las del olivo. El árbol de la tecamaca tiene Este árbol nace en los montes de Quauli- las hojas anchas y dentadas; el fruto rojo, ch i naneo, y cu los de los Coíuúxeas. Los redondo, pequeño, y pendiente de la extre­ Mexicanos llaman ai jugo ezpatli, es decir, midad de las ramas. Uno y otro son de las medicina sanguínea, y al árbol, ezquáhuitl, 6 tierras calientes. árbol de sangre. Hay otro del mismo nom­ El mizquitl, ó mezquite^ como dicen los bre en los montes de Quauhnahuac, que se ^T/^.oles, es una especie de acacia verdade­ le parece mucho; pero tiene lus hojas re­ ra goma arábiga, como aseguran el I>r. Her­ donda y ásperas, la corteza áspera tam­ nández y otros doctos naturalistas. Es ar­ bién, y la raíz olorosn. busto espinoso; sus ramas están dispuestas La resina clástica, Mamada por los Mexi­ con muclm irregularidad; las hojas son te­ canos oí¿n> ú y por los españole» del pais, nues, sutiles, semejantes á Jas plumas de las h«Ze,sale del clquahuiiU árbol elevado,de tron­ aves, dispuestas de dos en dos en las ramas, co liso y amarillento. Sus hojas son gran­ una en írentc de otra. Los frutos son dulces des, las ñores blancas, y el fruto amarillo, y sabrosos, y en ellos se contiene la semilla, redondo, anguloso. Dentro se encuentran con la cuul los salvajes Clüchimecas hacían unas almendras del tamaño de las avellanas, una pasta que los servia de pan. Su made­ blancas, pero cubiertas de una película ama­ ra es durísima y pesada. Estos árboles son rilla. La almendra es de sabor amargo, y tan comunes en el territorio de México, y el fruto nace siempre pegado á la corteza. sobre todo en los paises templados, como las El hule, cuando sale del árbol, es blanco, lí­ encinas en “Europa. (1) quido y viscoso; después amarillea, y final­ La laca 6 goma laca (como dicen los bo­ mente toma un color de plomo negruzco, ticarios) corre con tanta abundancia de un que conserva siempre. Los que lo recogen, árbol semejante til mezquite, que llega á cu­ le dan por medio de moldes, la forma con­ brir enterainertto sus ramas (2). Este ár- veniente al uso á que lo destinan. Esta re­ sina, cuando está condcnsada, es la sustan­ Jn preservativo eficaz contra loa hechizos. Tccama- cia mas clástica de todas las conocidas. Con ca viene del tocamacitiayac

CUAniUJFEDOS DEL TEIUIITOHIO DE MEXICO. [1] I/os ciervos blancos, «can ó no do la misma especie cro todos ostos cuadrú. guda y floja la piel del vientre, cuando quie­ pedos son propios do la América Meridional, y nin­ re dar un salto violento de un árbol á. otro, guno de ellos lo 08 do la Sotentrional. Es cierto la estiende con los pies, y se sirve de ella á quo el Dr. Hernández lmce mención del pbco en. tro los outadrúpedos de México, da ru dibujo, y guisa de alas. El vulgo de españoles con­ adopta el üGiubru mexicano pvloaicheall; pero lo hi­ funde este cuadrúpedo con la ardilla; pero zo con Tcfcrcncia A algunos individuos llevados del Pcrtl, ú ios que dieron aqucJ nombro los Mexicano*, co, rey do los ciervos, El condc de BulTon picnua que la blancura do estos animales us ciucto de la es- como describe también los do la misma especie, lle­ clavitud; pero el hecho de hallarse ciervou blancos vados á Filipino*. Lo cierto cs quo estos animulus culos montCH do México. desmiente cuta opinion. no son indígenas do México, ni so encuentren en [1] PJinio distingue las dus espociew do Icón, con ningún otro país do la América Scptontrional; melena y sin melena,.y menciona el número de los de sino que ulgunoB individuos lian sido llevados allí co­ cada espacie, que Pompe yo presentó un los juegos mo objclou de curiosidad, del mismo modo que se Je Roma. lian traído á Eurnpa. su piel, que por la insufrible fetidez que ar­ rece tanto como á la tortuga, axinque se di­ roja cuando lo persiguen los caladores. (1) ferencia de esta en algunas cosas. Podria El tlacuatzini que en otros poises se llama llamarse cuadrúpedo testáceo, Este ani­ cJmrcha, sarigua ú opossum, ha sido descrito mal no puede huir de Jos cazadores, cuan­ por muchos autores, y es célebre por el saco do lo persiguen en una llanura; pero si es de piel que la hembra tiene en el vientre, y en los montes, donde por lo común habita, que le coge desde el principio del estómago si halla cerca algún declive, se encoge, se hasta el orificio del útero; el cual 1c cubre hace una bola, y odiándose <í rodar por la los tetas, y tiene en medio una abertura, por pendiente, deja burlado ol cazador. la que meto 4 los lujos, despues de haberlos El techichi, que también se liorna aleo, era parido, para tenerlos bien custodiados. un cuadrúpedo de México y de otros países Cuando anda ó salta por las paredes, estien­ de América, que por ser de la figura det&*?r'- de la piel y cierra la abertura, á fin de que ro, fue llamado así por los españoles. Era no puedan escaparse I09 cachorros. Pero de un aspecto melancólico, y enteramente cuando quiere echarlos fuera, á. fin de que mudo, de donde tomó origen la fábula de coman, y volver á guardarlos, para darles de que los perros del mundo antiguo enmude­ mamar ó preservarlos de algún peligro, aflo­ cen, cuando son trasportados al nuevo. ja la piel y abre la boca del saco, imitando Los Mexicanos comian la carne del tcchichi; la preñez cuando lleva en él á los hijos, y el y si hemos de dar fe á los españoles que parto cuando les da salido. Este curioso cua­ también la comian, era gustosa y nutritiva. drúpedo es el estenninio de los gallineros. Los españoles, despues de la conquista de E l ayolothili, llamado por los españoles ar­ México, no teniendo todavía rebaños de madillo ú encubertado, y por otras naciones ninguna especie, hacian la provisión para tatú, es conocido en Europa por las planchas sus buques con carne de estos cuadrúpedos, oseosas que le cubren la espalda, y que se y así cstingicron muy en brsve la raza, aun­ parecen á la antigua armadura de los caba­ que era muy numerosa. llos. Los Mexicanos le dieron aquel nombre El Haluiolotli, ó ardilla de tierra, llamado por la semejanza, aunque imperfecta, que ardilla suiza por Buffon, es semejante á la tiene con d conejo cuando descubre la ca­ verdadera, en los ojos, en la cola, en la li­ beza, y con la calabaza, cuando la oculta en gereza y en todos sus movimientos; pero se las conchas (2); pero á ningún animal se pa- diferencia de ella en el color, en el tamaño, en la habitación y en algunas propiedades. (1) Bufón numera cuatro especies úc cpall, ba­ El pelo del vientre es blanco, y el del resto jo d nombro genérico do m ojetes, Dico quo las del cuerpo, blanco, manchado de gris. Su dos prímorad, quo 6\ llama coaeo y conepata, Bon do la America Solcntrionol, y ol chincho y oí zorrillo, tamaño es doble del de la ardilla común, y quo bod la» otras dos, do la América Meridional. No no habita como esta en los árboles, sino en creo quo ucan cuatro especias diferentes, sino cuatro los agujeros que labra en la tierra, ó entre zazas do una misma. Los nombres quedan lo» Mexica­ las piedras de las tapias do los sembrados, nos 6 loa doe primeras, son izquiepatl y conepatU las en los que hace muchos estragos, por la gran cuales solo se diferencian en. ol tamaño y color. £1 cantidad de gnuao que consume. Muerde nombro de eoa$o ó squasa, que ol Ti&joro Dampierro dice ser común en México, no se ha oído jamas en furiosamente ü quien se le arrima, y no es aquellos pajees. Los indios de Yucatán, quo íué don. posible domesticarlo; pero tiene elegancia do estuvo Dampicrrc, dan á. aquel cuadrúpedo el nom­ en las formas, y gracia en loe movimientos. bro do paú Esta especie es muy nuumerosa, sobre todo (2) Ayotochitl, es palabra compuesta do aytoli, calabaza, y de tochitli, conejo. Bufón numera ocho en M6xico, puesto quo lie víhIo pocos individaos; y especies do esto animal, bajo el nombro de tatous, di. no pensando entóneos escribir sobre este asunto, no -pidiéndolas según el número do escamas móviles quo me tomé el trabajo de contar las escomas, ni creo en el reino tic Miclmacan. El tcchallotl so­ piramidal, la pieljgruesa y cubierta de un pe­ lo ¡*c distingue del animal que acabamos de lo espeso, que en la edad madura es de un describir» en tener mus pequeña, y mélios color oscuro. La dentadura, compuesta do peluda la cola. veinte dientes molares y otros tantos incisi­ El amiztlir 6 león acuático» es un cuadrú­ vos, es tan fuerte y penetrante, y sus mor­ pedo anübio que habita en las orillas del mar deduras son tan terribles, que se le ha visto, Pacífico, y en alguiios rios de aquellos paí­ como asegura el Jüstoriador Oviedo, que ses. E l cuerpo tiene tres pié» de largo, 7 la fuG testigo ocular, arrancar de una dentella­ cola dos. Tiene el hocico largo, las piernas da ú, un perro de caza, uno ó dos palmos cortas, las uñas encorvadas. L a piel es de pellejo, y á otro un muslo y una pierna. muy estimada por el pelo que la cubre, que Su carne es buena de comer (1); la piel “ jíí-Jurgo y suave. flexible, y al mismo tiempo tan fuerte, que El mapach do los Mexicanos, es, según el resiste no solo á las flechas, sino á. las balas conde de Buifon, el mismo cuadrúpedo lla­ de fusil. Este cuadrúpedo Labita los bos­ mado rallón en la Jamaica. E l mexicano ques solitarios de las tierras calientes, y las tiene la cabeza negra, el hocico largo y su­ inmediaciones de algún rio ó lago, pues vi­ til, como el del galgo; las orejas pequeñas, ve tanto en el agua como en la tierra. el cuerpo voluminoso, el pelo variado de ne­ Todas las especies de monos, propios de gro y blanco, la cola larga y peluda, y cin­ aquel pais, se comprenden por los Mexica­ co dedos en cada pié. Sobre cada ojo tie­ nos bajo el nombre de ozomatli, Los hay ne una mancha blanca, y sé sirve de las pier­ de varios tamaños y formas: pequeños y nas delanteras, como la ardilla, para llevar estraordinariamente graciosos; medianos, á la boca lo que quiere comer. Aliméntase grandes, fuertee, feroces y bravos, y estos indiferentemente de granos, de frutas, de in­ se llaman zambos. Los hay, que cuando es­ sectos, de lagartijas y de sangre de gallinas. tán erguidos sobre las piernas, alcanzan la Domestícase fácilmente, y es bastante gra­ estatura del hombre. Entre los media­ cioso en sus juegos; pero es traidor como la nos hay algún os que por tener la cabeza se­ ardilla, y suele morder á su amo. mejante á, la del perro, pertenecen á la cla­ La danta, ó ante, ó bcoriy b tapir (que es­ se de los cinocéfalos (2 ), aunque todos ellos tos nombres se le dan en diferentes paises), es tienen cola. el cuadrúpedo mas corpulento de cuantos En cuanto á- los hormigueros, tan singu­ hay en el territorio mexicano (I), y el que lares por la enorme longitud del hocico, la mas se acerca al hipopótamo, no solo en el estrechez de la garganta y la desmesurada tamaño, sino en algunos rasgos y propieda­ dimensión de la lengua, de que se sirven des. La danta es del tamaño de una muía para sacar las hormigas de los hormigueros, mediana. Tiene el cuerpo algo encorvado, que es la circunstancia á. que deben el nom­ como el puerco, la cabeza gruesa y larga, bre, nunca los he viBto en aquellos países, con un apéndice en la piel del labio superior» ni sé que existan en ellos; pero creo que per- que estiende ó encoge á su arbitrio; les ojos chicos, las orejas chicas y redondas, las pier­ (1) Oviedo dice quo las piernas do la danta son nas cortas, los piés delanteros con cuatro muy sabrosas, con tal que están veinticuatro horas uñas, los traseros con tres, la cola corta y continuas al fuego. (2) El cinocéfalo del antiguo con tinento no tío. (1) La danta ca mucho menor que el tíaeaxolotl no cola; y 'habiéndose encontrado en clNucvo-Mun- descrito por el Dr. Hernández; pero no sabemos quo do monos con cola y cabexa do perro, Mr. Brisson, lmya existido jamas cale gran cuadrúpedo en ol sue­ en la clasificación quo haco do los monos, da acerta­ lo mexicano. Lo mismo debe decirse del ciervo del damente d los do esta clase el nombre do cinocéfalos Nuevo-México, y del bisonte, quo son mayores que ecrcopitcqucsy y distingue dos especies- Bufion omi­ la danta. Véase la Disertación IV de cata obra. te esta en las diferentes que describe. tcncce & la misma especio el aztacoyoü, ó hombres. Cuando huye, no.bace masque sea coyote hormiguero^ mencionado aunque trotar; pero .su trote es tan rápido y veloz, no descrito por el Dr. Hernández (I). (pie apenas puede seguirlo un caballo á cor­ Los cuadrúpedos peculiares de Ja tierra rerá tendida. El cuetlachcoyotl, me parece de Anáhuac, cuya especie no so encuentra de la misma especie que el coyote, del que en la América Meridional, ni en otros pai­ solo se distingue en tener el cuello mas grue­ res españoles del Norte del Nuevo-Mundo, so, y el pelo semejante al del lobo. Ron el coyol!, el talcoyotl, el JColoitzcuintli, el El tlalcoyoil, 6 tledccnjole, es del tamaño de tepe¿tzcuÍ7itliel iízcuinicpolzotU, el ocotocJdZi, un perro mediano; pero mas grueso, y á mi el coyopolin, la tuza, el aJmitzotl, el huitzüa- entender, el cuadrúpedo mas corpulento de cuaíziny y otros que no son conocidos. cuantos viven en agujeros subterráneos. Se El coijoü ó coyote, como dicen los españo­ parece algún tanto al gato en la cabez^ w ? les, es una fiera semejante al lobo en la vo­ al leou en el color, y en lo largo del pelo. racidad, á la zorra en la astucia, al perro Tiene la cola larga y peluda; se alimenta de en la forma, y en otras propiedades al adive gallinas, y de otros animales pequeños que y al chacal: por lo que algunos escritores me­ caza en la oscuridad de la noche. xicanos lo han numerado entre varias de El ilzcuinlcpotzotli, el tepeitzcuinlli y el Xo- aquellas especies; pero es indudable que so loitzciiiníli, eran tres especies de cuadrúpe­ diferencia de todas ellas, como lo liaremos dos, semejantes al perro. El primero, cu­ ver en las Disertaciones. Es mas pequeño yo nombre significa perro jorobado, era del que el lobo; del tamaño de un mastín, poro tamaño de un perro maltés, y tenia la piel mas enjuto. Tiene los ojos amarillos y pe­ manchada do blanco, leonado y negro. La netrantes; las orejas pequeñas, puntiagudas cabeza era pequeña con respecto al cuerpo, y derechas; el hocico negruzco, las piernas y parecía unida íntimamente á este, por ser fuertes, y los piés armados de uñas grue­ el pescuezo grueso y corto. Tenia la mira­ sas y curvas; la cola gruesa y peluda, y la da suave, las orejas bajas, la nariz con una piel manchada de negro, pardo y blanco. prominencia considerable en medio, y la co­ Su voz participa del aullido del lobo, y del la tan pequeña, que apénas le llegaba á ladrido del perro. El coyote es de los cua­ media pierna; pero lo mas singular en él era drúpedos mas comunes en México (2), y de una joroba que le cogia desde el cuello has­ los mas perniciosos á los rebaños. Ataca ta el cuarto trasero. E l pais en que mas una manada entera; y si no encuentra un abundaba este cuadrúpedo, eraelreinode Mi- cordero, se apoderado una oveja por el pes­ chuacan, donde se llamaba ahora. El te. cuezo, carga con ella, y golpeándola con la pcitzcuinüiy esto es, perro montaraz, es una cola, la lleva á donde quiere. Persigue á los fiera tan pequeña, que no escede el tama­ ciervos, y suele también acometer á, los ño de un cachorro; pero tan atrevida, quo acometo á los ciervos, y tal vez los mata. (1) E l oso hormiguero deserito por Oviedo» os di- Tiene el pelo largo, larga también la cola, feronto del fourmilier do BafFon; puos aunque una y el cuerpo y la cabeza negros, el cuello y el otro se allmontan do hormigos, y tienen desmesura, dos hocico y lengua, el de Buffon tionc una cola muy pecho blancos (1). El XóbüzcumtU es ma­ larga; y el do Oviodo carece absolutamente de cola. yor que los dos precedentes, pues en algu­ Ee muy curiosa la desoripcion quo haco Oviedo ¿el nos individuos el cuerpo tiene cuatro piés modo que estos animales tienen do cazarlas Iiur. de largo. Tiene las orejas derechas, el cue­ migas. llo grueso y la cola larga. Lo mas singu* (2) N iBuSonni Bomare hacen mención del eo- yoto, siondo una de las fieras mas comunes del terri. torio do México, y apesar de estar descrita por el Dr. (1) BufFon crío quo el Icpcitscuintli no es olrc Hernandos, cuya Historia Natural citan con fre, que ol glotón. En las Disertaciones combatimos este cuencia aquellos dos escritores. idea. Jar Je cslc animal es estar enteramente? pri­ El tozan 6 tuza, que es el topo de Méxi­ vado de pelo; pues .solo tiene sobre el hocico co, es un cuadrúpedo de buenas proporcio­ algunas cerdas largas y retorcidas. Todo nes y de siete á ocho pulgadas de hirgo. fe* 11 cuerpo está cubierto de una piel lisa, El hocico es semejante al de la rata; las blanda» de color de ceniza, pero mancha­ orejas pequeñas y redondas, y la cola corta. da en parte de negro y leonado. Estas tres Tiene la boca armada de dientes fortísimos, especies de cuadrúpedos están extinguidas, y los piés de uñas duras y encorvadas, con ó cuando mas solo se conservan de ellas al­ las cuales escava la tierra y labra los aguje­ gunos individuos (1). ros en que habita. Es animal perniciosí­ El ocotochüi, según la descripción del Dr. simo á los campos por el grano que destru­ Hernández, parece pertenecer á la especie ye, y 6 los caminos por los agujeros que en ^atos monteses; pero aquel escritor le ellos forma; porque cuando, á efecto de su atribuye cualidades que parecen fabulosas; poca vista, no encuentra uno, labra otro, no porque haya tenido intención de engañar multiplicando así la incomodidad y el ries­ á sus lectores, sino quizás por demasiada go de los que viajan á caballo- Escava la confianza en los informesque recogió. Di­ tierra con las piernas delanteras, y con dos ce en efecto que cuando este animal se apo­ dientes caninos que tiene en la mandíbula dera de aJguna presa, la cubre con liojusy superior, y que son mayores que los otros. sube á un árbol inmediato, y con sus aulli­ La tierra que saca la guarda en dos bolsas dos convida á otras fieras á que coman de membranosas, que tiene detrás de la^ ore­ ella, y él come lo que estas han dejado; por jas, y armadas de los músculos necesarios ser tan enérgico el veneno de su lengua, que para contraerías y dilatarlas. Cuando es­ inficionarla con él la presa, y morirían todas tos membranas están llenas, las descarga, las otras fieras que de ella comiesen después. sacudiéndolas con las piernas delanteras, y Todavía se oye esta fábula en boca de las vuelve á continuar su operacion. Esta es­ gentes del vulgo. pecie es abundantísima, pero no me acuer­ El coyopolUn es un cuadrúpedo del tama- do haberla visto en ios paises en que hay no de una rata; pero tiene la cola mas larga ardillas de tierra. que esta, y de ella se sirve como de una ma­ El aJaázoÜ es un cuadrúpedo anfibio, que no. En el hocico y las orejas se parece al vive por lo común en los rios de los paí­ puerco. Las orejas son trasparentes, Jas ses calientes. El cuerpo tiene un pié de piernas y los pi6s blancos, el vientre de un largo; el hocico es largo y agudo, y la co­ blanco amarillento. Habita y cría sus hi­ la grande. Tiene la piel manchada de negro jos en las ramas de los árboles. Cuando y pardo. los hijos tienen miedo, se abrazan estrecha­ EL huilzüacuatzin es el puerco espin de mente con ]a madre. Méjdco, Es del tamaño de un perro me­ diano, al que se asemeja también en el ros- (1). Joan Fubri, académico Linceo, publico en ro, aunque tiene el hocico aplastado. Tie­ Roma uoa larga y erudita disertación, on quo trató ne los piés y las piernas gruesas, y la cola do probar quo el xoloitzcuinüi cb el mismo animal quo ol lobo do M&dco. So dejó engañar por el re- proporcionada al cuerpo. T odo este, es- trato do aquel cuadrúpedo, que con otraB pinturas cepto el vientre, la parte posterior de la co­ envió a Roma ol Dr. Hernández: pero si hubiera leí­ la, y lo interioT do las piernas, está armado do la descripción dada por crLq docLo nuturaliela en de espinas huecas, agudas y de cuatro de­ el libro De los Cuadrúpedos de México, so hubiera dos de largo. En el hocico y en la frente ahorrado ol trabajo do escribir aquella obra, y los tiene cerdas largas y derechas, que se alzan pastos deflu impresión. BufTon abrazó el error de Fabri. Véase lo que- digo sobre esto en laB Diserta­ sobre la cabeza, formando una especie de ciones. penacho. La piel entre las espinas está cu­ bierta do un pelo negro y suave al tacto. abundancia, su variedad y su cscdcncia, No come mas que frutas (1). dieron motivo á quo algunos escritores dije­ El cacomiztle e» un cuadrúpedo muy se­ sen que México es el rehio de los pájaros, mejante á lafuina en sus principales hábi­ como Africa es el de las fieras. El X>r. tos. Tiene el tamaño y la forma de ua ga­ Hernández en su Historia Natural descri­ to común; pero el cuerpo cs mas grueso, el be mas de doscientas especies propias de pelo mas largo, lu pierna jn&9 corta, y el as­ aquel pais, y omite muchas dignas de me­ pecto mas selvático y feroz. Su voz es un moria, como el cuidacochlf la zacua y el ¡72¿¿- grito agudísimo. Se alimenta de gallinas drugador. Me limitaré á indicar algunas y de otros animales pequeños. Habita y clases, añadiendo ciertas particularidades cria ú. sus Lijos en los rincones ménos fre­ que Ies son propias. Entre las aves de rapi­ cuentados de los casae. De dia ve poco, y ña liay muchas especies de águilas, haj£fe solo sale de su escondite por la noche,' para nes y gavilanes. El citado naturalista da buscar que comer. Tanto el cacomiztle co­ á estos pájaros la preferencia con respecto mo e¿ llacualzin se suelen hallar en las casas á los de Europa. Por la notoria escelencia de la capital (2). de los halconeB mexicanos, mondó Felipe Ademas de estos cuadrúpedos. Labia otros II, rey de España, que cada año se lleva­ en el territorio mexicano, que no sé si de­ sen ciento á su corte. Entre las águilas ban numerarse entre los animales propios de mayor tamaño, lamas hermosa y cele­ du aquel pais, ó 6Í entre los comunes á otros brada es la que se llama en el país üzcvauJi- paises americanos, como el itzcuincuani, es­ tli% la cual no solo caza pájaros grandes y to es, comedor de perros, el tlalmizili ó león liebres, sino que también ataca las fieras y pequeño, y el Üalocelotl, ó pequeño tigre. los hombres. De los otros, que aunque no pertenccian á Los cuervos del pais, llamados por los México, se hallaban en otros países de la Mexicanos caccUotl, no se empican en lim­ America Setentrional conquistados por los piar los campos de insectos y de inmundi­ españoles, haremos mención en las Diserta­ cias, como hacen en otros países, sino mas bien en robar el grano de las espigas. Los ciones- que realmente limpian los campos, son los A.VUS D E L TE ItlU TO R IO M E XIC A N O . zopilotes, conocidos en la América Meridio­ nal con el nombre de gallinazos, en otros La enumeración y descripción de los con el de cuítaos, y en oíros en fin, con el im­ aves de Anáhuac, presentan aun mas difi­ propísimo de cuervos (1). Hay dos espe­ cultades que las délos cuadrúpedos. Su cies diferentes de estos pájaros, la del zopi­ lote propio, y la del cozcacuaulitli. Uno y (1) Buffon dice que el kvitztlacvatzin cs el coen­ otro son mayores quo el cuervo, y convie­ dú de la Guinea; pero este es carnívoro, y aquel íru. gívoro, El cuadrúpedo Africano no tiene el pena­ nen entre sí en tener encorvados el pico y cho quo bo nota en ol de México, Stc. las uñas, y en la cabeza, en. lugar de plumas, (2) N o s6 el vordadero nombre mexicano del cacomiztle, y adopto ol quo la dan cu aquel pais los (J) El mismo Dr. Hernández no tuvo dificultad españoles. El Dr. Hernández no hace mención do en hacer dol zopüote una oepocio do cuervo; pero son este animal. Es cierto que describo olro con el nom- grandae las diferencias quo separan estas aves en ol bro do cacamiztli; pero osto os sin duda un yerro do tamaño, en 2a forma do la cabeza, en ol vüelo y en la imprenta, 6 do los académicos romanos que cuidaron voz. Mr. de Bomaro dico que el aura yol coscuauth de la edición de Homandez, puesto que dobc escri­ de México cs ol tzopilot de ion indios, pero los dos birse sacamíztli. Ahora bien, esto cuadrúpedo es do nombros eozcaeucuhtli y sopilotl son moxieanosT y Pirineo, y el cacomiztle de Mórico. El naeomiztle fueron adoptados por los indios, no para significar un habita en el campo, y ol cacomiztle on las casas de solo pdjaro, sino das distintos. En algunas partes so la ciudad- El -oecm iríli tiene una biaza castello- da iL una especie el nombre do aura, y iuo describen onto prccíoeo animal, nin. do movimiento desde octubre hasta abril. guno da mejor id»;a de la bcrmo&um de sus plumas Hay nueve especies de estas aves, diferentes que ol P. Acosta- — Sa­ etí, entre el pico y ios ojo*, Ioh cuales «on ú pesar de esto tau estimada, que lie visto pa­ negros. L a cola es turquí en Ja parte supe­ jear veinticinco duros por uno de ellos. Se rior, parda en la^ inferior, y bíunca un ía cs- ha procurado muchas veces trasportarlo á tremidud. Europa; perón o sóqrtesc Jinya logrado, y El ÜuuHololl es muy semejante en los creo que nunque llegase vivo, padecerían colores ni Uacuüóltototl, pero mas peque­ gran detrimento su voz y su instinto, per las ño. Las guacamayos y los cardenales, incomodidades de la navegación, y la mu­ tan estimados en Europa por su brillante danza dol clima (1). plumaje, son bastante comunes en aquellos Las aves llamadas cardenales no son mé- paisos. nos agradables al oido, por la melodía de Todos estos pájaros, y otros propios de su canto, que íi. Ja vista, por Ja hermosura de México, ó trasportados allí de otros países sus plumas color de grana, y de su p en a^ -. imnediatos, eran muy estimados por los Me­ La calandria mexicana canta también sna- xicanos, que con sus plumas hacian curiosas vísimainente, y su canto ec parece mucho al obras de mosaico, cíe que on otra parte lia­ del ruiseñor. Sus plumas son manchadas remos mención. Los pavones, 6 pavos rea­ de blanco, amarillo y ceniciento. Teje ma­ les fueron llevados del antiguo continente, ravillosamente su nido de filamentos vegeta­ pero por descuido de ios habitantes se han les, que engruesa y une con cierta materia multiplicado muy poco. viscosa, y lo suspende

(1) El abato D. Jotró Rafael Cürnpoy, do quien y otras inocentes. Entre estas, ocupa el haré os otra parto el debido elogio. primer lugar el camaleón, llamado por los (2) Sé la diversidad do opiniones qdo reinan en­ Mexicanos cuaiapalcail. Es casi en todo se­ tro los autores, sobro los animales que deben com* mejante al camaleón común; pero se diferen­ prendarso en la closo de reptiles; pero como no cs mi cia de él en carecer de cresta, y en tener intento hacer una división exactísima de estos anima, orejas, que son grandes, redondas y muy les, sino describirlos con a]guQ drden ú. los lectores, tptno oí nombro do reptiles on la eígtiificacioA vul­ abiertas. De las otras lagartijas inocentes gar quo lo dieron nuestrofl abuelos. solo merece mentarse la iapayaxin7 tanto por su figura, como jjor otras circunstancias. Tiene de largo hasta cinco ó seis tochas, y Es perfectamente orbicular, cartilaginosa y el grueso es el de un hombre regular. Poco muy fría al tacto. El diámetro de su cuer­ menor era una de las ílilcoas, ó culebras ne­ po es de seis dedos. La cabeza es durísima, gras, vista por el D v. Hernández en las mon­ y mancliada de diversos colores. Es tan tañas de TcpoztUm, pues con el mismo grue­ lenta y perezosa, que no se mueve, ni aun so tenia diez y seis pies de largo; pero en el cuando le dan golpes. Si se le hace dai\o en dia difícilmente se hallan culebras de tanta la cabeza, ó se le comprimen los ojos, lanza corpulencia, si no es en algún bosque retira­ de ellos hasta la distancia de dos ó tres pa­ do, y muy lejos de la capital. so?, algunas gotas de sangre; poro por lo Las culebras venenosas mas notables son: demas es animal inocente, y muestra tener el ahucyacllty la cv¿cuüco¿¿ll, el coral ó corali­ placer en quo lo manejen. Quizás por ecv no, la leixmijianiy la ccncoatl y lu LeoLlacozauJu de un temperamento tan frió, siente alivio qv-i, Esta última, de cuyo género hay mu­ con oí calor de la mano. chas especies, es la famosa culebra de cas­ De las lagartijas venenosas, la peor pa­ cabel. Su tamaño varía, como también su rece ser la que por su escasez tiene el nom­ color; pero ordinariamente es de tres á- cua­ bre mexicano de tetzauhcuL Es pequenísi­ tro pies de largo. Los cascabeles pueden ma; de un color ceniciento, que amarillea en considerarse como un apéndice ó continua­ el cuerpo, y tiene visos azules en la cola. ción de las vértebras; y son unos anillos so­ Hay otras que se creen veneuosas, y que los noros, de sustancia córnea, móviles, enla­ españoles llaman salamanquesas, y el vulgo zados entre sí por las articulaciones ó co­ ignorante escorpiones: pero yo me he asegu­ yunturas, y cada uno consta de tres huese- rado, despues de muchas observaciones, que sillos (1). Suenan siempre que la culebra carecen de veneno, y que si tienen alguno, se mueve, y especialmente cuando se agita no es tan activo como generalmente se crée. para morder. Es muy veloz en sus movi­ Lo que he dicho de lus lagartijas se pue­ mientos, y por esto los Mexicanos la llama­ de aplicar á los sapos; pues no he visto ni he ron también checacoad, ó culebra de aire. Su oido hablar de ninguna desgracia ocasiona­ mordedura ocasiona infaliblemente la muer­ da por su veneno, aunque suelen cubrir la te, si no se acude inmediatamente con lo» re­ tierra en algunos paises calientes y húme­ medios oportunos, entre los cuales se tiene dos. En ellos se encuentran sapos tan grue­ por muy eficaz poner algún tiempo la porte sos, que tienen ocho pulgadas de diámetro. ofendida dentro do la tierra.. Muerde con De las ranas hay en el lago de Choleo tres dos dientes caninos que tiend en la mandí­ numerosísimas especies diferentes en el ta­ bula superior, los cuales, como en la víbo­ maño y en el color, y bastante comunes en ra y en otras especies de culebras, son mó­ la mesa de la capital. L as’ de Huasteca viles, cóncavos y perforados hácia la punta. son escalentes, y tan grandes, que suelen El veneno, esto es, aquel jugo tan pernicio­ pesar una libra española. Pero no vi ni so, que es amarillento y cristalizare, está oí hablar jamas en aquel pais de las ranas contenido dentro de las glándulas, colocadas de árbol, que son tan comunes en Italia y en las raíces de aquellos dos dientes. Es­ en otros paises de Europa. tas glándulas, comprimidas al morder, lan­ La variedad de serpientes es mucho ma­ zan el fatal licor por los canales de los dien­ yor que la de los reptiles de que acabamos tes, y por sus agujeros lo introducen en la de hablar, las hay grandes y pequeñas, do herida y en la masa de la sangre. De buena muchos colores, de un solo color, veneno­ sos é inocentes. (1) El Dr. Hernández dice quo esta culebra timo tantos años cuantos cascabeles, jjorq uo cada año lo Laque los Mexicanos llamaban canau/¿« naco uno; mas no sabemos «i esta opinion bo funda coatí, parece la mas notable por su volumen. on obsorvacioncB propias. gana comunicaríamos al público otras obser­ Entre Ja¿» culebras inocentes, de íus qus> vaciones sobre esto asunto, si la naturaleza liny muchos especies, no puedo omitir la de esta obra lo permitióse (I). tzicaduian, y Ja ma'/uízcoall. La primera cu La ahueyaedi es poco diferente de lu que hermosa, de un pió do largo, y del grueso acabamos «Je describir, pero no tiene casca­ del dedo anular; vive siempre junto á loa beles. Segun Hernández, esta culebra co­ hormiguero®, y se halla tan bien con las hor­ munica. aquella especio de veneno que Jos migas, quo muchas veces las acompaña en mitigaos llamaban hemorrhoos, con el cual el suóí peregrinaciones, y vuelve con ellas á su herido echa sangre por la boca, por la nariz residencia. El nombro mexicano tziealli- y por ios ojoíí, aunque los efectos de esta ac­ nan, significa madre de la# hormigas* y así la tividad pueden evitarse con ciertos antí­ llaman los españoles; pero yo sospecho que dotos. esta afición nace do su propensiou á alimen­ La cuicuücoall, llamada así por la varie­ tarse de aquellos insectos. dad de sus colores, tiene ocho pulgadas de La maiptizcoatl ee del mismo tamaño quo largo, y cs gruesa como el dcrlo pequeño; la precedente; pero cs trasparente y platea­ pero su veneno es tan activo como el de la do. Tiene la cola mas- gruesa que la cabe­ de cascabel. za, y se mueve indiferentemente por cual­ La teixminani cs la culebra que Plinio lla­ quiera do las dos estremidades, andando ma xaculwn. Es lurga y sutil; tiene la es­ hácia atras ó hácia adelante, según le convie­ palda cenicienta, y el vientre morado. Mué­ ne. Este reptil, llamado por los griegos am- vese siempre en líuea recta, y no puede vol­ phisbeaena (1), es bastante raro, y no sé que verse. Arrójase de los árboles á los viaje­ se baya visto sino en el valle de^ToJuca. ros, y de alií ha tomado su nombre (2). Hay Entre todas los especies de culebras que de estas culebras cu los montes de Quauh- so hallan en Jos bosques poco frecuentados nahuac y en otras tierras calientes; pero ha­ de aquellas regiones, no sé que hasta ahora biendo yo estado muchos años ^11 aquellos se haya descubierto otra especie vivípara si­ paises, jomas supe que hubiesen atacado i no el acoad, b culebra acuática, á la cual se nadie, y lo mismo puedo decir de los terri­ atribuye aquel carácter, aunque no con cer­ bles efectos quo se atribuyen al ahucyacÜL teza. Tiene cerca de veinte pulgadas de 1 oi ­ La ccncoaü (3), que también es venenosa, go, y una de grueso. Sus dientes son peque­ tiene cinco piés, poco mas ó ménos de lar­ ñísimos; la parte superior de la cabeza cs go, y ocho pulgadas de circunferencia en la negra, las laterales azuladas, y la inferior parte mas gruesa. Lo mas notable de este amarilla; la espalda listada de negro y azul, reptil cs que brilla en la oscuridad: así es y el vientre enteramente azul. como el próvido Autor de la naturaleza os­ Los antiguos Mexicanos, que se deleitaban cita y despierta de diversos modos nuestra en criar toda especie de animales, y que % atención para preservarnos del mal; ora por fuerza de costumbre habían perdido el mie­ el oido, con ol ruido de los cascabeles, ora do natural que algunos de ellos inspiran, to­ por Ja vista, con la impresión de la luz. maban en los campos una especio de culc- 12] Plinio, en el libro VIII, cap. 23, da dos eabo. [1] EI F. Inanima, misionero jesuíta do la* Cali- zas al amphisbeucnai pero el nombro griego solo sig­ furnia», hizo con los culebras muchos cspcriencio», nifica movimiento por una y otra d«j lu* dos extremi­ que confirman las quo Mr. Mead hizo con las víboras. dades. En Europa so ha visto la culebra con dos ca­ [3] Los Mexicano» dan tambian á. esta culebra el bezas de quo habla Plinto, y aun dicen que so halla nombro do mieoatl, y los espnfióles «1 do saetilla. Uno- en Méjcieo; pero no stí que nadio lo haya visto ullS: y y otro pijrníficBn lo mismo quo jaeulujn, sí ha cxiülido c& efecto, no dobo considerarse como [3] Hay otras culebras, quo por ser del mismo co­ upa especio regular, Híno como un monstruo, semejan, lor, tienen el mismo nombro do eencoat}. Todas son to al águila do dos cabcmi6qtia so halló, hace pocos inocentes. aflq?, en. Oajaca, y faó enviada ¿ Madrid. l-,r» verde 6 inocente, y la criaban en casa, cos de tres? ó cuatro especies, las carpas, Ius< donde con el cuidado y el alimento llegaba trucha*, los bobos, los róbalos, los barbos, & ser tan gruesa como un hombre. Guardá­ los orates, las corvinas, las anguilas, v otros. banla en una tina, de donde no salia sitio La descripción de todos estos pocos, ade­ ora para tomar el alimento de manos del mas de extraviarnos demasiado de nuestro í-rao, subiéndole & los hombros, 6 enroscán­ intento, ecria inútil á. la mayor parte de los dose á sus piés. lectores; por lo cual nos limitaremos fi dar algunas particularidades que podrán servir CE9 J3B LO S M.YTttiS, T>E L O » 11103 Y DE LOS para ilustrar esta paite do la historia natuntl. L.VOOS DK ANAHUAC. El tiburón pertenece á aquella clase do Si de la tierra volvemos los ojos al ngua bestias marinas, que los antiguos llamaron de *íos mares, de los rio* y de los lagos de canicvlac. Es conocido por fu voracidad, Anáhuac, hallaremos un número mucho como también por su velocidad, su fuerza y uuis considerable de animales. nN o tienen su gran tamaño. Tiene dos, tres, y á veces guarismo las especies conocidas de peces mas órdenes de dientes, no múnos agudos que la pueblan; pues solo de las que sirven que fuertes, y traga cuanto se Je presenta, id alimento del hombre, he contado mas de sírvale ó no de alimento. Alguna vez se ic ciento, sin incluir ningún testáceo ni crustá­ ha encontrado en el vientre una piel entera ceo. Entre los peces, los hay comunes á los de carnero, y aun una gran cuchilla de car­ dos mares; otros propios del golfo mexica­ nicero. Suele acompañar £i los buques, y no; otros del mar Pacífico, y otros de loa según asegura Oviedo, ha habido tiburón rios y de los lagos. que lia seguido á un navio que navegaba Los peces comunes á ambos mares son: con viento en popa y á toda vela, por espa­ lus ballenas, los delfines, las espadas, los ti­ cio de quinientas millas, dando vueltas en burones, los manatíes, las mantas, los lobos, rededor para aprovecharse de las inmundi­ los puercos, los bonitos, los bacalaos, los ró­ cias que se echaban al agua. balos, los pargoe do tres especies, los meros, El manatí, ó lamentino, como otros lo lla­ los pámpauos, las palometas, las rayas, los man, es de Indole muy diversa de la del ti­ chuchos, los barbos, los corcovados, los ora­ burón, y de mayor tamaño. E l mismo Ovie­ tes, los voladores, los guitarras, las cabrillas, do dice que se han pescado manatíes tan las agujas, las langostas, los sollos y otros gruesos, que para trasportar uno de ellos muchos; como también varias especies de ha sido necesario emplear un carro con. dos tortugas, pulpos, cangrejos &c. pares de bueyes. Es vivíparo como el tibu­ Ademas de los anteriores, el seno mexica­ rón; pero la hembra no pare mas que uno ú. no tiene los salmonetes, los congrios, las la vez, aunque de enorme volumen (1). Su doncellas, los pegereyes, los rombos, los .sa­ pos, los besugos, las bermejuelns, los gorrio­ CD Bnfon cotivicno cor «1 Dr. Hernández en quo nes, Jas linternas, los dentones, las lamprens, la hembra del manatí no pare mas que un individuo las murenas, la9 anguilas, los nautilos, y á la vez: otros dicon qu« pato dos. Quiz&s sucedo con otros. la hembra det manatí lo quo con la mujer, que sien, do uno ordinariamente bu foto, en casos cstraordina- El mar Pacífico, ademas de los comunes rios tiene das ó trcei. El Dr. Hernán dex describe do ít ambos mares, tiene los salmones, los atu­ este modo el coito de Citas animales: Humano marc nes, los cornudos, los lenguados, los silgue­ coit,faemina supina /ere totaiw litore jirocumbentc, ros, las caballas, las corvinas, las viejas, las ct celeritate quadam supcrccnientc nare. Y o no sardinas, los ojouesi, los lagartos, los papa­ cuento al manatí, aunc\Ua vivíparo, entre los cuadrú- podos, como hncen algunos naturalistas modernos; gayos, los escorpiones, los gallos, los gatas, porque todo el mundo entiendo bajo el nombre do cua­ los arenques, los bótete?, y otros. drúpedo ol qüo marcha en cuatro pié?, y el manatí no Los rios y los lagos tienen los peces blan­ Viono mas qno dos. y estos informes. carne es delicada, y semejante á la de la ter­ mudo ¿ierra, moviéndola en todos Fentidos nera. Algunos autores ponen ai manatí en con suma fuerza, y sirviéndose de ella como la clase de Jos anfibios; pero es un error, de arma ofensiva. pues este animoJ no vive en tierra, y solo sa­ El tlateconi de los Mexicanos, sierra de los etí fuera del agúala cabeza, y una parte del cspafioJes, es de un pié de largo, y tiene en cuerpo para ulcanzar las yerbas de las ori­ el filo del lomo unos dientes ó puntas, seme­ llas de los rios (1). jantes á lus de una sierra de carpintero. Lu manta es aquel pez chato, tan pemi- El róbalo es una de las especies mas nu­ cioso á los pescadores de perlas, de que ha­ merosas de las que se crian en aquellas cen mención Ulíoa y otros escritores; y yo ngims, y su carne, particularmente l:i de la no dudo quesea el mismo de que hace men­ especie del rio, es de sabor delicadísimo. El ción Plinio, aunque no lo conoció bien» con Dr. Hernández créc que es el lupus, y Gp.m- el nombre de nube, ó neblina (2). Quizás poy, el assclus minor de los antiguos; pero habrá, pasado de los mares del antiguo con­ estas no son mas que conjeturas, pues la tinente á los del nuevo, corno parece que han descripción que de este pez lian dejado los pasado otros muchos peces. Es tan grande escritores de la antigüedad, es tan incom­ Ja fuerza quo tiene en los musculos, que no pleta, que no parece posible hacer una com­ solo sofoca al hombre que abraza, ó que en­ paración fundada en datos seguros. vuelve en sus pliegues, sino que se le ha vis­ EJ corcovado fué llamado así, á causa de to agarrarse de la quilla de una balandra, y una corcova ó prominencia que tiene desde arrancarla del sitio en que estaba encallada. el principio do la cabeza hasta la boca, la Llamóse marUa, porque cuando estiende su cual es pequeñísima. La picuda tieno la cuerpo en la superficie del mor, como lo ha­ mandíbula inferior mucho mas larga que la ce muy frecuentemente, parece una manta superior. de lana quo está nadando. El sapo es un pez de horrible aspecto; ne­ £1 pez de espada de aquellos mares es gro, perfectamente redondo y sin escamas. muy diferente del de los mares de Groenlan­ Su diámetro es de tres ó cuatro pulgadas. dia. Su espada es mayor, y mas semejante Tiene la carne gustosa y sana. en su forma A la verdadera do hierro, y no Entre las agujas hay una llamada por los está situada, como la del pez groenlandés, Mexicanos hmtzitzilmichin, que es de tres en la parte posterior, sino en la anterior de! piés de largo, y sutilísima. En vez de esca­ cuerpo, del mismo modo que en el pez lia- mas tiene el cuerpo cubierto de unas lamas

[1] Mr. de la Coadamino confirma 1« que decimos la nube, coavicno ODnla que dan los busos dolos ma­ sobro vivir siomprc ca el agua ol manatí, y lo mismo rca do América do la m an ta; y el nombro de nube ]o habían dicho dos siglos antos Oviedo y Hernández, conviene m u y prop i amento» pues parece en ofeoto una ambos tcstigog da vi»ta. £Js cierto quo Hernández pa­ nubo ¿ los quo están debajo de e&to pez don tro dal rce o docir todo Jo contrario; pero os un error do im­ agua, y aun hoy dia. llovan los nadadores cuchillón prenta, como lo conocorl todo el quo lea el testo. Ea largos, ó bastones terminados en punta, para prescr. do notareo ademas, qnc ol manatí aunqao propiamen­ varso do sus ataques. Esta obsermeion, quero ocur­ te marítimo, suole encontrarse en losriop. rió á ninguno de loa intérpretes do PJrnío, fué bocha [2] Ipsi ferunt (urinatores) et nubem quandam por mi compatriota y amigo el abato D . J c e í Rafael crassescere super capita, planorum piscium similem, Campoy, persona tan loable por sus costumbres y prementem cos areentemjue a reciprocando, et ob id pundonor, como por *a elocuencia y su orudiaion, es­ stilos prae acuto a lineis annexos habere se se: quia visi pecialmente en latinidad, historia, crítica y geogra­ perfossae ita non recedant, eaUginis ot pavoris, ut fía. Su muerte, harto dolorosa A mi corazon, ocurrí, arbitrar opere. Nubem enim sibt nebulam [cujus no- da en 29 de diciembre de 1777, no lo permitió con­ mine id malum appellant] inicr animalia haud ullam cluir muchas obran que tenia empezadas, y quo serian repent qu.isqu.am> Plin. Ilist. Nat. lib. 0 cap* 46. de gran utilidad. La descripción quo daban aquellos busca onlíguos de }»üqticfia?. El hocico tiene ocho pulgada» La pnrtc inferior de su cuerpo es entera­ Jo largo; y lo cs mas cu la parte supe­ mente plana, pero la superior cs convexa, y rior, al contrario de las otras especies do en el centro, que cs donde mas se alza, tie­ atujas; á las que ©¡-codo, tanto en el buen ne un ojo solo* tan grande como el de un sabor de la carne, como cu el tamaño del Imcv, con sus párpados coltOBpondientes. cuerpo- Despues de muerto lo conserva abierto, cau­ El bobo es un pez hermosísimo» y aprecia­ sando horror al que lo mira (1). do por la excelencia de su carne. Tiene cer- El iztacw ichin, ó pez blanco, ha sido e:i de dos piés de largo, y cuatro ó seis pul­ siempre célebre en México, y no cb méno* gadas en su mayor anchura. El barbo ele común hoy día cu las mesas de los españo* rio, conocido con el nombre de bagret es del los, que lo era antiguamente en las de lo» tamaño del bobo y de mas esquí sito sabor; Mexicanos. Los hay de tres ó cuatro espe­ jjero dañoso, si ántes de comerlo no se des­ cies. El que es el mayor y el moa poja su corno, con jugo de limón ó con ul- apreciado, tiene mris de ttn pié de largo, y giin otro ácido, de cierta baba 6 líquido vis­ cinco aletas: dos sobre la espalda, dos á. los coso de que está impregnado. Los bobos dos lados del vientre, y una debajo del mis­ se pescan, segim tengo entendido, stílo en mo vientre. El jalmichin, un poco menor las rios que desaguan en el golfo mexicano, que el precedente, me parece ser de la mU« y los barbos en los que descargan en ol mar ma especie. El zacapii.zahuaci que cs el mas Pacífico 6 en al gnu logo. El sabor de es­ pequeño de todos, no tiene mas que ocho tos dos peces, aunque delicado, no cs com­ pulgadas de largo, y una y media de ancho. parable con el de los pámpanos v palome­ Todos estos peces son escamosos, sabrosos tas, que son, con justa razón, los peces que y muy sanos, y abundan en los lagos de mas se aprecian en aquellos países. Chalco, Pátzcuaro y Chupalla. La otra es­ La corvina tiene pié y medio de largo. Es pecie cs la del xalmichin de Quauhnnhuac, delgada y redonda, y de un color morado e! cual no tiene escamas, y está cubierto de negruzco. En lo cabeza de estos peces se una piel tierna y blanca. hallan dos piedrecillas blancas, que parecen El axolod, ó ajolote (2), cs un lagarto de alabastro. Codo una tiene de largo una acuático del logo mexicano. Su figura cs pulgada y media, y de ancho cerca de cua­ fea, v su aspecto ridículo. Tiene por lo co­ tro líneas. Se crée que son eficaces contra mún ocho pulgadas de largo; pero hay algu­ Ja retención de orina, tomando tres granos nos de doble dimensión. La piel es blonda en agua. y negra; la cabeza larga, la boca grande, la El bótete es ith pescadillo que tiene cerca lengua ancha, pequeña y cartilaginosa, y la de ocho pulgadas de largo, y es despropor­ cola largo. Va en diminución desde la. mi­ cionadamente grueso. Su hígado es tan ve­ tad del cuerpo hasta la mitad de la cola. Na­ nenoso, que en media ]iol*n ocasiona la da con sus cuatro piés, que son semejantes muerte á quien lo come, con fuertes dolores y convulsiones* Cuando está vivo en la are­ [1] Caxupoy creyó que ol ojon ora ol itranetcopos 6 culiionyinos do Plinio; roa» esto autor no do porme* na de la playa, se hincha enormemente si lo ñor alguno do aquel pez. El nombre uronoacopoKt tocan, y los muchachos se divierten en re­ que ha servido do fundamento ó. bu opíniom, oonvicno ventarlo á patadas. igualmente 4 todofl loa pac ce, que por tenerlos ojo» El ojon (1) es un pez chato y redondo, enlapaste superior do la cabeza, miran al ciclo, co. que tiene ocho ó diez pulgadas de diámetro. ino lúe rayan y otros peces chatos. [2] Mr. do Boma re no puedo dar con el nombro (lj lüstc peí, que sucio pescarse en California, no de este pe». Lo llama asalotl\ ascoloíl, asololi y a x o . tiene nombre, oqnit.r\s moptias. y ó- cumparacíon de laa que bíij- cu Europa, so juuídc dccir fjno en acullá no (1) La míe] do Estabeniun es muy estimada de hay algunas."— $umnfiu Ja Uis» Loria natural de las lg* francesus é ingleses que van á Yucatán. Me con9* IndiiiP, cap. SI. E* cicrto que en Músico no son tan ta. que tas francas*»* - llos, de Jos carneros y de los cuadrúpedos, y roban, oppccialmcntc cuando creían que era un pra- se introduce en sus orejus. A veces ataca no lo quo es un animal? ¿Lee enseraron quizás «u también al hombre. L a otra se halla abun­ tiso para ios tintes? Pero fí lo» indios no lo cono­ dantemente en las malezas de las tierras cían ¿para qud so duban el trabajo do criar la cochi­ cálidas: de ellas pasa con facilidad á la ro­ nilla? ¿l»or qué estaban obligados IIua£¡acac, Co. yolapan y otros pueblos í paj^ir anualmente veinte pa, y de la ropa ol cuerpo de los caminan­ caeos du cochinilla al rey do "México, como consta tes, ai que se pega con tanta fuerza por la en la matrículu dé los tributo*! ¿Cúmo puede crcer- particular configuración de sus piés, que es ao que ignorasen el uho de la cochinilla aquellas na­ muy difícil arrancarla; y si no se logra pron­ ciones tan aficionadas á la pintura, y que no supie­ to, forma uua llaga semejante á la de la ni­ sen emplear su color, sabiendo servirse del afijj, úcl gua. Al principio no parece mas que un achiote y de muchas piednis y tierras minerales? pon cilio negro; pero con la sangre que chu­ (2) La cantidad que viene todos los aiíoe do Ja Mixteea ú España, pasa de dos mil y quinientos Ra­ pa se hincha tanto y tan prontamente, que eos, como testifican algunos autores. El comercio dentro de poco tiempo se pone del tamaño quo do ella hace la ciudod de Oaxaca, impona de una liaba, y entonces es de color de pío- anualmente doHcícntoa mil pesos. Mr. do Bnmor^ rao. Oviedo dice que para arrancar breve­ dice que á una cierta especie do cochinilla pc da el mente y sin peligro la garrapata, basta un­ nombre do coc7iirti¿l(t vicjticca, porque se crio en Me- teque, provincia de Honduras; mas cele es un error. tarse ía parte con aceite, y rasparla ilespucs Llámase iMixteea, porque viene do la provincia de con un cuchillo. celo nombre, la oual dista mas de Honduras, quc L a célebre cochinilla de M éiieo, tan co­ liorna de Parió. obstinaron algunos europeos en creer que Entre los insectos acuáticos se halla ct fuese una semilla, y no ya un verdadero atetepitz, qtie cs un cscurnb'.yo, propio de aníinal, contra el testimonio de los indios los sitios pantanosos, semejante en el turna*- q u e la crian, y de Hernández que la obser­ ño y en la figura al escarabajo volátil. Tie­ vó como naturalista. El macho es mas ra­ ne cuatro pies, y está cubierto de una costra ro, y hay uno por trescientas hembras. Es dura. El alophian cs también pantanoso, también mas pequeño, y nías delgado que de un color oscuro, de seis dedos de largo esta; pero mas despierto y activo. En la y dos de ancho. EL áhuillmiü-a es un gusa­ cabeza tiene dos cuernecillog articulados, y no del lago mexicano, quo tiene cuatro de­ en. cada articulación cuatro sedas dispues­ dos do largo y es del grueso de una pluma tas con gran simetría. Los piés son seis, de ánade, leonado en la parte superior, y enda uno compuesto de tres partes. En la blanco en la inferior. Pica con la cola, que pane posterior del cuerpo se alzan dos pe­ que es dura y vencuosa. El ocuilizíac cs los, de doble ó triple longitud que el cuerpo un gusano negro de las tierras húmedas; mismo. Tiene dos grandes alas, de que está pero cuando se tuesta, se pone blanco. Los privada la hembra. Estas alas están sos­ antiguos Mexicanos comían de todos estos tenidas por dos músculos; el uno esterior insectos. que se entiende por toda la circunferencia Dejando ya estos reptiles* cuyos nombres del ala, y el otro interior, y paralelo al pri- solos compondriau una larga lista, termina­ niero. El color interno es rojo, pero mas ré esta enumeración con una especie de oscuro en la hembra; y el csteruo, rojo blan­ zoofitos, ó plantas—animales, que vi por los quecino ó ceniciento. Criase la cochinilla años de 1751 en una caso de campo, distan­ en una especie de nopal ú opuncia* ó higue­ te diez millas, liácía el Sudeste de la Puebla ra de indias, que se eleva á la altura de cer­ de los Angeles. Eran delires ó cuatro de­ ca de ocho piés, y cuyo fruto cs semejante dos de largo: tenían cuatro piés sutilísimos, á los higos de tuna de las otras opuncias, y estaban armados de dos cucmccLUos; pe­ pero no se come. Aliméntase de las hojas ro su cuerpo no era otra cosa que los ner­ de aquella planta, chupando el jugo con una vios de una hoja, de la misma figura, tama­ trompa que tiene en el pecho, entre los dos ño y color cjuc las otras do los árboles en primeros pares de piés. A llí adquiere todo que estos insectos se crian* Hace mención su volumen, y produce una numerosa descen­ de ellos el Dr. Hernández, con el nombre dencia. El modo que tienen de multipli­ de cuauh.mcca&, y G-cmelli describe otra pro­ carse estos preciosos insectos, la industria ducción de esta especie, que se halla en las con Que los indios los crian, y las precau­ cercanías üe Manila (1). ciones que toman para defenderlos de 2a llu­ De lo poco que hemos dtcYic accrca de la via, que les cs muy perjudicial, y de los nu­ historia natural de aquellos paises, se podrá merosos enemigos que los persiguen; serán conocer la diferencia que hay entre las tier- explicados cuando hablemos de la agricul­ tura de los flíexicanos (I). que puede criarse en la de higos rojo**, pero no cs ca­ la. su planta original. (1) SC q'ic \ws na.uira.list as modernos no dan co- (II D. Antonio diera dice que ol nopal cu que bo monmente cV nombre de TootUos, sino 4 ciertos cuer­ cria la cochinilla, no tícno cepinas; mas no cs así, pos marinos, qup teniendo la apariencia de vegeta­ pues siempre la vi eu ¿rboles espinosos duranto mi les, son en cü nu'.ursilezrt n-nimalcs. Sin embargo, permanencia de cinco años en la Mixteen. Mr. de yo doy aquel nombre á esto* insectos terrestres, por Itaynal cr£c quo el color de la cochinilla e c debe á qua Jet» convicftf', coa tanta, y aun con mayor pro­ la tuna 6h¡go do qae se alimenta; mas cate autor ha piedad que 4 los marino». Mg parece liabcr espues­ estado mal informado. La cochinilla tío como el to en mi física con la mayor verosimilitud posible, fruto sino la hoja, que 05 verde; y el nopal do que ee el mecanismo do la naturaleza en la generación de. trata na da higos rojos, sino blanco?. Es verdad cstoa insectos. ras calióme*, las frias y las templada*, de Veracruz, de pocos años á esta parle, el vó* que se componen Jas vastas regiones de mito negro (i). Eli otras partes, los catar- Anáhuac» En ías calientes es in:is pródi* ros, Jas ilusiones, Ja pleuresía y las fiebres gala naturaleza; oa i a* frías y ca las tem­ ayudas, y en la capital la diarrea. Ademas pladas mas benigna. En aquellas, los mon­ de csfcu» enfermedades ordinarias, suelen tes son mas fecundos de minerales y de fuen­ sentirse extraordinariamente eiertus epide­ tes; las llanuras mas amenas, mas frondosos mia*, que parecen periódicas, aunque su los bosques. Allí se encuentran las plan­ periodo no es fijo i/i recular, como las que tas mus útiles ¿i la vida (l); los árboles mas se esperimentaron cu Jos años de 1545, gruesos, las maderas mas preciosas, las llo­ X7óG, y en otros tiempos en 17#6‘ y 1702. res rruis bellas, las frutas mas cst[uisitas, Jas La viruela llevada allí por Jos conquistado­ resinas mas aromáticas. Allí son mas va­ res españole», no se ve en aquellos paises riadas y mas numerosas ías especies de los tan frecuentemente como en Europa, sino animales; sus individuos mas líennosos y de cierto en cierto número de años, y en­ corpulentos; las aves mas7 brillantes en su tonces ataca á todos Jos que ántes no la lian plumaje y mas suaves en su canto; pero to­ tenido, haciendo de una vez los mismos es­ das estas ventajas están contrapesadas por tragos, que en Europa Uacc sucesivamente. otros tatitos inconvenientes, pues en estos CARAcTtír: Di; I, OS MEXICANOS V DE LAS países están ías fieras mas terribles, los rep­ OTILAS NACIONES DE ANAHUAC. tiles mas ponsoíio/ios, los insectos mas per­ judiciales. L a tierra no sufre los síntomas Las naciones que ocuparon la tierra de funestos del invierno, ni el aírelas enfado­ Anáhuac Antes de Jos españoles, aunque sos vicisitudes de las estaciones. En Ja tier­ diferentes en idioma y en algunas costum­ ra domina vina perpetua primavera: en Ja bres, no Jo eran en el carácter. Los M e­ atmósfera un verano continuo, ul que se xicanos tenian Jas misinos cualidades físi­ acostumbran fácilmente los habitante:*; pe­ cas y morales, Ja misma índole y las mis­ ro el incesante sudor de sus cuerpos, y la mas inclinaciones que los Acolitáis, los T e- abundancia de frutos gustosos, que en todos panecas, Jos Tlaxcaltecas y los otros pue­ tiempos les prodiga aquella tierra deliciosa, blos, sin otra diferencia que la que procede los esponen & muchas enfermedades desco­ de la educación; de modo que lo que vamos nocidas en otras regiones. Las tierras frías á decir de Jos unos, debe igualmente enten­ no son tan fecundas ni tan bellas; pero son derse de Jos otros. Algunos autores anti­ mas sanos y sus animales ménos pernicio­ guos y modernos han procurado Imcer su sos al hombre. En los paises templados (á retrato moral; pero entre todos ellos no he lo ménos en muchos de cllo9, como en Jos encontrado uno solo que lo haya desempe­ del valle mexicano), se gozan las ventajas ñado con exactitud y fidelidad. Lus pasio­ de los países frios, sin svis incomodidades, y nes y las preocupaciones de unos, y la igno­ las delicias de los calientes sin sus moles­ rancia y la falta de reflexión de otros, Ies tias. Las cufermedades mas comunes de han hecho emplear colores muy diferentes las tierras cálidas son las fiebres intermiten­ de los naturales. L o que voy á decir se fun­ tes, el espasmo, ía tisis, y en el puerto de da en un estudio serio y prolijo de la histo­ ria de aquellas naciones, en un trato íntimo (1) Ed cierto que las tierras catión te» no dan tri­ de muchos años con ellos, y en las mas aten­ go, ni uljrunas frutas do Europa, como manzanas, tas observaciones acerca de su actual con- albérchigos, peras y otras; pero ¿qutí os la falta do estos pocos vegetales comparada con la indecible (1) UJloay oíros historiadores de América uo abundancia y variedad de plantas fructíferas y me­ describen el espasmo ni el vómito negro. Esta en­ dicinales quo 9o hallan en aquellos paÍBC e? fermedad no era conocida alLiiintce de 1725. riicioti, hechas por mí y por otros personas res, ó la indigestión de los alimentos. Son i m p a r cióles. No hay motivo alguno que de temperamento flemático; pero poco es- pueda, inclinarme en favor 6 en contra de pucstos íl las evacuaciones pituitosas de la aquellas gentes. Ni las reluciones de com­ cabeza, y asi es que raras veces escupen. patriota me inducirían á lisonjearlos; ni el Encanecen y se ponen calvos mas tarde amor á lo. nación á, que pertenezco, ni el que los españoles, y no son raros entre ellos celo por el honor de sus individuos, son ca­ los que llegan ú, la edad de cien años. Los paces de empeñarme en denigrarlos: así otros mueren casi siempre de enfermedades que, diré clara y sinceramente lo bueno y lo agudas. malo que en ellos he conocido. Actualmente y siempre han sido sobrios Los Mexicanos tienen una estatura regu* en el comer; pero cs vehementísima bu afi­ lar, de la que se apartan mas bien por csce- ción á los licores fuertes. En otros tiem­ so, que por defecto, y sus tniembros son de pos la severidad de las leyes les impedia una justa proporción; buena carnadura, abandonarse á esta propensión; hoy la abun­ frente estrecha, ojos negros; dientes iguales, dancia de licores, y la impunidad de la em­ firmes, blancos y limpios; cabellos tupidos, briaguez trastornan el sentido Á la mitad negros, gTuesos y lisos; barba escasa, y por de la nación. Esta es una de las causas lo común, poco vello eu las piernas, 011 los principales de los estragos que hacen en muslos y en ios brazos. Su piel es de co­ ellos las enfermedades epidémicas, ademas lor aceitunada. No so hallará quizás una de la miseria, en que viven mas espuestos á nación en la tierra en que sean mas raros las impresiones maléficas, y con ménos re­ que en la mexicana los individuos disfor­ cursos para corregirlas. mes. Es mas dificil hallar un jorobado, un Sus almas son radicalmente y en todo se­ estropeado, un tuerto entre mil Mexicanos, mejantes á las de los otroB hijos de Adán, que entre cien individuos de otra nación. y dotados de las mismas facultades; y nun­ Lo desagradable de su color, la estrechez de ca los europeos emplearon mas desacertada­ su frente, la escasez de su barba, y lo grueso mente su razón, que cuando dudaron de la de sus cabellos, están equilibrados de tal racionalidad de los americanos. El estado modo con la regularidad y la proporcion de de cultura en que los españoles hollaron á sus miembros, que están en justo medio en­ los Mexicanos, escede en gran manera ol de tre la fealdad y la hermosura. Su aspecto los mismos españoles, cuando fueron cono­ no agrada ni ofende; pero entre las jóvenes cidos por los griegos, los romanos, los ga­ mexicanas se hallan algunas blancos, y bas­ los, los germanos y los bretones (1). Esta tante lindas, dando mayor realce á su belle­ comparación bastaría á destruir semejante za la suavidad de su habla y de sus moda­ ideoi ei no so hubiese empeñado en sostener- les, y la natural modestia de sus semblantes. Sus sentidos son muy vivos, particular­ [1] D. Bernardo Aldreto on so libro sobre El mente el de la vista, que conservan inaltera­ Origen de la Lengua. EtpanZola quiere hacemos ble hasta la estrema vejez. Su complexión creer quo loo cepaíolofl 'oran ma# cultoa on la ¿poca de Jo llegada de ]ob fenicios, quo los Mexicanos en es sana, y robusta su salud. Están exen­ tiempo de Jo conquista; poro osla paradoja ha sido tos de muchas enfermedades que son fre­ suficientemente rebatida por los doctísimos autores cuentes entre los españoles; pero son las de la Historia Literaria de Etpaiícu Es ciorto quo principales victimas en las enfermedades \oh españoles do aqucllon temo tos niglo» no oran tan epidémicas á que de cuando en cuando es­ bárbaro» Coma los Chichimccas, los Californios y otrofl tá sujeto aquel pais. En ellos empiezan, y pUoblos salvajes de América; pero tampoco ten jan su gobierno tan bien arreglado, ni lan porfecoiono- en ellos terminan. Jamas se exhalado la das eus artes, ni habían hecho, que sepamos, tantea boca de un Mexicano aquella fetidez que progresos en et conocimiento do la naturaleza, como suele ocasionar la corrupción de los humo* los Mexicanos al principio del siglo XVI. 8 Ia ia inhumana codicia de algunos malva­ tuaI en que viven con respecto á todo>* Jos dos (1). Su ingenio es capaz de todas Ja* que no son de su nación, los induce muclias ciencias, como la experiencia lo ha fiemos- veces . tado con el vicio do 1» avaricia; pero aun estos Juan Zumarraga, primer obispo do M lxico, y do D. no lo son tanto como los que los inficionaron. Bartolomé do La» Cosos, primer obispo do Chínpa, (2) Lo que decimos acerca do la peroza» no com­ sobre la capacidad, el ing«n ¡o y les otras buenas, prende i las naciones salvajes quo habitan otros prendas de los Mejicanos. £1 testimonio do estos poisce del Nucva-Mundo. prelados, tan respetables por sus virtudos, su doctri- (3) En las Disertaciones hablará do lus faenas na, y su conocimiento práctico de los indios, vafo en que so emplean, los Mexicano*. El obispo Pala- .algo mas quo el do cualquier historiador. ÍOT decía quo cuando llcguon i. faltar indio?, no ha­ ¿3) La experiencia mo ha hecho conocer cuán brá América para los españoles- tas dos cualidades es la que en ellos predo­ Finalmente, en el carácter de los Mexica­ mina- Se avanza intrépidamente (í los pe­ nos, como en ol de cualquier otra nación, ligros que proceden do caitsa¡« naturales; luiv elementos buenos y malos; mas estos mas bastu para intimidarlos la mirada seve­ podrian fácilmente corregirse con la educa­ ra de un español. Esa estúpida indiferen­ ción, como Jo ha hecho ver la esperiencía(l). cia á la muerte y á la eternidad que algunos Difícil es hallar una juventud mas dócil á autores atribuyen generalmente fi los ame­ la instrucción que la de aquellos paises; ni ricanos, conviene tan solo á. los que por su se ha visto mayor sumisión que Ja de sus rudeza y falta de instrucción, no tienen aun antepasados ¿i la luz del Evangelio. idea del juicio divino. Por lo demás, no puede negarse que los Su particular apego 4 las prácticas ester­ Mexicanos modernos se diferencian bajo nas de la religión, degenera fácilmente en muchos aspectos de los antiguos; como es superstición, como sucede á todos Jos hom­ indudable que los griegos moderno» no se bres ignorantes, en cualquier parte del mun­ parecen 4 los que florecieron en tiempo de do que hayan nacido; mas su pretendida Platon y de Pericles. En los ánimos de los propensión á la idolatría, es una quimera antiguos indios había mas fuego, y hacían formada en la desarreglada fantasía de al- mas impresión las ideas de lionor. Eran gunos necios. El ejemplo de algunos ha­ mas intrépidos, mas ágiles, mas industrio­ bitantes de los montes no basta para infa­ sos y mas activos que los modernos; pero mar á una nación entera (I ). mucho mas supersticiosos y cscesivamente* crueles. [11 Los pocos ejemplo!» de idolatría quo pueden presen tarso, son en cierto modo esc usables; pues no En el año do 1754 observó ciertas imágenes quo so hay quo estrañar quo unos hombres toscos y desti­ creían ídolo*, y eran, en mi sentir, figuran quo re­ tuidos da instrucción, confundan la idolatna. de algu­ presentaban el nacimiento do Nuestro Scüor. nos simulacros gravaros do piedra y madera, con el íl] Para conocer cuánto puede Ja educación en culto quo se debo i las imá^cnc* Bagrudae. "Poto Job Mexicanos, boato saber la admirablo vida quo ¡cuántas veces no se habrá dado, por efecto de una llevan Iuü Mexicanas del colegio do Guadalupe en prevención contraria 4 aquella» gentes, «I nombre la capital, en ios con ven ton de capuchinas do. de ídolo, 4 la imánen mal ejecutada de algún santo! aquella ciudad y do Valladolid de Jttichuucan. M M B © SlKStDTKSIDCDo

De los Toltecas, de los Chichimecas, de los Acolhuis, de los O linee as, y de las otras naciones que habitaron la tierra del Anáhuac antes de los Me­ xicanos. Salida de los Aztecas, ó Mexicanos, del pais de Astlan, su pa­ tria; sucesos de su peregrinación hasta el pais de Anáhuac, y su estable­ cimiento en Ohapoltepec y Oolhuacan. Fundación de México y de Tla- telulco. Sacrificio inhumano de una doncella Colhua

LOS TOLTECAS.

La historia de los primeros pobladores de sabe quienes fueron los primeros habitan­ Anáhuac es tan oscura, y son tantas las fá- tes, ni el tiempo de su tránsito, ni las cir­ bulas que la envuelven (como sucede á la de cunstancias de su viaje, y de sus primeros todos los pueblos del mundo), que no solo es establecimientos. Algunos escritores que difícil, sino casi imposible llegar al descubri­ hcvn querido penetrar en este caos, guiados miento de la verdad, en medio de tanto cu­ por débiles conjeturas, vanas combinacio­ mulo de errores. Por el testimonio venera­ nes, y pinturas sospechosas, Be han perdido ble de los libros santos, y por la tradición en las tinieblas de la antigüedad, adoptando universal é inalterable do aquellas gentes, ciegamente las narraciones mas pueriles y consta que los primeros habitantes de .Aná­ mas absurdas. huac descienden de los pocos hombres que Algunos, apoyados en la tradición de los la Divina Providencia preservó de las aguas pueblos americanos, y en el descubrimiento del diluvio para conservar la especie huma­ de cráneos, huesos, y esqueletos enteros de na sobre la tierra. Ni tampoco puede du­ desmesurado tamaño, desenterrados en di­ darse que las naciones que antiguamente versos tiempos y lugares en el territorio de poblaron aquellos, paises, vinieron de los México (1), creyeron que los primeros habi- setentrionales de América, donde muchos siglos ántes se habían establecido sus abue­ (1) Los puntos en que 8Q han hallado coquolctos gigantescos, bou: Atlanoatcpec, pueblo de lo provincia los. En estos dos puntos están de acuerdo los do Tlaxcala; Tczcuco, Toluca, Quauhxímolpau, y en historiadores Toltecas, Chichimecas, Acol­ nuestros tiempos, en ]a California, en una colina po­ huis, Mexicanos y Tlaxcaltecas; pero no se co distante de Krula-Kaaman. tantos de aquella tierra fueron gigantes. Y o marón su nombro, situado al Nordeste del no dudo de su existencia, ni en aquel ni en Nuevo-México, empezaron su peregrinación otros píüses del mundo (1); pero ni pode­ el año primero Tccpatl, es decir, el de 596 mos adivinar el tiempo en que vivieron, de la era vulgar. Detuviéronse sucesiva­ aunque hay motivos para creerlo muy re­ mente en muchos 'puntos de su trisito el moto, ni podemos creer que haya habido tiempo que les dictaba su capricho, ó el que una nación entera de gigantes, como se han permitían las provisiones que encontraban. imaginado los citados autores, sino algunos Donde quiera que juzgaban oportuno hacer individuos estraordinariamente altos de las una larga mansión, fabricaban casas, y cul­ naciones conocidas, ó de otras mas antiguas tivaban la tierra sembrando inaiz, algodon y que han desaparecido enteramente (2). otras plantas, cuyas semillas llevaban con­ La nación de los Toltecas es la prime- sigo para no carecer nunca de lo necesario. Ta de que se conservan noticias, aunque De este modo anduvicrou vagando, y diri­ muy escasas. Desterrados estos, según dc- giéndose siempre háciaMediodíaporespacio cian ellos mismoB, de su patria Huehuetla- de ciento y cuatro años, liasta que llegaron pallan, pueblo, en cuanto puede conjetu­ á un punto, al que dieron el nombre do To- rarse, del reino de TolJan (3), de donde to- Jlantzinco, distante cincuenta millas del sitio cuque algunos siglos despuesfué fundada la famosa ciudad de México. Marcharon (1> Sé que muchos filósofos de Europa, que «o durante toda su espedicion bajo las órdenes burlan da la cxietcncia do los gigantes, se burlarán de ciertos capitanes ó señores, que eran sie­ también de mí, ó á lo múnoa compadecerán mi cre­ te en la época de su llegada íi Tollantzinco dulidad; mas yo no debo faltar á la verdad, por evi­ (1), No quisieron establecerse en este país, tar la censura. Entro los pueblos incultos do Amé. á pesar de ser suave su clima, y fértil su rica eo conserva la tradición do haber existido on aquellos paucs ciertos hombres do desmesurada al­ terreno; sino que pasados apénas veinte tura y corpulencia, y no me acuerdo que en ninguna años, se retiraron cuarenta millas hácia Po­ nación americana haya memoria do elefantes, hipo­ niente, donde en las orillas de un rio funda­ pótamos, ó do otros cuadrúpedos do las mismas di­ ron la ciudad de Tollan, ó Tula, del nom­ mensiones. El haberse encontrado cráneos huma­ bre de su patria- Esta ciudad, la mas an­ nos y esqueletos do ostraordinario tamaño, consta por la doposicion de innumorablca autores, y especial, tigua, según parece, de la tierra de Anáhuac, mentó por el testimonio de dos testigos oculares qua y una de las mas celebradas en la historin están al abrigo de toda sospecha, cualos son ol Dr. de México, fué la metrópoli de la nación Hernandos y olP. Acosta, quo no carecían do doc­ Tolteca, y la corte de sus reyes. Principió trina, ni do crítica, ni do sinceridad; pero no s6 quo su monarquía en el año octavo Acatl, es de­ en las innumerable* oscavar-iones hechas on México, cir, el 667 de la era vulgar cristiana, y du­ so haya visto jamas un csqaoloto do hipopótamo» ni aun un colmillo do elefanto. Quizás «o dirá quo por. ró 384 años. Hé aquí la serie de sus r e y e s , tenocon á estos animales los huesos do qno hemos con la espresion del año vulgar en que em­ hacho mención; poro ¿cómo podrá sor así, cuando pezaron á reinar (2). la mayor parto do ellos so han encontrado on so. paleros? [2] Algunos historiadores do Mfexico dicen que do Tollan, como Tlazcalieeatl, natural do Tlaxca- los gigantes fueron muortos d traición por los Tlax­ la, Chololtecntl, do Cholula,ctc. caltecas; poro esta noticia, adornas do fundarse tan (1) Losiioto gofos Toltecas se llamaban Zacall, solo on algunos poesías do estos pueblos, no está do Chalcatzin, Cohuftlzon.^Tzihuacoatl, MolzoUin y a cu ordo con la cronología de ios miamos escritores, Tlapalraelzotzin. los cualos hacon i los gigantas demasiado antiguos, [2] Hemos indicado los años on quo empozaron A y ¿ Ion Tlaxcaltecas demasiado modernos on el país reinar los moDarcaB Toltecas, supuesta la época da Anáhuae. de su Balida de Huchuctlapallan, la cual no cs cierta, [31 Toltfcatl, en mexicano quiere decir, natural sino, cuando mas, verosímil. Cliulchiuclanctzin. .. . en 0G7 lebridad. Pero nada I09 hace mas acreedores Ixtlilcucchahuac...... en 719 al aprecio de la posteridad, que el haber si­ Huetzin...... » en 771 do los inventores, 6 á lo menos los reforma­ Totepcuh...... en 823 dores del arreglo del tiempo, adoptado des­ Nacaxoc...... en 875 pues por todus las naciones de Anáhuac; lo Miti...... en £>27 que supone, como despues veremos, muchos Xiutzoitzin, reina , ... cn 979 observaciones y conocimientos exactos en Topiltzin...... en 1031 astronomía. El caballero Boturini (1) apoyado en Jas No es de cstranar que solo reinasen ocho historias antiguas de los Toltecas, dice; que monarcas en poco ménos de cuatro siglos; observando estos en su antigua patria Huc- pues una ley estravagante de aquella nación huetlapailan, la diferencia de corea de seis mandaba que ninguno de sus reyes reinase horas entre el año solar y el civil que tenían ni mas ni ménos que un siglo tolteca, el cn uso, los pusieron de acuerdo por medio cual, como despues veremos, constaba de de un dia intercalar que introducían de cua­ cincuenta y dos años. Si el rey cumplía el tro en cuatro años; cuya innovación se veri­ siglo en el trono, dejaba inmediatamente el ficó ciento y mas años ántes de la era cris­ gobierno, y entraba otro á. reinar; si moría tiana (2). Dice ademas, que en el año 660, ántes de aquel término, la nobleza tomaba reinando Ixtlilcuechahuac en Tula, un cé­ el mando, y gobernaba hasta cumplirlo en lebre astrónomo llamado Huematzin, con­ nombre del rey muerto. Así sucedió en vocó, con el beneplácito del rey, á todos los tiempo de la reina Xiutznltzin, la cual murió sabios de la nación, y con su auxilio trazó cn el año quinto de su reinado, y los nobles aquel famoso libro, que llamaron Teoamoxüi^ gobernaron los cuarenta y ocho años res­ esto es, libro divino; en el cual se esponia, tantes. por medio de diferentes figuras, el origen CIVILIZACION DE LOS TOLTECA.S. de los indios, su dispersión después de la confusion de las lenguas en Babel, sus pere­ Los Toltecas fueron celebradísimos entre grinaciones en el Asia, sus primeros estable­ todas las naciones de Anáhuac, por su cul- cimientos en el continente de América, la tura y por su escelcncia en las artes; tanto, fundación del imperio de T ula y sus progre­ que en los siglos posteriores, se daba el ti­ sos lmsta aquella época. Describíanse cn tulo de Tolteca, en señal de honor, & los el mismo libro los cielos, los planetas, las artistas de sobresaliente mérito. Vivieron constelaciones; el calendario de los Tolte- siempre en sociedad, congregados en ciuda­ des bien gobernadas, bajo el dominio de los £1] En bu obro ira prosa cn Madrid en 1746 con el soberanos y el saludable yugo de las leyes» título do: Idea de una HUtoria de la Nueva Eran poco inclinados k la guerra, y mas ila, fundada en una gran colcecion de figuras, sím­ propensos al cultivo de las artes que al ejer­ bolos ¡ caracteres, gerogUJUou, cánticos y manuscritos cicio de Jas armas. Las naciones posterio­ de erutore» indios, nuevamente descuZiterfos» [2] Todos loa que han estudiado on bus fuente* res deben á. su industria rural el maíz, el al­ la historia do los nociones de Anáhuac, saben que godón, el pimiento, y otros frutos útilísimos. aquellos gentes acostumbraban notar en etob pinturas No solo se empleaban en las artes de pri­ Jos eclipses, Jos cometas, y Jos otros fenómenos coles- mera necesidad, sino también en las de lu­ tes. Después do lcar lo que dice Boturini, me ha jo. Sabían fundir el oro y la plata, y por tomado el trabajo do coroporor los nfios toltecas con medio de moldes daban Á estos metales to­ los nacetrofl, y he víbIo que el ai\o 34 de Jepu.Crifltu, 6 sea 30 do lo era vulgar, corrosponde con el s é ti­ da especie de formas. Trabajaban diestra­ mo Tochíli* Hiee esto por mera Curiosidad, y no mente las priedras preciosas, y esta fué con el objeto de confirmar, ni para buscar razones da la clase de industria que les dio mas ce­ creer las anécdotas de aquel autor. cas» con sus ciclos; las transformaciones colocado en el monte Tlaloc. Es indudable mitológicas, en que se comprendía la filoso­ que fabricaron en honor de su dios preferido fía moral de aquellos pueblos y los arcanos Quctzalcoatl la altísima pirámide de Cholu- de la sabiduría vulgnr, bajo los emblemas 6 ta, y probablemente también la de Tcotiliua- jeroglíficos de los dioses, con todo lo relati­ enn en honor del sol y de la luna; monu­ vo á la religión y á las costumbres. Añade mentos que, aunque desfigurados, subsisten el mismo Boturini, que en las pinturas de los todavía (1). Boturini creyó que los Toltecas Toltecas se notaba el eclipse solur ocurri­ erigieron la pirámide de Cholula en imita­ do en In muerte de nuestro Redentor, el año ción de la torre de Babel; pero la pinturu en sétimo Tochtli, y que algunos españoles que se apoya su error (muy coinun en el vul­ doctos, versados en la historia y en Jas pin­ go de México) es obra de un ChoUiItcca mo­ turas de los Toltecas, confrontaron su cro­ derno é ignorante, y no es mas que un con­ nología con la nuestra, y hallaron que aque­ junto de despropósitos (2). lla nación contaba desde la creación del mundo imsta el tiempo del nacimiento de íl] Bctancourt atribuye á los M exicanos la cons­ Jesu-Cristo, 51D9 años; lo que está de acuer­ trucción de las pirámidcB de T eotihuaciin; pero esto es do con la cronología del calendario ro­ contrario

Torquemada dico que ci país ocupado entón­ (1} Los nombres de estos caudillos eran: T tcuat- ete por los Chichimecas tenía. Veinte leguas, ó sesen* xíny Tzonteliuayotlj Zacatiicehcochi, Huihuotzin, tnmiDas de largo. Tcpoízoíecuu é ftzcuineua. de gente desconocida. No parece verosímil dose de no tener otra á fin de que ninguno :pie el rey les permitiese entrar en su territo­ de los ilustres cstr.ingeros quedase cscluido rio sin informarse ¿utos tic su condición y de la nueva alianza. Los príncipes lo ma­ ilel motivo de su venida. Hallábase íi l%\ su- nifestaron su gratitud en los término* mas •/un el rey en Texcoco, adonde habiatrasla- expresivos, y se ofrecieron á servirlo con la <3:itío su corte, 6 cunsndo de vivir en Tena- mayor fidelidad. vuca, ó atraído por la ventajosa situación de Llegado el dia de las bodas, concurrió tan­ aquella nueva residencia. A ella se dirigie­ ta muchedumbre de gente á Tcnayuca, lu­ ron los tres principes; v presentados al rey, gar destinado para la celebridad de aquella después de una profunda inclinación, y de gran función, que no siendo Ja ciudad bas­ aquella ceremonia de veneración, tan co­ tante (l contenerla, quedó una gran parte de mún entre ellos, que consiste en besarse la ella en el campo. Casóse Acolluintzin con mano, despues de haber tocado con ella el la mayor de las dos princesas, llamada Cne- suelo, le dijeron en sustancia: „Hcm os ve­ tlaxochitl, y Chiconcuauhtli con la menor. nido, ó «Tan rey, del reino de Tconcollwa- El oteo príncipe se casó con Coatctl, donce­ can, poco distante de vuestra patria. Los lla nacida en Choleo de padres nobilísimos, tres somos hermanos é hijos de un gran se­ en los cuales se había mezclado la sangro ñor; pero instruidos de la felicidad de que tolteca con la chichimeca. Las fiestas pú­ gozan los Chichimecas bajo el dominio de blicos duraron sesenta d h i 9 , en los cuales hu­ un rey tan humano, hemos preferido & las bo lucha, carrera, combates de fieras, ejerci­ ventajas que nos ofrecía nuestra patria, la cio? análogos ol genio de los Chichimecas, y gloria de ser vuestros subditos. Os rogamos, en los cuales sobresalió el príncipe Nopalt- pues, que nos deis un sitio en vuestra ventu­ zin. A ejemplo de la familia real, se fueron rosa tierra, on que podamos vivir dependien­ uniendo poco á. poco en casamiento otrás tes de vuestra autoridad, y sometidos á. vues­ muchas de las dos naciones, hasta formar una tros mandatos.*' Quedó muy satisfecho el soía, que tomando el nombre de la mas no­ rey, ménos de la gallardía y de los modales ble, se llamó AcalMuz, y el reino Acolhuacan. cortesanos de aquellos nobilísimos jóvenes, Conservaron, sin embargo, el nombre de que de la lisonjera vanidad de ver humilla­ Chichimecas, aquellos que, apreciando mas dos á su presencia tres principes atraídos de bien las fatigas de la caza que los trabajos de tan remotos paises por la fuma de su poder la agricultura, ó incapaces de someterse al y de su clemencia. Respondió con agrado yugo de la subordinación, se fueron á. los & sus espresiones, y les prometió condescen­ montes que están ai Norte del vafíe de Méxi­ der con sus deseos; pero en tanto que delibe- co, donde abandonándose al ímpetu de su raba sobre el modo de hacerlo, mandó íi su bárbara libertad, y viviendo sin ge fes, sin le­ liijo Nopaltzin que alojase aquellos estran- yes, sin domicilio fijo y sin las otras ventajas geros, los cuidase y atendiese. de la vida social, corrían todo el dia en pos Tenia el rey dos hijas en edad de casarse, de Jas bestias salvajes, y se echaban 4 dor­ y pensó darlas por esposas á los dos princi­ mir donde les cogía la noche. Estos bárba­ pes mayores; mas no quiso descubrir su pro­ ros, mezclados con los Otomites, que se­ yecto, hasta haberse informado' de su índole, guían el mismo sistema de vida, ocuparon y estar cierto de la aprobación de sus súbdi­ un terreno de mas de trescientas millas de tos. Cuando^quedó satisfecho sobre ambos estension, y sus descendientes estuvieron puntos, llamó ítlos príncipes, que no deja­ muchos tirios molestando á los españoles ban de estar inquietos acerca de su suerte, y despues de la conquista de México. les manifestó $u resolución, no solo de dar­ les estados en su reino, sino también de unir­ los en casamiento con sus dos hijas; queján­ DIVISION DE LOS ESTADOS, Y REVUELTAS. pero no lea salió bien su intento. E l rey tu~ vo aviso secreto de aquella conjuración, v Terminadas las fiestas

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ACAMAPITZIN, PRIMER REY DE MEXICO.

Hasta el año de 1352, el gobierno de los gefe un padre, que cuidaría del bien del es­ Mexicanos había sido aristocrático, obede­ tado, y un buen general que los defendería ciendo toda la nación á un cuerpo compues­ de los insultos de sus enemigos. Fué de to de las personas mas notables por su no­ común consentimiento elegido Acamapitzin, bleza y sabiduría. Los que la regían cuan­ 6 por aclamación del pueblo, ó por los su­ do se fundo México, eran veinte (1), y el fragios de algunos electores, á suya decisión principal de ellos Tenoch, como parece en se sometieron todos, como despues se hizo. sus pinturas. La suma humillación en que Era Acamapitzin uno de los mas ilustres se hallaban, el daño que les hacian sus ve­ y prudentes personajes que entonces habia cinos, 7 el ejemplo de los Chichimecas, de en la nación. Su padre era Opochtli, Az­ los Tepanecas y de los Colhuas, los estimu­ teca de la primera nobleza (1 ), y su madre laron á erigir su pequeño estado en monar­ quía, no dudando que la autoridad régia [1] Algunos ImtomdorCH dicen que Aeamapit- doria mas esplendor ol pueblo, y lisonjeán­ zin, que euponon nacido cn la esclavitud de Colhua- dose con la esperanza de hallar en el nuevo can, futí hijo do Huilzilihuii) el viejo; poro no es ve- roBÍmil, Huitzilihuitl, nacido cuando los Mexicano* [1 ] Lob veinte señores quo entóneos rogian la. cstabaD cn Tizayuca, no tonia minos de noventa nación se llamaban Tcnoch, Aizin» Aeaeitli, Ahuc- años cuando la esclavitud- Luego no pudo Fer xotl <5 Ahucio ti f Oeelopanf Xomimitl, Xiuhcae, Axo- padre, sino abuelo de Acamapitzin. En esto segui­ lohufj, Nanacatzin, Qucntziv, Tíntala, Tsontliya. mos al Dr. Sigucnza, que averiguó con mas crítica yftuh, Cozcail, Tczcatl; Tochpait, Mimich, Tete- que Torquemada la genealogía de los reye* mexi­ pan, Ttza.co.ll, Acohutxtly AchitnmrcntL canos. Atozoztli, princesa de la casa real de Col­ canos, le exageraron la insolencia de estos huacan (1). Por parte de padre, traía su en crear un rey sin su permiso; pues el rey origen de Tochpanccatl, aquel gcfe de convocó á sus consejeros y les habló así: Zumpanco, que tan benignamente acogió „¿Qu6 os parece, nobles Tepanecas, del á. los Mexicanos cuando llegaron íi su ciu­ atentado de los Mexicanos! Ellos se han dad. Aun no se había casado; por lo que introducido en nuestros dominios, y van au­ se determinó buscarle una joven de las pri­ mentando considerablemente su ciudad y meras cosas de Anáhuac. Pero ántes en­ su comercio; y lo que es peor, han tenido viaron sucesivamente embajadas al gefe la osadía de elegir un rey de su nación, sin de Tacuba y al rey de Azcapozalco; mas esperar nuestro consentimiento." Si esto ha­ de todos fueron desechadas sus proposicio­ cen en el principio de su establecimiento, nes con desprecio. Entonces, sin desani­ ¿qué puede esperarse que hagan cuando se marse por tan ignominiosa acogida, hicie­ hayan multiplicado y aumentado sus fuer­ ron la misma demanda á Acolmiztli, señor zas? ¿No es de temer que en el porvenir, en de Coatliclian, y descendiente de uno de los lugar de pagarnos el tributo que les hemos tres príncipes Acolhuas, rogándole que les impuesto, pretendan que nosotros se lo pa­ diese por reina alguna de sus hijas. Cedió guemos, y que el reyezuelo de los Mexica­ aquel personaje á sus plegarias, y Ies dio á nos quiera ser también monarca de los Te- su hija llancueitl, la que llevaron en triunfo panecas? Yo creo necesario aumentar sus los Mexicanos, y celebraron con gran ale­ cargas, á fin de que fatigándose para pagar­ gría las bodas. las, se consuman, ó no pagándolas, sufran nuevos moles, y se vean al fin obligados á CUACUAUKPITZAHUAC, REY PRIMERO DE salir de nuestros dominios.” TLATELOLCO. NUEVAS CARGAS IMPUESTAS A LOS MEXICANOS. Los Tlatelolcos, que por ser vccinoB y rivales de los Mexicanos, observaban siem­ Aplaudieron todos esta resolución, como pre lo que pasaba en Tenochtitlán, ya pa­ debia esperarse; pues el príncipe, que al ra emular su gloria, yapara no verse con el consultar á otros, descubre sus intenciones* tiempo oprimidos por su poder, crearon mas bien busca panegiristas que lo ayuden, también un rey; pero no teniendo por con­ que consejeros que lo iluminen. Envió veniente que fuese de su nación, sino de los pues el rey á decir á los Mexicanos, que Tepanecas, en cuyo territorio estaban Tla- siendo tan reducido el tributo que hasta en­ tclolco y México, pidieron al rey de Azca- tonces le habian pagado, quería duplicarlo pozalco uno de sus hijos, áfin de que los para en adelante; ademas de lo cual debían rigiese como monarca, y ellos como vasallos darle no sé cuántos millares de haces de lo obedeciesen. El rey Ies dió al príncipe sauces y abetos, pora plantarlos en los ca­ Cuacuauhpitzahuac, el cual fué inmediata­ minos y en los jardines de Azcapozalco, y mente coronado como primer rey de Tlate- llevarle 4 su corte un gran huerto flotante lolco el año de 1353. en que estuviesen sembradas y nacidas to­ Es de creer que los Tlotclolcos, al hacer das las plantas de uso común en Anáhuac. esta demnnda al rey, tanto por adularlo, co­ Los Mexicanos, que hasta entonces no mo por irritarlo contra sus rivales los Mexi­ habian pagado otro tributo que cierta canti­ dad de pcccs, y cierto número de pájaros [1] Es do cstraílur que Opoclilii se catase con una acuáticos, se afligieron al recibir esta noti­ dama ton ilustre, en la época del envilecimiento de cia, temiendo que se aumentasen progresi­ b u nación; mas no dejan duda sobre aquel casamicn» vamente sus cargas; pero hicieron cuanto to la* pintaras de los Mexicanos y de las Colhua?, que se les habia prescrito, llevando en el tiempo Yió el docltsirao Sigüenza. señalado, con Ius aves y los peces, las ha­ huac. Gobernó Acamapitzin pacíficamen­ ces y el huerto. Los que no hayan visto los te su ciudad, á que se reducia entonces todo bellísimos jardines que hasta nuestros tiem­ su reino, por espacio de treinta y siete años. pos se han cultivado sobre el agua, y con En su tiempo se aumentó la poblacion, se la facilidad con que se trasportan á donde fabricaron algunos edificios de piedra, y se se quiere, no podrán sin dificultad persua­ empezaron los canales, que no sirvieron mé- dirse de la verdad de aquel hecho; pero los nos á, la hermosura de la ciudad, que á la que los han visto, como yo, y todos los que utilidad de los habitantes. El traductor de han navegado en aquel lago, donde los sen­ la Cólccdon de Mendoza atribuye á este tidos hallan el mas suave recreo de cuantos rey la conquista de Mizquic, de Cuitlahuac, pueden gozar, no vacilarán en darle asen­ de Cuauhnahuac y de Xoquimilco. Pero so. Pagado aquel tributo, les mandó el rey ¿quién podrá creer que los Mexicanos em­ que el año siguiente le llevasen otro huerto, prendiesen la conquista de cuatro ciudades y en él una ánade y una garza, empollando tan populosas, cuando apénas podian soste­ una y otra sus huevos; pero de tal modo, nerse en su propio establecimiento? La pin­ que al llegar 4 Anáhuac, empezasen á salir tura de aquella Colección que representa las los pollos. Obedecieron los Mexicanos, y cuatro ciudades vencidas por los Mexicanos, con tanto acierto tomaron sus medidas, que debe entenderse como símbolo del auxilio el insensato rey tuvo el gusto de ver salir á que estos prestaron á otros estados, á la ma­ los pollos de los cascarones. Para el año nera en que despues sirvieron al rey de Tez- siguiente ordenó que le llevasen otro huerto coco contra los Xaltocaneses. con un ciervo vivo. Este mandato era de Poco ántes de morir convocó Acamapit- difícil ejecución, pues para cazar al ciervo zin á los magnates de la ciudad, y les hizo era necesario ir á los montes de tierra firme, un breve discurso, recomendándoles sus con evidente peligro de bailar á sus contra­ mugeres, sus hijos y el celo por el bien pú­ rios; sin embargo, lo ejecutaron puntual­ blico. Les dijo, que habiendo recibido la mente, para evitar mayores perjuicios. Es­ corona de sus manos, se la restituía para ta dura opresíon de los Mexicanos no duró que la diesen ol que estimasen mas capaz de raénos de cincuenta años. Los historiado­ ser útil á la nación, y les e9presó el senti­ res de México aseguran que aquel pueblo miento que tenia por dejarla tributaria de imploraba en todas sus aflicciones la protec­ los Tepanecas. Su muerte acaecida en ción de sus dioses, y que estos le facilitaban 1389, fué muy sensible á los Mexicanos, la ejecución de aquellas órdenes tiránicas: y sus exequias se celebraron con toda la so­ yo sin embargo soy de distinta opinion. lemnidad que permitia la miseria de la na­ El pobre rey Acamapitzin, tuvo ademas ción. de estos disgustos, el de la esterilidad de la Desde la muerte de Acamapítzin hasta reina Ilancueitl; por lo que se casó con Tez- la elección del nuevo rey, hubo, según dice catlamiahuatl, hija del señor de Tetepanco, el Dr. Sigiicnza, un interregno de cuatro de la que nacieron muchos hijos, y entre meses: lo que no volvió á ocurrir en lo suce­ ellos Huitzílihuitl y Quimalpopoca, sus su­ sivo, pues desde entonces, pocos dios des­ cesores en el trono. Tomó esta segunda pues de muerto el rey, se nombraba el suce­ muger sin dejar á la primera; ántes bien ?as sor. Aquella vez pudo retardarse la elec­ dos vivian en tanta concordia, que Ilan­ ción, por estar ocupada la nobleza en arre­ cueitl se encargó de la educación de Huit- glar el número de electores, y establecer las zilihuitl. Tuvo ademas con el título de rei­ ceremonias de la coronacion, que empeza­ na, otras mugeres, y entre ellas una escla­ ron desde entonces á observarse* va, de que nació Itzcoatl, uno de los mejo­ Reunidos pues los electores escogidos por res y mas célebres reyes que hubo en Aná­ los nobles, el mas anciano les habló de este modi»: „Mi c Jad me

Despues de celebradas lus exequias rea­ les con las acostumbradas ceremonias y asis­ E n el mismo año en que sucedió en Mé­ tencia de los señores feudatarios y gefes de­ xico la tragedia que acabo de referir (1399), pendientes de aquella corona, se solemnizó murió en Tlatelolco, el primer rey Cua- la exaltación de Ixtlilxochitl. Entre aque­ cuauhpitzahuac, dejando lu ciudad conside­ llos personajes se hallaba el señor de Azca- rablemente aumentada con buenos editicios pozalco, quien lio tardó en descubrir cuan y hermosos jardines, y concierto grado de bien lo conocía el rey difunto; pues sin pres­ civilización y policía. En su lugar fué ele­ tar obediencia (i su sucesor, se fué á sus es­ gido Tlacateotl, de cuyo origen hablan di­ tados, para suscitar los ánimos de los feuda­ versamente los historiadores; pues unos los tarios á la rebelión. Convocó á ios reyes creen Tepaneca, como su antecesor, y otros de México y de Tlatelolco, y les dijo, que Acolhua, y dado á los Tlatelolcos por el rey habiendo muerto Techotlala, que por tantos de Acolhuacan. La rivalidad que existía años había tiranizado aquel país, quería po­ entre los Mexicanos y Tlatelolcos, contri­ ner en libertad á Jos señores feudatarios, 10 tuvo la m enor sospecha de loe dos capi­ ron entre los Huexotzingos y los Tluscalte- tanes que se le presentaron, y cayó incauta­ cas: todos los otros murieron cn defensa de mente cn la acechanza que le habian aper­ su patria; pero vendieron muy caras sus vi­ cibido. Ejecutóse el atentado á vista del das, pues fué infinita la sangre que se der­ ejército real, aunque á cierta distancia. ramó por una y otra parte. Si se investiga Acudieron inmediatamente las tropas fieles la causa de estos desastres, se hallará que á castigar aquellos perversos; pero sobrevi­ no fué otra que la ambición de un príncipe» no el ejército de los conjurados, que era nu­ ¡Pluguiese á Dios que fuesen menos frecuen­ meroso, y los derrotó completamente. Apé- tes y ménos violentos eu el mundo los estra­ na6 se pudo salvar el cadáver del rey para gos de las pasiones! Cuando no se ponen hacerle las debidas exequias, y el príncipe freno á las de uu monarca ó á las de un mi­ heredero, testigo del trágico fin de su pa­ nistro, bastan para inundar los campos do dre, se vió obligado á esconderse entre unas sangre humana, para arruinar las ciudades* malezas, para sustraerse al furor de sus ene­ para destruir los estados, y para trastornar migos. Así acabó sus días el malaventura­ toda la tierra. do rey Ixtlixocliitl, despues de siete años de Satisfecha finalmente la crueldad del tira­ reinado, en el de 1410. no con la opresion de sus enemigos, se hizo Dejó muchos hijos, y entre ellos á Neza- proclamar rey de Acolhuacan en la ciudad hualcoyotl, heredero de la corona, cuya ma­ de Tezcoco, concediendo á los que habian dre fué Matlulcihuatzin, hija de Acamapit­ tomado las armas contra él, indulto general zin, rey de México (1). y permiso de volver á sus casas. Dió en Era este príncipe dotado de gran ingenio y feudo la ciudad de Tezcoco á Quimalpopo— de incomparable magnanimidad, y mas dig­ ca, rey de México, y la de Huexotla á Tla- no que ningún otro de ocupar el trono de cateotl, rey de Tlatelolco, en premio de los grandes servicios que le habian prestado en (1) Torquomada díeo quo Matlalcihuat-¿in era aquella guerra. Puso gobernadores fieles á hija do Huitzilihuitl; poro ¿cómo puede ser esto? Aña­ su partido en otros puntos, y declaró la ciu­ do quo CBta rey, cuando enbió al trono, no tenia mas quo diez y nieto años, quo no estaba aun casado, y dad de Azcapozalco corte y capital de todo quo reinó yointidos, ó cuando mus, veintiséis años. el reino de Acolhuacan. Por otra parto representa 4 NczahualcoyoU, en la Halláronse presentes á aquella solemni­ muerte do su supuesto abuelo, en edad do poder ir á dad, aunque disfrazados, algunos persona­ la guerra, y do hacer negociaciones peía asegurarse jes del partido opuesto al tirano, y entre la corona; con que deberá, decirse quo Huitzilihuitl, dntos do cumplir 36 años do matrimonio, tonia nietos ellos el príncipe Nezahualcoyotl. El dolor de20 ¿loménos. y la rabia que estos sintieron en aquella oca- — ec — sion, escitaron b u s juveniles ardores; y ya Acolhuacan, y su crueldad con lo» c&irugos- iban á precipitarse, cometiendo una acción que en aquel territorio había hecho, quiso- temeraria, contra bus enemigos, cuando los también satisfacer su codicia con el bienes­ detuvo un confidente que los acompañaba, tar de sus súbditos. Impúsoles, udemas del representándoles las fatales consecuencias tributo que en víveres y en ropas pagaban á de su arrojo, y haciéndoles ver cnanto me­ su rey, otro de oro y de piedras preciosas,, jor seria esperar del tiempo una ocasion sin conocer cuanto se exasperarían de este mas oportuna para recobrar ]a corona, y to­ modo los ánimos, que debería mas bien con­ mar venganza de sus opresores: que siendo cillarse con la moderación y con la suavi­ ya de edad muy avanzada el tirano, su muer­ dad, para asegurar la posesion de un trono te, que no podría tardar, mudaría entera­ fundado en la crueldad y en la in justicia- mente el estado de líls cosas: que los pueblos Los nobles Toltecas y Chichimecas mani­ mismos se someterían entonces espontánea­ festaron deseos de presentarse al rey para mente á sus señores legítimos, escitados por hablarle de este asunto. Parecióles escesi- la crueldad y por la injusticia del usurpador. va la codicia del tirano, y harto diferente su Al mismo tiempo un oficial mexicaifo de al­ conducta de la moderación de los antiguos ta graduación (probablemente Itzcoatl, her­ reyes, sus progenitores. Resolvieron, pues, mano del rey, y general de las armas mexi­ enviarle dos eminentes oradores, uno Tol- canas), ó por su propia autoridad, ó por or­ teca y otro Chichimeca, á fin de que cada- den del rey Quimalpopoca, subió al templo uno de ellos, á nombre de su nación respec­ que en aquella corte teníala nación Tolte- tiva, le espusiese enérgicamente el daño que ca, y habló en estos términos al inmenso les hacia con aquellas exacciones. Fueron, pueblo que se habia reunido: ,,Oid, Chichi- en efecto á Azcapozalco, é introdneidos á mecas; oid, Acolhuas, y todos los que pre­ presencia del tirano, después de una profun­ sentes os hallais: ninguno se atreva á causar dísima reverencia, habló primero el Tolteca,. el menor daño á nuestro hijo Nezahualco- por ser mas antigua su nación en aquel pais*. yotl: nadie permita que se le haga, si 110 quie­ y le representó los humildes principios de re esponerse á un rigoroso castigo.1* Este los Toltecas, los trabajos que habian pasado aviso sirvió de mucho á la seguridad del ántes de llegar al esplendor y gloria de que- príncipe heredero, pues todos querían evitar por algún tiempo gozaron, y la miseria á el enojo de una nación que ya empezaba á que habian quedado reducidos despues de inspirar respeto. su último vencimiento: describió ladispersion Poco tiempo despues, muchos nobles de lamentable en que Xolotl los habia encon­ aquellos que por sustraerse al furor de las trado cuando llegó á aquella tierra; y recor­ tropas tepanecas, se habian refugiado en riendo los anales de los dos siglos siguientes,, Huexotzinco y en Tlaxcala, se reunieron en hizo una patética enumeración de los desas­ Papalotla, lugar próximo á Tezcoco, para tres que habian padecido, á fin de escitar la deliberar sobre el partido que debian tomar compasion del tirano, y evitar á sus compa­ en aquellas circunstancias; y todos convi­ triotas las nuevos cargas que este les impo­ nieron en someterse á los nuevos señores nía. nombrados por el usurpador, tanto por evi­ Apénos hubo terminado su arenga el T o l­ tar nuevas persecuciones, como para poder­ teca, tomóla palabra su compañero. „Yor se entregar tranquilamente al cuidado de señor, dijo, puedo hablar con mas confianza sus casas y familias. y libertad. Soy Chichimeca, y hablo con un príncipe de la misma nación, descendien­ CARGAS IMPUESTAS POR EL TIRANO. te de los grandes reyes Xolotl, Nopaltzin y E l tirano, despues ¿ e haber satisfecho su Tlotzin, No ignoráis, que aquellos divino» ambición con la usurpación del reino de Chichimecas, vuestros abueloy, despreciar- bnn el oro y ios piedras preciosas. La co­ lo contuviese la adversidad de su fortuna, ni rona que ccüian era. una guirnalda de yer­ .ningún otro respeto, dio muerte con su pro­ bas y flores del campo; el arco y la flecha pia mano d la viudu delincuente: acción in­ eran p u s adornos. Manteníanse al principio considerada y reprensible, en que tuvo mas de carne cruda y de vegetales insípidos, y su parto el ardor de la edad que la prudencia- ropa se componia de la piel de ciervos y fie­ Jiizo gran ruido este suceso en la provincia, ras que mataban en la caza. Cuando apren­ y el señor de Chalco, que era su enemigo, y dieron de los Toltecas la agricultura, los re­ habia sido cómplice en la muerte de su pa­ yes mismos trabajaban la tierra, para esti­ dre, procuró con el mayor empeño haberlo mular con su ejemplo á sus súbditos. La (i las manos; mas el príncipe, previendo las opulencia y la gloria, á que los alzó después consecuencias de su atentado, se liabia ya la lortuna, no ensoberbeció sus ánimos ge­ puesto en salvo. nerosos. Servíanse, como reyes, de sus va­ MUERTE DEL TÍRALO TEZOZOMOC. sallos; pero los amaban como á hijos, y se contentaban con que reconociesen su supe­ Ocho años había estado Tezozomoc pose­ rioridad, ofreciéndoles los humildes dones yendo tranquilamente el reino de Coliiua- de la tierra. Yo, señor, no os traigo á la cnn, pretendido en vano por Nezaliualco- memoria estos claros ejemplos de vuestros yotl, cuando tuvo unos sueños funestos que antepasados, si no es para suplicaros liumii- ío pusieron en gran consternación. Soñó, dísimamentc, que no exijáis mas de noso­ pues, que Nezohualcoyotl, transformado en tros, que lo que ellos exigían de nuestros águila, le destrozaba el pecho, y le devoraba abuelos.” Escuchó el tirano Jos dos discur­ el corazón; y otra vez, que convertido aquel sos; y aunque lo ofendió la comparación príncipe en león, le lamia el cuerpo, y le chu­ que habia hecho el último orador entre él y paba la sangre. De tal modo lo amedrenta­ los reyes antiguos, disimuló su enojo, y des­ ron estas trágicas visiones, obra de la con­ pidiendo á los diputados, conürmó la orden ciencia de su injusticia y tiranía, que llaman­ publicada sobre los nuevos tributos. do á sus tres hijos Tayatzin, Teuctzintli y Entre tanto, Nezaliualcoyotl recorría solí­ Maxtlaton, despues de haberles espucsto sus cito muchas ciudades, á fin de concillarse los sueños, les encargó que diesen muerte cuan­ ánimos, y adquirir medios de recuperar el to ántes á Nezaliualcoyotl; pero con tanto trono. Pero aunque lo amaban sus súbdi­ secreto, que ninguno pudiese sospechar el tos, y deseaban verlo en posesion del reino, autor de aquel delito. Apénas sobrevivió un no se atrevian á favorecerlo abiertamente, año á este suceso. Era tan viejo, que no pu- por miedo del tirano. Abandonáronlo mu­ diendo calentarse, ni estar sentado, lo tenian chos de sus deudos y amigos, y entre ellos cubierto de algodon, en una canasta á guisa su tio Chimalpan, y Tecpanecatl, hermano de cuna; pero desde esta especie de sepultu­ do su segunda muger,Nezahualxochitl, de la ra, continuaba tiranizando á sus pueblos, y estirpe real de México. Continuando él sin pronunciando oráculos do injusticia. Poco embargo sus negociaciones, llegó una tarde ántes de morir, nombró por sucesor á su hijo á una villa de la provincia de Chalco, perte­ Teyatzin, y volvió á encargarle la muerto de neciente á una sonora viuda, llamada Tzilto- su enemigo, conservando hasta el último miauh. Observó que habia allí una planta aliento sus perversos designios. Así termi­ de maguey, de que la viuda sacaba vino, no nó su larga vida aquel monstruo de ambi­ solo para uso de su familia, sino también pa­ ción, de perfidia y de injusticia, por los años ra venderlo; lo cual estaba severamente de 1422, despues de haber tiranizado nueve prohibido por las leyes de los Cbichimecas. años el reino de Acolhuacan, y poseído mas A vista de esto se inflamó de tal manera en largo tiempo el estado de Azcapozalco (1). celo por las Jeves de sus padres», que sin que [1] Torqncmttdu dice quo Tozozomoc fué Jiijc del Aunque tocaba á Toyutzin, como k here­ de nosotros, si nos viesen maquinar la muer- dero del trono, dar las órdenes oportunas te de otro, cuando solo debemos llorar la de para las exequias ele su padre, arrogóse aque­ nuestro' padre. Dirían que no es grave el lla autoridad au hermano Muxtlfiton, como dolor que deja lugar á la ambición y á la mas atrevido y activo, y empozó desde en­ venganza. El tiempo nos ofrecerá, la opor­ tonces ¡í mandar con tunta arrogancia, co­ tunidad de poner en ejecución los manda­ mo si estuviese en posesion del trono á que tos de nuestro padre, sin atraemos el odio aspiraba, creyendo que no le seria difícil de nuestros súbditos. Nezahualcoyotl no cs oprimir á su hermano, que era en efecto tí­ invisible: si no so esconde en el fuego, en el mido y poco práctico en el gobierno. Pasó agua ó én las entrañas de la tierra, infalible­ Maxtlaton avisos á los reyes de México v mente caerá en nuestras manos.” Esto acae­ de Tlatelolco, y á otros potentados, á firi de ció el cuarto dia después de la muerte del que honrasen con su presencia y con sus lá­ tirano, y el mismo dia fué quemado su cadá­ grimas las exequias de su monarca. Ncza- ver, y enterradas sus cenizas con gran pom­ huafcoyotl, aunque no convidado, quiso ha­ pa y solemnidad. llarse presente pura observar por sí mismo, El dia siguiente volvieron á sus ciudades según se colige, la disposicio a de los espíri­ los reyes de México y de Tlatelolco, y Max- tus cu 2a corte. Acudió, J>ues, acompaña­ tlaton empezó á descubrir cotí ménos reser­ do de un íntimo coufidente, y de alguna co­ va su ambicioso designio de apoderarse del mitiva, y entrando en la sala de palacio, reino, manifestando en sit arrogancia y osa­ donde estaba espuesto el real cadáver, en­ día, que estaba dispuesto á emplear la vio­ contró én ella á los reyes de México y de lencia, si no le bastaba la astucia, Tnyat- Tlatelolco; á los tres príncipes, hijos del ti­ zin no tuvo valor para oponérsele, pues co­ rano, y á otros personajes. Saludólos uno nocía su índole arrojada é impetuosa, y la á uno, según el orden en que estaban senta­ ventaja que le llevaba en la costumbre que dos, empezando por el de México, y presen­ tenían los subditos de obedecerlo. Tomó, tóles ramos de flores, según el uso de aquel pues, el partido de ir á México para confe­ pais. Terminados los cumplimientos, se sen­ rir con el rey Quimalpopoca, á quien liubia tó al lado del rey Quimalpopoca, su cuña- sido recomendado por su padre, sobre un do, para acompañarlo en su dolor. Teuct- asunto de tanta importancia. Fué acogido zintli, uno de los hijos de Tezozomoc, y he­ por aquel monarca con estraordinarias de­ redero de su crueldad, juagando aquella oca­ mostraciones de aprecio; y despues de los sion oportuna de ejecutar el encargo de su cumplimientos de estilo, le dijo Quimalpo- padre, se lo propuso á su hermano MaxtJa- poca: „j,Qué hacéis, príncipe? lio es vues­ ton; mas este, aunque con un corazón no tro el reino.? no os lo dejó vuestro padre? ménos inhumano, tenia inas prudencia y di­ jPor qué, pues, viéndoos injustamente des­ simulo. „Aparta, le dijo, de tu pensamien­ pojado, no empleáis vuestros mayores es­ to ese designio. ¿Qué dirían los hombres fuerzos en recobrar lo que legítimamente os pertenece?” „Poco importan mis derechos, primer príncipe Acolhua, dándole por consiguiente un respondió Tayatzín, si no me ayudan mis reinado da 160 6. 180 tinos; pero do la arenga del oro. dor chichimeca se mfiore que Tozozomoc descendía súbditos. Mi hermano se ha hecho dueño de Xolotl, do Nopaltzin y de Tlotzin. La hermana de del reino, y no hay quien lo contradiga. Se­ NopalUin bc casó oon el príncipe Aeolhuatzin, y sub ria temeridad oponerme á su poder, sin hijos eran por cone/gnicntc p r im o B de Tlotzin, hijo do otra fuerza que mis deseos y la justicia de Nopaltzin. En todo Mto conviene Torqucmada. ¿Cú. mi causa.” „Lo que no se logra con la mo gb posible quo un hombro descienda do sa primo? fuerza, replicó Quimalpopoca, se logra con E l que lea la genealogía do los reyes chicbimec&B en la obra do aquel autor, no podrá mánoa de echar de la mana. Yo os sugeriré un medio eficaz ver las equivocaciones que ha padecido. de libertaros de vuestro hermano, y poneros sin peligro cn posesiou ílcl trono. No ha­ sitando tener casa cn aquella corte para alo­ bitéis el palacio de vuestro padre, y dad por jarse cn ella, cuando algún grave motivo lo protesto que en él se renueva vuestro dolor llamase de sus estados de Coyohuacan, que­ con la memoria de sus accionen y del amor ría que le diesen una. prueba de su amor, que os tenia. Decid que quereis edificar otro construyéndolo, cuanto ántes, un edificio. palacio para vuestra residencia. Cuando es­ Filé tal la diligencia de los Azcapozalque- té concluido* dad un espléndido banquete, y ses, y tanta hi muchedumbre Je operarios convidad á vuestro hermano: allí, en medio que acudió al llamamiento del príncipe, que de la alegría general, os será fácil, con gen­ á pesar de no haberse detenido Tayatzin te secretamente preparada, libertar á vues­ mnj? que tres dias cn México, á su regreso (i tro reino de un tirano, y á vos de un rival la capital, halló empezada la fábrica. Ma­ tan pernicioso y tan injusto; y para que lo­ ravillóse de aquella novedad; y preguntando gréis con mas segundad vuestro intento, yo el motivo á su hermano, le respondió este: acudiré á vuestro auxilio con mi persona y que no queriendo perjudicar sus intereses, con las fuerzas de mi nación/’ A este con­ ocupando la casa real, liabia pensado labrar sejo no respondió Tayatzin sino con una otra, para residir cn ella cuando viniese á lu mirada llena de dolor, ocasionada por el corte- Quedó satisfecho el buen Tayatzin amor de su hermano, ó por la perversidad con esta contostocion, y se persuadió fácil­ de la acción que se le proponía. mente que Maxtlaton no pensaba ya en la De este suceso fué testigo un criado de usurpación de la corona. Terminada cn po­ Tayatzin, que se habia ocultado en un rin­ co tiempo la obra, convidó Maxtlaton á co­ cón, desde donde pudo escuchar todo lo mer en su nueva casa á sus hermanos, al rey que dijeron aquellos dos personajes; y espe­ de México* al de Tlatclolco, y á otros per­ rando hacer fortuna por medio de la dela­ sonajes. Tayatzin, ignorando la traición ción, partió en secreto aquella misma noche de su criado, no sospechó el lazo en que iba para Azcapozalco, fué en derechura á pala­ á caer; pero Quimalpopoca, que era mas as­ cio, y obtenida audiencia de Maxtlaton, le tuto y mas cauto, receló la perfidia, y se es­ reveló cuanto había oído. Hallóse cn aquel cudó cortcsmente de asistir al convite. Lle­ instante combatido su ánimo por la cólera, gado el dia del banquete, concurrieron los por el temor, y por la pesadumbre que en él huéspedes á la nueva casa; y cuando esta­ produjo tan horrible descubrimiento; pero, ban mas engolfados cn la alegría, y quizás como político y diestro en ocultar sus senti­ también en los cscesos del vino, entró de im­ mientos, fingió despreciar el aviso, y recon­ proviso gento armada, y acometió con tal vino ásperamente al delator por su temeridad violencia al cuitado Tayatzin, que apénas fi­ en calumniar á dos personas tan elevados: jó sus ojos en los asesinos, cuando se los cer­ aparentó atribuir aquella acción á embria­ ró para siempre la muerte. Turbóse todo el guez del que se la descubría, y lo mandó á concurso con tan inesperada tragedia: Max­ su casa á dormir la borrachera. Pasó toda tlaton tomó entonces la palabra, y espuso la la noche deliberando sobre el partido que traición, contra él proyectada, asegurando á debía tomar, y determinó finalmente preve­ los presentes que solo habia tratado de evitar nir los designios que atribuía á su hermano, el golpe que lo amenazaba. Con este y otros y hacerlo caer en sus redes. discursos cambió de tal modo los ánimos, MAXTLATON, TIHANO l>E ACOLHUACAN. que en vez de vengar la muerte de su legíti­ mo señor, ac Jumaron rey al pérfido til-ano; En la mañana del dia siguiente convocó pero si la injusticia lo subió al trono, fué pa­ al pueblo de Azcapozalco, y le dijo: que no ra precipitarlo desde mayor altura. pudiendo permanecer en el alcázar de su padre, que pertenecía á Tayatzin, y nece­ primera clase y de diversas naciones, no fué AGRAVIOS QUE HIZO EL TIRANO AL REY DE difícil al protervo príncipe hallar la ocasion MEXICO. que tanto deseaba de satisfacer su pasión, Aun mayor era el enojo de Maxtlaton con­ sin que bastasen á contenerlo las lágrimas tra el rey de México; mas no le pareció con­ ni los esfuerzos con que aquella infeliz p r o c u r ó veniente atentar contra su vida, hasta hullar- oponerse á su osadía. Volvióse esta ¿M é­ ee bien seguro en el trono. Desfogó entre xico, llena de ignominia, y con el corazon tanto su rabia en injurias contra su perso­ penetrado de dolor se quejó á su marido de na, y en ultrajes á su dignidad. Poco tiem­ aquel atentado. Este rey malhadado, no po despues de haber usurpado el reino, le en­ queriendo sobrevivir á su deshonra, ó teme­ vió el rey de México el regalo que le solia roso de morir á manos del tirano, resolvió hacer todos los años en reconocimiento de poner término á su amarga existencia, sacri­ su alto dominio. Este presente» que consis­ ficándose á su dios Huitzilopochtli, como tía en tres canastas de peces, cangrejos y ra­ lo habian Jiecho algunos héroes de su na­ nos, y en algunas legumbres, fué llevado por ción, creyendo que de este modo borraría la algunas personas notables de Ja corte de infamia recibida, y se libertaria del fin igno­ Quimalpopoca, las cuales pronunciaron un minioso que debia temer de 6u enemigo. Co­ elocuente discurso, lleno de espresiones de municó esta determinación á sus cortesa­ sumisión y de respeto. Maxtlaton manifes­ nos, los cuales obcecados por sus falsas tó recibirlo con agradecimiento; pero de­ ideas religiosas, no solo la aplaudieron, si­ biendo, según la costumbre de aquellas na­ no que muchos de ellos quisieron participar ciones, responder con otro regalo, y que­ de la gloria de tan bárbaro sacrificio. riendo aprovechar aquella ocasion para ven­ garse, despues de haber consultado con sus PRISION Y MUERTE DEL REY QUIMALPOPOCA» confidentes, hizo entregar á los embajadores mexicanos, para su rey, un cueitl, que era un Llegado el dia señalado para aquella re­ traje mugeril, y una camisa de muger, signi­ ligiosa tragedia, compareció el rey vestido ficando de este modo que lo tenia por afemi­ como representaban á su dios Huitzilo- nado y cobarde: injuria la mas sensible que poclitli, y todo» los otros que debian acom­ pudiera hacerse á aquellas gentes, las cuales pañarlo, llevaban las mejores rapas que te­ nada estimaban en tonto como el valor y el nían. Dióse principio á la fiesta con un so­ atrevimiento. Fué grande el disgusto de lemne baile, durante el cual iban los sacer­ Quimalpopoca al recibir esta afrenta; de la dotes sacrificando una á una aquellas des­ que hubiera querido vengarse, pero carecía venturadas víctimas, reservando al rey para por entonces de los medios de hacerlo. lo último. No era posible que el tirano ig­ A tan notable ofensa siguió otra mas do­ norase una novedad tan cstraordinaria. Sú­ lorosa, porque atacaba mas directamente el pola en efecto algunos dios ántes; y á fin de honor. Supo el tirano que entre las muge- que su enemigo no se sustrajese á su ven­ res del rey de México habia una singular­ ganza por medio de una muerte espontánea, mente hermosa; é inflamado por esta sola envió un cuerpo de tropas á sorprenderlo án­ noticia en perversos designios, determinó sa­ tes del sacrificio. Llegaron en afecto cuan­ crificar á sus deseos la honestidad y la justi­ do apénas quedaban dos víctimas, despues cia. Para conseguir su intento, se valió de de las euales debia ser inmolado el rey. Fué unas damas tepanecas, encargándoles que preso este infeliz príncipe por los Tepone- cuando visitasen, como solian hacerlo, á la cas, y conducido sin pérdida de tiempo á mexicana, la convidasen á pasar algunos Azcapozalco, donde lo pusieron en una dias en Azcapozalco. Siendo entonces muy fuerte jaula de madera, que era la cárcel frecuentes estas visitas entre personas de la usada por aquellas gentes,, como después veremos, y fué custodiado por una guardia do/’ Al terminar estas palabras, la memo­ numerosa. En toda esta historia hay cir­ ria de sus infortunios arrancó algunas lágri­ cunstancias harto inverosímiles; mas yo lo mas de sus ojos. „j,Qué te parece de esto?” refiero como lo hallo en los historiadores de preguntó entonces Maxtlaton á su favorito. México. Es estraño que los Tcpanccus se „¿No es admirable que un joven que apénas utreviesen á entrar en aquella ciudad, á co­ ha empezado á gozar de la vida, busque tan meter un atentado tan peligroso, y que los intrépidamente la mucite?" Volviéndose Mexicanos no se armasen en defensa de su despues al príncipe, le aseguró que no era su rey; mas también es cierto que el grau po­ intento privarlo de la vida: que el rey de derío del tirano pudo animar á los unos, é México no habia muerto, ni pensaba hacer­ intimidar á los otros. lo morir; y procuró también justificarse del Con el cautiverio de Quimolpopoca se cautiverio en que tenia á aquel monarca. avivó en el ánimo de Maxtlaton el deseo de Terminada esta conversación dio orden de apoderarse también del príncipe Nczahual- que el príncipe fuese alojado como corres­ coyotl; y pora lograrlo mas fácilmente, lo pondía á su dignidad. mandó llamar, pretestando un convenio que Noticioso Quimalpopoca de la llegada del con él queria celebrar acerca de la corona de príncipe su cuñado á la corte, le envió un Acolhuacan. El astuto príncipe conoció la recado, suplicándole que fuese á verlo en su intención maligna de su perseguidor; pero prisión. Condescendió Nezahualcoyotl con el ardor de la edad, y el denuedo ó temeri­ este deseo, obtenida ántes licencia de Max­ dad de su índole, lo lmcian arrostrar intré­ tlaton; y al verse aquellos dos infelices, se pidamente los mas gravea riesgos. En su abrazaron, manifestando la mayor ternura tránsito por Tlatelolco visitó á un confiden­ en sus semblantes y en sus espresiones. Es­ te Suyo, llamado Quiquincatl, el cuoi le hizo puso Quimalpopoca á su cuñado la serie de saber que el tirano, no solo maquinaba con­ sus desgracias; le hizo saber las malignas tra su vida y contra la del rey de Tlatelol­ intenciones del tirano contra ellos dos, y le co, sino que deseaba aniquilar, bí podía, toda rogó quo no volviese mas á la corte, porque la nación Acolhua. Sin arredrarse por es­ bí lo hacia, lo haria morir infaliblemente el to, pasó aquella misma tarde á Azcapozal­ común enemigo, y quedaría la nación Acol­ co, y se fué en derechura á cosa de un ami­ hua en la orfandad y en el abandono, f i ­ go. Por la mañana temprano fué á buscar nalmente, le dijo, pues mi muerte es inevi­ á Chacliaton, favorito del rey, y que sin em­ table, te ruego encarecidamente que cuides bargo habia dado al mismo Nezahualcoyotl de mis pobres Méxicauos. Sé para ellos un grandes muestras de afecto, y se encomendó verdadero amigo y un padre afectuoso; y en á, él, á fin de que disuadiese á Maxtlaton de prenda de mi afecto, acepta este pendiente, intentar algo contra su persona. Pasaron que fué de mi hermano Huitzilihuitl:” y qui­ los dos juntos á palacio, y bc adelantó Cha­ tándose del labio un pendiente de oro, y charon para avisar á su señor la llegada del otros de las orejas, con otras joyas que con­ príncipe, y hablarle en su favor. Entró en servaba en su prisión, se las dió al principe, seguida el príncipe, y despues de saludar al haciendo otros regalos á un sirviente que lo tirano, le habló en estos términos: „Sé que acompañaba. Separáronse en seguida con habéis aprisionado al rey de México, y no sé grandes muestras do dolor, no queriendo si habéis mandado darle muerte, ó si vive prolongar la entrevista, por no inspirar sos­ aun en su prisión. He oído también que pechas á los guardias. Nezahualcoyotl, to­ quereis quitarme la vida. Si así es, aquí es­ mando el consejo que su cuñado acababa de toy: matadme con vuestras manos,

ITZCOATL, CUARTO REY DE MEXICO* pendemos de vos de ahora en adelante. En vuestros hombros se apoyan los viejos, los En tanto que el príncipe Nezahualcoyotl huérfanos y las viudas: ¿tendreis ánimo para escitaba los pueblos

Restablecimiento de la fam ilia real de los Chichimecas en el trono de Acol­ huacan. Fundación de la monarquía de Tacuba. Triple a lia n za de los reyes de México? de 'faculta y da Acolhuacan, Conquistas y muerte del rey ItzcoalL Conquistas y sucesos de los Mexicanos en los reinados de Moteuczoma I y Axayacatl. Guerra entre México y Tlatelolco* Conquis­ ta de Tlatelolco, y muerte de su rey Moquihuix. Gobierno, muerte y elo­ gio de Nezahualcoyotl, y exaltación al trono de su hijo Nesahualpilli.

io- RESTABLECIMÍENTO DE LA FAMILIA REAL DE LOS CHICHIMECAS.

Cuanoo Itzcoatl se vio afianzado en su tro­ la ciudad de Azcapozalco, y sometido á los no, y 011 la pacífica posesion de Azcapozal­ Tcpanccas, parecía justo que se apoderase co, puru recompensar al príncipe NVizalmnl- de los derecho» dts los vencidos; tanto mas, coyotl por el socorro que 1c liabia dado en la cuanto que tenia en su favor una posesion defensa de México y en la conquista de la de doce años, y el consentimiento de los pue­ capital de los Tepanecas, determinó sumi­ blos. Pero desechando estas consideracio­ nistrarle auxilios para recobrar lpa estados nes, pensó seriamente en poner á Nezahual­ que le pertenecían. Si el rey de México hu­ coyotl en posesion del trono, que por legí­ biera querido sacrificar la fidelidad y la justi­ tima sucesión le correspondía, y de que por cia Á la ambición, no lo hubieran faltado pre- tantos años lo había privado la usurpación testos para hacerse dueño de aquellas pose­ de los Tepanecas. siones. El tirano Tezozomoc liabia dado á Despues de la derrota de estos, habia mu­ Quiraalpopoca el señorío de Texcoco, y este chas ciudades en el reino, que no querían habia mandado en aquella capital, como do­ someterse al príncipe heredero, por miedo minador absoluto. Itzcoatl, heredero de to­ del castigo que merecían. Una de ellas era dos los derechos de su antecesor, podía con­ Huexotla, próxima íl Tezcoco, y cuyo se­ siderar aquel estado como incorporado desde ñor Huitznahuatl (1 ) se habia obstinado en - mucho tiempo ála corona de México. Ha­ biendo ademas conquistado legítimamente (1) La ciudad de Huexotla había sido duda, por seguir el partido de los rebeldes. Salieron que les d i ó , apénas consiguió oirá ventaja de México las tropas aliadas, y encaminán­ que la d o hacerlos retroceder algún poco; pe­ dose por la llanura llamada hoy de Santa ro cn lu cuarta, mientras combatían furiosa­ Marta, hicieron alto cn Chimalhuacan, des­ mente lus dos ejércitos, Motcuczóma, con de donde el rey y el príncipe ofrecieron per- algunos valientes que liabia puesto en em­ don á los habitantes, si se rendían, y los boscada, a c o m e t i ó con tal ímpetu ó- la reta­ am enazaron con incendiar el pueblo, si per­ guardia de los contrarios, que los desordenó, sistían en la rebelión; mas ellos, léjos de ios obligó (l dejar el campo, y ¿t refugiarse cn aceptar aquella oferta, salieron en órden de la ciudad. Siguiólos denodadamente; y cono­ batalla contra el ejército real. Poco duró ciendo que pensaban fortificarse en el tem­ la pelea; porque habiendo el invicto Mo- plo principal, lo ocupó ántcs que ellos llega­ teuezoma hecho prisionero al caudillo con­ sen, y quemó las torres de aquel edificio. trarío, echaron á huir sus tropas, y pidieron Con este golpe se consternaron de tal modo perdón humildemente, presentando al ven­ los rebeldes, que abandonando el pueblo, hu­ cedor, como solían hacerlo, las mugeres em­ yeron á. los montes, situados á Mediodía de barazados, los niíiós y los viejos, á fin de Coyohuacan; pero hasta allí los siguieron lus moverlo ¿L compasión. Allanado, en fin, el tropas reales por espacio de treinta millas, camino al trono de Acolhuacan, y restituido hasta que en un monte á Poniente de Quauh- este al príncipe, fueron licenciudas las tro­ nahuae, los fugitivos, cansados y privados de pas auxiliares de Huexotzinco y Tlaxcala, toda esperanza de salvarse, echaron las ar­ con singulares demostraciones de agradeci­ mas á tierra, en señal de rendirse, y se en­ miento, y con una buena parte del boán tregaron á discreción. de Azcapozalco. Con esta victoria quedó Itzcoatl dueño de todo el estado do los Tepanecas, y Moteuc- c o n q u i s t a j>» covoiíuacan y d e o t a o s p u e ­ zomn lleno de gloria. Es cosa admirable, b l o s . dicen los historiadores, que la mayor parte D e allí p a s ó el ejército de los Mexicanos y de los prisioneros hechos en aquella guerra de los Acolhuas contra los rebeldes de Coyo- de Coyohuacan, lo fueron por manos de huacan, de Atlacuihuayan y de Huitzilo- Motcuczoma y de tres volicutcs oficiales pochco. Los Coyoacancses habian procu­ Acolhuas; pues habiendo convenido los cua­ rado escitar los ánimos de todos los otros tro, á ejemplo d e los antiguos Mexicanos cn Tepanecas á sacudir el yugo de los Mexica­ la guerra contra los Xochimilcos, en cortar nos. Cedieron ¿ sus instigaciones aquellas un tufo de cabellos A todos los que cogie­ ciudades y algunas vecinas; pero las otras, sen, se encontró esta señal en la mayor par­ amedrentadas por el desastre de Azcapozal­ te de los prisioneros. co, no quisieron esjponersc á nuevos peli­ MONARQUÍA DE TACUHA, V ALIANZA DE LOS gros. Antes de estallar los rebeldes, empe­ TRES REYES. zaron á insultar 4 las -mugeres mexicanas que iban á su mercado, y aun 4 los hombrea Terminada tan felizmente aquella espe­ que pasaban por la ciudad; por lo que Itz- dicion, arreglados ios negocios de Coyo­ coatí mandó que ningún Mexicano fuese & huacan y de las otras ciudades sometidas, Coyohuacan, á fin de no tener motivos de volvieron los dos reyes á México. Pareció castigar la insolencia de sus habitantes. Ter­ conveniente & Itzcoatl poner á la cabeza de minada la espedicion de Huexotla, marchó los Tepanecas alguna persona de la familia contra ellos. En las tres primeras butcülas de sus antiguos señores, á fin de que vivie­ Tcuozomoc al rey do TJatoloico; por lo <]üo so debe sen mas tranquilos y con ménos disgusto, ercor q u o el tirano Maxtlaton se lu quitó para duria ¿ bajo el yugo do los Mexicanos. Escogio Huitznahuatl. para esta dignidad á Totoquihuatzin, nieto 15 del tirano Tczozomóc. No se sube que este coiuo la esperanza del galardón los estimu­ príncipe hubiera tenido parte en la guerra laba á las mas heroicas empresas, estando contra los Mexicanos: quizás se abstuvo de seguros de que su gloria y sus ventajas no ello por secreta inclinación que les profesa­ dependían de ciertos accidentes de fortuna, se, 6 por aversión ú, su tío Maxtlaton. Itz- eino del mérito de sus propias acciones. Es­ coatí lo mandó llamar á México, y lo creo ta política fué generalmente adoptada por rey de Tlacopan, o Tacuba, ciudad conside­ los reyes posteriores con gran utilidad del rable de los Tepanecas, y de todo el territo­ estado. Establecida esta famosa alianza, fué rio que estaba á Poniente, incluso también Itzcoatl con el rey Nezahualcoyotl íi Tezco­ el pais de Mnzahuacan; pero Coyohuacan, co, para coronarlo por ius propios manos. Azcapozalco, Mixcoac y otras ciudades de Esta función se celebró con la mayor solem­ los Tcpanecafc», quediu-on inmediatamente nidad en 142G. De allí volvió el rey de M é­ dependientes de la corona de México. Rié­ xico á su corte, y el de Acolhuacan se aplicó ronse aquellos estados á. Totoquihuatzin, con el mayor esmero ol gobierno de sus es­ con obligación de servir con todas sus fuer­ tados. za* al rey de México, siempre que este Icib REGLAMENTOS NOTABLES DEL HEY NEZA- requiriese, reservándole la quinta paite de IIUALCOYOTL. los despojos que se tomasen á los enemigos. Igualmente fué puesto Nezahualcoyotl en El reino de Acolhuacan no estaba tan bien p o sesión del trono de. Acolhuacan, con la arreglado como lo dejó Techotlala. J^a do­ misma condicion de servir

ATROCIDAD DE LOS CHALQUESES, Y BU CASTrOO. número increíble de barcos, cu que poder trasportar su ejército, tomando él á su cargo Laprimcra atención de Motcuczoma cuan­ el mando de la espedicion* Los Chalque­ do se vió en el trono, fué edificar un gran ses, á pesar de la superioridad numérica de templo en la parte de la ciudad que llama­ sus enemigos, los hicieron una vigorosa re- wstencia; porque ademas de ser naturalmen­ quGte, ¿ que estuvo convidada la nobleza te belicosos, aquella vez el despecho aumen­ de las tres cortes. En esta ocasion hizo Ne- tó b u s bríos. El señor de aquel estado, zahualcoyotl que sus músicos cantasen al aunque tan viejo que no podía hacer uso de son de los instrumentos, una oda compuesta sus piés, se hizo llevar en una litera al cam­ por él mismo, y que empezaba por estas po de batalla, para animar con su presencia palabras: Xóchitl mamani in akuehuctitlan. y su voz á sus súbdito*. Sin embargo, fue­ El argumento de aquella composicíon era ron vencidos, la ciudad saqueada, y el gefe recordar á los circunstantes ia brevedad de castigado con la pena del último suplicio, por la vida, y de todos los placeres de que gozan sus atroces crímenes. El botín, según el los mortales, semejantes á una flor hermosa convenio hecho con el rey Itzcoatl, se divi­ que prontamente se marchita. Las patéti­ dió entre los tre6 monarcas; pero la ciudad cas imágenes de la canción arrancaron lá­ con todo su territorio quedó desde entonces grimas á todos loa presentes, á quienes la sometida al rey de México. Esta victoria, memoria de la muerte hacia mas preciosa y según dicen los historiadores, se debió en mas cara la existencia. gran parte al valor de Axoquentzin, hijo de MUERTE DE CUAÜJITLATOA, REY DE TLA­ Nezaliualcoyotl. TELOLCO. CASAMIENTO DEL REY DE ACOLHUACAN CON UNA PRINCESA DE TAC CHA. Restituido Moteuczoma á su capital, se vio obligado á luchar con un enemigo, que, Este famoso rey, aunque desde su juven- por ser vecino y casi doméstico, podria acar­ ventud se había casado con muchas muge- rear graves perjuicios al estado. Cuauhtla- res, y de ellas tenia muchos hijos, no conce­ toa, tercer rey de Tlatelolco, impulsado por dió á ninguna el título de reina, por ser to­ el ambicioso deseo de estender sus dominios, dos hijas de sus súbditos, ó esclavas (1 ). P e­ ó quizás por la envidia que su vecino y rival ro creyendo ya conveniente tomar una espo­ le inspiraba, habia ya pensado quitar la vida sa digna de tan gran honor, y que diese un al rey Itzcoatl, y apoderarse de México: sucesor á la corona de Acolhuacan, se casó para lograrlo, no teniendo bastante con sus con Matlnlcihuatzm, hija del rey de Tacuba, fuerzas, so confederó con otros caudillos de joven hermosa y modesta, que fué conduci­ los territorios inmediatos; pero todas sus di­ da á Tezcoco por su padre y por el rey de ligencias fueron vanas, porque Itzcoatl, no­ México. Celebráronse estas bodas con gran­ ticioso de aquel intento, se dispuso oportu­ des regocijos, que duraron ochenta dias; y namente á la defensa, y frustró completa­ un año después nació de este enlace un prín­ mente las miras de su enemigo. De aquí cipe que se llamó Nezahualpilli, que, como se originó tal desconfianza y enemistad en­ despues veremos, heredó la corona. De allí tre los Mexicanos y los Tlatelolcos, que es­ á poco se hicieron otras grandes fiestas pa­ tuvieron muchos años sin comunicar entre ra celebrarla conclusión de la obra del Huci- sí, á escepcion de algunos plebeyos, que fur­ teepan, ó gran palacio, de cuya magnificen­ tivamente asistían á los recíprocos merca­ cia fueron testigos los españoles. Estos dos. En tiempo de Moteuczoma planteó regocijos, á que concurrieron los reyes alia­ de nuevo Cuaulitlatoa sus perversos desig­ dos, terminaron con un esplendidísimo ban- nios; mas esta vez no quedaron impunes. Prevenido Moteuczoma del crimen medita­ [1] Nezahualcojotl b c casó en au juventud, como do, se anticipó á su enemigo, dando un fu­ ya hemos dicho, con Nezahualxochiü, que alendo do rioso asalto á la ciudad, y mandando quitar la casa real do Máxico, era digna do subir al trono; pero ewta aoüora murió datos quo ol principo sa espo­ la vida á su inquieto dominador. Mas no so recobrase la corana que los Topanccus lo habicin queriendo someter por entonces aquel esta­ usurpado. do á la corona de México, hizo que los habí- tantea eligiesen por caudillo al benemérito tes de Azcapozalco, de Coyohuacan y de Moquihuix. Xocliimilco, tuvieron órden de suministrar algunos millaresde gruesas estacas, y A otros CONQUISTAS DE MOTEUCZO-MA. pueblos se encargó la conducción de las pie­ Desembarazado Moteuczoma de aquel dras necesarias. Convocó ademas para la peligroso vecino, pasó á la provincia de los ejecución de la empresa á los de Tacuba, Iz- Cohuixcos, al Sur de México, á. vengar la tapahipan, Colhuacan y Tenayuca: los re­ muerte dada por aquellos pueblos á unos yes mismos y magnate» dieron á los otros Mexicanos. En aquella gloriosa cspedi­ el ejemplo del trabnjo; con lo que se estimu­ cion añadió á. sus estados los territorios de laron de tal manera los súbditos, que en po­ Huaxtepec, Yauhtepec, Tepoztlan, Yaca- co tiempo so vió concluida aquella obra, que pichtla, Totolapan, Tlalcozaulititlan, Qui- de otro modo 110 hubiera pudido terminarse lapan ó Chilnpan, íi mas do ciento y cin­ en muchos años. El dique tenia nueve mi­ cuenta millas de la corte: Coixoo, Ozío» llas de largo 3' once brazas do ancho. Com­ mantlu, Tlachmalac y otros muchos; y diri­ poníase de dos estacadas paralelas, cuyo es­ giéndose hácia el Poniente, se apoderó de pacio medio estaba terraplenado de piedras Tzompabuacan, dejando desde entonces so­ y arena. La mayor dificultad era trabajar metidos al dominio de ios reyes mexicanos, dentro del lago, y especialmente en algunos el gran pais de los Colhuixcos, que habían sitios en que las agmis eran muy profundas; sido los autores de aquel atentado, y algu­ pero todo lo superó el ingenio del director, nos otros circunvecinos, que quizás habian ayudado por la constancia de los operarios. provocado su enojo con semejantes insul­ Fué ciertamente aquello, construcción útilí­ tos. De vuelta á. su capital, amplió el tem­ sima Íl la ciudad, aunque no bastó á- preser­ plo de Huitzilopochtli, y lo adornó coa los varla enteramente de iuundacioncs: lo que despojos de los pueblos vencidos. Moteuc- no debes parecer esirafío, si se tiene presente zoma hizo todas estas conquistas en los que los españoles, aun empleando ingenie­ nueve primeros años de su reinado. ros europeos, no consiguieron evitar aquel inconveniente, ni con dos siglos y medio de INUNDACION SE MEXICO. trabajo, ni con el gasto de algunos millones En el décimo año, que fué el 1440 de la de pesos. Mientras los Mexicanos se em­ era vulgar, hubo en México una gran inun­ picaban en aquella obra, se rebelaron los dación ocasionada por las lluvias escesivas, Chalqueses; pero fueron prontamente com­ las cuales aumentaron de tal modo el volu­ primidos, aunque con pérdida de algunos men de Jas aguas del lago, que no puniendo capitanes del ejército real* contenerse en 6U lecho, inundaron la ciudad, HAMBRE EN MEXICO. en términos que arruinaron muchas casas, y no dejaron calle alguna cn que se pudie­ A la calamidad de la inundación siguió ra transitar de otro, modo que por medio muy en breve la del hambre, por haber sido de barcos. Moteuczoma, afligidísimo con muy escasa la cosecha de maiz en los años esta calamidad, recurrió ni rey de Tezcoco, de 1448 y 1449, de resultas de los yelos que esperando de su sabiduría que le sugiriese al­ sobrevinieron cuando estaban aun tiernas gún remedio. Aquel prudente monarca fué de las mazorcas. En 1450 se perdió también parecer que se construyese un gran dique pa­ la cosecha por falta de agua. En 1451, ade­ ra refrenarlas aguas, prescribiendo al efecto mas de lo rigoroso de la estación, apénas se b u s dimensiones, y el sitio en que debia cons­ pudo sembrar grano, habiéndose consumido truirse. Agradó el consejo á Moteuczoma, casi todo, por la escasez de las cosechas an­ y mandó que se pusiese cn ejecución con teriores; de modo que en 1452 fué tan gran­ la mayor prontitud posible. Los habitan­ de la necesidad de lo? pueblos, que no bas- tundo á socorrerla lu liberalidad dei rey y de quedará decidido, si mis pueblos han de pa­ Jos magnates, que a b r i e r o n sus graneros en gar tributo al rey^de México, ó los Mexica­ bien de sus súbditos, se vieron estos reducidos nos á raí»71 Moteuczoma comunicó inme­ á comprar su subsistencia á costa do la pro­ diatamente aquella arrogante respuesta á los pia libertad. Moteuczoma, nopudiendo a- dos reyes aliados, y mando un ejército con­ liviarlos, les permitió trasladarse á otros paí­ siderable contra su enemigo, el cual lo aguar­ ses, para que no muriesen de hambre en el daba bien apercibido en la frontera de sus suyo; pero sabiendo que algunos se vendian estados. Las tropas al encontrarse vinie­ por la subsistencia de dos ó tres dias, publi­ ron álas manos; pero el empuje de los Mix­ có un bando en que mandaba que ninguna téeos fué tan violento, que los Mexicanos muger se vendiese por ménos de cuatrocien­ quedaron destruidos, y tuvieron que abando~ tas,y ningún hombre por ménos de quinientas nar la empresa. mazorcas de maíz. Pero nada bastó á evitar Con la victoria creció el orgullo de Ato- ios perniciosos efectos de la carestía. Algunos naltziu; mas previendo que los Mexicanos délos que pasaban, á buscar remedio en otros volverían con mas fuerzas, pidió auxilio á paises, morían de necesidad en los caminos: los Huexotzingos y á los Tlaxcaltecas, y es­ otros no volvieron mas á su patria. La ma­ tos lo enviaron sin tardanza, alegrándose de yor parte de Ja plebe mexicana se mantuvo, aquella ocasion de interrumpir la felicidad como sus antepasados, con los pájaros, pe­ de las armas mexicanas. Moteuczoma, afli­ ces, insectos y yerbas del lago. El año si­ gido por el éxito infausto de aquella campa­ guiente no fué tan calamitoso; y al fin, en ña, pensó seriamente en restablecer el honor 1454, que era secular, hubo cosecha abun­ de su corona: armó en poeo tiempo un ejér­ dantísima, no solo de inaiz, sino de legum­ cito formidable, y quiso mandarlo en perso­ bres y de toda elase de frutas. na con los dos monarcas aliados; pero án­ tes de marchar supo que los Tlaxcaltecas y NUEVAS CONQUISTAS, Y MUERTE DE MOTEUC— los Iiucxofcíiiigos habian atacado á Tlaclx- ZOMA. quiauheo, pueblo de Mixtéeos, degollando Pero no pudieron los Mexicanos gozar á las tropas mexicanas quo lo guarnecían, tranquilamente de su abundancia; pues les quitando á muchos habitantes la vida, y á fué preciso tomar las armas contra Atonolt- otros la libertad (1). Dirigióse pues lleno zin, señor de la ciudad y del estado de Coax- de indignación contra la Mixteca, y en aque­ tlahuacon, en el pais de los Mixtéeos. Era lla ocasion no valieron á Atonaltzin su po­ este un poderoso caudillo, el cual no sé por der, ni los socorros de sus amigos. En el qué negaba el paso por sus tierras á los .Me­ primer encuentro quedó derrotado su ejérci­ xicanos; y si alguno casualmente llegaba á to, y muertos muchos de sus combatientes, ellas, le hacia todo el dono que estaba á su con casi todos los de sus aliados. Los pocos alcance. Gravemente resentido Moteuczo- de estos queescaparorí del furor de los Mexi­ ma de estas hostilidades, le envió una em* canos, murieron á manos de los Mixtéeos, bajada para saber la causa de tan -estraña los cuales vengaron en ellos ei mal éxito de conducta,amenazándolo con la guerra, sino lu. batalla. Atonaltzin se rindió á Moteuc­ le daba la debida satisfacción. Atonaltzin zoma; el que no solo quedó dueño de la ciu- r e c i b i ó con desprecio aquel mensaje; y ha­ ciendo traer á presencia de los embajadores (1) No sabemos en qu<5 tiempo Be agregó Tl&ch- una parte de sus riquezas, “llevad, les dijo, quíauhco á la corona do México. En las pinturas este regalo á vuestro monarca, y decidle que "de la Coleecion do Mendoza, donde «o indican Iau principales conquistas do lo* Mexicanos, so hace por él conocerá cuánto me dan mis súbditos, monaion de aquella en tiempo do Moteuczoma; mas y cuán grande es el amor que me profesan: yo creo quo esto recuperó aquella ciudad, noque la que acepto gustoso Ja guerra, y que en ella conquistó por primera vez. ilad y del territorio de Coaixtlahuacau, sino sar adelante, y de regrosar .sin pérdida de que pasando adelante, se apoderó de Toch- tiempo á la capital. Entraron cn delibera­ tepcc, de Tzapotlan, de Tototlan y de Qui- ción los gefes: de los que unos opinaban que nantla, y en los dos años siguientes, de Co- se obedeciesen sin réplica las órdenes del so­ zamaloapan y de Cuauhtochco, La causa berano; miéntras los otros dccian que no es­ de esta guerra fué la misma de muchas de taban obligados á someterse á un precepto Jas anteriores; es decir, eí asesinato de al­ tan injurioso á su honor, pues quedaría des­ gunos mercaderes y correos me.t i c a no?, co­ acreditada. y envilecida su nobleza, si des­ metido en tiempo de paz por los habitantes perdiciaban úna ocasioii tan oportuna do os­ de aquellos pueblos. tentar su intrepidez. Prevaleció, sin em­ Mas diücil y mas fumoso fué la cspedi­ bargo, como mas seguro el primer dicta­ cion emprendida el ario de 1457, contra Cuc- men; pero al volver ¿1 marchar hácia Méxi­ tlaclítlau, ó sea Cotasta. Está, provincia, co, dijo á los suyos el rey Moquihuix: ‘‘Re­ situada, como ya hemos dicho, en la costa trocedan los que tengan ánimo de volver la del seno mexicano, y fundada, ó habitada á espalda al enemigo, que yo con mis Tiate­ lo méflóá, por los Olmecas, arrojados por los lolcos conseguiré el honor de la victoria/’ Tlaxcaltecas, contenía una poblacion muy Esta resolución aguijoneó de tal manera á considerable. Ignorarnos la causo de esta los otros generales, que todos de consuno guerra; sabemos sin embargo, que los Co- determinaron arrostrar el peligro; DiósC tastosos, previendo la tormenta que los ame­ finalmente la batalla, en la cual, aunque los nazaba, imploraron los socorros de los Tlax­ Costateses pelearon briosamente, fueron ven­ caltecas y de los Huexotzingos. Estos, que cidos con sus aliados. De estos quedó la no habian olvidado la última derrota, y que mayor parte en el campo de batalla, y do riendo vengarla, no solo se prestaron á dar­ unos y otros se lucieron seis mil y doscien=- les ayuda, sino que persuadieron á sus veci­ tos prisioneros, que poco despues fueron sa­ nos los Cliolultecas á que entraben cn la crificados en México en la fiesta de la dedi­ confederación. Estas tres repúblicas en­ cación del Cuaxicalco, ó edificio religioso de­ viaron tropas numerosas á Cotasta, para dicado á conservar los huesos do las vícti­ aguardar allí á los enemigos. Motcuczo- mas. Quedó entonces toda aquella provin­ ma, por su parte, preparó un grande y cia sometida á la corona de México, y eí brillante ejército, cn que se alistaron los rey estableció cn ella una guarnición paro, principales nobles Mexicanos, Acolhims, mantener á los habitantes cn su obediencia. Tiatelolcos y Tepanecas. Entro los perso­ Ton noble victoria se debió principalmente najes que se distinguían en las tropas, se ha­ á la protección del rey Moquihuix, y hasta llaban Axayacatl, general, Tízoc yAhuitzotl, nuestros tiempos se lia conservado una oda hermanos los tres, y de la familia.real de ó canción mexicana, compuesta en aquella México: las cuales ocuparon sucesivamen­ ócasion (í). Moteuczoma, mas satisfecho te aquel trono, después de Moteuczoma su con el éxito feliz de la guerra, que ofendido sobrino* H abía ademas otros caudillos de por la desobediencia con que habian sido rc¿ Colhuacan y de Tcnayuca; pero el princi­ cibidas süs órdenes, premió al rey de Tlatc- pal de todos ellos por su dignidad, era Mo­ lolco, dándole por müger una prima suya* quihuix, rey do Tlatelolco, sucesor del des­ hermana de los tre;i príncipes ya menciona­ venturado Cuauhtlatoa. Cuando salió este dos. ejército de México, aun no habia llegado allí Entre tanto los Chalqucscs se hacían cada la noticia de la confcracion de las tres re­ vez mas dignos de castigo, no solo por su rc¿ públicas con los Costatescs. Inmediata­ mente que la supo Moteuczoma, despachó (1) Do ceta oda Iiacc mención Bollrrini, que lá eorreos á sus generales, con orden de no pa­ tenia entre Iob MS y pinturas do eu precioso 2lluscd. — na— Ijcldía, 81110 también por otros crímcncs. clurú inmediatamente 3a guerra, y mandó En aquel tiempo tuvieron la temeridad de encender hogueras en las cimas de los mon­ hacer prisionero á un hermano del mismo tes, en señal de la sentencia de esterminio rey Moteuczoma, que era, según creemos, que habia fulminado contra los rebeldes. señor de Ehecatcpee, y con él cogieron á Marchó en seguida contra aquella provincia, otros Mexicanos. Este atentado, cometido é hizo tan grandes estragos en cllu, que la en una persona tan inmediatu á su soberano, dejó casi despoblada. Los pocos de sus ha­ fué sin duda un medio de que se valieron pa­ bitantes que sobrevivieron á tan formidable ra sustraerse al dominio de los Mexicanos, y castigo, huyeron á las cuevas de los montes hacer á la ciudad de Chalco émula de la de que dominan las llanuras de Chalco, y otros México; pues quisieron hacer rey de Chalco para alejarse mas del peligro, se refugiaron á aquel personaje» su prisionero, y muchas en Huexotzingo y Atlixco. La ciudad de veces se lo propusieron, aunque en vano. Chalco fué entregada al saqueo. Al furor Viéndolos él obstinados en su resolución, les de la venganza, sucedió en Moteuczoma, co­ dijo al último que aceptaba la corona que le mo sucede en todos los corazones, la com­ ofrecían; y á fin de que el acto de su exalta­ pasión de los desventurados. Publicó un ción fuese mas solemnef quería que se plan­ indulto general en favor de los fugitivos, y tase un árbol altísimo en la plaza del mer­ especialmente de los viejos, de las mugeres cado, y sobre 61 se hiciese un tablado 6 pa­ y de los niños, convidándolos á volver sin rapeto, desdo donde pudieran verlo todos recelo á su patria; y no satisfecho con esto, sus nuevos súbditos. Hízose todo como lo dispuso que sus tropas recorriesen los mon­ había indicado; y reuniendo á Jos Mexicanos tes, para buscar á los que, huyendo de los al rededor del árbol, subió ol tablado con un hombres, se habian refugiado entre las fie­ ramo de flores en las manos, y desde aque­ ras. Volvieron en efecto muchos, y fueron lla altura, habló así á los suyos: “Sabed, va­ distribuidos en Amnquemccan, Tlahnanal- lientes Mexicanos, que los Clmlqucscs me co y otros lugares; pero algunos, ó por des­ quieren dar la corona de este estado; pero no confianza del perdón, ó por despecho, se a- permita nuestro dios que yo haga traición á bandonaron á la muerte en las montañas. la patria, ántes bien con mi ejemplo os en­ Moteuczoma dividió una parte del territorio señaré á estimar en mas que ia propia vida, de Chalco entre los capitanes que se habian la fidelidad que se le debe.” Picho esto, se señalado en la guerra. precipitó de aquella elevación. Acción cier­ Despues de esta espedicion conquistaron tamente bárbaro, pero conforme á los ideas los Mexicanos á Tamazollun, Piuztlan, Xi- que los antiguos tenían déla magnanimidad; lotcpcc, A catlan y otros pueblos. Con tan y tanto ménos digna de censura, que la de rápidas adquisiciones, engrandeció de tal Catón y la de otros héroes de la antigüedad, modo Moteuczoma sus dominios, que por cuanto era mas noble el motivo, y mayor la Levante se estendian hasta el golfo mexica­ grandeza de ánimo del Méxicono. Con esta no; por Sudeste, hasta el centro del gran acción, de tal modo se inflamó la colem de pais de los Mixtecas; por Mediodía, hasta los Chalqueses, que allí mismo atacaron á los Quilapan, y mas allá; por Sudoeste, hasta otros Mexicanos, y á lanzadas les dieron el centro del pais de los Otomites, y por el muerte. La noche siguiente oyeron acaso Norte, hasta la extremidad del valle. el canto melancólico de un ave nocturna, Mas las atenciones de la guerra no estor­ y como hombres dados á la superstición, lo baron á aquel famoso rey cuidar de lo que creyeron triste agüero de su próxima ruina. pertenecía al gobierno civil y á la religión. No se engañaron en aquel presentimiento; Publicó nueves leyes, aumentó el esplendor pues Moteuczoma, gravemente irritado por de su corte, é introdujo en ella cierto cere­ su rebeldía, y por sus enormes delitos, dc- monial desconocido de sus antepasados. Edi- íleo un gran templo al dios Jo la guerra, ins­ por una parte del ejército contrario, que sa­ tituyó muchos ritos, y aumentó el número de lió de la emboscada, al mismo tiempo que los los sacerdotes. £1 intérprete de la Colec­ que liuiati volvieron caras, y empezaron á pe­ ción de Mendoza añade: que Moteuczoma lear de nuevo: así que, estrechados por una fué sobrio y extraordinariamente severo en y ota*a parte, fueron derrotados completa­ el castigo de la embriaguez; y que con su mente. Los que pudieron salir del conflic­ justicia, su prudencia, y el arreglo de sus to, fueron perseguidos por los Mexicanos has­ costumbres, se liizo temer y respetar de ta la misma ciudad de Tccuantcpec, que en­ sus súbditos. Finalmente» despues de un tregaron á las llamas. Los vencedores, apro­ reinado glorioso de veintiocho años y algu­ vechándose de la consternación de aquellos nos meses, murió, llorado de todos, en 1464. pueblos, cslciidicron sus conquistas hasta Sus exequias se celebraron con tanto mayor Coatulco, lugar marítimo, cuyo puerto fué aparato, cuanto mayor era la maniñccncia frecuentado en el siglo siguiente por los bu­ de la corte y el poder de la nación. ques españoles. De aquella espedicion vol­ vió Axayacatl cargado de despojos, y fué co­ AXAYACATL, SESTO REY DE MEXICO» ronado con aparato estraordinario de tribu­ Antes de morir Moteuczoma, habia con­ tos y sacrificio de prisioneros. En los pri­ vocado á los primeros personajes de la cor­ meros años de su reinado solo pensó en ha­ te; y después de haberlos exhortado á la con­ cer nuevas conquistas, según el ejemplo do cordia, encargó á los electores que diesen el sus predecesores. Ea 1467 reconquistó á trono al príncipe Axayacatl, por creerlo el Cotasta y á Tochtcpec, que se le habian re­ mas capaz de promover la gloria de los Me­ belado. En 14C8 ganó una completa victo­ xicanos. Los electores, ó por deferencia al ria á los Hucxotzingos y á los Atlixqucses, y parecer de un rey tan benemérito de la na­ restituido á México, emprendió la fábrica de ción, ó porque realmente conocian el mérito un templo, que llamó Coallan. Los Tlate- de Axayacatl, lo prefirieron á 6U hermano lolcos hicieron á competencia otro, que lla­ mayor Tízoc, y le dieron la corona. Era maron Coaxolofl; de lo que resultaron, entre, Axayacatl hijo de Tezozomoc, el cual había los dos reyes, nuevos discordias, que termi­ sido hermano de los tres reyes predecesores naron, como despues veremos, cu daño de de Moteuczoma, y, como ellos, hijo del rey los Tlatelolcos. En 1469 murió Totoqui- Acamapitzin. lmatzin, primer rey de Tacuba, el cual» en Después délas fiestas de la elección, salió los cuarenta años y mas que rigió aquel pe­ el rey á la guerra, con el solo objeto, como queño estado, fué constantemente fiel á los habian hecho sus antecesores, de tener pri­ Mexicanos, y los sirvió con celo en casi to­ sioneros que sacrificar en la solemnidad de das las guerras que emprendieron contra sus su coronacion. Hizo una espedicion contra enemigos. Le sucedió su hijo Quiraalpopo- la provincia de Tecuantepec, situada en la ca, que le fué muy semejante en valor y en costa del mar Pacífico, cerca de cuatrocien­ fidelidad. tas millas de México, hácia el Sudeste. Los MUERTE Y ELOGIO DEL REY NEZAHUALCOYOTL. Tecuantepcqueses se habian preparado y aliado con sus vecinos, para resistir á las Mucho mas deplorable fué la pérdida que tentativas de los Mexicanos. En la batalla sufrieron los,Mexicanos, el año de 1470, con furiosa que se dio entre ambos ejércitos, la muerte de Nezahualcoyotl» Este monar­ Axayacatl, que mandaba en ge fe, fingió reti­ ca fué uno de los héroes mas famosos de la rarse para atraer los enemigos á una embos­ América antiguo. Su gran valor, que en su cada. Loa Tecuantepcqueses siguieron á los juventud pasó á temeridad, fué una de las IVJexicanos, cantando ya la victoria; cuando dotes ménos apreciablcs de su ánimo. Su de repente se vieron atacados á retaguardia fortaleza y su constancia en los trece años en que estuvo privado de la corona, y persegui­ falda de un monte cercano, donde estaban do por el usurpador, fueron ciertamente ad­ los límites prescritos. Allí encontró un mu­ mirables. Mostróse inflexiblemente recto cu chacho que estaba recogiendo lena menuda, la administración de la justicia. Para per­ de la que habían dejado los leñadores, y le feccionar la civilización de sus pueblos, y preguntó porqué no ib a al bosque á coger corregir los desórdenes introducidos en su pedazos mas gruesos: „Porque el rey, con­ reino en tiempo de Jos tiranos, promulgó testó el muchacho, nos ha prohibido pasar ochenta leyes, que despues fueron compila­ de estos límites; y bí no lo obedecemos, sere­ das por su noble descendiente D. Fernando mos rigorosamente castigados.” El rey no de Alba Ixtlilxochitl, en su Historia MS de pudo conseguir, ni con promesas, ni con re­ los Chichimecas. Mandó que ninguna cau­ galos, que el muchacho infringiese la ley. sa civil ni criminal pudiese prolongarse por La compasion que le inspiró este suceso, lo mas de ochenta días, ó cuatro meses mexica­ movió á ampliar los límites determinados. nos. Cada ochenta dias se celebraba una Miró siempre con gran celo la fiel adm i­ gran reunión en el palacio real, á laque con- nistración de la justicia; y á fin de que, con currian todos los jueces y los reos. Enton­ pretcsto de necesidad, no se dejasen corrom­ ces se juzgaban irremisiblemente todas las per los jueces por los litigantes, ordenó que causas que no se habían terminado en el pe­ de la casa real se les suministrasen víveres, riodo anterior; y los reos, de cualquiera cla- ropa y todo lo necesario, según la clase y so de delitos, sufrían allí mismo, y en pre­ calidad de la persona. Era tanto lo que sencia de aquella asamblea, la pena á que anualmente se espendia en su familia y ca­ habian sido condenados. Señaló penas á. sa, en el mantenimiento de los ministros y los crímenes, manifestándose especialmente magistrados, y en el alivio de los pobres, severo con el adulterio, la sodomia, el lmrto, que seria increíble, y yo no osaría escribirlo, el homicidio» la embriaguez y la traición á, la si no constara por- las pitaras originales, vis­ patria. Si hemos de dar crédito á los histo­ tas y examinados por ios primeros misione­ riadores tezcocanos, mandó dar muerte á ros que se emplearon en la conversión de cuatro de sus hijos por incestuosos. aquellos pueblos; y si no lo confirmara el Era sin embargo estraordinaria su cle­ testimonio de un descendiente de aquel mo­ mencia con los desgraciados. En sti reina­ narca, convertido á la fe cristiana, y llama-i do estaba prohibido» bajo pena de muerte, to­ do, despues del bautismo, D. Antonio Pimen- mar algo del campo agenoj y tan rigorosa tel (1). Era pues, el gasto de Nezahualco- era la ley, que postaba robar cuatro mazor­ yotl, reducido á medidas, castellanas, el si­ cas de maíz, para incurrir en la pena. Ne- guiente:-- T zahualcoyotl, para socorrer de algún modo D e maiz ..... 4,900,300 fanegas, á los caminantes pobres» sin detrimento de D e cacao...... 2,744,000 id. la ley, mandó que en lps £as lados de los ca­ De chile y tomate. 3,200 id, minos se sembrasen m aiz y otras plantas, de De chilteepin, ó que pudiesen servirse los necesitados. Gas­ pimiento pequeño taba en limosnas una gran parte de sus in­ muy fuerte, para gresos, dándolas con preferencia á los viejos, sa lsa s...... 240 id. á los enfermos y á. las viudas. Para imper D e sal, ...... 1,300 panes gruesos. dir la destrucción de lo? bosques, prescribió P avo 9. 8,000. ciertos' límites á los leñadores, y prohibió, No tiene guarismo el consumo que se ha­ bajo graves penas, su trasgresion. Que­ cia de chía, habichuelas y otras legumbres; riendo saber si se observaba exactamente de ciervos, conejos, patos, codornices y to- aquella disposición, salió un dia disfrazado, [1] Torquomada asegura haber tenido en sos maT con un príncipe hermano suyo, y pasó á la con* aquellas pinturas. tia especie de aves. Bien puedo calcularse do, cayó al suelo sin esperanza de recobrar el número exhorbitante ele gente que era ne­ el antiguo verdor. cesaria para recoger tan gran cantidad de Pero cn nada se deleitaba tanto Nczahual- maisc y de cacao, especialmente cuando se coyotl como cn el estadio de la naturaleza. tiene presente que este provenia del comer­ Adquirió muchos conocimientos astronómi­ cio con los países calientes, no habiendo en cos, con la frecuente observación que hacia todo el reino de Anáhuac terreno propio pa­ del curso de los nstres. Aplicóse también ra el cultivo de aquella planta. Catorce ciu­ al conocimiento do las plantas y de los ani­ dades suministraban aquellas provisiones males; y por no poder tener en su corte loa durante medio año, y otras quince, durante que eran propios de otros climas, mandó el otro medio (1)* A los jóvenes tocaba la pintar cn su palacio, al vivo, los que nacían provisión de lefia, de laque se consumía cn en la tierra de Anáhuac. De estas pinturas la casa real una cantidad inmensa. habla el Dr. Hernández, que las vió é hizo Los progresos que hizo aquel célebre rey uso de ellas; y por cierto que son mas útiles cn las artes y cn las ciencias, fueron todos y mas dignas de la mansión de un rey, que los que podia hacer un gran ingenio, sin li­ las que representan la perversa mitología de bros en que csUidiar, y sin maestros de quie­ los griegos. Investigaba atentamente la nes aprender. Era diestro cn la poesía ua- causa de los fenómenos naturales, y esta cional, y compuso muchas piezas poéticas, continua observación le hizo conocer la va­ que fueron universalmente aplaudidas. En nidad déla idolatría. Decia privadamente el siglo XVI eran célebres, aun entre los es­ á sus hijos, que cuando adorasen con seña­ pañoles, los sesenta himnos que compuso cn les esteriores los ídolos, para conformarse loor del Criador del ciclo. Dos de aquellas con los usos del pueblo, detestasen en su in­ odas ó canciones, traducidas ol castellano terior aquel culto despreciable, dirigido á por su descendiente D. Fernando de Alba seres inanimados; que él no reconocia otra Ixtlilxochitl, se han conservado hasta nues­ divinidad, sino el Criador del ciclo, y que no tros tiempos (2). U na de ellas fué compues­ prohibia en sus reinos la idolatría, como de­ ta poco despues de la ruina de Azcapozalco. seaba, porque no lo Qcusascn de contradecir Su argumento, semejante al de la otra de la doctrina de sus mayores. Prohibió los que ya hemos hecho mención, era una la­ sacrificios de víctimas humanas; pero vien- mentación de la instabilidad de las grande­ do despues cuan difícil es apartar 4 los pue­ zas humanas en la persona del tirano, el blos de las antiguas ideas en materias de cual, á guisa de un árbol grande y robusto, religión, volvió & permitirlos, prohibiendo habia cstendido siis raieep, y ensanchado sin embargo otro sacrificio que el de prisio­ sus ramas, hasta dar sombra á todo el ter­ neros de guerra. Fabricó en honor del Cria­ ritorio del imperio; pero al fin, seco y podri- dor del cielo, una alta torre de nueve pisos. El último era oscuro; su bóveda estaba pin­ tada de azul, y adornada con cornisas de (1) Las eatorco ciudades primeras eran: Tczco. oro. Residían en ella hombres encargados eó, Huexotla, Coatlichan, Ateneo, Chiautla, Tczon. y pean, Papalotla, Topatlaoztoc, Acolman, Tcpecl;- de tocar en ciertas horas del dia, unas hojas pan, Xa tío can, Chimalhuncant Iztapalocan y Coate- de finísimo metal, á cuyo aviso se arrodilla­ poc.~ Las otras quince: Otompan, Azlaquomccan, ba el rey para hacer oracion al Criador del Tcotihuacan, Ccnipoallan, Ajca.poch.Co, Tlalanapan, cielo, y en su honor ayunaba una vez al Topepoleo , Tizayoean , Akuatcpcc , Oztolicpac , año (I). Cuauhtlatzinco, Coyoac, Ozlollallauhcan, Achichi. llacticbocan y Tolliztacac. (2) Estos dos» odas se hallaban entro las preciosi­ [1] Estas anécdotas lian sido tomadas do los pre­ dades doBoturinl. Bion quisiera-yo tenerlas paro pu­ ciosos MS do D. Fernando do Alba, el cual, co. blicarlas cn cata Historia­ mo cuarto nieto do aqqcl rey, pudo sabor auténtica- Su esclarecido ingenio, y el amor que te­ na siguiente murió Nezahualcoyotl, á los nia ¿l sus súbditos» contribuyeron en gran cuarenta y cuatro años de reinado, y á cer­ manera á ilustrar aquella corte, la cual se ca de los ochenta de edad. Sus hijos ocul­ consideró después como la patria de las ar­ taron su muerte, probablemente quemando tes y c] centro de la civilización. Texcoco en secreto su cadáver; y en vez de exequias era la ciudad donde so hablaba con mayor fúnebres, celebraron juegos y regocijos es- pureza y perfección la lengua mexicana; traordinarins, para solemiúzar la coronacion ron á socorrer á su general, y dió á este edi­ resentido por algttn agravio que de él habia ficio el nombre del dia en que ganó su triun­ recibido, ó no queriendo permanecer mas fo. Así procuraban inmortalizar sus nom­ tiempo bajo su yugo, concibió el perverso bres, los que, en sentir de algunos, no se cu­ designio de atentar contra su vida, y no qui­ raban del porvenir- so des cubrirlo sino á quienes le parecieron ca­ paces de ponerlo en ejecución. El y Maxtla- h o d a s d e l r e y nezahualtilli c o n d o s ton, señor de Tlachco, se pusieron de acuer­ SEÑORAS MEXICANAS. do sobre el modo de llevar al cabo un aten­ Tenia ála sazónNezahunlpilli muchas mu- tado tan peligroso. Los historiadores no geres, todas de ilustre prosapia; pero ningu­ convienen en este punto. Los unos dicen na tenia el título de reina, reservando aquel que se valieron de ciertas hechiceras, cuyas honor á la que pensaba tomar de la fumilin artes le quitaron la vida; mas esto me pare­ real de México. Pidióla al rey T í z o c , y este ce una fábula popular. Los otros aseguran le dió una sobrina suya, hija de Tzotzocat- que hallaron modo de darle veneno. Sea zin. Celebráronse las bodaB en Tezcoco, como fuere, lo cierto cs que lograron su in­ con gran concurso de la nobleza de ambas tento. Murió T ízoc en el quinto año de su naciones. Tenia esta señora una herma­ reinado, y el 1482 de la era vulgar. Era na de singular belleza, llamada Xocotzin, y hombre circunspecto, grave, y severo, como amábanse tanto las dos, que no pudiendo sus antecesores y sucesores, en el castigo de separarse, la reina obtuvo de su padre el los delincuentes. Como en su tiempo eran permiso de llevar á su hermaua consigo á ya tan grandes el poder y la opulencia de Tezcoco, Con la frecuente vista y el trato aquella corona, proyectó erigir al dios pro­ diario, se enamoró el rey de tal modo de su tector de la nación un templo, que endimen- cuñada, que determinó casarse con ella, y (!) D íúbc i uquel príncipe el nombre de HucsoU exaltarla también á la dignidad de reina. zincnll en memoria de ln victoria A Ion Huc- Estas segundas bodas fueron, según dicen xolzingos. siones y magnificencia, supernse á todos los pues acudieron gentes de los paises mas re­ lioícca del Vutieano. mas del valor, tuvo otras prendas reales, co- ILEÍBIM }) (QtQnM IFCSDa

St¿ccsos de Moteuczoma / / , nono rey de México, hasta el año de 1519. TVo- ticias de su vida, de su gobierno, y /a magnificencia de sus palacios, jardines y bosques. Guerra de Tlaxcala, y .5wcc50í cfo Tlalvuicolc, capi­ tón tlaxcalteca. Muerte y elogio de Nezahualpilli, rey de Acolhuacan, y nuevas revoluciones de aquel reino. Presagios de la llegada y de la conquista de los españoles.

------o * * * » * ------MOTEUCZOMA II, NONO REY DE MEXICO.

M u e r t o Abuitzotl, y celebradas sus exequias JTocoyotzin (1). E ra generalmente estima*- con extraordinaria magnificencia, se proce­ dísirao este príncipe, 110 solo por el valor dió á la elección del nuevo soberano. No que lmbia manifestado en las batallas, mién- existia ya ninguno de Jos hermanos de los tras fué gefe de los ejércitos, sino por el car- últimos reyes, y según Jas leyes del reino» go que desempeñaba de sacerdote; por su debía suceder al rey difunto, alguno de sus gravedad, por su circunspección y por su ce­ sobrinos, hijo de sus antepasados. Estos lo religioso. Hablaba poco, y era notable eran muchos, porque de los hijos de Axa­ su mesura en acciones y palabras, de modo yacatl, aun vivían Moteuczoma (1), Cuitla- que su opinion era oida con gran respeto en huac, Matlatzincatl, Pinahuitzin, Cecepac- el consejo real. Dióse parte de la elección ticatzin; y de los de Tízoc, Imactlacuixat- á los reyes aliados, y estos pasaron inmedia­ zin, Tepehuatzin, y otros cuyos nombres tamente ú la corte á darle la enhorabuena. ignoramos. Fué preferido á los otros Mo­ Moteuczoma, noticioso de esto, se retiró al teuczoma,- á, quien, para distinguirlo del otro templo, dando á. entender que se creia in­ rey del mismo nombre, fué dado el título de digno de tan alto honor. Allí pasó la no­ bleza íí darle cuenta de su elección, y lo (1) El autor de los Anotaciones Bobrc las Car­ condujo con gran acompañamiento £t pala- tas del conquistador Hernán. Cortés, impresas cn M é­ xico el ano do 1770, dico.quc Moteuczoma II era hi­ (1) Los Mcxicano3 llamaron ol primer Molcuc. jo del primer rey del mismo nombre: error desmentí, zoma HuefotCi y al fecundo Xoeoyotzin; nombre» do por ua jjrun número de autoridades. equivalentes al scufor y júnior de los latinos. ció, donde los electores le intimaron solem­ lecho, abandonado á los pasatiempos y á los nemente el nombramiento que en él habian deleites; ántes bien, en medio de su reposo, bocho para ocupar el trono de México. Vol- le inquietará el corazón, y lo despertará el vió en seguida al templo para hacer las cere­ cuidado que tendrá de tí, ni hallará sabor monias acostumbradas; y terminadas estas, en el manjar mus delicado, por la inquietud recibió en el trono los homenajes de los no­ que le ocusionará el deseo de tu bien. Y bles, y escuchó las arengas gratulatorias de vos, nobilísimo príncipe y poderoso señor, los oradores. La primeru fué la de Neza— tened ánimo, y confiad en que el Criador hualpilli, rey de Acolhuucan, que vamos á del cielo, que os ha exaltado á tan eminente presentar á nuestros lectores, como la han dignidad, os dará fuerzas para dcsempeüar conservado los Mexicanos, lus obligaciones anexas á ella. Quien lia „L a gran ventura, dijo, de la monarquía .sido hasta ahora tan liberal con vos, no mexicana se manifiesta en Ja concordia que os negará sus preciosos dones, habiéndoos él lia reinado en esta elección, y en los grandes mismo subido á esta altura, en que os anun­ aplausos con que de todos ha sido celebrada. cio muchos y muy felices años/’ Justa es en verdad esta alegría; porque el Escuchó Moteuczoma atentamente este reino de México ha llegado á tal engrande­ discurso, vtanto se enterneció, quetres veces cimiento, que no bastaría á sustentar tan quiso responder, y se lo estorbaron las lágri­ grave peso, ni menor fuerza que la de vues­ mas producidas por una dulce satisfacción, tro invencible corazón, ni menor sabiduría que tenia toda la apariencia de la humildad; que la que en vos admiramos. Claramente pero al fin, habiendo podido reprimir el veo cuan grande es el amor con que favore­ llanto, respondió en pocas palabras, recono­ ce ¿esta nación el Dios Omnipotente, pues ciéndose indigno del honor á que lo habian la ha iluminado para escoger lo que mas pue­ exaltado sus compatriotas, y dando gracias de convenirle. ¿Quién pondrá en duda que al rey su aliudo, por los elogios con que lo fa­ el que siendo particular supo penetrar los vorecía: habiendo escuchado las otras aren­ secretos del cielo, conocerá, siendo monarca, gas, permaneció en el templo, para hacer el las cosas de la tierra, para emplearlas en bien ayuno de cuatro dias, y de allí fué con gran de sus súbditos (I)? Quien tantas veces ha aparato reconducido á palacio. ostentado la grandeza de su ánimo j,qué no Pensó despue? en hacer la guerra para hará ahora, cuando tanto necesita aquella proporcionarse las víctimas que debiau mo­ eminente cualidad? ¿Quién puede creer que rir en la coronacion. Tocó aquella des­ donde hay tanto valor y sabiduría, no se ha­ gracia á los Atlixqueses, que poco ántes se lle también el socorro de la viuda y del huér­ habian rebelado contra la corona- Salió pues fano? Él imperio mexicano lia llegado, sin el rey de su corte, con la flor de la nobleza, duda, á la cúspide del poder; pues tanto os con sus hermanos y primos. En eata guer­ ha dado el Criador del cielo, que inspiráis ra perdieron los Mexicanos algunos valien­ respeto á cuantos os miran. Alégrate, pues, tes caudillos; pero sin embargo, volvieron á nación venturosa, por haberte tocado en suer­ imponer á los rebeldes el antiguo yugo, y te un príncipe que será el apoyo de tu feli­ Moteuczoma regresó victorioso, conducien­ cidad, y en quien Io6 súbditos hallarán un do consigo los desventurados prisioneros padre y un hermano. Tienes en efecto un que iban á ser sacrificados. Celebróse In soberano que no se aprovechará de su auto­ función con tal aparato de juegos, bailes, ridad para darse á la molicie, y estarse cu el representaciones teatrales é iluminaciones, y con tal abundancia de tributos enviados (1) Ealas expresiones dnn d entender que Mo- por las provincias, que acudieron á presen­ teuezoma ec hnbia dedicado al estudio de lu astro­ ciarla habitantes de pueblos remotísimo^ nomía. que nunca se habian visto en México: aun los Tlaxcaltecas v Micliuacauos ge disfra­ tecámaras, donde no podian entrar Jos do zaron para coj[fundirse entre los espectado­ la servidumbre, hablando bajo, y aguardan­ res; mas habiéndolos descubierto Moteuczo- do las órdenes del rey. I^os criados que ma, ios hizo alojar y recalar con real mag­ acompañaban ít estos personajes eran tan­ nificencia, mandando disponer unos tabla­ tos, que llenaban Jos tres patios de palacio, dos de donde pudiesen ver mas? cómodamen­ y muchos quedaban en lu calle» No era te ios? festejos Vj ceremonias. menor el número de lus mugeres que lmbia en la casa real, entre señoras, criadas y es­ clavas. Toda esta muchedumbre vivia en­ cerrada en una especia de serrallo, bajo la El primer hecho notable de Moteuczoma, custodia de algunas nobles matronas, que despues de su coronacion, fué recompensar velaban sobro su conducta; pues aquellos con el estndo de Tiachauhco los grandes reyes eran muy celosos, y cualquier esceso servicios que habia hecho á sus antecesores, que notaban en palacio, lo castigaban con en muchas campañas, un célebre capitán el mayor rigor, por pequeño que fuese. De llamado TJilxochitl: principio verdadera- estas muyeres tomaba el rey para sí Jas que meute feliz, si (i él hubieran correspondido mas le agradaban, y con Jns otras recompen­ los actos que le siguieron. Pero apenas saba los servicios de sus súbditos (1). T o­ comenzó K MOTEUCZOMA. jardines, donde crccian las flores mas pre­ ciosa?, Jas yerbas mas fragantes, y Jas plan­ Su ceío por Ja religión no era inferior á su tas de que se hacia uso en la medicina. lujo y magnificencia. Edificó muchos tem­ También tenia bosques, rodeados de tapias plos á sus dioses, y les mandaba hacer fre­ y llenos de animales, en cuya caza se solía cuentes sacrificios, observando escrupulosa­ divertir. Uno de estos bosques era una isla mente los ritos y Jas ceremonias estableci­ del lago, conocida actualmente por Jos espa­ das. Cuidaba mucho de que los templos, y ñoles con el nombre de Peñón. especialmente el principal de México, estu­ De todas estas preciosidades no queda viesen bien servidos, y sumamente aseados; mas que el bosque de CJiapoltepec, que los pero envilecía su ánimo el vano temor de los vireyes españoles han conservado para su agüeros, y de Jos supuestos oráculos de recreo; todo lo demás fué destruido por los aquellos falsas divinidades. Celaba con es­ conquistadores. Arruináronlos magníficos mero la observancia de sus mandatos, y la edificios de la antigüedad mexicana, ya ejecución de las leyes del reino, y era inexo­ por un celo indiscreto de religión, ya por rable en el castigo de los trasgresores. Ten­ venganza, ya en íin para servirse de los ma­ taba á veces, por medio de otra persona y teriales. Abandonaron el cultivo de Jos jar­ con regalos, la codicia de los jueces; y si ha­ dines reales, abatieron los bosques, y reduje­ llaba á alguno culpable, lo castigaba irremi­ ron á tal estado aquel pais, que boy no se siblemente, aunque fuese de la mas alta no­ podría creer la opulencia de sus reyes, si no bleza. constase por el testimonio de los mismos que Era implacable enemigo del ocio; y para la aniquilaron. estirparlo, en cuanto fuese posible en sus Tonto ios palacios como los otros sitios estados, procuraba toner siempre ocupados de recreo, se tenian siempre con Ja mayor á sus súbditos: á los militares, en continuos limpieza, aun aquellos á los que nunca iba ejercios de guerra; á los otros en el cultivo Moteuczoma; pues no había cosa en que de los campos, en las construcción de nue­ tanto se esmerase, como en el aseo de su per­ vos edificios y de otras obras públicas: aun sona, y de todo lo que Ic perteneció. Bañá­ á los mendigos, á fin de darles ocupacion, base cada dia, y para esto tenia baños en Ies impuso el deber de contribuir con cierta todos sus palacios. Cada dia se mudaba cantidad de aquellos inmundos insectos, que cuatro veceg de ropa, y la que una vez le ser­ son los productos del desaseo, y los compa­ via no yolvia, á. servirle mas, sino que la re­ ñeros de I¿ miseria. Esta opresion en que galaba á los nobles y á los soldados que se tenia á los pueblos, los inmensos tributos que distinguían en la guerra. Empleaba dia­ Ies habia impuesto, su altanería, su orgullo, riamente, según dicen los historiadores, mas y su cstraordinaria severidad en castigarlas de milhombres en barrer las calles de Ja ciu­ mas pequeñas faltas, producían general des­ dad. En una de las casas reales habia una contento en toda clase de habitantes; mas £ran armería, donde se guardaban toda es­ por otro lado sabia atraerse su afecto, so­ pecie de armas ofensivas y defensivas, las corriendo generosamente sus necesidades, y insignias y adornos militares usados en aque­ recompensando con profusio ti á ios que lo llos pueblos. En la construcción de estos servian. Un rasgo, que merece los mayo­ res elogios, y que eleberiu ser imitado por de los Ilucxotziiigos y de los otron rivales de todos los príncipes, fué el destino que dió íi Tlaxcala, que empezando por Moteuczoma la ciudad de Colliuacan, convirtiéndola en I, todos l o s reyes de México trataron á. Ion hospital de inválidos, para todos aquellos Tlaxcaltecas como (i los mayores enemigo* que, despues de haber servido fielmente á la de su corona, y pusieron fuertes guarnicio­ corona cu las empleos militares y políticos, nes en I:i frontera de aquella república, pa­ necesitaban asistencia y esmero, sea por su ra impedir su comercio con las provincias. «dad, sea por sus achaques. Allí, á espen- Los Tlaxcaltecas, viéndose privados de sus del real erario, eran curados y asistidos. la libertad del tráfico, y por consiguiente de Tules eran las cualidades buenas y malas las cosas necesarias 6. la vida, determinaron del célebre Moteuczoma, y de ellas me ha enviar una embajada (l Ja nobleza mexicana parecido oportuno darjálguua idea al lector, (probablemente en el tiempo de Axayacatl), ántes de presentarle la serie de sus sucesos. quejándose del daño que les hacían Jas si­ Al principio de su reinado mandó dar muer­ niestras noticias de sus rivales. Los Mexi­ te é MalinaUi, señor de Tlachquiaulico; por canos, ensoberbecidos con su prosperidad, haberse rebelado contra la corona de Méxi­ respondieron que el rey de México era señor co: volvió á someter aquel estado, y conquis­ universal deJ mundo, y todos los mortales tó el de Achiotlan. De allí á poco estalló cruu sus vasallos, y como tales, los Tlaxcal­ otra guerra mas grave y mus peligrosa, cu­ tecas debían prestarle obediencia, y pagarle yo éxito no fué tan feliz para sus armas. tributo á ejemplo de las otras naciones; pero que si se rehusaban ú, someterse, perecerían GUUIWA DE TLAXCALA. sin remisión, sus ciudades serian arruinados, En medio de tantas provincias sometidas y su pais habitado por otras gentes. A íi los Mexicanos,'por la fuerza de las armas respuesta tan arrogante y tan insensata, las unas, y las otras por miedo de su pode­ contestaron los embajadores con estas ani­ río, la república de Tlaxcala se habia con­ mosas palabras: “Poderosísimos señores, los servado firme, sin doblar el cuello A su yugo, Tlaxcaltecas no os deben tributo alguno, ni á pesar de estar tan poco distante de la capi­ lo hun pagado jam as ú, ningún príncipe, des­ tal de aquel imperio. Los Huexotzingos, de que sus antepasados salieron de los paí­ los Cholultecas, y otros estados vecinos, que ses setentrionales para habitar estas regio­ habian sido aliados de aquella república, nes. Siempre hun vivido on el goce de su ii- envidiosos de su prosperidad, habian irri­ bertad; y no estando acostumbrados á esa tado contra ella á los Mexicano», bajo el esclavitud á que pretendéis reducirlos, léjos pretesto de que los Tlaxcaltecas querían a- de ceder á vuestro poderío, derramarán mas poderurse de las provincias marítimas del sangre que la que vertieron sus mayores en seno, y de que por medio de su comercio con la famosa batalla de Poyauhtlnn.” ellos, aumentaban continuamente su poder Los Tlaxcaltecas, afligidos por las ambi­ y su riqueza, procurando seducir á los habi­ ciosas pretensiones de los Mexicanos, y per­ tantes, para ponerlos bajo su dominio. Este dida toda esperanza de reducirlos á. aceptar comercio, de que se quejaban los desconten­ condiciones moderadas, pensaron en fortifi­ tos, estaba justificado por la necesidad; pues car mas sus fronteras para impedir una in­ ademas de ser los pobladores de aquellas vasión. Y a habian circundado las tierras de provincias originarios de Tlaxcala, y repu­ la república con grandes fosos, y colocado tarse parientes de los Tlaxcaltecas, estos no fuertes guarniciones en la raya; pero con podían proveerse en otros puntos del olgodon, las nuevas amenazas de los Mexicanos, au­ del cacao, y de la sal de que carecían. Sin mentaron el número de las fortalezas, dobla­ embargo, de tai manera exasperaron el áni­ ron el de las tropas que las guarnecían, y fa­ mo de los Mexicanos las representaciones bricaron aquella famosa muralla de seis mi- lias de largo, que impedíala entrada á. su sufrir que la pequeña república de Tlax­ territorio por parte de Oriente, donde era cala le negase la obediencia v la adora­ muyor el peligro. Muchas veces lucron a- ción, que le tributaban tantos pueblo?, aun tacados por los Hucxotzingos, por los Clio- de los mus remotos de su capital, mandó al lultecas, porros Iztocancses, porlosTeca- principio de su reinado que los estados vcci- m achalcos, y por otros estudo.s vecinos, ó cinos á los Tlaxcaltecas alistasen tropas, y poco distantes de Tlaxcala; mus todos ellos atacasen por todas partes aquella república. no pudieron conquistar un palmo de tierra. Los Iltiexotziugos, confederados con los

se habian fortificado, y regresaron á Tlaxca­ TLAUUJCOLE, FAMOSO CEXEHAL DE LOS la sin otra ventaja, que la de haber hecho TLAXCALTECAS. grandes daños en los campos de los enemi­ gos; lo que Ies ocasionó tan gran escasez de Entre las víctimas tlaxcaltecas, es me­ víveres, que les fué preciso pedir socorros á morable en las historias de aquel pais un fa­ los Mexicanos y á otros pueblos. mosísimo general llamado Tlalvuiicolc (l), Moteuczoma se apesadumbró, como de­ en quien no se sabia si era mas admirable bía, por la muerte de su hijo, y por la pérdida el denuedo de su ánimo, que la fuerza es- de sus tropas: deseoso pues de tomar ven— traordinariade .su cuerpo. El macuahuitl,

(1) El suceso do Tlahuicolo ocurrid verosímil­ (1) La ciudad de Hucxot/.inco no calaba cntdn. mente en los últimos año* del reinado de Híotcuczo. dundo hoy fc halla Ja del mismo nombre, sino mu; pero mo ha parecido convcnicnto anticiparlo por mas 4 Poniente. la relación que tiene con la guerra de Tlaxcala. ó espada mexicana con que combatía» era sioneros de mas nota, le seria mucho mas tan penada, que apénas podía alzarla del honroso que el ordinario- Tres atios vivió suelo un hombre de fuerzas ordinarias. Su aquel general en México, con una de sus nombre era el terror de los cnemigoH de la mugeres que habia ido á. Tlaxcala á. reunír- república, y todos lmian, donde quiera que sele, y es de creer que los Mexicanos pro­ lo veían parecer con su formidable arma­ porcionasen esta unión, á fin de que les de­ mento. Este, pues, en un asalto que dieron jase uua gloriosa posteridad, que ennoble­ los Huexotzingos á una guarnición de Oto- ciese con sus hazañas la corte y el reino de mitee, se empeñó incautamente, en el calor México. Finalmente, viendo el rey la obsti­ de la acción, en un sitio pantanoso, de don­ nación con que rehusaba todos los partidos de no pudiendo salir con la prontitud que quesele ofrecían, condescendió con su bárba­ quería, fué hecho prisionero, encerrado en ro deseo, y señaló el dia del sacrificio. Ocho una fuerte jaula, y de allí llevado á México dias ¿Lntes empezaron Jos Mexicanos á cele­ y presentado á. Moteuczoma. Este monar­ brarlo con bailes: cumplido aquel término, ca, que sabia apreciar el mérito, auu en sus en presencia del rey, de la nobleza y de una enemigos, en vez de darle muerte, Je conce­ gran muchedumbre del pueblo, pusieron al dió generosamente la libertad de volver á, prisionero tlaxcalteca atado por un pié en su putria; pero el arrogante Tlaxcalteca no el temcdacail, que era una piedra grunde y re­ quiso aceptar aquella gracia, bajo el pretes- donda en que hc hacían aquellos sacrificios. to de no osar presentarse ante sus c o m p a ­ Salieron uno á. uno para combatir con él, triotas cubierto de ignominia. Dijo que muchos hombres animosos, de los que ma­ queriu morir, como los otros prisioneros, cu tó, según dicen ocho, é hirió á veinte; has­ honor de sus dioses. Moteuczoma, viéndo­ ta que cayendo medio muerto en tierra de lo tan resuelto á no volver á su patria, y no un golpe que recibió en la cabeza, fué llevado queriendo privar al inundo de un hombro ante el Ídolo Iluitzilopochtli, y allí le abrie­ tan célebre, lo tuvo entretenido en su corte, ron el pecho, le sacaron el corazon los sa­ con la esperanza de hacerlo amigo de los cerdotes, y precipitaron el cadáver por las Mexicauos, y de emplear sus servicios en escaleras del teinpld según el rito estableci­ bien de la corona. Entre tanto se encendió do. Así terminó sus dias aquel valiente ge­ la guerra con los de Michuacan, cuyas cau­ neral, cuyo valor y fidelidad á su patria, lo sas y pormenores ignoramos enteramente, Jutbicrun elevado á- la clase de héroe, si lo y el rey encargó á, TluJiuicolc el mando de hubieran-dirigido las luces de la religión. las tropas que envió á Tlaximuloyan, fron­ tera, como ya he diclio, de aquel reino. Tía- 1IAMBHH I5N LAS PROVINCIAS DEL iM rEltlO, huleóle correspondió á la confianza que ha­ T OBRAS rUDLICAS EN LA COltTE. bía merecido; y no habiendo podido desalo­ Miéntras se hacia la guerra con los Tlax­ ja r Á los Miclhiacanos del sitio en que se ha­ caltecas, se padeció hambre en algunas pro­ bian fortificado, hizo muchos prisioneros, y vincias del imperio, ocasionada por la seque­ les tomó gran cantidad de oro y plata. Mo­ dad de los años anteriores. Consumido to­ teuczoma apreció sus servicios, y volvió (i do el grano que tenían los particulares, tuvo concederle la libertad; pero rehusándola él, ocasion Moteuczoma de ejercer su liberali­ como ántes había hecho, le ofreció el rey el dad: abrió sus graneros, y distribuyó entre alto empleo de T 1 acatecatl, ó sea general de sus súbditos todo el maiz que contenían; los ejércitos mexicanos. A esto respondió mas no bastando este á remediar su necesi­ el valiente republicano que no quería ser dad, permitió, ú. imitación de Moteuczoma I, traidor á su pama, v que quería absolutamen­ que fuesen á otros países á proporcionarse te morir, con tal que fuese en el sacrificio lo necesario para vivir. E l año siguiente, gladiatorio, que, como destinado k l o s pri­ que eru el de 1505, habiendo habido una — V io — coscclia abundanto, salieron los Mexicanos todo n.ataron á traición á todos los Moxicuj ¿lia guerra contra Cuuulitcmallan, provincia nos que estaban en las guarnicione* de distante mas de novecientas millas? de Mé­ Iluagvacac y de otros puntos. Cuando xico liácia el Sudeste. Mientras se hacia esta Moteuczoma tuvo noticia de estos sucesos, guerra, ocasionada probablemente por algu­ mandó contra ellos un grueso ejército, com­ na hostilidad cometida por los Cuauhtcmal- puesto tle Mexicanos, Texcocanos y T epa­ tecos contra los súbditos de la corona, se necas, bajo las órdenes del príncipe Cuitki- terminó cn México la fábrica de un templo htiuc, su hermano, y sucesor á la corona, erigido cn honor de la diosa Cent cotí, cuya Los rebeldes fueron prontamente vencidos, solemne dedicación fue celebrada con el sa­ muchísimos de ellos hechos prisioneros con crificio de los prisioneros hechos cn la guerra. sus gefes, y saqueada su ciudad. El ejérci­ H abian por aquel tiempo lus ¡Mexicanos to volvió á México cargado de despojos: los ensanchado el camino que iba sobre el la­ cautivos fueron sacrificados, y el estado de go de Chapoltepcc á México, y reconstruido Tzotzollau fué dado á Cozcacuauhtli, her­ el acueducto que cn el mismo camino habia; mano de Nahuixochitl, por haber sido fiel pero la alegría que ocasionó 3a. terminación al rey, anteponiendo la obligación de súb­ de aquellas obras, se turbó con el incendio dito a los víuculos déla sangre; pero se difi­ de la torre de un alto templo llamado zomo* rió el sacrificio deCetccpatl, hasta que hu­ m % de resultas de un rayo que cayó en ella. bo descubierto los cómplices de su crimen, Los habitantes de la parte de la ciudad re­ y los designios de los rebeldes. mota del templo* y particularmente losTIa- tclolcos, 110 habiendo tenido noticia del ra­ yo, se persuadieron que el incendio habia sido escitado por algunos enemigos que ha­ bían llegado repentinamente á la ciudad; Foco tiempo despues de esta cspedicion, por lo que se armaron para defenderla, y se suscitó una reyerta entre los Huexot/in- acudieron en tropel al templo. Tanto in­ gosylos Choluitecas, sus amigos y vecinos, dignó á Moteuczoma aquella inquietud, atri­ no sé por qué causa, y remitiendo la deci­ buyéndola á un mero protesto de los Tlatelo- sión á las armas, se dieron una batalla cam­ cos para promover una sedición, (pues siem­ pal. Los Choluitecas, como mas prácticos pre estaba desconfiando de ellos), que los en el ejercicio de la religión, del comercio y privó de los empleos públicos que servían, y de las artes, que en el de la guerra, fueron nun Ies prohibió que se presentasen cn la v e n c i d o s y obligados á retirarse á su ciudad, corte, no bastando á disuadirlo de aquella {i donde sus enemigos los persiguieron, ma­ resolución, ni las protestas que lucieron de tándoles mucha gente, y quemándoles algu­ su inocencia, ni los ruegos con que implo­ nas casas. Apénas consiguieron este triun­ raban la clemencia real; pero cuando se fo los Hucxotzingos, cuando se arrepintie­ apaciguó áquel primer ímpetu de su cólera, ron amargamente, temerosos del castigo que los restituyó á sus empleos y á su gracia. les amenazaba. Para evitarlo, enviaron á Moteuczoma dos personas de carácter, lla­ madas Tolimpanccad y TzoncoztH, procuran­ do justificarse, é inculpar á los Choluitecas. Entre tanto se rebelaron contra la corona Los embajadores, ó por exaltar el valor de ios Mixtecas y ios Zapotecas. Los princi­ sus compatriotas, ó por otro motivo que ig­ pales gefes de la rebelión, eu que tomaron noro, exageraron de tal modo la pérdida de pártelos nobles de ambas naciones, fueron los Choluitecas, que hicieron creer al rey Cetecpntl, señor de Ceaixtlahuacan y Na- que todos habian perecido, y que los pocos huixochitl, señor de Tzotzollan. Antes de que se hablan salvado habian abandonado la ciudad. Moteuczomu; aJ oír (•.■¡to.s por­ quedes, que se habian rebelado contra la co­ menores, se afligió cstrnordi nanamente, y rona; pues fueron derrotados por los Mexi­ temió la venganza del dios QuetzaJcoatJ, cu­ canos q«o les hicieron uu gran número de yo santuario, que era de Jos nras célebre.*? y prisioneros. Ocurrió esto el mes de febrero reverenciado de todo aquel paiy, creía pro­ de 1500, cuando por haber terminado el si­ fanado por Jos Huexotzingos. Habiéndole glo, se celebraba Ja fiesta de la renovación aconsejado con ios dos reves aliados, man­ del fuego, con mucho mas aparato y solem­ dó á, ChoJuIJan algunos personajes do sil nidad, que en tiempo de Moteuczoma I, y corte, pura informarse exactamente de to­ en Jos otros años seculares. Aquella ftté do lo que había ocurrido: noticioso deque la mas magnífica, y la última que celebra­ los embajadores 1c habian exagerado la ver­ ron Jos Mexicanos. En cJla fueron sacri­ dad, se encolerizó de tal modo por este en­ ficados muchos prisioneros, reservan do otros gaño, que sin detenerse, despachó á. Ilue- para Ja dedicación de Tzompantli, que, co­ xotzinco un ejército, mandando al gcnoral mo despues diremos, era un edificio inme­ que castigase severamente á los habitantes, diato al templo mayor, donde se guardaban si no le daban la debida satisfacción. Los las calaveras de las víctimas. Huexotzingos, previeudo la tempestad que

iba á descargar sobre ellos, salieron ordena­ P r e s a g i o s d e l a g u e h r a d e l o s e s p a ñ o l e s . dos en forma de batalla ú, recibir ú. los Me­ xicanos, cuyo general su adelantó y les cs- Parece que no hubo guerra alguna en puso en estos términos la comisío» que lle­ aquel año secular; pero en el de 1507, los vaba: “Nuestro señor Moteuczoma, que Mexicanos hicieron una cspcdicioa contra tiene su corte en medio de las aguas, Neza- Tzolan y Mictlan, pueblos mixtecas, cuyos hualpilli, que manda en las orillas del lago, habitantes huyeron á los montes, sin dejar y TotoquiJmatzin, que reina al pié de los otras ventajas á los Mexicanos, que algunos montes, me mandan deciros que Iinn sabi­ prisioneros que hicieron de los pocos que se do por vuestros embajadores Ja ruina de habian quedado en sus casas. De allí pa­ Cholullan, y la muerte de sus habitantes; saron á subyugar álos do Cuauhquechollan, que esta noticia los ha penetrado de dolor, v que se Iiabian rebelado, en cuya ocasión os­ que se creen obligados á vengar tamaño tentó su valor el príncipe Cuitlahuac, gene­ atentado contra el venerable santuario de ral del ejército. Murieron algunos valien­ Quctzalcoatl.” Los Huexotzingos respon­ tes caudillos mexicanos; pero volvieron ú, dieron que aquella noticia habia sido muy imponer el yugo á los rebelde?, y les hicie­ exagerada; pero que Ja ciudad no tenia íu ron tres mil y doscientos prisioneros, que culpa de la propagación de la mentira, y en fueron sacrificados, parte en la fiesta de Tla- prueba de ello se ofrecieron ¿i satisfacer á caxipehualiztli, que se hacia en el segundo los tres reyes con el castigo de los culpables. mes mexicano, y parte en la dedicación del Hicieron conducir en seguida ú, los embaja­ santuario Zomolli, el cual, despues del ya dores, y los entregaron al general, despues mencionado incendio, había sido magnífi­ de haberles cortado las orejas y las narices, camente reconstruido. que era la pena de los que propagaban fal­ El año siguiente salió el ejército real, com­ sedades contrarias al bien público. Así ter­ puesto de Mexicanos, Tcxcocanos y Tepa- minaron los males de la guerra, que de otro necas, contra la remota provincia de Ama- modo hubieran sido inevitables, tlon, Al pasar por una altísima montaña, sobrevino una gran tempestad de nieve, que ESPEDICION CONTTIA ATLIXCO Y OTROS ocasionó terrible estrago en el ejército; pues I-VEBLOS. los unos, que viajaban casi desnudos, y esta­ Harto diferente fué la suerte de los Atlñ> ban acostumbrados ¿uu clima suave, mu- rioron do frio, y otros do la caula de ios ár­ ciau depender de la b a r b a r i e del duelo, y de boles que arrancaba ni viento. Del resto de la iuccnidumbrc de las armas, el honor, 1« las tropas, que continuaron muy disminui­ inocencia y la verdad. Quedó Nczahualpi- das su viaje, murió la mayor parte en las ac­ IJi vencedor en el juego, y desconsolado Mo- ciones. teuezoma por la pérdida, y por la confirma­ Estay otras calamidades, unida? ú. Ja apa­ ción líe tan triste vaticinio. Sin embargo, rición de un cometa, pudieron en gran cons­ quiso tomar otr;is medidas, esperando hallar ternación á aquellos pueblos. Moteuezo- una csplicacion mas favorable, que contra­ ma, que era demasiado supersticioso para pesase la del rev de Acolhuacan. Hizo, ver con indiferencia aquel fenómeno, con­ pues, consultar á un famosísimo astrólogo sultó álos astrólogos; y 110 habiendo podido muy versado en las supersticiones de la adi­ estos darle una respuesta satisfactoria, hizo vinación, con Jas que había adquirido tanta la misma pregunta al rey de Acolhuacan, celebridad y tanto influjo, que sin salir de su que era muy dado & Ia astrologia y á la adi­ casa daba respuestas como un oráculo á los vinación. Estos reyes, aunque parientes, y potentados y á los reyes. Este hombre, sa­ perpetuamente aliados, no vivían en muy biendo lo que habia ocurrido entre los dos buena armonía, desde que el de Acolhua­ monarcas, en lugar de dar una respuesta fa­ can liabia mandado dar muerto ¿1 su hijo vorable & su soberano, ó equívoca á. lo mé­ Huexotziucatzin, sin dar oídos ¿L los ruegos nos, c o m o lineen comunmente los que viven de Moteuczoma, que como tio de este prín­ de semejantes patrañas, confirmó plenamen­ cipe, liabia implorado su perdón. Habia ya te los funestos anuncios del rey de Acolhua­ mucho tiempo que no se trataban con la fre­ can; con lo que se i n d i g n ó de tal muñera cuencia y confianza que ántes; pero en aque­ Moteuczoma, que en recompensa mandó lla época, el vano terror que se apoderó del destruir la casa dul pobre astrólogo, quedan­ ánimo de Moteuczoma, lo osciló á valerse do él sepultado en las ruinas. del saber de Nezahualpilli: así que, 1c rogó Estos y otros vaticinios de la ruina de que pasase á- México, para tratar de aquel aquel imperio, se ven en las pinturas mexi­ asunto, que uno y otro era tan interesan­ canas y en las obras de los espartóles. Es­ te. Condescendió con sus ruedos el rey de toy muy léjos de pensar que todo lo que ha­ Acolhuacan; y despues de haber discurrido llamos escrito sobre este asunto, sea digno largo tiempo con Moteuczoma, fué de opí- de crédito; pero tampoco puedo dudar de nion, según dicen los historiadores, que el las tradiciones que existían entre los Mexi­ cometa anunciaba Jas futuras desgracias de canos, acerca de la próxima ruina de aquel aquel reino, de resultas de la llegada de imperio, de resultas

Huitzilihuitl el viejo.

Opoclitli, casado con Atozoztli.

A c a m a p i t z i n ’, primer rey de México,

H uitziliiiuitl , rey Q uimalpopoca , rey III Tezozomoctli, casado I t z c o a t l , rey II de México» de M éxico. con su sobrina Mu- IV de Mé­ tlalatzin. xico.

I Matlalatzin, muger Matlalcihuatzin, M oteuczoma lla­ de su tío Tezozo- mad re de N e­ i i u i c a m i n a , rey inoctli. zahualcoyotl , Y de México. rey de Acol­ huacan. I Totzocatzin. A x a y a c a t l , rey VI T jzoc, rey VII A i i u t z o t l , rey V III de México. de M éxico. de México.

I N. muger de Neza- Xocotzin, muger de hualpilli, rey de Nezahualpilli, rey Acolhuacan de Acolhuacan. Camatzin, rey de Coanacotzin, rey de Acolhuacan. Acolliuacan.

Ixtlalcucchahuac, M o t e u c z o m a Xoco- C uitlahuatzin , rey Ahuitzotl. Señor de Tollan. y o t z i n ' rey IX de X de México» | México. Miahuaxochoitl, mu- C uauhtemotzin , ger de Moteuczo­ rey XI de Mé­ m a su tio. xico.

f Tlocahuepan Yohualicahuatzin, Tecuichpotzin, ó sea Doña Isabei Motezuma, mugor 6 sea D. Pedro Motezuma del rey Cuitlahuatzin su tio, del rey Cuauhte- motzin su primo, y despues sucesivamente de tres nobles españoles; de la cual descienden, las dos ilustres casas de Cano Motezuma, y Andrade Motezuma. D. I>iego Luis Ihuitemoctzin Mote- zuma, casado en E spaña con D* Francisca de la Cueva, de los que descienden los condes de Mote- zuma y de Tula, vizcondes de Iluca, dcc. Religión de los Mexicanos, esio es, sus dioses, templos, sacerdotes, sacrifi­ cios y oblaciones; sus ayunos, y su austeridad; su cronología, calendario y Jiestas; sus ritos en el nacimiento, en el casamiento y en las exequias.

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DOGMAS RELIGIOSOS.

L a. religión, la política y la economía, son los de la desventajosa idea que tenían de su po­ tres elementos que forman principalmente el der; reducían á estrechos límites su imperio; carácter de una nación; de modo que sin co­ Ies atribuían los crímenes mas atroces, y so­ nocerlos, es imposible tener una idea exacta lemnizaban su culto con execrables impure­ del genio, de las inclinaciones y de la ilus­ zas, que con justa razón censuraron los pa­ tración que la distinguen. La religión de dres del cristianismo. Los númenes de los los Mexicanos, de que voy á tratar en este li­ Mexicanos eran ménos imperfectos, y en su bro, era un tejido de errores, de ritos supers­ culto, aunque supersticioso, no intervenia ticiosos y crueles. Semejantes flaquezas del ninguna acción contraria á la honestidad. espíritu humano son inseparables de un sis­ Tenian alguna idea, aunque iiiperfecta, de tem a religioso que tiene su origen en el capri­ un Ser Supremo, absoluto, independiente, á cho ó en el miedo, como lo vemos aun en las quien creían ^debia tributarse adoracíon y te­ naciones mas cultas de la antigüedad. Si mor. No tenian figura para representarlo, se compara, como yo lo haré en otra oca- porque lo creían invisible, ni le daban otro sion, la religión de los Mexicanos con la de nombre que el genérico de Dios, que en su los griegos y romanos, se hallará que esta lengua es Teotl, algo mas semejante en el es mas supersticiosa y ridicula; aquella, sentido que en la pronunciación, al TIvcoh mas bárbara y sanguinaria. Aquellas céle­ de los griegos; pero usaban de epítetos suma­ bres naciones de la antigua Europa multi­ mente espresivos para significar la grandeza plicaban escesivamente sus dioses á causa y el poder de que lo creian dotado. L lam á­ banlo Ipalnemoani, esto es, aquel por quien drúpedos generosos; quo Ius de los plebeyos se vive; y Tlóquc Nuhuáquc, esto es?, aquel pasaban ;í los escarabajos y á otros anima­ que tiene todo cn sí. Pero el conocimiento les viles. Así pues, el insensato sistema de y el culto de esta Suma. Esncía, estaban os­ la trasmigración pitagóricn, que tanto se pro­ curecidos por la multitud de númenes que pagó y arraigó cn los países de Oriente, tu­ inventó su superstición. vo también sus partidarios en el Nttevo-Mun- Creían que había un espíritu maligno» ene­ do (i). Lüs almas de los que morían he­ migo del género liumano, al que dab;m el ridos por un rayo, ó ahogados, ó de hidrope­ nombre de Tlacatccolotoll, 6 ave nocturna sía, tumores, llugns, v otras dolencias de es­ racional, y decían muchas veces que se deja­ ta especie; como también las de los niños, ó ba ver de los hombres, para hacerles daño, ó al ménos, las de los sacrificados á 'flaloct espantarlos. diosdel agua, iban, según los Mexicanos, á Acerca del alma, los bárbaros Otomites un sitio fresco y ameno, llamado Tlafocan, creían, según dicen, que se estinguia con el donde residía aquel numen, y donde tenian cuerpo; pero los Mexicanos y las otras na­ á su disposición toda especie de placeres y de ciones de Anáhuac, que habian salido del manjares delicados. En el recinto del tem­ estado de barbarie, la creían inmortal; aun­ plo mayor de México habia un sitio donde que atribuían este mismo don al alma de las crcian que en cierto dia del año asistían in­ bestias, como veremos cuando tratemos de visibles todos aquellos niños. Los Mixtecas sus ritos fúnebres. estaban persuadidos de que una gran cueva Tres lugares distinguían para las almas que habia en una montaña altísima de su pro­ separadas de los cuerpos. Creían que las vincia, era Ja puerta del paruiso; por lo que de los soldados que morían en la guerra, las todos los señores y nobles se hacían sepultar de los que caían en manos de los enemigos, cn aquellas inmediaciones, á fin de estar mas y las de las mugeres que morían de parto, cerca dcIrsitio de las delicias eternas. Fi­ iban á la casa del sol, que llam aban señor nalmente, el lugar destinado páralos que de la gloria, y allí tenían una vida llena de morían de otra cualquiera manera, se llama­ delicias: que cada día al salir el sol, lo fes­ ba MicÜarij ó infierno, lugar oscurísimo, don­ tejaban con himnos, bailes y música, y lo de reinaba un dios llamado Wtdlanteueüiy ó acompañaban hasta el zenit, donde le salían señor del infierno, y una diosa llamada Mic- al encuentro las almas de las mugeres, y con l2anci7maü. Según mis conjeturas, coloca­ los mismas demostraciones de alegría, lo ban este infierno en el centro de la tierra(2); conducían al Ocaso. Si la religión no tu­ pero no creían que las almas sufriesen allí viese otro objeto que el servir á la política, otro castigo, sino el de la oscuridad. como se lo imaginan neciamente algunos in­ crédulos de nuestro siglo, no podian aque­ (1) ¿Quién crccria que una opínion tan añeja y llas naciones haber inventado uu dogma mas tan absurda, fuese promovida por un filósofo cristia­ oportuno para dar brio á los soldados, que no, cn el centro del cristianismo, y en el ilustrado el que les aseguraba tan relevante galardón siglo XVIII? Sin embarco, no Imco mucho quo la ha sacado á relucir un francés, en un libro publicado cn despues de la muerte. Añadían que des­ París, con el título eptravaganto del Año do ¿440. pues de cuatro años de aquella vida gloriosa, A talen escasos conduce lu libertad de pensar cn rio- pasaban los espíritus á animar las nubes, loria de religión. los pájaros de hermoso plumaje y canto dul­ (2) El Dr. Sigúcnza crcyO quo los M exicanos ce, quedando desde entonces en libertad de ' eituaba» el infierno cn la parte setcntrional del globo, subir al cielo y bajar á la tierra» á cantar y porque la palabra m ictlam pa quiere decir Jiácvt e l iVoríc, como s¡ dijeran hácia el infierno; pero mi opi, á chupar flores. Los Tlaxcaltecas crcian nion c8 que lo situaban cn el centro de nuestro pía. que todas las almas délos nobles animaban neta, aunque quizás habia entre cIIob diversos pare, después pájaros hermosos y canoros, y cua­ core* acerca de la Bituacion de aquol lugar. Tenían los Mexicanos, como todas las de todas las cosas. Representábanlo joven, naciones cultas, noticias claras, aunque al­ para dar á entender que no envejecía nun­ teradas con fábulas, de la creación del mun­ ca, ni se debilitaba con los años. Creían do, del diluvio universal, de la confusion de que premiaba con muchos bienes á los jus­ las lenguas, de la dispersión de las gentes, y tos, y castigaba á los viciosos con enferme­ todos estos sucesos se hallan representados dades y otros males. En las esquinas de en sus pintura» (1), Decían que habiéndo­ las calles había asientos de piedra, para que se abogado el género humano en el diluvio, este d*os descansase cuando quisiese, y

(1) i?on célebres entre otras loa cruces de Yuca­ lla tierra, pues futí colocado por los antiguos tán, de la Mixteea, de Qucrétaro, de Tepic y de Tchecas, y allí estuvo hasta fines del siglo Tíanquíztepee. Do la de Yucatán habla el P. Co- XV, ó principios del XVI: cn cuyo tiempo gollado, franciscano, cn el libro II, cap. XII de su Ncjsahualpilli, rey de Acolhuacan, para con­ Historia. De la do la Mixteea, el P. Burgoa, domini­ cillarse la benevolencia de sus súbditos, lo cano, on su Crónica, y Botarini cn bu obra. De la do Quorétaro escribió un religioso franciscano del coló- quitó de aquel sitio, y colocó en él otro ído­ pío do Propaganda do aquella ciudad, y do la de T e. lo de piedra negra muy dura; pero habiendo pie, el docto jesuíta Sigismundo Tarabal, cuyos ma. sido desfigurado por un rayo, y diciendo los nUBcníosso conservan cn el colegio de jesuítas do sacerdotes que era castigo del ciclo, fué Guadalajara* La de Tianquiztcpcc fué descubierta vuelta á colocar la estatua antigua, y allí pur Boturini, que habla de olla cn fin obra. Las cria- ces de Yueatan eran adoradas por aquellos habi­ se conservó, en posesion de su culto, liast¡i tantes, cn virtud, según dicen, dulas doctrina** de hu que, promulgado el Evangelio, se hivto pe­ profeta Chilom Cambal, el caal les dijo quo cuando dazos por órden del primer obispo de Mé­ viniesen de Lovantc ciertos hombres barbudos, y los xico. viesen adorar aquel leño, abruzarían eu doctrina. Do Creían también los antiguos que en todos todos estos monamcntoB liablard en la Historia E cle. los montes habia otros dioses, subalternos Biújtica do M éxico, si D ios favorece mis designios. [2] El ayuno do cuarenta dias no prueba nada; de Tlaloc. Todos ellos tenian el mismo pues igualmente se observaba ol do tres, cuatro, cin* nombre, y eran venerado?, no solo como dio­ co, veinte, ochenta, ciento Bcsonta días, y aun el do ses de los montes, sino también como del cuatro años, como despues veremos: el de cuarenta ngua. El ídolo de Tlaloc estaba pintado de dios no era el mas común. azul y de verde, para significar los diversos [3] En ol libro V ho dicho mi opinión Bobro los colores que se ven en el agua. Tenia cn presagios de la llegada de los españoles. Si ec lian realizado las profecías do Chilara Cambal, pudo, sin la mano una vara de oro, espiral y aguda, por cristiano, estar iluminado por Dios, para anun­ con la que significaban el rayo. Tenia un ciar el cristianismo, como Balaam lo fué para anun. templo en México, dentro del recinto del ma­ ciar el nacimiento del Redentor, yor, y los Mexicanos le hacian muchas fies­ [4] También se encuentran impresas cn la pie. tas al año. dra pisadas de animales. N o se sabe qué objetóse propusieron los que se dedicaron i esculpir estas re. Chalchiuhqucyc, ó Chalchihuidiate^ diosa presentaciones. de las agur.s, y compañera de TJaloc. Era conocida con otros nombres expresivos (1), sacerdotes cscludivamente consagrados (i su que 6 significaban los diversos electos que culto. La miraban con gran afecto, porque causan las aguas, ó lo# colores que forman creían que no gustaba de víctimas humanas, con su movimiento. Los Tlaxcaltecas la lla­ sino que so contentaba con el sacrificio de maban Malutlcueijc, cs decir, vestida de azul, torto!:»;*, codornices, conejos y otros anima­ y el mismo nombre daban á, la altísima mon­ les, cpie le inmolaban en gran cantidad. E s­ taría de Tlaxcala, cu cuya cima se forman peraban que ella 1«? libertaria finalmente del nubes tempestuosus, quo por lo común van tiránico yugo de los oíros dioses, los cuales íi descargar hítela la Puebla de los Angeles. los obligaban ¿t sacrificarle tantos hombres. A aquelUt* alturas iban los Tlaxcaltecas pa­ Pero los Mexicanos oran de distinta opi­ ra hacer sacrificios y oraciones. Esta cs la nión, y cu sus liestas derramaban mucha misma diosa del agua, «i la que da Torque- sangre humana. En el referido templo de m ada el nombre de Xochiquclzaly y Boturini los Totonacas habia un oráculo de los mas el de Macu'dx0ch¿{[uct~a]li. famosos de aquel pais. GiuJüeuctli, señor del año y de la yerba, MictUmtcuctH, dios del infierno, y Micllan- era en aquellas naciones el numen del fuego, ci7tuu.fi su compañera, eran muy célebres en­ al que daban también el nombre de Ixcozauh* tro ios Mexicanos- Creían, como ya. liemos quiy que espresa el color de la llama. Era dicho, quojestos númenes residían en un si­ muy reverenciado en el imperio mexicano. tio oscurísimo que liabia en las entrañas de En la comida le ofrecían el primer bocado la tierra. Tenían templo en México, y su de cada manjar, y el primer sorbo de la be­ fiesta se celebraba en el mes decimosétmio. bida, echando uno y otro ni fuego, y cu cier­ Uncíanles ¡sacrificios y oblaciones noctur­ tas horns del dia quemaban incienso en su nas, y el ministro principal de su culto era honor. Le Inician cada ano dos fiestas fijas un sacerdote llamado Tlrllanücnamacac, el muy solemnes: una en el sétimo, y otra en Cual se pintaba de negro para desempeñar el dccimosétlmo cues: ademus una fiesta las funciones de su empleo. movible, en que se nombraban los magistra­ Xoulteuctli, dios de la noche, era, segiiu dos ordinarios, y se renovaba la investidura creo, el mismo M estizó la luna. Otros di­ de los feudos del reino. Tenia templo en cen que era el Tona3.hüi, 6 sol, y otros quo México y en otras muchas partes. era un numen diferente de aquellos dos. A Ccnieotl, diosa de la tierra y del maiz. Lla­ esta divinidad encomendaban sus hijos para mábanla también Tonacayohzia (2), cs decir, que les diese sueño. la que nos sustenta. En México tenia cinco XocrJ.ficií?, médico nocturno, diosa de las templos, y se le Inician tres fiestas en los me­ cunas, Á quien también encomendaban los ses tercero, octavo y undécimo; pero ningu­ niños, para quo cuidase de ellos durante la na nación la rcveicnció tanto como los To­ noche. tonacos que la veneraban como su principal Dioass de la cuniuiA. protectora, y le edificaron un templo en la HuilzüopocJitli, b Mcziüi, dios de la guer­ cima de un alto monte, sorvido por muchos ra, era el numen mas célebre de los Mexica­ nos, y su principal protector (1). De esle l l ] Apozonailotl y Acutcucyotl, esprimen la bin. chuzón y Tacllacion de lasólas: Allacmnani, lus tcm. [1] HwlsUopochíli cp mi nombre compuesto de pcfltodes ctíciladas en el a;ua: AUvic y Ayauh, sus dos, ;í saber: Jíiiitzili», nombre del licrmuuo pajarillu tno? [mi o alas lidcia una ú otro, par Le: A”ixiqu ipilihui, llamado chupador, y opoehlH, que significa siniestra. el asceneo y descenso de sus oíos & c. Llam óse así, porque bu ídolo Unía cu ol pifi izquierdo [2] Dábanle tainbicn lo# nombres da Tsinleoll unas plumas de bqaclla ave. Boturini, que no era (rliosa original), y loa de Xiloucn, Iztacaecntcoil y muy instruido cala lengua mexicana, deduce aquel Tlatlaukquicentcotl, mudando el nombre seg-tin el es­ nombro de Huitxiton* conductor do M exicanos en tado del móiz. sus peregrinaciones, y afirma que aquel conductor no n timen decían algunos que era puro espíri­ todos fueron muerto», y fus capas paquea­ tu, y otros que liabia nacido dr; muger, pero das, quedando los despojos en poder de la sin cooperacíui: do varón, y contaban de esto madre. Ente suceso consternó íl todos los modo el suceso: vivía en Cuatcpcc* pueblo hombres, que desde entonces lo llamaron inmediato á lu antigua ciudad de Tula, una Tctzakuitl (espanto), y TctzaulucoÜy dios es­ muger inclinadísima al culto de los dioses, pantoso. llamadu Co.itlicue, madre de Ccntzonbuiz- Encargado de la protección de los Mexi­ rmhui. Un diu en que, según su costumbre, canos aquel numen, según ellos decían, los se ocupaba en barrer el ten*pl«, vio bajar doi condujo cu su peregrinación, y los estable­ cielo una bola formada de plumas: tomóla y ció en el sitio en que después se fundó la guardóla, en el seno, queriendo servirse de gran ciudad de México. Allí erigieron aquel las plumas para adorno del faltar; pero cuan­ soberbio templo, que fué tan celebrado aun do lu buscó después de haber barrido, no por los mismos españoles, en el cual cada pudo dar con ella, de ]o que se maravilló año hacían tres solemnísimas fiestas, en los mucho, y mas cuando se sintió embarazada. meses nono, quinto y decimoquinto, ademas Continuó el embarazo, hasta que lo conocior de las que celebraban de cuatro en cuatro, de ron sus (lijos, los cuales, aunque no sospe­ trece en trece años; y al principio de cada chaban de su virtud, temiendo la afronta quo siglo. Su estatua era gigantesca, y repre­ les resultaría del parto, determinaron evitar­ sentaba un hombre sentado en un banco lo dando muerto ásu madre. Ella tuvo no­ azul, con euatro ángulos, de cada uno do ticias de su proyecto, y quedó sumamente los cuales salía una gran serpiente. Su fren­ afligida; pero de repente oyó una voz que sa­ te era también azul, y la cara estaba cubier­ lia de su seno, y que decia: ‘*?So tengáis ta de una máscara de oro, igual á otra quo miedo, madre, que yo os salvaré con honor le cubría la nuca. Sobre la cabeza tenia un vuestro y gloria min.” Iban ya los desapia­ hermoso penacho de la forma de un pico do dados hijos ¿consumar el crimen, conduci­ pájaro; en el cuello una gargantilla com­ dos y alentados por su hermana Coyolxauh- puesta de diez figuras de corazones huma­ qui, que habia sido la mas empeñada en la nos; en la mano derecha un bastón espiral y empresa, cuando nació Jluitzilopochtli, con azul, y en la izquierda un escudo, en quo un escudo e:i la mano izquierda, un dardo habia cinco bolas de plumas, dispuestas en en 2a derecha y un penacho de plumas ver? forma de cruz. De la parte superior del es­ des en la cabeza; la cara listada de azul, la cudo se alzaba una banderola de oro con pierna izquierda p-dornada de plumas, y lis­ cuatro flechas, que según los Mexicanos, lo tados también los muslos y los bracos. In? habían sido enviadas del cielo, para ejecutar mediatamente que salió á luz, hizo apare­ oquellas gloriosas acciones que hemos visto cer una serpiente de pino, y mandó á un en la historia. Tenia el cuerpo rodeado da soldado suyo, llamado Tochancalqui, que una gran serpiente de oro, y salpicado de con ella matase á Coyolxauhqui, por haber muchas figurillas de animales, hechas de oro sido la mas culpable, y él se arrojó á los y piedras preciosas. Cada uno de aquellos otros hermanos con tanto ímpetu, que á pe­ adornos 6 insignias tenia su significación sar de sus esfuerzos, sus armas y sus ruegos, particular. Cuando determinaban los Me­ xicanos hacer la guerra, imploraban la pro? ora olio qUO aquella divinidad; peto ademas de que la teccion de aquella divinidad con oraciones y otimología es muy violenta, esta supuesta identidad sacrificios. Era el dios 4 que se sacrificaba q b desconocida porros Mexicanos, los cuales, cuando mayor número de víctimas humanas. empezaron so romería,conducidos por Huttziton, ado­ Ttacahucpaii-Cucxcolzin^ otro dios do la raban ya do tiempo inmemorial aquel númen guerre­ ro. Los españoles, no podiendo pronunciar el nom­ guerra, hermano menor y compañero do bro do Huilsilopachtli, decían Huichilobot. Huitzilopochtli. Su ídolo era venerado con el de este cn el principal santuario de Méxi­ los otros remedios. Honrábanla anualmen­ co; pero cn ninguna parte se le daba mas te con sacrificios de victimas humanas, y culto que en la capital de Texcoco. con himnos compuestos cn su honor. Painallon, veloz ó apresurado. Dios de la Tczcatzoncatl, dios del vino, á quien daban guerra, y teniente de Huit/.ilopochtli. Invo­ otros nombres análogos á los efectos del vi­ cábanlo en los casos repentinos de guerra, no, como Tcqucch/itccatiiani, c] que ahorca, y como al otro despues de declarada cn virtud Teatlahuiani, el que nnega. Tenia templo de una séria deliberación. En semejantes en México, en que linbiu cuatrocientos sa­ ocasiones iban los sacerdotes corriendo por cerdotes consagrados á su culto, y donde todas las calles de la ciudad, con la imágeu cada año hacian en el mes decimotercio, una del dios, que se veneraba con las de los otros fiesta á él y á los otros dioses sus compa­ dioses guerreros. Llamábanlo á gritos, y le ñeros. haciuu sacrificios de codornices y do otros IxtULlon, el que tiene la cara negra, pare­ nnímulcs» Todos los militares estaban en­ ce haber Vido también dios de la medicina; tonces obligados á tomar los urmas cn defen­ por que llevabau á su templo niños enfer­ sa de la ciudad. mos, á fin de que los curase. Presentábanlos los padres, y los hacian bailar delante del PIOSES DEL COMERCIO, DE LA CAZA, DE LA Ídolo, si se hallaban en estado de hacerlo, PESCA t C . dictándoles las oraciones que debiau decir Xacatcuctli, el sefior que guia. Dios del para pedir la salud: después les lmcian beber comercio, á quien hacían los Mexicanos dos un agua que los sacerdotes bendecían» grandes fiestas anuales, en el templo que te­ Coatlicuc, 6 Coadanlona, diosa de las flo­ nia en la capital; una cn el mes nono, y otra res. Tenia cn la capital un templo llamado cn el decimosétimo, con muchos sacrificios Tópico, donde le hacian fiesta los Xochimun- de victimas humanas y magníficos ban­ queses, ó mercaderes de flores, en el mes ter­ quetes. cero, que caia justamente en la primavera. M ixcoatídiosa de la caza, y numen prin­ Entre otras cosas le ofrecían ramos de flores cipal de los Otomites, los cuales por vivir en primorosamente entretejidos. No sabemos los montes, eran casi todos cazadores. Hon­ si estadiosa era la misma que algunos crcian rábanla también con culto especial los Ma­ madre de Huitzilopoclitli. tlatzincas. Un México tenia dos templos, Tlazolicotly era el dios que invocaban lo9 y e n uno de ellos, llamado TeoÜálpan} le ha­ Mexicanos para obtener el perdón de sus cían, en el mes decimocuarto, una gran fies­ culpas, y evitar Ja infamia que de ellas re­ ta y sacrificios de animales montaraces. sultaba. Los principales devotos de esta Opochtliy dios de la pesca. Creíanlo in­ divinidad eran los hombres lascivos, que con ventor de la red y de los otros instrumentos oblaciones y sacrificios imploraban su pro­ de pesco, por lo que los pescadores lo vene­ tección. Boturini dice que este numen era raban como á protector. En Cuitlabuac, la Vénus impúdica y plebeya, y Macvüxochi- ciudad situada cn una islilla del lago do \juclzaUi, la Vénus prónuba; pero lo cierto es Choleo, había un dios de la pesca, llamado que los Mexicanos no atribuyeron nunca á Amimitlj que quizás era ol mismo Opoclidi sus diviuidades los vergonzosos efectos con con distinto nombre. que los griegos y los romanos infamaron á Hxáxlocifiuatl, dios de la sal, célebre entre su Vénus. los Mexicanos, por las salinas que tenian á Xipc es el nombre que dan los historiado­ poca distancia de la capitoL Hacíanle una res al dios de los plateros (I), el cual está­ fiesta cn el sétimo mes. Tzapoüaicnan, diosa de la medicina. La bil Xlpo no significa. nada. Creo quo lo» escri­ creian inventora del aceite llamado OxiU,y de tores españolee, ignorando el nombre «ciicaoo de es. — 15<; — lia en gran veneración en ¡México; porque caiiccos le daban un culto particular, y las creían que lodos los quu descuidaban su lavanderas Ja miraban como ásu protectora. culto, debian sur castigados con ¡sarna, pos­ Casi todos los escritores españoles confun­ temas, y otros enfermedades cu Ju cabeza y den á Tcieoinan con Tonantzin; pero son en los ojos. Eran muy crueles Jos sacrifi­ realmente distintas. cios que le hacían en su fiesta, la cual se ce­ llamatzuciliy Ü quien hacian fiesta el dia lebraba en el s e g u n d o mes. tercero del mes dcchnosétimo, parece haber NappcUCiicdi, cuatro veces sefior, era el sido la diosa de las viejas. Su nombre signi­ dios ele los alfaliarcros. Decían que era be* fica señora, vieja. jiigno, fácil cu perdonar las injurias que se Tojñtoton, pequeuitos, era ci nombre que le hacían, y muy libera! para con todos. Te­ daban á los Penates, ó dioses domésticos, y nia dos templos en México, donde le hacían ó. los ídoios que los representubuii. De es­ una fiesta en el mes decimotercio. tos debian tener seis en sus cosas los reyes OmacrüL era el dios de los regocijos. Cuan­ y los caudillos; cuatro los nobles, y dos los do los señores Mexicanos daban algún con­ plebeyos. En los caminos y calles los liabia vite, b celebraban alguna fiesta, sacaban del con profusión. templo la imágen de este dios, y la ponian Ademas de cstos’dioses, que eran los mas en el sitio de la reunión, creyendo que bc es­ notables, y otros que omito, por no cansar á ponjan d una desgracia, si dejaban de ha­ los lectores, tenian doscientos y sesenta, á cerlo. los que se consagraban otros tantos dias del Tonantzin, nuestra madre, era, según creo, aáo, dando á cada dia su nombré correspon­ ía misma diosa Centcotl, de quo vahe ha­ diente. Estos nombres son los que se vea en. blado. Su templo estaba cu un monte, á los primeros trece meses del calendario. tres millas de México, hácia el Norte,y a, él L as otras naciones de Anáhuac tenian ca­ acudían de tropel los pueblos íl venerarla si los mismos dioses que los Mexicanos: solo con un número cstraordinario de sacrificios. variaban cu las solemnidades, en los ritos y E n el dia cstíí al pié del mismo monte el mas enlos nombres. El numen mas celebrado famoso santuario del Nuevo—Mundo, dedi­ en México era Iluitzilopochtli; ca Cholula y cado al verdadero Dios, á donde van gentes en lluexotzinco, Quctzalcoatl; entre los To- de los paises mas remotos, á venerarla cele­ tonneas, Ccnteotl, y entre los Otomites, Mix- bérrima y prodigiosa iniíigcn de Ja Virgen coat!. Los Tlaxcaltecas, aunque rivales eter­ Santísima de Guadalupe, tranformándose nos de los Mexicanos, adoraban las mismas en propiciatorio aquellugar de abominación, divinidades que ellos: su dios favorito era y difundiendo abundantemente sus gracias el también Huitvsilopochtli, pero con el nombre Señor en favor de los hombres, en el sitio ba­ de Camaxfle. Los texcocanos, como amigo.** ñado con la sangre de sus abuelos. confederados y vecinos de los Mexicanos, se TeCcoinun era la madre de los dioses, co­ conformaban con ellos en todo lo relativo al mo su nombre lo indica; pero como los Me­ culto. xicanos se crcian hijos de los dioses, la lla­ maban también Tocilzin, que quiere decir ÍDOLOS, Y MODO DE REVERENCIAR A LOS DIOSES. nuestra abuela. Del origen y del apoteosis de este falso numen he hablado ya en otra Las representaciones ó Idolos de aquellas parte,

[1] Sahagún dicc quo el edificio era un cuadro perfecto; pero el anónimo, tanto (¡n la descripción co- [1] Una copia d«1 dibujo del anónimo so halla on jno en cJ dibujo, lo representa cuadrilongo, y así eran Ja colcccion de Juan Ramusio, y otra en la obra del los templos de Tcotihuacan, que H irvieron de modelos P. Kirkcr, GZ dipus JEgyptiacite. ú todos los otro?. [2J Sahagun, cuyas medidas adoptó Torquomn. [2] Sabngun da trescientos sesenta piús toleda­ da, no da al atrio suportar mas do setenta ptós toleda­ nos íl cada, uno de los costados del primer cuerpo; pe­ nos en cuadro, que son diez toesan; mas no es posiblo ro esta medida solo 00 debe aplicar al largo. Gomara quo en tan estrecho espacio combatiesen contra los leda cincuonlu bruzas, y cata eo la medida del an­ españoles quinientos nobles Mexicanos, como afirma cho. Trescientos sesenta pifis toledanos hacen tres­ Cortés, y mucho menos si damos fe ú. Ecmal Díaz, cientos ocho do Paric, ó poco mas de cincuenta teo­ que dico que los Mexicanos fortificados en aquel pun­ sas. Cincuenta brazas hacen doscientos cincuenta to eran cuatro mil, ademas de algunas compañías quo y siete piís de Parí?, <í casi cuarcnta y dostoesas. estaban abajo cuando subieron los nobles. 22 valle; Io que formaba, según los testigos ocu­ una gran columna en que oslaba pintada ó lares, un golpe de vista de incomparable her­ esculpida la iiníigen de aquel asfro. Cerca mosura. de la columna se sacrificaban prisioneros ai En el atrio superior estaba el altar de los planeta, en el tiempo de su aparición. sacrificios ordinarios, y en el inferior el de liabia varios colegios de sacerdotes y se­ los sacrificios gladiatorios. DcJunte de los minarios contenidos en el recinto de dicho dos santuarios habia dos hogares de piedra, templo: en particular sabemos de cinco co­ de la altura de un hombre, y de la figura de legios ó monasterios de sacerdotes, y de tres las piscinas de nuestras iglesias, en los cuales seminarios de jóvenes; mas Cátos sin duda, de dia y de noche se mantenía fuego perpe­ no eran todos, pues era esees i vo el número tuó, que atizaban y conservaban con la ma­ de personas que allí vivían, todas consagra­ yor vigilancia, porque creían que si llegaba das al servicio de los dioses. á estinguirse, sobrevendrían grandes casti­ Entre los edificios notables comprendidos gos del ciclo. En los otros templos y edifi­ en aquel circuito, ademas dOS 3ACEIU>OTES. reino de Acolhuacan el hijo segundo del rey. El de los Totonacos era ungido con A la muchedumbre de los dioses y do los sangre de niños, y estacercinoniasellamaba templos mexicanos, correspondía el num e­ unción divina (i): lo mismo dicen algunos au­ lad a Retórica Cristianay dedicada al papa Gregorio tores del de México. XIII, en que csplici muchas antigüedades mcxl- canau. [11 El P. Acosta confundo la unción divina del De lo referido podrá inferirse que los su­ ceremonias; el T2aplxcaizihy el maestro de mos sacerdotes de México oran gefes de í:i capilla, el cunl no snla disponía )u música, religión en aquel estado, y no en las otras sino que dirigía el cauto, y corregía ú los naciones conquistadas, Jas cu ules uun des­ cantores. liabia otros superiores inmedia­ pués de haber sido agregndus á la corona, tos de los colegios de los sacerdotes consa­ conservarían sus sacerdotes independientes, grados ¿i diversos dioses, cuyos nombres El sumo sacerdocio se confería por eiec- omito por no parecer difuso (1). A lo» sa­ cion; pero ignoro bí ios c/eetorrjs eran lo» cerdotes daban, como hoy dan á- Jos del ver­ mismos sacerdotes» ó Jos que elegían el geíe dadero Dios, ei nombre de Tcopixqui, es de­ políticodeJ estado. L a insignia de los su­ cir, custodio ó ministro de Dios. mos sacerdotes de México era una borla de En cada barrio de la capital, y lo mismo algodón pendiente del peclro, y en las fiestas puede creerse de las otras ciudades, habia grandes usaban truges muy adornados, en un sacerdote preeminente, que era como el que se veian las insignias del númen, cuya párroco de aquel distrito, a-quien tocaba di­ fiesta celebraban. Eí sumo sacerdote de los rigir allí las fiestas y los otros actos religio­ Mixtecas se ponía en semejantes ocasiones sos. Todos estos ministros dependían del una túnica, en quo estaban representados Mexicoteoljuatzin.

los principales sucesos de su mitología; so­ FUNCIONES, TltAGE V VlfcA *>K LOS SACETl- bre ella un roquete blanco, y sobre todo una DOTES. gran capa. En la cabeza llevaba un pena­ cho de plumas verdes curiosamente tejidas, Todos los ministerios relativos al culto se y adornadas con algunas figurillas de dioses. dividían entre los sacerdotes. Los unos X>e Jos hombros le pcnclia un lienzo, y otro eran sacriíicadores, y los otros adivinos; unos del brazo. compositores, y otros cantores de himnos. Despues de esta suprema dignidad sacer­ Eutre estos, unos cantaban de dia, y otvos dotal, la mas elevada era la del Mezicotco- de noche. Los habia para cuidar de la lim­ hitatzÍ7i, que el mismo gran sacerdote confe­ pieza de los templos y del ornato de los alta­ ría. Su obligación era velar sobre la obser­ res, A los sacerdotes tocaba la instrucción vancia de los ritos y ceremonias, y sobre la de la juventud; el arreglo del calendario, de conducta de los sacerdotes que estaban á la las fiestas y de las pinturas mitológicas. cabeza délos seminarios,y castigar á. los mi­ Cuatro veces al din incensaban á los ído­ nistros delincuentes. Para desempeñar tan los, esto es, al amanecer, {i medio dia, al vastas funciones tenia dos ayudantes ó vica­ anochecer y ó, media noche. Esta última rios, cuyos títulos eran Huítznaliuatzoliualzin ceremonia se hacia por el sacerdote ú quien y Tepantcohuatzin. .Este último era el su­ tocaba el turno, pero con asistencia de los perior general de los seminarios. La insig­ ministros mas condecorados del templo. Al nia principal del ifcfericotcoluuatzin era un sa— sol incensaban nueve veces, cuatro de dia y quiUo de copal que llevaba siempre consigo. cinco de noche. E l perfume de que usaban El TlaíquimiloUcuctli era el ecónomo de era copal, 6 alguna otra resina olorosa; pero los santuarios; el Omctochtli, el primer com­ en ciertas fiestas se servían de chapopotli ó positor de los himnos que se cantaban en betún judaico. Los incensarios eran ordi­ las fiestas; el JEpcoacutltein (1), el maestro de nariamente de barro, pero habia algunos de oro. Los sacerdotes, 6 al menos algunos de samo sacerdote con Ja do) xcy; peto eran enteramen­ ellos, so teñían diariamente el cuerpo con te diferente*, Lu unción del rey so hacia con cierta Unta. [1} Quien deséc saber los otros empleos y nom. (1) Torquomada llama á chLo sacerdote E peva. breado los encordóles, poúrá leer el libro 8 de Tor- iixtli, y ei Dr. Hernández; Epoacu.acuiliztli\ poro los quemada, y la relación do Hernández, que insertó do» se engañan. Niorcmbcrg en bu Historia Natural. tinta hecha del hollín ilc ocotl, que ora «na con cierta agua que bendecían & su modo, especie de pino bastante aromático: sobre particularmente los sacerdotes del dios I» aquella costra, se ponían ocre ó cinabrio, y litlou. Do esta agua daban á loa enfermos. todas las noches se bañaban cn los estan­ Los «¡accrclotcs practicaban muchos ayunos ques del recinto del templo. y austeridades; no se embriagaban jamas, El hábito do los sacerdotes mexicanos no ííntes [»icn raras vcccs bebian vino. Los de era otro que el común del pueblo* con la TcKcatxoncatl, después de terminado el can­ sola diferenciado una especie de gorra ne­ to con que celebraban & sus dioses, echaban gra de algodon; pero los que cn los monas­ cada dia al sucio trescientas tres cañas, nú­ terios profesaban una vida mas austera, iban mero correspondiente al de los cantores; en­ enteramente vestidos de negro, conno Jos sa­ tre ellas había una agujereada: cada uno to­ cerdotes comunes délas otras naciones del maba la suya; y aquel ¿ quien tocaba la agu­ imperio» Se dejaban crecer los cabellos, y (\ jereada, era el único que podia beber vino. veces les llegaban (i los piés. Los trenza­ Durante el tiempo que empleaban cn el ser­ ban con gruesos cordones de algodón, y loa vicio del templo, se abstenían de tocar á otra untaban con tinta; resultando un grueso vo­ muger que á la legítima, afectando tanta mo­ lumen, no ménos incómodo pnra ellos» que destia y compostura, que cuando encontra­ horrible y asqueroso ¿i la vísta. ban casualmente á otra cualquiera, bajaban Ademas de la unción ordinaria de tinta, los ojos para no mirarla. Cualquier esceso usaban otra estraordinaria y mas abomina­ do incontinencia era severamente castigado ble, siempre que hacian sacrificios cn las ci­ en los sacerdotes. El sacerdote que en Teoti­ mas de los montes y cn las cavernas tene­ huacan estaba convicto de haber faltado á brosas de la tierra. Tomaban una buena la castidad, era entregado al pueblo, que lo cantidad de insectos venenosos, como escor­ mataba de noche á palos. En Ichcatlan el piones, aruiuis y gusanos, y aun de culebras sumo sacerdote estaba obligado á vivir siem­ pequeñas; quemábanlos en uno de los hoga­ pre cn el templo, y (i abstenerse de toda co­ res del templo, y amasaban sus cenizas en municación con mugere«. Si por su des­ un mortero con hollín de ocotl, con tabaco, gracia faltaba á, este deber, moría irremisi­ con la yerba oloüuhqui, y con algunos insec­ blemente, y se presentaban sus miembros tos vivos. Presentaban en vasos pequeños sangrientos á su sucesor, para que le sirvie­ esta diabólica confcccion (i sus dioses, y des* sen d© ejemplo. A los que por pereza no pues se ungían con ella todo el cuerpo. Des­ se levantaban para los ejercicios nocturnos pues arrostraban con denuedo los mayores de lu religión* bañaban la cabeza con agua peligros, persuadidos de que no podrían ha­ hirviendo, ó les perforaban loe labios ó las cerles ningún mal, ni las fieras de los bos­ orejas; y los que reincidían cn esta ó cn otra ques, ni los insectos mas maléficos. Llama­ culpa, morían ahogados en el lago, despues ban á. aquella untura icopaüi, es dccir, me­ de babor sido arrojados del templo, en la dicamento divino, y la creían eficaz contra fiesta que hacian al dios de los aguas en el toda especio de enfermedades; por lo que, so- sesto mes del año. Los sacerdotes vivian lian darla á los enfermos y ú los niños. Los ordinariamente cn comunidad, bajo la vigi­ muchachos de los seminarios eran los encar­ lancia de algunos superiores. gados de recoger los bichos necesarios para LAS SACERDOTISAS. su composición; por lo que, acostumbrados desde pequeños & aquel oficio, perdían el El sacerdocio no era perpetuo entre los miedo álos animales venenosos, y los mane­ ÍXexicanos: sin embargo, habia algunos jaban sin escrúpulo. Servíanse también del que se consagraban por toda la vida al ser­ tcopatli para los encantos, y de otras ceremo­ vicio de los altares; pero otros lo hacian por nias supersticiosas y ridiculas, juntamente ‘‘algún tiempo, ó para cumplir un voto de sus padres, ó por su propia dcvocion. Tam po­ biese el menor desorden. Todas las maña­ co ora el sacerdocio propiedad esclusiva del nas preparaban las oblaciones de comesti­ sexo masculino, pues habia inugores que bles, y barrían el atrio inferior del templo. ejerciai: aquellas funciones. Incensaban ios Los ratos que Jes dejaban libres su» o c u j k i - Idolos, cuidaban del fuego sagrado, barrían ciones religiosas, los empleaban en hilar v el templo, preparaban Ja oblacion de comes- tejer hermosas telas, para vestirá Jos* ídolos tibies que se hacia diariamente, y la presen­ y adornar los altares. L a continencia de taban en el airar; pero no podían hacer sa­ estas doncellas era el objeto del esmero par­ crificios y estaban escluidas de las primeras ticular de sus superioras. Cualquier delito dignidades sacerdotales. Entre ellas habia de este género era imperdonable. Si que­ ultimas consagradas desde lu niñez por sus daba oculto, la delincuente procuraba apla­ pudres; otras, en virtud de algún voto que car la cólera do los dioses con ayunos y aus­ hacían por enfermedad, ó para obtener un teridades, pues temía que en castigo de su buen casamiento, ó para implorar de los dio­ culpa se le pudriesen las carnes. Cuando ses la prosperidad de sus familias, servian la doncella consagrada desde su infancia al en el templo por espacio de uno ó dos años. culto de Jos dioses llegaba á Ja edad de diez La consagración de las primeras se hacia y siete años, que ora, en la que por lo común del modo siguiente: cuando nacíala niña, la se casaban, sus padres Je buscaban marido, ofrecían sus padres á alguna divinidad, y y estando ya de acuerdo con él, presentaban avisaban al sacerdote del barrio, y este til al Tepanteohuatzin, en platos curiosamente Tepanteohuatzin, que era, como ya hemos labrados, un cierto número de codornices, y dicho, el superior general de los seminarios. cierta cantidad de copal, de flores y de co­ Después de dos meses la llevaban al templo, mestibles, con un discurso en que le daban y le ponían cu las manos una granadilla y gracias por el esmero que habia puesto en la un pequeño incensario, con un poco do co­ educación de su hija, y le pedían licencia de pal, para significar su futuro destino. Cada llevarla consigo. Aquel personaje respon­ mes reiteraba la visita al templo, y la obla­ día con otra arenga, concediendo el permiso ción, juutaincnte con la de algunas cortezas que se ic pedia, y exhortando íl lajóven íl la de árbol, pora el fuego sagrado. Cuando la perseverancia en la virtud, y al cumplimien­ niña llegaba íl Ja edad de cinco años, la en­ to de las obligaciones del matrimonio. tregaban sus padres ni Tepanteohuatzin, y DIFERENTES ORDENES RELIGIOSAS. este la ponia en un seminario, donde la ins­ truían en la rcligiou, en las buenas costum­ Entre las diferentes órdenes ó congrega­ bres, y en las ocupacionespropias de susexo. ciones religiosas d« hombres y de mugeres, Con las que entraban á servir por algún vo­ merece particular mención la de Quetzal- to particular, Jo primero que hacían era cor­ coatl. En los colegios ó monasterios de uno tarlos los cabellos. Las unas y las otras vi­ y otro sexo, dedicados á este imaginario vían con mucho recogimiento, silencio y re­ numen, se observaba una vida cstraordina- tiro, bajo la vigilancia de sus superioras, y riamente rígida y austera. El hábito de sin tratar cou hombres. Algunos se levan­ que usaban era muy honesto: bañábanse to­ taban dos horas ántes de media noche, otras dos á media noche, y velaban hasta dos ho­ á raedía noche, y otras al rayar el dia, para ras ántes del dia, cantando himnos á su dios, atizar y nvivar el fuego, y para incensar á y ejercitándose en varias penitencias. Te­ los ídolos; y aunque asistían algunos sacer­ nían libertad de ir á los montes, á cualquier dotes á la misma ceremonia, habia una se­ hora del dia y de la noche, á derramar su paración entre ellos, formando los hombres propia sangre: privilegio de que gozaban, un ala, y las mugeres otra, aquellos y estas en virtud de su gran reputación de santidad. á vista de sus superiores, para que no hu­ Los superiores de los monasterios tomaban oiHwraiio oiJiíitfovs también el nombre de Quctzalcoatl, y to­ nestos. liab ia un número f»jo de mongos* man tanta autoridad, que á nadie visitaban, y cuando moría uno, le sustituían otro; si no es ul rey, en. casos estraordinarios. E s­ E ran tan estimados, que no solo los consul­ tos religiosos se consagraban en la infan­ taban las gentes humildes, sino los persona­ cia. EJ pndre del niño convidaba á comer jes mas encumbrados, y el mismo gran sa­ ul superior, el cual enviaba ca j>\i Jugar á cerdote. Escuchaban las consultas senta­ uno de sus súbditos. Este le presentaba el dos en un banco, fijos los ojos en el suelo, y niño, y él tomándolo en brazos, lo ofrecía, sus respuestas eran recibidas como orácu­ pronunciando una oracion á Quetzalcoatl, los hasta por los mismos reyes de México. y le ponia al cuello un collar, que debia lle­ Empleábanse en hacer pinturas históricas, var hasta la edad de siete años. Cuando las que se entregaban al sumo sacerdote- cujnplia dos años, le hacia el superior una para que las enseñase al pueblo. incisión cu el pecho, la cual, como el collar, era la señal de su consagración» Cumpli­ SACRIFICIOS COMÜNXS DE VICTIMAS HUMANA tí. dos los siete años, entraba en el monasterio, Pero el empleo mas importante del sa­ dospues de haber oído de sus padres un cerdocio, la principal función del culto de largo discurso, cu que le rccordabau el voto los Mexicanos, eran los sacrificios que ha­ hecho por ellos á Quctzalcoatl, y lo exhorta­ cían, ya para obtener alguna gracia del cie­ ban á cumplirlo, íl observar las buenas cos­ lo, ya para darle gracias por los beneficios tumbres, á obedecer á sus superiores, y #t recibidos. Omitiria de buena gana el tra­ rogar ¿i los dioses por ios autores de su vida tar de este asunto, si las leyes de la historia y por toda la nación. Esta orden se llamaba me lo permitiesen, para evitar al lector el Tlamacaxcayoil, y sus individuos Tlama- disgusto que debe producirle la rclaciou de cazqucs. tanta abominación y crueldad; pues aunque Otra orden habia consagrada á Tezcatli- apenas hay nación en el mundo que no ba­ poca, que llamaban Td-pochtiliztli, ó colec­ ya practicado aquella clase de sacrificios, ción de jóvenes, por componerse de jóvenes difícilmente so hallará una que los haya lle­ y niños. Consagrábanse también desde la vado al csceso que los Mexicanos. infunda* casi con las mismas ceremonias No sabemos cuales eran los sacrificios que acabamos de describir; pero no vivíím que usaban los antiguos Toltecas. Loa en comunidad, sino cada uno en bu casa. Chichimecas estuvieron mucho tiempo sin ‘Tenian encada baci-io de la ciudad un su­ practicarlos; pues al principio no tenian perior que los dirigía, y una casa en que al ídolos, templos ni sacerdotes, ni ofrecían ponerse el sol se reunian á bailar, y á. can­ otra cosa á sus dioses, el sol y la luna, sino tar los elogios de su dios. Concurrían á es­ yerbas, frutas, flores y copal. No se ocur= ta ceremonia ambos 6cxos; pero sin come­ rió á aquellos pueblos la inhumanidad de ter el menor desorden, pues J<»s observaban sacrificar víctimas humanas, liasta que die­ con el mayor cuidado los superiores, y cas­ ron el ejemplo los Mexicanos, borrando en­ tigaban rigorosamente á quien faltaba á las tre las naciones vecinas, las primeras ideas reglas establecidas. inspiradas por la naturaleza» Ya hemos En los Totonacas habia una órden do indicado lo que ellos decían acerca del ori­ mongos, dedicados al culto de ¡a diosa Cen- gen do tan bárbara práctica, y lo que se ha­ tcotl. Yivian en gran retiro y austeridad, y lla en sus liistorias sobre el primer sacrificio su conducta, dejando aparte la superstición de los prisioneros Xochimilcos, cuando los y la vanidad, era realmente irreprensible. Mexicanos se bailaban e»i Colhuacan. Mien­ En este monasterio no entraban sino hom­ tras estos se hallaban encerrados en el lago, bres de mas de sesenta años, viudos, de bue­ y sometidos al yugo de los Tcpauccas, es nas costumbres, y sobre todo, castos y ho­ de crccr que no serian muy comunes a que- JJos sangrientos holocaustos; pues ni tenian otro le afirmaba la cabeza con un instrumen­ prisioneros, ni podían adquirir esclavos. to de madera, hecho en figura de sierpe en­ Pero desde que estendieron su h dominios, y roscada, el cual le entraba hasta el cuello; multiplicaron sus victorias, empezaron á y como el altar era convexo, según liemos repetirse con frecuencia los sacrificios, y cu dicho, quedaba el cuerpo arqueado, levan­ algunas fiestas eran muchas Jas víctimas. tado el pecho y el vientre, é incapaz de Im- Los sacrificios variaban con respecto al cerlo menor resistencia. Acercábase en­ número, al lugar y al modo, según las cir­ tonces el inhumano Topiltzin, y con un cu­ cunstancias de la fiesta. Por lo comtm chillo agudo de pedernal, leabrin prestísima- abrían el pecho ft las victimas; pero algu­ mente el pcclio, le arrancaba el corazon, y nas otras eran aJlogadas en el lago, otras todavía palpitante, lo ofrecía al sol, y lo ar­ morían de hambre, encerradas en Jas rojaba (i los pi¿s del ídolo: lo ofrecía des­ cavernas en que enterraban á, los muer­ pués al mismo ídolo, y lo quemaba, mirando tos, y otras finalmente en el sacrificio gla­ con veneración Jas cenizas. Si el ídolo era diatorio. 121 lugar en que mas comunmen­ gigantesco y cóncavo, solían introducirle el te se cousumaban aquellas atrocidades, corazon en la boca con una cspecic de cu­ ora el templo, en cuyo atrio superior estaba chara de oro. También solían untar con el altar destinado á los sacrificios ordinarios. sangre de Jas víctimas los labios del ídolo, y El del templo mayor de México, era de una la cornisa de la entrada del templo. Si Ja piedra verde, jaspe probablemente, convexa víctima era prisionero de guerra, le cortaban en la parte superior, de cerca de tres piés la cabeza, para conservarla, como ya hemos de alto, de otro tuuto de ancho y de cinco dicho, y precipitaban el cuerpo por las esca­ piés de largo. Los ministros ordinarios del leras al atrio inferior, donde lo tomaba el sacrificio eran seis eaccrdotey, el principal oficial ó soldado que lo habia hecho prisio­ délos cuales era el Topiltzin,. cuya digni­ nero, y lo llevaba á su casa, para cocerlo y dad ero preeminente y hereditaria; mas en condimentarlo, y dar con él im banquete E LOS TLAXCALTECAS. austeridad de su vida. Vestíanse como la gente pobre; su comida se reducia á un pan Era también famoso en aquel pais el ayu­ de maiz de dos onzas, y su bebida á un vaso no que los Tlaxcaltecas liacian en el año di­ de atolli, que era un brebaje hecho con el vino, en circuid celebraban una fiesta solem­ nísima á su dios Camaxtlc. Llegado el [1] El nyuno que 6a hacia en lionor del nol, so lia. tiempo de empezarlo, convocaba á todos los Tfiabn. Netonatiu7iza7iualot 6 Natonuthihza/mnliztlú Tlamcicazqucs 6 penitentes, su gefe llama­ £1 D r. H ernández dicc quo ec hrtoia dcapuoa da cada do Ac?icau7iüit y los exhortaba á la peniten­ periodo do doscientos <5 de troseícnios anos. Creo que seria c a el día 1 olin, quo caía cada doscientos acBcu» cia, adviniéndoles que si alguno no se halla­ ta días. ba con lay fuerzas necesarias para practicar- Í L SIGLO MEXICANO. l:t, sc lohiciepc saber cn cl término de cinco ellas practicaban; pero ítntcs de tratar de cticir?; pues si pasado aquel plazo falcase al este asunto, conviene dar cuenta de la dis­ ayuno, ó Io infringiese una vcz cmpe/.ado, tribución que hacían del tiempo, y del mé­ Hería calificado d c indiguo de la compañía todo que tenían cn contar los dias, los me­ de los dioses, despojado del sacerdocio y ses, los anos y los siglos; L o que vamos ít de todo cuanto poseía. Despues de los cin­ decir sobreesté asunto, ha sido escrupulosa­ co días concedidos para tomur tma resolu­ mente investigado por hombres inteligentes, ción, subía aquel parsonaje con todos los que y dignos, bajo todos aspectos, de la mayor tenian ánimo de hacer la penitencia, que so- confianza, los cuales sc aplicaron cou cl liau ser mas de doscientos, al altísimo mon­ mayor empeño Cl este estudio, examinando te Matlnlcueye, cn cuya cima habia un san­ atentamente las pinturas antiguas, y consul­ tuario dedicado ¿L la diosa del agua. E l tando (\ los Mexicanos y Acollólas mas ins­ Achcauhl.li llegaba solo á la mayor altura, truidos. Soy particularmente deudor de es­ para hacer una oblación de piedras precio­ tos datos (i los religiosos apostólicos Motoli- sas y copal; los otros quedaban ít medio nia y Sahagún (de lo s que sacó Torqnenia­ monte, rogando illa diosa les diese fuerza y da cuanto hay do bueno en su obra), y al doc­ valor para aquella austeridad. Bajaban en­ tísimo mexicano J). Carlos ^ígiicnzu, la tóneos cl cl monte, y mandaban hacer navajas verdad de cuyas opiniones he confirmado de itztli, y unas varillas de diferentes tama­ despues por el exúincn que bc hecho de mu­ ños y grueso. Los operarios de aquellos ins­ chas pinturas mexicanas, cn que están cla­ trumentos ayunaban cinco dias antes de ha­ ramente representadas, con sus propias figu­ cerlos, y si rompían un cuchillo ó vara, se ras, todas las divisiones cronológicas de tenia á mal agüero, pues indicaba que el aquella nación. operario había roto el ayuno. En seguida Distinguíanlos Mexicanos, los Alcolbiuis, empezaba el de los Tlamucazques, que no y todas las naciones mexicanas, cuatro eda­ duraba ménos de ciento sesenta dias. El des diferentes, con otros tantos soles. L a primer dia sc inician un agujero cn la len­ primera llamada Atonaliuh, esto es, sol ó gua para introducir las varas; y á pesar del edad de agua, empezó en la creación del grave dolor que sentían, y de la mucha san­ mundo, y continuó hasta la época en que pe­ gre que derramaban, sc esforzaban en cau- recieron cl sol y casi todos los hombres cn tar £i sus dioses. De veinte cn veinte dias una inundación general. La segunda Tlál- repetían aquella cruel operación. Pasados ionatiuh, edad de tierra, duró desde aquella los primeros ochenta dios de ayuno de los catástrofe hasta la ruina de los gigantes, y sacerdotes, empezaba el del pueblo, de que los grandes terremotos, que dieron fin del ninguno se eximia, ni aun los gefes de la re­ segundo sol. L a tercera Eliccaionaüvfo, edad pública. Á nadie era lícito en aquel tiem­ de aire, empezó cn la caida de los gigantes, po bañarse, ni comer la pimienta cou que y acabó con los grandes torbellinos que cs- condimentaban sus manjares. Tales son los terminaron el tercer sol y todos los hom­ eseesos de crueldad que el fanatismo inspi­ bres. L a cuarta Tlelonativh, edad del fue­ raba á las desgraciadas naciones de Aná­ go, comprende desde la última restauración huac. del género humano, según hemos dicho cn la mitología, hasta que el cuarto sol y la EDADES, SIGLO Y AÍfO DE LOS MEXICANOS tierra sean consumidos por el fuego. Crcian Todo lo que hornos dicho hasta ahora no que esta última edad debia terminar al fin da tanto á conocer la religión de los Mexi­ de uno de sus siglos, y tal era el motivo canos, ni los eseesos de su execrable supers- de las estrepitosas fiestas que al principio ticicion, como el catálogo de las fiestas que de cada uno hacian al dios del fuego, co­ hacían ú. sus dioses, y de los ritos que cn mo cn acción de gracias de haber escapa- cío de Bit voracldud, y prorogüdo el térmi­ bla que se hallará al fin de este volúmcn* no del mundo. El año mexicano, constaba, como el nues­ Eu el cómputo de los siglos, de los años y tro, de* trescientos sesenta y cinco dias; por­ de los meses, los Mexicanos y las otras un­ que aunque los meses eran diez y ocho, ca­ ción es cu has del Anáhuac seguian el múto- da uno de veinte dius, loque forma tan solo do de los antiguos Toltecas. Su siglo cons­ trescientos sesenta, añadían al último meg taba de cincuenta y dos años, distribuidos cinco dius, que llamaban Ncmordémi, es de­ en cuatro periodos, cada uno cb; ellos de cir inútiles, porque en cílos no hacían mas rtoec años; y de uos siglos se componía que visitarse unos á otros. El año primer una edad, llamada IIuchuct'dizLli, es decir conejo, primero del siglo, empezaba cu 2G vieja, de ciento y cuatro anos (1). Daban de febrero; pero cada cuatro años se an­ al fin de* siglo el nombre de Toxiuhmdlpia, ticipaba un dia el año mexicano, por cau­ que quiere decir, ligadura l do .medio siglo; man esto poco bisiestos*. Quizás alguno de aquellos escritores ha­ importa, pues cata denominación no altera el cál­ bló del año astronómico mexicano, y no ya del re* enlo cronológico. ligloso, que ce el asunto do oslo artículo. £2J Boturini usogem, contra el dictáracn común [2] Gomara, Valndée y otros aatoros, dicen quo do los autores, que no empezaban todos los siglos el primer mes del año mexicano era el Tlacaxipc- por e l pi'imcr conejo, Riño por alguno de los otros liualittlli, que es el Bcgundo de La tabla anterior. Los primeros; pero bc engaita, pues todo lo contrario cons. editores moxicanoB do las Carina do CortC¡», dicen ta on lot* buenos autores antiguos y en la? pintu­ que era el Atcmoxtli, que es el decimosesto de J.i ras. I?ico ademas que nunca entraba en cuatro si. m¡*rna tabla. Pero IVloloUnia. cuyo autoridad es de pío» el mismo nombre, con el mismo núineío; peru gran peso, scfia)a por primero el Atlacahuaico, y ¿cómo puede ser esto, cuando no habia mas que cua­ y lo mismo piensan otros autores gravea <5 inlcJÑ tro nombres ó caracteres, y trece n Umeros? gentes. (3. Etzalcualiztli. 15* Panquetzaliztli con el mismo número de periodos que el 7. Tccuilbuitoutli. 1G. A tem oztli. primero. Si el año no tuviese, adeiuus de 8. Hucitccuilliuitl. 1.7. Tititl. los diez v ocho meses, los cinco dias Nemon- «J. TIaxochimaco. 18. Izcalli. témi, ó si en estos dias no se continuasen los periodos, el primer dia del segundo año del siglo, seria como en el anterior, prime­ Los meses se componían, como va liemos ro Cipacüi, y así mismo el último dia de to­ dicho, de veinte dias, que se llamaban: dos los años seria siempre Xóchitl; pero co­ 1. Cipaetlí. 11. Ozomatli. mo en aquellos dias intercalares seguía el 2. Ehecatl. 1*2. Maliualli. periodo de los trece dias, los signos ó ca­ > 3. Calli. 13. Acatl. racteres mudaban de lugar, y el signo M i- 4. Cuetzpallin. 14. Ocelotl. quizlli, que en todos los meses del primer £>. Coatí. 15. Cuuuhtli. año ocupaba el sesto lugar, ocupa el prime* C. Miquiztli. 16. Cozcaeuahtli (1). ro en el segundo año, y por el contrario, 7. Mazntl. 17. Olintonatiuh, ú Olí». el signo Cipaetlí, que en el primer año ocu­ 8. Tochtli. 1S. Tccpatl. paba el primer lugar, tiene el dccimoscsto 9. Atl. 10. Quiahuitl. en el segundo. Pura conocer el signo del 10. Itzcuintli. 20. Xóchitl. primer dia do cualquier dia del año, habia una regla general, que cs la siguiente:— Aunque los signos y caracteres significa­ Año Tochtli empieza por Cipacüi. dos por estos nombres, estaban distribuidos Año Acatl empieza por MiquizÜ.i. en los veinte dias según el orden citado, sin Año Tccpatl empieza por Ozomaüi. embargo al contarlos no se hacía caso de la Año Ccdli empieza por Cozcacttauhili. división de los meses, sino ú, ciertos perio­ dando siempre al signo dol dia el mismo dos de trece dias, semejantes & los trece número del auo; de modo que el año pri­ «ños del siglo, que corrian sin interrupción, mevo Tochtli empieza por primero Cipacüi; aun despues de terminado el mes y el ano. año segundo Acatl, empieza por segundo M i- El primer dia del siglo era el primero Cipac- quizlU, &c (1).. tli; el segundo, segundo JEJiecaÜ, ó viento; el De lo dicho so infiere cuanto precio da­ tercero, tercero Cálli, ó casa, y asi hasta el ban los Mexicanos al número trece. De tre­ decimotercio, que era decimotercio Acatl, ce años eran lo? cuatro periodos de que se ó caña. El dia decimocuarto empezaba componía el siglo; de trece meses, el ciclo otro periodo, contando primero Ocetofl, ó tigre, de doscientos sesenta dias, y de trece días, segundo Cuauhüi, ó águila, hasta concluir el los periodos de que hemos hecho mención. mes con sétimo Xóchitl, flor; y en el segundo La causa de esta predilección, según el Dr. mes continuaban octavo Cipactli, nono Ehe- Sigüenza, fué el haber sido aquel número catly &c. Veinte de estos periodos hacían en el de los dioses mayores. Poco ménos va­ trece meses un ciclo de doscientos sesenta lor tenia á sus ojos el número cuatro. Co­ dias, y en todo aquel tiempo no se repetia el mo contaban cri el siglo cuatro periodos de mismo signo ó caracter con el mismo nú­ trece anos, así contaban trece periodos de mero, como puede verse en el calendario cuatro años, y al fin de cada uno de ellos al fin de este volumen. En el primer dia hacían fiestas estraordinarias. Y a he lia- del mes decimocuarto, empezaba otro ci­ clo con el mismo orden de caracteres, y (1) Boturini dico quo el año dol oonojo empoza- lía siempre con el dia dol conejo; el ario do la co­ [1 ] Este os el nombro do un pájaro quo ho des. ila con ol dia de la caña, & c .: poro yo doy roas fe crito on ol primer libro. Boturini pona en eu lugar ú. Sigüenza por eu mayor conocimiento en la anti­ Tem o tía ti, que signiGca piedra para m achacar el güedad Mexicana. El sistema de Boturini está Ilc. maiz y el cacao. no de contradiceionoa. blado dol ay a tío de cuatro mese?, y tí ti ra Ja gran fiesta del .siglo nuevo. E¿tos tre­ Napapohtíuttatollij 6 audiencia general que ce dia.s eran los intercalares, señalados cn sc hacia en el mismo término periódico. sus pinturas con pinitos azules. No los con­ Por lo que respecta al gobierno civil, di­ taban cn el siglo último, ni en el siguiente, vidían cl mes en cuatro periodos de cinco ni continuaban en ellos los periodos de los dias, y en un dia fijo de cualquiera de ellos dio-s, que mimeraban siempre desde cl pri­ sc hacia la feria, ó mercado general; pe­ mero haata cJ último dia del siglo. Pasados ro como la religión gobernaba también la los dias intercalares, empezaba el siglo con política, se hacia esta furia en la capital en uño primero TocJitli, y dia primero CipacÜi, los dias del conejo, fie la cafia, del peder­ que era el 2ü de febrero, así como lo habian nal y de la casa, que eran sus signos fa­ hecho al principio del siglo precedente. No voritos. me atrevería (l publicar estos datos, si no sc E l año mexicano constaba de setenta y npoyasen en el respetable testimonio del tres periodos de trece dias, y el siglo de Dr. Sigiienza, el cual, adema» de su vasta setenta y tres periodos de trccc mesen, erudición, crítica y sinceridad, fue d hom­ ó ciclos de doscientos sesenta dias. bre que mas diligencia empleó en aclarar aquellos puntos, ya consultando (i ios Me­ xicanos y tí los Texcocauos mas instruidos, El sistema mexicano ó tolteca de la dis­ ya estudiando las historias y las pinturas tribución del tiempo, aunque complicado íi de aquellos países. primera vista, era, sin duda alguna, ingenio­ Boturini asegura que mas de cien años so y bien entendido; de lo que se infiere que ántes de la era cristiana, corrigieron los no pudo ser obra de gentes bárbaras é igno­ Toltccas su calendario, añadiendo, como rantes. Pero lo mas maravilloso de su cóm­ nosotros hacemos, un dia de cuatro en cua­ puto, y lo que ciertamente no parecerá, ve­ tro anos; y que así se practicó por algunos rosímil á los lectores poco iniciados cn las siglos, hasta que los Mexicanos establecie­ antigüedades mexicanas, es que conociendo ron el método que acabo do describir; que ellos cl csceso de algunas horas que liabiadcl la causa de esta novedad fué el haber caido año solar con respecto al civil, se sirvieron cn un mismo día dos fiestas religiosas, la una de dias intercalares para igualarlos; pero movible de Tczcatlipoca, y la otra lija de Huit- con esta diferencia del método de Julio Cé­ zilopochtli, y cl haber los Colhuas celebrado sar en el calendario romano, que no inter­ esta, trasfiriendo aquella; por lo que, indig­ calaban un dia de cuatro cn cuatro años, si­ nado Tezcatlipoca, predijo la destrucción de no trece diuts, para no descuidar su numero la monarquía de Colhuacan y del culto de privilegiado, de cincuenta y dos en cincuen­ los dioses antiguo?, juntamente con la sumi­ ta y dos años, lo que vnlc lo mismo para el sión de aquel pueblo ol culto do una sola di­ arreglo del tiempo. Al terminar el siglo, vinidad, jamas vista ni oida, y al dominio de rompían, como despues diremos, toda la ciertos estrangeros venidos de países remo­ vajilla de su uso, temiendo que terminase tos: que noticioso de esta predicción el rey con él la cuarta edad, el sol y cl mundo; y la de México, mandó que cuando concurriesen última noche hacian la ftunosa ceremonia en un mismo día dos ¿estas, sc celebrase cn de la rcnovacion del fuego. Cuando se ha­ aquel dia la principal, y la otra en el siguien­ bian asegurado con cl nuevo fuego, según te, y que se omitiese cl dia que se solia aña­ creían, de que los dioses habiau concedido dir de cuatro en cuatro años, y terminado otro siglo íi. la tierra, pasaban los trece dias cl siglo se introdujesen los trece dias atra­ siguientes en proveerse de nueva vajilla, sados. Pero yo no tengo suficientes motivos hacerse ropa nueva, componer los templos y para dar fe 4 estos pormenores. Jas casas, y hacer todos los preparativos pa­ Dos cosas parecerán cstraúas en el siste- ma de los Mexicanos: la una, el no tener da por Yaladés en su Retórica Cristiana, ineses arreglados por el curso de la luna; la que l’!? la única conocida. La re presen ta­ otra, el carecer de signos particulares para chín del riño era otra rueda dividida en las distinguir un siglo de otro. Por lo que ha­ die/, v ocho figuras de los meses, y algunas ce á lo primero, yo lio dudo que sus meses veces ponían en medio la imágen de la lu­ astronómicos se arreglasen á los periodos na. La de nuestra estampa se lia tomado lunares, eoino lo prueba el nombre IStctzili^ de la que publicó Cnnelli, copiándola de que significa igualmente luna y mes. El una piniura antigua del Dr. Sigüenza (1). mes

FIESTAS DE LOS CUATRO MESES rUWEIlOS. ccsionalmentc á un templo llamado Xopi- co, que estaba dentro del recinto del templo E l segundo dia del primer mes Inician mayor, y se depositaban en una caverna que una gran fiesta á Tlaloc, con sacrificio do había en él. En el mismo mes, los Xochi- niños que se compraban con aquel objeto, manqueses ó mercaderes de ñores,celebraban y con el gladiatorio. No se sacrificaban de la fiesta de su diosa Coatlieue, y Je presen­ una vez todos los niños comprados, sino en taban ramilletes primorosos. Antea que se ciertos» periodos de los meses correspondien­ hiciese la oblacion, á nadie era lícito oler tes á marzo y abril, para impetrar de aquel aquellas flores. Todas las noches de este dios la lluvia necesaria al maiz. El primer mes velaban los ministros de los templos, y dia del segundo mes, que correspondía al hacían grandes hogueras? por lo que se lla­ 18 de Marzo (1), en el primer año de su. si­ mó Tozozlonli, ó pequeña vigilia. glo, hacían fiesta solemnísima al dios Xipe, El cuarto mes se llamaba IlueitozozÜi, ó con sacrificios cstraordinariamente crueles. vigilia grande; por que no velaban solo los Conducían á las víctimas, tirándolas por sacerdotes, sino también la nobleza y la ple­ los cabellos al atrio superior dcl templo, y be. Sacábanse sangre de las orejas, de los nllS despues de haberles dado muerte, del párpados, de la nariz, de la lengua, de los modo acostumbrado, las desollaban, y los brazos y de los muslos, para expiar las cul­ sacerdotes se vestían con sus pellejos, osten­ pas cometidas con todos sus sentidos, y con tando muchos dias aquellos sangrientos dcs- la sangre teñían unas ramas que colocaban á, las puertas de sus casas, sin otro objeto (1) Cuando establecemos Ja «orrespondencia de los meacs mexicanos con los nuestras, se debo en • probable que hacer ostentación de su peni­ tender do loa dcl primer año de su siglo. tencia. De este modo se preparaban á la fiesta de la diosa Centcotl, que celebraban 4 fin de que todos los circunstantes viesen y con sacrificios de hombres y anímales, es­ adorasen la imágen. Llegado cl diu de lu pecialmente de codornices?, y con simula­ fiesta, el pueblo concurría al atrio inferior cros de guerra que haciuu delante del tem­ del templo. Algunos sacerdotes, pintados plo de la diosa. Las muchachas llevabuii de negro, y vestidos como cl ídolo, lo lleva­ ul templo mazorcas de maiz, y despues de ban sobre una litera, que los jóvenes y don­ haberlas ofrecido & la divinidad, las lleva­ cellas cefiiau con cuerdas gruesas, hechas ban íl los granaros, á. fin de que, santifica­ de hileras de granos de maíz tostado, y de dos con aquella ceremonia, preservasen de ellas se le hacia un collar y una guirnalda. insectos á todo el grano. Este mes empe­ Esta cuerda, símbolo de la sequedad, C|ue zaba el 37 de abril. era muy temida entre aquellas gentes, ¿¡e lla­ maba ToxcaUy nombre que por aquella razón f i e s t a g r a n d e d e l d io s tezcatlipoca . se dió al mes. Todos los jóvenes y donce­ El quinto mes, que principiaba el 17 de llas del templo, y los nobles, llevaban hile­ mayo, era casi todo festivo. L a primera ras semejantes al cuello y á las manos. De fiesta, una de las cuatro principales de los allí salían en proccsion por el atrio inferior, Mexicanos, era la que hacían á su gran dios cuyo pavimento estaba cubierto de flores y Tezcatlipoca. Diez dios ántes se vestía y yerbas fragantes: dos sacerdotes incensaban adornaba un sacerdote como estaba repre­ al ídolo, que otros llevaban en hombros. En sentado aquel numen, y salía del templo tanto el pueblo estaba de rodillas, azotándo­ con un ramo de flores en la mano, y una flau- se las espaldas con cuerdas gruesas y anu­ tilla de barro, que daba un son agudísimo. dadas. Terminada la proccsion, y con ella Despues de haber vuelto cl rostro, primero á. la disciplina, volvían ü colocar el ídolo cn ol Levante, y despucs á. los otros tres puntos altar, y hacíanle copiosas oblaciones de oro, cardinales, tocaba con fuerza aquel instru­ joyas, flores, plumas, animales y manjares, mento, y. tomando del suelo un poco de pol­ que preparaban las doncellas y otras muge- vo, lo llevaba á la boca, y lo tragaba. A l res, dedicados por voto particular á. servir oir cl son del instrumento, todos se arrodi­ cl templo cn aquellos dias. Las doncellas llaban. Los que habian cometido algún llevaban en proccsion aquellos platos, con­ crimen, llenos de espanto y consternación, ducidas por un sacerdote de alta gerarquía, rogaban llorando al dios, que les perdonase vestido de un modo estravagante, y los jóve­ su culpa, y que no permitiese fuese descu» nes los distribuían en los habitaciones de los bierta por los hombres: los militares le otros sacerdotes, á, quienes estaban desti­ pedían valor y fuerza, para combatir con los nados. enemigos de la . nación, grandes victorias y Hacíase después el sacrificio de la vícti­ muchos prisioneros para los sacrificios; y ma que representaba al dios Tezcatlipoca. todo cl pueblo, repitiendo la ceremonia de Este era el joven mejor parecido y mas bien tragar cl polvo, imploraba con amargo llan­ conformado de todos los prisioneros. Es­ to la clemencia de los dioses. Repetíase el cogíanlo un año ántcs, y durante todo aquel toque de la flauta todos los otros dias que tiempo iba vestido con ropa igual á la del precedían ú, la fiesta. El dia ántes, los no­ ídolo. Paseaba libremente por la ciudad, bles llevaban un. nuevo trage al ídolo, del aunque escoltado por una buena guardia, y cual lo¿vcstion inmediatamente los sacerdo­ era generalmente adorado como imílgcn vi­ tes, guardando el viejo como reliquia en va de aquella divinidad suprema. Veinte un arca del templo: despues lo adornaban dias ¿ntes de la fiesta, aquel desgraciado sc de ciertas insignias particulares de oro y pla­ casaba con cuatro hermosas doncellas, y en ta, y plumas hermosas, y alzaban el portalon los cinco últimos le daban comidas opíparas, que cerraba siempre el ingreso del templo, prodigándole ademas toda clase de placeres. El dia de la fiesta lo conducían con gran sol de papel, adornado de plumas Iicrmo- acompañamiento al templo; pero ántes de sas, y sobre Ol un cuchillo de pedernal ensan­ llegar, despedían á sus mujeres. Acompa­ grentado. En cJ pecho ic fijaban una plan­ ñaba al ídolo en la procesión, y á la hora del cha de oro: cn el vestido se veian muchas sacrificio lo estendían en el altar, y cl gran figurillas que representaban huesos y hom­ sacerdote 1c abría con gran reverencia el bres descuartizados, con lo que significaban pecho, y Ic sacaba el corazón. Su cadáver el poder de uquel dios en las batallas, ó la no era arrojado por las escaleras como el terrible venganza, que, según su mitología, de las otras víctimas, sino llevado en brazos tomó de los que conspiraron contra el honor de los sacerdotes al pié del templo,- y allí y la vida de su madre. Colocaban la imánen decapitado. Eí cráneo sc ensartaba cn el cn una litera dispuesta sobre cuatro sierpes de TV.ompantü, donde se conservaban todos los madera, que llevaban los cuatro oficiales mas de las víctimas sacrificadas á Tezcatlipoca; distinguidos del ejército, desde cl sitio , en masías piernas y brazos, cocidos y condimen­ que se habia hecho la estatua, hasta el al­ tados, se enviaban ü las mesas de los seño­ tar. Muchos jóvenes, formando círculo res. Despues del sacrificio había un gran con unas flechas que agarraban, los unos baile de Jos colegiales y nobles que habían por Ja punta, y los otros porcl mango, pre­ asistido á la fiesta. Al ponerse el sol, las cedían á la litera, llevando un gran pedazo doncellas del templo lmcian otra oblncion de papel, en que probablemente irian repre­ de pan amasado con miel. Este pan, con sentadas las acciones gloriosas del dios, las no sé que otra cosa, sc ponía delante del al­ que ellos cantaban al mismo tiempo, al son tar, y servia de premio á los jóvenes que, en de instrumentos músicos. la carrera que hacian por las escaleras del Llegado el dia de la fiesta, se hacia por la templo, salían victoriosos. También se les mañana un gran sacrificio de codornices, galardonaba con ropas, y eran muy festeja­ que echaban al pié del altar, despues de cor­ dos por Jos sacerdotes y por el pueblo. D á­ tarles las cabezas. El primero que sacrifi­ base fia á la fiesta, licenciando de los semi­ caba era el rey, despues los sacerdotes, y en narios á tos jóvenes y doncellas que estaban seguida el pueblo. De tan gran muche­ en edad de casarse. Los que se quedaban, dumbre de aves, una parte se condimenta­ Jos ultrajaban con espresiones satíricas y ba para la mesa del rey, otra para los sacer­ burlescas, y les tiraban haces de juncos y dotes, y el reeto se guardaba para otra oca- otras yerbas, echándoles en cora el abando- sion. Todos los que asistían á la solem­ ñor el servicio de los dioses por los placeres nidad llevaban incensarios de barro y cierta del matrimonio. Los sacerdotes les permi­ cantidad de resina, pura quemarla, é incen­ tían estos esccsos, como desahogos propios sar á su dios; y todas las brasas que servían de la edad. en aquella ceremonia, ee ponian despues en un gran caldero llamado Tlcxictli. Por es­ FIESTA GRANDE DE JIUlTZlLOrOCHTLl. ta circunstancia daban ít la fiesta cl nombre En el mismo quinto mes se celebraba la de incensar á Huitzilopochtli. Seguía inme­ primera fiesta de Huitzilopochtli. Fabrica­ diatamente el baile de las doncellas y de los ban ántcs los sacerdotes la estatua de aquel sacerdotes. Las doncellas se teñían el ros­ dios, de la altura regular de un hombre. tro, y llevaban plumas encornadas en los Hacíanle las carnes de la masa de Tzohuaili, brazos; en la cabeza, guirnaldas de granos que era un grano de que solían hacer uso de maiz tostados, y en las manos unos canas en, sua comidas; los huesos, de madera de con banderolas de algodon y papel. Los mizquitl, ó acacia. Vestíanlo con ropas de sacerdotes se teñían el rostro de negro; en la algo don, de maguey, y con un manto de plu­ frente se ponian unas ruedas de papel, y sc mas. Le ponian sobre la cabeza un pora- untaban con miel loa labios; cubríanse las partes obscenas con papel, y cada uno lleva­ tores para creer que la circuncisión esta­ ba en la mano un cetro que terminaba en ba en uso entre aquella# gentes (l). Pero si una flor v en un "lobo de plumas’. Sobre acaso practicaban esta ceremonia los Y u ­ el borde del bogar del fuego sagrado, buila- catecos y los Totonacas, no así los M e­ ban do» hombres, cargados con una jaula de xicanos, ni ninguna otra nación del imperio. pino. Durante el bailo, los sacerdotes toca- bau de cuando en cuando el sudo con los ce­ [1] El P* Acostó, dicc que “loa Mexicano* tros, en actitud de apoyarse en ellos. T o ­ crificobnn en su* híjoB las oreju y el miembro ge­ das estas ceremonias tenían su particular sig­ nital, en lu quo de algún modo imitaban la circun­ nificación, y el baile, por causa de la fiesta cisión de Iop Judíos." Pero ?i este autor habla de Ion en que se hacia, se llamaba ToxcachocJiolla. descendientes de loe antiguos Azteean, que fundaron la ciudad de M ilico y cuya historia escribimos,, E a otro sitio separado bailaban los cortesa­ la noticia es enteramente ¿atea; porquo denguea do la. nos y los militares. Loa instrumentos mú­ mas diligente observación, no «a ha podido h.u— sicos, que en los otros bailes ocupaban el llar en ellos el menor vestigio do semejante tíL o . centro, en aquel estaban fuera del círculo, Si habla de los Totonacos, que por haber sido súb_ de modo que se oyese el son, sin ver á. los dito o del rey do México son llamados Moxir.ano» que lo liacian. por algunos outores, es cierto que hacían á los ni- flos aquella mutilación. El insípido y mordaz Au­ Un año ántes se escogía, con la victi­ tor de la obra francesa licehcrettea philomj)hiq*c* tur mado Tezcatlipoca, el prisionero que de­ les Americaina, adopta la relación del P. Aconta, y bía ser sacrificado íl íluitzilopochtli, y le hace una larga diucrtaciou sobro el origen de la cir­ daban el nombre de Ixlcocalcy que quiere cuncisión, que crfie iuvontadu por los egipcios, ó por decir, sabio señor del ciclo. Los dos se Iob etiopes, para preservarse, sogun dice, do los gu­ paseaban juntos todo el año, con esta di­ sanos quo crian los incircuncisos en la zuna tórrida. Afirma quo do Jo* cgipcioa pasó 4 los hebreo#, y ferencia, que adoraban al de Tezcntlipoca, que no siendo ol principio sino un femedio físico, el v nó al de Huitzilopochtli En el dia de fanatismo la convirtió después en ceremonia religio, la fiesta vestían al prisionero con un primo­ sa. Quiere hacernos crccr que ol coloi do la zona roso ropaje de papel pintado, y le ponian tórrida es ln causa do aquella enfermedad, y quo en la cabeza uua mitra de plumas de águi­ para librarse do ella, adoptaron la circuncisión los Mexicanos y los otros pueblos do América. Pero la, con un penacho en la punta. En la dejundo aparto la falsedad do sus principios, su fal­ espalda llevaba una red, y sobre ella una ta de respato tí los libros santos, su aBcíon & bolsa, y con este atavío tomaba parte en apurar todos los apuntos obscenos, y reduciéndome & el baile de los cortesanos. Lo mas singu­ lo que túrne relación con mi historia, protesto quo no lar de este prisionero era que él mismo de­ he hallado jamas entro los Mexicanos, ni entra los bía señalar la hora de su muerte. Cuan­ naciones sometidas & ellos, el menor vostlgio da cir. cuncisíon, osccpto entre los Totonacos; ní haber te. do le parecía, se presentaba á los sacerdo­ nido noticia de esa enfermedad do gusanos en aque­ tes, en cuyos brazos, y no en el altar, íe llas países, aunque todos eptin situados en la zona rompia el saciáficador el pecho, y le saca­ tórrida, y aunque he pasado en ellos treco años, conti­ ba el corazón. Terminado el sacrificio, em­ nuamente visitando enfermos. Ademas do quo si ol ca. pezaban los sacerdotes el baile, que dura­ lores la causa do la tal dolencia, mas común debería ba todo el resto del dia, interrumpiéndolo ser esta en el pais nativo dol autor, quo en las regio­ nes mediterráneas do M éxico, d«ndo el calor os m odo, tan solo para incensar al ídolo. En esta radíaimo. También se engañó Mr. Mallcr, citado por misma fiesta hacian los sacerdotes una pe­ 61 mismo, el cual on su diatriba Sobre la circuncisión, queña incisión en el pecho y en el vientre á insoria on la Enciclopedia, creyó, por no habar en­ todos los n i ñ o s nacidos un año ántes. Este tendido las csprosiones do A co sla, quo los M e x ic a ­ era el carácter ó distintivo con que la nación nos cortaban rcalmcnto tí. todos los niQos las ore­ jas y las partes genitales, y pregunta maravillado si mexicana se reconocía especialmente con­ podían quedar cuchos vivos despucs do tan crucl sagrada al culto de su dios protector, y es­ operación. Pero si yo creyese lo que el tal Mr- M a- ta ce la razón, que tuvieron algunos escri­ 11er, preguntaría con mas razón ¿cómo es posible que manifestado negligentes en el desempeño de sus funciones?, 6 habían «ido sorprendidos en un gran delito, que sin embargo no era de pena capital: el modo que tenian de En ct scsto mw, que empezaba á 6 de castigarlos era semejante á Ja burla que ha­ de junio, se celebraba la tercera fiesta de cen los marineros con el que por primera Tjaloc. Adornaban curiosamente el tem­ vez pasa la línea; con esta diferencia, que plo con juncos dcl Jago de Citlaltcpec. Los las inmersiones eran tan repetidas y larga*, sacerdotes que iban ú, tomarlos, hacían im­ que el pobre reo tenia que irse á su casa ít punemente cuanto daño querían á las gen­ curarse de una grave enfermedad. tes que hallaban en el camino, despojando* En el sétimo mes, que empezaba á 20 Jas de cuanto llevaban* hasta dejarlas algu­ de junio, se celebraba lu fiesta de Huixto- nas veces enteramente dcsnudns, y dándoles cihuatl, diosa de la sal, TJn día ántes de do golpes si hacían la menor resistencia* la fiesta había un gran baile de ínugeres, que Era tal lu osadía de aquellos hombres, que bailaban en círculo, agarrándose á una cuer­ no &olo atacaban á la plebe, sino que quita- da hecha de ciertas flores, y con guirnal­ bao los tributos reales á los recaudadores, si das de agenjo en la cabeza. En el centro ncaso daban con ellos, sin que los particula- del círculo, había una muger prisionera ves­ res osasen quejarse de tales escesos, ni el rey tida como la diosa. Acompañaban el baile imponerles el debido castigo. En el día de la con canto, bajo la dirección, uno y otro, de fiesta comían todos cierto manjar llamado dos sacerdotes viejos y de alta dignidad. El Eísallir de donde el mes tomar el nombre de baile duraba toda Ja nochc, yen la mañana JSczalctializllL Llevaban al templo una gran siguiente empezaba el de los sacerdotes, que cantidad de papel de color y de resina elás- duraba todo el dia, interrumpiéndolo algunas tica, y con esta untaban el papel y la gar- veces con los sacrificios de los prisioneros. "anta de loa Idolos. Despues de tan ridicu­ Los sacerdotes iban vestidos con mucha de- la ceremonia, sacrificaban algunos prisio­ cencía, y llevaban en las manos aquellas neros vestidos como Tlolocysus compañe­ hermosas flores llamadas en México cem- ros; y pora consumar su crueldad, iban em­ poalxochiü, y en Europa claveles de Indias. barcados Jos sacerdote?, con gran muche­ A l ponerse «;l sol se hacia el sacrificio de dumbre de pueblo, á un sitio del lago, don­ la prisionera, y termiuaba la función con de habia un remolino 6 sumidero, y allí sa­ grandes banquetes. crificaban dos niños de ambos sexos, aho­ Todo aquel mes era de gran alegría pa­ gándolos en las aguas, á las que arrojaban ra loa Mexicanos. En él se ponían la me­ también los corazones de los prisioneros jor ropa, daban frecuentes bailes, y tenian sacrificados en aquella fiesta, con ol obje­ grandes diversiones en los jardines. Las to de impetrar do los dioses la lluvia necesa­ poesías que cantaban eran de amores 6 de ria ú- los campos. En aquella misma ocasion otros asuntos agradable?. Los plebeyos iban privaban del sacerdocio á los ministros del á cazar á los montes, y Jos nobles hacían jue­ templo, que an el curso del año se habion gos y ejercicios militares, ó en el campo, ó con barcos en el lago. Estos alegrías de

hubiews habido M exicanos en c) mundo? A fin de la nobleza dieron al mes el nombre de Te- quo no haya equivocaciones en la loe tara do lo« anti­ cuühmtl, fiesta de los se fio res, y de Tecuit- guos historiadores ospafiolo» do América, convierto huitonüi, fiesta pequeña de loi señores, por­ saber, que cuando olio» dicen quo los Mexicanos que en efecto era pequeña comparada con ú otros puablos do aquel continente sacrificaban la del mes siguiente. Ja lengua, lae orejas ó otro miembro, no quieren de» cir sino que se hacían una incisión en £1, y se saco- Este empezaba el 1G de julio, y en él ha*- ban sangre. cían una gran fiest&á la diosa Centeotl, bn- jo o] nombre de Xiloncn; pites como ya he­ n r.S T A S OH LOS MESUS OÜC1MO, V^NDlvClMO, mos dicho* Ic mudaban eí nombre scgim ios DUODECIMO Y DUCIMOTruCJO, progresos dol maiz cu su crecimiento. En esta ocasión llamábanla Xiloncn, porque la En cl décimo mes, que empezaba en 3¿> majorca, cuando aun estíí tierno cL £runo, de agosto, se hacia la tiesta de Xiuhteuctíí* ecj llama Xilotl. Duraba Ja fiesta ocha dias, dios dol fiie^o. En cl mes anterior traían cn los cuales era casi continuo eí baile cu el del bosque Jos sacerdotes un gran árbol* y templo de la diosu. El rey y ios señores lo fijiibau de pié en el alrio inferior del tem­ daban de comer y beber al pueblo cn aque­ plo. El dia ¡íutes de Ja fiesta le quitaban las llos dia¡?. Los que participaban de aquella ramas y la corteza, lo adornaban coa pet* generosidad, se ponían cn illas cn cl atrio in- peí de varios colores, y duádo entóneos cm ¿erior dei tomplo, y allí >c traía la chiampi* reverenciado como la i mil sien del dios. Los 7ioIH, que era cierta bebida, de las mas eo- dueños de las víctima* sc teñían cl cuerpo muñes entre ellos; el tamutti, 6 paita de mai/., de ocre, para imitar de algún modo el color hecha á, modo de rabióles, y otros manjares ► del fuego, y sc ponían sus mejores vestidos. de qtie hablaré después». Enviábanse rega­ Iban de este modo al templo con sus pristo- los a los sacerdotes: Jos señores se convida­ ñeros, y allí pasaban bailando y cantando ban mutuamente á comer, y se daban unos íi toda la noche. Llegado el dia de la fiesta, otros, oro, plata, plumas hermosas y anima» y la hora del sacrificio, ataban íi las vícti­ Jes raros. Cantaban Los hechos gloriosos mas de pies y manos, y les cubrían cl rostro de sus abuelos, la nobleza y Ja antigüedad con polvo del xaiüdli (1), £i fin de que atur­ de sus casas. AI ponerse el sol, y después didos con sus emanaciones, les fuese minos de la comida del pueblo, bailaban los sacer­ sensible la muerte. Después volvían á bai­ dotes por espacio de cuatro horas, y entro lar, cada uno con svv prisionero vi cuestas, y tanto había una jjw.iv iluminación cu cl tem­ los iban echando nao á ano cu uu gran iue- plo» El úítiruo dia era cl baile de Jos nobles '¿q encendido uncí atrio, de donde los saca­ y de los militares, cn eí cual tomaba parte ban inmediatamente con instrumentos de una Hmger prisionera, que representaba 4 madera, para consumar cl sacrificio sobre cl Ja diosa, y que era sacrificada despues con altar, y ca cl modo acostumbrado. Los las otras víctimas. Así la fiesta como el Mexicanos daban u\ mes cl nombre de Ao- mes, se llamaban llucilccuilhuül, es decir, Ja cohuctzi, que viene 4 ser madurez de frutos. gr;wn ficftta de tos señores. Los Tlaxcaltecas llamaban al mes nono, En cl nono snes, que empezaba en 0 de Mtccuilkuid, ó fiesta de muertos, porque cn agosto, sc celebraba ia segunda fiesta de 61 hacían oblaciones por las almas de los di­ Huitzilopochtli, cu la cual, ademas de las funtos; y al décimo, IíuchniccailJtítíll^ es dc- ceremonias ordinarias, adornaban con flo­ cir, fiesta grande de lo? muertos, porque on res, no solo los ídolos de ios templos, sino <■1 se vestiun de luto, y lloraban la muerto también los de las casas; por Jo cual se lla­ do sus antepasados. mó el mes Tlaxockimaco. La noche ¿Lates Chico dias íintes de empezar el mcB un- de la fiesta, sc empleaba cn preparar las dé cuno, que principiaba cu 14 de setiembre, viandas, que al dia siguiente comian con cesaban todas las fiestas. Los ocho príme- gran abozara y regocijo. Los nobles de ambos sexos bailaban poniéndose Jas manos [1 ] E l Xauhíli una planta. Cuyo tallo tiono un en los hombros recíprocamente. Este bai­ codo de Itirgn: «us hoja* pon ncmcjantcfl á IuR dc.1 sau­ le, que duraba todo el din, terminaba con el ce» pero ácnt&rtuBj lu» floree ‘amarillas, y las tuíccb su­ tiles. L n « flore» y lúa Iiojas ticncrt cl mismo olor y sacrificio de algunos prisioneros. También suboc cia$; Ja fiesta de Xacatcuclli, dios del comercio. pero Uunlác!) la empleaban tn usus sup?ralleLúiio&y 25 ros dias did mes habia baile; pero sin músi­ la estera, y cuantío descubría en e?Ja airo­ ca ni canto, haciendo cada cual los movi­ nas pisada.®, que sin duda habría estampado mientos y contorsiones que le sugería su ca­ algún sacerdote, empezaba á gritar: Yaha pricho. Posado aquel tiempo, vestían íl una Ucgaxlo nuestro grrm dios. Entonces los sa­ prisionera con el mismo trage de Tetcoi- cerdotes y el pueblo iban (i adorarlo, y ít ce­ nan, ó madre de los dioses, cuya fiesta cele­ lebrar su llegada con himnos y bailes, que braban, y la acompañaban muchas muje­ duraban toda la noche. En Jos días siguien­ res, especialmente las parteras, que durante tes irían sucesivamente llcgnndo Jos otros cuatro clías continuos procuraban divertirla dioses, y el dia vigésimo y último del mes, y distraer/a. El día principal de la fiesta, cunndo se creia que habian llegado todos, conducían aquella infeliz al atrio superior bailaban en derredor de un gran fuego mu- del templo de la diosa, y allí la sacrificaban, choü jóvenes vestidos íí guisa de monstruos; no sobre el altar común de las otras vícti­ en tanto se arrojaban fos prisioneros 4 Jjjs mas, sino decapitándola en bracos de otra llamas, en que morían. A l ponerse el so! muger. Un joven, seguido de gran acoin- ® se hacían grandes banquetes, en que bebían paíiamiento, llevaba el pellejo de la víctima mas de lo acostumbrado, creyendo que el vi- ó, presentarlo al ídolo de Iluítzilopochtli, en noque usaban en aquella ocasion, servia pa­ memoria del inhumano sacrificio que hicic- ra lavar los pies á los. dioses. ¡A tales esce- ron sus antepasados con la princesa de Col­ sos llegó el bárbaro fanatismo de nqucllos huacan; pero ántes inmolaban, de la manera pueblos! No era ménos supersticiosa la ce­ acostumbrada, cuatro prisioneros, para sig- remonia que hacían con los niños, para pre­ niñear, según creo, los cuatro Xochimilcos servarlos del mal que temían íes hiciese «no sacrificados en Colhuacan, durante su cau­ de los dioses; pues Jes pegaban con tremen­ tiverio. En el mismo mes se hacia la re­ tina muchas plumas á Jos Jiombros, á Jos vista de las tropas, y se enganchaban los jo­ brazos y á las piernas. venes que se destinnban á la profesión de En el mes decimotercio, qnc empezaba las arm a9, los cuales, desde entonces, que­ en 24 de octubre, se celebraba la cuarta fies­ daban obligados á ir á la guerra, siempre ta de los dioses del agua y de los montes. que fuese necesario. Todos los nobles y El nombre Tepeilhnitl, que daban á este plebeyos barrían el templo, que es lo que sig­ mes, no significa otra cosa que fiesta de Jos nifica el nombre del mes Ochpaniztli. AJ montes. Hacían unos monieciíJos de pa­ mismo tiempo se limpiaban y componían pel, sobre Jos curdos ponian sierpe» de made­ las callea, se reparaban los acueductos y ra, raíces de arboles, y unos idoliJJos ó ju­ ios casas, en cuyas operaciones intervenían guetes, cubiertos con una mnsa particular, muchos ritos supersticiosos. llamados Ekccatolojúin.. Ponian todas es­ En el mes duodécimo, que entraba á 4 de tas cosas sobre los altares, y las adoraban octubre, se celebraba la fiesta de la llegada como imágenes de los dioses de los montes, de los dioses, que es lo que significa T coÜaíco, cantándoles himnos, ofreciéndoles copal nombre del mes y de la. fiesta. El 16 de es­ y manjares. Eos prisioneros que se sacrifi­ te mes mexicano, engalanaban los templos caban en esta fiesta eran cinco, un hombre y las esquinas de las calles de Ja ciudad. y cuatro raugeres, y á cada victimase daba E l 18 empezaban áUegar los dioses, jcgtrn un nombre particular, alusivo á ciertos mis­ ellos decian, y el primero era el gran dio» terios qtte ignoramos. Vestíanlas de pnpcl Tezcallqjoca. Este lidian delante de la de color, cubierto de resina elástica, y las puerta de su santuario una estera de palma, llevaban en andas proccsionahnontc, sacri­ y esparcían sobro ella harina de maiz. El ficándolas después del modo ordinario- sumo sacerdote velaba toda la noche ante­ rior. yendo de cuando on cuando á o tiíWmu (o? dnoíios tío ios prisioneros que iban á ser sacrificados, los cuales se escogían al- Kn oí decimocuarto mes, que einpr/.aba «■un tiempo úuics, y >o lc.s p¡uutbn el cucrpo de v;iJ*ios colores. En la nmfiujm dcl dia íi Vi d e noviembre, í i :(.<.*];l I;i fiesta de Mi\- coatl, diosa de Ju caxn. Precedían cuaU’o vigésimo, eu que se celebraba lu íiesta, ha- dias de ayuno ri^omsio y genera), con du. ciatv una grande y solemne procesión. Pre­ sion do sangre, diirn'Uc b>s cuales sr; hacían cedió uu sacerdote, alzando en las manos tos flechas y dardos, para previsión de las ar­ una sierpe da madera, que llamaban czpa- merías, y unas saetillas, que c<>n cierta cnu. 7ni(?, y era la insignia de los dioses de la tidad dv leua do pino y algunas viandas, co­ guerra; otro,llevando mío délos e stand nv- locaban sobro lo^ sepulcros de sus pariente^ U’sdcquesc servían en la guerra. Dctrn» y después las quemaban. Tefmimu’o iba otro sacerdote con la estatuado! diosPai- ayuwo, fiao paraban, hacían sacrificios de co- principal fiesta de XIuity.ilopochtli y do s;-i dora ices, y tal vez de victimas humanas. hermano, eu lu que parece que el demonio Cuando llegaban al templo, poníanla esta­ (llamado por algunos padres mano de X )^ ') tua, de Painalton y el estandarte sobre el so propuso remedar en cierto modo los an­ altar de iTuity/ilopochtli. “El rey incensaba gustos misterios de la religión cristiana. ^>1 la estatua hecha de loa granos que hemos primer dia del mes fabricaban los sácemelo- dicho, y después habia otra proccsion en tes dos estatuas de aquellos dos dioses, ctjji torno dcl templo, la que concluía con el sa­ ciertos granos, amasados con sangre de hi' crificio de los prisioneros y esclavos que que­ ños sacrificados, y enlutar do huesos, daban. Estos sacrificios se hacían al ano­ ponían ramas de acacia. Colacábanloe c*1 checer. Aquella noche velaban los sacer­ el altor principal dcl templo, y toda arpíela dotes, y en la mañana siguiente llevaban la noche velaban los sacerdotes. A l di* si' estatua de masa de Huity.ilopochtli á una guíente bendecían los ídolos, y cierta c^htí* grao sala que había en el recinto del templo: dad de agua, que se guardaba en el templo, allí, sin mas testigos que el rey, los cuatro para rociar con ella el rostro al nuevo *qY sacerdotes principales y los cuatro superio­ de México, y al general de las armas, des­ res de los seminarios, el sacerdote Q,uct7,al- pués de su elección; pero el general, después coatl, que era el gefe de los Tlumacav;ques de rociado, tenia que bebería- A cabad Ja> o penitentes, 'draba un dardo á la estatua, consagración de las estatuas, empezaba el con m que Ic atravesaba de parte á parte. baile de ambos sexos, que en todo aquel Decian entonces que habia muerto su dios» duraba tres ó cuatro horas cada dia. d o ­ y uno de los sacerdotes sacaba el cornzon k rante el mes habia gran efusión de sati^r^S la estatua, y lo daba ú- comer al rey. El y los cuatro dias anteriores <\ la fiesta, oyu- cuerpo se dividia en dos partes, una para los Tlatelolcos y otra para los Mexicanos. En el mes decímosétimo, que empeza­ Esta volvía á dividirse en cuatro partus pa­ ba el 12. de enero, se celebraba la fiesta de ra los cuatro barrios de la ciudad, y cada la diosa llamutcuetli. Escogían una prisio­ una de ellas en tantos pcdacillos, cuantos nera que la representase, y la vestían como hombres habia en el barrio. Esta ceremo­ el ídolo. Hacíanla bailar sola, al compás nia se llamaba Tcocualo,i{ue vale tamo co­ de una canción que entonaban unos sacer­ mo dios comido. Las mujeres no probaban dotes, y permitíanle afligirse por su próxima aquella pasta, quizás por estar excluidas del muerte, lo que en los otros prisioneros se ejerejeio de Jas armas?. No sabemos si ha­ crcia ser de mal agüero. El dia de la fiesta, cían el mismo uso de la estatua del hermano * al ponerse el sol, los sacerdotes, adornados del dios. Daban á es te mes los Mexicanos con las insignias de varios dioses, la sacrifi­ el nombro de Pciw/uelzaliztli, que significa caban del modo ordinario: cortábanle la ca­ enarbolar el estandarte, con alusión al que beza, y tomándola en las manos uno de ellos, llevaban en la proccsion que hemos descri­ empezaba á bailar, y los otros lo seguían. to. En este mes se ocupaban en reparar Loa sacerdotes corrían por las escaleras del los lindes y vallados de los campos. templo, y al dia siguiente se divertía el pue­ Encim es deciinosesto, que empezaba á blo en un juego algo parecido á los luper- 23 de diciembre, se hacia la quinta y última cales de los romanos; pues corría por las ca­ fiesta de los dioses del agua y de los montes. lles y golpeaba con sacos de lleno á todas Preparábanse á- ella con las acostumbradas las mugeres que encontraba. El mismo mes penitencias, con oblaciones de copal y de se celebraba la fiesta de Mictlanteuctli, dios otras resinas aromática?. Hacían por voto del infierno, con el sacrificio nocturno de ciertas figurillas de montes, que consagra­ un prisionero, y la segunda de Xacatcuetli! ban á aquellos númenes, y unus íelolillos de dios de los mercaderes. El nombre Ti- masa de varias semillas, íl los cuales, des­ lili (1), que daban á este mes, significa ol es­ pues de haberlos dorado, abrían el pecho, peluzno que por aquel tiempo ocasiona el sacaban el corazón y cortaban la cabeza, frió. imitando las ceremonias de los sacrificios. En el decimoctavo y último mes, que El cuerpo se dividia por cada cabeza de fa­ empezaba á 1? do febrero, se hacia la segun­ milia entre sus domésticos, á fin de que co­ da fiesta del di os del fuego. El dia 10 salía miéndolo se preservasen de ciertas enferme­ toda la juventud 4 caza de fieras en los bos­ dades, á que creían que estaban espuestos ques, y de pájaros en el lago. El 16 se apa­ los negligentes en el culto de los ídolos. gaba el fuego del templo y de las casas, y Quemaban Jas ropas que habían puesto á hacían el nuevo delante del ídolo, que esta­ los idolillos, y guardaban las cenizas en los ba adornado para está solemnidad con plu- oratorios, como también las vasijas en que masyjoyas. Los cazadores presentaban Ci los habian amasado. Ademas de estos ri­ los sacerdotes todo cuanto habian cogido, y tos que se hacían en las casas, inmolaban de aquello se ofrecía una parte en holocaus­ víctimas humanas en los templos. En los to á los dioses, la otra se sacrificaba y con- cuatro días que precedían á la fiesta, habia

un rigoroso ayuno, con efusión de sangre. aquel nombro es síncopa do Atcontxnnoztli; poro oslas Llamaban á este mes Atcmozüi, que signifi­ síncopas no entuban en uso entro los Mexicanos: adc. ca descenso jde las aguas, por lo que después jriutí de ijuc la figura de esto mcB, quo es la imúgcn veremos (1). de la9 aguas, atravesada on la escolera do un gran edificio, espresa claramente el descenso do Jas agaas, significado por la VOZ Alctnoztli, (1) El dominicano Martin de Lcon dice que A te- (1) Lcon dícc quo Titiü significa nuestro vien­ moztli significa el aliar de los dioses; pero su verda­ tre: los quo saben la lengua roexienna ocharán do dero nombre es TcoitiomoxtU- Boturini dico que ver quo cetc nombre seria un gran eulcoismo. cVimcMnbn para la nobleza y los sacerdotes. los vasos, las ollas y toda pu vajilla. Asi Lns mngcres lincian oblaciones de tamni ii, se preparaban ni fin del mundo, que icmian que se distribuían entre los cazadores. Una drliin de llagar :il fin de cada siglo. Salian de ceremonias de esta fiesta era pertorar del templo y do la ciudad ios sacerdotes, ves­ Jus orejas A los niños de uno y otro sexo, pa- tidos y adornados como Jos diferentes dio­ ru ponerles pendientes; pero lo mas singular ses, y acompañados de un tropel inmenso, era que 110 se Jiacia sacrificio de victimas sc encaminaban sil monte jlluixaclitía, cerca humanas?. de la ciudad de l/.iapalapan, A mas do sois Celebrábase ademas cn el mismo mes la millas de la capital. Arreglaban de tai mu­ fiesta segundado la madre de los dioses, de do su viaje, por la observación de las estre­ la que nada se sabe sino la practica ridicula llas, que pudiesen llegar al monte un poco de levantar en cl aire por la* orejas ú los mu­ ¿íntes de media noche, cn cuya cima debía chachos, creyendo que de este modo llega- hacerse la renovación del fuego. Entre tan­ rian A una alta estatura. Tampoco puedo to cl pueblo estaba cn gran sobresalto, espe­ decir nada acerca del nombre Izcalli que rando por un lado la seguridad de un nue­ daban A este mes. Izcalli quiere decir, lió vo siglo, con ei nuevo fuego, y temiendo aquí la casa; peto la interpretación que Ic por otro la ruina del mundo, si por disposi­ dan Torqucmada y León, me parece dema­ ción de los dioses no se hubiera encendido. siado violenta. Los maridos cubrían, el rostro A las muge- Cumplidos el 20 de febrero los diez, y res preñadas con hojas de maguey, y las en­ ocho meses del año mexicano, empezaban cerraban cn los graneros, temerosos de que cu cl 21 los cinco dias iVcmOiitómí, cn los se convirtiesen cn fieras, y los devorasen. cuales no se celebraba ninguna fiesta, no sc También cubrían cl rostro A los niños, y no emprendía ningún negocio ni i>leito, porque los dejaban dormir, para evitar que sc tras- se crcian infaustos. El que nacia cn estos formasen en ratones. Los que no habian dias, ei era varón sc llamaba Nemoqiticlidi, ido con los sacerdotes, subían A las azoteas, es decir, hombre inútil; y ei muger, Nemú para observar el éxito de la ceremonia. El Ituall, muger inútil. oficio de sacar el fuego tocaba csclusivamcn- Las fiestas anuales eran mas solemnes cn te A tm sacerdote de Copolco, que era uno el Teoxihuilli 6 año divino» que era el que de los barrios de la ciudad. Los instrumen­ tenia por carácter el conejo. Entonces tos con que sc sacaba, eran, como después eran mas numerosos los sacrificios, mas diremos, dos pedazos de leña, y la opera­ abundantes las oblaciones, y mas solemnes ción se hacia sobre el pecho de un prisio­ los bailes, especialmente cn Tlaxcala, íluc- nero de alta gerarquía, qxie despues sacrifi­ xotzihco y Cholula. Igualmente era mas caban. Cuando sc encendia el fuego, todos solemne la celebración do las fiestas cn cl piorumpian en esclamacíones de gozo. Ha­ principio de cada periodo de trpee años, es­ cíase una gran hoguera cn el mismo monte, to es, en los años primer conejo, primera, para que se viese de lejos, y cn ella quema­ caña, primer pedernal y primera casa. ban A la víctima sacrificada. Todos ibau con anhelo A tomar de aquel fuego sagrado, FIESTA SKCVtAtt. para llevarlo con la mayor prontitud posible Pero la mayor y mas solemne de las fies­ A sus casas. Los sacerdotes lo llevaban al tas, no solo entre los Mexicanos, sino en to­ templo mayor de México, de donde se pro­ das las naciones de aquel imperio, y en las veían todos los habitantes de aquella capital. v e c in a s A él, era la secular que se hacia do Los trece dias siguientes A la renovación del cincuenta y dos en cincuenta y dos años. fuego, que eran los intercalares, que se in­ La última noche del siglo apagaban cl fue­ troducían entre uno y otro siglo, para ajus­ go cn los templos y en las casas, y rom pian tar el año al curso solar, se ocupaban en componer y blanquear los edificios públicos tera; “ Descienda rí di os invisible á phíu y privados, y cu comprar nueva vtijilia y ognri, y te hom; todos |r»x pecados y todas nueva ropa, para que todo fuese, ó parecie­ hrs ¡ilnnuidicias, y tr libre de lu mala furto- se nuevo, ai principio del nuevo siglo. El na;” y dirigiendo ía palabra al niño, conti­ primer dia de aquel año y de aquel siglo, nuaba: „i\‘ifjo gracioso, lo» dioses Omc- que era, como liemos dicho, el 20 de febre­ teirctli y Omccíhuatl te criaron en el lugar ro, á nadie era lícito beber agua ¿tutes de mas aíto del eifcfo, para enviarte a! mundo; medio dia. A ía mismo hora empezaban pero ¿en presente que Ja vida que empiezas los sacrificios, cuyo número correspondía á es triste, dolorosa, líen a de males y de mi­ Ja solemnidad de la fiesta. Resonaban por serias: no podrás comer pan sin trabajar. todas partes las voces de júbilo, y Jas mu­ Dios te ayude en his muchas adversidades tuas enhorabuenas por el nuevo siglo que el que te aguardan;” y acababa 1a ceremonia cielo les concedía. Las iluminaciones de dan do Ja enhorabuena á Jos padres y pa­ las primeras noches eran magníficas, y no rientes del rccienacido. Si este era hijo de ménos espléndidos y suntuosos los corniles, rey 6 tle algún señor, visitaban al padre sus los bailes, las galas y los juegos públicos. _ principales subditos, para felicitarlos, y vati­ Entro ellos se hacia, en medio de ira gran cinar buena suerío «I niño (I). concurso, y con las mayores demostraciones Dado aquel primer baño, consultaban ir­ de alegría, el juego de los voladores, de que las adivinos sobre la buena 6 mala dicha del después hablaremos, en el cual habia cuatro niño, informándolos ántes, del dia y do la voladores, y cada une? daba trece vi/ai tris, hora de su nacimiento. Los adivinos con­ para significar los cuatro periodos de trece sideraban la calidad del signo propio do años de que se componía el siglo. aquel dio, y deí signo dominante en aquel L o quo hemos dicho hasta ahora acerca periodo de trece años, y si habia nacido á dalas fiestas de los Mexicanos, muestra cla­ medía noche, comparaban el dol dia que ramente cuan supersticiosos eran los pue­ acababa, y el del que empegaba: hechas blos antiguos JcAnáJiuac; y todavía se Íiaríi estas observaciones, declaraban la buena ó mas patente en los pormenores que vamos á mala fortuna del infante. Si era infausta, ofrecer al lector sobro Jos ritos que observa­ y Jo era también cJ quinto dia después dol ban en el nacimiento do sus hijos, en sus nacimiento, que era cuando se daba el se­ matrimonios y en sus exequias fúnebres. gundo baño, se prorogaba esta ceremonia para otro dia mas favorable. A esta cere­ RfTÚS DE LOS MEXICANOS KN EL NACIMIENTO monia, que era mas solemne que la prime­ XlE SUS HIJOS. ra, convidaban á todos les parientes y ami- Cuando salia á luz el niño, la partera,

despucs de haberle cortado el cordon umbili­ (1] En Guntcmala y otras provincias vecinas so cal, y enterrado la secundinu, le lavaba el celebraba el nacimiento do los hijos cim mas polcni- cuerpo, dicicndole estas palabras: “ Recibe ntdad y superstición. Inmc'líatamenlo despucs do el agua, pues tu madre es la diosa Chal- aquel succso, re sacrificaba un pavo. El bailo se ve, rifícuba en aígiin río 6 fuente, doodu hacían obJncio. cbíuhcueye. Este baño te lavará las man­ nes de copal, y sacrificios do papagayos, 7J1 cordon chas que sacaste del vientre de tu madre, te um bilical bc corlaba sobvc un a m axorca.de m ai'/, y limpiaré, el corazon, y te dará una vida bue­ con un cuchillo nuevo, el cual se arrojaba in media- na y perfecta.” I>cspues, volviéndose á Ja lam ente al rio. Sem braban el "ran o de a q u e ja ma­ diosa, le pedia la misma gracia; tomando zorca, y la cuidaban con el mayor esmero, como una otra voz el agua con ia mano derecha, y so­ cosa sagrada. I*a cosecha que de ¿1 provenía, se di­ vidía en tres partes: una para el adivino, olra para plando en ella, humedecía la boca, la cabe­ que sirviese de alimento al niño, y guarduban la tcr. za y el pecho del niño. Seguía á esto un cora, para que cctc la sembrase cuando estuviese en baño general, durante el cual decia la par­ edad do hacerlo. •'os, y íi, muchos niños; y ui eran gentes remonia fie enterraban en un campo, dond« acomodadas, daban un £ran banquete, y se sospechaba que podría, pelear cu el por­ regataban vestidos íl todos los convidados. venir; y los utensilios mujeriles, si ora hem­ Si el padre era militar, preparaba para bra, en la misma casa, debajo del met latí, ó aquel dia un pequeño arco, cuatro (\ecbas piedra, para moler el maiz. En aquella mis­ dol mismo taina fio, y un tra^e acomodado ma ocasion se hacia, pcguu Boturini, la ce­ al cuerpo dcl niño, do la mismaliocluirá que remonia de pasar cuatro veces al nifio por el que habia d<¡ usar picudo adulto. Si era sobre las llamas. anciano G labrado?, preparaba algunos ins­ Antes de poner los instrumentos cu las trumentos pequeños, anillólos ív su oficio ó manos dcl recicnacidn, rogaba la partera profesión. Si era niña, le apercibían un tra­ ít los iñfms convidados, que le pusiesen nom­ pío correspondiente !i su sexo, un buso pe­ bre, y ellos le daban el que les bobina suge­ queño, ó nlgtin otro utensilio para tejer. rido los padres. Despues lo vestía la parte­ Encendían muchas luces, y la pariera, to­ ra, y lo ponía en la cuna, rogando á Xonlti- mando al niño en brazos, lo llevaba por to­ eitl, diosa de las cunas, que lo calentase y do el patio de la casa, y lo colocaba sobre guardase eu su seno, y á Xoalteuctli, dios de \m monton de hojas, junto i\ una vasija lio­ la noche, que lo adormeciese. na de n"nn, y puesta en medio del palio. El nombre que se daba al niño se lomaba Allí lo desnudaba diciendo: “ ¿íijo mió, los íi veces dcl signo del dia de su nacimiento dioses Omctcuctli y Gmccihuatl, señores dcl (lo que sucedía mas frecuentemente entre los cielo, te han mandado ú, este triste y cala­ Mixtecas) como ISIociulcoad, ó quinta sierpe, mitoso mundo. Xtccibc esta agua, quo lia CmccaKt, ó segunda casa. Otras veces de do darte la vida.” Después de haberle lim­ las circunstancias ocurridas en el nacimien­ piado la boca, ja cabeza y el pccho, coa íLt- to, como sucedió íi uno de los cuatro «-efes muías semejantes á las del primer baño, le que regían la rcpíiblica de Tlaxcala cuando lavaba todo el cuerpo, y frotándola cada uno llegaron los españoles, pues se le llamó CL- de sus miembros, lo decía: “ ¿Dónde estás, (loJporpoca, ó estrella humeante, por haber mala fortuna? anda fuera de este niíio.” Di­ nacido en tiempo de un comct;:, Al quo na- cho esto, lo ar/aba pava ofrecerlo í\, los dio­ eiael dia déla renovación dcl fuego si era ses, rogándolos que lo adornase:! con todas varón, se le llamaba MbljáUi, y si erahembra, las virtudes. La primera oración se hacia Glnhneneú,!, aludiendo ambos nombres íi. las íi. las dos divinidades mencionadas; la se­ particularidades de aquella fiesta. También gunda, ú, la diosa de las aguas; la tercera, íl so daban frecuentemente á los varones nom­ todos los dioses, y la cuarta al sol y Ci la tier­ bres de animales, y á las hembras de flores, ra. “ Tú, sol, deeia la portera, padre de to­ ea lo que probablemente seguirían los sue­ dos ¿os vivientes, y tú, tierra, nuestra ma­ ños de los padres, ó los consejos de los* adi­ dre, acoged a esto lúíio, y protojccUo como ó. vinos. Por Jo común no sedaba mas que hijo vuestro; y pues nació para la guerra (si ua nombre; pero los varones solían adquirir su pudre era militar), muera en ella defen­ un sobrenombro con sus proezas, como su­ diendo el lionor de lo? dioses, 4 fin de que cedió á Moteuczoma I, que por sus hazañas pueda gozar en el cielo las delicias destina­ se llamó llhvdcam.inay y Tlacade. das á tocios los hombres valientes, que por Terminadas las solemnidades dcl baño, tan buena causa sacrifican sus vidas.” Po­ se daba el convite, en el cual cada uno pro­ níanle en seguida calas man itas los instru­ curaba lucir según sus facultades. En estos mentos dcl arte que debia ejercer, con una casos solían beber mas de io acostumbrado; «ración dirigida al dios tutelar do aquella pero no salía de casa el desconcierto de Ja profesion. £i el niño era hijo de militar, las embriaguez. Las luces se tenían encendi­ pequeñas armof que servían cu aquella' ce­ das hasta consumirse, y so tenia particular cumero cn conservar el fuego, durante loa diaa del nacimiento de los novios, decidían cuatro dias quo mediaban entre* cl primero y de lu. felicidad 6 la desgracia del consorcio. Si cl segundo baño; porque si st apagaba, por la combinación de los signos declaraban crcian que era mal agüero para el niño. Es­ infausta la alianza, se dejaba a q u e lla donce­ ta misma celebridad so repetía cuando lo lla y sc buscaba otra. Si el pronóstico era

de s u h dioses, á f i n de que tuviese e l mismo tro dias siguientes hacían sobre él oblacio­ empleo en cí otro niiiudo. nes de manjares. A los cinco dias sacrifi­ Hacían despues la procesión fúnebre, lle­ caban algunos esclavos, y el mismo sacrifi­ vando el cádávcr, acompañado de los pa­ cio se repella íi Jos veinte, á los cuarenta, á rientes, de toda Ja nobleza, y de las muleros los sesenta y á Jos ochenta. Desde entón­ del muerto, las cuales espresaban sn dolor eos ya no se sacrificaban mas víctimas hu­ con llantos y otras demostraciones. La no­ manas; sino que cada año se celebraba un bleza Jlevaba un gran estandarte de papel, aniversario con sacrificios de conejos, de y las armas 6 insignias reales. Los sacer­ mariposas, de codornices y otros pájaros, y dotes cantaban sin acompañamiento instru­ con oblaciones de pan, vino, copal, flores y mental. Al llegar al atrio inferior del tem­ tinas cañas llenas de materias aromáticas, plo, salían los sumos sacerdotes, con sus mi­ que llamaban acayotl. Este aniversario se nistros, á recibir ei cadáver, y sin detenerse celebraba cuatro años seguidos. lo colocaban en la pira, que estaba dispues­ L a mayor parte de loa cadáveres se que­ ta en el mismo, atrio, y se componía de leña maban: solo se enterraban enteros los de olorosa y resinosa, con tiua gran cantidad aquellos que morían ahogados ó de hidrope­ de copal y otros aromas. Miéntras ardia sía, ó de no sé que otra enfermedad; pero el real cadáver, con todas bus ropas, insig­ ignoro la causa de esta diferencia. nias y armas, sacrificaban al pié de la esca­ LOS SEPULCltOS. lera del templo un gran número de esclavos, tanto de los del rey muerto, como de los que No habia sitios determinados para enter­ habían presentado para aquella solemnidad rar los cadáveres. Algunas veces se enter­ los señores. También se sacrificaban al­ raban las cenizas cerca de algún templo ó gunos hombres irregulares y monstruosos altar; otras en el campo, otras en los Jugares de los quo tenia en sus palacios, para que lo sagrados de los montes donde solían lmcer divirtiesen en el otro mundo, y por la mis­ los sacrificios. Las cenizas de los reyes y ma razón mataban algunas do sus mug.c- de los otros señores se depositaban por lo co­ rcs (X). El número de víctimas correspon- mún eu las torres de los templos, especial­ mente en las dcl templo mayor ( I ). Junto (1) E l P . Acosta dico quo en las exequias do loa

&c jiotes se sacrificaban todas las personus que CBluban los hermanos dcl xcy muerto so debía encoger bu g u - en bu casa. Pero cato cs absolutamente faino <¿ increí­ ccflor según las leyes def reino? ble, pues si así hubiera sido, en poco tiempo se hubie­ [X ] Solí.», en su Historia de la conquista do M éxi­ ra ceünguido toda la nobleza mexicana. No liay me. co, afirma que las cenizas de lo» reyes bo deposita­ morid do hnbcrsc sacrificado en las exequias dcl rey ban en CliapoHcpcc; tbub cpIo en íalso y contrario d ninguno de su» hermanos, como afirma aquel autor. la deposición do CortÚB, cuyo panegírico escribió, do ¿Cdmo cs posiblo quo cxislicso tal udo cuando entre Dcrnal Diuz y do otros testigos oculares. á Teotíhuacan, ciudad célebre por Jos iriu- «a salud. Si sanaba, habió grandes regoci­ chos templos que contenia, liabia ¡11 numera­ jos; si moría, continuaban hablando de él, bles sepulcros. Los do los que se enterra­ como si aun estuviese vivo: ponian delante ban enteros» eran, según ol conquistador del cadáver íl uno de sus esclavos, lo vestian anónimo, que los vió, unas huesas profun­ con la ropa de su señor, lo cubrian el rostro das, revestidas por dentro de piedra y cal, y con una máscara, y por espacio de un dia el cadáver estaba sentado sobre un icpalli ó le liacian los mismos honores que solían silla baja, con los instrumentos de su arte o al difunto. A media noche, se apodera­ profesion. E l militur se enterraba con un ban cuatro señores del cadáver, para se­ escudo y una espada; la muger, con un buso* pultarlo en algún bosque ó cueva, especial­ una escoba y un xicallit cierto vaso natural mente la que se creia ser la puerta del paraí­ de que después hablaremos; los ricos con so; y al volver, sacrificaban al esclavo y lo oro y joyas, y todos con gran provision de ponian en una huesa, con los adornos 6 in­ comestibles para el largo viaje que iban íl signias de su efímera autoridad, pero sin emprender. Los conquistadores españoles, cubrirlo de tierra. Cada año se hacia una noticiosos del oro que contenían los sepul­ fiesta del último señor que habia muerto, en cros de los señorea mexicanos, escavaron la cual se celebraba su nacimiento; pero do algunos, y encontraron grandes cantidades su muerte no se hablaba jamas. de aquel precioso metal. Cortés dice en Los Zupotecas embalsamaban el cadáver sus Cartas, que en una entrada que hizo en del señor principal de su nación. Y a en Xa capital, cuimdp estaba sitiada por su ejér­ los tiempos de los primeros reyes cbichiroe- cito, los soldados hallaron mil y quinientos cas, estaban en uso en aquellas naciones los castellanos, ó doscientas cuarenta onzas de compuestos aromáticos para preservar al­ oro, en un sepulcro que habia en la torre del gún tiempo los cadáveres de la corrupción; templo. El conquistador anónimo -asegura pero no sabemos que lo hiciesen con fre­ haber presenciado la escavacion de un se­ cuencia. pulcro, del cual se sacaron cerca de tres mil L o que he dicho hasta ahora, es cuanto só castellanos. acerca de la religión de Io b Mexicanos. L a Los Chichimecas enterraban los cadáve­ vanidad de su culto, la superstición de sus res en las cuevas de los montes; pero -cuan­ ritos, la crueldad de sus sacrificios, y los ri­ do se civilizaron algún tanto, adoptaron en gores de su austeridad, harán mas mani­

este y en otros usos, los íitos y costumbres fiestas á b u s descendientes las incompara­ de los Acolhuas, que eran casi las mismas bles ventajas que les lia traido la dulce, que las de los Mexicanos. pura y santa doctrina de Jesucrito; y los exci­ Los Mixtéeos conservaron en parte los tarán á dnr gracias al Padre de las miseri­ usos antiguos de los Chichimecas, pero en cordias, por haberlos llamado á la luz mara­ algunas cosas se singularizaron. Cuando villosa del Evangelio, habiendo dejado pere­ enfermaba alguno de sus señores, se liacian cer á sus antepasados cu las tinieblas del oraciones públicos, votos y sacriücios por er.ror. Gobierno politico, militar y económico de los Mexicanos, eslo es, cl rey, ¿os señores^ los electores, ¿o-s embajadores, / a s dignidades y los magistrados; los jueces, leyes, juicios y penas; milicia, agricultura, caza, pcsca y co­ mercio; juegos, trages, alimentos y muebles; idioma, poesía, música y baile; medicina., historia y pintura; escultura, fundicio?i y mosaicos; arquitecto- raí 2/ otras arles de arpiella nacio7i.

EDUCACION DE LA JUVENTUD MEXICANA.

E , el gobierno público, y cn el doméstico de La educación de la juventud, que es cl los Mexicanos, se notan rasgos tan superio­ principal apoyo de un estado, y lo que mejor res de discernimiento político, de celo por la dn á conocer el carácter de cualquiera na­ justicia, y de amor al bien general, que pa­ ción, era tal entre los Mexicanos, que basta­ recerían de un todo inverosímiles, si no cons­ ría por sí sola á confundir cl orgulloso des­ tasen por sus mismas pinturas, y por la de­ precio de los que creen limitado á ias regio­ posición de muchos autores diligentes é im- nes europeas el imperio de la razón. En parciales, que fueron testigos oculares de una lo que voy á decir sobre este asunto, tendrá gran parte de lo que escribieron. Los que por guias las pinturas de los Mexicanos, y insensatamente creen conocer á los anti­ los escritores mas dignos de crédito. guos Mexicanos en sus descendientes» ó en “ Nada, dice cl P. Acosta, me ha maravi­ las naciones del Canadá y de la Luisiana, llado tonto, ni me ha parecido tan digno de atribuirían á fábulas inventadas por los es­ alabanza, y de memoria, como el órden quo pañoles, cuanto vamos á decir acerca de su observaban los Mexicanos en la educación civilización, de sus leyes y de sus artes. Por de sus hijos.” En efecto es difícil hallar no violar, sin embargo, las leyes de la histo­ una nación quo haya puesto mayor diligen­ ria, ui la fidelidad debida al püblico, espon­ cia en un artículo tan importante á la feli­ dré sinceramente cuanto me ha parecido cidad del estado. Es cierto que viciaban la cierto, sin temor de lu censura de los crí­ cnscíianza con la superstición; pero el celo ticos. con que se aplicaban á educar á sus lujos, debe llenar de confusion á muchos padre;* ortigas, y castigado con otras penas, corres­ de familiu.de Europa, y'muchos de los docu­ pondientes en su opinio» <¡> la culpa. mentos que dabau á s u juventud, podrían servir de lección á la nuestra. Todas Ion EsrLJCAClO.X DE SIETE TINTURAS MEXICANAS madres, sin cscluir las reinas, criaban loa RELATIVAS A I*A EDUCACION. Iijjos á yus pedios. Sj alguna enfermedad we lo estorbaba, no se confiaba tan fácilmen­ El sistema de educación que daban los te el niño á una nodriza, sino que se to­ Mexicanos á sus hijos, y el esmero con que maban menudos informes acerca de su con­ cuidaban de la regularidad de sus acciones, dición, y de la calidad de la leche. Acostum­ pueden inferirse de las siete pinturas que brábanlo desde su infancia á tolerar el ham­ obsten en la Cólcódon de Mendoza, desde bre, el calor y el frió. Cuando cumplían la cuadragésima nona hasta la quincuagé­ cinco auos, ó se entregaban á los sacerdo­ sima sesta. En ellas se espresan'la canti­ tes para que los educasen en los seminarios, dad y la calidad de los alimentos que le da­ como se hacía con casi todos los hijos de ban, las faejmfl.cn que los ocupaban, y las los nobles, y con los de I09 reyes, 6 si debian penas con que los corregían. En la última, educarse en casa, empezaban los padres á se figura un niño de cuatro años, empleado doctrinarlos en el culto de los dioses, y ú, por orden de sus padres en algunas mani­ enseñarles las fórmulas que empleaban pa­ pulaciones fáciles, para irse acostumbran­ ra implorar su protección, conduciéndolos do al trabajo; otro de cinco años, que car­ frecuentemente á los templos para que se gado con un pequeño fardo, acompaña á aficionasen á la religión. Inspirábanles su padre al mercado; una niña dé la misma horror al vicio, modestia en sus acciones, edad que empieza á hilar, y otro niño de seis respeto ¿l sus mayores, y amor ni trabajo. años, que ayuda á su padre recogiendo del Los hacían dormir en una estera: no les da­ sv.elo granos do maiz y otras frioleras en la ban mas alimento que el necesario para la plaza del mercado. conservación de la vida, ni otra ropa que Ja En la pintura quincuagésima primera se que bastaba para la decencia y la honesti­ muestra ún padre que ensena á pescar á un dad. Cuando llegaban á cierta edar?, les hijo de siete años, y una madre que enseña ensenaban el manejo de las armas; y si los á hilar á su luja de la misma edad; algunos padres eran militares, los conducían consigo muchachos, de oclio años, ¿i quienes amena­ á la guerra, á fin de que se instruyesen en el zan con el castigo, si no hacen su deber; arte miiitar, se acostumbrasen á los peli­ otro de nueve años, 6. quien su padre pelliz­ gros, y les perdiesen el miedo. SÍ los pa­ ca en varias partes del cuerpo, para corre­ dres eran labradores ó artesanos, les ense­ gir su indocilidad, y una muchacha de la ñaban su profesion. Las madres enseñaban misma edad, á quien su madre pellizca d las hijas á hilar y tejer, las obligaban á ba­ solo en las manos; un muchacho y una ilarse con frecuencia para que estuviesen muchacha de diez años, ó, quienes sus pa­ siempre limpias, y en general procuraban dres azotan con una vara, porque no liacian que Jos niños de ambos sexos estuviesen lo que se les habia mandado. siempre ocupados. En la pintura quincuagésima segunda* se Una de las cosas que mas encarecida­ representan dos muchachos de once años, mente recomendaban á sus hijos, era la ver­ Á los que, por 110 haberse enmendado con dad en sus palabras; y si los cogian en una otros castigos, obligan sus padres á recibir mentira, les punzaban los labios con espi­ por la nariz el humo del chile ó p im ie n t o ; nas de maguey. Ataban los piés á las ni­ . otro de doce años, que en pena de sus yer­ ñas que gustaban salir mucho ála calle- E l ros ha sido atado un dia entero por sus pa­ hijo desobediente y díscolo era azotado con dres á un leño, y una muchacha de la mis- m i cuad, i quien su madre obliga ñ. barrer EXHORTACION t>E VX SJEXICAXO A BV JÍIJO. por la nochc toda la casa y parto de la calle; un muchacho de trece años que conduce “ Ilijo inio, lo decía el pudre, has salid o íi- una barquilla cargada de juncos, y una mu* luz dcl vientre de tu madre, como c\ pullo chacha de la misma edad que cstíi moliendo dol Imcvo, y creciendo como <51, te preparan maiz por orden de su madre; un joven de <1 volar por el mundo, sin que nos sou dado catorce aHoe empicado en la pesca, y una saber por cuanto tiempo nos concederá el jóven en tejer. ciclo el goce de ía piedra preciosa que en tí En la pintura siguiente se figuran dos jó ­ poseemos; pero sea el que lucro, procura tú venes de quince años: uno, entregado por sus vivir rectamente rogando continuamente í* padres á un sacerdote, á fm de que lo en­ Dios que te ayude. E l to crió, y 61 te poséc. serie los ritos religiosos; y otro, entregada al El es tu padre, y te ama mas que yo; pon en aclicauili, ü oficial de la milicia, para que lo él tus pensamientos, y dirígele dia y nochc instruya ca el arte militar. La quincuagé­ tus suspiros. Reverencia. y saluda íi tus sima cuarta lince ver ú, los jóvenes dcl semi­ majores, y nunca les des señales de despre­ nario empleados por los sacerdotes en bar­ cio. IVo estés mudo para con los pobres y rer el templo; en llevar ramas de árboles y atribulados; íintes bien date prisa á conso­ yerbas para adorno de los santuarios, lefia larlos con buenas palabras, llonra á todo¡?, para los hogares, junco para las esteras, y especialmente íi tus padres, á quienes debes piedra y cal para reparar los muro*. En 5a obediencia, temor y servicio. Guárdate do misma y en la siguiente se ven diferentes imitar el ejemplo de aquellos malos hijos, castigos impuestos íi los jóvenes de los semi­ quo íi guisa de brutos, privados de razón, no narios por sus superiores. TJno de ellos pin­ reverencian íi los que les han dado ol ser, ni cha ít un alumno con espinas de maguey» cscuchau su doctrina, ni quieren someterse por haber descuidado su obligación; dos sa­ á sus correcciones; porque quien sigue sus cerdotes echan ascuas encendidas en lacabe- huellas tendrá un fin desgraciado, y morirá, /u de otro, por haberlo sorprendido en con­ lleno de despecho, ó lanzado en un precipi­ versación, familiar con una muchacha; ít otro cio, ó entre las garras de las fieros. por el mismo delito, hieren el cuerpo con “ No te burles, hijo mió, de los ancianos, y pedazos de pino, y á otro queman los cabe­ délos que tienen alguna imperfección en su llos por-desobediente. En la última pintu­ cucipo. No te mofes del que veas cometer ra. se ve un joven que lleva el equipaje de un alguna culpa ó flaqueza, ni se la eches en ca­ sacerdote, el cual iba á la guerra ú> exhortar ra: confúndete, al contrario, y teme que to íi, los soldados, y ü practicar ciertas ceremo­ suceda lo mismo que te ofende en los otros. nias supersticiosas* No vayas ¿t donde no te llaman, ni te ingie­ Educábanse los hijos con tanto respeto ¿i ras en lo que no te importa. En todas tus sus padres, que aun ya grandes y casados, palabras y acciones procura demostrar tu apónas osaban hablar en su presencia. Las buena crianza. Cuando converses con al­ instrucciones que Ies daban eran tales, que guno, no lo molestes con tus manos, ni ha­ no puedo ménos de copiar aquí una de las bles dem nsiado, ni interrumpas ó perturbes exhortaciones que les dirigían, y que ha si­ Á los otros con tus discursos. Si oyes ha­ do conservada por los primeros misioneros blar á, alguno desacertadamente, y no te toca apostólicos, que se empicaron en eu conver­ corregirlo, cUla: si te toca, considera ántes sión, especialmente por Motolinia, Olmos lo que vas (l decirle, y no le hables con ar­ y Sahagún, los cuales aprendieron perfecta’ rogancia, (i fin de que soa mas agradecida mente su lengua, y se aplicaron con suma tu corrección. diligoncia íi investigar sus usos y costum­ ‘‘ Cuando alguno hable contigo, óyelo bres. atentamente y en actitud comedida, no ja- gando cQn los pi<2s, m mordiendo la capa, hayasoido, á fin deque no sc susciten disgus­ ni escupiendo demasiado, ni alzándote á ca­ tos y escándalos, de que tengas que arre- da instante si estás sentado; pues estas accio­ pcntirtc. nes 6on indicios de ligereza y de mala “ No te entretengas cn cl mercado mas crianza. del tiempo necesario; pues cn estos sitios “ Cuando te pongas á la mesa, no comas abundan las ocasiones de cometer csccsos. aprisa, ni ríes scital de disgusto, si algo no te “ Cuando te ofrezcan algnn e m p ic o , has: agrada. Si á la hora de comer viene algu­ cuenta que lo hacen para probarte: así que, no, parte con él lo que tienes, y cuando al­ no lo aceptes de pronto, aunque te reconoz- guno coma contigo, no fijes en él tus mira­ cas mas apto que otro para ejercerlo; sino das. cscusatc hasta que te obligen á aceptarlo, “ Cuando andes, mira por donde vas, para pues afcl serás mas estimado. que no te tropieces con los quo pasan. Si “ No seas disoluto, porque se indignarán ves venir á alguuo por cl mismo camino, contra tí los dioses, y te cubrirán de infa­ desviate un poco para hacerle lugar. No mia. Reprime tus apetitos, hijo mió, pues pases nunca por delante de tus mayores, si­ aun eres joven, y aguarda á que llegue á no cuando sea absolutamente necesario, o edad oportuna la doncella que los dioses te cuando ellos te lo ordenen. Cuando co­ han destinado para muger. Déjalo á su mas en su compañía, 110 bebas ántcs que cuidado, pues ellos sabran disponer lo que ellos, y sírveles lo que necesiten para gran­ mas te convenga. Cuando llegue cl tiem­ jearte su favor. po de casarte, no te atrevas á lmcerlo sin cl t;Cuando te den alguna cosa, acéptala consentimiento de tus padres, porque ten­ con domostraciones de gratitud. Si es gran­ drás un éxito infeliz. de, 110 te envanezcas: si es pequeña, no la “ No hurtes, ni te des al robo; pues serás desprecies, 110 te indignes, ni ocasiones dis­ el oprobio de tus padres, debiendo mas bien gusto á quien te favorece. Si te enrique­ servirles de honra, en galardón de la educa­ ces, no te insolentes con los pobres, ni los ción que te han dado. Si eres bueno, tu humilles; pues los dioses que negaron á otros ejemplo confundirá á los malos. No mas, las riquezas para dártelas á tí, degustados hijo mió: esto basta para cumplir las obliga­ de tu orgullo, pueden quitártelas para dar­ ciones de padre. Con ebtos consejos quie­ las á otros. Vive del fruto de tu trabajo, ro fortificar tu corazon. No los desprecies porque así te será mas agradable cl susten­ ni los olvides, pues de ellos depende tu vi­ to. Y o, hijo mió, te lie sustentado hasta da y toda tu felicidad.” ahora con mis sudores, y cn nada he faltado Tales eran las instrucciones que los Me­ contigo á Jus obligaciones de padre; te he da­ xicanos inculcaban cn cl ánimo de sus hi­ do Jo necesario sin quitárselo á otros: haz jos. Los labradores y los mercaderes les tú lo mismo. daban otros avisos particulares, relativos á “ No mientas jamas, que es gran pecado su profesiou, que omito por no fastidiar á los mentir. Cuando refieras á alguno lo que lectores; pero no quiero omitir los documen­ otro te ha contado, di la verdad, pura, sin tos que Jas madres dirigían á sus hijas, pues añadir nada. No hables mal de nadie. Ca­ los creo oportunos para dar á conocer su lla lo malo que observes cn otro, si no te to­ educación y sus usos. ca corregirlo. No seas noticiero, ni amigo EXHORTACION DE UNA MEXICANA A SU HIJA. de sembrar discordias. Cuando lleves al­ gún recado, si el sugeto á quien lo llevas se “ Hija mia, deciala madre, nacida de mi enfada y habla mal de quien lo exivia, no sustancia, parida con mis dolores, y alimen­ vuelvas á él con esta respuesta; sino procura tada con mi leche, he procurado criarte con cl suavizarla, y disimula cuanto puedas lo que mayor esmero, y tu padre te ha elaborado y pulido á guisa de esmeralda, para que tu otro* uc te disgusten, no los disgustes lu á presentes á los ojos de los hombres, como ellos. una joya de virtud. Esfuérzate en ser siem­ “ Evita la familiaridad indecente con los pre buena; porque si no lo eres, ¿quién te hombres, v no te abandones íl los perversos querrá por muger? Todos te despreciarán. apetitos de tu coruzon; porque serás el opro­ La Tida es trabajosa, y es necesario echar bio de tus padres, v ensuciarás tu alma, co­ mano de todas nuestras fuerzas, para obte­ mo el agua cou el fango- No te acompañes ner Jos bienes que los dioso* nos quieren en- con mugeres disolutas, ni con lasi embuste­ enviar; pero conviene no ser perezosa ni des­ ras, ni con Jas perezosas; porque infalible­ cuidada, sino diligente en todo. Sé asea­ mente inficionarán tu corazón con su ejem­ da, y ten tu casa en buen orden. Da agua plo. Cuida de tu familia, y no sulgas á me­ á tu marido para que se Jave las manos, y nudo de casa, ni te vean vagar por Ins ca­ haz el pau para tu familia. Donde quiera lles y por la plaza del mercado, pues allí en­ que vayas, preséntate con modestia y com­ contrarás tu ruina. Considera que el vicio, postura, sin apresurar el paso, sin reírte do como yerba venenosa, da muerte al que lo las personas que encuentres, sin fijar las mi­ adquiere, y una vez que se introduce en el radas en ella?, sin volver ligeramente los alma, difícil es arrojarlo de ella. Si encuen­ ojos á una parte y otra, íl fin de que no pa­ tras en la calle algún joven atrevido, y te in­ dezca tu reputación. Responde cortamente sulta, no le respondas, y pasa adelante. No á quien te salude ó pregunte algo. hagas caso de lo que te diga: no des oídos á “ Empléate diligentemente en hilar, en sus palabras: si te sigue, no vuelvas el rostro tejer, en coser y en bordar; porque así á mirarlo, para que no se inflamen mas sus serás estimada, y tendrás Jo necesario para pasiones. Si así lo haces, se detendrá, y te comer y vestirte. No te des al sueño, ni dejará ir en paz. descanses á la sombra, ni vayas á tomar “ No entres en casa agena sin urgente el fresco, ni te abandones al reposo; pues motivo, porque no se diga ó se piense algo la inacción trae consigo la pereza y otros contra tu honor; pero si entras en casa de vicios. tus parientes, salúdalos con respeto, y no es­ “ Cuando trabajes, no pienses mas que en tés ociosa, sino toma inmediatamente el eJ servicio de los dioses,y en el alivio de tus huso, ó empícate en lo que seo necesario. padres* Si te llaman ellos, no aguardes á “ Cuando te cases, respeta átu marido, y /a segunda vez, sino acude pronto para sa­ obedécelo diligentemente en lo que te man­ ber lo que quieren, y á fin de que tu tar­ de. No le ocasiones disgusto, ni te mues­ danza no les cause disgusto. Pío respon­ tres con él desdeñosa ni airada: acógelo das con arrogancia, ni muestres repug­ amorosamente en tu seno, aunque sea po­ nancia á lo que te ordenan: si no puedes bre y viva á tus espensas. Si en algo te ape­ hacerlo, escúsate con humildad. Si llaman sadumbra, 110 le des á conocer tu desazón á otra, y no acude, responde tú: oye lo que cuando te mande algo: disimula por enton­ mandan, y hazlo bien. No te ofrezcas nun­ ces, y despues le espondrás con mansedum­ ca á lo que no puedes hacer. No engañes bre lo que sientes, á fin de que con tu suavi­ á nadie, pues los dioses te miran. Vive eH dad, se tranquilice, y no te aflija mas. No lo paz con todos: ama á todos honesta y dis­ denuestes en presencia de otro, porque tú cretamente, á fin de que todos te amen. serás In deshonrada. Si alguno entrase en “ No Beas avara de los bienes que los dioses tu casa para visitar á tu marido, muéstrate te han concedido. Si ves que á otras se dan, agradecida, y obséquialo como puedas. Sí no sospeches mal en ello; porque los dioses, tu marido es desacordado, sé tú discreta. Si de quienes son todos los bienes, los dan. co­ no maneja bien tus bienes, dale buenos con­ mo y á quien les agrada. Si quieres que los sejo»; pero si absolutamente es inútil para aquel encargo, tómalo tú por tu cuenta, cui­ Las muchachas barrían cl atrio inferior dando esmeradamente de tus posesiones, y del templo, se levantaban tres veces en la peinando exactamente á loa opcnirioa. Guár­ noche para ofrecer copal á ]oj¿ ídolos, prepa­ date de perdí algo por tu descuido. raban las viandas que sondan en las oblacio­ “ Sigue, h'ju mia, los consejos que te doy. nes, y tejiun tocia clase ¿c tolas. Aprendían Tengo muchos anos y bastante práctica del ademas las ocupaciones propias de su sexo; inundo. Soy tu madre, y quiero quo vivas con lo que, ademas de evitar Ja ociosidad, bien- Fija estos aviaos en tu corazón, pues tan perjudicial en la edad juvenil, se acos­ así vivirás alegre. Si por no querer escu­ tumbraban insensiblemente á las fatigas do­ charme, ó por descuidar mis in.-struccioney, mésticas. Dormían cn grandes salas á vista te sobrevienen desgracias, culpa luya será, de las matronas, las cuales de nada cuida­ y tu serás quien lo sufra. No mas, hija mia: ban tanto como de Inmodestia de las alum­ los dioses te amparen.” nas, y de la compostura de sus acciones. Cuando algún alumno ó alumna del semi­ nario iba á visitar á sus padres, lo que suce­ día raras veces, siempre lo acompañaban al­ No contentos los Mexicanos con estas ins­ gunos condiscípulos suyos y un superior. trucciones, propias de la educación, todos Despues de liabcr escuchado con humildad enviaban sus liijos á las escuelas públicas, y silencio las instrucciones y consejos que que estaban cerca de I09 templos, en las cua­ le daba su padre, volvió prontamente al se­ les, durante tres arios, se instruían cn la reli­ minario. Allí permanecía hasta la época gión y en ias buenas costumbres. Ademas del matrimonio, que, como ya liemos dicho, de esto, casi todos, y especialmente los no­ era en los jóvenes, ¿le veiritc á veintidós años, bles, procuraban que sus hijos fuesen educa­ y en las doncellas, de diez y siete á diez y dos en los seminarios anexos á los mismos ocho. Cuando llegaba aquella época, ó el templos. Había muchos de estos estableci­ mismo joven pedia permiso al superior para mientos en las ciudades del imperio mexica­ ir á casarse, 0, lo que era tnas común, el pa­ no, tanto para los niños, como para los jó ­ dre hacia la petición con el mismo objeto, venes de ambos sexos. Los de niños y jó­ dando ántes las debidas gracias al superior venes del sexo masculino, estaban á cargo por et cuidado que habia tenido de su h i- de los sacerdotes, únicamente consagrados á jo- El superior, al licenciar cn la fiesta su educación: los de muchachas dependían grande de Tezcatlipoca todos los jóvenes de de matronas, respetables por su edad y por ambos sexos que iban á casarse» pronuncia­ sus costumbres. No habia comunicación ba un discurso, exhortándolos á la perseve­ entre los seminarios de personas de sexo di­ rancia en la virtud, y al cumplimiento de las ferente, y cualquier descuido en esta parte obligaciones dol nuevo estado. Eran muy era severamente castigado. Habia semina­ apreciadas para esposas las jóvenes educa­ rios distintos para nobles y para plebeyos. das en los seminarios, tanto por sus arregla­ Los jóvenes nobles se empleaban en los mi­ das costumbres, cuanto por su destreza en nisterios interiores y mas inmediatos al san­ todas las labores peculiares de su sexo. El tuario, como barrer ol atrio superior, ati­ joven que á la edad de veintidós años no sc zar y mantener el fuego sagrado: los ple­ casaba, se reputaba perpetuamente consa­ beyos llevaban la leña necesaria, piedra y grado a) servicio de los dioses; y si despues cal para la reparación de los edificios sagra­ de aquella consagración se arrepentía del dos, Los unos y los otros tenian superiores celibato, y quería tomar muger, S€ hacia in­ que los instruían en ía religión, en la histo­ fame para siempre, y r*0 habia muger que lo ria, en la pintura, en a música, y cn las quisiera por marido. JSu Tlaxcala se cor­ otras anep cours^teEte* i s u clase. taba el cabello á los qUe, llegada la edad con* veniente, no se casaban, y aquella señal era empico perpetuo; su voto electoral termina­ entre ellos deshonres;!. ba en la primera elección que hacían, 6 in­ Los hijos aprendían, por lo común, el ofi­ mediatamente se nombraban otros, ó los cio de stis padres y nbrnzaban su profusio»: mismos, si así lo decretaba el consentimiento asi se perpetuaban la s artes en las familias, general de la nobleza. Si ¿tutes de morir el con beneficio dcl estado. Los juvenes des­ rey, faltaba u no de los electores, se nombra­ tinados íi la magistratura eran conducidos ba oiro que lo reemplazase. Desde el tiem­ por sus padres á ios tribunales, donde apren­ po del rey Xzcoatl hubo otros dos electores dían las leyes del reino, las prácticas y mas, qne eran los reyes de Acolhuacan y formulas de los juicios. En una de lus pin­ de Tacuba; pero estos empleos eran pura­ turas de la Colcccion de Mendoza, se repre­ mente honorarios. Ratificaban aquellos sentan cuatro magistrados examinando una monarcas la elección hecha por los cuatro causa, y detras á sus cuatro jóvenes teicxic- verdaderos electores; pero no sabemos que tin, b caballeros, que escuchan sus delibera­ interviniesen en el acto de la elección. ciones. A los hijos de los reyes, de los no­ Para no dejar demasiada amplitud á los bles y de los señores principales, se daban electores, y para evitar, en cuanto fuese po­ ayos que velasen sobre 511 conducta, v mu­ sible, los inconvenientes de los partidos y cho ántes que pudiesen entrar en posesión de !as facciones, lijaron la corona en la casa del reino ó dcl estado, se les conforia co­ de Acamapiehtzin, y despues establecieron munmente el gobierno de alguna ciudad ó por ley que al rey muerto debia suceder uno distrito, para que se acostumbrasen al arto de sus hermanos: faltando estos, uno de sus difícil de regir ít jos hombres. Esta prácti­ sobrinos; y si no hubiese sobrinos, uno de ca tuvo origen en tiempo do los primeros re­ sus primos, quedando al arbitrio de los elec­ yes chichimecas; pues que Nopaltzin, desde tores el nombramiento del que mascíigno Ies que fué coronado rey- de Acolhuacan, puso pareciese. Esta lev se observó inviol á su primogénito Tlotzin en posesion de la mente d^sde el segundo hasta el últin ciudad de Texcoco. Cuitlahuac, penúltimo A ITuitzilftiuitl, hijo de Aeamapicht* rey de México, obtuvo el estado de Iztapala- cedieron sus dos hermanos Quimalpd pan, y su hermano Moteuczoma, el de Ehe- ItzcontJ; á este, su sobrino Moteuezoj catepec, ántes de subir al trono de México. huicamina; £, Moteuczoma, Axayacatr Sobre este fundamento de la educación al- primo; á Axayacatl, sus dos hermanos T í­ xaron los iVIexicanos el sistema político de z o c - y Ahuitzotl; ú, este, su sobrino Moteuc- su reino, que voy Á esponer. zoma Ií; á Moteuczoma, su hermano Cui- tlahuatzin, y á este, finalmente, su sobrino ELECCION DEL REY. Cuauhíemotzin. Esto se vorá mas claro en Desde el tiempo en que los Méxicanos, á la genealogía de los reyes mexicanos que se ejemplo de todas las naciones circunvecinas, haMa en esta obra. pusieron á Acamapiehtzin á la cabeza de su No se consideraba en la elección e! de­ nación-, revistiéndolo del nombre, de los ho­ recho de primogenituro: así se vio en la nores y de la autoridad de monarca, quedó muerte de Moteuczoma I, en cuyo lugar fué establecido que la corona seria electiva- A l­ elegido Axayacatl, preferido por los electo­ gún tiempo despues crearon cuatro electo­ res á sus dos hermanos mayores, T ízoc y res, en cuya opinion se comprometían todos Ahuitzotl. los votos de la nación. Eran aquellos fun­ rOMPA V CEREMONIAL EN LA PROCLAMACION Y cionario?, magnates y señores de la primera UNCION DEL REY. nobleza, comunmente de sangre real, y de tanta prudencia y probidad, cuanta se nece­ No se procedía 'la elección del nuevo sitaba para un cargo tan importante. No era rey, hasta despue • ichabersido celebrados con la debida pompa y magnificencia la* protección de los pobre*, la defensa de la exequias de bu antecesor. Ilecha la elección, patria y del reino. Seguían las arengas de pc daba cuenta de ellaá los reyes de Acol- los reves aliados y de la nobleza, dirigidas al Luacan y de T a c u b a , á fin de que la confir­ mismo fin; á Jas cuales respondía el monarca masen, y á Jos señores feudatarios ijuc ha­ manifestando su gratitud, y ofreciéndose á bían asistido al funeral. Los dos reves, emplearse con todas sus fuerzas en la ven­ acompañadas por toda la nobleza, condu- tura del estado. Gomara, y otros autores ciun el nuevo soberano al templo mayor. que lo han copiado, afirman que el sumo sa­ Abrían la procesion los señores feudatarios cerdote Je tomubu el juramento de mantener con las insignias propias de sus estados, y la antigua religión, de observar las leyes do despucs Jos nobles de la corte con las de sus sus antepasados, de hacer andar al sol, traer dignidades y empleos: seguían los dos reyes la lluvia, dar aguas á les rios y frutos á la aliados, y detras de ellos ol rey electo, des­ tierra. Si es cierto que los reyes de México nudo, y sin otro vestido que el maxtlatl, 6 hacían aquel juramento tan estravagante, no cintura ancha, con que se cubría las partes podía significar otra cosa, sino la obligación obscenos. Subia al templo apoyado en los de no desmerecer con su conducta la protec­ hombros de los dos principales señores de la ción del cielo. corte, y allí lo aguardaba uno de los sumos Despues de las arengas bajaba el rey con sacerdotes, con las personas mas condeco­ todo su acompañamiento al atrio inferior, radas del servicio del templo. Adoraba al donde lo aguardaba el resto de la nobleza, ídolo de Huítzilopochtli, tocando con la ma­ para tributarle obediencia, y hacerle regalos no el suelo, y llevándola 4 Ja boca. El sumo de joyas y vestidos. De allí pasaba á una sacerdote teííia después todo el cuerpo del sala que había en el recinto del mismo tem­ monarca con una especie de tinta, y lo rocía- plo, llamada Tlacatecco, donde lo dejaban ba cuatro veces con agua bendita, según su solo por espacio de cuatro dias, en los cuales rito, en la gran fiesta de la misma divinidad, comia una sola vez al dia; pero podia comer valiéndose para aquella aspersión de ramas came, 6 cualquier otro manjar. Bañábase de cedro, de sauce y de maiz. Vestíale un diariamente dos veces: después se sacaba manto en que se veian pintados cráneos y sangre de las orejas, y la ofrecía á Huitzilo- huesos de muerto, y le cubría la cabeza «on pochtlí con al^un copal, quemando ambas dos velos ó mantillas, uno azul y otro ne­ cosas en su honor, haciendo entre tanto ar­ gro, que tenian las mismas figuras. Le col­ dientes y continuas plegarias á los dioses gaba al cuello una calabacilla, llena de cier­ para impetrar las luces de que necesitaba £ tos granos que se creían eficaces preservati­ fin de regir sabiamente la monarquía. El vos contra ciertos males, contra los hechizos quinto día volvía al templo la nobleza para y contra los engaños. ¡Feliz por cierto se­ conducir al nuevo rey á su palacio, donda ria el pueblo cuyo rey poseyese tan precioso acudían los feudatarios á recibir la confir­ talismán! Despues le ponía en las manos mación de sus investiduras. Seguían los re­ un incensario y un saquillo de copal, para gocijos del pueblo, los convites, los bailes y que incensase á los ídolos. Terminado es­ las iluminaciones. te acto religioso, durante el cual el rey esta­ CORONACION, CORONA., TRACE E INSIGNIAS ba de rodillas, el sumo sacerdote se sentaba, DEL REY. y pronunciaba un discurso, en que, despues de haberlo felicitado por su exaltación, le Para proceder á la coronacion, era nece­ advertía las obligaciones que liabia contraí­ sario, según las leyes del reino, ó la prácti­ do con sus súbditos, por haberlo estos ele­ ca introducida por Moteuczoma I, que el vado al trono, y le recomendaba eficazmen­ rey electo saliese á la guerra, á fin de tener te el celo por la religión y por la justicia, la víctimas que sacrificar en aquella gran fun- «ñon. No faltaban nunca enemigos con cjviic- íi proporeion crecieron, corno suele suceder,, nes combatir, ya por haberse rebelado algu- las cargas de los pueblos. Su orgullo lo» na provincia ¡siempre la adornaban hermosas plumas. El estos de aquellos en lu política. E l gobier­ trage que ordinariamente usaba en palacio, no de los Acoíhuas sirvió de modelo al de lo* era el xLuhlümatli, esto es, uu manto tejido Mexicanos; pero variaron considerablemen­ us bienes, el padre podia instituir tierras no se podían enugenar bajo ningún por heredero ú. otro cualquiera de sus hijos, prctcsto. Entre ellas habia algunas desti­ con tal que este asegurase alimentos A su nadas ív suministrar víveres al ejército en hermano mayor. Las hijas, íi lo ménos en tiempo de guerra, las cuales se llamnhan Tlaxcala» no podían heredar, para que no ?nUc7iimaUij ó cacaJomilliy según la especie de pasasen los bienes á. un cstrangero. Eran víveres quo daban. Los reyes católicos tan celosos los Tlaxcaltecas, aun despues han asignado tierras á los pueblos de Mexi­ de la conquista por los españoles, de conser­ canos (1), y dado las órdenes convenientes var los bienes délas familias,que rehusaron para asegurar la perpetuidad de aquellas dar la investidura de uno d e los cuatro prin­ posesiones; pero estas providencias se lian cipados de la república, ¡i D. Francisco Pi- frustrado en gran parte por la prepotencia mente!, nieto de Coanacotziu, rey de Acol­ de algunos particulares, y la iniquidad de huacan (1), casado con Doña María Maxix- algunos jueces. catzin, nieta del principe del mismo nom­ TRIBUTOS E IMPUESTOS DE LOS SUBDITOS DT2 bre* el cual, como despues veremos, era el principal de ios cuatro señores que regían L A CORONA. aquella república cuando llegaron los espa­ Todas las proviucias conquistadas por lo s ñoles. Mexicanos eran tributarias de la corona, y Los feudos empezaron en aquel reino le pagaban frutos, animales ó minerales de cuando el rey Xolotl dividió la tierra de los respectivos paises, según la tarifa esta­ Anáhuac entre los señores Chichimecas y blecida. Ademas los mercaderes contri­ los Acolhuas, con la condición feudal de una buían con una parte de sus géneros, y los ar­ fidelidad inviolable, de un cierto reconoci­ tesanos con otra d e los productos de sus trn- miento del supremo dominio, y la obliga­ bnjos. En la capital de cada provincia ha­ ción de ayudar al señor, cuando fuese nece­ bía u n almacén para custodiar los granos, sario, con su persona, con sus bienes y con las ropas, y todos los efectos que percibían sus vasallos. En el imperio mexicano eran los recaudadores en el término de su distri­ pocos, según creo, los feudos propios, y nin­ to. Estos hombres eran generalmente odia­ guno, si queremos hablar con rigor jurídico; dos por los males que ocasionaban á los pue­ pues no eran en su institución perpetuos, blos. Sus insignias eran una vara que lle­ sino que cada año se necesitaba una nueva vaban en una mano, y un abanico en la otra. renovación ó investidura, ni los vasallos de Los tesoreros del rey tenian pinturas en que los feudatarios estaban exentos de los tribu­ estaban especificados los pueblos tributarios, la cantidad y la. calidad de los tributos. En la Coleccion de Mendoza hay treinta y seis al) Coanacotzin, rey de Acolhuacan, fué padre pinturas de esta clase (2), y en cada una se tic D . Fernando FinicnlcI, y cate tuvo ú D. Francis­ co, de una señora Tlaxcaltcca. Eb de advertir quo [1 ] Las leyes rcalcB conceden ú cada pueblo ds muchos M oxicanos, y especialmente loa nobles, toma, indios el terreno de los alrededores, haBla la distan­ ron en al bautismo, Cutí al nombre cristiano, algún cia de seiscientas brazas castellanas. apellido español; (2) T-as treinta y seis pinturas son desde la X I I I — sos — ven representados los principales pueblos de materias aromáticas. Malinaltepec, Tlal- una 6 varias provincias del imperio. Ade­ coznulititlan, Olinallan, Icheatlaii, Cualac, mas de un núYnero escesivo de ropas do al- y otros lugares meridionales de los paises cá­ godon, y cierta cantidad de granos y plu­ lidos, seiscientas medidas de miel, cuarenta mas* que eran pagos comunes ú, todos los cántaros grandes de tccozahuitl, ó sea ocre pueblos tributarios, daban otros diferentes amarillo para la pintura, ciento sesenta ha­ objetos según la naturaleza del pais. Para chas de cobre, cuarenta hojas redondas de dar alguna idea á los lectores, espondremos oro de ciertas dimensiones, diez pequeñas algunos tributos de los contenidos en aque­ medidas de turquesas linas, y una carga de llas pinturas. las ordinarias. Cuauhnuhuac, Pancliimal- Xoconocbco, Huehuetlan, Mazatlan y co, Atlucholoajran, Xiuhtepec, ííuitKilac y otras ciudades de aquella costo, daban anual­ otros pueblos de los Tlahuicas, diez y seis mente á la corona, ademas de las ropas de rail hojas grandes de papel, y cuatro mil xi- olgodun, cuatro mil manojos de hermosas callis (vasos naturales de que hablaré ü plumas de diversos colores, doscientos sacos su tiempo), de diferentes tamaños. Cuauh- de cacao, cuarenta pieles de tigre, y ciento litlan, Telmíloxocan y otros pueblos veci­ sesenta pájaros de cierta y determinada es­ nos, ocho mil esteras y otros tantos .banqui­ pecie. Huaxyacac, Ccyolapan. Atlacue- llos. Otros pueblos contribuían con leña, chahuaxan y otros lugares de los Zapote- piedras y vjgns para los edificios; otros con cas, cuarenta pedazos de oro de ciertas di­ copal. Había algunos obligados á enviar & mensiones, y veinte sacos de cochinilla. los bosques y cusas reales, cierto numero do Tlachquiauhco, Axotlan y Teotzapotlan, pájuros y de cuadrúpedos, como Xilotepec, veinte vasos de cierta medida llenos de pol­ Michmaloxan, y otros de los Otornites, los vo de oro. Tochtcpcc, Otlatitlan, Coza- cuales debian mandar cadn año ni rey cua­ raailoapan, Micliapan y otros lugares de la renta águilas vivas. De los Matlatzincas costa del golfo Mexicano, ademas de las ro­ sabemos, que habiendo sido sometidos á, la pas de algodon, dcl oro y el cacao, veinti­ coroua de México por el rey Axayacatl, se cuatro mil manojos de bellísimas plumas de les impuso, ademas del tributo representado diversos colores y calidades; seis collares, dos en la pintura vigésimasetima de la Colec­ de esmeraldas finísimas, y cuatro de ordina­ ción de Mendoza, la obligación de cultivar, rias; veinte pendientes de ámbar engarzados para suministrar víveres al ejército real, un en oro, y otros tantos de cristal; cien botes de campo de setecientas toesas de largo, y de Iiquidáinbar, y diez y seis mil cargas de hule la mitad de ancho. Finalmente, al rey de 6 resina elástica. Tepeyacac, Quccholac, México se pagaba tributo de todas las pro­ Tecamaclialco, Acatzinco y otros lugares ducciones útiles, naturales y artificiales de de aquel pais, cuatro mil sacos de cal, cua­ sus estudos. tro mil cargas de otatli% 6 cañas sólidas para Estas escesivas contribuciones, unidas á los ediñeios; otras tantas de las mismas ca­ los grandes regalos que hacian al rey los go­ ñas mas pequeñas pora dardos, y ocho mil bernadores de las provincias, y los señores cargas de acaxetl, ó sea cañas llenas de feudatarios, y á I09 despojos de la guerra, formaban aquella gran riqueza de la corte,

haata la X LVIII. En la copia publicada por Tho- que ocasionó tanta admiración á- tos conquis­ vonot, faltan lu, X X I y la X X II, y la mayor parle do tadores españoles, y tanta miseria á los des­ las ciudades tributarias. L a copia publicuda en Mfi- venturados súbditos. Los tributos, que al xico on 1770 ceti mas mutilada, pues faltan bcís pin­ principio eran muy ligeros, llegaron Á ser turas de la CoUccion do M endoza, ademas de los mu. exorbitantes, pues con las conquistas cre­ choa crrorca que contiena la intorprolacion; pero tie- no sobro la de Tbovonot la ventaja de contener las cieron ei orgullo y el fasto de los reyes. Es figura* do las ciudadoa, y catar grabada on cobrc. cierto que una gran parte, y quizás la n a - yorT de estas rentas, se espendian cu bien de chaban con grnn paciencia á lod litigantes, los mismos súbditos, ora sustentando uu examinaban diligentemente la causa, y falla­ gTan número de ministros v magistrados pa­ ban según la ley. Si la causa era civil, no ra la administración de la justicia; ora pre­ habia apelación; pero si era criminal, podia miando á los beneméritos del estríelo; ora apelarse al cihuacoatl. La sentencia se soco rriendo á los desvalidos, especialmente pronunciaba por el tcpoxotl, ó pregonero, y íi las viudas, á los huérfanos y íí los ancia­ se ponía en ejecución por el cuauhnochtlí, nos, que eran las tres clases que mas compa­ qne, como ya he dicho, ura uno de los tres sión escitaban á los Mexicanos; ora, en fin, jueces. Tanto el pregonero como el ejecu­ abriendo a) pueblo en tiempo de carestía los tor de Ja justicia, estaban en alto aprecio graneros reales. Pero ¡cuántos infelices, que entre los Mexicanos, pues se miraban como podían apénas pagar su tributo, no habrían imágenes tlcl rey. cedido al peso de su miseria, sin que les al­ En cada barrio de la ciudad hnbia un teuc- canzase una parte de la munificencia tic los tli ó lugar teniente de aquel tribunal, que se soberanos! A lo pesado de estas cargas se elegía anualmente por los vecinos de aque­ añadía la dureza con que se exigían. El lla demarcación. Conocía en primera ins­ que no pagaba el tributo, era vendido como tancia de las causas de su distrito, y diaria­ esclavo, para que pagase su libertad, lo que mente se presentaba al cihuacoatl ó al tlaca- no lmbia podido su industria, tecatl, para darles cuenta do Jo que ocurría, y recibir sus órdenes. Ademas de los tcuc- MAGISTRADOS I>E MEXICO Y DE ACOLHUACAN. tlis, liabia en cada barrio ciertos comisarios, Los Mexicanos tenían varios tribunales y elegidos también por los vecinos, y llama­ gefes p:ira la administración de la justicia. dos ceutecfJapixqticSj los cuales, según pare­ En la corta y on las principales ciudades ha­ ce, no podían j uzgar, sino que tenian íl su bia un supremo magistrado, llamado Cilma- cargo observar un cierto numero de familias, coatl, cuya atondad era tan grande, que de confiadas á su vigilancia, y dar cuenta á los las sentencias que pronunciaba en mate­ magistrados de lo que en ellas ocurría* Bajo ria civil ó criminal, no se podía apelar á las órdenes de los teuctlis estaban los tcqui. ningún tribunal, ni aun al mismo rey. A él tlataquis ó correos, que llevaban las notifica­ pertenecía el nombramiento délos jueces sub­ ciones de los magistrados, y citaban (l los alternos, y tomar cuenta á los recaudado­ reos; Ies topillix ó alguaciles, que hacían res de las rentas de su distrito. Era reo do los arrestos. muerte el que usurpaba sus funciones, ó usa­ En el reino de Acolhuacan, la jurisdic­ ba sus insignias. ción estaba dividida entre seis ciudades prin­ Inferior á este, aunque muy preeminente cipales. Los jueces estaban en los tribuna­ sin embargo, era el tribunal de tlacaiecail, les desde al rayar ol día hasta el anochecer. que se componía de tres jueces: á saber, el Se les llevaba la comida á- la misma sala de tlacatecaü, que era el principal, y de quien audiencia; y á fin de que no so distrajesen tomaba su nombre aquf'l cnerpo, y otros dos de sus funciones para cuidar de la manu­ llamados cuaufmochtli y tiailoilac* Conocían tención de sus familias, ni tuviesen pretesto de las causas civiles y criminales, en prima­ alguno para dejarse seducir, tenian (y lo ra y segunda instancia, aunque la sentencia mismo en el reino de México) posesiones solo se pronunciaba en nombre del tlacate- señaladas, y esclavos que las cultivasen. catl. Reuníanse diariamente en una sala Estos bienes eran anexos al empleo, no de la casa pública, á la que daban el nom­ ya á la persona, y no pasaban á los here­ bre de Üalzontctecoxan, esto es, lugar donde deros, sino á los sucesores en la magistratu­ se juzga, y tenían á sus órdenes un cierto ra. En las causas graves no podían sen­ número de porteros y alguaciles. Allí escu­ tenciar, á lo ménos en la capital, sin der cuenta al rcv. Cada vcimc'dias sc reunían LEYKS PE.VALJ55. los jueces de la corte, bajo la presidencia del rey, para terminar las causas pendien­ El traidora! rey ó al estado era descuar­ tes. Si por ser demasiado oscuras 6 intrin­ tizado, y los pariente?, que noticiosos de íu cadas, no podian fallarse entonces, se reser­ traición, no la habían descubierto, perdían la vaban pura otra reunión general y mas so­ libertad- lemne, que sc celoljraba de ochenta en ochen­ Habia pena de muerte y de confiscación ta dias, por lo cual sc llamaba JiappapoallaUi, de bienes, para el que sc atreviese á usar en es decir, conferencia de Jos ochenta, en I» la guerra ó en alguna festividad publica, las cual todas las causas quedaban decididas, y insignias del rey de México, de AcoJhuacan allí delante de los vocales, se aplicaba Ja pe­ ydeTacuba, y aun las del cilmacoatl, na 4 Jos reos sentenciados. El rey pronun­ Ei que maltrataba á un embajador, ó mi­ ciaba Ja sentencia, haciendo con la punta de nistro, ó corroo del rey, perdía la vida; pero una flecha una raya cn Ja cabeza del reo Jos embajadores y correos no debian sepa­ pintada cn el proceso. rarse de/ camino sefiaíado, so pena de per­ En los juicios de los Mexicanos las par­ der la inmunidad. tos eran las que hacian sus defensas y alega­ Eran también reos de muerte los que sus­ tos: al ménos, se ignora si Jmbva entre ellos citaban alguna 9edicío» en el pueblo, ios que abobados. En las causas criminales no sc destruían y mudaban los límites puestos en permitía al actor otra prueba que lu de tes­ los campos con autoridad pública, los jueces tigos; pero el reo podia hacer uso del jura­ que daban una sentencia injusta ó contraria mento en su defensa. En los pleitos sobre ¿i las leves, y los que hacian al rey ó al ma­ términos de las posesiones, sc consultaban gistrado superior una relación infiel de un las pinturas de las tierras, como escrituras negocio, ó se dejabau corromper con regalos. auténticas. El que en la guerra liacia alguua hostili­ Todos los magistrados debian juzgar se­ dad al enemigo sin orden del gefe, ó lo ata­ gún los Jeyes del reino, como ius expresa­ caba ántes de darse la señal, ó abandonaba ban Jas pinturas. De estas he visto muchas, la bandera, ó infringía la órdon general, era y de ellas he sacado una parte de lo que decapitado sin remisión. voy á decir sobre el asunto. La potes- El que en el mercado alteraba las medida* tad legislativa cn Texcoco residía siempre establecidas por Jos magistrados, era reo de cn el rey, el cual hacia observar rigorosamen­ muerte, cuya sentencia se ejecutaba sin tar­ te las leyes que publicaba. Entre los Mexi­ danza cn la plaza misma, canos, las primeras leyes salieron, según pa­ EÍ homicida pagaba con la vida, aunque rece, del cuerpo de Ja nobleza; pero des­ cl muerto fuese su esclavo. El que mataba pués los reyes fueron los legisladores de á la muger propia, aunque sorprendida en la nación: y miéntras su autoridad se man­ adulterio, era reo de muerte; porque decían tuvo en sus justos límites, celaron con es- que usurpaba 1a autoridad de lo9 magistra­ mero la ejecución de las leyes publicadas dos, á. quienes pertenecía juzgar y castigar por ellos y por sus antepasados. En los los delitos. Eí adulterio se castigaba con c( últimos años de la monarquía, el despo­ íiltiroo suplicio. Los adúlteros eran ape­ tism o las alteró según su capricho. Cita* dreados, ó se Ies aplastaba la cabeza entre rú aquí las que estaban cn vigor cuando en- dos piedras. Esta ley de lapidación contra entraron en México los españoles. En al­ aquel crimen es una de los que lie visto re­ gunas sc verán rasgos de prudenciav huma­ presentadas cn las antiguos pinturas que se nidad, y un gran celo por Jas buenas cos­ conservan en la biblioteca del colegio Máxi­ tumbres; cn otras, un rigor cstraordinario, mo de Jesuítas en México. También se ve hemos dicho hasta ahora es cuan­ perversos apetitos. No era tau dolorosa ¿l to sabemos de la legislación délos Mexica­ los Mexicanos la esclavitud como (i otros nos: quisiéramos dar razón mas estensa de pueblos, por no ser allí tan dura la condi­ un pir.ito tan importante, sobre todo, cn ción de esclavo. El trabajo que hacían era lo relativo á contratos, ¿juicios y ¿testa­ moderado, y benigno el trato que les daban mentos; pero la pérdida deplorable de la ma­ los dueños, los cuales, comunmente les con- yor parte de las pinturas mexicanas, y de ccdian libertad cuando morían. El precio or­ algunos manuscritos de los primeros espa­ dinario de un esclavo era una carga de ropa. ñoles, nos ha privado de las luces con que Habia ademas en México una especie pudieran aclararse estas materias^ de esclavitud que sc llamaba huclmcLlalla- colli, y era cuando una ó dos familias se obli­ LEVE* DC I.OS OTROS PAISES d e A N A H U A C . gaban por su pobreza á suministrar perpe­ Lns leyes de la capital no habían sido-ton tuamente un esclavo á cualquier señor. Pa­ generalmente recibidas en las provincias ra esto le daban uno de sus hijos; y después conquistadas, que no hubiese entre ellas gran do haberle servido cierto número de años, variedad de instituciones; porque como lo* lo retiraban para casarlo, ó con cualquier Mexicanos no obligaban á los vencidos á otro objeto, y ponian á otro en su lugar. Hu- hablar su idioma, tampoco los forzaban á, cíose esto sin repugnancia dei amo; ántes aceptar su legislación, f L a de Acolhuacani bien solía dur espontáneamente otro precio era algo análoga ála de1 México, aunque con por eí nuevo esclavo. Muchas familias hv alguna diferencia, y mucha mas severidad. cieron este contrato el año de L50G, de re­ Según las leyes publicadas por el célebre sultas de la carestía que afligió aquellos paí­ rey Nezahualcoyotl, el ladrón era arrastrado ses; pero Nezahualpilli, rey de Acolhuacan, por las calles, y ahorcado despues. E l ho­ las puso ¿todas cn libertad, por los incon­ micida era decapitado. El sodomita activo venientes que se espcrimentaron, y íi su moría ahogado cn un monton de ceniza: al ejemplo, Moteuczoma II hizo lo mismo en pasivo arrancaban las entrañas^ se llenaba sus estados. el vientre de cenizas, y se^queraaba el cadá­ Los conquistadores, que se creian posee­ ver. Ei que suscitaba discordia entre dos dora s de todos los derechos de los antiguo* estados, era atado á un árbol, y quemado vi­ vo. El que se embriagaba hasta perder la y para los reos de "pena capital. Todas razo», si era noble, moría ahorcado, y su ca­ ellas estaban siempre b ie n custodiadas. A dáver se urrojubu aJ lago ó á un rio; si ple­ Jos reos de muerte se daba poco alimento, á beyo, por la primera vez perdía la libertad, fin de que gustasen anticipadamente las y por la segunda, lavidu: y habiendo uno amarguras del suplicio. Los prisioneros, por preguntado ni legislador por qué era mas el contrario, r e c ib ía n abundantes previsio­ -rigoroso con el noble que con el plebeyo, nes, para que se presentasen robustos al respondió que el delito del primero era tan­ sacrificio. Si por descuido de la guardia se to mas grave, cuanto mayor era su obliga­ cscapaba algún prisionero, los habitantes ción de dar buen ejemplo. El mismo rey del barrio á quienes tocaba Ja custodia de Nczalumlcoyotl prescribió peno, de muerte aquellos infelices, pagaban ai amo del pró­ ¡i los historiadores que espresasen hechos fugo una esclava, cierto número de trages t'alsrts en sus pinturas. También condonó deulgodon, y una rodela, •itl último suplicio á los ladrones dcl campo, OFICIALES DEGUtUBA, YOHDEXES MILITARE». "declarando que incurría en la pena el que iiobasc siete mazorcas de maiz. Habiendo hablado ya del gobierno políti­ -Los Tlaxcaltecas adoptaron la mayor par­ co de los Mexicanos, conviene decir algo de te de las feyes de Acolhuacan. Los hijos sus instituciones militares. No habia en aque­ ■que faltaban gravemente al respeto debido llos países profesioa mas estimada que Ja ít sus pudres, morían por orden del senado. de las armas. E l numen que mas reveren­ Los que hacían algún daño de importancia ciaban, era el de la guerra, como principal «aJ público, eran condenados i muerte ó ií protector de la nación. Ningún príncipe destierro. Hablando eu general, todas las era elegido rey, si ántes no habia dudo prue­ naciones civilizadas de Anáhuac, castigaban bas de valor y pericia militar en muchas ba­ con rigor elJiomicidio, el hurto, la. mentira, tallas, hasta merecer el alto empleo de gene­ -el adulterio» y todos los delitos contra la con­ ral del ejército; y el rey no podiaser corona­ tinencia. En todo se verifica la observación do, si no hacia por si mismo los prisioneros que hemos lincho hablando de su carácter: que habian de ser inmolados en su coro­ -á saber, que eran naturalmente inclinados, nacion. •como lo son en el día, al rigor, y mas pro­ Todos los reyes mexicanos, desde Itz- pensos al castigo del vicio, que ul premio de coatl hasta Cuaubtemotzin, que fué el últi­ 3a virtud. mo, pasaron del mando del ejército al trono. FENA.S Y CAUCELES. Aun en la otra vida, según su creencia, las De las penas impuestas por los legislado­ almas mas felices eran las de aquellos que res mexicanos á üos malhechores, una de morían con las armas en la mano, en defen­ las mas infames parece haber sido la hor­ sa de su patria. Por la gran estima en que co- E l destierro traía también infamia, tenian á la carrera militar, procuraban ins­ pues suponía en el reo un vicio contagioso. pirar valor á sus hijos, y endurecerlos des­ E l azote no eettiba prescrito por las leyes, de su niuez en las fatigas de la guerra. Es­ ni sabemos que lo usasen sino Jos padres con te ventajoso concepto de Ja gloria de las ar­ los hijos, y los maes tros con los discípulos. mas, fué el que formó aquellos héroe», cu­ Tenian dos gií ñeros de cárceles; la una, yas ilustres acciones hemos referido; el que semejante á. las nuestras, que se llamaba les hizo sacudir el yugo de los Tepanecas, tcilpüoyan, para los deudores que se rehu­ y elevar de tan humildes principios tan cla­ saban á pagar su s de udos, y para los reos ra y tan famosa monarquía; el que amplió, que no eran de muerte; y otra mas estrecha, finalmente, su dominio desde las márgenes llamada cuaukeaú’i , hecha á modo de jaula, dcl lago, hasta las costas de uno y otro para los prisioneros destinados al sacrificio, océano. La suprema dignidad militar era la de ge­ con tanto rigor, que aun los príncipes rea­ neral del ejército; pero habia cuatro grados les debian dar muestras de valor, ántes de diferentes de generales, y cada grado tenia cambiar aquel vestido por otro mas honro­ sus insignias particulares. El mas alto era so que se llamaba tcnculwJiqui. No solo se el de tiacochcalcatii palabra que, según al­ distinguían las órdenes militares en b u s in­ gunos autores, significa príncipe de los dar­ signias, sino en las estancias que ocupaban do?, aunque sigaífiru realmente habitante de en el palacio real cuando estaban de guar­ la armería ó de la casa de los dardos. ¡Su dia. Pedia!»- tonrr utensilios de oro, vestirse \ sabemos si los otros tres grados estaban de de ln tela mas fina, y usar de fajas mas lige­ algún modo subordinados al primero: ni ras que la plebe; lo que no se permitía á los tampoco es fácil señalar ¿us nombres, por la soldados, hasta haber merecido algún ade­ variedad con que se leen en los autores (I). lanto por sus acciones. Había un trago Después de los generales venían los capita­ particular llamado Üacatziuhqui, destinado á nes, cada uno de los cuales mandaba un premiar al militar que, cuando se desanima­ cierto número de hombres. ba el ejército, lo incitaba á continuar vigoro­ Para recompensar los servicios de los mi­ samente en la acción. litares, v para dnrlcs estímulo, inventaron Jos Mexicanos tres órdenes militares llama­ TRACE MILITAR DEL REY. das Ac/icauhtin, Cuauhtui y Occlo, esto es», Cuando el rey salía ít la guerra, ademas príncipes, águilas y tigres. Los mas esti­ de su armadura, llevaba ciertas insigniaspar- mados eran los que en la orden de prínci­ ticulares: en Jas piernas unas mediad botas pes se llamaban cuachiclin. Estos llevaban cubiertas de planchuelas de oro; en los bra­ los cabellos atados en la parte superior de zos, otros adornos del mismo metal, y pulse­ la cabeza con una cuerda roja, de la que ras de piedras preciosas; en el labio inferior» pendían tantas borlas de algodon, cuan­ una esmeralda engarzada en oro; en las ore­ tas habian sido sus acciones gloriosos* Era jas, pendientes de lo misino; al cuello una ca­ de tanto honor este distintivo, que aun dena de oro y piedras, y en la cabeza un los reyes, no solo los generales, se jactaban penacho de hermosas plumas, que caían de usarlo. A esta orden perteneció Mo- sóbrela espalda (1), Generalmente los Me­ teuzoma II, como dice el P. Acosta, y aun xicanos cuidaban mucho de distinguir las el rey Tizoc, como se ve en sus retratos. personas por sus insignias, y sobre todo en Loe tigres se distinguían por cierta armadu­ la guerra. ra manchada como la de aquella fiera. Es­ tos trages solo se usaban en la guerra: en la ARMAS DE LOS MEXICANOS. corte, todos los oficiales del ejército usaban Eran varias las armas ofensivas y defen­ lina ropa tejida de varios colores, que lla­ sivas de que se servian los Mexicanos y otras maban llachctuzultxo. Los que iban por pri­ naciones de Anáhuac. Las defensivas, co­ mera vez á la guerra, no llevaban ninguna munes á nobles y plebeyos, á oficiales y sol­ insignia, sino un ropon tosco y blanco de dados, eran los escudos, que ellos llamaban tela de maguey. Observábase esta regla chimalli (1), los cuales eran de diversas for-

(1 ) E l ¡nUSrprolc

quo, como ya lio dicho, bc llam aba entro ellos oatior- £1) E l dardo mexicano era do la especio do las col de murciélago. quo los romanos llamaban hasiiUy jeeulum, 6 tehini (3) Hernández dice quo con un golpo do macu*- amtntalum, y el nombro español amento 6 amientot huitl no podía partir un hombre por medio, y cl con­ de que «e wirven los historiadores do M é x ic o , significa quistador unónimo asegura quo cn una acción vió á lo mismo que cl amentum de loa latino». un Mexicano «acor do un golpe los mtostinos d un ca­ (2) Gomara dico que la insignia do la república ballo, y d otro qu«, do un golpe dado ¿ un caballo on llaxcaltcca era una grullo; pero o tros historiadores, llevar el estandarte del ejército, tocaba, á lo cera al pueblo, para hacerle saber Jas cau­ ménos, en los últimos años dcl imperio, al sas de la guerra. A veces, según dice un general, y el de las compañías, según con­ historiador, eran tan eficaces Jas razone* jeturo, (l s u s gefes respectivos. Llevaban propuestas por los embajadores, y se pon­ el hasta dcl estandarts atada tan estrecha­ deraban de tal modo las ventajas de Ja paz, mente á la espalda, que era imposible apo­ y los males de la guerra, que se lograba derarse de ella, sio lmccr pedazos al que la prontamente una conciliación. Solían tam­ llevaba. Los Mexicanos la ponían siempre bién mandar con los embajadores ni ídolo en el centro del ejército: los Tlaxcaltecas de Huitzilopoelitli, exigiendo de los que la colocaban en las marchas á vanguardia, ocasionaban la guerra, que le diesen lugar y 4 retaguardia en las acciones. entre sus' divinidades. Si estos se hallaban L a música militar, en la cual habia mas con fuprz.ns suficientes para resistir, recha­ rumor que armonía, se componía de tambo­ zaban la proposk:o:i, y despedían al dios riles, cornetas y ciertos caracoles marítimos estrangero; pero si no se reconocían en es­ quedaban un sonido agudísimo. tado de sostener la guerra, acogian a] ídolo,

M o d o d e d e c l a r a t i v d e h a c e r l ,a g u e r .u a . y lo colocaban entre los dioses provinciales, respondiendo á ia embajada con un buen Para declarar la guerra se examinaba án- regalo de oro y piedras, ó de hermosas plu­ tes en el consejo la causa de emprenderla, mas, y repitiendo las seguridades de su su­ que era por lo común la rebelión de alguna misión al soberano. ciudad ó provincia, la muerte dada á un En caso de decidirse á emprender la guer­ correo, ó mercader mexicano, Acolhua ó ra, ántes de todo se daba aviso á los enemi­ Tepaneca, ó algún insulto hecho Á sus em­ gos, para que se apercibiesen á la defensa, bajadores. Si la rebelión era solo de algu­ creyendo que era bajeza indigna de hom­ nos gefes, y nó de los pueblos, se hacían con­ bres de valor atacar á loe desprevenidos. ducir los culpables á la capital para casti­ También se les enviaban algunos escudos, garlos. Si el pueblo era también culpable, en señal de desconfianza, y vestidos de al- se le pedia satisfacción en nombre del rey. gódon. Si un rey desafiaba á otro, se ana­ Si se humillaba, ó manifestaba un verdadero dia la ceremonia de ungirlo, y pegarle plu­ arrepentimiento, se le perdonaba su culpa, y mas (i la cabezo, por medio dcl embajador, ge le exhortaba á la enmienda; pero si en vez como sucedió «n el reto de Itzcoatl al tirano de humillarse, respondía con arrogancia, y Mazílaton. Despues enviaban espías, £ se obstinaba en negar la satisfacción pedida, quienes se daba el nombre de quimicTuin, ó ó cometia nuevos insultos contra los mensa­ ratones, para que fuesen disfrazados al jeros que se le enviaban, se ventilaba el ne­ pais enemigo, y observasen los movimientos gocio en el consejo, y tomada la resolución de los contrarios, el número y la calidad de de la guerra, se daban las órdenes oportu­ las tropas que alistaban. Si los espías des­ nas á los generales. A veces el rey, para empeñaban bien su comision, tenian una justificar mas su conducta, ántes de em­ buena recompensa. prender la guerra con algún estado, le en­ Finalmente, despues de haber hecho al­ viaba tres embajadas consecutivas: la pri­ gunos sacrificios al dios de la guerra, y á los mera al señor del estado culpable, pidién­ númenes protectores del estado ó de la ciu­ dole una satisfacción conveniente, y pres­ dad, contru la cual se iba á combatir, para cribiéndole el tiempo en que debia darla, merecer su protección, marchaba el ejército, 50 pena de ser tratado como enemigo; la no formado en alas ni en filas, sino dividi­ segunda, á la nobleza» invitándola á que do en compañías, cada una con su gefe y persuadiese al señor evitase con la sumi­ estandarte. Cuando el ejército era nume­ sión el castiga q[ue le aguardaba* y la ter­ roso se dividia en xiquipiiUs, y cada xiquipi- Jli constaba de ocho mil hombres. Es vero­ sentaba al general después de la acción. símil que cada uno de estos cuerpos fuese Esta fué una do las principales canias do la mandado por un tlacatccatl. u otro general. conservación de los españoles en medio do El lugar en que se daba comunmente la pri­ tantos peligros, y especialmente on la horri­ mera batalla, era un campo destinado í l ble noche en que salieron vencidos de la ca­ aquel objeto» en cada provincia, y llamado pital. Cuando algún enemigo vencido pro­ xaoüalli, esto es, tierra 6 campo de batalla. curaba escapar, lo desjarretaban íi fin de Dábase principio á la acción con un rumor que no pudiera correr. Cuando perdían el espantoso (como se hacia antiguamente en general ó el estandarte, echaban á huir, y Europa, y como hacian los romanos), y pa­ entonces no había fuerza humana que bas­ ra ello se valían de instrumentos militares* tase á detenerlos. de clamores, y de silbidos tan fuertes, que Terminada la batalla, los vencedores ce­ causaban terror ¿L quien no estaba acostum­ lebraban con gran jííbilo su triunfo, y el ge­ brado á oírlos, como refiere por ospericneia neral premiaba £L los oficiales y soldados que el conquistador anónimo. En el ejército habían hecho algunos prisioneros. Cuando el tcxcocano, y quizás en el de alguna otra rey de México hacia algnn prisionero, le en­ nación, el rey ó el general daba la señal del viaban embajadas y regalos todas las pro- ataque con un tamborcillo que llevaba á la vincias del reino, para darle la enhorabue­ espalda. El primer ímpetu era furioso; pe­ na. Vestían á aquel malaventurado con ro no se empeñaban todos desde luego en las mejores ropas, lo cubrían de preciosos la acción, como dicen algunos autores, pues adornos, y lo llevaban en una litera íi la ca­ de su historia consta que tenian cuerpos de pital, de donde snlian á recibirlo los habi­ reserva para los lances apurados. A veces tantes con música y grandes aclamaciones. empezaban la batalla con flechas ó con dar­ Llegado el dia de su sacrificio, despues de dos, ó con piedras, y cuando se habían ago­ haber ayunado el rey el dia anterior, como tado las armas arrojadizas, echaban mano hacian los dueños de las víctimas, llevaban de las picas, de las mazas y de las espadas. al real prisionero, con las insignias del soj, Procuraban con particular esmero conser­ al altar común de los sacrificios, y moría á var la unión de sus huestes, defender el es­ manos del gran sacerdote. Este hacia con tandarte, retirar ios heridos y los muertos la sangre de la víctima una aspersión á lo» de la vista de sus enemigos. Habia en el cuatro puntos cardinales, y mandaba un va­ ejército cierto número de hombres que se so de ella al rey, para rociar todos los ídolos empleaba en apartar estos objetos, á fin de que estaban en el recinto del templo, en ac­ evitar que el contrario los echase de ver, y ción de gracias por la victoria conseguida cobrase nuevos bríos. Usaban de cuando contra los enemigos del estado. Enfilaban en cuando de emboscadas, ocultándose en­ la cabeza en un palo altísimo, y cuando se tre las malezas, ó en zanjas hechas apropó- habia secado el pellejo, lo llenaban de algo- sito, como lo esperimentaron mas de una don, y lo colgaban en algún sitio del pala­ vez Jos españoles; y frccuentemsnte fingían cio, para recuerdo de un hecho tan glorioso* una retirada, para atraer al enemigo que se en lo que no tenia poca parte la adulación. empeñaba en seguirlos, á ua sitio peligro­ En los asedios de las ciudades, la prime* so, donde les era fácil atacarlo con nuevas ya precaución de los sitiados era poner en tropas por retaguardia. Su mayor empe­ seguro sus hijos, sus mugeres y los enfer­ ño en la guerra no era tanto matar, cuanto mos, enviándolos en tiempo oportuno á otra hacer prisioneros para los sacrificios; ni el ciudad, ó á los montes. Así los salvaban del valor del soldado se calculaba por el núme­ furor de los enemigos, y evitaban el consu­ ro de muertos que dejaba en el campo de mo inútil de loa víveres de la guarnición. batalla, sino por el de prisioneros que pre­ FORTIFICACIONES. cia de Córdoba, existe aun lu anugua iorta- leza de Cuaulitochco, ó Guatusco, rodeada Para la defensa de los pueblos usaban di» de altos muros de piedra durísima, y en Ja ferentes clases de fortificaciones corno mu­ cual no so puede entrar sino es por unas es­ ras y baluartes, corí sus parapetos, estaca­ caleras ultasy estrechas. Así era Ja entra­ das, fosos y trinchera». De la ciudad de da común de las fortalezas de aquellas na­ CufttihqueehoIJan sabemos que estaba forti­ ciones. De este antiguo edificio, cubierto ficada con una buena muralla de jjiedra y hoy de maleza, por el descuido de los habi­ ca], de veinte piés de alto y docc de grueso. tantes de las cercanías, sacó, hace pocos Los conquistadores que describen las for­ afios, un caballero cordobés aJgunas esta­ tificaciones de aquella ciudad* hacen men­ tuas bien labradns, con que adornó su resi­ ción de otras muchas, entre Ins cuales es dencia. Cerca de la antigua corte de T ex ­ muy notable la que construyeron los Tlax­ coco se conserva una parte de la alta mura­ caltecas cn los confines orientales de su rc- lla que circundnba la ciudad de Coatlichan. pública, para defenderse de las invasiones Quisiera que mis compatriotas preservasen de las tropas mexicanas, que estaban de aquellos pocos restos de la arquitectura mi­ guarnición en Iztacmaxtitlan, Xocotlan y litar de los* Mexicanos, ya que han dejado otros puntos. Esta muralla, que se esten- perecer tantos vestigios preciosos de su anti­ dia de una montana k otra, tenia seis mi­ güedad (1). llas de largo, ocho piés de alto, sin el para­ La corte de México, fuerte ya en aque­ peto, y diez y ocho de grueso. Era de pie­ llos tiempos por su posieíon, se hizo ines- dra, y de una mezcla tenaz y fuerte (1). No pugnable &> sus enemigos, por Ja industria tenia mas que~una salida estrecha, de ocho de sus habitantes. No se podia entrar cn piés de ancho, y de cuarenta pasos de lar­ la ciudad, sino por los caminos construidos go, que era el espacio que mediaba entre sobre el lago; y para que fuera mas diñcil las estremidades del muro, encorvada una en tiempo de guerra, habian construido mu­ cn torno de otra, y formando, como Ja de chos baluartes en el mismo camino, y abier­ Cuauhquecliollan, dos semicírculos concén­ to muchos fosos profundos, con puentes le­ tricos. Esto sc entenderá, mejor por me­ vadizos y trincheras, para su defensa. Es­ dio de la estampa. Aun se ven cn cl dia al­ tos fueron los sepulcros de tantos españoles gunos restos de esta construcción. y Tlaxcaltecas cn la terrible nocho del pri­ Subsiste también una fortaleza antigua, mero de julio, de que despues hablaremos, fabricada sobre la cima de un monte, á po- y los quo tanto retardaron la reducción d© ca distancia del pueblo de Molcaxac. Es­ aquella gran ciudad, ú un ejército tan nu­ tá circundada de cuatro muros, separados meroso y tan bien' armado como el que Cor­ unos de otros, desde el pié del monte hasta tés empleó en su asedio. Mayor hubiera la cima. En las inmediaciones se ven mu­ sido la tardanza, y mas caro le hubiera cos­ chos baluartes pequeños de piedra y caí, y tado el triunfo, si los bergantines no hubie­ sobre una colina, á dos millas de aquel mon­ ran favorecido tan eficazmente sus operacio­ te, los restos de una antigua y populosa ciu­ nes. Para defender por agua la ciudad ne­ dad, de que no han dejado memoria los his­ cesitaban de millares de barcas, y muchas toriadores. A veinticinco millas de distan- (1) Estas escasas nal icios de aquellos restos do la (1) Barnal Díaz dice que la muralla de Tlaxcala e n antigüedad mexicana, recogidos de tCNtigos oculares, do piedra y cal, y de un betún tan fuerte, qao ora nece­ y dignos de toda fo, me hacen creer que hay ovos mu­ sario usar de pica* do hierro para deshacorlo. Cortés chos, do los ciiaios nu sc tiene noticia, por la negli­ afirma que ora de piedra soca; pero debe daño mas gencia de míe compatriotas. Víqbc lo que di ¿o acer­ ertfditoal primero, que observó por sí mismo aquella ca de oste punto cn mis Disertaciones, combatiendo la obra. opiaion del Dr. Robcrtson. SALIDA DELOS MUROS DUA < M > . vocl-s se ejercitaban cu aquel género de com­ moiio que tuvieron entóneos de hacerlo, y bates. que aun en el dia conservan, cs bastante Pero las fortificaciones mas extraordina­ sencillo. Hacen un tejido de varas y raíces rias de México eran los templos de sus dio­ de algunas plantas acuáticas v de otras ma­ ses, y particularmente el mayor, que pare­ terias leves, pero capaces do sostener unida cía una cindadela. La muralla que circun­ la tierra del huerto. Sobre este fundamen­ daba todo el rucinto, las cinco armerías, to colocan ramas ligeras de aquellas mismos provistas siempre de toda clase de armas plantas, y encima el fungo que sacan del fon­ ofensivas y defensivas, y lu misma arquitec­ do del lago. La figura ordinaria cs cuadri­ tura del templo que hacia tan difícil la subi­ longa: las dimensiones varían; pero por lo da, dan claramente á entender, que en aque­ común son, si no me engaño, ocho toesas, lla fábrica no tenia ménos ínteres la política, poco mas ó ménos de largo, tres de ancho, que la religión; v que al construirla, no se y ménos de un pié de elevación sobre Ja su­ pensaba tanto en el culto de los dioses, como perficie del agua. Estos fueron los prime­ en Ja defensa de los hogares. Nos consta ros campos que tuvieron los Mexicanos des­ por la historia que se fortificaban en los tem­ pues de la fundación de su ciudad, y en plos, cuando no podían impedir á los enemi­ ellos cultivaban el maiz, el chile y toda» las gos la entrada en las ciudades, y desde allí otras plantas necesarios á su sustento. H a ­ los molestaban con flechas, con dardos y biéndose despues multiplicado escesivamcn- con piedras. En el libro último de esta His­ te aquellos campos movibles, los hubo tam­ toria veremos cuánto costó (i los españoles bién para jardines de flores y de yerbas aro­ la toma del templo mayor, donde se habian máticas, que se empleaban en el culto de los fortificado quinientos nobles Mexicanos. dioses, y en el recreo de los magnates. Aho­ ra solo se cultivan en ellos flores y toda cla­ CAMPOS Y HUERTOS FLOTANTES EX EL LACIO DE M EX ICO. se de hortalizas. Todos los dias dcl año, al salir el sol, se ven. llegar por el canal l> LOS MEXICANOS. jamiento se habían dispuesto algunas casas No hubieran podido los Mexicanos reunir de madera. Once mil Otomites formaron tantas especies de anímales, á no haber sido un cerco de mas de quince millas de circun­ diestrísimos en el ejercicio do la caza. Ser­ ferencia; y hechas todas las operaciones que víanse del arco y flechas, de dardos, (le re­ hemos descrito, resultó tanta caza en la lla­ des, de lazos y de cerbatanas. Las cerba­ nura, que maravillado el virey, mandó dar tanas que usaban los reyes y loa magnates, libertad á una grun parte de los animales estaban curiosamente labradas y pintadas, que se habian cogido, y sin embargo, fueron y aun guarnecidas de oro y plata. Ademas tantos los que quedaron, que parecería in­ de la caza que hacian los particulares, para verosímil su número, si no hubiera sido uu proveerse de víveres, ó para su diversión, hecho público, y probado por el dicho de m u­ hacian otras generales y estraordinarias, ó chos testigos,y entre ellos uno digno de to­ prescritas por los reve?, ó establecidas por do crédito (1). Se mataron mas de seis­ costumbre, para proporcionarse Jas víctimas cientas piezas entre ciervos y cabras monte­ que habían de sacrificarse. Para esta se ses, mas de cien coyotes, y un número cs- escogía un gran bosque, y por lo común era traordinario de liebres, conejos y otros cua­ el de Zacatepec, que estaba poco distante de: drúpedos. Hasta ahora conserva aquel si­ la capital, y en 61 se señalaba el sitio mas tio el nombre espaHol dej Cazadero que en­ oportuno para tender los hizos y las redes. tonces se le dió. Haciau entre muchos millares de cazado­ Ademas del modo ordinario de cazar, te­ res, un gran cerco al bosque, á lo ménos de nian otros particulares, y proporcionados á seis ú ocho millas de circunferencia, según la naturaleza de los animales. Para cazar el número de animales que deseaban coger; monos, liacian fuego en el bosque, y ponian pegaban fuego por diferentes puntos al bos­ entre las brasas una piedra llamada por ellos que, y hacian al mismo tiempo un rumor es­ cacalotctZj (piedra negra, ó del cuervo), la pantoso de tamboriles, cornetas, gritos y sil­ cual tiene Ja propiedad de estallar con gran bidos. Los animales espantados del fuego estrépito, cuando está bien inflamada. Ca­ y del ruido, huían liíícia el centro del bosque, brían el fuego con tierra, y esparcían en tor­ donde estaban preparados los lazos. Los no mi poco de moiz. Acudían atraídas por cazadores se encaminaban al mismo sitio, el grano las monas, con sus hijos en brazos, y continuando siempre el rumor, estrecha­ y miéntras.estaban tranquilamente comien­ ban el circulo, hasta dejur un pequeñísimo do, estallaba^ la piedra. Entonces echaban espacio á los animales. Entonces los ata­ á correr despavoridas, dejoudo á sus liijos caban todos con las armas que llevaban en el peligro, y Jos cazadores que estaban apercibidas. De los animales unos morían en asedio, los tomaban ántes quo volviesen y otros caian vivos en las recles y lazos, 6 por ellos las madres. en las manos de los cazadores. Tan gran­ También es curioso el modo que tenían, de era la muchedumbre y variedad de ani­ y aun tienen de cazar patos. Hay en los la­ males que se cazaban, que habiéndolo oído gos del valle y en otros del reino, una multi­ decir el primer virey de México, y no pare- tud prodigiosa de patos, ánades y otros pá- ciéndole creible, quiso Iiacer por sí mismo la járos acuáticos. Dejaban los Mexicanos na­ esperiencia. Señalóse para la caza la lla­ dar en las aguas, á que ellos acudían, algu- nura que está en el pais de los Otomites, en­ tre los pueblos de Xilotepcc y San Juan del (I) Et P, Toríbío de Bcnavcntc, olron pueblo» de man toriadores mexicanos, bastará decir algo del allá, del trópico; pura por la observauion do lan pida, de Ja capital. Este, hasta ios tiempos de due de bu8 enemigo* Ion Apaches, conocen el tiempo do b u tránsito. Lo mismo so refiere de los Yuca- Axayacatl, se habia liccho en la plaza que tecos. estaba delante dcl palacio del rey; pero des- pues de la conquista Je Tlatelolcn, sc tras­ cuín; todos los simples medicinales, yerba*, portó íi. este barrio. Lu plaza tic Tlatclol- gomas, resinas y tierras minerales; todos los co, crat segun dice Cortas, dos veces mayor nnjcücaruontoá que subían preparar, comí* que la de Salamanca, una do bis mas hermo­ bebidas, confecciones, aceites, emplastos y sas de Espuria (1), cuadrada y rodeada de ungüentos; todo género de manufactura y pórticos, para comodidad de los traficantes. trabajo de hilo de maguey» de pahua silves­ Cada especie de mercancía sc vendía cu un tre, de algodón, de plumas, de polo de ani­ sitio señalado por los jueces del comercio. males, de madera, «le piedra, de oro, de pla­ En uno estaban las pedrerías» y Jas alhajas ta y de cobre. Vendíanse también «'sola- de oro y plata, cn otro los tejidos de algo- vos, y barcas enteras de estiércol humano pa­ don, cn otro las lnborcs de plumas, y así los ra preparar Jas pieles de Jos animales. En demas; no siendo lícito vender unos géneros fin, al mercado se llevaba todo lo que sc ven­ cn los puestos destinados á otros. Como día cn la ciudad, pues no habia tiendas ni cn la plaza, aunque g r a n d e , no podian co­ se compraba nada fuera de aijucl sitio, si no locarse todas las mercancías, sin estorbar el es los comestibles. Allí concurrían Jos al- paso y Ja circulación, sc dejaban cn cl canal fuharerosy los joyistas de Chohila, Jos pla­ ó en las calles inmediatas, lns mas volumi­ teros de Azcapozalco, Jos pintores de Tex­ nosas, como los piedras, las vigas y otras se­ coco, ios zapateros de Tenuyocau, Jos caza­ mejantes. El número tic mercaderes que dores de Xilotepcc, los pescadores de Cui- concurría diariamente al mercado, pasaba, tlahuac, los fruteros de ios países calientes, según Cortés, de cincuenta niil (2). Los los fabricantes de csternsy bancos de Cuauh- renglones que allí se vendían y permutaban, titlan ,y los floristas de Xochimilco. eran tantos y tan varios, que los historiado­ res que los vieron, después de haber hecho m o n e d a . de ellos una larga y prolija enumeración, El comercio, no solo sc hacia por medio concluyen diciendo que era imposible com­ de cambios, como dicen algunos autores, prenderlos todos. Yo, sin apartarme de su cnio también por compra y venta. Tenian relación, procuraré abrazarlos cn pocas pa­ cinco elases de moneda corriente, aunque labras, íi fin de no causar molestia íi los lec­ ninguna ¿cuñada, quejes servían de precio tores. Iban íl venderse ó cambiarse cn para comprar lo que querían. La primera aquella plaza todas Jas producciones del im* era una especie de cacao, diferente del que perio mexicano, y de los países vecinos que Ies servia para sus bebidas, y que giraba sin podían servir á. las necesidades de Ja vida, y cesar entre las manos de los traficantes, co­ & la comodidad, ni deleite, ú. la curiosidad y mo Ja moneda de cobre ó la plata menuda

nitencia la protección de los dioses. Sí el El puente i h ¿ls singular de los usados en mercader moría cu lacspcdicion, se enviaba aquellos países, era el que los espartóles lla­ la noticia á los mercaderes mas ancianos de maron hamaca. Era un tejido de cuerdas su pais, y estos la comunicaban íi sus pa­ naturales de cierto árbol, mas llexible que el rientes, los cualcs inmediatamente Iiacian mimbre, pero mas grueso y fuerte, Humado una estatua de pino, que representaba al en América bejuco, cuyas estremidudcs col­ difunto, y celebraban con ella todas la6 ce­ gaban de dos'árboles de las orillas opuestas* remonias fúnebres, como si fuera el cadá­ quedando cj tejido colgando en medio, íi ver verdadero. guisa de columpio (1). Todavía so ven puentes de esta especie en algunos rios. Los españoles mi se atreven á pasarlos; pero los indios lo hacen con tanta intrepidez, como Para comodidad de los traficantes y otros si pasasen el mas sólido puente de piedra, viajeros, habia caminos publicos, que se sin curarse de Jas oscilaciones del tejido, ni componían todos los años, pasada la esta­ do la profundidad de la corriente. Eu ge­ ción de las lluvias. En los montes y en los neral puede decirse, que siendo todos los an­ sitios desiertos liabia casas labradas á pro­ tiguos Mexicanos buenos nadadores, no te­ pósito para albergar á los caminantes; y en nían necesidad de puente, sino cuando por los rios, barcas, puentes y otras máquinas en la rapidez dol agua, ó por el peso que lleva­ que podían fácilmente pasarse. Lus barcas ban al hombro, no podían pasar a, nado. eran cuadradas, chatos, sin quilla ni palos, Nada nos dicen los historiadores del co­ ni velas, ni otro artificio que los remos para mercio marítimo de los Mexicanos. Pro­ manejarlas. Eran varias sus dimensiones. bablemente no seria de mucha importancia; Las mas pequeñas apenas llevaban dos ó y sus barcas, que apenas se alejaban de la tres personas, pero las habia para veinte ó costa, eu uno y otro mar, serian principal­ treinta. Algunas eran hechas de un tronco mente empleados en la pesca. Donde se de árbol hueco. El número de las que na­ hacia mayor tráfico por agtia, era en el la­ vegaban continuamente en el lago mexica­ go mexicano. Toda la piedra, la leña, la no, pasaba de cincuenta mil, según los an­ madera, el pescado; la mayor parte dcl tiguos historiadores. Ademas de las barcas, maiz, de las legumbres, de las flores y de las se servían para el paso de los rios, de un frutas, se trasportaban por agua: el comer­ amaño particular, llamado balsa por los es­ cio de la capital con Texcoco, con Xoclú- pañoles. Era un tablado cuadrado, y de milco, con Chalco, con Cuitlahuac y con cerca de cinco piés de largo, compuesto de las otras ciudades del lago, se hacia también otatli ó cañas sólidas, atadas aobre algunas por agua; por lo que no es estraüo que hu­ calabazas grandes, duras y vacías. Sentá­ biese el gran número de barcos de que ya se banse en ella cuatro ó cinco pasajeros á la lia hecho mención. vez, y eran conducidos de una orilla á otra, por uno, dos ó cuatro nadadores, que toma­ 11] Algunos puentes tienen las cuerdas tan tiran* ban un ángulo de la balsa con una mano, y tes que no vacilan, y todos C6tán atados á los árboles nadaban con la otra- Todavía se usa de es­ ccCi latí roifirnaa cuerdas tile que se connioncn. dan en olla la l, lu x, la T, la Z, y los soni­ dos compuestos t l y rz; pero con hacer "Lo que no ¡se trasporeaba por nguu, se lle­ tanto uso de Ja Ly no hay tutu sola palabra vaba al hombro; y pura esto habia una infi­ que empiece con aquella letra. Tampoco nidad ele hombres de carga, llamados 7'Za- hay voces acudas, sino tal cual vocativo. weiwwz, 6 Tíamcmc. Acostumbrábanse desde Casi todas las palabras tienen la penúltima niños á aquel ejercicio, en que habian de sílaba larga. Sus aspiraciones son suaves, emplearse toda sa vida. La carga regulnr y ninguna de ellas es nasal. era de cerca de sesenta libras, y eJ cumino A pesar de ia falta de aquellas seis conso­ diario que hacían, quince millas; pero ha­ nantes,es idioma ríco,cultoy sumamente c«- cían viajes de doscientas y trescientas mi­ preeivo: por lo que la han elogiado cstraor- llas, atravesando ú, veces escabrosas linde­ dinariumentc todos los europeos que la lian zas y montes empinados. A tan insoporta­ aprendido-, y muchos la han creído superior bles fatigas los condonaba la ful tu de bestias ú, la griega y á la latina; pero aunque yo co­ de cargo, y aun hoy dia, á pesar de abundar nozco sus singulares ventajas, nunca osaré estas en aquellos paises, se ve frecuentemen­ compararla á la primera de aquellas dos te á los Mexicanos emprender «rundes ca­ lenguas cííísícu6 (1). minatas con una buena carga al liombfo. De su abundancia tenemos una buena Trasportaban el ulgodon, el maiz y otros prueba en la Historia Natural del Dr. Her­ efectos en los pcllaccOlis^ que eran unas ca­ nández; pues describiendo en ella mil y dos­ jas hechas de cierLu especie de cañas, y cu­ cientas plantas del pais de Anáhuac, dos­ biertas de cuero, las cuales eran lisuras y cientas y mas especies de pájaros, y un gran preservaban al mismo tiempo las mercan­ número de cuadrúpedos, reptiles, insectos y cías de las injurias del sol y del agua. Usan- metales, apellas hay un objeto de estos aí las los españoles en sus viajes, y les dan el que no dé su nombre propio. Pero ¿qué es- nombre de petacas, trano es quo abunde en voces significativas LEN-GITA. MEXICANA. do objetos materiales, cuando ninguna Je falta de las que se necesitan para expresar No perjudicaban al comercio mexicano las cosas espirituales? Los inos altos inistO' las muchas y diferentes lenguas que se ha­ ños de nuestra religión se hallan bien espli- blaban en aquellos países; porque cu todos cados en lengua mexicana, siu necesidad de se aprendía y hablaba Ja mexicana, que era emplear voces estraugeros. El P. Acosta la dominante. Esta era la lengua propia y se maravilla de que teniendo idea ios Mexi­ natural de los Acolliuasy de los Aztecas (1), canos de la existencia ele un Ser Supremo, y según he dicho en otra parte, la de los Chi- Criador del cielo y de la tierra, carezcan de chimecns y Toltecas. una voz correspondiente al Dios de los espa­ La lengua mexicana, de que v o y á dar al­ ñoles, al Dens de los latinos, al Titeos de los guna idea á. los lectores, carece enteramen­ grlegoB, al £1 de los hebreos y al ALah de los te de las consonantes u , », f , G , n y s . Abun- árabes; por lo que los predicadores se lian visto obligados á servirse del nombre espa­ (D Boturini dico quo la ceccloncia, de la lengua mexicana Íu6 causa de que la adoptaren lor Chichi- ñol. Pero si este autor hubiese tenido alguna meca», loa Mexicanos y los Tcochichi mccas, dejando noticia de la lengua mexicuna, hubiera sa­ ■us idiomas nativos; pero ademas do quo cata opinion bido que lo mismo significa el Teotl de aqucí cs.opuosta ó la de todo# loa historiadores, y & la do idioma, que el Theos de los griegos; y que la los indios, no 6C halla en )a historia la menor traza do semejante cambio. ¿Cuándo so ha visto una na­ ción dejar su longua por otta mejor, y especialmente [1J Entro los oncomiadores de la lengua mexica­ una nación como la mexicana, y todas las otra* de na, se hallan algunos íranccROs y flamencos, y m u. aquellos paUcd, tan adíelas ii eu» respectivo» idiomas'/ clioa alemanes, iLilianas v cepañolcs. ra/on que tuvieron los predicadores para hebrea y 6. la francesa, los nombres superla­ servirse de la. voy. Dios, no fué otra que su tivos, y, como ú, la hebrea y íi la mayor por­ esccsivo escrúpulo, pues así conto quema­ te ele las vivasjde Europa, los comparativo*; ron las pinturas históricas de los Mexica­ pftro los suplen con ciertas partículas equi­ nos, sospechando en citas alguna supersti­ valentes á las que en aquellas lenguas se ción, de lo.quc se queja con razón el mismo adoptan con el mismo fin. Es mas abundan­ Acosta, así también desecharon ei nombre te que la italiaua en diminutivos y aumenta­ Tcoll, porque había servido para signidear tivos, y mas que la inglesa y todas las cono­ los falsos númenes que aquellos pueblos cidas en nombres verbales y abstractos, adoraban. Pero ¿no hubiera sido mejor pues apenas liay verbo de que uo se formen adoptar el ejemplo de San Pablo, el cual ba­ verbale*, y apéuas hay sustantivo y adjetivo, ilando en Grecia adoptado el nombre Titeos, de que no se formen abstractos. Ni es mé­ para espresur unos dioses mucho mas abo­ nos fecunda en verbos que en nombres, pues minables que los de los Mexicanos, no solo de cadu verbo salen otros muchos de dife­ se abstuvo de obligar á los griegos (t adorar rente significación. Chihua es hnccr; chichi- el 22¿, ó el Adortai de los hebreos, íúao que 7iuat hacer aprisa; cliihuÜia, haccr á otro; chi- se sirvió de la voz nacional, haciendo que hucdlia, mundar hacer; chihuatluk, ir á ha­ desde entonces en adelante se entendiese por cer; cMhnaco, venir á hacer; chiu/Uiuh^ ir ha­ ella un Ser infinitamente perfecto, supremo ciendo &c. Mas pudiera decir sobre este y eterno"? En efecto, muchos hombres sa­ asunto, si me fuera lícito traspasar los l¡ini~ bios que han escrito despues en lengua me­ tes de la historia. xicana, se han valido sin inconveniente del El modo de conversar en mexicano varía nombre TcoÜ, así como se sirven de Ijyalne* según la condicion de la persona de quien moaniy Tloque, PfahiuxpLe y otros que signiíi. se habla, ó con quien se habla; para lo cual can Sor Supremo, y que los Mexicanos apli­ sirven ciertas partículas que denotan respe­ caban á su Dios invisible. E n una de mis to, y que se añaden á los nombres, á los ver­ Disertaciones doré una lista de los autores bos, á las proposiciones y á los adverbios. quo han escrito en mexicano sobre la reli­ Tadi quiere decir padre; amota, vuestro pa­ gión y sobre la moral cristiana; otro de los dre; amolatzbii vuestro señor padre. Tlcct> nombres numerales de aquella lengua, y os subir; pero usado como mandato í una otra de las voces significativas de las cosas persona inferior, es xitleco: si como ruego á metafísicas y morales, para confundir la ig­ un superior ó persona’respetable, ximotleca- norancia y la insolencia de un autor ¿fran­ hui; y si aun se quiere manifestar todavía cés (1), que se atrevió á publicar que los mas sumisión, maximotlecahuüzino. Estajva- Mexicanos no podían contar mas allá, del riedad, que tanta urbanidad y cultura da al número treB, ni espresar ideas morales y me- idioma, no lo hace por eso mas difícil, por­ tafisicas, y que por la dureza do aquella len­ que depende de reglas fijas y fáciles, en tér­ gua no ha habido español que haya podido minos que no creo que exista uno que lo es- pronunciarlo- Daré sus voces numerales ceda en znútodo y regularidad. con que podían contar hasta cuarenta y Los Mexicanos tienen, como los griegos ocho millones, á- lo ménos, y haré ver cuan y otras naciones, Ja ventaja de componer común ha sido entre los españoles aquella una palabra de dos, tres, y cuatro simples; lengua, y cuan bien la han sabido los que pero lo hacen con mas economía que los en ella han escrito. griegos, porque estos adoptan las voces ca- Faltan á la lengua mexicana, como á la si enteras en la composicion, y los Mexica­ nos las cortan, quitándoles sílabas, ó á lo (1) E l autor do la obra intitulada Re cherches Phi- ménos letras. Tíazotli quiere dccir aprecia­ losopfdques sur lea Americaina> do ó amado; mahuitziic, honrado y reveren- 31 ciado; tcoipixquiy sacerdote; voz compuesta mitiéndolas de padres A hijo?. Su elocuen­ también de TcoíZ, Dios, y del verbo pia que cia lucia especialmente cn Ia9 embajadas, significa guardar; taíli es padre, como ya en los consejos, y cn las arengas gratulato­ liemos dicho. Para formar de estas cinco rias que se dirigían A los nuevos reyes. Aun­ palabras uno sola, quitan ocho consonantes que sus mas célebres arengadores no pueden y cuatro vocales* y dicen, por ejemplo, no- compararse con los oradores de las naciones tlazoTnaJiuitfeopixcalatzin, que quiere decir, cultas de Europa, es preciso confesar que sa­ mi apreciablc señor padre y reverenciado bían emplear graves raciocinios, y argumen­ sacerdote, añadiendo el no, que correspon­ tos sólidos y elegantes, como se echa de ver de al pronombre mió, é igualmente el ísin, en los trozos que se conservan de su elocuen­ que es partícula reverencia!. Esta palabra cia. Aun hoy, reducidos A tanta humilla­ es familiarísima A los indios cuando hablan ción, y privados de sus antiguas institucio­ con los sacerdotes, y especialmente cuando n e s , hacen en sus juntas razonamientos tan sc confiesan; y aunque sc compone de tan­ justos y bien coordinados, que causan mara­ tas letras, no es de las mayores que tienen, villa A quien los oye. pues hay algunas que por causa de las mu- Los poetas eran aun mas numerosos que chas voces de que se componen, tienen has­ los arengadores. Sus versos observaban el ta quince ó diez y seis sílabas. metro y la cadencia. En los fragmentos De estas composiciones sc valen para que aun existen, hay versos que, en medio dar en una sola voz la definición 6 la des­ de las voces significativas, tienen ciertas in­ cripción de un objeto. A*í se ve en los nom­ terjecciones, ó sílabas privadas de significa­ bres de animales y plantas, que se hallun ción, que solo sirven para ajustarse al me­ cn la Historia Natural de Hernández, y en tro; mas quizás este era un abuso de que so­ los de los pueblos, que tan frecuentemente lo echaban mano los poetastros. Su lengua­ ocurren cn la historia. Casi todos los nom­ je poético era puro, ameno, brillante, figura­ bres que impusieron A las ciudades y villas do, y lleno de comparaciones con los obje­ del imperio mexicano, son compuestos, y es­ tos mas agradables, de la naturaleza, como presan la situación ó localidad de aquel las flores, los árboles, los arroyos los indios cuando hablan ción, y privados de sus antiguas institucio­ con los sacerdotes, y especialmente cuando nes, hacen en sus juntas razonamientos tan sc confiesan; y aunque sc compone de tan­ justos y bien coordinados, que causan mara­ tas letras, no es de las mayores que tienen, villa & quien los oye. pues hay algunas que por causa de las mu­ Los poetas eran aun mas numerosos que chas voces de que se componen, tienen has­ los arengadores. Sus versos observaban el ta quince ó diez y seis sílabas. metro y la cadencia. En los fragmentos De estas composiciones sc valen para que aun existen, hay versos que, en medio dar en una sola voz la definición 6 la des­ de los voces significativas, tienen ciertas in­ cripción de un objeto. A*í se ve en los nom­ terjecciones, ó sílabas privadas de significa­ bres de animales y plantas, que se hallun ción, que solo sirven para ajustarse al me­ en la Historia Natural de Hernández, y en tro; mas quizás este era un abuso de que so­ los de los pueblos, que tan frecuentemente lo echaban mano los poetastros. Su lengua­ ocurren cn la historia. Casi todos los nom­ je poético era puro, ameno, brillante, figura­ bres que impusieron á las ciudades y villas do, y lleno de comparaciones con lo» obje­ del imperio mexicano, son compuestos, y es­ tos mas agradables, de la naturaleza, como presan la situación ó localidad de aquel las flores, los árboles, los arroyos

MUSICA. nian hermosísimos bailes, cn que se ejercita­ ban desdecimos, bajo la dirección de los sa­ Mas imperfecta aun que su poesía era su cerdotes. Eran de varias especies, y tenian música. No conocían los instrumentos de otros tantos nombres que significaban, ó la cuerda. Todos los que usaban se reducían calidad del baile, ó los circunstancias de la al huehuetl, al teponazüi, á las cornetas, á los üesta cn que se hacian. Bailaban unas veces cn círculo y otras cn filo; en ciertas ocasio­ nes hombres solos, y cn otras hombres y mu­ <1) La obra do Sahagún so imprimió, sogun rao jeres. Los nobles sc vestían para el baile parocc, od 1540. El Dr. Egaiara sc queja cn su Biblio­ con sus trojes de gala: poníanse brazaletes, teca Mexicana do no haber podido tener d loa manen un solo ejemplar de ella. Y o bo visto uno cn la libra­ pendientes y otros adornos de oro, joyas y ría dol eolegio do jesuítas de la Puebla de los Angeles. plumas: llevaban en una mano un escudo^ Ayuca.et?xtfA. cubierto también de bellas plumas, y en otra música ec movían con lentitud y gravedad, el ayacaxíli, que era una cierta vasija, de por ser menor el giro que debían hacer, y que despues hablaré, semejante á una cala­ por esto era aquel el sitio de los* señores y de bacilla, redonda ú ovalada, con muchos agu­ los nobles mas» provectos en edad; pero lo* jeros y llena de piedrecillas que sacudían, que formaban el círculo esterior, ó mas tojos y con cuyo sonido, que no era desagradable, de la música, se movían velocísimnmente, acompañaban el de los instrumentos. Los para no perder la línea recta, ni faltar al plebeyos se disfrazaban íi guisa de anima­ compás quo Inician y dirigían los señores. les, con vestidos de papel, de plumas ó do EL baile se bacía casi siempre con ;icotn- pieles. paíiamiento do canto; poro tanto este, cunn- El baile pequeño, que se hacia en los pa­ to los movimientos de los que bailaban, *e lacios para diversión de los señores, ó en los sujetaban al compás de los instrumentos. templos por devoción particular, ó en las E n el canto eutonabau dos un verso, y les casas cuando habia boda 6 alguna función respondían todas. Comunmente empezaba doméstica, se componía de pocos bailarines, la música en tono grave, y los cantores en que formando dos lincas derechas y parale­ voz baja. Progresivamente apresuraban el las, bailaban, ó con el rostro vuelto hácia compás, y levantaban la voz, y al misino una de las estremidades de su línea, ó mi­ tiempo era mas vivo el movimiento de los rando cada uno al que tenia en frente, 6 bailarines, y mas alegre el argumento de la cruzándose los de una línea con los de la canción. En el intervalo que dejaban las otra, 6 separándose uno de cada línea, y llneo9 de bailarines, solían bailar algunos bailando en el espacio intermedio, mante­ bufones, imitando íi otros pueblos en el tra­ niéndose entre tanto quietos los otros. ge, ó con disfraces de fieras y otros anima­ E l baile grande, que se hacia en las pla­ les, y procurando hacer reir al pueblo con yas principales, ó en el atrio inferior del sug bufonadas. Cuando una comparsa ó templo mayor, era diferente del pequeño en cuadrilla de bailarines se cansaba, la rcem- el orden, en la forma, y en el número de los piazuba otra, y así continuaba, el baile seis y que lo componían. Este era tan conside­ ocho horas. rable, que solían bailar juntos muchos cen­ Tales eran las formas de la danza ordina­ tenares de personas. La música ocupaba ria; pero habia otras muy diferentes, en que el centro del atrio ó de la plaza: junto á ella ó representaban algún misterio de su reli­ bailaban los señores, formando dos 6 tres gión, ó nlgun^suceso de su historia, ó algu­ círculos concéntricos, según el número de na escena alusiva á la guerra, á la caza o á ellos que concurría. A poca distancia de la agricultura. ellos se formaban otros círculos de personas No solo bailaban los señores, los sacerdo­ de clase inferior, y despues de otro pequeño tes y las muchachas de los seminarios, sino intervalo, otros mayores compuestos de jó­ también el rey en ei templo, por ceremonia venes. Todos estos círculos tenían por cenT de su religión, ó para recreo en su palacio, tro el huehuetl y el teponaztli. E n el dibu* teniendo en arabas circunstancias un puesto jo que damos del orden y de la disposición señalado, por respeto íi su carácter. de este baile, se representa una especie de Había, entre otros, un baile muy curioso, rueda, en la cual los puntos denotan los bai­ que aun usan los Yucatecos/ Plantaban en larines, y los círculos las figuras que hacían el suelo mr árbol de quince á veinte pi6s de bailando. Los rayos de la rueda son tantos, alto, de cuya punta suspendían veinte ó mas cuantos son. los que bailan en el círculo me­ cordones (según el número de bailarines) nor, próximo á la música. Todos descri­ largos, y de colores diversos. Cada cual to­ bían un círculo bailando, y ninguno salla de maba la extremidad inferior de un cordon, su rayo ó línea. Los que bailaban junto ála y empezaban á bailar al son de los instru­ mentos, cruzándose con rnuclift destreza, de Jos cuatro pedazos de que constaba el liiiHta formar e»i torno del árbol un tejido bastidor. Los cuatro principales voladores, con Jos cordones, observando en Ii distribu­ vestidos de águilas ó de otra clase de puja­ ción de m i s colores, cierto dibujo y simetría. ros, subían con extraordinaria agilidad al Cuando á fuer/a de vueltas se habian acor­ árbol, por una cuerda que lo rodeaba Jiasta tado tanto ios cordones que apénas podían el bastidor. De este subían uno á uno so­ sujetarlos, aun alzando mucho los brazos, bre el cilindro, y despues de haber bailado deshacían lo hecho con otras figuras y pa­ un poco, divirtiendo á la muchedumbre de sos. También usan los indios de México espectadores, se ataban con la extremidad un baile antiguo, llamado vulgarmente toco- de las cuerdas enfiladas en el bastidor, y a r­ tirij tun bello, honesto y grave, que se prac­ rojándose con ímpetu, empezaban su vuelo tica en las fiestas de los templos cristianos. con las alus estendidas. El impulso de sus cuerpos ponia en movimiento al bastidor y JUEGOS. al cilindro: el primero con sus giros desen­ E l teatro y el baile no eran las únicas di­ volvía las cuerdas de que pendían los vola­ versiones de los Mexicanos. Tenian tam­ dores; así que, miéntras mas se alargaban, bién juegos públicos para ciertas solemni­ mayores eran los círculos que ellos descri­ dades, y privados para recreo doméstico. A bían. Miéntras estos cuatro giraban, otro Ja primera clase pertenecía Ja carrera, en bailaba sobre el cilindro, tocando un tambo­ que empezaban á adiestrarse desde niños. ril, ó tremolando una bandera, sin que Jo En el segundo mes, y quizás en otros del amedrentase el peligro en que estaba de pre­ aílo, habia juegos militares, en que Ins tro­ cipitarse desde tan gran altura. Los otros pas representaban al pueblo una batalla que estaban en el bastidor, pues solían su­ campal: recreos ciertamente útiles al esta­ bir diez ó doce, cuando veian que Jos vola­ do; pues ademas del inocente placer que da­ dores daban la última vuelta, se lanzaban ban á los espectadores, ofrecían (i los defen­ agarrados á las cuerdas, para llegar al mis­ sores de la patríalos medios mas oportunos mo tiempo que ellos al suelo, entre los aplau­ de agilitarse y acostumbrarse á los peligros sos de la muchedumbre. Los que bajaban que los aguardaban. por las cuerdas, solían, para dar mayor Ménos útil, pero mucho mas célebre que muestra de habilidad, pasar de una á otra, los otros, era el juego de los voladores, que en aquella parte en que por estar mas próxi­ so hacia en algunas grandes fiestas, y parti­ mas podían Jiuccrlo con seguridad. cularmente en las seculares. Buscaban en Lo esencial de este juego consistia en pro­ los bosques un árbol altísimo, fuerte y dere­ porcionar de tal modo la elev a ció n del árbol, cho, y despues de haberle quitado las ramas y la longitud de las cuerdas, que con trece y la corteza, lo llevaban á la ciudad, y lo fija­ vueltas exactas llegasen á tierra los cuatro ban en medio de una gran plaza. En la es- voladores, para representar con aquel núme­ tremidad superior metían un gran cilindro ro el siglo de cincuenta y dos años, com­ de madera, que los españoles llamaron mor­ puesto, según he dicho, de cuatro periodos tero, por su semejanza con este utensilio. de trece años cada uno. Todavía se usa es­ De esta pieza pendían cuatro cuerdas fuer­ ta diversión en aquellos países; pero sin tes, que servian para sostener ua bastidor atención al número de vueltas, y sin arre­ cuadrado, también de madera. En el inter­ glarse en otras circunstancias á la forma an­ valo entre el cilindro y el bastidor, ataban tigua, pues el bastidor suele tener seis ú otras cuatro cuerdas, y Ies daban tantas ocho ángulos, según el número de los vola­ vueltas al rededor del árbol, cuantas debian dores. En algunos pueblos ponen ciertos dar los voladores. Estas cuerdas se enfila­ resguardes en el bastidor, para avitar las ban por cuatro agujeros hechos en el medio desgracias que lian ocurrido con frecucnci a despues ile la conquista; porque siendo tan nun íi veces la libertad; otros jugaban cierto común en los indios la embriaguez, saínan número de tragos do algodon, y los ricos privados do razón al íirbol y perdían fácil­ alhajas de oro, joyas» y plumas prccionas. mente el equilibrio en aquella altura, que, E n el espacio que mediaba entre los jugado­ por lo común, es de sesenta piés. res habia dos grandes piedras, como las de Entre los juegos peculiares de los ¡Mexi­ nuestros molinos, cada una con uu agujero canos, cl mas común y cl que mas los diver­ cu medio, algo mayor que el balón. El que tía, era el del balón. El sitio en que se ju ­ hacia pasar cl bul mi por el agujero, lo que gaba, que sc llamaba tlaclico, era, t?cguu la raras veces sucedía, lio solamente ganaba descripción de Torqucmada, un espacio lla­ la partida, sino que por ley del juego sc apo­ no y cuadrilongo, do cerca de die/, y ocho deraba de los vestidos de todos los presentes, toesas d

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"HOMBRES DE I jOS B E Y E S t t E ^ T C A K O S . , las quemó en despecha del llanto de de los españoles, y no se deshacían de ellas líos, y tic la. opiniou de los españolea tan fácilmente. cu iOP. Otras pinturas eran topográficas Pintaban comunmente sobre papel ó pie­ y ci terríficas, las cuales servían, no solo pa­ les adobadas, 6 telas de hilo de maguey, ó ra tk terminar la este lisio n y lindes de sus de lá palma llamada Icxotl (I). Hacían el posesiones, sino la situación de los pueblos, papel con hojas de cierta especie de maguey, la dirección de las costas v el curso de los macerándola untes como cáñamo, y des­ rios. Cortes dice en su primera carta ;l Car­ pues lavándola, cstcndíéndola y puliéndola. los V, que queriendo saber si liabia en el gol­ También lo fabricaban con la palma icxotl; fo mexicano algún puerto seguro paro, los con la corte/a sutil de ciertos árboles, prepa­ buques, el rey Moteuc/.oma le presentó un rada con goma; con seda, con nlgodony con mapa en que estaba figurada toda la costa» otras materias, aunque ignoramos las mani­ desde el puerto de Chulcliiuhcuecau, donde pulaciones que empleaban en este género de hoy está Veracruz, hasta el rio de Coatza- manufactura. lie tenido en mis manos cualco. Bernal Díaz cuenta que el misnio muchos pliegos de este papel mexicano. Es Cortés se sirvió, en. el largo y penoso viaje bastante semejante al cartón de Europa, que hizo á. la provincia de Honduras, de un aunque mucho mas blando y liso, y se pue­ m apaque le presentaron los señores ele Coat* de escribir en él cómodamente. zacuulco, en que estaban indicados todos los Los pliegos de su papel eran grandísimos, pueblos y rios de Ja costa, desde^uquella ciu­ .y los conservaban en rollos, como los anti­ dad hasta Hueyacallan. guos MS. europeos, ó doblados en la misma De todas estas clases de pinturas estaba forma que los biombos comunes. El volu­ lleno el imperio mexicano; pues eran innume­ men de pinturas mexicanas que se conser­ rables los pintores, y no había objeto alguno va en la biblioteca del Instituto de Bolonia, que rio representasen. Si se hubieran con­ es una piel gruesa y mol curtida, hecha de servado, nada se ignoraría de la historia de muchas piezas, pintada en toda su esten- México; mas los primeros predicadores del sion, y plegada como acabo de decir. Evangelio, sospechando que hubiese en ellas Los hermosísimos colores que empleaban figuras supersticiosas, los persiguieron con en sus pinturas y en sus tintes, so formaban furor» De todas las que pudieron haber ¿ conmadera, c o n h o j a s y con flores de mu­ las manos en Texcoco, donde estaba la prin­ chas plantas, y con diversas producciones cipal escuela de pintura, hicieron en la pla­ minerales. Para el blanco se servían de la^ sta del mercado, tan crecido rimero, que pa­ piedra chima2tizatlt que despues de calcina­ recía un monte, y le pegaron fuego, quedan­ da, se parece mucho al yeso fino; ó de la do sepultada entre aquellos cenizas, la me­ tierra mineral tízaUalli, que despues de ama­ moria de muchos importantes sucesos. La sada como el barro, y reducida á bolas, es pérdida dé tantos preciosos monumentos de semejantísima ú. la sustancia llamada co­ su antigüedad, fué amargamente deplorada munmente en Europa blanco de España, por los indios, y aun los mismos autores del H acían el negro de otra tierra mineral y fé­ incendio se arrepintieron, cuando echaron tida, á, la que por esta razón daban el nom­ de ver el desacierto que habían cometido: pe­ bre de tlalihixac, ó del hollín dél ocatl, cierta ro procuraron remediar el daño, ora infor­ especie de pino oloroso, recogiendo su hu­ mándose verbalmente de los mismos habi­ mo en vasijas de tierra; el azul turquí y el tantes, ora buscando las pinturas que se ha­ celeste, con la flor del maüaljdhviü^ y del bían escapado de las primeras investigacio­ xiiOiqvilipiLzaluiac, que es la planta del nes; y aunque recogieron muchas, no fueron [1] La tosca tola robra que astá. pintada la famosa tantas cuantas se necesitaban, porque los imágen de la Virgen de Guadalupo, cb do palmo de que las poseían, las ocultaban con empeño, Icxotl. añil (1), aunque cl modo de prepararlu en­ venderlo mas cómodamente cn el mercado. tonces se diferenciaba mucho del moderno. Para dar mas consistencia á Jos colores, los Ponian las hojas de la planta una íi una, mezclaban con cljugo glutinoso del tzauh- cn valijas de agua caliente, ó mas bien ti­ tli (1), 6 con cl cscelcntc accitc de chía (2). bia, y despues de haberlas meneado con una pala, pasaban el agua teñida á unas orzas 6 c a r á c t e r g e n e r a l d e l a p i n t u r a , y m o d o peroles, donde la dejaban reposar, hasta DE PINTAR LOS OBJETOS. que se precipitaban al fondo las partes só­ Las figuras de montes, rios, edificios, lidas de la tintura, y entonces vaciaban cl plantas, animales, y sobre todo, las de hom­ agua poco á poco. Este sedimento sc so­ bres, que se ven en las pinturas mexicanas caba al sol, y despues se ponía entre dos antiguas, son, por lo común, desproporcio­ platos al fuego, para que se endureciese. nadas y disformes: lo que, según me parece, Tenían los Mexicanos otra planta del mis­ debe atribuirse, no tanto ú, su ignorancia do mo nombre, de que sacaban cl azul, pero Jas reglas de proporción, ú á su falta de habi­ de inferior calidad. Para cl rojo se servían lidad, cuanto á la prisa que se deban cn pin­ de la semilla del achiote, que los franceses tar, déla que fueron testigos los conquista­ llaman rocou, cocida cn agua; para el mo­ dores españoles; así que, pensando tan solo rado y el púrpura, de la cochinilla. El ama­ cn representar los objetos, no cuidaban de la rillo se hacia con tecozdkuill, ó sea ocre, y perfección de la imagen, y muchas veces se con el xocMpáUi, planta c u y a s hojas sc pare­ contentaban con los contornos, Sin em­ cen á las de la artemisa. Las hermosas bargo, he visto entre muchas pinturas anti­ flores de la misma planta, cocidas cn agua guas, algunos retratos de reyes de México, con nitro, les suministraban un bello colorde en los que, ademas de la belleza singular del naranja. Como se servían del nitro para colorido, sc notaba una observancia exacta aquel color, para otros empleaban el alum­ de las proporciones; pero no niego, hablan­ bre. Despues de haber macerado y desleí­ do en general, que distaban mucho aquo- do en agua la tierra aluminosa llamada tía- llos pintores de la perfección del dibujo, y da xocotl, la cocían al fuego cn vasijas de tier­ la inteligencia del claro oscuro. ra; sacaban por destilación cl alumbre puro, Servíanse, no solo de las simples imáge­ blanco y diáfano, y ántcs de que sc endure­ nes de los objetos, como lian dicho algunos ciese de un todo, lo hacian pedazos para escritores, sino de geroglíücos y caracteres. Representaban las cosas materiales con sus (1) L a doiicripcion do la planta del añil sc halla propias figuras; aunque para ahorrar tiempo, cn machos au torca, y ospccialmcnto c a la obra del trabajo, colores y papel, se contentaban con Dr. Hornandaz, la cual en onlcmmcnto diversa do la quo da Raynal cn su Historia filosófica y politica. una parte del objeto, que bastaba para darlo Esto asegura quo aquella planta fnG trasportada do á conocer á los inteligentes; pues asi como la India'Oriental al Nucvo.M’uhdo, y quo habiéndo­ nosotros no podemos entender lo escrito sin se osporimontado en muchos países, so estableció *u cultura cn la Carolina, cn Santo Domingo y cn Mé­ (1) El tsauhtli es una planta bastante común cn xico. Mas] cn oslo bo ongañó aquel filósofo, como aquel país. Tiene las hojas largas, cl tallo derecho cn otras muchas cosas. Consta por cl testimonio do y nudoso, Ion flores do un amarillo vivo, la miz blanca D. Fernando Colon, on cl capítulo LXI, da la vida y fibrosa. Para sacar cl jugo, la hacían pedazos, y la de sa famoso padre Cristóval Culón, quo una de las secaban al sol. plantas, propias do la isla Española, era cl añil. Sa­ (2) Creyendo yo hacer un gran servicio ¿ los pin­ bemos también por los historiadores do México, y tores italianos, cultivó con sumo esmero tres plantan particularmente por cl Dr. Hernández, quo los anti­ do chia, de semilla quo mo habían enviado de Mé­ guos Mexicanos sabían hacer uso do aquol procioso xico. Prosperaron, y tuve ol gusto do verlas carga­ vcgatal. Do todos los escritores sobre cosas do Amé­ das do flores on setiembro do 1777; per® vinieron rica, quo he habido á las manos, no ho hallado uno temprano los yolos aquol año, y em perdieron la» •olo que pueda servir do apoyo d la'opinion de Ray nal- plantas. Á h ttr/fJZ ttptW T c 7 t u t f í o x x > c ¿ r _ n ..

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KJ. GURAS TÍE C OTO AJIES. CARACTERES- ^TWÉRTCOS T ÜHGCIVAS SIXBOIICAS / aprender ántes i leer, a.sí aquellos america­ se le antojase; pero con osla regla observada no:» debían instruirse ántes en el modo de constantemente en cunntns pinturas he visto: figurarlos objetos, para comprender el sen­ esto et=, que si empezaba por el ángulo su­ tido de las pinturas, con que suplían el len­ perior á mano derecha, continuaba hácia guaje escrito. Para los objetos que carecen la izquierda: si empezaba, como cm mas de forma materia!, ó cuya imitación seria común, por el ángulo superior de la iz- muy difícil, se valían de ciertos caracteres, quierdit, seguía perpendicular hácia aba no ya verbales, esto cs, destinados á formar jo: si pintaba el primer año en el ángulo palabras, como nuestras letras, sino reales, inferior á mano izquierda, continuaba hácia ó significaciones inmediatas de las cosas, la derecha, y si en el íingulo inferior de la como los caracteres algebraicos y astronó­ derecha, seguía pcrpcndicularmcntc hácia micos. A fin de que mis lectores puedan arriba; ¿le modo que en la parte superior de formar idea de este sistema, les presento en la tela, rio pintaban nunca de izquierda á de­ una estampa los caracteres numerales de los recha, ni en la inferior de derecha á izquier­ Mexicanos, y las imágenes que usaban pa­ da, ni subían por la izquierda, ni bajaban ra indicar el tiempo, el cielo, la tierra, el por el lado opuesto. Sabido este méto­ agua y el aire. do, cs fácil conocer á primera vista donde Con respecto á los caracteres numerales, empezaba la serie de los años en una pintu­ debe observarse, quo ponían tantos puntos, ra histórica. cuantas eran las unidades hasta veinte. Es­ No puede negarse que este modo de re­ te nú moro tiene su carácter ó figura espe­ presentar las cosas, era imperfecto, embro­ cial. Doblaban este signo hasta veinte ve~ llado y e q u ív o c o ; mas 110 por esto deja de cee veinte, esto es, cuatrocientos. ser digno de alabanza el conato de aquellos El signo de cuatrocientos se repetía hasta pueblos en perpetuar lamtmoriadc sus acae­ veinte veces, ú ocho mil, y éstese repetía cimientos, v gu industria e n suplir, aunquo también. Con estos cuatro caracteres y imperfectamente, la falta de letras, á cuyo los puntos, espresaban todas las cantidades, descubrimiento hubieran llegado quizás, A lo ménos, hasta veinte veces ocho mil, ó atendidos los progresos de su civilización, ciento sesenta mil. Es de creer, aunquo si no hubiera sido do tan breve duración su no lo sabemos, que tuviesen otro signo para imperio, ó á lo ménos, habrían abreviado este número. considerablemente, y facilitado su escritura, Para representar una persona determina­ con la multiplicación de caracteres. da, pintaban un hombre ó una cabeza hu­ Sus pinturas no deben considerarse como mana, y sobre ella una figura que éspresaba una historia ordenada y completa, sino como la significación de eu nombre, como se vé monumentos ó apoyos de la tradición. No en el catálogo de los reyes mexicanos. Para se puede elogiar dignamente el cuidado que ospresar una ciudad ó villa, pintaban otra tenian los padres y maestros en instruir á figura significativa del sentido de su'nom­ sus hijos y discípulos en la historia nacio­ bre. Para formar sus anales ó historia, pin­ nal. Les hacian aprender las arengas y* dis­ taban en la orla de la tela ó del papel, las cursos que no podían espresar con el pincel; figuras de loe años, en otros tantos cuadri- ponían eu verso I03 sucesos de sus antepa­ tos, y junto á cada uno de ellos los sucesos sados, y les enseñaban á cantarlos. Esta correspondientes á aquel año; y si por ser tradición aclaraba las dudas, y evitaba las muchos los arios cuya historia referían, no equivocaciones que podrían ocasionar les podían caber todos en la misma tela, conti­ pinturas; y ayudada al mismo tiempo con es­ nuaban en otra. Por lo que respecta al or­ tos monumentos, eternizábala memoria de den de representar los años y los sucesos, sus héroes, los ejemplos de virtud, su mito­ el pintor podia empezar por el ángulo que logía, sus ritos, sus leyes y sus costumbres- Ni (solamente sc servían aquellos pueblos el ídolo de Tlaloc, colocado en el monte dul de la tradieion, de las pintura» y de lo» cuntí- misino nombro, que tanto reverenciaban los eos, para conservar Ja memoria de los «fuce- Chichimecas y los Acolliuas, y las estatuas 008; sino también de hilos de diverso* colo­ gigantescas erigidas en los dos célebres tem­ res, y diferentemente anudados, llamados plos de Teotihuacan. Los Mexicanos te­ xuijiu por los peruanos, y por los Mexicanos nían ya escultores cuando salieron de §u pa­ nepoJtualtzitzin. Este estruño modo de re­ tria .Aztlan; pues sabemos que eu aquella presentar Jas cosas, tan usado en cl Perú, época hicieron el ídolode IIuitzi]opochtIi,que no parece que haya sido adoptado en los llevaron consigo en su larga peregrinación. países de Anáhuac, sino cn los siglos mas Sus estatuas eran por lo común de piedra remotos, pues no sc encuentran vestigios de ó de madera. Trabajaban la primera sin aquellos remotos monumentos, Boturini hierro ni acero, ni otro instrumento que uno dice que despues de la mas diligente investi­ de piedra dura. Toda su incomparable pa­ gación, apénas pudo hallar uno en un pue­ ciencia y constancia se necesitaba para su­ blo de Tlaxcala; pero los hilos estaban gas­ perar tantas dificultades, y sufrir la lentitud tados, y casi consumidos por cl tiempo. Si de aquella elase de trabajos; pero Jo conse­ los pobladores de la América Meridional pa­ guían en despecho de la imperfección de Jos saron á Anáhuac, como algunos opinan, pu­ medios que empleaban. Sabían espresar dieron haber dejado allí aquel arte, que po­ en sus estatuas todas las actitudes y postu­ co- Á poco fué abandonado, por la pintura ras de que es capaz el cuerpo humano, ob­ que introdujeron los Toltecas, ó quizás otra servando exactamente las proporciones, y nación mas antigua. haciendo, cuando era preciso, lus labores Despues que aprendieron de los españo­ mas menudas y delicadas. No solo hacían les cl uso de las letras, muchos hábiles Me­ estatuas enteras, sino que esculpían en la xicanos, Texcocanos y Tlaxcaltecas, escri­ piedra figuras de bajo relieve, como Jos re­ bieron sus historias, parte cn español, y par­ tratos de Moteuczoma II y do un liijo suyo, te cu elegante estilo mexicano, cuyos escri­ queseveiaii.cn una piedra del monte Cha- tos se conservan aun en algunas bibliotecas poltcpec, citados y celebrados por ol P. de México, como ya he dicho. Acosta. Formaban también e s t a t u a s de ■barro y madera, sirviéndose para ostos de ESCULTURA. un utensilio de cobre. El número increí­ Mas felices que cn la pintura fueron los ble de sus estatuas se puede inferir por cl de Mexicanos en la escultura, en lu fundición los ídolos, de que ya hablé en el libro pre­ y en cl mosaico; y _ mejor espresaban cn lu cedente. Aun e u esto tenemos quedeplomr piedra, cn la madera, en el oro, en la plata el celo del primer obispo de México, y de y con los plumas, las imágenes de sus hé­ los primeros predicadores del Evangelio; roes, 6 las obras de la naturaleza, que en el pues por no dejar á los neófitos ningún in­ lienzo ó cn cl papel: bien fuese porque la centivo de idolatría, nos privaron de muchos mayor dificultad de aquellos trabajos escita­ preciosos monumentos de la escultura de ba mas sú aplicación y su diligencia, ó por­ los Mexicanos. Los cimientos de la prime­ que el sumo aprecio que de ellos hacian los ra iglesia que se construyó en México, se pueblos, despertaba su ingenio, y aguijonea­ componían de fragmentos do ídolos; y tan­ ba su industria. tas fueron las estatuas que sc destrozaron La escultura fué una de las artes conoci­ con aquel objeto, que habiendo abundado das y practicadas por los antiguos Toltecas. tanto en aquel pais, apénas /se hallan algu­ H asta el tiempo de los españoles se conser­ nas pocas en el dia, aun despues de la mas varon algunas estatuas de piedra, trabaja­ laboriosa investigación. La conducta de das por los artistas de aquella nación, como aquellos buenos religiosos fué sumante loa­ ble, ora se considere el motivo, ora loa efec­ aquellas preciosa* Iaboresí Á Jo méuns mu* tos que produjo: mejor hubiera sitio, sin em­ fácil será hallarlus en alquil gnbiurtc do bargo, preservar las estatuas inocentes, de E uropa, que en toda la Nueva-España. Lu la ruina total de los simulacros gentílicos, y curiosidad cedió ú, la codicia, y la belleza ele aun poner en reserva algunas de estas, en la ejecución fu6 sacrificada al valor de la sitios en que no hubieran podido servir de materia. tropiezo ú. la conciencia de ios rccicn con­ También se servían del martillo para la vertidos. elaboración de ios metales; pero no sobresa­ lían en esta clase de obras como en las fun­ Los Mexicanos tenían en mas precio los didas, ni podían compararse con las de los trabajos de fundición, que todas las otras artífices do Europa, por no tener otro instru­ obras de escultura, tanto por el mayor valor mento que la piedra. Con todo, se sabe de la materia, cuanto por la escclencia del que trabajaban bien el cobre, y que lo» trabajo mismo. No serian verosímiles las españoles elogiaron sus escudos y suspicaz maravillas que liacian en aquel arte, si ade­ Los fundidores y los plateros de México for­ mas del testimonio de los que las vieron, no maban un cuerpo respetable. Tributaban fie hubieran enviado como curiosidades á, un culto particular ü XipeT su dios protector, muchas partes de Europa. Los trabajos y en su honor hacían una gran fiesta el se­ de oro y plata enviados de regalo á Carlos V gundo mea, con sacrificios inhumanos,

por Cortés, llenaron de admiración á. los ar­ m o s a i c o . tífices europeos, los cuales, como aseguran muchos escritores de aquel tiempo (1), de* Pero nada tenían en tan alta estima los' clararon que emn realmente inimitables. Mexicanos como loa trabajos de mosaico, Hacían los fundidores mexicanos, con plata que hacían con las plumas mas delicadas y y oro, la» imágenes mas perfectas de los ob­ hermosas de los pájaros. Para esto cria­ jetos naturales. Fundían de una vez un pez, ban muchas especies de 2as aves bellísimas que teníalas escama» alternativamente de que abundan en aquellas regiones, 110 solo plata y oro; un papugayo, con la cabeza, la en los palacios de los reyes, donde manto­ -lengua v las olas movibles; un mono con la rnan, como va hemos dicho, toda clase de cabeza y con loa pies movibles, y con un animales, sino también cillas casas de los huso en la mano en actitud de hilar. En­ particulares, y en cierto tiempo del año lew garzaban las piedras preciosas en oro y pla­ quitaban las plumas, para servirse de ellas ta, v hacían joyas curiosísimas y de gran con aquel fin, ó para venderlas en el merca­ valor. Finalmente, tan preciosas eran aque­ do. Preterían las de aquellos maravillosos llas alhajas, que aun los mismos soldados pajarillos, que ellos llaman huitzitzilin, y los españoles, ü, pesar de la sed de oro que los españoles picaflores, tanto por su sutileza, devoraba, preferían en ellas el trabajo & la como por la finura y variedad de colores. En estos y otros lindos animales, les había iu atería. Esta arte maravillosa, ejercitada ya por los Toltecas, que atribuían su inven­ suministrado la naturaleza cuantos colores ción ó su perfección al dios Qnetzalcoatl, puede emplear el arte, y otros que él no puede imitar. Reuníanse para cada obra se ha perdido enteramente por el envileci­ de mosaico muchos artífices, y despues de miento de los indios, y por descuido de los haber hecho el dibujo, tomado las medidas españoles. No sé que queden restos de y las proporciones, cada uno se encargaba [1] Véase particularmente Jo que do estos traba­ de una parte de la obra, y se esmeraba en jos dice el historiador Gomara., el cual los tuvo en ella con tanta aplicación y paciencia, que su» manos, y oyó lo que do ellos opinaban los pla­ solia estarse un día entero para colocar teras sevillanos. una pluma, poniendo sucesivamente mu- citas, y observando cual de ellas *c aco­ el naranjado ó dorado, y olro/|vurioá colo­ modaba mejor á su intento. Terminada la res, es hermosísima, y mirada la imagen á parte que á cada uno tocaba, se reunían to­ otra lúzalos mismos colores parecen amor­ do* para juntarías, y formar el cuadro ente­ tiguados.” Los Mexicanos gustaban tanto ro. Si se hallaba alguna imperfección, se de estas obras de pluma, que Jas estimaban volvía á trabajar hasta liaccrJa desaparecer. en mas que el oro. Cortés, Bcrnal Diaz, Tomaban las plumas con cierta sustancia Gomara, Torquomada y todos los otros^hU- Wanda para no maltratarlas, y Jas pegaban toríadores que las vieron, no hallan espre­ á la tela, con txahutli, ó con otra sustancia siones con que encomiar bastantemente sus glutinosa: despues unian todas las partes perfecciones (1). Poco tiempo ha vivía en sobre una tabla, ó sobre una lámina de co­ Pátzcuaro, capital del reino de Michuacan, bre, y las pulían suavemente liasta dejar la donde mas que en ninguna otra parte flore­ superficie tan igual y tan lisa, que parecía ció el arte de que vamos hablando, el último hecha á pincel. artífice de mosaico que quedaba, y con él ha­ Tales eran las representaciones ó imáge­ brá acabado, ó estará para acabar un ramo nes que tanto celebraron los cspáíioles y tan precioso, aunque hace dos siglos no se otras nnciones de Europa, sin saber sí en cultiva con la perfección que supieron darle ellas era mas admirable la viveza dcl colori­ los antiguos. Consérvense hasta ahora al­ do, ó la destreza del artífice, ó la ingeniosa gunos restos en los muscos de Europa, y disposición del arte. “Obras, dicc el P. muchos en México; pero pocos, según creo, Acosta, justamente encomiadas: siendo co­ del siglo XVI, y ninguno, que yo sepa, ante­ sa maravillosa, cómo podían hacerse con rior A la conquista. También hacían un lilumas de pájaros, dibujos tan finos y deli­ mosaico de conchillas, que hasta nuestros cados, que parecían hechos con pincel; bien días se ha conservado en Guatemala. que ni el pincel ni la pintura artificial pue­ A imitación de aquellos eminentes artis­ den imitarla viveza y el esplendor que en tas, había otros que con diversas flores y ho­ ellos se vein. Algunos indios, sobresalien­ jas formaban paralas fiestas hermosos dibu­ tes en este arte, imitan con tanta exactitud, jos, sobre esteras de diferentes clases. Des­ por medio de las plumas, las obras del pin­ pues de la propagación del Evangelio, los cel, que no ceden á los mejores pintores de hacían para adornos délos templos cristia­ España» Al príncipe de España, D. Feli­ nos, y eran muy estimadas de la nobleza es­ pe, regaló su maestro tres pequeñísimas pañola, por la singular belleza de su artifi­ imágenes, para que le sirvieran de registro cio. En la actualidad hay muchas perso­ en su Diurno: su alteza las enseñó al rey nas en aquel reino, que se empican en imi­ D. Felípe II de este nombre, su padre; y tar los mosaicos de pluma del modo que lie habiéndolas considerado su magestad, dijo dicho; perosus obras no pueden comparar­ que jamas habia visto en tan pequeños figu­ se de ningún modo á las de los antiguos. ras, trabajo mas escelente. Habiéndose también presentado al papa Sisto V otro cuadro mayor de San Francisco, y díchole que era obra hecha de plumas por los indios, [1] Juan Lorenzo do Anaguia, docto italiano dcl siglo XV, hablando en b u Cosmografía de wlti* imá­ ' quiso Su Santidad tocarlo, para asegurarse genes do los Mexicanos,dicc: “Entro otraw me ha que no era pintura, pareciéndolc cosa mara­ causado gran admiración uní San Gerónimo con p u villosa que estuviese tan bien ajustada y lisa, crucifijo y un Icón, quo me enseñó la señora Diana que los ojos no sabían distinguir si los colo­ Loreda, tan notable» por la hermosura y viveza do los res eran artificialmente dados con el pincel, eolores, y por ol arto con quo estaban distribuidos, quo crco no haber viato cosa semojanto, no diró me­ ó naturales de las plumas con que estaba jor, on los antiguos ni en los mejores pmtorca mo­ construida., La unión que hace el verde con dernos.1’ trabajo. Ordinariamente estas casas no te­ AUQUlTECTUnA DOMESTICA. man mas que ii;i piso, donde estaban el liti­ Un pueblo ton industrioso cn los trabajo¡» gar y los muebles, y cu que residían la fa­ do curiosidad y lujo, no podía civreccr mármol y aun dejalabastro, que algunos es­ á la vez, y entre tanto componían el otro, pañoles creyeron jaspe. Antes del reinado para que el agua estuviese siempre limpia. de Ahuitzotl, los muros eran de piedra co­ Aun se ve en Tezcutcinco, antiguo sitio de mún; pero habiéndose descubierto en su recreo de los reyes de Texcoco, el acue­ tiempo las canteras de tetzontli, á orillas del ducto por donde pasaba el agua á los jardi­ lago mexicano, ae adopto, esta como la mas nes reales. El mencionado camino de Chapoltepec, largo, por causa de las vueltas que tuvo quo como los otros construidos sobre el lago, y de duren los montes (1). L a mayor dificul­ que he hablado anteriormente, son monu­ tad consistió en tres grandes barrancos ú mentos innegables de la industria de los Me­ hondonadas que se hallaban en el camino. xicanos; pero mas iuee en el suelo mismo Superóse, sin embargo, por medio de tres de ¡>u capital, pues si en otras partes los puentes: el primero de cuarenta y siete ar­ arquitectos no tienen mas que hacer que cos; el segundo de trece, y el tercero, que echar los fundamentos y alzar el edificio, es el mayor y el mas admirable, de sesenta allí fue necesario formar el terreno en que y siete. El arco mayor, que es el de en me­ se habia de edificar, uniendo con terraple­ dio, situado en la mayor profundidad, tiene nes muchas islas separadas. Ademas de ciento diez piés geométricos de alto, y se­ esta gran tarca, tuvieron la de construir di­ senta y uno de ancho; así que, podría pasar ques y mui-alloncs on varios puntos de lu por debajo un gran navio. Los otros se­ ciudad, para mayor seguridad de la pobla­ senta y seis arcos, situados á unu y otra ción. Pero si en estas empresas se descu» paite de aquel* van disminuyendo por los bre la industria de los Mexicanos, en otras dos lados, hasta llegar al borde del bar­ brilla su magnificencia. Entre (os monu­ ranco, y poner ei acueducto al nivel del mentos déla antigua arquitectura, que aun terreno. Este gran puente tiene de largo quedan en el imperio mexicano, son muy tres mil ciento setenta y ocho piés geomé­ célebres los edificios de Mictlan en la Mixte­ tricos. Cinco años se emplearon en su es, en los que hay cosas maravillosas, y en­ construcción, y diez y siete en la de todo el tre otras una gran sala cuyo techo está, sos­ acueducto. iVo me parece importuna en tenido sobre varias columnas cilindricas de mi Historia la descripción de esta soberbia piedra» de ochenta piés de altura, v cerca fábrica; porque si bien fué emprendida por de veinte de circunferencia, cada una de un español despues de la conquista, fué una pieza. ejecutada por Cempoaltccas que sobrevivie­ Pero ni esta ni ninguna otra de las ruinas ron á la ruina de su imperio. que se conservan’ de la antigüedad mexica­ El ignorante autor de las Indagaciones na, pueden compararse con el fumoso acue­ Filosóficas \_dcs Rcchcrchcs Plúlosophiques] ducto de Cempoallan. Esta gran obra, dig-, niega á los Mexicanos el conocimiento y na de rivalizar con las mayores de Europa, el uso de la cal; pero consta por el tes­ fué construida á mitad del siglo XVI. Di­ timonio de todos los historiadores de Mé­ rigióla, sin saber siquiera los principios de xico, por Ja matrícula de los tributos, y so­ la arquitectura, el misionero franciscano bre todo, por los edificios antiguos quo aun Francisco Tembleque, y ejecutáronla con existen, que todas aquellas naciones haciau suma perfección, los Cempoaltccas. Mo­ de la cal el mismo uso que los europeos. E l vido á piedad aquel insigne religioso por la vulgo de aquellos paises crée que los Mexi­ escasez de agua que padecian b u s neófitos, canos mezclaban huevos con la cal para dar­ pues la que habian recogido en pozos habia le mas tenacidad; mas este es un error, oca­ sido consumida por los ganados de los es­ sionado por el color amarillento de las pare­ pañoles, se propuso socorrer á toda costa la des antiguas. Consta igualmente por eldicho necesidad de aquellos pueblos. El agua estaba demasiado léjos, y el terreno por el [1] Torqucmada dice quo éllargo dtl bcucduclo cual debia pasar, era desigual y montuoso; crudo 160,416 pión do -marea,• “quo son, afiodc, ama pero todos los obstáculos cedieron al celo de quince leguas;’* pero si habla, como paroec, do pifo geométricos, son solamente 32 millas y 83 pié*, activo del misionero, á la industria y fatiga ó poco mas de 11 IcguaB. Si hablase de piés tole­ de los indios. Hicieron, pues, un acueduc­ dano», soria algo ménos; pues este es al geométrico to de piedra y cal, de treinta y dos millas de como 1340 4 1417, •de los primeros historiadores, que también so que según asegura Gomara, que vivia á la ■servían de ladrillos cocidos,y que se vendían, sazón, fueron apreciadas en cien mil duca­ ■como otros muchas cosas, en el mercado. dos, y por una de ellas querían darle cua­ renta mil ciertos mercaderes genoveses, pa­ pícapedjieuos , j o y i s t a s y alfauahkjios . ra venderla al gran señor (1); y ademas dos Los picapedreros, que cortaban y traba­ vosos de esmeralda, apreciados, según Ma­ jaban Ja piedra para los edificios, no se ser­ riana, en trescientos mil ducados, y que el vían de picas de hierro, sino de unos instru­ mismo Cortés perdió en el naufragio que hi­ mentos de piedra muy dura; sin embarco, zo en Ja desgraciada espedicion de C&rlos hacian relieves y adornos, Pero mas quo V contra Argel. En el dia no se trabajan estos trabajos, ejecutados sin el uso del hier­ aquellas piedras, ni aun »e sabe de donde ro, causan asombro las piedras de estupen­ las sacaban los antiguos,* pero subsisten do tamaño y peso que se hallaron en 2a capi­ enormes pedazos de esmeralda, como un tal, trasportadas do muy léjos, y colocadas ara que hay en la eatedral de la Puebla de en lugares altos, sin el auxilio de los recursos los Angeles, y otra en la iglesia parroquia) que ha inventado Jo mecánica. Ademas de de Queclnda, (si no es la misma que aque­ la piedra común, trabajaban el mármol, el lla) que tenian sujeta con cadenas de hier­ jaspe, el alabastro, el itztli y otras piedras íi. ro, como dice Betancourt, para mas segu­ nas. Del itztli hacian espejos guarnecidos ridad. de oro, y aquellas esceJentes navajas quo Los alfuhareros hacian con barro, no solo empicaban cn sus espadas, y de las que sc toda especie de vajilla necesaria para los servían también sus barberos. Hacíanlas usos domésticos, sino otros trabajos de pu­ con tal prontitud, que cn una hora fabrica­ ra curiosidad, que pintaban de varios colo­ ban ciento. El método de que se valian flC res; pero no consta que conociesen el vidria­ halla descrito en las obras de Hernández, do. Los mas famosos alfahareros eran los Torqucmada y Betancourt. de Cholula, cuyas obras eran muy aprecia­ Los joyistas mexicanos, no solo tenian co­ das por loa españoles. E n el dia son fam o­ nocimiento de las piedras preciosas, 6Íno que sos los de Cuaulititlan. sabían pulirlas, labrarlas y cortarlas, dándo­ CARPINTEROS, TEJEDORES &C. les cuantas figuras querían. Los historia­ dores aseguran que estos trabajos se hacian Los carpinteros trabajaban muy bien toda con una especie de arena; pero Jo cierto es c)ase de madera, con sus instrumentos de que no era posible hacerlos sin algún instru­ cobre, de los cuales aun se ven algunos. mento de piedra, ó del cobre duro que liay Las fábricas de toda especie de tela eran en aquellos países. Las piedras preciosas (1) Uno do las esmeraldas de Cortés ionio. 2a for­ que mas usaban los Mexicanos eran las es­ mo do uno roso; otro lo do uno connoto; otra lo do un meraldas, las amatistas, las cornerinas, Jas paz con Job ojos do oro; otro oro uno companilla, con turquesas» y otras desconocidas en Europa. uas per)» fino on lugar do badajo, y cn lo orla cato Las esmeraldas eran tan comunes, que no inscripción on letras do oro: Bendita quien tz crió. había señor que no poseyese un gran nume­ Lo mas preciosa, por lo cual querían dar los genovo. sc» los 40,000 ducados, ero uno copo con el pió do ro de ellas; y ninguno se enterraba, sin te­ oto, ycti&tro cadenillas del mismo metal* quosc unían ner una colgada al labio, para que le sirvie­ #n ana perla. t£ guiso do botón. Lo, orlo aro un anillo se de corozon, según ellos decian. Fueron do oro, con eata inscripción: Inter natos mulierum infinitas los que se enviaron á. la corte de non 9Urrcxit major. Estas cinco piedras, trabajados por loa Mexicanos do ordon do Cortés, fueron regala­ España, en los primeros años despues de la dos por él ¿ su Bogando inugcr, la noblo Señora X)oñ a conquista. Cuando Cortés volvió por pri­ Juana Jlamlroz do Are Mono y Zuñiga, hijo del conde mera vez 4 España, trajo consigo, entre doAguílar: “Joyas, dico Gomara q uc la* vi<5, « ppc- otras joyas inestimables, cinco esmeraldas, Hoivb á cuantos tenian los señoras etpoííolos.” muy comune> en todos aquello» países, y ca­ Curtían bastante bien Jas pieles de los ta era una de las artes mas propagadas en cuadrúpedos y de las aves, dejándoles unos ellos. Carecían de lana»

TEUA2 CALLI 0 JJIPOCAUSTO ttEXTCjOTO . bóveda hay otro agujero como el de la hor­ ces, y yo no dudo quo seria útilísimo en Ita­ nilla. T al es la estructura común dcl tc- lia, donde se padecen tan frecuentes» y gra­ mazcalli, como se ve en la adjunta estampa; ves reumatismos. Cuando se necesita uu pero hay otros que no tienen bóveda ni hor­ sudor mas copioso, se coloca el enfermo algo nilla, y que se reducen á unas pequeñas pie­ mas cerca dcl tccho, donde cs mas espeso el zas cuadrilongas, bien cubiertas, y defendi­ vapor. E b tan común, aun en el dia, el tc- das del aire. mazcalli, que no hay población de indios Lo primero que se hace ántes de bañar­ donde no so vean muchos baños do esta es­ se, es poner dentro del temazcalli una este­ pecie. ra, en lugar de la cual los españoles p o n e n un colchon para mas comodidad; un jarro de agua, y unas verbas ú hojas de maiz. En cuanto á Ja cirugía de los Mexicano*, Despues se hace fuego en el hornillo, y se los mismos conquistadores españoles ase­ conserva encendido hasta que estén hechas guran, por su propia esperiencia, la pronti­ ascua las piedras de que he hccho mención. tud y la felicidad con que curaban las heri­ El que quiere bañarse entra ordinariamente das (1). Ademas del bálsamo y de la Mu- desnudo, y solo, ó acompañado de un sir­ ripenda,les aplicaban el tabaco y otros vege­ viente, si su enfermedad Jo exige, ó si así lo tales. Paralas úlceras se servían dcl nana* acomoda. Inmediatamente cierra la entra­ huupalli, del zucallepaíti y dcl iLzcuiutpatli\ da, dejando un poco abierto el agujero supe­ paralos accesos y otros tumores, del i!alamat]y rior, á fin de c|ue salga el humo que puede y dcl elcctuario de chifpatli, y paralas Truc- introducirse del hornillo, y cuando ha salido taras de huesos, delnacasoZ ó toloaizin, Des­ todo, lo cierra también. Entonces empieza pues de haber secado y pulverizado las se­ Á echar agua en la piedra encendida, de la millas de estas plantas, las mezclaban con que se alza un denso vapor, que va á ocupar cierta resina, y aplicaban la composicion á la parte superior del temazcalli. Echase en la parte adolorida, cubriéndola con plumas, seguida en la estero, y si tiene consigo un y poniendo encima unas tablillas para unir sirviente, este atrae hácia abajo el vapor cou el hueso roto. las yerbas, ó con el maiz, y con las mismas, Los médicos eran por lo común los que mojadas en el agua dcl jarro, que ya está ti­ preparaban y aplicaban los remedios; mas bia, golpea al enfermo en iodo el cuerpo, y para haccr mas misteriosa la cura, la acom­ sobre todo en la parte dolorida. Inmediata­ pañaban con ceremonias supersticiosas, con mente so presenta un sudor copioso y suave, invocaciones á sus dioses, y con impreca­ que se aumenta ó disminuye según convie­ ciones contra las dolencias. Veneraban, ne. Conseguida la deseada evacuación, se como protectora de la medicina, á la diosa deja salir el vapor, se abre la puertecilla, y Tzapoflatcnan, creyéndola inventora de mu­ se viste el enfermo; ó si no, bien cubierto, lo chos remedios, y entre ellos del aceite que llevan sobre la estera, ó sobre el colchon, á sacaban por destilación del ocotl.

una pieza inmediata, pues siempre hay algu­ ALIMENTOS DE LOS MEXICANOS. na habitación en las cercanías del baño. Siempre se ha hecho uso dcl temazcalli Es estraño que los Mexicanos, y especial­ en muchas enfermedades, especialmente en mente los pobres;, no estuviesen espuestos á los calenturas ocasionadas por alguna cons­ muchas enfermedades, atendida la cualidad tipación, Usanlo comunmente las indias de sus alimentos. En este ramo tuvieron despues del parto, y los que han sido heri­ dos ó picados por algún animal venenoso. (1) E l mismo Cortfia fué pcrfectamcn.10 curado por los medico» tlaxcaltecas de una grava bcrida quo Es ademas un remedio eficaz para los que recibió cu lu. cabeza en la famosa batalla do Otom- necesitan evacuar humores gruesos y tena­ pan» ú O tumba. nlgunas singularidades notables; porque ha­ que llaman tlaolli, grano que Ja Providen­ biendo catado tanto» años, después de la fun­ cia concedió á aquella parte del mundo, cn dación de la ciudad, reducidos íí. vivir mise­ Jugar del trigo de Europa, del arroz del rablemente cu las islas del lugo, Ja necesi­ Asia, y del mijo deJ Africa, aunque con al­ dad los obligó á sostenerse con todo lo que gunas ventajas sobre todos ellos; pues ade- encontraban en las aguas* En aquellos tiem­ mui de ser sano, gustoso y mas nutritivo, pos calamitosos aprendieron á comer, no s»i multiplicación es mas copiosa, se presta solo Ju> raíces de las plantas ocuáticas, sino á los clima* calientes y á los fríos, no exige las culebras, cl axohlly cJ atefepiz, el at.opinan; tanto cultivo, ni es tan delicado como cl trigoT otros auimalillos c insectos; las hormigas, ni necesita como el urroz de un terreno hú­ las moscas y los huevos de estas. De las medo y dañoso á Ja salud de los labradores. moscas llamadas axayacatl, cogían tan gran Tenian muchas especies de maiz, diferentes cantidad, que tenian para comer, para cebar en tamaHo, cn color y cn calidad. Con él muchas especies de pájaros, y para vender hacian pan, enteramente diverso del de E u ­ en cl mercado. Amulábanlas, y con la pas­ ropa, no ménos en el sabor y en la figura, ta hacían unos panes que ponian á cocer que cn el modo que tenian de hacerlo, y cn agua con nitro, cu hojas de maiz. Esta que aun conservan hasta ahora- Cuecen cl comida no desagradó á los historiadores es­ grano cn agua con un poco de cal: cuan­ pañoles que la probaron. De loa huevos do empieza á ponerse blando, lo aprietan que estas moscas ponen on gran abundan­ entre las manos, para quitarle la piel: des­ cia, sobre los juncos del lago, formaban aque­ pues lo muelen en el metlail (1), toman un lla especie de cabial, llamada akuauhíli, de poco do la masa, y cstendiéndola entre am­ que ya he hecho mención. bas manos, forman cl pan, que cuecen últi­ Hacían también uso de una sustancia fan­ mamente cn el comalli. Estos panes son gosa, que nada en las aguas del lago, secán­ ovalados y delgados: su diámetro es de cer­ dola al sol, y conservándola para comerla, á ca de ocho dedos, y su grueso poco mas de guisa de queso, al que se parecía mucho en una línea; pero los hacen mas pequeños y el sabor. Dábanle el nombre de Ucuillatl, menos gruesos, y en tiempos antiguos los ha­ ó sea escrctnento de piedra. Acostumbra­ cían tan sutiles, para ln gente principal, co­ dos á estos viles alimentos, no los abandona­ mo un papel fuerte. Solían poner en el ron despues en los tiempos de su mayor maiz algún otro ingrediente para que el pan prosperidad; de modo que sus mercados es­ fuese mas gustoso ó mas saludable. El pan taban siempre llenos de innumerables ciases de los nobles y ricos era por lo común de de insectos crudos, fritos y asados, que se maiz rojo, amasado con la hermosísima flor vendían especialmente á los pobres- Sin coatzontecoxochitl, ó con otras plantas medi­ embargo, cuando con el tráfico del pescado cinales, para escitar calor en el estómago. empezaron á proporcionarse mejores comes­ Tal es el pan que han usado siempre los tibles, y á cultivar con su industria los huer­ Mexicanos y los otros pueblos de aquellos tos flotantes, mejoraron el sistema de sus co­ vastos paises, hasta nuestros días, prefirién­ midas, y nada dejaban que desear sus ban­ dolo al mejor de trigo. Muchos españoles quetes, ni por la abundancia, ni por la varie­ han adoptado su uso; pero es necesario con­ dad, ni por cl buen guato de los manjares, fesar que aunque el pan de maiz sea m uy como lo testifican los conquistadores (1). sano, sustancioso y de buen gusto, cuan­ Entre ellos merece el primer lugar el maiz, do está recien hecho, tiene un sabor des­ agradable cuando se enfria. En todos aque- [1] Víaso Bobre este asunto la primera Carta do Corlea, la Historia do Bcronl Diaz, y la relación del [1] líos españoleo llaman al mcllatl, m etalo; al conquistador anónimo. comalli, comal; y al atolli, atole. -MOHO HE M áfE O LM B E M U l líos pueblos lia sido siempre atribución pro­ lian perfumar su chocolate v las otras bebi­ pia, de las ningores, hacer el pan, y preparar das de cacao, ó para realzar su sabor, ó pa­ toda dase de manjares. Ellas lo hacían pa­ ra hacerlas mas saludables, con iltfzochitl ó ra fus familias, y para venderlo cn el mer­ vainilla, con flor do xochinacaztli. (1), ó con cado. cl fruto del mccaxochitl (*2), y las dulcifica- Hacian también con mnis otras muchas bar. con miel, como nosotros» hacemos con clases de comidas y bebidas, añadiéndole!» azúcar. algunos ingredientes y adoptando diversas Con r.l grano de la chía hacian una bebi­ preparaciones. El alolli es una especie de da muy fresca, usadísima aúnen aquellos polcadas, que sc liucc con la masa del maíz países; y mezclado con el maíz, otra, llama­ bien molido, cocida, desleída en agua v co­ da chianzolzolatolli, que era de escelentc sa­ lada. Ponen ni fuego cl liquido, después bor, v que apreciaban mucho los antiguos, de esta última operación, y lo cuecen hasta particularmente en tiempo de guerra. La darle la consistencia necesaria. Es insípi­ provision ordinaria de un soldado cn cam­ do al paladar de los españoles; pero lo usan paña sc reducía coa el nombre algodon, y los señores, unas telas tejidas de calcbaasicr d'AmeriquCyy dicc que ea México so con plumas. La almohada de los pobres conoce con el do Choyne, enyete é liigucro\ pero no era una piedra ó un pedazo de madera; los es verdad. £1 nombre do hibitero era d quo daban ricos la usarian quizás de algodón. La á aquel árbol los indion do la lela Española: usáronlo gente común no se cubría en la cama sino los conquistadores cepaüoleB, y no «c ha vuelto ¿ usar en aquoltos paises. Lo» otros nombres son entera- con el mismo tilmatli ó capa; pero los ríeos monto desconocidos. fruto, dividido por medio, da dos vasos igua­ te, que es el Roucou de los franceses. Bo­ les: le sacan lu parte interior, y con una tier­ turini asegura que sabían hacer uso del pe­ ra minrral le dan un barniz permanente, dernal. de buen olor, y de varios hermosos colores, Tomaban por la mañana, despues de al­ especialmente rojo. Hoy suelen platearlos gunas horas de trabajo, el almuer/.o ordina­ y dorarlos. rio, que se reducía al aloUl ó poleadas de ha­ No usaban los Mexicanos ni candelcros, rina de m:iiz. Comían después de medio ni velas de cera ó sebo', ni accite para luces. dia; pero ningún historiador délos muchos Aunque tenían muchas especies de aceite, que he consultado, hace mención de su ce­ y o! o los empleaban en la medicina, en la na. Eran parcos en comer; pero bebían pintura yen los barnices; y aunque cstraian mucho y con frecuencia. Sus bebidas co­ gran cantidad de cera de Jos panales, 6 munes eran vino de maguey, ó de maiz* o de no quisieron, ó no supieron aprovecharse chin, ó las que hacían con cacao, ó agua na­ de ella para el alumbrado. E n los paises tural. marítimos solían servirse para esto de Jos Despues de comer, los señores solian con­ cucayos, ó escarabajos luminosos; pern el ciliar el sueño con el humo del tabaco (1). alumbrado común se hacía con teas 6 rajas De esta planta hacían gran uso. Empicá­ d cocoll, que aunque daban buena luz y buen banla en emplastos, ó para fumar, ó en pol­ olor, exhalaban demasiado humo, y con 61 vo por la nariz. Para fumar ponían en un ennegrecían Tas habitaciones. Uno de los tubo de caña ó de otra materia mas fina, ia usos europeos que mas apreciaron los Me­ hoja, con resina de liq ni t Jambar, o con otras xicanos despues de la conquista, fue el de yerbas olorosas. Recibían el humo, apre­ las velas; pero lo cierto cs que aquellas gen­ tando el tubo con la boca, y tapándose la tes no necesitaban de medios esteriores de nuriz con la mano, á fin de que pasase mas alumbrarse, pues consagraban al reposo to­ prontamente al pulmón. ¿Quién hubiera adas lus horas de la nochc, despues de haber creído que el uso del tabaco, que inventó la dado al trabajo todas las dcl dia. Los hom­ necesidad de aquellas naciones flemáticas, bres trabajaban en sus artes y oficios, y las llegaría á ser un vicio 6 moda general de mujeres en coser, hilar, bordar, lmcer el casi todos los pueblos del mundo; y que una pan, proparar la comida y limpiar la 'casa. planta tan humilde, de la que escribieron Todos hacían oracion diaria á sus dioses, y tan desventajosamente los autores, se con­ quemaban copal en su honor; por lo cual, vertirla en un manantial de riqueza para los en todas las casas habia ídolos é incensa» pueblos de Europa? Pero lo mas estraño ríos es, que siendo tan común actualmente el El modo que tenian los Mexicanos y las uso de tabaco en las mismas naciones que demos naciones de Anáhuac de hacer fue­ )o censuraron al principio, sea tan raro en­ go, era el mismo que empleaban los anti­ tre sus inventores; pues de los indios de Mé- guos pastores de Europa (1), esto es, la vio­ lenta frotacion de dos leños secos. Los [1] Tabaco cs voz da la longua haitiana. Los Mexicanos en estos casos usaban del achio­ Mexicanos tenían do® especies de tabaco, muy dife- rcntcs en el tamaño do la planta y de las hojas, en lo. figura do la flor, y en el color de la somilla. El'mas» (1) Calida: 7JIOTU8, laurui, hedera:, et omnes ex pequeño, quo cs el común, se llamaba picútl, y el quibus igniaria fiunt. Exploratorum, hoc utnts in mayor cuauyetl. Esta llega d la altura de un drbol. castri* pastorumqve reperit; quoniam ad excutien­ Su flor no se divido en cinco pétalo*, como la dclpi- dum ignem, 7ion aemper lapidis est occasio. Teri­ cietl, sino quo tiene scisú sieto ángulos. Estas plan­ tur erga lignum ligno, ignemque concipit attritu, tas varian según el clima, no solo cu la calidad delta excipiente materia aridi fomitis, fungi, vel foliorum baco, sino en el tamaño do las hojas y en otros acci­ facillime conceptum.— Plin. Hi9t. Nat. lib. XVI, dentes: por lo que los boldnicos han multiplicado sus cap. 40. especies. xico pocos lo fuman, y ninguno Jo ra limpiar la ropo. La raisc es Ja deljttnoJ/i, cn polvo. planta pequeña y comunísima en aquellos países, íi la que conviene mas justamente I*LAXTAÍ» USADAS EX T E Z DE JA nO N * el nombre de saponaria.amcricana, por su se­ No conocían los Mexicanos cl modo de mejanza con la saponaria del untiguo ccui- hacer jabón, aunque tenian cn abundancia tinento. Pero cl amolti nn sc usa tanto pa­ las materias anímales cíe que sc sacn; pero ra la ropa, como para cl asco del cucrpo (1). suplían su falta con una fruta y una raiz. Lo que he dicho hasta aquí acerca del La fruta era la del cop'Jxocoll, árbol de me­ gobierno político y económico de los Mexi­ diana altura, que nace cn Michuacnn, cn canos, es cuanto he lmllrulo digno de crédi­ Yucatan, en la Mixteea y en otras partes (1). to y de la luz pública. Tales eran sus cos­ La pulpa, que está, bajo la corteza, es visco­ tumbres públicas y privadas, su gobierno, sa y demasiado amarga; pone blanca cl sus leyes y sus artes, cuando llegaron al agua, forma espumat y sirve como jabón pa­ pais de Anáhuac los españoles, cuya guer­ ra y sucesos memorables voy á contar en [1] El Dr. Hernández la llama copaIxncotl, pora los libros siguientes. r.uda diccde au virtud, llclancourt hablado ella con cl nombre do árbol de jabón, quo es ol que lo dan. (1) Hay una especio de a vio llit cuya miz liüc Iob Ioh españolee. Mr. Valmont la describe con. cl nom­ cabello» do amarillo. Vi esto singular efecto cn an bro de savonnicr, ó saponaria americana. La raí/ éc hombre de cierta edad, quo habió cncunceido, habien­ usa como jabón, pero no es Un buena como cl fruto. do «¡do rubio cn eujuventad. ABSCIOHBS

NECESARIAS PARA LA INTELIGENCIA BE LA HISTORIA.

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Años. Ailos.

I. T o c iit l t . I . T e c p a t l , II. Acatl. II. C a lli. III. Tecpatl. III. Tochtli. IV. Calli. IV. Acatl. V. Tochtli. V. Tccpatl. VI. Acatl. VI, Calli. VII. Tccpatl. VIL Tochtli. VIII, Calli. VIII. Acatl. IX. Tochtli. IX. Tecpatl. X. Acatl. X . Calli. XI. Tecpatl. XI. Tochtli. X II. Calli. X II. AcatL XIII. Tochtli. XIII. Tecpatl.

I . A c a t l . I . C a l l i . II, Tecpatl. II. Tochtli. i n . Calli. III. Acatl IV. Tochtli. IV. Tecpatl. V. Acatl. V. Calli. VI. Tecpatl. VI. Tochtli, VII. Calli. VII. Acatl. VIII. Tochtli. VIII. Tecpatl. IX . Acatl. IX. Calli. X. Tecpatl. X. Tochtli. XI. Calli. XI. Acatl. XII- Tochtli. XII. Tecpatl. xni. Acatl. XIII. Calli.

L ob años escritos con letras mtiyúacnlaH son aquellos en quo empezaban los periodos do troce aüot, cui. tro do los cuales formaban ol siglo. AM OS M EXICANOS

DESDE LA FUNDACION HASTA LA CONQUISTA DE MEXICO, CON LA CORRESPONDENCIA DE LOS DE NUESTRO CALENDARIO.

Los años escritos con lctrns mayúsculas son los primeros dcl periodo: los scfialiiilos ron una estre­ lla. son los seculares: las lluinudus sirven para indicar lus suicsus notable*, ó cl princijiia dcl rei­ nado de algún mona rúa.

Años mexicano*. Aüos cristianos. Ailon mcxicunop. Años cristmnog II. Ctilli...... o 1325 IX . T ochtli...... 135S III. Tochtli...... 1326 X. Acutí...... 1350 IV. A catl...... 1327 X I. T ecpatl...... 1360 V. Tecpatl...... 132S X II. C alli...... 13G1 VI. Calli...... 1329 X III. T ochtli...... 1302 VII. Tochtli...... 13:30 I. A c a t l ...... 1363 V III. A catl...... 1331 II. Tccpatl...... 1364 IX...T ecpatl...... 1332 III. C alli...... 13G5 X . C alli...... 1333 IV. T o ch tli...... 1360 X I. Tochtli...... 1334 V...A catl...... 1367 X IL A catl...... 1335 VI. T ccpatl...... 1368 XHI. Tecpatl ...... 1 3 3 6 VIL Calli...... 1360 I. Callí...... 1337 VIII. Tochtli...... 1370 II. T ochtli...... bl33S IX...A catl...... 1371 III. A catl...... 1339 X. Tecpatl...... 1372 IV. Tecpatl...... 1340 X I. Culli...... 1373 V. Culli...... 1341 X IL Tochtli...... 1374 VI. Tochtli...... 1342 X III. Acatl...... 1375 VIL Acatl...... 1343 I. T e c p a t l ...... 1376 V III. T ecpatl...... 1344 II. Calli...... 1377 IX...C alli...... 1345 III. Tochtli...... 1378 X. Tochtli...... 1346 IV. A catl...... 1370 X I. A catl...... 1347 V...Tecpatl...... 1380 XII. Tecpatl...... 1346 VI. C alli...... 1381 XIII. Calli...... *1349 V II. Tochtli...... 13S2 * I. T oc iit l t ...... 1 3 5 0 Vni. Acatí...... 1383 II. Acatl...... 1351 IX . Tecpatl...... 1384 III. Tecpatl...... cl352 X. Calli...... 1385 IV. Calli...... <11353 XI. Tochtli...... 1386 V. Tochtli...... 1354 X IL A catl...... J387 VI. A catl...... ,1355 XIIL Tecpatl...... 1388 V II. Tecpatl...... 1356 I. Calli...... ol389 V III. Calli...... 1357 II. Tochtli...... 1390 & Fundación de Mtíxíco, 1» División de loa Tenoxcos y Tlatclolcos- n HuUzjldiuitl, II rey de México. c Acamapichtzin, I rey do México, d Cuacüauhpitzahuac, I rey do Tlatololcu. A iio» -nexicanoí. Anos crÍBtianoa. Año» mcíticanofl. A fio* cristianos* III. A catl...... 1391 III. T o c h t li ...... 1430 IV. T ccp atl...... 1392 IV. A catl...... 1431 V. Calli...... 1303 V. T ccpatl...... • 1432 VI. Toditli...... 1304 VI. Calli...... 1433 V II. A catl...... 1395 VII. Tochtli...... 1434 V III. Tccpnt]...... 139Ü VIH. Acatl...... 1435 IX...Co-IIi...... 1397 IX . Tccpatl...... nl436 X. Tocliíli...... 1398 X. Calli...... 1437 X I. Acatl...... »1399 XI. Tochtli...... 1433 XII. Tecpatl...... 1400 X II. A catl...... 1439 XIII. Calli...... ‘...... *...... 1401 X III. Tccpatl...... 1440 * I. T ociitlj...... U 02 L. Calli...... *>1441 II. A catl...... 1403 II. Tochtli...... 1442 III. T ccpatl...... 1404 III. Acatl...... 1443 IV. Calli...... 1405 IV. Tccpatl...... 1444 V. Tochtli...... M406 V. Calli...... 1445 VI. A catl...... *...... 1407 VI. Tochtli...... cl440 VII. T ecpatl...... 1408 VII. Acatl...... 1447 VIH. C alli...... 1409 VIII. Tccpatl. 1448 IX . T ochtli...... C1410 IX...CalJi...... 1449 X . A catl...... i ...... 1411 X. Tochtli...... 1450 X L TccpatJ...... 1412 X I. A catl...... 1451 X II. CalJi...... ¿1413 . XII. Tccpatl...... 1452 XIII. Tochtli...... 1414 X III. C a lli...- ...... 1455 I. Acatl...... *...... 1115 * I. T ochtli...... „ 1454 IX. Tccpatl...... 1416 II. Acatl...... 1455 III. Culli...... 1417 III. Tecpatl...... 1456 IV. Tochtli...... I41S IV. Calli...... d i457 V. A catl...... 1419 V...Tochtli...... 1456 VI. T ccpud...... 1420 VI. A catl...... 1459 VII. Calli...... 1421 VIL Tccpatl...... *...... 1460 V III. Tochtli...... cl422 VIH. Calli...... 1461 IX...Acatl...... f 1423 IX . Tcchtlí...... 1462 X. Tccpatl...... 1424 X . Acatl...... 1463 X I. Calli...... £1425 XI. Tecpatl...... d 4 6 4 XII. Tochtli...... H1426 X IÍ. C atii...... 14G5 XIII. Acatl...... 1427 XIII. Tochtli...... 1466 I. T ecpatl...... 142S I. Acatl...... 1467 II. Calli...... 1429 II. T ccpatl...... 1468

■a Tlaeatooll, rey II de Tlatelolco. b Ixtlilxochitl, rey do Acolhuacan. a Moteuczoma Jlhtiieamína, V rey do Míxíco. c Quimalpopoca, III ley do México, d Tezozomoc, tirano, b Moquihuix, IV rey de Tlalelolco. o Maxtlaton, tirano, c Inundación de Móxico. f Ilzcoatl, IV rey de MGjcíco, d Guerra famosa de Cucilaclillan. jr Conquínta de Azcopoznleo. c Axayacall, VI rey de México. h Nezahualcoyotl, rey de Acolhoacon, y Toto. rjuiliuntzin, rey de Tacuba. Aííuci m ex ican a. A üOd crihUantiH. Año* uicxicunosi. Aíioa crialiiinob. III. C alJj...... ul-lülJ IV. T ccpatl...... 1100 IV. Toclnli... bU70 V. Calli...... 1407 V. Acutí...... 1471 Vf. Toclnli...... u 1 I0í> VI. Tccpail...... 117:3 VIL. Acatl...... 1400 VIL Calii...... Ul'J V III. Tccpatl...... 1300 VIII. Tochtli...... 1474 IX...Ciülí...... 1501 IX..A cutí...... 1175 X. T ochtli...... bl302 X. Tccpatl.. .» ...... ,. . . . 1470 X I. A catl...... 1503 X I. Calli...... r1477 XII. Tccputl...... 1504 XII. Toclitli...... 1176 X II r. Calli...... 1505 X III. Acatl...... 1470 I. T uchtli...... 1500 t T c c p a tl...... 1480 lt. A catl...... 1507 II. Calli...... 14S1 IIL Tccputl...... 150S III. Tochtli...... d itó a’ IV. Calli...... e l509 IV. Acatl...... 1483 V. Tochtli...... 1510 V. T ccpatl...... 14S4 VI. Acutí...... *...... 1511 VI. Calli*...... 14S> VII. Tccpatl...... 1512 V lt Tochtli...... ci4S6 VIH. Calli...... 1513 VIII Acatl...... f 1467 IX . Tochtli...... 1514 IX. TccputL...... 1486 X. Acatl...... 1515 X. Calli...... 14S9 XI. Tccpatl...... «11510 XI. Tochtli...... 1490 X II. Calli...... 1517 X II. Acatl...... 1491 XIII. Tochtli...... 1518 XIII. Tccpatl...... 1402 I . A c a t l ...... c Í 5 i 9 I. C ali.i ...... 1403 II. Tccputl...... f 1520 II. Tochtli...... 1404 III. CalJi...... g l t t l III. AcritJ...... 1405

Quíwajpopoda, iCy dC Tucuba. a Nueva inundación do México, b Motcuc-zonui Xocoyoty.ÍD, rey IX de México, 2\Tczaliualp¡l}¡, rey dc Acolhuacan. e Suceso invmvrublu de la princesa Pupanl/.in. Tízoc, VII rey ilc México. d Cacumal/in, rey do Acolliuacan. AliuiUoil, VIH rey de México. c Entrada de los españole* en'México, f CuitloUuaUin, X rey, y Cuuuhtcmotzm, rey XI Dedícttciori dcl'templo mayor, de México. Muerte de Moteuczoma, y derrota de loe Tatoqailiuatzin, II rey do Tacuba. e^pimolcB. y Toma de México,>y ruina dcl imperio moxicuno. CAU5NBAM 0 MEXICANO

l i o 1 TOCHTLI, PRIMMÜ DHL SIGLO.

DiaB de nucatnj Día» cíe] cctlcmlarirj cnlcndaTio. mcxicsxno. Jj*iesV.atf.

Atlacahuafco , I mes.

I. CirACTT.I (1)...... La gran fiesta secular. 2 7 ...... IT. E h ecatl...... Vienta de Tlaloeaicaclli y

Tlacaxipehualizlli, i¡ mes,

18...... VIII. Cipaetli...... Iva gran fiesta de Xipe, dios de ío-j 19...... IX. Ehecatl. plateros», coa sacrificio de prisio­ 2 0 ...... X . Calli. neros, y ejercicios militares. 2 1 ...... X I. Cuetzpaliu. o o ...... X II. Couti...... Ayuno de veinte dias ¿le los due­ 23»...... XIII. Miquixtli. ños de los prisioneros. 2 4 ...... I. M a z a t l . 2 5 ...... II. Tochtli,

^ (1) ^ 3jos díns ^íialadus con lc1.ru» maytiecnías, son aquellos cu que empe^ubnn los pequeños periodos de Uiast Je nuestro Oías ilol r.íilcmlario calendario. mexicano. FícjIuh. M arzo 2G...... 111. Al!. 2 7 ... IV. I/.tcuititli. 2S ...... V. Oy.íunuili. •29...... VI. MaliuaUi. 3 0 ....V II. A catl...... Fiesta del din* Ohicomacail. 3 1 ....VIH. Ocolotl. A I'riI 1...... IX. Cuaithtli...... Tiesta clcl dios Tequi/tUmaie- 2 ...... X. CozcucuauhtJi. Jiuatl. 3 ....X I. Clin. 4 ....XII. Tccpatl...... X Ill. Quialiuitl. , • ...... Fiesta

'fo-ozlonlli, 3 ,7nc*.

7 ....II. Cipactli ♦ ., ...... Vigilia de los ministros del tcmpln 8 ....III. Ehccatl. todas las noches de este mes. O...... IV. CalJi. 1 0 ...... V. Cuetzpalin. 1 1 ...VI. Coatí...... Segunda fiesta tic los ti i oses d^í 1 2 ... VII. MiquiztlL agua, con sacrificios de niñee 1 3 ...VIII. Mazatl. y oblaciones de flores. 1 4 ... IX. Tochtli. l o ...... X. Atl. 1 6 * XI. Itzcuintli. 1 7 ...XII. Ozomatli. 1 8 ...XIII. Malinalii. 1 9 ...I. A catl...... Fiesta de la diosa Coatlicuc, con 20...... II. Ocelotl. oblaciones de flores v procesión. 2 1 ...... III. Cunuhtli. "22...... IV, Cozcucuuuhtli. 2 3 ...... V. Olin. i24...... VI. Tecpatl. 2 5 ...... VII. QuialmitL 2G...... VIII. Xóchitl.

JítteiiozQzili. 4 mes.

27...... IX. Cipactli...... *...... Vigilia cn los templos, y ayuno 2 8 ...X. Ehecatl. general. 2 9 ...X I. Calli. 3 0 ...XII. Cuetzpalin...... Fiesta de Centeotl, con sacrificios Mayo 1...... XIII. Coatí. de víctimas humanas y codor- 2 ...I. M iqviktlt. niccs. 3 ...II. Mazatl. 4 ...III. Tochtli. ó ...... TV. Atl. Dia» tic nucnro Diu* dd calendario calendario. mexicano. Ficitas. Mayo 0 ...... V. Itzcuintli...... Convocación solemne paro ia 7 VJ. Ozoinadi. gron fiesta clclmes siguióme. 8 VII. Malinallí. 9 VIH. Acatl. 10...... IX . Ocelotl. 11..*..* X. Cuaulidi. 1 2 ...... XI. Cozcacuauhtli...... Ayuno preparotorio de Jn fiesta 13...... XII. Olin. siguiente. 14 . . . : X III. Tccpatl. 1 5 I. QuíAllUlTt.. 1G...... II. Xóchitl.

ToxcutJ; 5 mes.

17...... III. Cicpatl:...... La gran fiesta de Tczcatlipoca, 1 8 IV. Ehecatl» con solemne procesion de peni- 1 9 V. Calli. ten cía, sacrificio de un prisio- 2 0 VI. Cuetzpalin. ncro» y salida del templo de las 2 1 VII- Coatí. doncellas. 2 2 VIII. Míquiztli. 2 3 IX . Mazatí. 2 4 X. Tochtli. 2*5...... X I. A ti...... *...... Primera fiesta de Huitzilopochtli. 2 6 XII. Itxcuintli. Sacrificios de víctimas huma» 2 7 XHÍ. Oüoitiatli. nos y codornices. Se incensa- 2 8 I. Malinallt. saban con chapopotli o betún de 2 9 II. Acatl. Judea. Baile solemne del rey, de 3 0 ni. Occlotl. los sacerdotes y del pueblo. 3 1 IV. Cuauhtli. Junio 1 ...... V. Cozcacuaulitli. 2 VLOlin. 3 VII. Tccpatl. 4...... VIII. Quialiuitl. 5 IX. Xóchitl.

Elzalcualiztli, 6 rnes.

6 X. Cipaetlí. 7 XI. Eliecatl. 8 XII. Calli...... La tercera fiesta de los dioses del 9 XIII. Cuetzpalin. agu^i con sacrificios y baile. 1 0 I. CoATL. 1 1 ...... II. Miquizth. 1 2 III. Mozatl. 1 3 IV. Tochtli. 1 4 V. Atl. 15..... • VI. Itzcuintli. Diaa de nuestro Días de! calendario calendarlo. mexicano. Ficnlu*. Junio 10...... YII» Ozomatli 17...... VIII. MalinalU...... Castigode los sacerdotes ncgli^en- IS ...... IX. Acatl. tes en cl servicio del templo. 1 9 ...X- Ocelotl. 2 0 ..XI. Cuaulitli. 2 1 ,,.,.. XII. Cozcacuaulitli. 2 2 ....XIII. Olin. 2 3 ....I. T ecpatl. 2 4 ....II. Quialiuitl, 2 5 ....III. Xóchitl.

Tecuilhuitontli, 7 mes.

26 . .,.. IV. Cipaetli. 2 7 V. Ehecatl. 2 6 ...... VI. Calli. 2 9 VII. Cuctzpalín. 3 0 VIII. Coatí. I IX. Míqui/.tli...... Fiesta de Iluixtocihimtl, con sa- 2...... X. Mazatl orificios de prisioneros, y bailo 3 ...... XI. Tochtli. de sacerdotes. Julio 4 ...... X II. Atl. 5 XIII. It/.cuintli. 6 I. OZOJVIATLI 7 II. Malinalli. 8 III. Acatl. 9 IV. Ocelotl. 1 0 ..... • V, Cuaulitli I I VI. Cozcacuaulitli. 1 2 ....V II. Olin. 1 3 ....VIII. Tccpatl. 1 4 ....IX. Quíahuitl. 1 5 ...... X. Xóchitl.

Hueitecuilhuiú, 6 mes.

16....*» XI. Cipaetli...... Segunda fiesta de Centcotl, con 1 7 ... XII. Eliecatl. sacrificio de una esclava, ilu- 1 8 ....XIII. Calli. minacion del templo, baile y 1 9 ....I. C uetzpaun. limosna. 2 0 ...II. Coatí. 2 1 ._____. _III. Miquiztli. 2 2 ...IV. Mazatl. 2 3 ...V. T o c h tli...... ♦ «Fiesta de Maculitochtli. 2 4 ... V I. Atl. 2 5 ...VII. Itzcuintli. 2 6 ..VIII, Ozomatli. — 203 — [) ia-s <1« naent.ro l)ía» del ca)cjiüari« o.tlcmlurio. mcxícuno. Ficulas. Ju lio 2 7 ...... IX. Malinulli. 28 X. Acati. 2 9 ... XI. OcclotJ. 3 0 .,.... XII. Cuauhtli. 3 1 ...... X III. CozcacuauhtlL v^rOi¡tí> 1 ...... I* O líN. 2 ... II- Tccpatl. 3 ...III. Quiahuitl. 4 ...IV» Xóchitl.

Tlazochlmaca, 9 mas.

...... V. Cipuctli • ••* » • « • # .* « .. .F iesta tic MncuilcipnctTu C...... VI. Ehccutl. 7 ...VII. Cuili. 8 .. VIII. Cuetzpalin. 9 ..IX . Coatí. 1 0 ...X . Miqu iztli...... S egunda fiesta de Huitzilopochtli, 1 1 ...XI. Mazatl con sacrificio de prisionero», 1 2 ...... XII* Tochtli. oblacion de flores, baile genc- 1 3 ...... XIII. Atl. ral, y banquete solemne. 14...... I. I tzcuintli. l o ...... II. Ozomatli. 1 6 ..III. Maimolli. 1 7 ..IV . Acatl...... Fiesta

JCocoJtueizi, 10 mes,

2 5 XII. Cipactli* ...... ♦ ..F ie sta de Xiuhteuctli, dios del 2 6 XIII. Ehecntl. fuego, con baile solemne, y 2 7 I. Calli. sacrificios de prisioneros. 2 8 II. Cuetzpalin. 2 9 III. Coatí. 3 0 IV. MiquiztJi. 3 1 V. Mazatl. Setiem bre 1 ...... VI. Tochtli. 2 VII. Atl. 3 VIII. ItzcuintJi. 4....* . IX. Ozomatli. &...... X. Malinalli. Crias de nucslju U íaü Ucl calendario cukudutio. tncxicuuo. Fies la». Setiembre. G...... XJ. Acatl, 7 ...... X II. Occlotl. ti...... XII í. Cuantlí. 0 ...... I. C o / tcaccauiitli ...... Cesaban en otos ciuco dia* tu. 10...... IT. Olin. cías las fiestas?. XI ...... III. Tccpatl. 1 2 . » . , . . IV» Q,uiuUuitr. Í 3 ...... V . X o c lu th

Qchpiiitiztlij 11 mes-

2 4 ...... VI» C ipaetlí...... Baile preparatorio de la fiesta si- Í 5 , ...... V II. Ehccatt. guíente IG ...... V I E Calli. 1 7 ... IX . Cuesctpalíiu 1 8 ....X . Coatí. 1 9 ....X I. Miciuiztlu 2 0 ...XII. Mazatí. a i ...... X III. Toclitli. 2 2 ...... I. Á u ...... Fiesta de Tctcoiiian, madre iTc 23...... II. Itzcuintli. ios dioíesr con sacrificio de 2 4 ...... III. Ozomutli. lina escluvu. 2 o ...... IV. Mulimüli. 2 6 ...V. Acatl. 2 7 ...VI. Ocelotl...... Tercera fiesta Je lu diosa Ccn- 23...... VII. Cuaulitli. teotl en el templo XiuJicaIeo> 2 9 ...... VIII. Cozcacuauctli. con procesion y sacrificios. 3 0 ...... ÍX- Olin. Octubre 1 ...... X. Tccpatl. ü ...... XI. Quiahiiit). 3 ...... XII. Xochíll.

Tcolícco, 12 m&v-

4'..*.-„ XIII. Cipaetlí. 5 .....I . E i i e c a t l . 6 ...II. Calli. 7 ....III. CuctKpulin. 8 ... IV. Coatí. í)...... V, Miqui'/.tli. 1 0 ...VI. Mazatl. 1 1 ...VII. Toehlli. 1 2 ... VIII.AH, ...... l^ c u in tli...... Fiesta tic Clmtcimliuiizcuiiitli, ^ ...... ^zomantli. NahutüpiHi y Ccnteot!, dioses ...... Malinallí. JL. los lapidarios. 16...... XII. Acatl. Dius de nucülro D ¡as dcl calendar jo ciUondario. incxicu.no. Fiestas. Octubre 1 7 ...... XIII» OceJot, 1 8 ....1. CuAUitTi.r. 1 9 ....II. CozcacuuubtJi. 2 0 ....I I I . O liu...... Vigilia de la fiesta siguiente. 2 1 ....IV. Tccpatl...... F iesta de la Jlegudu de los dio- 2 2 ....V. QuiuhuitJ. ses, con gran cena y sucrifi- 2 3 ....V I. Xóchitl. cios de prisioneros. TcpeWuiitl, 13 mes.

2 4 ....V II. C ipaetli...... Fiesta de los dioses de los moii- 2 5 ....VIII. Ehccutl. te¿, con sacrificio de cuatro 2 0 ...... IX. Calli. esclavas y un prisionero. 2 7 ....X. Cuetzpaliu...... Físta deldios Chochincot con sa- 2 8 ... XI. Coatí. crilicio de un prisionero. 2 0 ... XII. Miquíztlú 3 0 ...XIU. Mozutl. 3 1 ....I. T ochtli. Noviembre 1 ...... II. Atl. 2 ...III. Itzcuimli. 3 .....IV. Ozomatli. 4 ...V. Mallnolli...... Fiesta de Ceutscontoioclitin, dios 5 ...VI. Acutí. del vino, con sacrificio de tres 6 ...VII. Ocelotl. esclavos de tres pueblos dilc- 7 ...VIII. Cimutlí. rentes. 8 ...... IX. Cozcacuaulitli, 0 ...... X . Oliú. 10. * .. * • XI» Tccpatl. 1 1 ...... XII. Quinhuitl. 13...... XIII. Xóchitl (1).

Quccholli, 14 mes.

1 3 ...I. Cjpactli...... Ayuno de cuatro dias para la 1 4 ...II. Eliecatl. fiesta siguiente. 1 5 ...III. Calli. 1 6 ...IV. Cuetzpaliu...... Fiesta de Mixcoatl, dios de la ca- 1 7 .....V. Coatí. zu. Caza general, procesión 1 8 ...VI. Miquiztli. y sacrificio de animales. 1 9 ...VII. Maaatl. 3 0 ...... VIII. Toclitli. 2 1 ...IX . Atl. 2 2 ...X. Itzcuintli. 2 3 ...XI. Ozomatli. 2 4 ...XII. Malinalli.

(1) Aquí termina cl primar ciclo de 560 dia*, que cvmprcndc 20 pcriodon do 13 dias cada uno. Di iit» tic nuestro ¡a* del calendario calendario. mexicano. Noviembre 2o ...... XIII. Acatl. 2 0 , « . . . . I.O c e l o t l . 2 7 ...... II. Cuauhtli. £ 3 ...... III* Cozcacuauhtli 2 9 ...... IV . O lin ...... 'iesta de Tlamat/.incatl, con su- :J0...... V. Tecpatl. criíicios ele prisioneros. Diciembre I ...... VI* Quiuhuitl. 2 ...... VII, Xóchitl,

Panqueizaliztli, 15 tnes.

VIH. Cipactli. 4 ...... IX. Khccatl...... X. Calli. Iluiteilopochtli y de sus com­ 6 ...... XI. Cuezpalin. pañeros. Ayuno rigoroso, pro­ X II. Coatí. ccsion solemne, sacrificios de 8 ...... X III. Miquiztli. prisioneros y de codornices. 9 ...... I. M azatl. Ceremonia de comer la esta- 10...... II. Tochtli. tua de masa de aquel dios. m . Ati. 12...... IV. Itzcumtli. 13...... V. Ozoirmtli. 1 4 ..----- VI. Malinitlli. 15...... VII. Acatl. 16...... VIII. Ocelotl. 17...... IX. Cuauhtli. 18...... X. Cozcücuauhtlú 19...... X I. Olin. 20...... XII. Tecpatl. 2 1 ...... X ni. Quialiuitl. OÍ> I . X ó c h i t l .

Atemoztli, 16 mes\

2 3 . . . 24. . . 2 .5 ... 2 6 ., . 2 7 ., . 2 8 ... 29. .. 3 0 ... 3 1 ... 1 . . . y 3 . . . 4 ...... T. Acatl. Dias de nuctrírd Dias dcl c&lcnd&rio calendario. rncJticano* Ficslur, Enero. 5 ...... II. OcciotI. 6 III. Cuauhtli. 7 IV. Coxcacuaubtii...... -Ayuno de cuatro dias para Ia 8 ...... V. Olin. fiesta üig-uieute, 9 , ...... V t. T ccpatl- 10 _____ . V II. ClttiahuitL 1 1 ...... VIII. Xóchitl...... Cuarta fiesta de loa dioses deí ttg-ua.

Tiíitl, 17 mos.

1 2 ...... IX. Cipaetlí. 1 3 ...... X. Ehecat). 1 4 ...... X I. Calli ...... Fiesta de ln diosa I)amateuctIíT 15...... XII. Cuetzpaliru con baile, y sacrificio de una 16...... XIII. Coatí. esclava. 17...... I. M iquiztli...... Fiesta de Mictlanteuctli, dios dcl 1 8 ...... II. MasSatl. infierno, con sacrificio noctur- 19...... III. Tochtli. no de un prisionero, 2 0 ...... IV. Atl. 2 1 ...... V. Itzcuintli. 3 2 ...... VI. O zom atli...... Segunda fiesta de Xacateuctli» 2 3 VII. Mnlinalli. dios ctc los mercaderes* con 2 4 VIII. Acatl. sacrificio de un prisionero. 2 5 IX. Ocelot. 2 6 X. Cuauhtli. 2 7 XI. Cozcacuauhtli. 2 6 ._____. X II. Olin. 2 9 ...... XIII. TecpatL 30...... I. Q ujahuitl. 31...... II. Xóchitl.

Izcáüin 18 T-

Febrero. 1 ...... III. Cipaetlí. 2 IV.Ehecatl. 3 V. Calli. 4 VI. C uetzpalin - 5 VIL Coatí. 6 VIII. Míquiztli. 7 IX. MazatJ. 8 X. Tochtli. 9 XI. Atl. 10...... XII. Itzcuintli Caza general para los sacrificios 1 1 # XIII. Ozomatli. de la fiesta siguiente. 12..... * I. Malinax.ii. 13...... II. Acatl. T>ias de nuestro Dias dcl calendario calendario. mexicano. Febrero 14 III. Ocelot- 15 IV. Cuauhilí. 1G V...Cozcacuaulitli. 17 VI* OÜn...... Segunda fiesta

Nemonténúy ó dios inútiles.

21. X. Cipaetli...... Eu estos cinco dios no había fies- 2 2 . XI. Ehccalt. tade uiaguna clase. a a . X II. CíilU. 24. X III. Cuetsspalín. I. COATL.

El año siguiente, 2 Acatl empezaba en ~ Miquiztli, y loa demos continuaban en ei mismo orden*