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¡Adquiere este libro! 1 ¡Gracias por empezar a leer las primeras páginas de este título! Te doy un trato preferente porque lo mereces, disfruta de esta lectura y no te pierdas la oportunidad de tener este gran libro en tus manos. Saludos, Editorial Endira 2 ¡Adquiere este libro! Índice Prefacio 17 I. La muerte de un Tirano 21 II. El trono del Usurpador 61 III. La tragedia de la Reina 97 IV. Los sueños de un Príncipe 135 V. El llanto del Heredero 174 VI. El crimen del Rey 215 VII. La prisión del Rebelde 255 VIII. El ascenso del Bastardo 293 IX. El regreso del Exiliado 338 X. La alianza de los tres Reinos 385 ¡Adquiere este libro! 3 4 ¡Adquiere este libro! Personajes principales Tezozomoc -Emperador de Anahuac. Totol -Mayordomo imperial. Maxtla -Hijo de Tezozomoc, rey de Coyohuacan. Ayauh (Ayauhcihuatl) -Hija de Tezozomoc, madre de Chimalpopoca. Tlazih (Tlazihuatepatl) -Esposa de Maxtla, princesa de Coyohuacan. Tayauh -Hijo menor de Tezozomoc, príncipe Mazatl tepaneca. -Capitán-General de Az- Xochicalcatl capotzalco. -Teniente-General de Az- Yeicatl capotzalco. -Mayordomo de Maxtla. Chimalpopoca -Nieto de Tezozomoc, rey Matlali(Matlalatzin) de Tenochtitlan. -Esposa de Chimalpopoca, Temoc (Xihuitl-Temoc) princesa de Tlatelolco. -Hijo de Chimalpopoca, Teuctlehuac heredero al trono. -Capitán-General de Te- Moctezuma nochtitlan. -Hermano de Tlacaelel Chimalpopoca, Teniente- General. Itzcoatl -Hermano de Chimalpopoca y Achihu (Achihuapotl) Moctezuma. ¡Adquiere este libro! 5 Tlacateotl -Nieto de Tezozomoc, rey de Tlatelolco. Cuauhtlatoa -Hijo de Tlacateotl, príncipe de Tlatelolco. Xiuh (Xiuhtomiyauh) -Esposa de Tlacateotl, madre de Cuauhtlatoa. Ixtlixochitl -Padre de Nezahualcoyotl, difunto rey de Texcoco Nezahualcoyotl -Príncipe exiliado de Tex- coco. Yan (Yancuiltzin) -Hermano de Nezahualcoyotl, señor de Maquitzin Texcoco. -Princesa de Chalco A- Totoquihuatzin mecameca. -Nieto de Tezozomoc, rey Tecuhtzintli de Tlacopan. -Hijo de Tezozomoc, rey de Acolman. 6 ¡Adquiere este libro! Prefacio Nunca se perderá ni se olvidará, lo que asentarán en las pinturas: su renombre y su recuerdo. Siempre lo guardaremos nosotros... Lo vamos a decir, lo vamos a comunicar, a quienes todavía vivirán... ALVARADO TEZOZOMOC, CRÓNICA MEXICAYOTL. angrientos combates asolaron durante muchos años la meseta central del valle de Anahuac, sucumbiendo ante la imparable expansión del reino tepaneca de Azcapotzalco, codiciando el control absoluto de la laguna, conmoviendo a todos los reinos y pueblos asentados alrededor con una cruenta guerra. A su coronación, el rey Tezozomoc de Azcapotzalco se lanzó en una feroz campaña, sometiendo a todo aquel reino que se atreviera a desafiar su poder, resquebrajando viejas alianzas y traicionando solemnes pactos de paz, engañando a sus aliados y conspirando sin remordimientos, hasta lograr la victoria definitiva. Y en estos aconteceres, un pequeño pueblo, pobre y atrasado, fungió un papel esencial en el conflicto, afectando el precario equilibrio de las fuerzas confluyendo en el lago, inclinando la balanza de poderes en favor de los amos de Azcapotzalco, demostrando una gran capacidad bélica sin paralelo, los mexicas. Tezozomoc, apoyado por sus obligados aliados, los mexicas, actuando como sus mercenarios y punta de lanza en todas sus conquistas, tras una larga guerra logró derrotar al reino de Texcoco, el último baluarte del imperio chichimeca y su único obstáculo para convertirse en el amo y señor indiscutible del altiplano. Para el año de 1426, Azcapotzalco representaba el máximo poder de la laguna, convirtiéndose en la capital del poderoso Imperio tepaneca, y el rey Tezozomoc gobernaba sobre el valle sin oposición como emperador, llegando a ser mejor conocido como el Tirano del Anahuac. ¡Adquiere este libro! 7 La muerte de un Tirano Una tormenta proveniente del noroeste se acercaba lenta y peligrosamente al valle del Anahuac, trayendo consigo violentas ráfagas que alborotaban las aguas del lago y estruendosos relámpagos retumbando en el silencio de la noche, amenazando la paz y tranquilidad. Esta tempestad anunciaba el final de una era, y el inicio de una nueva… Un cambio sangriento y devastador. De los muelles de Tlatelolco zarpó una suntuosa embarcación hecha de roble con ornamentos de oro, revestida de un toldo de cuero teñido y escudos cubriendo las balaustradas con el emblema del reino: un águila real extendiendo sus alas sobre un montículo de arena. Iba seguida por canoas atiborradas de soldados afianzados a sus bordes, manteniéndose a flote, a pesar del turbulento oleaje, gracias a los hábiles remeros. A bordo del navío, dos tripulantes se destacaban del resto vistiendo finas túnicas y elegantes mantas de algodón con extravagantes diseños multicolores, calzando sandalias de cuero y portando hermosos tocados de plumas de quetzal, aderezados con brazaletes de cuero con pedrería de turquesa, bezotes de jade con forma de águila incrustados en sus mentones y bellas orejeras de cobre con listones, exhibiendo coronas de oro descansando sobre sus sienes, revelando su autoridad como los reyes de Tlatelolco y Tenochtitlan. Acompañados de sus respectivos cortesanos y soldados, se atrevían a desafiar a la naturaleza, obedeciendo el llamado del amo y señor de todas las tierras, el emperador, su abuelo. Manteniendo la mirada al frente, permanecían expectantes ante su destino, procurando mostrar entereza conforme se acercaban a la capital del imperio ¡Adquiere este libro! 9 tepaneca, la ciudad de Azcapotzalco, desde donde Tezozomoc gobernaba el valle con la brutalidad propia de los poderosos; venerado por su pueblo, respetado por sus aliados y aborrecido por sus enemigos, que en muchos casos eran los mismos unos y otros. —Te lo dije, Chimalpopoca, podríamos morir antes que nuestro abuelo con esta tormenta —gritó el rey de Tlatelolco, tambaleándose después de estrellarse una ola con el estribor de su barcaza. Era un hombre alto y fornido, de piel morena, rostro afilado y largos cabellos rizados, contando con cuarenta y ocho años. —Nuestro abuelo lleva muchos años muriendo y no parece dispuesto a ceder, Tlacateotl —le respondió su primo, el rey de Tenochtitlan, joven de treinta y dos años, cabellos ralos, mentón fuerte y frente estrecha, de carácter altivo y calculador—. Y si acaso muriera, esta tormenta sería lo último que debería preocuparte, siendo los más odiados de la corte — agregó Chimalpopoca, esbozando una sonrisa de resignación—. Nuestro abuelo no puede morir. No ahora, cuando nuestros reinos comienzan su apogeo. Permaneció impertérrito ante la tempestad. No temía a la naturaleza, sino a los hombres, y a lo que eran capaces de hacer. Tlacateotl cerró sus puños imaginándose enfrentando a sus enemigos tan pronto se diera el anuncio de la muerte de su abuelo, luchando por su vida con pocas esperanzas de salir airoso del encuentro. Dio un rápido vistazo a sus escoltas concentrando su atención en un soldado de rostro severo, espesa cabellera castaña y espaldas anchas sentado al fondo del navío, quien era medio hermano de Chimalpopoca y teniente-general de las tropas de Tenochtitlan: el príncipe Moctezuma Ilhuicamina. —No debo preocuparme, traes a vuestro poderoso hermano contigo —comentó Tlacateotl recuperando 10 ¡Adquiere este libro! su confianza al ver al soldado. Siendo un valiente guerrero y estratega, Tlacateotl sin embargo prefería la cercanía del afamado general Moctezuma Ilhuicamina cuando iban a la guerra pues, aunque era más joven, su destreza en la guerra, decían, no tenía comparación. Las turbulentas aguas golpeaban los puertos sacudiendo las canoas, el viento azoraba las llamas de los braseros en los templos, la lluvia caía rencorosa sobre la tierra, los relámpagos retumbaban en los cielos y una espesa neblina cubría Azcapotzalco, donde sus habitantes encerrados en sus hogares se dedicaban a rezar por la salud del emperador. A causa de su avanzada edad, cumplidos casi cien años, el emperador Tezozomoc había caído gravemente enfermo, acercándose lentamente a los oscuros territorios del Mictlan¹, donde se le esperaba desde hacía ya varios años atrás. Soportó por mucho tiempo los innumerables suplicios de su condición con aplomo, sosteniéndose de las uñas al borde de la muerte, luchando contra aquel mal que lo aquejaba creyendo que podría burlar a la muerte. Su extraña longevidad le había hecho creer a él y a todos los demás que era en efecto inmortal, pero por muy tarde que hubo llegado su hora, el tiempo fue cobrándose con creces para reclamar su cuerpo de vuelta a la tierra. El guerrero invencible, gran conquistador y glorioso emperador, sucumbía al peor enemigo de los hombres sin la oportunidad de vencerle… —Moctezuma, ya llegamos… prepárense. —ordenó Chimalpopoca a su hermano, quien hizo sonar su silbato de barro pintado con forma de águila dando aviso a sus soldados en las canoas para adelantarse. ¹ Era el inframundo del mundo nahuatl , conformado por nueve niveles los cuales las almas de los muertos debían superar para lograr el descanso final. Cuatro años duraba este último viaje. ¡Adquiere este libro! 11 Atrancando en los muelles, sirvientes ataron el navío a los borlados de piedra sobresaliendo de las maderas permitiendo a sus amos descender. Mientras tanto, los soldados llegados en las canoas rodearon la barcaza procurando su seguridad. Comandados por Moctezuma, seguían al pie de la letra las órdenes de su general. No sabían qué podían esperar, si el emperador aun respiraba, o si acaso sus señores ya no representaban la autoridad que antes gozaban: Tlacateotl como el Supremo Comandante de los ejércitos