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Edición Impresa | 13 de junio de 2018 EscucháAM 750En vivo NEWSLETTER Ingresá tu email 02 de abril de 2017 Adelanto del libro de Fernando Cibeira Macristocracia, la historia de las familias que gobiernan la Argentina El doble discurso del cambio (climático) Una investigación que pone de relieve lo que se oculta detrás del mentado “cambio” con el que busca identificarse el macrismo. Linajes beneficiarios de la Campaña al Desierto, participantes de dictaduras y gobiernos conservadores, y con doble estándar a la hora de hablar de temas como corrupción o, en este caso, de cambio climático. Por Fernando Cibeira La lucha contra el cambio climático es un ítem infaltable en los discursos de Mauricio Macri. “Tenemos la obligación de reducir nuestro impacto en el cambio climático, cosa que muchos argentinos sufren en primera persona, con inundaciones y sequías”, reiteró en su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias el 1° de marzo pasado. Algunos pasos de marketing del Gobierno apuntaron en esa dirección como el anuncio que Macri pondría en Olivos un termotanque a energía solar o la inauguración que hizo Juliana Awada de una huerta orgánica al estilo Michelle Obama. Alguien debería informarle al Presidente que una de las principales causas de cambio climático en el país es el desmonte de bosques nativos para el cultivo intensivo. Si sumamos las hectáreas que tienen el Presidente, sus amigos y familiares, ya llevan desmontados una superficie equivalente a una Ciudad de Buenos Aires sólo en la provincia de Salta. De la operatoria forman parte algunos de sus ex compañeros del colegio Cardenal Newman. Macri cumplió el sueño de los brothers de que un ex alumno llegara a la Presidencia de la Nación. El trabajo en equipo, el compañerismo y la lealtad, comentó, eran los valores que ellos le habían transmitido. Aunque sus métodos, a juzgar por los dichos del Presidente, no fueran dignos de imitar: “la regla, la piña, la patada”. Ese rigor de la vieja ortodoxia católica, contó, fue lo que ayudó a forjar los lazos con sus compañeros. Con algunos mantuvo la amistad durante toda su vida, hicieron negocios juntos y hoy lo acompañan en la gestión gestión, ya sea como funcionarios o como consejeros. Pablo Clusellas, José Torello y Nicolás Caputo, son los principales, sus inseparables. Pablo Clusellas “No te pongas tan cerca. Toda la vida te digo que no te pongas cerca y te me ponés tan cerca”, bromeó el presidente Mauricio Macri antes de tomarle juramento como su secretario de Legal y Técnica de la Nación a Pablo Clusellas, su amigo desde los 6 años. De bajo perfil y cara de bonachón, Macri lo tiene entre sus preferidos. A Clusellas se lo veía intimidado ante el brillo de la ceremonia en el Museo del Bicentenario y, de manera instintiva, buscó acercarse a su amigo para quitarse protagonismo. La broma de Macri lo dejó al descubierto. La cercanía de Macri y Clusellas es clave para entender su relación. Allí donde está Macri, allí va Clusellas como su estratega legal. Para dato ilustrativo vale recordar que ambos son los más encumbrados integrantes del gobierno que aparecen mencionados en los Panama Papers. Clusellas viene de una familia de abogados. Su abuelo fue Rodolfo J. Clusellas, quien describió la historia de su familia en un libro “La ciudad de Rosario”, y que dedicó a su nieto “Pablo Clusellas, que tanto me recuerda mis años infantiles”. Allí cuenta que el abuelo del abuelo, Juan Clusellas, formó parte de la Asamblea Constituyente de Santa Fe que se reunió en 1853. El hijo de éste, José Ramón Clusellas, se dedicó al comercio en Concordia, Entre Ríos, donde conoció a su mujer. La familia recaló años después en Buenos Aires para abrir una sucursal de su tienda. El abuelo Rodolfo ingresará en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde luego será docente. Escaló posiciones: fue director de la Caja de Jubilaciones de Empleados de Empresas Particulares y llegó a presidente de la Compañía Telefónica. Cristalizó su ascenso social convirtiéndose en miembro del Jockey Club y del Golf Club Argentino y desde su estudio de la calle Cangallo al 300. Mayer, Lobos y Clusellas, conocido por defender los intereses de varias multinacionales– solía mandar artículos de opinión para La Nación y La Razón. Como la mayoría de las familias repasadas en este libro, militará activamente en el antiperonismo. Primero se encontrará entre los hombres ilustres que apoyarán la candidatura presidencial del terrateniente salteño Robustiano Patrón Costas –abuelo de la ex esposa de Federico Pinedo–, el efímero intento del entonces presidente Ramón Castillo para forzar la continuidad del régimen conservador de la Década Infame. Clusellas también será uno de los integrantes de la llamada Junta de Exhortación Democrática, el embrión de lo que se transformará en la Unión Democrática, con el auspicio del embajador de Estados Unidos Spruille Braden. Luego del triunfo de Juan Domingo Perón figurará entre los renunciantes y cesanteados en la Facultad de Derecho de la UBA, una de las más combativas en contra del nuevo gobierno. Rodolfo J. Clusellas se casó con María Elisa Lobos, hija de Eleodoro Lobos, otro profesor de Derecho que, además, ejerció como ministro de Hacienda durante la presidencia de José Figueroa Alcorta. Tuvieron tres hijos varones. El del medio fue Jaime “Jimmy” Ramón Clusellas quien se casaría con Susana Zorraquín Nougués. Ya hablamos de los Zorraquín porque es el apellido de la abuela del ministro Esteban Bullrich. Se trata de una familia rica de Entre Ríos que fundó la firma Garovaglio y Zorraquín, dedicada a los negocios agropecuarios, luego diversificada. Soccer players Tuvieron seis hijos, el cuarto es el secretario Legal y Técnico, Pablo Clusellas Zorraquín. Con Macri se conocen desde la primaria en el Cardenal Newman pero recién se hicieron íntimos en la secundaria. Ahí los juntaron en la misma división. Ambos preferían el fútbol al rugby, el deporte que distingue el colegio. Por eso, en vez de compartir el tradicional viaje de egresados al Reino Unido para confraternizar jugando con la ovalada contra egresados de aquellos lares, armaron un viaje paralelo para ir a jugar al fútbol contra college de Estados Unidos. Pensaron que ganaban fácil y resultó que la pasaron mal. Al otro año volvieron a Estados Unidos más preparados y Clusellas llevó como refuerzo a un compañero de la facultad, el hoy titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Gustavo Arribas. Siguiendo el mandato familiar, Clusellas se recibió de abogado en la UBA, pero realizó un master en Derecho Comparado en la Universidad Metodista del Sur (SMU), en Texas, Estados Unidos. Nunca perdió contacto con su amigo y, poco después de recibirse, ingresó al cuerpo de abogados del Grupo Macri. Con el tiempo se transformará en directivo de Socma y de Sideco, además de síndico de varias empresas del grupo. En paralelo, llevó causas en estudios privados hasta que en 1992 abrió su propio buffet con otros socios: Romero Zapiola, Clusellas y Sluga. Al igual que sus amigos José Torello y Nicolás Caputo, formó parte del armado de la Fundación Creer y Crecer, el primer paso que dio Macri para saltar desde Boca Juniors a la política. En 2007, cuando ganó la jefatura de gobierno porteña, Macri confirmó a Clusellas como su abogado de mayor confianza al nombrarlo secretario de Legal y Técnica, cargo que conservará durante sus ocho años en la Ciudad y mantendrá en el traspaso a la Nación. El funcionario a cargo de esta secretaría es quien se encarga de redactar los decretos y proyectos de ley del Poder Ejecutivo. También quien edita el Boletín Oficial. Pero pese a esta encomiable función, prácticamente el vigía jurídico del gobierno, el historial de Clusellas no luce inmaculado. De acá a Panamá Al momento de ser nombrado funcionario porteño, Clusellas integraba el directorio de una docena de empresas. Una era Sinosocma, consultora de inversiones del Grupo Macri. También formaba parte de la sociedad de la marca deportiva Le Coq Sportif, denunciada ese mismo 2007 por la ONG La Alameda por basar su producción en talleres clandestinos. Unos meses antes, esta organización que dirige el legislador Gustavo Vera había realizado una denuncia similar contra la marca Awada, de la familia de la primera dama. La explicación que da Clusellas para figurar en el directorio de algunas de estas empresas es que su estudio de abogados se dedicaba al armado de las firmas, que después le pedían que integrara para completar la inscripción. Más o menos lo mismo dijo cuando su nombre apareció en los Panama Papers. Hay 15 entradas de Clusellas en el buscador provisto por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación que obtuvo los documentos. La mayoría de las entradas son listas en donde figuran los contactos del estudio panameño Mossack Fonseca entre los que aparece el buffet argentino Romero Zapiola, Clusellas y Monpelat (este último reemplazado ahora por Sluga), del que, de acuerdo a su última declaración jurada, el funcionario conserva un 1% de las acciones por un valor de 100.575 pesos.