Incredulidad Y Revolución
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
INCREDULIDAD Y REVOLUCIÓN INCREDULIDAD Y REVOLUCIÓN Guillermo Groen van Prinsterer Revisión de la traducción, cuidado de la edición yestudiointroductorio Adolfo García de la Sienra FÁBRICA DE IDEAS XALAPA 2010 INCREDULIDAD Y REVOLUCIÓN Guillermo Groen van Prinsterer (c) 2005 Adolfo García de la Sienra Todos los derechos reservados Impreso en México por Fábrica de Ideas Av. Orizaba 149 Col. Obrero Campesina 91020 Xalapa, Ver. Van Prinsterer, G. G., 18 Incredulidad y revolución /GuillermoGroen van Prinsterer. p. cm. Incluye índice. 1. Religión. 2. Teoría (filosofía) 3. Religión-filosofía 4. Religión y ciencia–1946- I. Titulo. BL48.C554 1991 200.1-dc20 90-50928 CIP ÍNDICE PREFACIOALAPRIMERAEDICIÓNHOLANDESA VII PREFACIOALASEGUNDAEDICIÓNHOLANDESA XI PREFACIOALAEDICIONENINGLÉS XIII PREFACIOALAEDICIONENESPAÑOL XIX ESTUDIO INTRODUCTORIO XXV RECONOCIMIENTO LIII CONFERENCIA I: INTRODUCCIÓN 1 CONFERENCIA II: LA SABIDURÍA DE LAS EDADES 15 CONFERENCIA III: PRINCIPIOS ANTIRREVOLUCIONARIOS 25 CONFERENCIA IV: FORMAS HISTÓRICAS DE GOBIERNO 45 CONFERENCIA V: ABUSOS 57 CONFERENCIA VI: LA PERVERSIÓN DE LA LEY CONSTITUCIONAL 69 CONFERENCIA VII: LA REFORMA 93 CONFERENCIA VIII: LA INCREDULIDAD 107 CONFERENCIA IX: LA INCREDULIDAD II 123 CONFERENCIA X: EL CONFLICTO CON LA NATURALEZA YLALEY 139 CONFERENCIA XI: HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN EN SU PRIMERA FASE: LA PREPARACIÓN (HASTA 1789) 171 VI INCREDULIDAD Y REVOLUCIÓN CONFERENCIA XII: LA SEGUNDA FASE: EL DESARROLLO (1789–1794) 215 CONFERENCIA XIII: EL REINO DEL TERROR 239 CONFERENCIA XIV: VISIÓN GENERAL:1794–1845 273 CONFERENCIA XV: CONCLUSIÓN 301 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 335 ÍNDICE ONOMÁSTICO 343 ÍNDICE TEMÁTICO 349 REFERENCIAS ESCRITURALES 359 PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN HOLANDESA (EXTRACTO) Las siguientes conferencias constituyen un intento de demos- trar, por medio de la historia, que hay una relación natural v ynecesariaentrelaincredulidad ylarevolución;quelaescuela de pensamiento que, como resultado de la autoexaltación del hombre, domina hoy en día en el derecho constitucional y en el saber —aunque no sin oposición— surgió de un rechazo del Evangelio. He intentado aclarar, a partir de la experiencia pasada, que esta perniciosa escuela trastornó sistemáticamente los funda- mentos de la verdad y el derecho con el fin de erigir castillos en el aire; que su progreso, que comúnmente es exaltado hasta los cielos, guía a los hombres por la senda de una deducción legítima hacia el radicalismo y el ateísmo consumado; que su principio, tan pronto como se adopta, deja a sus abogados sin defensa contra una aplicación consecuente, salvo la interrup- ción violenta de su totalmente lógico desarrollo. Apartirdelanaturalezamortaldelfrutohesacadolacon- clusión —sin forzar el argumento— de que el árbol en que este fruto crece no es árbol de vida. La meta sería no cultivar la planta ponzoñosa, sino erradicarla. En otras palabras, he llega- do a la conclusión de que, también en el campo de la política, el hombre no puede cosechar sino lo que ha sembrado; y así VIII INCREDULIDAD Y REVOLUCIÓN como una variación del terreno no puede cambiar el carácter peculiar de la semilla, el alterar las circunstancias no puede producir cambios en la cosecha revolucionaria. Por el contra- rio, lo inevitable del fracaso proviene de la naturaleza misma del experimento. Así como la negación del Dios vivo está rela- cionada con el desorden, la injusticia y la esclavitud, así tam- bién la unión de la libertad con la ley y el orden, como la pie- dra filosofal, ha de buscarse en vano fuera de la sumisión al vi más grande Legislador y Rey. Pero ¡basta! Podría declarar por anticipado, fácil y osada- mente lo que se presenta cuidadosa y gradualmente en el libro mismo. Pero podría asegurar con facilidad que, introduciendo su contenido en una forma demasiado abrupta, el libro podría ser juzgado inadecuado e inconveniente para ser leído; que el trabajo en el que por primera vez he escrito con cierta exten- sión la totalidad de mi punto de vista histórico-cristiano sería desechado con desprecio e indignación. Exceptuando unos pocos cambios secundarios, estoy publi- cando el texto tal y como fue presentado oralmente durante el invierno de 1845–46 en la biblioteca de mi hogar ante un pequeño número de amigos, cuyo interés en la tesis y su bue- na voluntad hacia el orador estaban asegurados. Inicialmente no me había propuesto una publicación rápida; más bien había planeado revisar cuidadosamente estas conferencias, aun cuan- do ya eran el resultado de una extensa investigación y madura reflexión y, atendiendo al refrán de Horacio nonum prematur in annum (“reténgase [el manuscrito] nueve años”), llevarlas a su gran consumación a través de la reflexión e investigación con- tinuas. Pronto, sin embargo, llegué a convencerme de que ni el tema de este estudio, ni la crisis de nuestra época, hacían que tales planes fuesen aconsejables, ni permisible su posposi- ción. Cuando uno se arriesga a tratar cuestiones de peso, na- da tiende hacia lo perfecto en lo concerniente al campo de los deseos insatisfechos. También aquí, en nuestro país [Holanda], se está librando una batalla acerca de la historia y el derecho PREFACIOALAPRIMERAEDICIÓNHOLANDESA IX constitucional. Este es un debate del que no deseo permanecer al margen. Esta pugna alcanza a los más preciados y sagrados intereses de nuestra patria y de la humanidad, y directa o indi- rectamente atañe al reconocimiento o al rechazo de la Luz del Mundo, y por ende a la salvación de las almas inmortales. Por vii tanto, en vista del peso del problema y la urgencia del momen- to, no me fue permitido olvidar, dejando a un lado los escrú- pulos egoístas en cuanto a publicidad, que la hora del peligro no es hora de preparación: que cuando la espada del enemigo reluce por todos los lados uno no debe afilar y pulir sus armas, sino más bien hacer uso de ellas. Concluyo con la declaración de que, frente a toda la sabidu- ría del hombre y consciente de mi fragilidad, tengo como lema dos frases a modo de señal de victoria: ¡Está escrito! y ¡Ha su- cedido!: una base que permanecerá contra cualquier artillería, una raíz que se sostendrá ante todo torbellino de incredulidad filosófica. ¡Ha sucedido! Esta es la Historia, la cual también es llameante letra del Dios Santo. ¡Está escrito! Ésta es la Santa Escritura, en la cual evento y doctrina han sido inseparables, por lo que es, además, Escritura histórica. ¡La Historia!, que está formada no sólo por la simple sucesión de hechos, sino especialmente por el desarrollo de las ideas. ¡La Historia!, que recibe sus principios, significado, dirección y unidad de los he- chos de la Revelación. ¡La Santa Escritura!, que dicta sus pro- xii pias leyes a los estudiantes de las Escrituras, confundiendo en la locura de la cruz la profundidad del filósofo o sofista con la fe humilde de los niños pequeños. ¡La Santa Escritura! que da testimonio del Cordero que fue inmolado, de la Vara del Tronco de Isaí e invencible León de la Tribu de Judá, hijo de David, Señor de David, Dios y hombre, Mediador y Juez que, después de extender el báculo de la gracia en vano, tiene en su mano una vara de hierro para quebrantar a la gente soberbia. ¡La Historia y La Escritura! que al unísono, ante la bendición legalmente perdida de una medida de longanimidad que ex- cede todo lo esperado, dirige al pecador convertido hasta Él, XINCREDULIDADYREVOLUCIÓN quien se ha revelado a sí mismo en toda la gloria de sus per- fecciones —también en suelo neerlandés— y cuya promesa y amenaza —“Yo honraré a los que me honran, y los que me des- precian serán tenidos en poco” (1 Sam. 2:30)— se ha cumplido en la magnitud de la bendición a través de la cual una nación que difícilmente era nación fue elevada a un primer lugar en- tre las potencias, y en la magnitud de la humillación y miseria que la negación de Su Nombre santo ha traído sobre una pos- teridad ingrata. Guillermo Groen van Prinsterer Agosto de 1847 PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN HOLANDESA Para esta segunda edición, simplemente unas cortas frases a modo de introducción. Apenas Incredulidad y Revolución había hecho su aparición pública, cuando estalló la Revolución de 1848 en Francia y Eu- ropa. El texto es virtualmente el mismo; sin embargo, en las notas, por medio de referencias adicionales a mis escritos subsiguien- tes, me he esforzado por convertir en provechosa la experien- cia de veinte años en una época excepcionalmente revolucio- naria. Por consiguiente, se hará evidente que mi convicción, que se ha cristalizado en una perspectiva cristiano-histórica o anti- rrevolucionaria del mundo, no ha permanecido precisamente igual, sino que se ha hecho más fuerte: con todos sus méritos, la sociedad moderna, habiéndose hecho esclava de la teoría de la incredulidad, está siendo guiada en forma creciente a una negación sistemática del Dios vivo. Guillermo Groen van Prinsterer Julio de 1868 PREFACIO A LA EDICIÓN EN INGLÉS Guillermo Groen van Prinsterer (1810-1876), importante his- toriador y estadista, estudió derecho y los clásicos en Leiden (Países Bajos) . Como secretario del Rey Guillermo I, fue un observador cer- cano de la revolución belga de 1830, la cual suscitó importan- tísimas cuestiones en lo constitucional y en lo histórico. En es- te tiempo Groen fue llevado a una sincera fe evangélica por el ministerio cristiano de Merle d’Aubigné, quien también le introdujo a las obras de Edmundo Burke. La lectura de éstas fortaleció las crecientes convicciones políticas antirrevolucio- narias de Groen. Más adelante, Groen ingresó al parlamento, donde se con- virtió en el más grande de los oponentes del movimiento li- beral dominante en el siglo XIX,ydesueminenteportavoz, Johan Thorbecke. Los debates Thorbecke-Groen van Prinste- rer constituyen un capítulo distinguido y crucial en la historia parlamentaria de los Países Bajos. Groen defendía la monar- quía constitucional y los derechos parlamentarios, y se oponía alastendenciastotalitariasdelademocracialiberal.Apesar de que cada vez estuvo más aislado, el disentimiento sistemá- tico de Groen y su consecuente testimonio evangélico dieron como resultado el fortalecimiento del gobierno parlamentario yelcrecimientodelalibertad.