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TESTIMONIO

MARGARET RANDALL Donde las piedras lloran: México 1961-1969*

¿Es que acaso se vive de verdad en la tierra? ¡No por siempre en la tierra, solo breve tiempo aquí! Aunque sea de jade: también se quiebra; aunque sea oro, también se hiende, y aun el plumaje de quetzal se desgarra: ¡No por siempre en la tierra: solo breve tiempo aquí! Nezahualcóyotl

n 1961, con mi primer hijo a cuestas y la sensación de que probablemente había traído de Nueva York todo lo necesa- Erio, me mudé a Ciudad México. Una década después sería a y, más tarde, a , hasta que a inicios de 1984 finalmente realicé mi último movimiento: establecerme en el paisaje de Nuevo México al cual mis padres nos habían llevado a mis hermanos y a mí cuando yo tenía diez años. El círculo se había cerrado. Son mis años en México los que ahora quiero evocar. Pero primeramente diré algo acerca de la otredad, de la ma- nera en que percibirme a mí misma como un ser diferente me ha * Fragmentos del quinto capítulo del volumen I Never Left Home: Poet, aislado alguna que otra vez, aunque también me ha hecho más Feminist, Revolutionary, Carolina del conciente de quien soy en relación con determinado sitio. Des-

No. 299 abril-junio/2020 pp. 130-147 pp. abril-junio/2020 Revista 299 Casa de las Américas No. Norte, Duke University Press, 2020. de que tengo uso de razón me he sentido extrañamente distinta

130 dentro de mi ámbito familiar: renuente o incapaz con el paisaje y sus habitantes. Dos imponentes de cumplir con las expectativas culturales y de volcanes cubiertos de nieve –Popocatépetl e clase, con la fachada construida por mis padres, Ixtaccihuatl– dominaban el horizonte hacia el incluso resentida con tal pretensión. Ciertamente sur de la ciudad. fui otra en España, aunque, debido a mi edad y Otro mundo, pero uno con el cual inmediata- falta de experiencia, principalmente relegada a mente me identifiqué. Mucho me atrajo lo que un reino de un extranjerismo superficial. Quizá vi de la presencia indígena, culturas múltiples y me equivocaba al pensar que entendía el país. Por generosidad de espíritu. Lo otro que capté fue otra parte, entre los artistas y escritores de finales la belleza natural de México: su gran diversidad de los cincuenta y principios de los sesenta, mi rural, las casas multicolores que se alineaban juventud y mi provincianismo me apartaban; junto a las calles empedradas. Púrpuras, rojas y sin embargo, experimentaba un sentimiento de blancas enredaderas de buganvilias, empinados pertenencia totalmente nuevo. árboles, cayendo en forma de cascada sobre vol- México subió la apuesta. Allí mi pequeño hijo cánicos muros de jardín y el encaje violeta de la y yo fuimos diferentes en aspectos tan confusos jacaranda expandiendo sus ramas… como desafiantes. Yo era la mujer gringa, ape- Y no fue solo la belleza física del país. Como tecida al mismo tiempo que percibida como otros con una población indígena considerable hostil. Como madre soltera en un sitio donde tal –Guatemala, Bolivia, Perú, África del Sur, Mali, condición era menos aceptada de lo que había sido China, Vietnam, Cambodia, Laos–, México es en Nueva York, poseía esa aura de blanco exotismo, un país de artistas. En cada pueblo pude ver que evoca superioridad y dominación. Mi hijo era expertos en la creación de bellos tejidos artesa- el rubiecito aclamado por todo aquel que lo veía. nales, alfarería, vidrio soplado, talla en madera Me recuerdo charlando con una vendedora en autóctona y objetos de plata, jade y ónice. En algún momento de mi primer año en el país. La los sesenta, aún el corrosivo gusto del turismo mujer notó mi acento y me preguntó si era de otra no había invadido el mercado en el cual ese parte de México. «No», mentí, «soy italiana». En caudal artístico era elaborado y puesto en venta, esa época no tenía idea de por qué había dicho y generaciones de espíritu creativo daban con- tal cosa. Por vergüenza, supongo, de pertenecer tinuidad a los antiguos métodos de producción, a una nación que tanto había explotado la que introduciendo a veces procedimientos de diseños ahora yo estaba por conocer… más contemporáneos. Arribé a la capital mexicana conciente de Durante la Colonia las iglesias mexicanas esta- que me recibirían escasos amigos y provista ban colmadas de tesoros y del penetrante olor del de dos importantes conexiones: el garabateado copal. La nación del maíz. El aire olía a nixtamal número de teléfono que Philip Lamantia puso y las mazorcas salpicadas con podían co- en mi mano cuando leí en Les Deux Megots, y merse en puestos callejeros. Las antiguas piedras una lista de nombres y números telefónicos que parecían hablar, contar historias que solo podían Nancy MacDonald me había dado, personas que ser entendidas por quien llegara a familiarizarse ella pensaba yo debía contactar.

131 La lista de Nancy merece explicación adicio- país, en parte fundada por el gobierno. Orfila era nal. Su hermano Selden Rodman y ella habían un referente cultural y un hombre de gran huma- desembolsado una buena parte del dinero de nismo. Laurette era una de las antropólogas que la familia para ayudar a intelectuales judíos en esa época exploraba el pasado precolombino a escapar de la Europa ocupada por los nazis del país sin forzarlo a través de lentes reduccio- durante la Segunda Guerra Mundial. En ese nistas contemporáneos. Sus libros resultaron empeño ambos habían formado parte de una verdaderas revelaciones. De más está decir que red internacional compuesta por individuos de tenía tantos enemigos como fieles admiradores. varios países. México hacía ya mucho era una Al no tener conocimiento de nada de esto, una nación que acogía a inmigrantes en peligro. El vez que Gregory y yo nos establecimos en un famoso dictamen de Benito Juárez, «El respeto pequeño apartamento de la Colonia Narvarte, y al derecho ajeno es la paz», no era mera retórica. descubrí que Arnaldo y Laurette vivían a unas Este se puso en práctica con la acogida de miles cuadras de distancia en Avenida Universidad, de refugiados de la Guerra Civil española, del di el paso decisivo. No tenía su número telefó- fascismo europeo y, años después, de aquellos nico, solo su dirección, por lo que Gregory y que se vieron obligados a huir del genocidio en yo caminamos el trayecto una tarde y tocamos Latinoamérica. Fue en el contexto de esa red de a su puerta. Debido al puesto de dirección de refugiados que Nancy conoció al expresidente Arnaldo en el Fondo de Cultura Económica, la mexicano Lázaro Cárdenas, al sicoanalista ale- pareja vivía en un amplio apartamento encima mán Erich Fromm, al editor argentino Arnaldo de sus oficinas. Orfila Reynal, entre otros. Estos figuraban en la Ninguno se encontraba en casa. Una cordial lista de aproximadamente doce nombres que ella anciana indígena que trabajaba para ellos nos me entregó antes de despedirnos. abrió la puerta. Dejé una breve nota explicando Yo era aventurera pero además tímida. A la que era amiga de Nancy. Yo sabía que Nancy y hora de contactar a las personas de la lista de su hermano habían abonado dinero para ayudar Nancy no fui capaz de llenarme de valor y llamar a Laurette cuando ella y su anterior esposo, a un expresidente o a un sicoanalista conocido Víctor Serge, huyeron de la Francia ocupada. mundialmente. No reconocí el nombre de Arnal- Solo unas horas después de la visita tentativa, do Orfila Reynal o el de su esposa, la antropóloga sonó mi propio timbre de la puerta y Laurette francesa Laurette Séjourné. De haberlo hecho y Arnaldo aparecieron sonrientes. Creo recor- igualmente hubiera vacilado en contactarlos. darlos portando una caja de chocolate como Arnaldo, argentino, tuvo activa participación en gesto de bienvenida. Ellos estarían entre mis la Reforma Universitaria en la ciudad de Córdo- más cercanos amigos durante los ocho años ba, un movimiento que mantiene un perdurable que viví en México. impacto en la manera en que hoy se concibe la En los sesenta el país se caracterizaba por universidad en Latinoamérica. Cuando llegué una serenidad mezclada con desesperación. a México él era director del Fondo de Cultura El ritmo era más lento que en Nueva York. La Económica, la casa editora más importante del gente trabajaba duro, pero dentro de un sentido

132 del tiempo más azaroso. Manhattan siempre me Yo fui culpable de esa conducta. La razón de había parecido un enrejado, un entrecruzamien- peso por la que dejé Nueva York es que que- to de líneas rectas, explosivas cajas de energía. ría estar más tiempo con mi hijo. En México, En contraste, Ciudad México se componía de más que resolver juntos las posibilidades de la círculos concéntricos que se movían en espiral crianza, podía contar con una doméstica que lo en discretos puntos de coincidencia. Uno cami- cuidara cuando necesitaba trabajar o salir. Fue naba hacia dentro y fuera de las dimensiones una solución bien acogida, y la aproveché al temporales, sin saber cuándo iba a encontrarse máximo. Y sí, yo también justificaba el acuerdo habitando otro plano. Allí el pulso marcaba un pensando que trataba a Antonia y luego a Er- tiempo diferente: más antiguo, menos intencio- melinda y luego a Juanita y luego a Concha, a nado, mágico… su hermana Helena y a su madre Serafina con Tuve suerte de encontrar inmediatamente a absoluto respeto. Me esforcé en limitarme a no personas que no eran solo serviciales sino ade- preguntar nada en relación con su tiempo libre, más extremadamente interesantes, que figuraban aunque en verdad en aquel sistema no existía entre las mejores y más creativas mentes de lo que podía llamarse tiempo libre. Alenté a México en esa época. La famosa muralista Frida muchas a que asistieran a escuelas nocturnas, Kahlo, Tina Modotti y otros habían brillado sin preguntarme si en realidad lo deseaban o décadas antes. Su presencia aún podía perci- acerca de los beneficios que un curso nocturno birse, y de hecho un par de muralistas estaban les ofrecía. Muchas sirvientas tenían que dejar a todavía activos durante mis primeros años en sus hijos en otras manos para atender a los hijos el país. Algunos de sus sucesores eran igual de de sus patrones. Lo que pude aprender con el excitantes. En Nueva York había conocido al tiempo fue que ninguna relación, por generosa poeta catalán Agustí Bartra y a su esposa Ana, que esta pueda parecer, remedia un sistema en y al llegar a México hicimos una gran amistad. extremo injusto. Anteriormente también conocí a Anita Brenner Por otra parte, mi asociación con algunas de y a Leonora Carrington… las mujeres que trabajaban en nuestra casa me En toda Latinoamérica, y en muchas partes hizo comprender sus mundos. Ermelinda era una del mundo, las sirvientas domésticas trabajan radiante muchacha de las montañas de Puebla. muchas horas por un pago mínimo y sin benefi- Nos invitó a visitar a su familia, la cual vivía en cios, muchas veces a partir de la adolescencia. una zona remota, accesible solo a caballo. Mi Incluso los pobres explotan a aquellos que son hija Sarah tenía seis meses en ese momento, y aun más pobres. Los patrones con algún grado yo aún amamantaba. Fue durante aquellas horas de conciencia social o vergüenza liberal mitigan de cabalgadura que me percaté de improviso de su culpabilidad alegando que pagan mejor que la que mis pechos se habían secado. Yo tenía la media, algunas veces insisten en que permiten, antigua creencia de que no podía quedar embara- entre otras cosas, que las domésticas se sienten zada mientras amamantaba. Error. Había quedado a sus mesas, dando a entender que son «parte embarazada de Ximena, lo que había cortado mi de la familia». producción de leche. No quedaba otra alternativa

133 que lavar una vieja botella de whisky que ha- autocine, en el que vimos La lámpara de Ala- bíamos encontrado y llenarla con leche de vaca dino, y trataba de imaginar cómo los actores se diluida, verterla en la boca de Sarah y esperar habían introducido dentro de la pantalla. lo mejor. El par de días que pasamos con la familia de Política y culturalmente México era un país Ermelinda resultaron una revelación. En aquel revelador. Viviendo al sur de la frontera cono- dramático y remoto campo ellos vivían en con- cí de inmediato acerca de la relación entre la diciones muy primitivas, pero su hospitalidad dominación de los Estados Unidos y los países era extraordinaria. El padre de Ermelinda llevaba dependientes de su órbita. En aquellos tempranos meses sufriendo de una herida abierta en un pie, sesenta el país se mantenía vivo en terrenos que que no se curaba. Caminar se le había hecho yo no había experimentado. Los antiguos sitios intolerable. Lo persuadimos de que nos acompa- mayas y aztecas aún eran explorados con avidez, ñara de regreso a la capital, donde esperábamos sus secretos se habían revelado solo parcialmente. conseguirle atención médica. La propia ciudad de México fue construida sobre Don Rodolfo nunca había sobrepasado los la gran ciudad precolombina de Tenochtitlán, y la límites de la provinciana ciudad de Puebla, membrana de tiempo que se tendía entre ambas algo que solo se hacía a caballo. Nunca había era asombrosamente delgada. El aire de la urbe abordado un auto, visto de cerca el alumbrado era vivificante y claro, y su población arribaba eléctrico u otros adelantos. Fue difícil conven- solo a la mitad de los veinticuatro millones que cerlo de dejar su hogar unos meses, pero estaba hoy posee. Un manifiesto contraste caracteriza- sufriendo y finalmente accedió. Conseguimos un ba el país: entre ricos y pobres, lo antiguo y lo doctor dispuesto a atenderlo sin costo alguno. moderno, resentimiento y orgullo, violencia y El diagnóstico fue tuberculosis avanzada en el sensibilidad, una de las mayores metrópolis del hueso. Todo lo que se podía hacer era mantenerlo mundo y villa de ambiente bucólico que parece cómodo y enviarlo a morir a casa. pertenecer a siglos pasados. Mientras don Rodolfo permaneció con noso- Tanto poetas como filósofos y escritores tros, pudimos de alguna manera vislumbrar su fueron muy activos en el México al que arribé. manera de ver el mundo. Lo recuerdo «leyéndole» Hallaron refugio, provenientes de la Guerra Civil a Gregory, a pesar de que nunca había aprendido española, la ocupación nazi en Europa y otras a hacerlo. Se sentaba al niño en el regazo, soste- trampas mortales.1 Echando una mirada retros- niendo un libro –algunas veces al derecho, otras pectiva, creo que la gran tradición mexicana de no– y pasando las páginas lentamente mientras acoger personas en dificultades, extendida luego inventaba historias maravillosas de la vida mon- al amparo de los latinoamericanos que huyeron tañesa acompañadas de animales misteriosos y seres mágicos. En una ocasión entré a la cocina 1 Pienso en la tradición que incluye a Julio Antonio Mella, Leon Trotski, Víctor Serge, Laurette Séjourné, Leonora y lo encontré colocando una rodaja de pan en la Carrington, León Felipe, Edward Weston, Tina Modotti, tostadora una y otra vez, fascinado con lo oscura Anita Brenner, Cedric Belfrage, Mathias Goeritz, Agustí que se iba poniendo. Una noche lo llevamos a un Bartra y Erich Fromm.

134 de las brutales dictaduras en los setenta y los y algunos de ellos también asistieron ocasio- ochenta, fomentó la creación de un ambiente en nalmente: Ernesto Mejía Sánchez, quien en ese el cual floreció la creatividad. momento ya llevaba en México varios años; el joven Francisco Valle; y una especie de genio Mi vida en México comenzó a tomar forma y atormentado llamado Beltrán Morales. a consolidarse poco después de nuestra llegada, Algunos estadunidenses, al igual que yo, ha- en las tertulias mayormente nocturnas organiza- llaron espacio en aquellas tertulias. En particular das por Philip Lamantia y su esposa Lucille. Su recuerdo a Howard Frankl y a Harvey Wolin. apartamento, ubicado en la céntrica Zona Rosa, un La mayoría eran mexicanos, por supuesto. barrio de primera en la Colonia Cuauhtémoc, era Entre estos estaban Homero, Juan Bañuelos y amplio y acogedor. Un punto de encuentro ideal Juan Martínez. Homero ya había comenzado a para que una docena de jóvenes poetas se reunie- encontrar su tono clásico. Los poemas de Juan ran y compartieran sus nuevas obras. Recuerdo tenían una orientación más social, con frecuencia que aquellas sesiones eran tan alegres como ne- refiriéndose tanto a lo político como al paisaje cesarias. Pronto me convertí en una asidua. de su natal Tuxtla Gutiérrez en el sureño estado La palabra se difundió y, antes de que lo de Chiapas. Escribía largos versos musicales. En notara, éramos poetas de latitudes diferentes México confluían varios estilos poéticos. conociéndonos y ansiosos por interiorizar lo que Felipe Ehrenberg y yo debimos habernos en- cada cual estaba escribiendo. Debo agregar que contrado por primera vez en casa de los Laman- el grupo principal estaba compuesto principal- tia. Ehrenberg tenía una poderosa presencia, era mente por hombres. La poeta de origen chileno, alguien que de pronto llenaba cualquier espacio Raquel Jodorowsky, estuvo presente durante un en que entrara. Su esposa, Marta Helion, irra- tiempo. La esposa del poeta mexicano Homero diaba una belleza indígena, una silente sabiduría Aridjis, Bárbara, muchas veces lo acompañó, y una creatividad no reconocida. Felipe estaba pero ella no era poeta. Lucille, que tampoco empezando a dejar su huella como artista visual; lo era, fungió como una magnífica anfitriona, durante mi estancia en México colaboraríamos sirviéndonos bebida y acomodándonos. Como en muchos proyectos. Cuando la pareja se sepa- siempre, ocupaba mi puesto sin cuestionarme ró, Marta se convirtió en una reconocida diseña- el hecho de que pertenecía a la única pareja de dora de escenografías para teatro y ópera. Sus mujeres escritoras. hijos Mathias y Yael tenían aproximadamente la Entre los participantes más brillantes estaba edad de los míos, y la relación familiar continuó Ernesto Cardenal, un nicaragüense que con el de generación en generación. tiempo figuró entre los más grandes escritores A veces asistía un artista visual nombrado latinoamericanos de su generación. Fue antes de Carlos Coffeen Serpas. Era tan retraído como que se convirtiera en sacerdote, tomara parte en extrovertido era Felipe, y fascinante por derecho la Revolución Sandinista de su país y, cuando propio. Ya entrado en los treinta, Carlos perma- esta triunfó en 1979, ocupara el cargo de ministro necía viviendo con su madre en un sencillo y de Cultura. Nicaragua es una nación de poetas, angosto aposento. Dormían en la misma cama.

135 Parecía que él no contaba con el más mínimo lenguas. Poco después, Lamantia nos convocó medio de sustento, algo común en los artistas a a conocer a Margaret Randall, quien recien- quienes se les dificulta desenvolverse dentro de temente había llegado desde Nueva York. las reglas sociales. Carlos parecía casado con el Esa misma noche volvimos a leer nuestros sufrimiento, y bajo la camisa y el pantalón una poemas. Las paredes del apartamento de Mar- cuerda ceñida le cortaba la carne en la cintura garet estaban cubiertas con pinturas que ella se en permanente auto castigo. Sus dibujos eran había traído, obras expresionistas abstractas. atormentadores pero maravillosos. Era un estilo de pintura que veía por primera Indiscutiblemente, de los poetas que conocí vez (a no ser en libros)… Todo esto me ayudó en casa de Philip el que más impacto tuvo en mi a completar mi visión acerca de Siqueiros. vida fue Sergio Mondragón. Más que comenzar con la primera impresión que me produjo, repro- En las tertulias de Philip no solo compartía- duciré lo que dijo en un panel conmemorativo mos obras propias sino, además, las de algún que celebramos en 2015 acerca de la tertulia de poeta que admirábamos. La mayoría de nosotros los Lamantia: teníamos un conocimiento rudimentario de los idiomas de los demás pero no así de sus culturas; Hacia 1961 yo concluía mis estudios de pe- no era suficiente para percibir matices, trazar riodismo y realizaba algunos reportes para la influencias o entender perfectamente lo que es- publicación mexicana Revista de América. cuchábamos. Pronto nos percatamos de la nece- Fue en octubre cuando entrevisté al pintor sidad de un espacio o foro –una revista bilingüe David Alfaro Siqueiros en la cárcel, en ese quizá– donde buenas traducciones ayudaran a momento era un preso político. Entre muchas tender un puente entre nosotros. La mayoría de otras cosas, le pregunté sobre su relación con los latinoamericanos no estaban familiarizados el pintor norteamericano Jackson Pollock, y la con Whitman, H.D., Pound o Williams. Los es- supuesta influencia que los muralistas mexi- tadunidenses, de manera penosa, desconocíamos canos habían ejercido sobre la escuela de la a Vallejo, Neruda, Huidobro o Mistral. En los cual Pollock era pionero y que en los Estados Estados Unidos, al menos, se habían publicado Unidos sería conocida después como «pintura algunas traducciones de los «grandes», pero estas de acción». Estaba inmerso en la escritura y eran deficientes o francamente malas, más que la investigación de la entrevista, cuando mi presentar las obras de los poetas en su intensi- compañero de curso, el poeta Homero Aridjis dad, belleza o significado, las desvirtuaban. Lo –que ya había publicado su primer libro– me mismo sucedía con la poesía en lengua inglesa invitó a conocer al poeta beat de San Francis- llevada al español. co, Philip Lamantia. Philip había arribado a Todos estábamos de acuerdo en la necesidad Ciudad México poco antes. de remediar esta situación. Sergio y yo decidi- El encuentro fue una revelación. El grupo mos hacer algo al respecto. Así nació El Corno de poetas que estábamos reunidos allí inme- Emplumado / The Plumed Horn. Debe haber sido diatamente comenzó a leer es sus respectivas Harvey Wolin, involucrado desde el principio,

136 quien sugirió el nombre de la publicación. El Nuestra visión nos vinculó a aquellos que tenían corno era el cuerno del jazz, algo muy importante similares inquietudes en el mundo… en las mejores ofertas culturales que tomaban Después de que lanzamos el proyecto, ningún auge al norte de la frontera. Las plumas eran las obstáculo nos desalentó. Caminábamos las calles de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, dios de aquella gran metrópolis explicando nuestros icónico de las culturas prehispánicas de Meso- objetivos y suplicando entregas de poesía y dine- américa. Imprevistas asociaciones de palabras ro. Recuerdo una visita a José Gorostiza, en esos como aquella eran populares en México en esa momentos subsecretario de Asuntos Exteriores época, en revistas literarias, grupos teatrales, in- de México y autor de un extenso poema titulado cluso en restaurantes y bares. El Cross-Eyed Cat «Muerte sin fin». Luego de escucharnos, buscó y el Crazy Coyote eran cafés donde los artistas en una gaveta de su escritorio, sacó un cheque solían reunirse. El Pájaro Cascabel (Rattlesnake por mil pesos y lo puso en nuestras manos. En Bird) era el boletín de poesía independiente que esa época mil pesos tenían verdadero valor. Era dirigía la poeta mexicana Thelma Nava. difícil imaginar el hecho de acceder a tan alto El Corno…, como comúnmente se le llamaba representante gubernamental en los Estados a nuestra publicación, era diferente. Su naturale- Unidos, mucho menos esperar que se interesara za bilingüe lo situaba en otro plano. Nuestras am- en financiar una publicación literaria alternativa. biciones eran también muy elevadas. Soñábamos Ofrecimos una lectura de recaudación en una con una tirada trimestral de aproximadamente casa privada de Coyoacán. Fue algo histórico, doscientas páginas, en las que se diera a conocer visto retrospectivamente. Ernesto Cardenal estuvo lo mejor de las nuevas obras de América del Sur entre el grupo que leyó. Creo que recibimos una y del Norte y luego también de otras latitudes: cantidad equivalente a seis dólares americanos. Europa, África, Asia y Australia. De nuestros En realidad las suscripciones no eran de esperar treinta y un números solo nos las arreglamos tratándose de una publicación aún sin historia, sin para hacer unos pocos completamente bilingües; embargo, algunos pocos esperanzados emitieron la mayoría incluía obras en ambos idiomas, pero pequeños anuncios. De manera asombrosa logra- no necesariamente traducciones de los mismos mos llegar a los aproximadamente mil dólares que textos incluidos. nos permitieron publicar nuestro primer número Fuimos muy responsables cuando apareció de cien páginas, en enero de 1962. nuestro primer número. Comenzamos a recibir Esa entrega inicial incluía obras de Cardenal, envíos en nuestro buzón postal, el cual revisába- Laurette Séjourné, el poeta español León Felipe, la mos cada día, ansiosos por saber si habían llegado pintora surrealista inglesa Leonora Carrington, colaboraciones o financiamientos. Mantuvimos el los expresionistas abstractos estadunidenses empeño durante ocho años, fortalecidos por una y Milton Resnick –todos red mundial de creatividad y desgastados debido posteriormente consideraros luminarias en a una constante lucha por obtener fondos. Nuestra sus campos. En el segundo número habíamos juventud, caracterizada por indetenibles energía reunido obras de mis contemporáneos nortea- y dinamismo, nos permitió crear lo imposible. mericanos Robert Creeley, Paul Blackburn y

137 Robert Kelly, la poeta y novelista mexicana Lo más interesante es el hecho de que mientras Rosario Castellanos, el alemán Werner Brunner unos de estos hombres y mujeres eran muy reco- y el gran peruano César Vallejo (este último con nocidos, otros no lo eran. Descubríamos nuevos traducción al inglés). talentos con el mismo deleite que publicábamos a La revista no solo atrajo a los jóvenes poetas. los escritores famosos que nos honraban con sus Aquellos que eran más reconocidos también nos textos. Siempre me he sentido orgullosa de ello, enviaron sus obras. Cardenal y Julio Cortázar de manera especial cuando permitía que nuestros fueron ávidos promotores. Samuel Beckett y lectores experimentaran las obras escritas en una Norman Mailer enviaron cheques. Publicamos lengua, fiel y elegantemente traducida a otra. a grandes como Rafael Alberti, Thomas Merton, También tuvimos algunas pérdidas signifi- Ezra Pound, William Carlos Williams, Nicolás cativas. Al comienzo, Cassius Clay (después Guillén, Rainer Gerhardt, Kenneth Patchen, conocido como Mohammed Alí) nos hizo llegar , José Lezama Lima, Nicanor una colección de poemas de tipo haiku contra la Parra, Eugenio Montale, Louis Zukofsky, guerra de Vietnam; no se correspondían con mi Octavio Paz, Walter Lowenfels y André Breton. idea de la buena poesía, ¡y cometí el error de re- El premio Nobel Hermann Hesse nos envió un chazarlos! También Norman Mailer envió poemas poema inédito. Lo imprimimos bilingüe en julio que no fueron de mi agrado; cuando los devolví, de 1962; murió un mes después, de manera que respondió, aturdido, con un cheque de quince es posible que ese haya sido el último poema dólares. Sergio y yo nos sentíamos orgullosos por que intentó publicar. Muchos escritores y artistas el hecho de no hacer concesiones con amigos o importantes aparecieron en nuestras páginas.2 famosos de quienes aceptábamos financiamiento. Era una buena política a veces contraproducente. 2 Entre estos figuraron los escritores Bella Akhmadulina, Yevgeny Yevtushenko, Pablo Armando Fernández, Varias interrogantes surgen mientras escribo es- Leandro Katz, Edward Dorn, Roberto Fernández tas líneas: ¿Qué historia cultural –en México, en Retamar, Otto-René Castillo, Anselm Hollo, Besmilr Brigham, Roque Dalton, Yannis Ritsos, Hans Magnus todas las Américas y más allá– creó la tormenta Enzensberger, Alejandra Pizarnik, Nancy Morejón, Ce- perfecta en la cual una publicación como El Cor- cilia Vicuña, Gary Snyder, George Bowering, Lawrence no…, sin filiación con una universidad o progra- Ferlinghetti, Diane Wakoski, Susan Sherman, Denise ma, vio la luz y pudo prosperar durante casi ocho Levertov, Mario Benedetti y Charles Bukowski. Tam- años? ¿Qué necesidades cubrió? ¿Cómo dos bién dimos a conocer las obras de importantes artistas visuales, entre ellos, Leonora Carrington, Posada, jóvenes (Sergio tenía veintiséis cuando lanzó la Clifford Still, Siqueiros, Franz Kline, Nuez, Bruce revista, y yo veinticinco) lograron mantenerla sin Connor, Halvario Barrios, Eddie Johnson, José Luis apoyo institucional? ¿Fue nuestra independencia Cuevas, Alberto Gironella, Connie Fox, Antonio Seguí, de un único patrocinio uno de los factores que en Sylvia de Swaan, Judith Gutiérrez, Mariano, Antonia realidad contribuyeron a que la revista abrazara Eiríz, Mathias Goeritz (seudónimo de Walter Brunner), Arnold Belkin y Pedro Alcántara; así como a grandes tal diversidad de estilos? ¿Qué porcentaje de fotógrafos como Nacho López, Mayito, George Cohen nuestro proyecto se debía a la imaginación, cuál y Lawrence Siegel. a la pasión, cuál al arduo trabajo? ¿Cuál era la

138 conexión entre nuestras relaciones personales y incluso para los pobres, y en algunas ocasiones nuestras decisiones administrativas? ¿Qué impac- estos poetas estaban escribiendo lejos de casa. to tuvieron en el proyecto los divergentes puntos En el número 5 (enero de 1963) publicamos una de vista que en ocasiones teníamos? ¿Cómo carta de Gary Snyder, quien en esos momentos Sergio y yo nos complementábamos y armonizá- residía en Kioto, Japón: bamos, cómo nos apartamos, y qué significaban para la revista ciertos esquemas? Y, finalmente, Hace cien años los Estados Unidos era una ¿cuál es el legado de El Corno…? nube de aves, millas de bisontes, intermi- Por supuesto, nada de esto estaba en nuestras nables bosques, hierba y agua clara. Hoy es mentes en los albores de los sesenta. Sergio y la agotada tierra de la cultura dominante del yo mantuvimos nuestra disciplina y seriedad; la mundo… Una sociedad urbana-industrial no revista se convirtió en parte central de nuestra significa el «mal» pero tampoco el progreso. vida en común. Como la maquinaria de un reloj, Como poeta me acojo a los valores arcaicos y contra todas las dificultades, publicamos un nú- sobre la tierra. Estos se remontan al Neolítico: mero cada tres meses. El primero contó con cien fertilidad de los suelos, la magia animal, la páginas, y el resto pronto alcanzó un promedio poderosa visión de lo solitario, la aterradora de entre doscientas y trescientas. La poesía era lo iniciación y el renacer, el amor y el éxtasis dominante, pero ensayos, cuentos, periodismo, de la danza, el trabajo en común de la tribu. obras de arte, caricaturas, cómics, manifiestos, Una turbina de gas o un motor eléctrico vienen notas de contribuyentes y secciones de cartas a ser un preciso y artesanal cuchillo de piedra también formaron parte del paquete. Cada nú- en la mano. Es útil y asombroso, pero no es mero abría con una nota editorial, escrita por uno toda nuestra vida. de los editores, publicada en el idioma original y acompañada de su traducción, o con dos notas Solo después de aparecer los dos primeros nú- escritas por separado. Esto se hacía con el ob- meros, para el tercero (julio de 1962), Kathleen jetivo de introducir el tono de lo que el número Fraser escribió desde París: proponía. Algunos críticos han sugerido que a través de la lectura de esas notas se puede trazar Hoy, caminando por la orilla del Sena para el desarrollo de la revista y sus luchas internas. absorber los últimos remanentes de puestos Uno de los elementos que mayor interés des- de libros, rostros, pilas de pescados, entré pertaba en la revista era la sección dedicada a la en la librería Mistral, a la que uno suele ir correspondencia, aproximadamente una docena para calentarse aun cuando todos los perió- de páginas al final de cada número en las que dicos recientes ya han sido devorados en dos poetas de diferentes latitudes daban a conocer ocasiones. Suerte hoy. En la sala de lectura, lo que estaba ocurriendo en sus vidas y en sus vuestro primer número. Lo leí de principio a comunidades. Describían sus contextos cultura- fin y quedé encantada con la oferta. No pude les, discutían ideas y conflictos. El viaje ha sido emitir un solo sonido. Encontré un espacio siempre un tema importante para los escritores, para quedarme.

139 Jackson MacLow también apreció la diver- es grandioso, creo que mucho mejor que cual- sidad de El Corno…: «Me encanta la amplitud quiera de los anteriores. En especial los dibujos de de obras que ustedes incluyen; no se reducen a Topor, la poesía primitiva de la India y la concreta un grupo determinado. [Walter] Brunner y [John de Brasil». Y continuaba con una petición de la William] Corrington fueron verdaderas revela- dirección de Topor, con la intención de pedirle un ciones para mí». permiso para utilizar un dibujo como ilustración Y Ernesto Cardenal, en la primera de las que de cubierta de un próximo libro suyo. llegarían a ser varias cartas, prometió: Los poetas compartían la esencia de sus andanzas. Matti Rossi, el finlandés que tradujo Anuncio la revista por todas partes. Espero que la rica selección de poesía finesa que apareció continúen dando energía a México. También lo en el número 14 (abril de 1965), nos escribía harán con toda Latinoamérica. Debemos crear con frecuencia. En una carta incluida en esa un movimiento renovador, que acabe con toda edición que contenía la antología, explicaba que complacencia, con la idea de una literatura con- había aprendido español en México unos años sagrada, con la retórica que nos han impuesto, antes. «Aprendí a hablarlo. Me costó un mes. con el dogma, la conspiración de silencio. Puebla, Yucatán, Chiapas. Los lugares que más amaba. Recorrí las viejas rutas de los mayas, Desde mucho más lejos –en Bihar, India–, vi mucho, algo sufrí, hice grandes amigos, no Malay Roy Choudhury escribió: quise desaprovechar un solo día, incluso dormía con los ojos abiertos». Aquí hemos comenzado una rebelión literaria, haciéndonos llamar HUNGRYALISTS.3 Allen El escritor y analista social Thomas Merton Ginsberg, quien visitó la India y permaneció era un monje cisterciano residente en Gethse- con nosotros cerca de un año, nos presentó a mani, una abadía trapense de Kentucky. Con sus colegas Beat. Me alegraría, naturalmente, si frecuencia publicamos sus poemas, dibujos y nos hacen llegar sus obras traducidas al inglés correspondencia. Estos fragmentos de una car- de manera que podamos traducirlas a nuestras ta que apareció en nuestra entrega 24 (octubre lenguas y darlos a conocer a una amplia e inte- de 1967) revelan mucho de su existencia, y son resada audiencia. Como quizá sepan, el pueblo raramente proféticos: de la India habla varias lenguas: bengalí, hindi, tamil, telugú, canarés, malayalam, guyaratí, De vez en cuando alguien me pregunta por qué maratí, urdú, etc. [No. 9, enero de 1964]. soy monje, y no me agrada estar justificándome todo el tiempo… debido a que entonces me Para la oncena entrega (julio de 1964) Lawrence formo una idea falsa del hecho de ser monje. Ferlinghetti escribió: «El número 10 de CORNO Quizá cuando entré a este lugar, pensaba que lo era, y así fue durante cinco, diez, quince años, 3 Se conoce en español como Generación hambrienta incluso me permitió convertirme en un maestro (N. del T.). novicio y comunicarles a los demás en qué con-

140 sistía serlo. Ya no es así. Vivo solo en el bosque los, pocos de ellos tienen conocimiento de los y me he librado, en la medida de lo posible, otros. Para el círculo Lowell-Auden-Kunitz, el de la institución monástica. Por supuesto, eso círculo Sonia Sánchez-Olga Cabral-Clarence también es una desilusión. Por eso entiendo lo Major no existe. que sienten por Cuba. Pero, desgraciadamen- te, todas las grandes sociedades me parecen Muchas cartas ofrecían noticias de las pro- ahora construidas sobre mentiras y falsos fundas y enraizadas luchas por la justicia. En rituales. En verdad se tornan inhabitables… la edición 26 (abril de 1968), el incomparable Me pregunto si estamos a las puertas de una artista del pueblo Rini Templeton escribió desde de esas épocas en la que debemos decir adiós el norte de Nuevo México: y prepararnos para Dios sabe qué, bombas, campamentos, otra vuelta a lo mismo. Para Fue muy bueno ver su número 23 con las los Estados Unidos, si no es la guerra nuclear obras de poetas cubanos. Cuánta luz se vierte lo que se avecina, entonces será una forma de cuando alguien perfora el oscuro cerco. Aquí violencia fascista, creo. En cualquier caso, allí han estado sucediendo cosas: el ataque armado estaré, ¡y trataré de mantenerme en contacto a Tierra Amarilla en la primavera, la creciente con la poesía underground! Espero con ansias militancia y unidad de la población chicana el próximo Corno, Amor, Tom. desde entonces.

Este sentimiento de eminente ruina y deses- Nuestra sección de cartas fue además un espa- peración, contrapuesto a la esperanza abrazada cio donde los poetas podían expresar puntos de por nuestra apasionada visión poética, permeaba vistas opuestos y defender sus ideas acerca del cada uno de los números de la revista. Como arte y la sociedad. Nosotros alentábamos estas mismo lo hicieron los perennemente expansivos discusiones. En el número 17 (enero de 1966) círculos concéntricos de apreciación por lo que Roger Taus instó a la revista a manifestarse en hacíamos. Para el número 28 (octubre de 1968), contra de «el principal enemigo de los pueblos Walter Lowenfels escribió: del mundo: el imperialismo de los Estados Uni- dos». Él no veía espacio para otra postura. Dos Estamos rodeados de andanadas que contienen entregas después (No. 19, julio de 1966), esto lo que hay que hacer para ser jóvenes. Pero provocó una respuesta de Ted Enslin desde su sobre lo que nadie parece escribir, o aleccio- refugio en los bosques de Maine: narnos, es cómo envejecer, cómo librar una batalla diaria contra la nostalgia. Para los Me siento perturbado por los crecientes casos poetas y editores es una cuestión muy práctica: de insistencia política. Sé que estas presiones cómo lidiar con el mañana. Entre los 90 000 existen, y realmente me siento tan preocupado «mejores poetas de nuestra generación» que como cualquiera acerca de la guerra en Viet- se conglomeran en las autopistas editoriales de nam o la increíble maquinaria estadunidense, los Estados Unidos, hay innumerables círcu- pero [la política] no tiene absolutamente lugar

141 en ningún tipo de arte o poesía, tampoco lo con los manuscritos previo a la publicación. El tiene ninguna jerigonza didáctica. proceso siempre nos resultó importante: cómo se desarrollaban las cosas, cómo se trabajaba, qué Para Enslin la jerigonza –o jerga– política cambios había que introducir y por qué. consistía en todo lo concerniente a los asuntos so- Esos libros de finales de año ya no se hicieron ciales. La anglonorteamericana Denise Levertov necesarios cuando El Corno… fundó su propia fue elocuente en su respuesta. En el número 21 imprenta. Con el tiempo llegamos a publicar (enero de 1967) refutó los argumentos de Enslin veinte títulos, muchos de ellos bilingües. Par- punto por punto, y luego estableció diferencias ticularmente significativos fueron The Gorky entre el arte y la escritura propagandística: Poems, de Jerome Rothenberg, con traducción de Sergio y mía; Land of Roseberries / Tierra Lo que resulta erróneo (y últimamente inútil) de Moras, de Walter Lowenfels, con dibujos ori- es el empleo deliberado de algo que parece ser ginales de David Alfaro Siqueiros; y Majakuag poesía (pero no lo es) con fines propagandís- y moukeia, una versión al español de la historia ticos. La diferencia radica en que por un lado de la creación de acuerdo con los indios cora de tenemos al poeta inclinado a las palabras, Nayarit. Este último lo escribió Ana Mairena. las palabras de un poema, por sentimientos o Como en esa época ella estaba casada con el convicciones que pueden o no insistir, en su gobernador de ese estado, consideró necesario interior, en lo didáctico; y, por otro lado, a la usar un seudónimo. La traducción al inglés de persona que decide que ese poema puede ser los libros de Lowenfels y Mairena estuvo a cargo «efectivo» en determinado tema político. Esa de mi madre.4 persona puede que sea sincera en sus creen- En 1965 publiqué Octubre, realizada en la cias, pero está haciendo mal uso de la poesía. imprenta de El Corno…, la cual considero en estos momentos mi primera colección de poemas El uso constante del pronombre masculino, lograda. Su historia resulta interesante. Entre incluso por una poeta tan femenina como Lever- nuestros muchos visitantes en esos años estaba tov, se había estandarizado en la época. el escultor japonés Shinkichi Tajiri, su esposa De 1962 a 1965, el último número del año holandesa Ferdi, quien trabajaba la joyería de consistía en un volumen bilingüe dedicado a manera fantasiosa y otras formas artísticas, y un poeta; en años sucesivos presentamos obras sus dos hijas, Giotta y Ryu. Shinkichi viajaba en inglés y español: Marsias & Adila del cata- además con dos asistentes, uno japonés y otro lán Agustí Bartra, Her Body Against Time del alemán. Era como si su extensa familia estuviera norteamericano Robert Kelly, Ajy Tojen de la decidida a curar las heridas dejadas por la Se- chilena Raquel Jodorowsky y The Man in Ye- gunda Guerra Mundial. Ellos permanecieron más llow Boots del canadiense George Bowering. Estos volúmenes también contenían cartas 4 Elinor Randall (1910-2006) hizo muchas traducciones entre los autores y los editores que revelaban para nosotros. Sus traducciones del poeta y patriota cu- los intercambios durante el proceso de trabajo bano José Martí han sido publicadas en varias ocasiones.

142 tiempo que los demás, y colaboramos en varios una poesía esterilizada o a una prosa que prometía proyectos. De la autoría de Shinkichi incluí en ser apacible. Estaba de moda la experimentación Octubre una serie de imágenes explícitamente formal pero no se alentaba la diversidad de los sexuales. El impresor con que contábamos en contenidos. Las publicaciones, ya fueran libros o aquel entonces se alarmó y tiró a la calle toda revistas, respaldaban aquello que no amenazaba la encuadernación, negándose a continuar con el statu quo. Salvo en espacios como El Corno…, la impresión. En muchas ocasiones nuestra los creadores se mostraban recelosos a debatir el sensibilidad vanguardista chocó contra lo más elaborado enfrentamiento entre poesía y política. convencional de la sociedad mexicana. Algunos libros importantes fueron conde- nados en el Servicio de Aduana de los Estados Cuando hablo de El Corno…, lo hago prime- Unidos y censurados como pornografía.5 Mien- ramente de Sergio y de mí. Esto se debe a que tras, la sociedad norteamericana se revolcaba en éramos la fuerza motriz y sostenedora del pro- la opulencia, la tecnocracia y la hipocresía de la yecto. Harvey Wolin estuvo con nosotros en el posguerra. Textos de y sobre relevantes mujeres primer número pero se retiró después de salir el eran impublicables. Era inaceptable escribir o segundo. Robert Cohen tuvo un peso más du- hablar de tópicos tales como el sexo, a no ser radero e influyente hacia el final, ayudándome que reflejaran la lujuria masculina. La vergüen- a publicar los últimos tres números. De vez en za, la violencia doméstica, el abuso a mujeres y cuando contábamos con asistentes editoriales, la infidelidad masculina atravesaban cada clase poetas y artistas, quienes voluntariamente ayu- social y aspecto de la cultura. Pero escribir sobre daban durante unos meses. Pero la iniciativa, la ellos era un tabú. El silencio era recompensado, gloria y las dificultades nos correspondían, en la verdad, inaceptable. Escritores negros, artistas honor a la justicia, a Sergio y a mí. homosexuales y aquellos con discapacidades Nuestros antecedentes culturales, tanto en el también fueron ignorados considerablemente. orden personal como en el de nuestros respecti- Jóvenes poetas norteamericanos –los del vos países, no podían ser más diferentes. Como renacimiento de , el movimien- ya he dicho, yo procedía de una nación inmersa to beat, Black Mountain, Deep Image, entre en la Guerra Fría. No se suponía que el arte otros– se rebelaron contra estas restricciones. reflejara los llamados asuntos políticos. El mito Nosotros revelamos la hipocresía y nos ne- de la imparcialidad, que en mucho tiempo había gamos a hablar el mismo idioma de aquellos mantenido a los periodistas ocupados, incumbía que nos confinaban a un Levittown mental. también a escritores y artistas. El propio sena- Algunas mujeres creadoras defendieron nuestro dor McCarthy había sido desacreditado, pero poder. Estábamos interesados en la memoria y su influencia perduraba. El establecimiento de la historia. Muchos experimentamos con sus- nuevos programas de maestrías en Bellas Artes tancias alucinógenas. En lo personal, yo había en varias universidades estaba produciendo escri- tores apolíticos basados en el modelo masculino. 5 Entre ellos Trópico de cáncer, de Henry Miller y Aulli- Los principales premios literarios eran otorgados a do, de Allen Ginsberg, ambos publicados en El Corno...

143 crecido en el desierto de Nuevo México, pero Como he mencionado, la tradición mexicana una vez trasladada a la ciudad de Nueva York de acoger a los poetas que huían de regímenes me contagié con poetas y artistas que buscaban represivos le añadió un rico tapiz de talento. lo novedoso. Era una joven extrovertida y de Sergio era un joven poeta que vivía y escribía espíritu libre, en la cúspide de un mundo que yo en medio de esta vorágine. Cuando nos conoci- esperaba con toda certeza poder cambiar. mos, él estaba comenzando a proyectar una voz En el México de Sergio, por el contrario, los personal. Me sentí poderosamente atraída por jóvenes poetas tenían acceso a un legado intacto su timbre. de expresión artística. Vivían en un país de una Al trasladarme a México me puse a salvo del larga historia de valoración y respeto por el arte. tedio poético que habría heredado de permanecer A principios de los sesenta estaban comenzando en los Estados Unidos, de haber estudiado litera- a mirar hacia su propio pasado cultural antes que tura en una universidad o tratado de insertarme a Europa, que había sido durante mucho tiempo en una institución cultural típica del contexto. Yo la fuente de inspiración para los escritores del estaba influenciada por losbeat , Black Mountain siglo xx en nuestros países. Los poetas indígenas y Deep Image, pero en realidad no pertenecía y las culturas ancestrales comenzaron a tener a esos movimientos. De haber continuado vi- una presencia en la creatividad contemporánea. viendo y aprendiendo en la ciudad de Nueva Esto también estaba ocurriendo en los Estados York, mi obra se hubiera desarrollado, aunque Unidos, aunque en menor medida. de forma diferente. Pero en México mis pers- En México, esta mezcla con lo indígena, la pectivas se ampliaron. Mi imaginación voló de frágil línea entre lo real y lo surreal, y la habilidad una forma cualitativamente distinta de aquellas innata para frenar todo descrédito, engendraron encendidas por tempranas experiencias íntimas. un estilo de escritura que en unos años, cuando Y El Corno… me puso en contacto con poetas la literatura latinoamericana vivió el denomi- de todo el globo. nado boom, se dio a conocer como realismo Traje mi brío neoyorquino, energía, y aporté mágico.6 Al mismo tiempo, mientras que los sentido de organización al conocimiento mucho movimientos de liberación cobraban impulso más amplio de Sergio sobre la América Latina. en Latinoamérica, algunos miembros de las Aquellas noches en casa de los Lamantia nos guerrillas estaban creando pujante poesía. Pienso aportaron a ambos un profundo sentido de lo espacialmente en el salvadoreño Roque Dalton, que nosotros y otros poetas necesitábamos: un el peruano Javier Heraud, los nicaragüenses Leo- vehículo a través del cual pudiéramos conocer nel Rugama y Daisy Zamora, el guatemalteco la obra de los demás. ¿Quién podrá decir por Otto-René Castillo, el argentino Paco Urondo y qué nos reunimos, aprovechamos el momento el uruguayo Carlos María Gutiérrez. y respondimos de manera tan explícita a nues- tra convicción de que sacar a la luz una revista 6 Aunque el término ha existido durante varias décadas, fue el explosivo boom literario de los sesenta y prin- bilingüe de poesía era urgente y posible? Quizá cipios de los setenta la causa de que esa categoría se tenga que ver con la química. Cada uno de no- hiciera familiar en otras partes del mundo. sotros estaba en un punto transitivo de la vida,

144 libre de un empleo de nueve a cinco. La energía según el hombre explicó, deben mantenerse se- del nuevo amor ciertamente ayudó, y luego la parados debido a que después del apareamiento familia que creamos. El momento histórico y la hembra devora al macho. Se trataba de Roy los lazos entre diversas comunidades fueron Brighman y su esposa Besmilr, y su visita había claves. El entusiasmo por descubrir la agudeza sido recomendada por su hija Heloise, a quien de las obras nos impulsó a ponerlas al alcan- yo conocía de Nuevo México. Por desempeñarse ce de muchos. Con una mirada retrospectiva, como linotipista, Roy podía viajar a todas par- pienso que nuestro éxito se debió también a que tes y obtener ganancias suficientes para seguir éramos jóvenes. Simplemente nunca pensamos adelante. Besmilr era una extraordinaria poeta; que lo que intentábamos hacer podía ser impo- cuando la escuchamos leer, inmediatamente le sible. Cuando apareció nuestro primer número, propusimos publicar su extenso «Yanqui Deer» se difundieron las noticias, poetas y artistas en el número 19 (julio de 1966). Nuestra casa comenzaron a contactarnos, y nuestro buzón estaba siempre repleta de poetas estadunidenses postal pronto comenzó a recibir cientos de cartas o canadienses que viajaban al sur, de poetas y contribuciones. Cuando pienso en cómo fun- latinoamericanos rumbo norte, o de europeos y cionaban las comunicaciones en ese entonces, de otras latitudes que eran atraídos por México se hace difícil recrear su paso de tortuga. Una como si se tratara de un imán. Ni pensar en las carta o un sobre de poemas normalmente toma- llamadas de larga distancia. El correo electrónico ban tres meses para llegar desde Buenos Aires estaba muy lejos de ser imaginado. o Nueva York a Ciudad México. En cuanto a los Las redes de contactos creativos que esta- costos debe considerarse que los paquetes más blecimos eran tan significativas como lo sería pesados viajaban por mar. En cuanto El Corno… Internet en décadas futuras. Quizá mucho más, adquirió fama, poetas y otras personas vinieron porque, imposibilitados de usar la comunicación a visitarnos, a veces sin previo aviso. Una pareja digital instantánea, podíamos mirarnos a los ojos, elegantemente vestida de Tucson, fundadores leernos nuestros poemas en voz alta, compartir del Museo del Desierto de Arizona-Sonora, nos comidas, alucinaciones, el placer de estar con inició en el placer de tomar tarántulas como nuestras crecientes familias, las lenguas que mascotas. El poeta chileno Roberto Matta nos revigorizábamos y las hacíamos nuestras… visitó, así como el poeta sudafricano Dennis ¿Fue El Corno Emplumado una revista clan- Brutus y la economista peruana Hilda Gadea, destina, dentro de la noble tradición que abarca primera esposa del Che Guevara. tantas publicaciones izquierdistas? No, puesto En una ocasión una vieja y desvencijada ca- que era enviada por correo postal, vendida en mioneta se detuvo en nuestra entrada. La observé librerías de todo el mundo, y las ideas políticas intrigada desde una ventana de un piso superior expuestas formaban solo parte de lo que dábamos mientras el chofer salía y depositaba cuidadosa- a conocer. Nuestra divisa era la poesía y el arte, mente dos jaulas de madera junto al auto antes y nuestro objetivo era llegar a la mayor cantidad de tocar el timbre. Las jaulas contenían un par de de lectores posibles. Eso sí, como Merton había coatíes, animales parecidos a los mapaches que, señalado, la revista tenía en alguna medida el

145 espíritu de la clandestinidad; en el sentido de que movilizaciones. La insurrección se esparció por era poco ortodoxa, incondicional, anti apologé- todo el país. tica. Elegimos publicar obras pertenecientes a México se alistaba para acoger los Juegos comunidades literarias en cada continente. Olímpicos de Verano de 1968, previstos para A pesar de no tener experiencia como di- comenzar el 12 de octubre. Debido a que nuestro señadores, también fuimos bastante audaces movimiento crecía y tomaba fuerza, comenzaron gráficamente. Pensábamos que la tipografía se las cancelaciones de reservaciones hoteleras. subordinaba al contenido, no lo contrario; en- Las autoridades temieron la pérdida de fondos tonces, más que partir los versos para conformar en costosas instalaciones deportivas y nuevos páginas estándar, imprimíamos los poemas en alojamientos construidos con vistas al evento largas líneas. En ocasiones incluíamos páginas internacional. Debían tomarse medidas al res- que se desplegaban a manera de acordeón. Tam- pecto. El 2 de octubre, diez días antes de dar bién a veces lo hacíamos de la misma forma con inicio al evento, fuerzas militares y paramilitares dibujos, como en el número 5 (enero de 1963), atacaron una pacífica manifestación en un sitio ilustrado con reproducciones de antiguos códices llamado Tlatelolco o Plaza de las Tres Culturas: mexicanos. El número 30 (abril de 1969) lle- un punto elevado con viviendas de obreros en vaba insertado un pliego sencillo con bocetos torno a una iglesia colonial y construido sobre anónimos sacados clandestinamente de una de ruinas precolombinas. Cinco horas después, las abarrotadas prisiones políticas mexicanas. con la sangre escurriéndose aún entre las rocas, Nuestras primeras cubiertas presentaban líneas el gobierno anunció un saldo de 26 muertos. El continuas en letras minúsculas, luego incorpora- número estimado estaba cerca del millar. mos bellos dibujos y fotografías, ignorando los En las notas editoriales de El Corno…, así derechos de autor y tomando lo que nos gustaba como en otros espacios, Sergio y yo, y después de cualquier fuente… Robert y yo, apoyamos a los estudiantes. Junto Finalmente la revista murió bajo la bota de un con una vasta mayoría de artistas e intelectua- régimen autoritario; destruida por la represión les mexicanos, Sergio y yo también habíamos que siguió al Movimiento Estudiantil Mexicano tomado parte en el movimiento. Trabajé con de 1968. Hacia finales de los sesenta los jóvenes estudiantes de la escuela de medicina de la del mundo se alzaron contra la desenfrenada in- Unam, traduciendo, participando en brigadas justicia, demandando mayor participación social. de información y abordando ómnibus públicos El movimiento mexicano de 1968 comenzó en para explicar nuestras demandas. En una ocasión julio con una marcha a favor de la Revolución un grupo de amigos y yo tratamos de penetrar Cubana. Las autoridades respondieron severa- en la Villa Olímpica, donde se hospedaban atle- mente, asesinando a un estudiante de secun- tas de todo el mundo. Creíamos ingenuamente daria. La lucha se incrementó. La autonomía que si les hablábamos acerca de lo que estaba universitaria era el problema capital, luego sur- ocurriendo en México algunos se negarían a gieron otros. Se unieron obreros y campesinos. competir. Durante la ceremonia de premiación, Divisiones agudizadas, más muertes, rápidas el medallista de oro olímpico Tommie Smith y

146 el medallista de bronce John Carlos levantaron posición progresista respecto a los derechos ci- sus puños con guantes negros en un saludo del viles en los Estados Unidos o en protesta contra movimiento Black Power. Quisimos creer que el la guerra en Vietnam; tampoco nuestro rechazo gesto era a favor de nuestra causa. En realidad a la hipocresía social generalizada. Pero cuando los dos atletas estadunidenses estaban protes- tomamos partido por los estudiantes esos subsi- tando por el apartheid sudafricano y el racismo dios cesaron de manera abrupta. Esto sucedió en dentro del propio movimiento olímpico. Smith el país con cada proyecto cultural independiente y Carlos se vieron obligados a renunciar a sus que adoptó la misma posición. Debido a que la medallas, pero finalmente tuvieron la posibilidad traducción era uno de los aspectos primordiales de recuperarlas. en El Corno…, financiamientos llegados desde México tiene una larga tradición de respal- fuera del país nos permitieron continuar hasta do a las artes. Después de que comenzamos a el verano de 1969, un poco más de tiempo que producir cada tres meses un excitante producto, a otros. Pero nuestra implicación con el movi- varias agencias gubernamentales ofrecieron su miento finalmente nos forzó a cerrar… c ayuda: la presidencia de México, Bellas Artes, el Ministerio de Educación y la universidad pública, entre otros. No les incumbía nuestra Traducido del inglés por Edelmis Anoceto.

Margaret Randall, Ernesto Cardenal, Marie y Norman Brisky en Varadero, durante el Premio Literario Casa de las Américas 1970

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