Lluvia Sin Truenos
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LLUVIA SIN TRUENOS LA IDEOLOGÍA del Movimiento por los Derechos Animales G. Francione Ni copyright ni copyleft ni hostias. Lee y difunde!!! Traducido por punkwarriors (sin permiso del autor) Hay leyes que parece que protegen a los animales, pero facilitan, promueven y aumentan su explotación; benefician a los explotadores y usuarios de animales. Dan la impresión de que mejoran las condiciones en las que se les produce, explota y mata, pero en realidad, o prácticamente no cambian su situación, o la empeoran. Hay usos de los animales que se consideran necesarios y se piensa que el sufrimiento que se les cause por esos motivos está justificado y es necesario, el interés de los animales no cuenta. El "bienestar" de los animales es imposible mientras no sean libres y se les considere mercancías, cosas o propiedades. Para el sistema jurídico siempre serán más importantes los intereses del dueño de la propiedad animal que los del animal. Las leyes que les consideran recursos de los humanos, no respetan su interés en vivir libres, en que no se les produzca y utilice, la causa primera de sus desgracias; muchas veces lo que consiguen es aumentar la demanda y la producción de animales. En este libro de 1996, dadas las circunstancias de aquel momento y cómo funcionaba el movimiento por los derechos animales, Francione analiza las ideas y estrategias que se habían utilizado hasta entonces para defender a los animales y da ejemplos para demostrar su hipótesis de que el bienestarismo, unas veces ha sido desastroso para ellos, otras no ha mejorado su situación. Explica la causa por la que cree que ahora la explotación de animales es mayor y va en aumento. Dice que, para abolir la explotación institucionalizada de animales, sobre todo habría que educar a las personas para que fueran cambiando su forma de pensar con respecto a los animales y así cada vez habría más que no los utilizarían como comida, vestido, compañía, entretenimiento etc. En el nivel jurídico se podría intentar conseguir leyes para prohibir utilizar animales en determinadas circunstancias, esto perjudicaría a las empresas que los explotan y se reduciría el número de animales utilizados, además de que también indirectamente pudieran educar a la sociedad sobre lo injusto de tratar a los animales instrumentalmente, como un medio para el fin de otros. En el libro hay un intento de establecer una serie de criterios que den una idea sobre qué clase de leyes habría que promover para avanzar gradualmente hacía la abolición de la explotación institucionalizada de animales y que efectivamente mejorasen su situación, haciendo que vayan perdiendo su estatus de propiedad y empiecen a considerarse más como personas que como cosas. Dice que esos criterios son imprecisos, que sólo son el principio, que habría que ir perfeccionándolos y que el principal trabajo de un defensor de los animales debería ser intentar cambiar la actitud de los humanos hacia los animales por medio de campañas educativas etc. Para él la violencia no está justificada. También habla de la incoherencia de algunos que trabajan por los animales y no son veganos. No está claro cuál será la estrategia o estrategias mejores para conseguir que los animales dejen de considerarse cosas o propiedades de las personas, pero pensamos que es imprescindible informar sobre su situación y dar razones para que la gente se vuelva vegana, aparte de otro tipo de acciones que se puedan hacer; ya sean legales, como prohibir ciertas prácticas o la utilización de determinados animales; o bien ilegales, como acciones contra empresas e individuos explotadores de animales o sacar animales de las cárceles en las que están. Con violencia o sin ella. Todo lo que se haga que sea consecuente con la idea antiespecista nos parece válido. Cada uno hará lo que quiera, sepa y pueda hacer. Quisimos traducirlo al ver que algunos querían defender a los animales mediante la ley (algunos no veganos), porque pensamos que quizá les interesaría leerlo y podía hacerles pensar y advertirles de que con esos trabajos y esa actitud especista podían perjudicar a los animales, que lo que en realidad conviene a los no humanos es que los humanos dejen de utilizarles y que quienes decidan seguir con esas estrategias legales dentro del sistema explotador, al menos intenten conseguir leyes que hagan algo por terminar con el especismo, si es que las hay, y tengan cuidado de no defender medidas que favorezcan a los explotadores de animales. Nosotros nunca intervendríamos en esos trabajos relacionados con leyes, pero muchos aceptan el sistema legal y los gobiernos y los animales necesitan que se consiga algo ya. Creemos que conocer las opiniones de Francione puede ser interesante para cualquier antiespecista, sea cual sea su manera de pensar. Consideramos que este libro es un trabajo que se ha hecho por los animales y no reconocemos que las ideas sean propiedad de nadie, en consecuencia, para traducirlo no hemos pedido permiso a nadie. Además nos hemos enterado de que en caso de pedirlo, no nos lo habrían dado. Lo hemos hecho en contra de "los propietarios". Aquí va nuestro apoyo a todos los veganos que, solos o aliados con otros, luchan contra el especismo con los medios que sea. punkwarriors, 2008 Índice Introducción: Derechos Animales y Bienestar de los Animales 5 UNO Derechos de los Animales: El Rechazo del Instrumentalismo 9 DOS Los Nuevos Bienestaristas 27 TRES Orígenes Filosóficos e Históricos del Nuevo Bienestarismo 38 CUATRO Resultados del Nuevo Bienestarismo: 60 El Movimiento de "Confusión Animal" CINCO Defectos Empíricos y Estructurales de la Teoría del Bienestar 83 Animal SEIS ¿Es "Utópica" la Teoría de los Derechos Animales? 109 SIETE La Teoría de los Derechos: Un Enfoque Gradual 139 Conclusión 160 Apéndice: Marchando hacia Atrás 164 Notas 167 Anexo: Glosario de Instituciones y Organizaciones 195 Introducción Derechos Animales y Bienestar de los Animales Durante los últimos cien años aproximadamente, hasta finales de los años setenta, el interés por los animales se limitaba a la preocupación por garantizar que se les tratara "humanitariamente" y no fueran sometidos a sufrimientos "innecesarios". Esta posición, conocida como la del bienestar animal, da por sentado que es legítimo tratar a los animales instrumentalmente como medios para fines humanos mientras se impongan ciertas "limitaciones". Por ejemplo, los bienestaristas argumentan que el uso de animales en experimentos biomédicos y su sacrificio para el consumo humano son aceptables siempre y cuando estas actividades se realicen de manera “humanitaria”. El final de los años setenta y ochenta se caracterizaron por la aparición del movimiento de los derechos animales, que “conservaba el interés tradicional por el bienestar de los animales a quienes, por ser seres sintientes, se les debe proteger de la crueldad innecesaria”, pero añadía “un nuevo lenguaje que habla de los ‘derechos’ como base para exigir” el final de su explotación institucionalizada.1 Para simplificar, quizá excesivamente, la cuestión: los bienestaristas reivindican la regulación de la explotación de animales; los partidarios de los derechos su abolición. La necesidad de distinguir entre derechos y bienestar está clara no sólo a causa de las incompatibilidades teóricas entre las dos posiciones, sino también porque los más fervientes defensores de la explotación institucionalizada aprueban el bienestar. Casi todos —incluidos quienes utilizan animales en experimentos dolorosos y quienes los matan para la alimentación— aceptan como proposiciones abstractas que hay que tratar a los animales "humanitariamente" y que no se les debe someter a sufrimientos "innecesarios". La teoría de los derechos animales rechaza explícitamente esta actitud, considerando que los animales, al igual que los humanos, tienen un valor inherente que se debe respetar. Refleja un cambio de actitud que pasa de la vaga obligación de actuar "humanitariamente" a una teoría de justicia que rechaza el estatus de propiedad de los animales y la consiguiente hegemonía de los humanos sobre los no humanos. El partidario de los derechos rechaza la utilización de animales en experimentos o para consumo humano, no simplemente porque estas actividades les hacen sufrir, sino porque este uso infringe las obligaciones fundamentales de justicia que debemos a los no humanos. Los derechos en general, según escribe Bernard Rollin, son "nociones morales que resultan del respeto por el individuo. Construyen vallas protectoras a su alrededor. Establecen áreas en donde se da protección al individuo contra el estado y contra la mayoría incluso a costa del bienestar general".2 Por ejemplo, si el interés que tengo en la libertad de expresión está protegido por un derecho, por regla general, lo estará incluso aunque el bienestar general se beneficiara al privarme de ese derecho. La teoría de los derechos animales mantiene que al menos algunos no humanos poseen derechos que son sustancialmente similares a los derechos humanos. Los derechos de los animales garantizan que sus intereses más importantes estén absolutamente protegidos y que no se puedan ignorar simplemente para beneficiar a los humanos, sin importar cuán humana sea la explotación o cuánto se les proteja del sufrimiento "innecesario". La teoría de los derechos animales rechaza la regulación de las atrocidades y pide su abolición inequívocamente y sin ambigüedades, impidiendo que se trate a los animales únicamente como medios para fines humanos, lo que significa que no se debe considerar a los animales como propiedad de las personas. Y debido a que rechaza el tratar a los animales como una propiedad, rechaza en su totalidad su explotación institucionalizada, la cual es posible sólo porque tienen estatus de propiedad. Lamentablemente, la esencia de la teoría de los derechos animales difiere tanto de la del bienestar, como difiere también su puesta en práctica en el fenómeno social conocido como “movimiento pro derechos animales”. A pesar de una manifiesta aceptación de la posición de los derechos, el movimiento moderno para la protección de los animales no ha trasladado la teoría a una estrategia para el cambio social de manera que teoría y práctica sean consecuentes.