Revista Huellas Nº 76 Y 77
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE Nos 76 y 77 CONTENIDO CONSEJO DE DIRECCIÓN 2 Entre ráfagas de viento de Claudine Bancelin: JESÚS FERRO BAYONA - Director Personajes, ensueños y aromas del Caribe. VILMA GUTIÉRREZ DE P IÑERES - Editora José Antonio Carbonell Blanco ALFREDO MARCOS MARÍA - Editor 8 Parodia y metaparodia en Memoria de mis putas tristes de García Márquez. Robert L. Sims CONSEJO DE REDACCIÓN 17 El imperio de los sentidos en La hojarasca y RAMÓN ILLÁN BACCA Respirando el verano. Adalberto Bolaño Sandoval RUBÉN MALDONADO ORTEGA PAMELA FLORES PRIETO 30 El baile de la Victoria de Antonio Skármeta: ADELA DE CASTRO Cuento relleno con guarnición de crónicas y PILAR YEPES baladas en su salsa. Ernesto Gómez Mendoza 33 Extranjeros ilegales en el siglo XVII: los cristianos COLABORACIÓN GRÁFICA nuevos de Cartagena. María Cristina Navarrete GUSTAVO J. GARCÍA MUNIR A. KHARFAN 39 Colombia en el Caribe. Roberto González Arana HUELLAS es miembro de la Asociación 46 Anatomía del erotismo y la muerte en Leandro de Revistas Culturales Colombianas, ARCCA. Díaz. Rubén Maldonado Ortega 49 De mythos a politeia: el origen religioso de la política. Yidy Páez Cassadiegos 57 La tragedia como metáfora filosófica en Federico Nietzsche. Mónica Gontóvnik 62 Historia, arte y color del Caribe en el Museo de Estética de la Universidad del Norte. Danny González Cueto y Martha Lizcano Angarita 72 Silencio y creación. Luis A. Mola Insignares 76 Tras el espía inglés de Ramón I. Bacca. John Better 79 Reseñas bibliográficas. Adolfo González H. Ilustración de la portada The electric kool aid acid test de FLAVIA ROSALES HUELLAS pone al alcance de la comunidad nuevas perspectivas y (2004, acrílico sobre lienzo 80 x 180 cm) potencialidades del Caribe colombiano. Se autoriza la reproducción total o parcial de su contenido citando la fuente. La Universidad no Nació en Barranquilla, 1962. Estudió diseño de se hace responsable por los conceptos emitidos por los colaboradores. interiores y ha participado en seminarios de Licencia del Ministerio de Gobierno nº 001464, ISSN 0120-2537. artes visuales y danza contemporánea. Ha rea- Apartado Aéreo 1569, Barranquilla, Colombia. lizado exposiciones individuales y colectivas, y E-Mail: [email protected] colaborado en trabajos de cine, video y televi- sión. Recibió la beca de creación Mincultura Impresión: Javegraf - Bogotá. 1999-2000. Meses de aparición: Abril (04) - Agosto (08) - Diciembre (12). Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla 1 pp. 1-80. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 Entre ráfagas de viento de Claudine Bancelin Personajes, ensueños y aromas del Caribe José Antonio Carbonell Blanco* Claudine ha venido sosteniendo, no sé si con algo Por encima de cualquier otra apreciación de su de humor negro, que el origen remoto de esta su estructura o de su estilo, lo que yo sentía era la primera novela se encuentra en la lectura apa- urgencia con que en apariencia había sido escri- sionada que hizo del Cuarteto de Alejandría, de to; me impactó la fuerza, la decisión con que las Lawrence Durrell, cuando hace muchos años sus cosas y situaciones se armaban o se desvane- amigos le sugerimos su lectura, que en ese en- cían. Esta sensación era tan marcada que en al- tonces nos conmovía. Dice, también, que se lo gún momento pensé que si no lo hubiera escrito planteamos con una premura tal que la invita- Claudine, alguien habría tenido que hacerlo. Ha- mos a dejar de comprar el mercado semanal y bía encontrado personas, eventos e imágenes que reemplazarlo por la adquisición rápida en la se aparecían con el carácter de verdad literaria y Buchholz de los cuatro tomos negros editados por naturalidad de aquello que uno intuye, pero no Sudamericana. Además, que así lo hizo. Si bien reconoce hasta que lo ve manifiesto. Era, tam- recuerdo con claridad la primera parte del acon- bién, como estar ante un organismo autónomo que tecimiento, hoy estoy convencido de que es pre- vivía por la gracia de su propia contundencia. ferible leer con la barriga llena, y de que el acer- camiento a la literatura y a cualquiera de las ar- Como editor acostumbrado a leer decenas de tes debe hacerse siempre desde el principio del manuscritos, encuentro que la mayoría de los li- placer y de la dicha. Que debe uno enfrascarse bros o de los proyectos de libro se escriben sin en la lectura por gusto, y hacerlo con honradez y necesidad. Comparto la idea de quienes piensan sin simulaciones con uno mismo. Dejarse llevar que una de las calamidades más grande de nues- por el instinto del gozo y no por el del esfuerzo y la tra cultura escrita en español es la proliferación atracción perversa hacia lo enredado. descontrolada de publicaciones. El poeta mexica- no Gabriel Zaid ha documentado suficientemente Sea como fuere, el caso es que ella, para nues- el carácter venal y rutinario que acompaña el ofi- tro deleite, sobrevivió a las hambrunas literarias cio editorial en muchos lugares de Iberoamérica. y, tal vez gracias a efectos benéficos desconoci- Libros destinados a no ser leídos, sino a ser con- dos del ayuno, pudo, tiempo después, entregar- vertidos en moneda de cambio para devolver favo- nos este hermoso texto de estirpe mediterránea, res académicos o políticos. O para inflar currículos pero edificado con personajes, ensueños y aro- y cumplir requisitos laborales, sociales y del flori- mas del Caribe múltiple. do ejercicio de la vanidad. Tengo que confesar que la primera impresión Por eso, cuando estas páginas estuvieron en que tuve al leer Entre ráfagas de viento fue la de mis manos no dudé un instante en que, más que que era un relato escrito por absoluta necesidad. merecer una oportunidad, era una obligación es- timular la aparición de lo que a mis ojos era un * Estudios de Filosofía y Letras, especialización en testimonio genuino y fuerte, madurado durante Literatura (Universidad Javeriana, Bogotá). Posgrado en Economía, Turismo y Cultura (Centro de Estudios Econó- años. Necesario. Sé que me encuentro en aprie- micos del Tercer Mundo, México DF) y en Edición (Uni- tos para definir esta cualidad intangible de lo es- versidad Pompeu Fabra, Barcelona). Actualmente dirige crito, pero lo único que puedo decir es que si no la Unidad Editorial y de Comunicaciones del Convenio se hubiera logrado la publicación me habría in- Andrés Bello. 2 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 2-7. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 vadido una pesada sensación de pérdida y despo- les, ordenamientos, extrañas solidaridades y pre- jo. No me extrañé, por consiguiente, de que las dominios. Un poco más allá se describe también personas que a nuestro alrededor leyeron el ma- el círculo de sujetos extranjeros que invaden sus nuscrito opinaran en el mismo sentido, de que territorios y los llenan de conflictos: los turistas, sus fotocopias empezara e circular entre los co- los políticos y gobernantes de turno, los jueces y nocidos con rapidez y curiosidad, y de que simul- abogados, los periodistas informados a medias, los táneamente fuera señalado como finalista en un traficantes y los guardias del orden. Lo que final- concurso nacional de novela. mente nos llega como lectores es una realidad palpitante y llena de humanidad que percibimos a través de la mirada desprevenida, aguda y sen- Uno podría decir que, entre muchas otras cosas, sible de sus personajes. Ellos están lo suficiente- este libro cuenta una historia de amor. Historia mente atentos de su derredor para permitirnos que transcurre además en una isla. La escritora hacer una buena observación de los elementos ha dispuesto que el relato se despliegue entre dos sutiles, no visibles y silenciosos que actúan en espacios: la isla y las sucesivas cárceles a las las entrañas del tejido social. Su forma de ver es que es conducido Santiago, el protagonista. En rea- desapasionada y nos deja advertir lo que surge lidad, otra isla, pues la cárcel es, de alguna for- delante de sus ojos y no lo que ideas previas y la ma, un lugar insular, un mundo pequeño rodea- falta de atención o la costumbre indica que sea do por un entorno inaccesible con lenguajes y có- visto. En su observación no hay juicios ni leccio- digos de comportamientos propios. Tal vez por esto nes morales, sino la realidad cruda con sus con- la narración se desenvuelve en un contrapunto trastes, mezclas, armonías y despropósitos. permanente, de capítulo en capítulo, que enfren- ta los dos universos de la pareja y los espacios peculiares y diversos que habitan cada uno. El Decía el pintor catalán Joan Miró que para él con- cercado y ominoso que contiene a Santiago y el quistar la libertad era conquistar la simplicidad. Entre abierto y aireado por donde deambula Micaela, la ráfagas de viento es también una narración sobre la otra protagonista. La isla de los náufragos, la del libertad. No con mayúsculas, pues no hay proclamas cliché y el folletín publicitario con su idilio fácil, ni elucubraciones a nombre de la sociedad, sino la es un lugar desierto, iluminado, aséptico. La isla libertad simple y física que requiere la condición hu- que describe la escritora, casi por ironía, es un mana para florecer. Encontrar un poco de libertad, lugar complejo, populoso, lleno de vidas variadas como lo hace Santiago en su confinamiento, con- y entrecruzadas, acontecimientos públicos y siste en aceptar las limitaciones de antemano y eventos naturales drásticos donde los amantes decantar sus deseos al mínimo. Con sabiduría, en- deben hacer esfuerzos complicados para hallarse tiende rápido que debe aligerar no sólo el equipaje por momentos. En la mayoría de las circunstan- sino también las aspiraciones, «congelar las ilusio- cias, el amor es un asunto privado que sólo man- nes», para usar sus propias palabras.