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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE Nos 76 y 77

CONTENIDO CONSEJO DE DIRECCIÓN 2 Entre ráfagas de viento de Claudine Bancelin: JESÚS FERRO BAYONA - Director Personajes, ensueños y aromas del Caribe. VILMA GUTIÉRREZ DE P IÑERES - Editora José Antonio Carbonell Blanco ALFREDO MARCOS MARÍA - Editor 8 Parodia y metaparodia en Memoria de mis putas tristes de García Márquez. Robert L. Sims CONSEJO DE REDACCIÓN 17 El imperio de los sentidos en La hojarasca y RAMÓN ILLÁN BACCA Respirando el verano. Adalberto Bolaño Sandoval RUBÉN MALDONADO ORTEGA PAMELA FLORES PRIETO 30 El baile de la Victoria de Antonio Skármeta: ADELA DE CASTRO Cuento relleno con guarnición de crónicas y PILAR YEPES baladas en su salsa. Ernesto Gómez Mendoza 33 Extranjeros ilegales en el siglo XVII: los cristianos COLABORACIÓN GRÁFICA nuevos de Cartagena. María Cristina Navarrete GUSTAVO J. GARCÍA MUNIR A. KHARFAN 39 en el Caribe. Roberto González Arana

HUELLAS es miembro de la Asociación 46 Anatomía del erotismo y la muerte en Leandro de Revistas Culturales Colombianas, ARCCA. Díaz. Rubén Maldonado Ortega 49 De mythos a politeia: el origen religioso de la política. Yidy Páez Cassadiegos 57 La tragedia como metáfora filosófica en Federico Nietzsche. Mónica Gontóvnik 62 Historia, arte y color del Caribe en el Museo de Estética de la Universidad del Norte. Danny González Cueto y Martha Lizcano Angarita 72 Silencio y creación. Luis A. Mola Insignares 76 Tras el espía inglés de Ramón I. Bacca. John Better

79 Reseñas bibliográficas. Adolfo González H. Ilustración de la portada The electric kool aid acid test de FLAVIA ROSALES HUELLAS pone al alcance de la comunidad nuevas perspectivas y (2004, acrílico sobre lienzo 80 x 180 cm) potencialidades del Caribe colombiano. Se autoriza la reproducción total o parcial de su contenido citando la fuente. La Universidad no Nació en Barranquilla, 1962. Estudió diseño de se hace responsable por los conceptos emitidos por los colaboradores. interiores y ha participado en seminarios de Licencia del Ministerio de Gobierno nº 001464, ISSN 0120-2537. artes visuales y danza contemporánea. Ha rea- Apartado Aéreo 1569, Barranquilla, Colombia. lizado exposiciones individuales y colectivas, y E-Mail: [email protected] colaborado en trabajos de cine, video y televi- sión. Recibió la beca de creación Mincultura Impresión: Javegraf - Bogotá. 1999-2000. Meses de aparición: Abril (04) - Agosto (08) - Diciembre (12).

Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla 1 pp. 1-80. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 Entre ráfagas de viento de Claudine Bancelin Personajes, ensueños y aromas del Caribe

José Antonio Carbonell Blanco*

Claudine ha venido sosteniendo, no sé si con algo Por encima de cualquier otra apreciación de su de humor negro, que el origen remoto de esta su estructura o de su estilo, lo que yo sentía era la primera novela se encuentra en la lectura apa- urgencia con que en apariencia había sido escri- sionada que hizo del Cuarteto de Alejandría, de to; me impactó la fuerza, la decisión con que las Lawrence Durrell, cuando hace muchos años sus cosas y situaciones se armaban o se desvane- amigos le sugerimos su lectura, que en ese en- cían. Esta sensación era tan marcada que en al- tonces nos conmovía. Dice, también, que se lo gún momento pensé que si no lo hubiera escrito planteamos con una premura tal que la invita- Claudine, alguien habría tenido que hacerlo. Ha- mos a dejar de comprar el mercado semanal y bía encontrado personas, eventos e imágenes que reemplazarlo por la adquisición rápida en la se aparecían con el carácter de verdad literaria y Buchholz de los cuatro tomos negros editados por naturalidad de aquello que uno intuye, pero no Sudamericana. Además, que así lo hizo. Si bien reconoce hasta que lo ve manifiesto. Era, tam- recuerdo con claridad la primera parte del acon- bién, como estar ante un organismo autónomo que tecimiento, hoy estoy convencido de que es pre- vivía por la gracia de su propia contundencia. ferible leer con la barriga llena, y de que el acer- camiento a la literatura y a cualquiera de las ar- Como editor acostumbrado a leer decenas de tes debe hacerse siempre desde el principio del manuscritos, encuentro que la mayoría de los li- placer y de la dicha. Que debe uno enfrascarse bros o de los proyectos de libro se escriben sin en la lectura por gusto, y hacerlo con honradez y necesidad. Comparto la idea de quienes piensan sin simulaciones con uno mismo. Dejarse llevar que una de las calamidades más grande de nues- por el instinto del gozo y no por el del esfuerzo y la tra cultura escrita en español es la proliferación atracción perversa hacia lo enredado. descontrolada de publicaciones. El poeta mexica- no Gabriel Zaid ha documentado suficientemente Sea como fuere, el caso es que ella, para nues- el carácter venal y rutinario que acompaña el ofi- tro deleite, sobrevivió a las hambrunas literarias cio editorial en muchos lugares de Iberoamérica. y, tal vez gracias a efectos benéficos desconoci- Libros destinados a no ser leídos, sino a ser con- dos del ayuno, pudo, tiempo después, entregar- vertidos en moneda de cambio para devolver favo- nos este hermoso texto de estirpe mediterránea, res académicos o políticos. O para inflar currículos pero edificado con personajes, ensueños y aro- y cumplir requisitos laborales, sociales y del flori- mas del Caribe múltiple. do ejercicio de la vanidad.

Tengo que confesar que la primera impresión Por eso, cuando estas páginas estuvieron en que tuve al leer Entre ráfagas de viento fue la de mis manos no dudé un instante en que, más que que era un relato escrito por absoluta necesidad. merecer una oportunidad, era una obligación es- timular la aparición de lo que a mis ojos era un * Estudios de Filosofía y Letras, especialización en testimonio genuino y fuerte, madurado durante Literatura (Universidad Javeriana, Bogotá). Posgrado en Economía, Turismo y Cultura (Centro de Estudios Econó- años. Necesario. Sé que me encuentro en aprie- micos del Tercer Mundo, México DF) y en Edición (Uni- tos para definir esta cualidad intangible de lo es- versidad Pompeu Fabra, Barcelona). Actualmente dirige crito, pero lo único que puedo decir es que si no la Unidad Editorial y de Comunicaciones del Convenio se hubiera logrado la publicación me habría in- Andrés Bello.

2 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 2-7. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 vadido una pesada sensación de pérdida y despo- les, ordenamientos, extrañas solidaridades y pre- jo. No me extrañé, por consiguiente, de que las dominios. Un poco más allá se describe también personas que a nuestro alrededor leyeron el ma- el círculo de sujetos extranjeros que invaden sus nuscrito opinaran en el mismo sentido, de que territorios y los llenan de conflictos: los turistas, sus fotocopias empezara e circular entre los co- los políticos y gobernantes de turno, los jueces y nocidos con rapidez y curiosidad, y de que simul- abogados, los periodistas informados a medias, los táneamente fuera señalado como finalista en un traficantes y los guardias del orden. Lo que final- concurso nacional de novela. mente nos llega como lectores es una realidad  palpitante y llena de humanidad que percibimos a través de la mirada desprevenida, aguda y sen- Uno podría decir que, entre muchas otras cosas, sible de sus personajes. Ellos están lo suficiente- este libro cuenta una historia de amor. Historia mente atentos de su derredor para permitirnos que transcurre además en una isla. La escritora hacer una buena observación de los elementos ha dispuesto que el relato se despliegue entre dos sutiles, no visibles y silenciosos que actúan en espacios: la isla y las sucesivas cárceles a las las entrañas del tejido social. Su forma de ver es que es conducido Santiago, el protagonista. En rea- desapasionada y nos deja advertir lo que surge lidad, otra isla, pues la cárcel es, de alguna for- delante de sus ojos y no lo que ideas previas y la ma, un lugar insular, un mundo pequeño rodea- falta de atención o la costumbre indica que sea do por un entorno inaccesible con lenguajes y có- visto. En su observación no hay juicios ni leccio- digos de comportamientos propios. Tal vez por esto nes morales, sino la realidad cruda con sus con- la narración se desenvuelve en un contrapunto trastes, mezclas, armonías y despropósitos. permanente, de capítulo en capítulo, que enfren-  ta los dos universos de la pareja y los espacios peculiares y diversos que habitan cada uno. El Decía el pintor catalán Joan Miró que para él con- cercado y ominoso que contiene a Santiago y el quistar la libertad era conquistar la simplicidad. Entre abierto y aireado por donde deambula Micaela, la ráfagas de viento es también una narración sobre la otra protagonista. La isla de los náufragos, la del libertad. No con mayúsculas, pues no hay proclamas cliché y el folletín publicitario con su idilio fácil, ni elucubraciones a nombre de la sociedad, sino la es un lugar desierto, iluminado, aséptico. La isla libertad simple y física que requiere la condición hu- que describe la escritora, casi por ironía, es un mana para florecer. Encontrar un poco de libertad, lugar complejo, populoso, lleno de vidas variadas como lo hace Santiago en su confinamiento, con- y entrecruzadas, acontecimientos públicos y siste en aceptar las limitaciones de antemano y eventos naturales drásticos donde los amantes decantar sus deseos al mínimo. Con sabiduría, en- deben hacer esfuerzos complicados para hallarse tiende rápido que debe aligerar no sólo el equipaje por momentos. En la mayoría de las circunstan- sino también las aspiraciones, «congelar las ilusio- cias, el amor es un asunto privado que sólo man- nes», para usar sus propias palabras. Micaela en- tiene interés para quienes lo viven con intensi- carna algo parecido cuando de igual forma busca dad y que se expresa en un idioma secreto que es impenetrable a los de- más. Pero en esta historia el amor de sus personajes es un pretexto há- bil para describir las cosas que ocu- rren en el mundo. En efecto, su asun- to principal es la aparición rica en detalles y cargada de emoción que se hace de las atmósferas que los en- vuelven: el de los nativos descendien- tes de esclavos de la isla del Caribe con una cultura prodigiosa y elemen- tal, y el de las cárceles con sus ritua-

Claudine Bancelín, en la biblioteca de su casa en Puerto Colombia.

3 en un modo de vida nificado en las cosas simple, que es tam- pequeñas, en lo pro- bién el de la comu- saico, en lo silvestre. nidad que la rodea, El lenguaje simplifi- el sosiego espiritual cado de Ráfagas re- que compensa la tur- presenta la naturale- bulencia del mundo za de lo que sus per- exterior, continen- sonajes viven y son. tal, que los amenaza Han sido construidos y al que ella se aso- con palabras que se ma desde su oficio de despojan de lo deco- periodista que man- rativo y superfluo tiene los ojos abier- para refugiarse, co- tos. Pero en esta re- mo Micaela, en el ducción que casi se calor de esa comuni- acota en recordar, dad ancestral que hilvanar los pocos disfruta delicias ele- contactos con sus José Antonio Carbonell, Crístina López, directora de Editorial mentales e inter- íntimos y en afinar Maremágnum que publicó la novela, y Claudine Bancelín en el cambia conversacio- un sentido de la ob- lanzamiento en Barranquilla, 9-IX-2004. nes simples siempre servación sin pre- renovadas. Y como juicios, quizás se Santiago en el asce- halle el secreto de su vitalidad. Y con seguridad tismo de sus hábitos carcelarios o en la cordiali- en esa contemplación ecuánime, recorrida con dad de sus amistades efímeras. leve sarcasmo y tamizada de suave desengaño por las actitudes humanas, se origina el tono y Es lo que expresa el escritor español Antonio los motivos básicos de la narración. Muñoz Molina: «La sencillez de un resultado es- conde muchas veces una maestría técnica tan Un poco en el abandono obligado que sus per- alta que ha borrado sus propias huellas y se ha sonajes principales deben hacer del vitalismo y vuelto invisible». sensualidad, casi hedonismo, que los caracteri-  zaba previamente a su infortunio, hallan por pa- radoja las recetas de su supervivencia. Esta aus- En la primera página la narración se inicia con teridad impuesta anima el fuego interno y depu- esta frase: «Tres días después, al encontrarse tras ra la sensibilidad que los conduce a aspirar con las rejas, Santiago supo que sólo era libre al dor- certidumbre a restituir las formas de vida pasa- mir». Con esta declaración sobre las posibilidades das. «Sus corazones permanecían livianos en la sanadoras del sueño y la imaginación se anuncia adversidad, pues sabían que años más tarde po- otra intención y una cualidad que impregna toda drían saborear sin prisa el destino concedido…», la historia. Además del mundo visible y palpable declara el narrador. que los envuelve, ellos han recurrido a las fuen- tes primarias de sus visiones interiores. Santia- La escritura de todo el texto acompaña esta go mientras duerme puede escapar y Micaela es intención libertaria de los protagonistas: la bús- libre al recordar, al hilvanar en la memoria su queda de la sencillez que pregonaba Miró. Encuen- pasada vida en común. Parece que los recuerdos tro aquí una clave importante para su lectura. les permiten encuentros verdaderos al estar cons- Sin alardes ni tecnicismo ni artificios verbales, truidos de la misma materia vivida. Es el hilo fino la prosa de esta novela se despliega con naturali- que los une en el destierro, pero es real y lo com- dad, usando el vocabulario que empleamos todos parten. Si bien el recuerdo es lo que permite no los días para hablar, con una economía de recur- desvanecernos cada día, el recuento es la posibili- sos estricta, de frases calibradas y suficientes. De dad de volverlo social, compartirlo. La memoria, sus imágenes medidas, pero iluminadas, emana establecida en la larga espera de Micaela, es la una poesía contenida que, sin embargo, se hace que consiente que el relato nazca y sea tangible evidente y le imprime un lirismo continuo al re- como las playas de la isla y el «infierno amuralla- lato. Es lo que permite encontrar hermosura y sig- do» en que reposa Santiago. La verdad que puede

4 fundar lo literario es tan firme como la densidad de los cuerpos y se confunde con ellos. En La tem- pestad, Shakespeare afirma que «estamos tejidos Entre ráfagas de viento de idéntica tela que los sueños y nuestra corta Apartes del cap. II. vida se cierra con un sueño». Micaela esperaba las noches con anhelo para  poder dejar a un lado la gente, el trabajo en el Pero, más allá de tratar de descifrar los secretos periódico, las premuras de cada día y acostarse en la hamaca a recordar aquellas noches inter- y la carpintería de que está hecha esta novela, minables, llenas de murmullos y repletas de debo decir que su fascinación proviene de que es amor. Recorría los pasos perdidos, con desespe- una historia en esencia bien contada. Que atra- ración, con nostalgia, pero siempre con la espe- pa, que entretiene, en el mejor sentido de la pa- ranza de volver pronto a andar lo desandado. labra, es decir, el que le permite a uno inmis- Aprovechaba los espacios de la casa para danzar cuirse con inocencia en sus recovecos y dejarse como solía hacerlo para él, y para dejarse llevar transportar. Hay una tensión continua que, cu- por el éxtasis que le producían los acordes de riosamente, no está organizada sólo desde el ar- Tchaikosvky. Al espíritu lo consentía más que al gumento, sino desde una posición entusiasta y cuerpo con libros olvidados en los anaqueles, con amistades que empezó a redescubrir, pero feliz que mantienen sus personajes y que los hace especialmente consigo misma a través de largos festejar las apariciones cotidianas, los encuen- internos. tros humanos de todos los días y los signos perió-  dicos de la naturaleza como un hallazgo sin pa- rangón, pese a lo adverso de las condiciones, a La isla seguía con su ritmo de sorpresas y pro- sus respectivos enclaustramientos. Encuentran blemas: las rumbas insospechadas, los carros asombro en cada acontecimiento por insignifi- varados, la falta de agua, los racionamientos eléc- cante que sea, que es dispuesto como una epifa- tricos, las visitas, los amoríos clandestinos, y las rencillas entre amistades estables que no nía, como una revelación. Estas constantes lla- soportaban más verse tantas veces al día en los maradas de sentido nos mantienen en vilo y fi- lugares públicos obligados: el mercado, la playa, jan nuestra atención, pues son descubrimientos la notaría única o la cafetería del pueblo. Alicio, afortunados. Para decirlo en palabras de la na- poeta del mar y amigo incondicional, ya estaba rradora, «la magia de la isla resurgió, como siem- también afectado por el virus repentino que los pre que la necesitaba y a ella se aferró […] En atacaba de vez en cuando. «Frida es una bruja», todos los rincones había un prodigio». le dijo malhumorado a Micaela una tarde. Ella se rió al escuchar el oprobio que dejaba de lado la amistad de tantos años. Frida también se enojó Decía el escritor mexicano Carlos Monsiváis porque sentía las miradas de desprecio. que «si uno no es otro u otros por un momento de  hechizamiento de la lectura, no es nadie». La lec- tura de Entre ráfagas de viento me ha permitido Había tenido mucho trabajo para el periódico en ser muchas cosas y lo he celebrado. Pude sentir- esos días: como siempre, un barco encallado me habitante de la dimensión humana de los pre- entre los arrecifes coralinos; un loco que ataca- sidios, de la belleza terrible de los huracanes del ba turistas y había obtenido su demencia por el Caribe, de los ritos cotidianos de una comunidad abuso de drogas, campañas de vacunación con- tra la polio; el típico incendio de casas por ven- negra de habla áspera y maneras elegantes, de ganzas; unos pescadores desaparecidos; y de- amaneceres que circulan por el libro como sus nuncias sobre inversiones estatales inservibles. propias páginas, del tedio y la espera en celdas Las mismas noticias repetidas año tras año con sin luz natural o en habitaciones de madera que protagonistas diferentes que reinventaban la miran al mar que todo lo invade, de individuos historia mil veces contada y que siempre sona- que circulan traficando o hablando sin sentido o ría asombrosa; sin embargo, la noticia de ese simplemente sobreviviendo o despojando o ali- día la dejó más perpleja que nunca. viando a sus semejantes o esclareciendo certe- El día anterior un periodista de la radio acu- zas y lanzando miradas profundas a la nada. He só a un político por un robo oficial. Lo demostró inclusive con pruebas. asistido a la lectura de esta novela como lo dicta- —¡San Andrés, atención! mina su epígrafe: desde la derrota de la razón y —Orden de captura se dictará contra Winston más como una vivencia con sentimientos de pla- Barker, político derechista del movimiento De- cer, de experiencia colmada y descubrimiento. 

5  mocracia. En su pasado se registran también dos en- pocas hembras blancas ya estaban acaparadas. Pero tradas a la cárcel hace más de veinticinco años por... Micaela no se percataba del asunto. Sólo escribía las Fue suficiente. Esa misma noche se urdió el plan. noticias y las crónicas. La luz del día sorprendió al pueblo con otras llamas. Santiago observaba desde lejos, sin acercársele. Las de la casa de madera del periodista, que ardió en  cuestión de minutos. La gente no se reponía del acontecimiento cuando Micaela se preocupaba más por recorrer la suntuosa sucedió algo aún más espectacular. Un brujo haitiano casa de madera edificada sobre el mar, antes propie- fue sorprendido en las habitaciones privadas del go- dad de un patriarca isleño, que ahora compartía con bernador con unos muñecos de trapo. No pudo expli- Frida, para admirar el comedor de pesada caoba o las car su presencia allí. «Un poder extraordinario me llevó extrañas botellas con bases redondas que llegaban a ese lugar pero no pensaba atentar contra nadie», entre las olas o algún objeto olvidado en la bodega declaró a la policía y luego lloró desconsolado. del primer piso, donde un siglo atrás atracaban las Micaela recapitulaba cómo había llegado a esta embarcaciones, para bajar allí las mercancías proce- nueva situación en su vida. Un tiempo después de dentes de todas partes del mundo. La casa de Frida y conocer a Santiago, cuando ya la relación tenía algu- Micaela se iluminaba en el amanecer cuando las nu- na forma y él había puesto de lado los temores en bes se coloreaban de rosado y el universo en silencio aras de su propio corazón, se atrevió a confesarle su parecía en paz e, inclusive, las olas mismas, abru- secreto. Ella se quedó estupefacta pues se pregunta- madas por el candor de un inicio, sólo se atrevían a ba si le correspondería denunciarlo. Pero no fue ca- golpear con suavidad los recios pilotes de la casa des- paz. Sus ojos claros ya le habían penetrado el alma, de donde Micaela miraba navegar a Santiago amarra- ahora su risa le llenaba sus silencios, su ingenio do a inmensas velas de colores. «Es otro solitario», se desvaraba el carro afectado por el salitre generoso y decía Micaela mientras acababa de arreglarse para ir su afición por los sabores exquisitos la habían vulne- a trabajar. Llegada la tarde, cuando empezaba a des- rado sin remedio. Era tan soñador como ella y eran vestirse, también miraba hacia el mar. Pero en esas amantes del mar. Él nada sabía de letras, ella un poco ocasiones se quedaba en compañía de Frida, turnán- de aventuras vividas a través de viajes a los confines dose la mecedora de un solo brazo, cuyo uso casi ex- del mundo, como este a donde ahora residían, como la clusivo lo ostentaba su amiga por llevar viviendo más selva amazónica que recorrió entre tribus aborígenes, de diez años en la casa. «Esta era la mecedora prefe- el Oriente medio con velos y shadores, o las canchas rida de Mr. Steele», le contó Frida esa tarde. «He deja- arrabaleras del Boca Juniors en Argentina. do la silla en el mismo lugar pues se siente algo es- Él desafiaba la velocidad del viento en el mar y pecial al observar la isla desde aquí». Sentadas en la navegaba en sus veleros los días interminables. Para mecedora, ubicada al pie de la ventana lateral, inad- ella la poesía y él ya eran una misma cosa, y por eso vertidas por el reflejo de la tarde que daba contra la poco le importaba que nada supiera de letras. Allí casa, vieron el transcurrir de los habitantes de la isla. estuvieron en la isla, esperando, hasta que interfi-  rieron sus mutuos caminos, intentando no amarse, pues sus historias eran incompatibles. Pero ya era Tampoco se alteró esa noche cuando empezó la súbi- tarde para retroceder. En una ocasión se habían ale- ta tormenta. Tres días más se sucedieron bajo el jado haciendo caso a la cordura y desde lejos se con- torrencial aguacero. Al cabo del cuarto día sacaron de templaban con tristeza. Micaela había empezado a la cama al marido de Frida, un isleño de cabello largo superar su nostalgia al lado de Frida, aquella amiga enrollado en dreams y un alacrán tatuado en el pe- entrañable con la cual vivía, y esa noche habían in- cho, que no había dejado de dormir durante todo ese cluido en el mercado una botella de ron. Cuando se tiempo. «Levántate que se acabó la comida. Tienes acercaban a casa se encontraron con Santiago, que que ir a la tienda». Frida y Micaela sabían que ade- regresaba del mar. Micaela le regaló la botella de li- más de los víveres llevaría noticias del vecindario cor. «Tómensela conmigo y me cuentan que pasó en concentradas justamente allí, en la edificación casi el pueblo hoy», agradeció Santiago. El gesto amable desdibujada donde se ubicaba el negocio, donde se de Micaela fue interpretado por Santiago como un conocían los sucesos de la isla y se conseguía casi nuevo acercamiento, y, para no defraudarlo por se- de todo. El mini mercado vendía, inclusive, colas de gunda vez, Micaela cerró los ojos y obedeció a su co- cerdo importadas del Canadá, empacadas en tanques razón. Pensó que muchas relaciones abortaban aún plásticos, usados con tanta frecuencia que se convir- antes de iniciarse, cuando se descubrían defectos, tieron desde un día cualquiera en una medida local. incompatibilidades, vibraciones distintas y hasta olo- Un baldado de picktails era un volumen exacto, jamás res que no incitaban a la pasión. La de ellos se em- refutado, para efectuar mezclas o compras. Hacerse pezó a gestar un mes después de llegar Micaela a la a uno de esos tanques era algo fácil cuando se con- isla. A la sombra de Frida pasaba los largos fines de sumía picktail en abundancia. La tienda del barrio lo semana, también dolorosos acá. No sabían aún que obsequiaba como premio a la persistencia y por ello ella era el blanco de las miradas de los hombres blan- Micaela nunca pudo conseguir uno. No era capaz de cos, quienes veían en su llegada la oportunidad que comerlos. Le repugnaba el aspecto de ese pedazo de tal vez estaban esperando en ese territorio donde las carne ensortijada. También se encontraban el helado

6 se iban, los nativos preguntaban: «¿A dónde será que van los pañas* que siempre tienen afán?» Entonces todos subían los hombros en señal de ignorarlo y se reanudaba la charla interminable. Pero esa tarde la noticia fue alucinante. Muchos ya se hallaban esperando cuando entró otra vecina a la tienda. —So what? —saludó Miss Katherine. —Me de tell yu something —repuso la cliente. —Da what di hell dis? —replicó Miss Katherine. —Vahn sailing boat gone inna Mr. Huffington house. Now ih stuck inna di house. People like rice out deh. Las compras se suspendieron y todos corrieron las cuatro cuadras que los separaban del infortunio y vie- ron la inmensa embarcación que se había llevado por delante una pared de madera de una casa construida Eva María Celín, En casa de Marsha sobre el mar, contigua a la casa de Frida. «Me fuck», era (acrílico sobre acrílico, 100x70 cm). la exclamación general, mientras el mar embravecido empujaba el velero aún más adentro de la casa. El ma- de Costa Rica, el pollo gringo oloroso a almizcle, pero rido de Frida regresó con la comida y la noticia, pero sumamente apetecido por su bajo costo, el pan de ellas ya observaban perplejas desde la ventana. La llu- coco del barrio, la lechuga corriente de siempre, el via había cesado pero no así la brisa, los buses habían maracuyá o el tomate de árbol y cientos de productos iniciado otra vez los recorridos suspendidos desde días comunes en otras partes, pero exóticos en la isla. atrás y el comentario se paseaba entre las bancas, hasta «Qué delicia un juguito de maracuyá», le dijo Frida a que la novedad se conoció en toda la isla. Micaela, a pesar de que se lo tomaban todos los días. —Ioh sii di boat inna Mr. Huffington house? Pero hacía dos días que no se lo bebían y ya les esta- Hablaban en creole, esa lengua para entenderse ba haciendo falta. entre amigos, que se había conformado durante si-  glos con la mezcla de entonación y sonidos africanos unidos con un inglés isabelino y algunas palabras Las dos mujeres intuían que la tienda estaba repleta del África que les enseñaron sus abuelos para desig- de gente, pues el aguacero había amainado un poco. nar algunos objetos y animales que los ingleses no Tal vez no había mucho que vender porque la semana vieron nunca en sus tierras y que en el trópico no anterior al aguacero, dos barcos se habían retrasado. supieron como llamar. El español lo aprendieron más Eso solía suceder. Entonces escaseaba algún alimento tarde y lo usaban para comunicarse con los compa- de primera necesidad como la sal y los huevos pero la triotas continentales y para tratar asuntos oficiales gente se la ingeniaba para suplirlos. «Si no hay sal, que debían quedar escritos. El inglés era sólo para échale limón», le aconsejaba su vecina, una matrona situaciones formales. conocedora de secretos viejos. Tal vez por eso los Aunque el hombre del bote era un paña, esa tarde imprevistos tenían la dimensión de lo cotidiano y no no hubo tiempo de sofisticaciones. desbarajustaban ningún plan. —Me fuck, get of di fucking boat —le gritaba la Miss Katherine, la dueña de la tienda, una hermo- multitud que se había agolpado en la calle. sa mujer talla extralarge y dientes blanquísimos con- —¡No me foquien! —alcanzó a decir airado el capi- versaba con cada cliente a medida que les despachaba tán antes de la arremetida final de las olas. los frascos o las libras de su compra, mientras el re- Entonces la algarabía fue inmensa con esas voces cinto se congestionaba de gente que no se inmutaba fuertes que parecían regaños, porque allí nadie era con la demora. Para ellos el tiempo tenía la medida pusilánime al hablar. No podían. Los genes milenarios del aire, retenido en el esplendor de otras épocas y surgían de sus gargantas y estallaban en el trópico, removido sólo por las carcajadas de los clientes cuan- tan ardiente como ellos. do escuchaban los rumores sobre los acontecimien- El hombre no lo dudó un instante más. Abandonó tos del pueblo contados en voz alta por alguno de los su velero de un brinco y cayó en el sofá de la casa, presentes. También se comentaban las noticias na- luego salió corriendo a la calle, en el mismo instante cionales que salían de un viejo radio colocado entre en que el bote se desintegraba en miles de maderos los paquetes de los pañales desechables, para no per- blancos que flotaron en el mar. «Me fuck», volvieron a der detalle alguno sobre los sucesos del país. Poco a gritar todos, incluido el capitán. poco se iba atendiendo a la gente por orden de llegada The caos captain le llamaron desde entonces. o de acuerdo al afán de cada cual, que Miss Katherine descubría con un solo golpe de vista aprendido al cabo de muchos años de despachar tras el mostrador. Los * Paña: Pañaman. Hombre de España. Calificativo con el cual nombran de la prisa eran siempre los foráneos; por ello, cuando los isleños a todos los foráneos.

7 Parodia y metaparodia en Memoria de mis putas tristes de García Márquez

Robert L. Sims*

Las ilustraciones de este artículo son de Ilana Savdie.

Michel Foucault dice del libro: «Las fronteras de nos presenta una fachada novelística que parece un libro nunca quedan netamente definidas: más basarse en la vida de García Márquez y el allá del título, las primeras líneas, y el fin, más macroelemento leyendario del espacio del burdel. allá de su configuración interna y su forma autó- En realidad, detrás de la fachada seductora cuyo noma, se entrelaza con un sistema de referen- título lleva la palabra putas sigue funcionando el cias a otros libros, otros textos, otras frases: es doble proceso de la parodia y metaparodia: «Nos un nodo dentro de una red» (A Poetics of Post- reservamos el término ‘parodia’ para los textos o modernism, 127. Todas las traducciones son enunciaciones a dos voces que indican clara- mías).1 Esta cita define la última novela de García mente cual de sus voces contradictorias va a ser Márquez, Memorias de mis putas tristes (2004), la considerada autorizada. El público de una paro- cual establece una serie de relaciones intertex- dia —es decir, los lectores que identifican un tuales con sus obras anteriores (en particular, texto como una parodia— saben a ciencia cierta Cien años de soledad (CAS) [1967], Los funerales de cual es la voz con que deben de estar de acuer- la Mamá Grande [1962], Crónica de una muerte anun- do» (Rehtinking Bakhtin, 81).2 En la metaparodia, ciada [1981]), su autobiografía, Vivir para contarla «cada voz parodia la otra; se le invita al lector a [2003], un artículo/cuento de García Márquez, «El que considere cada una de las interpretaciones avión de la bella durmiente» [1982], y con la obra contradictorias que potencialmente nunca se del nobel japonés, Yasunari Kawataba, La casa acaban. En este sentido, tales textos quedan fun- de las bellas durmientes [1962]). Aquí se usa la damentalmente abiertos, y si los lectores debie- definición de la intertextualidad de Julia ran de preferir una de las interpretaciones como Kristeva según la cual «todo texto la definitiva, es posible que se den se construye como un mosaico de cuenta de que esta interpretación citas, todo texto es absorción y ya ha sido anticipada y también es transformación de otro texto» el blanco de la parodia. Nos vamos (http://www.cmmoreno.net/defi a referir a los textos que están des- niciones.htm). tinados a aprovechar este diálogo entre la parodia y la contraparodia Memoria no solamente rebasa las como metaparodias. A menudo las fronteras textuales y dialogiza con metaparodias comienzan por paro- las obras anteriores de García diar el texto original, y luego paro- Márquez, sino que hibridiza los gé- dian la parodia del original» (81).3 neros, asimilando todo a su moli- Vamos a examinar Memoria como no a (meta)parodia. Así que la obra la expresión (meta)paródica del in- contenible mamgallismo garcia- * Miembro de los colombianistas de marquiano. América del Norte y becario Fulbright en Colombia en 1987, 1988 y 1992. Enseña Memoria también representa un español y literatura en la Escuela de Estudios Mundiales en Virginia Com- refrito periodístico que es «un traba- monwealth University. jo científico o literario no entera-

8 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 8-16. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 mente original, sino compuesto, formado o dis- puesto de forma distinta pero sobre la base de otro ya publicado, al que se suman elementos nuevos y otros de publicaciones anteriores. En las publi- caciones periódicas, trabajo ya publicado que su propio autor vuelve a redactar, variando la forma, pero conservando lo esencial» (Diccionario de la in- formación, comunicación y periodismo, 454). El re- frito representa su formato periodístico/literario predilecto y goza de una larga historia en su obra.4 Al «reescribir «un texto no tiene que recrear la his- toria sino concentrarse en la técnica narrativa y la forma de la obra. Igual que el refrito, Memoria va incorporando elementos argumentales, biográfi- cos, y temáticos de sus obras anteriores. Esta cor- ta novela (meta)paródica constituye a la vez una Happy phantom ruptura irónica con el pasado y una reafirmación del pasado mediante los ecos intertextuales con cordado se entrecruzan para violar alegremente los textos anteriores. las fronteras genéricas. Philippe Lejeune define la autobiografía como «la narrativa retrospectiva Terrence Rafferty dice que García Márquez en prosa que alguien hace de su propia existen- «siempre se ha interesado más en la extrema ve- cia cuando enfoca principalmente su propia vida, jez o juventud —porque, creo yo, nuestras prime- especialmente la historia de su propia persona- ras experiencias del mundo y las últimas son las lidad» (Reading Autobiography, 1).6 En este caso que nos asombran y que transforman la larga con- «cuando la ‘vida’ también incluye cómo uno ha fusión de nuestras vidas en algo como historias» llegado a cierta etapa de su desarrollo personal http://www.mytimes.com/2005/11/06/books/re por un continuo proceso de reflexión, claro que la view/06rafferty.hmtl?8hpib&pagewanted=).5 En historia autobiográfica requiere más explicación» Memoria García Márquez se concentra en la ex- (1-2).7 La autoficción indica «el término para la trema vejez de un hombre que, como Jano, ve el ficción autobiográfica, o las narrativas ficcionales pasado y el futuro simultáneamente con una ac- en primera persona» (186).8 En última instancia, titud carnavalesca. Esta doble perspectiva ayuda queda difícil distinguir entre la autobiografía y la a crear un cronotopo bajtiniano que nos ofrece autoficción, porque «si por ‘ficcional» queremos una visión bifocal del presente y del futuro inde- decir ‘inventado,’ ‘creado,’ o ‘imaginado,’ —es de- finido del viejo. García Márquez logra flexibilizar cir, algo que es literario y no ‘real’— entonces la vejez para que se extienda desde el pasado re- solamente hemos definido el status ontológico de moto hasta el futuro abierto y se crea un espacio cualquier texto, autobiográfico o no» (186).9 La me- temporal muy amplio. Todas las relaciones inter- moria constituye «un tipo de narrativa vivencial textuales resultan paródicas a medida que García que históricamente ubica al sujeto en un am- Márquez va ficcionalizándose en Memoria, su otra biente social, como observador o participante; la autobiografía. El va esparciendo una serie de ten- memoria se concentra más en las vidas y accio- tadoras pistas y huellas autobiográficas que de- nes de otros que en las del narrador» (198).10 Se safían al lector a que desenrede este misterio. distingue entre autobiografía y memoria en el Primero tenemos que contextualizar y clarificar sentido de que «mientras la autobiografía enfoca la relación entre su autobiografía Vivir para con- un ‘yo’ que comparte con un discurso confesional tarla y su homólogo ficcional, Memoria. una interioridad asumida y un mandato ético para examinar esa interioridad, las memorias enfo- Vivir para contarla y Memoria comparten el es- can un ‘yo’ que se construye explícitamente en pacio de la memoria que se expresa en los títulos la narración de las enunciaciones y los hechos y el epígrafe de la primera obra. Para García de otros. El ‘yo’ o la subjetividad producida en las Márquez la «vida no es la que uno vivió, sino la memorias es exteriorizada y dialógica» (198).11 que uno recuerda y cómo la recuerda para con- Pero para otros lo importante radica en «la raíz tarla» (Vivir para contarla, 1). En estas dos obras la etimológica en el doble acto de recordar y regis- autobiografía, la autoficción, la memoria y lo re- trar. Recordar significa literalmente traer a la

9 memoria, evocar del corazón. Al mismo tiempo, recordar significa poner en forma escrita, hacer oficial. Lo que se encuentra en el corazón es tam- bién lo que se expone en el espacio público del mundo» (198).12 Como subrayan las autoras de Reading Autobiography, «la frontera entre lo autobiográfico y lo novelístico, como la frontera entre la biografía y la narrativa, queda muy difí- cil establecer. Muchos escritores se permiten va- lerse de las técnicas novelísticas para explotar sus propias luchas con el pasado y con las com- plejidades de las identidades forjadas en el pre- sente» (9-10).13

Las dos obras no sólo se entrelazan, sino que Girl with a red glove Vivir para contarla imita la autobiografía, mien- tras Memoria de mis putas tristes fusiona lo vivido, se convierte en parodia y metaparodia: «Dicho en lo recordado, la(s) memoria(s) y la autobiografía romance crudo, soy un cabo de raza sin méritos para que la línea entre ficción y realidad casi se ni brillo, que no tendría nada que legar a sus so- borre. Podemos rebautizar este espacio con el brevivientes de no haber sido por los hechos que nombre del refrito por su status casi aleatorio que me dispongo a referir como pueda en esta memo- combina la imitación y la burla. En realidad, como ria de mi grande amor» (12). El status del yo constata García Márquez, el autor no escribe sino autobiográfico se reduce al trabajo del «inflador una sola obra con títulos diferentes. Lo que su de cables de El Diario de La Paz, que consistía en autobiografía recuerda y escribe, su novela paro- reconstruir y completar en prosa indígena las dia y luego metaparodia. Lo vivido se transforma noticias del mundo que atrapábamos al vuelo en en un molino a inter(cambios) sucesivos y conti- el espacio sideral por las ondas cortas o el código nuos de lo recordado autobiográfico, lo recordado Morse» (12). La carrera del narrador constituye autoficcional, lo parodiado y lo metaparodiado. Se una parodia de la autobiografía y aun más paródico disuelve la diferencia el yo autobiográfico y el yo es cómo descubrió el título de su memoria: «Algu- novelístico o ficcional. La desfronterización ge- na vez pensé que aquellas cuentas de camas se- nérico-narrativa hace que las dos obras violen rían un buen sustento para una relación de las jubilosamente las convenciones literarias. miserias de mi vida extraviada, y el título me cayó del cielo: Memoria de mis putas tristes» (17-18). Se En Vivir para contarla el yo autobiográfico afir- establece un juego de espejo-espejismos entre la ma: «Ni mi madre ni yo, por supuesto, hubiéra- autoficción y la autobiografía. La novela y la auto- mos podido imaginar siquiera que aquel cándido biografía se combinan para quedar inextri- paseo de sólo dos días iba a ser tan determinante cablemente entrelazados. para mí, que la más larga y diligente de las vidas no me alcanzaría para acabar de contarlo. Ahora, Al contrario de lo que se espera en una auto- con más de setenta y cinco años bien medidos, biografía, el narrador de Memoria no sólo carece sé que fue la decisión más importante de cuan- de nombre sino que acaba por velar mucho más tas tuve que tomar en mi carrera de escritor. Es de lo que revela de su vida y su pasado. La falta de decir: en toda mi vida» (Vivir para contarla, 4). El nombre (salvo un apodo peyorativo que le aplican narrador deja una brecha temporal entre el pa- sus estudiantes y que solamente supo él muchos sado y el presente y afirma que lo vivido no le años después), abre una brecha que le permite a bastaría jamás para terminar su autobiografía, García Márquez entrar como narrador-persona- dejando la puerta abierta a la autoficción. En Me- je. Varios escritores, como Jean-Paul Sartre y moria el yo autoficcional busca convertirse en el Albert Camus, cuando trabajaban en una obra no yo autobiográfico pero acaba por (meta)parodiar ficcional, dejaban de escribir este texto para de- no sólo la autobiografía, sino la autenticidad del dicarse a una obra literaria para expresar sus yo autobiográfico: «No tengo que decirlo, porque ideas. Asimismo, García Márquez, quién publicó se me distingue a leguas: soy feo, tímido y ana- Vivir para contarla en 2003, tal vez escribiera Me- crónico» (Memoria, 10). Lo recordado autobiográfico morias al mismo tiempo y la publicó en 2004. Al

10 contrario de su autobiografía, Memoria presenta verencia calculada, como una forma caribe de un texto lúdico y (meta)paródico en que García épater le bourgeois, instalando en el sitio más vi- Márquez pone en marcha su famoso mama- sible la obscenidad de la palabra ‘putas’. Obsceno, gallismo costeño y se burla de sus propias obras y por su etimología, señala lo que debe permane- de la novela del nobel japonés. cer fuera de escena, razón por la cual, si se dice obscenidad, es porque la palabra ya indica la pro- El primer y único hipotexto externo que Memo- hibición, pues alude a lo que no se puede poner ria hipertextualiza es la novela del nobel japonés en escena, a lo que debe estar por fuera de lo pú- Yasunari Kawataba, La casa de las bellas durmien- blico y retenerse en los espacios de la intimidad» tes, que salió en 1961. Memoria lleva el epígrafe (http://www.uis.edu.co/site/catedra_libre/ siguiente de la novela japonesa: «No debía hacer %20febrero2005/lecturas3.html). nada de mal gusto, advirtió al anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en la La palabra putas subraya el hecho de que vivi- boca de la mujer dormida ni intentar nada pare- mos en lo que Jean Baudrillard llama una socie- cido.» Es la primera frase de la novela japonesa, dad «obscénica,» es decir, nos hallamos bombar- una apertura que establece la distancia que se- deados y sumergidos en una constante procesión para las dos obras: «Siendo ambas obras una me- de imágenes que reemplazan la imaginación. La táfora sobre la vejez, el amor y la muerte, entre imagen hace público lo que se esconde, se hace La casa de las bellas durmientes y la reciente Me- en privado, y demuestra que en la sociedad con- moria de mis putas tristes, media el abismo que temporánea ya no existen tabúes sexuales. El separa la sutileza oriental de la desmesura lati- misterio del sexo se evapora y todo se ve, se sien- noamericana. El anciano acostado junto a las vír- te, se experimenta de manera visual y no pode- genes dormidas que no penetrará jamás es ape- mos escapar de la interminable serie de imáge- nas el disparador de dos historias que se bifur- nes. Es como si García Márquez quisiese adver- can hasta las antípodas. Uno reencontrará en ella tirnos de antemano para que pudiéramos prote- el goce de la vida y vivirá un loco y gran amor. El gernos un poco contra los estereotipos evocados otro descubrirá la belleza serena y a la vez vio- por la palabra y valernos de la imaginación para lenta del erotismo al rondar la muerte» (http:// acompañar al narrador nonagenario en la crea- www.lainsignia.org/2004/noviembre/cul_019. ción del mundo ficcional. La palabra ya viene en- htm). El hecho de que García Márquez no sólo in- cargada de toda una serie de imágenes que le cluye el nombre del autor japonés, sino el titulo sintetizan instantáneamente la idea de putas al de su obra, significa que le rinde homenaje a la lector. El plural de la palabra desencadena un des- vez que yuxtapone su novela a la del autor japo- file de imágenes hechas para ser consumidas por nés. En la novela del nobel colombiano se repite los lectores. el título después del epígrafe y la apertura de su novela anuncia un ambiente de fiesta: «El año de No obstante, el molino a (meta)parodia da otra mis noventa años quise regalarme una noche de vuelta después del título y la primera página y me- amor loco con una adolescente virgen» (Memoria, dia de la novela, la obra ya casi no tiene nada que 9). Por el lado del nobel japonés vemos sombrío, ver con las putas ni con las aventuras escabrosas reducción, restricciones, reglas, ceremonias, dis- del narrador: «La niña atraviesa toda la novela tancia y por el lado de su homologo colombiano, siendo virgen, hasta el final. Y cabe preguntarse, luminosidad, parranda, exceso, plenitud vivencial, ¿puede ser puta una virgen? O a la inversa: ¿pue- aventura, afirmación y expansión. de ser virgen una puta? Novela de amor, pues —y yo agrego que de la ternura» (http://www.anali Los dos títulos se yuxtaponen de varias mane- tica.com/va/arte/oya952023.asp). Aunque el títu- ras. Si el título La casa de las bellas durmientes lo y la primera página y media de la novela anun- sugiere un barniz de pureza, inocencia, una be- cian «una noche de amor loco con una adolescen- lleza celestial, contemplativa y hasta cierto pun- te virgen» (Memoria, 9), lo cual corresponde a las to intocable y distanciada, la palabra putas de la ideas recibidas del lector y a las imágenes de novela de García Márquez concreta y sintetiza in- muchas prostitutas en sus obras anteriores, ade- mediatamente la idea de la belleza como parte de más de la sísmica sexualidad de los machos garcia- la desmesura latinoamericana: «Sin embargo, marquianos, se efectúa una inversión total en la cabe señalar que el título de esta novela se pue- segunda página de la novela. Todos los elementos de leer en principio como un reto, como una irre- de una supuesta noche libertina propuestos en la

11 primera desaparecen casi sin que el lector se dé página. No obstante, al reinventar el prostíbulo, cuenta. De hecho, el contexto del prostíbulo queda según Rodrigo Cánovas, «el escritor hispanoame- intacto durante la novela, pero García Márquez, ricano diseña un artefacto que nomina prostíbu- por un sutil acto de prestidigitación narrativa, va- lo, el cual es confeccionado como una heterotopía; cía el prostíbulo de todas las imágenes este- es decir, como un lugar que tiene la virtud de in- reotipadas del lector cuando la novela se abre por cluir todos los demás espacios recreados por la segunda vez en la segunda página: «Hasta el sol cultura, de confrontarlos, deformarlos, invertirlos de hoy, en que resuelvo contarme como soy por mi y finalmente, anularlos» (Sexualidad y cultura, 6). propia y libre voluntad, aunque sólo sea para ali- vio de mi conciencia. He empezado con la llamada El narrador de Memoria busca convertir el pros- insólita a Rosa Cabarcas porque visto desde hoy, tíbulo en un espacio literario multifacético. El pros- aquél fue el principio de una nueva vida a una tíbulo, por su status periférico, ambiguo, cambiante edad en que la mayoría de los mortales están y fluido, se parece a una serie de vasos comuni- muertos» (Memoria, 10). Es importante que la no- cantes. Este espacio elástico que crece y decrece vela comience con esta analepsis interna porque constantemente va transformándose en un espa- no sólo propone una imagen falsa del contenido de cio dialógico en que los macroelementos tradicio- la novela, sino que marca el viraje decisorio en la nales del burdel sufren un constante proceso de vida sentimental y amorosa del narrador. La ver- coronación-descoronación. En el prostíbulo dadera «cronología» de la novela comienza con la heterotópico de la novela la figura de la puta se segunda apertura presente/pasado de la novela convierte en una bella durmiente y virgen que al marcado por «No tengo que decirlo» y «aquél fue el narrador le engendra emociones, sentimientos y principio de una nueva vida», y este eje temporal reacciones contradictorios: «Le canté al oído: La sigue durante el resto de la novela. cama de Delgadina de ángeles está rodeada. Se re- lajó un poco. Una corriente cálida me subió por las La metaparodia se extiende al espacio del bur- venas, y mi lento animal jubilado despertó de su del y al status genérico de la novela. Rodrigo largo sueño. Desperté de madrugada sin recordar Cánovas plantea que «el burdel literario potencia dónde estaba. Aquella noche descubrí el placer in- las virtuales capacidades transgresivas de ese verosímil de contemplar el cuerpo de una mujer espacio marginal, construyéndolos como un es- dormida sin los apremios del deseo o los estorbos cenario deconstructivo de nuestra cultura, un del pudor» (31-2). Así que en este espacio la puta teatro de equivocaciones (absurdas, cómicas, pa- puede ser virgen y la virgen puede ser puta. téticas, melancólicas), de trascendencia negati- va. Espejo enrevesado de la nación y eclipse de García Márquez parodia la novela del nobel ja- sus mitos de civilización y progreso; es también ponés porque Eguchi siempre debe mantenerse una cita dislocada de nuestra cultura, una in- distanciado de las bellas durmientes, y por eso le quisición sobre el sentido de la existencia y los toca llenar el vacío de sus recuerdos y deseos re- límites de la representación sensible y concep- primidos, y el narrador nonagenario de García tual del mundo» (Sexualidad y cultura, 6). Márquez borra la distancia y toca a la bella dur- miente. La frialdad, tristeza, ceremonia y esteri- Primero, Memoria plantea el burdel en su con- lidad de Eguchi se oponen a la espontaneidad, fres- texto social como espacio marginal, como «una cura y locura del narrador de Memoria. No obstan- desviación de la norma (es el margen de la casa te se metaparodia la parodia del nobel japonés y el burguesa)» (6). El narrador es el campeón de la nonagenario de Memoria siempre anda amenaza- vida nocturna, de los burdeles, y ya viola las nor- do por la senilidad y la muerte: «La casa, como todo mas burguesas: «A las once de la noche, cuando burdel al amanecer, era lo más cercano al paraí- se cerraba la edición, empezaba mi vida real. Dor- so. Salí por el portón del huerto para no encontrar- mía en el Barrio Chino dos o tres veces por se- me con nadie. Bajo el sol abrasante de la calle em- mana y con tan variadas compañías, que dos ve- pecé a sentir el peso de mis noventa años, y a con- ces fui coronado como cliente del año. Después tar minuto a minuto los minutos de las noches de la cena en el cercano café Roma escogía cual- que me hacían falta para morir» (32-33). quier burdel al azar y entraba a escondidas por la puerta del traspatio» (Memoria, 19). La imagen tra- Otro hipotexto interno/externo lo constituye dicional del burdel como un espacio prohibido y «El avión de la bella durmiente,» publicado en ju- nocturno, la presenta la novela en la primera nio de 1982 y recogido diez años después en su

12 tomo Doce cuentos peregrinos. En un viaje que ha- cualquier pretexto, porque lo único que deseaba cía García Márquez a Nueva York, él se había fi- en aquella última hora de vuelo era verla des- jado en una bella mujer que siguió observando pierta, aunque fuera enfurecida, para que yo pu- durante todo el viaje: «Era bella, elástica, con una diera recobrar mi libertad, y tal vez mi juventud» piel del color del pan y los ojos de almendras ver- (http://www.literatura.us/garciamarquez/ des, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la avion.html). En Memoria el narrador cruza alegre- espalda, y una aura de antigüedad que lo mismo mente la frontera contemplativa. Memoria tam- podía ser de Indonesia que de los Andes» (http:// bién intertextualiza con varias obras del nobel co- www.literatura.usgarciamarquez/avion.html). La lombiano, incluso CAS, Crónica de una muerte situación del autor se parece a la postura contem- anunciada y Los funerales de la Mamá Grande. plativa de los dos narradores de las novelas: «En- tonces la contemplé palmo a palmo durante va- En CAS, encontramos cuatro vínculos especí- rias horas, ya la única señal de vida que pude ficos. La apertura inicial de la primera frase, «El percibir fueron las sombras de los sueños que pa- año de mis noventa años quise regalarme una saban por su frente como las nubes en el agua» noche de amor loco con una adolescente virgen», (http://www.literatura.us/garciamarqueza (9) corresponde al mismo uso de una anacronía vion.html). interna en CAS. La referencia a su edad de 90 años, aunque concreta, carece de contexto como Después de observarla durante varias horas en CAS. De hecho, faltan fechas específicas en am- se sorprende con un vinculo literario: «Me pare- bas novelas y existen anacronías temporales en cía increíble: en la primavera anterior había leí- Memoria. Sabemos que el narrador nació en la do una hermosa novela de Yasunari Kawataba casa de sus padres, la cual compraron «en un sobre los ancianos burgueses de Kyoto que paga- remate público a fines del siglo XIX» (11). Así que, ban sumas enormes para pasar la noche con- dada la edad del narrador, la novela debe de te- templando a las muchachas más bellas de la ciu- ner lugar en la ciudad de Barranquilla en los dad, desnudas y narcotizadas, mientras ellos ago- años noventa. Las referencias a la tecnología (el nizaban de amor en la misma cama. No podían narrador comienza a usar una máquina para es- despertarlas, ni tocarlas, y ni siquiera lo inten- cribir) sugieren los años 50. Además, el narra- taban, porque la esencia del placer era verlas dor- dor se refiere al pasado con el adjetivo «aquel» mir. Aquella noche, velando el sueño de la bella, que normalmente indica un pasado remoto. Se no sólo entendí aquel refinamiento senil, sino que podría pensar entonces que el narrador tiene más lo viví a plenitud. —Quién iba a creerlo —me dije, de cien años, a los cuales alude en la última con el amor propio exacerbado por la champaña—: frase de la novela: «Era por fin la vida real, con Yo, anciano japonés a estas alturas» (http:// mi corazón a salvo, y condenado a morir de buen www.literatura.us/garciamarquez/avion.html). amor en la agonía feliz de cualquier día después El cuento plantea la univocalidad de la voz narra- de mis cien años» (109). En vez de «las estirpes tiva de Memoria: «Cuando el avión se estabilizó, condenadas a cien años de soledad,» al final de tuve que resistir la tentación de sacudirla con CAS, el narrador invierte la frase para que se lea «condenado a morir de buen amor» dentro de los mismos cien años. La última frase de Memo- ria refunde la de CAS y afirma que el amor es la contraportada de la soledad. El narrador de Me- moria dice en la página 24: «Dejé de fumar hace hoy treinta y tres años, dos meses y diecisiete días.» Aunque parece exagerado como la dura- ción del diluvio en CAS, en Memoria parece per- fectamente lógico porque sí existen personas que cuentan los días, meses y años desde que deja- ron de fumar. Mejor dicho, esta novela se aleja del contexto mágico-realista de CAS, aunque guarda y mantiene unos vestigios con CAS.

Memoria intertextualiza con Los funerales de la Mamá Grande y con Crónica de una muerte anuncia- Freedom fries

13 da. La mamacita del prostíbulo se llama Rosa Memoria desinfla toda aspiración o deseo de vin- Cabarcas y se ha convertido en administradora y cular esta novela con CAS, y García Márquez va ha perdido las proporciones desmesuradas para po- reduciendo y burlándose de este esfuerzo por parte der amamantar a toda su raza: «Tenga cuidado, de los críticos. don, que ya la casa de Rosa Cabarcas no es ni som- bra de lo que fue. No parecía la misma. Había sido García Márquez parodia su propia fama de es- la mamasanta más discreta y por lo menos la más critor porque el único nombre que revela el na- conocida. Una mujer de gran tamaño que quería- rrador es el que le dan sus estudiantes por sus mos coronar como sargenta de bomberos, tanto por repetidas recitaciones de su poema favorito: «Sólo la corpulencia como por la eficacia para apagar las de viejo me enteré por casualidad del mal apodo candelas de la parroquia. Pero la soledad le había que los alumnos me pusieron a mis espaldas: el disminuido el cuerpo, le había avellanado la piel y Profesor Mustio Collado» 19). No posee un nombre afilado la voz con tanto ingenio que parecía una de pluma ni un seudónimo literario que le iden- niña vieja» (24-5). En cuanto a Crónica de una muer- tifique. El narrador siempre se describe como es- ta anunciada, nos enfrentamos con otro narrador critor intrascendente. que habla en primera persona y carece de nom- bre. En Crónica se complica la situación narrativa La memoria que escribe el narrador se redu- porque también el narrador es personaje, y cier- ce también por falta de pluralización. El narrador tos detalles de su vida (su novia se llama Merce- denigra su vida diaria: «Mi vida pública, en cam- des) nos lleva a pensar que es el propio García bio, carecía de interés: huérfano de padre y ma- Márquez. Nunca se resuelve este misterio ni se dre, soltero sin porvenir, periodista mediocre cua- revela la identidad del narrador. El mismo para- tro veces finalista en los Juegos Florales de digma existe en Memoria porque el narrador care- Cartagena de Indias y favorito de los carica- ce de nombre, vive en Barranquilla, habla en pri- turistas por mi fealdad ejemplar» (18). García mera persona y comparte cientos datos biográfi- Márquez se burla de la famosa apertura de CAS cos con García Márquez. cuando dice que «mi madre me llevó de la mano a los diecinueve años para ver si lograba publicar La estructura del refrito le permite crear el en El Diario de La Paz una crónica de la vida es- doble narrador. Esta situación narrativa parece- colar que yo había escrito en la clase de castella- ría extraña sólo al considerar que el narrador no no y retórica» (18). Muchos años después de pu- se identifica y ofrece ciertos paralelos con el mis- blicado su primer trabajo, descubrió que su ma- mo García Márquez. Ya hemos visto que a García dre «había pagado la publicación y las siete si- Márquez, en ciertas obras periodísticas como No- guientes» (18). Su carrera de escribidor parodia ticia de un secuestro, le encanta ocupar una posi- la fama pública diurna y su verdadera vida co- ción interior y exterior cuando se trata del poder. mienza por la noche. En estas dos obras existe cierta actitud lúdica en que García Márquez crea una situación narrati- Las alusiones a su memoria casi desapare- va en la que él puede ser un voyeur-voyant como cen después de la página 35: «Escribo esta me- madame de Merteuil en Les liaisons dangereuses. moria en lo poco que me queda de la biblioteca de mis padres, y cuyos anaqueles están a punto de En Memoria la parodia del nobel colombiano se desplomarse por la paciencia de las polillas» (35). convierte en metaparodia. El narrador se presenta El lugar en que él escribe la memoria parodia el como un escritor cuyos talentos no sobrepasan cuarto secreto e casi imperecedero de CAS en que los de un escribidor de telenovelas: «Durante cua- se escribe el manuscrito sagrado de la historia renta años fui inflador de cables de El Diario de la de la familia Buendía. El narrador se ve rodeado Paz, que consistía en reconstruir y completar en de una colección de libros heterogéneos: «A fin prosa indígena las noticias del mundo que atra- de cuentas, para lo que me falta por hacer en este pábamos al vuelo en el espacio sideral por las mundo me bastaría con mis diccionarios de todo ondas cortas o el código Morse» (Memoria, 12). Esta género, con las dos primeras series de los Episo- frase no sólo alude (auto)biográficamente al tra- dios nacionales de don Benito Pérez Galdós, y con bajo que hacía García Márquez en Barraquilla La montaña mágica. Al alcance de la mano tengo cuando escribía sus notas llamadas «jirafas» para mis libros cómplices: los dos tomos del Primer Dic- El Heraldo, sino que se burla de la técnica mági- cionario Ilustrado de la Real Academia, de 1903; el co-realista de la exageración tan esencial en CAS. Tesoro de la Lengua Castellana o Española de don

14 venir a la vez de dos perspectivas radicalmente opuestas» (Ordinary Enchantments, 43).14 Ella agre- ga que «normalmente se supone que la foca- lización se origina en una conciencia individual, pero como se ha visto, muchas veces el realismo mágico cuestiona nuestras ideas habituales de los personajes individuales. La naturaleza y el origen de la voz narrativa en el realismo mágico queda más radicalmente desestabilizada por la presen- cia de elementos irreductibles dentro de un am- biente narrativo normalmente realista» (44-5). 15

Así que en el realismo mágico se establece un «contrato» entre el autor y el lector en que el lector acepta el proceso de la naturalización del doble mundo mágico-realista que le comunica un Dark nectars narrador situado en un espacio intersticial y cuya identidad queda bosquejada pero nunca concre- Sebastián de Covarrubias; la gramática de don tada. En las obras posteriores este modelo narra- Andrés Bello, el novedoso Diccionario Ideológico de tivo se transforma en una nueva bifocalidad que don Julio Cesares, el Vocabulario della Lengua Ita- se adapta a un nuevo contexto novelístico en que liana, y el diccionario de latín» (35-6). El narrador los elementos autobiográficos reemplazan lo má- no alude a su memoria hasta la página 93 cuan- gico. Así que García Márquez va creando un tipo do habla del fatalismo de Julio César: «Su de novela autoficcional-realista. fatalismo aplicado al curso de mi vida en los me- ses siguientes fue lo que me dio la determina- La nueva forma narrativa consiste en una vi- ción que me hacía falta no sólo para escribir esta sión cronotópica o bifocal: de cerca y de lejos. En memoria, sino para empezar sin pudores con el Memoria García Márquez no sólo nos presenta a amor de Delgadina» (93). El narrador casi abando- un narrador nonagenario, sino que el repetido uso na su carrera de escritor y la memoria se con- de «aquel» crea una perspectiva aún más distan- vierte en una metaparodia no solamente del ma- te entre lo vivido y lo narrado. El tiempo narrativo nuscrito sagrado de la familia Buendía de CAS, se dilata a tal punto que se distorsiona y acaba sino de cualquier trabajo crítico que busque com- por parodiar toda idea de vejez y, por extensión, parar esta novela con CAS. se metaparodia porque el lector no puede medir la distancia que separa lo vivido y lo narrado. Ya Entre todas las inversiones producidas por el que Memoria representa «la primera novela de molino a (meta)parodia, la más asombrante la García Márquez en diez años» como anuncia la constituye la transformación paródica del narra- portada del libro, y que el público y los críticos dor mágico-realista de Cien años de soledad. esperaban ansiosamente el primer volumen de Wendy Faris dice que «en el realismo mágico, la su autobiografía, la novela desinfla las expectati- focalización —la perspectiva desde la cual se pre- vas de todos. Es como si la narración y la perspec- sentan los eventos— queda indeterminada; los tiva narrativa tuvieran que envejecer al mismo tipos de percepciones que esta focalización pre- ritmo que el narrador en esta novela. La juven- senta no se definen y los orígenes de estas per- tud mágico-realista de Cien años de soledad cede cepciones no se pueden localizar. Esta impreci- el paso a la vejez autobiográfica-realista en Me- sión se deriva del hecho de que el realismo má- moria y hasta este penúltimo cambio queda suje- gico incluye dos tipos de percepciones conflicti- to al mamagallismo costeño en forma del molino vas que perciben dos tipos diferentes de evento: a (meta)parodia que sigue dando vueltas en el los eventos e imágenes mágicos que normalmen- mundo garciamarquiano. Memoria demuestra una te no se transmiten a un lector de la ficción vez más la imprescindible necesidad y presencia realitas porque no se pueden verificar empírica- del periodismo en la obra de García Márquez, por- mente, y los verificables que pertenecen al cam- que la novela constituye otro refrito en su forma po normal del realismo. En otras palabras, la na- y expresión, y confirma la idea de que hay que rrativa queda ‘desfocalizada’ porque parece pro- volver atrás para salir adelante.

15 NOTAS mote an ‘I’ that is explicitly constituted in the reports of the utterances and proceedings of others. The ‘I’ or subjectivity 1 «The frontiers of a book are never clear-cut: beyond produced in memoirs is externalized and dialogical.» the title, the first lines, and the last full-stop, beyond its 12 «the etymological root of the word in the double act internal configuration and its autonomous form, it is of recalling and recording. To record means literally to caught up in a system of references to other books, other call to mind, to call up from the heart. As the same time, texts, other sentences: it is a node within a network.» record means to set down in writing, to make official. 2 «We reserve the term ‘parody’ for those double-voiced What resides in the province of the heart is also what is texts or utterances that clearly indicate which of their exhibited in the public space of the world.» conflicting voices is to be regarded as authoritative. The 13 «the boundary between the autobiographical and the audience of a parody—that is, the readers who identify a novelistic is, like the boundary between biography and text as a parody—knows for sure with which voice they life narrative, sometimes exceedingly hard to fix. Many are expected to agree.» writers take the liberties of the novelistic mode in order 3 «each voice may be taken to be parodic of the other; to mine their own struggles with the past and with the readers are invited to entertain each of the resulting con- complexities of identities forged in the present.» tradictory interpretations in potentially endless succes- 14 «in magical realism, the focalization—the perspec- sion. In this sense, such texts remain fundamentally open, tive from which events are presented—is indeterminate; and if readers should choose either interpretation as de- the kinds of perceptions it presents are indefinable and finitive, they are likely to discover that this choice has the origins of those perceptions are unlocatable. That in- been anticipated and is itself the target of parody. We determinacy results from the fact that magical realism in- shall refer to texts that are designed to exploit this dia- cludes two conflicting kinds of perceptions that perceive logue between parody and counterparody as metaparodies. two different kinds of event: magical events and images Metaparodies frequently work by first parodying an origi- not normally reported to the reader of realistic fiction be- nal, then parodying the parody of the original.» cause they are not empirically verifiable, and verifiable 4 Los primeros refritos aparecen durante la fase del ones that are realism’s characteristic domain. In other reportaje investigativo de García Márquez para El Especta- words, the narrative is ‘defocalized’ because it seems to dor en 1954-55. El primer reportaje se llama «Balance y come from two radically different perspectives at once.» reconstrucción de la catástrofe de Antioquia», que salió 15 «focalization is usually imagined to originate in an en tres entregas el 2, 3 y 4 de agosto de 1954. El segundo individual consciousness, but as we have seen, magical se titula «El Chocó que Colombia desconoce», que apare- realism often questions our habitual notions of individual ció en cuatro entregas el 29 y 30 de septiembre y el 1º y characters. The nature and origin of narrative voice in 2 de octubre, 1954. El tercer reportaje, llamado «De Corea magical realism is more radically destabilized because of a la realidad», apareció el 9, 10 y 11 de diciembre de the presence of irreducible elements within an other- 1954, e inicia el discurso político que se manifestará en wise realistic narrative environment.» su obra a lo largo de su vida. Otro refrito es Relato de un náufrago, que apareció en 1970 bajo este título, pero ya se OBRAS CITADAS había publicado en 14 entregas consecutivas en 1955 en Cánovas, Rodrigo. Sexualidad y cultura en la novela El Espectador. Y la novela Crónica de una muerte anunciada hispanoamericana: La alegoría del prostíbulo. Buenos (1981) constituye otro refrito, ya que se basó en un cri- Aires: LOM Ediciones, 2003. men en el departamento de Sucre en Colombia que se De Souza, José Martínez. Diccionario de la información, cometió en 1951. El refrito periodístico le permitió a García comunicación y periodismo. Madrid: Paraninfo, 1981. Márquez desarrollar y perfeccionar su forma narrativa. Faris, Wendy B. Ordinary Enchantments. Magical Realism 5 «has always been most interested in the extremely and the Remystification of Narrative. Nashville: old and the extremely young—for the reason, I think, Vanderbilt UP, 2004. that our first experiences of the world and our last are García Márquez, Gabriel. Memoria de mis putas tristes. the ones that stop us in our tracks, and turn the long New York: Vintage Español, 2004. confusion of our lives into something like stories.» ——Vivir para contarla. New York: Vintage Español, 2003. 6 «the retrospective narrative in prose that someone Hutcheon, Linda. A Poetics of Postmodernism: History, makes of his own existence when he puts the principal Theory, Fiction. New York: Routledge, 1999. accent upon his life, especially upon the story of his Kawabata, Yasunari. House of the Sleeping Beauties and own personality.» Other Stories. Trad. Edward Seidensticker. New York: 7 «when ‘life’ is expanded to include how one has be- Kodansha International, 2004. come who he or she is at a given moment in an ongoing Morson, Gary Saul y Caryl Emerson, Eds. Rethinking process of reflection, clearly the autobiographical story Bakhtin: Extensions and Challenges. Evanston, Illinois: requires more explaining.» Northwestern UP, 1989. 8 «term for autobiographical fiction, or fictional narra- Smith, Sedonie y Julia Watson. Reading Autobiography: A tives in the first person.» Guide for Interpreting Life Narratives. Minneapolis: 9 «if by ‘fictional’ we mean ‘made up,’ ‘created,’ or ‘imag- University of Minnesota Press, 2001. ined,’—something, that is, which is literary and not ‘real’—then we have merely defined the ontological sta- http://www.analitica.com/va/arte/oya952023.asp tus of any text, autobiographical or not.» http://www.lainsignia.org/2004/noviembre/cul_019.htm 10 «a mode of life narrative that historically situates http://www.literatura.us/garciamarquez/avion.html the subject in a social environment, as either observer or participant; the memoir directs attention more toward the http://www.cmmoreno.net/definiciones.htm lives and actions of others than to the narrator.» http://www.mytimes.com/2005/11/06/books/review/ 11 «whereas autobiography promotes an ‘I’ that shares 06rafferty.hmtl?8hpib&pagewanted= with confessional discourse an assumed interiority and an http://www.uis.edu.co/site/catedra_libre/%20febrero ethical mandate to examine that interiority, memoirs pro- 2005/lecturas3.html

16 El imperio de los sentidos en La hojarasca y Respirando el verano

Adalberto Bolaño Sandoval*

LA TRANSFORMACIÓN tor. Como obras abiertas, tendrán múltiples sig- DE LAS FORMAS NARRATIVAS nificados que podrán ser descifradas bajo libre fruición. Complementos del mundo se afianzan ¿Cómo revelar el entorno propio y el imaginario como «formas autónomas que se añaden a las colectivo? ¿Cuáles serían el lenguaje y las for- existentes exhibiendo leyes propias y vida perso- mas literarias pertinentes para lograr que la obra nal» (Eco: 1981, 78), adquiriendo estatuto de me- artística cristalice tal tensión? ¿Cómo la afron- taron desde la Costa Caribe colombiana tres de sus escritores más representativos desde los años 50 del siglo XX?

La introducción de la modernidad en la litera- tura colombiana se produce con la publicación de La hojarasca (1955), de García Márquez, La casa grande, de Cepeda Samudio, y Respirando el vera- no (1962), de Rojas Herazo, obras con las cuales se respondía parcialmente estas preguntas. De las discusiones e intercambio del grupo de amigos de Barranquilla y Cartagena surgirá una serie de escritos iniciales, crónicas, artículos y ensayos que se transformarán en novelas que cumplirán con los objetivos de lo que denomina Umberto Eco como obra abierta y que algunos años más tarde se pos- tulará como un sistema abierto (en la óptica de Edgar Morin: 1996), de intercambio, de desequili- brio, de evolución, de autoorganización, es decir, una forma de desarrollo complejo.

En esta óptica, la novela es asumida como un discurso multidimensional, conformado por frag- mentos, pero también con unidad, diversidad y continuidad, campo de alternancias donde el lec- tor ya no será un receptor pasivo sino un coau-

* Profesor y editor de la Universidad del Atlántico. Ensayista, crítico de cine y literario. Integrante del Cen- tro de Estudios e Investigaciones Literarias del Caribe, Ceilika, categoría A de Colciencias. HRH y GGM

Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla 17 pp. 17-29. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 táfora epistemológica, sustitu- co. La modernización en Amé- tos del conocimiento monoló- rica Latina significó un cambio gico, unidireccional y fáctico, de percepción del mundo y la por uno más laxo y dispuesto a necesidad de que las formas ar- variadas interpretaciones. tísticas se urbanizaran o «cultu- rizaran». Escritores «atípicos» La obra literaria abierta co- como Felisberto Hernández, lombiana se había anticipado Macedonio Fernández o Julio con Todos estábamos a la espe- Garmendia habían dado nuevas ra, de Cepeda Samudio, cuen- luces hacia una escritura tos que exponían una nueva lúdica, fantástica, que sobrepa- forma del decir creativo, donde sara los límites maniqueos del el narrador omnisciente des- indigenismo, el realismo y el aparece y el monólogo interior ruralismo por un cosmopolitis- y la corriente de conciencia mo modernizante. Por otra par- fragmentada se religan con la te, ensayistas como Alfonso Re- cotidianidad. Pero es en las tres yes y Pedro Henríquez Ureña novelas mencionadas de los pedían entrar a explorar «nues- autores costeños donde la mo- tra América» y a abrir fronte- dernidad aflora más sistemá- ras del conocimiento porque ticamente. Las ruptura de los Todos los dibujos (bolígrafo sobre papel) «tenemos derecho a todos los be- principios de causalidad, am- son de Héctor Rojas Herazo, tomados de neficios de la cultura occiden- Candiles en la niebla, Ed. Uninorte, 2006. bigüedad perceptiva, indeter- tal» (Henríquez Ureña: 53). Ellos minación y el dinamismo de la retomaban y ampliaban la voz obra a través de un desorden que reestructura la de José Martí, quien varios lustros atrás procla- visión del hecho estético, son, entre otras, las for- maba la reafirmación de la cultura y la manera mas de superar (en concordancia con Eco: 130) la de ser americanas. Se configuraba la necesidad previsibilidad y trivialidad de los escritores de es- de emprender cambios para lo cual lo primero será tos lares, en aras de una estética de lo Informal, atacar lo viejo: la literatura en boga, la lengua que supere lo unívoco, lo extratextual y el princi- que se utiliza, así como repensar el lugar litera- pio del tercero excluido, con el cual el escritor rio del propio país en el contexto continental y contará ahora con un lector activo que reelabore occidental los nuevos niveles de información artística. De esa manera, la mayor información, con un mí- Respecto a esas transformaciones, Ángel Rama nimo de orden permisible y un máximo de des- (1991: 332-34) presenta una respuesta sugeren- orden, posibilitará una comunicación más rica. te: la necesidad fundamental de partir del «aire James Joyce, Virginia Woolf, Gertrude Stein y común» de Hispanoamérica, a pesar de la frag- Faulkner lo supieron cuarenta años antes que mentación existente. Para ello propone la exis- las teorías entrópicas de la comunicación. Con tencia de áreas culturales las cuales representan Cepeda, Rojas H. y GGM coinciden las palabras «formas específicas que tiñen los productos de de- de Eco: «en la afirmación de un arte de la vitali- terminadas zonas» debido a que tienen en cuen- dad, de la acción, del gesto, de la materia triun- ta el fondo étnico-cultural, los elementos históri- fante, de la plena casualidad, se establece una cos, el hábitat físico y todos sus elementos tradi- dialéctica irrefrenable entre obra y apertura de sus cionales. Los «complejos culturales» en este caso lecturas» (192). Así, Respirando el verano resume se perfilan hacia la «zona cultural costeña» y el la vitalidad mediante una inflación de las formas complejo cultural fluviominense que, como pun- discursivas, el gesto de lo ambiguo será la forma to abierto del Caribe, permitirá mirar hacia la en que La hojarasca sea presentada, y en una com- literatura de otras naciones para absorberlas. La binación del gesto y vitalidad refrenada La casa modernidad literaria y pictórica entrará primero grande expone su propio arte. en la Costa Atlántica que la modernización.

El ideal de replantear una nueva forma de en- En el Caribe colombiano el proceso fue inten- focar la literatura la habían emprendido en otras so. La discusión, las lecturas, las depuraciones y latitudes de América desde Argentina hasta Méxi- la crítica confluyeron para que surgiera una es-

18 critura abierta, lúdica, sugestiva. Desde sus es- Samudio pasan por iguales etapas. La primera critos periodísticos, García Márquez se lamentaba fase se realizaría mediante una depuración de de que en el país no existía una novela «que esté formas poéticas postsurrealistas, como en La ho- indudable y afortunadamente influida por Joyce, jarasca y los cuentos kafkianos publicados en Ojos por Faulkner o por Virginia Woolf. Y he dicho ‘afor- de perro azul. En Cepeda Samudio se adopta, tam- tunadamente’, porque no creo que los colombia- bién, desde una óptica en la que «la literatura nos podríamos ser, por el momento, una excepción [será] como una estructura subjetiva y lírica que al juego de las influencias» (Gilard: 926). Y en de- se desarrolla en torno a un tema metafísico» claraciones al periodista Germán Santamaría dirá (Rama), pero también de manera lúdica, de frag- que no se trataba de suplantar a María o a La vorá- mentación. Para la segunda época se encuentra gine «sino de escribir una literatura que además con el manejo «de una lengua absolutamente seca de local fuera universal» (Cobo, 1992: 134). y simplemente informativa» (p. 47), como en La mala hora, El coronel no tiene quien le escriba y en Por su parte, Rojas Herazo, que había compar- los cuentos de Los funerales de la Mamá Grande. tido la amistad de García Márquez durante la es- A este respecto, Cepeda mantendrá un contra- tancia de éste en Cartagena cuando trabajó para punteo de técnicas en La casa grande mientras el diario El Universal en los años 48 y 49 y tam- que Rojas Herazo preferirá el monólogo y el na- bién durante los meses finales de 1951, analiza- rrador en primera persona que da paso al cambio ba esa encrucijada en su columna «Telón de fon- de voces en Respirando el verano. do» del diario costeño. Bajo la égida de los perio- distas Clemente Manuel Zabala, Gustavo Ibarra La transformación de Rojas Herazo se presen- Merlano y Carlos Villalba Bustillo, los dos jóvenes tará de manera diferente pues su poesía se con- periodistas compartieron ideas, argumentos y pla- vierte en un testimonio doloroso del quehacer del nes, y se sumergieron en un diálogo que iría más hombre en el mundo. Tras publicar Tránsito de allá de las fronteras filiales (García Usta: 1995). Caín (1953), Desde la luz preguntan por nosotros El autor de Cien años de soledad continuará en (1956) y Agresión de las formas contra el ángel Barranquilla su deseo de expresar su creatividad (1961), los poemas se jalonan como muestras na- bajo nuevas formas estéticas. Encontrará en el rrativas que explotan en su novela de 1962 Res- diario El Heraldo la amistad de los periodistas pirando el verano, mundo que dramatiza sus inte- Germán Vargas y Alfonso Fuenmayor, quienes reses por el ser humano al borde de la agonía. En conjuntamente con Álvaro Cepeda Samudio y el ese sentido, Gilard indica que el grupo de amigos patronazgo de los escritores Ramón Vinyes y José de Barranquilla «quería que la literatura se liber- Félix Fuenmayor, se convertirían en un grupo de tara del peso de la geografía y mirara hacia el amistad, libros y parranda. hombre» (930). Por su parte, GGM ha indicado que en «el caso de Faulkner, las analogías son más LAS RAÍCES LITERARIAS geográficas que literarias» (Mendoza, 1982: 50).

El aprendizaje en las redacciones de El Universal La confluencia de intereses irá más allá, por- y El Heraldo sirve para una reflexión compartida que además se encuentra el sur faulkneriano, la sobre temas parecidos, intereses iguales y lectu- fragmentación y poesía woolfiana, la limpidez ras. Sin embargo, el papel de Cartagena y narrativa de Hemingway, el ejercicio de una es- Barranquilla en García Márquez marcará diferen- critura que conjuga el humor y formas humorís- cias: en la primera ciudad será de pulimento ticas de R. Gómez de la Serna, el cine, especial- estilístico y técnico, de lecturas que indicarán sus mente el neorrealismo italiano y el llamado de futuros derroteros, mientras que la segunda le solidaridad que contiene y, por último, la impor- infunde una visión artística y lingüística más am- tancia de los temas intrascendentes que darán plia. Rama (47-48) lo sintetiza como la necesidad pie a humoradas y a un ludismo que se acentúa de «buscar una lengua capaz de traducir la nove- con una escritura rigurosa y flexible a la vez. dad literaria extranjera y, al mismo tiempo, de expresar la relación directa y coloquial en la cual EL CALOR, EL OLOR, LA LUZ: EL CARIBE quieren ubicar la inventiva literaria». La confluencia entre García Márquez, Cepeda El análisis de Rama no debe remitirse única- Samudio y Rojas Herazo no sólo se logra a nivel mente a García Márquez. Rojas Herazo y Cepeda de técnica novelística sino que retoma sus espa-

19 cios geográficos de nacimiento para situarlos en teño, que años después, en un proceso de depu- un horizonte estético que consolida los inicios de ración, aparecerá en los cuentos del nobel «La una identidad cultural. Si bien los primeros cuen- noche de los alcaravanes» (1953) y en «Monólogo tos de los dos primeros escritores son recreacio- de Isabel viendo llover en Macondo» (1955). nes propiamente de espacios literarios propios y testimonios de admiración, son también propues- El cambio más acendrado se hallaba inicial- tas que señalan derroteros de trabajo en cuanto mente en La hojarasca y en La casa grande (1962). a transformación temática y cambios de estilo. Respirando el verano, del mismo año, también muestra esa nueva telurización que también es Todos estábamos a la espera se constituye en una muestra combinada con introspección un enorme caleidoscopio de experimentos, com- sicológica. La autonomía del mundo literario co- promiso literario y juegos culturales, al igual mienza a vislumbrarse a partir de allí, pero que como sucede con los relatos iniciales del autor tenía una raíz de linaje: Cuatro años a bordo de de Aracataca recogidos en Ojos de perro azul. Tan- mí mismo, de Eduardo Zalamea Borda, quien 33 to en el uno como en el otro las huellas de Kafka años atrás había logrado recrear, mediante una o de Woolf, Faulkner o Saroyan son ostensibles. escritura impresionista, a la Guajira colombia- Asimismo, la poesía de Rojas Herazo contiene na, dándole, un sustrato novedoso, ágil y vívido, ecos de la sustantiva voz de Neruda, de Saint- propio de un mundo inhóspito, duro, inexplorado John Perse, la voz retumbante de Walt Whitman, pero atractivo, lección que acaso acogieron los la disposición humanística y dolorosa de Edgar Lee tres intelectuales comentados. Masters y la tensión lírica de Bennet y MacLeish (García Usta: 43). Estas obras disruptoras mantienen isotopías iguales que hacen posible compararlas. La reve- La lección de la literatura extranjera contri- lación del esplendor caribeño —más que todo de buye a repensar en la creación de escenarios ve- sus formas decadentes— es una de las búsque- rosímiles, de ambientes propios. No deja de ob- das básicas de García Márquez. Así lo explicó, ya servarse que en cuentos de corte fantástico como en olor de gloria en otra época, cuando responde «La tercera resignación» (1947) y policíacos como a Plinio Apuleyo Mendoza sobre si tuvo problemas «La mujer que llegaba a las seis» (1950) de García en lo relacionado con la estructura y la psicología Márquez, y en «Hay que buscar a Regina» de del tirano de El otoño del patriarca: Cepeda Samudio, se vislumbra el ambiente cos-

Portadas de la obra póstuma del escritor toludeño. Diseño de Joaquín Camargo.

20 Sí, hubo un momento en que descubrí algo muy grave: no conseguía que hiciera calor en la ciu- dad del libro. Era grave, porque se trataba del Caribe, donde debía hacer un calor tremendo (35).

Esa inquietud también la comparte con mu- chos autores de la Costa Atlántica. No se trata únicamente de lo cultural pues se quiere, ade- más, recrear un espacio del continente, un lar primitivo que, como dice la crónica de la soledad garciamarquiana, era «tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo» (1981: 3).

La hojarasca aparece como la primera novela que abre la senda de las sensaciones en y del Caribe colombiano. La muerte de un doctor fran- cés que había llegado a Macondo el 12 de sep- tiembre de 1903, quizá huyendo de Panamá lue- que en La casa grande, con una escritura más go de que Fernando Lessepps fracasara en la controlada pero de una ascendencia polifónica, construcción del canal en ese país, desata los ordenada bajo una concepción musical de recuerdos de los protagonistas y el pueblo mues- ritornello, encuadra las voces más disímiles en tra su ansiedad para vengarse del galeno que no la estructuración de un mosaico que se ocupa quiso atender a los obreros heridos en la refrie- de la familia del Padre, de los jornaleros, de las ga sucedida un domingo de elecciones, hecho mujeres, de los nietos y los soldados, hasta com- propiciado porque el alcalde militar ofreciera pendiar las expresiones más ocultas de un dra- aguardiente a los votantes y éstos cobraran con ma social, histórico y familiar. la violencia los odios partidistas. El calor, el olor y el tiempo se involucran como La novela se desarrolla en un tiempo objetivo fenómenos constantes que trazan una geogra- de treinta minutos, de 2:30 a 3:00 p.m., tiempo fía del desconsuelo que se concreta en los senti- que esperan para descolgar y preparar al médico dos de los personajes. Las huellas de Faulkner que se ha suicidado. Sin embargo, el Coronel, Isa- son constantes. El Caribe que se muestra en La bel su hija y el hijo de ésta, personajes centrales hojarasca es el de una zona desteñida, incolora, de la historia, al desplegar sus recuerdos, llegan que trasluce un ambiente opresivo y abandona- hasta la migración desde la Guajira en los años do del mundo. El niño siente que «el calor es so- setenta del siglo XIX, cuando salieran en la bús- focante» y en la pieza cerrada se «oye el zumbido queda de mejores condiciones ante la violencia del sol». También: «El aire es estancado, concre- de esa región. Mientras bajan al galeno, que se to; se tiene la impresión de que podría torcérsele suicidó en una casucha próxima a la casa del como una lámina de acero». Varios años después, Coronel, la novela, como la tela de Penélope, em- Rojas Herazo en Respirando el verano logra imá- pieza a destejerse en varias direcciones que se genes parecidas: «El olor duro, sofocado, se ha- complementan: la memoria del niño, emotiva, cía intolerable. Olía a jazmín moliéndose entre behaviorista; la de Isabel, dramática, pendiente nalgas sudadas […] El olor, apretado en planchas de los comentarios del pueblo; la del coronel, am- de sol, se tornaba sólido, visceral, manoseable» plia, y que recoge la historia de Macondo desde (190) (destacado agregado). Las imágenes de los una perspectiva de patricio inconforme con algu- dos novelistas recuerdan las metáforas de nos hechos. Hemingway, Faulkner o Chandler. Este último comienza su cuento «Bay City Blues» así: «Segu- Antes que lo histórico, en La hojarasca pri- ramente debía de ser viernes, ya que el olor a man los comportamientos de los personajes tanto pescado del café Mansion House, situado al lado individuales como colectivos. En Respirando el de mi oficina, era más intenso que una roca. verano es la familia Domínguez, la familia de Incluso hubiera podido construirse una garaje Celia, la que quiere mostrar el autor, mientras encima» (1979: 11).

21 Cada personaje describe el mundo según sus El párrafo siguiente es una petición de princi- nociones elementales. La forma de describir del pio estético: «Al abrirse la ventana las cosas se hijo de Isabel se torna objetiva: la habitación hacen visibles pero se consolidan en su extraña «huele a baúles», a pesar de que no los ve: «hay irrealidad», convirtiéndose la ventana en una un olor a desperdicios». Pero donde se funde la metamorfosis de la literatura. El «desciframiento tendencia behiavorista hemingwayana es en el del trópico» a que alude GGM en El olor de la gua- uso anafórico del verbo ver en primera persona, yaba y con el cual se busca «describir con pocos que le hace cambiar al niño la creencia de que elementos dispersos, pero unidos por una cohe- siempre «los muertos debían tener sombrero. rencia sutil muy real» —de acuerdo con la suge- Ahora veo que no. Veo que tienen la cabeza ace- rencia que le planteara Graham Greene—, se di- rada y un pañuelo amarrado en la mandíbula. ferencia de la postura de Rojas Herazo en Respi- Veo […] la boca abierta. Veo […] la lengua mordi- rando el verano porque García Márquez se distin- da. Veo que tienen los ojos abiertos» (destacado gue por utilizar una imagen visual: «La hojarasca agregado). Los voquibles siempre, nunca, debes es un viejo que lleva a su nieto a un entierro» aparecen frecuentemente como una pervivencia (GGM-Mendoza: 26). En el uso de sus descripcio- de comportamientos imperativos. nes y metáforas apela a imágenes más concre- tas, ahogando cualquier sub- La dicotomía entre el terfugio lírico que cambie el ser y el parecer permite ritmo prosístico. En el mis- una obnubilación inicial mo aspecto, el trópico de Ro- del niño que lo hace retro- jas Herazo tiende a ser más traer en el tiempo para «ex- lírico, e incluso épico o hipe- plicar» al lector: «Al entrar rrealista, lleno de metáfo- no vi al muerto. Vi a mi ras: metáforas de un nove- abuelo en la puerta, ha- lista que continúa su cor- blando con los muertos, y tejo con la poesía. Al aire lo vi después dándonos la concreto que puede «torcé- orden de seguir adelante. rsele como una lámina de Creí entonces que había al- acero» en Macondo, Rojas guien en la habitación» Herazo opone que Anselmo, (destacado mío). En el co- el nieto de Celia en Respi- mienzo piensa que el di- rando el verano, «vio la plaza funto estaba simplemente hirviendo, temblorosa, con- acostado pero después se tra una vasta lámina de vi- da cuenta de que es un ca- drio en sus casas de paja y dáver. En el niño se pre- sus árboles de almendro re- senta una transformación torciéndose como si los vie- paulatina de distinción e ra reflejados en el agua» identificación cuando la (11) (destacado agregado). luz como medio vital se convierte en una nece- Son los niños los que focalizan la mirada lírica sidad primordial hasta a aspirar salir de allí: «de- del mundo decadente que los rodea. Los adultos, seo respirar el aire abrasado de la calle». Cuan- desde una perspectiva adusta, revelan la dureza do los agentes del orden tumban la ventana en estática del entorno. el segundo intento para abrir la habitación se- llada donde reposa el suicida, mediante una me- De allí que lo que denomina Eco ambigüedad tamorfosis lumínica, se da una apertura hacia perceptiva (81), se establezca en La hojarasca como el mundo: principio de elaboración creativa para los tres per- sonajes a pesar de ser visiones diferentes. El la luz penetra a la habitación; irrumpe violenta- mundo se muestra discontinuo aparentemente, mente, como cuando se abre la puerta a un ani- tensionado, pero en realidad existe una continui- mal sin dirección, que corre y husmea, mudo; que dad narrativa que enriquece los silencios predis- rabia y araña las paredes, babeando, y retorna puestos por el escritor para los personajes. Lo que después a echarse, pacífico, en el rincón más fres- llama Rama (1989:18) «visión del caleidoscopio» co de la trampa (22). genera la tensión entre lo uno y lo múltiple, dife-

22 rentes versiones que contrapuntean las subjeti- paldas, poderosa y perfecta, porque le han qui- vidades, pero que a pesar de esa técnica se obje- tado el soporte que la sostuvo durante doscientos ta en La hojarasca «la falta de autonomía indivi- años y con la fuerza de doscientos bueyes, y cae dualizadora de cada uno de los personajes» (Rama: de espaldas en la habitación, arrastrando la som- 21). El hijo de Isabel expone un mundo nítido, bra de las cosas en su turbulenta caída. Los hom- abierto, ricamente lírico; Isabel navega entre lo bres se hacen visibles, como un relámpago la me- real y lo fantástico; el Coronel describe, a su vez, diodía, y tambalean, y me parece como si hubie- de manera contenida la realidad que lo rodea y ran tenido que sostenerse para que no los tum- que sólo cambia en la segunda parte del capítulo bara la claridad (133). 3 (que bien podría titularse «La sopa de Isabel»), donde se experimenta el tiempo circular a tra- LA FIESTA DE LOS OLORES vés de un discurso concéntrico y a veces en for- ma de espiral. La sensorialidad —y más adelante la sensuali- dad— del hijo de Isabel será la que marque la di- El cuarto cerrado, que manifiesta la impresión mensión del mundo macondino, que para Isabel de algo irresoluto hasta el capítulo segundo, em- y el coronel corresponde a visiones más mnemó- pezará a abrirse luego de que el alcalde llega a nicas, morales y políticas. El olor del Caribe de La una «solución» monetaria con el Coronel, que hojarasca se mantiene como un acto de supersti- aprueba el entierro del médico. Han pasado a otro ción, renuncia y descomposición. El niño huele cuarto, contrario al de donde está el suicida, «am- desperdicios en el cuarto del suicida, a baúles plio y fresco. Lo desborda la claridad amontonados. El encierro procura una del patio». La luz representa un cam- huida mental para el niño, pero sin bio de situaciones. Los recuerdos del embargo para Isabel su hijo no debe- niño van hacia lo más reciente, los ría entrar por «esa puerta invisible que días pasados. Recuerda así que aban- le impide penetrar más allá del alcan- donó con sus amigos la clase el día ce de sus sentidos», demostrando que anterior a la misma hora, con lo cual ella no conoce nada de su descendien- el universo centrípeto y obsesivo de te. la casucha se abre centrífugamente, en un cambio de perspectiva que di- El niño explora la otra faceta de su buja el entorno de Macondo. Al co- brújula de vida: el olor constituye una mienzo, el monte será una «nave os- forma de sentirse vivo, de salir del es- cura», un «socavón vegetal», pero: «De pacio claustrofóbico. La casa del abue- repente el sol rompió la techumbre de hojas apre- lo se diferencia por sus olores: «Cuando siento tadas y duras y un cuerpo de claridad cayó ale- un olor a ron alcanforado, estaré en la pieza de teando en la hierba, como un pájaro vivo». Así mi abuelo». El de Isabel, a barajas nuevas, a al- como el niño Stephen Dedalus en el Retrato del quitrán y a bolitas de naftalina. En una noche en artista adolescente llega a ser corregido por el na- que empezaba a dormirse, siente, como Anselmo rrador, aquí el hijo de Isabel corrige a Abraham, en Respirando el verano, el olor de jazmines. Ada, su amigo más cercano, y al narrador, cuando dice la sirvienta, le informa que es el olor de lo jazmi- que no es un pájaro: «Es el sol que ha salido con nes que estuvieron hace nueve años allí mismo. fuerza». Líneas más adelante, pero contestándo- Esta es una flor que sale: «Con los jazmines suce- le a Abraham que indica que no hay pájaros esa de lo mismo que con las personas que salen a tarde, el niño amplía su respuesta de que la luz vagar de noche después de muerta» (66). Ello le no es un pájaro al decir: «Cuando llueve no hay servirá para pensar en que todas las noches, don- pájaros» (53). de el coronel pone a secar sus zapatos cuando llue- ve, hay un muerto que se sienta a contemplar El hijo de Isabel cierra la novela con la luz como las cenizas del fogón apagado. elemento estructural, como cortina que descorre la verdad, que despeja la incertidumbre y se vuel- Desde la introducción el olor surge como ele- ve escritura, obra que se describe a sí misma: mento fundamental que se conjuga como parte de la estructura funcional de la novela. La narra- Y antes de que tengamos tiempo de saber qué ción de los patricios macondinos hablará de los sucede, irrumpe la luz en la habitación, de es- inmigrantes convertidos en hojarasca que con-

23 taminaban con su «olor multitudinario, olor de Me recordaba con tristeza. Se tenía la impresión secreción a flor de piel y de recóndita muerte» de que consideraba el transcurso del tiempo como (7). La hojarasca se convierte en una metáfora una pérdida personal, como si advirtiera con el de los desperdicios desde todos los ángulos: vida, corazón lacerado por los recuerdos que sin el amor, odios, sexo, tiempo, relaciones humanas. tiempo transcurrido, aún estaría ella en aquella Este desvertebramiento traerá también el de los peregrinación que debió ser un castigo para mis valores, comportamientos al borde de la disolu- padres (38). ción. El panorama no puede ser más desolador: Macondo es el pueblo de la derrota y el olvido, del Donde el tiempo cobra la apariencia concreta letargo que sólo se ve acicateado por el odio o por de un círculo en el que giran los personajes como cualquier coyuntura. El tiempo que en él fluya la bailarina de juguete que da vueltas en la repi- también tendrá el aspecto de una derrota que se sa de la sala del Coronel gracias a un mecanis- atestigua de manera estática y omnipresente. mo de cuerda, es en el capítulo tercero cuando llega el médico a casa del Coronel con la carta de NOVELA Y TIEMPO presentación que le envía el coronel Aureliano Buendía desde Panamá. García Márquez constru- La solidez de la luz como metáfora puede pensar- ye el momento con el Leitmotiv de las cucharadas se como la irrupción de la ficción que revela los de sopa que da Adelaida a su hijastra, Isabel. El contornos de una irrealidad que subyace delante verbo dar es repetido y conjugado 15 veces y la de los ojos como las ve el niño al abrirse las ven- frase «Adelaida siguió dándole la sopa a Isabel» se tanas: «las cosas se hacen visibles pero se conso- repite con la cuerda que le da el médico a la lidan en su extraña realidad» (22). Isabel, como bailarinita en la sala. El tiempo se detiene a tra- voz de García Márquez, plantea el ars poetica de vés de los actos que se repiten insistentemente. La hojarasca de manera oximorónica, como ten- sión de construcciones, mediante los recuerdos Pero donde el tiempo se constituye en una nata de Meme. Así, la sirvienta de la casa, ontológica extremada, en la que los personajes

hablaba con un acento de precisión y vague- dad, como si hubiera mucho de increíble le- yenda en lo que recordaba, pero como si lo re- cordara de buena fe y hasta con el convenci- miento de que en el transcurso del tiempo había convertido la leyenda en una realidad remota, pero difícilmente olvidable (36) [y an- tes Isabel] la deja perderse en sus laberintos, hundirse en el pasado con ese entusiasmo nos- tálgico y triste (35).

La novela es un reto al tiempo y es el tiempo (Borges escribe que «el tiempo es un río y yo soy ese río», en su ensayo «Historia de la eternidad»). La modernidad literaria habla de un reto a la Du- ración, observándose que en el género novelístico con Sterne empieza a ser una especie de teoría de la relatividad y de la novela misma. Cuando García Márquez regresa a Aracataca en su juven- tud, después de varios años de vivir en otras re- giones de la Costa Atlántica, encuentra un pue- blo fantasmal. La hojarasca revela ese reen- cuentro desde dos perspectivas del tiempo: una interna, que en varios momentos lo representan el Coronel e Isabel, y otra externa, por Meme, pero transpuesta por Isabel, es decir, por un autor que no quiere mostrarse:

24 se encuentran atenazados y en vez la navaja detenida en el espa- un proceso larvado de descom- cio de su propio espacio». Sin em- posición, en el capítulo 5, se bargo, con la irrupción del Coro- manifiesta de entrada cuando nel «los dos tiempos se reconci- Isabel observa: «Hay un minuto lian; las dos mitades ajustan». El en que se agota la siesta». El caos detenido en un marasmo se tiempo se vuelve instante dete- confabula. El reloj de la señora Re- nido, al borde de un caos. Las beca se despierta «y sale después mujeres —como en los cuentos chorreante de tiempo líquido, de de Jorge Luis Borges «Las rui- tiempo exacto y rectificado». nas circulares» o «El milagro se- creto» donde los personajes se La escenificación del tiempo de encuentran a sí mismos al bor- García Márquez muestra una teo- de del tiempo— en La hojarasca ría de lo temporal en la que el es- «empalman el sueño con la rea- critor, como una manecilla, va lidad, y se ponen de acuerdo para tejer el cuchi- marcando la reconciliación de los instantes en cheo como si fuera una inmensa sábana de hilo una eternidad abismada que se puede presentar elaborada en común por todas las mujeres del pue- no sólo abstractamente. El Tiempo de la Dura- blo» (60). En la página 90 encontraremos una ima- ción se materializa mediante hechos lentos. La gen parecida: «las mujeres hablando con los som- novela es el lugar del tiempo que se proyecta como breros puestos, llenando la casa con el vapor den- una raedera que roza la eternidad. Isabel, en un so y enervante de sus palabras». El poeta Juan instante de duermevela, ha entrevisto que la rea- Manuel Roca en un poema titulado «Sueño» atra- lidad se descompone en instantes individua- pa una imagen parecida: «Lejos, los patios de la lizados. La hojarasca es una teoría del tiempo de vecindad se llenan de gentes que remiendan el la novela cuando la memoria necesita restituir aire / con la aguja de su parla rumorosa» (Señal desde diferentes ángulos el material narrativo. de cuervos: 1984). Cada personaje se imbuye del tiempo de manera diversa: Isabel lo profundiza y se introduce en for- El momento descrito por Isabel se mueve en- mas irregulares; el coronel tiende a presentar un tre un hiperrealismo, el sueño y un surrealismo tiempo objetivo, histórico, mientras que su nie- acendrado: «Si el tiempo de adentro tuviera el mis- to se convierte en un inmediatista. La memo- mo ritmo del de afuera, ahora estaríamos a pleno ria, trifurcada en diferentes niveles intelectivos sol, con el ataúd en la mitad de la calle. Afuera y descriptivos, contribuye a cuestionar el «tiem- sería más tarde: sería de noche» (60). En algún po exacto y rectificado» de la novela tradicional momento deja escapar su preocupación por el odio colombiana. del pueblo, lo empalma con una descripción que hace de éste en una especie de movimiento pa- LA AMBIGÜEDAD SEXUAL norámico en cámara lenta en el que hasta los transeúntes se encuentran detenidos por manes García Márquez ha sido proclive en La hojarasca del estatismo de su hijo. «Mientras se mueva algo, a dejar datos explícitos. La insinuación y el si- puede saberse que el tiempo ha transcurrido. An- lencio son piedras de toque constantes como cuan- tes no. Antes de que algo se nueva es el tiempo do en esa misma aventura —una de las seccio- eterno, el sudor, la camisa babeando sobre el pe- nes construida con mayor eficiencia, de tal for- llejo y el muerto insobornable y helado detrás de ma que para la crítica Graciela Maturo (1977) la su lengua mordida. Por eso no transcurre el tiem- escena completa corresponde a una «presenta- po para el ahorcado: porque aunque la mano del ción sensible de la sacralidad»: «la luz que irrumpe niño se mueva, él no lo sabe». GGM parece plas- en el follaje […] el baño, la invitación en ese mo- mar algunas escenas de El año pasado en mento desoída» (85) —el hijo de Isabel señala que Marienbad, del director de cine Alain Resnais, o Abraham se esconde detrás de los espinos y no de describir en el papel aquel cuadro de Dalí so- escucha nada de lo que éste hace. «Su silencio bre el tiempo, «La persistencia de la memoria», era profundo y concentrado, lleno de una recón- donde los relojes cuelgan de ramas como carnes dita fuerza», «su quietud era estática». Para Rama o pájaros vencidos o soñolientos: «Otra vez el re- (1989: 23) se encuentra defecando, pero bien pu- loj muerto a la orilla del minuto siguiente, otra diera estar masturbándose. La escena es presen-

25 tada ambiguamente porque en esa concentra- le tranquiliza saber que sería de las pocas per- ción Abraham no escucha que su compañero le sonas que lo recordarían en Macondo. Ella, informa que en el cielo sólo hay una golondrina. exasperada, le dice: «— Mafarificafá. Se le va a Alcanza a contestar únicamente: «Golondrinas». pudrir encima ese saco de cuatro botones» (77). La función referencial se dificulta y el instante No sólo los niños utilizan en la novela juegos de cobra riqueza plurisignificativa ya que Abraham palabras. El tipo de comportamiento engolado de escucha medianamente lo que dice el hijo de Martín, algunas veces ambiguo, se interpreta- Isabel. Además del silencio reconcentrado, su ría con esa palabra como una crítica abierta a «quietud no era estática. Era una sexualidad heterosexual una inmovilidad desesperada que no se explicita para el lec- e impetuosa […] Fue él quien tor ni para los personajes. El empezó a moverse detrás de término mafarificafá es el de los espinos». marica que ha sido inflado por la introducción de las sílabas La aparente insinuación fa y fi, de acuerdo a la sílaba escatológica —que es sexual— que le precede. García Már- pasará a otra dimensión cuan- quez transforma en juego lo do el niño desea salir nueva- que en el pueblo —y mucho mente, pero no «con Gilberto y más dentro de la familia del Tobías» sino Abraham «para Coronel— sería una indigni- verle el brillo del vientre cuan- dad y un atentado moral. do se zambulle y vuelve a sur- gir como un pez metálico». La El calor, los olores, la sexua- posible admiración por el amigo se aclara: lidad, el tiempo, serán también isotopías que apa- recerán en Respirando el verano, algunas más toda la noche he deseado regresar con él, solo acusadas que otras. por la oscuridad del túnel verde, para rozarle el muslo cuando caminemos. Siempre que lo hago LA INFLACIÓN METAFÓRICA DEL VERANO siento como si alguien me mordiera con unos mor- discos suaves, que me erizan la piel (55). Llama la atención en Respirando el verano su in- tención totalizante. Rojas Herazo quiso capturar Para Graciela Maturo esta escena tiene con- en la novela no sólo el Caribe, sino su agonía, notaciones simbólicas: expresiones como nave las formas simbólicas del trópico, la decadencia oscura, navaja, honda, piedra, pez plateado y enor- de una familia y de sus relaciones, el pensa- me, como si el agua se hubiera vuelta líquida a su miento existencialista de uno de sus persona- contacto, volver al río o el nombre de Abraham, jes y el cuestionamiento al lenguaje que parte invocan templos, purificaciones, el hondero a desde ese pensamiento. Cristo y la luminosidad a una especie de venida del Señor. García Márquez diría que recordó su En La hojarasca García Márquez se impuso re- lejana niñez y que, de alguna manera, quería solver un problema de estructura, de manejo del recoger aquella experiencia. El niño levanta la tiempo y con él el de datos para escamotear in- vista —como cualquier poeta piedracielista, ya formación de tal forma que nos encontráramos que para la fecha GGM no ha dejado de serlo to- con elipsis, juegos de referencias, Leitmotivs, davía— «hacia el furioso atardecer cuyo cielo como también en Rojas Herazo. Un universo de tenía la monstruosa imponencia de una caba- decadencia y venganza se contrapuntea a tra- lleriza incendiada» (53). vés de varios ángulos, pero el novelista de Aracataca prefirió escoger tres personajes que La posible homosexualidad del niño podría en- contribuyeran a delinear más de cuatro dece- contrase también cuando Genoveva García le nios de Macondo y a hurgar en la conciencia de dice en una especie de «maleficio de identidad» un pueblo desterrado de la historia, unido por (117), según Isabel, que éste es idéntico a Mar- una venganza prolongada por 25 años contra el tín, su padre: «No le falta sino el saco de cuatro médico que no quiso atender a los heridos el día botones», dice la amiga. Tiempo antes de casar- domingo de las elecciones cinco lustros atrás. se con Isabel, Martín le expresa a Genoveva que Pero ésta también es la historia de la familia

26 del Coronel, veterano de la guerra, quien espera «recortado en el lienzo de luz […] la furia de aque- corresponder la promesa que hiciera al médico lla luz derretida […] le impidió reconocer al jine- de enterrarlo cuando muriera. te» (11). Mientras que García Márquez trabaja me- diante imágenes visuales y concreciones Respirando el verano busca ser un fresco de la visualizadas, RH elabora metáforas que son des- familia Domínguez, en un pueblo indeterminado criptivas o líricas antes que narrativas: Anselmo que podría sospecharse se localiza en los depar- sentía en la risa de su pariente «su fiesta de ver- tamentos de Bolívar y Sucre. Constituida por el los, la pasión, la seguridad, el ímpetu de su re- doctor Milcíades Domínguez Ahumada y Celia, la greso». El niño observa «un hombrazo», «montaña familia consta de 11 hijos y dos nietos, sobre los viva», de «voz cuajada», «voz de camino y de mon- cuales gira la historia. A ellos se agregan tías, te, voz de elemento libre, de raudal o de toro». Sería esposos y personajes circunstanciales que tejen innecesario citar más: baste decir que ésta es la una galería de voces y acciones que comienzan novela de un poeta que todavía no termina de qui- desde los años 50 del siglo XIX, al igual que La tarse esa profesión de fe, pero que sí lo logra con hojarasca y el resto de la narrativa de GGM. En noviembre llega el arzobispo mientras que en Celia se pudre conjuga lo narrativo con una escri- Rojas Herazo inicia la novela con lo que será tura poética que se regodea en los silencios y los el tema de su obra literaria posterior, a través de murmullos de una prosa lúcida y luminosa. la memoria de Anselmo, quien empieza a descam- biarse de ropa luego de jugar con su caballito de El verano condensa, en realidad, un estado palo: «Y el recuerdo del patio, de su patio —calci- del alma, una estación de la agonía y de la muer- nado y brillante como todos los seres y objetos de te: Anselmo «sentía ahora el mediodía duro, ex- aquel tenso verano— lo sentía en las ropas, en la tenso, cargado de secas vibraciones». Y también, palpitación de sus pies, en la cabeza de sienes en la recurrencia descriptiva, encontramos que hirvientes, en aquel sudor vegetal que le brotaba el verano fue «grande y duro», el sol «se hacía incontenible como si le estuvieran exprimiendo viril». De aquel «ímpetu de luz [brotaba], aquella las vísceras» (1962: 11). Un resumen de la obra y sofocación irresistible, aquella orgía solar que del autor la da él mismo en «Autorretrato»: «Este abría rotundas cicatrices» (18). Los olores son hombre está relleno, como un chorizo sentimen- metáforas que se extienden en todos los objetos, tal, de patios arruinados llenos de cachivaches en el «aire abrasado». La mudez y la quietud son podridos, de mugidos de mar, de luces perdidas, otras imágenes del verano que se consolidan en de papeles de alcaldía cuya tinta convierte la llu- el árbol parado, como si «le hubieran cortado la via en lágrimas moradas». Ha intentado exprimir lengua»: «Parecía como inhibido por un resenti- en «renglones que pretenden ser poéticos, su ino- miento». cente orfandad» (El Espectador, MD, 27,XI, 1994:21). A lo largo de la novela son frecuentes las me- táforas y las descripciones que tienden a pre- El patio, en su caso, y la casa, en GGM, casa sentar acciones y situaciones que sintetizan grande, en el de Cepeda Samudio, constituyen el pensamientos, comportamientos y la puesta en lugar concentrado, axis mundi, el ónfalos, el uni- escena de una epicidad atmosférica. El verano verso. Los tres motivos centrales que señala representa un personaje omnisimultáneo, omi- Dieter Janik (1992: 112-130) para García noso, que recuerda en mucho a lo logrado por Márquez, también lo son para estos dos escrito- Eduardo Zalamea Borda en Cuatro años a bordo res: la casa, el huracán y la muerte. Obviamen- mí mismo. Como retrato del Caribe, la visión (y te, con una ligera variación. Cepeda y Rojas no misión) de Rojas Herazo es la de mostrar un ponen a sus personajes al borde del caos cósmi- nuevo infierno, pues en el patio se respira y vive co, sino en redes terrestres dolorosas. en «una gran parrilla. Era un hálito monstruoso, un sopor eructado por la tierra». La descomposi- Esta primera novela de Rojas Herazo es un ción provocada hace que la transpiración entre intento más amplio que el de García Márquez por los personajes se convierta en un ácido destruc- pintar el trópico: pintar en el sentido literal, por- tor que rompe los poros. Se llega, inclusive, a la que muchas de sus metáforas e imágenes son animalización de los seres humanos. La luz se las de un pintor que se combinan con las de un presentará de diversos modos: como «vibración poeta. Anselmo mira, frente a él, a su tío Jorge inaudita», como «cuerdas de luz», para Evelia, la

27 nieta de Celia, mientras que para ésta se obser- La vitalidad se expresa a través del poder y de vaban «los estragos de la luz» (75). Esta obsesión la promiscuidad sexual del Padre en La casa llevará a RH a repetir algunas imágenes: «En la grande, pero en las otras dos novelas el sexo se vidriosa luz, entre las cuerdas de púrpura que apri- manifiesta como una forma negativa. La Her- sionaban los almendros, atravesaba Fela —con mana Mayor, al igual que Julia en Respirando el su traje amarillo limón, gaseosa y espectral, do- verano, dependía de sus padres mientras vivían rada, pulsando el arpa de luz— con su paso in- y su relación se basaba en una obcecada obe- cierto y sus brazos extendidos» (destacado agre- diencia que más tarde se convertiría en poder gado) (206). soterrado para las hijas que continúan la tradi- ción represiva. Julia se libera del peso de su pa- Los niños llegan a escapar, como en La hoja- dre y será una mujer que viola las normas de la rasca, a las formas vengativas del calor, es decir, familia, mientras que Isabel en La hojarasca y del verano como muerte. Ellos escuchan —con la Hermana Mayor perpetúan el poder de su pa- Fela, la ciega— «el gemido de la luz deshaciéndo- dre. El poder ejerce una forma inhibidora del sexo se entre las hojas», cuando se encuentran Evelia y la «atmósfera de hierro» que rodea a Julia con- y Anselmo «en los rincones mitológicos del patio» creta el estado de ánimo opresivo que reina al- (193). Las palabras verano y calor buscan recrear rededor de cada una de ellas. estados sicológicos pero no pareciera que sólo con metáforas se consiga ese objetivo. Caso contra- A su vez, el machismo genera comportamien- rio, el capítulo XXII, en el que Anselmo y Evelia tos diversos. Isabel obedece las órdenes del coro- se escapan en la noche para ver un caballo, es de nel cuando le fija la fecha del matrimonio con los más logrados a nivel dramático y poético por- Martín, mientras que en casa de Celia cada hijo que el momento adquiere la escenificación de una decide su futuro. No obstante, Berta y Mara, a fantasmagoría poética que revive las sensacio- pesar de poder escoger sus esposos, no serán fe- nes inaprehensibles de ese momento. Sin em- lices. El machismo y la violencia de uno de ellos bargo, los niños de La casa grande se encuentran es la causa. El peso del padre en las novelas de en la incertidumbre y en un desasosiego que po- los dos escritores magdalenenses es más central, dría confundirse con , pero la carga de en tanto que las mujeres en Rojas Herazo dispo- odio dejada por sus ascendientes es penetrante y nen su futuro después de la muerte del padre. difícil de olvidar. En el universo familiar de Rojas Herazo son pre- Así como García Márquez hace del tiempo una ponderantes las dicotomías y los desencuentros: isotopía, el calor y la luz en Rojas Herazo se cons- Julia no es una mujer «completa» —según la tituyen en formas del dolor y de la agonía que se concepción machista de Celia— porque no tuvo convierten en comportamientos. El tiempo y el hijos: «no puedo evitar el desprecio que a toda calor figuran catafalcos y expresiones de incomu- mujer que ha parido le suscita una solterona» nicación. Julia se ve perseguida por el fantasma (136). Machismo y conservadurismo reviven en de Simón y su cuarto adquiere «una atmósfera la madre que también deja escapar su espíritu clausurada donde era imposible la respiración y incestuoso por su adorado hijo Horacio. Los re- la vida» (40), que es igual para la casa del médico y cuerdos de Celia tienen el mismo lenguaje que la casa del Padre en la novela de Cepeda Samudio. el del hijo de Isabel por Abraham: «Pero creo que es a Horacio, sí claro que es a él, al que siem- VITALIDAD Y SEXO FRACASADO pre —aún en vida de su padre y de su hermano mayor— he amado por sobre todos. Cuando lo Las isotopías de la vitalidad y del sexo reprimido veía venir por la plaza, alto, flexible, el más ru- se encuentran en las tres novelas que inaugu- bio, hermoso y aventajado del pueblo, me sentía ran la modernidad en Colombia. Podría postularse como una novia. Si no fuera mi hijo habría sido mi que dadas las características de tratamiento, en amante. Es el único que me regocija y me llena de ellas se observa la puesta en escena de un ma- rubor cuando me habla» (destacado agregado) chismo acendrado de la que resulta la repetición (168). Ella no disfrutó de una sexualidad verda- de formas degradadas de relación interpersonal dera con su esposo, pues en esa relación ella entre los padres y sus hijos hasta llegar al inces- sólo ponía el cuerpo mientras veía la cara agi- to. En La casa grande resulta más explícito con la tada de él. relación entre el Padre y la Hija Mayor.

28 LOS UNIVERSOS CERRADOS La escritura, resistencia, espejo del tiempo y de la memoria, abre el compás de la transformación La hojarasca de García Márquez es un universo narrativa, de las formas de comprensión de los centrípeto, con la apariencia de un «hueco ne- silencios que deja la hierática historia. Respiran- gro». La historia gira hacia dentro. Respirando el do el verano, La casa grande y La hojarasca reve- verano adquiere una forma centrífuga, de brazos lan también que la literatura del Caribe colom- que buscan salidas por fuera de sus costuras na- biano encontraba voces que delineaban una vi- rrativas, a tal punto que llega a ser un esfuerzo sión escéptica del mundo, propia de una moder- excesivo y desordenado en el que se pierde su nidad observada de su derrumbe silencioso, gra- centro narrativo. La casa grande reconvierte am- cias a la epifanía literaria. bos universos: mientras García Márquez emplea un discurso en el que sus personajes se encuen- BIBLIOGRAFÍA tran atados a un destino ineluctable, los de Rojas CEPEDA SAMUDIO, Álvaro. La casa grande. Bogotá: Oveja Herazo son disminuidos por sus pasiones y los de Negra, 1985. Cepeda Samudio se hunden, algunos, en su sino, COBO BORDA, Juan Gustavo (Selección y prólogo). Ho- mientras los jóvenes de la última generación avi- menaje a Gabriel García Márquez. «Para que mis amigos me quieran más». Bogotá, Siglo del Hombre, 1992. zoran una esperanza. En ese sentido, se puede CHANDLER, Raymond. Bay City Blues, Barcelona: afirmar que aprendieron de esa lección. La casa Bruguera, 1979. grande ahonda en mayores temas, controlados de ECO, Umberto. Obra abierta. Barcelona: Agostini Planeta, manera eficiente. Existe mayor número de téc- 1985. GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. La hojarasca. Buenos Aires: nicas, que contribuyen a presentar un cuadro po- Sudamericana, 1969. lifónico que ahonda más en espacios, tiempos, –––––– El olor de la guayaba. Conversaciones con Plinio personajes, cosmovisión. En Respirando el verano Apuleyo Mendoza. Bogotá: Oveja Negra, 1982. se entrevé un mundo que se fundamenta en la GARCÍA USTA, Jorge. Cómo aprendió a escribir García Márquez. Medellín: Lealon, 1995. palabra, en las metáforas, en una ambiciosa pues- –––––– Visitas al patio de Celia. Crítica a la obra de Héctor ta en escena de técnicas que se desbordan. Rojas Herazo (compilación). Medellín: Lealón, 1994. GILARD, Jacques. «El Grupo de Barranquilla», en Lectura Las técnicas narrativas, especialmente el mo- crítica de la literatura latinoamericana. Actualidades fundacionales. Selección, prólogo y notas de Saúl nólogo interior y la fragmentación, darán cuenta Sosnowsky. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1997. de una necesidad narrativa, que buscan mostrar HELLER, Ben A. «Lectura marginal de un texto margina- el mayor número de ángulo de las historias. No do: Respirando el verano de Héctor Rojas Herazo», en obstante, todas las isotopías conver- Visitas al patio de Celia (pp. 55-66). HENRÍQUEZ UREÑA, Pedro. La utopía de gen: soledad, incomunicación, ma- América, Caracas, Biblioteca Ayacucho, (sf). chismo, incesto, frustración, soledad, JANIK, Dieter. «Tres motivos centrales de calor, luz, olor, desamor, odio, fluyen la imaginación poética del narrador Gabriel en una resplandeciente decadencia de García Márquez: la casa, el huracán, la muer- te», en Homenaje a Gabriel García Márquez. las relaciones humanas. Las técnicas «Para que mis amigos me quieran más». Bogotá, son su expresión: el monólogo es el Siglo del Hombre, 1992. (112-131). símbolo de la separación; el lenguaje MATURO, Graciela. Claves simbólicas de se yergue como la pérdida del centro y Gabriel García Márquez. Buenos Aires: Fer- nando García Cambeiro (2ª ed. revisada), del logos (Heller. 1992:60), represen- 1977. tación del universo que se disgrega. MORIN, Edgar, Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, 1996. Pero también esas novelas signifi- RAMA, Ángel, Edificación de un arte nacional y popular. Bogotá: Colcultura, 1991. can la recuperación de la Historia, de ______«La imaginación de las formas», introducción lo físico, de las vibraciones del ser humano olvi- a La hojarasca. Bogotá: Círculo de Lectores, 1992. dado en la historia de la literatura colombiana. El ROJAS HERAZO, Héctor. Respirando el verano. Bogotá: El imperio de los sentidos se expresa a través de los Faro, 1962. ______«Autorretrato», en Magazín Dominical, nº 604, cambios de tiempo, del papel de los sentidos y de nov. 27/1994, p. 21 (tomado de la Revista Lámpara). un fluir de la conciencia que prolonga un discur- También en Señales y garabatos del habitante. (1976). so que contiene su propia forma de reordenarse. Bogotá. Instituto Colombiano de Cultura.

29 El baile de la Victoria de Antonio Skármeta Cuento relleno con guarnición de crónicas y baladas en su salsa

Ernesto Gómez Mendoza*

El baile de la Victoria está lleno de recursos de cabo, cuentos, ficciones muy diferentes de las veterano escritor, redactado en un estilo novelas. El baile de la Victoria es ficción, de eso descomplicado e imaginativo, con ingenioso hu- no hay duda. La pregunta es qué clase de novela mor, y destila la atractiva y cautivante persona- es. Como en los cuentos, los personajes se con- lidad de su autor, Antonio Skármeta. Por todo ello servan iguales a lo largo de la narración y son uno se siente bastante tentado a perdonarle su menos conscientes de sí mismos que los héroes envoltura general de película rocambolesca (uno novelescos, por lo tanto más hiperactivos y más de los trucos del relato eskarmetiano es la depu- arquetípicos. Ejemplo, Vergara Grey, experto en rada técnica cinematográfica, de acentuadas se- cajas fuertes, caballeroso, irónico y mesurado, cuencias, que arrastran al lector y en su fluir alo- que para toda ocasión esgrime un aforismo chi- cado le hacen tragar las flaquezas de concepción leno dulceamargo y conceptista. No se despeina de la fábula). en ningún momento, y tras los alocados hechos de que es protagonista sigue convencido de sus Un Skármeta nostálgico del cine no estaba valores y costumbres con una extraña paz inte- entre mis expectativas, pero helo allí. No sólo por rior que ya quisiéramos tener muchos (estos la- el recurso a manotazos a los patrones del thriller drones discretos y galantes cuyos orígenes se re- (“malos y buenos”, planeación y ejecución de un montarán quizá al folletín popular, que luego los robo, figura femenina enigmática, rapidez del ar- cede al cine). gumento) sino por la importancia concedida al tratamiento narrativo por secuencias, en el cual Como cuentero, Skármeta es insuperable, y —insistimos— el autor es limpiamente maestro si renunciamos a que el libro nos dé el relámpa- y adicto a los primeros planos (calcar los procedi- go de una novela y decidimos tomar lo que ofrez- mientos del cine se consideró novedoso en los can sus secuencias, disfrutaremos un buffet de años cincuenta, un caso afortunado es El coronel fragmentos impresionistas plasmados con ternu- no tiene quien le escriba de García Márquez). ra, inventiva expresiva y un vivaz aparejo de imá- genes poéticas frescas e irreverentes. Del Chile post-fascista cabría esperar más novelas que películas, las cuales son, al fin y al Si bien es cierto que por ninguna parte apare- ce la presunta novela ganadora del Premio Pla- * Barranquillero, 1951. Estudió producción de cine neta 2003, este libro es, no obstante, uno de esos en EUA y Filosofía en la Universidad Metropolitana de libros que a su modesto estilo lo cuestionan a uno Barranquilla. Crítico de cine y literario en El Heraldo, Dia- rio del Caribe, El Nacional, El Espectador y Cinemateca. El y le muestran nuevos planos de la experiencia Heraldo ha publicado trabajos suyos sobre Cepeda Samudio, de la literatura. Se gana tu cariño porque te brin- José Félix Fuenmayor, Jorge Isaacs, Germán Espinosa y da vislumbres nuevos del (¿viejo?) problema del Alfredo Bryce Echenique. En 1987-1990 fue redactor cul- cuento y la novela. Si el libro de Skármeta es un tural de Hoy x Hoy, Bogotá; fue colaborador semanal de Nueva Frontera, y eventualmente del Boletín de la Biblioteca cuento y un cuento de trescientas ochenta pági- Luis Angel Arango y de Quimera, Avianca, Suburbia, nas, ¿cuántos libros que reputamos novelas es- Viacuarenta y Huellas. Vive y trabaja actualmente en Bogotá. tán en la misma situación de El baile de la Victo-

30 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 30-32. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 Antonio Skármeta

Hace más de setenta años, Vladimir Propp después de mi- rar los cuentos rusos popula- res al derecho y al revés aisló unos patrones argumentales básicos del cuento que deter- minan un puñado de héroes y personajes arquetípicos. El príncipe puede ser huérfano o Kharfan-Acab-Marcos no, vencedor de mil batallas o de apenas tres, trovador o ca- ria? (El cuento largo tendría una importancia in- zador, pero siempre tiene encomendada una mi- sospechada. En el plano de la práctica de la fic- sión, sea rescatar la princesa, destruir la fuente ción la conciencia o no de que se elabora un cuen- del mal, hallar cualquier objeto mágico, resolver to largo, tendría particular trascendencia). un enigma o vencer con la pureza de sus senti- mientos los encantamientos y hechizos de fuer- En la “novela novela” se maneja el héroe con zas oscuras. Incluso cualquier plebeyo que asu- algo que podíamos llamar fino detalle o fino regis- ma una misión similar asume el rol de “prínci- tro —es lo que da el tono, el famoso tono pe”. La idea es que los motivos, por debajo de mo- novelístico. Mientras que en el cuento los carac- dificaciones accidentales, se repiten en cada tipo teres se ciñen más o menos a las posibilidades de argumento. Esta morfología, y no su extensión, del tipo y del arquetipo, en la novela el personaje es la que hace que un relato sea un cuento, y se adquiere dimensión de Sujeto. Por último, el cuen- manifiesta ricamente en El baile de la victoria. to despliega siempre un esquema maniqueísta rotundo. Nadie pensaría al cruzar las primeras páginas que se interna en un cuento porque ellas se re- La neurosis del novelista tiene que ser mu- fieren a sórdidos asuntos carcelarios. La prime- cho más terrible que la del cuentista: tiene la ra “secuencia” (término en este caso más apro- curiosa manía de remedar a Dios y no es sólo om- piado que capítulo) nos informa con lujo verbal y nisciente sino ubicuo y prolijo. Los dos espíritus toques de crónica periodística del poco romántico son diversos aunque pueden alternar en un es- perfil del héroe, Ángel Santiago, al presentarlo critor hasta que uno de los dos domine. En el au- en una corta entrevista con el alcaide de la pri- tor chileno predomina el espíritu narrativo, es un sión, que deja gracias a un decreto de amnistía, creador de fábulas neto. Sin embargo, por suerte y al establecer que el muchacho fue violado por estas sutilezas no importan mucho a los lectores un grupo de presidiarios para satisfacer los gus- porque El baile de la Victoria, a pesar de las para- tos extraños del alcaide. La entrevista tiene la dojas de su estructura ambigua, es un libro acti- finalidad de sondear los alcances y la solidez de vo, que se interroga sobre su tiempo, que define los proyectos de venganza del joven, y está ex- un foco de diálogo y, en su forma “amigable”, fun- puesta con la inmediatez del guión cinematográ- ciona como objeto de lectura en una época de ma- fico, salpicada con los inventos verbales de sivo impacto de los medios de comunicación y las Skármeta. Salir de la cárcel con el alma fresca, tecnologías del entretenimiento, que arrincona con tan pocos traumas, es cosa de cuento. dramáticamente a la cultura literaria. El lector ideal de este libro es ese joven que anda siempre Para que creamos en él, Skármeta recurre con enganchado a un discman o aferrado a un “ratón”. virtuosismo al truco de certificar cada vuelta del

31 argumento con los “detalles reveladores” de la cró- nado por la dictadura. El caballero andante se pone nica de escuela norteamericana, que inducen la a su servicio desinteresadamente. En una nove- suspension of disbelief y, así, los lectores cree- la, el amor que la Victoria inyecta en su sangre lo mos en ese alcaide homosexual que despide al hubiera hecho cambiar y Ángel Santiago tal vez interno con nostalgia, después de consultarlo so- hubiera dejado la bohemia por amor a su prince- bre un juego de ajedrez en curso y presionarlo sa. No en este cantar de gesta (chanson de geste). para que se lleve su bufanda de lana de alpaca Los dos amantes están demasiado ocupados en- peruana, enternecido por el incompleto vestua- frentándose a los agentes del mal y en plan de gesta rio con que el joven sale al invierno santiaguino heroica no les faltan los auxiliadores, hados pa- (Santiago, Chile es el escenario de la historia). drinos y enanos solidarios. Con su ayuda sortean El cine deja ver sus orejas sutilmente en esta obstáculo tras obstáculo y ello es la razón del sur- secuencia inicial; ese cine que es hijo de los tido de personajes secundarios que Skármeta in- cuentos del mundo, bien provisto de héroes y vi- troduce con desparpajo y con ternura, aunque el llanos simpáticos como el alcaide Santoro. Toda- lector (todavía esperanzado en la novela prometi- vía, con la atmósfera invernal y de tráfago citadino da) no se trague tanto la idea de que en cada vuel- con smog que encuentra Ángel Santiago fuera de ta de la vida nos espera, disfrazado de gente, un la cárcel abrigamos expectativas de novela, pero ángel más que dispuesto a darnos la mano. la liberación de otro preso, Vergara Grey, a quien ninguna caja fuerte resiste, legendario ladrón El gran episodio de este cantar se produce a su fino, héroe de pobres y marginales, despedido con debido tiempo de cinematográfica manera. Tam- honores de almirante por sus compañeros de re- bién se abre una caja fuerte con los caudales mal clusión, saludado por quienes lo reconocen en la ganados de un pez gordo de la junta militar. calle y ansioso por darle un vuelco a su existen- cia “artística” y compensar, haciendo buen uso En el personaje de Victoria Ponce hay un ger- de su parte del fruto del golpe que lo puso en la men de novela. A diferencia de Ángel Santiago y cana, a su mujer e hijo por los sinsabores y del fino ladrón de cajas fuertes, la chica tiene una vergüenzas conexos con su talento, nos devuel- relación abrasiva con el mundo, que para empe- ve al cine, sin que protestemos mucho tampoco, zar le ha quitado al padre. La agresividad la subli- porque Skármeta lo hace con esa artera maes- ma en la danza. tría de los virtuosos de cualquier cosa. Victoria Ponce por financiar las clases de ba- Cabe otra analogía para explicar este libro en- llet paga un precio altísimo. Su figura es una cantador pero dispar: se trata de un cantar de ges- metáfora de la terrible combinación de destruc- ta, con gesta suficiente para juglar y medio. El ción y creación implícita en el arte. Una imagen héroe vaga por este mundo y sus caminos con cier- de la adicción en que se puede caer luego de ex- ta aura melancólica (Ángel Santiago incluso co- perimentar la unidad del ser a través del arte. La mienza en la tercera o cuarta secuencia a andar vida es un torpe novelista. Creo que más torpe a lomo de caballo, de rucio, entre el smog de San- novelista aún es la realidad latinoamericana. tiago). Su objetivo es castigar a un villano. Pero encuentra a una princesa encantada. Victoria La realidad chilena la siente Skármeta den- Ponce, “la Victoria”. Una princesa posfascista, de tro de estos trazos de cuento o cantar, de fábula o ajustados jeans, enfrentada a contrariedades, crónica. Con un sentimiento de ternura por esta embebida en la danza, perseguida con exámenes realidad que de tan trágica y espontánea deter- absurdos por los profesores de matemáticas y cas- mina un verosímil de cuento, que puja por la no- tellano, envuelta en el duelo por el padre asesi- vela y lo que le sale es fábula, nostalgia.

32 Extranjeros ilegales en el siglo XVII: los cristianos nuevos de Cartagena

María Cristina Navarrete*

En las últimas décadas trada de ciudadanos a del siglo XVI y la prime- los territorios de las In- ra mitad del siglo XVII, dias procedentes de habitó en Cartagena otros reinos, aun los un número significati- unidos de Castilla, es- vo de cristianos nue- tuvo vedada. Si bien la vos1 portugueses si- prohibición existía, tuados en distintos ésta no fue óbice para estamentos de la so- que muchos extranje- ciedad. Algunos de ros con deseos de es- ellos sobresalieron por tablecerse en el Nue- su fortuna, posición vo Mundo lo lograran. social y poder político; Para ello había algu- otros, se desempeña- nas posibilidades de ron en distintas ramas legalizar la situación. de la actividad arte- sanal. Sin embargo, a Murallas de Cartagena. Por una parte, esta- pesar de su aparente ban las «cartas de na- estabilidad residencial, el estatus de extranjeros turaleza» que consistían en permisos concedidos y sobre todo la sospecha de ser descendientes de por la Corona para residir en la Indias, bajo cier- judíos conversos, es decir, cristianos nuevos, los tas condiciones, como estar casado con mujer na- puso en la mira de las autoridades civiles y ecle- tural del reino de Castilla, la posesión de bienes siásticas. raíces y la residencia previa en las Indias espa- ñolas por un determinado número de años. ILEGALES EN LAS INDIAS Además de las naturalizaciones hubo otros pro- Cuando Cristóbal Colón realizó su hazaña, la hizo cedimientos que habilitaron a los extranjeros la a nombre de Castilla. Desde ese entonces, la en- permanencia en la América española, como las «licencias» y las «composiciones». Las licencias * Historiadora de la Universidad del Valle.Doctorado en historia, Universidad Complutense de Madrid, donde eran permisos individuales concedidos a perso- su tesis Esclavitud Negra e Inquisición; Los negros en Colom- nas con cualidades especiales como ciertos ofi- bia, 1600-1725, mereció la calificación de sobresaliente cios o profesiones, por ejemplo, Manuel Pérez, de cum laude. Maestría en Educación, Universidad de la Ciu- nacionalidad portuguesa, casado con María Pérez, dad de Nueva York. Ha compartido su vida académica entre la docencia y la investigación histórica. Este artículo fue nacida en Pasto, se encontraba viviendo en cedido por su autora especialmente para Huellas. Cartagena, en 1630, en virtud de la licencia que

Huellas 76 y 77 Uninorte. Barranquilla 33 pp. 33-38. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 tenía de su majestad para La ineficacia de estas residir en estas partes y disposiciones fue limita- hacer uso del oficio de pa- da, puesto que todos los nadero con la condición de que se impusieron atra- no tratar ni contratar en vesar el océano lo consi- otras cosas que no fuesen guieron por diversos me- del oficio de panadero2. dios: falsificando pruebas de limpieza de sangre, Las composiciones con- sobornando a las autori- sistían en el pago de cier- dades de la Casa de Con- ta cantidad de dinero a tratación o comprando cambio de la legitima- permisos falsificados de ción de la situación de embarque, que solían hecho. Para acceder a la venderse en Sevilla a composición y obtener precios accesibles. Los carta de naturaleza se escasos de fortuna opta- debía ser persona pres- ron por otros procedi- tante y de caudal. Algu- mientos, como enrolarse nos oficios como el de la- de marineros y soldados, brador, boticario o ciruja- y una vez llegados a Amé- no, eran particularmen- rica, desertar o perderse; te «útiles a la república» asimismo, buscar en Se- y ameritaban la composi- villa un caballero que qui- ción de quienes los des- siese traerlos como pajes empeñaban como perso- o criados personales. nas de bien. Boca del Puente y Torre del Reloj. Para la corona espa- Con el propósito de ñola, los portugueses hacer relación y de componer a los extranjeros siempre tuvieron el carácter de extranjeros, in- habilitados para ello, llegó a la ciudad de cluso durante el tiempo en que las monarquías Cartagena en 1630, el doctor Antonio Rodríguez estuvieron unidas (1580-1640). Como un núme- de San Isidro Manrique, visitador general del ro elevado de los portugueses que se trasladaron Nuevo Reino de Granada. Este funcionario real a las Indias españolas eran descendientes de inició labores después de mandar a hacer pre- judíos conversos, muchos de ellos procesados por gones en diferentes «tiempos», invitando a los la Inquisición, el término portugués se conside- extranjeros para que presentasen —tomándo- ró sinónimo de judaizante, por aquella época en les declaraciones individuales y averiguando la el Nuevo Mundo. fecha de entrada en las Indias—, el tipo de li- cencia con que se encontraban, los negocios que A pesar de la doble ilegalidad, gran número habían realizado y el monto de sus caudales.3 de cristianos nuevos portugueses pasó a las In- dias, especialmente, en el período de unión de La Corona estableció prohibiciones para la en- las coronas; algunos, con autorizaciones legal- trada a las Indias no sólo de extranjeros, sino mente obtenidas, pero la gran mayoría por me- también de otros personajes nacionales que con- dio de la inmigración clandestina, amparados en sideraba perniciosos para el bienestar de los ha- el comercio de negros que estaba en manos de bitantes de los territorios recién poblados. Fue asentistas portugueses, muchos de ellos cristia- así como el emperador Carlos V ordenó en 1522 nos nuevos judaizantes. que ningún moro, judío, ni sus hijos, recién con- vertidos a la fe cristiana pudieran pasar a las LOS CRISTIANOS NUEVOS PORTUGUESES Indias sin licencia expresa. En 1539, la prohibi- EN EL TRÁFICO DE ESCLAVOS ción fue reiterada y ningún reconciliado por la Inquisición ni sus descendientes podían trasla- El puerto de Cartagena fue uno de los puntos cla- darse al Nuevo Mundo. ves de inmigración portuguesa, por ser una de las paradas obligadas de la flota de Tierra Firme

34 en sus viajes de ida y regreso a la Península, y centro autoriza- do para la recepción de los na- víos negreros. Por este motivo, allí se organizaban ferias a las que afluían mercaderes de la re- gión y del Nuevo Reino para la compra y recibimiento de mer- cancías de la metrópoli y de los negros de África. En las últimas décadas del siglo XVI y primeras del siglo XVII, Cartagena tenía una gran población flotante y unos mil quinientos vecinos. Hacía 1630, los portugueses constituían aproximadamente el diez por ciento de la población peninsular.

Los barcos de negros, es de- cir, las armazones del registro Estatua de Cristóbal Colón en la Plaza de la Aduana. de esclavos procedentes de Áfri- ca, específicamente de los ríos de Guinea, Angola, San Tomé, las islas de Cabo licencia, particularmente en la ciudad de Verde, fueron la forma más expedita para el tras- Cartagena. Según él, se debía a que se traslada- lado de portugueses a las Indias españolas. Al- ban en los navíos que venían con registro de ne- gunos venían como pajes, marineros, grumetes, gros de los ríos de Guinea, despachados por la escribanos de servicio, médicos, cirujanos, boti- Casa de Contratación de Sevilla o de Lisboa. A carios, incluidos en el registro de la nave, lo que pesar de que la gente de mar y otras personas les habilitaba para trasladarse en forma legíti- que viajaban en tales barcos debían volver a los ma. Esto no quería decir que estuvieran puertos desde donde salían, gran parte de estos facultados para establecerse en forma definiti- navíos se quedaban en las Indias o eran vendi- va en los puertos a donde arribaban; pero mu- dos. Así mismo, era raro que alguno de los mari- chos de ellos se quedaban sin licencia como po- neros y personas que arribaban en las naves re- bladores regulares. Otros, sencillamente, venían gresasen a su lugar de origen. como pasajeros a quienes los capitanes de los barcos traían con o sin licencia de las autorida- Según las ordenanzas del asiento para el tráfi- des peninsulares. co de negros, ningún navío podía traer más de dos personas para el beneficio y venta de los esclavos, La opción de ejercer el tráfico de negros, como sin embargo, eran muchos los que venían bajo este representantes de los grandes propietarios o título. Por otra parte, además de los anteriores y acompañantes de un lote de esclavos, les permi- de la gente de mar, llegaban en las naves más de tió la posibilidad de trasladarse en estos barcos y veinte personas que argumentaban traer negros afincarse en el Nuevo Mundo. La carga de una de registro y pretendían tener derecho para per- armazón no pertenecía a un solo propietario. Los manecer en estos territorios por tres años, con- capitanes, pilotos, marineros, escribanos, ciru- forme a las reglas de asiento: «Con que parece que janos al servicio de la nave y los pasajeros traían esta tierra brota a montones portugueses y de aquí por cuenta propia, o de otros, varios esclavos como se esparcen a otras muchas partes sin que parez- parte de la armazón. ca hay remedio para estorbarlo...», como decía tex- tualmente el visitador en su carta.4 En carta del 30 de agosto de 1630, escrita por el visitador real doctor Antonio Rodríguez de San Un buen número de cristianos nuevos portu- Isidro, dirigida a su majestad, explicaba las cau- gueses, radicado en Cartagena, tuvo que ver de sas por las cuales había tantos portugueses sin una manera u otra con el tráfico de esclavos. Al-

35 gunos eras representante directos de los asien- «Es indudable —dice Enriqueta Vila Vilar— que tos con contratos firmados por el rey con el muchos mercaderes portugueses aparecen en asentista o propietario del asiento, es decir, con América en relación con el tráfico de esclavos... el gran comerciante de esclavos que monopoliza- muchos de ellos se enriquecieron precisamente ba la trata por un tiempo determinado. con este comercio...»7

En la relación de extranjeros realizada en LOS CRISTIANOS NUEVOS Cartagena en 1630, figuraba Francisco Rodríguez EN LA SOCIEDAD CARTAGENERA de Solís, nacido en Lisboa, por esta época de cua- renta años de edad, quien había pasado a Entrado el siglo XVII, la población de la ciudad de Cartagena hacía ocho años con el cargo de admi- Cartagena y en general de la provincia de este nistrador del asiento de negros que su cuñado nombre, estaba constituida por un conglomerado Antonio Fernández Delvás había firmado con su heterogéneo en el aspecto étnico. Había españo- majestad. Gracias a que su caudal era de seis les peninsulares y criollos, de alto y bajo rango; mil pesos y de que se comprobó persona quieta y un número considerable de negros, esclavos y li- pacífica, fue admitido a composición y se le otor- bres; una cifra reducida de indígenas en el área gó carta de naturaleza, después de pagar mil pe- urbana y diversas poblaciones de indios en el área sos para conseguirla. rural, y una gama en ascenso de gente de casta de color variopinto, entre los que sobresalían En circunstancias parecidas residía en mulatos, mestizos y zambos. Entre los mil qui- Cartagena Fernando López de Acostar, originario nientos vecinos peninsulares, habitantes de la de Lisboa, con cincuenta años de edad, quien se ciudad, un diez por ciento era portugués, como ya desempeñaba como factor del asiento de Manuel se dijo previamente. Rodríguez Lamego. En 1624, la Corona le había expedido licencia para permanecer en la Indias.5 Los portugueses de Cartagena eran gente de diverso orden social y económico. Sobresalían por Uno de los cristianos nuevos portugueses a su importancia los comerciantes negros y de va- quien se le concedió el favor de la composición y riados productos, que a su vez eran dueños de se le otorgó carta de naturaleza, en virtud del «ofi- estancias. El hecho de poseer fortuna, de ser sos- cio menesteroso» que practicaba en favor de la pechosos de profesar el judaísmo, de haber llega- ciudadanía cartagenera, fue Blas de Paz Pinto. do clandestina e ilegalmente, en muchos casos, Este cirujano natural de Évora llegó de Angola en pero, sobre todo, por dedicarse a las actividades los años veinte de 1600 en un barco que traía fraudulentas del contrabando, hizo que las auto- registro de esclavos; en el navío se desempeñaba ridades peninsulares estuvieran pendientes de como cirujano. Asimismo, traía algunos negros sus acciones debido a las pérdidas que ocasiona- de cuenta propia y de cuenta de otras personas. ban a las arcas reales. Por habérsele muerto la mayoría de los esclavos, se empobreció y tuvo que quedarse en Cartagena. La magnitud del problema quedó reflejada en En esta ciudad se dedicaba al ejercicio de la ciru- un informe enviado por la Casa de Contratación gía y a «comprar negros enfermos y de deshecho... de Sevilla al Consejo de las Indias, el 15 de junio que sanando los volvía a vender...»6 de 1610. Entre los datos que incluye hacía énfa- sis en el gran número de portugueses ricos y po- En conclusión, puede afirmarse que uno de los derosos que había en Cartagena y en las Indias; grandes ramos de la actividad comercial de la pro- de cómo dominaban las voluntades de los gober- vincia de Cartagena fue la trata negrera. Duran- nadores y ministros, y de las pérdidas que causa- te el siglo XVII, Cartagena fue junto con Veracruz ban a los vasallos de la corona de Castilla, al co- uno de los principales puertos habilitados para el mercio y a la hacienda real. Según el informe, desembarque y distribución de esclavos. Portu- mandaban con absoluto poder, y particularmente gal se había constituido en la dueña de los mares en Cartagena eran regidores, alcaldes ordinarios, de África occidental y por lo tanto del tráfico de alguaciles mayores y menores, y depositarios ge- esclavos negros. Involucrados en este negocio es- nerales. Venían en navíos de negros o directa- taban los judíos conversos portugueses residen- mente de Portugal y volvían a este reino llevando ciados en Sevilla y Lisboa, y sus agentes en la avisos de todo cuanto ocurría en España y en las costa africana y en Cartagena. Indias. Los portugueses, además de tener en sus

36 Drake; sostuvo hospitales y con- ventos instituyendo capella- nías; activó la construcción de edificios. Fue amigo personal del presidente de la Audiencia de Santa Fe y de los obispos de Cartagena y Popayán. Dejó como heredero de sus bienes a su sobrino Antonio Núñez Gra- majo. Su testamento evidenció su gran fortuna, basada en los tres elementos que constituían la riqueza del momento: tierras, casas y esclavos.10

Sin embargo, no todos los por- tugueses gozaban de los mismos bienes de fortuna; los había de Las Bóvedas. mediano caudal, entretenidos en los oficios profesionales manos el comercio de negros, poseían el de todas como la medicina, la cirugía y la farmacia, y en las granjerías sin escapárseles ninguna y sin algunas actividades artesanales de alto rango pagar derechos en muchos casos; situación que como la platería. Los más eran «de poco fruto y se agravaba al sacar todo el dinero en navíos parti- sustancia en cuanto a caudal». Al respecto, decía culares y llevarlo a Portugal.8 el visitador Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique: «aunque ay algunos con razonable ha- Había entre los cristianos nuevos portugueses cienda y caudal, los pobres y miserables son mu- muy ricos, dueños de tierras que tenían en su chos...» La mayor parte era gente miserable — poder la masa de los negocios, sin que hubiese afirmaba en otra misiva el visitador— de oficio contratación y granjería de importancia que no pulperos, arráez, marineros, zapateros o sastres corriese por sus manos; poseían fragatas que na- y, otros, sin más ocupación que vagar de una par- vegaban a todos los puertos de las costas de la te a otra careciendo de lugar y morada cierta.11 región y las de México y España, llevando y tra- yendo todo género de frutos de la tierra y merca- Un personaje de capital importancia en la co- derías. Entre ellos, los había que poseían carta de munidad de cristianos nuevos de Cartagena fue naturaleza para permanecer en las Indias, con- el cirujano Blas de Paz Pinto, quien servía con su cedida por la Corona.9 oficio a la sociedad cartagenera y curaba negros para venderlos. Era tenido por sus cofrades como A finales del siglo XVI y comienzos del XVII, hombre docto y entendido en la fe de Moisés, y descolló por su caudal y su participación en la so- cumplía las veces de maestro de ceremonias en ciedad cartagenera José Fernández Gramajo, las reuniones de sinagoga que se celebraban en quien debió llegar a Cartagena a raíz de la unión su casa. La Inquisición lo acusó de haber reali- dinástica; al poco tiempo tenía acaparado el co- zado las funciones de rabino y profesor de la ley mercio de esclavos y se envolvía en toda suerte de Moisés. A las juntas que se realizaban en su de negocios, como el envío de tabaco y plata. Po- casa asistía buen número de cristianos nuevos seía varias estancias en las afueras de la ciudad portugueses para celebrar ritos mosaicos. y fue factor de Pedro Gómez Reynel y de los Coutiños, como quien dice, hacía las veces de Este dirigente natural de la comunidad agente y representante legal en las transaccio- criptojudía12 de Cartagena compartía sus conoci- nes del asiento de negros en Cartagena. Mante- mientos con sus correligionarios menos enten- nía negocios con Lisboa, Flandes, España y puer- didos en asuntos de fe o menos dedicados a la tos africanos. Actuó como un verdadero benefac- observancia y conservación de las creencias y tor en las urgencias y necesidades de la provin- rituales, pero deseosos de mantenerse en la fe y cia: ayudó en la defensa cuando el ataque de la práctica del judaísmo. Tenía entre sus perte-

37 nencias libros impresos, entre ellos una Biblia y NOTAS un libro de oraciones, de los cuales leía en las 1 El término cristiano nuevo es equivalente a conver- reuniones que celebraba en su casa. so. Designa a los judíos de origen peninsular y a sus descendientes que adoptaron la religión cristiana por la En las juntas de sinagoga se explicaba cómo razón o la fuerza. Los documentos coloniales usan prefe- se debía ayunar los viernes y guardar los sábados rentemente el término cristiano nuevo para referirse a los portugueses descendientes de judíos conversos. como fiesta religiosa. Unas veces, antes de la ora- 2 Archivo General de Indias. En adelante AGI. Rela- ción, los asistentes jugaban a las cartas y des- ción de los extranjeros que se hallaron en la ciudad de pués del juego hablaban sobre el cumplimiento Cartagena en 1630. Santa Fe 56B. del judaísmo y sus bondades. Uno de los asisten- 3 AGI. Carta del doctor Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique a la Corona. Santa Fe 56B, No. 67. tes, entre los más doctos, hacía algunas pláticas 4 AGI. Carta del doctor Antonio Rodríguez de San Isi- sobre las observancia de la fe mosaica. dro Manrique a la Corona. Santa Fe 56B, No. 66. 5 AGI. Relación de los extranjeros que se hallaron en Un buen número de cristianos nuevos judai- la ciudad de Cartagena en 1630. Santa Fe 56B. Folios 24 y 31. zantes de la región cayó en manos de la Inquisi- 6 Ibíd. Folios 15-16 ción, instalada en Cartagena, especialmente en 7 Enriqueta Vila Vilar. Hispanoamérica y el comercio de la década de 1630. Se les acusó de participar en Esclavos. Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-america- una gran conjuración contra el monarca español nos, p. 99. 8 Huguette y Pierre Chaunu. Seville et l’Atlantique (1504- y la fe cristiana, y de estar relacionados con una 1650). T. IV. París: Librairie Armand Colin, 1956, pp. conjuración semejante que tuvo lugar en Lima, 314-315. por esa misma época. Para la Inquisición eran 9 AGI. Carta del doctor Antonio Rodríguez de San Isi- falsos conversos que habían caído en el delito de dro Manrique. Santa Fe 56B, No. 67. 10 Enriqueta Vila Vilar. Hispanoamérica y el Comercio de la herejía. Sufrieron los tormentos y castigos in- Esclavos, pp. 121-122. fringidos por el tribunal del Santo Oficio; algunos 11 AGI. Cartas del doctor Antonio Rodríguez de San murieron a consecuencia de los tormentos y la Isidro Manrique. Santa Fe 56B, Nos. 66 y 67. mayoría sufrió la pérdida de sus bienes y el des- 12 El término criptojudío hace referencia a los bautiza- dos como católicos que vivían socialmente como tales, pero tierro de las Indias españolas. secretamente practicaban ritos y costumbres judías.

38 Colombia en el Caribe

Roberto González Arana*

Este trabajo describe Cádiz, en mayo 18 de los fuertes vínculos his- 1499. Arribaron a la tóricos que unen a Co- actual Guyana Holan- lombia con la región del desa, transitaron por Caribe, razones sufi- las costas de Venezue- cientes para conside- la y luego llegaron has- rar al país como parte ta el Cabo de la Vela.2 de esta zona. Se abor- Desde finales del siglo dan de manera general XV, el Caribe se fue algunos tópicos que constituyendo como evidencian los puntos uno de los espacios de encuentro entre los más dinámicos del con- países caribeños y el tinente americano, en nuestro, y finalmente la medida que fue una se analizan las pers- región estratégica para pectivas del Gran Cari- los intereses de Euro- be ante el nuevo siglo. Entrada del mercado, Fort de France, Martinica, 1918. pa, tanto en lo econó- mico como en lo políti- Como lo explicase Ester Lozano de Rey, basta- co. Esta zona pasó a ser una pieza clave del en- ría con observar el «mapa de la región caribeña frentamiento entre Gran Bretaña, Francia y Es- para darse cuenta fácilmente que Colombia con- paña, y se transformó, en un breve lapso de tiem- tinental e insular es uno de los países con más po, en un espacio económico propio y perfecta- extensos dominios sobre el Caribe. Esto es sufi- mente definido, un gran y genuino mercado en ciente para estar seguros de nuestra pertenen- la incipiente economía-mundo. Durante los si- cia a la región caribeña y explicar por sí solos por glos XVI y XVII se observa la existencia de un qué el país debe estar presente en ella».1 espacio económico donde estaban integrados, a través de una división geográfica de la produc- UNA MIRADA AL PASADO ción mercantil, diversos territorios del Caribe que, siglos más tarde, se convertirían en los es- El primer navegante en arribar a las costas del tados nacionales de , Colombia, Pana- Caribe colombiano fue Alonso de Ojeda, quien es- má, , Cuba, Jamaica, Santo Domingo, tuvo acompañado de Américo Vespucio y Juan de Haití y Puerto Rico, y además todas las islas que la Cosa. Ellos zarparon del puerto de Santa María, componen las pequeñas Antillas, colonizadas a partir de la tercera década del siglo XVII por ho- * Ph.D. en Historia del Instituto de Historia Universal landeses, franceses e ingleses.3 de la Academia de Ciencias de Rusia. Investigador del Grupo Historia, arqueología y patrimonio de la Universidad La Habana y Cartagena, piezas claves de la del Norte. Docente del Departamento de Historia, Universidad del Norte. estrategia de defensa española en América, fue-

Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla 39 pp. 39-45. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 ron dos puertos que estuvieron unidos desde la Punto de encuentro entre Colombia y el Cari- segunda mitad del siglo XVI, cuando el naciente be, lo constituyen a su vez las islas de San An- imperio español se propuso establecer un siste- drés y Providencia, ubicadas a 480 kilómetros de ma de flotas para así garantizar el tráfico comer- la costa colombiana, a 80 kilómetros de Centro- cial monopólico entre España y sus colonias en américa y a 400 kilómetros al suroeste de Ja- Indias. Para la Nueva Granada, el Caribe llegó a maica. Se dice que estas islas estuvieron despo- ser importante en la medida que Cartagena de bladas en el período prehispánico, afirmación ba- Indias se constituyó en un importante fuerte sada en relatos de la Colonia y además por la au- para la defensa de las agresiones externas. Al sencia de evidencias arqueológicas. No obstante, mismo tiempo, La Habana y Veracruz hicieron estos territorios eran frecuentados por los indios parte de la defensa marítima de España para pro- miskitos, venidos de Centroamérica. Según Isa- teger sus intereses estratégicos en el Caribe. bel Clemente, un hecho particular que hace sin- Estas dos villas fueron fundadas casi simultá- gular la historia del archipiélago con relación a neamente al inicio de la conquista española. Sus la del resto del Caribe colombiano, es «la discon- nexos muestran cómo, por ejemplo, La Habana tinuidad existente entre el primer intento de co- se benefició por su cercanía a Veracruz, y por- lonización, llevado a cabo por los puritanos ingle- que esta última fue una puerta de salida de la ses entre 1628 y 1642, y la organización definiti- plata extraída del virreinato de Nueva España. va de una comunidad estable a partir del último De esta forma, «embarcarse en Veracruz conlle- tercio del siglo XVII».7 Además de los puritanos vaba necesariamente seguir la corriente del Gol- ingleses, llegaron posteriormente al archipiéla- fo de México y hacer escala en La Habana antes go cultivadores y leñadores jamaicanos con sus de continuar por el estrecho de La Florida rum- esclavos. Más adelante ambas islas cayeron bajo bo a España. La Habana fue, pues, desde enton- el dominio español, mediante un pacto suscrito ces, una parada obligada para el que iba o salía en 1786 en Londres. Finalmente, ante la crisis de Veracruz».4 del imperio español éstas quedaron bajo la juris- dicción de la República de Colombia (Nueva Gra- Cartagena de Indias adquiriría un valor estra- nada). En tiempos pasados sus habitantes eran tégico y poseería asimismo una importancia sin- casi exclusivamente descendientes de aventu- gular para el imperio español por ser un lugar de reros, plantadores y esclavos, de tez morena y de recalada de los galeones y las flotas procedentes habla y cultura inglesas, llamados isleños o crio- de España que se dirigían a las ferias de Portobelo llos, pero a partir de la creación del «puerto libre» y Panamá, tránsito hacia el Perú, lugar en el que en 1953 y la iniciación del servicio del aeropuerto durante los siglos XVI y XVII se explotaban los ma- en 1955 —con el impulso del turismo masivo—, la yores volúmenes de oro y plata de la región. La población ha aumentado drásticamente debido a privilegiada posición geográfica de Cartagena hizo la llegada de los colombianos del continente y ex- posible que la Corona se propusiera construir allí tranjeros de habla y culturas distintas.8 otro fuerte para su defensa de los ataques de pi- ratas y corsarios.5 Ahora bien, la hoy llamada Ciu- COLOMBIA, JAMAICA Y CUBA dad Heroica fue una urbe fundada tardíamente, «un poblado miserable de bohíos de palma y Colombia ha compartido con Jamaica una histo- bahareque levantado en la mitad de un manglar ria de estrechos vínculos que parten incluso de insalubre que llegó a transformarse en muy po- la cercanía de nuestras costas en el mar Caribe. cos años en una multirracial y babélica ciudad Ello se ilustra en la intensidad del comercio en- en la que convivieron tratantes, aventureros, in- tre Cartagena y Kingston, a pesar de las restric- dígenas, viajeros, peruleros, esclavos, artesanos, ciones impuestas por la Corona española duran- mulatos, pulperos, religiosos procedentes de los te los siglos XVI a XVIII; los nexos con San An- más cercanos y a la vez más lejanos rincones del drés y Providencia, así como las discusiones e mundo, y en la que el tránsito de la riqueza a la intercambio de conocimientos entre los que se- pobreza, y viceversa, podía producirse dependiendo rían finalmente los fundadores de la nación a co- de los avatares de un comercio realizado a las mienzos del siglo XIX.9 Siguiendo este aspecto, más variadas escalas, y tanto a media como a cabe señalar que Jamaica fue un destino predi- larga distancia. El mestizaje cultural y racial en lecto como lugar de exilio de nuestros dirigentes esa ciudad constituyó su rasgo característico des- políticos en los años previos a la independencia. de ese momento y adelante».6 Sobresale, por supuesto, el libertador Simón Bolí-

40 var, quien durante su estancia de varios meses y culturales. Ejemplo de esto último puede en- en esta isla escribió, como ya sabemos, la famo- contrarse en el extraordinario papel desempeña- sa «Carta de Jamaica». Asimismo, la Gaceta Real do por el cubano Manuel del Socorro Rodríguez en de Jamaica, una la fundación del publicación muy primer periódico conocida por estos de Nueva Granada tiempos, la cual (1771), quien ade- tuvo una notable más desarrolló una influencia sobre brillante labor al los hombres de le- frente de la Bi- tras americanos.10 blioteca Pública de De igual forma, Santafé de Bogotá. durante la segun- En el mismo sen- da mitad del siglo tido, el neograna- XIX, decenas de dino Joaquín Pablo miles de jamai- Posada —precur- canos viajaron al sor del socialismo Flota en el río Magdalena. entonces estado en América Lati- del istmo de Pana- na y uno de los má, así como a otros lugares del Caribe colom- principales actores de la revolución del medio si- biano y el Pacífico. Muchos de estos inmigrantes glo en Bogotá—, se radicó en Cuba desde 1859, procedentes de Jamaica ingresaron a Colombia donde desplegó una intensa actividad en la pren- con pasaportes británicos y aquí se quedaron. Éste sa habanera.12 es el caso de George Isaacs, pionero de las indus- tria moderna azucarera en nuestro país fundada Añádase la incursión de sesenta expediciona- en el Valle del Cauca. George fue el padre de rios colombianos, en asocio con seis cubanos, quien sería uno de los más destacados novelistas quienes en el barco Hornet desembarcaron el 7 latinoamericanos, Jorge Isaacs, autor de la Ma- de enero de 1871 en las costas cubanas. Se des- ría, una de las novelas más importantes de la li- taca el colombiano José Rogelio Castillo, quien al teratura colombiana. Los jamaicanos Henri Louis mando de este puñado de hombres llegó a alcan- Duperly, padre de la fotografía moderna en Co- zar el grado de general en el Ejército Libertador lombia, y Alfred Clifton Clarke, impulsor de la pri- de Cuba, y luego participaría también en la gue- mera Asociación de Contadores de Colombia, fue- rra de 1895. Avelino Rosas y Adolfo Peña fueron ron asimismo muy destacados en el país.11 otros colombianos que también ostentaron la máxima jerarquía militar cubana, entre muchos Los anales de los fuertes vínculos de Colombia otros compatriotas que también se distinguieron con la isla de Cuba datan de la época colonial. Es en la lucha por la independencia de Cuba.13 así como las embarcaciones procedentes de San- tiago de Cuba llegaban a Cartagena cargadas de Finalmente, se destaca también la presencia diversas mercancías, tales como azúcar, bizcochos en Colombia del ingeniero cubano Francisco Ja- y miel, caballos y mulas, tabaco y cueros —para vier Cisneros, quien se radicó en Antioquia (1874) exportar a Europa— y sebo. Asimismo, otra evi- y desde allí organizó la construcción de vías fé- dencia de la estrecha relación e interdependen- rreas para unificar el territorio nacional. Junto cia entre Santiago de Cuba y Cartagena se expre- a él sobresalió asimismo Rafael García Merchán, sa en la explotación del cobre de la isla. periodista y literato, quien laboraba en calidad de secretario privado de Cisneros. Según Alberto A partir de la conquista española, Santiago y Mayor Mora, Merchán tuvo un importante papel La Habana se convertirían, en asocio con en la vida cultural bogotana a fines del siglo XIX Cartagena, en trampolines para la dominación al ser cofundador de círculos literarios como el de Tierra Firme y después, mediante los víncu- Ateneo de Bogotá, editor del periódico La Indus- los creados por el sistema de flotas, éstas serían tria, liderado por Cisneros, y del periódico La Luz, organizadas por una metrópoli común. En esa eta- de Rafael Núñez. Incluso, Merchán editó la obra pa, se establecieron entre Nueva Granada y Cuba poética de Núñez y realizó el prólogo de la Refor- apreciables nexos económicos, sociales, políticos ma Política de 1888 en Colombia.14

41 EL CARIBE COLOMBIANO Cartagena, en donde se inició un movimiento de autonomía política frente a Santafé de Bogotá Antecedentes históricos desde 1809, es decir, dos años antes de su inde- pendencia de España. De acuerdo con el historiador Luis Alarcón, el propósito de construcción de la nación en Colom- Las raíces de la lucha de Cartagena obedecen bia se fue alimentando a través de una imagen a que esta provincia, al igual que la de Santa del territorio nacional en la cual, a menudo, se Marta, fue autónoma a lo largo de los siglos XVI, describían no sólo los territorios que constituían XVII y principios del XVIII. Asimismo, la férrea el país sino también sus aspectos políticos, so- oposición de la provincia de Santafé para permi- ciales y culturales.15 Las descripciones que rea- tir que Cartagena fuese un puerto libre al comer- lizaban de la realidad colombiana estaban cio internacional, con la posibilidad de comprar permeadas por una visión distante de la realidad mercancías del Caribe y no de la zona andina de y cargada de «códigos culturales raciales, lo cual Colombia, generó fricciones constantes entre la no les permitía comprender la realidad observa- capital y la Costa. Posteriormente, con la derrota da, por lo que llegaron a considerarla muy distan- del proyecto de autonomía de Cartagena, el país te de la civilización de la que provenían y, en cier- se andinizó al adquirir el centro todo el poder, de- tos casos, fue tipificada como barbarie». 16 Ya in- jando de paso a la Costa pocas posibilidades de cluso el sabio Caldas había aseverado en sus es- maniobra.20 tudios sobre civilización que esta, «sólo era posi- ble en zonas con determinados climas, por su- Según Gustavo Bell, luego de la llamada Gue- puesto, climas más templados y a determinadas rra de los Supremos (1840-1842) ocurrida en el te- alturas».17 Sostiene Gustavo Bell a su vez que, rritorio colombiano, se llegó a pensar que la Cos- como consecuencia de estas teorías, pareciera ta Caribe era que una región hostil y contraria a que «la civilización sólo era posible en la región los intereses de un estado centralizado. Asimis- andina» y, en su defecto, «en aquellas regiones mo, la élite santafereña recriminaba «permanen- calientes, por razones de clima o razones de otro temente a los cartageneros que dilapidaban to- tipo, no era posible» pues además «eran territo- das las riquezas, que no hacían sino pedir cons- rios ocupados por tribus salvajes y bárbaras».18 tantemente subsidios que se tragaba la ciudad, y que Cartagena se oponía a un movimiento unifi- Un claro ejemplo de cómo se imaginaban a la cado de independencia».21 Aunado a lo anterior, Costa los viajeros venidos del exterior, se halla el movimiento secesionista que se extendió des- en la publicación de Carl Gosselman, quien al de Ciénaga hasta Riohacha pasando por Santa describir a sus habitantes sostenía que «en dis- Marta, Cartagena y Mompox, al conformar las Pro- tintos lugares pueden verse grupos de negritos vincias Federadas de la Costa Caribe, fue otro desnudos dando volteretas, muchas veces en com- motivo para acrecentar aún más la rivalidad del pañía de un mico, el que solamente de distingue centro con las regiones.22 de ellos por sus saltos más altos y sus movimientos más ágiles. Todo el espectáculo se acompaña de La historia de la Costa Caribe nos muestra una música que para quien no está acostumbrado cómo, pese a los propósitos estatales de impedir a oír, resulta una variante del parloteo de los papa- a toda costa la fragmentación del país, también gayos sentados en las puertas de los balcones».19 allí surgieron nuevas organizaciones que lucha- ron por mayor atención del gobierno central a las Ya a través de todo el siglo XVIII, se había ma- provincias. En particular, la Liga Costeña, nacida terializado una creciente rivalidad entre Carta- en 1918, representaba los intereses de los depar- gena y Santafé de Bogotá, hecho que se prolonga- tamentos de Atlántico, Bolívar y Magdalena. Di- ría luego al período republicano. Durante la épo- cha asociación se proponía evitar el aislamiento ca en que el país estuvo bajo el dominio colonial económico de la Costa, pues parecía que diver- de España no hubo las mejores condiciones para sas medidas adoptadas por el gobierno central — la creación de una región. Sin embargo, las dis- desmonte del proteccionismo, que beneficiaba a putas entre las diferentes provincias de lo que la industria regional; construcción de los ferro- en aquel entonces se denominaba el Virreinato carriles del Pacifico y Caldas, que al unir las zo- de la Nueva Granada coincidieron con la lucha nas cafeteras con el puerto de Buenaventura— por la independencia nacional. Tal es el caso de desplazaban la actividad comercial de la Costa

42 Atlántica hacia el centro y occidente del país. A Sólo hasta la segunda mitad del siglo pasado pesar de que la existencia de la Liga Costeña fue se empezaron a dar evidencias de mayor presen- bastante efímera, esta experiencia, cuyo fracaso cia y búsqueda de estrategias coherentes hacia atribuyen algunos autores al predominio de las el Caribe.26 En este contexto se iniciaría «la pa- lealtades partidistas sobre las regionales, mostró ciente y continua política exterior de amojonar que los intereses regionales no sólo incluían los nuestro límites marítimos en el Caribe»;27 y es culturales o políticos, sino también los económi- así cuando se avanzó en la delimitación de las cos, y que éstos trascendían las fronteras de cada áreas marinas y submarinas en el Caribe.28 departamento.23 Según Pierre Gilhodes, la apertura de Colom- El Caribe colombiano y el Gran Caribe bia hacia el Caribe en los años setentas y ochen- ante el nuevo siglo tas surgió de preocupaciones castrenses. Es de- cir, primaron las razones geopolíticas por sobre Un reciente estudio sobre la política exterior co- los intereses económicos, pues, según él, todo lombiana concluye que los rasgos que la caracte- «tuvo más relación con los diferendos que man- rizan son, entre otros, su carácter presiden- tiene Colombia con Venezuela y Nicaragua que cialista; su naturaleza personalista, la existencia con un verdadero interés por estrechar los lazos de altos grados de fragmentación en su formula- con los demás países de la región».29 Para Gerhard ción, la evidente existencia de diplomacias para- Drekonja, en cambio, la búsqueda de nuevos lelas y la ausencia de interés y participación de la mercados, luego de una fase crítica para las ex- sociedad civil en estos asuntos.24 portaciones colombianas hacia el grupo andino, Estados Unidos y Europa —a fines de los 70— con- Como ya lo hemos descrito, Colombia ha sido llevó a que se reconsiderase la actitud guberna- un país que históricamente ha manejado sus re- mental hacia el Caribe. Fue precisamente en laciones exteriores con una vocación andina. En 1981 cuando se celebró en Bogotá la Primera con- ello ha influido la fuerte tendencia hacia el cen- ferencia de embajadores colombianos en el Cari- tralismo político pues, pese a ser un país de re- be, utilizando como medios de colaboración giones, desde la capital se siguen decidiendo los intrarregional la cooperación técnica, la finan- destinos del país y se manejan sus asuntos polí- ciación profesional, el mejoramiento de la estruc- ticos. La obstinada persistencia a considerar el tura, el transporte y la ayuda financiera.30 Caribe como un mercado marginal para nuestro comercio, determinó que sólo hasta fines de los Un factor que explica además la histórica des- años setentas del siglo pasado se reorientaran atención de Colombia al Caribe, tiene que ver con las estrategias económicas hacia dicha región. la desconfianza que despertaba en la región el Existen diversas interpretaciones acerca de los hecho de que, hasta hace relativamente pocos motivos que suscitaron estos cambios en la política exterior colombiana. Como lo explicara Daiana Villareal,25 diversos aca- démicos coinciden en que el ol- vido hacia el Caribe está en el hecho de que Colombia es uno de los pocos países que no se desarrolló en la costa, sino en su interior en el triángulo Bo- gotá-Medellín-Cali, lo cual pro- pició un excesivo centralismo. Y, asimismo con la pérdida de Panamá, se marcó una política exterior caracterizada por el ais- lamiento y parroquialismo en el ámbito de sus relaciones inter- nacionales y por su adhesión al principio del Réspice Polum. Puerto de San Juan.

43 años, muchas islas de esta zona estaban domi- los mercados del Norte por medio de estrategias nadas por países de Europa y, por tanto, no las particulares, las cuales frecuentemente resultan consideraban del todo como territorios de Améri- contrapuestas entre sí. Los problemas del trans- ca Latina. Luego de un largo período de relativo porte y la comunicación de los países del Caribe aislamiento, las islas del Caribe, una vez obteni- siguen sin resolverse, lo cual dificulta enorme- da su independencia, comenzaron a ser vistas con mente avanzar en metas más ambiciosas. menos reservas por parte de los países del conti- nente. Es en este nuevo contexto en el cual sur- Ahora bien, la interacción no deberá limitar- ge la llamada Asociación de Estados del Caribe, se exclusivamente a la colaboración en la esfera AEC, como una organización en favor de los inte- económica o política. También habrá de darse en reses regionales. lo cultural, para su- perar lo que la in- Aunque el Caribe vestigadora Socorro está vinculado por su Ramírez designa co- propia esencia a la mo la fragmentación misma dinámica del en lo étnico, lo cul- proceso histórico de tural y lo religioso, lo América Latina, la cual ha dispersado a larga dominación co- los caribes anglófo- lonial, como los fe- nos, afrosajón, his- nómenos derivados pano, latino, afrola- de la dependencia tino, holandés, fran- económica y finan- cés, mestizo, insular ciera, así como las o continental, apro- luchas sociales, le vechando así la con- han dado un perfil dición natural de propio. Por Caribe Tropas norteamericanas acampando frente al Palacio de ser países con víncu- entendemos no sólo Gobierno, La Habana, 1899. los fuertes pese a las islas antillanas, sus evidentes dife- sino también todos aquellos espacios marítimos rencias.31 y continentales que integran el perímetro geopo- lítico caribeño, el cual incluye a la Costa Atlánti- Para Colombia el reto será definir una agenda ca de Colombia, Venezuela, las Guayanas, Méxi- clara que sobrepase la búsqueda de un tratado de co y Centroamérica. No obstante la existencia en libre comercio con los Estados Unidos y propenda el Caribe de una serie de problemas comunes al por la búsqueda de unas relaciones más estre- conjunto de los países latinoamericanos, allí chas con sus socios naturales en el Caribe. Des- muchos procesos históricos coloniales y contem- afortunadamente, el retiro de varias embajadas poráneos se han dado con mayor fuerza y nitidez colombianas en el Caribe —a excepción de la que en el resto del subcontinente, ya que la opre- misión en Jamaica— ocurrido durante el primer sión extranjera se ha ejercido en un universo gobierno del presidente Álvaro Uribe, muestra que geográfico y demográfico menos compacto y ha ciertamente el Caribe no parece considerarse sido objeto del interés y las rivalidades de múlti- como una zona de gran interés para el país ac- ples potencias, como centro también de impor- tualmente.32 Más bien, pereciera que seguimos tantes y singulares procesos socioeconómicos y acordándonos del Caribe cuando el país necesita de luchas sociales muy intensas. de votos para alguna candidatura internacional, como ya ocurrió durante las campañas de César Una alternativa reciente que han tenido los Gaviria para ser elegido secretario general de la países de la Cuenca del Caribe se tejió alrededor OEA, o con Luis Alberto Moreno como aspirante a de la AEC. Sin embargo, luego de cumplir más de presidente del Banco Interamericano de Desarro- una década, la AEC ha evidenciado que la disper- llo, BID. Al argumentar problemas presupuestales sión temática, aunada a la fragmentación de las para cerrar nuestras misiones diplomáticas en posiciones de cada miembro, ha determinado sus el Caribe, seguimos demostrando que el país ca- precarios resultados. Pareciera que cada país ha rece de una vocación hacia esta región pues no intentando buscar un acceso privilegiado hacia hay unas estrategias claras de inserción en el

44 Caribe. Difícilmente podremos elevar nuestra in- 26 Lozano de Rey, Ester, op. cit., p. 109. 27 Ver Ramírez Ocampo, Augusto. Balance y retos de la política tegración al Gran Caribe si no tendemos puen- exterior colombiana hacia el Gran Caribe: Una perspectiva política, Foro tes efectivos para aumentar nuestra cooperación Relaciones Internacionales de Colombia con el Gran Caribe, p. 89. 28 Ídem. en esta región. 29 Gilhodes, Pierre, citado por Ramírez, Socorro. «La integración regional y la construcción de una identidad caribeña. Colombia en el NOTAS Grupo de los Tres y en la Gran Cuenca del Caribe». XXII Conferencia Anual de la Caribbean Assotiation, Barranquilla, mayo de 1997, p. 13 (mimeo). 1 Lozano de Rey, Ester, «Colombia es Caribe», Revista La Tadeo, nº 30 Drekonja, Gerhard. «Colombia», en: Tokatlián, Juan G. y Schubert, 66, p. 107. Klauss. Relaciones internacionales en la Cuenca del Caribe y la política 2 Del Castillo Mathieu, Nicolás, «Población aborigen y conquista de Colombia, Bogotá, Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, 1498-1540», Historia económica y social del Caribe colombiano, Adolfo 1986, p. 104. Meisel Roca (ed.), Ediciones Uninorte, Barraquilla, 1994, pp. 20-21. 31 Ramírez, Socorro, «Avances y retrocesos del Gran Caribe. Etapas y 3 Vidal Ortega, Antonino, Cartagena de Indias y la región histórica resultados de la Asociación de Estados del Caribe», 2003, op. cit., p. 40. del Caribe, 1580-1640. Universidad de Sevilla, 2002, pp. 1-9 y ss. 32 Justamente en Trinidad & Tobago está ubicada la sede de la 4 Leal, Eusebio, La Habana / Veracruz, Veracruz / La Habana. Las Asociación de los Estados del Caribe, y en Guyana la sede del CARICOM. dos orillas. García, Bernardo y Guerra Vilaboy, Sergio (cords.), Universidad Por tanto, no se aprecia cómo nuestro país pretende manejar los asuntos Veracruzana, Universidad de La Habana, México, 2002, p. 15. que atañen a tan importantes organismos sin una representación 5 Pérez Guzmán, Francisco. «Cartagena de Indias y La Habana: diplomática en esas islas. piezas claves del imperio español». En: Cuba-Colombia. Una historia común, Universidad Nacional de Colombia, IEPRI, Ministerio de Relaciones de la República de Cuba, pp. 16-17, Bogotá, 1995. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 6 Vidal Ortega, op. cit., p. 19. 7 Clemente Batalla, Isabel, «El Caribe insular: San Andrés y Providencia», Meisel, op. cit., p. 331. Alarcón Meneses, Luis. «Representaciones sociales y políticas sobre el 8 Parson, p. 179 Caribe Colombiano». En: Abello, Alberto (comp.), (2006), El Caribe 9 Ministerio de Relaciones Exteriores, Comisión de vecindad colombo- en la nación colombiana, Observatorio del Caribe, Cartagena. jamaicana. 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Banco de la República, Bogotá, 1977. ria común, Universidad Nacional de Colombia, IEPRI, Ministerio de 20 Múnera, Alfonso. «Antecedentes históricos de la lucha por la Relaciones Exteriores de la República de Cuba, Bogotá. autonomía e integración del Caribe», VI Foro del Caribe Colombiano, Ramírez, Socorro (2003), «Avances y retrocesos del Gran Caribe. Eta- Corpes Caribe, Memorias Corpes Costa Atlántica, Tomo II, Barranquilla, pas y resultados de la Asociación de Estados del Caribe». En Gálvez, 1993. Jesús (ed,), Derecho y política internacional, Ediciones Uninorte, 21 Bell Lemus, Gustavo. ¿Costa Atlántica? No: Costa Caribe», op. Barranquilla. cit., p. 131. Serbin, Andrés (1996), El ocaso de las islas. El Gran Caribe frente a los 22 Ídem. desafíos globales y regionales. Instituto Venezolano de Estudios 23 Bell Lemus, Gustavo y Meisel Roca, Adolfo. «La Región Caribe: Sociales y Económicos, Invesp, Ed. Nueva Sociedad, Caracas. trayectoria de un regionalismo ambiguo». Nueva Historia de Colombia, Tokatlián, Juan G. y Schubert, Klauss (1986). Relaciones internaciona- Tomo VIII, Economía y regiones, 1998, pp. 255-257. les en la Cuenca del Caribe y la política de Colombia. Ministerio de 24 Ardila, Marta; Cardona, Diego; Tickner, Arlene (eds.), Prioridades Relaciones Exteriores de Colombia, Bogotá. de la política exterior colombiana, Bogotá, Fescol, 2002, p. 17. Vidal Ortega, Antonino (2002), Cartagena de Indias y la región histó- 25 Villareal, Daiana, Monografía de grado, Universidad del Rosario, rica del Caribe, 1580-1640, Universidad de Sevilla, España. Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, 2006.

45 Anatomía del erotismo y la muerte en Leandro Díaz

Rubén Maldonado Ortega*

Una auténtica anatomía del ero- poco sabía que Heidegger se ha- tismo y la muerte me fue dada a bía referido a la metafísica en tér- conocer por el excelso composi- minos de conocimiento funda- tor guajiro Leandro Díaz, en la mental del ente como tal y en su época en que me desempeñaba totalidad. De haber sabido todo como profesor de filosofía del len- esto no me hubiera sugestiona- guaje en la Universidad de la do por la idea de Numas, la cual Guajira. La Dirección de Inves- él soportaba en la tercera estrofa tigaciones de esa casa de estu- de Matilde Lina, la composición de dios tuvo el acierto de programar Leandro Díaz. Debo advertir que un conversatorio con el mencio- para esa época Gabriel García nado compositor, y allí encontré Márquez, quien ya ostentaba el la ocasión de «tomarle el pulso» premio Nobel de literatura, no a una ocurrencia con la que el había escrito su novela El amor filósofo sanjacintero Numas Ar- en los tiempos del cólera, cuyo epí- mando Gil me tenía sugestiona- grafe es un fragmento de La dio- do desde mi época de estudian- sa coronada, de Leandro Díaz, de te. Me decía Numas que, sin lu- manera que la ocurrencia de gar a dudas, Leandro Díaz debía Numas, por esta vez al menos, no ser considerado el primer pensa- acusaba la influencia de García dor metafísico de nuestra Costa Márquez. Caribe por los aportes que hizo a la relación del amor con la muer- Pero, ¿por qué Matilde Lina te. En esa época yo no sabía que pudo ser emparentada por Numas la metafísica es la ciencia que con aquello que, según Aristó- contiene los primeros principios teles, constituye el filosofar pro- de lo que el conocimiento huma- piamente dicho, esto es, la meta- no aprehende, según la defini- física? Aventuro la siguiente ex- ción de Baumgarten en su tra- plicación: al parecer, se endilga tado de metafísica de 1743. Tam- de metafísico todo suceso que no es de tipo corriente, verbigracia * Barranquillero. Filósofo de la el vínculo establecido entre el Universidad Nacional de Colombia. amor y la muerte por Leandro Díaz Ph.D. en Filosofía de la Universidad Javeriana. Profesor de la Universidad Hans Baldung Grien, Las edades y en la tercera estrofa de su Matilde del Norte. la muerte. Lina. Ya Heidegger había declara-

46 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 46-48. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 do que la expresión ‘metafísica’ encubre una per- su propia creación; no la encuentra familiar, por plejidad filosófica fundamental, dado que surgió tener otro estilo, el de Emilianito. Entonces se lo de la dificultad de insertar en el corpus aristoté- explica todo al caer en la cuenta de que al mo- lico ciertos textos que no eran ni de lógica ni de mento de escribir esos versos no se pertenecía, física ni de ética, pero que constituían, según pues se hallaba pensando en Matilde Lina. Exa- Aristóteles, el filosofar propiamente dicho. Atri- minemos ahora la tercera estrofa: buyo, así pues, a la perplejidad que pudo haber causado en Numas el vínculo entre el amor y la El sentimiento se hizo más grande muerte establecido por Leandro Díaz en la terce- que palpitaba mi corazón ra estrofa de su Matilde Lina, su idea, a la cual di el canto alegre de los turpiales gran acogida, de que Leandro Díaz era un pensa- acompañaban esta canción, dor metafísico. Examinemos ahora cada una de canción del alma, canción querida las estrofas del tema para sacar algo en claro, si que para mí fue sublime; bien es en la tercera estrofa donde sugiere Numas al recordarte, Matilde, la existencia de una veta metafísica en la inspi- sentí temor por mi vida. ración del compositor guajiro. La primera estrofa de la composición dice: Repentinamente, el poeta se muda de senti- miento. Con seguridad que fue aquí donde Numas Un medio día que estuve pensando advirtió la presencia de la metafísica en la inspi- en la mujer que me hace soñar, ración de Leandro Díaz. La eventualidad de una las aguas claras del río Tocaimo tragedia desplaza, sin mediación alguna, el ardor me dieron fuerzas para cantar; idílico que dominaba en la creación del poeta. llegó de pronto a mi pensamiento Amor y muerte son llevados a intimar en virtud una bella melodía, del puente tendido por la evocación de la mujer y como nada tenía amada. Pero, ¿por qué evocarla precisamente jun- la aproveché en el momento. to a la inquietud de la muerte? Las aguas claras de un río, una mujer con la que se sueña, el can- Puede notarse que el poeta, en este caso to de los turpiales acompañando una bella melo- Leandro, estaba de ocioso en un río de aguas cla- día, canción del alma, querida, sublime, acabada ras, muy propicio para alcanzar algún tipo de ins- de brotar del más grande sentimiento, no pare- piración. Quizá el medio día en ningún lugar de cen congeniar con la inquietud de la muerte. Sin la Costa se preste para que nos alcance la inspi- embargo, el poeta sentía temor por su vida al re- ración, pero si se tiene en cuenta que el poeta ya cordar a Matilde. cuenta con su Matilde, una mujer que lo hace soñar, entonces puede comprenderse que hasta Pero es que en los poetas es usual emparen- su pensamiento haya llegado una bella melodía. tar el amor con la muerte. Shakespeare le hace La segunda estrofa dice: decir a Romeo cuando presiente lo peor: «Soñé que mi señora venía y me hallaba muerto y tanta Este paseo es de Leandro Díaz pero parece de Emilianito, tiene unos versos bien chiquiticos y bajiticos de melodía, tiene una nota muy recogí’a que no parece hechos míos, era que estaba en el río pensando en Matilde Lina.

Aquí el poeta1 expresa extrañeza respecto de

1 Y no se nos diga que si es un poeta entonces no puede ser un pensador metafísico por aquello de que el pensador metafísico labra conceptos y el poeta metáforas; el primer metafísico en la historia del pensamiento fue Parménides, quien encontró adecuado el vehículo de la Max Beckmann, Afternoon, 1946. poesía para hacer públicas sus inquietudes metafísicas.

47 vida daban sus besos a mis labios que yo resuci- Pero la metafísica no es un asunto de poetas taba y era un emperador». Y cuando la desgracia sino de filósofos, así que mientras oía a Leandro se hace manifiesta, le hace preguntar: «¿Debe- Díaz relatar las circunstancias que inspiraron sus ré de creer que la incorpórea muerte está ena- canciones organicé en mi mente una tómbola de morada y que la bestia odiosa y descarnada te preguntas para sonsacarlo a dar cuenta de la veta aguarda aquí en la oscuridad para que seas su metafísica aludida por Numas. Estuve a punto de amante?» preguntarle si alguna vez había leído La supera- ción de la metafísica mediante el análisis lógico del Por su parte, Goethe le hace decir a Werther lenguaje, de Rudolph Carnap, pero el solo estre- en el clímax de su arrebato por Carlota, mujer mecimiento que brotó junto a esa ocurrencia me ajena, a la que ama desconsoladamente: «[…] No alertó sobre la aparatosa pregunta. Y ya me dis- hago más oración que la que le dirijo a ella; ya ponía a simplificar el asunto exhibiendo con pe- no cabe en mi imaginación otra figura que la los y señales la idea de marras para dejar al com- suya, y todo lo que me rodea no lo veo sino con positor únicamente la tarea de desmentirla o con- relación a ella […]; todos mis sentidos se excitan firmarla, cuando el aviso de que era mi turno en insensiblemente, una sombra se extiende ante el uso de la palabra trastocó hasta tal punto el mi vista y mis oídos se embotan; siento que opri- orden de mis cavilaciones que, sin preámbulo al- me mi garganta una mano homicida; mi cora- guno, le espeté al compositor: zón, en sus latidos precipitados, busca consuelo —¿Por qué sentía temor por su vida al recor- a mis sentidos oprimidos y no hace más que dar a Matilde? aumentar mi desorden […] el silencioso albergue de una celda, un sayal y el cilicio son los únicos Se sonrió como simpatizando, y acribilló así la consuelos a que aspira mi alma. Adiós. No veo para ilusión de un primer metafísico en nuestra Cos- esta mísera existencia otro fin que el sepulcro». ta Caribe. —¡Mijo! —se le oyó entre displicente y som- ¿Acaso deberé todavía apelar a Baudelaire, brío—, para llegar hasta El Plan, donde Matilde Blake, Milton, Vigny y Byron para ilustrar la fas- vivía, debía pasar antes por Conejo, y allí atraca- cinación del romántico por la muerte? ban a todo el mundo.

48 De mythos a politeia: el origen religioso de la política

Yidy Páez Cassadiegos*

En el Museo del Louvre se cia todas las maldiciones encuentra un documento que el dios enviará a los de inestimable valor para transgresores de las leyes pensar acerca de la rela- allí consignadas.2 ción entre religión y polí- tica. Se trata de la famo- Como, a mi parecer, los sa estela de Hammurabi. sucesos de violencia reli- Es una piedra basáltica, giosa con respecto a la pu- de más de dos metros de blicación de caricaturas altura, con dos caras al de Mahoma por un diario observador: en su parte danés tienen una clara anterior-superior tiene connotación política, ex- un relieve que muestra pongo a continuación un al dios babilónico Sha- excursus suscitado por mash1 sentado, entregán- esos hechos. dole las tablas de la ley al rey Hammurabi, de pie. DEL MANÁ-PODER Debajo y continuándose A LOS RECURSOS en la parte posterior, se INTERPRETATIVOS encuentra el texto de la DE UN MUNDO-DOS ley ‘divina’, en caracteres Halima, nodriza de Mahoma, cuneiformes. Su conteni- da el pecho al niño huérfano (s. xvi). Desde que Frazer comenzó do tiene tres partes: en la a publicar en 1890 la Rama primera —especie de introducción— el poderoso Dorada3, se ha establecido un consenso —principal- general menciona su origen divino y las razones mente entre antropólogos— sobre el origen religio- que lo hacen merecedor de los vínculos que tiene so de la política. En esa obra magistral, expone y con la deidad. La segunda parte, corresponde al sustenta la hipótesis de que la reyecía se había corpus de la ley, expuesto en cerca de 282 artícu- originado en los usos sacerdotales del poder. En los, que se refieren a todos los aspectos de la vida tal sentido, se puede inferir, de la relación evolu- en la región: transacciones comerciales, relacio- tiva religión-política, el supuesto antrópico de que nes sociales, el ejercicio de las profesiones y las la religión y la política están indisolublemente artes (incluido el arte de la cirugía), el comporta- unidas, pues surgen de la emergencia misma del miento en los sitios de diversión, y, sobre todo, la poder en el animal humano. tipificación del delito. En la última parte, enun- Pero también, si es antrópico ese fundamento —‘estructural’ de lo humano, podríamos decir— * Médico, Universidad Libre de Colombia, Barranquilla. pudo haber obedecido a una necesidad cognitiva Magíster en Salud Mental Ciencias Humanas y Social, Universidad de León, España. Profesor de Historia de la emergente. Por las razones que fueren, el humano Universidad del Norte. es el único animal que ha creado un mundo no

Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla 49 pp. 49-56. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 compartido con el resto de los El neo-evolucionismo ac- animales —hasta donde sabe- tual ha creído encontrar una mos—; y algo muy llamativo: base neurobiológica y venta- ese mundo ‘creado’ parece ha- jas adaptativas asociadas a la ber sido más determinante emergencia de las ideas reli- para su desarrollo y hegemo- giosas surgidas, según algu- nía sobre el mundo natural, nos indicios, hace poco más que el asimilado por la vía de de 25.000 años. De acuerdo los estímulos sensoriales y la con lo anterior, postulan que transferencia vertical de una el tipo de mente requerido ‘memoria’ de la especie. A esa para desarrollar una teología dimensión, que podríamos individual requiere de una llamar mundo dos (recipien- intencionalidad5 de tercer or- te de las causas-fuerzas) co- den; es decir, un tipo de acti- rresponde la producción de vidad mental que se puede explicaciones acerca del com- plantear a sí misma algo portamiento natural, a través como: «yo creo [I] que dios de- de los primeros sacerdotes- sea [II] que nosotros actuemos chamanes, y por los mismos bien [III]» (conciencia propia intermediarios, las explica- y ajena). Ese tipo de intencio- ciones-mandato, acerca del nalidad necesita, según esta comportamiento humano. Re- hipótesis, un sustrato de ma- mitiéndose al mundo dos, el teria gris en el lóbulo frontal sacerdote encuentra las ex- de más o menos 200 centíme- plicaciones a las preguntas El profeta Abraham. tros cúbicos (contra 50 de un acuciantes del grupo: ¿Cómo mono, por ejemplo) y además, surgió el cosmos? ¿De dónde viene? ¿Cómo ex- se asocia a un tamaño crítico poblacional de 120 plicar el movimiento, el crecimiento de los seres individuos por grupo. El desarrollo de este tipo de vivos, la enfermedad, la muerte? Entonces, el ‘ac- «cerebro social» entre primates, conduciría a una ceso’ a ese mundo dos cargado de fuerza omnipo- forma de intencionalidad de quinto orden, a par- tente (maná, como suelen llamarla los antro- tir de la cual surgiría la religión en sentido co- pólogos), le dio al sacerdote la capacidad de infun- munal.6 La ventaja adaptativa consistiría en la dir el temor y la veneración suficiente para con- construcción de lazos comunales fuertes, y en dis- vertirse en el primer líder. Cuando observamos y minución de la tensión-ansiedad intraespecífica, leemos el código de Hammurabi, estamos ya le- pues se ha podido ver en el laboratorio que la ac- yendo historia de la política.4 El maná procedente tividad ritual (cognitiva y/o comportamental) pue- del mundo dos lo impregna todo, pero tiene más de inducir en el cerebro aumento de la secreción potencia en determinados personajes, fenómenos de endorfinas7 (conocidas vulgarmente como «hor- o circunstancias. Se halla muy concentrado en monas de la felicidad»). Este último aserto las figuras del sumo-sacerdote-jefe-general-rey, evolucionista, reforzaría, por otra vía, la sospe- etc. (y va disminuyendo según el status y ubica- cha de Frazer: los jefes sacarían provecho, tam- ción burocrática), en fenómenos naturales no-li- bién, de estos efectos opiáceos en el colectivo.8 neales, repentinos y/o catastróficos (‘diluvios’, te- rremotos, tormentas, etc.), en el trasgresor (cuyo LAS ILUSIONES DE LA CULPA maná-malo lo convierte en ser contagioso- tabuado), en el enfermo (especie de trasgresor, Hacia 1913, Freud publica Tótem y tabú. En esta cuya falta es denunciada públicamente por sus obra singular y pionera, revisa la teoría signos y síntomas), en el tótem (imagen-objeto que etnológica vigente sobre la religión primitiva9 y tiene un maná-poderoso, el cual puede atraer o la compara con sus hallazgos clínicos aplicando desencadenar más maná). Este simbolismo ha lle- la técnica del psicoanálisis. Advierte de inme- vado a muchos investigadores a reconocer en los diato una relación de analogía entre la mentali- íconos religiosos (o sus sucedáneos) un carácter dad primitiva y la mentalidad de los pacientes totémico. neuróticos. Fundamenta ese vinculo en la exis- tencia de procesos psíquicos similares entre am-

50 bos grupos, todos ellos dependientes de profun- corolario, que el humano, más que un animal das emociones infantiles de horror y veneración gregario, es un ‘animal hordálico’, «esto es, un a la figura del padre. elemento constitutivo de una horda conducido por un jefe».15 De esa hipótesis de trabajo se desprenden va- rias ideas. 1) Siguiendo la hipótesis darwiniana LA ENTEOGENIA O EL «DIOS-ADENTRO» sobre la organización social de los primates en forma de hordas, propone la existencia de una Hacia los años 40 del siglo pasado, Robert Gordon horda humana primitiva10, sometida a la autori- Wasson, con un equipo de investigadores, logró dad de un padre despótico, quien, entre otras pre- resolver, al parecer, el enigma de los misterios rrogativas, tenía la de acaparar —empleando el eleusinos, parte fundamental del culto a Deméter miedo y la fuerza— la mayor parte de las muje- y su hija Perséfone, que tanta importancia tuvo res. 2) Los hijos, sometidos a permanente res- y tan popular fue en la cultura griega. Se descu- tricción y segregación de los grupos, unen su brió que el principal componente del cyceon (la fuerza, asesinan al padre, y lo devoran. 3) Al li- bebida ritual, usada en los templos para experi- berarse de la autoridad del padre, luchan entre mentar y ‘ver’ a las diosas) era el cornezuelo de sí por ocupar su lugar, y resuelven este conflicto centeno (Claviceps purpúrea), un hongo que renunciando a sus deseos particulares de hege- parasita las espigas del trigo, la cebada y el cen- monía. 4) Esa renuncia implica la aceptación de teno. Pues bien: en el laboratorio se descubrió dos leyes primigenias: el tabú del incesto y la una molécula a la cual se le dio el nombre de ley de la exogamia. 5) Pero luego, los hijos sin- LSD-2516. Las sustancias que tienen este com- tieron remordimientos por el parricidio cometi- ponente (o sus análogos) ejercen acción sobre el do, y calmaron la culpa deificando al padre muer- SNC17, modificando la senso-percepción, y por este to (esta sería la idea fundante de lo que luego se mecanismo, producen ‘visiones’, ‘viajes’, ‘éxtasis’, llamaría ‘pecado original’). En esta fase la comu- etc. Los investigadores denominaron enteógenos a nidad humana se organiza según un esquema este tipo de sustancias (etimológicamente: «dios- matriarcal, y reviste la forma conocida entre los adentro»), para aludir a su capacidad de producir etnólogos como totemismo. 6) En este sistema, cambios de conciencia, los cuales, en un con- se sustituye la figura del padre muerto por la de texto ritual, producen en el devoto una idea de un animal (tótem) cargado de omnipotencia numinosidad, de expansión mental, o fusión en (mana); para Freud, esta era la forma más pri- una totalidad inefable.18 Este descubrimiento lle- mitiva de religión. 7) En una etapa ulterior del vó a Gordon Wasson a recorrer el planeta, en- desarrollo, la figura del padre habría de nuevo contrando que los hongos, cactus, cáñamos, recobrado la forma humana como dios. etc., con efecto enteogénico, estaban amplia- mente distribuidos por todo el globo. Eso le lle- Todos esos sucesos primordiales de la especie va a plantear su famosa hipótesis: la creencia humana parecen ser reproducidos ontogénica- en dioses (sus visiones, iluminaciones, epifa- mente; es decir, en las novelas individuales- nías, etc.) se originaron, por lo general, en la familiares de los pacientes mentales. Pero tam- ingesta, posiblemente accidental, de enteó- bién, constituyen partes de una estructura, que genos19). Todo ese proceso culminaría en la en el proceso del desarrollo psicosexual del in- creación de un nuevo campo de investigación fante, dan singularidad a un carácter, a una ma- científica: la etnomicología20. nera de relacionarse con los otros y con las fi- guras de autoridad. En tal sentido, esa narrati- Tal vez sea útil recordar, a la hora de leer el va mítica da cuenta, además, de una teoría fenómeno religioso en el (o en su) contexto polí- acerca del poder (internalizado)11, que nos con- tico, el método empleado por William James21 fronta entre los límites de lo ‘normal’ y lo para abordar el tema de las creencias religio- ‘patologico’, y deja la impresión de que hay un sas: propone a su ilustre auditorio de la Univer- ‘malestar’ permanente12 en la sociedad huma- sidad de Edimburgo discriminar entre dos tipos na, que parece inherente a la manera como nos de juicios o proposiciones: las «existenciales» constituimos socialmente, que añoramos el re- (que se refieren a la naturaleza del fenómeno) y torno de un padre simbólico13, que la religión las «axiológicas» —o «espirituales»— (que aluden ofrece un bálsamo numinoso al sentimiento de a la importancia dada a las imágenes, creencias, culpa (de haber pecado contra el padre)14 y, como y regulaciones de las ideologías religiosas).

51 LA HIPÓTESIS VOLUNTATIVA yentes. Pero, en el culto eleusino, el acceso a las deidades era estrictamente privado, secreto. La filosofía analítica ha puesto en boca de uno de sus últimos representantes, el profesor Tugen- En las ideologías religiosas monoteístas (cuyos daht, una lectura de la religión y de la mística. gérmenes se sospechan ya en el henoteísmo de la Aquí, la explicación se centra en el concepto de ‘teología’ mesopotámica), se nota la vigencia de su voluntad, que se asocia a la capacidad deliberativa carácter público-institucional-burocrático adscri- del ser humano. Se trata, en general, de cómo to a la esfera del poder político. La recepción por relacionarse con las frustraciones. Por ejemplo, Moisés (cual Hammurabi) de las tablas de la ley la de la muerte; pero también, las otras, no tan (‘divina’), tiene un contexto político y repercusio- radicales, pero igualmente acuciantes: qué ha- nes también políticas.23 La difusión de la herejía cer con la ‘mala’ suerte. La religión lo resuelve, cristiana entre los seguidores del ‘crucificado’ se adscribiéndola a la voluntad de Dios: si la mala da en circunstancias políticas (locales e ‘interna- suerte proviene de Dios, se vuelve ‘buena’. Es una cionales’) notables, y tuvo enormes efectos políti- solución basada en la dependencia. La mística, co-sociales.24 La aparición de la herejía del ‘profe- en cambio, lo resuelve mediante una operación ta’ (seis siglos después de la cristiana) se da en de fusión con la totalidad (o con dios). Para circunstancias políticas y económicas específicas Tugendhat, tanto la religión como la mística tie- en una cultura del desierto, cuyos templos (y sus nen «raíces profundamente antropológicas».22 tótems) representaban, al parecer, un atractivo eco- nómico sustancial para el clero y las familias ad- RITUAL PÚBLICO Y RITUAL PRIVADO ministradoras de los templos (Mahoma pertene- cía a una «rama en decadencia» de la tribu de los Posiblemente con la excepción de la antropología Qurayš, cuyos jefes administraban la economía y de la historia de las religiones, es común utili- templaria25), debido a que eran punto de intercam- zar sin distinciones las palabras ‘mística’ —o ‘mis- bio comercial de las caravanas que cruzaban el ticismo’— y ‘religión’. Aunque la mística tenga desierto. Con la revelación islámica26, no sólo se siempre implícito un sentimiento o idea religio- crea una nueva religión, sino una organización sa, por lo menos, la religión no tiene el carácter política inseparable de la religión. Como dice el necesario de mística. Según mi parecer, la místi- escritor pakistaní Tarip Ali: «En sus orígenes, el ca, tal como la encontramos en los Misterios Judaísmo, el Cristianismo y el Islam fueron tres Eleusinos y sus análogos posteriores (en ‘fraterni- versiones distintas de lo que hoy se denominaría dades esotéricas’ y en los mismos monoteísmos), un movimiento político. La política y la cultura de entraña una práctica privada, por lo general, y (tal la época requerían que se crease un sistema de vez con la excepción de los misterios mayores creencias convincente que permitiera resistir eleusinos) en conflicto, con una práctica colectiva contra la opresión imperial y/o unir a un pueblo regulada institucionalmente. muy diverso. Si contemplamos el Islam bajo esta luz, su historia plantea pocos misterios. Su profe- En este contexto, los monoteísmos podrían ser ta se nos presenta como un líder político visiona- considerados ideologías estructuradas como una rio y sus triunfos como una reivindicación de su organización social de poder. Tienen una jerar- programa de acción…»27 (No olvidemos que seis quía que administra un saber ‘sagrado’, el cual le siglos antes de Cristo, ya Buda había creado tam- confiere poder social y político. Tiene un poder, le- bién una herejía, cuyas repercusiones políticas lle- gitimado por una augural entronización de lo divi- garon a China y Japón, y se refleja todavía hoy en no en un líder (que ha visto-escuchado-sentido- la resistencia del pueblo tibetano a la dominación soñado a un dios), todo ello consignado en una na- china). rrativa ‘revelada’. Por esa razón —por el poder eco- nómico, político, militar, muchas veces acumula- Sin embargo, bien separadamente, o bien do—, sus intereses y relación con los colectivos como reacción interna, en el seno de la institu- son casi indistinguibles de la política latu sensu. ción religiosa pre-existen o surgen formas de En una cultura politeísta, como la Atenas clásica, práctica ‘espiritual’ privada, que parecen soste- estaba representada por la religión Olímpica, una nerse en lo que antropólogos como Mircea Eliade institución evidentemente pública: sus dioses es- llaman las «tecnologías del éxtasis». Por defini- taban ahí, en la estatuaria de la acrópolis, a puer- ción, tienen un carácter intimista (y a veces con- tas abiertas para ‘recibir’ y ‘escuchar’ a los cre- testatario, que no es bien asimilado por la insti-

52 tución religiosa oficial —la cual puede ver ame- ral: politeísmo/henoteísmo/monoteísmo. Los con- nazada su organización jerárquica, los privilegios textos politeístas parecen mostrar una conexión político-sociales de un manejo institucional de lo operativa con la política más bien laxa. En el caso sagrado. En la tradición islámica podríamos men- de los griegos, por ejemplo, la religión es una crea- cionar el sufismo28 —con un lirismo y desparpajo ción de los poetas. Si queremos conocer la ge- casi herético— y en la cristiana, el caso de Fran- nealogía, carácter e intimidades de los dioses, en- cisco de Asís, cuya simplicidad y ‘amor’ abierto- tonces leemos a Hesiodo, a Homero, a los gran- ecuménico —extendido a las bestias y las piedras des trágicos, etc. Pero esos textos no son revela- — preocupaba políticamente al Vaticano —con su dos, ni sagrados29 Son textos bellos, que produ- fasto, su inocultable estela de poder terrenal— cen una profunda emoción en el escucha-lector; (no olvidemos que Fray Dulcino, uno de sus se- pero se trata de un sentimiento ‘heroico’, aun en guidores descarriados, fue quemado vivo (por or- la adversidad más terrible, como la del pobre hé- den del papa Clemente V) por querer vivir como roe cultural Prometeo sufriendo un dolor que no los apóstoles y otras excentricidades, si hemos es culposo, como el sabio rey Edipo, cuya doble de aceptar la versión de Umberto Eco en El nom- culpa se cierra en el ámbito de su propio dolor, bre de la rosa. más cerca de lo profano que de lo sagrado, como la del dolor de Antígona, las tribulaciones del em- Tal vez, desde un punto de vista psicológico- pequeñecido Orestes, etc. No hay un texto sagra- epistémico, no hay una diferencia fundamental do para hacer eficiente una política. Es como un entre mística y religión (mística tiene la misma horizonte de inconmensurabilidad que se abre raíz griega de mythos y mystherium), pero pueden entre la poética y la política. ser operativas algunas diferencias de acuerdo al contexto político. La historia de los monoteísmos es ilegible e incomprensible sin los textos sagrados. Me pa- En los últimos brotes de violencia religiosa de rece que ese paradigma se halla didácticamente grupos islámicos como reacción a una publica- representado en la estela de Hammurabi. A la ción europea que «representa» a Mahoma (esto mirada del historiador, el Islam es una realidad es problemático desde el punto de vista «existen- política legitimada en un texto revelado. Europa cial» —de implícito juicio existencial para un mu- (y por extensión, Occidente) es una realidad sulmán) como un «terrorista» geopolítica creada por el cris- (inaceptable, desde el punto de tianismo30 —primero católico vista «axiológico», para la y luego protestante—. ¿Cómo identidad de un musulmán lee el historiador de hoy el gri- que se cree de esa manera to de los cruzados: «¡Dios lo satanizado por el ‘otro-occi- quiere!»?31 El recurso al texto dental’), me pregunto: ¿Hay sagrado y a las jerarquías que en esa exaltada reacción una lo administran, ha sido la for- mezcla de lo ‘público’ con lo ma más eficiente de legitima- ‘privado’? ¿Hay explotación de ción de los poderes políticos. lo ‘privado’ para usarlo públi- Pues el rechazo o la crítica a camente como arma política? las figuras o las formas de po- ¿Es un pretexto fundamen- der, se puede interpretar talista para fomentar una como un acto de rebeldía con- ‘cruzada’, una guerra ‘santa’ tra dios. Recordemos, por contra Occidente, un «choque ejemplo, la narrativa de ese de civilizaciones»? triste, célebre, ángel que se reveló en el cielo contra dios: DEL PAGANISMO surgió así el mal y un lugar AL MONOTEÍSMO para hacerlo perdurar, por culpa de un acto de rebeldía. A mi parecer, la relación en- Luego, ese mal tentó al géne- tre religión y política entraña ro humano a través de una diferencias cualitativas cuan- Moisés y Mahoma mujer —y como consecuencia, do se ubica en el taxón gene- con el ángel Gabriel. el hombre desobedeció la ley

53 divina, perdiendo su estado de gracia y convirtién- nes existenciales’, y a partir de ellas se hacen dose en un ser caído (eso también por un acto de las valoraciones político-culturales. rebeldia32). Cuando el monoteísmo en cuestión se da en un contexto que no conoce la separación Ahora existe una abundante literatura post- de poderes, donde no hay una clara separación saidiana y «post-colonial». Conocedores de que las entre Iglesia y Estado, el delito es un pecado. ‘Pro- potencias occidentales no sólo han ‘inventado’ fanar’ un símbolo político es un grave pecado que académicamente a Oriente, sino que han creado puede ser castiga- realidades geopolíti- do con la muerte. cas en Oriente, des- Una psicología pri- de las cuales ema- mitiva del poder nan ahora fuertes (como la de Tótem y corrientes emanci- tabú, de Freud) per- patorias anti-occi- mite inferir que dentales, y sobre las con el advenimien- cuales las potencias to de los monoteís- (léase USA) mantie- mos la religión es nen un interés es- prácticamente in- tratégico por razo- distinguible de la nes de índole econó- política. Y en ese mica y política he- sentido, los pre- misférica, uno no supuestos básicos Estelas egipcias. debe descuidar el presentados por contenido religioso Freud en su Psicología de las masas (junto a sus subrepticio (a veces explícito) que pueden tener estudios sobre el monoteísmo, El porvenir de una los discursos político-diplomáticos de las potencias ilusión y El malestar en la cultura) mantienen su cuando se refieren al otro-oriental, al otro-africano, vigencia. al otro-latinoamericano, al otro-afroamericano, etc.

LA INVENCIÓN DE ORIENTE Es fácil imaginar que, desde el lugar donde «nace el sol», la institución político-religiosa se En 1979, Edward Said publicó un libro (en la edi- haya inventado también un ‘occidente’ (aunque torial de la Universidad de Harvard) con el titulo tal vez sin el ‘atenuante’ de la investigación eru- de Orientalism. Allí postula la hipótesis de que dita, cuasi amorosa, de algunos de los primeros Oriente es una invención de los académicos oc- occidentales que aplicaron su ‘ciencia’ sobre cidentales adscritos a los centros de investiga- Oriente), inventando a su vez un otro-occidental- ción de las potencias colonizadoras. Utilizando los malo, degenerado por un progreso tecnológico-dia- desarrollos de la filosofía postmoderna (sobre todo bólico, hedónico y consumista. ¿Cómo es exacta- francesa), hace una deconstrucción de la estra- mente la relación de los grupos religiosos tegia de dominación y negación del otro (orien- extremistas con la ortodoxia político-religiosa? Tal tal) a través de los llamados estudios orientales vez, tener en mente la historia de los monoteís- (una especie de «tecnología de poder»), en los cua- mos, pueda arrojar luz sobre la manera como las les se hace una lectura muy particular de Orien- creencias religiosas pueden estar ocultas (pero te como lugar exótico, y de desarrollos culturales actuantes) en las decisiones de la alta política que, puestos a contraluz con el progreso de Occi- internacional. dente, se ven como etapas de estancamiento, de barbarie, de singularidades casi circenses y de Conexo con lo anterior, la idea de un ‘choque hipérboles que, de inverosímiles, terminan difun- de civilizaciones’33 está en el origen mismo de la diendo una nébula de desprestigio sobre lo que historiografía, pero se mantuvo olvidada por mu- se ha pretendido valorar, usando las herramien- cho tiempo. Los primeros párrafos del primer tra- tas de la ciencia occidental. (Recordemos, por tado de historia, hablan de ese asunto, y Heródoto ejemplo, las narraciones de Marco Polo sobre la lo propone como la base de su ‘investigación’ (his- corte del gran Khan, recogidas luego por eruditos toria) Las ‘historias’ (sobre todo la última) del pri- orientalistas). Entonces, para usar el taxón de W. mer historiador tratan, precisamente, del choque James ya mencionado, se inventan ‘proposicio- entre griegos y ‘bárbaros’ (léase persas), entre ‘oc-

54 cidentales’ y ‘orientales’. Esa imagen, transmiti- usar las ‘proposiciones axiológicas’: entre otros, da por Heródoto, sobre el despotismo, la ausencia el saber (y decir) que le trasmitió Freud a Einstein, de libertad, el escaso valor de la vida humana en esa famosa epístola de 1932, antes de que se entre los ‘otros’-orientales-persas, ha penetrado prendiera la hoguera de la segunda Guerra mun- la conciencia occidental, y se ha extendido a to- dial: el mal de la guerra no va a desaparecer, por- dos los orientales (chinos e hindúes, por ejemplo) que está unido ‘estructuralmente’ al proceso ‘evo- olvidando o soslayando aquellas partes del discur- lutivo’ que nos convirtió en humanos: la institu- so del historiador que hablan del esplendor y los cionalización de la fuerza. refinamientos de las cortes persas.34 Esa me pa- rece una idea peligrosa que ha encendido mu- NOTAS chas hogueras nefastas en la historia de la hu- 1 manidad. No olvidemos que después de encendida Uno de los dioses del poderoso general Hammurabi, quien ha unificado con su espada a toda la región la hoguera de las cruzadas, al grito de «¡Dios lo mesopotámica. Es el dios acadio de la justicia impuesto quiere!», el sarraceno ya no era el único «otro» que por el conquistador Hammurabi a todo Sumer, donde an- había que combatir y matar en nombre del dios tes se veneraba al dios sumerio Utu, de rol homólogo. 2 cristiano (del otro lado, mataban a los cristianos «(…) Que, con estas maldiciones, el divino Enlil lo maldiga en virtud de su dictamen inalterable, y que le en nombre del dios islámico), sino que enseguida alcancen ya». Joaquín Sanmartín (ed.-trad.) «El Código de descubrieron al «judío» como otro-indeseable, otro- Hammurapi». En: Códigos legales de tradición babilónica. satánico, a quien había también que destruir. Madrid: Trotta, p. 156. 3 (Gran ironía —pero no contradicción—: tanto el James Frazer. La rama dorada: magia y religión. Méxi- co: FCE, 1965. Esta obra monumental llegó hasta 12 vo- Islam como el cristianismo tienen un vinculo ‘ju- lúmenes; en 1920, Frazer publicó el resumen en un tomo, dío’ a través de la tradición de los profetas). tal como hoy lo conocemos. 4 En la Mesopotamia de la época babilónica, al poder El escritor pakistaní Tariq Ali propone, en vez de los dioses (que encarnaba en el rey y los sacerdotes- jueces-médicos), se le llamaba me (en la China de las pri- de un «choque de civilizaciones», la tesis de un meras dinastías se le llamaría chi, entre los egipcios ka). «choque de fundamentalismos»: un «fundamen- 5 Aquí intencionalidad denota, en general, tener con- talismo imperial» que identifica con el sistema ciencia del contenido de la propia mente. Como afirma el de valores y el poderío económico militar de USA conocido científico primatólogo R. Dunbar, corresponde a estados mentales como: creer, conocer, pensar, desear, —con la universalización de la verdad de un con- etc. Cf. The Human Story: A New History of Mankind’s sumo escapista-capitalista postindustrial y la co- Evolution. Faber and Faber, 2004, p. 43. dicia por el «oro negro» de Oriente que, según él, 6 Se infiere aquí un esquema jerárquico-evolutivo. La sostiene la gracia del «dios que salva a Améri- intencionalidad de cuarto nivel se podría enunciar así: «yo deseo (I) que tú creas (II) que dios desea (III) que noso- ca— y un «fundamentalismo religioso», producto tros actuemos…» (IV). El quinto corresponde a la acepta- de la desesperación que identifica con los ción colectiva de (IV), posiblemente, por el expediente de extremistas islámicos. Me parece obvio que, en una fuerza omnipotente (¿maná?). Esta hipótesis neo- este contexto, la palabra ‘fundamentalismo’ como evolucionista no sólo es psicológica —por el estado men- tal, individual, de las creencias, sino también sociológi- forma radical de una identidad está más cerca de ca, por los efectos reguladores-coercitivos que ejercen las los descubrimientos del psicoanálisis que el vo- creencias comunales sobre el individuo. Algo muy pare- cablo, más neutral, de ‘civilización’. Ali argumen- cido a la hipótesis de Durkheim, según la cual la religión ta que ese fundamentalismo imperial está sote- es un hecho social. Cf. E. Durkheim. Las formas elemen- tales de la vida religiosa. Buenos Aires: Schapire, 1968. rrado en las interpretaciones que pensadores 7 Cf. Robin Dunbar. «Beyond Belief.» NewsScientist, como Huntington y Fukuyama, hicieron de los January 28, 2006, pp. 32-33. hechos del fatídico 11 de septiembre. El primero, 8 Por la estrecha relación (al menos fenomenológica, dándole al expediente de «guerra contra el terro- entre la conducta ritual y algunos trastornos psicopa- tológicos como la enfermedad obsesivo-compulsiva, el tras- rismo» capitalizado políticamente por la presiden- torno bipolar, y otros, ya se menciona un gen de la ‘espi- cia de USA, el carácter de una «guerra (‘choque’) ritualidad’ (el VMAT-2). Cf. Dean Hamer. The God Gene. de civilizaciones» y el segundo, más axiológico, How Faith Is Hard-wired Into Our Genes. Doubleday considera que el ataque fue contra la «moderni- Publishing, 2004; y Alison Motluk, «Particles of Faith.» En: NewsScientist, ibíd., pp. 34-39. dad», contra los ‘valores’ occidentales que legiti- 9 En particular, Totemismo y exogamia, publicada por man la homosexualidad, la permisividad y la Frazer en 1910. emancipación de las mujeres.35 10 Supuesto que ahora estaría avalado por la hipótesis neo-evolucionista del cerebro social ya mencionada, y que postula grupos-límite de 120 humanos. De todas formas, tenemos un saber que puede 11 Poder del Padre, interpretado en sentido simbólico. ayudarnos a ser más tolerantes y vigilantes al 12 Cf. Freud. «El malestar en la cultura» (1930). En:

55 Obras Completas (3 vols.), trad. de Luis López Ballesteros. 32, Iss. 4; p. 461 ff; Ralph Metzner. «Hallucinogenic Drugs Madrid: Biblioteca Nueva, 1996, III, pp. 3.017-3.067. and Plants in Psychotherapy and Shamanism.» In: JPD, 13 «El porvenir de una ilusión» (1927), Ibíd., 2.961- 1998, vol. 30, Iss. 4; p. 333 ff; Marlene Dobkin de Ríos. 2.992 «Hallucinogens and Redemption.» In: JPD, 2002, vol. 14 «Moisés y la religión monoteísta» (1937-1939), Ibíd. 34, Iss. 3; p. 239 ff. 15 «Psicología de las masas» (1920-1921) Ibíd., pp. 21 William James. Las variedades de la experiencia reli- 2.563-2.610. giosa (vol. 1) Barcelona: Orbis, 1988, p. 16. 16 R. Graves (quien dio importante información a 22 Ernst Tugendhat. «Las raíces antropológicas de la Gordon Wasson, sobre el mito de Deméter) propone, en religión y de la mística». En: Cátedra Europa 2001: Memo- vez de la C. purpúrea, la Amanita muscaria, pero, sin rias. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2001, p. 1 ss. mostrar ninguna base experimental. Cf. Robert Graves. 23 En el esquema henoteísta, el creyente escoge una La comida de los centauros. Madrid: Alianza, 1994. deidad, entre un grupo de deidades. Cf. Jean Bottero. La 17 Pero se debe aclarar que del mismo hongo se obtie- religión más antigua: Mesopotamia. Madrid: Trotta, 2001, nen otros alcaloides de uso medico, para disminuir el pp. 63-65; sobre el contexto político de la ley mosaica, sangrado uterino y las crisis migrañosas. De otra parte, puede verse: Fernando Savater. Los diez mandamientos en más de una de las epidemias de locura o de «posesiones» el siglo XXI: Tradición y actualidad del legado de Moisés. Bue- diabólicas colectivas de la Edad Media, podría explicarse nos Aires: Sudamericana, 2004. por contaminación del trigo (y luego del pan) con el cor- 24 Cf. José Saramago. El evangelio según Jesucristo. Ma- nezuelo de centeno. drid: Alfaguara, 1998. Aunque se trata de una novela, no 18 En su obra El hongo maravilloso: Teonan’acatl. Micolatría escapa al lector la rigurosa investigación que debió reali- en Mesoamérica. (México: FCE., 1993 (1983) G. Wasson, zar el autor acerca de la sociedad en la que nació y murió prueba en sí mismo el efecto del hongo maravilloso, con el crucificado. los mazatecas, y hace una vívida y amplia descripción de 25 Cf. Claude Cohen. El Islam, desde los orígenes hasta su experiencia extática. De ese ‘sentimiento oceánico’ del el comienzo del Imperio Otomano. México: Siglo XXI, 1982 que habló Rabindranath Tagore y que llamó la atención (1972), pp. 7-12. de Freud. 26 Aunque, al parecer, la revelación del arcángel Gabriel 19 No he utilizado el término «alucinógeno» (usado en sólo la nombra el Corán dos veces, como lo hace notar los textos de farmacología y toxicología), porque entraña Juan Vernet, en la introducción a su traducción del libro un sesgo ideológico potencialmente peligroso desde el canónico. Cf. El Corán, p. XI (introducción de J. Vernet). punto de vista de la supervivencia de las etnias que toda- La cita corresponde a la Azora II, 91/97-92/98. (Barcelo- vía se orientan según el saber de los chamanes; si el yajé, na: Planeta, 1996, pp. 16-17). por ejemplo, es un alucinógeno (en vez de un enteógeno) 27 Tariq Ali. El choque de los fundamentalismos: cruza- entonces los sacerdotes de las comunidades indígenas das, yihads y modernidad. Madrid: Alianza Editorial, 2002, que lo ingieren en precisas ocasiones rituales (según ca- p. 43 lendario), son ‘drogadictos’, y con ese rótulo se les despo- 28 Una síntesis muy didáctica de este tema y su con- ja de su condición moral de guías, jueces y médicos (y texto socio-histórico lo da de manera desenfadada Albert eventualmente algún colono lo puede satanizar utilizan- Hourani en La historia de los árabes. Buenos Aires: Javier do ese o cualquier otro pretexto). Para quien pudiera cali- Vergara (ed), 1992, p. 91 ss (El camino de los místicos). ficar de muy ‘radical’ la hipótesis de Wasson, bien porque 29 Y no nos confundamos cuando Platón hace decir a ofende comprensibles intereses confesionales o porque Sócrates que: «Los poetas no componen merced al arte, pueda parecer muy reduccionista a espíritus ecuménicos, sino por una inspiración divina, y dicen cosas grandes y el distinguido investigador aclara que «I do not suggest sabias que ellos no entienden» (Ion, 354 b). that St. John of Patmos ate mushrooms in order to write 30 Recordemos esa historia del cristianismo desde la the Book of the Revelation. Yet the successions of images conversión de Constantino, la transformación de esa he- in his Vision, so clearly seen but such a phantasmagoria, rejía en religión imperial, su paulatina consolidación po- means for me that he was in the same state as one lítica a partir del derrocamiento de Rómulo Augusto por bemushroomed. Nor do I suggest for a moment that William un bárbaro… Pensemos nada más en la ceremonia de co- Blake knew the mushroom when he wrote (his) telling ronación de Carlomagno por León III. ¡Una lección de account of the clarity of ‘vision’...» R. Gordon Wasson y alta política! otros. The Road to Eleusis: Unveiling the Secret of the 31 Pues es obvio que la pregunta pertinente es: ¿Quién Mysteries. New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1978. lo quiere? ¿El papa Urbano II? ¿Los príncipes cristianos? (Hay versión española; ver nota supra). ¿Pedro el Ermitaño? ¿Ricardo Corazón de León? ¿El papa 20 Hoy sabemos, por los estudios de laboratorio sobre y los príncipes cristianos como parte de una estrategia la ‘fisiología’ del éxtasis, que el mismo efecto producido política? ¿Cuál sería el beneficio político y económico?, por los enteógenos (influir en la producción de etc., etc., etc. neuropéptidos —las llamadas «hormonas de la felicidad»— 32 Para una ‘narrativa’ casi cinematográfica de este mito, ), se consigue también por las vías de la danza, la medita- se me ocurre el gran poema El paraíso perdido, de John ción, la música, la contemplación, etc. Cf. Thorndike Milton. Memorial Laboratory (Harvard Medical Unit) «Physiology 33 Tal como la expresa Samuel Huntington en su di- of Meditation.» In: Scientific American # 2, 1972. De Gordon fundida y polémica obra The Class of Civilizations and the Wasson, pueden verse: La búsqueda de Perséfone. Los Remaking of World Order. New York: Simon & Schuster, enteógenos y los orígenes de la religión. México: FCE, 1996, 2003. El camino a Eleusis: una solución al enigma de los misterios. 34 Cf. Edith Hamilton, la culta historiadora, en su pre- México: FCE, 1980; también: Steve Heilig. «Cleansing the cioso libro El camino de los griegos (Madrid: Tourner, 2002), Doors of Perception: The Religious Significance of cae en esa especie de pedagogía maniquea, más bien in- Entheogenic Plants and Chemicals.» In: Journal of genua, de disminuir a uno para exaltar a su costa al otro. Psychoactive Drugs (JPD). San Francisco, 2002, vol. 35 Cf., T. Ali., op. cit. pp. 369-372.

56 La tragedia como metáfora filosófica en Federico Nietzsche

Mónica Gontóvnik*

Muy temprano en su vida y como casi primer acto ligado a la duplicidad de lo apolíneo y lo de creación filosófica, Federico Nietzsche escri- dionisíaco...1 be el libro El nacimiento de la tragedia. Se atreve el joven filólogo a exponer una maravillosa intui- De allí en adelante, Federico Nietzsche se con- ción, defendiéndola apasionadamente, de modo vierte en el heraldo de la búsqueda de lo oculto que el lector, quien se apasiona con él mientras en el ser humano. Oculto, en este caso, no quie- lee, no duda. re decir malo, el filósofo bacante nos habla siempre en sentido extramoral. Oculto, es Y aunque muchas veces podemos aquella fuente de posibilidades de de- sentir, sus lectores, que exagera sarrollo existencial que no es fácil- y se sale del camino, alegre- mente cognoscible, pero que está mente salimos con él a bai- allí, a la espera de la explora- lar la danza que acompa- ción de nosotros, los seres ña a los ditirambos en humanos. Búsqueda de lo honor de Dioniso, como oculto es lo que empren- bacantes de una secta de el joven Nietzsche mística. para exponerlo a la luz y poderlo conocer. Al exponer su tesis claramente desde el co- Su teoría desarrollada mienzo, se une así Nietz- totalmente a partir de lo que sche a Apolo, el claro, resplan- intuyó con respecto a la trage- deciente dios oráculo que a través dia griega, ha continuado influen- del filósofo nos vaticina un nuevo siglo signado ciando la teoría de las artes escénicas hasta hoy por el descubrimiento del inconsciente. día. ¿Pero qué es realmente esta trama tan com- plicada como sutil, cual tragedia occidental, que Mucho habremos ganado para la ciencia estética arma el joven Nietzsche, y que tiene el poder de cuando hayamos llegado no sólo a la intelección arrastrarnos con las delicias de descubrir las múl- lógica, sino a la seguridad inmediata de la intui- tiples líneas de su pensamiento? ción de que el desarrollo continuado del arte está Nietzsche siente que toda la grandeza que re- * Nació en Barranquilla, 1953. Filósofa, Universidad vela el estudio de los trágicos griegos se debe a Metropolitana de Barranquilla, 1979. B.S. en Danza, algo muy particular que sucedió en la Grecia an- Skidmore University, Saratoga Springs, N.Y., 1982. tigua, que originó un salto cualitativo en cuanto Maestría en Estudios Interdisciplinarios en Arte y Psi- cología para la Sanación, de Naropa Institute, Boulder, a la aparición de una forma artística que marca- CO, USA, 2001. Profesora de la Universidad del Norte. ría la historia del arte occidental.

Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla 57 pp. 57-61. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 Esto tan particular fue la conjunción de dos formas de pensamiento, de dos formas de exis- tencia, de dos experiencia humanas dispares y en contraposición, que al entrar a unir sus fuer- zas de un modo armónico, pudieron dar pie a la tragedia griega. Se constituye esta forma de arte en una representación de la vida y las pasiones humanas que nos satisface íntimamente, aún veinticinco siglos después: tal era la fuerza de su naturaleza verdadera.

Esta dos formas de pensamiento, de vivencia, de conciencia, como se me antoja llamarlas para este ensayo, aparecen representadas en las figu- ras de Apolo y Dioniso, dioses griegos que cual metáforas divinas le sirven a Nietzsche para des- plegar las alas de su pensamiento. Un pensamien- to que se identifica con la realidad oculta al senti- do lógico y que desde el advenimiento de la moder- nidad se había olvidado como objeto de estudio, a Dioniso bailando con unas ménades. pesar de mantenerse subyacente en toda la pro- ducción creativa de la humanidad. Se necesitó un La palabra tragedia indica su origen: tragos pensador creativo para hacer énfasis en esto. (macho cabrío) y ode (canto). A finales el siglo VII a.C., el culto al dios Dioniso se había difundido ...esos dos instintos tan diferentes marchan uno en toda Grecia. El culto a Dioniso tenía mucha al lado del otro, casi siempre en abierta discor- fuerza entre el pueblo, ya que se celebraba la fer- dancia entre sí y excitándose a dar a luz frutos tilidad de la tierra a través de la vid y su producto, nuevos y cada vez más vigorosos, para perpetuar el vino. El hecho de tener el pueblo un momento en ellos, la lucha de aquella antítesis, sobre la del año en que estaba permitido embriagarse con cual sólo en apariencia tiende un puente la co- un desenfreno que era aprobado socialmente, hizo mún palabra «arte»...2 que el culto a este dios de la embriaguez se pro- Nietzsche presiente que, bajo de la realidad que pagara rápidamente. vive, yace otra oculta, y que acercarse a ella es la manera más profunda de existir. Encuentra en los Durante las celebraciones, se cantaba al ma- grandes trágicos griegos, específicamente en Es- cho cabrío, que era la imagen del dios Dioniso. quilo y Sófocles, una demostración perfecta de se- Los celebrantes se disfrazaban de macho cabrío y res humanos que lograron armonizar ambas par- danzaban entre cantos extáticos que se denomi- tes de su consciencia. Estos dramaturgos realmen- naban ditirambos. Del disfraz y representación te estaban evidenciando la manera de ser de todo con cantos y bailes, se pasó a máscaras y a escri- un pueblo, hasta que entraron al ruedo Eurípides tos de lo cantado. El coro bailarín dio paso al diálo- y Sócrates. Eurípides, porque según Nietzsche de- go cuando se antepuso un protagonista, hasta que gradó la tragedia, influenciado por Sócrates, quien la evolución natural terminó convirtiendo el cul- de allí en adelante instauró en la historia del pen- to en una representación social donde unos fue- samiento humano la supremacía del concepto. ron actuantes y otros espectadores.

Pero echemos un poco hacia atrás, para ver Se fueron desarrollando historias completas a cómo hemos llegado hasta aquí. partir de la necesidad de representar los mitos y de reunir en un festival a miles de personas de- El teatro griego nace con la tragedia, oficial- seosas de volcar y ver volcadas sus pasiones en mente. Y ese teatro que experimentó una cum- un centro común. Nacieron los trágicos y Dioniso bre estética, alrededor del siglo V antes de la era fue relegado a un segundo plano, cuando su altar común, es el que aún hoy en día influencia el pasó de ser el sitio de las ofrendas a un edificio desarrollo del teatro occidental. para cambiarse los actores, que más tarde se con- virtió en la escena.

58 Pero quedó flotando Dioniso, escondida su a través de dos divinidades antiguas. Su escogen- máscara en la tragedia que inspiró y las come- cia fue inteligente porque al usar dos dioses grie- dias que se sucedieron, sepultado el dios bajo vein- gos antiguos ya largamente superados para Occi- ticinco siglos del cristianismo que hasta el ca- dente a nivel religioso, estaba obviamente usan- lendario universal transformó. do esas dos figuras como símbolos de las ideas que comenzaban a gestar su concepto filosófico. Entonces llegó Federico Nietzsche, y lo resca- tó con su olfato de oráculo que marca con su Nietzsche propone que hay dos fuerzas en in- muerte el inicio del siglo veinte. Porque Apolo, el tenso antagonismo en esta vida humana. Una es vidente, el dios sol, la luz que ilumina el entendi- la necesidad de unidad y de disolución con la na- miento racional, el ordenador, clarificador, tam- turaleza, retornar a lo «Uno Primordial» de donde bién le prestó a Nietzsche la posibilidad de ver venimos y a donde necesariamente llegaremos más allá de lo obvio para comprender la metáfora con la muerte. Esta fuerza está representada por que hace posible la aparición del arte en la vida Dioniso, dios que obnubila, que embriaga, que nos del ser humano. Con estas herramientas devuelve a la maravillosa sensación de éxtasis: metafóricas, Nietzsche propone una nueva me- estar fuera de uno mismo pero realmente unido tafísica, la metafísica del arte: el arte como úni- a todo lo demás, la tan necesaria sensación de ca forma de vivir satisfactoriamente. hacer parte de un todo indivisible.

Cantando y bailando manifiéstase el ser huma- La segunda es la necesidad de separación, el no como miembro de una comunidad superior: ha «principio individuationis» que nos ayuda a encon- desaprendido a andar y a hablar y está en cami- trar un camino separado del de los demás, nos pre- 3 no de echar a volar por los aires bailando. para para el crecimiento personal y nos ayuda a Federico Nietzsche estaba en contra de la me- discernir, a soñar, a percibir la belleza y a dar fi- tafísica occidental y consideraba que la moral ba- gura a lo que puede parecer horroroso, sin forma. sada en la supremacía del cristianismo como re- ligión oficial, había sido un error conceptual gra- Uno es Dioniso, el segundo es Apolo. Dioniso ve en la historia del pensamiento humano. Ex- es la muerte, la desmembración, el renacimien- plicar el mundo natural por medio de reglas de to, la embriaguez. Apolo es el vidente, el ilumi- un mundo que estaba «más allá», regido por prin- nado, el formador, el moderador, el sueño. Son cipios perfectos y al cual luego el humano debía dos pero realmente son una unidad. Los dos prin- aspirar, al morir, había negado la conciencia de cipios vitales, se necesitan mutuamente, los la importancia de la existencia y del ser humano necesitamos a los dos. La trama idónea para la como creador de su destino, de sí mismo y de su exposición de sus ideas intuidas, la tiene el jo- comunidad. ven filósofo en la tragedia griega, obra de arte insigne que demuestra cómo trabajan juntos Para Nietzsche el mundo es físico y se plantó ambos principios. Necesitamos dejar actuar a en contra de la necesidad de explicar a este mun- estos dos principios para que inventemos la úni- do inventando otro. Pero Nietzsche entendió ca- ca forma de existencia posible: aquella que se balmente que la necesidad era la de inventar, la hace cada día con el arte. de crear, la de simbolizar. Nos acercamos ahora a la auténtica meta de nues- Ahora la esencia de la naturaleza debe expre- tra investigación, la cual está dirigida al conoci- sarse simbólicamente; es necesario un nuevo miento del genio dionisíaco-apolíneo y de su obra mundo de símbolos, por lo pronto el símbolo cor- de arte, o al menos a la comprensión llena de 5 poral entero [...] el gesto pleno del baile [...]4 presentimientos del misterio de esa unidad.

Sí, se refería en esta cita al avance de los grie- Para Nietzsche la música y la lírica llevan en gos en cuanto a su creación del ditirambo, pero su germen lo dionisíaco y le sirven para ejempli- aún si lo sacamos de contexto vemos que se nos ficar su idea: el lírico es un artista dionisíaco que está ya hablando de una necesidad de entender lleva en sí, hondamente, y lo expresa, el sufri- la existencia a través de la expresión creativa. miento de la contradicción de la existencia, y así produce en forma de música una réplica de ese Mas lo interesante, aquí, es que Nietzsche en- «Uno Primordial» con el cual se identifica, pero cuentra su manera de explicar su pensamiento que se le hace visible a través de la imagen

59 onírica que le permite vivir con el horror, me- mente humana a la posibilidad del conocimiento diante un símbolo. Entonces el lírico es también científico. Esto nos llevó a la Modernidad y a la un artista apolíneo, da forma. Ilustración, grandes movimientos que empujaron el conocimiento humano y el desarrollo de la cien- Aquel reflejo a-conceptual y a-figurativo del dolor cia de modo rápido. Es entonces cuando aparece primordial en la música, con su redención en la una figura como Nietzsche, quien pide un alto en apariencia, engendra ahora un segundo reflejo, el camino y nos trae nuevamente a la antigüe- en forma de símbolo o ejemplificación individual. dad para mostrarnos algo que entonces sucedió y Ya en el proceso dionisíaco el artista ha abando- que habíamos olvidado, aparentemente. nado su subjetividad: la imagen de su unidad con el corazón del mundo le muestra ahora es El contraste entre esta auténtica verdad natural una escena onírica, que hace sensibles aquella y la mentira civilizada que se comporta como si contradicción y aquel dolor primordiales junto con ella fuese la única realidad es un contraste simi- 6 el placer primordial propios de la apariencia. lar al que se da entre el núcleo eterno de las co- Primero está el dolor de la separación de lo sas, la cosa en sí, y el mundo apariencial en su «Uno Primordial», la madre, la naturaleza, el cos- conjunto; y de igual modo que con su consuelo mos. Al nacer comenzamos a sufrir porque ya no metafísico la tragedia señala hacia la vida eter- somos completos. Pero venimos a la individua- na de aquel núcleo de la existencia, en medio de ción y ello se logra a través de las formas, de la la constante desaparición de las apariencias, así apariencia. Dar forma, ver la forma, nos produce el simbolismo del coro satírico expresa ya en un placer. Este es el placer de crear. Esto es lo que símbolo aquella relación primordial que existe 8 nos salva. Como Dioniso, somos seres que se sien- entre la cosa en sí y la apariencia. ten uno con la naturaleza. Como Apolo, podemos El ser humano debe navegar sobre la barca de ver las diferencias. Cuando estamos en la uni- su mundo representado y debe igualmente cono- dad, necesitamos diferenciarnos. Cuando esta- cer el fondo peligroso de las aguas turbulentas so- mos en la diferencia, necesitamos recobrar la bre las que navega. Pero las aguas profundas so- unidad. La vida humana debe poder parecerse al bre las que nos encontramos navegando también balance entre estos dos dioses ejemplificados en tienen mucha información que darnos, porque son una obra de arte... ellas la fuente de la vida. Quien olvide que su sino «pues sólo como fenómeno estético están eterna- trágico es navegar por siempre sobre un mundo mente justificados la existencia y el mundo [...] el oscuro y disolvente, por el susto que acosa, tal vez arte como un mago que salva y que cura: única- se hunda sin saberlo precisamente por falta de mente él es capaz de de retorcer esos pensamien- conocimiento. Pero siempre está el símbolo, la tos de náusea sobre lo espantoso y absurdo de metáfora a la mano, herramienta metafísica y la existencia convirtiéndolos en representaciones existencial que debemos desarrollar para salvar- con las que se puede vivir [...]»7 nos. Es ella, la herramienta del arte, la que nos enseña, en la apariencia y en lo bello, así sea Después de que un pueblo como el griego clá- monstruoso su mensaje, el placer de vivir. sico creara esta obra trágica tan importante, como resultado de su espíritu o modo de ser que podía Las apariencias apolíneas en las cuales Dioniso imaginarse la vida como conjunción de elemen- se objetiva, no son ya «un mar eterno, un cam- tos opuestos, la decadencia de esta forma de pen- biante mecerse, un ardiente vivir9 samiento se tornó en idealismo puro con Platón y más tarde con Aristóteles. Estos dos filósofos, a Después de mirar al abismo, al absurdo de la su vez, sirvieron al naciente poder religioso cris- existencia, nos salva la imagen y la forma. Edipo tiano para desarrollar toda una justificación de muere y la visión clara que lo ciega nos hace llo- la existencia, que llevó a la humanidad a vivir rar para recobrar la paz mediante un acto sacro: una verdadera edad oscura, alejada de la terre- asistir a una representación teatral. Allí vemos nal y creativa existencia que es capaz de desa- representado lo que necesitamos saber, pero de rrollar la cultura universal hasta sus más altas una forma indirecta, repleta de símbolos que to- cumbres. can ese mundo inconsciente de un modo directo porque hablan el mismo lenguaje. Tanto si so- Pero después del oscurantismo apareció la mos oficiantes del culto, como si asistimos a su revaloración de los valores clásicos, y se abre la representación, la magia se opera y nos senti-

60 mos dioses y humanos al mismo tiempo: parte de lo «Uno Primordial», compartiendo su realidad oculta por medio de la forma que le podemos dar a nuestra existencia cambiante. El sufrimiento de Dioniso es nuestra máscara y Apolo nos viene a rescatar con su mirada moderadora. Entre más- caras y miradas navegamos y de vez en cuando nos es lícito observar el fondo que se ve más allá de la barca, y para eso está la doctrina mistérica de la tragedia: el conoci- miento básico de la unidad de todo lo existente, la consideración de la individuación como razón primordial del mal, el arte como alegre esperan- za de que pueda romperse el sortilegio de la indi- viduación, como presentimiento de una unidad restablecida.10

Federico Nietzsche nos entregó, a todos los que nacimos en el siglo veinte, la posibilidad de una metafísica diferente: aquella que nos brinda la posibilidad existencial de crear, al igual que nos Apolo y Heracles luchan por la poseción del trípode de Delfos. habían dicho sólo podían crear los dioses o el dios, dependiendo de la religión. El poder está ahora en nosotros nuevamente. Los seres humanos encontrada esta imagen apolínea que le permi- estamos a merced de nuestro propio misterio, y tió entender la forma necesaria de su creación es potestad de cada uno de nosotros la responsa- filosófica, arrancó con pisada fuerte y segura el de- bilidad de seguir el camino de la evolución, crean- sarrollo posterior de sus líneas de pensamiento. do, que es como el cerebro plástico que tenemos ha llegado a convertirse en lo que es. NOTAS

Así no entendamos todo lo que percibimos y 1 Nietzsche, Federico, El nacimiento de la tragedia. Madrid, Alianza Editorial, 1977, p. 40. vivimos, así no podamos ver más allá de lo físico 2 Ibíd., p. 41. aunque intuyamos un «Uno Primordial» que no 3 Ibíd., p. 45. podemos conocer, tenemos en las manos la posi- 4 Ibíd., p. 49. bilidad de construir una vida moral, bella, opti- 5 Ibíd., p. 61. 6 Ibíd., p. 63. mista no por el deseo supremo de poseer una ra- 7 Ibíd., p. 77, 78. zón intelectual que todo lo entienda y domine, sino 8 Ibíd., p. 81. con la alegría ilógica del que puede entender la 9 Ibíd., p. 87. entera crueldad de las cosas. Reconciliando, ha- 10 Ibíd., p. 97. ciendo visibles estos dos principios vitales, vol- vemos en el siglo de la ciencia y la tecnología, BIBLIOGRAFÍA agarrados de la mano de Nietzsche a sacrificar- Botero Uribe, Darío. La voluntad de poder de Nietzsche. nos en el altar sagrado de dos dioses primitivos Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1995. que traen con su imagen la necesaria idea de la Ferro Bayona, Jesús. Nietzsche y el retorno de la metáfora. salvación, pero ya no como redención divina, sino Barranquilla, Ediciones Uninorte, 1984. como acción humana. Fink, Eugen. La filosofía de Nietzsche. Madrid, Alianza Editorial, 2000. Nietzsche, Federico. El nacimiento de la tragedia. Madrid, En la tragedia griega, el joven Federico Alianza Editorial, 1977. Nietzsche encontró la imagen en la cual se apo- —— Ecce Homo. Madrid, Alianza Editorial, 1993. yaría toda la construcción de su filosofía. Una vez

61 Historia, arte y color del Caribe en el Museo de Estética de la Universidad del Norte

Danny González Cueto* Martha Lizcano Angarita**

INTRODUCCIÓN que sea estudiado y eduque y deleite al público.1 No obstante, las barreras físicas se han roto con la Los museos han cambiado. La definición de mu- aparición de la Internet, en cuyo amplio espectro seo está actualmente en transformación. El Con- los visitantes de todo el mundo pueden tener con- sejo Mundial de Museos (ICOM) revisa en forma tacto con las colecciones desde su propio compu- continua la definición de ‘museo’. La última lo tador. Ahora, los museos están abiertos las vein- define como […] una institución permanente, sin fi- ticuatro horas del día, incluso los lunes. El públi- nes de lucro y al servicio de la sociedad y su desa- co no tiene necesidad de hacer filas para ingre- rrollo, que es accesible al público y acopia, conser- sar, ni pasar por las congestiones provocadas du- va, investiga, difunde y expone el patrimonio mate- rante el tiempo que permanecen las exposicio- rial e inmaterial de los pueblos y su entorno para nes llamadas blockbuster, no hay restricciones de ruido, no hay prohibiciones, no hay que pagar * Comunicador Social de la Universidad del Norte. tiquetes, y el acceso es completamente gratuito. Miembro del Grupo de Investigación en Historia y Ar- Los museos contemporáneos pueden ser reales, queología del Caribe Colombiano de la misma institución. Editor de Memorias, Revista Digital de Historia y Arqueología reales/virtuales o sólo virtuales, es decir, aque- desde el Caribe: www.uninorte.edu.co/publicaciones/me- llos que han creado un nuevo lenguaje, y existen morias. Coordina en la actualidad el Museo Virtual de solamente en la dimensión virtual/virtual. Des- Estética de la Universidad del Nor- de el punto de vista de los mu- te. E-mail: [email protected] / [email protected] seos virtuales de arte, la Inter- ** Ph. D. en Historia, en especia- net abre el espacio artístico y lidad en Historia de la Cultura, por la derriba el círculo cerrado del Academia Rumana. Especialista en universo de la expresión hu- Conservación y Restauración del Pa- trimonio, Instituto de Arquitectura Ion mana. Las obras clásicas, los Mincu, Bucarest. Master of Arts in artistas que surgen, las escue- History, Universidad de Bucarest. Do- las, los artículos especializados cente e investigadora de la Universi- y la posibilidad de comprar y dad del Norte, docente de la Univer- sidad del Atlántico y de la Universi- vender piezas ya se encuen- dad Simón Bolívar. Miembro del Gru- tran al alcance de todos. po de Investigación en Historia y Ar- queología del Caribe Colombiano de la Las nuevas tecnologías pa- Universidad del Norte, y del Centro de Estudios del Caribe Brasil, CECAB. recen haberse adecuado per- E-mail: [email protected] fectamente a los museos. Su Gloria Mejía, Cayena (110x110 cm). introducción permite la pues-

62 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 62-71. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 ta en práctica de interesantes dispositi- vos comunicativos, tales como

[…] imágenes en movimiento, la res- tauración sin tocar las piezas, la mani- pulación de objetos tridimensionales, el acceso remoto a las bases de datos, las visitas virtuales, el transporte de pie- zas delicadas, los guías políglotas, la combinación de texto, imagen y soni- do, en fin, la realidad virtual de un mu- seo sin fronteras de ningún tipo ya es posible. […] Desde el momento en que fue posible almacenar, procesar y re- cuperar texto, sonido e imágenes fijas y en movimiento, situarlas en redes y enviarlas a cualquier punto del globo a cualquier hora del día, el acceso a los museos empezó a tomar una dimensión Enrique Grau, Rita 10:30 a.m. (óleo sobre lienzo, 140 x 170 cm, 1989). diferente. Los principales museos del mundo se encuentran desde hace tiempo ac- formación». La Descripción General de su proyec- cesibles vía Internet, y cada vez ofrecen mayo- to, inicia expresando: res posibilidades a sus usuarios.2 El Museo Virtual de Estética consiste en rea- Las universidades se han convertido —desde lizar una retrospectiva de diferentes pintores la fundación del primer museo, el Ashmolean colombianos. Pretende fundamentalmente el (1683), de la Universidad de Oxford— en deposita- diseño y desarrollo de un Museo Virtual de Es- rias del conocimiento, y sus métodos didácticos y tética, el cual podrá ser visitado por el mundo pedagógicos incluyen en algunos casos espacios entero a través de una página hypermedial que virtuales museológicos y museográficos que les estará disponible en la red Internet. ayudan a avanzar en el desarrollo de sus misio- nes educativas. Se ha escogido la palabra «estética» porque no pensamos el concepto de las artes como enti- Al momento de concluir la introducción de este dades aisladas, sino como un entramado en la texto, uno de los motores de búsqueda más utili- urdimbre de una unidad vital que abarca las zado en castellano nos arroja 2.220.000 páginas múltiples manifestaciones del espíritu huma- con las palabras museos virtuales de arte, y para no en diversas formas tales como pintura, es- investigar las palabras teoría de la virtualidad tan cultura, música, poesía, arquitectura, la ce- sólo 158.000 páginas. rámica, la orfebrería, etc. En la encrucijada de la visión artística de Colombia, tenemos LA CREATIVIDAD cruces de caminos en donde los límites de uno, DE UN EDUCADOR COBRA VIDA bordean, sin llegar a forzarlos, las fronteras de otros, y así, cuando fuere pertinente, y con el A finales de los años noventa, Campo Elías Ro- fin de aclarar y enriquecer manifestaciones mero Fuenmayor, profesor de historia del arte y artísticas de diversa índole, irán de la mano, de la música, actor dramático, escenógrafo, ges- en forma paralela o simultánea.3 tor cultural y uno de los mentores de la enseñan- za de las humanidades en la región, concibió un La red no era entonces un adelanto tecnológi- Museo Virtual de Estética para la Universidad del co utilizado por la mayoría de las instituciones Norte, y conectarla con el mundo por la vía del educativas de la región Caribe colombiana. Po- arte, a través de las muestras de la plástica del cas instituciones, como la Universidad del Norte, Caribe colombiano. Eran los comienzos del inte- habían logrado implementar el ambicioso progra- rés por entrar desde distintos ámbitos del saber a ma de cobertura informática para su comunidad la tan mencionada «autopista mundial de la in- académica, que incluía, por supuesto, la Internet.

63 Las ideas frescas e innovadoras eran escucha- ‘el sabio Mutis’. La expedición es menos recono- das, y en el tren del proyecto, un pasajero embar- cida por su valor artístico.4 Mutis habría tenido la có difícilmente, pero logró llegar a buen destino. intención de crear un museo de ciencias natu- Con carpeta en mano y un mundo de ideas, Ro- rales en Bogotá, incluso […] en 1785 había apoya- mero Fuenmayor puso su proyecto a disposición do, desde aquí, la idea de Carlos III de crear en Ma- de los ingenieros de sistemas, y consiguió volver drid un Real Museo de Ciencias Naturales y había realidad su «sueño virtual». colaborado con el envío de muestras de madera y láminas botánicas;5 el museo granadino no llegó a Reconstruir la historia del proyecto, actuali- concretarse, en parte debido al despojo de las co- zarlo y considerarlo uno de los portales más in- lecciones realizado por el general español Pablo teresantes de la Universidad del Norte y, sin Morillo, durante la reconquista y pacificación de duda, ser el único museo de estética universi- la Nueva Granada.6 tario de la región, implica revisar el devenir de los museos colombianos y el desarrollo de los mu- Algunas décadas después, «el Libertador» seos en el Caribe colombiano. Una presentación Simón Bolívar, al ser nombrado presidente del didáctica de este tema, la expondremos de ma- nuevo país, designó al ministro plenipotenciario nera resumida en nuestro estudio, a manera de Francisco Antonio Zea con el fin de establecer antecedente de la preocupación por estos temas las conexiones necesarias con miras a conseguir en el país. Hacer una valoración crítica de las el respaldo de los gobiernos europeos amigos para obras pertenecientes a su colección y aquellas favorecer la creación de un museo y una escuela que se le sumarán, constituirá una nueva ta- de minas en un intento de modernización del Es- rea para sus curadores, resultado que sin duda tado. Siguiendo las recomendaciones del barón deberá contribuir al afianzamiento de una iden- Alejandro de Humboldt, fueron nombrados los jó- tidad cultural regional. venes científicos Jean-Baptiste Boussingault y Mariano de Rivero para que desarrollasen los pro- APUNTES PARA LA HISTORIA DE LOS MUSEOS yectos; Rivero fue designado también director del CON COLECCIONES DE ARTE EN COLOMBIA recién fundado museo. Curiosamente, la insti- tución fue fundada por el vicepresidente Francis- La primera idea en torno a un museo en nuestro co de Paula Santander, el 4 de julio de 1824, con país, nace con el inventario de láminas de la Ex- el objeto de conmemorar la independencia de los pedición Botánica, a finales del siglo XVIII. La Estados Unidos de América. Corona Española la había ordenado, nombrando como director al ilustrado José Celestino Mutis, La idea de un Museo Nacional para el nuevo país se había previsto como una institución política, que buscaba reconocer, precisamen- te por la situación conflictiva de los criollos, que su relato de nación, más que una narra- ción compartida por los grupos sociales de la nueva república, [facilitaría] el control de la diferencia interna (mestizos, mujeres, negros, indígenas) y [permitiría] la inserción del nue- vo estado en las condiciones imperantes del capitalismo moderno7.

Cincuenta años más tarde con el surgi- miento de una importante región política y económica del país, Antioquia, se crea el se- gundo museo colombiano, en Medellín. Se fun- dó el primer museo de Antioquia, el Museo de Zea,8 en 1881. Era una idea novedosa, se- ñal indiscutible de un país con manifiestos deseos de inclusión en el imaginario de la Colombia republicana. Al finalizar el siglo XX, Rosario Heins, Palenqueras (acrílico y lápiz sobre lienzo, 190 x 150 cm, 1998). el Museo de Antioquia recibió la donación

64 más grande de obras artísticas en Colombia, por parte de un artista, Fernando Botero.9

En 1939, el Banco de la Repú- blica creó el Museo del Oro10 en la capital para preservar las pie- zas de orfebrería indígena prehis- pánica y evitar su salida ilegal del país,11 una medida del Estado co- lombiano para frenar una conduc- ta que ya desde finales del siglo XIX causaba pérdidas irrepara- bles al legado cultural colombia- no. A partir de 1968 el Museo del Oro estrenó una nueva sede, es- pecialmente diseñada para la ex- hibición permanente de sus co- Cristo Hoyos, Terraza lecciones. Este mismo proyecto (acrílico sobre tela sobre madera, 1994). se ha descentralizado, y desde la década de los años ochenta, existen museos re- Esta historia demuestra el renovado interés gionales cuyo objetivo es exhibir piezas de las en el coleccionismo de arte por la sociedad civil, culturas precolombinas que las habitaron. desde los comienzos de la República, conducien- do a la formación de los núcleos museales que La Casa de las Aulas, junto con la Casa de los continúan estimulando el desarrollo de las artes Párrocos, en Bogotá, se escogió como sede del Mu- en el país y proyectándolas al exterior, sintoni- seo de Arte Colonial, desde 1942.12 Bajo la presi- zando a nuestros artistas con los circuitos inter- dencia de Eduardo Santos, su ministro de Educa- nacionales de arte. ción, el historiador Germán Arciniegas, inaugu- ra el museo. Éste alberga una importante colec- MUSEOS EN EL CARIBE COLOMBIANO: ción de objetos cotidianos, pinturas, dibujos, es- ANTROPOLOGÍA, ARTE E HISTORIA culturas, relieves y trabajos en oro y plata elabo- rados entre los siglos XVI y XVIII. Mientras en el interior del país se consolidaban proyectos museológicos que alcanzaron a forjar El primer museo de arte moderno colombiano una tradición de casi dos siglos, en la región Ca- se funda en Cali, en 1956: el Museo La Tertulia; ribe colombiana este proyecto moderno llegará sus colecciones abarcan 2.200 piezas. Mientras, muy tarde y sólo alcanzará, en el nuevo milenio, el Museo de Arte Moderno de Bogotá abría sus puer- una naciente inquietud. Esto se debe en parte a tas oficialmente el 31 de octubre de 1963, por ini- la carencia de una fisonomía institucional ciativa de la crítica argentina Marta Traba, quien museológica, consecuencia de la falta de tradi- junto a un destacado grupo de intelectuales, crea ción cultural en esta materia; debido a la caren- la institución. Traba, siendo la primera directora, cia de investigación y sistematización de los tes- inaugura el programa de exposiciones mantenido timonios culturales e históricos musealizables, hasta hoy por el Museo. Su colección en el pre- testigos de nuestra historia. sente cuenta con más de 2.300 obras.13 Los museos en la región no nacieron como En Medellín se fundó el Museo de Arte Moder- tales. Valiosas colecciones aún permanecen en no el 24 de agosto de 1978. En su colección cuen- manos privadas, en parte por la falta de credibili- ta con un valioso fondo de arte contemporáneo dad en las instituciones culturales que proponen conformado por esculturas, ensamblajes, pintu- exhibirlas. Además, un alto déficit educativo ras, fotografías y grabados de artistas nacionales potencializa la carencia de esta herramienta de y extranjeros; su núcleo central lo conforman la difusión cultural y científica. Pese a tener dos de casi totalidad de las obras de la pintora antioqueña las más antiguas ciudades del Gran Caribe. Débora Arango.

65 El Museo Quinta de San Pe- Dentro del programa de res- dro Alejandrino en Santa Mar- tauración de bienes nacionales ta, declarada Monumento Na- de interés cultural, puesto en cional desde 1959, albergó el marcha por el Estado colombia- primer museo de la región, no, desde finales de la década más que todo como Casa Me- de los años noventa, las aban- morial. Creado para conme- donadas edificaciones del Hos- morar los sesenta años de la pital San Juan de Dios y el Se- muerte del Libertador. José minario San Juan Nepomu- Manuel Goenaga, gobernador ceno, se convirtieron en centros del Magdalena, adquirió la pro- culturales polivalentes. Hoy al- piedad de Manuel Julián de bergan el Museo Etnográfico del Mier, hijo de Joaquín de Mier Magdalena, creado por la Uni- y Benítez, quien fuera anfi- versidad del Magdalena con el trión de Bolívar. El 17 de di- apoyo del Museo Nacional de ciembre de 1891, día de la Colombia, desde 2005, y el Mu- apertura, se develó una esta- seo de Arte de la misma insti- tua del Libertador, esculpida tución educativa, inaugurado en mármol por el italiano Pe- en el 2003. dro E. Montarbolo.14 La Biblio- Enrique Lamas [Garabatos]. teca y el Museo Bolivariano En Cartagena de Indias, el datan de 1947. antiguo Palacio de la Inquisi- ción se convierte en museo desde 1924, para El 6 de agosto de 1986, en el complejo de la Quin- mostrar, entre otros aspectos, la importancia ta, se crea el Museo Bolivariano de Arte Contem- cultural y memorial de la construcción. Es uno poráneo (MBAC), por iniciativa del entonces pre- de los ejemplos más representativos de arqui- sidente Belisario Betancourt, convirtiéndose en tectura civil realizada por los españoles en el con- uno de los más importantes de la región, destina- tinente. Edificado en 1770, fue sede del Tribunal do a la investigación y preservación de todos aque- del Santo Oficio de la Inquisición, hasta 1815. La llos objetos y piezas considerados evidencia mate- decisión de restaurarlo al finalizar el siglo XX, trajo rial del patrimonio artístico y cultural de los paí- nuevas oportunidades para la revitalización cul- ses bolivarianos y Panamá. tural de Cartagena, especialmente la recupera- ción de su centro histórico: […] el Museo Histórico, La política cultural del Banco de la República la Academia de Historia y el Archivo Histórico, habi- durante los años ochenta, se encaminó a des- tantes de la edificación colonial, se remozan después centralizar y democratizar su actividad cultural, de ocho años de trabajos interrumpidos por sobresal- organizando exposiciones itinerantes naciona- tos presupuestales.17 El Museo Histórico de les con miras a recorrer sus áreas culturales, Cartagena - Palacio de la Inquisición, fue reabier- después de lo cual se crearon museos del oro re- to a finales de 2003, con una nueva lectura gionales. Este nuevo proyecto […] concibió el Mu- museográfica. seo como un ente educador no formal, por tanto se inició una estrategia global en el campo de los ser- La pintura latinoamericana de la década de los vicios educativos y divulgativos del Museo a escala años cincuenta, representada en una importante nacional y se renovó y actualizó el guión científico colección donada por la OEA, tendrá su sede per- y museográfico.15 La Casa de la Aduana de Santa manente en el Museo de Arte Moderno de Carta- Marta se convirtió en sede del primer museo re- gena (MAMC), fundado en 1972, por iniciativa del gional del oro, llamado Museo del Oro Tairona, conocido crítico José Gómez Sicre, entonces di- desde 1980, especializado en brindar al visitan- rector de la Sección de Artes Visuales del organis- te una visión de la orfebrería y la cultura de los mo interamericano y, con el beneplácito de Marta antiguos habitantes de la Sierra Nevada. Allí se Traba, hermanará a la «Heroica» con grandes cen- exponen piezas de oro, concha y piedra pertene- tros expositores del arte continental. Está ubica- cientes a la cultura Tairona. El edificio, decla- do junto a la Iglesia y Convento de San Pedro rado patrimonio nacional en 197016, se conser- Claver, en la Plaza del mismo nombre. En la ac- va desde 1531. tualidad, cuenta con tres galerías.

66 En el mismo centro histórico, frente al mencio- seo Nacional de Colombia. El desarrollo y divul- nado Palacio de la Inquisición, en una de sus casas gación de las artes plásticas recae sobre los úni- señoriales, fue abierto, en 1982, el Museo del Oro cos cuatro museos de arte moderno existentes Zenú, constituido por una colección de oro y cerá- en la región, los ya mencionados Museo de Arte mica de las principales culturas precolombinas Moderno de Cartagena, MAMC; el Museo Boli- de la región, especialmente, de la cultura zenú. variano de Arte Contemporáneo, MBAC, y el Museo de Arte de la Universidad del Magdalena Es reconocido que […] los nueve Museos del Oro en Santa Marta; y el Museo de Arte Moderno de en Colombia han tenido un rol importante en la la- Barranquilla, MAMB, gestado por el Centro Ar- bor de hacer conciencia sobre la preservación, divul- tístico de la ciudad, integrado por los artistas Ale- gación y comunicación de aspectos de la valiosa me- jandro Obregón y Álvaro Cepeda Samudio, entre moria cultural regional, tanto de sociedades extin- otros, consolidado finalmente en 1996, teniendo tas como de las actuales, en un país caracterizado su sede inicial en el Antiguo Edificio de La Adua- fundamentalmente por la diversidad.18 na. Actualmente se encuentra funcionando en el barrio El Prado, sede en la cual se expone par- Ante el creciente interés por los temas arqueo- te de su colección permanente y las exposicio- lógicos y etnológicos en el país, y con el apoyo de nes temporales. La labor del MAMB ha sido par- los gobiernos liberales de Eduardo Santos y Alfon- ticularmente organizada y dinámica, a pesar de so López Pumarejo, nacerá el Instituto Etnológico no poseer aún su sede definitiva. Nacional (fundado por Paul Rivet en Bogotá); en Barranquilla se fundará consecuentemente, el Se destacan, además, los nuevos proyectos, primer Museo de Antropología de la región Cari- alentados por la Ley General de Cultura de 1997, be. La recién fundada Universidad del Atlántico con su objetivo de impulsar la gestión de los mu- será su sede, con el antropólogo Carlos Angulo seos, abriendo nuevas perspectivas a todas las Valdés a la cabeza del proyecto. En 1948, se crea- regiones del país,21 como por ejemplo, el Museo rán el Instituto Etnológico del Atlántico y un mu- del Caribe, que busca mostrar la historia de la seo, convertidos en importante centro de reflexión región a través de exposiciones interactivas, y y trabajo científico. el proyectado Museo de Arqueología y Antropolo- gía de la Universidad del Norte, también Durante casi dos décadas, el museo y el insti- interactivo, idea del antropólogo Carlos Angulo tuto serán sede de importantes discusiones ar- Valdés, para exponer las piezas de la cultura queológicas, frente a la posibilidad de hallar una Malambo, excavadas por él. De cumplirse, sería cultura indígena milenaria, que habría tenido la cristalización del proyecto científico de este como eje de su poblamiento el Caribe colombia- académico e investigador del Caribe colombiano. no, según las investigaciones adelantadas por An- Los museos del Caribe, completarán cualquier gulo Valdés. Para avalar su proyecto, el antropólogo contará con la participación de la comunidad científica norteameri- cana y latinoamericana, entre ellos, el prestigioso Instituto Smithsoniano.19 La memoria cultural urbana debe tener en cuenta este importante antecedente, re- ferente obligado de cualquier proyecto museológico en la ciudad.

ACTUALIDAD DE LOS MUSEOS DEL CARIBE COLOMBIANO

Hoy, son aproximadamente 50 los mu- seos que funcionan en el Caribe colom- biano, la mayoría en Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, según las dos últimas versiones del Directorio de Mu- seos de Colombia,20 publicado por el Mu- Roberto Angulo, Jonás (acuarela sobre papel, 1988).

67 historia de los museos en Co- resulta fundamental para va- lombia. lorar un museo virtual de es- tética, teniendo en cuenta la EXUBERANCIA DEL CARIBE capacidad que tenemos hoy de EN EL MUSEO VIRTUAL DE obtener información desde lar- ESTÉTICA gas distancias. Dicha informa- ción nos permite asimilar y Desde el punto de vista del len- acercarnos a distintas realida- guaje de las nuevas tecnolo- des cada día más remotas, gías, museo virtual significa complejas y diversas, para lo simplemente aquel museo ins- que es necesario el ejercicio talado en el espacio informá- de los sentidos, en este caso, tico no referido a ningún espa- especialmente el de la vista, cio del mundo real. Entendien- […] uno de los sentidos sensi- do por virtual el término apli- bles a la distancia.25 Por eso, el cado a su acepción informáti- complejo ejercicio de observa- Haime Correa, Recuerdos de Magritte ca relacionada con imágenes (óleo, 110 x 100 cm, 1988). ción exige la comprensión […] que se caracterizan por ser re- de la imagen misma, pero sólo si presentaciones analógicas, continuas y compac- su forma es tal, que puede interpretar los rasgos per- tas a la realidad percibida y de las cuales se pue- tinentes visualmente.26 Esa complejidad en la lectu- den obtener copias idénticas.22 ra es producto de la apreciación e interpretación de la teoría y crítica de las artes visuales y del Los museos virtuales se encuentran en la permanente estudio de la obra de sus exponentes, Internet23 desde mediados de la década de los años sobre la base de las investigaciones de los espe- noventa; en España, los museos están disponi- cialistas. bles en la Internet desde finales de la misma dé- cada. La Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco El museo virtual de la Universidad debería pro- de la República colocó su colección de arte en lí- curar una educación estética y visual basada […] nea para la misma época en que la Universidad sobre la premisa de que toda representación pictóri- del Norte instalaba su Museo Virtual de Estética. ca es una enunciación. [Y la] representación pictórica Es indispensable estable- no representa el objeto mismo, cer que la mayoría de los sino un conjunto de proposi- museos ubicados en la web ciones sobre el objeto; o, si se poseen una sede física, y prefiere, presenta el objeto otra gran parte de los mu- como un conjunto de proposi- seos existentes son sola- ciones.27 mente virtuales. Todavía los museos más importan- En ese diálogo, cada obra, tes de la región no tienen cada artista, cada artista y sus colecciones en inter- su obra, y todos los artistas net, y muy pocos poseen del Caribe expuestos en este página web. museo, trasmiten a la «co- munidad virtual» que los ob- […] Lo virtual es real; no serva una identidad, una es duplicación, sino crea- esencia, un color y su pro- ción. Lo virtual es coexisten- pia percepción de la región; cia en la simplicidad y en sin embargo, el logro cabal la continuidad de diferen- de este objetivo dependerá, cias de naturaleza. Crea de en buena medida, del juicio nuevo, prolongando las di- crítico de los curadores al ferencias que la constituyen, momento de proponer las afirma Jaime Rubio Angu- obras que estarán disponi- lo, retomando a Henri bles en el espacio virtual. 24 Bergson. Esta idea nos Efraín Cortés, Sin título.

68 La transfiguración poética de la obra plástica de Neva Lallemand (21 obras). La obra de los ar- en la conciencia del observador a través de este tistas aparece en la actualidad acompañada de medio, debe tener en cuenta la siguiente alter- textos literarios, videos o música, tal y como lo nativa: en cuanto la referencia a un objeto es más concibiera inicialmente el profesor Romero débil, tanto más la iconicidad de la imagen es me- Fuenmayor […] no simplemente una mera galería nos convincente. Cada espectador ve sólo lo que fría y desconectada de su «hábitat», porque el mun- es capaz de ver. En consecuencia, la recepción do colombiano es múltiple, polimorfo, proteico, y de la imagen tiene un carácter subjetivo. Así, ve- es exactamente eso lo que nos proponemos mos- mos una obra en función de nuestro estado afec- trar a los cuatro vientos. Cuando nos introduzca- tivo, del nivel de información y de cultura, del buen mos en el campo de los poetas, ya habrá la mane- gusto y de nuestras opciones filosóficas, políticas ra de enmarcarlos visualmente para enriquecer sus y sociales. De todas maneras, la imagen de la obra imágenes.28 es el producto de la individualidad artística. La pan- talla permite la apreciación virtual de la obra, y En efecto, para el Museo se planeó un abanico deviene lugar de encuentro de dos conciencias, la de posibilidades estéticas: música, poesía, lite- del creador y la del receptor. Su diálogo es posible ratura, cine, conexión con galerías, museos y ex- porque la imagen evoca mental y aproximadamen- posiciones del mundo. Un verdadero laboratorio te las mismas significaciones. La obra en lo vir- formador de sensibilidad artística, y un escena- tual se define como un circuito ininterrumpido de rio sin igual para los artistas del Caribe. Es im- mensajes, pleno de signos icónicos. En ese espa- cio ilusorio denominado ciberespacio, se navega y se opera en el tiempo real necesitado por el usua- rio para deleitarse, recrearse o referenciarlo.

La existencia del enriquecido Museo Virtual de Estética de la Universidad del Norte supon- drá, entonces, un diálogo pedagógico desde la perspectiva de la exploración del exuberante ima- ginario plástico del Caribe. El museo propiciaría las relaciones entre tangibilidad e intangibilidad, en una dimensión virtual/virtual, acompañada, eso sí, de una permanente producción científi- ca, al alcance de los visitantes. Concibiendo el museo siempre en calidad de institución recep- tora, conservadora, investigadora, comunicadora de las estéticas e involucrando sus representa- María Cristina Betancourt, Camino a la sierra ciones, testimonios, memoria colectiva y el sen- (acrílico sobre lienzo). tido de identidad cultural. portante ampliar la muestra estética de sus con- Actualmente, el Museo Virtual de Estética de tenidos, e incluir obras de Leo Matiz, Orlando «Fi- la Universidad del Norte contiene más de doscien- gurita» Rivera, Alejandro Obregón, Nereo López, tas obras (214 en total, correspondientes a diez Cecilia Porras, Tito Lombana, Pierre Daguet, artistas). Su colección está compuesta por la obra Hernando Lemaitre, Noé León y Abdú Eljaiek, con- monumental de Enrique Grau (42 obras), por los siderados pioneros del arte en el Caribe colom- trazos con olor a región de Cristo Hoyos (18 obras), biano, y contemplar la elaboración de textos críti- la dulzura de Palenque en las «poncheras» de Ro- cos sobre la obra de todos ellos. A la colección del sario Heins (15 obras), las madonas, sirenas y sím- Museo deberán sumarse las obras representati- bolos de Enrique Lamas (20 obras), las profundi- vas de los artistas correspondientes a los perío- dades de la acuarela de Roberto Angulo (20 obras), dos en que se suele estudiar la plástica del Cari- las propuestas surrealistas de Haime Correa (24 be colombiano; ellos serían los pertenecientes a obras), las máscaras totémicas de Efraín Cortés la llamada segunda generación, conformada por (15 obras), la primavera eterna de María Cristina Álvaro Barrios, Delfina Bernal, Manolo Vellojín, Betancourt (13 obras), el hallazgo del calor en el Hernando «Momo» del Villar, Cecilia Delgado, color de Gloria Mejía (26 obras) y el infantil idilio Alfredo Guerrero, Darío Morales, Víctor Laignelet,

69 John Castles, Alberto Sojo y Julio Roca; un tercer grupo, entre quienes se encuentran Ofelia Rodríguez, el Grupo ‘El Sindicato’, Ramiro Gómez, Carlos Restrepo, Álvaro Herazo, Antonio Inginio Caro, Eduardo Hernández, Efraín Arrieta, Rafael Paniza, Eduardo Polanco, Luis Fernando Jaramillo Buitrago y Bibiana Vélez; una cuarta generación, integrada por Alfonso Suárez, Gustavo Turizo, María Elvira Dieppa, Teresa Sánchez, Celso Cas- tro, Delcy Morelos, Jorge Rodríguez, Oswaldo Maciá, Vicente Martínez, Jorge González y Jessica Grossman29; y de ser posible, las obras de quie- nes jalonan la plástica actual de la región.

La historia del Museo Virtual de Estética se enriquece con la introducción de un nuevo pro- grama en 3-D, presentado a la comunidad acadé- mica en un evento especial ocurrido el 7 de di- Neva Lallemand, Coloquio amoroso ciembre de 2004, con ocasión del lanzamiento de (óleo sobre tela, 120 x 100 cm). la Biblioteca Digital «Héctor Rojas Herazo», espe- cializada en el Caribe colombiano.30 5 Beatriz González. «¿Un museo libre de sospecha?» En: Museo, memoria y nación. Memorias del Simposio Inter- nacional y IV Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo 31 Parafraseando a Alberto Manguel, faltan en Tirado, Bogotá, 2000. pp. 86-87. el Museo Virtual de Estética de la Universidad 6 Las colecciones se encuentran hoy en el Real Jardín del Norte las muestras de varios siglos de arte Botánico en Madrid, España. 7 cerámico y orfebre de las seculares culturas Tai- Víctor Manuel Rodríguez. «La fundación del Museo Nacional de Colombia. Ambivalencias en la narración de rona y Zenú; falta el legado de las esplendorosas la nación colombiana moderna». En: Nómadas, n° 8, mar- y emblemáticas pinturas de la Expedición Botá- zo 1998, Universidad Central, Bogotá, p. 80. nica realizadas por los cartageneros Pablo Caba- 8 Santiago Londoño Vélez. Historia de la pintura y el llero y Hermenegildo José de Ayala, y las lámi- grabado en Antioquia. Medellín, 1995, p. 128. 9 El museo fue reinaugurado en el 2000, agregando nas del momposino Salvador Rizo Blanco; faltan una colección de ciento ocho pinturas —lápices, tizas, los dibujos y retratos de José Gabriel Tatis Ahu- acuarelas, sanguinas, pasteles, dibujos, óleos— y diez y mada, oriundo de Sabanagrande, Atlántico, rea- seis esculturas, catorce de las cuales se exhiben en la lizados a mediados del siglo XIX; faltan las acua- Plazoleta. Y otra de veintiuna obras internacionales de tan- ta fama como Matta, Stella, Tapies, Vari, Rauschenberg. relas de los hermanos cartageneros Jeneroso y «Donación Botero: La riqueza del espíritu». En: Nuestro pa- Luis Felipe Jaspe, elaboradas durante el ya ini- trimonio: 100 tesoros de Colombia, Bogotá, El Tiempo, 2001, ciado período republicano; faltaría incluir la foto- p. 83. 10 grafía artística de principios del siglo XX tomada El Museo del Oro recibió el nombre de Museo del Oro y las Esmeraldas en 1960. en nuestra región; faltarían también las prime- 11 «Museo del Oro: El secreto de los dioses». En: Nues- ras imágenes filmadas sobre el Caribe… tro patrimonio: 100 tesoros de Colombia, Bogotá, El Tiempo, 2001. p.31 12 NOTAS Teresa Morales de Gómez Agudelo. «La Casa de las Aulas. Sede del Museo de Arte Colonial en Bogotá». En:

1 ICOM. Código de Deontología del ICOM para los Museos. Revista Credencial Historia. Bogotá, junio de 2001, edición París, 2006, p. 14. 138, pp. 3-6 13 2 Joseph Ballart Hernández y Jordi Juan i Tresserras. La información sobre el MAMBO puede ser ampliada Gestión del patrimonio cultural. Barcelona, 2001. pp. 193-194. en el sitio http://www.mambogota.com 14 3 Campo Elías Romero Fuenmayor. Proyecto Museo Vir- «Quinta de San Pedro Alejandrino: La última mora- tual de Estética de la Universidad del Norte, (inédito). da del genio». En: Nuestro patrimonio: 100 tesoros de Co- Barranquilla, 4 de febrero de 1998. Cortesía de la profe- lombia, Bogotá, El Tiempo, 2001, p. 180-181. 15 sora Ángela Marín, de la Universidad del Norte. Clara Isabel Botero. «La renovación y ampliación del 4 Sobre Mutis y la Expedición Botánica, ampliar en Museo del Oro del Banco de la República en Bogotá, Co- Diana Soto Arango. «Mutis filósofo y educador». Bogotá, lombia, 2004-2007». En: Boletín Museo del Oro, nº 52, Bo- 1989. Mutis y el valor artístico de la Expedición Botáni- gotá, 2004. Disponible en Internet: http://www.ban ca, ampliarlo en Carmen Soto Serrano. «Aspectos artísti- rep.gov.co/museo/esp/boletin 16 cos de la Real Expedición Botánica de la Nueva Grana- Para ampliar la información sobre este y otros monu- da». En: Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reyno mentos nacionales en el Caribe colombiano, ver a Alberto de Granada. Bogotá, 1992. Saldarriaga Roa. Monumentos nacionales de Colombia. La

70 huella, la memoria, la historia. Bogotá, 1988, pp. 136-165. posible. Los procedimientos para la transmisión de datos 17 Roxana Castillo. «El Palacio de la Inquisición: La se establecieron en 1978 y se hicieron obligatorios en historia de Cartagena se remoza». En Revista Gente de El 1983, creando efectivamente Internet actual. [Posterior- Heraldo, Barranquilla, nov. 9, 2002. mente] La Web (www) o Red mundial creció a partir del 18 «Museo del Oro de Cartagena, 20 años». En: Noticias trabajo del físico inglés Tim Vernier-Lee en el Centro Eu- del Museo del Oro, marzo de 2002. Disponible en: http:// ropeo de Investigación Nuclear (CERN) en Suiza. Los cien- www.banrep.gov.co/museo/eng/inf_2002marzo.htm tíficos del CERN necesitaban obtener la información di- 19 Angulo Valdés organizó […] con la ayuda de Betty seminada en computadoras en todo el mundo. La respuesta Meggers y Cliford Evans un evento de arqueología, donde de Berners-Lee fue la creación de la Web. En 1990, cuan- se discutió la evidencia de las series Barrancoides en el do había creado el software y definido los estándares que Norte de Colombia, […] [mientras] en Venezuela los la harían funcionar, ésta estuvo al alcance de los científi- arqueólogos J. M. Cruxent e Irving Rouse publicaron en cos del CERN. El público la conoció un año después. Los 1958 su libro ‘Arqueología Cronológica de Venezuela’ y primeros sitios de la Web mundial se basaban completa- dicho texto describía una tradición cerámica que estaba mente en texto: Podían mostrar fotografías, pero sin tex- relacionada por técnicas, formas y cronología con la tra- to. Esto cambió en 1993, cuando el Centro Nacional para dición Malambo. Como las colecciones más importantes Aplicaciones de Supercomputadoras lanzó Mosaic, el pri- en Colombia sobre dicha tradición se encontraban depo- mer navegador de Web gráfico. Desarrollado por el alum- sitadas en el Instituto Etnológico del Atlántico, se consi- no estadounidense, Marc Andressen, de 21 años, cambió deró que el sitio apropiado para la realización de dicho la forma en que se utiliza la Web. La riqueza y convenien- evento era Barranquilla […]. En Álvaro Baquero. El cia de los descendientes directos de Mosaic, Netscape arqueólogo Carlos Angulo Valdés y el origen de la memoria (por Andressen) e Internet Explorer son hoy muy apre- arqueológica en la región Caribe colombiana y sus aportes a ciados por los usuarios de la Web.» En Illustrated Guide esta ciencia en Memorias, Año 1, Núm. 1, Uninorte, to Great Inventions. Londres, 2002, pp. 236, 240 y 242. Barranquilla, 2004, II Semestre, p. 11. Disponible en 24 Jaime Rubio Angulo. El museo: memoria y virtuali- Internet: www.uninorte.edu.co/publicaciones/memorias/ dad. Bogotá, 2005, pp. 26-27. memorias_1/articulos/articuloalvarobaquero.pdf 25 Rudolf Arnheim. El pensamiento visual. Barcelona, 20 Fernando López Barbosa. Directorio de Museos de 1986, p. 30. Colombia 1995 – 1996. Bogotá, 1995 y Ministerio de Cul- 26 Ibídem, p. 320. tura y Museo Nacional de Colombia. Directorio de Museos 27 Ibidem, p. 321. de Colombia 2003 – 2004. Bogotá, 2003. 28 Campo Elías Romero Fuenmayor, op. cit. 21 Los artículos de la Ley General de Cultura 397 de 29 Álvaro Medina. El arte del Caribe colombiano. Bogotá, 1997 que se refieren al desarrollo de los museos en Co- 2000, 146 pp. lombia son el 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55 y 56. 30 El Museo Virtual de Estética está disponible en http:/ 22 Sobre el tema de la virtualidad y los museos ampliar /museo.uninorte.edu.co en: Jorge R. Molteni y equipo del Centro de Proyectos y 31 Se refiere así a su exhaustivo libro: […] faltan aquí Estudios Interdisciplinarios de la Dirección Provincial las lecturas de las extensas artes ajenas a la cultura de de Patrimonio Cultural, dependiente del Instituto Cultu- Occidente; faltan las lecturas tentativas del arte prehis- ral de la Provincia de Buenos Aires. Cultura digital, patri- tórico; faltan las lecturas de la emblemática y el arcano monio y participación: el museo virtual de lo cotidiano en Bo- vocabulario pictórico del Renacimiento; faltan las lectu- letín GC: Gestión Cultural Nº 10: Cultura Digital, diciem- ras de la iconografía política del siglo XIX, de los carteles bre de 2004. de propaganda comercial del XX, del arte del grafito y las 23 Una breve historia sobre los orígenes de la Internet instalaciones, de la moda, de la pornografía, de la locura expresa que: «J. C. R. Licklider, jefe del departamento de y los sueños, del denominado arte conceptual; faltan las Procesamiento de Información en ARPA (Advanced lecturas de las vallas publicitarias y los avisos de neón, Research Projects Agency), E.E.U.U., comenzó la Red sobre los que dijo Chesterton: «¡Qué glorioso jardín de Computacional Intergaláctica, o Arpanet, en 1963. Per- maravillas sería todo esto… para el afortunado que no sepa seguía conectar computadoras de investigación. En 1966, leer!». Alberto Manguel. Leyendo imágenes. Una historia Larry Roberts toma el control. En 1970 Arpanet utiliza la privada del arte. Bogotá, 2002. p. 311. conmutación de paquetes, que permite que Internet sea

71 Silencio y creación

Luis Armando Mola Insignares*

En 1988, un grupo de estudian- ciera un amigo editor para con- tes solíamos reunirnos en textualizar mi más reciente tra- nuestros ratos libres en la bi- bajo poético, Me cansé de guardar blioteca de Mercer University, silencio, que se hallaba abstraído que posee una gran colección de en un lapso letárgico que augu- obras literarias que abarcaba la raba un despertar de nuevos ho- novela, el cuento, el ensayo y rizontes, de claros espacios antes la poesía. A pesar de que el há- sumidos en penumbra. El conte- bito de la lectura lo tuve desde nido de este trabajo poético es adolescente, muy poco había leí- pura y simplemente humanista: do poesía, pues mi predilección es un acercamiento a todos los es- eran las novelas, los cuentos y tados del alma que inciden en el las obras de los grandes clási- pensamiento y el ánimo, para re- cos de la historia y la filosofía. flexionar sobre nuestras vidas en Fue en esa época cuando des- forma sincera y real. cubrí a poetas como Rilke, Neruda, Vallejo, Rimbaud, Bau- INSPIRACIÓN delaire y Rubén Darío. Se podría decir entonces que mi afición La inspiración es la actitud de re- poética nació, paradójicamente, en un medio en cibir con agrado el mensaje de una fuerza pode- el que el idioma español no era la lengua domi- rosa que te incita a hacer algo artístico. El poeta nante. Me sumergí luego, con perplejidad, en un se puede inspirar en cosas y situaciones diver- trabajo de variados matices, desde un realismo sas y complejas, dependiendo de la percepción y filosófico hasta un concepto metafísico trascen- de la armonía que haya entre él y su entorno. dental, que emplea el monólogo interior y se en- César Vallejo pone como testigo de su dolor en un carna en otros personajes, cuyas ideas y análisis poema a los días jueves, los huesos húmeros, la de la realidad rinden culto a lo humano y social. soledad, la lluvia, los caminos. Hay mucho en ese Todas estas consideraciones afluyen a mi men- verso que coincide con mi pensamiento, pues la te, como un caos, cuando para reflexionar sobre inspiración es, a decir verdad, muy variada; me algún tema intento moldear mi apreciación poé- puede inspirar la lluvia, que es un fenómeno na- tica, no sin temores ni aprehensiones. Estas lí- tural, como la adversidad y hasta lo frecuente y neas están motivadas en la solicitud que me hi- cotidiano, como reír o llorar, y hasta la política, que concibo como un buen tema de inspiración * Nacido en Barranquilla, 1961. Abogado, Corporación sabiéndolo abordar. En todo caso, la inspiración Universitaria de la Costa; postgrado en derecho adminis- es un gran enigma para mí, debido a que no sé trativo, Universidad Libre. Estudios de lengua inglesa y cuándo ha de venir, pero sí siento cuándo ha lle- literatura en Mercer University, Atlanta, GA, y en Miami Dade South Campus, FL. Autor de las obras Poemas secre- gado; luego viene el otro reto, pues, no sólo de tos (1991) y Ecos y sombras (1995) publicadas por Plaza y inspiración vive el poeta: expresar las cosas de Janés, 1996. manera auténtica, y en eso juega un rol muy

72 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 72-75. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 importante la personalidad del poeta. Puedo decir dejar. No voy a negar que dentro de mí existe res- que la inspiración confluye con una serie de in- peto por la muerte, pero, me pregunto: ¿Vale la gredientes de tu vida, el modo o la intensidad con pena vivir temiendo a la muerte? Una cosa es que la vivas; juegan en ella aspectos sicológicos vivir prevenido con la muerte, y otra es aceptarla y sociológicos, éticos y morales; en fin, todo lo que como un hecho irrenunciable. Pero de esa disyun- te influye y por lo que te interesas, te puede ins- tiva nace la diferencia de las personas que se pri- pirar. Para escribir poesía es también fundamen- van de todo sin disfrutar una buena vida, pudien- tal la lectura. do hacerlo, y de las que disfrutan de verdad e in- cluso demasiado. MUERTE En su ensayo La resistencia, Ernesto Sábato cri- La muerte es real y onírica. En mi poema Diálogo tica como una especie de muerte el hecho de que con la muerte, intento una conversación alegórica la mayoría de las personas hoy ya no disfrutan cuya idea me vino de un sueño. El diálogo no es del paisaje natural, pues viven absortos en la te- más que una expresión de irreverencia, para me- levisión y en el espectro electromagnético de la diante este ardid situarnos en un plano de igual- internet, fenómenos que, aunque tecnológica- dad frente a un hecho superior a nosotros y asu- mente hablando muy importantes, han afectado mirlo con serenidad y resignación. A todos nos el espíritu de las personas cambiando sus costum- gusta vivir, pero no por ello debemos temer la fa- bres hacia lo contra natura. El hecho de existir nos talidad ni restringirnos demasiado en nuestra da el derecho a querer seguir existiendo, hasta libertad natural de conciencia. Es mi función en que las fuerzas nos alcancen, lo que de alguna for- ese poema ayudar a las personas a liberarse de ma ocasiona un rechazo inconsciente a la posibi- los yugos de la mente; motivar a cualquier perso- lidad de que algo malo nos ocurra. Pero no es así, na que lo lea a pensar «¡pero si la muerte es tan los años, los días, los momentos que en realidad sencilla!» y hasta buena amiga. vivimos son los que de verdad disfrutamos, así sean cortos. No vale la pena la longevidad estando La muerte no es nuestra enemiga; nuestro muerto en vida. enemigo es el tiempo que no aprovechamos, que no vivimos plenamente. Porque cuando ella ven- Es bueno experimentar ciertas actividades ga a cumplir sus designios, debemos irnos con la complementarias para disminuir el temor por la sensación de que cumplimos nuestra misión y muerte y sentir que estamos vivos, por ejemplo, disfrutamos lo suficiente. Algunos seres cons- la lectura, los deportes, la música. Debemos edu- cientes la asumimos como algo dramático y dolo- car a nuestros hijos para que lean y hagan ejer- roso, no importa la causa que la origine; otros, en cicio físico aprendiendo a tener buenos hábitos cambio, la asumen como un hecho trascenden- de vida; la lectura es para la mente lo que el de- tal, por sus insoslayables consecuen- cias pragmáticas.

Sin embargo, en cualquier circuns- tancia, la muerte es la muerte, la que a todo pone final. Es, a la postre, la que acaba con el protagonismo propio que cada individuo tiene en la vida, aspec- to al que tememos más que al hecho en sí de la muerte, porque nadie quie- re aceptar la idea de que exista un mundo sin vivir en el. Perderse de la oportunidad de saber lo que sucede en todas las latitudes, tener la seguridad de que eres querido y apreciado, de , 1995 aceptar con resignación los designios

humanos y sobrehumanos, son reali- El Heraldo dades que te aferran al acontecimien- Cielo Támara y Ramón I. Bacca acompañan a Luis Mola en un to de existir, que es lo que nos duele recital en el auditorio Mario Santo Domingo.

73 porte y el ejercicio físico son para el cuerpo. las cosas y de la cantidad de metáfora que le que- Aprender a tocar un instrumento es otra cosa muy pa en la cabeza. interesante que despierta mucho la sensibilidad y desarrolla la inteligencia de las personas, dán- ¿LA POESÍA? dole por esa simple razón un mayor placer de vida. La poesía es un instrumento de lucha. No en el EL POETA, ¿NACE O SE HACE? sentido beligerante, combativo; no, me refiero a la lucha interna de cada ser humano, y ella te Una mezcla de las dos cosas. La persona puede ayuda a fortalecer tu plano existencial. Es esa nacer siendo alguien, pero su destino puede cam- parte de nosotros que mueve y lleva nuestra pro- biar. Es el caso del príncipe que nace para ser pia existencia a la realización de algo, orientada rey, pero abdica. También el talento innato que por tus convicciones ideológicas y emocionales. se pierde por llevar una vida disoluta o trágica. El poeta esgrime en su poesía el pensar y el sen- Además de la aptitud o la vocación, todo en la vida tir de acuerdo a la visión que tenga del Universo; se forja, todo en la vida es un proceso que comien- por eso, cuando quiere expresar algo, sublima su za, tiene un desarrollo y luego, algún día, termi- alma, libera su espíritu y transforma su realidad na. La formación del poeta y de cualquier escri- en el verso. La lucha por expresar es lo que hace tor es una disciplina, requiere de un constante que su vida tenga una razón poderosa de ser y ejercicio mental y espiritual, que es muy difícil pueda lograr un equilibrio de su existencia, sin lograr. Pero ante todo es un trabajo de conciencia caer en el plano de la subjetividad excesiva. La y de saber canalizar bien la energía por medio de poesía debe causar emoción y puede sugerir pro- los sentidos. La formación de un poeta depende puestas, pero nunca con ella asumir posiciones de la agudeza que él tenga en la percepción de dogmáticas o radicales. 

Diálogo con la muerte pura y simple predisposición.

Si tú supieras, Si tú supieras oh muerte, te quiero decir, que yo temo es a los vivos. tomándome este tinto, Por eso, dime, muerte, que no te temo ni te envidio y conversa conmigo y aunque no me creas que quiero escucharte, te considero buena vecina ¿cómo he de morir yo? y que debes ser cercana a todos los afectos. Lástima que seas muda. No imaginas cómo te odian algunos, y yo para nada siento ese rencor. Aunque causas mucho dolor y llanto Me cansé de guardar silencio yo te invito (Fragmento) a que te sientes frente a frente y me enseñes bien tu rostro, No detento poder político que no muestras. y no soy gobernante, ¿Acaso es por temor? no ostento riqueza ni influencias y no soy un hombre conocido, Pues déjame y te explico. soy un hombre sencillo, saturnino, Para abordarte pero tengo mi derecho a hablar. no es más que dar un salto o correr un rato entretenido, No pretendo ser famoso un susto en el almuerzo y no tengo muchas ambiciones, o una súbita emoción; mi grandeza es lo que digo no implicas mucho esfuerzo, cuando digo lo que siento, puedes ser un accidente o aunque a veces sea prohibido

74 decirlo en voz alta. Las piedras no hablan, ni se quejan, ni sienten, no aceptan compasión, tampoco consienten, Cómo ignorar cuando miro a mi país no son como la vid o fruta de su racimo, que el desespero y la incredulidad expuestas sensitivas a la vera del camino. son cada vez más fuertes. No le interesan el valor ni lo cobarde, Cómo callar que la sombra es cada si es otoño, estío, invierno, primavera, vez más negra y que ella si es de mar o tierra, si es mañana o tarde, nos extiende los hilos de la muerte. que el destino realidad o una quimera.

Sí temo Por ser piedra subsisto adonde estoy, pero no me dejo amedrentar, la muerte no me asusta, el dolor no me hiere, mejor que la justicia de los jueces no me importa si la gente me odia o me quiere, resulta la de los tribunos, saber de dónde vengo, ni para dónde voy. ¡pretender la bondad de un sacerdote (De Poemas secretos) con tanto suelto criminal! 

Dios, vivimos nuestra historia Ambivalencia entre éxodo y despojo, entre la bala y la masacre Se vive el día así vivimos cada día. si se vence la víspera, ... se nota en el calendario Es el momento de hacer nuestras reclamaciones el imparable fin que va llegando... y de saber que existe el derecho a enfurecerse. ¡Cuánta lobreguez en diáfano universo!

En la asamblea, Soneto estratégico se toman decisiones en tumulto; en los rezos, Se acobarda el árbol al zumbido se sigue cada cual por sus creencias; se avasalla el hombre a su lamento la abundancia, y se engrandece el mar en su portento paseándose escondida en el sombrero; cuando sopla el viento embravecido. la escasez, personajes de público conocimiento. Se refugia el pájaro en su nido ¡Cuánta torva pesadumbre en el crepúsculo! se sacude el hombre en su tormento y se avizora un huracán violento ¡Qué amor, en la escultura de tu aura! cuando el día se torna enrarecido. ¡Qué odio, el tallado en tu emoción! ¡Qué alegría, refunfuñando en las columnas! De asumir tanto golpe el alma, ¡Qué tristeza, con gruñidos entre ruinas! nuestro corazón queda hecho trizas, ¡Cuánto amor y odio, si algo por detrás te da una palma tristeza y alegría, en una sola vida! pues, a la adversidad devuelve risas, ¿Qué sentir, qué expresarle, al obispo en su que de la tempestad viene la calma proeza? como del fuego quedan sus cenizas. (Del poemario Me cansé de guardar silencio) ¿Qué pensar, qué decirle, a la prole en el oráculo?  Se muere estando vivo y Condición de piedra se ha vivido estando muerto, no sé Por esta fortuna de ser piedra dura si viviré de eternidad, no me importa qué pasará ni lo ocurrido, o si muero por momentos. si soy pedernalina o piedra pura, ¡Cuánta duda irremisible con mi ser! cuánto tiempo duraré o cuanto he existido. ¡Cuánta vida y muerte, existe en la existencia! (De Ecos y sombras)

75 Tras el espía inglés de Ramón I. Bacca

John Better*

Ramón Illán Bacca es en la literatura colombia- Entonces se me hace familiar la frase, ¡claro! na una rara avis que ha logrado darle otro tinte a Una noche de diciembre en 1998 llamé a Ramón las letras costeñas, no entendidas muchas ve- por teléfono y me leyó ese relato que apenas ter- ces, fuera del ya desvencijado “real-istmo-mági- minaba, no sé por qué recordé aquella escena de co”, del que poco o nada queda por estos lados del Desayuno en Tiffany’s cuando “él” lee a Holy aquel país. cuento que recién había hecho...

Celebrado por escritores tan disímiles como El impacto me acompaña desde entonces por Carlos J. María o Cristian Valencia, Illán Bacca ese cuento, podría asegurar que es uno de sus da rienda suelta a lo que alguien ha denominado mejores relatos, una oscura mezcla de largos “su estilo freak-neorromántico”, si puede esta de- como “Adiós a mi concubina” o ”Hello, miss Kitti”. finición acercarnos al extraño mundo de los cuen- tos del autor de El espía inglés. Ya apagado (eso sí, con agua y maicena) el in- cendio del carnaval, he leído el libro con toda la Desde las inocentes comparaciones de su es- dedicación que merece y mi opinión se reafirma tilo con las cintas de Guy Ritchie (director de cine cada vez más. Ramón Illán Bacca es uno de nues- independiente y esposo de Madonna), hasta la tra- tros mejores narradores vivos. Pero pasemos a la ducción de “Si no fuera por la Zona, caramba” (uno obra El espía inglés: es un texto con 16 cuentos de sus cuentos) al eslovaco, y su truncada apari- breves, algunos escritos hace ya casi 20 años, y ción en la TV de la antigua Checoslovaquia; son otros más recientes hechos entre 1998 y 1999. apenas un par de ejemplos de la ya particular at- mósfera que rodea a Illán Bacca. De los escritos en el primer periodo, 1979-1988, cabe destacar “En la guerra no hay manzanas”, y En abril de 2001 el fondo editorial Universidad los ya célebres “Rosas sobre su toga” y “No hay Eafit en su colección Antorcha y Daga lanza al canciones para Osiris Magué” (incluidos en la mercado el libro de cuentos El espía inglés. Casi cuarta entrega de la colección Gubereck titulada tres años después el libro llega a mis manos, un Cuatro narradores colombianos). lunes de carnaval, tomándome un café muy a medias con su propio autor. En el primero, “En la guerra no hay manza- nas”, el autor a través de Benjamín (¿su alter ego?) Son casi las once de la mañana, y voy en un el muchacho travieso, salta techos noche tras no- autobús rumbo a casa; la Vía Cuarenta esta vacía; che hasta llegar al cine Rex de Santa Marta para aún así el calor no resta mi curiosidad y abro el ver cuanta película se proyecta en el lugar. Este libro para inspeccionarlo (no se debe leer en...) y relato nos enseña un mundo ambientado en los el primer título con que doy y empiezo mi laxa lec- días finales de la segunda Guerra mundial, la bús- tura es el sugestivo “Cómo llegar a ser japonés”; queda plena de una identidad en tan duros días empiezo a leer: “Me llamo Go Toba y soy japonés...” (recordemos la escena en que Benjamín imita el saludo nazi frente al espejo sorprendido por su tío * Nacido en Barranquilla, 1978. y duramente castigado) hasta la pérdida de la ino-

76 Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla pp. 76-78. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 cencia con la Dietrich de por medio desahogán- inglés”; y es quizá en estos tres ejemplos que he donos de todo eso que nos es tan difícil “sacar” seleccionado donde mejor se evidencia aquello del cuando se es tan joven y tan “solo”, para rematar estilo “freak-neorromántico” que mencionamos con un fantástico happy end con los barcos vol- al principio. viendo al puerto repletos de manzanas. ¡El sabor recobrado! Símbolo de una victoria interior que Ese sin temor de Bacca al mezclar lo aparen- sólo a Benjamín se le fue concedida. temente imposible de mezclar, por ejemplo, colo- car a la Garbo en un paisaje tan bochornoso como En “No hay canciones para Osiris mague”, bajo el de Puerto Colombia o a todo el esplendor de la un sugerido telón de fondo kafkiano se desarrolla la década de los treinta en un ropero de alguna vie- historia de un recio profesor de piano envuelto por ja casa de Barranquilla. fuerzas oscuras que lo atormentan y torturan some- tiendo a su sacro y refinado oído musical a escuchar Pero empecemos con “Edipo toca la flauta”; el espantosas melodías de Olimpo Cárdenas y Pablus argumento de este relato bien ha podido servir Gallinazus, un relato circular y onírico en el que su de base para un capítulo de la Dimensión descono- protagonista queda atrapado para siempre. cida, serie muy popular en la década de los ochen- tas. En esta ocasión nuestro personaje es un Ben- La primera vez que leí “Rosas sobre su toga” jamín (“En la guerra no hay manzanas”) más adul- fue en una inconseguible edición de Señora Ten- to, obsesionado con el psicoanálisis, del cual pa- tación hacia el año 2000, aproximadamente. Es rece esperar respuesta a su “nublado pasado”. uno de sus cuentos más aplaudidos, donde pone Bajo su nueva identidad de Stefano Spinoza, el al descubierto “ciertas mañas” con las que a ve- audaz Benjamín se ha convertido en una sobria ces se manejan los datos dentro de cualquier in- estrella de boleros, de mediano éxito en México. vestigación criminalística, para el caso la extra- ña muerte de un distinguido docente de derecho Atormentado por una extraña melodía escucha- romano, que es, en palabras de Carlos J. María, da años atrás e interpretada por una misteriosa “el magistrado de las uñas pintadas”. Éste es un mujer, Benjamín se empeña en “desentrañar” el cuento policial si se quiere, con un final abierto pasado, buscar la respuesta a “eso” que tanto lo decorado de detalles “inconfesables”; la aparato- perturba, tratar de recobrar un recuerdo preciso sa muerte de nuestro personaje dentro de la ba- de la madre perdida tempranamente o a lo mejor ñera, los gatos degollados en la escena, la media tal vez lograr la combinación perfecta de hielo, velada enredada en el lavamanos del baño, ha- cocaína y arco iris (como nos sugiere el autor). cen de este relato uno de los más dark del libro. Ya el mismo título nos daba la clave, “Edipo to- En cuanto a los relatos comprendidos entre caba la flauta”, pero no el Edipo trágico y tuerto de 1998 y 1999 sólo nos detendremos en tres que la historia; se me antoja llamarlo un Edipo flau- llamaron poderosamente mi atención. Éstos son: tista de Hamelin, arrastrando a los niños con su “Edipo toca la flauta”, “Miss catarsis” y “El espía melodía encantada. Spinoza o Benjamín o como

77 quiera llamarse va del misterio al misterio. Abrir dad cartagenera; esto ayudará a su fama hasta el una puerta no es cerrar necesariamente otra, y punto de convertirlo en un “heartbreaker” tipo nadie sabe más de esto que Ramón Illán Bacca, James Bond, su misión: desconocida. envolviéndonos en los más densos pasajes, raras mujeres tocando el piano a altas horas de la no- Que sus aventuras de turista de paso dejaron che, lecturas de libros prohibidos, cuadros que sus “frutos” y su inesperada partida lograra empa- aparecen y desaparecen de un lugar a otro mis- ñar su prestigio, lo cual lo convirtiera en un vulgar teriosamente, en fin, toda una nostálgica tenorio, era inevitable que algo así sucediera en fantasmagoría al servicio de todos. este Caribe, pero nada de esto restó su encanto. Sea lo que sea, todos estos sucesos conducen a la “¿Quién es esa niña, who’s that girl, señorita mitificación de nuestro personaje, y eso me recuer- más fina, who’s that girl?”, cantaba Madonna por da esa historia de Franco Nero durante la filma- allá en los 80. Si pudiéramos resumir el argu- ción de aquella película en Cartagena, que desem- mento de Miss Catarsis en dos líneas, este de la bocara en la aparición de aquel bambino mulatico diva del pop sería el más acertado. Tenemos en que reclamaba la digna herencia italiana. nuestras narices lo que se me da por llamar un clásico personaje bacciano. Madura mujer veni- En este punto los interrogantes surgen. ¿Era da a menos por el alcohol exhibiendo su trage- Alfred un espía? ¿Qué buscaba realmente por es- dia en un viciado circulillo de ladies and garçons tos lados? ¿Sería a lo mejor un caza recompen- de algún club barranquillero. Estoy seguro que sas? ¿Un fugitivo? ¿Un fracasado actor de cintas Marvel Moreno disfrutaría de todo esto, noto en policiales? Uhmm no lo sabremos. este relato algo del espíritu de nuestra “ex-rei- na” del carnaval y genial escritora, de esas que Últimamente he estado leyendo las novelas de ya no hay. Peter Ustinov y veo en Krumnagel a un Illán Bacca transfigurado, no en el decadente “ambient” “Miss Catarsis” se desarrolla en medio de una norteamericano, tampoco en el trópico encanta- “regia fiesta” de salón, con un decadente “ambient” do de Jaime Manrique. Veo en la obra de Illán de fondo, empolvadas madames, Scarletts de poco Bacca otra cosa, algo que sería más fácil de expli- peso y menos ropa (palabras del autor) y políticos car con esas “nuevas” expresiones del arte mo- de aquellos. derno, un film minuto, un performance con globos y espejos. En lo improbable está asentado su her- Miss Catarsis es el espejo sucio por donde nos moso estilo, sus cuentos nos acercan a seres com- llega el pasado, es la foto movida o como bien dice plejos, algo retorcidos pero contundentes como un Charly García: “Lo que fue hermoso y será horri- arquear de cejas de la Garbo o la Félix. A diferen- ble después”. Y es que los años no vienen solos y cia de esos personajes planos y aburridos comu- ese mal hábito de recordar se acrecienta. Miss nes en las obras de los “nuevos” escritores, que Catarsis es el esplendor perdido, esa llama breve nos quieren hacer tragar como una desagradable del encendedor, la mano de la dama estirando su cucharada de Emulsión de Scott. largo cigarrillo egipcio para que lo encendamos, y en un abrir y cerrar de ojos, como en una cinta Peter Ustinov fue actor, guionista, director vin- de Disney, volvemos ahí, a la belleza, y damos culado a películas como Quo vadis?, Sinuhé el egipcio, vueltas y vueltas y más vueltas como la novicia Lady L (protagonizada por Sofía Loren), entre otras. rebelde y más y paramos, nos espantamos con lo A Ramón Illán novelista, cuentista, historiador, cro- que vemos, pero no decimos nada, como Miss Ca- nista en fin, lo siento no muy distante del primero. tarsis nos quedamos solos en medio de la fiesta que acaso empezaba. A ambos me une la admiración por sus res- pectivas Vidas y Obras (en mayúscula), Illán Bacca Matahari, Cicerón (Britannic famous spy), es el protagonista de esta breve reseña, el tiem- Richard Sorge o la simple princesa espía de po y los nuevos reseñistas darán fe de mis jui- Cartoon Network, son sólo algunos de los más fa- cios, me resta decir que Ramón Illán Bacca es el mosos personajes del espionaje mundial. Desde escritor colombiano al que no afectan las modas, Inglaterra nos llega el más bizarro miembro de invito a la lectura de sus novelas, cuentos, cróni- su cofradía: “el espía inglés”, sabemos de él que cas, en fin, a todo su trabajo literario, su fabulosa es rubio, alto, joven, sabemos también que arra- charla... Y es aquí donde realmente empiezo este só con el corazón de las “jolies filles” de la socie- articulo diciendo: Il était une fois...

78 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

cana), dedicada fundamental- LA PROFESIONALIZACIÓN ACADÉMICA EN COLOMBIA mente a la generación de cono- Fernando Uricoechea cimientos, basada en progra- Bogotá, Tercer Mundo Eds. - Instituto de Estudios Políticos y mas de doctorado y apoyada en Relaciones Internacionales Universidad Nacional de Colombia. una planta docente de tiempo 1999, 156 p. completo y alta titulación. Se trata de un elemento de sobe- ranía nacional y desarrollo so- Norbert Elías, uno de los expo- general tienen en el profesor cial indispensable en tiempos de nentes más originales de la so- universitario uno de los temas globalización; además, para una ciología contemporánea, obser- más importantes y atractivos de región como la costeña, se tra- vó alguna vez cómo el Frankfurt la actualidad. Más importante, ta de una estrategia de calidad de los años 20s y 30s comenza- por increíble que parezca, que el de la educación y de la vida so- ba a construir una universidad de los héroes de la cultura de cial en general, aún más, debe- moderna orientada hacia la masas (deportistas, modelos, ría ser la principal prioridad para ciencia: «la universidad forma- políticos, detergentes y demás) el Caribe colombiano. La uni- ba uno de los centros de una porque se trata nada menos que versidad de investigación así amplia red de comunicaciones del responsable inmediato de la concebida es necesariamente que incluía partes de la socie- educación, de un personaje tan una universidad pública: en las dad de la ciudad... Era absoluta- poco valorizado como vital e in- estrechas condiciones de un mente natural que hombres y sustituible en cuanto al cultivo país tercermundista, sólo el Es- ante todo mujeres... asistieran de la mente. Es necesario que tado puede asumir el compromi- con alguna regularidad a confe- la sociedad costeña aprenda a so económico de construir un rencias de profesores universi- tratar a los buenos profesores entorno específico para la cien- tarios interesantes e incitantes. universitarios con la misma cia y el arte. Los problemas que allí surgían consideración y el mismo res- se convertían en tema de con- peto que le otorga, por ejemplo, Pensar en estos términos exige versación de fiestas y reuniones a los mejores futbolistas. En una superar el tratamiento superfi- sociales de todo tipo; la informa- palabra es necesario crear en la cial de la educación superior, ción sobre la vida personal de los sociedad moderna, y sobre todo pasto generalmente de candida- profesores universitarios promi- en nuestras pobres sociedades tos y habladurías, para concen- nentes también fluía con rapidez de provincia, un nuevo espacio trarse en el análisis científico por los canales de las conversa- de valor simbólico: el héroe aca- de la universidad y del profesor ciones de estos dilatados círcu- démico, un ejemplo social cons- universitario. El sociólogo cos- los sociales que... incluían... a truido a partir del mérito inte- teño Fernando Uricoechea ha editores y libreros, sindicalistas lectual que contribuya a despla- dedicado a este tema un libro y empresarios tanto como a fun- zar, al menos en parte, la aten- importante: La profesionaliza- cionarios municipales y estata- ción que ahora se brinda a per- ción académica en Colombia, que les» (Respeto y Crítica, Revista sonajes varios de toda condición contó con el apoyo del Instituto Colombiana de Sociología, nue- ética y moral. Íntimamente li- de Estudios Políticos y Relacio- va serie, vol. III nº 2, 1997, p. 82). gado a esto, hoy se hace nece- nes Internacionales (IEPRI) de Se aprecia, en este cuadro de sario introducir un tema poco la Universidad Nacional, la Fun- una universidad intelectual- mencionado en la sociología del dación Ford y Colciencias. Na- mente estimulante y ligada a los saber aunque indispensable en cido en Sucre (Sucre), sociólogo problemas sociales, que su eje una necesaria y futura organi- de la Universidad Nacional con es el profesor de gran calado zación estratificada de la edu- maestría y doctorado en socio- científico, el héroe académico que cación superior colombiana: la logía de la Universidad de Ca- necesitamos construir en la re- necesidad que tiene nuestro lifornia (Berkeley), Uricoechea gión costeña. No por azar la so- medio de una universidad de in- identifica el proceso de profe- ciología del campo intelectual, de vestigación (research university, sionalización académica como la universidad y del saber en según la sociología norteameri- uno de los cambios más impor-

Huellas 76 y 77. Uninorte. Barranquilla 79 pp. 79-80. 04-08/MMVI. ISSN 0120-2537 tantes vividos en las últimas los estándares de la comunidad se dedica a la reproducción del décadas por la universidad co- científica internacional; se tra- conocimiento antes que a la in- lombiana: de ocupación más ta de un docente que, como nin- vestigación; profesor profesiona- o menos marginal, el profesora- gún otro tipo social, hace suyas lizante, de tiempo completo sin do universitario o la educación las convenciones del mundo alta titulación y perteneciente de profesionales se ha conver- académico, es decir, la «meri- a una profesión que se concen- tido en una profesión en sí mis- tocracia» intelectual que cons- tra en transmitir las destrezas ma que exige dedicación de tituye la esencia de una univer- instrumentales del saber pen- tiempo completo como criterio sidad moderna (Kant destacó el sando en el mercado de trabajo; básico de calidad. Según Uri- papel de los méritos intelectua- y profesor de medio tiempo, más coechea la voluntad de hacer les al definir la característica una supervivencia de tiempos ciencia que pueda tener una central de los procesos académi- pasados o una expresión de universidad está determinada cos: que el sabio controle al sa- clientelismo que un profesional por dos factores: alta dedicación bio, no el príncipe ni el burócra- de la vida académica) se in- (número y proporción de profe- ta, siendo este el verdadero sig- tuyen elementos de calidad de sores de tiempo completo) y alta nificado de la autonomía univer- la educación poco mencionados titulación (docentes con ma- sitaria tan mentada como in- por discursos y medios de comu- gíster y/o doctorado). Basado en comprendida). Asimismo es, en nicación. Por supuesto, el libro una muestra estadística aplica- el contexto de la educación su- de Uricoechea dice muchas co- da a los profesores de las dos perior, quien publica más y so- sas más y debería ser lectura instituciones bogotanas más bre todo mejor, quien tiene más obligatoria para directivos y pro- parecidas a una universidad de prestigio e influencia tanto en fesores y aún estudiantes de la investigación (Universidad Na- la sociedad como en su respec- universidad pública costeña; al cional y Universidad de los An- tiva institución, y quien tiene cerrarlo se tiene la sensación des), elabora una tipología del más sentido crítico y mejor for- agridulce de haber leído un tex- profesor universitario que des- ma opinión cimentando sólida- to serio sobre un asunto doloro- taca al docente ideal: el profe- mente las costumbres democrá- so y esencial. sional académico, profesor de ticas. A través de los contrastes tiempo completo y alta titula- obligados con los otros tipos do- Adolfo González Henríquez ción, un académico moderno centes (profesor disciplinario, de Departamento de Sociología que reúne las condiciones mí- tiempo completo sin alta titula- de la Universidad del Atlántico. nimas para el proceso de crea- ción y perteneciente a una de Profesor de la Universidad del Norte. ción científica de acuerdo con las disciplinas académicas que

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE Adquiérala en las buenas librerias de Bogotá, Medellín, Cartagena y Barranquilla. Por internet en http://www.lalibreriadelau.com

Escúchela a través de Internet http://www.uninorte.edu.co/extensiones/emisora/index.html Una alternativa culta de la radio en el Caribe colombiano

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