32 Geología y geodiversidad

33 a historia de la Tierra comen- zó hace aproximadamente unos 4.550 millones de años, sin em- L bargo, las primeras rocas formadas en , a la vista de las modernas dataciones, tendrían una edad de no más de 650 millones de años antes del presente (en adelante M.a.). Los restos fósiles extreme- ños más antiguos que hoy conocemos posible- mente no lleguen a alcanzar los 600 millones de años, perteneciendo al Ediacárico (620-452 M.a.), periodo recientemente aprobado por la “International Comission on Stratigrafy” (ICS) en el Congreso Geológico Internacional de Flo- rencia del 2004. En aquel remoto tiempo gran parte de la región era un medio marino en el que se fueron diversifi cando, a lo largo de todo el Paleozoico, distintas comunidades de orga- nismos, cuyos restos han quedado registrados en los estratos extremeños; ellos, a la manera de un documento escrito, nos hablan de la evo- lución temprana de la vida en nuestra comuni- dad. Hace aproximadamente 326 millones de años, durante el Carbonífero, las fuerzas com- prensivas originadas por el acercamiento del gran supercontinente de Gondwana, en cuyo margen norte se situaba Extremadura, al conti- nente de Euramérica determinaron el cierre del Océano Reico, ocasionando la emersión del área donde hoy se ubica la región extremeña. Al fi nal del Carbonífero e inicio del Pérmico acaecieron los cambios fi siográfi cos más drás- ticos pues, en el lugar donde anteriormente se encontraban medios marinos, se fue perfi lando una elevada cordillera que debió alcanzar su máxima altitud en el Pérmico. A partir de ese momento las montañas se vieron sometidas a procesos graduales de erosión y denudación que determinaron su actual orografía de sua- ves relieves tan característicos de las cadenas Estructuras antiguas, recientemente modeladas por los mo- sedimentarias vimientos de elevación producidos en la Oro- en materiales genia Alpina, que han provocado un rejuvene- cámbricos cimiento del relieve extremeño. de Zafra.

34 Geología Histórica de Extremadura

35 Situación Geológica de Extremadura tran que, al menos, las series neoprote- Para analizar la dinámica de la evo- rozoicas y cámbricas situadas al norte lución y estructuración geológica de de dicha banda son estratigráfi camente Extremadura utilizamos las divisiones bastante similares, además de mantener tectonoestratigráfi cas en zonas del Ma- la misma vergencia. Estos mismos tra- cizo Ibérico establecidas por Lotze en bajos indican la presencia de otra im- 1945. En este contexto, las rocas extre- portante banda de deformación situada meñas se incluyen en la Zona de Ossa- al norte de la (BCBC) que se ha denomi- Morena (ZOM) y Zona Centro Ibérica nado Banda de Campillo y que consti- (ZCI). El límite entre ambas es bastante tuye el límite sur del Dominio de Obejo controvertido y algunos investigadores Valsequillo. Este dominio forma el mar- lo sitúan en la Banda de Cizalla Ba- gen norte de la ZOM y se caracteriza dajoz-Córdoba (BCBC), sin embargo, por incluir materiales neoproterozoicos investigaciones muy recientes demues- y cámbricos tipo Ossa-Morena junto a

LEYENDA

36 37 Reconstrucción de la materiales paleozoicos postcámbricos la ZOM, cuya consecuencia ha sido la posición de la placas que incluyen series que participan de utilización de un elevado conjunto de continentales durante las características de la ZCI; en opinión dominios que las recientes cartografías el Neoproterozoico. de algunos investigadores este dominio han demostrado prácticamente inexis- Figura basada tiene rango de Zona, aunque en esta tentes (Apalategui et al., 2004). en Scotese. “Plate tectonic introducción lo consideraremos como maps and Continental un dominio dentro de la ZOM. La di- Neoproterozoico-Cámbrico basal drift animations by ferencia fundamental con el resto de en Extremadura (Ciclo Cadomiense) C. R. Scotese, la ZOM es la presencia de medios pa- La historia geológica de Extremadura PALEOMAP Projet leozoicos mucho más someros, lo que reconstruida a partir de sus rocas se ini- (www.scotese.com)”. indicaría que este dominio actuó como cia hace unos 650 M.a., sin embargo, de un umbral durante casi todo el Paleo- esa temprana etapa se tiene poca cons- zoico. Su límite norte, y por lo tanto el tancia de los organismos que la pobla- de la ZOM, coincide a “grosso modo” ban e incluso de los medios sedimen- con el establecido originalmente por tarios que existían. En otras áreas del Lotze (Batolito de los Pedroches). La planeta se habían instaurado ya distintas evolución y estructuración geológica formas de vida que incluían casi todos de Extremadura es bastante compleja los reinos, a excepción de las plantas. aunque, en general, mucho menor de lo que distintos modelos habían presu- En esta época, los retazos de la Pe- puesto. Un defi ciente conocimiento de nínsula Ibérica que se situaban en el he- la cronoestratigrafía de las formaciones misferio sur, formaban parte del borde extremeñas ha dado lugar a una carto- noroeste del supercontinente de Gond- grafía bastante caótica, sobre todo en wana, que agrupaba a la mayor parte de

38 las tierras emergidas y donde se situaba tado restos fósiles en Extremadura, aun- también el polo sur terrestre (a la altura que en Portugal materiales equivalentes de Sudamérica actual). Inmersa en un contienen restos de posibles microfósi- margen tipo arco isla, la proto-Extrema- les bacterianos que no aportan ninguna dura del Neoproterozoico iba a ser pro- precisión bioestratigráfi ca (Gonçalvez y tagonista de la primera orogenia que se Palacios, 1984). desarrolló en el sur de Europa. El margen tipo arco isla, del que se tienen eviden- Sobre los materiales metamórfi cos de cias importantes en la ZOM, dio lugar la sucesión de Montemolín se dispone a un margen tipo Andino provocando la un conjunto constituido por diamictitas. emersión y plegamiento de los sedimen- Estas engloban numerosos cantos y blo- tos del Neoproterozoico y Cámbrico ba- ques de cuarcita negra incluidos en una sal por acreción. Dicha emersión no fue abundante matriz, provenientes del des- sincrónica; en primer lugar, durante el mantelamiento de la Sucesión de Mon- Ediacárico, emergió totalmente la ZOM, temolín. Sobre los niveles de diamictitas Microfósiles bacterianos permaneciendo así hasta bien avanzado y en tránsito gradual se desarrolla una procedentes del Grupo el Cámbrico Inferior y, posteriormente, potente serie de carácter fl yschoide que Domo Extremeño. al inicio del Cámbrico Inferior lo hizo la incluye monótonas alternancias de luti- Formación Cíjara ZCI que permaneció emergida hasta el tas y grauvacas con abundantes niveles en la Sección del Ordovícico Medio (Arenig). slumpizados. Al conjunto de estas dos Río Estenilla (Sphaerocongregus unidades la hemos denominado infor- variabilis) y El Neoproterozoico de la ZOM malmente Sucesión de Nogales y es de la Sección del Los sedimentos más antiguos que equivalente en parte a la Sucesión de río Alagón, Coria aparecen en Extremadura se sitúan en la Tentudía. En estas series faltan las típi- (Palaeogomphosphaeria ZOM y corresponden a sedimentos in- cas cuarcitas negras de la unidad infe- cauriensis). tensamente plegados y metamorfi zados de la Sucesión de Montemolín, constitui- da por rocas de alto metamorfi smo (es- quistos biotíticos, metacuarcitas negras o cherts, mármoles y metavulcanitas). Las estructuras sedimentarias de estas rocas han sido borradas por el metamor- fi smo, en consecuencia la asignación a determinados medios sedimentarios que han realizado diversos autores son ex- tremadamente especulativas aunque la presencia de carbonatos podría indicar medios de plataforma. Hasta hace poco, y basado en cuestionables evidencias de microfósiles, esta sucesión se consi- deraba de edad Rifeico Medio-Superior (1500-900 M.a.), sin embargo, recientes dataciones radiométricas, indican eda- des que no superan los 650 M.a. Hasta el momento estos materiales no han apor-

39 registran el momento crucial de la apa- rición de los primeros metazoos y, por otra, en estas rocas se da una circuns- tancia excepcional y única en Europa: el tránsito gradual entre el Ediacárico y el Cámbrico.

Esta especial situación, unida al bajo y a veces nulo metamorfi smo que pre- sentan, incrementan su interés científi co puesto que son el marco ideal para el estudio de los importantísimos cambios bióticos que acaecieron en dicho tránsi- to, sin el sesgo que suponen los periodos de emersión ligados a la Orogenia Ca- domiense, presentes en la mayor parte Diamictitas que rior. Presentan un metamorfi smo muy de las áreas, como es el caso concreto engloban bloque bajo o nulo, muy similar en general al de la ZOM. de cuarcitas negras de las series paleozoicas suprayacentes. de la Sucesión Los escasos estudios realizados en estos El grupo Domo Extremeño inclu- de Montemolín. materiales no permiten aún demasiadas ye la unidad estratigráfi ca más antigua Área de Salvaleón. precisiones aunque, en términos genera- de la ZCI y sus materiales se corres- les, sus características coinciden con las ponden con turbiditas depositadas en del grupo Domo Extremeño de la ZCI. medios de talud, cañones y abanicos En el área de Llerena esta serie incluye submarinos. Estos materiales han sido andesitas interestratifi cadas. Los micro- deformados sinsedimentariamente y fósiles encontrados hasta el momento tienen un carácter fl yschoide que se ha son de tipo bacteriano (Sphaerocon- relacionado con las últimas fases de la gregus variabilis) y, aunque no aportan Orogenia Cadomiense. Litológicamente precisiones bioestratigráfi cas, son muy está constituido por lutitas, grauvacas y abundantes en los materiales ediacári- conglomerados con abundante matriz; cos-cámbricos de la ZCI. Sobre esta uni- estos últimos contienen clastos exóticos dad que emerge probablemente al fi nal de cuarzo y cuarcita negra (cherts), bien del Ediacárico se sitúan discordantes los redondeados y posiblemente proceden- materiales del Cámbrico. tes de la erosión de la sucesión de Mon- temolín, junto con otros procedentes de Neoproterozoico y Cámbrico inferior la misma cuenca (grauvacas y fosfatos). en la Zona Centro Ibérica En nuestra opinión esta unidad es corre- En la ZCI aparecen extensos afl ora- lacionable con la Sucesión de Nogales mientos de rocas pertenecientes al Edia- de la ZOM. cárico y a los niveles más inferiores del Cámbrico Inferior (Nemakit-Daldinian- En el plano paleontológico incluyen Tomotiense 542-530 M.a.). La impor- los fósiles más antiguos que se conocen tancia de estos materiales radica en dos en la Península Ibérica representados aspectos fundamentales, por una parte por: a) Microfósiles bacterianos (rela-

40 cionados con posibles cianobacterias dual desde los medios profundos del Reconstrucción durante planctónicas del Orden Chroococcales) grupo anterior al grupo Ibor, que inclu- el Cámbrico mostrando y representados por las especies Sphae- ye medios de plataforma mixta somera. la posición de las placas continentales. Figura rocongregus variabilis y Palaeogom- Los materiales que contiene este grupo basada en Scotese. phosphaeria cauriensis; b) Fósiles me- incluyen calizas, dolomías, margas, gascópicos de naturaleza carbonosa lutitas, grauvacas y conglomerados. El Sabellidites cambriense. (“beltanelloides” y vendotaenidos) y grupo Ibor se puede dividir en función Grupo Ibor. c) Icnofósiles como Phycodes aff. P. de sus características estratigráfi cas y Área de la Calera. pedum que representan los restos de paleontológicas en tres tramos. El tra- (Ilust. inf. izqda.) metazoos más antiguos de la Penínsu- mo inferior incluye la transición gra- la Ibérica (Palacios, 1987, Vidal et al., dual con el grupo Domo Extremeño; Sección delgada de 1994). engloba materiales carbonatados (cali- Cloudina hartmannae. zas y dolomías), y margas depositados Villarta de Los Montes. En el área de los Ibores y Villarta de en medios de plataforma. En muchas Badajoz. los Montes se produce el tránsito gra- áreas (Castañar de Ibor, Villarta de los (Ilust. inf. dcha.)

41 Fósiles carbonosos tipo vendotaénidos. Grupo Ibor. Guadalupe. (Pista Militar)

Montes), se puede observar que dichos petes microbianos (estromatolitos). La carbonatos son auténticas bioconstruc- edad de Cloudina se conoce con cierta ciones formadas por fósiles tubulares precisión a partir de los datos geocro- pertenecientes a Cloudina hartmannae, nológicos de los niveles que contienen que constituyen los primeros meta- este fósil en China, Omán y Nami- Fósiles carbonosos zoos a nivel mundial que segregaron un bia y que indican un rango (548.8±1 asignados a posibles exoesqueleto mineralizado, lo que les - 542.6±0,3 M.a.), muy próximo al lí- beltanelloides. Sección del permitió edifi car las primeras biocons- mite Ediacárico-Cámbrico. El tramo II Ferrocarril, Toledo. trucciones de metazoos generalmente del grupo Ibor viene marcado por la (Grupo Río Huso) asociadas a bioconstrucciones de ta- desaparición de los niveles carbonata- dos. Está constituido por una potente sucesión de argilitas negras laminadas, muy ricas en materia orgánica, en cuya parte media alta se desarrollan niveles conglomeráticos y de areniscas deposi- tados en medios de plataforma relativa- mente somera. Los fósiles de este tramo incluyen abundantísimos fi lamentos algales (Vendotaenia), y tubos orgáni- cos pertenecientes a Sabellidites cam- briense que, según algunos autores, son diagnósticos del primer piso del Cámbrico Inferior (Nemakit-Daldinian) (Gubanov, 2000). El tramo III incluye una sucesión detrítica de tipo regresivo truncada por el Ordovícico, que se de- posita en discordancia angular y erosi- va sobre el grupo Ibor.

42 Al norte de Extremadura se situaban los medios más distales y profundos donde se depositaron los materiales pertenecientes al grupo Río Huso. Es- tos materiales están poco desarrolla- dos en Extremadura. En el Anticlinorio de Valdelacasa, sobre el grupo Domo Extremeño, se sitúa una sucesión pro- gradante, consistente en depósitos de talud y turbiditas proximales que pa- san, gradualmente, a medios marinos más someros que incluyen la transición a los depósitos cámbricos. En conjun- to, este grupo también se puede dividir Ibor. Los carbonatos, al ser sedimentos Phycodes aff. P. pedum. en tres tramos correlacionables con los de precipitación química, y en algunos Grupo Domo Extremeño, Cijara. del grupo Ibor. El Tramo I, único repre- casos, como hemos visto en el anterior (Sección del sentado en Extremadura, comienza con apartado, auténticas bioconstrucciones río Estenilla) niveles olistostrómicos que dan paso a de Cloudina, se encontraban semicon- una sucesión de lutitas. Éstas engloban solidados y situados posiblemente en niveles de areniscas dolomíticas de gra- una estrecha plataforma muy próxi- no fi no depositadas en una plataforma mos al talud; la gran inestabilidad de la distal. Los niveles olistostrómicos se cuenca, ligada posiblemente al inicio Río Ibor de la última fase de la Orogenia Cado- formaron por deslizamientos gravita- discurriendo por el cionales provocados por el colapso de miense, pudo provocar el deslizamien- núcleo del Anticlinal las plataformas carbonatadas del grupo to a lo largo del talud continental de los del mismo nombre.

43 Olistolito con materiales carbonatados del grupo Ibor La Orogenia Cadomiense: una nueva Cloudina hartmannae. produciéndose, en dichas avalanchas, confi guración paleogeográfi ca Olistostroma importantes pliegues de arrastre en un En la zona de Ossa-Morena se han del Membrillar. substrato poco litifi cado. Un afl ora- distinguido distintos dominios durante miento excepcional en el que se pue- la Orogenia Cadomiense. El importante den deducir estas observaciones es el magmatismo Cadomiense denota la pre- del Olistostroma del Membrillar que se sencia de un dominio orogénico que in- sitúa en la cola del Embalse del Cíjara y cluye restos de un arco isla. Así mismo, que incluye, entre la mezcla heterogé- la presencia de abundantes andesitas en nea de sus materiales, grandes bloques diversos sectores (Llerena), evidencian carbonatados, algunos de varias dece- la evolución de un margen tipo arco isla nas de metros, con abundantes fósiles a un margen andino. En este contexto de Cloudina hartmannae excepcional- la ZCI constituía una cuenca retroarco mente preservados. Por encima de estos que fue emergiendo de sur a norte. Po- niveles olistostrómicos los niveles detrí- siblemente la primera fase cadomiense titicos contienen el icnofósil Phycodes provocó el pleglamiento, metamorfi smo pedum, cronológicamente del Cámbri- y emersión de la sucesión de Montemo- co Inferior, aunque estos tramos tienen lín, dada la presencia de cantos de cuar- escasa representación en la Comunidad citas negras en las diamictitas de la base Extremeña. de la serie de Nogales, así como en los

44 conglomerados de los grupos Domo Ex- incluyen la transición gradual entre el tremeño e Ibor. En la segunda y última Ediacárico y un Cámbrico que se ex- fase se produce el desarrollo de impor- tiende hasta la aparición de los prime- tantes series fl yschoides sinorogénicas ros arqueociatos y trilobites. en una cuenca retroarco que tiene su máxima extensión en la ZCI. La emer- Los efectos de la última fase Cado- sión de los materiales de esta cuenca miense en la ZCI, se manifi estan por el fue diferencial. Los medios más proxi- gran desarrollo de formaciones olistos- males y cercanos a los paleorrelieves de trómicas (base del grupo Río Huso) al la sucesión de Montemolín emergen, pie del talud continental que discurría en primer lugar, durante el Ediacárico, por una línea hipotética que pasaría, produciéndose una progradación de aproximadamente, por el límite noreste los medios de plataforma hacia el nor- de la Comunidad Extremeña siguiendo te, de forma que durante la transición más o menos la traza de la Sierra de Al- Ediacàrico-Cámbrico se llegan a de- tomira. sarrollar medios de plataforma mixta (grupo Ibor), que emergen al inicio del Hasta hace poco, los datos absolutos Cámbrico. Más al norte, y en el límite sobre rocas ígneas eran bastante escasos con las dos comunidades castellanas, e imprecisos, los nuevos métodos de da- se disponían los medios más profundos. tación absoluta han permitido reconocer En estas áreas las condiciones de plata- un magmatismo asociado a la Orogenia forma se alcanzan durante el Cámbrico Cadomiense que se manifi esta clara- Materiales cámbricos (grupo Río Huso), registrando la mayor mente en la ZOM. Las rocas plutónicas en Alange. (Badajoz) potencia de sedimentos cámbricos que se pueden agrupar en dos conjuntos ma-

45 yores: uno en el sector septentrional y el que culminó con el fi nal de la Oroge- otro emplazado mayoritariamente en el nia Hercínica. En su fase más temprana, meridional. se desarrollan pequeñas cuencas tipo graben que se van rellenando con sedi- En el sector septentrional predomi- mentos fl uviales en unos casos (sector nan los granitos porfídicos y dioritoides central de la ZOM), o bien en aquellas que forman cuerpos discontinuos. Den- áreas donde existe una actividad vol- tro de este sector, los más septentrionales cánica importante con sedimentos vol- (por ejemplo el macizo de Higuera de la cánicos y volcanoclásticos depositados Serena), suelen estar tectonizados como en medios continentales y de transición resultado de la acción de cizallas her- (Formación Bodonal, Esquistos de Jerez, cínicas, mientras que los más meridio- Suroeste de Extremadura). En este con- nales se encuentran mejor conservados, texto se produce la invasión de la ZOM como es el caso del granito de Ahillones por el mar (transgresión cámbrica), de que se ha relacionado con un ambiente forma que, en función de los paleore- de arco volcánico. lieves existentes, los primeros medios sedimentarios del Cámbrico van a ser Los granitoides del sector meridio- muy variados, incluyendo medios fl u- nal corresponden mayoritariamente a viales, medios restringidos de lagoon e granodioritas y leucogranitos de origen incluso medios carbonatados deposita- anatéctico y están muy bien representa- dos en costas rocosas, como ocurre en dos en la Antiforma de Monesterio (Táli- el Área de Córdoba (Formación Pedro- ga, Salvatierra de los Barros, Monesterio, che). Uno de los aspectos más impor- etc.). La edad de este magmatismo se si- tantes es el carácter diacrónico de las túa en torno a los 525-530 M.a. (Eguiluz primeras unidades cámbricas. El nexo et al., 2000). común de las secuencias del cámbri- co en la ZOM es la presencia de tres Series cámbricas postorogénicas. grandes unidades: Unidad Detrítica In- Cámbrico en la Zona de Ossa-Morena ferior, Unidad Carbonatada y Unidad Como ya hemos adelantado, duran- Detrítica Superior. Las dos primeras te la orogenia Cadomiense se produjo constituyen una secuencia transgresiva, una emersión diferencial; las primeras son diacrónicas y presentan abundantes áreas que lo hicieron, localizadas en la cambios de facies y potencia. La tran- ZOM, fueron también las primeras en sición entre la Unidad Carbonatada y ser invadidas por el mar, sin embargo, la Unidad Detrítica Superior marca el el sector extremeño de la ZCI que aban- máximo avance de la transgresión del donó los medios marinos en el Cámbri- Cámbrico Inferior y la instauración de co Inferior, permaneció emergido hasta una plataforma fundamentalmente terrí- el Ordovícico. gena que presenta una gran diversidad biótica de invertebrados marinos, funda- Finalizada la orogenia, los movi- mentalmente trilobites y braquiópodos, mientos distensivos postcadomienses junto a la presencia de los primeros tri- marcan el inicio de un proceso de rifting lobites cosmopolitas planctónicos (Del- que dio lugar a la apertura de un nue- gadella y Serrodiscus). A partir de este vo océano, iniciándose un nuevo ciclo momento y durante todo el depósito de

46 la Unidad Detrítica Superior se acele- ra el proceso de rifting que incrementa la subsidencia de la cuenca cámbrica y favorece, en los sectores centrales y meridionales de la ZOM, la instaura- ción de medios marinos abiertos que se corresponden con una plataforma con- tinental terrígena, jalonada a partir del Cámbrico Medio por numerosas islas volcánicas. La presencia de un registro continuo de abundantes organismos planctónicos cosmopolitas (acritarcos), en esta unidad, contrasta con un predo- minio de especies bentónicas y de co- munidades de medios restringidos (es- La Formación Torreárboles (Liñán, Phycodes pedum. tromatolitos), de las unidades inferiores. 1978), que constituye la Unidad De- Formación Torreárboles, Conforme nos desplazamos hacia el trítica Inferior, presenta una completa Sección del Guadajira, norte las secuencias del Cámbrico son exposición en el Embalse del Guadajira Embalse del Guadajira. más someras, instaurándose en las áreas y refl eja muy bien el avance de la trans- próximas a los relieves emergidos de la gresión cámbrica. Está constituida por ZCI (DOV), medios muy someros y res- conglomerados, areniscas y lutitas que tringidos casi en su totalidad, lo que nos se depositaron en un medio de transi- induce a creer que en dicho dominio se ción, que pasa progresivamente de fl u- situaban las líneas de costa cámbricas. vial a intermareal y submareal, indican- El Sinclinal de Zafra contiene las suce- do el avance de la línea de costa. Esta siones más completas del Cámbrico en formación contiene a techo una variada Seudomorfos de halita. la ZOM que incluyen las siguientes uni- y bien preservada asociación de icnofó- Techo de la Formación dades litoestratigráfi cas: siles producidos por una gran diversidad Carbonatada. Alange.

47 dios de playa y submareales de áreas de mar abierto con variadas comunidades de invertebrados.

La Unidad Carbonatada refl eja el avance de la transgresión cámbrica que favoreció la instauración, en unos casos, de medios restringidos tipo lagoon con abundantes estromatolitos donde se de- positaban sedimentos mixtos constituidos por alternancias de areniscas dolomíticas y lutitas. Por contra, en otras áreas cos- teras de mar abierto y salinidad normal existían comunidades bentónicas muy diversas que producían una gran varie- dad de icnofósiles. Conforme avanza la Estromatolitos. de invertebrados, sin embargo, su pre- transgresión, y en aquellas áreas donde Formación sencia es muy local, a pesar de que esta los aportes de terrígenos eran escasos y Carbonatada. unidad tiene una buena exposición y por lo tanto las aguas limpias, se desarro- Alange. afl ora en amplias áreas del sinclinal de llaban montículos recifales constituidos Zafra. La gran abundancia de impresio- por asociaciones de algas y arqueociáti- nes de cristales de halita y una distribu- dos que han dado lugar a las mayores po- ción muy local de los icnofósiles indica tencias de las series calcáreas (Formación el carácter eminentemente restringido de Alconera). Sobre las potentes series car- esta unidad que, en gran parte, represen- bonatadas con arqueociátidos se dispone Vista del yacimiento ta medios sedimentarios tipo “sabkha” y, un sucesión de lutitas margosas violáceas cámbrico de Alconera. sólo muy localmente, representaría me- y verdosas que contienen abundantes

48 trilobites y braquiópodos inarticulados a los que acompañan hiolítidos, restos de equinodermos y otros grupos problemáti- cos ya extintos como chancelorias.

La presencia de capas rojas y pseu- domorfos de halita en la Unidad Detrí- tica Inferior Formación Torreárboles y en la Formación Carbonatada, así como la gran abundancia de carbonatos en el Cámbrico Inferior, indican un clima cáli- do y árido que es acorde con las recons- trucciones paleogeográfi cas que sitúan la ZOM en paleolatitudes de aproxima- damente 30º sur.

En este sector la Unidad Detrítica Su- perior tiene una potencia muy variable debido a los abundantes niveles volcá- nicos interestratifi cados, alcanzando al Oeste de Zafra más de 3.000 m de poten- cia. Se han reconocido tres formaciones:

La Formación Las Vegas represen- ta el máximo avance de la transgresión cámbrica; a techo comienzan a apare- cer niveles arenosos que suponen el inicio de un pulso regresivo que marca la transición al Cámbrico Medio. Litoló- gicamente está constituida por lutitas y A. Comasphaeridium mackenzianum (Baudet, Aitken and Vanguestaine, 1989). limolitas, apareciendo delgados niveles B-C. Heliosphaeridium notatum (Volkova, 1996; Moczlidowska, 1991). de areniscas hacia el techo. Contiene D. Tubulosphaera perfecta (Palacios and Moczlidowska, 1998). escasos icnofósiles y abundantes acritar- E-G. Comasphaeridium longispinosum (Hagenfeldt, 1989). cos de edad Cámbrico Inferior. En esta F. Comasphaeridium silesiensis (Moczlidowska, 1998). formación se da el máximo avance de H. Annulum scuamaceum. la transgresión del Cámbrico Inferior y el inicio del episodio regresivo del lími- Las especies cosmopolitas Comasphaeridium mackenzianum, que aparece en la Formación Las Vegas, y Heliosphaeridium notatum y Tubulosphaera te Cámbrico Inferior-Medio (regresión perfecta, que tienen su primera aparición en la parte media de la Formación Hawke-Bay). Las Vegas, son diagnósticas de la parte alta del Cámbrico Inferior aunque su presencia se extiende hasta el Cámbrico Medio. La siguiente unidad está representa- da por la Formación Vallehondo, que Las especies Comasphaeridium longispinosum y Comasphaeridium silesien- incluye areniscas arcósicas bioturbadas, sis, que aparecen en la base de la Formación Vallehondo, son diagnósticas cuarcitas y limolitas con rocas volcáni- del Cámbrico Medio. cas interestratifi cadas, fundamentalmen-

49 cias y presentan bastante continuidad. Los niveles lutíticos incluyen trilobites, braquiópodos articulados, restos de equinodermos, icnofósiles y gran abun- dancia de microfósiles planctónicos (acritarcos), que indican una edad que va de la parte alta del Cámbrico Medio al Cámbrico Superior más bajo. El vul- canismo de las formaciones Vallehondo y Playón está relacionado con el desa- rrollo del rift Cámbrico que alcanza su máximo en la transición Cámbrico Me- dio-Superior donde son abundantes las rocas volcánicas básicas.

Materiales del te ácidas, que se hacen más potentes Ordovícico Inferior hacia el techo. Esta unidad presenta un con restos de cruzianas registro continuo de acritarcos que per- en Benquerencia miten situar el límite Cámbrico Inferior- de la Serena. Cámbrico Medio en los niveles basales de esta unidad, contradiciendo anterio- res asignaciones que la incluían en el Cámbrico Inferior.

La Formación Playón constituye el techo de la Unidad Detrítica Superior y está constituida por lutitas, limolitas, esporádicos niveles de calizas y abun- dantes rocas volcánicas fundamental- mente básicas. Son muy frecuentes los niveles con lavas almohadilladas, y las rocas básicas desarrollan grandes poten-

50 Ordovícico y Silúrico el Carbonífero. En general los medios La fase Sárdica del fi nal del Cám- sedimentarios se correspondían con brico o bien los episodios fi nales de la áreas más distales y profundas en las Orogenia Cadomiense, que determi- que, con toda probabilidad, se produjo naron el plegamiento y la emersión de una transición gradual entre el Cámbri- los materiales ediacáricos y cámbricos co Superior y Ordovícico. situados en la Zona Centro Ibérica, die- ron lugar a una nueva confi guración Ordovícico y Silúrico paleogeográfi ca. En Ossa-Morena, en la Zona Centroibérica Vista del debido al periodo de rifting (apertura Una de las áreas más completas y re- “Salto del Corzo” oceánica) iniciado en el Cámbrico, se presentativas de estos periodos se sitúa en Monfragüe, habían instaurado condiciones marinas en el Sinclinal del río Guadarranque en ejemplo de cerrada que se hacían más patentes hacia el su- el NE de Extremadura (Gutiérrez-Marco en el seno de la roeste y que no se abandonarían hasta et al., 1992). En un escenario algo simi- Cuarcita Armoricana.

51 Reconstrucción de la lar al inicio del Cámbrico en Ossa-Mo- les. Su espesor varía desde un máximo posición de las rena nos encontramos de nuevo con un de 300 metros en el norte, a un mínimo microplacas área emergida que va a ser invadida por de 5 metros en zonas más meridiona- continentales durante los mares. Los primeros sedimentos que les, como la , donde el Ordovícico Medio. se depositaron en el Ordovícico (Capas las series se encuentran muy conden- Figura basada Intermedias), están representados por sadas, posiblemente porque se situa- en Scotese. un conjunto de materiales areniscosos ban próximas a una zona de umbral y conglomeráticos de tonos rojizos (de representada por el Dominio de Obejo 0 a 350 m de espesor), que se sitúan Valsequillo. La Cuarcita Armoricana da discordantes sobre el substrato ediacá- paso gradualmente a un conjunto alter- rico-cámbrico, rellenando el paleorre- nante de cuarcitas y lutitas conocidas lieve existente. Sobre los anteriores con el nombre de Capas de Marjaliza, depósitos, o bien directamente sobre en cuyo techo aparecen restos de trilo- el substrato (cuando faltan aquellos), bites. El conjunto de estas tres unida- se suceden potentes series areniscosas des representa un período transgresivo, (Cuarcita Armoricana) que, por su re- que se inicia con depósitos fl uviales sistencia a la erosión, son fácilmente que evolucionan a submareales. Se han identifi cables en el campo al dar lu- encontrado abundantes icnofósiles, es- gar a relieves elevados y abruptos que tructuras algales, braquiópodos inarti- confi guran una gran parte de las sierras culados y trilobites. Su edad se consi- elevadas de la mitad norte de Extrema- dera Tremadoc-Arenig. dura. De hecho la cerrada de algunas presas importantes, como García Sola y Los materiales areniscosos del Or- Cíjara, se ha realizado sobre estos nive- dovícico Inferior dan paso a un grupo

52 constituido principalmente por lutitas arenosas con fragmentos de contorno de edad Llarvirniense (Ordovícico Me- muy irregular, habiéndose observado dio), conocido informalmente como en algunas áreas “dropstones“ (cantos Capas de Tristani, que alcanza su máxi- que caen de los iceberg y deforman los mo espesor hacia el norte. Este grupo sedimentos del fondo marino indican- comienza con una potente serie lutítica do condiciones glaciares). Esta unidad (Pizarras de Navatrasierra), que indica ha sido comparada con otras similares el máximo de la transgresión. El resto de tipo clástico (diamictitas) que apa- del grupo está representado por tres recen en el suroeste de Europa y norte unidades (Areniscas de los Rasos, Pi- de África, y que tienen un origen gla- zarras de Navalaceite y Cuarcita de la ciomarino, relacionado con el casquete Cierva), que refl ejan periodos de some- polar del Ordovícico Superior situado rización de la cuenca y una tendencia en Gondwana. general regresiva. El ambiente en el que se depositaron correspondía a una pla- Sobre los materiales anteriores se taforma terrígena de muy escasa pen- deposita el Silúrico en una secuencia diente que contenía una gran diversi- transgresiva, cuya base se correspon- dad biótica (San José et al., 1992). Se de con un tramo cuarcítico (Cuarcitas han determinado más de 250 taxa de de Criadero) al que sucede una unidad fósiles que incluyen trilobites, graptoli- formada por lutitas sapropélicas (For- tes, braquiópodos, moluscos (bivalvos, mación Guadarranquejo), con abun- gasterópodos, cefalópodos, rostrocon- dantes graptolites que evidencian un chas, monoplacóforos e hiolites), co- medio marino relativamente distal. Los Estratos de cuarcita nularias, briozoos, escolecodontos, fósiles que aparecen son planctónicos o armoricana en el quitinozoarios y acritarcos. Sobre los nectónicos indicando medios marinos fl anco norte del anteriores materiales se disponen las abiertos. Esta unidad pasa gradualmen- Sinclinal de Herrera Pizarras Intermedias constituidas por te a unas alternancias muy monótonas del Duque (Badajoz). lutitas, areniscas y conglomerados. Es- tos niveles son muy fosilíferos y contie- nen trilobites, ostrácodos, braquiópo- dos, briozoos, equinodermos, corales rugosos, moluscos, conodontos y grap- tolites. El techo del Ordovícico está re- presentado por la Formación Gualija, también conocida informalmente con el nombre de Pelitas con Fragmentos. Su base representa una discordancia es- tratigráfi ca que se ha relacionado con el evento glacioeustático erosivo que se localiza cerca del límite Ordovícico-Si- lúrico. Esta discordancia viene marcada a veces por niveles ferruginosos con fó- siles removilizados de edad Ashgillien- se (Ordovícico Superior). Las litofacies corresponden a grauvacas y lutitas

53 de limolitas negras muy micáceas, luti- Villanueva del Fresno). Aparecen aquí tas y areniscas (Formación Guadarran- las secuencias más completas del Paleo- que o Alternancias de la Corchada), zoico, sin embargo, el hecho de incluir que llegan hasta el Devónico Inferior sedimentos depositados en medios más (Gediniense) en una secuencia de tipo distales (pocos contrastes litológicos) y regresivo, no existiendo todavía crite- la escasez de restos fósiles, ha difi culta- rios bioestratigráfi cos que nos permitan do su estudio, siendo su conocimiento establecer con precisión dicho límite. todavía muy parcial. En algunas áreas como Alange, donde el Silúrico no está todavía muy bien El comienzo del Ordovícico todavía caracterizado, se han citado además no se conoce con precisión y se ha si- de graptolites, restos de euryptéridos, tuado sobre los materiales azoicos de la braquiópodos articulados epiplanctó- Formación Fatuquedo, una unidad vul- nicos, nautiloideos y bivalvos en facies canosedimentaria asignada al Cámbri- de lutitas negras muy similares a las de co Superior, muy similar a la Formación la Formación Guadarranquejo, aunque Playón. Sobre la anterior unidad se sitúa de edad ligeramente superior (Wenlock la Formación Barrancos, que comienza a Ludlow). con un nivel de conglomerados grauvá- Reconstrucción de la quicos que algunos autores han equi- posición de las Series ordovícicas y silúricas parado a las series del Arenig de la ZCI microplacas de la Zona de Ossa-Morena (Cuarcita Armoricana). Esta unidad está continentales durante el Devónico Inferior. Estos materiales se conocen de forma constituida por potentes secuencias lu- Figura basada parcial y se limitan al Suroeste de Extre- títicas con algunos niveles de areniscas en Scotese. madura (área de Oliva de la Frontera y que se van incrementando hacia el te-

54 cho. La Formación Barrancos tiene unas características litológicas muy similares a las de la Formación Fatuquedo, resul- tando muy complicada su separación en los afl oramientos más septentriona- les donde desaparecen los niveles con- glomeráticos. Los únicos fósiles que se han encontrado hasta el momento son graptolites y acritarcos en la prolon- gación de esta unidad en la provincia de Huelva y Portugal que confi rman su edad Ordovícica. En los niveles arenis- cosos superiores son abundantes los icnofósiles (Xistos com Phyllodocites, Portugal). En tránsito gradual sobre los anteriores materiales se sitúa la deno- minada Formación de Sª Colorada que incluye grauvacas, areniscas y cuarci- tas, en cuyo techo ya aparecen graptoli- tes del Silúrico (Gutiérrez-Marco et al., 1998). Esta unidad pasa gradualmente a una serie monótona de lutitas negras con liditas y nódulos silíceos denomi- nada en Portugal Formación “Xistos com Nódulos”. El tramo siguiente es un dose los principales afl oramientos en el Talud sobre conjunto muy monótono formado por sur de la ZCI (áreas de Herrera del Du- materiales de la alternancias milimétricas de materiales que, Cabeza del Buey, Cáceres y Sierra transición entre el Devónico y lutíticos y pelítico-arenosos que impri- de San Pedro). Al norte de la ZOM, y el Silúrico. men a estas rocas un bandeado claro dentro del Dominio de Obejo-Valsequi- y oscuro, de hecho a esta unidad se la llo, se localizan los afl oramientos de- conoce en Portugal como Formación vónicos más extensos de Extremadura. “Xistos Raiados”. Su edad es Silúrico Sus características, aunque todavía son Superior-Devónico Inferior. En cuanto poco conocidas, indican la presencia de a las condiciones medioambientales, la abundantes medios recifales durante el única presencia de fósiles de naturaleza Devónico Inferior. Por último, el suroes- planctónica nos indica medios bastante te de la ZOM correspondería a las facies alejados de la costa. más distales y profundas.

El Devónico El Devónico de la ZCI Durante el Devónico se registraron las Los mejores afl oramientos se loca- primeras manifestaciones de la Orogenia lizan en los sinclinales de Cabeza del Hercínica que en Extremadura marcaron Buey y Herrera del Duque. Es aquí don- el inicio de un proceso que la llevaría a de se han realizado los estudios geoló- su emersión defi nitiva. El Devónico está gicos y bioestratigráfi cos más completos poco representado en la ZCI, agrupán- (Pardo Alonso et al., 1996), que son la

55 base para analizar la evolución histórica restos vegetales fl otados que han sido de la ZCI durante el Devónico. interpretados como indicativos de una emersión al fi nal del Devónico Inferior, Como ya indicamos anteriormente, posiblemente ligada a las primeras fases el límite entre el Silúrico y el Devónico de la Orogenia Hercínica. El Devónico no se conoce con precisión y se ha si- Inferior, en general, es poco fosilífero, tuado en una unidad cuarcítica (Forma- dándose la mayor abundancia en la For- ción Doradillo), que se dispone a techo mación Herrera, con numerosos bra- de las Alternancias de la Corchada en quiópodos, corales y tentaculitoideos de una tendencia claramente regresiva. Los edad Emsiense. primeros datos paleontológicos signifi - cativos aparecen en esta unidad y con- Los primeros materiales datados sisten en trilobites del Devónico Inferior como Devónico Superior pertenecen y braquiópodos rinconellidos mal con- a la Formación Abulagar, que incluye servados que no permiten demasiadas en su base niveles de conglomerados precisiones bioestratigráfi cas. Sobre esta y areniscas de grano grueso con estra- unidad se dispone una serie potente y tifi cación cruzada y bases erosivas, in- fundamentalmente pelítica (Formación terpretadas como pertenecientes a me- Valdenmedio), de la que no se tienen dios de transición (canales fl uviales y datos paleontológicos y cuyo conoci- llanuras de marea). Sobre esta unidad se miento es bastante defi ciente. disponen, en orden ascendente, la For- mación Valmayor, fundamentalmente La siguiente unidad, clásicamen- lutítica con algunas intercalaciones de te conocida como “cuarcita de base”, areniscas; la Formación Tres Mojones, es la Formación Risquillo, que incluye constituida por areniscas con algunos unos 20 metros de cuarcitas y areniscas niveles de areniscas calcáreas, y la For- ferruginosas fuertemente bioturbadas en mación Valdegregorio, que incluye luti- cuyo techo ya aparecen braquiópodos tas con potentes niveles de areniscas en del Praguiense-Emsiense y conodontos su parte media. Estas tres unidades nos del Praguiense. Sobre los anteriores ma- indican medios de plataforma con fre- teriales se dispone la Formación Herre- cuentes variaciones del nivel del mar y ra, constituida por materiales lutíticos, episodios de mayor energía que podrían en cuya parte media se intercala una corresponder a pulsos regresivos o bien unidad calcárea (Miembro Molino de a episodios de fuertes tormentas, que la Dehesa) que contiene estromatolitos darían lugar a la removilización de los (Pardo Alonso y De Renci, 1993). sedimentos del fondo con la formación de niveles lumaquélicos. Éstos incluyen Una de las principales características abundantes braquiópodos, bivalvos, cri- del Devónico en la ZCI es la presencia noideos muy desarticulados, briozoos, de una laguna estratigráfi ca (ausencia trilobites, ostrácodos, corales, tentacu- de registro geológico), que abarca todo litoideos, cefalópodos, gasterópodos, el Devónico Medio. En el techo de la serpúlidos y conodontos. Los datos bio- Formación Herrera aparecen lutitas y estratigráfi cos en el techo de la Forma- algunas areniscas fuertemente bioturba- ción Abulagar indican una edad que va das (burrows verticales), con frecuentes del Givetiense al Frasniense. Las series

56 devónicas culminan con el depósito de la Formación Guadalmez, que contiene pizarras nodulosas y calizas pelágicas con abundantes ammonoideos de edad Fameniense y algunos restos de plantas fl otadas. Esta unidad marca un evento claramente transgresivo y sus facies, con un elevado contenido en materia orgá- nica, son similares a otras facies anóxi- cas del resto del mundo ligadas al lími- te Frasniense-Fameniense, intervalo en el que se produjo la gran extinción en masa fi nidevónica.

Devónico del Dominio de Obejo-Valsequillo El conocimiento del Devónico en esta unidad es bastante incompleto de- bido a que se encuentra tectonizado y afectado por numerosas fallas, aspecto que difi culta el levantamiento de series estratigráfi cas completas.

El Devónico Inferior tiene una repre- sentación paleontológica muy completa e incluye elementos ausentes o raros en la ZCI. Los niveles inferiores (general- mente constituidos por areniscas ferrugi- del Devónico Inferior, se dispone un Materiales del nosas y carbonatadas, calizas arenosas, tramo constituido por conglomerados, Devónico Superior, calizas bioclásticas y pizarras), contie- arenicas rojas y pizarras sericíticas de cantera de Alange (Badajoz). nen abundantes restos de braquiópo- edad Devónico Superior que contie- dos, bivalvos, trilobites, tentaculitoi- nen abundantes fósiles (braquiópodos, deos, corales tabulados y rugosos que moluscos, hiolítidos y artrópodos), de han permitido datar el Lochkoviense y edad Frasniense (Racheboeuf et al., Praguiense. El Emsiense incluye facies 1986). Aunque su conocimiento es bas- similares y se ha datado por su conteni- tante confuso todavía, todo parece in- do en braquiópodos. Esta unidad se co- dicar una secuencia muy parecida a la noce con distintos nombres, unidades de la ZCI, con un periodo de emersión de La Calera y Gévora en el sinclinorio durante el Devónico Medio y el inicio de la Codosera y La Manchuela en el de una nueva trangresión al fi nal del área de la Serena. Devónico Medio, que alcanza su máxi- mo desarrollo en el Devónico Superior El conocimiento del Devónico Su- dando lugar a la instauración de me- perior es mucho menor, por ejemplo en dios distales y facies anóxicas (pizarras el área de Alange sobre las sucesiones sericíticas de Alange).

57 El Devónico de la ZOM tante de la Formación “Xistos Raiados” El Devónico en la ZOM está limitado pertenece al Devónico Inferior. al extremo suroccidental de la provincia de Badajoz. Su gran complejidad tectó- En discordancia angular y erosiva so- nica y la mala calidad de sus afl oramien- bre los materiales infrayacentes se sitúa tos hace que su conocimiento sea bas- una formación fl yschoide (Formación de tante parcial, procediendo casi todos los Terena) constituida principalmente por datos de interés de nuestra vecina Por- materiales sinorogénicos depositados en tugal. Como ya vimos, el tránsito entre medios turbidíticos. Su parte basal la for- el Silúrico y el Devónico se producía en man grauvacas y microconglomerados la Formación “Xistos Raiados”, formada masivos con abundante matriz que, po- por alternancias milimétricas de mate- siblemente, se depositaron en medios de riales lutíticos y pelítico-arenosos que talud a los que siguen monótonas secuen- imprimen a estas rocas un bandeado cias turbidíticas formadas por alternancias claro y oscuro. En la parte media de esta de grauvacas y lutitas. Estos depósitos a unidad se intercalan niveles de areniscas los que se atribuye una edad Devónico y calcarenitas bioclásticas con braquió- Superior-Carbonífero Inferior se deposi- podos, trilobites, bivalvos y crinoideos taron en una cuenca turbidítica marcada Reconstrucción de edad Praguiense-Emsiense. Muy re- por una elevada inestabilidad que estaba de la posición de cientemente han aparecido graptolites ligada a la primera fase de deformación las microplacas del Devónico Inferior (Lochkoviense) en hercínica. Estos datos coinciden en cierto continentales durante el Carbonífero niveles situados aproximadamente a 40 modo con los intervalos de emersión ob- Inferior. Figura metros de su base (Robardet et al., 1998). servados en las áreas más someras de la basada en Scotese. Estos datos indican que una parte impor- ZCI en el Devónico Medio.

58 El Carbonífero en Extremadura Los afl oramientos más septentriona- les se sitúan en la ZCI, concretamente en el sinclinal de Herrera del Duque, Cabeza del Buey, Cáceres y Sinforme de Sierra de San Pedro, situándose so- bre los materiales del Devónico Supe- rior. Los menos conocidos, dadas las condiciones de elevado metamorfi smo se sitúan al norte del Dominio de Obe- jo-Valsequillo y están representados por el Culm de los Pedroches y su pro- longación en Extremadura, discurrien- Sierra de San Pedro Vista general do desde la Sierra de la Lapa hasta el Los mejores afl oramientos del Carbo- del yacimiento núcleo del Sinforme de La Codosera nífero Inferior se sitúan al sur de Aliseda, “Cerro Armeña” del Carbonífero Inferior. (pizarras de Villar del Rey). En la ZOM en el sector central y centro oriental de la aparece en diversos afl oramientos, que Sierra de San Pedro. En apariencia existe generalmente se encuentran limitados una transición gradual entre el Devónico por fallas, por lo que su reconstrucción y el Carbonífero que comienza con una plantea bastantes problemas. Los afl o- sucesión vulcanosedimentaria (Unidad ramientos más importantes se localizan de Perna; Soldevilla, 1992). Esta inclu- en Los Santos de Maimona, Matachel, ye, en su base, tobas volcánicas de com- El Casar, Campillo de Llerena, Berlan- posición básica con intercalaciones, en ga, Bienvenida y Casas de Reina. algunos sectores, de brechas andesíticas. Hacia el techo, esta unidad contiene ma- Series del Carbonífero inferior teriales fundamentalmente lutíticos con La tónica general de las secuencias, algunos niveles de liditas e intercalacio- a excepción de las poco conocidas se- nes de niveles calcáreos y tobas, presen- ries de la Formación Terena, es la pre- tando importantes cambios laterales de sencia de rocas volcánicas y materiales facies, posiblemente determinados por sedimentarios interestratifi cados que ge- la mayor o menor proximidad a los edi- neralmente suelen contener calizas bas- fi cios volcánicos. Entre los restos fósiles tante fosilíferas. han aparecido abundantes braquiópo- dos, trilobites, corales rugosos solitarios, Las series más completas y mejor briozoos, bivalvos, crinoideos y ostrá- estudiadas se localizan en la Sierra codos. Los trilobites indican una edad de San Pedro (Soldevilla, 1992; Hahn Tournasiense Superior (Hahn y Rábano, y Rábano, 1996), y en los Santos de 1996), y muchas de las especies descri- Maimona. Estas sucesiones, aunque se tas son exclusivas de este área. Sobre la encuentran en la ZCI y ZOM respecti- anterior unidad se dispone una potente vamente, presentan una evolución muy serie calcárea (Caliza de Valdelascasas), similar, lo que parece indicar que la di- constituida por calizas grises, a veces ferenciación existente en ambas zonas muy oscuras y fétidas, que contienen ni- prácticamente había desaparecido en veles de chert que se disponen paralelos el Carbonífero. a la estratifi cación. Aunque las calizas

59 do en la carretera de Zafra a Fuente del Maestre (Unidad Detrítica Inferior, Uni- dad Vulcanosedimentaria, Unidad Car- bonatada y Unidad Detrítica Superior), y en el río Guadajira (Unidad Detrítica Superior), siendo en nuestra opinión la más completa y continua de la Comu- nidad Extremeña. Se pueden diferen- ciar cuatro unidades en una secuencia regresiva-transgresiva-regresiva que he- mos denominado informalmente:

Moluscos en el se suelen encontrar bastante recristali- Unidad Detrítica Inferior yacimiento zadas han aparecido braquiópodos y Esta unidad está constituida por al- “Las Pilitas” del conodontos que permiten asignarle una ternancias de areniscas grauváquicas y Carbonífero Inferior. edad comprendida entre el Turnesiense lutitas con delgados niveles de carbo- Superior y el Viseense Superior. La uni- natos generalmente deslizados y algún dad superior se conoce con el nombre nivel esporádico de microconglomera- de Pizarras de las Huertas y, como su dos con abundante matriz que se con- nombre indica, es un conjunto de luti- centran fundamentalmente en la base. tas negras y grises bastante mal expuesto Los niveles lutíticos contienen una gran que contiene algunas intercalaciones de diversidad de acritarcos de edad Devó- calizas con restos de crinoides y algunos nico Superior (Fameniense) (Valenzuela niveles de tobas volcánicas. et al., 1990; Delgado et al., 2004), que confi rman su equivalencia temporal con Los Santos de Maimona los niveles superiores de la Unidad de la Sin lugar a dudas las secciones más Graña de la Sierra de San Pedro. fosilíferas y completas del Carbonífero Inferior se sitúan en la mal denominada Unidad Vulcanosedimentaria Cuenca de los Santos de Maimona, que Está constituida por una sucesión no constituye en realidad una cuenca, vulcanosedimentaria de aproximada- sino que forma parte de otra mucho mente 200 metros en el área de estudio más amplia, cuyos sedimentos consoli- que incluye niveles piroclásticos, cola- dados y plegados fueron fragmentados das de rocas dacíticas y andesíticas, bre- en los últimos episodios de la Orogenia chas volcánicas (con abundantes clastos Hercínica. Entre los aspectos más sig- de riolitas y pórfi dos), lutitas, areniscas, nifi cativos podemos citar la abundan- margas y calizas. Los niveles volcáni- cia de episodios volcánicos y su gran cos inferiores corresponden a coladas riqueza fosilífera. El vulcanismo de este microcristalinas ácidas de potencia mé- área es bastante complejo, relacionado trica, responsables de importantes pro- con el inicio de las principales fases de cesos de silidifi cación. Su contacto con la Orogenia Hercínica que culminaron la unidad anterior es aparentemente gra- con el plegamiento y emersión del Car- dual. En los niveles de tránsito aparecen bonífero Inferior. La sucesión estratigrá- abundantes restos de plantas silicifi cadas fi ca que vamos a describir se ha realiza- que alcanzan proporciones bastante es-

60 pectaculares en el límite noroccidental niveles son también frecuentes los co- de la cuenca. La parte media está cons- rales solitarios, braquiópodos, moluscos tituida fundamentalmente por margas (especialmente gasterópodos), ostráco- y calizas biostromales con abundantes dos y foraminíferos. colonias de corales rugosos del géne- ro Siphonodendron. En estos niveles se En la parte superior se produce de pueden observar sucesiones ecológicas nuevo un incremento del vulcanismo que completas que incluyen todas las fases se manifi esta, en primer lugar, por nive- de una bioconstrucción. Ésta comien- les piroclásticos fi nos que engloban a su za por la colonización del fondo por paso una gran variedad de invertebrados grandes braquiópodos gigantoprodúc- (braquiópodos articulados, crinoideos, tidos, sobre los que posteriormente se corales rugosos solitarios y coloniales, desarrollan colonias de corales rugosos trilobites, briozoos, corales tabulados y (Siphonodendron), que incluyen tam- gasterópodos), que han quedado excep- bién tabulados (Syringoporidos), algas cionalmente preservados (Palacios et al., y briozoos (Rodríguez et al., 1992). En 2000). Culminando este conjunto vulca- algunas áreas el crecimiento de los arre- nosedimentario se encuentran paquetes cifes queda interrumpido por un aporte métricos de coladas andesíticas, en las importante de terrígenos procedentes de que se distingue un entramado de cris- Reconstrucción los ríos que desembocaban en su cos- tales submilimétricos de plagioclasa en basada en Scotese ta, aportando éstos una gran cantidad una matriz de color verdoso que englo- de la posición de de restos vegetales fl otados que queda- ba restos de las pizarras encajantes, jun- las microplacas ron incluidos en los niveles de areniscas to con abundantes fósiles de corales y continentales durante (Calamites y Lepidodendron). En estos crinoideos o, de forma más minoritaria, el Carbonífero Superior.

61 ticas están formadas fundamentalmente por crinoides y foraminíferos, algunos niveles incluso son auténticas encrinitas (calizas con crinoides). Los componen- tes macrofósiles se encuentran general- mente fragmentados e incluyen una gran variedad de fósiles: corales coloniales y solitarios, braquiópodos, moluscos (gas- terópodos, bivalvos y cefalópodos) equi- noideos, trilobites, briozoos, poríferos (espículas de esponja), algas calcáreas (dasicladáceas) (Rodríguez et al., 1992). Espiriférido del braquiópodos. Estos últimos episodios Hay además gran cantidad y variedad de yacimiento volcánicos representan el momento de microfósiles pertenecientes fundamen- “Puente de Guadajira” mayor inestabilidad en la cuenca, origi- talmente a foraminíferos que indican del Carbonífero Inferior. nándose importantes acumulaciones de una edad Viseense. materiales piroclásticos de aspecto con- glomerático que suelen incluir grandes Unidad Detrítica Superior bloques de rocas volcánicas mezcladas, Sobre la anterior unidad se dispone a su vez, con material sedimentario pro- una potente serie constituida, fundamen- cedente de la removilización de los ni- talmente, por lutitas y margas con nódu- veles inferiores. Posiblemente los mayo- los calcáreos y un elevado contenido en res espesores se situaban próximos a los materia orgánica, entre las que se suelen edifi cios volcánicos. Estos niveles alcan- intercalar algunos niveles de calizas bio- zan su máxima potencia en las proximi- clásticas y brechas calcáreas de varios dades de la zona de recreo situada en el metros de potencia. En ellas se incluyen cruce de Los Santos de Maimona, siendo restos de fósiles muy bien preservados interpretados por algunos autores como (incluso cálices de crinoideos casi com- los conglomerados continentales de la pletos), junto con niveles de chert re- base de la cuenca. movilizados de los niveles inferiores. La gran abundancia de nódulos calcáreos Unidad Carbonatada denotan intervalos con condiciones Está constituida fundamentalmente anóxicas en los fondos marinos. En el por margas, calizas masivas y calizas núcleo de estos nódulos suelen aparecer tableadas generalmente fétidas que pre- englobados fósiles excepcionalmente sentan un abundante contenido paleon- conservados pertenecientes a cefalópo- tológico. Los niveles inferiores contie- dos (ortocerátidos y goniatites), bivalvos nen corales solitarios, braquiópodos y y trilobites. Los niveles lutíticos contie- corales rugosos coloniales del género nen una gran variedad de fósiles que Lithostrotion, que siguen indicando un presentan una excelente preservación, medio muy somero. Estos niveles dan siendo abundantes los trilobites, gonia- paso a unas alternancias de calcareni- tites, bivalvos, braquiópodos, crinoideos, tas (calizas bioclásticas), margas y luti- briozoos fenestélidos, corales solitarios, tas margosas que llegan a alcanzar 100 estromatolitos tipo Conophyton... Los metros de potencia. Las calizas bioclás- fósiles encontrados denotan medios de

62 plataforma distal, sin embargo, los res- cuencas intramontañosas alargadas y es- tos de plantas que incluyen hojas bien trechas en las que se depositaron mate- preservadas, denotan una proximidad al riales de tipo areniscoso y conglomerá- continente, lo que implicaría plataformas tico en un régimen continental (fl uvial y bastante estrechas. El máximo desarrollo fl uviolacustre). Uno de los afl oramientos de esta unidad se da en el sector central más septentrionales pertenece a la Uni- (río Guadajira), donde se observa una dad de la Carbonera, situada en la Sierra disminución de los niveles carbonatados de San Pedro (entre el puerto del Clavin de la unidad anterior que da paso a alter- de la carretera de Cáceres a Badajoz y el nancias de grauvacas con estratifi cación Cerro de la Carbonera al SO de Alcués- cruzada y lutitas con algunos niveles de car). Está constituido por conglomerados conglomerados más abundantes a techo. en su base y pizarras que alcanzan más Incluyen cantos bien redondeados que de 600 metros de potencia. Su edad es indicarían medios muy someros, posi- problemática; los primeros autores que blemente intermareales. Son abundan- la investigaron la atribuyeron al Westfa- tes los restos de plantas y los sedimentos liense y más recientemente ha sido asig- suelen presentar bioturbación. Se obser- nada al Estefaniense por su contenido en va en estos materiales un incremento de esporas. la energía que denota una somerización progresiva del medio. Los únicos afl oramientos pérmicos co- nocidos en Extremadura se localizan en Como conclusión, a partir de la Uni- Fuente del Arco. En este área nos encon- Fragmento de tronco silidifi cado en el dad Vulcanosedimentaria y los niveles tramos con materiales del Carbonífero que se aprecian los basales de la Unidad Carbonatada, que Superior (Estefaniense), de tipo fl uviola- anillos de crecimiento. representarían una plataforma bastante custre que pasan gradualmente al Pérmi- Yacimiento somera, donde se desarrollan medios re- co (Autuniense). Están constituidos por “Las Veguillas” cifales y en la que existía un importante niveles conglomeráticos y areniscosos del Pérmico Inferior. vulcanismo e inestabilidad, se observa una tendencia transgresiva, instalándose una plataforma terrígena (Unidad Detrí- tica Superior). A techo de esta unidad se observa una clara tendencia regresi- va que culminará con la emersión de la cuenca y el abandono defi nitivo de los medios marinos en el área que hoy ocu- pa Extremadura. La Unidad Detrítica Su- perior presenta unas características lito- lógicas muy parecidas a las de la Facies Culm, ampliamente desarrolladas en el DOV y ZCI.

El Carbonífero Superior-Pérmico Los materiales de esta edad, que lo- calmente pueden tener carbón asocia- do, constituyen el relleno de pequeñas

63 en su base que dan paso a alternancias cierre por subducción del Océano Reico lutítico arenosas entre las que se interca- completó la amalgamación de todos los lan niveles con carbón. La característica bloques continentales de la época en el principal del Pérmico en este área es su supercontinente Pangea. Al fi nal del Car- gran riqueza en restos vegetales (Broutin, bonífero Inferior Extremadura ya había 1984), habiéndose citado en los niveles emergido y, en el Carbonífero Superior y inferiores esporas (triletas, monoletas y Pérmico se formaron cuencas intramon- bisacadas), junto a una rica macrofl ora. tañosas rellenadas con materiales conti- En los niveles superiores aparece una nentales de tipo molásico, marcando el gran abundancia de nuevos taxones que fi nal de la orogenia. La deformación in- incluyen elementos pertenecientes a dis- tracontinental frágil tardihercínica favo- tintas provincias fl orísticas. La presencia reció el desarrollo de importantes fallas de elementos fl orísticos pertenecientes a transcurrentes. Posiblemente la Banda otras provincias que no aparecen al nor- de cizalla Badajoz-Córdoba constituye te de Ossa-Morena ni en Europa, indica una de las más importantes en la que que debió de existir una barrera paleofi - se produjeron tan destacados desplaza- togeográfi ca que impidió la migración mientos. de fl oras africanas hacia Europa y que, con toda la probabilidad, se trataba de Al igual que ocurría en la Orogenia la gran cordillera hercínica. Entre estos Cadomiense, existe un importante corte- elementos se incluyen especies pertene- jo de rocas ígneas asociadas. En la ZOM cientes a las provincias de Gondwana, las rocas ígneas pertenecen fundamen- Angaride y Cathaisia. talmente a plutones, que van de gabroi- cos a monzograníticos, mientras que en La Orogenia Hercínica. la ZCI se da el mayor desarrollo de plu- Emersión de la Comunidad Extremeña tones pertenecientes fundamentalmente Después de un largo periodo exten- a granitos y granodioritas. sional que se inició en el Cámbrico, y cuya evolución es todavía algo confusa, Mesozoico a partir del Devónico se inició un episo- Extremadura estuvo emergida y some- dio de convergencia generalizada (Oro- tida a procesos de erosión durante todo genia Hercínica), que se manifi esta por el Mesozoico, formando parte de la isla el desarrollo de una zona de subducción que constituía el Macizo Ibérico y por que se situaba en lo que hoy constituye lo tanto carecemos de registro geológi- el límite entre las zonas de Ossa-Morena co. La historia de los organismos que la y Surportuguesa. Conforme se iniciaba poblaron se encuentra en los sedimentos la formación de una importante cadena continentales mesozoicos anexos al Ma- montañosa se producían cuencas sino- cizo Ibérico de nuestra vecina Portugal y rogénicas que se rellenaron con mate- del norte y este de la Península Ibérica. riales del Devónico Superior-Carbonífe- Sin lugar a dudas en estos tiempos Extre- ro (Formación de Terena), y Carbonífero madura contaba con extensos bosques y Inferior (facies Culm) y que, en Extre- ríos en los que bullía la vida, pero sus madura, tienen un mayor desarrollo del restos fueron transportados a las cuen- que se había supuesto. La colisión de cas de sedimentación que bordeaban el Gondwana con Eurámerica mediante el Macizo Ibérico.

64 El Cenozoico en Extremadura ladas de fango, derrubios de ladera y Los sedimentos cenozoicos afl oran sedimentos fl uviales de relleno de ca- ampliamente en las cuencas del Tajo y nales anastomosados y las facies cen- Guadiana rellenando fosas tectónicas trales corresponden a sedimentos fi nos limitadas por fallas normales. Dichos de llanura de inundación, pudiendo materiales se disponen discordantes existir también niveles depositados en sobre el substrato Neoproterozoico- medios lacustres. No se han citado fó- Paleozoico. Sus caracteres litológicos siles diagnósticos, excepto en un yaci- están fuertemente controlados en cada miento cercano a Plasencia (Pacheco una de ellas por los materiales del área y Crusafont, 1960), en el que se citan fuente. Los sedimentos que las rellenan restos óseos y dentarios del rinoceronte se corresponden fundamentalmente Hispanotherium matritense, del Mioce- con depósitos continentales aluviales no. Las principales cuencas terciarias y lacustres, siguiendo un patrón que se sitúan en la cuenca del Tajo (Coria se cumple a grandes rasgos: las facies y Talaván-Torrejón), y en la cuenca del marginales están representadas por co- Guadiana.

Talud de la carretera de acceso a Guadajira sobre materiales terciarios de la cuenca del Guadiana.

65 66 67 68 69 l rasgo dominante del paisaje extremeño es sin duda el de una extensa planicie adehesada, la Penillanura. Pero esta entidad geomorfológica, al igual que la cobertera E biológica que la caracteriza, no implica una uniformi- dad, sino al contrario, representa el elemento integrador de una enorme diversidad y riqueza biótica y geológica. Los diferentes ambientes del paisaje extremeño se desarrollan a partir de esta cuasi- llanura, a veces con límites desdibujados, difíciles de precisar. Otras veces, en cambio, los vestigios del largo pasado geológico emergen sobre ella como testigos de su longevidad, rompiendo su homogenei- dad aparente.

Las Villuercas desde las dehesas de Deleitosa.

70 Geomorfología y Paisaje extremeño

71 Los relieves de la Todos los elementos del paisaje ex- tinuidad, de las depresiones de la Era Sierra de San Pedro tremeño se gestan a partir de esta gran Terciaria, esto es, de antiguas cuencas se elevan sobre planicie, que representa la superfi cie pri- cerradas donde vertían los ríos antes de la extensa penillanura migenia, un extenso aplanamiento que a abrirse paso hacia el Atlántico. defi niendo el límite su vez se ondula y fragmenta transversal- entre Cáceres y Badajoz. mente generando cordilleras y depresio- Dentro de estos tres conjuntos básicos nes. Las cordilleras enmarcan la amplia que confi guran el paisaje: las planicies, llanura. Por el Norte se elevan brusca- las cordilleras y las depresiones, pueden mente los bloques del , diferenciarse otras unidades menores. La separando la Penillanura Castellana de gran superfi cie plana de la Penillanura la Extremeña. Hacia el Sur, por el con- Extremeña se ve interrumpida por algu- trario, la planicie se alza suavemente en nos relieves de serranías menores, a ve- rampa hasta llegar a formar las estriba- ces formando largas alineaciones que la ciones de Sierra Morena, antes de caer atraviesan, como las Sierras de las Cor- de nuevo, esta vez abruptamente, hacia chuelas-Monfragüe, o la Sierra de Horna- el valle del Guadalquivir. En el centro, chos. Presentan, generalmente, un rumbo la gran llanura se ve interrumpida por dominante hacia el NO, pues se corres- la prolongación de las estribaciones de ponden con antiguos replegamientos los , que se sumergen hercínicos. Otras veces sólo constituyen hacia Portugal a través de las Sierras de sierras aisladas, que suponen los últimos Guadalupe y San Pedro, actuando de testigos de los antiguos relieves cortados límite sutil entre Cáceres y Badajoz (en por la fracturación y por la erosión y con- realidad separan las cuencas de los ríos servadas en las rocas más resistentes. For- Tajo y Guadiana). man los crestones que se elevan sobre la y, a veces, se reducen a Estas grandes directrices E-O que ele- un solo cerro aislado: los Montes Isla. van las montañas, también comban la penillanura en surcos deprimidos hacia Las depresiones intermedias se relle- donde converge el drenaje de las dos naron con los depósitos areno-arcillosos grandes arterias fl uviales antes citadas. terciarios arrancados de las sierras en los Sus valles actuales representan real- últimos estadios del labrado de la Peni- mente la herencia, o más bien la con- llanura. Pero hoy no se conservan total-

72 mente colmatadas, en la mayoría de los elevados a favor de las fallas, continuó casos estas cuencas han sido reutiliza- labrándose a la par que se rellenaban das por los ríos actuales para encajarse las cuencas terciarias. Así son los pie- en ellas. La erosión de esos sedimentos, demontes que orlan el Sistema Central más blandos que los duros roquedos y que confi guran paisajes característicos que forman la Penillanura, permite for- como las comarcas de o las cam- mar valles escalonados por las terrazas piñas de la . fl uviales, ligadas ya a la evolución de los ríos principales tal y como los observa- Pero otras veces los materiales de mos en la actualidad. erosión que segregaron las sierras lle- garon a recubrir estas plataformas de Entre las sierras y las depresiones se transición de los piedemontes, forman- extienden las rampas o faldas de pie- do depósitos gruesos, poco organizados, demonte. Son también zonas llanas, que salen de las gargantas de las Sierras pero con una pendiente suave que las y se expanden al llegar a las llanuras, Hacia Santa Cruz. convierte en formas de enlace entre las desparramándose literalmente desde su David Barker. abruptas laderas de las sierras y los relie- ápice en extensos conos de derrubios: Acuarela del libro ves tabulares de las depresiones. Como los abanicos aluviales. Así se forman los “Las Grullas vuelan paisajes de transición también su mode- rojizos depósitos de las rañas, que ocu- a Extremadura”. Fundación Artistas lado puede ser mixto, de erosión o de pan grandes extensiones en el enlace por la Naturaleza. depósito. Unas veces se desarrollan so- entre los Montes y , pero Edición a cargo de bre la propia superfi cie de la Penillanura también al pie de las sierras cacereñas y Nicholas Hammond. que, al actuar de pedestal de los bloques en la Tierra de Barros. Ed. El Viso.

73 Sobre estas directrices E-O que de- A su vez, existe otra serie de pará- fi nen los grandes conjuntos morfoes- metros propios que confi eren su idio- tructurales, hay que añadir la impronta sincrasia a las distintas comarcas fi sio- que producen en el relieve las redes de gráfi cas. Estos caracteres intrínsecos fracturación. El gran elemento oculto del están defi nidos por la litología o tipo de paisaje son las fallas y, sin embargo, son roca, las alteraciones y los suelos que las que más defi nen sus rasgos. Concre- se han desarrollado sobre ellos, sus ple- tamente, las fallas de dirección SO-NE, gamientos y su grado de fracturación o representadas por la megafractura de diaclasado. Plasencia y su familia de fallas paralelas son las responsables de importantes mo- Posiblemente en esta época se en- vimientos de los bloques en la horizon- cuentre el origen de los relieves residua- tal. Desplazan las grandes estructuras les que ahora destacan sobre la planicie. anteriormente descritas compartimen- Las sierras controladas por los resisten- tando bloques elevados y deprimidos, tes estratos de cuarcitas o calizas que haciendo avanzar o retroceder los fren- formaban los pliegues hercínicos defi -

Penillanura extremeña tes de las cordilleras y defi niendo o frag- nen los relieves testigos de esa etapa de vista desde mentando las cuencas de sedimentación aplanamiento. La evolución posterior Santibáñez el Alto. terciarias. sólo ha consistido en retoques de la su-

74 EL PAISAJE EXTREMEÑO Y LAS EDADES DE LA TIERRA Cuatro eras geológicas explican sucintamente los elementos funda- mentales que constituyen el paisaje que vemos en la actualidad. En un perfi cie así formada y desnivelamientos principio (Precámbrico y Paleozoico) se forman las rocas, se pliegan diferenciales entre bloques elevados y y consolidan originando el macizo Hercínico. En la Era Secundaria cuencas. (Mesozoico) esas rocas son arrasadas por ríos que vierten hacia el Mediterráneo y se confi gura la gran penillanura fundamental. Du- La Penillanura Extremeña se conser- rante el Terciario esa planicie se comba y mientras unas zonas se va como tal formando una superfi cie de unos 400 m de altitud en las Llanuras elevan, otras se hunden y se van rellenando de sedimentos (etapa de Cacereñas y en la comarca de la Sere- la orogenia alpina). Finalmente en la era actual, el Cuaternario, con na. La erosión arrasa y uniformiza en la Península ya basculada hacia el Atlántico, los ríos contemporáneos el paisaje materiales tan distintos como se encajan formando los actuales valles y sus terrazas. los granitos y las pizarras (especialmen- te las vastas extensiones de los esquis- LA PENILLANURA FUNDAMENTAL EXTREMEÑA tos-grauwáquicos del Precámbrico). La gran superfi cie fundamental extremeña, la Penillanura, se desarro- Algunas formas menores, sin embargo, lla sobre el denominado Macizo Hercínico, que defi ne la mitad oeste permiten diferenciar entre la penillanu- de la Península. Geológicamente constituye el núcleo más antiguo, la ra granítica y la pizarreña. Los granitos Iberia silícea formada de rocas metamórfi cas y graníticas. Representa forman suelos arenosos, sobre los que el continente emergido, cuando el mar de Thetis, el actual Mediterrá- resaltan los afl oramientos de lanchares, de grandes bolos y de rocas caballeras. neo, avanzaba hasta los límites extremeños y depositaba sus sedimen- Donde la erosión ha lavado más los pro- tos hacia levante, en la otra Iberia, la calcárea. Durante ese periodo fundos mantos de alteración arenosa de tiempo, los ríos que divagaban por su superfi cie iban arrasando la afl oran los agrupamientos de bloques de tierra fi rme favorecidos por climas subtropicales que disgregaban las los berrocales, dando lugar a formas de rocas desarrollando potentes suelos y facilitaban el posterior arrastre gran complicación y belleza como los de los materiales. Barruecos de Malpartida de Cáceres.

¿EL PORQUÉ DE UNA PENILLANURA? La penillanura pizarreña, por el con- La penillanura es un concepto geológico fundamental que permitió a trario, desarrolla suelos arcillosos sobre Dawis, en el siglo XIX, sentar las bases de la evolución de los paisa- los que sobresalen las hirsutas lajas de pizarra sobre la llanura con morfolo- jes considerando que las montañas se erosionaban paulatinamente gías de “dientes de perro” o de “rocas hasta formar una planicie casi perfecta, la penillanura. A partir de penitentes”. Entre ellas destacan algunas ahí comenzaba un nuevo ciclo geológico, si se producía una desni- veces pequeñas alineaciones de guija- velación tectónica. Hoy el concepto sigue vigente, pero las ideas van rros blancos o pedernales que rompen cambiando respecto a la forma de entender el proceso. La tendencia la monotonía grisácea. Son restos de pe- a la planitud de un paisaje es más fácil explicarla por procesos de queños fi lones de cuarzo que interrum- alteración de suelos y erosión y lavado posterior, que por la sola in- pen las pizarras al ser más difíciles de cisión de los ríos, que tienen una tendencia más bien a irregularizar erosionar que éstas. el terreno que a su aplanamiento. El resultado de la erosión de los mantos de alteración es lo que se denominan superfi cies grabadas y El Sistema Central: su morfología similar a la de una penillanura. Y una vez formada la una cordillera de bloques El Sistema Central puede asociarse penillanura, desaparecidos sus agentes genéticos y sin una desnive- geológicamente con una serie de blo- lación tectónica, la planicie puede perdurar en el paisaje millones de ques rígidos desnivelados entre sí, lo que años apenas con pequeños retoques. constituye una cordillera de bloques.

75 EL RELIEVE Y LA TECTÓNICA

Las cordilleras y las sierras se forman por compresión, fuerzas que obligan a que Son rígidos porque sus rocas no se com- portan ya como materiales dúctiles capa- unas zonas se eleven mientras otras se ces de adaptarse a los esfuerzos tectóni- hunden, dando lugar a las depresiones. cos formando replegamientos. Son rocas En la Península el gran responsable de demasiado antiguas, ya “cratonizadas”, esta compresión es el choque del conti- esto es, endurecidas y recristalizadas, de nente Africano contra el Europeo, a través forma que responden como un conjunto de Gibraltar, por el movimiento de las pla- homogéneo que, como no puede ple- cas tectónicas. Frente a estos empujes, la garse más, se fractura en bloques que se penillanura responde ondulándose, posi- hunden o elevan respectivamente. blemente a favor de fl exuras corticales. En

Para entender la morfología del Siste- el Sistema Central los empujes provocan ma Central hay que volver a la penillanu- un abombamiento que acaba rompiendo ra original, la gran planicie desarrollada en bloques que se elevan con una dovela en la mitad occidental de la Península. central mientras, hacia los bordes, se pro- Durante el último gran periodo de for- duce un hundimiento en escalones. Para mación de cordilleras, la orogenia alpi- compensar los esfuerzos, grandes fallas na, esta superfi cie ya previamente arra- con movimiento en la horizontal, como la sada, tiende a combarse y en algunas zonas este gran abombamiento se frac- de Plasencia, segmentan los bloques y los tura y desnivela. El Sistema Central se desplazan lateralmente entre sí. Por eso corresponde con estas elevaciones pero cuando se hunden las depresiones adquie- presenta una cierta asimetría. Funda- ren en planta una morfología característi- mentalmente la submeseta meridional, ca, son las “ fosas rómbicas “. Sus bordes aquí la depresión del Tajo, se hunde res- están defi nidos por la alternancia de seg- pecto a la submeseta Norte, la cuenca Panorámica de los mentos de las dos direcciones de las fallas “Riscos Morenos” del Duero. Este hecho es especialmente lo que les confi ere un perfi l aserrado. desde la Covacha en patente en Extremadura y Portugal, don- la Sierra de Gredos. de la meseta salmantina sube como una

76 superfi cie suave hasta más de 1.000 me- y las Sierras de Tornavacas y Estribaciones tros y, desde allí, en la divisoria de aguas, Tras la Sierra, que constituyen la conti- de Sierra de Gata. se precipita en cortados violentos hacia nuación de las Sierras de Béjar y Gredos. la penillanura cacereña más deprimida. Sus peculiaridades las defi ne claramente Este hecho es claramente ostensible en el su geología: La Sierra de Gata controlada Puerto de Perales, pero más aún en Baños por las intrusiones graníticas, las Hurdes de Montemayor, en donde la plataforma por el substrato pizarroso y la abrupta alta de queda cortada dramá- morfología de las Sierras Orientales pro- ticamente por la bajada a la cuenca de vocada por la familia de fallas asociadas Zarza de Granadilla y del río Ambroz. a la de Plasencia.

La cordillera se resuelve en una com- La Sierra de Gata partimentación en bloques aislados ver- Es la prolongación natural de la Sie- tiginosamente tallados en sus laderas rra de la Estrella en Portugal y mantiene meridionales, formando abruptas sie- su misma pauta, en que la monótona pe- rras. Las zonas altas pueden conservar nillanura norte se transforma en abrup- su morfología plana previa, pero si se tas alineaciones montañosas en su salto ven intensamente atacadas por los pro- a la vertiente extremeña. La superfi cie cesos erosivos evolucionan a formas có- septentrional es suave y en ella apenas nicas de picos. se conservan pequeñas elevaciones que resaltan en la toponimia como tesos, El Sistema Central extremeño puede lo que indica su carácter de pequeños considerarse compuesto por tres grandes cerros residuales. Pero en la divisoria conjuntos orográfi cos, la Sierra de Gata, de aguas destacan también picos más

77 Cuarcitas con crucianas utilizadas en algunas construcciones de Las Hurdes.

abruptos como el de Jalama que alcanza ten tampoco el ahondamiento de los va- casi los 1.500 m confi rmando su carác- lles hacia Salamanca. Los principales ríos, ter de cordillera. como el , el Hurdano y el de los Ángeles, mantienen una dirección intra- Hacia el Sur la Sierra de Gata se des- montana y paralela a la cordillera, para ir hace en numerosas cumbres, que a veces a desembocar hacia el Este en el Alagón, todavía mantienen la misma altura de la limitando por tanto el ensanchamiento superfi cie original, como la Almenara de de los valles interiores y sus condiciones y otros enclaves de signifi cati- de acceso. El resultado es un paisaje in- vo valor estratégico aprovechados para trincado, defi nido por valles profundos y construcciones defensivas. Estas sierras estrechos, en el cual la red fl uvial se ha presentan un relieve intrincado condi- encajado en laderas de gran pendien- cionado por fallas preferentes y varios te recubiertas de derrubios y canchales. batolitos graníticos que afl oran cortando En esta incisión, los ríos, sin embargo, los esquistos grauwáquicos y que le con- han conseguido mantener su morfología fi eren una variada morfología. meandrizante previa; los fondos de valle adquieren un trazado sinuoso en los que Las Hurdes sobresalen como montículos los núcleos La fi sonomía de las Hurdes, así como de los meandros alrededor de los cuales el de otras comarcas de arquitectura ne- se contornea el cauce serpenteante. En las gra peninsulares, está defi nida por sus márgenes contrarias, el fondo del valle se características litológicas: los enclaves abre ligeramente permitiendo los depósi- de rocas pizarreñas y esquistosas. La ho- tos de acarreos del río y la expansión de mogeneidad de las rocas que constituyen fértiles retazos de vegas de cultivo. este sector de la Sierra no ha permitido la apertura de los valles fl uviales en golfos Estas características morfológicas han o entrantes desde el piedemonte meridio- condicionado la identidad de la comar- nal. Por el Norte, los farallones cuarcíticos ca. Los pueblos, antiguamente construi- de la Sierra de la Peña Francia no permi- dos en pizarras, cuelgan literalmente

78 de las laderas adosándose a los escasos De hecho los suelos de alteración rojizos replanos que se conservan en ellas. Las que caracterizan las campiñas de Gata se zonas más dúctiles de las laderas, las pe- prolongan hacia el interior de los valles dreras, han sido labradas cuidadosamen- hurdanos, señalando una etapa previa de te y convertidas en terrazas de cultivo, interconexión entre ambas vertientes. sufriendo en la actualidad un gran riesgo de deterioro y destrucción. Entre ellas, Las cumbres orientales: se precipitan de la montaña abundantes Tras la Sierra y Tormantos torrenteras que, cuando encuentran un Las sierras de Gredos y Béjar constitu- sustrato resistente, como cuarcitas o el yen el núcleo más importante del Sistema afl oramiento de El Gasco, forman saltos Central y se prolongan en Extremadura de agua de gran altura: “los chorros”. en las alineaciones de Tormantos y Tras la Sierra, formando una auténtica cordi- Las líneas de cumbres mantienen una llera de características alpinas e incluso altitud homogénea en torno a los 1.000m, con retoques glaciares. Aquí los bloques testimoniando con ello su herencia de la tectónicos se han elevado a alturas de antigua penillanura. A su vez, los repla- más de 2.000 m y han sido activamen- nos de los valles hablan, por una parte, te atacados por la erosión modelando de un nivel de enrasamiento preexistente abruptos picachos, como el Calvitero y Las cumbres de Tras la Sierra que permitió a los ríos meandrizar antes Mesas Altas, que alcanzan los 2.400 m. se prolongan con de su encajamiento y, de otra, la existen- Aún así, la línea de cumbres sigue con- las estribaciones cia de unos mantos de alteración o sedi- servando la tendencia a una altura uni- de la Sierra de Béjar, mentos previos en estos valles que favo- forme, que recuerda también su origen herguiéndose sobre la recieron la incisión vertical de los ríos. como restos de la antigua planicie. alta meseta castellana.

79 En este macizo, las estribaciones Es muy posible que este encajamiento se montañosas no siguen la dirección más haya visto favorecido, además de por la característica del Sistema Central, sino falla de Plasencia, por la mayor facilidad que están controladas por dos grandes de disgregación e incisión del río en los fallas paralelas a la de Plasencia. Ambas granitos que corta, pues el abandono se desgajan un gran bloque elevado y algo produce al llegar el río al contacto con desplazado hacia el Sur, que separa las las rocas del complejo esquisto-grauwá- cuencas del Alagón y del Tiétar. Sus dos quico, más difíciles de horadar. vertientes forman abruptas laderas de fa- lla y en su centro se abre la hendidura El piedemonte o las campiñas del largo y estrecho valle del río Jerte, que de Gata y de las Hurdes separa las dos grandes estribaciones se- El enlace de la Sierra de Gata y Las rranas de Tormantos y Tras la Sierra. Los Hurdes con la cuenca del Alagón se hace fi lones de rocas básicas que acompañan a través de una vasta superfi cie ligera- a la falla de Plasencia jalonan “El Valle” mente inclinada hacia el Sur. Constituye que mantiene su asombrosa rectitud de una típica superfi cie de piedemonte, el falla, mientras taja con limpieza la Cor- pedestal de la Cordillera, que ha arrasa- dillera Central de lado a lado. Constituye do por igual todas las rocas que corta, los el mejor paso natural de la Sierra, como granitos y los esquistos, cubriéndolos de recuerdan en su toponimia los puertos de una profunda alteración rojiza que ca- Tornavacas y Villatoro. De la actividad re- racteriza a los suelos de toda la comarca. ciente de esta falla nos habla no sólo su Su contacto con los relieves montañosos rectitud, aún no modifi cada por la erosión se realiza entorno a los 500 m de altitud, superfi cial, sino además los corrimientos pero este trazado queda desdibujado por de tierra que se producen en sus laderas y que se activan recurrentemente coinci- diendo con momentos de lluvias inten- sas. Una larga historia de adaptación a la naturaleza ha utilizado la fragilidad de estas vertientes para esculpir el valle con sus celebrados jardines colgantes de ce- rezos. Esa misma fragilidad supone hoy un riesgo para la conservación de estas terrazas si no se cuida su mantenimiento. Las aguas termales de Baños de Monte- mayor confi rman también la actividad de esta familia de fallas.

Curiosamente este valle del río Jerte, que ha conseguido atravesar toda la cordi- llera, se cierra súbitamente en Plasencia, al llegar al piedemonte serrano. Abando- nado su largo valle, el río sufre un brusco recodo, forma un profundo cañón e im- perceptiblemente pasa a verter al Alagón.

80 la penetración en golfos profundos de vegas. Al mismo tiempo la profusión de los valles de los principales ríos hacia las manantiales confi ere gran fertilidad a los Sierras, separados entre sí por espolones suelos y el asentamiento de numerosas que se desgajan de las montañas descen- poblaciones. diendo sobre la llanura. Estas delgadas alineaciones montañosas controladas Al salir de los valles de pendiente generalmente por fallas de dirección irregular, comienzan a aparecer peque- norteada van desmembrándose paulati- ños saltos de agua o “cachones”, ríos namente hacia el Sur en cerros cada vez como el Árrago o el Tralgas discurren más aislados. Resaltan así los caracterís- profundamente encajados sobre la lla- ticos montes islas, generalmente desarro- nura. Adquieren aquí una morfología llados en granitos, como los de Santibá- meandrizante que habla de su gran an- ñez el Alto o los de Acebo y San Martín tigüedad y su herencia por encajamien- de Trevejo o, en algún caso, en cuarcitas, to de momentos durante los cuales esos como la Sierra de Dios Padre. La llanura ríos fueran capaces de formar los mean- de piedemonte se extiende hacia Portu- dros libremente sobre unos materiales gal con la misma tónica matizada por blandos, como podían ser los suelos de relieves residuales. Aunque estos valles alteración rojizos que todavía se conser- no siguen un control litológico claro, su van sobre la llanura. desarrollo está evidentemente relaciona- El marcado codo do con la presencia de rocas graníticas, El Piedemonte de la Vera del Jerte en Plasencia, más favorables a la disgregación y trans- Al pie de la Sierras de Tormantos y de cuando abandona porte de sus materiales, esto permite el Gredos se desarrolla un pedestal incli- su valle y la extensa desarrollo de laderas suaves y amplias nado con una entidad morfológica muy falla que lo conforma.

81 gargantas se depositan extensos conos de deyección constituidos por los gigan- tescos bloques y bolos de granito que arrastran los torrentes y que se esparcen en una amplia morfología de abanicos aluviales.

Las Depresiones Terciarias Cacereñas Después de formar el Sistema Central y su piedemonte, la superfi cie equiva- lente a la penillanura se hunde forman- do el surco E-O que debería correspon- der a la cuenca del Tajo. Pero, en contra de lo que se podría esperar, esta zona deprimida no está surcada por este río. Antes de entrar en Extremadura, el Tajo se encaja en el macizo antiguo, abando- nando lo que debiera ser su propia de- presión terciaria como continuación de la cuenca del Tajo castellana.

El surco de depósitos sedimentarios terciarios del Norte cacereño se confi gu- ra como una serie de pequeñas depre- siones aisladas por afl oramientos del sus- trato paleozoico, aunque es posible que estuvieran antes unidas entre sí. Son las El Monte Isla de bien defi nida que constituye La Vera. El depresiones de Campo Arañuelo, Zarza Santibáñez el Alto factor que más condiciona esta comar- de Granadilla, Coria y que, real- como testigo ca es el brusco tránsito y gran desnivel mente, se corresponden con las cuencas del enlace entre la entre las cumbres de las Sierras de hasta de los ríos Tiétar, Ambroz, Alagón y Árra- Sierra de Gata y 2.500 m y la depresión del Tiétar-Cam- go respectivamente. Hacia Portugal esta el Piedemonte. po Arañuelo, que cae hasta los 300 m. hilera de cuencas se prolonga en la de- En estas condiciones el piedemonte sólo presión de Castelo Branco. representa una estrecha orla al pie de las verticales laderas. Su superfi cie está muy Todos estos ríos, después de cruzar retocada por la erosión y tiene mayor sus depresiones, inciden en la penillanu- pendiente que los pedimentos occiden- ra, cortan la franja de serranías formando tales. Las laderas de la cordillera están escarpados “portillos”, como los impre- horadadas por profundas gargantas, con sionantes Canchos de Ramiro del Ala- torrenteras que se precipitan literalmente gón, y van a verter al Tajo. La dirección de las cumbres de Gredos hacia el valle, constante NE-SO de todos estos afl uen- labrando pozas y hoyas en el roquedo tes indica su control por la fracturación, y puliéndolas después para generar for- que es la que produce lineaciones de ro- mas inverosímiles. A la salida de estas tura y disgregación de la roca favorables

82 para el encajamiento. Es como si el Tajo, el Norte, donde discurre el río Tiétar, en su proceso remontante aguas arriba mientras que por el Sur la enmarcan los desde Portugal, fuera capturando suce- escarpes del piedemonte de los Mon- sivamente los cursos fl uviales de las dis- tes de Toledo. El río Tajo forma en un tintas cuencas. El trazado zigzagueante principio su límite Sur, pero pronto la que aún conserva el curso del Tajo pa- abandona entallándose en el macizo rece defi nir los pasos sucesivos de las antiguo, y dejando que todas sus aguas capturas de sus afl uentes. viertan hacia el Tiétar. Es este un río arenoso, ancho y somero, de carácter Las cuencas terciarias presentan una entrelazado como corresponde a los morfología laxa, sin apenas relieves ni ríos de piedemonte que adaptan así su afl oramientos de sus sedimentos, con morfología para poder amortiguar los contactos que enrasan con la penillanu- fuertes deshielos primaverales de Gre- ra, sin que el paisaje destaque su carác- dos. El escaso encajamiento de la red ter de depresión. Si resultan, en cambio, de drenaje confi ere a la depresión una reveladores de su litología los extensos morfología plana, que ha desarrollado pastizales, los campos de cultivos y los unos suelos arcillosos con hidromor- regadíos que generan. Quedan aún así fía por su mal drenaje, con una voca- algunos cerros testigos desarrollados ción más de dehesa ganadera que de sobre los propios sedimentos terciarios, cultivos, como sería esperable por sus como el de Toril en el valle del Tiétar, o sedimentos arenosos. Las depresiones el de Monfrontín en Guijo de Granadi- occidentales, las de Zarza de Grana- lla, indicando que su historia denudati- dilla, Coria y Moraleja, pueden consi- El río Tiétar divaga va es larga y compleja, comenzando ya derarse en realidad parte de una única entre las barras desde el Terciario. depresión compleja, separadas entre sí arenosas de su lecho por afl oramientos del zócalo granítico y con su característica La más oriental de las depresiones, esquistoso. Discurren en ellas, casi pa- morfológica Campo Arañuelo, está basculada hacia ralelos, el Alagón y su afl uente el Am- entrelazada.

83 broz, a los que se incorpora también, Galisteo. El Alagón es realmente un gran ya aguas abajo, el Árrago. río con un extenso recorrido. Recoge el agua de prácticamente todo el Sistema El Alagón es, por tanto, la arteria Central Extremeño e incluso es capaz principal, encajada en los depósitos de penetrar en el núcleo de la cordille- terciarios formando las fértiles vegas de ra y arrebatarle a las tierras salmantinas Coria. Se constituye aquí, especialmente el enorme caudal hídrico que vierte a la en su conjunción con el Jerte, un siste- Sierra de Béjar. Para ello, después de na- ma de terrazas cuaternarias bien desa- cer en la alta meseta septentrional, no

El profundo rrolladas, de donde proceden los redon- muy lejos del Tormes, se encaja profun- entallamiento del deados cantos de granito con los que damente y labra el amplio y fértil valle río Tajo en Alcántara. se ha construido la singular muralla de de Las Batuecas aprovechando la mayor

84 facilidad de disgregación de los granitos del Tajo, como se manifi esta en la baja- de la zona. Aguas abajo se encaja de da del Puerto de los Castaños, en Caña- nuevo en los esquistos de las Hurdes, veral. El río Tajo, haciendo honor a su recogiendo sus ríos intramontanos, an- nombre, corta las alineaciones plegadas tes de alcanzar el llano cacereño en la de la Sierra de Corchuelas, penetra en depresión de Granadilla. las serranías siguiendo en su interior las directrices paralelas que le imponen las La entalladura del Tajo cresterías de cuarcitas, únicamente en El piedemonte y las depresiones ter- los cortados de Monfragüe consigue vol- ciarias al norte de las serranías repre- ver a cruzar las cuarcitas para entallarse sentan un escalón elevado respecto a de nuevo en la gran planicie cacereña. la penillanura cacereña y la entalladura Resulta difícil, por tanto, hablar pro- piamente aquí de un valle del Tajo, con su llanura y sus terrazas, tal y como se presenta en su cuenca castellana. Los únicos vestigios sedimentarios se hallan relevados por sus yacimientos atapulgí- ticos en la pequeña cuenca terciaria de Talaván–Torrejón el Rubio, que apenas si presenta morfología de depresión. El valle del Tajo es por tanto una estre- cha y profunda entalladura que cruza de lado a lado la penillanura cacereña. Un exponente de ello es el formidable puente romano de Alcántara, que con más de 30 m de altura, salva el largo centenar de metros con que el río se en- talla en la penillanura, si bien ha sido capaz de sobrepasar las mayores aveni- das del Tajo.

La cuenca del Tajo presenta por tan- to una gran asimetría, con afl uentes más largos y caudalosos que bajan del Siste- ma Central y vierten hacia el SO desarro- llados sobre las rampas de piedemonte y sus cuencas terciarias. Por su margen me- ridional los afl uentes como el Almonte, el Salor y el Sever son más cortos, pues pro- ceden de las estribaciones de las Villuer- cas y Guadalupe. Discurren a lo largo de la penillanura, también en encajamientos pronunciados, a favor de los cuales afl o- ran muchas veces los berrocales.

85 Entre los riscos Las Estribaciones Centrales: de Guadalupe. Hacia el Norte se abren de cuarcitas se las sierras de plegamiento , que luego se prolongan conservan las La elevación central en la penillanura en una estrecha serranía de casi 200 acumulaciones extremeña se resuelve en una serie de km de longitud hasta Portugal. En ella de canchales como alineaciones montañosas más o menos vestigios de climas se suceden diferentes sierras, como las pasados. aisladas que suponen la continuación Corchuelas y Monfragüe, la Solana y la Valle Verdinal. hacia Oeste de los Montes de Toledo, Garrapata, todas ellas con un alto signi- Villuercas. separando las vertientes del Tajo y del fi cado naturalístico, por su carácter de Guadiana. Este combamiento en el zó- islotes sobre la penillanura; formando calo no se manifi esta como en el Siste- roquedos que sirven de refugio a una ma Central por una tectónica de bloques interesante fauna y fl ora. Las sierras si- rígidos. Aquí los protagonistas del relie- guen la dirección de los pliegues her- ve son los grandes replegamientos en cínicos NO-SE, ligeramente curvados las rocas paleozoicas, cobijadas por las en planta, formando un doble arco, cuarcitas que, con su dureza, han resisti- condicionado por el desplazamiento do a los ciclos de arrasamiento sobre los horizontal de la falla de Plasencia, que esquistos y los granitos de la Penillanu- lo corta a la altura de Cañaveral. Re- ra. Esa misma resistencia ha favorecido, presentan una mega-estructura paleo- sin duda también, su elevación posterior zoica, un sinclinorio en donde los cres- por la reactivación de las fallas de la últi- tones de cuarcita que lo conforman se ma orogenia formadora de relieves. yerguen sobre la penillanura. Las cres- terías cuarcíticas aparecen tajadas cada Los Montes de Toledo se bifurcan cierto tiempo por los violentos cortados en Extremadura en dos alienaciones de los ríos que las atraviesan, aprove- montañosas: Las Villuercas y La Sierra chando las fracturas paralelas a la falla

86 de Plasencia. Así ocurre con el Tajo y escasez general, resultan especialmente sus afl uentes, aunque algunas veces los signifi cativos aquí los relieves formados cursos de agua que formaron estos por- por domos de intrusiones graníticas. tillos han buscado otros caminos y se Así tenemos la Sierra de Sto. Domingo, mantienen los espectaculares cortados confi gurada por los granitos de Cabeza pero ya sin río. Araya y la hendidura que defi ne en ellos la prolongación de la falla de Plasencia. La otra gran alineación, la Sierra de Destacan también los relieves graníticos Guadalupe, se sumerge progresivamen- de la Sierra de Montánchez con el sin- te hacia Portugal a través de los relieves gular cerro de Sta. Cruz de la Sierra, que más suaves de la Sierras de Montánchez controla vigilante la bajada hacia las Ve- y de San Pedro. Suponen a su vez otro gas del Guadiana. Riscos con importante escalón morfológico que se- buitres negros. para la penillanura cacereña y la depre- Los Montes Orientales Vádim Gorbatov. sión del Guadiana, al tiempo que actúa La penillanura extremeña tiene su Acuarela del libro como divisoria de aguas entre este río continuación natural en la meseta man- “Las Grullas vuelan a Extremadura”. y el Tajo. Estas franjas montuosas tam- chega pero, entre ambas, se interponen Fundación Artistas bién están principalmente controladas los Montes de Toledo y el Campo de Ca- por la Naturaleza. por las estructuras de plegamiento an- latrava. Suponen un umbral elevado por Edición a cargo de Ni- tiguas, como las aristas replegadas de reactivaciones tectónicas del Terciario cholas Hammond. la Sierra de San Pedro. Pero, frente a su tardío, o lo que en términos geológicos Ed. El Viso.

87 pueden considerarse reciente y que en pia forma de los repliegues del roque- su rejuego llegaron a producir emisio- do. Esto induce una morfología muy ca- nes de lavas y los pequeños volcanes ca- racterística, en la cual las alineaciones latraveños. Por el Sur, en Extremadura, montañosas están marcadas por los re- los Llanos de Castuera y de la Serena se sistentes pliegues cuarcíticos, mientras hunden casi 200 m por efecto de estas que los valles se labran en las pizarras fallas que elevaron la meseta oriental. menos resistentes.

Hacia el Norte los Montes de Tole- A la belleza y complejidad de estos do manchegos se prolongan a través relieves contribuyen aún más los ríos. de las Comarcas de Los Montes, Cíjara, Para salvar el escalón entre la Mancha y las Sierras de Altamira y de Las Villuer- Extremadura los cauces se han encajado cas, en donde los antiguos plegamien- en profundas hoces que cortan las cuar- tos hercínicos reactivados por la nueva citas. Abundan en este tramo del Gua- fracturación defi nen un intrincado con- diana paisajes remotos e inaccesibles, El río Guadiana junto montañoso. Son los denominados destacando el Estrecho de las Hoces y se encaja en profundas hoces que cortan las relieves apalachianos, que toman su los Portillos de Cíjara. Para capturar la cuarcitas en el conocido nombre de los Apalaches americanos, cuenca del Alto Guadiana, con más vo- “Estrecho de las Hoces”. en donde los montes conservan la pro- cación de desagüe natural hacia el Me-

88 diterráneo, el Guadiana extremeño ha especialmente a las salidas de los cor- tenido que hacer extraños recovecos, tados que diseccionan las cresterías cortando primero perpendicularmente cuarcíticas. En estos casos las rañas se las sierras hacia el Norte, para después expanden a partir de los portillos dan- retomar de nuevo la dirección Sureste, do formas de grandes conos o abanicos discurriendo entre las sierras, obligado torrenciales que destacan perfectamen- por los pliegues de cuarcitas. Un con- te en las imágenes de satélite e incluso trol parecido tiene el Zújar, sólo que en son identifi cables en los mapas topográ- sentido contrario, antes de que ambos fi cos. En otras ocasiones rellenan anti- confl uyan y formen juntos el Gran Gua- guos fondos de valles, homogeneizando diana que divaga y desborda las Vegas el relieve. Como se sitúan al pie de las en la salida hacia su cuenca terciaria formaciones montañosas generalmen- extremeña. Este desnivelamiento entre te se encuentran encajadas por la red la meseta y la penillanura fue sin duda fl uvial actual, cortadas por abruptos ba- el que determinó, a fi nales del Tercia- rrancos y argallos, quedando colgadas rio, los grandes aluvionamientos que en el paisaje originando extensas mesas originaron las rañas y que se extien- planas. Las formas de abanicos que sa- den, como inmensos abanicos, entre los len de los portillos, al ser incididas por Montes y las Vegas. los arroyos, producen morfologías digi- tadas muy peculiares. Las Rañas Las rañas constituyen una forma de Se desarrollan sobre todo en las lade- paisaje característica del macizo hercí- ras meridionales de las Sierras Centrales nico, y muy especialmente de Extrema- y se extienden hasta las planicies portu- dura. Se trata de gruesos canturrales que se extienden como amplias plataformas LOS DEPÓSITOS DE LAS RAÑAS y orlan el pie de los relieves paleozoicos Las rañas forman mantos de derrubios que que sobresalen en la penillanura. recubren tanto los pedimentos como los se- dimentos de las depresiones terciarias. Es- Eduardo Hernández Pacheco, el gran tán constituidos por cantos medianamente pionero de los trabajos geológicos extre- redondeados y a veces de gran tamaño, meños, las comparó tanto por su nombre como por su origen, con las superfi cies fundamentalmente de cuarcita, y empas- desérticas empedradas, los “reg” del Sá- tados en arcillas y arenas del intenso color hara, y los asoció con el fi nal de un ciclo rojizo que las hace tan características. Son generador de relieves y el comienzo de sedimentos dejados por ríos de cauces en- una nueva etapa de encajamiento. Las trelazados, esto es, ríos someros altamente ideas actuales no están muy alejadas de cambiantes que se desarrollan en las ram- estas teorías, aunque su depósito no pa- pas de piedemonte de cordilleras. Desa- rece implicar climas tan áridos. rrollan suelos arcillosos, con fenómenos de hidromorfía debido a su mal drenaje, que Las rañas se extienden formando genera problemas para el cultivo, por lo rampas de superfi cie plana y con muy que sobre ellas dominan los matorrales de poca pendiente, como aureolas al pie jaras y brezos. de las alineaciones montañosas, y muy

89 EL RELLENO DE LA CUENCA TERCIARIA DEL GUADIANA Cuando los aportes que se están produciendo guesas, rebajando sensiblemente su alti- de un área madre no pueden ser transporta- tud desde los 700 m hasta los 300m en dos fuera de la zona, se produce el depósito y el relleno de las cuencas sedimentarias. Al el Oeste. Destacan las rañas de la Sierra inicio del Terciario, con el comienzo del com- de San Pedro y de Miravete, del Macizo bamiento de la llanura preexistente y la pér- de las Villuercas y sobre todo las de la dida progresiva del desagüe de los ríos hacia Sierra de Guadalupe, desde donde des- el Mediterráneo, se conformaron lagunas que cienden los impresionantes sistemas de empezarían a rellenarse con los sedimentos los ríos Ruecas, Guadalupejo y Guada- fi nos arrastrados de los suelos de alteración rranque. existentes sobre la penillanura. Son los sedi- mentos formados por arcillas rojizas que se Pueden asimilarse a una etapa fi nal de encuentran en los cantiles de Lobón. Poste- aluvionamiento del Terciario y marcan el riormente el surco continuó su hundimiento momento previo antes del encajamiento relativo, aumentando con ello las pendientes de la red fl uvial actual, o sea, la inversión y por tanto la erosión en la penillanura en del drenaje de Extremadura hacia el At- elevación. Ello permitió que se generaran lántico. Generalmente, pueden conside- grandes ríos que llevaban sus sedimentos a rarse precursoras de los cursos fl uviales las lagunas dejando extensos depósitos de conglomerados y arenas correspondientes actuales pero no siempre son accesibles a los cauces fl uviales. Mientras, en las áreas a las arterias aluviales actuales. Por estas laterales, en las llanuras de inundación de características su edad de formación se estos ríos, continuaban depositándose las ar- considera del fi nal del Terciario, cuando cillas de anegación. acabaron de rellenarse las depresiones,

pero realmente no tienen por qué haber- Tras estos momentos, ante la falta de pen- se formado simultáneamente en la mis- diente, ya en la cuenca de sedimentación, ma época en todas partes. se forman de nuevo lagunas en donde se depositan calizas propiciadas por la alta La Depresión del Guadiana evaporación. Estas se extienden por la pe- La otra gran cuenca terciaria extre- nillanura formando encharcamientos tempo- meña es la del Guadiana y en ella, al rales que producen depósitos calcáreos de contrario de lo que ocurre en la del Tajo, poco espesor, “los caleños”, que en la actua- su eje axial si está surcado por el río lidad se encuentran tapizando los suelos de Guadiana actual. Esta depresión corres- la penillanura como, por ejemplo, en los al- rededores de . Francisco Her- ponde con otro de los grandes surcos o nández Pacheco hablaba de la existencia hundimientos de la penillanura funda- de dos lagos, el Augustano y el Sereniano, mental que se rellenaron a lo largo del por su proximidad a Mérida y a la Serena Terciario en una situación de confi na- respectivamente, en relación con las zonas miento, sin desagüe al exterior. Al fi nal pantanosas que existían en época romana. de esta etapa de depósito el surco for- La situación, sin embargo, ha sido más com- mado se había colmatado y los últimos pleja desde fi nales del Terciario, y las áreas sedimentos, los “caleños”, se expandían propensas al encharcamiento que todavía hasta los márgenes montañosos. se recuerdan en muchos topónimos estarían más en relación con el defi ciente drenaje de El paisaje que ahora observamos en la penillanura y los cambios recientes que las Vegas del Guadiana es, sin embar- han sufrido los ríos, que con aquella etapa go, la historia del relleno de la cuenca fi nal de sedimentación terciaria.

90 terciaria invertida. De hecho, una vez espacios bajos abiertos son los que han Vista aérea colmatada la cuenca sedimentaria, co- propiciado los vastos regadíos que carac- de las Vegas mienza el encajamiento de los ríos ac- terizan ambas Vegas del Guadiana. Altas del Guadiana. tuales y la confi guración de los valles como los observamos en la actualidad. En conjunto, el paisaje refl eja un mo- Los depósitos previos son cortados fá- delado de llanuras amplias, suavemente cilmente por los rejuvenecidos cursos encajadas y con sus márgenes en tran- de agua y se inicia el vaciado de estas sición imperceptible con la Penillanura. antiguas cuencas cerradas y que ahora, Sobre ella destacan, aisladas, pequeñas ya dentro del ciclo del paisaje actual, mesas planas protegidas por las platafor- drenan y evacuan sus sedimentos hacia mas de “caleño”. Estas costras calcáreas el Océano Atlántico. alternan con los suelos rojos que pue- den proceder de las propias calizas al- El encajamiento del valle del Gua- teradas. La disolución y lavado del car- diana es de apenas cincuenta metros, bonato cálcico de estas rocas dan origen pequeño, si lo comparamos con otros a oquedades y cavidades que defi nen grandes ríos peninsulares, y por eso no pequeñas hondonadas, “dolinas”, sobre permite bien el desarrollo de relieves es- los caleños. calonados por las terrazas fl uviales. Aún así, en su encajamiento, el río deja algu- Las Llanuras Inundables nas graderías de gravas, las terrazas, que del Guadiana se mantienen como amplios pero suaves Cuando entra en las Vegas Altas y re- escalones en la topografía, o se expan- coge todos sus afl uentes que provienen den como extensas planicies ligeramente de los Montes, en especial del Zújar, el inclinadas y recubiertas de cantos. Estos Guadiana se convierte en un amplio y

91 caudaloso río. Desde ahí y hasta Ba- dajoz, donde vuelve a encajarse en la penillanura, el río desarrolla un trazado sinuoso, divagando en amplios mean- dros y múltiples brazos que abandona y retoma generando unas amplias llanuras de inundación.

Las inundaciones del Guadiana han anegado históricamente extensas áreas y producido numerosos cambios en la morfología del río. Las llanuras de las Vegas Bajas, de muy poca pendiente, han sido especialmente proclives a los desbordamientos y a la ocupación de antiguos meandros y brazos muertos del río. Pero este curso sinuoso, sus múlti- catastrófi cas como en otros ríos. A ello ples cauces secundarios y, sobre todo, ha contribuido también que las aveni- la amplia llanura de inundación han das sean invernales y que estas respon- permitido almacenar el agua excedente dan a temporales del Atlántico que, al de las crecidas, laminando la avenida y avanzar río arriba, favorecen una onda “Sierra de la Garza” actuando como colchón amortiguador de crecida lenta y previsible. Las pobla- en el conjunto de alineaciones de las que ha evitado daños mayores. Por ello ciones ribereñas estaban adaptadas a las Sierras Centrales las inundaciones del Guadiana, a pesar subidas periódicas; en Mérida, el propio pacenses. de su gran magnitud, no han sido tan puente romano, a pesar de su gran lon-

92 Panorámica de Tierra de Barros.

gitud, tiene uno de sus estribos apoyado desagüe al coincidir simultáneamente sobre la propia llanura, para no impedir con crecida del río Guadiana. en ningún caso el desagüe de avenidas demasiado grandes. De hecho, las inun- La Penillanura en los piedemontes meri- daciones más graves las han provocado dionales y las Sierras Centrales pacenses afl uentes laterales como el cauce del Al- Al Sur del Guadiana, la Penillanura barregas, en Mérida, o el del Rivillas, en emerge de nuevo insensiblemente por Badajoz. Estos emisarios, ante una súbi- debajo de la cobertera de sedimentos de ta avenida, ven limitada su capacidad de la cuenca, para ascender gradualmente, constituyéndose en el piedemonte de las estribaciones de Sierra Morena, sin que apenas se perciba que se ha pasado del llano a la cordillera.

Sobre la planicie resaltan de nuevo al- gunas alineaciones de sierras como las de Alange, Arroyo de San Serván y Horna- chos, como restos de las serranías hercíni- cas que cortaban la penillanura controla- dos a veces por las sempiternas cuarcitas, pero otras veces por rocas calizas.

En esta zona dominan los relieves residuales desarrollados en resistentes mármoles calcáreos, con sus caracte- rísticos suelos rojos, y que toman el re- levo frente a las pedreras grisáceas de las cuarcitas. Destacan así los crestones calizos de Llerena y de Alconera, los de

93 El río Guadiana Los Santos de Maimona y Zafra. Estos en su discurrir hacia relieves tienen menos continuidad que la desembocadura los cuarcíticos debido a la gran suscepti- produce espectaculares bilidad de disolución de las calizas que formas de erosión, también favorece en ellas las cavidades con marmitas de gigante y saltos y otras formas de modelado “cárstico”. de agua como la “Charca de los Bueyes” Este es el paisaje de la Tierra de Ba- en Olivenza. rros. Su nombre alude a los suelos de arcilla intensamente rojiza que los re- cubren y dan fama a su fertilidad y a su alfarería. Estas arcillas son restos de los depósitos terciarios que tapizaban la penillanura, pero otras veces forman parte directamente de las antiguas alte- raciones en los suelos. Se aprecia en los intensos colores violáceos que unifi can los suelos con las rocas del substrato, en las que penetran profundamente con sus tinciones versicolores, haciendo difí- cil distinguir a veces la propia roca del sedimento alterado. La gran belleza de estas areniscas o granitos con sus aureo- las tornasoladas han propiciado su uso como piedra ornamental en las colum- nas mudéjares y los edifi cios barrocos de Llerena.

Las Sierras del Suroeste y las cumbres de Sierra Morena Es a partir de aquí donde comienza el La penillanura meridional pacen- encajamiento del valle del Guadiana en la se desciende ligeramente hacia el No- superfi cie de la Penillanura. El río discurre roeste, recordando el basculamiento de ya hasta su desembocadura con su valle la Península que obligó al Guadiana a disectado en los agrestes pizarrales, crean- desaguar su cuenca hacia el Atlántico. do insólitos paisajes de gargantas con rá- Favorecido por ello y por las fracturas pidos y remansos. En momentos de gran asociadas a la prolongación meridional estiaje, el río se ahonda y deja al descu- de la falla de Alentejo-Plasencia, al lle- bierto pozas donde se han producido es- gar a Badajoz el río Guadiana abandona pectaculares formas de erosión, con mar- su rumbo E-O y da un gran giro torcien- mitas de gigante y saltos de agua, como la do bruscamente hacia el Sur. Con ello “Charca de los Bueyes” en Olivenza. se cierra la depresión del Guadiana y se desconecta de su posible continuidad Junto con el cauce del Guadiana previa oriental en las cuencas terciarias también se encajan sus afl uentes. Son de Portugal. ríos cortos, “las sierras” que desde las

94 través de las Sierras de Jerez. Entre ellas se abre el magnífi co valle del Ardila, la arteria principal que jerarquiza todos los arroyos que provienen de Sierra Morena. Esta dirección de drenaje parece el testi- go de otro incipiente surco que durante el Terciario conectara entre sí los restos de sedimentos que se conservan en los Llanos de Llerena o La Campiña con los que afl oran en las cuencas de Beja y del Sado portuguesas.

La penillanura remonta fi nalmente hasta llegar a formar las cuerdas de Sie- rra Morena. La llanura originaria se re- conoce en el perfecto enrasamiento de estas cumbres. Entre ellas los valles se encajan en hileras paralelas, volviendo a repetir el modelado apalachiano alinea- do a favor de las cresterías de cuarcitas o de calizas, como las de Fuente del Arco, donde se esculpe la mina de La Jayona, “la gigante”. Hacia el occidente una es- trecha plataforma de cumbres soporta relieves residuales de más de 1.100 m, como la Sierra de Tentudía.

En estas cumbres acaba Extremadura, y también la penillanura, que se deshace llanuras centrales de Tierra de Barros en un graderío que desciende bruscamen- van a desaguar hacia el oeste. Sus va- te para hundirse bajo el valle del Guadal- lles ofrecen una morfología singular, quivir. Es aquí en donde se desarrolla el están fuertemente entallados, formando verdadero núcleo serrano de Sierra More- repentinos cortados en la planicie. A su na. El conjunto de fallas que defi nen esa vez muestran un trazado muy sinuoso, gran fl exura cortan transversalmente las indicando posiblemente un encajamien- alineaciones de sierras paleozoicas favo- to controlado por la presencia de impor- reciendo la activa y profunda erosión de tantes suelos de alteración o coberteras los ríos béticos y acabando de modelar terciarias sobre la penillanura. las abruptas sierras. Algunos de estos ríos del Sur consiguen remontar el escalón y Hacia el sur la planitud de la peni- penetrar en el territorio extremeño, cap- llanura es sustituida paulatinamente por turando cursos de agua como el Bem- alineaciones de lomas que separan en- bézar y el Viar, que aún conservaban su tre sí las riveras, mientras comienzan a dirección transversal controlada por los elevarse los relieves de Sierra Morena a pliegues hercínicos.

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