Los Berones, Vareia Y El Poblado De La Custodia
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Los Berones, Vareia y el poblado de La Custodia 1. LOS BERONES as fuentes literarias de los historiadores y geógrafos greco-latinos rara vez Lnos informan sobre las formas de vida de los pueblos prerromanos de Hispania, pues lo que de verdad les interesaba era el desarrollo de la con- quista romana. Pero cuando lo hacen, es desde su óptica particular romana entre su propia civilización y la barbarie ajena, el mundo no civilizado. Y ade- más, estas fuentes son tardías, pues datan a partir de los siglos II y I a. de C. e incluso posteriores. En algunas ocasiones aluden a agrupaciones superiores o grupos étnicos. Y así, mencionan en nuestra zona de la Cuenca del Ebro una serie de populi indígenas sobre todo a los berones, celtíberos y vascones, que son los que nos interesan. “Una etnia, siguiendo con la acertada formulación de Dragazde, puede definirse como un firme agregado de personas establecidas históricamente en un determinado territorio, con particularidades relativamente estables en lengua y cultura, que reconoce su unidad y diferenciación de otras forma- ciones similares y las expresa en un nombre que se da así misma, lo que se llama el etnónimo. A este respecto, interesa subrayar dos hechos: el primero es que carecemos de fuentes literarias y epigráficas lo suficientemente anti- guas como para documentar el proceso formativo de tales etnias en el Valle del Ebro. El segundo es que no es lo mismo la etnia que la lengua, la orga- nización política, la religión o la cultura material. Es decir que la etnicidad es cuestión de grados y puede manifestarse en más de un nivel”1. Por lo que ahora atañe, los berones se localizan en La Rioja, según los testimonios de los autores clásicos, desde el siglo II a. de C. Los autores que 1 MARCO SIMÓN, F., “Berones y elementos limítrofes”, Historia de la ciudad de Logroño, Zarago- za, 1995, p. 74. [1] 205 JUAN CRUZ LABEAGA MENDIOLA citan el etnónimo berones son Tito Livio, Estrabón, Ptolomeo y Posido- nio2. La etimología del topónimo Berones, de raigambre céltica, se ha interpre- tado al relacionar el radical ber con la palabra que significa pica o lanza. En caso de ser cierta esta etimología, se referiría a un pueblo guerrero, quizá en relación con la sociedad de “príncipes” hallstátticos de la I Edad del Hierro, cuya evidencia arqueológica se evidencia, sobre todo, en el sur de Alemania. Con el radical dicho ber existen muchos topónimos en Alemania, Francia y Suiza y dentro de la Península Ibérica en las provincias de Álava, Vizcaya y La Rioja. Algunos restos del étnico céltico Berones corresponden a Briones y a la comarca de Cameros, llamada Camberos o tierra de berones en la Edad Media, según nueva hipótesis3. Las fuentes clásicas permiten asegurar ciertamente la filiación céltica de las gentes beronas, pues está atestiguado por Estrabón que los berones pro- cedían de las migraciones célticas. “Más allá de la Idubeda comienza la transición de la Celtiberia, región amplia y diversa. El norte está habitado por los berones, que son vecinos de los cántabros coniscos y que tomaron parte en la emigración céltica. Su ciudad es Varia que está al paso del Ebro; confinan también con los bardietas, a los que hoy se llama várdulos” (Es- trabón, III, 4-12). Según este texto del geógrafo griego, los berones estaban relacionados geográficamente con la Celtiberia y con los pueblos “celtiberi”, con quie- nes compartían un tronco común, el de los celtas, por lo que algunos au- tores los incluyen dentro de los celtíberos, pertenecientes a la Celtiberia como región geográfica con personalidad propia. Por lo tanto, los consi- deran como una más de sus tribus, junto con los belos, titos, arévacos, y posiblemente con los vacceos, pelendones y lusones e incluso con otros por situación territorial. Otros, en cambio, defienden su total diferencia- ción. Diversa es la problemática, porque el tema es complejo, para definir el término celtíbero y la delimitación de la Celtiberia, pues aquél fue utiliza- do por los autores clásicos en diversas acepciones y ésta estuvo sujeta a mo- dificaciones a lo largo del tiempo. Además de los posibles errores e inexac- titudes de los propios autores, las interpretaciones y traducciones de los textos difieren. Tampoco los autores clásicos estuvieron preparados para hacer un análisis etnológico de todos los pueblos prerromanos, porque ése no era su objetivo. “Los celtíberos podrían ser considerados como un grupo étnico, tan- to en cuanto incorpora entidades étnicas de menor categoría, sin que pueda plantearse la existencia de un poder centralizado ni aun de una uni- dad política, que de producirse lo fue sólo de forma ocasional”. “Del aná- lisis de las fuentes literarias, se desprende una Celtiberia enormemente 2 PÉREZ VILATELA, L., “Génesis autorística de las fuentes del siglo I a. C. sobre los berones”, Ber- ceo, 114-115, Logroño, 1988, pp. 39-50. 3 VILLACAMPA RUBIO, M.A., Los Berones según las fuentes escritas, Logroño, 1980, p. 28, cita a VON HUMBOLDT, W., “Primitivos pobladores de España y lengua vasca”, Biblioteca Vasca, III, 1959, 121 y ss. a HOLDER, A., Alt-celtischer Sprachschaft III, Leipzig-Berlín, 1925, 853 y a POKORNY, J.., Etimologisches indogermanisches Wötterbuch, I, Berna, 1947-1959, 479. 206 [2] LA CUSTODIA, VIANA, VAREIA DE LOS BERONES compleja, cuyo territorio y composición étnica resulta difícil de definir, mostrándose cambiante a lo largo del proceso de conquista y posterior ro- manización. Así, a la dificultad en la delimitación global del territorio cel- tibérico hay que unir la falta de acuerdo a la hora de enumerar los dife- rentes populi o etnias que formarían parte del colectivo celtibérico. Todo ello podría reflejar... las fluctuaciones territoriales de estos pueblos en la antigüedad”4. A este respecto, “De ningún modo se puede deducir de la cita de Es- trabón, como hiciera Hübner, que los berones forman parte de los celtíbe- ros, independientemente de los rasgos comunes en la cultura material. Es posible que en un primer momento los autores grecolatinos pudieran ha- berse referido también a los berones como ¨celtíberos¨, (tomando este tér- mino en sentido geográfico, como ¨celtas¨ de Iberia); pero está claro que tras la obra de Posidonio –comienzos del siglo I a. de C.– y desde luego en la época augústea en la que escribe Estrabón, que se basó sin duda en el au- tor anterior, el término de celtíberos se ha concretado ya y se aplica a unos pueblos específicos como los pelendones, los arévacos, lo belos o los luso- nes del Moncayo” 5. Pero un territorio, aun fuera del área estrictamente celtibérica, puede tener elementos celtibéricos y estar en proceso de celtiberización, dada la importancia expansiva de esta cultura. Para ello, no se precisan grandes movimientos étnicos, sino sencillamente tan sólo un proceso de acultura- ción. El término celtibérico puede ser utilizado en referencia a un sistema cultural bien definido, tanto geográfica como cronológicamente, a partir del siglo IV a. de C. hasta la conquista romana, y así explicar el origen y el desarrollo de una cultura. “En cuanto a los berones, ciertos autores los asig- nan a los celtíberos a partir de la interpretación de sus características étni- cas, lingüísticas y culturales; es decir su adscripción depende de los crite- rios interpretativos que se manejen”. “Hallazgos recientes (La Custodia) contribuyen a relacionar, lingüística e institucionalmente, a los berones con los celtíberos” 6. Tampoco se pueden aceptar algunas hipótesis, formuladas recientemen- te, que pretenden encuadrar a los berones, como pueblos paleovascos, con otras tribus de Euskalherría, aquitanos, autrigones, caristios, várdulos, vasco- nes e ilergetes, que se localizarían en La Rioja con anterioridad a la llegada de los celtas7. El principal argumento, basado en la toponimia vasca en tierras riojanas, no resiste un análisis serio, pues está fuera de toda duda de que los sufijos y 4 LORRIO, A.J., Los celtíberos, Complutum, 7, Alicante, 1997, pp. 37 y 41. 5 MARCO SIMÓN, F., op. cit. p. 74. La problemática de la pertenencia o no de los berones a los cel- tíberos en VILLACAMPA RUBIO, M.A., op. cit. pp. 29 y 30, y BURILLO MOZOTA, F., Los celtíberos, Etnias y estados, Barcelona, 1998, p. 182. 6 ALMAGRO GORBEA, M.y RUIZ ZAPATERO, G., “Los Celtas en la Península Ibérica: origen y per- sonalidad cultural”, Los celtas: Hispania y Europa, Madrid, 1993, p. 156. BURILLO MOZOTA, op. cit. p. 146 y 184. 7 ESTORNÉS LASA, B., Historia general de los Vascos. Época romana, San Sebastián, 1967. VILLA- CAMPA RUBIO, M.A., op. cit. p. 31. Sobre el euskera en la Rioja, MERINO URRUTIA, J.B., “El vascuen- ce en La Rioja y Burgos”, Berceo, 46, Logroño, 1958, p. 370. ALARCOS LLORACH, E., “Apuntes sobre to- ponimia riojana”, Berceo, 16, Logroño, 1950, p. 489. [3] 207 JUAN CRUZ LABEAGA MENDIOLA vocablos vascuences corresponden a tiempos más recientes, época medieval, que los que estamos tratando. Y además de que no hay que confundir raza con lengua, siempre existen las posibilidades de préstamos meramente léxi- cos. La arqueología nos comprueba en La Custodia el uso de la lengua celti- bérica. Es más difícil precisar el momento de la llegada de estos pueblos berones a la que alude el geógrafo griego. Parece que su primer asentamiento ha de fecharse en torno al 700-500 a. de C., segunda oleada céltica, pero es difícil de probar. En esta segunda invasión, propuesta por Bosch Gimpera y otros, llegarían a la Península los pelendones, celtas galos y berones a consecuencia de los movimientos de pueblos desde el sur de Alemania y su extensión por el este y centro francés8. Otros, en cambio, retrasan la llegada de los berones haciéndola coin- cidir con el gran movimiento de los pueblos célticos en los siglos V al III a.