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El narratario: Participante y viajero en “” de Juan Rodriguez Freyle (1638)

Hermosilla, Luis Gerardo, Ph.D.

The Ohio State University, 1994

Copyright ©1994 by Hermosilla, Luis Gerardo, All rights reserved.

300 N. Zeeb Rd. Ann Arbor, MI 48106

EL NARRATARIO: PARTICIPANTE Y VIAJERO

EN EL CARNERO DE JUAN RODRIGUEZ FREYLE (1638)

DISSERTATION

Presented in Partial Fulfillment of the Requirements for the

Degree of Doctor of Philosophy in the Graduate School

of The Ohio State University

By

Luis Gerardo Hermosilla

*****

The Ohio State University

1994

Dissertation Committee; Approved by

Dr. Maureen Ahern

Dr. Jaime Giordano

Dr. Judy Maloof

Adviser

Department of Spanish and Portuguese Copyright by

Luis Gerardo Hermosilla

1994 Para Olga,

11 AGRADECIMIENTOS

Me es muy grato tener esta oportunidad para hacer un reconocimiento al gran apoyo que me brindô la Profesora

Maureen Ahern durante todo el proceso de investigacion, escritura y revision de esta tesis. Ademds su teson y empuje ban inspirado grandemente mi labor desde sus inicios.

También mi agradecimiento y reconocimiento para el Profesor

Jaime Giordano por su valiosa contribucion en esta tarea y a la Profesora Judy Maloof por sus boras de trabajo como lectora. Agradezco enormemente a Olga Rivera, quien me ayudd a sobrepasar los mementos adverses con su atenta lectura y constante paciencia. Vayan mis agradecimientos a todo el personal del InstituCo Caro y Cuervo, por brindarme su cordial ayuda durante mi estadia en Bogoté. Quiero extender ademas mis agradecimientos por el gran apoyo que me brindaron

Jan Macidn, Carmen Griffith, Scott Gray, Esteban Loustaunau,

Rosemary McEwen, Margaret Olsen, Melinda Robinson, y todos mis amigos.

Ill VITA

July 26, 1958...... Born - San Carlos, Chile

1982...... B.A. English Education Universidad de Chile - Chilldn

1982...... Recipient of Study Exchange Award by the Rotary International Foundation.

1991...... OSU Resident Director in Cuernavaca, Mexico.

1990...... M.A. in Spanish, The Ohio State University, Columbus, Ohio.

1994...... Recipient of Tinker Foundation Travel Grant.

1994...... Recipient of OSU Graduate Student Alumni Research Award.

FIELDS OF STUDY

Major Field: Spanish and Portuguese

Specialization: Colonial and Contemporary Spanish- American Literatures

Minor Field: Latin American History.

IV INDICE

Contenidos...... Péa

DEDICATORIA...... ii AGRADECIMIENTOS...... ill VITA...... iv INDICE DE FIGURAS...... vil

CAPITULO I: Introduceiôn: El carnero y su contexto...... 1 El carnero...... 8

Los manuscritos...... 10 Publicaciones de la obra...... 22 Noticias de Juan Rodriguez Freyle...... 24 La crdnica novogranadina...... 27 El carnero ante la critica...... 41

CAPITULO II: El narratario y sus roles actanciales...... 53 Indagaciones en torno al narratario...... 55 El narratario en El carnero...... 62 Roles actanciales en El carnero ...... 69 De mediador entre el texto y el lector...... 72 De almacenador de la informaciôn...... 74 De investigador y fiscalizador de informaciôn.... 79 De espectador de las disputas del narrador con conceptos temâticos...... 82 De acompafiante del via je narrative...... 85 De evaluador de su propio discurso...... 87 CAPITULO III: Contratos narratives...... 91 El titulo...... 92 Dedicatoria...... 99 El prôlogo...... 100 Capitules...... 108

CAPITULO IV: El viaje narrative...... 116 Preguntas y respuestas...... 126

CAPITULO V: Actuaciôn narrativa...... 132 Foregrounding ...... 149

CAPITULO VI: Participaciôn del narratario en les cases... 155 "El indie derade"...... 161 "Corne un clérige engaflô al demonie e a su mehân per él" 164 "EL tesore de Guatavita"...... 166 "El case de la Juana Garcia"...... 167 "El encemendere de Chivatâ"...... 171 "El jugader Juan de les Ries"...... 173 "Francisco de Ontanera"...... 175

CONCLUSIONES...... 178

BIBLIOGRAFIA...... 188

VI INDICE DE FIGURAS

Pàa.

Figura 1: Ejemplo del Manuscrite Ricaurte y Rigueyro.... 19

Figura 2: Ejemplo del Manuscrite de Del Castillo...... , 19

Figura 3 : Ejemplo del Manuscrite de Yerbabuena...... 20

Figura 4 : Ejemplo del Manuscrite del padre Hincapié.... 20

Figura 5: Ejemplo del Manuscrite de Sierra y Espineli... . 21

Figura 6: Titulo del Manuscrite Ricaurte y Rigueyro.... 94

v i l CAPITULO I

INTRODUCCIÔN EL CARNERO Y SU CONTEXTO

"Amigo lector."

En el afio 1638, en la ciudad de Santafé de Bogotâ, Juan

Rodriguez Freyle compuso una compleja obra narrativa, titulada Conauista v descubrimiento del Nuevo Reino de

Granada. con la que intenté reconstruir la historia de lo que hoy en dia es el pais de . Este texto, major conocido como El carnero. no solamente résulta ser un medio para guardar la memoria de los sucesos histôricos y culturales, sino también un discurso comprometido que relataba la vida diaria, ideologica, y politica de su tiempo.

Pue copiado y circulado en multiples manuscritos durante los doscientos veintiün afios que siguieron, hasta que Felipe

Pérez imprimiô la ediciôn principe en Bogoté en 1859.

Su configuracion discursiva basada en el dialogo responde al carâcter persuasive que logrô interesar a muchos iectores de la época. Las frecuentes instancias dialogadas de El carnero nos permiten apreciar la participaciôn activa del receptor interno del texto, es decir, del narratario.

Ademés de ser el interlocutor directe del narrador, es

1 2 también el actante que se acerca y se identifica con el

lector empirico, porque cumple primariamente el papel de

receptor.

Aunque en esa época no se contaba con la extensa teoria

de la recepcidn, de la que disponemos actualmente,

generalmente los autores de cronicas muestran en sus obras una lücida conciencia del fendmeno, como atestiguan Los

comentarios reales de los Incas (1609) del Inca Garcilaso de

la Vega, Historia de la villa imperial de Potosi (1737) de

Bartolomé Arzâns de Orzûa y Vela, y El lazarillo de cieaos

caminantes (1773) de Alonso Carriô de la Vandera, por solo

mencionar algunos ejemplos mayores.l

En los textos coloniales las referencias o alusiones al

receptor a quien, generalmente, se alude con los términos

"Lector, " "Curioso," o "Amigo lector," apuntan a la presencia

de lo que Gérard Genette define como un narratario

extradiegético: esto es, cuando el receptor interno de un

texto posee caracteristicas del lector empirico que le

permiten identificarse con él y, por lo tante, establecer una

relaciôn directa.

1 Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales de los Incas. Ed. José de la Riva-Agüero (México: Editorial Porrûa,S.A., 1990); Bartolomé Arzans de Orzua y Vela, Historia de la Villa Imperial de Potosi, Eds. Lewis Hanke y Gunnar Mendoza (Rhode Island: Brown University Press, 1965); Alonso Carrio de la Vandera, El lazarillo de cieaos caminantes. Ed. Antonio Lorente Medina (Caracas, Venezuela; Editorial Ayacucho, 1985) . 3 La nueva investigaciôn en torno a estudios coloniales hispanoamericanos surgida a raiz de 1992 ha producido aportes significativos sobre el narrador colonial, como lo atestiguan las recientes colecciones de ensayos: Critica v descolonizacién : el suieto colonial en la cultura latinoamericana (1992); Amerindian Images and the Leaacv of

Columbus (1992); Early Images of America (1993), Coded

Encounters (1994); y Conauista v contraconauista (1994).2

Las investigaciones de Margarita Zamora (1993) Reading

Columbus y la tesis doctoral de Lee Hunt Dowling (1982) que se enfoca en la lectura del Inca Garcilaso de la Vega, han aportado valiosos hitos criticos a la recepciôn de textos coloniales hispanoamericanos.^

A los estudios aludidos nos proponemos agregar una investigaciôn sobre la participaciôn del narratario en un

2 Beatriz Stephen Gonzalez y Lücia Costigan, eds. Critica v descolonizaciôn : el suieto colonial en la cultura latinoamericana. (Caracas : Co-ediciôn de la Universidad Simôn Bolivar y The Ohio State Univesity, Biblioteca de la Academia de la Historia, 1992); René Jara y Nicholas Spadaccini, eds., Amerindian Images and the Leaacv of Columbus (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1992); Jerry Williams & Robert Lewis, eds., Earlv Images of the Americas (Tucson & London: The University of Arizona Press, 1993); Francisco Javier Cevallos-Candau et al. Coded Encounters : Writing Gender, and Ethnicitv in Colonial Latin America. (Amherst: University of Massachussetts Press, 1994); Julio Ortega y José Amor Vàsquez, eds. Conauista v contraconauista : la escritura del Nuevo Mundo (México : El Colegio de México, 1994) .

3 Margarita Zamora, Reading Columbus (Berlceley: University of California Press, 1993); Lee Dowling, "Reading the Chronicle : Garcilaso de la Vega's La Florida." diss.(1982) (Arizona State University). 4 texto que se enmarca en la narrativa del siglo XVII. En este tenor, el objetivo principal de nuestra investigaciôn es indagar sobre la participaciôn activa del narratario en la configuraciôn del discurso histôrico del Nuevo Reino de

Granada en la obra El carnero de Juan Rodriguez Freyle.

El analisis de la participaciôn del narratario en esta obra toma como punto de partida su interacciôn con el narrador, quien, de un modo u otro, permite su incorporaciôn en la représentasiôn textual. Nos basamos teôricamente en los estudios de Gérard Genette sobre los agentes que forman parte del proceso narrativo del texto: el narrador como intermediario del autor y el narratario como intermediario del lector para indagar sobre los roles actanciales con los que participa el narratario en el viaje narrativo de E1 carnero.

Nuestro primer capitule, "Introducciôn: El carnero y su contexto," présenta un resumen general de El carnero y una sintesis biogréfica de Juan Rodriguez Freyle. Signe una breve descripciôn de las seis copias manuscritas existantes en distintos archives y bibliotecas de la ciudad de Santafé de Bogoté, las cuales pudimos examiner en sus originales.

También reseftamos el panorama de la crônica novogranadina de los siglos XVI y XVII que contextüa la crônica de Rodriguez

Freyle y, realizamos una sintesis de los estudios criticos emprendidos hasta la fecha.

En el segundo capitule, "El narratario y sus roles actanciales," resehamos diverses teorias de la recepciôn que 5 proponen définir el concepto del narratario de un texto.

Consideramos el mock reader propuesto por Walker Gibson, las

funciones y tipos de narratarios por Gerald Prince, los

narratarios intra y extradiegético definidos por Genette y su

concepto del universe ficticio, que reelabora Graciela

Reyes . Finalmente, contemplâmes la relacidn narrador-

narratario que establece Wolfgang Iser. La segunda parte del

mismo capitule consiste en identificar, définir e ilustrar

textualmente los diferentes roles actanciales que cumple el

narratario en El carnero: mediador entre el texto y el

lector, almacenador de la informaciôn, investigador y

fiscalizador de la informaciôn que entrega el narrador,

espectador de las disputas del narratario con algunos

conceptos temâticos del discurso, evaluador del discurso y

acompafiante del viaje narrativo.

En el tercer capitule, sobre "Los contratos narratives,"

utilizamos los conceptos de la promesa y la advertencia de

narrative performance, propuestos por Marie Maclean con el

propôsito de analizar el contrato narrativo que se establece

en la obra. Analizamos los términos en que se estipula dicho

contrato, segun se exponen en el titulo de la obra, el

prôlogo y las digresiones del narrador que versan sobre la

obra literaria.

4 Gérard Genette, Nouveau discours du récit.(Paris : Editions du Seuil, 1983) 7. Empleamos el término "universe ficticio" como una traducciôn del concepto francés "diégèse," desarrollado por este estudioso. 6 El cuarto capitule, "El viaje narrativo," se centra en

el estudio de la interacciôn dialôgica que se establece entre

el narrador y el narratario a lo largo del viaje discursive de la obra. Nos apoyamos, fundamentalmente, en el concepto bakhtiniano del dialogo como expresiôn inherente a la vida y

a toda expresiôn discursiva. Ilustramos las diversas

estrategias dialôgicas que se emplean en el discurso

narrativo, taies como el recurso deictico, las preguntas

retôricas, las preguntas y respuestas dirigidas al narratario y las preguntas que le son atribuidas de emitir.

El quinte capitule, "La actuaciôn narrativa," contempla

el concepto del discurso como una representaciôn textual o performance, segun lo han elaborado Marie Maclean y Wolfgang

Iser respectivamente. Consideramos la ubicaciôn de los

enunciados a base del empleo de foregrounding, como recurso

esencial para llevar a cabo la definiciôn de los niveles

diegéticos del texto. Se aplican los planteamientos de Keir

Elam con respecte a la propiedad lingüistica de foregrounding

que requiere que el lector o espectador reaccione ante la

apariciôn inesperada de algün enunciado. Visualizamos el

texto escrito como un escenario en el que se monta o

représenta el discurso histôrico a través de la presencia o

ausencia de las voces de sus actantes.

En el sexto capitulo, "La participaciôn del narratario

en los casos," examinamos los casos en los que se observa una

participaciôn explicita del narratario. El carnero entreteje

el discurso histôrico del Nuevo Reino de Granada con el 7 relato de veinticuatro episodios o casos, como los denomina el propio autor. Versan sobre asuntos partiiculares que, en su mayoria, se relacionan con lai vida privada de los

"vecinos" o residentes de dicho Reinq.^ Nos eentramos en las estrategias de transition que emplea el i narrador para trasladar la narracidn del discurso histôrico al relato de cada uno de los siete casos seleccionados, asi como el rol actancial del narratario en los mismoq.

Si consideramos que para el estudio de El carnero sôlo contamos con dos investigaciones orientadas hacia la participaciôn del narrador, el estudio de David W. Foster,

"Notes Toward Reading Juan Rodrigue?; Freyle‘s El carnero" y el estudio de Silvia Benso, "La téqnica nabrativa de Juan

Rodriguez Freyle, " podemos sefialar que nuestra investigaciôn constituye el primer estudio que se centra en el polo del receptor interno o narratario en El carnero!. ® Hasta donde tenemos conocimiento, también constituye el : primer estudio enfocado en el tema del narratario en; la narrativa novogranadina.

5 Walter Mignolo, "Cartas, crônij-cas y relaciones del descubrimiento y la conquista." Luis Ihigoi Madrigal, ed. Historia de la literatura hisnanoamericana. Eooca Colonial. (Madrid: Ediciones Cétedra, 1982) 101. Mignolo emplea el término "vecino'' para referirse a los vocablos contempordneos "residents," "ciudadano."

^ Silvia Benso, "La técnica narrativa de Juan Rodriguez Freyle." Thesaurus 32 (1977):95-155; David! Foster, "Notes Towards Reading Juan Rodriguez Freyle‘s El carnero: The Image of the Narrator," Revista de estudios colombianos 1(1986): 1- 15. El carnero

La historia narrativa de la Conauista i descubrimiento del Nuevo Reino de Granada de las Indias Occidentales del Mar

Océano, i fundacidn de la ciudad de Santa Fe de Boaotà. que

Juan Rodriguez Freyle escribid en 1638, ha adquirido el titulo popular de El carnero. Su prôlogo expone el plan de la obra y las estrategias discursivas que la componen, taies como la exclusiôn de las "ficciones poéticas."'^ Se compone de veintiün capitules y dos apéndices anexos, ordenados de acuerdo a la secuencia cronolôgica de los acontecimientos histôricos que presentan un cuadro narrativo de las instituciones indigenes, la conquista y el primer siglo de vida del Nuevo Reino de Granada, hasta el afio 1638, cuando el marqués de Sofraga se apresta a embarcar en Cartagena rumbo a

Espaha.

El primer capitulo présenta a los primeros conquistadores y gobernadores de Santa Marta, ciudad que sirviô de cabeza de puente para la conquista del interior.

Del capitulo dos al cinco se refiere la historia, costumbres y guerras de los Chibchas. A partir del capitulo seis en adelante El carnero adquiere los matices de una crônica con un alto grado moralizante y queda entretejida con la

^ Juan Rodriguez Freyle, El carnero. ed. Dario Achury Valenzuela (Caracas: Editorial Ayacucho, 1979). Todas las referencias y citaciones de la obra se remiten a esta ediciôn. Las citaciones incluidas en el texto son proporcionadas en nota parentética con el numéro del capitulo que las contiene y su correspondiente numéro de la pagina. 9 incorporaciôn de una variada gama de personajes, citas biblicas y casos que versan sobre distintos aspectos relacionados con la vida de los "vecinos." La obra se

transforma en un cuadro animado y viviente en el que se représenta a cada uno de los participantes de la conquista y

la fundaciôn del reino. En Ficciones de El carnero, Hector

Orjuela nos informa que "los sucesos politicos estân enlazados con un sinnumero de anécdotas, por lo regular escandalosas, que pintan la sociedad de enfonces con rasgos maestros."8

El plan que se proyecta desde su titulo, de relatar la historia de la ciudad de Santafé de Bogotâ, sufre cierta modif icaciôn en el texto debido a la inclusiôn de otros

lugares geogréficos y de relates que en parte ocurren fuera

de los limites de Nueva Granada, referencias a hechos heroicos de la historia universal, sucesos narrados en las

Sagradas Escri turas y numerosos pasajes erudites y

apologéticos. Pupo-Walker opina que Rodriguez Freyle créa una obra que "convoca recursos exprèsivos que proceden tante

de la historiografia, la ficciôn y el folklore como de la

literatura didâctica y religiosa de la Edad Media y el

Renacimiento," lo que hace que El carnero sea "por encima de

^ Héctor Orjuela, Ficciones de El carnero. (Irvine: Ediciones La Candelaria, 1974) 20. Orjuela se basa en una cita de José Maria Vergara y Vergara. 10 todo, una ingeniosa obra de creacidn," cuyo autor intento reconstruir el complejo mundo de la region de Nueva Granada.^

Susan Herman sostiene que José Maria Vergara y Vergara fue el primer historiador literario que puntualiza la extensiva lectura o recepciôn de El carnero entre los afios de

1636 y 1859:

Como solemne aniversario de la fundaciôn encontramos el manuscrite que bajo el nombre de El carnero circulô durante 221 afios por todos los ecos de nuestra sociedad, multiplicado en copias mâs o menos fieles, despertando y manteniendo la curiosidad de todos; y que venciendo tiempo y polvo, egoismo y guerras, llegô por fin à las manos del sefior Felipe Pérez, quien lo fijô para siempre en el mundo, déndolo a luz en el tipo y ediciôn algo màs belles de lo que hubiera sonado Rodriguez Fresle.

Los manuscritos

Después de doscientos veintiün afios de que se escribiô

El carnero. aparece la ediciôn principe de Felipe Pérez,

1859, la cual fue considerada la ediciôn mas fiel al original hasta nuestros tiempos.^ ^ No obstante, los estudios

9 Enrique Pupo-Walker. "La reconstrucciôn imaginativa del pasado en El carnero de Rodriguez Freyle," Nueva revista de filoloaia hisoénica 27.2 (1978): 346; "La historia como pretexto. Formas de la invenciôn literaria en El carnero. " e d . La vocaciôn literaria del oensamiento histôrico de América (Madrid: Editorial Credos, 1982) 124.

10 Susan Herman, "The conauista v descubrimiento del Nuevo Reino de Granada. Otherwise known as El carnero. The corônica, the historia, and the novela." Diss. (1978) (Yale University).

11 Felipe Pérez, ed. Conauista i descubrimiento del Nuevo Reino de Granada de las Indias Occidentales del mar océano, i 11 analizados hasta la fecha no han logrado establecer con certeza cudl haya sido el manuscrite original de esta obra.

Después de la ediciôn de Pérez ha habido muchas otras que no especifican ni siquiera la editorial.

Muchos estudiosos de esta obra se han preguntado por la ubicaciôn del manuscrite original mismo o sobre dates que puedan dar alguna sefia sobre cuâl de los existentes sea copia mâs fidedigna a la versiôn que escribiô Rodriguez Freyle mismo. A pesar de que contamos con la informaciôn obtenida en nuestra investigaciôn de archives y los dates proporcionados por investigadores especializados en la materia, tales como Jésus M. Henao (1935), Dario Achury

Valenzuela (1979), Mario Germén Romero (1984), y Hernân

Lozano (1989), no se ha establecido definitivamente el manuscrite original. Henao se refiere a la primera ediciôn de esta obra hecha por Felipe Pérez en 1859 en los siguientes términos:

Concluye el editor su juicio que hay varias mâs o menos imperfectas copias de El carnero. hechas por diferentes pendolistas en distintas épocas; pero el manuscrito que él ha tenido a la vista merece la mayor fe por su antigüedad, pues esté en letra pastrana y tiene taies caractères de vejez, que bien pudiera ser el mismo manuscrito autôgrafo.^^ fundaciôn de la ciudad de Santa Fé de Boaotâ. primera de este reino donde se fundô la Real Audiencia i chancilleria, siendo la cabeza, se hizo arzobisoado. (Bogotâ: Imprenta de Pizano, 1859).

12 Jésus Henao, ed. El carnero por Juan Rodriguez Freile (Bogotâ; Libreria Colombiana, 1935) 6. 12 Tal como lo da a entender Henao, no podemos dejarnos llevar por la informaciôn que bien intencionadamente ha entregado el primer editor del libro, pues no se cuenta con ningun dato que realmente nos acredite el hecho que Pérez hubiera tenido acceso al manuscrito original; por lo tanto, solamente podemos seguir sosteniendo que se trata de una màs de las copias entre los manuscritos existentes que describimos brevemente en este capitulo.

A través de nuestra investigaciôn archivera y la sintesis de la que ofrecen Jésus Henao y Romero en sus respectives ediciones de la obra, nos enteramos de la existencia de seis manuscritos, de los que hemos podido revisar cinco. Ademés de los anélisis realizados por Henao y

Romero, contamos con el resumen de una revisiôn hecha por

Hernân Lozano para su ediciôn Conauista v descubrimiento del

Nuevo Reino de Granada por Juan Rodriguez Freile. (1989), facsimil de la ediciôn de Felipe P é r e z . La tesis doctoral de Susan Herman, "The conquista y descubrimiento del Nuevo

Reino de Granada, Otherwise known as El carnero: The corônica, the historia, and the novela," también élabora una descripciôn de los manuscritos y advierte que no los ha revisado personalmente porque sus observaciones se apoyan en

Romero. Hemos logrado accéder a cinco de los seis

Hernân Lozano, Conauista v descubrimiento de la conauista del Nuevo Reino de Granada por Juan Rodriguez Freile, facsimil de la ediciôn principe de Felipe Pérez (Cali: La industrie cultural Ltda., 1989). 13 manuscritos que se encuentran en la ciudad de Santafé de

Bogoté, para cumplir con la tarea de comparer los ejemplos textuales en nuestro anélisis que se basa en el texto establecido por la ediciôn de Achury Valenzuela.

Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro

Este manuscrito esté fechado con el afio 1784 y se encuentra en la Biblioteca Nacional de Colombia, donde fue adquirido en 1905. Consta de veintiün capitules y dos catélogos adjuntos, en un total de 184 folios. La portada reza: "Pertenece al D.D. Josef Antonio de Ricaurte y Rigueyro

Agente Fiscal por su Majestad de la Real Audiencia de este

Reino, quien lo hizo copiar de su original afio de 1784. "14

Todo el texto esté escrito con una caligrafia clara y muy fécil de seguir.

De acuerdo a la descripciôn proporcionada por los comentarios de Felipe Pérez, con la ediciôn principe, podemos deducir que el Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro ha sido el que ha empleado para su ediciôn. Debido a la falta de informaciôn relacionada con el empleo de este manuscrito en ediciones, no podemos entregar ningün antecedente probado sobre su utilizaciôn. Solamente por la breve descripciôn que da Achury Valenzuela sobre este manuscrito, podemos tener en cuenta que fue éste el que ha utilizado para su ediciôn. Lo

Ubicamos este manuscrito en primer lugar por ser la copia en que se basô Achury Valenzuela para su ediciôn detallada de la obra. 14 describe como "copia del original [sic], fechada en 1784, de propiedad de don Antonio Ricaurte y Rigueyro, fiscal de la

Real Audiencia y defensor del precursor don Antonio Narifio-''^^

For lo tanto, decidimos utilizer esta copia como referencia para comprobar las instancies en que hay intervenciôn del narrador y del narratario en el texto, considerando siempre qua a pesar de las diferencias en la redaccidn no afectan la interaccidn entre los actantes.

Manuscrito de Del Castillo

Este manuscrito lleva la fecha del aflo 1795 y consta de

84 folios, su nombre se debe al hecho que fue transcrite para un vecino de la ciudad de Santafé, el doctor José Manuel del

Castillo. Este manuscrito, como el anterior, también se encuentra en la Biblioteca National de Colombia. En la mitad del cuarto capitule comienza una caligrafia distinta a la empleada desde el prélogo y este cambio de letra dénota la participacién de més de un copista en su transcripcién. El primer tipo de letra se asemeja a la empleada en el

Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro, pero muestra una mayor prolijidad. La letra que continua desde la mitad del cuarto capitule se diferencia mucho de la empleada al principle, especialmente por el tamafio y lo apretado que se ve el texto.

Su lectura résulta mâs dificil, debido a que el texto tiende a estar comprimido en la pégina. Consta de veinte capitules.

Achury Valenzuela, Ivi. 15 No tiene indice y en la portada hay una nota que dice: "Se copié de otro Manuscrito este afio de 17 95 para el sefior doctor José Manuel del Castillo, natural de esta ciudad de

Santafé de Bogotà." La primera hoja contiene el sello del estudioso colombiano Juan Vergara y Vergara.

Manuscrito del Archive del Colegio de San Bartolomé

Sobre esta copia del manuscrito considérâmes la informaciôn que nos otorga Romero, tanto en su ediciôn como en conversaciones que sostuvimos durante nuestra

investigacidn en la ciudad de Santafé de Bogoté porque no fue posible examiner el documente. Este manuscrito carece de

fecha. Consta de veinte capitules, pero faltan los folios 1 a 14 y 37 al 43. Romero considéra que "la copia es bastante defectuosa, contiene variaciones accidentales y variantes notables en los catélogos de nombres propios; funde en une

los capitules XVI y XVII.

Manuscrito de Yerbabuena

Este documente, fechado con el afio 1810, se encuentra en

la Biblioteca Yerbabuena del Institute Caro y Cuervo y consta

de 133 folios. Aunque esta fechado con el afio 1810 no

podemos dar por segura esta fecha, debido a que el cero

parece haber side corregido, lo que da la posibilidad de

Juan Rodriguez Freile, El carnero. Segün manuscrito de Yerbabuena. ed. Mario Germàn Romero. (Bogoté: Institute Caro y Cuervo, 1984) xxiv. 16 haber side otra cifra, por ejemplo, 1819, ya que el cero es deraasiado pequefto e irregular con respecte al resto de los numéros. Ademas de la irregularidad del cero en el aho estipulado, también se cuenta con la fecha incluida al final de la "Introducciôn," donde dice, "Santafé y Enero 6 de

1819," numéro también enmendado.

Hay algunos antecedentes sobre el copista que pudo haber escrito este manuscrito, con una nota en otro tipo de letra y color de tinta que dice, "Copiado y enmendado con algo e ilustrado con algunas notas por el presbitero Miguel Espineli en , afio de 1810, que lo copia de otro manuscrito bien trabajoso." Esta nota nos permits relacionar este manuscrito con el de Sierra y Espineli, cuyo copista pudo haber tomado parte en la confecciôn o haber copiado del mismo.

Manuscrito del padre Jaime Hincapié Santamaria

Romero sefiala que se cree que es una copia hecha en el siglo XVIII. Consta de 150 hojas numeradas, pero carece de tapa. Tiene un prélogo que se titula "Amigo lector," con lo que coincide con el Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro.

Manuscrito de Sierra y Espineli

Esta copia esté fechada con el afio 1812 y consta de 138 folios. Se encuentra en la Biblioteca Luis Angel Arango en

Bogoté. Las anotaciones que aparecen en ambos mérgenes del texto, indican que se trata de una copia hecha a base de otro manuscrite. Al inicio contiene un prélogo hecho por Sierra y 17 Espineli que présenta a la obra. Las anotaciones no deberian parecer ninguna sorpresa, porque ya en la portada, seguido del tltulo "Carnero" se incluye una nota que hace referencia al que lo copié:

Carnero. Historia que cuenta los lances, bullas y alborotos que sucedieron en Santafé desde su poblacién hasta ciento cincuenta afios después. Correjida y aumentada por Don Miguel Gerénimo de Sierra y Espineli, maestro de latinidad en el colegio de San Juan Nepomocemo de la ciudad de Tunja en el afio 1812.

También incluye una introducciôn del copista donde hace alusiôn a la recepciôn de la obra a través de muchas anotaciones, que continüan en el texto con una numeraciôn en estilo romano. Las anotaciones de los mérgenes cumplen la funcién de una nota al calce, porque los datos proporcionados apuntan a un seguimiento de los datos que va recopilando el copista. La primera de estas notas solamente repite la informaciôn dada en el texto, quizé como una manera de escribir e ir anotando como ayuda memoria. En cambio, la nota cuatro ( ya que no nos fue posible encontrar las notas del 1 al 3 en la reproducciôn en fotocopia) contiene un anélisis de conceptos empleados en el texto, taies como el corage. El prôlogo de la obra tiene el titulo de

"Introducciôn" y no de "Amigo lector," como las demés copias.

Hemos averiguado que sôlo dos de los seis manuscritos mencionados han sido claramente empleados para ediciones: el

Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro y el Manuscrito de 18 Yerbabuena. El primero, por haber sido utilizado en la ediciôn principe de Pérez, es el manuscrito mas empleado.

Nuestro cotejo comparativo se debiô a la posibilidad de que algunos pasajes del texto difiriesen demasiado en su

forma discursiva.i^ como resultado de la investigacidn,

logramos verificar que las instancias textuales en que se desarrolla el diàlogo entre los actantes narratives que hemos

incluido en nuestro anélisis, aparecen en cada uno de los

cinco manuscritos examinados. Al mismo tiempo debemos

aclarar que la inclusiôn de las instancias textuales no

signifies que las oraciones textuales no varien en su forma,

con lo que no pretendemos objetar de ninguna manera los

alcances de algunos criticos como Lozano y Romero, quienes

observan que cada uno de los manuscritos contiene diferencias

en muchas partes de su t e x t o . 1%

La cita de las figuras 1 al 5, ilustra nuestra

investigacidn y los resultados del cotejo de ejemplos que

realizamos. Las diferencias que encontramos entre una

versidn y otra versa principalmente en la sintaxis y no en

las instancias en que los actantes narratives participan en

el texto.

El examen de los manuscritos fue posible merced al respaldo de las becas Tinker Foundation Travel Grant del Latin American Studies Program y Graduate Student Alumni Research Award, ambos de The Ohio State University, y la acogida del Institute Caro y Cuervo, durante los meses de marzo y abril de 1994. A todos expresamos las debidas gracias.

18 Lozano, LXVII. 19

ctl^cvn- OMX-iO70 -ta^coT) Tncfi^umxü. c^vu, cU, cù?f^ cascy r%S_ ■~z^nî}cD a y,a^ dA^ fuc, Cnxxcc:n3> :i rnscxzcct^a/ci -jo (^cà^ cocxUie^ jW- Cffz^a^r^ T£^m?z gLoOzaxc/x, / tm- crh> /jcu^ -7ta^ c^K /zo. cxof^ot^J^PyÙ ^ y ^0{^(jx ^O1CæÎvj 3 trtv -Trie. Aa/Zo, D W Z^cû ^<£=inxn. ^ Zj ü j v t ÿ ^ cfUC. t7^t>y &9oz4YkAèo Cr^ C < y > w % / e .

Figura 1: Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro, capitule II,

folio 6.

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Figura 2: Manuscrito de Del Castillo, capitule III, folio 9. 20

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Figura 3: Manuscrito de Yerbabuena, Capitule III, folio 7.

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Figura 4: Manuscrito del padre Hincapié, capitule III,

folio 9- 21

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Figura 5: Manuscrito de Sierra y Espineli, capitule III,

folio 10.

Otra de las instancias màs significativas que hemos coraprobado que se môintiene sin variacidn textual alguna es la que muestra la interaccidn entre el narrador y el narratario a través de la solicitud del primero: T o n g a aqui el dedo el lector, y espéreme màs adelante, porque quiero acabar esta guerra . . .' (IV, 30), como también: 'Con lo cual podrà el lector guitar el dedo de donde lo puso, pues ya habrà entendido bien la ceremonia. ' (V, 38). En cada uno de los seis manuscritos, que fueron copiados a raano por diferentes 22 copistas, segun se deduce de la diferencia de letra que cotejamos, hemos observado las siguientes caracteristicas.

Publicaciones de la obra

La obra circulé en calidad de manuscrito copiado a mano por doscientos veintiun afios, lo que da la posibilidad que se cuente con alguna otra que no haya sido identificada aun.

Hasta el presente afio se cuenta con nueve ediciones de El carnero. sin considerar las numerosas reproduceiones de la una o la otra que circulan principalmente en librerias populares de Colombia.La primera ediciôn, basada en el

Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro, es realizada por Felipe

Pérez, como la ediciôn principe de 1859. Ignacio de Borda realiza la segunda ediciôn de El carnero en 1884, la cual es utilizada para compilar la ediciôn de Samper Matiz, que realiza en 1890.2° En 1926, Germân Arciniegas realiza la cuarta ediciôn. En 1936, Jésus Maria Henao realiza una ediciôn en la que se dice que reproduce parcialmente el

Manuscrito de Ricaurte y Rigueyro. En 1955, se cuenta con la ediciôn de la Revista Bolivar, que no incluye nombre de editor.21 La ultima ediciôn que se basa en el Manuscrito de

Romero, xxx-xxxvi. Agregamos dos ediciones a las mencionadas por Romero.

20 Ver Bibliografia de esta tesis, fuentes primarias, donde citamos cada una de las ediciones aqui mencionadas.

21 Juan Rodriguez Freyle, El carnero (Bogoté: Ministerio de Educaciôn Nacional, 1955). 23 Ricaurte y Reigueyro es la realizada por Achury Valenzuela, en 1979, con anotaciones muy extensas y de notable erudiciôn.

En 1984 Mario German Romero realiza una ediciôn basada en el Manuscrito de Yerbabuena, ubicado en la biblioteca

Yerbabuena del Institute Caro y Cuervo. Esta es la ediciôn màs reciente de la obra.22 Romero présenta esta ediciôn como

"la transcripciôn de un manuscrito màs conocido del Carnero, que servirà para el cotejo de las copias conocidas hasta la fecha."23 Esta ediciôn contiene un prôlogo y estudio muy complète sobre la obra y los manuscritos.24 El texto de esta ediciôn, aun siendo copia fiel del Manuscrito de Yerbabuena, contiene una sintaxis que se asemeja màs al espafiol contemporàneo que al de la época, lo que nos indica el nivel de redacciôn del copista que realizô el manuscrito.

sôlo pensar en hacer un panorama complète de las ediciones de El carnero nos significaria una tarea quizàs imposible, porque se cuenta con muchas publicaciones de la obra que apenas incluyen los datos de la casa editorial, menos aun de quién las realizô. En 1961 aparece la primera

22 Carlos José Reyes, director de la Biblioteca Nacional de Colombia, nos informa que actualmente César Olmos y Delia Palominos realizan una nueva ediciôn de la obra.

23 Romero, El carnero. i.

24 Romero, xxiii-xxx. 24 ediciôn en inglés, editada por William Atkinson, titulada The

Conquest of New Granada.

Noticias sobre Juan Rodriauez Frevle

Son muy escasos los antecedentes que podemos recopilar de la vida de Rodriguez Freyle, debido a que no existen mis fuentes de informaciôn que las mencionadas en el texto mismo, salvo uno u otro antecedents, pero no es suficiente para delinear una biografia compléta de este autor. Por ello, solamente escudrifiamos los datos que nos proporcionan los principales estudios y ediciones de su obra. Lo que sabemos es que nuestro autor fue un criollo novogranadino. Dario

Achury Valenzuela informa que el "Libro segundo del bautismo" de la iglesia arzobispal de Santafé de Bogoté contiene los datos del nacimiento del nifio Juan que dice: "Juan, a 7 dias del mes de maio de 1566 baptize yo Juan descobar cura de esta

Sancta iglesia a juan hijo de juan Freile y de su légitima muger Catalina Rdz" (XV)

En 1575 Juan Rodriguez Freyle cursô sus primeras letras en la escuela del maestro Segovia en Santafé de Bogoté. Diez aftos més tarde, en 1585, nos enteramos que viaja a Espafia en calidad de ayudante del oidor Alonso Pérez de Salazar.

Después de seis ahos, en 1591 regresa al Nuevo Reino de

Granada, donde se hace amigo del sobrino del cacique

25 William Atkinson, The Conquest of New Granada (London: Folio Society, 1961). 25 Guatavita, quien le provee gran parte de la informaciôn sobre el reino de los naturales que proporciona en su texto. En

1609 se dice que manejaba una finca en el Valle de Guasca y de 1621 a 1630 se ve sujeto a un juicio que pierde y lo deja con pocos recursos. En 1636, esté escribiendo su Conquista v descubrimiento del Nuevo Reino de Granada y en 1638 termina su crônica. Orjuela indica que se cree que muriô por el afio

1642, pero de su muerte sôlo podemos aproximar la fecha dada, como también el lugar, el Nuevo Reino de G r a n a d a . 26

Las noticias biogràficas de Juan Rodriguez Freyle cobran mayor significaciôn ya que son muchas las autorreferencias al autor que podemos encontrar en el texto de El carnero para autorizar la informaciôn que provee. El autor emplea una serie de recursos discursivos para lograr su objetivo, entre

los cuales se cuenta con las alusiones autobiogréficas que hace el autor de una manera "subliminal," como lo califica

Achury Valenzuela. Para este investigador lo subliminal

consiste en que el autor deja escapar algunos datos o

expresiones no relacionadas con el relato mismo durante el

curso de la obra, pero su repeticiôn causa un efecto en el

subconsciente del receptor de fi jar la idea con mayor

eficacia que lo referido en el texto.27 De alguna manera

Rodriguez Freyle nos ha querido dejar un legado de su

26 Orjuela, 11.

27 Achury Valenzuela, xiv. 26 biografia quiza para darle mâs credibilidad a su texto y porque sabia que era la oportunidad para darse a conocer.

En el segundo pdrrafo del prôlogo observa, "he querido hacer este breve discurso por no ser desagradecido a mi patria, y dar noticia de este Nuevo Reino de Granada de donde soy natural." (5) El hecho que proporcione este dato en el texto no significa, sin embargo, que vayamos a encontrar una biografia ordenada de los datos del autor, sino alusiones que sirven para apoyar la informaciôn que vaya entregando. En el segundo capitulo respalda la autoreferencia que él mismo plantea para contestar una pregunta que hipotéticamente le haya hecho el narratario:

Paréceme que algùn curioso me apunta con el dedo y me pregunta, que de dônde supe estas antigüedades; pues tengo dicho que entre estos naturales no hubo quien escribiera, ni cronistas. Respondo presto por no me detener en esto, que naci en esta ciudad de Santafé, y al tiempo que escribo esto me hallo en la edad de setenta aftos, que los cumplo la noche que estoy escribiendo este capitulo, que son los veinticinco de abril y dia de San Marcos del dicho afto de seiscientos treinta y très. Mis padres fueron de los primeros pobladores y conquistadores de este Nuevo Reino. (II, 17)

La informaciôn autobiogréfica que continua proveyendo el autor no signe un orden cronolôgico ni tampoco es suficiente para construir una biografia detallada del autor. Monsefior

Mario German Romero incluye en su ediciôn un compendio de citas autobiogréficas que hace el autor a través de toda la obra. La primera reza:

Al principio del afio 1553 entré en esta ciudad el arzobispo don fray Juan de los Barrios, de la Orden de San Francisco, el cual trajo consigo a mis 27 padres. En este tiempo habia una cédula en la Casa de la Contrataciôn en Sevilla, por la cual prohibia Su Majestad el emperador Carlos V, nuestro rey y sefior, que a estas partes de Indias no pasasen sino personas espafiolas, cristianos viejos, y que viniesen con sus m u j e res.28

Con esto, podemos entender que sus padres fueron espaboles. Por medio de la obra también nos podemos enterar de que Rodriguez Freyle viajô a Espafia, donde permaneciô seis afios. Después de su regreso a Santafé entabla amistad con un sobrino del cacique de Guatavita, quien pudo haber sido una fuente fidedigna para la informaciôn que incorpora en su texto. Romero calcula que Juan Rodriguez Freyle ya habia fallecido por el afio 1642.29

La crônica colonial novoaranadina

La génesis de la crônica novogranadina - como relato historiogràfico que cuenta los hechos de la conquista y colonizaciôn del Nuevo Reino de Granada - no se produce esponténeamente ni constituye un producto del simple interés o curiosidad intelectual de los autores que practicaron dicho género escritural. Tampoco podemos suponer la neutralidad u objetividad de dicho discurso. Por el contrario, es innegable el carécter comprometido de la crônica oficial con la empresa imperial espafiola en el Nuevo Mundo. La crônica oficial no sôlo proveyô a la Corona la informaciôn requerida

28 Romero, xiii-xxii.

29 Romero, xxii. 28 para la implantacion de una politica de control, sino que simulténeamente se constituyô en un discurso legitimador de la conquista como guerra justa y empresa colonizadora. Es en este tenor que Bernardo Tovar Zambrano concibe la crônica generada en torno al Nuevo Reino de Granada como un discurso comprometido que en la medida en que ordena los hechos y acontecimientos que relata, busca una respuesta pràctica a los conflictos surgidos a raiz de dicha empresa. ^0 sehala al respecto que el conflicto producido en los hechos histôricos, se libra como una polémica en las crônicas:

Para sustentar sus posiciones, los implicados en la controversia forjan un discurso en donde la visiôn de los hechos no deja de ser sesgada en muchos casos: asi, por ejemplo, ciertas descripciones sobre la situaciôn de los indigenes se elaboran de tal manera que permitan légitimer, por su "estado de naturaleza inferior y salvaje" la esclavitud, o por el contrario, se efectûan con una visiôn positiva de su estado cultural para reclamar su igualdad humana y sus derechos. En la etapa inicial de la Crônica general [sic] -aquella que se refiere al conjunto de las colonies espafiolas, estas tendencies estân representadas, la primera en Gonzalo Fernéndez de Oviedo y la segunda en Fray Bartolomé de las Casas, y parte de su influencia se registrar^ en algunos cronistas del Nuevo Reino de Granada.

En el afio de 1571, la Corona créa el cargo de Cronista

Mayor adscrito al Consejo de Indias.^2 El ocupante de dicho

30 Bernardo Tovar Zambrano, La colonia en la historioarafia colombiana (Medellin: Editorial Lealôn, 1984) 22.

31 Tovar Zambrano, 23.

32 Tovar Zambrano, 25. Sefiala que: "La Corona aducia, igualmente, a la necesidad de dejar memoria de los sucesos espafioles en el Nuevo Mundo y sobre todo, de escribir la historia 'verdadera y oficial' de las Indias para combatir y 29 cargo escribia de acuerdc a las exigencias del Estado

Metropolitano y a que debla:

defender y legitimar la ocupaciôn espafiola, justificar la conquista y la cristianizaciôn, propugnar por el orden institucional en sus propios asuntos conflictivos y crear el reconocimiento ideolôgico sobre lo que consideraba la itiisiôn histôrica de Espafia en el Nuevo M u ndo. "33

Por otro lado, la censura espafiola se extendiô a los libros de temâtica y asunto colonial. Los temas sujetos a mayor mutilaciôn eran los relativos a cuestiones de la conquista, taies como la esclavitud indigene y la conducta cruel que exhiblan los conquistadores, y asuntos relativos a la conflictos politicos coloniales como los derechos del rey versus los derechos de los conquistadores, asi como todo comentario que dejara traslucir los conflictos domésticos de la corona espafiola o que contribuyera a sostener y promover la leyenda negra del imperio espafiol.34 En sintesis, en la etapa de la crônica general se pueden identificar dos tendencias: una oficial y una posiciôn relativamente contestataria, representadas respectivamente, por los escritos de Gonzalo Fernéndez de Oviedo y Fray Bartolomé de

las Casas. derogar los 'muchos errores' contenidos en algunos libros; finalmente, creia indispensable juzgar sobre la veracidad de lo escrito por los particulares, para lo cual determinaba someter dichos escritos a la censura como previo a su publicaciôn."

33 Tovar Zambrano, 27.

34 Tovar Zambrano, 28. 30 En cuanto a los cronistas représentâtivos del Nuevo

Reino de Granada, tenemos que distinguir dos etapas: la producciôn cronistica del Siglo XVI y principios del XVII, caracterizada por el relato histôrico global y una segunda etapa que se inicia alrededor de 1640, en la que se inscribe la obra de Juan Rodriguez Freyle, caracterizada por una narraciôn regionalista. Es necesario aclarar, sin embargo, dos ob]etivos comunes en todos los cronistas novogranadinos: el de guardar la memoria para la posteridad de los sucesos acaecidos en dicho Reino y el de exaltar el valor positivo de la empresa en cuanto accidn cristianizadora.

Juan de Castellanos (1522-1607) compuso la crônica versificada Eleoia de varones ilustres de la que sôlo se publicô la primera parte en 1589, que comprende desde la llegada de Colôn y los sucesos de las Antillas, hasta las primeras expediciones al continente.En la Dedicatoria al

Rey don Felipe II, comenta sobre el propôsito de su obra:

pues, en confianza de tan pobre talento como es el de mi ingenio, propuse cantar en versos castellanos

35 Tovar Zambrano, 31: Las partes segunda y tercera no llegaron a publicarse. Sobre la razones por las cuales la censura suprimiô un relato sobre Francis Drake expuesto en la tercera parte de Eleaias de varones ilustres comenta Bernardo Tovar Zambrano aludiendo al anélisis de Isaac J. Pardo sobre este aspecto - que el relato contenia: "acusaciones de incapacidad a las autoridades de Indias y mostraba la debilidad de las colonias para su defensa, lo cual se consideraba inconvenience para publicar, dado que taies noticias podian favorecer las acciones de los enemigos de Espaha." 31 la variedad y muchedumbre de cosas acontecidas en las islas y costa de mar del norte destas Indias occidentales, donde yo he gastado lo més y mejor del discurso de mi vida.

La selecciôn del vocablo "elegia" en el titulo de esta obra lo explica el propio autor en el Canto Primero de la

"Elegia I," (1589), primera parte:

A cantos elegiacos levante Con débiles acentos voz anciana. Bien como blanco cisne que con canto Su muerte soleniza ya cercana: No penen mis amigos con espanto, Por no lo comenzar més de maftana; Pues suelen diferir buenos intentes Mil varies y diverses corrimientos.

Para dar ôrden a lo prometido. Orbe de Indias es el que me llama A sacar del sepulcro del olvido A quien merece bien eterna fama: Diré lo que me fuere permitido Por lo que me descompone nuestra trama. Pues para correr vias tan distantes Habia de tomallas mucho antes.

Iré con pasos algo presurosos, Sin orla de poéticos cabellos Que hacen versos dulces, sonores A los ejercitados en leellos; Pues como canto casos dolorosos, Cuales los padecieron muchos dellos, Pareciôme decir la verdad pura Sin usar de ficciôn ni compostura. (1-24)

Sin olvidar los casos dolorosos de la conquista, Juan de

Castellanos no alcanzô el tone denunciador de Bartolomé de las Casas, aunque también se hizo eco de él. "Denuncia y condena los abuses de los conquistadores, su guerra despiadada contra los indigenas y las crueldades por elles

Juan de Castellanos, Eleaias de varones ilustre de Indias. Tome I (Bogoté: Editorial ABC, 1955) 47. 32 cometidas. " Por lo tanto, se ubica a Castellanos entre las dos tendencias representadas por Oviedo y Las Casas. La doble pretensidn historiogràfico-literaria que se percibe en el extenso poema de Castellanos en el que "se sobrepone a lo historiogràfico una intencidn literaria," convierte a esta crônica versificada en una excepciôn en el contexte de la temprana escritura cronical novogranadina.^^ Fray Pedro Aguado fue el continuador de Recooilaciôn

Historial. obra que habia sido iniciada por Fray Antonio

Madrano de la Orden Franciscana. Su tarea consistiô en re- elaborar y completar el cuerpo y discurso de esta obra.39 Uno de los mérites de esta crônica consiste en ser la primera que trata exclusivamente los sucesos del Nuevo Reino de Granada.

La finalidad de Aguado no era simplemente historiogràfica, puesto que no prétendra sôlo guardar la memoria de los hechos que cuenta, sino que contar los hechos en tanto que estos

tienen un caràcter ejemplar y moralizante que permitia validar la funciôn cristianizadora de la empresa

colonizadora. Aguado, al igual que Rodriguez Freyle,

considerô necesario incluir los acontecimientos virtuosos y

los viciosos, con un propôsito edificante. Como sefiala Tovar

Zambrano, a Aguado los postulados religiosos le sirven para

Tovar Zambrano, 30.

38 Tovar Zambrano, 33.

39 Fray . Recooilaciôn historial resolutoria de Sancta Marta v Nuevo Reino de Granada. Ed. (Bogotà: Academia de la historia, 1955). 33 juzgar y, finalmente, justificar los sucesos de la conquista y domination espaHola.40 ^ diferencia de Castellanos, Aguado no estructuro su obra a partir de los personajes, sino que siguiô la linea narrativa del relato regionalizado por ciudades y localidades lo que también tiene su antecedents en las crônicas peninsulares del siglo XV.

Durante la primera mitad del siglo XVII se destaca la obra de Fray Pedro Simôn, Noticias historiales de las conauistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales (1627).

Fray Simôn concebla la historia como una narraciôn verdadera a la que le adscribia propôsitos trascendentales y fines moralizantes. Al igual que Juan Rodriguez Freyle, pero de una manera mucho màs extensa y detallada, el padre Pedro

Simôn sefiala dos razones para emprender la tarea de escribir las Noticias historiales de las conauistas de Tierra Firme en las Indias: el olvido en que iban quedando los sucesos histôricos y el incumplimiento de otros historiadores para dar cuenta detallada y exacta de los sucesos acontecidos en esas regiones;

Todas estas cosas me solicitaron el deseo para darme à desenterrar memorias y memoriales tan cargadas y ciegas con la tierra del olvido, que las ha ido cayendo en màs de cien afios que ha que comenzaron las cosas hechas y sucedidas en los descubrimientos de Santafé y gobernaciôn de Venezuela, Cumanâ y otras a donde ha diez y nueve afios vine de la provincia de Cartagena de Espafia, donde me criô la religiôn, y todo este tiempo me ha durado el sentimiento de ver que siendo estas

40 Tovar Zambrano, 34. 34 partes de estas Indias de las mds principales que se han descubierto , .... no haya salido a luz historia entera de las muchas cosas que de ellas se pueden historian; porque aunque se han tocado en historias générales, han sido tan de paso, que sirve màs de cebar el deseo para saber lo que les falta, que de satisfacerlo;

También se debe sefialar el carécter contestatario de la crônica de Fray Simôn frente a la crônica oficial. Este autor reaccionô a la tergiversaciôn de los hechos y las inexactitudes de la crônica oficial y polemizô, con el cronista oficial, Antonio de Herrera quien compilô la Historia general de los hechos de los castellanos en las islas i tierra firme del mar océano (1601) a base de las relaciones que recibia la C o r o n a . ‘^2

Al examiner la cuestiôn del poder censor del cronista oficial, Rolena Adorno subraya el hecho que Herrera compilô su Historia general de los hechos de los castellanos . . .. a fines del siglo XVI cuando "literary practices were supported or suppressed insofar as they served or subverted political

Fray Pedro Simôn, Noticias historiales de las conauistas de tierra firme en las Indias occidentales. Primera Parte. (Bogoté: Imprenta de Medardo Rivas, 1882) ix.

42 Antonio de Herrera y Tordesillas, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas i tierra firme del mar océano, oor Antonio de Herrera coronista mavor de Su maiestad, v su coronista oficial de Castilla, en auatro décadas desde el afio 1492 hasta el 1531 (Madrid: Imprenta real, 1601) . 35 an ideological programs. "43 Sefiala como ciertos aspectos ideologicos de las crônicas Historia de las cosas de Nueva

Esoafia de Bernardino Sahagun y la Historia natural v moral de las Indias de José Acosta afectaron la aprobacidn del censor. Adorno indica que el éxito de Acosta en oposiciôn al fracaso de Sahagun estuvo relacionado con la mejor comprensiôn del primero sobre la dinémica de la politica de la C o r o n a . 44 Esta dinémica se centraba en los cambios que se impusieron para la escritura, taies como no usar idiomas indigenas o simplemente de mantener en su poder algün documente, aunque no hubiese sido creado por el que lo poseia; con esto Adorno se refiere a los côdices que algunos arzobispos se vieron en la obligaciôn de destruir para no ser inculpados de gestiones en contra de la C o r o n a . 45 por otro lado Maureen Ahern muestra cômo Herrera lleva a cabo la distorsiôn editorial, en la selecciôn arbitraria de los

Rolena Adorno, "Literary Production and Suppression: Reading and Writing about Amerindians in Colonial Spanish America" Disoositio 11 (1988): 8.

44 10. Acosta, a diferencia de Sahagun se ciflô més adecuadamente a dicha practica: "The significant difference between Sahagun and Acosta is not what is said but how it is presented. First of all, Acosta devoted three short chapters to the description of Mexican sacrifice, where Sahagun had devoted three dozen. Secondly, the accounts that Acosta presented were carefully couched in a series of Scriptural texts and cultural comparisons (chapter 19), arguments that the Indians were not repulsed by these traditional practices (chapter 22), and a lengthy sermon on the spiritual good the reader would reap from reading about Indian superstitions and practices (XXXI, 13 ).

45 Adorno, 14. 35 hechos en la recopilaciôn de la relaciôn de Fernando de

Alarcon, sobre la froncera norte de Nueva Espaha. 46

This imperial editor eliminated the episodes that described the frank and open dealings between the various cultures : the embraces, the intimate dialogues, the ceremonies and the prayers to the sun. He also reduced or eliminated many descriptions of indigeneous cultures - in other words, Herrera suppressed its 'strangeness,' its alterity.

Segun sehala Tovar Zambrano, frente a la historia generalizada del cronista mayor, comprometido con los

intereses del Estado, el padre Simôn "opta por la historia regionalizada, escribiendo desde aqui y compenetrândose con

sus condiciones en su perspective moralizante y providential buscando acercarse a la realidad original de las nuevas

tierras."48 La investigation reciente de Alvaro Félix Bolahos

recalca que las obras de Aguado y el Padre Fray Simôn

"permanecieron hasta casi el siglo XX inédites, censuradas o

publicadas parcialmente. La obra de Simôn no se publicô

compléta sino hasta 1892; . . .y Aguado no se comenzô a

publicar sino hasta 1917.

^ ^ Maureen Ahern, "The Articulation of Alterity on the Northern Frontier. The Relatione della naviaatione & scooerta by Fernando de Alarcôn, 1540." (Coded Encounters. Eds. Francisco Javier Cevallos-Candau et al. Amherst: University of Massachussetts Press, 1994) 46-59.

Ahern, 59.

48 Tovar Zambrano, 47.

Alvaro Félix Bolahos, Barbarie v canibalismo en la retôrica colonial: los indios Piiaos de Frav Pedro Simôn en el nuevo Reino de Granada. Manuscrito en prensa (Bogota, 37 Con Not~-icias historiales "la cronistica historiada cambia significativamente, e inclusive tiende a tornarse

tenue, esporddica y limitada."50 ofrece como raz6n para dicho cambio el proceso de la estabilidad politico-institucional

(civil y religiosa) que fue adquiriendo la sociedad colonial:

"en donde su movimiento histôrico parece tornarse en apariencia lento e imperceptible. Pasa la época de grandes hazafias y la crônica comienza a nutrirse del recuerdo

glorioso." a estas nuevas condiciones histôricas responden

las crônicas de Juan Rodriguez Freyle, Lucas Fernéndez de

Piedrahita, Juan Flôrez de Ocariz y Alonso Zamora.^2

En el siglo XVII hispanoamericano, diversos aspectos vinculados al descubrimiento y a la primera fase de la

conquis ta taies como el espiri tu aventurero, la

inestabilidad, la fiebre del oro, el sometimiento de indios y

la fundaciôn, habian perdido vigencia y dieron paso a la

quietud provincial. Este micro-marco del acontecer cotidiano

Colombia: Fondo editorial CEREC, Centro de Estudios de la Real Academia Colombiana) 32.

50 Tovar Zambrano, 50.

Tovar Zambrano, 50.

52 Lucas Fernéndez de Piedrahita, Historia general del Nuevo Reino de Granada (Bogoté: Imprenta de Medardo Rivas, 1881). Juan Flôrez de Océriz, Genealoaia del Nuevo Reino de Granada, ed. Enrique Ortega Ricaurte (Bogoté; Prensa de la Biblioteca Nacional de Colombia, 1943); Fray Alonso de Zamora, Historia de la provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada, ed. Fray André Mezasa (Bogoté: Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1945). 38 - en el que ya los hechos del descubrimiento y la conquista se miran con una relativa distancia - caracteriza el émbito hist6rico-social en que se desenvuelve Rodriguez Freyle cuando escribe El carnero. Camacho Guizado puntualiza:

El carnero refleja ese momento colonial. Si a la crônica de Castellanos se sobrepone una intenciôn literaria, la de Rodriguez (pues también es él un cronista) , que ya no encuentra ante si el mundo maravilloso y nuevo de la conquista, se hace literaria al tratar de penetrar en el âmbito doméstico de las gentes, al querer dar verdadero interés a lo cotidiano.53

Rodriguez Freyle déclaré que su objetivo al escribir su crônica fue conserver memoria de los hechos de la regiôn de

Nueva Granada. Anticipa al lector su propôsito de que, "sera la "relaciôn" suscinta y verdadera, sin el ornato retôrico que piden las historias, ni tampoco llevaré ficciones poéticas, porque sôlo se hallaré en ella desnuda la verdad."

(6)

Mignolo déclara que en este momento Rodriguez Freyle cuenta con una gran variedad de paradigmes discursivos de los cuales se sirve para configurât" su obra:

por un lado Freile inscribe su libro en la clase de los libros que se escriben para guardar memoria del pasado de una regiôn, dentro del marco de la conquista y de la colonizaciôn; por otro lado, tal relato no se apega a la seca narraciôn (como en las relaciones oficiales) sino que se articula mediante

Eduardo Camacho Guizado, Estudios sobre literature colombiana sialos XVI v XVII JLBogoté: Ediciones U de los Andes, 1965) 35. 39 estructuras "migrantes" que provienen de distintos tipos Y formaciones discursives.54

Aunque tradieionalmente se considéra a El carnero como una crônica histôrica de valor novelesco, cuyo mérito principal es literario, las fuentes referenciales que emplea

Freyle son Castellanos, el padre Simon, algunos documentos püblicos y privados y fuentes orales. Muchos de los relates van intercalados en la historia con un propôsito ejemplar y no para imitarlos por "el dafio de la conciencia." La narraciôn de sucesos escandalosos de su tiempo, constituye la razôn que atribuye Tovar Zambrano para que esta obra permaneciera inédita durante la colonia.55

Fernéndez de Piedrahita, con La Historia General del

Nuevo Reino de Granada (1688) pretendiô componer la historia de la regiôn desde un punto de vista global. Arguye como razones para escribir esta obra la generalidad y confusidn con que los historiadores anteriores han contado los datos acaecidos del Nuevo Reino de Granada:

Y aunque no hubiera otra causa mis que el ver por falta de historiador sepultadas en el olvido tan heroicas hazahas,cuando otras de menos consecuencia se hallan ilustradas con premios, en fe de la ponderaciôn de sus escritores, bastaba para que ocupasen la pluma en trabajo tan mal agradecido aun de los mas interesados. Y aunque los sucesos de que se ha de componer esta historia tengan poco més de doscientos ahos de antigüedad, son tan varias las fortunas que los espafioles corrieron, y su curiosidad tan poca en dejar estampadas las

Mignolo, 101.

55 Tovar Zambrano, 52. 40 noticias de sus hechos, que con dificultad mucha he encontrado el hilo para salir del laberinto de grandes dificultades, en que mi desvelo no hallaba camino, por la generalidad con que los historiadores de Indias han hablado del Nuevo Reino de Granada: unos llevados de la confusibn de las primeras noticias y otros ocupando sus plumas en la parte a que su afecto encaminb las alabanzas.^®

Bolaftos sefiala que la obra de Piedrahita fue un modelo notorio para los criticos del mismo siglo XVII. 57 El objetivo central de la historiografia de Piedrahita: "no es otro que la separaciôn de lo indigena "bàrbaro" de lo espahol

"civilizado" para mejor apreciaciôn de la labor

"civilizadora" de estos ültimos."58 Tovar Zambrano la considéra carente de originalidad y moralizante en grado sumo. 59

Para finalizar el panorama de la crônica novogranadina notâmes la Genealoaias del Nuevo Reino de Granada de Juan

Flôrez Ocafla (1674) escrita a solicitud y encargo del Cabildo de la ciudad de Santa Fe de Bogotâ con el propôsito de recorder a los patriotas, quienes fundaron la ciudad. También hay que incluir en nuestro marco una crônica religiosa,

Historia de la providencia de San Antonio del Nuevo Reino de

Granada (1701), escrita por Fray Alonso de Zamora. Segün

Tovar Zambrano, "la obra es el resultado de un proyecto

Fernândez Piedrahita, 20.

57 Bolahos, 31.

58 Bolafios, 33.

59 Tovar Zambrano, 53. 41 general de la orden de Santo: Domingo, encaminado a reconstruir las historiés de sus provincias" y en ultima instancies constituye un panegirico de la orden de Santo

Domingo y "en general una apologia de la Iglesia y su misiôn evangelizadora. " Este es el marco en que se escribe y se lee El carnero.

El carnero ante la critica

La existencia de los seis manuscrites escritos a mano que hemos enumerado en este capitule nos muestra el gran interés del lectorado y la perenneireaccion que ha producido este texte. Sôlo en 1847 qpareciô la primera critica formai cuando Joaquin Acosta hace referencias a Rodriguez Freyle y su obra como una contribuciôn a la historia del Nuevo Reino de Granada.61 En 1859, Felipe Pérez comenta la contribuciôn del autor y la obra en su "Juicio del editor," de su ediciôn principe. 62 josé Maria Vergara y Vergara, el destacado critico colombiano decimonônico en 1867, incluye un comentario sobre El carnero en el ppôlogo a su historia de la

literature novogranadina publicada en 1867.63 Quizé la

60 Tovar Zambrano, 55.

61 Joaquin Acosta, Comoendio histôrico del descubrimiento v colonizaciôn de la Nueva Granada en el sialo décimosexto (1901) 278.

62 Pérez, iii-vi.

63 José Maria Vergara y Vergara. Historia de la literature en Nueva Granada: Parte primera desde la conauista a la 42 diversidad de versiones de esta obra, con las respectives diferencias en el texte que este acarrea, y su composiciôn que intenta reflejar los sucesos de la vida diaria del Nuevo

Reino de Granada, hizo que la critica del siglo pasado y parte del présente se preocupara por establecer la razôn del nombre El carnero. En la ediciôn que compila en 1884,

Ignacio de Borda realiza un anâlisis titulado "Espiritu del titulo de esta obra," donde expone algunas hipôtesis sobre la palabra "carnero." Tanto este estudio como los restantes, incluse el de Achury Valenzuela, terminan exponiendo las diferentes acepciones de la palabra pero no pueden establecer ninguna razôn probada. Otro tema de interés critico versa sobre el carâcter picaresco de la obra que plantea, entre muchos otros. Antonio Gômez Restrepo en 193 8, en su ensayo,

"Un cronista picaresco: Juan Rodriguez Freile."64 a Rodriguez

Freyle se le califica de picaresco por el hecho de incluir historiés como el caso de la Juana Garcia.

La revisiôn de la critica que realiza Hernân Lozano en

1989 nos muestra un panorama util y valioso para pulsar el interés de los estudios realizados hasta el aho 1989. Lo valioso de este estudio es la cronobibliografia que aporta, para establecer el temario de la critica. Tanto de su estudio como de la informaciôn que hemos adquirido por otras indeoendencia (1538-1820). (Bogotâ: Imprenta de Echeverria Hnos., 1867) 81-82.

54 Antonio Gômez Restrepo, Revista de Indias 5 (1939): 5-21. 43 fuentes, deducimos que s61o en los aflos setenta empieza el interés por los aspectos narratolôgicos y de recepciôn. pntre la critica reciente sobre El carnero. de mayor yelevancia para nuestra investigaciôn, hemos mencionado que

çontamos con dos estudios orientados hacia la narratologia: los articulos de Silvia Benso, “La técnica narrative de Juan

Rodriguez Freyle" (1977), y David Poster, "Notes Toward

Reading Juan Rodriguez Freyle's El carnero: The Image of the

Narrator" (1986).^^

Silvia Benso publicô un estudio muy acabado sobre la

estructura y funciones en El carnero. que se apoya en el

concepto de las funciones elaborado por Vladimir Propp en

Morfoloaia del cuento. para analizar los casos y su relacién

con la estructura general de esta obra. Menciona, ademas, la

presencia de un tipo de destinatario que esté implicite en la

"intencién del autor" (aunque algo muy dificil si no

imposible de définir). "La advertencia va dirigida a toda

clase de destinatario: 'todas las criaturas del m u n d o ' . " 6 6

Entre los conceptos que aplica, merece destacarse une de

Maria Corti, Princioi délia comunicazione letteraria (197 6) :

Cada época - subraya Corti - aplica sus cédigos de lectura, su diferente punto de observaciôn de manera que el texte sigue acumulando posibilidades

Benso, 95-165; David Foster, 1-15.

Benso, 101. 44 segniche de comunicaciôn, puesto que se encuentra en el interior de un sistema en movimiento.6?

Benso también afirma que el papel que desempena la autobiografla es de gran importancia para la selecciôn de los datos que se van a incorporer en la historia, as! como la

estructura que va a tomar. Podrlamos agregar que esto responde al hecho de que la memoria necesita de un "hilo conductor" que facilite la incorporaciôn de los datos que van a formar parte de la historia misma, y, como consecuencia, del discurso. Enrique Pupo-Walker en su articule, "La reconstruccion imaginativa del pasado en El carnero de Juan

Rodriguez Freyle," destaca el carâcter imaginative de la obra

que mantiene como directriz la autobiografla.

El ensayo que David Foster publicô en 1986 sobre la imagen del narrador de El carnero muestra cômo este solicita la convicciôn y confianza de su lector; es decir, busca la manera de integrar al lector en el texte mismo. Este aporte nos lleva directamente al tema central de la présente investigaciôn, ya que nuestro estudio analiza la participaciôn del narrador en la obra El carnero y las estrategias narrativas que el mismo utiliza con el propôsito de integrar al lector en su discurso.

En "El prôlogo al lector de El carnero. Guia para su lectura" (1974), Raquel Chang-Rodriguez sefiala que para Juan

67 Benso, 96.

Pupo-Walker, "La reconstrucciôn imaginativa," 347 45 Rodriguez Freyle, el "proceso de historiar es parte de un antiguo patrôn," cuyo propôsito era conserver la memoria del pasado e informer a las generaciones venideras.®^ También conviens senalar que Raquel Chang-Rodriguez expresa que

"varias obras se ocupan de la conquista y colonizaciôn del norte de Sudamérica; pero, por su amplio enfoque, no entran en pormenores y detalles locales."^0 No obstante, justamente este inventario de pormenores y detalles locales que aparecen en la obra de Rodriguez Freyle es de gran interés para la aplicaciôn del anélisis dialôgico de este texto. En el ensayo, "El mundo colonial de El carnero." Chang-Rodriguez vincula algunas caracteristicas de la sociedad colonial taies como: las medidas de control de la inmigraciôn a las

Américas, la misoginia, los acostumbrados sobornos, la participaciôn de la Iglesia, las fiestas y procesiones religiosas, los pleitos judiciales, el trato con los indigenes y el hacer justicia con las propias manos entre otros temas similares descritos por Juan Rodriguez Freyle.

En el capitulo intitulado "La historia como pretexto: formas de la invenciôn literaria en El carnero." de su

Raquel Chang-Rodriguez, "El prôlogo al lector de E 1 carnero. Guia para su lectura" Thesaurus 29(1974): 179.

Chang-Rodriguez, 179.

Chang-Rodriguez, "El mundo colonial de El carnero" Razôn V fébula 19 (May-June 1970): 99-105 46 discusion sobre la narraciôn historiografica, Enrique Pupo-

Walker afirma que:

Es preciso reconocer, ante todo, que lo novedoso, radica en la estructura del libro y no en los datos que este agrupa. Por encima de otras consideraciones, pienso que la obra de Juan Rodriguez Freyle ha de verse como un enunciado que ilustra las mutaciones complejas que sufria la crônica de Indias en el siglo XVII.

Aunque Pupo-Walker no présenta un anâlisis detallado de la narraciôn misma, observa que "el diâlogo, por cierto, mucho mâs desarrollado que en el relato de Garcilaso, sirve aqui para mantener el flujo dinémico de la narraciôn y actua como fino instrumento definitorio. ^ esta idea agrega: "La ficciôn es ahora la unidad que resume y ordena imaginativamente el espacio historiable."74

Hector Orjuela compila Ficciones de El carnero (1974), que consta de una antologia de casos que divide a la critica sobre la obra de Juan Rodriguez Freyle en dos grandes bandos:

los que se han encargado de los antecedentes histôricos y los

que se han preocupado por los aspectos narratives. El

segundo grupo se ha encargado de ver cômo el narrador prédomina sobre el historiador y cronista; es decir, la

constituciôn narrative del texto ha atraido el interés de

algunos estudiosos de narratologia.

Enrique Pupo-Walker, "La historia como pretexto," 125.

Pupo-Walker, 136.

Pupo-Walker, 154. 47 El ensayo de Karen Stolley, "Jorge Voto, el maestro del danzar; la teatralidad en un caso de El carnero, " (1988) desarrolla y muestra la influencia del teatro del Siglo de Oro en El carnero. Se compara el caso de El carnero con la obra teatral de Calderon de la Barca, El maestro del danzar.

Al comparer los castigos impuestos a los infractores de las leyes del honor en el teatro del Siglo de Oro con los de este caso, Stolley puntualiza:

Sin embargo, estos y otros horrores que se cuentan en El carnero no parecen llevar el mismo cargo moral que llevarian, por ejemplo, en un drama de honor. No nos afectan en la misma manera: es como si la victima sangrara tinta roja en vez de sangre. Queda por determiner todavia el por qué de esta diferencia

Explica la diferencia entre ambas a partir del hecho de que en El carnero se impone el castigo desde afuera y solo pretende restaurer el orden social, pero no constituye una reafirmaciôn del orden moral como en los dramas de honor del

Siglo de Oro.

Esteban Pavletich contempla el texto de Rodriguez Freyle como un precursor de la tradiciôn que desarrolla Ricardo

Palma en sus ensayos, con su articulo "Fray Antonio de Guevara entra a oficiar en El carnero."76

Karen Stolley, "Jorge Voto, el maestro del danzar" Revista de critica literaria latinoamericana 14 (1988): 301.

7 6 Esteban Pavletich, "Fray Antonio de Guevara entra a oficiar en El carnero," Razôn v fdbula 27 (1971): 55-65. 48 Varios criticos como Achury Valenzuela, Benso y Foster han prestado atencidn al titulo de la obra, El carnero. Entre los articulos abocados a esclarecer este enigma se sefiala el estudio de Susan Herman: "Toward Solving the Mystery of the

Placement of the Name Carnero on Juan Rodriguez Freile's

History. En su articulo "Postrera voluntad de Rodriguez

Freile hoy olvidada: restitucidn de galas ajenas por él tomadas para su propia obra," Dario Achury Valenzuela apunta al gran atrevimiento y habilidad de poner "en negro sobre bianco sus memorias," al notar el sobresaliente arte personal del autor para manejar un narrador capaz de traspasar los limites convencionales del canon de la escritura de la época.78

Mvth and Archive (1990) de Roberto Gonzélez Echeverria postula la imperiosa necesidad del escritor latinoamericano de escribir el continente con todas sus particularidades y detalles como una respuesta a la falta de registre de informaciôn. En resumidas cuentas, propone que se construye el archive que necesita la sociedad hispanoamericana para solidificar su identidad.79

77 Herman, "Toward Solving the Mystery of the Placement of the Name Carnero on Juan Rodriguez Freile's History," Revista de Estudios Hisodnicos 23.3 (1989): 37-52.

78 Achury Valenzuela, "Postrera voluntad de Rodriguez Freile hoy olvidada: restituciôn de galas ajenas por él tomadas para su propia obra," Boletin Cultural Biblioaràfico 16.7 & 8 (1979): 27-74.

79 Roberto Gonzélez Echeverria, Mvth and Archive. A Theorv of Latin American Narrative (Cambridge: Cambridge UP, 1990). 49 Ademâs de la présenta, se han realizado cinco tesis doctorales que han enfocado la obra de Juan Rodriguez Freyle.

En primer lugar contamos con la: investigaciôn de Susan Herman sobre la clasificaciôn del texto entre una novela, historia o crônica (1979). La segunda tesis, en 1982, fue realizada por

David Herbert Bost, quien analiza las estrategias narrativas de la imaginaciôn en concordancia con la escritura de la historia. Bost sostiepe que Juan Rodriguez Freyle escribiô su obra de tanta imaginaciôn icon el pretexto de escribir historia y, que, por lo tanto, su texto refleja la sensibilidad del escritor del siglo XVII y XVIII por la fuerte naturaleza expresiva del lenguaje. Fundamenta su anâlisis con una mirada comparative a otros autores como el

Inca Garcilazo de la Vega, Carlos de Sigüenza y Gôngora, y

Alonso Carriô de la Vandera y la gran variedad de anécdotas y motives literarios que utilizan.®°

En 1985, Flor Maria Rodriguez Arenas produjo la tercera tesis doctoral en torno a El carnero. como obra iniciadora de la evoluciôn de la novqla hispanoamericana de la colonie al siglo XIX. Realiza un anâlisis comparative de la obra con otros textes de la coionia y el siglo XIX, taies como E 1 desierto orodiaioso v orodiaio del desierto. 1650, de Pedro de Solis y Valenzuela, como una manera de examiner la manera

80 David Herbert Bost, "History and Fiction: the Presence of Imaginative Discourse in Some Historical Narratives of Colonial Spanish America" (Vanderbilt University, 1982) . 50 como interpretaban los criollos los métodos y técnicas novelescas durante el siglo XVII.

En 1990 Charles Bruno desarrolla un estudio de c6mo el mito, la ironia.y la sâtira entorpecen el fluir de la historia empirica del Nuevo Reino de Granada.82 Para Bruno,

El carnero constituye un ejemplo de parodia de lo que es la

sâtira en términos convencionales, tanto directa como

indirectamente. Aunque su aproximaciôn es historiogrâfica,

considéra elementos literarios que Rodriguez Freyle mezcla en

su texto.

Por ultimo, en 1993, Norma Hernândez de Ross plantea el

tema de la "espada y la cruz" en très crônicas, Cautiverio

feliz de Francisco Nüftez de Pineda y Bascuhân, El carnero de

Juan Rodriguez Freye, y Los infortunios de Alonso Ramirez de

Carlos de Sigüenza y Gôngora. Hernândez de Ross explora los

contextos historico-sociales latentes en las très obras,

teniendo présente que el tema y conflicto de la espada versus

la cruz forma parte esencial de la conciencia del criollo.®^

Flor Maria Rodriguez Arenas, "La evoluciôn de la novela hispanoamericana; coionia y siglo XIX" (The University of Texas at Austin, 1986)

82 Charles Bruno, "(Re)writing History in Juan Rodriguez Freile's Conauista v descubrimiento del Nuevo Reino de Granada : Myth, Irony, Satire (Colombia)" (The University of Wisconsin at Madison, 1990) .

83 Norma Fraces Hernândez de Ross, "Textos y contextos en torno al tema de la espada y la cruz en tre crônicas novelescas (Cautiverio feliz: El carnero; Infortunios de Alonso Ramirez) (Temple University, 1993). 51 Debemos mencionar que la critica actual tiende a relacionar esta obra con conceptos de la literature hispanoamericana contempordnea. "The Real and the Marvelous in a Tale from El carnero," de James Alstrum (1982) contempla el empleo de lo maravilloso en el caso de Juana Garcia como un precedente de lo real maravilloso en la literature hispanoamericana.

Ultimamente Ivette Hernândez (1994),, aborda el tema de la posture critica de Rodriguez Freyle ante la sociedad colonial novogranadina desde una perspective foucauldiana.

Sefiala esta estudiosa que Rodriguez Freyle, con una mirada pandptica-vigilante se situa ante su discurso como un juez que pasa revista a los males de la administracidn citadine colonial. En ese sentido, Hernândez considéra este texto como un espacio disciplinador. 85

La escasez de estudios sobre el polo de recepciôn en la literature hispanoamericana colonial constituye un desafio para examinar la presencia del receptor interno del texto, y escudrifiar la participaciôn del narratabio en relaciôn con los otros estantes narratives. En el siguiente capitulo indagamos sobre la definiciôn del narratario y mostramos las

James J. Alstrum, "The Real and tjie Marvelous in a Tale from El carnero." Romance Ouarterlv 29,2 (|1982) : 115-124.

Ivette Hernândez, "El desorden de» un reino: historia y poder en El carnero." Conauista v contraconauista : la escritura del Nuevo Mundo. eds. Jorge Ortega y José Amor Vâsquez (México: El Colegio de México, 19914) 222. 52 instancias en que se évalua la participaciôn de este actante narrative con sus diferentes roles actanciales. CAPITULO II

EL NARRATARIO Y SUS ROLES ACTANCIALES

Paréceme que algün curioso me apunta con el dedo y me pregunta que de dônde supe estas antigüedades. (II, 17)

El diâlogo entre el narrador y el narratario de una obra literaria se desarrolla en el dmbito del universe ficticio o diégèse, lo que Genette define como el "universe en que tiene lugar la historia. De manera similar, Graciela Reyes, cuando expresa que el piano narrative es "la transposiciôn de la actividad lingüistica a un contexte imaginario, contexte que hay que reconstruir a partir de su réplica, " lo define como el "universe ficticio."2 a esto debemos agregar que dicho universe ficticio, aunque se base en una "réplica" de la realidad citada, tiene las caracteristicas y propiedades

1 Gérard, Genette, Nouveau discours du récit (Paris; Editions du Seuil, 1983) 17. Genette introdujo el término francés diégèse con la acepciôn de un universe ficticio; por lo tanto, empleamos el término "universe ficticio" a través de toda nuestra tesis.

2 Graciela Reyes, Polifonia textual (Madrid: Editorial Gredos, 1984) 14.

53 54 de un mundo autonome.3 El carâcter autônomo de dicho universe nos impone una distancia y simultâneamente la necesidad de contar con algün mediador que le permita al lector accéder parcialmente al universe ficticio de la obra.

ôQué particularidades tiene el universe ficticio, que excluye al lector empirico como participante dentro de la misma?

Genette, en Nouveau discours du récit, ha abierto el camino para estudiar la estructura y funcionamiento de un texto narrative, al enfocarlo desde dos compensâtes: la

"duraciôn" y el "orden."4 Con la "duraciôn," vemos que el tiempo que tomô cada une de los hechos no podria nunca coincidir con el que ocuparon en la realidad objetiva. El concepto de la "réplica" que trata Reyes reproduce la realidad en una nueva versiôn que obedece a patrones y estructuras que deben ser creadas con una selecciôn y una inclusiôn sintetizada de los hechos.5

Cuando Genette se refiere al "orden," propone que el discurso tiene una estructura distinta al de nuestra realidad porque tiene que incorporer los hechos siguiendo una secuencia que permita relacionarlos entre si. La obra no puede reproducir la historia sino solamente representarla, porque se cuenta con una proyecciôn temporal y espacial, que

^ Reyes emplea el término "réplica" para définir el proceso de la narraciôn.

Genette, 15-22.

5 Reyes, 14. 55 esté sujeta tanto al autor como al lector. El orden sistemâtico que Rodriguez Freyle produce en su obra se puede explicar a través de lo que Marie Maclean define como el proceso de negentropla; es decir:

a marshalling of the resources of language against the seemingly random dispersion of our experience. Telling, because of its negentropic force, is one of the earliest creative formal skills we acquire.^

El proceso de negentropia esté directamente ligado al constructs intelectual que hizo posible el lenguaje en su organizaciôn de las "categorias mentales" y las "leyes del pensamiento," como lo expresa Émile Benveniste al decir que :

It can be seen that 'mental categories" and 'laws of thought' in large measure do nothing but reflect the organization and the distribution of linguistic categories. We imagine a universe which our language has shaped.

Por lo tanto, un texto es el resultado de un intente de ordenar en funcidn del lenguaje para crear un universe en el cual pueden existir los actantes narratives. Inscrites en esta base, desarrollamos una definiciôn del narratario.

Indaaaciones en torno al narratario

En 1580, Michel de Montaigne en el capitulo "De

1'experience," de sus Ouvres complètes. describe la

^ Marie Maclean, Narrative as Performance (London and New York: Routledge, 1988) 6.

^ Emile Benveniste, Problems of General Linguistics. Trans. Mary Elizabeth Meek (Coral Gables, FL: University of Miami Press, 1971) 6. 55 comunicaciôn verbal comparéndola con el juego de "la paume,"

que originô el tenis de hoy, como un acto compuesto por el

que habla y el que escucha en constante interacciôn:

La parole est moitié à celuy qui parle; moitié à celuy qui l'escoute. Cettuy-ci se doibt preparer a la recevoir selon le branle qu'elle prend. Comme entre ceux qui jouent à la paume, celuy que soustient se demarche et s'aprèste selon qu'il voit remuer celuy qui jette le coup et selon le forme de coup.G

Asi asociamos la explicaciôn de Montaigne a un partido

de tenis, en el cual tanto el emisor como el receptor

realizan un proceso reciproco. Sin la intencién de forzar una linea histôrica a partir de estas observaciones, podemos

decir que la preocupaciôn por el polo de la recepciôn se

remonta a los inicios de la escritura misma, pero sôlo en

nuestros tiempos se cuenta con estudios que se dediquen

exclusivamente a los participantes de este polo de recepciôn.

Durante las dos primeras décadas de nuestro siglo, I.A.

Richards, en los ahos veinte, y luego D.W. Harding y Louise

Rosenblatt, en los ahos treinta, encabezaron la corriente de

estudios sobre el proceso de la recepciôn en la lectura, con

aportes en torno a las implicaciones que tienen las

reacciones del lector ante un texto.^

8 Cathleen M. Bauschatz, "Montaigne's Conception of Reading in the Context of Renaissance Poetics and Modern Criticism," Susan Suleiman and Inger Crossman, Reader in the Text (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1980) 264.

^ I. A. Richards, Practical Criticism. A Studv of Literarv Judqemnet [1929](New York: Harcourt, Brace and Co., 1935); D. W. Harding,"Reader and Author," Experience into Words (London : Chatton and Windus, 1963) 163-174; Louise M. 57 Aunque estos très estudiosos sean considerados los pioneros en esta drea de la critica, Walker Gibson, en 1950, en "Authors, Speakers, Readers, and Mock Readers," fue el primero en sefialar la presencia de un actante narrative que cumple la funciôn de receptor del texto, al que llama "mock reader" (265-269) El mock reader no tiene una autonomia absoluta. Gibson sefiala que cuando el lector no logra identificarse con el papel que juega este actante narrative en el texto, la obra puede ser calificada como defectuosa, fallida o como el mismo lo llama "a bad book." Segün Gibson,

"a bad book is a book in whose mock reader we discover a person we refuse to become, a mask we refuse to put on, a role we will not play" (Gibson, 5). La importancia del mock reader recae en su no pertenencia al mundo objetivo, lo que nos permite identificarlo como un actante que se desenvuelve en el universe ficticio.

El aporte de Gibson reside en haber establecido la presencia de un receptor interne en el texto para completar el mensaje que recibird el lector empirico. Aunque este receptor interne puede ser ubicado dentro del universe

ficticio, no deja de depender del lector empirico, ya que si

el segundo no logra identificarse con el mock reader, el

Rosenblatt Literature as Exploration (New York: Appleton Century Crofts, 1937), The Reader, the Text, the Poem: The Transactional Theorv of the Literarv Work (Carbondale: Southern Illinois University Press, 1978).

Walker Gibson, "Authors, Speakers, Readers, and Mock Readers," College English 11 (Feb. 1950): 265,269. 58 texto pierde la aficacia que podia haber logrado si no reuniera o compartiera caracteristicas de lo empirico. La limitacidn que présenta el mock reader es su gran dependencia del lector empirico.

En 1973, Gerald Prince, en "Introduction à l'étude du narrataire," define la funciôn del narratario como un interlocutor del narrador y lo distingue del lector empirico.Posteriormente, en 1980, en "Notes on the Text as

Reader," Prince apunta:

Any narrative presupposes not only a narrator but also a "narratee," a receiver of the narrator's message, and, just as the narrator in any tale is not its real author but a fictional construct having certain characteristics in common with him, the narratee in any tale should not be confused with the real reader or listener though he may very closely resemble him.

Para Prince, el narratario, a diferencia de una persona o de un personaje ficticio, carece totalmente de una identidad marcada por rasgos culturales, lingüisticos, y sociales. Prince califica al narratario como un actante con grado cero, capaz de moldearse a los mensajes que emite el texto y recalca la capacidad de éste para absorber cualquier condiciôn que le requiere la narraciôn y constituirse como parte de ésta. El ejemplo que utiliza en el articulo

"Introduction to the Study of the Narratee," sobre el Califa

Gerald Prince, "Introduction à l'étude du narratire," Poétique 14 (1973): 178-196.

Prince, "Notes Toward a Categorization of Fictional 'Narratees'," Genre 4 (1971): 100. 59 de "Las mil y una noches," describe al narratario como un ente que se introduce en el personaje de El Califa, al punto que parece ser solamente el personaje el que esté respondiendo a Scherezade, la que lucha por mantenerlo entretenido para cumplir con el pedido de contarle historiés que la salven de la muerte.

Desde el momento en que el narratario adopta una personalidad definida dentro de la obra, deja de ser un narratario como tal; ya perdid su grado cero de participaciôn para convertiras en el personaje mismo. Lo que podemos defender con este concepto es que el narratario puede participer junto con el personaje pero no puede desaparecer y convertirse en él. Seymour Chatman, en Storv and Discourse, sostiene que tanto el narratario como el narrador adquieren o desarrollan distintos grados de participaciôn en el texto.13

Genette entiende que es necesario establecer una distinciôn entre el narratario intradiegético y el narratario extradiegético. Define al narratario intradiegético como un punto de contacte (un "relais") entre el narrador y el lector implicite. Afiade que en ningun caso el lector real puede identificarse con el narratario intradiegético que es, después de todo, un personaj e. El narratario extradiegético se integra completamente con el lector implicite, lo que le

Seymour Chatman, Storv and Discourse: Narrative Structure in Fiction and Film (Ithaca: Cornell University Press, 1986) 255.

Genette, 90-93. 60 permite ser un punto de contacte con el lector erripirico. El lector empirico a su vez tiene la posibilidad de identificarse con dicho narratario. Como resultado de lo anterior, el lector empirico puede recibir lo que el narrador le diga al narratario extradiegético como si fuera destinado para él.

Para ilustrar el narratario intradiegético, Genette utiliza el personaje Renoncour de la obra Manon Lescaut para ilustrar la participaciôn y funciôn del narratario de Père

Goriot. Citamos a continuaciôn el siguiente fragmente con los ejemplos que utiliza Genette para ilustrar ambos tipos de narratarios;

Lorsque Des Grieux dit à Renoncour: «Vous en fûtes témoin à Pacy. Votre recontre fut uni moment heureux de relâche, qui me fut accopdé par la fortune, etc.», moi lecteur «réel», je ne me sens pas concerné par cette addresse: Des Grieux parle à Renoncour (et pour cause) comme un perspnnage à un autre pesonnage, qui reçoit cette parole et 1'intercepte totalement et légitiment, puisqu'elle ne peut s'addresser qu'à lui. Mais quand le narrtaire du Père Goriot écrit: «Vous qpi tenez ce livre d'une main blanche, vous qui v q u s enfocez dans un moelleux fauteuil en vous disant: peut-être ceci va-t-il m'intéresser», je suis en droit d'objecter (mentalment) que mes mains ne sont pas si blanches, ou que mon fauteuil n'est pas si moelleux, ce qui signifie que je prends légitimement pour moi cette addresse.

En el caso del narratario extradiegético, Genette apunta cômo el lector empirico puede sentirse aludido o identificado

Genette, 91

1^ Genette, 91, 61 con dicho narratario, con lo que de algün modo tiene acceso al universo ficticio.

Al analizar el concepto de lectura que desarrollô

Montaigne durante el Renacimiento, Cathleen Bauschatz nos ayuda a identificar la participaciôn del narratario extradiegético, cuando ella sehala la intuiciôn de este estudioso en torno a la influencia que ejerce un libro hacia el exterior. Aunque Montaigne no identified al receptor como un actante narrative interne del texto, como si lo definimos en nuestro estudio del narratario, sus observaciones en torno a la influencia del texto en el lector revelan la funciôn del narratario extradiegético.

En The Act of Reading (1991) Wolfgang Iser sostiene que al momento de componer su texto, el autor crea una imagen de si mismo y del lector con el fin de lograr una armonia textual.Aunque no podemos considerar al lector implicito de la obra como una abstraccidn derivada del lector empirico, nos permitimos trasladar las observaciones de Iser a la relaciôn narrador-narratario en el universo ficticio porque la forma en que los autores emplean variadas estrategias para dirigirse al narratario (para el entonces "lector") en el texto, conlleva el empleo de una serie de niveles diegéticos.

Bauschatz, 273.

18 Wolfgang Iser, The Act of Reading (Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1991). 62 El narrahario en El carnero

Definimos al narratario como el actante narrative que

corresponde al receptor interne del texto, cuyo interlocutor

més directo es el narrador, siendo el mismo el que hace

posible su aparicidn y le permite la relaciôn con los demés

actantes del texto, el relator implicito y el lector

implicito, por nombrar a l g u n o s . Aunque su funciôn bdsica

pareciera ser la de un mere receptor, la interacciôn del

narratario con los demés actantes del texto nos permite

percatarnos de lo activa e influyente que puede ser su

participaciôn. La distinciôn que establece Genette entre dos

tipos de narratarios, el intradiegético y el extradiegético,

nos permite identificar como extradiegético al narratario de

El carnero. Consideramos que el narratario extradiegético se

caracteriza por su fusiôn con el lector implicito que a su

vez le sirve al narratario para vincularse con el lector

empirico.

Paréceme que algûn curioso me apunta con el dedo y me pregunta que de dônde supe estas antigüedades; pues tengo dicho que entre estos naturales no hubo quien escribiera, ni cronistas. Respondo presto por no me detener en esto, que naci en esta ciudad

El relator implicito es el actante que se encarga de recopilar la informaciôn, organizar el texto, y relacionar el mundo empirico con el ficticio. Basados en esta diferencia, podemos agregar que la participaciôn del relator implicito esté latente a través de todo el texto, de una manera directa o indirecta, muchas veces en la referencia a otros textos que sirven para fundamentar los puntos que se vayan desarrollando, como también en las observaciones que apuntan a alguna dificultad, tropiezo o critica sobre el proceso de selecciôn de los datos. 63 de Santafé, y al tiempo que escribo esto me halio con edad de setenta aflos, que los cumplo la noche que estoy escribiendo este capitulo, que son los veinticinco de abril y dia de San Marcos del dicho aflo de seiscientos treinta y très. Mis padres fueron los primeros pobladores y conquistadores de este Nuevo Reino. (II, 17)

Cuando el narrador de El carnero da a entender qqe raientras realiza la narraciôn se enfrenta con un interlocutpr que "parece que" le pregunta de dônde sacô los antecedentes para relatar las antigüedades, révéla la relaciôn que ha establecido con el narratario. El narratario formula upa pregunta que el narrador no puede evitar citar, porque implica un cuestionamiento de la veracidad de la informaciôn que el narrador entrega. La presencia del narratario en este caso descarta la intervenciôn del lector empirico en la historia como participante active, porque no es posible que forme parte en la historia del Nuevo Reino de Granada. Esta cita también incluye el producto de por lo menos dos actes de habla que ya se realizaron, une ilocutivo (se hizo la pregunta) y une perlocutivo (el narrador aparece reaccionando ante la pregunta hecha por el narratario) .20 Tomamos estq particularidad del texto como el punto de partida parq

20 Los términos "ilocutivo" y "perlocutivo" fueron tomados dq los siguientes estudios de los actes de habla: John Searle, "Indirect Speech Acts." Svntax and Semantics. Speech Acts, Vol. 3, Eds. Peter Cole & Jerry L. Morgan (Ney/ York: Academic P, 1975) 59-82; Mary Louise Pratt, Toward a Soeech-Act Theory of Literarv Discourse (Bloomington,IN : Indiana University Press, 1977) 80-86. Verificamos los vocables en espafiol en A.J. Greimas y J, Courtés Semiôtica. Diccionario razonado de la teoria del lenquaie, trans. Enrique Ballôn Aguirre y Hermis Campodônicp Carriôn (Madrid: Editorial Gredos, 1982). 64 establecer la presencia de un actante que se encarga no solamente de recibir la informaciôn, sine también de replicar con alguna respuesta, a la que a su vez el narrador también reacciona u otorga otra respuesta. De esta manera, concebimos un receptor que participa activamente dentro del universe ficticio.

La situacion narrativa desarrollada especificamente por el narrador de El carnero nos enfrenta al dilema de è,qué séria del texto si el narratario s61o se restringiera al papel de receptor? ^No quedaria acaso la informaciôn truncada en uno de los extremes? Estas interrogantes forman parte de les objetivos de nuestra indagaciôn y justifican la decisiôn de cefiirnos al estudio de la participaciôn del narratario como el punto de contacte entre el texto y el lector.

La frecuente apariciôn del vocative "Amigo lector," como un recurso para incluir al lector, también hace imprescindible la participaciôn del narratario para el desarrollo de la narraciôn de este texto. Como ya hemos establecido anteriormente, estamos tratando de un universe ficticio al cual no puede acceder directamente el lector empirico si no es a través de un nexo, como lo es el narratario. Una vez que el narrador présenta la importancia que tiene la ciudad de Cartagena para el Nuevo Reino de

Granada, le comenta al narratario sobre la rigidez con que gobernô el cacique Guatavita y sobre la inaplicabilidad de la ley indigene. El narrador le pide una opiniôn al narratario al comentar: 65

Tenian a sus vasallos tan sujetos, que si alguno queria cobijarse alguna manta diferente de los demâs, no lo podia hacer sin licencia de su seftor y pagéndolo muy bien, y que el propio sefior se la habia de cobijar. Discurra el curioso en los trajes présentes, si se guardara esta ley, dônde iriamos a parar." (II, 17)

El estudio de Alberto Porqueras Mayo, El prdloao como aénero literario. nos permite deducir que el vocativo "Amigo

lector" es una fôrmula referential de la literatura medieval y renacentista que tiene la funcidn de establecer la relaciôn entre el autor y el lector antes de dar inicio a la obra.21 Generalmente en la prosa hispanoamericana del siglo

XVII, esta relaciôn autor-narratario queda reservada

exclusivamente al prôlogo o exordio y una vez iniciada la narraciôn no reaparece por el texto. En cambio, El carnero muestra una marcada diferencia con respecto al modelo medieval porque la relaciôn narrador-narratario se sostiene a

lo largo de toda la obra como un recurso generador del

discurso. Con las alusiones al "curioso" se puede percibir

la presencia de un narratario que no es lector sino un

actante necesario para continuar el discurso textual con la

viveza con que se présenta desde su inicio.

En la mayoria de los textos coloniales hispanoamericanos

la referenda al lector se realiza principalmente en el

prôlogo, como una manera de entablar la relaciôn del autor

21 Alberto Porqueras Mayo, El prôloao como aénero literario (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, 1957) 165-168. 66 con el lector como dos entes que se desenvuelven fuera del universe ficticio, sin necesidad de adopter un sentido de dependencia en el texto. De este modo, las fôrmulas

"curioso" y "amigo lector" como recurso facilitador del fluir de la historia adquieren una funcidn novedosa respecto a su acostumbrado use en textos hispanoamericanos de la época.

Generalmente esta modalidad se emplea dentro de un contexto que pretende soliciter algün derecho o preraio o fomenter el reconocimiento de la identidad de algùn pueblo, como es el caso de El carnero con respecto al Nuevo Reino de Granada.

El "curioso lector" de El carnero. sin embargo, se transforma en un actante que acompafia al narrador durante todo el curso de la obra.

El narrador incluye al narratario como participe de su decisiôn de detener la narraciôn del incidente al final del cuarto capitule que refiere la salida del cacique Bogotâ a

Neraocôn, en la que se entera de la llegada de nuevas gentes:

Adonde lo dejaremos por ahora, con los capitanes espaholes que también me esperan; pero descansen los unos y los otros, que bien lo han menester, mientras tanto trataré de los rites y ceremonies de esta gentilidad. (IV, 32)

Simulténeamente podemos observer que el narrador no

incluye necesarlamente al narratario en todo el quehacer narrative. Cuando se trata de seleccionar los dates para proseguir la historia del texto, como en la cita anterior, el narrador hace un cambio de primera persona plural, "lo

dejaremos," a primera singular, "trataré." Estes cambios de 67 perspectivas ponen en evidencia una subjetividad compleja mediants la cual se articula el acontecer narrative y el quehacer del Nuevo Reino de Granada. Sin dejar de lado la importancia que tiene la subjetividad mencionada, enfocamos nuestro estudio a la interacciôn entre el narrador y el narratario de El carnero. Este primer nivel enunciativo del acontecer narrative nos permite visualizar principalmente el empleo de los actes de habla ilocutivos y perlocutivos, ya que tanto el narrador como el narratario actuan, viajan e intercambian posiciones en el texto, con pedidos y acciones de respuestas del uno al otro.22

Entre los capitules quinte y undécimo no hay ninguna referencia directa al narratario de la obra. El narrador describe los altares indigenes y relata cômo el demonio se habia apoderado de elles, y relata el caso del cura que logra engahar al demonio y quitarle a un indio el tesoro que acariciaba en una cueva. En el undécimo capitule repentinamente el narrador reanuda el diâlogo que habia entablado con el narratario desde el prôlogo hasta el cuarto capitule. Se dirige al narratario para remitirlo al libre de

22 Richard Ohmann, "Speech, Action, and Style." Literarv Stvle. Ed. , Seymour Chatman (London and New York: Oxford University Press, 1971) 241-259. Aunque nuestro estudio no enfoca el anâlisis directe de los actes de habla, tenemos de fonde la definiciôn y relaciôn que élabora Ohman de una manera simplificada: el acte de habla 1) locutivo: la producciôn de sonidos ordenados en un lenguaje; 2) ilocutivo; la realizaciôn de actes taies como contar, ordenar, pedir, etc.; 3) perlocutivo: la reacciôn o respuesta a un acte ilocutivo. (247) 68 los milagros que esqribiô ell cura y licenciado Gabriel Rivera

Castellanos :

El licenciado Gabriel Rivera Castellanos, que ha sido cura muchos afios en esta santa iglesia, ha escrito un libro en que cuenta los milagros que ha podido saber y averiguar de esta santa imagen; a él remito al lector." (XI, 234)

De este modo np podria iser el lector empirico a quien se dirige, sino a up actante narrative que le servirâ de

interlocutor para mantener el curso de una narraciôn dinémica a través de todo el texto.

El comentario "Paréceme que algün curioso me apunta con

el dedo y me pregunpa, que die dônde supe estas antigüedades, "

(II, 17) dénota la presenciia de un narratario a quien el

narrador le pide que ejecutei acciones de recepciôn taies como

"Ponga aqui el dedo el lector, y espéreme mâs adelante,

porque quiero acabap esta guerra ..." (IV, 30) Esto no es

un pedido que el narrador le haga al lector empirico sino al

receptor que lo acompafia durante todo el curso de la

narraciôn, a quien identificamos como el narratario. El

término "narratario'' ha sido establecido de la traducciôn del

inglés al espafiol por estudiosos taies como Graciela Reyes,

Oscar Tacca, Wolfgang Iser, Enrique Ballôn y Hermis Cerrôn en

el curso y estudio de las obras de Greimas, y otros

narratôlogos.

Hasta aqui hemos presentado una sintesis del panorama de

la teoria del receptor interno del texto o el narratario. En

la prôxima secciôn examinâmes cômo el narratario cumple una 69 serie de "roles actanciales" en el universe ficticio de El carnero.23 Entre otros, es el agente que se comunica con el lector implicite y el lector empirico; posee una capacidad para interactuar con el narrador; dénota diferencias con respecto al mock reader, y puede adquirir una participaciôn de grade cero pero nunca desaparecer en el universe ficticio.

Roles actanciales del narratario en El carnero:

Prince, en "Introduction à l'étude du narrataire," desarrolla una tipologia de las funciones del narratario de acuerdo a su participaciôn en el texto y enumera las siguientes: sirve de mediador entre el narrador y el lector ; ayuda a establecer el marco narrative; revela la caracterizaciôn del narrador; enfatiza ciertos temas; contribuye al desarrollo del argumente y se convierte en el portavoz de la enseflanza que pue da dejar el texto (196) .24

Al manejar la aplicaciôn de las funciones en el texto.

Prince emplea indistintamente los términos en francés, "rôle" y "fonction" sin establecer una diferencia entre ambos.

Basàndose en la definiciôn desarrollada por Enrique Ballôn y

Hermis Carriôn en su traducciôn del diccionario de seméntica, cuando se habla de "roi" referido a la participaciôn de los

Empleamos el término "roles actanciales," establecido por Seméntica. Diccionario razonado de la teoria del lenouaie. de Greimas, traducido por Enrique Ballôn y Hermis Carriôn.

24 Genette, "Introduction à l'étude du narrataire, "' 196. 70 actantes narratives, debemos llamarlo "rol actancial."25 por consiguiente, podemos sentirnos en plena libertad de emplear el término, por haber quedado estabJ.ecido su significado y uso, teniendo en cuenta que en espafiol la palabra "rol" se ha adaptado del idioma inglés. Sin desestimar la validez de la teoria de Prince, para efectos del anâlisis del narratario de

El carnero. debemos establecer, quizd arbitrerlamente, una definiciôn del término "funciôn" en comparaciôn con el término "rol" o "papel," principalmente debido al caràcter extradiegético del narratario de El carnero y con el propôsito de més adelante aplicar - parcialmente - su teoria en el anélisis del narratario de esta obra.

Generalmente asociamos el concepto "funciôn" con una acciôn intrinseca a la identidad; por ejemplo, la funciôn del juez es juzgar. En cambio, el "rol" o "papel" es una représentasiôn que no esté limitada necesarlamente a la identidad; por ejemplo, se puede ejercer el rol (papel) de juez sin tener que ser un juez. En el caso del narratario de

El carnero. debemos considerar que pensâmes mostrar que lo que resalta a este actante narrative de este texte es el facter ne tener ninguna caracterizaciôn. Esta particularidad permite que el narratarie de El carnere ne cambie su funciôn de un narratarie que esté al servicie censtante de la ebra y cuya participaciôn no le adjudica ninguna categoria ni identificaciôn, sino que solamente adquiere un rol actancial

25 Greimas, Semiôtica. 343-344. 71 cuando se le pide que responds a la situacidn planteada.

Ademâs, la falta de identificaciôn con alguna funciôn, por su carâcter de narratario extradiegético, permite que el lector empirico reciba algün efecto y sienta un acercamiento con el texto. Consideramos que la diferencia principal en la aplicaciôn de los conceptos "funciones" y "roles actanciales" consiste en que el ultimo, a diferencia del primero nos permite pensar que el narratario desempefla diversos papeles, sin la necesidad de experimenter un cambio de identidad; es decir, no se convertiria en ningün personaj e . E n El carnero se produce un discurso dialogado en el que el narratario asume varios roles actanciales. Dichos roles actanciales permiten que este narratario sea un mediador entre el texto y el lector, que sirva de almacenador de la informaciôn para que el narrador la retome cuando lo estime necesario, que se desempefie como investigador y fiscalizador que cuestiona la validez de la informaciôn que le ofrece el narrador, de espectador de las disputas del narrador con los conceptos temâticos, evaluador de lo escrito, y de acompafiante del viaje narrative que realiza el narrador.

^^ Gerald Prince, "Introduction à l'étude du narrataire." Poétique 14 (1973);178-196. Podemos comparer esta situaciôn con la narraciôn de Las mil v una noches que analiza Prince en su estudio sobre el narratario. El Califa cumple la funciôn de un narratario- personaje. Al haber sido identificado como El Califa, el lector empirico queda inmediatamente descartado de su posible participaciôn en el texto, porque el personaje ha adquirido una personalidad y autonomie para hablar desde su propia perspective.(185) 72 De mediaddr entre el texto v el lector:

Por el notable carâcter dialôgico, que résulta de la interacciôn de los actantes narratives, y el constante interçambio de informaciôn que realizan el narrador y el narratario dentro del universo ficticio del texto, El carnero es unq obra apta para mostrar el rol actancial del narratario extradiegético como un mediador entre el texto y el lector.

Hemos establecido previamente, aunque la intenciôn del narrador isea la de emitir un mensaje dirigido al lector empirico, i no es posible que el ultimo lo reciba sin la interyenciôn de algun actante que participe como mediador entre los dos universos; el empirico y el f i c t i c i o . 27 El narratario extradiegético desempefla este rol. A la luz de lo expuesto analizaraos el fragmente siguiente.

Tenian a sus vasallos tan sujetos, que si alguno queria cobijarse alguna manta diferente de los demàs, no lo podian hacer sin licencia de su sefior y pagéndolo muy bien, y que el propio sefior se la habia de cobijar. Discurra el curioso en los trajes présentes, si se guardara esta ley, dônde iriamos a parar. (II, 17)

Cuando el narrador se dirige al narratario y le pregupta; ; "si se guardara esta ley, dônde iriamos a parar," podemos qbservar que el lector empirico a través de la posibie identificaciôn con el narratario extradiegético también piiede sentirse aludido con esta preocupaciôn.

El narrador, ademâs de ofrecer una descripciôn de las leyes que mantenian los vasallos de Guatavita, aprovecha para

27 Gepette, 17 73 expresar un comentario que revela su apoyo del cambio de la administraciôn indigena a la hispana. Es una manera de conferir validez a la administraciôn del Nuevo Reino de

Granada en la época en que el autor escribe esta obra. La pregunta hipotética del narrador al narratario también expresa el recelo del narrador ante la posibilidad de que se implante la ley del cacique indigena. También es posible que se dirija a apoyar a los que pretendian criticar el sistema de gobierno que habia estado vigente hasta esa fecha. El narrador espera que el lector empirico comparta su opiniôn sobre el supuesto carâcter opresivo del gobierno de

Guatavita. Al mismo tiempo, es una manera de justificar la administraciôn espafiola.

Mâs adelante, a través del diâlogo con el narratario, el narrador menciona la fuente y validez de los datos que provee en su texto. Pretende autorizar la informaciôn que provee, al referirse a su edad y a sus padres y al hecho de que a la

fecha de la escritura de este capitule no se cuenta con ninguna otra fuente escrita para las culturas indigenas:

Paréceme que algùn curioso me apunta con el dedo y me pregunta, que de dônde supe estas antigüedades; pues tengo dicho que entre estos naturales no hubo quien escribiera, ni cronistas. Respondo presto por no me detener en esto, que naci en esta ciudad de Santafé, y al tiempo que escribo esto me hallo con edad de setenta afios, que los cumplo la noche que estoy escribiendo este capitule, que son los veinticinco de abril y dia de San Marcos del dicho aflo de seiscientos treinta y très. Mis padres fueron de los primeros pobladores y conquistadores de este Nuevo Reino. (II, 17) 74 La respuesta que consigna el narrador expresa su deseo de anticiper el cuestionamiento del narratario sobre la solvencia intelectual de los datos ofrecidos. A través de la estrategia de anticiper la pregunta que le formula el narratario extradiegético, el narrador consigne que el lector empirico también pueda sentirse aludido. Esta pregunta potencial permite que el texto mantenga un tiempo actancial indefinido; es decir, el lector empirico de cualquier época

- al identificarse con el narratario extradiegético - podria situarse de manera similar frente al narrador y sentir la misma inquietud sobre la credibilidad de la historia narrada.

En este caso, ademàs del papel de narratario mediador entre el texto y el lector, contamos con un narratario-ejecutor de la actuaciôn narrativa que le corresponderia al lector empirico y la que consistiria en responder a los estimulos que le suscite el texto, a través del narrador. Estas dos instancias nos permiten percibir el alto nivel performative de esta obra, en la que el diâlogo entre dos actantes narratives, el narrador y el narratario, constituye un

elements fundamental en la configuracidn del discurso.28

De almacenador de la informacién

El rol actancial del narratario como almacenador de

informaciôn en el discurso narrative de esta obra, contribuye

28 Con esta observaciôn nos adelantamos o referimos al lector al capitule cinco, donde présentâmes un anâlisis de la actuaciôn narrativa de El carnero. 75 a dos propôsitos fundamentales: anticipar un acontecimiento o recuperar un incidente retrospective. Con un propôsito anticipador, el narrador le solicita al narratario que reserve algün dato que se retomarü en el futuro. En el primer capitule de El carnero. por ejemplo, el narratario tiene que almacenar la imagen de los conquistadores del Reino que fueron guiados por el indio con los dos panes de sal durante la expediciôn que entré en el Nuevo Reino de Granada.

y subiendo por él, encontraron con un indio que llevaba dos panes de sal, el cual los guiô por el rio arriba, y salidos de él, por tierra los guiô hasta las sierras de Opôn, términos de Vêlez, hasta meterlos en este Nuevo Reino. (I, 11)

La imagen de este incidente narrative es retomada por el narrador en el segundo capitule, con la supuesta intenciôn de reanudar el tema delos conquistadores del Nuevo Reino de

Granada, tan pronto finalice el comentario del tema de "las guerras civiles de este Reino" :

y con esto vamos a las guerras civiles de este Reino, que habia entre los naturales, y de dônde se originaron, lo cual diré con la brevedad posible, porque me dan voces los conquistadores de él, en ver que los dejé en las lomas de Vêlez, guiados por el indio que llevaba los dos panes de sal, a donde podràn descansar un poco mientras cuento la guerra que hubo entre Guatavita y Bogotâ, que pasô como se verâ en el siguiente capitule. (II, 19)

Observâmes, sin embargo, que el narrador cambia su plan narrative: esto es, no retoma el tema de inmediato y decide dejar a los conquistadores en Lomas de vélez: "donde podrân descansar." En cambio nos anuncia su propôsito de comentar la guerra que hubo entre Guatavita y Bogotâ. 76 El narratario nuevamente ejerce el rol actancial de almacenador, cuando en el capitulo dercero y por tercera vez, el narrador se refiere a la imagen retrospective del indio con los dos panes de sal:

Procuré el general de Quezada saber qué gente ténia su contrario: hizo preguntar a algunos indios de la tierra que habia cogido por intérpretes de aquel indio con los dos panes de sal y los habia guiado hasta meterlos en este Reino, que con la comunicaciôn hablabq ya algunas palabras de espafiol; (VI, 47)

En el capitulo très, Rodriguez Freyle vuelve a adjudicarle al narratario capacidad de almacenador, esta vez con un propôsito simulténeamente anticipatorio y retrospectivo:

Volviôse el cacique de Bogotâ a su pueblo y con esta victoria ganada a tan poca costa a donde le dejaremos por volver a tratar del Cacique Guatavita, y de lo que hizo en su retirada, que a todo esto corria y pasô el aho de 1537, cuando nuestros espafioles pqsaban los trabajos del rio grande de la Magdalena, hasta que llegaron a las Lomas de Opôn de Vélez, donde los dejé, que corria ya el afio de 1538. (III, 125)

El narrador suspende la narraciôn de la victoria del cacique de Bogoté, que el narrador promete retomar en el futuro, lo que supone que el narratario registre o almacene dicho incidente. Por otro lado, el hecho de que el narrador retome en ese momento el tema de la retirada del cacique

Gutavita, le exige al narratario que récupéré el tema de la guerra entre los caciques Bogotâ Y Gutavita como referencia retrospectiva. 77 El papel que desempefla el narratario como almacenador de ciertos datos especificos no sôlo contribuye a destacar los mismos, sino que también aporta a la economia discursive de la obra en la medida en que a través de este recurso el narrador recoge el hilo retrospectivo de la narraciôn sin la necesidad de recontextualizar detalladamente los temas.

Ademâs, al almacenar ciertas imâgenes a través del narratario, por ejemplo, la del indio de los dos panes del sal - que se convierte prâcticamente en un Jeit motif en ciertos capitules - el narrador logra llamar la atenciôn del lector empirico hacia ciertos acontecimientos especificos de la conquista.

En ciertos pasajes en que el narrador desempefla el rol de almacenar la informaciôn, para retomarla posteriormente,

"Apunto esto para lo que diré adelante, " intuimos la presencia implicita, del narratario que en su papel de receptor inmediato del relato no sôlo debe almacenar el dato

seflalado por el narrador, sino también la promesa de que mâs

adelante el tema serâ retomado;

En cuya conformidad, el teniente de Bogotâ juntô mâs de treinta mil indios, y con este ejército pasô la Cordillera y entrô en el valle y tierra de los rebeldes, con los cuales tuvo algunos encuentros en que hubo hartas muertes de la una banda y otra, en que el demonio tuvo muy buena cosecha, porque siempre pretende tener taies ganancias en taies casos, y asi enciende los ânimos de los hombres a semejantes discordias, porque de ellas résulta su ganancia, mayormente entre infieles, donde se lleva los despojos de todos. Apunto esto para lo que diré adelante." (III, 22) 78 El narrador, a la vez que consigue que el narratario le sirva de recipiente para guardar la informaciôn que recoja mâs adelante, también aprovecha este rol actancial del narratario p^ra utilizer el recurso de la prolepsis; es decir, adelantar datos que se tratarân mâs adelante en el discurso. Como resultado del juego narrative proléptico que emplea en el texto citado se évita que el narratario se sienta como up actante sin participaciôn directa. El uso del pretérito pone al narratario en alerta sobre la informaciôn que le viene proporciopando el narrador. El narrador le pide que no deje de seguir los datos para que no pierda el hilo de la historia.

En ultima instancia es posible relacionar el rol actancial del narratario como almacenador en esta obra con el propôsito de Rodriguez Freyle de preserver la gesta de la conquista del Nuevo Reino de Granada en la memoria colectiva.

Entre los objetivos principales de las crônicas de Indias se destaca el de escribir con gran sentido de persuasiôn para que la historia adquiera la atenciôn que el escritor pretende del lector. El carâcter persuasive de este narrador no solamente se observa en la diversidad de distintas estrategias discursivas que emplea a través de la obra, sino que desde el principio:establece la importancia que tiene la escritura para désarroilar la memoria de los pueblos. Para

los cronistap de la época la escritura no solamente

constituia un elemento recordatorio de los hechos sino que

era el instrumente principal para fijar y construir la 79 historia. Para nuestro narrador, sin embargo, el Nuevo Reino de Granada todavia permanecia desprovisto de memoria. Desde sus primeras péginas, el narrador de El carnero muestra su preocupaciôn por este punto al declarar que "no he podido alcanzar cuâl haya sido la causa por la cual los historiadores que han escrito las demis conquistas han puesto silencio en esta." (I, 9) Cuando se aproxima a la conclusiôn de su obra, vuelve a mencionarlo como una especie de comentario para que su lector se percate de que ha logrado conservar la memoria, y le sirva a él mismo para mirar el pasado. Al mismo tiempo, el narrador évalua su propio texto para encontrar algunos puntos que le ayuden a calificar los hechos que incorporé en la historia: "y en todo lo que dejo escrito no hallé mis que a un gobernador y un présidente que hayan salido en paz de este Reino sin zozobra y disgustos."

(XXI, 387)

De investigador v fiscalizador de informaciôn

El papel de investigador que se le otorga al narratario muestra nos indica que Rodriguez Freyle, en cierta medida, estaba muy consciente de que su texto serviria también como guia de referencia para los datos incluidos; de ahi su interés por escribir la historia del Nuevo Reino de Granada.

Cuando trata la llegada del gobernador don Alonso Luis de

Lugo, el narrador refiere al narratario extradiegético, por lo tanto, al lector, a otras fuentes para que compruebe o investigue mâs sobre el caso: 80

De alii al Perd pasô e hizo la gente con que bajô por el rio Orellana o Marafiôn, donde le niatô el tirano Lope de Aguirre, y a su querida doha Inès, como lo cuenta el padre Castellanos en sus Eleaias. y el padre fray Pedro Simôn en sus Noticias Historiales. a donde remito al lector que quisiere saber esto. (VIII, 199)

El papel de fiscalizar la informaciôn que entrega el narrador sefiala también la relaciôn intertextual que sostenia con otros textos histôricos que le sirven a Freyle como fuente para autorizar su propia obra.

En el pasaje que sigue, simulténeamente, observâmes como el lector es representado como una autoridad de cuya venia depende la continuaciôn del discurso:

Partiô de Espafia al principio del aîlo 1589, pasada ya la jornada que el duque de Medina hizo a Inglaterra, de que no surtiô cosa importante, antes bien mucha perdida, como se verà en la crônica que de ella trata; y por haberme yo hallado en estas ocasiones en Castilla, déme licencia el lector para que yo diga un poquito de lo que vide en Castilla el tiempo que en ella estuve , que yo sere breve. (XVI, 306)

Asi se refleja la dependencia que tiene el narrador en relaciôn a su receptor. Nuevamente es importante recalcar que el texto refleja un manejo de multiples tiempos verbales en la narraciôn, con el objeto de entablar el diâlogo con el receptor. Contamos con el tiempo pretérito, cuando dice que el doctor Antonio Gonzalez partiô para Espafia en 1589. Luego apairece el tiempo présente del imperativo cuando el narrador le pide licencia al lector para incorporer algunos datos que estima pertinentes para la validez de su historia. En tercer 81 lugar el narrador incorpora lo que vio al decir que serâ breve en la narraciôn sobre su estadia en Castilla. De ahi que el narratario comparte el proceso de la escritura del texto. El diâlogo o : juego que entabla el narrador con los enunciados como sj. fueran actantes receptivos, también lo hace con los hechos que relata. Expresa que parece que el gobierno del doctor Antonio Gonzâlez lo "saca a la plaza," para dar a entender que los datos mismos que incorpora en la historia le exigen el iesfuerzo de ordenaciôn. El narrador da a entender que este hecho le exige proveer mayor infomaciôn, en el sentido de que si hace menciôn de algo, tiene que desarrollar una mayor explicaciôn:

Paréceme que el gobierno del doctor Antonio Gonzâlez me saca a la plaza, porque yo no queria sino irme con el hecho, reservando el derecho para el que io quisiere afiadir; y pues he dicho la causa, digamos algo de ella. (XVII, 315)

De la misma manera como el narrador se ve obligado ante el narratario de qxplayarse y explicar sus puntos, también

éste encuentra iqstâncias en que emplea una manera de evitarlo, por lo que decide recurrir a mencionar antecedentes autobiogrâficos en el texto. De esta manera se esquiva cualquier cuestionapiento de la informaciôn que entregue.

Los coyaimas, natagaimas y aporojes fueron indios retirados) de aquel primer apuntamiento que se hizo cuando el mariscal Hernân Venegas conquistô los panches ôe Tocaima. . . No me haga cargo el lector de que me detenga en estas relaciones, porque le respondo que gasté los afios de mi mocedad por esta tierra, sigüiendo la guerra con algunos capitanes timaneses. (XIX, 347) 82 De espectador de las dispukas entre el narrador v conceptos temàticos

En el complejo discurso de El carnero nos percatamos de ciertos conceptos por ejemplo, la hermosura, la codicia, la razdn y la verdad, que al ser personificados adquieren la capacidad de disputer con el narrador.

Déjame, hermosura, que ya tienes por flor el encontrarte conmigo a cada paso, que como me coges viejo, lo haces por darme pasagonzalos, pero bien esté. La hermosura es red, que si la que alcanza este don la tiende cual o cual péjaro se le irà, porque es red barredera de voluntades y obras. La hermosura es un don de naturaleza, que tiene gran fuerza de atraer a si los corazones y benevolencias de los que la miran. Pocas veces estdn juntas la hermosura y castidad, como dice Juvenal. (XIX, 354)

Paréceme que me ha de poner pleito de querella la hermosura en algün tribunal, que me ha de dar en qué entender; pero no se me da nada, porque ya me coge sobre los setenta afios. Yo no la quiero mal; pero he de decir lo que dicen de ella, se hace mala. En otra parte la toparé, y diré otro poquito de ella. (X, 222)

En los dos pasajes arriba citados, el narrador logra entablar un diâlogo con el narratario que ocupa el lugar del concepto aludido, la hermosura. Aunque no podemos decir que el diâlogo se realice directamente con los conceptos, porque siempre queda el narratario detrâs como el actante que escucha este diâlogo del narrador con el concepto, siempre tenemos la imagen de un narratario que se responsabiliza de llevar a cabo ese rol actancial. La razén en que nos apoyamos para hacer esta observaciôn responds al hecho de que 83 el narrador no hace uso del discurso indirecto para dirigirse

al narratario. El diâlogo se lleva a cabo delante de él mismo. El diâlogo se présenta de una manera aun mâs directa

cuando el narrador logra conversar con la "codicia" de modo

vocativo e inmediato:

îMaldita seas, codicia, y para siempre seas maldita! Entraste en el seno de Juan de Leiva, espoleâstele con la codicia la enmienda del pueblo de Toca y sus anexos; cerrô los ojos a la razdn, y con la facilidad de la dama se concluyô el casamiento, y ültimamente se vinieron a vivir a esta ciudad de Santafé; (XIX, 356)

El diâlogo entre la razdn y la verdad muestra un juego

narrativo en que los conceptos dialogan con el narrador. Si

los conceptos pueden responder a las aseveraciones, preguntas

o comentarios del narrador, podemos atribuirles los rasgos

del narratario ya que la ünica manera de adquirir

participacidn es que un actante tome su lugar, como séria al

caso del narratario que ejemplificamos en la siguiente cita,

donde la razdn y la verdad hablan con el narrador:

En su lugar diré quién puso estos letreros; y estân luchando conmigo la razdn y la verdad. La razdn me dice que no meta en vidas ajenas; la verdad me dice que diga la verdad. Ambas dicen muy bien, pero valga la verdad; . . . (XI, 23 6)

De manera que el narratario logra definirse en el

universo ficticio ya que es el ùnico que puede interactuar

con el relator implicito para seleccionar lo que se incorpora

en el texto que el ultimo confecciona. Sin duda el narrador

serâ el portavoz de ambos. A través de estas palabras del

narrador, el relator implicito, expresa otra inquietud con

respecto a una critica sobre los textos en general. 84 especificamente sobre la objetividad de los autores cuando pretenden narrar la historia de algün pueblo o regiôn. Se puede argüir que la razôn es vista como la perspectiva del autor en cuanto a que el texto tiene una gran inclinaciôn por contar la historia a la manera que quiera el autor. En cambio, si se postula que la intenciôn es contar la "verdad," el relator implicito évita el posible cuestionamiento de la veracidad de su texto. "La verdad me dice que diga la verdad, " es una oraciôn que implica aperturas a una lectura variada. El diâlogo que se entabla entre estos dos conceptos también provee un corpus de multiples significaciones, debido a que el relator implicito, ademâs de analizar su propio texto, estâ cuestionando y criticando los escritos que ha revisado para producir el que estâ confeccionando.

El narratario sirve de escucha de las observaciones, quejas y reclames que tiene el narrador después de haber

interactuado con el concepto de la hermosura. El narrador le

cita la disputa que tuvo con la hermosura para que el

narratario esté consciente de las dificultades que ha debido

enfrentar durante la confecciôn del texto:

No puedo dejar de tener barajas con la hermosura, porque ella y sus cosas me obligan a que las tengamos; esto es lo uno, lo otro porque ofreci escribir casos, no para que se aprovechen de la malicia de ellos, sino para que huyan los hombres de ellos, y los tomen por doctrina y ejemplo para no caer en sus semejantes y evitar lo malo. (XVIII, 332)

En El carnero. nuevamente el narrador traslada la

funciôn del narratario al objeto de la narraciôn; es decir. 85 a las "mujeres" que han hecho caer al hombre, sucesor de

Adân. Se présenta con un gran corpus de ejemplos y datos alraacenados que podria mencionar con respecto a los defectos y problemas que han ocasipnado las mujeres a través de la historia. ";Qué de ellas podria yo ahora ensartar tras de

Eva!, pero quédense." (XIII, 258)

Esta estrategia narrptiva no es mera originalidad de

Rodriguez Freyle, ya que constituye una de las caracteristicas principales de la novela pastoril donde los personajes, generalmente, gon la voz de un concepto que el autor emplea para hacer hablar a los personajes.

De acomoahante del viaie narrativo

La manera como Rodriguez Freyle incluye al narratario en el viaje narrativo del nprrador, muestra la intenciôn de integrar al lector en el discurso, quizà con el objeto de motivarie para que no deje de reflexionar sobre la materia.

Pues pregunto yo ahora, labradores, la quién pediremos estos costos y semillas, daftos e intereses? ^Ped^rémoslo a la tierra donde los echamos? No lo hallo puesto en razôn. ^Podrémoslo pedir a la justicia? i Paréceme que sobre este articule no nos oirén, ni se nos recibirâ peticiôn. Pues ipidémoslos a la codicia? Esc no, que séria echarla de casa y quedarnos sin nada. Pues ya se ha comenzado a romper el saco, alto! Volvamos a

29 Bruce Wardropper, "The Diana of Montemayor: Revaluation and Interpretation," Studies in Philoloov 48 (1951): 126-144. Por ejemplo, cada uno los persona jies de Los siete libro s de la Diana de Montemayor, représenta un concepto que tiene voz para dialogar en torno a la relaciôn de la naturaleza con los enamorados. Wardropper expresa que esta obra se trata de un anâlisis del amor y la naturaleza. 86 arar y romper la tierra, y acàbese de romper, que quizà acertaremos. (XXI, 388)

Como lo exponemos en el cuarto capitulo, el narrador emprende un viaje con el narratario, y le plantea preguntas que se las dirige a los "labradores," quienes no responden.

Después de intenter establecer el diâlogo con los conceptos de "justicia" y "codicia," continua dirigiéndose al narratario para pedir le que lo siga en la tarea de "arar y romper la tierra," lo que implica la continuaciôn del trabajo de ambos en funciôn de construir su texto.

Las invitaciones del narrador para el narratario de continuar con la narraciôn como si ambos partieran juntos en un viaje, se da a través de muchas instancias en la obra; como veremos en el capitulo cuarto. La narraciôn incluye al narratario en forma directa con el uso de la persona plural,

■nosotros,' como encontramos en el siguiente ejemplo: "Esta encomienda se dio en el apuntamiento al mariscal Hernando

Venegas; hoy la gozan los herederos. Y con esto vamos a

Bogotâ, que me espera." (VII, 186).

Todos estos roles que hemos apuntado para El carnero. nos lleva a considerar la acertada observaciôn que expone

Stanley Fish, en "Literature in the Reader: Affective

Stylistics," cuando dice que el narratario se convierte en un posibilitador de la experiencia que nos proporciona el t e x t o . 30 El carnero nos brinda la experiencia de reproducir

30 Stanley Fish, "Literature in the Reader," Af feet ive Stylistics. 123-162. 87 un mundo similar al que pueda haber ocurrido durante la colonia. Esto se hace posible por medio del logro de conferirle individualidad a los actantes narratives que incorpora Rodriguez Freyle en su obra. Sin embargo, debemos dejar muy en claro que la definiciôn del narratario que hemos elaborado en el El carnero no significa que la labor del lector haya quedado como un complemento de la lectura del texto, sino lo contrario. La experiencia que vive el lector con todos sus aportaciones de los antecedentes vivenciales, le sirve para hacer uso de la funciôn que cumple un actante narrativo como el narratario. Es decir, el narratario es un actante esencial en la lectura de El carnero. pero siempre ocupa un lugar secundario ante el lector mismo.

De evaluador de su orooio discurso

El permanente diâlogo en esta obra produce un gran dinamismo en la narraciôn. Nos ubica frente a un narrador que se funde con el narratario para lograr hacer una evaluaciôn de su propio texto, en busca de alguna informaciôn. En el caso de El carnero. al acercarse a la conclusiôn de su obra, el narrador menciona que ha logrado conservar la memoria, y que le sirve a él mismo para mirar el pasado, "y en todo lo que dejo escrito no hallé mâs que a un gobernador y un présidente que hayan salido en paz de este

Reino sin zozobra y disgustos. ..." (XXI, 387).

Una de las razones que da el narrador del por qué nadie ha logrado producir un texto que legitimice al Nuevo Reino de 88 Granada, se resume en la siguiente oraciôn del primer capitulo:

de la cual no he podido alcanzar cuél haya sido la causa por la cual los historiadores que han escrito las demâs conquistas han puesto silencio en esta, y si acaso se les ofrece tratar alguna cosa de ella para sus fines, es tan de paso que casi la tocan como a cosa divina por no ofenderla (I, 9)

La evaluaciôn de su propio texto, por parte del narrador, nos permite encontramos frente a frente con el narratario en la instancia en que se desdoblan los dos actantes. Esta estrategia le sirve tanto para sacar la informaciôn que necesita para apoyar las ideas que vaya formando como para agregar también una nota de humor y sorpresa sobre lo que él mismo haya creado, como lo ejemplifica el paréntesis al final de la siguiente cita:

El enojo de los dos oidores y el capitén Olalla, . . . ; Oh hermosura, causadora de tantos maies ! ; Oh mujeres! No quiero decir mal de ellas, ni tampoco de los hombres; pero estoy por decir que hombres y mujeres son las dos mâs malas sabandijas que Dios criô. (No es buena esta ultima expresiôn). (VIII, 202)

El narrador, luego de haber emitido el juicio sobre la carencia de textos que cuenten la historia del reino, produce una necesidad inmediata de ofrecer alguna observaciôn que sirva para no dejar duda o vacio alguno en la narraciôn. Ya en el primer capitulo, sôlo a unos pocos renglones de haber iniciado la narraciôn, el narrador présenta una hipôtesis sobre la razôn del por qué no se ha contado la historia de 89 dicha regiôn, en consecuencia de que es un territdrio tan vasto y aùn carente de un discurso que le confiera identidad.

Con sus palabras, sin duda, la razôn no se debe a que no haya alguna carencia de acontecimientos, sino simplemente a los

tipos de eventos que han sucedido, especialmente si no reünen

lo que supuestamente espera el lector de la época, como por

ejemplo: "o quizà lo hacen porque como su cqnquista:fue poco sangrienta, y en ella no hallaron hechos que celebrar, lo pasan todo en silencio" (I, 9).

Al considerar que la Dedicatoria vendria a i ser una especie de obra paralela al texto, aunque vaya de acuerdo al

contenido, no esté separada, sino que incorpora aspectos que

le corresponden directamente al contexte. El narrador que

expresa esta oraciôn cumple el roi de un narratario

(receptor) de la dedicatoria, porque emite una respuesta e

intenta completar y justificar lo que el relator implicite

tratô de incorporer para dar curso al texte que empieza a

confeccionar, sin perder su relaciôn con el mundo exterior.

El anâlisis de los roles que cumple el narratario en

esta obra nos permite mostrar la participaciôn activa de

dicho actante narrative, debido a que el narrador necesita de

una respuesta o reacciôn para lograr el efectoi que se

pretende susciter en el lector. La obra no solamente muestra

la historié del Nuevo Reine de Granada sino también los

problemas que afligen la vida del Reine. El emisor no

élabora un discurso sin la respuesta aprobatoria del que lo

escucha, ya que se trata de més de una yoz que esté de 90 acuerdo con los temas que desarrolla en la obra. En el siguiente capitulo analizamos la manera como opera esta relaciôn en funciôn de un contrato narrative que establecen ambos actantes. CAPITULO III

LOS CONTRATOS NARRATIVOS

Dirijo esta obra a vuestra majestad por dos cosas: la una por darle noticia de este su reino nuevo de Granada, porque nadie lo ha hecho; la otra por librarla de algun dspid venenoso, que no la muerda viendo a quien va dirigida, cuya real persona nuestro Sefior guarde con aumento de mayores reinos y estados, para la cristiandad. (3)

Cualquier texto que muestre una interaccidn entre los actantes narratives supone una comunidad de expectatives que no se créa arbitrariamente, sino que responde a un contrato que se establece entre el emisor y el receptor. Al referirse a estas expectatives en la actuaciôn teatral, Marie Maclean sostiene que:

Ail performance implies shared conventions, implies a contractual relationship between the performer and the recipients, whether participating or passive, judge or audience. These receivers in the performance are active in the transaction are active as decoders rather than encoders in the case of a verbal or visual performance. (71)

Maclean también afirma que el texto ficticio pone en evidencia un doble contrato narrativo, uno entre el autor y

91 92 el lector y el otro entre el narrador y el narratario.i En el prdlogo de El carnero. ya localizamos una referenda

explicita a ese segundo contrato ficticio - entre el narrador y el narratario - al que alude Maclean cuando el narrador de

esta obra le solicita al narratario participaciôn activa para

llevar a cabo el diâlogo que posibilitaré el fluir de la

narraciôn en el texto. De manera similar, el relator

implicito, al construir el mundo ficticio del texto,

considéra las expectativas de su receptor potencial. En El

carnero. cuando el narrador con la co-participaci6n del

relator implicito, se encarga de estipular los criterios de

teoria y critica literaria en los que se basa esta obra,

también cumple con el propôsito de delinear las expectativas

del receptor. Pretende que su historia sea una

representaciôn de la vida de la ciudad de Santafé, con todos

los detalles que, a su juicio, otros textos histéricos no

incluian. Con el propôsito de realizar un anâlisis de los

contratos narrativos entre los actantes de la obra, dividimos

nuestra exposiciôn de acuerdo a las partes constitutives de

este texto: el titulo, la dedicatoria, el prôlogo y los

diferentes capitulos.

El titulo

Maclean considéra que el titulo de una obra es un acto

de habla ilocutivo que, entre otros, contiens dos elementos

1 Maclean, 26. 93 contractuaies; una promesa y una advertencia de narracidn.^

En la época colonial hispanoamericana - probablemente como resultado de la herencia de la crénica europea-medieval, las obras acostumbraban llevar titulos extensos que aludian al contenido y a la finalidad o propôsito mismo de la escritura de la obra. El titulo original de El carnero constituye un buen ejemplo de esta préctica literaria:

EL CARNERO CONQUISTA Y DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO REINO DE GRANADA DE LAS INDIAS OCCIDEN­ TALES DEL MAR OCEANO Y FUNDACION DE LA CIUDAD DE SANTAFÉ DE BOGOTÂ PRIMERA DE ESTE REINO DONDE SE FUNDO LA REAL AUDIENCIA Y CANCILLERIA, SIENDO LA CABEZA SE HIZO ARZOBISPADO Cuenta en ella su descuhrimiento; algunas guerras civiles que habia entre sus naturales; sus costumbres y gente, y de qué procediô este nombre tan celebrado DEL DORADO Los générales, capitanes y soldados que vinieron a su conquista, con todos los présidentes, oidores y visitadores que han sido de la Real Audiencia. Los arzobispos, prebendados y dignidades que han sido de esta Santa iglesia catedral desde el ano de 1539, que se fundâ, hasta el de 1636, que esto de escribe; con algunos casos sucedidos en este Reino, que van el historia para ejemplo, y no para imitarlos por el daho de la conciencia. COMPUESTO Por JUAN RODRIGUEZ FREYLE Natural de esta ciudad, y de los Freyles de Alcalé de Henares en los Reinos de Espaüa, cuyo padre fue de los primeras pobladores y conquistadores de este Nuevo Reino. Dirigido a la S.R.M. de Felipe IV, Rey de Espaüa Nuestro Rey y Senor de natural. 3

2 Maclean, 81.

^ Titulo que incluye Achury Valenzuela. 94

T Xp ^ ^ ^Crf— JS^. ^ A :f Z L /

i.rX

Jês^ ^ 3< ?

Ô ^^Yyj^a.J'^^ y •Jit.t.^p^juf S ujA/s-t a ^ ^ ' '*' ^

(Conquista y Descuhrimiento del Nuevo Reino de Granada,

que comprende hasta el ano de 1638. Compuesta por Don Juan

Rodriguez Freyle, natural de Cartagena de Indias, cuyo padre

fue uno de los primeros pobladores y conquistadores de este

Nuevo Reyno.)

Figura 6: Titulo del Manuscrite de Ricaurte y Rigueyro. 95 Siguiendo un anâlisis estructural, Benso divide el titulo en dos partes. Subdivide la primera en cuatro mensajes: la conquista del Nuevo Reino de Granada, el descuhrimiento, la fundacidn de Santa Fé de Bogotâ y las

costumbres de los naturales y las guerras civiles. Como

sefiala Benso qn quinto mensaje alude al sintagma de "El

Dorado," el çual resalta por el tamaîio de la letra

(mayüscula) y ademâs por estar aislado en el contexto. Para

la segunda parte del titulo, ella enumera très mensajes:

el ppimero abarca cuestiones juridico-militares: générales, capitanes, soldados, présidentes, oidores, visitadores. El segundo mensaje, asuntos eclesiâsticos: arzobispos, prebendados, dignidades, iglesia. El tercero, relatos costumbristas y, aunque pasa casi inadvertido, es, a mi parecer, el mâs importante en la economia del libro. Escribe Freyle: ." . .con algunos casos sucedidos en este Reino, que van en la historia para ejemplo, y no para imitqrlos por el dafio de la conciencia ..." (pâg. 5). Estas palabras denotan que El carnero entreteje varios niveles. Después de ofrecer al lector unos estimulos de carâcter histôrico, ahora, utilizando la genérica palabra "casos," Freyle lanza un mensaje indefinido que podria despertar la curiosidad del destinatario; mas, sin embargo, como si sq hubiera inmediatamente arrepentido, advierte que son ejemplos para no imitar. Estos misteriosos acontecimientos constituirân, como veremos, toda una qerie de "historielas" que forman el material mâs interesante para analizar la técnica narrativa de Rodriguez Freyle. (98-99)

Sin embargo, para efectos del anâlisis del contrato

narrativo implicite en el titulo original de El carnero.

sugerimos una divisidn dual que responde, respectivamente, a

los aspectos de la promesa y de la advertencia. La primera

parte, Conquista v descuhrimiento del Nuevo Reino de Granada 96 V de las Indias Occidentales . . .con alaunos casos ..sucedidos en este Reino. constituye una promesa del contenido que

incluirà el texto. La segunda parte, el sintagma que alude al carâcter ejemplar de los casos *v no para imitarlos oor el

daflo de la conciencia." cumple la funciôn de advertencia. De

esta manera esté estableciendo el tipo de lectura que tiene

que hacer el lector, cuyo resultado seré uno edificante.

El acto de habla ilocutivo se efectüa en la segunda

parte de la advertencia con la orden que le da el narrador al

lector de no "imitar" los casos que va a emplear en su texto.

Uno de los ejemplos que podemos ilustrar para este propôsito

es el tratamiento de la nigromancia, con el caso de la negra

Garcia.^

El carnero es un titulo metafôrico atribuido

posteriormente a la obra de Rodriguez Freyle. En sôlo uno de

los cinco manuscritos que hemos revisado, el Manuscrite de

Sierra y Espineli, fechado en 1812, aparece el titulo Carnero

en la introducciôn que hace el copista. Los estudios que han

enfocado en el anâlisis del vocablo "carnero" con el

propôsito de decodificar su significado nos sirven para

fundamentar nuestra aseveraciôn de que el mismo es un

producto del proceso de la recepciôn que, con toda

probabilidad, responde a una combinaciôn de la recepciôn

editorial y del lectorado. Felipe Pérez intenta buscar la

relaciôn y respuesta de por qué se le atribuyô el nombre de

^ Este caso es analizado en nuestro capitulo quinto, 97 "carnero" a esta obra, a lo que acota: "Por més consultas que he hecho par@ averiguar el orijen del nombre CARNERO puesto a

la historia del sefior Fresle, no he podido adelantar nada.

No se queda solamente con la duda sino que también agrega algunas posibilidades a través de las acepciones de la palabra que podrian haberle atribuido dicho nombre, entre

ellas se cupnta con la de "becerro." También plantea la

interrogante de si solamente se debié el titulo al hecho que

los libros dg la época eran "de ordinario escritas o forradas

en pieles cje carnero." Darlo Achury Valenzuela, en su

Prélogo a la edicién de la Editorial Ayacucho, 1979, présenta

diecisiete acepciones! de la palabra “carnero" que registran

antiguos diccionarios bilingües ( inglés-espaîiol e italiano-

espafiol) , los primeros diccionarios de la lengua espafiola,

diccionarios de américanismes y colombianismos, y textos de

autores clésicos y modernos de autores espafioles e

hispanoamerieanos (L-LVI). La tesis doctoral de Susan Herman

también présenta un : anélisis de la palabra "carnero" en

diferentes contextes seménticos con el fin de proponer una

razôn por la cual èsta obra recibiô dicho titulo. Si

tuviésemos una prueba certera de la acepciôn en que se

utilizo la palabra "Carnero" podriamos intentar un anâlisis

de cémo este titulo afiadido constituyé una respuesta de la

recepciôn al contrato narrativo. Aunque por la falta de esta

5 Felipe Pérez, ed. i Conquista v descuhrimiento del Nuevo Reino de Granada . .1. oor Juan Rodriauez Fresle. (Bogotâ: Imprenta de Pizano y Itérez, 1859). Prôlogo. 98 evidencia no podemos aventurer una hipôtesis al respecte, es posible sefialar que este titulo afiadido es una manera de

incorporer un elemento del universe empirico al universe

ficticio.

Este no era un fenômeno extraordinario en la historia

literaria; un ejemplo harto conocido en la literature

espafiola es la mutacidn que sufriô el titulo original de la

obra Historia de Calixto v Melibea de Fernando de Rojas. El

titulo La Celestina respondiô al interés primordial que

despertô en el lectorado el personaje de la mediadora en

lugar de la pareje de amantes. Otro ejemplo mâs cercano a la

narrativa colonial es el cambio de titulo de Relaciôn de la

jornada eue hizo Alvar Nüfiez Cabeza de Vaca a la Florida con

el adelantado Pânfilo de Narvâez (1542) , que en siglo XVIII

se convirtiô en Los Naufraaios. donde las tormentas "aparecen y reaparecen como marco inestable que preconiza la

trayectoria desastrosa que lleva la expediciôn, a manera de

responder al reconocimiento de sus lectores.

El proceso de cambio del titulo de esta obra nos permite

visualizar el carâcter dinâmico de la recepciôn que intercede

en el universe ficticio al incorporar un elemento del

universe empirico, con lo que también en cierto modo modifica

las expectativas estipuladas en el contrato de la obra.

^ Pupo-Walker, "Secciôn introductoria, " Alvar Nüfiez Cabeza de Vaca,. Los Naufraqios Ed. Enrique Pupo-Walker(Madrid: Editorial Castalia, 1992) 74. 99 Dedicatoria

En la dedicatoria de El carnero. el narrador estipula un contrato narrativo que nuevamente podemos analizar con los conceptos de la advertencia y la promesa sefialados por

Maclean:

Dirijo esta obra a vuestra majestad por dos cosas: la una por darle noticia de este su reino nuevo de Granada, porque nadie lo ha hecho; la otra por librarla de algün âspid venenoso, que no la muerda viendo a quien va dirigida, cuya real persona nuestro Sefior guarde con aumento de mayores reinos y estados, para la cristiandad. (3)

La promesa se observa cuando el narrador sefiala que dard cuenta de la historia del Nuevo Reino de Granada y observa que es una tarea que anteriormente nadie habia realizado; con lo que podemos observer su intenciôn de justificar su trabajo y destacar el mérite de su obra como un texto necesario y novedoso.

El elemento de la advertencia esté vinculado a su deseo de protéger la obra escudândola en la persona del rey a quien la dedica para: "librarla de un dspid venenoso, que no la muerda viendo a quien va dirigida." La alusiôn metafôrica a una posible mordedura de la obra por parte de un "éspid venenoso, " nos lleva a formular preguntas como, £,el autor se esté refiriendo solapadamente a la censura literaria a que estaba sujeta la América Hispana colonial? Si la metéfora apuntara hacia esa direccién, i.c6mo afectaria el contrato narrativo? En todo caso, esta metâfora evidencia la clara conciencia que muestra el autor sobre la vulnerabilidad de 100 los textos trente a cierto tipo de recepciôn o receptores, de la que, probablemente, no escaparia su propia obra. En su contrato narrativo, propone una estrategia para evadirla que en ûltima instancia constituye una manera de denunciar dicha situaciôn.

El prôlogo

Porqueras Mayo expone que originalmente "el concepto de prôlogo aparece vinculado al arte dramâtico. Los antecedentes màs antiguos se remontan a la tragedia griega."

(26) Afiade que su papel principal es determiner el contacte que establece el autor con el p u b l i c o / ? En la prosa de la

época renacentista, el prôlogo excede la funciôn de saludo y agradecimiento a las autoridades que hicieron posible la apariciôn del texto y se transforma en un discurso en el que se da a conocer el plan y los fundamentos literarios en los que se sostiene la obra, especialmente, cuando se trata de alguna innovaciôn que intenta implantar o emplear el autor.

Inicialmente, los cronistas que contaban la vida e historia en América también perseguian el fin de ser reconocidos, principalmente por los reyes, con el propôsito de ser favorecidos, protegidos y recompensados materialmente, es decir, como una manera de mejorar su situaciôn p e r s o n a l . s

^ Porqueras Mayo, El Prôloao como aénero literario. 26.

^ Raquel Chang-Rodriguez, Violencia v subversiôn de la prosa virreinal, (Madrid; José Porrüa Turanzas, 1982) xi. 10 1 Debido a que el autor empirico no puede accéder al universe

ficticio, en lugar del término autor utilizamos "relator

implicito" para hacer aplicable las observaciones de

Porqueras Mayo en el anâlisis de El carnero.

El prôlogo de El carnero constituye una valiosa fuente de informaciôn para identificar el contrato narrativo que se

establece entre el relator implicito y el narratario. Dicho

contrato se evidencia en la relaciôn que se establece entre

ambos con el propôsito de establecer el modelo de escritura que seguirâ el texto.^ Uno de los primeros indicios de este

contrato narrativo es la presunciôn que asume el relator

implicito de que el narratario esté al tanto de lo que se ha

escrito anteriormente en relaciôn al tema en que se centra su

obra.

Por otro lado, el relator implicito recurre al

acostumbrado recurso de la falsa modestia cuando déclara su

novedoso propôsito de producir un texto que pretende

5 Para aplicar este anâlisis con la efectividad que queremos darle para este texto, es importante que recordemos que el relator implicito no toma parte en la interacciôn sino a través del narrador, ya que su identidad como actante narrativo se define por el proceso de selecciôn de datos que ha tomado lugar en la confecciôn del texto. El relator implicito es el actante que bâsicamente se encarga de relacionar el universe ficticio con el empirico, considerando aspectos como los modelos de escritura, acotaciones sobre el contexto de la obra, etc. Su identidad puede incluse ser definida como una funciôn del narrador mismo, pero para fines de este anâlisis en el que hemos separado la participaciôn de los actantes narrativos como entes que aunque se proyecten por medio de otros (como el caso del relator implicito con respecte al narrador), mantendremos una identidad individual para cada uno. 102 preserver la memoria cle la historia de un pueblo. La estrategia de adopter ur% papel supuestamente modesto résulta un medio eficaz para laqzar una critica a la escritura de la historia que se venia dqsarrollando hasta la época en que se escribe esta obra. Sostiene que su intenciôn es conter la verdad y no inventarla cpn ese "ornato retôrico que piden las historiés, ni tempoco llevaré ficciones poéticas, porque sôlo se hallaré en ella desnuda la verdad" (6).

Durante la época colonial hispanoamericana, el autor generalmente empleaba el prôlogo, los capitulos introductorios y los comentarios o digresiones en la propia obra para sustenter los recursos innovadores o sus desacuerdos con otros te:x:tos;, tarea que corresponde hoy a las disciplinas de la teoria y critica literaria. En esta direcciôn, El carnero. pin duda, es un magnifico ejemplo de un texto colonial en el queise establecen los fundamentos de una teoria literaria que oriente la préctica de la escritura.

Rodriguez Freyle resalta los criterios de la veracidad y lo sucinto en oposiciôn al ornato retôrico que le atribuye a la historiografia:

Y volviendo a mi propôsito digo, que aunque el fray Padre Simôn en sus escritos y noticias, y el padre Juan de Castellanos, en los suyos trataron de las conquistas de estas partes, nunca trataron de lo acontecido en este Nuevo Reino, por lo cual me animé yo a deçirlo; y aunque en tosco estilo, seré la relaciôn suscinta y verdadera, y sin el ornato retôrico que piden las historias, ni tampoco llevaré ficciqnes poéticas, porque sôlo se hallaré en ella desnuda la verdad. (6) 103 Cuando advierte que aunque su obra esté escrita en

"tosco estilo, " también sefiala como una virtud el que la obra no tendré el ornato retôrico que piden las historias, ni tampoco llevaré ficciones poéticas." Sobre este ultimo aspecto, Walter Mignolo sefiala cômo Rodriguez Freyle estaba consciente de que escribia "algo que difiere de la poética y de la historia, pero que al mismo tiempo tiene como objetivo guardar memoria de los hechos de la regiôn de Nueva

Granada."1° En el contrato narrativo que establece el relator implicito en el fragmente anterior alude dos veces a la verdad como el criterio que presidiré su escritura. La segunda vez que alude a este criterio le atribuye el adjetivo

"desnuda," como una manera de validar su discurso en oposiciôn a lo que él consideraba una verdad tergiversada por recursos retôricos, por desconocimiento de las fuentes de primera mano o tal vez por intereses personales.

El relator implicito desde el inicio pone énfasis en la idea de que nadie ha dado noticia al rey sobre el Nuevo Reino de Granada. Cuando objeta la utilizaciôn de recursos literarios ficticios que lo ùnico que hacian era adornar un lugar para dar cuenta de la verdad histôrica, de alguna manera cuestiona la validez de los esquemas utilizados para contar y explicar la realidad americana. De acuerdo a Chang-

Rodriguez :

Mignolo, 101. 104 desde su condicidn de escritores coloniales, los autores se valen de formas y convenciones literarias europeas para apoyar su punto de vista; sin embargo, ni los sucesos narrados ni la realidad americana encajan en patrones tradicionales.

Cuando el narrador acusa a los padres Simôn y Juan de

Castellanos, de haber omitido en sus respectives escritos la historia del Nuevo Reino de Granada no emite un juicio

enteramente acertado, debido a que estos escritos si se

refieren a esta regiôn. La acusaciôn de Rodriguez Freyle se

debiô a su conocimiento parcial de las obras de Castellanos y

el padre Simôn. Debido a razones de publicaciôn, Rodriguez

Freyle sôlo conocia el primer tomo de la obra de cada uno de

estos autores. Benso comenta este aspecto:

la Historia del Nuevo Reino de Castellanos fue publicada por primera vez en 1886, y la parte correspondiente al Nuevo Reino de las Noticias historiales del padre Simôn fue impresa por primera vez en la ediciôn compléta de 1882-1892 hecha por Medrano Rivas. Rodriguez Freyle debiô conocer la primera ediciôn de la primera parte de las Noticias del padre Simôn, impresa en Cuenca en 162 6, que trata solamente de las cosas de Venezuela. La primera parte de las Ele a i a s . que se refiere exclusivamente a Venezuela, fue publicada por primera vez en Madrid en 1589. (99)

Siendo el prôlogo el primer contacte claro de la

intenciôn del autor de comunicarse con sus receptores,

identificamos al narratario como un actante que se encarga de

filtrar la informaciôn de tal manera que el lector pueda

sentirse incorporado al texto, desde el principle de la

lectura, aunque serâ siempre de una manera indirecta.

Chang-Rodriguez, violencia. xii 105 La interacciôrt entre el narratario y el relater implicito en el prôlogo de esta obra constituye otro de los aspectos importante^ ai considerar en la formulaciôn del contrato narrativo. El relator implicito es el actante que se encarga de recopiJ.ar la informaciôn, organizar el texto, y relacionar el mundo empirico con el ficticio. Basados en esta diferencia, podemos agregar que la participaciôn del relator implicito esfé latente a través de todo el texto, de una manera directa o indirecta, muchas veces en la referenda a otros textos que sirven para fundamentar los puntos que se vayan désarroilando, como también en las observaciones que apuntan alguna dificultad, tropiezo o critica sobre el proceso de selecciôp de los datos. Inmediatamente después del titulo de una pbra, surge el prôlogo como el primer momento cuando el relator implicito se dirige al narratario, con el objeto de establecer el modelo en que se apoyarà la estructura y contenido de la h i s t o r i a . citemos un extracto de los primeros renglones del prôlogo para resaltar nuestro

12 Aristôteles, en la Retôrica (III, 14), refiriéndose al exordio expresa que "es el comienzo del discurso, lo mismo que el prôlogo en Ip poesia y el preludio en la müsica de flauta, pues todo esto son preâmbulos y como preparaciôn del camino para lo que slgue" (Porqueras-Mayo 28). Ademâs de ser el camino para lo que sigue es una sintesis del desarrollo de la obra y advierte a suilector que el texto estarâ compuesto de diverses elementos narrativos. A fines del siglo XV Alonso de Palencia nos dice en su Vocabulario Universal acerca del exordio que Vdizese exordium principio comienço y el exordio faze el oradoir en la causa porque los oydores sean ganosos de saber y quieran bien al que dize" (Porqueras-Mayo 34) . 106 enfoque en la interacciôn del relator implicite con el narratario. Las citas que incluimos en esta secciôn no solamente se aplican para analizar la participaciôn del narratario en relaciôn al relator implicito, sino que también pueden mostrar otros actantes como el narrador y el lector

implicito. Ademàs, debemos tener présente que un estudio estético y f enomenolôgico de una obra permite una gran

flexibilidad de interpretaciones o lecturas, por el hecho de considerar el campo de la recepciôn como la instancia que el signo adquiere la propiedad de mensaje.

Todas las criaturas del mundo estân obligadas a tributar dobladas gracias a Dios, nuestro Seîlor, que con su gran piedad y misericordia las sustenta con su providencia divina sin merecerlo; lo que hace por sola su bondad, y con ella proveyô la naturaleza humana remedio para conservar la memoria de los bénéficies recibidos de su mano; y que juntamente con esto tuviésemos noticia de las cosas pasadas, porque como Cristo, nuestro Sefior, puso los ojos de aheterno en su esposa la iglesia, desde cuyo tiempo le puso escritores y canonistas, y los hombres aprovechândose de esta doctrina, fueron siempre dando al mundo noticia de lo acontecido en sus tiempos, con lo cual los présentes tenemos noticia de lo pasado. (5)

Susan Herman, en busca de una lectura de El carnero como una historia y como una crônica, traza brevemente el proceso

que expérimenté la Primera Crônica general o estoria de

Esoafla de Alfonso El Sabio, continuada por su hijo Sancho IV,

para mostrar cômo la escritura de la historia obedecia a un

proceso colectivo de informantes y escribientes . Los

Herman, The conquista v descubrimiento.” 64-69 107 escribientes a que nos referimos nacen del seno de la iglesia, porque es la instituciôn que se encargô extensivamente de recopilar la informaciôn que es traspasada a textos que trazan la linea cronolôgica de la historia. El relator implicito del El carnero. en el extracto citado arriba, aprovecha de establecerle al narratario que hasta ese momento la fuente productora tradicional de la historia ha sido la iglesia. Cuando expresa que Cristo le puso

"escritores y canonistas" para que registrasen la historia, el relator implicito justifies su alusiôn a los temas religiosos que trata en el texto, como también da a conocer

la labor que le toca a la iglesia en la construcciôn de la historia. Este aspecto le sirve al relator implicito para

justificarle al narratario la razôn de por qué ha recurrido a

tantas citas biblicas. De esta manera el relator implicito

instruye al narratario sobre el paradigme de la historia que

se utiliza en su época, lo cual se apoya en una informaciôn

que proviene de fuentes multiples pero siempre enmarcada en

los patrones eclesiâsticos.

La definiciôn de la historia como producto de una labor

colectiva, tanto en la recolecciôn de la informaciôn como en

la elaboraciôn del texto, se desprende del "deseo" de muchos

de sus "compatriotes," que han intentado escribir o

construirla previamente. La referencia a los "deseos" no

solamente implica la recepciôn que "desea" el relator

implicito, sino que también se refiere a los intentos quizâ

fracasados de algunos que lo han emprendido anteriormente. 108 En sintesis, podemos sefialar que aunque el prôlogo es la herramienta esencial para que el relator implicito logre proyectar el propôsito y plan de la obra, las digresiones en los capitulos son fundamentales para completar el anâlisis de este tema, como se puede ver en el quinto capitulo donde el narrador estipula un importante contrato en términos de la recepciôn de la obra. También podemos deducir del prôlogo que el relator implicito présenta a un narratario que se disponga a ser testigo y participe del discurso que pretende contar el descubrimiento y la conquista del Nuevo Reino de

Granada. Para lograr este propôsito, el narrador entabla una relaciôn dialôgica con el narratario, a quien le cuenta el discurso histôrico.

Capitulos

En el prôlogo observamos cômo el narrador advierte la carencia de textos que cuenten la historia del Nuevo Reino de

Granada. En el primer capitulo retoma este punto y sugiere una razôn para explicar este fenômeno, "porque como su conquista fue poco sangrienta, y en ella no hallaron hechos que celebrar, lo pasan todo en silencio" (I, 9). En las diferentes cultures y épocas existen formas discursives que se forjan de acuerdo a ciertas expectativas y se constituyen una tradiciôn narrativa. Podemos asociar este caso con lo que Maclean identifica como el "discurso de lo masculino," que en la época de la conquista se relacionaba con el discurso de la sociedad de guerra; la lucha sangrienta que le 109 da autenticidad al texto, los personajes invencibles que

luchan para legitimar el poder que ejerzan. En este sentido,

Rodriguez Freyle logrd darle a la obra un fuerte carâcter

innovador al apartarse de los patrones de agresidn esperados para contar la historia, puesto que para contar los hechos

que ocurrieron en su regiôn se aleja de la visiôn épica que

conformaba el modelo escriturario de la conquista. Rodriguez

Freyle en cierta forma ceremonialmente "mata a sus

predecesores." Ademâs de preguntarse el por qué otros

historiadores han puesto silencio en la historia del Nuevo

Reino de Granada, trueca la agresiôn que vemos en las

narraciones de los soldados de la conquista por la

descripciôn de las intrigas que surgen entre los "vecinos" de

un pueblo.

Una de las razones que da el relator implicito del por

qué nadie ha logrado producir un texto que realce la

identidad del Nuevo Reino de Granada, se resume en la

siguiente oraciôn del primer capitulo:

no he podido alcanzar cuâl haya sido la causa por la cual los historiadores que han escrito las demâs conquistas han puesto silencio en esta, y si acaso se les ofrece tratar alguna cosa de ella para sus fines, es tan de paso que casi la tocan como a cosa divina por no ofenderla. (1,9)

El relator implicito traspasa su intervenciôn por medio

del narrador, con la funciôn de un portavoz, para expresar

que muchos no han podido escribir la conquista por tratarla

como a una cosa "divina." La utilizaciôn de la expresiôn

"como cosa divina" utilizada por Rodriguez Freyle para 110 explicar la actitud que a otros historiadores le merecieron los sucesos de dicho Reino, reviste cierta ambigüedad. Por un lado, la expresiôn en sentido literal podria entenderse en términos elogiosos: el Reino infunde una especie de temor sagrado que impone un respeto y distancia: o por otro lado, alude irônicamente a que la distancia con que han sido tratados obedece a la poca importancia que le adjudicaron precisamente porque no acontecieron los hechos sangrientos que gustaban de relatar muchos historiadores.

Por otro lado, el siguiente pasaje del quinto capitulo résulta sumamente significative en términos de las implicaciones que de él podemos derivar para el tema del contrato narrativo que se establece en la obra. Sobre el mismo nos interesa sefialar un aspecto que a nuestro juicio no se le ha prestado la atenciôn que puede merecer. El pasaje es el siguiente:

Paréceme que ha de haber muchos que digan: c,qué tiene que ver la conquista del Nuevo Reino, costumbres y ritos de sus naturales, con los lugares de la Escritura y Testamento viejo y otras historias antiguas? Curioso lector, respondo: que esta doncella es huérfana, y aunque hermosa y euidada de todos, y porque es llegado el dia de sus bodas y desposorio, para componerla es necesario pedir ropas y joyas prestadas, para que saïga a vista; y de los mejores jardines coger las màs agraciadas flores para la mesa de los convidados: y al que no le agrade, devuelva a cada uno lo que fuere suyo, haciendo con ella lo del ave de la fàbula, y esta respuesta sirva a toda la obra. (V, 36)

Al inicio del periodo, el narrador anticipa una posible objeciôn de parte de los lectores con respecte al procéder de su discurso que insiste en relacionar los hechos de la Ill conquista del Nuevo Reino de Granada asi como sus ritos y costumbres con la historia antigua y los lugares de los hechos relatados en el Antiguo Testamento. Con ello se inicia una serie de observaciones que estàn relacionadas con el discurso, la estructura y la recepciôn de esta obra. La pregunta inicial da pie a que el narrador se extienda en las razones con que pretende legitimar el procéder del narrador de adornar "con ropas y joyas ajenas" su obra debido a la orfandad de la misma.

El primer aspecto que nos parece interesante destacar es cômo el narrador al formular esta pregunta revela una clara conciencia de los subtextos fordneos que inciden en la perspectiva con que se presentan y evalüan los hechos en su discurso histôrico sobre el Nuevo Reino de Granada.

Independientemente de que el narrador intente justificar dicho procediraiento, la formulaciôn de la pregunta apunta y levanta una duda sobre la pertinencia de un acercamiento escritural que acude a los modelos y referentes de la historia antigua, cuando pretende dar cuenta de los hechos de una regiôn del Nuevo Mundo. En este sentido, puede ser vàlido relacionar esta pregunta, y aun la respuesta del narrador con el fenômeno de la desnudez americana y la necesidad urgente de suplirse con los discursos europeos que

José Rabasa analiza en Inventing America (1993). Herman y

Martinengo indican que esta técnica de pedir prestada la ropa que necesita la niha pobre puede ser leida como la necesidad medieval de "no atribuir a ningun suceso de este mundo una 112 significaciôn propia."^'’ No solamente se trata de adornar con vestimenta prestada, sino de construir un texto que por naturaleza requiere de un contexto definido por el resto de los textos para que el présente adquiera validez. Para esto, volvemos a la posiciôn de Rabasa, apoyado ciertamente en

Foucault, en lo que concierne al patrôn que se establece al inicio de la escritura de una regiôn, pueblo o comunidad. En Mvth and Archive (1990), Roberto Gonzalez Echeverria postula la imperativa necesidad del escritor latinoamericano de escribir el continente con todas sus particularidades y detalles, como una respuesta a la falta de registres de

informaciôn. A esta necesidad parece responder la inclusiôn de los casos o las flores como les llama el narrador,

cortadas del jardin de los sucesos mâs o menos escandalosos de la vida colonial novogranadina que comentaremos con

detenimiento en el capitulo quinto de esta tesis, el caso de

dofia Inès de Hinojosa y su maestro de danza.

El excelente articule de Achury Valenzuela, "Postrera voluntad de Rodriguez Freile hoy olvidada," analiza las

digresiones didâctico-morales insertas en el texto E1

carnero■ que generalmente ocurren en los llamados casos e

identifica cada una de sus fuentes literarias. Dedica la

ultima secciôn de su articule a esclarecer la metâfora del

"ave de la fâbula" que cierra el pasaje del capitule quinto,

al que hemos estado aludiendo. Con esta metâfora, el

Herman, 78. 113 narrador de El carnero aconseja a los receptores disgustados con las "ropas y joyas prestadas," sobre qué hacer con dichos

fragmentos en particular y con la obra en general: "devuelva a cada uno lo que fuere suyo, haciendo con ella lo del ave de

la fâbula, y esta respuesta sirva a toda la obra." (V, 36)

Sefiala Achury Valenzuela que dicha metâfora ha pasado

inadvertida por la critica. Sin embargo, el esclarecimiento del significado de la misma reviste un valor fundamental para

identificar el contrato narrativo estipulado por el narrador.

Primeramente, el narratario extradiegético tiene que

decodificar a qué ave y fâbula se refiere el narrador. En

segundo lugar, es necesario dilucidar qué hizo el ave de la

fâbula y extrapolar su conducta al piano de la recepciôn. En

resumidas cuentas, la decodificaciôn de la metâfora es

necesaria para poder esclarecer qué le propone el narrador al

lector disgustado - a través del acto ilocutivo, "que haga

como el ave de la fâbula."

Achury Valenzuela propone la siguiente interpretaciôn:

la alusiôn de nuestro cronista al ave fénix es obvia por el contexto: al que no le gusten los sermoncillos intercalados a lo largo de la narraciôn, sermoncillos que son ajenos, que los devuelva a sus duefios naturales o que los queme; y con ellos, toda su obra, si asi lo desea."is

Esta lücida interpretaciôn de Achury Valenzuela nos

suscita, sin embargo, un par de interrogantes. El primero se

relaciona con los "sermoncillos que son ajenos," como los

Achury Valenzuela, 71. 114 llama este critico. Creemos que Achury Valenzuela tiene raz6n cuando alude a que el autor le sugiere al lector que

"devuelva los sermoncillos a sus duefios naturales." No compartimos su opinidn, sin embargo, de que Freyle también ofrece como alternative la incineracidn de los sermoncillos, como sefiala el critico cuando observa, refiriéndose a éstos,

"o que los queme, Para esto aducimos a dos razones. Nos parece que textualmente no se sostiene el argumente, ya que a nuestro juic-io el narrador después de instar al lector a que devuelva lo ajeno a sus dueftos, sôlo entonces exhortaria a la

incineracidn de su obra, si sôlo fuéramos a seguir parcialmente la tesis de Achury Valenzuela. La frase final, a nuestro juicio: "y al que no le agrade, devuelva a cada uno

lo que fuere suyo, haciendo con ella lo del ave de la fibula, y esta respuesta sirva a toda la obra. (V, 36) La frase

final: "y esto sirva a toda la obra," a nuestro juicio va

dirigida no tanto al contenido total de la obra como a seguir

el mismo procedimiento de devolver lo ajeno a sus duefios.

Mis adecuada nos parece la tesis de Herman que identifica el

ave de la fibula como, "la graja o la corneja de las fibulas

de Esopo." Dicha ave se caracterizaba por adornarse con las

plumas de los pavones con quienes pretendia igualarse. Tiene

que deponer su vana pretensiôn de aparentar ser lo que no es,

sometida a la vergüenza, lo que la lleva a reconocer

humildemente su propia identidad. De esta forma podemos

Achury Valenzuela, 71 115 relacionar la frase de Rodriguez Freyle "dev\.ielva a cada uno lo que fuere suyo, haciendo con ella lo del ave de la fébula, y esta respuesta sirva a toda la obra." (V, 36) con un gran sentido de modestia.

Nos parece que Rodriguez Freyle reconoce el valor de las ropas y joyas ajenas - que generalmente confieren, i en su propia opiniôn, el valor didâctico y ejemplar a la obra que de por si sola aunque hermosa es "huérfana." De ahi el contrato narrativo que establece el narrador con los receptores de esta obra. Observaciones como ésta abundan a través de todo el texto, lo que le exige al receptor estar atento a los acuerdos que quiere establecer el narrador en el curso de la narraciôn. Subrayamos la importancia que tiene la relaciôn que se realiza entre los actantes narrativos cuando se ponene de acuerdo los temas y etrategias discursivas para que el lector no solamente presenicie un diàlogo sino también pueda con ello integrarse a la experiencia misma de la lectura. Una vez realizado este proceso de contrato, los actantes narrativos estarian en condiciones de iniciar el viaje narrativo que escudrifiamos en el siguiente capitule. CAPITULO IV

El VIAJE NARRATIVO

Pues ya se ha comenzado a romper el saco, alto! Volvamos a arar y romper la tierra, y acâbese de romper, que quizà acertaremos. (XXI, 388)

El diâlogo es la base de todo lo que acontece en un texto, porque posibilita el ritmo, la producciôn, el ordenamiento y la secuencialidad de los hechos. Morson y

Emerson, al analizar a Bakhtin, sostienen que el diàlogo no funciona como un recurso gratuito que un autor decide desarrollar en su texto, sino que mâs bien obedece a la naturaleza del discurso mismo:

Bakhtin envisaged all of life as an ongoing, unfinalizable dialogue, which takes place at every moment of daily existence: The dialogic nature of consciousness. The dialogic nature of human life itself. The single adequate form for verbally expressing authentic human life is the open-ended dialogue. Life by its very nature is dialogio. To live means to participate in dialogue: to ask questions, to heed, to respond, to agree, and so forth. In this dialogue a person participates wholly and throughout his whole life: with his eyes, lips, hands, soul, spirit, with his whole body and deeds. He invests his entire self in discourse, and this discourse enters into the

116 117 dialogic fabric of human life, into the world symposium.’

Este capitule se centra en el estudio de la interacciôn dialôgica que se establece entre el narrador y el narratario en el viaje narrativo de El carnero que entre otras maneras, se expresa a través del constante preguntar, indagar, responder y estar de acuerdo. Partîmes para nuestro anâlisis del concepto bakhtiniano que visualize al diâlogo como expresién inherente a la vida y a toda expresidn discursiva.

La relacién dialôgica del narrador y el narratario a lo largo del viaje narrativo nos permite dilucidar varies de los aspectos ideolôgicos que configuran el discurso histôrico que

construye la obra. Entre las estrategias dialôgicas que se

emplean en el discurso narrativo seflalamos: el recurso

deictico, las preguntas retôricas dirigidas al narratario,

las preguntas y respuestas a cargo del narrador, las

preguntas atribuidas al narratario, y la reproducciôn de la

voz o el elemento oral subyacente en el texto escrito.

La imagen que mâs nitidamente ilustra la idea de un

viaje por la narraciôn se concreta con la alusiôn que el

narrador hace al narratario al pedirle que ponga el dedo en

el texto y lo espere més adelante: "Ponga aqui el dedo el

lector, y espéreme adelante, porque quiero acabar esta

1 Gary S.Morson & Caryl Emerson, Mikhail Bakhtin. Creation of Prosaics (Stanford,CA; Stanford University Press, 1990) 60. 118 guerra." (IV, 30)^ El narrador no solamente le pide al narratario que se detenga y lo espere, sino que también avance por su cuenta porque se encontrarà con él mâs adelante en el viaje narrativo. El roi actancial de mediador que realiza el narratario le permite adquirir cierto grado de autonomie suficiente para actuar y relacionarse con el lector

empirico. Esto también es posible porque el pedido hecho por

el narrador exige algunas caracteristicas que solamente le

ataîierian al lector empirico taies como poner un dedo o detenerse en la narraciôn. De ahi que el narratario muestra

su carécter extradiegético, porque ha adquirido algunas

caracteristicas del lector empirico para poder ejecutar la acciôn solicitada.

Al notar la participaciôn directe del narratario mediador entre el texto y el lector empirico, afiadimos la

intenciôn del relator implicito de incorporer una narraciôn

de interludio que realiza el narrador entre el momento que le

pide al narratario que ponga el dedo hasta cuando le dice que ya puede retirarlo. Los interludios de la lectura vendrian a

darle un identidad al texto:

More particularly, reading interludes tend to emphasize certain aspects of the identity of a given text. The kinds of passages subject to metacomentary and shown to be sharable and the kinds of reading codes that most often come into play are always revealing as to the avowed import

2 Empleamos esta imagen en mâs de una oportunidad en nuestra tesis, debido al alto grado actancial que dénota. Ver capitule V, "Actuaciôn narrativa." 119 of the text. Reading interludes indicate the kind of text that a text (superficially) views itself to be. They point out what the text is more than willing to admit, what it (apparently) considers important to understand, and how it would like to be read.3

De esta manera el narrador de El carnero aprovecha esta forma de narrar para hablar sobre el enfrentamiento entre los caciques indigenes. El narratario adquiere un carécter autônomo para seguir existiendo en la narraciôn y cumplir con la reapariciôn que le encomienda el narrador. Después que el narrador relata la ceremonia guerrera de preparaciôn de los dos bandos indigenes (de Guatavita y de Bogoté), llama al narratario, con lo cual éste vuelve a tomar participaciôn explicita en el discurso del narrador: "Con lo cual podrâ el lector quitar el dedo de donde lo puso, pues ya habrà entendido bien la ceremonia." (V, 38) El narrador déjà en claro que el narratario no va a su mismo ritmo porque necesita de un tiempo determinado para comprender lo que narra, tal como sucede en una conversaciôn comün entre dos dialogantes: se necesita de un tiempo determinado para que el receptor reaccione ante cualquier estimulo que emita el narrador. El texto de El carnero esté estructurado sobre la base de una conversaciôn o intercambio de informaciôn; por lo tanto, el narrador presupone que el receptor toma un tiempo necesario para reaccionar a sus enunciados.

3 Prince, "Notes on the text as Reader," Susan Suleiman and Inge Crossman,eds., The Reader in the Text (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1980) 238. 120 También debemos aclarar que en el discurso de E 1 carnero el recurso deictico funciona como un indicador espacial en el texto cuyo propôsito es subrayar un episodio narrativo. En este sentido, procédé preguntarse sobre el propdsito del narrador de utilizer este recurso. Esta estrategia deictica con la cual se enmarca o seflaliza un fragmente discursive en particular, que el narrador desea destacar ante el lector, no parece responder solamente, como aparenta a primera vista, a la intenciôn de posponer el relate para crear el suspense o levantar el interés del lector, sino que tiene un subyacente propôsito ideolôgico.

En el capitule cuatro, por ejemplo, cuando el narrador ordena al lector - receptor interne de su discurso- que "ponga el dedo aqui", el "aqui" se refiere al fragmente que narra las ceremonias indigenas previas a la guerra conocida como "el correr la tierra." El narrador maniflesta un interés particular de que "su lector" entienda "bien" estes rituales.

Asi se encarga de sefialarlo al finalizar la narraciôn de los mismos en el capitule cinco: "pues ya habrà entendido bien la ceremonia." (IV, 38).

Ahora bien, el entendimiento de dichas ceremonias esta mediatizado por la ôptica moral del narrador, quien ademàs de describirlas, las enjuicia. En el capitule cuatro, el narrador se refiere por primera vez a dicha ceremonia de correr la tierra: 121 Afrontados los dos campos, dieron luego muestras de venir al cumplimiento de la batalla: la noche, antes del dia que pretendian darse a la batalla, se juntaron sus sacerdotes, jeques y mohanes y trataron con los seflores y cabezas principales de los ejércitos, diciendo como era llegada la hora o tiempo en que habian de sacrificar a sus dioses ofreciéndoles oro e incienso y particularmente correr la tierra y visitar las lagunas de los santuarios, y hacer otros ritos y ceremonias; (IV, 29)

Mâs adelante, al describir la ceremonia destaca los

elementos que desde la perspectiva religiosa europea

constituian sus costumbres mâs condenables como: las borracheras, la fornicaciôn, el incesto y la idolatria:

En aquella llanada que habia entre los dos rios que dividian los campos, con mucha fiesta y regocijo se mostraban los unos con los otros, conbidândose , comiendo y bebiendo juntos en grandes borracheras que hicieron, que duraban de dia y de noche, a donde el que mâs incestos y fornicios hacia, era mâs santo: vicio que hasta hoy les dura. Por très dias continues dura esta fiesta y borracheras, y al cuarto dia, se comenzase a correr la tierra, que era la mayor ceremonia y sacrificio que hacian a su dios (IV, 30).

Con el propôsito de subrayar el carâcter demoniaco de la

ceremonia el narrador alude a una presunta competencia sexual

en la que el indigena que cometia mayor cantidad de incestos

y fornicaciones era considerado "mâs santo." La selecciôn del

calificativo "santo" para aludir - paradéjicamente - a una

supuesta actuaciôn aberrante contribuye a subrayar la otredad

demoniaca de los indigenas.

Podemos advertir que el interés ideolôgico del narrador

al sefialar, especialmente, estas ceremonias dentro de su

contexte discursive estâ vinculado a su propôsito de 122 justificar la conquista como una victoria contra el reinado del demonio; él que segün el narrador se hacia adorar por los naturales a través de las ceremonias como correr la tierra:

antes que en este Reino entrase la palabra de Dios, es muy cierto que el demonio usaba de su monarquia, porque no quedo tan destituido de ella que no le hay a quedado algun rastro, particularmente entre infieles y gentiles que carecen del conocimiento del verdadero Dios; y estos naturales estaban y estuvieron en esta ceguedad hasta la conquista, por lo cual el demonio se hacia adorar de ellos, y le sirviesen con muchos ritos y ceremonias y entre ellas fue una el correr la tierra, y esta tan establecida que era de tiempo inmemorial guardada por ley inviolable, lo cual se hace de esta manera. (V, 36)

Més adelante, cuando el narrador cuenta otros sucesos de la vida colonial novogranadina, observamos como recurre al recurso deictico como una llamada a la atenciôn del narratario sobre ciertos asuntos criticos como, por ejemplo, su preocupacién por el dramàtico diezmar de la poblaciôn indigena:

Antes de pasar de aqui quiero decir dos cosas, con licencia; y sea la primera; que como en lo que dejo escrito traigo en la boca siempre el oro, digo que podian decir estos naturales que antes de la conquista fue para ellos aquel siglo, el siglo dorado, y después el siglo del hierro y acero; c.¥ que fue para ellos aquel siglo, el siglo dorado, y después el el siglo del hierro y acero; lY qué tal acero?, pues de todos ellos no han quedado mâs que los poquillos de esta jurisdicciôn y de la de Tunja, y aun de estos, teneos, no digais mâs (VII, 189).

Este modo deictico que utiliza el narrador para seîialarle al narratario-lector que no puede pasar o continuar el viaje discursive sin antes llamar la atenciôn sobre el 123 grave problema de extinciôn que sufre la poblaciôn indigena, cobra su expresiôn mâs dramâtica cuando el narrador después de denunciar dicho problema, se résisté a enjuiciarlo y a continuar exponiéndolo: "teneos, no digais mas" (VII, 189).

Esto también nos permite interpreter y apreciar la significative elocuencia de los silencios discursivos del narrador en el viaje narrativo. El narrador se niega a referirse a una situaciôn que, por ser obvlamente deplorable, sôlo basta denunciarla. Reconocemos en la actitud del narrador de no decir mâs al respecte cierto tono de indignaciôn frente al problema que expone en su discurso.

Debemos hacer hincapié en la conciencia que muestra el narrador de su contar la historia como un viaje narrativo en el que su narratario es un receptor atento que responds activamente ante lo que se relata. En ciertas ocasiones el narrador entabla un diâlogo directo con el narratario, le

demanda mâs informaciôn sobre el tema que narra: "No me haga

cargo el lector de que me detenga en estas relaciones, porque

le respondo: que gasté los ahos de mi mocedad por esta

tierra, siguiendo la guerra con algunos capitanes timaneses."

(XIX, 347) En otras, el narrador le permite al narratario

una participaciôn indirecta en el discurso como, por ejemplo,

cuando le formula preguntas retôricas con el propôsito de que

éste apoye o esté de acuerdo con sus juicios: "Discurra el

curioso en los trajes présentes, si se guardara esta ley,

dônde iriamos a parar." (II, 17) Evidentemente, el narrador

presupone que el narratario concuerda con su propia visiôn. 124 Primeramente, a través de la pregunta al narratario, el narrador extrapola hipotéticamente las "leyes injustas del gobierno de Guatavita" al présente discursive. Parece confiar

en el buen juicio del narratario para convenir con su juicio

sobre el carâcter opresivo del gobierno indigena y las ventajas de no tener que padecerlo.

Después de una larga disquisiciôn sobre el tema de la

codicia de bienes materiales y c6mo este mal es uno de los

factores que caracterizan la administracién colonial, el

narrador le formula al narratario una pregunta y junto con

ella le atribuye una respuesta; "Lector, cQué llevaron tus

antepasados de todo lo que tuvieron en esta vida?," "Parece

que me respondes que solamente una mortaja." (XXI, 395) Esta

respuesta es también una manera de proyectar las expectativas

que el narrador tiene acerca de cuâl seré la recepcién de su

discurso. La respuesta que el narrador le atribuye al

narratario: “Parece que me respondes que solamente una

mortaja," (XXI, 395) revelaria que el narratario ha

internalizado la ensehanza moral que pretendié transmitirle

el narrador a través del discurso reprensivo sobre la codicia

de los bienes materiales. Si ubicamos esta respuesta

atribuida al narratario dentro del contexte discursive amplio

que ha venido tratando el narrador, observamos que dicho

enunciado estâ cargado de un significative fondo politico,

puesto que el tema de la codicia de bienes materiales se

genera a propôsito de la critica que hace el narrador a los

administradores codiciosos del Nuevo Reino de Granada: 125

En todo lo que dejo escrito no halle mas que un gobernador y un présidente que hayan salido en paz de este Reino sin zozobra y disgustos: el gobernador fue el licenciado Jerônimo de Lebrôn , que con buenos dineros y en breve tiempo se volviô a su casa en paz; el présidente fue el doctor Andres Diaz Venero de Leiva, que también se volviô a Castilla en paz, sin visita ni residencia, y con buena cantidad de dinero. Todos los demàs han tenido sus azares. No sé en que va, si en ellos o en la malicia de sus contraries que los persiguen. Mentirosos y sin verdad llama el Espiritu Santo a los hijos de los hombres, y asi no se puede hacer confianza en ellos, porque faltan siempre. Tan fallido esté su trato y tan acostumbrados estén a buscar sus intereses, que aun donde se siguen muy pequefios pierden el respeto a la verdad, el temor a la justicia, el decoro a si mismos y a Dios la reverencia; faltan a las obligaciones, niegan los conocimientos, rompen las araistades y corrompen las buenas costumbres (XXI, 387).

Una manera de mantener el interés de los receptores se consigne a través de lograr un grado de suspense, ya sea a base de posponer la informaciôn misma o a través de una presentaciôn enigmética de los dates que va entregando el narrador. No debemos confundir esta estrategia narrativa con los ejemplos del recurso deictico en los que, ocasionalmente, también se pospone la entrega de ciertos dates. Ya hemos sefialado el fuerte contenido ideolôgico que, generalmente, acompafia al use de este recurso. Durante el viaje narrativo, el narrador en su afén de dialogar con el narratario, se adelanta a sus posibles reacciones y le advierte, por ejemplo, que le aclararâ la duda a su debido tiempo: "aunque en la primera ocasiôn que vinieron gentes de Espafta se supo que el papel dijo la verdad. En su lugar diré quién lo puso, con lo demés que sucediô." (VIII, 202) Lo que llama la 126 atenciôn al respecte de estas palabras del narrador, es que parecen decirle al narratario que no se inquiété porque él le aclararâ las dudas més adelante. Podria tratarse de que el narrador recibiô una pregunta o que visualice cierta

insistencia en que cuente los detalles. Sin duda cualquier

lector real podria hacerse tal pregunta, pero debido a que

estamos tratando de un mensaje que procédé del universe

ficticio, al cual, por su carâcter de ficciôn, el lector no puede accéder en ningün momento sin la intervenciôn de algùn

actante que le sirva de intermediario. Por esta razôn, probablemente, el narrador anticipa las inquietudes del

lector real y las expresa a través del narratario.

Para finalizar la ilustraciôn del recurso de la

suspensiôn, seflalamos un ejemplo en que el narrador suspende

el discurso narrativo con el pretendido motive de que el

narratario lector tome un descanso necesario durante el viaje

narrativo:

Sirviô en su niflez de acôlito; . . . sobre la fuga que hizo de Madrid el secretario Antonio Pérez, los cuales averiguados vino a Indias proveido por oidor de Panaraé, a donde lo dejaremos hasta el siguiente, porque descanse el lector y el necesitado. (XIX, 361)

Preguntas v resouestas

Hans Robert Jauss maniflesta que la conversaciôn se

apoya en la formulaciôn de preguntas y respuestas con el

resultado que el otro entienda el mensaje emitido de una 127 misma o diferente manera o que incluse lo mal entienda.4

Vista la conversaciôn como el resultado de preguntas y

respuestas nos lleva a considerar la propiedad elemental del

ser humano que se relaciona con el carâcter intrinseco de preguntar como un signe de su büsqueda para entender el mundo. La interacciôn de los actantes narrativos de E 1

carnero. de ninguna manera escapa a esta particularidad,

especialmente cuando observamos la interacciôn entre el

narrador y el narratario. Los casos en que el narrador

entabla un diâlogo directo con el narratario no son pocas. El

siguiente es tal vez uno de los ejemplos mâs elocuentes.

Paréceme que algun curioso me apunta con el dedo y me pregunta, que de dônde supe estas antigüedades; pues tengo dicho que entre estos naturales no hubo quien escribiera, ni cronistas. Respondo presto por no me detener en esto, que naci en esta ciudad de Santafé, y al tiempo que escribo esto me hallo con edad de setenta aftos, que los cumplo la noche que estoy escribiendo este capitule, que son los veinticinco de abril y dia de San Marcos del dicho afio de seiscientos treinta y très. Mis padres fueron de los primeros pobladores y conquistadores de este Nuevo Reino. (II, 17)

Localizamos, sin embargo, una variedad de ejemplos como

el siguiente: 'Ya veo que me pregunta el curioso: i,qué util

ténia este reino de estas fundiciones? Respondo: que todos

los mercaderes que venian a fundir el oro" (XVII, 316);

Otra estrategia utilizada por el autor consta de

formuler una pregunta sin aludir a una fuente o referente.

^ Hans Robert Jauss, Question and Answer. Forms of Dialogic Understanding. (Trans. Michael Hays. Minneapolis: University of Minnesota Press, 1989) 62. 128 Esto le permite a Rodriguez Freyle incorporar sus dates autobiogrâficos, para que el texto adquiera la validez que pretende lograr. Este es uno de los rasgos caracteristicos de la escritura del primer ciclo de la conquista que aun perdura en la época colonial especialmente durante los siglos

XV y XVI europeos, cuando su visiôn se expande por la serie de descubrimientos de otras regiones, es necesario que la informaciôn vaya apoyada de una afirmaciôn de un testigo presencial de los acontecimientos. Rodriguez Freyle déclara :

"Diré lo que vi y lo que oi." (XVII, 314)

Una manera eficaz que utiliza el narrador para expresar sus propias opiniones es a través de las pregunta retôricas que, aunque aunque formalmente dirigidas al narratario, constituyen en medio para que el narrador élaboré su propia respuesta. Por medio de la pregunta del narrador podemos darnos cuenta del fuerte carâcter misôgino que tiene en el tratamiento del tema de la mujer. El narratario estâ limitado solamente a escuchar la pregunta, sin la posibilidad de otorgar ninguna respuesta, porque el narrador continua elaborando sobre su tema y domina el texto de manera omnisciente. En estos momentos el texto exhibe las caracteristicas de un discurso altamente controlado por el narrador;

iOh mujeres, malas sabandijas, de casta de viboras! Pues no paraba la cosa en sôlo la causa del visitador Monzôn, porque como el amor pintan ciego y traidor, traia a estos dos amantes ciegos, porque el fiscal queria que el marido de su dama muriese también, y ella queria que la mujer de su galân 129 también muriese. Concertadme, por vida vuestra estos adjetivos. (XIII, 259)

La tradicién retôrica de incluir al llamado "lector" en el texto para que tome parte activa en la narraciôn, muestra una estrecha relaciôn de la escritura con la oralidad. Hay un intento de convertir el texto escrito en el escenario donde se reproduce el discurso con un juego de voces que lo lleva nuevamente a recuperar la esencia de la comunicaciôn oral. El diâlogo con el lector le permite al narrador recrear un universo ficticio que facilite la presencia del significante que desea emplear el emisor. Desde tiempos remotos y cuando algun relator contaba algun evento, se dirigia a un grupo o a un individuo que escuchaba y que hacia preguntas y comentarios para aclarar la informaciôn y adaptarla a su horizonte de entendimiento. Este proceso le permitia al narrador recordar o incorporar alguna informaciôn que podia ser pertinente para su relaciôn inicial. De esta manera el narrador se aseguraba el fluir de la historia que comenzaba a contar. La propiedad de contar obedece al diâlogo constante que realizan dos entes dentro de un texto, principalmente ocupando los papeles de emisor y de receptor.5

El verbo mismo "contar" en si involucra la participaciôn de

5 Mary Louise Pratt, Toward a Speech Act Theory of Literary Discourse (Bloomington; Indiana University Press, 1977) 140. "As with natural narratives, we expect literary works to be tellable." Esto tiene mucho sentido para el hecho de que el narrador necesita de un agente a quien contarle lo que esté narrando; por lo tanto, la existencia del narratario. Con esto yo también podria explotar el sentido de ' tellability' propio de un texto. 130 por lo menos dos actantes que se intercambian la informaciôn.

Contar es traspasar informaciôn de una manera ordenada de acuerdo a la perspectiva del que cuenta, pero con la colaboraciôn del que recibe. Contamos con un narratario cuya participaciôn estâ destinada a asegurar la presencia de un receptor que necesita del narrador para llevar a cabo el proceso de contar o tellability propio del texto.

Esto estaba contando Roldân, cuando, por orden del Acuerdo, a caballo como estaba, lo pusieron en la cârcel, en el calabozo fuerte, donde estaba preso Juan Prieto Maldonado. Bajô del acuerdo el fiscal Orozco a tomarle su declaraciôn, y de ella resultô condenarle a tormento (tômame ese picôn). (XIV, 270)

Cuando el narrador comienza a hacer una reflexiôn sobre algun aspecto referente al tema que esté tratando, acude a la participaciôn del narratario para asegurarse que el fluir de la narraciôn y el desarrollo del diâlogo vayan acordes con la participaciôn de ambos. También se le puede considerar como una llamada de atenciôn para que el narratario no se oponga a lo que esté expresando: "Sucediô, pues, como gente moza y amigos, tratando de mocedades, contaba cada uno de la feria como le habia ido en ella. Espéreme aqui el lector por cortesia un poquito." (XV, 289) La licencia que pide le permite entrelazar cualquier caso que desee, por el hecho de haber preparado al destinatario para que le permita cambiar cuando lo estime conveniente: "Vean ahora los hombres doctos lo que hizo el présidente, y vean esta doctrine y levântenla de punto, porque yo no me he de meter en jurisdicciôn ajena. 131 Basta haberlo apuntado sin meterme en mâs honduras." (XVII,

320)

Las reflexiones tienen un gran sentido dialôgico por el hecho de que cuando el narrador las articula, él funciona a base de lo que espera de su narratario, ya sea su exclamaciôn, desacuerdo o atenciôn a sus reflexiones. La forma con que Rodriguez Freyle incluye al narratario en el viaje narrativo del narrador, involucra al lector en el discurso, quizâ con el objeto de motivar al lector a reflexionar sobre la materia. El viaje que realizan los actantes narrativos se encamina a través de su interacciôn representada mediante estrategias discursivas que responden a una actuaciôn narrativa, como veremos en el siguiente capitule. CAPITULO V

LA ACTUACIÔN NARRATIVA

y para que se entienda mejor esta representacidn del mundo, es necesario que salgan todas las personas al tablado, porque entiendo que es obra que ha de haber qué ver en ella, segün el camino que lleva. (XX, 371)

Este epigrafe proyecta la imagen de un director que expresa la necesidad de llenar su escenario, el texto, y pide

"que salgan todas las personas al tablado," porque son parte de una obra que contiene un escenario textual rico y diverse.

Para representar ese "mundo" neogranadino, Freile necesita sacar a la luz la historia privada de sus habitantes. Si el espacio privado es el lugar de lo secreto, el espacio publico (la plaza, el teatro, el texto) es el lugar donde a la vista (la lectura) se ofrecen todas las particularidades que componen dicho mundo. Como en una representaciôn teatral, los personajes deben ocupar su lugar en el escenario textual que Freile ha preparado.^

La particularidad de Rodriguez Freyle recae en el hecho que pretende representar la historia del Nuevo Reino de

Granada con la utilizaciôn de ilustraciones apoyadas en el quehacer diario de los "vecinos," sus intrigas y asuntos que

1 Hernàndez, 222.

132 133 no aparecerian en otro texto histôrico.^ En su afàn de describir la vida de la colonia, Rodriguez Freyle logra representar no solamente la vida de los residentes del Reino, sino también la interacciôn de los actantes narrativos que componen el texto. Algunos criticos como Hernândez, Stolley y Martinengo han indicado la calidad dramâtica y teatral que tiene El carnero y han dejado este aspecto como una posibilidad de un futuro anâlisis mâs detallado de este aspecto.3

Hemos decidido traducir como "actuaciôn narrativa" el concepto inglés de "Narrative Performance," desarrollado por

Maclean y por iser, en sus respectives estudios sobre la recepciôn.'^ En principio, podriamos tomarlo como

"teatralidad textual," pero para efectos de nuestro anâlisis, se debe establecer, la diferencia entre los conceptos de re­ presentaciôn y representaciôn. La representaciôn nos lleva a considerar lo que puede generarse en el momento en que se produce el fenômeno de la recreaciôn, sin que necesariamente

tenga que reflejar aspectos ya ocurridos en la historia, como

2 Mignolo, 101.

3 Karen Stolley, "Jorge Voto, el maestro del danzar." (Revista de critica literaria latinoamericana 14.28 (1988): 291-304) 293. Alessandro Martinengo, "La cultura literaria de Juan Rodriguez Freyle" (Thesaurus. Boletin del Institute Caro y Cuervo. 29.2 (1962): 274-299).

^ Maclean, xi-xiii; Iser, Prospecting: From Reader Response Theory to Literarv Anthropology (Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 1993) 23 6. 134 lo es para la re-presentaciôn. A pesar de que la

"teatralidad" es un concepto que se acerc^ mâs a la idea que hemos querido desarrollar en nuestro estudioi, hemos optado por emplear "actuaciôn narrativa," con el objeto de evitar la ambigüedad para nuestro receptor. Mayormente, la teatralidad se puede observer en la ipteracciôn de los personajes que son citados por el narrador enila mayor parte de los casos en que representan una histpria que entre los vecinos del Reino. En cambio, la actuaciôn narrativa se aplica mâs a la participaciôn de los actanpes narrativos, que generan el discurso de la obra. Al decir que los actantes generan el discurso, indicamos la diferencia principal entre la actuaciôn narrativa y la teatralidad, porque la primera permite la producciôn de una experiencip què solamente se pueden permitir los actantes y no asi los personajes en los casos, porque los ùltimos no tienen una ' participaciôn autônoma en el texto: sôlo son citados por el narrador.

Maclean indica que en toda actuaciôn se puede percibir una "energia," que se manifiesta mâs plaramente en una narraciôn oral.5 Esto nos permite sefialar que un texto se compone o genera una fuente de energia que producirâ un efecto en el lector. Como Iser lo expresa, tradicionalmente se consideraba que la representaciôn presuponia que la mimesis enmarca la referenda a una realiclad pre-establecida que se pretende representar en el texto. Basândose en la

5 Maclean, 2. 135 definiciôn aristotélica de "mimesis," Iser postula que el autor, el texto y el lector estân constantemente vinculados en el proceso de producir algo que no existia previamente.^

Para describir un mundo lo suficlentemente veraz para el lector, el narrador de El carnero recorre un camino narrativo que, generalmente, implica una mediaciôn, una dramatizaciôn y una especulacidn. La mediaciôn tiene como resultado el establéeimiento de la relaciôn entre el universo ficticio y el empirico, como lo hemos podido notar con la participaciôn de un narratario extradiegético. La dramatizaciôn es la representaciôn de los actantes narrativos y la especulaciôn atafie a la posibilidad de generar interrogantes y aseveraciones.7 Después de producirse la mediaciôn que

^ Iser, 249. "The traditional notion of representation assumes that the mimesis entails reference to a pre-given 'reality' that is meant to be represented in a text. A quite different, conflicting view is possible, however, if author, text, and reader are thought of as interconnected in a relationship that is the ongoing process of producing something that did not previously exist. In the Aristotelian sense, the function of representation is twofold: (1) to render the constitutive forms of nature perceivable; and (2) to complete what nature has left incomplete. In either case mimesis, though of paramount importance, cannot be confined to mere imitation of what is, since the processes of elucidation and of completion both require a performative activity of apparent absences are to be moved into presence."

^ Maclean, 89. "Narrative always implies mediation, dramatization, and speculation. Since it presents the listener with a second-hand, a mediated experience it involves an exploitation of the triadic nature of the speech act, which is always split between locution, the message itself or the perlocution, the effects of the message. The recognition of this distinction between illocution and perlocution has given us new precision in coping with the definition of audiences and their relation to addresser- 136 facilité el narratario extradiegético, podemos observer que las dos ultimas particularidades se dan como consecuencia de la primera. Para fines de nuestro anâlisis, en este capitule nos centraremos tanto en la dramatizaciôn como en la especulaciôn; es decir, en la re-presentaciôn y la representaciôn.

Para Iser, el texto se convierte en un patio de recreaciôn donde el autor y el lector desempefian roles especificos. Desde esta perspectiva indica que se puede describir très niveles del texto literario:

As a playground between author and reader, the literary text can be described on three different levels: (1) structural, (2) functional, and (3) interpretive. A structural description will aim to map out the playground, a functional one will try to explain the goal, and an interpretive one will ask why we play and why we need to play

Nuestro estudio emplea tanto el nivel funcional como el interpretative, con el propôsito de examinar cômo interactuan los actantes narrativos en funciôn del texto El carnero. Es asi que el narrador le pide a su narratario que "ponga el dedo" en esa secciôn para intercalar otro fragmente de la historia. El narratario se ve en la necesidad de pedir prestada una propiedad que sôlo el lector empirico podria tener. Para que el narratario pueda realizar alguna acciôn que requiere de la adquisiciôn de alguna propiedad del mundo addressee interaction, both internal and external to the text.

8 Iser, 253. 137 empirico, ha de adquirir la funciôn de un narratario

extradiegético; es decir, su actuar apunta hacia afuera del universo ficticio. Rodriguez Freyle se ha valido de la

funciôn extradiegética del narratario en la mayorla de los momentos en que tiende a comunicarse con el lector empirico.

Esta particularidad permite que el lector muchas veces se

sienta identificado y aludido en el texto. Nadie mâs que el

lector empirico podria "poner el dedo" en la pâgina del

libro, pero aun asi el narrador se lo pide al narratario, con

el fin de darle un mayor acercamiento de su texto al lector

empirico. Cuando leemos este segmente del texto, podemos

sentirnos represent ado s por la acciôn que le toca al

narratario, porque ya hemos sido invitados a participar en

esa narraciôn. Rodriguez Freyle estructurô el texto de tal

manera que el lector a primera vista puede sentirse incluido

en la narraciôn, aunque en realidad se trata de un

intercambio de informaciôn con los actantes narrativos.

En las dos instancias en que el narrador le pide al

narratario que ponga y quite el dedo del texto, ambos

actantes narrativos han tomado la forma y lugar de dos

individuos encargados de contar la historia del Nuevo Reino

de Granada, lo que puede entenderse como los entes que

generan la espacializaciôn y temporalizaciôn del universo

ficticio.9 El uso del deictico "aqui" marca el espacio de

5 Ver capitules IV y V. 138 los actantes con respecto al discurso de los capitulos cuatro y cinco, como también el tiempo de la historia que necesita el narrador para incorporar la ceremonia guerrera entre

Guatavita y Bogotà. Keir Elam sostiene que la relaciôn

espacio-temporal de "el aqui y el ahora" funciona como una referencia de los personajes sobre si mismos. Elam sostiene

también que las palabras adquieren dramatizaciôn con el

simple hecho de agregarles el recurso deictico. ^0

Ademàs del uso de la deixis para marcar la participaciôn activa de los dos actantes, narrador y narratario, entre la primera y la segunda instancia que recién hemos tomado como

ejemplo, podemos observer que la narraciôn cuenta con todos

los datos pertinentes para dar a entender que es un evento

que ocurriô en algun lapso de tiempo propio.El narrador

tiene que concentrer los acontecimientos entre Guatavita y

Bogoté de tal manera que pueda incluir la historia con

marcadores que indiquen que se trata de un paréntesis en su

narraciôn. Este tipo de narraciôn no depende necesariamente

de la narraciôn principal que ha iniciado el narrador con el

Keir Elam, Semiotics of Theatre and Drama (London & New York: Methuen & Co. Ltd., 1980.) 22. "El aqui y el ahora," équivale a la combinaciôn en inglés "here and now." De acuerdo a Elam, Jindrich Honzl fue el primero que présenté la articulaciôn deictica del lenguaje como propia de un texto dramâtico; basado en una aplicaciôn de la tragedia griega, le atribuye supremacia al diâlogo ante la recitaciôn (139).

11 Genette, Narrative Discourse (Ithaca, NY: Cornell University Press, 1980) 86-88. Genette aqui propone uno de los temas principales de su estudio que es la duraciôn, como un aspecto esencial para determinar la calidad ficticia de un texto. 139 narratario, debido a que los sucesos pueden ordenarse de una manera independiente.

La peticidn que le hace el narrador al narratario:

"Ponga aqui el dedo el lector, y espéreme adelante," (IV,

30) cumple también una funcidn de définir la presencia del narratario en el universe ficticio. Ademds de hacer notar la presencia del narratario, el narrador marca el inicio del paréntesis narrative para incluir un texte que no solamente relata la ceremonia de guerra entre Guatavita y Bogotâ sine que también pretende representarla, aunque en la préctica no le realiza porque solamente describe la ceremonia sin la participaciôn directa de los indigenes. La narraciôn se transforma en una promesa que no cumple, pero por las estrategias discursives de crear el paréntesis lleva al receptor a crear las imégenes de la ceremonia sin la necesidad de tener la descripciôn ante si. Este es uno de los ejemplos més notables del carécter altamente controlador que en ciertas ocasiones escribe el narrador. No solamente contrôla la narraciôn, sino que contrôla también la recepciôn porque fuerza al lector a que imagine su relato como si fuera una representaciôn del hecho mismo.

Cuando ha descrito y representado la ceremonia, le pide nuevamente al narratario que prosigan con la narraciôn principal del texto: "Con lo cual podré el lector quitar el dedo de donde lo puso, pues ya habrâ entendido bien la ceremonia." (V, 38) El resultado de la téctica textual de pedirle al narratario que, primeramente, ponga y, luego. 140 quite el dedo, nos permits observer cômo el narrador esté seleccionando los datos que incluiré en la narraciôn y que la historié puede terminar de construirse durante la lecture.

En tal caso se trata de un texto que no solamente cuenta el pasado de una regiôn para conferirle identidad, sino que también define el momento de su propia construcciôn textual.

Maclean sostiene que una manera de abrir un camino

eficaz para captar las particularidades del texto consiste en analizar la oralidad narrative de un texto escrito.iz Esta observaciôn respalda nuestro interés por examiner la

"actuaciôn narrative" de El carnero con el objeto de determinar la presencia del narratario en el texco, ya que

esta presencia se manifiesta mediante la polifonia que

configura el texto. Reyes extiende el concepto de polifonia,

introducido por Bakhtin, cuando indice que se trata de un

aspecto intrinseco de la ficciôn, porque es la ünica forma de

que el autor empirico pueda establecer el contacte con su

propio texto, o producto de su creaciôn:

Esta polifonia es esencial, constitutive del discurso ficticio, y por lo tanto del literario que aqui analizamos. El que dice «yo», o el origen del discurso, en una narraciôn literaria, es el narrador, pero el ünico empiricamente capaz de producir discurso es el autor de carne y hueso, por lo cual es licite pensar que hay dos discursos

12 Maclean, 1. "A long study of narrative has convinced me, as it has already, convinced so many distinguished theorists of the genre (Propp, Todorov, Brémond, Prince, Greimas), that the basic problems of narrative can, in the first instance, be better understood in relation to oral narration." 141 simultâneos. La polifonia esencial de la que hablo es la que résulta, en efecto, de la simultaneidad del acto de citar y de ser citado.^^

Este contacte se establece en El carnero cuando el narrador juega al papel de "director teatral", que les cede la participaciôn a los actantes cuando él lo estima conveniente en el montaje de su discurso:

Volviendo en quien dejé en silencio, digo que ténia por su teniente y capitân general, para lo tocante a la guerra, a Bogotâ, con el titulo de cacique Ubzaque, el cual, siempre que ofrecia alguna guerra con panches o culimas, sus vecino, acudia a ella por razôn de su oficio. (II, 17)

Aqui notâmes que hay un intente de presentar el texto escrito como el escenario donde se reproduce el discurso con la presencia o ausencia de la voz que lo lleva nuevamente a la esencia de la comunicaciôn. Jacques Derrida sostiene que

"la voz se oye a si misma - y este es, sin duda, lo que se llama la conciencia - en lo prôximo de si como la supresiôn absoluta del significante: Por el carâcter ideolôgico que hemos apuntado en el capitule anterior, de no permitir que la voz de los indigenes cobre valor en la actuaciôn, el narrador sôlo describe la presencia de Guatavita. Como muy bien lo expresa Deborah Tannen, la tradiciôn literaria sostiene la verdad y la presencia a través de un argumente coherente y

Graciela Reyes, Polifonia textual. (Madrid: Editorial Credos, 1984) 92.

Jacques Derrida, De la aramatoloaia. Trans. Oscar del Barco (Buenos Aires: Siglo veintiuno Argentina editores, S.A., 1971) 28. 142 lôgico, a diferencia de la tradiciôn oral en que la verdad reside en "comon-sense reference to e x p e r i e n c e - Siguiendo esta observaciôn, podemos ver esta obra desde una perspective muy distinta, por el hecho de que con el diâlogo que insiste en establecer el narrador con el narratario, se pretende représenter una experiencia discursive. Tannen continua su planteamiento al considérer que el receptor estâ présente en el texto, cuando expresa que, "strategies associated with oral tradition place emphasis on shared knowledge and the interpersonal relationship between communicator and audience. " 16

Aunque haya una intenciôn de incluir al personaje indigene con su voz en el texto, no lo lleva a cabo. El hecho que el narrador diga que dejô en silencio a Guatavita y que ya es hora de darle licencia para que vuelva a hablar se vuelve falacia, porque no le cede la palabra para participer

en el texto. La nota "a quien dejé en silencio" sôlo se

refiere a su propia intervenciôn como narrador y no a alguna participaciôn del personaje. Entonces, la actuaciôn narrative que apuntamos para esta instancia se refiere

exclusivamente a la participaciôn del narrador en funciôn de

représenter su discurso con tinte de representaciôn textuel.

^ ^ Deborah Tannen, "The Oral/Literate Continuum in Discourse." (Ed. Sooken and Written Language: Exploring Oralitv and Literacy. Norwood, NEw Jersey: Ablex Publishing Company, 1982) 1.

Tannen, 1. 143 Reyes estipula que para que se produzca el diâlogo entre los actantes narratives es necesario que cada uno de elles tenga un cierto grade de participaciôn independiente. Aunque la participaciôn del personaje se lleva a cabo a través de la citaciôn que hace el narrador, el lector puede percibir una presencia de la voz de cada uno de elles, como en la instancia que sigue:

Fueron muchos los enfados y disgustos que se tuvieron con el visitador, porque ténia por gloria afligir a los que se llevaba presos; y en Cartagena intentô, al tiempo del embarque, llevàr los presos en la capitana, donde él se habla embarcado, lo cual sintieron mucho. Procuraron el remedio por via del gobernador. Respondiô: "Que no ténia jurisdicciôn, pero que hablaria con el general, para ver el orden que daba." El cual respondiô: "Que se metiesen en el agua, que en ella mandaria él lo que se habia de hacer." (XVI, 303)

Al volcar el discurso indirecto en directe, el narrador récréa un enunciado que pretende resumir o imitar lo que dijo el personaje u objeto en algün momento de la recolecciôn de la informaciôn que haya hecho el relator implicite: "Que se metiesen en el agua, que en ella mandaria él lo que debia hacer." Nuevamente es una estrategia del narrador de contrôler el discurso para atribuirles una voz a los personajes, los cuales no pueden emitir directamente, sino a través de sus citaciones.

Al hablar de actuaciôn narrative, debemos considérer que el texto esté compuesto por enunciados que emiten los diferentes actantes narratives dentro del universo ficticio.

Debemos tener présente que el enunciado es una unidad de 144 habla con una funciôn especifica y definida de comunicaciôn, lo que implica alguna respqesta por parte del receptor o destinatario, màs especifica^Tiente para nuestro interés, del narratario u otro actante narrative con quien se establezca el diâlogo. Morson y Emerson elaboran una definiciôn del enunciado en contraste con la oraciôn. Establecen que la oraciôn es una unidad del lenguaje en el sentido tradicional, que no necesita de ninguna respuesta para expresar algün significado. En cambio, e^. enunciado requiere de alguna reacciôn o respuesta de un segundo agente (narratario, destinatario, receptor), para realizar su funciôn comunicativa.17 Una oraciôp tiene una extensiôn breve y, generalmente, se compone.de dos partes principales que son el sujeto y el predicado. Por otro lado, el enunciado puede tener la duraciôn de un grufiido o de todo un libro, un evento o una serie de eventos que compongan una historia; por lo tanto, la diferencia entre ambos conceptos no esté relacionada con la extensiôn, sino con la posibilidad de una respuesta por parte del que la recibe.18 Le llamamos "unidad lingüistica" para evitar la confusiôn del uso de las palabras

Morson y Emerson, 125.

Morson y Emerson, 126. Sostienen que "The sentence is a unit of language in the traditional sense); the utterance is a unit of "speech communiqation" (receive obshchenie) . Utterances may be as short aq a grunt and as long as War and Peace , and the distinction between them and sentences is not one of length . . . One can respond to an utterance, but one cannot respond to a sentence, A sentence that is assertive in form asserts nothing unless it is framed as an utterance; and, according to Baîchtin, iq is the nature of this framing that is crucial." 145 "oraciôn" y "enunciado;" si usamos el uno o el otro, limitariamos la distinciôn que acabamos de indicar.

Adernâs, el uso de los adjetivos y adverbios que denotan la participaciôn del que emite la unidad lingüistica, marca la distinciôn de si se trata de algün enunciado o de alguna oraciôn. Cuando el narrador de El carnero se dirige explicitemente al narratario, no podemos dudar de la calidad de enunciado de que se comprende la oraciôn que esté empleando, porque ademàs de tratarse de una oraciôn que implica alguna respuesta, viene a ser la respuesta misma que

él (el narrador) emite para responder a la inquietud del narratario: "No me haga cargo el lector de que me detenga en estas relaciones, porque le respondo: que gasté los aîios de mi mocedad por esta tierra, siguiendo la guerra con algunos capitanes timaneses" (XIX, 347). Luego pregunta: "Lector, c,qué llevaron tus antepasados de todo lo que tuvieron en esta vida? Parece que me respondes que solamente una mortaja"

(XXI, 395) . En ambas citas esté claro que se produce una interacciôn entre el narrador y el narratario. Aunque no escuchamos la voz del ultimo, el narrador la récréa con las oraciones: "No me haga cargo el lector" y "Parece que me respondes."

Todo esto produce un diélogo que excede el émbito de la historia de la narraciôn y genera un gran sentido de teatralidad. El narrador no solamente esté narrando la historia, sino que la esté realizando simulténeamente.

Ademés, el narrador dialoga con el narratario, al responder a 146 lo que supuestamente el ultimo ha expresado como una reacciôn ante lo narrado. El ejemplo que hemos apuntado para el andlisis del enunciado muestra la presencia de voces que lo ejecutan en el universo ficticio. Al hablar de enunciado como una voz, debemos considerar la gran influencia que tiene el "tono;" ya que es otra caracteristica que define el enunciado. Morson y Emerson indican que a veces sucede que todo lo que implica un enunciado es el tono. Se puede emitir una palabra sin sentido o una mera interjecciôn con el simple objetivo de producir el tono. Voloshinov acota que en el habla viva, muchas veces la entonaciôn tiene un significado bastante independiente de la composiciôn semântica del habla.

El material de entonaciôn en nuestro interior generalmente encuentra un escape en construcclones lingüisticas que son completamente inapropiadas para el tipo particular de entonaciôn con que se relaciona.l9 Pupo-Walker opina que :

Es precise reconocer, ante todo, que lo novedoso, radica en la estructura del libro y no en los datos que este agrupa. Por encima de otras consideraciones, pienso que la obra de Juan Rodriguez Freyle ha de verse como un enunciado que

Morson y Emerson, 134. Expresan que: "Often tone is all an utterance conveys. A meaningless word or a mere interjection may be uttered simply to carry tone. Indeed, Voloshinov observes, 'in living speech, intonation often does have a meaning quite independent of the semantic composition of speech. Intonational material pent up inside us often does find outlet in linguistic constructions completely inappropriate to the particular kind of intonation involved'." 147 ilustra las mutaciones complejas que sufria la erdnica de Indias en el siglo XVII.20

Maclean arguye que el texto genera un proceso de actuaciôn narrativci. Aunque el autor pertenezca al mundo empirico, que no puede formar parte directa del universo ficticio, 4un se produce una instancia de comunicaciôn con el individuo que lo recibe. Podemos tratarlo en su calidad de enunciado puro; es decir, como una instancia que refleja una intenciôn de comunicar un mensaje a un receptor, permitiéndole al mismo que vea la puesta en escena de la historia.21

Si se trata de un texto compuesto de oraciones y enunciados que les permiten a los actantes realizar la actuaciôn narrative, tenemos que ver cômo se realiza tal proceso. La soluciôn a esta interrogante radica en la selecciôn que efectuô el relator implicito en el momento de la composiciôn del texto.

No hay lugar a dudas que los lectores no vivimos la misma experiencia entre una lectura y otra, porque dependerd del aspecto fenomenolôgico o estético que sefiala J a u s s . 2 2

Podemos decir que se llevan a cabo dos tipos de experiencias.

20 Pupo-Walker, "La historia como pretexto:," 125.

21 Maclean, 10.

2 2 Hans Rqbert Jauss, Toward an Aesthetic of Reception. Theory and HistorvI of Literature, trans. Christine van Boheemen (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1985) 142. 148 la de la lectura, en la que participa el lector y la de los actantes, la cual tiene menos posibilidades de cambiar el texto; aunque el lector lo perciba de manera diferente:

No me haga cargo el lector de que me detenga en estas relaciones, porque le respondo: que gasté los aflos de mi mocedad por esta tierra, siguiendo la guerra con algunos capitanes timaneses" (347). Luego pregunta: "Lector, ^qué llevaron tus antepasados de todo lo que tuvieron en esta vida? Parece que me respondes que solamente una mortaja" (XXI, 395).

En el caso de la cita de El carnero. las preguntas que le formula el narrador al narratario tienen un caràcter omnisciente que no le permite al segundo participer de forma activa, por el hecho de que el narrador se encarga de sugerir alguna respuesta.

Una estrategia utilizada por el narrador para manejar los enunciados es la inserciôn de los parlamentos de los persona j es que participan en su narraciôn. Para ello se emplea la citaciôn precedida de la particule "que" como fôrmula introductoria. La particule "que," del discurso indirecto, es incorporada a un discurso directo que el narrador élabora para adjudicarle carécter dialôgico a la informaciôn contada:

Fueron muchos los enfados y disgustos Procuraron el remedio por via del gobernador. Respondiô: "Que no ténia jurisdicciôn, pero que hablaria con el general, para ver el orden que daba." El cual respondiô: "Que se metiesen en el agua, que en ella mandaria él lo que se habia de hacer. (XVI, 303) 149 Foregrounding

Cuando considérâmes la actuaciôn narrativa de E 1 carnero. es necesario tomar en consideraciôn la dimensiôn espacial del discurso del texto. Desde el momento en que el narrador le pide al narratario que "ponga el dedo," le esté exigiendo que ocupe un lugar dentro del universo ficticio, a manera de ubicar la actuaciôn del narratario en un espacio.

Màs adelante le pide que quite el dedo. Esta distribuciôn de espacio compléta la composiciôn del universo ficticio de la obra. Dicha distribuciôn no se aplica solamente al tablado, sino también al universo ficticio. Responds a la necesidad negentrôpica que muestra el texto en el momento de su creaciôn; es decir, las imàgenes, enunciados, y situaciones, son marcadas por la distribuciôn de las oraciones que componen el texto. Esta distribuciôn es un resultado de la técnica de foregrounding, lo que permite subrayar un enunciado con el propôsito de provocar una reacciôn en el r e c e p t o r . 23 En El carnero esto ayuda a visualizar la participaciôn activa del narratario. No sôlo la ubicaciôn de la voz en el texto llama la atenciôn del receptor, sino también lo realizan otros elementos como alguna acciôn, el color, los datos autobiogràficos, el empleo del tiempo verbal, etc. El narrador de El carnero menciona râpidamente la presencia de "un indio con dos panes de sal," que acompafiô y guiô a los soldados espafioles en el primer primer capitule.

23 Elam, 16-19 150 Luego en el segundo capitulo lo vuelve a mencionar, al repetir el incidente narrative para dejarlo nuevamente pendiente con la promesa que lo volverâ a tocar màs adelante.

El lector se va creando la expectative que esta referencia no parece ser un simple recurso discursive, sino una manera de hacer hincapié de lo que esté por narrar. En un principle podemos pensar que el narrador probablemente monta una escena en que el "indio con los dos panes de sal" va a desempefiar un papel active. No obstante, cuando lo menciona por segunda vez en el segundo capitule, nos sugiere la posibilidad de que quiere destacar la presencia de los capitanes espafioles.

Nuestra sospecha se comprueba en el cuarto capitule, donde comienza a articular la manera cômo los soldados espafioles logran someter al pueblo indigena. Como hemos indicado en nuestra contemplaciôn del contexte literario, Rodriguez

Freyle escribe su obra desde la perspectiva de un vecino màs que de un soldado; por lo tanto, su interés no se centra tanto en la manera cômo los "capitanes espafioles" conquistaron a los pueblos indigenes sino màs bien la naturaleza del resultado.

En esta secciôn de la obra el narratario comienza a adquirir el roi actancial de un espectador de lo que représenta el narrador, cuando dice que los capitanes espafioles le estàn reclamando que los tome en cuenta en su narraciôn, ya que los ha tenido esperando. Aunque consta de un discurso heterodiegético para sefialar que los capitanes espafioles le exigen ser atendidos, el narrador percibe que se 151 trata de un intercambio de informaciôn que se efectüa casi al mismo tiempo en que habla con el narratario;

y con esto vamos a las guerras civiles de este Reino, que habia entre los naturales, y de dônde se originaron, lo cual diré con la brevedad posible, porque me dan voces los conquistadores de él, en ver que los dejé en las lomas de Vêlez . . . (II, 19)

En el célébré episodic de Juana Garcia la descripciôn

del color de la manga de grana que la negra Garcia saca del

lebrillo, desde la Isla Espafiola, también cumple la funciôn

de destacar una imagen sobre las otras, ya que el lector se puede imaginer no solamente el hecho sino que también recibe

el réalisme visual de la escena. La nota del color aumenta

la visualizaciôn del publico espectador màs que el hecho de

haber sacado la manga, ya que podemos experimenter que el

hechizo se logra mediante una reproducciôn, es decir una

visiôn.

Comadre, aqui veo una tierra que no conozco, y aqui esté fulano, mi marido, sentado en una silla, y una mujer esté junto a una mesa, y un sastre con las tijeras en las manos, que quiere cortar un vestido de grana. (IX, 212)

La incorporaciôn del tiempo présente del narrador

subraya la recreaciôn de la historia novogranadina que se

lleva a cabo. Tal recreaciôn de la historia aparece como

ficcionalizaciôn de la historia:

Resultô de su entrada que se le unieron cuatro guardas al licenciado de Monzôn, con que le aseguraron la persona; y se fueron todos a dormir lo poco que restaba de la noche; y yo también 152 quiero descansar. Y el de Monzôn aguarde un poco, que cerca viene quien le sacaré de la prisiôn y de tantos riesgos. (XIV, 280)

La técnica de foregrouding no se aplica solamente a la recreaciôn de la historia a base del espacio, sino también en la selecciôn misma de las formas literarias de que se compone el texto, como es la funciôn que cumplen los casos que son varios en esta obra. Una de ellas es el caso de los amores de doîia Inès de Hinojosa, quien participa en una serie de enredos con sus amantes para lograr estar juntos: "No se contentaron los amantes con esta largura, antes bien procuraron mâs; y fue que el don Pedro tomô casa linde con la de doîia Inès, y procuré que la recâmara lindase con la suya."

(222) Ademés, esto nos da la posibilidad de hablar sobre el tema de los sexos en funciôn de resolver sus intrigas produciendo una nota de humor tipo comedia. Otra manifestaciôn de foregrounding se produce cuando el narrador en diélogo con el narratario interrumpe momenténeamente la narraciôn de la historia para emitir un juicio que pone en evidencia su perspectiva ante los hechos narrados: "Quiero acabar con este gobierno, que me ha sacado de mis casillas y de entre mis terrones, y antes que concluya diré una cosa, que fue y pasô asi." (XVII, 319)

También hay momentos en que el narrador interrumpe el tema que esté tratando e invita al narratario a indagar sobre el mismo en otras fuentes escritas. Por ejemplo, cuando trata sobre la dulzura del gobernar, después de mencionar 153 diferentes referencias biblicas alude a Jeremias y Jonds en

los siguientes términos:

Paréceme que aqui hay poco dulce; preguntémosle a Jeremias. No dirâ nada, porque por no encargarse de aimas se hizo nifio. Pues Jonds, por no ser profeta mudô de oficio, haciéndose mercader en Tiro. (XVII, 318)

A la vez que realiza el didlogo de preguntarle a

Jeremias, cumple el doble papel de evaluador tanto de la

informaciôn que podria obtener de la fuente citada como de la

que no podrd incluir en su historia por razones que no necesita explicar mds que dar una reflexiôn muy simple del por qué el santo se hizo nino.

Al contempler la actuaciôn narrativa de un texto como El

carnero. podemos entender la manera como se desempefia su

narrador omnisciente y autônomo. El narrador desarrolla su

propia personalidad y libertad para viajar por el espacio del

texto, incluso para dirigirse al propio autor, como es el

caso de la siguiente cita;

y suele llegar a extreme el pobre labrador, para poderse sustenter aquel aho, llega a vender parte de los aperos de bueyes y rejas, que quizâ le habrâ sucedido ya a quien esto escribe." (XXI,388)]

La insistencia de Rodriguez Freyle de recrear lo oral en

el texto responde a la posibilidad de generar la "voz" que

acerca al significado, a la esencia del lenguaje. En cada

uno de los "casos" se puede vislumbrar el propôsito de

reproducir una experiencia que pueda ser compartida con el

narratario, aunque no le haga ninguna alusiôn directa dentro 154 del texto, sino es para agregar alguna digresidn moralizante

que muestra la razdn de por qué aparece. En torno a la

actuaciôn narrativa de El carnero. nos es posible pensar o

considerar la particularidad del texto como un escenario en

el que se visualize una funciôn definitoria de espacio.

La actuaciôn narrativa que se aprecia en el texto apunta

directamente a la participaciôn activa del narrador, que

contrôla todos los movimientos e intervenciones del

narratario y de los personajes a través de un constante proceso de citaciôn. El narrador emplea la citaciôn para mostrar con eficacia la participaciôn activa de los personajes. En el capitule que sigue analizamos la participaciôn del narrador y el narratario en la entrada y

salida de la narraciôn de siete casos de la obra. CAPITULO VI

LA PARTICIPACIÔN DEL NARRATARIO EN LOS CASOS

Curioso lector, respondo: que esta doncella es huérfana, y aunque hermosa y cuidada de todos, y porque es llegado el dia de sus bodas y desposorio, para componerla es necesario pedir ropas y joyas prestadas, para que saïga a vista; y de los mejores jardines coger las màs agraciadas flores para la mesa de los convidados. (V, 36)

El texto que sirve de epigrafe a este capitule alude a la composiciôn de la obra y a las partes esenciales de la misma. La doncella huérfana no es sino la historia del Nuevo

Reino de Granada que necesita ser engalanada. Las ropas y joyas prestadas constituyen en la obra de Rodriguez Freyle la herencia literaria importada del Viejo Mundo y la tradiciôn escritural del mundo occidental, cuya contribuciôn se expresa a través de citas biblicas, alusiones a las Sagradas

Escrituras y comparaciones con textos clàsicos. A esto debemos afladir el elemento del escenario: "la mesa de los convidados," donde culmina la celebraciôn del desposorio.

Esta "mesa de los convidados" necesita ser adornada, por lo tanto, se debe "de los mejores jardines coger las mâs agraciadas flores," (V, 36) que identificamos como las casos. 155 156 En este capitule présentâmes un estudie de la transiciôn

que se realiza del discurse histôrice al del case. Aqui se puede visualizar la presencia del recepter, que sirve para

apeyar el prepôsite del autor de incluir estas narraciones

con el objeto de ilustrar la leccidn con las acciones

realizadas por los personajes, cuyos nombres se toman de

individuos que probablemente existieron en la realidad

histôrica. Analizamos este punto solamente en torno a siete

casos de veinticuatro que han identificado Benso y Ramos.

Antes de comenzar a dar la mirada a dichas instancias, damos

una mirada a la definiciôn que el autor mismo, y luego la

critica, le han dado a los casos incluidos en esta obra.

Rodriguez Freyle présenta los casos como una manera de

ilustrar la historia didâcticamente, "para que no los

imiten, " sino para que la vida y el tipo de gobierno del

Nuevo Reino de Granada fuera superada: "porque ofreci

escribir casos, no para que se aprovechen de la malicia de

ellos, sino para que huyan los hombres de ellos, y los tomen

por doctrine y ejemplo para no caer en seraejantes y evitar lo

malo." (XVIII, 332) El objetivo de incluir los casos "para

que no los imiten," révéla el proyecto del autor de

desarrollar este tipo de relato con el objeto de corregir la

forma de vida y gobiernos adecuados para su Reino. Los casos

giran en torno a la vida corrupta de la ciudad.

Los criticos de la obra de Rodriguez Freyle, en mayor o

menor medida, han mostrado una preocupaciôn por los relatos o

casos en El carnero - que han sido denominados "historielas" 157 por Oscar Gerardo Ramos en "El carnero: libro de tendencia cuentlstica":

Mejor serla llamarlas historielas, en vez de cuentos, es porque no son rigurosamente historias, ni leyendas, ni hechos presumibles de historicidad, a tal vez tejidos con leyenda y matizados por el genio imaginative del autor que toma el hecho, le imprime una vision propia, lo rodea con recursos imaginatives y, con agilidad, le da una existencia de relato corto.l

No pretendemos refutar el argumente de los criticos c[ue han aceptado y empleado muchas veces la palabra "historiela" para referirse a los relatos que ocupan gran parte de esta obra, entre ellos, Mario Germân Romero, Susan Herman y Héctor

Orjuela. Desde el punto de vista plenamente literario, podemos argüir que una "historiela" es un relato que describe la vida citadina de Santafé con una gran habilidad para poner en papel las intrigas de los "vecinos" que ya gozaban de la vida reposada de la colonia. De ahi que la obra adquiere valor literario que nos permite observer la creatividad del autor. Al tomarse en cuenta esta definiciôn y declaraciôn del autor de describir la vida de los ciudadanos, ya que responde principalmente en mostrar los vicios y corrupciôn con que se desenvolvian, decidimos mantener la palabra que el mismo autor le désigné a este tipo de narraciones, o sea,

"casos."

1 Oscar Gerardo Ramos, "El carnero. Libro de tendencia cuentistica," Boletin cultural v biblioaréfico 11 (1966); 2179 . 158 Un caso, especialmente para los tiempos coloniales, dénota la argumentaciôn y defensa de algün punto para argüir sobre otro con los ejemplos pertinentes o con alguna narraciôn que inclura el problema y la soluciôn que se reflejaba en el castigo que recibian los culpados. Los casos perseguian el fin de mostrar ejemplos para el resto de las personas posteriormente. Basados en esta observaciôn definimos el "caso" como un relato que conserva una estrecha relaciôn con el resto del texto, aunque puede leerse independientemente. La mayoria de las casos que Rodriguez

Freyle incluye en su obra cumplen la funciôn de complementer algün incidente histôrico que quiere ilustrar el narrador de

la obra. Héctor Orjuela considéra que los casos son un

compendio de narraciones de ficciôn en los que Rodriguez

Freyle, "prefiere no ocultar los nombres de los protagonistas y convierte la serie de episodios en una verdadera comedia humana de los afios coloniales.

Primeramente debemos comentar el contraste que se produce al combiner las ropas y las joyas prestadas con las

flores de los mejores jardines. En el primer caso, las joyas y las ropas de alto valor perduran en el tiempo y las mejores

suelen ser las de épocas antiques, sancionadas por la

tradiciôn, que realzan el valor de quien las vista. Por otro

lado, las flores de por si iraplican que han nacido hace poco

tiempo y que la manera de aprovechar su belleza es cortarlas

2 Orjuela, 19. 159 para que adornen con viveza algün lugar. Entonces, el método narrative es la alegoria, en cuanto el Nuevo Reino de Granada

es el jardin de la cplonia donde se cortan las flores que adornarân la mesa de los convidados, que viene a ser el discurso de la historia del Nuevo Reino de Granada.

El propio Rodriguez Freyle se refiere a los casos

llaméndolos "flores.'' En el capitule IX, por ejemplo,

seriala :

...en el Interin que llega el primer présidente, quiero coger dos flores del jardin de la ciudad de Santafé de Bogotà, Nuevo Reino de Granada; sea la primera lo sucedido al sefior obispo don fray Juan de los Barrj-os con la Real Audiencia, para que el lector entienda que no es cosa nueva haber encuentros entre estos dos tribunales. (IX, 210)

Al concluir la parracidn del caso arriba citado, se

introduce el segundo caso de la manera siguiente: "la segunda

flor naciô también en esta plaza, que fue aquel papel, que

pusieron en las paredqs del cabildo de ella, los aîios atrüs,

que trataba de las muertes de los oidores Gbngora y Galarza."

(IX, 211) En la ültima cita, no sôlo observamos la

referencia al caso como flor, sino que también podemos aludir

a una estrategia frecviente de Rodriguez Freyle que consiste

en revelar ciertos datos de la historia que sôlo habia

mencionado antes, a lop que se habia referido anteriormente.

En Ficciones. Orjuelh identifica veintiuna narraciones,

entre relatos, casos e historielas. Oscar Gerardo Ramos

enumera veintitrés, en su articulo, "El carnero. libro de

tendencia cuentistica," por otro lado, Benso identifica 160 veinticuatro casos. Sôlo dos de estos casos, los de "El

indio dorado" y "El tesoro de Guatavita," se remiten

cronolôgicaraente a la época temprana de la conquista. Dicho

caso tiene el atractivo de haber sido contado al autor por el

protagoniste del mismo, don Juan, sobrino del cacique

Guatavita. Los veintidôs casos restantes cuentan sucesos

escandalosos de la vida colonial novogranadina, ocurridos

durante los cien primeros afios después de la conquista, que

articulan el deseo de narrar la historia personal de sus

habitantes.3

Tanto temâtica como estructuralmente, el caso cumple una

funciôn integradora en la totalidad discursive del texto,

puesto que los casos no responden a un impulso de selecciôn y

estructuraciôn arbitraria. Por el contrario, la exclusiôn de

los casos truncaria significativamente el discurso total de

la obra. Generalmente, el relato apoya o ilustra algün

suceso que el narrador ha considerado previamente o considéra

en el présente narrative. De ahi que nuestro anâlisis centre

su interés en los recursos de transiciôn discursiva

utilizados por Rodriguez Freyle; esto es, en la entrada y

salida del primer nivel enunciativo al segundo de los casos

y vice versa. Para iniciar el caso, el narrador realiza

elementos de transiciôn discursiva que muchas veces presentan

aspectos narratives que hemos presentado y desarrollado a

través de nuestra tesis, taies como los roles actanciales del

3 Chang-Rodriguez, "El prôlogo al lector," 180, 161 narratario, los contratos narrativos, la actuaciôn narrativa y el viaje narrative. A manera de profundizar nuestra indagaciôn analizamos siete casos: "El indio dorado," "Cômo un clérigo engaîiô al demonio o a su mohàn por él," "El tesoro de Guatavita, " "El cado de la Juana Garcia, " "El encomendero de Chivaté," "El jugador Juan de los Rios," ly

"Francisco de Ontanera." Los titulos con que identificamos la cada uno responden g los asignados por Ramos y Benso respectivamente.

"El indio dorado"

Este caso présenta la descripciôn de los rituales que constituyen la ceremonia de investidura del nuevo cacique.

El aspirante al cacicazgo se retiraba en una cueva donde ayunaba y, mâs adelante, cubierto su cuerpo con polvo de ord, depositaba obsequios de oro en el centre de una laguna. Esde ritual da origen al milpo de .'* Dicho caso comienza con la respuesta a una supuesta pregunta que le hace el narratario al narrador. El narrador indica que le parece que algün curioso le apunta con el dedo y le pregunta cômo supo las antigüedades que relata. Trata, inmediatamente, de darle validez a sus relatos haciendo referencia a los informantes directes que le proporcionaron la informaciôn de dichas

"antigüedades." Déclara haber conocido, personalmente, al ultimo cacique que fue investido en la ceremonia realizada en

4 II, 17-19. 162 medio de la laguna, don Juan que era sobrino de Guatavita, el

cacique que reinaba a la llegada de los espafioles.

El sobrino de Guatavita fue el primer narrador de la

anécdota que refiere este caso que, originalmente, tuvo un

cardcter oral. A su vez, el narrador del texto escrito en un momento funcionô como el narratario del texto oral. Aunque

la historia es narrada en pretérito, la misma no se

desarrolla como una simple narraciôn de lo que le contô el

informante, sino que se présenta a los lectores como un

suceso que acontece en el présente narrative. Por otro lado,

el narrador le advierte al narratario, antes de iniciar la

narraciôn del caso, que le ofreceré informaciôn fehaciente

que explica el origen del mito o leyenda de El Dorado. La

narraciôn también forma parte de la respuesta que da el

narrador para indicar las fuentes originales de lo que esté

narrando sobre las antigüedades del Nuevo Reino de Granada.

Como indicamos anteriormente, el narrador de este caso

tuvo, a su vez, un informante de primera mano que fue testigo

vivencial del suceso histôrico que cuenta el caso, y que,

simulténeamente, se constituye en el personaje principal del

mismo:

Dijome que al tiempo que los espafioles entraron por Vêlez al descubrimiento de este Reino y sus conquistas, él estaba en el ayuno, para la sucesiôn del sehorio de su tic; porque entre ellos heredaban los sobrinos, hijos de hermana, y se guardaba esta costumbre hasta hoy dia; y que cuando entré en este ayuno ya él conocia mujer; el cual ayuno y la ceremonia era como se sigue. (II, 17) 163 Exprèsiones como "dfjome," delatan el carécter oral de la anécdota que da origen al caso. También constituye un ejemplo de una narraciôn heterodiegética, en la medida en que reproduce una cadena de emisores y receptores; es decir, el narrador que cuenta el caso es el emisor del narratario extradiegético de El carnero. pero simulténeamente, fue receptor y narratario del narrador original de la anécdota oral - Don Juan, sobrino de Guatavita.

El narratario extradiegético, que supuestamente formulé al narrador la pregunta que da margen a que se inicie el relato, una vez iniciada la narraciôn del caso, se transforma

en un narratario intradiegético. De esta manera, la narraciôn sobre el indio dorado se transmite sin digresiones

o interrupciones que rompan el hilo de lo narrado.

La transiciôn que permite la vuelta del caso al discurso

del primer nivel enunciativo se produce en el momento en que

el narrador le ofrece al narratario la referenda al texto

Noticias historiales del fray Padre Simôn, en donde puede

verificar el mito de El Dorado :

De aqui corriô la voz a Castilla y las demâs partes de Indias, y a Benalcâzar le moviô a venirlo a buscar, como vino y se hallô en esta conquista y fundaciôn de esta ciudad, como més largo lo cuenta el padre fray Pedro Simôn en la cuarta parte de sus Noticias historiales. donde se podré ver. (II, 18)

Después de establecer dicha referencia, el narrador

abandona el caso y retoma su linea narrativa del del primer

nivel con una invitaciôn al narratario a tratar otros temas: 164 "vamos a las guerras civiles de este Reino que habia entre los naturales, y de ddnde se originaron, lo cual diré con la brevedad posible, porque me dan voces los capitanes espafioles..." (19 )

"Cômo un clérigo engafiô al demonio o a su mohén por él"

En este caso, que se intercala en el quinto capitule, la labor del cura Francisco Lorenzo consiste en desarraigar idolatrias a las que estén sujetos los naturales del Nuevo

Reino de Granada. Este cura ténia una gran habilidad para hacer confesar a los indios y aprovechaba dicha informaciôn para apoderarse de los tesoros ofrecidos a los idolos. En el episodio que refiere este caso, el cura logra su propdsito astutamente imitando la voz del "demonio." (v, 38-40) Se dirige al jeque y le pide que mue va el tesoro de lugar, del cual màs tarde se posesiona. Romero opina que aunque el cura logra su objetivo, este caso queda aün por completarse para que siga el patrôn acostumbrado, porque aün falta relatar la conversidn del jeque, el reparto del tesoro, y el viaje a

Espafia.5 Benso piensa que "el apoderamiento del botin podriamos interpretarlo como el simbolo de la avidez por las riquezas que caracterizô toda la hazaîia conquistadora. "6

5 Romero, "Dos episodios incomplètes de El carnero." Boletin de historia v antiaüedades 2. (1963): 575.

6 Benso, 112. 165 Este caso tampoco responde a la curiosidad del narratario, sino que aparenta ser una anécdota que el narrador recuerda repentinamente y no quiere dejar de

contarla ya que le parece pertinente su inclusiôn en ese momento aunque no explicita sus razones. Aunque en el momento de transiciôn o entrada al caso, el narrador conversa

con el narratario, decide incorporer dicho relato

unilateralmente, es decir, no como un pedido del narratario,

sino como una aclaraciôn o para cumplir una narrative.

Podemos aducir que la transiciôn temâtica de la historia del

texto al caso, parece responder a un estimulo inconsciente

provocado por los propios hechos que cuenta. Es como si

decidiera responder a su propia actuaciôn narrative en lugar

de entablar un dialogo al respecte con el narratario.

Igualmente, a diferencia del caso de "El indio dorado," ésta

no muestra ninguna intenciôn de autorizarse ante el

narratario.

Pupo-Walker informa que este caso tiene antecedentes del

cuento literario conocido en las colecciones de la época y

que también.

tiene antecedentes corroborables en los Castiaos v documentes del rev don Sancho y aün en colecciones de mayor antigüedad, entre las que se destacan la leyenda del "Baarlam y Josaphat" y El libro de los exemples entre otros.^

^ Pupo-Walker, "La reconstrucciôn, " 350. 166 Recordamos que en La crdnica del Perd, por Cieza de Leôn, que se refiere a los primeros contactos, el demonio cobra mayor actuacidn como personaje. También suele figurar en las historias de la evangelizacidn de la época.&

"EL tesoro de Guatavita"

Al igual que "El indio dorado," este caso también le fue contado al narrador por el sobrino de Guatavita, amigo del narrador. La trama se centra en cômo Guatavita le encarga a cien indios esconder su tesoro en una montafla. Los indios son asaltados y muertos a su regreso, por lo que nunca més se supo el lugar donde quedô oculto dicho tesoro.9

En este caso podemos estipular la presencia subyacente de un narratario fiscalizador que exige al narrador que muestre con hechos su afirmaciôn sobre la importancia de

Guatavita como "el sefior mâs principal del Reino de Nueva

Granada." (VII, 186) Como respuesta a esta exigencia, a la

entrada al caso, el narrador advierte: "quiero probar cômo el

Guatavita era el seîior més principal de este Reino." (VII,

186) La intenciôn de querer probar cômo Guatavita era el

sefior principal del Reino, supone la idea de un via je

narrative que tendrén que realizar juntos el narrador y el

narratario: "Pues veamos ahora qué rastros le hallaremos al

° Pedro Cieza de Leôn, La Crônica del Peru. Ed. Manuel Ballesteros. (Madrid: Historia 16, 1984).

9 VII, 186-187. 167 cacique de Bogotâ" (VII, 186) Observâmes una transiciôn de la primera persona singular: "Quiero contar . . . " a la primera persona plural.: "Pues veamos. . ." El uso del imperative en primera persona plural révéla el deseo de probarle o convencer al narratario de la veracidad de la informaciôn ofrecida. La forma verbal, "veamos," muestra también la presencia del otro que recibe, o sea, el narratario. Greimas, en su diccionario, sostiene que el uso del "veamos" apunta al discurso que trata de convencer al otro. Este planteamiento de Greimas résulta totalmente pertinente para la interpretation de este caso ya que observâmes que una vez que el narrador ha empleado esta forma ilocutiva, concluye por sefialar: "Paréceme que esté bastante probado que éste fue el sefior y no Bogoté, y con esto se dice que Guatavita daba investidura de los cacicazgos a los caciques de este Reino, y no se podia llamar cacique el que no era coronado por el Guatavita." (VII, 186) Aqui el viaje narrative nos permite conceptualizar la coherencia del discurso total de la obra.

"El caso de la Juana Garcia"

Tal vez este caso sea el més conocido de todos. Una dama cuyo marido se habia ausentado por un largo tiempo, decide no malgastar su hermosura y se enreda con amantes.

Sus aventuras se complican ante el regreso inminente de su marido que se encontraba en Santo Domingo descubre que estaba embarazada. Recurre a su comadre Juana Garcia, "una negra 168 horra," o recién liberada de la esclavitud, quien practica la nigromancia. En presencia de la dama Juana rescata una visiôn en la que el marido de la primera le està comprando un vestido de grana a su amante en Santo Domingo. A través de ciertos trucos logra sacar una manga del vestido que esté cortando el sastre y se la da a guardar a la dama en Bogotâ.

Cuando el marido regresa es interrogado por su esposa, quien le exige un vestido. Ante la negativa de éste, la dama alude al vestido de grana y finalmente le muestra la manga y explica los medios a través de los cuales la consiguiô. El marido acusa a Juana Garcia e interviens el tribunal de la

Inquisiciôn. Durante el interrogatorio, la negra confiesa que ella habia puesto en la plaza del mismo lugar el papel que informaba sobre la muerte de los oidores Gôngora y

Galarza. 10

Este constituye uno de las casos mejor logrados de El carnero. tanto por el provocative tema de la nigromancia como por el colorido con que se tifle la narraciôn. Probablemente esto ha provocado que la critica haya inadvertido la razén - textualmente explicita - por la cual Rodriguez Freyle decidié incluirla en su obra. Antes de comenzar este caso, el narrador indica que la segunda flor que ha tornado del jardin para hermosear "la mesa de los convidados" tiene el propdsito de mostrar quién fue el autor de los papeles que se hallaron en la plaza que daban cuenta de la muerte de los dos oidores

10 IX, 211-214 169 Gôngora y Galarza. Podemos analizar esta entrada a la narraciôn del caso como un contrato narrativo. El narrador cumple la promesa que habia contraido con el narratario en el capitule, de informarle quien habia puesto dicho papel en la plaza:

La noche que se perdiô la capitana sobre la Bermuda, aquella mafiana siguiente amaneciô puesto en la plaza de esta ciudad de Santafé, en las paredes del cabildo, un papel que decia: ‘esta noche, a taies horas, se perdiô la capitana en el paraje de la Bermuda, y se ahogaron Gôngora y Galarza, y el general con toda la gente.' Tomôse la razôn del papel, con dia, mes y afio, y no se hizo diligencia de quién lo puso, aunque en la primera ocasiôn que vinieran gentes de Espafia se supo que el papel dijo la verdad. En su lugar diré quién lo puso, con lo demâs que sucediô. " (VIII, 203)

En el momento en que alude al intento de descubrir quién habia puesto el papel en la plaza, el narrador le exige al

narratario que retome su papel actancial como almacenador de

la informaciôn para relacionar este caso con el caso del

papel que amaneciô en la plaza al que alude la cita anterior.

Observâmes cômo en el curso del relato, el narrador establece

la promesa que se cumple en el caso de Juana Garcia. El caso

le permite al narratario descubrir quién habia puesto el

papel que anunciaba la muerte de los oidores y aparentemente

enterarse del motivo por el cual el narrador se interesa en

contar el caso es para mostrar la autora del hecho, como lo

menciona al principio de la narraciôn. Cuando el narrador

anuncia su entrada al caso, destaca precisamente este como

unos de sus propôsitos; 170

. . . la segunda flor que naciô también en esta plaza, que fue aquel papel que pusieron en las paredes del cabildo de ella, los afios atrés, que trataba de las muertes de les oidores Gôngora y Galarza, pérdida de la capitana, su general y gente, sobre el para je de la Bermuda, que pasô asi." (IX, 211)

Este caso junto con el anterior, tiene un carécter aleccionador. El contrato narrativo que se establece en el momento que quiere seleccionar las dos flores, cuenta con un propdsito didâctico para el narratario: "para que el lector entienda que no es cosa nueva haber encuentro entre estos dos tribunales." (IX, 210) Lo que aparentemente le interesa sobremanera al narrador sobre este caso es cumplir la promesa de decir quién habia puesto el papel de la muerte de los oidores: "confesô todo el caso y cômo habia puesto el papel de la muerte de los dos oidores." (214)

La critica se ha detenido en este caso como en ningün otro, debido al gran sentido de teatralidad que se aprecia en su desarrollo. Se lleva a cabo en la ciudad de Santafé de

Bogoté, pero el narrador es capaz de transporter al lector hasta Santo Domingo, con el simple truco del lebrillo de la negra Garcia. Pupo-Walker sostiene que este caso, ademés de su equilibrio formai literario, "interesa también porque ilumina, como pocos, esa amplia zona de la historia americana en que los hechos de la vida cotidiana comenzaban a transformarse en materia de creaciôn."U

H Pupo-Walker, "La reconstrucciôn," 351. 171 Alstrum intenta mostrar el caso de Juana Garcia como un precedence para lo real maravilloso, al declarar que este relato constituye uno de los mejores ejertplos del entretejido de los elementos reales y maravillosos de toda la obra.

(115) En este caso co-existen los qlementos reales con los ficticios, como también las prâcticas nigromânticas con las creencias catdlicas. Dofia Inès no duda de las observasiones de la negra Garcia y el resto del caso gira en torno a la visiôn que describiô la Juana Garcia, la imagen del marido que le esté regalando el vestido de grana a su amante, mientras su esposa puede verlo en el lebrillo. La negra

Garcia practica abiertamente la magicf para dofia Inès, porque sabe que la segunda espera y confia en los resultados que le dé y se produce un intercambio de creencias entre las dos mujeres. No obstante el acuerdo que pudiera lograr, la coexistencia termina cuando dofia Ipés : logra descubrir al marido, quien a su vez acude a la justicia para castigar a la autora del hechizo. La negra Garcia es diesterrada después de haber confesado que ella habia sido la autora de los papeles que aparecieron sobre la muerte de ios oidores y dofia Inès parece continuer con su matrimonio sin tropiezos. En fin, este caso muestra la aplicaciôn de la fôrmula misterio solucionado, nigromancia castigada, matrimonio salvado.

"El encomendero de Chivaté"

Jorge Voto, un maestro de baile, llega a la ciudad de

Tunja y dofia Inès de Hinojosa, a peser de llevar una vida y 172 afectivamente correspondida por su marido, se enamora del recién llegado. Para eliminar los obstdculos a su relaciôn, los amantes planean el asesinato del marido de dofia inés y,

Jorge Voto la ejecuta al poco tiempo. Después de estar ausentes por un tiempo, para conservar las apariencias del escéndalo sin causar sospechas, se casan. Poco tiempo después, dofia Inés se vuelve a enamorar, esta vez de don

Pedro Bravo de Rivera, quien con su hermano y otros cômplices ejecutan la muerte de Jorge Voto. Después de seguido y tratado el caso, los culpables son castigados. Llegé el présidente al tercer dia y sacô de la iglesia al don Pedro

Bravo, sustanciô y pronuncié en ella sentencia de muerte contra los c u l p a d o s . El caso se resuelve con el castigo colectivo de todos los personajes: "degollaron a don Pedro; a su hermano Hernân Bravo, ahorcaron en la esquina de la calle del Jorge Voto; y a la dofia Inés la ahorcaron de un érbol que ténia junto a su puerta, el cual vive aün hasta hoy." (X,

227)

Un rasgo peculiarmente interesante de este caso consiste en que la narraciôn anticipa el descenlace con la alusiôn a la muerte de Jorge Voto:

Dijole también lo que le habia pasado con su hermano Hernén Bravo, y el Pedro de Hungria se encargô de traerlo a su gusto, lo cual no le fue dificultuoso, por la amistad que con él ténia; con lo cual trataron y comunicaron el orden que habian

12 X, 221-227. 173 de tener en matar el Jorge Voto, de manera que no fuesen sentidos. (X, 223)

En este caso el narrador pretende ejemplificar el buen gobierno de Andrés Diaz Venero de Leiva y conservar el comportamiento indebido de ciertos vecinos del lugar. La narraciôn es directe; no obstante la ausencia de intervenciôn del narratario, podemos suponer que participa como espectador de las disputas del narrador con los conceptos temâticos. La muerte de Jorge Voto lleva al narrador a disputer el concepto que la hermosura es la culpable de todas las desgracias narradas;

! Oh hermosura! Los gentiles la llamaron dédiva breve de naturaleza, y dédiva quebradiza, por lo presto que se pesa y las muchas cosas con que se quiebra y pierde. También la llamron lazo disimulado, porque se cazaba con ella las voluntades indiscrètes y mal consideradas. {X, 222)

El narrador termina comenténdole al narratario que él esté de acuerdo con el fin que llevô todo el enredo que causé la hermosura:

Ya dije como cuando esto estaba el présidente ausente en la cuidad de Tunja, que habia ido a la averiguaciôn de aquella muerte y el matador estaba retraido en la iglesia ;y el corregidor, don Pedro de Avila, que habia enviado el informe a la Real Audiencia, estaba con el, ambos en un grillo ; y por ser este caso ejemplar lo pongo aqui, que es su lugar, lo cual paso como se sigue. (X, 221)

"El jugador Juan de los Rios"

Este es uno de los relatos més représentativos de la investigaciôn de la justicia con el propdsito de la 174 resoluciôn de un crimen que trata del asesinato. El narrador comienza con las correrias de Juan de los Rios, el jugador, que por su vicio nunca se encuentra en su hogar. La justicia comienza a averiguar el asunto de un asesinato, con lo que el lector se va informando de cômo sucedieron los hechos que llevaron a la muerte del jugador y la implicaciôn de los autores del delito. El narrador sefiala por anticipado las causas y los autores del crimen. El lector, en cierta medida, se convierte en cômplice indirecte de los hechos al presenciar como las autoridades pertinentes laboran hasta lograr el esclarecimiento de dicho asesinato. 13

El relato adquiere mayor interés narrativo debido a la intervenciôn directe del narrador como un espectador y participante de los hechos que ocurrieron mientras se encontraba en la escuela. Cuando la india que buscaba arcilla para su alfarerla descubre el cuerpo del muerto y luego de no haber sido recibida por los curas, se dirige a la justicia. Pasan por delante de la escuela donde se encontraba el narrador, que es espectador en su "estâbamos" y

"nos fuimos tras del maestro;"

Pasô la india adelante, dio aviso a la justicia, llegô la voz a la Audiencia, la cual cometiô la diligencia al licenciado Antonio de Cetina. Saliô a ello acompaftado de alcaldes ordinaries, alguaciles y mucha gente. Pasô por la calle donde vivra el doctor Mesa, la cual miraba al pozo donde estaba el muerto, que es la de don Cristôbal de Clavijo. En ella estaba la escuela de Segovia;

13 XII, 245-250. 175 estébamos en lecciôn. Como el maestro vio pasar al oidor y tanta gente, preguntô dônde se iban; dijéronle lo del hombre muerto. Pidiô la capa. fue tras del oidor, y los muchachos nos fuimos tras del maestro. (XII, 247)

La intervenciôn del narratario se hace visible al pasar del caso al discurso histôrico cuando el narrador, le recuerda al narratario el carécter ejemplar que cumple el relato y le invita a continuar el viaje narrativo hacia otro

capitulo. El narrador asume que el narratario - al igual que

él - ya debe estar aburrido y desea un cambio temético que él

se dispone a complacer; ya que ha dejado la lecciôn que el

crimen se descubre y se castiga tarde o temprano. "Ya tengo dicho que éstos no los pongo para imitarlos, sino para

ejemplo; y con esto vamos a otro capitulo, que éste nos tiene a todos cansados. (XII, 250)

"Francisco de Ontanera"

Un caso de venganza y asesinato pasional provocado por

los celos présenta el de Francisco de Ontanera. Es un joven

de quien se enamora la légitima esposa del licenciado don

Caspar de Peralta, asignado desde Quito al Nuevo Reino de

Granada. El narrador emplea este caso como una manera de

ilustrar lo peligroso que résulta tener una mujer hermosa -

segun palabras del propio narrador:

Peligrosa cosa es tener la mujer hermosa, y muy enfadoso tenerla fea: pero bienaventuradas las feas, que no he leido que por ellas se hayan perdido reinos ni ciudades, ni sucedido desgracias, ni a mi en ningün tiempo me quitaron el suefio, ni 176 ahora me cansan en escribir sus cosas; y no porque faite para cada olla su corbetera. (XV, 290)

Durante una conversacidn sobre experiencias amorosas,

Ontanera comenta que a la cama de su amante se le habia quebrado un balaustre. El marido celoso relaciona este comentario con el pedido que le hace su mujer de llamar a un carpintero para reparar la cama que se habia daîiado. Ya convencido del engafio, el marido planea y ejecuta la muerte de ambos amantes.

La hermosura femenina es uno de los temas màs récurrentes en las casos que Juan Rodriguez Freyle pretende presenter con un caràcter ejemplar. Apenas empezada la introducciôn de este caso, se dirige al narratario para que

éste le permita introducir una digresiôn sobre el tema de la maledicencia; "Sucediô, pues, que como gente moza y amigos, tratando de mocedades, contaba cada uno de la feria como le habia ido en ella. Espéreme aqui el lector por cortesia un poquito." (XV, 289) Este pedido también implica la idea de que el narratario debe almacenar la informaciôn antes ofrecida para cuando el narrador termine su digresiôn y retome el hilo de la narraciôn. Cuando finaliza la digresiôn el narrador retoma el relato del caso: "Estaba el fiscal en esta conversaciôn, que también era mozo, no porque entonces supiese nada ni reparase en las mocedades." (XV, 290)

La transiciôn que apuntamos para cada uno de los siete casos aqui estudiados fundamenta uno de los fines de la obra

14 XV, 289-291. 177 que consiste en ilustrar el problème con un ejemplo tomado de la vida diaria de los "vecinos." Por lo tanto, los casos no son sôlo una manera de "entretener" como lo expone Chang-

Rodriguez, sino una forma de corregir y proponer un estilo de vida menos corrupto que el que se lleva en la ciudad. La carencia de alusiôn al narratario en el resto de los diecisiete casos identificados sôlo responde a una inconsistencia no necesariamente intencionada, ya que el narrador da por entendido que el narratario le estâ atendiendo a su discurso. Con esto, nuevamente apreciamos el interés del narrador de mantener a su destinatario en constante alerta con respecto a su narraciôn. CONCLUSIONES

De nuestra lecture de El carnero percibimos que Juan

Rodriguez Freyle demuestra una lucida conciencia de la

importancia de lo que hoy conocemos como el fenômeno de la

recepcidn. Nuestra hipôtesis se aplica en las innumerables veces en que el narrador alude al "lector," receptor interno de su texto, que identificamos como el narratario

extradiegético, a quien le adjudica diverses roles

actanciales en el discurso.

Por medio de la voz del narrador, el autor estipula los

términos del contrato para la recepciôn de su obra. Ya que

los receptores podrian objetarle sus constantes referencias a

la historia universal, las Sagradas Escrituras, y a diverses

escritores laicos y religiosos con que nutre su obra,

Rodriguez Freyle sugiere otra posible lectura en la que el

lector, metaforicamente hablando, puede devolver toda

referenda intertextual a sus respectives duefios literarios y

quedarse solamente con el producto auténticamente

novogranadino y exclusivamente escrito por él mismo.

En su recreaciôn de la historia de dicho Reino,

Rodriguez Freyle construye un discurso en que el texto

escrito se convierte en un escenario propicio para la

actuaciôn dialogada entre el narrador y el narratario de su 178 179 obra. Durante el viaje discursive, el narrador se hace

acompafiar de un narratario extradiegético con capacidad para

relacionarse con el lector empirico. A lo largo de dicho viaje el narratario cumple una variedad de roles actanciales:

mediador entre el texto y el lector, almacenador de la

informaciôn, investigador y fiscalizador de la informaciôn

que entrega el narrador, espectador de las disputas del

narrador con conceptos teméticos, y evaluador del discurso

que confecciona el narrador.

Estas propiedades que Rodriguez Freyle le atribuye al

narratario no sôlo le permiten configurer un discurso

estructurado a través de una estrategia dialôgica, sino que a

través del narratario, Rodriguez Freyle proyecta sus

expectativas sobre los receptores empiricos de su obra. En

este sentido, podemos deducir que Rodriguez Freyle anticipaba

un lector capacitado para reaccionar inteligentemente ante el

relato. El narrador le propone el relato al narratario como

la verdadera historia de dicho Reino y remite al lector

informado a otros textos que sirven de fuente para su obra,

entre ellos Noticias historiales de Fray Pedro Simôn y las

Eleaias de varones ilustres del padre Juan de Castellanos.

De esta manera, la presencia del narratario esté

directamente relacionada con el propdsito del narrador de

construir un discurso persuasivo, veraz y capaz de llenar el

vacio que segun él habian dejado otros historiadores. En

este sentido, el narratario se convierte en un actante que

participa activamente en el discurso de la historia del Nuevo 180 Reino de Granada. Podemos observer que la promesa del narrador es contar dichq historia presidida por la verdad.

Los seis manuscriios : que se encuentran en archives y bibliotecas de la ciudad de Santafé de Bogoté y la diversidad de ediciones y reproducciones de El carnero. evidencia el marcado efecto en la recepciôn de la obra desde que apareciô en los circules lectores. El panorama critico de la

literatura novogranadina resalta la diferencia que esta obra

tuvo en relaciôn al reste de las crônicas, principalmente porque no sigue una linea escrituraria que obedezca

exclusivamente a los pqtrones historiogréficos de la época.

Sus ejemplos no se basan en grandes hechos histôricos sino en

el quehacer diario del Nuevo Reino de Granada, lo que logra

el desiterés en imprimirla de parte de las autoridades

durante la colonia. Ademés del propdsito de entretener, como

apuntaba la critica hasta hace poco, cada uno de los

ejemplos, digresiones y reflexiones del narrador persigue el

fin de fundamentar algupa critica contra la vida citadina de

la colonia y proponer quizé: un mejor modelo de vivir.

En el discurso de Rodriguez FReyle los roles que juega

el narratario estén estrechamente vinculados al carécter

dialôgico del discurso narrativo. De manera que podemos

asociar los roles del nqrratario con las diversas estrategias

dialôgicas que emplea el narrador: el recurso deictico, las

preguntas retdricas, laçi preguntas atribuidas al narratario y

la citacidn de su voz a través de preguntas y respuestas que

le atribuye el narrador. 181 El narratario de El carnero no tiene una identidad concreta como personaje, sino que se desenvuelve en el universo ficticio con "autonomie" suficiente para llevar a cabo la interacciôn con el narrador de la obra. £,De qué manera entonces podemos vislumbrar la posibilidad de que el narratario se comunique con el lector empirico, si este actante se desenvuelve en el universo ficticio? La respuesta a esta interrogante la fundamentamos a partir del concepto del narratario extradiegético de Genette. El narratario extradiegético se integra completamente con el lector implicito, lo que le permite ser un punto de contacte con el lector empirico. El ultimo tiene la posibilidad de identificarse con dicho narratario. Como resultado, el lector empirico puede recibir lo que el narrador le comunique al narratario extradiegético como si fuera destinado para él.

La posibilidad de proyectarse fuera del universo ficticio, le permite al narratario incorporar ciertas caracteristicas del lector empirico. Esto hace posible que el narrador logre comunicarse indirectamente con dicho lector, a través de observaciones como: "No me haga cargo el lector" (XIX, 347),

"Paréceme que el curioso me apunta con el dedo y me pregunta que de donde supe estas antigüedades" (II, 17), y "Ponga aqui el dedo el lector" (IV, 30).

Rodriguez Freyle configura un discurso que récréa la identidad histôrica del Nuevo Reino de Granada al utilizar eficazmente la estrategia discursive del diâlogo en el 182 sentido que le confiere Bakhtin. Esta estrategia no solamente persigue el fin de convencer a los lectores sino que también genera un discurso de la identidad novogranadina, con el que Rodriguez Freyle esperaba suplir la deficiencia de la historiografia de la regidn.

El diàlogo que desarrolla el narrador con el narratario propone representar el mundo del Nuevo Reino de Granada con el fin de conservar la memoria de una regidn injustamente olvidada, lo que el propio autor no atina a explicarse; "de la cual no he podido alcanzar cuél haya sido la causa por la cual los historiadores que han escrito las demâs conquistas han puesto silencio en esta." (I, 9) Propone, sin embargo, dos razones que pudieron haber hecho poco atractivos para otros historiadores los acontecimientos histdricos del Nuevo

Reino de Granada : lo poco sangrienta que fue la conquista de este reino y la ausencia de lo que él llama hechos que celebrar: "quizé lo hacen porque como su conquista fue poco sangrienta y en ella no hallaron hechos que celebrar, lo pasan todo en silencio;" (I, 9) Rodriguez Freyle, sin embargo, parte de otra perspectiva de lo que pueden ser los hechos historiables, como lo atestiguan los sucesos narrados en los veintiun capitulos que componen su obra.

Aunque esta obra fue escrita cien ahos después de la conquista espafiola de la regidn, muchos de los acontecimientos narrados en El carnero enfocan la vida colonial establecida del Nuevo Reino de Granada. Estâmes de acuerdo con Ivette Hernéndes cuando seftala que Rodriguez 183 Freyle, màs que hablar sobre el pasado y la Conquista del

Reino, se concentra primariamente en el anàlisis de su présente colonial. Nuestro anâlisis confirma la hipôtesis de

Hernéndez, porque este autor, ubicado en dicho sitial, se erige no solamente en un contador de los acontecimientos püblicos y privados que transcurrian cotidianamente a los vecinos de dicho Reino, sino también en un fiscalizador de los mismos. En este sentido su concepto de la historia no mira a la Conquista con nostalgia, ni pretende reproducirla como una visiôn heroica ni glorificada, sino que tiende a preferir la cotidianeidad administrativa, politica y moral de los pobladores de la regiôn. Por lo tanto, podemos concluir que la perspectiva histôrica de Rodriguez Freyle se visualiza en el relato, en dimensiones humanas, y enfocado con lo local.

Debemos sefialar que debido al hecho que la obra sugiere la ausencia de un texto que narre la historia del Nuevo Reino de Granada el autor también se erige en un evaluador de las formas escriturarias de la época. Advierte a su lector que no va a incurrir en los elementos narrativos errôneamente empleados por otros historiadores, como los "ornatos retôricos" y "ficciones poéticas," porque le restan veracidad al testimonio histôrico. En la Dedicatoria y el primer capitulo, Rodriguez Freyle difiere con las formas màs tradicionales de escribir la historia de su época. Su alejamiento de una visiôn épica de los acontecimientos histôricos aleja su discurso del paradigma heroico. De ahi 184 que El carnero pueda concebirse como una obra novedosa en el

contexte literario en que se produce.

El carnero se estructura sobre una base dialôgica en que

el narrador presupone la presencia activa de un receptor.

Observâmes que el narrador manifiesta un particular interés

en que el receptor interno de su narraciôn entienda "bien"

(V, 38) ciertas instancias especificas de la narraciôn. Una

de las maneras de conseguir este propôsito es el recurso deictico, que funciona como un indicador espacial en el texto y cuyo propôsito es destacar un episodio narrativo de particular interés. La incurrencia en dicho recurso narrativo, generalmente, se asocia a un propôsito ideolôgico. El ejemplo màs gràfico del propôsito ideolôgico subyacente El

carnero lo vemos asociado a las ceremonias indigenas. Al

subrayar deicticamente estas ceremonias, el narrador las

vincula a su propôsito de justificar la Conquista como una

victoria cristiana frente al reinado del demonio en la regiôn

novogranadina.

Una de las conclusiones de mayor significancia que

arroja nuestra investigaciôn es el viaje narrativo que se produce en El carnero a través del diàlogo del narrador con

el narratario. Este viaje narrativo se evidencia mediante el

empleo de una diversidad de estrategias narrativas: las

preguntas retôricas, las respuestas y dudas adjudicadas al

narratario pueden responder a las inquietudes del autor ante

el lector empirico, las que el autor anticipa a través de la

inclusiôn del narratario extradiegético. Cualquier lector 185 empirico podria identificarse con las dudas o preguntas que

"formula" o le son formuladas al narratario en esta obra.

Debido a que el discurso narrativo procédé del universo ficticio, el narratario extradiegético sirve de intermediario para vincular dicho mensaje con el receptor real. La figura del narratario résulta eficaz para permitir al narrador expresar sus opiniones, criticas y planteamientos ideolôgicos. Observâmes, sin embargo, que el discurso se torna en uno altamente controlado por el narrador cuando éste le formula al narratario preguntas retôricas y lo limita a ser sôlo un testigo auricular del discurso.

A pesar de que el narratario queda sujeto al control del narrador, las instancias en que el segundo le permite participer nos dejan ver a un actante que no sôlo se limita solamente a escuchar o recibir el mensaje de la narraciôn sino que también avanza por el texto en un viaje de büsqueda y definiciôn de la historia del Nuevo Reino de Granada.

En un segundo nivel de enunciaciôn, Rodriguez Freyle intercala "casos" o "historielas", que han atraido la atenciôn de algunos criticos, como Ramos, Benso y Orjuela, quienes los han es tudiado de modo aislado e

independientemenete de la totalidad de la obra. Nuestro sexto capitulo, sin embargo, muestra que la inclusiôn de los casos en la obra no responde a un impulse de selecciôn y

estructuraciôn arbitraria. Por el contrario, la exclusiôn de

la mayoria de los casos truncaria significativamente el discurso total de la obra, porque cada uno de ellos cumple la 186 funciôn de justificar, probar, ejemplificar algün problema que quiere destacar el narrador.

En cada uno de los siete casos que analizamos, el narrador se encarga de introducirlos como una ejemplficaciôn para la historia del Nuevo Reino de Granada. El narratario es aludido directa o indirectamente a través de reflexiones y digresiones moralizantes. La narraciôn que el narrador enmarca en un caso le sirve para acercarse al tema y mostrar una reconstrucciôn del pasado que se asiente en datos directes y veraces. Tal es el caso de "La leyenda de El

Dorado," que es contada por medio de un informante, don Juan, sobrino de Guatavita. De este modo el narrador presupone que su informaciôn serâ tomada como fidedigna, porque ya no se trata de repetir o reconstruir el mito sino de contar el testimonio de un participante de los hechos mismos que se cuentan. El empleo de nombres y apellidos auténticos permite que el texto parcialmente cumpla con el objetivo de aportar con una obra literaria més viva y més veraz para la historia del Nuevo Reino de Granada. Los casos por si mismos son un ejemplo del foregrounding, porque constituyen un elemento discursive que subraya el temario.

La intenciôn re-creadora de los hechos y la participaciôn diversificada del narrador en constante diélogo con sus narratarios muestran la presencia de una polifonia que permite el desarrollo de la "actuaciôn narrativa." El texto escrito puede visualizarse como un escenario en el que el juego de voces del narrador y del narratario y las 187 referencias de lo que fue contado por otros personajes o testigos presenciales le permite al narrador recuperar rasgos propios de la narraciôn oral. El narrador se apropia de las voces personales y las emplea para bénéficie de su propio discurso, lo que nos permite proponer que lo que se lleva a cabo es una "heteroglosia disfrazada," es decir, la presencia indirecta de diversas voces controladas en ultima instancia por el narrador.

Finalmente podemos concluir que si bien el narratario de

El carnero participa activamente en la confecciôn del discurso histôrico del Nuevo Reino de Granada, en ultima instancia, es una voz manejada por un narrador que lo interroge, cuestiona, atribuye interrogantes, dudas y postures morales, adjudica respuestas. Lo persuade a través de diversas estrategias retôricas, y lo insta a ponerse de acuerdo con sus afirmaciones, con el propôsito de crear un discurso que apele al receptor empirico. BIBLIOGRAFIA

Fuentes Primarias

Ediciôn primaria

Rodriguez Freyle, Juan. El carnero. Ed. Dario Achury Valenzuela. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1979.

Ediciones cicadas

Rodriguez Freyle, Juan. Conquista i descubrimiento del Nuevo Reino de Granada de las Indias Occidentales i fundacidn de la ciudad de Boaoté, primera de este reino donde se fundd la Real Audiencia i Chancilleria, siendo la cabeza. Facsimil de la ediciôn principe de Felipe Pérez. Ed. Hernén Lozano. Cali: La Industria Cultural Ltda., 1989 .

. Conquista v descubrimiento del Nuevo Reino de Granada... Por Juan Rodriguez Fresle Ed. Ignacio de Borda. Bogoté: Tip. de Borda, 1884.

. Conquista v descubrimiento del Nuevo Reino de Granada... por Juan Rodriguez Fresle Ed. Ignacio de Borda. Bogoté: Editorial Samper Matiz, 1890.

. El carnero. Ed. Germén Arciniegas. Bogoté: Ediciones Colombia, 1926.

. El carnero. Ed. Jésus M. Henao. Bogoté: Libreria Americana, 1935.

. El carnero. Bogoté: Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1942.

. El carnero Bogoté; Revista Bolivar.Ministerio de Educacién National, 1955.

. The Conquest of New Granada Ed. William Atkinson London: Folio Society, 1961.

188 189 — . El carnero. Segün manuscrite de Yerbabuena. Ed. Mario Germân Romero. Bogotâ: Institute Caro y Cuervo, 1984.

Manuscrites :

Rodriguez Freyle, Juan. Conouista v descubrimiento del Nuevo Reine de Granada eue comprends hasta el aflo 163 8 comouesta por Juan Rodriguez Frevle natural de Cartagena "Manuscrite de Ricaurte y Rigueyro." Bogoté, Colombia, Biblioteca Nacional de Colombia, 1784 .

. "Manuscritd de Del Castillo." Biblioteca Nacional de Colombia. Bogotâ, Colombia, 1795.

. Carnero, "Manuscrite de Sierra y Espineli." Biblioteca Luis Angel Arango. Bogotâ, Colombia, 1812.

. "Manuscritd de Yerbabuena." Institute Caro y Cuervo. Bogotâ, Colombia, 1810.

. "Manuscritd del Colegio de San Bartolomé." Colegio de San Bartolomé. Bogoté, Colombia, 1793.

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