MEMORIA POR CORRESPONDENCIA

: con: 8600 MEMORIA POR CORRESPONDENCIA

Memoria por correspondencia Emma Reyes

Prétoso Carolina Sanin

ISBN 978~958-5474~47-5

Laguna Libros Fundacién Arte Vivo Otero Herrera

wwwlagunalibros.com www.favoh.org

Coleccién Laguna Clasica

Séptima Eprcx6n: Bogotd, abril de 2019

Primera Bpici6n: Bogotd, abril de 2012

ImpresiON Legis s.a. FUNDACION

IMPRESO EN COLOMBIA ¢ PRINTED IN COLOMBIA ARTE VIVO OTERO Los dibujos que acompafian estas cartas, realizacos por Emma Reyes, fueron enviados — HERRERA i alo largo de varios afios a la familia Arciniegas por la artista. | LAGUNA+LIBROS

AGRADECIMIENTOS

La Fundacién Arte Vivo Otero Herrera y Laguna Libros agra- decen a Gabriela M. Arciniegas, Gabriela A. Arciniegas, Andrés Felipe Ortiz, Luisa Fernanda Herrera, Jacqueline Desarménien, a la Fundacién Cultural German Arciniegas, a todas las perso- nas que contribuyeron a la publicaci6n de este libro, y a todo el equipo de la Agencia Literaria Casanovas y Lynch que ha hecho posible que lectores de todo el mundo accedan a este testimonio.

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PROLOGO MEMORIAS FUERA DE LA MEMORIA

Carolina Sanin

El que privilegiemos los tiempos verbales del pretérito para escti- bir historias (son escasos los relatos narrados a través de verbos en presente, y su efecto suele ser confuso y tedioso) me hace pen- sat que la narrativa aspira a inscribir en la memoria de la lectora un recuerdo, en lugar de ofrecer a su imaginacién una experien- cia que se viva en el presente de la lectura. Se me ha ocurrido que las historias que leemos pasan directamente del pasado del texto a nuestro pasado, sin nunca ser actuales para nuestra percepcién. Las historias se reescriben en nuestra memoria mientras leemos, y esen la memoria donde podemos ver lo que en ellas se dice que sucede; lo vemos con la textura, la definicién y él tono que tienen los recuerdos, y no con el colorido de las fantasias, las visiones o las alucinaciones. Si leo en la primera carta del relato de Emma Reyes: «Cuando yo terminé el mufieco de barro, él lo tomé, sacé su medio cuchillo y con la punta le hizo dos huecos en la cabeza,

que eran los ojos, y otro mas grande, que era la boca», el acto des- que en la memoria de la lectora subsista una sensacién (etristeza?, crito no aparece delante de mi, sino que ya aparece detris de mi, esoledad?, zencierro?) con mucha mayor fuerza que los hechos. Estoy recordandolo aun cuando Io leo por primera vez. Hay cierta contradiccién en el contenido del texto que pue- Esta teorfa m{a es incierta, y en todo caso su defensa seria de de incidir también en la dificultad de su insercién en la memoria. poca monta para el disfrute de la lectura. La enuncio porque la he El Ambito (la atmdsfera, los escenarios, las condiciones) que el relato revisitado al enfrentarme con cierto problema que me plantean las de Emma Reyes recrea a través de la cuenta de lo recurrente —de memorias de Emma Reyes, a saber, que se me olvida facilmente las acciones sdlitas, contadas en imperfecto— es insdlito; esta con- casi todo lo que ellas contienen. Incluso después de haber leido formado pot lo excluido, lo marginal, lo invisible, y lo rara y dificil- el libro por tercera vez, no se me pega a la memoria consciente mente representable. El Ambito de Memoria por correspondencia es lo que la autora cuenta que le sucedié, y me es imposible repe- el de una casa sin aire, el de una convivencia en la que se ignora sila tirlo al dia siguiente de haberlo leido. Quiza esta circunstancia mujer con quien se vive es la madre y se la recuerda como «una enor- se deba a que, mucho mAs que acciones relatadas en el pretérito me mata de pelo negro que la cubria completamente y que cuando simple (llamado también «indefinido»), el libro contiene acciones lo llevaba suelto yo daba gritos de miedo y me escondia debajo de contadas en pretérito imperfecto. Antes de que la autora cuente la dnica cama», el de la servidumbre en un convento y asilo donde se sobre el mufieco de barro que fabricé —-primer acontecimiento asume un destino sin direccidn, el de los hacinados que se desco- del libro—, ha descrito en tres paginas una circunstancia y un nocen entre si, el los nifios con hambre perpetua, Aunque el preté- escenario: «La casa en la que viviamos se componia de una sola tito imperfecto se usa para contar la habitualidad, los habitos que y Gnica pieza muy pequefia, sin ventanas y con una tinica puerta en el libro se describen son tan ajenos a las habitaciones humanas que daba a la calle», «Nuestra vida se pasaba en la calle», «Todas que el tiempo verbal no nos remite a la descripcién de costumbtes, las mafianas yo tenia que ir al muladar que estaba detrds dela sino que parece cumplir otra de sus funciones: la narracién de los fabrica para vaciar la bacinilla que habiamos usado todos durante suefios y las pesadillas. la noche», «Tenfa que caminar casi sin respira, con los ojos fijos En castellano contamos los suefios en imperfecto, como se sobre la caca». En el resto del libro, la descripcién de condiciones cuentan las acciones recurrentes del pasado. «Sofé que camina- —en pretérito imperfecto— predomina también sobre el recuen- ba por los cuartos de una casa», decimos, y no «Caminé por los to de anécdotas —en pretérito simple—; es posible que, por ello, cuartos de una casa», por ejemplo. Por ser insdlitas y extrafas los acontecimientos se desdibujen en medio de las atmésferas, y para mi (y creo no ser abusiva al suponer que para la mayorfa de

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los lectores), quizd las circunstancias que se describen en imper- nada mas que la reiteracién de unos hbitos y el sefialamiento de la fecto en Memoria por correspondencia se perciban como las ima- imposibilidad de esos habitos). Quiza, también, la dificultad para genes de un suefio y no se transmitan del pasado del texto ala recordar lo sucedido en la miseria se deba a que, precisamente, en memoria consciente, sino que se transmitan del increible pasa- la miseria sucesién —no hay tiempo sucesivo—-. Salvo por la do del texto a la memoria onirica. Es posible que por eso la lec- mencién del tren (que es un tren que ella no conoce y que la deja tora recuerde el libro de manera tan nebulosa y deficiente como abandonada), los Ambitos en los que, segtin su relato, Emma Reyes recuerda el contenido de una pesadilla, y que ante lo narrado sea crecia (o mejor, en los que no crecia) en el siglo xx, en el barrio San como la nitia protagonista del libro, para quien la noche y el dia se Cristébal de Bogota, en un pueblo y en un convento de Colombia, indistinguen («Yo tenia todavia el mismo vestido sucio de barro, podrfan ubicarse en uno u otro lado del océano, hoy o hace siglos dormfamos siempre vestidas»). Una implicacién de mi incapaci- o en el futuro distépico. La carencia de mobiliario, de vestuario y dad para recordar lo sdlito insdlito que cuentan las memorias de de tecnologia hace que la imagen no contrastada de la miseria sea Emma Reyes —y de mi consiguiente concepcién del testimonio practicamente idéntica en cualquier época, y que desubique los esce- de la miseria como el recuerdo rechazado, y mayormente olvida- narios y a los personajes. La representacién de la desposesién y la do, de una pesadilla— seria que no concibo al sujeto de la expe- marginalidad no toma un lugar en el orden de los pretéritos ni en riencia de la miseria como un personaje de la realidad, sino como la sucesién de las épocas, y por tanto le es esquiva tanto ala memo- un personaje del suefio. Estaria yo sugiriendo esta desventura de ria como a la historia, La miseria se abisma en la atemporalidad (y mi propia experiencia social: que el misero existe en mi sofiado y quizas fluya hacia la eternidad: algo puede tener que ver esto con no viviente. Estarfa diciendo que la exclusién del sujeto de la mise- aquel «Bienaventurados los pobres»), El escenario que representa ria no tiene lugar solo en la realidad material, sino también en la Emma Reyes no estd, para nuestra imaginacién, en el pasado de imaginacién y en las operaciones que la literatura hace en ella. nuestro pais ni exactamente en el pasado biografico de la autora; Quizé mi dificultad para recordar lo que leo que ha sucedido estA en un tiempo alternativo ala costumbre y al acontecimiento, en la indigencia se deba a que el escenario de la necesidad no pro- originario y a la vez apocaliptico, que no es posible recordar pero duce efectos para la imaginacién. De la carencia de todo no puede al que es posible volver y en el que se puede caer, fuera de la remi- surgir ningun espectaculo, y dela desnudez por una contradic niscencia y de la esperanza. cién en los términos— no puede recordarse el habito. (Se me ocu- La incapacidad para poner la miseria en la imaginacién o rre ahora que por eso en los yermos de Samuel Beckett no pasa en la memoria no es solo mia (por la relativa abundancia de mi

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entorno y de las vestiduras que cubren mis referentes literarios la historia de nuestra cultura) la experiencia del extremo des- —con la excepcién de los yermos de Beckett y otros pocos—), amparo, del encierro, del asilamiento oscuro. sino general, de las personas que pueden acceder a este libro y Para transmitir la privacién y la exclusién, Memoria por corres- leerlo, y escribir sus propios libros, y para quienes la necesidad pondencia se sustrae al melodrama (no podria ser de otra forma, no ha reemplazado la costumbre. Y, mAs all4, quiz la incapa- pues en el recuerdo no hay didlogos en los que se pueda desarrollar cidad para concebir la miseria no sea privilegio de quienes no latensién dramatica) y se acoge al espejismo y a un desbocamien- viven en ella; quiza la miseria sea inconcebible para quien est4 to infantil dé las ficciones, tan graves como agudas, tan patéticas o se imagina o se recuerda en medio de ella, y para quien la ha como chistosas. Emma Reyes ensambla la evocacién de la nifiez dejado atras, que la distorsiona, la rellena, la hincha, la transmi- remota con el testimonio de la remota carencia. La nifia que la te con amplias gamas de heces y basura, la viste con un vistoso autora crea no tiene lenguaje suficiente (no sabe decirle a su madre traje de retazos y, en fin, la convierte en una extrafia fantasia. «madre», ni llamar a su hermano «hermano») ni referencias espa- De esto son ejemplares el énfasis y la repeticién que Emma intro- ciales («no sabia lo que queria decir lejos de Bogota. Yo crefa que duce en la presentacién de su casa, en su primera carta. Allila si gritaba fuerte, él me iba a ofr»), y se recuerda en un mundo sin autora no se limita a decir que la casa tenia una sola pieza, sino coordenadas y en una vida sin afectos. El texto insinta que no es que tenia «una sola y tinica pieza», y afiade: «con una tinica puer- solo que aquella infancia transcurriera en la indigencia, sino que ta que daba a la calle», como si la puerta tinica de una casa fuera la infancia es indigente, o que la indigencia es como una infancia excepcional o insuficiente. En la necesidad, lo que se tiene bri- sin la expectativa del paso del tiempo. lla como precario (lo que hay no esta) y, paradéjicamente, aun- Entre nifiez y miseria, Memoria por correspondencia le ofrece que los adjetivos pata calificarlo son escasos —pues son escasos la lectora un recuerdo —o el rastro de una pesadilla— de extre- los sustantivos—, no parecen nunca bastar (como si se habla- ma inseguridad, De extravio. La lectora siente que no puede ra del contrario de la precariedad: de la esplendidez). Lo indivi- confiar en la franqueza de la autora, que le toma el pelo y la pro- dual, poco y pequefio se dice a través de su eco amplificado. Surge voca exponiéndola a citcunstancias cuya veracidad ella no pue- entonces la hipérbole de la escasez, y aparece el melodrama como de medir; que recuerda secuencias de la temprana infancia con respuesta a las preguntas de como compartir literariamente lo inverosimil detalle o con fabricado candor, y que dice que todos que no tiene nada para partir ni compartir, y de cémo consig- los personajes a los que se apegé y de los que se desapegd —de nar y reconocer en la lengua escrita (en la tradicién literaria, en su madre ala Virgen— se llamaban «Maria», La narradora, por

14 18 memoria, que le presenta que dedica a Emma en el articulo que se publica con este libro), su parte, no puede confiar en su propia y escenarios recon- pero me interesa el abrigo que proporciona la carta —dirigida a con grados diversos de nitidez circunstancias en su madre. La nifia un destinatario individual, a un lector conocido y querido— para ditos, La nifa malquerida no puede confiar convertirse en su propia que la memoria anterior a la memoria —la escritura de la desnu- misera no puede confiar en crecer (y en la memoria dela infancia y dez— pueda surgir, extenderse, inventarse, encontrarse y comu- autora), El rérmino en el que se cruzan La memoria no nicatse; me interesa cémo el oido del amigo se impone sobre los el testimonio de la indigencia es la desconfianza. la deslealtad. ojos imaginarios de los lectores inciertos —y también cémo al fin es leal, y lo que la memoria recuerda es, justamente, la ironia para poder estos ojos (los de la lectora) se sobreponen a aquel oido—. Pero la memoria del abandono encuentra German, en confianza, Alcomienzo dela Vida nueva, la obra en la que cuenta y muestra existir: la autora le cuenta a su amigo Y la cémo se convirtié en el hombre que iba a ser —en autor— y cémo en ambitos donde la confianza no existe. la vida pasada accedié por tanto a la vida sin muerte, Dante escribe: «En aquella adopta un habito para poder inven- memoria de lo inhabitual parte del libro de mi memoria antes dela cual poco podria leerse, tarse: el habito de la correspondencia. por primera vez, se encuentra un rétulo que dice: Incipit vita nova. Bajo ese rétulo Cuando el libro de Emma Reyes se publicé su entusiasmo und- yo encuentro escritas las palabras que me propongo ensamblar en me contrarié ver que los lectores entregaban para la este librito». Procede entonces a contar la aparicién de cierta nifia nime a la obra de una escritora que, convenientemente de estar muet- ante él, y a explicar cémo, a partir de esa imagen, de la salutacién misoginia nacional, cumplia con las condiciones sido autora de una lite- siguiente y del enamoramiento inmediato, el mundo lo afecté de ta, de no haber sido escritora y de haber lo cual correspondia a modo que él se hizo consciente de su propia interioridad y se con- ratura supuestaménte carente de artificio, discurso «al natural». virtié en amante y en poeta. En el pasaje que he citado dela Vida la fantasia de una escricura femenina como su vida en respues- nueva se concibe la memoria como un libro que contiene una par- Se trataba, ademis, de una mujer que escribia Sor Juana Inés dela te ilegible (0 poco legible) y otra parte legible, que es la nueva vida taaun hombre. El obispo recriminador de en el igualmente del sujeto deseante, creador y conocido. Cruzy el confesor de Santa Teresa reencarnaban —y por cuya Memoria por correspondencia no comienza sino que culmina patriarcal German Arciniegas, a quien iban dirigidas contenian la infancia. con la salida de Emma al mundo. En su tileima carta, la autora iniciativa se habfan escrito-— las cartas que ante el condescendien- cuenta que sale del convento donde ha vivido encerrada: «El viento ‘Todavia siento malestar ante esa custodia y de «inteligentisima» frio me dio la impresién que habia salido detrds de la puerta para te vidtico de Arciniegas (ante la calificacién WV we

asustarme pero ya era tarde para todo [...] Antes de ponerme en compafieras de Emma en el convento. Las nifias imaginaban que el marcha hacia el mundo me di cuenta que ya hacia mucho tiem- mufiequito salia por las noches y luego les contaba de las cosas que po que yo ya no era una nifia». Su vida nueva (de amante, ama- sucedian en el mundo. Quienes leemos desde aqui estas meto- da, artista, ciudadana) no est escrita en sus cartas. Su Memoria rias somos, en los Ambitos pesadillescos que la prisionera aban- termina donde comienza la de Dante. Sus recuerdos, que ima- donada nos propone visitar, forasteres provenientes de la vigilia. ginan lugares y tiempos anteriores al descubrimiento de la rea- Somos ese Tarrarrurra —de nombre tan caprichoso y desleido en lidad externa y de la realidad interna, corresponden, en el libro lalengua— a quien ella alimenta en pago por las noticias que él ha de la memoria de Dante, ala parte en «la cual poco podia leerse». «visto por la noche en el mundo. Era maravilloso. Yo no recuerdo Mientras para Dante recordar la vida es leerla dentro de sf y rees- ahora ninguna de sus historias exactamente», cribirla, en el caso de Emma recordar es inventar la parte ilegible. Memoria por correspondencia comienza con la imagen de De Gaulle, que, rechazado por los votantes franceses, se retira del poder. «Las fricciones de la emocién que nos produjo la noticia curiosa- mente me trajeron ala mente el recuerdo mAs lejano que guatdo de mi infancia», dice Emma Reyes. El recuerdo de infancia al que se refiere es el del mufieco de barro con el que inicia su remem- branza (como se inaugura en el Génesis la historia del hombre), al que da el nombre de General (como De Gaulle), y que luego des- miembra y sepulta en un basurero tras dejar insepultas algunas partes con las que hace bolas para jugar ala guerra. De la imagen del hombre poderoso abandonado procede la interiorizacién de la autora y su idea de la nifia abandonada que fabricd y luego des- membré la semblanza de un hombre poderoso. Hay en el libro otro musfieco que creo que recordaré con la permanencia con la que he sido incapaz de recordar a otros pet- sonajes: aquel llamado Tarrarrurra, que pertenecia a una de las 18

POR CORRESPONDENCIA

CARTA NUMERO 1

Mi querido German:

Hoy a las doce del dia partié del Elysée el general de Gaulle, levando como tinico equipaje once millones novecientos cua- renta y tres mil doscientos treinta y tres noes lanzados por los once millones novecientos cuarenta y tres mil doscientos treinta y tres franceses que lo han repudiado. ‘Todavia las fricciones de la emocién que nos produjo la no- ticia curiosamente me trajo a la mente el recuerdo mas lejano que guardo de mi infancia. La casa en que viviamos se componia de una sola y unica pieza muy pequefia, sin ventanas y con una nica puerta que dabaa la calle. Esa pieza estaba situada en la carrera Séptima de un barrio popular que se [lama San Cristdbal en Bogota. En frente ala casa pasaba el tranvia que paraba unos metros mas adelante EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA enuna fabrica de cerveza que se liamaba Leona Pura y Leona vaciado la bacinilla en el muladar, venia el momento més feliz del dia. Alli pasaban el dia todos los chicos del barrio, jugaban, Oscura. En esa pieza viviamos mi hermana Helena, un nifio gtitaban, rodaban por una que nunca supe su nombre, que lo Ilamdbamos «Piojo», una se- montafia de greda, se insultaban, se peleaban, se revolcaban entre flora que solo recuerdo como una enorme mata de pelo negro los charcos de barro y con las ma- que la cubria completamente y que cuando lo Ilevaba suelto yo nos escarbaban toda la basura ala busqueda de lo que llama- bamos tesoros: latas daba gritos de miedo y me escondia debajo de la unica cama. de conservas para hacer musica, zapatos viejos, pedazos Nuestra vida se pasaba en la calle; todas las mafianas yo te- de alambre, de caucho, palos, vestidos viejos; todo nos interesaba, era nuestra nia que ir al muladar que estaba detrds de la fabrica para va- sala de juegos. Yo no podia jugar mucho porque era ciar la bacinilla que habiamos usado todos durante la noche; la mds chiquita y los grandes no me querian; mi dnico amigo era una enorme bacinilla blanca esmaltada pero del esmalte era el Cojo, a pesar de que también era mas grande. El Cojo ya quedaba muy poco. No habia dia que la bacinilla no estu- habia perdido completamente un pie, se lo habia cortado el tranvia viera [lena hasta el tope y los olores que salian de esa bacinilla un dia que jugaba a poner las tapas de la cerveza Leona sobre eran tan nauseabundos que muchas veces yo vomitaba encima. los rieles del tranvia para que se las dejara planas como En nuestra pieza no habia ni luz eléctrica ni inodoro; nuestro monedas. El, como todos los otros, andaba sin zapatos y ayudandose con tinico inodoro era esa bacinilla, ahi haciamos lo chico y lo gran- un palo y su unico pie daba unos saltos extraordinarios; de, lo Hiquido y lo sélido. Los viajes de la pieza al muladar con la no habia quien lo alcanzara cuando se ponfa a correr. bacinilla desbordante eran los momentos mas amargos del dia. El Cojo siempre me estaba Tenia que caminar casi sin respirar, con los ojos fijos sobre la esperando a la entrada del mu- ladat, yo desocupaba la caca, siguiendo su ritmo poseida del terror de derramarla antes bacinilla, la limpiaba rapidamente con hierbas o papeles viejos de Hegar, lo que me traia castigos terribles; la apretaba fuerte- y la escondia en un hueco, siempre el mismo, detrds de un mente con las dos manos como si Ilevara un objeto precioso. eucalipto. Un dia el Cojo no queria jugar porque tenia dolor de estémago El peso también era enorme, superior a mis fuerzas. Como mi y nos sentamos abajo del roda- dero a mirar jugar a los otros. hermana era mas grande, tenia que it a la pila a traer el agua La greda estaba mojada y yo me puse que necesitabamos para todo el dia y el Piojo iba por elcarbény a hacer un mufiequito de greda. El Cojo tenia siempre el mismo y tinico pantalén, tres sacaba la ceniza, asi que nunca me podian ayudar a llevar la ba- veces m4s grande que él y ama- rrado a la cintura con cinilla, porque ellos iban en otra direccién, Una vez que habia un azo, En los bolsillos de ese pantalén

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES escondia todo: piedras, rrompos, cuerdas, bolas de cristal y un de poder; asi pasaron muchos dias y muchos domingos, que para pedazo de cuchillo sin mango. Cuando yo terminé el mufieco mi eran los peores dias de la semana. Todos los domingos, a par- de barro, él lo tomé, sacé su medio cuchillo y con la punta le tir del mediodia y hasta la noche, me dejaban sola, encerrada con hizo dos huecos en la cabeza que eran los ojos y otro mas gran- llave en nuestra Unica pieza; no tenia mas luz que la que entraba de que era la boca, Pero cuando terminé me dijo: pot las grietas y el grande hueco de la chapa, pasaba horas con el ~—Ese mufieco es muy chiquito, vamos a hacerlo ms grande. ojo pegado al hueco para ver lo que pasaba en la calle y para con- Y lo hicimos mas grande, siempre agregandole barro al chico. solarme del miedo. Regularmente, cuando la sefora del cabello Al dia siguiente volvimos y el mufieco estaba tirado donde largo regresaba con Helena y el Piojo, me encontraban ya dormi- lo habiamos dejado y el Cojo dijo: da contra la puerta, rendida de tanto haber mirado por el hueco y —Vamos a hacerlo mds grande —y volvieron los otros y de tanto sofiar con el general Rebollo. dijeron: Después de habernos inspirado mil y un juegos, el general Vamos a hacerlo mas grande. Rebollo empezé a dejar de ser nuestro héroe, nuestras pequefiisi- Alguno encontré una vieja tabla muy, muy grande y decidimos mas imaginaciones no encontraban més inspiracién en su presen- que hariamos crecer el muiteco hasta que fuera grande como la cia y los candidatos a jugar con él disminufan dia a dia. El general tabla y asi, sobre la tabla, lo podriamos transportar y hacer pro- Rebollo empezaba a pasar largas horas de soledad, las decora- cesiones. Por varios dias agregamos y agregamos barro al mufieco ciones que lo cubrfan ya no las renovaba nadie. Hasta que un hasta que fue grande como la tabla. Entonces decidimos darle un dia el Cojo, que seguia siendo el mds fiel, se subié sobre un viejo nombre, decidimos llamarlo el general Rebollo. No sé cémo ni caj6n, dio tres golpes con su bast6n improvisado y con una voz por qué elegimos ese nombre, en todo caso el general Rebollo aguda y cortada por la emocién grité: se convirtié en nuestro dios; lo vestiamos con todo lo que en- ~—jEl general Rebollo se murié! En contrabamos en el basurero, se acabaron las carreras, las guerras, esos medios uno nace sabiendo lo que quiere decir hambre, los saltos. Todos nuestros juegos eran solo alrededor del general frio y muerte. Con las cabezas agachadas y los ojos llenos de Rebollo; el general Rebollo era naturalmente el personaje central lagrimas, nos fuimos acercando lentamente al general Rebollo. de todas nuestras invenciones. Por dias y dias solo vivimos alre- ~—1De rodillas! —grité de nuevo el Cojo. : dedor de su tabla, a veces lo haciamos pasar por bueno, otras por ‘Todos nos arrodillamos, el tlanto nos ahogaba, ninguno se malo, la mayor parte del tiempo era como un ser magico y Tleno atrevia a decir ni una palabra, El hijo del carbonero, que era

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA leyendo hojas CARTA NUMERO 2 grande, estaba siempre sentado en una piedra el periddico en la de periddicos que sacaba del basurero. Con mano se acercé al grupo y nos dijo: pues entiérrenlo. —Chinos pendejos si se les murid el general, —Y se fue. la tabla con el Todos nos pusimos de pie y decidimos alzar nuestros esfuerzos generaly enterrarlo en el basurero; pero todos Resolvimos en- fueron inttiles, no logramos ni mover latabla, tres pedazos, los terrarlo por pedazos, partimos cada pierna en habia que ente- brazos igualmente. El Cojo dijo que la cabeza y depositamos la cabeza; rrarla entera. Trajeron una vieja lata primero. Todos Mi querido German: entre cuatro, los mas grandes, la transportaron La misma ceremo- desfilamos detras, llorando como huérfanos. piernas y de los ‘A pesar de tu discretisima nia se repitié con cada uno de los pedazos de las carta, me doy cuenta que mueres muchos pedacitos de curiosidad por saber quién era brazos, quedaba sdlo el tronco, lo partimos en la sefiora del cabello largo. barro y, cuando ya no La verdad es que los recuerdos son borrosos y, sia y nos pusimos a hacer muchas bolitas de craves d decidimos jugar a los afios he logrado una cierta unidad quedaba nada del tronco del general Rebollo, de impresiones, ha sido ayudada por mi hermana que, siendo dos afios la guerra con las bolas. mayo da un poco mas. mes La seftora de cabello largo se llamaba Maria. Era muy Emma Reyes. jo- ven, alta y delgada; nunca nos hablé de su familia Paris, abril 28, 1969. ni de su vida nuestras relaciones con ella se limitaban a seguir sus brdenes sin protestar ni preguntar por qué. Era dura y muy severa. La tinica persona que nos visitaba era la Sra. Secundina, que tenia una tienda en Santa Barbara, era su tinica amiga ymucho mds vieja que ella. Apenas Ilegaba Secundina, nos mandaban a

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA que ella no nos jugat ala calle con la orden de no regresar hasta iluminandonos con la vela. De pronto dieron tres golpes saves Hacia muy poco que en la puerta, ella se eché la bendicién y se precipité para abrir llamara. Nunca supimos de qué hablaban. Yo tenia toda- En ese momento aparecié un sefior muy alto y delgado que no habiamos hecho el entierro del general Rebollo. siempre vestidas, via el mismo vestido sucio de barro, dormiamos estaba vestido como los del barrio, era como los que vefamos se soltaba el cabello. ella solo se quitaba la larga falda negra y retratados en los periédicos que encontrabamos en el basurero todavia era negro Tenia sobretodo, sombrero y paraguas todo oscuro, tal vez negro, Una mafiana nos desperté muy temprano, la mica y a traer Se pasé la mano por los ojos como por habituarse como la noche, nos mandé a los tres a desocupar a la luz de la Cuando regresamos vela, entré como escurriéndose por la puerta, le dio un beso en de regreso el balde y la jarra llenos de agua. de agua. Mientras la mejilla, nosotros nos reimos los tres al mismo tiempo. Era la prendié el reverbero y puso la olla grande llena de la cama y limpis primera vez que un sefior entraba en nuestra pieza. , se calentaba el agua ella cambié las s4banas La Sra. Maria cerré de nuevo la puerta con llave, tomé la los cuatro muebles que teniamos. botella con la vela y —Desvistanse que los voy a bafiar. se aproximé a la cama donde segufamos Los tres des- Era la primera vez que nos bafiaba al tiempo. sentados y como paralizados, él la siguié con una cara muy seria, nos enjaboné muy r4- ella acercé la vela a la cara del Piojo y le dijo: , nudos nos paramos alrededor del platén, ayudandose con una —Este es Eduardo, el tuyo, pidamente y luego uno a uno nos enjuagd, y lleno de jabén; El le dio una palmadita en la mejilla, totuma. El piso dela pieza quedé empantanado Nos vistié con los Luego le mostré a Helena y luego antes de vestirnos nos puso a secat el piso, a mi. No hubo comenta- tres en el borde rios, se produjo un vestidos del domingo y nos hizo sentar a todos silencio profundo. El sefior se desabotond ranto ella se ves- el sobretodo y el saco y con la punta dela cama con la orden de no movernos. Entre de los dedos sacé unas peind con gran monedas del bolsillo tia también con el vestido de los domingos. Se del chaleco, le dio tres a Eduard. y al Piojo que cada una de nosotras, cuidado, pidié a Helena que le tuviera el espejo ov alguno de los dos —Den las gracias —dijo la Sra. tuviera la vela y se ponia furiosa cada vez que Marfa— y ahora vayan a que mirara en la jugar afuera, pero quédense se movia. Cuando termind, mandéal Piojo a junto de la puerta y si ven venir la estaba net- vecina digan que yo estoy durmiendo. fabrica qué hora era. Ese dia no nos dio desayuno, jaula. Ya estaba Cuando salimos, viosa, daba vueltas en la pieza como una bestia en sentimos que cerraba la puerta con'llave. seguiamos El sefior estuvo mucho tiempo, Finalmente claro y no abrié la puerta como era su costumbre, se abrié la puerta,

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES la Sra. Maria sacé la cabeza y se aseguré que no habia gente —Pértense bien —nos repitié dos veces; empujé al Piojo que estuviera mirando, se volted y le dijo: contra la puerta, le puso una boina de marinero en la cabeza y Ya... le ordené salir. El Piojo nos miré con los ojos grandes abiertos El seftor salié de nuevo, escurriéndose como habia entrado, y le cayeron las lagrimas. pasd junto a nosotros sin mirarnos, como si nunca nos hubiera Fueron muchos los dias que duramos encerradas en esa pieza, visto. Lo vimos alejarse a grandes zancadas y frotandose con- yano tenfamos nocién ni de los dias ni de las noches; la bacinilla ya tra la pared como si tuviera miedo de ser visto. estaba ena de nuestros excrementos y empezamos a emplear Cuando entramosa la pieza, la Sra, Maria estaba llorando, el platén. La vecina venia una sola vez al dia y nos dejaba una se puso a desocupar el armario y a separar todo lo que era de grande olla de mazamorra: Eduardo. Sacé una caja de carton de debajo de la cama y em- ——No se la coman toda al mismo tiempo porque yo no vengo pacé cuidadosamente todo lo que habia separado. sino hasta mafiana y apaguen la vela apenas coman. Helena y Emma pénganse los vestidos viejos. Eduardo no, Llorabamos y gritabamos tanto, que los vecinos venian contra porque se va conmigo. la puerta a consolarnos; por horas mir4bamos por entre la chapa Como segufa llorando, nosotros también nos pusimosa lorar; y las rendijas para ver si ella venia. Finalmente llegd un dia que es- cuando Helena me estaba desvistiendo vimos sobre la mesa un tébamos dormidas en el piso contra la puerta y fue la primera vez paquete de billetes y me dio miedo, senti que algo iba a pasar, que las dos nos tiramos a su cuello abrazandola y besandola de fe- nosotros solo tenfamos monedas; en esa casa nunca habiamos licidad. Ella se puso a llorar y con dulzura nos retiré los brazos de visto billeces. Ella no decia ni una palabra. Sacé la caja de la su cuello y guardando nuestras dos manos en las suyas nos dijo: mantilla y se la envolvié bien cefiida a la cabeza, por la primera —E] Piojo no vuelve ms, Su papa, ese sefior que vino aqui, es vez vi que se parecia a la Virgen de la iglesia, un gran politico, tal vez va a ser el presidente de la Republica... —No se muevan, voy donde la vecina. y por eso él no quiso que su hijo se quede conmigo, dice que tie- Volvié con la vecina que era la mama del Cojo, le mostré dénde ne miedo y que prefiere ser él quien se ocupe de él; yo se lo llevé a estaban los platos y las velas. Tomé la caja de cartén con la ropa del “Tanja y lo dejé en un convento donde él ya habia arreglado todo Piojo, se paré frente a nosotras y nos dijo que se iba por varios dias, para que lo recibieran, pero que la vecina vendria para hacernos la comida y que, como Sin el Piojo yo me sentia perdida, loraba, gritaba, lo llamaba, no habia nadie para cuidarnos, nos dejaria encerradas con llave. yo no sabia lo que queria decir lejos de Bogota. Yo creia que si

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA gritaba fuerte él me ibaa ofr. La Sra. Maria también parecia CARTA NUMERO 3 muy triste, se volvié mas callada y mas dura. Creo que fue en ese momento que nacié entre Helena y yo una especie de pacto secreto y profundo; un sentimiento inconsciente de que éramos solas y que solo nos perteneciamos la unaa la otra. En ese momento yo ignoraba que nunca mas en mi vida volveria a verlo nia saber cual fue el destino de Eduardo y que solo me quedaria de él el recuerdo de sus inmensos ojos negros Llenos de lagrimas debajo de una ridicula boina de marinero.

Emma Reyes. Paris, mayo 9 de 1969. Mi querido German:

Como te decia en mi carta anterior, después de la ida de Eduardo, la Sra. Maria se volviéd mas indiferente y mds dura con noso- tras; apenas nos hablaba lo estrictamente necesario yempezéa salir casi todos los dias ala calle. Nos levantaba temprano, nos daba el desayuno, yo tenfa que ir corriendo a desocupar la mica en el muladar y Helena reemplazaba a Eduardo en la traida del agua; a veces yo la ayudaba, pero la jarea y el balde eran muy pesados para mf y derramaba la mitad del agua. Como de costumbre, la Sra. Marfa nos dejaba encerradas en la pieza todo el tiempo que estaba fuera y a veces solo regresaba ala noche sin preocuparse que nosotras estuviéramos sin comer. On dia regresé muy, muy tarde; nosotras est4bamos llorando de hambre, venia cargada de paquetes y por la primera vez

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA fuera, nos mandé donde la vecina para que le devolviéramos la nos trajo unos roscones y bocadillos de guayaba. Nos prepard cobija y la mica y también le llevamos la ropa sucia que nos habia- e improvisadamente se puso a reir, reir como loca; la comida mos quitado el dia anterior. Cuando regresamos nos esperaba las lAgrimas le caian a chorros, nosotras estabamos asustadas y en la puerta; ya se habia puesto la mantilla y tenia un grande no sabiamos si refr con ella o Horar; cuando logré calmarse un carriel nuevo, nos encerré en la pieza con los tres batiles y nos dijo dando un golpe con la mano en la mesa: poco nos dijo que no se demoraba. De pronto sentimos un ruido de ca- —-Nos vamos de este miserable cuarco, mafiana empeza- ballo, miramos por el hueco de la chapa y vimos ala Sra. Maria los paquetes, vamos a un pueblo lejos y tendremos mos a hacer que bajaba de un coche que habia pasado en frente a la puerta. una grande casa. Los vecinos se precipitaron, entre todos ayudaron a subir los puso a reir de nuevo y nos ordenéd acostarnos pues tenia- Se batiles al coche, a mi me sentaron sobre los batles y Helena temprano. mos que levantarnos estaba de pie teniéndome para que no me cayera. varios dias la pieza era un inferno, nada estaba en su sitio Por La Sra. Maria saludaba a todos dandoles la mano; en ese el armario estaba vacio y ella hacia pilas de cosas diver- habitual, momento aparecié el Cojo que venia corriendo, Se acercé al co- sas en todos los rincones. Una mafiana salié y compré tres gran- che y me regalé media naranja que llevaba en la mano, nos miraba a empacar la ropa y los platos. Cada plato lo des battles y empezé con ojos muy tristes. La Sra, Marfa cerré la puerta con lave y le muy cuidadosamente entre las sAbanas y las toallas; en envolvia dio la Ilave a la vecina, recomendandole de cuidar la pieza. el dltimo batil empacé las cacerolas, el platén, lajarray la mica. Yo no vi lo que pasé, solo senti unos gritos horribles; la Sra. en la pieza solo quedaban los muebles, el colchén sin A lanoche Maria estaba tendida en medio de la acera con los ojos cerrados y ni cobijas y varios paquetes en el suelo con cosas viejas. sdbanas le salfa sangre de la boca, el cochero decfa toda clase de palabras vinieron los vecinos y cada uno tomé lo que Después de la comida groseras. Helena dice que la Sra, Marfa quiso pasar por delante del Cojo toms la vieja escoba, la cama se la ven- queria, La mama del caballo para saludar al sefior cura y el caballo levanté la ca- obrero de la fabrica de cerveza. Cuando todos se fueron, did a un beza asustado y le dio un gran cabezazo en la quijada. Del susto solo quedaban los tres battles cerrados en el centro de en la pieza ella se mordié la lengua y cayd como muerta en medio de la acera. el viejo colchén. La mama del Cojo regresd la pieza y en el suelo Trajeron alcohol y pomadas y empezaron a frotarle la frente. trajo una cobija de ella y una mica, de nuevo y nos Nosotras llorébamos como locas y la llamabamos tirdndola dela todavia estaba oscuro, nos vestimos Cuando nos levantamos manga. Finalmente abrié los ojos y poco a poco se fue sentando, con los vestidos de domingo que eran los Gnicos que habia dejado

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MEMORIA POR CORRESPONDENGIA

Estaba blanca y la boca se le empezaba a hinchar, la ayudaron CARTA NUMERO 4 a levantarse y entramos todos a la casa de la mamé del Cojo. Le hicieron hacer buches con agua salada, el cura dijo que lo mejor era friccionarle la cara con Mentholatum. La vecina dijo que era mejor la vela de cera, nosotras seguiamos llorando y el cochero seguia furioso porque estaba perdiendo su tiempo. El obrero que nos habia comprado la cama le envolvié un pa- fiuelo que le tenia la quijada y le hizo un nudo en la cabeza. Entre todos la ayudaron a ponerse la mantilla y después de mil recomendaciones y saludos volvimos al coche. Todavia veo a lo lejos los vecinos en medio de la calle con los brazos en alto haciéndonos gestos de adiés. Yo perdi la media naranja que me Mi querido Germén: habia regalado el Cojo. Si es cierto que hay hechos en nuestra infancia que nos marcan para toda la vida, tendré que decir que ese coche famoso, que corté para siempre nuestra vida de la pieza del barrio de San Cristébal (patrén de viajeros), era el debut de una vida que ten- dria por signo y como escuela la inclemencia de los duros caminos de América y més tarde los fabulosos caminos de Europa. El coche nos llevé a la Estacién de la Sabana, Durante todo el viaje la Sra. Marfa no dijo ni una palabra. Estaba tan pdlida y tan triste que yo le pregunté si se iba a morir otra vez; con un gesto de la mano me dijo que no. Pasamos tantas calles grandes, casas con balcones, iglesias, yo no sabia a dénde mirat, el susto de haber visto a Ja Sra, Maria estirada en la calle como el general Rebollo en el mu- ladar me habia dejado un dolor en el estémago y ganas de vomitar.

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONODENCIA

En la estacién [lamé a unos hombres que bajaron los baiiles. aplicando sapos calientes sobre la parte enferma. La Sra. Maria no Habia mucha gente que corria en todas direcciones, todos car- quiso aceptar, entonces comimos y nos acostamos. gados con maletas, sacos, mochilas; yo me agarré a la falda de la En ese pueblo, que no supe nunca cémo se [lamaba, nos Sra. Maria y Helena me tomé de la otra mano. Dimos muchas quedamos varios dias; la Sra. Marfa salia casi todos los dias vueltas; ella hablé con muchas personas y cada rato abria el ca- y tomé la costumbre de hacerse acompafar de Helena y a mi triel y daba dinero a cambio de unos papelitos que guardaba en me dejaban al cuidado del chino patojo que se sentaba junto a el carriel. Finalmente montamos en el tren, ella se sentd contra mia jugar con el trompo. Un dia me lo puso a bailar sobre la mano la ventana, hizo sentar a Helena junto a ella y a mi me alzé so- y me dio tanto miedo que me puse a Horar; otro dia me pregunté bre sus rodillas. Era la primera vez que me alzaba. Yo no sabia si yo tenia papd y mam, yo le pregunté que qué era eso y me qué hacer, olia a tantos remedios tan feos y ademés tenia miedo dijo que él tampoco sabia. de tocar su cara con mi cabeza, La gente seguia subiendo a em- El dltimo diala Sra. Maria salié sola muy temprano. Cuando pellones y Ilenos de paquetes. Entraron unos hombres gritando volvié, venia cargada de paquetes, nos [lamé al cuarto y nos hizo con tiples y una botella en la mano, empezaron a cantar y yo me desvestir, nos habia comprado vestidos nuevos. El de Helena era quedé dormida antes de que el tren partiera. azul —que me gustaba mds— y el mfo era rosado; los dos con Me despertaron cuando ya debiamos bajar, estaba ya oscuro arandelitas de encajes y cintas; eran lindos. Cuando estuvimos cuando la Sra. Maria [lamé ala puerta de una casa grande donde vestidas nos hizo salir al patio. Al rato la vimos salir del cuarto salié a recibirnos una sefiora muy gorda con la nariz roja y vestida y casi no la conocemos; era tan linda y parecia tan joven, habia toda de negro. comprado un vestido gris con muchos prenses y muchos boto- La Sra. nos llevé a una pieza muy grande que daba hacia un nes y arandelas, botas negras también con muchos botones y un patio donde habia muchas plantas que colgaban del techo como si grandisimo sombrero gris con una especie de velo que anudaba estuvieran sembradas en el cielo. La duefa llamé a un muchacho con un lazo debajo del mentén; todos se aproximaron y la felici- patojo que tenia un trompo en la mano ye dijo de ir ala cocinay que taron, la patrona la tocaba por todos lados. Llamaron al patojo avisara que habia tres personas mds para comer. La Sra. Maria se para que nos ayudara a llevar los paquetes, Caminamos muchas puso a hablar con la patrona y le conté lo que le habia pasado con el calles y llegamos a una especie de potrero que estaba lleno de caballo del coche al momento de partir. La patrona le dijo que caballos y otros animales miedosos que yo nunca habia visto y iba a llamar una curandera que habia en el pueblo que curaba todo Helena me dijo que esos animales eran los que hacian la leche

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES que tomabamos con el café al desayuno. Habia grupos y grupos de hombres que Ilamaban indios porque estaban vestidos diverso ampollas en las piernas, me dolia todo el cuerpo; el ultimo dia vo- alos hombres de Bogota, La Sra. Maria hablé con varios, a todos mité muchas veces. Toribio era muy carifioso, bajaba del caballo, les preguntaba por el sefior Toribio. me alzaba y me hacia caminar un poco, Toribio era un indio mucho mds grande que los otros, fuer- La ultima noche la pasamos casi en el mismo sitio, los ca- te, casi gordo y con ojos tan chiquiticos que apenas se le vefan. ballos tenian barro hasta la panza y llovia rodo el tiempo. Toribio dijo que los caballos ya estaban listos, que habia solo A Guateque llegamos cuando casi era de noche, Toribio estaba que esperar a los indios que habian ido por los batiles. Otro in- furioso con los indios y con Burro porque caminaba muy des- dio llegé con los caballos, todos eran grandes y habia uno muy pacio. En Guateque fuimos directamente a una grande casa chiquito con orejas largas, Toribio dijo que se llamaba Burro. de dos pisos que quedaba muy cerca de la plaza; en la plaza Burro tenia dos asientos amarrados que colgaban uno de cada estaba la iglesia y una grande pila redonda con muchos chorros lado de su panza. Encima, con unos palos amarrados al espaldar de agua que salian de la boca de unos mufjecos que parecia que de los asientos, habia una especie de toldo con una sdbana. Toribio estuvieran vomitando. dijo que era para que no nos picara el sol. Nos alzaron y nos insta- Toribio bajé del caballo y fue a golpear pero nadie salié; laron una de cada lado. Como Helena era mAs grande, el asiento de esperamos un rato y al final salié una mujer de la casa del fren- ella bajaba y el mio subjia; Toribio dijo que habia que amarrar te y dijo que tenia una carta para la sefiorita Marfa; en el sobre de mi lado una mochila con piedras para que qued4ramos iguales. estaba la llave. Ala Sra. Maria la ayudaron a subir en un caballo que era gris Después del portén de la calle habia un zaguan de piedritas como su vestido. Los indios amarraron los badiles en otros caballos blancas y un tras portén que daba directamente sobre un grande gue se llamaban mulas. Cuando todo estuvo listo, Toribio monté patio lleno de plantas y arboles. Los corredores eran anchos, con en un grande caballo de color del café con leche; un indio muy ne- columnas de madera y las piezas tenian todas las puertas sobre gro con la cara hinchada le puso un lazo a Burro y empezé a tirarlo el patio, Al frente, la casa tenia dos pisos, el resto era de un solo para que caminara; poco a poco nos fuimos alejando del pueblo piso, en el segundo patio, que era de ladrillo, habia dos grandes hasta que ya no veiamos mds ni las casas ni la iglesia. hornos para hacer pan, la cocina y otras piezas. Al solar se podia No recuerdo todo el viaje, porque dormi casi todo el tiempo entrar por atras, por una grande puerta; en el solar habia todo y cuando me despertaba lloraba porque estaba cansada y tenia para los caballos. Era grandisimo y también habia 4rboles; un pomarroso, mangos y un guayabo. 62

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES

Los indios descargaron los caballos y se fueron. Toribio Cuando Toribio salié, Roberto se senté en el borde del pa- entré con nosotras a la casa y empezé a abrir puertas y sacé tio, se quité la ruana, la puso en el piso y le dijo a la Sra. Maria unos asientos al corredor para que nos sentaramos y nos dijo de sentarse junto a él. que no entraramos a las piezas porque est4bamos acaloradas Era un lindo hombre, alto, delgado, tostado por el sol, con y las piezas estaban frias, pues hacia varios ahos que la casa dientes muy lindos, pelo liso de indio, tenia botas altas de cuero estaba cerrada. con espuelas, vestido de patio, un pasuelo rabo de gallo amarrado Toribio pregunté si él podia quedarse hasta que llegarael . al cuello, ruana blanca y un sombrero que la Sra. Maria dijo que doctor, la Sra. Maria le dijo de sentarse y empez6 a preguntat- se llamaba sombrero de corcho, Siempre llevaba una especie de le muchas cosas sobre el pueblo. En ese momento tiraron por [étigo en la mano con el que se daba golpecitos en las botas cuando sobre la tapia del patio un perrito blanco chiquito que se estre- hablaba. Cuando la Sra. Maria se senté junto a él, le dijo: 1lé en la mitad del patio, tenia el estémago como un rambor y Usted esta muy linda, sefiorica, los ojos abiertos. Toribio dijo que no lo tocdramos porque se Ella se rio y le dijo: veia que habia estado envenenado. Cuando estabamos todos —~Te voy a presentar a las nifias. Vengan, acérquense... Esta es alrededor del perrito, sentimos una voz de hombre muy ronca la mas grande y se llama Helena. que preguntaba si las viajeras de la capital ya habian llegado. —Es muy linda —dijo —. Qué bellos ojos. Ven, acércate, La Sra. Maria se precipité para saludarlo, él la abrazo y le daba dame la mano —Helena se acercé y él la senté sobre sus rodillas—. palmaditas en la espalda. Toribio se quit6 el sombrero ¢ incliné a¥ la otra como se llama? la cabeza delante de él. —La otra es Emma, la nené, como la llama Helena. La pobre, —;Qué tal Toribio? ;Atendié bien a la sefiorita y a las nifias? encima de que es bastante feita, fijate que cada dia se vuelve mas bizca. 2Por qué carajos se demoraron tanto...? Si, doctor, metimos un dia mas por causa de Burro, como —No te preocupes, Maria, aqui estd el Dr. Vargas que es dicen las nifias; el paramo con las Iluvias estaba jodido y ese burro an amigo, El le va a enderezat los ojos. siempre ha sido un carajo para andar en los malos caminos. Yo me puse a llorar. _-Fist4 bien, Toribio, vete al estanco y espérame alli. Y nada ——2Por qué lloras? —me pregunté Roberto. de hablar de las viajeras en el pueblo, te recomiendo... ~Porque usted dice que me vaa hacer sacar los ojos. —Los —Si, doctor, dos se rieron.

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—-China pendeja, enderezar no quiere decir sacar. A través de mis lagrimas yo volvia a ver el perrito muerto que habia caido del cielo, me precipiré sobre él, lo tomé a dos manos y con todas mis fuerzas lo tiré contra las rodillas de Roberto. Ese fue el principio y el fin de nuestras relaciones, nunca mas lo volvi a ver, pero su sombra quedé para siempre marcada en mi vida. Jefe: _ Taino me haces correcciones y no sé ni siquiera silo que es- cribo es comprensible. Hay momentos que me parece confuso y no sé si en conjunto se puede seguir la historia. Yo no dejo copia pues escribo directamente y ya no me acuerdo de lo que he escrito antes.

Besos pata todos. Emma. Paris, 9/69.

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CARTA NUMERO 5

Mi querido German:

Roberto B., que pertenecia a la alta sociedad de Guateque, era ademés uno de los hombres mds ticos de Boyacd. Tenia grandes fincas con cultivos y negociaba en venta de caballos y vacas; estaba casado con una linda joven de Tunja, pero no habjan tenido hijos. Cuando se casaron, se instalaron en la casa de Guateque, es de- cit, la misma donde llegamos nosotras. En esa casa vivieron varios afios, mientras construyeron otra bellisima en una de sus fincas ala orilla del rio Sinuba. Desde entoncesla casa de Guateque se habia quedado cerrada sin que nadie la volviera habitar. Roberto nunca salia ni viajaba con su mujer, ella solo salia con una criada para ir a la misa en un pueblito cerca al rio. Roberto era el intimo amigo del pap4 de Eduardo; habian estuciado juntos en Europa. La Sra, Maria lo habia conocido

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONODENCIA en la época en que tenia relaciones con él, cuando Eduardo siempre muy blancas, con lazos negros, una grande falda de estaba recién nacido y por puro azar se lo encontré de nuevo en lana ristica muy ancha y debajo otras faldas de bayetilla roja. Tanja, cuando viajé a esa ciudad para abandonar a Eduardo, Venia con sombrero de paja y mantilla por debajo del sombrero. Fue él quien le propuso de ir a Guateque y le dio la carta de Era hija de uno de los campesinos que trabajaban en una de las recomendacién para el propietario de la fabrica de chocolate fincas de Roberto. Ese mismo dia la Sra. Maria salié con ella para La Especial, para que le dierann a ella la agencia de Guateque. hacer mercado e ir a pedir a los Montejos las llaves de la agencia. La agencia del chocolate quedaba en la plaza, a un costado de A la semana ya estdbamos organizadas como si hubiéramos la iglesia; en esa parte el andén era alto, de casi un metro sobre el vivido toda la vida en ese lugar. nivel del piso de Ja plaza, de manera que uno estaba siempre ‘como Desde que llegamos a Guateque la Sra, Maria se hacia llamar enun balcén, con el dominio total de toda la plaza. El local tenia seforita Maria. Para nosotras todo seguia igual, porque no la dos puertas grandes, los estantes iban hasta el techo y el mos- llamabamos de ninguna manera; solo deciamos si sefiora, 0 no trador macizo era muy alto; yo nunca logré mirar por encima, sefiora y si ella no nos hablaba, nosotras permaneciamos mudas. Euera del mostrador, contra los muros y entre las dos puertas, habia La sefiorita Maria decidié que Helena tenia que acompafat- unas grandes bancas 0 escafios donde se sentaban los visitantes. la todo el dia en la agencia por si se le ofrecia algtin mandado El local perteneciaa la casa de uno de los Montejos, que eran va y para que subiera a los estantes a bajar las libras de chocola- rios hermanos y sefiores muy importantes en el pueblo. Detras del te; en cuanto a mi, la orden era que me quedara en la casa con estante habia un pequefiisimo espacio donde la Sra. Maria instalé Betzabé, pero con la puerta de la calle con lave; ella no queria una mesita para poder comer sin que la vieran de la calle. Habia que saliéramos ni que trat4ramos con los otros niftos del pueblo ademds una pequefia puerta que comunicaba con la casa de los de ninguna clase social, Ella tampoco nunca se relacioné con Montejos para que pudieran ir a hacer pipi en el solar. ninguna familia ni tuvo ninguna amiga. Betzabé hacia el al- Aldia siguiente de nuestra llegada, aparecis de nuevo Toribio . muerzo ya las doce le llevaba un portacomidas y en un canasto acompafiado de una india muy joven que el doctor Roberto nos los platos y los cubiertos. Se quedaba hasta que ellas comian y enviaba para que nos hiciera de sirvienta. Se llamaba Betzabé; volvia con los platos sucios. Entre tanto yo me quedaba encerrada chiquita, de cuello muy corto, tan chata que solo se le veian los con Ilave en la casa. Comparado con mi vida en la pieza de San dos huecos de la nariz, lindos ojos picaros, buenos dientes, pelo Cristébal en Bogoté, la casa de Guateque era verdaderamente negro y liso peinado con dos trenzas muy tirantes, de alpargatas el paraiso. Al principio me faltaban los amigos del muladar,

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EMMA REYES

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA alzaba para ir mds rapido. El rio Suinuba me parecia enorme, era a vivir sola. Berzabé trabajaba pero facilmente me acostumbré al primero que veia en mi vida, a las orillas habiacantidades de y hacer la cocina; yo me paseaba todo el dia en limpiar la casa 4rboles: aguacates, guayabos, naranjos; siempre {bamos al mis y que era en realidad enorme. por toda la casa que me parecia sitio donde el rio hacia una curva y desde donde velamos e y un marrano chiquitico que La Stta. Maria compré gallinas puente. Apenas lleg4bamos, Betzabé jabonaba la ropa y la ten- lo besaba en la boca y me quedaba fue mi adoracién, parece que dia sobre el pasto para despercudirla al sol, luego nos ibamos a poco empecé a aprender éi en los brazos. Poco a dormida con trataba de recoger lefia y a coger frutas; de regreso prendi muy lejos y con una cafia a subir a los Arboles sin ir ponfamos la olla con las papas y see ee ene . haci di mil porrazos y tas- frutas; naturalmente me hacer caer las la cos- la sopa, Betzabé juagaba la ropa, yo soplaba el fuego y cuidaba ia nada grave. Las gallinas tomaron gufiones, pero nunca no olla. Cuando terminaba de extender la ropa, nos desvestfamos, los hornos del pan (que nosotras tumbre de meterse entre ella se ponfa un chingue, a mi me dejaba desnuda, me tomaba en los huevos. Cuando para hacer los nidos y poner los brazos y nos metiamos al rio, ;Qué felicidad! Yo hubiera qu empleabamos) también en el horno, me metia con ella vefa entrar una gallina al rido que esos bafios no terminaran nunca. Claro que cuando! he yo esperando que pusiera quedaba quieta pot horas, horno y me las mejillas. bia tempestades y el rio estaba crecido no podiamos bafiarnos y ponérmelo caliente contra el huevo para cogerlo metia Una vez fue terrible, est4bamos almorzando, nos acababamos d y se lo llevaba a Betzabé. Me Cuando ya estaba frio, corria vestir y de un solo golpe el rio subié varios metros; perdimos ranchitos de paja, cogia flores, debajo de los Arboles, construia casi toda la ropa, lo unico que Betzabé alcanzd a salvar fuero : ademas él me seguia por con mi marrano pot horas, las sdbanas. Con una rapidez increible, me alzé y me subié sobre hablaba me veja daba un perro, A lamafana cuando toda la casa como lo tu un 4rbol. Yo me agarraba con todas mis fuerzas y senti que el una vez se liend de piojos y grandes chillidos de felicidad; agua conla fuerza que venia lo hacia temblar desde las cafces todos los piojos. Yo vivia tan que pelar y sacarle uno a uno ella corrié por entre el agua agarrandose a las ramas hasta llegar vimos los brazos llenos marrano, con la cara, las piernas, sucia como el que ir al puente y empezé a gritar; al rato vinieron una cantidad de eran el gran dia; ese dia tenia de rasguiios. Los sdbados indios que se amarraron por la cintura con unos lazos y todos Saliamos muy temprano para lavar laropaen el rio. con Betzabé dela ropay unidos bajaron hasta el arbol donde yo estaba agrapada y me ba- se ponia en la cabeza el atado ala mafiana. Betzabé cho- jaron, Naturalmente perdimos la olla y toda la comida, regresa- para las dos, yo Hevaba el en un canasto Ilevaba la comida mos temprano y muy agitadas. Betzabé lloraba porque creia que era largo, a ratos Betzabé me rote para el chocolate. El camino 53 52

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REVES la Sta. Maria la iba a echar de la casa por haber dejado perder la mulas y nos daban vueltas en el solar; esa era otra gran fiesta ropa, pero, al contrario, se rio enormemente de nuestra aventura para nosotras. y dijo que la ropa no importaba. Cuando la Srta. Maria se levanté, estaba muy flaca y muy Los domingos también abrian la agencia, porque venia mu- palida, iba a la agencia solamente medio dia Y poco a poco la cha gente de los campos y de los pueblos vecinos y compra- vida volvié como antes, es decir que yo volvi a quedar comple- ban chocolate. Yo veia muy rara vez a Helena y la Srta. Maria, tamente sola en la casa. Un domingo la Srta. Maria regresd Cuando salfan temprano en la mafiana yo estaba durmiendo y florando a la casa y le dijo a Betzabé que el cura de la iglesia la cuando volvian tarde en la noche yo ya estaba acostada. Ella habia insultado en publico porque era la inica mujer que ibaa habfa instalado su cuarto y una especie de salita en el frente de la iglesia con sombrero, las otras llevaban o mantilla o rebozo, la casa, en el segundo piso, nosotras dormiamos en una pieza que era siempre de la capital que llegaban las malas cosas, los al fondo del patio y junto a nosotras en otra pieza chica dormia vicios y el pecado. La verdad, la Sra. Maria habia abandonado Betzabé. Al apartamento de la Srta, Maria solo subiamos si para siempre la mantilla y ella misma se‘hacia sombreros muy ella nos Ilamaba y eso pasaba muy rara vez. extravagantes y ya no se vestia mds de negro sino de colores Al poco tiempo de nuestra llegada, la Srta, Maria se en- claros. Muchos de esos vestidos y sombreros dice Helena que ferméd, estuvo muy grave, el médico venia varias veces al dia, a se los trafa Roberto de Bogota. nosotras no nos dejaban subir a verla, Como la agencia estaba Otra vez volvié de nuevo furiosa, yano Lloraba, habia decidido cerrada, Helena pasaba el dia conmigo, pero ya no podiamos ponerse abiertamente en pelea contra el cura yel cura contra jugar juntas como antes; a ella no le gustaba el marrano, ni las ella. El cura le habfa criticado su comportamiento escandaloso; gallinas, ni subir a los Arboles. Por primera vez empezamos a a partir de las seis de la tarde en la agencia se reunian todos los pelearnos, pero si me veia en peligro o me caia, era siempre hombres solos de Guateque. El Dr. Vargas, que todavia no se muy carifiosa conmigo. Por esa época empezaron a venir de habfa casado, el ingeniero Camacho, el agente de las maquinas Bogota nuevas remesas de chocolate, venian los arrieros con Singer, un abogado Murillo y otros que variaban segtin los dias. las mulas cargadas y por dos o tres dias dormian con todo y las Se sentaban en las bancas de la agencia y alli se ponian a discu- mulas en nuestro solar; hacian grandes comidas y siempre nos tir de politica, de mujeres, a recitar poesias, a cantar, a criticar a mandaban un gran plato. A la noche tocaban tiple y cantaban los curas y a veces las risas eran tan fuertes gue el cura, que vivia del y, a escondidas de la Srta. Maria, nos hacian montar en las otto lado de la plaza, decia que no podfa dormmit; esas reuniones

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES duraban hasta las nueve y diez de la noche, hora absolutamente de nuevo y el médico venia todos los dias. A nosotras no nos cen- escandalosa para un pueblo como ese, Y el hecho de que al dejaban subir. al tro de esas reuniones estuviera ella como Gnica mujer ponia Una mafiana vino Betzabé a buscarnos al patio y nos dijo pro- cura en candela y se propuso hacerle la guerra, Un dia de una que la Srea. Maria estaba muy mala y que ella tenia que que- dar cesién en la plaza, el cura tuvo el valor de salir de la procesi6n, darse todo el tiempo junto a ella, que por esa razén la Srea la zancada para subir el andén y entrar a la agencia del chocolate Maria habia ordenado que nos encerrara con Ilave en la ieza con la cruzen la mano y un balde de agua bendica que lo derramé de los chécheres que era la inica que tenia lave. , todo en el piso, echando bendiciones para que el Diablo saliera 2 Nosotras entramos sin protestar, creo que las dos pensamos lo que de la agencia, Esa accién publica del cura era el dltimo grano mismo: la época en que viviamos en la pieza de Bogoté, con la dife- faltaba para que la Srta. Maria fuera definitivamente repudiada rencia que la pieza de los chécheres tenfa una pequefia ventana por a por las familias bien del pueblo. Ninguna de las sefioras volvié donde entraba la luz y vefamos un pedacito de cielo. En ese cuarto de entrar a comprar chocolate, mandaban las sirvientas o se valian guardaban también los bultos de papas y de panela. Con gran pa- que un indio cualquiera para que les hiciera el mandado y parece ciencia rompimos el costal de la panela y cada una nos comimos algunas sefioras preferian encargar el chocolate a Tunja. una panela entera; naturalmente, cuando vino Betzabé a sacarnos Helena, que la acompafiaba en la agencia en permanencia estabamos que nos moriamos de los retorcijones de estémago 2 hasta que cerraban a la noche, decia que todos eran muy respe- nos nati empezado una diarrea que nos duré vatios dias " r “oye y £ , ts : tuosos con ella y que ella era una grande y amena charladora que que los hombres se divertian mucho cuando ella hablaba. Claro diovangua denronyapes decteae agranada. anit Cuando ae esya Helena, que dormia casi todo el tiempo de las visitas, no recuerda estdbamos mejores, Betzabé nos dijo que la Srta, Maria queria nada especial sobre el tema o Jos temas que se discutian, ademds vernos, que subjéramos. que estaba también muy chica para poder juzgar. Roberto iba sélo los dias de mercado, pero de preferencia Lar Macewsabsen besteacon cosassu eanlargo pelo suelto, una yo no venta averlaala casa cuando cerraba la agencia, por eso camisa azul con encajes blancos y en los brazos tenfa un nifio lo volvi a ver nunca. recién nacido. La Srta. Marta se volvié a enfermar, Betzabé decia que era Henne Vimoe al io nos amedamos como paralizadas, se cerrd de los disgustos que le habla dado el cura; la agencia y me hizo caminar para atras hasta

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA frente alacamay ahi nos queda- CARTA NUMERO 6 que dimos contra el muro en mos como hipnotizadas. o —nos dijo con una voz —Me lo trajo de regalo el médic vengan a verlo. casi infantil—. Acérquense, la Helena seg’ uia apretandome Nosotras no nos moviamos, El Nifio se puso a llorar y nosotras mano co: ni todas sus fuerzas. acercado a la cai ma bajamos la salimos corriendo; sin habernos Yo me fui directamente al pa- escalera sin decir ni una palabra. el horno, Helena hizo lo mismo. tio de atrds y me meti entre no jugabamos, estabamos sim- No hablabamos, no llorabamos, sl esperdramos que acurrucadas ent tre el horno como plemente ni gallina ni el huevo, pero ese dia no habia Por varios dias la Srta. Maria se quedé encetrada en la pi la gallina pusiera los un nifio que estaba arriba en el Nifio. No recuerdo cémo ni cuando huevo, habla solo la vision de volyimos a verle, sok ‘ve cuerdo que un dia Betzabé se puso brazos de la Srta. Maria. a desocupar el cuarvo de , . trastos, el mismo en que nos habian encerrado la noche rela Srta. Maria estaba enferma. El cuarto estaba, si se ede dec ' eel centro ee la casa, entre el primer patio y el solar La Sra rt quertd, con el atlloNifo e: aon lelairigt neath eee l canastocarasto de paja que servia de cuna para elNiko , « ‘omoim eb muebles : wee se on una ie mecedora y una mesa vieja donde pusieron astinicas , isitas que tenia el Nifio. A la mafiana siguiente See Ma etzabé fue a levantvancarme y vestirme,i me dijo : que la ay Helena habian vuelto ala agencia. Fue la primera soe vez que yo pregunté el Nifio. Betzabé v por : mi ¢ dijo que estaba en el cuarto de los trastos.

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MEMORIA POR CORRESPONDENGIA EMMA REYES entré en punta ¢ Salté de la cama y fui corriendo a la pieza, le salfa elalma por el ombligo. Yo le pregunté que qué era el alma una estera en la mitad de pies. La cuna la habfan puesto sobre y ella me dijo que era todo lo que uno tenia por dentro. a mirarlo despacito y del cuarto, me senté en el suelo y empecé Como no tenia ni pafiales, ni calzoncito, hacia caca y pipi perfectas, la carita por pedacitos. Las orejitas eran chiquitas, sore neue que estaba cubierta con un pedazo de caucho rojo el pelito era negro, los muy blanca, la boca de labios gruesos, etzabé me ensefié a limpiarle con hojas de leng no le pude abrir pies largos y finos, las manos eran chiquiticas, giamos en el solar, pero ala noche,como 0 dormia, ry volar. la boca la tenia en- los dedos, los tenia apretados y hamedos, mente ala mafiana lo encontraba untado de caca hasta el melo, . que estuviera riendo. Al rato treabierta de un lado y parecia La Srta. Maria volvié ala vida de antes, es decir que walla a las lo alzé, se senté en la vino Betzabé con una botella de tetero, seis de la mafiana para la agencia y volvia tarde a la noche. El tinico abrié los ojos. Se pa- silla y se puso a darle el tetero. El Nifio dia que veia al Nifio era los sdbados que Betzabé y yo tbamos al ri Yo no me cansaba recian a los de Eduardo, negros, enormes. a lavar la ropa y ella y Helena se quedaban en la casa. ~ se llamaba, dijo que de mirarlo. Le pregunté a Betzabé como Cuando el Nifio empezé a crecer ya moverse mucho, le cam- José sin Sal, pues no la Srta. Maria haba dicho que se lamaria biaron la cuna de paja por uno de los cajones vacios delchocolate, el Nifto. pensaba bautizarlo. Helena y yo lo [lamdbamos ee unos calones muy profundos y yo ya casi no podia estirar las gallinas y sus huevos, ni Mivida cambié; ni el marrano, ni azos hasta el fondo para limpiarlo. Cuan é fuera de estar los Arboles y sus frutas, nada me volvié a interesas veia, yo me montaba sobre una viedea y me dente wanie ve junto, hablando junto a éh; si estaba despierto, yo estaba sentada elcajon, el Nitio refa y gritaba de alegria cuando yo me metia en al en la puerta a esperar ¥ jugando con &, si dormia me sentaba cajén con él, Igual que el marrano, era mfo y nadie se ocu abad gritando a Betzabé para que que se despertara, si lloraba corria, dl, yo tenia la impresién que del Nifio tampoco s ba i prohibido terminan- yiniera con el tetero. La Srta, Maria habfa y que era solo mio. , Focupabanadic no queria que los vecinos temente que lo sacdramos del cuarto, A la agencia solo me Ilevaban cuando habia fiestas en la plaza no tomaba ni aire ni sol, lo vieran o lo sintieran llorar, Como Un diala Seta. Maria le dijo a Betzabé que ala tarde me vitiers pero crecia y engordaba, era cada dia mds blanco transparente, Y que fuéramos a la agencia, que iba a haber cohetes y vacas camisita de bayetilla blanca Como tinico vestido le ponian una woe Cuande legen a wee lo‘ejamos solo, encerrado enla en la cintura, que lamaban y una tira larga que le enrollaban “ ‘ nos, plaza, el atrio de la iglesia y los an- que quitarsela porque se fajero y que Betzabé decia que no habia nes estaban lenos de gente, a mi me alzaron y me pusieron

60 at be be MEMORIA POR CORRESPONDENCIA ya habian empe- CARTA NUMERO 7 sobre el mostrador de la agencia, los cohetes gentes que tocaban tiple. zado y de todos lados se ofan cantos y ruido que no separecia De pronto sentimos un ruido terrible, un direcciones, la mayor a nada, la gente empez6 a correr en todas a las casas, los chicos parte se refugié enla iglesia, otros éntraban de la parte alta del se subfan a los Arboles, la agencia, que quedaba cada vez mas. andén, se llend de gente, el ruido se aproximaba de la iglesia un monstruo De pronto vimos apatecet por detras de la plaza. Los ojos negro terrible que avanzaba hacia el centro y tenian tanta enormes y abiertos eran de un color amarillento gente se tir6 al suelo luz que iluminaban Ja mitad de la plaza. La bendiciones; una mu- Mi querido German: de rodillas y empezaron a rezar ya echarse al suelo y se acosté sobre jer que tenia dos nifios chiquitos los tiré con los huevos. Unos La llegada del primer automévil, ellos cubriéndolos como hacen las gallinas los cohetes y las vacas loc grandes palos en la fueron el comienzo de hombres avanzaron hacia la plaza con unos una semana de fiestas con motivo d. ia plaza y cerré los ojos. visita del gobernador de mano. El animal se detuvo en la mitad dela Boyaca. —s Las fiestas Era el primer automévil que Negaba a Guateque. terminaban el domingo con una gran corrida d, toros. Era la primera vez que Helena y yo ibamos a ver una co ti da y, para la ocasion, Chao. la Srta. Maria nos hizo vestidos nuevos i" luna. Besos. saraza verde con ribetes rojos Esta noche llega el primer hombre a la y arandelitas, a Betzabé le co - un pafiolén con flecos de Emma. seda y unas alpargatas nuevas “_ Almorzamos en Paris/60. la casa, nos vistieron, le dieron el tetero I Nifio y cerraron todas as ventanas y puertas. Dejando al Ni se completamente solo, nos fuimos todas a la agencia “ ' La plaza la habian cercado con palos y guaduas para que ‘0s toros no se escaparan. En el atrio de la iglesia habian hecho 62

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES con cribunas de madera y una especie de grande trono cubierto transportaban un grande estandarte con muchas cintas de colores una tela roja que era el sitio para el gobernador, Las ventanas En el estandarte estaba pintada la Virgen de Chiquinqui ‘ de Detrds de ella y balcones de las casas estaban decorados con guirnaldas venian unos soldados y de dltimo la grande cabel gata que flores de papel y la bandera nacional. acompafiaba al gobernador. Estaban los maridos de las instala- sefioras La banda de musica, venida desde Guatavita, ya estaba que traian el estandarte, el alcalde, el médico, nuestro llenaron de amigo Roberto daen elatrio. Poco a poco los balcones de las casas se en un caballo negro y, junto a él, el gobernador estaban en un gran gentes en las esquinas de la plaza y detras de las barreras caballo blanco. El sefior cura esperaba la comitiva e: el apefiuscados indios venidos de todos los pueblos vecinos. atrio de la iglesia, la banda de Guatavita seguia tocando el ua de tecano, La Srta. Maria, ayudada por Betzabé, instalé una especie los hombres se quitaron el sombrero y unos gritaban . que la al barrera con los cajones vacios del chocolate para impedir Partido Liberal, otros, vivas al Partido Conservador. _ las dos puer- El gobernador y la gente se fuera a entrar a la agencia; en esa forma comitiva le dieron la vuelta ala laza, di sobre las los balcones tas quedaron bloqueadas. A nosotras nos instalaron les tiraban claveles y lanzaban vivas al gobernad : parte era Helena y yo bancas al interior de la agencia. Como el andén en esa saltdbamos de dicha. Cuando la comitiva se acereaba de bal- ala agencia, la Srta, mucho més alto que la plaza, quedamos en una especie Maria corrié y se escondié detras de una de cén que nos permitia la vista sobre toda la plaza. Empezaron las puertas, fue en ese momento que Helena y yo vimos que el guatecano. gobernador, los primeros cohetes y la banda empezo a tocar el que estaba junto a Roberto, era el mismo sefr cohetes au- nos habia visitado Todo el mundo grité y aplandid a los mtsicos; los en la pieza de San Cristobal en Bogota, C nd : mentaron y al otro extremo de la plaza vimos aparecet la comi- lo viempecé a gritar... “_ —Srta. tiva del gobernador. Adelante venian las hijas de los Montejos, Maria, venga, venga a mirarlo, es el papd de Eduardo y unas el papa con vestidos blancos largos, coronas de flores en la cabeza de Eduardo, el papa de Edu... , Maria Como alas blancas de papel como las de las gallinas. La Srta. respuesta solo sentimos unos pellizcos en las piernas que al dijo que se llamaban angeles, que las alas eran para volar nos hicieron saltar las lagrimas. Yo nunca la habia visto tan fario. de flores Sa, nos agarré Cielo. En la mano trafan unas canastas con pétalos del brazo y nos tiré al piso, se quité una de las botas viera por y empezo que iban regando por el piso para que el gobernador a pegarnos por la cabeza, por la cara, por donde caia. sefioras -~Lambonas, donde debia caminar. Detrds de los angeles venian las lambonas, lambonas... —era la tinica palabra cura y Murillos, las Montejos, las Bohérquez, las hermanas del que se salia de su boca,

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA detras de una mujer vestida de rojo. Cuando Betzabé logré sa- darnos con la bota, nos agarré de las Cuando se cansé de carnos de detrds del mostrador nos alzé y nos paré sobre un contra la pared con la cabeza, la trenzas y empezd a darnos golpes cajon y empez6 a sefialarnos algo en. el fondo de la plaza, toda y los brazos. Berzabé em- sangre nos escurria por las piernas la gente sefialaba y miraba al mismo sitio; al principio solo vi nos pegara mas. Ella nos empujé de- pezé a suplicarle que no una enorme columna de humo negro, poco a poco empecé a nos prohibis movernos. Las dos volvieron tras del mostrador y ver las llamas, subfan tan alto como las tortes de la iglesia, eran gricando vivas al gobernador, la ala puerta. La gente seguia bellisimas, todos los rojos, los amarillos, los violetas, lascasas y cohetes reventaban por banda volvia a tocar el guatecano, los la gente casi no se veian del humo que invadié parte de la plaza Betzabé fue a bus- todos lados. Cuando los toros empezaron, todos corrian y gritaban en todas direcciones. , La Srta. Maria estaba en la otra carnos y nos llevé a la puerta. Los toros también corrian detrds de la gente, tirando por el le trajo una carta. puerta hablando con un hombre que suelo a chicos y grandes, hombres y mujeres. De las casas salia y echaba babas de la boca, pare- El primer toro era como gris la gente con baldes, chorotes, tarros y todos se precipitaban ala y flaco, con unos calzones cia furiosisimo. El torero era largo pila de la plaza para coger agua, otros hombres con lazos y palos una mano tenia el som- blancos que le quedaban corticos, en trataban de enlazar los toros que seguian sueltos, las campanas de el que llamaba al toro; brero y en la otra un trapo rojo con Ja iglesia empezaron a sonar con desesperacién, las llamas seguian banda comenzaba de nuevo a tocar el los cohetes seguian y la subiendo. Una vieja gordisima con dos chorotes, uno en cada cua- y nos ordend volver de nuevo guatecano, la Srta. Maria se volted dril, fue levantada por los cuernos de un toro. Cuando cayé, cayd La corrida siguié y al puesto de castigo detrds del mostrador. en el centro de la pila y casi la dejé sin agua. Otros hombres dormidas en el piso. Me desperté nosotras nos quedamos corrian con ramas verdes y sacos de tierra. El pueblo entero es- senti que los cajones de la puerta se con unos gritos terribles; taba en revolucién, cada uno trataba de hacer algo para apagar lleno de gentes, hombres, cafan y en un minuto la agencia se el incendio, el viento soplaba en la direccién del fuego, las lamas de un toro que venia detrds de ellos. mujeres, nifios, que huian saltaban de un rancho al otro, en la agencia solo guedamos no- de chocolate del estante Un hombre empezé a tomar las libras sotras y yo no podia quitar los ojos de las llamas. Aparecié uno la cabeza. El toro parecia tran- y se las tiraba al toro contra de los Montejos y le dijo a la Srta. Maria que el incendio habia puestas sobre el mostrador. quilo, con las dos patas delanteras empezado en el Hospital, un cohete que cayé encendido sobre lo agarraron de la cola y empezaron Finalmente, entre cuatro el techo de paja. Los cincuenta enfermos que estaban adentro a tirarlo por atras. El toro dio dos patadas y salid corriendo

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que estaba en la corrida, mutieron entre las llamas, el director, CARTA NUMERO 8 pudo salir. los habia dejado encerrados con llave y ninguno de nuestra casa, Por suerte el incendio era de la parte contraria seguian saltando es decir la parte baja de la ciudad. Las llamas en el atrio de la de una calle a la otra, las mujeres se acostaban pasando ra- iglesia a rezar y dar alaridos, los hombres seguian el incendio, mas, que eran casi arboles y tierra. Tres dias duré Los muertos y toda la parte baja del pueblo quedé en cenizas. atropellos de los to- heridos, tanto por el incendio como por los quedé de un gris ros, pasaron de cien; por muchos dias el cielo. a todas las ca- casi negro y el olor del incendio habia penetrado en la comida, en el sas y a todas las piezas y se sentia en la ropa, Mi querido German: mas bello agua. Yo trecordaré ese incendio como el espectaculo tiempo, crei que el y extraordinario de mi infancia. Por mucho Después de las fiestas y el incendio todo volvié a su ritmo normal, Sr. gobernador. incendio era parte de las fiestas en honor del Solo una cosa nueva se produjo en nuestra vida y es que la Seta, Maria tomé la costumbre de pegarnos y, como cuando le pe aba Paris, octubre/69. ala una, la otra también lloraba, decidié que no imaportaba eu Al habia cometido la falta, ella nos pegaba a las dos. ° Un dia llegé a la casa de muy mal genio, El Nifio estaba Ilo- rando porque era la hora de su tetero y ella decidié darle ese dia un bafio. Cuando estaba todo desnudo, lo alzé muy al mirandolo a la cara dijo: my Este desgraciado se empieza a parecer a Eduardo. Entonces Helena le dijo que hubiera sido mejor guardar a Eduardo que mandar a hacer otro nuevo; Helena no habia t minado la frase, que ya ella la estaba reventando a boferadas. 68

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES en el Antes de que terminara con ella, yo corria esconderme La vispera del viaje ilegé Toribio con los caballos y tres in- horno, el tinico sitio donde ella no podia entrar. dios mas, todos durmieron en el solar esa noche, cantaron el dia en- Al dia siguiente no fue a la agencia y estuvo todo tocaron tiple, Toribio me queria mucho y me trajo de regalo on que no cerrada en la pieza; Betzabé le subis el almuerzo y dijo canastico leno de ciruelas, Esa noche dormimos vodos en una para queria comer, Cuando empezaba a estar oscuto nos llamé sola pieza sobre unas esteras y el Nifio siempre en su canasto en desor- que subiéramos a su pieza. Todas las cosas estaban Cuando me despertaron estaba todavia oscuro, Betzabé ya te. den y en el centro los dos batiles abiertos: habia comenzado nia hecho el desayuno y la Srta. Maria estaba bafiando alNite nos aempacar la ropa. Nos anuncié que volviamos a Bogota, cosa que no hacia casi nunca, pues la tinica que le limpiaba la acusé de set la causa de todas sus desgracias: caray lacaca era yo. Helena ayuds a vestirme mientras Betzabé a este Sin ustedes mi vida serfa otra, nunca hubiera venido ponia en un canasto los cuatro chiros que representaban la la vida. pueblo miserable. Yo podria estar muy lejos y tener todo en ropa del Nifio. Mientras yo tomaba mi agua de panela con una un ani- Pero con ustedes siempre entre los pies, estoy atada como mogolla, ellas dos envolvieron al Nifto en una grande cobija esa mal, eso es, atada como una vaca, pero, eso si, les aseguro que lo ligaron con una especie de banda blanca. Betzabé bajé ann de situacion no puede durar mas tiempo, yo les juro y se acordaran hacerse las trenzas y buscar el pafioldn; la Srta, Maria que estaba las mis palabras que a la primera oportunidad que se me presente muy nerviosa empezé a gritarla para que se apurata porque ibamos voy a regalar a alguien, no me importa a quién. Y ahora, larguense a llegar tarde. , de aqui que yo no las vea mas, porque las voy reventat apalos. Betzabé alzé al Nifio y el canastico con su ropa, me tomd fuimos de- Nos tomamos de la mano y bajamos la escalera, de la mano y salimos casi corriendo. Cuando salfamos, los ca- recho ala pieza del Nifio, nos sentamos junto al canasto y nos ballos estaban relinchando y senti que Toribio estabacant di abiertos pusimos a llorar. EL Nifio nos miraba con los ojos grandes en el solar. “ lagri- y como si hubiera sentido lo profundo de nuestro dolor, las Betzabé me dijo en el camino que fbamos al rio, estaba tan Solo hacia mas le empezaron a caet a chorros, sin dar ni un grito, oscuro que yo no veia el camino y habia tanto viento como el pucheritos con la boca y sus ojos eran de una tristeza profunda. dia del incendio. Cuando llegamos al puente, que yo conocia no | Los preparativos de viaje duraron varios dias. Como ella muy bien, en cambio de bajar al pozo donde ibamos siempre a nos iba a la agencia, estaba siempre en casa y, por un si o un no, lavar la ropa, ella siguié derecho y luego cruzamos por un e- tristes. gritaba o nos daba fuete, Fueron dias muy largos y muy quefio camino que bordeaba el rio y que tenfa Arboles grandes

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casa blanca que no era Al fondo de ese camino vimos una grande levanté en ce brazos, empez6 a correr como loca; yo sentia que dijo de esperarla de paja sino con el techo de tejas. Betzabé me me apretaba fuerte, fuerte contra ella y sus lagrima. i rfo. La segui con los junco aun Arbol rorcido que caia sobre el por detrds de la oreja y deslizaban por inicaella casi “in respita: los pies, ligero, ligero, ojos, vi que caminaba como en la punta de cién; solo se detuvo cuando Ilegamos al puente; del resto no me puerta y puso pri- como si quisiera volar, Se acercé a la grande acuerdo, solo recuerdo cuando Toribio me alzé para ponerme contra la puerta y mero el canasto y luego el Nifio bien arrimado en la silla de la mula que debja transportarnos a Bogota. Helena cobija me di cuenta cuando empezé a cubrirle la cabecita con la me cuenta que me quedé tres dias sin poder hablar. La Srta. gritar y no pude, las que habiamos ido para abandonarlo; quise Matia tenia miedo que hubiera quedado muda. El viaje de re- salté en direccién de la piernas me temblaban, como un resorte greso se pasé como a la ida, solo que Betzabé venia con nosotras de una pierna, yo me tiré puerta. Betzabé me alcanzé a agarrar y, en cambio de Burro, nos llevaron en una mula que caminaba contra la tierra, sen- al suelo y empecé a dar golpes con la cabeza muy rapida, No recuerdo los detalles porque seguramente no por alzarme pero yo tia que me ahogaba, Berzabé se esforzaba me importaba mds la vida. El primer viaje habia representado el una lombriz. me agarraba alas plantas y me contorsionaba como abandono de Eduardo y el segundo el abandono del Nifio. ruido y correr an- Casi al ofdo me suplicaba levantarme, no hacer Sumercé, estoy triste porque esta carta no me salié como yo amarrada a las plantas tes de que alguien se despertara; yo seguia bubiera querido, pero no me siento capaz de repetirla, en ese momento aprendi y con lacara pegada a la tierra, creo que de cuatro afios de un solo golpe lo que es injusticia y que un nifio Besos para toda la familia y no me olviden. y ambicionar ser puede ya sentir el deseo de no querer vivir mds Emma. dia quedara sin duda devorado por las entrafias de la tierra. Ese Paris, octubre/69. como el mas cruel de mi existencia. no gri- No Iloraba, porque las lagrimas no hubieran bastado, fuerte que mi voz. taba porque mi sentimiento de revuelta era mds de levantarme. Betzabé, arrodillada junto a mi, me suplicaba salfa del fondo de El Nifto empezé a llorar, yo senti que su {lanto tenia la cara bafiada la tierra, levanté la cabeza y vi que Betzabé una mano y ella me en lagrimas. Perdi toda resistencia, le tendf 72 73

CARTA NUMERO 9

Mi querido German:

A Bogotd llegamos a un hotel miserable, que estaba junto a la Estacién de la Sabana, teniamos una sola pieza para todas, el técho era de lata y el piso de ladrillo, estaba en el ultimo patio junto al lavadero; no solamente moriamos de frio sino que, ade- mds, era tan oscura que durante el dia teniamos que encender velas para poder ver. La Sra. Maria salia todos los dias ala calle y volvia solo a la noche. Para que comiéramos las tres, nos de- jaba diez centavos que solo nos alcanzaban para comprat pan y panela, El dia lo pasabamos en la pieza o sentadas en el patio cuando habia un poco de sol. Betzabé lloraba todo el dia, decia que queria volver a Guateque, tenia verdadero terror de salir ala calle, el pan y la panela se los encargaba a dos viejitas que

vivian en el mismo patio que nosotras, pues la tienda quedaba

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES a tres cuadras y ella se aterraba de ir tan lejos en esa ciudad tan centavos para la olla; ala mafiana les dimos la gran noticia, ya grande. En el mismo hotel vivia una mujer que era de Tunja y teniamos doce, La mujer del policia dijo que bueno, que ella iba vivia con un policia, tenia dos nifias mucho mas grandes que a dar los tres que tenia reservados para el jabén. En el primer nosotras, era muy simpatica y era la dnica que nos hablaba un patio vivia una sefiora un poco negra con un hijo ya grande que poco, Cuando supo que nosotras solo comiamos pan y panela trabajaba en el tren; era el que cargaba el carbén para las maqui- le dijo a Betzabé que eso era muy malo, que nos ibana dar lom- nas, siempre estaba todo tiznado y a nosotras nos daba miedo brices y que ademas era muy poca comida, que ella hacia para mirarlo. La mujer del policia decidié hablar con ellos para ver si ella y sus hijas mazamorra que era de mds alimento. querian entrar en la vaca para la mazamorra, ellos aceptaron y el Cuando estaban discutiendo sobre el precio de la mazamorra imismo dia salieron a comprar Ia olla, Al dia siguiente comimos llegaron las dos viejitas que nos traian el pan y la panela. Yo no la primera mazamorra, fue una verdadera fiesta; todos en el patio sé cémo decidieron que, si nosotras d4bamos nuestros diez cen- de atr4s colocaron la grande olla entre muchos trapos en el hueco tavos y las viejitas otros diez, més los diez de la mujer del policia, del sifén del patio y todos alrededor cada uno con su plato, habia podriamos hacer una sola mazamorra para todos con carne, con sagradamente un buen pedazo de carne para cada uno y mu- papas y con habas. Habia un solo problema, conseguir una olla chas papas y habas y tallos. La mazamorra era hecha con masa. muy grande, pues, segin la mujer del policia, con todo ese dinero Era la mujer del policia la que hacia el mercadoy era ella la que nos podiamos hacer tanta mazamorra que cada una podriamos to- servia a todos, Naturalmente todos se volvieron amigos y Betzabé mar dos platos, uno al medio dia y calentar la otra para la noche, se hizo muy amiga del obrero del carbén. La Sra. Maria nunca Betzabé dijo que ella tenia economizados cinco centavos, que ella participé en las mazamorras, regularmente no estaba, pero si es- los daba para comprar la olla, las viejitas dieron cada una un cen- taba se quedaba encerrada en la pieza; tampoco tenia amistad con tavo, la mujer del policia dijo que, como era ella la que tenia la nadie, solo decia buenos dias y seguia derecho, ella decia que eran cocina, ella no daba para la olla. Detrds de la estacién del tren gentes muy vulgares, pero le parecia bien que nosotras tomdramos habia un mercado en la calle y decidieron que deberian ir todas mazamorra todos los dias. juntas para saber cudnto valia una grande olla de barro. La olla Ya hacia como un mes que estabamos en esa casa y las maza- valia veinte centavos y solo tenfamos los cinco de Betzabé y los mortas eran nuestra tinica diversién, el segundo plato, ese si sin dos de las viejitas, es decir siete. Betzabé le hablé ala Sra, Maria y, carne, lo ponian a calentar a las seis de la tarde; desde esa hora el después de decir que la ibamos a arruinar, decidié darnos cinco que iba Ilegando se sentaba en el patio a esperar la llegada dela olla, 7 a7

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Cuando aparecia la olla, todos débamos un grito de alegria. focal donde vendian los billetes, un gran depésito con puertas Fue una tarde justamente que aparecié el policia marido de también a la calle que siempre estaban cerradas y el ultimo local dofia Inés, como la Ilamabamos todos. Dofia Inés empezaba a era la agencia; como la de Guateque, también tenia dos puertas. servir, estaba agachada con el plato y el cucharén en la mano, Al fondo, detrds del estante habfa una puerta que daba al interior todos teniamos los ojos puestos sobre la olla. Fue el pum-pum dela casa, a la derecha habia la escalera para subir al segundo piso. de los dos disparos que nos hizo levantar los ojos, el policia con Las dos primeras piezas, exactamente sobre la agencia, estaban un revélver en la mano acababa de darle dos tiros a su mujer, reservadas para nosotras, las seis puertas que seguian sobre el co- que cayé como una piedra sobre la olla de la mazamorra, la rredor todas estaban cerradas y estaban Ilenas de aparatos de luz olla se abrid en mil pedazos, todo el mundo corrid, Betzabé y muebles que pertenecian al teatro y las abrian muy raramente, nos tirdé contra la puerta de la pieza y nos encerramos todas pues solo dos o tres veces al afto pasaba por allf una compafifa de tres con llave al interior. La mujer no se muri, pero nunca mas teatro o un ballet. Abajo estaba el grande patio con bancas sem- volvimos a tener la mazamorra; volver a reunir el dinero para bradas en la tierra para que el puiblico no las pudiera mover, ese comprar una nueva olla era absolutamente imposible y de la patio era descubierto, si llovia no habia funcién. A la izquierda parte nuestra la Sra. Maria nos prohibié todo contacto con solo habia un grande muro muy alto, a la derecha continuaba la las gentes de la casa. A los pocos dias ella nos anuncié que casa; sobre el corredor habia otras dos piezas que servian como le habian dado la agencia de chocolate de un pueblo que se depdsito para las cajas de chocolate. Todas las otras puertas y [lamaba Fusagasuga. ventanas estaban cerradas con rejas de ferro. A esa parte de la Una parte del viaje la hicimos en tren, el resto a caballo, pero el casa se entraba por una puerta chiquita que también tenia una camino no se parecia al de Guateque; era mucho mds montafioso reja de ferro, ahi solo podian entrar las propietarias de la casa, y hacia mucho frio. Los indios que nos acompafiaron bebie- las Srtas, Castafieda, dos hermanas ya viejas que cuidaban al ron chicha todo el viaje y ya no estaba Toribio para cuidarnos. hermano menor que estaba loco, loco furioso. Nosotras nunca Llegamos a Fusagasuga con una lluvia terrible y nadie sabia entramos pero la vieja sirvienta le decia a Berzabé que al loco lo decirnos dénde quedaba la agencia. Cuando la encontramos tenia en el patio amarrado con cadenas, pero como las herma- ya estaba oscuro. La agencia estaba en la casa del teatro, era una nas lo querfan mucho, no lo dejaban Hevar al asilo. Las viejitas no casa enorme, el frente de dos pisos. Primero habia un grandi- salian nunca; yo solo vi un dia la cabeza de una, Las tinicas per- simo portén de madera que era la entrada al teatro, luego un sohas gue entraban y salian eran la sirvienta y un viejo abogado 78 79

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES que era el administrador de la casa y del teatro. Al fondo del patio fiestas en el teatro nos encerraban en las piezas de arriba. Un dia de las bancas estaba el escenario, era una caja enorme hecha con que hubo una gran fiesta, dejaron en el escenario un gran mue- tablas y cubierta con latas de zinc. Atras del escenario habia dos ble y unos cajones con unos rollos de papel que tenfan muchos escaleras, una de cada lado, que daban a otro grande patio donde huequitos, yo empecé a desenrollarlos todos y los extendi so- habia varias piezas de madera, esas piezas fueron mi paraiso. bre las bancas en el patio y jugaba a pasar por debajo, cuando Alli habfa vestidos de todos los colores, largos, cortos, capas, aparecié el abogado, Cuando me vio, se cogié la cabeza a dos capuchones, coronas, espadas, abanicos, collares, botas, guan- manos y empezé a dar gritos, La Sra. Marfa, Betzabé, la vieja tes, sombreros, pelucas de todos colores y mil y mil cosas que sirvienta, todos se precipitaron al patio. yo veia por primera vez en mi vida y que ni Betzabé ni Helena —~La ruina, Sra. Maria, la ruina, vea usted lo que esa patoja sabian cémo se Hamaban nia qué servian. Cuando [legamos ha- ha hecho con todos los rollos de la pianola. bia una compafia espafiola que venia todos los dias a ensayar. Todos empezaron a enrollar las tiras. Cuando vi que la Sra. Yo no entendia nada de lo que decian, pero verlos caminar, entrar, Maria empezaba a quitarse una bota, supe que me iba a pegar salir, correr, hablar, eso me bastaba como diversién y de ellos y corri hacia la puerta de la calle y sali corriendo. Fuia dar aprend{ a jugar al teatro. Me vestia de mil formas diversas, subia auna grande plaza donde habia un mercado; yo miraba para ala escena e inventaba toda clase de historias. Regularmente todos lados y no veia a la Sra. Marfa, asi que decidi pasearme imaginaba que hablaba con el Nifio o con Eduardo, a veces con por el mercado y una vieja me regalé un mango. En esa plaza los dos, con Helena jugabamos a que ella era la Sra. Maria y yo estaba Ja iglesia, vi que en el atrio estaba el cura con muchos Betzabé. Jugabamos a la mazamorra y dofia Inés que caia en- nifios alrededor, me acerqué, él les estaba preguntando a todos cima de la olla. Un dia quisimos jugar al incendio de Guateque, cémo se [lamaban: pero llegé Betzabé y nos quité los fésforos y nos pegd. La Sra. —Y tu... La pobre es completamente bizca, dime, como Maria decidié mandar a Helena a la escuela de las Srtas. Mojica te Hamas? para que le ensefiaran a leer, amino me quisieron recibir porque —~Nené, era muy chiquita. La cocina quedaba en el mismo patio donde —Nené? Eso no es un nombre. estaban los cuartos de los vestidos. Esa casa me gustaba mucho, —Si, yo soy Nené. sobre todo el teatro; lo Gnico que me prohibian era salir a la calle —~¢Quién es tu mama? oir ala agencia a molestar ala Sra. Marfa. Solo cuando habia —La agencia de chocolate. 80 at

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Todos se pusieron a reir, pero yo me puse a llorar. El cura le agencia y nos fuimos todas tres a la iglesia para contarle al cura preguntéa los otros si me conocian, ellos dieron que no, elcura que Betzabé habia desaparecido. La Sra. Maria lloraba deses- me volvié a preguntar quién era mi mama. perada, el cura le prometié averiguar en el pueblo si alguien la —La agencia de chocolate. habia visto; yo me recuerdo que por muchos dias la buscaba en- El cura me tomé de la mano y me Ilevé a la agencia de choco- tre los vestidos del teatro, debajo de las bancas, entre la pianola, late. La Sra. Marfa le conté la historia de los rollos de la pianola, subia a la escena y gritaba: el cura entré con nosotros al teatro, subid a la escena, abrid el —Berzabé, venga, no nos deje, Betzabé, estamos muy tristes, mueble, puso uno de los rollos y empezé a sonar la musica. Yo me vuelva, vuelva, Betzabé —mis gritos fueron intitiles, Betzabé no quedé como paralizada, miraba ese mueble arriba, por abajo y no volvié nunca mas. Mas tarde supimos que la habian visto con vela los musicos, pregunté silos mtisicos estaban encerrados entre el unos attieros que iban por el paéramo hacia Bogota. mueble, todos se rieron, el cura con grande paciencia me explicé que la miisica salia de los huequitos del papel. Ese buen cura me Paris, octubre/69, ensefié el mejor juego de mi infancia. Yo aprendi a manejar esa pianola a la perfeccién, lo hacia con tanto cuidado que el abogado no me prohibia tocarla. El cura se volvié muy amigo de la Sra. Maria, venia con frecuencia a hablar con ella ala agencia y luego entraban a buscarme al teatro y él jugaba conmigo al teatro. Un domingo hicimos un lindo paseo hasta el rio, fuimos todos, el cura, la Sra. Maria, Betzabé y nosotras, hicimos el almuerzo junto al rio y cogimos muchas flores. Por la mafiana era Betzabé quien abria la agenciay esperaba que la Sra. Maria bajara para reemplazarla. Un dia cuando ella baj6, la agencia estaba cerrada y Betzabé no aparecia por ninguna parte. Preguntamos a todos los vecinos, nadie la habia visto, fui- mos a su cuarto y vimos que toda su ropa también habia desapa- recido. Todas tres nos pusimos a llorar. La Sra. Maria no abrié la 82 83

CARTA NUMERO 10

Mi querido German:

Gon la ida de Betzabé nuestra vida cambié completamente. Nuestros juegos en el teatro, mis conciertos de pianola, la es- cuela de Helena, todo fue abandonado. La Sra. Maria decidié que entre las dos teniamos que reemplazar a Betzabé, porque ella tenia que ocuparse de la agencia. Me ensefiaron a barrer y te aseguro que la escoba era mas gtande que yo (acababa de cumplir cinco afios y Helena seis y me- dio), pelar papas, cargar agna, sacar la basura, la ceniza del fogén, lavar ollas y platos, ayudar a desempacar las cajas de chocola- té; lavar pisos. Helena hacia las camas y ayudaba en la agencia los dias de mercado. La Sra. Maria lavaba la ropa por la noche y pre- paraba la comida para el dia siguiente, asi lo nico que tenfamos que hacer nosotras era prender el fuego y ponerla a calentar.

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Recuerdo que Helena hacia todo eso subida sobre un cajon por- que ya se acercaban, tomé su pipi con las dos manos e hizo pipi que el fogén de la estufa era mas alto que ella. encima de mi, rociandome de la cabeza a los pies, como si fuera una planta. Una noche me mandaron sola al solar para buscar el balde Cuando terminé, sin decir ni una palabra se acercd del agua, yo lloraba del miedo, iba caminando en la punta de los a ellas con una gran sonrisa de alegria. Una de las pies y contra las paredes, casi sin respirat, con el ofdo atento al mas viejitas me alzé y me llevd donde la Sra, Maria y le dijo minimo ruido, ya habia atravesado el teatro y, cuando estaba pa- que ella no deberia dejarnos salir solas en esa casa tan grande y menos sando las primeras piezas de madera, donde estaban los disfra- de noche, que si ellas no hubieran salido quién ces, senti dos manos gigantes que me apretaron dela cintura sabe lo que me hubiera pasado. Helena se puso a desvestirme y me lavaron toda y me levantaron en elaire. Como cuando abandonamos al Nifio, hasta la cabeza, siempre ayudadas por la viejita que me quedé muda, no me salia niun ruido de la boca y sentia como seguia discutiendo con la Sra. Maria. una piedra en la garganta que me ahogaba. Al principio tampoco La Sra. Maria se aburrfa mucho en Fusagasuga. Como en los otros vi nada, senti que las manos me descendian de nuevo hacia el sitios no tenia ninguna amiga ni frecuentaba a nadie alli no piso, fue a ese momento que mi cara se encontré frente a frente tenia, como en Guateque, la corte de hombres que ve. nian a charlar con ella con la cara del loco; los ojos saltados, una barba negra enorme, a la agencia; el inico que nos visitaba de vez la boca abierta, sin un solo diente, me siguié descendiendo dul- en cuando era el cura dominicano con el que habiamos cemente y vi que su cuerpo estaba completamente desnudo, me hecho el paseo. Sin Betzabé la vida se habfa vuelto muy dificil para todas, acosté muy suavemente sobre el piso y se arrodillé junto a miy Helena, un dia que estaba prendiendo la plancha de empezé a besarme la cara. Yo sentia que los pelos de su barba carbén... mejor dicho la plancha ya estaba prendida y la habia puesto me entraban por la boca, la nariz, los ojos, los oidos, trataba de destapada en el suelo y se subié sobre el cajén para bajar los fueiles; no darle puitos y patadas, pero sus grandes manos eran mas fuer- sé lo que pasé, el hecho fue que se cayé del cajon y cayé tes que mis piernas y mis brazos. A ese momento vi aparecer sentada sobre la plancha en brasas. Pobre, ;qué pena me daba! En toda una luz contra la puerta del solar, eran las dos hermanas con una la mitad de una de sus nalgas le quedé la foto- grafia completa lampara que lo estaban buscando. Cuando las vio se levanté de la plancha, se le veia la carne viva; recuerdo que corria por como un resorte, yo seguia tendida en el suelo, ellas se iban acer- todo el teatro dando verdaderos alaridos. Estuvo tan enferma cando muy despacito y lo flamaban con una voz muy dulce, él y vomitaba tanto que la Sta, Maria no la volvié a dejar seguia parado frente a mi, mirandome fijamente. Cuando vio hacer nada ni en la casa ni en la agencia. Fue esa época

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA que descubri que la Sra. Maria tenia una gran preferencia por que se ocupé de buscar los indios con los caballos para el viaje de Helena. Todo el tiempo repetia la misma frase, la mAs linda, la regreso a Bogota y él dijo que nos acompafiaria. La Sra, Maria que yo mds quiero, hubiera preferido que eso le hubiera pasado estaba radiante de felicidad. a Emma, mi pobre Nenita. Nunca la habia visto con tanta A tite parecerd extrafio que yo pueda contarte en detalle y con ternura, parecia sinceramente angustiada de ver a Helena con tanta precision los acontecimientos de esa época tan lejana. Yo pien- esa llaga horrible, dia y noche acostada boca abajo, porque so como tu, que un nifio de cinco afios que lleva una vida normal no se podia ni poner de espaldas ni sentarse. Yo naturalmente no no podria reproducir con esa fidelidad su infancia. Nosotras, tanto podfa hacer el trabajo de las dos. Una noche que Helena estaba Helena como yo, la recordamos como si fuera hoy y la razén no tela con mucha fiebre, ella se puso a llorar y nos dijo que no podia puedo explicar. Nada se nos escapaba, ni los gestos, ni las palabras, més, que asi era imposible seguir, que iba a escribir a Bogota y ni los ruidos, ni los colores, todo era ya claro para nosotras. que iba a renunciar a la agencia, que ella era una desgraciada sin Llegé el dia del viaje, nos levantaron al amanecer, por una un hombre al lado que la ayudara a soportar la vida. De nuevo razon que nunca supimos decidieron que a nosotras no nos lle- nos dijo que éramos nosotras la causa de todas sus miserias varan a caballo sino a lomo de hombre. Compraron dos sillas porque ella sola estaria como una teina. de mimbre, les hicieron un toldo y amarraron cada silla ala A los pocos dias llegé un sefior de Bogoté, enviado por la com- espalda de un indio, luego nos alzaron y nos sentaron encima. pafia, que venia a revisar los papeles y a buscar el reemplazo de la La Sra. Maria y el Sr. Suesctin partieron adelante, detrds Sra. Maria en la agencia, Se hizo muy amigo de ella. Era un hombre de ellos iban dos indios con las mulas del equipaje y, de ulti- joven, muy alto, moreno, con lindos ojos verdes. Elera muy cati- mos, los dos indios que nos llevaban. A los indios les dieron fioso con nosottas y siempre nos traia caramelos. Fue él quien nos un canasto donde habia comida para nosotras. Los dos indios regalé las primeras y dnicas mufiecas que tuvimos en la vida. Eran estaban borrachos, cada uno llevaba un grande calabazo e- de trapo, con pelo negro, motoso, la de Helena estaba vestida de no de chicha; el que cargaba a Helena, que tenia la cara llena rojo y la mia de rosado, nosotras las adorabamos. El sefior de viruelas, tenia diarrea y cada rato se quitaba el pantalén Suesctin, asi se Hamaba, ayudé ala Sra. Mariaa sacar los batiles y se sentaba a ensuciar haciendo unos ruidos espantosos; el y empez6 el traqueteo de empacar. Ya sabiamos por experien- mio se paraba junto, muerto de risa, diciéndole: cia que la Sra. Maria se ponia de muy mal genio cuando tenfa —Beba mds chicha, compadre, solo la chicha es giiena pa’ que hacer el equipaje. El Sr, Suesciin nos ayudé mucho, fue el las churrias. ,

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La Sra. Maria y el Sr. Suesctin seguian adelante y al llegar de un cachaco de Bogota. Todos los habfan visto tomar el tren; poco al paramo ya no los vimos més; los indios seguian tranquilos, con- a poco la gente empezé a rodearnos. Helena y yo nos miramos, tando cuentos que nosotras no entendiamos; el de la diarrea las dos pensamos lo mismo; a las dos nos saltaron las lagrimas al cada vez iba peor; de pronto se senté en una piedra y dijo que mismo tiemrpo, a las dos nos salié de la boca una sola frase: no seguia mas; el otro, el mio, le dijo que si no nos apuraba- —Nos abandon, nos abandoné. mos fbamos a perder el tren, que la Sra. Maria habia dicho que Nuestras manos y nuestras cabezas se juntaron y huestro nos esperaba en la estacién, Nos dieron un pan y un plarano oe llanto se volvié mudo. La gente en torno nuestro seguia aumen- a cada una, ellos siguieron tomando chicha y se detuvieron en tando, cada uno nos preguntaba lo mismo: un rancho para que les llenaran los calabazos que ya estaban ~—~éTd cémo te llamas? vacios. En ese rancho se demoraron mucho tiempo hablando —

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA cura y un solda- con llave, Helena poce a poco hasta que quedamos solas con el se bajé de su cama y se acosté en la mi al hotel. abrazamos fuertemente do, o policia, nos tomaron de la mano y no s llevaron y nos quedamos dormidas i car meliro con el pelo El cura y el soldado volvieron La duefia era muy seria, toda vestida de ala manana siguiente cuand se quedd con la Sra. del hotel nos estaba blanco cogido atras por un mofo. El soldado peinando, nosotras se wlan ‘sin a hablar co: nla duefia. hablar. Nos llevaron a la estacién, nosottas en el patio y el cura se retiré sentimos el mito dele en y lo vimos entrar en la estacién. Helena entendié que el cura le decia: Cuando la gente em ba eltren de mafiana va descender, el soldado —Guardelas aqui, es seguro que en alzé a Helena yelcuraa mi venié : mafiana después de donos muy alto nos mostraban a volver la mamé a recogerlas, yo vendré a toda la gente que ssaba, La gente terminé de la misa, bajar y se fueron alejando. Desconsolad . vidrios que daban to- nos pusieron de nuevo El comedor del hotel tenia puertas de en el suelo y nos lievaron al hotel, d de en una mesa, vimos pasamos el dia metidas entre dasa la calle. Cuando nos hicieron sentat la cama... Creo que dorr ia . contra las puettas, porque ninguna de las dos hablaba, que de nuevo la gente estaba apefiuscada A la tarde que lle aba ore los vidrios para po- tren volvieron el cura y el algunos tenian las caras aplastadas contra soldado y se repitid la misma cecena en y nos sefialaban. la estacién. Nosotras ya sablamos dernos ver ms de cerca, todos discutian que ella no volveriaa buscarnos, de y se senté en medio Asi pasaron tres dias, los La sefiora nos hizo servir la comida tres dias a la mafiana yala tarde se ve en pedacit ‘os chiquitos, petia la misma escena en la estacién las dos y nos corté la carne y las papas del tren. El cura parecia pre- algunas personas que ocupado y discutia con el pero ninguna de las dos quisimos comer; soldado y la Sra. del hotel, Al outa y nos rogaban de dia ya no nos llevaron estaban e nel comedor se acercaron ala mesa a la estacién, el cura vino con dos mmonjas vestidas de negro comer al tiempo que nos preguntaban: y blanco, una era vieja de anteojos y la otra muy joven y mu —-;Cémo te Hamas? y y y alegre, 2 nos alzaba, ie r os be $ aba Ly nos acariciab.U a ——zCémo se llama tu mama? ~-;Cémo se llama tu papa? —:Cémo te llamas? —3Cémo se llama tu mama? —;De dénde vienen? —eCémo se Ilama tu papa? — A dénde iban? camas y nos acos- Nos llevaron a una pieza donde habia dos — De dénde vienen? Sra. sa lid y cerré la puerta —zPara dénde iban? taron a cada una en una. Cuando la 92 93

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES campo, en- pasados Nos llevaron a un convento que quedaba en el con ella, ni de Guateque, ni de Eduardo, ni del Nino habia una ne tramos a un grande patio con muchas flores donde nide Betzabézabé. Nuestra vidai empezaba en el convento y ninguna a aparecer estatua de un cura. Apenas llegamos empezaron e las dos traicioné jams ese secreto y empezaban cantidades de monjas que salian de todas pattes a rodearnos: Mil recuerdos y besos. Escriban. —;Cémo te llamas? Emma. —~-Cémo se llama tu mama? Paris, noviembre de 1969. ——;Cémo se llama tu papa? —; De dénde vienen? —;Para dénde iban? fuer- Estas preguntas se repetian en todos los tonos de voz, tes, menos fuertes, agudas, chillonas, autoritarias, carifiosas. vefamos un De pronto el silencio fue total, en torno nuestro solo las unas muro negro de las faldas de las monjas apefiuscadas me parecid contra las otras. De pronto senti la voz de Helena que fortisima y decia: llama Yo me llamo Helena Reyes y mi hermanita se Emma Reyes. las faldas Me tomé de la mano y, empujando con la cabeza habia de las monjas, me llevé hacia el fondo del jardin donde quedado una jaula con muchos pajaritos, Las monjas se habian estu- como petrificadas, solo nos seguian con los ojos, cuando dijo: vimos junto a la jaula, lejos de las monjas, Helena me Si th hablas de la Sra. Maria yo te pego. Y ese silencio duré veinte afios, nien publico ni en privado de los afios yolvimos nunca a pronunciar su nombre nia hablar 94 98

CARTA NUMERO 11

Mi querido Germdén: En ese convento no habia nifias, era un convento donde hacfan monjas; las habfa muy jovenes pero eran todas novicias yano- sotras no nos permitian estar con ellas. Solo tenfamos derecho a estar en el primer patio, que era el dela porteria y donde es- taban las salas de las visitas. Junto ala puerta de entrada habia dos piezas, una en que dormia la portera que era muy viejita y caminaba con los pies hacia afuera y hablaba sola todo el dia, en la segunda, donde habfa muebles Y Paquetes, nos arreglaron una cama para las dos porque Helena no quiso que yo durmiera sola, En la pieza de la portera habia una grande mesa y ahi nos trafan la comida al mismo tiempo que a ella, Por las mafanas jugdbamos solas y ayud4bamos a la vieji- (aa rociar las matas; era un patio enorme con muchas flores

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES pajaritos; hablabamos por ahabian viajajadyado en burro, como y grandes arboles, més la jaula de los nosotras cuando fuim joven que fue a recoger- que. Pero ese NifioJesi esus teniai tres n horas con ellos, A Ja tarde venia la monja papa ivia nencon nuestra amiga. A veces ve- suat mama, que se Hamaba José y que era nivitters nos al hotel y que nosotras llamdbamos carpintero; doeeeeseel papa en la puerta del segundo viejo"s con barb as y viviaivi en el Cieloi eevepoaea nian grupos de novicias que se paraban entre las nubes y ese papa sf pero no podian hablar con : muyY rico,: La monjaj nos dijoij que patio, nos miraban y nos hacian tisitas él era el duefio de todo orel mundo, de ensefid la monja joven fue a jugar todos los P ajaritos, de todos los arboles di . nosotras. Lo primero que nos . ) Nos ensefié que cada tios,; de todas las flores,: de las montafias © todos los alas cruces, que ella [lamaba persignarse. , de las estrell 7 las manos, los de los pies, de él. El tercer papd se Ilamaba Espiritu dedo tiene unnombre, pero solo los de Santo y no mnnhom- om ha- bre sino una paloma que tienen nombre; pata jugar apersignarnos volaba todo el tiempo Pp la cotno el Nifio, no sone el pap4 pobre ero como el dedo que se llama pandomama vivia nate solo annacon ree bia que cerrat toda la mano y dejar levantado * no tenian ni casa en qué vivir tres cruces como si fueran eed uvo que que ir Pulgar. Con Pulgar teniamos que hacer ira nacer ala casa d cruz se hace en pure yee€ unauna vaca.3 a el uno sobre el otro, la primera el pap 4 viejo,viejo, rico,rico que vivia en el Cielo,elo, dos palitos cruzados mands con la boca cetrada y la tercera é strella donde unos amiamigos de la frente, la segunda en la boca, é] » que tambiénié eran abrir r4pidamente todos m vais y que se llamaban Reyes como enel centro del pecho; luego habia que nosotras, esos sefi hacer una sola grande cruz revin ron a a visitarvisit: al NifioA Jestis4 a la casa ’ _ los dedos y con la mano bien estirada de la vaca yelbu en el centro de la frente, ae i “orron antos regalos y oro y joyasj con la punta de todos los dedos, primero y entonces ya no fue imm i izquierdo, nego en el poor in 0 rico, ; ~ le pedi i que enel centro del pecho, en el hombro del lado nos Ilevara a donde estaba esse un beso chiquito en la ufia a sifon7 ie que ue et Ninoiff ya no estaba en hombro derecho y terminar dAndole la tierra, que se habia id : me divertia mucho, 4 n su papa rico que estaba Pulgar, siempre con la boca cerrada. Ese juego entre la s nubes pero que si: entedaban todas las cruces, éramos" buenas y obedientesi lo verfamos porque siempre me equivocaba y se me en el Cielo en la frente o empezaba ee osotrasome pasdbamospasa horas mirando a veces comenzaba en el pecho y terminaba i al cielo para: ver silo Pulgar, besaba al mefique, lene. Helen: ame dijoij un diai que si i enrla boca y, en cambio de besar a pudiéramos subirnos aun La monja se ponia whens ‘ as grandes ella porque me daba lastima que era tan chiquitico. estaba segura que lo ibamo sa mil veces. nen © velamos porque éramos muy furiosa y me hacia volver a comenzar chiquitas Esperamos quesue que se llamaba Jesus, uvie 8 portera se durmierai después Otro dia nos conté la historia de un nifio del almuerz ‘0 y nos subimos Marfa, eran muy pobres al arbol. ' Cuando las monjas vinieron estébamos la mama de ese nifio también se llamaba , agarradas a las

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ue nos decian y Al rato salier ‘on era tan alto que no ofamos log de nuevo todas las monyas una trai jaunca- tiltimas ramas y F pafio blanco en to das direccio- masionasto eecubierto © con con wn no podi amos mAs bajar. Las monjas corrian Unaaunaempezarona unas esca eras que y nos hacian nes ynosh acian sefias de esperar; trajeron cruces en el aire con las manos abi jertas, hombre que estaba vestido Nuestra ami i las amarraron juntas, llamaron aun que llamaban madre rnd el anasto ines delcome de militar, que subié y nos bajé. La vieja ento, ace manei joven y las piernas, pero cuando calle, empezamos a llorar, Fuimos superiora nos pegé por la cabeza diveceamente donc one Arbol para ver si veiamos al que ya conociamos; la superiora hablé le dijimos que habiamos subido al con él indose en e a reir y se lanzaron so- jardin, cuando pité el tren nos tomaron Niiio Jestis en el cielo todas se pusieron d L iene alin s la cara, la cabeza, las manos. todos corriendo a la estacién. Cuando bre nosotras y nos llenaron de beso: vimmos. i measempezamos a dar verdaderos alaridos y declamos: La vieja portera Hloraba y decia: “_— ~~jNo! jNo! ;No! —Son dos angelitos, dos angelitos... dias. Una mafiana vino sionasPero tano Sablamossabi a qué é En ese convento estuvimos muy pocos ledeciamos i no. Yo me agarré a las levantai ndo y nos tomd Peas ecu y ne Speria ae una monja nueva cuando nos estdbamos altren, finalmente nos obligaron gris muy grue sa y nos hi- las medidas con unos pedazos de tela come los de las novicias, sovrassotras nosne trangulizamosi un poco cjeron dos vestidos muy feos; eran largos ‘0.Noedipren Nos dijeron nein que le besdra- prenses, eran tan raros flee ae a Seon cura con cuello alto, mangas largas y muchos y el tren partid, Nadie hablé durante nome conocia mas a mi, fowleene ay yo nes apretabamos que yo no conocia m: 4s a Helena y Helena bien la una contra la otta, si eran lindos. Nos pei- eendede ee nos compraro n alpargates y esos angustia terrible, los ojos se le habfan ‘También que casi no podia cerrar inapeignnnéa ne para respirar naron para attas con trenza: stan tirantes como si le faltara el aire. trapitos blancos pegados a samen destagee a oj y los ojos. La madre superiora traj 0. unos le dijo ala joven que era la hora de nos los puso por la vende gill anasto un cordén carrhelita que [lamaban escapularios, habia huevos duros, papas, peda- quitat, que era para que leeinees ns nes tas cabeza y dijo que nunca nos los debiamos solo nos comimos un placano. Cuando Vir gen Maria y de Dios. nuames gota, tomamos la gente supiera que éramos hijas de la un coche de caballo como el a Helena quién le ha- s tomado con la Cuando las monjas se fueron, yole pregunté Sra, Maria cuand i wea dela Sra. Maria y del sefior de San Cristébal. En el coche bia dicho ala superiora que éramos hijas em e: reellon eestal una palmadae nla boca. vez las dos pensdbamos en ella. Dios. Helena no contesté nada y me dio Pezamosallorar denuevo,

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA en.freno ea una grande uno les pregunta o se ponena Ilorar como ahorac se enmudecen, Bl coche se detuvo en una calle angosta, salia un pedazo de Yo le prometo, madre, que tanto nosotras como el sefior puerta que estaba cerrada; por un huequito cura del ala mbre y oimos sonar seguiremos averiguando y si algo descubrimos se lo comunica- alambre, la superiora tiré la punta cadenas, llaves, palos, aldabas remos inmediatamente. una campana. Sentimos ruido de La madre Dolores Castafteda parecia muy preocupada. y finalmente se abrié la puerta: i las esta 4 esp esperando; 5 —Madre, si, yo insisto y le suplico de no agotar esfuerzo, Buenos dias, hermanitas,i la superiora no es exactamente porque nos interese encontrar o saber quié- pasen, pasen, por aqui. oscuridad de miedo. nes son los padres de estas criaturas, lo que a mi me preocupa Yo no vefa nada, todo era de una de unadul- es no poder saber si han estado transparente, manos muy largas, bautizadas o no. Si son hijas Alta, palida, casi legitimas la madre Dolores Castafieda o si son hijas del pecado. Ustedes se imaginan que zura y una bondad extraordinarias, y ¢ | nombre del papa y el bajo el techo de esta santa casa no podemos tener dos nifas se inclinéd y nos pregunts el nombre que estén en pecado, nosotras tenemos la obligacién ante Dios nombre de la mama. de salvar sus almas. Yo tendré que consultar con —-No sabemos. el obispo lo gran- que se puede hacer. i y que ya es una nia ifa g) _—Helenita, usted que es tan bonita te acuerdas Site puedo repetir con tanta precision ¢como es tu mamas éTa esta conversacién, es decita, digame, cuénteme, ae porque la misma, sin cambiar de gravedad, nos la sentimos cémo se llama...? 2¥ tu papa... re- Jousber quiénes petir por atios; de vez en cuando volvian a mover el problema, Las dos nos pusimos a llorar. saber q 9 porque teniamos la visita del obispo o de Diganos, madre, gustedes no han logrado la superiora gene- — 7 2 tal que venia de Roma, o porque llegaba la Semana Santa fueron los hombres que las abandonaron? o la Navidad. Cada vez que venia alguien importante —-No. de la Iglesia, nos sacaban a la sala y nos sometian alas mismas ——Ni de dénde venian? preguntas, id oatodos los mercados a con los mismos argumentos: tenemos que salvar sus __No. Madre, el sefior cura ha almas. alos Las dos superioras siguieron en la misa de los do mingos ha pedido discutiendo sobre la importancia hablar con los indios, de lo com ani quen, pero hasta salvar nuestras almas. Cuando soné una campana, nos fieles que si alguieni sabe algo se dijo de se recordaran besar las manos de la superiora y saludarlas. podidoi saber nada. Silasi nififias La vieja y la joven ahora no hemos nos como usted ve, cada vez que. hicieron cruces, las dos agacharon la cabeza y salieron de algo, podrian ayudarnos, pero sin

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA de las llaves y de las decir nada. Sentimos de nuevo el r ido CARTA NUMERO 12 +6 un rayo de solen el cadenas; cuando la puerta se abrié ent las dos monjas quewe sese salén, en el piso se veia la sombra de ellas y a nosotra alejaban. La puerta se cerré detrds de separé del mundo por casi quince afios.

Un abrazote para todos. Emma. Paris, enero de 1970.

Mi querido Germén:

Tres chapas, dos grandes candados, una cadena y dos gruesas trancas de madera cerraban la primera puerta que nos separaba del resto del mundo. La segunda puerta solo tenia una chapa y un candado; entre la segunda y la tercera estaba el zaguan donde daban las puertas de las salas de visita. Cuando la supe- riora se aseguré que todas las puertas estaban bien cerradas, nos tomé de la mano y nos Ilevé por una escalera interior ala capilla, En el centro del gran altar habia una grande estatua de la. Virgen con el Nifio alzado. Nos hizo arrodillar en frente, yen voz alta, detrds de nosotras, le pidié que nos bendijera, que nos aceptara como hijas y que nos perdonara nuestros pe- cados. A la salida metié la mano en una pila de agua bendita y nos hizo cruces en la frente. Volvimos a bajar la escalera 104

EMMA REYES. MEMORIA POR CORRESPONDENCIA patio, el de Maria Mientras ellas discutian, Helena y yo y por otra puerta chiquita salimos al primer no quitabamos los ojos blanca, estaba la de la Srta. Carmelita, nunca Auxiliadora. En el centro, sobre una columna habfamos visto una persona van se parecia ala que gorda, piensa a Virgen, también blanca, con el Nifio en brazos, la persona mds gorda que hayas visto y déblala Heno de plantas y por cuatro mas. estaba en la capilla. El patio completo estaba de ladrillos muy La superiora nos dejé con ella y flores, los corredores en torno al patio eran desaparecié por una puerta sola persona vivia en ese del fondo. Nos pregunté si sabiamos cantar; con anchos y con grandes columnas. Una gran dificul- nos llevé donde ella, patio, era la Srea. Carmelita. La superiora tad se levanté de la silla, entre ella y la silla se forms una especie habian abandonado de ventosa de aire que hizo por le conté toda nuestra historia, como nos tres veces pluc, pluc, pine, no- preocupacién que sotras nos toteamos de la risa, ella también se sonrié. , y de nuevo discutié con ella la profunda La Srta. Carmelita no era monja, se tenia de no saber si estabamos o no en pecado. habia inventado un ha- es que _—Usted sabe bien que aqui lo tinico que exigimos bito negro con cofia y velo también negros y parecia una monja, fe de bautismo y pero de otra comunidad, el dia lo toda nifia que tomamos debe presentar su pasaba sentada en una cnotme nada. Tenemos silla de cuero y era tan gorda que de estas nifias no saben nada, absolutamente no pod{a entrar a la capilla ayude a encontrar una tenia que ofr la misa desde afuera de la puerta; que pedir a Dios que nos ilumine y nos el cura salfa a i solucién, una luz, un indicio. hora de la comunién y le llevaba la hostia donde ella estaba de arriba a abajo, Todas las niftas conocian su historia Entre tanto la Srta. Carmelita nos miraba y ella formaba nna ar los brazos, las espal- te muy importante en nuestra vida; poco através de los gruesos vestidos nos tocaba a poco te explicaré emo ypor qué. Por ahora te voy a contar su das, la cintura: historia: la sefiorita alimentado Carmelita (nadie conocia _—-Pobres, estan muy flacas... Se ve que las han su apellido) pertenecia a una de las ha visto?, tiene familias mas ricas y mas distinguidas mal, la grande es muy bonita, la chiquita, zusted de Medellin. A los quince Son demasiado ahios ruvo un novio muy los ojos torcidos. ZY qué vamosa hacer con ellas? bello y muy rico que la pidié en matri- monio y dio tres afios de plazo, Pero chiquitas, no han de poder trabajar... puso una condicién: que qué las vamos a solo se casaria si Carmelita engordaba, —Ese es otro problema, Carmelita. ¢En parece que era tan fh podriamos em- que la Ilamaban alambre, ocupar si son todavia tan chiquitas...? Tal vez - a la limpieza y Los padres la hicieron ver de los mejores pezar por meterlas ala cocina para que ayuden médicos de Medellin cuidar. Q ve. armelitai no engordaba, viajaroniaj acargar el agua, ademés en la cocina las pueden con ella a Bogota, nuevos 106 107

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA no engordaba. Les in- ensuciarlas, examinen las deposiciones de la nifia y se convenceran médicos, nuevos tratamientos y Carmelita médico aleman y de mis palabras. formaron que en Panama habia un famosisimo a Panam y la vio el mé- Nadie supo silos espiritus malignos habian salido del cuerpo se embarcaron con Carmelita y llegaron engordar, pero, como de Carmelita, en cuanto a las lombrices, salian por docenss dico y prometié que en tres meses laharia no engordé, De Panamaa y Carmelita engordaba y engordaba a una velocidad tal que, lo que tenia era mal de ojo, Carmelita meses para vencerse el plazo cuando vino el novio a visitarla, no la conocié mas y como Cali, de Cali a Quito, ya faltaban seis alambre. Desesperados seguia engordanda, él dijo que ya no la queria porque sela de los tres aftos y Carmelita seguia siendo una promesa a la Virgen habian cambiado por otra. Cuando la familia volvié donde el regresaron a Medellin y le ofrecieron Tanto ella como mago para saber por qué la nifia seguia engordando, el mago de Chiquinuira si hacia el milagro de engordarla. Carmelita estaba tuvo que confesar que se habia equivocado de botellas; nele la familia estaban en el colmo dela desesperacién. y el novio cada dia mas firme habia dado las botellas que eran para hacer engordar las vacas cada dia mas enamorada de su novio yo no me caso con ella. Exac flacas. Y asi fue como Carmelita abandoné el mundo y se en- en su decisién, Carmelita engorda o de la misa se encontraron. cerré en el convento. Como seguia enamorada de su novio, no tamente el domingo de ramos, saliendo Paquita les informd que podia ser monja, pero regalé toda su fortuna al convent con Paquita, una vieja amiga dela familia. curaba todo, todo, todo... que la dejaran vivir alli, wees a PAcora habia llegado un mago que la familia, ala mafana__ Cuando Hegamos al convento, la Srta. Carmelita ya estaba La esperanza ilumins los ojos de toda El mago la miré larga muy vieja y cuando en el convento la veian adelgazar, todas siguiente salieron de viaje para Padcora. la lengua, le dio tres fas nifas y monjas pasaban el dia rezando por ella para que y profundamente a los ojos, le hizo sacar segundos de silencio volviera a engordar. Segiin contaban, desde hacia algunos afios golpecitos en la espalda y después de largos lombrices y mal habia tenido una enfermedad muy grave que se Ilamaba cintu- declaréd que Carmelita tenia dos enfermedades: acompafadas de én, que se manifestaba por una mancha negra alrededor de la de ojo. Para el mal de ojo le dio varias hierbas dos grandes botellas de un cintura y cuando esa mancha se unfa, es decir, cuando las dos varias oraciones y para las lombrices Bantas se encontraban, uno se moria. Por esa razén, la Srta. liquido marrén violaceo. sera gorda en solo __Usted va a ver, mi sefiora, que su nifia od lin cxcsvament los malos espiricus le aban- mancnca nana gute cenpabaaba todo el dia exclusivamente treinta dias, al momento dela luna flena una semana comenzara a de preparar sopas, chocolate, pasteles, compotas, mds o menos donaran. En cuanto a las lombrices, en

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cada hora habia que Llevarle algo de comer, para evitar que las veia el profundo desprecio que le inspirdbamos. A las monjas dos puntas se encontraran. también las dividia en dos clases, las de buena familia y las Vivia en las dos tinicas piezas que daban sobre el patio de otras. La inica que verdaderamente consideraba a su alcura la Virgen; en la pieza mds pequefia estaba la cama gigante que era la madre superiora; entre las dos existia una verdadera y habian hecho especial para ella; como la de las monjas, estaba - profunda amistad. La superiora, como ella, tocaba el piano y el rodeada de un toldo de tela blanca. En el mismo cuarto ha- armonio y ese era ya un punto de unién profunda, Ahora com- bia un gran platon, una jarra y un balde. En la segunda pieza prenderds por qué la superiora, después de presentarnos a la Virgen, nos presenté a la Srta. Carmelita y por qué la superiora dos grandes batles de cuero con clavos dorados. Las nifias contaban que esos batiles estaban Ilenos de monedas de oro y necesitaba de su aprobacién para descargar su conciencia de ha- joyas preciosas; en un dngulo habia un grande piano, adoraba ber violado en dos puntos el reglamento del convento, primero la misica, ella inventaba la misica de todo lo que cantabamos la prohibicién absoluta de recibir nifias sin la fe de bautismo y, en la capilla y, para el santo de la superiora, inventaba cada segundo, recibir nifias menores de diez afios. Esa no era una casa afio una pieza de miisica con cantos. A pesar de que sus ma- de huérfanas, era una casa donde tomaban nifias pobres, con o sin nos eran dos bolas, a nosotras nos parecia que tocaba divino. familia, para ensefiarles a trabajar. La pensién era de diez pesos Era de muy mal caracter y nos trataba muy mal, Sin moverse mensuales, pero en ese punto eran més eldsticas. Eramos muchas nunca de sus dos piezas sabia, primero que las monjas, todo lo las que no podiamos pagar los diez pesos. Pero lo que produ- que se pasaba en el convento; ella sabia los nombres y la vida ciamos con nuestro trabajo era todo para las monjas y te aseguro de cada una de nosotras. Todos los problemas, graves 0 no, que produciamos miles de pesos. la superiora los consultaba con ella. Nosotras solo teniamos Me aburre terriblemente hablarte de la organizacién, pero derecho a verla, de una en tna, los sabados y los domingos en tendré que hacerlo poco a poco para que puedas darte una idea la tarde. Sentada en su silla de cuero con una mesa de ruedas real y precisa de nuestra vida. Fue sor Maria Ramirez que junto a ella; en esa mesa comia, escribfa y componia su musica. vino a recogernos de donde la Srta. Carmelita, que en pocos Desde esa silla y esa mesa dirigia en una forma casi m4gica el minutos la puso al corriente de nuestros nombres y de lo que destino de cada una de nosotras. Era igualmente fanatica en sabfan de nuestra vida. Sor Maria nos llevé al dormitorio del sus simpatias como en sus antipatias, pero en linea general nos Nifio Jesus, era el dormitorio de las mas pequefias, la puerta, yela como pobres miserables hormigas. En todos sus gestos se como todas las puertas de esa casa, estaba con Have. Nuestras

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—Muchas... como ciento cincuenta. camas las habian instalado junto al toldo dela cama de sor -—aY cudntas son ciento cincuenta? Maria. Nos hizo quitar los vestidos grises que nos habian En ese momento soné una campana detrds de nosotras, con hecho las otras monjas, abrié un grande armario y empezé a tal fuerza que las dos saltamos del piso. Al minuto empezaron probarnos unos delantales viejos que habian pertenecido a otras; esos delantales eran el uniforme obligatorio, de prenses largos, de aabrirse las puertas del segundo piso y empezaron a salir nifias de todas las puertas, bajaban las escaleras en verdadero tropel. mangas también largas, cuello alto, la tela de cuadritos muy Parecia mas una manada de vacas; la escalera, todas las esca- chiquitos blancos y azules. Nos hizo quitar los alpargates, dijo leras, tenfan puertas y estaban en permanencia cerradas con que todas menos las viejas tenian que estar descalzas, como no- llave, pero las puertas de las escaleras eran de rejas y no subian sotras estébamos acostumbradas no nos importaba. Dijo que le hasta el techo, de manera que por transparencia uno vela quién pidiéramos a ella lo que nos hiciera falta y que a ella debiamos estaba del otro lado. Sor Maria corrié hacia la puerta, tomé de decirle todo lo que nos pasara, pues ella era la que se iba a ocu- su cintura el grande llavero y les abrié la escalera; casi no alcanza par de nosotras. Helena dijo que ella no me dejaba dormir sola, a sacar la llave, en bala se lanzaron afuera, apenas si se pudo que una cama bastaba para las dos, que ella tenia miedo de per- recostar contra la pared para evitar que la atropellaran, Helena derme mientras dormia. Sor Maria la tranquilizé diciéndole y. yo quedamos perdidas entre un mundo de faldas, piernas, que ella le iba a ayudar a cuidarme. pies descalzos, manos que no se sabia de qué brazo colgaban; Salimos del dormitorio que cerré de nuevo con llave y fui- los cuadritos azules y blancos desfilaban frente a nuestros ojos mos al segundo patio, este era tres veces mas grande que el de a una velocidad de vértigo, yo gritaba llamando a Helena, una la Virgen, pero no habia ni una Alor, ni Arbol, era en ladrillo y, gorda, tal vez la inica que me vio, me alzé y me recosté contra como el primero, con corredores y columnas alrededor y mu- una columna, tal vez para que no me espicharan. Cuando chas puertas y ventanas, pero las puertas estaban cerradas y la avalancha pasé, Helena y yo estabamos cada una aun extre- los vidtios de las ventanas estaban pintados de blanco y no se mo del patio, Instintivamente corrimos la una hacia la otra y vefa nada; el silencio.era total y no velamos a nadie, yo le pre- nos abrazamos llorando. gunté dénde estaban las otras nifias, dijo que estaban en los —Emma, mi nenecita —gritaba Helena—, nunca mas te salones de trabajo. Helena le pregunts si habia muchas nifias. voy a dejar de la mano, si nos perdemos entre todas esas nifias, —Muchas, muchas —dijo sor Maria. dqué vamos a hacer,..? —;Muchas? sComo cudntas? —dije yo.

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—Sise pierden, yo las voy a encontrar —dijo sor Maria, No tuvieron que medirnos, éramos las mds chiquitas, nos para- que ya habia cerrado de nuevo la escalera. mos de primeras en la primera fila. Las nifias habian desaparecido todas por otra puerta que habia Los primeros dias sufrimos mucho, todo era extrafio para en el fondo, se sentia que gritaban; sor Maria dijo que fuéramos nosotras, todo lo que decian las monjas era incomprensible donde ellas, nosotras temblabamos de miedo. para nosotras; las nifias nos daban miedo y no hablébamos con —No se asusten, que no las voy a dejar solas, ninguna. Ellas tampoco se acercaban a nosotras, cuando al- A la entrada del tercer patio, de cada lado de la puerta, habia guien tenia que decirnos o ensefiarnos algo lama4ndonos por dos monjas, una era sor Teresa Carvajal, la coja que se ocupaba nuestros nombres, nos decian «las Nuevas». A las horas de re- de la cocina. La otra era sor Inés Zorrilla la que dirigia la la- creo todas jugaban a muchos juegos diversos; nosotras no sa- vanderia. Con ellas, dos nifias ya grandes, cada una con un biamos jugar a nada. En la capilla las otras rezaban y cantaban gtande canasto; en uno habia pedazos de panela cortadas, casi y nosotras no sabiamos qué era eso ni para qué lo hacian, las igualitos y en el otro mogollas negras. A cada nifa que pasaba monjas hablaban del pecado, el Diablo, el Cielo, el Inferno, sal- le daban un pedazo de panela y una mogolla. Sor Maria les dijo var nuestras almas, ganar indulgencias, arrepentirnos de nues- nuestros nombres, las nifas ya parecian mds tranquilas, estaban tros pecados, agradecer ala Virgen de la gracia que nos hacia divididas en grupos, comiendo cada una su panela y su mogolla. de tenernos en su casa. Todo eso no tenia ningtin significado Con una sola mano tenfamos la mogolla y la panela y con la otra para nosotras y fue en esos dias que aprendimos lo que era nos teniamos fuertemente; comiamos mirando fijamente hacia la profunda soledad y el abandono de todo afecto. Haciamos el patio para ver lo que hacian las otras; unas hablaban, otras se esfuerzos terribles por entender lo que en lenguaje moderno paseaban, las mAs chicas corrian. Ese tercer patio era tan grande llaman la perfecta incomunicacién. ‘ como el segundo, pero el piso era de piedras y una parte del pa- Las monjas parecfan seriamente preocupadas. Nosotras tenfa- tio estaba cubierta para refugiarnos cuando llovia a las horas del mos miedo que nos abandonaran por estar en pecado. :Qué sera recreo. La campana volvié a sonar, Helena reaccioné como un el pecado,..? ¥ el Diablo que se lleva las nifias en pecado, equién resorte, me tird del brazo y se metié conmigo detras de la puerta, sera ese Diablo? de miedo a que nos volvieran a pasar por encima. Sor Maria vino asacarnos de allt y nos dijo que teniamos que ir a hacer la fila. Un abrazote y besos para toda la familia, Las filas se hacian de acuerdo a la estatura, cada fila era de a dos. Emma. 144 Vis

CARTA NUMERO 13

Mi querido German: Nosottas veniamos de un mundo tan lejano al del convento, que nuestra adaptacién fue muy lenta y dificil. Obedeciamos, escu- chabamos, pero comprendiamos muy poco de todo lo que pa- saba alrededor nuestro. Esa falta de adaptacién y comprensién nos impedia comunicar con las compafieras, que nos inspiraban mas miedo que amor, Nosotras teniamos todo que aprender y ellas aprovechaban nuestra ignorancia para ser crueles con no- sotras, Nadie nos decia por nuestro nombre, todas se dirigian a nosotras [lamandonos «las Nuevas». «Que las Nuevas laven los platos, que las Nuevas rompieron, que las Nuevas robaron...». Eso sin contar las que al pasar junto a nosotras nos pisaban los pies, nos pellizcaban, nos tiraban del pelo o simplemente nos sacaban la lengua, Hacia ya muchos dias que habfamos llegado

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA El reglamento era muy duro, cada hora del dia estaba des- Teresa mani déa Helena a barrer: y un dia, ala hora del recreo, sor Saco deh arina que se habia tinada a una accidn fija, determinante, invariable. A las cinco la panaderia y a ayudar a recoger tn parada contr a el muro espe- y media de la mafiana tocaban la campana para levantarnos; roto. Yo estaba sola, muy cerca, s de la mano, sentadas en la cama nuestra primera accién era la de ofrecerle todas cogida eae randola. Habia un grupo en el que, de pronto en a Dios y ala Virgen Maria todas y cada una de nuestras accio- Yo no sé c6mo< me encontre jugaban alaru eda. Z : contra mi, al nes del dia que comenzdébamos, para que ellos, con su infinita que empezo a cerrarse, cerrarse medio de la rueda misericordia, nos perdonaran nuestros pecados, nos libraran tiempo que todas me gtitaban: ! de morir en pecado mortal y nos dieran la luzy la fuerza de cochina... —jChina cochina, cagada, cagada, al suelo y me quitaron mi ne marchar solo por el camino del bien, para ser dignas de entrar La rueda se cerré y me tiraron que estaba sucio, ote we con ellos al Reino de los Cielos. ;Dios.,.! Cudntas y cudntas pedazo de calzén que poseia. Claro cuando saime se palabras que para nosotras no ten{an ningdn sentido, Helena que me habfa puesto la Sra. Maria el calzén y yo nos mirdbamos, encogiamos los hombros y nos refamos. bizca, como yo, ensartd = aleen Fusagasugd. Una muy gorda y adelante con la escobae Para vestirnos, tender la cama, hacer la toilette y, lo que era mas enun palo de escoba y, marchando los patios mientr dificil, hacer pipi, porque solo teniamos media hora. Hacer pipi una larga fila que desfilé por todos hicieron eta todo un tour de force. Cuando nos abrian las puertas de los gritaban en coro: chiquita, los calzones dormitorios, saliamos como verdaderos potrancos, a toda veloci- —Los calzones caga dos de la Nueva . dad para llegar de primeras a los cinco tinicos inodoros que habia. cagados de la Nueva chiqui... frase y salid come “ a loca, Nadie respetaba a nadie, en las escaleras se tiraban las unas sobre Helena alcanzé a sentir la ultima escondida en uno de los ine las otras para ganar la delantera, Naturalmente las que llegaban corriendo y llamandome, yo estaba suerte sone Ja campana y term de tiltimas no alcanzaban a hacer la toilette; la media hora la pa- dotos temblando del miedo. Por qué era ese trapo en laescobay.__ saban en la cola, era casi cémico verlas saltando en un solo pie, en néel recreo. Sor Teresa preg nté pata de gallo, como deciamos, para contener las ganas mientras le contestaron: en coro seria dee les flegaba el turno, Naturalmente yo, con todo y el miedo que les _-Los calzones cagados de la Nueva. era falea de modestia dej tenia, no pod{a esperar y terminaba haciendo pipf en el piso Sor Teresa se puso furiosa porque : ; asor Maria que delante a todas, que me trataban de sucia, cochina... india salvaje. calzones. El mismo dia le orde: naron una nifia sin La palabra india era considerada palabra de insulto. me hiciera dos pares de calzones.

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EMMA REYES. MEMORIA POR CORRESPONDENCIA para hacer la fila era el padre Bacaus, asi lo pronuncidbamos nosotras, pero era A las seis daban un solo toque de campana dos en dos y, al pasar en aleman, Largo y flaco como un clavo, siempre sucio y mal pei- para entrar a la capilla. Entrdbamos de teniamos que hacer la ge- nado, de su cuerpo salfa un fuerte olor de tintura de yodo frente al altar en medio a la capilla, derecha, al tiempo que Mentholatum revuelto al olor del incienso y la cera guemada. nuflexién, tocando el piso con la rodilla como un soldado detras de Ese era el Gnico hombre y la unica persona venida del mundo haciamos la sefial de la cruz. Parada més furiosa, cruel e inhu- que teniamos el derecho a ver. El padre Bacaus decia la misa a nosotras, estaba siempre sor Teresa, la directora de la lavanderia, una velocidad de hurac4n, corria tanto de un lado al otro del al- mana de todas las monjas. Ella era la de filas y, como tal, debia tar, que cuando se volteaba para el dominus bobiscum o para dar de la roperia, enfermera y vigilante Ella controlaba si nos ha- la bendicién, las chiquitas que est4bamos junto del altar sentia- ocuparse de nuestro aspecto personal. excepcién si teniamos los pies limpios (rodas, con mos el viento que provocaban la casulla y el alba cuando volaban biamos peinado, y siel delantal de ir ala misa en el aire, No solamente decfa la misa a gran velocidad, sino que de alguna vieja, viviamos descalzas) Controlaba también si era tan brutal que no habia dia que no tumbara o un florero no estaba sucio, roto o mal aplanchado. no doblaba la rodilla oun candelabro o el misal, que caia del atril, 0 las vinagreras la genuflexién estaba bien hecha, si alguna y la hacia repetir la que se volteaban sobre el altar. La suela de uno de sus zapatos hasta tocar el piso la levantaba de las trenzas como en el refectorio, estaba siempre desprendida y, sin excepcién, se enredaba en la genuflexién tres y cuatro veces. En la capilla, mds proximas al altar, alfombra cada vez que entraba; con las dos manos teniendo Jos puestos etan fijos, las chicas ramos las y un asiento que ins- el copén lo veiamos inclinarse hacia adelante, casi hasta tocar el Las monjas tenian cada una un reclinatorio de manera que suelo, pero siempre al ultimo momento lograba enderezarse y talaban estrarégicamente en los pasajes de entrada, y gestos. recuperar el equilibrio, naturalmente nosotras nos moriamos podian controlar todos nuestros movimientos todas en latin, que las de la risa, El si hacia las genuflexiones tocando el piso con la Las oraciones que rezdbamos eran nos hubiera explicado rodilla, con tal violencia que el altar y las aureolas de los santos aprendiamos de memoria sin que nadie lo importante era re- quedaban temblando por varios segundos. Las monjas habian nunca el significado de lo que deciamos, o dulce suplicante o pedido muchas veces que lo cambiaran, pero les respondian que citarlas con devocién y en el tono fuerte habia escasez de curas. , dramético que ellas nos habian ensefiado. un padre para decir la Los domingos nos explicaba el Evangelio en alem4n espafio- Todos los dias sin excepcién venia llegamos, elcapellan lizado, hablaba tan r4pido como se movia. misa, regularmente era el mismo. Cuando

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Después de la misa daba la bendicién con el Santisimo; cuando premiaban dandoles los oficios mas faciles: barrer un corredor o usaba el incensario casi lo mandaba hasta el techo, nosotras ce- una de las cuatro escaleras, limpiar las barandas, los vidrios, ba- rrdbamos los ojos y bajdbamos la cabeza esperando el golpe. rrer el salén de bordados o barrer los dormitorios. A las grandes Durante la bendicién, las nifias que pertenecian al coro se bordadoras también les designaban oficios faciles para que no se levantaban y se paraban alrededor del armonio que tocaba la dafiaran las manos. El oficio que era el premio mAximo era el de directora, sor Dolores. Los cantos también eran en latin, ese la sacristia y la capilla, a ese puesto solo llegaban las mds grandes era el momento que mds me gustaba y no podia controlarme yacondicién de una conducta impecable. Los oficios de castigo de mirar pata atrds para ver como cantaban. Naturalmente sor eran la cocina, lavar las enormes ollas de la comida, lavar los Teresa me llenaba los brazos de pellizcos. Como era la mds tarros de la basura, lavar de rodillas los patios y corredores, pero chica, mi puesto era junto a ella para que me ensefiara todo lo el peor de todos, que era reservado a las més indisciplinadas, que tenia que hacet. era lavar los inodoros. Como te decia habfa solo cinco para casi Cuando sonaba el érgano no podia contener las lagrimas doscientas personas que ademas solo podian usarlos a las mis- que rodaban por mis mejillas y caian sobre mis manos que de- mas horas, ese espectdculo no te lo puedo describir. Los cuartos bia tener enlazadas sobre el banco. Ese armonio me recordaba eran muy pequefios, sin agua corriente, eran huecos en el piso, siempre la pianola del teatro de Fusagasuga y me parecia que el piso de cemento sobre el hueco, pegado al cemento unos ca- esa época era mas feliz porque era libre y hacia lo que queria, el jones cuadrados con un hueco redondo en el centro, La mayor convento me parecia terriblemente triste y las compafieras no parte de las nifias venfan de los campos y se portaban como se me interesaban para nada. portaban en los campos. Las monjas, seguramente por pudor, no Salfamos de la capilla a las siete, cambidbamos los delantales hacian nada para educarnos en ese sentido, asf que, ademds de los de la misa por los de trabajo y haciamos la fila para entrar al refec- excrementos, habia pilas de trapos de todos los colores. Te aseguro torio. De desayuno nos daban una taza de agua de panela, que que es lo mds asqueroso que he visto en mi vida, Y cada dia natu- regularmente estaba fria y una mogolla negra para cada una. talmente habia que recoger todos esos trapos y porquerias y lavar La que iba terminando iba saliendo para empezar los oficios, es agrandes aguas y escoba y hacer rodar toda la porqueria hasta el decir, la limpieza de la casa. sifén del patio préximo, luego preparar tarros de agua caliente El primero de cada mes leian la lista de los oficios para todo con creolina adentro para desinfectar los cuartos y el patio, el mes. Las que se habian portado bien durante todo el mes las Los oficios de Ja casa, a excepcidn de los inodoros, tenfan que ser 422 123

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA que no fuera trabajado. También encargaban ropa interior de terminados al toque de las ocho, que era la hora de entrar a los seda y camisas de noche bordadas hasta los pies. Para los ma- talleres de trabajo. Los talleres eran cuatro, el mds importante borda- trimonios elegantes de Bogor, Cali y Medellin, nos encargaban y el que producia mas dinero al convento era el taller de los ajuares completos, igual para los grandes bautismos. De las dos a mano. El segundo, de corte, modas y costura en maquina, la iglesias y otros conventos comisionaban casullas, capas, albas, también estaba, como el de bordados, en el segundo piso. En de " roquetes, manteles para los altares. Una de las especialidades planta baja, distribuidos en patios diversos, estaban el salon la del convento era los brocados en oro. En el bordado en oro, no roperia, zurcidos y tejidos y en el cuarto patio, junto al solar, solamente es muy dificil y delicado el manejo de los hilos y canu- lavanderia y la plancheria. tillos, sino que muy pocas tenfan las manos buenas... Es decir, Nuestras vidas estaban dirigidas a dos tinicos fines que mar- que que a muchas se les volvia el oro negro en las manos. Las mon- chaban al mismo tiempo: trabajar al maximo para ganar lo pro- jas lamaban eso malos humores; la que tenfa malos humores nos comiamos y, segtin las monjas, salvar nuestras almas, no podia tocar el oro, aunque supiera manejarlo, porque perdia tegiéndonos de los pecados del mundo, pero el precio que pa- todo el brillo. El ejército nos enviaba mucho trabajo de banderas gabamos por salvar nuestras almas representaba para nosotras y escudos para las fiestas y desfiles, cada regimiento necesitaba diez horas de trabajo por dia. No importaba nila edad, ni las una bandera con el nombre del batallén bordado en oro y sus capacidades, para todas habia siempre un trabajo. Nosotras no insignias correspondientes. Las asociaciones catélicas de San vefamos nunca a las personas que llevaban los trabajos, eran Vicente, San Antonio, Carmelitas, Hijas del Corazén de Jestis, las monjas las que hablaban con ellas. De nombre conociamos Hijas del Corazon de Maria, etc. etc., todas encargaban estan- algunas clientas, porque las monjas nos hablaban de ellas en de- dartes para las procesiones. De la Casa Presidencial también para decir que eran muy exigentes y que examinaban teniamos trabajos. talle cada trabajo. Habia una sefiora Sierra que comisionaba Para ti, querido German, todo esto te puede parecer muy sdbanas y manteles bordados, pero las mejores clientas eran claro, pero para nosotras, que nunca vimos nila punta de Ja na- unas sefioras que lamaban las turcas; ellas llevaban piezas y riz de las personas que llevaban los trabajos y que ignorabamos piezas de los mds bellos linos para que les hiciéramos manteles todo de todo, esa mezela de trabajos, las personas turcas, los y sdbanas. Los trabajos de las turcas eran los mas importantes, oficiales de infanteria, las Hijas del Corazén de Marla, la ban- ellas mismas llevaban los dibujos que siempre eran complica: da para el presidente de la Republica, la mitra para el obispo, disimos; de los manteles no quedaba un centimetro de lino 128 124

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA : ese pac £ de aceite hirviendo donde el Diablo metia i lomaticos,1cOS todo los pecadores desnu- b d de e loslos sensenore: 0 S dip as pi pljamas boraa das | dos y Pp ermanente. luego los sacaba y les quitaba la piel a pedacitos. Tenia en latin y la fi rase a las oraciones : jabrerio unido 4 ' enormes tenedores de «patra&P) € mundo fierro con los cuales movia las almas en los “en ek mu Xr ido», 2, 1 de fondo como una musicaUs ° 1 pozos de fuego, como lo que pasaba en el convento si fueran pedazos de carne dentro de una del mundo», porque todo ane menos ni olla, Poseia millones de cadenas con que lo amarraba a uno para no. Tod o :era en el mundo ino eeesaba pasaba enen el mundo... lo arrastrarlo por caminos : explicaciones de nada, y montafias que estaban sembrados de pe- teniamos derecho aapedir pedi ssotras... vee No oraciones, dazos de vidrio y espinas. El Diablo era grande, muy dgil, podia y punto; por o en‘ nuestras del mundo era pecado siempre dar saltos de varios metros, estaba siempre a trabajar cotr oala noche, vestido de rojo o de un tanto ala hora de empezar verde fosforescente, su pelo por nu ues tros clientesenees Pee peca- estaba siempre de punta hacia arriba y unas cuantas avemariasi deciamos tenfa ademds cuernos como los toros, sus ojos con sus trabajos para q! eran amarillos y lan- dores que nos be neficiaban zaban Ilamas, las uftas almas. un eran larguisimas y verdes, los dientes largos comer y salvar nuestras pudiéramos tema habia como los de los burtos y cuando abria la boca salian olores tetri- esa t nsistencia sobre el mismo Naturalmente - masA afortu. bles de azufre. El Infierno era Ileno de cavernas oscuras os de que éramos los seres donde tenia encerrados animales terribles que nosotras nea ases nos ocurrid ni protestat, no conociamos pero que ee DoresatPor esa razon6 nu: nnanados y felices.ices. i y nuest a sellamaban leones, serpientes, caimanes y muchos otros, vidas no teniani porvenir grandes y nireclamar justicia. Nuestras ea oe pazos een pecado con los ojos, el era la de pasar d el convento chiquitos, pero todos terribles. Si uno habia sola ambicién 1 ro desecho al Cieloee sin Diablo le sacaba a uno los ojos con unas agujas calientes y; si habia En el Cielielo nos esperavan, toca! mundo. y que pecado con la boca, él le cortaba.a uno la lengua en pedacitos, santos, aiangeles, arcangeles Nada yre canticos celestes, los ignorabamos tos pi ara la eternidad al reino del Diablo, ademas no nos lo dejaban olvidar... Siti- nubes nos conducirian nes,Sy que entre rébamos las hebras de hilo nos decian que el Diablo las iba a recoger Dios y de la Virgen Masia. pata de torturarnos con ellas en el Infierno, igual si bot4bamos algo de comer. Si no nos confesdbamos y si comulgébamos en pecado, sabia mos todo, pata nuestro cuerpo se llenaria de cuales se servia llagas inmundas donde el Diablo los medios de los stis trucos, todos todos lo conociamos f depositarfa gusanos verdes, rojos y amarillos que nos devorarian. El Inflerno también caer en el pecado * hacernos po driamos1 Lahermana Dolores Castatieda erala superiora. Alta, k a ump ir esion. de que muy con, TeniamLema os hasta su Gleiultimo rincé fina; de piel blanca, las pailas casi transparente, dos, , conociamos como eran unas manos divinas que recorrerlo con los ojos certa

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA apretando el Cristo ejemplos, nuevas formas y colores para explicarnos cémo er tenia siempre entrelazadas sobre el pecho ella la que tocaba el el Infierno. Cada vez nos descubria mas y mds medios de tor. que pend{a de su cuello con una cadena, era nunca nos grité, nunca tura, los unos peores que los otros. Sin duda el Diablo era su armonio en la capilla, Nunca nos pego, sonrisa angelical personale y su rol predilecto, Sus capacidades de nos humilld, en sus labios habia siempre una gran actriz angelical criatura lena de bondad. Nosotras la adorabamos. Esa capilla para las ultimas svcen ceeos inerloss upsrugidos yany bramidos mas nos daba cada noche (antes de entrar a la o conferencia, noso- macabros; sus ojos, dulces habitualmente, saleaban de sus ér- oraciones de la noche) una especie de charla la directora». bitas y giraban en todas las direcciones; su voz tomaba tras la lam4bamos «las buenas noches de todos los sonrisa, salia de matices, las pausas eran largas, sus lindas manos se transfor- Muy derecha, con un paso elegante y su eterna de a seis, la esperaba- maban en atroces instrumentos de tortura y nosotras la escu- su cuarto hacia el corredor donde, en filas superiora» gritabamos chabamos sin parpadear y casi sin respirar, con el mos cada noche. «Buenas noches, hermana corazén mano y nos que nos saltaba de espanto. Recuerdo que una todas en coro; ella levantaba su blanca y lindisima noche, durante en silencio perfec una de sus mas famosas descripciones del Diablo daba la bendicién. Esperaba que estuviéramos y su Inferno alguna o algunas justo al momento mas macabro del relato, los dos to y empezaba su conferencia. Si durante el dia gatos ue eso, recriminan- siempre tenian encerrados en la panaderia se habian esca habian cometido una falta grave, hablaba sobre ado con una bondad y, agran velocidad, el uno persiguiendo al otro, dolas al tiempo que nos aconsejaba y nos dirigia pasaron como de un santo impor- locos Por entre nuestras piernas, Naturalmente extraordinaria. Sial dia siguiente era la fiesta nadie vio los o San Juan Bosco; gatos ni pensé a ellos, todas pensamos al Diablo y se tante, San José, San Antonio, San Ignacio, produjo anécdotas de el panico; en avalancha entonces nos hablaba de esos santos y nos contaba nos tiramos todas sobre la superiors de la Virgen, si se que cayé por tierra, sin velo, ni Cristo, con las sus vidas. Siera el mes de Marfa nos hablaba mangas en pedazos habia nacido el Nifio porque cada una le habfa arrancado un pedazo de algo acercaba la Navidad, nos hablaba de c6mo para de- Pero cuando fderse del Diablo, Ella era para nosotras la Jestis, si era la Semana Santa dela pasién de Cristo. santidad y la unica afio, entonces nos ae salvarnos era tomando un pedazo no pasaba nada, que era la mayor parte del de ella, todo eso entre dos, gritos y pedazos de oraciones hablaba de su tema preferido: el Diablo. diversas. Cuando las otras cada vez, monjas vinieron a salvarla de abajo de {Qué prodigio de imaginacién! Por veinte minutos nuestras piernas, la pobre encontraba nuevos estaba mds muerta que viva. Durante tres dias no la vimos nos hablaba de él sin jamés repetirse; siempre mas

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA que basta ten er las ideas, CARTA NUMERO 14 me regafies,fi porquerque ssi ta crees Y no : whe ue sean com- digo que si uno no sabe como escribirlas para ‘ como yo te aig ° : . . 1 tuvieraLee ideas.j Mi i cal cabeza es com rensiblesi al. que si uno ni P arto eslleno igui de trastos viejos: donde no * sab e aemas45 loecon lo que que ha’sus hay un cu : : n vistai el p remio ni : en que é do. Sino tuviera estacto. € or o se ponga triste, m ’ ae blo triste, m veses a Rusia, te juro que no seguiria. Pe er é ovecha € : porque de la gente tristeiste también se apr un abrazote,ote, Besos para las Gabrieluchasi y Emma. Paris, 28/2/70. Mi querido German:

Cada taller de trabajo estaba dirigido por una monja especializada en la materia. Sor Carmelita, la nica santa que he conacido, era la que divigia el taller de bordados. Tenia manos de dngel, todo lo que ella hacia era perfecto, No habia un problema que ella no pu- diera solucionar, era ella quien inventaba los dibujos y los calcaba sobre las telas. Nosotras recibfamos las costuras yalistas para em- pezar el bordado; inventaba monogramas para sdbanas, pafiuelos, pijamas de una belleza y una elegancia extraordinarios, Sialguna cometia un error al bordar o rompia las costuras, lo que pasaba muchas veces, era ella quien las arreglaba. Conocla mas de tres- dentas puntadas diversas que aplicaba a su gusto segtin las formas del dibujo y las calidades de las telas, Con la costura recibia- mos el dibujo correspondiente y, como no sabiamos leet, en cada

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA una familia muy humilde de Boyaca y entre la puntada que queria que las monjas las dife- dibujaba en azul la form ade rencias de clases forma nos en casi todas sociales eran terriblemente marcadas. afhos mas tarde y' ola remplacé hiciéramos. Muchos de corte Sor Honorina era nuestra diversién. Italiana, hablaba estaba yac asi ciega. El taller mali- sus funciones, porque lapobre simo el espafol, bastante vieja, pero i. ntioquefia* fuerte como de una agilidad y nerviosi- lo dirigia sor Trinidad, una dad y modisteria inhumana. que parecia un trompo, siempre estaba agitada, era despresie are era" casi de mal un toro y de una durezay caracter pero llena de bondad y una poraue e éramos“ hijas de calidad humana extraor- la que mas nos malcrataba dinarias. Bra ella tipidas y seres Lo primero que nos hacia reir de ella era su nombre, Honotina, luego su idioma y su bufoneria, una modista extraordi- habla algo en ella de dignosnee de lastima.ee eeSins ora payaso fedespreciables ed napolitano. Ella dirigia la cocina y la panaderia. Quince nifias estaban con alma de vendo go" : en permanencia bajo sus érdenes, Ella era la tinica y Caro a aan etinaria, natia er: que salia al mundo para hacer el mercado, El trabajo de la lavanderia acompatfiada de dos lope yla lavanderia. viejas que hacia treinta afios dire era lo que producia mas estaban en el convento y que todos después de los bordados los treinta de ropa afios los habian pasado en la cocina. Ellas no eran a llegaban jento cincuenta sacos Eeei Cu de consideradas como nosotras, no seguian el reglamento Habia mucha ropa delicada ni parti- lavat,ae anchary remendar. cipaban a nada, tenian Binpara y planchar a la Pee una pieza para ellas solas, encima de la teles que habia que almidonar panaderia. Nunca iglesi. a la ropa, pero enl hablaban con las nifias. , vesa dirigia todo lo referente ‘Té comprendes feccién.snSor we e ms que, en esa variedad infinita de trabajos, las sor Maria Ramirez, la mon sala de platoche estaba monjas siempre terminaban encontrando Las plancnas, q en cada una de nosotras era la responsable del salén. la amé y que pe sadisimas. __ forma de podernos emplear. Por estipido que uno fuera, siem- todos los tamafios,fi algunas acarbén, las habia de pre servia para algo, aunque solo fuera una para soplar las planchas, | de jugu ete: So bre grandes, otras ta n chicas que p arecian desenredar hilos, descoser, y de veinte p enhebrar agujas, torcer ropa, separar habi a en permanenciameenia masmas d mesa de cemento la ropa sucia. Recuerdo una chica de edad indefinida, ser empleaaas- medio mon- todas calientes, listas para golica, que pasé diez afios de tejidos, gurcidos y t= en el convento haciendo por diez horas aba el taller al dia bolas : a ; la tomamos de jabén; para lavar la ropa empleaban un jabén negro , ai directora, la pobre, nunca miendos;i ee$ era so t Inéslat la que se lamaba de tierra y otro amarillo yy nadie le obedecia que se llamaba de pino. iderdbamos igua lanosotras : Q en Serio, la cons’ Habia que mezclar los dos que vyerla de y hacer bolas del tamatio dela mano, monjas tampoco la resp etaban, parece las mismas 133 132

EMMA REYES MEMORIA FOR CORRESPONDENCIA con una escoba instalabancooper unos nos cajcajones y la que sacaba la aguja se acostab me dieron fue el de barrer El primer oficio que en los tlds amenrs wrizontali con de jabén que se formaban la cabeza exactamente debaj : las montafias de esp uma chiquita salir el agua. Por varios zo a bordar y en esa posiciénici recibi ia | j . lavanderia y que impedian sifones de la al otro sin el raba que la bordadora le indicara por mediomedio d “unbuecehi be. al dia pasando de un sifén meses pasé diez horas de Sedovcho con una- agujaBuia mAsns m4 gruesa, el lugar En la lavanderia empleaban exacto dondeole unowe te nia i sentarme un momento. derecho de mas retrasadas oe € la aguja; era un trabajo terriblemente fatigoso fisicamente y de otra las una parte las mds fuertes ‘onneeuna atencidencion e€ representaba ya subir de permanente. Cuando uno salia de deba . Mi segundo trabajo, qu mentalmente. enhebrando- esas nee cuatruatro o cincoi ; horas de trabajo, salfa cami nando. de bordados, pasaba el dia 4 categoria, € taenelsalén ocho, tres como ls rachos de las cantinas. Ese fue mi tercer Solo me decian diez, seis, trabaj les las agujas a las bordadoras. de oan a su. erte para mi,i llegué é de caminos, cada palabra a tal habilidad que no nec i. : de gusanillo, de alma, de hilvanar, Ese trabajo me “ man carm,“ e para devolver la aguja,j habia; aprendido a “es determinada de hilo. bordar una clase esas representaba asient ‘0 chiquito, en ne “ queLU representaba un avance fabuloso en el trabaj el tiempo sentada en un encantaba. Pasaba por vari 10s afo s no logré é que me cambiaran estaban impecablemente arregla- de oficio, natn : t a una larga mesa donde mentees frente azul mil agujas de grue- 0 ci ontribuyéibuyd terriblementei a que mis ojos, ,ya bi ne los hilos y en una almohadilla dos todos o mas gruesa e chiquita,: se me volvierani peor’ es. Ya nad: i fassaber hilo correspondia una aguja sos diversos, para cada para qué lado estaba mirando dedos con las agujas y me “Posie saber Cuando me picaba los o mas delgada. se me iba semeDespués ° s di 1de variasias discusiones,di i las monjas decidieron me decia que por el hueco pon salia la sangre, sor Carmelita de ami bizqueray decidi cidieron un miedo terrible. La carrera poner: me anteo: j j Os asalit el alma, lo que producia pechos por ellas, naturalmente. a sacar Ja aguja. Las costuras oe porelss Fue la directora mismami ee queees me los empezaba por aprender a bordadora las de raso o muaré, am 1y simples, dos cuadrados de cartén negro, , b: bastante de cristal y especialmente delicadas en olanes enrollar , ‘ados con alambtes, en el puro oro 0 plata, no se podian centro de cada carté‘én en hilos de Z 4 : que eran bor dadas su habia un Gnico hueco hecho con ’ ¢ que templarlas a una aguia. Si yo queria ver, tenia porque se chafaban; habia guy 7 los bastidores que mirar en brazos de las bor: por el huec 0, si no, no vela nada, Naturalmente los ojos y los tamafio natural. borde. ™ aravilloso remedio; 3 ¥' yo estaba cuarenta centimetr os del fe Li Z, 2 porque me sentiantia di diversa no aleanzab an amas de dadoras pie y se rvirse de alas otr ‘as, Cuatro anos soporte sobre mi nariz t enian que ponerse de €sos cartones, pero hacer el centro no Oo Para del bastidor creo que ningun oculistati enel mundo iO me hubiera sacaba la aguja. Debajo curado‘ado m me} jor. otra nifia que era la que 135 134

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA / Cuando. teniamos estrictamente prohibido OS que hacer un regalo,galo, ala horaoO del recreo las horas de trabajo estaba Durante referente al ibamos donde ella de una auna en voz muy baja lo en orden alfabético Ella no hablar. Solo podiamos preguntar habia una nifa aceptaba gue fuéramos dos al mismo tiempo. bastidor o costura importante Junto a ella, sobre trabajo. En cada ayudantes. que dirigia a sus una mesa, estaban en permanencia los responsable de jacosturay grandes libros de la queerala Cualquiera contabilidad yenuna caja de lata mitido era rezar en voz alta. J tenia ya listos los papeles én Lo tinico que nos era pet las almas del varios colores donde nos escribia los o unos réquiems por ramilletes o las cartas a lo, Ss podia encabezar un rosario estabamos llenas santosCe 0 al Nifio Jestis en! a Navidavid: d. La a f férmul. ade o una hora santa. Y como siempre I los famiuetesletes Purgatorio que podiamos durante tratabamos de rezar lo mds de deudas, tenia el rol mas sentido, la Srta. Carmelita el trabajo. En este tenia Yo, Emma Reyes, Como ninguna de nosotras en nuestra vida. importante los haciamos, que eran muchos, todos los regalos que dinero, Ofrezco ¢ ‘on mucho carifioif y respeto alaa hermanasasue en ramilletes espirituales. haciamos Para el santo del ca- perioraPerio (0 (oa ala persona que fuera) el siguiente ramillet de la directora, un tamillete. Para el santo de San pititual con motivo enviarle al Papa a Roma el dia de su santo: ‘ pellan otro ramillete... Para de la monja con la qi ue trabaja- un ramillete; pata elsanto Pedro Jess en Navidad, + MISAS {aquiit en nimeros el mes de Maria, al Nifo la cantidad) bamos, ala Virgen en + COMUNIONES a la madre Carolina Mioletti, Bosco nuestro patrén, a San Juan fiesta, a + HORAS DE SILENCIO obispo el dia de su se general de la comunidad; al directora un i+ ROSARIOS Bs decir, casi no pasaba 20oo amigas el dia de su santo... nuestras nosotras QUIEMS POR SUS regalar un ramillete. Entre PARIENTES MUERTOS mes que no tuviéramos que que supieran escribir, el resto + MORTIFICACIONES que habia mas de diez nifias no creo la tinica + ACTOS DE HUMILDAD Y era justamente la Srta. Carmelita 25. évamos analfabetas. con el Como notenia obligaciones que podia ayudarnos. : persona nacid esa Los ramilletes de Na No sé cudndo le vidad paraara €! LN: ifo JestsSs eran n diversdy O. S, dis ponia de todo su tiempo. convento, y contabilista de porque teniam: es que ella era la secretaria 5 wd os que hacerle la ropa para que no llegaragara d desnudo vocacion, el hecho lo, eso estaba redactado asf: todas nosotras.

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA —Bien, Yo, Emma Reyes, ~~Y cien réquiems... y nada mds. miento las siguien- —:Cémo nada mas? Ofrezco al Nifio Jestis para su nact ——Y las horas de silencio y los actos tes cosas: de humildad.., Y ahi empezaban las discusiones més terribles, Nos insul- con 6 misas. taba, nos trataba + Seis camisitas de lana a pagar de deshonestas ladronas; no pagarle a Dios lo con 12 comunion es.s que le debiamos era «+ Una docena de pafiales a pagar el robo mas atroz que podiamos cometer. (noseur “ ~—Si la + Un gorrii to para la cabeza en jana azul préxima vez usted no me paga lo que me debe —ya no el material y las di- era a Dios sino a ella—, mos libres de e: scoger la cantidad, yo no me ocupo més de sus cuentas. Pero no solo olvidaba ferentes prendas). la préxima vez, sino que al momento horas de silencio. de hacer con 10 el ramillete + El gorro de lana azu la pagar era ella que nos forzaba a dar més, tratan- rosadas y azules a donos de avaras, + Dos pares de patines co n borlitas impias, egoistas; los calificativos no le falraban. Habfa una chica pagar con 20 actos de humildad. del Tolima que hacia veintidés afios estaba en el convento y debia tanto que la Srea. Carmelita tenia un r completo. a ; libro { seguiamos hasta hacer! le el ajua solo para ella. Era el santo de la directora y ella fue donde bumild e» o «su indigna hija, ella para que le hiciera toteCada ramillete era firmado «su el ramillete. La Srta. Carmelita se puso furiosa y le dijo que no se le volviera Emma Reyes». a presentar, que era una en cuatro y nos lo daba deshonesta, mentirosa, Terminado el ramillete, lo doblaba ladrona de Dios y que la iba a acusar persona interesa da. Luego con la hermana para que no sotras lo diéramos a la superiora. Pobre Consuelo, era una buena estaba nuestro no chica que cantaba tomaba uno de los grandes libros donde muy lindo y que las chiquitas especialmente sumas y nos preguntaba la.queriamos bre y anotaba las c antidades, hacia las mucho, porque era muy maternal con nosotras. La pobre lloraba cudnto le llevabamos para pagar. todo el dia, asi que decidimos que, por una se- Mana, —-Pues he pagado diezi mi isas. todas ibamos a oftecer nuestras misas, comuniones, rosa- usted debe ya trescientasscient tis, horas de —;Diez misa 5? Pero no es posible, silencio, todo para pagar por Consuelo. Habla una pagar nunca. g¥ qué mas: chiquita de doce o misas, * a ese paso no va a terminar de trece aftos que la adoraba. Todos los recreos estaba pegada a —~Pues quince rosarios. ella. Se [lamaba Inés Pefia.

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de banco la acu- Yo: no Pp puedo decirdeci que amdbamosarm: a la Srta. Carmelita; al con: el escdndalo; las compaferas i Un dia estallé le- hacia una semana la veian trario, nosotrast sablamosb que muct as Ci COSAS de lasS$ que haciam OS, ante la superiora de que saron it a recibir la as monjas las sabian por medi io de ella que te: nia ‘Pp’ q a la hora de la comunién para sus adeptas que vantarse dos veces a pagat hecho para ayudarle a su amiga le llevaban todos los chismes pobre lo habia Cad ‘ Z hostia. La «jSacri- ada una que debia. Las monjas gritaron: de nosotras tenia una razon per sonal Pata no que- las miles de comuniones en de comunicacién y la encerraron retla, ’ Pp pero cuandomn Sai sab amoMmoOs que estaba enfermao que habia legio, sacrilegio!». La privaron esa debajo de una escalera. De perd ido el apetito y no queria comer, hos invadia una angustia oscurisima que que daba una pieza peluda habia terrible. Todas en coro rezabamo; 0: e€ muchos afios u na mano MOS FOsarios y rosarios para qu pieza contaban que hacia Vi nn oe estaba en pecado mortal. la Irgen no fueraa permitir que se le uniera el cinturon, Porque, desaparecer a una nifia que hecho elobispo sila Srta. Carmelita moria, ni tras sablamos toda qe na dias encerrada, hasta que vino ce) sé Mork osotras sab: os todas que mas de diez Inés duré y una grande dieoie fueraer de ella hubi iera podidoi ocuparse de nuestras deudas del padre Bacaus. Con un incensario acompafiado de las monjas; el obispo y el capellan, seguidos cruz en la mano, en el patio a nosotras Nos encerraron la llamaron por tres veces, la ceremonia. El obispo Un abrazote, sor Maria nos conté toda de atras, pero acostar- Emma. nombre de Dios le grité de la llamé por tres veces y em Rezaron varias oraciones Paris, marzo 28/70. La puerta seguia certada. se por tierra. las oraciones, la puerta. "Terminadas echando agua bendita contra de le ordenaron de aproximarse la superiora abrié la puerta, pus olacruzsobre la cabeza junto al obispo, el obispo rodillas salir del cuerpo de una voz firme ordend al Diablo de Inés y ¢ on la rociaron que el Diablo ya se habia ido, Inés. Cuando ) pensaron _ el Cristo y, tom4ndola dela bendita, Je hicieron besar con agua la confesé él mismo. la con: dujo a la capilla donde mano, el obispo escribir a tiempo en el convento, le hizo La pobre no duré mucho Pero te teniay la tia vino y se la Hevd. nna tia, la tinica familiar que nosotras. imaginas el ejemplo para todas

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CARTA NUMERO 15

Mi querido German: Con el nombre de «las Nuevas» pasamos mas de un afio, hasta que un dia Ilegé otra Nueva, ese mismo dia recuperamos nues- tros propios nombres. Ya habiamos empezado a adaptarnos, pero el hecho de sen- titnos llamar con el nombre con que nos habfan llamado la Sra. Maria y Betzabé produjo en nosotras un cambio total. Yo em- pecé a tomar el valor de separarme de Helena y de conversar con otras nifias. En nuestros largos meses de observacién, ya teniamos una idea de las calidades de nuestras compafieras, ya sablamos cudles eran las mds malas y cudles nos eran mds simpaticas o antipaticas. De todos los grupos, el que mAs nos gustaba era el grupo de Ester. Eran seis, un poco mds grandes que Helena, pero nos

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA ellas contaban que eran hijas de un sefior muy rico del Tolim que las otras. vulg ares y groseras parecian simpaticas y menos y que su mamé era la sirvienta de la casa de ese sefior; era un na de ellas nos habia he- nos habian hablado, pero ning: poco pretenciosa y vanidosa, pero tenia muy buenos modales Nunca calzones ninguna de mal. Cuando me quitaron lo s yera muy inteligente. Rosario, por otra parte, era una chica normal cho ningiin vivian inven- Eran muy alegres y siempre ellas habia participado. jefa que las monjas la humillaban mucho porque su mama te ; era la mas grande pero era la tando nuevos juegos. Ester no un puesto de verduras en la plaza de mercado y, como las otras, afios y era muy bo nita, rubia con del grupo. Tal vez tenia once tampoco tenia papa. Teresa era la boba del grupo y era la ue y todo lo que hacia lo hacia bien. ojos grises, siempre muy limpia mas nos hacia reir, era gorda redonda y la [lamébamos bacri la que mejor jugaba a la pelota, Era la que mejor saltaba al lazo, su mam trabajaba en una grande panaderia y cada semana muy dulce, reia sacando siempre cantaba lindo y tenia una voz fe mandaban sacos llenos de pan que eran una delicia una cara de picara y una simpatia la punta de la lengua y tenia ella sagradamente distribuia entre todas las del gru Inés marino francés que ella no conocid, arrolladora. Su padre era un eta la romAntica, siempre estaba en la hina, cals linica del Marta que muris ahogada enel que latuvo de una chica de Santa grupo que habia ido a una escuela y habia aprendido a leer, cena afios; del padre nunca se volvida mat cuando Ester tenia solo tres a memoria prodigiosa y nos contaba pagina por pagina los y lallevéa Bogoté al convento. 3 tot , saber nada y una familia la recogié me pusieran con ellaen la misma Un dia tuve la suerte de que Dralla nose edb nade-Umasotorsmuy bendebien de BogertBogoté, d de calados y a las dos nos un mantel de iglesia lleno de costura, era le dije que apellido Uribe, era su acudiente y la iba a visitar dos 0 tres ve de estos. Un dia tomé valor y pusieron a sac at los hilos al aio, le llevaban ropa, pero no sabia quién era su papa ni su que si me aceptaban. Ese mismo yo queria pertenecer a su grupo, mama. Yo les conté lo que habiamos convenido con Hele : otras y me recibieron en el del recreo, hablé con las yo:no sabia quién era mi papd ni mi mamé y del pasado no dia, ala hora que no las jurar en nombre de Dios grupo después de hac erme recordaba nada. Como te dije ya, nuestro secreto no lo veaicio que eso significaba, pero _ yo no sabia e xactamente lo traicionatia; Helena, namos nunca, y juré que no las traicionaria. me arrodillé en un rincén Yo no sé cudnto tiempo hacia que la Nueva habia llegado hacer amistad con una chica por su parte, habia comenza doa en todo caso yo ya formaba parte activa en el grupo y comen- era mucho mas grande que ella. que se Ilamaba Barbara y que zaba a sacar las ufias, como decian las monjas, es decir que Estela, quien tenia dos her compaferas de Ester eran: comenzaba a organizar picardias con mi grupo. “ Las grupos y de. que esta ban en otros manas mucho mds grandes 145

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od od

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA las fiestas y otro regularmente viejo que era para todos los dias todas las nuevas, seguia sola, ningdn La Nueva, como y que lavabamos los sabados para volverlo a poner el domin- nifia mas triste que he visto grupo la habia adoprado; era la flaquita, de una palidez go, es decir que el sdbado era el solo dia que podiamos circular en mi vida: tendria diez aflos, muy que parecia despropor- sin uniforme, nos poniamos los pedazos de vestidos viejos que de cera, con una cabeza muy grande tenia muchisimo:. ellas nos regalaban. Claro que habia muchas que tenfan familia cionada con su cuerpo raquitico, ademas en cachumbos, oacudientes que les [levaban ropa, pero las que no teniamos a muy crespo que le cafa a los hombros pelo como las nadie eran las monjas las que nos vestian con lo que recogian o habfan logrado que se hiciera las trenzas las monjas no les Hevaban los que ellas Ilamaban los benefactores del convento. las deshacia y se volvia a hacer los cachumbos, otras, cada vez Uno de esos sébados sor Teresa habja tirado desde el segundo qué me recordaban los del Sus ojos eran inmensos, no sé por larguisimas, pero sus piso un saco Ileno de trapos para que cada una tomara lo que Nino. Negros, enormes, con pestafias mas hondo, mas pro- necesitara para remendar y naturalmente nos lanz4bamos como ojos daban la impresién de ver més all4, ere como en el aire, chulos sobre un cadaver a tomar entre batallas terribles un peda- los ojos de las otras. Caminaba fundo que se cito que nos sirviera para remendar un calzén o una combinacién. los pies en la tierra y toda su tristeza como si no pusiera Era un dia terriblemente frio y gris, en el aire se sentia que se pre- No sé... reflejaba en su boca. paraba una tormenta; empezaron los truenos y relampagos y de explicar, era una boca que pedia ayuda, que ‘No te lo puedo _ungolpe empezé a caer un verdadero diluvio. Sentiamos que los dolor. Yo la habia exami- tenfa siempre el gesto de un profundo puesto junto ami truenos rascaban los tejados del convento. Educadas como esta- nado mucho, porque en la capilla la habian en la capillaya baimos, en el terror del Infierno, de la muerte, del pecado y del para que sor ‘Teresa le ensefiara a comportarse era casi de mi estatura, Diablo, las tempestades nos llenaban de terror. , pesar de que era mayor que yo, de cuerpo libre, para Rezando en voz alta y echandonos bendiciones a cada trueno, ala tarde era el tinico dia que teniamos Los s4bados corrimos a refugiarnos en el tinico patio cubierto que habia; era que lavabamos, remen- ocupatnos de nuestra ropa; era el dia Sor Teresa nos regalaba un patio muy pequefio debajo del salén de bordados. Alli estaban dabamos y aplanchébamos lo nuestro. la sa- los armarios donde guarddbamos las bolsas de la toilette. Cada viejos 0 ropa vieja que no sé de dénde pedazos de trapos bolsa tenia el nombre de cada nifia y estaba colgada de un clavo la remendabamos y la adaprébamos. Los caban y que nosotras y, sobre las tablas, unos platones miserables de lata donde nos eran iguales para todas. Cuando uno delantales de uniforme bafidbamos la cara y los pies. solo para ir ala capillay. llegaba le daban dos, uno ntievo que era

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA —¢Por quién me lo juras? truenos, que corri por entre Yo estaba tan asustada con los of a . : gran —~No sé, » tete lolo j juro por la Virgen...i Si, por la Virgen, juro meti entre uno de los armarios. A las piernas de todas y me que lo que me diga la Nueva... ala Nueva que estaba sorpresa mia, entre elarmario encontré ojos muy abiertos le La Nueva me interrumpié: nstalada y que, sin parpadear, con los yai pasarle la. ——No, Maria. lagrimas. Instintivamente empecé a caian chorros de —Juro ala Virgen que lo que me diga Maria no lo diré a nadie. y con un pedazo de mi delantal le limpiaba mano por la cabeza —Bese la cruz —me dijo. En ese momento cayé un rayo en el las lagrimas que le caian. Yo hice una cruz con mis dos dedos y la besé. to, todas sentimos la casa que se estremecia solar del conven ; ~—Acércate bien a mi... aqui... mas... Asf y pon bien tu iluminé todo; la Nuevay y una llama roja, verde, azul, amarilla la otra. oido cerca de mi cara. Asi: ahora te voy a decir. Yo te dije que nuestras caras una contra abrazamos fuertemente, yo nos enla- tengo un hermanito; si, bien, ese hermanito yo lo traje al : se mezclaron, no sé cuanto estuvimos Nuestras lagrimas la tempestad seguia con yento, él est4 conmigo. “ew zadas, tal vez mucho tiempo, porque calmando, — iY dénde lo tienes escondido? Poco a poco la rempestad fue la misma violencia. E —Espera, te voy a contar. Cuando mi hermanito nacid, na- lagos, las monjas nos pero los patios se habian convertido en empecé a hablar con cid tan chiquitico que mi mama no lo vio cuando nacié ‘0 dijeron de esperar que el agua baja ca. Yo flamaba Maria, me dijo lo robé; desde entonces siempre lo llevo conmigo; pero ahora, la Nueva. Le pregunté su nombre. Se ho mas gran- desde que estoy en el convento, el pobre siempre tiene hambre, papd sino mama y una hermana muc que no tenia un porque lo que nos dan no alcanza para los dos y cuando no le y que tenia dos nifios y que ella tenia de que est aba casada doy de comer no va al mundo y si él no va al mundo yo no sé dénde estaba el herm: anito hermanito; cuando yo le preguneé la cabeza, me encantaba nada de mi mamé ni de mi hermana casada, ni de los amigos se puso a Llorar. Yo volvi a acariciarle de una que yo tenia en el mundo. {Tu me vas a ayudar? Si, dime, :tt : De pronto se puso muy seria y tocar sus cachumbos. vas a ayudar a alimentar a Tarrarrurra? “ preguntd: voz muy firme me +: Quién es Tarrarrurra? mi amiga? —Té eres +~Es el nombre de mi hermanito. amiga y te quiero le respondi yo. —Si, soy tu —Pero yo lo quiero ver. :Dénde esta? algo, gme juras no decirlo a nadie? ——-Si te cuento Aqui, aqui, espera. —St, te lo juro.

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES el delantal; amarrada ala cintura te- Y empezé a levantarse admiracién y mi amor por la Nueva y su hermanito habian co- de terciopelo roja, sacé la bolsita, la abrié muy nia una bolsita menzado a invadir todos mis pensamientos, yo no queria perderlos sacé un mufiequito mintsculo, no lentamente y del interior como habia perdido a Eduardo, al Nitio, a Betzabé yalaSra, Maria. en porcelana blanca, con los tenfa mds de cinco centimetros, Ya estaba decidida a que los protegeria y los guardaria para mi. juntas brazos pegados contra el cuerpo y las piernas también Dime qué come Tarrarrurra. y pegadas, Estaba tan gastado que casi ya no ten{a ni nariz, ni ~-El come de todo —me respondié tranquilamente, boca y los ojos tenfan un puntico negro en el centro. —jDe todo de todo? " _-Miralo, técalo, pero pasito para que no le hagas mal. Yo le ——Si, de todo de todo, solo que come mucho; todo el dia me voy a preguntar si quiere que td seas nuestra amiga. / est4 pidiendo comida. junto a su oido, debajo Muy suavemente puso a Tarrarrurra Yo te voy a ayudat, yo te prometo que yo le daré parte de mi de sus lindos cabellos y empezé a sonreir; su cara se habia almuerzo y de mi comida, pero si no le alcanza y no quiere ir al completamente, era radiante, sus ojos brillaban y " transformado mundo, pues vamos a tenet que contarle a mis amigas para que en cuando parecia que miraran mds lejos que los muros, de vez ellas nos ayuden. Somos seis, ti las conoces. la cabeza y decia: inclinaba —Si, yo las he visto contigo, pero ztiicrees que ellas no le diran —Si, si, seguro, le diré, pero a una condicién que tti nos pro: nada a nadie? nosotras dormimos, tii vas metas que todas las noches, mientras Eso yo te lo aseguro, porque todas hemos jurado entre no- por la ventana y vas air al mundo y nos vasa traer muchas a salir sotras que nunca contaremos a las otras nada de nuestro grupo. que contarnos todo lo que pasa en el mundo, noticias. Si, td tienes —2Y si ellas no me quieren en su grupo? J siellas no quieren 2Qué? sQue td quieres it a hacer pipi? Pero si est lloviendo, no te a Tarrarrurra? llevar, porque no me dejan atravesar el patio. Si, te prometo puedo —Yo te aseguro que lo van a adorar, tt vas a ver, yo voy a pueda te llevo, sf. Ahora te voy a guardar y duerme mientras apenas hablar con Ester y, si ella est4 de acuerdo, todo el grupo estar4 yo puedo llevarte a hacer pipi. de acuerdo. didlogo terminé; con la misma calma, con los mismos movi- _ El —-Pero mientras ti hablas con ella, zesta noche ala comida th a amarrar mientos lentos, guardé a Tarrarrurra en el saco, volvié ime vas a dar algo para Tarrareurra? la bolsa ala cintura y bajé su delantal arreglando uno a uno cada ~—Si, te juro, a la salida del comedor espérame, aqui, aqui, en prense. Yo estaba completamente encantada y fascinada, mi frente al armario.

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONOENCIA al inodoro, porque Lacostumbre de llevar sacos de telaenla mano era muy _-No —me dijo—, mejor en la fila frente de las otras. Para darle d € corriente; la mayor parte de las nifias no jugaba en los recreos, ‘Tarrarrurra no puede comer delante “poten d aprovechaban para hacer pequefios trabajos para ellas. Hacian comer tengo que encerrarme en el inodoro. Yo llevo mie sa de mucho lo que [lamabamos dechados, que eran muestrarios de Bien, yo te busco frente al inodoro. yo meto la comis ida. 1 las diferentes puntadas de bordado, o muestras de punto cruz tejidos y te doy la bolsa; entre la bolsa corriendo al inodoro. o dechados de calados; otras hacfan monogtramas en punto Hizo una inclinaci 6n de cabeza y salid Ala comida, de cruz para marcar la ropa o carpetitas en crochet, es decit, acomida que nos daba neta bastante miserable. mazamorra clara con ces que era corriente tener una bolsa en la mano, por eso nadie se come al sau, habja siempre una una, un misero pe “° daba cuenta de nuestro truco. La Nueva tomaba las bolsas y juego una cucharada de arroz para cada entre lamazamorra y " desaparecta en el inodoro, Nosottas la esperabamos en el patio de carne dura que era siempre hervida que no era mas grande sentadas en el suelo, la velamos venir con su paso lento como nosotras lamabamos chimbo de carne, eran Ilenas de gusanos en el aire, sonriente, con sus grandes ojos fijos sobre nosotras. que una nuez, dos papas que muchas veces noche yo escondi mi carne y Se sentaba en el medio y cerrdbamos el grupo. Era en ese mo- Esa ara terminat, un platano biche. Comono convenido,cons meme estaba mento que nos contaba lo que Tarrarrurra habia visto durante ‘lpel platano, para darselos ala Nueva. bolsa y se ence nen la noche en el mundo. Era maravilloso. Yo no recuerdo ahora esperando en frente a los inodoros, tomé la llevé a un rincon juni . ninguna de sus historias exactamente, pero recuerdo con los el inodoro; yo corri a buscar a Ester, la de Tarrarrurra. Esta a detalles maravillosos que nos describia de su casa, donde ha- los tarros de la ba: sura y le conté todo ala Nueva y le pedimos bia un gato negro que cogia los ratones y los devoraba cuando tan encantada como yo. Fuimos a buscar nos lo dejaba tocat, nos todavia estaban vivos, Nos contaba de una vaca que tenian los que nos mostrara a Tarrarrurra. Nunca solo lepodiams to- vecinos que, segtin Tarrarrurra, la vaca habia tenido una vaca Jo mostraba en la mano pero no nos lo daba, y muy suavement stet chiquita linda, linda que la habian bautizado con el nombre de car la cabecita con la punta de los dedos con comida para Campana. Nos contaba que Tarrarrurra habia encontrado a su hablé con el grupo y todas aceptaron ayudar y, sobre todo, para qu ie hermana que jugaba en la cama con el policia de la esquina y que oe ’Tarrarrurta no fuera a moriri de hambre Era siempreSe enOech frente de los dos estaban completamente desnudos y que el uno le tocaba ipudiera ir al mundo a traernos noticias. don e habia depositap al otro el pip. Contaba largas historias sobre los amigos de su los inodoros, cada una Hevaba un saquitoi mama y sobre un jardin que tenian, Naturalmente las historias parte de su comida para darsela a la Nueva.

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ciceoie ciceoie EMMA REYES si si MEMORIA POR CORRESPONDENCIA de memoria siempre que hablaba teniaa el Catecismo y la historia sagrada. De la historia eran interrumpidas varias veces, el oido y cuando se interrum- sagrada nos hab{an ensefiado cuando Dios habia echado del Jarrarrur raen la mano contra eee hablando, unas veces le Pela Paraiso a Adan y Eva, todos desnudos sin saber a dénde iban y pia era porque Tarrarrurra le estaba no segula contan 0, porg Dios y todos los angeles con espadas de fuego en la mano, que de ir al inodoro, otras decia que eso. Otras veces ne noscon los empujaban para que se fueran, porque habian desobedecido Tarrarrucra no queria que contara salido al man 0, Pore comiéndose una manzana que era de Dios y que les habia taba nada, porque Tarrarrurra no habia aera i prohibido tocarla, porque el Paraiso estaba leno de arboles dolor de muela o dolor de esedmage habia tenido frutales y ellos podian comerse viviente que comia, que dormia, q todas, todas las frutas, menos era para nosotras un ser , podia iri al mundo do y y ver lo las manzanas. Nunca habian visto a Dios tan furioso como ese dolian los dientes 0 el estomago,5 que que estabamos dispuestas a dia y, desde ahi, los hombres empezaron a cometer pecados. que nosotras nopodiamos ver. Asi : Salimos dela clase las doce, yo estaba realmente preocupada ivi ré ara él. no nets por Adan y Eva, que me los imaginaba desnudos caminando que Tarrarrurra Oe yca- ie ee hizo saber un dia de estémago, we mejorls minando por los campos sin saber dénde ir; de la clase fuimos de- mAs comer papa porque le daba mal Nosotras obe ectams recho al comedot. Yo habia guardado mi carne para Tarrarrurra, diéramos mAs platanos y pan y carne. ala Nueva conti e tenia tanta hambre que no fui capaz de guardarle también el ciegamente. La felicidad de escuchar ofdo merecia todos ss platano. A la salida fui derecho al inodoro. La Nueva esperaba. nos lo que Tarrarrurra le decia al historia. Las aven' nas Ya Ester le habia dado su talego. Detrds de mf venfan Teresa y crificios. Nunca nos repitié la misma fabulosas, a veces entraba Rosario con sus talegos, después pasé Estela, las dos ultimas fue- que le pasaban en el mundo eran que todos os p. ‘ y ton Inés y Julia, Nadie haba visto ala hermana superiora que las casas de los ricos donde nos decia las seforas y sefos estaba junto a una columna exactamente al frente de los inodoros. tazas eran de oro o de plata, nos describia yde rasos maravi psoe; Cuando la Nueva, ya con todos los talegos en la mano, fue a ticos vestidos con vestides de terciopelo pensara ni - abrir la puerta del inodoro, una mano la tomé por el brazo; era en todo ese periodo no volvimos Yo creo que la superiora. En el Inferno. Solo las historia: frente a nosotras, no dijo niuna palabra. Le quité Diablo, ni en el pecado, ni en ; losis todos los sacos, la tomé de la mano y muy lentamente, sin decir “Tarrarrurra llenaban nuestra vida. como to i ttada, atravesaron los tres patios y las vimos desaparecer por la Recuerdo que era un domingo. La mafiana, el salén de fiestas repas puerta que conducfa al patio donde estaba la Srta. Carmelita. domingos, la habiamos pasado en

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA El mismo dia sor —-Y mafiana —nos dijo— la misa sera de réquiem. Les pido Fue la ultima vez que vimos ala Nueva. superiora ni ninguna que la ofrezcan por el alma de una de sus compafieras que ha Honorina la lievé donde la mamé. Nila todos los dias que muerto ayer. La mayor parte de ustedes solo la conocieron de vis- monja nos dijeron nada. Nosotras espetabamos castigaran, nosottas ta, ni siquiera su nombre lo aprendieron, la llamaban la Nueva. la directora nos [lamara, o que tal vez nos hecho era bueno Pero un grupo muy pequefio s{ sabe bien quién era Maria. La pa- mismas no podiamos saber si lo que habiamos ala Nueva como lida y transparente Maria, flaca, raquitica; su familia, cuando nos o malo. El hecho de que hubieran expulsado pensar que tal vez habia- la trajeron, no nos dijeron que la nifia era enferma, la pobre estaba a Adan y Eva del Paraiso, nos hacia decia nada y noso- loca. Se habia metido en la cabeza la idea de que un mufieco mos cometido pecado, aunque nadie nos a ser igual. Con la que cargaba siempre era su hermanito. Hace dos dias su familia tras no dijimos nada, nuestra vida nunca volvié no sabiamos cual era, Ja Ilevé a un paseo al rio Bogota. Ella quiso bafiar su mufieco y se Nueva se habia ido una parte de nosotras, viejas... Si, como si le deslizé de las manos y se fue al fondo. Cuando la familia sedio como si de un golpe nos hubiéramos vuelto Pasaron cuenta, ella ya se habia echado de cabeza toda vestida a salvar su nifiez se hubiera terminado con Tarrarrurra. nuesita Tarrarrurra, porque mufeco. Desgraciadamente no la alcanzaron a salvar. Solo ayer muchos meses y ya no hablabamos de lo mAs intimo de lograron encontrarla, En su mano tenia fuerte, fuerte apretado cada una de nosotras lo habia guardado en grupo seguia sdlida- su mufieco... nuestros recuerdos de infancia. Nuestro y unido en la complicidad y en la gran soledad mente unido, Chao. esterilidad de nuestra vida interior. que la Nueva habia Saludos. Abrazos. Creo que ya hacia cinco o seis meses nos reunimos en el co- Emma. sido expulsada y, como de costumbre, las ultimas oraciones rredor de las Buenas Noches, antes de o de mal humor, en la capilla. La’ superiora parecia preocupada Nos hablé de él; Primero nos hablé de la fiesta de San José. tablas, clavando pobre y humilde en la carpinteria, cortando ser el padre adop- como un obrero cualquiera. El, elegido para de humildad y luego tivo de Jestis. Nos dijo de tomar su ejemplo . hizo una grande pausa.

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CARTA NUMERO 16

Mi querido German:

La misma noche que la hermana superiora nos anuncié la muerte tragica de Tarrarrurra y de la Nueva, esa misma noche yo hice pipi en la cama mientras dormia. Eso no me habia pasado nunca. En ese sentido la Sra, Maria nos habia educado muy bien, ade- mds cuando llegué al convento las monjas me dieron una baci- nilla que estaba siempre debajo de mi cama. Los dormitorios los cerraban de noche con Ilave, si alguna se sentfa mal tenia que pedir la llave a la monja que dormfa en cada dormitorio, pero como nos daba un miedo negro de bajar solas atravesando todo el convento, sino era un caso verdaderamente grave, pues aguantabamos hasta que tocaran la campana. Pero, como yoera Ems, REEVES lamas chiquita, por los tres primeros afios tuve el privilegio de tener mi vaso de noche. Las camas eran todas de madera con

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me ayudaron, también me ayudaron a frotar con estropajo y ja- tablas y los colchones de paja, forrados en una tela gruesisi- bén mis piernas pintadas de rojo. ma que cambiaba de color en cada dormitorio. Los colchones Pero a lanoche siguiente me volvié a pasar lo mismo y ala ter- del dormitorio de Maria Auxiliadora eran todos azules, los de cera y la cuarta y la quinta. Hacia esfuerzos desesperados para don Bosco amarillos, los de Santa Teresa verdes y los del dor- no dormirme, pero el suefio me vencia y en cuanto me dormia, mitorio del Nifo Jestis, que era el mio, eran rojos y con el pipi hacfa pipi. El colchén seguia soltando tinta roja y el olor de la la tela destifié y manché todo. Yo no dije nada a nadie y tendila paja se volvia insoportable. Yo sentia que ese olor me perseguia cama r4pidamente para que la monja no viera las manchas en todo el dia, lo levaba conmigo, lo que no me dejaba olvidar mi la sébana, pero cuando fuia hacer Ja genuflexién en la capilla, en tortura. Sentia llegar la noche con verdadero terror, les suplicaba sor Teresa vio que tenia las piernas todas pintadas de rojo, pe al Nifio Jess y ala Virgen que me concedieran la gracia de no eso yo no habia pensado y con la oscuridad a las cinco y media hacer pipi. Pero ningtin santo escuché mis suplicas y las monjas de fa mafiana ni Helena ni mis amigas se habian dado cuenta. multiplicaban los castigos. Empezaron por hacerme oir la misa Yo senti que sor Teresa me levantaba de las trenzas: -—Salga y espéreme afuera. arrodillada sola en el centro de la capilla, no tenia derecho a sentarme nia ponerme de pie. En los bancos teniamos un listén Sali con las rodillas que me temblaban de miedo. Cuando de madera donde nos arrodillabamos y hacia una gran dife- las nifias terminaron de entrar ella salié y, sin darme tiempo rencia de tener las rodillas directamente sobre los ladrillos. de abrir la boca, empezé a darme bofetadas y pufios por todos Altercer dia empezaron a darme vértigos y caia tendida en el suelo lados, luego me tomé de una oreja y, tirandome, marchando como muerta con la frente bafiada en sudor frio, seguramente a largos pasos, me llevd hasta el dormitorio y me hizo destender me habfa debilitado de la angustia y de los esfuerzos terribles la cama. El olor de la paja mojada de orines me penetré por la que hacia de noche, para no dormirme. El colchén no alcanzaba nariz, sor Teresa me tomé de nuevo de las trenzas y empez6 a a secatse durante el dia y tenia que dormir sobre la humedad de frotarme la cara contra el colchén, igual como hacian con los ga- la paja. Como los sincopes en Ia capilla se empezaron a repetir tos de la panaderia cuando hacfan pipi fuera del cajén. Cuando diariamente, decidieron cambiarme de castigo, Durante todas entramos a la capilla ya la misa habia empezado, todas las ca- las horas de recreo me ponian mi colchén sobte la cabeza y nin- bezas se voltearon para mirarme, yo lloré durante toda la misa. guna podia hablarme ni acercarse a mi, no solamente no tenia Después del desayuno me mandaron a sacar el colchén y las cobi- més el derecho de jugar y hablar con mis compafieras, sino que jas para tender todo en el solar para que se secara. Ester y Teresa

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7 z . insultar- No habia la mayoria,Y se divertian a terminado la frase que yo ya estaba vomitando. las otras 7 las malas, que eran a mi Yano Poa Vomité por tres dias, pero me y a taparse la nariz cuando pasaban junto nunca mAs volvi a hacer pipien la : cane cama. Como mas, me habia enflaquecido y no podia trabales ms premio, me dieron un colchén nuevo, de tela roja a ee ae como el viejo. Desde entonces aguja, porque me daban vértigos y como lloral guardo una grande simpatia por ueron. nil los ratones. dolian terriblemente los ojos. Todos loscastigos direstotecomenz En el mes de septiembre yo seguia haciendo pipi todas las noches. La eran los ejercicios espirituales; cada Me dio Sarames afio ala misma fecha interrumpiamos a alarmarse y me llamo un diaasu despacho. todos los trabajos por vue. care cinco dias. Durante esos cinco los (desde la época de la Sra. Maria no habiamos dias no tenfamos derecho a ha- pero mea aris’ blar ni una palabra durante un caramelo). No recuerdo de qué me hablé, todo el dia, hasta los recreos eran y me ren na en silencio y no podiamos la cabeza y me dio palmaditas en las mejillas jugar. Para esos dias venfa un pa- una bola que me dijo q « dre nuevo, regularmente era el padre medalla del Nifto Jestis parado sobre Beltran, No solamente de seda negra me's hablaba maravillosamente, esa bola era el mundo; con un cordoncito sino que era dé una belleza de morir. ae sor cre Creo que no habia una colgé al cuello y me dijo de ir ala enfermeria sola nifia grande o chica que no estu- ma vergons9sc viera enamorada de él. Tenia me iba a dar un remedio para curarme de ese unos ojos verdes de morir, alto, taza de u nes muy delgado, con una voz ‘Tres veces por dia sor "Teresa me daba una grande fuerte pero llena de tonalidades sal y conung a y bemoles que nos envolvia pecie de caldo negro, un poco grasoso pero sin como en una nube, El viejo padre Maria me envo Bacaus venfa para la misa un poco amargo. Adems por la noche sot y el bello venia a datnos dos charlas por ak ajo. vnctn diaa las once dela mariana en una gruesa cobija de lana de la cintura para y a las cinco dela tarde. El tema prin- uns cipal era el pecado; Pasaron muchos dias sin que el remedio me hiciera el objeto principal de los ejercicios espirituales asor meres era el de hacer una vez al efecto y cada dia me sabia mAs feo. Un dia le pregunte afio una confesién general y minuciosa me dé todos nuestros pecados de qué erael caldo que me daba y muy seriamente del afio, En esos cinco dias debiamos buscar do de ratén. en los mds oscuros rincones de nuestra conciencia los pe por el piso en cados que se nos habian escondido Be aE sos animales negros que corren y él padre Beltran tenia como tmisién ayudarnos a encontrarlos. la panaderia y la cocina? : corren por Cada diaala Si —me dijo—. De esos animales negros que mafiana ya la tarde tomaba como tema los man- damientos y nos los analizaba el piso de la panaderia y la cocina. por el derecho y por el revés. 162 143

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el sexto, que El En el mandamiento que ponfa mas pasion era en cuarto dia era una especie de repeticién general para la con- todo era justamente el que nosotras entendiamos menos. Sobre fesién, ese dia teniamos derecho de ir donde la Srta, Carmelita fornicar las mas chiquitas le preguntdbamos a gritos que que era para que ella nos escribiera en un papel los pecados principales para , y con una sonrisa maliciosa nos decia: que no se nos fueran a olvidar. Esos papeles se los dabamos por —-Son todos los pecados contra la modestia, por ejemplo la ventanilla al padre al momento de pasar a confesarnos.Asi la una a otra, confesién desvestirse delante de las compafieras, o mostrarse iba mds rapida, porque el quinto dia el pobre padre , partes del cuerpo. - Beltran tenia que confesarnos a todas en un solo dia. El pobre ¥ de ahf partia a hablar sobre la pasion que la comparaba sn terminaba a las ocho de la noche muerto de fatiga y nosotras, por nos lo las tempestades del mar, él habia nacido junto al mar y la ilusién de hablar lo mas largo posible con él en el confesionario, lo cono- describia en una forma tan violenta, que nosotras, que no nos inventabamos toda clase de dudas y de pecados inexistentes y mar. Esas clamos, tenfamos la idea mas terrible y monstruosa del el pobre tenfa que explicarnos que eso no era pecado. La confesién era charlas eran una verdadera felicidad para nosotras. Ese cura empezaba por las mds grandes, las tiltimas éramos las chicas, dé un genio; imitaba los tuidos, el canto de los pajaros, los aullidos Ya llevabamos tres 0 cuatro afos en el convento y las mon- cuando no en- jas los diablos en el Infierno y era tan bello que, aun no sabian cémo resolver nuestro problema, No lograron sa- tendiamos lo que queria decirnos, de solo verlo estébamos felices, ber nunca si habiamos 0 no estado bautizadas, asi que seguia- El dia entero lo pasdbamos en la capilla, solo saliamos para mos sin confirmacién y sin comunién, éramos solo cuatro las comer y pasearnos diez minutos en los patios, pero sin hablar. que no comulgdbamos, las dos hermanitas Santos y nosotras. que Lo que no me gustaba era lahora santa. Erala directora misma Las Santos hicieron la primera comunidn primero que noso- habia co- lalefa. Tenia una voz muy dulce y leia muy bien, pero tras, pues lograron conseguir la Fe de Bautismo. Yo no podia una sas tan macabras que todavia me asusto de pensarlas. Bra resignarme a no confesarme como las otras, la oportunidad “ descripcién detallada de todo nuestro cuerpo en el momento unica de poder hablar sola, sola con el padre Beltran me pare- perder la la muerte. Cuando nuestros ojos vidriosos empiecen a cia maravilloso. Como las chicas eran las tltimas yaesa hora : - cuando vista... cuando nuestros labios trémulos y amoratados. ya las monjas estaban cansadas de cuidarnos, mandaron a sor nuestros pies frios y entumecidos... Y asf nos describia todos Honorina, la italiana que tanto nos divertia. La vieja se senté cer- hora de los dias con términos verdaderamente macabros la caal confesionario con su breviario y se quedé dormida, yo pasé por detrds nuestra muerte. de ella y me arrodillé temblando en el confesionario.

164 165 Ke

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES por r encimaencima de Cuando me levanté, De pronto senti una voz muy bajaj que pasaba habia tres monjas paradas detras de mi, Sor Teresa, sor mi cabeza: Maria y sor Honorina que se habia despertado. Sor Teresa me ——Diga sus pecados, hija mia. agarré de un brazo, yo me agarré del confesionario sino me ponia seede y sin darme cuenta Yo levanté los ojos y me di cuenta que, tiré de la cortina morada, el padre Beltran no alcanza se dio cuenta pie, no podia hablar con él porque de rodillas de lo que pasaba y sacé la cabeza y con una cara : 7 llegar a la ventanilla. bravisima les dijo: veces pipt ° Achsome, padre, que este afio he hecho muchas ~~Por favor, hermanas, no castiguen a esa nifta, ella tenia necesidad en la cama, de hablar conmigo y ha hecho muy bien en venir al sé huequitos redondos de la ventanilla vi que confesionario, ;Dejad a los nifios que vengan a mi! -~Las Por entre los ; tres mon- ano en la boca y carraspeo. jas se derritieron en sonrisas y no me volvieron a decir nada. hecho la primes come Los ejercicios siempre pe vActisome, padre, que no he terminaban en domingo, Ese diay el del “ ins de santo nién porque las hermanas no saben si somos de la superiora eran los solos dias de gran fiesta que tenia- sin permiso mos Diablo... Actsome, padre, que me estoy confesando en todo el afto, La capilla la arreglaban con los ornamentos y los manteles de las monjas. de lujo, Henaban de foreros el altar, iluminaban a todos No resistié mas y se puso a reir: los santos y prendian el doble de cirios que de ordinario, —-{Té eres la chiquita de los anteojos negros? La misa de clausura la hacia el padre Beltran, con los ornamentos —Si, padre. era todavia mds bello, Antes de la comunién nos hacia un sermon —;Cémo te llamas? de preparacién a la comunién, nos decia que él veia sobre nuestras —-Emma. cabezas una aureola de pureza después de los magnificos ejerci- —Emma qué? cios que habiamos hecho y que esperaba que durante todo el ato —Reyes, como los Reyes Magos. guard4ramos nuestras almas tan puras como ese dia. Luego daba —;Cudntos afios tienes? la comunién y todas cantdbamos Ilenas de fervor el Tedeum de ec .-Nadie sabe, pero yo digo que mds de diez. agradecimiento a tantos dones como Dios nos colmaba. Ese dia hijica, yo voy a hablar con la hermana direc era el nico en el afio en que las monjas desayunaban con —Vete tranquila, +e el padre que hagasNag: tu P primera comunion: efi una sala preparada especialmente tora pata ver como6 se hace para y ese dia nosotras teniamos permiso Yo me voy a ocupar. Recibe la bendicién. de hablar durante el desayuno, que era con chocolate 166 167

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA un pedacitoi dei- e queso CARTA NUMERO 17 era cho colate. Nos daban . 5 muy clarito, pero . de cinco dia di a maravilloso! Después yuna mogolla mas. {Qué ' el lo cas, agitadisimas, naturalmente hablar, gritabamos como sin dicho el padre Beltran era todo lo que nos habia tema principal risitas nervio- lindo, tan bello, se sentian durante las charlas, tan El d omingo entero lo tenfamos sas de todos lados del comedor. libre para nosotras.

Mi querido German:

Hacia mds o menos dos semanas que habiamos terminado los ejercicios espirituales y la superiora nos hizo reunir un dia en el primer patio ala hora del recreo, para presentarnos una nueva monja que venia con el cargo de ecénoma; era un nuevo titulo. Hasta entonces era la directora la que hacia las cuentas y sor Honorina hacia las compras y el mercado. Lo primero que nos dijo la directora era que sor Evangelina Ponce de Leén pertenecia a una de las més grandes y distingui- das familias de Colombia. Que habia renunciado a la riqueza y los honores para dedicarse ala humilde vida de religiosa. Que de- biamos dar gracias a la Virgen de habernos enviado una religiosa tan distinguida a tomar la triste responsabilidad de ocuparse de los intereses econdmicos de nuestra humilde casa. 168

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA un tenemos que pagarla con dinero y ese dinero tenemos que ga- Ledn era de estatura media, Sor Evangelina Pon ce de todas las faccio- narlo todas con el trabajo. palide 2 de cera de iglesia, poco gorda, de una Nos prometié que para ojos pardos; caian en punta, el afio préximo tal vez nos iban a su cara iban hacia abaj 10. Sus nes de de gancho que hacer unos uniformes nuevos pata las fiestas. hacia abajo en una especie fa nariz se doblaba piso, También hemos pensado con la hermana se arqueaban hacia 2 el superiora que { bios finos y apretados aia hacia arriba como debemos ocuparnos mis de ustedes, en cuanto a su educaci6n. pecho y , su gordo trase to ‘ iban ciaosolo su fuerte y las Todas ustedes deben aprender a leer y escribir una istancia entre ella aun cuando sea haciéndose paso y estableciendo sus propios nombres. en esas dos partes de su También les ensefaremos un poco de arit- su pretension se reflejaba otras; toda estaban mética, en la vida hay que saber contar, La geografia, scudntas blanquisimos, per o también cuerpo. Los dientes eran de ustedes Pp areeee cia aque os los ibaamay saben lo que es geografia? Seguramente ninguna, abajoj y cuando hablane clavados haciai ms Un dia u otro ustedes tendran que volver al mundo yen el mundo dos garras hue suda escupit.i Sus manos s eran la la cabeza siempre muy 3 geografia és muy importante. , Hablaba muy despacio, con largos. tenia q/ ue tocarn Al mes siguiente empezaron las lecciones. Ella venia media siemprei des de arriba.i Cuando irardndonos paso entre las hora cada dia a los salones de trabajo y, sin que nosotras inte- una’ observ: acion o para hacerse oapara hacernos con la rrumpiéramos el trabajo, ella nos empezé a ensefiar de memoria de trabajo, nos tocaba Gnicamente salones filas o en los Con: los nimeros. Primero nos ensefié jen toca una cosa sucia 0 i a contar hasta veinte, luego dedo indice; como qui ; punta del en publico o nos ensefid que uno mas uno hacia dos y dos mds uno hacian monjas se diri gian a nosotras | las tagiosa. Cuando Ylamaba tres y tres mas uno cuatro y as{ seguiamos hasta «nifas». Sor Evangelina" nos llegar a veinte. en privado nos {lamaban Eso se «cninas». llamaba sumar, luego nos ensefié a multiplicar. Sia dos y, cuando estaba brava, «muchachas» nos hablé;hae fo multiplicamos por dos hacia cuatro, a mi me parecia que era nos la presento, ella€ también.nos Cuando la directora igual sumar + cambiosi en la comidaiday y aeaig que multiplicar, para mf era igual decir dos mds prometié que iba a hacer varios nos para que p dos son cuatro que decir dos multiplicado por dos son cuatro. en la distribucién del trabajo nas variaciones ote Los lunes era la aritmética, los martes repetiamos los nombres de roducir mas dinero. las letras dela a ala z. Nos ensefid que estan aqui de caridad y qu solo habia dos letras que __No olviden que ustedes ° ustedes nono p pier eran dobles: la elle y la erre. Los miércoles era la geografia, ella agar lo que se comen, damos, 9; adoraba la geografia. Nos ensefié lo que era un rio y la diferencia re galan la comida que les HEsen que enendo el mundo nos i717 170

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la adelante y termur Abamos con los brazos entre una laguna y el mar, 0 col 8 ando lo largoB del que habia entre un rioy una laguna, y una Joma. Decia que las ciuda- cuerpo, con L ias manos bien Th abiertas,biertas. P eroPer eso;St iS EJELCICLOSECA ib,1Dal aco im. diferencia entre una montafia ensefid Pp afiados yy co. coo; rdinados con UNOS Versos0: que gritagrit: bamos € 1 COL 0: una tenia un nombre y nos des, como las personas, cada de Colombia. de las ciudades mas importantes el nombre de un se- jAnimo, nifias, ensefiaba historia patria. Nos hablé Los jueves nos fuera perezal, y que era el padre de nuestra fior que se \lamaba Simén Bolivar sobre Bolivar que decia: que trabajando con ilusién, Nos ensefid a cantar un verso patria. junto al pronto tendremos héroe inmensamente triste muriése «Cien afios aquel fuerzas bastantes es nuestra patria, nuestra nacién». mar. Bolivar es nuestro padre, Girardot cuando para ser nifias ensefié la oracién que dijo Atanasio Nos «Permitid, dignas de honor. entre las balas de sus enemigos: subié.una loma en la cima de aquel monte Sefior, que yo plante esta bandera jornada, dichoso Desgr aciadamente hasta ahi llegé nuestra cultura. Sor voluntad que yo muera en esta y sies vuestra Evangelina se enfermé atravesé su corazén y cay muerto $s y nunca ir 4s ni ella ni nin 8 luna otra moriré». Y pum... Una bala . nos volvieron a dar clases. El primer dia que hos dio la clase envuelto en la bandera nacional, de tela cocidos jun- de gimnasia, salié de la puerta del claustro acon pafiada de bandera nacional eran tres pedazos La sor Honorina que la seguia rojo, el amarillo significaba g detras ? Hevando en 1D las manos una tos, uno amarillo, otro azul y otto suelo; el azul, el agua de los eloro y las riquezas de nuestro y el rojo, la sangre derramada clopiopelo r ‘Ojo.jo. Sor TV.E ange e. lina le indicéd O co: con €i | de: dedo indice en gq que océanos que rodean nuestro pais; de batalla. sitio debia p onerle la banquetaGi Yr apoyandose[pi y A de a P puntanta de loslo por nuestros héroes en los campos lahora dedos contra el hombro de sor t Jonorina, se subié era en el patio grande y nos lahaciaa en la banca Los viernes la clase : No solam ente podiaf ver hasta ‘4 de diez; era Ja clase de gimnasia la ultima de atrds, sino que asf nos del recreo, todas reunidas en filas y No nos queddramos raquiticas. podia hablarablar ded arr ib: a pata ta abajo,abajo, En in iab pi rimera fila, a oMmo siempre,Lempre, para que creciéramos z £ + ‘1. fisica, estabamos las mas ¢ hiqu: itas. Yo erala primera, los brazos hacia arriba, J junto a mi, las her- Empezdbamos levantando fuertemente luego hacia adelante, nego doblados manitas Santos, untoCe alas SantosSantos las aS dos GOs her:Nermana: s Va Ca, Ter esa poniamos en cruz, A oe V: ; 4 és de las V: ba Hel. luego los hacia D fs rapido hacia atras, de nuevo hacia el pecho, de nuevo arriba, 173 172

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dur Ten ndo ao e: en, el do: rimltornitorio del Evangelina la miraba todo el tiempo. N INO O Jesus,4€s mal mismoS: mf 10, perpe la clase de gimnasia, sor 1 1 f toda cuando sor Evar ‘ el dedo 1weiina se entermdé le hizo llevar el colct la clase, levantd la mano lentamente y con 100 Y la Cuando terminé hac fa dormir en el suelo unto de la cama de de acercarse. Yo la vi salir J ella ? asiia pod a lla- indice apuntado sobre Helena le ordend mar a cualquierqu. i lora paraau dificiles. que le le alcanzaraalcan un rer edioo un vaso la fila con la cara de susto de los momentos de de agua o lo que necesitara, Los domingos enla tarde ver —~Acérquese, muchacha. ian las si tenia piojos. arriba le miré la cabeza y le pregunts Desde dia que (y era no g uardaba at telena con ella, después que no, que era su hermanita la que tenia ? del almuerzo la Helena le dijo mandaba Ella apoyé la mano a donde estdbamos las otr as. cierto, los piojos me perseguian sin descanso). con el dedo Helena nos contabaa mya de Helena y descendié de la banqueta, mis amigas que sor EB angelina era sobre la cabeza peake) buena y con ella sq ne le daba la mitad de su y de marchar detras de ella. buenisin 1a comida, by indice le ordené levantar la banqueta 2 + que y: ya habia heckecho dos + ; la esclava de sor Evangelina, camisas s nuey.nuevas de dormir yq ue cada dia Desde ese dia Helena se convirtis en le daba lecciones. Ella y, cuando estaban ya sabia contar hasta mil y sabia las tablas la tenfa que seguir todo el dia con la banqueta hasta embetunarle en la pieza, Helena le hacia todos los oficios, la Pp por n via. a q que le le y' era la vida cargar agua limpia, ir de los santos o la Ppasio:pas: n de ae Cr Cristo.S$ los zapatos, sacarle el balde del agua sucia, Un dia nos contdé que estaban y braseros con cat- leyendo la historia de una santa muy mil veces a la cocina para Slevarle tés y caldos joven Y mu Ly linda que le ie hab:habian pies. a sacadodo losios d dos ojos) con us unas cur bén encendido para que se calentara los Carmelita, debajo chat asy le ean cortado los dos Senos En el patio de las Flores, el dela sefiorita y que todo junto lo hab ian puestote sooreb: un orar de € piatopl: tenfan de depésito de de pla tayay se lo habj an TN of OFTECIadoid a un dela capilla, habia tres grandes piezas que las g rande senor muy ricoCa oderoso, Evangelina hizo desocu- d » p pero que que p por laa noche los OS 4 ange-sex telas y decorados para la capilla. Sor les hab: an bajado del ielo seguia el regla- y se habian Levado la santa al Par ‘also, esas tres piezas y ahi inscalé su casa, ella no par EI hombre fico, que era mu malo, todos los privilegios, casi y y se habia vuelto O Ciecie: g 0 por Castigo mento como las otras monjas, ella tenia en el claustro deD ios, Orta €z nos dijo que superiora, porque la sup eriora comia le habia regalado un libro que se mas que la l lamaba en el el «Lector colom biano» que tenia muchas ottas monjas; solo sor Honorina nos acompafiaba historias, sy pero con las cuando venia parte de las veces comia con nosotras no le dejaba sacar nada, comedor. Pero sor Evangelina la mayor n mayo, le Hevaba la comida. el dia de ta hesta dela Virgen, as hermanitas era Helena la que i + l Santos sola en su apartamento; +2 , Z ién les IL lecciones, Helena seguia Z Los primeros meses, los meses de las

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en la cabeza tenian unos se sabia si estdbamos o no bautizadas. Siguieron discutiendo vestidos blancos largos bellisimos, por unas coronas mucho rato, luego empezaron a llegar las otras monjas, todas velos de punto transparentes sostenidos Como eran rubias de muy agitadas. Sor Carmelita viéndome llorar se acercé yme hechas de florecitas azules y rosadas. el dia las dejaron Hevar preguntd por qué lloraba. ojos claros, se veian lindisimas, todo para que las admira- ~~Porque ustedes nos van a dar al Diablo. los vestidos y fueron de salén en salén envidia terrible, —iCual Diablo? ramos. Yo las mitaba y las tocaba con una los angeles que estaban —EL.. como ellas, me imaginaba que eran bn con el dedo sefialé al obispo. Todas se quedaron mudas, el con Dios en el Cielo. costura porque la , ispo me Pregante muy dulcemente por qué Un dia Helena vino a buscarme al salén de yo pensaba que y nos dio la lla- superiora queria hablarnos. Fuimos al despacho ponernos los delantales —Porque yo lo conozco pot el vestido rojo. ve del dormitorio para que fuéramos a la cara y las manos y ‘Todas se pusieron a refr, menos Helena que me dio una pal- de ir ala misa, que nos lavaramos los pies, estaba haciendo las mada en Ia boca, Ella ya sabia qué queria decir obispo. ° que nos peindramos. Cuando Helena me me dijo que me quitara esos Nos Ilevaron a la capilla y él nos dio la confirmacién, luego trenzas aparecio sor Evangelina, a ver al obispo, nos regalé a cada una una medalila de plata con la imagen ae horribles anteojos negros y nos dijo que sbamos arrodillarnos y be- la Virgen. A sor Evangelina le dio un billete y le dijo que para que cuando nos acercdramos a él debiamos que nos compraran algo que nos hiciera falta. sarle la mano. Sor Evangelina el mismo salén nos compré tela blanca para hacernos El obispo nos esperaba con la superiora en calzones y a Helena le monjas nos Hevaron hizo ademas un corpifio, porque le estaban saliendo los senos donde entramos el primer dia cuando las la sotana y las medias y habia que apretarselos porque se veia inmoral, al convento. Cuando me arrodillé vi que nadie entendia pot Fue sor Evangelina quien se encargé de prepararnos para la pri- del obispo eran rojas y me puse a llorar, me puse contra la mera comunidn. Todos los dias después de las onces Helena venia qué lloraba, el obispo me quiso tocar y yo unos indios nos a buscarme e tbamos al apartamento de sor Evangelina. pared. La directora le empezd a contar como Ella se un tren y que otras mone sentaba en una grande silla de raso verde oscuro y Helena le ponia habfan abandonado en la estacion de habian traido donde la banqueta de terciopelo rojo debajo de los pies,Nosotra nos jas y un cura nos habian recogido y nos nada y, lo mas grave, no sentabamos en el suelo, Helena junto a ella y yo més lejos. ellas. De nuestra familia no se sabia 176

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA Evangelina que- Volviendo ala primera comunién, sor Evangelina que me di cuenta que sor no pudo Fue en esa ép oca pero soportar mas mi estupidez trabajar como su sirvienta, y ademds yo sentia que me detestaba mucho a Helena. La hacia ria la cabeza y todo lo que sinceramente. Un dia me dijo: todo el tien po le acariciaba la queria; —No la soporto mas y no vuelva. Yo detesto el Ila lo encontraba maravilloso. la gente fea y Helena decia o hacia, y las la estépida y usted tiene las dos. esas lecciones de catecismo Yo me aburria a mori ten y, de nuevo, los man- Pue sor Maria Ramirez que se hizo cargo de prepararme de qué eran lo s sacramentos explicaciones hostia recibiamos el cuerpo para la primera comunién, Helena siguid su preparacién con y los pecados y que en la damientos no entendia sor Evangelina. parte del clempo La mayor { y la sangre de Cristo. t leer ¥ estudiar el Si tt me preguntas cuél fue el primer amor de mi vida, tengo I lelena ya podia de lo que nos explicaba. nada y, como me que confesarte que fue sor Marfa. Era un todo de memoria amor rarisimo, era como yo temla Ue ay render catecismo, eslos si fuera mi mamé, mi pap4, mi hermano, mis hermanos y mi ; coreaa me quedaba nada.n novio. aburria y me distrafa, no se u Ella reunia para y una facilidad para apren mi todos los tipos de amor y todos los matices de Helena tenia una memoria decia que era la china la ternura. Alta, muy delgada, de movimientos agiles y elegan- p rodigiosa. Sor Evangelina cosas que era i E a5 { { a superioridad tes, la piel tostada, ojos negros penetrantes y al mismo tiempo un mAs inteligentey que poco tristes. Todas las facciones de su cara eran perfectas como complejo To do lo en de Helena me fue cr eando un. verdadero inventat yo mis- equilibrio, pero sus facciones no eran ni solo me gustaba femeninas, ni masculinas, ( detestaba ? g era aprender y 1a delel catecismocat ; y yo ditia que no tena sexo, Era la belleza y el equilibrio perfecto cosas; en cambio por 1as, ima: g {nar m1. ala § historias,QL encima del sexo. A veces parecia un poco dura o masculina y otras ensar en veces era de una ternura y dulzura arboles, preferia Pp extraordinarias. No debia ser y subir alos armonio, y if al solar el de la histo- (ee muy inteligente ni muy instruida. en las historias El hecho de que fuera la direc- Tarrarrurra que as historias de orqueque p odia L inventar tora del salén de plancha probaba su nivel cultural, ademds ella me $s me © gu ust ab an p Sa be cada. Los bordado: ria Por eso era contaba que su familia era muy pobre, ella era la ntimero trece f formas d de realizacién. de t d as ¥ nuevas ala tt nuevas‘ai punta feck dieciocho C. yo seria ia unica hermanos. Habia nacido en un pueblito cerca de Cali, 1 f { { que ecia que de sor Var melita, a pre. erida No sé silo decia en serio, Como yo estaba en el salén de bordados, el salén de las privilegia- r eemplazarla mas tarde. que podria se volvié das, no la vefa casi nunca, se realizara, pues la pobre Ella dormia en nuestro dormitorio, pero, pero el destino quiso‘ que fuera de las oraciones de la mafiana, no tenia nada que ver con ella. casi ciega.

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA blancos como los de las nifias Santos, porque yo no queria hacer me estaba preparando para Solo empecé a quererla cuando la comunién sin vestido blanco. Se puso muy triste y me dijo de plancha, todas las tardes al salén la comunién. Yo baja ba que ella no podia hacer nada, que las inicas que podian eran y el solar, ella me to- a pasearnos solas por los patios salfamos No es que con la directora y sor Evangelina, Ese dia me di claramente cuenta de 0 yo me colgaba de su cintura. maba de la mano me que en el convento, como més tarde lo comprendi en el mundo, la sor Evangelina, no, pero como ella aprendiera mas que con humanidad se dividia en clases sociales y el poder solo lo odi sentia que me queria, pues hablaba més simplemente y ademés tener los de las clases privilegiadas. Sor Maria Ramirez nance claro. me parecia mas facil y mas hubiera podido hacer la vida que [levaba sor Evangelina. Ell ella me traia cada dia algo es- Dos meses duré la preparacién, vivia tan ignorante de lo que se pasaba entre sor Evangelina, la fruta o la estampa bolsillos, o un caramelo o una condido en sus se las Srta. Carmelita y la directora como nosotras. Ella, como sor las mas chiquitas, en el solar, de un santo. Yo robaba flores, Honorina y sor Inés y sor Teresa, era simplemente la esclava de guardarlas todo el tiempo en entre sus manos y le pedia de is otras y esa visién se me fue aclarando y confirmando cada ponia yo no estaba con ella. para que se acordara de mi cuando su bolsillo estaba segura : a ms Ess ies Seforas representaban la aristocracia y el resto las puertas 0 Jos sitios donde ella Cuando pasdbamos de fuertemente y me flenaba la cara que nadie nos vela, me abrazaba A Helena no la veia desde hacia muchos dias, pero, como era de cada dedo de sus manos. besos, yo le besaba los ojos y la punta el momento de hacer los ramilletes para el NifioJesis y las car- la veia atravesat un patio en horas distintas alas lecciones tas para pedirle lo que queriamos de Navidad, decidi ir donde la Cuando a comulgar a a la capilla o pasar ounsaléno simplemente entrar Srta, Carmelita para que me escribiera una carta r4pida para el poniaa saltary la respiracién se la hora dela misa, mi corazén se Nifo Jestis pidiéndole a él los vestidos, Ella me la escribié sin ha- el tiempo hablando con Cuando no la veia, estaba todo me detenia. la ani- cer ningtin comentario. Me escapé por la escalera de las monjas historias para contatle, Bila fue ella mentalmente e inventaba que era prohibida para nosotras y fuia la capilla a poner junto al me dijo que yo era muy inteligente, ca que durante toda mi infancia altar la carta para el Nifio Jestis. Cuando ya habia puesto la carta, mi Ja sola inteligente era Helena. naturalmente no le cref, para me volteé y vi que la directora estaba inclinada en su reclinatori para que hiciéra- decidié que la mejor fecha La directora misa de tezando. Me miré y no dijo nada, yo sali corriendo. “ era la noche de Navidad en la mos la primera comunién sor Los dias pasaban, la Navidad se acercaba y el Nifio Jess no nacia el Nifio Jests. Yo le dije a gallo, ala misma hora en que nos enviaba los vestidos. Tres dias antes vino el padre Beltran a conseguir unos vestidos _ Maria que ella tenia que ayudarnos 181 180

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES para confesarnos. Yo le dije que le habia escrito al Nifio Jesus pi- ~—~é¥ las Santos? :Las Santos son ricas? diéndole un vestido blanco y solo faltaban tres dias y los vestidos ~—No, pero las protegen los ricos. no llegaban, que yo no queria hacer la comunién sin vestido, Me volteé y me dormi. Se puso furioso y me dijo que eso era un pecado de vanidad, que A las once de la noche vino sor Teresa a despertarnos, Se sen- me arrepintiera y no pensara mas, que lo unico que tenia que tener tian los gritos de las otras nifias que estaban en recreo esperando blanco era mi alma y no el vestido. El mismo dia de Navidad por la hora de fa misa. Yo me moria del suefio. Nos pusimos los de- la mafiana vino de nuevo el padre Beltran para hacernos la ultima Jantales de la misa y salimos del dormitorio. Sor Evangelina nos confesién y para prepararnos para la comunidn. Yo estaba triste estaba esperando en el corredor. y de mal genio, no creo que escuché lo que nos decia. A las seis dela —Vengan conmigo —tomé a Helena dela mano, yo iba detrds. tarde sor Teresa vino a buscarme, fuimos ala lavanderia donde Cuando Ilegamos al apartamento de ella, yo vi sobre la cama habia una grandisima alberca de quince metros de larga y dos dos vestidos blancos maravillosos, mucho mAs lindos y lujosos que de ancha, alrededor estaban los lavaderos de la ropa. A esa hora los de las Santos, Los ojos se me Ilenaron de lagrimas dela felicidad. ya nadie estaba lavando. Sor Evangelina [legé con Helena, nos —Son de mis sobrinas que me los han prestado para ustedes. hicieron desvestir y nos pusieron unos chingues o camisolas Por caridad no los vayan a dafar nia manchar. largas grises, Sor Evangelina lavé a Helena la cabeza y sor Teresa Sor Teresa llegé corriendo y entre las dos empezaron a ves- a mi. Nos hicieron frotarnos los pies, la cara, los brazos y las tirnos. Sor Teresa hablaba todo el tiempo de la belleza de los piernas con un estropajo, luego empezaron a tirarnos balda- vestidos, las coronas no solo tenian flores sino también perlas dos de agua helada. Yo creia que me iba a morir del frio, no que brillaban. Cuando nos fueron a poner los zapatos, yo me podia ni respirar. Nos secaron bien el pelo y nos Ilevaron al morfa de la risa, eran los primeros zapatos que me ponfa en mi dormitorio y nos hicieron acostar sin haber comido nada; dijeron vida y me quedaban grandisimos, en cambio los de Helena le que como ibamos a comulgar a media noche no podiamos co- quedaban chiquitos, la pobre caminaba come patoja, yo cami- mer sino hasta después de la misa de media noche; que ellas naba arrastrando los pies para que no se me salieran. Cuando vendrian a despertarnos a las once de la noche. Cerraron con nos terminaron de vestir, soné la campana pata la misa, nos hi- llave el dormitorio y se fueron. Yo me puse a llorar por el vestido cieron subir a la capilla por la escalera de las monjas y entramos y Helena me dijo que yo era una china pendeja, que las nifias por la puerta donde la Srta. Carmelita ofa la misa. Cuando pobres no hacian la primera comunién con vestido blanco. nos vio, nos hizo acercar y dijo que los vestidos eran bellisimos. 182 183

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En la micad de la capilla, junto al altar, habfan puesto dos recli- CARTA NUMERO 18 natorios para nosotras. Cuando entramos a la capilla sentiamos que todas las nifias hacian «jah!» pero al hacer la genuflexién yo perdiuno de los zapatos, todas se pusieron a reir y yo también rei, Empezé la misaa las doce en punto dela noche. El padre Beltran levanté el velo que cubria al Nifio Jestis que estaba acostado sobre una cuna de raso rosada y la cuna estaba entre nubes de algodén, La capilla estaba toda iluminada y lena de flores. La directora se levanté y se acercé a nosotras y nos hizo pasar y arrodillarnos en todo el centro de la mesa de la comunién. Yo estaba emocio- nadisima y creo que en ese momento estaba amando de verdad al Nifo Jestis que iba a recibir por medio de la hostia. En la misa Faltaban seis meses para la fiesta de San Pedro y la madre su- cantamos villancicos y la directora tocé lindo el armonio. periora, como todos los afios, reunié a las monjas en su aparta- Cuando la misa se termind, nosotras nos levantamos para mento para decidir con ellas qué clase de regalo le iban a enviar salir por la puerta de nuestras compafieras, pero la mano de sor al Papa a Roma el dia de su santo. Todas estuvieron de acuerdo Evangelina nos detuvo, nos hizo salir por la puerta por donde en hacerle un alba bordada. Alba es esa especie de camisa larga habfamos entrado, nos hizo bajar la escalera privada, nos llevd a hasta el piso que se pone debajo de la casulla para decir la misa. su apartamento, nos hizo quitar los vestidos, nos pusimos nues- La tela que eligieron fue un olan cristal finisimo y blanco como tros viejos delantales, sacamos los pies de entre los zapatos y nos una nube, dijo de ir con las otras al comedor para comer algo. Yo solo comi Sor Carmelita pasé mds de un mes haciendo el dibujo. El mo- mis propias lagrimas. tivo principal eran espigas de trigo, ramos de uvas y en el centro en la parte de adelante habia un grande cdliz del que salia una Felices Pascuas. hostia con rayos y sobre los rayos con las alas abiertas una palo- Emma. ma que representaba el Espiritu Santo. Terminaba la parte baja en varios calados en forma de encajes y remataba con un borde de frivolidad hecha en hilo de crochet. Las mangas también iban 184

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES bordadas hasta los codos, el cuello y los hombros eran de una habia junto de los lavamanos una pared con cal fresca en la que riqueza de detalles extraordinaria, Creo que la madre supe- frotabamos las manos mojadas y el resultado era fantastico. riora no exageraba cuando nos dijo que seria la mas bella alba Lo mas dificil de ensefiar era que durante el trabajo no de- del mundo. bian ni meterse los dedos a la natiz nia los oidos, ni rascarse la Era un periodo de mucho trabajo. La Turca, la mejor clienta cabeza ni tocarse los pies ni meter las manos en los bolsillos su- que tenia el convento, habia llevado a bordar tres manteles cios, esa era la disciplina mAs dificil para las principiantes. Elvira de lino para una mesa de cuarenta personas. Cada servilleta Cubillos, por ejemplo, era muy buena bordadora y trabajaba tenia un metro por un metro de grande. Cada mantel tenia auna rapidez de maquina de coser pero tenia el defecto de que se cuarenta canastas, en uno las canastas eran llenas de flores, en le escurrian las babas encima del bordado. A la pobre teniamos el otro de frutas y el tercero era lleno de pajaros y mariposas que amarrarle una toalla alrededor de la boca y el cuello, lo que que volaban sobre ramos de violetas. El dibujo daba vuelta al le impedia hablar. Cuando terminaba el dia, la toalla quedaba de mantel en forma de guirnalda sostenida por lazos de cintas, torcer, Con las que les escurrfan los mocos el problema era peor, En el centro de cada mantel también entre flores el inmenso porque tenjan que frotarse la nariz cada rato contra la parte alta monograma M.G.R. de la manga del delantal. El salén de bordados estaba lleno de bastidores pegados uno La madre superiora y sor Carmelita decidieron que fuera contra otto, Cuando alguna tenia que ir al inodoro o a lavarse yo la que hiciera el alba para el Papa. La tinica cualidad que las manos, tenia que salir en cuatro patas por entre las piernas las monjas me reconocieron siempre fue la de las otras. Todas las nifias capaces de bordar bien o mal es- de ser Ja mejor bordadora, tal vez porque me habian formado manteles o en las servilleras de la Turca. desde muy chi- taban ocupadas en los Se quita y, no solamente de una hora el tiempo de trabajo, que conocia todos los secretos y mafias que Nos habfan aumentado exigia cada tela, cada tipo de que nos quitaban de los recreos. En cada bastidor ha- bordado y el empleo de los hi- eta tiempo los segdin su consistencia, sino que, ademas, era la tinica bia una grande bordadora que dirigia y ensefiaba a las otras y que tenia el don natural del dibujo, es decir, que al momento de era responsable del material de trabajo. Debia controlar la lim: bordar no lo deformaba, sino que, al contrario, lo perfecciona- pieza de las manos para que no ensuciaran la tela o loshilos ba, esa cualidad les daba la seguridad que no habia con el sudor, Habia algunas que les sudaban tanto que la aguja que estar detras de mi controlandome y que cada trabajo que hacia salia chillaba cada vez que entraba o salia de la tela; para esos casos casi perfecto. 186

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mucho trabajo al convento, sobre los palos hasta dejar solamente una banda de un metro de La Turca pagaba muy bien y daba que todo . restoy ancho, luego templamos el bastidor. Cubrimos todo con dos sA- pero el alba para el Papa era mas importante mejores manos. “ a banas, dejando descubierto solo un pedazo de veinte centimetros por lo tanto tenia que ser hecha por las Trabajar para e vee donde aparecia la primera parte del dibujo. Preparé los hilos de representaba una especie de premio y honor. de las que tral i acuerdo al numero de grosor, las agujas, las tijeras, los punzones era casi tener el Cielo asegurado y la conducta que se tenia cuan ° y el papel, que servia para darle brillo al bordado. Cuando todo ban cada afio para él no podia ser la misma era un na y “= estuvo listo, sor Carmelita Hamé ala madre superiora, que vino se trabajaba para la Turca, que segun las monjas al comienzo ¢ trabaj con el balde de plata donde estaba el agua bendita de la capilla, le mucho lo que nos hacian rezar cada dia luz dela fe crisianas ke eché la bendicién al bastidor y mientras rezdbamos diez padres para que Dios lailuminara y le diera la ala mene alta nuestros pot la salud y la vida del Papa, ella echaba agua bendita Yo sabia lo que me esperaba con ese trabajo; para él, una alrededor del bastidor, Luego me hizo arrodillar y me dio la ben- salfa a relucir el Papa. Yo era indigna de trabajar Papa ibaaponer so- dicién, con ese rito quedaba autorizado elprincipio del trabajo, pecadora, no podia tocar una cosa que el Cristo en 2 etre Por dos meses yo estuve sola como una reina en mi grande bre su cuerpo. El Papa es la encarnacién de la hostia ela bastidor. Ese periodo de trabajo coincidié con una crisis mistica Todo lo del Papa era sagrado como era sagrada los sablamos de memo que combinaba con mi amor por sor Maria. Nunca he amado mds comunién... Ese discurso y otros ya misma fecha nos los repi a Jestis; lo amaba chiquito recién nacido, lo amaba ayudando a lo que no impedia que cada afio a la San José en la carpinteria, lo amaba hablando con los discipulos, i nuevo, sobre la pieza lo amaba en la cruz, en la resurreccién y en el Cielo, Cuando me ve Carnal habia dibujado el alba completa basic ave ins acercaba al altar para recibir la comunién, me temblaba el cuerpo de ol4n. Ayudadas por ella, armamos el enorme el trafico de las otras entero de amor. Durante la misa miraba fijamente los ojos del talamos al fondo del salén, donde no habia sino para na que Sagrado Corazén y varias veces tuve la impresién que sus labios nifas, no solamente para evitar accidentes, de ese bast _io se movian o que me sonreia. Un dia que vino el padre para confe- no era una costura como las otras, Alrededor nifias que me ajal : sarnos, yo me arrodillé junto al altar y escrupulosamente buscaba podian pasar sine las monijas y la nifia o las baja deal * ae € : en lo mas profundo de mi mente todos mis pecados con miedo de en él, Sor Carmelita calcd el dibujo dela parte de las mang ee olvidar alguno. Mirando siempre los ojos del Sagrado Corazén, el mds importante y yo calqué el dibujo de seda y lo enro le suplicaba me perdonara y me ayudara a ser mds buena para bros y el cuello; cubrimos todo con papel

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA por mis mejillas, Se metié el dedo indice en uno de los huecos de la nariz. poder estar mds cerca de él. Las lagrimas rodaban dicho mentiras, de nuevo —tu amiga tiene razén, hija, Todos tenemos papa y mama me sentia tan pecadora; de nuevo habia nuevo habia peleado en el pero si uno no sabe quiénes son, es igual que haber nacido habia sentido odio por sor Teresa, de pelota, de nuevo le habia como [a flor de debajo de la tierra y, cuando uno nace asi, no recreo porque me querian quitar la subir alos arboles. puede entrar a la carrera religiosa. Reza mucho hija, no pien- sacado la lengua a sor Inés porque no me dejaba que si me hacia monja tal ses mas en eso. Usted puede igual servir sin ser monja. Deseaba tanto ser buena, que pensé a ser santa como Santa ~~Pero yo quiero ser monja. vez seria mas facil y tal vez podia llegar Si, yo seria monja. Pasé al —Aija, uno no hace todo lo que quiere, sino lo que Dios Teresa. En un minuto tome la decisién. y, cuando termind quiere. confesionario, le dije mis pecados al padre tomado la decisién de y é:Entonces ses es élé que quisoj que yo nacierai entre un pecado? de darme la penitencia, le dije que habia yo sabia que para ser éY que no pueda ser monja? hacerme monja, que si él me ayudaba, que tenia dinero. Se hizo el que no me habia oido y empezé a darme lab monja habia que dar una dote y yo no como silo . dicién. ~ El padre Beltran salté dentro del confesionario se froté las narices de abajo Esa misma noche hablé con sor Maria a la hora del recreo; ella hubiera picado una culebra, tosié, el dedo mefiique y también me dijo que el padre tenia razén, que ella también iba para arriba, se rascé una oreja, metiéndose confesionatio, me dijo: a tezat por mi. Pero yo no queria creerle aninguno de los dos acercando bien la cara contra la reja del idea de la cabeza. Mientras trabajaba, pensé que, si supiera escribir, podria escribicle —Yo creo, hija mia, que debe quitarse esa mas en eso. una carta al Papa y esconderla en una de las mangas para que la Soy yo quien se lo ordeno, no piense quiero ser es monja. encontrara cuando se la fuera a poner; mentalmente le escribia -—Pero, padre, yo sé que lo Unico que cartas que duraban todo el dia, en ellas le contaba toda mi vid: 2s porque no tengo dinero? pata ser monja hay lehablaba del Nifio, de Eduardo, de la Sra. Marfa, de mi herma _~No, hija, no es por el dinero, es que nacido de una nita y le decia ademas que las monjas eran malas con nosotras, tener papa y mamé y estar segura de haber que que nos pegaban, que nos hacian sufrir de hambre. De sor Maria familia cristiana. como las flores le decia que era la inica que era un Angel, Otras veces imaginaba __-Padre, una nifia me dijo que uno no nacia volviera a decir que no te que el Papa habia recibido mi carta y que me contestaba y me que salian de debajo dela tierra, que no y mama nadie podia nacer. ponfa a imaginar diversas respuestas, Otras veces pensaba que el nia ni pap4 ni mamé, porque sin papa

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA felices de mis afios de convento, estaba tan feliz que me volvi sup’ eriora “ que ibaai pediri a la madre payaso, no recuerdo lo que decia ni lo que hacia, pero si recuer- Papa ibaa venir al convento, c ara deLE sorpresa dePape todas conmigo € imaginaba la do que mis compafieras y sor Maria reian hasta las lagrimas. queria‘ hablar bien q] ee solo un suefio, yo sabia De noche no podian exigirnos como en el dia que trabajaramos las monjas. Pero eso era convento y no Pe ae estaba encerrado en un sin hablar. Levantadas desde las cinco y media de la mafiana y como nosotras, y mica “8 * ; pasaban. los dias y losmeses trabajando dieciocho horas por dia, si no hubiéramos habla- al mundo; asi se Be, me lo habia pedido el padre do, hubiéramos cafdo como moscas muertas, dormidas sobre el cansando de pensar y, como mi deseo de querer set monjay bastidor. Pero una noche, por mala suerte, hicimos demasiado poco a poco fui olvidando cuenta mi pasién por Jesus. ruido. Ester se habia subido sobre una silla y estaba imitando a fui olvidando yee cunt la superiora a revisar los trabajos todas las monjas y al padre Bacaus diciendo la misa; el asiento Un dia llegé nae a terminat el alba, la se rompis y cayé al suelo, arrastrando dettds de ella las cuerdas sola no iba a alcanzar que yo minucioso- : ‘ es fina y el bordado era demasiado de la luz de las lamparas que iluminaban el bastidor. Natural- masiado ordend que one as largamente con sor Carmelita mente a la mafiana siguiente todo el mundo vio el desastre, to- de hablar ja ust P se estaban trabajando para das las lampatras estaban en pedazos. La superiora nos llamé buena s bordadoras, que trabajata el alba y ordend ademas que una aunaa su apartamento y dos de ellas decidieron echar- ar conmigo en ran atrabaj fiesta para nosotras, la noche. Esa fue una gran mea mi toda la culpa. Fueron las hermanitas Santos, que me mos también por Primero queria decir uno y mil privilegios. odiaban porque un dia les pegué a las dos porque me robaron trabajar por la noche sola: S$. sino los domingos.i Comiamos{ un pl4cano y mi pan que me habia regalado Ester porque tenia o teniamos que it ala misa a sien a coset reads dolor de estémago. Yo habia logrado agarrarlas a las dos de la on una vequeti sala jonto fasy os comida, carne todos 108 garganta y, apretandolas contra la pared, les hice vomitar mi ban la dad era el chocolate Axi pan y mi platano y fue mucho mérito porque las dos eran mas de irnos a dormit. que nos “canalsdaban ala de nes grandes que yo, pero las tomé por sorpresa cuando estaban sen- Peecon pan eno diaf de la fi esta de daban una vez alanofi el tadas en el suelo, La directora me castigé a trabajar solamente Fl chocolate solo nos lo de que tuvieras un tra o en el caso excep cional de dia, tenia que entrar al dormitorio al tiempo con todas. la superiora, wtacia part trabajaras durante la noche. El dormitorio de Santa Teresita lo cuidaba sor Trinidad. Mien- bajo urgente y aria p nombraron a sor ; tras nos desvestiamos, rezabamos en alta voz, pidiéndole a Dios Para colmo de mi felicidad, que fueron los 4 fas mas durante la noche. Creo que nos cuidara 193 192

ended

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA tan fuerte como el tic tac del reloj. A toda velocidad atravesé los que tuviera misericordia de nosotras y que no nos fuera a quitar la vida durante el suefio y que si nos la quitaba nos perdonara y dos patios y aparec{ como una visién en la puerta del salén de costura, Sor Marfa, que como de costumbre estaba zurciendo no nos fuera a cerrar las puertas del Cielo. Sor Trinidad entre tanto se paseaba con los ojos bajos para las medias de las monjas, se puso blanca como el alba del Papa. Las nifias se morian de la risa, hasta las Santos parecian diver- no mirarnos, porque, si por mala suerte se nos escurria la ca- tirse de mi audacia. misa de los hombros, ella tomaba el riesgo de pecar mirando alguna parte de nuestro cuerpo. Cuando ya todas estabamos Sor Maria quiso regafarme, pero su amor por mi era mds acostadas, cerraba las puertas con llave y entraba a su celda fuerte. Eso si, me hizo prometerle que no lo haria nunca mas, para acostarse, teniendo cuidado de poner las Ilaves debajo de Yo vi que sus ojos estaban tristes, yo sabia que el castigo también era para ella. Hubiera querido tirarme en sus brazos y besarle laalmohada para que no fuéramos a robarselas durante el suefio, Yo sabia todo eso y naturalmente no podia ni pensat en que po- la cara, los ojos, la boca, decirle que yo también sufria y que la dia obtener las llaves. Mi cama estaba en frente a una puerta de amaba més que si hubiera sido mi mama y mi hermanita juntas. En esos momentos la queria con locura. Me arrodillé junto a ella vidrios que naturalmente estaba cerrada con veinte candados. Esa puerta daba al corredor donde la superiora nos daba las y le besé las manos, ella me picé dulcemente la punta de la nariz buenas noches y en ese corredor estaba el gran teloj de péndulo con la aguja que tenia en la mano. Le pedi que agachara la cabeza y le dije al ofdo que por amor a ella iba a volver al dormitorio. que sonaba como el corazén de una vaca cuando ha corrido, Esa puerta no la abrian nunca, pero los vidrios estaban soste- —No, no —se apresuré a decirme—. Ya voy a bajar al claus- nidos con cantidades de puntillas muy finas que parecian como tro para hacer el chocolate. Acompdfieme y luego se va a acostar. alfileres. Yo esperé mucho tiempo, ya ninguna se movia en la Haré también para usted, cama por debajo de las cobijas. Sin sacar la cabeza me puse el Cuando est4bamos bajando la escalera, sor Maria me pas6 el brazo por los hombros, yo me prendi de su cintura. En ese mo- delantal y los calzones encima de la camisa de dormir, me dejé escurtir y, artastrandome por debajo de mi cama me acerquéa la mento me di cuenta de cémo era de grande; pensé en una foto ventana. Casi sin respirar y sirvigéndome de mis tijeras, empecé amarilla y sucia que me habfa mostrado Inés Rozo. Ella habia na- a quitar uno a uno cada clavo hasta que el vidrio quedé libre. cido en un circoy en la foto estaba ella prendida de la pata del ele- El hueco no era muy grande, pero suficiente para dejarme desli- fante, el elefante tenia los ojos perforados por una aguja. Me dijo zar haciendo contorsiones de gusano. Mi corazén palpitaba casi que era ella quien le habia metido la aguja en los ojos un dia

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA una hora larga, tal vez las once o tal vez las doce. Una rafaga porque su mamé queria mas al elefante quea que estaba furiosa de viento, mds fuerte que las otras, me hizo voltear la cabeza. a ella mas que al elefante, era el ella, porque, sila hubiera querido Fue en ese momento que lo vi: estaba al fondo del patio, contra En silencio habiamos elefante el que deberia estar en el convento. la el alto muro que nos separaba del mundo. Primero era estati- dos patios y la lavanderia, cuando llegamos a atravesado los co, luego empezé a avanzar lentamente hacia mi con los brazos Se acurrucé junto a mi, me envolvid en sus puerta del claustro. estirados hacia adelante. No dudé ni un momento, yo sabia que fuerte contra su pecho me besd toda la brazos y apretandome era él, igualito a como nos lo habia descrito la madre superiora y a una velocidad como si estuviera de cara en todas direcciones millones de veces en sus conferencias. Alto, muy alto, ojos enormes besar un ojo. mucho af4n; yo solo le pude que echaban fuego, el pelo verde, eran muchos verdes juntos. tazas y el pan ya estan listas, solo tengo —Espéreme aqui, las Los cachos eran mds grandes de lo que yo habia pensado, los que calentar el chocolate. dientes enormes, blancos y parecia que avanzaran mds ade- nifias, ni grande ni chica, tenia nunca el Ninguna de las lante que su boca, las manos y las ufias eran larguisimas, de la Como no lo co- derecho de entrar al claustro de las monjas. él: punta de las ufias salfan llamas, avanzaba sin pisar el suelo, inventado toda clase de historias sobre nociamos, habfamos envuelto en un gran manto de fuego rojo, violeta y verde, por imagindbamos el Paraiso. Todo lo Lo imaginébamos como encima de su cabeza habia nubes de humo que eran blancas tepresentaba felicidad estaba guardado en el que para nosotras y azules. Yo estaba derecha, petrificada, solo mis rodillas se que salian el pan, los platanos, la pane- claustro: era del claustro golpeaban la una contra la otra, Queria gritar, pero no me salfa los regalos de Noel; era del claustro las era del claustro que salfan la voz, mi corazén no palpitaba, galopaba como un caballo, un nos regalaban y era del claustro que salia que salia la ropa que sudor frio escurria debajo de mis brazos y detrds de mis ofdos. cada una tenia preferencia por la monja que amdbamos, porque El estémago se me volvié de piedra. El avanzaba sin hacer La noche era negra como una alguna como ellas por nosotras. ningtin ruido, entre el pelo senti un hormigueo que me bajaba una sola estrella. Un viento helado me sotana nueva, no habia ni por la espalda; me parecid una eternidad el tiempo que empled de dormir que yo tenia con las dos ma- hacia inflar la camisa en atravesar el patio, yo sabia que venia pata llevarme, el resto se todo en ladrillo; nos para que no se levantara. El patio inmenso estaban helando. pasé en un segundo. Ya estaba tan cerca que veia los largos pelos estaba hiimedo, las plantas de los pies se me ya estaba: que colgaban de sus brazos. No sé cémo me salid el primer grito, vez el carbén Sot Maria se demoraba demasiado, tal que el reloj daba tampoco sé cémo pude recuperar el movimiento. No cortia, no... apagado y habia tenido que prenderlo, Sentf 197 196

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volaba sin tocar el suelo, no sé como atravesé los patios, ni como El alba del Papa no era mas que tres enormes huecos, las nifias atravesé el hueco de la puerta donde por escapar ; subi la escalera, ni cémo habian pasado por encima del bastidor, Sor Carmelita lloraba habia quitado el vidrio. acariciando con la punta de los dedos los bordes de los yo la de- Allado derecho de mi cama dormia Dolores Vaca, huecos como esperando el milagro de verlos desaparecer. A las volvia la vida, yo nueve testaba porque tenia fama de santa, Cuando de la mafiana la campana del convento soné una sola vez. la Vaca y agarrada no estaba en mi cama sino entre la cama de Eso significaba que la superiora Ilamaba de urgencia a todas las asu cuello gritando, monjas. La reunién no fue larga, diez minutos més tarde vimos Vaca no me coge —Con la Vaca no me coge el Diablo, con la llegar a la superiora acompafiada de todas menos sor Maria. el Diablo. oo Su cara era dura y severa. Todas nos pusimos de pie, lo que ha- Ella luchaba desesperadamente por liberarse de mi. Mis gri- ciamos siempre que ella llegaba a los salones de trabajo. Cuando hubo una tos no eran gritos, eran alaridos de animal herido. No pronuncié mi nombre, yo estaba junto al bastidor del alba, sola de las nifias ni de las monjas, incluida la portera, que dormia ~Acérquese, al otro extremo del convento, que no se despettara con los gri- Yo atravesé calmadamente el sal6n. No hubiera podido hacer- a las puertas lo tos, la confusién fue total, las nifias se precipitaron de otra manera, porque todo mi cuerpo estaba como una ma- y atrope- de los dormitorios pasando sobre las camas, pisandose deja de hilo y ademas me parecia que nada me importaba, nada. salieron de sus celdas Yo llAndose las unas a las otras. Las monjas sabia que no me Ilamaba para felicitarme. Cuando me dijo cual las puertas de era en camisa, nadie encontraba las llaves para abrir mi castigo, me parecié absolutamente natural. Un mes privada lloraban y todas querian de comunicacién, los dormitorios, unas gritaban, otras nadie tenia el derecho de hablarme, ni nifias ni huir sin saber ninguna lo que habia pasado. La madre superiora monjas y un mes de trabajo en la cocina lavando las ollas, lospisos y hasta tuvo un sincope, la Srta. Carmelita se cayé de la cama y cargando el agua. Un mes durmiendo sola en el cuarto de los la mafiana siguiente no la pudieron levantar, Cuando lograron. muebles viejos junto a la pieza dela vieja cocinera, un mes oyendo contra la ventana. la desprenderme de la Vaca, yo via sor Maria misa de rodillas sin derecho a sentarme y sola en medio dela ‘Tenia la cara cubierta con las dos manos. Era ella la que habia capilla. Mi nombre fue borrado de la lista de las hijas de Maria, corrido detras de mi y no el Diablo. Hasta la hora de la misa, me quitaron el delantal de uniforme y me pusieron una especie grande el convento no volvié a recuperar su aspecto normal, La decamisa larga, gruesa, de tela color tristeza y me dieron un lazo después del desayuno. para catstrofe la descubrieron solamente que la amarrara a la cintura, En la cocina tampoco tenia el

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA indispensableindi * aran el CARTA NUMERO 19 derecho de hablar fuera de lo absolutarnente ni i monjas,j ae iablo trabajo. Como nadie dudé, ni inifnifias no les coseee taba esfuerzon no habiai venidoi para llevarme,arme, pues y el : In erno.; Al mes, hablarme si i yo represe ntaba el pecado no esta aee en el convento,orett cuando salisali dela cocina,i a, sor Mariai ya Sor Trin idad a aele dijo Nunca nadiei supo a donsnde la mandaron. enviado a Agua d auna nifia que ella crefa que la habian . idar los leprosos. Papa no recibié nuestro _ nfo vor la culpa del Diablo, el regalo.

A German Arciniegas: Emma. Paris, 1972+ Un dia, ala hora del recreo, la monja que cuidaba el jatdin nos dijo que esa mafiana habia visto un nido de pajaritos sobre el Enano: era el nombre que le dabamos al Arbol que era el mds chiquito y gordinflén de todo el jardin. Con la mano nos mostré donde estaba ese nido que ella habia visto con la escalera y te- nfa cuatro huevos chiquiticos, Los huevos chiquiticos yo no los conocia y cuando la monja se fue a la clausura yo les dije a mis amigas que iba a subir al 4rbol. Como un mico me subi al Enano. Cuando con una mano quise tocar los huevitos, me agarraba con tanta fuerza ala rama, que yo misma la romp y me cat con el cuerpo y la cara contra el suelo. El golpe duro me lo di en el es- témago. Alrededor del Enano habia un poco de pasto y varias florecitas, pero eso no sitvid para que me protegiera. 200

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA si- también me miraba. dur to do el dia. A la mafiana No estaba sola, en un brazo tenfa a su hijo El dolor en el est6mago me fuer tes y cuando me bajé de que lo llamabamos el Nifto Jestis. Me fastidiaba un poco pensar que desperté con dolores mas guiente me tena ese nifilo tan bonito lo habian en mis sébanas yen mis piernas hecho con la sangre de Maria. Yo la ja cama, ate! rrorizada vi que y llor: ando le dijet miraba frente a los ojos y empecé a contarle todo, si, todo lo que yo 4 donde; la monja enfermera sangre. Cort a morir. sabia de mi misma Enano y me revente y me voy y le conté que me sentia muy triste y muy sola y Me revente, me cai del cama y me @ xaminé todo que yo queria que ella fuera mi amiga y poder contarle todo, todo. me hizo s ubir sobre una vieja Ella er a mi esto- Cuando la dejé, senti yo misma yo insistia en decirle que que ya la queria mucho y desde el cuerpo hasta los pechos; terminé de tocarme me ese dia decidi pasar con ella todo el tiempo que me daban para el se habia reventado. Cuando mago que eso era nor- recteo, Yo le conté todo, todo no era nada, que lo mio. Yano me quedaba mas yem- lo que me pasaba dijo riéndose que a las cinco porque pecé a contarle las historias que yo sabia de mis amigas y Me pidid de volver cuando todas las mujeres. mal en bolaiF de terminé con ellas canasto sac éuna empecé a inventar historias divertidas para entre- o. De un gx ande tenia muc ho traba 7) g las tenerla, la i los“ pusiera uno a uno entre pobre pasaba casi todo el diay la noche sola con su hijito. viejosiej y me dijoij que m e trapos saliendo. Nuestra amistad ya tenia varios dias, muchos sangre que iba a continuarnae dias y mi tristeza piernas para recoget y ese mal normal en to ‘ que sentfa yo misma, porque no podia reir y estar alegre y Pero no se asuste, eso es sangre y todo lo que me jugar en el recreo como antes, como ya no tenia nada mds que ida del Bnano y la historia dela mitad que todo contarle, decidi pedirle que me yo no le entendi todo, nila ayudara, que yo queria muchas co- conté laemo monja, laverdad nes Sas, yo queria nifias y que eso duraba portoda que ella me hiciera crecer porque queria ser grande eso era normale on todas las que me quedé enc “ ° como algunas de las otras nifias, le ped{ también que me arreglara y muchas cosas mAs, pero lo tinico tra vida y todos tos me! : los ojos, porque todas Las nifias me Ilamaban ¢ so me pasatia toda la vida bizca y torcian los en mi cabeza es que a. nifios, que yo también os gjos imitandome y se reian todas y yo lloraba y las querfa menos. esa sangre servia p ara hacer los y que los nifios me ce: ‘También le pedf a Maria, ya no Lashiste orias de la sangre y de la Ilamaba Sefiora ni Virgen, ya le nacida de la sangre. tenia an enferma que yo misma mesentia tanta confianza que la llamaba Maria, le pedi que yo queria jaron enferma toda, me sentiat h ablar, porque me daba vergiienza tener el pelo crespo, porque mi pelo liso no me gustaba y no po- mal. Como no tenia con quien me arrodillé fren- dia peinarme bonito, también le pedi que yo pudiera cantar... tenfa ganas de jugat, corr’ {alacapilla, y como no la flamdba- Pero nunca me Auxiliadora, nuestra Virgen, dio nada de lo que le pedi y, como no hablaba, de Maria te a la estatua vela que ella empecé a dejarla y que sonreia y con los ojos volv{ a jugar con mis amigas. mos asi. Era linda, parecia

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POR CORRESPONDENGA 20 MEMORIA CARTA NUMERO visitar yo le dije el Ultimo dia que la fuia Yi ame habla . olvidado: eemonjas todos los animalimales. Las que yo quisiera conocer bién much os ani el mundo habiaf muchos,C nenos red deciandeciat que en conoci va- oeviajaba con la Sra. . Maria ecand Eeestaba chiqomeiquita y ee Cuando caballos,3, losese burros, las vacas, los toros, los i sales grandes: con- n perros. Pero aquiene y y otros que se tlamaba: afos marranosevens SeUn gato triste,nos “we un animalesi muy ch i quitos. yento solo teniamos 44 dos gallinas idiotas y lo malo, , mu- Ta mbién teniamos y eran chiquitos. conneran los ratones | miedoBe en grupo, nunca los velamos ¥pul as pero muchos pio Os» 8 chos, he Las monjas y las otras nifias supieron que yo me habia vuelto uno estaba siempre SOl0.-- cada amiga de Maria y también sabian que la queria mucho y yo creo que fueron las monjas que le contaron a la madre superiora. A la salida de la capilla me esperaba y me dijo que fuéramos a su oficina. Me hablé muy bien y muy largo de Maria Auxiliadora y de Dios y que ella queria, para que yo estuviera mds cerca de ellos, que fuera la ayudante de la sacristana directora y responsa- ble de la capilla, sor Teofilira. Primero me dio miedo, no sabia si era que me querfa castigar, pero cuando vi que sacé un caramelo del cajén de su mesa, me di cuenta que era por carifio que me daba ese trabajo. El trabajo era largo y a veces trabajaba hasta la noche tarde. Me dijo que yo no ten- dria mds la obligacién de seguir el reglamento como las otras nifias yme dijo cuales serian mis obligaciones. Solamente ofr esa palabra me hizo sentir que esta vez sf estaba de verdad ayudada por Maria, 204

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA

sorsor] Teofilita.ita. Lo p pri-a En esas fiestas yo llegaba a A las cinco me Hlamé la monjai sacristanai mi camaa veces a media noche, las flores ¥°oOo 2nun tan cansada que me metia en la cama ‘© que me mostré en la sacristiaisti fueron vestida y, una vez, la monja que habiabia debajoij del Enano que nos cuidaba en el dormitorio me vio y me hab ia ‘a vistovi tan bellas como esas, las castigé hacién- que tenian las grandes. dome arrodillar por tres dfas en el centro de aeeran chiquiticas y feas y si nel perfume la capilla toda sola dijo como se llamaban. para que las otras y el cura vieran que yo era Cuando me mostré una por una, me mala y desobediente. nombre, woremeeytodas estaban La verdad solo lo hice tres veces, claro Ellas, como nosotras, también tenia nun que a la superiora no le tenian era pelisimeey gusto, pero cada vez me perdonaba, amenazAndome vestidas diferentes y los vestidos que con que la tocaba, la Pie ne proxima vez me quitaria mi trabajo por con varios colores y, cuando uno las ser indigna delante de con mucho Dios y Maria de estar todos los dias junto a era distinta, pero me ensefié a tratarlas ellos. En esa época yo no sabia ni escribir Algunas tenlan olores lindos, ni leer y sor Teofilita tan querida me ensefid carino para que no se rompieran. a leer los colores en los papeles que ella sino al campo. me dejaba para que supiera otras no olian de qué illa, de color tenia que preparar la casulla y lavar los pisos de la cap si eran necesarios los El er ab ajo era muchisimo, para decir la manteles en el altar y en junto alaer ytrada del cura el comulgatorio. la sacristia y el cuart ico los floreros En el cuartico quec ambiar el agua de por donde entraba el cura para decir la misa, misa. Todos los dias tenia sor hacian caca y ‘Teofilita y yo tenfamos cada nada; Yo no sé si esas flores una un reclinatorio y un asiento, vela- y €so sino me 8 ustaba los palos mos la misa de lado pero a y habia que lavar también la hora de la comunién entrdbamosa orines, pero oljan horrible muy gr andes,d ‘ la capilla hasta el comulgatorio 7 cuan do o los los floreros eran para recibir la comunién, Después de ie ea:esas flores. Claro1. que, do hab:nabia de la comunién a bajarloslos y a ponerlos.onerlos. C Cuando yo conversaba un poquito con Dios y sor Leofilita me aay udaba con Maria de floreros y salia a la carrera porqu10; £ poniamos el doble hasta la cocina con el incensario, baildndolo gran d. eS flestasThe: erat‘a tel ttible, en todos el aire mientras y €sos cande eros eran para atravesaba los cuatro patios enormes ye doble de los candeleros y donde yo yo que tenia que estaba sola tinica y, la verdad, las fiestas en plata y era en esos momentos me sentia los dias de cobre, para tan arios.S. Lo q que fue contenta que daba hasta saltitos y a comoda: L ‘los en l los arm en los dos pies. La vieja negra, que impiarlos,Pp los, 7] b brillarioslark y los vestidos y. yo la queria tanto, tanto fue los nombr es de todos y le daba besos, se llamaba Bolita, muy largo de aprender era la cantidadesi de e trapostrap cocinera y era ella que me encendia capas y camisas largas, todas bordadas y el incensario. Sor Teofilita me y en los brazos selel p: padre dijo que no crefa que fuera su nombre que se ponia en el cuello, en la cinturai de verdad, que la llamaban asi porque era gorda y cantaba todo el dia antes de ir a decir la misa... y le temblaba la voz 206 207

POR CORRESPONDENCIA MEMORIA CARTA NUMERO 21 yo creo que nacid para eran gordisimos. Pero y los pechos que habia una como unamamé. También que nosotras la quisiéramos con elpany, cuando cerraba como un limén que hacia vieja agria una escoba donde y se ibaa su cuarto, con candado la panaderia el hueco que le rob4bamos el pan por amarrabamos un tenedor, le entrara al pan. Después una ventana para que elaire habia en para Hevarle el de- corer otra vez ala cocina de la misa tenia que llevarlo casi era tan pesado que tenia que sayuno al cura. El charol para que no se me cayeta... sin respirar que la boca se me era tan bueno, tan bueno, Bil desayuno a comérmelo. de la gana que tenia de sentarme llenaba de babas panecitos y Para German Arciniegas: jugo de frutas, varios Huevos pericos, chocolate, en cajitas las monjas y que los guardaban bizcochos hechos por esos isisLas llaves eh ee5 grands, me daba uno o dos de grande, por el que se salia al mundo tapa. A veces el cura de latas con dela escalera pata po cena siempreuna mon viejita que se llamaba sor Portera. corria a comérmelos debajo bizcochitos y yo vere durante fami ‘ ‘ ejaba las Haves a sor Teofilita, que que nadie me viera. See elacapilla y més junto ala puerta po- Vallee nais e que oe el Gnico que venia a esas horas, wcsenba Sepa esis e ella sobre la silla donde casi nunca tatdedtens, a la cara entre las manos y rezaba y re- lnAl lechero aan, el Tuerto. Me dijo sor Teofilica que lo nate otro ojo lotenfa siempre cerrado. Yo le pre- qué no despertaban 4 ese ojo y ella me contesté que ese ojo habfa nacidoi dormido . Cuando el Ti leche a sor Teofilita, siempre le decias Tole asada por leeeno 208

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA El huequito lo habia hecho rascando de fuera la pincura blanca —Sot Reverencia, la leche est4 calientica como salida de la que tenian los vidrios. La verdad, el Tuerto me daba miedo, barriga de la vaca. pero eran mas grandes las ganas de verlo y le contesté por entre Un dia yo le conté a sor Reverencia que yo cuando estaba la casita torno que iba, que me esperara. El hueco lo vial mo- muy chiquita habia conocido una vaca en Guateque, en el mundo. mento en que levanté la cortina, era abajo y contra el rinconcito. Ella me dijo que ella solamente habia visto una vaca en el pesebre Yo miré por el huequito y me encontré con el ojo de él, Si: tenia- del Nifo Jestis, el hijo de Maria. mos un ojo contra el otro, el de él me gusté mucho, era muy La puerta por donde venia el Tuerto, la de salir almundo, bonito, negro, redondito y muy brillante y el blanco era mas era gruesa, gtuesa y pesaba mucho, nos decfa sor Portera. Habia blanco que los que habia en el convento. Otra cosa me gustd, es un zagudn para poder entrar al convento de verdad. también que su ojo sabia reir, si, refa todo el tiempo. Habia otra puerta, también de madera y en el centro tenia una Muchos dias yo me miraba mis ojos en el espejo de la sa- casita que daba vueltas si uno la empujaba y se llamaba torno. cristia y nunca pude reir con mis ojos como él. Cuando comiamos, por eso yo ya Por ese torno nos llegaba todo lo que nos no veia su ojo sino La pared del frente y ofa sus pasos, me quedé i el i la leche entraba por esa casita. Cuando iba a la cocina con Il un ratico esperanda, pero no volvié y el domingo no traian la incensario para que Bolita me lo encendiera o cuando iba para leche, pero el lunes volvi a sentir que rascaba y le daba vueltaa traer el charol del desayuno del cura, tenia que pasar en frente a la casita torno muy lentamente y me repitid de ir al huequito. la puerta donde estaba la casita que daba vueltas con la comida. El siguid esperandome todos los dias y nuestros dos ojos es- Ese dia of como golpes pero chiquitos detras de la puerta de taban tan contentos de mirarse que nos daba de miedo y le pregunté pena separarlos, la casita del torno. Me acerqué muerta Y un dia me dijo: contests y el torno empezé adar vueltas quién golpeaba. Nadie ~~Yo soy su novio. muy lentamente, pero adentro no habia comida. Volvi a llamar Esa palabra me la repitié varias veces. Novio. Apenas via y le pregunté quién era y la voz me dijo: sor Teofilita le pregunté qué quiere decit novio. Se rio y me La leche. pregunto quién me habia ensefiado esa palabra yo le dije: —Ya la tenemos —le dije yo, —No sé, lo of alguna vez y ahora me acordé. —Pero yo soy el que trajo la leche. Si sumercé me quiere ver Yo vi en su cara que no me habia creido ¥ no sé cémo me en el consultorio, donde hay unos trapos que llaman cortinas, acordé que sor Carmelita, la gorda, gorda, que vivia en debajo yo hice un huequito. Vaya y mireme. el patio

at 210

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA la habia dejade por se CARTA NUMERO 22 de las rosas nos conté que su novio y me dio una paimaat habia vuelto gorda. Se volvié a reir

haciamos que nuestros one * we largo tiempo que el torno que yo we ne encontraran y un dia le dije por entre Inmediatamen'® me que me mostrara el ojo que dormia. a llamarme ni mee we desaparecid y nunca mas volvié pensaba todo e ey is a mostrar. Por mucho tiempo yo pero mucho también a mientras decian la misa, en el Tuerto, del mio. veg ya no pet su ojo que ya se habia hecho amigo en el mun ° 5 re van saba mas en ellos y me puse a pensar con la Sra. Maia Eran muchos los chiquitos trabajos que tenia que que yo tenia de muy chiquita en el raundo hacer por la hablar varias vee on capilla, no solamente preparar para el cura todos los también se me habia olvidado y pense vestidos que me quitara esa caters as se ponia, habia que preparatle las hostias y las vinagreras que Maria para que me ayudara y que eran estar pensan ea dos jartitas de vidrio; una para el vino y la que me habia dado y que yo suftia de otra para el agua. El vino mundo. Hasta se volvia la sangre de Jesucristo que era el mismo nifio tiempo en el Tuerto 0 en elojooenel de Maria devocién. cuando estaba ya grande. hacerle una novena y la hice con mucha Sor Teofilita me dijo que yo no sabia limpiar los rincones, que era en los rincones donde vivia el Diablo cuando estaban sucios. Ya era tarde, sor Teofilita se fue a dormir y yo me quedé para limpiar el rincén del vino que la verdad no lo habia limpiado. Alli habia un grande barril que enviaba el Papa, el que cuidaba las llaves de San Pedro en ese pueblo lejos, lejos. Claro que eso me daba mucho miedo, si me encontraba con el Diablo, pero sor Teofilita me dijo que él sdlo se llevaba,a los que estaban en pecado mortal, ese pecado yo no lo conocia. Como yo no 212

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES botella. lo renia, me puse a limpiar y le quité el corcho a una todos lados. La superiora nos dijo que él se vestia asi porque y me comé Meti el dedo y lo probé y me gusts. Busqué un vasito era un santo, un verdadero santo. otra persona uno y me tomé varios y me sentia como si yo fuera Sor Teofilita me conté que el vino se lo mandaban de la casa que yal final me quedé dormida en el suelo. Fue el cura aleman del Papa que vivia muy, muy lejos y que nosotros le envidbamos me lle- me desperté, yo lo vi arrodillado junto a mi y con su mano esos regalos que le hacfamos todas las nifias para el dia de San naba todo el cuerpo de bendiciones y con la misma mano se echaba Pedro porque todos los papas se Ilaman Pedros, porque ellos son manos y él mismo muchas bendiciones. Me tom6 de las dos como sor Portera, los que tienen todos los dias las Ilaves de la que me me levanté dulcemente, me empujé con las manos para iglesia y por eso el cura se tomaba el vino que enviaba ese Papa, fuera de la sacristia, pero al salir me dijo: este, que su pueblo se llamaba Alemania y su nombre, ya se los No le diga a nadie, ni nifias, ni monjas. dije era Bacaus. Como él era santo, tomaba solamente tres goti- nifias Ese dia Maria me hizo un milagro. Ni las monjas ni las tas de vino y el resto lo dejaba en la jarrita y las monjas lo ponian que se dieron cuenta que yo no habia dormido en mi cama y tuve en las otras jarritas, esas que les dije que también eran de vidrio confesarme porque fue el Diablo que me hizo tomar el vino. pero que eran de varios colores, en Pero ese vino que yo me tomé las monjas lo guardaban El cura Bacaus nos hacia sermones larguisimos y no le en- corcho otras jarras muy lindas en vidrios de colores y con un tendiamos nada pero, como nos decian todo el tiempo que era a también de vidrio, las tapaban y las guardaban para darles un santo, tenfamos que oirlo hasta que muchas nos quedaba- las visitas que se llamaban importantes. El vino que ponian mos dormidas, Bacaus en esas jarritas eran los sorbos que dejaba el padre Ese dia era la fiesta de San Juan Bosco, Era el que habia _-as{ se llamaba— las monjas no lo decian como nosotras; hecho nacer la comunidad, ellas eran hijas de él, También se yo no pero dicho por ellas era muy dificil para nosotras, Pero ocupaba, como las monjas, de los nifios pobres y de los perros les he contado: ese cura era viejo casi sin pelos en la cabeza, que no tenian familia, Ese Bosco ya estaba muerto pero segui yo no cono- sucio, sucisimo, con una sotana de un negro que llamandose santo. wee cia y la sotana era tan vieja que en los bordes de las mangas La misa era con dos curas y los cantos de las nifias. Yo trabajé mas chi- y abajo colgaban hilitos y era ademds de cuando era tuna semana. Solo Marfa vio todo lo que tuve que hacer. Lavar rods con quito, porque le quedaba corta y se le veian las piernas los pisos, limpiar los santos desde la cara hasta los pies, el Cristo pelos, porque no se ponia medias y los zapatos se reian de también tenia que limpiarlo todo y siempre me daba miedo y 214 215

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDERCIA decia que me daba pena frotarle las heridas, pero sor Teofilira pata que no hicieran ruido pero, cuando las toqué, todo el cuerpo estaba tan la mugre se metia mas en las heridas. Yo no sé si porque me temblaba de frfo y sor Teofilita se volted y me dijo: tuve que malo lo siguieron dejando colgado en la cruz. También ~~Vaya ya por el incensario, y de los grandes, brillar todos los candeleros, hacer mas floreros Corri muy contenta de no haber robado las Ilaves. los de todos los sacar los vestidos para los dos curas, pero no eran Después de la misa con los dos curas, nos enviaron otro los lados, tenian dias, esos eran tan bonitos, brillaban por todos cura porque el santo de Alemania estaba enfermo. El nuevo cura mas que otros. muchos adornos con oro y esos vestidos pesaban era muy joven, todas las nifias y las monjas decian que era muy poder colgarlos, Pesaban tanto que yo los dejaba caer antes de guapo, todo el dia yo ofa decir «guapo, guapo». Me dijeron las fiestas, tam- Todos esos Lindos vestidos eran solamente para que eso queria decir bonito. El guapo era de un pueblo que se que ayudarles bién a la bendicién se ponian mas capas que habia Hamaba Espajfia y esos sefiores de Espafia fueron los que nos precioso lo a ponérselas. No alcanzaba a colgarios. Todo lo mas trajeron a Dios, a Maria y todos los santos que tenfamos en la lindo, las vinajeras sacdbamos esos dias de fiesta. El c4liz mds capilla. Hablaba mAs claro que el viejito santo. Cuando le trafa mas lindas. La capilla parecia otra capilla. el desayuno yo le decia, como las monjas me habfan ensefiado todas las Hacia un mes que las nifias que cantaban venian a decit cada vez que lo viera «Buenos dias, reverendo padres armonio tan lindo, tardes con la madre superiora, ella tocaba el pero él no me contestaba nada. las hacia tan lindo, que yo me ponia triste. Pero la superiora El cuartico donde los curas tomaban el desayuno era un cuarto solamente peda- repetir y repetir el mismo canto y a veces era que daba sobre el jardin de las rosas y donde vivia la gorda. destempladas. citos y se ponia furiosa y gritaba que eran unas Ese cuarto era bonito, con mucha luz y en una esquina habfa una destempla- Me olvidé preguntar a sor Teofilita qué queria decir estatua grande, grande que tocaba casi al techo y a ese santo lo mds aprisa das. En ese dia todas, monjas y nifias, camindbamos llamaban San Cristdbal. Ese santo era un poco viejo y también habia encontrado como afanadas. Sor Teofilita tan querida me tenia un hijo, pero no lo cargaba como Maria cargaba al Nifio ya estaba viejito un uniforme que me regalé todo nuevo, el viejo Jestis que era también su hijo. San Cristébal lo sentaba sobre mucho en y ademas de quedarme corto empezaba a apretarme sus hombros y lo tenia con un brazo. Ese santo parecia apurado, al tiempo y las los pechos. Llegd la comunién y nos levantamos una de sus piernas parecia que caminara y la cabeza también las llaves ottas me parecié que parecian mas alegres. Yo miraba la empujaba para adelante, Una monja me habja contado que dulcemente que sor Teofilita dejaba en elasiento, las toqué muy esa estatua estaba ahi desde mucho tiempo porque pesaba tanto

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MEMORIA POR CORRESPONDENCIA Ese santo no me que no habian podido subirla por las escaleras. parecia como si estuviera gustaba como los otros porque siempre con un santo que apurado y uno no puede ni rezar, ni hablar, esta afanado de irse.

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CARTA NUMERO 23

Ya hacia una semana que venia el cura guapo, él no quiso el mismo desayuno de los otros. El pidié el chocolate en una jarta grande porque queria tomar varias tazas. No queria mas las galleticas que hacian las monjas, las‘que tenian en las lindas cajitas de lata. Bl pedia un pan que se llamaba mogollas, eran mAs negras que el pan y eran pesadas y redondas. Los hue- vos silos queria, pero pidié que a los pericos le agregaran otro huevo porque dos eran muy poquito y también pidié una cosa que nosotras no conociamos, se llamaban salchi- chas; eso era como palos hechos con carne molida y metidas en una camisa que se parecfa a la piel que tenemos nosotros en todo el cuerpo. Como él no me hablaba ni me daba mas ga- lleticas, yo le dejaba el desayuno frente a él en la mesita y me iba haciéndole reverencias como me habfa dicho Bolita que debia hacer.

EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA nos daban pensé y meti una pierna entre Era un s4bado, porque era el dia que las monjas la pierna de la mesa, tiré todo el es petian, desayuno al suelo, El ruido que libre, es decir que no trabajébamos mas en lo que hizo ese charol cuando cayé fue %s ron tan fuerte que hasta el cura se asusté sino que podiamos remendar nuestra ropa ylavas y no desayuné y se fue co- lleno de p azes rriendo, pero antes de irse me dio un empujén jas nos ponian en el patio un canasto grande tan fuerte que yo gusto, Pars q fui a estrellarme con la cabeza contra de trapos para que los tomaramos a nuestro San Cristébal. Solo recuerdo remendabamos era que dulcemente me fui cayendo en el suelo. remenddramos los huecos. Lo que nunca que ser como Me llevaron a un cuarto el delantal de uniforme, esos delantales tenian chiquito que estaba vacio, por ahi no ropa para pone pasaba ninguna de las nifias, porque era nuevos, ala noche cuando nos quitabamos la la entrada a la clausura. doblar oe de- Las monjas tan queridas venian nos las camisas de dormir teniamos primero que a visitarme y me decian que planchas y bien estaban rezando por mi. Otra monja lantales, doblarlos perfectos como si fuéramos venfa para ponerme re- del colc on ys medios en ese enorme chichén doblados los poniamos cuidadosamente debajo que tenia. Cuando yo misma los eee es me lo tocaba Iloraba porque me daba miedo. como las camas eran de tablas, por la mahana Las monjas cuando de “ a vieron que ya empezaba estaban perfectos. Pero la ropa que tenfamos debajo a estar mejor me trafan regalitos, una y ‘s > florecita, una estampita, caramelos, ral y las camisas de dormir siestaban llenas de buses me regalaron hasta una ca- gran es nos y ee misa de dormir nueva, pero todas, todas, me decian lo que haciamos los sdbados; claro, las mas que yo no volvia viejo eran tenfa que contarle nada, nada a mis compafieras, ban a las mds chiquitas. Lo que mas se nos que si yo con- regalaran otros, taba cometia pecado y seria castigada. calzones y teniamos que pedir y pedir que nos —Usted no ha estado que tampoco eran nuevos pero eran menos fotos. enferma o mala (como decian alli). tarito Usted ha tenido Les estaba contando que era sébado el dia del desorden, una larga diarrea, mucha, mucha diarrea. regiment? Cuando volvia la sacristia, las nifias como las monjas, porque no haciamos sor Teofilita no me habia cam- de pie. Sonrien e biado por otra nifia, al contrario Cuando llegué con el desayuno, el cura estaba estuvo por primera vez muy Yo no sé mas, carifiosa y contenta de que volviera y gentil me ayudé a poner el charol en la mesa. con ella, pero me dijo que lasini yo no podia [levarle mas el desayuno pero de un solo golpe senti que su brazo me envolvia al cura, al que no volvi a atras me i" un ver nunca mas, porque volvieron a enviarnos y con la otra mano me empujé la cabeza para otro cura nuevo. los pect = Pasaron varios dias y beso en la boca y luego bajé las manos yme apretdé yo seguia mal, mal de todo yempecé a no sé co pensar que esta vez estaba serio. Estoy segura que fue Maria que me ayudé, pero Todo lo del convento, la sacristia,

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EMMA REYES MEMORIA POR CORRESPONDENCIA

me hacia sufrir y volvi al torno y puse las Ilaves, le di la vuelta al torno al interior las monjas, los curas, Maria y su hijo, todo eso las vela como si para que la monja las viera cuando Ilegara, sali muy despacito senti que no queria verlos mas. A mis compafieras pensé con el miedo como si me fuera se hubieran destefido y, como ya no podia hablar con nadie, a caer en un hueco y; cuando mal, pero me cerré detras de mila puerta gruesa, gruesa, respiré que yo ya no queria a ninguna y no me habian hecho un aire auene olia al convento y el obligaban a pensar en lo que me habia sucedido. viento frio me dio la impresién que querida, me aoe wees Geerds dela puerta Para Cuando volvia la sacristia, sor Teofilica, muy asustarme pero yaera de él y me dijo F ‘ga y en lomita; en el fondo vi un dijo que llegaba un nuevo cura y me hablé mucho se me ocurrié pedacito de ja torre de una iglesia, Antes de ponerme que ese era de verdad un santo. Es la primera vez que en mar- que era cha hacia el mundo me di cuenta que ya hacia preguntarle qué queria decir un santo, ella me contesté mucho tiempo sé como que yo ya no era una nifia. En la calle alguien que cuando se muriese iba derecho al Cielo... No no habfa nadie, solo dos lado las lla- perros flacos y uno le estaba oliendo el culo‘al eta el nuevo cura, no lo miré, solo miraba de medio otro. para la ves que estaban en el asiento de sor Teofilita. Tocaron nada Burdeos, 1997. leche y ella corrié para abrir la puerta. Sin que yo le dijera me dijo en la oreja: FE] Tuerto no viene mas con la leche. costum- Cuando llegé la comunién nos levantamos como de siempre bre al mismo tiempo, volvimos y nos instalamos como Yo.no ha- con la cara en las manos para poder hablar con Dios. que me blé con Dios ni con Maria, solo le dije a San Cristébal brazo detras llevara en su hombro. Levanté la cabeza, alargué el abierta, de sor Teofilita y muy lentamente, con la mano toda cogt las Ilaves, apretandolas fuerte para que no hiciera ruido, Dije casi fuerte: —Voy por el incensario para la bendicién. Ella no me vio, Estaba rezando, Abri la puerta del zaguan, gruesa, gruesa, lacetré de nuevo del otro lado, abrila puerta

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ANEXO DE FLORA TRISTAN A EMMA REYES

German Arciniegas El Tiempo, Bogotd, agosto 9 de 1993

Hasta hoy, el libro de Flora Tristan de su viaje al Pert y los recuerdos de su infancia son el documento ms dramdtico que haya dejado una mujer en relacién con su experiencia en América, Flora, que para muchos nos resulta hija de Bolivar, fue la abuela de Gauguin y su vida bordeé muchas veces las amarguras del Infierno, Pero sacé —Dios sabe de dénde— una rebeldia que la coloca como fundadora del socialismo internacional y su vida se estudia en las universidades como podria estudiarse la de su contemporaneo, Carlos Marx. Si Emma Reyes escribiera y pu- blicara la historia completa de su vida, el libro podria tener mds lectores que el de Flora. Siendo corrosiva e inteligentisima, tiene unos aciertos de gracia que la convierten en una fabuladora

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA EMMA REYES en cualquier sitio de Paropey incomparable. Monta su tienda como si fuera una india, que en el fondo no lo es, o una blanca de seguir oyéndola hasta pasa quienes la escuchan querrian las izquierdas. Hasta que llega a Perigueux, de brazo de Jean, su de la mafiana. médico, con quien se ha casado y que es su gran amor. que lade una rec " salié de Bogota sin mas experiencia Perigueux tiene dos puntos que son las dos columnas propias en dechados de cosrtay em. gida en el hospicio, experta de su edificio, Montaigne y el rey de la Patagonia. Montaigne Aires, marchany ° ar prendié un viaje que paré en Buenos vivid mds de diez afios con un indio guaranj con quien dialogd vendiendo cajas de Emu oo en buses, trenes 0 lo que fuera, mas que con Platén y Anaxagoras. Dos de sus mejores ensayos a Montevideo en plena guerra < de Scott. De Buenos Aires pas6 estan hechos sobre las reflexiones que saca de dialogar con este un garaje, se fuea vivir a asela Chaco, pasé la luna de miel en criado que consiguié en Ruan, cuando la muestra brasilera asesinaron el hijo en una e "8 del Paraguay y los guerrilleros le que organizaron los de la Villa, para inaugurar al nuevo rey. se gano tn co infinita. Bn Buenos Aires, pintando, de crueldad Saye Montaigne descubrié que, como poetas, los guaranies estaban ala dara Paris. Tengo un cuadro curso internacional y fue a altura de los griegos y, por su dignidad, a una altura mayor que los el sol las pinturas deGaugein de la época, pintado como dora franceses. Ya en nuestro tiempo, un francés de Perigueux resolvid y cuando hace su exp’ i" Tahiti (aqui se cruzan Emma y Flora) proclamarse rey de la Patagonia y acabé convencido de serlo, en salir estampa izquierda del Sena, el Gitimo cién en [a orilla en El resto eran trufas y foie gras. . que a lomejor Emma consetva firma en la hoja de visitantes Emma y Perigueux se entendieron en los edificios publi- Picasso. stiemayo algan bail, La firma ya era conocida: cos y en los patios del Liceo estan unos murales gigantescos conoce a am: i‘ ¥ Paris pasa a Washington y México, De a los que Emma ha pintado, con el carifio con que se hace una flor pinté entonces Rivera, ahora, Rivera. Las flores grandes que de seis metros de altura para que quede como un recuerdo en 10sas, lirios, pifias 0 afios, las convierte Emma en unas cincuenta Pie. la solapa de un pueblo. Ahora es una pintora celebrada, pero de grandeza, hechos con wea alcachofas de muchos metros no hay que olvidar lo que dice su diario de la infancia. Una vez cosiendo en un orfanato. nané® cisién de quien se ha educado la induje a que lo escribiera y alcanzé a redactar unas cien un beduino y pinta ve “ regtesa a Paris, monta su tienda como paginas, que son un modelo por la manera de atropellar el va introduciendo ne a nea y pinta y habla y habla y habla y castellano, escribiendo ilusién con c y metiendo palabras de que mas tardeseran ames < dos los pintores suramericanos «su» francés alternando con las de «su» recordado castellano. rebelde, alerta, curiosa ¢ inrorma: en el mundo. Pero siempre Quizas la Unica persona que ha leido esa parte, que se quedé 228 229

MEMORIA POR CORRESPONDENCIA

con mindscula, en suspenso, en punto y coma, para seguirla Su en- fue Gabriel Garcia Marquez, a quien se la mostré. tusiasmo fue como ha sido el mio. Y pensar que ese diario dejaria atrds al de Flora Tristan...

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9 MEMORIAS FUERA DE LA‘MEMORIA Carolina Sanin

2t MEMORIA POR CORRESPONDENCIA Emma Reyes

227 DE FLORA TRISTAN A EMMA REYES German Arciniegas 232 FACSIMILAR DE LA CARTA NUMERO 1

Siguiende la voluntad que Emma siempre expresd a todos los que tanto fa quisimos, las regalias de este fibro iran ala Fundacién Hogar San Mauricio que brinda carifo, estudio, hogar y un future a nuevas generaciones de nifios colombianos. Gabriela Arciniegas

www.sanmauricio.org

Sox Zz 2 ENC!Bes a osCS ‘& &x 6 a Oe Oe En estas cartas, escritas entre 1969 ¥ piana 1997, Emma Reyes mid elarduo a ejercicio de narrar los giros y adversi- © 3 dades que vivié durante su infancia, ed articulando un celata donde proye: ta una voz capaz de contaover por La mezcla de inocencia v serenidad con

FUNDACION ARTE VIVO OTERO HERRERA LAGUNASTRROS