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Coppa A. • Cucina A. • Lucci M. • Luna Calderón F. Tavárez C. • Vargiu R.

El Poblamiento Del Área Circum-Caribeña: Afinidades Biológicas Y Patrón De Migración Desde El Tercer Milenio A.C. Hasta La Conquista Resumen El presente estudio discute en términos migratorios y de filiación biológica el patrón de afinidad poblacional entre los antiguos habitantes del área caribeña antes de la llegada de los españoles en el siglo XV. El análisis se enfoca en los rasgos morfológicos dentales cuales indicadores de la distancia poblacional, con el objetivo de inferir si las diferencias en el registro material se correlacionan con diferencias biológicas independientemente de la pertenencia cronológica, y analizar el papel que tuvieron y Venezuela en el proceso migratorio. Con este fin, se estudiaron numerosas poblaciones arqueológicas humanas procedentes de las Antillas mayores y menores, así como del área continental de Venezuela y Florida y que abarcan diferentes culturas y un periodo muy amplio comprendido entre el 4500 a.C. y el 1400 d.C. Los resultados indican que las diferencias en la cultura material se relacionan también con diferencias 494 en el subestado biológico de los grupos analizados; por lo tanto los grupos se originaron de diferentes olas migratorias y se mantuvieron diferentes a pesar de su contemporaneidad. Florida no participó activamente en el desarrollo poblacional del Caribe, mientras que para Venezuela, cuya evidencia arqueológica indica que tuvo un papel en este proceso, los datos dentales no son suficientes para evidenciar esta participación ni para rechazarla.

Abstract The present study analyzes from the perspective of dental morphology the biological relationships among the human groups that settled the area before the European conquest and discusses it in terms of migratory patterns and biological affinities. It aims to assess the extent of biological divergence between groups marked out buy different material culture regardless of chronology, and infer on the role played by Florida and Venezuela in the migratory pattern. To accomplish this goal, we analyzed many culturally different human archaeological samples from the circum-caribbean area, spanning between the fifth millennium b.C. and the very precontact time. Results indicate that material cultures are linked to biological background, regardless of chronology, which supports the hypothesis that they originated from different migratory waves and preserved their biological integrity through time. Last, Florida apparently did not heavily contribute to the development of the Caribbean populations, while for Venezuela, whose archaeological evidence indicates its involvement in the process, dental data are not sufficient either to support or to reject this hypothesis.

Introducción El presente estudio discute el poblamiento del área caribeña antes de la llegada de los españoles, desde una perspectiva de los rasgos morfológicos dentales. La evidencia arqueológica revela que se encuentra presencia humana en esta área, que llegó de diferentes partes del continente durante los siglos, ya 6000 años antes del presente. El proceso migratorio fue bastante complejo, caracterizado por movimientos de ida y llegada, migración de nuevos grupos e integración de los ya establecidos. Desde antes de la llegad de los españoles, los primeros colonizadores y sus sucesores tuvieron que adaptarse a distintas condiciones de vida debido a que el cambio desde el continente a las islas implicó diferentes procesos de abastecimiento de alimentos, las nuevas generaciones desarrollaron un sistema agrícola, y en los últimos siglos antes de la conquista complejos sistemas políticos (Wilson, 1997).

El área circum-caribeña está formada por la parte sureste del continente mesoamericano, la parte norte de Suramérica, las Bahamas, Florida, y las Antillas mayores y menores. Las Indias occidentales (Figura 1) están formadas por un complejo de islas pequeñas que empiezan con Trinidad y Tobago, las Antillas menores y las mayores hasta el archipiélago de las Bahamas. Estas últimas son las islas más oceánicas. Las Antillas menores están compuestas por volcanes casi completamente sumergidos

XXe CONGRÈS INTERNATIONAL D'ARCHÉOLOGIE DE LA CARAÏBE y se dividen en Islas de sotovento al sur y barloventos más al norte. Más allá de las Antillas menores se encuentran las Islas Vírgenes y atrás de estas las Antillas mayores que están formadas por cuatro islas grandes: , Española, y . Las Bahamas son las islas más al norte de todas y son de origen coralina, con muy pocos recursos naturales que no sean los del mar. La cercanía entre todas estas islas probablemente permitió la interacción entre sus pobladores. El océano que las circunda representaba entonces una vía de comunicación entre las islas y sus culturas, más que una barrera (Watters y Rouse, 1989; Watters, 1997), así que se puede considerar que el complejo de islas como un único y grande archipiélago.

Las migraciones iniciales están fechadas al cuarto milenio a.C. y salieron con mucha probabilidad desde Mesoamerica. La evidencia disponible indica que las primeras migraciones desde el continente suraméricano empezaron durante el segundo y primer milenio a.C. (Veloz Maggiolo y Ortega, 1976), y fueron seguidas por olas migratorias de poblaciones de cultura Saladóide en la segunda mitad del 495 primer milenio a.C. (Siegel, 1989).

Las poblaciones En la época del contacto, el Caribe estaba densamente poblado por grupos autóctonos. Los reportes de los conquistadores describen tres culturas definidas Ciboney, Arawak (Tainos) y Caribes (Rouse, 1948) mejor conocidos en la prehistoria como los “pacíficos Arawak”, los “caníbales Caribes” y los pobladores de cuevas Ciboney (Keegan, 1992). La distribución geográfica de las culturas ve las Bahamas, las Antillas mayores y la parte norte de las Antillas menores pobladas por los Tainos, descendientes de los Saladoides, mientras que en el oeste de Cuba se encontraban los Ciboneyes, también conocidos como Guanahatabeyes, que descendían de las migraciones anteriores a las de los Saladoides. Por últimos, los “Island Caribes” ocuparon el sur de las Antillas menores y se interponían entre los Tainos y el continente suraméricano.

Los testigos etnográficos indican que en la época del contacto, la mayoría de los indígenas en las Indias Occidentales estaban representados por los Tainos. Las crónicas no indican quien ocupaba el norte de las Antillas Mayores, sin embargo la evidencia arqueológica indica que eran grupos tainos (Figura 1). Rouse (1992) utiliza el termino de Tainos Occidentales para los grupos de Jamaica, los Tainos de Cuba y de las Bahamas, mientras que los Tainos orientales eran los que habitaban las pequeñas islas al este y al sur, incluyendo las Islas Vírgenes y de sotovento. Por último, el se refiere a los Tainos de la Española y Puerto Rico con el nombre de Tainos Clásicos (Rouse, 1992).

Diego Velazques y Bartolomè de Las Casas cuentan que los Guanahatabeyes o Ciboneyes del oeste de Cuba eran una población diferente de los otros grupos caribeños. Narran que ellos eran salvajes que no practicaban la agricultura y cuya economía de subsistencia consistía en la caza y pesca, no tenían casa y vivían en las cuevas. Esta población remonta en Cuba hasta el 3190 a.C. y en Española al 2600 a.C. Fechamientos de artefactos comparativos con los de Belice oscilan entre el 3630 y el 2390 a.C. (Veloz Maggiolo, 1980), y según Veloz Maggiolo y Ortega (1976) estos productos habrían llegado de procesos migratorios desde el área mesoamericana alrededor del cuarto milenio a.C. Lovén (1935) identifica los restos pre-cerámicos del oeste de Cuba encontrados por Harrington (1921) y Cosculuella (1946) como perteneciente a la cultura Guanahatabeyes y concluye que estas poblaciones llegaron anteriormente a los Tainos. Fundamentándose en fuentes históricas, supuso que los Guanahatabeyes migraron de Florida y que sus migraciones fueron seguidas por los “Island Arawaks” y los “Island Caribes” desde Suramérica. Conforme a cuanto reportado por Rouse (1948), los Ciboneyes procedentes de Florida eran los pobladores originales de las Indias Occidentales, y su cultura era diferente a la de los Tainos. Estos antiguos pobladores eran cazadores recolectores distribuidos en pequeños grupos sociales, y su religión no era la de los Tainos. La mayoría de ellos sobrevivieron en el oeste de Cuba hasta el contacto (Harrington, 1921; Osgood, 1942; Rouse, 1948, 1986; Tabio e Rey, 1979) mientras que grupos aislados se encontraron en la península de Guacayarima

XXe CONGRÈS INTERNATIONAL D'ARCHÉOLOGIE DE LA CARAÏBE en el sur de Haití (Rouse, 1948).

Quienes fueron exactamente los “Island Caribes” se queda todavía sin respuesta completa. En los estudios arqueológicos fueron asociados en principio con la cerámica Suazoide (Bullen, 1964), y considerados el producto de la evolución local, en las Islas de sotovento, de esta población. Al contrario, Allaire, (1984; 1997a) reporta que los productores de la cerámica Suazoide no eran los Caribes, si bien un grupo Taino de diferentes condiciones económicas y sociales que, por error, fue identificado por los europeos como perteneciente a otra cultura (Allaire, 1997a). Aparentemente, la cultura de los “Island Caribes”, incluyendo cerámica e idioma, pertenece a una cultura característica de las Guyanas (Rouse, 1950).

L’Arqueología La prehistoria y la historia de los indios del Caribe ha sido repartida en cinco periodos principales (Rouse, 1992; Rouse y Allaire, 1978). El primero es el Lítico (4000-2000 a.C.) y el segundo, que en 496 algunas áreas duró más tiempo, es el Arcaico (2000-500 a.C.). Ambos son pre-cerámicos y pre- agrícolas y se puede reunir bajo el termino de “precerámicos”. Grupos humanos estaban asentados en las Antilla mayores y el las Islas de sotovento, antes del 2000 a.C. (Rouse, 1992; Rouse y Allaire, 1978). Las fechas de las primeras evidencias de ocupación corresponden al 3600 a.C. en Haití (sitio Viginier) y al 3100 en Cuba (sitio Levisa), y se reconducen a la serie Casimiroides, poblaciones que vivían de caza, pesca y recolección sin evidencia de agricultura, y caracterizadas por instrumentos de silex trabajada cuya origen está estimada en el 7500 a.C. Su lugar de origen no está todavía bien definido, sin embargo se supone que sea Belice más que Colombia y Venezuela (Veloz maggiolo y Ortega, 1976).

La siguiente edad arcaica (2000-500 a.C.) corresponde a la aparición de instrumentos de piedra, hueso y concha. Los primeros sitios en las Islas de sotovento y en las Islas Vírgenes aparecen después del 2000 a.C. (Rouse, 1992). Este periodo, como ya mencionado, sigue siendo pre-cerámico, originado por una migración desde el Suramérica, definida Ortoiroide (desde Ortoire en la isla de Trinidad), a pesar de que la mayoría de los sitios están más cercano a las Antillas mayores. Según Allaire (1997b), para suportar la hipótesis de una procedencia desde Suramérica, deberíamos encontrar una cantidad mayor de sitios el las Antillas menores cercanas al continente, lo que indica que es factible que podrían haber llegado desde las Antillas mayores. Estos cambios pueden haber ocurrido localmente, si bien contactos más o menos regulares con Trinidad y el continente pueden haber sucedido.

El tercer periodo es el Saladoide, o Cerámico Temprano (500 a.C. – 600 d.C.), marcado por un creciente poblamiento de agricultores fabricantes de cerámica. La primera migración de esta población ocurre en las Antillas menores alrededor del 500 a.C. (Siegel, 1989). En este caso, el origen está bién conocido y se ubica en el área del río Orinoco cerca de Trinidad y de las cercanas Guayanas. La cultura original se conoce como Saladoide (del sitio de Saladero en Venezuela) y está caracterizada por cerámica pintada de blanco y rojo, que se desarrolló en la baja cuenca del Orinoco antes de expandirse tanto a las islas caribeñas como a lo largo de las costas de Venezuela. Los Saladoides se esparcieron rápidamente desde el noreste de Venezuela y las costa de las Guyanas por las Antillas menores y Puerto Rico, para alcanzar la parte oriental de Española. La migración duró cuatro siglos, que no fueron suficientes para asentar comunidades permanentes en casa isla. Lo que estimuló una expansión tan rápida fueron el tamaño reducido de las islas y la escasez de recursos terrestres (Harris, 1965). Esto empujó las poblaciones hasta las costas para explotar los recursos marinos.

El cuarto periodo se clasifica como pos-Saladoide o Cerámico Tardío (600-1492 d.C.). Rouse (1986) sugiere que la expansión de los Saladoides fue parada en el oeste de Española por la presencia de las grande y bien asentadas poblaciones de cazadores-recolectores Casimiroides. Debido

XXe CONGRÈS INTERNATIONAL D'ARCHÉOLOGIE DE LA CARAÏBE a la imposibilidad de moverse más hasta occidente, las poblaciones siguieron creciendo y una de las culturas Saladoides, la serie Cedrosan dio origen en el área de “Mona Passage” a la serie Ostionoide (desde el sitio de Ostiones en Puerto Rico). La evolución de esta última serie será reconocida como la cultura Taino (Veloz Maggiolo, 1993). Los Ostionoides siguieron la expansión a lo largo de las costas norte y sur de Española. Desde el sur llegaron a colonizar Jamaica, mientras que desde el norte entraron en Cuba. Aquí, la migración Ostionoide tuvo un otro paro, relacionado con la presencia o de las montañas en el este de la isla o de otra población establecida de cazadores- recolectores (Rouse, 1986). En la isla de Española desarrollaron alrededor del 800 d.C. una forma cerámica conocida como Meillacoide (desde el sitio de Meillac en Haití) (Rouse, 1939), lo mismo que en Cuba está fechada entre el 800 y el 1200 d.C. (Rouse y Allaire, 1978). Este estilo cerámico es más sencillo, no está pintado si bien inciso y punteado. A pesar de la evidencia de un desarrollo local, algunos autores piensan que esta cultura fue introducida por emigrantes del Suramérica, y fundamentan su interpretación en su semejanza con artefactos encontrados en las Guyanas (Veloz 497 maggiolo, 1991; 1993). Los Meillacoides siguieron la expansión por mar que caracterizó sus antepasados Cedrosan y Ostionoides y alcanzaron el archipiélago de las Bahamas. Esta área había sido colonizada una primera vez en el 600-800 d.C. durante la dispersión Ostionoide, y después del 800 d.C. en concomitancia con el desarrollo de la cerámica Meillacoide y de la difusión Taino a Cuba (Keegan, 1992). Hipótesis diferentes y contrastantes han sido propuestas para el lugar de origen de las poblaciones que se sasentaron en Cuba y Española (Craton, 1986; Keegan, 1992; Rouse, 1986; Sears y Sullivan, 1978; Sullivan, 1981, Winter et al., 1985). La cerámica Meillacoide puede estar relacionada con la de los sub-Tainos de las áreas occidentales, si bien en el mismo tiempo los Ostionoides en el área de “Mona Passage” estaban desarrollando una línea propia y, alrededor del 1200 d.C. los Ostionoides de la zona oeste de Española se transformaron en Chicoide, desarrollando la más avanzada forma cerámica en el área. Este tipo de producción se difunde al oeste hasta el “Winward Passage” y al este de Puerto Rico hasta “Vieques Sound”, y con ella encontramos plazas para danzar, canchas de juego e instrumentos ceremoniales que acompañan los Chicoides en su difusión y que podemos considerar Tainos clásicos.

Por último, el quinto periodo corresponde al contacto y dura aproximadamente desde el 1492 hasta el 1550.

Con el fin de estudiar y reconstruir las relaciones biológicas entre los grupos humanos que poblaron el Caribe antes de la conquista europea, el presente estudio se enfoca en el análisis de los rasgos morfológicos dentales de poblaciones esqueléticas de diferentes periodos cronológicos y áreas caribeñas y circum-caribeñas. Este estudio se propone: 1) evaluar las diferencias biológicas entre los grupos humanos que ocuparon las mismas áreas en tiempos diferentes; 2) comparar la evidencia biológica con el registro material para averiguar si las diferencias arqueológicas estaban relacionadas con poblaciones biológicamente diferentes o bien si eran el resultado de una transformación cultural de grupos que compartían el mismo subestrato biológico; 3) comprender el papel jugado por los grupos de Florida y Venezuela en el proceso de poblamiento de las islas.

Materiales La Tabla 1 alista las muestras esqueléticas dentales empleadas y organizadas en seis áreas geográficas, juntas con las de Florida, Republica Dominicana, Cuba, Puerto Rico, Venezuela y las Islas Vírgenes Estadounidenses. Muestras de sitios suficientemente grandes han sido elaboradas como unidades individuales, mientras que las de tamaño reducido fueron agrupadas según patrones geográficos, cronológicos y culturales. La muestra en su totalidad abarca 14121 dientes permanentes de 1821 individuos. Desde una perspectiva cronológica (Tabla 1), las muestras de Florida representan cuatro sitios independientes y de diferentes cronologías. Tick Island Y Republic Grove son las de fecha más antigua, comprendida entre 4500 y el 3000 a.C. el sitio de Fort Center abarca un periodo del 200 d.C. hasta el 600 d.C. La más reciente es Highland Beach, fechada al 1200 d.C.

XXe CONGRÈS INTERNATIONAL D'ARCHÉOLOGIE DE LA CARAÏBE Entre los sitios de la Española, Cueva Roja es la más arcaica, reconocible al 2500-2000 a.C. Las otras muestras, agrupadas en una unidad definida Ostionoides, abarca un rango cronológico del 800 al 1300 d.C. Todas las muestras procedentes de Cuba, halladas en la parte oeste de la isla, pertenecen a la cultura Ciboney y están fechadas al 500-1500 d.C. La mayoría de los restos dentales de Puerto Rico son de cultura Saladoide alrededor del año 0, mientras que los de Venezuela remontan a dos diferentes momentos del primer milenio a.C. Todas las muestras de las Islas Vírgenes Estadounidenses se acercan por cultura y período a los grupos Taínos de Española (con la excepción de Cueva Roja).

Metodología Estudios recientes han demostrado que los rasgos morfológicos dentales superan las limitaciones que caracterizan los rasgos métricos y brindan importante información sobre los procesos micro- evolutivos (Scott y Turner, 1997). Hrdlicka (1920) y Dahlberg (1945; 1949) fueron los primeros que entendieron la importancia de estos rasgos en los estudios antropológicos, y reportan diferencias significativas en las frecuencias entre las mayores poblaciones geográficas. Turner y colaboradores 498 (1991) desarrollaron un método estandardizado para registrar los rasgos morfológicos dentales (ASUDAS – State University Dental Anthropology System) con base en lo de Dahlberg (1956). Este método demostró un elevado potencial discriminatorio en los análisis de afinidades biológicas micro- y macro-regionales (Scott y Turner, 1997). Su potencialidad discriminatoria deriva del elevado número de rasgos que se pueden estudiar (Scott y Turner, 1997), la reducida tasa de evolución que permite estudios diacrónicos de amplia escala (Turner, 1969), la baja influencia, en comparación con otros tejidos, que los factores ambientales ejercen en la manifestación de los rasgos, con la sola excepción del desgaste (Dahlberg, 1971; Larsen y Kelley, 1991), y su elevada componente hereditaria (Turner, 1967; Scott, 1973; Harris, 1977; Townsend y Martin, 1992; Townsend et al., 1988, 1992, 1994; Nichol, 1989; Larsen y Kelley, 1991). Estimaciones genéticas sobre la hereditariedad sugieren que la influencia genética puede llegar hasta el 60% (Berry, 1978; Harris y Bailit, 1980). Trabajos muy recientes han aplicado con éxito los rasgos morfológicos dentales para responder a preguntas de investigación sobre el desarrollo de la humanidad moderna (Scott y Turner 1997; Stringer et al., 1997; Irish, 1998a), y el poblamiento de África, Américas, Asia y Europa (Coppa et al. 1998, 2000; Cucina et al., 1999; Irish, 1993, 1997, 1998b, 2000; Scott y Turner 1997).

La escasa confianza que brindan los rasgos morfométricos tiene explicación en el reducido potencial de discriminación de las relaciones fenéticas así como en la baja representatividad numérica de los datos. En este sentido, tenemos convicción que el tamaño de las muestras y su representatividad geográfica nos permitirá obtener respuestas más coherentes de las que obtendríamos a través de los rasgos métricos. Allá donde no sea factible establecer una estimación precisa, consideramos que, basando el estudio en los rasgos dentales distribuidos a lo largo de una secuencia cultural y cronológica tan amplia, es posible inferir tanto sobre la composición genética que los grupos humanos heredaron directamente del ”pool” génico de sus predecesores, como sobre el flujo génico desde áreas cercanas. Además, creemos que utilizando análisis estadísticos multivariados es posible evaluar si las distribuciones topológicas de las diferencias fenéticas son coherentes con patrones de continuidad o discontinuidad poblacional o brindan información confusa y caótica que limita la interpretación.

En el presente estudio se analizaron 27 rasgos dentales en denticiones permanentes (10 rasgos maxilares y 17 mandibulares) según las placas estandardizada de referencia del sistema ASU (Turner et al., 1991; Scott y Turner 1997). Los rasgos elegidos estaban expresados en todas las muestras y el número de observaciones no era inferior a diez. En la elaboración de los datos, se tomó en cuenta solo el antímero que mostraba el mayor grado de expresión del rasgo. Este procedimiento presume que el valor más alto representa su máxima expresión genética (Turner et al., 1991; Scott & Turner 1997). Los rasgos, registrados según la escala de expresión del sistema fueron después transformados en rasgos dicotómicos presencia/ausencia. Las frecuencias de los rasgos y los valores dicotómicos se encuentran en la Tabla 2. Los datos fueron elaborados sin distinción del sexo debido al bajo

XXe CONGRÈS INTERNATIONAL D'ARCHÉOLOGIE DE LA CARAÏBE dimorfismo sexual de los rasgos (Scott, 1973; Turner, 1990; Turner et al., 1991).

Con el fin de reconstruir las afinidades fenéticas entre los grupos, se aplicaron análisis multivariados de Máxima Semejanza (ML – Maximum Likelyhood – Felsenstein, 1973) y de Escala Multidimensional (MDS – Multidimensional Scaling) a los valores porcentuales de los rasgos. A través del ML obtuvimos un árbol cuya robustez fue comprobada por el “bootstrap” (Felsenstein, 1985) del cual se reportan solo los valores mayores de 50 réplicas en 100. La MDS ha sido elaborada a partir de la Medición Media de Divergencia (Smith, 1977), aplicando la transformación angular de Freeman y Tukey para la corrección de muestras de tamaño reducido (Freeman e Tukey, 1950; Sj∆vold, 1973; Green y Suchey, 1976)

Resultados 499 Frecuencias y número de observaciones de cada rasgo están reportados en las Tablas 3a y 3b respectivamente para la dentición superior e inferior.

Método de la Máxima Semejanza (ML) Para obtener un cuadro general del patrón poblacional del área, empezamos el análisis de la Máxima Semejanza con todas las muestra excluyendo en principio Venezuela y Puerto Rico (Figura 2) porque todos los grupos menos los dos excluidos son suficientemente grandes para ser representativos del área y de los periodos cronológicos. La distribución espacial distingue dos grupos principales: los recientes de la Española se unen, mientras que los Ciboneyes de Cuba juntos con Cueva Roja forman el segundo grupo. Ambos cluster, bien definidos, describen agrupaciones culturales: las muestras recientes de Española son todas Tainos, los de Cuba son Ciboneys. El “bootstrap” confirma la estabilidad del árbol con un nudo estable al 100% para los Tainos, y uno al 95% para los Ciboneyes. A pesar de su ubicación en la isla de Española, el grupo pre-cerámico de Cueva Roja de cultura Ciboney se une con los Ciboneyes de Cuba. Las Islas Vírgenes EEUU se relacionan con los Taínos con un nudo estable al 76%, lo que reafirma la asociación cultural entre ellos. Solo los grupos de Florida no se ubican según un patrón definido.

El segundo análisis (Figura 3) incluye las muestras de Venezuela y Puerto Rico. El primer grupo resulta de la unión de muchos sitios pequeños y con pocos individuos, mientras que en el caso de Puerto Rico, por el reducido número de individuos, tuvimos que a cumular muestras de periodos diferentes, aunque podrían haber representado puntos cruciales en el proceso de migración. Este segundo árbol también confirma el cluster formado por los Tainos y las Islas Vírgenes de un lado y los Cubanos con Cueva Roja del otro. En este análisis, Puerto Rico se acerca al cluster de los Tainos indicando una afinidad fenética entre ellos. Nuevamente, los grupos de Florida no se agrupan de manera clara, así como Venezuela que se pone en medio de los grupos de Florida.

Escala Multidimensional (MDS) Resultados parecidos a los de la ML, utilizando el primer grupo de muestras (sin Venezuela y Puerto Rico), se alcanzan cuando se aplica la escala Multidimensional (Figura 4) a partir de la matriz de Medición Media de Divergencia (Tablas 4a y 4b), con Cueva Roja cercana a los grupos cubanos en el cuadrante izquierdo, mientras que el la derecha se encuentran los Tainos de la Española y de las Islas Vírgenes. También la segunda MDS con todos los grupos (Figura 5) confirma el patrón, mientras que solo los dos grupos recientes de Florida se unen. Venezuela se acerca a las muestras de la Florida como en las elaboraciones anteriores.

Es interesante mencionar que los dos diferentes métodos estadísticos produjeron practicamente los mismos resultados.

XXe CONGRÈS INTERNATIONAL D'ARCHÉOLOGIE DE LA CARAÏBE Conclusiones En conclusión, podemos resumir los resultados del análisis de afinidades biológicas entre las muestras circum-caribeñas en cinco puntos principales: I) se observa que grupos fenotipicos diferentes pertenecen a culturas diferentes. Esto indica que no tuvieron lugar mezclas significativas entre grupos culturales diferentes que pudieran homogeneizarlos; II) en menor escala, la asociación cultural entre tainos de Española y de las Islas Vírgenes está confirmada también a nivel biológico, y lo mismo se puede inferir para los Ciboneyes de Cuba y Cueva Roja. Además, Tainos y Ciboneyes no comparten la misma estructura biológica, lo que indica que procedieron de dos olas migratorias diferentes; III) el grupo arcaico pre-cerámico, no-Taino, de Cueva Roja muestra importantes afinidades con los más recientes Ciboneyes de Cuba. Los Ciboneyes estaban confinados en el oeste de la Isla de Cuba y habrían podido ser los últimos representantes de una cultura que estaba mucho más dispersa en las Antillas Mayores antes de las migraciones de los Tainos. Más que los Tainos se expandieron hasta las Antillas Mayores, más que los Ciboneyes fueron poco a poco empujados y aislados en la parte occidental de la isla que se encuentra más al oeste en el Mar Caribe; IV) Las Islas Vírgenes, y de 500 menor manera Puerto Rico, presentan un buen nivel de afinidad con los Tainos, lo que sugiere que todas estas poblaciones procedieron de las mismas olas migratorias; V) Florida y Venezuela no presentan una clara asociación con los otros grupos. Los resultados de Venezuela no esperados contrastan con la evidencia arqueológica, sin embargo podrían estar relacionados con un proceso de mezclas o de deriva génica que han producido cambios en la estructura biológica de la población después del primer asentamiento en el Caribe. Esto podría enmascarar las verdaderas afinidades biológicas entre los grupos continentales y de las islas.

Los grupos de la Florida no muestran claras afinidades con los isleños, lo cual está de acuerdo con la evidencia arqueológica de que las poblaciones continentales del norte de America no tuvieron un rol importante en el poblamiento de las islas caribeñas. Por esta razón, los datos biológicos concuerdan con la información cultural de que hay ausencia en intercambios genéticos entre Florida e islas del Caribe.

Agradecimientos La presente investigación ha sido financiada por fondos de la Universidad de Roma, COFIN MIUR y Ministerio de Asuntos Exteriores.

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