DPT 0292 La Televisión Local Y Comunitaria En El M.M
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
0^2- LA TELEVISION LOCAL Y COMUNITARIA EN EL MAGDALENA MEDIO PRESENTADO POR: MARIA PATRICIA TELLEZ GARZON UNIDAD DE COMUNICACION PROGRAMA DE DESARROLLO Y PAZ DEL MAGDALENA MEDIO Bogotá D.C., noviembre 17 de 2000 CENTRO DE DOCUMENTACION PROGRAMA DE DESARROLLO Y PAZ DEL MAGDALENA MEDIO RECIBIDO I 3 3IC 2000 N-Acm» J>FTOC<3. Dtoroáa: VA-A.'Oa. INDICE GENERAL INTRODUCCION 4 CAPITULO 1: UNA HISTORIA NECESARIA 10 Hacia una Televisión Democrática y Participativa 12 Definición y características 14 Marco legal y operativo 15 Camino a la normatividad 17 Acuerdos reglamentarios 18 Acuerdos 029 de diciembre de 1997: un intento discutible 19 Cuadro comparativo de la Televisión local y comunitaria 22 CAPITULO 2: ESTADO DE LA TELEVISION LOCAL Y 26 COMUNITARIA Mesas de trabajo: espacios de encuentro 27 Primera mesa: Cauca Nariño Putumayo 29 Segunda Mesa Costa Atlántica 30 Tercera mesa: Amazonas Cundinamarca Guainía 31 Cuarta mesa: Norte de Santander Santander y Magdalena Medio 33 CAPITULO 3: LA TELEVISION LOCAL Y COMUNITARIA EN EL MAGDALENA MEDIO 38 Puerto Wilches 38 San Vicente de Chucurí 40 Puerto Berrio 41 Barrancabermeja 42 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 45 BIBLIOGRAFIA 49 ANEXOS: Acuerdo 024 de Julio 10 de 1997 Acuerdo 035 del 30 de abril de 1998 Acuerdo 06 de de octubre 5 de 1999 Listado canales locales sin ánimo de lucro autorizados por la CNTV Listado canales comunitarios sin ánimo de lucro autorizados por la CNTV INTRODUCCION Al entrar en el siglo XXI Colombia atraviesa por una difícil coyuntura caracterizada por una situación de crisis que se extiende a todos los ámbitos de la vida nacional: una fuerte recesión económica evidenciada en el déficit fiscal, en el incremento de los niveles de desempleo y la pérdida de confianza de la comunidad financiera internacional, son ejemplos que ilustran la realidad de este sector. Desde una perspectiva política, la preocupación fundamental gira en tomo del proceso de paz que ya cumplió un afio y que en la actualidad pareciera vivir momentos difíciles y contradictorios. De una parte se vislumbró una luz en el camino con el encuentro de Costa Rica realizado en el pasado mes de octubre. En mesas de trabajo y contando con la presencia de delegados internacionales como observadores, representantes del Gobierno, de los empresarios, de la Iglesia Católica, de organizaciones no gubernamentales y por supuesto de los actores armados del conflicto, se abordaron temas relacionados con el Plan Colombia, las implicaciones de la lucha antidrogas, la crisis económica y social, entre otros aspectos, en un proceso que algunos politólogos señalan como una etapa importante en el “largo camino de la negociación”. Pero la otra cara de la moneda tiene que ver con la decisión unilateral de las Fuerzas Armadas Revolucionas de Colombia (FARC), en el momento en que se escribe este informe, de congelar los diálogos con el Gobierno hasta tanto éste no aclare su posición frente a los paramilitares. Sin embargo, este profundo deseo de renovación y cambio, no ha logrado traspasar el sentimiento negativo de inconformismo y rechazo de amplios sectores de población respecto de sus instituciones dominantes. Frente a este panorama, el concepto de “crisis” pareciera no corresponder a la interpretación oriental en el sentido de asumirla como “momento de oportunidad”. El inmenso malestar existente no se ha traducido en un proyecto político o social exitoso que logre superar los actuales desafíos. Al iniciarse esta década que acaba de concluir, las circunstancias que vivía Colombia no eran estructuralmente distintas salvo por la fuerza del narcotráfico como actor social cuya 4 CENTRO DE DOCUMENTACION PROGRAMA DE DESARROLLO '( PAZ DEL MAGDALENA MEDIO r r presencia golpeó brutalmente al país a mediados de los aflos 80. Sin embargo, a finales de la administración Barco se realiza una consulta popular para la Asamblea Nacional Constituyente y como resultado de ella se promulga la Constitución de 1991 durante el siguiente gobierno de César Gavina. La crisis de legitimidad y gobemabilidad del régimen político colombiano encontró, en esta nueva carta de navegación, una oportunidad única. El país se ve enfrentado a una nueva etapa en su historia marcada por unas reglas de convivencia y de conducta más acordes con la realidad nacional. Con ella se busca incidir sobre los factores estructurales generadores de la crisis relacionados con exclusiones políticas, sociales y económicas cuya remoción se convierte en un prerequisito para lograr los cambios institucionales previstos en la Constitución. Uno de los aspectos más significativos que introduce la Carta Magna y, a través del cual se busca responder a las razones por las que se convocó, tiene que ver con el tránsito de una democracia representativa a una democracia participativa, en la medida en que la primera atravesaba por un proceso de franco deterioro, y en el ámbito internacional existía ya un terreno propicio para esta transformación cuyo eje central gira en tomo al verdadero sentido de la participación en las democracias modernas. A partir de los años 80 se empieza a estimular la presencia de la ciudadanía haciendo énfasis en el ámbito territorial y se convoca a las comunidades a decidir sobre la elección de sus gobernantes y la planeación de su desarrollo. Este hecho se refleja en la elección popular de alcaldes, la consulta municipal, la reglamentación de las Juntas Administradoras Locales (JAL) y la participación de los usuarios en el manejo de los servicios públicos. En esencia, se busca la construcción de una nueva institucionalidad y la reconstrucción y profundización de la democracia en todos los espacios. Mientras que la democracia representativa está basada en la posibilidad que tienen los ciudadanos de elegir a sus gobernantes, y los actores sociales por excelencia son los partidos políticos, en la participativa la sociedad civil tendrá un papel protagónico. Uno de los aspectos claves de la democracia participativa y de la presencia de la ciudadanía en ella tiene que ver con el papel que en este proceso juega la comunicación y más particularmente los medios masivos. En esa medida la comunicación se convierte, como lo han señalado algunos investigadores en Ciencias Sociales, en un campo de convergencia clave y en uno de los escenarios sociales de mayor relevancia cultural y política. Aparece entonces como un espacio significativo en donde se pondrán en juego nuevas formas de pensar, sentir y actuar de una sociedad que enfrenta un proceso de cambio. 5 Se tratará entonces de generar un proceso de reflexión al interior de la sociedad civil para entender la contribución de la misma a la consolidación de la democracia participativa y de esos nuevos modos de encuentro que se generan socialmente. En este contexto hablar de ciudadanía tiene sentido por que motiva a la construcción de una nueva sociedad en donde conceptos como la política, la sociedad civil y la participación adquieren una nueva dimensión. La política, entendida como la capacidad de los ciudadanos para construir ese proyecto de una nueva sociedad en donde la ciudadanía será un actor protagónico, se ocupará además de tareas claves como el seguimiento y fiscalización de los bienes y servicios públicos. La participación será un elemento dinamizador de la actividad anterior y encontrará en lo público el lugar de su redefínición. Al respecto Germán Rey, asesor axiológico de la Fundación Social, analista en medios de comunicación y actualmente Defensor del Lector en el diario El Tiempo señala: “si hay un atributo que marque los nuevos tiempos en la política, es la emergencia de una figura diferente de lo ciudadano. En época de desdibujamiento de identidades y de lugares sociales se perfila una ciudadanía mucho más involucrada, más solidaria, que la de tipo liberal. Ciudadanía que reside cada vez menos en la satisfacción de los derechos en la perspectiva del desarrollo y más en su propósito de construir proyecto político.”1 Aun cuando los medios impresos, la radio y el cine, se convirtieron, desde el momento mismo de su aparición, en actores protagónicos que acompañaron y perfilaron en su proceso de evolución la historia de nuestro país, le ha correspondido a los medios audiovisuales y, particularmente a la televisión, ubicarse en la actualidad en un lugar estratégico, de tal manera que su papel durante la transición y en el presente milenio, será definitivo. La Constitución de 1991 considerada como una nueva “carta de navegación” para el país más acorde con los signos de los tiempos, incide de manera estructural sobre la realidad de los medios de comunicación en el país pero particularmente sobre la televisión en lo que se refiere a la presencia de nuevos actores y escenarios en donde ésta se desarrolla. Veamos algunos ejemplos que ilustran esta afirmación anterior. En primer lugar, se consagra en ella su carácter de servicio público que ya se había señalado como tal en la legislación anterior. En el artículo 20 se enfatiza la libertad de expresión y opinión, de 1 Rey, Gemán. Otras plazas para el encuentro. En Comunicación, Política y Cultura. Escenografía para el diálogo. Consejo de Educación de Adultos para América Latina (CEAAL). Lima: Calandria. Pág. 35 6 informar y recibir información veraz e imparcialmente, como también la posibilidad de fundar medios de comunicación. En el artículo 75 se eleva a rango constitucional el espectro electromagnético, señalando que éste estará sujeto a la gestión y control del Estado y que, para garantizar el pluralismo informativo y la competencia, éste último intervendrá para evitar las prácticas monopolistas en su operación y explotación. Posteriormente, en Enero de 1995, durante la administración de Ernesto Samper (1994- 1998), se sanciona la Ley 182 de 1995 y al año siguiente la 336 por la cual se modifica la anterior. En ellas se establece la posibilidad de fundar medios de comunicación, se garantiza la presencia estatal en la administración del espectro y se crea un ente regulador, entre otros aspectos.