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Universidad Veracruzana Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias El problema de la invención de América en El hijo pródigo de Juan de Espinosa Medrano Tesis Que para obtener el Título de Doctor en Literatura Hispanoamericana Presenta Raúl Homero López Espinosa Director Dr. Rodrigo García de la Sienra Xalapa, Veracruz, México Septiembre, 2015 Agradecimientos Agradezco al Dr. Rodrigo García de la Sienra por todo su apoyo en la dirección de mi trabajo. Gracias al Dr. Ángel Fernández Arriola por la lectura de mi tesis y su tutoría a lo largo del posgrado. Les agradezco mucho a los lectores: Dra. Caterina Camastra, Dr. Jesús Turiso, Dra. Estela Castillo, Dr. Marcos Cortés y Dr. Enrique Flores. Pude entregar un mejor documento gracias a todos ellos. Quiero agradecer a la Dra. Donají Cuéllar por haberme leído, por su acompañamiento y guía durante toda mi investigación. Gracias a todos por el tiempo que dedicaron para revisar este trabajo. Gracias a mis amigos y mi familia porque son la mejor parte de mis fuerzas y mi energía. Gracias a Cuauh y a Martell por las charlas que tuvimos y que me hicieron pensar diferente, y por lo bien que me la paso con ustedes. Gracias a Marquito, porque sé que tenía mucho trabajo cuando me ayudó con el mío. Estoy muy agradecido con mi amiga Rox, porque me leyó, porque me hizo reflexionar cosas nuevas, porque mejoro mi trabajo, pero sobre todo porque nos hacemos compañía. Con ellos vivo algo que no sé si sea fácil de encontrar: platicar, escuchar, criticar, cambiar de opinión. Sé lo valioso que es el tiempo que compartimos. Gracias a Dalia porque sus ideas me hicieron ver otras, y porque me brindó su casa cuando quería tranquilidad. No tiene mucho que conocí a Sol y a la Mtra. Leticia, pero convivir y trabajar con ellas ha fortalecido mucho la confianza que tengo en mí para hacer lo que hago. Gracias a mi familia, porque lo bueno que puedo ser es por ustedes, por mi tío Esteban, por mi tía Candelaria, porque recuerdo sus ideas y sus intuiciones que valoro mucho. Gracias a Jetza por su valentía. Aunque ya no está aquí, mi abuelito Paulino fue uno de los que me enseñó a tener gusto por el trabajo. A mi mamá, Lupita López Espinosa, le debo todo, es la mayor influencia que he tenido, por ella empecé a leer, fue su culpa, y eso me hizo elegir el estilo de vida que tengo hoy. Siempre he visto en ella amor y libertad. 2 Contenido Pág. Introducción………………………………………………………………………. 3 1. El barroco americano en la época de la inclusión de los excluidos…………… 15 1.1 La pregunta que guía……………………………………………………… 31 2. Elementos para el análisis de El hijo pródigo………………………………… 43 2.1 Auto sacramental y teatro religioso en América………………………….. 43 2.2 Vida de Juan de Espinosa Medrano………………………………….......... 63 2.3 Crítica literaria precedente………………………………………………... 72 2.4 Agencia criolla y alegoría……………………………………………......... 80 2.5 Cultura andina…………………………………………………………….. 91 3. El discurso barroco de El hijo pródigo………………………………………... 122 3.1 Cristiano: ’Hurin Saya, Cuerpo: U’ku, Juventud: Huaina ’Kari………….. 126 3.2 Mundo, ’Posoko, Pillonkoi, Aicha Yoya, ’Katu y K’uichi……………….. 135 3.3 ’Kuyaj Yaya y Diospa Simin……………………………………………… 138 3.4 Sobre el sacramento de la Eucaristía……………………………………… 141 4. La invención de la cultura andina en El hijo pródigo…………………………. 147 4.1 Algunas consecuencias para nuestro presente…………………………….. 182 Bibliografía………………………………………………………………......... 198 3 Introducción Hay una vertiente que concibe la producción intelectual del periodo virreinal como una copia acrítica de la literatura peninsular. Hay otro tipo de investigaciones que no comparten este punto de vista. Dentro de esta otra perspectiva encontramos quienes entienden la obra de Juan de Espinosa Medrano como una reivindicación de la inteligencia criolla ante los europeos. Estudian principalmente al “Lunarejo”, como le decían a Espinosa Medrano, bajo la tensión que se estableció entre criollos y peninsulares. Otros, dentro de esta misma perspectiva que no concibe la producción del virreinato como apéndice de la peninsular, analizan parte de la obra del “Lunarejo” a partir de su relación con lo indio, y sostienen que en ésta subyacía una crítica al orden colonial a partir de los parámetros dados por la cultura andina. Lo que más me interesa de Espinosa Medrano es su relación con lo indio, pero no estoy de acuerdo con esta última interpretación sobre él y su obra. Cuando Espinosa Medrano se relaciona con lo indio es para cristianizarlo: El hijo pródigo es para la evangelización de los indios, es una conquista espiritual, una colonización a través de la palabra. Es una evangelización que tiene sus propias particularidades y matices. Ya había ocurrido en la región andina un primer proceso de evangelización desde el siglo XVI, pero a inicios del siglo XVII se emprenden las campañas de extirpación de idolatrías porque se “descubre” que los indios conservaban clandestinamente sus prácticas y creencias religiosas y que, por lo tanto, su conversión al cristianismo había sido sólo en apariencia. En este caso, ya no eran indios a los que por primera vez se les llevaría el evangelio, sino que se trataba de una especie de apóstatas. La extirpación de idolatrías no sólo se apoyó en estrategias violentas sino también en la persuasión. El auto sacramental de Espinosa Medrano pertenece a esta manera persuasiva de reforzar la fe cristiana. Al igual que en la península ibérica, en el virreinato peruano se usó la literatura como medio didáctico para mostrar los dogmas del cristianismo. En España el auto sacramental surge porque se estaba perdiendo el sentido de la celebración del Corpus Christi y, a través de él, se buscó sensibilizar al público en el mayor misterio cristiano, el de la Eucaristía. En el virreinato peruano se usó para completar la asimilación de la cultura andina al cristianismo. 4 El uso del quechua y las referencias que en general hace Espinosa Medrano de la cultura andina en El hijo pródigo no son una simple licencia poética, como algunos creen (González Boixo, 1997), pero tampoco significa que el “Lunarejo” tuviera un genuino interés por cultivarlo, como puede inferirse de la opinión de Raúl Porras Barrenechea acerca del uso de la lengua india en el siglo XVII. Es difícil creer que en ese contexto se cultivara el quechua por sí mismo, sólo para fines exclusivamente literarios; al menos en el caso de Espinosa Medrano parece claro que se usó para comprender al otro indio, para saber traducirlo e insertarlo en la historia cristiana. El asunto es complejo, ya lo veremos con detalle, pero en esta inserción de la cultura andina al cristianismo debemos al menos tener en cuenta un par de ideas: la primera está relacionada con la formación jesuita que, en parte, tenía Espinosa Medrano; la segunda, es que quien usa la lengua nativa para adoctrinar, termina adoctrinado por ésta. Según algunas posturas, los jesuitas no anulan la tradición del otro sino que son respetuosos de él e intentan entablar un diálogo donde el otro puede expresarse desde su propia idiosincrasia. Desde esta perspectiva es razonable pensar que para Espinosa Medrano la conversión de los indios al cristianismo no implicaba que éstos tuvieran que abandonar su cultura, al menos no del todo. En efecto, en El hijo pródigo, ’Hurin Saya aparece en el banquete final, una vez que es perdonado por el Padre, con el llaitu. Con respecto a la segunda idea, José María Arguedas sostenía que los sacerdotes que aprendieron quechua para adoctrinar a los indios terminaron adoctrinados por éstos a través de su lengua, es decir, el colonizador era objeto de un proceso de aculturación. Sin embargo, aunque debemos tener presentes estas reflexiones al momento de plantear la incorporación de las culturas indias al cristianismo, en ambos casos el otro indio está pensado desde la racionalidad eurocéntrica y cristiana. Es cierto, se deja expresar al otro desde su propia idiosincrasia, pero en un diálogo establecido bajo parámetros cristianos; y sí, hay un proceso de aculturación en el adoctrinamiento que no implica que el evangelizador entienda el cristianismo desde la cultura nativa, al menos no en El hijo pródigo. Aunque originalmente el auto sacramental fue escrito en quechua y, en las posteriores ediciones, se encuentran referencias a la cultura andina, toda ésta quedó ordenada bajo la racionalidad eurocéntrica y la historia cristiana. La cultura andina siempre 5 estará mediada por el marco de esta racionalidad, nunca el cristianismo estuvo ordenado bajo el marco conceptual de la racionalidad india. El hijo pródigo de Espinosa Medrano es un servicio al cristianismo y a la Corona. Busca la redención del pueblo quechua que se aleja de Dios. Desde el siglo XII, pero más concretamente desde el siglo XV, España se asumía como instrumento de la providencia para llevar el evangelio al Nuevo Mundo. El auto sacramental en el virreinato peruano estaba al servicio de la Corona española porque contribuía a sus aspiraciones de homogeneizar cristianamente el mundo. Con el estudio que hace Juan M. Vitulli podemos apreciar cómo la obra del “Lunarejo” era parte de aquella defensa de la inteligencia criolla de la que hablé más arriba. Parece difícil, de entrada, establecer con precisión si Espinosa Medrano era criollo, mestizo o indio. Como veremos hay información que asegura que puede ser lo uno o lo otro. El “Lunarejo” era un personaje ambiguo, no podía haber sido de otra manera por el contexto barroco y por el contexto de disimulación característico de la época. Pero hay elementos que hacen razonables ciertas hipótesis. Espinosa Medrano actúa más como criollo que como mestizo o indio. Los criollos buscaban principalmente los cargos públicos de la Iglesia y del Estado. Estaban seguros de que, al ser descendientes de los conquistadores que le habían dado el Nuevo Mundo al Rey, eran ellos los privilegiados en usufructuar la tierra americana.