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Labor Parlamentaria

Raúl Galvarino Ampuero Díaz

Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966

Del 19 de septiembre de 1965 al 20 de mayo de 1966

Biblioteca del Congreso Nacional de Chile - www.bcn.cl/laborparlamentaria - documento generado el 27-11-2019 NOTA EXPLICATIVA

Esta Labor Parlamentaria ha sido construida por la Biblioteca del Congreso a partir de la información contenida en los Diarios de Sesiones de la Cámara de Diputados y del Senado, referidas a las participaciones de los legisladores, documentos, fundamentos, debates y votaciones que determinan las legislativas en cada etapa del proceso de formación de la ley. Junto a ello se entrega acceso a su labor fiscalizadora, de representación, de diplomacia parlamentaria y atribuciones propias según corresponda.

Para efectos de facilitar la revisión de la documentación de este archivo, se incorpora un índice desde el cual se puede acceder directamente al texto completo de la intervención.

Cabe considerar que la información contenida en este dossier se encuentra en continuo poblamiento, de manera tal que día a día se va actualizando la información que lo conforma.

Biblioteca del Congreso Nacional de Chile - www.bcn.cl/laborparlamentaria - documento generado el 27-11-2019 ÍNDICE

Labor Legislativa ...... 3 Intervención ...... 3 Mociones ...... 251 Indicación en Sala ...... 254

Incidentes ...... 263 Intervención Petición de oficio ...... 263 Petición de oficio ...... 267

Comisiones y grupos ...... 274 Integración ...... 274

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Intervención

Labor Legislativa

Intervención

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 2. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 20 de septiembre de 1965.

EJERCICIOS NAVALES COMBINADOS EN AGUAS TERRITORIALES. CALIFICACION DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, quiero empezar confirmando que el uso que hemos hecho de nuestras atribuciones reglamentarias, respecto de este problema, corresponde a la profunda importancia que le hemos asignado desde el primer momento.

Nosotros hemos votado siempre, en cada oportunidad en que se presentó un proyecto semejante, en la misma forma como lo haremos ahora. Pero me parece que en este instante agrava la situación planteada al Congreso Nacional esta petición nocturna de discusión inmediata. Pienso que se hiere la autonomía del país, sus derechos soberanos, la independencia y libertad con que debe actuar el Parlamento, cuando se discute una iniciativa legal que, en el fondo, constituye sólo mera formalidad; mera formalidad en el sentido de que los hechos están ocurriendo, las actividades se están ejecutando y los barcos americanos se hallan a poca distancia de nuestras costas, esperando que el Congreso apruebe este proyecto, porque no les cabe duda de que lo apifobará.

Cuando un Parlamento se resigna a cumplir este papel de mero tramitador de una autorización que, en el hecho, ya está dada, pienso que se disminuye. Y me da pena, porque quienes nos sentamos en estas bancas pensamos que el derecho más elemental que nos puede asistir es el de decidir, con entera libertad y al margen de cualquiera presión, los asuntos y materias que aquí se someten- a debate. No sucede así ahora.

En segundo término, me parece que, sin extenderse ahora sobre el punto, conviene rechazar categóricamente la argumentación especiosa e inoportuna que nos ha dado aquí el Honorable señor Gumucio. No es cierto que el Gobierno de la Democracia Cristiana ha descubierto al mundo socialista y tomado, por primera vez, la decisión de mantener relaciones diplomáticas con ese mundo.

El señor GUMUCIO.-

En realidad, el señor González Videla lo hizo.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

Mucho antes que ese Gobierno, otras Administraciones intercambiaron Embajadores con la Unión Soviética, Yugoslavia, Checoslovaquia, y no recuerdo qué otros países del área socialista. De manera que ahora, simplemente, se ha restablecido una situación que, más o menos veinte años atrás, creó en nuestro país un Gobierno de Izquierda, o generado por las fuerzas populares.

Pero la verdad es que estamos acostumbrándonos un poco a que las cosas más viejas, más añejas, aparezcan aquí como novedad en labios de los nuevos gobernantes de la Democracia Cristiana, al dividir la historia -así como la historia del mundo se divide entre época anterior a Jesucristo y posterior a él- entre la era anterior a esa colectividad política y la posterior a ella, en la cual todo pareciera estar cambiando, si nos atuviéramos a sus palabras.

¡Pero no cambia nada!

Como lo ha subrayado el Senador Altamirano, estos hechos y debates confirman lo que hemos venido sosteniendo en el último tiempo: fuera de un verbalismo novedoso, de un lenguaje relativamente remozado, detrás de eso, se mantienen los viejos hábitos, las viejas concesiones, los viejos miedos.

Así como se nos dijo que, tal vez, sea el último convenio de excedentes agrícolas el que aprobamos hace pocos días, ahora se nos sostiene que se trata sólo de preservar en una antigua tradición, una tradición de cinco o seis años, si puede llamársela tal-, durante la cual los Gobiernos anteriores y, particularmente, el Gobierno de Derecha del señor Alessandri, aceptaron maniobras semejantes a esta sexta operación Unitas.

¿Qué ha cambiado? Lo reiteramos: las palabras y cierta presunción política de los líderes más destacados del partido de Gobierno, que se erigen en especie de sumos sacerdotes de un culto nuevo y agregan un octavo sacramento a los reconocidos por la Iglesia Católica, que consiste en otorgar o declarar el título de revolucionario, así como gracia que se concede o quita de acuerdo con la suprema voluntad de estos grandes hechiceros.

Sostuve, y lo sigo sosteniendo, que impedir un debate amplio para la calificación de la urgencia es un abuso de autoridad por parte de la Mesa. No recuerdo que, desde el 21 de mayo hasta hoy, se haya discutido otro proyecto en los mismos términos de ahora; en todo caso, si se hizo, fue virtualmente por acuerdo unánime. Ahora no. En la discusión de este tema estaba envuelto un problema de principio, un asunto que políticamente separa en forma fundamental las distintas tendencias de esta Corporación.

Respecto de las maniobras mismas, el otro día indiqué sumariamente las circunstancias nuevas que, independientemente del hecho de haberse realizado antes, dan a la operación Unitas de este año un carácter diferente.

Dos consideraciones principales me permiten afirmar lo anterior. Una, que ya se ha hecho valer en la Sala: tratarse de la primera operación naval combinada después de que la armada norteamericana atropelló la soberanía de un país latinoamericano, después que se violó, de acuerdo con los términos de las declaraciones de nuestra Cancillería, el sistema jurídico interamericano. La segunda, que se realiza en un instante en que se discute y se promueve con verdadero entusiasmo y hasta con frenesí, en algunas capitales de América latina, la idea de la constitución de una fuerza interamericana de paz que formalmente, por lo menos hasta ahora, nuestro Gobierno rechaza. Y estas maniobras, junto con significar una nueva forma de asociación naval y militar entre Estados Unidos y Chile, produciendo de esa manera una especie de

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absolución de los pecados de las fuerzas yanquis en Santo Domingo,' constituyen también un pivote más en la concertación de esfuerzos de algunos sectores militaristas latinoamericanos para establecer dicha fuerza interamericana de paz, que sería simplemente un instrumento de agresión en manos del Pentágono y del Gobierno norteamericano.

Por las razones expuestas, también voto en contra de la proposición de discusión inmediata.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 4. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 24 de septiembre de 1965.

EJERCICIOS NAVALES COMBINADOS EN AGUAS TERRITORIALES.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde continuar tratando el informe de la Comisión de Defensa Nacional recaído en el proyecto de la Cámara que autoriza la entrada en territorio chileno de unidades navales y aéreas de la Armada de los Estados Unidos de América y de la Fuerza Aérea del Perú, para que realicen ejercicios navales combinados con unidades de la Armada de Chile.

-El -proyecto y el informe figuran en los Anexos de las sesiones 48^, en 15 de septiembre de 1965, y 49^, en 16 de septiembre de 1965,, documentos N°s 14 y 14 páginas 4184 y 4238, respectivamente.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

El proyecto está en segunda discusión. Su urgencia fue calificada de "discusión inmediata", cuyo plazo vence hoy. No se evacuó el informe respectivo, porque la Comisión no sesionó por falta de quorum. Por otra parte, hay acuerdo de Comités en el sentido de votarlo en la sesión de hoy, a más tardar a las siete.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, casi a la misma hora o, al menos en el mismo día en que el Honorable señor Palma, a propósito del debate habido sobre este proyecto en el Senado, nos recomendaba la adopción de "un tacto exquisito" y "una sublime prudencia" para el manejo de nuestras opiniones respecto de los asuntos internacionales de esta categoría -creo que ésas fueron sus palabras textuales- se reunía la Cámara de Representantes de Estados Unidos para adoptar las decisiones que son de conocimiento público.

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Conocido ahora el tenor de esas resoluciones, había sido preferible que la recomendación del Honorable señor Palma fuera remitida al Congreso norteamericano , una de cuyas ramas se ha pronunciado en esta ocasión con brutalidad tan clara, con cinismo tan abierto, que hasta los Parlamentos más conservadores del continente latinoamericano se han visto forzados a protestar.

En la mentalidad de los gobernantes latinoamericanos y en la del Gobierno de Estados Unidos están influyendo dos actitudes, en cierto modo, complementarias.

Por parte de los gobernantes yanquis, del Departamento de Estado, del Pentágono y de sus representantes militares en los distintos países latinoamericanos, impera la concepción de las "fronteras ideológicas". Sin embargo, ese concepto sería una mera formulación teórica, una simple expresión de intenciones, si a la vez, en nuestros países, no hubiese parlamentarios ni gobernantes que se sometan a lo que se ha dado en llamar "fatalismo geográfico". Este último estado de espíritu es el reverso de la tesis de las fronteras ideológicas; es la condición para que la doctrina en boga en

Estados Unidos se imponga en la práctica de las relaciones internacionales entre los países del continente.

Es indispensable comentar más extensamente lo acordado por la Cámara de Representantes, pese a la difusión que este asunto ha tenido.

En primer término, salta a la vista el carácter absolutamente reflexivo y numéricamente abrumador de la decisión del más alto cuerpo representativo de los Estados Unidos de Norteamérica: 312 representantes contra 53 sancionaron la doctrina a que se han referido algunos señores Senadores, ampliamente difundida en la prensa y radios del país. Quienes de alguna manera manifestaron sus reservas en la Cámara de Representantes no mejoraron la presentación de este episodio. Por lo contrario: la agravaron. Los parlamentarios opuestos a la decisión o que formularon algunos reparos, lo hicieron estrictamente con relación a la forma, a la redacción, a los términos empleados en ella. Entre otros, por ejemplo, el señor Selden, representante demócrata por Alabama, presidente de la Subcomisión de Asuntos Latinoamericanos, admitió que el Departamento de Estado -lo dice el cable- había objetado parcialmente la redacción de la resolución y le pidió aclarar que no se trataba de declarar que "una simple amenaza de subversión, por sí sola, justificará el empleo unilateral de los tratados y resoluciones interamericanas vigentes sobre la cuestión".

No está de más comentar, de paso, que el presidente de la Subcomisión encargada de vigilar el desarrollo de la política yanqui en América Latina, representa uno de los Estados más atrasados, ideológica y moralmente, de la Unión. Es el Estado en donde la segregación racial alcanza límites trágicos: un Estado cuyo símbolo, en último término, podría ser la cruz en llama -signo del poderío tenebroso del Ku Klux Klan-. El representante de un Estado tan "democrático", tan fiel exponente del "espíritu cristiano" y de la "civilización occidental", es el hombre que, en la Cámara de los Estados Unidos tiene una gravitación particular para decidir acerca del tratamiento aplicable que debe darse a ios americanos del sur.

El señor Gerald Ford también hizo algunas reservas. "Apoyó la resolución, pero dijo que, en su criterio, el informe que acompaña a la mediación" -parece que aquí hay un defecto de traducción- "está mal escrito".

No hay, pues, de parte de los representantes del Congreso norteamericano, una sola palabra para

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condenar el contenido concreto, el espíritu real, de la resolución aprobada por ese cuerpo legislativo. ¡Y para qué hablar de las observaciones formuladas por el vocero del Departamento de Estado! ¡ En lugar de aligerar el impacto producido por este acuerdo, lo agrava en términos dramáticos! Todos ellos, cual más cual menos, insisten en ciertas impropiedades de lenguaje. Habrían deseado que las mismas conclusiones, los mismos bárbaros principios, se expresaran con la hipocresía habitual del lenguaje diplomático, en forma de hacerlos más digeribles para la opinión pública americana.

Pues bien, señor Presidente, si alguna cosa queda en claro ello es que todos los síntomas que parecían demostrar un retorno a la ley de la selva en el trato de los Estados Unidos para con los países del continente latinoamericano, tienen ahora una confirmación irredargüible, inobjetable: no es sólo el Departamento de Estado el que, mediante su responsabilidad directa en la invasión de la República Dominicana, ha puesto en práctica el atropello como norma de relación con los países latinoamericanos; el Pentágono alienta y estimula los golpes de Estado y crea quintas columnas pro yanquis en cada uno de ellos. Ahora, la Cámara de Representantes da su espaldarazo, sanciona solemnemente la doctrina oficial de Estados Unidos en sus relaciones con nosotros. Hasta hoy nos habíamos amparado en una ilusión: la vigencia de la ley internacional, de un orden jurídico que -para usar palabras de Alfonso El Sabio-, es la única manera de que los buenos puedan vivir entre los malos. Desde ahora, esa ilusión no puede caber en ninguna cabeza sensata, en ningún estadista patriota, en ningún parlamentario que desee cumplir cabalmente sus deberes constitucionales.

Hubiera deseado de parte del señor Ministro de Defensa Nacional una exposición más completa. En estos días, la Operación Unitas no puede examinarse en forma aislada, fuera del contexto de los problemas internacionales, interamericanos, militares o diplomáticos. Un examen aislado de la cuestión implica una información mutilada y el Congreso tiene derecho a recibir antecedentes detallados que le permitan decidir con pleno conocimiento de la situación. Habría preferido que este debate se hubiera desarrollado primero en la Comisión de Defensa Nacional. Ello nos habría permitido incursionar en materias más delicadas que aquellas que deseo abordar ahora y, sobre todo, habría permitido un diálogo directo y esclarece- dor con el señor Ministro. Pero no ha sido posible. En todo caso, me siento en el deber moral, como parlamentario, de hacer referencia a situaciones y problemas que dan a la decisión que hoy debemos toniar, un relieve singular. En el informe de Comisión y en los antecedentes proporcionados por el señor Ministro, se deja ia impresión de que la Operación Unitas y otras actividades semejantes son consecuencia natural y obligatoria de ciertos convenios internacionales suscritos por Chile. No lo creo así, porque si fueran un corolario lógico de esos compromisos, no tendríamos para qué discutir un proyecto de ley especial. Junto con haberse sancionado los tratados, el Gobierno habría quedado en condiciones de proceder automáticamente ante lo que estimara la simple ejecución de pactos internacionales solemnes. Precisamente debemos pronunciarnos específicamente, por mandato constitucional, sobre este tipo de actividades, porque están fuera de la proyección mecánica de las decisiones y compromisos tomados por nuestro país. Debo, además, manifestar mi profunda extrañeza por el hecho de que se señalen como antecedentes de esta operación los acuerdos alcanzados en las "convenciones navales interamericanas", los que -destaco este punto- son desconocidos por el Senado. Sin embargo, nos estarían obligando por lo menos desde un punto de vista moral. ¿Desde cuándo los representantes de la marina de guerra son emisarios b embajadores plenipotenciarios, habilitados para suscribir acuerdos obligatorios para nuestro país en conferencias navales hemisféricas? Reitero que nunca ha llegado al Senado, ni para su ratificación ni siquiera para su simple conocimiento, ningún acuerdo de las citadas conferencias.

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Si existen, ellos no constituyen ley para el país. Aludir, entonces, al carácter más o menos compulsivo que esos acuerdos tendrían para nosotros, significa asignarles un valor del que carecen en nuestro derecho público. Por lo demás, en una ocasión al menos, cuando se realizó la Conferencia Naval de Río de Janeiro, según recordarán los señores Senadores, desde estas bancas socialistas se levantaron encendidas protestas por el carácter que iban tomando esas asambleas. En la reunión de Río de Janeiro, en la que se congregaban almirantes y comandantes en jefe, se acordó por aclamación, con aplausos, en forma espectacular, según informó la prensa brasileña, ¡un voto de solidaridad con la armada norteamericana por sus "hazañas" en el sudeste asiático! No se trataba de un congreso de sindicatos, ni de una reunión de partidos, ni de una conferencia de embajadores, sino de una asamblea de jefes navales estrictamente sometidos, según la letra de sus respectivas cartas fundamentales, a la dirección de sus respectivos gobiernos ... Para esclarecer debidamente este punto debo anotar que, a título personal, preocupado por la línea de acción de esa conferencia, averigüé por el comportamiento del representante chileno y pude comprobar que había sido apropiado y digno, aunque sólo pudiera traducirse en una abstención saludable en una prescindencia sensata con relación al clima de asamblea política predominante en el acto. Si ese oficial, de relevantes cualidades, salvó su propia responsabilidad, no la salvó el Gobierno de esa época, ni ayudó a salvarla el actual Gobierno al permitir que se continúe en el mismo curso; paso a paso, autorizando concilios de este tipo, se usurpan a los Gobiernos sus facultades de dirección de la política internacional, se suplanta al poder civil en las relaciones entre los Estados, y, en los hechos, se fomenta una santa alianza de jefes militares, no para defendernos de ningún enemigo exterior, sino para preparar la guerra interna contra los pueblos latinoamericanos y contra las masas trabajadoras y campesinas en vías de liberación. Por eso, quedará inconclusa la información del señor Ministro mientras no nos demuestre que era inevitable aceptar esta operación Unitas. Pero hay más: se ha dicho también -recojo de nuevo las palabras del señor Ministro-, que tal operación es de inestimable valor para el adiestramiento de nuestra marina, porque se pondrían en trabajo equipos e instrumentos modernos para la guerra antisubmarina. No soy profesional en el arte militar, pero tengo suficiente experiencia en la Comisión de Defensa para decir que si se trata del mejoramiento de las técnicas de combate, no hay razón alguna para encuadrar la instrucción en un marco de concepciones tácticas y estratégicas de clara finalidad política. Usar el radar, el sonar, el eco sonda; rastrear submarinos y disponer el material de superficie para neutralizar un ataque, constituyen problemas eminentemente técnicos ; no tienen por qué insertarse en una filosofía de inspiración antipopular, antisocialista o antisoviética. Sería tan incongruente como completar la instrucción de un conscripto en el manejo del fusil identificando el blanco con un soldado ruso. Se trata de conceptos distintos, que pueden apreciarse en forma separada. Sin embargo, ¿por qué se añade ahora al entrenamiento de nuestras dotaciones en el manejo técnico de aparatos navales toda una concepción hostil al mundo socialista? Porque cuando se habla de ataque exterior se está aludiendo a eso: la "defensa del hemisferio" es, en este instante, la preparación política del continente para la lucha contra el mundo socialista. Tal es la doctrina y la filosofía que rodean este tipo de operaciones. Ellas no tienen otra finalidad que deformar la mentalidad de nuestros marinos y soldados. No se trata, entonces, de hacerlos más eficientes en el manejo de los instrumentos que el país pone a su disposición, sino de transformarlos en militantes de la cruzada del imperialismo, que no puede ser la cruzada de los pueblos latinoamericanos. En seguida, ¿cuál es la situación actual y cómo operan los Estados Unidos ante los compromisos militares suscritos por nuestros países? Yo lo he denunciado innumerables veces, en medio de cierta íntima decepción, por la falta de audiencias que tienen estas denuncias. Hace más de diez años, yo exterioricé ciertos presentimientos acerca del empleo que Estados Unidos haría de los Pactos de Ayuda Mutua. Hoy puedo afirmar que esos

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presagios han sido completamente comprobados por la historia. Dije, por ejemplo, que era mentira que los pactos de ayuda mutua aliviarían a los pueblos latinoamericanos del abrumador peso de su defensa nacional. Ahora podemos comprobarlo con números. En 1937, antes de la Segunda Guerra Mundial, se estimaba que el conjunto de los países latinoamericanos destinaba 334 millones de dólares en gastos militares; en 1952, esos gastos ascendían ya, según cálculos responsables, a 781 millones de dólares, y en 1958, a 1.580 millones de dólares. En cinco o seis años, los gastos mihtares de América latina se duplican, y adquieren especial incremento después de la serie de pactos de ayuda mutua suscritos alrededor de 1950 y 1952. Mi conclusión es perentoria: los pactos de ayuda mutua no han significado alivio de ninguna especie para los presupuestos latinoamericanos, sino, por lo contrario, han constituido un incentivo o un nuevo impulso en las rivalidades armamentistas, y ello, en claro perjuicio para Chile, porque Estados Unidos ha aplicado en forma discriminatoria los convenios militares. En efecto, se proporciona ayuda urgente y masiva a los países cuyos gobiernos parecen proclives al imperialismo o simples subalternos del Departamento de Estado, mientras se la regatea a los países que, por cualquier razón, puedan estimarse dudosos en sus afectos hacia la política norteamericana.

Ese sistema y esa conducta acarrean graves riesgos para nuestra nación en los días que corren.

El Perú ha sido equipado en proporción muy superior a la de nuestro país con implementos bélicos y agregadas a los recursos obtenidos por la vía del Pacto de Ayuda Mutua, ese país sigue haciendo inversiones cuantiosas de su propio presupuesto, que agravan este desequilibrio. Y no únicamente el Perú. Tenemos casos más recientes y dramáticos: la situación de Argentina. Este país no tenía PactoMilitar y se resistió por mucho tiempo a suscribirlo. No obstante, el año pasado, bruscamente, aceptó incluirse en el sistema. Si bien no hay una información- responsable, oficial y fidedigna, la prensa ha dado a conocer ciertas magnitudes que permiten apreciar el grado en que Argentina se arma.

El Pacto Militar suscrito por Argentina -lo dice la revista "Visión", de julio de 1964- está concebido en términos mucho más favorables que los otros, entre ellos el suscrito por Chile. Un párrafo de ese ejemplar de la revista "Visión", dice, por ejemplo: "Las negociaciones se desarrollaron a lo largo de más de un año y, por último, satisficieron las exigencias de la aguzada sensibilidad nacionalista de los argentinos. El convenio finalmente suscrito es similar a los vigentes entre Estados Unidos y otros países latinoamericanos, pero excluye cláusulas que a los argentinos resultaban urticantes" -no lo fueron parece para nosotros-."Por ejemplo, Suárez" -el Ministro de Defensa- "obtuvo que el ámbito de acción para las fuerzas armadas ligadas a estos compromisos se redujeran a los límites de los tratados interamericanos vigentes y no a todo el Hemisferio occidental, como lo quería el gobierno de Estados Unidos. También se excusó Argentina de firmar cláusulas standard en virtud de las cuales el país favorecido debía comprometerse, en casos de emergencia, a poner a disposición de Estados Unidos materias primas, semimanufacturadas o productos terminados de valor estratégico. Finalmente, admitió la vigilancia de técnicos norteamericanos sobre el empleo y estado de conservación de los materiales, a condición de que ella se efectuase a invitación, "de vez en cuando", del gobierno argentino."

Agrega la revista que en virtud de los novedosos términos de este tratado era casi seguro que los otros países comprometidos con anterioridad pedirían la revisión de sus propios Pactos de Ayuda Mutua, porque existen cláusulas expresas de ellos que autorizaban a cada país para pedir los beneficios o ventajas similares que posteriormente se hubieren acordado a otras naciones. Me

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gustaría saber siquiera cuáles son las gestiones realizadas por el Gobierno chileno, actual o anterior, para colocar nuestro Pacto de Ayuda en pie similar al que celebró Argentina, de acuerdo - repito- con cláusulas literales del convenio mismo.

No se trata de que yo me conforme con eso. Estimo que los tratados militares, con estas salvedades o con otras, corregidos o no, seguirán siendo un factor de extorsión y de ingerencia política de Estados Unidos en el conjunto del territorio continental. Por eso, ahora como antes y siempre, los Senadores socialistas somos partidarios de ir llana y rectamente al desahucio de compromisos que han resultado lesivos para nuestra seguridad nacional y para el sentido que tenemos de nuestra independencia y de nuestra dignidad.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 4. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 24 de septiembre de 1965.

EJERCICIOS NAVALES COMBINADOS EN AGUAS TERRITORIALES.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde continuar tratando el informe de la Comisión de Defensa Nacional recaído en el proyecto de la Cámara que autoriza la entrada en territorio chileno de unidades navales y aéreas de la Armada de los Estados Unidos de América y de la Fuerza Aérea del Perú, para que realicen ejercicios navales combinados con unidades de la Armada de Chile.

-El -proyecto y el informe figuran en los Anexos de las sesiones 48^, en 15 de septiembre de 1965, y 49^, en 16 de septiembre de 1965,, documentos N°s 14 y 14 páginas 4184 y 4238, respectivamente.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

El proyecto está en segunda discusión. Su urgencia fue calificada de "discusión inmediata", cuyo plazo vence hoy. No se evacuó el informe respectivo, porque la Comisión no sesionó por falta de quorum. Por otra parte, hay acuerdo de Comités en el sentido de votarlo en la sesión de hoy, a más tardar a las siete.

El señor AMPUERO.-

Había pensado solicitar, al comienzo de la sesión, que el debate lo iniciara el señor Ministro de Defensa Nacional. Ahora, pido expresamente que intervenga, pues hasta este instante no tenemos una información completa ni la fundamentación total del proyecto mismo.

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Tengo entendido que el señor Ministro no asistió -aprobablemente por no haber sido invitado- a la primera reunión de la Comisión de Defensa en que se aprobó en general esta iniciativa. En seguida, la segunda sesión efectuada después de acordada la discusión inmediata no se verificó por haber reclamado de la hora un señor Senador de Gobierno. Ahora estamos a una hora y veinte minutos del término de esta sesión y aún no conocemos el criterio del Ejecutivo. Pienso que el señor Ministro estará en el deber de ofrecer al Senado todos los antecedentes jurídicos y propiamente militares que justifican estas maniobras. Considero, además, que el señor Ministra deberá procurar disipar muchas y grandes dudas acerca de la conducción de nuestra defensa nacional con relación a los pactos de ayuda mutua y a la carrera armamentista que se está incrementando en América Latina, y la actitud política y militar de Estados Unidos.

En consecuencia, reitero mi petición en el sentido de que el señor Ministro nos proporcione una visión general del problema, porque, además, de sus palabras se deducirán algunas reflexiones que tendremos que hacer nosotros.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 4. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 24 de septiembre de 1965.

EJERCICIOS NAVALES COMBINADOS EN AGUAS TERRITORIALES.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde continuar tratando el informe de la Comisión de Defensa Nacional recaído en el proyecto de la Cámara que autoriza la entrada en territorio chileno de unidades navales y aéreas de la Armada de los Estados Unidos de América y de la Fuerza Aérea del Perú, para que realicen ejercicios navales combinados con unidades de la Armada de Chile.

-El -proyecto y el informe figuran en los Anexos de las sesiones 48^, en 15 de septiembre de 1965, y 49^, en 16 de septiembre de 1965,, documentos N°s 14 y 14 páginas 4184 y 4238, respectivamente.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

El proyecto está en segunda discusión. Su urgencia fue calificada de "discusión inmediata", cuyo plazo vence hoy. No se evacuó el informe respectivo, porque la Comisión no sesionó por falta de quorum. Por otra parte, hay acuerdo de Comités en el sentido de votarlo en la sesión de hoy, a más tardar a las siete.

El señor AMPUERO.-

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Señor Presidente, creo que deberemos dejar para alguna otra sesión la posibilidad de tratar ciertos temas que en ésta sólo han sido formulados.

Pero deseo terminar .planteando claramente lo que sigue: los Senadores de la Democracia Cristiana han emitido una declaración pública por medio de la cual condenan el acuerdo de la Cámara de Representantes. Es posible que el Senado, por uninimidad, coincida también en una protesta semejante. Pero en este momento lo que vale son los hechos. Pienso que, si inspirados por un verdadero sentido de responsabilidad patriótica, decidimos hoy, libremente, acerca de la conveniencia o inconveniencia de realizar las operaciones "Unitas", nosotros podemos dar una lección que puede ser muy saludable para los Estados Unidos y para el resto del continente, al rechazar la autorización que se nos ha pedido, para demostrar que Chile mantiene su vocación irrenunciable de nación independiente.

Invitamos formal y solemnemente a los Honorables colegas de la Democracia Cristiana para que, colocados en este terreno y comprendiendo el significado trascendente de la decisión que tomaremos luego, nos acompañen en el rechazo del proyecto de ley, sobre todo después de los acontecimientos que hemos conocido y que han tenido por escenario la Cámara de Representantes norteamericana.

Repito que dejaré para otra oportunidad el comentario de algunos conceptos del señor Ministro, que no comparto en absoluto, y algunas estimaciones, que me parecen demasiado moderadas, acerca del volumen de los recursos militares concedidos por los Estados Unidos a algunos países vecinos y, en especial, a la Argentina.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 5. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 5 de octubre de 1965.

Sección Incidente

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, el artículo S"? de la ley 13.039, que reglamentó las condiciones del puerto libre de Arica, estableció, como se sabe, una Junta de Adelanto constituida por representantes de distintas actividades -industriales, agrícolas, mineras- por uno de la Central Unica de Trabajadores, como dice literalmente el artículo 3? citado, y otro de los empleados.

En una o dos oportunidades, me he referido de modo muy somero a la forma como se está aplicando o dejando de cumplir la disposición imperativa de la ley respecto de la integración de la Junta.

En esta ocasión quiero abundar en algunos otros antecedentes, pues hasta el día de hoy ha sido imposible obtener, pese al interés de la casi totalidad de los Senadores del norte, que el Ministerio de Hacienda curse el decreto que reconoce la calidad de delegado de la CUT a la persona designada en una reunión de los sindicatos y organizaciones gremiales del departamento.

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Intervención

De acuerdo con la disposición que acabo de citar y, además, con un dictamen de la Contraloría General de la República, que lleva el número 27.550, de 29 de abril del año en curso, el consejero obrero que estaba ejerciendo el cargo debía hacer dejación de su mandato el día 30 de agosto. De modo invariable, en el curso de los últimos años, el Ejecutivo ha reconocido las designaciones hechas en cada período por las reuniones de dirigentes sindicales, de acuerdo con las normas internas de la Central Unica de Trabajadores, aun cuando en la última ocasión algunas disidencias internas producidas en la organización obrera dieron motivo para que el Gobierno, en lugar de nombrar a quien obtuvo la primera mayoría, designara a otra persona que había logrado un número inferior de votos. Este personero era el mismo que el 30 de agosto, sin lugar a dudas, terminaba el mandato que le había encomendado el decreto respectivo.

El 15 de agosto se reunió en Arica, como se había hecho en oportunidades anteriores, la Central Unica de Trabajadores, con la participación de 36 organizaciones gremiales afiliadas a ella, que, si no me equivoco, corresponden exactamente al número total de organizaciones adheridas. En un acto absolutamente normal, cuyo desarrollo fue supervisado por dirigentes de imparcialidad inobjetable, se hizo la votación, que dio la primera mayoría al señor Rigobevto Soto Gómez, con 50 votos; la segunda, al señor Antonio Alca- yaga, con 6 votos; la tercera, al señor Renato Cardani, con un voto. Se computaron, además, un voto en blanco y 4 abstenciones. En total, votaron 62 representantes de las organizaciones gremiales, en una asamblea absolutamente democrática, cuya corrección no fue objetada por ningún sector.

Una vez realizado dicho acto de acuerdo con las disposiciones de la ley y los hábitos que se han venido ejercitando desde hace varios años, desde la vigencia misma de la ley N' 13.039, se tuvo conocimiento de que con algunos días de anticipación, más exactamente el 7 de agosto, el señor Ministro de Hacienda había dictado el decreto N° 2165, que reglamentaba el procedimiento de elección del representante de la Central Unica de Trabajadores. Ese llamado "reglamento", que conocí casualmente, violaba sin discusión el espíritu y la letra de las normas legales, como ulteriormente lo reconoció, en forma explícita, la Contraloría General de la República, a raíz de una presentación formulada por el Senador que habla, en que objetaba el referido decreto reglamentario. Dicho organismo no podía hacer otra cosa pues el decreto se limitaba, en 4 ó 5 renglones, a establecer un pretendido reglamento que disponía, con respecto a la Central Unica de Trabajadores, que su representante sería designado por el Presidente de la República, de una nómina en que participarían automáticamente todos los directores sindicales del departamento y todos los dirigentes de las asociaciones gremiales de la misma región. En forma similar, se establecía que el representante de la Sociedad de fomento Fabril también sería designado por el Presidente de la República, de una nómina de la que, igualmente, en forma automática, deberían formar parte todos los industriales afiliados a la citada sociedad en el departamento de Arica.

A primera vista, el espíritu de la ley y su tenor literal resultaban gravemente lesionados por este decreto reglamentario. No eran representantes genuinos de la CUT ni de la Sociedad de Fomento Fabril quienes iban a ocupar los dos puestos en la Junta de Adelanto de Arica, sino simples emisarios personales del Presidente de la República. Por lo demás, el procedimiento también hería en forma muy seria el espíritu de autonomía regional que inspiró la dictación del artículo 39 de la ley N° 13.039. La Contraloría General de la República, acogiendo las observaciones formuladas por nosotros, emitió su dictamen N^ 59.515, de 25 de agosto de 1965, donde a la letra sostiene;

"A juicio de este Organismo, la disposición reglamentaria contraviene tanto la letra como el espíritu de la norma legal, ya que el procedimiento ideado no permite una clara manifestación de voluntad, de parte de la Central Unica de Trabajadores, en la designación de su representante,

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presumiéndola en favor de los directores de sindicatos o asociaciones gremiales que pertenezcan a ella, en circunstancias que tal representación bien pudiera recaer en un afiliado que no tuviera esa calidad e, inclusive, en una persona que no perteneciera a dicha Central, si así lo acordare esta entidad.

"Desde otro punto de vista, también parece objetable el hecho de que se entregue la confección de la nómina de candidatos a un funcionario de la Administración del Estado, ya que la confección de la nómina no es sino la forma en que se traduce la manifestación de voluntad de la Central Unica de Trabajadores, por lo cual debe ser realizada por ella misma".

No pueden ser más perentorios, en consecuencia, los términos con que la Contraloría rechazó el decreto a que me vengo refiriendo.

Después de esta desafortunada iniciativa del señor Ministro de Hacienda, y aun antes de ella, tanto los organismos sindicales de Arica como los señores Senadores de la primera agrupación solicitamos, en forma privada y por la vía oficial, que se procediera, sin más trámites, al reconocimiento y designación de la persona nombrada por la Central Unica de Trabajadores en la asamblea democrática a que me referí denantes. Las peticiones de los Honorables señores Jonás Gómez, Juan Luis Maurás, Víctor Contreras y del Senador que habla, fueron más insistentes una vez terminado el plazo de vigencia del mandato del consejero anterior, vale decir, después del 30 de agosto. No había decreto reglamentario alguno, pues la tentativa de dictarlo se había frustrado en la Contraloría General. Terminado el mandato del representante anterior, no cabe dilación de ningún orden para proceder derechamente a reconocer la voluntad de la Central Unica de Trabajadores en cuanto a la nominación de su representante, de acuerdo con los términos de la ley. Pero no hemos tenido suerte.

Me anunciaron hace pocos días, por boca del señor Subsecretario de Hacienda, que se había remitido el decreto respectivo a la Contraloría General de la República, por el cual reconoce la personería de don Rigoberto Soto como titular del cargo; pero a las pocas horas, en virtud de no se qué presiones, a las que incluso hizo alusión el señor Subsecretario en una conversación telefónica que tuve con él, se ordenó retirar el decreto y dejarlo sin tramitar. Y según he comprobado después, el Gobierno sigue empeñado en reglamentar la disposición tantas veces citada.

A mi modo de ver, el hecho mencionado constituye algo más que una simple indolencia administrativa. Alrededor de este problema se están moviendo intereses y presiones ilegales, arbitrarias e injustas, pues a esta altura ya sería impracticable, jurídicamente improcedente, la dictación de un decreto que viniese a innovar con relación a los procedimientos de elección varias veces aplicados y que en esta oportunidad se emplearon en el curso del mes de agosto.

No concibo que un decreto, aunque se redacte de otra manera, pueda tener efecto retroactivo, hasta el punto de invalidar la designación ya hecha por la Central Unica de Trabajadores, como digo, en una reunión cuya legitimidad y carácter democrático han sido reconocidos por todos.

Estimo particularmente grave esta situación -así se expresó en un mitin público realizado por la Central Unica de Trabajadores en Arica el lunes pasado-, que se contradice, de modo flagrante, con cierta foi*ma de filosofía social del Gobierno. En efecto, hemos oído hablar en los últimos meses, con reiteración, de algo un tanto ambiguo, pero que pareciera tener cierto sentido concreto: lo que se ha dado en llamar "la promoción popular". Según sus teóricos explican, sería una tentativa orgánica para incorporar a los organismos de la dirección del Estado, de la vida social, de la vida cívica, de la vida cultural, a los representantes auténticos de los trabajadores.

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Pero resulta que donde ya esos procedimieritos se han implantado y están en vigencia desde hace muchos años, donde los obreros y empleados han conseguido, a lo largo de una lucha ardua, que algún personero los represente en un organismo de importancia regional como la Junta de Adelanto de Arica, precisamente allí el Gobierno desmiente sus intenciones e impide que ese representante tenga acceso al organismo para el cual ha sido destinado.

Deseo dejar constancia esta tarde de la formal protesta del Senador que habla y de la Central Unica de Trabajadores de Arica -que me ha hecho el encargo- por la actitud remisa del Gobierno a reconocer lo que legítimamente ha resuelto dicha organización y dejar consagrado en la práctica un derecho adquirido por ella.

Pienso que los parlamentarios, aun los de Oposición, deberíamos tener, de parte de los personeros del Ejecutivo, un trato deferente. A mi juicio, no ha habido suficiente seriedad de parte del Ministro deHacienda, el señor Molina, ni de los altos funcionarios de su Ministerio, para proceder con rectitud respecto de este problema.

No deseó abundar en otras consideraciones, y espero que el recuerdo que esta tarde hago de la cuestión suscitada en el norte del país, sirva al menos para poner término a estas maniobras dilatorias, encaminadas a desconocer un derecho de la organización obrera y dar, en consecuencia, trámite inmediato a la designación del personero de la Central Unica de Trabajadores, elegido en la forma que ya he explicado.

El señor CONTRERAS (don Víctor).-

Ante todo, deseo ratificar en todas sus partes las palabras de mi colega de representación Honorable señor Ampuero, en lo relativo a la designación del delegado de la Junta de Adelanto de Arica, por considerar que cada uno de los trámites llevados a cabo se han ajustado a derecho y que la elección ha sido realizada conforme a las disposiciones legales.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 8. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 8 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde continuar la discusión particular del proyecto que establece disposiciones relativas a la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documentos Nºs. 1 y 1, páginas 571 y 3074 y el segundo informe,

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en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

En primer lugar, corresponde dirimir el empate producido en la votación de ayer respecto de la indicación renovada número 17. Dicha indicación, presentada por los Honorables señores Campusano, Allende, Contreras Labarca, Altamirano y Corbalán, (don Salomón), tiene por objeto agregar el siguiente inciso nuevo al artículo 2º:

"Este impuesto único no podrá ser reducido en caso alguno y se calculará siempre sin admitir deducciones por exenciones, incentivos ni por amortizaciones o castigos que excedan las normas comunes que sobre esta materia mantenga en vigor el Servicio de Impuestos Internos para todos los contribuyentes".

-Se aprueba la indicación (11 votos contra 9 y un pareo).

El señor FIGUEROA (Secretario).-

A continuación, corresponde tratar las modificaciones introducidas por las Comisiones unidas al artículo 4º de la ley 11.828.

Las Comisiones proponen reemplazar el inciso primero por los que enumeran en el texto del informe.

El señor AMPUERO.-

Esta materia es de extraordinaria importancia, y me parece que el breve debate desarrollado alrededor de ella será bastante ilustrativo para la opinión pública.

Pienso que la limitación que se pone a los voluminosos gastos de publicidad de las empresas del cobre es apenas un pequeño avance en este sentido. A mi juicio, habría que legislar algún día para impedir que las grandes empresas monopolistas dispongan de medios de publicidad que distorsionan el criterio público.

Una cosa es que un órgano de prensa reciba información de todo el mundo y, aunque tenga tendencia política, cumpla sus deberes elementales para con sus lectores, y otra diferente, que una empresa, como la Anglo-Lautaro, sea dueña del único diario que hay en Antofagasta y desde allí se produzca un volumen tal de propaganda, que la opinión pública provincial no esté informada sino de un aspecto de los problemas.

Tan grave es la situación en Antofagasta con relación a ese diario, que se suscitó un conflicto con el actual Ministro de Defensa Nacional, cuando era parlamentario, porque ni siquiera se publicaban noticias referentes a su desplazamiento geográfico en la zona.

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Por lo demás, el monopolio de los medios de información por las compañías, en particular las extranjeras, no sólo tiene los inconvenientes aquí descritos. A veces, muchos parlamentarios son una suerte de subproducto de la propaganda de las compañías . . .

El señor REYES (Presidente).-

Ruego a Su Señoría retirar esa expresión.

El señor AMPUERO.-

. . . de modo que esto llega a perturbar la naturaleza misma de los cuerpos representativos del país.

¿Qué ocurre en una provincia tan distante de los medios de información como Antofagasta? Que sólo determinados candidatos y determinados parlamentarios existen para esa prensa; los demás no cuentan para ella, a tal punto que, cuando se ha dado el resultado de ciertas elecciones, se ha eliminado, por ejemplo, la fotografía y el nombre de algunos de los Diputados o Senadores electos. Al hacer tal afirmación, sostengo un hecho cierto. Esa deformación de la publicidad produce una distorsión de la representación popular en el propio Congreso Nacional.

Por ahora, nos conformamos con esta pequeña conquista legislativa, pero en el futuro deberemos ir mucho más lejos todavía.

Voto que sí.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 11. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: sábado 9 de octubre de 1965.

Sección Antecedente

El señor REYES (Presidente).-

Prosigue la discusión particular del proyecto que enmienda las normas vigentes sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12^ y 41^, en 30 de junio y 6 de septiembre de documentos N°s. 1, página 571 y 3074 respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6^, en 7 de octubre de 1965 documento 2 -página 227.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente:

Este largo debate, extraordinariamente ilustrativo para la opinión pública, nos ha dado, sin embargo, muy pocas satisfacciones, ya que las principales tesis sostenidas por representantes del FRAP y del Partido Socialista, no han prosperado.

Pienso que tanto los negociadores de los convenios, que dieron origen al proyecto de ley, como el Ejecutivo y los propios parlamentarios de la Democracia Cristiana, han dilapidado una excelente oportunidad para haber logrado materializar las conquistas por las cuales el país viene luchando desde hace tantos años.

Espero, sin embargo, que entre esas pocas satisfacciones se pueda contar la aprobación de este artículo que consagra la plena vigencia de la potestad legislativa, la defensa integral de la soberanía nacional para legislar en cualquiera oportunidad y tiempo sobre las mismas materias que nos ocupan ahora, si, en el porvenir inmediato, en la opinión pública o en la del Congreso prevalecen otras tendencias u opiniones.

Espero que el Senado me excuse por los minutos que tomaré al hacer algunas consideraciones sobre el problema jurídico que, por diversas y variadas razones, nos corresponde debatir en estos momentos.

Tal vez, la primera de ellas, sea una de satisfacción personal, por el hecho de ver que, casi justamente diez años después de haber planteado formalmente por primera vez la cuestión en el Congreso y de haber patrocinado la formación de una comisión mixta para que la estudiara, advierto que las ideas que en ese tiempo parecieron extrañas y no lograron prosperar en el Parlamento, hoy comienzan a abrirse camino trabajosamente.

Nunca los socialistas hemos considerado esta cuestión de los contratos leyes como un mero asunto de técnica jurídica. El análisis de su aplicación en el campo internacional, de sus proyecciones en el manejo de nuestra soberanía y en el funcionamiento de nuestras instituciones representativas, y de su papel en el mecanismo de las inversiones extranjeras, nos condujo, hace ya diez años, repito, a la conclusión de que se trataba de una figura de derecho característica de las relaciones coloniales.

Ya tuve oportunidad de recordar en el debate general que un Presidente de Estados Unidos, el señor Wilson, trató una vez, un poco de pasada, el problema, y aseguró perentoriamente, sin embargo, que su país jamás aceptaría este tipo de concesiones. El se daba perfecta cuenta, con mayor sensibilidad que nosotros, los afectados por el sistema, de que tales instituciones consagran, en la letra de la ley, en la estructura jurídica de los países pobres y subdesarrollados, la dominación de las grandes metrópolis.

Creo que se ha avanzado mucho en la comprensión del problema y en su enfoque ; tanto, que me atrevería a sugerir la necesidad de constituir otra vez, independientemente de la discusión de este proyecto, una Comisión Mixta que, con mentalidad contemporánea y asimilando las experiencias históricas, modernice la concepción que adoptó oficialmente el Parlamento en 1955. En esa ocasión, como se ha recordado, la Comisión Mixta de Senadores y Diputados ratificó plena y absolutamente la tesis sostenida por nosotros, en particular en dos puntos substanciales : primero,

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en que no existía en el derecho chileno la institución caprichosamente denominada, por comodidad o licencia de lenguaje, "contrato-ley"; y segundo, en que, en los contratos celebrados por el Estado con los particulares, aunque físicamente se incluyan en sus cláusulas disposiciones de derecho público, los derechos emanados de ellos no reconocen su fuente en la relación contractual, sino en la ley que autoriza o ratifica su suscripción, y en que, en la misma medida en que estos derechos reconocen su origen en la ley, y no en otra parte, el Parlamento está plenamente facultado para innovar en cualquier oportunidad respecto de su contenido. Desafortunadamente, esta opinión mayoritaria no prosperó. Tanto la Cámara de Diputados como el Senado aprobaron la tesis de minoría de la Comisión Mixta.

En el ánimo de preparar nuestras opiniones para una discusión ulterior y a fondo del problema, yo desearía recordar en líneas muy esquemáticas -porque comprendo que todo estamos un poco fatigados de este debate- en qué consiste la situación ahora.

Hay consenso entre los profesores, tratadistas, parlamentarios y gobernantes, en estimar que lo característico de esta institución, mal llamada contrato-ley, reside en dos aspectos fundamentales: en primer lugar, en la participación del Estado, como parte, en un contrato en que la contraparte son particulares; y en segundo término, y sólo en este caben las confusiones que se han venido produciendo, en que en este contrato se han insertado algunas disposiciones que afectan a! régimen tributario, cambiarlo, aduanero, social, en suma, se han incorporado materias propias del derecho público o jurídicamente conocidas como de orden público. En el caso que estamos analizando, se volvería a producir hipotéticamente la misma situación, a pesar de que, por el artículo, todas estas dudas parecen disiparse.

De todo modos, considero indispensable precisar ciertos conceptos. El segundo informe sostiene perentoriamente que la incorporación de este precepto es tal vez el avance más notorio logrado en la discusión particular, y agrega opiniones, política y jurídicamente autorizadas, favorables a nuestra antigua y actual tesis, de los Honorables señores Aylwin y Enríquez. Yo deseo referirme a esas opiniones, pues no las comparto integralmente en la medida que implican una apreciación a mi modo de ver equivocada del asunto.

Hay ciertos factores que perturban un poco la consideración de la materia. Por ejemplo, el Honorable señor Aylwin, cuya autoridad como profesor de derecho administrativo no voy a desconocer, manifiesta que esta situación se produce cuando la ley, de una manera u otra, sanciona o aprueba el texto de determinados convenios, que, una vez aprobados por el Parlamento, adquirirían plenamente la condición de contratos.

La Memoria de Prueba del señor Osvaldo Schaerer, intitulada "Del Contrato- Ley", que, a mi juicio, es un excelente estudio sobre el asunto, sostiene, y yo comparto ese criterio, que carece de toda importancia el hecho de que la ley se haya sancionado antes o después de formalizarse el convenio o contrato entre las partes.

El señor BULNES SANFUENTES-

Evidente.

El señor AMPUERO.-

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Indiscutiblemente, la mecánica política puede plantearnos las dos situaciones, y en el hecho se han planteado. En el caso concreto de la legislación salitrera, por ejemplo, hubo -yo diría así- una especie de precontrato entre los industriales y el Estado y sólo con posterioridad el Congreso Nacional ratificó literalmente, en sus mismos términos, el documento suscrito con anterioridad. Pero puede ocurrir a la inversa; que antes que se comprometa el Estado por intermedio del Presidente de la República, se solicite una ley que los tratadistas denominan "habilitante" o "autorizativa", en cuyo efecto el Primer Mandatario adquiera una capacidad especial para contratar con determinados particulares sobre determinadas materias. Dejo constancia de nuestra opinión en este sentido, para los efectos ulteriores de una discusión más a fondo.

En segundo lugar, como cualquiera que fuere nuestro juicio respecto de los contratos-leyes se habla siempre de contratos, se tiende a estimar que la instrumentación debe ser un solo acto, un solo documento, debo declarar que tampoco comparto esa opinión. Se trataría efectivamente de un contrato de los llamados innominados en nuestro derecho civil, que puede perfeccionarse, sin olvidar la sanción necesaria de la ley, por múltiples conductos. Un decreto donde no aparezca la firma de ningún particular, pero que traslade la autorización legislativa al terreno de las obligaciones y derechos recíprocos entre los particulares y el Estado, en cierto modo estaría dando también una versión instrumental a este contrato-ley, de formas tan heterogéneas por el mismo hecho de no haber sido nunca reglamentado y por la razón mucho más honda todavía de no existir como institución.

En seguida, deseo referirme al punto clave, donde efectivamente se ha planteado siempre la discrepancia.

Se dice, a veces con la intención deliberada de confundir la discusión, a veces simplemente por precipitación en la presentación del asunto, que no se puede negar al Estado el contratar con particulares inspirados, por supuesto, en superiores finalidades de orden social o económico. Y tuve hasta la sorpresa de encontrar expresiones muy semejantes a ésas en un discurso del ex Senador y actual Presidente de la República señor Frei, cuando impugnaba la tesis de mayoría de la Comisión Mixta de 1955. El problema no está allí, señor Presidente, sino en la materia sobre la cual se supone que se establecen obligaciones o derechos.

No discutimos -jamás podríamos hacerlo quienes tenemos relativa formación jurídica- que el Estado puede, y habitualmente lo hace, sancionar y perfeccionar contratos con los particulares. Incluso contratos típicos del derecho civil pueden requerir una sanción previa del Congreso, como ocurre, por ejemplo, con el arrendamiento de bienes raíces fiscales o municipales por más de veinte años; pero no por eso pasan a ser contratos-leyes, no por eso escapan del derecho común.

El asunto cambia absolutamente de carácter cuando se estima que el Estado renuncia a innovar en materia tributaria, cambiaría, aduanera, social, por ejemplo; cuando se estima que los compromisos que el Estado contrae tienen su fuente en el contrato, son objeto lícito susceptible de legitimar la relación contractual.

Es allí donde hemos sostenido en forma inalterable que, aunque materialmente se incluyan esas cláusulas en el contrato, ellas no tienen su fuente en ese instrumento, en ese acto jurídico, sino en la ley, nada más que en la ley, y, por lo tanto, el legislador queda, como siempre, con facultad de innovar el régimen jurídico, en la medida en que la fuente, la ley, no puede ser mutilada en su alcance ni en su ejercicio por los particulares.

Para terminar mis observaciones, deseo precisar en forma más clara nuestra actitud respecto del

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artículo en debate.

Aceptamos su inclusión, pero debo añadir la necesidad de dejar constancia de que ello no implica variación de nuestro criterio, porque mañana podría argüirse que sí en esta ley fue necesario dejar constancia explícita de que en este caso no había limitación de la potestad legislativa, a contrario sensu debería deducirse que en los otros casos producidos con anterioridad se acepta plenamente la posibilidad de someter la ley al régimen del contrato. No lo aceptamos así; no lo entendemos así. Sólo queremos expresar literalmente algo de cuya existencia como precepto jurídico es importante dejar constancia escrita, debido en forma precisa a las confusiones y contradicciones que se han producido en nuestra legislación y en nuestra jurisprudencia en el análisis de este asunto.

El señor ENRIQUEZ.-

Coincido plenamente con Su Señoría en que la soberanía nacional es inalienable.

El señor ÁMPUERO.-

No deseo traer a colación el contenido mismo del dictamen de la Comisión Mixta de 1955, porque lo supongo conocido; pero estimo fundamental hacer dos observaciones adicionales: la primera, que cuando el artículo en debate, cuya aprobación esperamos, habla de que los asuntos materia de ley según la Constitución Política del Estado, seguirán dentro de la esfera de las atribuciones del Congreso, no se está refiriendo sólo a las materias enunciadas en su artículo 44. En la Carta Fundamental del país hay gran número de artículos que remiten al legislador las responsabilidades de normar ciertos preceptos constitucionales, y algunas de estas materias tienen evidente relación con el régimen jurídico de la gran minería, directa o indirectamente.

Deseo dejar constancia de esta interpretación nuestra al aprobar el precepto. No estamos limitándonos al texto literal del artículo 44 ni suponiendo que sólo estas materias escapan al régimen que se creará con los convenios, convenciones o contratos.

El señor ENRIQUEZ.-

Todavía más, señor Senador: hay materias que no necesitan ser normadas por la Constitución, pero sobre las cuales se pueden dictar leyes.

El señor AMPUERO.-

Exactamente.

La segunda observación consiste en que no sólo los contratos o convenios que se suscriban como consecuencia del tenor literal de este proyecto escapan del tratamiento que se asigne a los contratos-leyes. Tenemos entendido, también, que los contratos, convenciones, convenios o como desee llamárselos, que quieran desprenderse de este precepto modificado por el proyecto, entre

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otros, el D.F.L. 258 -algunas de sus normas son modificadas por la iniciativa en discusión-, pueden, eventualmente, dar lugar también a algunos de éstos contratos.

Ese es, en líneas generales, nuestro pensamiento sobre el proyecto tal como fue despachado por las Comisiones unidas y, específicamente, sobre las materias de los. contratos-leyes.

Repito; la circunstancia de haber advertido un notable progreso de las ideas colectivas del Senado con relación a esta materia y el hecho de que el partido mayoritario, la Democracia Cristiana, el partido de Gobierno, según entiendo, sigue suscribiendo el artículo en su redacción actual, son antecedentes que abonan la petición que adelanté en orden a solicitar un nuevo pronunciamiento de una nueva Comisión Mixta, a fin de que, de una vez por todas, Chile pueda recuperar o pueda adoptar, mejor dicho, una clara noción acerca de los alcances de este tipo de compromisos.

Durante la discusión del proyecto, he intervenido poco. La responsabilidad la han tenido mis compañeros encargados de su análisis en las Comisiones unidas. Pero debo agregar, antes de terminar mis palabras, que ojalá pudiéramos haber tenido respecto de otras materias la misma elasticidad que respecto de ésta parece demostrar la Corporación. Hemos perdido, en sus líneas gruesas, la mejor oportunidad histórica de nuestra generación para que el proyecto de ley sobre la industria del cobre hubiera alcanzado en forma plena los objetivos por los cuales se inclinó, incuestionablemente, la mayoría del país, pasando por encima de argumentos polémicos de muy secundaria importancia.

Los socialistas hemos dado una batalla; aunque formalmente la perdimos, no será una contienda librada en vano. Chile entero, a nuestro juicio, está absolutamente convencido de que el fracaso inevitable de la actual legislación, abrirá también, de modo inexorable, el camino de la nacionalización, única solución correcta para los problemas de la gran minería, actividad básica para el desarrollo del país.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 11. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: sábado 9 de octubre de 1965.

Sección Antecedente

El señor REYES (Presidente).-

Prosigue la discusión particular del proyecto que enmienda las normas vigentes sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12^ y 41^, en 30 de junio y 6 de septiembre de documentos N°s. 1, página 571 y 3074 respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6^, en 7 de octubre de 1965 documento 2 -página 227.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

Sobre este punto es posible que nunca nos pongamos de acuerdo, pues tenemos concepciones muy diferentes sobre el problema. Pero en cuanto al fondo de éste, quiero dar un ejemplo, porque a veces, con injusticia, a los abogados se nos atribuye la condición de obscurecer las cosas. Es el caso, para utilizar esas disposiciones, del artículo 22 de la ley sobre efecto retroactivo de las leyes, que establece que todo contrato legalmente celebrado se entiende incorporado a las leyes coetáneas a su celebración. No son los términos exactos del precepto en referencia, pero es ése el concepto.

Para citar un ejemplo, si mañana un particular cualquiera vende una farmacia a otro particular, debe entenderse que, aunque no se diga en el contrato, se incorporan a sus cláusulas, de manera implícita, las normas vigentes sobre los efectos de la obligación o sobre la manera de exigir su cumplimiento, e inclusive todas las normas vigentes de orden público, como la facultad de vender medicamentos. ¿Qué ocurriría si, al día siguiente de 'a venta, una semana o un mes después, el Poder Legislativo, en uso de sus atribuciones, declara el estanco de los medicamentos? ¿Habría algún derecho para que el comprador de la farmacia se sintiera estafado por estimar que ha habido violación del contrato, y pidiera la indemnización? No habría derecho, señor Presidente.

¿Cambia la situación si el fisco ha vendido la farmacia? No cambia, desde el momento en que la ley declara el estanco de los medicamentos, de modo que el comprador sólo ha hecho un mal negocio.

¿Cambia la situación si en el contrato se incorpora la disposición constitucional que asegura la libertad de comercio? ¿Esa cláusula convierte en inamovible el derecho del comprador de comerciar libremente los medicamentos existentes en esa farmacia? Tampoco, señor Presidente.

Podríamos multiplicar los ejemplos que demuestran dos hechos perentorios: que jamás pueden entenderse incorporadas a la relación contractual las normas de orden público o de derecho público, sin importar que esas normas estén implícitas: virtud del artículo 22 de la ley sobre efecto retroactivo de las leyes o incorporadas físicamente al contrato, y que no importa que quien venda sea un particular o el Estado. Este ejemplo simple refleja con bastante exactitud, a mi juicio, el criterio que hemos sostenido respecto del contenido efectivo de los contratos que celebra el Estado, autorizado por una ley anterior o posterior, subentendiéndose las cláusulas vigentes al momento de contratarse o ratificadas después, en el proyecto de contrato ad referéndum. En cada uno de esos casos, el Estado, en virtud del acto de autoridad que es la ley, está normando situaciones que siempre tendrán vinculación directa o indirecta con el interés colectivo; porque eso es de la esencia de la ley, salvo las muy escasas excepciones de las leyes de carácter particular, que hasta tienen tratamiento especial en el Parlamento.

Lo dicho se confirma por lo establecido en los artículos 1.461 y 1,462 del Código Civil.

El señor Aylwin, a pesar de todo, ha hecho una concesión importante: no ha querido dar nombre a esta institución. Nos pareció entender a Su Señoría que esta relación convencional está dentro del área de los contratos y cabría, en consecuencia, aplicarle el régimen de ellos.

El artículo 1.461 del Código Civil, en su inciso tercero, dice: "Si el objeto es un hecho, es necesario que sea físicamente y moralmente posible. Es físicamente imposible el que es contrario a la naturaleza, y moralmente imposible el prohibido por las leyes, o contrario a las buenas costumbres o al orden público." Y para que no quedara duda alguna de que jamás debe entenderse incorporado un contrato a nada que se refiera al área del derecho público o del orden público, el artículo siguiente agrega: "Hay un objeto ilícito en todo lo que contraviene al derecho público

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Intervención

chileno. Así la promesa de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas, es nula por el vicio del objeto."

Como saben los señores Senadores, las normas de derecho público rigen "in actum", de inmediato. Respecto de ellas, no hay problema de retroactividad, no hay derechos adquiridos. De tal manera que si durante la vida de un contrato la norma de derecho público cambia, aquél no puede impedir la aplicación de la norma nueva. Estas son las razones de orden legal, dentro del derecho positivo chileno, en el concepto jurídico capitalista imperante en Chile. En ellas nos estamos basando, precisamente, para defender la posición que hemos sostenido.

De acuerdo con nuestra posición y la interpretación que damos a este artículo, que todavía no es ley, resulta claramente que si el Estado altera las normas tantas veces referida -de cambios, de aduanas, de tributos-, no está violando el contrato, porque las normas incorporadas a éste en el momento de su perfeccionamiento no tienen esa ventaja en aquél; la tienen exclusivamente en la ley, y el legislador ha tenido completa potestad para modificarla oportunamente, cuando el interés público lo aconseje, y no puede tampoco renunciar a esa facultad, por imperativo constitucional.

Tampoco es efectivo que se han respetado en la práctica la intangibilidad y la inmutabilidad de los llamados derechos adquiridos del contrato-ley. Hace pocos meses, este mismo Parlamento, si no me equivoco, o el anterior, derogó todas las franquicias aduaneras y tributarias, entre ellas las contenidas en el D.F.L. 2, y si esa disposición no se transformó en ley, no fue porque no lo quisiera el Congreso, sino por voluntad del Presidente de la República.

En cambio, cuando los intereses de la otra parte que contrata con el Estado son cuantiosos, cuando movilizan o inspiran a la opinión pública, cuando influyen en la conformación de las tendencias políticas del país o en la política internacional, (;s decir, cuando los contratantes con el fisco son poderosos, entonces, ni aun las más graves alternativas sufridas por Chile han permitido al Congreso innovar en la legislación vigente. El caso más dramático os la llamada ley salitrera. Se ha sostenido en teoría y cumplido en la práctica, la opinión de que es inamovible el régimen de contrato en virtud del cual el Estado transfirió el estanco de la venta a la COVENSA, e intangibles también los contratos suscritos por los productores de salitre con esa institución.

Cuando se dictó la ley salitrera, pasó a la historia como referéndum salitrero, aunque eso fue posterior a la sanción final. Había no menos de 15 ó 20 oficinas salitreras trabajando en el norte, no sé con cuantos miles de obreros, tal vez más de veinte mil. La inspiración del referéndum, subjetiva y confesa, fue promover el desarrollo y la rehabilitación de la industria y otro Ministro de Minas, tan optimista como el señor Simián, nos pintó un paraíso muy parecido al que ahora se dibuja con los convenios del cobre para convencernos de que, aprobando esta ley y dando estabilidad a los industriales por 15 años, éstos iban a competir, a rivalizar para invertir dineros nuevos en la pampa y devolverle sus viejos tiempos, sus dichosos tiempos," la época feliz de la abundancia salitrera.

Ahora queda una oficina en Tarapacá: Victoria, penosamente sostenida en su trabajo por las bonificaciones del Estado.

El señor CURTI.-

Docientos millones al mes.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Hay dos oficinas en el interior del Departamento de Antofagasta: Pedro de Valdivia y María Elena, y una o dos en Taltal, que ni siquiera merecen el nombre de empresas, porque allí los trabajadores van a podrirse.

Un médico de Taltal, que actualmente ocupa un cargo de jefe en el Servicio Nacional de Salud, me dijo hace seis meses, de vuelta de una visita de inspección a las oficinas de Taltal: "Señor Senador, cuando usted quiera afirmar en el Senado que no hay un sólo niño que pueda ser calificado biológica y médicamente de normal en las oficinas Chile-Alemania y Flor de Chile, tenga la absoluta seguridad de que dice la verdad. Yo, médico del Servicio Nacional de Salud, le digo que todos son anormales, con taras psíquicas, con peso exiguo, salud quebrantada y enfermedades crónicas."

Ha ocurrido todo eso. Diez años después de dictado el referéndum, jamás se ha podido innovar en el tratamiento tributario y cambiario de la industria salitrera. Inclusive, como temo que ocurra con el cobre, se ha mantenido la inmutabilidad, pero no tanto por consideraciones jurídicas abstractas, sino porque también influye en la interpretación que hacen de la ley los poderes públicos cuando no están inspirados en una política popular, la gravitación de los poderosos intereses nacionales e internacionales.

Probablemente por eso, el debate sólo arroja dudas sobre lo que vamos a aprobar, pero al menos, debe saberse que un sector importante del Senado, no menos de la tercera parte que representa el

FRAP lo aprueba con la conciencia de que el artículo cautela plenamente nuestra autonomía para legislar en cualquier momento y de cualquier manera, sin que ello permita a nadie calificar, en estos casos, de violatorio de ningún contrato, de ningún convenio, y menos que se pueda estimar que sobre la base de ese hecho nuevo se puede exigir al Estado de Chile alguna forma de indemnización.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 11. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: sábado 9 de octubre de 1965.

Sección Antecedente

El señor REYES (Presidente).-

Prosigue la discusión particular del proyecto que enmienda las normas vigentes sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12^ y 41^, en 30 de junio y 6 de septiembre de documentos N°s. 1, página 571 y 3074 respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6^, en 7 de octubre de 1965 documento 2 -página 227.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, en cada oportunidad en que se ha debatido este asunto, se han levantado voces para restarle importancia o para reclamar de la complejidad formal que necesariamente tiene cualquier exposición sobre el tema. En consecuencia, procuraré insistir con toda la brevedad que me sea posible en algunos aspectos de mi intervención anterior y, sobre todo, subrayar aquellos que, a mi modo de ver, no fueron suficientemente comprendidos.

Me parece que cumplo un deber político-ideológico al reiterar mi participación en este debate. Debo empezar diciendo que nosotros, los socialistas y marxistas, comprendemos antes que todos que el derecho no es ni una revelación divina ni un conjunto de normas metafísicas, sino esencialmente un producto social, una superestructura de ¡a sociedad humana, y, en consecuencia, sigue la suerte de las tendencias e inclinaciones que esa sociedad históricamente va adquiriendo o desarrollando. Se nos entendería muy mal, por lo tanto, si se nos asignara una concepción idealista del derecho, hablando en términos filosóficos.

Pero también pensamos que, en las condiciones concretas de la lucha política de nuestro tiempo y en nuestro país, cumplimos un deber ineludible al utilizar las normas actuales, vigentes, reforzándolas muchas veces cuando ellas cumplen una finalidad colectiva o patriótica. De ahí que nosotros, que no somos devotos de las instituciones jurídicas actuales, razonemos, sin embargo, sobre la base de nuestro derecho positivo, para demostrar la inconveniencia de determinados conceptos de derecho y, en este caso, de ciertas interpretaciones dadas a un artículo aparentemente claro y que nos pareció claro desde el primer momento.

Yo me había forjado algunas ilusiones acerca de la pretendida unanimidad alrededor de este problema, pero se han destruido después de escuchar las consideraciones del Honorable señor Aylwin, presidente de la Democracia Cristiana, porque, a mi juicio, sus palabras colocan en un terreno de duda, de ambigüedad, de equívocos una disposición que de otro modo habría tenido una muy clara interpretación para los tribunales, para la opinión pública y para los interesados en esta negociación.

No sé si estoy equivocado, pero se ni ocurre que en las palabras del señor Senador se han reproducido las ideas que él ha expuesto como profesor y abogado y -me atrevería a decir- con ocasión del referéndum salitrero, cuando, o se invocaron algunas opiniones suyas, o emitió juicios sobe la materia. Si es así, comprendo las dificultades para articular una posición de principios sobre el asunto, y las conveniencias prácticas que parecen haber aconsejado la sanción de este artículo.

El señor AYLWIN.-

Puedo asegurar a Su Señoría que no di ninguna opinión con relación al referéndum salitrero.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

Entonces, yo estaba equivocado. Tal vez alguien aludió a opiniones suyas con motivo del debate y ellas me quedaron en el recuerdo. En efecto, no tengo ningún informe suyo, aunque siempre tuve dudas acerca de su participación.

En todo caso, sostengo que lo dicho por el Honorable señor Aylwin ha dejado en el aire el artículo, y el tenor literal de sus palabras da pie para que sea, en el fondo, una declaración más o menos platónica. Yo me temo que aquí no se haya hecho sino una declaración teórica y que, sobre todo, se entienda que el espíritu del legislador consiste en que, si el Estado altera la legislación que se aplicará a los convenios, estaría incuestionablemente abierto el camino de la indemnización en favor de las empresas, que considerarían violado el contrato. Graves palabras y, a mi modo de ver, desnaturalizadoras del objetivo y espíritu que se tuvo al sancionar el artículo; en especial graves, porque no satisfacen la terminante negativa del Partido Radical a suscribir nada que diera base a la materialización de la pretendida institución de los contratos leyes.

Como dije al comienzo, precisaré dos o tres ideas que no me agradaría que quedaran flotando alrededor de las observaciones que hice con anterioridad.

En primer lugar, nosotros jamás hemos aceptado la existencia de la institución. Cuando el Honorable señor Bulnes recordó ciertas expresiones que usé en el curso del debate, la verdad es que se refirió a palabras mías de orden hipotético. Yo supongo, dentro del concepto sustentado habitualmente por quienes aceptan la existencia de los contratos leyes, que de aceptarse la institución, de aceptarse la existencia de esta figura jurídica, no tiene importancia que la ley sea anterior o posterior. Ese es un caso hipotético, dentro de la esfera de razonamiento de los adversarios de nuestra tesis. Y sigo sosteniendo lo mismo. No hay razón para distinguir.

Hay un segundo punto, sobre el cual discutimos largamente en la oportunidad tantas veces recordada: en 1955. Aparentemente, el Estado, al contratar en los términos sugeridos aquí, se desprende de bienes materiales, de recursos financieros, de cosas comerciales. ¡Qué cosa más comerciable que el dinero, que el Estado renuncia a recibir por razón de los tributos o de las divisas que no va a administra]- como consecuencia de los convenios!

Sin embargo, ésa es sólo la apariencia del problema. Lo que el Estado compromete no es ninguna suma de dinero. Compromete su facultad de legislar respecto de las cargas tributarias o del sistema cambiarlo que se aplica a las empresas. Renuncia a una facultad. Se compromete a no hacer.

Ese es el carácter jurídico de la obligación contraída por el Estado, y es ahí donde insistimos en que la sola circunstancia de admitir que las facultades estatales pueden entrar al comercio humano, constituye una violación flagrante del concepto que tenemos de la soberanía y de las facultades de los Poderes Públicos.

Los bienes son comerciables cuando pueden transferirse de un patrimonio a otro. cuando están en el comercio humano; las facultades, cuando no pueden avaluarse en dinero, como anota el Honorable señor Chadwick, Pero las facultades en sí mismas, como atribuciones, como potestades, no tienen avaluación pecuniaria ni son susceptibles de transferirse de un patrimonio a otro, ni entre los particulares, ni entre el Estado y los particulares.

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor AMPUERO.-

Deseo contribuir a no dejar la impresión errada de que al aprobar este artículo asignamos a los trabajadores del cobre un estatuto de privilegio.

Se han dado razones bastante poderosas para demostrar que se trata simplemente de una medida de justicia social y preservación biológica del minero del cobre, sobre todo, si se toma en cuenta algo que no hemos podido analizar con la suficiente latitud en el curso del debate, pero que ya en otras oportunidades ha sido tratado en la sala: el nivel e índice de productividad del trabajador chileno. A pesar de las variaciones ocurridas en los últimos veinte años, hasta hoy la productividad por hombre al año en las minas chilenas, comparada en el plano técnico con las norteamericanas, es alrededor de 50% más alta. En consecuencia, desde el punto de vista estrictamente económico, se justificaría del todo la medida.

En segundo lugar, en las minas de cobre, en particular en la de Chuquicamata, existe una situación ante la cual nadie ha actuado con resolución. Me refiero al sistema de redoblar la jornada de trabajo con horas extraordinarias. Como el pago de ese tiempo está bonificado por el Código del ramo, la generalidad de los obreros trabaja virtualmente 12 horas diarias. Ello explica que a veces, en términos estadísticos, aparezcan con salarios bastante altos. Una de las maneras de evitar esa expoliación física del trabajador que, en parte, cuenta con su propia decisión voluntaria, por la necesidad de alcanzar salarios que le permitan cubrir sus necesidades, consiste en reducir la jornada ordinaria de labor.

Por último, deseo hacer especial hincapié en lo expresado por el Honorable señor Víctor Contreras.

El hecho de que las faenas se realicen en tres turnos sucesivos de ocho horas, la mayor parte de ellas al aire libre, a más de tres mil metros de altura, en condiciones climáticas verdaderamente duras, con turnos de siete de la mañana a tres de la tarde, de tres de la tarde a once de la noche, y el llamado turno c), que empieza a las once de la noche y termina a las siete de la mañana,

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Intervención

implica un desgaste físico peligroso para la supervivencia de los trabajadores y una seria reducción de sus probabilidades de vida.

A mi juicio, estas razones, apenas enunciadas, son suficientes, sin considerar las otras que se han dado para demostrar que estamos tratando de obtener una decisión aconsejada por la justicia y que implica, además, una manera efectiva de defender a chilenos que están realizando una labor penosa y extraordinariamente dura.

Voto en favor del artículo.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor AMPUERO.-

Deseo fundar el voto.

Sin perjuicio de las ideas generales que expuse denantes, votaremos en contrario este artículo.

Deseo referirme en particular a las palabras del Honorable señor Gómez, y manifestar que los socialistas somos también partidarios de la descentralización. Creemos que el país necesita dar gran autonomía a sus diferentes zonas para desarrollarse y prosperar.

Pero hasta en el nombre del Instituto CORFO del Norte hay improvisación evidente e implícita impropiedad. Se trata de un organismo que atenderá a tres provincias cuyo litoral -me parece- no puede tener menos de 1.500 kilómetros de longitud, de norte a sur -o algo parecido-, vale decir, algo más que la tercera parte de la longitud total del territorio chileno.

No creo que zonas tan vastas puedan responder al concepto de descentralización democrática que nosotros auspiciamos. Por el contrario, pueden dar lugar a una especie de restauración feudal, en el sentido de que, en ese gran ámbito, se recree -si se me perdona la expresión- una suerte de centralismo zonal.

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En la actualidad, Antofagasta gravita en forma decisiva en la opinión del Norte Grande -para llamarlo de alguna manera- y existe infinidad de pequeños conflictos y rivalidades entre las diversas ciudades y provincias.

El Honorable señor Gómez citaba el caso de la planta de ácido sulfúrico. Probablemente, respecto de este asunto debe de haber recibido los mismos reclamos que yo recibí y que parecen bastante lógicos, aun cuando no me pronuncio en definitiva sobre ellos, ni acerca de la conveniencia de que dicha planta se establezca en San Pedro de Atacama, por ejemplo, junto a los yacimientos de azufre, que está en la cordillera y constituyen la materia prima esencial. Sin embargo, surge la decisión definitiva de la CORFO: la planta se instalará en Antofagasta.

Cito el caso anterior porque puede servir para ilustrar el debate, pero no me pronuncio de manera definitiva sobre el problema.

El señor GOMEZ.-

La quieren traer a Santiago, señor Senador.

El señor AMPUERO.-

Para nosotros estos espejismos de descentralización no resuelven la raíz del problema, sino sólo en apariencias, y dan motivo a las rivalidades y dificultades que se han venido produciendo.

Por estas razones, votaremos en contra del artículo.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor AMPUERO.-

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Todos los Senadores socialistas votaremos favorablemente la permanencia del delegado obrero en el Comité Ejecutivo de la Corporación del Cobre, pues corresponde a una línea consecuente que hemos mantenido desde la primera vez que se discutió este tema en el Congreso.

En mi concepto, esta discusión ha sido pedagógica, porque demuestra hasta qué punto la Democracia Cristiana ha tomado en serio aquello de que va a estar un milenio en el Gobierno. En consecuencia, no deben extrañarnos sus plazos, pues no se cuentan en términos de días, semanas, ni siquiera de meses, sino de años.

Respecto de esta materia, como con relación a otras, nos prometen la presentación de proyectos muy acabados, muy completos e integrales, que están en pleno proceso de elaboración y que - pensamos- llegarán en los próximos años, antes del 2.000.

Por otra parte, se equivocan quienes afirman que el comité ejecutivo tiene carácter técnico, con lo cual quieren darle cierta naturaleza esotérica o de iniciados, de algo extraordinariamente difícil de aprender por parte de los profanos. No es cierto. Las funciones del Comité Ejecutivo son propias de personas que tengan cierta familiaridad con los temas del cobre o cierto grado de especialización con la naturaleza de sus actividades. Nada tiene de secreto ni de misterioso, como podría probarse con sólo leer el enunciado del artículo. O sea, nada de lo que se dice sobre este organismo es real, salvo la intención de soslayar el asunto y oscurecerlo.

Por último, de las palabras del Honorable señor Pablo, se desprende ya un indicio de lo que la Democracia Cristiana entiende por sociedad comunitaria, lo que sí constituye un misterio bastante grande para todos nosotros. El señor Senador dijo que la sociedad comunitaria es la integración del capital y el trabajo; ni más ni menos que el capitalismo popular, que es un "slogan" de propaganda y un objetivo político de las embajadas norteamericanas, desde hace muchos años. Tampoco es un descubrimiento.

Por las razones señaladas, ratificamos nuestro deseo de que participe en el comité ejecutivo un representante directo de la Confederación de Trabajadores del Cobre.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

¿Me permite, señor Presidente?

En verdad, por la mecánica de la votación resulta imposible expresar nuestros juicios en forma categórica. Indudablemente, para la provincia de O'Higgins, que representa el Honorable señor Corbalán, la creación del Consejo Regional de Desarrollo es un progreso importante, y nosotros no nos opondremos; pero, al mismo tiempo, en esta misma cláusula se crea el Instituto CORFO del Norte, respecto del cual hemos hecho algunos reparos. De manera que lo más lógico sería que, sin perjuicio de que nuestras observaciones queden en pie, el Honorable señor Corbalán tuviera oportunidad de votar favorablemente la disposición en la parte que beneficia a la provincia de O'Higgins.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor AMPUERO.-

Nos abstendremos de votar en lo relativo a los artículos pertinentes al Instituto CORFO del Norte. En verdad, nos parece que esas disposiciones dejan muchos aspectos sin precisar. Desde luego, no estamos convencidos de la necesidad de crear un instituto interprovincial, aunque nominalmente se le den facultades resolutivas. Se establece que tales atribuciones serán definidas reglamentariamente por el Presidente de la República, de manera que no es claro que se logre un mejoramiento o fortalecimiento de la autonomía de los institutos regionales para disponer respecto de las inversiones.

Además, tenemos una razón de fondo. En la creación de estos organismos de fomento o desarrollo se está adoptando, sistemáticamente, una norma que yo calificaría como de carácter corporativo

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en su constitución.

Se parte de la base de que la minería, la agricultura, la industria y el comercio deben tener determinada representación, por lo general, partidaria con la de obreros y empleados, lo cual implica una profunda deformación de la Democracia en el manejo de los recursos pertenecientes a una zona. En efecto, los obreros y empleados son muchos miles, pero tendrían participación minoritaria respecto de los pequeños grupos que representan las actividades antes mencionadas. De esta manera, se produciría un predominio absoluto de los intereses patronales y empresariales sobre los asalariados.

En resumen, preferimos abstenernos, por estas tres razones: primero, porque no estamos convencidos de que los organismos interprovinciales sean más eficaces que los existentes en la actualidad, aunque éstos merezcan muchas críticas; segundo, porque la representación de los distintos sectores sociales y económicos es injusta para los asalariados, y, tercero, porque se entrega casi sin limitación al Presidente de la República, la reglamentación de los organismos superiores de decisión, y nosotros no tenemos confianza en que se respeten las aspiraciones regionales cuando dicho reglamento se dicte.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor AMPUERO.-

Deseo fundar el voto.

Como el Honorable señor Gómez ha hecho alusión a las circunstancias en que se halla el Honorable señor Allende, considero de mi deber dar una explicación.

Estimo que los artificios de votación con que se pretende crear toda esta institución no representan un examen a fondo del problema, y en definitiva, serán inútiles. Darán lugar, simplemente, a un espectáculo barato que terminará con un veto que no dejará de tener algún

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fundamento.

El señor VON MÜHLENBROCK.-

¡Un veto monumental!

El señor AMPUERO.-

Entre otras cosas, porque no se define lo esencial. ¿Se ha creado o no una personalidad jurídica distinta de la Corporación de Fomento? ¿ Existe realmente un patrimonio regional sobre el cual puedan actuar los organismos directivos, los centros de decisión del llamado Instituto CORFO del Norte? No lo encuentro en ninguna parte del texto.

Creo que éste es un espectáculo poco serio. Perdóneseme la expresión. Tengo interés en que algo se realice en ese sentido en el norte; pero, a mi modo de ver, debe ser consecuencia de un estudio mucho más razonado, más a fondo, y sobre la base de normas claras, que no den lugar después a pleitos regionales, locales, intergremiales e interparlamentarios. Porque si buscamos sólo lucimiento personal para demostrar preocupación por la zona que representamos, creo que hay otras oportunidades para hacerlo en forma más productiva .

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor AMPUERO.-

Deseo dejar constancia, además de nuestra posición, ya conocida, de que la composición del directorio de este instituto es manifiestamente injusta. Da los quince miembros de ese organismo,

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seis representan al Ejecutivo, cinco al sector patronal y sólo dos a los asalariados. Incluso, la representación de obreros y empleados es inferior a la asignada al Consejo Regional de Desarrollo de O'Higgins, donde, según tengo entendido, hay dos representantes de los obreros y dos de los empleados.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 13. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 11 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documento Nºs. 1, página 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor AMPUERO.-

Debo dejar constancia de mi absoluta coincidencia con las palabras pronunciadas por el Honorable señor Chadwick.

Nos parece un exceso dejar entregado al arbitrio absoluto del Vicepresidente de la CORFO al personal de los actuales departamentos de Tarapacá y Antofagasta. Al menos, habría sido indispensable señalar que dichos funcionarios tienen ciertos derechos indiscutibles, tales como grados, sueldos e incluso lugares en que trabajan, pues no es justo para un funcionario que ha estado en Iquique desde hace 10, 12, 15 o más años, trabajando en el Instituto de Fomento Minero, ser trasladado bruscamente, por ejemplo, a Copiapó.

Por razón, en resguardo de los legítimos derechos administrativos del personal, debe rechazarse este artículo.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 15. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 13 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

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Intervención

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª, y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documentos Nºs. 1, páginas 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor REYES (Presidente).-

Ha llegado a la Mesa la parte de la versión taquigráfica correspondiente a la materia que merece duda a algunos señores Senadores. Dice textualmente así:

"El señor REYES (Presidente).- Si le parece a la Sala, se darían por aprobadas todas las disposiciones del artículo 2º que no hayan sido modificadas por indicaciones, con la misma votación anterior.

"El señor CHADWICK.- Menos el número 3, respecto del cual pedimos votación nominal y separada, pues el precepto en él contenido nos parece un exceso. Queremos que quede constancia en la versión de cómo se votó sobre ese número.

"El señor REYES (Presidente).- Si le parece a la Sala, quedarían aprobadas, con la votación anterior, todas las demás disposiciones del artículo 2º, que no han sido modificadas por indicaciones. Quedaría exceptuado, entonces, sólo el número 3.

"Aprobado".

En consecuencia, me permito insistir en que el juicio de la Mesa respecto de este acuerdo, era correcto.

Por otra parte, algunos señores Senadores me han solicitado, sin el ánimo de alterar el resultado de la votación pertinente, que se les permita dejar constancia de su opinión sobre algunas disposiciones ya aprobadas en virtud del acuerdo mencionado.

Si le parece a la Sala, así se acordaría.

Acordado.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, yo atribuyo la mayor significación a estos artículos.

Desde luego, he de recordar que la legislación que creó la Confederación de Trabajadores del

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Intervención

Cobre y el Estatuto de los Trabajadores del Cobre constituyó una novedad en su tiempo. Fue una de las primeras oportunidades en que se estableció un régimen especial para determinado grupo de trabajadores en escala nacional, reconociéndose personalidad jurídica a su entidad sindical representativa.

Sin embargo, desde entonces ha habido un grave inconveniente en el manejo de los problemas laborales de la industria, cual es que en el Estatuto en vigencia se estableció una disposición en cuya virtud las peticiones contenidas en los pliegos no pueden extenderse sino a las materias ya normadas por los pliegos anteriores y ratificadas por los convenios respectivos.

En el texto del artículo hay un precepto que dice reconocer a loa trabajadores amplia libertad de petición dentro de la negociación colectiva, tanto en relación con asuntos de carácter económico, como de carácter social, derivados de los contratos de trabajos y de las condiciones de vida en los campamentos, sin otras limitaciones que las que imponga la ley.

Pienso que la aprobación de este precepto se hace en el entendido de que, al referirse a la ley, se refiere más específicamente al Código del Trabajo, porque quiere dejar a salvo cualquier duda que pueda suscitarse con relación al carácter jurídico del Estatuto de los Trabajadores del Cobre. Ciertos abogados estiman que éste es un decreto con fuerza de ley, por las condiciones especiales en que la ley se refiere a la facultad del Presidente de la República para dictarlo. En consecuencia, podría algún abogado defensor de los intereses de las empresas considerar que se mantienen las limitaciones contenidas en el actual Estatuto.

Es decir, me parece que debe quedar constancia, para los efectos de la historia de la ley, de que no puede haber ninguna discriminación en contra de los trabajadores del cobre y que la referencia a la Ley que hace la letra a) se refiere específicamente a las eventuales limitaciones que impone el Código del Trabajo respecto del contenido de los pliegos de peticiones.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 15. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 13 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª, y 41ª, en 30 de junio y 6 de septiembre de 1965, documentos Nºs. 1, páginas 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor REYES (Presidente).-

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Intervención

Ha llegado a la Mesa la parte de la versión taquigráfica correspondiente a la materia que merece duda a algunos señores Senadores. Dice textualmente así:

"El señor REYES (Presidente).- Si le parece a la Sala, se darían por aprobadas todas las disposiciones del artículo 2º que no hayan sido modificadas por indicaciones, con la misma votación anterior.

"El señor CHADWICK.- Menos el número 3, respecto del cual pedimos votación nominal y separada, pues el precepto en él contenido nos parece un exceso. Queremos que quede constancia en la versión de cómo se votó sobre ese número.

"El señor REYES (Presidente).- Si le parece a la Sala, quedarían aprobadas, con la votación anterior, todas las demás disposiciones del artículo 2º, que no han sido modificadas por indicaciones. Quedaría exceptuado, entonces, sólo el número 3.

"Aprobado".

En consecuencia, me permito insistir en que el juicio de la Mesa respecto de este acuerdo, era correcto.

Por otra parte, algunos señores Senadores me han solicitado, sin el ánimo de alterar el resultado de la votación pertinente, que se les permita dejar constancia de su opinión sobre algunas disposiciones ya aprobadas en virtud del acuerdo mencionado.

Si le parece a la Sala, así se acordaría.

Acordado.

El señor AMPUERO.-

Pido la palabra, señor Presidente.

Si la duda para prestar aprobación a este artículo consiste en la circunstancia de que debe suponerse que los empleados particulares no realizan trabajo pesado, quiero recordar que, en los últimos tiempos, se ha dictado gran número de leyes que, por esta vía, han calificado a determinados trabajadores como empleados. Tal es el caso, por ejemplo, de los torneros, matriceros, operadores de palas mecánicas, etcétera.

Por lo tanto, es muy probable -no tengo a la mano el texto de la ley 15.183- que sea necesario complementar dichos textos legales con esta disposición.

Además, en la ley que permite abonar años de servicios a quienes ejecutan trabajos pesados en actividades mineras y de fundición, se especifica perfectamente en qué condiciones deberán realizar esas faenas. Al respecto, el Servicio de Seguro Social está actualmente a cargo de la tarea que significa hacer la calificación de trabajos pesados. De manera que existe un sistema.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura

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Intervención

Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

Sección Antecedente

El señor WALKER (Prosecretario).-

Seguidamente, corresponde ocuparse en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados, en cuarto trámite constitucional, que establece normas para el reajuste de los fondos depositados en las cuentas de ahorro del Banco del Estado.

La Cámara comunica que ha aprobado las enmiendas introducidas por el Senado, con excepción de las consistentes en agregar dos artículos nuevos signados con los números 6 y 8.

El artículo 6º dice:

"El Banco del Estado deberá destinar el 50% del incremento de colocaciones que pueda efectuar con ocasión del aumento que experimenten los depósitos de ahorros con posterioridad al 30 de junio de 1965, a préstamos controlados de los imponentes de ahorro."

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 8ª, en 8 de octubre de 1965, página 414

-En votación el artículo 6º, el Senado no insiste (11 votos contra 9 y 2 pareos).

El señor WALKER (Prosecretario).-

La Cámara de Diputados ha rechazado, también, el artículo 8º que dice:

"Artículo 8°.- Las cuentas individuales de los imponentes de la Caja de Empleados Particulares se reajustarán anualmente de acuerdo con el porcentaje de variación del índice de salarios y sueldos a que hace referencia la letra b) del artículo 27 del D.F.L. Nº 2, de 1959. Ese porcentaje se rebajará en una unidad, despreciándose las fracciones. Servirá de índice para la aplicación del presente artículo el que fije la Caja Central de Ahorro y Préstamos con arreglo al artículo 60 del D.F.L. Nº 205."

El señor AMPUERO.-

Pido la palabra, señor Presidente. La Cámara de Diputados, con el criterio antisocial que está, presidiendo todas sus últimas decisiones, eliminó de este proyecto una indicación: formulada por los Senadores socialistas que aplicaba a los fondos de retiro e indemnización de los empleados particulares el mismo procedimiento sugerido por el Gobierno respecto de los depositantes de ahorro. ,

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Intervención

Cuando se trató esta indicación, que fue aprobada por el Senado, hice presente lo injusto que resultaba que a depositantes voluntarios, que eligen colocar sus dineros en el Banco del Estado, se les reparara en parte el daño que sufren como consecuencia de la inflación, mientras que a los empleados particulares, que forzosamente tienen que hacer en su caja de previsión las imposiciones para sus fondos de indemnización y retiro, no se les reconociera el mismo derecho, no obstan te estar éste inspirado en la filosofía que el Gobierno dice sostener.

No me extraña la decisión de la Cámara de Diputados. En todo caso, y aun cuando esta disposición corra la misma suerte en el Senado, quiero insistir en la injusticia que se está provocando por medio de este sistema de congelación de los saldos nominales de los fondos que tienen depositados los empleados particulares. La Caja hizo llegar a la respectiva Comisión del Senado, y entiendo que también a la Cámara de Diputados, ciertas estimaciones más o menos espectaculares acerca de los eventuales resultados de la modificación propuesta por nosotros.

De paso, y sin que ello signifique aceptar como razonable la objeción de la Caja, debo subrayar esta tarde que, en materia de préstamos, la situación de los imponentes de esa institución es tremendamente irregular. Oficialmente, la superioridad de ese organismo nos informó que sólo se han otorgado 1.340 préstamos reajustables a empleados particulares; es decir, una cifra insignificante que no está en relación con los hechos. En verdad, la cifra es cuatro o cinco veces superior, pero ocurre que la Caja no entrega escrituras definitivas hasta después de tres años, lapso durante el cual se comete con los imponentes toda clase de injusticias.

Para empezar, se les reajusta reiteradamente el monto total de la deuda, a medida que van cambiando los índices de las operaciones que se realizan por medio de la CORVI; en segundo lugar, ha ocurrido muchas veces que, en esta prolongada espera, imponentes próximos a cumplir 60 años han perdido la oportunidad de beneficiarse con el seguro de desgravamen. Cuando ha llegado el momento de extender la escritura definitiva, ya se encuentran excedidos del mínimo de edad requerido por la ley para impetrar ese beneficio y, de esta manera, sus herederos quedan en penosa situación para afrontar las obligaciones pendientes con la Caja.

Estimo que, como se ha dicho, la circunstancia de que la Caja tenga su contabilidad atrasada por más de cinco años -y así ha sido reconocido por su actual Vicepresidente-; el hecho de que las operaciones hipotecarias se reduzcan oficialmente a 1.340 en vez de cinco mil o seis mil, por falta de expedición administrativa para conceder títulos definitivos, y la injusticia que están sufriendo sus imponentes, todo ello obliga a una rápida iniciativa del Gobierno -por encontrarnos en una legislatura extraordinaria- encaminada a corregir estos defectos, por lo menos en sus aspectos extremos.

La institución ha informado que la reajustabilidad de los créditos contra sus imponentes, al 31 de julio de este año, ha significado una diferencia de cuatro millones cuatrocientos once mil escudos. Tal diferencia corresponde al valor nominal de las operaciones antes del reajuste y después de efectuado éste; es decir, se trata de una típica expropiación sistemática sobre los fondos de los empleados particulares, de la magnitud señalada.

Como seguramente la suerte de la disposición quedará sellada definitivamente esta tarde en el Senado, dejo constancia de nuestra protesta por la insensibilidad del Gobierno y de la mayoría que lo apoya al negarse a resolver un problema tan grave. Además, confío en que en el ambiente político del Senado se haya abierto paso la idea para tratar este mismo problema más a fondo, en lo futuro.

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Nosotros, en consecuencia, votaremos por la insistencia en las indicaciones aprobadas por el Senado.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

Sección Antecedente

El señor WALKER (Prosecretario).-

Seguidamente, corresponde ocuparse en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados, en cuarto trámite constitucional, que establece normas para el reajuste de los fondos depositados en las cuentas de ahorro del Banco del Estado.

La Cámara comunica que ha aprobado las enmiendas introducidas por el Senado, con excepción de las consistentes en agregar dos artículos nuevos signados con los números 6 y 8.

El artículo 6º dice:

"El Banco del Estado deberá destinar el 50% del incremento de colocaciones que pueda efectuar con ocasión del aumento que experimenten los depósitos de ahorros con posterioridad al 30 de junio de 1965, a préstamos controlados de los imponentes de ahorro."

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 8ª, en 8 de octubre de 1965, página 414

-En votación el artículo 6º, el Senado no insiste (11 votos contra 9 y 2 pareos).

El señor WALKER (Prosecretario).-

La Cámara de Diputados ha rechazado, también, el artículo 8º que dice:

"Artículo 8°.- Las cuentas individuales de los imponentes de la Caja de Empleados Particulares se reajustarán anualmente de acuerdo con el porcentaje de variación del índice de salarios y sueldos a que hace referencia la letra b) del artículo 27 del D.F.L. Nº 2, de 1959. Ese porcentaje se rebajará en una unidad, despreciándose las fracciones. Servirá de índice para la aplicación del presente artículo el que fije la Caja Central de Ahorro y Préstamos con arreglo al artículo 60 del D.F.L. Nº 205."

El señor AMPUERO.-

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Denantes hice una referencia, que tal vez a algún señor Senador pudo parecer excesiva, acerca de la conducta de la mayoría de la Cámara de Diputados.

No es mi costumbre ofender gratuitamente. En esta oportunidad, manifesté lo que se me escuchó, porque se puede comprobar en forma fehaciente que la Cámara se está transformando en una máquina de votar; tanto, que de los tres artículos propuestos por el Senador que habla, que constituían un sistema armónico -los artículos 8, 9 y 10, relativos a la misma materia, pero distintos aspectos de ella-, la Cámara de Diputados suprimió el artículo 8º y mantuvo los artículos 9º y 10º. Ello significa torpeza inaudita, pues, una vez rechazado el 8°, los restantes artículos carecen totalmente de sentido. Como este procedimiento se está repitiendo con mucha frecuencia, he querido hacer esta acotación para justificar las palabras que pronuncié denantes y para confirmar que, por desgracia, en la Cámara de Diputados, el poder de reflexión y la decisión consciente de los problemas que se le plantean no conducen a una actitud como la que es dable esperar de un organismo de la responsabilidad y jerarquía de la otra rama del Congreso.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

Sección Antecedente

El señor WALKER (Prosecretario).-

Seguidamente, corresponde ocuparse en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados, en cuarto trámite constitucional, que establece normas para el reajuste de los fondos depositados en las cuentas de ahorro del Banco del Estado.

La Cámara comunica que ha aprobado las enmiendas introducidas por el Senado, con excepción de las consistentes en agregar dos artículos nuevos signados con los números 6 y 8.

El artículo 6º dice:

"El Banco del Estado deberá destinar el 50% del incremento de colocaciones que pueda efectuar con ocasión del aumento que experimenten los depósitos de ahorros con posterioridad al 30 de junio de 1965, a préstamos controlados de los imponentes de ahorro."

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 8ª, en 8 de octubre de 1965, página 414

-En votación el artículo 6º, el Senado no insiste (11 votos contra 9 y 2 pareos).

El señor WALKER (Prosecretario).-

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Intervención

La Cámara de Diputados ha rechazado, también, el artículo 8º que dice:

"Artículo 8°.- Las cuentas individuales de los imponentes de la Caja de Empleados Particulares se reajustarán anualmente de acuerdo con el porcentaje de variación del índice de salarios y sueldos a que hace referencia la letra b) del artículo 27 del D.F.L. Nº 2, de 1959. Ese porcentaje se rebajará en una unidad, despreciándose las fracciones. Servirá de índice para la aplicación del presente artículo el que fije la Caja Central de Ahorro y Préstamos con arreglo al artículo 60 del D.F.L. Nº 205."

El señor AMPUERO.-

El proyecto fue justo en su esencia; pero, reconociendo las dificultades financieras que pudieran presentarse, manifesté siempre -lo hice públicamente en la Sala -que estábamos llanos a estudiar cualquiera fórmula que permitiera, progresivamente, corregir injusticias. Sin embargo, de parte del Gobierno no hubo preocupación alguna por el problema. Tampoco la hubo por parte de la Caja, ni menos de los parlamentarios de la Democracia Cristiana. ¡Era como pedirle peras al olmo. . . !

De manera que es perfectamente claro que, indudablemente, se trataba de un beneficio para un sector no comprendido en el proyecto primitivo. Es obvio. Si no fuera así, no habría presentado la indicación. Me parece que eso es de Pero Grullo.

Pero no se ha dicho -vale la pena reiterarlo ahora- que si bien es cierto que hay determinados beneficios que pudieran estimarse reajustables, no lo es menos que el escándalo está en que existen préstamos hipotecarios reajustables. En cambio, la totalidad de los fondos se está depreciando día a día.

Yo intenté una línea de discusión que nos permitiera haber llegado, por lo menos, a compensar en ese renglón los dos fenómenos: la depreciación, por un lado, y el reajuste, por el otro. Como digo, no obtuve ningún resultado, y la Cámara de Diputados, con la vehemencia que tiene la mayoría de la Democracia Cristiana para levantar la mano, rechazó la disposición. Pienso que ni siquiera tuvo tiempo para leerla con calma, ni de percatarse en qué medidas ellas contribuían a lograr realmente una reparación importante para un sector bastante postergado de los asalariados chilenos.

Sólo quiero insistir en estos hechos para que no se estime que la argumentación especiosa que hemos escuchado, deja fuera de toda duda la actitud de la Democracia Cristiana. La suya ha sido una actitud persistente de injusticia frente a los empleados particulares. Esperamos que, por iniciativa legislativa, algún día pueda enmendarse esa injusticia.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 19. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 27 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

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Intervención

El señor WALKER (Prosecretario).-

Corresponde continuar ocupándose en el proyecto de ley, en cuarto trámite constitucional, que establece normas sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 16 , en 26 de octubre de 1965, documento N" 2, página 814.

El señor AMPUERO.-

Los artículos que han sido suprimidos por la Cámara de Diputados tenían como finalidad, preservar al país, hasta donde fuera jurídicamente posible, de toda ingerencia extraña cuando se produjeran conflictos con las compañías. A veces, pienso que en los hombres de Gobierno, o hay una ilimitada ingenuidad o falta de sentido de la responsabilidad. Porque, al suprimirse estos artículos, se está armando una verdadera trampa para que en lo futuro, eventualmente, se encuentren pretextos suficientes para desencadenar sobre nosotros toda suerte de presiones diplomáticas, políticas y hasta militares .

Yo no creo, recordando el diálogo de Juana de Arco, que baste ser bueno; no basta tampoco per aquello que los buenos llaman ser simple, como se dice en la pieza teatral de Bernard Shaw.

¿No se dan cuenta los gobernantes del país y los parlamentarios de la Democracia Cristiana de la evolución de los acontecimientos internacionales? ¿No se dan cuenta del alcance que tiene esta actitud entreguista de la Cámara de Diputados y de esta mutilación del proyecto de ley despachado por el Senado? ¿No saben los señores Senadores de la Democracia Cristiana que en el Congreso norteamericano había un proyecto de ley para asignar un determinado número de destroyers a las armadas de los países latinoamericanos --si no me equivoco, once en total-, que entregaba, por lo menos, 2 a , 2 al Perú, 2 a Chile, 2 a Argentina y 3 al Brasil? Pues bien, el Congreso de Estados Unidos eliminó de la lista a Chile, al Perú y a Venezuela y, en consecuencia, entregará esas unidades navales exclusivamente a Argentina y Brasil.

¿No deducen nada de esa actitud del Congreso norteamericano, tan poco sutil para sus decisiones políticas y legislativas?

Indudablemente, esto implica una discriminación política. Son formas de presión.

Ni Venezuela, ni Perú, ni Chile se habían entusiasmo con la idea de la formación de una fuerza interamericana de paz. Estamos en vísperas de una conferencia dé la O.E.A. Pues bien, se usó el recurso de la presión para obligar a nuestra Cancillería y a nuestro Gobierno a adoptar una actitud más dócil.

¿Son éstas invenciones de cerebros afiebrados? ¿Es que la Izquierda está viendo fantasmas o es que la ingenuidad de la Democracia Cristiana no tiene límites ni fronteras ?

Este rechazo de los artículos que apoyamos en el Senado es sumamente grave e implica una responsabilidad adicional del partido de Gobierno, en cuanto nos coloca en una absoluta

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indefensión, al menos en el campo del Derecho, para el momento en que a los yanquis les convenga tranferir los asuntos de sus inversionistas al Departamento de Estado.

Por lo menos, que quede constancia de que fueron advertidos del alcance de esta disposición.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 19. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 27 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Corresponde continuar ocupándose en el proyecto de ley, en cuarto trámite constitucional, que establece normas sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 16 , en 26 de octubre de 1965, documento N" 2, página 814.

El señor AMPUERO.-

Pienso que también, en este aspecto, la jurisprudencia de los tribunales chilenos contradice la opinión del Honorable señor Aylwin y, en consecuencia, debilita todavía la interpretación reiterada que él ha dado a sus propias concepciones.

Finaliza el informe diciendo lo siguiente :

"Continuó el señor Aylwin sosteniendo que cualquier contrato que se celebre con el Estado no puede enajenar la facultad de éste de legislar sobre la materia. Esta facultad es irrenunciable.

"Por estas consideraciones, estima que la indicación de los Honorables Senadores radicales se limita a consagrar claros principios de derecho.

"Especificando aún más su opinión, el Senador Aylwin agregó que el efecto que la nueva legislación haya de tener sobre derechos constituidos con anterioridad a ella, queda sometido a la ley de efecto retroactivo de las leyes y demás normas generales".

El señor AYLWIN.-

Es lo que acabo de decir.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

"Concluyó el presidente del Partido Demócrata Cristiano declarando que, conforme a lo expuesto, si él fuera miembro de las Comisiones unidas votaría favorablemente la indicación del Partido Radical".

Yo me pregunto, dejando de lado la discusión jurídica, bastante profunda en las distintas etapas de la tramitación del proyecto, ¿qué es lo que ha ocurrido exactamente? Repito la pregunta formulada por la Honorable señora Campusano: ¿Qué ha pasado para que un hombre de la calidad universitaria del Honorable señor Aylwin, presidente del partido único de Gobierno, jefe de una mayoría abrumadora en la Cámara de Diputados, haya asumido con tanta arrogancia, que a lo mejor oculta ciertos escrúpulos, el duro papel de ordenar hoy votar en contra de lo que deseaba haber podido aprobar en las Comisiones unidas, cuando no era miembro de esas Comisiones, y que ratificaron categóricamente en esta Sala, añadiendo sus votos a los de otros partidos? ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 19. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 27 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Corresponde continuar ocupándose en el proyecto de ley, en cuarto trámite constitucional, que establece normas sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 16 , en 26 de octubre de 1965, documento N" 2, página 814.

El señor AMPUERO.-

Estimo que este debate dejará, en definitiva, un balance penoso, no sólo por los términos literales en que el proyecto será aprobado, ya que sin discusión consagrará las aspiraciones de las empresas, sino que, además, lo será por los procedimientos usados en el curso de su tramitación.

No es mi propósito dramatizar. Considero que los hechos son suficientemente expresivos para fijar esta impresión desoladora en el ánimo público, particularmente cuando el protagonista de esos hechos deplorables es nada menos que el Presidente del Partido Democratacristiano, eje, alfa y omega del Gobierno del señor Frei.

Deseo recordar literalmente en esta oportunidad, lo acontecido en las Comisiones unidas, pues de

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Intervención

la discusión quedarán, al menos, algunas enseñanzas para la opinión pública chilena.

Luego de advertirse en las Comisiones unidas que la inclusión de este artículo constituía un cambio substancial, en el segundo informe se consigna lo siguiente:

"El Honorable Senador señor Patricio Aylwin fue categórico al expresar que el proyecto de ley en informe, no autoriza para celebrar contratos-leyes, pues éstos suponen acuerdos de voluntades en cláusulas que contienen materias que, de acuerdo a la Constitución Política del Estado, son propias de ley. Para que haya, pues, un contrato-ley, se requiere que éste sea sometido a la aprobación legislativa. Nada de esto, a juicio del Honorable Senador señor Aylwin, ocurre en el proyecto que nos ocupa y, en consecuencia, no puede hablarse de que esta iniciativa autorice al Presidente de la República para celebrar contratos-leyes".

Respecto de este párrafo en que se relata la intervención y la opinión del Honorable señor Aylwin, me parece importante subrayar dos cosas.

En primer lugar, que según el Honorable señor Aylwin habría necesidad de ¡a aprobación legislativa siempre que en un contrato se contuviesen materias que de acuerdo con la Constitución son materia de ley.

De lo que ahora se nos plantea debería suponerse que el señor Senador excluye, en forma terminante, del contenido de los convenios, toda materia de aquellas que aparecen enunciadas en el artículo 44 de la Carta Fundamental, y que por mandato de ella son propias de ley, punto sobre el cual, por desgracia, no hemos escuchado del Honorable señor Aylwin una opinión concreta.

En segundo lugar, el señor Senador incurrió en las Comisiones y después en la Sala, en una afirmación dogmática y categórica, carente de todo fundamento serio: la de que sólo caerían en esa categoría extraña e híbrida de contratos-leyes los convenios, o contratos aprobados literalmente en su texto por una ley posterior.

Estimo grave que el Honorable señor Aylwin mantenga tercamente esta afirmación, dado por supuesto que su propia opinión tienen mayor autoridad que antecedentes de otro tipo. Desde luego, la opinión de los tratadistas respecto de este punto no es de ninguna manera uniforme. El señor Rafael Raveau, consultado con motivo de la dictación de la ley salitrera, expresó perentoriamente;

"En la práctica parlamentaria, así como en los actos de Gobierno y de la Administración Pública, como también, en la cátedra, se denomina "Ley-contrato" a toda ley, destinada a producir sus efectos mediante adhesión o consentimiento, que terceras personas naturales o jurídicas, prestan a dicha ley, sea antes o después de su dictación".

Existen otras opiniones no tan claras, pero que dan la impresión de que se tiene "in mente" la posibilidad de que la ley sea anterior y de que siempre generen contratos-leyes. Tal es, por ejemplo, la opinión del señor Marcial Mora, quien tuvo participación destacada en la discusión del referéndum salitrero. Al respecto expresó lo siguiente: "es la ley la fuente creadora de los derechos y obligaciones, que se ha transformado, además, en un contrato."

Es decir, sólo puede transformarse en la medida que el contrato se ha producido con posterioridad a la dictación de la ley.

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Intervención

Los demás tratadistas consultados en esa ocasión virtualmente omitieron todo pronunciamiento claro sobre este punto. Parecería que ninguno de ellos se puso en el caso de discutir si la situación jurídica cambiaba por la circunstancia de que la ley fuera anterior o posterior. Repito, pues, que no hay virtualmente opiniones categóricas pero sí una decisiva: la emitida por la Comisión Mixta de Senadores y Diputados respecto de un punto que fue aprobado por unanimidad, tanto por la Sala de Diputados como por la de Senadores.

Ese es el único dictamen oficial del Parlamento chileno, en el cual se definen conceptos relativos a los contratos-leyes. En uno de sus párrafos se consigna lo siguiente;

"La legislación positiva chilena no contempla la institución del contrato-ley. o ley-contrato. Estas expresiones se emplean para significar la inalterabilidad de las relaciones jurídicas, derivadas de los contratos autorizados o sancionados por ley, celebrados entre el Estado y los particulares, en la forma y con las limitaciones indicadas, por las opiniones de mayoría y de minoría en la conclusión anterior".

Pues bien, estimo que de aquí se desprenden reflexiones bien claras.

Al Honorable señor Aylwin no le asiste razón cuando afirma categórica, enérgica y reiteradamente que su propia concepción limitada de la institución del con- trato-ley es la que prevalece en nuestros medios parlamentarios y jurídicos, porque también se dijo que la Corte Suprema sustenta un criterio del todo distinto al mantenido por el señor Senador.

Más grave resulta aún lo que le acabamos de escuchar si recordamos que el señor Frei, al participar en el debate relativo al referéndum salitrero aceptó esa institución sin las limitaciones que actualmente plantea el Honorable señor Aylwin. Recuerdo la opinión del señor Frei porque hoy es el Presidente de la República y el ejecutor del proyecto que estamos a punto de despachar. Por lo tanto, no se trata de una opinión cualquiera. Ella tiene un profundo significado para conocer el alcance que el promotor de esta iniciativa da a sus distintos preceptos.

Daré lectura a un párrafo contenido en el segundo informe de las Comisiones unidas, porque me parece importante dejar constancia de su alcance.

Refiriéndose al Honorable señor Aylwin, expresa que éste "reforzó esta opinión señalando que, de acuerdo al Decreto con Fuerza de Ley Nº 258, sobre Estatuto de Inversionistas, los decretos de inversión que se dictan tienen el efecto de un contrato, pero éste puede, de conformidad al artículo 25 del mismo decreto con fuerza de ley, dejarse sin efecto, total o parcialmente, en caso de incumplimiento de las inversiones prometidas. Este es un caso de resolución de contratos, que, a diferencia de lo que ocurre en el derecho privado, no requiere ser declarada judicialmente. Esta es una característica propia de los contratos de derecho público".

El señor AYLWIN.-

Lo mantengo íntegramente.

El señor AMPUERO.-

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Vale decir, que no obstante reconocer en forma tácita que los contratos emanados del decreto con fuerza de ley 258 no son contratos- leyes, según su criterio, les asigna un valor y una calidad muy especiales y hace hincapié en que en ese tipo de convenios o relaciones contractuales bastaría el incumplimiento de una de las partes -del particular en este caso- para que el Estado esté autorizado para resolver el contrato por su sola y exclusiva voluntad.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 19. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 27 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Corresponde continuar ocupándose en el proyecto de ley, en cuarto trámite constitucional, que establece normas sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 16 , en 26 de octubre de 1965, documento N" 2, página 814.

El señor AMPUERO.-

Yo sólo lamento la lentitud de las reacciones del señor presidente de la Democracia Cristiana, porque todas las razones que ahora pudieron haber aconsejado un cambio en su actitud, las dimos antes de que votara en la oportunidad anterior. De manera que, salvo que no estuviera en la Sala, fuera sordo, estuviera desatento o, como dije, necesitara largo tiempo para asimilar o percibir las opinión de sus adversarios, no hay razón lógica alguna para este cambio de actitud.

Lo que nosotros sostenemos -y, en cierto modo, el Honorable señor Aylwin lo acepta- es que en este lapso se han movido las empresas, y no por primera vez. Cuando se discutió el Referéndum, hubo una carta remitida al Presidente de la República, si no me equivoco, por la Anglo-Lautaro, en la que, en forma mucho más valerosa que la que ahora usan las compañías del cobre, plantearon su decisión de no llevar adelante las relaciones contractuales convenidas si se mantenían determinados criterios jurídicos en el Parlamento. Y eso es lo que tiene que haber ocurrido ahora: las empresas han debido manifestar que, con la interpretación predominante en el Senado, ellas no veían ninguna ventaja en los convenios. Porque la ventaja concreta que buscan es invalidar la potestad legislativa del Congreso, mutilar nuestra soberanía. Ese es el principal objetivo jurídico de toda esta enmarañada legislación, que tantas peripecias ha tenido en su tramitación parlamentaria.

De ahí que no pequemos ni venialmente. Honorable señor Aylwin, al sostener que este proyecto de ley ha estado discutiéndose en tres Cámaras; en la Cámara de Diputados, donde tal vez sea un

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exceso decir que se ha discutido, pues allá sólo se votó; en el Senado, donde ha habido realmente un debate democrático y público, y en la Cámara clandestina de las empresas del cobre, los negociadores del Gobierno y los parlamentarios dóciles, que han venido, por medio, de una mayoría parlamentaria determinada, a torcer la voluntad del país y a burlar de nuevo las aspiraciones de independencia de nuestro pueblo.

El señor AYLWIN.-

Esa es una suposición de Su Señoría.

El señor AMPUERO.-

El incidente habido alrededor de los contratos-leyes es la demostración cabal de la servidumbre ideológica adonde sus dirigentes están llevando a la Democracia Cristiana, del espíritu colonialista que se está aceptando, so pretexto de que con ello se logra el desarrollo económico de Chile y nos encaminamos a un país paradisíaco.

Quiero protestar -porque al menos fui testigo de los llamados coloquios públicos entre el Partido Radical y la Democracia Cristiana- contra la burla que el país ha sufrido, contra los procedimientos tortuosos empleados para alterar una voluntad perfectamente definida del Senado, contraria a los convenios en su concepción primitiva, y para lograr el apoyo del Partido Radical, burlándolo después, robándole la cabalgadura, como simbólicamente lo dijera el presidente del radicalismo. Honorable señor Enríquez.

Este es un episodio penoso, señor Presidente. Pasarán los años, pero estos revolucionarios de papel, estos protagonistas de una revolución que ni siquiera es rozada, estos embaucadores de la opinión pública tendrán el castigo que merecen, por medio del repudio que les manifestará el pueblo.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 23. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 28 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE. CUARTO TRÁMITE.

El señor REYES (Presidente).-

Corresponde continuar la discusión del proyecto sobre establecimiento de normas para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los anexos de la sesión 16, en 26 de

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octubre de 1965, documento 2, pagina 874.

El señor WALKER (Prosecretario).-

En sesión de esta mañana, los Comités adoptaron los siguientes acuerdos para continuar la discusión del proyecto:

19) agrupar por materias las modificaciones que han sido rechazadas por la Cámara de Diputados, para realizar un solo debate respecto de cada grupo y votar los artículos que lo integran, conjunta o separadamente, al término de la misma discusión.

Los grupos de artículos a que se hace referencia son los siguientes:

a) artículos 22-D y 22-E del artículo 19, y artículos 28, 29, 31 y 7 transitorio (trabajadores);

b) artículos 30-a y 33-a del artículo 1, y artículo 6 (recursos) ;

c) artículos 39, 39 nuevo y 30 (inversiones mineras);

d) artículo 39 transitorio, nuevo, del artículo 19 (recursos Universidad de Chile);

e) artículos 59, 22, 23, 24, 25 y 89 transitorio (pequeña minería);

f) artículo 26 (pirquineros), y

g) artículo 69 transitorio (Código de Minería).

La discusión de los grupos de materias se hará en el orden indicado.

29) Prorrogar hasta las 9 esta sesión, convocada de 3 a 8.

El señor AMPUERO.-

¿Me permite una interrupción, Honorable señor Corbalán?

En mi concepto, es preciso tener determinada consecuencia en la defensa de ciertas ideas.

Parece haber acuerdo en el Gobierno para estimar efectivas las limitaciones que actualmente contiene el Estatuto de los Trabajadores del Cobre, pues es el único sector obrero del país que no tiene la libertad de petición que reconoce el Código del Trabajo a todo el proletariado nacional. Es muy importante tener en cuenta ese hecho.

Durante muchos años, los trabajadores del cobre no han podido extender sus pliegos de peticiones a determinadas materias, cuando ellas no estan comprendidas en los convenios anteriores. Ello constituye una discriminación contra esos obreros y empleados y una limitación de las normas del Código del Trabajo.

A mi entender, las disposiciones aprobadas por esta Corporación tienden a reparar una injusticia

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que -hecho incomprensible- dura ya tantos años, pues elimina de inmediato la limitación que he señalado y coloca a los empleados y obreros del cobre en el mismo nivel de todos los demas trabajadores, inmediatamente después de promulgada esta ley. Por supuesto, en la revisión total del Estatuto de los Trabajadores del Cobre, podría consagrarse de nuevo este derecho y extenderse a otros capítulos. Pero no veo ninguna razón para esperar el término del estudio del nuevo estatuto para establecer el principio de igualdad en materia de libertad de petición para todos los obreros, incluyendo a los del cobre, que habían sido excluidos de ese derecho.

Por tal razón, soy partidario de insistir en lo resuelto por el Senado, sin perjuicio de las normas que inspiraran la reforma del Estatuto del Cobre, cuyo estudio puede demorar semanas o meses.

El señor SIMIAN (Ministro de Minería).-

En vista de la observación muy justa que acaba de hacer el Honorable señor ampuero, deseo manifestar que el artículo 19 transitorio, aprobado por el Senado y la Cámara de Diputados, tuvo origen en una indicación propuesta por el Ejecutivo durante el primer tramite constitucional del proyecto, de acuerdo con los dirigentes de la Confederación de Trabajadores del Cobre. Dicho precepto establece un plazo maximo de 120 días para que el Presidente de la República proceda a modificar el Estatuto de los Trabajadores del Cobre, y de 30 para pedir, por escrito, las observaciones que respecto de tales enmiendas deseen hacer esos trabajadores por intermedio de la directiva de su Confederación. En consecuencia, no existe el peligro de que la iniciativa en cuestión se eternice, pues el proyecto dispone el plazo perentorio de 120 días para dictar el nuevo Estatuto de los Trabajadores del Cobre, en el cual se toman en cuenta, por lo menos, las modificaciones que el artículo en debate señala.

El señor AMPUERO.-

Es importante destacar que, en todo caso, demorara cuatro meses la tramitación de la reforma del Estatuto de los Trabajadores del Cobre; lapso durante el cual se mantendra la injusticia que todos estamos de acuerdo en condenar.

Por lo demas, la verdad estricta es que, aun cuando fija plazo, el proyecto no determina sanciones para el caso de prolongarse ese período, aun por razones ajenas a la voluntad del Primer Ivlandatario; de modo que en tal caso, para hacer efectiva la disposición, sólo cabría acusar constitucional- mente al señor Ministro. Muchas veces nos hemos encontrado con grandes dificultades para convenir y discutir un conjunto de disposiciones tan complejas como son las que deben regir las actividades de los obreros y empleados del cobre.

Por tal razón, si estamos de acuerdo, tal como explicaba denantes, ¿ qué inconveniente hay en hacer la corrección de inmediato ?

¿Quién pierde con ello? En verdad, los obreros del cobre consiguen lo que han obtenido todos los demas obreros del país y lo ganan con cuatro m%ses de anticipación. En consecuencia, a mi juicio, no hay ninguna razón para postergar nuestro pronunciamiento al respecto.

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 23. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 28 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE. CUARTO TRÁMITE.

El señor REYES (Presidente).-

Corresponde continuar la discusión del proyecto sobre establecimiento de normas para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los anexos de la sesión 16, en 26 de octubre de 1965, documento 2, pagina 874.

El señor WALKER (Prosecretario).-

En sesión de esta mañana, los Comités adoptaron los siguientes acuerdos para continuar la discusión del proyecto:

19) agrupar por materias las modificaciones que han sido rechazadas por la Cámara de Diputados, para realizar un solo debate respecto de cada grupo y votar los artículos que lo integran, conjunta o separadamente, al término de la misma discusión.

Los grupos de artículos a que se hace referencia son los siguientes:

a) artículos 22-D y 22-E del artículo 19, y artículos 28, 29, 31 y 7 transitorio (trabajadores);

b) artículos 30-a y 33-a del artículo 1, y artículo 6 (recursos) ;

c) artículos 39, 39 nuevo y 30 (inversiones mineras);

d) artículo 39 transitorio, nuevo, del artículo 19 (recursos Universidad de Chile);

e) artículos 59, 22, 23, 24, 25 y 89 transitorio (pequeña minería);

f) artículo 26 (pirquineros), y

g) artículo 69 transitorio (Código de Minería).

La discusión de los grupos de materias se hará en el orden indicado.

29) Prorrogar hasta las 9 esta sesión, convocada de 3 a 8.

El señor AMPUERO.-

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Para hacer algunas comparaciones y modificar ciertas conclusiones a que se llegó en el curso del debate, deseo recordar que en 1955, cuando se promulgó la ley 11.828, era Presidente de la República el señor Ibañez, y sus Ministros en las Carteras de Minas, Hacienda y Obras Públicas, los señores Lira, Recabarren y Yañez, respectivamente. Dicha ley contenía una disposición similar a la que estamos debatiendo y, asimismo, algunas otras que también podrían considerarse importantes conquistas sociales. Pero el Gobierno del señor Ibañez, que nunca se atrevió a llamarse revolucionario -mas bien, en concepto de algunos teóricos políticos, fue una administración reaccionaria en todas sus fases-, sancionó y promulgó una disposición exactamente igual a la que ahora se propone aprobar.

Como estos acontecimientos, que se producen mas o menos cada diez años -me refiero a las enmiendas a la legislación cuprera-, significan desde cualquier angulo que se los mire, una reacomodación comercial para las empresas, mayor vigor en sus operaciones y, en consecuencia, mas utilidades para sus accionistas, es necesario volver los ojos a su personal de obreros y empleados, para que éstos gocen siquiera de una remuneración mínima, como la consagrada en este artículo. Espero que los parlamentarios "revolucionarios" presentes en la Sala, sean al menos tan avanzados como lo fueron aquellos que acompañaron al Gobierno del señor Ibañez, en 1955, cuando ya los socialistas no formaban parte de ese Gobierno.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 23. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 28 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE. CUARTO TRÁMITE.

El señor REYES (Presidente).-

Corresponde continuar la discusión del proyecto sobre establecimiento de normas para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los anexos de la sesión 16, en 26 de octubre de 1965, documento 2, pagina 874.

El señor WALKER (Prosecretario).-

En sesión de esta mañana, los Comités adoptaron los siguientes acuerdos para continuar la discusión del proyecto:

19) agrupar por materias las modificaciones que han sido rechazadas por la Cámara de Diputados, para realizar un solo debate respecto de cada grupo y votar los artículos que lo integran, conjunta o separadamente, al término de la misma discusión.

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Intervención

Los grupos de artículos a que se hace referencia son los siguientes:

a) artículos 22-D y 22-E del artículo 19, y artículos 28, 29, 31 y 7 transitorio (trabajadores);

b) artículos 30-a y 33-a del artículo 1, y artículo 6 (recursos) ;

c) artículos 39, 39 nuevo y 30 (inversiones mineras);

d) artículo 39 transitorio, nuevo, del artículo 19 (recursos Universidad de Chile);

e) artículos 59, 22, 23, 24, 25 y 89 transitorio (pequeña minería);

f) artículo 26 (pirquineros), y

g) artículo 69 transitorio (Código de Minería).

La discusión de los grupos de materias se hará en el orden indicado.

29) Prorrogar hasta las 9 esta sesión, convocada de 3 a 8.

El señor AMPUERO.-

Quiero articular, hasta donde sea posible, la decisión parlamentaria con la voluntad expresada por el señor Ministro, en el propósito de no eludir totalmente el problema, sino de limitarlo a los términos contenidos en el artículo .

Alrededor de esta disposición se ha hecho mucho alarde. La cuantía de su costo se ha aumentado, lo cual exagera la magnitud del problema. Todos entendimos, cuando lo explicó el Honorable señor Gómez, que los recursos destinados a pagar indemnización por años de servicios a los empleados y obreros, constituyen un crédito de dichos servidores en contra de la empresa, condicionado a su retiro de ella. Todo lo que plantea el artículo es una entrega parcial y adelantada de fondos, ya que en todo caso los trabajadores los recibirán cuando terminen sus servicios. Como señala el Honorable señor Gómez, mediante la redacción actual del artículo y un posible veto aditivo, se podrá alcanzar acuerdo total.

Dos hechos son claros. Uno, que ningún obrero que tenga una cuenta insignificante hará uso de ella, porque seguramente no le servirá: la emplearan quienes tengan mas años de servicios. Ello, en la practica, no determinara el gasto cuantioso de que se ha informado en la prensa. Se podrá decir que no se entregaran los fondos mientras el obrero no cumpla determinado número de años de servicios. La otra, que puede ser procura atenuar esta súbita erogación mediante el mecanismo de la Corporación de la Vivienda o de las asociaciones de ahorro y préstamo. De esta manera, las compañías no tendrían que desembolsar en un momento la totalidad de los fondos que se les reclamaran. Tal como esta el plan habitacional, sería posible agregar una disposición adicional que permitiera, en forma inmediata, cumplir con su finalidad esencial. además, se haría un servicio al actual sistema financiero para construir viviendas. Como Sus Señorías saben, se ha llegado a cierto estancamiento, a una etapa un tanto crítica. Por un lado, existe falta de compradores y, en seguida, escasez de recursos. Mediante una inyección de nuevos recursos, que no serían de la cuantía señalada, sino mucho menores, se podría impedir que los fondos se esterilizaran hasta el

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término de la vida activa de los obreros y empleados. además, se podría lubricar el sistema actual de construcción, con notorias ventajas para el desarrollo económico del país.

Pienso que el artículo 22-E sólo pudo ser rechazado por la Cámara en virtud de temores infundados o por ligereza no del todo explicable. Si el partido de Gobierno no aceptó la nacionalización inmediata, pero insiste en asegurar que persigue una política de chilenización, no puede negarse a cumplir una etapa indispensable para realizar sus planes a largo plazo; la maxima chilenización del personal ejecutivo, directivo y técnico. No es una meta inalcanzable. Las actividades mas vitales de algunas minas están manejadas, por personal chileno. Este artículo no hace sino complementar lo dispuesto en el Código del Trabajo al establecer determinada cuota de contratación de personal chileno en las empresas. Por otra parte, la calidad y preparación de este personal son indiscutibles.

Estimo conveniente que el Senado insista en los artículos 22-D y 22-E, sin perjuicio de incluir en el primero de ellos, como ha sugerido el señor Ministro, una disposición restrictiva que lo haga menos gravoso para las empresas.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 22. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 28 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE. CUARTO TRAMITE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión del proyecto que establece normas sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 16º, en 26 de octubre de 1965, documento 2, página 874.

El señor REYES (Presidente).-

Estaba con la palabra el Honorable señor Chadwick.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, con referencia al artículo en debate, me parece interesante recordar algunas reflexiones formuladas por mí en oportunidades anteriores. Pero antes deseo expresar la natural extrañeza que nos produce la metamorfosis sufrida por el señor Ministro del Trabajo en cuanto a su ubicación frente a los problemas sociales de los trabajadores de la gran minería del cobre.

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El señor Thayer se ha enorgullecido aquí de haber sido abogado de la Confederación de los Trabajadores del .Cobre; pero, anticipándose al resultado concreto de los convenios, hizo un alegato en el sentido de que, dentro del criterio de las sociedades mixtas, corresponde en 25% defender los intereses del Estado y en 75% los de las empresas e inversionistas norteamericanos.

Este proceso es el que hemos denunciado como peligroso y catastrófico para la conducción de los asuntos laborales. Ya los Ministros del régimen operan como personeros de aquellas sociedades mixtas, asociando los intereses del Estado estrechamente a los de las compañías, también en lo referente a obstruir las conquistas, el avance y los progresos sociales que los trabajadores están reclamando.

En el caso de la jornada de trabajo, se han dado abundantes datos para demostrar su justicia.

Quiero añadir sin embargo que, como es conocido de la sala, desde el año 1955 al actual se ha producido una reducción de siete mil hombres dentro del personal ocupado en las minas. En efecto, la dotación de obreros y empleados a bajado de 24 mil a 17 mil en un lapso de diez años, o sea, durante el mismo período durante el cual la producción de la gran minería subió de 862 millones de libras a 1.162 millones. Es decir, no cabe la menor duda de que, adicionando al progreso técnico de la explotación, el rendimiento y la productividad de los trabajadores ha bajado.

La gran minería, como fuente de ocupación, hoy juega un papel mucho más precario que hace diez años. Esa es la verdad y esto es lo que justifica un esfuerzo legislativo para rebajar la jornada de trabajo a 40 horas semanales. Allí donde antes trabajaban cuatro obreros, ahora trabajan tres y se produce más.

Por otra parte, debo recordar también lo que dije en sesiones anteriores: la rebaja de la jornada a 40 horas por semana es la única forma de impedir el abuso en el esfuerzo físico de los empleados y obreros de la gran minería. En el hecho, al trabajar ahora 48 horas nominales, se están autorizando jornadas de 72 horas. Una enorme cantidad de obreros y empleados trabajan todo el sobretiempo que permite el Código del Trabajo, virtual- mente 72 horas semanales. Las compañías están interesadas en esto pues les representa una fuerte economía. Es evidente que un obrero que trabaja 12 horas diarias les significa un gran ahorro, aún considerando el pago del jornal extraordinario. Las compañías economizan, por tal concepto, los gastos de casa, luz, agua y una serie de servicios de tipo administrativo. Por su parte, los obreros, apremiados por la necesidad de incrementar sus ingresos, se tienen que someter a este férreo régimen.

Estimo que una de las consecuencias más naturales y positivas de la reducción de la jornada a 40 horas, es la de que, en el hecho, la jornada real no podrá exceder de 60 horas, tomando en cuenta las horas extraordinarias. Esa rebaja de la jornada de trabajo es el único procedimiento que permitiría, a la larga, aumentar el número de obreros y empleados ocupados en la gran minería, y reducir el esfuerzo físico a límites tolerables por el organismo humano.

Las razones antedichas abonan con exceso la posición mantenida por nosotros en forma inalterable en orden a reducir la jornada de trabajo a las 40 horas ya referidas.

A los problemas espirituales y de los conceptos sociales e ideológicos del señor Ministro del Trabajo, se agregan convicciones nuevas que lo están transformando en un adversario irreductible de las peticiones obreras.

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El señor Thayer pasará a la historia por haber sido el Ministro del Trabajo bajo cuyo mandato se ha realizado la más larga huelga de Chile: la Pesquera Sur de Iquique ha permanecido paralizada cerca de seis meses sin que se realizara ninguna gestión útil para terminar con una situación insostenible.

El señor Ministro del Trabajo, recogiendo las peores y más reaccionarias expresiones del Gobierno anterior, a sabiendas de que afirma inexactitudes, ha hecho una publicación de prensa por la cual acusa a la Confederación de Trabajadores del Cobre de obedecer a órdenes e incentivos políticos, negando toda justificación social al movimiento que ella encabeza y lleva a efecto disciplinadamente en los grandes minerales. Si tales cargos fueren hechos por un oligarca cualquiera conocedor de las faenas del cobre y los trabajadores mineros sólo por medio de la prensa o por referencias de la radio, uno, hasta cierto punto, podría tolerarlo; pero que los formule el ex abogado de la Confederación de Trabajadores, quien conoce uno a uno a sus dirigentes y sabe de su abnegación y sacrificios para elevar el nivel económico y social de un sector tan importante del proletariado chileno, no tiene derecho a utilizar tal lenguaje, a recoger semejantes expresiones y conceptos, pues sabe que al hacerlo así no está diciendo la verdad.

Y, para rematar las acciones del señor Ministro del Trabajo, a quien ya su propio partido está pensando en cambiar, en el día de hoy ha paralizado sus actividades la Línea Aérea Nacional, cuyo personal, en un movimiento sin precedentes, ha ido a la huelga. Todos los servicios de la empresa aérea estatal han sido suspendidos.

Pero, para afirmar el carácter represivo que paulatinamente va adquiriendo el Gobierno, bajo el impulso de determinados personeros, se ha ordenado al Cuerpo de Carabineros ocupar todas las oficinas e instalaciones de LAN.

Después de todo esto, no hay cara con que presentarse ante el Senado para seguir sosteniendo que lo que Chile vive es un proceso revolucionario. Ello constituye una enorme, gigantesca y trágica estafa. Nosotros, los Senadores socialistas, tenemos la obligación de utilizar estos episodios concretos, reales e irredargüibles para refutar a los personeros de la Democracia Cristiana, quienes, cada vez que deben enfrentarse a una reivindicación proletaria, a una reivindicación de los asalariados, nos piden calma y paciencia, porque en algunos decenios más, cuando el tercer o cuarto sucesor del señor Freí, militante de la Democracia Cristiana por cierto, ocupe la Presidencia de la República, deberá darse solución integral al problema, el cual ahora ni siquiera se aborda en forma parcial. Ello es un sofisma y una postergación inaudita de la solución que obreros y empleados reclaman imperativamente.

No nos extraña, en consecuencia, el nerviosismo que exhiben los señores Senadores de la Democracia Cristiana cuando, al cabo de algunas semanas de análisis exhaustivo de su política económico-social y de Ws concepciones ideológicas, se ha llegado a la conclusión final de que su revolución es una mentira y que el Gobierno del señor Frei sigue las aguas de todos los Gobiernos de la peor reacción chilena.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 22. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 28 de octubre de 1965.

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CONVENIOS DEL COBRE. CUARTO TRAMITE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión del proyecto que establece normas sobre producción, manufactura y comercio del cobre.

-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 16º, en 26 de octubre de 1965, documento 2, página 874.

El señor REYES (Presidente).-

Estaba con la palabra el Honorable señor Chadwick.

El señor AMPUERO.-

Pido la palabra, señor Presidente.

Tengo interés, ya que el tema se ha tocado por segunda vez en el curso de este debate, en explicar nuestra actitud frente al proyecto de reforma constitucional, por ser yo el compañero responsable del partido en la Comisión respectiva.

Ayer se refirió a esta materia el Honorable señor Prado y hoy lo ha hecho el Honorable señor Gumucio, anticipando que el Partido Socialista, en este tema como en otros, estaría animado por espíritu obstruccionista.

Debemos empezar por decir que late- forma constitucional está en la Comisión de Legislación, que es presidida, precisamente, por el Honorable señor Prado; de manera que el señor Senador tiene en sus manos los procedimientos reglamentarios para dar al trabajo de esa Comisión el ritmo que desee.

Su Señoría sabe que el Senador que habla ha estado dispuesto a participar en todas las sesiones a las cuales él convoque y que ha estado presente en las ya realizadas. Además, en la Comisión, y en gran parte por iniciativa mía, se ha adoptado un procedimiento que nos permite abocarnos de inmediato a la discusión concreta de las enmiendas despachadas por la Cámara de Diputados. Si no hemos pasado del artículo 2'>, no es culpa mía -probablemente, de nadie-, incluso, si alguien tiene mayor cuota de responsabilidad, sería el presidente de la Comisión, como ocurre en todos los cuerpos colegiados. En tercer lugar, se ha sugerido que el Partido Socialista, mediante sus personeros del FRAP, estaría enarbolando ciertas concepciones jurídicas destinadas a innovar en cuanto al procedimiento de la discusión de la reforma constitucional. No es el momento de plantear la cuestión ni menos de dilucidarlo; pero debo adelantar que la tesis sostenida por nosotros en el seno de la Comisión, es exactamente la misma mantenida por los representantes

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de la Izquierda y, en forma muy especial, por el Honorable señor Contreras Labai'- ca, en 1943. Nuestra posición respecto de este problema de derecho es la misma de hace veinte y dos años. En consecuencia,...

El señor PABLO.-

-Una excepción.

El señor AMPUERO.-

. . .se comete una gran injusticia y se incurre en una ligereza imperdonable si se nos señala ahora a nosotros, los miembros del FRAP, como innovando una interpretación jurídica con propósito obstruccionista.

Deseo que, al menos en este aspecto, queden las cosas claras y no se comience a deslizar, como ha ocurrido en algunos sectores de la prensa, que nosotros no tendríamos el deseo de despachar pronto y 'o mejor posible la reforma constitucional. El señor CORBALAN (don Salomón).- Para terminar, nosotros insistiremos en este artículo. No puedo asegurar que vayamos a obtener una victoria. Hasta ahora, ha sido prácticamente imposible romper el muro de granito que ha construido la Democracia Cristiana para oponerse a todas estas reivindicaciones de tipo social. Sin embargo, debemos dejar en claro que la política seguida en el aspecto laboral por el Ministerio del Trabajo y Previsión Social en el curso del primer año de mandato del señor Frei, en nada se diferencia de la política aplicada en tal sentido por , el señor Alessandri u otro Gobierno. Por lo contrario, ahora nos encontramos con que el señor Ministro de Trabajo y Previsión Social, sostiene la tesis de que el Gobierno coincide con los patrones en defender mayores utilidades para obtener mayor tributación y, en consecuencia, frente a los gremios y a sus justas reivindicaciones, surge un criterio totalmente novedoso. Y ése es el sentido revolucionario de la revolución en libertad en el aspecto laboral: unir los intereses del Estado, en este aspecto, con los del patrón, para enfrentar a la clase trabajadora.

Deseo manifestar también que en las palabras del Honorable señor Gumucio hubo acusaciones absolutamente gratuitas para un compañero nuestro que tuvo la alta responsabilidad de conducir durante dos años, como presidente d<í ella, la Central Unica de Trabajadores, que agrupa a todos los trabajadores de Chile. El compañero Núñez cumplió leal y firmemente, en defensa de los intereses de los trabajadores chilenos, y la Central Unica de Trabajadores siempre estuvo atenta a defender las reivindicaciones y también a opinar sobre asuntos atinentes al interés nacional, pues los trabajadores no pueden marginarse de una opinión que exprese un pensamiento relacionado con el curso político o el destino de Chile, en todos los aspectos que se discutan en el Congreso y que sean de trascendencia, porque siempre está de por medio el interés del país, a veces en contra de las empresas extranjeras, otras en contra de los empresarios nacionales. Por lo tanto, los trabajadores tienen la obligación de adoptar una actitud y expresar un pensamiento. Y el compañero Núñez siempre manifestó el pensamiento de los trabajadores de Chile, el pensamiento «»de la mayoría nacional, el pensamiento de aquellos que están construyendo el destino de nuestra patria, con el esfuerzo de su trabajo.

Por lo tanto, aquí no se trata de maquinaciones ni de operaciones hechas en la obscuridad para

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usar todos los instrumentos de presión y lanzarlos en contra del Gobierno. No, señor Presidente. Aquí se trata de ver dónde está el interés del país, dónde está el de los trabajadores y dónde está el de los enemigos de los trabajadores. Y desde ese punto de vista, tanto la Confederación de Trabajadores del Cobre como la Central Unica de Trabajadores, siempre han sabido defender, digna y valientemente, los intereses de nuestro país.

El Honorable señor Allende me ha pedido una interrupción, que se la concedo gustoso.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 27. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 3 de noviembre de 1965.

CREACION DE LA COMUNA - SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Corresponde ocuparse en el proyecto que crea la comuna - subdelegación de Isla de Pascua.

El proyecto está informado por las Comisiones de Gobierno, de Legislación, y de Hacienda.

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296º (noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los informes figuran en los Anexos de la sesión 25º, en 2 de noviembre de 1965, documentos Nºs. 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246, respectivamente.

El señor AMPUERO.-

Hace más de 10 años, cuando ingresé al Senado, viajé a la isla de Pascua con el propósito de conocer la verdadera naturaleza de los problemas que .ella enfrenta. Desde entonces hasta ahora, he procurado mantenerme próximo a los estudios, investigaciones y anhelos de los propios pascuenses, muchos de los cuales, jóvenes, llegan a estudiar al continente y han mantenido vinculaciones con el Senador que alguna vez conocieron en su propia tierra.

Quiero decir, procurando reflejar mi propia experiencia, que la legislación que ahora discutimos me parece buena en sentido puramente experimental. No creo, de manera alguna, que tengamos los antecedentes de juicio necesarios para pensar que pueda ser una legislación inamovible y definitiva. Es sólo un paso adelante.

Desde el régimen de facto que virtual-mente imperaba en Pascua, al "status" jurídico que ahora se aprueba, hay indudable progreso, y ese progreso fue antecedido, a su vez, por la liquidación y desahucio del contrato con Williamson Balfour durante la Administración del señor Ibáñez y mientras nuestra colectividad era partido de Gobierno. Fue la primera medida destinada a terminar con situaciones de evidente injusticia para los pascuenses.

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Ahora bien, dentro de ese criterio limitado, de esa concepción de una legislación experimental, temo que estemos cometiendo graves errores difíciles de evitar.

Los señores Senadores deben tomar en cuenta que los antecedentes antropológicos y psicológicos y las características demográficas y sociales de la isla, son absolutamente distintas de las que caracterizan a la población continental.

Desde luego, salvo mi opinión respecto de algunos artículos de carácter penal, pues tengo la absoluta evidencia de que, ,por ejemplo, en materia de delitos contri". las personas o la propiedad, la concepción del pascuense es totalmente diferente de la nuestra; las nociones morales que han inspirado determinadas legislaciones penales allá no existen. De ahí que yo prefiera en todo caso, la discrecionalidad tan amplia que se da a los jueces para resolver ante cualquiera legislación rígida, porque no seríamos capaces de interpretar la mentalidad de los pascuenses.

Por eso, debemos aprobar el proyecto de ley en general, en el entendido de que es un avance y en espera de que el tiempo nos demuestre sus defectos, a fin de estar predispuestos a modificar lo que hoy aprobamos, si la experiencia nos aconseja hacerlo, como seguramente ocurrirá.

Deseo, en seguida, referirme a las reflexiones del Honorable Senador Contreras respecto del problema de la propiedad.

Para ser justos debemos decir que el régimen de propiedad civil sobre las tierras de Pascua es muy incierto. Cuando en 1888 llegó a esa isla el oficial de marina Policarpo Toro, los jefes de familia suscribieron un documento en virtud del cual hicieron entrega de la soberanía de la isla al Gobierno de Chile. Pero de ese documento, no puede entenderse que hicieron entrega de las tierras que les pertenecían. En mi opinión, si queremos ser justos, debemos reconocer que los terrenos de la isla pertenecen a los pascuenses.

En lo que discrepo de mi Honorable colega señor Contreras es en la posibilidad de entregar dichas tierras en forma de parcelas y de propiedad individual. Ello sería, en mi opinión, un grave error. Primero, error económico, porque tal medida conduciría inevitablemente el minifundio en una isla de superficie muy exigua, donde el crecimiento demográfico no deja de ser grande y donde, dentro de poco tiempo, las tierras no serán suficientes para la subsistencia de una familia.

En seguida, si se abriera la posibilidad de que ellas fueran sometidas al régimen común de la propiedad civil, pasarían, en definitiva, a manos que no interesa que las controlen, o sea, se restablecería, para ser claros, el viejo dominio de las sociedades anónimas y comerciales que desde el viejo continente dirigían allá un latifundio muy característico y parecido a las viejas propiedades feudales. En resumen, creo que la disposición debe entenderse en el sentido de que al mantener la propiedad fiscal de las tierras, la posibilidad eventual de concesión tiene por objeto favorecer a los isleños, a los nativos. Personalmente, me inclino más a la entrega definitiva de la tierra a la Municipalidad, sea en forma de municipalización de la propiedad territorial, sobre la cual pudiera establecerse un sistema de trabajo cooperativo, similar al que recomendamos para las tierras de Magallanes, por las características de explotación, fundamentalmente extensiva, de pastos naturales que se aprovechan en la crianza de ovejas.

Me parece difícil que un cultivo como ése pueda mantenerse en propiedades pequeñas. De manera que, desde el punto de vista agronómico, económico, demográfico y social, la solución está en mantener, mientras tanto, la propiedad del Estado, con la posibilidad de entregarla en concesión ulteriormente a la Municipalidad ,y aplicar un régimen de explotación cooperativo, pero

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que sean los isleños quienes aprovechen el rendimiento de los suelos, que, a mi juicio, 'nunca salieron realmente de su dominio, si nos atenemos a los antecedentes históricos.

En seguida, deseo también manifestar el apoyo de Los Senadores socialistas a la idea de que la isla tenga un Diputado propio. La simple agregación del departa mentó de Pascua a la provincia de Valparaíso implica una ficción democrática y representativa. Significa que los pascuenses no tendrán ningún representante o, en el mejor de los casos, serán utilizados como paquete electoral para favorecer al candidato de las preferencias de las autoridades administrativas.

La única manera auténtica de que la voz de la isla de Pascua se escuche en el Parlamento chileno, sería que, no obstante lo exiguo de su población, pudiese tener un representante directo en la Cámara, aun cuando sus facultades fueran limitadas y no exactamente las mismas de los Diputados del resto del territorio. Planteo este punto como una simple observación marginal.

Debo también recoger lo manifestado por el Honorable señor Bossay en cuanto a la libertad de transporte o movilización en el territorio nacional, que consigna la Constitución para todos los chilenos. En el caso de la isla de Pascua, ese derecho es en absoluto ficticio, pues materialmente no se puede traducir en hechos. En efecto, como la isla está a cuatro mil kilómetros de la costa chilena, nadie, ni menos los pascuenses, puede financiar el viaje de ida y vuelta cuando desee visitar el resto del territorio nacional. Por lo demás, las acomodaciones para pasajeros en los barcos que hacen el viaje regular son muy escasas. Hasta hace poco lo hacía el transporte "Presidente Pinto", relativamente grande, pero ahora está en Talcahuano, al parecer, sometido a una larga reparación, si no destinado al desguace final. Los viajes se hacen en corbetas o pequeños barcos, virtualmente sin capacidad de transporte de pasajeros.

Más que como objetivo comercial, para hacer efectiva la posibilidad de que los pascuenses se trasladen a cualquier lugar del territorio, debe instalarse, a mi juicio, de algún modo una línea regular de barcos entre el continente y Hanga Roa, lo cual no sería excesivamente caro: Si es cierto que la Corporación de Fomento estudia un plan efectivo para incrementar la producción, con el tiempo esos viajes-podrían ser perfectamente financiados. Desde hace 10 ó 12 años, sigo más o menos de cerca la vida de la isla de Pascua. No menos de cinco o seis organismos del Estado han ido a estudiar el terreno y elaborado informes voluminosos, para finalmente no hacer nada o interrumpir en forma abrupta sus labores. Pues bien, la COREO podría ser el organismo idóneo para terminar con esa tradicional indolencia gubernativa. Espero que sus promesas se cumplan esta vez.

En cuanto al financiamiento, suscribo las observaciones formuladas por el Honorable señor Gómez, en el sentido de que se están quitando a zonas abandonadas del norte del país recursos indispensables, cuyo destino no podría ser otro que el señalado en la ley de Presupuestos, sea para este año o para el próximo; de manera tal que en este aspecto expresaremos concretamente nuestra opinión al proponer, suscribir o votar determinadas indicaciones.

En general, al aprobar el proyecto, estamos eliminando, a mi juicio, un factor de error en la visión que los extranjeros tienen de nuestro país. Estamos realizando un acto de justicia con relación a un grupo humano pequeño; pero tal vez, por eso mismo, implica una especie de desafío a nuestra capacidad para asimilar a un sector demográfico de caracteres étnicos tan diferentes de los nuestros. En mi opinión, la loca geografía de Chile agrega una incongruencia más al entregarnos la tarea de estimular el desarrollo, la libertad y la vida de la isla de Pascua.

Con lo que vamos a aprobar esta tarde damos un gran paso adelante, y en lo futuro las personas

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interesadas podrán hacernos llegar nuevas ideas que tiendan a una reforma, cuando lo aconseje así la experiencia ganada en esta primera fase.

En general, estas son las observaciones que nos merece el proyecto en discusión.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 27. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 3 de noviembre de 1965.

CREACION DE LA COMUNA - SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Corresponde ocuparse en el proyecto que crea la comuna - subdelegación de Isla de Pascua.

El proyecto está informado por las Comisiones de Gobierno, de Legislación, y de Hacienda.

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296º (noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los informes figuran en los Anexos de la sesión 25º, en 2 de noviembre de 1965, documentos Nºs. 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246, respectivamente.

El señor AMPUERO.-

Deseo recordar un pequeño detalle que parece no haber sido tomado en cuenta.

En verdad, hay dos sectores, desde el punto de vista de la ocupación territorial de la isla: uno, es él pueblo de Hanga Roa, donde virtualmente están asentadas las casas de toda la población y de algunos funcionarios continentales; el otro, el resto de la isla, que es un gran precio de explotación ganadera.

A mi modo de ver, no habría ningún inconveniente -incluso, sería sensato- en entregar títulos de dominio dentro del casco del pueblo, para que las casas construidas en esos pequeños predios también estén sólidamente asentadas desde el punto de vista jurídico. Pero mis reflexiones se dirigían más bien al predio agrícola ganadero : que se mantuviera indiviso, ojalá entregado a la Municipalidad y trabajado en forma de cooperativa.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 27. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 3 de noviembre de 1965.

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Intervención

CREACION DE LA COMUNA - SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Corresponde ocuparse en el proyecto que crea la comuna - subdelegación de Isla de Pascua.

El proyecto está informado por las Comisiones de Gobierno, de Legislación, y de Hacienda.

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296º (noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los informes figuran en los Anexos de la sesión 25º, en 2 de noviembre de 1965, documentos Nºs. 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246, respectivamente.

El señor AMPUERO.-

Precisamente, el debate está demostrando la necesidad de mantener gran vigilancia sobre el desarrollo de la isla de Pascua en lo futuro, pues, sin duda, hay que poner bastante imaginación para buscar fórmulas adecuadas a una situación territorial y humana tan singular.

La idea auspiciada personalmente por el Senador que habla, que no se empresa en forma literal en el proyecto, es llegar, en definitiva, a una propiedad municipal sobre el territorio que en la actualidad tiene explotación ganadera. A mi juicio, no sería muy difícil al fisco desprenderse de la propiedad que actualmente tiene y transferirla a la Municipalidad, con algunas condiciones, entre las cuales podría estar la de que hubiera una dirección técnica, entregada a la Corporación de Fomento de la Producción, durante cierto lapso, a lo menos ; es decir, una fórmula -repito- muy parecida a la que años atrás discutimos en el Senado con relación a las tierras de Magallanes, cuando nos oponíamos a parcelarlas y pedimos mantener las grandes unidades de explotación sobre la base de trabajo cooperativo, pero, al mismo tiempo, con la ingerencia técnica y directa de algún organismo del Estado.

Una fórmula de ese tipo sería viable en la isla de Pascua y cumpliría todas las condiciones fundamentales para ser justa.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 32. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 10 de noviembre de 1965.

CREACION DE LA COMUNA-SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

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En el Orden del Día, corresponde ocuparse, en primer término, en el segundo informe de las Comisiones de Gobierno y Hacienda, unidas recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados que crea la comuna subdelegación de Isla de Pascua.

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296 {noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los primeros informes están contenidos en los Anexos de la sesión 25 , en 2 de noviembre de 1965, documentos N s 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246; el segundo informe aparece en los de la de hoy, documento 2, página 1408.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Según lo expresado por las Comisiones unidas, de conformidad con el inciso primero del artículo 106 del Reglamento, deben quedar aprobados de inmediato los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Gobierno, en los términos modificados por las Comisiones de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y de Hacienda; 1 a 37, ambos inclusive; 39; 41 a 48, ambos inclusive; 52, 53 y los cuatro artículos transitorios.

En primer lugar, el Senado debe pronunciarse sobre el artículo 38, antes artículo 39. Las Comisiones proponen reemplazarlo por el siguiente:

"Facúltase al Presidente de la República para otorgar a personas naturales chilenas títulos de dominio en los territorios fiscales urbanos de Isla de Pascua en conformidad a las normas contenidas en el Decreto Reglamentario N° 2354, de 19 de mayo de 1933, del Ministerio de Tierras y Colonización, publicado en el Diario Oficial de junio de 1933.

"El otorgamiento por el Presidente de la República de título de dominio sobre tierras fiscales rurales en el Departamento e Isla de Pascua se regirá por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 65, de 1960, y sus modificaciones posteriores, en lo que le fueren aplicables, de acuerdo con la naturaleza y la ubicación de los terrenos.

"El Presidente de la República, dentro del plazo de ciento veinte días, contado desde la fecha de esta ley, procederá a establecer por Decreto Supremo la ubicación de los terrenos a los cuales se aplicará lo establecido en el inciso anterior.

"Los terrenos fiscales de Isla de Pascua que no se encuentren comprendidos en los incisos anteriores sólo podrán entregarse en concesión de explotación a la Municipalidad de Isla de Pascua, a personas naturales chilenas agrupadas en cooperativas, a organismos fiscales, semifiscales y de administración autónoma, a servicios de utilidad pública, a la Corporación de Fomento de la Producción o a algunas de sus empresas o sociedades filiales.

"Dentro del plazo de ciento veinte días el Presidente de la República determinará las disposiciones del Decreto con Fuerza de Ley N'? 65, de 1960 y del Decreto Reglamentario 2354, de 1933, que se aplicarán en el Departamento de Isla de Pascua. Dentro del plazo señalado, podrá, además, establecer el procedimiento para él otorgamiento de títulos."

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Quiero preguntar al Honorable señor Bossay si no cree necesario otorgar concesiones al Servicio Nacional de Salud o a algún servicio de utilidad pública para la administración del agua potable en la isla, por ejemplo. ¿Quién administrará el agua potable?

Creo que hay confusión al respecto, porque este inciso reserva las concesiones de explotación - debe entenderse, por lo tanto, que se trata de explotaciones agropecuarias de la isla- a determinadas instituciones. No impide al fisco, como dueño absoluto del terreno, dar un cuarto de cuadra para establecer, por ejemplo, escuelas agrícolas.

El señor CURTI.-

Eso es lo que la Mesa ha creído entender.

El señor AMPUERO.-

Además, dentro del área denominada reserva hay 2 mil hectáreas en las cuales el fisco puede instalar los servicios públicos que desee. Indudablemente, puede hacerlo de conformidad con las normas generales establecidas en la legislación.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 32. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 10 de noviembre de 1965.

CREACION DE LA COMUNA-SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

En el Orden del Día, corresponde ocuparse, en primer término, en el segundo informe de las Comisiones de Gobierno y Hacienda, unidas recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados que crea la comuna subdelegación de Isla de Pascua.

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296 {noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los primeros informes están contenidos en los Anexos de la sesión 25 , en 2 de noviembre de 1965, documentos N s 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246; el segundo informe aparece en los de la de hoy, documento 2, página 1408.

El señor WALKER (Prosecretario).-

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Intervención

Según lo expresado por las Comisiones unidas, de conformidad con el inciso primero del artículo 106 del Reglamento, deben quedar aprobados de inmediato los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Gobierno, en los términos modificados por las Comisiones de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y de Hacienda; 1 a 37, ambos inclusive; 39; 41 a 48, ambos inclusive; 52, 53 y los cuatro artículos transitorios.

En primer lugar, el Senado debe pronunciarse sobre el artículo 38, antes artículo 39. Las Comisiones proponen reemplazarlo por el siguiente:

"Facúltase al Presidente de la República para otorgar a personas naturales chilenas títulos de dominio en los territorios fiscales urbanos de Isla de Pascua en conformidad a las normas contenidas en el Decreto Reglamentario N° 2354, de 19 de mayo de 1933, del Ministerio de Tierras y Colonización, publicado en el Diario Oficial de junio de 1933.

"El otorgamiento por el Presidente de la República de título de dominio sobre tierras fiscales rurales en el Departamento e Isla de Pascua se regirá por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 65, de 1960, y sus modificaciones posteriores, en lo que le fueren aplicables, de acuerdo con la naturaleza y la ubicación de los terrenos.

"El Presidente de la República, dentro del plazo de ciento veinte días, contado desde la fecha de esta ley, procederá a establecer por Decreto Supremo la ubicación de los terrenos a los cuales se aplicará lo establecido en el inciso anterior.

"Los terrenos fiscales de Isla de Pascua que no se encuentren comprendidos en los incisos anteriores sólo podrán entregarse en concesión de explotación a la Municipalidad de Isla de Pascua, a personas naturales chilenas agrupadas en cooperativas, a organismos fiscales, semifiscales y de administración autónoma, a servicios de utilidad pública, a la Corporación de Fomento de la Producción o a algunas de sus empresas o sociedades filiales.

"Dentro del plazo de ciento veinte días el Presidente de la República determinará las disposiciones del Decreto con Fuerza de Ley N'? 65, de 1960 y del Decreto Reglamentario 2354, de 1933, que se aplicarán en el Departamento de Isla de Pascua. Dentro del plazo señalado, podrá, además, establecer el procedimiento para él otorgamiento de títulos."

El señor AMPUERO.-

¿Me permite una interrupción. Honorable colega?

Creo que se ha comprendido en forma cabal el alcance de la disposición, la cual tiene, tal vez, un defecto de forma. Probablemente, se debió establecer que la norma general es otorgar concesiones y que por excepción el Presidente de la República fijará la faja o superficie de los terrenos a que podría aplicarse lo dispuesto en el D.F.L. 65. En todo caso, no existe contrasentido real. Pero, al parecer, falta algo: la facultad para que el Presidente de la República, dentro del plazo de 120 días, pueda determinar, no sólo la ubicación, sino también la extensión de los terrenos que estarán sometidos a este régimen. Ha habido una omisión...

El señor BULNES SANFUENTES.-

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Intervención

En la individualización de los terrenos.

El señor AMPUERO.-

.. .en cuanto a la extensión o individualización de los terrenos a los cuales se aplicará el mencionado decreto con fuerza de ley.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 32. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 10 de noviembre de 1965.

CREACION DE LA COMUNA-SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

En el Orden del Día, corresponde ocuparse, en primer término, en el segundo informe de las Comisiones de Gobierno y Hacienda, unidas recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados que crea la comuna subdelegación de Isla de Pascua.

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296 {noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los primeros informes están contenidos en los Anexos de la sesión 25 , en 2 de noviembre de 1965, documentos N s 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246; el segundo informe aparece en los de la de hoy, documento 2, página 1408.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Según lo expresado por las Comisiones unidas, de conformidad con el inciso primero del artículo 106 del Reglamento, deben quedar aprobados de inmediato los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Gobierno, en los términos modificados por las Comisiones de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y de Hacienda; 1 a 37, ambos inclusive; 39; 41 a 48, ambos inclusive; 52, 53 y los cuatro artículos transitorios.

En primer lugar, el Senado debe pronunciarse sobre el artículo 38, antes artículo 39. Las Comisiones proponen reemplazarlo por el siguiente:

"Facúltase al Presidente de la República para otorgar a personas naturales chilenas títulos de dominio en los territorios fiscales urbanos de Isla de Pascua en conformidad a las normas contenidas en el Decreto Reglamentario N° 2354, de 19 de mayo de 1933, del Ministerio de Tierras y Colonización, publicado en el Diario Oficial de junio de 1933.

"El otorgamiento por el Presidente de la República de título de dominio sobre tierras fiscales

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rurales en el Departamento e Isla de Pascua se regirá por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 65, de 1960, y sus modificaciones posteriores, en lo que le fueren aplicables, de acuerdo con la naturaleza y la ubicación de los terrenos.

"El Presidente de la República, dentro del plazo de ciento veinte días, contado desde la fecha de esta ley, procederá a establecer por Decreto Supremo la ubicación de los terrenos a los cuales se aplicará lo establecido en el inciso anterior.

"Los terrenos fiscales de Isla de Pascua que no se encuentren comprendidos en los incisos anteriores sólo podrán entregarse en concesión de explotación a la Municipalidad de Isla de Pascua, a personas naturales chilenas agrupadas en cooperativas, a organismos fiscales, semifiscales y de administración autónoma, a servicios de utilidad pública, a la Corporación de Fomento de la Producción o a algunas de sus empresas o sociedades filiales.

"Dentro del plazo de ciento veinte días el Presidente de la República determinará las disposiciones del Decreto con Fuerza de Ley N'? 65, de 1960 y del Decreto Reglamentario 2354, de 1933, que se aplicarán en el Departamento de Isla de Pascua. Dentro del plazo señalado, podrá, además, establecer el procedimiento para él otorgamiento de títulos."

El señor AMPUERO.-

¿Me permite, señor Senador?

Hubo acuerdo en las Comisiones unidas para distinguir tres tipos de terrenos, con relación a la forma de explotación o a los títulos que se otorgarán sobre ellos; primero, urbanos, acerca de los cuales se reconoce la necesidad de que haya un sistema de dominio privado. Estos serán predios pequeños, donde estará instalada una vivienda y algún huerto. Segundo, lo que actualmente se conoce como reserva fisca], destinada a establecer pequeñas parcelas complementarias de la parte urbana, para la producción doméstica.

El señor BULNES SANFUENTES.-

Agrícola.

El señor AMPUERO.-

En tercer lugar, los fundos fiscales, destinados en la Actualidad a la explotación ganadera.

Asiste razón al Honorable señor Bulnes en cuanto a que las dos últimas categorías, técnica y jurídicamente, son rurales. Pero lo que se pretende es estipular un doble sistema en esa superficie, que permita el establecimiento de la propiedad privada en 4 ó 5 hectáreas alrededor de la ciudad, y mantener el resto en manos del fisco. Tengo entendido que la misión de la Mesa de la Comisión fue dar una versión adecuada al inciso primero, a fin de permitir la remodelación y el otorgamiento de títulos de dominio en el sector urbano, para los fines ya explicados y, por otra parte, para que el Presidente de la República pueda fijar la superficie de aquella parte que ahora,

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en forma un tanto ambigua, se denomina reserva fiscal, donde también habrá posibilidades de establecer algún sistema de dominio privado sobre parcelas de hasta cinco hectáreas. El resto, que, sino me equivoco, representa alrededor de 15 mil hectáreas y que en la actualidad se conoce como fundo fiscal, quedará definitivamente en manos del fisco; o sea, será propiedad del Estado. En este último sector no se concederían derechos de dominio a particulares, sino únicamente, y aun con limitaciones, a determinadas instituciones, como la Municipalidad o las cooperativas constituidas por los naturales o habitantes de la isla.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 32. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 10 de noviembre de 1965.

CREACION DE LA COMUNA-SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

En el Orden del Día, corresponde ocuparse, en primer término, en el segundo informe de las Comisiones de Gobierno y Hacienda, unidas recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados que crea la comuna subdelegación de Isla de Pascua.

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296 {noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los primeros informes están contenidos en los Anexos de la sesión 25 , en 2 de noviembre de 1965, documentos N s 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246; el segundo informe aparece en los de la de hoy, documento 2, página 1408.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Según lo expresado por las Comisiones unidas, de conformidad con el inciso primero del artículo 106 del Reglamento, deben quedar aprobados de inmediato los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Gobierno, en los términos modificados por las Comisiones de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y de Hacienda; 1 a 37, ambos inclusive; 39; 41 a 48, ambos inclusive; 52, 53 y los cuatro artículos transitorios.

En primer lugar, el Senado debe pronunciarse sobre el artículo 38, antes artículo 39. Las Comisiones proponen reemplazarlo por el siguiente:

"Facúltase al Presidente de la República para otorgar a personas naturales chilenas títulos de dominio en los territorios fiscales urbanos de Isla de Pascua en conformidad a las normas contenidas en el Decreto Reglamentario N° 2354, de 19 de mayo de 1933, del Ministerio de Tierras y Colonización, publicado en el Diario Oficial de junio de 1933.

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Intervención

"El otorgamiento por el Presidente de la República de título de dominio sobre tierras fiscales rurales en el Departamento e Isla de Pascua se regirá por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 65, de 1960, y sus modificaciones posteriores, en lo que le fueren aplicables, de acuerdo con la naturaleza y la ubicación de los terrenos.

"El Presidente de la República, dentro del plazo de ciento veinte días, contado desde la fecha de esta ley, procederá a establecer por Decreto Supremo la ubicación de los terrenos a los cuales se aplicará lo establecido en el inciso anterior.

"Los terrenos fiscales de Isla de Pascua que no se encuentren comprendidos en los incisos anteriores sólo podrán entregarse en concesión de explotación a la Municipalidad de Isla de Pascua, a personas naturales chilenas agrupadas en cooperativas, a organismos fiscales, semifiscales y de administración autónoma, a servicios de utilidad pública, a la Corporación de Fomento de la Producción o a algunas de sus empresas o sociedades filiales.

"Dentro del plazo de ciento veinte días el Presidente de la República determinará las disposiciones del Decreto con Fuerza de Ley N'? 65, de 1960 y del Decreto Reglamentario 2354, de 1933, que se aplicarán en el Departamento de Isla de Pascua. Dentro del plazo señalado, podrá, además, establecer el procedimiento para él otorgamiento de títulos."

El señor AMPUERO.-

Pedí la interrupción, precisamente con el objeto de que podamos entendernos.

A mi juicio, sería excesivo que la ley fijara la superficie en hectáreas. En todo caso, como está redactado el inciso 3 , se establece la obligatoriedad de individualizar perfectamente los terrenos en un plazo de 120 días. De manera que si sólo diéramos facultades para determinar la ubicación, crearíamos una gran indeterminación. Por ese motivo, prefiero que se hable de "extensión y ubicación de los terrenos", que determinará el Presidente de la República con cierta discrecionalidad, en el plazo de 120 días.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 32. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 10 de noviembre de 1965.

CREACION DE LA COMUNA-SUBDELEGACION DE ISLA DE PASCUA.

El señor WALKER (Prosecretario).-

En el Orden del Día, corresponde ocuparse, en primer término, en el segundo informe de las Comisiones de Gobierno y Hacienda, unidas recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados que crea la comuna subdelegación de Isla de Pascua.

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Intervención

-El proyecto figura en el volumen I de la legislatura 296 {noviembre de 1964 a mayo de 1965), página 1030. Los primeros informes están contenidos en los Anexos de la sesión 25 , en 2 de noviembre de 1965, documentos N s 1, 2 y 3, páginas 1220, 1241 y 1246; el segundo informe aparece en los de la de hoy, documento 2, página 1408.

El señor WALKER (Prosecretario).-

Según lo expresado por las Comisiones unidas, de conformidad con el inciso primero del artículo 106 del Reglamento, deben quedar aprobados de inmediato los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Gobierno, en los términos modificados por las Comisiones de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y de Hacienda; 1 a 37, ambos inclusive; 39; 41 a 48, ambos inclusive; 52, 53 y los cuatro artículos transitorios.

En primer lugar, el Senado debe pronunciarse sobre el artículo 38, antes artículo 39. Las Comisiones proponen reemplazarlo por el siguiente:

"Facúltase al Presidente de la República para otorgar a personas naturales chilenas títulos de dominio en los territorios fiscales urbanos de Isla de Pascua en conformidad a las normas contenidas en el Decreto Reglamentario N° 2354, de 19 de mayo de 1933, del Ministerio de Tierras y Colonización, publicado en el Diario Oficial de junio de 1933.

"El otorgamiento por el Presidente de la República de título de dominio sobre tierras fiscales rurales en el Departamento e Isla de Pascua se regirá por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 65, de 1960, y sus modificaciones posteriores, en lo que le fueren aplicables, de acuerdo con la naturaleza y la ubicación de los terrenos.

"El Presidente de la República, dentro del plazo de ciento veinte días, contado desde la fecha de esta ley, procederá a establecer por Decreto Supremo la ubicación de los terrenos a los cuales se aplicará lo establecido en el inciso anterior.

"Los terrenos fiscales de Isla de Pascua que no se encuentren comprendidos en los incisos anteriores sólo podrán entregarse en concesión de explotación a la Municipalidad de Isla de Pascua, a personas naturales chilenas agrupadas en cooperativas, a organismos fiscales, semifiscales y de administración autónoma, a servicios de utilidad pública, a la Corporación de Fomento de la Producción o a algunas de sus empresas o sociedades filiales.

"Dentro del plazo de ciento veinte días el Presidente de la República determinará las disposiciones del Decreto con Fuerza de Ley N'? 65, de 1960 y del Decreto Reglamentario 2354, de 1933, que se aplicarán en el Departamento de Isla de Pascua. Dentro del plazo señalado, podrá, además, establecer el procedimiento para él otorgamiento de títulos."

El señor AMPUERO.-

No presumo de experto en cuestiones pascuenses. El viaje que efectué, lo hice hace ya diez años, de manera que mi juicio tiene valor relativo.

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Intervención

Creo que, en general, no han cambiado mucho las cosas y que la atención prestada por Chile a la isla ha sido muy reducida.

Indudablemente, ahora se requiere un esfuerzo grande que justifique la cuantía de los recursos puestos a disposición de este plan, y a eso quería referirme de paso con relación a las palabras del Honorable señor González Madariaga. A mi juicio, es el momento de hacer una inversión importante. Aunque parezca exagerada, no lo es si tomamos en cuenta los largos años de atención precaria que ha tenido la población isleña.

En lo referente al problema central de este artículo, he sostenido dos o tres veces, en la Sala y en las Comisiones unidas, que no podemos tener, la pretensión de crear una legislación definitiva y perfecta. Hay desconocimiento de las condiciones materiales y humanas de la isla como para fijarnos un objetivo tan ambicioso. Debemos dar a esta legislación un carácter eminentemente experimental. Por eso, considero también que debe tener cierta elasticidad y establecer sólo líneas generales en lo relativo a las actuaciones del Gobierno en ese territorio.

Ahora quiero plantear mi criterio respecto de las observaciones formuladas por el Honorable señor Víctor Contreras. En el artículo en debate radica lo más importante del problema que nos ocupa: la mayor parte de la isla queda como propiedad del Estado, pero se dejan todo el casco urbano del pueblo de Hanga-Roa y una faja de terreno que lo circunda, de alrededor de dos mil hectáreas, para remodelar las propiedades y entregarlas en dominio privado a los jefes de familia. En eso no hay ninguna duda. Estamos convencidos de la inconveniencia de actuar en otra forma, pues no se trata de crear latifundios, sino predios que permitan sustentar grupos familiares de la magnitud habitual entre los pascuenses.

En cuanto al actual fundo fiscal, manifesté algo que ahora reitero: la utilidad de la explotación de tal predio deberá llegar por cualquier canal a sus usufructuarios naturales, a quienes tienen un derecho -diría moral, para no usar otra palabra-, a quienes producen; o sea, a los nativos o isleños. Mas, para llevar a la práctica tal propósito, nos encontramos con dos dificultades.

La primera, señalada por el Honorable señor Gumucio, se refiere a que por el momento el fundo fiscal no produce utilidades y no las daría si, en definitiva, la entidad explotadora cumpliera las finalidades previstas, cuales son rehabilitar los suelos, detener la erosión, experimentar empastadas y reforestar. Si cualquiera entidad explota dicho predio y cumple ese deber primario, no tendrá utilidades, sino, por lo contrario, deberá hacer inversiones cuantiosas. En tal caso, caeríamos en una ficción sin sentido al entregar a la Municipalidad o a una cooperativa de isleños la explotación de un terreno que persista mal trabajado, pues la tierra se seguirá dañando por la erosión, lo cual obligaría a realizar inversiones superiores a las utilidades. De ahí que haya sido partidario de entregar a la Corporación de Fomento la explotación del fundo fiscal por un lapso prudente. Dicha entidad podría impulsar el desarrollo agronómico, rehabilitar los suelos, mejorar las empastadas y así recuperar la productividad del predio.

No olviden los señores Senadores que el área total de esa explotación alcanza a 14 mil hectáreas y su capacidad de sustentación de ganado ovejuno no puede subir de 40 mil o 45 mil cabezas, número que más o menos corresponde al que hay en la actualidad. Si pensamos que en las tierras magallánicas se estima que un propietario y su familia no pueden subsistir con menos de tres mil o cuatro mil ovejas, tendremos la medida de las posibilidades de parcelación respecto de un fundo cuyas condiciones hemos descrito. Por eso nos hemos inclinado por mantener primeramente la unidad de explotación que constituye, en la actualidad, el gran fundo fiscal. En segundo lugar, que ese predio tenga una adecuada administración. En tercer término, se procuraría dar a alguna

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Intervención

entidad fiscal la posibilidad de realizar trabajos de rehabilitación del fundo, para dejarlo, en el lapso de quince o veinte años, en óptimas condiciones de explotación. Y, por último, dejar abierta la puerta, si las condiciones de explotación mejoran, para transferir dichos terrenos, en su totalidad o sólo en forma parcial, a las entidades que cumplan la finalidad implícita en nuestras deliberaciones: que el producto de la explotación, cuando ésta deje utilidades, beneficie a los nativos, por intermedio de la Municipalidad, que podría ser la titular de la concesión, o de las cooperativas. Vale decir, se establecería un marco bastante elástico que permitiera a cualquier Gobierno llegar a un estado superior de explotación, mediante el uso do esta misma ley y sin necesidad de introducirle enmiendas fundamentales.

Estos son los móviles que hemos tenido para patrocinar el artículo en la forma como viene propuesto. Sin embargo, me parece indispensable insistir en que en el inciso tercero se debe otorgar facultad al Presidente de la República para fijar la extensión y ubicación de los predios que quedarán sujetos a las disposiciones del decreto con fuerza de ley 65. El inciso dice solamente que se podrá determinar !a ubicación, lo cual me parece indeterminado y ambiguo. Por eso, estimamos necesario establecer el área de la faja que estaría sometida a las normas del dominio privado.

En seguida -esto es más que una enmienda de redacción-, respecto del inciso cuarto, en virtud del cual sólo podrán entregarse los terrenos fiscales en concesión de explotación a personas naturales chilenas agrupadas en cooperativas, me parece que la idea quedaría mejor expresada si se dijera "cooperativas constituidas por personas naturales chilenas".

El señor CHADWICK.-

Residentes.

El señor AMPUERO.-

Al parecer, no hay diferencia de fondo entre la actual redacción del inciso y la que nosotros proponemos; pero, tal como está redactado, se podría entender que se refiere a personas naturales que se agrupen en cooperativas. En mi opinión, el procedimiento debe ser inverso: constituir las cooperativas con trabajadores naturales de la isla, para realizar la explotación o cultivo de un predio que seguirá siendo fiscal. Es decir, que la cooperativa se constituya sólo como sistema para explotar el predio, pero que éste permanezca bajo dominio del fisco.

El inciso que observo parece disponer que, en forma previa, haya propietarios privados agrupados en una cooperativa de propietarios, a los cuales se entregará posteriormente la tenencia de la tierra. No digo que la interpretación del inciso haya de ser precisamente ésa, pero la redacción del precepto es ambigua. Valdría la pena modificarla en la forma expuesta. En otras palabras, expresar que se entregará la tie- rra a cooperativas constituidas por personas naturales chilenas. En este orden de cosas, hemos reiterado nuestro pensamiento en el sentido de que dichas personas deben ser oriundas de la isla. Con ello se daría, además, suficientes garantías a los habitantes de Pascua en cuanto a que no se trata de explotar la isla en beneficio de instituciones fiscales centrales, sino en provecho de los propios isleños.

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 40. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 30 de noviembre de 1965.

Sección Antecedente

El señor WALKER (Prosecretario).-

Informe da la Comisión de Obras Públicas recaído en las observaciones de Su Excelencia el Presidente de la República, en segundo trámite constitucional, al proyecto de ley sobre creación del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo.

-Las observaciones figuran en los Anexos de la sesión 39º, en 24 de noviembre de 1965, página 1838 y el informe de la Comisión, en los de la de hoy, documento Nº 11, página 1969.

El señor AMPUERO.-

Estoy viendo la edición de mañana del diario "La Nación", donde se sostendrá que el FRAP impidió que tengan representación los trabajadores en el Consejo Nacional de la Vivienda! Por eso, quiero dejar constancia de los fundamentos de mi voto contrario a la sustitución y del efecto indirecto que tendrá esa forma de votar de los Senadores del FRAP. La ley respectiva dispuso que en la Junta de Adelanto de Arica habría un representante de la Central Única de Trabajadores. Tal precepto fue absolutamente claro ; sin embargo, se ha burlado hasta ahora por distintos expedientes. El último fue ideado por el actual Gobierno: una vez que la CUT, como en ocasiones anteriores, designó a su representante por votación abrumadora de 50 votos a favor del compañero Soto, contra 6 de quien aparecía como su adversario, y una vez hecha la proposición al Ministerio correspondiente, el Gobierno remitió un proyecto de reglamento consistente en dos líneas muy escuetas. Por ellas se declaraba que el representante de la Central Única de Trabajadores sería designado por el Presidente de la República, de entre todos los directores de sindicatos y organizaciones gremiales del departamento de Arica. Tan burdo fue el método empleado para dejar sin efecto lo que imperativamente estableció la ley, que la Contraloría rechazó el decreto por estimar que vulneraba en la forma y en el fondo, en su letra y en su espíritu, una disposición legal. El decreto no fue cursado. Fracasada ya esa maniobra burda y mezquina, todos los Senadores de la zona, con la sola excepción del Honorable señor Ales-sandri, insistieron en que se reconociera derechamente a los representantes designados por la Central Única de Trabajadores, de acuerdo con los términos literales de la ley. Tampoco se aceptó. Se ha buscado ahora, por la vía de la reglamentación, que debe elegirse de una terna, en la esperanza un tanto remota de que al menos el tercer hombre de ella sea democratacristiano. De esta manera, hasta hoy, tres meses después de vencido el mandato ¡del representante obrero anterior -terminó el 30 de agosto-, todavía no se ha podido formalizar la designación del representante de los obreros en la Junta de Adelanto de Arica.

Estas organizaciones de carácter corporativo me traen el recuerde de un famoso diálogo de. la

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Intervención

novela de Silone, cuando un campesino quería explicarse cómo funcionaba el régimen- fascista. Un teórico del sistema le explicaba que se había logrado la plena armonización de todos los intereses nacionales, porque en la corporación había un patrón que representaba a los patrones; otro, al Estado, y un tercero, a los trabajadores. En el caso que nos ocupa, se pretende conseguir idéntico resultado mediante una serie de personeros que, siendo designados por el Gobierno, son democratacristianos; que si son patronales, se fuerza la ley para, que también sean democratacristianos, y por último, para que, siendo trabajadores, de una u otra manera, limpia y honesta -o poco limpia y poco honesta-, sean igualmente democratacristianos.

Ello es necesario decirlo, porque en esta oportunidad queda en evidencia que el Gobierno ha propuesto de nuevo una sustitución que significa desconocer la represen-tatividad de la Central Única de Trabajadores y buscar los caminos oblicuos que lo puedan conducir a una representación aparente de los trabajadores, aunque en el fondo no serán sino personeros designados por el Partido Demócrata Cristiano.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 54. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 11 de enero de 1966.

REFORMA CONSTITUCIONAL. CALIFICACION DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

Intervengo de nuevo con el ánimo, también, de puntualizar algunos hechos, a continuación de las expresiones del Honorable señor Fuentealba. El ha manifestado que es injusto sostener que la Democracia Cristiana o el Gobierno han obstruido el despacho de la reforma del artículo 10, segregada del proyecto que comprende en conjunto las reformas aprobadas por la Cámara de Diputados.

Debo recordar que, junto con el señor Presidente de la Comisión de Constitución, convinimos, primero, en segregar el número 10 del artículo 10 y, en seguida, en la necesidad de dar rápida tramitación al resto de la reforma. Este acuerdo estaba expresando el propósito reiterado de los Senadores del FRAP en orden a que todo el conjunto de la reforma tuviera pronta sanción legislativa. Por supuesto, la posibilidad de proceder de común acuerdo los 13 Senadores de la Democracia Cristiana y los 15 del FRAP, en lo que se refiere al análisis de las reformas constitucionales que estamos estudiando en segundo trámite constitucional, le da una velocidad indiscutida y, además, la certeza de que los aspectos fundamentales serían abordados con el mismo criterio de la Cámara de Diputados o con alguno ligeramente distinto. Esto hacía innecesaria la urgencia, considerada como medio de compulsión del Ejecutivo sobre una u otra de las Cámaras.

En segundo lugar, el solo itinerario de los acontecimientos del día jueves es más que ilustrativo y más que comprobatorio. A mediodía del jueves se produjo la votación en que el FRAP y la Democracia Cristiana sancionaron el desglose del artículo 10, para tratarlo en forma separada, acompañado del propósito común de dar término a la discusión en el día de hoy y votar el jueves. No creo que hubiera necesidad de estar muy cerca del Palacio de La Moneda, para darse cuenta

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Intervención

de los trajines que se originaron como consecuencia de este acuerdo. Son testigos todos los periodistas, los parlamentarios y los televidentes, como se dice de los espectadores de la televisión, quienes escucharon al Honorable señor Gumucio en algunas expresiones muy espontáneas y sinceras, como consecuencia de todos estos hechos.

Pues bien: ¿cómo puede decirse ahora que la petición de urgencia no tiene nada que ver con el acuerdo de la Comisión del jueves a mediodía? Somos un poco duros para comulgar, y mucho más cuando se nos quiere obligar a comulgar con ruedas de carreta. No puede el Honorable señor Fuentealba seguir insistiendo en que no hay ninguna conexión entre estos hechos. No estoy calificando intenciones. Estoy sosteniendo que, a continuación del acuerdo de la Comisión, hubo revuelo en el partido de Gobierno, que se tradujo en una petición concreta a los funcionarios del Senado de mantenerse en sus funciones más allá de la jornada habitual, a fin de recibir el oficio por el cual el Ejecutivo haría presente la urgencia y que, tengo entendido, llegó por fin a las ocho y media de la noche. ¿Casualidad? ¿Coincidencia? Creemos que cada uno tiene derecho a ser más o menos ingenuo, pero nosotros rechazamos la obligación de ser ingenuos.

Como es de conocimiento público, la aprobación del desglose en la Comisión fue una sorpresa para gran parte de los Senadores democratacristianos, especialmente para quienes habían estado actuando en la Comisión. Ellos entendieron, igual que nosotros, que la petición de urgencia para el otro proyecto era una manera de atravesarse en el camino de la discusión del número 10 del artículo 10. Además, reglamentariamente no cabe otra interpretación. Si el Gobierno no desea obstruir el tratamiento del artículo 10 en forma independiente, quiere decir que tiene un desconocimiento bastante penoso del Reglamento del Senado; que habría cierta incompetencia manifiesta entre los personeros del Ejecutivo vinculados a la actividad del Congreso porque reglamentariamente el proyectó con urgencia se antepone a cualquier otro que no la tenga. Esto es de la esencia de la institución; yo diría, una conclusión más o menos mecánica derivada de su propio nombre.

El señor PABLO.-

Un proyecto puede ser tratado en sesiones especiales en la Sala y, en tal caso, no le afectaría la urgencia declarada para otro proyecto.

El señor AMPUERO.-

Me alegro mucho de la declaración.

El señor BULNES SANFUENTES.-

Se lo dije en la Comisión, pero Su Señoría no me creyó.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

El artículo 135 del Reglamento, en el cual fundo tácitamente gran parte de mi argumentación, dispone: "La simple urgencia dejará el asunto, tan pronto como esté en estado de tabla, y sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 77, en el primer lugar del Orden del Día de las sesiones ordinarias y extraordinarias y de las especiales que se celebren para este efecto."

Esto excluye, evidentemente, la posibilidad de sesiones especiales. No obstante, aquí es donde daremos oportunidad a la Democracia Cristiana para revelar hasta dónde la petición de urgencia tenía un propósito obstruccionista. Indudablemente si seguimos el calendario de las sesiones ordinarias y extraordinarias, la urgencia para el proyecto despachado por la Cámara de Diputados posterga inequívocamente el proyecto de reforma del número 10 del artículo .10, que estábamos tratando en forma separada.

Si es falsa nuestra interpretación -nos alegraríamos de que lo fuera-, existe la oportunidad de demostrarlo ahora. Bastaría que el presidente de la Comisión y el presidente de la Democracia Cristiana, que se encuentran en la Sala, aun cuando estos compromisos públicos están un tanto desprestigiados, nos manifestaran su aquiescencia para realizar sesiones especiales. Los Senadores del FRAP estamos dispuestos a concurrir a todas las que sean necesarias para despachar esta semana la modificación al número 10 del artículo 10 de la Constitución. Y quiero decirlo así, porque tenía mis dudas acerca de la posibilidad de que este compromiso fuera contraído por el Honorable señor Prado, no tanto por su propia voluntad, sino por la situación un tanto incierta en que lo colocó su partido. Si eso se aclara aquí, estoy llano a retirar mis palabras en cuanto pueda haber calificado intenciones en forma injusta. Bastaría esa afirmación categórica, que espero se haga en algunos momentos más.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 54. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 11 de enero de 1966.

REFORMA CONSTITUCIONAL. CALIFICACION DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

Deseo dejar sentado que, al plantear el asunto, lo hago para ser consecuente con la posición que sostuve en el seno de la Comisión de Constitución, al margen de cualquiera otra consideración respecto de la velocidad con que se discute este proyecto. Pero ya que el señor Presidente, en el hecho, ha planteado la improcedencia de mi indicación -ésa es la situación reglamentaria que se ha producido-, deseo, al menos, reservar mi opinión respecto del problema de fondo: la procedencia o improcedencia de la urgencia en materia de reformas constitucionales. En segundo lugar, también deseó manifestar -mis reservas sobre el procedimiento, pues resulta evidente que deberíamos calificar de inmediato la urgencia si estuviéramos de acuerdo en la procedencia de ella.

En todo caso, mi planteamiento incide precisamente en si procede o no procede la urgencia en el caso de los proyectos de reforma constitucional. De tal manera que la aplicación mecánica del artículo 129 no parece, al menos en mi concepto, tan lógica como lo es a juicio del señor Presidente. No obstante, recogiendo sus sugerencias, con el objeto de que al menos este problema de la declaración de urgencia sea debidamente sopesado por nuestros compañeros de

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Intervención

representación, solicitaré el aplazamiento de la calificación de la urgencia. Debo manifestar que esto lo hacemos, aparte las razones ya dadas, con el objeto de que entretanto se avance todo lo posible en la aprobación de la reforma del número 10 del artículo 10 de la Constitución Política y, como digo, al margen de las consideraciones de procedimiento y reglamentarias.

Esto, a mi juicio, no resultará extraño a los señores Senadores. Desde hace algún tiempo, la prensa y diversos parlamentarios han afirmado que tal vez la empresa más audaz que pudo haberse propuesto el Gobierno es el enfrentamiento del problema agrario. En la Cámara de Diputados se encuentra un proyecto de reforma agraria que, en sus líneas generales, nosotros suscribimos. Pero estamos convencidos de que dicha iniciativa será inoperante, quedará al margen de la Constitución, si previa o simultáneamente no se obtiene un nuevo tratamiento de las expropiaciones en materia de derecho de propiedad. A nuestro juicio, esto no merece explicación especial. Constituye el fundamento de la actitud reiteradamente sostenida por los parlamentarios socialistas y el FRAP durante las últimas semanas.

Con el apoyo de la Democracia Cristiana, logramos que en la Comisión se diera preferencia a este proyecto de los Honorables señores Corbalán, Chadwick y Luengo, y del Senador que habla, proyecto que reproduce el texto ya aprobado por la Cámara.

Precisamente cuando entrábamos a considerar este aspecto de las reformas constitucionales y a darle el ritmo indispensable para aprobarlo antes de promulgarse la ley de reforma agraria, el Gobierno, en un afán indisimulado de obstruir el tratamiento preferente de la reforma del número 10 del artículo 10, solicitó la semana pasada la urgencia para el proyecto grande, por así decirlo. Esta iniciativa, que viene de la Cámara de Diputados, como se ha dicho más de una vez modifica 50 artículos de la Constitución. Vale decir, enmienda más de la mitad del articulado de la Ley Fundamental en vigencia.

Por esa razón, nos parece necesario agotar los esfuerzos a fin de cumplir la voluntad mayoritaria de la Comisión. Esta celebró dos sesiones el día lunes, una tercera hoy, y citó a una cuarta para el jueves, con el propósito de tratar el proyecto de reforma a que se le asignó preferencia. Esperamos que se logre materializar esa voluntad mayoritaria, antes de que la urgencia hecha presente para las otras reformas obstruya su estudio, en la forma y ritmo que le estábamos dando.

Además, quiero señalar que, en el deseo de apresurar la aprobación de las reformas constitucionales, ni los socialistas, ni los comunistas, ni el Partido Social Demócrata, representado por el Honorable señor Luengo, hemos sido remisos. Por el contrario, desde el primer momento nos hemos esmerado por establecer una vía expedita para que' ellas se aprueben con celeridad, por supuesto reflejando también el criterio de mayoría de la Corporación. Así fue como en la primera oportunidad sugerimos adoptar un procedimiento nuevo, hasta cierto punto innovador, respecto del proyecto que considerábamos en su segundo trámite constitucional. Dicho procedimiento consistía en discutirlo primero en particular y sólo al término de tal trámite provocar una votación general. Veíamos enormes ventajas en ese procemiento: desde luego, habríamos entrado de inmediato a tratar las materias de fondo y, con posterioridad a tal debate, cada miembro de la Comisión habría sabido a qué idea de legislar estaba prestando su aprobación. Al terminar la discusión del artículo 2º, nos disponíamos a seguir con otros de tanta importancia como ése; pero nos encontramos con un cambio de actitud de la representación democratacristiana que obligó a revisar el acuerdo de procedimiento y, virtualmente, anular lo que habíamos empezado a discutir, a fin de someternos al sistema tradicional. Esto último significó un nuevo retardo en la aprobación del proyecto de la Cámara de Diputados, originado en un mensaje

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Intervención

del Ejecutivo.

Todo esto lo digo sólo para dejar constancia, una vez más, de que se falta a la verdad cuando se sostiene que en los partidos y Senadores de Izquierda ha existido un propósito obstruccionista. Al revés: siempre hemos querido apresurar el despacho de este proyecto y hemos demostrado, por medio de indicaciones perfectamente concretas y procedentes, que nuestro ánimo de innovar en materia constitucional se mantiene en su integridad.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 54. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 11 de enero de 1966.

REFORMA CONSTITUCIONAL. CALIFICACION DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, quiero hacer una petición y fundarla en forma muy breve.

Con motivo de la discusión de varios aspectos procesales relativos a la reforma constitucional, en el debate que se produjo en el seno de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, llegamos a situar entre los puntos controvertidos el de si procede o no procede la urgencia cuando se trata de mociones o mensajes de reforma de la Carta Fundamental. El debate fue bastante amplio y su resultado, en verdad, bastante precario: dos señores Senadores estimaron que había razones suficientes para sostener que la urgencia procedía también con relación a las reformas constitucionales. No es del caso hacer un resumen de sus argumentos, para los fines que me propongo explicar en seguida. Otros sostuvimos que ello era dudoso, discutible, no obstante los precedentes. También omitiré nuestros argumentos en esta cuenta.

En definitiva, colocado el punto en votación, se obtuvo el siguiente resultado: dos señores Senadores estimaron procedente la modalidad de la urgencia en esta materia, y otros dos -el Honorable señor Bulnes y el que habla- nos abstuvimos. En consecuencia, en ese momento no hubo decisión al respecto. En una sesión ulterior, con asistencia de los mismos Senadores, se volvió a votar, con idéntico resultado. La Comisión acordó entonces, reglamentariamente, consignar en sus conclusiones una que acepta la modalidad de la urgencia como procedente en el caso de reformas constitucionales, pero como resultado -repito- de una votación que revela hasta qué punto el asunto es discutible y dudoso.

En estas circunstancias, solicito como cuestión previa que, antes de calificar la urgencia a que ha hecho referencia la Mesa, se pida a la Comisión de Constitución que desglose de su propio informe este asunto -sin necesidad, por supuesto, de ningún debate nuevo- para, al menos, reproducir los argumentos de unos y otros y traerlos a la Sala, a fin de dirimir este problema, que tenía hasta hace poco un valor puramente teórico, pero que ahora tiene significación práctica en el tratamiento de la reforma constitucional.

Formulo esta petición en nombre del Comité Socialista, aunque anticipo que la opinión jurídica que di es estrictamente personal, vale decir, no compromete a mi Comité, ya que mis colegas de partido han de formarse su propio juicio cuando se produzca el debate en toda su necesaria

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Intervención

extensión en esta Sala.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 54. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 11 de enero de 1966.

REFORMA CONSTITUCIONAL. CALIFICACION DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, no acostumbro a reiterar mis intervenciones cuando se trata de un tema único. Pero la intervención o disertación del presidente de la Democracia Cristiana, Senador señor Aylwin, me obliga a decir algunas palabras que omití en mi intervención anterior.

En primer lugar, deseo manifestar, como lo he hecho en más de una ocasión, que pocos presidentes de Comisiones han contado con un apoyo, colaboración o ayuda más sostenida que la prestada al Honorable señor Prado, presidente de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado. En efecto, si no ha habido mayor celeridad en el estudio de estas materias, si no se ha destinado más tiempo o más sesiones a su discusión, ha sido por consideraciones calificadas y resueltas estrictamente por el presidente de esa Comisión, militante del partido de Gobierno.

Ya en una ocasión reclamé por la lentitud y ofrecí nuestra colaboración -la de los Senadores del FRAP- para intensificar el trabajo y lograr resultados más positivos con mayor presteza. Quisiera que en alguna oportunidad se nos desmintiera con hechos la disposición de ánimo que exhibíamos, como una clara demostración de la responsabilidad con que hemos enfrentado nuestra tarea. Lo que el Honorable señor Aylwin ha señalado como maniobras que producen pésimo efecto en la opinión pública y contribuyen al desprestigio del Congreso Nacional, en verdad no resiste el menor análisis.

El primer gran problema de procedimiento que nos preocupó se refiere, en efecto, a una materia vinculada al informe del año 1943. La Comisión llegó a conclusiones exactamente contrarias a aquellas suscritas por la respectiva Comisión del Senado de ese año. Cuando se discuta aquí en detalle esta materia, se podrá comprender la razón de este cambio de actitud. Sólo quiero mencionar un aspecto: de seguir manteniéndose la tesis de 1943, el resultado de una reforma constitucional sería diametralmente opuesto según cual fuere la Cámara de origen, en el supuesto de que ambas ramas del Parlamento tuvieran mayorías políticas diversas, como ocurre en la actualidad. El resultado, repito, sería opuesto. Vale decir, para exagerar el ejemplo, podría darse el caso, dentro de esa doctrina, de que un proyecto relativo a la reforma de la propiedad aprobado por el Senado diera una definición socialista de tal derecho en la Constitución Política; y que, sin embargo, si ese mismo proyecto tuviera origen en la Cámara, consagrara una doctrina ciento por ciento liberal. Dentro del mecanismo establecido por el dictamen de ' 1943, variaría sustancialmente el resultado esencial, concreto; cambiaría el contenido de la reforma según cual fuera la Cámara de orgien y cual la revisora.

Además, como los señores Senadores saben, por no haber plazo para la presentación de proyectos

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de reforma constitucional, podría llegarse a la aberración de que una reforma inspirada en un criterio liberal, por la circunstancia de que la Cámara de origen tuviese una mayoría de tal carácter, al día siguiente de ser sancionada como Carta Fundamental, fuera reemplazada por otra reforma, esta vez con origen en la otra Cámara, como consecuencia de este mismo mecanismo.

Es decir, una reflexión elemental nos conduce a una interpretación del artículo 108, a fin de establecer perfecto equilibrio en las posibilidades de legislación, cualquiera que sea la Cámara de origen o la revisora.

Por ahora sólo adelanto esto. Ya vendrá la oportunidad de analizar el informe de la Comisión, para entrar al fondo del problema. Entonces los señores Senadores tendrán que reconocer que esta posición no obedece a ningún capricho. Por lo demás, los Senadores del FRAP no hemos hecho otra cosa que ratificar, veinte años después, exactamente la misma tesis sostenida por los parlamentarios de nuestra filiación política en 1943.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 54. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 11 de enero de 1966.

REFORMA CONSTITUCIONAL. CALIFICACION DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, creo que si nuestro colega el Honorable señor Ferrando leyera, además de "La Nación", otros diarios, tendría una idea mucho más clara de los problemas políticos del país. Estoy convencido de que la publicidad de la Democracia Cristiana está turbando el juicio de muchos hombres.

Y quiero explicar, de paso, algo que "La Nación" no explica, pero que cualquier hombre común que leyera otro diario entendería con facilidad. De un escrutinio muy ligero se deduce que, de todas las disposiciones de la Carta Fundamental, son 51 los artículos modificados o derogados por el proyecto de la Cámara de Diputados, lo que implica el 50% de las materias comprendidas en la Constitución. Todos esos artículos son interesantes: unos más, otros menos. Hay uno solo -¡uno solo!- que tiene relación inmediata y directa con otro gran problema nacional: es el número 10 del artículo 10 de la Constitución Política del Estado, porque sin esa modificación, aunque la reforma agraria se aprobara mañana con toda celeridad -que cada día es menor en la Cámara de Diputados-, ella no podría aplicarse. Y tan así es que, según tengo entendido, el Ejecutivo envió una indicación en cuya virtud determinados artículos del proyecto de reforma agraria sólo podrían aplicarse cuando la reforma constitucional se consagrara; es decir, son artículos que se aprueban en forma condicional, porque, por lo demás, tampoco el Gobierno puede saber cuál será el contenido de la reforma constitucional, y esos artículos pueden quedar definitivamente obsoletos, para usar esta palabra de moda y tan desagradable desde el punto de vista fonético.

La única disposición, en consecuencia, que requiere una extraordinaria celeridad, una preocupación singular del Congreso, para que la polémica a su alrededor se resuelva antes de la promulgación y tal vez antes de la discusión del proyecto de ley de reforma agraria, es el número 10 del artículo 10 de la Constitución Política del Estado. Todo lo demás puede esperar. El país

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puede vivir perfectamente seis meses más sin tribunal constitucional, como ha vivido durante cuarenta o cien años; puede vivir sin establecer nuevas incompatibilidades para el trabajo parlamentario; puede vivir sin que sea dividido el territorio en zonas; sin nombrar intendentes regionales. Pueden transcurrir perfectamente seis meses sin que se apruebe ninguna otra disposición. Pero no podría aprobarse la reforma agraria, que en este momento parece ser la viga maestra de la política del Gobierno -y estoy más próximo a aceptar esto que respecto de los convenios del cobre-,...

El señor CURTI.-

Hay varias vigas maestras.

El señor AMPUERO.-

...o podría aprobarse pero no operaría, si previamente no hemos reformado el artículo 10.

El señor FERRANDO.-

Pero si en veinte días podemos tratar todas las materias, no veo por qué el artículo 10 habría de quedar atrás. En ese plazo pueden aprobarse ese artículo y todos los demás, pues sobre ellos la mayoría de nosotros ya tiene criterio formado, como también lo tiene la opinión pública.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, me siento débil en argumentos para convencer al Honorable señor Ferrando. Dada esta limitación mía, le pido que concurra a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, y haga el milagro de producir la luz en unos cuantos minutos, de modo que puedan votase las diversas disposiciones con la mayor rapidez.

La verdad es que puede estar muy clara en cada uno de nosotros la posición que debemos sostener frente a cada reforma, pero no estamos solos; y si queremos exponer nuestras razones, intentar siquiera convencer al adversario -es decir, cumplir con la función de un Parlamento y de una Comisión parlamentaria-, cincuenta y tantas reformas no pueden despacharse, racionalmente, en veinte días. Sabemos que es necesario mucho más tiempo para resolver acerca de todo el conjunto de reformas que nos ha llegado de la Cámara de Diputados, y creemos que ese tiempo no puede esperarlo la reforma agraria. En consecuencia, la única excepción legítima, el único desglose justificado es el que se refiere al artículo 10 de la Constitución Política del Estado, porque respecto de él concurren razones que no existen con relación a ninguna otra disposición.

Si después de estas explicaciones todavía tiene dudas el Honorable señor Ferrando, perdóneme, señor Senador, pero he agotado mi capacidad de convicción.

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 54. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 11 de enero de 1966.

REFORMA CONSTITUCIONAL. CALIFICACION DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

En primer lugar, por la ausencia de interés real en la tramitación y, en seguida, por su afán de someter deliberadamente las reformas constitucionales al juego cruzado de la Derecha o de la Izquierda, para quedarse yo no sé con quién y, sobre todo, para poder explicar ante la opinión pública que esta revolución pasterizada, a media vela, ni siquiera se podrá hacer en las condiciones limitadas que sus promotores tuvieron en vista en los primeros momentos: será mucho más pasterizada y tendrá las velas mucho más abajo todavía. En consecuencia, echará la responsabilidad sobre los hombres de los partidos que están fuera del Gobierno y "que se coluden para que no funcione la revolución en libertad". De ahí resultará que los Senadores Bulnes y Ampuero han impedido que se aprueben las reformas progresistas del derecho de propiedad, y que los Senadores Chadwick, Curti y Jaramillo han hecho otro tanto en otros aspectos.

Me parece que aquella frase empleada con extraordinaria propiedad por el actual Presidente de la República señor Frei, en cuanto a que la verdad tiene su hora, en este momento está sonando para el partido de Gobierno. La hora de la verdad, para nosotros, implica en este instante la hora de las definiciones,...

El señor FERRANDO.-

¡ Démosle urgencia al proyecto!

El señor AMPUERO.-

...la oportunidad de revelar, clara y terminantemente, los propósitos que se tienen en el ejercicio del Poder.

Eso no se logrará. Ni siquiera lograrán engañar a la opinión pública más desprevenida, con aquellos intentos de diálogo universal, cuyos resultados se saben anticipadamente negativos y cuya finalidad política me atreví a prejuzgar denantes.

De todas las reformas constitucionales, el aspecto capital, además de ser el más urgente, es indiscutiblemente el relativo a la propiedad. Quien haya estudiado la historia, quien pretenda tener siquiera algunos ligeros conocimientos de sociología, cualquier político que pretenda mantener tal calificación, sabe que el derecho de propiedad es el elemento definitorio de cualquier sociedad; el elemento que define el régimen económico y las relaciones sociales y de producción y, en último término, otros elementos de la que los marxistas llamamos "superestructura". No es el único. Lo digo de paso para que no se me conteste en la misma forma habitual de algunos críticos poco informados. Pero, evidentemente, el derecho de propiedad es la muestra, el núcleo,

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el elemento sustancial para conocer la fuente y características principales de una sociedad determinada. Por eso, entre otras cosas, el derecho de propiedad es el tema más significativo dentro de la reforma constitucional.

Pues bien, nosotros estimamos que si la segregación de este artículo se justifica, la proposición de entrar a un análisis global de la reforma por todos los partidos constituye una manera de desvirtuar el escaso significado progresista que ella podría tener, fundamentalmente, en las características del actual artículo 10 de la Constitución.

Por lo demás, la realidad es que la Cámara de Diputados, que estudió un proyecto que debe suponerse aprobado por los 82 Diputados que son mayoría aplastante en esa Corporación, se demoró 6 u 8 meses en discutir el proyecto de reformas constitucionales. Jamás al Ejecutivo le pasó por la mente la idea de pedir la urgencia a una Cámara cuya mayoría conocía y había aprobado privadamente, en el seno de su partido, la misma reforma que aceptaría solemnemente en la Cámara de Diputados. En el Senado, donde llevamos sólo 4 meses -mal utilizados, pero únicamente 4 meses; virtualmente la mitad de lo que ocupó la Cámara- y donde los dos tercios de sus componentes no han conocido la materia con la antipación que tuvieron los miembros de la Cámara Baja, ni menos aceptado el texto de las reformas, se nos quiere constreñir a aprobarlo en 20 días, de acuerdo con los plazos reglamentarios.

Señalo esto porque el Honorable señor Aylwin, con cierta falta de respeto por la verdad y por sus colegas, usó al comienzo de sus observaciones un tono acusador. Temeroso tal vez de que se le siga colocan- do entre los "blandos" de su partido, ha adoptado un estilo duro, ensayado por él, con distinta fortuna, dentro y fuera del Senado.

Con tranquilidad debo decir que la posición del FRAP sigue siendo la misma: creemos que el artículo 10 aprobado por la Cámara es un progreso. No diseña ni describe el tipo de sociedad por el que nosotros luchamos; pero remueve, al menos, los viejos obstáculos jurídicos que harían más difícil algún día el paso de nuestro país hacia un régimen socialista. Por eso lo aceptamos, aunque tenemos reservas respecto de su fondo, de su escasa claridad y de su redacción; aunque lo estimamos, en muchos sentidos, imperfecto. En vez de hacer preciosismos jurídicos, queremos declarar aquí que le ponemos el hombro a una reforma de la estructura de la propiedad en Chile, que permitirá realizar más adelante transformaciones efectivamente revolucionarias. Y lo decimos en los términos concretos que conoció el Honorable señor Prado; es decir, aprobado por la Comisión de Legislación el precepto relativo al derecho de propiedad, inmediatamente los Senadores del FRAP y todos los miembros de la Comisión, por mandato reglamentario, entrarían al examen del proyecto proveniente de la Cámara de Diputados. Y nosotros, que como partido y como combinación hemos expresado lo que teníamos que manifestar en la discusión general, no tendremos ningún inconveniente, en cuanto se plantee la votación, de votarlo favorablemente, manteniendo respecto de su contenido y de cada disposición la libertad necesaria para hacerlo de acuerdo con nuestras convicciones, nuestra doctrina y nuestros puntos de vista políticos.

Creo que esto se podría hacer con la mayor brevedad, si algún día tuviéramos una clara dirección en el partido mayoritario de esta Corporación y el único que tiene ingerencia en el Gobierno. Pero debemos decirlo claramente: ha habido contradicciones inexplicables, marchas y contramarchas, instrucciones y contra instrucciones, actitudes resueltas de algunos Senadores y desautorizaciones que nadie ha podido explicar con claridad. Por ese camino, sin duda, el partido de Gobierno es la primera víctima de sus propios errores, y resulta injusto, por lo tanto, pretender endosarlos a otras fuerzas políticas. Nosotros tenemos la seguridad de haber obrado con absoluta consecuencia, de

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haber tenido una limpia actitud respecto dé este proyecto, y estamos llanos a manifestar nuestro compromiso en la misma forma como lo expresamos hace algunos días.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 64. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 19 de enero de 1966.

Sección Antecedente

El señor WALKER (Prosecretario).-

En primer lugar, corresponde tratar el informe de la Comisión de Hacienda recaído en el veto, en segundo trámite constitucional, al proyecto de ley de Presupuestos para 1966.

-Las observaciones del Ejecutivo figuran en los Anexos de la sesión 57º, en 12 de enero de 1966, documento Nº 1, página 3381, y el informe, en los de la sesión 62º, en 19 de enero de 1966, documento Nº 9, página 3577.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, no he sacado las cuentas, pero pienso que con la abstención de los Senadores socialistas es muy probable que el veto sea aceptado por la Corporación.

En todo caso, no quiero perder la oportunidad para decir que, contrariamente a los alardes de neutralidad y equidad hechos por los Senadores de la Democrada Cristiana, para señalarlos como atributos de los intendentes y gobernadores, el comportamiento de estos funcionarios es precisamente el inverso.

Sabemos -repito- que favoreceremos la tesis del Gobierno; pero es bueno que se sepa que estamos profundamente descontentos de la forma como proceden distintos funcionarios dependientes del Ministerio del Interior, empezando por el señor Subsecretario, cuyo abierto trabajo electoral en Valparaíso fue señalado ya por el compañero Salomón Corbalán hace pocos momentos.

En otra oportunidad -debo decirlo también-, con motivo de los incidentes campesinos provocados en el fundo Los Cristales, en Curicó, tuvo un proceder, a mi juicio, censurable, precipitado e impropio de un funcionario de su rango, cuando, antes de tener una versión suficientemente amplia de los acontecimientos, se apresuró a acusar al Partido Socialista como instigador de esos hechos y mantuvo, frente al Senador que habla, una conducta igualmente contraria a las mínimas normas de cortesía que deben guardar los funcionarios públicos respecto de los parlamentarios,

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cualquiera que sea la filiación política de éstos.

En seguida, hace pocos días, estuvo aquí el señor Jaspard, Intendente de Iquique, quien, a la salida de una entrevista con el Presidente de la República, después de haber acompañado a una delegación de esa ciudad, se lanzó, con el mayor desparpajo y sin limitación de ningún orden, a hablar en contra de los partidos de Oposición y a señalar la necesidad de que todos los chilenos suscriban la tesis política, económica y financiera del Gobierno. Eso me parece completamente ajeno a la función de un intendente.

En Antofagasta, con motivo de la huelga de Chuquicamata, al bajar desde el cerro en automóvil, en compañía del Diputado Clave, fuimos detenidos por Carabineros en Baquedano, pueblo ubicado a 80 kilómetros de la capital de la provincia. Nos dimos a conocer como parlamentarios, pero esto no sirvió de nada. Finalmente, tomamos el automóvil y regresamos, pese a las airadas protestas de Carabineros, sólo para encontrarnos en el salar El Carmen con un verdadero destacamento de carabineros armados, en tres vehículos, quienes, al estilo de las películas norteamericanas de "gansters" y colocados en línea en todo el camino, nos detuvieron "manu mi-litari". Esos carabineros habían sido informados telefónicamente de lo sucedido desde Baquedano. Es decir, el Cuerpo de Carabineros de Antofagasta, dependiente directo del intendente, sabía que en el vehículo viajaban dos parlamentarios. Reclamé al Intendente de Antofagasta; pero hasta ahora no he recibido la menor explicación de su parte acerca del comportamiento de Carabineros, vale decir, de la fuerza pública sujeta a su autoridad discrecional.

En consecuencia, todo esto configura un cuadro de conducta de los funcionarios del Ministerio del Interior bastante diferente del comportamiento celestial que le atribuyen nuestros Honorables colegas de la Democracia Cristiana.

Creo que con ese dinero se hará propaganda demagógica. Se continuará insistiendo en que esas obras corresponderán a la sensibilidad del partido de Gobierno. Se elegirán grupos sociales más afines con el pensamiento del Ejecutivo. Se facilitará de un modo u otro la acción proselitista de los grupos adictos al partido de Gobierna.

Sin embargo, como deseamos que la Democracia Cristiana no tenga excusas para explicar su inoperancia, los Senadores socialistas seguiremos votando en la forma como lo hicimos en la primera votación, sin perjuicio de dejar constancia de estas reclamaciones, que no son indeterminadas, sino, al revés, bastante específicas, como las pedía hace un instante el Honorable señor Fuentealba.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 71. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 2 de febrero de 1966.

TERMINACION DE CONTRATOS DE TRABAJO. CUARTO TRAMITE.

El señor WALKER (Prosecretario).-

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En primer lugar, corresponde ocuparse en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados, en cuarto trámite constitucional, que modifica el Código del Trabajo en lo relativo a la forma de poner término a los contratos de trabajo de empleados y obreros. -El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados se inserta en los Anexos de esta sesión, documento Nº 1, página 3997.

El señor WALKER (Prosecretario).-

La Cámara ha tenido a bien aprobar las enmiendas introducidas por el Senado, con excepción de las siguientes, que ha desechado:

En el número 1 del artículo 2º, la consistente en agregar, después de la palabra "servicio", entre comas, la siguiente frase: "o sus modalidades básicas".

Este número quedaría redactado en los siguientes términos:

"La conclusión del trabajo o servicio que dieron origen al contrato".

El señor AMPUERO.-

Al margen de la situación específica planteada por el compañero Honorable señor Rodríguez, quiero aprovechar la oportunidad para solicitar de la Mesa una preocupación directa sobre la materia, que podría ser motivo de una reunión de Comités. En breves palabras, quiero justificar esta petición.

Quienes llevamos algunos años en el Senado, sabemos que la institución del pareo -al parecer, original del Parlamento chileno- cumple una finalidad práctica en forma bastante equitativa. Desde luego, el hecho de que nuestro país tenga 4 mil kilómetros de extensión de norte a sur, obliga, por los hábitos políticos, a los parlamentarios a no vivir entre las cuatro paredes del Congreso, sino a mantener forzosamente estrecha vinculación con las provincias que representan y, muchas veces, con otras.

Ocurre que, entre los numerosos cambios revolucionarios patrocinados por la Democracia Cristiana desde que asumió la responsabilidad del Gobierno del país, se ha proyectado que los pareos tengan diferente valor, de acuerdo con el interés político del partido de Gobierno en un momento determinado: son pareos con inflación o deflación, según las materias y las circunstancias políticas que viva la Democracia Cristiana. Eso es absurdo. No podemos asignar un valor a un señor Senador, y uno distinto, dos o tres veces superior, a otro. Lo natural es que la ausencia de un señor Senador sea compensada por la ausencia real o ficticia de otro de tendencia política opuesta.

Por eso, reclamo una reunión especial para tratar el tema, porque quienes están resultando perjudicados con los pareos son los Senadores de las provincias extremas.

Los representantes de Tarapacá y Antofagasta y de Valdivia a Magallanes, prácticamente no podemos salir durante meses, porque, como ha habido sesiones los miércoles y muy

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frecuentemente los jueves, no sacamos nada con viajar los viernes y regresar los domingos. Estamos frente a una crisis virtual de la institución del pareo. La Mesa del Senado debe preocuparse del problema y buscarle una salida definitiva, porque la otra alternativa para nosotros es negarnos a conceder pareos y obligar, en consecuencia, a los parlamentarios a permanecer en el Congreso durante casi todo el año.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 72. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 8 de marzo de 1966.

Sección Incidente

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, deseo ocupar el tiempo correspondiente a mi Comité para referirme por primera vez -pienso hacerlo en otras oportunidades, también- a un asunto de carácter social y jurídico de la mayor importancia.

Por decreto número 271, de 15 de noviembre de 1965, el Presidente de la República, por intermedio del Ministerio de Defensa Nacional, declaró en estado de emergencia los departamentos de Tocopilla y El Loa, Chañaral y Rancagua, de las provincias de Antofagasta, Atacama y O'Higgins, respectivamente, y nombró jefes de plaza para cada una de esas zonas. La situación se mantuvo virtualmente igual hasta el momento de surgir la huelga legal del mineral El Teniente y, después, el paro de solidaridad en Potrerillos y .

Me he interesado en buscar el origen de esta extraña institución de las "zonas de emergencia", su génesis y transformaciones jurídicas, con el fin de averiguar hasta qué punto las disposiciones que se invocan tienen efectivo amparo en nuestras normas constitucionales. Pues bien, he llegado a la conclusión de que se viene produciendo una paulatina degeneración en cuanto a la apreciación jurídica y política de dicha institución. Deploro no tener en estos instantes todos los elementos de juicio que oportunamente pondré en conocimiento de la Corporación; no obstante, me referiré a algunos aspectos del problema.

La primera mención de las zonas de emergencia se hace -entiendo- en la llamada ley de emergencia, que lleva el número 7.200, promulgada durante la Administración de don Juan Antonio Ríos. Se trataba entonces de defender al país de las consecuencias directas e indirectas de una conflagración armada que había alcanzado magnitud mundial. No era aquella una contienda bélica cualquiera, pues, como recordarán los señores Senadores, la lucha de esos años alcanzó caracteres políticos y militares muy singulares, determinados, entre otras cosas, por la presencia del fascismo, el cual entendía la guerra como un enfrentamiento entre Estados, pero simultáneamente como una empresa de penetración y subversión política.

Recuerdo perfectamente que ese conjunto de circunstancias fue lo que indujo al Gobierno de clon Juan Antonio Ríos y a su mayoría parlamentaria a establecer dichas disposiciones legales, que abarcaron desde aspectos económicos hasta la seguridad nacional. Si no me equivoco, el artículo

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23 de la mencionada ley fue el que autorizó la restricción parcial y temporal de diferentes garantías constitucionales mencionadas en el texto del artículo 44 de nuestra Carta Fundamental.

He solicitado un ejemplar de la ley 7.200. Aun cuando todavía no lo tengo en mi poder, puedo asegurar en forma categórica que su texto se refería sólo a situaciones de orden militar. Más todavía -oportunamente expondré al Senado los antecedentes del caso-, recuerdo haber comprobado, al consultar la historia de esa disposición, que las Comisiones unidas de esa época - me parece que eran las de Gobierno y de Hacienda- dejaron expresa constancia de que las disposiciones del artículo 23 carecían totalmente de significación política o social y que en ningún caso afectarían el ejercicio de las libertades públicas y garantías constitucionales. Idénticos conceptos fueron expresados entonces en la Corporación por el señor Matte, Ministro de Hacienda de la época, en nombre del Gobierno.

Es decir, hace veinticinco años, cuando se generó esta institución y se la configuró en la redacción del artículo 23 de la ley N° 7.200, la unanimidad de la Corporación y el criterio oficial del Gobierno coincidieron en estimar que tales normas de excepción, restrictivas de las libertades públicas, no podrían aplicarse jamás a los conflictos sociales ni aminorar en modo alguno las libertades ciudadanas consagradas en la Carta Fundamental. Pero ha ocurrido un hecho curioso: haciendo referencia a la ley N° 7.200 o a sus modificaciones, se han dictado otros preceptos legales, entre ellos el que lleva el número 8.837, del año 1947, y la ley N° 8.940, de 1948. En ambos se agregó, a las situaciones de orden militar que podrían justificar la declaración de zona de emergencia, la posibilidad de hacerlo también en casos de "conmoción interior" y de "sabotaje contra la producción nacional", dos conceptos sumamente ambiguos, pero aún así inaplicables a las huelgas legales o ilegales, aunque afecten centros relativamente importantes de nuestra producción.

Calificar, por ejemplo, la huelga de solidaridad de El Salvador, de conmoción interior o de sabotaje contra la producción nacional, sería, a mi juicio, ir más allá de lo prudente en el uso del léxico, e implicaría una calificación tendenciosa de parte de quien se atreviera a hacerla.

En todo caso, las disposiciones que he mencionado estuvieron limitadas también por la norma constitucional relativa a la restricción de las libertades públicas, consignada en el artículo 44 de la Carta Fundamental. En ella, como es sabido, se establece que esas limitaciones sólo pueden tener vigencia temporal, a lo sumo por un lapso de seis meses, y que, en todo caso, tales medidas necesitan la consagración de una ley y de ningún modo pueden ser determinadas por simple decreto.

Todas estas razones me llevan a concluir que innumerables disposiciones –en particular, las que he citado- exceden los marcos de los preceptos constitucionales y pecan, por lo tanto, de inconstitucionalidad, parcialmente al menos, y que sería necesario revisarlas para evitar que se sigan aplicando como si contaran con la consagración legítima de nuestro derecho público.

Pero no paran aquí las cosas. No sólo la historia de las zonas de emergencia es pecaminosa e irregular, y discutible en cuanto a su legalidad, sino que esta degeneración paulatina, la extensión subrepticia de normas restrictivas de las libertades públicas, continúa bajo la Administración del señor Frei, en pleno régimen de revolución en libertad.

La ley N° 13.959, de 4 de julio de 1960, estuvo destinada a resolver determinados conflictos o dificultades de carácter jurídico provocadas con motivo de los terremotos y maremotos de la zona sur. En el curso de la discusión del proyecto respectivo, se estimó necesario agregar a las causales que justificaban la declaración de zonas de emergencia, explícitamente militares hasta entonces,

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como he dicho, una circunstancia nueva: se permite declararlas también en caso de "calamidad pública", proclamación que el Presidente de la República podrá hacer por una sola vez y por plazo de hasta seis meses.

Quiero dejar constancia ante esta Corporación y la opinión pública de la interpretación abusiva, del atropello constitucional que implica el criterio con que el Presidente de la República ha declarado zonas de emergencia a los grandes minerales del cobre.

A ningún Senador -espero probarlo en forma fehaciente más adelante- se le pasó por la cabeza, cuando discutimos la ley 13.959, conmovidos todavía por la tragedia del sur, que cuando se hablaba de "calamidad pública" se estaba incluyendo en esa calificación a las huelgas legales o ilegales, de pocos o muchos obreros. No sólo porque las leyes precedentes sobre análogas materias siempre dejaron al margen de su aplicación todas las situaciones de carácter político o social, sino, además, porque todos entendíamos que el hecho nuevo que aconsejaba extender el ámbito de aplicación de las zonas de emergencia era una calamidad física, un trastorno de la naturaleza, trágicamente materializado en los terremotos y maremotos de la época.

Pues bien, ha correspondido a nuestro ex colega el señor Frei, campeón de las libertades públicas mientras se sentó en este recinto; ha tocado a la Democracia Cristiana, legión de revolucionarios afanosos de hacer justicia social, y ha incumbido al señor Ministro de Defensa Nacional dictar el decreto, consagrar este flagrante atropello de la ley 13.959 y de las normas constitucionales que cautelan las libertades públicas y las garantías ciudadanas.

La interpretación más elemental del concepto de "calamidad pública" nos lleva a concluir que la aplicación del precepto legal en el decreto mencionado es abusiva. Utilizamos esa expresión, la elegimos para insertarla en el texto de la ley para dar una denominación a lo que acababa de acaecer, designando con esas palabras los grandes trastornos telúricos de ocurrencia más o menos brusca, independientes de la voluntad humana, y no podíamos suponer que ningún Gobierno, ni el más reaccionario, pudiera hacer extensiva esa expresión al campo de la huelga, fenómeno social determinado por la voluntad de los hombres y de duración indefinida en el tiempo.

Cuando la ley dice que se podrá declarar zonas de emergencia sólo por una vez y hasta por un plazo de seis meses, subentiende que el punto de partida que legitima tal declaración es un acontecimiento súbito, inesperado, dramático, brutal, que provoca pérdidas materiales o de vidas.

De ahí que diga la ley "por una sola vez y desde el momento en que se ha producido el fenómeno".

Una huelga, así como ha durado dos meses en Sewell, puede prolongarse por ocho o diez, como ha ocurrido bajo la infausta Administración del señor Frei, como en el caso de unas pesquerías en Iquique, conflicto que tuve oportunidad de denunciar en este recinto. En tal caso, ¿desde cuándo y hasta cuándo contaría el plazo de seis meses? ¿Cómo va a caer la ley en la aberración de establecer que en tales casos, por una sola vez y por plazo limitado, puede establecerse zona de emergencia? O carecemos de un mínimo de madurez intelectual para adecuar nuestros preceptos a las nuevas situaciones previstas o, simplemente, el señor Frei está atropellando la Constitución y la ley y, lo que es más grave, está complicando en ese atropello a las Fuerzas Armadas. En efecto, desde el momento en que establece como autoridad suprema, en cada zona de emergencia, a un jefe militar, suspende los poderes y facultades de las autoridades civiles, y ordena a esa autoridad miltar, imperativamente, la adopción de medidas violatorias de la Constitución y la ley; está

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colocando a oficiales dignos y honorables, que no se encuentran en condiciones de rechazar el mandato del Ejecutivo, en situación de cometer delitos de los cuales deberán responder ante los tribunales de justicia.

Señalo la gravedad de la situación que está creando el actual Gobierno, la ilegitimidad de las zonas de emergencia y el peligro de complicar en disputas de carácter social, con innegables repercusiones políticas, a altos oficiales de las Fuerzas Armadas, quienes tienen perfecto derecho a suponer que ningún Gobierno los aleje de sus funciones naturales para colocarlos en el centro de las luchas sociales y políticas.

Quiero adelantar esta tarde que plantearé formalmente a la dirección de mi partido la necesidad de responsabilizar a quienes, en forma tan flagrante y -diría- cínica, se han propuesto atropellar las instituciones establecidas para proteger a los ciudadanos y al pueblo.,

Nada más, señor Presidente.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

El señor AMPUERO.-

Si el señor Senador quiere tomarse de una pequeña hebra para refutar mi argumentación irrefutable, le daré el dato que me pide: el decreto fue publicado el 8 de marzo. Ahí tiene Su Señoría un frágil asidero para su argumentación. Pero, fuera de la responsabilidad del Ejecutivo, la Contraloría al tomar razón de este decreto, ¿no estaba en la obligación legal y también moral de exigir el informe previo de la Junta de Conciliación?

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Intervención

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

El señor AMPUERO.-

Me interesa que quede constancia explícita de todo lo que he dicho, porque ya vendrán explicaciones más o menos artificiosas. Pero hay hechos que no pueden ser negados ni controvertidos.

Cuando el Presidente y sus Ministros firmaron el decreto, no había informe de la Junta. Segundo...

El señor FONCEA.-

El informe pudo ser verbal, también.

El señor AMPUERO.-

No," tiene que ser escrito y fundado.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

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Intervención

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

El señor AMPUERO.-

No quiero extenderme en mis observaciones sobre la conducta personal y sindical de los dirigentes de los trabajadores del cobre, pues seguramente lo hará el Honorable señor Altamirano. En todo caso, quiero señalar que quienes han sido y son dirigentes de la Confederación a lo largo de 15 años, en los más recios conflictos sociales que ha contemplado el país, han mantenido una persistente, viril y honesta lucha para mejorar las condiciones de vida y de labores de sus compañeros de trabajo, logrando imponer contribuciones, a veces onerosas, a las empresas extranjeras, beneficiando de paso al Estado chileno.

Cuesta admitir que un Senador que conoce esa historia grande y sabe del comportamiento colectivo y publico de dichos dirigentes, empequeñezca la discusión hasta el punto de señalar que cualquier modesto negocio adicional que realizan algunos muy contados dirigentes, en los campamentos en que viven, pudiera comprometer su independencia. Tal vez habría sido preferible, en lugar de investigar quien vende la revista "Condorito" o chupetes helados en los campamentos, que el señor Senador se preocupara de saber a qué tendencia política pertenecen los más altos jerarcas de la Chile Exploración, de la Andes Copper y de la Braden; quiénes son sus contratistas principales y cuál es el volumen de millones de dólares que giran en torno de esos negocios.

Quiero dejar constancia de que la opinión del señor Frei como candidate era harto diferente de la del Honorable señor Fuentealba con relación a esos mismos dirigentes. El actual Presidente de la República hace algún tiempo, en una entrevista concedida al "Cobre" -que es órgano de la Confederación- dijo lo siguiente: "Tengo absoluta confianza en que la, Confederación de Trabajadores del Cobre representa una vanguardia de selección en la marcha del pueblo chileno. No me preocupa la orientación ideológica, favorable o adversa a mi candidatura o gobierno, de sus dirigentes actuales. Los considero dirigentes responsables del trabajador chileno, sometidos al control democrático de sus bases, que son también responsables". ¡Ese es el totalitarismo a que aluden Sus Señorías! Posteriormente el señor Frei, solemnemente, enuncio una de las tantas promesas que parece haber olvidado: "Mi gobierno expresará esa confianza y se apoyará en sus organizaciones de mineros como en el principal instrumento de cualquiera decisión política que deba adoptar en su acción". Esto lo decía don Eduardo Frei Montalva cuando era candidate a la primera magistratura del país.

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Intervención

El señor RODRIGUEZ.-

¡Todo tiene que cambiar!

El señor AMPUERO.-

Por último, quiero hacer referencia a lo que pareciera haber saneado los decretos impugnados por mí en lo referente a la legalidad de las zonas de emergencia.

Me acerque al señor Contralor General de la República para preguntarle en virtud de que fundamentos la Contraloría había cursado esos decretos. La respuesta es "formalmente" satisfactoria; pero, en todo caso, no excluye la responsabilidad del Gobierno en la tergiversación de la ley. El señor Enrique Silva me manifestó: "Nuestro papel consiste en verificar la legalidad de los actos del Ejecutivo. Nosotros omitimos toda calificación de hechos. Si hay una calificación equivocada, el responsable es el Ejecutivo, no la Contraloría". Como digo, si bien esto explica que un decreto tan discutible haya pasado por los filtros de la Contraloría, deja en pie la acusación principal que me he permitido formular, en orden a que el Gobierno esta atropellando violentamente las disposiciones constitucionales, las de la Ley de Seguridad Interior del Estado, y torciendo el espíritu de las relativas a los sismos del sur, en que se extendió el área en que podía aplicarse la institución de las zonas de emergencia.

Solo esto deseaba aclarar, para dejar el tiempo necesario al Honorable señor Altamirano, quien se refererirá a otras de las apreciaciones formuladas por el Honorable señor Fuentealba.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

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El señor AMPUERO.-

Aunque esté un poco fuera de la materia en debate, quiero aprovechar estos minutos para referirme a un fenómeno bastante curioso. Cuando uno escucha a los Senadores de la Democracia Cristiana referirse a la historia de los éxitos de su partido, da la impresión de estar escuchando a niños pródigos, como esas guaguas forzudas que exhiben en los circos. Pretenden calificar de hazaña sin precedentes en el país alcanzar la Presidencia de la República y ganar después sucesivas elecciones de parlamentarios, generales o complementarias.

Para que el Honorable colega se coloque en un nivel más realista, le recuerdo que esto ha ocurrido siempre con los regímenes nuevos. Ya el FRAP hizo públicamente alusión a los éxitos logrados por el Frente Popular inmediatamente después de la elección de don Pedro Aguirre Cerda. Fueron realmente sensacionales, mucho más sensacionales que estas victorias a lo Pirro que se empiezan a producir en el escenario del país.

Cuando gano don Carlos Ibáñez, quien, como recordaba el Senador Fuentealba no alcanzo personalmente la mayoría absoluta, sino una mayoría relativa bastante holgada, inmediatamente después de asumir la Presidencia hubo varias elecciones complementarias, y las personas que representaban las tendencias del Gobierno obtuvieron un porcentaje de votos más alto que el que había logrado el PresidenteIbáñez.

El señor GUMUCIO.-

Pero perdieron la elección.

El señor AMPUERO.-

Es el caso, por ejemplo, de doña Maria de la Cruz, el 4 de enero de 1953.

El señor ALTAMIRANO.-

¿Qué porcentaje saco la Señoría De la Cruz, Honorable colega?

El señor AMPUERO.-

51%. Es también lo que ocurrió el 13 de septiembre de 1953, en Atacama, donde Roberto Flores Álvarez obtuvo el 53,5%. En noviembre de 1953, un año después de la victoria del General Ibáñez, no obstante que los partidos que apoyaban su Gobierno enfrentaron divididos la elección, alcanzaron más votos que el vencedor de esa campaña, don Luis Quinteros Tricot, patrocinado por una gran alianza de partidos de Izquierda.

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

EI señor AMPUERO.-

Es decir, un año después de asumir el mando, todavía la votación de las tendencias partidarias o afines al Gobierno superaban con creces a la Oposición unida. De manera que el resultado obtenido en Valparaíso de ninguna manera es sensacional, ni tampoco se ha conseguido en un desarrollo muy rápido.

El señor FUENTEALBA.-

¿Y la elección en que el señor Gumucio doblo a Sus Señorías?

El señor AMPUERO.-

Eso fue en 1955. Estoy citando un periodo semejante al que estamos viviendo ahora, a un ano y medio de la victoria de la Democracia Cristiana. De manera que si Su Señoría quiere hacer una analogía, supongo que será la siguiente: que así como el General Ibáñez fue perdiendo apoyo a los dos años de asumir el Poder, irremediablemente ocurrirá lo mismo al señor Frei. No estoy lejos de compartir la hipótesis del señor Senador...

El señor GUMUCIO.-

Ese será el deseo de Su Señoría.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Por lo demás, la Democracia Cristiana tiene de nuevo solo el nombre. Hace solo cuatro o cinco años que se denomina de ese modo, pero...

El señor FUENTEALBA.-

Existe desde hace treinta años.

El señor AMPUERO.-

...como movimiento político tiene exactamente treinta, poco menos que el Partido Socialista. De manera que su hazaña carece de rapidez histórica.

El señor FUENTEALBA.-

El Partido Socialista se ha dividido tantas veces, que es difícil seguir su trayectoria.

El señor AMPUERO.-

Se ha dividido cada vez que ha tenido que eliminar malos elementos de su seno o por razones ideológicas muy profundas que, por lo demás, operaron hace ya 15 6 20 años. En cambio, en la Democracia Cristiana el proceso es a la inversa y Su Señoría debe reconocerlo. Basta mirar las bancas de Sus Señorías para comprobar que hay en ellas desde ex Diputados conservadores hasta ex Diputado agrario laborista, y más de algún nazista que no sé si habrá alcanzado los curules parlamentarios. ¡De esta manera resulta mucho más fácil hacer un partido!

Lo que ocurre desgraciadamente es que los recién llegados están echando a los viejos luchadores, a aquellos que fueron siempre democratacristianos. Los que quieren mantener en alto las banderas ideológicas, son expulsados del partido, mientras pasan a ser jerarcas de la organización los que militaron en otras tiendas, a veces muy diferentes de lo que es hoy la Democracia Cristiana.

El señor RODRIGUEZ.-

Luego le puede tocar la expulsión al Honorable señor Gumucio. ¡Ya va a ver!

El señor AMPUERO.-

Un marxista arrepentido.

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

El señor AMPUERO.-

Deseo referirme sumariamente a algunas de las apreciaciones formuladas por el Honorable señor Fuentealba, sin perjuicio de que las de carácter político sean ulteriormente recogidas por el Honorable señor Altamirano.

Frecuentemente me pregunto, cuando veo actuar y escucho a los Senadores del partido de Gobierno, a sus Diputados y dirigentes, hasta que punto en su aparente convicción influye el conocimiento de los hechos y hasta donde adoptan esa actitud por una especie de militarización del sentido de la disciplina de partido, en este último caso ignorando, o simulando ignorar, hechos graves que configuran toda una filiación moral en la conducta del Ejecutivo.

Trataré de mantener la mayor tranquilidad en esta exposición, con el objeto de precisar algunos puntos significativos.

Los señores Senadores saben que, por decreto número 167 del Ministerio del Trabajo, que sirve el señor Thayer, se ordena la reanudación de faenas en los centros de trabajo de El Salvador, Potrerillos y Barquito, de la Andes Copper Mining Company. Pues bien, ese decreto, como es lógico, se fundamenta en la disposición legal que cita antes de su parte dispositiva; el artículo 38 de la ley Nº 12.927, de 6 de agosto de 1958. No hace alusión a ningún otro precepto legal, y parecería ser, a primera vista, una referenda correcta.

El artículo mencionado, fundamento único, exclusivo, del decreto de reanudación de faenas, corresponde a la Ley de Seguridad Interior del Estado, y establece lo siguiente:

"Articulo 38.- En caso de paralización de industrias vitales para la economía nacional o de empresas de transportes, productoras o elaboradoras de artículos o mercaderías esenciales para

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la defensa nacional o para el abastecimiento de la población o que atiendan servicios públicos o de utilidad pública, el Presidente de la República podrá decretar la reanudación de faenas con intervención de las autoridades civiles o militares.

En dichos casos, el personal de obreros y empleados volverá al trabajo en las condiciones que determine el informe de la Junta Permanente de Conciliación, que no podrán ser inferiores a las que regían al tiempo de plantearse el conflicto.

El decreto de reanudación de faenas no podrá dictarse sin el informe previo de la Junta.

En todo caso, el interventor tomará a su cargo las gestiones para dar solución definitiva al conflicto."

Primera objeción: del texto literal del artículo 38 de la Ley de Seguridad Interior del Estado, se desprende claramente que la reanudación de faenas procede solo cuando existe un típico conflicto laboral, una controversia por peticiones o exigencias formuladas por los obreros o empleados a la empresa. No puede llegarse a otra conclusión si nos atenemos a las disposiciones del Código XXX del Trabajo que reglamentan las funciones de las Juntas Permanentes de Conciliación y a la serie de fases y requisitos que el Código exige en sus actuaciones.

En el caso concrete de la Andes Copper Mining no existía ningún conflicto laboral entre la empresa y los trabajadores del mineral. Creo que, en esto, al menos, estamos de acuerdo. Se trataba estrictamente de un paro de solidaridad, por el que los mineros pedían exclusivamente una rápida solución para un conflicto típico del trabajo, regular y legal, en desarrollo en el mineral de Sewell, El Teniente. De manera que en Potrerillos y El Salvador no hay litigio, no hay demandas pendientes entre los asalariados y la empresa minera.

Para el criterio jurídico más elemental no cabe ninguna duda de que el caso escapa al marco de las situaciones previstas en el artículo 38 de la Ley de Seguridad Interior del Estado. Específicamente, podría ser eventualmente cubierto por la disposición del artículo 37 de la misma ley, que se refiere al caso de conmoción interior, pero entonces la única medida procedente habría sido la declaración del estado de sitio. Este articulo fue elaborado con motivo de un conflicto producido entre el Gobierno y el Congreso Nacional durante la Administración Ibáñez; y en esa oportunidad debe haber participado en la redacción del precepto mas de algún colega de la Democracia Cristiana de los presentes en esta Sala.

Esta es la primera objeción que formulamos: el decreto de reanudación de faenas se funda en el artículo 38 de la Ley 12.927, que no tiene aplicación en este caso. De aplicarse alguna de las disposiciones de esa ley -lo que no afirmo como opinión mía- solo cabria analizar si es el articulo 37 el aplicable a la situación que planteamos.

Pero, sigamos: el decreto aludido está firmado por don Eduardo Frei, Presidente, abogado; don William Thayer Arteaga, abogado; don Bernardo Leighton, abogado; don Juan de Dios Carmona, abogado.

El señor CURTI.-

¡Exceso de abogados!

Biblioteca del Congreso Nacional de Chile - www.bcn.cl/laborparlamentaria - documento generado el 27-11-2019 Labor parlamentaria de Raúl Galvarino Ampuero Díaz Página 102 de 274

Intervención

El señor AMPUERO.-

¡Cuatro abogados! Cuando leyeron el articulo 38 y lo citaron como fundamento del decreto, no advirtieron -quiero ser tolerante hasta ese extremo- que ese artículo exige un informe previa de la Junta de Conciliación.

Expliquémonos. El decreto de reanudación de faenas está fechado el día 4 de marzo de 1966. Por intermedio de la Oficina de Informaciones del Senado solicité el informe previo de la Junta de Conciliación, y se me entregó el siguiente documento:

"Honorable Senador:

En respuesta a la consulta de US., relacionada con el informe fundado emitido por la Junta Especial de Conciliación para la Gran Minería del Cobre, con fecha 7 de marzo del presente año, me permito proporcionarle a US. copia fotostática de dicho informe que, a requerimiento de esta Oficina, ha remitido la Subsecretaría del Ministerio del Trabajo y Previsión Social".

¿Cuál es la copia que envía el Ministerio? Una copia sin firma.

Comprendo que si fuera una copia dactilografiada no apareciera la firma o solo se hiciera simple mención de los funcionarios que suscriben el documento, pero se trata de una copia fotostática del informe original. Por lo tanto, este no tiene firma y lleva como fecha de emisión la del 7 de marzo de 1966. Vale decir, tres días después que los señores Ministros firmaron el decreto de reanudación de faenas, sosteniendo o subrepticiamente tratando de hacerlo aparecer así, la existencia de un informe de la Junta de Conciliación, informe que hasta ese momento no había sido siquiera requerido. En consecuencia, el decreto es absolutamente ilegal y un atropello flagrante de las disposiciones vigentes sobre conflictos sociales y de las constitucionales pertinentes.

El señor RODRIGUEZ.-

Es un hecho muy grave.

El señor AMPUERO.-

Pero vamos más lejos.

Esos cuatro abogados...

El señor FUENTEALBA-

No prejuzgue, señor Senador.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Hasta el momento no estoy prejuzgando; pero si persisto en tal actitud me temo que quedaran en peor situación que si les atribuyo mala fe; aparecerán como abogados de absoluta incompetencia. Porque vamos viendo los hechos.

El informe "previo" emitido tres días después del decreto de reanudación de faenas, dice lo siguiente:

"Vistos:

El conflicto colectivo de hecho que han planteado los empleados y obreros..." Pero, antes, un paréntesis: el Presidente y el Secretario de esta Junta son anónimos. Por las razones que explique denantes, ignoro hasta este momento, quienes suscriben este documento. "... de la Andes Copper Mining Company en los Centres de Trabajo de El Salvador, Potrerillos y Barquitos, al paralizar sus actividades el día 2 de marzo del año en curso:

"El conocimiento que de dicho conflicto tomó la Junta Especial de Conciliación para la Gran Minería del Cobre, en sesión de fecha siete del mes en curso;"

¡El mismo día en que se emitió el fallo!

"El análisis de los antecedentes relativos al conflicto que hizo el Organismo conciliador en la sesión de fecha indicada;".

¡La misma en que resolvió la causa y la misma en que emitió el dictamen!

"La no solución del mismo a esta fecha,".

¡La misma fecha: 7 de marzo!

"El requerimiento del señor Ministro del Trabajo y Previsión Social con el objeto de que la Honorable Junta emita el informe fundado del caso al más breve plazo, en razón del daño que la paralización de faenas aludida causa a la economía nacional, y

"Teniendo presente:

"La obligación que compete a la Honorable Junta conforme lo dispone el artículo 614 del Código del Trabajo... " Y cita otras disposiciones legales.

"Se resuelve:

"1º-Emitir el presente informe fundado;

"2º-Acordar para la eventualidad de que el Supremo Gobierno, haciendo uso de la facultad que le concede el artículo 38 de la Ley Nº 12.927, de 6 de agosto de 1958, decretare la reanudación de faenas en los Centros de Trabajo individualizados, que los empleados y obreros en conflicto se reincorporaran a sus actividades en las condiciones de trabajo y remunerativas vigentes al momento de suspenderse las faenas, conforme al acta de avenimiento de fecha 26 de abril de 1965, y contratos individuales.

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Intervención

"El presente informe fundado fue aprobado en sesión de fecha 7 de marzo del año en curso".

Todo ocurrió el 7 de marzo, ¡salvo el decreto, que fue dictado el 4 del mismo mes! El decreto fue previo al informe y no el informe previo al decreto, como imperativamente exige la ley.

Pero vamos más lejos.

Estos cuatro jurisconsultos de larga experiencia sindical y anejos pergaminos académicos deben haber leído alguna vez las disposiciones a que alude la Junta de Conciliación. Me refiero al artículo 614 del Código del Trabajo que sería conveniente que el señor Thayer no olvidara, y que dice lo siguiente:

"Una vez agotados los medios sugeridos para la conciliación,..." -El procedimiento se agoto entre la madrugada del día 7 de marzo y la hora en que se emitió el informe- "... si las partes no recurrieren al arbitraje... " -Nunca las partes supieron que tenían esta opción- "... la Junta expedirá un informe fundado que contendrá la enunciación de las causas del conflicto..." -¿Dice algo el informe sobre las causas del conflicto? Nada- "... un extracto de las deliberaciones... " -¿Dice algo el acta de la Junta acerca del contenido de las deliberaciones? Nada- "... y las obligaciones que, a juicio de la Junta correspondan a cada una de las partes respecto de los distintos puntos controvertidos". Pudiera aceptarse, con mucha indulgencia, que implícitamente se refiere en forma muy remota a esta última materia.

Agrega: "Este informe se expedirá, en todo caso, cuando se declare la huelga o cierre de fabrica".

"Además, en dicho informe se establecerán algunos de los hechos siguientes:

"1º-Que el arbitraje insinuado por el presidente de la Junta ha sido rechazado por ambas partes."

Mal podría dejarse constancia de esto cuando las partes no estuvieron presentes y nadie nunca ha sugerido ningún arbitraje. Mal podían sugerirlo, desde el momento en que no había ningún conflicto entre las partes.

"2º-Que el arbitraje, aceptado o solicitado por una de las partes, ha sido rechazado por la otra".

Mas peregrino todavía exigir el cumplimiento de ese requisito frente a una situación de hecho.

"A este informe se dará la mayor publicidad posible".

Ignoro la publicidad dada a este informe, sobre todo con anterioridad a la dictación del decreto.

Pues bien, estimados Honorables señores Gumucio y Fuentealba, lo que digo no son fantasías ni calumnias. Son hechos brutales claros incontrovertibles: el Gobierno de los revolucionarios en libertad ha utilizado un ardid ilegal, firmado por cuatro de sus mas altos personeros, abogados todos con larga experiencia profesional para aplastar un movimiento de solidaridad obrera en el mineral de Potrerillos. Esto es irredargüible.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

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AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

El señor AMPUERO.-

Seguro, señor Senador, porque siempre hemos mantenido el mismo predicamento.

Cuando el Honorable señor Mauras siendo Diputado, fue designado para ir a las Naciones Unidas, pedí informe a la Contraloría General de la República, informe que fue soslayado por el Gobierno, sobre la base de que solo se habían pagado los gastos de hotel y estadía, y no honorarios.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 78. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: sábado 12 de marzo de 1966.

INCIDENTES EN EL MINERAL DE EL SALVADOR.

El señor REYES (Presidente).-

Tiene la palabra el Honorable señor Ampuero.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, Honorable Senado:

Durante una ya larga actuación parlamentaria en esta Corporación, me ha tocado más de una vez, de tiempo en tiempo, participar en debates semejantes al que se desarrolla hoy. Casi como un rito, todos los Gobiernos, uno tras otro, llegan, en un momento determinado, a la utilización de la violencia; cobran víctimas en el movimiento obrero; "sienten profundamente lo acaecido" y hasta se comprometen a sancionar a los culpables. Por último, vienen el olvido y la impunidad.

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Por esa razón, al intervenir esta tarde, luego de los trágicos acontecimientos que tuvieron por escenario el mineral de El Salvador, lo hago con profunda sensación de dolor. Creo que todo lo que vamos a decir tendrá repercusiones en el movimiento popular, será recogido y comprendido por los trabajadores, pero de muy poco servirá para rectificar la conducta de nuestros gobernantes.

En los años recientes, América Latina ha entrado a un período revolucionario. Es innegable que, a lo largo de todo el continente, comienza a tomar forma una lucha final de ribetes históricos entre las viejas fuerzas conservadoras, que defienden a sangre y fuego el régimen de explotación de las minorías oligárquicas y del imperialismo, y las fuerzas populares y mayoritarias, que buscan con pasión y heroísmo un camino de transformaciones sociales que no puede inspirarse sino en los ideales y nietas del socialismo.

En Chile, país de extraordinaria tradición cívica, de gran madurez política, tal proceso ha sido relativamente apacible y hasta, en determinados instantes, pareció poder canalizarse por la vía de las contiendas electorales. La Derecha y el imperialismo norteamericano comprendieron con terror que podía darse el caso singular, tal vez único en la historia contemporánea del mundo, de un pueblo que ascendiera al poder mediante la utilización de las herramientas electorales. Era imposible a ese sector minoritario sostener la batalla y tener perspectivas de victoria si levantaba las viejas banderas, los programas añejos, las aspiraciones desprestigiadas que dieron origen a los partidos históricos. Para presentar entonces un frente con mayores posibilidades de éxito, una fisonomía que revistiera cierta novedad, adaptaron a este continente sub-desarrollado, continente de miseria y hambre, de esclavitud y atraso, una ideología aparentemente nueva: la ideología de la Democracia Cristiana. Y bajo la protección de los intereses tradicionales, pero con la libertad necesaria para presentar un rostro nuevo, esa fuerza ha llegado a constituirse en factor determinante de nuestra realidad nacional.

Económica y socialmente, no representa nada original. Constituye simplemente una nueva versión verbal del viejo orden conservador, capitalista y feudal. Nunca ha sido posible escuchar en esta Sala siquiera un amago de definición de aquello que se denomina "régimen comunitario", que se pretende diferente y opuesto, tanto a la vieja estructura capitalista, como al sistema socialista. Representa, pues, la Democracia Cristiana, aquí, como mucho más notoriamente representa en Europa, una nueva línea de defensa para los mismos viejos privilegios. Sin embargo, por las razones ya dadas, en el orden político se sitúa como una fuerza de centro, sujeta, en consecuencia, a todas las tensiones, a todas las contradicciones propias de aquellos que se niegan a definirse, que pretenden estar por encima del bien y del mal, lejos de toda actitud militante, en la pugna ya secular que está viviendo el mundo contemporáneo.

Duverger, el conocido autor francés, sostuvo en cierta oportunidad algo que recogí en un informe dado al partido. Dice: "Toda política implica una selección entre dos tipos de soluciones: las soluciones llamadas intermedias se relacionan con una y otra. Esto equivale a decir que el centro no existe en política: puede haber un partido de centro, pero no una tendencia de centro, una doctrina de centro. Llamamos "centro" al lugar geométrico donde se reúnen los moderados de tendencias opuestas: moderados de derecha y moderados de izquierda. Todo centro está dividido contra sí mismo, al permanecer separado en dos mitades: centro-izquierda y centro-derecha. Ya que el centro no es otra cosa que la agrupación artificial de la fracción derecha de la izquierda con la fracción izquierda de la derecha. El destino del centro es ser separado, sacudido, aniquilado: separado, cuando una de sus mitades vota por la derecha y la otra por la izquierda; sacudido, cuando vota en bloque, bien por la derecha, bien por la izquierda; aniquilado, cuando se abstiene. El sueño del centro es realizar la síntesis de aspiraciones contradictorias, pero la síntesis no es

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más que un poder del espíritu. La acción es una selección, y la política es acción".

Pocos párrafos explican más lúcidamente, desde el punto de vista sociológico, los trágicos desgarramientos de los partidos de centro y, en el caso que analizamos, de la Democracia Cristiana chilena.

Pero, además, como ocurre en cierto modo con las personas, incapaces a veces de resolver sus contradicciones internas, los partidos de centro, que tienen su fuente en la heterogeneidad social e ideológica de sus componentes, sin valor para exponer abiertamente sus conflictos íntimos, culpan de sus desilusiones y fracasos a los partidos que tienen frente a ellos, junto a ellos, cerca o lejos de ellos. Eso explica, como una suerte de neurosis colectiva, la curiosa imagen que la Democracia Cristiana ofrece en nuestros días: un engreimiento pueril, de movimiento arrollador y pujante sin precedentes históricos -habrían quebrado todos los "recors" y habrían dejado obsoletos todos los precedentes-; una soberbia infantil, que frecuentemente es caldo de cultivo de los peores excesos; en seguida, un sectarismo creciente y, en algunos momentos, amenazador; después, todavía, un lenguaje ambiguo. Pareciera que todo el diccionario político tuviera que revisarse para comprender otra vez, mediante un análisis virginal, qué es la libertad, en qué consiste la democracia, cuál es el pueblo. Porque la Democracia Cristiana se ha esmerado en confundir a la opinión pública y en dar un sentido ambivalente a los vocablos más claros.

Hace mucho tiempo, en los Estados Unidos, frente a un fenómeno semejante, Abraham Lincoln escribió frases de una elocuencia singular. "El mundo" -dijo- "no ha tenido nunca una definición justa de la libertad del mundo, y el pueblo norteamericano, precisamente ahora, la necesita urgentemente. Nosotros, todos, estamos por la libertad; pero empleando la misma palabra no expresamos la misma cosa. Para algunos, la palabra libertad puede significar que cada hombre haga lo que quiera de sí mismo y del producto de su trabajo; mientras que para otros, la misma palabra puede significar que algunos hombres hagan lo que se les dé la gana con otros hombres y con el producto del trabajo de éstos. Aquí nos encontramos, pues, ante dos cosas, no sólo diferentes, sino incompatibles, expresadas con la misma palabra libertad. De donde se deduce que cada una de estas cosas se ve llamada por las partes respectivas con dos nombres diferentes e incompatibles: libertad y tiranía.

"El pastor arranca de la boca del lobo a la oveja que iba a ser victimada y, naturalmente, la oveja le agradece como a su libertador, pero el lobo lo maldice por el mismo acto, acusándolo de destruir la libertad, teniendo en cuenta especialmente que la oveja era negra. Se ve claramente que la oveja y el lobo no estaban de acuerdo sobre la definición de la libertad. Y, precisamente, la misma diferencia prevalece actualmente entre nosotros, los hombres, incluso en el norte, y todos profesamos el amor a la libertad. Así como seguimos contemplando el espectáculo de millares de hombres bajo un yugo que algunos llaman libertad y que otros llaman destrucción de la libertad. Pero parece que, hace poco, el pueblo ha principiado a hacer algo para definir la libertad. Y gracias a todo lo que él ha hecho está repudiándose el diccionario del lobo".

Yo quiero comenzar reconociendo que los patéticos acontecimientos de El Salvador están sirviendo, al menos, para que el "diccionario del lobo" vaya quedando en descubierto y para que la palabra libertad vuelva a adquirir su sentido original.

Para la Democracia Cristiana, para el señor Frei, constituye defensa de la libertad la restricción de las garantías constitucionales mediante la declaración de las zonas de emergencia; para los obreros y el pueblo, eso significa el principio de una tiranía.

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Para el señor Frei y sus Ministros, constituye materialización de la libertad obligar compulsivamente al jefe de plaza a que, a su vez, ordene a la empresa la cancelación de los contratos de trabajo; para los obreros de la Andes Copper, esto es atropello de una de sus libertades más elementales: la libertad de trabajar, del derecho a trabajar.

Para el señor Frei y sus epígonos, ordenar la toma por asalto del local del sindicato, hogar de los trabajadores del mineral, es una manera de consagrar la libertad; para los mineros, esto constituye atropello a su derecho, también legítimo, a disponer de su casa propia en cualquier emergencia, en cualquier instante.

Se ha sostenido aquí, y con razón, que pocas veces la huella digital de los culpables, materiales y morales, ha quedado impresa en forma más clara que en esta oportunidad. Se sabe, perentoriamente, quiénes fueron los jefes que ordenaron el "heroico" asalto al sindicato. Pero detrás de ellos, cargando sobre sus espaldas y sus conciencias una responsabilidad moral mucho mayor, están aquellos que pavimentaron, con un cúmulo de ilegalidades, el atropello final, y los que crearon la doctrina política que culminó en el crimen.

Mucho antes de estos acontecimientos, yo hice referencia a la ilegalidad de todas las acciones emprendidas bajo el amparo de las zonas de emergencia. Se me contestó con tinterilladas, no obstante la claridad meridiana de los argumentos jurídicos invocados por mí.

Para que quede constancia explícita en este debate de antecedentes que anteriormente, por consideración al Senado, no leí, quiero recordar de nuevo que la ley Nº 7.200, del año 1942, fue la primera que estableció zonas de emergencia y habilitó al Ejecutivo para declararlas.

Durante la discusión mencionada, hice referencia somera a estos antecedentes. Hay declaraciones explícitas, contundentes, acerca del alcance de la restricción. En el Diario de Sesiones correspondiente, del Senado o de la Cámara de Diputados, no estoy seguro, al reproducir el informe de la Comisión de Legislación, se dice lo siguiente:

"Una última disposición faculta al Presidente de la República para declarar, previo informe del Consejo Superior de Defensa Nacional, como zonas de emergencia partes determinadas del territorio de la República y para aplicar dentro de ellas las facultades contempladas en el Nº 13 del artículo 44 de la Constitución, con arreglo a los artículos 1º y 2º de la ley 5.163, de 28 de abril de 1933.

"A propósito de estas facultades, que las Comisiones unidas os proponen conceder por el máximo del plazo que permite la Constitución Política, el señor Ministro del Interior declaró de la manera más terminante y enfática que era decidido propósito del Gobierno no afectar en manera alguna las garantías individuales y la libertad política de los ciudadanos y que, en consecuencia, sólo haría uso de estas facultades en cuanto las necesidades militares de la Defensa Nacional lo hicieran estrictamente indispensable.

"Las Comisiones unidas lo han entendido así, y en esa inteligencia aprobaron el artículo cuya redacción, sumada a la intervención que acuerda al Consejo Superior de la Defensa, no deja lugar a dudas en cuanto al sentido eminente y exclusivamente militar de las medidas que autoriza".

Como lo hemos dicho más de una vez, en dicha ley se establece, explícitamente, que sólo procede la declaración de zonas de emergencia en casos de ataque exterior, de invasión o de guerra, para luchar contra fuerzas enemigas de otras naciones, y no contra chilenos.

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Todavía más. El señor Matte, Ministro de Hacienda en esa época, manifestó durante la discusión:

"Oportunamente, por medio de la Secretaría General de Gobierno, se han precisado los alcances de los artículos 14, 15 y 16. Las medidas consideradas en ellos, "están condicionadas a las tareas del Consejo Superior de Defensa Nacional no se vinculan en manera alguna a situaciones de régimen político y en nada afectan al respeto y observancia de la Constitución por parte del Gobierno, no rozando por lo tanto el ejercicio de los derechos que ella consagra.

"No está de más repetir en esta oportunidad y acerca de estas "materias que exigen, por su naturaleza, especial discreción, las propias palabras de la Secretaría General de Gobierno, al manifestar públicamente que "el Gobierno mantiene su actitud; no ha solicitado, no solicita facultades especiales para la seguridad interior del Estado, ni para restringir de acuerdo con un criterio político las libertades públicas".

Este es el origen histórico de la institución denominada "zonas de emergencia". Del carácter militar, bélico de la medida, nadie puede tener dudas.

Pues bien, como también lo he dicho y quiero repetirlo ahora, en la ley que reglamentó algunas situaciones jurídicas anómalas producidas con motivo de los terremotos del sur del año 1960, se agregó una disposición en cuya virtud se añadió a la ley de seguridad interior del Estado una causal más que justificara la declaración de zonas de emergencia, y ella consistió en la calamidad pública.

Podría leer una por una las facultades que la propia ley 12.927 otorgó a los jefes de plazas, y seguiría acumulando argumentos para demostrar que el conjunto de disposiciones se inspiró siempre en la eventualidad de estar enfrentándose a un ataque exterior.

Las diferentes letras que, en el número 34, resumen las facultades del jefe militar, se cuidan particularmente de que ninguna de ellas afecte a los derechos garantizados por la Constitución- Política. Y no podía ser de otro modo, pues la Carta Fundamental es explícita y terminante cuando dice que las limitaciones de las garantías constitucionales sólo pueden provenir de una ley de facultades especiales o de una ley de estado de sitio, siempre con la intervención del Poder Legislativo y previa la calificación de los hechos por ese mismo Poder. Sin embargo, todas estas facultades estrictamente castrenses se han impartido a los jefes de plaza para que las apliquen a la población civil. Con esto, se ha dado un título inconstitucional, ilegal, a la actuación de los jefes de plaza. Por eso, la preparación de estas maniobras en el terreno jurídico, el conjunto de irregularidades que se configuran en este procedimiento, vuelve a singularizar a los responsables morales de los acontecimientos sangrientos del día de ayer.

Agregué que el decreto de reanudación de faenas es también ilegal. Sostuve que se había recurrido a una farsa para dar paso al decreto, y hoy puedo confirmarlo: la Junta de Conciliación fue requerida tres días después de la firma del decreto para que emitiera el informe previo que exige, perentoriamente, la ley de seguridad interior del Estado. Tres días después fue requerida urgentemente y, según lo tengo certificado por la Oficina de Informaciones del Senado, sin la presencia de la parte obrera, con la sola concurrencia de delegados patronales de la Andes Copper y de los delegados del Gobierno.

Y aquí sí que hay una categórica y vergonzante colusión: con la sola participación de ellos, en cuarenta y dos minutos, la Junta de Conciliación simuló haber cumplido todo el trámite de conciliación reglamentado en el Código del Trabajo, el cual, entre otras cosas, da un plazo de

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hasta quince días para agotar el procedimiento de conciliación. ¡Cuarenta y dos minutos sesionó esa Junta el lunes 7, en las primeras horas de la mañana, sin la comparecencia y participación de la delegación obrera, la cual, según dice el documento, fue convocada sin que se haya logrado su presencia!

En seguida, el decreto siguió su carrera vertiginosa en la Contraloría General de la República, adonde llegó a las 12.30, y se despachó a las 16.30.

El lunes se realizó íntegramente esta maquinación, cuando ya el decreto estaba firmado por tres Ministros de Estado y por el Presidente de la República, todos ellos abogados, como tuve oportunidad de subrayarlo ayer.

Pero hay todavía circunstancias más vergonzosas. Y uso esta palabra para no emplear otras más duras, porque en esta tramoya ha intervenido personalmente el Jefe del Estado. En el acto, el delegado patronal, sorprendido seguramente por el carácter de la situación y por el pedido del Ministro del Trabajo, dejó constancia de que no había ningún conflicto que él conociera entre la Andes Copper y su personal. Sin embargo, estimó que debía darse paso a un informe fundado acerca de los términos que podrían poner punto final al procedimiento conciliatorio...

La lectura circunstanciada de estos documentos, la pista de su itinerario, demuestran que, como digo, a lo largo de este penoso episodio, nuestros más altos repúblicos recurrieron a las triquiñuelas más deleznables, que serían criticables ya en cualquier tinterillo pueblerino.

Después viene la responsabilidad en la inspiración política de la violencia.

En el seno de la Democracia Cristiana se han caracterizado ciertos hombres por su reiterada insistencia en la aplicación de medidas de fuerza durante el ejercicio del Poder. No quiero distraer la atención del Senado citando ejemplos remotos. Pero debo decir que para los socialistas hay síntomas muy serios acerca del significado concreto que esta política tenía para la "maffia" de la mano dura en el interior de la Democracia Cristiana.

El señor Presidente de la República, el reposado Senador que conocimos junto a nosotros en estas mismas bancas, profesor de la serenidad, académico del equilibrio, luego de las elecciones de Valparaíso, hizo declaraciones, que seguramente todos conocen, a la revista Ercilla. Entre otras cosas, dijo, en la euforia de esa noche y en medio del estampido de las botellas de champaña, lo siguiente:

"Contra la oligarquía sindical del FRAP no toleraremos ni las demandas que aten-ten contra la estabilización" -¿a título de qué; qué ley ha autorizado al Presidente de la República para fijar límites a los convenios a que pueden llegar los obreros y sus empleadores?-, "ni menos las huelgas ilegales o que pretendan destruir las bases de nuestra economía. Valparaíso me volvió a dar una orden y la cumpliré. El Gobierno mantendrá todo su poder de fuego para su Revolución en Libertad." ¡Todo su poder de fuego! A mí me pareció una metáfora feliz. Ahora, después de los muertos de El Salvador, llego a pensar que esas palabras no tenían ningún sentido metafórico.

Ayer mismo en la mañana, el Honorable señor Aylwin, profesor universitario, quien no es hombre de barricada, nos notificó también por la prensa de todo el país de que se iniciaba una etapa nueva, "la mano dura", y otra vez acusó explícitamente al Frente de Acción Popular de estar usando a los obreros de El Salvador como carne de cañón.

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Otra metáfora feliz, pensé yo, desde el punto de vista oscuro y tortuoso del partido de Gobierno; pero tampoco era metáfora: tenía una significación perfectamente concreta. Y eso lo hemos sabido en las últimas horas de ayer.

¿De dónde esta euforia? ¿Cuál era el mandato del pueblo a que obedecía esa política de mano dura? ¿Dónde estaba la reiteración de la voluntad popular? El Honorable señor Fuentealba nos lo ha dicho en otra oportunidad: "No hagamos gimnasia aritmética. Tuvimos en Valparaíso la mitad de la votación". Alguien agregó: "Si en Valparaíso" -que por lo demás no es una agrupación senatorial por sí sola- "hubiese habido elección senatorial, habríamos sacado tres Senadores". Yo le digo: si en Valparaíso hubiera habido elección ordinaria de Diputados, la Democracia Cristiana difícilmente habría sacado seis Diputados, en lugar de los ocho que en la actualidad tiene. Y no hablemos de la posibilidad de que el fenómeno se repitiera lejos de la "perla" de la Democracia Cristiana, como un retórico de ese partido singularizó a la provincia de Valparaíso.

Pues bien, sigue después toda una campaña publicitaria para asimilar un conflicto del trabajo y el paro de solidaridad de sus compañeros en la industria -nuevamente como metáfora, primero, y luego cada vez con sentido más concreto- a la guerrilla. El mentor intelectual de ese proceso de perversión del criterio público es, por supuesto, "El Mercurio", vocero autorizado de la tendencia que dirige el país.

¡En Chile se había elegido el camino de la guerrilla sindical para destruir el programa de Gobierno y para abatirlo! Esto no sólo tiene implicaciones indirectas con toda la campaña continental para justificar la fuerza interamericana de represión, al servicio del Pentágono, sino que tiene un significado más próximo.

Deben recordar los señores Senadores que la Ley de Seguridad Interior del Estado, en plena y profusa aplicación en estos días, señala que cuando en la zona de emergencia actúan rebeldes organizados, entran a funcionar los tribunales militares. Los colegas abogados que se encuentran en la Sala saben cuántas veces, con qué frecuencia y cuánta discrecionalidad los tribunales militares pueden imponer la pena de muerte por delitos que en la legislación común son casi insignificantes. De tal manera que el camino hacia la dictadura está claro en estas maniobras.

Ahora quiero referirme a los hechos mismos.

En la sesión de ayer ya hice alusión a la alta opinión que el señor Frei tenía de los dirigentes del cobre, de la Confederación de trabajadores, de los mineros, del carácter profundamente democrático de sus estructuras. Ya se ha recordado aquí cómo el señor Frei lamentó, conmovido, en otros tiempos, desgracias como la que ahora deploramos. Con palabras duras y expresiones de fuego, condenó a los responsables directos e indirectos de esas masacres. Ayer, casi copiando letra a letra y palabra a palabra tantos otros discursos de tantos otros Presidentes colocados ante situaciones tan aciagas como ésta, ha acogido la versión oficial, se ha responsabilizado de ella, y ha agregado a las inexactitudes ya señaladas por el Senador Corbalán otras peores, porque implican una calumnia para los muertos.

Tengo aquí, y la leeré íntegramente, la información telefónica proporcionada por el DiputadoFrancisco Sepúlveda, testigo presencial de los hechos, a mediodía de hoy desde El Salvador. El es hombre de carácter tranquilo, y por su condición de socialista vinculado a las luchas sociales en el sur del país. Hasta antes de ser Diputado, fue director del Instituto Comercial de ||AMPERSAND||quot;Puerto Montt. Dice su información:

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"Había conversado en la mañana con el Jefe de la Plaza para pedirle que la evacuación del Sindicato Obrero de El Salvador se produjera pacíficamente. Esto se había logrado el día anterior en Potrerillos, luego de una conversación con un capitán del Ejército. Pero el Jefe de Plaza se negó.

"Alrededor de las 14 horas, militares, carabineros y detectives empezaron a tender un cerco en torno al Sindicato. Dentro habían unas 200 personas, en su mayor parte mujeres y niños, muchos de los cuales estaban almorzando.

"Sorpresivamente, carabineros de grupos de choque se lanzaron al interior del Sindicato y lanzaron bombas lacrimógenas. La gente se sintió sorprendida y, ante el efecto de las bombas, empezó a arrancar del sindicato.

"Apenas aparecieron corriendo, los militares y carabineros lanzaron ráfagas de ametralladoras. Cayeron varias decenas de personas. Yo ví dos muertos. Traté de acercarme, porque yo no estaba dentro del Sindicato sino que en el Club Social Obrero, que queda muy cerca, pero los militares y carabineros me dispararon varias ráfagas. Tuve que tirarme al suelo, junto con otras personas.

"Los carabineros y militares siguieron disparando contra la gente que estaba en el Sindicato. A los obreros que eran testigos de esta masacre y que trataban de entrar, también se les disparó ráfagas de ametralladoras. Cayeron varios muertos y heridos.

"Pude identificarme y hablé con el Jefe de la Plaza. Le dije que detuviera la matanza, pero el Jefe de Plaza se negó. Dijo que no había muertos. Insistí que había por lo menos dos muertos. El Jefe de la Plaza afirmó que él tenía instrucciones superiores.

"Media hora más tarde, algunos trabajadores y sus familias trataron de entrar al local del Sindicato, pero los militares y carabineros dispararon nuevamente. Allí murieron, por lo menos, otras dos personas. Los compañeros muertos son siete."

A las seis de la tarde el señor Ministro de Defensa nos aseguró que las víctimas eran cuatro o cinco. Y agrega el DiputadoSepúlveda:

"Volví a hablar con el Jefe de la Plaza. Recién ordenó el cese del fuego, pero el cerco militar se mantuvo. Llamé al Ministro del Interior para pedirle que ordenara al Jefe de la Plaza que no siguiera la matanza. Leighton dijo que hablaría con el Ministro de Defensa y que me volvería a llamar por teléfono. No me llamó.

"Otra vez hablé con el Jefe de la Plaza. Habían llegado ya los Diputados Orlando Poblete y Luis Aguilera junto con el SenadorHugo Miranda, que estaban en Potrerillos. En conjunto le dijimos al Jefe de la Plaza que retirara las tropas. Accedió y dijo que los muertos debían ser enterrados hoy a las 16 horas."

El Diputado socialista afirma lo siguiente:

"Estuve conversando con el SenadorJosé Musalem" -demócrata y cristiano-, "quien llegó un día antes de la masacre, para que hablara con el Jefe de la Plaza y suspendiera el baleo. El Senador Musalem" -demócrata y cristiano- "se cruzó de brazos y no quiso hacer nada. Dijo que él estaba de acuerdo con las medidas adoptadas".

El señor RODRIGUEZ.-

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¡Qué vergüenza!

El señor AMPUERO.-

"También hay indignación contra Noemi, Senador democratacristiano por Atacama, el que estuvo en El Salvador y a quien los trabajadores culpan como instigador de este brutal atentado."

El señor CORBALAN (don Salomón).-

Pónganlo en "La Nación", en primera página, mañana.

El señor AMPUERO.-

"Es verdad -dice el DiputadoSepúlveda- "que hay dos uniformados heridos. Uno es un oficial, a quien se le tiró una pedrada en la cabeza. El otro es un capitán de Ejército que tiene una herida en un muslo, provocada por su propia arma de servicio, como fue comprobado. Se hirió cuando la gente vio que el capitán seguía dando órdenes de disparar. Los trabajadores quisieron impedírselo. El capitán trató de sacar su arma de servicio para disparar contra ellos, pero en la precipitación, se disparó en el muslo. La gente lo ayudó y no lo atacó, a pesar de que ese oficial era uno de los culpables de la masacre."

¡Este es el comportamiento de los "agitadores" profesionales y marxistas, y aquella otra la conducta de los altos dirigentes de su partido, Honorable señor Aylwin, de colegas nuestros que no merecen siquiera que en adelante los saludemos como caballeros y como hombres.

El señor CORBALAN (don Salomón).-

¡Asesinos!

El señor RODRIGUEZ.-

¡Instigadores de un crimen!

El señor AYLWIN.-

Ya contestaremos, señores Senadores.

El señor AMPUERO.-

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Más adelante, agrega el DiputadoSepúlveda:

"Los funerales serán hoy a las 16 horas por instrucciones del Jefe de Plaza. No habrá fuerzas armadas ni carabineros en el camino.

"Los obreros que fueron testigos de esta masacre pedirán audiencia al Presidente de la Cámara, si llega a El Salvador esta tarde, para decirle que la versión del Gobierno es mentirosa, es falsa, que han mentido, lo mismo que muchas radios. Los obreros no provocaron. Todo fue deliberado por parte de las fuerzas represivas".

El Diputado señor Sepúlveda autorizó a la Confederación del Cobre para que diera a conocer íntegramente, como suscrita por él, esta versión de los hechos.

Todas las últimas huelgas han sido calificadas por el Gobierno como huelgas políticas, penosa repetición de una vieja monserga de todos los Gobiernos reaccionarios. Pero yo quiero afirmar, ratificando la opinión de mi camarada el Honorable señor Salomón Corbalán, que el Gobierno asignó a este movimiento obrero, desde el primer momento, un significado político, desde su punto de vista. En su soberbia -a la que hacía alusión denantes-, con ese sentido providencial de su misión que lo caracteriza, el Presidente Frei, como muchos de sus amigos, ante cualquier petición estima amenazada su autoridad y hace, entonces, cuestión de prestigio y de amor propio de los conflictos habituales en un país que aún no cae bajo un régimen totalitario.

Y "La Nación", con un desparpajo inaudito, recogiendo la herencia publicitaria de Goebbels, al acusar a las víctimas y señalarnos como instigadores, cae en tantas y tan flagrantes contradicciones, que nos llevaría a agotar esta sesión representarlas todas. Pero citaré una, a manera de muestra: mientras en la primera página se afirma que los militares y carabineros fueron heridos con sus propias armas, que les fueron arrebatadas previamente por los trabajadores, en otra parte de la versión se asevera que los trabajadores estaban todos armados con anterioridad y atacaron antes de estar próximos a los jefes de la fuerza pública. No dice tampoco "La Nación" -y no podría decirlo, porque la moral de sus redactores lo impide- que en Potrerillos no había ningún dirigente, ningún representante de la "oligarquía" sindical, ningún inspirador extremista: todos estaban presos o habían abandonado el mineral, como consecuencia de las órdenes del jefe de la plaza. Estaban solos los trabajadores, inermes. Sin malos consejeros. Si reaccionaron como hombres, fue porque tienen sangre, y no horchata, en sus venas.

Pero, ¿para qué seguir, cuando está claro y evidente que en este pequeño Vietnam el Gobierno era también fiel a la estrategia norteamericana? Se ha seguido, respecto del conflicto del cobre, la política de la "escalada", la de ir tranco por tranco provocando a los trabajadores hasta que revienten, hasta que no soporten más; hasta que, sintiendo latir sus corazones de chilenos y de proletarios, se enfrenten a la fuerza. Esa ha sido la política del Gobierno. El Ejecutivo es el que ha enfrentado este conflicto como una empresa política. Él es quien ha llevado a los extremos conocidos las tensiones sociales. ¿Seguirá mintiendo "La Nación"? ¿Seguirán engañando a la opinión pública los funcionarios y los Ministros?

Yo dije una vez que no había nada más peligroso que un democratacristiano recién confesado. Los que no pertenecemos a las filas de ese partido, cargamos con nuestras culpas toda la vida. Morimos con ellas. No podemos librarnos sino por medio de una rectificación profunda de-nuestra conducta, cuando caemos en pecado. Distinta es la suerte del democratacristiano que limpia su conciencia, como un dócil pizarrón, inmediatamente después de cometer las peores tropelías.

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El Primer Mandatario, en su discurso de anoche, manifestó, entre otras cosas, que rendía tributo a las Fuerzas Armadas por la forma como cumplían su deber. Añadió que era ésta una tradición en el comportamiento de nuestras instituciones militares. Ignoro si mentalmente tuvo una reserva, porque algo semejante a lo ocurrido ayer sucedió en 1946 en la Plaza Bulnes, cuando él era Ministro de Obras Públicas y a pocos minutos de los sucesos renunció, en señal de protesta. Pienso que, al menos, en ese momento él supuso que la fuerza pública no estaba cumpliendo su deber. Los hombres de Gobierno han adoptado una peligrosa vía, en cuanto van paulatinamente comprometiendo en acontecimientos de índole partidista a instituciones que debieran estar muy lejos de la política militante. Considero una cobardía elegir como agentes para su ejecución, sobre la base de autorizaciones ilegales, a oficiales del Ejército, que no pueden rehusar esas órdenes.

Sé lo que estoy diciendo. Si se tratara de un funcionario civil, le sería fácil, una vez convencido de que la orden no tiene asidero en la Constitución ni en la ley, representarla o no cumplirla. Un oficial está en la imperiosa necesidad de obedecer. Cuando la Ley de Seguridad Interior del Estado y la institución de las zonas de emergencia, orientadas, inspiradas en el sentido de defensa de la patria, se utilizan contra civiles chilenos, el Gobierno está realizando un acto censurable; no tiene derecho a fomentar entre los trabajadores y la opinión pública la idea de que las Fuerzas Armadas están destinadas a la represión de justas protestas y de justas peticiones.

Quiero reclamar de este comportamiento y decir, para terminar mis palabras, que no hemos acudido a la acusación constitucional, que tendría claro fundamento legal, porque sabemos que en la Cámara de Diputados esa acusación moriría, cubierta por la complicidad de una mayoría militarizada de Diputados; militarizada hasta el punto de que la sola expresión de solidaridad de uno de ellos con dos colegas que se habían quedado en Cuba, fue suficiente para expulsarlo de la Democracia Cristiana. Por esta razón, aun cuando estamos absolutamente convencidos de los atropellos que esta tarde denunciamos, sabemos que la vía de la acusación constitucional es inútil. Y tal vez la garantía de tal impunidad es la que impulsa a los Ministros y al Presidente de la República a excesos cada vez más graves.

El triste episodio de los convenios del cobre ha tenido ya un epílogo en éste, su primer capítulo. El Gobierno se hace socio industrial de las compañías. Promoverá la industria de la muerte y la represión. Garantiza que la fuerza pública será gendarme de los intereses de las compañías extranjeras. La peor colusión en la historia de nuestro país se ha materializado en el doloroso y significativo hecho ocurrido en el mineral de El Salvador.

Esta tarde no diremos, señor Presidente, que somos los primeros en lamentar el duelo de tanta gente. Muchos jesuítas, muchos hipócritas, muchos culpables han usado, en estos días, las mismas palabras, para simular una congoja que no sienten.

En nombre del Partido Socialista, quiero rendir el homenaje de los combatientes a los hombres y mujeres que, en El Salvador, enfrentaron una represión injusta; a esos chilenos que, aunque sean relativamente anónimos, o se hundan pronto en las profundidades del anonimato, han contribuido, con su ejemplo y con su sangre, a derrotar un gigantesco fraude político, y están señalando los nuevos horizontes: aquellos que sólo se ofrecen a los revolucionarios de verdad; señalando, en suma, que ningún régimen de explotación desaparece mientras el pueblo no sea efectivamente dueño del poder y mientras no sea la bandera del socialismo la que flamee en el palacio de los Presidentes de Chile.

Nada más.

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Intervención

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

¿Está presidiendo Su Señoría como cabeza de la mano dura?

Por lo demás, ya que el Honorable señor Musalem tiene tantas ganas de referirse a su persona, puedo decirle que he estado aquí durante muchas horas escuchando los relatos de los dramáticos sucesos de El Salvador. Durante largos minutos los Diputados Sepúlveda, Aguilera y Poblete y los Senadores Miranda y Chadwick han estado relatando las febriles diligencias realizadas para evitar la masacre en ese mineral; todos preocupados de algo: de impedir que continuara el baleo; ayudar a las víctimas; hablar con el jefe de la plaza; conversar con los Ministros. Y, sin embargo, un colega nuestro, el Honorable señor Musalem, que llegó con sueño en la mañana de ese día a El Salvador, según todos los relatos conocidos, no movió un dedo -ésa es la verdad- y estuvo ahí simplemente contemplando de qué manera se producían los incidentes.

El señor MUSALEM.-

¿Me permite una interrupción?

El señor AMPUERO.-

Permítame terminar, señor Senador.

El señor MUSALEM.-

Pido hacer uso de los cinco minutos que me corresponden, por haber sido aludido.

El señor AMPUERO.-

Y digo que, cuando vemos estas declaraciones en labios de personas al menos nominalmente responsables, de altos dirigentes de la colectividad política que controla el Gobierno...

El señor MUSALEM.-

¿Cómo puede Su Señoría, que ha vivido golpeando los cuarteles, venir a juzgarnos a nosotros?

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Intervención

El señor AMPUERO.-

...¿tenemos o no tenemos derecho a pensar que todo lo producido alrededor del episodio de la Comisión de Defensa Nacional tiene otras implicaciones? Eso es lo que quiero decir al Honorable señor Prado, de cuyas palabras ponderadas me alegro, pero que, por desgracia, no recogió en teda su hondura la preocupación que hemos revelado a lo largo de este debate.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

Como se ha dicho aquí, ya tendremos oportunidad en el momento en que la Sala deba pronunciarse sobre el requerimiento del Presidente de la República, de volver a examinar los problemas de carácter propiamente jurídicos.

Sin embargo, no puedo dejar de intervenir después de escuchar a los colegas que hicieron uso de la palabra, para rectificar apreciaciones y, junto con ello, evitar, en consecuencia, que se cree confusión.

El Honorable señor Prado está totalmente equivocado si deduce de mis palabras que yo, en algún instante, sostuve que las Fuerzas Armadas dependen o deban obedecer al Congreso. No he dicho tal cosa ni puede suponerse ese aserto en quien tiene alguna experiencia en el manejo de los asuntos militares sometidos a esta Corporación.

El problema es otro. Aunque sea un poco elemental reiterarlo, el Senado tiene la misión de "calificar" los ascensos de determinados oficiales, es decir, determinar si son aptos o no lo son; si tienen o no poseen una moral que se compadezca con el ejercicio de la profesión militar; si son hombres leales a su misión en un país democrático o no son leales a esos conceptos de carácter cívico. En fin.

Diré más a Su Señoría.

Hasta ciertos aspectos de su vida privada se han discutido, con frecuencia y no por nosotros. Fundamentalmente, lo han hecho parlamentarios de muy estrecha moral católica que, en alguna oportunidad, han objetado, por ejemplo, su divorcio.

¡Hasta ese punto se ha llegado! Ello demuestra que ésta es una calificación global. Nosotros, con la aprobación de los ascensos, pasamos a ser copartícipes, corresponsales de la moral, idoneidad, competencia y lealtad de los altos mandos.

Ese es el único significado que puede tener este término, si es que tiene alguno. Si no lo tuviera, sería un trámite inútil, absurdo, una ficción, un simbolismo sin sentido. Y siempre parto de la base

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-aunque no comparto algunas doctrinas de la Constitución- de que sus preceptos deben tener algún sentido. Este es el que tradicionalmente le hemos dado en las Comisiones.

Así es que dejemos de lado -Honorable señor Prado- toda esta especiosa argumentación acerca de nuestro deseo de entrar a mandar a las Fuerzas Armadas. Se trata, en forma estricta, de calificar individualmente a ciertos oficiales cuyos mensajes de ascenso nos han sido enviados para su examen.

El señor PABLO.-

Eso es lo tradicional.

El señor AMPUERO.-

Hay varias maneras de formarse un juicio: uno, leer la hoja de servicios que nos manda el Ejecutivo. Advierto que según tales antecedentes, siempre los oficiales son brillantes, todos calificados en lista uno. Jamás se menciona una referencia negativa; y -es lógico- debe suponerse que el Ejecutivo ya hizo una selección o que en el curso de la carrera aquélla ya se produjo. Pero si sentáramos como axioma que todos son buenos, idóneos y morales, sería inútil examinar esos ascensos en el Senado.

Otro camino para dar sentido a la disposición legal, sería empezar a recoger rumores anónimos que generalmente nos llegan: los miembros de la Comisión de Defensa Nacional saben que, de improviso, nos llega una carta en la cual se dice que fulano de tal tiene tal defecto; tal otro, incurrió en determinado error, etcétera. ¿Hay que tomar en cuenta esos antecedentes, hacer pie de esos anónimos, recoger los rumores y formarse juicio sobre ellos? Sería muy poco serio para los Senadores, para quienes han sido colocados en una situación de respetabilidad por el país.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Insisto en ello para dar algún sentido a la disposición constitucional

El señor PABLO.-

Lo que hemos hecho siempre.

El señor AMPUERO.-

...utilizar los medios reglamentarios y legales para informarnos del mayor número posible de hechos que rodeen la vida de los oficiales cuya conducta, competencia y méritos vamos a juzgar. Tampoco se trata de tomar medidas punitivas o aplicar castigos. Debe saberse que normalmente, al menos, la carrera militar termina en el grado de coronel. La verdad es que excepcional-mente algunos oficiales llegan al generalato o al almirantazgo. De modo que no se trata de una sanción. Más todavía: los coroneles deben presentar en cierta época, obligatoria y rutinariamente, sus renuncias, sus expedientes de retiro, para que el Presidente de la República haga uso discrecional

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de esos documentos cuando lo crea conveniente. Ello significa, más que nada, que los ascensos a grados tan altos implican de ordinario un premio: designar a los más sobresalientes, destacados y meritorios. En consecuencia, no hay nada que se asemeje a sanción por el hecho de negar el ascenso; ni siquiera cuando éste se niega, hay en la actitud del Senado nada que pueda asimilarse al concepto de sanción. Eso es lo que hemos hecho nosotros.

Ahora, los señores Senadores que son abogados, como el Honorable señor Pablo -por eso me extraña cierta precipitación en su juicio- saben cuáles son las facultades de las Comisiones tanto del Senado como de la Cámara de Diputados. Aquéllas han sido expresamente fortalecidas y reglamentadas por la ley Nº 13.609 que, en su artículo 5º, establece:

“Todos los Servicios de la Administración del Estado, sean instituciones fiscales, semifiscales, fiscales o semifiscales de administración autónoma, organismos autónomos o de administración autónoma, empresas del Estado, personas jurídicas creadas por ley o empresas en que el Estado tenga representantes o aportes de capitales, las Municipalidades y sus Cajas de Previsión, los organismos auxiliares de Previsión y demás instituciones de Previsión del sector privado, deberán remitir en forma permanente a la Oficina de Informaciones del Senado y de la Cámara de Diputados, sus publicaciones oficiales periódicas o extraordinarias, estudios y estadísticas". Agrega:

"Los referidos Servicios deberán, asimismo, proporcionar los informes y antecedentes que les sean solicitados por las Comisiones y por las Oficinas de informaciones de ambas ramas del Congreso Nacional".

Y se añaden, además, sanciones pecuniarias. Es decir, eventualmente, las Comisiones tienen ya imperio en virtud de esa disposición legal.

El señor PABLO.-

¿Me permite una interrupción?

El señor AMPUERO.-

He sido bastante deferente en concederlas; pero denantes el Honorable señor Prado juzgó preferible terminar sus observaciones antes de concedérmela.

El señor PRADO.-

Excúseme Su Señoría, me olvidé.

El señor AMPUERO.-

De manera que está claro -fuera de lo dicho por la Constitución y el Reglamento- de que existía ya una ley que, expresamente, le dio facultades a ambas ramas del Congreso -en ello insiste varias

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veces el precepto de proceder en ese sentido. Incluso en la parte final del artículo 5º, se dice: "Será, asimismo, responsable y tendrá idéntica sanción por la falta de comparecencia suya o de los funcionarios de su dependencia a las citaciones que les sean hechas por las Comisiones del Congreso Nacional".

Hay un reglamento que, además, hace aplicables tales disposiciones tanto a la Cámara como al Senado.

Esto es bien evidente: tenemos facultad para averiguar los hechos. ¿Qué antecedentes elegiremos para investigar? Eso es asunto de la Comisión. Lo importante es que ellos estén contactados con el juicio que vamos a emitir, que sirva de fundamento a ese juicio. Saber si un jefe de zona ha tenido responsabilidad en la muerte de algunos ciudadanos, es, se me ocurre, importante para determinar si ese oficial merece las estrellas de General o Coronel, en su caso.

Quiero añadir todavía algo. En los dictámenes del Senado se establece perentoriamente - repitiendo, por lo demás, lo establecido en la Constitución- que para estimar que hay fiscalización, debe procederse a tomar acuerdo y remitir éste al Presidente de la República.

De manera que hay cierta formalidad que traduce la fiscalización desde el punto de vista constitucional. Concuerdo con Su Señoría en que por una acepción amplia de la palabra "fiscalización", nos estaría impedido realizar infinidad de actos que acometemos diariamente, desde luego en la hora de Incidentes.

Quiero formular algunas observaciones sobre otros aspectos.

El Honorable señor Prado, de cuyo espíritu democrático no quiero dudar, en esto oportunidad, como en otras ocasiones lo han hecho sus colegas de partido, implícitamente nos acusa de apresurados, vehementes e injustos, por dar a ciertos episodios un alcance de relativa o mucha gravedad.

Ahora, por ejemplo, sería un abuso retórico mío suponer que detrás del oficio del Presidente de la República o de la actitud en general del Ejecutivo, hay "gato encerrado".

Diré al Honorable señor Prado que no es necesario ser muy agudo para suponer que lo que la otra vez denominé "la maffia" de la mano dura, algo tiene que ver con la inspiración de la campaña que se desarrolla en torno de estos sucesos, sin que lo desmientan quienes deberían hacerlo; sin que detengan esa campaña quienes debieran hacerlo.

Las expresiones cínicas de la crónica diaria de "La Nación" -entiendo que los señores Senadores la habrán analizado- son simplemente calumniosas, ruines, intencionadas. Sin lugar a dudas, no es necesario ser mal pensado para llegar a esa conclusión.

Pero si aún quiere más el Honorable señor Prado, debo decir que el Honorable señor Musalem - entiendo que es el secundo hombre, por lo menos en la jerarquía formal del Partido Demócrata Cristiano- ha hecho declaraciones muy claras. Al día siguiente o el mismo día que triunfó el señor Montedónico en Valparaíso, dicho señor Senador -hasta ahora nadie lo ha desmentido- dijo lo siguiente: "O el Senado comprende el significado de esta elección o no habrá más camino que llamar a un pronunciamiento plebiscitario. Alguna salida" -dijo- "vamos a encontrar para derribar esta muralla de obstrucción".

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¡Curioso! Desde luego, una muralla que camina no la va a detener. La propiedad literaria del lenguaje, como se ve, no es muy exacta. Pero fuera de este aspecto típico, anecdótico y secundario,...

El señor MUSALEM.-

¡Qué profesor de la lengua!

El señor AMPUERO.-

...¿qué significado político y constitucional tiene?

Tengo ganas de probar la tontera de Su Señoría.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

Pido a la Mesa que haga respetar mi derecho.

El señor PRADO.-

Es mejor que sean objetivos y no califiquen a nadie, porque contestaremos.

El señor RODRIGUEZ.-

Espere, para contestar. El señor Pareto es quien califica intenciones.

El señor AMPUERO.-

¿La presunción de haberse cometido actos inconstitucionales, de atropellos en el área de las zonas de emergencia es temeraria? Yo digo que no.

No me referiré a las abundantes y copiosas denuncias de allanamientos de domicilios privados sin orden judicial, así como de locales sindicales. No me referiré a la violación del derecho de libre

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tránsito de los chilenos en el territorio de la nación. No me referiré a las restricciones del derecho de reunión, de las que yo mismo he sido víctima; no me referiré a las dificultades para ejercitar el derecho de opinión y la libertad de prensa en las zonas de emergencia. Demos todo eso por dudoso.

Tengo a mano la orden del Jefe de Plaza de Potrerillos y El Salvador, Coronel Pinochet. Me referiré a este documento porque la situación del señor Pinochet no está pendiente de la Comisión de Defensa Nacional. Está al margen del conflicto concreto planteado. Pues bien, este oficial dice en uno de los números de su Orden del Día lo siguiente:

"En el caso de que los empleados y obreros no vuelvan al trabajo serán denunciados a los Tribunales de Justicia por cometer el delito de resistir el cumplimiento de la orden de reanudan faenas. En consecuencia, comprobada cualquiera resistencia al cumplimiento de la orden de reanudar faenas se procederá a detener a los culpables, los que de inmediato serán denunciados y remitidos al tribunal respectivo.

¡Yo desafío a cualquier abogado de la Democracia Cristiana a que me exhiba aquí en esta Corporación la disposición penal que permite procesar al obrero o empleado que no quiera trabajar! Si existiera, querría decir que en nuestro país en el Chile democrático y revolucionario, existe el trabajo forzado. Y hasta ahí no hemos llegado todavía. Sin embargo, para el señor Coronel Jefe de la zona de emergencia el hecho de que un obrero o empleado -que no incita a la huelga, que no la promueve, ni la dirige- el solo hecho de que un obrero o empleado rehúse trabajar, lo hace reo de delito y debe ser inmediatamente detenido y entregado a los tribunales.

El señor MUSALEM.-

Eso sería de acuerdo con el criterio marxista que se aplica en los países socialistas.

El señor AMPUERO.-

Yo mantengo mi desafío: que algún abogado se atreva a señalar la disposición que establece el trabajo forzado. ¿Cuál es la ley que autoriza tal barbaridad de un señor Coronel de Ejército, para el cual mañana se pedirá el ascenso a General de Brigada? ¡Qué la señalen! De otra manera, son cómplices de estos abusos. ¡Cómplices, señor Presidente!

Por estas cosas, porque ocurren estos hechos, nosotros perdemos la calma y, por supuesto, queremos establecer la verdad; queremos ir al terreno y saber quiénes son los verdaderos autores de las iniquidades, de los abusos y de los atropellos que han sentado sus reales en los minerales del norte.

De parte del Ejecutivo hemos encontrado una permanente resistencia a facilitar la presencia de parlamentarios en la zona de Potrerillos y El Salvador, y ella se ha repetido con motivo del acuerdo de la Comisión de Defensa Nacional. El día viernes, el día de los acontecimientos, no menos de 10 ó 12 parlamentarios pedimos al señor Ministro de Defensa -y hay muchos testigos aquí- un avión para trasladarnos al norte. Sobre la marcha, sin consultar con nadie, imperativamente, el señor Carmona nos dijo que no nos facilitaba ningún avión de la Fuerza Aérea. Me lo expliqué hasta cierto punto, por tratarse de un grupo de parlamentarios que no representábamos ningún

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organismo de la Cámara de Diputados ni de esta Corporación; pero después se ha obstruido el trabajo de la Comisión, a sabiendas de que había un acuerdo oficial que la respaldaba y de cuya legalidad sólo debemos responder ante esta Sala.

En el oficio del Ejecutivo se plantean consideraciones extralegales a las que, también, deseo referirme. Se sostiene, en resumen que esta intervención de la Comisión de Defensa Nacional en el comportamiento de altos oficiales del ejército es una manera de barrenar la disciplina, la viga maestra -no dice así, pero me atrevo a dar este calificativo a esa materia, calificativo corriente entre la gente de Gobierno- en las instituciones armadas.

Cualquiera investigación del Congreso -es la tesis que se pretende sentar- encaminada a saber si un oficial cumplió o no con la ley y la Constitución, es un atentado a la disciplina. Dicho de otro modo, porque también se expresa de esta otra manera en el oficio, los responsables en último término son el Presidente de la República y el Ministro de Defensa Nacional, cualesquiera que sean el abuso o el atropello a que dé lugar el cumplimiento de una orden. Estimo, señor Presidente, que es la tesis más peligrosa que se ha enarbolado en este país: ¡la doctrina jurídica del "gorilismo"! Cuando un jefe de guarnición en los alrededores de Buenos Aires llama a sus coroneles para movilizar los •tanques y los coroneles, a la tropa, nadie tiene derecho, dentro de la doctrina "gorilista", a preguntarse si la orden está o no de acuerdo con la legalidad del país, la letra o el espíritu de la Constitución: lo ordenó "mi General" y se cumple! Y salen los tanques a cambiar Presidentes, a derribar Ministros, a ametrallar en las calles, para cumplir con la suprema orden de "mi General".

Si hay alguna diferencia entre nuestro país y aquellos otros que han vivido la pesadilla de los golpes militares rotativos, está precisamente en que nuestros soldados de todos los rangos, de conscripto a general, tienen una obligación por encima de todas las demás, cual es la de respetar la Constitución; y nadie podría excusarse de un atropello asilándose en haber cumplido una orden del oficial superior. Esa es la única diferencia racional, entre una democracia siquiera formalista y la dictadura de los sátrapas, que se alzan con las armas que les entrega la nación, para realizar su voluntad, en lugar de la voluntad del país.

En seguida -ya que he sido invitado a tratar estos temas, lo haré sin reservas-, hay otra peligrosa doctrina en camino: yo la llamaría de la complicidad jerárquica. Si en el enfrentamiento de un tumulto callejero, si en la represión de una huelga, se le pasa la mano a un conscripto y mata un obrero; si se pone nervioso un cabo, y ordena disparar, automáticamente se entiende que el sargento debe solidarizar con ellos, porque se supone que lo otro sería resentir la disciplina militar. El teniente solidariza con el sargento, y el capitán con el teniente, y resulta que el asesinato que pudo ser la obra irreflexiva de un hombre precipitado, termina cubriéndose con la impunidad, porque se recorre todo el escalafón jerárquico, y para cobrar esas muertes, para sancionar esa culpa, ¡habría que destituir al Presidente de la República!

Esta doctrina no puede ser la de nuestro ejército; es un mal procedimiento el de aquellos oficiales que solidarizan con las torpezas o brutalidades de sus subalternos para preservar el principio de la obediencia, de la disciplina y la jerarquía. Esa es la razón, señor Presidente, de que haya muerto tanta gente en este país; siempre obreros, siempre campesinos, siempre chilenos anónimos, y nunca se haya encontrado culpables. ¡Nunca se han encontrado culpables! ¿Quién estuvo en la cárcel por lo sucedido en Ranquil? ¿Quién pagó la masacre de la Escuela Santa María? ¿Quién resultó responsable de la masacre de la oficina Pedro de Valdivia, durante el régimen del señor Ibáñez? ¿Quién ha respondido por las muertes de la Población José María Caro, que hacían quebrar

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la voz por la emoción al señor Frei, cuando era Senador de la República? ¿Quién está en la cárcel, quien fue castigado por esas muertes, por esos asesinatos? Nadie. ¿Por qué? Porque por encima de los hechos, cuando se disipó la pólvora, se cubrió la tragedia con la "complicidad jerárquica".

Rechazo esa doctrina, esa conducta, esa teoría y, por eso, me interesa saber muy específicamente quiénes son los responsables de los atropellos, menores es cierto, producidos en Chuquicamata y en Rancagua.

Procurando evitar un tono excesivamente dramático en mis palabras, creo que seguimos una trayectoria que sólo puede terminar en la tiranía. He ocupado muchas horas para demostrar aquí la inconstitucionalidad de la disposición relativa a las zonas de emergencia, contenida en la Ley de Seguridad Interior del Estado. La Constitución Política de Chile, que supongo vigente, establece en su artículo 44 cuáles son las atribuciones exclusivas del Congreso. Lo voy a leer para que lo recuerden los que padecen de amnesia. Dice esa disposición en su número 13:

"Restringir la libertad personal y la de imprenta, o suspender o restringir el ejercicio del derecho de reunión, cuando lo reclamare la necesidad imperiosa de la defensa del Estado, de la conservación del régimen constitucional o de la paz interior, y sólo por períodos que no podrán exceder de seis meses. Si estas leyes señalaren penas, su aplicación se hará siempre por los Tribunales establecidos. Fuera de los casos prescritos en este número, ninguna ley podrá dictarse paro suspender o restringir las libertades o derechos que la Constitución asegura;" ¿Cómo puede sostenerse entonces que el artículo 31 de la ley Nº 12.927 faculta legítima y permanentemente al Ejecutivo para restringir en forma discrecional las libertades públicas?

Aceptemos por un momento la validez de la disposición y olvidémosnos de la Carta Fundamental. ¿Cuáles son las facultades que da la Ley de Seguridad Interior del Estado a los Jefes de Plaza?

Perdóneseme lo extenso de mi intervención, pero me veo en la obligación de leer el artículo 34. Dice a la letra: "Corresponde al Jefe Militar, especialmente:

"a) Asumir el mando de las fuerzas militares, navales, aéreas, de Carabineros y otras que se encuentren o lleguen a la zona de emergencia." Una finalidad, como se ha visto tantas veces, específicamente militar. Nada tiene que ver con la población civil.

"b) Dictar medidas para mantener el secreto sobre existencia o construcción de obras militares." ¿Qué tiene que ver con la huelga? Nada.

"c) Prohibir la divulgación de noticias de carácter militar, estableciendo la censura de prensa, telegráfica y radiotelegráfica, que estime necesaria;

"d) Reprimir la propaganda antipatriótica, ya sea que se haga por medio de la prensa, radios, cines, teatros o por cualquier otro medio;

"e) Reglamentar el porte, uso y existencia de armas y explosivos en poder de la población civil". Una facultad policial que ni siquiera habría sido necesario insertar en este cuerpo legal.

"f) Controlar la entrada o salida de la zona de emergencia y el tránsito en ella y someter a la vigilancia de la autoridad a las personas que se consideren peligrosas."

Sostengo que este último precepto sólo faculta al jefe de la plaza para obligar a identificarse a las

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personas que entran o salen, porque si no no habría razón de establecer vigilancia para los peligrosos, pues no habría ninguno en la zona salvo que él lo hubiere dejado ingresar.

"Controlar" no es un verbo admitido por la Real Academia. No se puede, en consecuencia, encontrar una definición oficial para la interpretación de este precepto; pero todos sabemos que equivale a "supervisar". Yo diría, por lo tanto, que es legítimo colocar patrullas para saber quién entra a la mina y quién sale de ella, para saber a qué va o a qué viene, pero que se le impida el acceso, me parece un abuso de autoridad ajeno al precepto legal.

"g) Hacer uso de los locales y medios de movilización pertenecientes a instituciones fiscales, semifiscales, de administración autónoma, de empresas de] Estado, municipalidades o de particulares que estime necesario, y por el tiempo que sea indispensable.

"Al hacer la requisición deberá la autoridad efectuar inventario de la cosa, individualizando su estado," etcétera.

Tampoco tiene relación alguna con los problemas que estamos analizando.

"h) Disponer la evacuación total o parcial de los barrios, poblaciones o zonas que se estime necesario para la defensa de la ¡¡oblación civil y para el mejor éxito de las operaciones militares, dentro de su jurisdicción." ¡Operaciones militares, señores Senadores! ¿Había alguna operación militar en camino contra los trabajadores de El Salvador, por ejemplo? ¿La había contra los obreros de Chuquicamata?

"i) Dictar medidas para la protección de las obras de arte y servicios de utilidad pública, tales como agua potable, luz, gas, centros mineros e industriales y otros, con el objeto de evitar o reprimir el sabotaje; establecer especial vigilancia sobre los armamentos, fuertes, elementos bélicos, instalaciones y fábricas, e impedir que se divulguen noticias verdaderas o falsas que puedan producir pánico en la población civil o desmoralización en las fuerzas armadas."

¿Suponen los señores Senadores que el legislador, nosotros, habríamos acordado impedir la propagación de noticias verdaderas si no nos hubiéramos colocado mentalmente en la situación de una guerra internacional?

"j) Dictar las órdenes necesarias para la requisición, almacenaje y distribución de todos aquellos artículos necesarios para el auxilio de la población civil o de utilidad militar;

"k) Controlar la entrada o salida de la zona de emergencia de elementos de subsistencia, combustible y material de guerra;

"1) Disponer la declaración de stock de elementos de utilidad militar existentes en la zona;

"11) Publicar bandos en los cuales se reglamenten los servicios a su cargo y las normas a que deba ceñirse la población civil; y

"m) Impartir todas las órdenes o instrucciones que estime necesarias para el mantenimiento del orden interno dentro de la zona."

Sé que, en su desesperación, más de algún asesor del Gobierno ha creído ver en estas dos últimas letras la facultad discrecional para que el jefe militar cree las figuras jurídicas y delictivas acreedoras de sanción penal. Pero esto ya no tendría sentido...

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Es inconcebible que la Constitución permita facultar permanentemente al Presidente de la República para restringir las libertades públicas por simple decreto. Sería simplemente demencial sostener que un jefe de plaza pudiera dictar las leyes, establecer delitos nuevos, definirles y asignar las penas aplicables en cada caso. Significaría, sencillamente, que en cada zona de emergencia no hay un delegado del Gobierno, ni siquiera un oficial de Ejército: hay un zar, un dictador, un hombre dueño de la plenitud del poder, incluyendo el legislativo.

Pues bien, conceptos como éstos han permitido al Ministro de Defensa instruir a los jefes de zonas de emergencia para que se allane, se aprese, se impida el tránsito de la gente, se la obligue a abandonar locales, se la balee cuando protesta o grita -ni siquiera cuando ataca-, como lo demostró, en su relación, el Honorable tañer Miranda.

¿Es que hemos perdido la virilidad para defender nuestra libertad? ¿O es que la Democracia Cristiana ha logrado amedrentarnos? ¡Yo les digo que a nosotros no! ¡Mayoría o minoría, solos o acompañados, los socialistas seguiremos denunciando estos abusos y continuaremos identificando a los responsables!

Creo llegado el momento de que caria partido asuma plenamente su responsabilidad. Se me quiso arrastrar hacia un terreno vedado. Tradicionalmente es tabú en nuestro país hablar sobre las Fuerzas Armadas. Sobre ello hay que tener discreción y guardar silencio. Los señores Senadores saben que no de ayer, desde que entré al Senado, me preocupé de estos problemas. He hablado lo menos posible en la Sala y en las sesiones públicas sobre esas materias, por un profundo sentido de prudencia. Pero si se quiere utilizar a las Fuerzas Armadas para lanzarlas pasionalmente contra la Izquierda; si se me quiere dar la calidad de adversario personal de ¡os oficiales cuyos ascensos teníamos que discutir en días pasados, no me van a acallar con facilidad, aunque la prensa palaciega estimule la agresión física contra los políticos del FRAP.

Repito: constituye una cobardía que el Gobierno, basándose en leyes inconstitucionales y en decretos ilegales y sosteniendo, por añadidura, la doctrina de la obediencia ciega, empuje a los oficiales da nuestro Ejército a cometer atropellos que libremente no consentirían. Es dramática la situación en que se coloca a esos oficiales. La ley les otorgó poderes supremos cuando la patria estuviera amenazada por la guerra, la invasión o el ataque exterior, y así lo consignó la ley do Seguridad Interior del Estado. El legislador quiso cae asumieran papeles difíciles cuando nuestro suelo fuese asolado por fenómenos telúricos, penosos para la población entera. Los soldados, los marinos y los aviadores son garantía de seriedad, competencia y arrojo cuando esos fenómenos se producen en distintos puntos de nuestro territorio, tan frecuentemente conmovido por la tragedia. Pero nunca se puso en el ca-so de que a estos oficiales se los instalara frente al fuego cruzado de la lucha política, en el centro de los conflictos sociales como tema de discusión en las controversias de partido.

La deslealtad y la cobardía las cometió el Ejecutivo. El es responsable exclusivo de que muchos de nuestros soldados honestos y competentes vayan, a fin de cuantas, a pagar pecados ajenos.

Nada más.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

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Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

Deseo recordar a mi Honorable colega la disposición constitucional que ha señalado. El artículo 39 tiene el siguiente encabezamiento: "Son atribuciones exclusivas de la Cámara de Diputados". El número 2º del mismo artículo expresa: "Fiscalizar los actos del Gobierno". Y para completar el concepto, Honorable colega, dice en seguida: "Para ejercer esta atribución, la Cámara puede, con el voto de la mayoría de los Diputados presentes, adoptar acuerdos o sugerir observaciones que se trasmitirán por escrito al Presidente de la República."

Es decir, la sola opinión de los Senadores en lo relativo a actos del Gobierno, sea para aplaudirlos o censurarlos, nunca ha sido estimada fiscalización. Por el contrario, existen dictámenes de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, que legitiman esa actitud de los Senadores como personas, distinguiéndola de los actos que realice la Corporación como tal. Pero no sólo esto, señor Presidente. El problema consistiría en saber si las averiguaciones, las investigaciones, la acumulación de antecedentes que todas las Comisiones del Senado realizan diariamente en el cumplimiento de su cometido, en cuanto afectaran los actos de Gobierno, pasarían a ser actitudes inconstitucionales.

Los precedentes parlamentarios, los informes de la Comisión de Constitución y el sentido común - con el perdón del Honorable señor Pablo- señalan que para el cabal cumplimiento de la labor que compete a las Comisiones podemos pedir antecedentes y declaraciones, interrogar a funcionarios públicos, requerir toda clase de datos que contribuyan a formarnos opinión y, cuando se trate de calificar el comportamiento personal de oficiales cuyos ascensos nominativamente debemos aprobar o rechazar, me parecería una abdicación de nuestros deberes el hecho de que nos conformáramos con leer mecánicamente las hojas de servicio enviadas por el Ministerio de Defensa, porque para eso no puede haber sido consignada una disposición constitucional. No podía haberse establecido este precepto en nuestra Carta Fundamental para asignar a la Comisión y a la Corporación el carácter pasivo de buzón, que mecánicamente deba resolver, sin la posibilidad de solicitar datos que ayuden a formarse opinión respecto del postulante al ascenso.

El señor RODRIGUEZ.-

Lo mismo ocurre en el caso de los Embajadores.

El señor AMPUERO.-

Exactamente, es un caso similar, Honorable colega.

Por todo esto, tengo la más absoluta convicción -repito- de que desde el punto de vista jurídico, constitucional y reglamentario, el proceder de la Comisión se ajustó a las normas vigentes; que teníamos derecho a indagar el comportamiento de dos oficiales para los cuales se pide nuestra confianza o aprobación.

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Ahora, como conclusiones perentorias, debo añadir dos cosas. En primer lugar, que jamás nos hemos constituido en Comisión investigadora, que nadie pronunció esas palabras y que no se refería a ese concepto el acuerdo. Que alguien me desautorice si no estoy diciendo la verdad. En segundo término, no hay ningún acuerdo, Honorables colegas; vale decir, no hubo concurrencia de voluntades ni votación alguna en la Comisión para postergar la consideración de los ascensos. En un momento de vehemencia, no sé si pensándolo mucho o poco, quien prorrogó la consideración de los mensajes fue el Honorable señor Fuentealba, al pedir segunda discusión para todos ellos. No recuerdo que en los años que llevo en la Comisión de Defensa Nacional, nunca algún otro Senador haya pedido la segunda discusión para todos los mensajes presentados. El Honorable señor Fuentealba habrá tenido sus razones para hacerlo, usando, por lo demás, de un legítimo derecho. Pero fue él -repito- personalmente, el Honorable señor Fuentealba, quien pidió la segunda discusión de esos mensajes, y obligó así a la Presidencia de la Comisión a dejarlos para la sesión siguiente. Yo no tengo resortes reglamentarios de ninguna clase -y el señor Presidente lo sabe- para impedir la segunda discusión cuando un Senador lo pide.

De tal manera que vuelve a caer en una inexactitud, diré, de nuevo, inexplicable, para no ofenderlo, el señor Presidente de la República, cuando afirma que ha habido decisión en tal sentido de parte de la Comisión, sugiriendo -como lo dice el diario "La Nación" de hoy, complementando su pensamiento- que ésta fue una maniobra opositora.

Quiero desligar un poco de mis observaciones relativas al oficio del Ejecutivo, lo que voy a decir ahora respecto del diario "La Nación". Pienso que puede jugarse con muchas cosas, y es cierto que en el último tiempo la prensa oficialista ha demostrado con insistencia una absoluta falta de respeto por el adversario y por la verdad; pero cuando se llega a los límites alcanzados por "la Nación" en este episodio, yo sostengo que alguien -alguien: si supiera quién, lo denunciaría esta tarde- está jugando a la sedición.

Lo que acabo de relatar, ¡o que acabo de fundar en disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias, los antecedentes de hecho que he recordado, son expuestos en el diario oficial, dirigido por hombres de la confianza personal del Presidente de la República, en la siguiente forma:

"La Oposición posterga aprobación de ascensos en Fuerzas Armadas".

"En una actitud sin precedentes no se dio curso a los mensajes respectivos, considerándose una ofensa a nuestros rustí-tutos armados. Como protesta, el Gobierno retirará estas proposiciones de ascensos del Congreso Nacional".

¿Qué adjetivos, qué calificación merecen los responsables de la dirección y de la redacción de este diario del Gobierno? ¿Quién está detrás de estos provocadores? ¿Quiénes son los que, con este lenguaje, están fomentando o promoviendo un golpe de Estado? Podemos tal vez acercarnos un poco en la individualización de los responsables de esta información, leyendo el resto de la crónica, donde se me sindica, a mí, de haber pedido en la sesión secreta, en donde sólo estábamos ¡os Senadores -los enemigos de "La Nación" y los amigos de "La Nación"- la postergación en el estudio del único mensaje sometido a la consideración de la Sala. Los señores Senadores y el señor Presidente saben que esto es falso. ¿Quién dio esta información, que, a más de violar el secreto de la sesión, es una versión intencionada y calumniosa? Porque hay un perverso sentido en todo esto: el de sindicarme como enemigo de las Fuerzas Armadas.

Que al menos se sepa, en una de las pocas oportunidades que tenemos de hablar, que el proyecto

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de ley de reajuste de las rentas de las Fuerzas Armadas lleva únicamente la firma de los Honorables señores Juliet y Jaramillo y del que habla. ¡Tres Senadores de Oposición aprobamos el primer informe sobre el reajuste para las Fuerzas Armadas! ¡No había ningún Senador democratacristiano desvelado, como aparecen ahora Sus Señorías, por la suerte de los institutos armados, en aptitud reglamentaria de votar! ¡No les había interesado el proyecto, no tenían Senadores habilitados para votar en el seno de la Comisión! ¡Pero nosotros somos los enemigos de las Fuerzas Armadas, los que ofenden el espíritu del Ejército!

Es hora, señor Presidente, de ir gritan-de la verdad, cualquiera sea el grado de tensión que haya de ponerse en el debate.

El señor RODRIGUEZ.-

La verdad tiene su hora.

El señor AMPUERO.-

Pero hay más: un intruso, el señor Pareto, se erige en censor de la conducta del Senado y de sus Comisiones. ¿Qué tiene que ver el señor Pareto con el trabajo y las decisiones de la Comisión de Defensa del Honorable Senado? Para que quede constancia de la procacidad de esas declaraciones, las voy a leer, señor Presidente. Dice el señor Pareto:

"Ante el inaudito acuerdo adoptado por la Comisión de Defensa del H. Senado, con la sola excepción del Honorable senador don Renán Fuentealba, en orden a suspender el despacho de los mensajes de ascensos de distinguidos oficiales que se encontraban pendientes de las Fuerzas Armadas viene a significar una falta de respeto a nuestros institutos armados e involucra veladamente un amedrentamiento en sus filas de nuestras eficientes y no deliberantes Fuerzas Armadas."

No haré la crítica gramatical del párrafo; sería exigirle una competencia excesiva al señor Pareto. Lo que sólo quiero señalar es que se agrega a la interpretación provocadora dada por el diario "La Nación".

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

Le he dicho lo que he manifestado más de una vez a Su Señoría: que llegó a la Cámara de Diputados en la cresta de la ola del "ibañisrao"; después, en la cresta de la ola del "freismo"; por

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su caja electoral, porque se editaban verdaderas enciclopedias para acreditar la profusa legislación en que había tenido participación y, además, que es un náufrago de todos los partidos políticos, porque al señor Senador lo he conocido de todos los colores, hasta amarillo cuando se habló aquí de los responsables de la masacre de El Salvador.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente y señores Senadores:

He pedido que la Mesa tenga la deferencia de hacer leer el texto del oficio del Presidente de la República que se acaba de escuchar. Además, he solicitado de inmediato la palabra para comentarlo, pues tengo la convicción de que, alrededor de esta aparente diferencia de criterio, se están jugando valores mucho más significativos.

Se está planteando, deliberada o inconscientemente, un conflicto político y constitucional carente totalmente de justificación en nuestro derecho.

Explicaré cómo ocurrieron los hechos y cuál es el fundamento legal de la actitud asumida por la Comisión de Defensa Nacional, que me correspondió presidir. Lo haré, sobre todo, porque, con una ligereza inexplicable, en el oficio del Ejecutivo se hacen afirmaciones reñidas con los hechos, como habrá oportunidad de comprobarlo en el curso de mis observaciones.

Es sabido que una antigua disposición constitucional -ignoro cuándo tuvo su origen, pero es de larga , consignada en la actualidad en el Nº 10 del artículo 72 de nuestra Carta Fundamenta!, entrega al Senado de la República, a esta Corporación, la calificación de los ascensos de los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas. Me refiero a los ascensos al grado de Coronel y superiores, en el Ejército y en la Fuerza Aérea, y de Capitán de Navio y superiores, en la Armada. Sin el acuerdo del Senado, el Presidente de la República no puede promover a esos cargos y grados a ningún oficial de ninguna de las tres armas, salvo cuando actúe como Generalísimo en el campo de batalla, en cuyo caso puede prescindir de la opinión del Senado. Ignoro si en los últimos tiempos el Primer Mandatario ha tenido ocasión de dirigir nuestras tropas- o alguien supuso que se presentaba alguna situación análoga. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico es claro y desde el punto de vista histórico más claro todavía, que el Presidente de la República no ha tenido oportunidad de ejercer esas facultades en las condiciones señaladas en la Constitución para omitir el acuerdo del Senado en la promoción de los oficiales a que me referí.

Estamos, pues, en pleno uso de nuestra facultad para calificar los mensajes de ascenso. No creo que exista ni la sombra de la sombra de una duda de que esa atribución esté vigente para el Senado.

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Pues bien, señor Presidente, llegó a la Comisión de Defensa Nacional una larga lista de mensajes; si no me equivoco, son dos o tres para ascensos a General y, el resto, para ascensos a Coroneles. Con motivo del análisis de este punto que figuraba en la tabla de la Comisión y corno miembro de ésta, planteé la necesidad de estudiar los antecedentes relativos a dos oficiales cuyos mensajes estaban sometidos a nuestra consideración: el del Coronel Abé, jefe de la zona de emergencia en Rancagua hasta el 30 de diciembre último, si no me equivoco, y el del Comandante Viaux Marambio, gobernador y jefe de la zona de emergencia, hasta hoy, del departamento de El Loa.

Se trataba de completar nuestro conocimiento acerca de la conducta de dos oficiales que, para ascender, precisaban de nuestra aprobación. En este caso, como en otros, la Comisión disponía de un ancho campo para formarse opinión, y de atribuciones explícitas consignadas en el Reglamento del Senado que, en el artículo N° 40, norma aplicable al trabajo de todas las Comisiones, dice a la letra lo siguiente:

"Las Comisiones reunirán los antecedentes e investigarán los hechos que estimen necesarios para informar al Senado. Podrán solicitar de las autoridades correspondientes la comparecencia de aquellos funcionarios que estén en situación de ilustrar sus debates; hacerse asesorar de cualquier especialista en la materia en estudio, y oír a las instituciones y personas que estimen convenientes.

"Constituirá informe de la Comisión el que sea suscrito por la mayoría de sus miembros, y sólo podrán suscribirlo...", etcétera.

Esa disposición, aplicable por cierto a las actuaciones de la Comisión de Defensa Nacional, permite y ha permitido siempre indagar todos aquellos antecedentes que, a juicio de los señores Senadores, sean indispensables para completar su juicio, para configurar su opinión respecto de los aspirantes al ascenso.

En uso de esa facultad, cuyo alcance legal parece inobjetable, formulé una cuestión previa para que, en los casos ya citados del Coronel Abé y del Comandanta Viaux, la Comisión se constituyera en los departamentos donde tuvieron el mando de zonas de emergencia. Ello, con dos propósitos perfectamente definidos y a los cuales me referí con insistencia: primero, para comprobar si era efectivo o no lo era que se habían cometido atropellos a los derechos garantidos por la Constitución Política del Estado, mientras esos oficiales tuvieron el mando en las respectivas zonas; y, segundo, para saber si eran per sonalmente responsables o no lo eran, de esos atropellos en el caso de haberse cometido.

¿Era importante o no lo era verificar fehacientemente esos dos hechos? Para mí, era vital e indispensable, porque si estuviera acreditada la existencia de tales hechos y atropellos, y la responsabilidad de los oficiales de cuyos mensajes se trataba, habría votado en contra de esos ascensos. Pero, si por lo contrario, por medio de la investigación autorizada por el artículo 40 del Reglamento me convenciera de la falta de responsabilidad personal o de la inexistencia de los hechos violatorios de la Constitución, un deber de conciencia me obligaría a votarlos en favor.

Por lo tanto, en ese sentido, el proceder de la Comisión fue el acostumbrado, el aceptado por el Reglamento y obedecía a cumplir cabalmente con el mandato de la Constitución.

El señor GUMUCIO.-

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¿Me permite una interrupción para decir algo muy breve?

El señor AMPUERO.-

Se la concedo con mucho agrado, señor Senador.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

Debo decir a Su Señoría que está equivocado.

No podría citar muchos casos, pero al menos en oportunidades en que el país ha sido sacudido por temblores y maremotos, Comisiones completas del Senado, por decisión de ellas mismas, se han trasladado a la zona para supervisar el funcionamiento de infinidad de servicios, entre ellos, el de salud pública. Así lo hizo la Comisión respectiva, según tengo entendido, bajo la presidencia del propio Honorable señor Allende, Por lo tanto, Su Señoría está equivocado en cuanto a precedentes.

El señor PABLO.-

Reitero que se trata de imponer sanción y pena, y eso es juicio.

El señor AMPUERO.-

No, señor Senador.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

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¿Me permite una interrupción, señor Senador?

Deseo decir a Su Señoría que no tiene ningún derecho a suponer que yo tenga un juicio preconcebido. Aún más, debo expresarle, entre otras cosas, que durante la huelga del mineral de Chuquicamata, que duró 37 días, yo permanecí alrededor de 15 en Chuquicamata. Y ruego al señor Senador averiguar cuántas situaciones difíciles y cuántos problemas graves...

El señor RODRIGUEZ.-

Preste atención, Honorable señor Pablo.

El señor AMPUERO.-

...resolvimos directamente, en un trato caballeroso con el jefe de la plaza, que era el mismo de ahora. Si desea una afirmación más perentoria, puedo decirle que, en gran parte, por su ecuanimidad y sentido de responsabilidad, en oportunidades anteriores no ocurrió nada en Chuquicamata.

El señor AGUIRRE DOOLAN.-

Su Señoría lo dijo en la Comisión.

El señor AMPUERO.-

Exacto.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

Sección Texto Debate

El señor AMPUERO.-

Una cuestión previa no significa haber agregado a la tabla un asunto distinto de los mensajes. Significaba sólo adoptar un procedimiento para el estudio de éstos. Es decir, debía votarse primero la cuestión previa, para inmediatamente después entrar a la consideración específica de los mensajes.

El señor FUENTEALBA.-

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O sea, dejados pendientes.

El señor AMPUERO.-

No es dejarlos pendientes. La votación podría quedar pendiente.

El señor FUENTEALBA.-

Efectivamente.

El señor AMPUERO.-

Pero, como es indudable, reunir mayores antecedentes, escuchar a funcionarios y hacer averiguaciones, es una forma de tratar un mensaje. Lo mismo ocurre cuando se estudian la ley de presupuestos u otras proposiciones de ley que nos formula el Ejecutivo.

Por lo tanto, no se trata de postergar nada, sino de entrar a estudiar un mensaje empezando por determinados hechos que nos parecían fundamentales para emitir juicio. La votación, por supuesto, pudo haberse hecho en esa sesión o quedar pendiente. Eso dependía de la latitud del debate.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

¿Está presidiendo Su Señoría como cabeza de la mano dura?

Por lo demás, ya que el Honorable señor Musalem tiene tantas ganas de referirse a su persona, puedo decirle que he estado aquí durante muchas horas escuchando los relatos de los dramáticos sucesos de El Salvador. Durante largos minutos los Diputados Sepúlveda, Aguilera y Poblete y los Senadores Miranda y Chadwick han estado relatando las febriles diligencias realizadas para evitar la masacre en ese mineral; todos preocupados de algo: de impedir que continuara el baleo; ayudar a las víctimas; hablar con el jefe de la plaza; conversar con los Ministros. Y, sin embargo, un colega nuestro, el Honorable señor Musalem, que llegó con sueño en la mañana de ese día a El Salvador, según todos los relatos conocidos, no movió un dedo -ésa es la verdad- y estuvo ahí simplemente contemplando de qué manera se producían los incidentes.

El señor MUSALEM.-

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¿Me permite una interrupción?

El señor AMPUERO.-

Permítame terminar, señor Senador.

El señor MUSALEM.-

Pido hacer uso de los cinco minutos que me corresponden, por haber sido aludido.

El señor AMPUERO.-

Y digo que, cuando vemos estas declaraciones en labios de personas al menos nominalmente responsables, de altos dirigentes de la colectividad política que controla el Gobierno...

El señor MUSALEM.-

¿Cómo puede Su Señoría, que ha vivido golpeando los cuarteles, venir a juzgarnos a nosotros?

El señor AMPUERO.-

...¿tenemos o no tenemos derecho a pensar que todo lo producido alrededor del episodio de la Comisión de Defensa Nacional tiene otras implicaciones? Eso es lo que quiero decir al Honorable señor Prado, de cuyas palabras ponderadas me alegro, pero que, por desgracia, no recogió en teda su hondura la preocupación que hemos revelado a lo largo de este debate.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

Como se ha dicho aquí, ya tendremos oportunidad en el momento en que la Sala deba pronunciarse sobre el requerimiento del Presidente de la República, de volver a examinar los problemas de carácter propiamente jurídicos.

Sin embargo, no puedo dejar de intervenir después de escuchar a los colegas que hicieron uso de

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la palabra, para rectificar apreciaciones y, junto con ello, evitar, en consecuencia, que se cree confusión.

El Honorable señor Prado está totalmente equivocado si deduce de mis palabras que yo, en algún instante, sostuve que las Fuerzas Armadas dependen o deban obedecer al Congreso. No he dicho tal cosa ni puede suponerse ese aserto en quien tiene alguna experiencia en el manejo de los asuntos militares sometidos a esta Corporación.

El problema es otro. Aunque sea un poco elemental reiterarlo, el Senado tiene la misión de "calificar" los ascensos de determinados oficiales, es decir, determinar si son aptos o no lo son; si tienen o no poseen una moral que se compadezca con el ejercicio de la profesión militar; si son hombres leales a su misión en un país democrático o no son leales a esos conceptos de carácter cívico. En fin.

Diré más a Su Señoría.

Hasta ciertos aspectos de su vida privada se han discutido, con frecuencia y no por nosotros. Fundamentalmente, lo han hecho parlamentarios de muy estrecha moral católica que, en alguna oportunidad, han objetado, por ejemplo, su divorcio.

¡Hasta ese punto se ha llegado! Ello demuestra que ésta es una calificación global. Nosotros, con la aprobación de los ascensos, pasamos a ser copartícipes, corresponsales de la moral, idoneidad, competencia y lealtad de los altos mandos.

Ese es el único significado que puede tener este término, si es que tiene alguno. Si no lo tuviera, sería un trámite inútil, absurdo, una ficción, un simbolismo sin sentido. Y siempre parto de la base -aunque no comparto algunas doctrinas de la Constitución- de que sus preceptos deben tener algún sentido. Este es el que tradicionalmente le hemos dado en las Comisiones.

Así es que dejemos de lado -Honorable señor Prado- toda esta especiosa argumentación acerca de nuestro deseo de entrar a mandar a las Fuerzas Armadas. Se trata, en forma estricta, de calificar individualmente a ciertos oficiales cuyos mensajes de ascenso nos han sido enviados para su examen.

El señor PABLO.-

Eso es lo tradicional.

El señor AMPUERO.-

Hay varias maneras de formarse un juicio: uno, leer la hoja de servicios que nos manda el Ejecutivo. Advierto que según tales antecedentes, siempre los oficiales son brillantes, todos calificados en lista uno. Jamás se menciona una referencia negativa; y -es lógico- debe suponerse que el Ejecutivo ya hizo una selección o que en el curso de la carrera aquélla ya se produjo. Pero si sentáramos como axioma que todos son buenos, idóneos y morales, sería inútil examinar esos ascensos en el Senado.

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Otro camino para dar sentido a la disposición legal, sería empezar a recoger rumores anónimos que generalmente nos llegan: los miembros de la Comisión de Defensa Nacional saben que, de improviso, nos llega una carta en la cual se dice que fulano de tal tiene tal defecto; tal otro, incurrió en determinado error, etcétera. ¿Hay que tomar en cuenta esos antecedentes, hacer pie de esos anónimos, recoger los rumores y formarse juicio sobre ellos? Sería muy poco serio para los Senadores, para quienes han sido colocados en una situación de respetabilidad por el país.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Insisto en ello para dar algún sentido a la disposición constitucional

El señor PABLO.-

Lo que hemos hecho siempre.

El señor AMPUERO.-

...utilizar los medios reglamentarios y legales para informarnos del mayor número posible de hechos que rodeen la vida de los oficiales cuya conducta, competencia y méritos vamos a juzgar. Tampoco se trata de tomar medidas punitivas o aplicar castigos. Debe saberse que normalmente, al menos, la carrera militar termina en el grado de coronel. La verdad es que excepcional-mente algunos oficiales llegan al generalato o al almirantazgo. De modo que no se trata de una sanción. Más todavía: los coroneles deben presentar en cierta época, obligatoria y rutinariamente, sus renuncias, sus expedientes de retiro, para que el Presidente de la República haga uso discrecional de esos documentos cuando lo crea conveniente. Ello significa, más que nada, que los ascensos a grados tan altos implican de ordinario un premio: designar a los más sobresalientes, destacados y meritorios. En consecuencia, no hay nada que se asemeje a sanción por el hecho de negar el ascenso; ni siquiera cuando éste se niega, hay en la actitud del Senado nada que pueda asimilarse al concepto de sanción. Eso es lo que hemos hecho nosotros.

Ahora, los señores Senadores que son abogados, como el Honorable señor Pablo -por eso me extraña cierta precipitación en su juicio- saben cuáles son las facultades de las Comisiones tanto del Senado como de la Cámara de Diputados. Aquéllas han sido expresamente fortalecidas y reglamentadas por la ley Nº 13.609 que, en su artículo 5º, establece:

“Todos los Servicios de la Administración del Estado, sean instituciones fiscales, semifiscales, fiscales o semifiscales de administración autónoma, organismos autónomos o de administración autónoma, empresas del Estado, personas jurídicas creadas por ley o empresas en que el Estado tenga representantes o aportes de capitales, las Municipalidades y sus Cajas de Previsión, los organismos auxiliares de Previsión y demás instituciones de Previsión del sector privado, deberán remitir en forma permanente a la Oficina de Informaciones del Senado y de la Cámara de Diputados, sus publicaciones oficiales periódicas o extraordinarias, estudios y estadísticas". Agrega:

"Los referidos Servicios deberán, asimismo, proporcionar los informes y antecedentes que les sean solicitados por las Comisiones y por las Oficinas de informaciones de ambas ramas del Congreso Nacional".

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Y se añaden, además, sanciones pecuniarias. Es decir, eventualmente, las Comisiones tienen ya imperio en virtud de esa disposición legal.

El señor PABLO.-

¿Me permite una interrupción?

El señor AMPUERO.-

He sido bastante deferente en concederlas; pero denantes el Honorable señor Prado juzgó preferible terminar sus observaciones antes de concedérmela.

El señor PRADO.-

Excúseme Su Señoría, me olvidé.

El señor AMPUERO.-

De manera que está claro -fuera de lo dicho por la Constitución y el Reglamento- de que existía ya una ley que, expresamente, le dio facultades a ambas ramas del Congreso -en ello insiste varias veces el precepto de proceder en ese sentido. Incluso en la parte final del artículo 5º, se dice: "Será, asimismo, responsable y tendrá idéntica sanción por la falta de comparecencia suya o de los funcionarios de su dependencia a las citaciones que les sean hechas por las Comisiones del Congreso Nacional".

Hay un reglamento que, además, hace aplicables tales disposiciones tanto a la Cámara como al Senado.

Esto es bien evidente: tenemos facultad para averiguar los hechos. ¿Qué antecedentes elegiremos para investigar? Eso es asunto de la Comisión. Lo importante es que ellos estén contactados con el juicio que vamos a emitir, que sirva de fundamento a ese juicio. Saber si un jefe de zona ha tenido responsabilidad en la muerte de algunos ciudadanos, es, se me ocurre, importante para determinar si ese oficial merece las estrellas de General o Coronel, en su caso.

Quiero añadir todavía algo. En los dictámenes del Senado se establece perentoriamente - repitiendo, por lo demás, lo establecido en la Constitución- que para estimar que hay fiscalización, debe procederse a tomar acuerdo y remitir éste al Presidente de la República.

De manera que hay cierta formalidad que traduce la fiscalización desde el punto de vista constitucional. Concuerdo con Su Señoría en que por una acepción amplia de la palabra "fiscalización", nos estaría impedido realizar infinidad de actos que acometemos diariamente, desde luego en la hora de Incidentes.

Quiero formular algunas observaciones sobre otros aspectos.

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El Honorable señor Prado, de cuyo espíritu democrático no quiero dudar, en esto oportunidad, como en otras ocasiones lo han hecho sus colegas de partido, implícitamente nos acusa de apresurados, vehementes e injustos, por dar a ciertos episodios un alcance de relativa o mucha gravedad.

Ahora, por ejemplo, sería un abuso retórico mío suponer que detrás del oficio del Presidente de la República o de la actitud en general del Ejecutivo, hay "gato encerrado".

Diré al Honorable señor Prado que no es necesario ser muy agudo para suponer que lo que la otra vez denominé "la maffia" de la mano dura, algo tiene que ver con la inspiración de la campaña que se desarrolla en torno de estos sucesos, sin que lo desmientan quienes deberían hacerlo; sin que detengan esa campaña quienes debieran hacerlo.

Las expresiones cínicas de la crónica diaria de "La Nación" -entiendo que los señores Senadores la habrán analizado- son simplemente calumniosas, ruines, intencionadas. Sin lugar a dudas, no es necesario ser mal pensado para llegar a esa conclusión.

Pero si aún quiere más el Honorable señor Prado, debo decir que el Honorable señor Musalem - entiendo que es el secundo hombre, por lo menos en la jerarquía formal del Partido Demócrata Cristiano- ha hecho declaraciones muy claras. Al día siguiente o el mismo día que triunfó el señor Montedónico en Valparaíso, dicho señor Senador -hasta ahora nadie lo ha desmentido- dijo lo siguiente: "O el Senado comprende el significado de esta elección o no habrá más camino que llamar a un pronunciamiento plebiscitario. Alguna salida" -dijo- "vamos a encontrar para derribar esta muralla de obstrucción".

¡Curioso! Desde luego, una muralla que camina no la va a detener. La propiedad literaria del lenguaje, como se ve, no es muy exacta. Pero fuera de este aspecto típico, anecdótico y secundario,...

El señor MUSALEM.-

¡Qué profesor de la lengua!

El señor AMPUERO.-

...¿qué significado político y constitucional tiene?

Tengo ganas de probar la tontera de Su Señoría.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

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ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

Le he dicho lo que he manifestado más de una vez a Su Señoría: que llegó a la Cámara de Diputados en la cresta de la ola del "ibañisrao"; después, en la cresta de la ola del "freismo"; por su caja electoral, porque se editaban verdaderas enciclopedias para acreditar la profusa legislación en que había tenido participación y, además, que es un náufrago de todos los partidos políticos, porque al señor Senador lo he conocido de todos los colores, hasta amarillo cuando se habló aquí de los responsables de la masacre de El Salvador.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

Pido a la Mesa que haga respetar mi derecho.

El señor PRADO.-

Es mejor que sean objetivos y no califiquen a nadie, porque contestaremos.

El señor RODRIGUEZ.-

Espere, para contestar. El señor Pareto es quien califica intenciones.

El señor AMPUERO.-

¿La presunción de haberse cometido actos inconstitucionales, de atropellos en el área de las zonas de emergencia es temeraria? Yo digo que no.

No me referiré a las abundantes y copiosas denuncias de allanamientos de domicilios privados sin orden judicial, así como de locales sindicales. No me referiré a la violación del derecho de libre tránsito de los chilenos en el territorio de la nación. No me referiré a las restricciones del derecho de reunión, de las que yo mismo he sido víctima; no me referiré a las dificultades para ejercitar el derecho de opinión y la libertad de prensa en las zonas de emergencia. Demos todo eso por dudoso.

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Tengo a mano la orden del Jefe de Plaza de Potrerillos y El Salvador, Coronel Pinochet. Me referiré a este documento porque la situación del señor Pinochet no está pendiente de la Comisión de Defensa Nacional. Está al margen del conflicto concreto planteado. Pues bien, este oficial dice en uno de los números de su Orden del Día lo siguiente:

"En el caso de que los empleados y obreros no vuelvan al trabajo serán denunciados a los Tribunales de Justicia por cometer el delito de resistir el cumplimiento de la orden de reanudan faenas. En consecuencia, comprobada cualquiera resistencia al cumplimiento de la orden de reanudar faenas se procederá a detener a los culpables, los que de inmediato serán denunciados y remitidos al tribunal respectivo.

¡Yo desafío a cualquier abogado de la Democracia Cristiana a que me exhiba aquí en esta Corporación la disposición penal que permite procesar al obrero o empleado que no quiera trabajar! Si existiera, querría decir que en nuestro país en el Chile democrático y revolucionario, existe el trabajo forzado. Y hasta ahí no hemos llegado todavía. Sin embargo, para el señor Coronel Jefe de la zona de emergencia el hecho de que un obrero o empleado -que no incita a la huelga, que no la promueve, ni la dirige- el solo hecho de que un obrero o empleado rehúse trabajar, lo hace reo de delito y debe ser inmediatamente detenido y entregado a los tribunales.

El señor MUSALEM.-

Eso sería de acuerdo con el criterio marxista que se aplica en los países socialistas.

El señor AMPUERO.-

Yo mantengo mi desafío: que algún abogado se atreva a señalar la disposición que establece el trabajo forzado. ¿Cuál es la ley que autoriza tal barbaridad de un señor Coronel de Ejército, para el cual mañana se pedirá el ascenso a General de Brigada? ¡Qué la señalen! De otra manera, son cómplices de estos abusos. ¡Cómplices, señor Presidente!

Por estas cosas, porque ocurren estos hechos, nosotros perdemos la calma y, por supuesto, queremos establecer la verdad; queremos ir al terreno y saber quiénes son los verdaderos autores de las iniquidades, de los abusos y de los atropellos que han sentado sus reales en los minerales del norte.

De parte del Ejecutivo hemos encontrado una permanente resistencia a facilitar la presencia de parlamentarios en la zona de Potrerillos y El Salvador, y ella se ha repetido con motivo del acuerdo de la Comisión de Defensa Nacional. El día viernes, el día de los acontecimientos, no menos de 10 ó 12 parlamentarios pedimos al señor Ministro de Defensa -y hay muchos testigos aquí- un avión para trasladarnos al norte. Sobre la marcha, sin consultar con nadie, imperativamente, el señor Carmona nos dijo que no nos facilitaba ningún avión de la Fuerza Aérea. Me lo expliqué hasta cierto punto, por tratarse de un grupo de parlamentarios que no representábamos ningún organismo de la Cámara de Diputados ni de esta Corporación; pero después se ha obstruido el trabajo de la Comisión, a sabiendas de que había un acuerdo oficial que la respaldaba y de cuya legalidad sólo debemos responder ante esta Sala.

En el oficio del Ejecutivo se plantean consideraciones extralegales a las que, también, deseo

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referirme. Se sostiene, en resumen que esta intervención de la Comisión de Defensa Nacional en el comportamiento de altos oficiales del ejército es una manera de barrenar la disciplina, la viga maestra -no dice así, pero me atrevo a dar este calificativo a esa materia, calificativo corriente entre la gente de Gobierno- en las instituciones armadas.

Cualquiera investigación del Congreso -es la tesis que se pretende sentar- encaminada a saber si un oficial cumplió o no con la ley y la Constitución, es un atentado a la disciplina. Dicho de otro modo, porque también se expresa de esta otra manera en el oficio, los responsables en último término son el Presidente de la República y el Ministro de Defensa Nacional, cualesquiera que sean el abuso o el atropello a que dé lugar el cumplimiento de una orden. Estimo, señor Presidente, que es la tesis más peligrosa que se ha enarbolado en este país: ¡la doctrina jurídica del "gorilismo"! Cuando un jefe de guarnición en los alrededores de Buenos Aires llama a sus coroneles para movilizar los •tanques y los coroneles, a la tropa, nadie tiene derecho, dentro de la doctrina "gorilista", a preguntarse si la orden está o no de acuerdo con la legalidad del país, la letra o el espíritu de la Constitución: lo ordenó "mi General" y se cumple! Y salen los tanques a cambiar Presidentes, a derribar Ministros, a ametrallar en las calles, para cumplir con la suprema orden de "mi General".

Si hay alguna diferencia entre nuestro país y aquellos otros que han vivido la pesadilla de los golpes militares rotativos, está precisamente en que nuestros soldados de todos los rangos, de conscripto a general, tienen una obligación por encima de todas las demás, cual es la de respetar la Constitución; y nadie podría excusarse de un atropello asilándose en haber cumplido una orden del oficial superior. Esa es la única diferencia racional, entre una democracia siquiera formalista y la dictadura de los sátrapas, que se alzan con las armas que les entrega la nación, para realizar su voluntad, en lugar de la voluntad del país.

En seguida -ya que he sido invitado a tratar estos temas, lo haré sin reservas-, hay otra peligrosa doctrina en camino: yo la llamaría de la complicidad jerárquica. Si en el enfrentamiento de un tumulto callejero, si en la represión de una huelga, se le pasa la mano a un conscripto y mata un obrero; si se pone nervioso un cabo, y ordena disparar, automáticamente se entiende que el sargento debe solidarizar con ellos, porque se supone que lo otro sería resentir la disciplina militar. El teniente solidariza con el sargento, y el capitán con el teniente, y resulta que el asesinato que pudo ser la obra irreflexiva de un hombre precipitado, termina cubriéndose con la impunidad, porque se recorre todo el escalafón jerárquico, y para cobrar esas muertes, para sancionar esa culpa, ¡habría que destituir al Presidente de la República!

Esta doctrina no puede ser la de nuestro ejército; es un mal procedimiento el de aquellos oficiales que solidarizan con las torpezas o brutalidades de sus subalternos para preservar el principio de la obediencia, de la disciplina y la jerarquía. Esa es la razón, señor Presidente, de que haya muerto tanta gente en este país; siempre obreros, siempre campesinos, siempre chilenos anónimos, y nunca se haya encontrado culpables. ¡Nunca se han encontrado culpables! ¿Quién estuvo en la cárcel por lo sucedido en Ranquil? ¿Quién pagó la masacre de la Escuela Santa María? ¿Quién resultó responsable de la masacre de la oficina Pedro de Valdivia, durante el régimen del señor Ibáñez? ¿Quién ha respondido por las muertes de la Población José María Caro, que hacían quebrar la voz por la emoción al señor Frei, cuando era Senador de la República? ¿Quién está en la cárcel, quien fue castigado por esas muertes, por esos asesinatos? Nadie. ¿Por qué? Porque por encima de los hechos, cuando se disipó la pólvora, se cubrió la tragedia con la "complicidad jerárquica".

Rechazo esa doctrina, esa conducta, esa teoría y, por eso, me interesa saber muy específicamente

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quiénes son los responsables de los atropellos, menores es cierto, producidos en Chuquicamata y en Rancagua.

Procurando evitar un tono excesivamente dramático en mis palabras, creo que seguimos una trayectoria que sólo puede terminar en la tiranía. He ocupado muchas horas para demostrar aquí la inconstitucionalidad de la disposición relativa a las zonas de emergencia, contenida en la Ley de Seguridad Interior del Estado. La Constitución Política de Chile, que supongo vigente, establece en su artículo 44 cuáles son las atribuciones exclusivas del Congreso. Lo voy a leer para que lo recuerden los que padecen de amnesia. Dice esa disposición en su número 13:

"Restringir la libertad personal y la de imprenta, o suspender o restringir el ejercicio del derecho de reunión, cuando lo reclamare la necesidad imperiosa de la defensa del Estado, de la conservación del régimen constitucional o de la paz interior, y sólo por períodos que no podrán exceder de seis meses. Si estas leyes señalaren penas, su aplicación se hará siempre por los Tribunales establecidos. Fuera de los casos prescritos en este número, ninguna ley podrá dictarse paro suspender o restringir las libertades o derechos que la Constitución asegura;" ¿Cómo puede sostenerse entonces que el artículo 31 de la ley Nº 12.927 faculta legítima y permanentemente al Ejecutivo para restringir en forma discrecional las libertades públicas?

Aceptemos por un momento la validez de la disposición y olvidémosnos de la Carta Fundamental. ¿Cuáles son las facultades que da la Ley de Seguridad Interior del Estado a los Jefes de Plaza?

Perdóneseme lo extenso de mi intervención, pero me veo en la obligación de leer el artículo 34. Dice a la letra: "Corresponde al Jefe Militar, especialmente:

"a) Asumir el mando de las fuerzas militares, navales, aéreas, de Carabineros y otras que se encuentren o lleguen a la zona de emergencia." Una finalidad, como se ha visto tantas veces, específicamente militar. Nada tiene que ver con la población civil.

"b) Dictar medidas para mantener el secreto sobre existencia o construcción de obras militares." ¿Qué tiene que ver con la huelga? Nada.

"c) Prohibir la divulgación de noticias de carácter militar, estableciendo la censura de prensa, telegráfica y radiotelegráfica, que estime necesaria;

"d) Reprimir la propaganda antipatriótica, ya sea que se haga por medio de la prensa, radios, cines, teatros o por cualquier otro medio;

"e) Reglamentar el porte, uso y existencia de armas y explosivos en poder de la población civil". Una facultad policial que ni siquiera habría sido necesario insertar en este cuerpo legal.

"f) Controlar la entrada o salida de la zona de emergencia y el tránsito en ella y someter a la vigilancia de la autoridad a las personas que se consideren peligrosas."

Sostengo que este último precepto sólo faculta al jefe de la plaza para obligar a identificarse a las personas que entran o salen, porque si no no habría razón de establecer vigilancia para los peligrosos, pues no habría ninguno en la zona salvo que él lo hubiere dejado ingresar.

"Controlar" no es un verbo admitido por la Real Academia. No se puede, en consecuencia, encontrar una definición oficial para la interpretación de este precepto; pero todos sabemos que

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equivale a "supervisar". Yo diría, por lo tanto, que es legítimo colocar patrullas para saber quién entra a la mina y quién sale de ella, para saber a qué va o a qué viene, pero que se le impida el acceso, me parece un abuso de autoridad ajeno al precepto legal.

"g) Hacer uso de los locales y medios de movilización pertenecientes a instituciones fiscales, semifiscales, de administración autónoma, de empresas de] Estado, municipalidades o de particulares que estime necesario, y por el tiempo que sea indispensable.

"Al hacer la requisición deberá la autoridad efectuar inventario de la cosa, individualizando su estado," etcétera.

Tampoco tiene relación alguna con los problemas que estamos analizando.

"h) Disponer la evacuación total o parcial de los barrios, poblaciones o zonas que se estime necesario para la defensa de la ¡¡oblación civil y para el mejor éxito de las operaciones militares, dentro de su jurisdicción." ¡Operaciones militares, señores Senadores! ¿Había alguna operación militar en camino contra los trabajadores de El Salvador, por ejemplo? ¿La había contra los obreros de Chuquicamata?

"i) Dictar medidas para la protección de las obras de arte y servicios de utilidad pública, tales como agua potable, luz, gas, centros mineros e industriales y otros, con el objeto de evitar o reprimir el sabotaje; establecer especial vigilancia sobre los armamentos, fuertes, elementos bélicos, instalaciones y fábricas, e impedir que se divulguen noticias verdaderas o falsas que puedan producir pánico en la población civil o desmoralización en las fuerzas armadas."

¿Suponen los señores Senadores que el legislador, nosotros, habríamos acordado impedir la propagación de noticias verdaderas si no nos hubiéramos colocado mentalmente en la situación de una guerra internacional?

"j) Dictar las órdenes necesarias para la requisición, almacenaje y distribución de todos aquellos artículos necesarios para el auxilio de la población civil o de utilidad militar;

"k) Controlar la entrada o salida de la zona de emergencia de elementos de subsistencia, combustible y material de guerra;

"1) Disponer la declaración de stock de elementos de utilidad militar existentes en la zona;

"11) Publicar bandos en los cuales se reglamenten los servicios a su cargo y las normas a que deba ceñirse la población civil; y

"m) Impartir todas las órdenes o instrucciones que estime necesarias para el mantenimiento del orden interno dentro de la zona."

Sé que, en su desesperación, más de algún asesor del Gobierno ha creído ver en estas dos últimas letras la facultad discrecional para que el jefe militar cree las figuras jurídicas y delictivas acreedoras de sanción penal. Pero esto ya no tendría sentido...

Es inconcebible que la Constitución permita facultar permanentemente al Presidente de la República para restringir las libertades públicas por simple decreto. Sería simplemente demencial sostener que un jefe de plaza pudiera dictar las leyes, establecer delitos nuevos, definirles y asignar las penas aplicables en cada caso. Significaría, sencillamente, que en cada zona de

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emergencia no hay un delegado del Gobierno, ni siquiera un oficial de Ejército: hay un zar, un dictador, un hombre dueño de la plenitud del poder, incluyendo el legislativo.

Pues bien, conceptos como éstos han permitido al Ministro de Defensa instruir a los jefes de zonas de emergencia para que se allane, se aprese, se impida el tránsito de la gente, se la obligue a abandonar locales, se la balee cuando protesta o grita -ni siquiera cuando ataca-, como lo demostró, en su relación, el Honorable tañer Miranda.

¿Es que hemos perdido la virilidad para defender nuestra libertad? ¿O es que la Democracia Cristiana ha logrado amedrentarnos? ¡Yo les digo que a nosotros no! ¡Mayoría o minoría, solos o acompañados, los socialistas seguiremos denunciando estos abusos y continuaremos identificando a los responsables!

Creo llegado el momento de que caria partido asuma plenamente su responsabilidad. Se me quiso arrastrar hacia un terreno vedado. Tradicionalmente es tabú en nuestro país hablar sobre las Fuerzas Armadas. Sobre ello hay que tener discreción y guardar silencio. Los señores Senadores saben que no de ayer, desde que entré al Senado, me preocupé de estos problemas. He hablado lo menos posible en la Sala y en las sesiones públicas sobre esas materias, por un profundo sentido de prudencia. Pero si se quiere utilizar a las Fuerzas Armadas para lanzarlas pasionalmente contra la Izquierda; si se me quiere dar la calidad de adversario personal de ¡os oficiales cuyos ascensos teníamos que discutir en días pasados, no me van a acallar con facilidad, aunque la prensa palaciega estimule la agresión física contra los políticos del FRAP.

Repito: constituye una cobardía que el Gobierno, basándose en leyes inconstitucionales y en decretos ilegales y sosteniendo, por añadidura, la doctrina de la obediencia ciega, empuje a los oficiales da nuestro Ejército a cometer atropellos que libremente no consentirían. Es dramática la situación en que se coloca a esos oficiales. La ley les otorgó poderes supremos cuando la patria estuviera amenazada por la guerra, la invasión o el ataque exterior, y así lo consignó la ley do Seguridad Interior del Estado. El legislador quiso cae asumieran papeles difíciles cuando nuestro suelo fuese asolado por fenómenos telúricos, penosos para la población entera. Los soldados, los marinos y los aviadores son garantía de seriedad, competencia y arrojo cuando esos fenómenos se producen en distintos puntos de nuestro territorio, tan frecuentemente conmovido por la tragedia. Pero nunca se puso en el ca-so de que a estos oficiales se los instalara frente al fuego cruzado de la lucha política, en el centro de los conflictos sociales como tema de discusión en las controversias de partido.

La deslealtad y la cobardía las cometió el Ejecutivo. El es responsable exclusivo de que muchos de nuestros soldados honestos y competentes vayan, a fin de cuantas, a pagar pecados ajenos.

Nada más.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

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Deseo recordar a mi Honorable colega la disposición constitucional que ha señalado. El artículo 39 tiene el siguiente encabezamiento: "Son atribuciones exclusivas de la Cámara de Diputados". El número 2º del mismo artículo expresa: "Fiscalizar los actos del Gobierno". Y para completar el concepto, Honorable colega, dice en seguida: "Para ejercer esta atribución, la Cámara puede, con el voto de la mayoría de los Diputados presentes, adoptar acuerdos o sugerir observaciones que se trasmitirán por escrito al Presidente de la República."

Es decir, la sola opinión de los Senadores en lo relativo a actos del Gobierno, sea para aplaudirlos o censurarlos, nunca ha sido estimada fiscalización. Por el contrario, existen dictámenes de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, que legitiman esa actitud de los Senadores como personas, distinguiéndola de los actos que realice la Corporación como tal. Pero no sólo esto, señor Presidente. El problema consistiría en saber si las averiguaciones, las investigaciones, la acumulación de antecedentes que todas las Comisiones del Senado realizan diariamente en el cumplimiento de su cometido, en cuanto afectaran los actos de Gobierno, pasarían a ser actitudes inconstitucionales.

Los precedentes parlamentarios, los informes de la Comisión de Constitución y el sentido común - con el perdón del Honorable señor Pablo- señalan que para el cabal cumplimiento de la labor que compete a las Comisiones podemos pedir antecedentes y declaraciones, interrogar a funcionarios públicos, requerir toda clase de datos que contribuyan a formarnos opinión y, cuando se trate de calificar el comportamiento personal de oficiales cuyos ascensos nominativamente debemos aprobar o rechazar, me parecería una abdicación de nuestros deberes el hecho de que nos conformáramos con leer mecánicamente las hojas de servicio enviadas por el Ministerio de Defensa, porque para eso no puede haber sido consignada una disposición constitucional. No podía haberse establecido este precepto en nuestra Carta Fundamental para asignar a la Comisión y a la Corporación el carácter pasivo de buzón, que mecánicamente deba resolver, sin la posibilidad de solicitar datos que ayuden a formarse opinión respecto del postulante al ascenso.

El señor RODRIGUEZ.-

Lo mismo ocurre en el caso de los Embajadores.

El señor AMPUERO.-

Exactamente, es un caso similar, Honorable colega.

Por todo esto, tengo la más absoluta convicción -repito- de que desde el punto de vista jurídico, constitucional y reglamentario, el proceder de la Comisión se ajustó a las normas vigentes; que teníamos derecho a indagar el comportamiento de dos oficiales para los cuales se pide nuestra confianza o aprobación.

Ahora, como conclusiones perentorias, debo añadir dos cosas. En primer lugar, que jamás nos hemos constituido en Comisión investigadora, que nadie pronunció esas palabras y que no se refería a ese concepto el acuerdo. Que alguien me desautorice si no estoy diciendo la verdad. En segundo término, no hay ningún acuerdo, Honorables colegas; vale decir, no hubo concurrencia de voluntades ni votación alguna en la Comisión para postergar la consideración de los ascensos. En un momento de vehemencia, no sé si pensándolo mucho o poco, quien prorrogó la consideración

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de los mensajes fue el Honorable señor Fuentealba, al pedir segunda discusión para todos ellos. No recuerdo que en los años que llevo en la Comisión de Defensa Nacional, nunca algún otro Senador haya pedido la segunda discusión para todos los mensajes presentados. El Honorable señor Fuentealba habrá tenido sus razones para hacerlo, usando, por lo demás, de un legítimo derecho. Pero fue él -repito- personalmente, el Honorable señor Fuentealba, quien pidió la segunda discusión de esos mensajes, y obligó así a la Presidencia de la Comisión a dejarlos para la sesión siguiente. Yo no tengo resortes reglamentarios de ninguna clase -y el señor Presidente lo sabe- para impedir la segunda discusión cuando un Senador lo pide.

De tal manera que vuelve a caer en una inexactitud, diré, de nuevo, inexplicable, para no ofenderlo, el señor Presidente de la República, cuando afirma que ha habido decisión en tal sentido de parte de la Comisión, sugiriendo -como lo dice el diario "La Nación" de hoy, complementando su pensamiento- que ésta fue una maniobra opositora.

Quiero desligar un poco de mis observaciones relativas al oficio del Ejecutivo, lo que voy a decir ahora respecto del diario "La Nación". Pienso que puede jugarse con muchas cosas, y es cierto que en el último tiempo la prensa oficialista ha demostrado con insistencia una absoluta falta de respeto por el adversario y por la verdad; pero cuando se llega a los límites alcanzados por "la Nación" en este episodio, yo sostengo que alguien -alguien: si supiera quién, lo denunciaría esta tarde- está jugando a la sedición.

Lo que acabo de relatar, ¡o que acabo de fundar en disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias, los antecedentes de hecho que he recordado, son expuestos en el diario oficial, dirigido por hombres de la confianza personal del Presidente de la República, en la siguiente forma:

"La Oposición posterga aprobación de ascensos en Fuerzas Armadas".

"En una actitud sin precedentes no se dio curso a los mensajes respectivos, considerándose una ofensa a nuestros rustí-tutos armados. Como protesta, el Gobierno retirará estas proposiciones de ascensos del Congreso Nacional".

¿Qué adjetivos, qué calificación merecen los responsables de la dirección y de la redacción de este diario del Gobierno? ¿Quién está detrás de estos provocadores? ¿Quiénes son los que, con este lenguaje, están fomentando o promoviendo un golpe de Estado? Podemos tal vez acercarnos un poco en la individualización de los responsables de esta información, leyendo el resto de la crónica, donde se me sindica, a mí, de haber pedido en la sesión secreta, en donde sólo estábamos ¡os Senadores -los enemigos de "La Nación" y los amigos de "La Nación"- la postergación en el estudio del único mensaje sometido a la consideración de la Sala. Los señores Senadores y el señor Presidente saben que esto es falso. ¿Quién dio esta información, que, a más de violar el secreto de la sesión, es una versión intencionada y calumniosa? Porque hay un perverso sentido en todo esto: el de sindicarme como enemigo de las Fuerzas Armadas.

Que al menos se sepa, en una de las pocas oportunidades que tenemos de hablar, que el proyecto de ley de reajuste de las rentas de las Fuerzas Armadas lleva únicamente la firma de los Honorables señores Juliet y Jaramillo y del que habla. ¡Tres Senadores de Oposición aprobamos el primer informe sobre el reajuste para las Fuerzas Armadas! ¡No había ningún Senador democratacristiano desvelado, como aparecen ahora Sus Señorías, por la suerte de los institutos armados, en aptitud reglamentaria de votar! ¡No les había interesado el proyecto, no tenían Senadores habilitados para votar en el seno de la Comisión! ¡Pero nosotros somos los enemigos de

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las Fuerzas Armadas, los que ofenden el espíritu del Ejército!

Es hora, señor Presidente, de ir gritan-de la verdad, cualquiera sea el grado de tensión que haya de ponerse en el debate.

El señor RODRIGUEZ.-

La verdad tiene su hora.

El señor AMPUERO.-

Pero hay más: un intruso, el señor Pareto, se erige en censor de la conducta del Senado y de sus Comisiones. ¿Qué tiene que ver el señor Pareto con el trabajo y las decisiones de la Comisión de Defensa del Honorable Senado? Para que quede constancia de la procacidad de esas declaraciones, las voy a leer, señor Presidente. Dice el señor Pareto:

"Ante el inaudito acuerdo adoptado por la Comisión de Defensa del H. Senado, con la sola excepción del Honorable senador don Renán Fuentealba, en orden a suspender el despacho de los mensajes de ascensos de distinguidos oficiales que se encontraban pendientes de las Fuerzas Armadas viene a significar una falta de respeto a nuestros institutos armados e involucra veladamente un amedrentamiento en sus filas de nuestras eficientes y no deliberantes Fuerzas Armadas."

No haré la crítica gramatical del párrafo; sería exigirle una competencia excesiva al señor Pareto. Lo que sólo quiero señalar es que se agrega a la interpretación provocadora dada por el diario "La Nación".

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

¿Me permite una interrupción, señor Senador?

Deseo decir a Su Señoría que no tiene ningún derecho a suponer que yo tenga un juicio preconcebido. Aún más, debo expresarle, entre otras cosas, que durante la huelga del mineral de Chuquicamata, que duró 37 días, yo permanecí alrededor de 15 en Chuquicamata. Y ruego al señor Senador averiguar cuántas situaciones difíciles y cuántos problemas graves...

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El señor RODRIGUEZ.-

Preste atención, Honorable señor Pablo.

El señor AMPUERO.-

...resolvimos directamente, en un trato caballeroso con el jefe de la plaza, que era el mismo de ahora. Si desea una afirmación más perentoria, puedo decirle que, en gran parte, por su ecuanimidad y sentido de responsabilidad, en oportunidades anteriores no ocurrió nada en Chuquicamata.

El señor AGUIRRE DOOLAN.-

Su Señoría lo dijo en la Comisión.

El señor AMPUERO.-

Exacto.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente y señores Senadores:

He pedido que la Mesa tenga la deferencia de hacer leer el texto del oficio del Presidente de la República que se acaba de escuchar. Además, he solicitado de inmediato la palabra para comentarlo, pues tengo la convicción de que, alrededor de esta aparente diferencia de criterio, se están jugando valores mucho más significativos.

Se está planteando, deliberada o inconscientemente, un conflicto político y constitucional carente totalmente de justificación en nuestro derecho.

Explicaré cómo ocurrieron los hechos y cuál es el fundamento legal de la actitud asumida por la Comisión de Defensa Nacional, que me correspondió presidir. Lo haré, sobre todo, porque, con una ligereza inexplicable, en el oficio del Ejecutivo se hacen afirmaciones reñidas con los hechos, como habrá oportunidad de comprobarlo en el curso de mis observaciones.

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Es sabido que una antigua disposición constitucional -ignoro cuándo tuvo su origen, pero es de larga , consignada en la actualidad en el Nº 10 del artículo 72 de nuestra Carta Fundamenta!, entrega al Senado de la República, a esta Corporación, la calificación de los ascensos de los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas. Me refiero a los ascensos al grado de Coronel y superiores, en el Ejército y en la Fuerza Aérea, y de Capitán de Navio y superiores, en la Armada. Sin el acuerdo del Senado, el Presidente de la República no puede promover a esos cargos y grados a ningún oficial de ninguna de las tres armas, salvo cuando actúe como Generalísimo en el campo de batalla, en cuyo caso puede prescindir de la opinión del Senado. Ignoro si en los últimos tiempos el Primer Mandatario ha tenido ocasión de dirigir nuestras tropas- o alguien supuso que se presentaba alguna situación análoga. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico es claro y desde el punto de vista histórico más claro todavía, que el Presidente de la República no ha tenido oportunidad de ejercer esas facultades en las condiciones señaladas en la Constitución para omitir el acuerdo del Senado en la promoción de los oficiales a que me referí.

Estamos, pues, en pleno uso de nuestra facultad para calificar los mensajes de ascenso. No creo que exista ni la sombra de la sombra de una duda de que esa atribución esté vigente para el Senado.

Pues bien, señor Presidente, llegó a la Comisión de Defensa Nacional una larga lista de mensajes; si no me equivoco, son dos o tres para ascensos a General y, el resto, para ascensos a Coroneles. Con motivo del análisis de este punto que figuraba en la tabla de la Comisión y corno miembro de ésta, planteé la necesidad de estudiar los antecedentes relativos a dos oficiales cuyos mensajes estaban sometidos a nuestra consideración: el del Coronel Abé, jefe de la zona de emergencia en Rancagua hasta el 30 de diciembre último, si no me equivoco, y el del Comandante Viaux Marambio, gobernador y jefe de la zona de emergencia, hasta hoy, del departamento de El Loa.

Se trataba de completar nuestro conocimiento acerca de la conducta de dos oficiales que, para ascender, precisaban de nuestra aprobación. En este caso, como en otros, la Comisión disponía de un ancho campo para formarse opinión, y de atribuciones explícitas consignadas en el Reglamento del Senado que, en el artículo N° 40, norma aplicable al trabajo de todas las Comisiones, dice a la letra lo siguiente:

"Las Comisiones reunirán los antecedentes e investigarán los hechos que estimen necesarios para informar al Senado. Podrán solicitar de las autoridades correspondientes la comparecencia de aquellos funcionarios que estén en situación de ilustrar sus debates; hacerse asesorar de cualquier especialista en la materia en estudio, y oír a las instituciones y personas que estimen convenientes.

"Constituirá informe de la Comisión el que sea suscrito por la mayoría de sus miembros, y sólo podrán suscribirlo...", etcétera.

Esa disposición, aplicable por cierto a las actuaciones de la Comisión de Defensa Nacional, permite y ha permitido siempre indagar todos aquellos antecedentes que, a juicio de los señores Senadores, sean indispensables para completar su juicio, para configurar su opinión respecto de los aspirantes al ascenso.

En uso de esa facultad, cuyo alcance legal parece inobjetable, formulé una cuestión previa para que, en los casos ya citados del Coronel Abé y del Comandanta Viaux, la Comisión se constituyera en los departamentos donde tuvieron el mando de zonas de emergencia. Ello, con dos propósitos perfectamente definidos y a los cuales me referí con insistencia: primero, para comprobar si era

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efectivo o no lo era que se habían cometido atropellos a los derechos garantidos por la Constitución Política del Estado, mientras esos oficiales tuvieron el mando en las respectivas zonas; y, segundo, para saber si eran per sonalmente responsables o no lo eran, de esos atropellos en el caso de haberse cometido.

¿Era importante o no lo era verificar fehacientemente esos dos hechos? Para mí, era vital e indispensable, porque si estuviera acreditada la existencia de tales hechos y atropellos, y la responsabilidad de los oficiales de cuyos mensajes se trataba, habría votado en contra de esos ascensos. Pero, si por lo contrario, por medio de la investigación autorizada por el artículo 40 del Reglamento me convenciera de la falta de responsabilidad personal o de la inexistencia de los hechos violatorios de la Constitución, un deber de conciencia me obligaría a votarlos en favor.

Por lo tanto, en ese sentido, el proceder de la Comisión fue el acostumbrado, el aceptado por el Reglamento y obedecía a cumplir cabalmente con el mandato de la Constitución.

El señor GUMUCIO.-

¿Me permite una interrupción para decir algo muy breve?

El señor AMPUERO.-

Se la concedo con mucho agrado, señor Senador.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

Una cuestión previa no significa haber agregado a la tabla un asunto distinto de los mensajes. Significaba sólo adoptar un procedimiento para el estudio de éstos. Es decir, debía votarse primero la cuestión previa, para inmediatamente después entrar a la consideración específica de los mensajes.

El señor FUENTEALBA.-

O sea, dejados pendientes.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

No es dejarlos pendientes. La votación podría quedar pendiente.

El señor FUENTEALBA.-

Efectivamente.

El señor AMPUERO.-

Pero, como es indudable, reunir mayores antecedentes, escuchar a funcionarios y hacer averiguaciones, es una forma de tratar un mensaje. Lo mismo ocurre cuando se estudian la ley de presupuestos u otras proposiciones de ley que nos formula el Ejecutivo.

Por lo tanto, no se trata de postergar nada, sino de entrar a estudiar un mensaje empezando por determinados hechos que nos parecían fundamentales para emitir juicio. La votación, por supuesto, pudo haberse hecho en esa sesión o quedar pendiente. Eso dependía de la latitud del debate.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 80. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 16 de marzo de 1966.

ASCENSOS MILITARES. RETIRO DE MENSAJE CORRESPONDIENTE.

El señor AMPUERO.-

Debo decir a Su Señoría que está equivocado.

No podría citar muchos casos, pero al menos en oportunidades en que el país ha sido sacudido por temblores y maremotos, Comisiones completas del Senado, por decisión de ellas mismas, se han trasladado a la zona para supervisar el funcionamiento de infinidad de servicios, entre ellos, el de salud pública. Así lo hizo la Comisión respectiva, según tengo entendido, bajo la presidencia del propio Honorable señor Allende, Por lo tanto, Su Señoría está equivocado en cuanto a precedentes.

El señor PABLO.-

Reitero que se trata de imponer sanción y pena, y eso es juicio.

El señor AMPUERO.-

No, señor Senador.

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Intervención

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 86. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 29 de marzo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, suscrito por los Honorables señores Prado (presidente), Altamirano, Bulnes Sanfuentes, Durán y Luengo, recaído en la consulta de la Sala acerca de los aspectos de derecho en orden a recoger mayores antecedentes e investigar hechos relacionados con ascensos de oficiales superiores de las Fuerzas Armadas, propuestos en Mensajes del Ejecutivo.

-El informe figura en los Anexos de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento Nº 3, página 5083.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

La Comisión, por mayoría de votos, estima que lo acordado al respecto por la Comisión de Defensa Nacional infringe el artículo 4º, el sentido general y la interpretación armónica que se desprende de los artículos 22, 23 y 72, Nº 13, de la Carta Fundamental.

Por su parte, los Honorables señores Altamirano y Luengo, en opinión de minoría, estiman legítimos y ajustados a derecho los acuerdos sometidos a consulta.

El señor AMPUERO.-

¿Me permite, señor Senador?

Una de las muchas majaderías que se han repetido durante las últimas semanas, majaderías que nunca pensé que llegaran a tener eco en personas respetables de este Hemiciclo, es la afirmación de que la Comisión de Defensa Nacional se constituyó en comisión investigadora. Espero disponer de tiempo más adelante para calificar esta aseveración gratuita que se repite en el oficio del Ejecutivo.

Pero antes de abocarnos más directamente al tema, deseo insistir en que la afirmación es absurda, impropia de parlamentarios y mucho más impropia de parlamentarios abogados. La noción que se pretende inculcar en la opinión pública es que nosotros procuramos convertir una Comisión informante, habitual y rutinaria, en investigadora y, según añade ahora el Honorable señor Fuentealba, fiscalizadora.

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Intervención

El señor GOMEZ.-

Es solamente un juicio del Honorable señor Fuentealba.

El señor AMPUERO.-

Por supuesto, no puedo gobernar el criterio del señor Senador. Pero puedo pedir a cualquiera persona de buena fe -de éstas las hay incluso en la Democracia Cristiana- que reconozca que seguir insistiendo en esta expresión es simplemente una majadería y una ofensa gratuita para quienes sabemos perfectamente que, dentro de las facultades normales de una Comisión que informa habitualmente al Senado, existe la de investigar determinados hechos, como dispone en forma expresa y literal el artículo 40 de nuestro Reglamento. Para eso una Comisión no necesita convertirse o transformarse en investigadora. La que actuó y resolvió sobre la materia es tan Comisión como la que, hace más de un año,...

El señor FUENTEALBA.-

La omití expresamente.

El señor AMPUERO.-

...se constituyó y eligió presidente al Senador que habla. Ella ha estado funcionando regularmente a lo largo de todo este período y ejerce, a veces, una facultad, y otras veces, otra.

El señor FUENTEALBA.-

Pero nunca en la historia del Senado usó las facultades que el señor Senador le atribuye.

El señor AMPUERO.-

Demostraré al Honorable señor Fuentealba -no es tan niño como para ignorar ciertos hechos políticos- que no es éste el primer caso en que una Comisión se traslada a algún punto del territorio,...

El señor FUENTEALBA.-

Para investigar asuntos personales, sí.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

...financiada con cargo al presupuesto del Senado, asesorada por su secretario titular, que actúa como ministro de fe, e incorpora a sus informes estas diligencias con el carácter de oficiales.

El señor FUENTEALBA.-

¿En asuntos personales, también?

El señor AMPUERO.-

Asunto aparte es determinar si la de Defensa Nacional carece de algunas de las facultades que tienen las demás Comisiones del Senado y si, por lo tanto, es, por eso mismo, una Comisión de segunda clase. Eso lo discutiremos al entrar al fondo del debate.

El señor FUENTEALBA.-

Así me parece.

El señor AMPUERO.-

Por ahora, deseo dejar en claro, en primer término: que no tiene justificación racional que un hombre reflexivo y responsable siga insistiendo en esta transformación de la Comisión de Defensa Nacional en comisión investigadora, y, en segundo lugar, que el carácter de ella no depende -es casi una majadería, por lo ocioso, decirlo- del lugar en que funciona. Una Comisión investigadora puede serlo tanto en este recinto como en Calama, así como puede no serlo ni aquí ni en esa localidad, si está ejerciendo otras funciones.

De tal manera que, por lo menos como explicación provisional, valgan estas palabras para evitar que se insista en afirmaciones erróneas.

El señor FUENTEALBA.-

Pero ése ha sido el criterio de la mayoría de la Comisión de Legislación, y es compartido, además, por el Consejo de Defensa del Estado.

El señor CHADWICK.-

El Consejo de Defensa del Estado nada tiene que hacer en esto.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

Y lo que ha dicho es sólo la opinión del señor Ignacio Echeverría.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 86. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 29 de marzo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, suscrito por los Honorables señores Prado (presidente), Altamirano, Bulnes Sanfuentes, Durán y Luengo, recaído en la consulta de la Sala acerca de los aspectos de derecho en orden a recoger mayores antecedentes e investigar hechos relacionados con ascensos de oficiales superiores de las Fuerzas Armadas, propuestos en Mensajes del Ejecutivo.

-El informe figura en los Anexos de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento Nº 3, página 5083.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

La Comisión, por mayoría de votos, estima que lo acordado al respecto por la Comisión de Defensa Nacional infringe el artículo 4º, el sentido general y la interpretación armónica que se desprende de los artículos 22, 23 y 72, Nº 13, de la Carta Fundamental.

Por su parte, los Honorables señores Altamirano y Luengo, en opinión de minoría, estiman legítimos y ajustados a derecho los acuerdos sometidos a consulta.

El señor AMPUERO.-

Está equivocado, Honorable colega, y lo lamento mucho, porque Su Señoría es presidente de la Comisión de Legislación.

Si el señor Senador me permite, puedo precisar los hechos.

El señor PRADO.-

No tengo inconveniente, porque, en todo caso, ese punto no será esencial en mi intervención.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

El Honorable señor Prado acaba de manifestar -en oportunidades anteriores lo ha difundido del mismo modo la prensa- que se prorrogó o difirió el análisis de los mensajes de dos oficiales como consecuencia de una decisión propuesta por el Senador que habla, de la cual, precisamente, ahora nos estamos preocupando. No es así. Lo que propuse, con motivo de los mensajes de ascenso del Coronel Abé y del Comandante Viaux, fue que la Comisión, en el análisis de los antecedentes que nos permitieran dar nuestro acuerdo o negarlo, allegara determinados antecedentes e investigara ciertos hechos. Ello es fundamental, porque las Comisiones pueden realizar diligencias de esa índole, lo cual no significa que sean medidas destinadas a postergar el estudio de la materia, sino a investigar hechos, para, precisamente, incorporarlos a ese estudio.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

DIVISION DE PREDIOS RUSTICOS DE SUPERFICIE SUPERIOR A 80 HECTAREAS.- RETIRO DE URGENCIA.

El señor AMPUERO.-

Desde hace algún tiempo, en esta Corporación y en otros organismos públicos parece llegado el momento de grabar rigurosamente el contenido de todas las discusiones y hasta de las conversaciones.

El Honorable señor Gumucio sabe -lo reiteré en forma tajante en la reunión de Comités-, en primer lugar, que me opuse a que se dieran quince días de plazo para despachar el proyecto sobre parcelaciones, ante la posibilidad muy concreta de que la Sala calificara de "suma" la urgencia.

Insistí en que, aprobada esa urgencia por la Sala, yo exigiría el cumplimiento del plazo reglamentario y no aceptaría un día más, ni por acuerdo convencional de los Comités.

El señor Presidente me preguntó si, en caso de retirarse la solicitud de calificación de urgencia por el Ejecutivo y de que no hubiera necesidad de pronunciarse al respecto en la sesión que estamos celebrando, debía entenderse que yo adhería al itinerario de discusión propuesto. Dado eso por convenido, le dije que sí, por una razón muy sencilla: porque lo que en ese momento era sólo conjetura, ahora es un hecho concreto, y como el Gobierno ha retirado la urgencia, me parece positivo atenernos al itinerario fijado por los Comités, que permite una tramitación rápida. Pero eso es muy distinto de suponer que yo prefiera el calendario aprobado por los Comités a la suma urgencia. Así lo entiende cualquiera persona, y con mayor razón debe comprenderlo un legislador. Eso es lo que manifesté al Honorable señor Gumucio: preferimos que el Gobierno hubiera mantenido la petición de urgencia, pues habría mayoría para calificarla de "suma", y que se hubieran respetado rigurosamente los plazos de ésta.

Ahora, sin la petición de urgencia, consideramos aceptable el tratamiento aprobado en subsidio

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por los Comités.

El señor GUMUCIO.-

Entonces ¿por qué protesta?

El señor AMPUERO.-

Protesto por el retiro de la urgencia.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

En derecho, de la fundamentación citada en el informe, no queda nada. Sólo reflexiones incongruentes, ajenas a la cuestión, impertinentes jurídicamente, que apenas sirven para edificar la coronación más o menos barroca de este informe en derecho, cuyos cimientos son tan frágiles como los que acabo de describir. Más adelante el informe de la Comisión dice:

"Si bien el artículo 40 del Reglamento del Senado autoriza a las Comisiones para reunir los antecedentes e investigar los hechos que estime necesarios para informar al Senado, esas atribuciones están limitadas por circunstancias que dicen relación con los derechos individuales de las personas, con las atribuciones de otras autoridades y con algunas que emanan de la propia naturaleza de las cosas".

Jamás he visto una fundamentación más aparentemente erudita, pero más vacía. Dice el informe que hay tres limitaciones, para hacer el análisis del párrafo. La primera, los derechos individuales de las personas. Pero, ¿alguien ha dicho que se ha atropellado un derecho individual mediante o con ocasión del acuerdo de la Comisión de Defensa Nacional? Nunca; por eso, es ésta una consideración ociosa. A continuación, se refiere el informe a las atribuciones de otras autoridades. Al respecto, hemos dicho mil veces que no somos jueces militares ni pretendemos aplicar sanciones disciplinarias. Lo único que queda en pie, por lo tanto, es que, además, limita nuestras atribuciones "la propia naturaleza de las cosas...". Yo no sé si los señores Senadores entienden algo. Parece que en seguida el informe quisiera aproximarse a la "naturaleza de las cosas". Dice:

"En el caso de la consulta, hay varias circunstancias que limitan el ejercicio de la facultad reglamentaria..." - uno está convencido de que vamos a entrar a analizar ahora, precisamente,

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este juicio ampuloso-"... y que impiden a la Comisión adoptar resoluciones de la naturaleza de las que están sometidas a consulta de esta Comisión. En efecto, la calificación de las Fuerzas Armadas se hace en forma minuciosa, en conformidad a normas establecidas en la ley y por una Junta Calificadora especial. Nadie duda que la Comisión de Defensa Nacional puede pedir dichas calificaciones y todos los antecedentes que sirvieron de base a la misma; pero, abocarse ella misma a realizar tal calificación, significaría atrope-llar las facultades de otro organismo".

Es todo lo que queda del pretencioso anuncio del párrafo anterior; es decir, la imputación de que la Comisión de Defensa Nacional quiso arrogarse las facultades de la Junta Calificadora.

¿Con qué título los señores Senadores pueden atribuirnos siquiera esta intención? La calificación anual tiene sus propias formalidades, su ritual. La hacen determinados jefes, tiene cierto valor reglamentario absolutamente independiente y ajeno a la calificación que nosotros estamos haciendo. De este modo, el informe vuelve a sumergirse en esas nebulosas de las cuales ni los esfuerzos más ímprobos han logrado sacarlo. No deseo insistir en esto; sería poco serio tratar de demostrar que nunca pretendimos suplantar a la Junta Calificadora.

No se ha violado el artículo 39 de la Constitución.

Quiero referirme a otro aspecto del informe. La teoría que se ha tratado de sostener -voy a abundar en consideraciones que ya inicié denantes- consistiría en que la declaración de zona de emergencia es un acto administrativo o un acto de Gobierno. Sin embargo, debemos reconocer que en la propia doctrina existe bastante ambigüedad, pues no se sabe dónde terminan los actos de administración y dónde empiezan los actos de Gobierno. Incluso, algunos autores estiman que los actos de Gobierno son una especie de actos de administración; pero no entraré en esa discusión un tanto bizantina y un tanto oscura. Basta sólo acoger la idea de que el desempeño del jefe de plaza emana de la declaración de zona de emergencia. Esto es lo primero. Después, todo lo que se hace es de responsabilidad del Presidente de la República.

He citado un caso que probablemente la Comisión de la Cámara tendrá que estudiar. Con la firma del jefe de plaza de El Salvador, se ha sostenido que el obrero o el empleado que no desee ir a trabajar es reo de un delito, puede ser detenido de inmediato y puesto a disposición de los tribunales.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

Señor Senador, le rogaría que, por lo menos, se diera el trabajo de escuchar con calma. Yo sostengo...

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Intervención

El señor PABLO.-

Está repitiendo la misma argumentación que le escuchamos en una sesión anterior.

El señor AMPUERO.-

...- e insisto en ello porque lo considero importante, porque es conveniente saber quién es responsable de esto y porque quien lo sea tendrá ulterior responsabilidad. El coronel Pinochet sobre su firma, ha declarado que el obrero que no concurra al trabajo incurre en delito, que él lo hará detener y que lo pondrá a disposición de la justicia. Es decir, establece el' trabajo forzado.

¿Quién es responsable de esto? El coronel, el Ministro de Defensa, él Presidente de la República? Lo pregunto, no por poner en la picota a nadie, sino porque mañana, si me corresponde calificar la idoneidad de un oficial que ha dictado ese decreto por su cuenta y riesgo, daría mi voto contrario a él.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

En este punto, me parece importante referirme a la fundamentación que dieron dos de los miembros de la Comisión. Los señores Senadores Prado y Durán sostuvieron que la invasión de atribuciones en que específicamente habríamos incurrido, constituía una violación del artículo 39, número 2, de la Constitución Política del Estado, que asigna a la Cámara, como se sabe, la facultad exclusiva de fiscalizar los actos del Gobierno. El Honorable señor Bulnes no compartió este fundamento. Estimo muy importante subrayar ese hecho, porque significa que en la Comisión no hay mayoría para sostener que hemos incurrido en un acto de fiscalización. Me parece sustancial dejar constancia en la Sala, cualquiera que sea su opinión final, de que la realización de estos actos o de estas investigaciones no involucra invasión de actividades de la Cámara de Diputados. Sin embargo, me referiré a esas razones, porque públicamente se ha insistido mucho en ellas.

He sostenido y sostengo, primero, que cuando se habla de fiscalización no podemos atenernos al sentido directo y literal del verbo fiscalizar, que significa asumir las funciones de fiscal. Aquí nadie ha asumido específicamente, directamente, concretamente esa función. El verbo tiene también un sentado figurado, que, según todos los tratadistas, es el que le atribuye la Constitución y que significa "criticar o traer a juicio los actos u obras de otros".

Si nos atenemos a la definición gramatical -voy a reiterar este razonamiento-, todos los días, a

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cada rato, miles de personas, corporaciones o entidades estarían incurriendo en una violación flagrante de la Constitución Política del Estado. Pero ese no es el significado. Sostengo -y creo estar bien acompañado por la autoridad que las personas que voy a citar tienen en los sectores de Derecha y de la Democracia Cristiana- que la única acepción congruente con el texto constitucional, la única que hace lógica la disposición, es la que considera la fiscalización de los actos del Gobierno como una institución parlamentaria y constitucional que no se encuentra definida en la primera frase, sino por el texto que viene a continuación del punto seguido. Sostengo que es una institución que debe materializarse en acuerdos o sugerencias aprobados en votaciones mayoritarias, que deben enjuiciar los actos de Gobierno y que comprometen al Ejecutivo a responder por escrito en el caso del Presidente de la República, y oralmente, cuando se trate de los Ministros.

En 1945 se suscitó un debate parecido al de hoy en esta Corporación. Produjo un impacto muy diferente, que quiero subrayar. El Presidente de la República de entonces -lo era don Juan Antonio Ríos- reclamó en un oficio por el hecho de que desde el Senado se remitían oficios que consideraba de fiscalización. En cuanto se recibió y se dio cuenta de ese oficio en el Senado, su Presidente en ese tiempo, don Arturo Alessandri Palma, que había contribuido a la elección del Presidente Ríos y, por tanto, no era su adversario político, se puso de pie para decir que "es tal la importancia de esta cuestión que quiero llamar especialmente la atención hacia un punto, sobre todo por el hecho de que en gran parte me cupo participar en la discusión de nuestra Constitución, de manera que estoy perfectamente compenetrado del alcance de las disposiciones pertinentes". Es bien clara la referencia a su propia autoridad para opinar.

"El número 2 del artículo 39 de nuestra Constitución Política define perfectamente lo que se debe entender por fiscalización cuando dice...", lo que los señores Senadores saben.

"En consecuencia, la fiscalización consiste en adoptar acuerdos o sugerir observaciones que se transmitan por escrito al Presidente de la República y mientras el Senado no adopte acuerdo o sugiera observaciones, no se puede afirmar que efectúa funciones de fiscalización. Y hasta este momento eso no ha ocurrido".

El Presidente del Senado de esa época, con claro sentido de la independencia de los Poderes Públicos y de la dignidad del Senado, propuso contestar de inmediato, por la Sala, al Presidente de la República, rechazando sus cargos. El deseaba contestar así a su amigo el Presidente Juan Antonio Ríos, compenetrado de su responsabilidad republicana como jefe de esta Corporación. Sin embargo, se estimó conveniente que el problema se enviara primero a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, la que en forma precisa y terminante reconoce la razón de los conceptos anticipados por el Presidente del Senado cuando dice que la disposición del artículo 39, número 2, de la Constitución "no importa privar a los señores Senadores de la facultad de hacer uso en forma amplísima de su derecho de emitir opiniones, sobre cualquier punto o materia que juzguen de interés, garantía que la Constitución consagra para todos los habitantes de la República y que sería absurdo no pudieran ejercerla en el recinto de la Corporación los representantes de la ciudadanía en quienes se encuentra delegada una parte de la soberanía nacional".

"Antes de concluir su magnífico informe" -dice el autor que comenta este documento- la Comisión, concretando su parecer sobre el punto en cuestión dejó constancia de lo siguiente:. .. 3º) Que el Honorable Senado, como Corporación, cuando ejerce las funciones que le ha reconocido la Constitución, tiene el derecho de inquirir toda clase de antecedentes y solicitar el envío de los

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documentos que estime necesario para el mejor ejercicio de sus facultades".

Este es el informe, aprobado por unanimidad, señores Senadores. ¡Viejos tiempos!

El señor GONZALEZ MADARIAGA.-

¿Y con qué firmas?

El señor AMPUERO.-

¡Viejos tiempos en que la condición de parlamentario se llevaba con orgullo, y no como ahora, que parecemos tener vergüenza de reclamar nuestros derechos y defender nuestros fueros!

Más aún: el Senado, junto con remitir ese informe, junto con refutar al Presidente de la República, acordó enviar el texto de un discurso pronunciado por don Horacio Walker, hombre altamente situado en la Democracia Cristiana en nuestros días.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

No estoy haciendo ninguna imputación. Estoy sosteniendo una sola cosa: que los datos oficiales, informes, antecedentes y documentos que se acompañan a las proposiciones de ascenso, son insuficientes para conocer las cualidades efectivas de los oficiales referidos.

En consecuencia, como lo señalé el otro día -no quería volver sobre ello-, para saber si en realidad hay alguno que no sea excelente -porque todos lo son de acuerdo con los informes y documentos que nos suministran y que podría leer al señor Senador-, o nos atenemos a la denuncia anónima, al rumor, al dato irresponsable, o recurrimos a la información directa y oficial de la Comisión respectiva.

La responsabilidad de los Jefes de Zona,

Ahora, deseo insistir en otro aspecto.

En el caso concreto del coronel Abé y del comandante Viaux -uno, ex jefe de la zona de emergencia de Rancagua, y el otro, actual jefe de la zona de emergencia de El Loa-, sigo

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afirmando que ambos tienen atribuciones discutibles en su constitucionalidad, como lo he planteado más de una vez y lo sostuvo ayer el Honorable señor Jaramillo, pero, en todo caso, atribuciones que les competen exclusivamente.

La ley 12.927, en su artículo 33, dice: "Declarado el estado de emergencia, la zona respectiva quedará bajo la dependencia inmediata del Jefe de la Defensa Nacional que el Gobierno designe, quien asumirá el mando militar con las atribuciones y deberes que se determinan en esta ley".

Los deberes y atribuciones del comandante Viaux y del coronel Abé están fijados en esta ley y son facultades y obligaciones suyas; no del Presidente de la República; no del Ministro de Defensa Nacional; no del Comandante en Jefe del Ejército. En consecuencia, legalmente deben responder de lo que han hecho en uso de esas atribuciones.

El artículo 34, para ser más explícito, añade: "Corresponde al jefe militar especialmente..." y enumera, en varias le-tras, todas las disposiciones que los señores Senadores conocen.

Esta es una tesis justa, porque de otro modo habría que aceptar la teoría, jurídicamente insostenible, de que un acto administrativo del Presidente de la República hace que toda la cadena de órdenes e instrucciones derivadas de ese acto original son también actos administrativos imputables al Jefe del Estado. Por esa vía, reconociendo que el Presidente de la República ha hecho uso de atribuciones propias para declarar la zona de emergencia y la reanudación de faenas, llegaríamos a responsabilizarlo a él de la progresiva especificación que esas instrucciones fueron tomando y que terminaron en la muerte de ocho personas; tendríamos que aceptar la barbaridad de que la muerte de esas personas fue ¡un acto administrativo...!, el último eslabón de la cadena que reconoce su fuente en la declaración de zona de emergencia, y que de la serie sucesiva de actos es responsable el Presidente de la República; teóricamente, desde luego, porque sabemos que la actual composición de la Cámara hace puramente nominal esa responsabilidad.

Lo mismo ocurre con los gobernadores e intendentes. Siendo agentes directos del Primer Mandatario, tienen responsabilidades propias y, como los señores Senadores saben, pueden ser acusados por la Cámara de Diputados y desaforados por el Senado por el uso, bueno o malo, que hacen de sus facultades. Cuando un intendente o gobernador ha rehusado la fuerza pública para un lanzamiento, ¿no se ha pedido su desafuero al Senado? ¿Por qué no se ha sostenido entonces que, como ellos tienen facultades entregadas por el Presidente de la República, ése es un acto administrativo y que sólo por la vía de la acusación política se puede hacer efectiva esa responsabilidad en el Presidente mismo?

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

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O deliberar solo significa discutir entre varios, lo que está prohibido hacer a cualquier cuerpo militar, o existe una prohibición para reflexionar.

Concepto de la obediencia.

Yo sostengo -en el Senado de la República democrática de Chile, en 1966,- que a los militares no se les puede impedir ni prohibir reflexionar; que me parece una aberración inconcebible, a esta altura de la civilización, que un parlamentario "demócrata" y "cristiano" sostenga que este derecho inalienable de la conciencia se pueda negar a un hombre por el hecho de vestir uniforme militar. Es éste un criterio que, como lo analizaremos después, obedece al concepto de la obediencia ciega, absoluta; un concepto que emana del régimen prusiano, que dio frutos amargos con el nazismo, y que es hoy día la inspiración filosófica de aquellos que, en lugar de un ejército patriótico y nacional, quieren transformar a nuestras fuerzas armadas en la gendarmería de las fronteras ideológicas.

El señor FUENTEALBA.-

Eso es en otros países.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, el problema de la obediencia, sin embargo, requiere un análisis más detallado. Dice el oficio del Ejecutivo que nuestra decisión atenta contra la subordinación jerárquica y la disciplina, contra los principios de obediencia y de no deliberación. Lo repitió casi literalmente el Ministro señor Carmona en la Comisión, y reflexiones parecidas se contienen en el informe del Consejo de Defensa del Estado.

¿Cuál es la doctrina de la obediencia aceptada en nuestro país, en la República de Chile? No estoy hablando de la España de Franco; no estoy hablando del imperio "mussoliniano" ni del Tercer Reich. Estoy hablando de Chile.

El Consejo de Defensa del Estado reproduce algunas disposiciones del Código de Justicia Militar, pero no todas, y, en particular, no la principal para formarse juicio acerca de qué se entiende en nuestras instituciones armadas por "obediencia". Se la voy a recordar a los señores Senadores de la Democracia Cristiana.

Dice el artículo 334 del Código de Justicia Militar:

"Art. 334.- Todo militar está obligado a obedecer, salvo fuerza mayor, una orden relativa al servicio que, en uso de atribuciones legítimas, le fuere impartida por un superior.

El derecho a reclamar de los actos de un superior que conceden las leyes o reglamentos, no dispensa de la obediencia ni suspende el cumplimiento de una orden del servicio".

Y el artículo 335:

"Art. 335.- No obstante lo prescrito en el artículo anterior, si el inferior que ha recibido la orden

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sabe que el superior, al dictarla, no ha podido apreciar suficientemente la situación, o cuando los acontecimientos se hayan anticipado a la orden, o aparezca que ésta se ha obtenido por engaño, o se tema con razón que de su ejecución resulten graves males que el superior no pudo prever, o la orden tienda notoriamente a la perpetración de un delito, podrá el inferior suspender el cumplimiento de tal orden, y en casos urgentes modificarla, dando inmediata cuenta al superior.

Si éste insistiere en su orden, deberá cumplirse en los términos del artículo anterior."

Esta es la consagración de la obediencia reflexiva, de la obediencia relativa, y tiene su base en el respeto a la ley que obliga a todos los chilenos. Cuando se afirma que la ley se presume conocida de todos, se entiende, con mayor razón, que es conocida de todos la Constitución Política del Estado. Y cuando se habla "de todos los chilenos", se comprende también, Honorable señor Prado, a los coroneles y a los generales.

De tal manera que la licitud puede juzgarla, para fundamentar su representación, el subalterno. Y en el caso dramático que traigo de ejemplo, porque no está en tela de juicio en la Comisión, el de El Salvador, al menos resulta claro -si es que no se quería tener ocho muertos, si es que no se buscaban ocho muertos, si no se había condenado a muerte a ocho personas- era presumible que de la ejecución de la orden "resultaran graves males que el superior no alcanzó a prever".

Así, pues, señor Presidente, el principio militar de la obediencia, en Chile, es el de la obediencia reflexiva. Se consagra en la disposición que he citado del Código Militar, y en el carácter republicano y democrático de todas nuestras instituciones.

La Comisión de Defensa Nacional -es casi ocioso decirlo, pero parece indispensable frente a tanta tergiversación- no ha pretendido arrogarse facultades judiciales o disciplinarias. No quiere imponer sanciones penales ni dictar sentencias por la responsabilidad civil de los oficiales; no pretende aplicar medidas disciplinarías contenidas en las ordenanzas del Ejército. Pero estima que la forma como cada oficial ha hecho uso del artículo 335 es un elemento importantísimo para calificar su idoneidad.

Si el oficial, en la hipótesis de haber recibido una orden superior, no fue capaz de representarla, por no prever las consecuencias trágicas de su aplicación; si no tuvo la energía, la personalidad para decir a su superior jerárquico lo que él pensaba respecto del cumplimiento de esa orden, tendremos un juicio de él. Si, por lo contrario, demostró prudencia, previsión, será otro nuestro concepto. Pero -repito- no para sancionarlo con medidas disciplinarias; no para castigarlo con medidas penales, sino para calificarlo y asignarle o no asignarle un título de honor, un premio en la carrera de todo oficial: el título de Coronel, o de General de Brigada o de General de División; de Capitán de Navio o de Almirante.

Eso es lo que pretende la Comisión de-Defensa, y por eso nos interesa la conducta de los jefes de plaza.

Por otra parte, defectos de comportamiento, falta de personalidad, de ponderación para hacer uso de las armas, pueden no ser importantes en un Capitán; pueden ser más significativos en un Mayor. ¡Pero cuán importantísimas son esas cualidades -o la falta de ellas- si reconocen como titular a un General!

Infinidad de pequeños defectos de la personalidad carecen de significado en los grados inferiores, pero su magnitud se acentúa a medida que los oficiales suben en el escalafón militar.

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Nosotros, tradicionalmente, para prestar el acuerdo del Senado, hemos hecho una apreciación de conjunto de las cualidades del candidato al ascenso. Hemos entendido que está dentro de nuestra competencia calificar sus cualidades profesionales, cívicas, morales, entre otras, porque resulta imposible aislar el campo de lo puramente militar, en especial cuando a la altura de Teniente Coronel casi ninguno ha dejado de desempeñar funciones situadas fuera de la zona de los deberes y obligaciones castrenses específicos. Los directores de hospitales, que son oficiales de los servicios; los directores de usinas, como FAMAE o ASMAR; los que han sido adictos militares en el extranjero, que han debido trajinar por las esferas y dentro de las reglas del protocolo diplomático; en fin, los miembros de las comisiones de límites, acerca de cuyo desempeño hay precedentes de investigación en este Senado, ejercen todos ellos funciones que yo no sabría cómo independizarlas de la actuación militar. Y más imposible aún sería separarlas en la ponderación de sus cualidades, como personas, para el ejercicio de los altos rangos para los cuales se les propone.

No debe olvidarse que en un informe del 15 de junio de 1945, la Comisión de Constitución dice, respecto de esta materia y refiriéndose al autor de la Constitución de 1833, que "la intención del constituyente fue exigir el acuerdo de esta Corporación para conferir los empleos "militares que por su alta graduación tienen o pueden tener a su disposición una fuerza irresistible".

Fue una función política de calificación, entre otras cosas, de la lealtad cívica del militar frente a las instituciones republicanas, lo que dio origen a este precepto, que se mantiene hasta hoy.

Se niega al Senado lo que se autoriza a los yanquis.

Con rigor absoluto, en alguno de los documentos que impugna nuestra decisión se señala lo arriesgado, lo explosivo que sería la injerencia de cualquier Poder que no fuera el Ejecutivo o propiamente la jerarquía militar en los asuntos del Ejército.

¿Es cierto que nuestra legislación veda toda intervención extraña a la jerarquía militar en los asuntos del Ejército? No, señor Presidente. Tampoco es cierto.

La Contraloría General de la República, órgano de control y fiscalización, es perfectamente dueña de investigar malversaciones, cuentas, presupuestos e inversiones en cualquier repartición militar. Si mañana el Servicio Nacional de Salud quisiera ejercer sus atribuciones en un cuartel, también podría hacerlo.

Pero esto no es lo más ilustrativo. Esta función que se nos niega, no obstante estar consagrada solemnemente en la Constitución Política del Estado, se reconoce y se acuerda a poderes extranjeros. La Junta Interamericana de Defensa ha estado inspeccionando la totalidad de nuestras guarniciones, y las Misiones Norteamericanas están facultadas para averiguar hasta el número de municiones que cada regimiento posee.

Estoy seguro, y lo digo profundamente humillado como chileno y como Senador, de qué si yo fuera a un cuartel a formular preguntas que se estiman lícitas en labios de los generales norteamericanos del Comando del Caribe, me harían procesar por sedicioso, o, al menos, se consagraría la sospecha de que estoy averiguando datos ajenos a mi competencia como legislador.

¿Acaso nuestra dignidad ha caído tanto, estimados colegas, como para que lo que hacen los yanquis, las inspecciones, la intervención abierta y oficial, solemne y pública, de los agentes del Pentágono sean legítimas, y en cambio, se niegue a la Comisión de Defensa Nacional del Senado

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inquirir datos personales acerca de un oficial por el cual ha de responder mañana? Porque nosotros seremos solidarios de la idoneidad de ese oficial cuando ascienda. No podemos excusar nuestra responsabilidad. ¡Pero así se están dando las cosas en Chile! Se rompe la jerarquía y se pone en peligro la disciplina cuando investiga el Senado; no se rompe, cuando investigan otros organismos públicos de jerarquía notoriamente inferior, y menos cuando investigan, averiguan, inquieren y curiosean, por los cuarteles, "oficiales de ejércitos extranjeros.

El señor Carmona, a cuyas palabras debemos asignar cierta importancia porque es el superior jerárquico de nuestras Fuerzas Armadas, según consta en la página 10 del informe, sostiene que no podemos averiguar hechos ajenos a la idoneidad militar, entre los cuales estaría el desempeño de los oficiales en las zonas de emergencia.

El Consejo de Defensa del Estado dice que tampoco podemos inmiscuirnos en el desempeño militar, porque estaría entregado a las justas calificadoras.

¿Para qué existe la facultad constitucional? ¿Cuál es el miserable papel que se nos asigna, entonces, no sólo a nosotros, los miembros de la Comisión de Defensa, sino también a cada uno de los señores Senadores, respecto de los mensajes de ascenso?

Vivimos un proceso lamentable de automutilación; un penoso proceso de jibarización del Congreso, por acto voluntario, hasta este momento, de la mayoría de la Comisión, que ojalá no consagre la Sala.

Insuficiencia de la información oficial.

Lo claro es que, al margen de la eventual responsabilidad penal de estos oficiales, al margen de su responsabilidad disciplinaria, hay hechos decisivos para calificar su aptitud.

No podemos fundarnos sólo en lo que dicen los informes que nos envía el Ministro de Defensa Nacional. Por curiosidad, para los señores Senadores que no los conocen, leeré algunos. Viene siempre un documento que dice: "Conjunto de condiciones morales y profesionales del Coronel Fulano de Tal". Esa es la estimación del Director de Personal del Ejército, que es el juez final, antes de venir el mensaje al Senado. El primer informe que tengo a la mano dice: "En su actual grado de Coronel" -no daré los nombres de los interesados- "ha prestado servicios a entera satisfacción de la autoridad militar, como agregado militar...", etcétera; hace referencia a sus últimos grados, y termina: "Por sus sobresalientes atributos morales y profesionales, el Coronel señor Fulano se hace ampliamente merecedor al ascenso a General de Brigada". El segundo informe expresa: "En su actual grado de Coronel" -se refiere, por supuesto, a otra persona- "ha prestado servicios a entera satisfacción de la superioridad militar", y termina: "Por sus relevantes condiciones morales y profesionales, el Coronel señor Zutano se hace ampliamente merecedor al ascenso a General de Brigada".

El señor PABLO.-

Se acompaña la hoja de vida.

El señor AMPUERO.-

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El tercer informe dice: "En su actual grado de Coronel, ha prestado servicios a entera satisfacción de la autoridad militar... Por sus relevantes condiciones morales y profesionales, el Coronel se hace ampliamente merecedor al ascenso a General de Brigada". El cuarto dice: "En su actual grado de Coronel, ha prestado servicios a entera satisfacción de la superioridad militar...Por sus relevantes condiciones morales y profesionales, el Coronel se hace ampliamente merecedor al ascenso a General de Brigada".

El señor PABLO.-

Ese es el resultado del examen de la hoja de vida.

El señor AMPUERO.-

Estos son informes estimativos, porque hay una hoja de servicios donde se enumeran los cargos desempeñados por cada uno y que, desde hace algunos meses, agrega la calificación de cada oficial, a raíz de una proposición que formulamos con el Honorable señor Aguirre. Antes ni siquiera ese antecedente se acompañaba. Algunos oficiales habían ocupado el último lugar de su promoción; pero no lo sabíamos ni nadie nos indicaba ese hecho, razón por la cual nos pronunciábamos tan a ciegas como lo cuento.

En todo caso, lo que quiero demostrar es muy claro: los antecedentes oficiales son absolutamente inapropiados para que el Senado se forme juicio y emita una opinión responsable.

El señor FUENTEALBA.-

Pero pueden ser completados.

El señor AMPUERO.-

Con la doctrina que ahora sustentan los Senadores democratacristianos, se llegó a sostener en una ocasión -y esa opinión se ha mantenido en la práctica- que la calificación hecha por la Junta de Generales no puede ser dada a conocer formalmente a la Comisión de Defensa Nacional. Y es en ese organismo donde se hacen las estimaciones y ponderaciones acerca de los méritos de los distintos oficiales.

No quiero cansar al Senado leyendo las hojas de servicios y las tablas de notas

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

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CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

El artículo 22, citado también como fundamento de este informe, me parece tal vez el único que tiene una relación más cercana, o menos remota, con el tema en debate. Dice escuetamente: "La fuerza pública es esencialmente obediente. Ningún cuerpo armado puede deliberar".

Ya sostuve aquí, contrariamente a la opinión manifestada en forma expresa por el Honorable señor Prado en la Comisión de Legislación, que este precepto, al hablar de deliberar, da al vocablo deliberación el sentido que habitualmente le atribuimos: no se puede discutir ni cambiar ideas para formar un juicio o una voluntad común.

Para entenderlo así, me asilo en primer término en que el precepto habla de que "ningún cuerpo armado puede deliberar", ninguna reunión de soldados, lo que implica, por supuesto, un intercambio -entre varios- de opiniones y juicios.

No puedo aceptar -y lo dije hace 10 años en esta Sala- la interpretación dada por el Honorable señor Prado, de la cual ignoro si se habrá arrepentido, en el sentido de que al hablar de deliberar, la Constitución, en este punto, estaría prohibiendo a los oficiales de las Fuerzas Armadas, reflexionar, discurrir.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

Cuando a una Comisión de jurisconsultos se le pide un informe en derecho, y esa Comisión estima que no puede emitirlo con la necesaria meditación en el breve plazo que se le fija, bien puede pedir, de inmediato, una prórroga al término señalado, y no abstenerse de evacuar el informe en derecho solicitado y convenir en que sea oralmente complementado por los Senadores de mayoría.

El informe es lo que viene escrito. Ese es el fundamento de la posición que se recomienda tomar al Senado, y a eso, en consecuencia, me referiré.

Por lo demás, el Honorable señor Prado tuvo oportunidad de hablar ayer con bastante latitud. Debo reconocer que no encontré en toda su argumentación nada que no se hubiera dicho antes en

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la Comisión de Legislación y Justicia.

Después de alusión tan genérica y de aludir a una suerte de principio ambiguo que haría condenable la injerencia de los políticos en las Fuerzas Armadas, yo pensaba, cuando leía esta parte del informe: ¿acaso el Presidente de la República es apolítico? ¿El Ministro de Defensa nada tiene que ver con la Democracia Cristiana? Pero, en fin, ésa sería una inconsecuencia de detalle. Lo peor está en otra cosa: si lo que se quiere es precisamente impedir que en el funcionamiento de las Fuerzas Armadas y en el comportamiento de sus oficiales y en sus calificaciones se introduzcan ingredientes políticos, el Gobierno obra mal cuando hace recaer en algunos oficiales responsabilidades que la ley no le permite poner en esas manos.

La ley 12.927 -como se ha explicado hasta la saciedad en esta Sala- estableció tres causales para instalar zonas de emergencia: guerra, ataque exterior e invasión. A ningún chileno extrañaría que un jefe militar se hiciera cargo de alguna zona del país cuando ocurre alguno de estos sucesos trágicos, porque estaría cumpliendo un deber patriótico de interés colectivo, al margen de toda discusión política. Y nadie formularía la menor crítica y le perdonaría los peores errores.

Del mismo modo, una ley de 1960 permite establecer esas zonas de emergencia para casos de "calamidad pública", entendiendo como tales lo que en ese momento sufríamos con ese carácter: terremotos y maremotos. En este caso, tampoco habría ningún chileno que se colocara en actitud crítica frente a un militar que garantiza con su neutralidad la administración de una zona conmovida por un cataclismo Pero, ¿habrá alguna manera milagrosa de segregar de la contienda política a un oficial a quien se coloca como jefe de una zona de emergencia, extremando el alcance de la ley, abusando de ella; en lugares donde la lucha política está al rojo y la contienda social alcanza caracteres dramáticos?

¡Qué profunda hipocresía cuando se pide a los sectores de Oposición, de Izquierda y del FRAP, que prescindamos de tocar con apreciaciones de orden político la conducta o actividad de las Fuerzas Armadas o de sus oficiales! ¡Qué profunda hipocresía cuando, simultáneamente, se pretende escudarse tras ellos para echar sobre sus hombros, haciendo una interpretación maliciosa de la ley, responsabilidades, al menos morales, de las que deberían estar permanentemente excluidos!

Apremiados los miembros de la mayoría de la Comisión para dar alguna razón jurídica, mencionan como base de su actitud, como cimiento y fundamento de ella, los artículos 72, número 13; 22, 23 y 10, número 9º, de la Constitución Política del Estado.

Un informe con cimientos de barro.

Considero importante, para demostrar la falta de solvencia jurídica del informe de mayoría, probar cómo son de arbitrarias esas citas.

El número 13 del artículo 72, dice lo siguiente: "Disponer de las fuerzas de mar y tierra, organizarlas y distribuirlas según lo hallare por conveniente;", refiriéndose a las atribuciones especiales del Presidente de la República. ¿En qué medida, en qué forma específica nuestra decisión atenta contra esta norma? El Presidente de la República puede mandar a los oficiales a las guarniciones que quiera; puede establecer unidades más grandes o más pequeñas, unidades tácticas o unidades estratégicas; puede modificar la estructura del ejército en la forma que le plazca, dentro de las normas legales. No veo de qué manera una investigación nuestra pueda impedirle organizar esas fuerzas o distribuirlas físicamente en el territorio del país. Podría chocar nuestra atribución con la facultad del Presidente de la República en cuanto a disponer de las

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fuerzas de mar y tierra, si negáramos -lo que no hemos hecho- su capacidad para colocar a un oficial en un puesto o en otro, en el Estado Mayor o a la cabeza de una unidad en Calama o en Punta Arenas. Pero hay una forma de disposición que sí le está vedada: la de promover a un oficial al grado de coronel o a otro superior, sin el acuerdo del Senado.

De manera que si en alguna parte tocamos esa atribución, es precisamente en aquélla en que por autorizarnos para ello, literal y textualmente, la Constitución Política del Estado, tenemos intervención. Es posible que el Jefe del Estado no pueda disponer que determinado oficial ascienda a coronel o a general si negamos nuestro acuerdo; pero la resolución de la Comisión de Defensa Nacional no toca ningún otro aspecto de las facultades que esta disposición otorga al Ejecutivo.

En seguida, entiendo que el informe hace referencia también al número 9 del artículo 10º. Si no estoy equivocado, así ocurre más adelante. ¡Me parece un chiste de mal gusto! La única referencia a las Fuerzas Armadas en el número 9 del artículo 10º de nuestra Carta Fundamental, es la siguiente:

"Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir clase alguna de auxilios, sino por medio de las autoridades civiles y por decreto de éstas.

"Una ley particular determinará el método de reclutas y reemplazos para las fuerzas de mar y tierra.

"Todos los chilenos en estado de cargar armas deberán hallarse inscritos en los registros militares, si no están especialmente exceptuados por la ley;".

¿Qué relación tiene esta disposición constitucional con lo que nosotros hemos hecho de acuerdo con nuestras atribuciones? ¿Por qué traer tan de los cabellos disposiciones tan ajenas y remotas respecto al problema en discusión? ¡Es inconcebible que se hayan señalado en el texto de un informe en derecho!

El artículo 23 de la Ley Suprema dice: "Toda resolución que acordare el Presidente de la República, La Cámara de Diputados, el Senado o los Tribunales de Justicia, a presencia o requisición de un ejército, de un jefe al frente de fuerzas armadas o de alguna reunión del pueblo que, ya sea con armas o sin ellas, desobedeciere a las autoridades, es nula de derecho y no puede producir efecto alguno.". ¿A título de qué los colegas abogados y jurisconsultos, se refieren a este artículo? ¿O suponen que nosotros no tenemos concepto formado sobre lo que son los cuerpos armados y lo que es una poblada en armas?

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

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Como anota el Honorable colega señor Luengo, el señor Walker era en esa época Presidente de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de la Corporación. En su discurso, fue terriblemente duro y, de paso, citó todos los actos en que había incurrido el propio Presidente Ríos, contrariando la opinión que vertía en su oficio de crítica. Es decir, se tuvo frente al Presidente de la República una actitud de altivez que yo extraño en nuestros días.

El texto del informe es largo. No creo que valga la pena insistir en otros de sus párrafos; pero ya que he mencionado a don Horacio Walker, quiero recordar esta parte de su discurso:

"La incidencia que nos ocupa implica curiosas contradicciones. Se tacha de ilícita e inconstitucional la actitud del Senado, por el mero hecho de tolerar la emisión de opiniones individuales de sus miembros que importen críticas al Poder Ejecutivo; pero se cuida de no señalar en qué precepto de nuestra Carta Fundamental descansa el derecho que el Presidente de la República se arroga en su nota, de censurar la forma en que el Senado, siguiendo sus prácticas invariables, considera cumplir los deberes y atribuciones inherentes al mandato popular de que está investido".

¡Esto decía el señor Walker, anticipándose a una situación tan semejante a la que vivimos en estos días, en que el Presidente de la República, el Consejo de Defensa del Estado, el Presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, todos, están dándonos instrucciones para señalarnos cómo debemos ejercitar una facultad exclusiva de esta Corporación!

Argumentos desesperados.

Termina la Comisión, para fundar la votación de mayoría, sosteniendo que, en última instancia, habíamos violado el artículo 4º de la Constitución Política. Se cita este artículo, que sirve para todo, que se utiliza de precario basamento para cualquier opinión jurídica; vale la pena pues analizar someramente la piedra angular del informe. El artículo dice: "Ninguna magistratura, ninguna persona, ni reunión de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido por las leyes. Todo acto en contravención a este artículo es nulo".

Para referirme a la situación concreta, esto significa que, según la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, la de Defensa Nacional se tomó atribuciones que ni la Constitución, ni la ley le habían señalado expresamente. Para nuestros colegas, el hecho de que la Constitución, en sus artículos 42 y 72, diga expresamente que debemos dar nuestro consentimiento para los ascensos militares, no existe. La circunstancia de que el Reglamento del Senado -ley para nosotros- diga expresamente que podemos investigar hechos relacionados con el cumplimiento de nuestras funciones, tampoco existe.

Entonces, este artículo, útil para un barrido y para un fregado, resulta el único punto de sustentación de este ceremonioso informe en derecho, que de jurídico tiene tan poco como he podido demostrar.

El señor PRADO.-

Su Señoría sabe que no es ése el sentido, pero no da interrupciones.

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El señor AMPUERO.-

Para reforzar la resolución -yo diría, más bien, para tranquilizar la conciencia, pues se tiene la sensación de estar cometiendo o sancionando un acto injusto- se argumentó sobre la base de que la ilegalidad residiría en que estas facultades, no fiscaliza-doras, como queda comprobado, serían ilegítimas porque las ejercemos en Cala-ma o fuera de Santiago, o fuera del recinto del Congreso. Para ello se ha recordado que el artículo 1º obliga a la Corporación a sesionar aquí, y que el artículo 33 hace extensivas todas las normas del Reglamento a las Comisiones, siempre que sean aplicables a éstas. Y yo digo a los señores Senadores que se han tomado de un clavo ardiente. En primer lugar, porque existen numerosos precedentes de Comisiones que han salido de este recinto y de Santiago para constituirse, funcionar y realizar diligencias en provincias. En otro momento podré recordar quizás los nombres de firmantes de esos informes, para refrescar la memoria de partidos y personas. Por ahora, sólo deseo hacer una simple relación.

En 1956, la Comisión mixta constituida para estudiar el problema de Palenarío Encuentro, integrada por Senadores, viajó a la zona sur. Interrogó a militares, jefes y subalternos, como lo mencioné en otra oportunidad.

En 1957, la Comisión de Agricultura y Colonización realizó diligencias oficiales, como consta en sus actas, en Magallanes, para estudiar el proyecto de ley sobre distribución de tierras en esa región.

En 1958, las Comisiones unidas de Hacienda y Economía se constituyeron en Arica para estudiar la ley sobre el puerto libre. Realizaron diligencias oficiales e informaron de ellas en el cuerpo del documento emitido a la Sala.

En 1960, la Comisión de Obras Públicas se trasladó a la zona asolada por los sismos.

En todos estos casos,- estuvieron presentes los Secretarios, que obraron como ministros de fe y realizaron actuaciones oficiales. Y ello, por una razón simple: porque llegaron a la conclusión de que para esos casos era "inaplicable" la norma señalada para la Sala. Era imposible traer la frontera sur a Santiago para examinarla aquí. Los molos de Puerto Montt no se podían trasladar a Santiago para observarlos. Las personas que debían dar su opinión sobre el Estatuto de Arica no podían ser traídas a Santiago, porque eso implicaría gastos dispendiosos.

En fin, en cada oportunidad hubo razones materiales, de sentido común para estimar que la norma de la Sala no era aplicable a las Comisiones.

Pero vamos más lejos: la base legal de esta argumentación reside, como digo, en los artículos 1? y 33 del Reglamento. Pero resulta que la mayoría de la Comisión no examinó el Reglamento de la Cámara de Diputados, que tiene prácticamente las mismas disposiciones, en sus artículos 1° y 25, con ligeras alteraciones de redacción. Y esto significaría, concretamente, que todas las actuaciones, inclusive las de las Comisiones investigadoras de la Cámara, serían nulas y de ningún valor, según la tesis mayoritaria de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento. Todas: las de la que investiga en El Salvador, las de la que fue a instalarse en el Hospital Militar, son actuaciones nulas, porque habría que aplicar el mismo criterio, si hay el mínimo de consecuencia, tratándose de disposiciones perfectamente similares y análogas.

A eso se ha recurrido; a triquiñuelas jurídicas carentes de seriedad, para paralizar el trabajo de la Comisión de Defensa Nacional e impedir que cumpla su deber.

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El uso de la razón es subversivo.

Creo -y con esto deseo terminar- que aquí hay un interesante problema jurídico y reglamentario.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

Muy bien. Esa me parece más procedente.

Este hecho es uno de los muchos que llevan a la conclusión con que inicié mis observaciones.

En segundo lugar, y no obstante que las, vías de información del Primer Mandatario están constituidas por personas con larga experiencia administrativa, debiendo suponerse que la versión recibida por él fue exacta y fidedigna, en el texto del oficio, el Presidente de la República altera sustancialmente el contenido real de nuestras resoluciones, y prepara con ello las bases necesarias para la campaña de difamación que se inicia en seguida.

No es cierto, como afirma el Primer Mandatario, y como tuve oportunidad de subrayar ayer, que nos hayamos constituido en Comisión investigadora, ni es efectivo que la Comisión haya tomado algún acuerdo, una decisión colectiva que hubiese significado postergar el estudio de los mensajes enviados por el Ejecutivo. No obstante, ambas cosas se afirmaron en la crónica de "La Nación" del 16 de marzo, bajo el título "Obstrucción sin precedentes: la Oposición posterga aprobación de ascensos en Fuerzas Armadas".

Agreguemos un tercer hecho sintomático del propósito deliberado de enconar un conflicto desprovisto, en su origen, de toda gravedad: El Presidente de la República, para reforzar su actitud reflejada en el oficio referido; para demostrar fehacientemente su repudio a los acuerdos de la Comisión de Defensa Nacional, retira los mensajes. Pero no se limita a retirar aquellos respecto de los cuales había pedido segunda discusión el Honorable señor Fuentealba, a los dos a los cuales se hacía eventualmente aplicable la resolución de investigar hechos producidos en las zonas de emergencia. Va más lejos: ¡retira también el mensaje del General Hernán Rodríguez Palacios, aprobado el 16 de febrero por la unanimidad de la Comisión!

Este hecho ayuda a dibujar los contornos de la intención oculta.

El Presidente de la República, como saben los señores Senadores, puede, con arreglo al artículo 42, número 7, de la Constitución Política, formular consultas al Senado. Esta vez, el Primer Mandatario, no obstante dirigirse al Presidente del Senado y de firmar el oficio con sus objeciones, no hace petición expresa de un dictamen formal. El señor Presidente de la República comprende

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que si hubiera procedido de acuerdo con el artículo 42, número 7, da la Constitución Política, el dictamen de esta Sala lo habría comprometido a lo menos moralmente. No quiso correr el riesgo y espera el resultado de nuestra decisión para llevar su actitud de crítica a fronteras peligrosas.

La mentira como arma de presión.

Por su parte, el Partido Demócrata Cristiano y la prensa bajo su influencia cumplieron, a su vez, cabalmente la tarea de enconar el pleito, de rodear la discusión de un ambiente de odio, de estimular, no contra el Senador Ampuero ni contra un grupo cualquiera de políticos, sino contra la Comisión de Defensa Nacional del Senado, una reacción pasional. Se manifiesta en esas publicaciones que "a petición de la Oposición, quedaron pendientes los Mensajes del Ejecutivo"; que "Ampuero" -así tan simplemente como lo digo- "solicitó que se efectuara una investigación de la conducta realizada anteriormente por cada uno de los oficiales cuyo ascenso se proponía"; ¡por los veinte, por cada uno de ellos!

Durante los días siguientes, creció dicha campaña hasta llegar a límites inicuos. Es probable que algunos señores Senadores no hayan leído esas crónicas. "La Nación" tiene una circulación cada vez más reducida. Debe quedar constancia en este debate, sin embargo, del título publicado a ocho columnas por dicho diario, en su edición de 17 de marzo: "Ampuero, Corbalán, Aguirre y Jaramillo ofenden honor de nuestras Fuerzas Armadas". ¡Este es el diario cuya inspiración política reconoce su fuente en la Moneda, en los asesores del Presidente de la República y personalmente en el Primer Mandatario!

A estos límites llegó la campaña de insidias, de hostilización, de calumnias, que, conectada con los hechos que acabo de describir y con la insólita intervención pública del Diputado señor Pareto, en su calidad de Presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara, conjuga un cuadro que me permite confirmar lo que sostuve desde el comienzo: el Ejecutivo ha transformado voluntaria y conscientemente una disidencia reglamentaria en un conflicto político que le interesa exacerbar en los días que vienen. Veintisiete artículos de redacción y editoriales se han escrito en estos quince días, y decenas de artículos de crónica, del mismo corte y estilo y con la misma inspiración moral de aquellos a los cuales acabo de referirme.

El señor AGUIRRE DOOLAN.-

Y la radio.

El señor AMPUERO.-

Y la radio, como anota el señor Senador, con razón, pues la campaña radial ha seguido la misma orientación y ha tenido igual intensidad.

¡Se ha orquestado todo el aparato publicitario del Gobierno alrededor de esta consigna: cuatro miembros de la Comisión de Defensa Nacional han ofendido el honor del Ejército!

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No sé si habremos perdido la tradicional sensibilidad de este cuerpo para defender sus fueros, sus derechos y su dignidad. Pero, a mi juicio, estos hechos, terriblemente concretos e irrefutables -no son argumentos, conjeturas ni suposiciones-, obligan al Senado a adoptar, desde ahora, una actitud de vigilancia respecto a los planes del Ejecutivo con relación a nuestras funciones.

Todavía, para rematar tan delicado tejido de presión moral, se solicita un informe al Consejo de Defensa del Estado, que se exhibe a todos los vientos y ante todos los observadores como si fuera el dictamen de un tribunal encargado de dirimir las contiendas de derecho que se susciten entre el Ejecutivo y el Legislativo.

Los señores Senadores saben que éste es sólo un recurso pirotécnico: el Consejo de Defensa del Estado no tiene más atribuciones que la eventual de expedir los dictámenes jurídicos que solicitan los Ministros de Estado. Esos informes constituyen un elemento de juicio para el Ministro de Justicia, bajo cuya dependencia se encuentra ese Consejo, en virtud del artículo 2º de su estatuto. Pero el Consejo mismo no tiene ninguna competencia para fallar litigios entre los Poderes Públicos. Es, en consecuencia, impropio utilizar ese informe procurando hacer creer a la opinión pública que la declaración de nulidad contenida en él invalida, de pleno derecho, toda decisión tomada por nosotros.

En el Consejo de Defensa del Estado, por fortuna, tres de sus integrantes, y entre ellos el abogado señor Eduardo Novoa, acerca de cuyo prestigio profesional no tengo necesidad de hacer comentario alguno en esta Sala,..

El señor GONZALEZ MADARIAGA.-

Está en el ánimo público.

El señor AMPUERO.-

Por cierto, señor Senador.

Decía que tres de los integrantes de ese organismo, y entre ellos el señor Novoa, hicieron luz acerca de lo inconveniente y desacertado del fallo dictado por la mayoría.

Por si faltara algo para comprobar la torva inspiración del Ejecutivo en todo este asunto, debo recordar que la Comisión, después de tomar las resoluciones a que me referiré más adelante, decidió, a sugerencia mía, como es sabido, trasladarse al norte, a la zona de emergencia de El Loa, y requerir, para cumplir esa misión, un avión de la Fuerza Aérea de Chile, por intermedio del Ministro de Defensa Nacional.

El señor Carmona me señaló tres plazos sucesivos para conversar con él y darme una respuesta. Fui a pedírsela a la Cámara de Diputados, donde se encontraba en sesión de la Sala. Pasó todo el día 15, y el señor Ministro no me contestó. En la tarde, pedí al señor secretario de la Comisión el envío de un oficio, firmado por él y por mí, reiterando la misma solicitud. El Ministro de Defensa me contestó ¡ocho días después! para decirme: "el Ministro infrascrito debe manifestar a U. S. que no es posible acceder a su petición,, en razón a los planteamientos que el Ejecutivo sostiene y ha manifestado a Su Excelencia el Presidente del Senado en oficio Nº 113, de fecha 15 de marzo de

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1966".

Yo sé que la fraternidad política puede romperse en momentos de crisis y que viejas amistades se trizan como consecuencia de la lucha social; pero ésta es la primera vez que un Ministro olvida las normas más elementales de urbanidad y de buena crianza en el trato con un Poder del Estado y con una Comisión que ha tenido siempre deferencia con él.

¡Protesto públicamente de este atropello! El señor Ministro de Defensa Nacional no tiene ninguna atribución para negar a la Comisión de Defensa del Senado los elementos de transporte, como tampoco los antecedentes, el auxilio o la asesoría necesarios para cumplir su misión. No tiene por qué calificar el objetivo que la Comisión, como tal, ha resuelto cumplir en la ejecución de sus deberes.

¡Existe, pues, un propósito deliberado, sostenido, abierto, de zaherir, de hostilizar a las tendencias políticas y a las instituciones públicas que no se someten a las pretensiones totalitarias del partido de Gobierno!

Contornos del problema en debate.

Al entrar al problema de fondo, debo recordar que tiene, en realidad, dos aspectos: uno sustantivo, que consistiría, más o menos, en decidir si la Comisión de Defensa Nacional tiene facultades para reunir antecedentes e investigar hechos relacionados con el desempeño como jefe de una zona de emergencia de un oficial cuyo ascenso se propone al Senado. Y un aspecto adjetivo: si tiene esas facultades, ¿sólo puede ejercerlas en Santiago, en su sede oficial, en el recinto del Congreso, o puede ejercerlas en cualquier punto del país?

Quiero plantear el asunto con la mayor claridad, porque tanto en el oficio del Ejecutivo como en el propio dictamen del Consejo de Defensa del Estado se confunde la cuestión, y a confundirla más todavía ha contribuido poderosamente la campaña de prensa a que he aludido tantas veces.

Primero, me dedicaré a enfocar el problema de la legitimidad y el alcance de nuestras facultades. En seguida, me referiré al otro, al que reiteradamente he llamado adjetivo -y así lo es-, referente al sitio en que estas facultades pueden ejercerse.

No leeré de nuevo las disposiciones constitucionales que obligan al Presidente de la República a contar con nuestro asentimiento para nombrar a determinados oficiales, en un acto administrativo complejo, como la doctrina lo califica. Esta obligación del Ejecutivo y esta facultad exclusiva del Senado se consagran en los artículos 42 y 72 de la Constitución Política del Estado. Y es obvio -lo confirma sin excepción la doctrina- que todo acto administrativo, unilateral o complejo, requiere, de parte del Presidente de la República o de parte del Senado, en este caso, un proceso de conocimiento, de análisis, de reflexión y de ponderación para prestar o rehusar asentimiento a lo que se propone.

En el caso del Presidente de la República, es fácil verificar estas características de su actitud, porque es un acto voluntario y personal, y tiene a su disposición multitud de antecedentes y de medios para decidir si propone o no el ascenso de determinado oficial. En el caso del Senado, por tratarse de un cuerpo colegiado, de una institución colectiva, la formación de esta voluntad tiene las características ya analizadas aquí casi hasta la saciedad. Requiere, primero, la información de la Comisión respectiva, que acumula antecedentes, oye funcionarios, escucha testigos, establece los hechos y trae a la consideración de la Sala un informe, un documento descriptivo de su trabajo,

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donde deja constancia de su opinión y su fundamento.

El Senado nunca ha podido realizar estas tareas de indagación en cuerpo, como Corporación, con sus 45 integrantes, por razones materiales y jurídicas ociosas de explicar. Las Comisiones, sí. Ellas tienen que acumular antecedentes, conocer testimonios, averiguar hechos para, después, verterlos en su informe y, de esa manera, fundar su opinión.

Y en la Comisión de Defensa Nacional, que tiene esa facultad explícita que nadie puede negarle, salvo que no sepa leer, cuatro de sus cinco miembros estimaron, respecto de la vida militar y el comportamiento del coronel Abé y del comandante Viaux, que era muy importante saber cómo habían desempeñado los cargos de jefes de zonas de emergencia.

Repito: la Comisión lo estimó así. La mayoría de ella, cuatro contra uno, consideró que estos hechos eran esenciales para fundar su juicio. Nos basamos, para eso, en lo que literalmente dice el artículo 40 del Reglamento, donde no sólo se reconoce la facultad de acumular antecedentes e investigar hechos, sino que ello se establece como una obligación, derivada de los términos imperativos del precepto, como lo señaló ayer el Honorable señor Jarami11o.

Pero, más que eso: la calificación de la necesidad de la investigación, de la conveniencia o necesidad de citar testigos corresponde exclusivamente a la Comisión misma, por la forma verbal empleada en el artículo 40.

Pues bien, esto es lo que se hizo: estimar importantes, para calificar la idoneidad de dos oficiales, determinados hechos producidos durante su carrera militar. La mayoría de la Comisión decidió la necesidad de proceder así, en cumplimiento de una orden imperativa del Reglamento.

El señor Novoa lo expresa en el informe del Consejo de Defensa del Estado, en forma muy clara: "En consecuencia, por medio de la respectiva Comisión, el Senado recibe los datos, informaciones y demás elementos de juicio requeridos para su decisión".

Se ha subrayado también que es tan importante este papel indagatorio de las Comisiones y, en el caso presente, el de la Comisión de Defensa Nacional, que el artículo 191 hace ineludible su informe. Al revés de lo que pasa con cualquier proyecto de ley, cuyo envío a la Comisión respectiva puede obviarse por una decisión mayoritaria de la Sala, ningún mensaje de ascenso puede tratarse en este recinto si no está previamente estudiado e informado por la Comisión de Defensa Nacional. Ello señala la especial jerarquía que, en esta materia, tiene la Comisión que me ha tocado presidir en los últimos tiempos.

Por lo demás, no sólo el artículo 40 nos obliga a inquirir, indagar, averiguar y formarnos juicio fundado.

La ley 13.609, del año 1959, confirmó ampliamente estas facultades para las Comisiones del Senado y para las Comisiones de la Cámara de Diputados. El artículo 5º de dicha ley establece:

"Todos los Servicios de la Administración del Estado, sean instituciones fiscales, semifiscales, fiscales o semifiscales de administración autónoma, organismos autónomos o de administración autónoma, empresas del Estado, personas jurídicas creadas por ley o empresas en que el Estado tenga representantes o aportes de capital, las Municipalidades y sus Cajas de Previsión, los organismos auxiliares de Previsión y demás instituciones de Previsión del sector privado, deberán remitir en forma permanente a la Oficina de Informaciones del Senado y de la Cámara de

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Diputados, sus publicaciones oficiales periódicas o extraordinarias, estudios y estadísticas.

"Los referidos Servicios deberán asimismo, proporcionar los informes y antecedentes que les sean solicitados por las Comisiones y por las Oficinas de Informaciones de ambas ramas del Congreso Nacional. El Jefe Superior del respectivo Servicio del Estado o Municipalidad, el Vicepresidente Ejecutivo, Director o Jefe Superior, respectivamente, de las Instituciones, Organismos o Empresas, será responsable del cumplimiento de lo dispuesto en este inciso, cuya infracción será sancionada por la Contraloría General de la República, con la medida disciplinaria máxima que establece la letra c) del artículo 136 del decreto con fuerza de ley 256, de 29 de junio de 1953. Será, asimismo, responsable y tendrá idéntica sanción por la falta de comparecencia suya o de los funcionarios de su dependencia a las citaciones que les sean hechas por las Comisiones del Congreso Nacional".

Para precisar el alcance de esta disposición, debo agregar que el decreto Nº 6.555, que reglamenta el artículo 5º de la ley 13.609, al analizar el artículo citado, detalla, entre otras obligaciones de los servicios de la Administración, la consignada en la letra c), que dice: "Comparecer ante las Comisiones del Congreso Nacional, los jefes y funcionarios dependientes". Y para disipar toda duda, el decreto añade, en su fundamentación, lo siguiente: "Que por tratarse en este caso de una disposición de carácter general que no ha hecho distingo expreso en lo que respecta a los "Servicios de la Administración del Estado" deben considerarse involucrados en ella todos sin excepción alguna".

El acuerdo de trabajar en el terreno.

Hay otro punto que importa dilucidar, aunque sea un tanto secundario. Con motivo del acuerdo que ha sido materia y origen de este debate, el Honorable señor Fuentealba, según lo ha reiterado después en la Sala, objetó la constitucionalidad de la indicación formulada por el Presidente de la Comisión. Debe saberse -quiero hacer alrededor de esto sólo un breve comentario- que, según el artículo 112 del Reglamento, incumbe exclusivamente al Presidente de la Comisión declarar la constitucionalidad o la inconstitucionalidad de una indicación, pero como éste era, precisamente, quien la formulaba, es de suponer que, al hacerla, la estimó constitucional. De manera que, siendo yo Presidente y estando habilitado para calificar la constitucionalidad de mi indicación, perfectamente pudo haber muerto ahí la objeción planteada por el Honorable señor Fuentealba, al declararla yo inadmisible.

Para que quede constancia en la versión, leeré la parte pertinente del artículo, que dice: "Corresponderá exclusivamente al Presidente el pronunciamiento acerca de las indicaciones contempladas en los números cuarto, quinto y sexto de este artículo, sin perjuicio de que pueda consultar de inmediato a la Sala cuando estime dudosa la cuestión".

Respecto de las cuestiones ajenas a la materia de que se trata -dispone el mismo artículo- tendrán cabida, entre otras, las siguientes indicaciones:

"4º) Para promover la cuestión de inadmisibilidad a discusión o votación del asunto en debate, por ser contrario a la Constitución Política del Estado;

"5º) Para promover tal cuestión respecto de algunas de las indicaciones que se formulen, por ser éstas también inconstitucionales o extrañas a las ideas básicas o fundamentales del proyecto;

"6º) Para promover igual cuestión respecto de indicaciones que, aun cuando tengan relación con el proyecto en debate, afecten a otros en actual tramitación;".

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Repito: allí debió morir el pleito: una vez que el Presidente de la Comisión de Defensa Nacional, en uso de sus atribuciones, estimó constitucional la indicación formulada por él mismo. La puso en votación, y fue aprobada por cuatro votos contra uno.

En cuanto a la resolución adicional...

El señor FUENTEALBA.-

¿Me permite, señor Senador?

El señor AMPUERO.-

Rogaría al señor Senador, para mantener el orden de mis ideas, que procure esperar, para formular las observaciones pertinentes, a que yo termine mi discurso.

El señor FUENTEALBA.-

El señor Senador hizo referencia a mi posición dentro de la Comisión, por lo cual deseaba formular un breve alcance.

El señor AMPUERO.-

Para el orden del debate, sería preferible dejarlo para después, a fin de mantener la ilación necesaria.

Decía, señor Presidente, que iba a referirme al acuerdo adicional, adjetivo, referente a la constitución de la Comisión en la zona misma de emergencia. Los señores Senadores saben que estas indicaciones se formulan habitualmente en forma oral, y ello, con mayor razón, en las Comisiones. Saben también que no se levanta versión taquigráfica de los debates en las Comisiones; de tal manera que es fácil distorsionar el alcance real de ciertas proposiciones. Cuando propuse que la Comisión se trasladara a la zona de emergencia, sencillamente imité lo que tradicionalmente han hecho las Comisiones del Senado, que significa el viaje, hasta el punto señalado, de todos o algunos de sus integrantes. En todo caso, lo que sí quedaba en claro, de la proposición formulada, era que la Comisión actuara oficialmente en el terreno, de modo que las diligencias que se realizaran se incorporaran, sin discusión, como antecedentes auténticos, al expediente que nos permitiría resolver en definitiva.

Ya antes se habían designado subcomisiones -lo demostraré oportunamente- o delegaciones de Comisiones del Senado, en innumerables ocasiones para actuar en distintos puntos del territorio. Ellas han funcionado, a veces, hasta financiadas por el Senado, como ayer lo recordó el Honorable señor Jaramillo; pero, siempre, cumpliendo actuaciones oficiales autentificadas por sus secretarios

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e incorporando esas diligencias al expediente del asunto en estudio.

Por lo demás, y sin agotar aún el tema, quiero señalar que el artículo 33, que hace aplicables a las Comisiones las normas que rigen para la Sala, citado como fundamento de la prohibición de funcionar fuera del recinto de la Corporación, dice claramente que ellas serán obligatorias para las Comisiones en cuanto les fueren aplicables; y es una atribución discrecional de la misma Comisión dictaminar cuando algunas normas, por alguna razón específica, no tienen aplicación para su propio régimen interno. Pero volveré más adelante sobre el mismo tema, con otros antecedentes.

Tres carillas para un informe en derecho

Analizaré ahora el informe mismo. Los señores Senadores recordarán que los Comités del Senado pidieron a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento -es nuestra Comisión de más largo nombre, respetable, además, por la jerarquía jurídica que ocupa en la consideración del Senado-, a esta Comisión tan rodeada de prestigio, un informe en derecho. Y la Comisión evacuó su informe en derecho estrictamente en tres carillas tamaño carta, a espacio doble. Tal fue su informe en derecho, bastante más precario, como se ve, y más breve, que el emitido por el Consejo de Defensa del Estado.

El informe de mayoría, resumiendo la opinión de los tres Senadores que lo suscriben, sintetiza su criterio general y su apreciación global del problema, cuando dice:

"La mayoría de la Comisión compuesta por los HH. Senadores señores Bulnes, Durán y Prado considera que más que una disposición reglamentaria está comprometida en la consulta una cuestión que es fundamental dentro de la organización constitucional, cual es, la prescindencia que las Fuerzas Armadas deben tener en la vida política del país y, a la inversa, los políticos en la organización y funcionamiento de los institutos armados".

Así comienza su informe en derecho la mayoría de la Comisión; es decir, descartando el texto positivo del Reglamento, para asilarse en el espíritu general de la legislación y bucear, en este ambiente un poco fantasmal, buscando las doctrinas implícitas en nuestro voluminoso Derecho Público. Vale decir, comienza su informe escabullendo el pronunciamiento concreto que le pidió la Sala: fundar en el derecho positivo, en la Constitución, en nuestro Reglamento, que es ley para nosotros; fundar -digo- en esas fuentes, el juicio que debía emitir.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

Hay, además, un conflicto político potencial estimulado por el Ejecutivo; pero, sobre todo, hay un

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conflicto de principios

Los señores Senadores democratacristianos han encontrado la ayuda de otros Senadores de pensamiento tradicional, porque defienden un principio que se desmorona: el de la obediencia ciega, de la obediencia irreflexiva, de la obediencia automática. Las viejas clases reaccionarias no tienen ya otro recurso para mantener su influencia sobre las Fuerzas Armadas y las de seguridad. Están en falencia sus viejos valores; están en crisis los principios que la incorporaron a la historia.

Son principios y valores arcaicos, impotentes para inspirar a las fuerzas encargadas de mantener el orden, la seguridad y la soberanía. Y suplantan entonces esos ideales por este principio inhumano, anti-democráitco y dictatorial. Por eso suena como un llamado a la subversión nuestra defensa de la "obediencia reflexiva", y la formulación abierta del derecho de los soldados, de cualquier jerarquía, a integrarse al mundo contemporáneo; a mantener y cultivar en lo íntimo de su conciencia, convicciones, preferencias e ideas.

A mi juicio, es vejatorio para un marino, un aviador, un soldado o un carabinero suponer que dentro del cráneo tiene sitio únicamente para un radiorreceptor de órdenes para operar gomo "robot".

Estos principios están en juego. Me congratulo, señor Presidente, de haber tenido el privilegio de sostener que no puede existir un ejército totalitario en un país democrático.

Si el Senado quiere hacerse el "harakiri", realizar un acto de automutilación, que en lo futuro llenará de vergüenza a quienes actúen como coautores o cómplices, nosotros estamos dispuestos a agotar nuestros argumentos para impedirlo.

En mi concepto, hemos llegado a una etapa de la civilización en que estos asuntos deben ser discutidos a la luz pública. Y yo, junto con rendir homenaje a la historia, a la disciplina y al papel eminentemente republicano jugado por nuestro ejército y nuestras Fuerzas Armadas, reivindico para ellas el derecho a vivir también dentro del mundo de hoy, a conmoverse con las ideas que conmueven al mundo, mientras ello no signifique violación del deber de una obediencia reflexiva, la única compatible con un régimen democrático y republicano.

He dicho.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 87. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 30 de marzo de 1966.

CONSULTA DE LA SALA RESPECTO DE ACUERDOS DE LA COMISION DE DEFENSA NACIONAL.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, he trabajado durante 13 años consecutivos en la Comisión de Defensa Nacional

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del Senado, y me habitué a tratar los problemas propios de ella con gran prudencia.

Sin embargo, este vez deseo que me excusen los señores Senadores si al ocuparme en el informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, lo hago con toda amplitud necesaria, a mi manera de ver, para llevar la verdad a la opinión pública, y al mismo tiempo, con toda la franqueza compatible con la materia que vamos a analizar. Porque, por desgracia, lo que pudo haber sido una simple discrepancia reglamentaria o una discusión puramente jurídica, fue transformado por el Gobierno en un pleito político; un pleito artificial en su magnitud, destinado, en último término, a fomentar dentro de las Fuerzas Armadas una evidente animosidad contra los parlamentarios de Izquierda, particularmente contra los socialistas y el Senador que habla.

Una campaña odiosa.

Estas no son afirmaciones gratuitas, pues durante los 15 días transcurridos desde el momento en que la Comisión tomó su acuerdo, han sucedido demasiados episodios que convergen, todos, en la interpretación que acabo de dar.

Para empezar, por una precipitación que quiero excusar de antemano como involuntaria, el señor Presidente de la República ha roto el secreto de las deliberaciones del Senado y sus órganos, impuesto por el Reglamento en el artículo 57, en todo lo relativo a los ascensos militares.

En la misma tarde del día en que la Comisión de Defensa Nacional tomó las decisiones que analizaré más en detalle, el Presidente de la República, el mismo día -lo subrayo-, pasadas las ocho de la tarde, remitió al Senado su oficio en que representaba la ilegalidad de la medida. Y, al día siguiente, el diario "La Nación", cuyas conexiones con el Gobierno nadie podría discutir, da detalles precisos, aunque algunos evidentemente distorsionados, sobre lo acaecido en el seno de la Comisión de Defensa Nacional y sobre el contenido del oficio del Presidente de la República.

Al día siguiente de la sesión secreta de la Comisión de Defensa Nacional, el Presidente de la República, informado seguramente -no me cabe duda y creo muy difícil discutirlo- por los Subsecretarios o por el señor Ministro del ramo, divulgó el contenido de su oficio, lo cual equivale a divulgar también el contenido de nuestra sesión secreta.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 90. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 5 de abril de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LAS FUERZAS ARMADAS Y CARABINEROS.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde ocuparse en los informes de las Comisiones de Hacienda y de Defensa Nacional recaídos en el proyecto de la Cámara de Diputados, que reajusta las remuneraciones del personal dependiente del Ministerio de Defensa Nacional y de Carabineros de Chile.

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-El proyecto figura en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documento Nº 4, página 4093, y los informes en los de esta sesión, documentos N°s. 2 y 3, página 5761 y 5804.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, me referiré al proyecto de reajuste de remuneraciones de las Fuerzas Armadas en la forma más breve posible, más bien con el ánimo de hacer algunos comentarios en torno de sus ideas centrales y de sus vacíos más notorios, pues comprendo la conveniencia de darle sanción esta tarde, en esta primera fase de la discusión, para permitirnos entrar al segundo informe a la brevedad.

Es sabido que, al revés de lo que ocurre con el proyecto de reajuste del sector civil, el que discutimos ahora implica una doble revalorización, reajuste o aumento o como quiera decirse. En efecto, se aplica 25% de aumento a la totalidad de las rentas del personal en actividad y en retiro, más 13% que corresponde sólo al personal en servicio, porcentaje que originalmente fue llamado bonificación de permanencia, reemplazado después por la denominación -a mi juicio más apropiada- de bonificación profesional.

En buenas cuentas, el primer hecho que resalta en el proyecto en debate es la circunstancia de que esta vez el reajuste alcanza, en total a 41,25%, porcentaje desde luego, considerablemente superior al aplicado al personal civil del sector público y al sector privado.

Como queda explícitamente dicho en el informe, ello obedece a la circunstancia de que las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros habían quedado retrasados en sus niveles de remuneraciones como consecuencia de las distintas épocas en que se pusieron en vigor las modificaciones anteriores de los sueldos o por el hecho de no percibir ciertas bonificaciones que se asignaron, en forma discriminada, a determinados sectores de la Administración Pública no militar.

Es conveniente ratificar en la Sala lo que ya dije en la Comisión de Defensa Nacional, en orden a que existe una curiosa contradicción en la cifra anotada. Si se trata de colocar a las Fuerzas Armadas y Carabineros en nivel de remuneraciones estrictamente equivalente o análogo al del personal civil, lo natural sería, para cumplir con el espíritu de la ley, que el reajuste de 41,25% también lo recibiera el personal en retiro, el cual, por disposiciones de leyes anteriores, goza de lo que habitualmente se denomina "perseguidora". Esa contradicción está presente en el informe, en la inspiración del proyecto y es la que nos ha llevado a sostener la conveniencia de revisar tal criterio.

Hasta ahora, los tropiezos han sido, por una parte, la dificultad nominal, formal, derivada del hecho de que el Ejecutivo no ha dado su patrocinio a las sugerencias formuladas por nosotros y, en segundo lugar, una circunstancia un poco más rígida : lo precario de los recursos de financiamiento. Por esa razón no se hacía extensivo a los pensionados y montepiados el reajuste de 41,25% y se negaba también un aumento de esa magnitud al personal a jornal, como explicó hace pocos momentos nuestro compañero el Honorable señor Víctor Contreras.

Pienso que ahora, cuando se ha logrado establecer un financiamiento considerablemente superior al original, por medio de una imposición terminante del Ejecutivo para aumentar el precio de la libra de cobre en el mercado internacional, se abre la perspectiva de que el Gobierno acoja la sugerencia que reiteraremos en orden a no hacer discriminaciones, de manera que el reajuste sea

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idéntico para el personal en servicio y en retiro, y también a hacerlo extensivo al personal a jornal hasta este momento excluido de ese tratamiento de excepción establecido en el proyecto.

Considero que, dada su holgura -teórica, al menos-, el nuevo financiamiento debería permitir la aceptación de otra indicación que, por desgracia, no tuvo acogida según entiendo, consistente en no integrar en las cajas de previsión la diferencia del primer sueldo. Fundamos esa proposición de que la totalidad del aumento sea recibido por el personal de oficiales, suboficiales y tropa en servicio activo, en nuestra opinión de que un reajuste encaminado a restablecer el poder adquisitivo de sueldos y salarios no constituye aumento de sueldo y, en consecuencia, la disposición previsional que obliga a depositar esas diferencias en las cajas no tendría aplicación si se procediera con equidad en la circunstancia concreta que enfrentamos.

De la discusión habida en la Comisión de Defensa Nacional, resalta la necesidad de complementar el proyecto con otras medidas para evitar lo que en este instante constituye el peor, el más grave de los problemas de las Fuerzas Armadas: la emigración de gran cantidad de oficiales, hasta el punto de que un porcentaje substancial de las plantas se encuentra vacante, ante la imposibilidad de llenarlos con nuevas promociones de oficiales. Repito: es una proporción substancial, gravísima y peligrosa para los afectos de nuestra defensa nacional y de la seguridad del país.

Con el proyecto en debate disminuye, aparentemente, el incentivo que podría ofrecer el retiro al oficial, pues éste le significa perder de inmediato la bonificación profesional del 13%. Ello debería obrar en su voluntad en términos de impedir un retiro prematuro. Sin embargo, no debe olvidarse que gran parte de los retiros en las Fuerzas Armadas no obedecen a decisiones voluntarias, sino que son la consecuencia de un mecanismo de eliminación de cuotas obligatorias que se produce anualmente en todos los grados. En estas condiciones, establecer una diferencia importante de rentas entre el oficial en servicio activo y el en retiro, puede constituir una medida suficiente para retenerlos, pero en ningún modo es un incentivo para aumentar la proporción de jóvenes que deseen ingresar a la carrera militar.

Uno de los pocos atractivos utilitarios que tenía la carrera militar -al margen por supuesto de los incentivos morales- lo constituía la seguridad de un retiro decoroso con pensiones relativamente aceptables. Ahora, con el sistema que pone en vigencia el proyecto que discutimos, desaparece la atracción de una previsión relativamente superior al de otros sectores. De modo que, si bien se retendrá por más tiempo a los oficiales que en la actualidad sirven en el Ejército, Armada o Aviación, difícilmente la ley logrará aumentar el caudal de jóvenes que se presenten a estudiar para oficiales en las distintas escuelas de las Fuerzas Armadas.

En el proyecto original se consignaban algunos artículos dirigidos a solicitar del Poder Legislativo una autorización amplísima, a fin de que el Presidente de la República pudiera disponer en un vasto campo de materias, tales como la estructura, distribución, organización y en la carrera misma de los oficiales de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas. El criterio dominante de la Comisión de Defensa Nacional fue contrario a esa solicitud del Ejecutivo y la autorización se limitó a lo que parece ser sensato, a pesar de que yo mismo era partidario de mayor rigor todavía en cuanto a la facultad que puede conceder el Congreso.

En todo caso, el problema principal de la reorganización orgánica de las Fuerzas Armadas debe seguir siendo en mi concepto, una facultad propia del Congreso, que pueda ser discutida latamente en las Comisiones pertinentes, lo que podría dar origen a una estructura más moderna y eficiente de estos servicios públicos tan vitales para la seguridad y soberanía del país.

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En el curso de la discusión particular, algunos Senadores nos preocupamos también de ir corrigiendo ciertas situaciones anómalas que se producen en determinadas entidades híbridas que, por un lado, participan del régimen militar, pero, por otro, tienen un destino evidentemente civil, comercial o de servicio público. Me refiero al caso de ASMAR. En otra oportunidad nos preocupamos seriamente de mejorar las condiciones de trabajo, remuneraciones y operabilidad de FAMAE. En el caso de ASMAR sugerí -fue aceptado por la Comisión- que se comenzara por romper ciertas amarras y limitaciones que han hecho hasta ahora imposible utilizar la plena capacidad industrial instalada de esa empresa. En la ley orgánica de esa entidad se reiteraba, en varios artículos, la norma de que no podía trabajar sino cuando la industria particular fuera incapaz de realizar la misma labor, faena o servicio. Hemos logrado eliminar esas trabas, de modo que ASMAR tendrá una muy superior elasticidad comercial y, por ende, se podrá aprovechar mejor una industria que posee un cuantioso capital inmovilizado y una de las más grandes entre las "usinas" del país.

Es mi propósito agregar a la indicación ya acogida por la Comisión, otra que dé a los astilleros de la Marina aún más posibilidades de intervenir en la industria metalúrgica. La indicación que formularé en el segundo informe tiene por objeto establecer una suerte de régimen de zona franca, en un sector especialmente habilitado, con un almacén adecuado que permitirá a ASMAR contar con los repuestos necesarios y todo el material indispensable para hacer reparaciones urgentes y rápidas a las naves, tanto chilenas como extranjeras, mejorando con ello sus posibilidades de negociar también en moneda dura. Si esa indicación encuentra la misma comprensión que se logró en el primer informe, podrá ser también aprobada en esta segunda oportunidad.

Por último, deseo referirme muy de paso a un asunto que tiene relación un tanto indirecta con el tema: el excesivo número de viajes al extranjero que está caracterizando a la actividad de nuestras Fuerzas Armadas.

En septiembre del año pasado, solicité del Ministerio de Defensa Nacional alguna información para establecer en forma precisa el número de oficiales que habían salido del país. Eran más de 350 en los nueve primeros meses de 1965. A mi juicio, no es exagerado suponer que en el curso del año, hasta diciembre, más de 500 oficiales salieron al extranjero. Hago referencia a este hecho porque la salida al extranjero se está transformando en un sustituto de los sueldos honorables, de los cuales nosotros somos ardientes partidarios. Por decirlo en otras palabras, una de las escasas posibilidades que tienen los oficiales y suboficiales de equilibrar su presupuesto, de salir de sus deudas, de dar holgura, siquiera temporal, a la vida de su grupo familiar, consiste en las comisiones al extranjero.

El señor GONZALEZ MADARIAGA.-

Y a la Antártida.

El señor AMPUERO.-

En mi concepto, es una pésima práctica, porque, por otra parte, los viajes al extranjero, estimulados por esa necesidad, se cultivan por parte de algunas potencias, específicamente por el

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Pentágono, para incrementar hasta límites absurdos el número de matrículas proporcionadas a los oficiales latinoamericanos y deformar, por lo tanto, como ya lo he dicho más de una vez, el criterio profesional de esos oficiales, casi siempre muy jóvenes.

Los señores Senadores deben haber leído en los despachos del cable de ayer, que entre 1950 y 1965 han pasado por las escuelas, academias y centros de instrucción norteamericanos, más de 31 mil oficiales de América Latina. Entre ellos, alrededor de 2.600 oficiales chilenos.

Cualquiera que sea el pretexto que se invoque, pienso que éste es un camino para desnacionalizar nuestras Fuerzas Armadas. Seguramente, más adelante tendré oportunidad de agregar algunas consideraciones confirmatorias del aserto que hoy formulo.

El remedio, por supuesto, no consiste sólo en una prohibición drástica o en una reducción prudente de esos viajes, sino en impedir que el espejismo de la salida al extranjero sea un subterfugio para mantener sueldos bajos, dando una oportunidad ocasional para que el beneficiado con ese viaje -repito- obtenga una ligera holgura de su siempre apremiante situación económica.

Por todas estas consideraciones, votaremos favorablemente el primer informe del proyecto de ley sobre reajuste de sueldos de las Fuerzas Armadas. Dejo constancia expresa de que he procurado omitir cualquiera consideración política, que hubiera sido muy fácil hacer, para neutralizar en parte siquiera la ya prolongada campaña de la prensa oficial contra los miembros de la Comisión de Defensa Nacional y, particularmente, contra su presidente. El tema que estamos tratando hoy se independiza bastante de los asuntos militares que nos han preocupado en los días precedentes, y abrigo la certeza de que el Senado, en esta oportunidad, como en otras, demostrará saber tratar este problema con altura de miras y gran espíritu nacional.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 94. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 12 de abril de 1966.

REFORMA DEL, ARTICULO 10, N° 10, DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

El señor REYES (Presidente).-

Antes de continuar la discusión del proyecto de ley modificatorio de la Carta Política en la relativo al derecho de propiedad, me permito advertir a los señores Senadores que debe votarse en general á las ocho de la noche.

Quedan 225 minutos y hay Seis Senadores inscritos, de modo que la distribución del tiempo permitiría disponer de 85 minutos a cada uno.

-El proyecto figura en los Anexos de la sesión 45°, en 15 de diciembre de 1965, documento Nº 10, página 2271, y el informe, en los.de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento Ñ°

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2, página 4843.

El señor AMPUERO.-

Procuraré cumplir la recomendación implícita contenida en las observaciones del señor Presidente, reduciendo mis expresiones a los aspectos más esenciales del tema. Creo, por lo demás, que abordarlo con amplitud, en especial desde el ángulo de sus antecedentes históricos y sus concepciones teóricas, habría obligado a un trabajo que no he tenido, físicamente, oportunidad de realizar por la escasez de tiempo, pues estamos apremiados por el estudio de diversos proyectos de ley con urgencia y que deben ser despachados en plazo más o menos breve.

Los señores Senadores deben de recordar perfectamente el origen de esta iniciativa y la razón por la cual la modificación del N° 10 del artículo 10 de la Constitución se trata en forma independiente del resto de las reformas promovidas por el Ejecutivo. Cuando en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia nos abocamos al análisis y discusión del proyecto aprobado en primer trámite en la Cámara de Diputados, sostuvimos la necesidad imprescindible de asignar a la reforma de las disposiciones referentes al derecho de propiedad un tratamiento urgente y separado. Estábamos conscientes, como la estaba la opinión pública, de que habría sido imposible poner en marcha el proceso de reforma agraria dentro de los marcos del proyecto pendiente en la Cámara, si previamente no se hubiera contado con los instrumentos constitucionales adecuados. Como el conjunto de las reformas del Código Fundamental afectaba a no menos de cincuenta artículos de la Constitución actual, era obvio que, para los fines prácticos y para corresponder a esta urgencia, debíamos tratar en forma desglosada o independiente la reforma del artículo 10.

Lo hicimos saber así en esta Sala; lo repetimos en la Comisión, y en diversos pronunciamientos públicos, difundidos por la prensa y la radio, el FRAP, el Partido Socialista y, en general, las organizaciones populares, coincidieron con tal planteamiento. Pero ocurrió algo insólito. Todas estas razones, inobjetables, no fueron suficientes para convencer al partido de Gobierno de que ésta era una actitud sensata y necesaria. Así fue como los Senadores del FRAP nos vimos compelidos a suscribir un proyecto que reproducía literalmente el artículo recién aprobado por la Cámara de Diputados, sin alterar una sola coma, sin variar un solo concepto.

Dicha iniciativa fue resistida por los Senadores de la Democracia Cristiana. Se calificó nuestra posición de actitud obstruccionista o desleal, y se apeló, por último, al expediente de pedir urgencia, en un momento en que su pronta calificación habría significado bloquear la iniciativa propugnada por nosotros. La maniobra no surtió efecto. Nuestra moción comenzó a discutirse y se despachó en la Comisión; y si hoy el Senado está en condiciones de continuar tratando la reforma relativa al derecho de propiedad y de despacharla 'inexorablemente el día jueves, debe reconocerse que ello se debe a la previsión, diligencia y seriedad con que hemos procedido los Senadores del Frente da Acción Popular frente a este asunto tan trascendental. Si se hubieran cumplido los propósitos del Ejecutivo, esta materia estaría tan postergada como las otras cincuenta comprendidas en el proyecto general de reformas constitucionales, cuya tramitación, por supuesto, no se demora por afán obstruccionista, sino sólo porque cada una de ellas es suficientemente importante como para exigir un debate cuidadoso.

Así entendemos nosotros una conducta y una línea de principios. Y tal conducta constituye una respuesta categórica a la acusación muy frecuente en esta Sala de que el FRAP sólo busca

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entorpecer las funciones del Gobierno y demorar cualquier pronunciamiento legislativo que tenga alguna significación para el futuro.

Como lo he anticipado, me limitaré a algunas consideraciones muy prácticas, fundamentalmente al criterio con que trabajamos en la Comisión de Legislación, porque -repito- el tratamiento teórico de esta cuestión habría exigido una preparación mucho más larga y mayor tiempo del disponible.

Por lo demás, las posiciones marxistas ante el derecho de propiedad han sido expuestas brillantemente, en la mañana de hoy, por el Honorable señor Teitelboim, quien respondió de paso algunas objeciones equivocadas. Doy como mías las explicaciones y conceptos planteados por el señor Senador. Sólo quiero hacer una muy leve referencia a nuestra concepción sobre el derecho de propiedad, para justificar las palabras que pronunciaré en seguida.

Los marxistas de cualquier escuela, tendencia o partido, en la medida en que somos consecuentes con los postulados básicos de nuestra doctrina, creemos que el derecho de propiedad constituye una expresión cabal del tipo de sociedad en que se vive. La propiedad ha sido siempre la institución clave, la que en derecho refleja y determina las relaciones de producción y de estructura económica de una comunidad. No queremos entrar a un debate metafísico sobre esa institución, porque al asignarle carácter histórico, al reconocer que ella evoluciona de acuerdo con las distintas formas sociales, estamos afirmando implícitamente que es una creación humana, una creación social, y que, además, tiene valor relativo en cada etapa vivida por la humanidad.

Sin embargo, la tendencia de las clases dominantes y de sus teóricos es casi siempre la de idealizar la propiedad, demostrar que es una institución conveniente para la comunidad entera y que, en cierto modo, consagra las aspiraciones, las escalas de valores y los intereses solidarios de esa sociedad. A la inversa, para los marxistas la propiedad privada es simplemente la consagración jurídica de un régimen de monopolio de la posesión de ciertas cosas que, en un momento dado de la historia, tienen un valor sustancial para otorgar el dominio de esa sociedad a ciertos sectores minoritarios. Por eso, la propiedad de los esclavos, por ejemplo, constituyó en las sociedades primitivas un derecho inalienable, inviolable, intangible, cuando la mano de obra esclavizada constituía el principal motor de la producción. Por eso también, durante la sociedad feudal, se llegó a erigir en instituciones poco menos que sagradas a todas aquellas normas relativas al derecho de propiedad que mantenían el predominio de los sectores feudales sobre los siervos y sobre la sociedad entera. Y por eso es por lo que en nuestro tiempo se cubre con el mismo manto de la inviolabilidad la posesión de las llaves de la economía capitalista y se estima un crimen atentar contra el derecho de propiedad así entendido.

Para complicar un poco la apreciación exacta de las cosas se va más lejos, se llega a una conclusión sin sentido, al manejar el concepto de propiedad como una abstracción absoluta. Lo dije ya en la Comisión: en nuestros días, hablar de derecho de propiedad sin hacer referencia expresa al objeto de ella, me parece poco menos que razonar en el vacío. De ningún modo es lo mismo ser dueño de una mina, fundo o fábrica que serlo, como se ha venido repitiendo en el curso del debate, de un par de zapatos, una vivienda, una bicicleta o un cepillo de dientes. Ello es obvio y, sin embargo, totalmente ajeno a la inspiración jurídica que preside la redacción de nuestra Constitución Política. Lo correcto, si hubiésemos .querido dar a este precepto una redacción consecuente con nuestras ideas, habría sido especificar el alcance de la propiedad, determinar los titulares de ella, con relación a los diferentes objetos sobre los cuales pidiese recaer; pero no hemos querido tomar una iniciativa de esa índole, por comprender que no existen fuerzas parlamentarias en el Congreso actual para suscribir una declaración relativa a la propiedad que

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involucre integralmente el pensamiento socialista.

En mi concepto, lo que hemos discutido y la trayectoria del proyecto, señalan, sin embargo, algunas conductas políticas dignas de comentar.

En primer lugar, en esta disposición, en esta reforma, piedra angular de nuestra organización constitucional no hay indicios de las intenciones, propósitos y metas que busca la Democracia Cristiana. Sólo Hay un notorio deseo de ampliar las posibilidades de expropiación, según se ha dicho, para hacer factible la reforma agraria e, implícitamente para lograr la destrucción- de este tipo dé propiedad feudal, terrateniente que estaría obstruyendo nuestro progreso social e, incluso, el incremento de nuestra producción agrícola. Pero si ésas son las intenciones, ellas no se expresan en la iniciativa. Considero que el artículo, tal como viene redactado por la Cámara y que nosotros hemos hecho nuestro, no hace sino reflejar lo que está vivo en esta reforma y en todo él conjunto de modificaciones propuestas por el Gobierno: la tentativa de adecuar la Carta Fundamental vigente, en la práctica, desde 1925; a las nuevas realidades surgidas en el país. ^

Desde el capitalismo individualista vigente en 1925 hasta esta especie de capitalismo de Estado que vivimos en la actualidad, hay un gran: trecho recorrido por el capitalismo, que requiere cierta adecuación de las instituciones de derecho público. Lo afirmo, porque cualquier estadística demuestra que el capitalismo privado, los empresarios particulares, han ido cediendo terreno en estos 40 años a la intervención creciente del poder público. Se ha ido incrementando el sector público en la economía y la inversión del Estado ha pasado a ser la principal en la promoción del desarrollo económico.

Reitero que las reformas constitucionales, incluyendo la del articulo 10, tienden sólo a modernizar la Ley Suprema para dejar constancia de un proceso ya producido. Sobre las proyecciones de la administra^ ción democratacristiana, sobre las orientaciones de su Gobierno, es muy poco lo que nos puede sugerir la lectura del artículo.

En el curso del debate se ha estado insistiendo en conceptos que me parece conveniente rectificar o comentar.

Instados los personeros democratacristianos sus Ministros y parlamentarios a definir los objetivos del modeló de sociedad por el cual ellos luchan, hemos tenido la suerte de escuchar esta mañana una versión de parte del Ministro señor Castillo Confieso que considero un avance que alguien haya hecho esa tentativa de definición del llamado "régimen comunitario":

No ha de extrañar al señor Castillo que después de tantos años de campana por el Poder y de tanta literatura escrita, los Senadores del FRAP no poseamos una idea clara respecto del régimen comunitario, porque, en el hecho, tampoco la tienen los propios militantes de la Democracia Cristiana. Más de alguna vez me encontré con afiliados a ese partido y hasta con parlamentarios, que, al término del debate, la única explicación que me dieron fue que el señor Castillo, por ser especialista en la materia, era quien sabia en qué conste el régimen comunitario. Y, al parecer, lo llevaron al Ministerio de Tierras con el objeto principal de explicarnos ese misterio. Desde luego, lo considero una gentileza del partido de Gobierno y no deben mis palabras estimarse como crítica. Pero nos ha dejado -al menos, a mí-sumidos en una oscuridad tan , grande como la que teníamos antes.

En la historia contemporánea se ha distinguido claramente la existencia de dos regímenes en las sociedades más o menos industrializadas:; el capitalismo y socialismo. Hasta ahora nadie ha

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podido demostrar la existencia de una sociedad distinta, ecléctica, que esté a medio camino entre esas dos. Tal vez, miradas desde el punto de vista histórico, algunas han avanzado poco en el socialismo, y otras, mucho; pero en la medida en que el por político ha sido transferido de las clases empresarias las obreras, es evidente que esos países acrecientan sus perfiles de carácter socialista. Quienes escuchamos en la mañana las observaciones del señor Ministro, hemos quedado con una duda muy grande, porque al pretender definir la sociedad comunitaria se han escuchado conceptos que antes se usaron para definir otras cosas. Por ejemplo, se pretende sostener que cualquier forma de propiedad que no sea individual, que tenga por titular a más de una persona, va encauzada por el camino socialista. Podrían multiplicarse o agregarse más personas a los titulares^ hasta el momento el que, sin saberlo, llegaríamos a una sociedad socialista y revolucionaria. A mi juicio, no es así.

Desde hace tiempo se viene hablando de lo que se denominó la democratización de la propiedad. Convencido el capitalismo de la necesidad de renovar su arsenal intelectual y propagandístico, ha pretendido comprobar que la propiedad, en lugar de estar cada día más monopolizada en lo, referente a los medios de producción, se estaría distribuyendo, extendiendo, democratizando. Y nos han señalado como ejemplo típico de ese proceso la existencia de las sociedades anónimas. Desde el ángulo del señor Ministro, no podría rechazarse con tanta facilidad esa afirmación, pues, en realidad, las sociedades anónimas transforman, por lo menos en apariencia, el dueños de determinados bienes a una infinidad de personas. Exagerando el contenido democrático, distributivo e igualitario de las sociedades anónimas, hace poco tiempo se difundió la consigna de lo que se llamó "capitalismo popular".

Desde el capitalismo popular por que abogaban las Embajadas norteamericanas en el último tiempo -al parecer, con poca fortuna-, hasta esa especie de socialismo capitalista que nos recomienda el señor Ministro, no encuentro mucha distancia. Porque el problema central es éste; en primer lugar, ¿quiénes son los verdaderos gestores de una sociedad capita o no existe un grupo o clase ríos que, junto con manejar el nómico, son dueños también del lítico? Donde este hecho económica lógico existe, estamos en presencia de sociedad capitalista. Donde ese clase desaparece para pasar los medios u. producción a manos de la colectividad entera, se está comenzando un camino socialista. El problema de la gestión es secundario. ,

Los Senadores democratacristianos, que son hombres cultos, deben saber que desde la concepción muy primaria, muy elemental que predominaba en ciertos sectores socialistas en culto a que el Estado era el supremo representante de la colectividad,; hasta la forma de autogestión que se está ensayando prácticamente en todos los países socialista, hay un largo camino recorrido. La participación directa del productor en la gestión es diferente del concepto de titular del dominio. Generalmente los procesos socialistas han comenzado por una expropiación amplia de determinados sectores de la producción; se han entregado, esos bienes al Estado, y a continuación, a medida que la sociedad socialista ha ido progresando, la gestión popular de los productores directos ha ido incrementándose- hasta alcanzar en algunas partes niveles realmente inesperados, como ocurre, entre otros países, en Yugoslavia.

Me parece errónea hacer una confusión.: entre ese desplazamiento total de los bienes de producción, de manos de la clase capitalista, al poder del Estado y, en seguida, al^ de la comunidad con el problema de la gestión, vale decir, del papel mayor o menor que una o más personas tienen en la administración de sus bienes. Es una confusión peligrosa, que sólo oscurece la discusión en que hemos estado incursionando,

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En consecuencia, la propiedad comunitaria es la expresión aparentemente económica de la vieja posición política del partido de Gobierno, la tentativa de producir una fórmula ecléctica, intermedia entre extremos que no admiten conciliación, los cuales, desde el punto de vista histórico constituyen antagonismos insalvables, problemas muy hondos que hasta ahora sólo se han resuelto por la eliminación total de la clase capitalista, como clase, y de la propiedad privada de los medios de producción, como institución dominante en la sociedad.

En el curso de la discusión de la reforma del artículo 10, todas las indicaciones que se presentaron y fueron aprobadas por la Democracia Cristiana -seguramente las examinaremos durante la discusión particular- fueron debilitando el concepto original del proyecto de la Cámara de Diputados. Es probable que no se haya desnaturalizado el primitivo proyecto; sin embargo, se han dejado en la sombra muchos aspectos fundamentalmente el de la indemnización equitativa. Este sistema, que seguramente se va a proponer si se renuevan en la Sala algunas de las indicaciones rechazados por la Comisión, tiende también a limitar el alcance de la reforma original.

Quiero referirme -porque me parece sustancial que haya pronunciamiento expreso del Senado respecto de tal materia -a uno de los peores equívocos latentes en la discusión actual.

Los Senadores del FRAP nos opusimos terminantemente a agregar el concepto de indemnización equitativa entre las normas destinadas a reglar las expropiaciones. Lo hicimos porque nos parece que la indemnización debe ser siempre definida y calificada por el legislador, y por entender que si se produce un conflicto entre el propietario privado y el interés colectivo, resulta imposible resolver en forma anticipada lo que puede ser o no ser equitativo en un momento determinado. Así lo hicimos presente en el debate en la Comisión; pero ocurre que se aceptó esa idea con la concurrencia de votos que parecen representar a Senadores de distintas tendencias. El Honorable señor Bulnes, por ejemplo, estimó, en el curso de un diálogo producido en la Comisión, que cuando se hablaba de indemnización equitativa se estaba reconociendo, al menos en lo esencial, el derecho del expropiado a recibir una indemnización reajustable cuando el pago fuese a plazo. En cambio, el presidente de la Comisión, Honorable señor Prado, insistió en que no debía darse como aceptada la interpretación. A mi juicio, la consideración de los intereses de la colectividad, de la sociedad, podrían aconsejar al legislador en ciertos casos establecer una indemnización que no fuese necesaria y matemáticamente reajustable. Como el debate se ha reproducido en la Sala y parece existir el propósito de dejar constancia de ciertas opiniones, con el objeto de emplearlas en lo futuro en la interpretación judicial de la ley, me parece conveniente, respecto de este punto, requerir a la Comisión un pronunciamiento claro.

Mi otra observación se refiere a la circunstancia de haberse presentado una indicación destinada a entregar exclusivamente al Presidente de la República la iniciativa de cualquier ley que implicara pago diferido. Tal indicación, presentada por los Honorables señores Aylwin y Prado, di- te lo siguiente: "Los preceptos legales que autoricen el pago diferido de la indemnización serán de la exclusiva iniciativa del Presidente de la República y el Congreso no podrá aprobar condiciones de pago más onerosas para el expropiado que las propuestas por el Presidente." La objeté con mucha vehemencia en la Comisión, pero ahora deseo expresar nuestra interpretación política respecto de esa iniciativa.

Tenemos la convicción -ojalá los Senadores Democratacristianos la desmientan con su conducta y su actuación en la Sala- de que se busca la manera de atemperar la opinión dominante en la Cámara de Diputados, reflejada en el proyecto que llegó a nuestras manos; que se busca manera de mutilar el alcance del proyecto, porque, señores Senadores, el problema no reside en que la

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Constitución acepte o no acepte la expropiación. No hay ninguna Ley Fundamental en el mundo - ^tengo entendido- que no la acepte de alguna manera y en ciertos casos. El problema consiste, de manera concreta, en que el alcance de las expropiaciones, las implicaciones económicas que acarrearían las que se realizarán, dependen en forma estricta de la elasticidad del régimen de indemnizaciones. Si se exigiera el pago al contado, ni el Gobierno más resueltamente socialista podría lograr algo ateniéndose a la.letra de la ley, pues no habría recursos; existiría una limitación financiera que haría imposible la expropiación para cumplir un programa en cualquier sector importante de la producción. En cambio, si la Constitución acepta un régimen flexible de indemnizaciones, si permite el pago a plazo y en condiciones no excesivamente onerosas para el erario, sin duda las posibilidades de incorporar a la economía pública sectores importantes de la economía privada implican una transformación bastante honda de nuestro régimen actual.

Por eso, tal vez lo más delicado y significativo de la reforma al artículo 10 es la mayor o menor rigidez, la mayor o menor flexibilidad del régimen de expropiaciones. Con esa indicación, que entrega a una sola persona -al Primer Mandatario- la posibilidad de poner en movimiento una ley expropiatoria con pago diferido, todo el contenido revolucionario de la indicación original pasa a ser letra muerta. Y ello, entre otras razones, porque sabemos que el Presidente de la República tiene criterio bastante moderado, inclusive respecto de los alcances de la propia reforma agraria, según lo ha expuesto más de una vez en discursos destinados a tranquilizar a los sectores terratenientes. En seguida, porque ello significa negar a la representación popular -a los Senadores y Diputados- tomar iniciativas en un campo de decisiva gravitación en el desarrollo económico del país. En tercer lugar, porque de ese modo se está preparando el terreno para que cada elección presidencial sea un plebiscito para los propietarios, en el sentido de que, por una parte, se les ofrecerá un personero moderado, tradicionalista, más o menos conservador, aunque se llame "revolucionario", que ofrezca determinadas garantías en cuanto al alcance de las tendencias a la expropiación y, por otro lado, como se hizo ya en la elección pasada, se presentará a cualquier candidato progresista, de Izquierda, de avanzada, como una amenaza a todos los propietarios, incluyendo, por supuesto, a los más modestos.

Me parece que esta iniciativa no tiene precedentes en la historia parlamentaria -no diría que no los tiene en cuanto se entregan al Presidente de la República atribuciones exclusivas, sino porque se le otorgan dichas atribuciones en un campo tan decisivo--, porque si el mundo entero se encuentra abocado a una lucha, que a veces llega a la violencia más extrema, entre socialismo y capitalismo, no puedo comprender cómo sería posible en nuestro país dar al Primer Mandatario la facultad de decidir personalmente el camino que deba seguir la nación. Ello significa, además, un agravio inmerecido al sentido de responsabilidad de los parlamentarios, pues inclusive los de Oposición comprendemos muy bien hasta dónde se puede llegar con las innovaciones legislativas y hasta dónde es imposible, poco realista o inconveniente incursionar.

Tal vez sean opiniones que se viertan en la Sala sobre esta indicación las que den una imagen más clara del carácter de la modificación propuesta por el partido de Gobierno.

Había sido nuestro propósito -no estamos aún decididos a mantenerlo; tal vez lo modifiquemos- no presentar ninguna indicación que lleve más lejos el espíritu de la reforma; pero hemos estado cambian-do ideas, y esta tarde decidiremos si insistimos en llevar al texto constitucional lo que ya, por lo demás, está consagrado en la legislación positiva, en el Código de Minería y el Código Civil. Me refiero a la reserva para el Estado de la propiedad minera.

En mi opinión, sería de primordial importancia dejar resuelto de una vez por todas un viejo litigio,

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una vieja polémica, acerca del carácter del derecho que se otorga a los dueños de pertenencias mineras. Hemos entendido siempre que, de la letra de las disposiciones del artículo primero del Código de Minería y de un precepto que virtualmente dice lo mismo en el Código Civil, se desprende que el Estado es el único titular del derecho de propiedad, y que a los particulares sólo se entrega una concesión. Ojalá pudiéramos encontrar el ambiente necesario en el Senado para llevar estas ideas -repito- al texto constitucional. Eso implicaría ya un avance con respecto a lo existente y, sobre todo, daría un claro indicio del propósito nacionalista, al menos, que pudiera inspirar esta reforma.

Todos los países del mundo han llegado a la conclusión de que sus actividades económicas fundamentales deben estar reservadas al país mismo. Ante la debilidad de sus propios sectores empresariales, asignan esa propiedad al Estado e incluyen la explotación de esos rubros en la economía pública. En su oportunidad lo hizo Solivia con las minas de estaño; lo hizo la RAU con el Canal de Suez; lo ha hecho Méjico con el petróleo y los ferrocarriles. En fin, es una tendencia contemporánea de todos los continentes y de todas las naciones, el propósito de reservar al Estado la propiedad de las actividades económicas fundamentales. Chile, país minero por excelencia, actividad sobre la cual se fundamenta virtualmente toda su vida económica, tiene también derecho a señalar los grandes trazos de una política nacionalista que le permita administrar esta riqueza en provecho de sus propios ciudadanos, de todos los chilenos.

No quiero extenderme más, porque tal vez la discusión particular permita precisar ciertos conceptos, y, además, por la excusa que di al comenzar: a mi juicio, a esta altura del debate ya no estamos habilitados para incursionar en disquisiciones teóricas, sino, por lo contrario, debemos fundamentalmente explicar nuestra actitud práctica ante la moción que estamos analizando.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 97. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 14 de abril de 1966.

REFORMA DEL ARTICULO 10, Nº 10, DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando los incisos tercero y cuarto del proyecto de reforma constitucional, propuestos en el informe complementario evacuado por la Comisión de Legislación.- El proyecto figura en los Anexos de la sesión 45ª, en 15 de diciembre de 1965, documento N° 10, página 2271, y los informes, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 2, pág. 4843 y en los de la sesión 96ª, en 14 de abril de 1966, documento 1, página 6168.

El señor AMPUERO.-

¿Quiénes estaban equivocados? ¿Los que querían colocarla después de "bienes de producción", o

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quienes deseaban incluirla después de las palabras "u otros bienes"?

Estimo importante dejar constancia de que, para los socialistas, la reserva para el Estado del dominio exclusivo de ciertas formas de propiedad -las relativas a los recursos naturales y a los bienes de producción, por el solo hecho de tener ese carácter- merecía quedar establecida en forma clara.

Creemos, por una parte, que el patrimonio de la nación debe ser usufructuado por la generalidad de los chilenos y, por la otra, que los bienes de producción, por la trascendencia social que su empleo envuelve, deberían también quedar en propiedad del Estado y ser administrados por sociedades de productores.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 97. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 14 de abril de 1966.

REFORMA DEL ARTICULO 10, Nº 10, DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando los incisos tercero y cuarto del proyecto de reforma constitucional, propuestos en el informe complementario evacuado por la Comisión de Legislación.- El proyecto figura en los Anexos de la sesión 45ª, en 15 de diciembre de 1965, documento N° 10, página 2271, y los informes, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 2, pág. 4843 y en los de la sesión 96ª, en 14 de abril de 1966, documento 1, página 6168.

El señor AMPUERO.-

A mi juicio, hay cierta confusión en el Honorable señor Enríquez, porque la oración -así nos hemos acostumbrado a decir esta noche- que se refiere a la totalidad de las empresas es la segunda. Dice: "El Estado propenderá a la socialización de las empresas, medios de producción y recursos naturales, básicos para el bienestar y progreso del país".

La primera oración no se refiere a las empresas, sino directamente a los recursos naturales y a los bienes de producción, y agrega: "u otros, que tengan importancia preeminente para la vida económica, social o cultural del país".

Lo que quiero confirmar es que votamos a plena conciencia en favor de la ubicación de la coma en su lugar original, porque pensamos que, por la sola circunstancia de tratarse de recursos naturales y de bienes de producción, esos bienes deberían estar reservados al Estado.

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Por último, hay una tercera clase de bienes, difícil de clasificar o definir anticipadamente, pero que por su significación económica quedaría en la misma situación de los anteriores.

En consecuencia, creo que quienes se precian de socialistas marxistas o de los otros, si es que hay de los otros,. . .

El señor FUENTEALBA.-

Científicos.

El señor AMPUERO.-

.. .deberían estar con nosotros y colocar la coma donde debe bailarse.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 96. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 14 de abril de 1966.

REFORMA DEL ARTICULO 10, N° 10, DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

El señor REYES (Presidente).-

Corresponde discutir el informe complementario recaído en el proyecto de ley modificatorio del artículo 10, número 10, de la Constitución Política relativo al derecho de propiedad.

-El "proyecto figura, en los Anexos de la sesión 4i5^, en 15 de diciembre de 1965, documento 10, página 2271, y los informes, en los de la sesión 83°, en 22 de marzo de 1966, documento N° 2, página 4843 y en los de ésta, documento 1, página 6163.

El señor AMPUERO.-

Pido la palabra para plantear una cuestión previa, señor Presidente.

Sólo deseo preguntar si en la reunión de Comités se tomó algún acuerdo en orden a disipar algunas dudas de tipo reglamentario sobre la votación, que pueden tener mucha importancia en algunos momentos más. En concreto, me refiero al problema que se discutió en la Comisión respecto de si procedía, frente a este proyecto de reforma constitucional, agregar las abstenciones a las mayorías relativas.

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El señor REYES (Presidente).-

Ese punto quedó aclarado, señor Senador, cuando di cuenta de los acuerdos de Comités, en el sentido de que las abstenciones no se sumarán a los votos de mayoría.

El señor AMPUERO.-

En todo caso, hasta ahora sólo hay un informe de la Comisión que no ha sido ratificado por la Sala y, además, entiendo que en materia de procedimiento no bastan los acuerdos de Comités para obligar a la Corporación, sino que la manera de proceder debe ser ratificada por la Sala misma. Por eso, como este asunto puede demorarnos al resolver respecto de una votación, es conveniente dilucidarlo como cuestión previa.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 96. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 14 de abril de 1966.

REFORMA DEL ARTICULO 10, N° 10, DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

El señor REYES (Presidente).-

Corresponde discutir el informe complementario recaído en el proyecto de ley modificatorio del artículo 10, número 10, de la Constitución Política relativo al derecho de propiedad.

-El "proyecto figura, en los Anexos de la sesión 4i5^, en 15 de diciembre de 1965, documento 10, página 2271, y los informes, en los de la sesión 83°, en 22 de marzo de 1966, documento N° 2, página 4843 y en los de ésta, documento 1, página 6163.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, una breve ausencia de la Sala me impidió pedir la palabra oportunamente, pero quiero aprovechar los minutos que me concede el Reglamento para fundar el voto, con el fin, de precisar la posición de cada uno de los miembros de^ la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento respecto de este tema.

La mayoría, cuatro Senadores -creo que con la sola excepción del Honorable señor Luengo-,

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sostuvimos...

El señor BULNES SANFUENTES.-

Tres Senadores.

El señor AMPUERO.-

Perdón, tres.

Sostuvimos que, cuando la Constitución usa las expresiones aquí recordadas, exige la manifestación de una voluntad positiva de la mayoría de los Senadores a favor de las reformas constitucionales. Establecimos que en términos similares se expresan algunas leyes que requieren, por ejemplo el voto conforme de determinada mayoría para acordar ciertas designaciones de funcionarios de alta jerarquía en la Administración del Estado. En general, cada vez que la ley quiere que la mayoría de los Senadores se pronuncie a favor de una persona, utiliza un lenguaje que implica exigir una manifestación positiva de nuestra voluntad.

En el hecho, nuestro Reglamento presume que quienes se abstienen en la segunda votación otorgan su voto favorable. A mi modo de ver, ése es un sistema reglamentario útil en los asuntos de interés secundario, pues permite avanzar en la legislación y dirimir pequeñas diferencias de criterio para adoptar un texto legal determinado; pero no sería aceptable como criterio y principio cuando la ley, de una manera u otra, exige una voluntad mayoritaria a favor de determinadas designaciones o reformas.

Por lo demás, a menudo se sostiene que los Senadores que se abstienen en la primera votación, en cierto modo, saben en qué sentido influirá su abstención si insisten en ella en la segunda.

El señor LUENGO.-

Eso es evidente.

El señor AMPUERO.-

Esto no es efectivo, porque puede ocurrir que algunos de los que se abstuvieron, voten afirmativa o negativamente en la segunda votación y, como consecuencia de ello, la mayoría resultante en la primera votación no mantenga ese carácter en la segunda. De manera que cuando un señor Senador insiste en abstenerse, no tiene realmente seguridad acerca del sentido en qué su abstención influirá en el resultado de la votación. Vale decir, cuando se analiza el mecanismo real de la votación, desaparece todo aquello en que pudiera basarse la presunción de voluntad del que se abstiene.

Ahora, esta consideración es particularmente grave tratándose de reformas constitucionales. En

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Intervención

primer lugar, porque, como lo observó el Honorable señor Fuentealba, el texto literal de la Constitución es perfectamente claro y, en seguida, porque con el sistema de presumir .la voluntad de los Senadores se podría llegar a aprobar reformas constitucionales que no contaran con la voluntad mayoritaria del

Senado o de la Cámara de Diputados. Deben recordar los señores Senadores que las abstenciones que se agregan a la mayoría relativa en la segunda votación pueden ser muy superiores en número a la votación favorable o desfavorable a la reforma constitucional.

Así ocurriría, por ejemplo, si en la primera votación se produjeran cinco votos a favor de la disposición propuesta, cuatro en contra y veintidós o veinticuatro abstenciones, y que este resultado se repitiera en la segunda oportunidad. En tal caso, resultaría inconcebible que, utilizando el mecanismo reglamentario, se diera por aprobada la disposición que en la segunda votación obtuvo otra vez cinco votos.

Estas razones llevaron a la mayoría de la Comisión a considerar que, por lo menos tratándose de reformas constitucionales, la Carta Política exige la manifestación positiva de la voluntad favorable de la mayoría de los Senadores en ejercicio.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 99. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 20 de abril de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde discutir el informe de las Comisiones unidas de Gobierno y de Hacienda recaído en el veto del Ejecutivo al proyecto que reajusta las remuneraciones de los sectores público y privado y establece una política de precios.

-Las observaciones del Ejecutivo figuran en los Anexos de la sesión 98ª, en

19 de abril de 1966, documento N° 1, página 6426.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

El Senado acordó dar por aprobadas en una sola votación todas las observaciones que las Comisiones unidas recomiendan aprobar o rechazar por unanimidad.

Ellas son las signadas con los números 1, 2, 3, 6, 7, 8, 9, 11, 12, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 22, 24, 26, 27, 28, 31, 32, 33, 34, 35, 46, 47, 49, 51, 52, 53, 54, 59, 60, 64, 67, 69, 71, 72, 74, 79, 83, 86, 89, 90, 91, 97, 98, 100 y 104.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Quiero recoger algunas de las observaciones formuladas por el Honorable señor Fuentealba, porque a mí también me tocó participar, en forma bastante directa, en la agonía de la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta, cuya dirigente máximo era Osvaldo De Castro y de quien resultaron aprovechados discípulos políticos muchos de los correligionarios del señor Senador. Más de una vez, la CORFO tuvo que reanimar esta oficina moribunda, desde el punto de vista financiero, para permitirle seguir subsistiendo y proporcionando trabajo a un número importante de obreros y empleados.

Digo que tuve ingerencia directa, porque durante breve tiempo fui consejero parlamentario en la CORFO, en representación de la Cámara de Diputados, precisamente en la época de declinación del imperio del señor De Castro y de auxilio por parte de la Corporación de Fomento, que terminó en la forma de administración que se ha recordado.

Por lo tanto, la solución misma, no obstante haber sido de emergencia y haber permitido el funcionamiento de la planta, me da cierta base para sostener que no es buena. Así lo afirmé también en la Sala en su oportunidad.

El fisco chileno y las instituciones públicas acreedoras de De Castro pudieron haberse hecho cargo, casi sin pagar un solo centavo, de la totalidad del activo de esa sociedad con sólo hacer aplicar las disposiciones legales relativas a la prenda bancaria. Sin embargo, los gobernantes de entonces no pudieron, no quisieron o no se atrevieron a utilizar ese procedimiento tan expedito y barato, y prefirieron negociar con De Castro una operación sumamente complicada desde el punto de vista legal y financiero, hasta que la CORFO debió cargar con una compañía mal administrada y, hasta hace muy poco, con altos costos de producción y, naturalmente, las pérdidas consiguientes.

Por eso, las glorias que en este momento recuerda el Honorable señor Fuentealba creo que, modestamente, pueden ser compartidas por los partidos de Izquierda, ...

El señor GUMUCIO.-

No pretendemos el monopolio.

El señor AMPUERO.-

...que han tenido viejas preocupaciones por la situación de los asalariados y, muy en particular, por los de la oficina Victoria.

El señor GUMUCIO.-

No pretendemos usurpar las conquistas del FRAP.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

En esa fase del desarrollo de la industria salitrera, también tuvimos ocasión de dar una batalla, por intermedio de los sindicatos y de la CORFO, en la cual participaron los militantes y parlamentarios del FRAP, para impedir lo que casi llegó a constituir un atentado, con serios perjuicios para los asalariados de la oficina, por cuanto se podía volver al punto cero en materia de convenios y contratos de trabajo. Se logró salvar esa crítica situación, imponiendo a cualquiera nueva empresa que se constituyera -en el entendido de que sería predominante la influencia fiscal- la obligación de reconocer y respetar la totalidad de las conquistas logradas hasta ese momento.

De manera que también en esta parte del problema hemos tenido una participación que ha redundado en positivos beneficios para los obreros y empleados de esa oficina.

Reconocemos la participación de los parlamentarios democratacristianos en uno u otro momento de la difícil vida de ese centro de producción, pero no creo que ello sea suficiente para justificar la aprobación del veto, que rechaza la idea propuesta por el Congreso de condonar el saldo de la deuda contraída con la empresa por parte de los obreros.

El señor FUENTEALBA.-

También somos partidarios de hacerlo.

El señor AMPUERO.-

La verdad estricta es que no quedo constancia escrita, en el momento de la solución del pliego de peticiones, en el sentido de que ese préstamo sería posteriormente condonado, pero todos los que participamos en esa gestión tuvimos plena conciencia de que ello se lograría a corto plazo. Además, ese era el espíritu de los ejecutivos de la Corporación de Fomento y de los representantes de las instituciones fiscales en la empresa explotadora. Ahora, al procurar por la vía legislativa que se perdone el saldo, porque ya los obreros han pagado una parte importante de la deuda, tratamos simplemente de conseguir lo que fue un compromiso implícito en las difíciles negociaciones encaminadas a solucionar la huelga.

Las reservas o las argumentaciones jurídicas en cuanto a que el Parlamento estaría impedido de intervenir en la administración de una empresa particular, me parecen un fundamento puramente formal, porque en el hecho es una ficción. Lo saben los señores Senadores: la totalidad del capital que actualmente constituye el patrimonio de la empresa explotadora de la oficina Victoria es público, pertenece a instituciones públicas o, directamente, al fisco o la CORFO. Si aparentemente el argumento pudiera tener cierta eficacia, ateniéndonos a los hechos, es, en realidad, un argumento ocasional, de valor puramente simbólico.

Es cuanto quería decir para ratificar la enorme justicia que encierran las palabras pronunciadas por el Honorable señor Víctor Contreras en cuanto a que si se aceptara el veto, se cometería un serio atentado en contra de los obreros y, con-secuencialmente, de sus condiciones de vida.

El señor GONZALEZ MADARIAGA.-

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Intervención

La resolución de este problema se pudo haber entregado a la CORFO.

El señor AMPUERO.-

He estado hace muy pocos días en la oficina Victoria y he comprobado que siguen siendo precarias, miserables casi, las condiciones de existencia de ese centro minero, no obstante estar administrado en la actualidad por una empresa respaldada por la solvencia y el prestigio del Estado.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 101. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 21 de abril de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DEL PERSONAL DE LAS FUERZAS ARMADAS Y DE CARABINEROS DE CHILE. (CUARTO TRAMITE).

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde discutir, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre reajuste de rentas de los miembros de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos da la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 2, página...

El señor MIRANDA.-

¿A qué hora termina la sesión?

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

A las siete, pero, con la venia de la Sala, podría ser prorrogada hasta las siete y media.

El señor JULIET.-

Hasta el despacho de las insistencias, que son muy pocas.

El señor ALTAMIRANO.-

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Intervención

Nosotros no podemos quedarnos.

El señor FONCEA.-

Entonces, hasta las siete y media.

El señor ALTAMIRANO.-

Hasta esa hora, sí.

Si en ese momento faltara discutir un solo artículo, no tendríamos inconveniente en concurrir a una prórroga. Todo depende de la rapidez con que se avance.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Si le parece a la Sala, se prorrogará la hora hasta las siete y media y se continuará en la sesión de mañana, a las once.

Acordado.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

La Cámara de Diputados aprobó todas las modificaciones del Senado, con excepción de las siguientes:

En primer lugar, desechó la que consiste en agregar el artículo 9º.

El señor JULIET.-

Sería conveniente discutir al mismo tiempo los artículos 9°, 10, 12 y 13, que se refieren a ASMAR y FAMAE.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, debo empezar por lamentar que circunstancias materiales insuperables me impidieran participar en la discusión de los segundos informes recaídos en este proyecto, en el que la mayoría de la Comisión de Defensa Nacional había logrado incorporar algunas disposiciones nuevas que favorecen claramente tanto al personal en actividad como al personal en retiro. Sin embargo, no quiero abundar en consideraciones sobre esta parte del tema, porque, si lográramos mantener algunas de las modificaciones introducidas por el Senado, sería bastante beneficioso.

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Intervención

Para ello tendríamos que insistir en las enmiendas rechazadas por la Cámara.

En cuanto a los artículos nuevos relativos a ASMAR, deseo explicar varios puntos.

Desde hace largo tiempo, los Senadores socialistas y del FRAP hemos estado interesados en extender las operaciones comerciales y en hacer más elástico el régimen industrial y operativo de ASMAR. El país ha hecho un sacrificio muy grande para capitalizar a esa empresa. No obstante, existe un capital inmovilizado cuantioso insuficientemente aprovechado, diría yo, mal aprovechado, y no por administración defectuosa, sino porque la ley misma fue muy estrecha y trató siempre de cautelar los intereses de la industria privada que pudiera ser rival de ASMAR en la misma línea de producción.

Dentro de este proyecto, se consiguió aprobar, y fue aceptado luego por la Cámara de Diputados, el artículo 11, que elimina las restricciones que impedían a ASMAR competir libremente con la industria privada. Me alegro de que al menos en este aspecto nuestras indicaciones hayan sido acogidas.

Señalo de paso que sólo la vigencia de este artículo significará una expansión apreciable de las actividades mercantiles de la empresa, y seguramente una utilidad mayor que la que ha obtenido en los ejercicios anteriores.

Junto con eso, nos hemos esmerado -y en la Comisión contamos con el asentimiento del señor Ministro de Defensa, quien en esta materia parece no coincidir con la opinión de su colega de Hacienda- por establecer un régimen de importaciones flexible, que permita a ASMAR utilizar sus propios ingresos en moneda extranjera para otorgar un servicio rápido a las naves que lo requirieran. Una de las posibilidades de expansión de sus operaciones consiste, precisamente, en que se prefiera reparar los barcos extranjeros, por la prontitud en el trabajo, por la rápida colocación de repuestos, en los astilleros y distintas secciones de ASMAR.

Me extraña, por lo que acabo de referir, que la Cámara de Diputados haya rechazado el artículo que otorga elasticidad para actuar a esta institución -me refiero al artículo 10-, y espero que el Senado comprenda la necesidad de crear un régimen especial para esta industria pública, fiscal, con el objeto de que pueda emplear plenamente las maquinarias e instalaciones que posee, susceptibles de utilizarse en escala incomparablemente superior a la actual.

De todos modos, se aprueben o no se aprueben estos dos artículos -uno de ellos está ya sancionado por el Congreso-, lo claro es que debe esperarse, para el resto de este año y para los siguientes, un incremento de las operaciones de esta planta y, con seguridad, un caudal de utilidades considerablemente superior a las que ha percibido en años anteriores. Basándonos en esta convicción difícil de cuantificar, pero cierta en cuanto a que ello ocurrirá, los Senadores del FRAP y el que habla formulamos diversas indicaciones para elevar las condiciones de trabajo y las remuneraciones del personal de los astilleros.

Una de ellas tendía a mejorar en dos posiciones -en dos grados, digamos- a la totalidad del personal de obreros, que alcanza a poco más de mil operarios. Esta iniciativa fue rechazada; no contó con el asentimiento del señor Ministro, y hemos debido conformarnos con aceptar que se destine la suma de 500 mil escudos para un mejoramiento parcial de remuneraciones, que seguramente alcanzará para subir en dos posiciones a un grupo del personal y sólo en una a otro, lo que en total no significará beneficio sino para el 50% de la dotación completa.

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Intervención

Conquista mezquina, si se toma en consideración que, en la zona, obreros de la misma especialidad ganan salarios incomparablemente superiores. Debe recordarse que en los alrededores de Talcahuano y Concepción se encuentra gran número de empresas siderúrgicas, elaboradoras de metal, sobre la base del acero proveniente de Huachipato, y que, por supuesto, emplean electricistas, soldadores, mecánicos, que constituyen un personal especializado que también interesa a ASMAR. En todo este cinturón industrial, la empresa privada paga salarios superiores a los de aquélla. Se corre, en consecuencia, el riesgo de que progresivamente especialistas, obreros calificados con muchos años de servicios en los Astilleros y Maestranzas de la Armada, emigren hacia la industria privada, con grave daño, por supuesto, para la calidad y el rendimiento del trabajo y para los resultados comerciales de las operaciones de esta empresa. Como digo, en materia de remuneraciones directas, logramos sólo un mejoramiento muy mezquino, muy limitado, que está lejos de satisfacer las aspiraciones del personal y las nuestras.

También se presentó la indicación -aprobada por la Comisión de Defensa Nacional y contenida en el artículo 9º- que extiende el régimen de quinquenios establecidos en la ley 15.575 al personal de ASMAR. La Cámara de Diputados, con la sensibilidad social que exhibe en los últimos tiempos, rechazó, por supuesto, esta disposición, que sólo significaba recuperar el régimen que existió hasta más o menos 1960.

En efecto, este personal tuvo un régimen de quinquenios durante muchos años; pero alrededor de 1960 se suprimió este beneficio, se incorporaron los quinquenios al sueldo base y, por supuesto, no se continuaron pagando en los años siguientes. Vale decir, con el solo correr del tiempo -y creo no exagerar al estimarlo así- ha perdido el 50% de las remuneraciones que tenía con anterioridad. En consecuencia, la iniciativa de retornar al sistema antiguo es de justicia elemental, y debería financiarse con creces, a mi modo de ver, con la simple expansión comercial que experimentará la empresa en el curso de este año.

Esto es, fundamentalmente, lo que quería manifestar. No sé si con ocasión del debate anterior se habrán dado a conocer las escalas de remuneraciones del personal de ASMAR. Habría sido interesante recordarlas en esta oportunidad, porque son, efectivamente, remuneraciones bajas. La posición 1, por ejemplo, tiene un sueldo diario de 4 escudos 35 centesimos, y hasta la posición 10 -en una escala de 15- los salarios no superan los 10 escudos al día. Es decir, sólo los obreros más altamente calificados reciben salarios superiores a 300 mil pesos al mes.

Estimo interesante también recalcar que los obreros ubicados entre las posiciones 10 y 15 son muy pocos. La mayor parte está entre las posiciones 1 y 10. En esta última se encuentran actualmente 39 operarios; once, en la posición 11; veintidós, en la 12; cuatro, en la 13; uno, en la 14; y uno, en la 15. Centenares de obreros, en consecuencia, están clasificados en las posiciones más bajas, con salarios insuficientes, inferiores a diez escudos al día, como acabo de expresar.

Ignoro qué razones tan poderosas pudieron exponerse en la Cámara para desestimar las que justifican esta iniciativa originada en el Senado. Espero que, en la medida de lo que es reglamentariamente posible, esta Corporación insista en sus decisiones mayoritarias, al menos en las disposiciones aprobadas por ella y luego rechazadas por la Cámara.

Nada más, señor Presidente.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 101. Legislatura: Legislatura

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Intervención

Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 21 de abril de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE SECTORES PUBLICO Y PRIVADO. VETO.

El señor REYES (Presidente).-

Corresponde continuar ocupándose en las observaciones del Ejecutivo al proyecto sobre aumento de remuneraciones a los sectores público y privado.

-Las observaciones del Ejecutivo figuran en los Anexos de la sesión 98ª, en 19 de abril de 1966, documento Nª 1, página 6426 y el informe en los de la sesión 99ª, en 20 de abril de 1966, documento Nº 2, página 6572.

-Sin debate, se rechazan las observaciones que tienen por objeto suprimir los artículos 109, 110, 111 y 118, y se acuerda insistir en estas disposiciones.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

La siguiente observación tiene por objeto suprimir el artículo 119, por el cual se concede nuevo plazo contado desde la fecha de promulgación de la ley, a los imponentes del Servicio de Seguro Social, para acogerse a los beneficios de la ley sobre continuidad de la previsión. La Cámara de Diputados rechazó esta observación e insistió en la aprobación del artículo. Las Comisiones unidas recomiendan adoptar igual temperamento.

El señor AMPUERO.-

No es cuestión de buena voluntad ser inspector del trabajo.

El señor FONCEA.-

A mi juicio, esta disposición tiende a evitar el aumento de la burocracia y, por eso, voto favorablemente el veto del Ejecutivo.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, en verdad, la contrargumentación del Honorable señor Foncea para destruir nuestras observaciones respecto de la tendencia burocrática existente en ciertos servicios, carece totalmente de base.

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Intervención

El señor Senador sabe también que en el país faltan varios miles de médicos; pero resultaría grotesco facultar al Presidente de la República para que autorizara a personas de cualquier categoría para oficiar de tales, en razón de la escasez de esos profesionales.

El señor FONCEA.-

Para ser inspector del trabajo, no se necesitan estudios universitarios.

El señor AMPUERO.-

Yo he puesto un ejemplo extremo, pero es indiscutible que, si nos atenemos a la doctrina internacional relativa a la Inspección del Trabajo, estos funcionarios deben ser altamente especializados y de condiciones morales relevantes.

Si bien es cierto que ellos no requieren preparación universitaria, no lo es menos que, en todo caso, precisan gran volumen de conocimientos técnicos.

El señor MIRANDA.-

Exactamente.

El señor AMPUERO.-

Por eso, sostengo que, no obstante existir exceso de técnicos en algunos servicios, en especial en aquellos donde ha sido necesario colocar al frente de los funcionarios a un asesor del Partido Demócrata Cristiano, en otros organismos de cierto nivel profesional y especializado faltan empleados y, naturalmente, ellos deben ser complementados con algunos que reúnan requisitos de idoneidad indispensables y elementales, lo que no ocurre en este caso.

Precisamente, por el respeto que tenemos por la función de los inspectores del trabajo, estimamos que no basta la buena voluntad de un funcionario civil cualquiera para reemplazarlos.

Esa es nuestra opinión al respecto.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 102. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 22 de abril de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

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Intervención

Corresponde seguir tratando, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre aumento de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos de la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6601.

El señor AMPUERO.-

El trato con una de las compañías no resuelve el problema ni explica la política del Gobierno.

He pedido la palabra para denunciar, especialmente, la majadería e injusticia de aquellos altos funcionarios de Estado que atribuyen a la huelga del cobre todos los males de los cuales son exclusivos culpables nuestros gobernantes, la inepcia de los Ministros y de los funcionarios y la falta de independencia de muchos de los que deben conducir nuestra política cuprera.

Por estas razones, insistiremos en el artículo aprobado por el Senado, que confirma la doctrina sentada siempre por los Senadores de estas bancas y que, inexplicablemente, fue rechazado por la Cámara de Diputados, tal vez para comprarse la gloria barata de que cualquier aumento posterior aparezca como actitud autónoma, espontánea y previsora del Gobierno y no como una simple aplicación de lo que hemos estado reclamando desde hace mucho tiempo a fin de paliar de alguna manera otros índices depresivos de nuestra economía.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 102. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 22 de abril de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre aumento de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos de la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6601.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

Quiero aprovechar estos minutos, no para leer nuevamente las opiniones del ex Senador Tomic -el Honorable señor Fuentealba lo acaba de proclamar, no candidato, sino Presidente de la República para la próxima Administración-, sino para referirme a las declaraciones formuladas por el señor Pérez Zujovic, aparecidas en los diarios de hoy, en el sentido de que, si los contratistas de obras fiscales están impagos, ello se debe exclusivamente, por supuesto, a la huelga del cobre.

El señor LUENGO.-

Y no a la rebaja del precio.

El señor AMPUERO.-

Ningún Ministro de Estado ni alto funcionario de la Corporación del Cobre han recogido hasta ahora la acusación que hemos venido formulando desde hace algún tiempo, en el sentido de que el mantenimiento de las ventas de nuestro cobre a bajo precio constituye un acto lesivo para la economía del país. Ningún funcionario, ningún parlamentario, ningún Ministro han explicado en qué forma el mercado norteamericano repondrá la diferencia entre 36 y 62 centavos, que es el valor fijado ahora para vender la libra de nuestro cobre.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 102. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 22 de abril de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre aumento de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos de la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6601.

El señor AMPUERO.-

En la Comisión de Defensa Nacional, hubo virtualmente resistencia unánime, con la sola excepción del Senador democratacristiano que la integra, para conceder al Ejecutivo las facultades extraordinarias tan amplias que solicita en el artículo 14. Se creyó en un momento que la

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pretensión del Ejecutivo se limitaría a obtener una disposición en virtud de la cual se elevaría el límite de tiempo necesario para conseguir el beneficio consistente en pensión de retiro a los veinte años y que todo lo demás sería materia de proyectos de ley en lo futuro.

Considero que no hay motivo alguno para cambiar de opinión, por lo menos en lo que respecta a los Senadores socialistas.

En la tarde de ayer, el señor Ministro recordó que el número 9 del artículo 44 de la Constitución faculta al Congreso, en forma exclusiva, para fijar las Fuerzas Armadas de mar y tierra que han de mantenerse en pie en tiempos de paz o de guerra. Pienso que el Parlamento está a punto de renunciar a otra atribución importantísima, lo que significa concentrar cada vez más el poder en mano del Presidente de la República, si por la vía de la transacción otorga al Primer Mandatario gran parte de las facultades solicitadas en estos artículos.

Desde luego, los señores Senadores deben de saber que en el DFL 129 y en el DFL 98, ambos de 1960, se establecen disposiciones fundamentales respecto de la cuantía de las fuerzas militares chilenas. Entregar facultades al Ejecutivo para modificar estos decretos con fuerza de ley, permitir al Presidente de la República que altere el número de plazas en los grados de generales, coronel, comandante y oficiales inferiores, significaría autorizarlo también para modificar las condiciones de ascenso, régimen que, en mi concepto, es indispensable que esté consagrado en un texto legal.

No estoy lejos de aceptar que en los textos actuales de los mencionados decretos con fuerza de ley existen disposiciones propiamente reglamentarias. Ello es prueba del inconveniente habitual que emana de la delegación de atribuciones legislativas en manos del Presidente de la República: el Primer Mandatario, por medio de estos instrumentos -que son mitad ley y mitad decreto, por su forma:-, se siente invitado a consignar en los textos respectivos disposiciones que son propias de ley y, simultáneamente, normas propias de un reglamento. Ello constituye, tal vez, un peligro en el caso de otorgar nuevas facultades al actual Gobierno para idénticas materias.

Reitero que, a nuestro juicio, una autorización tan amplia implica violación flagrante de nuestras responsabilidades consagradas en el mencionado artículo de la Constitución.

Por lo demás, aparte lo relativo a la clasificación, nombramientos, ascensos y calificaciones del personal de las Fuerzas Armadas, como, asimismo, a la fijación de las plantas permanentes de oficiales y empleados civiles, el número 3 constituye un riesgo enorme para los regímenes de retiro y montepío del personal que impone en las Cajas de Previsión de la Defensa Nacional y de Carabineros. Es tan amplio este precepto, que su redacción tiende, sin lograrlo, a tranquilizarnos ante esos peligros, pues empieza por autorizar al Presidente de la República para modificar el régimen de retiro y montepío del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros de Chile. Pareciera que, en seguida, la disposición limitará en forma específica los alcances de esta autorización, pero, en lugar de eso, en verdad, las cuatro letras que siguen abarcan en forma total la posibilidad de modificar los regímenes indicados. La letra c), por ejemplo, autoriza al Presidente de la República para "determinar y modificar los actuales regímenes de montepío".

Me parece, por lo dicho, que sería saludable y constituiría una defensa seria de las atribuciones del Congreso, que el Senado, tal como lo hizo originalmente su Comisión de Defensa Nacional, rechazara esta delegación da facultades, la cual es particularmente grave por referirse a las Fuerzas Armadas.

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Intervención

En los últimos tiempos, se ha estado construyendo la doctrina de que él Ejército y, en general, las Fuerzas Armadas, constituyen poco menos que una fuerza militar dependiente, en forma exclusiva, del Presidente de la República, sin sujeción a ningún régimen de control de parte de otros poderes del Estado, principalmente del Congreso. Del mismo modo, se ha estado acentuando la noción de que esos institutos deben ser poco menos que una organización pretoriana al servicio del príncipe, del Presidente de la República, del Ejecutivo. Como esa tendencia se acentúa al aceptarse la delegación de atribuciones de que estamos tratando, los Senadores socialistas estamos dispuestos a impedir que se siga cultivando concepto tan equivocado. Aun cuando, en una república democrática, las Fuerzas Armadas, en sus aspectos operativo y orgánico, están vinculadas en gran parte al Jefe del Estado y bajo su dependencia, como titular del mando supremo, la verdad es que no escapan a los controles democráticos, jurídicos, que están, en reiteradas oportunidades, en manos de otros Poderes, como es el caso del Senado en lo referente a los ascensos.

Esta es una de las razones para rechazar terminantemente la pretensión de hacer del Primer Mandatario el árbitro absoluto del régimen previsional de los servidores de las Fuerzas Armadas, como de su estructura, su sistema de ascensos, su cuantía, inclusive su número, en flagrante contradicción con lo dispuesto en el artículo 44 de la Constitución Política del Estado.

Los Senadores socialistas votaremos en contrario las disposiciones de los artículos 14 y 15, que significan delegación de facultades en el Presidente de la República.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 102. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 22 de abril de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre aumento de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos de la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6601.

El señor AMPUERO.-

En verdad, en la Comisión de Defensa del Senado todos entendimos que la disposición comprendía a Carabineros y a las Fuerzas Armadas.

No tenemos ninguna obligación de penetrar en el interior de la conciencia de los señores Ministros

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ni del Presidente de la República. Por eso, cuando hicimos la consulta de los textos legales citados en el artículo 18, llegamos a la conclusión señalada.

En nuestra opinión, debe mantenerse este precepto, más todavía si se considera que progresivamente el Cuerpo de Carabineros ha ido asimilándose a las Fuerzas Armadas, tanto en su régimen de remuneraciones como en su previsión y estructura. Ahora sería injusto reconocer a Carabineros un beneficio que se niega a las instituciones armadas. Si hay el espíritu de ir colocando en situación similar, en el aspecto económico por lo menos, a esos institutos, parece natural no restringir el beneficio a uno solo de los varios cuerpos que deberían ser comprendidos en él.

Los Senadores del FRAP insistiremos en mantener este beneficio y en hacerlo regir desde la misma fecha de vigencia de la ley, sin postergar su aplicación hasta el 1º de enero de 1967. Por eso, insistiremos en el primer inciso del artículo 18, no así en el segundo.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 102. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 22 de abril de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre aumento de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos de la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6601.

El señor AMPUERO.-

Es indiscutible que debemos tomar este resguardo, después de haber quedado a firme el inciso primero del Nº 4.

Pero la redacción del inciso segundo es bastante extraña. Tengo la impresión de que fue corregida en el segundo trámite, porque dice: "No podrá innovar en cuanto al derecho de pensiones reajustables a que se refieren los artículos 21 y 43 del D.F.L. Nº 209, ambos del año 1953..." ¿A qué se refiere la palabra "ambos"? ¿A los dos artículos?

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Intervención

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 102. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 22 de abril de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre aumento de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos de la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6601.

El señor AMPUERO.-

Aparentemente es una pugna algo pueril saber a qué institución se destinarán, en definitiva, treinta millones de pesos. Es una cifra nimia. Sin embargo, en la Comisión de Defensa Nacional se ha insistido en el valor simbólico de esta transferencia. La verdad es que hay conciencia, en la Comisión, de que la Línea Aérea Nacional carece de financiamiento adecuado.

Además, dudo de que se cumplan los propósitos del Gobierno de autofinanciar a la empresa en plazo breve. Lo digo como antiguo viajero de la Línea. Habitualmente, en los últimos tiempos, debido al aumento descomunal de las tarifas, gran parte de los aviones vuelan con reducido número de pasajeros. Me ha tocado viajar a Arica con veintinueve pasajeros, en un "Caravelle".

En seguida, nadie puede discutir que cualquier suma de dinero tendría un empleo útil en LAN, con mayor razón, 30 millones de pesos.

Hice referencia, también, a algunos riesgos que afrontamos los viajeros habituales de la Línea Aérea Nacional y que deberían merecer atención especial de parte del Congreso.

Todas estas consideraciones nos llevaron a rechazar en dos oportunidades la destinación de 30 mil escudos a la Defensa Civil. A la Línea Aérea Nacional no le sobran esos dineros. Necesita mucho más para cumplir con eficacia su función. En cambio, la Defensa Civil bien podría obtener ese dinero por otra vía. De modo que no obstante lo exiguo de la suma, insistiremos en el criterio del Senado.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 102. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 22 de abril de 1966.

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Intervención

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando, en cuarto trámite constitucional, el proyecto sobre aumento de remuneraciones del personal de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados figura en los Anexos de la sesión 100ª, en 21 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6601.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, aunque sabemos que es virtualmente inútil aducir argumentos, por muy poderosos que sean, quiero decir unas palabras, en primer lugar, para pedir algo importante : que la votación sea nominal, porque, desde el punto de vista doctrinario, en lo económico, al eliminar este artículo se consagra un despojo.

No hay duda alguna -y ninguna persona racional puede sostener lo contrario- ' de que se trata de restablecer el valor adquisitivo de sueldos y salarios. No hay aumento de ninguna clase, beneficios adicionales ni mayores ingresos para los titulares de los beneficios consagrados en el proyecto. Lo que inspiró la disposición pertinente, en orden a que el primer aumento de sueldos pase a la caja de previsión, era precisamente la noción de un aumento efectivo y real de sueldos, que mejoraría la situación material del beneficiario.

Pero, como digo, esto es como predicar en el desierto...

Para que, a lo menos, los empleados y obreros que pudieron engañarse con los espejismos verbalistas de la Democracia Cristiana vayan conociéndola cada día mejor, pido que la votación sea nominal. Que se sepa quiénes nos oponemos a ese despojo y quiénes son cómplices de esta verdadera estafa contra los asalariados.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 103. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de abril de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

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Intervención

Cuando recién llegó al Senado el proyecto de reforma constitucional -originado en mensaje del Ejecutivo-, aprobado previamente por la Cámara de Diputados, la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento consideró indispensable abocarse, con antelación, al estudio de una serie de cuestiones de orden procesal relativas a dichas reformas.

A lo largo de los últimos años, tanto en la práctica parlamentaria como en la doctrina y en la cátedra, se han señalado diferentes puntos de controversia acerca de la trayectoria y modalidades de las reformas constitucionales. Por esa razón, antes de entrar al estudio de las modificaciones sustantivas propuestas, primero por el Ejecutivo y después por la Cámara, la Comisión elaboró una tabla preliminar en la que consignó precisamente aquellas cuestiones litigiosas acerca de las cuales se estimaba indispensable producir una decisión que se propondría a la Sala simultáneamente con el informe relativo a las reformas constitucionales mismas.

Es sabido por los señores Senadores que, andando el tiempo, se optó, primero, por segregar del conjunto de las reformas la relativa a la modificación del artículo 10 de la Constitución que, desde entonces, inició una trayectoria independiente. Además, en esta Corporación se formó consenso en orden a someter a la Sala, sin esperar el informe de las reformas todavía pendientes en la Comisión, el conjunto de las conclusiones adoptadas por aquélla respecto de los problemas de carácter procesal.

Los Senadores socialistas y el Honorable señor Luengo, socialdemócrata, consideramos correcta esa decisión. No hay ninguna necesidad de esperar el informe de las reformas constitucionales pendientes -numerosas, como se sabe-, para permitir que la Corporación se formara criterio sobre las cuestiones de procedimiento.

Esas son las razones que motivaron nuestra iniciativa para solicitar las sesiones especiales de hoy, a fin de despachar este informe preliminar con la anticipación necesaria para impedir cualquier conflicto en la interpretación de la norma constitucional.

Digo esto, no sólo para formular una conjetura. En efecto, en la Comisión de Legislación, el señor Ministro de Justicia manifestó su aprensión por la eventual diferencia de criterios que pudiera existir entre las dos ramas del Congreso respecto de estos asuntos. Asignó cierta gravedad política al probable litigio que pudiera plantearse alrededor de estos tópicos. Todo ello -como digo- aconseja que entremos derechamente a resolver estas cuestiones previas y, de ese modo, allanar el camino para que en lo futuro no se suscite la dificultad prevista por el propio señor Ministro de Justicia.

En cuanto al procedimiento por seguir, en verdad no me atrevería a sugerir ninguno en especial; pero me parece que tratándose de materias que han dado lugar a tanta discusión en el terreno de la doctrina y en el campo político, lo correcto e indispensable sería, si no hay el propósito de intervenir por parte de los señores Senadores -como pareciera desprenderse del hecho de que no solicitaron la palabra después de ser ofrecida por el señor Presidente-, a lo menos, dejar constancia de que el contenido del informe respecto de cada uno de los puntos se estima suficiente como expresión de las razones que tuvieron unos y otros señores Senadores para votar en la forma como lo hicieron. En lo concerniente, sobre todo, a la interpretación de los artículos 108 y 109, me parece que no podría irse directamente a una votación sin recoger la argumentación fundamental consignada en el informe.

En mi opinión, el informe es bastante explícito. Proporciona todos los elementos de juicio necesarios para formarse opinión, pero, si mereciera alguna duda, sería conveniente que los

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Intervención

Honorables colegas las formularan, porque la decisión que recaiga en este punto será de gran trascendencia en la práctica parlamentaria ulterior.

Por último, sin fundamentar mi opinión, pues ella está recogida en el informe, quiero señalar, en todo caso, que una situación fortuita justifica, hoy más que nunca, la posición sostenida por los Senadores del FRAP.

Como es sabido, en 1943 la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado sentó la conclusión de que, en materias de reformas constitucionales, rige el sistema de las insistencias. Vale decir, que es posible que una Cámara, con los dos tercios de sus miembros en ejercicio, pueda imponer su criterio a la mayoría de la otra. Pues bien, el informe del año 1943 fue duramente criticado por los profesores universitarios señores Bernaschina y, según entiendo, particularmente por don Alejandro Silva Bascuñán. En la Comisión se procuró sostener que la aprobación de una tesis contraria, sería interpretada, en la actualidad, como un propósito de bloquear la voluntad política de la actual Cámara de Diputados. Replicando a tal afirmación, hice presente -lo reitero en esta sesión pública de la Corporación- que, en cuanto a la opinión de los sectores de Izquierda, no ha habido variación alguna ni hay cálculo oportunista de ningún tipo.

El año 1943, fueron Senadores de estas bancas quienes sostuvieron la tesis de minoría que no logró imponerse en aquella oportunidad. Haber tenido ahora mayor fortuna en la Comisión, pues ésta acogió lo que era tesis de minoría en 1943 -sostenida hoy como antes por los Senadores del FRAP-, revela que nuestro propósito es limpio y nuestra interpretación, consecuente.

También considero que ayuda a disipar todo el ambiente de duda alrededor de esta discusión, el hecho de que la modificación del artículo 10 de la Carta Fundamental haya tenido al Senado como Cámara de origen. El Honorable señor Prado y demás Senadores democratacristianos, como asimismo el Ministro de Justicia, parecían olvidar, cuando argumentaron hace algunas semanas sobre esta materia, que el hecho de que el conjunto de las reformas que ahora se discuten tuvo origen en la Cámara de Diputados, no impide que en cualquier momento y sobre las mismas materias, pueda ser el Senado Cámara de origen.

Si se aceptara el mecanismo de la insistencia, entendiéndose por tal una institución parlamentaria bien definida por las normas vigentes; si se entendiera -repito- que, por medio de las insistencias, una Cámara pudiera imponer su voluntad sobre la otra, y reconociendo que cualquiera de las dos pudiera ser la de origen, ocurriría que las normas constitucionales tendrían una vigencia muy precaria. Así, lo que se aprobara hoy en virtud de una mayoría política en la Cámara de Diputados, por ser ésa la de origen, podría, en la misma forma, ser modificado después por una iniciativa semejante, sobre el mismo tema, que reconociera su origen en la otra rama del Congreso.

La interpretación sostenida por nosotros evita ese riesgo. Proporciona perfecta equiparidad a las opiniones de las dos ramas del Congreso, de modo que ni la Cámara ni el Senado pueden imponer su voluntad a la otra. Me parece que ésa es la doctrina que inspiró a los constituyentes.

Ha sido aleccionador -insisto- comprobar la objetividad y justicia de nuestras ideas en el sentido de que, con motivo de la modificación del artículo 10, haya sido el Senado la Cámara de origen y no la de Diputados, como había ocurrido con el resto de las reformas pendientes.

No estimo necesario agregar otras consideraciones. Considero que las reflexiones que acabo de formular son suficientes para justificar el apremio que hemos puesto en tratar esta materia. Sostendremos también en la Sala la posición que mantuvimos en la Comisión.

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Intervención

Nada más.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 104. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 3 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Segundo informe de las Comisiones de Hacienda, Economía y de Comercio, unidas, suscrito por los Honorables señores Ibáñez (Presidente), Bossay, Víctor Contreras, Gormaz, Gómez, Luengo, Von Mühlenbrock y Noemi, recaído en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados relativo a normas sobre fomento de las exportaciones.

-El proyecto aparece en los Anexos de la sesión 72°, en 8 de marzo de 1966 documento N° 2, página 4082, y los informes, en los de la sesión 90°, en 5 de abril de 1966, documento N° 1, página 5747 y 94°, en 12 de abril de 1966, documento N° 1, página 6057.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Las Comisiones unidas hacen presente que no fueron objeto de modificaciones ni de indicaciones los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Hacienda: 4, 8, 13, 16, 17, 19, 23, 25, 26 y 28, permanentes, y 2° transitorio.

El señor AMPUÉRO.-

La verdad es que todos entendemos más o menos a medias la disposición, y, por desgracia, no está presente ninguno de los señores Senadores plenamente interiorizados en la materia.

Por eso, tal vez, vale la pena dedicar algunos minutos a dilucidar el problema.

Como es evidente, este porcentaje pudo haberse referido a cualquier cantidad; pero es diferente cuando se refiere al valor FOB, pues en este caso se trata de un valor creado en el país, que retornará en moneda dura; y puede incidir en una cantidad muy superior, con la agregación de estos elementos nuevos que son el seguro y el fleta, que no crean retornos adicionales de divisas para nuestro país, sino que, ordinariamente, significan egresos en moneda dura. Además, se trata de valores de muy difícil fiscalización.

Los gastos internos de exportación son fáciles de comprobar; pero, cuando se trata de calcular el valor de seguros y fletes, ello se puede prestar a infinidad de irregularidades. Me parece que, en

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Intervención

materia de transporte marítimo, por ejemplo, existen irregularidades realmente fabulosas en la escala internacional.

Pienso que la enmienda sugerida significa agregar algo que se contradice con el espíritu fundamental de la ley y que, además, estaría creando factores de incertidumbre para los efectos de calcular las devoluciones.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 104. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 3 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Segundo informe de las Comisiones de Hacienda, Economía y de Comercio, unidas, suscrito por los Honorables señores Ibáñez (Presidente), Bossay, Víctor Contreras, Gormaz, Gómez, Luengo, Von Mühlenbrock y Noemi, recaído en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados relativo a normas sobre fomento de las exportaciones.

-El proyecto aparece en los Anexos de la sesión 72°, en 8 de marzo de 1966 documento N° 2, página 4082, y los informes, en los de la sesión 90°, en 5 de abril de 1966, documento N° 1, página 5747 y 94°, en 12 de abril de 1966, documento N° 1, página 6057.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Las Comisiones unidas hacen presente que no fueron objeto de modificaciones ni de indicaciones los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Hacienda: 4, 8, 13, 16, 17, 19, 23, 25, 26 y 28, permanentes, y 2° transitorio.

El señor AMPUERO.-

Como lo ha explicado el Honorable señor Víctor Contreras, fue imposible reabrir el debate en las Comisiones unidas y, por ende, no se pudo reestudiar el artículo 13, cuyos inconvenientes principales han sido someramente explicados.

Con todo, deseo agregar algunas consideraciones de índole personal que apuntan a la inconsecuencia del Gobierno con relación a esta materia. En el proyecto sobre reajustes para el personal de las Fuerzas Armadas y Carabineros, después de larga discusión en la Comisión de Defensa Nacional, ese organismo del Senado aprobó un artículo en cuya virtud se daba gran flexibilidad a las importaciones destinadas a los astilleros y maestranzas de la Armada, a fin de

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Intervención

permitirles plena utilización de sus instalaciones, incrementar, sus ingresos de monedas duras, al quedar en condiciones de prestar atención a naves extranjeras, y, además, entrar en competencia con otras fábricas similares. Pese a que el artículo en cuestión contó con el apoyo del señor Ministro de Defensa Nacional, el señor Ministro de Hacienda logró, más tarde, suprimirlo. Este último se basó en la conveniencia de mantener un régimen más o menos estricto y uniforme en el control aduanero y cambiario.

Ahora, en el artículo 13 se aprueba una norma que entrega inclusive eventualmente a particulares el manejo de estos almacenes, en términos que la fiscalización estatal se hará mucho más débil. Deseo, pues, dejar constancia del diferente criterio exhibido por el Gobierno respecto de dos disposiciones: una que favorecía a una empresa estatal, sobre la cual existe una supervisión muy estricta, y la establecida por el artículo 13, cuya finalidad es favorecer a particulares que están exentos de este control.

En seguida, quiero referirme al artículo 17, otro de los artículos citados entre los que se aprueban en forma automática, en virtud del Reglamento. Esta mañana hubo mayoría en las Comisiones unidas para rechazar una indicación del Ejecutivo concerniente al régimen legal imperante para la industria productora de harina de pescado, instalada en el norte. La razón -según quedó constancia en el informe- no es la negativa a legislar sobre la materia, sino la necesidad en que hemos convenido de legislar con calma y detenimiento, por medio de un proyecto específico pendiente de la decisión de la Comisión de Economía. Pero, en todo caso, desde el punto de vista reglamentario, el rechazo de la iniciativa del Ejecutivo debiera estar estrictamente condicionado a la supresión del artículo 17, por medio del cual se deroga un régimen de excepción que favorece a la industria pesquera instalada en la provincia de Tarapacá. Como no era facultad específica de la Comisión volver a analizar el artículo 17, se acordó -y yo cumplo con dejar constancia de ello- pedir a la Sala la reapertura del debate respecto de este artículo para decidir finalmente si se lo mantiene, haciendo ver que la vigencia de esta disposición está estrechamente relacionada con la industria pesquera nortina.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 104. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 3 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Segundo informe de las Comisiones de Hacienda, Economía y de Comercio, unidas, suscrito por los Honorables señores Ibáñez (Presidente), Bossay, Víctor Contreras, Gormaz, Gómez, Luengo, Von Mühlenbrock y Noemi, recaído en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados relativo a normas sobre fomento de las exportaciones.

-El proyecto aparece en los Anexos de la sesión 72°, en 8 de marzo de 1966 documento N° 2, página 4082, y los informes, en los de la sesión 90°, en 5 de abril de 1966, documento N° 1,

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Intervención

página 5747 y 94°, en 12 de abril de 1966, documento N° 1, página 6057.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Las Comisiones unidas hacen presente que no fueron objeto de modificaciones ni de indicaciones los siguientes artículos del primer informe de la Comisión de Hacienda: 4, 8, 13, 16, 17, 19, 23, 25, 26 y 28, permanentes, y 2° transitorio.

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, parece haber acuerdo o asentimiento en la Sala en el sentido de mantener la disposición sin la referencia al valor CIF. Incluso, creo que esto deteriora toda la filosofía del proyecto.

En realidad, yo no me siento autorizado para interpretar esa filosofía, pues me incorporé al estudio del proyecto en la última sesión celebrada por las Comisiones unidas y, por consiguiente, no lo conozco cabalmente. En todo caso, se me ocurre que aquí se trata de premiar las exportaciones con el objeto de aumentar la afluencia de dólares, de moneda dura, a nuestra balanza de pagos. Indudablemente, el valor FOB significa premiar valores chilenos que retornarán en moneda extranjera al país.

En consecuencia, agregar el seguro y el flete, que ordinariamente se aplican a las compañías extranjeras, significa estar premiando algo que no merece ser premiado.

Ojalá algún señor Senador pudiera explicar con claridad el alcance de este precepto.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 105. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 4 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde continuar ocupándose en el segundo informe de las Comisiones de Hacienda y de Economía y Comercio unidas, recaído en el proyecto que fija normas sobre fomento de las exportaciones.

En la sesión de ayer quedó pendiente el artículo 6º, respecto del cual las Comisiones Unidas proponen intercalar, entre las letras "F.O.B." y la frase "y en ningún caso...", lo siguiente: "o C.I.F.". En consecuencia, el artículo queda redactado así:

"Artículo 6º.- Los porcentajes de devolución que se fijen en la forma anteriormente descrita, los

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Intervención

aplicará el Presidente de la República sobre el valor F.O.B. o C.I.F. y en ningún caso podrán exceder del 30% de dichos valores".

-El proyecto aparece en los Anexos de la sesión 12%, en 8 de marzo de 1966, documento Nº 2, página 4.082 y los informes en los de la sesión 90ª, en 5 de abril de 1966, documento Nº v, página 5745 y 94ª, en 13 de abril de 1966, documento Nº 1, página 6057.

El señor AMPUERO.-

Desafortunadamente, el debate se ha desarrollado con cierta precipitación, al extremo de que sólo en el día de hoy hemos podido darnos cuenta cabal del alcance que tienen sus disposiciones. En esta oportunidad, por lo menos quiero dejar constancia de la opinión de los Senadores socialistas en el sentido de que existe verdadera crisis en todo el sistema de comercio exterior chileno. El propio informe de las Comisiones unidas confiesa paladinamente que el D.F.L. 256, texto legal que responde, más o menos, a la inspiración del actual proyecto, significó a los exportadores, durante 1964, un beneficio de aproximadamente cuatro millones de escudos. Y decir que fue ése el beneficio, equivale a reconocer que los exportadores recibieron una erogación por igual suma con cargo a todos los contribuyentes chilenos.

Como no ha dado resultados ese decreto con fuerza de ley, cuya aplicación significó sacrificios relativamente cuantiosos a todos los contribuyentes del país, el proyecto en debate sigue la misma línea de dar aliento al lucro y mayores posibilidades de ganancia. Se nos informa al respecto que el costo de las disposiciones vigentes ha sido, durante 1966, de treinta millones de escudos y se recalca la finalidad del proyecto. Pero no es tan inocente decir que sencillamente se busca la manera de mejorar nuestras posibilidades en cuanto a divisas. Es cierto que tal es el objetivo que persigue el proyecto, pero ¿cuál es su costo y qué precio habremos de pagar en cambio? Por de pronto, una tributación de treinta millones de escudos que debemos soportar todos los chilenos.

El señor NOEMI.-

No es así, señor Senador. Las divisas no ingresarían si no se exportara.

El señor AMPUERO.-

Aspectos como los señalados, exhiben en toda su desnudez la situación crítica en que nos encontramos ante nuestros problemas de exportación. Por supuesto, en lo tocante al sistema mismo, ante un nuevo proyecto que discutamos sobre esta materia, dentro de tres o cuatro años, se estimará insuficiente el sistema de la legislación vigente en esa fecha y, en lugar de los treinta millones de escudos de que hablo, se buscará la manera para subvencionar a los exportadores con cien millones de escudos. Estimo que debe haber algún punto de equilibrio entre los sacrificios

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Intervención

exigidos al contribuyente chileno, tanto en impuestos directos como en tributos indirectos, y el beneficio que representen eventuales exportaciones adicionales.

Por lo demás, el informe mismo manifiesta de manera expresa que hay una diferencia importante en cuanto al cálculo del porcentaje que sirve para determinar el monto mismo de la exención. Dice el informe literalmente:

"Otra diferencia con la legislación vigente la representa el hecho de que, de acuerdo al DFL. 256, no se consideran para los efectos del cálculo del coeficiente de devolución los impuestos a la renta, de bienes raíces, imposiciones provisionales y contribuciones de fomento, tributos y gravámenes, que en lo sucesivo, se computarán para esos efectos".

Digo que, evidentemente, podríamos exportar de todo, hasta piedras y picanas: todo depende del monto de la bonificación que asignemos al exportador. Pero, sin duda, debe haber algún punto de equilibrio, una línea ante la cual sencillamente debamos detenernos, para comparar todos los sacrificios realizados con los beneficios que se logren. Los Senadores socialistas estamos convencidos, no sólo de que la ley en proyecto será insuficiente y no se obtendrán de ella los resultados previstos, sino de que todo el sistema está en crisis y, en consecuencia, llegará el día en que deberemos enfrentarnos a la solución verdadera y definitiva : establecer el monopolio del comercio exterior por el Estado.

Por las consideraciones expuestas, votamos que no.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 105. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 4 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Los Honorables señores Jaramillo, Pablo, Aguirre Doolan, Ahumada, Juliet, Ferrando, Fuentealba, Gumucio, Sepúlveda y Castro han renovado la indicación tendiente a reemplazar el inciso final del artículo 1º transitorio por el siguiente:

"Sin embargo, a los productos que se hubieren exportado a partir del 1º de enero de 1966 y que se incluyan en el Decreto Supremo que establezca la primera lista de mercaderías afectas al sistema de devolución a que se refiere el artículo 4º de esta ley, se les aplicarán los porcentajes que dicho Decreto determine, de acuerdo con las disposiciones del artículo 5º desde la fecha de sus respectivos embarques".

El señor AMPUERO.-

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Intervención

Advertí que, aunque el debate pudiera parecer ocioso, los que estábamos interesados en el tema nos veríamos obligados a dar antecedentes para que se tome una decisión con plena conciencia. De manera que, pese a encontrarnos en hora ya bastante recomendable para recogerse, sobre todo tratándose de Senadores, insistiré en dos o tres antecedentes que estimo fundamentales. Lo hago en la esperanza de obtener una resolución que despeje el camino para legislar en forma orgánica, como lo hemos venido repitiendo.

Dije denantes que fui Consejero de la Corporación de Fomento de la Producción en representación de la Cámara de Diputados durante la época en que empezó la instalación de las industrias pesqueras en el norte. Desde luego, esas industrias constituían un negocio redondo, que pudo haberse intentadlo por capitalistas privados, si hubiera en nuestro país realmente empresarios al estilo capitalista, pero éstos escasean, como, en cierta oportunidad, me lo tuvo que reconocer el propio señor Pierre Lehmann, quien era en ese entonces Vicepresidente de la mencionada entidad. El concepto de que el negocio era tan bueno derivó de Las expectativas que se formaron las primeras empresas que llegaron allá. Pero quiero señalar algo que ahora tiene gran importancia: todos los estudios de factibilidad, todos los proyectos y autorizaciones para instalar estas industrias que estudió la CORFO, se hicieron sobre la base de calcular los precios y costos sin bonificaciones. Ya estaban vigentes las leyes sobre zona franca para Iquique y puerto libre para Arica. Pero, para garantizar la seriedad de estas empresas cuya instalación se iniciaba, todos los cálculos se hicieron con abstracción de la posibilidad de bonificar. De manera que ellas debieron funcionar bien desde el primer día, con ganancias, pero sin bonificaciones de ninguna clase. Este es un hecho muy importante para comprender hasta qué punto se lleva la generosidad parlamentaria con recursos fiscales, sobre todo cuando actuamos con la precipitación con que lo hacemos esta tarde respecto de una materia sobre la cual es necesario un estudio más profundo.

En segundo lugar, quería referirme a la extrema anarquía imperante en materia de investigaciones científicas y tecnológicas respecto de la industria de harina de pescado. Al respecto, puedo citar un antecedente, no muy preciso, por desgracia, que me proporcionó el Comandante de la escampavía "Yelcho". Hace poco, dicha unidad de la Armada realizaba investigaciones oceanograficas y le correspondió hacer escala en Iquique, donde tuve la oportunidad de subir a bordo. Allí se me aseguró -daré sólo una cifra moderada- que por lo menos doce organizaciones investigadoras de la fauna marítima, de los ciclos de esa fauna y de la prospección marítima en general, estaban actuando en nuestro océano y litoral. Por lo menos doce, aunque podría asegurar que se me dijo que eran diecisiete; pero, para no caer en exageración, diré que solamente son doce. ¿No es éste otro aspecto que debería comprender una legislación sensata?

Si hemos reconocido que la industria pesquera se planeó a ojo, a la chilena, para llegar hasta donde fuera posible,. ..

El señor GONZALEZ MADARIAGA-

¡A la "brutanteque"!

El señor AMPUERO.-

Su Señoría tal vez lo expresa más acertadamente.

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Intervención

Si hemos reconocido ese hecho ¿no sería posible que ahora, a los siete años de instaladas las industrias, estableciéramos disposiciones, en forma seria, sobre racionalización de las investigaciones científicas concernientes a este campo de la actividad industrial? ¿O se trata de un aspecto carente de importancia?

En tercer lugar, debo hacer presente que, en agosto del año pasado, solicité un estado de las deudas contraídas por la industria pesquera. Tengo a la vista los antecedentes respectivos, en los que figura una extensa nómina de deudores, cuya lectura en detalle evitaré, pues en ella nos encontraríamos con algunas novedades de las cuales podrían deducirse ciertas implicancias políticas. Por eso, me remitiré al resumen final. Por concepto de previsión, en agosto de 1965, las empresas pesqueras debían a la Caja de Empleados Particulares Eº 12.543; a la Caja de Previsión de la Marina Mercante Nacional, Eº 1.481.000, y al Servicio de Seguro Social, Eº 704.000; vale decir, Eº 2.197.543. Ese mismo año el fisco proporcionaba gratuitamente a esos empresarios la enorme suma de siete millones de escudos. Sin duda, ello es una comprobación adicional de que no podemos seguir caminando con el sistema imperante en la industria pesquera. Es malo, desde los puntos de vista jurídico, financiero, industrial y comercial; desde todo punto de vista, es un fracaso, y ello es lo que nos aconseja innovar.

Entre las indicaciones que se pretenden aprobar, hay una consistente en una disposición nueva por la cual se faculta a los deudores al sistema previsional para pagar en treinta y seis cuotas. La disposición en referencia contiene un inciso que dice: "Los convenios que se pacten quedarán sin valor y efecto alguno por el solo hecho de no pagarse tres de las cuotas mensuales, sean o no sucesivas". Yo me atrevo a garantizar a mis Honorables colegas que, antes de seis meses, se nos presentará una nueva indicación para modificar los referidos preceptos. Así será, inevitablemente, a menos que tengamos una nueva pesca milagrosa: transcurrido cierto tiempo, sin que haya captura de suficiente materia prima para estas industrias, se nos pedirá una prórroga. Ello constituye una nueva demostración de que se está improvisando una solución de emergencia y que no se ha tocado al problema de fondo.

Rechazaremos las indicaciones, no porque ellas sean entera: y totalmente incompatibles con una legislación global, sino porque no podemos estar cambiando de sistema cada tres meses. Los señores Senadores deben comprender que, de hecho, se producirá dilación en el estudio de cualquier otro proyecto de mayor alcance e importancia.

Tales son las observaciones que me parecía indispensable agregar para ver si conseguíamos otro milagro: el de que el Senado tome en serio la necesidad de respaldar a esta industria y darle un sistema legal racionalizado. Por eso, voto que no a las indicaciones que el señor Ministro de Hacienda ha formulado, pero a las que no asigna, según parece, importancia capital.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 105. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 4 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

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Los Honorables señores Jaramillo, Pablo, Aguirre Doolan, Ahumada, Juliet, Ferrando, Fuentealba, Gumucio, Sepúlveda y Castro han renovado la indicación tendiente a reemplazar el inciso final del artículo 1º transitorio por el siguiente:

"Sin embargo, a los productos que se hubieren exportado a partir del 1º de enero de 1966 y que se incluyan en el Decreto Supremo que establezca la primera lista de mercaderías afectas al sistema de devolución a que se refiere el artículo 4º de esta ley, se les aplicarán los porcentajes que dicho Decreto determine, de acuerdo con las disposiciones del artículo 5º desde la fecha de sus respectivos embarques".

El señor AMPUERO.-

¿Me permite una interrupción?

En verdad, deseaba que el Honorable señor Gumucio me hubiera dado una interrupción, para referirme a algunas opiniones expresadas por el señor Ministro de Hacienda. Fue una opinión privada, pero creo que ahora que insiste en el punto el Honorable señor Maurás, debo contarla. El señor Ministro manifestó que acababa de llegar de un viaje y que iba a la Comisión sólo para sostener las indicaciones fundamentales del Ejecutivo. Cuando el Senador que habla le hizo referencia a las que ahora se encuentran en debate, dicho Secretario de Estado manifestó que respecto de ellas cumplía con presentarlas y someterlas a la decisión mayoritaria y libre del Senado. Mi impresión personal fue que no las estimaba fundamentales en el contexto general del proyecto. Aunque, por supuesto, no estoy autorizado para asegurar que no le interesan en absoluto, me parece importante dejar constancia de esto, para que si algunos Senadores democratacristianos compartieran nuestras dudas no lleven su actitud, por solidaridad con el Gobierno o por espíritu de partido, más lejos de donde deseaba llegar el señor Ministro de Hacienda.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 105. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 4 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Los Honorables señores Jaramillo, Pablo, Aguirre Doolan, Ahumada, Juliet, Ferrando, Fuentealba, Gumucio, Sepúlveda y Castro han renovado la indicación tendiente a reemplazar el inciso final del artículo 1º transitorio por el siguiente:

"Sin embargo, a los productos que se hubieren exportado a partir del 1º de enero de 1966 y que se incluyan en el Decreto Supremo que establezca la primera lista de mercaderías afectas al sistema de devolución a que se refiere el artículo 4º de esta ley, se les aplicarán los

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porcentajes que dicho Decreto determine, de acuerdo con las disposiciones del artículo 5º desde la fecha de sus respectivos embarques".

El señor AMPUERO.-

Lógicamente, me será imposible referirme en su totalidad a las observaciones del Honorable señor Ibáñez, porque ellas abarcan incluso asuntos doctrinarios que, a mi juicio, están un poco distantes de la materia en debate.

El señor IBAÑEZ.-

Pero fueron mencionados por Su Señoría.

El señor AMPUERO.-

Sin embargo, a fin de no dejar trunco el diálogo suscitado, deseo manifestar que existe filosofía política cuando algunos ideólogos se refieren a la empresa privada y a la necesidad de la autonomía de ésta. Al aceptar ese principio, se aceptan otros que son la consecuencia necesaria del establecimiento de ciertos límites a la acción del Estado, lo cual significa dar o no dar importancia a la planificación; crear o no crear leyes en los mercados, y diversas consecuencias de orden económico que tienen estrecha asociación con la filosofía política. De manera que se puede llegar a decir, sí se quiere con un poco de amplitud del lenguaje, que quienes sostienen la denominada doctrina de la empresa privada, con todas sus implicaciones, están también sentando con ello un punto de apoyo sobre una determinada filosofía política. Puede que éste sea un asunto bizantino y que yo incurra en una impropiedad de expresión; pero ello no creo que quite ni ponga nada a la indicación en debate.

En cuanto a la industria pesquera misma, debo reconocer que los Senadores socialistas, con muchas reservas implícitas, aceptamos las leyes de zona franca de Iquique y también del puerto libre de Arica, partiendo de un supuesto más o menos inamovible: estábamos viviendo bajo un régimen capitalista que no podíamos cambiar con la promulgación de una ley; mientras eso ocurría, estaba agonizando una de las provincias del país, en situación de vulnerabilidad extrema frente a la penetración extranjera, es decir, con el riesgo de perder parte de nuestra soberanía en una región que había sido muy importante para nuestro desarrollo económico. En esa virtud, aceptamos el procedimiento; pero si nuestra actitud de ese tiempo tiene la justificación del balance que hacemos, hoy deja otras enseñanzas: el costo de los estímulos económicos por la vía de incentivar el lucro, de aumentar las posibilidades de las ganancias, es mucho más alto que el peor programa de inversiones fiscales directas. Y creo que esto viene a redundar a favor de nuestra posición tradicional.

Si en vez de creer en el milagro de la atracción de capitales privados y la prosperidad consecuencial, llevando a esa zona industriales animosos para encarar otras actividades económicas, premiándolos con todas estas formas de bonificación directas o indirectas que crearon las leyes, se hubiera hecho un plan directo de inversiones de la CORFO, tengo la seguridad

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de que habríamos pagado un precio mucho más barato por el crecimiento y estabilidad de Arica y dado una base más sólida a la industria pesquera en Iquique.

Esta es la moraleja que nos deja el debate habido hasta ahora.

Quiero insistir en que, al hacer las críticas que formulo a la industria pesquera,' me sería muy difícil singularizar responsabilidades personales. Dejo al margen a infinidad de pequeños inversionistas y esforzados industriales que, en distintas maneras, creyeron haber encontrado allá una posibilidad de desarrollar sus negocios. Me refiero a la industria en su conjunto, cuando digo que hubo imprevisión, cuyo origen fundamental radica en el optimismo excesivo de los planificadores y técnicos de la CORFO.

Ahora bien, nos encontramos frente al panorama descrito; pero ¿cuál es la situación, el nervio de la crisis industrial? Algo que debió haber sido pervisto, por lo menos en cierto grado, en cuanto a la inseguridad de captar la materia prima.

Los técnicos pesqueros de todo el mundo saben -aunque muchas veces sin poder explicar las causas- que hay declinaciones inesperadas en que la pesca, aún en las costas de países que tienen los mejores adelantos científicos, como ocurrió hace pocos años en California, donde no faltan los laboratorios, institutos ni investigadores en barcos especiales. No obstante ello hubo declinaciones catastróficas de dicha actividad durante dos o tres años. Hasta ahora ese fenómeno no ha tenido explicación racional alguna. Sin embargo, en Chile se planeó la industria pesquera como si fuera absolutamente estable. La experiencia ha demostrado lo doloroso de esta imprevisión.

Pero resulta que la atención pública y la del fisco se dirigen exclusivamente a considerar la situación de los industriales. Y, por su parte, éstos tienen, desde luego, una corrección parcial con la generosidad que la CORFO tiene para dar prórrogas de préstamos y permitir mayor liberalidad en el pago de dividendos.

¿No será llegado el momento de pensar en la situación de empleados y obreros en la época de paralización de actividades de la industria pesquera? ¿No es ésta situación mil veces más grave que la de los industriales? Porque, por último, la empresa tiene cierta elasticidad para renegociar sus créditos y compromisos, en especial cuando aducen razones tan abrumadoras como la falta de materia prima para hacer trabajar sus plantas. Pero, ¿qué solución tienen los obreros y empleados de las plantas pesqueras o la tripulación de barcos pesqueros si durante seis u ocho meses, como ocurrió el año pasado, no hay pesca? En otros países del mundo, la situación es totalmente distinta de la de la provincia de Tarapacá. Generalmente, el personal de mar o de tierra tienen ocupaciones complementarias. Son agricultores o pequeños artesanos, como ocurre en Noruega, Dinamarca y en gran parte del norte de Europa. De manera que cuando están sin trabajo las plantas de harina de pescado o los barcos pesqueros, los obreros y empleados trabajan en otras actividades.

El señor AGUIRRE DOOLAN.-

Aquí en Chile hay que regar la pampa del Tamarugal.

El señor AMPUERO.-

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Pero ocurre que en el norte de nuestro país no hay ocupaciones complementarias ni substitución de las ocupaciones perdidas.

Hasta este instante, si la mano de obra todavía sobrevive en la provincia, es por el auxilio de cesantía que en forma bastante mezquina proporciona el Servicio de Seguro Social. Pero, si este año hay nueva escasez de anchovetas, la situación será dramática, porque los obreros no tendrán derecho a ese auxilio, por no cumplir los requisitos previos para recibirlo.

Entonces, si éste es el nervio de la cuestión: la inseguridad de la pesca, las épocas de prosperidad y depresión, la abundancia y la escasez; si éstos son albures de la naturaleza de la industria, ¿no habrá llegado el momento de encarar el problema, no en la forma precaria en que lo hace el Ejecutivo, con cuatro indicaciones de alcance muy limitado? ¿No habrá llegado el momento, como lo sostuve en las Comisiones unidas, de ir derechamente a la médula del asunto, de legislar orgánicamente sobre la industria y de preocuparnos de los industriales, ahorcados por los créditos, y también de los obreros y empleados, asfixiados por la miseria más absoluta ?

Esto significa toda una nueva concepción de los auxilios. Por ejemplo, me parece paradójico, desde el simple ángulo del sentido común, bonificar las exportaciones cuando los negocios son prósperos, otorgar premios en proporción a lo exportado y, en cambio, no conceder ninguna bonificación cuando los trabajadores deben paralizar sus faenas. ¿No sería racional y lógico que cualquier sacrificio que quisiera hacer el fisco en forma de bonificación, premio o gratificación, se considerara como un fondo de regulación que capacitara a los industriales para seguir sirviendo suscompromisos y permitiera a los obreros y empleados, mediante un sistema propio, afrontar la cesantía temporal?

¿Resolveremos el problema con las indicaciones del señor Ministro? No, señor Presidente. De ninguna manera. Al revés, ellas sólo contienen algunos criterios básicos para producir la integración de la industria a través de los mecanismos financieros que elija la Corporación de Fomento. Pero aun esa integración debería realizarse dentro de líneas discutidas en el Parlamento, porque no es lo mismo que unas cuantas familias o unos pocos capitalistas pequeños se reúnan para tener una pequeña planta administrada por ellos, que compelerlos a ingresar a una gran sociedad, donde carecerán absolutamente de todo poder de decisión. Es decir, por la vía simplemente administrativa, se puede llegar a los peores excesos, a la concentración de las plantas y de las empresas, a su racionalización definitiva por la acción de concentrar el poder económico del norte en tres o cuatro firmas cuyos nombres y componentes sociales conocemos. Así como la compañía Eperva, cuyo principal accionista es Grace, recibió más del 25% de la bonificación generosamente aprobada por el Congreso Nacional el año pasado, ¿quién nos garantiza que la racionalización no terminará en dos o tres "supertrust" o monopolios del norte que sometan a la servidumbre económica más completa al resto de los aportantes de capitales pequeños? Aquí tampoco hay solución para esto.

Todo lo anterior nos lleva a la conclusión sostenida al comienzo de este debate: a la necesidad de rechazar las indicaciones del señor Ministro de Hacienda y mantener provisionalmente el régimen vigente, hasta que sancionemos una ley final. Los contornos de esa ley existen; están dibujados en el proyecto pendiente en segundo trámite en el Senado y ya aprobado por la Cámara. Podríamos disponer a corto plazo de una ley apropiada, que, además, podría complementarse con otra serie de medidas tendientes a estimular la vida económica de Tarapacá.

El proyecto mencionado, que llegó de la Cámara el día 18 de enero, fijaba un plazo de tres meses a cierto grupo de Ministros para establecer un programa de desarrollo y rehabilitación del norte,

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de Tarapacá y, según creo, también de Antofagasta. Desde esa fecha hasta hoy han transcurrido cerca de cuatro meses, pero no sabemos de ningún propósito oficial destinado a reanimar la vida económica de la provincia de Tarapacá. Sólo tenemos estas pobres e improvisadas indicaciones, que resuelven un problema lateral, accidental, secundario, pero no enfocan el problema central.

Los Senadores socialistas creemos que la industria pesquera compromete los intereses generales de la zona y, en forma muy estrecha, la suerte y destino de los asalariados de Tarapacá, y que sólo una ley especial podrá dar solución adecuada al problema planteado. En consecuencia, insistiremos en el rechazo de estas indicaciones.

A ello obedecía también nuestra petición de reabrir debate sobre el artículo 17, pues si las indicaciones son rechazadas, como ocurrió en las Comisiones unidas, lo natural sería que tampoco se insertara ese precepto, para dejar pendiente el régimen actual, sin modificaciones, en espera de una solución que sea más global y satisfactoria para los intereses que representamos en esta Corporación.

Nada más.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 105. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 4 de mayo de 1966.

Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Los Honorables señores Jaramillo, Pablo, Aguirre Doolan, Ahumada, Juliet, Ferrando, Fuentealba, Gumucio, Sepúlveda y Castro han renovado la indicación tendiente a reemplazar el inciso final del artículo 1º transitorio por el siguiente:

"Sin embargo, a los productos que se hubieren exportado a partir del 1º de enero de 1966 y que se incluyan en el Decreto Supremo que establezca la primera lista de mercaderías afectas al sistema de devolución a que se refiere el artículo 4º de esta ley, se les aplicarán los porcentajes que dicho Decreto determine, de acuerdo con las disposiciones del artículo 5º desde la fecha de sus respectivos embarques".

El señor AMPUERO.-

Cuando pedimos reapertura del debate sobre el artículo 17, lo que no se pudo obtener debido a la insistencia del Comité Demócrata Cristiano para resolver separadamente la suerte de esa disposición antes de entrar a discutir las que nos ocupas en estos instantes, ya suponía yo el resultado final de la discusión. Sin duda, mantener el artículo 17 en los términos aprobados por la Comisión en su primer informe, no legitimará el cambio de actitud de algunos señores Senadores

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que, en las Comisiones unidas, estuvieron en contra de las indicaciones del Ejecutivo, pero que, ahora, con el argumento de aprobar el mal menor, tendrán que acompañar al Gobierno en las indicaciones formuladas. Quiero destacar que el orden en que hemos resuelto el problema puede distorsionar fundamentalmente la opinión dominante en el Senado, ya que en las Comisiones unidas, por seis votos, se rechazó cada uno de los artículos que se han leído hace algunos instantes. Ahora es improbable que en la sala, aunque la composición de las fuerzas políticas sea similar, el resultado sea diferente. En todo caso, quiero que esas deficiencias de procedimiento, perfectamente conscientes, por lo menos me sirvan de justificación para entrar a un tema que no habría tratado con latitud si se hubiera mantenido el criterio dominante en las Comisiones unidas: me refiero a discutir la situación de la industria pesquera con relación al proyecto específico que se encuentra en las Comisiones unidas y que fue ya despachado en primer trámite por la Cámara- de Diputados.

No deseo hacer objeciones circunstanciales a las indicaciones formuladas por el Ministro de Hacienda. En este sentido, ratifico lo dicho por el Honorable señor Bossay en las Comisiones, esto es, que consideramos inconveniente alterar el régimen actual de bonificaciones para la exportación de harina de pescado, si no fuera para establecer un régimen definitivo, sistemático y suficientemente estudiado en ambas ramas del Congreso. El hecho de aprobar las indicaciones del Ejecutivo, evidentemente conspira contra el propósito de dictar una legislación metódica y completa, porque significaría cambiar el sistema hoy vigente por este otro, relativamente de emergencia y temporal que estamos despachando, y, luego, por otro, en treinta, sesenta o noventa días más. Ello sería perjudicial para la industria misma y para el normal desarrollo de las actividades económicas de esas provincias. De manera que no rechazo todas y cada una de las ideas contenidas en estas indicaciones, sino la oportunidad y, globalmente, la conveniencia de legislar incidentalmente sobre la materia cuando estamos abocándonos a ella en forma más seria y sistemática, con motivo del proyecto a que he hecho referencia.

Quiero sostener, como aclaración inicial, que cuando me refiero a los industriales pesqueros no olvido que algunos de ellos y muchos socios de las empresas constituidas para explotar esa rama de la producción, son hombres de esfuerzo o familias que han reunido penosamente algunos recursos para colocarlos en una industria que parecía floreciente y de perspectivas insospechadas en cuanto a su gran prosperidad futura. Pero, en general, ha habido otro tipo de industriales, tanto nacionales como extranjeros, que se avalanzaron sobre la provincia de Tarapacá y se introdujeron en la industria pesquera simplemente atraídos por las extraordinarias facilidades crediticias que proporcionaba la CORFO, carentes de toda seriedad industrial, sin estudio previo del negocio. En consecuencia, muchos de ellos se sienten ahora en situación comprometida a causa de esta imprevisión. Ello prueba, de paso, que toda la filosofía sobre la misma empresa no deja de ser una alusión romántica y oportunista, cuando se levanta como un mito casi religioso. Lo que hemos visto los parlamentarios del norte, sistemáticamente, a lo largo de los últimos años -y yo diría durante casi toda la historia de la industria nortina- es que la industria privada defiende sus fueros con gran celo mientras los negocios son prósperos. Es lo que ha sucedido con el salitre, el azufre, el cobre y la pesca. Pero, cuando se llega a una época de declinación, cuando sobreviene una crisis, cuando los negocios empeoran, los libre empresistas, los filósofos y promotores de tales doctrinas son los primeros en acudir angustiosamente al fisco con el objeto de obtener ventajas adicionales: bonificaciones, premios, gratificaciones. En fin, piden todas estas cosas que, en instantes como los descritos, ni siquiera parecen rozar la delicada epidermis de empresarios tan aferrados a las doctrinas liberales de otros siglos. Es lo que ahora ocurre con la industria pesquera.

Otro punto que me parece importante esclarecer, desde un comienzo, es el relativo a los

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compromisos contraídos por el Estadio con los industriales.

He tenido oportunidad de leer documentos muy autorizados, que provienen tanto de la Corporación de Fomento de la Producción como del Ministerio de Hacienda, contenidos en un memorándum que se ha hecho llegar a las Comisiones unidas. En ellos se afirma reiteradamente que el fisco estaría adeudando fuertes cantidades de dinero a los industriales pesqueros por concepto de bonificaciones y que estos industriales, por su parte, estarían movilizando recursos, influencias y presiones para conseguir la cancelación de tales deudas. Lo dije, hace unos diez meses, en esta sala: eso no tiene ningún asidero legal.

La ley 12.937, que estableció un régimen aduanero especial para la importación, exportación y fomento de los departamentos de Pisagua, Iquique, Taltal y Chañaral, deja expresa constancia, en su artículo 9º, de que se formará un fondo constituido por el impuesto a la compraventa correspondiente a esos departamentos, y que ese fondo será destinado exclusivamente a subvencionar la exportación de tales o cuales productos. En términos parecidos se expresa la ley 13.039, que creó la Junta de Adelanto de Arica. Es decir, para cualquiera que lea los textos legales que son la fuente de esos beneficios para los exportadores de la provincia de Tarapacá, resulta claro, indiscutible, que el compromiso fiscal se limitó al monto de los fondos que pudieran reunirse con el producido de los impuestos mencionados.

En esas condiciones funcionó el sistema durante los primeros años: desde 1959 hasta 1964. En total, se recaudaron algo así como 13.000 millones de pesos para alimentar este fondo de bonificación, que fueron por supuesto distribuidos entre los exportadores, principalmente o casi exclusivamente exportadores de harina de pescado. Trece mil millones de pesos -13 millones de escudos- hasta fines del año 1964. El año pasado, junto con el advenimiento del régimen de revolución en libertad, se consagró en el Presupuesto la tesis, hasta ese momento informal, de que cuando el fondo de bonificación se agotaba, el saldo debía ser cubierto con dinero fiscal. Así se estableció, en el Presupuesto de 1965, una partida del monto de siete millones de escudos, para completar ese fondo. Por primera vez, en la práctica, se aceptaba la tesis, a mi modo de ver insostenible, de que el fisco tenía compromisos de deudor frente a los exportadores de la provincia de Tarapacá. Este año se insistió en el sistema, asignándose creo que la cantidad de cinco millones de escudos para, también, poner al día las bonificaciones; vale decir, para complementar el fondo que, en los textos legales primitivos, estaba limitado por el producido de los impuestos a que me he referido.

Empiezo por manifestar nuestra opinión absolutamente contraria a ese procedimiento. Creo que el fisco ha estado dilapidando gratuitamente, en premios para los exportadores del norte, sumas que no estaba comprometido a pagar, sumas que no debía. Respecto de la industria pesquera se ha seguido el procedimiento ya inaugurado para la industria salitrera por el señor De Castro, de sacar dinero de los fondos públicos para beneficiar a determinadas personas muy contadas en número, porque esas bonificaciones fueron a parar a muy escasas empresas. Los señores Senadores deben saber que, de los siete millones de escudos destinados, en el Presupuesto del año pasado, a bonificar industrias, la empresa EPERVA recibió más de 25%. ¡Más de 25%! Y esto se sabía, por supuesto, en el momento de dictarse la disposición presupuestaria respectiva. Es decir, que ella tenía un destinatario con nombre y apellido, lo que me parece un mal procedimiento en las decisiones legislativas.

En seguida, y aclarados estos extremos de la discusión, quiero señalar que no creo que exista ejemplo de alguna otra rama industrial que se haya instalado y levantado, en nuestro país, con

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mayor número de facilidades, con una magnitud mayor de recursos públicos puestos al servicio de las empresas.

Tengo aquí infinidad de antecedentes que he estado reuniendo desde mediados del año pasado, cuando se hizo evidente la crisis por falta de materia prima, que dejan una impresión abrumadora de imprevisión por parte de la administración del Estado, por la propia Corporación de Fomento, y, en seguida, de generosidad inaudita para estimular a una actividad económica reducida, como digo, a determinado pequeño número de empresarios. Podría dar lectura a nóminas completas. Por ejemplo, es un hecho común el de que la Corporación de Fomento de la Producción haya prestado el 60% y hasta el 80% del capital social de las empresas. Es corriente el caso. El señor Fresard, de la Corporación de Fomento, sostuvo, en números redondos, en el seno de las Comisiones unidas, que el total de la inversión de aquélla en la industria alcanza a 70 millones de dólares, de los cuales unos 25 millones consistan en créditos directos y unos pocos. . .

El señor PABLO.-

¿En qué época?

El señor AMPUERO.-

Del año 1959 en adelante, hasta la actualidad. Es ésta una estimación hecha por un funcionario de la Corporación de Fomento.

Quiero señalar que, si contamos...

El señor PABLO.-

Señor Senador, perdóneme. Yo creo que el año pasado no se otorgaron nuevos créditos. O sea, los antecedentes de juzgamiento que está citando Su Señoría no corresponden a la actual Administración.

El señor AMPUERO.-

Es que, para mí, la Historia de Chile empezó un poco antes de que asumiera el poder el señor Frei.

El señor PABLO.-

Pero cuando Su Señoría dirige los dardos, todo parece hecho por la Corporación de Fomento de hoy.

El señor CONTRERAS (don Víctor). -

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Su Señoría debe dirigirse a la Mesa.

El señor AMPUERO.-

La única novedad es que, por primera vez, se reconoció, en un documento oficial y público, que el fisco estaba debiendo dinero a los industriales, al consignar en el Presupuesto de 1965, primero, y en el de 1966, después, partidas destinadas a complementar el fondo de bonificación. Y eso me parece un pésimo precedente.

Esto es lo único que he afirmado como directa imputación a la Administración actual. En cuanto a la improvisación general que rodeó la instalación y desarrollo de la industria, yo diría que es bien difícil determinar responsabilidades. Por supuesto, éstas competen fundamentalmente a la Administración Alessandri, que creyó ver en el desarrollo industrial pesquero un sustituto de la ocupación que hasta poco antes daba la industria del salitre. Creo que todos, incluso los parlamentarios de la zona, vivimos un poco de espejismos, en cierta época, confiando en un desarrollo mucho más voluminoso de la industria, aunque más de alguno -y quiero citar el caso mío, Consejero de la CORFO en los primeros pasos de esa actividad- advirtió la necesidad de poner algún límite o tope. Hice pedir, en esa oportunidad, un estudio del mercado, que hasta ese año - creo que el de 1961- no se había hecho; e insistí dos o tres veces en el seno del Consejo en que no debía estimularse excesivamente la participación de los capitalistas en la creación de esta industria nueva. A mi juicio, se habría cumplido en ese momento la misión de la industria pesquera con haber absorbido la mano de obra dejada por el salitre y que no había tenido ocupación en el puerto libre de Arica, lo que habría logrado aminorar considerablemente el problema.

En todo caso, lo que afirmaba es que jamás en Chile una industria privada tuvo tratamiento parecido en cuanto al volumen de los créditos y a las facilidades con que éstos se otorgaron hasta alcanzar la cifra a que aludí denantes. En seguida, para que se tenga una idea aproximada de las condiciones que han rodeado el desarrollo de la industria, quiero señalar que, según datos que tengo a mano, hasta 1964 se habían distribuido aproximadamente trece millones de escudos. Si a eso añadimos solamente los 12 millones que a manera de erogación fiscal se han entregado entre 1965 y 1966, tendremos ya unos 25 millones de escudos concedidos en calidad de bonificación, otorgados como bonificaciones mismas, mediante el presupuesto o por la distribución de fondos establecidos para este efecto. El producido total de los impuestos recaudados en la zona para bonificaciones alcanza, pues, a trece millones de escudos.

Hice una vez una afirmación que ahora repito: no es mucha la distancia que separa la bonificación recibida anualmente por las industrias, del monto de sueldos y salarios que pagan. Para resumir, podríamos decir que el actual funcionamiento de las empresas fue producto del crédito popular, por intermedio de la CORFO. La Corporación de Fomento les instaló las industrias a los empresarios, agregándose al suyo un pequeño aporte privado y gran volumen de crédito extranjero, de los que ordinariamente se vale la CORFO.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 105. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 4 de mayo de 1966.

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Sección Antecedente

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Los Honorables señores Jaramillo, Pablo, Aguirre Doolan, Ahumada, Juliet, Ferrando, Fuentealba, Gumucio, Sepúlveda y Castro han renovado la indicación tendiente a reemplazar el inciso final del artículo 1º transitorio por el siguiente:

"Sin embargo, a los productos que se hubieren exportado a partir del 1º de enero de 1966 y que se incluyan en el Decreto Supremo que establezca la primera lista de mercaderías afectas al sistema de devolución a que se refiere el artículo 4º de esta ley, se les aplicarán los porcentajes que dicho Decreto determine, de acuerdo con las disposiciones del artículo 5º desde la fecha de sus respectivos embarques".

El señor AMPUERO.-

Parece que el único punto de discrepancia podría estar en la apreciación respecto de la inversión de esos 70 millones de dólares. Lo que yo escuché en las Comisiones fue lo que escuchó el señor Senador: que la inversión de la CORFO en la industria -y entiendo que el 90% de ella está en Tarapacá y Antofagasta-es de 70 millones de dólares, y me parece que en esta cifra se incluyen 25 ó 26 millones correspondientes a préstamos directos o a avales para industriales, y otras inversiones hechas por la CORFO, por cuenta propia, para habilitar el puerto de Iquique y la instalación de las industrias.

El señor NOEMI.-

Yo no lo entendí así, señor Senador; entendí que los 70 millones de dólares corresponden a la inversión total en la industria, que puede componerse de aportes particulares, préstamos externos, etcétera.

El señor AMPUERO.-

No, Honorable colega. En eso tal vez Su Señoría se equivoque y estime el aporte de la CORFO en menos de lo que es. Para este efecto, su argumentación podría ser contraria a lo que yo estoy sosteniendo.

Me parece haber escuchado al funcionario de esta institución que del total de la inversión, 35% correspondía a créditos de aquélla. Vale decir, el capital total sería de 70 millones; estimo que la diferencia entre 26 millones y 70 millones, es la inversión directa que ha hecho la Corporación de Fomento, como digo, para habilitar la zona, los muelles, los terrenos para que se instalara la industria, aparte otros gastos que, por supuesto, no estoy en condiciones de enumerar en este momento. De modo que concuerdo con Su Señoría en cuanto a que, en todo caso, el total de la

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inversión proveniente de los créditos de la CORFO sería de más o menos 35%.

El señor NOEMI.-

Entre créditos y avales.

El señor AMPUERO.-

Entre créditos y avales, exactamente; pero la verdad es que los avales son muy pocos y que los créditos directos ascienden a alrededor de 24 millones.

El señor NOEMI.-

Los avales suman siete millones.

El señor AMPUERO.-

En todo caso, este solo hecho -con un par de millones más o menos de diferencia- confirma lo que vengo sosteniendo: ninguna otra rama industrial en Chile ha tenido un tratamiento semejante ni en volumen de créditos de esa magnitud, y en un período tan breve.

Aparte esto, señalaba también que el aporte de los consumidores de la provincia de Tarapacá, mediante el impuesto a la compraventa, forma el fondo de bonificaciones, que éste equivale anualmente a casi la totalidad de los sueldos y salarios pagados por la industria. Finalmente, anotaba una tercera irregularidad que también va en beneficio de los industriales: que todo el sistema de bonificaciones se paga a estos últimos, de manara que los armadores independientes, que no poseen planta en tierra, no gozan en absoluto de tal régimen, en circunstancias de que ellos trabajan la materia prima.

Ahí tienen los señores Senadores un panorama completo de una industria cuya tercera parte ha sido financiada por el Estado, cuya mano de obra lo ha sido por los consumidores locales y cuya materia prima se proporciona, sin bonificación alguna, por los armadores.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 112. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 17 de mayo de 1966.

NORMAS PARA EL FOMENTO DE LAS EXPORTACIONES. CUARTO TRAMITE.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

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En primer lugar del Orden del Día, corresponde tratar, en cuarto trámite constitucional, el proyecto que fija normas para el fomento de las exportaciones.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados aparece en los Anexos de la sesión 109ª, documento Nº 1, página 7099.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

La Cámara de Diputados comunica haber aprobado las modificaciones introducidas por el Senado al proyecto, con excepción de las siguientes:

Ha desechado la consistente en agregar la siguiente frase final a la letra d) del artículo 2º: "mientras sus operaciones y actividades se rijan por esta ley; sin embargo, serán aplicables las normas de esta ley a las empresas salitreras que laboren conforme al sistema Shanks;".

El señor AMPUERO.-

Los Senadores socialistas aprobamos la indicación que el Honorable señor Contreras ha estado defendiendo. Pero, en verdad, después de analizar con mayor profundidad sus proyecciones, nos inclinamos por abstenernos en la votación respectiva, porque la objeción más importante consiste en que virtualmente se aplica a toda la industria salitrera el proyecto en debate, a contar, por supuesto, de la caducidad de la ley Nº 12.033, que deberá producirse en los primeros días de 1969. En otras palabras, en lugar de estudiarse una nueva legislación salitrera que reemplace a la primitiva ley Nº 5.350 y a la ley Nº 12.033, por un régimen que signifique progreso jurídico y económico, simplemente la vamos a asimilar al sistema general de exportaciones que esta iniciativa estatuye. Eso es lo que se deduce de la primera parte de la disposición suprimida por la Cámara, que dice: "mientras sus operaciones y actividades se rijan por esta ley". Vale decir, la Anglo-Lautaro entraría de inmediato a gozar de todo el régimen de bonificaciones que estamos discutiendo.

El señor CONTRERAS (don Víctor).-

Puede corregirse en el veto.

El señor AMPUERO.-

Ello nos parece muy grave.

Preferimos que con motivo de la caducidad de la legislación salitrera, entremos a estudiar un nuevo estatuto para las industrias, sobre todo por la circunstancia de que la ley vigente ofrece muchas novedades, que establecen diferencias entre esa actividad y las demás, en cuanto al

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tratamiento.

La segunda parte del precepto, que nos indujo a votar favorablemente en la oportunidad anterior, tiene el inconveniente de que no se deja en claro la suerte que correrá la participación fiscal del 25% que cobra la industria por concepto de una especie de regalía, por haberse entregado el estanco a la COVENSA. En el texto de la disposición no aparece muy claro que se mantenga dicha regalía en lo relativo a la producción de las plantas Shanks, pues sólo se sustituye, en apariencia, ese régimen por uno nuevo, que sería el consagrado para la generalidad de los exportadores.

Por tales razones, y aun cuando compartimos entusiastamente el espíritu de la indicación del Honorable señor Contreras, preferimos abstenernos en tanto se pueda legislar con mayor calma sobre materia tan delicada, particularmente para el norte.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 112. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 17 de mayo de 1966.

NORMAS PARA EL FOMENTO DE LAS EXPORTACIONES. CUARTO TRAMITE.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

En primer lugar del Orden del Día, corresponde tratar, en cuarto trámite constitucional, el proyecto que fija normas para el fomento de las exportaciones.

-El oficio con las insistencias de la Cámara de Diputados aparece en los Anexos de la sesión 109ª, documento Nº 1, página 7099.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

La Cámara de Diputados comunica haber aprobado las modificaciones introducidas por el Senado al proyecto, con excepción de las siguientes:

Ha desechado la consistente en agregar la siguiente frase final a la letra d) del artículo 2º: "mientras sus operaciones y actividades se rijan por esta ley; sin embargo, serán aplicables las normas de esta ley a las empresas salitreras que laboren conforme al sistema Shanks;".

El señor AMPUERO.-

No pensaba volver a intervenir sobre la materia, pero me parece importante dar las razones por las cuales votaremos en la forma como lo haremos, ya que se ha pedido votación nominal.

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Repito que acompañamos al Honorable señor Contreras en la indicación formulada en el trámite anterior. Pero en este momento nos abstendremos de votar, entre otras razones, porque no podemos confiar en que el veto del Ejecutivo corrija en sentido favorable a nuestras convicciones un precepto que saldrá de un tenor bastante ambiguo e incierto, como dije denantes. En efecto, la disposición dice: "Las normas de esta ley no se aplicarán: "d) A la industria salitrera, que se rige por la ley Nº 12.033, publicada en el Diario Oficial de 20 de agosto de 1956". A ella se agrega lo siguiente: "mientras sus operaciones y actividades se rijan por esta ley".

En cuanto la ley Nº 12.033 deje de tener vigencia -lo cual ocurrirá a principios de 1969-, se aplicará a toda la industria; salitrera, incluida la extranjera, o sea, también a la Anglo-Lautaro, el régimen de exportaciones que establece el proyecto en debate. A mi juicio, ello es injusto e inconveniente para el país, y constituye la razón fundamental que nos aconseja abstenernos.

En cuanto a la segunda parte, que, sin duda, tiende a favorecer exclusivamente a las plantas Shanks, también tiene cierta ambigüedad derivada de la incertidumbre del régimen actual. Las plantas que están en trabajo con ese sistema y las que puedan entrar en actividad mañana, mientras permanezca vigente el estanco, deben contribuir al financiamiento del Estado con una regalía de 25%. ¿Se seguirá pagando o no se continuará otorgando dicha regalía en el caso de consagrarse la disposición suprimida por la Cámara? A mi juicio, si además de otorgar a esas empresas las bonificaciones que esta iniciativa establece, se las liberara del gravamen que significa pagar al fisco la regalía señalada, concederíamos ventajas que podrían resultar excesivas, si se consideran las condiciones financieras de la industria y los intereses que el Estado ha tenido siempre en ella.

Estas razones nos inducen a abstenernos.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 113. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 17 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES

El señor AMPUERO.-

Señor Presidente, puede resultar extraño que un debate que se presumía dilatado, amplio, virtual- mente no se haya producido en la Sala. Me parece necesario dejar constancia de que ello no se debe a falta de interés de los señores Senadores, sino más bien -supongo- a que en todos existe la convicción de que el estudio ha sido exhaustivo en la Comisión y de que el informe presentado es, también, completísimo. Los señores Senadores tienen a su disposición, no sólo el informe oficial, que sirve de base al debate de hoy, sino también un legajo, bastante voluminoso, recaído en la interpretación del artículo 108, editado por la secretaría de la Comisión respectiva, que ha circulado entre todos nosotros y que presumo conocido.

Me parece que ésta es una explicación suficiente en cuanto a la ocurrencia de un debate tan reducido, tan limitado, sobre un asunto de cierta trascendencia práctica y política.

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En todo caso, las expresiones del Honorable señor Gumucio -yo habría sido partidario de haber dado a Su Señoría todo el tiempo necesario para sus argumentaciones- nos obligan, especialmente a los Senadores socialistas y, en cierto modo, a los representantes del FRAP, a decir algunas cosas.

Es efectivo que en 1943 se emitió un informe distinto del que ahora conoce la Sala; pero también 'es cierto -como reconoció el propio señor Senador- que ya en ese tiempo, hace ya 23 años -con perdón del Honorable señor Contreras Labarca-, nuestros parlamentarios votaron por la tesis que ahora seguimos sosteniendo, casi un cuarto de siglo después. Entre nosotros no ha habido, en consecuencia, ningún cambio de opinión. Debo añadir que desde que se conoció ese informe de 1943, la doctrina adoptada por unanimidad fue contraria a tal veredicto. Particularmente se destacaron por sus críticas a las conclusiones del informe los profesores señores Bernaschina y Silva Bascuñán, por medio de textos y publicaciones. De manera que ahora, en cierto modo, el Senado acoge una crítica que durante muchos años mantuvieron los especialistas en esta materia de derecho público.

Por lo demás -y en este aspecto me interesa detenerme un poco-, la reserva con que el Honorable señor Gumucio recibe el informe me parece completamente desprovitas de asidero. Sostiene el señor Senador que sería mal interpretado por la opinión pública el hecho de que esta Corporación haya sostenido un criterio en 1943 y ahora lo modifique, como consecuencia, aparente al menos, del cambio de relación de las fuerzas políticas. Vale decir, más directamente expresado, se trataría --o podría pensarse que se trata- de una maniobra contra la mayoría democratacristiana de la Cámara de Diputados.

Estimo que el señor Senador incurre en profundo error. La tesis de la Comisión, que hemos sostenido calurosamente, impide, precisamente, las maniobras políticas.

Según el juicio de los Senadores en ejercicio en 1943, la Cámara de origen se encontraba en situación de superioridad respecto de la Cámara revisora: podía imponer su criterio, por encima de la opinión mayoritaria de ésta. Y, como se sabe, las reformas constitucionales pueden tener origen tanto en ésta como en la otra rama del Congreso Nacional. Entonces, todo el problema político se reducía a saber qué Cámara conocía primero el proyecto de reformas. Eso puede ocurrir ahora. Tal como la Cámara de Diputados inició un proyecto de reformas constitucionales originado por el Ejecutivo, y sin que hubiera dificultad reglamentaria para ello, podríamos los Senadores, o un solo Senador, promover en esta Corporación un proyecto diferente sobre la misma materia, transformando el Senado en Cámara de origen y dándole la opción de imponer su voluntad sobre la opinión mayoritaria de la Cámara de Diputados. De tal modo que la doctrina correcta es precisamente la que defendemos, que coloca en perfecto pie de igualdad a las dos Cámaras. Cualquiera que sea la de origen, cualquiera que sea la revisora, se requiere la mayoría absoluta de los Diputados en ejercicio y, después, de los Senadores -o viceversa-, para que ese proyecto se transforme en una reforma constitucional.

Mal puede decirse, entonces, que ésta es una maniobra, o que tiene "olor" a maniobra política. Es esta interpretación la que impide tales maniobras, la que da estabilidad a nuestra Constitución y la que exige -como condición fundamental- un efectivo acuerdo para modificarla: un acuerdo real, positivo, de las dos ramas del Congreso, en cuanto al texto que se aprueba como modificación del anterior.

Yo sólo lamento que se haya traído este argumento a la Sala, pues él fue desestimado en la Comisión de Constitución, y no creí que ningún señor Senador lo acogiera o renovara en esta

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oportunidad.

De tal manera que estas razones, y otras muchas de carácter jurídico, que se consignan en el informe mismo, son las que nos mueven y aconsejan a votar favorablemente el dictamen de la Comisión.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 113. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 17 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES

El señor AMPUERO.-

Desde luego, se estimó que el proyecto llamado "grande", de reforma constitucional -grande al menos por su volumen; no sé hasta qué punto por las ideas que contiene-, admite todas clase de iniciativas e indicaciones.

El señor FUENTEALBA.-

Parece que Su Señoría también lo considera grande.

El señor AMPUERO.-

He dicho que se ha estimado que ese proyecto, que viene de la Cámara de Diputados, admite toda clase de indicaciones -se deja de ello expresa constancia en las conclusiones- por una razón casi objetiva: las modificaciones contenidas en el proyecto abarcan la totalidad de los capítulos de la Constitución. No hay uno sólo que no sea objeto de modificaciones. De manera que si entendemos que un capítulo implica una materia, será difícil decir que alguna idea es inconexa.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 113. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 17 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES

El señor AMPUERO.-

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Por eso yo concluyo que hay ciertos elementos objetivos de juicio, que permiten, en un momento determinado, saber qué extensión tiene la materia comprendida en una modificación o, en este caso específico, si implican una revisión total o parcial del texto constitucional.

Ahora, respecto de la conclusión que estamos examinando, yo rae inclino por mantener ciertas restricciones en la admisión de las indicaciones, precisamente por la gran amplitud de iniciativas que tenemos los parlamentarios en materia de reformas constitucionales, lo que hace, al menos, injustificado pretender que nuestras ideas se incorporen a la "grupa" del proyecto que está en tramitación, cuando podemos dar oportunidad de un debate amplio iniciando un proyecto de ley independiente, sin las limitaciones habituales en estas iniciativas, como por ejemplo la de no poder presentar mociones en la legislatura extraordinaria. En materia de reformas constitucionales, podemos hacerlo en cualquier día, sin la limitación que significa insistir sobre un tema rechazado en la discusión general por la Cámara de origen, porque tampoco ese término de prohibición para iniciar proyectos tiene vigencia en lo referente a tales reformas; porque tampoco nos obligaría -es el criterio de la Comisión- a la limitación que significaría que algún proyecto implicara directa o indirectamente gastos fiscales, como ocurre, entre otros casos, con la creación, por ejemplo, de la décima agrupación senatorial, que importaría gastos superiores a los actuales, al menos en el pago de la dieta correspondiente. ¿Qué justificación moral o lógica, o de procedimiento, habría para tomarse así "del acoplado" da una reforma constitucional en camino, para introducir subrepticiamente un texto, escamoteando por lo menos la posibilidad de discusión, un trámite o un informe? Nos pareció que ninguna; que, precisamente, por la seriedad que implica cualquier iniciativa en este orden de cosas, debe ser discutida en todos los trámites y de acuerdo con las normas habituales.

Por otro lado, reconozco que, en materia de reforma constitucional, tal vez debería alterarse el sistema acostumbrado en la discusión de los proyectos de ley, y me permití proponerlo así, con cierta suerte en los primeros minutos, en la Comisión. Me refiero a que, en cuanto a reformas constitucionales, parece más lógico empezar por la discusión y votación particulares y cerrar con la discusión general, porque, aunque aceptáramos esta cortapisa de no introducir indicaciones ajenas a las ideas matrices del proyecto, atendiendo a que en general un mismo concepto está contenido en un solo artículo, la verdad es que incisos o simples ideas agregados a la redacción de cualquier artículo pueden alterar sustancialmente el régimen de nuestro derecho público. En consecuencia, cuando se está votando de acuerdo con los usos, primero en general y después en particular, uno da "luz verde" a un proyecto de cuyo contenido final no tiene la menor idea anticipada, como está ocurriendo ya prácticamente en algunos casos.

Por eso, yo propondré oportunamente, en nombre de los Senadores socialistas, que al menos en este aspecto se altere el procedimiento reglamentario, de modo que se vote en general el proyecto al término de la discusión particular -procedimiento usual, por lo demás, en las Naciones Unidas-, cuando se sepa exactamente cuál es el alcance de la iniciativa.

Si aceptáramos indicaciones de cualquier orden, ajenas a las materias centrales, se agravarían los inconvenientes que ya tiene todo este procedimiento actual, porque una norma de prudencia llevaría a muchos sectores a votar en contra de cualquier proyecto de ley, para impedir el "contrabando" ulterior o por temor a padecer la desilusión de que el voto favorable a ciertas ideas centrales sea usado, después, para dar sanción legislativa y constitucional a preceptos que nada tuvieran que ver con lo que se quiso aprobar.

Esto es lo que me ha llevado, en el seno de la Comisión y como miembro de ella, a votar en favor

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de este criterio restrictivo. Me parece que es lo que más garantiza la seriedad del procedimiento.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 113. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 17 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES

El señor AMPUERO.-

Quiero decir que, después de haber concurrido con mi voto a la aprobación unánime de esta conclusión, me han asaltado dudas muy serias acerca de la justeza de esta decisión.

Además, deseo aclarar que, en esta oportunidad, me opondré, y que mi opinión no compromete la del partido que represento.

Creo que, efectivamente, hay cierta inconsecuencia lógica entre el rigor que hemos puesto para que sobre cada disposición recaiga la votación determinada por el artículo 108 y esta aprobación ficticia, simbólica o tácita que se permite establecer con lo dispuesto en el artículo 103 del Reglamento del Senado.

En consecuencia, y sin tener una opinión concluyente sobre el particular, pienso que lo lógico es que me abstenga, insistiendo en que, respecto de este punto, no he comprometido el criterio del grupo político que represento.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 113. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 17 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES

El señor AMPUERO.-

Pienso que en este punto del discurso del Honorable señor Contreras Labarca, es importante recordar los términos exactos de la discusión respecto del acuerdo número tres.

En el seno de las Comisiones se dijo -y me parece que había asentimiento para aceptarlo así-, que efectivamente la expresión "insistencia" podía tomarse en el sentido corriente y habitual de la palabra, como sinónimo de reiterar, sin ninguna implicancia jurídica específica, o como una institución parlamentaria que tiene el efecto definido por el señor Senador ; es decir, una manifestación de voluntad de una Cámara que por su magnitud, por su volumen, se impone sobre

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la manifestación de voluntad de la otra.

Quiero que quede constancia de que al votar el tercer acuerdo lo hice considerando que la palabra insistencia se usa en su sentido natural y obvio, y no con un sentido jurídico específico.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

Aquí sólo se dice que deberá hacerse la calificación; es decir, supone que puede haber diferencia, de criterio si la observación excede los conceptos de corregir o modificar la reforma ya aprobada. El problema está en saber cómo lo resolveremos y con qué votación. Indiscutiblemente, cuando se plantee la duda, deberemos resolverlo en la Sala. Pero es indiscutible que la calificación tendremos que hacerla. De manera que no veo ninguna contradicción en aprobar los números primero y segundo, entendiéndose que no hay criterio formal del Senado respecto del quórum para hacer la calificación que le, permita al Congreso conocer el veto.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

Si hay un conflicto respecto de la calificación del veto -por ejemplo, el Senado estima que es aditivo, que agrega una idea o concepto no considerado en el proyecto primitivo despachado por el Congreso, y el Jefe del Estado, a su vez, considera que es simple modificación-, puede ocurrir lo que sostiene el Honorable señores Reyes: que el Senado, por ejemplo, por 15 votos contra 11, estime que es veto aditivo y, en consecuencia, debe ser desestimado y no se discuta la idea o concepto nuevo propuesto por el Ejecutivo. Pero eso no quiere decir que dejemos al Primer Mandatario prisionero de nuestra opinión. El Jefe del Estado, en cualquier momento, puede proponer que esa idea o concepto se promueva como reforma constitucional en un proyecto de ley independiente.

Lo que ocurre es que los Senadores de Gobierno, desgraciadamente, por hábito y por su particular situación política, están creyendo que lo sano, normal y democrático es legislar por intermedio de

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una minoría parlamentaria.

En cierto aspecto, ésa es una deformación de la expresión democrática del Congreso Nacional.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

Como última observación, deseo manifestar que en este frente puede haber muchos criterios y estimarse conveniente o inconveniente determinada norma o disposición. Pero lo que resulta insólito es que la decisión de una minoría no calificada, corriente, y aun la decisión de una persona o autoridad del Congreso, impidan a la Sala discutir un problema respecto del cual se puede tener opinión mayoritaria favorable. Por ejemplo, todo lo relacionado con la improcedencia de indicaciones puede ser calificado por el presidente de la Comisión sin someterse a consulta previa alguna. Como es evidente, tal determinación priva a la Comisión de pronunciarse sobre algo que puede contar con apoyo mayoritario

Del mismo modo, el Presidente de la Senado -el propio Honorable señor Reyes, cuando ejerce el cargo- puede evitar que la Sala entre a tratar determinadas materias, en virtud de las facultades que el Reglamento le proporciona, aunque en el hemiciclo exista opinión favorable al fondo de esas ideas

De manera que no se trata de algo insólito. En realidad, ello obedece a una serie de procedimientos tendientes a racionalizar la discusión, y nada más

Si nosotros, a nuestra vez, ejerciendo una especie de derecho de veto respecto de lo que presumimos es veto aditivo o creemos que lo constituye, priváramos al Presidente de la República de legislar y le impidiéramos tomar la iniciativa para ello, definitivamente, o, por lo menos, por algún tiempo determinado, el problema resultaría serio. Pero ocurre que no es así. Lo que el Primer Mandatario puede plantear mediante el veto aditivo, lo puede hacer perfectamente mediante un proyecto de reforma constitucional en la hora, día, mes o año en que lo desee.

Por consiguiente, el único motivo que podría haber para considerar pecaminoao este asunto, sería una razón de urgencia extrema. Al respecto -perdóneseme una digresión-, he sido contrario a la modalidad de las urgencias en materia de reformas constitucionales y al establecimiento de Comisiones mixtas, por una razón, si se quiere, un tanto abstracta: porque, a mi modo de ver, nunca debe presentarse necesidad urgente ni premura extraordinaria tratándose de reformas de esa naturaleza.

Teóricamente, la Comisión debió suponer que la Carta Fundamental previo todas las situaciones posibles, aun las de carácter político o material, que afectan tanto al Estado como al Congreso.

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De modo que la Constitución Política tiene vigencia indeterminada en el tiempo

Repito: jamás, en teoría, debe presentarse una reforma de manera imperativa, urgentísima, apremiante, de emergencia, al revés de lo que puede ocurrir con la legislación ordinaria. Es decir, puede haber casos en que, si no legislamos a tiempo, enfrentemos al país a una situación gravísima, de crisis, de colapso.

En cambio -insisto-, eso nunca debe ocurrir respecto del texto constitucional, que es un conjunto de normas genéricas, muchas veces de declaraciones doctrinales. Todos los instrumentos de acción del Ejecutivo están, en realidad, en la legislación común, y ello hace doblemente razonable, entonces, si no hay asentimiento obvio y evidente en la opinión pública, en el Parlamento, en los Poderes Públicos, a favor de una reforma constitucional determinada, que lo natural sea no tramitarla con urgencia.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

Estaba relativamente distraído cuando el Honorable señor Fuentealba se refirió a mí, en el sentido de que trato de eludir las consultas democráticas y populares, seguramente con el temor de que la Democracia Cristiana obtenga alguna ratificación pública y sensacional de su mandato.

Quiero aprovechar la oportunidad para precisar, con un documento indubitable, quiénes están en contra de la democracia, quiénes atropellan los derechos ciudadanos y quiénes son los servidores de las empresas extranjeras, en contra del movimiento popular.

El señor PRADO.-

Eso es improcedente.

El señor AMPUERO.-

Tengo una copia fotostática de un documento de la gobernación de El Loa, Calama, del 15 de diciembre, oficio N° 513, suscrito por el señor Cesáreo Castillo, militante democratacristiano, quien se dirige al señor Ministro, en los siguientes términos:

"Gobernación de El Loa, Calama, diciembre 15/

"Nº 513.

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"Señor Ministro:

"Me permito comunicar a VS., que se han presentado en mi oficina los abogados de la Empresa Chile Exploration Company, señores Jorge Alvear Urrutia y Dragomir Tomic Romero, quienes a nombre del señor Gerente de la misma señor J. C. Alies, me han solicitado pueda interceder ante VS., para ver la posibilidad de trasladar a otra ciudad al profesor de filiación Socialista Luis Villalobos Lemus.

"Este profesor fue uno de los cabecillas en el último conflicto del Cobre y ha tenido participación directa en otros, como en el caso del Canal San Juan, Comité en contra de los Reavalúos, encabezando desfile de las mujeres del Mineral en conflicto, etc.

"En mis oficios Nº 467, de fecha 11 de noviembre pasado a ese Ministerio y oficio N° 475, de 19 del mismo para el señor Intendente, más las informaciones con el caso del Canal San Juan y el problema del agua potable, son antecedentes que obran en poder de vuestra señoría, y creo que suficientes para trasladarlo de esta ciudad.

"Saluda muy Atte., a VS.

"Cesáreo Castillo Michea, Gobernador El Loa.

"Señor Ministro del

"Interior,

"Santiago."

"Quiero que, al menos, este botón de muestra sirva de réplica irrefutable a estos demagogos que, aun en el Senado, se aprovechan de cualquier debate circunstancial para seguir engañando a la opinión pública.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

Estimo que la Comisión de Legislación ha sentado una buena doctrina, pues tanto los autores de Derecho Constitucional como el Diccionario de la Lengua coinciden enteramente con nuestra interpretación sobre el alcance de este precepto.

En todo caso, quiero añadir que, aparte esos argumentos, algunos miembros de la Comisión tuvimos presente la idea de que, ya en la legislación ordinaria, el veto aditivo produce efectos dañinos: permite promulgar como ley, muchas veces, normas o preceptos que no han contado con

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el asentimiento mayoritario del Congreso ni -más lejos todavía- con la opinión dominante en el pueblo mismo. Si eso es censurable dentro de la legislación corriente, lo sería doblemente tratándose de una reforma constitucional.

A los Senadores socialistas en particular, nos parece que, dentro del conjunto de disposiciones aplicables a los proyectos de reforma constitucional, hay un principio básico: una reforma nunca puede ser sancionada si no cuenta en forma clara y evidente con el respaldo de la mayoría del país. Ante una duda cualquiera respecto del grado de apoyo que pueda tener en la opinión pública, es preferible no modificar la Constitución Política.

Como dicen los tratadistas, se trata de una super norma, de la ley de las leyes; de manera que es básica para la convivencia y desarrollo de nuestro régimen democrático.

Estas consideraciones nos llevaron a la misma conclusión a que nos arrastró, inexorablemente, la simple lectura del Diccionario y del texto expreso de la Carta Fundamental.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

Pensé que las razones ya dadas eran suficientemente abrumadoras para evitar que siguiéramos en el debate. No obstante, después de las observaciones formuladas por el Honorable señor Gumucio, quiero señalar otras dos consideraciones: una, que la doctrina, en general, está de acuerdo en que, en materia de generación de la ley corriente, el Presidente de la República es, como se acostumbra a llamar, un colegislador. En la práctica, este principio es aceptado por todos. Inclusive, en los medios parlamentarios tampoco existen discrepancias al respecto. Pero darle el carácter de constituyente -sí se me perdona la expresión-,...

El señor BULNES SANFUENTES.-

Esa es la razón de fondo.

El señor AMPUERO.-

. . .me parece un tanto excesivo, y con la agravante de que ese constituyente es una sola persona; de manera que por muy alto que sea su jerarquía, de ningún modo debe alterar la relación de fuerzas políticas que se expresa, de manera fundamental, en los cuerpos colectivos que son las Cámaras.

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Intervención

Por lo demás, la calificación obedece a razones muy claras. Desde luego, alguien debe resolver, en los casos dudosos, si el veto es aditivo o, simplemente, modificatorio o correctivo.

Siempre los Presidentes de la República tienen consejeros sagaces. Por eso, es habitual que, con el carácter de modificatorios o supresivos, presenten vetos que, en realidad, son aditivos. Lo hemos visto y discutido, incidentalmente, más de una vez.

Pues bien, está claro que la disposición relativa a las reformas constitucionales implica una limitación de la facultad de veto del Jefe del Estado. Es como si dijera que, en materia de reformas constitucionales, el Primer Mandatario no puede hacer vetos aditivos.

Repito: es una limitación, una restricción de la facultad normal de veto.

Ahora bien, ¿podemos entregar la calificación de la restricción a la persona o autoridad a quien se limita una facultad? A mi juicio, ello sería un contrasentido. En el fondo, implicaría una limitación o restricción inexistente o aparente, pues no tendría realidad en la práctica política.

Por ello, nos parece perfectamente claro que si el constituyente ha querido restringir o limitar la facultad doctrinaria de veto del Presidente de la República, la calificación del contenido real de ese veto no puede estar, de ningún modo, en sus manos.

Estas son, entre otras, las razones que me han llevado a ratificar la definición.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

En verdad, el vacío existe, pero no era tarea de la Comisión llenarlo.

De acuerdo con el razonamiento del Honorable señor Reyes, una decisión adjetiva de una mayoría corriente puede impedir la discusión de una reforma constitucional que requiera quórum especial. Pero la verdad es que, del estudio de las disposiciones que ahora hemos estado interpretando formalmente, se deduce que el quórum fijado por el artículo 108 se refiere a la votación concreta del precepto de reforma. Ninguno de los otros problemas adjetivos necesita el mismo quórum.

Inclusive ayer escuché que algunos Senadores, que estiman procedente la designación de Comisiones mixtas, insistían, por ejemplo, en que tales Comisiones podrían ser aprobadas en cada Cámara por el quórum habitual, reglamentario, corriente, común, y, sin embargo, la Comisión mixta dirimirá el problema y establecerá una transacción sobre materias de reforma constitucional que no cuentan con el asentimiento simultáneo de las dos ramas del Parlamento.

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Intervención

A mi juicio, se puede sentar como axioma que no existe razón alguna para estimar que el artículo 108 se extiende a otras materias que no sean, de manera estricta, la votación directa de la reforma constitucional propuesta.

Ahora, si eso es un tanto injusto o admite ciertas incongruencias, como las señaladas por el Honorable señor Reyes, simplemente estaría aconsejando una reforma complementaria; pero, en todo caso, ésta no fue la tarea propuesta a la Comisión.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

El señor AMPUERO.-

Como el Honorable señor Fuentealba dice que el plebiscito fue asesinado hace poco rato por nosotros, estimo útil hacer notar que para que se plantee la posibilidad de convocar a un plebiscito deberían votar en contra del veto del Ejecutivo los dos tercios de la Cámara y los dos tercios del Senado. Es decir, deberían producirse una subversión completa y un desmoronamiento total del Partido Demócrata Cristiano. Por lo tanto, si el plebiscito se hace impracticable o tiene un campo muy estrecho en la Constitución, es debido a este precepto, y no a que nosotros estemos complotando contra su salud.

El señor FUENTEALBA.-

En realidad, no soy técnico en plebiscitos ni creo que el Honorable señor Ampuero sea su asesino.

El señor AMPUERO.-

Pero denantes habló de homicidio.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 115. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 18 de mayo de 1966.

PROCEDIMIENTO PARA DESPACHO DE PROYECTOS DE REFORMAS CONSTITUCIONALES.

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Intervención

El señor AMPUERO.-

Quiero rectificar en parte mi opinión anterior y aceptar la formulación jurídica que hizo el Honorable señor Bulnes.

A mi juicio, un poco impropiamente, estábamos usando el concepto de veto aditivo o supresivo. Los conceptos usados en materias de reforma constitucional son, en realidad, otros. Me parece tan difícil establecer una norma abstracta de fácil aplicación general, que precisamente por ello acepto el criterio de calificar caso por caso.

Por lo demás, de acuerdo con lo que hemos aprobado, para que una observación del Presidente de la República se apruebe, necesitará contar con la mitad más uno de los Senadores y Diputados en ejercicio; de manera que es muy difícil que se cuente efectivamente con esa mayoría y que se pueda dar una votación sorpresiva en lo referente a la admisibilidad del veto y al carácter real de él. Sería necesario suponer que en esta sala hay 23 Senadores que están a favor del veto del Presidente de la República -tendría que haberlos para que prospere la observación-, lo cual es muy difícil. Es virtual-mente imposible que por medio de una consulta a la Sala sobre la admisibilidad, vaya a quedar fuera de discusión un veto determinado. Por lo tanto, las aprensiones del Honorable señor Fuentealba respecto de este homicidio del plebiscito, están un poco lejos de los hechos.

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Mociones

Mociones

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 45. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 15 de diciembre de 1965.

Sección Documento Anexo

10.-MOCION DE LOS SEÑORES AMPUERO, CORBALAN, CHADWICK Y LUENGO SOBRE REFORMA DEL NUMERO 10 DEL ARTICULO 10 DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

Proyecto de Reforma Constitucional

"Artículo único.- Modifícase el N 10 del artículo 10 de la Constitución Política del Estado, en los siguientes términos:

"El derecho de propiedad en sus diversas especies.

La ley establecerá el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer de ella y las limitaciones y obligaciones que permitan asegurar su función social y hacerla accesible a todos. La función social de la propiedad comprende cuanto exijan los intereses generales del Estado, la utilidad y la salubridad pública, el mejor aprovechamiento de las fuentes y energías productivas en el servicio de la colectividad y la elevación de las condiciones de vida del común de los habitantes. Cuando el interés de la comunidad lo exija, la ley podrá reservar al Estado el dominio exclusivo de determinadas especies de propiedad.

Nadie puede ser privado de su propiedad sino en virtud de ley general o especial que autorice la expropiación para que aquélla cumpla con la función social que el legislador califique. El expropiado tendrá siempre derecho a indemnización. La ley determinará las normas para fijar la indemnización, el tribunal que conozca de las reclamaciones sobre su monto, la forma de extinguir esta obligación, la parte que deba enterarse al contado, el plazo y condiciones en que se entregará el saldo, si lo hubiere, y las oportunidades y modo en que el expropiador tomará posesión material del bien expropiado.

El Estado propenderá a la conveniente distribución de la propiedad y a la constitución de la propiedad familiar.".".

(Fdo.) : Raúl Ampuero.- Salomón Corbalán.- Tomás Chadwick.- Luis Fernando Luengo.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 50. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 28 de diciembre de 1965.

Sección Documento Anexo

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Mociones

5.- MOCION DE LOS SENADORES SEÑORA JULIETA CAMPUSANO Y SEÑORES VICTOR CONTRERAS, RAUL AMPUERO, ARMANDO JARAMILLO Y HUMBERTO ENRIQUEZ, SOBRE AMNISTIA A, DIRIGENTES DE LA CONFEDERACION DE TRABAJADORES DEL COBRE.

Honorable Senado:

El reciente movimiento sostenido por los trabajadores de la Gran Minería del Cobre, en defensa de sus reivindicaciones y por motivos de índole estrictamente gremial, fue solucionado a través de un compromiso suscrito entre los dirigentes de la Confederación de Trabajadores del Cobre y los mediadores designados por el Partido Demócrata Cristiano y aceptado por las asambleas de obreros y empleados de los diversos centros de trabajo.

Una de las bases del acuerdo consistía en que el Gobierno se desistiría de las querellas interpuestas en contra de los dirigentes de la Confederación, por supuestas infracciones a la Ley de Seguridad Interior del Estado, una vez que los trabajadores hubieran regresado a sus labores y existiera normalidad en las faenas. Al respecto se expresaba con toda claridad en la carta enviada, con fecha 30 de noviembre próximo pasado, por el Honorable Senador señor José Musalem -uno de los mediadores- a la Confederación: "Confirmando las conversaciones sostenidas con Uds. nos permitimos manifestarles que asumimos el compromiso de patrocinar ante el Supremo Gobierno el desistimiento de las querellas entabladas en contra de los dirigentes de la CTC y dirigentes sindicales de base actualmente procesados o denunciados de acuerdo con la Ley de Seguridad Interior del Estado."

Los trabajadores cumplieron estrictamente su parte del compromiso. Volvieron al trabajo y reanudaron las faenas normalmente. Sin embargo, hasta la fecha, el Gobierno no se ha desistido de las querellas; por el contrario, sus abogados han pretendido acelerar la tramitación del proceso y han logrado, hace pocos días, que la Corte de Apelaciones de Santiago confirmara las encargatorias de reo por el delito de sedición a los dirigentes Alejandro Rodríguez, Manuel Ovalle y Antonio Guzmán, con los votos a favor de los dos abogados integrantes y el voto en contra del MinistroRubén Galecio, quien expresó, en la justificación de su voto de minoría, que la huelga no llegó a constituir "un delito de sedición, porque no se ha probado que haya habido un alzamiento público en el sentido que estas expresiones tienen en el artículo 126 del Código Penal..."

Esta situación de evidente incumplimiento de una de las condiciones de la solución del conflicto ha provocado justificada inquietud entre los trabajadores del cobre y en el conjunto del movimiento sindical, que advierte el peligro de que en el futuro cualquier movimiento reivindicativo pudiera ser calificado de sedicioso, tratando, a través de esta calificación, el Gobierno de intimidar a los trabajadores y abrir el camino a la persecución sindical.

En mérito de las consideraciones anteriores y en conformidad a lo dispuesto en los artículos 44, 14 y 45 inciso final de la Constitución Política del Estado, venimos en someter a la consideración del Senado el siguiente

Proyecto de ley:

"Artículo único.- Concédese amnistía, para todos los efectos legales, a los dirigentes de la Confederación de Trabajadores del Cobre, Alejandro Rodriguez, Manuel Ovalle y Antonio Guzmán, que se encuentran procesados por supuestas infracciones a la ley N° 12.927, de 6 de agosto de

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Mociones

1958, de Seguridad interior del Estado."

(Fdo.) : Víctor Contreras Tapia, Julieta Campusano, Raúl Ampuero, Armando Jaramillo, Humberto Enríquez.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 107. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 10 de mayo de 1966.

Sección Documento Anexo

5.-MOCION DEL HONORABLE SENADOR SEÑOR AMPUERO, CON LA QUE INICIA UN PROYECTO DE LEY QUE OTORGA DERECHO PARA ACOGERSE AL REGIMEN DE LA CAJA DE PREVISION DE LA DEFENSA NACIONAL A LAS PERSONAS QUE SIRVIERON EN LAS FABRICAS Y MAESTRANZAS DEL EJERCITO (FAMAE) Y A LOS BENEFICIARIOS DE MONTEPIOS CAUSADOS POR ELLAS

Santiago, 9 de mayo de 1966.

Proyecto de ley:

"Artículo único.- Declárase que el artículo 2 transitorio de la ley 15.249, de 28 de agosto de 1963, es aplicable a las personas que sirvieron en FAMAE y a los beneficiarios de montepíos causados por las mismas, acogidos a la previsión de la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas. En estos casos no se les hará el descuento del 5% destinado a financiar el desahucio.

El plazo para acogerse al régimen de la Caja de Previsión de la Defensa Nacional será de 60 días, contados desde la publicación de la presente ley."

(Fdo.) : Raúl Ampuero Díaz".

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Indicación en Sala

Indicación en Sala

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 4. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: viernes 24 de septiembre de 1965.

EJERCICIOS NAVALES COMBINADOS EN AGUAS TERRITORIALES.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde continuar tratando el informe de la Comisión de Defensa Nacional recaído en el proyecto de la Cámara que autoriza la entrada en territorio chileno de unidades navales y aéreas de la Armada de los Estados Unidos de América y de la Fuerza Aérea del Perú, para que realicen ejercicios navales combinados con unidades de la Armada de Chile.

-El -proyecto y el informe figuran en los Anexos de las sesiones 48^, en 15 de septiembre de 1965, y 49^, en 16 de septiembre de 1965,, documentos N°s 14 y 14 páginas 4184 y 4238, respectivamente.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

El proyecto está en segunda discusión. Su urgencia fue calificada de "discusión inmediata", cuyo plazo vence hoy. No se evacuó el informe respectivo, porque la Comisión no sesionó por falta de quorum. Por otra parte, hay acuerdo de Comités en el sentido de votarlo en la sesión de hoy, a más tardar a las siete.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Indicación del Honorable señor Ampuero para suprimir el articulo 3° del proyecto.

El señor AMPUERO.-

Pido que se lea el artículo para que se conozca el alcance de mi indicación.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Dice el artículo 3°: "Las naves que componen la Fuerza de Tarea Norteamericanas que participarán en la operación Unitas VI, estarán liberadas de los derechos y tarifas que corresponda

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Indicación en Sala

percibir a la Empresa Portuaria de Chile."

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

En votación.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

¿Se aprueba o no se aprueba la indicación?

- {Durante la votación).

El señor AMPUERO.-

Esta materia debió haber sido considerada por la Comisión de Hacienda, por cuanto el artículo en votación implica disminución de ingresos fiscales.

El señor COR'BALAN (don Salomón).-

Exactamente.

-Se rechaza la indicación (12 votos contra 9 y 2 pareos).

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 15. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 13 de octubre de 1965.

CONVENIOS DEL COBRE.

El señor REYES (Presidente).-

Continúa la discusión particular del proyecto sobre modificación de las normas vigentes para la producción, manufactura y comercio del cobre.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de las sesiones 12ª, y 41ª, en 30 de junio

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Indicación en Sala

y 6 de septiembre de 1965, documentos Nºs. 1, páginas 571 y 3074, respectivamente, y el segundo informe, en los de la sesión 6ª, en 7 de octubre de 1965, documento Nº 2, página 227.

El señor REYES (Presidente).-

Ha llegado a la Mesa la parte de la versión taquigráfica correspondiente a la materia que merece duda a algunos señores Senadores. Dice textualmente así:

"El señor REYES (Presidente).- Si le parece a la Sala, se darían por aprobadas todas las disposiciones del artículo 2º que no hayan sido modificadas por indicaciones, con la misma votación anterior.

"El señor CHADWICK.- Menos el número 3, respecto del cual pedimos votación nominal y separada, pues el precepto en él contenido nos parece un exceso. Queremos que quede constancia en la versión de cómo se votó sobre ese número.

"El señor REYES (Presidente).- Si le parece a la Sala, quedarían aprobadas, con la votación anterior, todas las demás disposiciones del artículo 2º, que no han sido modificadas por indicaciones. Quedaría exceptuado, entonces, sólo el número 3.

"Aprobado".

En consecuencia, me permito insistir en que el juicio de la Mesa respecto de este acuerdo, era correcto.

Por otra parte, algunos señores Senadores me han solicitado, sin el ánimo de alterar el resultado de la votación pertinente, que se les permita dejar constancia de su opinión sobre algunas disposiciones ya aprobadas en virtud del acuerdo mencionado.

Si le parece a la Sala, así se acordaría.

Acordado.

El señor AHUMADA

.-

Los Honorables señores Altamirano, Ampuero, Allende, Campusano, Chadwick, Salomón Corbalán y el Senador que habla presentamos una indicación que dice:

"La Empresa Braden Copper Co. deberá construir un Hospital, con la capacidad y elementos profesionales y técnicos necesarios para atender a la demanda de servicios médicos y hospitalarios de todos sus trabajadores y de sus familiares.

"Este Hospital que tendrá su asiento en la ciudad de Rancagua o en la comuna de Machalí, deberá estar totalmente terminado antes de iniciar el traslado del personal de Sewell y Caletones a

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Indicación en Sala

Rancagua.

"Podrá ejecutar esta obra la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios, con cargo a la Empresa, en el caso que ésta no dé cumplimiento a esta obligación dentro del plazo de un año contado desde la promulgación de esta ley".

Como el artículo 15 es similar a la indicación presentada por los Senadores que he señalado, lo votaré favorablemente.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 85. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 23 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PUBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Corresponde continuar ocupándose en el estudio del segundo informe de las Comisiones de Gobierno y de Hacienda, unidas, recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados sobre aumento de las remuneraciones del personal de los sectores público y privado.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Nºs. 1 y 6, páginas 4042 y 4115 y el segundo informe, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 1, página 4748.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

A continuación, figura una indicación renovada, número 170, por los Honorables señores Salomón Corbalán, Altamirano, Luengo, Rodríguez, Contreras Labarca, Chadwick, Campusano, Teitelboim, Contreras Tapia, Ampuero y Barros, que tiene por objeto agregar el siguiente artículo nuevo: "Introdúcense las siguientes modificaciones al Código del Trabajo...

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 85. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 23 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PUBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

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Indicación en Sala

Corresponde continuar ocupándose en el estudio del segundo informe de las Comisiones de Gobierno y de Hacienda, unidas, recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados sobre aumento de las remuneraciones del personal de los sectores público y privado.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Nºs. 1 y 6, páginas 4042 y 4115 y el segundo informe, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 1, página 4748.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Los Honorables señores Jaramillo Lyon, Durán, Luengo, Maurás, Castro, Sepúlveda, Ampuero, Teitelboim, Miranda, Rodríguez, Bossay y Corbalán (don Salomón), renuevan indicación para aprobar el siguiente artículo nuevo:

"Artículo...- Reemplázase el artículo 29 del Decreto Supremo N° 4, de 25 de julio de 1983, modificado por el artículo 68 de la ley Nº 15.575, de 15 de mayo de 1964, por el siguiente :

"Artículo 29.- Para los efectos de la ubicación de los funcionarios de la misma categoría o grado, en el escalafón de méritos, se determinará la ubicación preferente de un empleado considerando los factores que a continuación se expresan, entendiéndose que, cuando existe igualdad en alguno o algunos de ellos, se decidirá por el siguiente orden de prelación:

"a) Puntaje de la calificación;

"b) Antigüedad en el respectivo escalafón;

"c) Antigüedad en el Servicio;

"d) Antigüedad en la Administración Pública;

"e) Decisión del Jefe Superior del Servicio."."

-Se aprueba.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 85. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 23 de marzo de 1966.

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Indicación en Sala

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PUBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Corresponde continuar ocupándose en el estudio del segundo informe de las Comisiones de Gobierno y de Hacienda, unidas, recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados sobre aumento de las remuneraciones del personal de los sectores público y privado.

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Nºs. 1 y 6, páginas 4042 y 4115 y el segundo informe, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 1, página 4748.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Los mismos señores Senadores han renovado indicación para agregar el siguiente artículo nuevo:

"Artículo ...- Reemplázase el artículo 30 del Decreto Supremo Nº 12 de 15 de febrero de 1983, Estatuto Orgánico del Servicio de Impuestos Internos por el siguiente:

""Los Oficiales desempeñarán funcio-nes Administrativas, atención de contribuyentes y labores fiscalizadoras en genera!, cuando la Dirección del Servicio así lo determine."."

-Se aprueba.

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 85. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 23 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PUBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Corresponde continuar ocupándose en el estudio del segundo informe de las Comisiones de Gobierno y de Hacienda, unidas, recaído en el proyecto de la Cámara de Diputados sobre aumento de las remuneraciones del personal de los sectores público y privado.

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Indicación en Sala

-El proyecto y el primer informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Nºs. 1 y 6, páginas 4042 y 4115 y el segundo informe, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 1, página 4748.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde tratar, en seguida, la indicación renovada número 302, que tiene por objeto consignar el siguiente artículo nuevo:

"Artículo...- Modifícase el artículo 19 de la ley Nº 6.037, orgánica de la Caja de Previsión de la Marina Mercante Nacional, modificada por las leyes Nºs 7.759 y 11.859, en la forma siguiente:

"1.- Sustituyese en el inciso primero la expresión "tres años" por "doce meses";

"2.- Sustituyese en el inciso segundo la expresión "cuatro años" por "veinticuatro meses";

"3.- Sustituyese en el inciso tercero la cifra "36" por "12";

"4.- Sustitúyense los incisos cuarto y quinto por los siguientes:

"Sin embargo, después que el imponente cumpla 28 años de servicios computables para su jubilación los sueldos sobre los cuales se continuarán efectuando los aportes a que se refieren las letras a), b) y d) del artículo 4º, no podrán tener crecimientos ni decrecimientos anuales, para estos efectos, superiores al porcentaje en que se aumente el sueldo vital escala a) para los empleados particulares del departamento de Santiago. En los casos de reajustes de remuneraciones que se deriven de convenios colectivos, fallos arbitrales o actas de avenimiento que pongan fin a un conflicto colectivo, el porcentaje máximo de crecimiento o decrecimiento anual corresponderá al porcentaje de aumento que se fije en cada uno de estos casos.

Igualmente, si un imponente fuere declarado inválido o se acogiere a jubilación por edad, la caja considerará, como máximo, el mismo crecimiento o decrecimiento anual señalado en el inciso anterior de los sueldos sobre los cuales se hubiere cotizado durante los últimos veinticuatro meses inmediatamente anteriores a la fecha de declaración de invalidez o fecha desde la cual rija la jubilación por edad."

"5.- Sustituyese en el inciso final la cifra "6" por "8", y

"6.- Agrégase como inciso final, nuevo, el siguiente:

"Se declara que los derechos y obligaciones establecidos en el inciso anterior hasta el monto máximo que considera la presente ley, rigen desde la fecha de vigencia de la ley Nº 15.386."

Esta indicación fue renovada con la firma de los Honorables señores Barros, Luengo, Ampuero, Campusano, Bossay, Duran, Contreras (don Víctor), Miranda, Contreras Labarca y Chadwick.

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Indicación en Sala

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 97. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 14 de abril de 1966.

REFORMA DEL ARTICULO 10, Nº 10, DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando los incisos tercero y cuarto del proyecto de reforma constitucional, propuestos en el informe complementario evacuado por la Comisión de Legislación.- El proyecto figura en los Anexos de la sesión 45ª, en 15 de diciembre de 1965, documento N° 10, página 2271, y los informes, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 2, pág. 4843 y en los de la sesión 96ª, en 14 de abril de 1966, documento 1, página 6168.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Los Honorables señores Altamirano, Allende, Ampuero y Chadwick solicitan votar la indicación Nº 8, tendiente a suprimir, en el inciso que se acaba de aprobar, la palabra "equitativamente".

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 97. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 14 de abril de 1966.

REFORMA DEL ARTICULO 10, Nº 10, DE LA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

Corresponde seguir tratando los incisos tercero y cuarto del proyecto de reforma constitucional, propuestos en el informe complementario evacuado por la Comisión de Legislación.- El proyecto figura en los Anexos de la sesión 45ª, en 15 de diciembre de 1965, documento N° 10, página 2271, y los informes, en los de la sesión 83ª, en 22 de marzo de 1966, documento N° 2, pág. 4843 y en los de la sesión 96ª, en 14 de abril de 1966, documento 1, página 6168.

El señor FIGUEROA (Secretario).-

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Indicación en Sala

El Honorable señor Ampuero ha solicitado votar la indicación 5, formulada por Su Señoría, para colocar una coma después de la palabra "producción" y suprimir la coma que figura después del vocablo "otros".

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Incidentes

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 76. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: jueves 10 de marzo de 1966.

AUMENTO DE REMUNERACIONES DE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.

El señor GARCIA (Vicepresidente).-

Continúa la discusión general del proyecto de reajuste de remuneraciones de los sectores público y privado.

-El proyecto y el informe figuran en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documentos Ns. 1 y 6, páginas 4042 y 4115.

El señor AMPUERO.-

¡Ya están saliendo las explicaciones!

En segundo lugar, el informe, que debió ser previo, se emitió con fecha 7 de marzo. En tercer término, la redacción del decreto -no quiero abundar en ella para no perder más tiempo- demuestra que no existía el informe a la fecha de su dictación. Se le dio un texto retorcido, solo para permitir la agregación ulterior de este informe.

En seguida, con relación a la declaración de zonas de emergencia, me referí en forma bastante somera y hasta apresurada, en una sesión anterior, a la inconstitucionalidad del precepto de la ley de Seguridad Interior del Estado que las establece como una institución que puede poner en marcha el Ejecutivo por medio de decreto.

También hice alusión a la ilegalidad del decreto que declaro zona de emergencia los departamentos de Rancagua, Tocopilla, El Loa y Chanaral, ¿En qué me fundo?

Esa institución tuvo origen en el artículo 23 de la ley 7.200.

El conjunto del debate, los informes de las Comisiones, todo, dejan en claro que la disposición de la ley 7.200 tenía una aplicación estrictamente militar, y las causales para declarar zona de emergencia eran solo tres: la guerra, el ataque exterior y la invasión.

Posteriormente, varias leyes dictadas durante el Gobierno de González Videla insistieron en autorización semejante al Ejecutivo, pero todas esas leyes limitaron a seis meses las facultades

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del Gobierno, entendiéndose que esta institución, hibrida y aparentemente novedosa, estaba estrechamente vinculada al llamado "estado de sitio" a que se refiere el artículo 72, Nº 17, de la Constitución, y las disposiciones del artículo 44 de la misma, que exigen en cada caso, que sea el Parlamento el que restrinja las libertades públicas y el que califique las circunstancias de hecho.

Recién la ley vigente sobre Seguridad Interior del Estado, signada con el Nº 12.927, dio carácter permanente a la referida institución.

Deseo señalar, de paso, que existe constancia expresa en los debates de las opiniones de los militantes y parlamentarios de mi partido coincidentes en esa época con las de parlamentarios democratacristianos, en el sentido de que solo aceptábamos el texto que reemplazo la Ley de Defensa de la Democracia por estimarlo un paso adelante en la reconquista de un régimen de verdadera libertad. Por condiciones políticas que los parlamentarios deben recordar, era preciso aceptar la substitución del texto de la Ley de Defensa de la Democracia por otro que también contenía disposiciones restrictivas aunque, por supuesto, mucho más morigeradas que aquella ley que se pretendía derogar.

De manera que, contrariando nuestra posición teórica y eligiendo el mal menor -y lo mismo sucedió a una gran cantidad de parlamentarios- aprobamos el texto de la actual ley de Seguridad Interior del Estado.

Pues bien, esa misma ley estableció en el Título VIII, articulo 37, una disposición para el caso de "conmoción interior". Y dentro de la jurisprudencia chilena y la tradición parlamentaria, la conmoción interior es tal vez el único concepto, la única situación que podría comprender un paro ilegal.

Llegamos a 1960 y la ley destinada a resolver los problemas jurídicos creados con motivo de las catástrofes del sur, agrego una nueva causal a aquella que legitimaba la declaración de zona de emergencia: la causal de calamidad pública.

Como bien ha recordado el Honorable señor Fuentealba no hay rastros en los anales parlamentarios de que este concepto se haya entendido aplicable a otra que no fueran los fenómenos que nos impulsaban a legislar.

Todos entendimos que calamidad pública la constituían los terremotos y maremotos; y no hay la menor alusión a que ese precepto incluyera a conflictos sociales o políticos de cualquier orden. Nadie pudo imaginar otra cosa, porque todos los parlamentarios sabían que para el caso de conmoción interior la Ley de Seguridad Interior del Estado admitía la posibilidad de restringir las libertades públicas con arreglo al artículo 37, que no es sino una forma de reglamentar las disposiciones constitucionales acerca del estado de sitio.

Por eso, he sostenido que la declaración de zona de emergencia es ilegal, porque ni se encuadra la situación que ha provocado su declaración, ni cabe dentro del concepto jurídico de calamidad pública.

Aun mas las disposiciones de la Ley de Seguridad Interior del Estado son inconstitucionales en la medida en que limitan o amenazan limitar, en forma permanente, las garantías constitucionales que nuestra Carta Fundamental se esmera de cautelar como un conjunto de derechos inviolables.

Todo esto nos lleva de nuevo a justificar la vehemencia de nuestras palabras cuando denunciamos

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el fariseísmo del actual Gobierno, cuando afirmamos no creer en la vocación revolucionaria de los gobernantes y parlamentarios que tuercen la nariz a la ley, que abusan de la interpretación constitucional y legal, solo cuando se trata de aplastar la legítima protesta de la clase obrera. Ello nos lleva, con mucha frecuencia, a perder la tranquilidad en este recinto. Con mayor razón, cuando con una insistencia innecesaria, algunos parlamentarios -como el Honorable señor Fuentealba-, nos acusan de barrenar el prestigio del Gobierno hasta cuando votamos en favor de sus iniciativas de ley. Nuestro único propósito seria empujarlo al fracaso.

En el caso concrete del número 10 del artículo 10 de la Constitución Política del Estado, afirmo aquí y en cualquier lugar, que, si no es por la representación del FRAP, no estaríamos en condiciones de debatir en la Sala, la semana próxima, la nueva redacción de dicho precepto constitucional. El Honorable señor Prado, por coincidir con el FRAP en este apremio, casi corrió la suerte del Diputado Hurtado, porque en el partido de Gobierno en su inclinación hacia la derecha y hacia las medidas represivas, está provocando reticencias y disidencias en su seno.

La gente joven, heredando y recogiendo el espíritu de la vieja Falange, por salvar sus principios y vocación pareciera encaminarse a la creación de una segunda Falange Nacional.

La reforma al artículo 10 del Código Fundamental estará, pues, aprobada oportunamente por obra y gracia nuestra y por la persistencia puesta por nosotros en su debate. Digo oportunamente, porque dicha reforma debe quedar despachada por el Congreso y promulgada como ley antes de aprobarse la reforma agraria, pues de lo contrario esta sería una dramática burla para los campesinos y para el país.

En cuanto al reajuste de las Fuerzas Armadas, el Honorable señor Fuentealba ha dicho a medias la verdad. Hubo un compromiso, señor Senador, en aras de la rapidez de la tramitación del proyecto, para que la Comisión de Defensa Nacional, que no es el organismo técnico en la materia, no incursionara a fondo en los artículos relativos al financiamiento. Fue un acuerdo explícito de dicha Comisión; pero por disposición del Reglamento, teníamos que pronunciarnos sobre los diversos artículos antes de que fueran considerados por la Comisión de Hacienda, en la cual, por supuesto, el examen relativo al financiamiento será mucho más acucioso. Por ello, sin fundamentar mayormente nuestra votación, nos opusimos al financiamiento regresivo propuesto por el Ejecutivo.

Pero considero que no se actúa de buena fe cuando se señala este hecho como demostración de los propósitos malévolos de la representación del FRAP.

Por otra parte, en el calor de la discusión y en el dialogo de denantes, hemos hecho afirmaciones que, por sentirlas hondamente, me parece indispensable ratificar.

Considero inmoral que los parlamentarios violen la expresa disposición del artículo 29 de la Constitución Política del Estado que dice: "Los cargos de Diputados y Senadores son incompatibles entre sí y con los de Representantes y Municipales. Son incompatibles también con todo empleo público retribuido con fondos fiscales y municipales y con toda función o comisión de la misma naturaleza, a excepción de los empleos, funciones o comisiones de la enseñanza superior, secundaria y especial, con asiento en la ciudad en que tenga sus sesiones el Congreso."

La filosofía de dicho precepto me parece obvia: se trata de resguardar la independencia de los parlamentarios, independencia que a veces se pierde frente a los clanes económicos por parte de algunos Diputados y Senadores vinculados a los centros oligárquicos, agrario, bancarios o

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industriales. También se pierde cuando el parlamentario esta vinculado al Poder, no solo por vínculos ideológicos, sino también por percibir emolumentos que dicho precepto constitucional prohíbe.

Honorable señor Fuentealba, no es la primera vez que a los socialistas nos preocupa esta dualidad entre el parlamentario y el funcionario público en lo referente a comisiones de carácter internacional. Hace tiempo, durante la Administración Alessandri, hicimos las mismas objeciones y solicitamos una investigación, la cual, por desgracia, no dio ningún resultado positivo.

En nombre del Comité Socialista, pido oficiar al señor Ministro de Relaciones Exteriores, a fin de que dicho Secretario de Estado informe acerca del monto de los emolumentos -si los ha habido- o en todo caso, de los gastos que ha significado la presencia de parlamentarios en el extranjero, sean Diputados o Senadores, como representantes de Chile ante las Naciones Unidas.

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Petición de oficio

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 5. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 5 de octubre de 1965.

Sección Incidente

Del señor Ampuero: CANCELACION DE PASAJES PARA OBRERO INVALIDO POR LA DIRECCION DE ASISTENCIA SOCIAL.

"Al señor Ministro del Interior, a fin de que se sirva solicitar de la Dirección de Asistencia Social se preocupe y dé solución al problema que a continuación expongo:"El día 19 de feberro de 1955, entre las Estaciones Cambio Siete y Empalme, a! interior de Iquique, un convoy de carga embistió a un bus de pasajeros. En este accidente quedó lesionado '¿e inválido, por múltiples heridas a la columna vertebral, el obrero de la C.S.T.A., don Justo Pérez Vargas. Luego de someterse a tratamiento en el Hospital Traumatológico de Santiago por más de un año debió regresar a la Salitrera Victoria, con la recomendación de viajar hasta Santiago por lo menos dos veces al año para su control.

"Como por el accidente sufrido no recibió ninguna clase de indemnización por parte de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, y el único recurso económico es una pensión de invalidez otorgada por el Servicio de Seguro Social, insuficiente para su mantención y la de su señora, estimo que la Dirección de Asistencia Social puede conceder dos pasajes, para el obrero Justo Pérez Vargas y un acompañante, a fin de que pueda llegar hasta Santiago a someterse a los correspondientes exámenes médicos de rigor.

"Esta misma petición la formulé a la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, pero la Dirección de ésta se negó a concederlos aduciendo razones de carácter legal."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

INCIDENTES.

LOCAL PARA INSTITUTO SUPERIOR DE COMERCIO DE ANTOFAGASTA.

Al señor Ministro de Educación, a fin de que se sirva informar acerca de la marcha de las gestiones tendientes a dotar de un nuevo establecimiento al Instituto Superior de Comercio de Antofagasta, y que él prometiera acelerar en su reciente visita a esa ciudad.

"Este establecimiento es el único que tiene la categoría de Instituto Superior en la zona norte, y desarrolla sus actividades en un antiguo e inadecuado local al cual cada ciertos años se le agregan

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nuevas salas de clases para paliar el acostumbrado exceso de matrículas. Actualmente estudian allí 1.260 alumnos de ambos sexos, y fueron más de 500 los que a comienzos del año escolar no pudieron ingresar a ese Instituto Superior, por las razones que expongo.

"La Dirección del Establecimiento y el Centro de Padres estiman que es ya impostergable la construcción de un nuevo edificio, con capacidad para 2.000 alumnos y para tales efectos se cuenta con el terreno indispensable para una construcción de esta naturaleza."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

INCIDENTES.

PROBLEMAS DE ESCUELA INDUSTRIAL DE CALAMA (ANTOFAGASTA).

"Al señor Ministro de Educación, a fin de que se sirva considerar con urgencia los múltiples problemas que aquejan a la Escuela Industrial de la ciudad de Calama, y que pese a innumerables oficios, notas y gestiones hechas por la Dirección de ese establecimiento ante las autoridades superiores del Ministerio de Educación, no han sido hasta ahora resueltos.

"No está de más hacer presente que por el hecho de estar ubicada en una zona netamente minera, la única escuela de este tipo en el Departamento de El Loa debe contar con toda la ayuda necesaria para su normal desenvolvimiento.

"Adjunto una minuta conteniendo los problemas que deben ser resueltos por ese Ministerio."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

INCIDENTES.

PETICIONES DEL CENTRO PEDAGOGICO DEL LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA.

"Al señor Ministro de Educación, a fin de que se sirva resolver en carácter de urgente las peticiones formuladas por el Centro Pedagógico del Liceo de Hombres de Antofagasta, relativas a diversas sumas de dinero adeudadas por concepto de cuentas pendientes al personal docente, administrativo y de servicio de ese Liceo, además de la demora en nombrar a 31 miembros del personal docente propuestos, en su mayoría a comienzos del año escolar. Adjunto copia de las cantidades adeudadas a 19 profesores, y nómina de aquellos maestros que trabajan en ese establecimiento y aún no son nombrados."

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

INCIDENTES.

PAGO DE HORAS EXTRAORDINARIAS A OBREROS DE MUNICIPALIDAD DE TOCOPILLA (ANTOFAGASTA).

"Al señor Contralor General de la República, a fin de que se sirva resolver con urgencia sobre el pago de horas extraordinarias a los obreros de la Ilustre Municipalidad de Tocopilla.

"Hago presente que la dilación en resolver este asunto ha causado innumerables problemas tanto a esa Corporación como a los obreros mismos."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

INCIDENTES.

PROBLEMAS DEL LICEO DE HOMBRES Nº 2, DE ANTOFAGASTA.

"Al señor Ministro de Educación, a fin de que se sirva resolver con urgencia la situación que afecta al Liceo de Hombres Nº 2, con Coeducación, de la ciudad de Antofagasta.

"Por Decreto Nº 4.314, de 15 de mayo de 1961, fue creado ese Liceo para que absorbiera la masa estudiantil de las poblaciones que se extienden hacia el Norte y Nororiente de la ciudad. Como no existía uno local adecuado para su funcionamiento debió iniciar sus actividades en el mismo local en que funcionaba la escuela primaria Mixta Nº 7. Al iniciarse las actividades escolares del presente año, y por razones de espacio, el Liceo Nº 2 debió trasladarse al local del Liceo de Hombres Nº 1, desvirtuando en esta forma la finalidad de la creación del Liceo con Coeducación.

"Con fecha 20 de agosto pasado, el ejército hizo entrega al Liceo Nº 2 de dos pabellones prefabricados, que fueron instalados en terrenos de propiedad del Liceo, pero este establecimiento no ha podido trasladarse allí pues los pabellones constan de sólo seis salas de clases y tiene nueve en funciones. Además, para 1966, se ha consultado la creación de por lo menos otros cuatro cursos."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

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INCIDENTES.

PERSONALIDAD JURIDICA PARA CENTRO DE PROGRESO DE TALTAL (ANTOFAGASTA).

"Al señor Ministro de Justicia, a fin de que se sirva preocuparse del pronto despacho de la Personalidad Jurídica del Centro para el Progreso de Taltal, cuyos antecedentes fueron remitidos a esa Secretaría de Estado por Oficio Nº 175 de fecha 26 de agosto pasado, desde la Intendencia de Antofagasta."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

INCIDENTES.

Del señor Ampuero: INCLUSION DE INDUSTRIA BANVARTE, DE ARICA, EN EL ROL INDUSTRIAL.

Al señor Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción, a fin de que se sirva considerar con urgencia el problema creado a la Industria Banvarte de Arica, ya que por falta de inscripción en el Rol Industrial de ese Ministerio se ha impedido la continuación del trabajo en esa industria. Hago presente que los obreros y empleados de Banvarte son los que -en estos momentos- están más perjudicados por la dilación en resolver este problema."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 16. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 26 de octubre de 1965.

INCIDENTES.

INSTALACION DE PLANTA REFINADORA DE AZUFRE EN ANTOFAGASTA.

"Al señor Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción, a fin de que se sirva informar si es efectivo que la CORFO proyecta levantar una Planta Refinadora de Azufre en la ciudad de Antofagasta, en el lugar denominado "La Chimba", y con fondos de la ley del Cobre.

"Si existieran antecedentes sobre este proyecto, le rogaría remitírmelos a fin de conocerlos",

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Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 35. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 16 de noviembre de 1965.

INCIDENTES.

Del señor Ampuero: AUTORIZACION PARA USAR DETERMINADAS ARMAS.

"Al señor Ministro de Defensa Nacional, a fin de que se sirva informar las razones que determinaron conceder autorización al dueño de Fundo en Curicó, señor Hernán del Valle, para que mantuviera en su poder la metralleta Star, calibre 9 mm., modelo z-45, con inscripción Nº 51 en el Ministerio de Defensa Nacional, de fecha 15 de febrero de 1965. Además, que se sirva remitir la nómina completa de las personas autorizadas para portar o mantener armas similares, y las razones que se tuvieron en vista para concederlas.

"Hago presente que el hecho de haber sido amenazados dos parlamentarios y un numeroso grupo de campesinos con este tipo de armas -en el fundo "El Porvenir" la semana recién pasada- ha causado verdadera alarma pública, por lo cual reitero mi solicitud de que se envíe al Senado todos los antecedentes que sobre el particular obren en poder de ese Ministerio."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 40. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 30 de noviembre de 1965.

INCIDENTES.

De los señores Ampuero y Contreras (don Víctor): INCLUSIÓN EN LA CONVOCATORIA DE PROYECTO SOBRE JORNADA DE MINEROS DEL CARBÓN.

"Al señor Ministro del Interior, a fin de que se sirva recabar del señor Presidente de la República la inclusión en la Convocatoria al actual período extraordinario de sesiones el proyecto de ley de la Honorable Cámara de Diputados que reglamenta la jornada de trabajo del personal que labora en el interior de una mina de carbón, pendiente en la Comisión de trabajo del Senado (Bol. Nº 21.234).

"Este proyecto es de gran importancia', porque con él se resuelve en parte la dramática situación del personal que labora en las minas de carbón.

"Se solicita se adjunte el boletín indicado."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 45. Legislatura: Legislatura

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Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 15 de diciembre de 1965.

INCIDENTES.

Del señor Ampuero: TRAMITACION DE SUMARIO A FUNCIONARIO DEL SERVICIO SEGURO SOCIAL DE PUERTO PORVENIR (MAGALLES).

"Al señor Ministro de Trabajo y Previsión Social, a fin de que se sirva informarme acerca del estado de la tramitación del sumario contra el funcionario don Luis Riquelme Villegas, Agente Subrogante del Servicio de Seguro Social de Puerto Porvenir, por denuncia formulada por el señor Alcalde de ese lugar, don Leopoldo Fernández Prado".

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 46. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 22 de diciembre de 1965.

INCIDENTES.

Del señor Ampuero: SUMARIO ORDENADO POR SERVICIO NACIONAL DE SALUD.

"Al señor Ministro de Salud Pública, a fin de que con urgencia se sirva informarme sobre él resultado del sumario ordenado por la Dirección General del Servicio Nacional de Salud, por resolución 2056, de fecha 12 de abril del presente año.

"Junto con hacer presente que los plazos señalados para el sumario están vencidos con creces, expreso que durante el proceso de investigación se formularon serios cargos contra el Jefe de la Sección Radio-Comunicaciones de esa Dirección General, cargos que obligaban a la superioridad de ese Servicio a una ampliación del sumario en referencia, y sin que hasta la fecha se conozca resolución alguna sobre la determinación adoptada."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Especial N° 64. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: miércoles 19 de enero de 1966.

ORDEN DEL DIA.

Del señor Ampuero: PROBLEMAS DE LAS ESCUELAS REUNIDAS (Nºs. 1 Y 2) DE TALTAL (ANTOFAGASTA)

"AI señor Ministro de Educación y al señor gerente de la Sociedad Constructora de

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Petición de oficio

Establecimientos Educacionales, a fin de que se sirvan resolver los siguientes problemas que aquejan a las Escuelas Reunidas de Taltal (Nºs 1 y 2) :

1) Construcción de casa para directores.

2) Cambiar el material de que fue recubierto los patios (maicillo) por uno más consistente.

3) Colocar rejas de protección a las ventanas de la Escuela Nº 2, que dan a la Escuela Nº 1, y que están colocadas al lado de la cancha de basquetbol.

Las peticiones que formulo me han sido expresadas por el señor Director de la Escuela Nº 1 de Taltal."

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 79. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: martes 15 de marzo de 1966.

INCIDENTES.

Del señor Ampuero: CABECERA DE DEPARTAMENTO Y DE COMUNA DE PISAGUA (TARAPACA).

"Al señor Ministro del Interior, a fin de que se sirva informarme acerca de los siguientes asuntos:

"El Intendente de la provincia de Tarapacá ha solicitado el traslado de la cabecera de departamento y de comuna de Pisagua al pueblo de Huara, causando natural alarma en los habitantes de ese puerto quienes esperaban que, con la instalación de tres empresas pesqueras se lograría nueva vida a las escasas actividades de Pisagua.

Por los antecedentes históricos del puerto, por su misma condición de salida natural para la producción de la zona y de los artículos que elaborarán las industrias que se acaban de instalar, estimo que no se debe acceder a la petición. En todo caso, rogaría al señor Ministro se sirviera informarme acerca del criterio del Ejecutivo sobre este asunto."

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Integración

Comisiones y grupos

Integración

Diario de sesión: Senado. Sesión: Sesión Ordinaria N° 1. Legislatura: Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966. Fecha: lunes 20 de septiembre de 1965.

COMPOSICION DE LOS COMITÉS.

Partido Socialista, los Honorables señores Tomás Chadwick y Raúl Ampuero;

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