Nº42: •Œre-Visitandoâ•Š Los Ciclos: Historias
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Con-spirando Women's and Gender Studies 12-2002 Nº42: “Re-visitando” los ciclos: Historias de mujeres Colectivo Con-spirando Follow this and additional works at: https://digitalcommons.lmu.edu/con-spirando Part of the Feminist, Gender, and Sexuality Studies Commons, and the Religious Thought, Theology and Philosophy of Religion Commons Recommended Citation Colectivo Con-spirando, "Nº42: “Re-visitando” los ciclos: Historias de mujeres" (2002). Con-spirando. 40. https://digitalcommons.lmu.edu/con-spirando/40 This Book is brought to you for free and open access by the Women's and Gender Studies at Digital Commons @ Loyola Marymount University and Loyola Law School. It has been accepted for inclusion in Con-spirando by an authorized administrator of Digital Commons@Loyola Marymount University and Loyola Law School. For more information, please contact [email protected]. ientras más indagamos sobre los ciclos, más se nos desarma la idea de que éstos pudieran tener una correspondencia me Mcánica con edades cronológicas. Los ciclos se entrelazan, los momentos de giro, las transiciones, ocurren en momentos dispares: una coyuntura histórica deja extraviada, en una parte de nosotras, la niñez o la adolescencia; una catástrofe familiar y/o nacional nos sobredetermina la memoria y podemos oficiar de “ancianas de la tribu” a los 20, a los 30, a los 40… Esto es lo que constatamos cuando escuchamos o leemos las historias de vida de muchas mujeres. Queríamos rescatar la memo- ria de las mayores, pero fuimos encontrando que no sólo ellas eran las portadoras de “toda una vida” (con transiciones, inflexiones, puntos de giro) que contar. A veces, la historia de la madre repercute, resuena en su hija y hay continuidad allí donde el estereotipo cultural dice que sólo debería haber ruptura. Continuidad que no es mera repetición, claro. Un aspecto se reitera en algunas de estas historias de mujeres: la necesidad de narrar la presencia del mal en sus vidas. En otras prima el rescate de la vida cotidiana. O la mezcla. El mal de la opresión que hizo posible el bien de los sueños, del desacato, de la resistencia. El mal de la tortura que trajo consigo la promesa de no olvidar a todas las/os que la han sufrido y el cumplimiento de esta promesa en tribunales interna- cionales, en peticiones, en un libro de memorias. Nuestra memoria puede hacerse presente en una galería de fotos, en una cronología, en un relato. Es ella la que nombra, la que ordena, la que da sentido: éste fue un momento (o una persona) clave, nos deci- mos mucho tiempo después; ésta, una transición que cerró un larga eta- pa de mi vida. Así los enfrenté, esto aprendí; mira, éstas son las marcas. Es el recuento el que arma la historia personal. Conjura el trauma, al mismo tiempo que la memoria de la felicidad. Sólo cuando logramos acceder a la leyenda (en el sentido de lectura y también de relato) de la propia historia, dice la poeta Nicole Brossard, podemos abrir el presente a nuevos escenarios, a nuevos personajes — podemos seguir haciendo historia(s). Colectivo Editorial Nº42/0342/02 CON-SPIRANDO ● 1 ¿COMO¿COMO HAHA-- CCERER PARAPARA QUEQUE CCADAADA QUIENQUIEN QUIERAQUIERA CCANAN-- TARTAR CCUATROUATRO VERDADES?VERDADES? Ximena Wolff Reyes* (…) ¿Cómo vo de la Nación, en este cuer- darle cabida en po... de volúmenes y tomos de el cuerpo social a libros; en sus escritos: soportar tanto cuerpo pri- la huella de sus censuras y vado de palabra, e sustentar sus omisiones. inundado de dis- Alguna vez intenté, en curso? esta biblioteca, rescatar el ¿Es posible transitar de la discurso de Salvador Allende privación a la memoria activa, del Once de Septiembre de actuante? (…) 1973. Mi búsqueda en diarios, Eso es lo que intentamos periódicos y semanarios de hacer aquí, en el espacio que la época fue infructuosa. No nos cobija; en este gran archi- era, para mí, encontrable en 2 ● CON-SPIRANDO Nº42/02 este espacio; probablemente fraternidad, libertad”; valores la memoria pasiva, paciente, estaba en alguno de los textos vividos como impotencia ante padeciente de esta “familia que constituyen su patrimonio. un absolutismo ignaro que chilena”—generación tras No sabía yo cómo buscar. Yo aún inunda los decires, sus generación. no encontraba. silencios y silenciamientos. Es necesario un largo y No obstante, a pesar de no Pero la otra memoria en- angosto diván para Chile: tener la textualidad inalterada capsulada, la memoria privada el ejercicio extremo de una de esa despedida, mi memoria de sus nexos —particulares práctica constante de la pa- —es decir, mi cuerpo y sus y colectivos— también re- labra, develando los miedos, sentires— conservaba retazos cuerda. las trampas, los eufemismos de frases: “yo no voy a renun- Recuerda desgraciada- e imposibilidades; revelando ciar”, “generales rastreros”, mente con el cuerpo, en el los lugares anquilosados don- “agradezco a los jóvenes y las cuerpo de cada uno de aquellos de la práctica de la violencia mujeres de mi patria”, “serán que han sufrido los así llama- extrema instaló a sujetos como perseguidos”, “creo en Chile dos “efectos post-traumáti- cuerpos privados de derechos y su futuro”, “sigan ustedes cos” y que no son otra cosa que y convirtió en riesgo todo decir sabiendo...”. el cuerpo como monumento de verdadero. Jirones de frases que han los desastres —particulares y Porque si bien la memoria organizado la percepción e colectivos—, petrificación y se explaya en acto y justa interpretación de lo que va y cronificación de una identidad palabra, también discurre y ha ido siendo, de lo sucedido dislocada, de un “hablar por repite su fracaso. desde ese fatídico 11 hasta el las heridas y las llagas”. Clo- El gran desafío para las día de hoy. nación me diática masiva en la “disciplinas” y sus “áreas de Probable función de la panacea de la pura pantalla. trabajo” es mover la inercia memoria —la de hilar el Es el hablar silencioso de de lo tantas veces dicho y ya tiempo—, que como acto y los síntomas y la depresión; “disciplinado”; es desarticular repetición, hace de pantalla por tanto acontecer irresuelto, el miedo que traba las lenguas, de contraste a comparaciones en constante duelo. Injusto e es hacer caer los muros de los odiosas y amorosas, e identi- injustificado. oídos y dar lugar a verdades, fica allí a los míos y los otros. Cuerpos privados de que “tabuídas” parecieran ser Memoria funcionando alegría. “ofensas”, “imprudencias” o opuesta a la ignorancia, a Aislamiento forzado, for- “agresiones” en el discurso contrapelo del no querer saber zoso silencio de las mayorías: público. nada; memoria viva de “haber por borramiento de las huellas ¿Cómo hacer para que cada sido de otra manera”, añoranza lúcidas de una trayectoria, quien quiera cantar cuatro y anhelo de un modo de ser por temor ante lo henchido y verdades? que fue, fui, fuimos. agobiado de propaganda, por Este saber ha sostenido horror a vivir otra vez más la una identidad y sus transfor- mismidad de la Historia. maciones, y mantiene aún Por la exaltación activa ha- erguido un cierto cuerpo de cia un futuro desplegado sobre * Psicóloga y psicoanalista. Docente valores que con represiones, el territorio del olvido colecti- en las facultades de psicología de la Universidad Diego Portales y la dificultades y obstáculos acce- vo, apelando a la capacidad de Universidad de Santiago. Este texto es de a los espacios del discurso perdón de lo imborrable. una parte de su artículo “Ejercicio de público. Valores herederos de Los cuerpos privados, pri- memorias”, publicado en el libro Volver a la memoria, compilado por Raquel esa imposibilidad maravillosa vados aún incluso de sepultu- Olea y Olga Grau (Santiago de Chile: enunciada como “igualdad, ra, son aquellos que pesan en Lom Ediciones/La Morada, 2001). Nº42/02 CON-SPIRANDO ● 3 Recuerdo el gran portón Evelyn Truman de madera de color verde que permanecía casi siempre abierto, como incitando a en- trar y descubrir el submundo que en ella habitaba. Un camino de tierra con- ducía al visitante hacia la casa grande, una vez que se atrave- saba el pequeño y destartalado puente bajo el cual corría un canal. Sus aguas venían desde arriba, regando parcelas y aún revivo nuestra sorpresa cuando el primo Elías que nos visitó desde Israel miraba el canal con reverencia diciendo que en su país ese era un río. Los tres sauces que mecían lánguidamente sus ramas so- bre él producían una sensación de imperturbable paz que no correspondía exactamente a lo que se vivía cotidianamente en la parcela. La casa tenía un gran living-comedor con anchas paredes de adobe, vigas de madera y amplios ventanales. Era una hermosa construc- ción, orgullo de Sansón, mi marido, junto con una pirca de piedra en la que se respiraba la fragancia de la flor de la pluma que la cubría. En 1967, cuando nos trasladamos a la parcela yo era un perfecto producto urbano, que trabajaba como abogada el día entero en un * Eliana Bronfman, abogada, chilena, feminista, fue una de las primeras inte- grantes del MEMCH, la más importante de las organizaciones que luchó por LALA PARCELAPARCELA 2929 conseguir el voto para las mujeres en Chile. Fue fundadora de la primera “Casa de Todos” para adultos mayores en San- Eliana Bronfman W.* tiago y es una incansable luchadora por los derechos de la mujer adulta mayor. 4 ● CON-SPIRANDO Nº42/02 Ministerio de cuyas oficinas nuestro, mirando a la Avenida población y eran famosas salía sólo a tomar un café y Departamental, y cuyos due- las reuniones en el comedor nada conocía de la vida de ños vivían en Santiago, fueron de la parcela, al calor de una campo. La verdad es que nun- objeto de una toma de la cual gran salamandra, en las que se ca logré saber mucho, pero lo surgieron dos grandes pobla- deliberaba largamente sobre seguí a Sansón en la aventura ciones.