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A mis hijos, Raquel, Eduardo, Eva y Jesús Manolo Ramos. Prólogo, portada y viñetas interiores de Dimas Coello. Tercera edición (privada). Año 2010. 100 ejemplares. MANOLO RAMOS DE VALLE GRAN REY A CANDELARIA AGRADECIMIENTO A todas las personas que han colaborado, bien sea en la aportación de datos como en los comentarios jo- cosos de las décimas que, basadas en eventos reales, se exponen en este li- bro. Sobre todo mi estima al artista, al amigo, al impulsor incondicional, Dimas Coello, por su apoyo y asesoramiento, al compartir conmigo su vena artísti- ca. En este libro no se recoge todo mi poemario, pero sí lo mejor de mi traba- jo, que comencé el año 1965 en Valle Gran Rey y cerraré Dios sabe cuando, en Candelaria; de ahí el título de este li- bro, “De Valle Gran Rey a Candelaria”. EL AUTOR 5 PRÓLOGO LIBANDO DEL MISMO PANAL. El recopilar en una publicación, los versos de Manolo Ra- mos bajo el título: «De Valle Gran Rey a Candelaria» ha sido para mí, un grato trabajo de búsqueda, ya que quería conocer a través de su composición poética, esa estrofa o copla, ya cantada en parrandas o grupos, por voces isleñas. Digo, un letrista, folclorista y poeta. Diré, persona afable, sencilla, carente de vanidad, que encubre su manera de ser, en una honestidad que valoramos por su capacidad de trabajo. Dejo, que amante del Arte, es también coleccionista de cosas antiguas. Amigo de los amigos, es incondicional y diferente a otros. Y con reserva, me pidió que leyera sus versos. Y diré que lo hice. Mi dejada fue, que poéticamente, aunque ya conocía algunas de sus composi- ciones, no sabía bien, el poeta que tenía como amigo. Descuido que aproveché hace años, para conocerlo, mejor a través de mi padre, ya amigo de antaño, en su trabajo laboral. Digo, que me lo presentó y desde ese instante, hemos libado del mismo panal de Arte, cuyo néctar compartimos para que la amistad fuera “in crescendo” día a día. Lo más original de la poesía de Manuel Ramos Ramos, está en que no utiliza un verso frío, improvisado o simplista en lo facilón, de salida rápida y cómoda, no; el poeta se adentra, busca-encofra-construye de forma vitalista y con una paciencia de renglonadura pauta, una estrofa seria, aunque algunas sean festivas, que bien elaborada, estudia al detalle, para ofrecernos un interesante trabajo. Deje que rima con ritmo musical, cuan- do le conviene. De ahí lo curioso y placentero de estas líneas paralelas, que como un pentagrama conforman su obra. Manolo Ramos, como poeta y compositor, quiere estar cerca del cielo a la hora de encontrarse con las musas. Vive en 7 las cumbres de Araya (Candelaria), Tenerife. En la Jurada, un lugar abierto a la inspiración. Es gomero de nacimiento. Digo, de Valle Gran Rey, pero candelariero de adopción. Hijo de Ma- nuel Ramos y María, como así lo cuenta en su primer poema: “Alguien preguntó: ¿Qué edad, tienes?. Valle Gran Rey, como tierra de poetas, gusta cultivar la “décima”, la vive, la siente como algo propio. Es una emoción que evoca y se enriquece, para templar su estado de ánimo. Ese enternecimiento, lo hace tolerante a la improvisación. Un recreo que deja huella. Y para ello citamos: “Es la vida una agonía salpicada por el odio, donde comparten el podio, la envidia y la hipocresía” Así con este sentimiento profundo, se nos va en el recuer- do a su tierra natal: “Adiós, Gomera, adiós, tierra de mis ilusiones...” O cuando le dedica a su esposa, estas sentidas rimas en el “Día de la Madre”: ”Naciste linda palmera en la tierra más bonita, donde el sol nunca marchita el verdor de La Caldera” Y no digamos, cuando habla de su hijo Jesús y sus trave- suras: 8 “Con el grifo y la manguera, tiene el niño tal destreza, que te da cualquier sorpresa, cuando menos te lo espera” Cultiva poemas jocosos, anécdotas costumbristas, “canta” folías, isas o malagueñas, sin olvidar los villancicos... para volver a ese verso que oculta lo secreto, que se hace familiar por lo próximo, allende a ese lugar... ”...¡Oye papá! ¿Verdad que esta noche habrá alguna fiesta en el cielo?” “ESTRELLAS FUGACES” Pues digo que aquí, en su espaciosa casa de Araya, en ple- no campo y rodeado de árboles autóctonos, escribe y compone. Diré, que ahí recibe a sus amigos, de acá y de acullá. Tan ami- gos, que son figuras relevantes a nivel nacional e internacional en periodismo, música, etc. En las paredes de la vivienda, unos autógrafos, acredita esa entrañable amistad. Citemos entre las firmas, los periodistas, Diego Carcedo o Cristina García Ramos, del programa “Corazón, corazón” de televisión española o del “Trío los Panchos” y de Chucho Navarro, ya fallecido. Dejo, que sembrar, motiva: como el sentimiento, que el poeta en su ventear transmite. DIMAS COELLO DE LA ACADEMIA EUROPEA DE LAS ARTES. 9 ALGUIEN PREGUNTÓ: ¿QUÉ EDAD, TIENES? Soy Manolo, me presento como hijo de La Calera, en Valle Gran Rey, Gomera, vi la luz del firmamento. Mi fecha de nacimiento entre los dos la aclaramos si en marzo, dieciocho, estamos allá en el año cincuenta; y mis padres, tenlo en cuenta, son María y Manuel Ramos. 10 EL LENGUAJE GOMERO En el silbo del gomero todos pueden apreciar, el lenguaje que al hablar, usa hasta el más caballero; lo que para el forastero, es causa de admiración, puesto que es una expresión muy difícil de aprender, que el gomero sabe hacer con perfecta corrección. Este silbo fue heredado de primeros pobladores, unos enjutos señores que las islas han poblado. Pese a su cuerpo delgado, gran estatura tenían, fortaleza poseían de raíces “bereber”; los guanches al parecer sólo en Canarias vivían. Estos guanches practicaban el silbo como deber y también como placer, por el cual ellos se hablaban cuando lejos se encontraban, pues sus potentes silbidos eran al instante oídos de montañas en montañas, transmitiendo sus hazañas a sus seres más queridos. 11 Poco a poco se ha olvidado en Canarias el lenguaje, vía de cualquier mensaje, que no ha sido ejercitado, sólo el gomero ha aceptado esta expresión singular, siendo el único lugar que practica todavía el silbo con su armonía tan difícil de imitar. Mis primeras décimas. 1965 12 Estos versos están dedicados al litoral y entorno de mi infancia en Valle Gran Rey. DE LA PLAYA DEL INGLÉS AL CALLAO DE LA MOZA Si es nuestra, ¿por qué? Playa del Inglés. Entre tus arenales, una guitarra suena, los carozos presagian una tarde de juerga. Luego, allá en el ocaso, pinceladas de fuego, bifurca el sol candente, entre la mar y el cielo. Es la Mar del Infierno, díscola y blanquecina, sólo en fugaz vacío, esa bravura olvida. Pobre Charco del Cieno, cieno es nombre que empaña, mas la fauna y la flora, gustosas te engalanan. Junto al veril relatan, amigos ya maduros, los prodigios que hacía un puñado de musgos. 13 Después de restregados donde el mal afloraba, a tus aguas con fe, se arrojaban de espaldas. Pisaban en tus labios, fuera del lodo fiero, aquél que piso el fango, se hundió y se vio en El Hierro(1). Primero, ¿sugestión?, (1)El Charco del Cieno fue cria- y, después, ¿fantasía?, dero de lisas, de ahí el miedo qué importa si mañana, que le infundían a los niños ambas no andan perdidas. para que no se acercaran. El Charco de las Brujas, lo oculta con su senda, tupidos matorrales, cómplices de leyendas. La Cagada del Guirre, ellos no están, se han ido, ojalá cientos de heces, adornaran sus nidos. Rincón sin esperanza de retomar el tiempo, sobre tus tarajales, vuela mi pensamiento. La recóndita playa, Callao de la Moza, evoca misterios, dudas ... ¡Cuánto saben las olas! 14 De rocas ahuecadas, urgadas al azar por el susurro de ondas, que nunca tregua dan. DE LA PUNTA DE LA CALERA A LA PLAYA Punta de la Calera, faro del pescador, de hombres que día a día, siguen tu orientación. Ayer bajío de ostras, de peinetas sin vados, hoy en peinetas y ostras, reposan los cigarros. En tu corazón vive, Fillo con su astillero, cuántos sueños reposan, junto al serrín postrero. Bello desde la tasca, con mirada despierta, saluda a Sebastián de paso hacia su tienda. Más allá Mariquilla, repasa los encargos, cuando Miguel le muestra el cubo del pescado. 15 Junto al “campo”, la ermita, dentro espera San Pedro, con el don de la gracia, con el don del consuelo. La Playa con su baja, un reto a superar, sin un alto en la chica, nadando sin paral. Unas varadas barcas, esparcen sombra ajena, mientras que el sol sin prisa, esfuma de la arena. Las gaviotas se posan y se dejan querer, mirando como aliña el pescado, José. Bar Jornada(2), tú diste (2)En el bar-pensión “Jornada” cobijo a la cultura, se celebraron, por los años se- ¿por qué el único aval senta, unas jornadas poéticas y lo cegó la pintura? los que participaron, escribieron unos párrafos, rubricados con La terraza voló sus firmas, en las paredes de con alas del recuerdo, dicho bar. hoy los lloros de María, son lamentos del pueblo. Truncaron del pasado, tertulias con ensueños, ojeadas al mar o al fútbol de Carreño. 16 LA PUNTILLA Un suspiro del mar, se quedó en La Puntilla, a veces toca fondo y besa la cuartilla. (3). Son acuarios sus charcos, cuando el reflujo llega, (3)Bajón que servía de varadero arriba los callaos, a pequeñas embarcaciones de abajo arena negra. pesca y que está cubierto por el mar.