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Santiago Muñoz José Ramón López García Director: (Biblioteca Valenciana) (gexel-cefid Universitat Presentación (Manuel Aznar Soler) / 2 ñiz-Huberman (Miguel Ángel Quemain) / 381 Manuel Aznar Soler Javier Navarro Autònoma de ) Estudios, ensayos e investigaciones Hacia Malinalco: claves del exilio en la obra de Angelina Muñiz (Eduardo (gexel-cefid-Universitat (Universitat de València) José-Carlos Mainer El semanario Exilio y los intelectuales del campo de Bram, 1939 (Lidia Bo- Tasis Moratinos) / 390 Visitas al Jardín (Luz Elena Zamudio) / 401 Autònoma de Barcelona) Josep Palomero (Universidad de Zaragoza) canegra) / 6 Música y mujeres en campos nazis. Coros y orquestas (Amparo Ranch) / 28 Textos y documentos (Acadèmia Valenciana de la Llengua) Salomó Marqués Segundo Serrano Poncela: relatos de América (Paco Tovar) / 55 Definitivamente, adiós (Roberto Cossa) / 411 Secretaria: Antoni Paricio (Universitat de Girona) Homenaje a México y al exilio republicano español de 1939 en México Gerardo Deniz: una historia de exilio (Fernando Fernández) / 414 Charo Tamarit (Ajuntament de València) José Ricardo Morales Mujeres antes de tiempo. Historias de guerra y exilio (Rocío Arnal) / 67 Tres poemas inéditos de Gerardo Deniz (Gerardo Deniz) / 421 (Biblioteca Valenciana) Amparo Ranch (Academia Chilena de la Lengua) Homenaje de la Junta de Cultura Española a Antonio Machado en México con Llocs de la memòria motivo del primer aniversario de su muerte (1940) (Manuel Aznar Soler) / 75 Memoria gráfica del exilio. Las librerías españolas en París (1830-2007) (Archivo Eduardo Ranch, Valencia) José Mª Naharro-Calderón Los artistas del exilio de 1939 en México. Caracterización y panorámica (Mi- (Germán Ramírez Aledón) / 423 Consejo de Redacción: Germán Ramírez (Universidades de Maryland guel Cabañas Bravo) / 97 Reseñas Cecilio Alonso (CEED Valencia) y Alcalá de Henares) L’univers mexicà en la narrativa de Tísner, Pere Calders i Lluís Ferran de Pol: De cómo un español republicano deviene un hispanista americano (Cecilio tres nove·les (María Campillo) / 117 (UNED Valencia) Romà Seguí Juan Rodríguez Alonso) / 429 Epistolario entre Max Aub y Vicente Aleixandre (Cecilio Alon- El exilio cinematográfico republicano en México (Jorge Chaumel) / 125 so) / 431 Epistolario de Pilar de Zubiaurre (1906-1970) (José Ángel Ascunce) Josep Lluís Barona (Institut Valencià de la Música) (gexel Universitat Autònoma de El Departamento del Exilio Republicano de la Biblioteca Valenciana Nicolau / 436 Ciudadano del teatro. Álvaro Custodio, director de escena (República, (Universitat de València) Nuria Tabanera Barcelona) Primitiu y México (José Ignacio Cruz, Juan Galiana y Charo Tamarit) / 150 exilio y transición) (Veronica Azcue) / 439 Hacer España en América (José El indio en los relatos mexicanos de Pere Calders (María Teresa González de Miguel Cabañas Bravo (Universitat de València) Serge Salaün Ignacio Cruz) / 442 Educación y exilio español en México. El Instituto Lluis Garay) / 167 Vives (José Ignacio Cruz) / 444 Il sentimento della pittura (Maite González de (Consejo Superior (Université de Paris III - Vicente Rojo. El lenguaje de las letras (Sònia Hernández) / 183 Garay) / 446 Escribir la memoria del exilio (Max Hidalgo) / 450 José Estruch de Investigaciones Científicas) Consejo Asesor: Sorbonne Nouvelle) La huella de los ingenieros del exilio republicano español en México (Gonzalo y su labor vital: el teatro (Esther Lázaro) / 452 León Felipe, el funambulista López de Haro) / 189 José Ignacio Cruz Xesús Alonso Montero Antolín Sánchez Cuervo en el castillo (José Ramón López García) / 454 Lo que España perdió lo ganó Los poemas mexicanos de Francisco Giner de los Ríos (José Ramón López México (Francisca Montiel Rayo) / 458 Els contracops de l’enyorança. Escrits (Universitat de València) (Real Academia Galega) (Instituto de Folosofía, CSIC Madrid) García) / 205 de l’exili (Francisca Montiel Rayo) / 461 El Instituto Luis Vives: pedagogía con Nel Diago Alicia Alted Vigil Sergio Sevilla Tantos candidatos, tan pocos barcos: Gilberto Bosques y la cuestión de los aspiración ética (Iliana Olmedo) / 463 El exilio español, Debats, 126 (Josep criterios de migración a México (Gérard Malgat) / 221 (Universitat de València) (UNED Madrid) (Universitat de València) Palomero) / 465 El exilio teatral republicano en 1939 en México (Emilio Peral Un canto a la libertad: De Barcelona a la Bretaña francesa de Luisa Carnés Vega) / 468 Manuel Fontanals escenógrafo del cine mexicano (Rosa Peralta LABERINTOS Noemi Galán José Ángel Ascunce Gonzalo Sobejano (Neus Samblancat) / 236 Gilabert) / 471 Exilio, infancia perdida, identidad e imposibilidad de retorno (Biblioteca Valenciana) (Universidad de Deusto) (University of Columbia, New York) Pensar en los márgenes. El exilio de la filosofía (Antolín Sánchez Cuervo) / 245 (Juan Rodríguez) / 475 Fábula y espejo. Variaciones sobre lo judío en la obra El último estreno de La sangre de Antígona de José Bergamín (2013-2014) Juan Galiana Xosé Luís Axeitos James Valender de Max Aub (Javier Sánchez Zapatero) / 481 Narrativas guerrilleras. El maquis (Teresa Santa María) / 257 en la cultura española contemporánea (Teresa Santa María) / 485 Censura y (Arxiu Municipal de la Vall d’Uixó) (Real Academia Galega) (El Colegio de México) El viaje de María Dolores Arana hacia el exilio y sus distintos regresos (Mar exilio en la novela española de posguerra (Diego Santos Sánchez) / 486 Teresa Joan Lloret Maria Campillo José Luis Villacañas Trallero) / 271 Andrés: Biografía (Romà Seguí) / 490 Los últimos españoles de Mauthausen Narrativa y reescritura: los microrrelatos de José de la Colina (Fernando Valls) (Universitat de València) (Universitat Autònoma de Barcelona) (Universidad de Murcia) (Paula Simón) / 491 Mossegar l’esperança (Irene Tarrés) / 498 Memorias / 277 desclasificadas (sic) de un rocanrolero irredento (Mar Trallero) / 501 Judaísmo Àlvar Martínez Vidal Francisco Caudet Barcelona, París, Ciudad de México. María Luisa Algarra, teatro y exilio (Yas- y exilio republicano de 1939 (Elena Trapanese) / 504 Teatro Completo (Je- (Universitat de València) (Universidad Autónoma de Madrid) mina Yousfi López) / 302 sús Vived Mairal) / 507 Winnipeg. Testimonios de un exilio (Yasmina Yousfi Lluís Meseguer Sebastiaan Faber Dossier López) / 510 Homenaje a Angelina Muñiz-Huberman Varia (Universitat Jaume I) (Oberlin College, EE.UU.) Los procesos creativos en la obra narrativa de Angelina Muñiz-Huberman Diseño original: Centro de Estudios de Migraciones y Exilios. UNED (María Luisa Capella) / 514 (Luzma Becerra) / 311 Rafael Ramírez Blanco In memoriam Dolores Pla Brugat (José Ignacio Cruz) / 520 La burladora de Toledo: una relación terapéutica en el abismo (Antonio Mar- Actividades conmemorativas del 75 aniversario del exilio español en México quet) / 319 (Teresa Espinasa Jaramillo) / 525 La sal en el rostro de Angelina Muñiz-Huberman (Santiago Montobbio) / 330 La sangre de Antígona y su puesta en escena en México y España (Ignacio Aforismos y un poco más sobre el exilio (Angelina Muñiz) / 347 García) / 528 Invitación a la lectura de un Diccionario Nómada (Manuel Aznar Soler) / 351 Operació Stanbrook. Homenaje a la memoria republicana (30 de mayo a 1 de Para un Diccionario Nómada. De la A a la Z de la constelación Angelina Mu- junio de 2014) (Empar Juan) / 536 ñiz-Huberman (Santiago Muñoz Bastide) / 353 Sobre la edición digital del epistolario de Francisco Ayala (Rafael Juárez) / 539 El papel de la fotografía en la formación de la memoria e identidad de Alberi- Los cien años de Neus Català y la puesta en escena de Un cel de plom (Mar na, protagonista de las seudomemorias de Angelina Muñiz-Huberman (Naarai Trallero) / 541 Pérez) / 371 El valenciano que liberó París (Basilio Trilles) / 543 Seudomemorias, hibridez de la autobiografía y la ficción, en Angelina Mu- 17 LABERINTOS Revista de estudios sobre los exilios culturales españoles Año 2015

Laberintos es una publicación que se recoge sistemáticamente indizada en distintas bases de datos como Latindex, Dialnet y otras plataformas gestionadas por el CSIC.

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Los artistas del exilio al entorno mexicano, por lo que esta contribu- ción se apoyará en esos textos previos, en los de 1939 en México. cuales ya procuramos trazar —mediante la pro- fundización en diversos aspectos o a través de Caracterización y síntesis semejantes a la actual— una panorámica panorámica1 de este peregrinaje creativo y su inscripción en la nueva escena artístico-cultural del país azte- 2 Miguel Cabañas Bravo ca. Ello nos permitirá ahora adelgazar el aparato Instituto de Historia, csic crítico, remitiendo a estos trabajos para ampliar, contrastar o afianzar la información del presente análisis, por fuerza resumido. La emigración de los derrotados de 1939, frente a las precedentes emigraciones de españo- Han transcurrido ya más de tres cuartos les hacia los países del otro lado del Atlántico, de de siglo desde que se produjo el conocido signo principalmente socio-económico, tuvo un desenlace de la guerra civil española y el inicio, origen y carácter marcadamente político. Estas entre los derrotados, de un éxodo masivo, que emigraciones, no obstante, no incidieron igual afectó en sumo grado a la intelectualidad y la ni con los mismos tiempos y registros en el ám- creatividad que habían venido prosperando con bito cultural y creativo, aunque en el transcurso brillantez en la España de los previos años veinte acabaran actuando de forma manifiestamente en- y treinta. México, que también estaba forjando riquecedora y recibiendo también inspiración e una fuerte personalidad cultural en esos años, se influjo del escenario artístico-cultural al que se convirtió en uno de los más relevantes y nutri- vincularon. En principio se esperaba que fueran dos refugios para estos españoles peregrinos. La emigraciones cortas, manteniendo sus diferen- adaptación a las circunstancias del nuevo esce- cias, pero a medida que se fueron prolongando nario artístico-cultural, no obstante, no fue algo en el tiempo, más o menos acusadamente, fueron inmediato ni fácil, incluso el propio proceso, en vinculándose y desdibujando sus límites, acabán- su trayecto, puso en pie unas especiales caracte- dose por asumir muchas características comunes, rísticas configuradoras, que le son propias y que especialmente en su descendencia o segundas ge- hoy podemos ver con cierta panorámica. neraciones. Durante el largo tiempo que duraría No es la primera vez, con todo, que se nos pro- este hospedaje, además, entre renuncias y acep- pone caracterizar la significativa presencia de los taciones, la mayoría de los creadores arribados artistas de este flujo de sangre española llegado en el exilio del 39 finalmente fueron encontrando

1 Este artículo se vincula al proyecto del P.E. de I+D+i: «50 Años de Arte en el Siglo de Plata Español (1931-1981)» (MICINN, Ref. HAR2014-53871-P). 2 Entre los trabajos más recientes véanse: Cabañas Bravo 2008: 291-354; 2009a: 57-74; 2009b: 39-52; 2009c: 53-74; 2010: 25-50 y 2014: 36-70.

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posibilidades de acomodo y desarrollo profesio- movimientos muralista y gráfico, que se querían nal. Tal proceso, por lo demás, no estuvo exento generalizables, o que afloraran entre anfitriones y de vínculos, apoyos de paisanaje y contagios en- huéspedes inevitables enfrentamientos en el ám- tre un tipo y otro de emigración. Los compro- bito creativo. Hechos que, con sus continuidades misos éticos, culturales y políticos de unos y el y disimilitudes, contribuyeron a dotar a estos re- apoyo material de otros, como en otros ámbitos fugiados y a su arte de unas especiales caracterís- de emigrados, también favorecieron, en general, ticas configuradoras, que, desde nuestro punto de la elaboración progresiva de culturas singulares vista y como una rama más del desarrollo artísti- o subculturas del exilio, fundamentadas en cier- co español, nos permiten hablar de la existencia tas herencias, rutinas, jerarquías, ideales y mo- en México de un arte español transterrado, por delos organizativos, poco o solo muy lentamente emplear el arraigado neologismo creado por el permeables a las influencias exteriores, tanto de pensador José Gaos, que ha tenido mejor fortuna la sociedad de acogida como de la evolución de que el concepto de trasplantado que empleara la sociedad de origen. otro destacado huésped mexicano de este exilio, La dispersión geográfica ocasionada entre los el poeta y pintor José Moreno Villa. artistas españoles por la citada guerra, además, Si, por otra parte, tuviéramos que buscar una fue amplia y notoria. Ello mismo conllevó que potente imagen o icono para ilustrar este exilio, sus actividades creativas, sus conexiones y sus extraída de alguno de los artistas que lo vivie- trayectorias en cada uno de los núcleos de asien- ron, sin duda acudiríamos a una gran tela , to o tránsito fueran complejas y diferentes. Pero Don Quijote en el exilio (1973), del conciencia- el éxodo alcanzó, sobre todo, a los creadores do y nostálgico pintor Antonio Rodríguez Luna, de avanzada y a los comprometidos con ideales magnífico intérprete y traductor en imágenes del éticos y políticos, lo que también les acercaba a sentir y situación del exiliado. Esta significativa algunos países. México, con el que existían indu- obra, que hoy nos recibe en lugar principal del dables lazos culturales y de hermandad y un cla- Museo Iconográfico del Quijote en Guanajuato ro compromiso con la República derrotada, fue (inaugurado en 1987 con la colección que, ya uno de los grandes países latinoamericanos re- desde los campos de concentración galos, fuera ceptores y un destino muy propicio. Pero el país forjando el exiliado y publicista cántabro Eulalio asimismo poseía una de las revoluciones sociales Ferrer), nos presenta al errante hidalgo monta- más profundas y presente en la vida diaria y, a do sobre su flaco rocín, con los ojos vendados la vez, estaba forjando una fuerte e impositiva y guiando una imprecisa y amplia procesión de personalidad artística. Por ello mismo, aunque intelectuales y creadores exiliados, entre quienes terminara acogiendo y aclimatando al mayor nú- se distingue a León Felipe, Antonio Machado, mero de artistas permanentes peregrinos de este Juan Ramón Jiménez, José Bergamín y otras per- destierro, tampoco fue extraño que surgieran de- sonalidades de la cultura española en el exilio, sarrollos artísticos aparte o cuestionadores de los cada vez más imprecisas y compactadas entre

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la multitud de sus seguidores. De este modo, el raron singularidades y perfiles propios —espe- cuadro consigue un alto valor evocador, que lo cialmente entre el nutrido número de los instala- convierte en uno de los más potentes y represen- dos en México, su caso más representativo—, lo tativos iconos de ese peregrinaje pertrechado de cierto es que la gran diáspora artística que siguió ideales, valores culturales e inspiración creativa. a la derrota bélica de 1939 —uno de los fenóme- Y el hecho no es baladí, puesto que desde el pen- nos, por lo demás, más llamativos e importantes samiento, la literatura o el arte exiliados se fue del arte español del siglo XX, a pesar de que la haciendo frecuente asociar el idealismo y el in- historiografía artística lo haya estudiado insufi- signe peregrinar del ilustre personaje cervantino cientemente—, no fue un hecho único ni un as- con el utopismo republicano y las andanzas que pecto exclusivo de la sociedad y el arte ibéricos. hubieron de emprender los españoles derrotados El exilio político, con el avance de los fascismos en la guerra. Los intelectuales y artistas protago- y, sobre todo, con el estallido de la segunda gran nistas de este largo destierro, así, cada vez se fue- conflagración mundial, también se extendió en ron sintiendo más hondamente atraídos e identi- estos años por buena parte de Europa. El éxodo ficados con el caballero andante, incluso- diría de los artistas españoles, por tanto, sólo fue el mos que con más tesón conforme más lejanas prólogo de un fenómeno mucho más amplio. No se veían sus perspectivas de regresar a España. obstante, la expulsión de Europa fue para mu- De modo que ellos mismos hallaron justificables chos de estos españoles doble, puesto que en el los recursos literarios o iconográficos que esta- nutrido caso de los arribados a Francia, aparte de blecían o insistían en esta relación. Puesto que, la urgencia por abandonar las pésimas condicio- tal imagen, contribuía a caracterizar su exilio y nes de los campos de hacinamiento, conforme la hacerle más fácilmente identificable y vinculable ocupación alemana del país fue ganando terreno, con la persistencia de sus ideales y sus «quijotes- nuevamente se vieron obligados a emigrar a otro cas» ilusiones; hasta el punto que, en tal sentido, país. Y, para colmo, más adelante el regreso a su pudiéramos decir que su uso prácticamente logró tierra también se les retrasaría muchísimo más convertir al ejemplar hidalgo manchego en una que a los otros exiliados europeos, que pudieron especie de santo patrón laico de los republicanos volver tras el conflicto bélico. errantes y de la permanencia de su inspiración y Los años que duro éste, con todo, fueron ins- sus fuertes ideales. tigadores y testigos tanto del cambio de capita- El icono de «don Quijote en el exilio», símbo- lidad artística, que pasó de París a Nueva York, lo que incluye el citado arte transterrado, también como del final de ciertos caminos estéticos y del parece apuntar más allá, puesto que asimismo comienzo de otros. Tras la declaración de guerra, conviene situar este exilio creativo en el contexto muchos artistas europeos fueron movilizados y internacional de las migraciones del arte avanza- otros detenidos, pero la mayoría huyó a la zona do o crítico. Y es que, aunque entre los artistas de francesa no ocupada, desde donde buena parte estas comunidades de españoles exiliados aflo- puso rumbo a Estados Unidos y a algunos países

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neutrales, al tiempo que otros se integraban en protagonistas y dando caracterización y singula- la resistencia, aunque las posibilidades artísticas ridad conjunta al surtido de respuestas del arte se redujeron enormemente en la Francia ocupa- desarrollado por estos exiliados. Así, conviene da. Casi todas las capitales europeas, en realidad, tener presente que, esta abultada emigración (se parecían haber agotado su ímpetu vanguardista y calcula que arribaron a México entre 18.000 y les resultaba difícil relanzarse, mientras la esce- 20.000 españoles), aún dentro de su variedad, na neoyorquina iba sirviendo de encuentro a gran destacó por lo abundante del número de intelec- parte de las figuras vanguardistas de entonces: tuales y creadores que contenía y su buena recep- Dalí, Tanguy, Matta, Ray, Breton, Ernst, Mas- ción. La presencia, además, de diversos hechos y son, Lam, Duchamp, Léger, Mondrian, Chagall, contingencias, como los diferentes momentos de Lipchitz, Ozenfant, etc. En este sentido, la expo- llegada, las defunciones, la movilidad típica del sición Artists in Exile, que inauguró en marzo de emigrado, los cambios y variedad de ocupacio- 1942 la galería Pierre Matisse de Nueva York, nes, los regresos a Europa, la incorporación de constituyó todo un símbolo. nuevas generaciones, etc., aunque sean factores Para los artistas españoles llegados a México, que hoy hacen más difíciles las cifras y las preci- en concreto, no fue fácil subirse al nuevo tren siones sobre el conjunto de artistas establecidos, de las segundas vanguardias, que no tardarían igualmente terminan por dar forma y caracterizar en surgir. Pero tampoco lo fue toparse con la ve- a este exilio artístico. hemencia de un arte anfitrión que, por entonces, Tampoco ha de perderse de vista, por otro primordialmente buscaba encontrar su propia lado, el grado de formación y profesionalidad identidad estética, la «mexicanidad». De este que portaban estos artistas, pues la diversidad a modo, estos huéspedes hubieron de procurar, considerar es mucha; dado que, además de eda- al mismo tiempo, por un lado, conectar con los des diferentes, procedían de geografías, niveles avances sociales y creativos internacionales y, de educación, dedicaciones y ambientes artísti- por otro, mantener la ligazón con las principales cos desiguales. No obstante, en líneas generales, señas de identidad y valores creativos rescatados básicamente les caracterizan tres situaciones for- del país de origen. El contexto bélico internacio- mativas, que podemos repartir en dos grandes nal, con todo, ante la expectativa de una situa- generaciones. Agrupa la primera, por un lado, a ción de hospedaje que se esperaba corta, inducía los artistas ya formados, a los que el nuevo país a los artistas españoles a conservar las virtudes sólo influyó superficialmente y que continuaron y alientos creativos autóctonos y a esforzarse; haciendo una obra madura; por otro, al conjunto pero también tanto a «sobrevivir» en el ámbito —más flexible y numeroso— de los que se halla- profesional del arte, como a aprovechar la expe- ban en formación o abiertos a nuevas experien- riencia inspiradora del nuevo escenario cultural. cias y que afianzaron su obra en México. Adultos Paralelamente, otras circunstancias y factores todos, el bagaje que traían de España y, sobre constituyentes fueron actuando sobre nuestros todo, la experiencia del conflicto bélico y la emi-

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gración, resultaron en general muy determinan- intemporal. Igualmente nutrida, entre esta joven tes en su producción y en dosis de la influencia generación o generación hispanomexicana po- mexicana. Conforman esta que podemos llamar dríamos resaltar, de nuevo a modo indicativo, a generación madura, una amplia lista de artistas, Inocencio Burgos, Juan Chamizo, Vicente Gan- entre quienes a modo indicativo podemos desta- día, José García Narezo, Rafael Hernández Ba- car a Aurelio Arteta, Manuela Ballester, Antonio rroso, María Luisa Martín, , Ballester, José Bardasano, José Bartolí, Salvador Francisco Moreno Capdevila, Imanol Ordorika, Bartolozzi, Félix Candela, Enrique Climent, Ce- Xavier de Oteyza, Marta Palau, Antonio Peláez, ferino Colinas, Carme Cortés, Manuel Edo Mos- Antoni Peyrí, Pedro Preux, Germán Robles, Vi- quera, Augusto Fernández, Roberto Fernández cente Rojo, Antonio Serna, Toni Sbert, Lucinda Balbuena, Esteban Francés, Aureliano García Urrusti o Puri Yáñez.4 Lesmes, Elvira Gascón, Ramón Gaya, Germán Estas agrupaciones generacionales o formati- Horacio, José y Kati Horna, Joan Junyer, Alfredo vas, aunque operativas, también plantean algu- Just, Francisco Marco Chilet, Soledad Martínez, nos problemas, como los de quienes se hicieron Carme Millà, José Moreno Villa, Miguel Prieto, artistas de mayores o realmente empezaron a Josep Renau, Juan Renau, Antonio Rodríguez exponer ya en México. Es el caso, por ejemplo, Luna, Cristóbal Ruiz, Arturo Souto, Remedios de Francisco Tortosa, que hizo su primera indi- Varo o Elena Verdes Montenegro.3 vidual en 1946, a los 66 años de edad; del arqui- Forman la segunda generación los que lle- tecto Jesús Martí, que pintó ininterrumpidamente garon muy jóvenes, sin haber cumplido la ma- desde 1935, pero que no expondría públicamente yoría de edad, y terminaron haciéndose artistas hasta su gran individual de 1970 en el Palacio en México. Más receptivos, en general fueron de Bellas Artes; del médico Juan Estellés o del integradores de la herencia española y familiar ingeniero Eduardo Lozano, quienes empezaron a con su vivencia mexicana. De este modo, sus pintar en México, o de otros exiliados que se re- creaciones, por lo común, tienen un aspecto más velaron como pintores autodidactas en este país, desarraigado e internacional que la de sus pre- que es el caso de Julio Montes (que hasta 1962 decesores, al tiempo que escogen temas, proble- no expuso de forma constante), José Enrique máticas o referencias particulares que suelen ser Rebolledo, Carlos Bosch o el diplomático Ma- elevados a símbolos de ámbito generalizado e nuel Martínez Feduchy (que, llegado a México

3 La lista podría alargarse mucho más, incluyendo también a Pablo, Santiago y Juan Almela, Francesc Camps Ribe¬ra, Francisco Carmona, José Espert, Juan Fábregat, Pablo Fernández Márquez, Blandino García Ascot, Joan Giménez, José María Giménez Botey, Ernesto Guasp, Lucio López-Rey, Carlos Marichal, Luis Marín Bosqued, Juan Eugenio Mingorance, Amparo Muñoz, Julián Oliva, Ceferino Palencia, Joaquín Peinado, Ramón Peinador, Ramón Pontones, Marcel·li Porta, Pilar Puig, Francisco Rivero Gil, Antoniorrobles, Ras, Mariano Rodríguez Or¬gaz, Franciso Rivero Gil, Juana Francisca Rubio, José Sancha, Shum, Ramón Tarragó, Ángel Tarrac, Tisner, Toni, María Teresa Toral, Víctor Trapote, José Vela Zanetti, etc. 4 Igualmente cabría añadir a José Agut, Luis Alaminos, Mario Almela, Paloma Altolaguirre, José Luis Benlliure Galán, Jorge Ballester, Maruja Bardasano, Jordi Camps, Antoni Farreny, José Mª García Saiz, José Luis Marín de L’Hotellerie, Demetrio Llordén, Julián Martínez Sotos, Pedro F. Miret, Marisa Palencia, Anna María Pecanins, Regina Raull, Lorenzo de Rodas, Virgilio Ruiz, Eugenio Sisto, Juan Somolinos, Manuel , Alfonso de Vivancos, etc.

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en 1952, sería descubierto en 1960 como pintor). uno de los períodos de este exilio. Con todo, el Además, entre otras muchas situaciones, tam- claro reemplazo generacional iniciado a partir de bién hubo quienes se apartaron definitivamente los años cincuenta, presta cierta constancia; con del arte, como Elisa Piqueras (esposa de Juan lo que estaríamos refiriéndonos a conjunto más o Renau); quienes lo dejaron transitoriamente para menos estable y continuado, que vive del trabajo buscar el sustento diario, como Gerardo Lizárra- artístico y creativo, próximo a los ciento ochenta ga, entre otros; quienes recondujeron y adapta- artistas españoles, aunque no todos ellos obtu- ron su actividad, como García Maroto, que se vieran el mismo renombre o reconocimiento. adentró en la pedagogía y reflexión artísticas, o Cabe hacer notar, en orden a su adaptación, a quienes su situación y misiones les hizo pasar cohesión y actividad, la tendencia de los refugia- por México sin ruidos, que fue el caso entre 1942 dos españoles a agruparse y recrear en México y 1945 del pintor y escenógrafo José Sancha, sus formas de vida; lo cual daría lugar a un fenó- también agente de la KGB. meno asociativo entre ellos que ha sido puesto de El panorama artístico del exilio, por tanto, relieve en diferentes estudios, aunque sin prestar se torna complejo y escurridizo, por lo que no una atención específica a la significación que re- sorprende que nadie se haya atrevido, que sepa- viste entre los artistas. Tal tendencia, en efecto, mos, a dar cifras o estimaciones precisas. Pero la fue la que llevó a los intelectuales y creadores cuestión se hace significativa y reveladora, pues- de esta emigración a potenciar o abrir, más allá to que, simplemente las referencias sobre estos de las asociaciones laborales, numerosos cafés creadores exiliados —siempre en aumento— para sus tertulias (como el Papagayo —frecuen- que hemos ido abriendo en nuestras investigacio- tado por los pintores Enrique Climent, Toni o nes, superan las trescientas cincuenta. Cierto que José Bartolí, entre otros artistas contertulios—, en ellas, de manera amplia, se contemplan las el Tupinamba, La Parroquia, el Betis, El Latino, dos generaciones aludidas y muy variado grado el Bracafé, el Sorrento, etc.) o nuevos colegios formativo y profesional, con niveles, calidades, (Cervantes, Academia Hispano-Mexicana, Ma- continuidades artísticas y especializaciones muy drid, Luis Vives, Ruíz de Alarcón, etc.) que pro- diversas (pintura, dibujo, caricatura, cartelismo, porcionaran a sus hijos una distintiva «educación grabado, muralismo, diseño gráfico, cerámica, española». En tal sentido, estos colegios, donde escenografía, escultura, arquitectura, fotografía, ocasionalmente trabajaron como profesores de cine, crítica, docencia, etc.); pero nos pueden dibujo Rodríguez Luna, Fernández Balbuena, servir para extraer algunas conclusiones. De este Elvira Gascón, García Lesmes, Elena Verdes modo, podemos indicar que, cada una de las ge- Montenegro, Marín Bosqued, Ramón Pontones, neraciones aludidas, se reparte más o menos la etc. y donde se dio cobertura a jóvenes profeso- mitad de esas referencias; aunque las cifras, por res «cursillistas del 33 y 36», también resultaron las razones aludidas (defunciones, movilidad, de gran importancia para la generación más jo- cambio de oficio, etc.), no son iguales en cada ven de creadores, ya que comúnmente contaron

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con profesorado español y un claro ideario repu- cano Andaluz; el Instituto de Cultura Catalana; blicano, tendente a proporcionar a sus alumnos el Centro Vasco; el Padroado da Cultura Galega, una «educación diferencial» que mantuviera su fundado en los años cincuenta por Carlos Velo; identidad ibérica. el Centro Montañés, de corta vida, o el madrile- Idéntica tendencia cohesionadora fue la que ño Club de los 4 Gatos, enmarcado en el Centro llevó a estos exiliados españoles a la fundación Republicano y animado entre 1945 y 1950 por de casas regionales y asociaciones políticas y Antoniorrobles. Y, paralelamente a estas entida- culturales. El hecho también alcanza una signi- des basadas en el paisanaje, las profesiones y la ficación supletoria para los artistas y la promo- militancia política también hicieron surgir nue- ción de su obra, toda vez que fue en estos centros vas asociaciones y centros. o instituciones de los exiliados, en su mayoría A pesar de su importancia, para el caso que nos dotados de salas recreativas, de lectura, de expo- ocupa de la creatividad, incluso para la generali- sición e, incluso, de sus propias publicaciones, dad del desarrollo cultural de esta emigración, en donde muchos de ellos exhibieron o publicaron lo promocional resultaron aún más integradoras por vez primera sus creaciones y recibió comen- y relevantes otras instituciones culturales con tario su labor; lo cual fue importante en sus co- más amplio radio, surgidas desde 1939. Desta- mienzos y contribuyó a sostener las relaciones y can de entre ellas el Cen­tro Republicano Espa- vínculos con sus colegas y compatriotas. ñol, fundado en ese año en el local del antiguo Las reorientaciones o la puesta en pie de estas Consulado; la Casa de la Cultura, creada­ en 1940 instituciones, con todo, no fueron fáciles al prin- por la Junta de Cultura Española (que de marzo a cipio. Al arribar los exiliados en 1939, ya exis- abril organizó, para inaugurar su sede, la impor- tían entre la antigua colonia española el Orfeó tante y pionera Ex­posición de artistas españoles, Català, el Círculo Vasco, los centros Leonés, As- que la prensa llamó de Pintura en el destierro). turiano y Gallego y clubes sociales menos regio- También fue relevante el Círculo de Bellas Ar- nales pero más exclusivos, como el Casino Espa- tes, surgido en 1945 y a cuya cabeza estuvieron, ñol o el Club España. Caracterizados, en general, en­tre otros, los pintores Gerardo Lizárraga,­ José por su conservadurismo y temerosos de una ava- Bardasano, Juan Eugenio Mingorance y Camps lancha de «rojos», izquierdistas y anticlericales, Ribera, quienes promovieron­ muchas muestras únicamente los catalanes y vascos y, de mala y una gran actividad artística, pero con poco ri- gana, los asturianos y gallegos, acogieron como gor selectivo. Con todo, la insti­ ­tución nacida en socios a sus compatriotas republicanos (exclui- aquella década más sobresaliente, aglutinadora y dos siempre los comunistas, que formaron sus duradera­ sin duda fue el Ateneo Español de Mé- grupos regionales por separado). Por su lado, los xico, fundado en enero de 1949 y muy pronto refugiados republicanos, asimismo crearon nue- convertido en el centro cultural más importante vos centros regionales, como la Casa Regional y trascendente del exilio. Su inspiración­ y puesta Valenciana en 1942; la Casa y Centro Republi- en marcha debió mucho a la asociación de una

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prestigiosa revista, Los Amigos de Las Españas; tectos-escultores de los Azorín (Francisco, Ángel aunque también al crítico y pintor Ceferino Pa- y Teodoro: abuelo, padre y nieto), que ganaron lencia, luego su vicepresidente. Y asimismo re- en 1972 el concurso convocado por la emigra- sultaría de gran trascendencia para la promoción ción española y levantaron en 1974 el monumen- y fomento artístico su destacable su Sección de to homenaje a Lázaro Cárdenas del Parque de Artes Plásticas y la labor que realizaron en ella España en Ciudad de México, que también contó sus directores­ y algunos de sus socios colabora- con la colaboración de otros exiliados, como los dores: Víctor Trapote, Margarita Nelken, Rodrí- ingenieros Fernando Rodríguez Miaja, Félix Co- guez Luna, Climent, Gaya, , Este- linas y Odón de Buen y los relieves escultóricos llés, etc. Además, el Ateneo no se limitó a esta la- de José Luis Benlliure y Julián Martínez Sotos. bor, sino que también acogió diversas iniciativas Entre las salidas profesionales, aparte de la y agrupaciones promovidas por los artistas, entre tradición familiar, fue notable el conjunto de ellas el ór­ga­no —creado a mediados de los años artistas exiliados que halló empleo en diversas cincuenta con clara vocación social y combati- instituciones oficiales mexicanas y, con diferente va— «Solidaridad­ de Artistas Españoles, A.C.» continuidad, en las variadas enseñanzas del arte La misma propensión a la agrupación tam- o su historia. Así, su docencia abarcó la historia bién se instaló entre las familias y sus relaciones, del arte (Ceferino Palencia, Enrique Fernández como incluso pusieron de manifiesto la preferen- Gual o Juan de la Encina), variadas materias cia del matrimonio entre españoles y las amista- de las artes plásticas (Rodríguez Luna, Esteban des y apoyos laborales. Los artistas no escaparon Francés, García Lesmes, Elena Verdes Monte- a estos vínculos. Formaron verdaderas familias negro, Moreno Capdevila, Benito Messeguer, y núcleos de creadores interesados por el arte, Pablo Fernández Márquez, Fernández Balbuena, como las familias valencianas de los hermanos Elvira Gascón, Ceferino Colinas, Marín Bos- Ballester (Manuela, Antonio, Rosa y Josefina) qued, Mingorance, Amparo Muñoz, Pontones, y los hermanos Renau (Josep y Juan), emparen- etc.), diseño gráfico (Miguel Prieto), fotografía tadas entre ellas y con los Gaos y que tuvieron (Luis Lladó Fábregas), distintos aspectos de la amplia descendencia dedicada a la creación; los arquitectura (Enrique Segarra, Juan Benito Ar- Bardasano-Rubio, los Benlliure, los García Na- tigas, Ángel Azorín, Félix Candela, Óscar Coll, rezo, los Horna, los García Ascot, los Camps, los Antonio Encinas, José Luis Marín, Antonio Pe- Marín, los Preux, los Edo-Muñoz, los Pecanins- yrí, Juan Antonio Tonda o José Luis Benlliure), Aleix, los Almela y otras tantas familias —como plástica para sordomudos (García Maroto), etc. las de Rodríguez Luna, Climent, Germán Hora- Muchos otros artistas, sin embargo, abrieron cio, Ceferino Palencia, Shum, etc.— entre cuya talleres, academias, constructoras, agencias fo- descendencia arraigó la tradición artística fami- tográficas, galerías de arte, estudios de arqui- liar. Incluso se dará el caso de ver trabajando jun- tectura y diseño, casas de gráfica y decoración, tas a tres generaciones, como la familia de arqui- etc. Con estas iniciativas, por otro lado, no solo

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aportaron nuevas orientaciones a la escena cul- mantuvo desde 1943 hasta su jubilación el citado tural mexicana, sino que contribuyeron también Rodríguez Luna, profesor de la Escuela Nacional a integrar y enseñar el oficio a los artistas más de Artes Plásticas— como desde estos talleres o jóvenes, tanto españoles como mexicanos. En academias, diferentes artistas de la generación tal sentido, fueron muy estimados los aprendi- madura de exiliados jugaron un interesante pa- zajes en los estudios-taller que abrieron Arturo pel de apoyo en la superación del protegido y Souto, Enrique Climent, José Bardasano, Juan popularizado muralismo azteca; algo que se fue Eugenio Mingorance o Antonio Ballester. Los haciendo más perceptible desde finales de los dos primeros pintores impulsaron el aprendiza- años cincuenta, mientras se iban convirtiendo en je de una pintura avanzada y muy expresiva, a alentadores de los «rupturistas» que les visitaron lo cual también colaboró —desde otras instan- en sus talleres: Alberto Gironella, Vicente Rojo, cias docentes— Rodríguez Luna. Esta enseñanza Enrique Echeverría, Fernando García Ponce, Li- caló hondo en jóvenes alumnos mexicanos como lia Carrillo, etc. Alberto Gironella o Enrique Echevarría (por ci- En la línea de la iniciativa profesional privada tar a dos pintores hijos de padre español y madre también fue muy destacable la labor del taller de mexicana) o en la generación más joven de este cartelismo Estudio Imagen-Publicidad Plástica, exilio que buscó su enseñanza: Moreno Capdevi- fundado con un carácter casi familiar por Josep la, Vicente Rojo, Carmen Masip Echafarrata, etc. Renau y desde el que se realizaron carteles para Mas clasicista fue la enseñanza de Bardasano y numerosas productoras de cine, campañas políti- Mingorance. El primero, que desde su llegada cas, empresas comerciales, etc. Tuvo vida entre impartió clases en sus diferentes domicilios jun- 1950 y 1958 y estuvo instalado en un local de la to a su esposa Juana Francisca Rubio, acabó es- Avenida Coyoacán. Renau integró en su equipo de tableciendo una academia en la colonia Chapul- trabajo a su mujer (Manuela Ballester), a sus hijos tepec-Morales, donde tuvo discípulos españoles (Teresa, Tothlim y Ruy), a sus cuñadas (Josefina como Mario Almela, Demetrio Llordén, Lorenzo y Rosa Ballester) y a otros artistas, como Ramón de Rodas, etc.; Mingorance, que arribó en 1944 Pujol o Antonio Serna (hijo de Rodríguez Luna). y primero ejerció como profesor de la Escuela También pudo dedicarse allí al cartelismo de cine de Bellas Artes de , en su hermano Juan Renau, quien, procedente con los años cincuenta se mudó a Monterrey y esta- Elisa Piqueras y su familia de un exilio previo en bleció una academia de gran prestigio entre los Colombia, arribó a México en 1945, regresando a pintores locales. En el caso de Ballester, que se España en 1952. Desde el taller de Coyoacán, pues, quedó con la academia de Bardasano a su vuelta se realizaron abundantes carteles para las más sig- a España en 1959, sobre todo se enseñó dibujo y nificativas productoras del momento (Arofilms, escultura, para lo que contó con ayudantes como Producciones Calderón, Diana Films, Filmex, Pro- el joven exiliado Josep Agut. Es así como, tanto ducciones Gagune, Mier y Brooks, Lux Films, Pe- desde puestos docentes oficiales —del tipo que reda, Rosa Films, Ultramar Films, etc.), así como

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para las campañas del PRI, la CNIT, la CTM, la con su participación. Podemos así referirnos ONU y para diversas empresas y entidades. a las galerías Ras-Martín, Cristal, Diana, Pris- Cabe recordar también pequeñas y más cortas se, Proteo, Havre, Pecanins, Jordi y Mercedes aventuras empresariales dedicadas al arte deco- Gironella, etc.; las más tempanas de las cuales rativo, como la empresa Mobar, dedicada a la de- formaron parte o compartieron negocio con li- coración de lámparas y pantallas y que fundaron brerías, casas de gráfica y decoración, construc- Molins y Bartolí a su llegada al país en 1942. toras y otras actividades afines. Varios de estos También hubo desde los primeros arribos efíme- espacios de exhibición, además, tuvieron en sus ras producciones y colaboraciones de los artistas inicios gran importancia para la escena artística con el mundo de la escenografía, la danza, el tea- mexicana en general y para los exiliados en par- tro, el cine, etc., como en el caso de Miguel Prie- ticular. Fue el caso, durante los pioneros años to, Carlos Marichal, Salvador Barlolozzi, Marco cuarenta, de la Galería-Librería Cristal, fundada Chilet, Manuel Fontanals, etc. Asimismo surgie- en 1940 por esta librería de la editorial EDIAP- ron empresas que se hicieron grandes y durade- SA y que diseñó el arquitecto refugiado Arturo ras, como la agencia Hermanos Mayo, dedicada Sáenz de la Calzada. También ese año nació la a la fotografía de prensa, publicitaria y artística Galería Ras-Martín, creada con una orientación y que trabajó para diversos periódicos y publi- avanzada por el arquitecto, decorador y cari- caciones mexicanos: El Popular, La Prensa, caturista Eduardo Robles Ras y el dibujante e Diario de México, Mañana, Así, El Día, Tiempo, historiador Vicente Martín; la cual, aparte de etc., no tardando en convertirse en la empresa fo- exhibir muestras (en ella, por ejemplo, en 1942 tográfica más importante de toda Latinoamérica. celebró su primera muestra individual Fernán- Finalmente, entre la enseñanza y la venta, recor- dez Balbuena o su segunda Lucio López Rey), demos también el concurrido y duradero Taller- se dedicó al diseño, la decoración, el diseño de Escuela de Grabado «Las Ballester», fundado en mobiliario y la arquitectura de jardines y puso 1968 por las hermanas Rosa y Josefina Ballester, en pie la revista Decoración, dirigida por el crí- el cual tuvo puesto de venta y enseñó y difundió tico de arte exiliado Enrique F. Gual. Estas gale- la técnica entre la generación más joven. rías, así, pudieron unirse a otras cinco, de corta Con todo, este panorama quedaría incomple- trayectoria, que cerraban el plantel de las exis- to sin aludir a uno de los principales negocios tentes en Ciudad de México a la altura de 1941.5 relacionados con la creación que desarrolla- Fuera de la capital, destaca la pionera galería ron profusamente estos españoles: las galerías fundada en Cuernavaca, tras llegar al país en de arte, abundantemente fundadas por ellos o 1947, por el pintor y caricaturista Shum (Alfons

5 La más veterana era la Galería de Arte Mexicano, regentada por Inés Amor y fundada en 1935, la cual también prestó gran atención a los transterrados. Junto a ella existían la Galería de la Universidad, de carácter oficial y financiada por la UNAM; la Galería Espiral, vinculada a los grabadores y pintores asociados a la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios) o al Taller de Gráfica Popular; la selecta Galería de Arte de María Asúnsolo (GAMA) y la ecléctica y conservadora Galería Arte y Decoración, dirigida por Eduardo R. Méndez y que también dejo cabida a los españoles.

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Vilafranquesa), que fue la primera que hubo en siempre, para horror del influyente muralista la ciudad. Con todo, ya en los años cincuenta, Siqueiros (que sólo quiso ver tras esta galería a por su orientación internacionalista y vanguar- un grupo de pequeño-burgueses enemigos del dista, resaltan sobre el resto cuatro galerías muralismo), con el apoyo de críticos de arte abiertas con una importante participación de refugiados como Margarita Nelken, Ceferino exiliados españoles, que en buen modo nacían Palencia o Enrique F. Gual, «seguidos —como como alternativa al realismo socialista apoyado indicará El Coronelazo— por algunos niños de por la «política oficial»: la Galería Diana y, so- pecho mexicano en tal ejercicio». Tuvo corta bre todo, la rupturista Galería Prisse; seguidas vida, pero su aludida continuidad llegó con la de las que podríamos considerar su descenden- Galería Proteo, que se abrió en junio de 1954, cia: la Galería Proteo y la Galería Havre. en cierto modo como su sustitución, gracias Fundada a mediados de los años cincuenta a la financiación del escultor exiliado Víctor por el pintor español Blandino García Ascot, la Trapote. Estuvo dirigida por el pintor Alberto Galería Diana ­­fue orientada hacia el surrealis­ Gironella hasta 1956 (fecha en la que pasó a mo. Expusieron en ella por primera vez pin- ser llevada por Josefina Montes de Oca, hasta tores como Remedios Varo (1955-1956) o di- su desaparición en 1961) y, mientras perma- ferentes jóvenes exiliados, como García Saíz neció abierta, acogió todo tipo de corrientes (1959), (1959), Juan Somo- artísticas, como ya se puso de manifiesto con linos (1961) o Antonio Serna (1962), aparte la celebración entre marzo y abril de 1955 del de pintores ya consolidados en España como «Primer Salón de Arte Libre» (en el que par- Roberto Fernández Balbuena. Prisse, por su ticipó un interesante grupo de españoles: Bar- parte, desde su apertura en septiembre de 1952 tolí, Climent, Hernández Barroso y Giménez se propuso romper con el opresivo «realismo Botey), aunque no tardó en priorizar la exhibi- oficial» y permitió seguir su propia línea inde- ción del arte norteamericano y europeo. Final- pendiente a fundadores y asociados. Fue crea- mente, poco tiempo después de aquella aper- da e impulsada por un grupo de artistas mexi- tura, como su complemento, surgió la Galería canos en algún modo ligados a los refugiados Havre, regentada mancomunadamente por el españoles (Héctor Xavier, Gironella, Enrique pintor Arturo Souto, el escultor Mario Zamo- Echevarría y ruso Vlady), por varios artistas ra y el arquitecto Mauro Murga. Se inauguró españoles (Bartolí, Hernández Barroso, Ino- en septiembre de 1954 con una muestra colec- cencio Burgos, Souto, Climent, Tortosa, Víctor tiva, en la que participaron Rodríguez Luna, Trapote) y por algunos escritores (Luis Ríus, Mathias Goeritz, , Gunther Rafael y Tomás Segovia, Horacio López Suá- Gerzso, Raúl Anguiano, Guerrero Galván y rez, Souto hijo, José de la Colina, Francisco de otros artistas. la Maza y Raúl Flores, que fundaron dos revis- A pesar de estas iniciativas, lo cierto es que tas interesantes Clavileño y Segrel), contando el fenómeno de las galerías fue tardío en Mé-

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xico. No obstante, especialmente a partir de cos Asociados S.A (TASA), puesta en pie por los años cincuenta, hubo también otras mu- los arquitecto Roberto Fernández Balbuena chas salas, de diferente signo, que tuvieron (también pintor) y Ovidio Botella,­ o la casa una estrecha relación con los refugiados es- Ras-Martín, que ya dijimos que estuvo dedi- pañoles de ambas generaciones y que se su- cada al diseño,­ mobiliario y arquitectura de maron a otros espacios de exposición de las paisajes y que incluso funcionó muy pronto instituciones oficiales aztecas y de las aso- como galería de arte, colaborando con Ras y ciaciones republicanas. Entre tales galerías, Vicente Martín, entre otros, el arquitecto de sumadas a las citadas, cabe recordar por la la Jara o desde 1946 el diseñador, dibujante frecuente presencia de artistas españoles la y actor Germán Robles (luego fundador de la Galería Tusó (desde 1954), la Galería Mar- casa de decoración D’Carvill S.A., además co Rodríguez, la Sala Romero, la Galería de de director artístico de la compañía de publi- Arte Contemporáneo, el Salón de la Plástica cidad CAP desde 1951). También se creó la Mexicana, las Galerías Excélsior, la Galería Constructo­ra Vías y Obras, organizada y di- Novedades, la Galería Juárez, la Sala Veláz- rigida por el arquitecto y pintor Jesús Martí y quez, la Galería Antonio Souza (desde 1958), adonde asimismo colaboraron sus colegas es- la Galería Juan Martín (desde 1961), la Ga- pañoles Enrique Segarra, Arturo Sáenz de la lería Mer-Kup, la Galería Pecanins (fundada Calzada, Félix Candela, Juan Rivaud y otros por las pintoras y hermanas catalanas Peca- (incluidos ingenieros y aparejadores como nins en 1964, que también abrieron sucursal Carlos Gaos, Martínez Díaz, García Gómez, en Barcelona en 1972), la Galería Aristos, la Azcárate o Carlos y Miguel de la Torre Sanz). Galería Chapultepec, la Galería Arvil o la Ga- Esta empresa, que construyó obras tan desta- lería Mercedes y Jordi Gironella. cadas como el Hotel Mocambo de Veracruz o En un sentido ingrador, con todo, fueron el en Cuernavaca, luego tanto o más destacadas las constructo­ ­ras y acabó convirtiéndose en La Eureka. Final- compañías dedicadas al diseño y decoración; mente también surgió Cubiertas ALA, funda- toda vez que empezaron a surgir desde el co- da en 1950 por Félix Candela, su hermano y mienzo de esta emigración y ofrecieron fre- otros socios, la cual se especializó en proyec- cuente cobertura a sus artistas. Se configura- tar y construir estéreo-estructuras de hormi- ron algunas con fondos republica­nos, como la gón y permitió a Candela ejercer a un tiempo compañía­ Construc­ to­ res­ Hispano-Mexicanos,­ como arquitecto e ingeniero y construir sus fundada por el SERE y en la que trabajaron propias concepciones; además, esta empresa los arquitectos José Caridad, Cayetano de la y sus asociados, ofrecieron trabajo a dife- Jara, Eduardo Robles Ras (hasta la funda- rentes arquitectos transterrados, como Juan ción de su propia compañía) y otros. Le su- Antonio Tonda (entre 1953-1960), Antonio cedieron otras, como la constructora­ Técni- Peyrí, Castañeda,­ Juan Benito Artigas, José

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Caridad, etc., e incluso llegó a abrir sucursa- entre 1960 y 1962, proyectó y construyó nue- les en Colombia, Monterrey, Caracas, Perú, vas partes del hotel, cuya decoración se com- Argentina, Costa Rica y Guatemala. pletó con el mural El hombre creador (1961), Así, una de sus mejores plasmaciones de realizado por el también joven refugiado los citados vínculos y apoyos profesionales Benito Messeguer.­ Lamentablemente, buena entre la comunidad de artistas españoles, pre- parte de estos edificios y sus murales, entre cisamente se percibe a través de estas cons- ellos los de Candela o Renau, empezaron a tructoras puestas en pie en el país azteca y ser demolidos en 2001, cuando el hotel pasó algunos conjuntos artísticos realizados con a la empresa estadounidense Price Costco. En abundante participación de éstos. Es el caso cuanto a la Iglesia de la Medalla Milagrosa, de las dos últimas aludidas, Vías y Obras y una de las más bellas realizaciones­ y aplica- ALA, que reunieron y colaboraron con des- ciones de los cascaro­nes de hormigón de Fé- tacados artistas refugiados de las dos gene- lix Candela, la construyó con Cubiertas Ala raciones en torno a notables realizaciones, entre 1953 y1957. Contó con la colaboración como el Hotel Casino de la Selva, en Cuerna- de otros arquitectos españoles­ de su equipo, vaca, o la iglesia de la Virgen de la Medalla pero también con un amplio número de ar- Milagrosa en la capital mexicana. El Casino, tistas transterrados, como el joven arquitec- propiedad del español Manuel Suárez, en una to José Luis Ben­lliure, que se encargó de las primera fase fue levantado por Jesús Martí y vidrieras, los murales de mosaico y diversos su constructora, sobresaliendo la decoración detalles arquitectónicos; el escultor Antonio mural. Buena parte de ella le fue encargada Ballester, que ejecutó numerosas esculturas a Josep Renau, que entre 1946 y 1950 reali- y diseños mobiliarios (la imaginería general, zó, en colaboración con su esposa Manuela incluida la Virgen titular; el Via Crucis; las Ballester, un mural de 300 metros cuadrados arañas; el sagrario; etc.); o la pintora Elvira titulado España hacia América. También par- Gascón, que realizó murales desmontables ticiparon con sus esculturas para los jardines como el de cemento teñido de la Epifanía Antonio Ballester o Florentino Aparicio; pero (1956), de catorce metros cuadrados. Candela Jesús Martí sobre todo colaboró Félix Cande- también realizó entre 1956 y 1959 la Parro- la, quien entre 1959 y 1960 además añadió al quia de San Antonio de las Huertas, de ligeras complejo —con Cubiertas Ala y aplicando sus cubiertas y cuya decoración mural asimismo famosos cascarones de hormigón— partes tan efectuó Elvira Gascón, que narró la vida del significativas como el restaurante-auditorio, santo mediante un ancho y extenso friso mu- la capilla-Salón Mambo o los búngalos. En ral que recorre el interior del templo. estos últimos edificios de Candela también La abundante nómina de artistas a la que colaboró el arquitecto­ español Juan Antonio hemos hecho de referencia, sus diferentes cir- Tonda Magallón,­ que en esta segunda fase, cunstancias, su diversidad de producciones y

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el amplio período de tiempo de este exilio, ya muy presente entre los artistas arribados. Al nos van evidenciando que, en cuanto a téc- iniciarse los años cuarenta, de hecho, habían nicas, tendencias y orientaciones profesiona- trasplantado a México un debate interno muy les, también nos hallamos ante una variedad, ligado a los cartelistas y que, en esencia, no aunque con aspectos y facetas específicos, de era más que prolongación del previo, surgi- gran originalidad, que no han solido ser reco- do en las revistas valencianas Nueva Cultura gidos en las historias del arte posteriores. En y Hora de España, respecto al problema del este sentido, podríamos aludir al singular de- compromiso político-social del artista y su sarrollo entre los creadores transterrados de obra. Solo que ahora, ensanchado, el peso ar- las técnicas del grabado y la ilustración grá- gumental no derivaba de los procesos socio- fica, del muralismo o del cartelismo; las pri- políticos generados por la II República y la meras con amplia tradición en México desde guerra civil, sino de la situación de exilio y Posada y los grandes muralistas mexicanos, de guerra mundial; provocando división entre la tercera —el cartelismo— verdadera apor- los partidarios del acercamiento a la corriente tación de los españoles. social del arte mexicano y los partidarios de Así, los cartelistas españoles, que no en las aproximaciones a los leguajes de la van- balde venían de un momento de esplendor guardia internacional. del género, ciertamente hicieron prosperar el Planteado a la inversa, es decir, desde lo re- cartel en el país azteca, dando con ello con- cibido en el país de acogida, también hay que tinuidad al desarrollo teórico y práctico del observar la influencia del muralismo mexica- género. A su prestigio contribuyeron, además, no. Algunos artistas, como Arteta, García Ma- diferentes y notables premios otorgados com- roto o Vela Zanetti, ya tenían alguna experien- petitivamente por destacadas entidades mexi- cia pintando murales; pero, solo a partir de canas e internacionales,­ como fue el caso de ahora, muchos más españoles iban a subirse a los obtenidos en distintas ocasiones por Josep los andamios con renovada inspiración, como Renau —en cabeza—, Ramón Tarragó, Ger- ocurrió con Josep Renau, Miguel Prieto, Ro- mán Horacio, Julián Oliva, José Espert, Ma- dríguez Luna, García Narezo, Elvira Gascón, nuela Ballester, Giménez Botey, José Horna, Lizárraga, Moreno Capdevila, Messeguer, Rivero Gil o Germán Robles, entre un gran Pontones, Xavier de Oteyza, José Luis Ma- número de cultiva­ ­dores que también incluía rín, Antonio Peyrí, Bartolí, Inocencio Burgos a José Bardasano, Joan Giménez,­ Juana Fran­ y otros, que conforman un nutrido conjunto cis­ca Rubio, Carmona, Juan Renau, Miguel de exiliados tentados por las posibilidades del Prieto, Gerardo Lizárraga,­ Bartolozzi, Bartolí, muralismo, difícil de imaginar de haber con- Manuel Edo Mosquera, Marcel.li Porta, Cal- tinuado su trayectoria en España. La relación ders, Tísner, Antonio Serna, etc. La reflexión y colaboración entre los artistas españoles y sobre el medio también estuvo al comienzo los muralistas mexicanos, con todo, no fue

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cosa fácil. Inicialmente, algunos de estos ar- y favorecedora del entendimiento entre unos tistas anfitriones, comenzaron dando pruebas y otros artistas, ni propició el que volvieran a de su deseo de in­tegrar a los españoles en su plantearse este tipo de iniciativas. mundo artístico. La invitación que en 1939 La manifiesta falta de sintonía subsiguien- extendió Siqueiros a Josep Renau, Miguel te fue percibida por la historiografía del país Prieto y Antonio Rodríguez Luna, llegados como un excesivo apego de los artistas espa- tempranamente en el trasatlántico Veendam, ñoles a lo propio, conducente al desinterés para que participaran —con él y los mexi- por la dominante corriente social de la crea- canos An­to­nio Puyol y Luis Arenal— en el tividad mexicana. Y, en efecto, la mayoría de mural del Sindicato de Electricistas titulado estos españoles no entró de lleno en la aca- Retra­to de la burguesía, sin duda fue un bue- lorada discusión mexicana sobre la tendencia na ocasión para que arraigara la colaboración social del arte y se mantuvieron más aferrada entre españoles y mexicanos.­ La ejecución a la pintura de caballete y, sobre todo, a la de este mural, que El Coronelazo planteaba ilustración; la cual, en no pocas ocasiones, como un ensayo de pintura colectiva, también tam­bién sirvió como un instrumento de uso y suponía asumir una fuerte y combativa con- combate socio-político paralelo al muralismo. cepción político-social del arte y ello desató Así, los artistas ibéricos empezaron a buscar diferentes posturas, dado que cada uno inten- su integración en la escena artística mexicana tó imponer sus soluciones, de acuerdo a los no a través del muralismo, sino a través de reclamos de su autoctonía e idiosincrasia. La la ilustración de publicaciones, que a la vez experiencia, por tanto, pronto fue abandonada fue una de las primeras fuentes económicas por Rodríguez Luna, Miguel Prieto y Puyol, de las que dispusieron. Además, aunque el así como, por razones diferentes vinculadas medio también se instrumentalizara, resulta- al asesinato de Trotsky, por Siqueiros y Are- ba más ágil y apropiado para la innovación y nal. De suerte que, el mural, lo hubieron de la vocación difusora, permitiendo dar cabida concluir Renau y Manuela Ballester; quienes, a la variada gama de estilos y miras que por- al terminarlo en el otoño de 1940, propusie- taban estos españoles, sin la rápida acusación ron un nuevo proyecto mural para otras salas de extranjerizantes que, muchos de ellos, ex- del Sindicato, titulado La electrificación total perimentaron en otras manifestaciones. de México acabará con la miseria del pueblo El dibujo, el grabado, el diseño y el amplio (con cierto apoyo teórico en el libro México campo de la ilustración de revistas y libros, de electrificado, publicado por García Maroto este modo, se convirtieron a lo largo del exi- en 1940), que, aunque no prosperó, demostró lio en los medios que aportaron las verdaderas una clara influencia constructivista y futuris- posibilidades artísticas de desarrollo profesio- ta en sus bocetos. La iniciativa de Siqueiros, nal, intercambio y circularon de novedades. por tanto, no resultó una experiencia flexible Ello diferenció bastante al artista peninsular

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del exiliado; puesto que mientras, en España, Grijalbo, Costa-Amic, Libro-Mex, La Veróni- la dura postguerra limitó el desarrollo de la in- ca, Madero, Martínez Roca, Cima, Era, Espa- dustria editorial, en México, los años cuarenta ña Nueva, Moderna, Esculapio, Continental, y cincuenta pusieron en pie una época dorada, Orión, Oasis o Leyenda. Editoriales en su ma- a la que se sumaron prácticamente todos los yoría donde, durante varios años, además de la refugiados relacionados con el arte y las letras; primacía de las contribuciones de los escritores ya que, además de comprender un gran núme- y críticos del exilio español, fue claro el pre- ro de críticos de arte y publicaciones de gran dominio de la ilustración realizada por artistas difusión,6 estos exiliados fueron fundadores o refugiados.7 Al mismo tiempo que, puntual- partícipes en la creación de buena parte de las mente, también se registraron muy significati- editoriales, como, entre otras muchas, Arcos, vas y concurridas llamadas­ a la confluen­ ­cia de Proa, Xóchil, Centauro, Rex, Minerva, Espa- escritores e ilustradores,­ en sentidas alianzas ña, Ekin, Magister, Norte, Séneca, EDIAPSA, de lo plástico y lo poé­tico, que también suma- SLR, Atlante, Quetzal, Juan Mortiz, Finisterre, ron a colegas mexicanos.8

6 Ente estos críticos, que hicieron frecuente la referencia al artista exilido, destacaron Juan de la Encina, Moreno Villa, Ceferino Palencia, Margarita Nelken, Fernández Márquez, Ramón Gaya, Enrique F. Gual, Pere Calders, Ernesto Guasp, José Manáut Nogués, Juan Rejano, Nuria Parés, Víctor Rico González o Rafael Sánchez-Ventura; cuya producción se dio en paralelo a la crítica de arte más ocasional o en otras áreas creativas que hicieron otros exiliados (Adolfo Salazar, Jesús Bal y Gay, Francisco Pina, José de la Colina, Juan Larrea, José Bergamín, J. Gil-Albert, Max Aub —también como J. Torres Campalans—, E. Díez-Canedo, M. Andújar, Juan Renau, Josep Renau —también como Juan Romani—, Miguel Prieto, Gabriel García Maroto, José Mª Giménez Botey, Josep Carner, Tísner, Juan Estellés, Eduardo Robles, Bernardo Giner de los Ríos, Paulino Masip, Daniel Tapia, Antonio Espina, Gustavo Pittaluga, A. Sánchez Vázquez, A. Sáenz de la Calzada, Arturo Souto Alabarce, Luis Rius, etc.) Casi todos los primeros, además, mantuvieron secciones de arte en los diarios mexicanos más destacados y sus suplementos (Excélsior, Novedades, El Nacional, La Prensa, El Popular, El Universal, etc.) o colaboraron asiduamente en muchas revistas culturales mexicanas o del exilio (Taller, Letras de México, El Hijo Pródigo, España Peregrina, Romance, Rueca, Cuadernos Americanos, Litoral, Las Españas, Ultramar, Clavileño, Presencia, Nuestra España, Mediterrani, Senyera, Sala de Espera, Pont Blau, Orfeó Catalá, Norte, Euzko- Deya, Comunidad Ibérica, Diálogo de las Españas, Nuestro Tiempo, España y la Paz, etc.). Y ello se complementó con la frecuente presencia en estas publicaciones de diseñadores, tipógrafos, dibujantes, caricaturistas o ilustradores refugiados. 7 Así, Leyenda, por ejemplo, editorial especializada en colecciones de Arte, Historia y Literatura, ofreció durante los años cuarenta su colección Eros, dedicada —como rezaba el subtítulo de la colección— a las «Obras maestras de la literatura amorosa», a la imaginación del artista exilia¬do, resultando harto elocuente la presencia española entre los ilustradores de sus títulos: Bardasano, Ruano Llopis, Josep Renau, Souto, Pontones, Manuela Ballester, Climent, Gaya, Rodríguez Luna, Juana Francisca Rubio, Moreno Villa, Marichal, Alma Tapia, Elvira Gascón, Miguel Prieto, etc. 8 Se puede recordar, en tal sentido, los destacados ejemplos del poemario Desde la otra orilla, de 1956, en el que Gabriel García Narezo, hijo mayor del manchego García Maroto, exponía el dolor del exilio acompañado de ilustraciones de Josep Renau, Manuela Ballester, Bardasano, Pere Calders, María Luisa Martín, Eberto Novelo, Rodríguez Luna, Vicente Rojo y Mariana Yampolski; o, en el mismo año, Elegía para Magda, la desgarrada incursión en la poesía de la crítica de arte Margari¬ta Nelken ante la muerte de su hija, cuya edición —cuidada por Mathias Goeritz y con un fragmento musical de Lan Adomian— la ilustraban , Carlos Mérida, , Souto, , Valetta, Rodríguez Luna, Juan Soriano, Felipe Orlando, , , Antonio Peláez, , Jesús Reyes Ferreira, Ricardo Martínez, Gloria Calero, Angeli¬na Beloff, Giulia Cardenali, Raúl Anguiano, Héctor Xavier, Leonora Carrington, , , Mathias Goeritz, e Ignacio Asúnsolo. Pero también cabe recordar otros poemarios, amplia o selectivamente ilustrados, en los que sonó el «llan¬to» del exilio, como Primavera en Eaton Hastings. Poema bucólico con intermedios de llanto (1939 y 1962) de Pedro Garfias (con ilustraciones de Souto, Rodríguez Luna, Vicente Rojo y Alberto Gironella) o El ciervo (1958) de León Felipe (ilustrado por Alfaro Siqueiros, Amaya, R. Anguiano,

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No sorprende, por tanto, que también la blicaciones. Fue el caso del pionero Miguel nueva generación de artistas exiliados se for- Prieto, quien provocó un vuelco revitalizador mara, en definitiva, al calor del referido auge hacia lo vanguardista en el diseño gráfico del mundo gráfico, tan presente tanto en sus mexicano, siendo luego —desde su falleci- padres como en la generación mexicana co- miento en 1956— espléndidamente conti- etánea. Siendo así, cabe considerar varios nuado por su discípulo español Vicente Rojo, hechos que añaden continuidad y trascenden- quien, a su vez, siguió avanzando en este cia a lo expuesto; entre ellos el hondo calado ámbito y desarrolló una importante labor en del grabado mexicano entre algunos jóvenes editoriales como Madero o Era. En otros ca- transterrados, como Mª Luisa Martín, quien sos, como el de Elvira Gascón, ilustradora de pasó por el taller de y se in- varias editoriales y diarios, se trató de la im- tegró luego en el Taller de Gráfica Popular, posición de un personal estilo dibujístico sur- o Francisco Moreno Capdevila, un creador cado de «helenismo picassiano»; aunque en la destacadísimo en el mundo del grabado y la prensa y otras publicaciones también se hace ilustración y en quien confluyeron las expe- muy relevante el innumerable aporte de retra- riencias española y mexicana. Igualmente, tos de artistas como Moreno Villa o las per- recordemos a este propósito la doble influen- sonales y acreditadas caricaturistas de Guasp, cia hispano-mexicana que se registra en otros Pontones, Porta, Rivero Gil, Ras o Shum. Y jóvenes exiliados, quienes encontraron en el a ello se suma la gran variedad de ilustración grabado uno de sus mejores medios de expre- de textos que protagonizaron artistas como sión, como fue el caso de Vicente Gandía, Mª Bartolí, Climent, Gaya, Urrusti, etc.; además Teresa Toral, las Ballester, las Gaos, Paloma de la especialización de otros como Salvador Altolaguirre, etc. Bartolozzi, Antoniorrobles, Carlos Marichal, En consecuencia, pues, se evidencia que, Ramón Peinador o Tísner, quienes ilustraron ya fuera a través del grabado, el dibujo, la ca- numerosos cuentos, secciones periodísticas ricatura, la viñeta, la lámina, el diseño o cual- infantiles y literatura juvenil, área la infantil- quier otra fórmula, casi ningún artista español juvenil que ofreció grandes oportunidades a del exilio escapó a la ilustración de revistas y los artistas exiliados. libros. Algunos lo practicaron habitualmente, Junto a la consideración de las técnicas, los llegando a hacer de ello su profesión e influ- medios, los géneros o los contenidos artísti- yendo notablemente en los nuevos conceptos cos, también ha de repararse en las tendencias del diseño tipográfico y la ilustración de pu- que siguieron los artistas, algunas esquivadas

David Antón, Ballester, Bartolí, Bueno Díaz, Camps Ribera, L. Carrington, , Chávez Morado, Dosamantes, Fernández Balbuena, García Maroto, García Narezo, Elvira Gascón, Giménez Botey, Gironella, Hasselkus, Hella, Hernández Barroso, Germán Horacio, Leal, Maka, Marín Bosqued, Miret, Molina, Monferrer, Nefero, Orozco Romero, Xavier Oteyza, C. Palencia, Patric, Pontones, Porta, Puyol, Renau, Reyes, Rivera, Rodríguez Luna, V. Rojo, Ruiz, Souto, Stuart, Víctor Trapote, R. Varo, Vlady, Worner Baz y Xavier).

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por la historiografía. Tal es el caso del realis- artística impuesta por las grandes figuras del mu- mo socialista o los acercamientos artísticos de ralismo y el grabado mexicanos, también se con- alto contenido crítico-social; tendencias que trarrestaron con la despreocupada y viva figura- si bien, en ese momento, no pudieron pros- ción de un Enrique Climent, el purismo clasicista perar adecuadamente en el solar ibérico, por de la pintura de un Ramón Gaya, los nubarrones y razones evidentes, si mantuvieron un significati- mundos neo-románticos de Souto o con la varie- vo desarrollo en el destierro azteca, donde se con- dad del surrealismo, que, en la revitalización que vierten en una de las experiencias más relevantes gozó en el México de los años cuarenta, encontró de la pluralidad de estilos y concepciones artís- el campo abonado para que prosperaran el auto- ticas que caracterizaron al arte de la emigración definido como surrealismo social del añorante y republicana. Cabe preguntarse, en tal sentido, si combativo Rodríguez Luna, el intelectualizado esta creatividad habría tenido la misma evolución surrealismo de Moreno Villa o el absorto surrea- en otro ambiente artístico; pero obsérvese que, lismo maravilloso de Remedios Varo. en la citada amplitud artística de los republica- Por otro lado, la citada falta de sintonía entre nos españoles, estuvieron presentes desde el más artistas invitados y anfitriones, de la que se hizo puro realismo socialista que alentó inicialmente eco la crítica e historiografía mexicanas, también Josep Renau, a otros muchos realismos, como el les llevó a achacar a los primeros —aun recono- regionalismo de Arteta, la expresión del horror y ciendo sus aportaciones y aceptar como atenuante lo popular de Germán Horacio, el ilustrado y re- la cerrazón artística de la Escuela Mexicana y la flexivo apego a la realidad de Miguel Prieto, el dificultad de adaptación del exiliado—­ una escasa realismo sin preocupaciones vanguardistas de aproximación al ambiente azteca. Lo que conside- Bardasano, el paisajismo vacilante de Lizárraga raron paralelo a la formación entre ellos de «una o la luminosa sencillez de la pintura de Cristóbal especie de club privado» y la intención de inva- Ruiz. Algo más de escapismo, no obstante, pare- lidar el vigor de la corriente social y objeti­vista­ ció adueñarse del duro y poco innovador realismo mexicana, que tan claramente mostraba el mura- de la escultura exiliada, en la que confluyeron tan- lismo. No parece, sin embargo, que se tratara­ de to los volúmenes y sensualidad mediterránea del esto. La distancia y la internacionalidad­ la pres- primer Giménez Botey, de tardío acercamiento a taba ya el mismo hecho de su extranje­ría. Había la abstracción, como las preocupaciones raciales entre los españoles mayor heterogeneidad­ artística de José Cañas y las taurinas de Alfredo Just o los que entre los mexicanos, lo que, por ejemplo, tanto encargos religiosos de Antonio Ballester; a lo que llevaría a unos a las reservas­ respecto al surrealis­ se suma el avanzado surrealismo de José Horná. mo, como a otros a las adhesiones en cuanto al Pese a todo, las posturas más extremas del rea- muralismo. Pero existía también un claro compro- lismo de estos exiliados, plenamente justificadas miso ideológico, común a todos los transterrados.­ desde la situación y el conflicto social del que Lo irrenunciable­ era la posición de espa­ñoles y, llegaban y la dominante y combativa atmósfera la dificultad, crear o participar con ello en el aje-

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no nacionalismo­ mexicano. En cualquier caso, la mayor desentendimiento. Pero, aunque los artis- diversidad estilística que los mexicanos también tas españoles coincidieron entre ellos y con sus advirtieron en los españoles, al situarse en el nue- anfitriones en las preocupaciones ideológicas y vo país, casi obligadamente terminaría por hacer- sociales, también toparon con otras limitaciones les adscribirse, asociarse o tomar parte en uno de y ralentizaciones para su desarrollo creativo, no los dos grandes sectores que polarizaban la escena menos importantes. Esto es, las impuestas tanto artística mexicana: el dominante de la tendencia por las circunstancias del arrastre de una derrota social, encabezada por Rivera y los muralistas bélica en su país y la situación de guerra mundial, de la Revolución, o el purista y de las posturas como por la ilusión sobre la provisionalidad de contestatarias, a cuyo frente se encontraba Rufino su situación y el excesivo apego a la inspiración Tamayo. Así, al igual que ocurrió con los artistas y cultura de origen. Aunque sobre todo se vieron mexicanos, a la obra de la mayor parte de estos cohibidos por el dominio que ejercían en el es- creadores transterrados, le costaría mucho más cenario artístico mexicano —con apoyo oficial y que a la de los artistas de la España franquista estímulo hacia los presupuestos estéticos de alto abandonar el apego a la figuración o aligerarse, contenido social— los muralistas surgidos de la teniendo que esperar a la generación más joven y Revolución y sus seguidores. El nuevo contorno la reconocida pintura abstracta en la que se embar- que aprisionó a la expresión plástica de los refu- carían pintores como Vicente Rojo, Antonio Peyrí giados, además, se prolongaría en exceso, en com- o Marta Palau bien avanzados los años cincuenta. paración con otros exiliados europeos, y acabaría Con todo, como refleja el trayecto de la actua- por ofrecer una gran paradoja: la de que, estos ción artística y la adhesión de las nuevas gene- artistas españoles desterrados, que supuestamente raciones, en aquella escena mexicana, ni la pro- habían iniciado su peregrinaje anhelando, en al- fundidad de la huella que dejó el conflicto espa- gún modo, también mayor libertad creativa que la ñol ni las diferencias estilísticas existentes en la presentida en la España de Franco, se encontraron producción impidieron que, llegado el caso de la con que los artistas renovadores que se quedaron protesta o la solidaridad, los artistas transterrados allá, a pesar de otras muchas trabas y limitaciones españoles se uniesen en lo ideológico, superando impuestas por la dictadura, alcanzaron y genera- su habitual fragmentación. Ya que, si algo fue co- lizaron las experiencias del arte abstracto —que mún a estos desterrados, eso fue la adhesión y la ya se practicaban en el solar ibérico a finales de defensa de la legalidad republicana de proceden- los años cuarenta con grupos como Pórtico de cia y de las libertades y la pluralidad de ideas den- Zaragoza— antes que los artistas que arribaron a tro de unas estructuras democráticas y un orden México, adonde la primacía concedida al realismo constitucional. Lo cual, implícita o explícitamen- social hizo que esa situación plástica no llegara te, coloca una aureola de preocupación política y hasta finales de los años cincuenta. social sobre toda la producción creativa de estos En definitiva, pues, la intención de diferencia- españoles difícil de soslayar hasta en los casos de ción con el arte de acogida al que abocaba el man-

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tenimiento y desarrollo de los valores de origen y ——, (2009c): «De la alambrada a la mexica- las especiales circunstancias de adaptación al nue- nidad. Andanza y cerco del arte español del vo escenario artístico-cultural —algo lento, difícil exilio de 1939 en tierras aztecas», en Jaime y con abundantes renuncias y absorciones—, fue Brihuega (comisario): Después de la alambra- lo que más claramente terminó por ir modelando da. El arte español en el exilio. 1939-1960, a este que hemos llamado arte español transterra- Madrid, SECC, pp. 53-74; do en México. Así, el análisis de ese proceso de ——, (2010): «Quijotes en otro suelo, artistas diferenciación y diálogo con el arte de acogida, españoles exiliados en México», en Miguel proceso tan condicionado por las circunstancias Cabañas Bravo, Dolores Fernández, Noemí de acomodo, es el que mejor clarifica sus propias de Haro e Idoia Murga (coordinadores): Ana- características, acabando por ofrecernos, paralela- logías en el arte, la literatura y el pensamiento mente, la más nítida panorámica de su peculiar de- del exilio español de 1939, Madrid, CSIC, pp. sarrollo. Un trayecto, por otro lado, cada vez más 25-50; precisado de estudios en profundidad y de su in- corporación a las historiografías del arte español, ——, (2014): «México, refugio de los artistas mexicano e internacional; toda vez que, tan enri- españoles del exilio de 1939», en Elena Horz quecedoras y significativas páginas, con excesiva (ed.): Pinceladas. Dos raíces, dos tierras, dos frecuencia han venido siendo hurtadas o esquiva- esperanzas, México D. F.: Horz Asociados, das —según el caso— a los análisis generales del pp. 36-70. desarrollo del arte contemporáneo.

Referencias bibliográficas Miguel Cabañas Bravo (2008): «Las artes plás- ticas y el exilio republicano español en Méxi- co», en Antolín Sánchez Cuervo (coor.): Las huellas del exilio. Expresiones culturales de la España peregrina, Madrid, Tébar, 2008, pp. 291-354. ——, (2009a) «Los artistas españoles del éxodo y el llanto bajo el techo azteca», Arbor, nº 735, Madrid, pp. 57-74 ——, (2009b): «El exilio artístico español en Mé- xico», Letra Internacional, nº 102, Madrid, pp. 39-52.

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