Siempre La Danza , Su Paso Breve…
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SIEMPRE LA DANZA , SU PASO BREVE… (ESCRITOS DE RAMIRO GUERRA ACERCA DEL ARTE DANZARIO) Presentación,selección y comentarios: Lissette Hernández García 1 Y SIEMPRE LA DANZA Mi primer contacto con Ramiro Guerra no fue ni personal ni intencional, sino casual y a través de su pluma. Cumplía con los deberes estudiantiles de mi etapa universitaria, impuestos por una exigente profesora de Lingüística, Lirca Vallés (inolvidable para muchos, por su bonanza y sapiencia), cuando al revisar diferentes publicaciones periódicas cubanas, cayó en mis manos la revista Prometeo y un trabajo titulado Posible aporte de la danza negra a la universal de septiembre de 1948. A partir de entonces, quedé atrapada. Mucho tiempo pasaría hasta poder lograr, no sin muchos obstáculos, que aquel autor (¡nada extraño en él!) accediera a darme una entrevista para un documental testimonial. Los que conocemos bien a este canceriano sabemos, que hace buen honor a su apellido, y más aún en los años 70 y 80. Y todos estos recuerdos vienen a mi memoria con Siempre la danza, su paso breve, libro de carácter antológico, publicado por la editorial Alarcos. Libro que sin proponérselo deviene homenaje en vida y testimonio. ¿Por qué? Pues porque Ramiro Guerra es uno de los críticos más agudos con los que ha contado y cuenta el arte de nuestro país. El es un artista que hace crítica y un crítico que hace arte y, en tal sentido, se aventura a apresar lo inapresable. Testimonio, porque sus reflexiones teóricas, no importan los encasillamientos genéricos, son parte visceral y reflexiva de sus vivencias como bailarín, coreógrafo, maestro, cronista e investigador de la Danza. Toda una vida dedicada a y para la comprensión y conocimiento de este arte emanan de estas páginas. El marca los albores de la danza moderna cubana y su profundo interés por ella, lo lleva a emprender múltiples acciones, encaminadas a definir la teoría y la práctica de un modelo danzario nacional, a divulgar toda la danza por medio de sus escritos, a hacernos entenderla y a comunicarnos con, por y desde ella, desde la magistralidad del ejercicio del criterio. En lo personal, siento este nuevo texto del Maestro con un singular afecto y un gran respeto, pues una vez más redescubrimos que escribe de y por la danza, a partir del amor que siente por ella, lo cual no es sólo importante, sino esencial. Al recorrer este libro sentimos palpitar nuevamente las palabras de Marx cuando expresara que el arte es “la más alta alegría que el hombre se da a sí mismo”. Necesaria y útil es esta publicación pues entender la danza es hacerlo también de su crítica, teorización y fundamentalmente de su memoria. 2 Podrá el lector estar o no de acuerdo con las valoraciones y consideraciones que se nos proponen, pero advertirá que su autor fue y sigue siendo, un hombre que vive los escenarios, los ejercicios, los ensayos, el mundo de la coreografía, con una intensidad y un amor que hace de su vocación como teórico un poderoso e indispensable ejercicio. Como en “una fiesta innombrable” se dan la mano textos de ayer y de siempre, publicados o inéditos, que no dejan al azar a la danza en su contexto. La validez de sus juicios es histórica pues están expresados desde la perspectiva temporal en que fueran redactados, pero sin embargo nos sorprende su lucidez y espíritu de vanguardia en constante renovación que siempre lo ha caracterizado. Para Ramiro Guerra, el leit motiv central de su vida está en crear arte, ya sea a través de la danza o de la pluma, y éste no reconoce fronteras o naciones; aunque no niega la necesidad de crear, distinguir y valorar un arte propio y una expresión auténticamente original. Siempre ha creído en la necesidad de reconocernos sin pasar por la “visión de los vencidos” y sin dejar de ser un creador---espectador atento, objetivo y responsable del material del que teoriza o juzga. De esta forma se nos devela como un profundo hacedor de la danza en constante renovación y en continua reflexión. En el prólogo al libro de Luis Horst señala su opinión acerca de la creación artística: La creación procede de un proceso de rupturas en que para poderlas efectuar debemos saber que lo que destruimos fue, con gran amor construido por los que nos antecedieron, quienes no han pasado impunemente. Con fino olfato crítico sabe distinguir la avena de la paja y su mayor exigencia para con nuestra danza moderna ha sido la creación de un estilo y la conformación de un carácter y lo que es más importante que el creador no pierda el vínculo con su realidad. Nuestro movimiento danzario contemporáneo parece haberse perdido en las últimas décadas en los vericuetos de un subjetivismo respaldado por una atmósfera de esoterismo pseudoexperimental que ha espantado al público de las salas de teatro para dar cabida sólo a una élite de especialistas y amantes de la estética del creador. Todo esto y más lo advertirá el lector desde las primeras páginas y en este encuentro descubrirá consejos para jóvenes bailarines y coreógrafos, trasmitidos desde la oralidad y/o la escritura por los grandes maestros en la historia de la danza moderna. Aprenderá acerca del maravilloso legado cultural del continente africano y las grandes civilizaciones americanas. Recordará o imaginará espectáculos danzarios de nuestro patrimonio. Enriquecerá su 3 memoria desde lo universal hasta lo más auténticamente cubano. Descubrirá libros de temática danzaria. Conocerá leyes de la didáctica y la técnica de la danza moderna. Su concepto del crítico de arte resulta esclarecedor cuando apunta: (…) se hace mención, no del sujeto del verbo criticar o censurar sino del iluminador intelectual de un arte, del que puede poner en letras el pensamiento del artista, el puente aclaratorio entre la obra de arte y el público receptor. Con agudeza crítica su verbo se hace directo, incisivo y no exento de ironías en ocasiones; en otras, emplea figuras retóricas que embellecen su prosa: Narciso Medina, igual que el Epimeteo griego, nos va abrir otra nueva caja de Pandora para mostrar sus fantasmas y, a través de un gran rito purificador, ejercer los poderes que confiere la esperanza. Entramos en la gran caja en tumultuoso grupo y de pronto nos sentimos solos en medio de la otredad de seres que no nos miran, sino que solamente están allí. Leer este libro es como escribiera el propio Ramiro “saber gustar de su sabiduría, es entrenar el paladar para una real apreciación de la danza tan necesaria a nuestro actual momento”. Pese a no haber sido su discípula me siento cercana a él en sus sueños, en la necesidad de seguir rescatando nuestra memoria, en sus inconformidades y en su rebeldía revolucionaria. A ambos nos unen la admiración por Isadora, Martha Graham, por la danza, que es decir la vida, y nos une también el compromiso social y la mirada hacia el futuro. Gracias Maestro, por haberme permitido ser un poco cómplice en este nuevo empeño. Lissette Hernández García (2005) 4 “El mundo intelectual que rodea a la danza resulta para mí muy fascinante…” 5 Luego de graduarse como Dr. en Derecho en la Universidad de la Habana en 1946 y haberse iniciado en los estudios danzarios desde 1943, primero, en la escuela de ballet Pro-Arte Musical, bajo la dirección del maestro Alberto Alonso, luego con la bailarina y maestra Nina Verchinina y con posterioridad en New York con la maestra, coreógrafa y bailarina de danza moderna Martha Graham, Ramiro Guerra regresa a Cuba en 1948. A partir de ese momento su labor como bailarín, coreógrafo, teórico, investigador y maestro se entralazarán como unidad orgánica. Pero quizás, como dijera el maestro Rine Leal, “muchos ignoran o soslayan al teórico y sólo ven al practicante oficioso”; en tal sentido se recogen en este apartado sus primeros trabajos escritos y publicados en diversas e importantes publicaciones periódicas cubanas entre 1948-1978: revista Prometeo, Lunes de Revolución, Revista de Música de la Biblioteca Nacional, fruto de sus iniciáticas reflexiones en torno a la historia y la teoría universal de la danza, después de su regreso a Cuba poco antes del triunfo de la revolución cubana de 1959. Aunque Ramiro desde entonces, ha dedicado gran parte de su tiempo también, a la traducción al español de significativos estudios informativos –divulgativos de historia y teoría de la danza, algunos de los cuales han sido publicados en Cuba durante esos años (Ballet y realidad de Igor Moisseyev, Sobre la danza, Coreografía de avant-garde, La iluminación teatral para ballet y danza moderna, etc), no los incluimos en esta edición por razones editoriales. Para la revista Prometeo durante 1948 escribió los artículos La danza como expresión vital (abril-mayo), La danza y su proyección histórica (agosto), Posible aporte de la danza negra a la universal (septiembre) y Tradición evolutiva de la danza moderna (primera parte en octubre y segunda parte en noviembre) a partir de su férrea convicción en la necesidad de la teoría de la danza no sólo para el enriquecimiento de la intelectualidad creadora, sino para la formación de espectadores más activos para la recepción danzaria. Con la fundación del Teatro Nacional de Cuba a mediados de 1959 al crearse el departamento de Danza Moderna, bajo la dirección del propio Ramiro, la formación de bailarines de danza moderna en nuestro país se sistematiza y junto con la labor de coreógrafo y director del Conjunto de Danza Moderna, comienza la de la enseñanza de una técnica de danza totalmente virgen, además de las carencias de una crítica especializada y de espectadores amantes de esta vertiente estilística. En esta etapa aparecen en Lunes de Revolución (1959) trabajos suyos, algunos de los cuales continúan ahondando en la teoría e historia de la danza universal: La Danza como espectáculo, La Danza Moderna, pero también se aprecia su preocupación por hacernos reflexionar acerca de la riqueza y variedad de nuestro patrimonio musical danzario: Amadeo Roldán y la danza nacional y Hacia un movimiento de danza nacional.