Madame Bovary (1856)
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GUSTAVE FLAUBERT (1821-1880) MADAME BOVARY (1856) Vamos a disfrutar ahora con otra obra maestra, con otro cuento de hadas. De todos los cuentos incluidos en este curso, la novela de Flaubert Madame Bovary es el más romántico. Estilísticamente, es prosa ejerciendo la función que cumple la poesía.14 El niño a quien leemos un cuento puede preguntarnos si es cierto ese cuento, y si no lo es, nos pedirá que le contemos uno que lo sea. Pero no hay que obstinarse en esa actitud infantil con respecto a los libros que leemos. Desde luego, si alguien nos comenta que don Fulano ha visto pasar como un rayo un platillo volante de color azul con un piloto verde, le preguntaremos si es cierto, porque de una u otra forma, el que sea verdad afectará a nuestra vida entera, será de infinita importancia práctica para nosotros. Pero es preferible no preguntarse si un poema o una novela son verídicos. No nos engañemos; recordemos que la literatura no tiene ningún valor práctico, salvo en el caso muy especial de que alguien se proponga ser nada más y nada menos que profesor de literatura. La joven Emma Bovary no ha existido jamás; la novela Madame Bovary existirá siempre. La vida de una novela es más larga que la de una joven. Esta obra trata del adulterio y contiene situaciones y alusiones que escandalizaron al gobierno mojigato y filisteo de Napoleón III. Efectivamente, fue incluso llevada a los tribunales por obscena. Figuraos. Como si la obra de un artista pudiese ser obscena. Me alegra poder decir que Flaubert ganó el juicio. Eso ocurrió hace exactamente cien años. Hoy, en nuestros tiempos... Pero sigamos con nuestro tema. Abordaremos Madame Bovary tal como Flaubert quería que se abordase: como un conjunto de estructuras (omouvements, como dice él), líneas temáticas, estilo, poesía y personajes. La novela consta de treinta y cinco capítulos, de unas diez páginas cada uno, y está dividida en tres partes, situadas respectivamente en Rouen y Tostes, en Yonville, y en Yonville, Rouen y Yonville; son todos lugares inventados excepto Rouen, ciudad episcopal del norte de Francia. La acción principal transcurre entre el cuarto y quinto decenio del siglo pasado, bajo el reinado de Luis Felipe (1830-1848). El capítulo I empieza en el invierno de 1827, y en una especie de epílogo se sigue la vida de algunos de los personajes hasta 1856, ya en el reinado de Napoleón III, por cierto el año en que Flaubert concluye el libro.Madame Bovary fue empezada en Croisset, cerca de Rouen, el 19 de septiembre de 1851, y terminada en abril de 1856; su autor la envió en junio, y se publicó seriada a finales del mismo año en la Revue de Paris. Unas cien millas al norte de Rouen, en Boulogne, Charles Dickens terminaba su Casa Desolada en el verano de 1853, cuando Flaubert había llegado a la segunda parte de su novela; un año antes, en Rusia, Gógol había muerto y Tolstoi había publicado su primera obra importante, Niñez. Tres son las fuerzas que conforman y moldean al ser humano: la herencia, el ambiente y el desconocido factor X. De estos elementos, el segundo es sin duda el menos importante, mientras que el último, el factor X, es con mucho el que más influye. En el caso de los personajes de las novelas, es desde luego el autor quien controla, dirige y aplica esas tres fuerzas. La sociedad que rodea a madame Bovary ha sido fabricada por Flaubert con la misma intencionalidad que la propia madame Bovary; y decir que tal sociedad flaubertiana influye en tal personaje flaubertiano es entrar en un círculo vicioso. Todo lo que ocurre en el libro ocurre exclusivamente en la mente de Flaubert, con independencia de cuál haya podido ser el insignificante impulso inicial y de cuáles hayan podido ser las circunstancias que existieron, o existían según él, en la Francia de aquella época. Por tanto, discrepo de quienes insisten en la influencia de las circunstancias sociales objetivas sobre la heroína Emma Bovary. La novela de Flaubert trata del delicado cálculo del destino humano, no de la aritmética de los condicionamientos sociales. Se nos ha dicho que la mayoría de los personajes de Madame Bovary son burgueses. Pero una cosa que debemos dejar muy clara de una vez por todas es el significado que Flaubert da al término bourgeois. Salvo cuando significa simplemente ciudadano, como sucede a menudo en francés, el término bourgeois utilizado por Flaubert equivale a «filisteo», personas preocupadas por el aspecto material de la vida y que sólo creen en los valores convencionales. Nunca emplea la palabra bourgeois con connotaciones político- económicas marxistas de ningún género. Burgués, para Flaubert, es un estado del espíritu, no un estado del bolsillo. En una famosa escena de nuestro libro en la que una vieja obrera, a la que se concede una medalla por haberse dejado la piel trabajando para su patrono, es presentada ante un comité de sosegados burgueses que se sonríen —en realidad, en esa escena ambas partes son filisteas, la campesina supersticiosa y los políticos sonrientes—, tanto la una como los otros son burgueses en el sentido flaubertiano. Para dejar completamente claro dicho término diré que, por ejemplo, la literatura soviética, las artes soviéticas, la música soviética y las aspiraciones soviéticas de la Rusia comunista de hoy son fundamentalmente burguesas y fariseas. Es la cortina de encaje detrás del telón de acero. El funcionario soviético, cualquiera que sea su grado, es la encarnación perfecta del espíritu burgués, del filisteo. La clave del término de Flaubert está en el filisteísmo de su monsieur Homais. Añadamos por último que Marx habría llamado a Flaubert burgués en el sentido económico-político, y Flaubert habría llamado a Marx burgués en el sentido espiritual; y los dos habrían tenido razón, ya que Flaubert era un señor acomodado en la vida material, y Marx era un filisteo en su actitud respecto a las artes. El reinado de Luis Felipe, el rey ciudadano (le roi bourgeois), de 1830 a 1848, fue una época placentera y anodina comparada con el estruendo armado por Napoleón a principios de siglo y con nuestros tiempos tan cambiantes. Durante el decenio de 1840, «los anales de Francia fueron tranquilos bajo el frío gobierno de Guizot». Pero «1847 se inició con un sombrío panorama para el gobierno francés: descontento, privaciones, deseo de una administración más popular y quizá más brillante... El engaño y el subterfugio parecían imperar en las altas esferas». En febrero de 1848 estalla una revolución. Luis Felipe, «adoptando el nombre de Mr. William Smith, concluye su vergonzoso reinado con una huida vergonzosa en un coche de alquiler» (Encyclopaedia Britannica, 9.a ed., 1879). He citado este fragmento de historia porque el buen Luis Felipe, con su coche de alquiler y su paraguas, resulta un personaje muy flaubertiano. Otro personaje, Charles Bovary, nace según mis cálculos en 1815; entra en la escuela en 1828; llega a «funcionario de Sanidad» (grado por debajo del de doctor) en 1835. El mismo año se casa con su primera mujer, la viuda Dubuc, en Tostes, donde empieza a ejercer. Tras la muerte de ésta, se casa por segunda vez con Emma Rouault (la heroína de la obra) en 1838; se traslada a otra localidad, Yonville, en 1840; y después de perder a su segunda esposa en 1846, muere en 1847 a la edad de treinta y dos años. Ésta es, en síntesis, la cronología del libro. En el primer capítulo encontramos nuestro hilo temático inicial: el tema de las capas o de la superposición de capas. Corre el otoño de 1828; Charles Bovary tiene trece años, y en su primer día de escuela, durante la clase, sostiene aún su gorra sobre las rodillas. «Era una de esas gorras de tipo poco definido en las que se pueden descubrir elementos del gorro de piel de oso o de nutria, del chascás de lancero [lancero de casco plano], del sombrero redondo de fieltro, y del gorro de dormir; en fin, una de esas prendas lastimosas cuya muda fealdad llega a ser tan profunda como el semblante de un imbécil. Ovoide, abombada con ballenas, empezaba con una especie de triple salchicha circular; luego, más arriba, seguían dos filas de rombos, unos de terciopelo y otros de piel de conejo, separados por una franja roja; a continuación había una especie de bolsa terminada en un polígono de cartón cubierto de un complicadísimo bordado, del que colgaba, en el extremo de un cordón largo y demasiado fino, una borla trenzada con hilo de oro. La gorra era nueva: la visera estaba reluciente» (podemos comparar este pasaje con la descripción que hace Gógol en Las almas muertas de la maleta de Chichikov y del carruaje de Korobochka; también el tema de las capas). Aquí, como en los otros tres ejemplos que vamos a comentar, la imagen se desarrolla estrato por estrato, capa por capa, habitación por habitación, ataúd por ataúd. La gorra, una prenda lastimosa y de mal gusto, simboliza toda la vida futura del pobre Charles, igualmente lamentable y desacertada. Charles pierde a su primera mujer. En junio de 1838, a los veintitrés años, se casa con Emma, celebrándose una gran boda campesina. Un pastelero nuevo en la comarca, y que por tanto quiere esmerarse, prepara una tarta de varios pisos, otro detalle patético en su mal gusto. «En la base tenía un cuadrado de cartón azul [de modo que empieza, por así decir, donde terminaba la gorra, en un polígono de cartón]; dicho cuadrado sostenía un templo con pórticos, columnatas y estatuillas de estuco en hornacinas tachonadas de estrellas de papel dorado; a continuación venía, en el segundo piso, un castillo de merengue rodeado de diminutas fortificaciones hechas con fruta escarchada, almendras,