A~o II MÉXICO, MARZO DE 1899 NÚM. 3

REVISTA MODERNA ARTE Y CIENCIA. 66 REVISTA MODERNA.

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DISCURSO te á vosotros en calidad de 'ese documento humano

DBLSR. LIO. que necesito exhibir como la más eficaz probanza de mi tesis, no sin dejar aquí bien acentuado todo D. PABLO MAOEDO. lo que de personal tiene un acto de esta natura­ leza. Cuando se confiesa un error ó una falta, por más Señ or Presidente, que no sean exclusivamente personales, la confe­ Señoras y sión sí lo es: y aunque entiendo que, si no todos, Señores: muchos de mis condisclpulos y contemporáneos, Alta honra y singular distinción me otorgan los reconocerán la vel'dad de mis afh-macioues, no quiero, al hablal' como voy á hacerlo, referirme positivista~ mexicanos al concederme la palabra en una solemnidad como esta, consagrada á enaltecer más que á mí mismo. Los que, más afortunados que la memoria del sabío compatriota, del hombre emi­ yo, hayan recibido una instrucción distinta.y mejor nente que en vida se llamó Gabino Barreda. de la que á mi se me dió en el -Colegio Nacional y Enhorabuena que en un acto casi familiar por la más antiguo de San Ildefonso," de esta capit~l; y circunstancia de darle ocasión el triste recuerdo de aun los que conmigo se sentaron en los bancos de la muerte del maestro, tomen parte sus discípulos, ese Colegio, que pasaba por ser el mejor de la épo­ aquellos que de sus lapios recogieron directamente ca, no deben sentirse aludidos por mis palabras, los raudales de ciencia que de ellos brotaban y de Ellas se referirán, vuelvo á decirlo, á mi sola perso, su frecuente trato los preciosos ejemplos de su con­ nalidad, indigna de ocupar, siquiera brevemente, ductA de apóstol, siempre intachable. Que ellos hon­ vuestra atención, sino á titulo de ejemplo de lo que ren su memoria: que ellos recuerden su doctrina; y la instrucción pública preparatoria era allá por los que ellos viertan sobre su sepulcro el llanto que de­ años de 1862 á 1867, es decir, inmediamente antes bemos á los padres intelectuales. Pero nosotros los de que el Presidente D. Benito Juárez y su Ministro extraños, los que pasamos por las aulas antes de Justicia é Instrucción pública, D. Antonio Mar­ de qqe él las i1ustl'ara con su presencia y con su tlnez de Castro, á la restauración de la República, palabra delTamara en ell.as los tesoros de su ense­ . acéptasen, con rara clarividencia del porvenir, la ñanza, ¿qué podemos venir á deci!' aqui, cuando inspiración profundamente cientifica de Barreda, y apenas conocimos personalmente al hombre, cuan­ expidiesen la célebre ley de 2 de Diciembre de 1867, do no hemos podido apreciar sus merecimientos, si­ que estableció la .Escuela Nacional Prep~ratoria no muchos afios después de que desapareció de en· para todas las carreras profesionales,. é implantó tl'e los 'vivos? :la enseñanza de los conocimientos humanos en el y sin embargo, nosotros los extraños también te­ orden jerárquico que les señalara el fundador ilus­ nemos algo que decir en esta solemnidad,y, unién­ tre de la filosofía positiva. donos al afectuoso sentimiento de sus discípulos, quisiérAmos que, para recibir nuestros homenajes, Tal vez por circunstancias de familia, mi instruc­ el espíritu de D. Gabino Barreda se encarnara en c:ón primaria fué-muy deficiente. En una pequeña Ulla 'orma menos fria que ese bronce, en que el es­ propiedad. rural de mi 'padre, muchas veces Dipu­ CUltOl' modeló su frente pensadora; porque á la co­ tado, Magistrado de la Suprema Corte y Ministro de rona de reverente y filial amor que ciñe las sienes Estado en el Gobierno del General D. Mariano del redentor intelectual de este país, falta todavía Arista, y á donde, por los a~ares de la turbulenta un lauro, que queremos traerle, y consiste en la de­ politica de entonces, tU\'O que retirarse de 1858 á mostl'ación de lo que le debemos, aquellos que no 1861, mi santa madre me enseñó á leer en el silaba­ recibimos en la eSCliela los beneficios de su sabidu, rio de San Miguel. De mi honrado padl'e recibi mis l"ia. lecciones de escl'Ítura y gramática castellana, y, Para lograr este fin, habremos de hacer no pe­ detalle singular que nunca olvidaré, las lágt:imas queño sacrificio confesando paladina y. honrada­ que el estudio de esta abstrusa y árida matel'Ía me mente la ignorancia en que fuimos educados¡- pero arrancara siempre, sólo se secaban cuando me era no hemos de escatimal-Ie ese 'sacrificio, porque es permitido consagrarme á la aritmética y á las pri­ quizá la única forma en que podemos pagar á D. meras nociones del álgebra, que fueron seguidas, Gabino Barreda algo de la inmensa deuda de gra- . en mi ensetianza doméstica, de un conocimiento titud que para con ~l tenemos, por habernos, aun­ inicial de la lengua clásica de Horacio y de Virgi­ que indirectamente, mostrado la luz y alumbrado lio. con ~lla el camino de casi toda nuestra existencia. A esto se limitó mi instl:ucción primaria; y tengo para mi que poco más debe de haberse enseñado á Juzgo impQsible que pueda atinadamente medir­ los niños de mi tiempo, porque no recuerdo haberme se la distancia qu~ la Nación ha recorrido en el ca­ sentido en mis ulteriores estudios, muy inferiol' á mino de su desenvolvimiento intelectual, sin pre­ muchos de mis condiscípulos, y probablemente no sentar lo que en términos modernos se ha dado en lo era, porque casi cada año conquistaba el primer llamar el documento humano, es decir, la descrip­ premio de mi clase. ción de un tipo real cuyo análisis pueda hacerse Con e.ste bagaje intelectual comencé en 1862 mi con entera libertad de expresión. Y como cada cual carrera de abogado, en el pl'imer plantel de ins­ cree que la personalidad que mejor conoce es la su­ trucción de esta ciudad, dirigido á la sazón por el ya, y, además, no es licito poner sombras sino en la inolvidable D. Sebastián Lerdo de Tejada. tela que nos pertenece, permitidme que me presen- Conforme á la ley vigente en aquellos dlas y que 68 REVISTA MODERNA.

se llamaba el.Plan de estudios de Lares,' l dos años contenian las primel'as páginas del texto de geo, enteros consagrábamos al estudio de la gramática grafia, nada sabíamos sobre la constitución del latina, para cursar después lo que se denominaba universo. La cosmografía, propiamente dicha, 111. .filosofía.' El primero de estos cursos se dedicaba' geología, la qulmica, la botánica y la zoologla, á aprender un tratado en latin, de cosa de 300 pA­ pasaban por ser conocimientos inútiles, cuando no ginas, cuya primera parte se ocupaba de lógica ó embarazosos y perjudiciales para un abogado: las mAs bien, de las reglas del silogismo, la segunda de lenguas modernas, la historia general y la particu­ metafísica, subdividida en tl'es secciones que tra­ lar de la República, la literatura, en nada y para taban .de la 'divinidad,' .de los ángeles. y del al­ nada entraban en los programas de aquella ense­ 'ma humanit,. y la tei'cera de moral. ñanza oficial; y si alguno, lievado por juvenil curio­ El segundo curso de -filosofía. se dedicaba al es­ sidad ú otras circunstancia!j,. accidentales, atlquirla tudio de la aritmética, del álgebra, sin pasar de las algunas nociones en estas materias, constituia, pue­ ecuaciones de segundo grado, de la geometria pla­ do asegurarlo, una verdadera excepción. na y en el espacio y de la trigonometria rectilinea. . Excuso decir que la biologia y la sociologla, cm En calidad de estudio complementario, teniamos el algo que'nosotros ni siquiera sospechábamos Q)1c de un corto tratado de geografía y cronología, asi existiese en el catálogo de las ciencias. Y sin embar­ como el de la lengua francesa, en lo estrictamente go, después del estudio inconexo y desordenado de . necesario para poder traducir el libro de texto del lo que se llamaba .derecho natural y de gentr,s,» año siguientl:', consagrado por entero :i. la fisica. del de la legislación romana, canónica. y espafiolll, Permítasemp, á propósito de este último curso, hecho no con el criterio histórico, sino como si SI! detenerme en dos detalles de importancia, tratara de leyes completamente en vigo)', y de las En el Colegio de San Ildefonso, carecíamos dc ti n reglas, por cicrto muy intrincadas, que nO('maban gabiuete propiameute dicho, en donde pudiéramo!', los procedimientos judiciales en matcria civil y pe­ por la experimentación, formarnos una idea clara nal, se consideraba á un joven bastante preparado de los fenómenos físicos; pues no merecía ese nom­ para la lucha por la vida, se le conferia el título de ore, la reunión de una docena de máquinas ó apa­ abogado.r se le habilitabA, en nombl'e de la le,\", ratos, en su mayor pai'te incompletos y rotos. Lo para defender la hacienda, la honra y la vida de que afirmaba el autor pasaba casi siempre á for­ sus semejantes y para desempeñar el delicadísimo mal' parte de nuestras convicciones, no por el tes­ encargo de administrarles justicia:1 timonio de nuestros sentidos, sino bajo la autoridad No quiero quitar á mis palabras el carácter sen­ del maestro y de los grabados intercalados en el cillo de la aseveración de un testigo que declara de texto, que nos ayudaban á entender medianamen- . ciencia cierta y personal; y asl por este motivo, co­ te la descripción de los fenómenos; y los estudian- . mo por no fatigar vuestra atención, no expondré tes de medicina, que, al terminal' el segundo curso minuciosamente lo que constituía los_estudios de de filosofía, se separaban de los que elegíamos la las demás carreras profesionales; pero sí me pare­ carrera forense, causaban nuestras más vivas envi­ ce indispensable recordar que en ninguno de los es­ dias, cuando nos referlan que ellos si tenían un ga­ tablecimientos cn donde el Estado impartla la ins­ binete de física en la escuela especial en donde con­ trucción,se cuidaba de darle algún caráctel' ' ~rde­ tinuaban sus estudios. nado, sistemático y general, sino que cada plantel Por otro conoepto resultaba muy incompleto el estaba confinado dentro de los limites de su espe­ estudio de la fisica, En razón de nuestros cortos cialidad. conocimientos matemáticos, no podiamos abordar Cuáles serian lo/! frutos de' esta íncompleta ins. el examen de ciertos fenómenos que, como la pola­ trucción y de la manera de impal·tirla, fácilmente rización de la luz y otros muchos, requieren el lo comprenderéis. Era el primero, que las clases so­ auxilio del cálculo. Mis condiscípulos y yo, por sin­ ciales que por sus estudios estaban llamadas á te­ gular fortuna, recibimos nuestra enseñanza en la ner, y efectivamente tenian, mayor influencia en los física , de un sabio sacerdote, amante apasiona-' destinos de la Nación, fuesen en realidad muy poco do de las matemiLticas, que nos inició en los inge­ ilustradas, sin comprender siquiera su propia igno­ niosos artificios de los cálculos diferencial é inte­ ranéia, sino creyéndose en posesión de la sabidu­ gral. ria. Es verdad que estudios especiales y más que Aqui terminaba la instrucción preparatoria y co­ menzaba la enseñanza del derecho. Como se ve, I La ley ya citada de 18 de Agosto de 1843, establecía en sus del mundo exteriol' y del planeta en que vivimos, arts. 2'? y 8,? : poco se nos alcanzaba, Exceptuando las nociones ,; Pertenece á la caITera del foro.1o siguiente: "Derecho natural y de gentes, derecho público y princip;os elementales que sobre nuestro sistema planetario de legislación, elementos de. derecho romano, derecho civil y cri minal, derecho canónico, práctica." I La ley á que aludo era la de 18 de Agosto de 1843, que en "Las carreras del foro y eclesiástica, durarán seis años y en su arto 6° dice : ellos se cursarán todas las materias designadas para cada una "La carrera del foro y la eclesiástica tendrán cinco años de de ellas, incluso la práctica... estudios preparatorios yen ellos se cursará: gramáticacastella­ A los estudiantes de derecho que alcanzamos la reforma 'de na, latina y francesa, matemáticas elementales, ideologla, lógi• esta.. ley, decretada en 181í¡, se enseñaron ya otras materias, es­ ca y metaflsica, moral, física. cronologla, geometría, y cosmo­ pecialmente derecho internacio'nal, constitucional y economla grafia elementaies, y economía política." política, y se nos dieron á conocer las leyes vigentcs sobre mu' En el Colegio de San IIdefonso no habla cátedras de gramá­ chos puntos; enseñanza esta última que antes se vela hasta con tica castellana, ni de economía poHtica; ni supe nunca que se horror y que se debió en aquel tiempo, casi exclusivamente al hubiera estudiado alll esta última materia, como preparatoria,. profesor Lic. D. BIas José GutiC!rrez, cuyos servicios es de es­ ni de otra manera, tricta justicia reconocer, REVISTA MODERNA, 69

todo aptitudes etnológicas y singulares, podían ha­ des tangibles, y que, por procedimientos que desco· cer .descollar, y en realidad hacian sobresalir, á per­ nocla, llegaban, unas veces á las mIsmas conclusio­ sonalidades distinguidisimas: sin estas excepcione!l, nes que yo, pero más fácilmente, y otras á las dia­ no habrfamos podido tene¡' sabios como Velázquez metralmente opuestas, pero más cercanas á la ver­ de León, ~figuel Jiménez, Leopoldo Río de la Lo­ dad que las mlas, debo confesar que me sentfa za é Ignacio Ramlrez: jurisconsultos como Peila y inquieto y sorprendido. Aquellos jóvenes, cuyos Peña, Couto, Atristain y Martfnez de Castro; ni eS­ razonamientos no podía desh:uir y muchas veces tadistas á la altura de Juárez, Ocampo, los dos Ler- _ ní combatir con apariencias lógicas; que no enten­ do de Tejada y otros cuyos nombres acuden, sin dían mis conceptos, informados en la ontología y la duda, á vuestl'a memoria; pero ellos, como ya lo he metafísica, hubieron de enseñarme-lo diré de una dicho, C"onstituían la excepción, y precisamente la vez-que yo no sabia nada, qué estaba absoluta­ distancia enorme que los separó de la generalidad mente inerme ante ellos y que si con frecuencia no de sus contemporáneos, nos permite apreciar cuán les comprendla, era porque me hablaban eí lengua­ insondable era el abismo de falta de ilustración, je de la ciencia, que yo desconocia radicalmente. por no decir de profunda ignorancia, en que estuvo y entonces, eu medio de las premiosas necesida­ _ sumergido por tantos años el espíritu mexicano. des de la vtda: práctica, entre las angustias de la Pero otro fruto más amargo se recogía de esta lucha forense y parlamentaria, fué preciso volver manera de educar á la juventud:la anarquia. ¿Qué ft. estudiar, fué indispensable volver á tomar los li~ habla; qué podla haber de común entre mi aboga­ brof>, no ya con el cándido esplritu de la primera do, cuya mente se alimentaba sólo de conceptos juventud, abierto á toda. luz, de donde quiera que metaflsicos, tan incoherentes, como incompletos, y venga, sino bajo la influencia de las preocupacio­ el médico, que poco ó !lIucho, pero que -al fin algo nes y de los prejuicios, compañeros inseparables _tomaba de los métodos positivos empleados para de los falsos -sistemas, tropezando á cada paso con razonar en el terreno de las ciencias naturales? ¿Y las deficiencias de una instrucción incompletisima qué entre el abogado, el médico y el ingeniero, á y teniendo mil y mjJ veces que retroceder mucho, cuyo espíritu casi no se abrían otros horizontes para adquirir la noción psicológica, biológica ó qui­ que los del mundo de las matemáticas? ¡Nada, ab­ mica imprescindible para ver de plantear bien y tra­ solutamente nada! Con razón D. GabinoBarreda tar d~ resolver con mediano acierto, un intrinrAdo decia: .la anarquía bajo todas sus formas, la anar­ problema moral ó sodal que las necesidades de la .qufa intelectual, política y moral: la anarquia per­ vida nos obligaban á mirar de frente.

estos y otros muchos de igual ó mayor importancia, y bondad de su obra. De ellos, como el Salmista de son t;tmbién eficaces motivos que contribuyen á dis- la Biblia dijo de los incrédulos, nosotros podemos , ci.plinar las fuerzas vivas que cada ciudadano re­ decir: -tienen oldos y no -oyen; tienen ojos y no presenta, factores de la r8Sultante que analizamos yen.> y ópimo fruto de las enseñanzas positivas, cuya si­ Día vendrá en que también para ellos se hará la miente depositó en el surco el DI', D. Gabino Ba­ luz: nosotros ya tuvimos el inefable placer de verla, rreda, y podemos,proclamar á todos los vientos que el Dr. Lo negarán tenazmente los enemigos, siempre D, Gabino Barreda ha pasado incólume por la prue­ gl'atuítos, y todavía, por desgracia, numerosos, que ba á que están sujetos los hombres verdaderamen­ el maestl'o se conCitó pOI' sus doctrinas: no habrán te g'randes: crecen mús, mientras de más lejos se otros llegado á pel'cibir claramente la significación les contel~pla .

DR. D. GABINO BARREDA. P ANEGIRICO. plido los deberes jurados en la hora apasionante de la muerte, dejando soplar sobre el ideal, desde los Del sabio mexicano Gabino Barreda, pl'úilllnciado arenales del egoismo, ateridos vientos de olvido por el Lic. Jesús Urueta la noche del dla diez de que lo apagan, lo aventan, lo aniquilan y lo true­ Marzo de mil ochocientos noventa y oelto en el can, de carbunclo de amOl' en ceniza de ingratitud! Teatro del Conservatorio Nacional de M(:.rico, ¡Oh! Si el austero hubiera sido el guerrero; si el Cristo de delicada parábola hubiera sido el David A Jüsto Sierra, con mi filial amor. de silbante honda; si su tumba, que pare~e un libro Señores: de esperanzas y de redenciones, tuviera faraónicos Esta solemnidad, que nos levanta á la contempla­ hieroglifos de combates y de cautiverios, Barreda ci.ón de un pensador completamente sincero que habria a-scendido al circulo rojo de la inmortalidad, abarcó los señoríos del saber con audacia y con en donde los musculosos atridas de la leyenda y de prudencia, con empuje y con cautela, ¡rero sin du- ­ la historia, desde Agamemnon hasta Bonaparte, es­ das que maltratan ni transacciones que despresti­ tán rugiendo su eterna tragedia de grandezas y de gian, y de un virtuoso que abria sus brazos protec­ crimenes! No, ha ascendido más, alto; por eso no tores de concordia sobre los demoniacos extravíos todos le ven, por eso muchos le ignoran: ha llegado del corazón humano, nos ali~era la conciencia de á la esfera diMa na, al foco , indell.ciente del amOl' una pesadumbre insolXlrtable ya, de un impío re­ piadoso, que sólo se alcanza, como lo alcanzó el mOrdimiento, el remordimiento de l10 haber cum- flol'entinG , ('on la escala de,luz de l~ poes/a! '12 REVISTA MODERNA,

Infinita poesía tiene la obra de Barreda porque través de los tiempos, por la invisible cadena del es obra de verdad, de bien y de belleza; y todo lo bien, á las grandes almas de Buda, de Filón, de Hi­ que nos depura de las partículas de la arcilla en lel y de Jesús, que han proporcionado madera pa­ que Dios sopló el espíritu del hombre, todo lo que ra todas las cI:uces, pleg1l.ria para todos los dolores, abre lejanlas de horizonte al péñsamiento, todo lo sangre para todas las redenciones y esperanza pa- que ágrega piedades á la acción y todo lo que ar­ ra todos los escepticismos! . moniza las vibraciones de la lira dolorosa-el alma Por eso su buena nue'l:a formó un cenáculo que humana-con las majestuosas pausas del ritmo de lo adoraba; por eso fundó mucho, por eso enseiió OTO de los mundos, es poesía, perdurable poesía, en tanto, Oíd le, señores, Decla el santo: .Condeno la ciencia, en la moral y en el arte! el egoísmo de una manera te¡'minante, como móyi! Borremos fronteras y sectas y cismas; colguemos de la conducta humana; consagro como tal móvil el alfanje de Omar entre las ruinas pavorosas de el ejercicio de las inclinaciones benévolas y Rimpá­ los siglos malditos; no pongamos grilletes de silo­ ticas, y doy, en fin, como medida de la bondad de gismos á la aspiración; no arrojemos el cadá,ver de una acción, la dosis de amor al prójimo que hay en una doctrina al cementerio de las filosofías suici­ ella,. Decíael puro: <¡Que las dulces emocionesdc· das; no trunquemos la personalidad de Barreda este día asocien para siempre en vuestra mente la restringiendo las ideas dentro de una denomina­ idea de Escuela Prepm'at01'ia COII las de bondad ción arbitraria que borrará el polvo en las bibliote­ hacia nuestros in:eriores, afecto á nuestros iguales cas y relegará la memoria en sus archivos; no en­ y veneración hacia nuestros superiores! ¡Que la cerremos en inconsútil malla de paciente análisis su Moral y la Ciencia sean nuestros flltiques y nues­ augusto e¡:¡píritu, que no cupo en la estrechez mar­ tros guías! ¡Que esta Escuela, en donde por vez pri­ ginal de los agrestes libros de Comte"porque era mera apagAsteis vuestra ardorosa sed en csos in­ fecundo, ampliamente conceptuoso, nítido como agotables raudales de paz y de concordia, de pro­ diamante de aristocráticas aguas, .sobrio y refrena­ greso y de bienestar: que la Patria que os ha visto­ do dentro da-Ios problemas de la ciencia y gallar­ nacer y os ha amparado con su noble pabellón: que do y esplendoroso sob¡'e las ágiles rimas de los ter­ la humanidad á quien debéis la ci viJización de que cetos del Dante! gozáis y que ha tl'abajado incesantemente en vues­ tro favor, sean el ídolo constante de vuestras Ova­ Desg¡'aciadamente las denominaciones arbitra­ ciones y de vuestros afectos, asi como el obJeto rias SOR siempre cómodas, Digamos la palabra, la permanente de vuestra actividad! ¡Que podáis, en palabra de los terrores y de las veneraciones: el fin, A fuerza de cultivar tan noble amor, repetir, di­ ,Positivismo, ¡Oh! Los hombres se han degollado rigiéndoos á tan dignos patrones con la inefable por las palabras: puede escribirse la historia de las efusión de una alma verdaderamente amante, las palabras sangrientas, y quizá resulte ser la histo­ sublimes palabras del incomparablemistico: «Amen ­ ria de la huma~idad, La ceder~amo¡:¡ de buen gra~ te A ti más que á mí; ni me amen á mi sino por tÍ.> do, porque estorba para la seria discusión de las Decia, por últimó, el inmaculado, colocando una ideas; pero hay bautismos que el abrupto San Juan (,:01'ona en la fl'ente de un artista: -Esta glorifica­ hubiera envidiado, porque son indelebles, Pero si ción del arte hecha por la ciencia en su propiotem­ el método ha sido eternamente el mismo, aunque me plo, este franco y leal reconocimiento de la supe­ contl'adígan todas las aulas de todas las universi­ rioridad.del corazón sobre,1a inteligencia, esta no­ dades de todas olas épocas: desde el pastor caldeo ble subordinación voluntaria de la Ciencia al Am01', hasta Laplace, desde el nigromante misterioso has, es u~ inmenso progreso moral de que nuestra Es­ ta el selecto Pasteur, desde los himnos védicos has cuela da hoy el primer ejemplo,. ta las pláticas evangélicas, desde los trenos pindá­ Estas altitudes de su conducta, estas fulguracio­ ricos hasta las antítesis huguianas, todas las adqui­ nesde su fe, estas savias de sus ideas, estos hala­ siciones de verdades, de postulados, : de leyes, de gos de ,sus-frases, hacían irresistible la sugestión virtudes y de formas, se debr.n al mismo invariable del filósofo que abria hondo surco en el espil'Ítu método, al único método, al positivo, de sus discípulos, sembrando en él-ya lo veis-se­ Mas la experiencia individual y colcctiva de­ millas _de Paraíso, gérmenes de frutos sanos y de muestra que una verdad, aislada, seca, escueta, no brotes ·opulentos, como un acto de caridad y de ci­ penetra fácilmente á la conciéncia; se necesita que vilización, porque la civilización no es otra cosa la siembre el amor: sólo así florece, Los grandes -que la suprema caridad de los elegidos, sabios, rilo­ simpáticos han sido siemp·re los grannes maestros, ralistas, poetas, que difunden, como Hélios, su son­ Un beso lento de idilio en tersa estrofa ó un cla­ risa de luz sobre la inmensa imploración de la vi­ mor de libertad en caldeado yámbico, han enscña­ da, Estaban los discípulos en pleno periodo d·el do más que todas las retóricas, Sugerir, este-e¡ el Reinado de Dios, Agrupados, fraternales, benévo ­ p¡'oblem:;t de la educación, Junto al pensador, me­ los, llegó hasta ellos, de la riente Galilea, una ráfa­ jor dicho, en el pensador, deben estar-en inque­ ga perfumada de esperanzas y un delicioso acorde brantable coexistencia-el moralista que hace sa­ del alma Iirica de Cristo; y soñando ya la conver­ grada la vida y el artista que la hace bella: Sócra• sión de los gentiles y la amarga disputa de la Si­ tes severo y Platón armonioso, Ba1'l'eda amó y se nagoga, tuvierGn el fanatismo del maestro, colga­ hizo amar; fué una alma resonante como los címba• ron sobre sus cabezas el dosel del cielo científico los sagrados de Bival', ardía. intensamente ell la de que habla Littré, y lo constelaron de ideales, il'l­ zarza del ideal divino, desbordaba caricias y con­ formes y tumultuosos· unos como las nebulosas y suelos, filtraba en el corazón de los discípulos las reventados Otl'OS en esplendente floración de es­ esencias más. nobles de la virtud, estaba ligada al trella~! REVISTA MODERNA. '78

Para la difusión de su enseñanza, Barreda nece­ tumba envueltos en el lIudario de una raquitlca sitaba el Jardín de Epicuro-cultivado por el filó• elegia latina, ya en la cátedra se duermen sus cu­ sofo que veia cuajarse de frutos 10R árboles y las riosidades mientras el profesor se limpia los espe­ inteligencias, el huerto divino dond.e acaba de re­ juelos y bosteza sus lecciones, . ' ... ¡Ah! señorcs, coger Anatolio France un ramillete de primavera­ exclamemos con el acento divinamente triste de les ideas,-y fundó entonces su grande obra de Renan: .Qué lejos estamos de ti, querido maestro! amor: la Escuela PreparatGlI'ia, Alli estaba .... ¡ay! ¿en dónde está tu dulzura? ¿en dónde tu poesía? no puedo dech' alli está, no, alli estaba el porvenir No estarnoR donde debiamos estar, en los salonrs nacional en la verdad y en el deber: de alli debian estuca4,os del gran edificio, 'en la. lujosa silleria, salir, por la educación del cal'ácter, las generacio­ bajo las miradas impertérritas de los santos YII.I'O­ nes sanas y poderosas, viriles para la lucha, aptas nes cuyos viejos óleos decoran las paredes .. . ! nos para el sacrificio y para la gloria, capaces de coro· han expulsado de Egipto, nuestra tienda es nóma• narse de helénicos lauros contra los persas; de allí de, la plantamos en cualquier oasis del 'desierto! debian salir, por la educación de la inteligencia, pero no importa, bajo ella hay un , un. amor los épicos humildes, las sabios que bregan en los un recuerdo, una esperanzá, y á la hora solemne laboratorios de la destrucción contra la destmcción del culto, nuestros sueflos se lanzan á explorar el misma; de alJi debian salir, pOI' la educación dCl infinito entre los vuelos soberanos de las águilas sentimiento, los exquisitos que acarician el alma salvajes y las caudas de lumbre de los meteoros con la estrofa de ambroslá, y los biblico~, los terri-' que se abisman, . , . y la Promisión,? está lejos? es­ bies, los profetas, los que gimen con los picotazos tá. cerca? quién sabe; pero tengo profunda fe en del buitre del genio en las entrañas, conmoviendo ella. Los elementos intelectuales y morales que ge­ la bóveda diamantina del Olimpo con el cstl'cmeci­ neró Baneoa, aunque dispersos y galvanizados, no 'miento, con el relámpago, con la sangre y con el se han extinguido, alientan en pensadores serenos dolor de las creaciones inmortales; de alli debla sa­ y en artistas incorruptibles; y en épocas más propi­ lir, como corollamiento supremo y como refugio cias los agrupará el prodigio de alguna palabra último, la venerable figura de Tácito, es decir, la vengadora, el altivo Sursum que enardezca las ac­ Justicia, epinicio ó filipica, sanción de toda. la his­ tividades,que excite los deberes y que desentuma toria, que no perdona á la muerte porque la muer­ las aspiraciones, Las creaciones del amor son in­ te es vida de imitación en la memoria humana y mortales: sólo ellas flotan en el ether venturoso so­ vida de ejemplo en lqs paulatinos eslabonamientos bre el colosal derrumbamient,o de los siglos; cuan­ del progreso; y esta obra, digna de la leyenda he­ do el brazo colérico del tiempo lanza á la. fosa de siódica, la emprendió y la consumó Barreda como la historia las instituciones,'ios héroes, los dioses, un corolario de la gigantesca protesta del derecho las estatuas y las bibliotecas, creyendo aniquilarlo en la Reforma, cuando el clero hacia bancarrota dc todo, dc las }'uinas bl'otan en parvadas de alondras educación, y la sostuvo con firme pensamiento, con las máximas estoicas de Marco Aurelio y los ver­ diaria energia, C011 intachable'conducta, contra hu­ sos hibleos de Vit'gilio cantando la juvenil redova­ racanes y tempestades, levantando á la Escuela ción del alma! SI, tengamos mucha fe: trasegado Preparatoria sobre las rabias de la intolel'ancia po­ en cálices de oro, el e-piritu del filósofo palpita y litica y sobre los anatemas de la intolerancia reli· vive en el templo. giosa, como un grito, como un soberbio grito de Que la alegre teoda de los efebos desate sus rit­ paz y de amor, de verdad y de justicia! micos compases bajo los pórticos de mármol; que ¿Qué hálito saerllego, inmenso como el de Zeus las cestas rebosen con las fértiles primicias de Ma­ tempestuoso, . arrebató al maestl'o y dE'jó bambo­ yo florecido; que la mesa del festival se llene de ri­ leante su obra? ¡Brisas 'del J arMn antiguo! qué os sas y de cantos; que presidan los ilustl·esj . que ha­ hicistéis? por qué no traéis en vuestras alas polvo ble Perildes, se mofe Aristofanes, recite Sófocles y de iris de mariposas y f¡'escos pétalos de flores? se bañen de claridad azul los ojos olimpicos de As­ por qué ya no vemos pasear en las avenidas á Epi­ pasia, mientras sobre nuestras frentes coronadas curo con una santa aspiración en el alma y ulla (le mirto se agitan los listones del cinturón de Iris amable ironia en los labios? .. . . Porfirio Parra­ y zumban como abE'jas los epigramas fáciles de las Platón de ese Sócrates-prodigioso fenómeno de galantes Gracias! intelectualidad, continuó dignamente al maestro Asi es como debemos venel'ar la memoria del ofreciendo á la juventud los inagotables tesoros de maestl'o, amando la vida para embellecerla con la su pródiga cienCia, Pero la insomne conspiración ilusión y con el arte y para santificarla con el do­ urdia ...... Ul·dia .... ,. y en la fecha· luctuosa, un lor y el pensamiento; tendiendo, como una malla de pliego de papel con el membrete de un ministerio, astros, las sonrisas de la ironia sobre los misterios colocó en la cátedra divina á un profesol' raciona­ eternos; volviendo del combate por la libertad á es­ lista, Qué era .esto? Era que se cometla un dclito cribir la tl'agedia por la libertad; fabricando una contl'a la civilización, era que Lisandl'o (~\ltraha :i. diosa dc mármol y al'rugando en la picdra el ceño saco en Athenas! Y desde entonces hemos visto, ;oh colérico de un ,-encedor; aprendiendo In tolm'ancia infamia! el incansable trabajo de los zapapicos. , , , y la. conformidad en la c~udalosa corriellte de la Sabéis lo demás .. " la Escuela Preparatoria cs un humana idea; templando el espíritu con la e\"o(";\ ­ sepulcro blanqueado! Ya no alegra los amplios co­ ción de los faustosos desfiles de la historiaj recou::s · rredores la carcajada jovial del estudiantE', ya no tituyéndonos, pOl" último, como dijera el gl'an hijo anidan bajo los aletones de su sombl'cro los idea­ del GI'an Dumas, cen los principios inmutables, en les fulgurantes, ya sus entusiasmos pa.saron á la la justicia que estA }lor encima de las rell,lone8, eu 74 REVISTA MODERNA. la observación que está. por encima de las filoso· las y la arrojas, escupiéndola, como un andrajo en fías; en la conciencia que está por encima de las li­ el crepúsculo de la noche lóbrega que te ' invade bertades y en Dios que está por en'cima de todoj' lentamente el alma. El verso era luz, y tú lo hiciste pues sólo de esta suerte podremos ser dignos del incendio en tu boca urentE'j ahora es lívida llama excelso adorado, sólo as{ le daremos razón á su fatua en tu cerebro exhausto. Tu corazón se disipó obra ante la critica y sólo así mantendremos incó­ como ceniza impalpable ú los cuatro vientos de tn lume su divisa, su incomparable divisa escrita co­ orgullo vencido. Tienes rabia y tienes miedo. No mo una profeda de bienaventuranza en nuestra ai·­ supiste llenar un vientre con sano fruto, si esterili­ ca sah'adora: Amor, Orden y Progreso .• zar espiritus con sueros malditos. Ya no vuelan tus Yersos. Hierven como larvas inmundas en el ~ster­ calero de tu propia vileza .... y la Cólera y el Te­ rror te secan vanamente los ojos anegados en acre PAGANAS. llanto, con pañuelos ele fuego. ¿Qué has hecho del -candor, de la bondad, .del 1 amor y ne la esperanza? Los niños te huyen, ~os jó• yenes te temen, tu amada te odia y tu amigo te des­ P ULCIIERRD1Á lJEA. precia .... Y á eso le llamas tú c01'responder al es­ pectáculo de las cosas? Mira, yo me acerco sin as· Del mar de Chipre en la risueua orill a, cos á tu-lepra, y te tomo las manos con mis manos blonda, á través de la rosada bruma, empapadas aún en la esencia pura de la caridad y apa~'ece -flotando entre la espuma junto á -tu boca mi boca que acaba de besar santa­ de Citeres la virgen sin mancilla. mente la cabellera perfumada con el óleo que un­ Es blanca la color de su mejilla, gió los pies ensangrentados del Cristo . . .. .Algo so como del cisne de Estrimón la pluma, - estremece en ti todavía. ¿Te quedan~ recuerdos de tiene el fulgor de la Belleza suma tu origen, -áureo cantador de las pasadas, primave­ y de las Gracias la expresión sencilla. ras? La Cólera y el Terror se apartan.de tu lado. Murmuras tus primeras estrofasj van cargadas de Extático el Olimpo adora en-ella miel hacia el panal eterno . . . . N o, no vl'>lverán loS y se siente feliz: De polo á polo engendros de tu locura, hermano mio. ¿Que tienes un himno Pan enamorado entona. tu Cruz, y que te regocijas? . . .. Es de la misma madera de la que extendió un brazo hacia el pasa­ Toca en la playa la gentil doncclla, do, perdonándolo, y el otro hacia el porvenir, en y ásu palacio de marfil Apolo ademán de protegerlo. ¿Que -el sueño vuelve á ti, . la lleva' yciue su imperial corona. acariciando tu frente con sus dedos de raso? Duer­ me, duerme, poeta .... tu despertar será como una II glo¡:josa resul'l'ec :ión! A ex TIt,\lJUCTOH DE HOIUC10. JESl: S E. V ALEXZUELA. Ya de Gliceris la mirada ardiente, de las blondas pestañas bajo el manto, hizo latir tu corazón, yen tsmto probaste el agua en la Castalia fu eute. EL SAMURAI. Viste bañarse en la húmida corriente J . M. D E HEREDlA _ faunos y ninfas con-divino encanto, La mano en el cordaje de la sonora, y en el triclinio resonó tu canto, biva coronada de pam panas la frente. Tendiendo su mirada por el bambú calado, Ve al vencedor que llega, cual ella lo ha soñado, Al acre j u ~ o dc las vides nueyas POI' la infinita playa que el sol calienta y dora ... . . en ánfora pagana mezcla ahora sangre de Pan y leche de Afrodita . .. . Va en alto el abanico, los sables al costadoj Un purpúrea banda su pecllo condecora ¡VcrÍls qué verSQS en el canto elev.a~ , y en la armadura neg¡'a, con esplendor de aurora, pues ya en tu flauta rústica y sonora Lucc el blasón de H{zen su trébol esmaltado. la divina Alma GenU,.ix palpita! y ilIA:-\ UE L JosÉ O TII ÓX. Aparece, vestido de láminas placas, Bajo la seda, el oro y las brillantes lacas, Bermf\jo y negro como un crustáceo gigante.

A UN POETA. La ha visto. Sonriente sus pasos se apresuran, y moviéndose al ritmo de su marcha kriunfante La Cólera y el T error se. han sentado il tn talle­ Las dos antenas aúreas de su casco fulguran. cera ¡oh moribundo de deseos vesánicos! _.. . y no IIIéxico. 18!J9. tienes de Satán más que la impotencia. Has tomado J osi,; J U AN T A IlLAI)A. para tu Obra sacrllega el más noble instrumento del humano trabajo: la pafabraj y la ' retuerces, la "i(j ' REVISTA. MODERNA. 75

De PLUVIOSII.LA (ORlZABA).

LA GATA.

Digno de la pluma festiva del Curioso ParlantE', admiro sus ojitos negros y chispeantes y gozo con del estilo profundo de Fortún y de los pinceles de su ingenua alegria, si la veo ostentar en calles y Valeriano Bécquer es el tipo que hoy ofrezco al espectáculos sus galas domingueras, y hasta llego buen humor de los lectores. á extasiarme, de cuando en cuando, con sus pies Por desventura mia no tengo ni la verba salada aristocráticamente calzados, no me apasiono por el de Mesonero ni las tristes genialidades de Zarco ni género, y prefiero al plebeyo rebozo la española el colorido delicado del infortunado pintor, para mantilla, y el suave perfume de la Champaca d~ pl'esentaros, como es debido, con todas sus gracias Labor al aroma, delator de vulgar estirpe, de la Ka­ y donaires y su más y su menos, esta nueva especie nanga del Japón. del reino femenil que pollos tempraneros, lechugi­ La gata, por carácter y natUl'aleza, es á todos nos crónicos y solterones contumaces, han clasifi­ simpática, uo sólo para el sexo feo, sino hasta pa­ cado entre los iIidividuos de la raza felina, ra las señoritas que no pueden menos que admi­ Hace tres lustros-y apelo para justificar mi di­ rar su lindo palmito, sin polvos ni afeites, y tienen chO al testimonio delos pisaverdes de antaño-de­ para ella cierta benevolencia compasiva, signábanle todos con el nombre genérico de gar­ , La gata es de ordinario el complemento de una bancera; con el de garbanc.erita si era guapa y familia numerosa, quien la encarga por lo común coqueta, con el de garbancito si muy joven y timi­ del cuidado de los niííos, y el factotum de la casa . .da, y con el de garbanzo si pasaba de los veintiocho (No entran aqui las de mujeres celosas y rasca-ra­ agosto~, era recia de carnes y poco llevadera de bias, donde una consorte fundadamente temEll'osa bromas y chuleos en esquinas y mostradores, evita hasta la sombra del peligro). A ella, siempre ¿Cuándo cambió de nombre? No he podido ave­ dispuesta á salir á la calle, sin que la arredre la llu­ riguarlo, por más que he puesto á contribución el via, ni la espanten las sombras de la noche, se con­ saber de' muchos amigos mios, muy estudiosos y fian, con inc~lificable ligereza, secretos .encargos, eruditos, y peritisimos en eso de Zoologia . ,',' do­ delicadas misivas y compras que exigen malicia y méstica, buen humor, toda vez que hay que tratar con mer­ Pero gata ó garbancera-como os plázca lIamar­ caderes expertos y muy amigos de vender en siete la-:-Ia servidora coquetuela y lista, que nos hace la lo que vale cuatro, Nadie como ella para pedir cama, nos sirve la mesa y suele satisfacer nuestro muestras en las tiendas de ropa y prestar, en casos apetito con los porten'tos de su talento culinario, es graves, oportunos servicios de terceda amorosa, merecedora de un breve estudio por lo menos, para l'eSOIVel' tenibles conflictos provocados por Debo principiar por decÍl'os que, aunque á veces ulla madre severa ó un padre intransigente y llerar . 76 REVISTA MODERKA.

á manos de gallardo doncel, perfumado y lacrimoso para entrar, por buen ó mal camino, en otl'a mAs billete. elevada y más brillante. Busquemos un tipo. Narrar el dulce idilio de esos amore~, seria cosa Es alta, esbelta, de talle cimbrador que, provo­ muy larga, y baste decir que principia en el hueco cando la censura diaria de gruñona cocinera, vive de un zaguán y tiene por teatro dominguero, como oprimido, deldia á la noche, por estrecho y preten- alguna escena del .Don Jaun • .de Mozart, f.·esca y . sioso corsé; tiene ojos negros, rasgados y relampa­ dilatada calle de ál'boles, en 19S confines alpinos de gueantes, torneada pierna y atrevido pie, el domiI;­ la Alameda ó en el remoto callejón, á la luz esplén­ go ajustados por tirante media y gentil botita de dida de una tarde de verano, al ec·o de las tórtolas alto y encorvado tacón. Viste falda de lana con que zurean en sus nidos ó á la márgen <1el1'lo que adornos de seda, de medios colores, como que, aun­ adormece á los amantes con el al'l'ullo de las Íinfas que poco á poco, ha sacado provecho de lo que oye parleras. El primer amor de la gata, tierno y lleno . á sus lindas y elegantes amas, en esas serias y gra­ de abnegación, es b¡;eve como todo lo bello, y muy ves discusiones, acaloradas y sin término,e.n que raras veces hace de la· inquieta servidora la dueña la costurera ó la modista llevan la voz ministerial de un hogar que la pobrez;l. honra y el trabajo em­ y una mamá económica representa la oposición, bellece; por lo común es desgraciado, porque un guardadora celosa de los fondos domésticos, Com­ sin número de peligros la arrastran y la d~svian, pleta su vestido blanco saco de hijo con tiras bor­ Los grandes peligros de la gata podian simboli­ dadas, imitación, que hoy está .en privanza entre la - zarse en un mostrador ó en u.na levita. El tiroteo gente felina, de esa prenda que designan nuestras de frases galantes de horteras harto vivos; el re­ damas con el nombre de matinée. Rodea su cuello quiebro ineludible de boticarios y mercaderes de I'xiguo pañolito de vivos colores sujeto por modesto telas que despiertan en la pobre muchacha locas alfiler de relicario, en el c~al, tras un vidrio, limpio esperanzas; el tentador halago de flamante vestido como un diamante, ostenta su figura 'un personaje ó de un caizado nuevo, y el incansable acecho de desconocido ó una rosa de Esmirna pintada en pa­ señ_oritos y caballeros que en domicilios, banque­ pel, de esas que hoy amenizan con sus graciosos tas y corrillos procaces la persigue y la hostiga, dibujos los aparadores atestados de bujerias; pen­ suelen dar al traste con su recato y su virtud; pero dientes de celuloide; una cinta de ra'so azulq'ue ·· no le fáltan medios de defensa: tiene á su alcance contiene suavemente los cabeilos, los cual e!', corta­ desde el mohin desdeñoso, hasta la frase burlona dos sobre las cejas en rizado fleco, prestan á su que parte medio á medio; desde el revés bien dado fresco rostro un aspecto de refinada distincióD;boca á quien la violenta y la estruja, hasta lo que cons­ graciosa; ebúrneos dientes que no conocen zozo­ tituye la fuerza de su debilidad y que es frecuen­ dontes ni opiatas; mejillas morenas con tintes de temente su tabla salvadora: la broma con la cual natural carm!n, indicios de completa salud, y que, echa todo por tierra, y que es como el. supremo re­ á la sombra de la espesa patilla, redoblan sus pro­ curso de su estrategia, vocativos encantos; eifumado bozo sobre el labio, Conoce á todo el mundo y con todos trata, lla­ y oportuno lunar que duplica la expresiva malicia mándoles, sencillamente, con un don tamaño como del atractivo rostro_ una torre: Don Pedro, Don Dario, Don Manuel; sal­ Tan linda persollita va envuelta en un rebozo, vo á sus intimos ó á quienes les son simpáticos, á que si no conserva el perfume del telar, tiene el aro­ los cuales 1I1OIla Manuel Ortiz, Antonio Valladares, ma de cedro del baúl en que permanece guardado y que son en los bailecitos vespertinos ó nocturnos seis dias de la semana, durante ios cuales vive su sus compañeros fieles y constantes para la mazur­ dueña consagra!ia á la badila y á la escoba. ca melancólica, ll\ danza voluptuosa ó el vals arre­ Es de verla cuando va por es'lS calles, suelta de batado. movimientos como gorrión de sementera, flexible En estos saraos de extraordinario regocijo para de cintura y con andar precipitado; y es de admi­ el pueblo felino, yen los cuales un salterio vibran­ rarla cuando á las tres de la tarde de un hermoso te, un bajo soñoliento y una flauta lánguida, mecen domingo, saie muy orgullosa con sus pespunteadas dulcemente á la gata en sus sueños de señorita, se botitas, luciendo, al saltar el arroyo, la blancura deja galantear como una dama de alto copete, por incomparable de sus enaguas tiesas y ruidosas, pa­ el pollo taurófilo ó el escribientillo tronera que en­ ra ir en busca del amartelado zapatero, Amadis dosa corto saquito de cheviot ó levitin inglés, y bai­ invencible de la beldad felina, ó del talabarterito la preso en la muralla de sus cuellos; entonces no gallardo y vigoroso-de botines amarillos, blanco se cambiaria por la más bella de sus amas, cuando y estrecho pantalón, faja de grana, ceñida chaque­ con aplauso unánime de la familia y admiración ta de airosisimo corte, nivea camisa, corbata chillo­ sincera de toda una servidumbreboqui-abierta, sa­ na y sombrero jarano de tremenda copa, ribeteado le para ún baile de la Lonja á ser cortejada por el de galones de plata y rodeado con escandalosa to­ novio oficial. quilla-que cerca le espera, ostentando sus atléti­ AII! la gata se da tonos de pulcra y bien parlada, cas formas, en aptitud artistica, con el zarape al y repite, venga ó no venga al caso, y como Dios la hombro, último toque de su apolinea belleza tardes ayuda, cuanto en la casa donde sirve ha escuchado y noches de los días festivos, delas Fulanitas ó de las Zutanitas: cuanto áíli se Aquel galán desenfadado y barbilindo, dueño de dice de éste ó de aquel, descubriendo indiscretamen­ aquel corazoncito lleno de aspiraciones y temores, te asuntos reservados á las arcanidades del hogar; es el bello ideal de la gata en los años felices en que alli bebe copitas de Cognac con KOl'man, baila con apenas pretende saC!l.r la planta fuera. de su clase, frenesí, y fuma en cada entreacto. ua;,Y!.:IJ..d lVlVUE.Kl'ljA. 77

Cuando los humos del alcohol han invadido su' ce­ es un terrible enemigo doméstico; pregonero incan­ rebro, y siente adormecidos sus 'labios y no puede sable y revelador fidedigno. resistir á la terrible descarga de piropos qne le En ocasiones eS confidente de la señorita, y, á de­ asestan sus admiradores, en grato palique, viene la <;:ir verdad, se porta en todo con suma discreción; intimidad, la confidencia sigilosa, la revelación so­ trae, lleva y hasta se muestra desinteresada con el lemne, y principia la conquista pacifica. Entonces, novio, rehusando, con nohle proceder, sus genero· al son del schotisch más en boga, suele el amante sas dádivas. de su ama obtener su eficaz mediación para reanu­ Tiene grandes defectos, pero no le faltan cuali­ dar la correspondencia ¡Iiterrumpida por .el veto de dades: con sus compañeras de casas menos opulen­ una respetable mamá; entonces se averigua cuanto ta@, se muestra enamorada de sus amos, ponderan­ pasa en las casas, cuanto en ella se dice, cuantas do su esplendidez á tróche y moche; en Jos apuríllos miserias en eUa se sufren, y cuantas abundancias secretos de las familias, sabe ir á una casa de em­ all1 se disfrutan. Bajo este punto de vista, la .'lata peílo para que le presten sobre una alhaja valiosa

dando ella su nomhre, lo que sUs amos necesita·n, y dición, bajando, por su desgracia, de peldaílo en proceder con tales tinos, que casi siempre consigue peldaño, todos los tramos de la escala soc~al. doble cantidad de la que á otros diera el prestamis­ Por lo común, aprende á vivir·y acaba su vida ta; sirve muchas veces á sus amos, cuando vienen santamente, asistiendo al sermón todos los domin­ á menes ó corren malos vientos, con abnegación y gos, y atendiendo pacientemente durante toda la cariño, trabaja sin in~·és y sirve para todo; ama semana, con noble afecto, á un solterón malhumo­ tiernamente á los niños que la recompensan am­ rado, lleno de achaques y dolencias; y la que antes pliamente, guardándole el secreto de sus amores y dE\jaba el acomodo por los dias de Semana Santa ó de sus citas clandestinas, y se muestra siempre de Navidad para subir y bajar á su antojo, es hoy prendada de la señorita que la tolera cuando falta, esclava resignada de su trabajo; y la que entonces, para utilizar sus servicios en caso necesario. al sacar á los niños de paseo, se hacia acompañar Malhumorada y respondona, llena de retobos y por el novio, y traia y llevaba amorosos billetes, al de quejas, es causa fl·ecuente de -disgustos; llora si presente, agria y gruñona, y más celosa de la mo­ se le rep¡·ende con dureza, pero todo le pasa como ral que un cura decrépito, es terrible de primavera; y á la mañana siguiente barre para cuidar á sus compa'fieras jóvenes, manda en regocijadll: las habitaciones, asomándose de cuan­ jefe á la servidumbre, cuida eficazmente de los in­ do en cua.ndo á.la ventana y cantando entre dien­ tereses de sus amos, y enyejece 'y muere, siendo fes su danza favorita, recuerdo melancólico drl úl­ depositaria de todas sus confianzas. timo baile. . jO;:¡ra del tiempo que tod{) lo muda, todo lo mo­ Si anda por camino recto, puede alcanzar la di­ difica y todo lo transforma! cha de ser esposa de un honrado artesano; pm·o si ¡Sic {ransit gloria mundi! da en pre<;iarse de vestir bien, suele parar en per- RAFAEL DELGADO. 78 RJi:VISTA MODERNA.

EL HIMNO DE LAS TORRES.

I IV Canto: las altas ton'cs, gloria del sig:o y decoro y mi almllo (golondrina ideal) desde, su torre si­ del suelo. Las torres que vcn las distancias, las to­ gue mil'ando: y mira á San Benezeto haciendo can­ rres que cantan las glorias de las buenas artes del tar la trulla en los altos andamios, sobre los grani­ hierro y la piedra. La.s tOlores gigantes, que tienen tos bordados de gárgolas j y á San Juniperto pen­ cíen lenguas intactas: cien lenguas, que son las cam­ sando un mosaico bajo los claustros bizantinos¡ y panas, sapicntes de un mágico idioma que dice á los á santa Hildegarda diciendo floridas secuencias pa' astros las preces del culto estinguido, con frases de ra agradar á Dios¡ y á San Juan de Segovia labran­ broncc y dc fe. do el oro de las basilicas, para componer como una oración de pedrerlas, una,custodia¡ y á Jehan Fou­ 1I quet iluminando de 01'0 á una miniatura angélica¡ y , Las piedras están empapadas de música sacra; la8 á los errantes clérigos goliard'o,s cantando en las fe­ piedl'as cuya alma es unisona, cuya alma es un eco, rias y bajo los portales de la abadia, sus "st1'Íbillos Las piedras cuya alma despiertan los órganos con en latin ingenuo: su fluido lenguaje de flautas, cuando su noble me­ (Nudam fovet l?lorant lecius, cánica inventa los salmos, que bajo los dedos, eru­ Caro candet tenera, ditos dedos de un pálido músico, parecen una ga­ Virginale l'ucet pectus leria de arco iris, ante cuyo triunfo, en colores de Parum surgttnt ubera¡) fama, pasan reyes de reales melenas y obispos de tiaras suntuarias, en caballos blancos, cuyas he­ y á los diez y ocho Concilios Ecuménicos, y que el rraduras tienen un armonioso compás. Bajo los de­ primero es una aurora, mientl'as que el último es, dos de un pálido músico: bien Pedro Luis de Pre­ á penas, una noche estrellada. Y que en el prime­ neste, dicho el Palestrina (grande. es su misa del ro el que rige es un monje con los ojos quemados y Papa Marcelo), bien Sebastián Bach. las manos cortadas¡ y el que rige el último es un Papa que ha huido una vez, y que tiene las manos ' III aristocráticas. Las torres crmegen con sus cuádruples ojos quc v tienen un iris de sombra, detl'ás de los vidrios que­ mados de matices ricos, que el fuego de los hornos y mi alma (golondrina ideal) desde su torre si, fijó, y junto al verslculo gótico de la gran campa­ gue mirando: y mira en un antiguo Mapamundi las na, un verslculo gótico donde está fijada, por los aguas y las tiel'l'as¡ y en las brumas australes la siglos de los siglos, la gloria de un artesano fundi­ ignorada Anticthonia¡ y la cinta de fllego del Ecua­ dor de Nola, á cuyos moldes de tierra echaron las dor apretando el ombligo de la tierra; y el mar, más condesas sus sortijas do 010, en hervor de cobre,­ extl'año que una selva vh'gen¡y Jerusalem en el cen' junto al verslculo gótico, digo, m,irando por el cuá­ tI'o del mundo; y al norte las tierras de Gog y de druple ojo de las torres, 'mi alma recibe del sol un Magog¡ y el Parai.io de donde manan cuatro rlos, adios más largo que todas, sobre una ciudad vieja: arrastrando palos olorosos de canela, de ruibarbo, Nuremberg, Hal'lem, Reikjawik, Belgrado, Ar­ de áloe, y de jengibre¡ y las murallas de jaspe que magh, Thorn, Oxford, Toledo, Coimbra, Nicea, Bi­ encierran el jardin¡ y la espada, que parece una zancio, Esmirna, Alejandria, ¡Parls! con las frondo­ llama en el aire, porque no se ve al ángel que"ia sas testas de sus clodoveos eternizadas en medallas, tiene¡ y ah'ededor del mundo los doce vientos: En, Roma, la capital de las torres! rUI, Scolanns, Nochus,'Anster, Afl'icus, 'Euroanster, , . REVISTA MODERNA, 79

Zephirus, Stannus, Ireius, Bóreas, Aquilo y Vul­ sin as, y esencias, y bálsamos, y corales, y perllts, turnos, (éstas en conchas de valvas rosadas, como hostias intactas entl'e labios que comulgan); y dulces nue­ VI ces, y polvo de oro, y tambores, y calabazas,· y ti­ y mi alma (g()londrina ideal) desde su torre si­ najas, que hacen la música de los dioses, y prince­ gue mirando: y mira cómo viene la noche, yla me­ sas desnudas que aman los besos de los amantes dia luna semejante á la herradura de plata de un blancos, .y va CÍ'istóbal Colón, con una cruz y una Pegaso en los territorios negros, ó bien como una espada bien leal; y Marco Polo, con un tratado cos­ artística peineta de plata sobre una inmensa cabe­ mogl'áfico de Cosmas en la mano; y Vasco de Ga­ llera esparcida, Y á la luz de la media luna. desa­ ma con un astrolabio en el mástil; y Hernando de rrolhinse los Imperios: Francia, Asiria, Persia, MagalIanes con una hacha al cinto; y la Mag-l!'lo­ Egipto, Jndea, Macedonia, Roma, México, Perú, Ru­ wer con la carta dell'ey Juan; y Dumont d'Urvillc, sia, Arabia--otra vez Francia, Grandes tropeles de con un planisfel'io y una áncora; y Tasman con una hordas; banderas en ei horizonte; lanzas agujel'ean­ brújula; y Stanley con el lapiz del New-York-He­ do la·noche; . clamores retumbando en el espiritu ral i su casco de corcho; y Li vingstone con su biblia del viento·; páj'aros de presa entl'e desgarramientos y su esposa-David Livingstone, el padre del Nilo. de nubes;ead:!:veres bajo los á.l'boles; osamentas sobre las piedras; un sueño, y águilas, águilas, IX águilas, y banderas, y lanzas, y bosque, y noche, y y mi alma (golondrina ideal) desde su torre si­ .' . ' montes, y un largo galope enmelenado de antor­ gue mirando: y mira cómo la tierra enseña hostil­ chas llevándose todo eso: el gran poema del hierro mente su doble tocado de nieves, y el obscuro Po­ y del caballo, y las hostiles barbaries marchando lo, más hermético que el Paraíso, con sus ice-be1',qs, bajo el huracán de Oios, bajo los truenos' de Dios, y suspacks, y el blinlc, deslumbl'ante como un nim­ bajo el talón que ha hollado hundimientos de mun­ bo de altos reiMs; y el tabernáculo donde está la dos-el talón de- Dios-bajo la derecha de Dios, AUl'ora-boreal en el secreto de sus mudos deslum­ abierta como una palma de resplandores, bramientos; . Y. la caverna donde la Piedra-Imán pierde el alma; y el palacio livido de la Fata Mor­ VII gana, soñadora en las nubes; y el mal' obscuro que y mi al111a (golondrina ideal) desde su torre si­ mece los sueños de la morsa negra; y la siniestra gue mirando: y' mira las torres más viejas levan­ ·Orca que oye á los marineros y roe las piedras con tarse entre poblaciones de esfinges, de pterodácti­ sus cuarenta y ocho dientes; y el Kraken que tiene los, de tortugas, de .leones: sueños del hombre cua­ tl'es corazones y abraza las naves con sus brazos ternario, sueños bajo las palmCl'as, tan grandes palpadores del abismo; y la ballena que llora, al pa­ que cado una parece una noche; sueños de gigan­ rÍl', como las mujeres; y el oso blanco que duerme tes llenos de vello; de gigantes cuyos dientes han seis meses sin respil-ar y que tiene la vergüenza en quebrado las costillas sangrientas del buey salYa ~ su lengua negra, Y hacia allá van los hombres de je; de gigantes cayado res de montañas; de gigantes la zona rubia: Franklin, Cook, Markham, Eliseo, que poseen el dogo y el pavo real; de gigantes Kent, Kane, Fridtjof, Nansen, y una mujer: lady que cuando están ciegos de vejez, van á oir rugir el Franklin, que busca por el Horror unos huesos ama­ mar, para aprender sonidos y hacer idiomas, Y lai dos¡ y vuelve con el alma encanecida de tantas ne­ torres son sobre cadáveres de ciudades: Makhimos, vadas como han caido sobre sus tristezll:s, ¡Grandes Damasco, Ensebes, Palenke, Tebas, Ellora, Tiahua­ infortunios, noches gigantescas y soles más débiles naco, Tombuctú, Kamakura-Babel con su torre que la vida de una violeta! de blasfemia en el pavor de las estrellas; cadáve­ res que hablan con alfebetos jeroglíficos, para con­ x tar de los viejos sacerdocios de la historia, y las ta­ y mi alma (golondrina ideal) desde su torre si­ blas/de una celeste aritmética, y los dogmas teolo­ gue mirando: y mira que nace ótr si en dos se ~bl'Íera ¡ú So\. minación florecen, como divinos adomos del tran­ ce luminoso, Y tú, hostia de mi comunióninacaba• XII da. viña de mi sed perpetua, mártirde'mis desdi, . y mi alma (golondrinl1 ideal) desde su torre si­ chas extraordinarias-Astra-tú eres la Vit'gen que gue mirando: y mira cómo viene la noche de cien lI'ega, con las puntas de tus senos doradas poriel afios -y que ya ha llegado-y cómo desde su fon4o oro fúnebre de mis sepulcrales recuei'dos; con la en que las estrellas,brillan solas, como el triple mi­ mirada de tus negros ojos, como una caricia pro­ llar de lanzas de un campamento abandonado, leván­ longada en dos noches consecllth'as; con la gracia tanse las sombras heroicas, Grandes estaturas, gran turbadora de tus líneas bajo el sudario; con 'tus ma-_ des, espadas, grandes CUCI"POS con almas como es­ nos, sabias en la cosecha de los fl'utos noctumos; padas dentro-y coronas: Kosciusko, Danton, Lou­ con el tesol'o de tus besos, tesaurizado en las an­ vertul'e, BoHval', Marti, Gal'ibaldi, Kanaris, Riego, gustiosas esperas-á gozal' pienamente la hiperdu­ San Martin, Lincoln, Nana-Sahib, Juárez y los lía de mi corazón desconocido. POI'que ya es la quince mil Rojos , de Paris, Y mira mi alma cómo Pascua sobre tu noche de seis mil afios, empieza á podrirse el mundo á la manera de una manzana que germina; y cómo en los antros se XVI mueve un enorme despertar de leones; y éómo los y sobre la Torre de Oro apa,recen las virtudes clamores ,han sonado tan fuerte, que Dios se ha seráficas: el AMOR, vestido con todas las piedras pre­ inclinado á escucharlos desde lo Inefable, con una ciosas del mundo, La ESPERANZA, cubierta con to­ lágrima osceánica en su, párpado donqe duerme la das las fiores de los climas.' Y más aIta, más alta, lumbre de cien astros; y como la noche sem('ja una más alta sobre todl!oslas 'oraciones, sobre todas las pira de grandes leñas pronta á empenecharse de líras, vestida con el fulgor, de todos los 'soles, salu­ llamas, por la obra de unas fuertes manos que sa­ dada por el fervor de todas las alabanzas, como un len del abismo, aptas para desanudar toda brida; y corazón de oro fundiéndose en \lamas, más alta, más cómo en cada Haga parece que está encendida una, aUII, la Rosa resplandeciente: la FlD,-en un formi­ antorcha, y ,cómo layenganza, con su cabeza deni­ dable despedazamiento deastr:os, ño cadavérico, baja á largos pasos la montaña de Sombra, conduciendo una trailla de perros negros, LEOPOLDO LUa:O~ES. 4e perros verdugos, cuya sarna se pegará á todo lirio. REVISTA MODERNA. IH

FRAGMENTOS.

Un rumor de hojas besadas por las brisas adormidas, melancólko y suave .. :. Un rumor que se entumece vagamelite entrc las frondas como un frufrú de sedas en las largas avenidas, donde suena el plo del ave que ha ocultado la ·cabeza bajo el ala .... yen las ondas indecisas de la atmósfera el fulgor de un plenilunio que en la tierra aletargada su albo polvo cierne y lIuc\'e ..... En el alma temor leve, ó fugaz presentimiento tIe algím próximo infortunio.

_ Un rumor de hoja seca estrujada en el sendero por furtivo paso. gravc de nnasombra .... la de un árbol que á la luna cabecea, co.mo. insomne so.breel nido palpitante de un alero. Un rumor .... el de una llavc que se tuerce sordamente... . . el relente que,go.tea su humedad en la hojarasca, ó el chirrido de algún grillo que su trova deja trunca, sin final en la espesura .... Un rumor .... la cerradura que rechina en el misterio .... V?elve ~l grillo á su estribillo.

_Un rumor .... de voces rotas y suspiros apagados .... El favonio que despierta, que se alza y que los brazo.S de los árboles agita en la ráfaga de plata de lo.s álamo.s copados, de los cedros de la huerta, en la rigida pirámide que se encorva, que crepita, en lo.s anchos abanico.s de las palmas resonantes . . .. Elrumo.r del arroyuelo que ora 'acrece más el,viento, desgranando va su acento, como en páteras de oro gargantillas de diamantes.

Un rumo.l· . .. . do.s bo.casjuntas por el beso .... El viento. arrecia. Una nube apaga el a'stro, nube prófuga en el cielo. del brillanie plenilunio.; en el soto obscurecido ríe un satirode Grecia .. .. _Al tra~és de un alabastro. ó de un velo. ebúrneo brilla~io.h letal no.che de Junio!­ el claro.r pálido. y tenue de la luna que agoniza. Ott·o. beso. .... Ardientes, fijOs, de la' no.che entre las -'gasas, dos pupilas co.mo brasas .... es Satán que sin ruido por el huerto se desliza. 82 REVISTA MODERNA . .

Un rumor .... el de las hojas de los lirios doblegados por las huellas invisibles de las hadas fugitivas en el seno de la noche, á la trémula vislumbre de los lagos iri~ados . ... En las cácteas inflexibles erizándose la púa, en las rosas roto el brocbe, casto sello de pureza; .v las lágrimas del cielo emperlando los botones de las tersas amapolas, cuyos pétalos á solas se desprenden como alas sill alientos para el vuelo.

Oh la Casta! Oh la Pura! Un rumor .... en el follaje .... ¿bajas? ¿besos? ... El .ruido tt'eme, marcha, crece, invade, y los términos atruena; es el bosque iJ)mensa lira de fantástico cordaje . por los vientos sacudido .... Un relámpago sin nubes el espacio cubre, llena .... su salterio demoniaco despedaza el huracán .... un arcángel pesaroso se desprende hacia los montes; yen los negros horizontes una risa, áspera risa .... es la risa de Satán!

En la enorme caverna en que ruedan los ~stl'OS, miré dos viejos-tristes inmortales: el Tiempo y el Espacio. De las cuencas sin luces de sus ojos brotaba algo muy tetra; era su llanto, corriente que inundaba el Universo, ay! la caverna enorme en que ruedan los astroi¡. Devoraban los seres y las cosas sus entrañas; sus labios secos y mudos pareclan plegarse en una mueca mística de espanto; queriendo' huir uno de otro, y siempre confundidos los dos en un abrazo, en un abrazo! .... . no, en imposible .penetración acaso brutal de la materia en la materia, bajo el alma harmonía de los astros. ¿Qué hacen? pregunté, y muy lejana clamó una voz con vibraciones de arco en un violin diabólico: interpela á la verdad y el pensamiento humanos: sus hijos son; y el eco vago, lento, se disipó en los términos del antro, del Universo, la caverna enorme en q'ue ruedan los astros ....

'" '" * y pensé en Dios! La luz de la mañana las cumbres de los montes reteñla y cual crespones de color de oro los celajes arriba . flotaban bajo el ala de los vientos, y en el azul del cielo se fundían. Númera orquestación la de las aves en la fronda undulada por las brisas, de las corrien,tes sueltas por el beso del sol sobre la nieve de las cimas, REVISTA MODERNA. 8S

el despertar del caserlo, el 'rudo rumor de las 'vacadas pensativas, las voces de los rústicos boyeros, la alegre de la esquila, el trabajo en sus múltiples faenas, la explosión de la vida .... No luchaban el Tiempo y el Espacio; los dos como arco iris se prendían ea mi espíritu atónito, insaciable de Verdad y de Amor .. " y de rodillas caí dentro la gran Naturaleza, en lágrimas bañadas las pupilas, No era una caverna el Universo, ni arena del Dolor y de la Ira: e1;a el palenque del Deber cumplido, de Amor y de Esperanza fuente viva . ... Mi alma era una hostia en el Espacio, en el Tiempo una lira, ' " '" '" * y pensé en Kant! JESÚS E. VALE!\ZUELA.

"EN YANKEE." facultades, pero siempre subordinadas; en la piedra TIERRA preciosa y en el poderos'o cerebro, al núcleo lumi­ noso y á la poderosa facultad estética. , , , (Notas á todo vapor), Justo Siena es literariamente ó al menos asi quie­ ro yo figurármelo, después de leer á Federico Niet­ Lmno de JUSTO SIERRA. zsche, como un artista apolíneo, al través de ,cuyo La alta idea que siempre he tenido del sér artís• cuerpo marmóreo se ve coner aún la persistente tico de Don Justo Sierra me hace suponer que en sangre de Dyonisos: es un raro hermes, cuya base su 'Viaje por los Estados Unidos estuvo fuera de la estuviera sumida en la tierra de las viñas de Sile­ ó¡'bita en que ri~mica y amorosamente se mueven no y cuya fuste de obscura nefrita emergiendo de los espíritus como el suyo . . . , En el periódico, en un suelo báquico ó del thirnelé de Dyonisos estuvie­ la tribuna, en la cátedra y en el libro, en estos dos se coronada por una testa de Apolo, por la testa li­ ültimos ejercicios, sobre todo, Justo Sierra se ha rica y marmórea del Apolo Musageta! revelado siempre como un 'artista imperiosamente Hermosa y envi.diable contextura para un artista! dominado pOl' la voluptuos!!- tirania de la belleza y Reunir á la voluntad activa del hombre dyonisia­ cuyas pupilas al t¡'avés de todos los aspectos de la no, á su sensualidad, á su fuerza bruta, el ensueño "ida, pOr enmedio de los múltiples episodios de la etéreo y azul del hombre apolineo; tener después existencia se clavan al fin amorosas y extáticas, en de una embriaguez de, vino, una embriaguez de es­ un término último y eterno, en cierto punto del es­ trellas! ser un hijo rubio del sátiro velludo; estar pacio adonde entre una atmósfera que ,llena de ar­ pegado á la naturaleza como la hamadryada á su moniosos y supremos temblores la lira. de Homero, árbol y luego ascender al cielo por la escala de oro se levanta. radiosa la Venus de Milo! Quiero decir de un astro ó por la escalinata blanca de la luna, que aunque Justo Sierra diseque un cactus'econó• en un vértigo lDus~cal Ó en un suspiro de amor! mico, ó aborde uno de esos temas sociales glaucos Así me complazco en imaginarme á Justo Sierra; y glutinosos, que puedan amasar todas las manos, poseyendo ambas culturas, la dyonisiana ó trágica siempre Justo Sierra tenderá á la Belleza pOI' obje­ y sobre todo, la épica, la apolinea, Qué libro hu­ tivo y siempre tenderá á esa Belleza musical y p]¡lS­ biera escrito ese artista" si asomado á la tribuna de tic a como á un anhelado y s'l1premo fin ... . Athenas, hubiera evocado entre las solemnes rui­ Justo Síerra es sobre todo artista; sobre todo poe­ 'nas la Grecia de Pericles! Con qué seductor 'éncan­ ta; su cerebro es para mi un diamante, pero corta­ to nos hubiera mostrado á Iktinos marmorizando do según ese tipo que los técnicos lapidarios llaman en el Parthenon su ensueño, á Menesiclés irguien­ • talla en brillantcj.la faceta capital, la que predQmi­ do los Propyleos, á Policletes fundiendo sus bron­ na, la que cóÍl. más ardiente y luminosa policro­ ces y á Eufl'onios torneando y decorando sus esbel­ mia refleja el iris lleno de cóleras sangrientas, de tos y blancos lécitos! Frente á las esfinges y á las áureas pompas, de estridentes anaranjados, de ver­ cryo-esfinges de las salas hipostylas, en Tebas ó des acuáticos y de desfallecientes lilas, esa faceta en Karnac, qué ti'eno entonaría esa lira conmovi­ culmina en el diamante para reflejar la luz y en el da por los milenarios duelos faraónicos en el um­ cerebro de Justo Sierra para reflejar el Arte, De broso dintel de un hipogeo! Qué serie de aguas fuer­ igual manera. ,que en la gema, pueden las facetas tes grabadas con las arquitectónicas magnificencias accesorias esplender, asimismo pueden en el cere­ de un Piraneso, nos hubiera dado este artista des­ bro del artista de quien, me ocupo, revelarse ot1'alil pués de atravesar las ciudades del Medio-evo, REVISTA MODERNA.

Strasburgo ó Nurembel:g; cómo nos hubiera hecho . Niagaridades/ el hecho es que después de triun­ sentir á esa época que Verlaine hizo caber en su ' fantes y !iricos periodos en que el poeta lanza al verso: azul figuras tan culminantes como las flechas del templo irlandés, tan ampliamente majestuosas como . Le Moyen Age enorme et délicat. las caídas del Niágara, tan radiantes como la tea de la colosal -Libertad,. el mismo poeta no tiene aq.uelIos templos que fueron para Taine -una joya reparo en hablarnos con sensual pantagruelismo, colosal de Ol'febreria;. aquel gótico celebrado por con holandesa burguesía de las ostras fritas, de la Hugo y por Huysmansj el divino gótico lleno aún pecaminosa ensalada de langosta y del mejor ca­ 'por la majestad románica en la. «Nótre Dame" de membert del -Nuevo Mundo!. Luis VII y flameante y florido en las filigranas mar­ mÓl'eas, en las blondas lapideas de Saint Maclou de A promiscuidades semejantes tiene forzosamen­ te que inducir el prosaico pais por donde el poeta Rouen.".! I Pero por desgracia, el poeta de la. -Epistola al peregrinó! No creo que Don Justo Sierra se acor­ autor de los murmurios de la selva. no irá a Gre­ dara del «arroz á la turca,- después de visitar la cia. su dilecta patria, ni el autor del -Beato Cala­ -Santa Sofia- de Constantinopla, ni 4ue volviendo zans' verá cuajarse en los góticos capiteles ó al'­ del Kremlim de los Czares tuviera una frase pa\-a del' gloriosamente en los incendiados ventanales, el caviar ó para el sterlet del Volga" , , los marmóreos florones de sus versos ni los pompo­ En el templo de Justiniano, corazón del arte bi­ sos colores de su fantasia , , , . zantino, templo único y solitario, lleno de maje,sta­ Irá á los Estados Unidos, y al describir su viaje des arquitectónicas, y de refinamientos decorativos, quizás incurra en ese snobismo yankee que hoy es­ qué nos diria Justo Sierra de sus artífices Anthe­ H triunfando en esta tielTa; quizás se norme por mius e Isidoro? Qué nos diria de la viuda romana un dizettantismo cómodo ó quizás, y esto ello más que donó las ocho columnas de pór.fido arrebata­ pl'Obable, crea, como el venerable John Ruskin, que das al altar del sol, y cómo nos hablarla de aque­ hay que extraer la belleza aun de la misma fealda.d, lIns pecadoras del Bajo Imperio, vestidas con trajes Esto es seguramente; hay en Justo Sierra una bon­ suntuosos, adornadas con joyas deslumbrantes que dad inevita,ble que por fuerza tiene que ser un fac­ en el matronikión de -Santa Sofla,> con gruesos la­ tOr en cualquiera de sus actos. , , , Por manera que bios de bacantes, húmedos aún de besos y. de vino, si al leer -En Tierra Yanke~. os encontrá.is con la balbuc1an el primer salmo cdstiano y volvían las belleza, pensad que esa virtud, más que en el obje­ espaldas á la última Venus para postrarse ante el to, está en el espiritu de quien le contempló! primer icono macilento!. , , , Pero el fenómeno que subrayo er,a inevitable. * Todo buen artista está á merced del mundo exte­ * * rior, y Justo Sierra, á pesar de su lira sonora, no Hizo bien Justo Sierra el homél'ida, el apolineo, an pudo cantar entre aquel tumulto de mercaderes¡ á disfrazarse de burgomaestre brabantés durante su pesar de sus alas, no pudo flotar sobre aquella tie­ gira por los ,Estados Unidos, Contemplado en blo­ rra que tiene para to'do lo que vuela una ley de gra­ que su libro es plástico y sensual, es una serie de vedad incontrastable, Aquella atmósfera saturada cartones pintados á la manel'a crasa y aceitosa de rle humaredas fabriles y de miasmas humanos, 108 holandases, donde se percibe por entre el pom­ ahoga el perfume del lirio y apaga la trayectoria poso cortinaje retórico, la risa escéptica de Rem­ del bólido, Esa tierra, artísticamente, es una-plani­ brandt en aquel auto retrato en que el maestro de cie articll, un yermo polar, y son pirotécnicas sus Amsterdam lev'anta el rebosanfe ddercome , . , auroras boreales; es un desierto cuyo oasis són de , Hay en esa serie de cuadros tan sugestivamente flores de trapo y cuyas cisternas manan agua de trazados, arranques en que el poeta busca una lira Reldtz. Es la tierra de lo artificial, la patria del pas­ que intencionadamente ha olvidado. Al contemplar tiche, y aquella nación precoz y advenediza tiene la catedral de San Patricio, la estatu,a de la Liber­ tanto afán de leyenda. tal conciencia de su pobreza tad de Bartholdi, las caídas del Niágara, el autor histól'ica, que llama Tebas ó Memphis á cualquiera de .En Tierra Yankee. vibra con los preludios de estación de ferrocarril, á cualquier campamento de una arpa eólica que desflorara un gran viento mu­ gambusinos, y en su afán de aristocracia titula á sical y sOl1oro; pero esa brisa épica dura sólo un sus Cresos, á sus brutales millonarios, el Rey del instante; el arpa se vuelve á encontrar solitaria y Oro ó el Rey del Trigo ... , , Cuando John Ruskin en pendiente de un arbol del desierto, Quizá vió el su -Religión de la Belleza. condena á la civilización poeta que la pretenciosa catedral cristiana, á pesR.r moderna, parece que se encara con la patria del Tío de su mármol y de 8U magnificencia irritante, no Samuel: .Los' caminos de,hierro nos conducen más era más que un pastiche de las catedrales consa­ pronto que antaño á los paisajes prefúidos del glo­ gradas por el fervor de una época; quizá pensó que bo; pero antes de llevarnos, han comenzado por «La Libertad. de Bartholdi, no obstante su iumen­ desfigurarlos con sus taludes y sus túneles, , , , y sidad, carecia de la significación del Júpiter de cada nue~a vía férrea, pl'olongándose como una , Olympia, ó de los Budhas del Extremo Oriente, ó de arruga sobre la faz de la patria, borra algún rasgo aquella, estatua de la mu,erte que el moderno escul­ de su belleza _, '. Podrá,existir aún la Belleza en el tor Cristophe soñó esculpir en una sola roca frente Arte cuando ya no existe en' la vida, .. ,? á Parls, sobre el cementedo cLachaise. , . , , Tal vez Algo , como esa tristeza ruskiniana debe haber " Don Justo no logró quedar á solas con ese Niága­ experimentado Justo Sierra dqrante su viaje.p!)r 101 r81 ob.tir¡.adamente prora.ado por las agencias de Estados Unidos¡ pero quizás pl'eflrió revestirse de REVISTA MODERNA. . . una superficial bon homia, á enseñamos las internas ¡Alma Venus! Que á par fecundas p!óvida l'ebeliones de su alma y las náuseas secretas de su Bajo el cielo en que en orden van los astros, espíritu! Las fruglferas glebas y los mares Yo entreveo bajo el brillante bamiz de optimis­ Que surcan siemprQ resonantes barcos! mo . que reviste el volumen: «En Tierra. Yankee. Por ti que todo lo concibes, brotan una sombra indistinta pero densa. Justo Sierra no Los se.res y el sol miran; huyen raudos llega en su libro á formular ninguna conclusión pe­ D.e ti vientos y nubesj rinde el suelo . simista, y sin embargo, entre renglón y renglón yo Sus flores á tus piesj del Ponto vasto noto algo que se estremece con tristeza, que des­ Te som'ien las olas, y se inundan fallece con pen~trante melancolia: Es la falta de en­ En nueva luz los cielos apracados. tusiasmos, ese Hossana; el grito de glorificación se Apenas visten su vernal ropaje espera en vanoj el ¡Ave! no surge, el poeta aun en­ Los dias, y Favonio, roto el claustro, frente del Capitolio levanta apenas su vuelo y cubre En germinantes auras se desata, con su mano las vibracrones áureas de su lira. Te anuncian con sus férvidos reclamos Justo Sierra ha dicho que el solo propósito de su Las aves, y caldean en tu fuego libro es «consignar en rápidas noticias su sensacio­ Su sangre gf'nerosa los' rebaños nes cau~adas imicamente por el aspecto exterior de Que triscan por las húmidas praderas las cosas en aquel interminable país.• , y los bullentes rios cruzan rápidos .. . . . Quizá por eso vele su espíritu y no uos deje ver Todo te sigue en la natura, todo cómo turbó su alma el espectáculo de la humani­ Corre vencido en pos de tus encantos. dad yankee¡ quizá por eso los lectores del poeta apolineo presintamos sin conocerle esa tristeza que SI, cuanto vive en mares y montañas, un alma de artista debe habel' sentido frente al Caos, En el agua que rompe entre peñascos, frente al neant estético de ese pais que con su indus- Eu los nidos ocultos por las frondas, . trialismo y su riqueza insolente ha matado á la Be­ En los vel'dinos florecientes campos, lleza; que con el despotismo de su régimen banea­ Se siente Heno al punto del dulci~imo rio y capitalista ha agotado la poesía del mundo . Calor que se difunde con tu hálito y que con su criminal ' egolsmo ba asesinado al y hace que se propaguen las especies Amor!., .. El deseo prolifico avivando,

y pues tú sola en la Natura reinas, De ,todos modos, en el. libro de Justo Sierra hay Pues que á la luz, Bin ti, nada ba brotado, mucho que admirar. Qué percepciones tan enérgi­ Ni nada amar, ni amor inspirar puede, cas y qué manera admirable de transmitirlas! Qué Asóciate á mis métl'icos ensayos y dictame un poema en que consiga le~guáje, qu.é léxico, qué riqueza de vocablos! Los academicos compañeros del autor, deben estar des­ Contar el Univel'so, á un sér que amo, concertados., .. Justo Sierra eS tan neólogo como A Memmio, que ha vivido en todo tiempo el más flamante modernjsta . .. El libro «En Tierra De tus excelsos dones al amparo: Yankee. es admirable, y si algo lamento es no po­ Inspirame y revista el verso mio der hablar en detalle de SUB iné.ontables bellezas. Tu muelle gracia r tu perenne encanto. Ojalá y pudiera seguir al poeta paso á paso y ser un eco que recogiera las sonoridades de su voz y Pero haz antes que el bélico ardimiento la onda que prolongara la estela con que marcó su Cese; que tiel'1'a y mar hallen descanso. huella; pero tengo que' concluir, y al voltear la úl­ ¡Oh! si, sola tú puedes, la serena, ' tima hoja dellibrocEn tierra Yankee,. se me figu­ La grata paz euviar á los bumanos¡ ra ver al autor que atraviesa el árido pais, como Pues Mal'te .. el dios que arniipotente l'ige un Diagnate radioSo y opulento guiando á su cara­ El combate feral, inerme y manso vana y que para alentar á los viajeros, á pesal' de Yacer suele rendido por elfuego su propio desconsuelo, les habla en medio de las De una eterna pasión, en tu regazo: abrasadas arenas, de oasis y de espejismos, de ver­ La varonil ·cabeza·echada entonce ues palmeras y de cisternas azules, de un harem per- Hacia atrás; bebe en "tus miradas ávido fumado y de una Meca ideal ...... ! Placer inagotable, con el alma Ebria de amor, pendiente de tus labios . •JO'SÉ JUAN TABLADA. México . ...:....1899. En el momento en qu~ descanse ¡oh Diosa! Sobre tu cuel'po inmarcesible y sacro, Envuélvelo en caricias y le pide Con tierna voz, la Paz para eJ Romano; . Porque los duelos de la Patria ahuyentan INVOOACION De mi la calma amiga del ~bajo, . y absorto en la salud del Pueblo, Memmio, ( LUCR~ClO', PE NATIJ"RÁ RERUlI!. LIBRO' l.) ~ o amip:a.rá Su esptrit'll 'e-u mis cantoB. Aeneadum genitrix diva;" homlnumque VOlul'laI .. . . " .JÚS'I'O~~lU. De dioses y hombres inmortal delicia, Madre de Eneas de quien Roma es vAstago, 86 ltEVIST.A. MOD~ltNA.

BELLAS AR~"ES ·.

RETRATO 1'0R J. RUELAS.

Ah Cristo! Los muros mismos de la prisión pare­ BRiD! DE LA CARCEL DE READlNG. cieron cambiar súbitamente, y el cielo encima de mi cabeza se tornó como en un casco de can­ I 'dente; y á pesar de ser yo también un penado, mi , N O tenia ya su túnica escarlata, pues la sangre y pena ya no pude sentirla. ' y el vino son rojos, y en sus manos habia sangre y vino cuando se 'le encontró con la muerta, la pobre Supe entonces qué pensamiento furtivo apresu­ mujer muerta que él amaba y á quien habia mata­ raba su paso, y por qué contemplaba la fastidiosa do en su lecho. claridad del día con ojo tan intenso. Ese hombre Iba él entre los Detenidos, en traje de un gris había matado á la que amaba, y por esto debía plomizo. En su cabeza un gorro de cricket; su paso morir. pareda ligero y alegre; pero nunca he visto á un hombre mirar, como él, tan intensamente el dia. Sin embargo, cada hombre mata á sabiendas lo que ama: unos lo hacen con una mirada de odio, Nunca he visto á un hombre mirar con un ojo tan otros con palabras acariciantes, el cobarde con un intenso esa pequeña tienda azul que los prisioneros beso, el hombre valeroso con una espada! llaman el cielo, y :eada nube que bogaba y pasaba con su velamen de plata. Unos matan su amor cuando son jóvenes, otros, Iba yo junt'o con otros penados, y me pregunta­ cuando son viejos; algunos lo estrangulan con las ba si ese 40mb re habia cometido mucha ó poca fal­ manos del DeSeO y otros con las manos del Oro: los ta, cuanao una voz detrás de mi murmllr6 muy ba- mejores se sirven de un cuchillo, pues en s~trl\Ídl\. jo: agttel se¡'d ahorcada. ' los muert08 s,e ~~fda~ . ' . _. .•.. ; REVISTA MODERNA. 87

'Se ama muy poco, ó se ama largo tiempo: se ven­ alguna vÍl·tud anodina; bebia á plena boca .el sol de el amor y se le compra; alg.unas veces se perpe­ como si hubiese sido vino! tra el hecho con. muchas lágrimas, y algunas veces . sin un suspiro; pues cada uno de nosotros mata lo . y los demás penados y yo, que nos paseábamos en el otro patio, llegábamos á olvidar si habíamos que ama, y sin enibargo, ninguno muere por ello. , cometido mucha ó poca falta, y observábamos con . y el que tal hace no muere de. muerte infamante una mirada' de lúgubre asombro al hombre que de­ en un día de sombria desgracia; no siente en torno bia ser ¡¡.horcado. de su cuello el nudo corredizo, ni la careta sobre Yero. extraño vede tan ligero y tan alegre; y su rostro; no siente á tr~vés de la plancha caer sus pies en el vacío. era ext¡'año verle fijarse tan intensamente en el dio.; y era exh'año el pensar que tenia que pagal' No pe¡'manece entre hombres silenciosos que le una tal deuda. espian día y noche; que le espian cuando quisiera 1100'ar, ó cuando trata. de orar; que le espian por te­ El olmo y la enciua tienen un follaje ag¡'adable . mOtO de que le robe á la prisión su presa. que brota en el momento de la primavera; pero es odioso ver elllrbol del patibulo con su raiz mordi­ No se despiet"ta á la aurora para vel' figllt-as es­ da por' las víboras, y, verde ó mustio, que un hom­ pantosas ag¡'upadas en su celda, al Capellán qué · bre deba mol'Ír antes de que ostente su fruto! tiembla, vestido de blanco, y al Juez severo con com­ El lugar más alto es ese sitio. de gracia al cual punción, y al Gobernador, todo de un negro cere­ monioso, con un rostro amarillo de Juicio Final. tienden, todos los esfuerzos ambiciosos; pero quién désea encontrarse con una corbata de cáñamo, sus­ No se levanta con pl'isa lamentable para reves­ pendido sobre un andamio, y al t¡'avés del collar

tirse con su traje de condenadoJ mientras que el mortal arrojar la última mirada al cielo? Doctor de boca grosera. entorna los ojos, y toma nota de cada gesto grotesco y de cada contracción Es dulce bailar al son de los violines cuando el nerviosa, manejando nn reloj cuyos débiles tic-tacs, Amor y la Vida son propicios; bailar al son de las son como los golpes sordos de un horrible martillo. flautas y de los laudes es delicado y raro; pero no es nada dulce bailar en el aire con pie ágil. No conoce esa sed torturadora q~e enarena '10. Asi, con ojos curiosos y enloquecientes suposicio­ garganta, antes de que el verdugo, con sus guan­ nes, le observábamos dia á dio., y nos preguntába- tes de grueso cuero, se deslice por la puerta y os maniate con tres correitas, con el· fin de que vues­ . mos si cada uno de nosotros no acabaría de esa tra garganta no tenga jamás sed, misma manera, pues nadie es capaz . de prever hasta qué rojo infierno puede su alma ciega sepul­ No se inclina para escnchar la. sa.lmodia de los tarle: oficios de los Muertos, y ~n tanto' que el terror de Al fin el condenado -no se paseó má.s con [os De· su alma le asegura que no está muerto, no t¡'opieza tenidos,. y supe que pe¡'manecía en pie en la. horri· con su propio féretro, al entrar bajo el horrible tin­ ble caja negra á donde -comparecen los acusados, glado, y que nunca más en este suáve mundo del Señor No arroja una postrer mirada al cielo, al t"ravés veria su rostro. de un pequeño techo de vidrio; no ruega co~ labios_ Como dos navíos en peligro que pasa,n en la tor­ de arcilla que su agonia sea breve; no siente sobre menta, nos habiamos c¡'uzado en el camino; pero . ia inejilla temblorosa el beso de Caifás, . no nos hicimos ningún signo, no nos dijimos la me­ nor palab¡'a y no tuvimos ninguna palabra que·de­ II cirnos, pues no nos·habiamos encontrado en la no­ che santa 'sino en el vergonzoso dio., Durante seis semanas nuestro soldado hizo su pa­ seo en el patio, con su traje de un gl'Ís plomizo; so­ Un muro de prisión nos rodeaba á ambos, éramos bre la cabeza el gorro de cricket, y su paso parecía. s desheredados; el mundo nos habia lanzado de ligero y alegre, Pero jamás he visto un hombre su seno, y Dios fuera de Su solicitud, y la tronera fijarse tan intensamente en el día., de fierrro que aguarda al Pecado nos hahia apre­ sado en su trampa, Jamás he visto á un hombre mira¡' con ojo tan in­ tenso hacia esa peq~eila tienda azul que los prisio­ neros nombran cielo, y hacia cada una de las nu­ Uf bes errantes que arrastraban su toisón · ate¡'c[ope­ lado, En el patio de los g¡'andes Deudores el pavimen­ No retorcía las manos, como esos hombres insen­ to es rudo y los muros rezumantes son elevados, y satos queh'atan de hacer vivir á la Esperanza, esa era alli donde él tomaba aire bajo el cielo de plo­ niña maldita, en la bóveda de la neg¡'a, Desesperan~ mo, y á cada lado de él marchaba un Guardia, por ~, No miraba más que 01 ciolo y bebla 01 ah'e de temor de que el hombre no muriera. la mañana. O bien se sentaba con aquellos que espiaban su No retorcia las manos, ni lloraba, ni siq~iera se angulitia noche y dio.; .que le espiaban cuando se . ~congojaba; ~ero bebfa el aire ~om~ si ~o~~uviera levantl\ha para llorar ósc prosternalla pa1'1\ Qrl\\" 88 REVISTA ,MODERNA. que le expiaban por miedo de que él mismo arre­ El reposaba como quien duerme y sueña sobr~ la batara al patlbulo su presa, hierba dulce de una pradera; lo~ guardianes con­ templaban cómo dormia, sin poder comprender que El Gobemador era inflexible con los Articulos se pueda dormir un sueño tan apacible con el ver­ (lel Reglamento; el Doctor decia,que la' muerte no dugo al alcance de la mano. 6ra más que un hecho científico, y dos veces al dia el Capellán'Üegaba y le dejaba un pequeño ~ratado, ' Pero no hay sueño para aquellos que, sin haber nunca derramado una lágrima, sienten el deseo de y dos veces al dia fumaba su pipa, bebia'su bock llorar; asf, nosotros, los engañadores, los fraudu­ de cerveza; su ' alma estaba resuelta y en ningún lentos, los infames, hicimos esa interminable vela­ rincón de ella podia el miedo ocultarse: decia á me­ da, y, al través 'de cada cerebro, .sobre sus manos nudo que le complacia que estuviesen ya próximas de Dolor, la pena de otro se deslizaba rastrera, las manos del verdugo. Ah! Es una cosa espantosa experimental' el deli­ Pero la causa porque decia tan extraña cosa nin­ to de otro! ltecta al alma, la'espada del Mal, enve­ gún g,ua¡'dilÍn osaba preguntarle, pues al que le ha nenada, nos peneÚ'aba hasta su empuñadura; y co' ildo dada la tarea de guardián, debe pQner un mo plomo fundido fueron las lágrimas que derra­ candado en sus labios, y hacer de su l'ostl'o una 'mábamos por una sangre que no habiamos vertido, máscara, Los guardianes, con su calzado de fieltro, se des­ , Pues de lo contrario habría podido emocionarse lizaban por las puertas encadenadas, y por entre y ensayar de fortalecer y de consolar, Y qué podía los barrotes examinaban, y velan, con ojos de asom­ h~cer la Piedad Humana encerrada en el Antro de bl'O y de temor, formas grises prosternadas; y ' so los Castigos? qué palabra de g¡'acia en tal sitio po­ preguntaban por qué se arrodillaban pal'a oral' dia socorrer al alma de un hermano? aquellos que jamáS habían orado, Como una marcha pesada y balanceada, alrede­ Durante toda la noche, de hinojos, oramos, ha­ ~O¡' del patio ejecutábamos la Parada de los Locos. ciendo, dem e nte~, el duelo de un cadáv61:! L'as plu­ Qué nos importaba! Sabiamo!! ser Lt B'rigada del mas agitadas de la alta noche eran como los pena­ Diablo, y cabezas rapadas y pies d" :->' omo forman una jovial mascaral1a, chos de una carroza fllnebre; y como un vino agrio en una esponja el'a el sabor del remordimiento, Desgarrábamos, brizna á brizna, la cuerda bar­ niza.'da, con nuestras uiías gastadas y sangrientas; gris cantó, el gallo rojo , cautó;p~~5> el f¡'otábamos las puertas; lavábamos el piso; anegá­ día no llegaba nunca, Formas tOl'tuosas de Terror - bamos los barrotes lucientes; y por grupos, enja­ se agazapaban en los rincones donde yáci;~os ' y bonábamo!llas cadenas, golpeando- ardientemente cada espiritu maligno que se balaneeaba en las ti· los cubos, nieblas parecía juguetear delante de nosotl'OS,

,Se ,cosían los sacos, y se romp!an las piedras, ,y Ellos resbalaban y pasaban, r,esbalapan rápidoll, se volteaba la laja polvorosa; se chocaban las ga­ como pasando sobre la bruma', Imitaballl,a luna en ' mellas; se entonaban himnos; se sudaba so1)re el un rigodón de figuras y de contorsiones delicadas; molino: pero en el corazón de cada uno el teáor se , y con pasos ceremoniosos y gracias odio's'as' los fan­ ocultaba t¡'anquilo. tasmas llegaban á la: cita.

Tan tranquilo era, que los dias corrian (lomo una Con muecas y chuscadas les vimos pasar, frági. ola obst¡'uhla pOI' las hiorbas; y olvidábamos el ás­ les sombras, las manos en las manOS; en ronda, en pero destino que espera al engaiíador y al irifame, ronda, en una batahola espectral, danzaban una hasta que una' vez, al regresar de alguna ,tarea, zarabanda: y los condenados grotescos hacilt'n ara­ pasábamos cerca de una tumba abierta, bescos eomo el viento en la arena!

Como una 90ca abierta el hoyo amarillo bosteza­ . Con piruetas de fantoches, danzaban ligeramen­ ba, en espera de su ración viva; el fango mismo ~sobre las puntas de los pies; pero con las plantas pedía sangl'e en el patio de asfalto removid

En ronda, en ronda, valsaban y remolineaban; mos la oración que el lazo del verdugo estranguló algunos volvían en parejas melindrosas; con pasos en un gran grito, afec·tados de semi-cvirtilOSOS, algunos· trepaban las escaleras, y con sutiles sarcasmos y miradas· acari­ y el dolor que le sacudió fué tal que lanzó aquel ciantes cada uno nos asistla en nuestras oraciones. grito horrible, y sus remordimientos desgarradores y sus sudores de sangre, nadie los conoció tan bien El viento de la maiíana comenzaba á gemir, pero como yo: pues el que vive más de una vida' debe la noche continuó, En su trabajo gigante del tisú morir también más de una muerte. de las tinieblas resbaló hasta que cada hilo fué te­ jido; y mientras que rezábamos,· el miedo nos se­ IV cuestraba á la Justicia del Sol.

El viento gemebundo vino á vagar en torno de No hay oficio el dÚI. en que se ahorca á un conde­ los muros de la prisión; hasta que, como una rueda nado: el corazón del Capellán está muy enfermo, ó dQ acero que voltejeara, penetrarnos los minutos su rostro demasiado Uvido, ó hay escrito ·.en su s sentimos. Oh viento gemebundo! qué habíamos he­ ojos lo que nadie debe ver. cho para sufrir tal desvelo? · Así nos guardaron encelT:1 '1no ',a ~ta cerca de me­ Al fin, vi las sombras de los banotes, como un dio dla, y entonces tocaron la campana, y los guar­ enrejado qe plomo pulido, proyectarse sobre el mn- dianes con sus llaves chirriantes abrieron cnna· cel­ 1'0 blanqueado d~ cal que hacia frente á mi lecho. da, y descendimos pesadamente la e~l:ale . i.I. ck hi e­ de planchas, y supe que en cierta parte del mundo rro, cada u·no fuera de su respectivo infierno. la aurora terrible de Dios era· roja. A la salida, al dulce pleno aire· de Dios, anduvi­ A la seis cada cuallímpió su celda; á las siete to­ mos, pero no. de la manera acostumbrada, pues la do estaba tranquilo; pero el estremecimiento y el faz de éste estaba blanca de miedo y la de aquel, silbido de un viento potente pat'ecian llenar la cár­ gl'is, y nunca he visto á hombres tristes contemplar cel, pues el Señor de la Muerte, de hálito glacial, tan intensamente el día, habia entl'ado para matar. Nunca he visto á hombres tristes mirar con un No pasó en una. púrpura pomposa, y no cabalga­ ojo tan intenso esa pequeña tienda azul que noso­ ba sobre un corcel de blancura lunal·. Tres metros tros, los presos, llamamos cielo, y cada nube indi­ de cuerda y una plancha corrediza era todo lo que ferente que pasaba en dichosa libertad, necesitaba su potep.cia: asi con la cuerda de opro, bio el Héroe vino á hacer su obra secreta, . Pero habia entre todos, algunos que marchaban Estábamos como gentes que cp un pantano de con la cabeza baja, y sabían que, si· hubieran teni­ inmunda obscuridad avanzan á tientas. No osába­ do su merecido, deberían morir: él no habla mata­ mOS suspirar uaa plegaria, ni dar salida á nuestra do sino una cosa que vivía, mientl'as que ellos ha­ angustia; algo habia muerto en cada U110 de noso­ bían matado una cosa muei,ta. tros,. y lo que habia muerto era la Esperanza, Pues el que peca una segunda vez despierta al Pues la feroz Justicia del Hombre sigue derecha sufrimiento á una alma muerta, y la saca de su su­ su camino sin permitirsc el men~r desvío: ella arro­ darío manchado,. y la hace sangrar de nuevo, y la lla al débil, arrolla al fuerte, su marcha el! implaca­ hace sangrar anchas gotas de sangre, y la hace san, ble; con un talón de hierro aplasta ·al fuerte, la grar en vano! monst!'úosa parricida! Cual monos, ó clo\\'ns, en monstruoso aparato, estrellado de flechas de dibujo irregular, silencio­ Esperábamos el golpe de las ocho: nuestras len­ samente, íbamos alrededor del patio · de asfalto res­ guas estaban espesas y alteradas, pues el golpe de baladizo; silenciosamente íbamos siempre en torno, ocho era el golpe del Destino que iba á hacer mal­ y nadie decia una palabra. dito á un hombre, y el Destino emplea un nudo bien corl'edizo, pal'a el hombre mejor y para el peor, Silenciosamente íbamos siempre en torno, y en cada cerebro hueco, Id. Memoria de cosaS terribles No teniamos que hacer otra cosa sino esperar á se abismaba como un terrible viento; y el Horror se que llegara la hora. Así como las rocas en un valle paraba: delante de uno y el Terror se arrastraba solitario, estábamos sentados inmóviles y mudos; detrás. pero el corazón de cada uno latia rud·o y rápído, como los golpes de un loco sobre mi tambor, Los guardianes se pavoneaban de aquí y de allá, . custodiando su tropa de brutos; sus uniformes esta·' Con un choque súbito, el reloj de lapl'isión sa­ ban todos nuevos y eran el traje de los Domingos; cudió el aire tembloroso, y de la Cárcel toda se al­ pero nosotros sabíamos, por la cal viva de sus za­ zó un gemido de desesperación impotente, como el patos, en qué tarea habían eetado, grito-que escuchan espantados los pantanos-de algún leproso en su guarida. Pues alli donde la tumba está abierta grandemen­ te, no existe ya tumba vel'dadera: tan solamente un y así como se ven las ma.s horripilantes cosas en poco de tierra· y arena. cerca del muro odioso de el cristal de un sueño, vimos la · oleosa cuerda de la prisión, y un corto montón de cal llameante, Ati n cáñamo colgada de la viga ennegrecida, y percibi- de que el hombre tenga su paño mortuorio. · 90 REVISTA MODERNA,

Pues tiene un paño mortuorio el desgraciado, tal como pocos pueden reclamarlo; muy al fondo, deba· jo de un patio de cárcel, desnudo para mayor ver· Ignoro si las leyes son justas ó si las leyes son güenza, con cadena en cada pie, enyuelto en un erróneas; todo lo que sabemos nosot¡'OS, los cauti­ paño de flama! ,"os de la Ergástula, es que los muros son sólidos, y que cada día es como un año, un año cuyos días y durante todo el tiempo la cal ardiente le deYo­ fuesen largos. . ra la carne y los huesos; le roe los huesos frágiles durante la noche, y la carne tierna durante el dia; Pero si sé esto: que toda Ley que los hombres han le come los huesos y la carne por turno, pero le roe hecho para el hombre, después de que un hombre el corazón sin cesar. le robó la vida á su hermano y que el mundo de la aflicción comenzó, toda ley dispersa el buen gl'ano Durante trcs largos afios '110 se sembrará ni se y guarda la yalija con lo peor del harnero. plantará allí: durante tres largos años el lugar mal­ dito será estéril, y mÍl·a.v'~ . el cielo asombrado con Sé también esto . ... v cuánto sabio habria si ca­ una mirada sin reproches. da cual pudiera sabel' "lo mismo . . .. que cada pri­ sión que levantan los .hombres está construida con Creen quc un corazón de ajusticiado corrompe­ los ladrillos de la infamia, y cerrada. con barrotes, ría la más pequeña semilla que se siembre. Esto es por miedo de que Cristo vea cómo los hombres mu­ cierto! La benévola tierra de Dios es más genero· tilan á sus hermanos. sade lo que se figuran los hombres, y la i'osa roja se abriría allí más roja y la rosa blanca más blanca. Con harrotes desfiguran la luna graciosa, y cie· De su boca bl'9tarÍL una roja., roja rosa! De su co· gan el buen sol: y hacen bien en ocultar su Infier­ razón, una blanca! Pues ¿quién puede decir de CUáll' no, pues pasan en él cosas que ni el Hijo de Dios ni extraño modo manifiesta Cristo Su voluntad; des­ los hijos de los hombres debieran ver nunca. de que el bastón seco que llevaba el peregrino flo­ Las acciones más viles, como hierbas emponzoiía• reció á la vi¡¡ta del Papa? das, se desarrollan en el aÍl'e de la prisión: y tan só• Pero ni la rosa de blancura láctea ni la roja pue­ lo lo que hay de bueno en el hc,mbre es 16 que se den florecer en el aire de un,a prisión: tiestos, guija­ .apaga y se mal'chita allf: la pálida Angustia vela rros, sJlex, son los que las producen, pues se sabe sobre. la pesada ba'rra, y el' guardián de la Desei­ que en ocasiones las flores han apaciguado la de· peranza. sesperación del hombre simple. Pues dejan hambriento el pequeño niño aterrori­ Asi jamás la rosa del rojo del vino, ni la blanca, zado, hasta que llore noche y día; flagelan al débil, pétalo por pétalo, caerán sobre ese poco de tierra y maltratan al idiota, y se mofan del viejo gris, y al­ arena cerca del mUI'O odioso de la prisión, para de­ gunos enloquecen, y todos empeoran, y ninguno cir á Jos hombres que pasan por el patio que el Hi- puede decÍl' una palabra! jo de Dios murió por todos. . Cada estl'echa celda que habitamos es una infec­ Yace en 'paz-el miserable-en paz, ó Jo estal'á ta y sombría letrina, y el hálito fétido de la muerte muy pronto: allí no hay nada que pueda enloque­ viviente sofoca cada ventana enrejada, y todo, sal­ le, y el Terror nG se pasea alli á pleno dia, pues la vo el DeseoJ es reducido á polvo en la máquina Hu­ la tierra sin claridad, en la cual lllpUSil , no tiene ni manidad. Sol ni Luna. El agua salobre que bebemos deslizase cou una Le colgaron como se euelga á Ulla bestia: no do­ especie de limo nauseabundo, y el pan agrio, que blaron ni una vez, para que su alma despavorida pesan con cuidado, está del todo' adulterado con hubiera podido tener algún apaciguamiento, sino 'creta y cal, y el sueño jamás descansa, sino que que precipitadamente le cargaron y le arrojaron marcha con los ojos torvos, implorando al Tiempo. en un hoyo. Pero aunque el hambre enflaquecida y la sed Ji"i­ Le despojaron de su. vestido de tela, y le aban­ da combaten de continuo, asl como un áspid y una donaron á las moscas: burlándose de su cuello pur­ vibora, uno s~ cuida.poco de lIJo comida de la cár­ purado é hinchado, y de sus ojos puros y fijos, y cel, pues lo que hiela y mata enteramente es que con grandes risas amontonaron el sudario bajo el cada piedra que levantáis durante el dia se convier­ cual el condenado reposa, te en vuestl'o corazón 'por la noche. El Capellán no se arrodillará al borde de esa tum­ Con densa noche siempre en el alma y el crepús­ ba deshonrada, y no la señalará con la Cruz bendi· culo en la celda, dábamos vuelta al manubrio, y ta que el Crist.o á los pecadores dió, porque aquel deshilachábamos la cuerda, cada cual en su resper.' hombre era uno de lo~ (Iue 'Cristo descendió á sal­ tiyo inflemo, y el silencio era más formidable que var. el son de las campanas de bronce. Sin embargo él estú alli Lien; ho ha hecho lllás que y jamás una voz humana se acerca á decir una pa­ franquear los limites conocidos dela Vida: y por él labra dulce: y el ojo que vigila al través del enre­ lágl'imas extrañas llenarán la uma rota de la Pie· jado es implacable y duro, y de todos olvidados nos dad, pues esos llantos serán los retomos, los retor· p.odrimos y podl'imos, COIl el cuel'po y el alma can· ~os qu~ siempre lloran, cerAdo~. REVISTA MODERNA. 91

y enrollarnos la cadena de la vida, envilecidos y y con lágrimas de sangre se purificó la mano, la solitarios, y algul}os prefieren maldiciones, y otros mano que tuvo el acero; pues sólo la sangre puede lloran y otros exhalan el menor suspiro; pero las borrar la sangre, y sólo las lágrimas pueden curar: leyes eternas de Dios son indulgentes y rompen el . y la mancha carmesi de Cain convirtióse en Cristo corazón de piedra, en el sello de blancura nevada. Y.cada corazón humano que se rompe en un patio VI Ó en una celda de éárcel, es como ese cofre roto que dió su tesoro al Señor y llenó la mc.rada dellepro· En la cárcel de Reading, cercana á la población, so con el más precioso aroma de nardo. hay una tumba de infamia, y alli yace un misera­ ble devorado por dientes de llama; en un suclario" ¡Ah felices aquellos cuyos corazones pueden romo al'diente yac~ y su tumba no tiene nombre. perse y ganar la paz del perdón! ¿Cómo. podda de lo contrario reglamentar el hombre su conducta ':! y allá estará hasta que Cl"isto llame á los muer· purificar su alma del pecado? En donde, sino en UII tos, que reposen en silencio; no hay necesidad de corazón roto, podría entrar el Señol' Jesucristo? prodigar lágrimas insensatas ó de lanzar acongo· jados suspiros: aquel hombre habla matado á la y el hombre del cuello purpurado é hinchado, y que amaba, y por esto tuvo que mol'Ír. de los puros ojos fijos;' aguarda las manos santas que l'ueguen por él al Buen Ladrón del Paralso, y y sin embal'go, cada uno mata lo que ama; que el Señor no des'precia el corazón roto y contrito. todos escuchen esto: los unos ló hacen con una mi­ rada de odio, los otros con palabras acariciadoras, El hombre vestido de rojo que lee la Ley le acor· el cobarde con un beso, el hombre valeroso con dó tres semanas de vida; tres pequeñas semallas pa· . una espada! ra cUl'ar su alma y para purificar, de la más mini· má. gota de sangrl', la mano que empuñó el cu· OSUAR WILDE. (Traducido por D. B.l chillo, Buenos Aires.

MISTIOA.

DEL LIBRO "SAGESSE" DE PAUL VERLAINE, Mi corazón, que- siempre latió cn vano, Recorra del Calvario los senderos, .Al IJIDO. Sr. JI aquin Arcadio Pagaza, Obispo de \'eracruz. Mi corazón que siempre latió en vano,

¡Oh Dios, de amor mi corazón heristeis He aqui mis pies, los frívolos viajeros, y la herida de amor está sangl'ando! Para acudir al grito de la gracia, ¡Oh Dios, de amor mi corazón heristeis! He aqui mis pies, los fdvolos viajeros.

¡Oh Dios, vuestro temor me va inundando He aqui mi voz, pregón de la falacia, y me abrasa su ardiente quemadura! Para gemir arrepentidas preces, ¡Oh Dios, vuestro temor me va inundando! He aquí mi voz, pregón de la falacia,

¡Oh Dios, me horrorizó mí vida impura Luminares de error fueron mil veces y hasta mi descendió soplo divino! Mis ojos ¡ay! ... , . . apáguelos el llanto! ¡Oh Dios, me h01'l"0rizó' mi vida impura! Luminares de error fueron mil veces,

¡Oh Dios de ofrenda y de perdón, Dios Santo! Ahóguese mi alma en vuestro Vino, La ingratitud de mi alma me consterna, ConfúiJ.dame en el Pan de vuestra mesa, ¡Oh Dios de ofrenda y de pe¡'dÓn,. Dios Santo! Ahóguese mi· alma en vues.tro Vino, Dios de terror y santidad eterna He aquí mi carne indigna de la huesa, ¡Qué negro es el abismo de mi crimen, He aquí mi sangre, nunca derramada, Dios de terror y santidad eterna! He aquí mi carne indigna dé la huesa, ¡Oh Dios de paz, las dudas que me oprimen, Aqui tenéis mi frente avel'gonzada Mis temores, mis culpas y mi lodo, Para escabel de vuestros pies preciosos, ¡Oh Dios de paz, las dudas que me oprimen, Aquí tenéis mi frente aVeJ'gonzada. Todo lo conoceis, lo sabeis todo Aqui tenéis mis músculos ociosos, y cuán pobre ha de ser cuanto posea; Haced para el incienso ascua mi mano, Todo lo conoceis, lo sabeis todo; Aquí tenéis mis lllÚSClllos ocio\lQf:I. ~las lo (pIe tengo, ¡oh Dios! que vuestro sea.

:{\~H\INQ D ..\VALOS , REVISTA ·MODERNA. BELLAS ARTES.

INTERIOR. POR F. MAs. NOTAS SOBRE JORGE RODENBACH. davia la imaginacióú pobre de tantos pobres manu­ factureros de YerSos. _Solo encontraba ·Ia emoción l VERSION DE LA .REYISTA MODERNA .• ) verdadera y la verdadera grandeza poética en los ¡'ostros humanos que lo rodeaban, en medio de las I cosas familiares que el sabia dotar de. una existen­ cia real, íntima, profunda y adorable. Edmundo de Goncourt, que no era muy afecto á Por esto llegó á ser como Baudelaire y como Vel'­ los Poetas, ó más bien, que gustaba -de muy poces laine-con un temperamento muy diferente-ese Poetas, me decía un día cuando hablábamos de Ro­ sér raro y precioso á quien llaman un Poeta Mo ­ denbach. derno. -Ah! ese ~í, es mi Poeta. Por esto Goncourt lo amaba tanto y lo queríamos Lo admiraba mucho, y era porque los dos, el vie­ nosotros con una amistad particular;. nosotros que jo prosista y el joven Poeta, tenían sobre muchos pensamos que una ob'ra de arte-libro de prosa, puntos de vista, tanto del arte como de la vida, una poema, estatua ó cuadro-no es bella ni conmove­ comprensión semejante y gustos paralelamente re­ dora, ni vive realmente sino bajo la condición de finados. Los dos tenlan un amor violento por la vi­ que venga de la vida, de los manantiales de la vi­ da, una sensibilidad ante la vida que llegaba á ve­ da y que permanezca en la vida. ces hasta la exasperación nerviosa, hasta la angus­ He dicho que Rodenbacll amaba la vida. La ama­ tia de expresar el fluido, lo que se evaporiza, lo in­ ba con inteligencia y con pasión; y gozaba de ella tangible, lo inexpresable, como son todos los refle­ más que ninguno, porque más que ninguno. y mál! jos y todos los estremecimientos y las ondas fugiti­ profundamente penetraba,. con un sentIdo tan pene- \'as que pasan sobre los espejos y sobre las aguas, . trante y tan agudo, los hombres y las cosas ·en sus sobre los vidrios y sobre los ojos. bélIezas y en sus misterios. Toda su obra, tan ex-. Lo mismo que Goncourt, Rodenbach quería quela trañamente sujestiva, tan transparente y tan ·blan­ poesía emanara directamente de la vida, de la iliten­ ca, está formada de esta mezcla de terror y de go­ sidad de la vida. No quería verse obligado ~ ir y ce. Goce melancolizado á causa de.cste terror, te- buscarla en las antiguas y frias mitologías y en las nor serenizado á causa de este goce! ...... envejecídas leyendas. Repudiaba como un estigma, La ~Reina del Silencio,~ el «Viaje en los ojos,. toda la hojalatería heroica en la que se encierra to- .Bruges Muerta,> . EI Campanero> y ese reciente y REVIS'fA ,MODERNA. 93

admirabie poema -El Espejo del Cielo Natal,bf to­ aprendió á descifrar el enigma de la viqa" porque su dos estos libros, están llenos de esta doble impre­ talento tan angustioso, y tan dulce, tllD evocador y sión que se funde, se esfuma en blancuras vag':!ls Y tan intimamente humano viene de ahi! ...... y si esplendorosas, de un encanto pur-o, angustioso, in­ ha cantado á Bruges, con ese acent,o único" sus pie­ finito. dras ilustreS y sus canales, y sus campanas; y su silencio, y sus sombras humanas, y sus ros'tros le­ II janos y todo ese 'pasado encantador y terril:;lle, es Aunque él evitara hablar de ello, Jorge Roden­ porque Bruges es todavia algo de la muerte, una bachme ha confesado varias veces ' su 'miedo á la muerta blanca como los cisnes que duermen sobre muerte. Dátaba de muy atrás, de suprimera infan­ el lago de amor, blanca como la toca de' las mon­ cia,' cuando se hallaba en el colegio. Con qué, ren­ jas y como el alma de esas mujeres que en las ca­ cor tan vivo, que el , tiempo no habia logrado bo­ lles muy viejas ve uno en las ventanas cerradas, rrar,'pero con qué calor al mismo tiempo, evocaba tras los trasparentes de encajes .. , , sus recuerdos de colegio! QUé-talento para dar la más insignificante narración; ' una 'manera distin­ III guida y apasionada. Filé en' Bruges, -con los je­ Rodenbach fué un hombre muy tierno que vivía suitas. únicamente para su familia. Fué también un hom­ Cada semana, miércoles ' me parece, lo llevaban bre muy digno, que no vivía sino para su 'arte. 'An­ de paseo, no 'al campo como él hubiera querido, si­ tes del dinero, antes de la gloria sólo ambiCionaba no á 'los arrabales que e'n Bruges, como en todas satisfacerse á si mismo. A nadie he conocido tan ce­ pal·tes, son tan tl"Ístes; tristes, por nó ser ya laciu­ loso de la perfección como á él. Tampoco líe cono­ dad y por no ser todavia el campo; tristes, por ser , cido á un amigo tan enca.ntador ili tan delicado; ese paisaje incierto y fúnebre, formado de esas dos era el lazo entre amistades cuidadosamente escogi­ inexistencias ó d'e esas dos agonias. En cada paseo, das, que gustaba reunir alrededor 'd~él. Nos i;ego­ por una singular elección l~ hacian detenerse ante cijábamos con sus conversaciones como con sus el cementerio __ .. Era el lugar que habian escogi­ poemas. Habia en él un manantial sin cesa'r bro­ do púa animarlo á los juegos y á las recreacio­ tante de inspiración. Como el adorable '-l\fallarmé, nes .. :. Tumbas grises, negros conos de ¿ipi'eces, era de los que dan á la vida y á la amistad un pre­ pequeños jardines de piedra, ataúdes traspasando cio inestimable. la reja, familias enlutadas y llorosas; su espiritu se En las horas de tristeza y desaliento estábamos impregnaba poco á poco de todas las miseÍ"ias y de seguros de encontrar en Rodenbach, como en l\fa­ precoces pensamientos de muerte. Su joven alma, llarmé, un refuerzo y un goce. Nos 'tenia de esos salida apenas del limbo, tenia únicamente p'ara afir­ dos espiritus una poderosa emulación y el deseo marse en la vida ideas macabras. . .. Asi, "con qué ardiente de vivir bien y obrar mejor. Sus corazo­ verdadero espanto vela llegar esos miércoles seña­ nes -eran un asilo seguro y una maravillosa hospi­ lados con cl:uces negras; preferia á los 'desoladores talidad, que nunca más encontraremos. espectáculos de afuera, los sombrlos patios interio­ Ay! los hemos perdido! los hemos perdido á los res y las salas ,de estudio llenas de fástidio' y de si­ dos! y antes de hablai' de ellos, como nuestra ternu­ lencio. ra, nuestro agradecimiento y nuestra-admiración Esta impresión que pesó tanto en sus primeros nos hacian un deber, un deber imperioso y dulce, años, ha persistido siempre en él. De este contacto ahora no podemos sino llorarlos. lejano, pero durable, con lo que él entonces crela OCTAVE MmDEAU. el campo, le ha quedado por éste, no odio 'ni horror tampoco, pero si una especie de invencible'descon" fianza. Ante la reja del cementerio de Bruges se ha DE VIAJE. sentido siempre lleno de malestar; en el campo ~ Ie invade una angustiosa turbación porque l~ ecordaba la muerte! __ .. Ese silencio, esa soledad, esos cami­ Puebla_-Caracterizan esta bellisima ciudad, sus nos que cruzan y van quién sabe dónde, ese vasto magnificos templos católicos (ninguno moderno fe­ cementerio de tantas vidas muertas, que' es-la tierra lizmente), sus innumerables figones, pulquerías, ca­ seca, ó cubierta de yerba, esas siembl:as 'tajadas, sas de empeño y expendedores de fiambres. esos horizontes revueltos, todo esto le era imposible Para no caer en el estilo cursi de algunos crIti­ no solamente fijar en ello un pensamien'to 'sereno, cos de arte, modernisimos; para no blasfemar ni sino simplemente soportar la vista. Indudablemen­ incurrir en admirativas exclam-aciones que nada te que él, sensible y vibrante á todas las bellezas, dicen; para no escribir, pl'etextando arquitectura comprendia muy bien su enorme poesia; pero le era religiosa y arte, las ineptitudes que mis contempo­ demasiado' pesada y demasiado dolorosa. Se encon­ ráneos publican día á dia en periódicos muy leidos traba feliz, se encontraba asimismo en las ciuda­ por la plebe, básteme decir que sólo alguien que des entre hombres vivos, en medio de las casas lle­ posea la erudición, el sentimiento artístico refina­ nas de seres vivos. dísimo y la prosa arquitectural del autor de -En Mal haría en maldecir esas impresiones de infan· Route~ y «La Cathédrale,. podrá hacer las mono­ cia y es~ cementerio, y el agua muerta de los canales grafias de los templos católicos de Puebll), y Cho­ y la curva lenta de los cisnes sobre los lflgos ador­ lula, sin caer en la pedanteria ó en la demostrada .mecidos desde hace siglos y siglos, y todas ellas c~· ignorancia, que caracterizan á nuestros criticos. De 8al donde IU ojo da nillo débil, deUllado y~ierno, 108 lIe.enta templo. cat6lico. que en Pu.bla existen 9.t REVISTA MODERNA,

actualmente, sin incluir los de Cholula, hay sin du­ de recuerdos de colegio, de esos recuerdos en 108 da diez que pueden clasificarse como maravillas que si hay algo amargo, es únicam"nte la trompí• de arquitectura religiosa, za, recibida ó dada. Cinco tardes de recuerdos, en La Catedral, La Compañia, San Francisco, San los que el problema del au-dela era, naturalmeD.t~, Agustín, San José y Santo Domingo en Puebla; el el objeto de la conversación, ligado siempre con convento de franciscanos y la Capilla Real en Cho­ las leyendas de Tehuacán. , . , . lula, serán siempre monumentos gloriosos de la Leyendas relatadas por él, á la hora en que Ca­ época en que fueron edificados, nopo, más esplendoroso que Sirio, parecía, en el fir­ Tanto en los templos citados como en otros (co­ mamento, querer llegar hasta la altura en que su mo en casi todos los de la República) no escasean, rival, alpha del Can Mayor, bl'illaba con adaman­ sin embargo, esculturas en madera, grotescas y ri­ tinos matices, diculas; pero también abundan en los de Puebla, Fuera de la ciudad, sobre montículo artificial, riquezas incalculables de al'te, reales obsequios, ce'rca de la vía del Ferrocarril del Sur, se levanta tapices maravillosos y suntuosas sillerías corales, un templo que llaman .El Calvario,» ruinoso, des­ ¡Cómo, al caer la tarde, el tOUl'ista que visita la truido por el tiempo y los terremotos, y sobre el que Capilla Real, siente perdida para siempre quizá en aún flota una leyenda sangrienta de fratricidio y la humanidad, el sentimiento religioso, la fe inge­ de incestos .. . . nua y profunda que animó á los anónimos cons­ Allá, por los primeros años del siglo XVII, u~ Don tructores de esa serie de bóvedas que fan-armónico Fulano de Tal (ojo á la particula), grande de Es­ y majestuoso conjunto ofrecen! paña, millonario, marqués ó conde'ó duque, ena­ ¡Cómo,' alejándose de Cholula, en desvencijado morado perdidamente de la esposa de su hermano, tranvía y viendo perfilar la obscura sombra del el mayorazgo, envenenó á éste y cohabitó ó inten- convento de San Francisco, parece que juntamen­ tó cohabitar con la viuda ...... te, con esa. sHueta elegante y colosal, que se pierde Esta, Teresa Raquin, medioeval, vió surgir é hi­ cerca de las montañas nevadas inm{lnsas, se pierde zo surgir frente al envepenador de su marido, el la raza contemplativa cI'eadora de esos templos, sangriento fantasma de éste .. raza grande en sus errores y en sus crimenes, co­ El fratricida, presa. de los remordimientos ó del mo en su arquitectura; pero creyente y con idea­ delir'iwn "tremens, ocul'l'ió alPontifice Máximo; pe­ les, que le hicieron nos legara monumentos tan regrino paupérrimo, artificialmente, acudió en bus­ grandiosos! ca de absolución á Roma, y alli le fué prescl'Íto por Su Santidad, que levantara el templo y la serie de capillas que hoy habitan los .mochuelos y las hOI'­ Sus aguas minerales, ¡qué riquezas podrían pro­ migas" . ducir á esta ciudad! si estuvieran los establecimien­ En las ruinas de ese templo, vimos sUI'gir tam­ tos balnearios mejor atendidos, bi.én, mi Yiejo amigo y yo, el problema tremendo Sólo en Rancho Colorado se ven atenciones, co­ del más allá, y mientras me .contaba cómo un ven­ . medimiento, aseo y elegancia; sólo allf parece ha­ dedor de maiz (hoy riquisimo) se enriqueció con ber simpatias para el visitante, los tesoros encontrados en una de las capillas rui­ En las calles comerciales de Puebla, amplias, nosas, , .. (encuentro de tesoros, ligadó por supues­ aseadisimas y en las que abundan almacenes sun­ to á .manifestaciones telepáticas), la luna llena,' ma­ tuosos, abundan' también lechuguinos cursis, más jestuosa y serena, asomó por el horizonte sU disco ddículos y fisiognómicamente más cretinos que los rojizo que iluminó ' ¿lúgubremente? aquel recinto de San Francisco r Plateros en México, digno de sel' visitado por modelos de Goya ó del autor de :\Iacheth,

Salvo los cuatro ¡, eill('o ('lIlJ:tllero~ ¡', quienes fui recomendado, 'y cuyas atcnciones 110 oh'idaré, sólo Una sonata de Beethoven, una visita á la biblio­ me causó buena imprcsión, socialmente hablando, teca de mi amigo, una charla fraternal después de un jesuita italiano, astrónomo ilustre, de ag,'ada­ sabroso almuerzo y un adios á esta ciudad, desola­ biJlsima conversación y de. majestuosa figura, da y triste¡ polvosa y desierta como ceme~tel'io, en la que las habitaciones humanas semejan' sepulcra­ les monumentos primitivos, leltuacán,-Desolado y tristísimo como cemen­ terio, en el que las habitaciones IlU1Danas semejan IV. sepulcrales monumentos primitivos, Desolado y polvos o, sin más atl'activo que sus Tulancingo. Triste y glacial noche buena en es­ lal'gas hileras de fl'esnos, rrcndosos y verdes en ta ciudad solitaria, desierta y fria. pleno inviemo, y sus bandadas de urracas, que ale­ La blanca y extensa Villa, que desde el tren, se gran las madrugadas solitarias de viajantes desen­ miraba en el fondo de pintoresco y fértil valle, tie­ ·cantados. ne anchas y limpias calles, bien alineadas; f4bricas Un amigo de infancia, un compañero de colegio, de tejidos de lana, un monumento anónimo bajo el soñador, médico de la facultad de México, artista, que reposan los huesos de aquel clér~go bueno y que aquí hace la vida del anacoreta sin más idea­ santo, que se llamó Garcia de San Vicente, y una les que su ciencia y su hogar, alegra mis cinco dias Catedral tosca, pesada y triste. de Tehuacán. El clero f~rmado de octogenarios anodinos y de A él deb() ciuco tardes deliciosas de recuerdos, indigenas ignorantones y altivos, está dominádo REVISTA MODER~A. 95

aqui por un vicario capitular, joyen, inteligente, li­ ciones de un predicador católico, sólo porque Mr, beral é ilustrado. Desentis no oia misa. El vicario capitular, semeja entre sus canónigos Dos buenos amigos, músicos Y. aficionados á co ­ y subalternos, frondosa encina entre cactus espi­ mer bien, me hacen grata la semana de permanen· nosos. cia en este lngar; y me presentan algunos tipos de . La industria y la agricultura son las principales jóvenes blancas, sonrosadas, graciosas é ingenuas­ riquezas de Tulancingo, porque faltan capitllles y nativas de esta ciudad. brazos para explotar los grandes y ricos criaderos¡ de manganeso, kaolin y plombagina que existen en los alrededores. Francos, leales y desinteresados, son sus actua­ ~ . Tres días dc reposo cn México, para seguir la les habitantes; tolerantes también; aunque no lo jira por el Sur.' eran mucho, en el año 1850, época en que un súb­ -Palabras del patrón que paga mi viaje, y al dito francés (Mr. Desentis), estableció aquí una de que humildemente dedico estas notas. las primeras' casas de comercio del lugar, y que fué apedreada y saqueada por el populacho, á instiga- ALBERTO LEDUC.

LA TEMPORADA EN TLALPAM.

Fot. de J. de Landa y Escnndón·

LA PEÑA POBI E.

ZOILO AD PORTAS.

Desde las edades más pretéritas, y sin duda al­ La perversión de aquel tacaño ha proficuado SUs gun¡¡.ha!!t.a l.as más lontanas pósteras, el ejemplo florecimientos ictéricos de generación en genera­ del mentecato Erostrato se ha reproducido y se re­ ción, no de otra suerte, que las substancias compo­ producirá. nentes de las entrañas de Caín han proficuado tam- 96 ,REVISTA MODERNA.

bién de raza en raza los florones de la sangre vertida y' lumin0sos .carbunclos á la peligrosa gruta de por los puñales. Oriana. Como un ejemplo al que.concurren COIl hermética En manera alguna! cohesión todas las relatividades coincidentes en el Anhelamos el adyenüniento ele críticos aL esta­ punto culminante de lo que afirmamos, ha surgido .dio de las letras mexicanas, lo ansiamos con el fer­ de la nada, en medio de la torva indiferencia del voroso deseo que imploramos el de la justicia en desprecio, el lento y doloroso parto de un gran mon­ medio. de la afeminación política que deprime las te de vanidad que se llama Victoriano Salado 'Al­ energías de la juventúd con sus malos ejernplos; lo varez! deseamos, porque no siendo sietemesinos como los El distinguido grafómano y ,-ergonzante calum­ literatíllos castizos: nuestros entusilismos . est~n to­ niador de poetas, ha crismado al fruto de sus asmá­ davia muy lejos de la desesperanza, pero exigimos, ticas elucubraciones en los ocho lustros que lleva porque tenemos la fuerza del derecho para exígil'• de ranear en la tierra, con un titulo que en manera lo, que los que levanten h\ voz de la luz en la cÚe• alguna pueda cOnvenirle: De mi cosecha. dra artíliteraría, tengan el prestigi~ artiEtico -que ¡Cualquiera al leer las tres palabras creería que el impone respeto á lo's artistas, y el cerebro que .im­ autor.ha sembrado ideas sanas ó especulado labo­ pone admj¡;aciún á los que no piensan com'o tui te- riosamente en las bibliotecas! rodáctilo! . . En su decidido empello de ser el más ínfimo hue­ Victoriano Salado Alvarez, á pesar de no ser una so de la osamenta del precepto antiguo, ensaya al corpulenta encina de ramaje blondo' y buena som­ ludibrio público las grotescas posturas que ensaya­ bra, .ha logrado abundante cosecha de bellotas. ra un ensoberbecido lechón al pretender competir ¡Salud á todas las piaras del o.rbe! . en gracia y agilidad con el calJallo blanco de herra­ duras de plata. ¿Qué semillas ha anojado al SUrco virgen del ar_ te nacional este pavo con plumas de grajo? LIBROS - P· R0~IMOS. ¿Puede ser un templario del arte el que pone por encima de él sus pasiones personales sin tene1' si­ quiera el valor de hacerlas francamente manifies­ "l\Ielancoli,as y Cóleras," de D. tas? ¿En asuntos de letras es obra meritoria loar á i3alvador Díaz ·l\Iirón.-Damos hoy á aquellos de quienes se han aceptado elogios, esta­ nuestroE! lectores como egregia primi­ bleciendo de ese modo el comercio de las palabras serviles como podría establecerse cualquie1' otra in­ cia el Prelimina1" en facsímil de un au­ dustria de oferta y demanda? tógrafo del poeta. ¿En literatura es virtuosa labor adherirse como un perrillo mamón h la decrépita méntula de D. Juan Valera? "Poemas Breves," del mismo au­ Sostenemos que nunca en el ofertorio de la belle­ tor. za podrá levantarse como humo de litúrgica mina, el osculainiento que hace este Zoilo sin ingenio en "Poemas Rústicos," de nuestro el ombligo de su dilecto compinche el disparatado Narciso, Amado Nervo! companero D. Manuel José Üthón .. No analizamos con detenimiento el libro porque siempre hemos negado la personalidad literaria de Un libro de Cuentos, de nuestro su autor, y no queremos hacer un Cristo de un es­ compafiero D. Rafael Delg'ado. carabajo, ni un Espoliarum de un avispero, atormen­ tando así á nuestros lectores, que son inteligente~, "Los Parientes Ricos."-· Nove­ con la trivial monografía del que osa llamarse es­ critor, á pesar de que para serlo demuestra carecer la del mismo escritor. de ideales, de estilo, de originalidad, de léxi