Tobas) Del Chaco Argentino
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Tesis de doctorado – Área de Antropología – UBA-FFyL CINE COMUNITARIO Y SOBERANÍA VISUAL ENTRE LOS QOM (TOBAS) DEL CHACO ARGENTINO Tesista: Carolina Soler Directora UBA: Florencia Carmen Tola Director EHESS: Jean-Paul Colleyn Consejera de estudios UBA: Diana Lenton Crédito de la foto de tapa Aldana Lencinas (comunidad qom Paraje Maipú, La Leonesa, Provincia del Chaco, Argentina) Universidad de Buenos Aires Facultad de Filosofía y Letras en cotutela internacional con la École des hautes études en sciences sociales Tesis de doctorado: Cine comunitario y soberanía visual entre los qom (tobas) del Chaco argentino. Tesis en cotutela internacional entre la Universidad de Buenos Aires y la École des hautes études en sciences sociales Doctorante: Carolina Soler Directora UBA: Florencia C. Tola Director EHESS: Jean-Paul Colleyn Consejera UBA: Diana Lenton Crédito de la fotografía de tapa: Aldana Lencinas (comunidad qom Paraje Maipú, La Leonesa, Provincia del Chaco, Argentina) — 2 — En tiempos de lo enorme, de lo espectacular, de producciones cinematográficas de cien millones, quiero hablar por los pequeños actos invisibles del espíritu humano, tan sutiles, tan pequeños que mueren apenas se los expone a los reflectores. Quiero celebrar las pequeñas formas del cine, las formas líricas, el poema, la acuarela,el estudio, el boceto, la tarjeta postal, el arabesco, el trío y la bagatela y las pequeñas canciones en 8mm. En tiempos en los que todos anhelan el éxito y quieren vender, yo quiero celebrar a aquellos que aceptan el fracaso social cotidiano para buscar lo invisible, lo personal, las cosas que no dan ni dinero ni pan y que no hacen la historia contemporánea, ni la historia del cine, ni ningún tipo de historia. Estoy a favor del arte que hacemos los unos para los otros como amigos y que hacemos para nosotros mismos. Estoy parado en medio de la autopista de la información y me río porque una mariposa sobre una pequeña flor en algún lugar, en algún lugar, acaba de agitar sus alas y yo sé que todo el curso de la historia cambiará drásticamente debido a ese aleteo una cámara de 8 milímetros acaba de hacer un zumbido en alguna parte del Lower East Side en Nueva York y el mundo no volverá a ser el mismo la verdadera historia del cine es la historia invisible una historia de amigos juntándose haciendo aquello que aman para nosotros el cine recién comienza con cada nuevo zumbido del proyector con cada nuevo zumbido de nuestras cámaras nuestros corazones se alzan hacia adelante, mis amigos. JONAS MEKAS, Manifiesto anti 100 años del cine (1997) — 3 — A la memoria de mi madre, de quien aprendí a crear un hogar no importa dónde A la memoria de Ana Martínez, por su generosidad y sus enseñanzas A la memoria de Ezequiel Jacobo Zacarías, por su incondicional apoyo al cine del Barrio Toba A la memoria de Patricio Taish, entrañable cineasta y amigo shuar — 4 — AGRADECIMIENTOS Esta investigación se inició por fuera de la academia y por fuera de una estructura institucional universitaria. Surgió del fuerte deseo de compartir saberes al descubrir que en un rincón de Argentina había indígenas interesados en aprender a hacer su propio cine y construir una comunicación autónoma. Este recorrido comenzó en 2010 y transitó por diversas sendas hasta que, finalmente, dio con instituciones universitarias en las que pudieron enmarcarse las experiencias y las reflexiones aquí sintetizadas. Esta tesis es desbordada por la densidad de lo vivido y por la generosidad de tantas personas que la hicieron posible. Tratando de esbozar cierta cronología en la sucesión de los eventos, voy a empezar agradeciendo a las personas que me recibieron en Resistencia en 2010, durante el tercer Festival de Cine Indígena del Chaco. En primer lugar, a todos comunicadores indígenas que se estaban formando en ese momento y, especialmente, a Juan Chico por haberme abierto las puertas para trabajar en el Departamento de Cine Indígena de la DCEA, por su confianza en lo que yo podía ofrecer y por las enriquecedoras charlas y experiencias que hemos compartido, y a Viyen Leiva y Bashe Charole, quienes —en esa primera etapa— me pusieron al tanto de todo lo que estaba ocurriendo durante los ajetreados talleres del CEFREC y, a lo largo de los años siguientes, siguieron mostrándose presentes y generosos para ayudarme a comprender este universo en el que trataba de introducirme. También quiero mencionar a Fabián Valdez, que me ayudó a comprender el proceso de rodaje de La nación oculta y a interpretarla; sin su mirada, el capítulo 3 de esta tesis hubiera sido muy distinto. Agradezco muy especialmente a Lecko Zamora, por las distintas charlas y reflexiones que me llevaron a ver con nuevos ojos las primeras experiencias de cine indígena en el Chaco, así como también por invitarme a colaborar en la construcción de un cine wichí; su confianza en mi trabajo y su afecto son invaluables. También a Shailil y Tibisay Zamora — 5 — Aray por el acompañamiento y los momentos compartidos, y a todo el equipo de extensión universitaria del proyecto de memoria wichí, especialmente a Raúl González y Belén Carpio, quienes no sólo me aconsejaron en múltiples oportunidades, sino que me ayudaron a conseguir bibliografía valiosísima. Quiero expresar mi mayor gratitud a los integrantes de la DCEA de los primeros tiempos, quienes empezaron a formar a los indígenas chaqueños en los oficios del cine: Marcelo Pérez (pilar fundamental) y Alejandra Muñoz, quienes —cada uno a su manera— me brindaron su apoyo y acompañamiento. Más tarde, a Roly Ruiz, porque apostó a ciegas por mi trabajo mostrando una confianza absoluta en mi tarea y estando al pie del cañón para ayudarme en cuanto me hiciera falta. Igualmente agradezco al equipo que estuvo en la DCEA entre 2014 y 2016: Valeria de Pedro, Cristian Ice (quien también hizo las animaciones del video de los chicos del Barrio Toba), Lucas Brito Sánchez, Karina Montiel, Ignacio Zabalúa, Omar González y todos los que allí trabajaban. Finalmente, a Arturo Fabiani, que cuando asumió como director me dio su total apoyo para que diera continuidad al trabajo ya iniciado; su consejo y acompañamiento hasta el presente fueron fundamentales. Agradezco a mi directora por la Universidad de Buenos Aires (Argentina), Florencia Tola, quien —en 2011— aceptó ayudarme a encausar mi entusiasmo y mis ideas sueltas en una investigación académica; sin su apoyo y su confianza esta investigación no hubiera sido posible. Y agradezco también a Jean-Paul Colleyn, quien un año más tarde dirigió mis estudios de máster en la École de hautes études en sciences sociales (EHESS, París, Francia) y aceptó la osada tarea de continuar acompañándome durante el doctorado en cotutela internacional; gracias por su apoyo a lo largo de estos años, sus aportes sobre el cine y la imagen en antropología fueron fundamentales para mi trabajo. Esta investigación no recibió financiamiento de instituciones académicas hasta una etapa tardía; el trabajo de campo tuvo lugar en gran parte gracias al aporte del Instituto de Cultura del Chaco a través de la DCEA, que financió el dictado de los talleres de cine indígena; más tarde, algunos talleres de videodanza fueron apoyados desde el Área Danza del Ministerio de Cultura de la Nación, con el incondicional y generoso acompañamiento de Mariela Queraltó. Algunos municipios del interior ofrecieron comida, alojamiento y, en algunos casos, los traslados; por ello agradezco a la Municipalidad del El Sauzalito, a la de La Leonesa y a la Delegación Municipal de Fortín Lavalle. En 2016 recibí una beca del CONICET (Argentina) para abordar la etapa de escritura de esta tesis y, más tarde, una beca Saint-Exupéry —cofinanciada por el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación (Argentina) y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional (Francia)— — 6 — para realizar una estancia corta en la EHESS. Sin todos estos apoyos, este trabajo no hubiera podido llevarse adelante. Mi experiencia con el cine indígena no se inició en el Chaco, sino con los shuar del Centro Kupiamais, en la Cordillera del Cóndor (Amazonía ecuatoriana). Con ellos comenzamos a crear nuevas maneras de compartir la realización audiovisual. Verenice Benítez fue quien me invitó a participar del proyecto Estsa-Nantu/Cámara-Shuar y le agradezco su amistad y su confianza; su sensibilidad, su temple y su paciencia me llevaron a aprender lecciones fundamentales para encontrar mi propia manera de abordar los talleres de cine indígena en otras regiones. También agradezco a Donatien Costa, por acompañar siempre el proyecto de cine shuar, por sus charlas, su entusiasmo y su amistad; a Franco Passarelli, que me acompañó durante un tiempo en mi segunda estancia en Kupiamais, por su apoyo y su amistad, que fueron fundamentales para sobrellevar la intensidad de esa experiencia; a Domingo Ankuash, líder shuar y principal promotor del cine, por haberme abierto las puertas de su comunidad y la de su casa; a Raúl y a las familias Ankuash y Taish, especialmente a Rosa y Patricio, a quien nunca dejaremos de echar de menos. Volviendo a la región chaqueña, esta tesis no hubiera sido posible si distintos qom no me hubieran abierto las puertas de sus casas y comunidades. Agradezco a la comunidad Paraje Maipú de La Leonesa, especialmente a los Lencinas y González por hacerme sentir parte de sus familias; a Lissa, por su potencia y entusiasmo permanente y por empujarme a ir a enseñarles cine; a Lía, Aldana, Romina y Claribel, por todos los aprendizajes compartidos y por visitarme en La Plata; a Miguel Lencinas, Bernarda González, Mario González y Ana y Pablo Escalada, quienes nos recibieron en sus casas y confiaron en nuestro trabajo con los jóvenes; a Gloria, Arnaldo, Juana, Érica y Flaminio, por sus consejos y amistad, y también a los más jóvenes: Ramiro, Melanie, Naim, Ángeles, Nehemias, Melina y Ayelén, por compartir con nosotros sus danzas y sus juegos con las chicharras.