Un Tostón De Arte Mexicano 1950-2000
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Un tostón de arte mexicano 1950-2000 I r i s M é x i c o addenda 11 l i b r o e l e c t r ó n i c o Un tostón de arte mexicano 1950-2000 I r i s M é x i c o addenda 11 l i b r o e l e c t r ó n i c o IRIS MÉXICO Primera edición • 2005 TÍTULO ORIGINAL • UN TOSTÓN DE ARTE MEXICANO 1950-2000 IMAGEN DE POR TADA • Sergio Santiago Madariaga • Iris México ADDENDA NÚMERO 11• ENERO-MARZO DE 2005 • • • EDICIÓN • Carlos Martínez G. • Carlos-Blas Galindo • Alejandrina Escudero D ISEÑO • Rubén Ascencio L. © Iris México D.R. © Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura TE MEXICANO 1950-2000 Los derechos de la presente edición son propiedad del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatu- ra y/o la autora, 2005. La producción editorial se realizó en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas. Centro Nacional de las Artes, Torre de Investiga- ción piso 9, Av. Río Churubusco 79, Col. Country Club, Coyoacán, México D.F. 04220. Tels.: 12 53 94 00 ext. 1121, 1122 y 1127. UN TOSTÓN DE AR 3 ÍNDICE • I N T R O D U C C I Ó N Sociedad e individuo. Creación, copia y pose en la historia 7 del arte • I. FIN DE LOS “ISMOS” Nacionalismos y su “eterno recuerdo” 12 Figuración no ortodoxa y la reiterada “Ruptura” 19 Abstracción informalista. Nueva figuración ¿“fresa” y obediente? 23 Abstracción geométrica y las fronteras de la certeza 29 Los grupos y la mala puntería 34 • II. NEOS Y OTROS Neodadaístas, surrealismo en México, realismo mágico, 43 no-objetuales, deconstructivistas Neonacionalismo y la vena barroca 49 Neoacademicismo; seducción explícita y limitada subversión 51 Neopop mexicano y pintura salvaje 54 • III. POST Posconceptualismo, espacios alternativos y crítica 60 • IV. HIPER Hipermodernidad o ¿cuál es la prioridad del arte actual? 67 Currículum de la autora 76 IRIS MÉXICO AGRADECIMIENTOS La curiosidad no mató al gato… le brindó un malicioso brillo a su sonrisa. Agradezco a quienes me han apoyado con su cariño, confianza, tiem- po… Porque son muchas las personas involucradas en innumerables viajes dedicados a visitar exposiciones, protagonistas del arte, even- tos y espectáculos. Afortunadamente, mis seres queridos han com- prendido y respaldado –aunque a veces a regañadientes– esta obse- sión mía por decodificar signos artísticos. Agradezco a los contrarios, cuyos argumentos me motivan a esgrimir respuestas, escudos y propuestas. La ira suele ser un motor bullente que a través de mí genera múltiples caracteres. Escribir en relación con el arte es una pulsión que me ha sido nutrida tanto por los amigos como por los enemigos. Mis conquistas suelen ser una vasta biblioteca, buena música, tiempo para conversar, tomar té o una copa y escribir. La curiosidad es madre de mis lecturas, aprendizajes y de las relaciones que percibo entre testimonios antes aislados. Me parecen terriblemente seductores los procesos de descubrimiento, duda y revelación, de los cuales dejo tes- timonio en apuntes, notas y algunas ediciones, que agradezco al lector comparta conmigo. TE MEXICANO 1950-2000 UN TOSTÓN DE AR 5 INTRODUCCIÓN IRIS MÉXICO Sociedad e individuo. Creación, copia y pose en la historia del arte ¿Y no se podría descubrir, con un poco de audacia, el curso paleolítico en cierta historia del cine? En síntesis, la veríamos empezar en unos exteriores, por la imagen-indicio, documental, testimonio del mundo bruto, con los hermanos Lumière; continuar en el estudio con la imagen-icono del academicismo narrativo de los años treinta, cuarenta y cincuenta; después volverse a la imagen-símbolo y ma- nierista con la cámara-estilo de los filmes de autor. Tres estadios, pues, para la imagen animada (en el hexágono): el documento, el espectáculo, la escritura. Año sesenta, vuelta al sonido directo, cine-verdad, rodaje en el exterior y en caliente, con la nueva ola, para “captar en vivo la vida de las gentes”, casi sin guión ni diálogos arreglados. Resurgimiento para una nueva marcha hacia el espectáculo, ¿segundo movimiento del ciclo? Eso sería a buen seguro simplificar en sumo grado. Régis Debray, Vida y muerte de la imagen Pretender narrar la historia del arte mexicano es a todas luces un ejercicio de simplificación; ejercicio teórico que, dentro del gremio del arte, les gusta prac- ticar a estudiantes, maestros, académicos, historiadores, estetas, cronistas, periodistas culturales, coleccionistas y aficionados. Consecuencia de tal actividad encontramos ensayos, libros, suplementos culturales, libros digitales, pláticas de cantina, conferencias, seminarios y coloquios, así como interpretaciones disímiles de la historia; donde uno ve una línea, otro encuentra un círculo. Mi manera de acercarme al arte mexicano es a partir de mi experiencia como TE MEXICANO 1950-2000 intelectual pop y como periodista cultural. Me hago llamar intelectual pop dado a que centro mi actividad creadora en la pasión por las artes y la cultura de los medios masivos de comunicación. En mi “advocación” de comunicadora, he UN TOSTÓN DE AR difundido más de una centena de textos en radio, televisión, prensa e Internet 7 IRIS MÉXICO desde 1994, como parte de un proceso de aprendizaje, reflexión y propuestas de debate con el espectador. Un tostón de arte mexicano 1950-2000 es un esfuerzo por referirme a cincuen- ta años del devenir artístico en nuestro país. La palabra “tostón”1 es seria mas no solemne; frecuentemente en nuestro modo de alidir a una cincuentena, ya sea de centavos, pesos o años. Walter Benjamin describió la historia como un ángel hacia adelante. En el fas- cismo, esa concepción ya no la pudo sostener, y actualmente podemos decir que la historia puede ser leída en reversa o hacia el frente, ¿en cámara lenta, en zapping, en fast forward? ¿Acaso la historia era una y eran múltiples sombras cómplices en una danza de colores que sólo los ruiseñores podían nombrar? Régis Debray2 considera que los tres momentos que articulan la historia occi- dental de la mirada, a gran escala, parecen reencontrarse, a una escala más pequeña, en cada ciclo artístico. Presencia, representación, simulación. La ima- gen, inicialmente creada por fusión, se convierte en calco de lo real y, al final, en ornamento y decoración burguesa. Issa María Benítez Dueñas considera que […] la historia del arte se fundamenta en la relación que existe entre las palabras (la narración) y las cosas (las obras de arte). A lo largo de su desarrollo esta disciplina ha tenido que confrontarse con la necesidad de definir y delimitar su objeto de estudio para, simultáneamente, explicar un proceso de desarrollo que no tiene una solución definitiva. En la tradición de la historia del arte occidental puede sin embargo recono- cerse cierta continuidad en el tipo de objetos de los que se ha ocupado y que funda- mentalmente se limitan a los soportes pictóricos, escultóricos y arquitectónicos; so- portes que a su vez han sido claramente identificables por sus características mate- riales y técnicas.3 1 Modo de referirse al número cincuenta; se dice tostón para significar una moneda de cincuenta centavos, un billete de cincuenta pesos, etc. Viene del portugués tostao y se utilizó para el nombre de diversas monedas antiguas de plata: 100 reis en Portugal, real de a cuatro en Nueva Granada, TE MEXICANO 1950-2000 peseta columnaria en Canaria. En México se nombró así a la moneda de plata de cincuenta centavos. 2 Régis Debray, Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en Occidente, Barcelona, Paidós, 1994. 3 Issa Ma. Benítez Dueñas (coordinadora), Hacia otra historia del arte en México. Disolvencias UN TOSTÓN DE AR (1960-200), México, Conaculta/Curare, 2004, p. 9. 8 IRIS MÉXICO En lo personal, a mí me atrae la historia del arte de una forma diferente de como la concibe Benítez: “narración de las obras”. Más bien me convence una perspectiva sociologista cercana a Juan Acha, con la intención de desmitificar las obras y, con ello, el sistema capitalista que idealiza al objeto, así como analizar el proceso artístico en su conjunto y complejidad: producción, distribu- ción y consumo. Por supuesto, coincido también con Debray en la importancia de la mirada a distancia que nos permite debatir dicho proceso artístico a través de su recorrer temporal de presencia, representación y simulación. Me atrae la narración de una historia del arte editada dentro o fuera de la linealidad y, como un guionista, narrar y con ello convocar la lectura en las diversas posibilidades temporales que el lenguaje nos permita: en reversa, en zapping, en fast forward, etcétera. La crítica y la historia del arte tienden a versar sobre la pintura, aun cuando desde 1913 Marcel Duchamp, con la rueda de una bicicleta, dirigió la atención del arte hacia géneros divergentes de lo pictórico. Ésta es una de las limitacio- nes que, ¿por formación o deformación?, compartimos muchas personas dedi- cadas a las ciencias sociales. Uno de los grandes pendientes de la teoría del arte mexicano es la valoración de los diversos géneros artísticos, así como fomentar la interdisciplinariedad, la intertextualidad, es decir, la relación entre los diver- sos medios de expresión artística. Considero propicio confrontar una selección de vocablos que son materia prima para el viaje al caleidoscopio de interpretaciones y conclusiones a que la histo- ria del arte nos puede conducir. Es decir, a lo que significan y nos referimos con: movimientos, tendencias, estilos, corrientes, vertientes. Con dichas palabras denominamos diversas formas de considerar la creación artística, que suceden en cierto periodo histórico, en un espacio particular y que homogenizan tanto como difieren fondos y formas en la creación artística. Tendencias son maneras permanentes de arte, como el expresionismo, el ba- rroco o el arte pop, los cuales, desde que surgieron, no han perdido vigencia.