Centro de Estudios Avanzados de y el Caribe San Juan de Puerto Rico

Una mirada a la participación política de la mujer por la independencia de Puerto Rico a través del Partido Nacionalista

Zuan S. Suárez HIST 1158 Prof. Mario Cancel Sepúlveda 19 de noviembre de 2016

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La lucha por la participación política de la mujer en Puerto Rico comenzó a principios del siglo XX, teniendo como resultado el derecho al sufragio femenino de forma limitada en el 1929 y luego de manera universal a partir del 1936. Este logro para la mujer permitió la participación política según su ideal en torno al estatus político de Puerto Rico. Sin embargo, en la historia que se cuenta, que se ha documentado y publicado tanto en libros, artículos de revistas, periódicos entre otros; se ha excluido la hazaña de la mujer en la política puertorriqueña sin considerar su valor histórico a los aportes del desarrollo político femenino. Así se ha reflejado en investigaciones realizadas en torno al Partido Nacionalista, donde la figura de la mujer no se resalta ante la búsqueda de la libertad de Puerto Rico. Por consiguiente, la obra femenina ha sido parte fundamental y complementaria en los procesos políticos siendo una pieza clave en el

Partido Nacionalista en la lucha por la independencia de Puerto Rico.

Pedro Albizu Campos, en su primer discurso como presidente del Partido Nacionalista de

Puerto Rico el 11 de mayo de 1930, expuso su visión sobre el papel de la mujer dentro de la historia de la nación puertorriqueña.

Yo lamento que en esta asamblea no se haya oído la voz de una opinión femenina, ahora que la

mujer puertorriqueña tiene en sus manos los poderes de realizar una gran labor cívica. Trato esta

cuestión para que las mujeres no vayan a caer en el pecado en el que han incurrido los hombres:

esto es, dividirse en la cuestión de la independencia de su patria cuando todos estamos unidos por

los lazos indisolubles del sentimiento nacionalista. La mujer es la matriz creadora de todas las

energías físicas y morales. Es la matriz de la vida trascendental y por tanto la madre auténtica de

la nacionalidad.1

1Sandra Morales Blanes, La participación de la mujer en el Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR) en Puerto Rico y en Estados Unidos vista a través de las carpetas del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), 1941- 1951. Tesis de Maestría, San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Departamento de Historia, 2013, p. 5.

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Él entendía que la mujer era quien mantenía unida a la sociedad. Era ella la matriz, la creadora, por tanto, la madre de la nacionalidad. Como madre, la mujer tenía la responsabilidad natural de transmitir valores y principios morales que giraban en torno a la dignidad humana y la libertad. Al ser conocedora del dolor, por el sufrimiento de haber sido sumisas y marginadas en los aspectos políticos y públicos a lo largo de la historia, podían entender el sufrimiento de los esclavos, de los trabajadores y las minorías. Al mismo tiempo entendía el sufrimiento de la sociedad puertorriqueña ante la subyugación de Puerto Rico por parte del coloniaje estadounidense.2 A pesar de ser considerada por parte del doctor Albizu, como un ente esencial en la lucha por la independencia, la participación de la mujer dentro de la vida política del

Partido Nacionalista giraba en torno a organismos como las Juntas de Damas y clubes a través de los cuales ellas recaudaban dinero a la vez que ofrecían discursos para reforzar sus ideales nacionalistas. Obviamente, la participación de estas organizaciones dentro de las estructuras del partido era alrededor de un 30% en Puerto Rico entre las décadas del 1941-1951.3 Esta participación indirecta de la mujer es entendible, ya que apenas una década atrás se abrió la puerta para la participación femenina dentro esta esfera. Hasta que en el 1935, Dominga de la

Cruz Becerril, en la asamblea de Caguas al conocer a Albizu le presentó la propuesta de cambiar el nombre de la organización Las hijas de la libertad creado en el 1932, por el Cuerpo de

Enfermeras. 4 La justificación de Dominga, fue el querer ser protagonistas dentro de la revolución. El papel de mujer oradora, educada e intelectual no era suficiente.5 Además, ellas no querían seguir con las funciones que ejercían por parte de Las hijas de la Libertad porque según

2 Ibíd., pp. 3-4. 3 Ibíd., p. 130. 4 , La constitución es la revolución. San Juan, Comité de Estudios Congreso Nacional Hostosiano, 1997. p. 12. 5 Olga Jiménez de Wagenheim, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930-1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. p.38.

3 ellas no querían ser como los hombres.6 Es interesante cómo a través de los roles femeninos establecidos por la sociedad de la época ellas querían contribuir de una manera más directa en la lucha revolucionaria. Siendo enfermeras y cuidadoras dejarían de ser sujeto y pasarían a ser acción. La idea fue aprobada por en la asamblea y a partir de ese momento comenzaron a militar junto a los hombres de manera complementaria. Quiérase decir, ejerciendo un rol maternal pasaron a ser las cuidadoras de los Cadetes de la República, contribuyendo más allá de discursos y recolectas. Este logro fue uno significativo, ya que permitió la cercanía de varias mujeres con el líder del Partido Nacionalista, otorgándole el liderato en algunos asuntos relacionados con la lucha. De esta forma le contestaron a Albizu el planteamiento que publicó en el periódico El Mundo a nueve días de haber sido electo presidente del partido. Pedro Albizu Campos le cuestionaba a la mujer para qué lucharon por el derecho al voto, si era para contribuir con los partidos que patrocinaban el coloniaje o si era con el objetivo de ayudar a liberar a Puerto Rico.7

La participación directa de la mujer nacionalista a través del Cuerpo de Enfermeras pasó a ser una ramificación de la Junta de Damas dentro de la Junta Nacional. Por tanto, la acción indirecta femenina a través de recolectas, contribuciones, celebraciones de reuniones y asambleas anuales permitieron el desarrollo de luchas y gestas históricas por parte de otras esferas del partido. A finales de la década del 1930 y en la década de 1940 algunas mujeres ocuparon cargos importantes dentro del organismo administrativo y dentro del partido a nivel nacional e internacional. A nivel nacional, Isolina Rondón, ocupó el cargo de tesorera en 1937 y

6 José Manuel Dávila Marichal. Metamorfosis: de las Hijas de la Libertad al Cuerpo de Enfermeras de la Republica del Partido Nacionalista de Puerto Rico, 1932-1937. http://senriquezseiders.blogspot.com/p/blog-page_17.html (consultado el 29 de octubre de 2016). 7 Benjamín Torres, Pedro Albizu Campos: Obras escogidas, 1923-1936, San Juan, Editorial Jelofe, 1975, 2 vol., I pp. 91, 96-97.

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1942, lo cual representó un 8% de participación.8 Mientras, a nivel municipal trabajaron en colaboración las Juntas de Damas como fue el caso de la Junta de Damas Nacionalistas de Río

Piedras. En una carta dirigida a Albizu Campos firmada por la presidenta Juanita González y la subsecretaria Olga Viscal, le expusieron su amor a la causa y su postura al plantear que eran servidoras leales esperando por su orientación y dirección.9 Esto muestra el activismo político femenino municipal el cual llegó hasta alrededor de un 33%.10 Esos números aumentaron y se internacionalizaron en las juntas y clubes establecidos en diferentes ciudades de Estados Unidos como New York y Chicago. Se puede inferir que ese aumento se debió a la migración en masa que se estaba dando desde Puerto Rico hacia esos puntos. Además, se encontraban en un país que promovía los derechos civiles, defendía la democracia y la libertad. En las ciudades New

York y Chicago el porcentaje llegó hasta un 70%.11 En estos organismos la mujer ocupó mayormente cargos menores por ejemplo, enviaban de telegramas, hacían recolectoras, eran oradoras y poetisas. A estas mujeres puertorriqueñas nacionalistas se les unieron otras mujeres estadounidenses para colaborar con la liberación de Puerto Rico como Ruth Reynolds y Thelma

Mielke, quienes no entendían cómo una nación como Estados Unidos podía ser parte del coloniaje en el siglo XX.

Ruth Reynolds se unió a la American League of Puerto Rico’s Independence luego de haber conocido a Albizu Campos en el Columbus Hospital de New York en el 1944. Las visitas

8 Sandra Morales Blanes, La participación de la mujer en el Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR) en Puerto Rico y en Estados Unidos vista a través de las carpetas del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), 1941- 1951. Tesis de Maestría, San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Departamento de Historia, 2013, p. 130. 9Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Tomás Bonilla Feliciano, Colección Carpetas FBI, Carpetas del Partido Nacionalista de Puerto Rico Serie 47, Subserie 130, sección #1, p.25. 10Sandra Morales Blanes, La participación de la mujer en el Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR) en Puerto Rico y en Estados Unidos vista a través de las carpetas del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), 1941- 1951. Tesis de Maestría, San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Departamento de Historia, 2013, p. 130. 11Ibid., p.130.

5 entre ella y Albizu sirvieron para que ella entendiera los lazos coloniales entre Puerto Rico y

Estados Unidos desde la postura del mismo líder del partido. Al mismo tiempo, otras razones que llevaron a Ruth a unirse al apoyo por la liberación de Puerto Rico fue el maltrato a los nativos y a los afroamericanos que presenció luego de haber obtenido su bachillerato. Esa conciencia que desarrolló por la justicia social llevó a Reynolds a pasar meses educándose sobre Puerto Rico antes de convertirse en la secretaria de la organización por la independencia de Puerto Rico. A partir del momento en el que Ruth comenzó a apoyar el caso de Puerto Rico, esta no descansó hasta sus últimos días. Luego de haber sido seleccionada como secretaria de la Liga Americana por la Independencia de Puerto Rico, estuvo en Puerto Rico en el 1945 y luego en 1948. Durante sus visitas en la isla, ella conoció a diferentes líderes nacionalistas a los cuales se dedicaba a entrevistar para entender la relación opresora por parte de Estados Unidos a Puerto Rico. Para promover la agenda de esa organización, Ruth ayudó a presentar ante las Naciones Unidas el caso de Puerto Rico alegando una violación a la Declaración de los Territorios sin Gobierno

Propio. A partir de ese momento Ruth Reynolds pasó a ser vigilada por el FBI, quienes acumularon suficiente información que usaron para encarcelarla luego de la revolución el 30 de octubre de 1950.12 Su figura y su participación y dedicación por la justicia de Puerto Rico fue un gran baluarte para los nacionalistas. Si no hubiera sido por la traducción de los escritos de Pinto

Gandía, las Naciones Unidas no hubieran conocido lo que estaba pasando en la isla, según escribió .13 Mientras, Lolita Lebrón la consideró como una heroína puertorriqueña más, así como lo han sido las mismas puertorriqueñas.14

12 Olga Jiménez de Wagenheim, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930-1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. p.129-135. 13 Ibid., p. 160. 14 Ibid., p. 160.

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Thelma Mielke fue otra estadounidense que trabajó de cerca con Pedro Albizu Campos.

Mielke, también seguía la filosofía pacifista de Gandhi al igual que Ruth Reynolds. La lucha por la liberación de India permitió que ella se solidarizara por la independencia de Puerto Rico. Al momento en el que el Partido Nacionalista fue reconocido como una organización no gubernamental en la ONU, Albizu le pidió a Thelma ser la observadora oficial del partido. Las razones por haber escogido a la joven se desconocen y más aún cuando Thelma le había pedido que no documentara los motivos de sus reuniones.15 Quizás, la filosofía pacifista que practicaba y su origen estadounidense fueron motivos para determinar que ella lograría llevar el caso de

Puerto Rico a un foro internacional de manera efectiva. A partir del 1947, Thelma Mielke, asumió con un compromiso admirable la misión de representar el Partido Nacionalista hasta el año 1950. Al estallar la insurrección en octubre, Thelma envió una carta al Secretario General de las Naciones Unidas donde le pidió que el caso de Puerto Rico fuera considerado y presentando ante la Asamblea General. Debido a la ausencia de una respuesta, Thelma se dirigió personalmente ante la división de organizaciones no gubernamentales, el 2 de noviembre de

1950, entregando una copia de la carta que había enviado y exigió una respuesta inmediata. La carta fue contestada dos días después de los eventos ocurridos en diferentes puntos de la isla como Jayuya, Utuado y San Juan. En la contestación el secretario le indicó que él no estaba en posición de intervenir en ese asunto. Días más tarde se le revocó el pase como observadora sin ninguna explicación.16 Según Albizu, esta revocación se debió a la presión ejercida por parte del

15 Pedro Aponte Vázquez, Las memorias que don Pedro no escribió, Pedro Aponte Vázquez: educador, historiador, periodista y escritor. Última modificación el 3 de agosto de 2011. http://pedroapontevazquez.com/tag/albizu-thelma- mielke/ (accesado en octubre 29 de 2016). 16 Andre Lee Muñiz, Puerto Rico’s Colonial Case in the , La Respuesta: a magazine to (Re)imagine the Boricua Diaspora. Ultima modificación el 18 de agosto de 2014. http://larespuestaindepediata.com/puerto-ricos- colonial-case-in-the-united-nations/ (accesado en agosto 31 de 2016).

7 gobierno de Estados Unidos en la ONU.17 La presencia de Thelma Mielke ante las Naciones

Unidas presentando el caso de Puerto Rico fue sumamente valiosa. Tener el coraje, la valentía y la determinación de defender ante los foros internacionales la situación colonial de la isla, más que una misión fue un deber para ella, quien defendió la causa de la liberación de los pueblos coloniales. Más importante aún fue el hecho de haber comenzado a labrar el camino del caso colonial de Puerto Rico, que aún hoy día se encuentra inconcluso ante las Naciones Unidas.

Así como Ruth Reynolds y Thelma Mielke, hubo puertorriqueñas nacionalistas de igual importancia cercanas a la figura de Albizu. Algunas de estas no escatimaron al unirse a la lucha armada y el clandestinaje consiguiendo dinero, armamento, entre otras cosas. Varias de ellas llegaron a ocupar posiciones importantes como Doris Torresola, Blanca Canales, Olga Viscal y otras mujeres que estaban totalmente entregadas a la causa a través del activismo político y la lucha revolucionaria. En este otro plano, también hay que destacar que el porcentaje de participación que se reflejó luego de la declaración de la república en octubre de 1950 en Jayuya, fue de un 2.1%.18 Aunque, ese número de arrestos de mujeres aumentó a lo largo de la década del 1950. El perfil de este grupo de mujeres revolucionarias mostró que la mayoría de ellas eran letradas. Unas habían cursado sus primeros años en la escuela lo que permitió que aprendieran a leer y escribir. Otras, tuvieron la oportunidad de obtener títulos universitarios convirtiéndose en profesionales como por ejemplo maestras, trabajadoras sociales y poetisas. Ese mundo del saber, sin destacar cuán alta era la escolaridad, permitió que estas mujeres entendieran que la solución a la crisis económica y social era uniéndose a la lucha por la independencia de Puerto Rico. De

17 Pedro Aponte Vázquez, Las memorias que don Pedro no escribió, Pedro Aponte Vázquez: educador, historiador, periodista y escritor. Última modificación 3 de agosto de 2011. http://pedroapontevazquez.com/tag/albizu-thelma- mielke/ (accesado en octubre 29 de 2016). 18Miñi Seijo Bruno, La insurrección nacionalista en Puerto Rico, 1950, Río Piedras, Editorial Edil, 1989, p. 226.

8 esta forma, no solo proclamaban su independencia a nivel individual, sino también hacia la patria como Olga Viscal y Blanca Canales.

Olga Isabel Viscal Garriga nació y creció en Brooklyn en la década de 1930. Más tarde, ella se trasladó con sus padres a Puerto Rico y continuó sus estudios en la Universidad de Puerto

Rico en Río Piedras. Su vida en New York fue suficiente para entender la posición de los puertorriqueños al ser discriminados y marginados por la nación estadounidense. Esto le permitió pertenecer a varias organizaciones estudiantiles y al mismo tiempo formar parte de la

Junta de Damas Nacionalistas en Río Piedras, convirtiéndose en la subsecretaria. Olga fue parte de la huelga de la UPR en 1948, teniendo como resultado una multada por haber utilizado explosivos durante la misma, así como su expulsión. Su padre al enterarse de su afiliación hacia la causa nacionalista intentó que tanto ella como su hermana Irma, no continuaran con ese mal comportamiento hacia el gobierno de Puerto Rico. Esa advertencia no fue suficiente, ya que ella abandonó su hogar junto con su hermana, pero no su compromiso con la liberación de Puerto

Rico. A partir de ese momento su hermana Irma estuvo a cargo del sustento de ambas hasta que perdió su empleo. Al no tener dinero suficiente y no tener acceso a ningún trabajo pagado, ambas pasaron a ser huésped de Juanita González por unos días y luego de Raimundo Díaz

Pacheco. Irma, fue echada de la casa de Raimundo por no seguir las reglas establecidas, pero

Olga permaneció como huésped por alrededor de dos años. Al parecer durante ese tiempo, entre

Raimundo y Olga se desarrolló una relación más allá de la búsqueda de la independencia de

Puerto Rico. Por consiguiente, la esposa de Raimundo le pidió a Olga que se fuera de la casa teniendo así que buscar refugio en otro lugar.19 Este problema de vivienda se presentó con frecuencia entre las nacionalistas, ya que en muchas ocasiones por sus ideales políticos quedaban

19 Olga Jiménez de Wagenheim, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930-1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. P. 203-209.

9 desempleadas y sin dinero para poder sufragar los gastos básicos como lo era la vivienda. Olga fue arrestada a raíz de la insurrección del 1950, así que su problema de vivienda pasó a un segundo plano. Su arresto se debió a los falsos testimonios que alegadamente dio a sus interrogadores. Según esos informes, ella daba información más allá de lo que se le preguntaba, dando detalles explícitos para evadir el interrogatorio. Al no tener evidencia suficiente de su participación en los eventos ocurridos días antes de su interrogatorio, la acusaron de violar la ley

#53 por su comportamiento sedicioso. Según una ficha en los archivos de la Biblioteca

Legislativa en San Juan, ella fabricaba bombas, era una fanática impulsiva, nacionalista recalcitrante y extremadamente peligrosa. En el momento en que esa ficha se redactó, Olga tenía

24 años de edad y se encontraba presa.20 Aunque en la ficha no hay ninguna fecha escrita, según la información provista se puede determinar que la misma fue redactada en el año 1953 donde todavía Olga se encontraba arrestada en la cárcel de Arecibo. Los adjetivos utilizados en esta ficha para describirla son sumamente interesantes. Cada uno de ellos tenía como objetivo hacerla ver como una enemiga del estado y quizás así evitar su excarcelación catalogándola como una mujer sumamente peligrosa. Olga era una mujer de carácter fuerte y firme y nunca tuvo miedo de actuar y decir ante los tribunales su postura ante el coloniaje estadounidense en

Puerto Rico. En uno de los juicios celebrados ella se levantó ante el juez Suárez y le indicó que ella nunca aceptaría representación legal porque ella no reconocía la autoridad de esa corte colonial o sus representantes.21 Dicha postura fue celebrada por los nacionalistas y do Pedro

Albizu Campos. Comentarios como ese se repitieron durante los juicios celebrados interrumpiendo a las testigos que se encontraban testificando en su contra. Su lenguaje corporal y

20 Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Tomás Bonilla Feliciano: Colección División de la Policía de Puerto Rico: Olga Isabel Viscal Garriga. # 194. 21 Olga Jiménez de Wagenheim, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930-1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. P. 212.

10 sus comentarios eran la mayor defensa de sus ideales y convicciones. Su caso dio mucho de qué hablar considerándolo como un espectáculo que fue documentado por varios periodistas. Sin embargo, el contenido de los artículos hacía referencia a sus atuendos, su cabellera, su inigualable belleza, y todas las veces que se retocaba el lápiz labial durante su proceso judicial.22

Esto era de esperarse, ya que la prensa amarilla tendía a resaltar aspectos que no tenían relevancia para desviar el foco de atención de sus lectores. Además, era más atractivo un titular que presentara de una manera singular cómo una mujer hermosa era capaz de desafiar la autoridad para aumentar sus ventas. Por otra parte, no era conveniente resaltar que esa irreverencia se debía al abuso de poder del gobierno local y colonial en Puerto Rico, ya que serviría de propaganda para otras mujeres y así aumentar el fervor nacionalista. A pesar de su postura ante el gobierno y la falta de evidencia en su caso, Olga fue sentenciada y estuvo presa en las cárceles de Arecibo, La Princesa y Vega Alta. En el 1955 fue liberada bajo probatoria para poder terminar sus estudios universitarios en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras con la condición de renunciar públicamente a sus ideales y no promover el nacionalismo.23 De esta forma ella terminó su carrera en Ciencias Políticas y eventualmente en la década del 1960 volvió a su participación activa dentro del partido. Así, visitó Cuba en representación del partido en la

Primera Conferencia Latinoamericana de la Juventud para promover el caso de Puerto Rico ante las cortes cubanas. Aunque, su visita no fue lo que esperaba ante el gobierno cubano y los delegados del partido que se encontraban establecidos allí como y Juan Juarbe.

Olga Viscal fue considerada por sus amigas más cercanas como la mejor discípula de Pedro

22 Ibid., p. 212-213. 23 Olga Jiménez de Wagenheim, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930-1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. p. 215.

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Albizu Campos, ya que ella fue fiel a sus convicciones, hablaba de frente y hasta sus últimos días estaba segura de que Puerto Rico algún día sería libre.24

Blanca Canales quedó prendada ante una conferencia que dio Pedro Albizu Campos cuando esta se encontraba aún en escuela superior. Sin embargo, fue en uno de sus discursos en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras en el 1930 cuando ella volvió a escuchar de esa gran figura que ella entendía sustituiría a José de Diego, ya que la politiquería de los partidos coloniales la habían decepcionado al utilizar la independencia a conveniencia de la aprobación de proyectos.25 Para ella sus discursos hacían ver un mundo nunca antes visto al hablar sobre la situación en América Latina por la amenaza estadounidense y el coloniaje en Puerto Rico.

…su prédica, su lenguaje, era el que llenaba mi espíritu. Nada de añangotamiento y medias tintas

sino palabras concretas que iban al grano fustigando la blandenguería y denunciando al régimen

interventor.26

En varias ocasiones había estado en presencia de Albizu cuando visitaba la Junta

Nacional. No obstante, no fue hasta que ella junto a varias amigas visitaron a don Pedro en su residencia en Barrio Obrero en 1930 que logró finalmente conocerlo. Para el año 1932, Blanca juramentó en Utuado ante la bandera puertorriqueña dar vida y hacienda por la libertad de la patria.27 Desde entonces, según ella cuenta en sus memorias, pasó a vivir las mejores experiencias de su vida y conoció a grandes líderes nacionalistas de la mano de Albizu Campos.

Blanca Canales comenzó a trabajar directamente en misiones asignadas que no eran conocidas por todos los miembros del partido. A pesar de haber fundado la organización de las Hijas de la

Libertad, ella nunca asistió a ninguna reunión del partido, exceptuando las que se consideraban

24 Ibid., p. 218. 25 Blanca Canales, La constitución es la revolución. San Juan, Comité de Estudios Congreso Nacional Hostosiano, 1997. p. 8. 26 Ibíd., p. 6-7. 27 Ibíd., p. 10.

12 de importancia. Blanca mantenía una vida paralela ante las personas que la conocían. Mientras, ante los ojos de unos ella vivía una vida tranquila en su residencia en el barrio Coabey de Jayuya, ante sus compañeros de lucha vivía en el clandestinaje.

Se trabajaba en dos niveles, como dice ahora el M.P.I. Conspiraba don Pedro el revolucionario y

conspirábamos nosotros mientras el partido seguía celebrando asambleas y haciendo

planteamientos importantes sobre el caso de Puerto Rico. Yo nunca asistí oficialmente a una

asamblea del partido, ni figuré oficialmente en él, ya que eran los hombres lo que formaban las

Juntas Municipales, en esa etapa de la lucha. Sólo recuerdo asistir como delegada luego del

encarcelamiento de don Pedro en 1936. Pero conspiré en otros aspectos de la lucha que no

podemos revelar en estos momentos. Nunca se me obligó. Actué de mi voluntad espontánea.28

Blanca consideró su participación como la de una guerrera, así como lo habían sido esas mujeres que su historia había leído entre ellas Juana de Arco y Agustina de Aragón. Se consideró un soldado más de fila luchando por la liberación de la patria, aunque trabajó de la mano de Albizu y otros hombres a cargo de la toma del pueblo de Jayuya como sus primos Elio y , Carlos Irizarry y sus primos Fidel y Mario Irizarry.29 Se mantuvo practicando su tiro al blanco, preparándose para lo que finalmente ella había jurado ante aquella bandera. Por varias complicaciones que se dieron el 27 de octubre de 1950, Pedro Albizu

Campos ordenó tomar los cuarteles de los pueblos el lunes 30 de octubre de 1950. Algunos hombres fueron a proteger a Albizu para evitar su arresto o asesinato. Esto era algo muy importante para ella, ya que al proteger al líder se protegería el movimiento revolucionario y no perderían lo que ya habían logrado luego de atrasar su lucha esos diez años fuera de Puerto Rico.

Además, dar la vida por él, era dar la vida por la patria.30 Su primo Elio Torresola quedó a cargo

28 Ibíd., p. 13. 29 Ibíd., p. 21. 30 Ibíd., p. 11.

13 de la toma del cuartel de Jayuya y junto con Carlos Irizarry agruparon a los jóvenes del barrio que habían estado más de un año entrenando para la liberación de Puerto Rico. Después de haber coordinado los últimos detalles la noche antes del 30 de octubre, ella contempló esa casa que había sido su hogar y pensó en todas esas personas que habían dado la vida por acabar con el coloniaje en Puerto Rico y el orgullo que sentía de continuar con esa lucha. Blanca Canales estaba a cargo de izar la bandera y declarar la república para luego encontrarse con Elio y así unirse a Carlos y declarar oficialmente la República de Puerto Rico. Al momento de hacerlo ella observó el humo del fuego del cuartel de la policía y ya sabía que pronto se uniría a Elio y

Carlos. No obstante, los planes cambiaron al enterarse por Elio que varios policías habían escapado y que se encontraban alrededor del pueblo deteniendo a los nacionalistas. Al instante se enteró de que Carlos estaba herido. Intentado salvar la vida de su amigo, esta es interceptada por un policía que la identifica como la líder del ataque y seguido pasó a arrestarla.31 Blanca

Canales pasó 17 años en la cárcel entre Puerto Rico y Estados Unidos. Al escribir sus memorias dejó plasmado que a pesar de sus años en prisión ella aún sentía que no había dado la vida por

Puerto Rico y sobre todo que la pérdida de la vida de su amigo y compañero de lucha, Carlos

Irizarry, la hacían sentir orgullosa de todo lo que había hecho para liberar a Puerto Rico. Dentro de la participación de Blanca es importante reconocer cómo su dedicación y convicción por el movimiento desde el momento en el que juró dar su vida ella nunca titubeó. A pesar de haber vivido una vida cómoda y haber podido asistir a la universidad y haberse convertido en trabajadora social, ella prefirió dejar esas comodidades individuales a un lado para dar su vida en la segunda declaración de la República de Puerto Rico.

De igual importancia tenemos la figura de la esposa de don Pedro Albizu Campos, Laura

Meneses de Albizu. Laura, fue una mujer excepcional con una preparación académica singular

31 Ibíd., p. 40-46.

14 para la época. Mientras ella era estudiante de la Universidad de Harvard conoció a Albizu en una reunión y desde entonces sus vidas estuvieron ligadas hasta el momento de su muerte. Ella era hija del Coronel del ejército peruano, Juan Rosa Meneses del Pino, lo que permitió que creciera y se educara en las esferas de la política. Laura tenía conocimiento de los ideales de su esposo, por tanto, entendió que al aceptar como esposo a Pedro Albizu Campos, era aceptar sus ideales y todo lo que representaba la liberación de Puerto Rico, aún si esto fuera poner en riesgo su vida y la de sus hijos. En una carta escrita a su hija que se encontraba en México en 1957 le confiesa el cambio que dio a raíz de su matrimonio

Yo viví desde que me casé en ese mundo que, para no convertirse en espejismo, demanda la

oblación continua de nuestra personalidad. Para ello tuve que renunciar a mis necesidades más

elementales, a mis caprichos, a mis deseos, a mis inquietudes. A lo único que no renuncié fue a la

alegría porque estaba al lado de tu padre, cuya grandeza ponía en evidencia la superficialidad de

las cosas.32

Aunque en esa carta ella no dice que su esposo la obligó a vivir de esa forma, ella afirmaba que era su deber como esposa dejar a un lado las cosas banales de la vida. Aún así, ella continuó con sus estudios en Harvard y luego se dedicó a escribir diferentes manifiestos en donde hablaba de la labor de su esposo, la importancia de la liberación de Puerto Rico y de su función en preservarlo. Ella era parte viva del movimiento nacionalista, ya que asistía a asambleas de las juntas y clubes, además mantenía comunicación con otras mujeres como Ruth

Reynolds, Blanca Canales y Dominga de la Cruz Becerril. A esta última se le acercó en una reunión y le expresó que su labor por la lucha sería grande y que estaba capacitada para

32 Fray Mario Rodríguez León, Laura Meneses de Albizu Campos, Puerto Rico en breve: nuestra trayectoria histórica y cultural. Accesado el 29 de octubre de 2016. http://www.preb.com/apuntes4/lauram1.htm.

15 promover el movimiento fuera de Puerto Rico. 33 Luego de Albizu ser declarado culpable en los juicios de 1936, su activismo político cobró mayor intensidad al dedicarse a promover la liberación de su esposo y los otros nacionalistas encarcelados. En un informe del FBI se documentó que Laura para el 1942 se encontraba viviendo en , Perú y que desde ahí se encontraba en contacto con Juan Juarbe trabajando en la creación de una sociedad secreta que se establecería en Cuba para desde ahí seguir promoviendo el movimiento por la liberación de

Puerto Rico.34 En otro reporte se presenta que Laura se encontraba recibiendo dinero de aliados por la causa en Perú, Chile y México y que desde Cuba se le enviaba un dinero también.35 Según se documentó en ambos informes, Laura Meneses de Albizu inició una propaganda por todo

Suramérica por la liberación de su esposo en la cual denunció el abuso de poder del gobierno local en Puerto Rico de la mano del gobierno de Estados Unidos. Al ser finalmente liberado su esposo y enviado a Puerto Rico en 1947, esta intenta regresar sin mucho éxito. Su entrada fue denegada al revocarle su visa al estar más de dos años residiendo en Perú. Era evidente, que luego de haber denunciado por toda América Latina las injusticias cometidas por parte del gobierno colonial estadounidense en represalia no se le dejaría entrar a lo que aún seguía siendo territorio estadounidense. Eventualmente logró su entrada a la isla con una de sus hijas y consiguió reunirse con su esposo, quien la envió a una misión a Cuba, para denunciar la persecución de los nacionalistas y el intento de asesinato hacia su esposo. Es así como ella pasó los últimos años de la vida de su esposo promoviendo el caso de Puerto Rico en Cuba en medio de la dictadura de Batista y luego en México y Chile hasta convertirse en representante de Cuba

33 Olga Jiménez de Wagenheim, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930-1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. p.45. 34Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Tomás Bonilla Feliciano, Colección Carpetas FBI, Carpetas del Partido Nacionalista de Puerto Rico Serie 1, Subserie 2, sección #1, p. 20. 35Ibid., p. 23.

16 ante las Naciones Unidas. Finalmente, Laura logró reunirse con su esposo cuando ya este estaba en su lecho de muerte.

En resumen, los relatos históricos sobre el Partido Nacionalista de Puerto Rico han enfocado el objetivo de estudio en torno a la figura del líder máximo, el doctor Pedro Albizu

Campos y a los hombres que formaron parte del nacimiento, desarrollo y deterioro del partido.

Son pocos los estudios que se han hecho en torno a las mujeres que fueron parte del movimiento nacionalista en la isla. Además, en los documentos que hay sobre el partido no hay un énfasis en figuras femeninas, ya que durante el periodo de las décadas del 1930 al 1950 muchas de ellas escondían o destruían información que las relacionara con el movimiento. Ese fue el caso de las reuniones de Thelma Mielke con Albizu y el silencio de Blanca Canales ante los detalles del trabajo clandestino del que fue parte. También, su papel como revolucionarias se vio manchado por el mito patriarcal de las mujeres y su inclinación hacia la locura. Muchas de las encarceladas fueron acusadas de demencia y terminaron en manicomios como Doris Torresola. A Olga Viscal se le tildaba de inmadura y colérica por tener un carácter explosivo, pero comprometido con la lucha. La mujer nacionalista sin duda alguna, fue pieza clave en el movimiento nacionalista que, dentro de las estructuras sociales de la época, respondieron a la convicción de sus ideales ocupando su rol como madres, hijas, esposas, cuidadoras, pero sobre todo guerreras de poemas y discursos, de explosivos y ametralladoras, de observadoras y delegadas a nivel internacional.

Heriberto Marín, en sus memorias habla sobre cosas que aprendió al ser discípulo de Albizu

Aprendí algo más que nos dijo don Pedro: que el día en que a los hombres puertorriqueños se les

acabara el valor, sería la mujer la que empuñaría la bandera de la patria para hacer la

independencia.36

36Heriberto Marín Torres, Coabey, el valle heroico. , Editorial Patria, 2015. p. 80.

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Bibliografía

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Fuentes Secundarias Aponte Vázquez, Pedro, Las memorias que don Pedro no escribió, Pedro Aponte Vázquez: educador, historiador, periodista y escritor. Última modificación 3 de agosto de 2011. http://pedroapontevazquez.com/tag/albizu-thelma-mielke/ (accesado en octubre 29 de 2016). Blanes Morales, Sandra, La participación de la mujer en el Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR) en Puerto Rico y en Estados Unidos vista a través de las carpetas del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), 1941-1951. Tesis de Maestría, San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Departamento de Historia, 2013. Canales, Blanca, La constitución es la revolución. San Juan, Comité de Estudios Congreso Nacional Hostosiano, 1997. Jiménez de Wagenheim, Olga, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930- 1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. Marín Torres, Heriberto, Coabey, el valle heroico. Santo Domingo, Editorial Patria, 2015. Muñiz, Andre Lee, Puerto Rico’s Colonial Case in the United Nations, La Respuesta: a magazine to (Re)imagine the Boricua Diaspora. Ultima modificación el 18 de agosto de 2014. http://larespuestaindepediata.com/puerto-ricos-colonial-case-in-the-united-nations/ (accesado en agosto 31 de 2016). Rodríguez León, Fray Mario, Laura Meneses de Albizu Campos, Puerto Rico en breve: nuestra trayectoria histórica y cultural. Accesado el 29 de octubre de 2016. http://www.preb.com/apuntes4/lauram1.htm. Seijo Bruno, Miñi, La insurrección nacionalista en Puerto Rico, 1950, Río Piedras, Editorial Edil, 1989, p. 226. Torres, Benjamín, Pedro Albizu Campos: Obras escogidas, 1923-1936, San Juan, Editorial Jelofe, 1975. Tomo I.

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