Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe San Juan de Puerto Rico Una mirada a la participación política de la mujer por la independencia de Puerto Rico a través del Partido Nacionalista Zuan S. Suárez Santiago HIST 1158 Prof. Mario Cancel Sepúlveda 19 de noviembre de 2016 1 La lucha por la participación política de la mujer en Puerto Rico comenzó a principios del siglo XX, teniendo como resultado el derecho al sufragio femenino de forma limitada en el 1929 y luego de manera universal a partir del 1936. Este logro para la mujer permitió la participación política según su ideal en torno al estatus político de Puerto Rico. Sin embargo, en la historia que se cuenta, que se ha documentado y publicado tanto en libros, artículos de revistas, periódicos entre otros; se ha excluido la hazaña de la mujer en la política puertorriqueña sin considerar su valor histórico a los aportes del desarrollo político femenino. Así se ha reflejado en investigaciones realizadas en torno al Partido Nacionalista, donde la figura de la mujer no se resalta ante la búsqueda de la libertad de Puerto Rico. Por consiguiente, la obra femenina ha sido parte fundamental y complementaria en los procesos políticos siendo una pieza clave en el Partido Nacionalista en la lucha por la independencia de Puerto Rico. Pedro Albizu Campos, en su primer discurso como presidente del Partido Nacionalista de Puerto Rico el 11 de mayo de 1930, expuso su visión sobre el papel de la mujer dentro de la historia de la nación puertorriqueña. Yo lamento que en esta asamblea no se haya oído la voz de una opinión femenina, ahora que la mujer puertorriqueña tiene en sus manos los poderes de realizar una gran labor cívica. Trato esta cuestión para que las mujeres no vayan a caer en el pecado en el que han incurrido los hombres: esto es, dividirse en la cuestión de la independencia de su patria cuando todos estamos unidos por los lazos indisolubles del sentimiento nacionalista. La mujer es la matriz creadora de todas las energías físicas y morales. Es la matriz de la vida trascendental y por tanto la madre auténtica de la nacionalidad.1 1Sandra Morales Blanes, La participación de la mujer en el Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR) en Puerto Rico y en Estados Unidos vista a través de las carpetas del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), 1941- 1951. Tesis de Maestría, San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Departamento de Historia, 2013, p. 5. 2 Él entendía que la mujer era quien mantenía unida a la sociedad. Era ella la matriz, la creadora, por tanto, la madre de la nacionalidad. Como madre, la mujer tenía la responsabilidad natural de transmitir valores y principios morales que giraban en torno a la dignidad humana y la libertad. Al ser conocedora del dolor, por el sufrimiento de haber sido sumisas y marginadas en los aspectos políticos y públicos a lo largo de la historia, podían entender el sufrimiento de los esclavos, de los trabajadores y las minorías. Al mismo tiempo entendía el sufrimiento de la sociedad puertorriqueña ante la subyugación de Puerto Rico por parte del coloniaje estadounidense.2 A pesar de ser considerada por parte del doctor Albizu, como un ente esencial en la lucha por la independencia, la participación de la mujer dentro de la vida política del Partido Nacionalista giraba en torno a organismos como las Juntas de Damas y clubes a través de los cuales ellas recaudaban dinero a la vez que ofrecían discursos para reforzar sus ideales nacionalistas. Obviamente, la participación de estas organizaciones dentro de las estructuras del partido era alrededor de un 30% en Puerto Rico entre las décadas del 1941-1951.3 Esta participación indirecta de la mujer es entendible, ya que apenas una década atrás se abrió la puerta para la participación femenina dentro esta esfera. Hasta que en el 1935, Dominga de la Cruz Becerril, en la asamblea de Caguas al conocer a Albizu le presentó la propuesta de cambiar el nombre de la organización Las hijas de la libertad creado en el 1932, por el Cuerpo de Enfermeras. 4 La justificación de Dominga, fue el querer ser protagonistas dentro de la revolución. El papel de mujer oradora, educada e intelectual no era suficiente.5 Además, ellas no querían seguir con las funciones que ejercían por parte de Las hijas de la Libertad porque según 2 Ibíd., pp. 3-4. 3 Ibíd., p. 130. 4 Blanca Canales, La constitución es la revolución. San Juan, Comité de Estudios Congreso Nacional Hostosiano, 1997. p. 12. 5 Olga Jiménez de Wagenheim, Nationalist Heroines: Puerto Rican women history forgot, 1930-1950. New Jersey, Markus Wiener Publishers, 2016. p.38. 3 ellas no querían ser como los hombres.6 Es interesante cómo a través de los roles femeninos establecidos por la sociedad de la época ellas querían contribuir de una manera más directa en la lucha revolucionaria. Siendo enfermeras y cuidadoras dejarían de ser sujeto y pasarían a ser acción. La idea fue aprobada por Pedro Albizu Campos en la asamblea y a partir de ese momento comenzaron a militar junto a los hombres de manera complementaria. Quiérase decir, ejerciendo un rol maternal pasaron a ser las cuidadoras de los Cadetes de la República, contribuyendo más allá de discursos y recolectas. Este logro fue uno significativo, ya que permitió la cercanía de varias mujeres con el líder del Partido Nacionalista, otorgándole el liderato en algunos asuntos relacionados con la lucha. De esta forma le contestaron a Albizu el planteamiento que publicó en el periódico El Mundo a nueve días de haber sido electo presidente del partido. Pedro Albizu Campos le cuestionaba a la mujer para qué lucharon por el derecho al voto, si era para contribuir con los partidos que patrocinaban el coloniaje o si era con el objetivo de ayudar a liberar a Puerto Rico.7 La participación directa de la mujer nacionalista a través del Cuerpo de Enfermeras pasó a ser una ramificación de la Junta de Damas dentro de la Junta Nacional. Por tanto, la acción indirecta femenina a través de recolectas, contribuciones, celebraciones de reuniones y asambleas anuales permitieron el desarrollo de luchas y gestas históricas por parte de otras esferas del partido. A finales de la década del 1930 y en la década de 1940 algunas mujeres ocuparon cargos importantes dentro del organismo administrativo y dentro del partido a nivel nacional e internacional. A nivel nacional, Isolina Rondón, ocupó el cargo de tesorera en 1937 y 6 José Manuel Dávila Marichal. Metamorfosis: de las Hijas de la Libertad al Cuerpo de Enfermeras de la Republica del Partido Nacionalista de Puerto Rico, 1932-1937. http://senriquezseiders.blogspot.com/p/blog-page_17.html (consultado el 29 de octubre de 2016). 7 Benjamín Torres, Pedro Albizu Campos: Obras escogidas, 1923-1936, San Juan, Editorial Jelofe, 1975, 2 vol., I pp. 91, 96-97. 4 1942, lo cual representó un 8% de participación.8 Mientras, a nivel municipal trabajaron en colaboración las Juntas de Damas como fue el caso de la Junta de Damas Nacionalistas de Río Piedras. En una carta dirigida a Albizu Campos firmada por la presidenta Juanita González y la subsecretaria Olga Viscal, le expusieron su amor a la causa y su postura al plantear que eran servidoras leales esperando por su orientación y dirección.9 Esto muestra el activismo político femenino municipal el cual llegó hasta alrededor de un 33%.10 Esos números aumentaron y se internacionalizaron en las juntas y clubes establecidos en diferentes ciudades de Estados Unidos como New York y Chicago. Se puede inferir que ese aumento se debió a la migración en masa que se estaba dando desde Puerto Rico hacia esos puntos. Además, se encontraban en un país que promovía los derechos civiles, defendía la democracia y la libertad. En las ciudades New York y Chicago el porcentaje llegó hasta un 70%.11 En estos organismos la mujer ocupó mayormente cargos menores por ejemplo, enviaban de telegramas, hacían recolectoras, eran oradoras y poetisas. A estas mujeres puertorriqueñas nacionalistas se les unieron otras mujeres estadounidenses para colaborar con la liberación de Puerto Rico como Ruth Reynolds y Thelma Mielke, quienes no entendían cómo una nación como Estados Unidos podía ser parte del coloniaje en el siglo XX. Ruth Reynolds se unió a la American League of Puerto Rico’s Independence luego de haber conocido a Albizu Campos en el Columbus Hospital de New York en el 1944. Las visitas 8 Sandra Morales Blanes, La participación de la mujer en el Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR) en Puerto Rico y en Estados Unidos vista a través de las carpetas del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), 1941- 1951. Tesis de Maestría, San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Departamento de Historia, 2013, p. 130. 9Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Tomás Bonilla Feliciano, Colección Carpetas FBI, Carpetas del Partido Nacionalista de Puerto Rico Serie 47, Subserie 130, sección #1, p.25. 10Sandra Morales Blanes, La participación de la mujer en el Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR) en Puerto Rico y en Estados Unidos vista a través de las carpetas del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), 1941- 1951. Tesis de Maestría, San Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Departamento de Historia, 2013, p. 130. 11Ibid., p.130. 5 entre ella y Albizu sirvieron para que ella entendiera los lazos coloniales entre Puerto Rico y Estados Unidos desde la postura del mismo líder del partido. Al mismo tiempo, otras razones que llevaron a Ruth a unirse al apoyo por la liberación de Puerto Rico fue el maltrato a los nativos y a los afroamericanos que presenció luego de haber obtenido su bachillerato.
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