A. Presentación

Tanto por su posición privilegiada a la salida del istmo interamericano, como por su extensión y la variedad de sus ambientes, debió de ser, desde épocas remotas, lugar de paso y lugar de asentamiento para numerosas poblaciones de tradiciones lingüísticas diferentes. Lugar de paso o de asentamiento para pueblos mesoamericanos en movimiento hacia Suramérica ; lugar de paso o de asentamiento para pueblos suramericanos en movimiento hacia Centroamérica o Norteamérica; laboratorio milenario donde se encontraron, evolucionaron y se fragmentaron, las múltiples lenguas que hoy se hablan en la selva amazónica, las sabanas de la Orinoquía, el macizo andino, la costa pacífica, la Sierra Nevada de Santa Marta, el desierto guajiro ; las múltiples lenguas que hasta hace poco se hablaban en el valle del Magdalena, en la costa caribe, en las tres cordilleras.

Esta fragmentada geografía y esta intrincada historia, en buena parte imposible de reconstituir produjeron una muy notable diversidad lingüística y una variedad perceptible tanto en lo tipológico como en lo genético, únicas, a esa escala, en todo el continente americano. La preocupación por reducir esta diversidad de lenguas aparece donde quiera que uno esté confrontado al fenómeno. Desde el indígena del Igara-Paraná, que trata de explicar hoy, con relatos míticos, por que el paisano del Caquetá habla "distinto, pero más parecido" que otro paisano del Putumayo , hasta las huestes de Jiménez de Quesada que escrutaban ansiosamente el grado de entendimiento de los indios traídos de Santa Marta con los indios de Vélez en las puertas del mundo chibcha.

Antes de entrar a proyectar un orden o una clasificación sobre esta diversidad empírica y para evitar caer en ciertas falacias persistentes, es requisito epistemológico tratar de reflexionar un poco sobre el objeto "lengua". Y, se debe primero, anotar que las lenguas no son individuos biológicos sino sistemas simbólicos, instituciones sociales. No tienen vida propia de tipo biológico ; suponen seres vivos que las utilicen. Ni nacen, ni mueren por sí solas, ni se reproducen en

1 otra lengua distinta. Su modo de ser se puede designar bajo el término de "tradición" y con eso significamos una práctica de transmisión- modificación- adaptación.

De cualquier acto de comunicación simbólica se puede decir que pertenece o no a tal tradición. Y más aún de cualquier acto de comunicación lingüística. De ahí que se pueda censar en un territorio dado un numero bastante preciso de tradiciones lingüísticas diferentes. Pero esta "identidad" de una lengua no es la "individualidad" de un animal. Dos tradiciones distintas pueden interrelacionarse, fundirse la una en la otra, permitir actos de comunicación mixtos, etc. También puede una misma tradición dividirse en varias tradiciones separadas si van mermando los actos de comunicación que las manifiestan, las mantienen y las cambian. Estas propiedades nos obligan a tomar con cierta distancia la idea de clasificaciones "genéticas" entre lenguas, las afirmaciones sobre "lenguas- madres", "lenguas-hermanas", "familias de lenguas", etc. También nos obligan a considerar con ironía la pretensión, a veces explícita, de reconstruir un estado original con unas pocas lenguas primitivas, "ancestros" a partir de los cuales se podría dibujar un cuadro genealógico.

Afortunadamente, no estamos del todo carentes de recursos. La observación lingüística permite establecer relaciones entre fenómenos lingüísticos, relaciones que interpretamos como índices de prácticas lingüísticas comunes anteriores. Ulteriormente se busca sistematizar y ampliar estas relaciones, lo que ayuda a proyectar una luz tenue sobre el pasado. No parece que nuestro entendimiento actual de lo que es el lenguaje humano nos deje ir mucho más allá. Cada época propuso una clasificación de estas tradiciones en función de lo que pensaba que era una lengua. El gran desarrollo de la lingüística en los dos últimos siglos abrió un horizonte investigativo en el que apenas estamos avanzando, en cuanto a las lenguas indígenas colombianas se refiere. Situaremos lo que sigue en relación a las exigencias de este horizonte investigativo.

2

B. Primeros intentos clasificatorios

Tempranamente, el conquistador español percibió la diferenciación de lenguas, y a menudo se escudó detrás de ella para justificar las dificultades de su empresa. Es dificil medir el componente objetivo que se esconde en afirmaciones como ésta :

" Por lo cual hay tanta barbarie en sus lenguas que de una lengua unos a otros no se entienden y habla cada uno su lengua. Es cierto haber más lenguas diferentes unas de otras, que lenguas hay en toda la provincia" (Friede J.,1975 : tomo 5,109, citado por Triana y Antorveza H., 1987 : 27) .

Los mecanismos de fragmentación lingüística que aún hoy se pueden observar en algunas partes del país, nos permiten entre ver la realidad que causó el asombro del español. Es probable igualmente que su misma actitud le impidiera percibir redes de comunicación lingüística y afinidades entre lenguas que se sobreponían a esta división.

Los intentos que se dan en el siglo XVI y XVII para ordenar este supuesto caos son escasos (Fray Esteban de Asensio, Fernandez de Piedrahita), y van dirigidos principalmente a averiguar el área de expansión de las lenguas más habladas, según la perspectiva de entonces de buscar "lenguas generales". Se trata de reagrupar a partir de datos geográficos y culturales, o a partir del mismo testimonio indígena, más que de establecer una clasificación fundamentada en la observacion intrínseca de las lenguas. Hay que esperar el siglo XVIII para que los jesuítas de las misiones de los llanos del Orinoco empiecen a despejar el campo. Algunos como Joseph Gumilla aplican a las lenguas americanas el concepto de lengua matriz, ya en uso en Europa :

"Y es el caso que de aquella behetría de lenguas, unas son matrices, otras son derivadas (al modo que de la latina, como matriz, se derivan la española, francesa, e italiana, mudado respectivamente el dialecto) de modo, que entendida con

3 perfección la matriz, da luz, y disminuye la dificultad para sus lenguas subalternas " (Gumilla J., [1791] 1955 : 252) La labor de recopilación y estudio de estos misioneros culmina en los intentos de clasificación que hacen a fines de siglo, en Europa, con los datos de los jesuítas refugiados en Italia, Salvatore Gilij ( [1780] 1965 ), y Hervás y Panduro ([1800] 1979). Gilij reconoce, apoyándose no solamente sobre palabras sino también sobre rasgos gramaticales, la afinidad de varias lenguas del Orinoco con el extinguido taíno de Haití, con el achagua y con el baure del Bení, dando pasos definitivos hacia la conformación de la gran familia lingüística arawak. También presenta un intento importante de clasificación de las lenguas de los Llanos orientales en nueve grupos. Desafortunadamente, estos trabajos representan más el fin de una época que la llegada a una etapa de madurez. Las circunstancias históricas que acompañan la decadencia y destrucción del imperio español interrumpen por casi un siglo el trabajo de descripción, comparación y clasificación.

C. Las clasificaciones modernas

Hay que esperar el surgimiento de la "americanística" europea para que, de los documentos aportados por viajeros, etnógrafos y filólogos, reaparezcan, a fines del siglo XIX, intentos clasificatorios.

Presentamos a continuación el cuadro de Sergio Elías Ortiz (1965 : 24) sobre el número de familias lingüísticas en Colombia según los autores de clasificaciones de este siglo :

AÑO AUTORIDAD # DE FAMILIAS

1901 Daniel Brinton 11

1913 A.Chamberlain 18

1942 Ch.Loukotka 17

1946 H.Hoijer 6

1950 J.A.Mason 11

1952 P.Rivet & C.Loukotka 12

4

1956 J.Greenberg 2 grandesclases, 8 subfamilias

1958 M. de Castellví 5 grandes clases, 11 familias

Este cuadro es incompleto y habría que recoger aquí las clasificaciones de P.Rivet (1924), de W. Lehmann (1926), de M. Swadesh (1959), etc. No es nuestra intención desarrollar la historia de esta clasificación sino ilustrar la variedad de criterios y de resultados a que han dado lugar. En esta sucesión vemos algunos hitos importantes y dos clases bien distintas de intentos.

Despúes de Gilij y de Hervás, ya mencionados, el primer intento importante y sobre el cual se apoyarán todos los otros es el del nortamericano Daniel Brinton ( [1891] 1946). A pesar de la gran cantidad de limitaciones de información, el mérito de Brinton fue recopilar y examinar todos los datos disponibles en la literatura de su época, buscando clasificar a partir de datos lingüísticos. Recogía así la mejor herencia de Gilij, herencia que no fue seguida por muchos de sus sucesores que clasificaron a partir de intuiciones etnográficas, geográficas o simplemente volviendo a tomar afirmaciones no comprobadas de sus antecesores.

Los trabajos del gran antropólogo francés Paul Rivet (1876-1958) a lo largo de más de cuarenta años de observaciones, representan la segunda contribución importante a esta historia. Es un innegable mérito de Paul Rivet haber publicado una gran cantidad de datos ignotos (así lo testimonian más de treinta artículos exclusivamente dedicados a lenguas colombianas, véase su bibliografía en Homenaje a Paul Rivet, 1958 : 66) y haber fraguado muchas hipótesis que resultaron ciertas. Desafortunadamente; y esto es común en esta clase de ejercicios; el afán de agrupar, de reducir a la unidad esta prodigiosa diversidad lingüistica, no solamente en la región sino en todo el continente, sin apoyarse sobre métodos seguros, lo llevaron a varias hipótesis endebles, hipótesis que fueron a menudo recogidas ulteriormente sin mayor crítica. Justo es decir que la pobreza de los datos, la inexistencia de estudiosos especializados en cada lengua y sobre todo la ausencia de testimonios históricos impiden casi siempre la utilización directa del método comparativo. Rowe (1951, citado por Wilbert en Loukotka C.1968 : 9) caracterizó de esta manera el método de Rivet :

"Cuando un buen número de vocabularios extensos son disponibles, su procedimiento habitual (de Rivet) es comparar la lengua que quiere clasificar con familias enteras. Por ejemplo, si encuentra una lengua nueva que cree poder ser arawak, compara cada palabra del vocabulario de esta lengua con palabras de significado semejante en unas treinta lenguas que ya ha clasificado anteriormente

5 como arawak. El encontrar alguna forma semejante en cualquiera de las treinta lenguas es prueba de relación y el hecho que el número total de semejanzas a alguna lengua "arawak" en particular puede ser muy pequeño se pierde en la tabla comparativa. Rivet busca semejanzas más que correspondencias sistemáticas entre sonidos ; no reconstruye ".

Otra referencia obligada en lo que a lingüística amerindia colombiana se refiere, es la de Theodor Koch-Grünberg. Fue este universitario alemán (1872-1924) quién reveló la existencia de muchas lenguas del oriente amazónico colombiano. La precisión de su documentación y el rigor de sus comparaciones lexicales lo llevaron a constituir o a definir familias lingüísticas vigentes aún hoy en día (witoto, bora, macú, tucano oriental).

Los trabajos de clasificación de Sergio Elías Ortiz continúan, por lo general, las ideas de Rivet. Los citamos aquí porque siguen siendo consulta obligatoria y utilísima por la cantidad de datos históricos y lingüísticos que contienen para cualquier investigador en el tema de las lenguas indígenas de Colombia. También en continuidad con los trabajos de Paul Rivet, conviene citar al lingüista checo Chestmir Loukotka (1895-1958). A lo largo de su actividad de universitario americanista, Loukotka fue recogiendo y analizando una inmensa documentación que le permitió elaborar una clasificación general de las lenguas de América del sur, la más completa y detallada de todas las que tenemos a disposición (Loukotka :1968).

En los años cincuenta los lingüistas norteamericanos Mac Quown, Greenberg y Swadesh tratan de reducir drásticamente el panorama intrincado de las lenguas americanas mediante la elaboración de macro-clasificaciones. Basándose sobre las clasificaciones anteriores, establecen agrupaciones mayores a partir del examen de listas estándares de palabras. La metodología de tales intentos nunca ha sido muy explicitada y creemos, por mucho que les acompañe una justificación matemática (Greenberg J. 1987 : Appendix B) que proceden de hipótesis que se van combinando una sobre otra con un margen de error consecuente demasiado alto. En teoría, se hace comparación masiva ("mass comparison"), cotejando

6 datos lexicales estándares de cada lengua con datos lexicales seleccionados, supuestos cognados, que habrían definido pre-agrupaciones anteriores ( en realidad se siguen esquemas clasificatorios presentes en la literatura (Gilij, Brinton, Rivet, Lehmann, Loukotka). Así se va determinando en qué agrupación es preferible incluir la lengua examinada. No nos queda claro cómo se incluye todo un grupo en otro. A esta comparación lexical "masiva" se añade algo de información gramatical estudiando la distribución continental de ciertos rasgos como el sistema personal, los demostrativos, etc. Tampoco queda claro si el mapa de distribución de estas formas gramaticales coincide con el mapa de los grupos constituídos a partir del léxico. A continuación presentamos la última gran clasificación de Greenberg en su libro de 1987, que revisa muy poco el esquema de 1956 (Greenberg J : 1956) y que ha dado lugar a mucha polémica ( Campbell L. : 1988).

Greenberg postula la unidad originaria de todas las lenguas del continente americano menos las del grupo Nadene y las del grupo Esquimal. Todas estas lenguas procederían de una cepa única que llama "amerindio". Este amerindio se habría fragmentado en 11 ramas : Macro-Ge, Macro-Pano, Macro-Caribe, Ecuatorial, Macro-Tucano, Andino, Chibcha-Paez, Amerindio central, Hoka, Penutiano y Almosan-keresiouan. Las lenguas habladas en Colombia se encontrarían en las ramas : Macro-Caribe, Ecuatorial, Macro-Tucano, Chibcha- Paez. Esta sería la composición interna de estas ramas (subrayamos las familias lingüísticas presentes en Colombia) :

Caribe Kukura Macro- Andoque Witoto Caribe Bora

familias macro-arawak (Otomaco, ,Guahibo, Katembri, Kariri, Arawak (que incluye Maipure,Guamo, Arawa, Piaroa Chapacura, Uro)) (= Sáliba), Cayuvava, Taruma, Ecuatorial Timote, Coche (=Kamsá), Trumai, Tupí, Jibaro-Kandoshi (que incluye Cofán, Tusha, Esmeralda, Jibaro, Kandoshi, Yaruro), Yuracare, Zamuco. Muniche, Macro- Auake, Nambikwara, Tucano Auixiri, Natu, Canichana, Pankaruru,

7

Catuquina, Puinave ( =Macú- Gamella, Puinave), Shukuru, Huari, , Iranshe, Tucano, Kaliana, Uman, Koaia, Yurí. Maku, Mobima, a) familias chibchas que incluyen un "núcleo chibcha" con Antioquia , b) familias paeces que Aruak (), incluyen un "núcleo Chibcha, páez" con Andaquí, Cuna, Barbacoa, Guaymí, Chocó y Páez propio, Malibu ( = chimila), más Allentiac, Motilón (= barí), Chibcha - Atacama, Misumalpan, Paez Betoi, Rama, Chimú, Talamanca, Itonama, más Cuitlatec, Jirajara, Lenca, Mura, Paya, Timucua, Tarascan, Warrau. Xinca y Yanoama.

D. El marco de esta presentación

Siguiendo lo que nos pareció ser la opinión dominante del tercer seminario-taller realizado el año pasado en Yerbabuena (Instituto Caro y Cuervo : 1988) sobre la prioridad de fortalecer el estudio de cada lengua y la comparación detallada entre lenguas ya vistas como afines (tanto a nivel de correspondencias fonéticas como a nivel de la morfología gramatical), dejaremos de lado el establecimiento de relaciones tan distantes como las anteriores, para examinar la situación de la clasificación a nivel de agrupaciones menos especulativas. Para tal efecto, seguiremos como hilo conductor la clasificación de Loukotka (1968) con las revisiones que le hizo Antonio Tovar, en la última obra que trata de presentar las lenguas amerindias del continente y que tiene, por lo tanto, una bibliografía más actualizada (Tovar A. y Larrucea C. : 1984).

Loukotka presenta 73 troncos o cepas de lenguas ("stocks") y 44 lenguas aisladas, para América del sur y Central ( no incluye a Mesoamérica). Las cepas de lenguas

8 habladas en el territorio colombiano, de acuerdo a la revisión mencionada, serían las siguientes:

1) Chibcha

2) Arawak

3) Caribe

4) Quechua

5) Tucano

6) Guahibo (incluído en Arawak por Loukotka)

7) Sáliva-Piaroa

8) Macú-Puinave

9) Witoto-Bora

9.1) Witoto

9.2) Bora

10) Chocó

A estas 11 agrupaciones habría que añadir las cinco lenguas aisladas siguientes:

1) Andoque

2) Cofán

3) Kamsá

4) Ticuna

5) Tinigua

Las agrupaciones: Yurumanguí, Guamo, Otomaco , la lengua aislada idabaez, todas en Loukotka corresponden a hablas extinguidas que no trateremos aquí.

Tampoco trataremos en el marco de esta introducción, de las lenguas de grupos fronterizos que esporádicamente se encuentran en territorio colombiano sin que

9 haya seguridad sobre el carácter duradero de sus asentamientos comunitarios. Estas lenguas son :

- el yaruro en el río Meta, en la frontera con (grupo chibcha según Loukotka),

- el quichua ecuatoriano en el río San Miguel, en la frontera con Ecuador (quechua)

- el yagua en el trapecio amazónico en la frontera con Perú, (grupo peba-yagua)

- el cocama en el trapecio amazónico en la frontera con Brasil (grupo tupi-guaraní).

Estas exclusiones ( las de no examinar sino las lenguas vivas con asentamiento en Colombia ) son evidentemente arbitrarias, pero definen los límites de nuestro intento, por lo cual pedimos disculpas al lector. Es pertinente mencionar que proceden también de la voluntad de atender prioritariamente las lenguas para las cuales existe la posibilidad de describir y comparar un material suficiente, con los criterios de la lingüística moderna. El examen de la clasificación actual de las lenguas indígenas de Colombia revelará lo lejos que estamos aún de realizar esta aspiración. Sin embargo , la obra que se introduce aquí muestra que se está empezando a asumir el reto que define Loukotka en su obra póstuma :

"Most of the comparative studies of South American languages of necessity depend upon lexical rather than grammatical materials; the former are readily available while the latter are very scarce indeed. This shortage of grammars is certainly one of the greatest weaknesses of South American linguistics and should be rectified before the remaining tribes possessing indigenious languages become extinct. However I must leave the task to the next generation" ( Loukotka C., 1968 : 29).

PROPUESTA ACTUAL DE CLASIFICACIÓN Lenguas aisladas El conglomerado Chibcha Tronco Lingüístico Arawak Familia Caribe Familia Quechua Familia Tucano Familia Guaibo Familia Saliba-Piaroa Familia Malu-Puinave Familia Witoto, Bora Familia Chocó

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4.1. LENGUAS AISLADAS

Ningún estudio reciente ha podido romper el aislamiento de estas cinco lenguas solitarias (tendremos que agregar unas más a este grupo al examinar estas agrupaciones).

Del andoque se tienen mayores datos (Landaburu J., 1979). Permiten afirmar semejanzas tipológicas con familias de la región (Arawak, Bora, Tukano); pero no parecen permitir correspondencias sistemáticas. No se retiene la afiliación witoto de esta lengua.

El cofán está esperando aún una mínima descripción gramatical. Se dispone de datos léxicos (Bormann M., 1976). Jijón y Caamaño (1940/47) y Rivet (1952) la incluyen dentro del grupo chibcha. Esta clasificación no ha sido aceptada ulteriormente (cf. también Castellvi M., 1938).

El ticuna también llamado "tucuna" está empezando a ser descrito con precisión (Anderson L., 1959, 1966 y montes M.E., 1987). Es necesario esperar la solución de su compleja estructura tonal para utilizar datos correctamente segmentados en la comparación. No prosperó su inserción en el tronco Arawak (Loukotka Ch., 1942, vs. Loukotka Ch., 1968). Se la ha acercado al yurí.

Desde 1960 no se tienen datos sobre el tinigua. Es de temer que no queden hablantes de esta lengua del río Guayabero (véase un léxico en Castellví M., 1940). Su inserción dentro del grupo sáliba-piaroa propuesta por Loukotka (1942) ha sido desechada por él mismo (1968).

Sobre la lengua yurí no se dispone de más datos que los recopilados por lo viajeros del siglo pasado, Von Martius, Spix y Wallace (Ortiz S.E. 1965: 232). Reiteradamente, surgen rumores sobre la presencia de grupos indígenas entre el Caquetá y el Putumayo, cerca de la frontera brasileña, que podrían ser los antiguos yuríes ; hasta la fecha no se tiene evidencias documentales de la lengua de estos indígenas ; por lo tanto no se puede sustentar tal conclusión. No hay razones suficientes para recibir ni la afiliación Arawak (Brinton D. 1891) , ni la afiliación Caribe de esta lengua (Loukotka C.,1942 vs. Loukotka C., 1968).

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EL CONGLOMERADO CHIBCHA Loukotka (1968), reagrupando dentro de un tronco lingüístico chibcha casi todas las lenguas que algún autor en alguna oportunidad incluyó en este grupo - consolidado por Max Uhle en 1888 ( Uhle M. ,1890) y llamado "chibcha" en honor a la lengua de más alta civilización del conjunto - , enumera 21 subgrupos, que son los siguientes ( en cada subgrupo mencionamos la presencia de lenguas habladas en el territorio colombiano):

1) Paleochibcha 12) Arhuaco (incluye kogui, ika o bintukua, wiwa o damana, kankuama (extinto ?)) 2) Rama 13) Malibú ( incluye chimila) 3) Guatuso 14) Andaquí (incluye andaquí extinto) 4) Talamanca 15) Paéz (incluye paéz) 5) Dorasque 16) Coconuco (incluye y totoró) 6) Guaymí 17) Barbacoas (incluye awa o cuaiquer) 7) Cuna (incluye cuna) 18) Sibundoy (incluye kamsá) 8) Antioquia (lenguas todas extintas) 19) Misquito

9) Chibcha propio (incluye 20) Matagalpa extinto y tunebo) 21) Paya 10) Motilón ( incluye barí)

11) Betoi ( lenguas de Arauca y Casanare extintas) Esta clasificación no es satisfactoria. Su alcance es más afín a las macro- clasificaciones de Greenberg que a las clasificaciones de los otros troncos lingüísticos y su base evidencial es débil. El primer gran conjunto de lenguas,cuya inclusión en la agrupación chibcha cabe poner en duda es el de las lenguas del sur andino : páez, grupo coconuco, grupo barbacoa, kamsá, andaquí. Este encasillamiento fue obra de Paul Rivet, en un artículo famoso de 1910 (Beuchat H. & Rivet P., 1910) cuya metodología no es aceptable según los criterios de hoy. A pesar de esta fragilidad, la hipótesis fue recogida por Jijón y Camaño ( 1940/47) y tuvo una gran aceptación. Se fue admitiendo la idea de una relación entre las lenguas de la región de Barbacoas y las talamancas, entre las caucanas y las guaymíes. La división que establece Greenberg, cuarenta años después, entre sus dos ramas (véase más arriba la clase chibcha-páez) , refleja de algún modo la conciencia de la fragilidad de este andamiaje.

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Adolfo Constenla (1985, 1988), lingüista costarricense, va más allá de la exclusión de las lenguas del sur andino. Postergando para tiempos mejores toda consideración de un macro-filo chibcha al estilo de Greenberg o de un tronco chibcha al estilo de Loukotka, propone volver al núcleo de lenguas que desde fines del siglo pasado se sospecha que están emparentadas. Llama a esta agrupación "Paya-Chibcha". Sería un microfilo, de acuerdo con el número de cognados compartidos, tal como lo propone Swadesh (1955). Incluiría a la familia chibcha y a otras lenguas que, según sus cálculos léxico estadísticos, aparecen coordinadas. Dentro de la familia chibcha se encontrarían cuatro subgrupos y varias lenguas coordinadas. Los cuatro subgrupos son :

-El Arhuaco, con las cuatro lenguas de la Sierra Nevada de Santa Marta

-El Viceíta que integra el bribri y el cabecar de Costa Rica

-El dorasque-chánguena que comprende estas dos lenguas panameñas extintas

-El muisca-duit con estas dos lenguas extintas del altiplano cundi-boyacense.

Entre las lenguas de cada subgrupo se ha comprobado una estrecha interrelación. Parecería haber además cierta cercanía mayor entre Arhuaco y Viceíta. Dentro de la familia quedarían como lenguas aisladas, pero coordinadas con sus otros miembros :

en Colombia, el tunebo y el cuna, está última más alejada ; en Panamá, el movere y el bocotá, lenguas diferentes antes confundidas bajo el nombre de guaymí ; en Costa Rica, el boruca, guatuso y el rama.

Reagrupables dentro del microfilo pero a mayor distancia entre sí y en relación a las lenguas de la familia, estarían el barí y el chimila de Colombia, el teribe de Panamá y el paya de Honduras.

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Si aceptamos este marco de trabajo para estudios comparativos más sistemáticos, dentro del área colombiana y para lenguas vivas, tendríamos las siguientes agrupaciones por consolidar :

-Familia chibcha : grupo arhuaco (kogui, ika, wiwa), tunebo, cuna.

-Microfilo chibcha : familia chibcha, barí, chimila.

Fuera del ámbito chibcha y mientras no se presenten argumentos válidos quedarían como otras tantas estirpes distintas :

- El páez con sus dialectos ( entre los cuales está el paniquitá)

- El grupo coconuco con el guambiano y el totoró que no son muy diferenciados y que probablemente convendrá reducir a variantes dialectales

- El awa o cuaiquer, cuya cercanía al cayapa y colorado ecuatorianos queda por demostrar, para poder asentar el tradicional grupo barbacoa de la literatura

- El kamsá.

Si pueden caber sospechas de relaciones entre awa y guambiano, y en general entre el grupo coconuco y el grupo barbacoa, el conocimiento preciso que se está empezando a tener tanto del páez como del guambiano muestra dos lenguas muy diferentes tanto en su léxico, como en su estructura. Lo mismo se puede decir del kamsá que muchos autores habían ya apartado del conglomerado chibcha. En cuanto al andaquí, lengua extinta del alto Caquetá y sobre la cual se dispone de algunos documentos de época colonial, tampoco parecen suficientes los argumentos de su inscripción chibcha.

Como tareas de interés para ayudar a la clasificación de estas lenguas señalaríamos :

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1. Tratar de elaborar, a partir de los datos disponibles sobre el muisca , una gramática estructural que permita identificar lexemas, elementos gramaticales y procedimientos de flexión, derivación y composición

2. Recoger, clasificar y estructurar de la misma manera los datos existentes sobre tunebo o, más bien, acometer descripciones nuevas, con personal especializado, de las distintas lenguas confundidas bajo esta designación.

3. Iniciar la elaboración de una morfología comparada de las lenguas de la Sierra Nevada. Los documentos disponibles ya permiten esta tarea.

4. Comparar los nuevos datos sobre cueva (Romoli K., 1987) con los resultados que permiten los trabajos sobre cuna.

5. Iniciar la descripción fonológica y gramatical del chimila.

6. Avanzar en la descripción del barí.

7. Lo mismo que con el muisca, aunque los documentos sean mucho más escasos, tratar de elaborar a partir de los datos disponibles sobre el andaquí ( Rivet P. 1924 ; anónimo 1928 ; Friede J., 1946,1952) un inventario de lexemas, elementos gramaticales y procedimientos de flexión, derivación y composición.

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TRONCO LINGÜÍSTICO ARAWAK

Aunque haya habido considerable variación en cuanto a la inclusión dentro de esta agrupación de algunas lenguas del sur del continente y del piedemonte amazónico, la determinación de los límites del ámbito arhuaco en Colombia se ha mantenido casi totalmente estable desde hace más de un siglo. Esta familia, la más extensa y la más difundida del continente, fue también la primera descubierta gracias a los trabajos del jesuita Gilij en el siglo XVIII (Gilij S. [1780],1965). Del primer núcleo de lenguas reconocidas por él como emparentadas y habladas en el curso medio del Orinoco y en los Llanos orientales de Colombia, se pasó a lenguas cada vez más distantes ( ver recuento en Noble G.K., 1965). Para principios de siglo, Brinton ya había incluído en la familia, lenguas de las tres regiones colombianas donde hoy se habla lenguas arawak. Menciona :

-El "guajiro" de la península de la Guajira.

-El achagua, el piapoco, y el baniva de la inmensa región comprendida entre el alto río Negro y el Meta.

-El "Jucuna" (yucuna) del medio Caquetá.

Desde los trabajos de Gilij no ha variado el concepto según el cual el mayor número de lenguas de la familia se encuentra en la zona comprendida entre el alto y medio Orinoco al norte y un eje río Negro-Vaupés al sur. Esta área es casi homogeneamente arawak, con mucha diversidad interna,

Desde entonces no ha habido controversia sobre esta afiliación, aunque si precisiones sobre ubicación, identidad y existencia de las lenguas de estas regiones.

Los datos publicados por Ernst A.(1870), Celedón R.(1878), e Isaacs J. (1884), convencieron a los americanistas de fin de siglo de la clara estirpe arawak del

16 guajiro o wayúu (anteriormente considerado como caribe por Hervás y Panduro). lo cual ha llevado a varios investigadores a pensar que la familia tuvo ahí su foco de dispersión. Tal vez se pueda identificar hoy, en la parte colombiana de esta zona, las tres divisiones siguientes :

1) El achagua, lengua otrora muy importante en los Llanos orientales, hoy confinada a dos pequeñas comunidades del Meta y del Vichada,

2) Un continuo escalonado de lenguas semejantes, pero de diferenciación creciente, entre el río Guaviare y el río Vaupés ; lenguas llamadas "piapoco" en la parte septentrional, "curripaco" en la parte central, "baniva" en la parte meridional. El curripaco y el baniva son muy semejantes (comunicación personal de Simón Valencia, lingüista indígena cubeo, de madre curripaco).

3) Al oriente, en la frontera con Venezuela, un área también compleja de lenguas cercanas, entre el río Guainía y el alto río Negro de las cuales tal vez la única representante en Colombia sería una lengua también llamada "baniva". En el seminario sobre "Estado actual de la clasificación de las lenguas indígenas de Colombia" de febrero de 1988 en Yerbabuena se pudo despejar la confusión entre los dos "baniva" , que ya había sido notada por varios autores (Nimuendajú, Noble). Los dos baniva, inconfundiblemente arawak ambos, son claramente distintos. Conviene hablar del baniva del Isana, afín al curripaco y distinguirlo del baniva del río Negro. Según Esteban Emilio Mósonyi, lingüista venezolano, el baniva del Guainía se aleja significativamente del grupo piapoco-curripaco y se acercaría más a las lenguas arawak del norte del continente como el guajiro (Mósonyi E.,1968 : 78).

Separados del área piapoco-curripaco-baniva por el enclave de las lenguas tucano-orientales del Vaupés, encontramos, hacia el sur, otra área casi continua de lenguas arawak : entre el río Vaupés y el río Apaporis, sobre el Cananarí, están los Cabiyarí muy poco conocidos lingüísticamente; entre el Apaporis y el Caquetá, sobre el río Miriti-Paraná, están los Yucuna; entre el Caquetá y el río Cahuinarí, sobre el río Pamá, antes de su casi exterminio y deportación por los caucheros peruanos de la "Casa Arana", teníamos a los Resigaro, hoy reducidos a unos pocos hablantes mezclados con otras etnias en el río Ampi-Yacu peruano. Aunque él mismo no lo plantee claramente, la información contenida en los trabajos de T.Allin ( 1975) permite ratificar el planteamiento de Rivet( Rivet P. & Wavrin R., 1951) en el sentido de que el resigaro es lengua arawak (cf. Payne D., 1985: 222). Añadiríamos que el cotejo lexical revela más cercanía al yukuna que a las otras lenguas arawak. Ni el resigaro ni el cabiyarí eran conocidos por los autores de fin de siglo.

Desde el punto de visto tipológico es interesante constatar que Allin caracteriza el resigaro como tonal; Schauer(1972: 69) plantea el carácter acentual del yucuna,

17 pero su descripción es ambigüa y podríamos estar frente a un sistema tonal ; el baniva del Isana, el baniva del Guainía y el piapoco, tienen sistemas acento- tonales. Tanto el resigaro como el yucuna están rodeados de lenguas tonales (tucano-orientales, boras, andoque).

No tenemos datos sobre la existencia hoy en Colombia, de la lengua tariano, clasificada como arawak. Las comunidades designadas bajo este nombre en el río Vaupés (frontera con Brasil) hablan lenguas tucanas. En general , parece que en los lindes arawak-tucano se da un proceso de tucanización de las poblaciones arawak. Este es un fenomeno digno de tener en cuenta al analizar el tanimuca, lengua de filiación tucana, vecina del yucuna, pero aparentemente atípica en el grupo o el Cabiyarí, lengua de filiación arawak, inmersa en un medio completamente tucano.

En 1912, Rivet propuso incluir el ticuna en la agrupación arawak. Esta relación no fue aceptada por autores posteriores.

En resumen, las lenguas incuestionablemente arawak habladas hoy en Colombia son :

- El guajiro o wayúu

- El achagua

- El piapoco

- El curripaco

- El baniva del Isana (teniendo en cuenta la precisión dada sobre la semejanza de estas dos últimas lenguas)

- El baniva del Guainía

- El cabiyarí

- El yucuna

De todas estas lenguas, con la excepción del Cabiyarí, se empieza a tener elementos de descripción estructural.

El mapa continental de lenguas arawak da la sensación de una expansión en estrella, a partir de las confluencias del río Amazonas con el río Negro y el río Purús. De hecho, aparte de las lenguas de la costa atlántica ubicadas entre la desembocadura del Amazonas y la Guajira, los grandes grupos de lenguas arawak están ubicados río Negro arriba y río Purús arriba (más los enclaves del

18 alto río Xingú y del Bení). Del río Negro se produce una expansión en la Orinoquía probablemente por el Casiquiare, del Purús se produce una expansión al alto Ucayali. Todas las lenguas colombianas están ubicadas dentro de la subdivisión arawak que Noble (1965), reactualizando la apelación de Gilij, llama "maipure", y más especificamente 'maipure septentrional". El guajiro es el más distante de los otros.

Mirando el mapa continental, la pregunta que cabe hacer es si esta lengua debe inscribirse en una continuidad achagua-caquetío (extinto) o si conviene, como piensan muchos autores, acercarla más al y otras lenguas arawak de las costas de Guayana.

De todas las familias de lenguas colombianas es esta la que más trabajos comparativos serios ha suscitado. Tal situación se debe por un lado a la existencia de un gran número de lenguas en casi todos los estados de Súramérica -con la excepción de los del llamado cono sur- con el consiguiente interés de muchos investigadores de distintos paises, por otro lado a una relativa identidad lingüística arawak relativamente fácil de percibir. Desafortunadamente, esta situación favorable no significa que dichos trabajos comparativos estén muy avanzados y que puedan nivelarse con los de otras familias en el mundo, como la indo- europea, la uralo-altáica, la semítica, o en América, la maya o la uto-aztéca. En este momento, se tienen algunos intentos de reconstrucción de un proto-sistema consonántico a través de algunas ecuaciones de correspondencia fonética entre lenguas de distintas ramas (Shafer R.,1959; Noble G.K., 1965; Matteson E., ed. 1972; Valenti D.,1986) y unos ensayos, más recientes, de morfología comparada (Derbyshire D. & Pullum G.,1986; D.Payne, 1988) y de tipología sintáctica (Tovar A., 1986).

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FAMILIA CARIBE

Esta familia, la tercera en extensión en América del sur después de la Arawak y de la Tupi- Guaraní, fue también establecida por Gilij que descubrió la similitud de varias lenguas habladas en los territorios de las misiones del Orinoco. Su centro de dispersión parece estar en la inmensa región guayanesa, donde se localizaron el mayor número de lenguas emparentadas de esta familia. Por la cercanía lingüística que presentan todas las lenguas caribes se supone que esta dispersión debió de ser menos antigua que la arawak. De hecho, los españoles se enfrentaron, tanto en las Antillas como en las tierras bajas del continente, a pueblos caribes en expansión conquistadora.

Es interesante comprobar que el núcleo caribe guayanés está casi completemente rodeado por lenguas de estirpe arawak. Fuera de este núcleo, tenemos una expansión caribe por las costas venezolanas que se prolonga

(aquí seguimos los planteamientos de M.Durbin, 1977) hacia la Sierra de Perijá y la cuenca del río Magdalena, y otra expansión hacia el Amazonas que llega, en dirección sur, al alto río Xingú, en dirección oeste, al Caquetá colombiano. Paul Rivet pensaba que las lenguas del chocó eran de procedencia caribe (Rivet P. 1943-1944). Ningún investigador contemporáneo recoge esta hipótesis. Aceptada esta restricción, en Colombia no quedan hoy mas que los vestigios de las dos grandes expansiones caribes bajo la forma de dos lenguas : el yuco de la Sierra de Perijá en el Norte de Santander, el del Caquetá.

Las tribus carijonas o huaques o murciélagos eran muy temidas a lo largo del Caquetá colombiano durante la época colonial y el siglo XIX por sus condiciones de guerreros y su canibalismo (LLanos V.H. y Pineda C. R.,1982: cap.5). Hoy en día es una etnia en extinción y solo hablan la lengua carijona unas pocas familias en Miraflores y Puerto Nare (comisaría del Vaupés) y en algunos caseríos de la comisaría del Amazonas (La Pedrera, Puerto Miraña, Araracuara).

Los Carijona se presentan en la literatura con distintas designaciones, las cuales han dado lugar a muchas confusiones de terminología. Ya en 1948, Juan Friede había mostrado que probablemente las distintas lenguas que se conocen como hianakoto, umaua, guaque y carijona correspondían a nombres de clanes o a sobrenombres y que, por lo tanto, era muy posible que no tuvieran un referente lingüístico distinto. Este hecho también ha sido comprobado por Camilo Robayo

20 quien opina que se trata de una sola lengua (comunicación personal). Este investigador se ha dedicado al estudio de esta lengua y ya disponemos de elementos de la fonología y de la gramática del sistema verbal( Robayo C.,1987). Los trabajos que se realizan sobre el carijona constituyen una especie de lingüística de salvamento de una lengua que evidentemente no existirá en unos 30 años.

Los yuco o yukpa están en la Serranía de Perijá, extendiéndose en Venezuela. En Venezuela parece que coexiste el yuco con otra lengua muy afín : el japrería. Si tenemos bastantes datos lexicales sobre el yuco (J. Isaacs, A. Jahn, A. Ernst, C. de Armellada, G. Reichel-Dolmatoff, Vegamián (1978) ) el conocimiento estructural es muy pobre. Existe una fonología (Hildebrant M.,1958) . Hasta donde llegan los documentos revisados, no hay gramáticas. Según Durbin (1977) el yuco sería cercano a las lenguas caribes de la costa venezolana, hoy desaparecidas como el chayuna, el cumanagoto, el tamanaco, el caraca, etc.

En 1944, los antropólogos Pineda Giraldo y Fornaguera lograron recoger en la zona del río Carare del Magdalena medio, de boca de dos indígenas, un vocabulario de unas 400 palabras (Homenaje a Paul Rivet, 1958 : 191) bastante semejante a los dos léxicos (una lista recogida en el Opón, otra en el Carare) que Lengerke, el colono alemán de Santander, recogiera en la segunda mitad del siglo pasado ( in Ortiz S.E. 1965 : 230). Estos vestigios de las lenguas de numerosos grupos atestiguados por los cronistas en la zona, son de estirpe caribe y, según Durbin, más cercanos al yuko que a cualquier otra lengua .

No hay en la actualidad más presencia caribe en Colombia. Hacia el pasado, en continuidad con los asentamientos yuco y opón-carare, los historiadores han planteado la hipótesis de una penetración caribe en el momento de la conquista por todo el río Magdalena. Algunos de los grupos de esta invasión caribe serían los colima, los muzo, los guane, los pantágora, los pijao. Sobre la lengua de estas tribus hay muy poca evidencia, sobre todo dispersa en los cronistas (Padre Simón, Juan de Cepeda), a veces recogida en publicaciones especializadas. Sería importante sistematizar esta información.

No es imposible que la revisión de documentos coloniales permita aumentar en algo estos pobres vestigios. Rivet pensaba que debía haber relación entre el pijao, lengua caribe, con las lenguas del Chocó, también caribes según él. Desanimados por la escasez de datos, Durbin y Seijas (1973) sugieren: " We propose that these languages be taken out of the Carib group and left as unclassified"...

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FAMILIA QUECHUA

La presencia de lenguas de la familia quechua en Colombia parece ser reciente. En este momento se habla el inga o ingano en el departamento de Nariño (Aponte), en el valle de Sibundoy (Putumayo), en el departamento del Caquetá (alto río Caquetá, río Fragua, río Yuruyacu, río Orteguaza). También se habla un quechua llamado napeño cerca de Puerto Asis y en el río San Miguel. Ambas variedades son afines a los dialectos quichuas ecuatorianos y más específicamente a los dialectos ecuatorianos de la selva.

Si hay alguna discusión entre los especialistas para ubicar el quichua ecuatoriano de la sierra dentro de la familia quechua, no parece que la haya en cuanto a pensar que las hablas de la selva (entre las cuales estarían los quechuas colombianos) proceden de una difusión del quechua como "lengua general" por acción de los misioneros católicos a partir del siglo XVII.

Cerrón-Palomino (1987 : 330-344) concluye la presentación del debate actual sobre la formación y expansión del quechua con las afirmaciones siguientes, recogiendo en buena parte los planteamientos de Alfredo Torero (1974 & 1984) y Roswith Hartmann (1979):

1. El proto-quechua procedería de la costa central del Perú.

2. En una primera expansión que podría ser a principios de la era cristiana, se difunde este proto- quechua hacia la sierra central, dando nacimiento a unas variedades bastante diferenciadas habladas en Ancash, Huánuco, Pasco, Junín y norte de Lima, todas catalogadas por Torero como Quechua uno (Q I).

3. En una segunda expansión que podría situarse a mediados del primer milenario, se van fraguando variedades llamadas de Quechua dos (Q II) ; unas norteñas de costa y sierra (Q II A) (Ferreñafe y Cajamarca), otras meridionales a partir del centro costero de Chínchay (QIIB y QIIC).

4. La variedad chínchay sirve de vehículo a una cultura comercial poderosa que se extiende por la costa hasta Ecuador y por la sierra peruana hacia el sur. Es esta

22 variedad la que va a ser utilizada por los Incas del Cuzco en su expansión del siglo XV y XVI.

5. El quechua ecuatoriano o quichua, es entonces un habla producto del quechua chínchay que llegó hasta Quito antes de la dominación incaica como lengua vehicular. Dice Cerrón-Palomino :

" Así, pues, los rasgos idiosincráticos del ecuatoriano podrían interpretarse mejor, aparte de la impronta de las lenguas sustratísticas (hecho notorio, por ejemplo, en el léxico referido a la flora y la fauna), como resultado de la formación de una "koiné" de base chínchay con notorias influencias - especialmente léxicas - del quechua centro-norteño peruano (cf. Muysken Pieter, "El quechua del Perú y Ecuador : una visión comparativa", trabajo leído en el Congreso Internacional en Homenaje a Andrés Bello, Panamá ( 17-22 de agosto de 1981))" (Cerrón-Palomino R., 1987 :343).

Es de suponer que estas características de "koine" presentes en el quichua ecuatoriano se refuerzan aun más en las variedades traídas al sur colombiano por los misioneros.

No sobra decir que estas subagrupaciones de las hablas quechuas se fundamentan en la determinación de rasgos lingüísticos y que, en ese sentido, si se puede hablar de estudios comparativos quechuas, situación desafortunadamente muy alejada de la que se da en los estudios sobre lenguas colombianas.

Independientemente de su mantenimiento como lengua vernácula de ciertas comunidades, es bien sabido que el quechua fue muy utilizado en el sur andino colombiano dejando muchas huellas todavía visibles en los departamentos de Nariño, Cauca, Huila y hasta Tolima (cf. por ejemplo Tascùn L.,1935), tanto en poblaciones de habla aborigen como en poblaciones de habla hispana.

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FAMILIA TUCANO

Inmediatamente después de las cuatro familias presentadas, todas de proyección continental, la agrupación con mayor dispersión geográfica en Colombia es la "tucano". Consta este grupo de dos ramas muy alejadas en el espacio, bien diferenciadas entre sí aunque inconfundiblemente emparentadas:

- La occidental, con hablantes localizados en la parte alta del río Caquetá, en el Putumayo y en el bajo Napo.

- La oriental, con hablantes localizados entre el bajo río Apaporis y el río Vaupés, hasta el río Negro.

Del lado occidental, las lenguas aón habladas en Colombia son : el siona, el coreguaje, el tama. En el Ecuador se dan también el secoya, el angotero, el tetete y el siona ; en el Peró, el secoya y el orejón-maihuna. El siona, el coreguaje y el tama son relativamente cercanos. El siona tuvo una fortuna singular por lo que fue utilizado por los misioneros franciscanos como "lengua general de los indios del Putumayo y Caquetá". De ella se tiene bastante información, desde el siglo XVII (Cf. Wheeler A., 1987). El orejón-maihuna del Peró parece pertenecer a otra subagrupación dentro del occidental.

Del lado oriental, las lenguas habladas son muy numerosas y no hay siempre consenso sobre su exacta identidad. Segón Olga Ardila (1988) tendríamos las 15 lenguas siguientes:

1. bara

2.-taiwano

3. carapana

4. cubeo

5. desano

6. guanano

7.

8. piratapuyo,

9. pisamira

10.

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11. tanimuca-letuama

12. tatuyo

13. tucano

14. tuyuca

15. yurutó.

Las lenguas orientales quedaron prácticamente desconocidas hasta los vocabularios recogidos por Von Martius en la década de los años veinte del siglo XIX y, publicados en 1867; la inmensa labor de reconocimiento etnográfico y lingüístico de Theodor Koch- Grunberg a principios de siglo; y los trabajos del conde Stradelli, también en la primera década de este siglo.

En su clasificación de 1891, Brinton, que no parecía disponer entonces sino de los datos de Martius, reagrupó estas lenguas (lenguas "cobeus" (cubeo), dace y tucano (tucano), Yupua (?), Yauna (Tanimuca)) en un "substock tucano" dentro del "stock tapuyo", entidad heterogénea que reunía muchas lenguas del Amazonas brasilero. El "substock" quedó bautizado con la designación "tucano" seguramente por ser esta lengua la más conocida en la región.

No solamente no percibió Brinton entonces la semejanza de estas lenguas con las lenguas del grupo occidental, sino que incluyó estas óltimas en un "stock betoya" junto con lenguas del piedemonte de Casanare. Al percatarse más tarde de esta semejanza acabó asociando las lenguas orientales con las occidentales en una sola familia llamada,

durante un tiempo, "betoya", lo que dió lugar a muchas confusiones. Hasta que Rivet escribe en 1911 :

" He propuesto llamar grupo tucano al antiguo grupo betoya, después de haber mostrado que el betoi que había servido a bautizarla debía ser excluido para ser ligado a la familia chibcha" ( Beuchat H. & Rivet Paul, 1911 : tomo 17) .

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El betoi es mencionado por Hervás y Panduro como una lengua de las misiones de Casanare y dice que tiene afinidad con las lenguas jirara y ele (macaguán antiguo). Estas lenguas han desaparecido y los investigadores las han relacionado en ocasiones con el tunebo y, por ende, con la familia chibcha (es la posición de Rivet), o con el yaruro (para algunos también de procedencia chibcha). Hervás ( p.223) citando a Gilij dice que en la población Macaguane hay "habitadores" eles, airicas y araucos. Se nos ocurre que, la clasificación de todo este grupo con las lenguas hoy llamadas tucano occidentales, pueda haber surgido por una confusión entre los macaguane de Casanare y los macaguaje, "habitadores" del Caucaya en el Putumayo, hablantes de una lengua cercana al coreguaje.

El conocimiento de las lenguas orientales o lenguas del vaupés se ha acrecentado mucho en estos últimos treinta años y esto permitiendo un principio de estudios comparativos. Uno de los puntos más delicados de trabajo en esta rama es el de las subagrupaciones. Loukotka no separa los occidentales de los orientales sino que divide toda la familia en 9 ramas, de las cuales la occidental no es sino una. Como dato digno de rescatar dentro de esta clasificación que contiene confusiones, mencionemos que el investigador checo constituye un subgrupo para el yahuna con el tanimuca, y otro subgrupo para el cubeo, lenguas también consideradas atípicas dentro del grupo oriental por los investigadores contemporáneos (Elsa Gomez-Imbert : comunicación personal).

Hay todavía cierta incertidumbre sobre la diferenciación lingüística interna de las "lenguas" occidentales. Parece que familias que se autodesignan "tama", "macaguaje" hablan hoy coreguaje y viven en pueblos autodesignados "coreguaje". (Marín S. P. 1984)

¿Qué diferencias hay o había entre las hablas tama, macaguaje y coreguaje ?

¿Qué grado de diferenciación estructural existe entre el coreguaje y el siona ?

¿Entre este grupo y el orejón-maihuna ?

¿Hay más hablantes de macaguaje que los que señala Wheeler (Wheeler A.,1987 : VIII) ?

¿Se daba entre todos estos grupos los fenómenos de exogamia lingüística tan característicos de las lenguas del Vaupés ?

Las lenguas "tucano-occidentales" de Colombia están gravemente amenazadas en su existencia. La investigación etno- y socio- lingüística tiene ahí una de sus prioridades.

Aparte de la macro-clasificación de Greenberg que construye un macro-filo donde se reagrupa la familia tucano en una rama macro-tucano de 19 grupos como el

26 puinave, el ticuna, el nanbikwara, etc.., rama asociada a la macro-arawak, al camsá, al jíbaro, sáliba, tupó, etc..., no parece que se haya podido asociar con precisión la familia tucano con alguna otra.

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FAMILIA GUAHIBO

Al mismo nivel que el caribe, el sáliva, el otomaca, el guama, el yarura, el guarauna, el aruaca y el maipure (arawak), el guayba (guahibo) asociado al chiricoa (cuiba) constituía para Gilij uno de los nueve géneros lingüísticos de la región del Orinoco. Esta posición fue mantenida por la mayoría de los autores. Loukotka sin embargo, en su trabajo de 1968, incluye la familia guahibo dentro del grupo arawak. Sigue en eso la macro-clasificación de Greenberg. Esta posición de Loukotka trata de resolver el problema que constituye la presencia de un buen nómero de elementos arawak en el guahibo.

Ya Hervás y Panduro señalaba el testimonio de un misionero de los achaguas, segón el cual estos "entendían bastante bien a los guamos del río Apure, a los guajivos, y a los cabres o caveres.

Y este dicho del señor Alvarez parece probar que todas estas lenguas son dialectos maipures; pues segón el señor Gilij, lo son ciertamente las lenguas achagua y la cavere". Sin caer en la tentación clasificadora reductora que sería posible, Hervás añade inmediatamente :

"Puede ser que la semejanza de estas lenguas consista en tener muchas palabras usuales, que sean comunes a todas ellas ". (Hervçs y Panduro : p.221).

Coincidiendo con esta intuición de Hervás, pero apoyado sobre un conocimiento directo de las lenguas, Queixalùs (1988) dice :

" No cabe duda que existe una relación de esta familia con las lenguas arawak. Esta relación no es genética. Involucra ónicamente el léxico. Es explicable por transferencias arawak > guahibo y, en algunos casos plausibles, vice versa. Se da una afinidad en ciertas formas pronominales (primera persona) que podría tener una base areal".

El seminario-taller sobre el estado actual de la clasificación de lenguas indígenas de Colombia (Yerbabuena, 10-12 de febrero de 1988) permitió hacer un balance en cuanto a la identidad de las distintas lenguas y dialectos dentro de la familia guahibo, balance hecho posible por un avance importante de los estudios en estos

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óltimos años. Siempre, segón Queixalùs, tendríamos un nócleo central de variedades escalonadas llamado "guahibo medio", dentro de las cuales se ubicarían, en los extremos, la lengua cuiba y la lengua sikuani. Del lado cuiba, se situarían los distintos dialectos como el maibén, el siripu, el chiricoa ; del lado sikuani, dialectos como el hamoróa, el sikuani, el vichadeño. Separados de este nócleo central tendríamos el macaguane o hitnu del río Ele en Arauca y, tal vez más alejado aón, el guayabero del Guaviare. La comparación muestra que se trata de una familia bastante homogénea, poco diferenciada, con un alto porcentaje de cognados y muchas estructuras comunes tanto en lo fonológico como en lo gramatical.

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FAMILIA SALIBA-PIAROA

También se le debe a Salvatore Gilij la constitución de este grupo en el cual incluye el "sáliva..., el ature, el piaroá y el quaqua o cuaca" (Hervás y Panduro : p.218). El ature es, sin embargo, en el mismo texto de Hervás (dos páginas más adelante), clasificado como dialecto maipure es decir arawak. No hay datos de él. Tampoco parece haberlos sobre el cuaca que Ortíz (1965 : p.117) afirma haber sido reagrupado en la familia guama, hoy extinguida. Brinton no acepta la relación del piaroa con el sáliva :

" Los piaroa sobreviven, pero la tribu así llamada hoy día, habla una lengua completamente distinta de la de los sálivas y sin conexiones aparentes con ningón otro stock " (Brinton [1891] 1946 : p.245).

En 1920, Paul Rivet, comparando léxicos y algón material gamatical, reivindica la hipótesis de Gilij sobre la conexión saliba- piaroa. Los datos son convincentes y la tesis no parece haber sido controvertida desde entonces. El mismo Rivet y luego Loukotka aceptan agregar a la familia una lengua llamada macu, hablada en las bocas del Ventuarí venezolano y atestiguada solamente con cuatro palabras (!) presentadas por Koch- Grünberg, más veintiseis palabras publicadas por Loukotka en Praga en 1943.

En 1942, Loukotka cree poder colocar la lengua tinigua en la familia saliba. Sin embargo, no mantiene esta hipótesis en su obra póstuma de 1968 y, como Rivet (1952) y el mismo Padre Castellví, que había publicado los primeros datos sobre esta lengua (Castellví M.,1940), mantiene el tinigua como lengua aislada. Eran los saliba muy numerosos entre el Meta y el Orinoco durante el siglo XVIII. Tenemos testimonios históricos (Gumilla, Rivero) y lingüísticos ( cf. gramática del siglo XVIII y vocabulario publicados en Fabo Fr. ,1911) relativamente precisos sobre ellos. Aunque la mayoría de los datos provienen de las poblaciones que vivían a orillas del Meta, cerca al pueblo actual de Orocué, Paul Rivet piensa que su habitat anterior era la zona entre el Guaviare, el Vichada y el Orinoco, zona donde estaban en contacto con los piaroa. Hoy en día, las dos lenguas no son mutuamente inteligibles y se ven bastante diferenciadas. FAMILIA MACU-PUINAVE Es esta una agrupación endeble cuyas lenguas son todavía muy poco conocidas. Estas lenguas son habladas de manera dispersa en una misma área, que va

30 desde el río Apaporis hasta el río Guaviare. En 1920, Paul Rivet, uniendo los datos de Koch-Grünberg sobre tres dialectos macó, con dos vocabularios de dialectos, también macó, recogidos por el padre Tastevin, los compara con los pocos datos asequibles sobre el puinave y postula la comunidad de origen de estas lenguas. Esta comunidad había sido intuída por el mismo Koch-Grünberg . "Por muy imperfecto que sea este procedimiento, las concordancias lexicográficas que hemos podido reunir..nos parecen suficientemente numerosas y claras como para concluir a un parentesco entre estas lenguas" (Rivet P., & Tastevin C., 1920 : p.71). El puinave - que posiblemente no sea idéntico al guipunave o guipanave hablado en el raudal de Maipures y clasificado por Gilij con las otras lenguas maipure - es hablado a lo largo del río Inírida. A pesar de la relativa importancia de su población, hay muy pocos estudios sobre esta lengua. La denominación de "macó" parece ser palabra de las lenguas arawak del río Negro y significa "carente de habla" ( Gerald Taylor : comunicación personal). Ha servido a las poblaciones horticultoras y relativamente sedentarias de toda el área del Orinoco y río Negro para designar, estigmatizándolos, a los grupos nómadas selvícolas de la región.

Las poblaciones "macó" consideradas por Rivet, viven entre el Apaporis y el río Negro, y han sido por su misma movilidad, difíciles de identificar.Se han reportado grupos macó en Colombia (en la región se dice "macójes") : entre el Apaporis y el Taraira (sur), entre el Papurí y el Tiquié (centro sur), en el Querarí (centro norte), entre el alto Inírida y el alto Vaupés (occidente). Los datos lingüísticos disponibles hoy (Cathcart M.,1979 ; Moore B., 1976 ; Reina L.,1987) permiten diferenciar dos lenguas : el jupda hablado en el sur y el centro sur, el cacua hablado en el centro sur, centro norte y occidente.

La agrupación de grupos nómadas como los macó, y de grupos horticultores como

31 los puinave en la misma familia, plantea problemas antropológicos y etnolingüísticos de un gran interés. Dice Gloria Triana :

" Resulta muy interesante en este caso, la asociación con un grupo de tradición cultural tan diferente a los Puinave como el Macó : Estos representan en la memoria de los Puinave a sus enemigos ancestrales. Los Puinave actuales no poseen ninguna autodenominación y reconocen que sus antepasados hablaban otra lengua denominada "norí", que todavía los más ancianos recuerdan, y se conserva en los cantos rituales" (Triana G.,1987 : 98)

¿ Serán los puinave, poblaciones antiguamente "macuízadas" ?

La dimensión lingüística del problema del origen y difusión de las ónicas poblaciones nómadas selvícolas de Colombia, tiene fuertes implicaciones sobre la clasificación de las lenguas del noroeste amazónico. Escribe Rivet ( Rivet P, & Kok P. & Tastevin C. ,1924-25 : p.143):

" La profunda diferenciación de los dialectos makó explica que, hasta hoy, con los materiales disponibles, no se hayan podido aproximar sino con el puinave. Esperamos que, con los nuevos documentos que presentamos aquí, se podrán unir a esta cepa muy primitiva, lenguas consideradas como familias aisladas. Hasta donde podemos suponerlo en el estado actual de nuestras propias investigaciones, el makó parece haber sido hablado en un territorio mucho más amplio que el actual y es probable que estudios ulteriores permitarán establecer que el substrato makó es el lazo comón a una serie de lenguas suramericanas tan profundamente diferenciadas hoy en día que su origen comón no ha podido ser establecido hasta hoy".

Esta hipótesis está todavía por verificarse.

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FAMILIA WITOTO, FAMILIA BORA

Desde fines del siglo XVIII y posiblemente antes (LLanos H. & Pineda C.R., 1982), se llamaba "huitotos, witotos" a varios pueblos establecidos entre el Caquetá y el Putumayo, desde la desembocadura del río Caguán hasta más abajo del raudal de Araracuara. Esta designación parece ser de origen caribe y significaría 'enemigo, cautivo'.

Los carijonas, poblaciones caribes ubicadas en la orilla septentrional del Caquetá llamaban así a las tribus de la orilla meridonal que atacaban en busca de prisioneros, tanto para venderlos a los blancos a cambio de mercancías, como para sus ritos de antropofagia. Estas tribus eran también antropófagas o caníbales. De ahí probablemente que se les haya considerado caribes hasta el siglo XX. Pocas vivían al borde del Caquetá. Su habitat era la parte alta de los ríos entre el Caquetá y Putumayo : Cara-Paraná, Igara-Paraná, Cahuinarí y tributarios.

Es difícil identificar en los documentos de siglos anteriores (esencialmente provenientes de misioneros) a cuales de estos grupos del siglo XIX corresponden las designaciones entonces usadas (Encabellados, Omaguas, Quijos; Qiyoyos, etc.). Posiblemente tampoco los asentamientos del siglo XIX hayan sido los del siglo XVII o XVIII. La documentación conocida sobre las lenguas habladas por estos pueblos es, hasta los primeros años del siglo XX, casi nula.

Los datos de los viajeros europeos (Koch- Grünberg, Whiffen, Preuss, Tessmann, de Wavrin) como los datos de los misioneros (Gaspar Pinell, Francisco de Igualada, Estanislao de Las Corts, Von Kinder, etc.) empiezan a abundar al mismo tiempo que se da el genocidio de los caucheros peruanos de la Casa Arana.

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Este material y los ensayos de clasificación que originan configuran un panorama muy embrollado, en donde prosperan errores debidos a confusiones entre designaciones étnicas y designaciones de lenguas; a confusiones entre poblaciones por los desplazamientos a que se ven sometidas.

En 1905, Koch-Grünberg viaja por la zona y recoge con sumo cuidado un material lingüístico variado. Comparando listas lexicales se da cuenta que puede reagrupar en una misma clase : la lengua de unos "Witotos-kaime" encontrados por él en el bajo Apaporis, lengua muy cercana a la de los datos reunidos por otro alemán E. Berner en el Igara-Paraná, con la lengua Orejón del Ampiyacu peruano (lista de 57 palabras recogidas por Castelnau en 1846) y con la lengua Miranha-Carapana- Tapuyo del Araracuara (lista de 176 palabras recogidas por Martius en 1820 (Martius V.K. 1867 : 277) . Llama la agrupación lingüística : familia "Uitoto" (Koch- Grünberg T., 1906). De un modo similar, Koch- Grünberg reagrupa los datos de las lenguas Imihité, Miranya y Fa:ai con la lista lexical de Martius (172 palabras del Miranha-Oira-Aìu-Tapuyo) y constituye la agrupación Miranya llamada después "bora"(Koch-Grünberg T.,1910).

Esta primera división resulta acertada y todos los datos ulteriores, aunque introdujeran nuevas lenguas o modificaran la ubicación de alguna, no se ha vuelto a cuestionar. Fuera de estas dos familias, recordemos que en la región se encuentra el andoque, lengua aislada, y que se hablù el resigaro, lengua arawak, hoy solamente hablada por unas pocos personas en el Ampiyacu peruano. a) familia Witoto

Las lenguas hoy vivas son el witoto y el ocaina. Pertenecen a una misma agrupación en donde también cabe hacer entrar : el miraña-carapana-tapuyo de Martius, hoy seguramente extinto; el orejón de Castelnau, cercano al witoto (Gasche J., 1983), que conviene por lo tanto distinguir del orejón o Mai-Huna, hoy hablado en la misma región del Ampiyacu y del río Algodón en el Perú, y que pertenece como lo vimos a la familia tucano occidental junto al secoya, el siona, el coreguaje, etc. ; el nonuya de Witoto -hoy seguramente extinto- de Wavrin (Rivet P. & Wavrin R. de ,1953), hablado aún por unos muy pocos ancianos en Tarapacá y Leticia y reivindicado, más no hablado por la comunidad de identidad étnica nonuya de Peña Roja (Araracuara). También parece entrar en esta familia el cöeruna, documentado por Martius (154 palabras) y del cual no se ha vuelto a tener datos. La lengua witoto se ha descrito como diferenciada en cuatro dialectos (designados según la manera de decir "¿qué ?" en cada variedad) : el búe, el meka /mika/, el meneka /minika/, el nepode /nipode/. b) familia Bora

La familia bora está compuesta por dos lenguas hoy vivas :

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1. El muinane-Bora, de la Sabana del Cahuinarí, que conviene distinguir de la lengua de los Muinanes-Witotos que hablan el dialecto nepode del witoto

2. El bora propio con su variante muy cercana, el miraña . El bora se ve bastante cercano al muinane-Bora tanto lexicalmente como en su morfología gramatical

A la familia Bora parece también pertenecer la probablemente extinta lengua Miraña- Oíra-Assú-Tapuyo (172 palabras recogidas por Martius).

Como tareas importantes para avanzar en el conocimiento de estas dos familias, recomendaríamos:

1. Un estudio comparativo en sentido estricto entre miraña-carapana-tapuyo, cöeruna, ocaina, y witoto. La comparación lexical entre estas cuatro lenguas arroja muchos cognados, y un examen rápido permite ya establecer reglas de correspondencia fonológica que habría que sistematizar. La comparación gramatical revela una importante diferenciación de los no-witotos del grupo, en cuanto a procedimientos morfológicos (conjugación con actante prefijado, sustantivos inalienables, desinencia adjetival) que permiten también postular interesantes hipótesis sobre un proto-witoto. La comparación se deberá llevar a cabo sobre todo entre el ocaina y el witoto, las dos únicas lenguas vivas del grupo. Para emprenderla se requeriría una comparación interdialectal de las variantes witoto y un estudio gramatical más detallado del ocaina. Tampoco tenemos un estudio gramatical suficiente del witoto-nepode.

2. Una encuesta de rescate entre los nonuya-Bora del Caquetá (Araracuara) o del Putumayo (Tarapacá).

3. Un estudio gramatical más detallado del bora. El estudio de la relación entre el bora y el miraña.

Las confusiones registadas a lo largo de la literatura provienen de una mezcla de designaciones étnicas con designaciones lingüísticas, y principalmente de haber pasado por alto los hechos siguientes : a). Los Witotos se autodividen tradicionalmente en Murui o gente del occidente y en Muinane o gente del oriente. En virtud de estas designaciones espaciales relativas , los Muinane-Witotos o gente de las cabeceras del Igara-Paraná llamaban ellos mismos Muinane , por ser más occidentales que ellos, a grupos de familia Bora que vivían en el Cahuinarí. Hoy se llama Muinane a estos Muinane- Bora reubicados después del genocidio, que viven cerca a Araracuara (comunidad de Mono Ochoa, comunidad de Villa Azul) y en Leticia. Los Muinane-Witoto hablan el dialecto Nepode del Witoto. Viven en el Caquetá, a veces mezclados con los Muinane-Bora (en Araracuara). También hay Muinane-Witoto en el Perú, a quienes se designa como Muinane en los trabajos del Instituto Lingüístico de

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Verano . b). "Orejón" es también una designación étnica que se aplicó, como ya se indicó, a residentes de la ribera sur del Putumayo, fueran de lengua witoto o de lengua de familia Tucano. c). "Nonuya" es una palabra de origen witoto que significa 'gente de Achiote'. Como quiera que había gente de Achiote entre los Witotos, entre los Boras y hasta entre los Andoques, la designación es ambigua ; de ahí las incertidumbres de Whiffen (1915) sobre la familia lingüística del Nonuya. Los únicos Nonuya de los cuales se tiene referencia actual ( Araracuara, Villa Azul, Tarapacá) son de familia lingüística bora.

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FAMILIA CHOCÓ

Las lenguas que se hablan en la costa pacífica colombiana desde Ecuador hasta Panamá (con algunas discontinuidades), y desde esta zona hasta el río Cauca en Antioquia, pertenecen indiscutiblemente a la misma estirpe lingüística. En esta área se distinguen de tiempo atrás, dos lenguas bastante diferenciadas llamadas hoy, según la autodesignación de sus hablantes, embera y waunana. El waunana, de extensión mucho menor, es hablado en el bajo río San Juan y alrededor de esa zona ; el embera es hablado en el resto del área.

Como se podía prever por la extensión de su territorio, el embera es bastante fragmentado. Pardo establece seis zonas dialectales (Aguirre D. y Pardo M.,1988). Parece sin embargo que la diferenciación entre estas variedades no es muy avanzada, lo cual podría interpretarse como resultado de una difusión reciente.

Nordenskjöld (1929 citado por Loewen 1963 : 239) llegó a pensar que la población embera podía ser de origen amazónico y fundamentó esta hipótesis sobre una serie de rasgos culturales y lingüísticos (entre otros la ausencia de léxico propio ligado al mar y a la fauna marina). En ese mismo sentido pero con afirmaciones más específicas, Paul Rivet, apoyándose sobre semejanzas culturales, arqueológicas y lingüísticas le atribuyó un origen caribe (Rivet P. 1943 & 1943-44 ).

La hipótesis de Rivet sobre la afiliación caribe de las lenguas del Chocó ha sido dejada de lado actualmente por los investigadores, sin haber sido desechada realmente. Loukotka (1968) no la recoge y prefiere -actualmente es la posición dominante- considerar el embera y el waunana como integrantes de una familia o tronco lingüístico independiente.

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Como siempre, no es tanto la intuición de Rivet como su método, lo que impide conservar sus afirmaciones. En su artículo de 1943, "La lengua chocó", compara algunos morfemas gramaticales y una lista de palabras chocoes con elementos supuestamente cognados encontrados entre 56 lenguas caribes. Walter Lehmann (1910) pensó en un momento en una relación de estas lenguas con la familia chibcha. Greenberg (1956 & 1987) recoge esta agrupación, criticada en su tiempo por Rivet, que atribuye la presencia de elementos cayapa, colorado, páez y cuaiquer al préstamo por contacto (1943-44).

Como para las familias anteriores, el progreso importante en los conocimientos de este grupo ha consistido más en identificar y describir variedades internas, que en establecer relaciones genéticas con otras lenguas.

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Clasificación basada en criterios topológicos

Concluiremos esta presentación del estado actual de la clasificación de las lenguas indígenas de Colombia con un ordenamiento de las distintas agrupaciones en función de la dimensión geográfica de su expansión y en función de criterios topológicos. Como se trata de agrupaciones con pretensiones de origen común, las llamamos "estirpes". Se trata por supuesto de una clasificación externa. Sin embargo tiene implicaciones lingüísticas por lo que da indicaciones sobre el grado de fragmentación interna a cada estirpe, fragmentación que es una función - compleja - de la dispersión ; también da indicaciones sobre relación entre influencias internas e influencias externas a la estirpe.

En este recorrido hemos llegado a la cifra de 18 estirpes diferentes, diversidad muy semejante a la presentada por Loukotka, del que nos separa fundamentalmente la disolución que hacemos de su tronco lingüístico chibcha. No todas estas estirpes tienen la misma dimensión. Se pueden distinguir :

- Estirpes de proyección continental, que tienen representación en distintas regiones del continente suramericano

- Estirpes de proyección regional, presentes en distintas áreas bien alejadas entre sí al interior de nuestra "región" (Colombia y zonas aledañas)

- Estirpes de proyección local, cuando las lenguas que la conforman se encuentran en continuidad dentro de la misma área geográfica al interior de la región

- Estirpes monolingüísticas que ya no están representadas sino por una lengua aislada. Para cada estirpe precisamos el número de lenguas habladas en Colombia. Cuando varios dialectos mutuamente inteligibles de una misma lengua está en continuidad sobre una misma área, hablamos de "continuo interdialectal". No contamos áreas de desplazamiento o de expansión reciente, ni lenguas presentes esporadicamente en zonas fronterizas. No contamos sino

39 lenguas vivas hoy en día y con evidencia documental :

1 - Estirpes de proyección continental (con áreas más allá de la "región") a) chibcha : en Colombia, 4 áreas , 7 lenguas. b) arawak : en Colombia, 3 áreas, 6 lenguas . c) caribe : en Colombia, 2 áreas, 2 lenguas . d) quechua : en Colombia, 1 área, 1 lengua .

2 - Estirpes de proyección regional (varias áreas en discontinuidad) a) en el Vaupés y en el alto Caquetá-Putumayo, estirpe tucano : 2 áreas, 17 lenguas . b) En Casanare y sobre el Orinoco, estirpe sáliba-piaroa : 2 áreas, 2 lenguas .

3 - Estirpes de proyección local ( varias lenguas en la misma área) a) Entre el Guaviare y el Apure, estirpe guahibo : 1 continuo interdialectal más 2 lenguas. c) Sobre el río Inírida y en las selvas del Vaupés, estirpe macú-puinave : 1 lengua más varios puntos de difusión de otras 2 lenguas. d) En el entrerío Caquetá-Putumayo, estirpe witoto : 1 continuo interdialectal más 1 lengua. e) Sobre el río Cahuinarí, estirpe bora : 3 lenguas . f) En la costa pacífica, estirpe chocó : 1 continuo interdialectal más 1 lengua. g) En el piedemonte pacífico de Nariño, estirpe barbacoa : 1 lengua (..en Colombia ; 3 en total)

4 - Estirpes de lengua única a) En el oriente caucano, estirpe páez : 1 continuo interdialectal. b) En el oriente caucano, estirpe guambiano : 1 continuo interdialectal. c) al borde del Amazonas, estirpe ticuna : 1 lengua (perteneciente a un continuo interdialectal que se extiende más allá de la frontera con Brasil y con Perú). d) En el alto Putumayo, estirpe cofán : 1 lengua (perteneciente a un continuo interdialectal que se extiende más allá de la frontera con Ecuador). e) en Araracuara (Amazonas), estirpe andoque : 1 lengua. f) En el valle de Sibundoy (Putumayo), estirpe Kamsá : 1 lengua.

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DATOS DEMOGRÁFICOS SOBRE ETNIAS INDÍGENAS*

Los siguientes datos demográficos presentan en 5 categorías la población de las diferentes familias indígenas de Colombia.

1) más de 50.000 personas (3) :

1. Wayú* (130.000) 2. Paez (100.000) 3. Embera* (50.000) 2) de 10.000 a 50.000 personas (4 + 5) :

1. Sikuani* (18.000) 2. Guambiano (16.000) 3. Ika (13.000) 4. Inga (11.000) 5. en Nariño (Quillasinga y Pasto : 41.000) 6. Senú (29.000) 7. en Tolima (Coyaima y Natagaima: 22.000) 8. en Caldas (18.000) 9. en Cauca (Yanacona :19.000). 3) entre 5.000 y 10.000 personas (8) :

1. Kogui (6.700) 2. Waunana (6.400) 3. Awa-Cuaiquer (8.000) 4. Curripaco* (6.900) 5. Puinave (5.200) 6. Tucano* (7.300) 7. Witoto* (6.600) 8. Ticuna* (5.600) 4) entre 1.000 y 5.000 personas (15+2) :

1. Wiwa (1.900) 2. Yuco* (2.700) 3. Barí* (1.800) 4. Uwa-Tunebo (4.300) 5. Sáliba (1.300) 6. Piapoco* (4.500) 7. Cuiba (2.300) 8. Guayabero (1.200) 9. Tótoro (1.900 (* hablantes)

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10. Camsá (3.400) 11. Cofán* (1.000) 12. Coreguaje (1.700) 13. Cubeo* (4.600) 14. Desano* (2.200) 15. Wanano (1.100) 16. en Cauca (Coconuco:4.700) 17. en Cundinamarca (Muisca:1.900) 5) entre 0 y 1000 personas ( 39 +3) : 42

5a) entre 1000 y 500 personas (11+2)

1. Barasano (900) 2. Betoye (800)* 3. Cuna* (900) 4. Guanaca (700) 5. Macuna (600) 6. Miraña (500) 7. Piaroa* (800) 8. Piratapuyo (500) 9. Siona (500) 10. Siriano (700) 11. Tanimuka y Letuama (500) 12. Tuyuca (600) 13. Yucuna y Matapí (600) 5b) entre 500 y 100 personas (19)

1. Achagua (200 2. Amorrua (100) 3. Andoke (300) 4. Bora* (400) 5. Cabiyarí (300) 6. (200) 7. Carapana (400) 8. Carijona (200) 9. Chimila (400) 10. Cocama* (300( * hablantes)) 11. Macaguane-Hitnu (400) 12. Macusa?(300) 13. Masiguare (400) 14. Muinane (300) 15. Ocaina* (100) 16. Tariano (300) 17. Tatuyo (300) 18. Tsiripu (guahibos mariposos) (150)

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19. Yagua* (300) 20. Yurutí (600) 5c) menos de 100 personas (8+1)

1. Bara (Waymasa) (90 2. Chiricoa (60) 3. Dujos del Caguán(90) 4. Macaguaje (50) 5. Nonuya (80 (3 hablantes)) 6. Pisamira (50) 7. Taiwano (20) 8. Tinigua (2) 9. Yauna (20) De los grupos nómadas llamados Makú (lenguas Cacua, Hupda, , Yuhup) no tenemos cifras precisas. Pensamos sin embargo que sus poblaciones pueden oscilar entre 100 y 1000 personas.

La señal * indica los grupos etnolingüísticos con comunidades de hablantes de su lengua fuera de Colombia. El subrayado debajo del nombre de algunas etnias indica que no tienen lengua indígena propia pero que siguen identificándose como indígenas.

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LAS LENGUAS INDÍGENAS DE COLOMBIA 1. LENGUAS HABLADAS HOY EN COLOMBIA

En colombia se hablan hoy:

• la lengua castellana, venida de europa con los españoles en el siglo 16, lengua de familia románica, procedente del latín, es la lengua oficial de Colombia y es hablada por la casi totalidad de la población nacional. aunque es una sola lengua, tiene variaciones regionales significativas : el costeño, el paisa, el pastuso, el bogotano o rolo, etc...

• sesenta y cinco lenguas indígenas americanas de muy diverso origen, habladas por unas 400.000 personas en 22 de los 32 departamentos de Colombia.

• dos lenguas criollas habladas por poblaciones de origen africano : el criollo del palenque de san basilio cerca de Cartagena (unas 3.000 personas), el criollo de las islas de San andrés y Providencia (unas 30.000 personas). estas dos lenguas son de creación reciente. las crean los esclavos negros en la época de la colonia para comunicarse entre sí. el criollo de san basilio o palenquero nace en ambiente de lengua española y el mayor número de sus palabras y raíces es de origen castellano. el criollo de San Andrés y Providencia nace en ambiente de lengua inglesa, el mayor número de sus palabras es de origen inglés. la gramática de estas lenguas es original y no permite considerarlas como simple variaciones del castellano o del inglés.

2. FAMILIAS DE LENGUAS INDIGENAS DE COLOMBIA

Las sesenta y cinco lenguas indígenas que subsisten hoy se pueden reagrupar en 12 familias lingüísticas y 10 lenguas aisladas, no clasificadas hasta el momento.

Tenemos : la gran familia lingüística Chibcha, de probable procedencia centroamericana ; las grandes familias suramericanas Arhuaca, Caribe, Quechua y Tupí ; siete familias solamente presentes en el ámbito regional (Chocó, Guahibo, Sáliba, Macú, Huitoto, Bora, Tucano). Las diez lenguas aisladas son : andoque, awá- cuaiquer, cofán, guambiano, kamentsá, páez, ticuna, tinigua, yagua, yaruro.

3. ESTADO DEL CONOCIMIENTO RELATIVO A ESTAS LENGUAS

En la actualidad el conocimiento de las lenguas indígenas de Colombia ha crecido considerablemente en relación a lo que era hace treinta años. Con muy pocas excepciones, practicamente todas las lenguas han empezado a ser estudiadas. El nivel de estos trabajos es muy variable y el trabajo de recopilación y de

44 elaboración de datos por hacer sigue siendo considerable. Sin embargo, y además de los trabajos del Instituto Lingüístico de Verano (S.I.L.), Colombia dispone ahora en sus centros académicos (Centro Colombiano de Estudios de Lenguas Aborígenes (C.C.E.L.A.) de la Universidad de los Andes, Universidad Nacional, Universidad de Antioquia) de linguistas profesionales, entre ellos algunos indígenas investigadores de su lengua materna, que están enfrentandose a la tarea.

4. LENGUAS EXTINTAS.

Es muy azaroso estimar el número de lenguas indígenas que se hablaban en el territorio de la actual Colombia a la llegada de los conquistadores españoles. Los datos de los cronistas no nos permiten en general saber si los nombres reportados para los idiomas corresponden a variantes dialectales, a lenguas distintas o simplemente a subgrupos de la misma habla con nombres diferentes.

De una lista mucho más larga extraemos los nombres que corresponden a lenguas de las cuales se tiene algún tipo de evidencia documental y que desaparecieron : cueva, coiba, catío viejo, caramanta, , yamesi, anserma, duit, chitarero, lache, situfa, airico, atabaca, bonda, malibú, mocana, quillacinga, pasto, sindagua, telembí, andágueda, quimbaya, idabáez, yurimangui, guanebucán, cosina, , cabere, amarizana, otomac, pamigua, tama, icaguate, coeretú, uantya, urubu-tapuyo, patsoca, miraña-carapana, coeruna, pantágora, colima, muzo, panche, guane.

A juzgar por esta profusión de designaciones y atentiendo al conocimiento actual de las lenguas y culturas supérstites, no es absurdo pensar que han podido hablarse estos últimos cinco siglos más del doble de las lenguas actualmente habladas, o sea que han podido desaparecer en ese tiempo más de setenta lenguas.

En el siglo XX las lenguas que desaparecieron y de las que se tiene algun testimonio, sin prejuzgar de otras que también pudieron extinguirse, son las siguientes :

• en la costa atlántica : kankuamo (familia Chibcha) de la Sierra Nevada de Santa Marta

• en el valle del río Magdalena : opón-carare (familia Caribe), pijao (familia Caribe)

• en la Amazonía : resígaro (familia Arahuaca).

Queda por averiguar la suerte del andakí, del yurí, del betoi.

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Dos lenguas muy importantes de Colombia fueron :

- la chibcha o muisca de la región de Bogotá posiblemente fallecida desde fines del siglo XVIII pero sobre la cual surgen a veces rumores sobre la existencia de hablantes.

- la zenú hablada en la costa atlántica, en la zona actual de córdoba y de sucre, de la cual no se tiene datos lingüísticos pero que los habitantes actuales de los grupos étnicos zenúes afirman haber sido hablada en este siglo.

5. LENGUAS EN PELIGRO

La ubicación de lenguas sobre una escala de peligrosidad es muy dificil de efectuar por lo que, aparte de la vaguedad conceptual de la misma noción, entran en juego demasiadas variables para avanzar expectativas. Si algunas de estas variables son relativamente claras (las demográficas), muchas otras no tienen mecanismos claros de evaluación (actitudes y valores de los hablantes, restricciones funcionales de uso que no llevan necesariamente a su extinción, pautas soterradas de transmisión, grado de transculturación y grado de contacto con el mundo occidental, etc.). Añádase a estos factores la falta en muchos casos de encuestas sociolingüísticas. La siguiente clasificación obedece a criterios demográficos matizados por el conocimiento directo de las situaciones que tienen los lingüistas de nuestro centro. Presentaremos primero una clasificación de las lenguas por número de hablantes y señalaremos luego, a nuestro juicio, las lenguas en peligro potencial ("potentially endangered"), en peligro ("endangered"), en peligro serio ("seriously endangered") y moribundas.

Escala demográfica

De las 65 lenguas habladas hoy en Colombia:

• 3 tienen más de 50.000 hablantes : wayú, paez, embera. (Grupo A).

• 8 tienen entre 10.000 y 50.000 hablantes :guahibo o sikuani, guambiano, arhuaco o ika, inga, ticuna contando los hablantes de Perú y Brasil, tucano contando los hablantes de Brasil, cuna contando los hablantes de Panamá, piaroa contando los hablantes de Venezuela. (Grupo B).

• 9 tienen entre 5.000 y 10.000 hablantes : cuaiquer o awá, kogui, waunana, puinave, wuitoto, curripaco contando los hablantes de Venezuela, piapoco contando los hablantes de Venezuela, yaruro más que todo presente en Venezuela, yuco contando los hablantes de Venezuela. (Grupo C).

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• 11 tienen entre 1.000 y 5.000 hablantes : tunebo o u'wa, cubeo, camsá, wiwa, barí, cofán, cuiba, coreguaje, sáliba, guayabero, yagua contando los hablantes de Perú. (Grupo D).

• 34 tienen menos de 1.000 hablantes : totoró, barasano, desano, wanano, piratapuyo, achagua, andoke, bará, bora, cabiyarí, carapana, carijona, chimila, cocama, hitnu, macuna, cacua, nukak, hupda, yuhup, miraña, muinane, nonuya, ocaina, pisamira, siona, siriano, tanimuka, tariano, tatuyo, tinigua, tuyuca, yucuna, yurutí. (Grupo E).

Escala de peligrosidad

1) En peligro potencial consideramos las lenguas : tunebo (u'wa), camsá, wiwa, barí, cofán, cuiba, del grupo D; barasano, carapana, desano, wanano, piratapuyo, bará, macuna, cacua, s iriano, tanimuka, tatuyo, tuyuca, yucuna, yurutí del grupo E.

2) En peligro, consideramos las lenguas coreguaje, sáliba, guayabero, del grupo D; achagua, andoke, bora, cabiyarí, hitnu, miraña, muinane, ocaina, del grupo E.

3) En serio peligro consideramos las lenguas chimila, cocama, nukak, siona, del grupo E.

4) moribundas, están las lenguas tinigua (2 hablantes), nonuya (3 hablantes), carijona (más o menos 30 hablantes pasivos), totoró (4 hablantes activos, 50 hablantes pasivos), pisamira (más o menos 25 hablantes), del grupo e. de las lenguas moribundas no se puede esperar revitalización. las lenguas en serio peligro son poco transmitidas a las nuevas generaciones aunque se da en casi todas ellas esfuerzos de recuperación. las lenguas llamadas en peligro son declaradas tales, más por su tamaño y la dificultad objetiva de mantenerse frente a la arremetida del mundo occidental que por su vitalidad actual, en muchos casos aún muy fuerte. a todas estas lenguas añadimos algunas de las habladas por entre 1.000 y 5.000 personas y que consideramos "en peligro potencial".

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LISTA DE LAS FAMILIAS LINGÜÍSTICAS DE COLOMBIA

ESTIRPES DE PROYECCION CONTINENTAL (5 estirpes / 21 lenguas) : 1. Chibcha (7 lenguas) 2. Arawak (9*) 3. Caribe (2) 4. Quechua (2*) 5. Tupi (2) ESTIRPES DE PROYECCION REGIONAL (2 estirpes / 20 lenguas) : 1. Tucano (18*) 2. Sáliba-Piaroa (2)

ESTIRPES DE PROYECCION CONTINUA (5 estirpes / 17 lenguas): 1. Guahibo (4*) 2. Macú-Puinave (5*) 3. Chocó (2*) 4. Witoto (3) 5. Bora (3*)

ESTIRPES DE UNA SOLA LENGUA (10 estirpes / 10 lenguas) : 1. Andoke 2. Cofán 3. Camsá 4. Tinigua 5. Nasa-Paez 6. Guambiano 7. Ticuna 8. Awa-Cuaiquer 9. Yagua 10. Yaruro

* Este símbolo expresa nuestras dudas sobre el número exacto de lenguas por dificultades lingüísticas en distinguir entre lenguas y dialectos (continuos dialectales en las áreas : Curripaco-, Ingano-Quechua, Coreguaje, Vaupés, Sikuani, Macú, Embera, Bora-Miraña). Para el concepto de estirpe y la histora de la clasificación en familias de las lenguas indígenas de Colombia, véase aquí mismo : J. Landaburu (1988), "Clasificación de las lenguas indígenas de Colombia".

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS CITADAS EN EL TEXTO

Esta bibliografía presenta las referencias utilizadas en esta introducción. Para bibliografías extensas relativas a las lenguas indígenas de Colombia, conviene consultar, entre otros, los títulos siguientes: Ortiz Sergio Elías (1965), Loukotka Chestmir (1968), Tovar Antonio y Larrucea Consuelo (1984). Para bibliografías relativas a cada lengua, consultar el artículo correspondiente en esta obra.

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