Asturias Siglo Xxi
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ASTURIAS SIGLO XXI PILOÑA En el surco Fermín RODRÍGUEZ Rafael MENÉNDEZ Piloña es grande, diverso y activo. Se enfrenta hoy al reto de superar su reciente marginalización respecto a los ejes principales de comunicación y recuperar la natalidad para frenar la rápida pérdida de población. Es un gran concejo, extenso y heterogéneo, que agrupa casi todos los caracteres del paisaje de Asturias: valles amplios, bosques, desfiladeros, sierras, alta montaña y un mundo rural intrincado, con una población declinante repartida en numerosos pueblos de pequeño tamaño. El concejo-comarca se sitúa en el gozne entre la Asturias central, de vocación metropolitana, y la oriental, la que más ha avanzado en los procesos de cambio y desarrollo rural. Está recorrido por el surco prelitoral, que funciona como colector de base, al que se enganchan los valles transversales; que ha definido a lo largo de la historia el eje de poblamiento principal, acomodado al abierto y amable paisaje ganadero; y que ha servido de pasillo de comunicación entre Oviedo y Santander, hoy marginado por la desviación a la costa del eje principal asturcántabro de comunicaciones. El surco está franqueado por magníficas montañas. Al norte la sierra del Sueve y los relieves prelitorales de Anayo, con el valle intermedio de Borines y el alto de La Llama, en la comunicación hacia Colunga. Hacia el sur relieve de media montaña, complejo, con los valles de La Marea, Infiernu, Valle, Pequeñu, Color y Tendi. También al sur los Montes del Infierno y la sierra de Aves, con el Vízcares y el Maoñu, como cimas principales y aportaciones de Piloña a la cultura montañera regional. La complejidad interna se manifiesta en que los 8.500 habitantes se reparten en 24 parroquias y 186 pueblos y aldeas. Además de una veintena en los que ya no vive nadie. Territorio arrugado y complejo, el concejo se organiza en torno a la villa, Infiesto, 2.176 habitantes y un muy moderado crecimiento en las últimas décadas. Tradicionalmente se había beneficiado del gran corredor prelitoral, estrechado aquí por la presencia del Monte Cayón y las estribaciones de los relieves del sur, las sierras de Ques, Sellón y Bedular. La localización en el surco hizo también que Villamayor y Sevares se convirtieran en pequeños núcleos industriales y logísticos. Hoy muestran un preocupante estancamiento y unos 500 habitantes cada uno. El numeroso y diseminado poblamiento rural se compone, sobre todo, de aldeas de menos de 100 habitantes. Sólo superan esta cifra las más próximas a la villa: Biedes, Mestres, Horrín, San Román de Villa, Mones, Villar de Huergo, La Piñera, Areñes, Valle, Cardes y Miyares. Además de la villa, crecen o mantienen población San Román de Villa, Lodeña, Ques, Abedul (Belonciu), Esteli (Berbío), Pintueles y Sieres (Borines), la mayoría de ellos en las cercanías de la capital y en el surco prelitoral. El descenso de la población es grave y se apoya en la bajísima natalidad. Sin afrontar esta situación el futuro demográfico y social se presenta muy difícil, como en la mayor parte de Asturias. La apertura de la autovía ha sumido a este corredor, donde vive la mayor parte de la población piloñesa, en dudas sobre el futuro, de las que es necesario salir, asegurando y ampliando las comunicaciones con la metrópoli y con el eje cantábrico, y mejorando las vías de la comunicación con la costa y con la alta montaña de Caso. Es necesario mejorar las carreteras de La Llama y Colunga y de Caso, a través de la collada de Arniciu. Juntas constituyen un importante eje regional, cuyo ensanche y mejora de trazado debe enfrentarse a través de los caracteres de las vías de parque o de paisaje, buscando la mejora de la seguridad y su uso como eje intercomarcales. La ganadería y la actividad forestal siguen siendo las referencias fundamentales del mundo rural. El número de explotaciones ganaderas ha descendido levemente en los últimos diez años, lo mismo que su numerosa cabaña vacuna: más de 13.000 cabezas. Como en otras partes pierde importancia la producción lechera, propia de los valles y áreas bajas (47 ganaderías y menos de 6.000 toneladas) y se mantiene la de producción cárnica, propia de las áreas de montaña. Piloña ha sido uno de los pocos territorios asturianos que se ha tomado en serio el sector forestal y la industria vinculada, así como la formación de técnicos. Es una apuesta de futuro que debería contar con más apoyos exteriores. El sector primario mantiene una dimensión notable, con 645 efectivos, el 22% de la población activa, en sus dos pilares: ganadero y forestal. Un volumen similar al de la industria, en la que destacan los sectores alimentario y de la madera y el mueble. 345 empleos aporta la construcción y 1.246 el ya dominante sector terciario (43%). Es una economía diversa, con tradiciones arraigadas y con una relativamente importante red de empresas, que debería constituir uno de los puntos de apoyo para impulsar un polo local en los sectores indicados. Cuando se cuenta, además, con unas comunicaciones no óptimas pero si aceptables y una villa que puede acoger un buena oferta comercial, residencial y de servicios. Además, Piloña fue pionero y apostó fuerte, en el seno del Oriente de Asturias, por las iniciativas de desarrollo rural (LEADER) y por el turismo, desde finales de los años 80. Fruto de ello es hoy un muy numeroso grupo de pequeños hoteles y casas de aldea. Casi 70 establecimientos, asociados en Aspitur, repartidos en más de 50 pueblos del concejo y con plaza para más de 600 turistas. Hay que seguir apostando por esta actividad, ligando la oferta a actividades y eventos en temporada baja y llegando a los mercados internacionales. La cooperación con los concejos vecinos del Oriente ha dado sus frutos y una experiencia importante. Debería también plantearse una colaboración más estrecha con la Comarca de la Sidra, en la necesidad de optar a una mayor relación con el mundo inmediato al área metropolitana. Piloña corre al riesgo de quedarse al margen de las rutas principales y de perder vitalidad y capacidad social. Para evitarlo debe aumentar sus nacimientos, aprovechar su cercanía a la ciudad, mejorar sus comunicaciones metropolitanas, sobre todo el ferrocarril. Hacer valer su posición estratégica, su tradición y su saber hacer industrial, en particular en los sectores de la madera y el mueble y la industria alimentaria, y seguir creciendo en el terciario y en las nuevas actividades en el mundo rural. Y en la atracción residencial. .