LA ECUACION TOPONIMICA PAELONTIUM/ Asentamientos fortificados en Piloria,

ENRIQUE ARNAU BASTEIRO

Ante la inexistencia en el Concejo de Piloria de conjuntos instrumentales que pudie- ran atribuirse al período castrerio, es preciso mirar el tema desde otro ángulo, que pueda proporcionar una clara perspectiva y una definición lo más nítida posible del fenómeno que significa la aparición de las estructuras fortificadas que existen sobre el terrenol. Tal inexistencia conduce a manejar un concepto que permita arrojar alguna luz so- bre el territorio ya que, además, ni excavaciones ni hallazgos en superficie han sido realizados en Piloria. CASTRO nos indicará, entonces, un asentamiento fortificado pero sin matices culturales o cronológicos absolutamente precisos. Esta amplia defi- nición ha de ser válida puesto que el conocimiento del mundo cultural de las estructu- ras investigadas ha de venir de la mano del estudio de las formas de habitación, los artefactos, la epigrafía, las fuentes clásicas... y son estas referencias con las que no contamos en Piloria. Las más cercanas noticias de la cultura material castreria deben ser buscadas en El Pico el Castro de Caravia y en el Picu Castiellu de Siero donde ambas estructuras han sido excavadas y cuentan por tanto, con suficientes materiales arqueológicos. Sin embargo y a pesar de estos problemas iniciales, es posible intentar una defini- ción del territorio de Piloria en la Edad del Hierro desde otros puntos de vista ya que, como es lógico, puede ser ubicado geográficamente en el mapa de los asentamientos fortificados de Asturias y contamos con una cita clásica que desde la obra de Ptolo- meo habla de la capital de los Luggones, PAELONTIUM, identificada mediante ecuación toporŭmica con Beloncio, pueblo de la montaña del Concejo de Piloria.

La ecuación toponímica PAELONTIUM/BELONCIO Se viene citando en la bibliografía con relativa frecuencia la identificación de la capital de los Luggones, PAELONTIUM, con el lugar de Beloncio. Lejos de intentar esclarecer el terna y ante la ausencia de restos castrerios sobre el terreno -restos que deseaba J. M. González2- la ŭnica intención de las líneas siguientes es recoger y orde- nar algunas de las ideas que sobre la cuestión están publicadas, integrándolas en el ámbito de las estructuras que el citado autor consideró poblados o asentamientos for- tificados de la Edad del Hierro dentro del Concejo de Piloria3.

137 Una valoración actual del terrend que ocupan Beloncio y Arenas de Beloncio ha cle ser positiva topográficamente ya que ambos caseríos, prácticamente unidos, están si- tuados en un cordal que domina ampliamente el cauce del río Piloria hacia el Este, la sierra del Pino y las estribaciones de las sierras de Pesquerín y Bedular bordeando por el sur el curso fluvial más importante del Concejo. En sus lados sureste y noroeste dos ríos enmarcan el lugar: el río de y el río de Les Cuerries; ambos en el fondo de valles que domina la prolongación de la sie- rra de Grandasllanas, que hacia el suroeste cierra la actual ubicación de Beloncio. Arqueológicamente existe una cita que describe el hallazgo y excavación de unas tumbas en lo que hoy es campo de la iglesia parroquial de Beloncio 4. Hemos podido ver un fragmento de cerámica que corresponde a un borde de vaso o tinaja pequeria con decoración peinada de fuerte incisión y en buen estado. Sin la pieza para su estudio es imposible establecer una clasificación/valoración de tal fragmento, ni tampoco intentar asimilarlo al período castrerio. Asimismo se recogieron algunos topónimos que en Asturias tienen relación con estructuras tumulares o castreñas. Todos pertene- cen a Beloncio y a Arenas de Beloncio, y, como ha ocurrido en varias .ocasiones al inten- tar asociar los topónimos a estructuras arqueológicas sobre el terreno, la prospección no dio Tesultado o las dificultades propias de la orografía y vegetación asturianas impi- dieron el acercamiento al sitio buscado. Quedan pues reflejados como dato:

BELONCIO ARENAS DE BELONCIO El Cien-ón La Huerta'l Castru El Cierru Fuerte Castiellu El Muradal El Cierrón La Corrada

De todas las fuentes que pueden ser consultadas para el conocimiento del territo- rio astur antes de la era -Herodoto, Floro, Avieno...- sólo un autor, PTOLOMEO, hace referencia a la tribu de los LUGGONES5 y a su capital PAELONTIUM. La cita completa es una lista de ciudades localizadas con sus grados y minutos geográficos, dentro de un territorio que Ptolomeo denomina ASTURIA6. Lo primero que llama la atención es que una serie de ciudades se citen con sus tribus y se localicen geográficamente de una manera que parece exhaustiva. Desde un comentario a Floro, Roldán Hervás7 da una explicación de lo que signifi- ca la atribución de una capital a las tribus del territorio de los astures. Para este autor el hecho podría interpretarse como una política de urbanización que facilitase el control de las relaciones con dichas tribus y una posterior centralización, después de la paz, de las riquezas por las que combatieron los romanos durante diez arios en el Norte peninsulars. La misma idea podría estar detrás del índice de ciudades que Ptolomeo cita minu- ciosamente, localizándolas, en el territorio por él llamado Asturia. Es evidente ade- más, que esta política de centralizar los territorios de las tribus en una ciudad situa- da en el llano -caso de Asturica Augusta, antiguo campamento- y unir los n ŭcleos de población con vías fijas de comunicación, desbarataba la defensa que proporcionaba a sus habitantes la geografía quebrada de Asturia trasmontana y, a la vez, facilitaba la romanización del territorio. De todas las ciudades citadas son a ŭn algunas las que la investigación actual no ha identificado geográficamente; en nuestro caso se viene apoyando desde Schulten9,

138 MAR CANTABRICO

LEON Looaltzación de Paelontium/Beloncio. con pocas opiniones en contral°, que Paleontium corresponde a Beloncio. La crítica ac- tual parece inclinarse por la realidad de esta ecuación toponímica respaldándose entre otras cosas en los hallazgos epigráficos de la zona que se considera antiguamen- te habitada por los Luggones. Así por ejemplo, la lápida ASTVRU.ET LVGGONV delimitaría, si aceptamos la procedencia que le da Diego Santos 11, un territorio a la izquierda del Sella en el cual Astures y Luggones tendrían cierto paralelo indicándo- se aquí mediante la conjunción latina ET. Sin tal conjunción LVGGONV nos indicaria exclusivamente que dentro de los astures nos referimos a los Luggones12. Este texto coloca a los Luggones en un plano de importancia y de cohesión interna de gran relevancia. Así, un dato que podría indicar tal unidad en el tiempo, son las menciones que El Biclarense y San Isidoro dan sobre RUNCONES y RUCCONES, re- cordando la expedición del rey suevo Miro en 572 y la pacificación de la Asturias oriental por Suintila, entonces general de Sisebuto, contra los ruccones13. Otro de los textos epigráficos que menciona luggones es una lápida aparecida en Grases (Villaviciosa) dedicada a un dios Tabalieno

.OVI O T AB A L IAENO L VGGO N I ARGAN TICAENI H AEC.MON P OSSIERVN

su importancia viene dada por serialar a los LVGGONI ARGANTICAENI como de- dicantes; es verosímil que arganticaeni nos indique de qué Luggones se trata 14. A este respecto es conveniente serialar que actualmente en la falda de la Sierra del Pino o Cuesta Cayón, en su vertiente sur, se localiza el topónimo ARGANDENES y que ha sido descrita, coincidiendo con él, una estructura que sus descubridores consideran de tipo castrerio15. Si la lápida que menciona a los astures y a los luggones puede considerarse como un hito territorial que, por su localización actual, nos arrojara luz sobre los límites geográficos de influencia de esta tribu, pocos más son los datos a los que podemos acu- dir si queremos delimitar aquel área para excluir otra localización de Paelontitim que no sea la sugerida por Schulten. El nombre de la tribu o gente comentada aparece en las fuentes de los siguientes modos

• LVGGONV16 . LUNGONES17 . LVGGONI ARGANTICAENI18

140 y se da la coincidencia que actualmente existe en términos del Concejo de Siero una parroquia que lleva por nombre LUGONES. El profesor Martín Sevilla opina que queda fuera de toda duda el origen del topó- nimo desde el gentilicio LUGGONI y plantea su etimología desde LUG-GON-I, ar- guyendo que el primer elemento LUG- tendría que ver con el teónimo céltico LUGUS19; el segundo elemento -GON- llevaría un significado "HIJO, DESCEN- DIENTE" por lo que el gentilicio LUGGONI aludiría al pueblo que lo llevara como "HIJOS DE LUGUS". Merece también comentario la aludida forma de la lápida de Grases, LUGGONI ARGANTICAENI. Dejando aparte el problema de la ausencia o presencia de conjun- ción -comentado en otra lápida- es preciso fijarse en ARGANTICAENI, ya que tal como nos ha Ilegado induce a pensar que dentro de los Luggones existían los Arganti- caenos. Un primer comentario indicaría que arganticaeni pertenece a los hidrónimos del sustrato lingŭístico indoeuropeo de raíz ARGANT-2° con significado "PLATA"; lo que indicaría segŭn su etimología una explotación de plata por parte de grupos de astures de lengua indoeuropea prelatina, tal vez céltica. Es verosímil también que ARGAN- TICAENI sea el étimo originario del actual topónimo ARGANDENES21. Estas precisiones vienen a colación puesto que en el lugar de Argandenes se ha que- rido ver una estructura castreña. El reconocimiento repetido del tugar no induce a pensar en la existencia real de tal estructura; sí son reconocibles una serie de restos sobre el terreno, pero no pueden ser incluidos en la definición que al principio de estas líneas dábamos: castro, asentamiento fortificado; teniendo en cuenta además que al- guno de los fragmentos de cerámica recogidos in situ son por sí solos inclasificables si aceptamos la perduración hasta época medieval de formas y colores en cerámicas no decoradasn. En definitiva, sólo una excavación minuciosa podrá inclinar la balanza de uno u otro lado. En cuanto a PAELONTIUM sólo contamos con la forma de Ptolomeo y su análisis parece favorable a nuestros propósitos: la presencia de la oclusiva labial sorda en posición inicial inclina a postular un origen indoeuropeo no céltico del topónimo, ori- gen indoeuropeo que sí se testimonia en el subfijo -ONT. Desde el punto de vista foné- tico parece muy plausible un resultado BELONCIO de PAELONTIUM23. Los datos expuestos hasta aquí indican la existencia, en espera de bases más sóli- das, de un territorio perteneciente a los LUGGONES y que dentro de él, los diferentes topónimos BELONCIO, ARGANDENES, respaldan tal atribución al constatar sus respectivas fuentes epigráficas y ecuaciones toponímicas. Este espacio geográfico abarcaría desde el Sella actual hasta la desembocadura del río Nalón en Pravia, límite con los Paesicos. La frontera del Sella podría resul- tar problemática24 si tenemos en cuenta que en la orilla oriental del río son ubicadas varias tribus que tradicionalmente se identifican con los cántabros: VADINIENSES, ORGENOMESCOS, SALAENOS y que, además, en el vecino Concejo de Parres se lo- calizan dos lápidas de individuos orgenomescos, y que en Villamayor la lápida de OCULATIO, por su soporte -un canto rodado de 0,60 cm. por 0,42 cm.- puede ser consi- derada vadiniense. De todas maneras sólo se ha podido establecer un estado de la cuestión puesto que los datos que pueden ser manejados en la actualidad, incluyendo las fuentes clásicas, son rrŭnimos y posiblemente no nos puedan ofrecer nuevas inter- pretaciones o confirmaciones de lo dicho hasta aquí a no ser que se combinen con apor- taciones materiales o arqueológicas de nuevo cuño25. Las estructuras En este apartado se han descrito aquellas que J. M. González y Fernández Valles

141 Situación de los asentamientos fortificados en el territorio de Piloria. El Cierrón, en Valle, ha sido situado siguiendo la toponimia dada por J. M. González y Fernández Valles para su localización, puesto que sobre el terreno no pudo ser reconocido.

1.Corona de Castro 2. Forca de Luderia 3. Monte Viyao 4. El Cierrón

142 incluyó en su catalogación de los castros asturianos como existentes dentro del Concejo de Piloria y una nueva por nosotros identificada en el verano de 1984. No entramos en la polémica, ya vieja, que pone en duda la realidad protohistóri- ca de todos y cada uno de los lugares serialados por el citado autor, ya que sólo logra- ríamos inflar, aŭn más, la discusión sin aportar nada nuevo. Conscientes de aquello que perdura sobre el suelo asturiano, lo hemos descrito, dejando para las futuras ex- cavaciones el dilucidar las cronologías exactas y las perduraciones de hábitat y re- construcciones de las estructuras en nuestra era, punto fundamental de la discusión re- ferida. 1. La Corona o Corona de Castro Fue localizado por José Manuel González en 1959 y_publicado en su catálogo de castros como el ŭnico existente en el Concejo de Cabranes26.

2 2. Corona de Castro. Perfil eje mayor E0., longitud 107 metros. Emplazamiento: Se yergue en una elevación topográfica .del pueblo de Ería en la encrucijada que permite el dominio visual del surco prelitoral en Piloria por el sur y los valles del Concejo de Cabranes hasta sus límites actuales en el norte. Dicha elevación se corres- ponde, al menos topográficamente, con otras que delimitan el surco prelitoral en su límite norte hasta -estribación del Monte Sueve- como la Cuesta de Incós de 611 mts. y el Monte Viyao de 577 mts. en cuya cumbre existe otro asentamiento forti- ficado. Leyendas sobre La Corona: El día que se realizó el reconocimiento del lugar nos fue referida la existencia de una cueva -la cueva del Melón- que mediante una galería se comunicaba con el recinto de La Corona. El comunicante habló también de un "general castro" que había derro- tado a los moros, sin aportar más detalles. Estructuras: La elección de un cerro de 466 mts. de altitud es su mejor defensa natural. El sistema defensivo construido está formado por un foso que bordea, perfectamen- te reconocible, la ladera norte, mientras que la sur apenas tiene vestigio de su presen- cia -circunstancia que puede ser motivada por la repetida plantación de eucaliptos y pinos- y en el extremo noroeste del eje mayor un camino sin uso que con toda seguridad aprovecha un foso complementario del que recorre la ladera norte. Este segundo foso es visible en el perfil de la ladera no siendo así en los otros sectores de La Corona. La estructura oval, si bien se adapta a la forma natural del cerro, es subrayada por el foso que en los extremos del eje mayor E. O. tiene un desnivel desde la platafor- ma o cima de 4,5 y 5 mts. respectivamente. También en estos extremos, la medición del foso ha dado 7 mts. de anchura máxima. Dimensiones que se consideran grandes si se tiene en cuenta que la erosión y posterior colmatación del terreno debió tener un papel importante en la desfiguración de las estructuras.

143 El eje mayor coincide con el eje geográfico E. O., tiene una longitud de 107 mts. y en sus extremos se pueden serialar dos plataformas más o menos llanas de 24 x 10 mts. en sus ejes, con una clara orientación sur. Es de notar la existencia de una "rampa" en el extremo S. E. del eje mayor que a simple vista no se corresponde con ninguno de los ca- minos o pistas que hoy recorren sus laderas. Dejamos abierta con todas las reservas, la posibilidad de un antiguo acceso al recinto. El eje N. S. tiene 71 mts. de longitud medidos entre los dos puntos en donde la pen- diente parece romperse para descender en talud hacia el foso. Observando los cam- bios en la inclinación de la superficie en este eje se puede delimitar una plataforma de unos 20 mts. de anchura, casi llana, que sería la cŭspide del recinto. Ninguna forma o acumulación de piedras u otro material constructivo se logra dis- tinguir en el espacio descrito. Dos pozos o catas son visibles en su sector norte; una de ellas pequeria, ya colmatada, es perfectamente cuadrada por lo que podría pensarse en la actuación de furtivos. La otra en este rnismo sector es un gran pozo de dos metros de profundidad. No hay testimonios materiales recogidos en el lugar, ni en el recono- cimiento y prospección apareció vestigio alguno*.

La Forca de Luderia o El Llanu la Forca Es una pequeria elevación de 300 mts. sobre el nivel del mar situada en la quintana de Llanacoya. Fue localizada en el verano de 1984 cuando se realizaba la prospec- ción de -Luderia22.

1. Forca de Luderia. Perfil en el extremo NE del eje mayor. Emplazamiento: El promontorio sobre el que se asienta la estructura no es topográficamente compa- rable a los otros emplazamientos elegidos en el Concejo puesto que no se ha aprove- chado una altura que domine el entorno como La Corona de Castro o el espectacular Monte Viyao, sino que parece estar disimulada en el paisaje por su escasa altura. El cerro de La Forca está formado por afloramientos del conglomerado calizo que define la zona. Estos afloramientos son visibles tanto en su cima como en la vertiente sur que no tiene fortificación aparente. Leyendas sobre La Forca de Luderia: Suele suceder que los restos arqueológicos tengan asociados una serie de explica- ciones/solución de origen popular a su presencia sobre el terreno, presencia la mayor parte de las veces inexplicable para las personas que viven cerca de ellas. En nuestro caso se han establecido tres grupos con arreglo a los datos recogidos de la tradición oral. - Un primer grupo, toponímico, que trataría de adecuar una explicación plausible para el nombre que la tradición atribuye al lugar: fue recogida una versión que aludía al ajusticiamiento de delincuentes en lo alto del Llanu la Forca, donde es- taría ubicada una horca dependiente del Serior de Ludeña. Textualmente: "ahor- caban a la gente". Nos fue referida en La Arquera28.

144 - Un segundo grupo que alude a las riquezas enterradas o escondidas en algŭn lugar del sitio arqueológico y cuya noticia promueve b ŭsquedas, este caso, y remoción de los restos arqueológicos. Sobre La Forca se han recogido dos versiones de di- chos alusivos a tesoros escondidos. Se versifican con arreglo a las pausas prosó- dicas de los comunicantes. En la Arquera se dice: "En la Forca de Loderia (Luderia) mirando p'al Pedregal (Pedrocal) hay un tesoro escondido pa quien lo quiera sacar". En Llanacoya, distante apenas quinientos metros de La Arquera: "En lo alto de La Forca aguas vertientes p'al Pedrocal hay un tesoro escondido para el que lo quiera encontrar". En la versión de La Arquera se ha puesto entre paréntesis la correcta toponimia, tal como se dice en el lugar, de los sitios castellanizados por el comunicante. El origen de tal tesoro es atribuido a los moros, que lo escondieron en algŭn lugar del Llanu la Forca cuando Pelayo los "expulsó" de Asturias. En relación con esto se dice también en Llanacoya que en la cercana Cuesta de Incós existe una "silla" de piedra con "agujeros para meter las espaldas" desde la cual observaba Pelayo las batallas. - El tercer grupo da explicación a la forma de los restos arqueológicos. En Llanaco- ya, un vecino se explicaba a sí mismo los taludes del lado este como "parapetos de un fuerte...", no necesita comentario. Materiales Tampoco en este caso se puede hablar de lotes de piezas asociados directamente a la estructura que es descrita. Por esta razón, su inclusión en el apartado descriptivo de los asentamientos fortificados ya mencionados por. otros autores, obedece a la existencia de taludes en el extremo de uno de sus ejes. Es posible, no obstante, aportar algunos datos más: en la prospección del Llanu la Fora, cima del promontorio y de la estructura, apareció en el extremo oeste un bloque, aparentemente griotto, que mos- traba seriales de fábrica. De forma paralepipédica, bien canteado, de unos 115 x 45 x 25 cm., que en su parte visible presenta un resalte perfectamente recto, atravesándolo en toda su longitud, de unos 30 cm. de anchura. El resalte se ha conseguido rebajando parte del bloque. La extracción de piedra es también constatable, como en otros lugares de Asturias, en La Forca; concretamente una cuadra cercana fue construida con piedra procedente de la Forca. Por otra parte las extracciones de piedra también han afectado a la Torre de Ludeña, torreón medieval en la Cuesta de Incos, pero aquí se ha empleado dinamita. Aunque teóricamente los taludes a los que se alude hubiesen de tener una finali- dad defensiva y, hoy, puedan ponerse en relación con los que aparecen en los asenta- mientos fortificados de otras partes de Asturias, son el ŭnico dato material con que contamos y la ŭnica razón para que La Forca de Luderia sea incluida dentro de estas páginas. Tal como se decía al principio de la descripción, no existen lotes de piezas que asociadas a esta estructura nos hablen de sus constructores. Ante tal muro de vacío sólo podemos esperar que futuros trabajos de campo diluciden su identidad.

145 Estructuras: Sólo en el extremo NE. del eje mayor se conservan restos que pueden ser considera- dos obra defensiva: un talud con 12 mts. de desnivel medio desciende hasta el foso colmatado actualmente que forma un aterrazamiento de 5 mts. de anchura máxima. La cŭspide del recinto es una llanada -Llanu la Forca- de 150 mts. de longitud por 80 de anchura máxima. Si algo llama la atención en la Forca es que se eligiera una elevación en el terreno de tan poca altura y escasamente aislada del entorno. Así como en otros asentamien- tos fortificados la propia naturaleza del emplazamiento elegido facilita su defensa, en esta estructura tal idea no parece haber sido la primordial en el momento de ele- gir el punto de asentamiento ya que incluso, en el extremo SO. del eje mayor una lade- ra relativamente suave facilita el acceso y, en ella, no ha podido localizarse cons- trucción alguna. 3.- Monte Viyao Es como su nombre local indica, una elevación de 577 mts. sobre el nivel del mar. Fue localizado por J. M. González y Fernández-Valles y publicado por primera vez en 197329. Emplazamiento: Al igual que la Corona de Castro en La Encrucijada, se yergue en una elevación que permite el dominio visual del surco prelitoral por el sur y los valles de Cabranes y Borines en el norte. El Monte Viyao está incluido en la franja de materiales terciarios considerados conglomerados calizos que definen esta parte del Concejo de Piloria, en su cima los afloramientos son notorios y llegan a formar un frente visible de 8 mts. de potencia en algunos puntos de su cara sur. Estructuras: Una visión general de la estructura natural del monte pone en relieve unas lade- ras abruptas de fuerte pendiente que, intuitivamente, facilitaron la defensa del re- cinto. Puede este hecho constatarse sobre el terreno ya que sólo un foso, muy enmasca- rado por vegetación y colmatación natural, bordea la cara norte, siendo, de todas formas una estructura dudosa al tratar de definirla como estructura de fortificación, en todo su recorrido. El talud que desciende al foso fue considerado límite desde el cual tomar las me- didas de los ejes de aquella zona que suponemos recinto de habitación. Así, el eje mayor E0. tiene una longitud de 284 mts. y varios aterrazamientos naturales forma- dos por el afloramiento de los conglomerados calizos citados. Si en el extremo E. del eje mayor las estructuras son dudosas, no lo son en el extre- mo O. donde realmente puede hablarse de construcciones en sentido defensivo: tres terrazas con un desnivel medio de 5 mts. cierran el paso al interior del recinto desde el pequerio cordal del cual el Monte Viyao es la cota más alta. Estos taludes se com- plementan con tres fosos que adoptan la forma de una V uniéndose en la base de la la- dera noroeste. Se forma así una estructura compleja que combina la idea de fosos per- pendiculares a la ladera y paralelos al eje mayor -los tres aterrazamientos-, con fosos de desarrollo perpendicular al eje mayor cerrando de dos modos distintos el ac- ceso natural más practicable al recinto habitado. Estos fosos perpendiculares tienen 75 mts. de longitud. El eje N-S tiene 80 mts. medidos en la cara norte hasta el inicio del talud del foso

146 que bordea esta ladera y en la cara sur hasta el final de una plataforma aparente- mente natural. En el desarrollo de este eje es ŭnicamente destacable la existencia de un Ilano en la vertiente sur, formado al abrigo de un resalte rocoso de 8-9 •mts. de desnivel, puesto que parece ser, por su orientación, el ŭnico lugar habitable del Monte Viyao: tiene 30 mts. de anchura máxima y 120 de longitud. Ninguna forma construida puede localizarse en el interior del recinto descrito, ni existen, a pesar de la bŭsqueda minuciosa, materiales o testimonios que asocien ves- tigios arqueológicos al Monte Viyao. Conclusiones Nada puede decirse de la ergología castreria en el Concejo de Piloria pues no e)ds- ten noticias de materiales encontrados en relación directa con las estructuras fortifi- cadas que se localizan sobre el terreno y, por la misma razón, tampoco puede darse una definición de las mismas encuadrándolas en una cronología determinada. A la luz de esta ausencia de materiales no es posible teorizar en una dirección concreta. Sólo queda entonces, hacer referencia a lo que ya ha sido dicho por otros autores de los materiales aparecidos en las antiguas excavaciones del Pico Castiello de Siero y del Castro de Caravia; aunque las citas hayan de ser tomadas desde el punto de vista teórico de la cercanía geográfica, deben ser sólo leídas como un posible marco en el que delimitar la realidad existente en el territorio actual de Piloria. Así pues, la observación de los materiales de los dos yacimientos mencionados apunta la no romanización o lo que puede ser lo mismo, un abandono de los recintos en un momento anterior a la conquista romana de Asturias30. De ambos lotes cabría destacar objetos como la fibula de caballo del Castro de Ca- ravia31, o los molinos giratorios del mismo castro que son considerados de tradición indígena32; también el fragmento de caldero con remaches cónicos del Pico Castiello de Siero, entroncado con el caldero de Cabarceno de Santander y comercialmente con las Islas Británicas33. Piezas que son citadas porque pueden, por su tipología, establecer algunos vínculos con áreas geográficas como la zona cántabra o, en el caso de las marmitas o calderos, con Inglaterra por medio de la navegación34. Un documento importante es este fragmento de caldero en nuestro contexto si tene- mos en cuenta que puede dar una cronología en torno a los siglos VIII-VII a. C. y una perduración en la época de La Tene al ser conjugado con fibulas de ballesta y puntas de lanza siguiendo la opinión de Escortell y Maya, cuando estudian el conjunto de piezas provinientes de Pico Castiello conservado en el Museo Arqueológico Provin- cial de Oviedo35. A pesar de la fragilidad al intentar aplicar cronologías al ámbito de Piloria, estas referencias pueden ser un punto de partida si consideramos que tanto el Concejo como los asentamientos fortificados de Siero y Caravia están incluidos en un territo- rio que se define como perteneciente a los LUGGONES desde las fuentes epigráficas y desde el análisis de la toponimia actual al analizar la veracidad de la ecuación to- ponímica PAELONTIUM/BELONCIO.

147 MONTE VIYAO. Ladera noroeste. Son apreciables tres fosos paralelos a la pendien- te y tres taludes. Este sistema defensivo fue fotografiado y publi- cado por J. M. González en el ario 1974.

MONTE VIYAO. Detalle de los taludes serialados en la fotografía anterior.

148 CORONA DE CASTRO. Desde Hería. Febrero de 1984.

FORCA DE LUDEÑA. Bloque canteado en el Llanu la Forca.

149 FORCA DE LUDEÑA. Extremo este del eje mayor.

NOTAS 1 Las páginas que siguen forman parte de la Memoria de Licenciatura que con el título Carta Arqueológica del Concejo de Piloria, Asturias, fue defendida en la Facul- tad de Geografía e Historia de la Universidad de Oviedo el 12 de febrero de 1986. Fue dirigida por el profesor Adolfo Rodríguez Asensio y mereció la calificación de sobresaliente por unanimidad. 2 j• M. GONZALEZ, Antiguos pobladores de Asturias, Salinas, 1976, p. 71. 3 J. M. GONZALEZ, "Catalogación de los castros asturianos", Archivum XVI, Oviedo, 1976 y también "Castros asturianos del sector lucense y otros no cataloga- dos", Cuadernos de Estudios Gallegos, XXVIII, Santiago de Compostela, 1973. 4 R. BARROS, E. CASO y A. , "Inventario parcial de restos arqueoló- gicos y artísticos de Piloria". B. I. D. E. A. NQ 101 Oviedo, 1980. p. 670. "Tumbas de Beloncio: en torno a la iglesia parroquial de Beloncio aparecieron, y a ŭn se conser- van, numerosos enterramientos de fecha indeterminada. Se descubrieron algunas cistas construidas con losas verticales cubiertas por una gran losa horizontal. El hecho de que no aparezcan restos humanos y sí fragmentos de cerámica, como el que no existan indicios de cristianización ni los símbolos esperados, hace suponer que no se trata de enterramientos cristianos realizados en sagrado". En las varias visitas que se realizaron a la zona descrita por la cita no pudo ser descubierto signo exterior que indicara la existencia actual de tales tumbas. 5 Usamos "tribu" como convencionalismo aceptado o cuando menos repetido en abundancia. Una crítica a este término se puede encontrar en el trabajo de J. CARO BAROJA "Organización social de los pueblos del Norte de la Península Ibérica en la Antigŭedad", Legio VII Gemina, León, 1970, pp. 9 a 33. Igualmente E. ALARCOS ha- bla de "gentes" al comentar a Ptolomeo ("Luggoni Arganticaeni", Homenaje al profe- sor Cayetano de Mergelina, Murcia, 1961-192, pp. 31-34). 6 J. M. ROLDAN HERVAS, "Fuentes antiguas sobre los astures" Zephyrus XXI- XX//, Salamanca, 1970, pp. 227 y ss. 7 "Fuentes antiguas sobre los astures", op. cit., p. 227. El texto de Floro en la tra- ducción de Roldan Hervás es la siguiente: "...César que desconfiando del refugio que les ofrecían los montes en los que se acogían ordenó que vinieran a habitar en el llano; allí estaba el consejo del pueblo y fue considerado como capital".

150 "Fuentes antiguas sobre los astures", op. cit., pp. 227 y ss. 9 A. SCHULTEN, Los cántabros y astures y su guerra con Roma. Madrid, 1962. pp. 115 y 119. Un caso contrario a la opinión de Schulten en J. Rodríguez, "Las vías militares romanas en la actual provincia de León", Legio VII Gemina, León 1970, p. 435. "Palantia: Ptolomeo la denominó Paelontium (...). No existe mención alguna que re- fiera su distancia a la mansión de Lancia, lo cual ayudaría a precisar con fijeza su si- tuación. Sin embargo su ajuste a la mansión precedente Interanmio a 14 millas -y a la siguiente- Viminacio, a 31 millas hace razonablemente segura su radicación en las proximidades de Reliegos". También J. M. Roldan Hervás, Itineraria Hispana, Fuentes antiguas para el estu- dio de las vías romanas en la Península Ibérica, Valladolid-Madrid 1975. p. 256, cita la opinión de Justiniano Rodríguez. 11 F. Diego Santos, Epigrafía romana de Asturias, lápida nQ 62 de su numeración, Oviedo 1985, p. 199. Este autor la situa agrupándola a otras aparecidas en las estri- baciones del Monte Sueve; por su parte José Manuel González la localiz,a en Piloria sin más datos. 12 Epigrafía romana de Asturias, op. cit., p. 200; también Alarcos Llorach "Luggoni Arganticaeni", op. cit. pp. 31-34, tiene esta opinión sobre la conjunción en el texto. Una referencia a la teoría de unidad militar, negándola: "cohors Asturu(m) et Luggonu (m)", en J. Mangas "La difusión de la religión romana en Asturias", Indige- nismo y romanización en el Conventus Asturum, Oviedo 1983; también Rodan Hervás, "La conquista del Norte de Hispania y la participación de los astures". Lancia I, León 1983, p. 134 y nota 73. 13 F. DIEGO SANTOS, Romanización y época visigoda, en Historia de Asturias, T. 3, Salinas 1978, p. 227. 14 Epigrafía romana de Asturias, op. cit. N 2 11, p. 55. E. CASO y A. MIYARES, "Castro de Argandenes (Concejo de Piloria)" B. I. D. E. A. NQ 101, Oviedo 1980, pp. 664-668. 16 Epigrafía romana de Asturias, op. cit. NQ 62, p. 199. 17 J. M. ROLDAN HERVAS, "Fuentes antiguas sobre los astures", op. cit. p. 227 y SS. 18 Epigrafía romana de Asturias, op. cit. p. 55. 19 M. SEVILLA RODRIGUEZ, Toponimia de origen indoeuropeo prelatino en Asturias, Oviedo 1980; p. 52; también en DIEGO SANTOS (1985) Epigrafía...cit; ALARCOS LLORACH (1962) "Luggoni Arganticaeni..." cit.; J. M. GONZALEZ (1978) Asturias Protohistórica... cit.; X. Ll. GARCIA ARIAS, Pueblos asturianos, el porqué de sus nombres, Salinas 1977. 20 Epigrafía romana de Asturias, op. cit. y A. TOVAR "Las invasiones indoeuro- peas, problema estratigráfico". Zephyrus, VIII, 1957, p. 78-79; también SEVILLA RODRIGUEZ, 1980, Toponimia de origen indoeuropeo prelatino en Asturias, opus cit. pp. 33-86-98. 21 E. ALARCOS LLORACH, "Luggoni Arganticaeni", op. cit. 22 J. L. MAYA, "La cultura castreria asturiana. Su etapa romano-provincial", Lancia I, León 1983, p. 252. 23 Comunicación oral del Profesor Martín Sevilla Rodríguez del Departamento de Clásicas de la Universidad de Oviedo. Queremos desde aquí expresar nuestro agradecimiento por su ayuda y aliento al confeccionar este trabajo. Con respecto a la ubicación de esta frontera, entre otras opiniones, véase J. GONZALEZ ECHEGARAY, Los Cántabros, Madrid 1966, pp. 55-56. El autor sit ŭa el límie etnográfico de cántabros y astures en el Monte Sueve.

151 25 Como ŭltimo dato podemos aportar la ubicación que F. MARTINEZ HOM- BRE, Vindius, el lado septentrional clásico de Hispania, original mecanografiado, Madrid 1964, p. 117, propone para Paelontium. Después de hacer algunas considera- ciones sobre las diferentes propuestas vertidas en la bibliografía y algunas otras fi- lológicas, copia un texto escrito a principios del siglo XIX: 'Valle de Mouro mala- mente situado en los confines con el concejo de Caso, en unas altísimas perias, se conocen vestigios de antigua fortificación, y en sus inmediaciones se encuentran gran- des osamentas humanas, espadas, cuchillos, y armas antiguas, que aprovechan los naturales para componer sus instrumentos de agricultura". Tal solución geográfica la encuentra el autor al trasladar las coordenadas de Pto- lomeo a una lectura actual, afirmando en ia misma página: "Los 5Q 14 y 43Q 16' reales, que son las equivalencias de las coordenadas que pre- sentan las Tablas, nos llevan a buscar la solución en una intrincada y aislada tierra, que posee, al parecer desde tiempos romanos, el poblado en un alcor, perteneciente al concejo de Ponga, denominado Valdemoro (5Q 15' y 43Q 14') que está recostado hacia el sur de la Sierra de Aves, sobre una altura que domina el río Val de Moro". 26 J. M. GONZALEZ, "Catalogación de los castros asturianos", op. cit. p. 262; y también en Asturias Protohistórica, en Historia de Asturias T. II, Salinas 1978, p. 190. 26bis Este recinto fue parcialmente destruido con el pretexto de realizar un corta- fuegos. La noticia fue dada por el periódico La Nueva España, 2-3 de Abril, 1985, Oviedo. 27 Queremos dar las gracias a la familia de Luis Canellada que tan hospitala- riamente nos acogió cuando realizábamos la prospección de Coya-Luderia. Asimismo a Manuel Canellada por enseriamos y recorrer con nosotros La Forca de Luderia. 28 El comunicante habló de la existencia de "libros muy antiguos" en los que se relataba la historia de La Forca de Luderia; no hemos encontrado tales libros. Sin descartar su existencia, mencionarlos pudiera haber sido un apoyo de autoridad con el que los habitantes de Luderia reforzarían una tradición oral secular sobre un sitio arq2u9eológico. Las referencias al Monte Viyao en "Castros asturianos del sector lucense y otros no catalogados", op. cit.; también en Antiguos pobladores de Asturias, op. cit., p. 59, donde el autor incluye una fotografía de la cara N. O. del castro en la que pue- den apreciarse nítidamente las estructuras defensivas que describimos. 30 J. L. MAYA, "La cultura castreria asturiana. Su etapa romano-provincial" op. cit. p. 226. 31 A. LLANO y ROZA de AMPUDIA, Libro de Caravia, Oviedo 1919. pp. 48-49. 32 J. L. MAYA, "La cultura castreria asturiana... cit., esta opinión en p. 223; tam- bién J. L. MAYA y M. A. de BLAS CORTINA "El molino del castro de la Picona", B. I. D. E. A. NQ80, Oviedo 1973. 33 M. ESCORTELL y J. L. MAYA "Materiales de "El Pico Castiello" Siero en el Museo Arqueológico Provincial", Archivum, XXII, 1972, p. 42; también J. GONZA- LEZ ECHEGARAY, Los Cántabros, op. cit. p. 305. 34 J. GONZALEZ ECHEGARAY, Los Cántabros, op. cit. p. 105. 35 M. ESCORTELL y J. L. MAYA, "Materiales de "El Pico Castiello" Siero en el Museo Arqueológico Provincial", op. cit. p. 43.

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