Nociones Sobre El Sacrificio En Las Experiencias Maternas Y Prácticas De Cuidado De Madres Comunitarias De La Localidad De Kennedy En Bogotá
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View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk brought to you by CORE provided by Biblioteca Universidad Externado Nociones sobre el sacrificio en las experiencias maternas y prácticas de cuidado de madres comunitarias de la localidad de Kennedy en Bogotá Jessica Alejandra Giraldo Nocua Tesis de Grado para obtener título profesional de antropóloga Acompañamiento: Carolina Portela García UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS Centro de Investigación en Dinámica Social CIDS Área de Cultura y Sociedad BOGOTÁ 2019 1 A mi madre y abuela por enseñarme a luchar. A las mujeres que resisten cada día. A Ifigenia, María y todas las madres comunitarias, por su ardua labor. A mi hijo, por ser mi fortaleza. 2 Contenido Agradecimientos ............................................................................................................................. 4 Introducción .................................................................................................................................... 5 Capítulo I: La construcción del ser mujer y las experiencias de maternidad, un cuestionamiento al ideal de “buena mujer” .............................................................................................................. 20 1.1. “Madre no hay sino una”: entre los discursos del instinto materno y las valoraciones del cuidado ...................................................................................................................................... 20 1.2. Los procesos normativos de género: ser mujer-madre ................................................... 25 1.3. Construcción social y experiencias maternas como madres comunitarias ..................... 40 Capítulo II: El sacrificio materno en los discursos y prácticas del cuidado ................................. 55 2. 1 Acercamiento a las nociones de sacrificio de las mujeres madres comunitarias ............... 55 2.2. Relatos autobiográficos sobre el sufrimiento y el dolor ..................................................... 67 2.2.1. Ifigenia ......................................................................................................................... 71 2.2.2. María ............................................................................................................................ 81 2.3. Las experiencias maternas como fuente de satisfacción .................................................... 85 2.4. El trabajo del cuidado a los demás ..................................................................................... 89 Capítulo III: “Mujeres que sufren, mujeres que cuidan”: violencias en las maternidades y el trabajo del cuidado. ....................................................................................................................... 96 3.1. Madres en solitario, las sanciones sociales a otras experiencias maternas (noción de castigo) ...................................................................................................................................... 96 3.2. Violencia en contra de las mujeres: cuerpos que hablan, recuerdan y sufren .................... 99 3.3. Las disidencias del sacrificio materno ............................................................................. 107 A manera de conclusión .............................................................................................................. 110 Anexos ........................................................................................................................................ 115 Bibliografía ................................................................................................................................. 116 3 Agradecimientos Doy gracias a todas las personas que hicieron posible terminar este trabajo. A Ifigenia y María por abrir un espacio en sus vidas, por compartir sus experiencias y enseñarme que es posible un mundo mejor. A mi madre por su confianza y apoyo incondicional. A mi hijo Kapai por existir, ser mi fortaleza y acompañarme en este camino. A mi hermano por desvelarse conmigo mientras escribía. A Ana María Cerón por estar siempre ahí en los momentos buenos y malos, por ser una gran amiga, por escucharme, por sus valiosas observaciones, por su lectura y por tener fe en mí. A Luisa Mancera por ser una gran amiga y su apoyo en diferentes momentos de mi vida. En la universidad, a Leonor Fox, por sus valiosos aportes y enseñarme que a pesar de las adversidades siempre se puede. A Mónica Godoy, por confiar que sí era posible sacar adelante esta tesis. A Carolina Portela, por su atención sensible, su lectura cuidadosa y sus valiosos aportes. A Claudia Platarrueda por estar atenta al desarrollo de este trabajo, por su interés y por encaminarme en este sendero. A Camila Esguerra por sus grandes enseñanzas sobre el feminismo. A la Corporación Casa de la Mujer por ser la mejor escuela feminista que pude tener. A Julieth Lorena Vallejo, mi compañera en la Casa de la Mujer. A Claudia Cano que como directora del programa de la Facultad de Ciencias Sociales me brindó su apoyo para terminar está tesis y al Área de Investigación Cultura y Sociedad y todo su equipo. 4 Introducción Tenía 18 años, en el año 2010, y cursaba cuarto semestre de antropología en la Universidad Externado de Colombia. Un día iba hacia el Centro Comercial Salitre para realizar un trabajo de la materia de Globalización, pero, debido a la incertidumbre que me acompañaba, decidí hacer una parada en un laboratorio médico, cerca al barrio donde vivía, en la localidad de Kennedy. Solicité una prueba de embarazo y la mujer que trabajaba allí me preguntó tres cosas: nombre, edad y última menstruación. Respondí con voz temblorosa. En seguida me tomó la muestra de sangre y dijo que debía esperar una hora los resultados. Fue eterna la espera, sólo pensaba qué pasaría en mi vida sí era positiva, me temblaba el cuerpo, lo único que pasaba por mi mente era salir corriendo y no ver el resultado. Pasada la hora la mujer me llamó, me entregó el resultado y antes que abriera el sobre me dijo: ¿niña, usted tiene EPS?, porque tiene que sacar una cita con médico general lo más pronto posible. Sus palabras me llevaron a pensar que el resultado era positivo. Salí del laboratorio, abrí el sobre, y sí, me enteré que estaba embarazada. Sentí miedo, que mi vida se derrumbaba. Quise llorar, gritar, pero me contuve. Llamé a mí pareja y le conté el resultado del examen. Él se puso feliz, dichoso, y asustado a la vez. Después cogí un bus que me llevaba al centro comercial, hice el “trabajo de campo” que debía hacer en el lugar, tomé apuntes y me fui a la Universidad. Recuerdo que no fui a estudiar ese día, sino que me encontré con mi pareja, conversamos sobre lo sucedido y lo qué íbamos hacer. No pude contener mi llanto y lo único que hice fue llorar en su hombro hasta que, literalmente, ya no me podían salir más lágrimas. Luego de algunos días, les conté a mis amigas de la universidad, Ana y Luisa, la noticia del embarazo. Su reacción fue de apoyo y mucha solidaridad, razón por la cual estaré agradecida eternamente, pero aún no tenía el valor de contarle a mi madre. Pasadas dos semanas, le conté y, lloramos juntas. Me hizo muchas preguntas, que quién era el papá, que desde cuándo sabía que estaba embarazada. Me dijo algo que tengo siempre presente: “¿Usted por qué me hizo esto? Yo he dado toda mi vida por usted, estoy sacrificando mi vida, juventud y felicidad por darle lo mejor, ¿Usted por qué me paga de esta manera? No ve que yo sola la saqué adelante, porque su papá se 5 fue, la abandonó, yo quedé sin nadie que me ayudara, la saqué de esa pobreza en la que vivíamos, ahora vivimos mejor. Sólo espero que tenga ese bebé. Yo nunca le perdonaría que abortara y tiene que mirar ahora cómo va pagar su estudio” (Apuntes: Diario de Campo, 2012). Ante sus palabras no pude decirle mucho, le expresé que entendía su decepción y que iba a asumir las decisiones que tomara al respecto, aunque le manifesté mis dudas sobre continuar estudiando. Terminé cuarto semestre y decidí tener el bebé, tampoco vi o contemplé otras opciones. Después de contarle a mi madre, se enteró mi familia, las personas cercanas, los vecinos y con ello vinieron todo tipo de críticas, insultos y comentarios por haber quedado embarazada. Toda mi vida cambió. Pasaron los meses, continúe estudiando, logré sacar un crédito para pagar el quinto semestre de la universidad. Fue doloroso este proceso, me encontraba intranquila, perturbada. El estar embarazada mientras estudiaba fue difícil, muchas veces llegué a la casa a llorar por los comentarios de muchas personas de la universidad. Algunos compañeros, no tan cercanos a mí, me veían embarazada, me saludaban, me miraban la barriga, se sorprendían, me preguntaban quién era el papá y se despedían; ni siquiera se tomaban la molestia de preguntar cómo estaba o tan solo saludar y seguir de largo. Los comentarios de las personas de la universidad me llevaron a pensar que estamos en una sociedad prejuiciosa en donde ser mujer, madre y estudiante no es bien visto. Fueron muchas dificultades, obstáculos que se presentaron. Al iniciar el semestre, mi padrastro, esposo en aquel entonces de mi madre y dueño de la casa donde vivía, me dijo que me fuera de la casa. No tuve otra opción, conseguí un apartamento y me fui a vivir con mi pareja. Muchas veces no tuve dinero para transportarme a la universidad, con qué comer, ni ropa de maternidad “adecuada”. Durante el semestre, hubo momentos en los cuales quise dejar de estudiar, pero seguí adelante