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Gabriela Homogeneidad, diferencia y exclusión en América X Encuentro-Debate América Latina ayer y hoy

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Gabriela Homogeneidad, diferencia y exclusión en América X Encuentro-Debate América Latina ayer y hoy

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Coordinadors Gabriela Dalla Corte. Pilar García Jordán . Lola G. Luna. Miquel lzard Javier Laviña. Ricardo Piqueras. José Luis Ruiz-Peinado. MeritxellTous Caballero

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Publicacions i Edicions

M tn¡rvnnso9"*.roo, @ UNIVERSITAT DE BARCELONA. Dades catalográfi ques

Encuentro Debate América Latina Ayer y Hoy (10é : 2(X)5 : Barcelona)

Homogeneidad, diferencia y exclusión en América : X Encuentro-Debate América Latina Ayer y Hoy = H6¡1stm.¡1.,, diferéncia i exclusió aAmérica: X Trobada-DebarAmérica Llatina Ahir i Avui

Ponéncies presentades al X Encuentro-Debate América Latina ayer y hoy, celebrat a Barcelona, el novembre de 2005 Referéncies bibliográfi ques rsBN 84-475-3076-0

I. Dalla Corte, Gabriela, coord. II. Títol. III. Títol paral.lel l. Elit (Ciéncies socials) 2. Crisis polítiques 3. Conflictes socials 4. Dones 5. Moviments socials 6. Aboígens 7. Conflictes étnics 8. Etnicitat 9. S. XVI-XX 10. Amazdnia (Regió) I l. Congressos

O PUBLICACIONS I EDICIONS DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA, 2006 Adolf Florens4 Vn; 08028 Barcelona; Tel. 93 403 54 42;FAX 93 4O3 54 46 comercial.edicions @ub.edu; www.publicacions.ub.es Caballero

Impresión: Gráficas Rey, S.L.

Depósito Legal: B- I 9.046-2006

ISBN: 84-475-3076-0

Impreso en España I Printed in Spain Dalla-Corte

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Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida almacenad4 transmitida o utilizada mediante ningún tipo de medio o sistema, sin autorización previa por escrito del editor. íruorce

Presentación 11

Conferencia inaugural Darío G. Barriera. Escalas de observación y prácticas historiográficas. La construcción de horizontes alternativos de investigación. 15

Mesa l. Proyectos hegemónicos y resistencia social Coordinadoras: Gabriela Dalla Corte, Pilar García Jordán, MeritxellTous, Ponencias Andrés Ciudad Ruiz. El poder del rey y el poder de los nobles mayas en la época del contacto. 39 Natalia Moragas, Osvaldo J. Sterpone. La economía del poder: Una reevaluación entorno a la hegemonía teotihuacana en el territorio mesoamericano. 49 Darío G. Barriera. Resistir al Teniente con la letra del Rey: la conflictiva relación del Cabildo de Santa Fe con la Gobernación del Río de la Plata durante los años 1620. Caballero 65 Alejandra Renée Mascioli. Desafiando y resistiendo a la autoridad. La carbonería de Francisco Ramírez en los Montes delTordillo a inicios del siglo XlX. 73 Antonio Acosta. Articulación territorial y fractura social. Una aproximación desde la fiscalidad en a fines del XlX. 85 Gabriela Dalla Corte. El Estado nacional en el control económico del Gran Chaco. La unidad de los intereses políticos y empresariales de Estanislao Zeballos y Cailos Casado del Alisal. 105 Pilar García Jordán. "Lo que este Dios hablaba...era lo que todos los indios sentían y todos los indiosDalla-Corte deseaban". Trinitarios frente a carayanas, un caso de resistencia en la Bolivia de fines del siglo XlX. 123 Lea Geler. La sociedad "de color" se pone de pie. Resistencia, visibilidad y esfera pública en la comunidad afrodescendiente de Buenos Aires, 1880. 141 Miguel Angel GonzálezLeal. Cuando los presidentes huyen... Rebeliones sociales en Ecuador (1996-2005). 155 Carla Peñaloza. Defendiendo el cuerpo y el alma. La posición de la lglesia católica frente a la Dictadura de Pinochet. 169 Pablo Gabriela Ponza. lntelectuales y Violencia en Argentina. La década del sesenta. 183 Comunicaciones Carlos Alcalá Ferráez. Expresiones de conflicto. Violencia e intereses, Campeche,1869. 201 Armando Martínez Moya. Fesistencia republicana desde la educación ilustrada en el proyecto educativo de Prisciliano Sánchez en Guadalajara (1824-1827). 201 Alicia Morales Peña. Una revisión necesaria. La independencia venezolana desde la perspectiva Regional y Local (el caso de Guayana). 202 Mónica Martínez Mauri. El pueblo Kuna ante la construcción del Estado panameño,1903-1953. 203 Lía Rojas Mira. Procesos de cambio en México: el caso de Tuta entre la industrialización y la conseruación de los valores familiares. Rossend Rovira. El rol redistribuidor de tas etites prehispánicas del vatte de M éx ico : Ap roxi m ación di acró nica. Carla Ma Sánchez. La lJniversidad como factor de cambio social en El Salvador. La Experiencia de tgnacio Ellacuría. Gabriela urízar o. La conquista det ciudadano. Estado, sociabitidad y Proyecto de Nación en el Chile Decimonónico.

Mesa ll. Historia de las mu¡eres, discurso, exclus¡ón y movimientos sociales Coordinadora: Lota G.Luna Ponencias María Eugenia Blandón. Movimiento de mujeres en Colombia. Buscando la paz(l 985-2000). 213 Cecilia Buscarons. Las mujeres y las resistencias del lJruguay en Dictadura (f 973-1955): tJn análisis desde el género. 225 Teresa cobo del Arco. La exclusión de las mujeres. Nicaragua durante la primera mitad delsiglo XX. Caballero 237 Eric Llacuna. La construcción discursiva del movimiento piquetero en Ia Argenti na contemporánea. 249 Comunicaciones Railda Andrade Dos Santos. Movimentos sociais, discriminagáo e mulheres negras. 267 María Moreno Pérez. Discurso y exclusión de la mujer en las letras de tangos y rancheras 268

Mesa lll. DesbaratandoDalla-Corte la armonía. La segunda agresión a América Coordinador: Miquet lzard Ponencias Alejandro Andreassi. Arrasando el Far west, gestando el imperialismo. De las guerras seminolas a Wounded Knee. 273 Miquel lzard. Del diezmo a la totatidad 289 DoloresGabriela Juliano. Los territorios de conquista tardía en Argentina. 305 Nuría Rodríguez y Esther rravé. lroqueses, sioux, Hopi y satish. Modetos de resistencia ante la agresión blanca. 315 Mesa lV. Culturas indígenas y afroamericanas. Historia(s), identidades y ciudadañía Coordinadores: Javier Laviña, Ricardo piqueras Ponencias Alex Coello. Esclavos en el paraíso de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés (1478-1557) 331 Silvia Espelt Bombín. Color y orden urbano en panamá, s. XVltt. 345

8 355 Javier Laviña . La lglesia ante Ia esclavitud, iesuitas y dominicos' Martín Rodrigo y Alharilla. lJna cara y mil cruces de Ia esclavitud en las 365 Antillas Españolas. Comunicaciones Ariel Germán Vila Redondo . Los dispositivos de control social en las misiones guaraníticasdelaProvinciaJesuíticadetParaguay(s.XVll-XVllI).381

Mesa V. Brasil norte y nordeste: mov¡mientos soc¡ales' res¡stencia e identidades Coordinador: José Luis Ruiz-Peinado Ponencias Haiti' 385 Jaime de Almeida. Quando a Revolugáo perdeu sua aura: a soulouquizagáo do Eurípedes Funes. só é santa quem tem devotos: escravas místicas nos sertóes do Brasil. Santas negras do Ceará. 393 Frederico de castro Neves. A Miséria na Literatura: José do Patrocínio e a 403 seca de 1878 no ceará - crónicas, romance e iornalismo no Brasil imperial. Angelo Priori. Conflictos de tierras y resistencia campesina en el Estado de Paraná, Brasil (1945'1964). 419

Conferencia de clausura Caballero 435 Andrés Ciudad Ruiz. Estructura política y territorio entre los mayas prehispánieos

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Gabriela Presentación

Es ésta la décima ocasión en que los profesores y profesoras de la sección de Historia de América organizamos lo que en su día dimos en llamar Encuentros-Debate. El motivo inicial del evento, que afortunadamente aún persiste, fue el de reunir algunos colegas que en el ámbito catalán, español e internacional estuvieran desarrollando investigaciones sobre diversas problemáticas que decían al presente y pasado de las sociedades americanas. En esta ocasión el tema central que convocó a todos aquellos/as investigadoresias que nos reunimos en Barcelona entre el 23y 25 de noviembre de 2005 fue el relativo ala Homogeneidad, diferencia y exclusión enCaballero América' El evento, organizado en un total de cinco mesas de trabajo a partir de las líneas de investigación que se están desarrollando en nuestra Sección Departamental, dio ocasión para la presentación de interesantes ponencias y comunicaciones que posibilitaron un rico y fructuoso debate entre todos los participantes entre quienes se hallaban también estudiantes tanto de la Licenciatura como del Doctorado. Debate que es nuestra intención que continúe tras la lectura de todas las ponencias que hemos recogido en este volumen y del resumen de las comunicaciones que también fueron debatidas' Finalmente, no queda más que agradecer el apoyo de las autoridades académicas, particularmente de la FacultadDalla-Corte de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona que nos ha facilitado la infraestructura logística para el desarrollo de las Jornadas y la entusiasta colaboración de todos los participantes'

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Gabriela Conferencia inaugural

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Gabriela Escalas de observación y prácticas historiográficas' La construcción de horizontes alternativos de investigación

Darío G. Barriera (UNR / CONICET, Argentina)

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lntroducción c. Auguste Dupin, el personaje analítico de Los crímenes de la calle Mor- gue gB \), cuestionaba los métodos rudimentarios con los que la Policía de a Eugéne Éarís investigaba sus casos. De este modo, Edgar Allan Poe se refiriÓ siste- Frangois Vidócq, fundadorDalla-Corte delasúrétéen 1817, pionero en la aplicación mática de prácticas forenses y criminalísticas en el campo de la investigación aunque policial. Po'e reconocía en Vidocq perseverancia y capacidad conjetural, elexcesivo ar- cuestionaba su pensamiento errático, posiblemente originado en dor que consagraba a sus investigaciones'

.Dañaba demasiado cerca. Quizá alcanzaba a su visión --escribió Poe- por mirar el obieto desde perdía el conjunto de la cuestión ver uno o dos puntos con singular acuidad, pero piocediendo así y no siempre está dentfo de un pozo' En el fondo se trataba de un Jxceso de profundidad, la verdad Gabriela importante, es invariablemente Por el contrario, qr", en lo que se refiere al conocimiento más y no a las cimas monta- superficial. La profundidad"r"o corresponde a los valles, donde la buscamos, ñosas, donde se la encuentra".l

La relaciÓn entre pensamiento analítico y cambio de la escala de observa- breve ción había sido ya briilantemente planteada, en clave metodológica, en un primera mitad del cuento policial rbdactado antes de que hubiera transcurrido la siglo XlX. I

$ Morgue, Alianza, Madrid, 1994 [1841 traducción de r 1 . POE, Edgar Allan Los crímenes de ta calte ' Julio Cortázar, 19761, P.30. f { 15 I i El meandro de la microhistoria itatiana I

Al inventariar las.estrategias que plantearon un cambio en la utilización de t escalas de observación y de análisis parte como de un conjunto de alternativas : para enfrentar la crisis de los modelos de historia social heiemónicos hacia los t años 1970, una alusión ara microhistoria itatiana"r ,n p".é ouigaoo. coincidiendo con algunos. colegas y disintiendo con otros, he elegido carac_ lerizar al conjunto de dispositivos institucionales y editoriales2 a los que refiere la microhistoria como una "experiencia" (Barriera, áooa¡. Atribuiia esos procesos intelectuales, institucionales e historiográficos el caiácter de una experiencia, sobre todo permitirse examinaios como si se tratara de un reservorio. Definida'IqJ¡gq por sus mismos mentores como una práctica,sus resultados editoriales y pedagógicos pueden ser evocados aquí legitimamente como catalizador e im- pulsor de otras construcciones historiográficás que, sin convertir sus aportacio- nes en letra sagrada. tendieron con ellos líneas de diálogo y de contrapunto. Antonio Annino, pons, Anaclet Justo serna, .tacqueJRávelo el mismo Gio- vanni Levi, entre otros, instalaron la interpretación según la cual la,,microhistoria,, fue la vía italiana frente a la crisis de una historia soóial cuando, hace un cuarto de siglo ya, los modelos explicativos estructural-materialistas parecían haber agotado su potencialidad Caballero y, sobre todo, haber perdido terreno a causa de cues_ tionamientos que provenían tanto de la historiografía como de la praxis social (Revel, 1996; Levi, 1999;Cibotti, 1993: 123;Serña y pons, 1999:237_259). Con diferentes cronologías según las experiencias nacionales, los colétazos '68 del se hicieron sentir en el plano de las demandas culturales. Concretamente, este viraje implicó también recambios en las conducciones instítucionales, puntó clave a la hora de identificar las orientaciones que se imprimen desde los centros donde se toman decisiones. Los territorios de clío no fueron la excepción. si cierta parte de la historiografía francesa (probablemente la más visible desde el exterior) mostró el desplazamientoDalla-Corte del páradigma de una historia total de corte fuertemente estructuralista por otro de metod;logías plurales y fragmentadas (epistemológicamente menos ajenas al modelo qué cueitionaoaá oe ó qr" pré_ de.suponerse), algunos historiadores italianos (ligados a euaderni storiciy' ala Editorial Einaudi) reaccionaron sobre todo contra una historia de corte materia- lista que priorizaba las estructuras postergando los campos de experiencia, allí donde podía estudiarse la historia vivida. Dentro del abanico de reacciones muy generalmente caracterizado, se ubica la producciónGabriela conocida bajo la etiqueta'dé microhistoria itatiana, en cuya base se puede identificar una fuerte influencia de la antropología cultural y sócial an- glosajona, sin descartar la de matrices marginales det pénsamiento económico y sociológico.3 Esta "reacción historiográficá", que se construyó con base en

2' Es indispensable considerar aquí la colección microstoriaque Ginzburg y Levi dirigían en Ei- naudi así como las páginas Qualernisforcr, organismo universitario oe iutticacion ieriódica a través del cual se instalaron le internacionalmente debátes con otras tendencias así como en el interior del grupo de los microhistoriadores. 3' Edoardo Grendi fue becario en la London School of Economics enlre 1958 y 1960. En 1964 publicó L'awento del laburísmo. ll movimento operaio inglese dat tBB0 at lg2o, Milano,y -durante

16 epistemologías y metodologías atentas a los particularismos y a la experiencia, optó claramente por un paradigma comprensivo, minando de esta manera el aspecto explicativo preponderante en los paradigmas estructural-materialistas o estructu ral-ideali stas. Como sucede con las propuestas intelectuales en general, la máxima difusión de la contribución de la microhistoria italiana no fue consecuencia de la lectura sistemática de los libros que conformaron la colección m¡crostor¡a de la Editorial Einaudi. Su principal vehículo fueron algunos artículos de polémica -publicados inicialmente en Quaderni Storici- e intervenciones presentadas en foros inter- nacionales donde Carlo Ginzburg, Carlo Poni, Giovanni Levi y Edoardo Grendi, entre otros, discutieron sus ideas con colegas de diversas latitudes. Quizás a causa de la peculiaridad de estos formatos, quizás a causa de lo inevitable que resulta simplificar a la hora de difundir,la vulgata de la propuesta microhistÓrica se autonomizó abreviada en un slogan. De acuerdo con éste, la práctica microhistórica descansaba en tres principios: la reducción de la escala de análisis, la explotación intensiva de las fuentes y la adopción de un modelo expositivo orientado por la narración policial basada en el paradigma indiciario, la descripción densa o el drama social (Burke, 1997:52y ss.; Barriera, 1999: 180) Tras el periodo de difusión delCaballero slogan, por supuesto, cada uno de estos principios dio lugar a complejas y enriquecedoras reformulaciones, generadas por el intercambio con elaboraciones más o menos coetáneas. Una de las características clave de la propuesta microhistórica como punto de referencia alternativo a los modelos cuantitativos y estructural-materialistas con- sistió en que, desde la propia práctica, los microhistoriadores conseguían /lcuar el problema de la "representatividad" de los casos escogidos y de las fuentes a partir de las cuales construían sus artefactos historiográficos. Su destreza en el manejo de epistemologías de la comprensión, les permitió soportar-además- los embates de sociólogos y economistas sobre la cuestión del micro-macro link. La praxis microhistóricaDalla-Corte se mostró solvente a la hora de plantear nuevas asociaciones entre escalas temporales y espaciales, pero también entre aqué- llas y las escalas de observación, aspecto fundamental a la hora de calibrar las adecuaciones que enfrenta el trabajo historiográfico: esos historiadores italianos resolvían casuísticamente las intersecciones metodológicas entre la dimensión espacial, la dimensión temporal, la socialy, asunto clave, sus potencialidades relativas considerand o la densidad de las fuentes disponibles. LaGabriela microhistoria fue definida por sus cultores como una práctica. A pesar de que estuvo ligada con dispositivos de producción y difusión nítidamente identifi- cables, prefirieron no referirse a ella como una escuela. Su carácter experimental no reconoce matrices teóricas homogéneas. Otros rasgos que han servido para identiticar a la microhistoria italiana son la lengua en la que fueron editados esos escritos originalmente, su ubicación como "historiografía periférica" en un marco de posiciones relativo entre las historiografías europeas y hasta un cierto carác- ter marginal y vanguardista, cultivado por sus propios creadores. Es importante subrayar que la reducción de la escala de observación funcio- naba en esa propuesta sólo como un primer gesto técnico: además de acercar el foco para comprender y analizar el funcionamiento de realidades sociales den-

17 sas localizadas o relaciones sociales históricas a partir de la escala de una vida, el proceso de construcción de libros como Et Queso y tos Gusanos, La Herencia lnmaterial o Pesquisa sobre Piero, involucró otras operaciones. Éstas concer- nían al ámbito de la narración (la práctica microhistórica otorgó un lugar central al modo de exponer los resultados de la investigación de manera ariística, y esto más allá de las fronteras italianas)a pero sobre todo a la implementación de métodos analíticos, hecho que convertía la reducción de la escala de observa- ción en reducción de la escala del análisis.s La complejidad de la operación que media entre observación y análisis no siempre aparece reflejada en la vulgata sobre la microhistoria y mucho menos en las diferentes "apropiaciones" que de ese término se han realizado en diferentes latitudes. Señalo esio porque, estando dedicadas estas Jornadas a la historia de Amé- rica, me gustaría bosquejar brevemente elvínculo entre la difusión internacional de la microhistoria italiana con las connotaciones que, tanto en Argentina como en México, ha tenido y tiene entre los historiadores el uso de las voces microhis- toriay microanálisis. El caso argentino muestra en este sentido una arista paradójica: mientras que las traducciones de los textos de los microhistoriadoresCaballero italianos gozaron de una extendida aprobación,. a la hora de realizar elecciones metodológicas en con- textos de planificación de investigación, de redacción de tesis o de publicación de los resultados de un trabajo, esos mismos lectores avisados de micrahistoria italiana, no se sintieron atraídos ni fueron inducidos a adoptar esa matriz como modelo -prefiriendo, según las áreas y los temas estudiados, los paths aparen- lemente menos novedosos de la historia regional, de la historia del derecho, del trabajo o del movimiento obrero, de la ecohistoria, de la historia económica, de la historia de las ideas, o alguna de las variadas formas de la historia agraria y de la historia social. Dalla-Corte En el caso mexicano, el rótulo microhistoria fue utilizado para identificar una producción que, como lo ha explicado perfectamente hace algunos años Carlos An- tonio Aguirre Rojas, poco puede vincularse con la práctica historiográfica italiana. su estancia en Londres- se relacionó con Eric Hobsbawm y militantes del laborismo inglés. Véase Palumbo,2004. 4. Me refiero a los trabajos de Tomás Mantecón, Natalie Zemon Davis y Johnatan Brown, entre otros. 5. ParaGabriela Aguirre Rojas, el artefacto microhistórico propone la visión escalar de la sociedad conside- rada como un solo nivel, diferenciando así el uso de los niveles macro / micro del realizado en socio- logía y economía, donde aluden a diferentes niveles de la sociedad. Véase Aguirre Rojas, 2003. 6. Lo que puede verificarse por la presencia en los foros de debate, en los aparatos erud¡tos de papers de diseminación científica y por su utilización como insumo de reflexión en los centros de formación profesional de textos originales en italiano así como de las traducciones al español de los libros que Einaudi editó en su colección microstoria, de otros libros de los autores emble- máticos de esa colección y de las entrevistas y de los artículos programáticos y de polémica. Varias revistas académicas publicaron traducciones de textos emblemáticos y algunas editoriales lanzaron compilaciones que circularon aceitadamenle. Puede citarse, a modo de ejemplo, las que se realizaron en Entrepasados y Estudios Sociales; también por Biblos, Prohistoria; un ejemplo interesante es la cantidad de publicaciones que tiene en castellano y de ediciones en Argentina el texto de Ginzburg "lndicios..."

18 Cuando en 1968 el michoacano Luis Gonzálezy González publicó Pueblo en Vilo. Microhistoria del pueblo de San José de Gracia,T no podía siquiera tener en mente el modelo de la microhistoria italiana, todavía inexistente. Por otra parte, la inflación de circulación del término y su directa asociación con la persona de Luis Gonzálezy lainstitución que presidió por años (El Colegio de Michoacán, en Zamora, México), tuvo algunas consecuencias no deseadas tanto para el autor del disparador como para sus allegados, De hecho, en una mesa redonda celebrada en la sede de El Colegio de Mi- choacán poco antes de su deceso, el propio González evocó las presiones que recibiera de parte de editores y colegas para abundar en las especificidades de una supuesta "microhistoria mexicana" cuya fundación se le atribuía.8 González expuso hasta el cansancio que su propósito no era otro que el de designar sinté- ticamente lo que concebía como historia del pago chico, y escribió que pensó en llamarla historia matria, para subrayar la dimensión afectiva que para él conno- taba el vínculo entre su objeto de estudio y el proceso de ese trabajo -elaborado durante un sabático al final de los años 1960s.e Respecto del marco institucional y de ciertas "exigencias" que suele generar cualquier polo de trabajo que adquie- re visibilidad, no son pocas las miradas que buscan, también allí, un efecto de escuela que, probablemente, debiera indagarse menosCaballero por la vía de las etique- tas que por la trama de las relaciones que atravesaban ese centro de estudios con sus raíces en las iniciativas de Daniel Cosío Villegas y sus relaciones con el Cardenismo durante los años 1930s.10 De hecho, el horizonte de discusión en el que Luis González insertaba su in- tervención poco tenía que ver con la mentada crisis de las historiografías estruc- tural-materiaÍ'sfas. En cualquier caso, interpelaba a las historiografías centralis- tas de la Revolución Mexicana, lo que vincula Su conteño de publicación mucho más con las nuevas historiografías regionales latinoamericanas -que eclosionó a escala continental reciénDalla-Corte durante la segunda mitad de los años 1980s.-, que con la reacción epistemológica de los microhistoriadores italianos. lJn cuarto de siglo después de la aparición de Pueblo en Vilo, coeditado por universidades de México y Argentina, se publicó Puebla desde una perspectiva microhistórica. Tepeaca y su entorno agrario: población, producción e intercam-

7. Bernard Vincent recordaba que éste había estado entre los primeros en util¡zar el lérmino microhistoria para designar su propia producción y, Carlos A. Aguirre Rojas, explicó las diferencias entre Gabriela esta experimentación con lo local -la "microhistoria" mexicana- y la introducción del juego de escalas en la historia. Véase Vincent, 1999; Aguirre Rojas, 1999. 8. El 18 de noviembre de 2002. La transcripción de las intervenciones del propio Luis González, de Carlos Martínez Assad y de Carlos Antonio Aguirre Rojas fueron publicadas en la revista Relacio- nes, 1 0'l , Zamora, invierno de 2005, pp. 193-224. 9. Según González, el término historia matría "...designaría el mundo pequeño, débil femenino, sentimental de la madre; es decir, la familia, el terruño, la llamada hasta ahora patria chica" (1986: 1 5) 10. Entre 1936 y 1937 Cosío fue Chargé d'Affaires de la Embajada Mexicana en Lisboa. Cuando se desató la Guerra Civil Española, sugirió al presidente Lázaro Cárdenas invitar a algunos intelec- luales españoles a continuar con sus actividades en México. Entre otras consecuencias, la llegada de estos ¡ntelectuales a México (entre los cuales se contaba nada menos que Alfonso Reyes) derivó en la creación de la Casa de España y en la fundación de El Colegio de México, que nucleaba aca- démicos refugiados españoles --otros se sumaron al Fondo de Cultura Económica.

19 bio (1740-1780,), de Juan c. Garavaglia y Juan c. Grosso. su aparición coincidió temporalmente con un punto alto de la difusión de la microhistoria itatiana en Europall y con los éxitos editoriales de las invitaciones a la microhistoria de don Luis González en México, pero cualquier expectativa fundada en supues- los diálogos inevitables se desvanece con la lectura de las primeras páginas. Garavaglia y Grosso designaron como "perspectiva microhistórica" la adopción de un foco de observación a escala de una camarca. Esta sería la dimensión de estudio, tomada como fragmento preciso, como ámbito restringido, para anali- zar el funcionamiento de una economía regional -la de Puebla. Aquí, el "nivel microhistórico" se plantea como foco de observación acotado (la comarca) de una realidad compleja (la región) cuyos contornos geográficos son más amplios (Garavaglia y Grosso, 1994). Reducir la escala de observación es un recurso común a muchas prácticas (científicas o no); y sobre todo, es un gesto inmanente al pensamiento analítico. Analizar significa desmenuzar un todo en partes, con el propósito de comprender o de explicar las características de una totalidad. En los estudios históricos, la reducción de la escala de observación se dio en diferentes contextos y bajo diferentes estímulos. Reducir la escala geográfica, temporal(enfocando con ma- yor agudeza una coyuntura o un acontecim¡ento), reducirCaballero la escala del "sujeto" -abandonando la unidad de la sociedad para enfocar relaciones sociales desde la escala de un sujeto posible y de sus espacialidades y temporalidades específi- cas-, son operaciones que, de por sí, no definen completamenfe la metodología, sino que forma parte de un conjunto de gestos metodológicos. La reducción de la escala de observación no remata inevitablemente en la factura de microhistoria. En muchas ocasiones se realizan observaciones aco- tadas para confirmar versiones generales; en otras, para discutirlas. Si se toma como punto de partida una historiografía de "escala nacional", emprender un diálogo con ella haciendo "historias regionales" implica haber adoptado una re- ducción de la escala de observación.Dalla-Corte Sin embargo, para evaluar la pertinencia de las operaciones metodológicas necesitamos mucho más que el gesto de la reducción de una escala, por ejemplo ,la geográfica de obseruación: lo más im- portante es considerar el propósito que persigue el investigador al asumir sus decisiones metodológicas, el lugar de la reducción de escala en la construcción del método, la relación entre los puntos que plantea discutir y la pertinencia de las eleccionesGabriela metodológicas para estudiar ese tema.

Historiografías reg¡onales en la Argentinai la construcción de las escalas como ejercicio

Desde finales de 1983, y como parte del inicio de una normalizacón insti- tucional que siguió a los destructivos años que para la Argentina significó, en

11. Sobre todo en Francia, donde Jacques Revel había traducido el libro de Levi y desde la EHESS favorecía el seguimiento fle seminarios discutiendo ya distintas vertientes de microhistoria y microanálisis.

20 todos los planos, la última dictadura militar (1976-1983), en las Universidades ar- gentinas comenzaron a conformarse equipos de investigación que han discutido intensamente algunas visiones monolíticas del pasado argentino, matizando o replicando versiones "centralistas" y roturando campos historiográficos obtura- dos o vírgenes. En ese marco, denominado por algunos como /a segunda renovación histo- riográfica argentina del siglo XX,la agenda de problemas priorizó algunas áreas y algunos temas (postergando otros) y comenzaron a desarrollarse con perspec- tivas de regularidad algunas prácticas profesionales que terminaron formando nichos más o menos sólidos, que hoy pueden evaluarse retrospectivamente. Entre esos nichos se destaca la lenta edificación de "historias regionales" como alternativa científica y política para cuestionar, mejorar, modificar o com- plementar los resultados de una "historia nacional" poco atenta a las especifici- dades de los procesos históricos vividos por comunidades alejadas del centro político del país (Favaro, 2002; Bandieri, 2001). Sin embargo, estos intentos no siempre ponderaron desde elprimer momento el amplio abanico de implicancias que podía derivarse de la elección dela región como unidad analítica para la historia. Este problema, que no es exclusivo de la historiografía, está estrechamente relacionado con eldesarrolloCaballero del Estado como forma de poder político y con las políticas de estado desplegadas en la Argentina (y en todos los Estados Nacionales) durante el los siglos XIX y XX, e impacta sobre los resultados obtenidos por esas historiografías. Las historias de los Estados Nacionales tienen como punto común, entre otros, el hecho que desde el poder político se elaboraron divisiones tenitoria- /es cuyo propósito fue el de definir los marcos jurisdiccionales de los diferentes ámbitos de la acción pública: poder de policía, recaudación fiscal, organización judicial, de la acción de las Fuerzas Armadas, de las jurisdicciones eclesiásticas, de la prestación de servicios de salud y educación, de la administración de la Justicia y hasta de la organizaciónDalla-Corte de los Partidos Políticos o de la implementa- ción de registros censales. La construcción de los Estados Nacionales, desde luego, implicó la gestación de un modo de producir conocimiento sobre sus territorios distinto del implemen- tado por las Monarquías: ese viraje es claro sobre todo en dos puntos: en el de la producción de clasificaciones sociales (donde ya no interesa la fidelidad del súbdito sino la ubicación de ciudadanos y de sujetos fiscales'¡ y en el de la fina- lidadGabriela política del conocimiento producido (donde la función "control" del territorio desplaza a la de "conservación", predominante en el caso de las monarquías). Ligadas entonces al desarrollo de las actividades de control territorialdel Es- tado, así como a las prácticas más modernas de planificación para el desarrollo, como parte de las políticas públicas, existen unas operaciones específicas de ordenamiento territorial que se denominan regionalizaciones. Las experiencias más recientes pueden vincularse con la implementación de políticas desarrollistas y modernizadoras durante los años 1960s. y 1970s. Durante ese proceso se crearon instituciones que llevaron adelante, desde el Estado y desde la iniciativa privada, variopintas operaciones de este tipo; últi- mamente, la plataforma electoral con la que el ex presidente argentino Carlos

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saúl Menem encaró la campaña que lo proponía para una tercera presidencia en 2003, incluía un ambicioso proyecto de regionatización del país, animado en los principios de la descentralización,la reducción del aparato del Estado (proponiendo la disolución lisa y llana de los ministerios de Educación, salud Pública y Desarrollo Social) y el avance hacia la construcción de un Estado Red que, a través de una estructura informática, vehiculizaría sus acciones a través de un gobierno electrónrbo.l2 Esta regionalización interior iba acompañada de otra, exterior, en la cual la clave pasaba por priorizar acuerdos con Estados uni- dos dando por concluida la etapa formativa del MERCOSUR como experiencia regional subcontinenfal ingresando a otra, de escala continental, a través de la suscripción delALCA -Área del Libre Comercio para las Américas. Es importante tener presente que ciertas operaciones analíticas que realiza- mos historiadores, economistas, sociólogos y geógrafos a la hora de interpretar analíticamente los territorios llevan ese mismo nombre: regionalizacón. y es sobre este vínculo entre las regionalizaciones como práctica científica y como práctica política que me gustaría hacer algunas reflexiones. En primer lugar, confrontaré dos casos de elaboración de marcos regionales que, coexistiendo dentro de las historiografías regionalesCaballero argentinas, fruto del proceso institucional, intelectual y político abierto hace poco más de veinte años, tienen puntos de disidencia en lo que concierne a la actitud que se adopta frente a este problema metodológico. Sara Mata de López, autora de una muy consistente tesis doctoral sobre la historia ruraldel noroeste argentino en vísperas de la independencia, confronta opciones historiográficas utilizando el juego de oposiciones de escala. Afirma que las historias nacionales y las historias locales "...consideradas hasta hace muy poco tiempo como los recortes espacio-temporales legítimos del estudio histórico..." (Mata,2001: 137-38) han demostrado una "insuficiencia", un déficit que debía ser cubierto porDalla-Corte la "historia regional".13 Sin embargo, a la hora de decidir los criterios con los cuales precisar los contornos de su propio recorte es- pacio temporal, al que denomina la "región histórica", la autora de Tierra y poder en salta entiende que las divisiones regionales gestadas desde el Estado para proyectar políticas económicas de reconversión industrial en los años 1960s. no eran deltodo arbitrarias "...ya que determinados rasgos estructurales cons- tituían y aún constituyen los resultantes de un proceso humano e histórico de larga duración"Gabriela (Mata, 2001: 138). En una concepción de este tipo concurren la existencia de rasgos identificables de una región (su "personalidad", en términos

12. Plan de Gobierno de la Campaña Electoral 2003 "Menem Presidente"; Capítulo 6: "Reforma en Regiones, Provincias y Municipios y sus Relaciones Federales', punto 1: 'Reforma de las lnstitucio- nes del Federalismo", apartado "Un nuevo Estado". Versión completa en www.prensalatina.4t.com 13. Hubo intentos anteriores de historia regional, al calor de los mencionados proyectos desa- rrollistas de los años 1960s., pero fueron coarlados por los golpes de estado de 1966 y 1976. De cualquier modo, el horizonte lo constituía no tanto la región sino /as economías regrbnales integradas en circuitos que trataban de explicar la circulación del capital mercanü7. Véase sobre todo la compila- ción de trabajos de Ciafardini, Assadourian, Garavaglia y otros editada como Cuadernos de Pasado y Presente, ne 40.

22 vidalianos), con un tipo específico de "acción humana", como es la delimitación pol ítico-ad m i nistrativa. Este diagnóstico, que Supone un Estado que ha interpretado rasgos estructu- rates históricamente presentes y que da por buena esa operación para regiona- lizarun estudio histórico, presenta varios problemas: en primer lugar, el nombre asignado al "recorte". El "noroeste argentino" no existía en el siglo XVlll. No existía la Argentina, ergo la puna y el valle de Lerma no eran su noroeste (en tal caso sí el sur charqueño) y la región noroeste es, justamente, un producto de las "regionalizaciones" del siglo XX, por lo que, desde la elección del nombre se adopta una poslura tributaria al paradigma que dice criticarse, realizando una típica operación genealógica del estado. Se mira hacia el pasado teniendo en mente el diseño territorial políticamente marcado por un proceso histórico que, para entonces, sólo era futuro abierto. Por otra parte, otro rasgo frecuente en análisis de este tipo, es el intento de hacer coincidir las "regiones" de varios siglos atrás con las actuales. Por ejemplo, cuando se adopta como primer criterio de ubicación histórica de la ciudad de Salta su inclusión dentro de la iurisdicción de la Gobernación del Tucumán (lo que es totalmente correcto), se afirma que "el Tucumán colonial comprendía en los siglos XVl, XVlly gran parte delsiglo XVlll, las actualesCaballero provincias de Córdo- ba, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, La Rioia, Salta y Jujuy..."(Mata, 2000: 27),lo que contrasta incluso con la traducción cartográfica (mapa de la pág. 33, donde se incluyen, correctamenle, porciones de los actuales territorios de las provincias de Santa Fe y de Buenos Aires; el laudo que fija los límites actuales entre las provincias de Santa Fe y Córdoba es de 1888). Si bien este procedimiento de ubicación de la ciudad en la jurisdicción podría ser considerado un recurso para encarar luego la construcción de la región a partir del problema estudiado (paso inevitable, por ejemplo, cuando se producen textos para divulgación masiva que requieren ubicar al lector lego), el problema es que la operación de Dalla-Cortela regionalización no vuelve a realizarse en otra clave. No obstante el punto discutido, el libro cumple cabalmente con el objetivo de presentar una alternativa científica muy lograda a una historia localde Salta que, durante años, sólo consideró los temas que trataran de la ciudad (postergando cualquier análisis del mundo rural) o se dedicaban, como muchas otras historio- grafías provinciales y locales, a la exaltación de "su héroe" durante las luchas de independencia, en ese caso, Güemes. DesdeGabriela otra perspectiva, en cambio, Susana Bandieri eS refractaria a consi- derar como un dato cualquier tipo de regionalización emergente de las polít¡cas estatales de planificación territorial. Para ella se trata de "...unidades territoriales artificialmente concebidas" (Bandieri, 2001: 193) y, defiende una práctica histo- riográfica para la cual los contornos de la región deben ser el resultado al que se llegaparliendo del análisis de las experiencias de los actores -decisión que epis- temológicamente está en las antípodas de la anteriormente esbozada. De esta manera, es la interpretación y la experiencia que los actores tienen del territorio (y desde luego que las mismas entran en conflicto o en alianza con la praxis del Estado) las que permiten regionalizar sin terminar de soldar la pretensión de un actor, el Estado, por preeminente que pudiera ser su incidencia. Desde la Geografía

otras regionalizaciones, por ejemplo las realizadas para enseñar geografía argentina en la escuela, incluyeron la jurisdicción estudiada por Mata en regio- nes que denominaron como "Puna y Prepuna" (Rohmeder, 1943), como ,,sierras subtropicales" (Difrieri, 1958). Realizadas según diferentes criterios, las de Daus (1956), siracusa (1958), chiozza-Aranovich (1975) y Roccatagtiata (1985), Lo- renzini-Rey Balmaceda (1992), todos ellos geógrafos de profesión, utilizaron la nomenclatura noroestey noroeste argentino, aunque a la hora de cartografiarla no apelaron a los límites interprovinciales. Se dirá que el motivo por el cual estas regionalizaciones no consideran los límites interprovinciales se debe a que consideran factores "geográficos" y no "histórico-políticos". Esto es exacto, pero no lo explica deltodo, ya que algunos geógrafos eligen ese criterio administrativo para regionalizar y, desde la geogra- fía, desde la economía o desde la historia, asumir que una región, en el pasado, comprende "territorios de provincias" (de actuales provincias, debiera decirse), responde claramente a una mirada que, consciente o inconscientemente, pro- yecta las actuales formas político-administrativas de partición territorial sobre un periodo al que son ajenas. Caballero Veamos otras regionalizaciones: elConsejo Nacionalpara el Desarrollo (CO- NADE), regionalizó el país tomando como base las jurisdicciones provinciales. Estableció que la Región Noroeste estaba compuesta por los territorios provin- ciales de catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, salta y Jujuy. La regionali- zación que realizó el INDEC, bajo la última dictadura militar, con el propósito de ordenarlas tareas y los datos del censo Nacional de 1980, incluyó también en la Región Noroeste el territorio de la provincia de La Rioja. A la hora de argumentar por qué adoptaban estos criterios para regionalizar, estos organismos fueron sumamente claros: aludieron utilizar como metodología de delimitación regional criterios de homogeneidad,Dalla-Corte polaridad y complementariedad en los aspectos eco- nómicos, sociales, políticos, ambientales y de recursos naturalesentre entes po- líticos... Esto es, regionalizaban partiendo de datos estadísticos para equitibrar, corregir o planificar la corrección de desequilibrios ',estadísticos". Regionalizar con este criterio, por lo tanto, forma parte de las opciones dis- ponibles a las que echan mano el Estado, los consejos regionalizadores de diferentes partes del planeta, algunos historiadores, economistas y también algunosGabriela geógrafos. El diálogo con la producción que proviene de la geografía no es frecuente en las hisloriografías regionales argentinas. Feraces productores de insumos para realizar aquellas regionalizaciones estatales de las que hablábamos, los geógrafos también plantearon de manera diversa el problema de la regionatiza- ción. Pero, entre los que trabajan con sistemas de lnformación Geográfica, por ejemplo, el problema central es siempre la organización jerárquica de la infor- mación cuanlitativa: la cuestión clave no es decidir la escala de la observación, sino seleccionar las herramientas concepluales que determinarán la organiza- ción analítica de la información proveniente de diferentes puntos de un territorio. Jerarquizar la información para planificar una acción política que, se dice casi

24 siempre, perseguirá como propósito mitigar las asimetrías producidas por una desigual distribución del ingreso. En este sentido, hay notables puntos de coincidencia entre las líneas de la historiografía regional argentina que toman conciencia del Estado como actor y no como productor de "datos", y las advertencias formuladas, por ejemplo, por Silvina Quintero, para quien "las geografías regionales elaboradas en Argentina desde comienzos del siglo XX constituyeron, al igual que en otros contextos, un modo de leer y ordenar en clave territorial las diferencias que atravesaban a la sociedad nacional" (Quintero, 2002). Sí a la sociedad y no sólo al territorio *el énfasis en la cita es mío. Lo mismo que la historia, la geografía enseñada constituyó y constituye una verdadera narración interpretativa del territorio, de la historia de la nación y del estado nacional. Sin embargo, como también señala agudamente Quintero, "...promediando elsiglo XX, las políticas territoriales que buscaban dar solución a los problemas de escaso crecimiento y desequilibrios sociales internos, apela- ron con fuerza a las teorías regionales, y a pesar de su escaso éxito dejaron en el mapa argentino algunas huellas de sus regionalizaciones." (Quintero, 2002). Ahora bien: ¿qué criterios se utilizan para medir la eficacia de la acción política en la su relación con las teorías invocadas? Caballero Lo que se planlea desde esa perspectiva geográfica introduce un punto sen- sible: a la idea de región, en esa disciplina, subyace casi como un mandato la cuestión de la homogeneidad, el de la individualidadde la unidad y el problema de los desequilibrios en el desarrollo. Esto nos conduce de lleno al inconsciente de la disciplina y a algunos mandatos de sus padres fundadores. En un contexto en el cual la región es la parte de un todo, el problema que aparece como crucial es el de la articulación de las particularidades (los frag- mentos) con esa totalidad que siempre es el territorio del Estado Nacional (como finalmente lo era también para Vidal de la Blache), pensado como un ente que debe desarrollarse de maneraDalla-Corte homogénea o, al menos, enfrentar el problema de las inequidades que se generan en su interior. Casi nunca se habla de la gente, esa que eslá manifestando las inequidades oculta bajo las cifras, incluso cuan- do "asimetrías", "desigualdades" e "inequidades" son conceptos abstractos que refieren a niveles de ingreso de los habitantes de un territorio, lo que suele tener consecuencias sumamente concretas. Quintero advirtió que en la Argentina la mayor parte de las regionalizaciones geográficasGabriela realizadas durante el Siglo XX, prescindió de utilizar como insumo para hacer las particiones espaciales (es la expresión que utiliza) la actual demar- cación limítrofe entre los territorios provinciales. Esta postura, afirma Quintero, al dividir el territorio ignorando de la división político-institucional del Estado -o renegando ideológicamente de ella-, vuelve crípticos los criterios de regionaliza- ción (y por lo tanto, de identidad regional) para el lector lego. La autora aboga por un acercamiento entre la tarea del geógrafo y... ¿la lectura de quiénes? ¿De los legos? ¿O de instituciones como el CONADE, el INDEC? ¿O la de planificadores y redactores de plataformas como las de C. Saúl Menem? Probablemente, el hecho que durante buena parte del siglo XX la geografía enseñada en la Argentina haya prescindido en muchas ocasiones de las delimi- taciones interprovinciales, sea justamente el motivo por el cual -aun bajo la for- ma de un horizonte difuso, aun sin basarse en una sólida discusión epistemoló- gica previa- la región constituyó para la historiografía un elemento con atributos potencialmente contestataríos para plantear alternativas a una historia nacional macrocefálica que traducía la historia de la capital del país como /a historiade la Nación Argentina. Desde un horizonte analítico mucho más vinculado a las praxis del Estado que a las vivencias territorializadas, existe entre algunos geógrafos la tendencia a discutir la relación entre región y regionalizaciones en términos de variables y de distribución para el análisis de lo que se denomina "información geográfica". Desde este punto de vista, el distanciamiento entre las historiografías regionales y algunas geografías académicas parece continuar ensanchándose. Así, por ejemplo, la incidencia de la adopción de un modelo de región ho- mogénea, formal, funcional, de regiones político-administrativas, circuitos pro- ductivos, complejos geográficos, geosistemas o formaciones regionales tiene consecuencias inmediatas no solamente en las pafticiones espaciales (Quintero dixit) que reflejan las cartografías sino también en los usos que los planificadores hacen de esas cartografías como organizadoras de información. La introducción de los Sistemas de lnformaciónCaballero Geográfica (SlG), según la opinión de Guillermo Yelázquez, puso a disposición de los geógrafos herramien- tas que les permitieron ajustar perfecta o jerárquicamente información difusa entre diferentes capas, considerando que las "regionalizaciones" pueden tener mayor o menor grado de confiabilidad (Velázquez, 2004 b:388). Aquí el centro de interés está puesto en la organizaciín de información con el propósito de ma- peartemas como el de la distribución de la pobreza o los diferentes índices que se utilizan para establecer los indicadores de calidad de vida (velázquez,2004a'. 174),lo que aparentemente tendría una mayor vinculación con la experiencia de vida de los habitantes de cada territorio es, sin embargo, un espejismo. El objetivo de estas operacionesDalla-Corte no es cuestionar las particiones espaciates pergeñadas desde el Estado, sino corregir la delimitación de las regionalizacio- nes estatales "perfeccionando" eltrazado de zonas más homogéneas con base en técnicas estadísticas y pensando siempre en la aplicabilidad de estos índices a pl an if i caci ó n e stratég ¡ca. Esto no connota, sin embargo, una utilización ideológica unidireccional: hace pocos días, en la Cumbre de las Américas (Mar del Plata, noviembre de 2005), el bloqueGabriela de países que se pronunciaron contra la integración deleje MERCOSUR + Venezuela al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fundó el peso de su disidencia justamente en criterios que jerarquizan la información de esta manera, poniendo sobre el tapete que el voto negativo de cinco países no era minoritario si se consideraba que los mismos reunían más del 60% del PBI en un área que comprende algo más de dos docenas de estados nacionales. Volviendo a nuestro campo de trabajo, podría decirse que tanto en las histo- riografías como en las geografías, mientras algunos continúan haciendo pie en las referencias "territoriales" construidas por el Estado, otros prefieren andar el camino más difícil pero también más desafiante que implica acompañar analíti- camente a los agentes en su propia construcción de las realidades.

26 Unos, consCiente o inConScientemente, adaptan lOs cOntornos de Su inveSti- gación a "límites"; otros, siguiendo la bella expresión de Gerardo De Jong, sus- órinen la imagen según la cual "...la región comienza y termina donde comienza y termina su éxpticaóiÓn" (De Jong, 2002), librándose a la tarea de construir con- jurisdicciones iiguraciones de sentido que no coinciden necesariamente con las admi nistrativas estatales. Señalaba antes que, la difusión de la microhistoria italiana en la Argentina no fue seguida de una emulación de sus métodos ni de sus formatos' Esto no es propagación atgo que constituya una anomalía, ni un descrédito. En tal caso, la OJ esa producción enriqueció los recursos disponibles para construir historias. para Así, se rindió tributo, paradójicamente, a cierta afirmaciÓn de Giovanni Levi, quien hacer historia no debe Ser "...simplemente una forma que repita lo hecho anteriormente".l4 De cualquier modo, la circulación de profesionales por centros de investiga- ción y enseñanza siempre deja sus huellas. Como contrapunto del escaso diá- logo bxistente entre historiadores y geógrafos argentinos, entre historiadores ar- gentinos y sus pares europeos vinculados con el "paradigma de la microhistoria" fluidamente' áe construyeron algunas redes por las que circularonCaballero intercambios Muy recientemente, Beatriz Bragoni (2004) ha publicado bajo el sugestivo título de Microanátisis. Ensayos de historiografía argentina un grupo de textos que satisface bien la intención de mostrar, sin coquetear con la exhaustividad, un janorat" de producciones actuales cuestionadoras de algunaS ¡nterpretaciones sobre la histoiiografía argentina que, con el tiempo, fueron adquiriendo estatus de dogma.ls Enla particular, algunos de los textos proponen lecturas correctivas frentJa imágenes preexistentes. Sin embargo, las mismas no fueron facturadas teniendo en mente ni las historias locales ni aquellas que privilegiaban como unidad de análisis al Estado Nación, sino las más recientes e influyentes com- posiciones historiográficasDalla-Corte que sobre el periodo colonial, el posrevolucionario iioplatense y el de la "Argentina moderna" trazaron en su hora, respectivamente' carlos s. Assadourian, Tulio Halperin Donghiy Roberto cortés conde.

,,Entrevista en Contrahis' 14. a Giovanni Levi", por Carlos A. Ríos Gordillo y América Bustamante, caracleriza a la historio- torias, 1, México, 2004, p. 97. curiosamente, en la misma entrevista, Levi que revitalizado ese grafía argentina como "atrasada", incluso como "una historiografía atrasada ha No satisfecho lodavía i,i"moGabriela ¡."tra.o" y a los historiadores argentinos como "bastante nacionalistas". rigidez tenible, por- del perfil que trazaba, afirmó que "[los historiadores argenlinos] padecen de una y qu" tú cuest¡onas sus'métodos, ellos te responden: tú no conoces nuestra documenlación, p. nosotros"uando no tenemos muchos documentos, así que no es válida tu crítica.", 98. de 1S. lntegran el volumen "El resurgimiento de la historia política: problemas y perspectivas", y fuentes Tulio Halpeiin Donghi; "Recorridos y desalíos de una historiografía. Escalas de observación y resulta- en la hist,oria rural iioplatense" de Raúl Fradkin y Jorge Gelman; "Conceptos, herramientas Roberto dos recientes sobre la historia económica rioplatense de la primera mitad del siglo XlX"' de ,,Relaciones que puede mos- Schmit; entre flujos comerciales externos y movimientos migratorios: lo "Cultura, econo- trar el cambio de escala en un estudio de caso", de Alejandro Fernández; sociedad, y mía y nuevos sujetos de la Historia: empresas y consumidores" de María lnés Barbero Fernando política nocón¡, cenandó con el de la propia editora, "¿Gobiernos de familia? Elites, poder y en la experiencia argenlina del siglo XIX' Registro en torno a un ejercicio"' Este es un rasgo que excede al libro y, por lo tanto, felicita la ubicuidad de la editora a la hora de realizar la selección. No obstante, lo más llamativo del volumen es la heterogeneidad de los marcos teóricos a la hora de referenciar el principio aglutinador, mentado como microanátisis. La propia editora encontró inleresante este hecho que desde luego no le pasó desapercibido: incluso sacó partido del mismo. La variedad de "...respuestas específicas a interpretaciones sobre estudios de temas y períodos particulares del pasado..." tiene su origen, lo mismo que en otras latitudes, en un consenso profesional acerca de una his- toriografía aparentemente sometida a las leyes del rendimiento decreciente. La misma, caracterizada como desbalanceada (minuciosa en lo teórico pero men- guada de evidencia empírica), parecía haber agotado su potencia explicativa. (Bragoni, 2004:9) El diagnóstico de Bragoni es exacto en varios puntos. Respecto del buffer que comunica producción, consumo y "aplicación" de la microhistoria en nuestro país, afirma que las discusiones de los microhistoriadores no obtuvieron ,,...tra- ducción directa entre aquellos dedicados a rastrear dilemas y claves del pasado argentino" (p. 1 1). A la hora de evaluar los resultados historiográficos, su reivin- dicación del microanáÍbrb como técnica ¡ntensiva (cuya definición es discutible o, al menos, oculta matices) no ajusta deltodo bien Caballerocon las soluciones prácticas adoptadas por la historiografía argentina. por lo tanto, ese boceto es menos eficaz que otra caracterización -más enfocada empíricamente y menos confusa teóricamente- rotulada como el redescubrimiento de la locatización. Por este camino la explicación es más satisfactoria: lo que parece anudar los estudios de diferentes historiografías argentinas de las últimas dos décadas es un reconocimiento de la potencialidad de los enfoques locatizados para diseñar nuevas estrategias de investigación. Sus resultados, obtenidos también a partir de fuentes mensurables, debaten con interpretaciones basadas en miradas des- de arriba que generalmente tuvieron una actitud despectiva frente a las peque- ñas realidades que no encajabanDalla-Corte en sus modelos. El segundo problema que presenta Bragoni en su introducción está relaciona- do con una cuestión teórica. El microanállsrb, en su versión radical, está sopor- tado por epistemologías que cuestionaron el dogma de la determinación de las estructuras sobre los actores, y que propusieron el reemplazo del par analítico actor/sistema por el de agente/configuración. El sentido que adopta microanálisis en los términos que lo propone Bragoni, en cambio, está más jugado a la carac, terizaciónGabriela de una mirada intensiva sobre superficies reducidas, pero desprovisto de la carga teórica que le otorgaron quienes enfocaron la dimensión relacional y la movilidad constante de las configuraciones como un aspecto central de la metodolog ía microanal ítica. En este libro la reducción de la escala del análisis comporta la aplicación de una técnica intensiva sobre actores situados, es verdad, en contextos locales. Desde este punto de vista, el balance sobre la historiografía rural rioplatense facturado por Raúl Fradkin y Jorge Gelman es muy preciso. señalan que la re- ducción de los "marcos espaciales" de los estudios en este campo, hija de la revi- sión de las hipótesis canonizadas de Halperin Donghi y de Assadourian, puso de relieve que frente a determinados estímulos (como las crisis productivas del polo

28 potosino o las coyunturas de guerra a comienzos del siglo XIX) las economías regionales albergaban en su interior una diversidad de respuestas "...en espa- cios que distaban unas pocas leguas entre sí." Para estos colegas, la revisión de esas'hipótesis desde una perspectiva regional o hasta microregional se facturó al compás del pasaje de "...una visión estructural de la historia o del funciona- miento de la sociedad, a otra que comenzó a poner de relieve una cierta libertad de acción de los actores colectivos e individuales que podían incidir, a veces de manera decisiva, en la conformación general de la sociedad" (Fradkin y Gelman, 2004:34 y 35). Esta postura implicó adoptar paradigmas sociológicos que se distanciaban de visiones deterministas o estructuralistas y permitían prestar más atención a la acción y al campo de las prácticas' Reconocer esas diversidades en las formas de la propiedad, en los modos de la explotación de la lierra, en los modelos de la gestión de la producción y hasta en las relaciones sociales como constitutivas de los espacios rurales rioplaten- Ses, no constituye para los autores un fin en sí mismo: para ellos estos estudios resultan insuficientes si las evidencias locales no se inscriben en contenos que permiten realizar ejercicios comparativos' Oteando sobre la historiografía económica, Roberto Schmit asegura que la historiografía argentina "...Se ha caracterizado porCaballero una manera muy particular de asumir las novedades" (Schmit,2004:57). Consciente de la desigual acu- mulación cronológica y geográfica de los estudios en esa historiografía, Schmit asume que la misma todavía continúa muy concenlrada territorialmente sobre la provincia de Buenos Aires, femporalmente sobre el siglo XIX y socialmente so- bre sus élites. Continuando con la hisloria económica, la renovación de estudios de la mano de la historia de empresas, también se sirvió de una reducción de la escala sociat de la observación así como incluyó en su análisis, con acertada convicción, la crucial importancia de los patrones culturales de los agentes como factor altamente incidente en los procesos de toma de decisiones, despejando una vez más elfantasmaDalla-Corte de la "lógica del mercado".16

El reencuentro con el campo de la acción: del interés por los marcos normat¡vos al estudio de las prácticas

Un punto común fuerte que atraviesa estas y otras valoraciones de los re- sultadosGabriela arrojados por las historiografías argentinas durante los últimos veinte años, eS la apropiación en clave positiva de enfoques máS atentos al peso de los comportamientos individuales o de pequeños grupos. Esto vuelve a conectarnos con el primer paso del recorrido. Se puede decir que, al operar la reducción de la escala de la observación (sea descendiendo del marco estatal al regional ó al local; sea descendiendo desde las clases a los actores o los agentes; sea descendiendo desde "la sociedad" a las corporaciones o las comunidades), las prácticas historiográficas más sensibles fueron encontrando o creando maneras

16. Esto lo plantean, en el mismo libro, Barbero y Rocchi; también lo habían señalado con ante- rioridad Fernández y Dalla Corte, 2001 . de modificar, también, la relación entre el ámbito de interés del análisis y las escalas e instrumentos más adecuados para construir la metodología acoráe. En la historia económica, este viraje permitió exponer dinámicas donde las "lógicas puramente económicas" aparecen atravesadas por prácticas culturales, por ,,...que tradiciones y, como sintetiza schmit, esto sirvió para demostrar el mercado no explica todo" (schmit, 2004: 61). Aquí concurren influencias de dife- rente tipo: la historia económica acusó el impacto del examen de las relaciones de parentesco y los diferentes crucesentre historia de la familia, de la propiedad, de las redes sociales, de la historia política y de las pequeñas empresas (Dalla corte y Barriera, 2003) lo que fue decisivo a la hora de complejizar y cuestionar imágenes que habían reificado al mercado como principio organizador de sus interpretaciones.lT En este punto en general-y en varias tesis realizadas en Argentina en parti- cular- las resonancias de los planteos que Giovanni Levi presentara en La he- rencia inmaterial-y seguramente en los seminarios de formación de posgrado que dictó, por ejemplo, en la universidad de Mar del plata- son claramenté per- ceptibles.ls Allí existe una recuperación del ámbito de lo cultural, de las prácticas que, más o menos durante la misma época, gozó también del envión emanado en una sugestiva nueva historia económica institucionat.Caballero Lo que resulta notable, en cualquier caso, es que muchos de estos enfoques, destinados a contrarrestar las construcciones basadas en el Estado como unidad analítica, adoptaron como "delimitadores del espacio en estudio", una vez más, unidades territoriales que son, también, construcciones estatales. Así, las hrbfo- rias provinciales fueron minadas por estudios sobre temas tan diferentes como la dinámica demográfica, los modos de explotación de la tierra o las culturas econó- micas a través de trabajos localizados que, no obstante su carácter crítico, toma- ron como observatorio a los "partidos" o los "departamentos" de una provincia. Esta nueva versión deDalla-Corte la trampa de las entidades estatales como marcos territoriales de los estudios de historia hace ya algún ruido: ¿es que se trata de algo inevitable? ¿o, quizás, la adopción de los paradigmas epistemológi- cos y cognitivos no es llevada hasta sus últimas consecuencias? creo que és particularmente importante examinar las situaciones de producción y además la relación entre lo proyectado y el contenido: que las entidades estatales gene-

17. SóloGabriela a guisa de ejemplo pueden citarse varios de los títulos editados por el Grupo de lnvestiga- ción en Historia Rural Rioplatense -resultados de tesis de posgrado que se reconocen tributarias de las orientaciones de Juan Carlos Garavaglia, Jorge Gelman y Raúl Fradkin entre olros: propietarios, ocupantes y pobladores. san Nicolás de los Arroyos, (1600-lg60), de Mariana canedo (2000); po- parentesco blación, y red social en la frontera. Lobos (Provincia de Buenos Aires) en el sigto XtX, de José Mateo (2001); Productores y propietarios al sur de! Satado (1798-1860/, de Alejandia Mascioli (2004); Aspectos sociodemográficos del crecimiento periurbano. San José de Ftorés (lStS-l869), de Valeria Ciliberto (200$; El fin de una sociedad de frontera en la primera nitad det siigto XlX. Ha- cendados y Estancieros en Pergamino, de Andrea Dupuy (2004). La serie se había iniciádo en 1999 con avances de investigación presentados en Tierra, Pobtación y retaciones sociales en la campaña bonaerense (siglos XVlll y XIX). coordinado por el mismo Fradkin, Mariana Canedo y José Mateo. 18. Como llamativa la ausencia del artículo que Grendi dedicó a la relación enlre mercados e historia.

30 ran producción de historia, eS una verdad a gritos. Por diferentes motivos, los historiadores no podemos desvincularnos de esto. Pero sí podemos enfocar los marcos territoriales evitando proyectar el presente hacia el pasado conceptual- mente y asumiendo las consecuencias del enfoque adoptado: esto se vierte en el contenido e impacta sobre la forma, volviendo más o menos inestables los resultados según el grado de coincidencia entre el obieto historizado y el modo en que estudiamos sus diferentes pasados. Si asumimos conceptualmente que el espacio se distingue del territoriopor' que en la construcción del primero intervienen relaciones sociales complejas que incluyen las unidades jurisdiccionales sujetas a una autoridad política sólo como un elemento máS, toda apuesta por una observación y por un análisis que COloque en el Centro alos agentes y a SuS acciOneS deriva, necesariamente, en el estudio de las configuraciones espaciales realizadas por los agentes atra- vesando, desbordando y hasta sancionando territorialidades alternativas a las planteadas desde el poder político. Si, por el contrar¡o, tomamos como punto de partida una unidad territoriatiurisdiccional,la única forma de escapar a la trampa que nos tiende su presencia hoy es volviendo objeto de la historia (convirtiendo en punto de llegada y no en punto de partida) esa misma sanción territorial, que deja de ser un explicandum o un continentepara pasar a exigir una explicación' Otra de las líneas de trabajo donde el encuentro entreCaballero reducción de la escala de observación y la recuperación del orden de la acción ha sido más notable es en el campo de la historia social de la justicia. En estos estudios, generalmente, el "continente fíSico" de partida también so- lía ser un territOrio jurisdiccional. "Reales Audiencias", "Ciudades", "partidos" o, más modernamente, "provincias", funcionan cOmo IOS referentes impueStos por el proceso de organización estatalde los archivos, que acompañó, en muchas oca- siones, a la construcción misma del poder judicial en sus diferentes instancias. La hisioria social se acercó a las fuentes judiciales como consecuencia de un interés por la historia de laDalla-Corte propiedad, por la conflictividad social, por las repre- sentaciones culturales y por otros niveles descuidados por la historia institucional de la justicia (como el de la costumbre, el de los procesos informales, el del honor, el del castigo como espectáculo y como pedagogía, el de la imbricación entre justicia y religión ó el de la resolución "extrajudicial" de conflictos). Por este motivo, las "cartografías judiciales", la dimensión "territorial" de la jurisdicción de los tribunales, no se toma como un dato definitorio: la adopción del punto de v¡sta deGabriela los agentes y la atención a sus acciones promovió la reconstrucción de la historia de esos espacios institucionales y extra-institucionales como campos donde se jugaba la resolución de conflictos. Así, esos dispositivos no constituyen siempre "respuestas desde arriba" sino que surgieron y funciOnaron Como reSUl- tados de las pugnas entre los agentes que se disputaban la distribución social de los recursos materiales y simbólicos. Las preguntas que orientan la búsqueda interrogan a las prácticas de los agentes y, desde la perspectiva constructivista, se propone la incorporación del universo normativo como un elemento más deljuego social, y no como su ins- tancia determinante (Barriera, 2002). Este cambio de escala de observación y de anátisis impactó igualmente en la historia política, que hizo descender el foco

31 r¡¡t-

desde "el macroscópico Estado" hasta, por ejemplo, la microscópica búsqueda ad de los materiales con los que las poblaciones rurales construyeron su propia rgi "cultura política" (en este sentido son centrales los trabajos de Raúl Fiadkin, da de neta inspiración thompsoniana) La historia de ta administración de just¡cia lot se propone actualmente indagar sobre la arena de la administración de justicia (k como práctica, y por esto mismo, muestra un rostro localizado y más concieto de fe los procesos de construcción del poder político (Fradkin, 1999; Barriera,2a02). a Es cierto que muchas de estas advertencias estaban presentes ya en la clási- vi ca obra de Marc Bloch sobre la sociedad Feudal, quien aseguraba que la mejor ty manera de conocer el funcionamiento de una sociedad era comenzando por p( preguntarse de qué modo son juzgados los hombres (Bloch, 1g3g). sin embar- a( go, quizás a causa de la manera en que se constituyeron en nuestro país y en o< Latinoamérica los campos profesionales de la historia del derecho, de la historia b política y de la historia social, el re-encuentro de los historiadores con el mundo a( de la justicia y de la acción al ras del piso es un fenómeno reciente. Aquí, las miradas macroscópicas habían legado síntesis que concedían a la c( organización de la administración de justicia un lugar en la h¡storia de la cons- at trucción del Estado -como prehistoria de la conformación del Poder Judicial-, h¿ pero asignando categoría de "hecho" o de "dato" aCaballero informaciones extraídas de ci cedularios, ordenamientos jurídicos u ordenanzas (utilizando sobre todo informa- 6i, ción provista por fondos típicamente objeto de la historia del derecho del área de n( la "legislación"). ta El cambio de la escala de observación (hacia lo local) y el cambio de la orien- tación de los análisis (más rnfensivoso más antropológicos) puso en evidencia ul que el universo de lo legal constituyó un recurso disponible y no una estructura tU constrictiva (Barriera, 2002). Como consecuencia, se han cuestionado las imá- lo genes donde América aparecía como el recipiente (en algunos casos pasivo, t€ en otros medianamente conflictivo) de una trasposición, transplanle o implanta- la ción de instituciones políticasDalla-Corte historizada básicamente como la instalación de un hi supuesto "Estado Español" (Pietchsmann, 1989 y 1994; Levene, 1945; Elliott, pr 1984), así como la concepción de América como la versión bastarda de un tipo SI ideal, resultado mestizo díscolo a la letra de las leyes castellanas. En las his- gl toriografías latinoamericanistas, uno de los vicios más frecuentes de la historia genealógica del estado lo constituyó el estudio de las Reales Audiencias como p prehistoria de los Estados Nacionales. Unidad conjunta de gobierno y justicia,las p RealesGabriela Audiencias fueron tomadas como los escenarios que, tras los procesos F emancipatorios (Domín guez Orií2, 1 996; Polanco, 1 992; Konetzke, 1 966), con- ll formaban los antecedentes de las demarcaciones territoriales de lo que luego d fueron los Estados Nacionales latinoamericanos. lc En la historia de la justicia de la América Colonial, la modificación de la escala lc de observación comenzó como un correlato deldesplazamiento delfoco de aná- F lisis desde las instituciones a sus administradores. Fueron, sobre todo, trabajos fr prosopográficos sobre los administradores de justicia en Reales Audiencias y lc corregimientos. Estos estudios se triplicaron entre 197sy 1989 (Suárez, 1989; Polanco, 1992). Los trabajos de Guillermo Lohman villena y de Burkholder y V Chandler (1977) fueron fundamentales. Para conocer la naturaleza de la justicia ft

32 da administrada, también se han exhumado las bibliotecas de sus administradores, lia reconociendo en ellas los elementos que componían sus culturas jurídicas (Rípo- in, das, 1975; Rafael Diego Fernández de sotelo, 2002). Puente Brunke, siguiendo >ia los pasos de Lohmann, estudió las relaciones de los Oidores limeños con el resto :ia de ia comunidad, planteando justamente la cara real de las quejas que pueden Je relevarse de las Reales Cédulas (Puente, 1997). Sobre la Real Audiencia de Herzog ). Quito y sus administradores son insoslayables los trabajos de Tamar si- y paraSantiago de Chile, los de Barrientos GrandÓn. Eltrabajo de Tomás Flo- or ry'sobre los juzgados de paz en el Brasil puede encuadrarse en esta misma or perspectiva. Én cuanto a los "mediadores", Capítulo clave para comprender la tr- administración y las representaciones sobre la justicia, Rogelio Pérez Perdomo )n estudió a los "a'bogados" americanos, y Charles Cutter (1995) la cullura jurídica ia lega y los miembros subalternos de los tribunales, enriqueciendo los saberes lo acerca de los verdaderos hacedores de la justicia. En la historiografía argentina, los estudios que enfocan a los gobernadores la coloniales y sus tenientes como administradores de justicia y sobre todo los que jurisdicciones S- abordan los diversos papeles jugados por el Juez de Paz en sus han puesto de relieve la utilización de matrices doctrinarias "cultas" en conviven- le cia con prácticas culturales "legas", cuestionando tambiénCaballero las miradas evolu- t- donistas que, desde la historia del derecho, con SuS periodizaciones, impedían e notar las múltiples presencias de la cultura iusnaturalista en épocas que, asegu- raban, el "derecho positivo" la había postergado definitivamente' t- Los materiales producidos en la arena judicial, fueron además copiosamente a utilizados como rnsumo para revisar interpretaciones sobre diversos temas es- a tudiados "desde arriba" (Stone, Fradkin, Garavaglia, Barriera). Así, por ejemplo, t- los expedientes criminales proporcionaron datos útiles para cuestionar las in- I, terpreiaciones sobre los mecanismos de control sobre la mano de obra rural en t- las campañas durante finales del periodo colonial o el posrevolucionario, y los "judiciales" n historiadores del agro hanDalla-Corte descubierto el filón de las fuentes como puerta de abordaje para el estudio de la microconflictividad social en un área que ) se suponía ocupada por poblaciones homogéneas, incultas y dramáticamente estáticas (VV.AA, 1999). t Los estudios sobre la actuaciÓn de los Jueces de Paz y los Alcaldes de Cam- ) paña como caras visibles de la justicia en la vida cotidiana de las pequeñas provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre ) poblacioneS'Ríos y la zona rural de las jurisdicciones t muestranGabriela cómo la sanción de nuevas en el marco del desa- nollo del estado no se tradujo en una abolición lisa y llana del paisaje de juris- dicciones superpuestas, típico del antiguo régimen, y demuestra de qué manera los agentes continuaban apelando a prácticas de la tierra y a una cultura de lo inmemorial a la hora de resolver sus conflictos judicial o extrajudicialmente, Recientemente, un bello estudio de María Elena Barral ha puesto de relieve las funciones "judiciales" de los curas de parroquia en la campaña bonaerense co- lonialy poscolonial. En este sentido, los trabajos que sobre la administración de justicia "rural" vienen realizando desde hace algunos años J. C. Garavaglia y Raúl Fradkin funcionaron en buena medida Como acicates para promover, desde una matriz thompsoniana -quizás mucho más influyente que la itálica microhistoria-, el es- c tudio de la conflictividad social, de las culturas jurídicas de los sectores popula- res antes ignorados por la historiografía jurídica. D Este recorrido, aunque largo y tedioso, no podría ser más injusto ni más ses- D gado. Les ruego lo consideren, mejor en el de los casos, como un itinerario D posible. Volviendo a la sentencia de Edgar Allan Poe acerca de la ubicación del lugar de la mirada y las posibilidades de encontrar exitosamenle la profundidad, E es posible que, en su afán analítico, también él cayera presa, como Vidocq, del ardor de sus propias reflexiones. F De nada sirve cambiar el punto desde el que se mira si no se sabe lo que se F busca y, mucho menos, si no se sabe qué hacer con lo que se encuentra, mu- chas veces de manera imprevista. El reencuentro con el paradigma de la acción F y con el estudio de los vínculos nos conduce, sobre todo, a enfrentar el desafío de trabajar con convicciones historiográficas que, emulando a las sociedades c analizadas, se vuelven inestables. Esa puede ser, quizás, su mayor potencia y su mejor contribución. c

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Dalla-Corte

Gabriela

36 si e\ )l \ l.

Mesa I y social Proyectos hegemónicos resistenciaCaballero Coordinadoras Gabriela Dalla Corte Pilar García Jordán Meritxell Tous

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela El poder del rey y el poder de los nobles mayas en la éPoca del contacto

Andrés Ciudad Ruiz Universidad Complutense de Madrid

Caballero

La ponencia pretende analizar las dif íciles relaciones de poder que existen en los estados segmentarios. Con una documentación fundamentada en elterritorio mayailzáy en él área chontal en tiempos inmediatamente anteriores a la conquista de óste territorio, a finales del siglo XVll, se analizan las limitaciones de dominio que tienen los gobernantes -reyes dinásticos- en Sus propios territorios y, en iierto modo, en áquellos sobreDalla-Corte los que ejercen un poder hegemónico; así como las respuestas de sus nobles y aliados matizadas por sus propios intereses políticos y por una tensiÓn permanente entre ambos. Tal comportamiento configura un tipo de estructura políticoterritorial de gran dinamismo' las sociedades ¿Hubo contestación social, levantamientos o rebeliones en preindustriales del"Nuevo Mundo"?, ¿Qué huellas dejaen elregistro arqueológico ia existencia de estos fenómenos históricamente detectados en todas las sociedades?,Gabriela ¿cómo podemos rastrearlos?, ¿Qué podemos argumentar acerca de elloJen el área maya? En el curso de la historia, las comunidades humanas han desarrollado instituciones complejas destinadas a organizar su estructura interna, arbitrar las relaciones entre los individuos que las componen y modular las interacciones con otros grupos humanos. En la medida en que estas comunidades han evolucionado y se han hecho culturalmente complejas, han ido ampliando su carácter multiétnico, multilingüístico y, en ocasiones, multicultural. Una de las características más comunes de las antiguas capitales políticas es que en su interior no solamente convivió un único estamento social de población, Sino que tuvieron una composición diversificada; al menos en la mayoría de ellas se pueden definir dos de carácter muy amplio, los gobernantes y los gobernados. Estamentos que a su vez estuvieron jerarquizados desde punto un de vista sociopolítico, y tuvieron diferente acceso a la riqueza. como resulta lógico, . en tales centros, y territorios complejos, la tensión social fue un acontecimiento frecuente, que requirió de la creación de instituciones sofisticadas para ser encauzada con éxito. ciertamente, en sociedades en que se desarrollaron instituciones burocráticas maduras, esta tensión tuvo un control más efectivo, mientras que en aquellas en que esta característica está ausente, las políticas de contención del descontento social y estamenrd hubieron de ser más variadas y, quizás, no tan exitosas. Aún aéí, en momentos de crisis esta tensión alcanzó límites difíciles de contener, y se produjeron respuestas y rebeliones orientadas a reconducir la situación Para la presente ocasión he elaborado unas reflexiones acerca de algunas situaciones de tensió.n en el área maya anterior a la llegada de los españoles, analizando algunas de las posibles causas que las origi-naron. Hay que admitii que tales procesos sociales y políticos internos resultan muy difíciles áe r.astreal. en arqueología, debido a que no significan alteraciones evidentes en el registro material, como ocurre, por ejemplo, cuando se producen intrusiones oe giupos de extranjeros, o cuando se consolidan derrotas político-militares desde otras hegemonías. Por ello, más que un análisis de un ievantamientoCaballero o una rebelión concreta, la orientación de este trabajo deriva hacia el estudio del ambiente sociocultural en que éstas tuvieron efecto. Así pues, y en cualquier caso planteado con cierta reserva, estimo que la propia estructura política mava oájá grandes espacios para la respuesta a situaciones hegemónicás y oe imposición de tributo, que caracterizan el modelo político-territoriál en la región.

El modelo político maya La organización políticaDalla-Corte maya ha sido objeto de debate en las dos décadas pasadas, sin que podamos aseverar que el panorama haya quedado completamente despejado; un problema que aqueja a la reconstrucción de la mayoría de las sociedades del pasado. con objeto de ser conciso, la discusión sobre este particular se ha resuelto con la construcción de dos modelos amplios de comportamiento político-territorial: aquel que sostiene la existencia de formaciones políticas a gran escala, organizadas en torno a un poder centralizado (chase y chase, 1996), o el que est,ablece que los territoriós políticos fueron pequeñosGabriela y con escasa centralización (Demarest, 1992; 1996). En los últimos años se ha hecho hueco, además, un modelo que contempla la formación de territorios multi-estado administrados por hegemonías políti'cas que incorporan '2ooo; en su seno otras heqglo¡ías más pequeñas (Manin y Grube, lggs; Lacadena y Ciudad, 1998;Ciudad, 2000). Esta última reconstrucción supone que este tipo de poderes integran territorios autónomos con diferente grado de sujeción,'una buána parte de éttos controlados por señores locales y por sus elites iradicionales. El comportamiento ,,imperlq]", de estos poderes alcanzacierta naturaleza y se basa en la prestación de tributos en materias primas y bienes acabadoi y..qn una variable, pero en

40 \.. términos amdlios reducida, intervención en la estructura política de los territorios ;;t"ü; pr"rr!, 19BB). Et nivel de integración y de intervención política desde r"'c"uei"á o[' ta negemonía resulta variable de región a región, según las por la cual relaciones hislbricas q-ue nayan mantenido entre unas y otras; razón iái"r f,ég.r/nías no'son uhiformes desde el punto de vista de su extensión, ;á;t. iniluenc¡a y durabilidad en eltiempo, y mantienen ritmos muy diversos de gé.áó¡áry,/t adurezy decadencia. En definitiva, su estudio manifiestavariaciones én gtudd de poder, de centralización y de territorialidad' ta,óstrrciura política interna diseñada para el control de cada uno de estos territorios y, en su caso, de la hegemonía en su conjunto, presenta también Richard unas caraiterísticas particulares que inciden en su inestabilidad' Según Fox, ',la entidad potítica maya es descentralizada, por lo que el monopolio de lá riqueza y det poder por una figura central es limitado. El gobernante centrales unai.agen simbólica y carismát¡ca, máS que coercitiva, un modelo de la sociedad estatal; concentra en Su persona y en el paisaje construido jefes que ocupa, una serie de atributos de gobierno que son duplicados por menores y otros gobernantes, quienes con frecuencia deben obediencia por solamente nominaf a sus deseos. Las áreas subsidiarias -controladas parientes del gobernante, por personajes de designación real con bases de poderCaballero y controlan regiones boOer local o por magnates autónomos- detentan más lejano bn su propio O'erecho-y en sus propios términos' En general, cuanto grado ," enbu"ntre del goóernante un señor subordinado, mayor es el de independencia de éu propio gobierno: es decir, que el estado de tensión entre superiores y subordinados es permanente. Al mismo tiempo, los nobles son uná fuente probable de sedición, ya que forman un conjunto de candidatos por elegibles para gobernar y que están emparentados con los reyes mayas vínóulos de sangre y por alianzas matrimoniales' Por otra parte, el acceso hacia posiciones de autoridad deriva idealmente por de la herencia o adscripción,Dalla-Corte situación que conduce a la competencia el poder y es endémica en todos los estados que no sobrepasan.los niveles de una es benit En este tipo de sociedades donde el poder centralizado limitado,"'"ntr"lización. la ideología del pareniesco o la naturaleza divina del gobierno estabiliza el marco de la organización política, incluso aunque los personajes cambien con o usurpación la importancia f recuencia de posición debido a episodios de revueltas la del status ritual del gobernante se refleja en el papel cultural ideológico de capitalGabriela o del centro de prestigio" (1977:41-42)'1 El panorama resulünte és ei Oe unas estructuras políticas que combinan estabiíidad e inestabilidad, incapaces en apariencia de desarrollar estructuras y burocráticas que permitieran la administración y coerción de forma elicaz permanente, y que fueran capaces de minimizar el riesgo de desintegración o bisminución que inevitablemenle parecía producirse cada vez que los señoríos se enfrentaban a las dos situaciones de mayor tensión: (1) la sucesión en el

de 1. Traducción del autor. Para mayor información sobre esta problemática, véase el estudio Linda Schele (1991)

41 poder, y (2) la situación derivada de un acontecimiento político adverso como puede ser una derrota en la guerra.

Los ajawlelob de Tamactún-Acalán y de Nojpetén

Este tipo de sistema político-territorial pervivió en el área maya al menos desde el periodo Preclásico Tardío hacia el 350 a.c. hasta la culminación de su conquista y colonización a finales del siglo XVll. Centraremos nuestra discusión, precisamente, en los últimos momentos de la historia indígena maya. Más en concreto, en el pueblo mactún de Tamactún-Acalán en tJcnontaípa mexicana, y en el pueblo ilzá de Nojpetén, Tayasal, en la región lacustre áel Petén guatemalteco.2 La historia de los mactún ha podido ser reóonstruida, entre otros documentos de mucha menor entidad, a partir de los denominados papetes de Paxbolón-Maldonado pubticados por scholes y Roys en 194g [1996]. Este importante documento fue redactado por un escriba nativo de Tixchel en 1612. La copia que se conserva fue elaborada por un escribano español en 1614, y se tradujo en diciembre de 1612 en campeche. Eltexto forma parte de los pafetes de Paxbolón-Maldonado que contienen las probanzas de servicios y méritós de De Pablo Paxbolón, cacique y gobernador de TixchelCaballero y de su yerno, Francisco Maldonado, con objeto de solicitar una encomienda a la Administiación española.3 Tal documentación es de gran utilidad para el estudio de la organización política, ya que destaca el poder de los antecesores de Don pablo paxbolón en la región de Acalán, que fue gobernada con autonomía hasta su conquista en 1567. La historia itzá se ha recogido en una documentación más amplia, quizás porque su capital Nojpetén ofreció una mayor resistencia a la conquista y colonización española, pero también porque este grupo controló una región dó mayor relevancia económica y política, y de superior valor estratégico en los planes de la corona española.Dalla-Corte sin duda, el hecho de que no fueá sujetada al rey de España hasta 1697, y que aún así quedaran territorios circunáantes que nunca pudieron ser asimilados, generó un interés superior para los agentes de la conquista. Con todo, la documentación sobre este reino'continúa é¡endo bastante escasa (Jones, 1gg8). Acalán fue un cacicazgo, o una provincia, habitada por pueblos de habla chontal de Tabasco, que incluía 76 asentamientos, muchos de ellos pequenos poblados,Gabriela otros con muchos habitantes. su capital se estableció en ytzamkanac, a la que cortés consideró más importante que Tayasal, la cual pudo tener alrededor de'10000 habitantes. Esta ciudad fue la cabecera de una'hegemonía política que englobaba en su seno varios reinos que mantenían respecto de ella unas fuertes dosis de autonomía política. Para quien conoce las características culturales de los pueblos mesoamericanos, no le resultará ertraño pensar

Pa¡a 2. una información amplia sobre la estructura interna y el comportamiento político de esros territorios, véase Ciudad (2001 ) y Ciudad y Lacadena (1999). El 3. manuscrito forma parte del Legajo 138 de la Sección Audiencia de México del Archivo, Ge- neral de lndias en Sevilla.

42 que una parte muy relevante de sus entidades políticas, grandes y pequeñas, siguieron'en el pajado normas organizativas basadas en la cuatripartición, en la drJdidad y en la centralidad; una posición esta última destinada a la cabecera de la hegemonía. También congcerá, entre otraS muChas COSaS, que no es infrecuente qué ta capital de este poder sea concebida como el centro del universo, que se subdivida, a Su vez en cuatro amplios Sectores, y que en el centro de ellos se sitúe el palacio y las dependencias religioso-administrativas del gobernante; un persona¡e cuya naturaleza, funciones y dinámica, se equiparan a las propias de un tey. En numerosas ocasiones, los reyes subordinados pueden tener edificios en cada uno de los cuatro sectores a los que he hecho referencia. Las relaciones entre la cabecera de la hegemonía y los territorios subordinados denotan gran fluidez: los reyes sujetos prestan tributo y constituyen un soporte ritual, ecdnómico y defensivo respecto del rey que ocupa la cabecera; a cambio, éste respeta su autonomía política y económica, y les proporciona ciertas prerrogaiiuas rituales que resultan vitales para Su mantenimiento en el poder de su territorio vencido y sometido a tributo. La debilidad del sistema político que he puesto de manifiesto con anterioridad, origina que las fuerzas centrífugas y centrípetas estén en permanente contradicción. Varios pasajes expresados por los cronistas resumen esta situación. Hernán Cortés sostiene al respecto lo siguiente: "(...)Caballero según supe, no hay en que es el más caudaloso ella ila provincia de Acalanl otro señor principal, sino el meróader... que es este Apáspolon [Paxbolonachá], de quien arriba he nombrado a vuestra majestad por señor principal" (1976: 199)' Y en lo que se refiere a la posición hegemónica de Paxbolonachá desde su sede de gobierno en Ytzakkanac, los Papeles de Paxbolón-Maldonado señalan que ,,cahil me abi umobtel ubaob cablel ahaulel baob cheba tadzunum ba ahaulel ba cheba atapan ba ahaulel ba cheba taqacto ba ahaulel ba" (Smailus, 1975: 48)' Este pasaje ée refiere a la llegada de Hernán Cortés a la zona en 1524, y puede tradu'cirse'de la siguienteDalla-Corte forma: "(...) Entonces se reunieron los reyes de los pueblos, sea el rey de Tadzunum, sea el rey de Alapan, sea el rey de Tagacto, sea el rey de Tachabtte". La reunión de estos cuatro reyes en Ytzamkanac bajo el mandato de Paxbolonachá, sugiere al menos una política consensuada y, quizás, documenta que para enfrentaise al conquistador español se requiere el esfuerzo colectivo de los cinco reinos. Cortés es aún más claro a este respecto al afirmar que Gabriela',(...) mandó a llamar al rey Paxbolonacha, al que ya nombramos, el cual recogió todos sus pueblo piincipates de todos sus pue'blos, del pueblo de Taxunum y los principales del de Chabte,_y porque podría ios principales del pueblo de Atapan y los principales del pueblo de Tatzanto... no se hacer cosa sin dar parte a esos principales" (1 976: 331 -332)'

El poder de la hegemonía eS, pues, muy delicado, como demuestra la frase que hace referencia a que no se podría hacer gran cosa S¡n consultarles.4

4. Esta debilidad del sistema de gobierno parece, en realidad, general al coniunto del territorio maya. Por ejemplo, para el caso de los lacandones Valenzuela (1979, fol. 336v; pp' 351) al referirse a sú caciqué principal, cabnal, señala lo siguiente: "(...) y lo que fue nottorio fue ser el susso dicho el un problema importante a este respecto es que este sistema de gobierno chocaba con aquel que organizaba históricamente al contingente español: desde los Reyes Católicos se había ido produciendo en la Península lbérica una centralización política in crescendo que definía un poder muy piramidal y centralizado;porelcontrario, las relaciones políticas en el mundo mesoamericano eran más débiles, de manera que admitían la existencia de varios reyes dentro de una entidad y una hegemonía política; si bien cada uno de ellos con una posición política diferenciada según la naturaleza de su territorio. Es así que el ajaw, el rey,ilzá de Nojpetén fuera

"(.../...) como un emperador entre ellos, y gobernó sobre los demás reyes [p.e. reyezuelos] y caciques, quienes en su lengua llevan el título de batabob (...)' (AGl AG 345, ne 20, ff 121v-129v; P 237, ramo l; según Jones 1 998: 90, Tabla 3.6).

Con posterioridad, en este mismo documento se comentá que:

"(.../...) Ellos declaran que siempre y hasta el momento de la entrada de Don Martin de Ursúa y Arismendi fla provincia de Suyuja Petén ltzá] fue gobernada por cuatro reyes y cuatro caciques quienes tienen sus prop¡as provincias [parcialidades], separadas y ricamente pobladas (.../...)" (AGl PAT 237, ff 80r-84v, ramo l; según Jones, 1 998: 90, Tabla 3.6). La consecuencia de ello no es exactamente unaCaballero subordinación "horizontal" de los territorios, sino un tipo de relaciones políticas verticales de éstos con la cabecera de la hegemonía, que mantiene un poder y una extensión muy dinámica a lo largo de su existencia. Como, en definitiva, se trata de territorios sometidos, que en cualquier caso tienen que prestar tributación, ayudar en las acciones militares de la capital hegemónica, y prestarle cuanta ayuda y servicios necesite, la contestación a la tensión social que se origina es permanente, y se lleva a efecto de formas muy variadas. Por ejemplo, en el área mactún el señor local de Tizatépetl y Teutiercas [Tuxakhaa] estaba subordinado a Ytzamkanac, pero gobernaba con cierta autonomía su territorio. ADalla-Corte su paso por el territorio chontal, Cortés estableció en Teutiercas su cuartel general y llamó al rey de Tamactún-Acalán, Paxbolonachá para mantener con él una entrevista. Éste envió una embajada encabezada por su propio hijo con el encargo de decirle al capitán españolque le sería imposible ir porque su padre estaba muerto. Sin embargo, y con objeto de quitarse la subordinación hegemónica que sobre él ejercía Paxblonachá desde Ytzamkanac, el propio señor de Teutiercas confirma a Cortés que Paxbolonachá está vivo, quebrandoGabriela en cierto sentido la estrategia de su señor superior y manteniendo con respecto a él una discutible lealtad.

"(...) El señor de este pueblo [Teutiercas]... me dijo que Apaspolon [quien había mandado a su hi.io para entrevistarse con Cortés y decirle que su padre había muerto]..., señor de toda aquella provincia, era [estaba] vivo (...)" (Cortés, 1976: 107).

Como se puede deducir de estas referencias, y de otras más que no merece la pena reproducir aquí, en la propia construcción del estado hegemónico más principal y mayor casique y señor, no por que ttubiera autoridad le hiziesen acattamientos y le benerasen como ttal, sino porque su calpul o chinamital era el más numeroso...".

44 Se asentaba la semilla de su destrucciÓn, pues la ausencia de coerción y de instituciones burocráticas de control facilitaban la deslealtad y la traición, cuando no la revuelta o la¡ebelión. Bernal Díaz del Castillo confirma esta norma de este tipo de formacio¡es políticas preindustriales cuando menciona que: y fCon la i#nción de salir de Acalan Cortés les ruega que les ayuden a hacer puentesl "(...) los los tac¡qupé ¿iieron que, puesto que eran sobre veinte pueblos, que no les querían obedecer todos que rás lelns, en esbec¡ál unos que estaban entre unos ríos, y que era necesario luego enviase pues que eran sus sujetos...". de sús teules [soüados]..., y que los mandase que los obedeciesen, (19b4:276)

I Aven(año y Loyola incide en el carácter débilde la estructura política interna en el terrhorio itzá al sostener que su rey y Sus principales no eran capaces de darle unalespuesta aclca de su conversiÓn y del acatamiento a la autoridad española halta que lolonsultaran con otros caciques de las islas del Petén Ytzá. Y a la segunda máana de su estancia en la capilal política, Nojpetén, con objeto de tomar una decisión a este respecto

,,comenzaron a venir navegando por la laguna algunos de los gobernadores, capitanes y cabezas de los ofos cuatro petenei (o islas) con sus oficiales de guerra". (Avendaño y Loyola, 1 997: 41 ). Aspecto en el que incide Villagutierre cuando comentaCaballero la embajada que el rey AjKían Ekí envía a Mérida para entrev¡starse con el Gobernador Martín de Ursúa y Arismendi, encabezada por su sobrino, Martín Chan

,,(...) preguntóle si tal embajada la envió con el beneplácito de aquellos que se llamaban reyes y juntado y O'emás pr'íncipales de sus dominios. A esto dijo que habiéndose con los reyezuelos demás principales de aquellas sus tierras, con beneplácito suyo, envió tal embaiador...". (1985: 469-470)

No sabemos Si con la intención de restarle importancia a su autoridad, pero este franciscano sostiene que

,,{...) por y sólo tienen ese por cabeza [Canek], que los gobierna; bien se le conoce al rey serlo su sangre..., pues por tan buenaDalla-Corte [natuialeza] peca tanto que todos se le afeven con alguna demasía de suerte que no es dueño de mandar sobre lo que tiene" (Avendaño, 1 997: 46).

La propia naturaleza débil de la estructura política interna del gobierno en las sociedades mayas, junto con la formación de la hegemonía a base de la subordinación política, aumenta la sensación de debilidad en estos territorios políticos, quienes permanentemente corren el peligro de desestructuración; y estas caiacterísticas pueden explicar la dinámica hisloria de la región, que íncluyeGabriela enlre otros factores suces¡vas decadencias de ciudades y terr¡torios. La consecuencia es la traición, el desafecto y la rebelión permanente. Quizás en este ámbito se sitúa la percepción de Avendaño respecto de ciertos personaies instalados en la Corte de Ajkan Ekí. A este respecto, elfranciscano afirma que

,,(...) el cacique Covoh de Chakan ltzá, aunque dentro de la hegemonía de Canek, era enemigo suyo" (Avendaño, 19771 41).

Fray Joseph de Jesús María, notario apostólico, que certifica el informe de Avendaño referente a su visita a la capital del reino ilzá, atirma al respecto lo siguiente: "(...) haber dicho rey el [Canek] que como le degollasen a su enemigo el cacique Covoh /fol 44vl con sus secuaces (que ad sumun [sic: summun eran de sesenta a selenta) enfegaría él los petenes la Corona] que están a su posteriormente [a cargo". Y el rey Canek vuelvó a reiterar a Avendaño el encargo de que maten a sus enemigos Chakan Ytzáes antes de entregar su nación, a la vez que confirma que el camino del Tipú estaba expedito y por lo tanto los del oiiente son su mejor alianza política (Avendaño, 1 977: 49, 59).

Los controlaron la orilla norte y este del lago petén ltzá y tenían asentamientos en determinadas áreas de la laguna yixhá y sacnab al este, ocupando una extensión aproximada de 45 km de este a oeste t 17 de norte a sur, con un área aproximada de 750 km2. Fue un grupo en permanente competición con los itzá, con quienes parecen haber tenido enfrentamientos desde antiguo aunque en 1697 se encontraban subordinados a la hegemonía itzá (Jones, 19g:B: 17). La rebelión del cacique Kowoj surge como consecuencia de la mencionada embajada que envía Ajkan Ekí en 1695, encabezada por su sobrino, Aj chan, con objeto de entrevistarse con Martín de Ursúa para tratar de la conversión de todo su reino y de someterlo a la Corona española. Ajkíin Kan Ekí era tío paterno del rey Ajkan Ekí, el cual ejercía funciones de sumo pontífice y era considerado una autoridad gemela del rey [pasaje referente a él] pesar A del papel político esencial que juega en la corte itzá, Ajkíin Kan Ekí se opuso,sjunto alos Kowojala negociación diplomáticaconCaballero losespañolesencabezada por Ajkan Ekí. De hecho, la visita de Avendaño y sus franciscanos en 1696 había exacerbado el faccionalismo político que tan frecuente resulta en los reinos del posclásico mesoamericano y de los estados segmentaríos. Esta es la razón por la cual consideraron a Ajkan Ekí y su facción como traidores al espíritu del reino itzá. La embajada de Ajchan se detuvo en Tipuj,6 donde gobernaba el capitán Diego de Hariza, quien dio al emisario ilzáy asus acompañantes la necesaria cobertula para viajar a Mérida. Paralelamente, los Kowoj enviaron un emisario acompañado de cien guerreros indios a Tipuj para entrevistarse con Hariza y enterarse de las intenciones de Ajkan Ekí; yDalla-Corte al mismo tiempo un gran número de pueblos entre la zona de Tipuj y Mopan, camino alilzá, fueron abandonados como consecuencia de un estado de levantamiento generalizado en el reino ilzá, y que tuvo como cabeza más visible al rey Ajkan Ekí y elgrupo Kowoj (Jones, lgég: ¿og; nota 16). pacheco El capitán Diego Avila confirma que AjKowoj atacó Nojpetén en tiempos del reinado de Ajkan Ekí, quemando las casas y matando gran cantidad de enemigos (Jones, 1998:4g7; notas 12, 13). posteriormente, este cacique habría de ponerse a favor de los conquistadores del itzá, el gobernador Martín de ursúaGabriela y su hueste, con objeto de derrotar al rey Ajkan Ekí, tal como parece desprenderse del siguiente pasaje:

"(...) 5. Cincantek [era un] reyezuelo... encontrado lenfrentado] con Canek y sus gentes" (Villa- gutierre, 1 985: 402). 6. En un pasaje inleresante, Vilagutierre (1985: 422-429) comenta que Martín Can [Ajchan] explica a Ursúa lo mal que lo pasó por ser embajador ante los españoles, cómo el cacique iér f¡pú le expulsó, cómo se tuvo que ir a su pueblo, Alain, cómo de allí se escondió en una pequeña isla que -Motzkal- hasta Canek se enteró y se lo llevó a Tayasal. Narra, en definitiva, el etecto que tuvo la estancia de Avendaño y lo quebrado que quedó el orden político tras su salida, quizás reile¡o del faccionalismo político ex¡stente en la zona y su inestabilidad.

46 de los ,,(...) y habiendo andado llamar el general Don Martín de ursúa al indio cobox, cacique la montaña, le c'o¡áfás, que habitaba en doce prébtos de la ribera y en otras rancherías. de (....)" El rey Canec y el envÍo a decir en respuesta de esia llamada, que fuese su señoría allí.'." tierra Cobox]" euincaneK ecnaoan iá crffa de todas las maldades que se eiecutaban en aquella [a (Villagutiene, 1 985: 473).

Ello no obstante, y a pesar de estos ataques y traiciones a la autoridad que AjKowoj constituida en el trono itzá, Villagutierre reconoce la sujeciÓn tiene los Kowoj al rey del ilzá, de manera que cuándo Ursúa llegó al pueblo principal de y el piopio cacique AjKowoj le llevó a recorrer su asentamiento donde él vivía y otros OesOe donde áominaba a otros asentamientos, 12 pueblos de la ribera metidos en las montañas "(...) aunque con la sujeción al canek" (Villagutierre' 1985:474).

Epílogo Las rebeliones y los levantamientos contra la autoridad política constiluida, pueden tener diferentes fundamentos: de tipo político, Social, económico, ideológico, militarista y un amplio espectro de situaciones'Caballero Tales respuestas de la comunidad Se producen como consecuencia de causas que pueden que ser estructurales o no; y de ello puede depender la frecuencia con la Se poderes no llevan a efecto. En algúnas sociedades antiguas, que desarrollan burocratizados, fundamentados más en las relaciones de parentesco y en poder, sistemas clientelares que en instituciones especializadas de la estructura política presenta tal debilidad interna, y las relaciones interestatales resultan tan volátiles, que la respuesta social puede resultar endémica debido a la continua competición de los nobles que Se instalan en territorios que, a pesar de situaciones propia hegémónicas, mantienen siempre Su autonomía política' Por ello, en la las dinámica de la construcciónDalla-Corte delterritorio político y en la propia estructura de instituciones que lo gobiernan, podemos encontrar una causa "endémica" de la rebelión y de la respuesta social'

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48 La economía del poder: Una reevaluación entorno a la hegemonía teotihuacana en el territorio mesoamericano

Natalia Moragas AAHA-UAEH Osvaldo J. Sterpone INAH-Hidalgo Caballero

lntroducción

Este trabajo pretende dar una visión acerca de los modelos de explotación territorial de los teotihuacanos en la Cuenca Norte del Valle de México. La Cuenca Norte del Valle de México no ha recibido tanta atención por los investigadores como SuDalla-Corte parte Sur con la excepción de algunos proyectos en los que cabe destacar las investigaciones llevadas por el Dr. Alejandro Pastrana en la Sierra de las Navajas y el Dr. Thomas Charlton sobre las rutas comerciales en el Clásico y en el Posclásico. Desde hace 10 años el Arqueólogo Osvaldo Sterpone ha desarrollado investigaciones sobre esta área que han proporcionado nuevos datos acerca de la ocupación prehispánica en esta zona, complementando las investigaciones anteriores. En 2004 se inicióGabriela una colaboración por ambos autores, destinada a reinterpretar los datos correspondientes al periodo Clásico y a la influencia teotihuacana en esta área. Eldescubrimiento de una serie de asentamientos del periodo Clásico a ambos lados de la Sierra de las Navajas nos ofrece un panorama más complejo de la ocupación humana para el periodo Clásico toda vez que nos hace revisar cuales eran los modelos de explotación de esas comunidades y su relación con la metrópolis de Teotihuacan. Los datos arqueológicos ofrecen una perspectiva tal vez más autónoma de las comunidades asentadas en las laderas de la Sierra de las Navajas que lo anteriormente definido. Ello nos hace repensar los modelos entorno a una postura hegemónica del poder teotihuacano en esta área. El trabajo que presentamos en este forum de investigadores pretende reevaluar algunas de la cuestiones entorno a la hegemonía teotihuacana durante el periodo clásico. El impacto de Teotihuacan en Mesoamérica siempre se ha interpretado a partir de la presencia de determinados indicadores arqueológicos tanto en forma de objetos como por elementos ideológicos; no obstante queda todavía mucho por explicar acerca del papel de los teotihuacanos fuera de los ámbitos urbanos de la metrópolis. Este tipo de cuestiones puede ayudarnos a reevaluar lo que supone la presencia o influencia de la cultura teotihuacana fuera de los límites de la ciudad.

Antecedentes y modelos de la hegemonía teotihuacana: re- flexión y problemas

Teotihuacan es considerada como uno de los fenómenos culturales más importantes de la historia de la humanidad. A lo largo de poco más de seis siglos se va a desarrollar un fenómeno urbano de gran importancia cuya influencia alcanzará a gran parte de lo que conocemos como Mesoamérica. Entre los arqueólogos e historiadores no cabe ninguna dudaCaballero que la historia del Clásico en elAltiplano mexicano se relaciona íntimamente con la ciudad de Teotihuacan y la expansiÓn del modelo teotihuacano en un amplio territorio. Así Teotihuacan aparece presente en lugares tan lejanos como , Kaminaljuyú, Copan en asociación con las elites y de poder de estas sociedades mayas. La tesitura en que los objetos arqueológicos teotihuacanos aparecen en otras sociedades se nos asocia más en ámbitos de poder que en una penetración total de estos elementos en la sociedad no teotihuacana de una manera efectiva. Sin embargo, esta cuestión se encuentra de nuevo en el ojo del huracán por el desarrollo de una arqueología regional que va complementando esta arqueología de ciudades que ha marcado el desarrolloDalla-Corte interpretativo en estos últimos treinta años. Es por ello que a menudo se ha tratado las relaciones entre Teotihuacan y copán sin comprender las correspondencias que existen entre Teotihuacan y su territor¡o adyacente. Para ser honestos, la complejidad de las ciudades mesoamericanas y el establecimiento de las principales tipologías arqueológicas, nuestras herramientas básicas de análisis, no están del todo completos en todas las fases mesoamericanas en la manera ideal que nos gustaría. En este comentario, no hay queGabriela olvidar eltrabajo de sanders, saniley y parsons (1979) que sirvió para establecer una secuencia regional de amplio alcance. sin embargo, tampoco no hay que olvidar que este trabajo se desarrolló a mitad del siglo pasado y que no analizó zonas como la propia porción norte de la Cuenca de México. La determinación de la principales tipologías y propuestas en Teotihuacan se realizaron en el periodo de los tres grandes proyectos que confluyeron en Teotihuacan durante las décadas de los años 50 y 60 del pasado siglo: el Teotihuacan Mapping Project dirigido por René Millon, el proyecto Teotihuacan 60-64 dirigido por lgnacio Bernal y el mencionado Teotihuacan Basin project de sanders, santley y Parsons. Mencionamos dicho proyectos porque fueron la base gracias a los cuales surgieron trabajos como la tipología cerámica de

50 Teotihuacan de Evelyn Rattray por citar, tal vez, el trabajo más reconocido conjuntamente con la tipología de figurillas de Warren Barbour. Esta es una cue;tión importante a considerar: en Teotihuacan se trabaja a nivel de sitio o en el mejor de los casos en una mezcla de análisis de materiales de superficie o de pozos de sondeo. Afortunadamente desde la década de los noventa Se trata de analizar los materiales de una manera más completa para conjuntar excavación y análisis a pesar de las complejidades derivadas de la gran cantidad de materiales que surgen de la excavación y las derivadas de la propia financiación. En importante destacar que la mayoría de los datos de excavación que sustentan muchas de las interpretaciones se basan en el análisis de sitios que se extrapolan a un territorio. Dado que el estudio de las sociedades del Clásico se ha nutrido inicialmente de los aportes de las investigaciones arqueológicas, los elementos de análisis han sido los proporcionados por las investigaciones de este tipo' La presencia de determinados objetos de factura teotihuacana en contextos arqueológicos no teotihuacanos ha dado motivo a discusiones académicas acerca de los conceptos de rasgos e influencia teotihuacanas más allá del ámbito de la ciudad. En algunos momeñtos, la interpretación se ha basado en este tipo de identificación de objetos teotihuacanos como evidencia del poder hegemónicoCaballero de lo teotihuacano en otras regiones. Ejemplo paradigmático de esta cuestión es el trabajo de John Paddock que, a principios de la década de los setenta, definió la presencia teotihuacana fuera de sus límites naturales con base a dos conceptos: rasgos e influencias' En su clásica ponencia de la Xl mesa Redonda de Teotihuacan, Paddock definió ua... como rasgos aquellos elementos de la cultura material que son dominantes en Teotihuacan, menos frecuentes a medida que Se alejan del centro urbano y excepcionalmente significativo cuando Se encuentran fuera de ella"; mientras que el concepto de influencia lo definió por Ser "el efecto que tiene en un Ser humano, el conocimiento de una cultura no propia, ya sea por medio de contactos sociales o por contactos conDalla-Corte los productos de una sociedad extraña" (Paddock, 1972:223-240). Desde el campo de la antropología podría tal vez llamarse aculturación. Desde el punto de vista arqueológico se debería entonces identificar en las otras culturas una serie de elementos de la cultura material teotlhuacana y veríamos el nivel de rasgos presentes y en consecuencia, de la influencia de Teotihuacan en una cultura determinada. En ese momento la caracterización de estos rasgos e influencias supuso el hecho de delimitar y enumerar una serie Gabrielade "COSas" COnsideradas ComO teOtihuaCanas en Otras CulturaS.l Tal vez por ello la literatura arqueológica posterior se ha centrado en esa identificación de rasgos e influencias teotihuacanas sin considerar exactamente el porque de los misrnos y si responden a una política concreta del poder teotihuacano. Son los trabajos que asocian al talud tablero, la obsidiana verde de la Sierra de las

1. Algunos de los elementos considerados como teotihuacanos en el momento que Paddock formuló iu propuesta ahora sabemos que tienen sus raíces en épocas anteriores. El ejemplo más carasterístico es el reconocido talud{ablero que se consideró inventado por los teotihuacanos y que ahora sabemos de su ex¡stencia en sitios arqueológicos (Tlalancacleca, Tetimpa...y otros sitios), en fases muy anleriores a la propia concepción de Teotihuacan.

51 Navajas (Pachuca), los vasos trípodes, los braseros tipo teatro como evidencias del ejercicio de un poder teotihuacano en zonas muy alejadas del Altiplano (Ball, 't971 1983; Green y Moholy-Nagy, 1966; Laporte, 19g7; pendergast, ; sanders y Michell, 1977). Desde los teotihuacanistas, esta postura se ha aceptado de manera tácita ya que era plausible con los modelos teóricos al uso de la interpretación arqueológica con base de los datos procedentes de excavación. Es por ello que se ha hablado del gobierno teotihuacano como un grupo monolítico de las elites que estableció un modelo coercitivo y autoritario del ejercicio del poder. Este poder se basaría en el conocimiento y dominio de determinadas cuestiones entorno a la astronomía, los dioses, las técnicas agrícolas y el control de determinados recursos y el dominio de las rutas comerciales. Excavaciones como las delTemplo de Quetzalcoatl o el Proyecto Especial 80-82 favorecieron la definición de este modelo de gobernante-sacerdote teotihuacano, conocedor de los designios de los dioses, acaparador de ciertos productos (obsidiana) y capaz de reunir las suficientes fuerzas para emprender impresionantes obras constructivas de carácter público y privado toda vez que ejecutar ceremonias de gran impacto colectivo como los sacrificios delTemplo de Quetzalcoatl (Cabrera y otros, 1990, 1991). Caballero La interpretación delpapel hegemónico de Teotihuacan basado en el modelo de un Estado teotihuacano poderoso y organizado que implanta políticas basadas en este poder han sido favorecidas, tal vez, por las interpretaciones marcadas por el desarrollo del materialismo histórico de gran aceptación en México. El debate también se ha mantenido vivo desde los investigadores del mundo maya, concretamente por el episodio intrigante y sugerente de la famosa fecha del 37g d.c. en la que se presenta la llegada de Teotihuacanos a Tikal formando pañe de un especie de intriga política que termina con un golpe de Estado en los que los teotihuacanos aparecen como una tuerza militar que apoya y sostiene el cambio dinástico y ponenDalla-Corte un rey a su gusto (stuart, 2000). curiosamente los teotihuacanistas están actualmente más escépticos sobre la presencia sostenida de un poder teotihuacano que funcionara de manera efectiva y respondiendo a una política concreta y determinada por parte del gobierno teotihuacano.2 Este modelo favorece interpretaciones homogéneas sobre lo teotihuacano dentro de la ciudad y fuera de ella. Lo teotihuacano fuera de la ciudad es consecuencia del poder teotihuacano pero tal vez sin reflexionar sobre la forma y la manera en que se ejerceGabriela este poder. Esta cuestión parece más difícil de contestar en relación a los actuales datos arqueológicos. Algunos investigadores propugnan que hacen falta más

2. En la segunda semana de noviembre de 2005 se ha realizado la lV Mesa Redonda de Teo- tihuacan con el tema de Teotihuacan: más allá de la ciudad. En dicho evento, la Dra. Maria Josefa lglesias Ponce de León (UCM) presentó una exhaustiva crítica sobre la influencia teotihuacana en la zona maya reevaluándola con base a las investigaciones realizadas en los últimos años. Su conclu- sión después de la semana de trabajos y conversaciones (a menudo alrededor del café o una copa de vino) fue que es una problemática suscitada más en el entorno de los investigadores mayislas que dentro del entorno teotihuacanista, en general mucho más prudente sobre la idea de una presencia sostenida de los teotihuacanos en las tierras bajas.

52 reevaluar los viejos datos mientras que otros consideran que tal vez debamos de la modelo teÓricos y, teniendo en cuenta las características específicas en que se ejerce cultura teotihuacana debamos buscar los ejemplos del modo que tras 100 este poder fuera de la ciudad. La percepción generalizada es de reestablecer lo años de investigaciones y excavaciones y trabajos debamos teoühuacano dentro y fuera de la ciudad' momentos Mesoamérica parece estar conectada por medio de rutas desde por utilizar muy tempranos de su desarrollo cultural. cuando Teotihuacan surge, un término metafórico, en el Valle del mismo nombre, se han consolidado bajo un una serie de redes que la ciudad clásica va a expandir y consolidar modelo hegemónico que envuelve conceptos tanto materialistas (provisión y de determinados bienes y materias primas) como elementos ideológicos en religiosos que van a ercar esa imagen de legitimidad de lo teotihuacano todá Mesoamérica. El proyecto que involucró al modelo gubernamental de propios fines Teotihuacan fue aceptado y utilizado por las elites locales para sus que se están de legitimación. Esto eS, al menos, algunas de las interpretaciones llevañdo a cabo en la zona de Veracruz a tenor de los datos más recientes.3 Sabemos que los teotihuacanos hacían un uso ideológico en la arquitectura Caballero de y la pintura mural a veces de manera muy clara y explícita'a La expansión del ía c¡údaO, a partir de Tlamimilolpa, puede interpretarse como consecuencia éxito de un modelo político y socioeconÓmico, pero también del éxito de un urbano modelo cosmogónico, imptantado ya en las primeras fases del desarrollo en su ciudad de de Teotihuacan. Es un modelo que los teotihuacanos imprimen peculiar una manera consciente y que resulta el paradigma de una cosmovisión el desarrollo del mundo y del papel de los habitantes de la ciudad. Por lo tanto, en urbanístico de la ciudad, las elites teotihuacanas marcan su territorio, su visiÓn del mundo y la manera en que desean ser vistos por los demás. la Si esto fuera así, y los Dalla-Cortedatos arqueológicos lo sustentan dentro de ciudad' las denominadas colonias teotihuacanas deberían, en cierto modo, representar este modelo de implantación no tan sólo territorial sino también cosmológico' Esto ha llevado a ciertas dudas formuladas en otros trabajos.

Los Modelos Hegemónicos: El control de la Obsidiana en Teotihuacan UnGabriela ejemplo significativo para comprender cómo desde la literatura arqueolÓ- gica se-ha tratado el poder hegemónico de Teotihuacan se podría ilustrar en el éstudio de la obsidiana. Las excavaciones en Teotihuacan, pronto pusieron en

la 3. Ver el coniunto de la Segunda Mesa Redonda de Teotihuacan cuyo tema general trató sobre relación entre Teotihuacan y la Costa del Golfo. 4. A menudo se ha mencionado las numerosas remodelac¡ones arquitectónicas que se identifican en las construcciones teotihuacanas. Ello ha complicado, a menudo, los trabajos de seriación tipoló- pueden gica de los mater¡ales arqueológicos y de interpretación de los datos. Estas remodelaciones interpretarse de diversas rnaneás, desde perspectivas puramente formales a dotarse de un modelo mucho más complejo. evidencia que los teotihuacanos tuvieron un papel importante en el control de la obsidiana verde de la Sierra de las Navajas de pachuca.

El yacimiento de la Sierra de tas Navajas (Hidalgo) La obsidiana es un material muy adecuado para la elaboración de instrumentos, por lo que los depósitos naturales donde se encuentran han sido, en su mayoría, explotados. La zona Mesoamericana tiene varios depósitos importantes de obsidianas que han sido sistemáticamente explotados hasta la actualidad. Hay que remarcar que no existen dos depósitos iguales y que de esto se derivan diferentes formas de explotación y organización. La obsidiana es un vidrio volcánico con una dureza de 5.5 en la escala de Mohs. se origina por el enfriamiento rápido de lavas ricas en sílice (Si02) Las lavas pueden ser básicas o ácidas que son las únicas que pueden formar obsidiana. Hay obsidianas que por su alto contenido en sílice son muy viscosas y no fluyen tanto como las basálticas, ricas en contenidos de ferromagnecianos, por lo que fluyen rápidamente abarcando grandes áreas. Los depósitos pueden formarse por derrame o ser ignímbriticos. Estos últimos seCaballero forman por la emanación de ceniza volcánica envuelta por una masa de gases incandescentes. Estas partículas vítreas se depositan en el terreno formando un depósito en estado viscoso donde se ¡iueden alcanzar temperaturas de 6000e c o más. un depósito de este tipo alcanza grandes dimensiones de 200 metros de espesor y 50 kilómetros de longitud (Antillón Cruz, 1994: 17-18). La Sierra de las Navajas se encuentra al norte del actual poblado del Nopalillo en elestado de Hidalgo. Forma parte deleje neovolcánico que comprende elárea de Pachuca-Tulancingo-Hidalgo y se encuentra definida como una estructura volcánica de composiciónDalla-Corte riolítica con una falla semicircular abierta hacia el norte con una elevación máxima en este punto de 3100 m.s.n.m. La zona de explotación prehispánica se encuentra entre esta altura y los 2700 m.s.n.m. En términos generales, la estratigrafía de la zona se determina por un suelo actual de tobas ácidas de aproximadamente 50-60 cms de profundidad seguido por tobas con lentes de gravilla entre los 60 cm y los 2 metros de profundidad. Entre los 2 metros y los 40 metros se encuentra un nivel de tobas erosionadas compactasGabriela con bloques de obsidiana empotradas en estas tobas (Antillón Cruz, 1 994: 67). Existen dos zonas de explotación prehispánica, la zona denominada las Minillas con evidencias de materiales mexicas y la Cruz del Milagro adscrita al periodo teotihuacano pero con problemáticas propias por la falta de un registro arqueológico claro ya que la cuestión es que no se advierte arqueológicamente, la presencia de teotihuacanos en el yacimiento de la Sierra de las Navajas (Antillón cruz, 1994: 70-71). Los arqueólogos que han trabajado en esta zona coinciden en la idea de que la población local extraía los bloques de obsidiana por encargo de los teotihuacanos (Antillón Cruz, 19g4;pastrana, lggg).

54 Los talleres de obsidiana en Teotihuacan En la fase Tezoyuca-Patlachique (150 a.c.- 1 d.c. según Millon (1973); 300- 100 a.C. según Sanders y otros (1979) se inician las transformaciones que culminaran con la conformación de Teotihuacan como la principal metrópolis delAltiplano. Por un lado, se dobla la población en todo elValle de México y se determina la presencia de dos centros regionales: Cuicuilco y Teotihuacan' Tras el abandono parcial de Cuicuilco por la erupción del volcán Xitle, Teotihuacan se convierte rápidamente en el mayor centro del valle, sobre todo en la manufactura de la obsidiana. En estos momentos, los talleres que se encuentran son escasos y parecen responder a las necesidades de una población en crecimiento. Para Spence, esto es indicativo de que la agricultura tiene un papel principal en la economía del asentamiento, y que el aparato estatal todavía no se encuentra lo suficientemente establecido para eiercer un fuerte control de la producción. Los talleres se encargarían de obtener sus propias materias primas y distribuirían sus productos ya terminados (Spence, 1984: 98-99). No obstante, en las fases siguientes, la presencia de obsidiana aumenta en el registro arqueológico considerándose esta industria como un elemento primordial en el desarrollo de la sociedadCaballero teotihuacana. Las investigaciones realizadas sobre Teotihuacan han puesto al descubierto que, en toda la ciudad, la presencia de obsidiana es constante. La obsidiana verde de la Sierra de las Navaias es una de las principales industrias de Teotihuacan sobre todo en la ejecución de las navajillas prismáticas, cuyo virtuosismo se muestra en las espléndidas piezas encontradas en el Templo Viejo de Quetzalcoatl. No existe ninguna duda en considerar a la obsidiana como uno de los principales elementos arqueológicos para comprender el proceso de desarrollo y expansión delDalla-Corte Estado teotihuacano. La discusión viene dada en la influencia y amplitud de este comercio y la repercusión en la ciudad y en el desarrollo sociopol ítico mesoamericano. Este investigador, ha determinado que Teotihuacan copó la producción de las minas de la Sierra de las Navajas y que la ciudad contaba con innumerables talleres dedicados a la ejecución y exportación de preformas y piezas completas (Spence,Gabriela 1967,1977,1981, 1984, ]987). Spence considera que uno de los factores más importantes que contribuyeron a acelerar el poderío teotihuacano fue cuando Teotihuacan pasó a dominar no tan sólo la distribución de materias primas, sino también a constituirse en el principal productor y distribuidor de los productos manufacturados (Spence, 1987: 122). No obstante, la definición de los talleres de obsidiana en general y de Teotihuacan en particular, ha sido contrastada porJohn Clark, que argumenta que la adjudicación de la nomenclalura de un taller ha de ser valorada teniendo en cuenta la magnitud de su producción (Clark, 1986a y 1986b). Hay que tener en cuenta que la definición de Clark se refiere a criterios puramente tecnológicos. características de un taller de producción de artefactos según clark (1986a y 1986b) 1. En una superficie relativamente limitada se encuentra una gran cantidad de desechos no característicos de otras localidades. 2. los desechos en cuestión incluyen errores de manufactura y también restos de fragmentos de los artefactos que se producen. 3. Los desechos han de ser de alta calidad y resultado de la estand arización obtenida por los artesanos en la práctica. 4. Existencia de los implementos necesarios para la manufactura y producción de los artefactos, en asociación directa con al contexto explorado. 5. Entre los desechos del taller deberán identificarse los restos de todas las etapas del proceso de trabajo, así como artefactos quebrados y en proceso de obtención. 6. El número de artefactos terminados asociados al taller deberá de ser limitado. 7. Los artefactos terminados o de la etapa final de la manufactura no deberán tener huellas de uso. 8. En la localidad definida como taller deberá encontrarse un alto porcentaje de núcleos agotados. Caballero 9. Tener la posibilidad de identificar juegos de desechos provenientes de un mismo núcleo.

En Teotihuacan no en todos los talleres definidos por Spence como tales se han podido detallar todo el proceso tecnológico. En algunos casos, la abundante presencia de desechos de obsidiana aparece como rellenos de las subestructuras de algunos edificios sin encontrarse en los alrededores el taller asociado. En 1987, Spence reconoce que sus identificaciones anteriores de talleres fueron en cualquier caso algo optimistas pero existen dif icultades en el registro para poder caracterizar las de clark (spence, 1987:430).Dalla-Corte siguiendo su trabajo, spence identificatres categorías de talleres, definidos por el alcance de su producción y no tanto por los tipos.

Tipos de talleres según Spence (1987) 1 . Precintados. Es decir asociados y restringidos a las áreas de las estructuras públicas más importantes de Teotihuacan. La ausencia de estructuras de Gabrielahabitación sugiere que los artesanos no residían permanentemente sino que eran exclusivamente lugares de trabajo. Ejemplos de estas áreas son las Pirámide de la Luna y el Gran Conjunto. 2. Talleres regionales. También se encuentra asociados a estructuras públicas pero se diferencian de la anterior categoría en que el desecho es mucho más abundante. 3. Talleres locales. Se encuentran en estructuras marginales, fuera del centro ceremonial de la ciudad y parecen responder a necesidades domésticas de un conjunto habitacional. En todos estos tipos de talleres, se muestra una diversidad en el registro arqueológico que permiten considerar que si bien las materias primas y formas eran

56 bastante estandarizadas sí que había cierta libeñad en el hecho de la producción. En algunos casos se encuentra que las formas eran realizadas en un tipo de taller y, aparentemente terminadas en otro o que algunos talleres se especializaban en preformas y el "cliente" las terminaba a su gusto en Su casa o las llevaba a otro artesano tal vez más hábil con la pieza (Spence, 1987: 436-437)-

Algunos ejemplos en Teotihuacan

Spence considera como talleres de obsidiana a los conjuntos de tres templos. En otros trabajos hemos discutido acerca de la temporalidad de estos conjuntos, no tan temprana, al menos en el caso de Grupo 5 (Moragas, 2003: 156; Paz, 1996: 1 10-120). En el caso del Grupo 5 situado al este de la Pirámide de la Luna describe dos talleres. El sitio 27 es un pequeño taller al aire libre, con escasa actividad situado al sur de la plaza, mientras que en el lado norte, el sitio 29 presenta un taller con intensa actividad asociado a un área residencial. Este último sitio puede ser interpretado como la residencia y el taller de artesanos a tiempo completo controlados y apoyados por el aparato estatal.5 Excavaciones realizadas en el Grupo 5í permitieron eldescubrimiento de gran número de desechosCaballero de obsidiana, tanto en la superficie como formando parte del relleno de las plataformas. Esto permitió comprobar algunas de las hipótesis formuladas por Spence, en el sentido de que fue en el noroeste de la ciudad, donde se realizaron desde antiguo actividades relacionadas con la producción y comercializaciín de la obsidiana (Spence 1967, 1981, 1984, 1987). Pudiera proponerse entonces que en el Grupo 5!, como en otros conjuntos aledaños fueran lugares de control de la elite en lo que se refiere a dichas actividades6. En términos generales, la mayoría de investigadores que han estudiado los conjuntos de tres templos coinciden en afirmar que éstos son la expresión constructiva del Estado teotihuacano y que en ellos se conjugan tanto factores de orden económicoDalla-Corte como religioso (Cowgill, 1988; Morelos, 1998). A lo largo de la historia teotihuacana la producción de la obsidiana verde aumenta y aparece en todos los diferentes barrios de la ciudad. Las piezas más destacables aparecen en contextos de ofrenda y en entierros. Uno de los ajuares más ricos corresponde a las ofrendas del templo de Quetzalcoatl en las que destacan las navajillas de obsidiana verde de más de 20 cms de largo extraídas de un núcleo bajo un único golpe (Cabreray otros, 1990 y 1991). Las actuales Gabriela

5. "Their proximity [refiriéndose a los dos talleres] to one another and to public structures like de Group 5 complex and the Moon Pyramid argue for a jo¡nt assoc¡alion with the Teotihuacan State, but the situation is complicated by the different character of the material from each of the workshops" (Spence, 1 984: 1 03). 6. "A small open air workshop zone producing the same artifacts types was presented in Groupe Five Prime, a Tzacualli three pyramid complex west of the Moon Pyramid. lt was probably a precinct workshop, where Tzacualli craftsmen from the regional area produced artifacts as a form ol tax. Most Tzacualli workshops were clustered in groups apart from the major public structures and obtained their raw materials, indicating that the role of the state in the industry was still relatively limited (...) The Tzacualli phase precinct workshop zone in Group Five Prime covered an open area of about 2000 m2 (Spence, 1987a: 4421. excavaciones en la Pirámide de la Luna han puesto al descubierto varias ofrendas en la que presencia de lítica tallada y figuras de obsidiana muestran que esta industria se desarrolló en fases muy tempranas.T La presencia de la obsidiana no se reduce a contextos de templos con talleres asociados u ofrendas sino que también se encuentra en contenos de conjuntos habitacionales adscritos a diferentes clases sociales. Para citar un ejemplo reciente podemos mencionar los materiales encontrados en la Ventilla. La industria lítica de este conjunto residencia muestra el patrón generalizado que funcionaba en gran parte de la ciudad. En el caso de este conjunto el material procede de contextos de entierros, basureros, rellenos de unidades arquitectónicas y de ofrendas. En todos estos contextos se pueden llegar a hacer varias generalizaciones. . Absoluto predominio de la obsidiana respecto a otras materias primas (pedernal, basaltos...). . Tres tipos de materiales: navajillas de obsidiana (obsidiana verde de la Sierra de las Navajas), bifaciales (restringidos a formas de puntas de proyectil y cuchillos hechos en obsidiana gris de Otumba) y lascas (de ambos tipos de obsidiana) (Sarabia, 2003). Caballero El norte de la Cuenca de México: Nuevas perspect¡vas

En los últimos años los trabajos llevados a cabo por el arqueólogo Osvaldo J Sterpone en el norte de la Cuenca de México han proporcionado interesantes datos acerca de la comprensión del desarrollo cultural de las poblaciones prehispánicas de esta zona. De ser considerada un área marginal que depende de las minas de obsidiana o delsurgimiento de Tula, las investigaciones muestran que el papel de la Cuenca norte se integra en el desarrollo cultural de todo el Altiplano de una manera congruenteDalla-Corte y compleja. El recorrido de superficie conjuntamente con excavaciones puntuales nos está haciendo reevaluar el tradicional modelo teotihuacano de acceso, producción y distribución de la obsidiana verde de Pachuca hacia la metrópolis. Son trabajos preliminares pero la prospección de campo ya ha mostrado evidencias sustanciales para sugerir un modelo de intercambio bajo nuevos parámetros en la relación del poder teotihuacano en la periferia. Tres asentamientos parecen ser allamenteGabriela significativos para sugerir un nuevo modelo. En el municipio de Epazoyucan se han detectado diferentes asentamientos de la época colonial y prehispánica. Tal es el caso en la colonia El Manzano, perteneciente a la población de Xolostitla. En el lugar conocido como "La Lagunilla" se encuentran los restos materiales de una unidad habitacional del período Clásico. La excavación de la unidad habitacional se realizó durante los meses noviembre y diciembre de año 2002, por medio de un rescate arqueológico, dentro del proyecto Geografía Histórica que es coordinado y dirigido. por el arqueólogo Osvaldo Sterpone, investigador del centro INAH, Hidalgo. La investigación se

7. Rubén Cabrera, comunicación personal.

58 efectuó por el alto grado de exposición de elementos arquitectónicos como pisos y muros en la superficie; aunado a esto los diversos pozos de saqueo que han dejado al descubierto la cimentación de las estructuras. Las excavaciones puntuales sirvieron para poner al descubierto los restos de unas habitaciones de factura teotihuacana. En general, durante el proceso de excavación no se pudieron recuperan artefactos que estuviesen relacionados con las áreas de actividad de los espacios internos de los Cuaños, salvo los hallazgos fortuitos de algunas puntas de proyectil fragmentadas y un núcleo prismático de obsidiana verde, localizado dentro del tlecuil o fogón del Cuarto 1. En este último caso, el núcleo aparenta haberse depositado en ese lugar debido a un proceso ajeno al de la actividad de la preparación y extracción de las navaias de obsidiana. El fogón aparenta haber sido cubierto por el proceso de derrumbe de los muros y el núcleo fue encontrado en el fondo del tlecuil, indicando que el depósito se relaciona con el acarreo de sedimentos y artefactos, desde las localidades de descarte u abandono. Otro asentamiento localizado en las laderas de la Sierra de las Navajas es el de Coatzacoalcos. Un recorrido del sitio ha permitido constatar que en el lugar se realizaron una actividad continuada que implicaba la factura de navajillas prismáticas de obsidiana, bifaciales pero sin descartar la producción de puntas de flecha y tal vez excéntricos. Podemos Caballero encontrar en este sit¡o gran parte de las características sugeridas por Clark para la definición de los talleres. Evidencias del mortero típico utilizado por los teotihuacanos se presenta en los campos continuos a la mayor concentración de estos materiales. Una observaciÓn general de la cerámica nos indica la adscripción teotihuacana de sitio con la presencia de contenedores, ollas del grupo bruñido y vasos y cajetes del grupo pulido. En ambos lugares mencionados, sus habitantes estaban directamente relacionados con la producción de la obsidiana y en definitiva inmersos dentro delcircuito redistributivo de Teotihuacan ¿o no? El tercer sitio identificado nos lleva a la actual población de Atotonilco el Grande, más allá de la SierraDalla-Corte de las Navajas. En este caso nos enconlramos con un sitio de factura monumental. El Tinacales un sitio arqueológico en las cercanías de la población de Atotonilco el Grande. Los vestigios del asentamiento prehispánico se disponen en la parte alta de una loma que se encuentra en la vertiente Norte de la serranía de Pachuca sobre la cota de los 2100 m.S.n.m., descendiendo hacia la garganta de la Vega de Meztitlán que, a menos de diez kilómetros de distancia, baja hasta los 1400 m.s.n.m. La población de Atotonilco se encuentraGabriela a menos de dos kilómetros de distancia en dirección Sudoeste y sus pobladores lo conocían como el lugar de las pirámides. El gradiente altitudinal asociado con este emplazamiento debe haber ofrecido a sus habitantes una serie de ventajas para la explotación de los recursos de tierra fría y caliente. Nuestra hipótesis de partida es que El Tinacal, fungiría como centro de control, captación y redistribución de determinadas materias primas procedentes del Valle del Meztitlán y que luego serían reenviadas a la metrópolis de Teotihuacan. Hay que destacar que la zona del Valle se compone de diversos econichos muy significativos con alturas que oscilan desde los 2300 m.s.n.m. hasta 1500 m.s.n.m lo que permite una gran variabilidad de productos y cultivos Tal vez sea esta una de las razones por las cuales haya crecido este asentamiento, que a juzgar por los pocos fragmentos de cerámica que se han observado durante las visitas que se han realizado, lo relacionan con los primeros años del primer milenio de nuestra era y con el crecimiento de una de las urbes más importantes de Mesoamérica: Teotihuacan. Los vestigios que aún se conservan, abarcan un espacio de aproximadamente 15 Ha, con un patrón muy semejante al que se observa en la gran urbe del clásico; en un eje rector que tiene una orientación de Este a oeste y con una desviación de entre 15' y 17' al oriente del Norte magnético. Se han identificado al menos B montículos, en arreglos arquitectónicos de plazas con tres basamentos piramidales, rodeados por lo que aparentarían ser complejos de edificios muy semejantes a los observados en derredor de la pirámide del sol en Teotihuacan. Las labores agrícolas y ganaderas han tenido un impacto negativo en el sitio, aunque los relictos de los monumentos son de una magnitud que no se compara con otros localizados en la cuenca de México. El área del asentamiento, considerando los distintos sectores del trazo urbano prehispánico, podrían extenderse en un área mayor a las 75 Ha.

Figura 1. Modelo sin escala de losCaballero principales asentamlentos mencionados en el texto

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A pesar de que los estudios todavía se encuentran en fase de formulación, creemos que pueden ser vistos de una óptica algo más periférica pero que irónicamente nos pueden ayudar a comprender mejor el funcionamiento de los

60 modelos de distribución de la ciudad. Lo que observamos en los sitios mencionados es la explotación del medio por parte de las poblaciones del Clásico. Bajo una interpretación tradicional diríamos que se trataría de la evidencia de la expansión del Estado teotihuacano pero no tenemos tampoco nada en contra de proponer que lo que tenemos son las evidencias de una reorganización territorial con base a la explotación de la obsidiana y de otros recursos como el bosque, lacazay tal vez otros minerales. Una cuestión interesante será la de ver cuales son los indicadores arqueológicos que nos puedan permitir identificar a esas poblaciones como teotihuacanos de la ciudad o gentes de teotihuacanizadas dentro del modelo sugerido por Paddock. El asentam¡ento del Tinacal nos indica la jerarquización deL área y abre las perspectivas de la presencia teotihuacana (tomando esta acepción con gran prudencia) hacia elinterior del Valle del Meztitlan.

Reflexiones entorno al papel hegemónico de Teotihuacan

Eldesarrollo de los argumentos presentados en este artículo nos muestra que todavía hay mucho que reflexionar entorno al tradicional modelo hegemónico de Teotihuacan. Una de las cuestiones en la que se debe Caballerode crear un marco de diálogo entre investigadores se ref iere a que es lo que entendemos como teotihuacano f uera de los límites de la ciudad. El discurso arqueológico de los últimos años basado en esa interpretación hegemónica y homogénea de los gobernantes teotihuacanos parece estar, sino agotado, sí que algo gastado en la necesidad de buscar nuevos marcos teóricos. En este sentido las ideas entorno a las élites teotihuacanas como un grupo social vivo, con intereses propios dentro de un marco heterogéneo de linajes en los que las relaciones sociales se moverían en el marco de pactos y alianzas familiares y de linajes. Sin duda los avances en otras arqueologías como la maya, la mixteca y la mexica nos incitan a sugerir a una sociedad teotihuacana más acorde a un modelo comúnDalla-Corte de la "familia mesoamericana"' Hablar de conclusiones en la investigación de los procesos tecnológicos que se desarrollan en la Cuenca de México en torno a la industria de la obsidiana sería un poco aventurado. En el caso de Teotihuacan resulta un poco desesperanle encontrarnos que el registro arqueológico procede del centro receptor y no del emisor. Arqueológicamente identificamos en Teotihuacan los materiales en forma de preformas sin trabajar, núcleos de navajillas de obsidiana agotados, lascas,Gabriela desechos, sin olvidar los trabajos ya terminados que forman parte de las ofrendas de sitios tan significativos como el templo de Quetzalcoatl y la Pirámide de la Luna. Es por eso que si estudiamos la industria de la obsidiana desde una perspectiva económica, los sitios identificados en el Estado de Hidalgo son altamente significativos para comprender los modos y las formas en que los teotihuacanos se sirvieron de las poblaciones locales entorno a las minas de obsidiana de Pachuca para obtener el monopolio de la extracción de la obsidiana. En un momento creíamos que los teotihuacanos dominaron lo que se denomina el "savoir faire", es decir el dominio de una determinada técnica para la realización de las navajillas prismáticas, los excéntricos, las figurillas y el trabajo de piedra en general utilizando en este intercambio elementos ideológicos

61 entorno a Teotihuacan como ciudad de los Dioses. Lo que el sitio de Xolostitla nos muestra es que al menos los habitantes de este lugar, fueran o no de filiación teotihuacana o influidos por los teotihuacanos, sí que dominaban la técnicas de elaboración de las navajillas prismáticas, los bifaciales y los excéntricos. Ello no invalida la existencia de talleres en la ciudad sino más bien que las líneas de producción y circulación de éstos no son tan unilaterales como se creían. Por otro lado, apenas hay estudios microscópicos de la obsidiana en Teotihuacan. Esto es debido a que se ha confiando mucho en las observaciones de la propia obsidiana al trasluz para identificarla como verde = a pachuca y gris = a otumba. Tal vez cuando se empiece a generalizar investigaciones de este tipo haya más de una sorpresa.s En este trabajo no hemos desarrollado la cuestión del intercambio de larga distancia. Nos referimos al comercio de la obsidiana verde de Pachuca en zonas fuera del alcance directo del poder teotihuacano. Es posible que estas piezas fungieran como regalías entre las elites más que elementos que evidencien el poder de Teotihuacan sobre otras culturas como la maya. En todo caso, la falta de estudios microscópicos hace que se clasifiquen inicialmente como obsidianas de la Sierra de las Navajas muchas de las obsidianas verdes.s Lo que sí resulta muy significativo es que tras elCaballero colapso de Teotihuacan, la industria entorno a la obsidiana se bloquea. Ello se interpreta como una estrecha relación entre esta industria y un sistema en torno a las elites de la ciudad y de los artesanos especializados que laboraban en los conjuntos de tres templos y en zonas residenciales. No obstante serán muy importantes los datos que se puedan deducir de las futuras excavaciones en la sierra de las Navajas ya que hasta que no se localicen con claridad los denominados campamentos teotihuacanos, la mayoría de ideas son tan sólo conjeturas más o menos argumentadas. Es por ello que los datos aportados de los sitios de La Lagunilla, Xolostitla y el Tinacal en Atotonilco el Grande resultan de gran importancia para poder comprender no tan sólo la redistribución deDalla-Corte los sitios a nivel localsino también en la redistribución mucho más amplia. Hasta la fecha se considera que los teotihuacanos remanentes en la ciudad y los nuevos grupos que se asientan se nutren de las minas de otumba, mucho más cercanas aunque con una obsidiana de menor calidad. Este patrón es muy coherente con la realidad política y económica del periodo epiclásico teotihuacano, caracterizado por una disgregación del poder centralizado así como Gabrielade una menor complejidad sociopolítica y de la influencia panregional. De hecho, la investigación de la obsidiana para los periodos posteriores (epiclásico

8. Pero hay sorpresas. Thomas Charlton de la Universidad de lowa me ha comentado que análi- sis realizados más allá de la identificación macroscópica muestran que no toda la obsidiana gris de Otumba es de este centro. Ello les esta llevando a revaluar todas sus conclusiones de los últimos 20 años (agosto 2003). 9. Este es otro de los temas que ha hecho correr tinta arqueológica. El Materialismo histórico ha pegado fuerte en los investigadores mexicanos desde hace más de treinta años con lo que muchas de las interpretaciones sobre las principales culturas prehispánica ha enfatizado mucho las ideas "del poder del Estado sobre...". La identificación de obsidiana verde se ha interpretado como evidencias de la presencia física de teotihuacanos obviando otras explicac¡ones.

62 y posclásico) ha considerado Otumba y la obsidiana gris como marcadores arqueológicos de primer rango Algo diferente sucede con las poblaciones que residen entorno a las minas de obsidiana de la Sierra de las Navajas. Aparentemente se desmantelan los campamentos fueran ocupados por teotihuacanos o por gentes locales. Resulta interesante que nadie retoma el comercio a gran escala tras el vacío de poder sucedido tras el colapso de Teotihuacan. Ello nos puede indicar el desconcierto a nivel regional que sucede durante el Epiclásico y la falta de los artesanos altamente especializados asociados al poder teotihuacano. Resulta significativo que con el estudio de la lítica y concretamente la obsidiana verde pOdemos aseverar, en un marco general, laS ideas entorno al deSarrollo, auge y finalteotihuacano, así como de las fases posteriores.

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Dalla-Corte

Gabriela

64 Resistir al Teniente con la letra del Rey: la conflictiva relación del Cabildo de Santa Fe con la Gobernación del Río de la Plata durante los años 1620

Darío G. Barriera (UNR / CONICET, Argentina) Caballero

La división en dos de la antigua gobernación paraguaya (reduciendo la égida de la cabecera de Asunción a tres modestas ciudades río Paraná arriba y colo- cando a la de Santa Fe bajo la órbita de la nueva gobernación del Río de la Plata con sede en Buenos Aires) estuvo vinculada, en el ámbito rioplatense, con la consolidación de la facción confederada en el control de los resortes económi- cos e institucionales en la Dalla-Corteciudad-puerto establecida por Garay en 1580. Si bien el proyecto confederado (caraclerizado por la connivencia entre funcionarios peninsulares y comerciantes portugueses y flamencos) logró imponerse como hegemónico en pocos años, la ciudad de Santa Fe ofreció resistencia frente a varias de las medidas tomadas por los nuevos gobernadores; particularmente rechazó la mayor parte de los tenientes que éstos enviaron a la villa. En esta ponencia se aborda la utilización que el cabildo hizo de la normativa regia para elaborarGabriela exitosamente esta resistencia. La intención de los primeros Austrias de organizar los territorios virreinales incluyó una serie de medidas que tendían a evitar la incardinación de oficios, servicio real e intereses locales. Felipe ll, hacia 1569, insistía en que no Se pro- veyera cargo de Gobernador o Corregidor a nadie en la ciudad en que estuviere avecindado; también pretendía excluir de la posesión de oficios a mercaderes, encomenderos y a parientes hasta el cuarto grado, criados, familiares o allega- dos de virreyes, presidentes de audiencia, oidores, gobernadores, corregidores, fiscales o alcaldes del crimen. Hasta finales del siglo XVI y comienzos del si- guiente, se pusieron en vigor medidas que intentaban mantener algún tipo de control sobre la designación de oficios municipales. Sin embargo, el reducido número de hombres en las ciudades americanas de la monarquía, sus disputas por la hegemonía del control de los recursos, se sumaba a la estrechez de los vínculos entre ellos (derivada de los modos de reclutamiento de hombres para la empresa conquistadora), haciendo que fuera muy frecuente tanto considerar una "formalidad" las exigencias reales, como posible encontrar como oficiales de la monarquía a agentes que, en principio, estarían normativamente vetados para hacerlo. ¿Obliga esto a considerar una oposición entre normas y prácticas? Quizás lo mejor sea considerar los casos para observar de cerca de qué manera los agen- tes consideraban la normativa según su propia conveniencia, casuísticamente, para gestionar la satisfacción de sus intereses de las maneras más diversas. A finales de 1622, en Santa Fe del Río de la Plata, la aceptación de un Te- niente de Gobernador planteó serios conflictos al cabildo de la ciudad. El 2 de noviembre de ese año, el Capitán Manuel Martín -vecino feudatario y de los primeros fundadores de la ciudad- presentó un título de Teniente de Gobernador dado una semana antes por el Gobernador Góngora, en Buenos Aires, cabecera de la gobernación. Los capitulares lo recibieron, pero exigiéndole la aprobación de la Real Audiencia de Charcas para ponerlo enCaballero posesión de su cargo, tal y como lo señalaba una Real Cédula de Felipe ll. Dos semanas después, el men- cionado capitán presentó una petición contradiciendo la negativa del cabildo, arguyendo que tal confirmación no era más que una "formalidad", lo que era absolutamente cierto: durante años, los Tenientes tomaron posesión de su cargo sin necesidad de que llegara la mentada confirmación. Un hecho aparentemente curioso parece dar sentido a las reticencias mani- festadas por el cabildo santafes¡no el día 14 de noviembre. La fecha es signifi- cativa, pues el Gobernador Góngora expidió ese día a favor de Juan Bautista de Vega el mismo título que había otorgado poquísimos días antes a Manuel Martín. Si Góngora jugaba con dosDalla-Corte cartas alavez, es probable que para los capitulares santafesinos no estuviera demasiado claro cuál era la carta que más convenía a su propio juego. De la misma manera que lo hicieron con Manuel Martín, supedi- taron la presentación de Juan Bautista de Vega a la aprobación que de su título debía llegarle desde la lejana RealAudiencia. El 12 de diciembre Manuel Martín se apersonó munido de otro título, más acotado y novedoso: "Capitán a Guerra de Santa Fe", el cual le habilitaba para asistirGabriela al Cabildo y entender en causas de gobierno, aunque no de justicia. Era indiscutible que la capitanía de guerra resultaba imprescindible para el mante- nimiento del orden y la seguridad: en una ciudad en permanente guerra con los infieles y también fronteriza con el avance portugués sobre el Río de la Plata, al menos esto era un horizonte muy concreto. Mientras tanto resolvía el Cuerpo, el Procurador debía entender en cuestiones de Justicia (el hombre, cabe aclarar, no estuvo en esta sesión ni en la mayor parte de las sesiones del año, lo que dejaba en manos del alcalde de primer voto el alfa y el omega de la justicia ordinaria

1. Archivo Histórico de la Provincia de Santa Fe (AHSF) Actas del Cabildo de la ciudad de Santa Fe (ACSF), 2a. Serie, Tomo ll, ff. 40 v. a 50.

66 durante ese año).l El novedoso título también había sido dado por Góngora y también fue rechazado provisionalmente, con los argumentos ya referidos. Gón- gora le había investido con este honor el29 de noviembre del mismo año, tan sólo iS Oias después de haber designado como Teniente a Juan Bautista de Vega. El asunto se simplificó -aunque no se resolvió- de manera "natural", cuando el pobre de Vega, la jornada siguiente de la designación de Martín en funciones de Guena, falleció. Pero, muerto el perro, no se acabó la rabia. El problema no sólo no fue resuelto sino que irradió con Su onda expansiva la totalidad de las sillas dispuestas en torno de la mesa capitular. Durante la jornada del día 1 de enero del año siguiente, tras la designación de las nuevas autoridades, elescribano asentó que se esperaba la confirmación en Su cargo de todos los capitulares por el Gobernador en un plazo no mayor de cuatro meses. Este requisito no era nuevo, pero no había sido mencionado en las actas de los años anteriores. Como en el caso de los Tenientes, la confirmación por el gober- nador de alcaldes y regidores también era considerada una formalidad. Durante ese año, Juan García Ladrón de Guevara -vecino de Santa Fe con excelentes contactos en Buenos Aires- solicitó copia de los argumentos que él mismo había presentado cuando rechazó los títulos presentados por Manuel Martín. El 6 de junio de 1623, el Cabildo aceptó comoCaballero Teniente de Gobernador a Gonzalo de Óarbajal, designado por Góngora el21 de mayo anterior' Se le admitió a pesar de no tener la aprobación de la Real Audiencia, argumentando que ésta demoraría demasiado en llegar, en virtud del peligroso estado en que se hallaban los caminos a la ciudad de Charcas. Sus fiadores, conviene retener los nombres antes bien que el argumento sobre el mal estado de los caminos, fueron Antonio Tomás de Santuchos y Agustín Álvarez Martínez' Para terminar de embarrar el cuadro, que no los caminos, cuando Carbajal asumió, el Gobernador Góngora ya había muerto. Enterado de esto, Sancho de Figueroa Solís solicitó al Cabildo que lo cesara en su cargo.2 Sin embargo, el Teñiente pisaba fuerte Dalla-Corteen el Cabildo y Figueroa Solís debió echar mano de artillería pesada. Contactó al Visitador Pérez de Salazar, Oidor de la Audiencia de Charcas, y obtuvo de éste un auto que decretaba el cese del Teniente hasta que, como en los anteriOres casos, fuera presentada la aprobación de la Real Áudiencia.3 En una jornada particularmente generosa en la oferta de motivacio- nes obvias, pueden leerse con claridad las razones del excesivo celo puesto por Figueroa de Solís en el cumplimiento de la Real Cédula tantas veces invocada: lalesiónGabriela del 16 de abril deja expuesta la intención de Solís de asumir el cargo, con un nuevo título, extendido a Su nombre por el gobernador entrante, don Francisco de Céspedes. El Cabildo, haciendo gala de criterio para Sacar partido del desgaste que iba sufriendo la figura, desautorizó a Carbajal, tal y como lo mandabá el Visitador, pero no aprobó el título de Figueroa Solís, dejando el gobierno en manos de los alcaldes ordinarios. El Cuerpo alegó justas y graves causas para no admitirlo, dadas las "amenazas que hizo antes que llegase a esta

2. AHSF - ACSF, 2a. Serie, Tomo ll, sesión del 2 de diciembre de 1623' tl. 141 a 144 3. AHSF - ACSF, 2a. Serie, Tomo ll, sesión del 29 de marzo de 1624.

67 ciudad como después de ella", instruyendo aleternamente dispuesto Hernanda- rias para ir donde el Visitador salazar a resolver el asunto.4 A mediados de mayo, el cabildo dispuso de una carta firmada por el oidor, entregando el mando a los Alcaldes. Nada se dice acerca del estado de los "caminos" utilizados por el oidor para llegarse hasta Santa Fe. Nada se dice pero parecen haber estado malos, sino en su textura, en su fun- ción de conducir los flujos necesarios para zanjar los problemas. En 1624 Juan de Zamudio, designado por el nuevo gobernador Francisco de Céspedes como su Teniente en Santa Fe, tuvo los mismos inconvenientes que sus predecesores. Hasta tanto llegó su confirmación por la Real Audiencia --en agosto de 1625-, se lo aceptó sólo como "Capitán a Guerra".s Las actas capitulares de la primera semana de ese año, sin embargo, mues- tran nuevamente cómo la complejidad del funcionamiento local se imponía en Santa Fe por sobre cualquier otra dimensión. El drama, una vez más, involucró a un par de notables, quienes descargaron todos sus recursos en función de los intereses que perseguían. El3 de enero de 1625, elteniente Zamudio, ejercien- do como Juez de Comisión, puso en prisión a Juan de Osuna, alcalde electo. Los capitulares se expidieron inmediata y corporativamente, determinando que, en tanto que Zamudio no había sido aceptado todavíaCaballero como Teniente, mal podía apresar a un alcalde. El Teniente debía liberarlo inmediatamente y ponerlo en ejercicio de su cargo.6 Quizás en un juego de toma y daca, Zamudio recibió la aprobación del Cuerpo menos de una semana después: el alcalde Osuna, reha- bilitado, parecía ahora bien predispuesto para con su Teniente, desestimando la necesidad de la aprobación tantas veces exigida: el argumento invocado en esta ocasión, fue la situación de peligro en que se encontraba... ¡Buenos Airesl Era necesario tomar disposiciones impostergables: en consecuencia, el teniente presentó a sus fiadores, entre quienes se alistó nuevamente don Agustín Álvarez Martínez, garante probadamente aceptable de Tenientes y Alcaldes ordinarios.T Juan de Zamudio tambiénDalla-Corte había entrado a Santa Fe pisando fuerte; no obs- tante, lo mejor de sus credenciales, en manos de quienes estaban bien informa- dos, se convirtió en materia de controversia. En noviembre de'1625, Gregorio sánchez ceciliano exigió el cumplimiento de la Real Provisión por la cual los gobernadores no podían nombrar "a personas de su casa" en cargos públicos.B Al día siguiente, el alcalde Pero Hernández, solicitó a Zamudio que dejara su cargo. Juan de Osuna, el hombre cuyo encarcelamiento a manos de Zamudio había pro- vocadoGabriela el primer altercado a comienzos de año, salió esta vez en su defensa. El Licenciado Gabriel Sánchez de Ojeda, vecino de Santa Fe y abogado de la Real Audiencia de Charcas, fue presentado por Juan de Osuna ante el cabildo a fin de que proporcionara su "opinión de letrado". Éste afirmó que, como esa Real

4. AHSF - ACSF, 24. Serie, Tomo ll, tf . 144 a 146.

5. AHSF - ACSF, 24. Serie, Tomo ll, fi. 160 a 161 . 6. AHSF - ACSF, 2a. Serie, Tomo ll, ff. 169 a 171 v. 7. AHSF - ACSF, 2a. Serie, Tomo ll, ti. 177 a 182. (1625), 7 de enero, Agustín Alvarez Martínez y Juan Ruiz de Atienza. 8. AHSF - ACSF, 24. Serie, Tomo ll, f. 226.

68 Provisión fue dirigida a los alcaldes de la Provincia del Tucumán, no tenía valor para el Río de la Plata. ¡Brillantel Zamudio, además, arguyó que su designación iue aprobada por la Real Audiencia de Charcas, incluso con posterioridad a la redacción de esta Real Provisión.e En la copia de lo conversado, que se extendió a pedido de Sánchez Ceciliano, el Cabildo no incluyó el parecer del letrado, ni el parecer del Teniente de Gobernador que, a ojos de los capitulares, infringía "la i"y".to ¡n la sesión del 8 de noviembre, Sánchez Ceciliano caracterizó a Zamudio cómo "criado" de Céspedes.11 Dos días más tarde, Pero Hernández pidió copia de los pareceres faltantes en la transcripción de las actuac¡ones y el cabildo dis- puso se le diera nomás "pie y cabeza". Si con anterioridad la cuestión había sido ia del cumplimiento de la famosa Real Cédula de Felipe lll, ahora la polémica colocaba en el centro de la escena la relación demasiado estrecha, a juicio de los capitulares de 1626, entre Juan de Zamudio y elGobernador Francisco de Cés- pedes. En este sentido, los nuevos capitulares de 1627 decidieron insertar en el libro una copia del documento filipinol2 pero, respecto de los cuestionamientos que recibiera Zamudio, el nuevo Cabildo rechazó la petición del procurador Alon- so de León, por estimar que el menCiOnado Teniente "...cumple con eficiencia y prontitud..." las obligaciones de su cargo.13 ¿Qué podría motivar una conducta a primera vista tan esquizofrénica? Caballero La renovación de plazas no basta para explicarlo, pero contiene lo esen- cial del argumento que aquí se ensaya. Durante la gobernación de Céspedes (1624-1631), lo que había sido un enfrentamiento descarnado entre facciones {aracterística del período de Góngora (1621-1623)- deió paso a la construcción de un equilibrio precario pero equilibrio alfin y alcabo. Las disputas por recursos de toda indole no desaparecieron, pero el cuerpo capitular mostró una tendencia hacia posiciones más homogéneas en lo que respecta a asuntos de gobierno' El fuerte cuestionamiento a Zamudio dejó lugar a la lisonja en función de que el alcalde de primer voto -y hombre fuerte en Santa Fe-, Manuel Martín, tenía en su bolsillo eltítulo que le acrediiabaDalla-Corte como sucesor de Zamudio desde hacía unos dos meses, tomando como referencia la jornada del prodigio o la esquizofrenia. En este sentido, elCapitán Martín, -Teniente desde el 12 de mazo- difícilmente quisiera sembrar enemistades con elfuncionario saliente quien, por lo demás, era un vecino respetable y, como se dijo, allegado íntimo del hombre que le acababa

9. eue es en realidad una Real Cédula, dada por Felipe lll, en Madrid, a 12 de diciembre de 1619. Gabriela 1 0. AHSF - ACSF, 2a. Serie, Tomo ll, lt- 226 v . a 228 v. 11. ldéntica actitud asume en la sesión del 29 de diciembre de 1626 el Regidor Pedro Ruiz de Villegas. El 2 de enero de 1627 sol¡cita el cese de Zamudio, por ser paniaguado de Céspedes. AHSF - AC-SF, 24. Serie, Tomo ll, ft.272 a 275. Y, efectivamente, tenía razón. El asunto se analiza más adelante, bajo la lupa de cuestiones de justicia, pero es justo señalar que nada de esto apareció en los archivos santafesinos, sino en Sevilla. Allí he encontrado el expediente que incluye a Juan de Zamudio, embarcado con Francisco de Céspedes, como gente de su casa, nombrado como criado en primer término. AGl, Contaduría, 5388, n.74,23 de septiembre de 1624. 12. Real Cédula dada por Felipe lll en Madrid, a28 de diciembre de 1619. Transcripta en AHSF - ACSF, 2a. Serie, Tomo ll, ff. 285 a 298 v. [289 a 298 v' ilegible] 13. Véanse las sesiones del 8 y del 22 de lebrero de 1627 , en AHSF - ACSF' 24. Serie, Tomo ll, ff. 306 v. a 308. de otorgar el más alto cargo en su "cursus honorum". Ya le había costado sus idas y vueltas aquella designación del atribulante Góngora, que resignara laureles de teniente en una"capitanía aguerra", durante los últimos días d'e 1622. siempre muy cerca del centro de la escena, Manuel Martín aparece como más cercanó al universo de relaciones de céspedes que de Góngora. De hecho, es muy probable que este último desistiera de sostenerlo (cuando como se reseñó lo reámplazara por Bautista Vega primero y Gonzalo de carbajal después), cuando supo de sus buenos contactos con elgobernador Hernandarias y su grupo, que constituían el principal obstáculo a los intereses de Góngora en SantJFe.,o vblv¡endo a 1627, momento que muestra a Manuel Martín repuesto en la Tenencia de gobernación, el otrora ensañado Alonso de León testificó gustoso en la asunción áel nuevo te- niente sin mediar cumplimiento de Reales Cédulas ni mensura de distancias afec- tivas, mientras que el "excarcelado" Juan de osuna, ofendido por Zamudio en las buenas y defensor del mismo Zamudio en las malas, asumió el 23 de marzo en ,,hombres reemplazo de Manuel Martín como Alcalde de primervoto. Los buenos', de la ciudad estaban, los honores repartidos, en paz. pero el equilibrio político no oblitera la aparición de grietas por otras partes: bien al contrario, las facilita. Lo que interesa señalar ahora es un contraste que está ya esbozado pero que quizás termina de configurarse con el desarrollo delCaballero próximo punto. En'la espe- cÍfica relación que sostienen elcabildo y los tenientes de gobernador (una de las bisectrices que pueden trazarse como lectura de lo que sá expuso en este apar- tado) parece haber un desplazamiento del peso de una "institución" hacia la otra. En efecto, el enorme grado de concentración de potestades y de influencia que el teniente de gobernador tenía sobre el ámbito capitular durante el último cuarto del siglo XVI sufrió un franco deterioro a lo largo del cuarto de siglo siguiente, y sobre todo durante elperiodo crítico que se abre en 161g. Los motivoJde estas exitosas resistencias y hasta de este firme avance de las prerrogativas de un cuerpo que, en su heterogeneidad, se fue autonomizando políticamente sobre las potestades y sobre los dominiosDalla-Corte del teniente de gobernador, podrían ser varios. En principio, 1618 significo la sanción institucionaly administrativa de una nueva gobernación (la del Río de la Plata) que retiró a Santa Fe de la órbita de Asunción del Paraguay y la ubicó bajo la égida de Buenos Aires, nuevo polo de atracción económica y de administración política en el anhelado sitio de salida al Atlántico. Como todo momento crílico, el mismo implicó muchas dificultades y hasta la derrota políüca de algunos (por ejemplo, los reveses sufridos por el grupo de Hernandarias en santaGabriela Fe y en Buenos Aires), pero brindó a muchos oiros una coyuntura de oportunidades que intentaron aprovechar. Pero fue entre los "beneficiabos" por la instalación delgrupo confederado, donde se produjo, sin embargo, elprocesó más interesante de alineamientos. La complejidad deriva de ciertos choques que enfren- taban a miembros de un mismo "partido", empíricamente, a vecinos que estaban

14' En clave de dinámica facciosa, éstos eran llamados los "beneméritos", mientras que el grupo que se apoyaba en los comerciantes portugueses llegados a Buenos Aires y ligados a Góngorieran denominados por aquellos como "confederados". Desde hace algunos anoi, Je ha demostrado que estas facciones, en realidad, estaban mutuamente contaminadas, arreglándose los unos con ios otros según el negocio y las circunstancias.

70 compartiendo un universo de intereses con el ascendente grupo de comerciantes porteños (la mayor parte de ellos portugueses y holandeses). Mientras que éstos controlaron el cabildo de la ciudad de Buenos Aires, la tensión con el cabildo santa- fesino, o mejor, con algunos miembros delcabildo santafesino, era mediada por la lucha facciosa entre báneméritos y confederados. Pero desplazado Hernandarias de la gobernación, relegado a terminar su mandato hasta 1620 en Asunción e, incluso, impedido de hacerlo a partir de ser encarcelado y de serle confiscados sus bienes en eljuicio de residencia que Góngora le tomaba a caballo de la divisiÓn de las gobernaciones, la Ciudad de Santa Fe (es decir, el Cabildo como actor político), no siempre estuvo dispuesto a aceptar a los tenientes enviados por Góngora o por su sucesor, Céspedes (los dos primeros gobernadores de la Gobernación del Río de la Plata). Además, el cuerpo se mostró mucho más "agresivo" o demandante en sus planteos para con la gobernación y, como se ha visto, el incremento del número de negociaciones y la subida del tono en las mismas, fueron una constante del periodó, contrastando con los años anteriores, cuando la "cuestión gobernación" no ocupaba tanto espacio en las discusiones capitulares. La aceptación del cabildo santafesino, el beneplácito que muchos vecinos sintieron frente a la consolidación del orden confederado, no derivó mecánica- mente en una subordinación formal ni real de todosCaballero los intereses de la ciudad a los intereses de una facción que Se movía e intentaba desplegarse a escala de gobernación. Los tenientes de gobernador de este periodo (1618-1630) ya no eran hombres tuertes. Si mantenían, como antes, la cualidad de ser hombres de confianza de su gobernador, habían perdido la calidad de ser vecinos de la ciudad. Y ésta, tenía su éensibilidad. Los tenientes del periodo 1573-1595 no sólo fueron vecinos en casi latotalidad de los casos, sino que hasta 1583, fueron hombres completamente comprometidos con el proyecto fundacional (ya que el primero en ejercer ese car- go fue el mismo fundador, Juan de Garay, quien a su vez, en múltiples ocasiones, to OetegO en hombres de Dalla-Cortesu entorno más estrechamente cercano). A la muerte de éste-, la figura de su yerno, Hernandarias de Saavedra, se perfilaba ya como un elemento que podía garantizar la continuidad del orden "benemérito", insta- lado sólidamente después de la revuelta de los mancebos que, en 1580, intentó deponer alfundador. Esta incardinación entre la autoridad y lo inmemorial (en un sentido que apela a la construcción recursiva de la autoridad y de la continuidad de la vida de ia ciudad en las figuras directamente ligadas a la hueste fundadora) pudo Gabrielahaber ejercido una fuerte marca en lo que respecta al peso que presentan' en el periodo, las figuras del teniente de gobernador o del alcalde mayor. Estas reflexiones se encuadran en un recorte excesivamente pequeño de la dinámica política del proceso, y se insertan solamente con la intención de con- trastar el peso específico de la figura que se utilizÓ como eje del análisis en este evento: los Tenientes quedaron atrapados en los usos locales de normativas monárquicas durante largo tiempo desatendidas. El cabildo de la ciudad utilizó esas normas (siguió la letra de la ley de la monarquía) como un recurso para resistir al largo brazo del gobernador. Cuando los tiempos indicaron que esta resistencia no era necesaria, la letra de los Felipes volvió a caer en el olvido. Claro está, provisoriamente. Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Desafiando y resistiendo ala autoridad' La carbonería de Francisco Ramírez en los Montes del Tordillo a inicios del siglo XIX

Alejandra Renée Mascioli Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina

Caballero

Una de las problemáticas presente en los estudios referidos a la frontera en la historia americana es la referente a la relación entre ésta y las áreas centrales. que Los diferentes análisis que sobre eltema existen se mueven en un abanico abarca desde aquellos postulados que reconocen una débil vinculación entre ambas hasta otros que remarcan la existencia de una relaciÓn mucho más estre- cha. Y esta cuestión remite,Dalla-Corte en definitiva, a la consideración de la mayor o menor autonomía de que gozarían las áreas fronterizas (Scholes, 1976l.128-139; Lime- rick, 1987: 17-32; Turner, 1991:9-44). En el caso de la frontera bonaerense diversos estudios vienen demostrando el vínculo que existe entre ésta y la ciudad de Buenos Aires tanto en aspectos económicos, como sociales, culturales y políticos. Y en el marco de esta relaciÓn y una vez superada aquella imagen estereot¡pada del "caudillismo", cobra sen- pro- i¡Oo el objetivo que nos proponemos en las páginas que siguen: analizar el ceso deGabriela formación del Estado bonaerense pos revolucionario en su vinculación con una zona de frontera: el inmediato sur del río Salado de la actual provincia de Buenos Aires a inicios delsiglo XlX. constatada, entonces, la existencia de múltiples relaciones entre la frontera y la ciudad de Buenos Aires, cabe preguntarse por la índole de las mismas' más que un apéndice ¿Se trata de un "modelo colonial" en el que una no sería Je la otra sin significación en sí misma o queda margen para la acción autóno- imponer en la ma?,1 ¿hasta qué punto las autoridades de Buenos Aires logran

1. Ver el planteamiento de Dippie en Limerick, 1987:17-32. zona sus ideas y proyectos?, ¿qué papel juegan, en este proceso, la tuerza y la negociación?. La premisa que nos guía en las páginas siguientes se inclina por la alternativa de la cierta autonomía de esta zoña de frontera, dentro del marco interpretativo que sobre la formación del Estado nos ofrecen una serie de trabajos referidos a México y cuyos postulados también hallamos en estudios sobre al área bonaerense (Joseph y Nugent, 1gg4). En ellos se hace hincapié en la idea de ver al Estado no como un objeto sino como relaciones de poder di- námicas, que evolucionan y se transforman, como formas diarias de acción. Ello implicaría una lucha cotidiana por el poder, en el marco de la cual los proyectos hegemónicos de la élite encontrarían diferentes tipos de respuestas e infleiiones locales. De ahí la importancia de tener siempre presentes distintos niveles de análisis (provincial, regional, local) a fin de ver tanto de qué manera juegan la negociación, la represión o la dominación en el intento de implantar los proyectos hegemónicos centrales como de dimensionar el impacto de los procesos locales en aquellos más generales.La figura de Francisco Ramírez y su carbonería de los Montes del rordillo, a través de sus acciones y relaciones, será la ventana para adentrarnos en el estudio de las cuestiones mencionadas. Su conducta, algunos de cuyos aspectos conocemos a partir de un sumario levantado el año 1817 con motivo de una serie de delitos, cobra sentido en el marco de la comple- jidad Caballero social y económica que el inmediato sur del salado presenta desde mucho antes defundarse allí un curato y un pueblo entre dicho año y 181g. vayamos, entonces, al análisis deltema.

Los hechos

El 17 de enero de 1817 Mariano Fernández, Alcalde de la Hermandad de chascomús y comandante de Milicias, actuando con Leonardo piedrabuena y Ramón Carmona como testigos,Dalla-Corte inicia un sumario indagatorio a fin de esclare- cer ciertos hechos delictivos que tienen como epicentro los Montes del Tordillo.2 Hacia 1817 estos montes estaban poblados por algunas cientos de personas y eran el centro de una serie de act¡vidades económicas -lícitas e ilícitas- y dó relaciones sociales que las involucraban. No adjudicados aún en propiedaá, su usufructo era compartido por los habitantes de la zona que extraían de ellos la leña y el carbón que los avatares de la guerra de 1g10 ya no hacían posible traer de la GabrielaBanda orientaly delterritorio de la posterior provincia de Entre Ríos.3 Del testimonio de los comparecientes en el sumario surge la figura de Fran- cisco Ramírez y su carbonería, instalada en los Montes y proveedora de carbón para el gobierno de Buenos Aires, como medulares en el conflicto. Teniente Co-

2. Se trala de uno de los lantos montes de talas y otras especies (además de la fauna) caracteríslicos de la costa sudeste de la que se convertiría en provincia de Buenos Aires. Ubicados al inmediato sur del río Salado y de una extensión aproximada de 24310 ha según datos para 1gg1 , en 1817 estaban bajo jurisdicción de las autoridades del partido de Chascomús. El sumario referido se halla en AGN, División Gobierno Nacional, sección Gobierno, Dolores, 1g17-1g31 . producción 3. Sobre la de leña y carbón en el tenitorio de la que se constituyera en provincia de Entre Ríos puede consultarse Djenderedjian, 2004.

74 ronel graduado, Capitán retirado y posible Teniente Alcalde de la zona de los Montel Francisco tendría, además, una pulpería, tropa de carretas y una boyada de invernada en un puesto de Juan Lorenzo Castro (Teniente Coronel Graduado y Comandante de Milicias que se desempeña, hacia 1805 y nuevamente en i8tB, como Alcalde de la Hermandad de Chascomús). Padre de un hijo, con- viviría con las santiagueñas Feliciana y Dominga y sería, según testimonios, bastante "forzador". Los principales sospechosos de los delitos investigados son, aparte de é1, los peones empleados (o que lo estuvieron en algún momento) en su carbonería. Entre ellos destacan tres: el "europeo" Antonio Labado que vivía en dicha carbonería, tendría su ganado en la lsla del Vecino y estaba preso al momento del sumario; Mariano Quiñones, también por entonces preso en el calabozo de la Guardia y Francisco Portilla, "el Paraguay", peón del mencionado Quiñones y también encarcelado. Los damnificados por sus delitos Son, por su parte, tanto los habitantes y productores al sur del Salado como otros instalados al norte del río cuyos establecimientos quedan en el camino mismo que las tro- paS de carretas re69rren en su trayecto entre los MonteS y Buenos Aires.4 Ahora bien, ¿cuáles Son eSoS delitos?. La fuente refiere, principalmente, tres: robo de ganado;traslado de mujeres mayormente solteras desde Buenos Aires hacia el sur del Salado que, una vezallí, se "repartenCaballero con unos y otros"; el co- bijo dado en los Montes a "vagos y deseñores". Del testimonio de los compare- cientes, ante las preguntas efectuadas por Mariano Fernández, se desprende lo que sigue. Tanto Labado, como Portilla y Quiñones roban ganado que luego introducen en los Montes delTordillo (bueyes, vacas, novillos, caballos), aunque en alguna oportunidad también Sustrajeron otros elementos (un Serrucho, un Saco ¡e Sal, unas cucharas, una pelota con grasa, unos cuergs vaCunos). El ganado sustraído y conducido a los montes es encerrado en corrales tanto de la óarbonería de Ramírez como del establecimiento de Quiñones. Allí se lo faena a "horas intempestivas" o Se lo entrega a otros individuos o carbonerías, Siendo a veces utilizado como pagoDalla-Corte de alguna deuda o favor. En caso de faenamiento, Se lo emplea para el abasto de la carbonería de Ramírez y se venden los cueros y el Sebo, que viajan ocultos en alguna tropa de carretas. Otras veces, en cambio, es desde la misma carbonería desde donde Se compran estos productos pro- venientes de animales robados y faenados en otro sitio. La lectura del sumario deja entrever que quien más, quien menos, todos los individuos que comparecen anie el Alcalde de la Hermandad tienen conocimiento de estos robos y de qué individuosGabriela han faenado ganado ajeno, a sabiendas o ignorando su procedencia. pero en estos últimos casos, incluso, es posible advertir que dicha "ignorancia" es producto de la certeza de tratarse de ganado mal habido. Por algo estos individuos nunca Se preocuparon en conocer la procedencia del mismo. Por úl- t¡mo, tanto respecto a las mujeres provenientes de Buenos Aires como al hecho de dar protección a "vagos y desertores" los testigos responsabilizan, una vez máS, a Francisco Ramírez y su tropa de carretas. Por todo ello, Vicente Lagosta

4. En un trabajo reciente Raúl Fradkin (2005, mimeo) señala la conflictividad presente en los Montes del Tordillo a inicios del siglo XlX, suponiendo que habrían sido un ámbito especialmente problemático en la construcción del nuevo orden rural. califica de "liorna" a dicho establecimiento y afirma que "...todos los que rodean a Ramírez son (...) ladrones....".5

Antecedentes de intervención

Esta es la situación al año 1817, aunque ni los hechos ni el pedido de inter- vención de alguna autoridad son recientes. Pero poco se había podido hacer hasta entonces ya que, algunas de las personas que recibían quejas sobre lo que estaba sucediendo, no estaban facultadas para actuar. Hubo ocasiones, no obstante, en que ciertos individuos intervinieron de manera extrajudicial para remediar la situación. Pero entrometerse en ella no parece haber sido nada fácil, incluso para quienes tenían la autoridad de hacerlo. En tal sentido el Sargento Mayor José Peña y Zasueta, que sirvió en una guarnición de la zona afirma que, tras haber intercedido en una cuestión relacionada con estos delitos,

"...no tomé otra providencia porque las Carretas llevaban carga del Estado, y unos hombres acostumbrados al robo (según la voz común) pudieran haver hecho alguna felonía...".6

Y algo similar refiere santos Almeida, mayordomoCaballero de Ramírez durante ocho meses, al declarar que en ocasión de haber mandado buscar Mariano Fernández una mujer y otros individuos a la carbonería, Ramírez "puso en armas" a la gente de la misma y a la tropa. Mariano Fernández lo expresa así en el sumario:

"...que luego que llegó el que declara [Santos Almeida, AM], de una diligencia a que lo havían mandado, le diieron que havía puesto sobre las armas a la gente, Ramíres, y que éste mismo se lo dijo, que lo havía hecho porque Don Visente Lagosta le dijo que Don Mariano Fernándes, Juez de este Sumario, le hiva a afopellar la Casa...".

Mencionemos, por último, el caso de Ramón Lara. Desempeñándose como Teniente Alcalde al sur delDalla-Corte salado hacia 1815, y ante los reclamos de los pro- ductores por los continuos robos de ganado, propuso alAlcalde de chascomús Julián Martínez de Carmona que se nombrara también Teniente Alcalde a Pedro Nolasco Pereira ya que, dadas las distancias, no podía él solo atender toda la jurisdicción. Verificado elpedido de Lara, dice éste en su declaración:

"...como el referido Pereira pusiese todo celo á fin de evitar los robos y desterrar los vagos de que estaban llenos los citados Montes, y particularmente los que se abrigan en la Carbonería de Ramiez, fue perseguido de Ramírez porque este Ten¡ente Atcatde no le dejaba parar ningún GabrielaDesertoL n¡ vago en dicha Carbonería, hasta tlegar a términos que Ramírez se presentó al Alcátde de 1' Boto instaurando queja contra dicho Teniente A/calde pensando por este medio sorprender aquel Juzgado; pero no sucedió así, porque este Juez prudente providenció para que informara el Alcalde de este Partido, quien puso providencia para que yo, con los conocimientos gue tenía sobre la materia de gue trataba Ramírez, evacuara el informe, lo que verifiqué, y el Juzgado conocería

5. AGN, División Gobierno Nacional, Sección Gobierno, Dolores, 1817-1831 . Sería razonable suponer que tanto los efectos que se transportan en las mencionadas tropas de carretas como el ganado faenado clandestinamente abastecen no sólo a los pobladores del área sino, también, a indígenas y soldados. Agradezco a Raúl Fradkin esla observación. 6. Tanto este testimon¡o como los dos siguientes en AGN, División Gobierno Nacional, Sección Gobierno, Dolores, 181 7-1 831 .

76 providenció en contra de la Justicia que le asistía á Pereira para aquellos procedimientos; nunca estos, Y éste concluió el Año...".' partir Ahora bien, analicemos estos testimonios. Podríamos decir que a de su ante lectura Se entreve que las autoridades tienen cierta dificultad en imponerse actúa en una este estado de cosas. En el caso de José Peña y Zasueta, si bien por a que oportunidad, agrega que no implementó ninguna medida más temor revancha rea- los individuos contra quienes iba dirigida Su intervención tomasen lizando alguna acción inapropiada contra la carga del Estado que transportaban' no lo hagan por Que las autoridades consiituidas y con competencia para actuar temor a represalias demuestra el poco poder real que tenían en algunas cues- tiones. Dichas represalias podrían interpretarse en el Sentido de un rechazo ala acla- imposición de un orden déterminado de parte de las autoridades' Orden, ,"to., que vendría a alterar otro orden establecido, en el marco del cual tenía lugar la üida cotidiana de los pobladores de la campaña y cuya transformación re- siñ duOa afectaría ciertos intereses e individuos. Los dos últimos testimonios velan esto de manera clarísima. Ramírez enfrenta y desafía a la autoridad tanto al "poner en armas" a la gente de su carbonería ante el rumor de la llegada de persigue al Maiiano Fernández en büsca de algunos individuos, como cuando por en el Teniente Alcalde recién nombrado y io denuncia anteCaballero la iust¡cia ¡nterferir de al desarrollo habitual de sus actividaáesl Podría hablarse de una resistencia y las reglas menos algunos habitantes del sur del Salado a aceptar la autoridad a del juego-que desde Buenos Aires o zonas más cercanas intentan aplicarse no la tas áreás de a poco incorporadas a la órbita de su iurisdicción' Así, sólo población indígéna nabría diticultado a los pobladores "cristianos" y al gobierno sur del Salado' be Buenos Airés el proceso de ocupación y control del territorio al cuyas sino también algunos individuos asentados desde hacía ya algún tiempo lícitaie ilícitas, podrían verse afectadas' Es ésta una prueba de que óia"ti."r,'avanzar que y ejercer control Dalla-Corteeiectivo Sobre elterritorio requería algo más hacer campañás militares, establecer fuertes y guardias o nombrar autoridades'8

En busca de una solución Elsumario es elevado alcomandante Generalde campaña Ramón Balcarce los "males", en febrero de 1817. lnmediatamente éste propone, a fin de remediar público". la supresiónGabriela total de las carbonerías por ser éstas "periudiciales al bien pro- pero el Asesor General interino Valle, al considerar la importancia que la que ha ducción y el consumo de carbón tienen en la zona, especialmente desde propone dejado d'e introducirse el procedente de la Banda Oriental y Entre Ríos,

7. El énfasis es nuestro. g. Una situación con características similares a las expuestas (delitos, desafíos a la autoridad "sur entrerriano" constituida y dificultades de ésta para imponerse) se da en la zona de frontera del haciafines'del siglo XVlll. Ver al'respecto Djenderedjian,2004. Con relación a delitos perpetrados para por habitanies de la campaña bonaerense contra el Estado provincial, puede consultarse, un período poster¡or (1831-1851), Salvatore, 1997: 91-100' elevar el caso al cabildo. El pedido se efectiviza y, el 1g de abril, el síndico se ex- ,,males" pide. Tras restar cierta importancia al problema, atribuyendo los al hecho de vivir fuera del marco de la justicia y la religión, manifiesta el error que sería cerrar las carbonerías. En su lugar propone nombrar un juez (elegido de entre los pobladores del lugar) e instalar una capilla con un cura a su cargo. Destaque- mos aquí que la zona no está falta de autoridades civiles y militares (aunque es posible que no haya las suficientes). creemos que el principal problema es, en cambio, que estas autoridades no logran imponerse. Según sabemos, el procedimiento habitual para la elección de Alcaldes de la Hermandad es el de la elevación de una terna de candidatos al Cabildo de parte de la autoridad saliente, de entre quienes éste procede a elegir. Dichos candi- datos, a su vez, se seleccionan de entre quienes habitan en la zona y reúnen ciertas características de "notabilidad" (Garavaglia, 199g: gg-121; Ternavasio, 2002). Ahora bien, del informe del síndico se desprende la prescindencia del mencionado procedimiento en este caso. Así, el consentimiento del Director Su- premo bastará para erigir en autoridad civil a quien sea elegido localmente. y ello es claramente estipulado en septiembre del mismo año en un oficio que las autoridades de gobierno envían al Cabildo de Buenos Aires estableciendo que los habitantes delsur delsalado podrán elegir, por síCaballero mismos, alJuez territorial, quedando por esta vez sin efecto las reglas que habitualmente rigen estos nom- bramientos. Y destaquemos además que, al hacer esta concesión, las autorida- des dejan sin efecto un nombramiento que ya habían hecho para ese cargo. Esta propuesta, creemos, se debe a que una persona conocida y aceptada por los habitantes de la zona podría tener mayor éxito en hacerse obedecer al poseer la legitimidad de que carecería alguien nombrado desde afuera. Pero el Síndico también acuerda conceder a este juez cierta amplitud de facultades. Ello, junto al hecho de ser elegido entre los lugareños sin mayor intervención de las au- toridades de Buenos Aires, deja entrever una cierta delegación de funciones y atribuciones de éstas haciaDalla-Corte las autoridades locales. podemos suponer que tanto la distancia como el desconocimiento de lo que allí sucede llevan al gobierno instalado en la ciudad portuaria a confiar en que quienes están en la zona sabrán arbitrar una solución revistiéndose de la legitimidad que para ello necesitan de parte de los pobladores del área. como más arriba expusimos, las campañas militares, el nombramiento de autoridades y la construcción de fuertes no fueron mecanismos suficientes para lograr control efectivo por parte del gobierno por- teño sobreGabriela los nuevos territorios incorporados a la órbita de su jurisdicción. Era necesario contar, en alguna medida, con el consentimiento a tal control por parte de los habitantes de la zona.e Ahora bien, el síndico también establece que sean los mismos pobladores quienes asuman el costo económico del mantenimiento deljuez y la construc- ción de la capilla, ya que es a ellos a quienes interesa "poner orden". En esta

9. Con relación a las dificultades de las autoridades asentadas en Buenos Aires para extender e imponer su control sobre el territorio bonaerense durante la primera mitad del siglo XlX, lo que a su vez las habría llevado a la necesidad de apoyarse en la propias sociedades locales en busca de consenso, ver Gelman, 2000.

78 apreciación pareciera trascender que los problemas en el Tordillo son vistos cómo "desde afuera" (si se nos permite utilizar esta expresión de Silvia Ratto) por parte de al menos algunas autoridades de Buenos Aires que no advierten que ios mismos puedan oóasionar perjuicios para quienes no sean pobladores de la zonay, potianto, principales afectados e interesados en la cuestiÓn, al tiempo que Oáá entrever las dificultades económicas de una administración afectada por tas'erogaciones de la guerra. Además de delegar la elección de la autoridad civil y de concederle ampliás atribuciones en el ejercicio de su poder, el gobierno instálado en Buenos Aires se desentiende de la cuestión económica' Con ello, la solución al conflicto pasaría enteramente por lo que los habitantes del Tordillo quisieran' y pudieran hacer.lo El sumario llega nuevamente a manos del Asesor General interino quien, eslando de acuerdo con el nombramiento de un Juez y con la erección de una capilla, el 10 de mayo de 1817 se expide dejando entrever, sin embargo, una concepción diferente sobre la manera en que debe actuarse en este asunto' Desde SU punto de vista, los "males" afectan a toda la "comunidad" y no sólo a unos pocos pobladores de la zona. Las autoridades constituidas tienen la obli- gación de garantizar el orden a la totalidad de la misma a cambio de las "cargas" óon que loé ind¡viduos son afectados. Vemos aquí una idea mucho más cercana Caballeroque que a la que tenemos actualmente respecto a la relación Estado-sociedad la se desprende de los planteos anteriores. La expresión de estas diferentes con- cepciones forma parte del proceso mismo de constitución del estado (provincial, en este caso).11 Lamentablemente sólo conocemos parcialmente lo que ocurrió tras la reali- zación de este sumario: en 1817 se erigió el curato de Nuestra Señora de los Dolores al sur del Salado y, un año más tarde, el pueblo del mismo nombre, creándose asimismo diferentes juntas, comisiones y cuerpos armados a fin de tratar las cuestiones de expansión, poblamiento y defensa de la frontera. Maria- no Ramírez y los carbonerosDalla-Corte no vuelven a aparecer en las fuentes de que dis- ponemos y tampoco hemos podido, hasta el momento, hallar referencias a ellos

en 10. El tema de la cierta autonomía de que habrían gozado los habitantes de la frontera tanto sobre el cuestiones relacionadas con su defensa como en la elaboración de proyectos de avance Aires habría territorio, es tratado en detalle por Silvia Raüo. La dificultad que el gobierno de Buenos hallado en asumir el costo económico que ello suponía, explicarían esta actitud. Ratto' 2003' en especialGabriela el capítulo 2. Ver también Halperín Donghi, 1972:121 y 256' que "la 11. Analizando la constitución del estado nacional argentino, Oscar Oszlak afirma 'civiles', 'comunes', ampliación del aparato estatal implica la apropiación y conversión de intereses bb.¡"to de su actividad, pero revest¡dos entonces de la legitimidad que le otorga su contraposición a"n la sociedad como interés general (...). Este proceso conlleva (...) la apropiación de los recursos que consolidarán las bases de dominación del Estado y exteriorizarán, en instituciones y decisiones concretas, su presencia material. La expansión del aparato estatal deriva entonces del creciente involucramiento de sus instituciones en áreas problemáticas (o "cuestiones") de la sociedad, frente a las que adoptan posiciones respaldadas por recursos de dominación". Oszlak,2004 [1989]:21. María Élena Banal y Raúl Fradkin, por su parte, señalan que hasta aproximadamente 1836 no hay en la campaña bonaerense un cuerpo de funcionarios diferenciados de la sociedad. Así, se apela conslantemente a ella en el ejercicio del poder, en busca de consenso y colaboración. Barral y Fradkin, 2005:.7-48. en otra documentación. Sin embargo, testimonios sobre la inseguridad de vivir en la frontera debido a la presencia indígena y a los frecuentes robos de ganado -que se producen, y alusiones al hecho de asumir los productores de la iona la defensa de la misma y el costo económico que ello supone, están presentes en muchas de las fuentes que hemos consultado.l2 A modo de resumen podríamos decir, entonces, que en 1g17 se levanta un sumario sobre una situación que venía sucediéndose desde hacía algún tiempo relacionada con el robo de ganado, el traslado de mujeres hacia los tr¡ontes áel Tordillo y el cobijo dado a "vagos y desertores" en la zona. La carbonería de Francisco Ramírez (ex militar y quizás Teniente Alcalde al momento del sumario) aparece como foco del conflicto y, quienes trabajaban o habían trabajado en ella, como uno de los principales sospechosos. Recordemos que esta carbonería al igualque otras de su clase, ubicadas en los citados montes, cumplía una impor- tante función de abasto de leña y carbón al gobierno de Buenos Aires. Tanto esta actividad como otras lícitas e ilícitas relacionan a los habitantes del área entre sí y con otros de fuera, perjudicando al menos a algunos de quienes han cruzado el Salado y han instalado allí sus establecimientos productivos. Si bien la zona está bajo la jurisdicción de autoridades tanto civiles como militares, al parecer éstas tienen ciertas dificultades para imponerse. TerminarCaballero con las actividades que ciertos productores denuncian como perjudiciales a sus intereses significa alterar el orden de cosas establecido y, por ende, afectar a otros individuoJy sus intereses. Entre ellos, claro está, al propio Francisco Ramírez. Es por ello que éste no duda en armar a la gente de su carbonería ante la noticia de que tr¡ai¡a- no Fernándeziríahacia allí, o en denunciar ante la justicia al Teniente Alcalde Nolasco Pereira. La sociedad indígena supuso un "obstáculo" y un "problema" para quienes emprendieron el proceso de avance y control de territorios de la que se cons- tituiría en provincia de Buenos Aires, pero no fue la única. Al menos algunos individuos que se asentaronDalla-Corte en zonas aún no controladas por las autoridades de ésta -en este caso desde fines del siglo XVlll-, que iniciaron allí su vida, empren- dieron diferentes actividades para subsistir y fueron estableciendo sus relaciones sociales, tampoco vieron con buenos ojos el intento de control del área de parte de Buenos Aires o de zonas aledañas. Esto suponía alterar su situación y afectar sus intereses. Todo ello determinó, como ya indicamos, que las expediciones militares sobre estos territorios, la construcción de fuertes y el nombramiento de autoridadesGabriela no bastaran para conseguir elcontrol del área. Era necesario, junto a estas acciones más o menos violentas, lograr la aceptación de los habitantes del lugar. Y ello tenían seguramente en mente algunos de quienes desde Buenos Aires intervinieron en la resolución de la causa del sumario cuando, por ejemplo, propusieron que de entre los lugareños se elija una autoridad civil con el acuerdo del Director supremo saltándose, así, el procedimiento habitual de elección; o cuando consintieron en que la misma sea revestida con amplias facultades. Esta cierta delegación de atribuciones de las autoridades porteñas en los habitantes

12. Con relación a estas cuestiones remitimos al lector a Ratto, 2003. Respecto a otras áreas de frontera, para la tucumano-chaqueña puede consultarse, por ejemplo, Vitar, .1997.

80 y las autoridades del lugar es una muestra de la búsqueda de esa aceptación y de la legitimación que la misma implica, altiempo que supone cierta dificultad para actuar debido a la distancia y al desconocimiento que ella conlleva. De acuerdo a algunos testimonios que conocemos y como ya se ha demostrado en trabajos realizados por otros investigadores, esta situación de inseguridad en las zonas de frontera fue repetidamente denunciada por algunos productores, como asítambién lo fue la desprotección que sufrían de parte de las autoridades. Ello los llevó a asumir la defensa de la misma por su cuenta, con los costos que ello implicaba tanto en hombres como en bienes, conservando a cambio ciertas prerrogativas de control sobre personas y recursos que los dotaban de una cuota de poder.

Considerac¡ones f inales

Hemos hecho referencia al planteo de Silvia Ratto sobre la relativa autonomía de que habrían gozado los habitantes de la frontera en cuestiones referentes a la protección y defensa de la misma, asumiendo tanto el costo humano como ma- terial. El análisis que antecede, centrado en el accionarCaballero de Francisco Ramírez, nos permite añadir algunos elementos a esta cuestión. El dinamismo de la vida social y económica de este área de frontera antes de la fundación formal de un pueblo se gesta y se desarrolla, en cierto sentido, al margen de las autoridades de la ciudad de Buenos Aires o áreas circundantes. Si bien es cierto que la zona está por entonces bajo jurisdicción inmediata de la guardia y posterior partido de Chascomús y va entrando de a poco bajo la órbita de preocupaciones de las autoridades centrales, ya hemos visto que tanto éstas como las primeras encuentran ciertas dificultades por revedir el orden de cosas existente. La car- bonería de Francisco Ramírez es el epicentro de actividades tanto lícitas como ilícitas que involucran a algunosDalla-Corte pobladores de la zonay que perjudican a otros. Y dicho Ramírez no duda en oponerse a los planes de las autoridades instituidas cuando percibe que éstos perjudicarían sus intereses. Así manifiesta repetidas conductas desafiantes hacia las mismas al "levantar en armas" a la gente de su carbonería o al denunciar ante la justicia a un Teniente Alcalde por interferir éste en sus actividades. De esta manera, no sólo la sociedad indígena habría sido un "obstáculo" para las autoridadesGabriela centrales en el proceso de ocupación de tierras por parte de los "cristianos" al sur del río Salado sino que, también, algunos pobladores "cristia- nos" del área lo habrían sido en tanto se habrían opuesto en ciertas oportunidades a las decisiones y pretensiones de éstas. Con ello, queda claro que la siempre aludida política de campañas militares, fundación de fuertes, guardias o pueblos con sus correspondientes autoridades, no habrían sido suficientes ni eficientes para lograr el control del territorio que se pretendía ocupar. Era necesario, ade- más, lograr la aceptación de los habitantes de la zona, tener su consentimiento. Y, en pos de ello, vemos a las autoridades instituidas dar marcha atrás en ciertas cuestiones y otorgar concesiones a los pobladores del área: permitir a éstos la elección de las autoridades locales saltándose el procedimiento habitual que

81 regulaba estas cuestiones, dotar a las mismas de mayores atribuciones que las que iniciálmente les corresponderían, renunciar algunas autoridades a ejercer acciones contra delitos perpetrados en la zona por temor a represalias contra cargamentos del gobierno, por ejemplo. Vemos así, una vez más, a la luerza y a la necesidad de consenso actuando conjuntamente. Y, con ello, se aleja la idea de un Estado en cuyo proceso de formación quienes lo controlan se erigen en guías que imponen sin inconvenientes su voluntad y sus proyectos desde el centro hacia el resto delterritorio. Con ello, entonces, observamos que la frontera y las áreas centrales (en este caso la ciudad de Buenos Aires) mantienen fluidos vínculos. Si bien la vida en ella se desarrolla con cierto margen de autonomía en un principio, el poder cen- tral se hará cada vez más presente. Pero ese intento de presencia no es simple. El mismo conlleva una relación de constante ejercicio de la fuerza sumado a un constante ejercicio de negociación. Y, en é1, se establece entre ambas zonas una relación de ida y vuelta donde los procesos que tienen lugar en una se hacen sentir e inciden en la vida y las decisiones de la otra. Digamos, para concluir, que el caso de Francisco Ramírez no es el único que permite ilustrar y analizar esta situación. También en esta zona de frontera y contemporáneamente a las cuestiones tratadas, el accionarCaballero de Francisco Ramos Mejía y su conflictiva relación con el religioso Francisco de Paula Castañeda, constituye un ejemplo claro de cuanto venimos planteando. Y ello por no mencio- nar las dificultades que el párroco del curato de Nuestra Señora de los Dolores -Francisco de Paula Robles- encuentra en la zona para ejercer su ministerio e imponer sus normas. Lamentablemente cuestiones de espacio nos impiden ex- playarnos aquí sobre estos casos que, sin embargo, han sido analizados en la tesis doctoral en curso. Dalla-Corte

Gabriela

82 Bibliografía citada

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83 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Articulación territorial y fractura social. Una aproximación desde la fiscalidad en El Salvador a fines del XIX

Antonio Acosta Universidad de Sevilla

Caballero

Hacia la mitad del siglo XIX trascendentales cambios tecnológicos en la in- dustria europea y norteamericana estaban generando un nuevo impulso en la Revolución lndustrial. Sin restar importancia a las dinámicas económicas y so- ciales internas de los nuevos países hispanoamericanos, este Segundo empuje de la economía industrial y financiera trajo como consecuencia un fuerte incre- mento en la demanda deDalla-Corte materias primas y en la oferta de manufacturas que ocasionó decisivas transformaciones en las estructuras de la antigua América española (Cardoso y Pére2,1979; Bulmer-Thomas, 1994). América Central co- menzó a experimentar estos efectos cuando los pequeños países que surgieron de la ruptura de la Federación de Provincias Unidas de Centroamérica todavía Se enfrentaban entre sí Como consecuencia de Su histOria reCiente. En ese mar- co este artículo aborda el caso de El Salvador, un país relativamente singular en el contextoGabriela centroamericano sobre todo a partir de su estructura agraria, cuya oligarquía llevó a cabo un imporlante esfuerzo de redefinición del Estado en la segunda mitad del siglo XIX en función de sus intereses, con abundante produc- ción legislativa, expansión del aparato burocrático, extensión de ciertos sistemas de comunicación -especialmente el telégrafo-, reforzamiento del ejército y la policía, etc. ESte intenso proceso tuvo lugar, en parte, gracias al Cregimientg de las exportaciones del café, en el marco de las relaciones comerciales a que dio lugar la expansión imperialista que se inició en dicho período. La historiografía ha recibido en los últimos quince años algunas aportac¡ones ¡mportantes para conocer mejor la historia económica y social del país (Lindo-F., 2002: Lauria, 1999), sin embargo todavía es posible revisar e incorporar nuevos análisis en determinadas parcelas de la misma que ilustren mejor los mecanismos por los cuales la clase dominante salvadoreña logró mantener y reproducir su poder en todos los ámbitos de las relaciones sociales, desde la esfera de la producción y la economía, en general, hasta el político y la gestión del Estado, en particular. Este último terreno también ha sido objeto de recientes trabajos que, a mi enten- der, aún dejan sin responder importantes preguntas en torno al problema que se plantea a continuación (Ching, 1997). En concreto este trabajo {omo parte de una investigación de mayor calado-l se propone un modesto objetivo cual es el de tratar de explicar algunas de las líneas principales en que se basó el manejo fiscal y hacendístico de la oligar- quía agraria salvadoreña en el último tercio del citado siglo XlX, precisamente en los años del comienzo de los efectos mencionados arriba y producidos por la Segunda Revolución lndustrial. Además de con los beneficios obtenidos de las exportaciones del café, el Estado salvadoreño creció también gracias a una extraordinaria deuda tanto externa como interna, de manera que podría trazarse una hipótesis en el sentido de que se estaba produciendo un desajuste muy im- portante entre los costes delesfuerzo de construcción de este Estado oligárquico y las bases financieras sobre las que se estaba levantando. Y a partir de ahí se puede formular una triple cuestión: 1. ¿qué debilidadesCaballero planteaba esto para el propio Estado?;2. ¿sobre qué sectores sociales recaía el peso fiscal para hacer frente a dicho déficit financiero?; y 3. ¿con qué instrumentos contaba la clase dominante para hacer efectivo dicho peso? No es este el lugar, por la dimensión de este trabajo, para resolver toda esta problemática y me limitaré a lo expuesto líneas más arriba, pero es preciso centrar el problema en eslos términos para desmontar la creencia de que fue sólo la oligarquía la que impulsó con los bene- ficios delcafé a ElSalvador por el camino del"progreso" (Burns, 1985:5g). En estas páginas se trata un problema del período de expansión del capi- talismo liberal, que mantiene su vigencia en el actual Estado del capitalismo neoliberal -aunque con perfilesDalla-Corte diferentes- porque es inherente a su naturaleza y funcionamiento como tal. Se trata de la relación existente entre los conflictos de intereses en el seno de una determinada sociedad por un lado, y el carácter de clase del aparato del Estado por otro. Con los necesarios e importantes matices, nos situamos en la posición teórica que sostiene que el aparato de los Estados suele ser controlado por lals clase/s dominantes de las sociedades, que se ase- guran con ello la reproducción de las relaciones de poder. se parte de la base de que lasGabriela clases dominantes no se limitan a ejercer su dominio en el terreno de las relaciones productivas sino que, derivado de ello, prolongan además elejercicio de su dominio al plano de la estructura política de los poderes del Estado (Sonn- tag y Valecillos, 1977; Therborn, 1979). En tanto que parcela estratégica del Estado, la Hacienda -incluyendo la estructura fiscal y de gastos-, a la que está dedicado específicamente este artículo, es simplemente uno de los territorios en los que se manifiesta el control que las clases dominantes ejercen sobre el mis- mo. Ellas son las que establecen y gestionan las estructuras fiscales en función

1. Trabajo que se inscribe en el proyecto l+D, financiado por el MEC, Ref.BHA2003-03628, desa- rrollado en el seno del grupo consolidado de investigación del TEIAA (UB).

86 I

de sus intereses -aunque a veces tengan que pactar parcialmente- al objeto de hacer que el aparato político y administrativo del Estado funcione reproduciendo las relaciones sociales existentes. La Hacienda es un terreno del Estado sobre el que, por una parte, los intereses dominantes actúan para definirlo pero, de otra, a su vez es reflejo y agente de reproducciÓn del conjunto de dichos intereses, acusando en ambos cásos la existencia de eventuales conflictos internos. En palabras de Robert Schnerb aplicables a este caso: "El hecho financiero es una pero parte del conjunto -económico, social y político-, signo de este conjunto, también producto y facto/' (Bouvier, 1973).

Algunos de los rasgos básicos de los problemas que pronto se conformaron en el último tercio del XIX se estaban perfilando en los períodos gubernamenta- les de Rafael Zaldívar y de Francisco Menéndez'

El gobierno de Rafael Zaldívar

Hacia fines de la década de 1870 el período de Caballerolos grandes enfrentamientos bélicos estaba terminando en Centroamérica. El impulso económico internacio- naly las relaciones que se derivaban del mismo estaban provocando eltraslado de los conflictos sociales desde el plano militar al de las estrictas relaciones económicas. Todavía Justo Rufino Barrios intentaría de nuevo ocupar El Salva- dor y habría movimientos militares y golpes de estado pero la tendencia era a la disminución de los conflictos armados y, durante nueve años entre 1876 y 1885, el país estuvo gobernado por Rafael Zaldívar, un civil impuesto en la presidencia del país precisamente por la poderosa figura de J. R. Barrios que, desde Gua- temala, hacía esfuerzos Dalla-Cortepor controlar la regiÓn centroamericana (Molina,1977: 19). Los años de Zaldívar fueron de franca expansión del café que sobrepasó en valor a las exportaciones de añiljustamente en la segunda mitad de la década de 1870 (Luna, 1971:202-3;Lindo-F., 2002:192-3). Estrechamente relacionado con la expansión de este cultivo y con los cambios que estaba generando en la propiedad de la tierra, en 1881 y 1882Zaldívar promulgó las leyes de extinción de ejidos y tierras comunales, una medida de corte liberal-pese a que él mismo ha sidoGabriela considerado un gobernante "conservador"-, en línea con lo que estaba sucediendo en otros países latinoamericanos y sobre la que hay diversidad de interpretaciones (Browning, 1978;Menjívar, 1980; Lindo-F.,2002:215 y ss.). No sorprende que la imagen de Zaldívar proyectada a la posteridad sea particular- mente negativa en un país de predominio histórico liberal, ni que sea difícil en- contrar en la historiografía alguna referencia parcialmente, al menos, favorable a su mandato (Molina, 1977). Uno de los mayores problemas que se achacan a la gestión de Zaldívar es el hacendístico y fiscal. En este aspecto fundamental para elfuncionamiento del Estado y del país en general, fue acusado de lenidad y malversación de fondos de modo que, según sus detractores {ue se basaban en datos ofrecidos por el militar que lo sucedió en la Presidencia tras un golpe de Estado- dejó en ruina a la Hacienda: 1. saqueÓ más de 4 millones de pesos; 2' obtuvo un empréstito interior, con efecto en la deuda interna, de medio millón para sostener la lucha interna contra revolución que lo derrocÓ; y 3. en conjunto acumuló 9 millones de pesos contra el Fisco (Flores, 1934:338). Al margen de lo poco verosímilde que :'r"qu"at"" 4 millones de pesos aunque fuese a lo largo de sus nueve años de gobierno, el problema eS que por el momento no Se conoce documentación que de la deuda, un [udiera avalar tales acusaciones y que, de ser cierto el volumen porcentaje muy importante de la misma quizáuna tercera parte, eS decir, unos b millonés de pesos- correspondería a la llamada "deuda inglesa" que El Sal- por vador todavía ienía pendiente de pago, heredada del crédito otorgado Gran Bretaña a las Provincias Unidas en los años 1820.2 En contra de lo que alguna vez se ha escrito, El Salvador no saldó la "deuda inglesa" en 1860 (Menjívar, 1978: 9) sino que, como se verá, la arrastró hasta 1900 y la resolvió de forma bastanle insatisfactoria si se consideran los intereses globales de la sociedad.3 En todo caso, no se trata de reivindicar aZaldívar, sino de dilucidar el origen de algunas informaciones y de tratar de comprender cómo estaba funcionando desdé el punto de vistafiscal un país que en 1884 había acumulado supuesta- mente una deuda de 9 millones de pesos, y que Caballerotenía unos ingresos públicos presupuestados en poco máS de 4 millones'4 Revisemos algunos de los Presu- br"rtbr nacionales del período de gobierno de Zaldívar para tratar de entender algunas claves. 1. Según los datos que refleja el cuadro 1, el Presupuesto nacional de de 1877,eiel inicio del gobierno de R. Zaldívar, presentaba una previsión de ln- de la gresos de 1.369.371,6--2 pesos. Pero lo importante es qry 1]o en Gastos Ádrinirtr""ión Pública había un total previsto de 1.200.000 pesos aproxima- damente, es decir, más del 87%. Esta cifra no es precisa porque había minis- terios, como el de Fomento,Dalla-Corte en el que aparecían partidas conjuntas previendo la construcción de caminos y puentes junto con los salarios de ingenieros' En suma, esta distribución del Presupuesto hacía de El Salvador, ya en la década de 1870 uno de los países de América Latina con una burocracia más abultada en términos de peso económico. 2. Por otra parte, derivado de lo anterior, el Presupuesto apenas contenía can- tidades destinadas a inversiones. Las carencias en este sentido cabe imputarlas a la composiciÓn de los ingresos, en los que la oligarquía terrateniente, como Se Gabriela por producción agraria fodía esperar, prácticamente no contribuía en nada, ni su ni por su patrimonio. Las principales partidas de los lngresos en 1877 eran las pesos, "Al'cabalas marítimas al5/o" que eran derechos de importación (700'000

Palacio Nacional de San 2. En parte la falta de documentación es debida al incendio que sufrió el Salvador en noviembre de 1889. Ecuador por los mismos 3. Por cierto, se trataba de una deuda de similares características a la de Vid' Flores Jijón' 1979 y años, que t"tb¡én heredó una parte de la contraída por la Gran Colombia' Acosta,1990. "Trade Development in an ¿. Ño ne podido consultar la Tesis de Maestría de Knut Walter, and Carolina; 1 977' que apa- Export Económy: The Case of El Salvador, 1 870-191 4", University of North rentemente trata estos problemas. Cfr. Lindo-Fuenles, 2002 :135'

88 un impuesto por encima del 51% del Presupuesto);y la''Renta del aguardiente", del ál y básicamente pópular (400.000 pesos, es decir, casi el 30% previstos' total)."onruro Entre ambos conceptos sumaban más del 80% de los ingresos importaba en Frente a ellos, el "Productó de guías de añil y montepío de añileros" que se cobraba los lngresos sólo 35.000 pesos-, esto es, el2,So/oque era lo único pesar de que a los-productos de exportación dominados por el añil y el café.,.a año que el valor de las exportáciones de estos dos productos ascendiÓ en el una situación comentamos a 2.930.740 pesos (LindO-F., 2002:192). Esta no era de ma- general en América Latina, ya que había países en los que la exportación era ierias primas estaba generándo importantísimas rentas a la Hacienda, como que mismas elcaso del Perú.on él guano, al margen de los efectos sociales las tuvieran (Tantaleán, 1 983). lo que sig- 3. En todo caso todo, estas cifras correspondían a un Presupuesto puntos, tanto nifica que no necesariamente tenía por qué cumplirse en todos sus de en lngresos como en Gastos. Así, por eiemplo, algunas pequeñas cantidades por gobierno los irigresos procedentes del comercio exterior eran destinadas el que aún a la U-niversidad, o al Hospital de San Salvador, cantidades disminuirían más con la entrada del gobierno militar que sucedió a R. Zaldívar.s muy 4. Como era de espárar por la historia reciente de la región, un capítulo Caballerolos fondos importante en los Gasios lo bcupaba el Ministerio de Guerra' En 1877 Pero tan destinados a este apartado ascendían a\27"/odeltotal del Presupuesto' hecho de importante como la'cifra, absoluta o relativa, dedicada al ejército era el favorable qr'. t" Ley del Presupuesto incluía un articulo que rezaba que el saldo jrevisto én tas del Estado se aplicaría: "1e al pago de los elementos de la bomprados de guerra"u"nt". y que Se compren en lo sucesivo;2e a la amortización Ejecutivo deuda flotante y pago"de los intereses circulante en billetes, cuando el la promo- cüa oportuno ésiañlecer para esto la oficina correspondiente;y 3q en que tenía ción de toda obra o n"go'cio de utilidad pública". Es decir, el eiército produjera prioridad sobre la deudia Dalla-Cortela hora de gastar el posible superávit que se en las cuentas. Ahora bien, en 1879 Zaldívaf aumentó en términos que no conocemos con resul- precisión el nivel de los aranceles de importación desde el 5% al 30o/"y el Cuadro 1 iado, a efectos de recaudación fiscal, queda también reflejado en el (ver'también Gráfico 1). En dicho año los ingresos subieron un36,7o/"; un 60,47o en 1883 en 1880; un20,7o/oen íaAt;un 15,17oen 1882;hastaque curiosamente del +0,1 1"/" en se produjo un descenso de -1 1,37o y apenas un estancamiento Gabriela que 18d4, en'vísperas del golpe de Estado de 1885. Pudiera llamar la atención 1881 justo después de las f-éyés de Extinción de ejidos y tierras comunales, de y ftAz, óuando Hacienáa debiera estar empezando a ingresar las cantidades que muchos nuevos propietarios tenían que pagar por sus tierras, comenzasen á disminuir los ingresos iiscales, pero ello probablemente está más relacionado

12 de octubre 5. B. Estupiñán, Secretaría de Fomento, al Director del Hospital de San Salvador' 1 en Diario oficial, de 1886; Memoria del Secretario de la universidad Nacional, 1 de enero de 887, enerode 1887. con un descenso relativo en el valor de las importaciones, y por tanto de los derechos cobrados sobre ellas, en esos años. (Lindo -F., 2002: 1g4) Por lo demás, las líneas generales de la composición de ingresos y gastos se mantuvieron durante los años de gobierno de zaldívar lo cual refleja que, aunque se estuvieran produciendo cambios en el seno de los grupos dominantes en el país como consecuencia de la expansión del café, estos no se trasladaban al patrón estructural del Presupuesto y para detectarlos en sus consecuencias sobre el ámbito fiscal nacional será necesario mirar en otras direcciones, como haremos enseguida. En todo caso, estos fueron años de gran crecimiento pre- supuestario y la pregunta que queda por responder, al margen del fisco, es la de cuáles serían los efectos sociales de los precios de los productos importados gravados, desde 1879, con unos aranceles de entrada muy superiores a los que hasta entonces habían tenido.

El agravam¡ento de los prob¡emas durante el gobierno de Francisco Menéndez

No es fácil contestar a la pregunta anterior en todaCaballero la dimensión que implica, pero en 1885 tuvo lugar un golpe de Estado en el país. Desde Santa Ana, un grupo de militares, apoyados por sectores adinerados de los que estaban bene- ficiándose del auge de la exportación del café, derrocó al gobiern o de zaldívar y fue el general Francisco Menéndez quien se proclamó nuevo Presidente. Lo inte- resante en relación con el interrogante de arriba es que, uno de los argumentos esgrimidos por los sublevados era que Zaldívar tenía al comercio "abrumado por el peso de los impuestos", de manera que al menos se sabe de un sector social del país que sí reaccionó ante un nuevo panorama económico que, desde luego, incluía otros componenles.Dalla-Corte Por contraposición al de Zaldívar, el gobierno de Menéndez y él mismo han pasado a la posteridad como una de las experiencias políticas de mayor honesti- dad liberal de la historia de El Salvador. Pero dejando a un lado la elaboración de imágenes historiográficas, que corresponde alterreno de la ideología, enseguida surge la primera sorpresa y es que, pese a que Meléndez es considerado un liberal, no dejaba de ser un general golpista, que estuvo rodeado por algunos de los másGabriela importantes generales que en años siguientes fueron protagonistas de la política del país como Carlos Ezeta, José María Rivas y otros (Flores, '1934: 325). Pero, como se adelantó arriba detrás de ellos estaban los sectores cafe- taleros del Departamento de santa Ana. Por tanto, como queda claro, la política económica y también la fiscal estaban directamente influidas por los intereses de la fracción más dinámica y poderosa de la clase dominante.

90 Cuadro 1

Fenta de Ministerio Alcabala GASTOS Años INGRESOS lmportación Aguardiente de Guerra

1877 1.396.371 700.000 (a 5%) 400.000 1.309.579 381.000 1.303.799 381.000 1 878 1.491.327 560.000 (") 667.621 1.360.983 388.000 1 879 2.039.260 1.064.504 (a 30%) 711.527

1 880 3.272.740 3.122.063

1 881 3.951.670 3.826.637 1882 4.549.289 4.416.454

1 883 4.061.320 4.001.954

1 884 4.067.241 4.057.146

1 885 3.635.250 3.556.469 4.271.328 1 886 4.480.307

1 887. 2.959.775 1.795.378 (a70/.) 894.581 2.846.821 ffiffi(8/.) (") 894.581 2.888.992 621.992 1 888" 2.959.775 1.626.466 Caballero

Fuente: Leistenschneider, 1977 ; Reyes, 1 888 * Las cifras de 1887 son de R. ReYes' ** Diario Oficial, 19 de mayo de 1888, p. 653 y ss.

Gráfico 1

PRESUPUESTOSDalla-Corte ANUALES DE EL SALVADOR

10.000.000

Gabriela

1.000.000

100.000 1877 1878 1879 1880 1881 1882 1883 1884 1885 í886 1887 1888 Rentá -- Mo Gueffa rDeuda -Gastos -Alcabala

91 El general F. Menéndezhabía llegado al poder oficialmente con el objetivo de poner en orden las cuentas de la nación. En febrero de 1gg7 pronunció el dis- curso anual de los presidentes ante la Asamblea Nacional cuyo contenido tuvo una impofiancia programática decisiva en este sentido, por lo que será objeto de análisis pormenorizado en los siguientes párrafos. Su intervención se producía cuando el nuevo presidente debía tener ya conocimiento de que las cuentas del Estado de aquel año estaban apuntando un rumbo desastroso, pero trasladaba todo el peso de la responsabilidad sobre el gobierno anterior y aseguraba que, a su llegada tras el "despotismo" de zaldívar, había encontrado el resoro na- cional exhausto, las rentas públicas comprometidas "por multitud de contratas onerosísimas", el crédito del Estado "casi completamente perdido en el interior y en el exterior", el comercio "abrumado bajo el peso de crecidos impuestos" y la agricultura, la "verdadera riqueza, luchando penosamente contra la baja de los precios de nuestros principales frutos en los mercados extranjeros" (de lo que no podía culpar a su antecesor).6 Alguno de estos puntos ya ha sido comentado; otro, como el de la caída de los precios internacionales del café, que ciertamente habían descendido entre 1879 y 1885, sólo podía ser achacado al gobierno de- rrocado cargándose de una fuerte dosis de demagogia (Lindo-F., 2002:2j6);y eltema de las "contratas onerosas" se tratará más Caballeroadelante. Menéndez declaraba que su interés preferente era la cuestión económica, destacaba la deuda de cerca de 9 millones de pesos, en "gran parte proceden- te de impuras negociaciones", y sentenciaba que la situación "exigía medidas enérgicas y decisivas". Para ello decidió suspender las contratas hasta que los tribunales decidieran sobre su validez o se llegara a un arreglo equitativo con los interesados; y se suspendió el pago de la deuda el tiempo necesario para calificarla y clasificarla convenientemente. Con respecto a la deuda Menéndez proponía un arreglo específico sin in- dicar en qué sentido. La Asamblea había emitido un decreto sobre la cuestión en septiembre de 1886, Dalla-Cortepero había habido dificultades para ejecutarlo y ahora, en febrero del 87, el Presidente pedía a la nueva Asamblea {ue se renovaba anualmente- que lo reconsiderase para reformarlo. Para entonces el presidente destacaba los sacrificios que se estaban haciendo para atender los gastos del Estado, las obras públicas (de escasa presencia en los presupuestos) y, a pe- sar de ello, declaraba haberse había amortizado cerca de un millón y medio de pesos de la deuda anterior a 1885. Esta última afirmación era verdaderamente sorprendente.Gabriela Es difícil comprender cómo su gobierno pudo saldar casi un mi- llón y medio de pesos, es decir, la tercera parte de los ingresos previstos en el presupuesto de 1886. Ello sólo podría entenderse en el caso de que el gobierno hubiera desatendido gravemente otras obligaciones del Estado, como parecía haber sucedido efectivamente si se observan algunos puntos expuestos por Me- néndez que se expondrán más adelante. Pero antes, con respecto a la dimensión y, sobre todo, a la composición de la deuda, es esclarecedor el decreto de la Asamblea Nacional del año siguiente,

6. Diario Oficial. Mensaie del Presidente Provisional de la República a la Asamblea, 1 7 de febrero de 1887.

92 1898, en el que anunciaba que, tras la suspensión de pago de la deuda pública acumulada por el gobierno de Zaldívar hasta 1885, se había procedido a una clasificación de la misma según la cual quedaba dividida en:

1a clase. La compuesta por sueldos de empleados civiles y militares, la procedente de montepíos y pensiones de inválidos, préstamos voluntarios o forzosos, libramientos contra las Aduanas y contratos sobre rentas, créditos procedentes de contratas de cañerías, colegios y escuelas, elementos de guerra, obras públicas, etc. 2a clase. La existente en billetes de Deuda Nacional resellados y no resellados, los perjuicios reconocidos y los depósitos, las subvenciones a empresas industriales y establecimientos de beneficencia y de instrucción pública, elc. 3a clase. Los intereses de las clases antedichas liquidados conforme a esta ley, las primas estipuladas en contratos de libramiento contra las Aduanas, sobre anticipo de derechos y sobre rentas, las primas a la exportación de lrutos, etc.

A 24 de octubre quedaba establecido que la deuda de 1a clase ascendía a 1.672.360 pesos y devengaría un 60/0 de interés; la de 2?, a 1.988'896 y produ- ciría un 4o/o;y la de 3a clase a 3.009.479 a 0% de interés, todo lo cual hacía un total de 6.670.736 pesos.T Pero mientras esto sucedía con la deuda interna, en el m¡smo 1888, después de un intenso debate en torno a la "deuda inglesa", esto es, la deuda externa, y a la conveniencia o no de volver a pedir un nuevo empréStitoCaballero para tratar de su- perar la crisis, el gobierno de Menéndez hizo un intento de recaudar fondos entre miembros de la oligarquía salvadoreña, como Ángel Guirola, José Larreynaga y otros, para intentar evitar el tener que solicitar otro préstamo en el exterior. Sin embargo, el intentO fracaSó en uno de lOs momentos en que con más transpa- rencia se dejó ver la actitud de la clase dominante ante los problemas de las fi- nanzas nacionales y, finalmente, se envió a un ioven Carlos Meléndez a Londres quien negoció otro crédito de 300.000 libras con The London and Sothwestern Bank. Ltd., incrementándose con ello el montante de la deuda externa (Flores, 1934:347). Pero regresando a la amortizaciónDalla-Corte del millón y medio referido arriba y a los compromisos del Estado, en el mismo discurso referido el presidente Menéndez informó a la Asamblea que, en algunos Departamentos del país, existían retrasos a los pagos de empleados públicos a causa de la insuficiencia de lo que llamaba "rentas interiores", aunque era "poco" lo que Se debía en este sentido. Menéndez esperaba que con el aumento que se había producido en la Renta del aguardien- te gracias a una modificación en la m¡Sma, Se pudiera hacer frente a los gastos de dichosGabriela Departamentos que hasta entonces "no habían podido bastarse". Este aspecto del sistema fiscal de El Salvador es muy revelador del sentido de Estado que tenía la oligarquía gobernante en estos momentos, que se pro- longó durante décadas. El Salvador no era un país federal, sino todo lo contrario (los gobernadores de los Departamentos eran nombrados por el eiecutivo, el sistema judicial era único y todo ello era contemplado así en la Constitución re- cientemente revisada tras el golpe de Estado) y, sin embargo, aunque el gobier- no concebía de manera uniforme la burocracia, hacía depender el cobro de sus

7 . Diario Oficial, 26 de marzo de 1 888 salarios, de forma segmentada, de las "rentas interiores" de los Departamentos (Leistenschneider, 1969: 299). Esto equivalía realmente a una desarticulación territorial y social que imponía la oligarquía cafetalera de occidente cuyos in- tereses representaba Menéndez. En realidad el gobierno oligárquico liberal no tenía una concepción del Estado sino sólo en la medida de los intereses de la clase que ahora lo controlaba y, más concretamente, en su fracción cafetalera occidental que estaba en auge. Curiosamente esto contrastaba con otras me- didas que pudieran sugerir lo contrario, es decir, un esfuerzo por articular el conjunto del territorio nacional, como era la extensión de la red del telégrafo. Sin embargo esto parecía obedecer más a un deseo de controlar elterritorio que al de atender a los intereses del conjunto de la sociedad; de hecho posiblemente eran los propios empleados del telégrafo, entre otros, los que en determinados Departamentos no cobraran sus salarios. ¿De dónde debería salir el dinero para que cobraran? Desde luego de donde no salía era de las crecientes rentas de los cafetaleros. El presupuesto nacional de estos años no preveía ningún ingreso procedente de gravar ni patrimonio (era demasiado pronto para esperar algo así) ni comercio o exportación de café. Por el contrario, de donde se esperaba que surgiesen los fondos era de la Renta del aguardiente, esto es, un impuesto indirecto cuyo pesoCaballero recaía por cierto en la masa de la población. El aguardiente era un producto de alto consumo que desde la épo- ca colonial proporcionaba importantes ingresos a la Hacienda y el Estado del siglo XIX siguió aprovechándose de ello, teniendo en esta renta una de las bases del Presupuesto nacional. En 1886 los impuestos sobre el aguardiente habían ascen- dido a algo más de 600.000 pesos y, con un incremento aplicado al año siguiente, la renta había producido 894.581 pesos. Ante los problemas fiscales, Menéndez había recurrido al aumento de los impuestos, precisamente uno de los argumentos que había utilizado contra Zaldívar en el golpe de Estado. Ni que decir tiene que este consumo masivo de aguardiente producía problemas de alcoholismo que el Estado trató de reprimir, aunqueDalla-Corte nunca cesó de impulsar su consumo.

Pues bien, este aspecto central de la concepción fiscal que tenía la oligarquía se combinaba en el discurso del presidente Menéndez con otro elemento de gran interés y al que, de hecho, consideraba de la "mayor importancia". Decía MenéndezGabriela que "para que el Ejecutivo pudiera promover el adelanto de los pue- blos debía contar con la colaboración eficaz de las autoridades locales". Afirma- ba que la "conveniencia de la descentralización administrativa es ya una verdad generalmente reconocida". Por eso, en las leyes del país se reflejaba

"...e| propósito de dar al Municipio la mayor independencia posible y las más amplias facultades para la admlnistración de los asuntos locales. Pero esa independencia será ilusoria, no pasará de estar escrita en las leyes, mientras las Municipalidades no dispongan de recursos suficientes para el cumplimiento de sus importantes atribuciones. Y actuaimente, sensible es decirlo, son muchos los Municipios que no tienen ni para pagar a los empleados de su dependencia."s

8. Diario Ofrcial. Mensaje del PresirJente Proüsional de la República a la Asamblea, 1 7 de febrero de 1 887.

94 que permi- Por eso, animaba a los legisladores a establecer nuevos arbitrios y promover mejoras materia- tieran a caáa población atender a sus necesidades en el último tercio les. En la historia de la construcción del Estado de El Salvador forma, al discurso de oet sigto XlX, esta incorporación del municipio, y de esta del asunto ta orgánización fiscal del país es un tema central. El planteamiento referida por encerraba dos perspectivás. La primera alude a la descentralización, u"neno", y que según él era una "verdad generalmente reconocida", entendien- Es cierto que en áo por etto;ta rayoi independencia posible" de los municipios. su golpe de la constitución liberal que er propio Menéndez impulsó después de pero identificar Estado estaba recono;ido eí principio de autonomía municipal, las cosas esto con descentralización reilejaba una peculiar forma de entender En p"rt" de Menéndei y de la oiigarquía salvadoreña a la que representaba' óói Es preciso realidad no había ningún procesó descentralizador en El Salvador' en la estructura destacar, en todo cas; la importancia que mantenía el municipio y de la que la oligar- del Estado, qr" proc"día de ia tradicióncolonial e hispánica, los graves quía cafetalera pretendía extraer beneficios y encontrar la solución a problemas fiscales en que se estaban embarcando' mu- y es que Menéndei apelaba a la necesidad de la fortaleza económica con sus nicipal como una forma dó contribuir a que el EjecutivoCaballero pudiera cumplir obliiaciones de promover el adelanto de los pueblos, hermosa forma aparente- r"ñt" filantrópica para referirse en realidad a la consolidación de los intereses Pero plan- de la clase terrateniente cafetalera (Browning, 1998; Lindo-F',2002)' podía a los gastos tear esto al tiempo que reconocía que el gobierno no atender por ejemplo de la administración central en algunos Deparlamentos, como eran Y era tramposa los salarios de sus funcionarios, era una preocupación tramposa. "rentas interiores"- la porque encerraba -potenciando la línea anterior de las de servi- intención de hacer recaer sobre las haciendas municipales la cobertura hacienda esta- cios que en condiciones normales deberían ser atendidos por la tal. Ló que sucedía es queDalla-Corte ello era imposible, dada la desequilibrada estructura intereses de los de ingresos y gastos quó t"ní" elfisco, hecha a la medida de los galopante' grrpós dominántes y que sóto podía mantenerse gracias a una deuda para llevar úna deuda suscrita y ómitida, por cierto, por los sectores oligárquicos a cabo el proyecto de "progreso" de Estado liberal, que implicaba importantes "sa- t".tot adm¡niltrativos ql" ápenas disminuyeron, a pesar de los cacareados crificios" de que hacía alarde Menéndez' rentas En otras palabras, la oligarquía salvadoreña iba a recurrir a las magras Gabriela medida de municipales p"t" ruitir taicaiencias del fisco estatal diseñado a la producción sus intbreses de claie, es decir, sin rentas sobre patrimonio ni sobre las de los grandes propietarios y exportadores. Esta concepciÓn fiscal reflejaba fuertesiontradicciones entre intereses de diferentes sectores sociales, esto es, reflejaba la lucha de clases proyectada en el terreno del sostenimiento del Es- tado. Expresaba la forma en cómo la oligarquía ocupaba y mantenía el Estado .o*o póy"cción de las diferencias existentes en el plano del funcionamiento de las relaciónes económicas en la producción. Pero la apelación al apoyo municipal presenlaba un segundo aspecto problemático y es que, como elpropio presidente señalaba, muchoi municipios del país tenían unos ingresos bajísimos de manera que difícílmente iban a poder atender la exigencia que se les planteaba desde el Ejecutivo. Para ello Menéndez planteaba a la Asamblea el reto de aprobarles nuevos arbitrios a los municipios para que pudieran ampliar sus rentas y esto iba a constituir un capítulo importantísimo de la historia fiscal, y en suma del Estado, en las siguientes décadas, al que nos referiremos posteriormente. Pero Menéndez no podía superar la crisis que le había conducido a un presu- puesto de 1888 de 2.959.775 pesos de lngresos, es decir menor que el de ocho años antes. Los derechos de importación, ahora al70/", ascendían a 1 .535.934 que con otras partidas menores completaban 1.626.466. Hay que señalar que el porcentaje medio de aranceles sobre las importaciones había subido a más del doble del que tenía establecido Zaldívar y que este capítulo significaba el 54.9"/o de los ingresos; y el aguardiente, 894.581, un 30.2/". Eran porcentajes muy pa- recidos a los diez años antes, pero aumentando a más del doble el porcentaje de los aranceles. En cuanto a los gastos, el Ministerio de Guerra y Marina absorbía el 23o/" del total, el de Hacienda y Crédito disponía de 1.022.444 (35,3o/") quizá explicado por destinar fondos al pago de la deuda, y el de lnstrucción Pública, 293.710 (un 10%). Menéndez había incrementado impuestos de importación y de aguardiente de forma sustancial y es fácil suponer que el ambiente econó- mico y social en el país, y en la propia oligarquía, noCaballero debía ser muy favorable al gobierno y en septiembre de 1887 hubo un intento sedicioso de derribarlo.e Pero el nuevo golpe de Estado que terminó triunfando fue protagonizado, en 1890, por su antiguo compañero de la "Revolución" de 1885 el general Carlos Ezeta y ha sido transmitido por la historiografía con ciertos visos de alta traición y de acción siniestra, aunque más allá de la teatralidad de la operación, se puede compren- der que el gobierno de Menéndez se mantenía en una situación inestable por motivos económicos.

Algunos elementos Dalla-Cortede la economía sa¡vadoreña a fines de siglo XIX

Tras la exposición anterior, puede afirmarse que hacia 1890 la crisis finan- ciera comprendía ya los componentes básicos con los que tendría que vivir la economía del país hasta la primera década del siglo XX, algunos de los cuales son los que se resumen brevemente a continuación. Gabriela a) Creciente presencia del capital privado en la estructura económica

Dada la composición de los Presupueslos nacionales en estas décadas de fines del XlX, los gobiernos -ni los referidos, ni los siguientes- no disponían de recursos para destinar a obras públicas y servicios que atendieran las necesi- dades del conjunto de la población. Esto dejaba un enorme campo libre para la

9. Diario Ofícial, 15 febrero 1888. Mensaje del Presidente, General Francisco Menéndez a la Asamblea.

96 penetración del capital privado que, en efecto, ocupó amplios espacios en acti- vidades en las que era fácil y segura la rentabilidad contando siempre, además, con la garantía de facilidades que la propia oligarquía le proporcionaba desde el gobierno central o el local. Salvo las más grandes operaciones, como fue la del ferrocarril -una larga y complicada historia relacionada por lo demás con la deuda externa (Lindo-F., 2OO2: 277\- o algunos bancos, que estuvieron exclusivamente en manos de capital extranjero, en otras muchas inversiones se apreciaba la presencia del capital nacional junto al foráneo y, en ocasiones, emprendiendo operaciones en solitario. La cooperación era frecuente y así sucedía con la Caja de Ahorro del Telégrafo, por ejemplo, con capital extranjero pero con accionistas también nacionales entre los que había, en 1888, personajes conocidos como Valentín Amaya, Carlos D'Aubuisson, Sebastián Sol, etc. lgualmente sucedía con ban- cos que se fueron creando con capital salvadoreño, como sucedió con algunos importantes cafetaleros desde la creación del primer banco, el lnternacional en 1880 (Lindo-F.,2002:266); con el alumbrado eléctrico en San Salvador y otras ciudades; con la explotación de puertos marítimos y hasta con los mercados de abastos de algunas localidades. Así, en 1887, dos inversores norteamericanos, David Clark y José Mcllvai- ne, constituyeron una compañía anÓnima para construirCaballero y explotar el mercado de abastos de Santa Ana, la ciudad más importante en lazona de expansión del café y foco de los movimientos militares de estos años, con algo más de 30.000 habitantes (el Departamento del mismo nombre rondaba los 75.000).10 Los citados eran socios mayoritarios y a la compañía se incorporaron otros accionistas locales como Emilio Belismelis, el Dr. Rosa Pacas, Lázaro Dreyfus, Hilario lnteriano, etc. Clark y Mcllvaine se comprometieron a construir el mer- cado expropiando el espacio asignado, procurando que los edificios afectados fuesen valorados "equitativamente", operación que sería supervisada por el Mu- nicipio. El cálculo aproximadoDalla-Corte de toda la operación ascendía a 185.000 pesos y el Municipio participaba cediendo diez tomas de agua (que tenían un coste importante en laépoca) y adquiriendo diez acciones de 100 pesos. Asimismo la Alcaldía prohibiría ventas fijas de productos en las calles, para facilitar el mayor margen de operación en el mercado y los beneficios de la compañía, salvo en los casos de ganado, madera y ventas ambulantes a pequeña escala. Quedaba por fijar el establecimiento de cánones por quienes fueran a ocupar puestosGabriela dentro del mercado, lo que no conocemos. Por último, se concertó una concesión por 50 años de la explotación, la compañía se reservaba la exclusivi- dad de construir un segundo mercado si fuera necesario y todos los materiales que fuese necesario importar para la construcción o explotación del mercado quedaban libres de impuestos.ll Este es simplemente un caso ilustrativo de la presencia del capital privado en las más diversas esferas de la economía del país que, a pesar de la crisis

10. Diario Oficial,'12 de febrero de 1887. lnforme del Gobernador de Santa Ana, Julio lnteriano. 11. Diario Oficial,3 de enero de 1888.

97 financiera -o precisamente quizá por ello-, no cesó de crecer a lo largo de estos años.

b) Caída del precio internacionalde la plata. Problema financiero y monetario

Una parte importante de los desequilibrios financieros que acumulaba El Sal- vador desde fines de la década de 1880 y en años subsiguientes fueron debidos a los efectos de la caída del precio internacional de la plata y los inicios de la implantación del patrón oro en parte de Europa, con lnglaterra a la cabeza, y en los Estados Unidos. Las consecuencias de este decisivo proceso de la economía internacionalen aquellos años no han sido explicadas en elcaso de Elsalvador, un país con una economía abierta, sin reservas de metales y prácticamente sin política monetaria, donde dichas consecuencias fueron muy graves y contribuye- ron a ahondar aún más las diferencias sociales que existían en el país. cuando algunas de las economías industriales más potentes del mundo, como Gran Bretaña y Estados unidos, decidieron adoptar como patrón de refe- rencia monetaria el oro, aprovechando la producción de este metal en Australia y California, las grandes masas de plata circulanteCaballero en el mundo lentamente co- menzaron a perder su valor como referente monetario e, incluso, como metal. Muchos países, comenzando por los citados, detuvieron la acuñación de mone- das de plata, prohibieron la entrada de plata extranjera y consiguieron mantener el valor de las suyas, con dificultades según los casos. Pero El Salvador no tenía moneda propia al no existir en el país casa de Moneda y, como consecuencia de las transacciones mercantiles, allí circulaban pesos norteamericanos, mexica- nos, francos franceses, soles peruanos, cóndores chilenos, etc. Al mantener El salvador el doble patrón de oro y plata, incluso después de haber comenzado la crisis, lo que consiguió fue que el oro, metal más valorado, saliera del país hacia otros que habían prohibidoDalla-Corte la entrada de plata extranjera. Desde fines de los años 80 la economía salvadoreña sufrió las consecuencias de todo ello en diferentes terrenos: (a) por un lado, con la existencia de un medio circulante variado y en grave proceso de depreciación, con los consiguientes problemas de inflación de precios y de dificultad de cálculo y previsión en los negocios; (b) además, por el hecho de que los presupuestos nacionales, al igual que los familiares, carecieran de una unidad monetaria a la que referirse y en la que basarGabriela sus cálculos; (c) por otra parte, por tener que responder a la deuda ex- terna debiendo pagar una prima extra al tener que transformar moneda de plata en moneda de oro que era la única que admitía lnglaterra; (d) al mismo tiempo por la devaluación de las propiedades y de las ganancias de los productores, bien de los bienes destinados al mercado interno o bien para la exportación; (e) por último, en cascada, porque los precios de los artículos de consumo para la mayoría de la población subían sin cesar afectando a la capacidad adquisitiva de los sectores humildes, cuyos salarios no lo hacían al mismo ritmo. No es este el lugar para estudiar la reacción de los diferentes gobiernos, a partir del de Francisco Menéndez, y especialmente el programa un tanto errático de actuaciones emprendido durante los años de presidencia del General Carlos

98 Ezeta (1990-94), pero se puede apuntar al menos que se decidió crear finalmen- te una Casa de la Moneda y, algo más tarde, se aprobó finalmente la adopción del patrón oro y el cierre del mercado nacional a la entrada de plata extranjera, si bien estas medidas no fueron ni mucho menos de aplicación fácil y estuvieron rodeadas de fuertes confrontaciones entre el gobierno, comerciantes y cafetale- ros (Lindo-F ., 2002: 266).12

c) El incremento de la deuda ¡nterna

De cuanto va dicho es fácil deducir que las últimas décadas del siglo XIX fueron difíciles para la economía de El Salvador. Pese a ello, los sectores de terratenientes productores pero, sobre todo, los procesadores y exportadores de café continuaron acumulando beneficios en medio de la crisis porque los precios internacionales del café se recuperaron y siguieron creciendo en este período, mientras que los costes de producción disminuían rápidamente. Y, ade- más, salvo pequeños gravámenes que comenzaron a imponerse alcafé durante el gobierno del General Carlos Ezeta (quien pretendió avanzar en este sentido y fue derrocado en otro golpe de Estado por ésta, Caballeroentre otras razones) y que terminaron siendo de un peso por quintal a fines de siglo, los cafetaleros expor- tadores, que eran una minoría con respecto a la enorme masa de productores, se mantuvieron casi exentos de presión fiscal. Mienlras tanto, por otra parte, el precio internacional del añil caía y la zona oriental del país, donde había pre- dominado este cultivo, vivía un proceso recesivo y de creciente de desigualdad económica con respecto al occidente, predominantemente cafetalero. De modo que el Estado continuó teniendo que soportar un déficit fiscal galopante al que trató de hacer frente por diversas vías, todas sin querer alterar la relación de fuerzas sociales existenle y sin poner en riesgo, sino todo lo contrario, la hege- monía de la oligarquía cafetaleraDalla-Corte en el país. Una forma muy socorrida fue emprender nuevas reformas en la renta del aguardiente, modificando el impuesto con que se gravaba el precio de la botella, restringiendo a los particulares la posibilidad de fabricar el licor, u obligando a los expendedores a adquirir cuotas fijas de botellas en cantidades muchas ve- ces superiores a la capacidad de consumo de la población. Una población que, ante la subida del precio de la botella, recurrió con frecuencia al contrabando de aguardienteGabriela extranjero, o a la producción clandestina lo que, a su vez, acentuó la persecución y el refuerzo de los cuerpos policiales y el sistema judicial que en estos años estaban dando lugar a un ambiente con ciertos visos represores, en general. Por otro lado, comerciantes y empresarios aprovechaban la debilidad del Es- tado para prestar al gobierno y obtener diferente tipo de facilidades para sus

'12. Ya en 1 888 se había firmado una contrata entre el gobierno y un particular, Gustavo Guzmán para crear una Casa de la Moneda. Diario Oficial, 19 de enero de 1888; lnforme al Ministro de Ha- cienda por E. Mejía y otros. San Salvador, 2 de septiembre de 1892. Archivo General de la Nación, Hacienda 1 890-99. intereses. Pero lo más paradójico fue que, para hacer frente al déficit, el más importante método utilizado fue precisamenle incrementarlo, produciendo una espiraldiabólica en términos fiscales en la que la Hacienda terminó empantana- da. Veamos algunas cifras para mostrarlo. Regresando a la fuente que son las cuentas nacionales, en 1899 El Salvador la contabilidad del Estado había arrojado los siguientes resultados:

Años Ingresos Gastos Aduanas Renta Deuda aguardiente ¡nterna

1 899 5.277.954 5.175.212 2.449.894 1.483.010 11.024.053

No entraremos a analizar en detalle la composición de las columnas, pero puede apreciarse que el 75/" de los ingresos del Estado seguían estando com- puestos por las rentas de las aduanas y la del aguardiente, y que sólo la deuda interna era más del doble que eltotal de los ingresos. Si a ello se suman 713J60 libras esterlinas de deuda externa, la "deuda inglesa" que todavía estaba pen- diente {uya equivalencia en pesos no se ofrece en la contabilidad, pero que po- dían suponer unos dos millones y medio más-, tendremosCaballero un estado financiero del Estado realmente calamiloso. En 1900, el gobierno del General Tomás Re- galado, que también había llegado al poder por otro golpe de estado organizado en Santa Ana, realizó una operación mediante la cual pudo anunciar el pago de las 713.760 libras de la "deuda inglesa" que en realidad no era tal, sino que ha- bían sido endosadas a la Gentral American Public Works Co. Ltd., concesionaria para la construcción delferrocarril Sonsonate-Santa Ana-San Salvador, que se debía encargarse realmente de saldarla.13 Es decir que, por una parte la "deuda inglesa" había tenido una duración extraordinariay, por otra, en todo caso el Estado, seguía realmenteDalla-Corte oprimido por elpeso de la deuda interna. Esta última había ido creciendo durante la década de los 90 debido a una enloquecida cadena de emisión de bonos por parte de los gobíernos de las más variadas características y sobre una gran diversidad de recursos, algunos de los cuales quedaban hipotecados en una proporción importante. En 1900 el Minis- terio de Hacienda llevó a cabo una importante operación de consolidación de deuda, como consecuencia de la cual se procedió a una incineración de bonos de diversasGabriela emisiones que ya habían sido amortizados y que dan una idea de la compleja situación financiera en la que vivía El Salvador. Por orden de incinera- ción y salvo alguna excepción, se relacionan los documentos expresando entre paréntesis la fecha en que fue aprobada la emisión:

'13. Diario Ofic¡al. Memoria del Ministerio de Hacienda y Crédito Público. 20 de marzo de 1900.

100 Bonos del Salvador del 6% (por decreto Bonos Deuda Francesa (abril 97) abril1891) Bonos Deuda lnglesa (marzo 99) Bonos aguardiente (abril 96) Bonos Puente Lempa (agosto 94) Bonos del Salvador 3% (maYo 95) Bonos importación y exportación (mayo Bonos 46 kgs. de importación (diciembre e6) e7) Bonos amortizables en el 2o/" de los Bonos 107o 5a emisión (maYo 95) derechos de importación (abril 99) Bonos amortizables en el 10% sobre cada Bonos 107o A.l. (enero 99) botella de aguardiente (febrero 99) Certificados Oro americano (Agosto 98) Bonos amortizables en el 10 % de derechos Bonos "Pacific Mail" (diciembre 98) de importación (Contrata con David Bloom Certificados provisionales de Bonos del y Cía (diciembre 98) 3%- Bonos 10% 1a emisión (entregados al Bonos Casa de Moneda (julio 93) Banco lndustrial de El Salvador en garantía Bonos 3a 10% (sic) (febrero 93) de sus créditos) Bonos del Salvador (Deuda consolidada Bonos alumbrado eléctrico (mayo 99) por ley de abril del 99) Bonos FC Occidental (febrero 99) Bonos FC Central

que parece En total fueron 1 .327.573 de pesos pero, más alláCaballero de la Cifra, lo extraordinario es la cantidad de emisiones que habían ido incrementando la deu- da, en medio de la crisis nacional hasta las cantidades indicadas.'4

d) El problema munic¡Pal

Ya se explicó arriba cómo, de forma explícita, a partir del gobierno de F. Menéndez se planteó que Sobre los municipios debía recaer parte del peso de la financiación de las cargas del Estado lo que, en pr¡ncipio, pudiera tener sentido siempre que Se hubiesenDalla-Corte cumplido ciertas condiciones. Pero, en primer lugar y muy importante, el hecho es que en ningún momento la legislación fijó qué gastos correrían a cargo de la administración central del Estado y cuáles serían responsabilidad de los municipios, de manera que a lo largo de los años que aquí Se estudian y como consecuencia de las presiones a que obligaba la crisis fiscal, la adjudicación de la cobertura de gastos a los municipios tuvo mucho de variable y arbitrario. AhoraGabriela bien, por otra parte hablar de municipios en general, no es decir mucho. En realidad el país, pese a su reducido tamaño, contenía una diversidad econó- mica interna muy notable y la siluación de las arcas municipales variaba mucho de unos Departamentos a otros, y aún dentrq de cada UnO. Y, comg advertía Menéndez en su discurso de'1887, muchos municipios de pequeño y mediano tamaño, e incluso alguna cabecera departamental, no tenían ni siquiera para cu- brir sus propios gastos de funcionamiento, de manera que era iluso pensar que podían contribuir de forma sustancial a cubrir gastos que en principio pudieran

14. Diario Oficial.l3 de junio de 1900.

101 corresponder al gob¡erno, como podía ser la educación, el sistema de justicia o la general red de caminos o puentes. Aunque, por otra parte, ciertamente había lo- calidades con ingresos saneados que, además, recibían ocasionalmente ayudas de los gobiernos, como sucedía con santa Ana, lo que no era de extrañar. Junto a todo ello, una cuestión central era el de la composición de los arbitrios y rentas municipales ya que, según a qué actividades y en qué proporción se aplicaran dichas tasas, el volumen de ingresos podía ser mayor o menor aun teniendo en cuenta todas las matizaciones previamente hechas. Los arbitrios municipales eran propuestos por los municipios de las localidades a la Asamblea Nacional y era ésta la que los aprobaba en la forma propuesta, o modificándolos. La confección del proyecto de arbitrios en cada municipio reflejaba de entrada criterios de selección que no eran en absoluto neutrales en términos de intereses sociales, y la actuación de la Asamblea completaba la aplicación de determina- dos criterios de intereses. No hay espacio en este trabajo para llevar a cabo un análisis de casos en el sentido que estamos indicando, pero el estudio de este problema pone en evidencia, de nuevo, elpredominio de unos sectores sociales sobre otros también a escala de haciendas municipales, como sucedía en la hacienda del Estado. En la década de 1890, diferentes gobiernos pretendieronCaballero regular desde la administración central este gran asunto promulgando leyes generales que, pre- cisamente, afectaban a la pretendida autonomía municipal, y que por la com- plejidad del problema y las debilidades económicas municipales fueron de difícil aplicación, lo que se refleja en la frecuencia con que se sucedieron: la Ley del Ramo Municipal de17 mayo 1895, la Ley de Arbitrios Municipales de 21 de junio de 1900, y una nueva Ley de Arbitrios Municipales de 19 de junio de 1901 que tuvo que ser suspendida a los pocos días de ser promulgada. Dalla-Corte En suma, valgan estas breves consideraciones para mostrar en algunos de sus aspectos generales cómo la historia fiscal y financiera del Estado salvadore- ño a fines del siglo XIX era alavez producto y factor de las diferencias existentes en la sociedad del país, que sólo harían acentuarse a lo largo del siglo XX y hasta nuestros días. Gabriela

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Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

104 El Estado nacional en el control económico del Gran Chaco. La unidad de los intereses políticos y empresariales de Estanislao Zeballos y Carlos Casado del Alisal'

Gabriela Dalla Gorte Taller de Estudios e lnvestigaciones Andino-Amazónicos (TEIAA) Universitat de Barcelona Caballero lntroducción

En los últimos tiempos la frontera ha sido uno de los temas preferentes en la historiografía europea (Sahlins, 1989; Anderson, 1997) y latinoamericana (García Jordán, 1998; Hennessy, 1978). Unade las conclusiones más importantes a la que han llegado los estudiosDalla-Corte sobre elterritorio fronlerizo es sobre su capacidad para ofrecer elementos de análisis liminares a los proyectos hegemónicos idea- dos desde los espacios centrales. En América Latina, el Gran Chaco fue uno de los eSpacios en los que Se impusieron los calificativos "desértico", "baldío" y "salvaje" para oponer un modelo de ocupación muy particular en el contexto de configuración del Estado nacional (Lois, 2002). Como sabemos, durante la época colonial el Gran Chaco no fue un área plenamente delimitada, conocida ni ocupadaGabriela por la monarquía española. A partir de las independencias, los proyec- tos hegemónicos implementados por los Estados argentino, paraguayo y bolivia- no (en cuyos territorios jurisdiccionales se acabó distribuyendo la amplia región chaqueña) marginaron elterritorio chaqueño, en pane como consecuencia de la escasez demográfica de la zona, y en parte porque otros territorios reclamaron la atención de las élites republicanas. La tardanza en la definición jurisdiccional del área chaqueña argentina, si se compara su ocupación con la sufrida por el

1. Este trabajo forma parte del proyecto l+D, financiado por el MEC, Ref.BHA2003-03628 diri- gido por Pilar García Jordán, desarrollado en el seno del grupo consolidado de investigación del TErAA (UB).

105 territorio pampeano y patagónico, se explica, entre otras cosas, por el hecho de que el sector empresarial del país se vio incentivado por producciones más tenta- doras que el aprovechamiento del quebracho chaqueño. Una situación similar se comprueba entre los grupos empresariales bolivianos desde el año 1880 hasta la guerra del chaco de los años 1932 y 1g35. como veremos en este trabajo, en el preciso momento en que el gobierno paraguayo procedió a la venta del t,erritorio chaqueño, los empresarios bolivianos establecidos en santa cruz (que hubie- sen podido entonces contrarrestar la ocupación chaqueña por parte del gobierno paraguayo), se volcaron al área norte de los orientes para aprovecharse asídel boom cauchero (García Jordán, 2001). De este modo, dejaron la puerta abierta para que Paraguay procediese a la privatización de los extensísimos territorios chaqueños al oeste del río Paraguay, de la mano de la presión de los intereses argentinos, y al menos cuarenta años antes de la verdadera "nacionalización" territorial como consecuencia de la consolidación de la soberanía del Estado na- cional paraguayo hasta las fronteras de la actual Bolivia. La cuestión del chaco, que en 1932 se resolvió mediante una de las guerras más cruentas de sudamérica, apareció como problema a partir de la guerra de la Triple Alianza cuando el gobierno argentino reclamó extender su jurisdicción territorial hasta Bahía Negra. A partir del momento Caballeroen que se dio por acabado el conflicto bélico que afectó a Paraguay frente a la alianza argentina, brasilera y uruguaya, el chaco Borealfue dividido en dos: lazonacomprendida entre el río Verde y Bahía Negra fue otorgada a Paraguay; la sección entre los ríos pilcoma- yo y Verde -donde estaba la Villa Occidental que reclamaba el gobierno argen- tino, actual Villa Hayes- fue sometida al arbitraje del presidente norteamericano Rutherford Hayes, quien falló también a favor de Paraguay. En 1872 paraguay además fijó su frontera con Brasil en el río Paraná,1ímite jurisdiccional comple- mentado en 1927, mientras la Argentina hacía lo propio entre 1898 y 1904. Bolivia, por su parte, comenzó por reclamar su soberanía tras las sucesivas pérdidas territoriales queDalla-Corte sufrió en el siglo XlX. En efecto, tras su implantación republicana en 1825, Bolivia 1ue tenía un territorio de casi dos millones y me- dio de km2- fue suscribiendo tratados de límites con chile y Brasil, y sufrió un desprendimiento territorial de más de trescientos mil km2. En 1889 el gobierno boliviano cedió derechos en la Puna de Atacama tras la guerra del Pacífico (1879- 1884), y perdió así su costa marítima. Luego, firmó tratados con Brasil (Petrópolis en 1903), con Chile, con Perú (1909) y con Argentina (1925) reconociendo ante esta Gabrielaúltima la pérdida de la franja sur del Chaco delimitada por los ríos Bermejo y Pilcomayo. En 1879, tras ocupar Chile el litoral boliviano, el gobierno de Bolivia reclamó infructuosamente ante Brasil y Argentina sus derechos sobre el Chaco que ya entonces era juzgado por ambos países vencedores como perteneciente a la jurisdicción paraguaya. Desde aquel año hasta 1918, Bolivia y Paraguay impul- saron infructuosamente sus tratados de límites (Quijano-Decoud 1879;Tamayo- Hicual 1887; Benítez-lchazo 1894), hasta que se fijó la línea demarcatoria llama- da zona statu-quo del protocolo Pinilla-Soler, que contó en 1907 con la mediación del canciller argentino Estanislao Zeballos que fue, a su vez, uno de los grandes inversores en la compra de tierras en Paraguay. El dictamen de la mediación, así como el propio protocolo, fue cancelado en 1915 por el protocolo Ayala-Mujía.

106 El problema de la tierra tras la guerra de la Triple Alianza fue analizado en 191 5 precisamente por Eligio Ayala en Su ensayo Evolución de la economía agraria en el Paraguay. "La extensión de las tierras fiscales", afirmó Ayala, "era relativamen- te considerable en el Paraguay. La guerra diezmó la población, destrozó todos los instrumentos de la producción, extinguió el capital nacional, y amedrentó el capital extranjero tan sensible a la inseguridad y la amenaza. Sólo las tierras resistieron la ola devastadora...contrastaban con los restos mutilados del pueblo paraguayo" (Ayala, 1986: 17-111). El problema demográfico, constantemente señalado por historiadores y literatos,2 tiene implicaciones de importancia si se procura entender cuál fue el mecanismo elegido para garantizar su presencia en elterritorio por parte de los Estados Nacionales paraguayo y boliviano que a par- tir de 1870 se disputaron el Chaco, así como la entrega de tierras a productores, comerciantes, políticos, intelectuales y empresarios radicados en la Argentina. Miembro de la comunidad científica -Zeballos fundó en 1872 la Sociedad Científica Argentina, surgida en el depañamento de Ciencias Exactas de la Uni- versidad de Buenos Aires, el lnstituto Geográfico Argentino en 1879, y en 1914 el lnstituto Popular de Conferencias de La Prens*, el actor se configura a sí mis- mo a partir de una serie de acciones políticas en las que el Gran Chaco adopta una definición muy concreta más allá de los límitesCaballero geográficos que finalmente asumiría el Estado Nacional argentino. En este sentido, es importante recalcar el papel protagónico que asumiría el Paraguay en el diseño de las relaciones internacionales que para Zeballos se incluían más en una concepción del Chaco paraguayo como continuación geográfica de los impulsos inversores de los em- presarios argentinos como é1, o radicados en la Argentina como Carlos Casado del Alisal. En realidad, esta posición responde a una enigmática afirmación que Zeballos hizo en diversos medios (por ejemplo en 1900 en las páginas de su Revista de Derecho, Historia y Letras) aludiendo a que la historia argentina de la primera mitad del siglo XIX era fruto de la desmembración nacional, es decir, de la segregación territorial Dalla-Corterioplatense de la Banda Oriental (Uruguay), Alto Perú (Bolivia) y Atacama. Parte del siglo XlX, según Zeballos, se había convertido en un "largo período de guerra civil e incertidumbre, de prostitución de las ins- tituciones adoptadas en 1853, de grandes adelantos morales y materiales y de mercantilismo insaciable", durante el cual había continuado, según Zeballos, la desmembración. "El Chaco al norte del Pilcomayo, los territorios delgrado 52 de latitud sur en la Patagonia, y una parte de Atacama oriental entre los paralelos 2la yGabriela lJe", señaló a principios de siglo, "pasaron a extraños dominios, cuyo en- grandecimiento aumenta los peligros futuros para la República Argentina" (Ze- ballos, 1900ayb). Si el Chaco al norte del Pilcomayo debía ser un territorio del espacio soberano argentino, se entiende el interés de Zeballos en comprar el Chaco "paraguayo"

2. El censo de marzo de 1886 realizado en territor¡o paraguayo y efectuado por el presidente Patricio Escobar, empadronó 82 partidos y dio como resultado la existencia de 239.774 personas (59,09% de mujeres frente al 40,91Y" de varones). El Anuario Estadístico de la República del Para- guay de ese mismo año publicado por la Oficina de Estadística, por su parte, muestra un faltante de población de más de cuarenta años fallecida durante el conflicto.

107 y en sostener actividades empresariales como las de Carlos Casado. Siguiendo esta línea, en este estudio, analizo la presencia de Zeballos y del empresario casado en territorio chaqueño desde la perspectiva empresarial, ligándola con la privatización delterritorio desde el año 1886, es decir, cincuenta años antes de la verdadera "nacionalización" conseguida con la guerra del chaco y gracias a la participación activa del gobierno argentino a favor del gobierno paraguayo durante cinco décadas. La Descripción amena de la República Argentina de ze- ballos permite entender la unidad de intereses económicos y políticos del sector empresarial e intelectual de la Argentina en las tierras ricas en quebracho del Gran Chaco.3 El interés por favorecer experiencias empresariales complejas en tierras chaqueñas tras la paz que sobrevino a la guerra de la Triple Alianza es un tema desconocido en la biografía de Zeballos, pero puede ser entendido si vinculamos aquel interés con el vínculo que unió al político con el español Carlos Casado del Alisal, el gran comprador del Chaco paraguayo-boliviano radicado, en realidad, en Rosario. Tras migrar alpuerto rosarino a mediados delsiglo XlX, Casado se convirtió en un importante banquero y en 1886 monopolizó gran parte de las tierras chaqueñas que décadas después disputarían Paraguay y Bolivia. Zeballos compartió este interés por comprar tierras chaqueñas al gobierno para- guayo a partir delaño 1886, situación que reforzó conCaballero estudios científicos sobre el área chaqueña, con la edición dela Descripción amenade la RepúblicaArgen- tina, y con el ejercicio de la presidencia de la Sociedad Rural entre 1888 y 1894. Zeballos siempre se mostró interesado en controlar los territorios nacionales, y la ocupación del Gran Chaco también figura, como no podía ser de otra manera, entre sus estudios sobre el sistema ferroviario, la construccion de caminos, la nacionalización de la moneda y la producción agropecuaria como basamento del crecimiento nacional. lntereses empresarialesDalla-Corte y polít¡cos en la construcción de los Estados Nacionales del Cono Sur

Como sabemos, las prácticas científicas en la Argentina +fectuadas por ac- tores sociales entre los que destaca sin lugar a dudas Estanislao Zeballos- pro- curaron homogeneizar el modelo societal para hacerlo funcional al estado liberal nacional en gestación, acompañando la definición de las fronteras, la ampliación de losGabriela territorios ocupados y la eliminación de las poblaciones originarias. En su

3. Los datos de las inversiones territoriales de Casado y de Zeballos, concrelamente el mapa catastral del Chaco "paraguayo" de 1 91 0, son cruzados con la información brindada por el inventario de los bienes de Casado del año 1899 que consolidaron públicamente la propiedad de los Casado hasta el año 2000. El corpus documental titulado La propiedad en el Chaco Paraguayo, Talleres Na- cionales de H. Kraus, Asunción, 191 0, proviene del Museo Etnográfico Andrés Barbero de Asunción que, a diferencia del que existe en la Biblioteca Nacional de Asunción, contiene el mapa catastral reproducido en este trabajo. El inventario de bienes de Carlos Casado se conserva en el Archivo de los Tribunales Provinciales de Rosario, Argentina: 1899, Serie Q,267: expediente del Juzgado Civil y Comercial, 4q nominación, 2e circunscripción judicial, 2q secretaría, causa Carlos Casado sobre sucesión, inventario y partición.

108 análisis sobre el impacto de la realidad paraguaya en la producción intelectual de Estanislao Zeballos, Liliana M. Brezzo (1998) ha demostrado que aquél fue el primer científico argentino que llevó a cabo un proyecto historiográfico sobre la guerra de la Triple Alianza que se inscribe, según la autora, en el modelo de cooperación que intentó ejecutar en el campo diplomático en las relaciones paraguayo-argentinas. En efecto, Zeballos se hizo eco delargumento de que las sociedades indígenas eran contrarias al progreso, y que los inmigrantes debían ser considerados por los grupos dirigentes como la única posibilidad de civilizar el país y de construir el Estado Nacional. La idea subyacente era que los terri- torios a ocupar por dicho Estado le pertenecían por derecho de soberanía. Pero lo más sugerente, quizás, es la idea que tuvo Zeballos de que el Chaco Boreal, pese a no pertenecer directamente a la jurisdicción argentina, podía ser ocupado por empresarios y terratenientes establecidos en la Argentina. El primer capítulo que inaugura el tomo dos de la Descripción amena de la Repúbtica Argentina de Estanislao Zeballos se inicia con un relato poco menos que nostálgico del Rosario colonialque en la imaginación del intelectualaparece representado por la imagen de una mujer apegada a las costumbres coloniales signadas por el caudillismo y el fanatismo religioso. Frente a la modernización aportada por el progreso que supuso la desapariciónCaballero del indígena y la entrada de la Argentina en el mercado internacional de la mano delferrocarril, del puerto y de la agricultura (Zeballos, 1894; 1912), Doña Eulogia Llanos -fundadora de la ciu- dad de Rosario- es presentada como el símbolo del pasado, un pasado que Ze- ballos vincula en la Descripción directamente con el Chaco: la mujer criolla tenía en su habitación "severas sillas de baqueta, combinaciones caprichosas y graves de cuero labrado y estampado y caoba ó jacarandá de las selvas exhuberantes del Gran Chaco", además de conServar "arcas de madera del ChaCo, espeoie de cajas de hierro de la época, muebles rotos, líos de ropa, tarros de provisiones y utensilios domésticos (que)...servíaála vez de morada al cuz cuz, á la gata barcina y á otras popularesDalla-Corte variedades zoológicas" (Zeballos, 1883: 16-17). Si esta pervivencia colonial estaba destinada a desaparecer, el verdadero responsable era, para Zeballos, el Ferrocarril Central Argentino, vapuleado por una sociedad destinada también a difuminarse, aunque el causante final fue- se el puerto de la ciudad de Rosario. Romper la ligazón con la naturaleza era la condición sine qua non marcada por Zeballos para hacer de la civilización -sinónimo de "demanda capitalista"- el ideal de un país que debía mirar hacia el AtlánticoGabriela en lugar de hacerlo hacia las gramíneas de la Pampa, o a la selva y el palmar del Gran Chaco. No es casual entonces que Zeballos inicie el segun- do capítulo de su Descnpción amena de la República Argentina relatando con horror una invasión indígena producida en 1864 a las estancias de los distritos limítrofes de los Desmochados y La Candelaria, en ambas márgenes del río Car- carañá, en los pagos de Arequito que fueron, como él mismo reconocería tiempo después, escenario de sus primeras impresiones infantiles: "llegó a los hogares de la Candelaria y Desmochados, la noticia de que los indios habían batido en Loreto á los cristianos, de los cuales cincuenta quedaron muertos y apenas diez debieron su salvación á la fuga. Qué solemne horror el de estos días!" (Zeballos, 1883:21-26).

109 Aquella "invasión" indígena sirvió a Zeballos para hacer de la guerra de la Triple Alianza desatada al año siguiente el punto de inflexión en lipolítica im- plementada por el Estado Nacional contra las poblaciones originarias. La im- portancia del Paraguay no debe ser desdeñada en Zeballos que se iniciaba a la vida pública enfatizando el poder de la actividad asociativ a y la luerza de las iniciativas privadas. Estas ideas le permitieron dar inicio ala Descripción amena que se convertiría en un importante aporte del intelectual al pensamiento de la Generación del '80. La inmigración europea, portadora de progreso y desa- rrollo para la Argentina de finales del siglo XlX, sirvió también a Zebaltós para proponer un modelo de país diferente, moderno, que pudiese dejar de lado la etapa colonial. Si en el litoral colocó Zeballos el énfasis para afirmar que era el territorio más atractivo para el "elemento extranjero que se internaba desde las orillas del Plata" haciendo de Rosario una tierra nueva, el chaco seguía siendo un territorio marginal. Al mismo tiempo, si Asunción del paraguay era,,el asiento de la civilización invasora, porque es una base de operaciones en la esperanza de alcanzar el país del oro, en las naciones del río del mismo nombre, e inter- nándose hacia el oeste á través de la selva vírgen del Gran chaco", ese chaco contenía "laraza belicosa y aventurera de los guaranís, cuyas tribus les hacían la cruda guerra" (Zeballos, 1883:48-49). Caballero En La Región del rrigo Zeballos relata que en 1g65 salió aterrado de los campos de Arequito y que por entonces La Candelaria sólo tenía diez habitantes y cinco mil vacas. En ese mismo año el gobierno provincial de Santa Fe habili- tó a individuos o sociedades establecer bancos de emisión en todo elterritorio provincial con un capital inicial de 100 000$. Casado fundó el banco que llevaba su nombre precisamente en el momento en que la Argentina, junto con Brasil y uruguay, invadía tierras paraguayas dando inicio a la guerra del paraguay (1865-1870). Quizás ese fue su primer contacto con paraguay, pero lo cierto es que Casado se benefició del conflicto bélico, mantuvo a las familias afecta- das por la guerra, y abastecióDalla-Corte a las escuadras y a los ejércitos que llegaban al Rosario. En'1870, además, fundó la colonia La candelaria y allí levantó v¡lla casilda en honor a su madre. En 1878, cuando Estanislao volvió a Rosario y a las colonias aledañas tras su etapa estudiantil en Buenos Aires, visitó La Canáe- laria y encontró un panorama muy diferente al de su niñez. ya no se trataba de un "solitario desierto" sin población civilizada y plagado de peligrosos indígenas, sino de un territorio signado por el progreso del que él mismo se sentía promotor. El puertoGabriela de Rosario en el río Paraná asumió un nuevo rol al articular a la Argen- tina con los países limítrofes, al mismo tiempo que con los mercados européos, ,,los según Estanislao Zeballos se debía reconocer "patrióticamente" que ríos valen, como caminos, más que los ferrocarriles mismos" en la unión empresarial y mercantil entre Argentina, Bolivia y Paraguay (Zeballos, lg}3;27-29: Bonaudo y Sonzogni, 1998). como ha demostrado Liliana Brezzo, Estanislao pasó casi toda su vida bus- cando información sobre el Paraguay para escribir un libro que nunca publicó. Es interesante la conclusión de la autora al señalar que, como ocurría con Er- nesto Quesada y Enrique de Gandía, el propósito que guiaba la investigación de Zeballos -más interesada en integrar el espacio paraguayo-argentino que en

110 diferenciarlo- era "superar las barreras que las historias nacionales y algunas conductas diplomáticas levantaban en las vinculaciones bilaterales" (Brezzo, 1998:242-243). Nuevamente, sin embargo, poco dice Brezzo de las importantes inversiones empresariales de Zeballos que fueron resultado del interés que te- nían depositada en el área chaqueña paraguaya las personas que le rodeaban, en particular Carlos Casado del Alisal. Esto coincidió temporalmente con otro hecho: desde el año 1886 diversas personas recibieron por parte del Estado paraguayo concesiones de tierra a precios insignificantes. Carlos Casado logró hacerse con gran parte del Chaco y Zeballos adquirió 351.562 hectáreas. Brezzo señala, desde una perspectiva más interesada en elpapelpolítico delintelectual rosarino, que:

,,Zeballos llegó a Asunción en 1888. La presencia de quien presidía la Cámara de Diputados de la República argentina no pasó inadvertida en los ámbitos político y diplomático. El representante de la Legación del Uruguay, informaba que "el notable escritor de la Argentina viene con el objeto de recoger datos verídicos de la guena de la Triple Al¡anza, oír opiniones a los hombres que formaban en lai filas del ejército del tirano Lópezy recorrer el vasto escenario en que se desanolló la lucha' con el objeto de escribir la historia de esta república, dedicando especial atención a los gobiernos de Francia y López y reuniendo en un libro la terrible historia de las tiranÍas sufridas por este pueblo y sus luchas litánicas". Confirma que Zeballos fue perfectamente recibido y que tanto el gobierno como los particulares pusieron a su disposición losCaballero archivos, correspondencias y cuanto documento necesitara para completar tan importante obra" (Brezzo, 1998: 225'226).

Brezzo nos dice también que el presidente, Patricio Escobar, convocó en Su casa a jefes militares y otras personas "que desempeñaran un papel impor- tante al lado de López con el objeto de reavivar sus recuerdos y presentarle a Zeballos una memoria militar de los acontecimientos". Zeballos regresó a Buenos Aires y Se entrevistó cOn Mitre que, como sabemos, fue unO de IOS grandes creadores de la historia oficial nacional argentina. Hasta aquí todo parecería mostrarnos el perfil académico de Zeballos, pero para entender Su interés empresarial es necesarioDalla-Corte comprender su proyecto económico. En el tomo dos de la Descripción amena de la RepúblicaArgentina, Zeballos sostuvo que la cesión de tierras a empresarios y banqueros ingleses, interesados en construir un ferrocarril, era una de laS meiores estrateg¡as para fomentar la agricultura y la colonización, incluyendo por supuesto los territorios chaqueños todavía no ocupados ni delimitados. Así, tras resolver la "cuestión indios del Chaco", debía surgir un territorio nuevo "á medida que nuestros regimientos arrojenGabriela mas lejos ó sometan al indio montarás". Asumiendo esta política, la Ar- gentina se convertiría según Zeballos en un país verdaderamente poderoso en el que pudiese imperar la "legislación económica liberal, (la) reforma y perfec- cionamiento constante de nuestras instituciones y (la) difusion de la instrucción pública". Cabe agregar que Zeballos no negó la importancia de la intervención estatal pero siempre para fomentar el interés privado, y revind¡có para el Chaco la actividad privada frente a la colonizaciÓn nacional. De ese modo, cuest¡onó el estado de las colonias oficiales de Reconquista, Resistencia y Avellaneda que no habían permitido el control territorial, y contrastó esla situac¡ón con el sistema de colonización espontánea en el que destacaban las experiencias de Carlos Casado.

111 Política territorial en el Gran chaco: el caso de Estanislao Ze- ballos y de Carlos Casado del Alisal

En 1881 Estanislao Zeballos, por esas épocas ocupando un importante puesto como diputado en el congreso Nacional, hizo una alocución en la que manifestó que la mejor colonización era la que dependía del colono con aptitudes y bue- na voluntad: "estos colonos que han hecho un ahorro, que han adquirido iierras sobre el chaco, y que por consiguiente han ido formando colonias fuera de los límites poblados (y hablo del chaco para citar un ejemplo concreto) necesitan traer de Europa gentes de confianza, á quienes confiar el cultivo de sus nuevas propiedades, mientras ellos manejan sus negocios en los núcleos importantes". El político sostuvo la idea de ceder tierras a los colonos y afirmó que la necesidad "no es de dinero, sino de brazos y de producción. Debe concederse extensio- nes considerables, cien hectáreas por ejemplo, para que el atractivo sea mayor" (Diario de sesiones, congreso Diputados, tomo l, 1gg1:350). Zeballos apúntó en su Descripción amena que la administración argentina sufría de una.devo- radora enfermedad endémica" que hacía "de los empleos cuestión electoral, de influencias, y de recomendaciones mas que de idoneidad en mira de los intereses generales". De este modo extendió al Paraguay laCaballero política argentina al afirmar que "las colonias de santa Fé, Buenos Aires y Entre Ríos son nuestra grande y verdadera escuela de agronomía, y ellas han provisto de agricultores d [itord dé la República, irradiándolos hasta el Estado oriental y el paraguay, mientras que las escuelas oficiales no han dado hasta ahora media docena de colonos, ya que no de directores de explotaciones rurales" (Zeballos, 1BB3: 239-2s6,267). Para reforzar esta política, Zeballos dividió los Territorios Nacionales en dos áreas, separadas por el paralelo 33e de latitud sur, los de la Región sur (incluyen- do Patagonia, Tierra del Fuego, lslas Malvinas) y los de la Región Norte (chaco y las Misiones). En el área delchaco, Zeballos incluyó el chaco Austral (con partá de santa Fe y de santiagoDalla-Corte del Estero hasta donde comienza el río Bermejo); el Chaco lnterior (provincias de Salta y Jujuy por el río Bermejo); el Chaco Éoreal (enlre los ríos Bermejo, Pilcomayo y paraguay); el Andino (limitado por los Andes y el Pilcomayo). En la concepción del intelectual, el Chaco Boreal incluía la actual provincia formoseña además del territorio que ya por entonces paraguay reputaba como suyo frente a las demandas bolivianas. La venta de las tierras chaqueñas fue fomentada en 1883 por Zeballos distinguiendo entre los territorios ubicados paraguay en lasGabriela riberas de los ríos Paraná y (arazón de 2 pesos nacionales la hectárea) y los terrenos interiores (arazón de 1 peso nacional). El político preparó así el escenario afirmando que el gobierno debía conceder tierras a las empresas que quisiesen radicarse en los Territorios Nacionales, entre ellos el Chaco, en los que el Estado argentino tenía jurisdicción. si sumamos a esto el hecho de que Zeballos confiaba más en la colonización espontánea que en la oficial, tenemos un cuadro de situación que explica parte de sus ideas empresariales. Pero nos queda una pregunta: ¿al adquirir miles de hectáreas en el chaco paraguayo Zeballos estaba, en realidad, intentando dar marcha atrás en la ya inevitable desmembración del antiguo Virreinato del Río de la plata? una pie- gunta irónica como ésta no debe ocultarnos el hecho de que buena parte de

112 los intelectuales argentinos que acompañaron y diseñaron la construcción del Estado Nacional (que tomó forma con la guerra de la Triple Alianza y que en gran medida cerró su época con la guerra del Chaco, siempre fuera de territorios reputados nacionales argentinos, y coincidiendo con la crisis de Wall Street) fue- ron grandes prop¡etarios que monopolizaron buena parte de la riqueza nacional. En el caso de Zeballos parecería sorprender su interés por el Chaco paraguayo y por Paraguay en general, cuando Se trata de un territorio en elque el gobierno argentino no podía reclamar derechos Soberanos. De hecho, el ideal de recu- peiar el dominio argentino sobre territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata es una de las acusaciones que se ha hecho a Zeballos como representante clave de las relaciones internacionales de diversos gobiernos argentinos. Liliana Brezzo sostiene que ese ideal sólo puede imputarse a intelectuales argentinos hasta 1852 "pero no se advierte con posterioridad conductas concretas que ava- len esta hipótesis". En la idea de la Gran Argentina que pudiese reconstruir el Virreinato, Zeballos queda fuera de cualquier posible acusación, pero lo cierto es que, tal Como recongce Brezzo, Estanislao, designado mediador entre Paraguay y Bolivia en 1907, afirmó que ambos países eran "mercados de consumo para las industrias de nuestro país y debemos procurar que prosperen y vivan de nuestra riqueza elaborada" (Zeballos, 1974\' Caballero Años antes, como hemos visto más arriba, el propio Zeballos hizo alusión a la "desmembración territorial" sufrida por Una Supuesta Argentina que había perdido territorios como consecuenc¡a de las guerras civiles del siglo XIX (Ze- ballos, 1900 a). Poco después de aquella categórica afirmación de Estanislao Zeballos respecto alChaco "al norte del Pilcomayo" que simbolizaba claramente la "desmembración territorial", encontramos la distribución catastral del Chaco paraguayo bastante bien definida (imagen 1). Los propietarios eran, en su gran mayoría, empresas dedicadas a la explotación del quebracho, o particulares de origen norteamericano, alemán y británico. En la distribución de los 13.749.671 de hecláreas del ChacoDalla-Corte paraguayo, las sociedades y compañías poseían en 1910 una superficie de 3.093.856 hectáreas, y las entidades bancarias 262'500 hectáreas. Alaiza justificó las dificultades de Bolivia para "constituir en aquella lejana frontera los elementos destinados a resguardar su soberanía" en la ocu- pación de hecho por parte del Estado paraguayo de toda la margen occidental del río Paraguay, desde el Otuquis hasta la desembocadura del río Pilcomayo (Alaiza, 1928:4). Durante esos años, Bolivia consideró el Chaco como el sudes- te delGabriela territorio nacional boliviano, anexo al Oriente, y su servicio militar estaba conformado con soldados procedentes del departamento de Tar¡ja. Sin embar- go, como ha demostrado Pilar GarcíaJordán (2001), el territorio no había sido hasta entonces plenamente incorporado por el Estado boliviano. Refiriéndose a esta situación, el coronel Miguel Alaiza, gran defensor de los derechos bolivianos sobre el territorio chaqueño, afirmó en 1928 que el gobierno paraguayo preten- día extender su dominio incluso a la región del Oriente que era para Bolivia uno de sus territorios más importantes "por ser llave comercial e internacional del departamento de Santa Cruz y la provincia de Azero de Chuquisaca hacia el extenso litoral del Río Paraguay" (Alaiza,1928: 54).

113 lmagen 1: Mapa del Chaco reputado "paraguayo". Distribución de la propiedad en 1910 según La propiedad en el Chaco pa- raguayo, Asunción: Talleres Nacionales de H. Kraus, 1910.

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

Miguel Alaiza, sin embargo, se preguntó una y otra vez por qué el gobierno boliviano no había conseguido imponer su soberanía frente a los avances para- guayos y encontró la respuesta más que en la negligencia gubernamental, en la presión ejercida por el Estado y los empresarios argentinos:

"La situación mediterránea de las zonas del oriente y sudeste ocupadas por Bolivia, zonas alejadas de los centros ciudadanos, carentes de vías de comunicación fluviales, de caminos carreteros o

114 de hierro, ha constituido y constituye ahora mismo una barrera que ha detenido brazos y capitales extranjeros, impidiendo así la colonización e indusfialización de esas importantes tierras. N¡ aun la libertad y garantías que ofrecen nuestras legislaciones, son de una suficiente ef¡cacia, porque otras razones las anulan e inutilizan. De suerte que, todo lo que se ha conseguido dentro de nuestro capítulo deficiente de capitales, en el progreso del Oriente y el Pilcomayo, se debe casi exclusivamente al estuerzo del país. En cambio, la zona ocupada por el vecino del sudeste, con ventajas naturales apreciables, situada a lo largo de un río navegable, como es el Paraguay, con escaso esfuerzo ha podido aclimatar capitales y brazos extranieros, entre los que corresponde un gran porcentaie a empresas argentinas, ostentando hoy, por consecuencia, una prosperidad notable" (Alaiza, 1928: 38-39).

Desde finales del siglo XIX diversas personas recibieron por parte del Estado paraguayo concesiones de tierra a precios insignificantes. La familia Casado tuvo mucho que ver en la concentración territorial chaqueña. La tierra del Gran Chaco (que desde 1932 disputarían Bolivia y Paraguay) se encontraba desde el año 1886 en manos de ciudadanos argentinos, como fue elcaso de Zeballos, o de españoles radicados en la Argentina, como Casado. Estanislao Zeballos, por ejemplo, adquirió 351.562 hectáreas. La familia Casado, por su parte, concentró en poco tiempo una extensión amplísima mediante estratégicas adquisiciones no siempre legales. Entre las compras de los particulares de la familia (3.262.500 hectáreas), y la Asociación Patriótica Española de Buenos Aires (318.750 de hectáreas), la superficie adquirida por el grupo familiarCaballero representó el260/" de las hectáreas loteadas hasta 1910.4 Si contrastamos los lotes adquiridos por Zeba- llos con la división catastral del mapa que indica la distribuciÓn de la tierra en el Chaco paraguayo, eS posible comprobar que el área monoplizada Se concentró terrenos cer6anqs al acceSo al agua, es decir, al río Paraguay, S¡tuación que también benefició a la estructura empresarial del grupo familiar de los Casado ya que el Chaco Se Caraoteriza, precisamente, por una carencia casi abSoluta de agua, siendo como eS una vasta planicie cubierta por depóSitos aluviales, no estratificados, compuestos de arenas, arcilla y gravas. En el caso concreto de Zeballos, los lotes 156 y Dalla-Corte164 están juntos y, al mismo tiempo, cruzados por el curso probable del riacho Michi con desembocadura en el río Paraguay. En 1928 el coronel Miguel Alaiza cuestionó la negligencia de los propietarios: "como el país no puede estar dependiente del punible descuido de estos terratenientes, que Sólo vigilan celosamente sus intereses, con grave mengua de la soberanía misma de aquella frontera, estas tierras deberían volver al Estado, para su dis- tribución entre los colonos nacionales de las provincias limítrofes delChaco". La presenciaGabriela de los extranjeros, entre ellos los argentinos, aparece en la crítica de Alaiza al afirmar que "el Paraguay y Bolivia son dos países que han sufrido una

4. Según La propiedad en el Chaco Paraguayo. Asunción,Talleres Nacionales de H. Kraus, 1910, los propietarios tueron: Alberto Casado, Iote 71 , 18.750 hectáreas; Carlos Mateo Casado, lotes 168, 169, 176, 184, 191, 192, 1.125.000 hectáreas; Carlos Mateo Casado y José Casado, lotes 87' 88' 151, 161, hectáreas 15O.0OO; Eduardo Casado, lotes 105, 106, 107,108,265,266, 112.500 hectá- reas; Genara Casado, lote 70, 18.750 hectáreas; Ramona Sastre Aramburu de Casado, lotes 50, 73, 74,75,76,77,78,79,80,81,82, 124,135,150,160, 170,171,177,179,183,188, 189,222,223, 225,226.227,228,229,230,231,232,233,234,237,238,239,240,241,244,245,246,247,248, 251, 252, 253, 254, 255,256, 257, 258,259, 260, 261, 262, 263, 264, 1.837.500 hectáreas. Total, 3.262.500 hectáreas.

115 dolorosa vía crucis; estrechados por las ambiciones de los gobiernos limítrofes que desmembraron sus territorios...no han seguido un desarrollo rectilíneo que les permitiera ponerse al mismo nivel de otras naciones más afortunadas del continente" (Alaiza, 1928: 53-54, 71). El Estado paraguayo, como era de esperar, garantizó los derechos de los propietarios frente a los simples ocupantes. La constitución paraguaya aseguró jurídicamente la propiedad chaqueña y las tierras fiscales pasaron a inversores extranjeros, dos de ellos Zeballos y carlos casado. Para Lewis, en paraguay había una pequeña élite dueña de grandes extensiones de tierra de cultivo. "El sector rural de Paraguay, que comprende la mayor parte de la vida econó- mica del país", afirmó Lewis, estaba "dominado por los grandes propietarios y latifundistas que producían los principales productos comerciales para el con- sumo interno o para exportación: carne de res, algodón, madera, tabaco, yerba mate...extracto obtenido del árbol del quebracho que se utiliza en el curtido de pieles y cueros (tanino)" (Lewis, 1986:24). Eligio Ayala encontró en la venta indiscriminada de dichas tierras la causa de "cruentas luchas sociales" y de "agudas crisis agrarias" que afectaron al país en las décadas siguientes. En palabras de carlos Pastore en la introducción a la obra de Eligio Ayala del año 1915 aparece una crítica similar: Caballero

"las tierras fiscales permanecían incultivadas, los campos y yerbales inexplotados, como una visión incomprendida de esperanzas remot€rs. Conforme a las ideas económicas dom¡nantes en aquella época, era necesario enfegar a la iniciativa privada esos elementos de producción, para que ésta fuese efectiva. Las tierras inmóviles en la posesión del gobierno, eran consideradas inútiles para la economía nacional. Estas erróneas preocupaciones económicas y las exigencias financieras, la escasez de recursos, los apremios de los presupuestos de gastos, fueron seguramente los motivos principales de la resolución funesta de vender las tienas públicas del Paraguay. Las leyes, conocidas, de venta de tierras públicas fueron dictadas con la precipitación propia de la imprevisión y la ignorancia. Y las mejores tierras del Paraguay fueron enajenadas a precios irrisorios, exiguos. La operación de la venta fue fácil y rápida, claro está, pero estaban lelos de realizarse los beneficios esperados de ella. Se creyóDalla-Corte que la iniciativa privada, en posesión de esas tierras, estimularía la producción y lo que se realizó fue sencillamente la ruina del porvenir económico del Paraguay" (Ayala: 1986: 18).

Para conseguir esto, Zeballos había promocionado una imagen muy concre- ta: la de que el gobierno paraguayo también había hecho poco por consolidar su presencia en el área chaqueña. Las cuencias del Bermejo y del pilcoma- yo eran, como sabemos, un territorio ocupado por diversos grupos indígenas, entreGabriela los que predominaban matacos, mataguayos, tobas y noctenes, que a finales del siglo XIX estaban siendo reducidos y "evangelizados" por los misio- neros. No es casualque el lnstituto Geográfico Argentino, que funcionaba bajo los dictados científicos de Zeballos, publicase en 1895 la obra de samuel A. Lafone Quevedo (incluyendo el mapa étnico de las tribus mataco-mataguayos del Gran Chaco según la carta del padre Giomecchini y los mapas del padre Corrado), en la que el primero afirmaba que "los mataguayos cubren una vasta zona del gran Chaco y especialmente las riberas izquierdas del Bermejo, y las derechas del Pilcomayo. En la frontera de salta llámanlos comunmente malacos, y en la de Tarija noctenes, corrupción de Octenai, nombre que les dan los chiriguanos, y que parece ser igualmente corrupción de Huenneyei,

116 que es el nombre con que los mataguayos se llaman á si mismos" (Lafone Quevedo, 1895). La unidad étnica parecía, entonces, confirmar la unidad de intereses chaqueños desde la Argentina y desde un organismo científico como el lnstituto Geográfico Argentino.

lmagen 2: Mapa utilizado por Zeballos en el Alegato de la Repúbtica Argentina sobre la cuestión de límites con el Brasit en el territorio de Misiones sometida al presidente de los Estados Unidos presentadq 1893.

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Zeballos reiteró esta imagen en 1893 cuando era Ministro Plenipotenciario de la Argentina en Washington. El mapa etnográfico de Sud América en el siglo XVl, mostrando la línea entre las colonias españolas y portuguesas, de acuerdo al Tratado de Tordesillas de 1494,Ia ruta de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, y los lugares habitados por la población guaraní, según las tribus mencionadas por Ulrich Schmidt en su viaje (por Luís L. Domínguez, Londres, 1890) le sirvió para defender los derechos argentinos en un alegato sobre la cuestión de límites con Brasil en el territorio de Misiones. Zeballos fijó el territorio sometido a arbitraje al presidente de los Estados Unidos, y su mapa verifica una concepción etnográfica muy interesante: el canciller aceptó la idea de que la población indígena chaque-

117 ña era homogénea. siguiendo esta línea argumental, también homogénea debía ser la política implementada por los gobiernos argentino y paraguayo, incluso en contra de los intereses bolivianos (imagen 2). De este modo, quizás siguió la concepción espacialde su tesis Apuntes sobre los quechuaseditada en Buenos Aires a través de La Prensaen 1874, que excluía del ámbito andino precisamen- te al área chaqueña de los Orientes bolivianos. Estos indicios interrelacionados permiten entender su interés por la ocupación del espacio nacional, y también su preocupación por extender los tentáculos del Estado argentino en los territorios de los países hermanos, Bolivia, Paraguay y chile. Negar esta ambición que podríamos denominar "colonizadora" de un Zeballos que fue uno de los repre- sentantes claves de diversos gobiernos nacionales argentinos conduce, como mínimo, a negar el impulso del Estado argentino por aumentar sus territorios y establecer sus fronteras, defendiendo tierras en unos casos y expulsando, o eliminando, a la población originaria en otros.

Reflexiones finales Dado el interés argentino por impulsar la presenciaCaballero paraguaya en el cha- co disputado con Bolivia, no sorprende el hecho de que a partir de 1918 los acercamientos diplomáticos paraguayos y bolivianos mostraran su fracaso. La guerra civil de 1922-1923 favoreció la militarización paraguaya al compás de las primeras penetraciones sistemáticas bolivianas en territorio chaqueño sobre el río Paraguay. La penetración boliviana en territorio chaqueño, por su parte, se acrecentó después de la guerra del Pacífico y empresas tales como la Standard oil corporation se aseguraron que existía petróleo en la región chaqueña de Camiri. Bolivia instaló diversos fortines en territorio chaqueño, como Guachalla y Ballivián, hasta que en 1928 comenzaron abiertamente los conflictos tras el ata- que paraguayo al recientementeDalla-Corte creado fortín Vanguardia, ubicado por Bolivia en el río Paragu ay, y la consecuente destrucción del fortín paraguayo Boquerón por parte de los bolivianos. González Blanco detectó claramente las causas de esta situación económica resuelta en elterreno bélico:

"faltó la decisión de los países todos de América; sobró la infomisión excesiva de la Argentina en los asuntos paraguayos....de los 22.000.000 de hectáreas de que se compone el Chaco, más de la mitad pertenecen a sociedades argenlinas. Los 33.000 habitantes que componen la población del territorio chaqueño están, en su mayor parte, al servicio de patronos argentinos. El estado Gabrielaparaguayo no explota, de los 958 kilómetros de ferrocarril que hasta la fecha cruzan su territorio, más que 148. Los 810 restantes pertenecen a las empresas Carlos Casado limitada; Azucarera Paraguaya S.A.; Cenoi y cía; Fassardi y cía.; River Plate Quebracho Corporation, const¡tuidas casi todas ellas con capitales argentinos. En la navegación fluvial predomina, al menos por tonelaie de mercancías transportadas, la bandera de la compañía argentina de navegación ttrlihanovich. Los principales abastecedores del Paraguay son, en primer lugar, la Argentina, que exporta por valor de 9.999.000 de pesos oro; luego viene Norteamérica, con 1,6; lnglaterra, con 1,2; Alemania, con 0,9; ltalia, con 0,6; y España, con 0,5. lgualmente entre los compradores ocupa la Argentina el primer lugar, con 6.100.000 pesos oro; Uruguay, con 0,4; Francia con 0,1; Alemania, con 0,1, etc." (González Blanco, 1 934: 64-65).

La guerra del chaco, como sabemos, fue uno de los conflictos bélicos más sangrientos de sudamérica y, pese a su riqueza, Paraguay y Bolivia fueron desti-

118 nados a Ser dos de las naciones del Cono Sur más pobres del mundo. González Blanco sostuvo que el conflicto era "una lucha sin sentido si se la considera desde el punto de vista de los intereses auténticos de los dos países"; el problema era "de una clara sordidez en cuanto a orígenes y motivos" pues se trataba de "capi- talistaS extranjeroS, en torno de diversaS concesioneS", compañíaS entre las que destacaban la lnternational Products y la Argentine Cattle. Para el defensor de los reclamos bolivianos, eran los "capitalistas argentinos" quienes explotaban eltanino extraido del quebracho y el ganado chaqueño. Durante el apoyo dado por Argenti- na al Paraguay, González Blanco (1934: 81-83, 106) llegó a sostener que, cuando se abriesen los archivos de las cancillerías sería la hora de opinar definitivamente sobre el papeljugado por el gobierno argentino en el conflicto. Por supuesto, el papel "argentino" debería ser, como mínimo, aclarado, ya que el conflicto por las tierras adquiridas en el Chaco paraguayo a finales del siglo XIX no está en absoluto cerrado. El hambre por las tierras occidentales al río Paraguay, o conectadas a este último por riachos, explica, entre otras cosas, porqué la familia Casado ha sostenido durante todo el siglo XX, desde el momento en que murió el patriarca en 1899, una gran disputa con el gobierno paraguayo por los verdaderos derechos de propiedad territorial, en particular de los lotes 64 y 65 que la familia Casado vendió a inicios del siglo XXI a la secta Moon. CaballeroValiéndose de la información brindada por el último apoderado que luvo la empresa Casado en la provincia argen- tina de Santa Fe, el periódico La Capitalde Rosario afirmó en agosto de 2005 que en 1886 Carlos Casado había comprado en subasta pública dos lotes de una legua de frente por diez leguas de profundidad frente a la ribera del río Paraguay. Afirmó también que los dos lotes fueron comprados por Casado a José Monte, a quien le pagó en la ciudad de Asunción 1.000$ por legua y fueron destinados a la industria maderera a base del quebracho (durmientes y tanino), situación recogida en la escri- tura formalizada por el escribano G. Pereyra Cazal el 24 de septiembre de 1889. En la sucesión e inventario de los bienes de Carlos Casado que hizo Daniel lnfante no existe ninguna Dalla-Cortereferencia legal que avale la propiedad de los lotes 64 y 65 que quedaron bajo la administración del albacea, Carlos Mateo Casado, que era el hijo mayor delempresario españoly de Ramona Sastre Aramburu, hija de Marcos Sastre. Casado, en realidad, compró legalmente las tierras paraguayas entre 1885 y 1886, pero los lotes disputados aparecen en el inventario como comprados sorpresivamente en 1889 sin que se aclare el vendedor originario y, lo más importante, sin que dichos lotes fuesen otorgados legalmente en herencia a ningunoGabriela de los hijos de Casado. Tal como afirma buena parte del espectro político paraguayo levantado casi en armas en el año 2005 contra la presencia extranjera en el país, dichos lotes nunca fueron comprados, al menos legalmen- te, por Carlos Casado del Alisal, personaje a quien Zeballos presentó siempre como el prototipo del progreso nacional argentino. En la expropiación efectuada por el gobierno paraguayo en el año 2005, Laíno afirmó que Casado Casado "nunca recibió n¡ protocolizó los títulos de sus tierras en el Chaco paraguayo", afirmando que fue "sólo una concesión corrupta del gobierno de entonces."s

5. Rechazan denuncia de un senador del Paraguay sobre un prócer santafesino, La Capital, 10.08.2005.

119 Quizás la información que permita dilucidar la manera en que las tierras fueron adjudicadas y monopolizadas en pocas manos surja, en realidad, a través del análisis económico de los testamentos, inventarios y sucesiones de las escasas personas involucradas, más que delestudio del ejercicio diplomático.

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Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

121 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela "Lo que este Dios hablaba... era lo que todos los indios sentían y todos los indios deseaban".l Trinitarios frente a carayanas, un caso de resistencia en la Bolivia de fines del siglo XIX

Pilar García Jordán Taller de Estudios e lnvestigaciones Andino-Amazónicos (TEIAA) Universitat de Barcelona Caballero

Lo que Dios hablaba, y los indios sentían y deseaban era que el primero "ya estaba compadecido de lo que sufrían" los segundos "de parte de los carayanas, y que había resuelto llevarlos a lejanas tierras donde pudiesen vivir y practicar su religión con libertad". El autor de la afirmación es el jesuita Gumersindo Gómez de Arteche quien, juntamente con dos compañeros y a petición del gobierno de Gregorio Pacheco, había Dalla-Corteviajado hasta Trinidad, la capital del departamento del Beni, entre julio y septiembre de 1BB7 con el objetivo de "pacificar" la zona y convencer a los indígenas prófugos, en el lenguaje gubernamental "rebeldes", que retornaran a sus pueblos. El relato de los acontecimientos hecho por el religioso es, probablemente, el informe más detallado acerca de la llamada Guayochería, sucesión de hechos acaecidos tras la revuelta indígena, la leroz represiÓn que siguió patrocinada por losGabriela sectores propietarios, y el remonte de los indios supervivientes, que se desarrolló en la provincia de Moxos (Beni)'? entre marzo y julio de 1887. El movi- miento liderado por el indígena itonama Andrés Guayocho fue interpretado por

1. Gómez de Arteche, Gumersindo. "Misión de los PP. Arteche, Aslrain y Manzanedo", ¡nforme fechado en La Paz, 1 .01 .1 888, cuadernillo de 102ff. conservado en el Archivo de la Curia de la Pro- vincia Peruana de la Compañía de Jesús (Lima), ff.61-62. El trabalo expuesto aquí se inscribe en el proyecto de investigación l+D, Ref. BHA2003-03628. 2. En el organigrama político-administrativo boliviano de esos años, Moxos era una de las pro- vincias del Beni, junto a Sécure (Santa Ana -capital-, cantones Exaltación y Reyes), y Magdalena (Magdalena -capital-, cantones Huacaraje, Baures, el Carmen, San Ramón y San Joaquín). Moxos, designada en ocasiones como el Cercado, a mediados de los '80 estaba constituida por la capital,

123 sus contemporáneos por un lado, como un conflicto cultural enlre civilización y barbarie (suárez, 1887); René Moreno secundó esta tesis y sostuvo, ademáj, que elconflicto se desarrolló ante el completo desinterés del"gobierno boliviano [que] ha vuelto siempre las espaldas al departamento del Beni, o más propia- mente a Mojos" (1973 [1888]:391); por otro lado, como un conflicto socio-eco- nómico como consecuencia de la explotación a la que unos pocos ',desalmados,' (enganchadores gomeros) sometían a los indígenas benianos (pacheco, 1gg7), conf licto que se radicalizí por la ausencia de la debida asistencia religiosa (Gó- mez de Arteche, 1888). Más tarde, en la década de 1920 y desde la "historia", Limpias Saucedo apoyó y confirmó las tesis de suárez y René Moreno. Todas estas interpretaciones ofrecieron una "impresión" de lo sucedido a partir de una u otra constatación, sin ofrecer un intento explicativo de la resistencia desarrollada por el grupo moxeño liderada por Andrés Guayocho. En las últimas décadas, diversas aproximaciones hechas desde la antropo- logía sobre las migraciones de indígenas moxeños hacia zonas "libres" de la ac- ción de los carayanas (blancos), como la protagonizada por los indígenas prota- gonistas de la Guayochería, han dado una nueva explicación, teóricamente más rica y metodológicamente más fundamentada. El fenómeno se explicaría como un movimiento mesiánico surgido entre los moxeñosCaballero que tratando de escapar de la opresión blanco-mestiza ejercida por los carayanas tras la expulsión de los jesuitas, dejaron los principales centros poblacionales benianos a la búsqueda de la "loma santa", el equivalente a la "tierra sin mal" de los guaraníes donde pudieran vivir en libertad (Riester, 1976; Gantier Zelada,1g88; Cortés, 1990) y recogiendo dicha posición aunque sin pronunciarse abiertamente por ella se ha '19-133). ocupado también del tema Roca (2001 : 1 El alzamiento, liderado por Andrés Guayacho +omúnmente llamado Guayo- cho- iniciado el 8 de marzo contra la explotación y los abusos de que eran objeto constante los aborígenes por los comerciantes y empresarios gomeros, provocó la represión comandada porDalla-Corte éstos y permitida por las autoridades departamenta- les, y la posterior huída de los indígenas.3 Los hechos desencadenados en 1Bg7 a partir de la revuelta de los que fueron denominados como tr¡nitariog o gua- yochos, me permite abordar la resistencia de éstos al proyecto expansionista, teóricamente homogeneizador y asimilacionista desde el punto de vista cultural, por cuanto pretendió conquistar y ocupar los territorios y someter a las poblacio- nes de las denominadas fronteras, regiones a las que prefiero denominar como orientes.Gabriela El proyecto fue liderado por los empresarios mineros, con el apoyo no siempre coincidente de los grupos dirigentes regionales, que accedieron al poder en la Bolivia de los '80 y que, interesados en ordenar la economía para consoli- dar su vinculación al mercado exterior, y favorecer la estabilidad política lograron

Trinidad, los cantones (pueblos) de San Pedro, San lgnacio, Loreto, San Javier además de numero- sas rancherías indígenas, entre otras, Trinidacito, san Lorenzo, Rosario y san Francisco. 3. Una primera aproximación al tema en García Jordán, 2004: 305-330. 4. Los trinitarios, población moxeña perteneciente a la familia sociolingüística Arawak, ubicada en el departamento del Beni, ubicada preferentemente en el actual municipio de Trinidad y toda su zona de influencia.

124 incorporar a los hacendados agrícolas del altiplano y valles periféricos para hacer de Bolivia el estado-nación que permitiera consolidar la incorporación del país a lo que entonces gustó denominar el "conciefto de las naciones civilizadas". En consecuencia, después de abordar en un primer apartado, los elementos más significativos de la política del Estado boliviano en relaciÓn a los Orientes en la segunda mitad del siglo XlX, y en un segundo, los elementos más relevantes presentes en el Beni para la misma época, me interesará señalar en un tercer punto, los hitos más representativos de la Guayochería como premisa para una muy breve reflexión sobre eldiscurso elaborado por los grupos dirigentes en tor- no a la movilización indígena, que Se hará en el cuarto apartado. Concluiremos notando que la revuelta fue tanto un conflicto socioeconómico como cultural, en que la sobreexplotación de la mano de obra indígena que llegó a su cenit en la década de los '80 llevó a algunos indígenas a remontarse para escapar del escenario controlado por los carayanas, siendo la búsqueda de la "tierra sin mal", ingrediente fundamentalde la cosmovisión de los moxeños.

El Estado boliviano y sus Orientes, segunda mitad del siglo XIX

.Hace cerca de 30 años poco más o menos cuando la raza blancaCaballero principió a poblar estas rejiones pobladores, porque [sic] se manifestó el primer síntoma de descontento i de odio a los nuevos ie óreia el ind'liena [sic], como se cree actualmente, dueño i señor exclusivo de este territorio, mirando con ojos inquietos i rencorosos a los que ellos llaman advenedisos [sic];fue entonces que principiaron a ábandonar esta población fundando en las pampas inexploradas aún los pueblos de S.Lázaro, Roma, Trinidac¡to, S.Francisco, Rosario i S.Lorenzo, etc. hasta que un Párroco ilustrado i verdaderamente patriota, el Señor Rivero, penetró al interior de los bosques para devolverlos en parte a la vida civilizada; adviértase que entonces no había enganchadores porque ni aún se había soñado la industria gomera" (Suárez, 1 887: 1 0).

La "población" -entendida como ocupación del territorio y Sometimiento de las poblaciones indígenas-Dalla-Corte a la que Se relería el ex-prefecto beniano Suárez se había iniciado a mediados del siglo XIX como consecuencia tanto del interés del poder político capitalino por la conquista y ocupación de las tierras bajas bolivia- nas, como, fundamentalmente, por eldeseo de algunos grupos socioeconómicos por la explotación de los recursos nalurales (cascarilla) y la producción de los insumos que dicha explotación demandaba. Como he mostrado en otro trabajo (García Jordán, 2001:249-296) los primeros gobiernos de la Bolivia republicana mostraronGabriela escaso interés por lo que he dado en llamar los Orientes (Amazonía y Chaco), territorios cuasi desconocidos, desconectados del altiplano y sus valles periféricos, ocupados por una población de nómadas y seminómadas rnsuml- sos que habían logrado resistir hasta entonces la penetración de la sociedad colonial y temprana sociedad republicana. La situación pareció camb¡ar con la administración Ballivián (1841-47) cuando se diseñó por vez primera un plan integral para el conocimiento, ocupación y control de los territorios y habitantes fronterizos, en el que se aprobaron los instrumentos +olonias militares y religio- sas- y las medidas para lograrlo, las más significativas el patrocinio de viajes de exploración, la construcción de caminos, el levantamiento de lo que'sería el primer mapa del país que incluyó todos los territorios sobre los que los grupos di-

125 rigentes de la Bolivia independiente revindicaban el ejercicio de la soberanía, un total de 2.343.769 Km2 (García Jordán, 2001:2s2-253), y fundamentalmente, la colonización y la redemarcación político-administrativa como consecuencia de la cual surgió por decreto de 18.1 1 .1842, el departamento del Beni (Groff Greever, 1987; García Jordán, 2001:277-281 ). En las siguientes tres décadas, los gobier- nos bolivianos dieron reiteradas medidas para la conquista y ocupación de las tierras bajas orientales aunque, en líneas generales, la política implementada no dejó de ser entre 1825 y 1880 un espejismo, resultado del desinterés real de los gobiernos centrales por unos territorios demasiado alejados y carentes de todo interés económico para las élites bolivianas conformadas en torno a la explota- ción de los recursos argentíferos y agropecuarios vinculados a los mismos.s La década de los '80 se inició con el acceso al poder de las élites conserva- doras chuquisaqueñas -en estricto sentido fue en 1884 con la victoria electo- ral del segundo productor de plata del país, Gregorio pacheco- y fue entonces cuando se aprobó la Constitución -vigente hasta la conclusión de la Guerra del chaco- que selló el pacto. entre los diversos grupos dirigentes y favoreció una progresiva modernización de la economía y la política bolivianas. La presencia de los empresarios mineros en el Congreso de 1880 tradujo el progresivo interés de los mismos por la política nacional pues, rotosCaballero sus vínculos con el capital chileno tras la Guerra del Pacífico, viendo interrumpidas sus exportaciones, se vieron obligados a asumir que sus intereses como grupo hegemónico pasaban por la implantación de un gobierno estable y sólido desde el punto de vista finan- ciero que, además, pudiera contribuir a la financiación de las redes ferroviarias, vitales para la explotación de los recursos mineros. El crecimiento que se pro- dujo en este sector provocó un aumento de la demanda de alimentos y mano de obra que se tradujo en un incremento de la producción de granos, además de otros productos agrícolas (azúcar, algodón) que, favorecida por las conexiones ferroviarias tuvo acceso a nuevos mercados. Y como consecuencia directa del aumento de la demanda Dalla-Cortede productos agrícolas se produjo el gran asalto a las llamadas tierras de las comunidades indígenas, tanto en las tierras allas como en los valles adyacentes.T El proyecto político conservador alcanzó también a los Orientes consecuen- cia, primero, de la presión de los sectores propietarios fronterizos por ocupar dichas regiones tanto en el Nor/Noroesle, donde por entonces estaba en alza la Gabriela 5. Desinterés que tuvo su expresión más significativa en 1867 cuando la administración Melga- rejo, por el tratado López Netto-Donato Muñoz de 27 de marzo de dicho año cedió al Brasil unos 250.000Km'?. de su territorio amazónico (Muñoz, 1868:203-210). Bolivia obtuvo el libre acceso al Amazonas a cambio de la cesión de una parte de su tenitorio -la región inexplorada de la línea Ma- deira-Yavarí, incluyendo el curso complelo del Madeira en el Brasil. 6. El pacto, que se concrelizó enla constitución de 1880, fue posible, en gran medida, porque los partidos políticos surgidos entonces compartieron rasgos fundamentales como el fomento del comer- cio libre y la necesidad de abolir las comunidades indígenas consideradas un obsláculo al progreso del país. Trabajos útiles referidos al acuerdo político entre los grupos dirigentes y la formación del es- tado-nación boliviano en la etapa 1880-1930 son Klein, 1996: 161-196 e lrurozqui Victoriano, 1994. 7. Estudios útiles sobre la política agrícola desarrollada en esos años son Platt, 1982; Langer, 1 988; Langer y Jackson, 1 990.

126 extracción del caucho,s como en el Sur/Sudeste para la expansión de la frontera agropecuaria. Segundo, de la pérdida del litoral atlántico y la amputación de al- rededor de 120.000Km2 de su territorio tras la derrota de los ejércitos bolivianos en la Guerra del Pacífico. Tercero, del interés de los nuevos dirigentes políticos por reivindicar la soberanía del país en territorios cuya posesión era controver- tida tanto en el Noroeste como en el Sudeste.e Estas fueron las razones por las que se produjo el cambio cuantitativo y cualitativo de la política desarrollada por los gobiernos bolivianos en los Orientes de la que formaron parte el patrocinio de viajes exploratorios a las insuficientemente conocidas regiones orientales; la implementación de una infraestructura de comunicaciones como vía para el crecimiento económico; la aprobación de una amplia legislación que propiciara la colonización delterritorio y la explotación de los recursos naturales; y un impulso al establecimiento de fortines, "empresas industriales" y misiones, en los tenito- rios fronterizos. En Suma, la ocupación de los Orientes, que devino un importante elemento de regeneración del país tras el conflicto bélico, fue consecuencia tanto del interés de los grupos dirigentes por la expansión de la frontera agropecuaria que el auge argentífero había generado, como por el hecho de actuar como válvula de escape de la presión del conflicto interétnico en el altiplano y valles periféricos (Condarco Morales, 1985: 719; lrurozqui Vicloriano, 1994: 101). Este renovado interés de los gobiernos republicanosCaballero por diseñar e imple- mentar una política que permitiera la "apropiación" de amplias zonas que hasta entonces habían escapado a su controlfue paralelo, aunque no siempre coin- cidente, con la presión de algunos grupos regionales interesados en acceder a nuevos mercados y/o obtener una participación en la explotación de los territorios fronterizos para lo que era fundamental el establecimiento de la infraestructura de comunicaciones correspondiente. Particularmente significativa fue entonces la movilización de las élites cochabambinas y cruceñas; las primeras, que tras la apertura de la vía lérreaAntofagasta-Oruro habían perdido los mercados alti- plánicos y mineros para susDalla-Corte cereales en beneficio de los productores chilenos, preconizaron el establecimiento de una vía de comunicación que les acercara al mercado beniano en expansión como consecuencia de la explotación cauchera y la colonización de las hasta entonces desérticas tierras fronterizas en el Cha- pare y Chimoré; las éliles cruceñas, que habían hecho del azúcar su principal producto de exportación en el mercado interior boliviano y constatado su progre- sivo relegamiento en las plazas de Oruro y Potosí en beneficio de la producción peruana (Mitre, 1981: 176-177; Rodríguez Ostria, 1987: 69-84), asistieron con alivio Gabrielaa la apertura mercantil que suponía la explotación cauchera en la región

8. Hasta 1880 la explotación de la goma elástica estuvo localizada por un lado, en la región del balo Mamoré-lténez y, por otro lado, en un terr¡torio localizado a medio camino entre Reyes y Cav¡- nas. La expansión de esla segunda zona estaba absolutamente condicionada por el alto costo del transporte del caucho al Madera en busca de los mercados exteriores. 9. En la década de los '80 el diferendo fronterizo afectó fundamentalmente a los territorios del Sudeste, donde en función del uti possidetis de 1810, Bolivia pretendió tener derechos sobre el Cha- co Boreal -que se extiende entre el Paraguay y el Pilcomayo- y el Central -que abarca el territorio ubicado entre el Pilcomayo y el Bermeio-. Por lo que se refiere a la región del Noroeste, los conflictos fronter¡zos no se presenlaron hasta fines del siglo XlX.

127 beniana y las posibilidades de enriquecimiento que daba la participación en la comercialización de la goma. Junto a la actividad ejercida por estas élites re- gionales constatamos también la movilización de algunos grupos paceños y/o radicados en las regiones del Norte y Noroeste amazónico por obtener títulos -concesiones y/o propiedades- y la protección estatal para la defensa de sus intereses económicos en la región, vinculada inicialmente a la extracción de la quina y, tras el progresivo declive de esta actividad en la década de 1870, a la explotación de la goma elástica.

Un "Estado extorsionador y logrero".'o El Beni en la segunda mitad del siglo XIX

La antigua provincia colonial de Moxos había sido vista tradicionalmente por los departamentos de LaPaz, Cochabamba y Santa Cruz como un área sujeta a su influencia. El surgimiento del Beni como entidad departamental se produjo el 18.11.1842 como consecuencia del interés del gobierno Ballivián por favorecer la salida boliviana alAtlántico, incrementar la presencia estatal en una región donde ésta era escasa y responder a las exigencias de la crecienteCaballero actividad económica que se estaba desarrollando en la zona -Caupolicán fundamentalmente- en tor- no a la extracción de la cascarilla.ll Poco antes (6.08.1842), el mismo gobierno había reconocido a la antigua gobernación de Moxos como "gobierno indepen- diente sujeto directamente al poder central de la República, por intermedio de una autoridad llamada Gobernador", al mismo tiempo que había otorgado a los indígenas de la región hasta entonces reducidos a "un deplorable estado de es- clavitud, de opresión y de miseria" como consecuencia de la explotación de que eran objeto por el Estado y los particulares a "ciudadanos bolivianos y como tales capaces de los derechos de igualdad, libertad y propiedad" (Limpias Saucedo, 1942:3-4). Por entonces, Dalla-Cortelos centros poblados más significativos se hallaban en las antiguas misiones de Apolobamba con 13.000 habitantes;y Moxos con una población estimada entre 25.0000 y 30.000 habitantes (Palacios, 1994 [1893]: 66-67). La economía regional moxeña contaba con la producción de tejidos de algodón y chocolate en pasta comercializados en LaPaz, Cochabamba y Santa Cruz; por su parte, Apolobamba contaba con la producción de coca, tabaco y, fundamentalmente, la quina +ascarilla o chinchona, materia base de la que se Gabriela 10. Logrero era todo individuo que captaba a los indígenas como mano de obra a través del llama- do "enganche", consistente en adelantar al indígena un supuesto salario -casi siempre en especies: vestido, alimento y alcohol- en retribución del trabajo futuro. Se generaba así una deuda que, dado el control del proceso ejercido por los enganchadores, nunóa era satisfecha. A pesar de las numero- sas disposiciones que pretendían, supuestamente, corregir el s¡stema, nunca se hicieron efectivas (Limpias Saucedo, 1942: 52). 11. Extracción que, en progresión creciente desde 1825, tuvo un importante despegue en la dé- cada de 1840, manteniéndose como primer rubro de la región hasta 1870 aproximadamente. Vía preferida para la comercialización del producto fue Reyes-Santa Ana para, por la vía del Mamoré, alcanzar San Antonio del Madeira. Estudios de la quina en Peñaloza Cordero, 1984: T. 2; Jáuregui y otros, 1 991 : 55-77: Roux, 2000: 1 65-1 79.

128 obtenía la quinina- que desde la década de 1820 había devenido la principal actividad de la región.12 El nuevo departamento beniano, el más extenso de la república, abarcaba aproximadamente 1.018.846 Km2 (Pers García, 1996: 27) vastedad que contrastaba con la escasez de habitantes estimados a mediados delsiglo XIX en 48.406 individuos (Dalence, 1975 [1851]: 182). La enorme extensión del departamento, su lejanía respecto a la capital, la escasez de vías de comunicación y la débil presencia del Estado fueron factores que facilitaron el conflicto político, la corrupción del aparato administrativo en el que la confusión interés público y privado fue permanente, y la explotación de la mano de obra indígena. Me interesa anotar dos cuestiones que fueron una constante en la segunda mitad del siglo XIX; la primera que las autoridades (corregidores, gobernadores y, en ocasiones, los prefectos) fueron, mayorita- riamente, comerciantes;13 la segunda, que la ciudadanía otorgada por Ballivián a los indígenas benianos en 1842, complementadaen los años inmediatos por otras disposiciones, fue una entelequia. Sabemos que, a petición del prefecto beniano se dictó la orden (12.01 .1844) por la que, en la práctica, todas estas medidas fueron suspendidas pues se ordenó el mantenimiento en Moxos del "sistema de comunidad" establecido por los jesuitas. Aunque poco después, las supremas órdenes de 20 y 22.04.1847 ratificaron el interés gubernamental por hacer de los indígenas "ciudadanos" y "propietarios",Caballero según los objetivos de la orden de 6.08.1842, considerando "imprudente" proceder a tal transformación por "no estar los naturales de Mojos suficientemente preparados a recibirlas [las medidasl ni a penetrarse de sus ventajas" se dio a la prefectura la llave para "ensayar" la aplicación de las mismas.14 Pero, en la Bolivia caudillista de estos años, los prefectos pasaban como una exhalación por el cargo, bien como consecuencia de los cambios en el gobierno central, bien por aspirar a puestos meiores, bien, finalmente, por no plegarse a el verdadero poder en la región.15 Y, los dictados de las élites locales/regionales,Dalla-Corte

12. Problema fundamental para la comercialización de la quina era la salida del producto que se hacía, bien por Sorata, bien por el Mamoré hacia Cochabamba y Santa Cruz, vías que resultaban demasiado largas, costosas e inseguras. Con todo, los sectores cascarilleros preferían la ruta del Mamoré con el objetivo de rebajar los coslos de transporte, evilar los impuestos derivados de las aduanas interiores bolivianas, y reducir los ataques de los grupos indígenas no somet¡dos. 13. lnicialmente, fue el mismo Estado que propició tal situación pues las autoridades percibían su sueldo en especies (café, cacao, azúcar, aguardientes, tejido, ganado). La necesidad de monetari- zarse implicabaGabriela la comercialización de dichos productos y, de ahí que la "tentación" de aumentar la obtención de beneficios a partir del uso, y abuso, de la mano de obra indígena fuera constante. 14. Ver lo d¡spuesto el 20.04.1847 en Limpias Saucedo, 1942:49-52. Según el punto 9 de dicha disposición: "Como el llevar adelante estas disposiciones que sólo tienen por objeto realizar las miras que se propuso el decreto de 6 de agosto de 1842, depende de circunstancias locales y personales que no están al alcance del gobierno, la prefectura queda autorizada para tomar todas las providencias económicas y administrativas que sean necesarias al logro de los importantes fines que el gobierno se promete de realizar, la emancipación de aquellos naturales y hacerlos entrar en la vida social y co- mercial, basada en los principios de la propiedad y de la industria libre, que son la fuente de la riqueza pública y el móvil más poderoso de la conservación y aumento de las sociedades" en lbíd: 51 .

1 5. Entre 1 850 y 1 880 los prefectos benianos no ocuparon el cargo más de un año pues, si bien es cierto que algunos superaron este plazo, fueron más numerosos los que lo ocuparon por escasos

129 podemos acordar con Limpias Saucedo que los indígenas moxeños continuaron siendo explotados por un "Estado extorsionador y logrero" (1g42: b2), entendien- do por Estado los gobernadores y los corregidores, éstos últimos encargados de recaudar la contribución indígena. La desidia gubernamental, el poder cuasi absoluto ejercido por goberna- dores y corregidores en connviencia con los sectores propietarios, cuando no coincidían en los mismos individuos unos y otros, y el interés de todos ellos por obtener brazos indígenas para el desarrollo de las diversas actividades -cultivo de los chacos, guías y tripulantes para la navegación fluvial-, mano de obra coaccionada -particularmente el llamado concertaje-16 cuando no sujeta a una esclavitud de facto, fueron la causa de repetidos alzamientos indígenas contra el corregidor ylo el gobernador, o la huída de los indígenas de los poblados para escapar a la acción de los explotadores. En tales coyunturas, el gobierno central o prefectural daba una u otra disposición para "corregir" la situación,17 pero la praxis histórica mostró la ineficacia de las medidas "proteccionistas" para con los indígenas. Y como muestra valga la disposición dada en 1g5g por el prefecto José Matías Carrasco, en la que tras señalar que la contratación de la mano de obra debía ser libre y espontánea (art.4) pero que, a diferencia de lo sucedido en otros territorios donde los obrerosCaballero solicitaban trabajo, en el Beni "suele suceder...que lo reusan [sic] por un efecto de holgazanería", las autoridades podrían obligar a los indígenas a trabajar "bajo la formalidad de que proceda el contrato"; igualmente, tras prohibir todo castigo, detención arbitraria y el uso del cepo, se admitió "El castigo del azote por vía de corrección a los vagos y mal entretenidos...".18 Sin embargo, tanto los gobernadores como los corregidores continuaron detentando la capacidad de conceder la concertación, exonerar a los indígenas del trabajo comunitario -que continuaba vigente- y, Dalla-Corte meses, unos porque renunciaban, otros porque eran cesados, otros porque eran depuestos por una revuella "popular". A partir de la década de 1880, la permanencia en el cargo mejoró ostensible- mente, probablemente, por la estabilidad política que siguió al acceso del Partido Conservador al poder central. 16. Teóricamente un contrato "libre" entre el indígena y un patrón, previo conocimiento del corre- gidor -o en territorios de misión del religioso- por un tiempo y salario delerminado, cuestiones en las que la transgresión fue la norma. En virtud del concierto, el indígena era trasladado por el empresario y/o comerciante a zonas distantes de su lugar de origen a la que, frecuentemente, se veía imposibi- litado Gabrielade volver. 1 7. Una de las más significativas en ese terreno fue el decreto gubernamental de 9.07.1856 por el que fueron suprimidas las "temporalidades" (el tributo pagado por los indígenas moxeños al Eslado) y se prohibieron lodos los trabajos a que los indígenas eran obligados para poder satisfacer dichos impueslos. El decreto confirmó, una vez más, que aquéllos eran individuos "libres para dedicarse a las ocupaciones" de su conveniencia, y en ese caso, debían recibir el salario adecuado. Sin embar- go, se mantuvo la prestación de servicios gratuitos a los prefectos, gobernadores y curas pues, como señaló el art.6, para el cumplimiento de los mismos "deberán turnarse los indígenas de cada cantón y tanto el número de éstos, como sus respectivas obligaciones, se arreglarán a lo que dispone el decreto de 2 de julio de 1829", en Limpias Saucedo, 1942: 136. 18. Circular en Limpias Saucedo, 1942: 154-155. Fueron numerosas las disposiciones que pre- tendieron, en los años sucesivos, limitar los abusos en la contratación de la mano de obra indígena, part¡cularmente en relación al concertaje aunque la transgresión fue, como dije, la norma.

130 por lo tanto, fueron las élites locales quienes, en la práctica, dispusieron de la mano de obra indígena.1e La explotación de la mano de obra se agravó a partir de la década de 1860 cuando, como consecuencia de los primeros descubrimientos de gomales en la boca del río Yata, tributario del Mamoré, se produjo el progresivo arribo a la zona de antiguos cascarilleros y comerciantes, en particular cruceños que establecie- ron sus "barracas" o CentrOS gomeros en laS riberas del Beni, Madre de DiOS, Tahuamanu, Orton y Acre.2o En consecuencia, la expansión de la actividad cau- chera provocó un incremento vertiginoso de captación de mano de obra indígena destinada al Madeira,2l y la consiguiente despoblación de numerosos centros del Benicomo señaló elprefecto en 1883:

"Tendría muy corta vista quien no viese en el despueble, la total ruina del comercio interior y exterior, industria y agricultura de estos pueblos. Si son conducidos fios indigenas] al Madera, ¿qué brazos transportarán las producciones al ¡nterior de la República? ¿Quiénes serán los remeros para el comercio con el Departamento de Santa Cruz?" (Oyola, 1883: 2).

Para entonces, los indígenas debía prestar los servicios requeridos por las autoridades para la apertura y mantenimiento de vías de comunicación, tripula- ción de las cada vez más numerosas embarcaciones requeridas por el comercio gomero, etc. hasta el punto que la recaudación procedenteCaballero de la contribución indígena, único ingreso fiscal efectivo del departamento beniano, estaba en constante disminución desde inicios de la década de 1870 (Limpias Saucedo, 1942:207-208). Esta era la situación cuando en 1880 accedió al poder la oligarquía conserva- dora con su proyecto modernizador que, como señalé antes, involucró también a los Orientes. Una de las primeras medidas del gobierno de Narciso Campero dispuso que el prefecto del Beni fuera elegido y nombrado por el gobierno "de acuerdo con una junta de ciudadanos notables del lugar en que éste residiere", por entonces, Trinidad.2z Me parece evidente que el objetivo del Ejecutivo fue introducir un elemento deDalla-Corte estabil¡dad política en una región donde las asona- das promovidas por las élites locales si no lograban cooptar a los funcionarios

19. Es interesante a este respecto la disposición de 4.12.1868 del prefecto Miguel Antonio Suá- rez, en el cargo desde octubre de 1868 a abril de 1869, exonerando a los indígenas de los trabalos de comunidad siempre que el corregidor respectivo así lo decidiese. Medida recogida en Limpias Saucedo,Gabriela 1942:184. 20. Cuestión fundamental para la expansión de las empresas gomeras hacia el Madre de Dios, el Orton, etc. y el comercio de la región beniana fue el descubrimiento por E.R.Heath del paso del río Beni al río Mamoré en la famosa Cachuela Esperanza. Trabajos sobre la historia de la goma en Bolivia son la temprana obra de Ballivián, 1912; Fifer, 1970; Gamarra, 1992 y 1993: 23-76; Bonilla, 1993:9-22. 21 . Una de las primeras medidas para tratar de frenar el éxodo indígena fue el reglamento de 5.05.1871 que prescribía latianza de 10 pesos por cada indígena que fuera al Madera y prohibía el enganche de mano de obra aborígen de Trinidad y sus alrededores, en Limpias Saucedo, 1942'.200. 22. Supremo decreto de 20.07.1880 recogido en Limpias Saucedo, 1942'.219. Considerandos de la medida fueron los abusos existentes en la región, tolerados por la administración departamental, la imposibilidad del gobierno de controlar efectivamente la zona dada su lejanía y el interés de la nueva administración por asegurar a los benianos las garantías otorgadas por ley al resto de bolivianos.

131 enviados por el poder central fueron constantes y la corrupción permeaba la ad- ministración. El "pacto" con estas élites que traducía la medida debía permitir la incorporación de éstas al proyecto conservador al mismo tiempo que posibilitar al Ejecutivo desarrollar su política sin interferencias. Para entonces se estaba produciendo la gran expansión de las empresas cau- cheras en el Norte y Noroeste boliviano provocando el éxodo de gran número de indígenas a las regiones gomeras transgrediendo la normativa relativa a fianzas, tiempo de contratación, uso de castigos, elc. y provocando la despoblación y la ruina de las empresas agropecuarias en Beni y santa cruz. Esta es la razóñ por la que el gobierno campero, considerando necesaria la tutela de las pobla- ciones indígenas del Beni que "a causa de la especie de trata establecida allí para conducir a los sencillos y sumisos benianos a las inhospitalarias playas del Madera"23 propuso, y obtuvo, del Congreso la aprobación de una ley reglamen- tando la contratación de los peones que, con algunos cambios, fue sancionada e\24.11.1883.24 La medida, elogiada por cuanto obstaculizaba la acción de los "explotadores de gomas", fue sin embargo criticada por algunos que consideraron un error la supresión de la contribución personal de los indígenas -a quienes se reconocía libertad para contratar sus servicios- por cuanto, sostenían, no sólo provocaría la disminución de la recaudación fiscalCaballero del departamento, sino que comportaba de hecho, la renuncia estatal a la tutela y protección indígena.2s Con todo, aunque no tengo tiempo de extenderme aquí sobre la cuestión, estos crí- ticos habían sido también alcanzados, como la mayoría de los intelectuales y políticos bolivianos contemporáneos, por las tesis darwinistas según las cuales el rechazo altrabajo de los indígenas benianos, "holgazanes" e "indolentes", era obstáculo al progreso y, hacía necesario, la tutela -leáse control- de las autori- dades sobre ellos.6 una vez más, la transgresión fue la norma y sólo tres años después de la apro- bación de la ley, en 1886, el Ejecutivo boliviano constató que continuaba vigente el "abuso" de conducir a losDalla-Corte indígenas a las provincias del alto Amazonas y el Bra- sil, sin las garantías prescritas por la ley relativas al tiempo de los contratos y el regreso de los indígenas a sus lugares de origen (carrillo, 1886: 38-3g). Ese mis- mo año (1BBO), el delegado gubernamental en el Beni constató la decadencia del departamento en el que se había producido la disminución de las renlas públicas,

23. Mensaje presidencial (La Paz, 7.10.1882) en Oyola, 1BB3:24-25. 24. Proyecto Gabrielade ley en oyola, 1883: 25-30. Extracto de la ley en corvera zenteno, s.a. [1926]: 1 07-1 09. 25. Críticos con la medida fueron el prefecto Oyola y el delegado nacional en el Oriente en 1884, Manuel Aguirre. Según este último, las disposiciones relativas al contrato de peones eran ignoradas tanto en Santa Cruz como en el Beni perjudicando con ello a los individuos enganchados en forma clandestina y a la economía cruceña pues "el clamor por la falta de brazos en esta región produc- tora del azúcar es inmenso; esa industria camina a su ruina" según comunicación del delegado (30.07.1884) en Aguine, 1885: 84-85. 26. lnfluencias de las tesis darwinistas que encontramos en oyola, 1883: 13-14, Aguine, 1gg5: 55-56. Según este último, el Estado no podía renunciar a ejercer tutela sobre los indígenas benianos, "impúberes sociales" por cuanlo "No puede llamarse ciudadano quien no reúne las condiciones sen- cillas que la más rudimentaria organización política exije [sic] para considerar al individuo en aptitud de ejercer la plenitud de sus derechos", énfasis en el original, en Aguirre, 1885: 56.

132 gran retroceso de la cabaña ganadera y la penuria de las antiguas florecientes manufacturas de terfiles de algodón; la única "industria" en alza era la vinculada al frente económico cauchero que, no sólo tenía escaso impacto en las arcas públicas, sino que además impedía la contratación de mano de obra para las empresas agrOpecuarias por cuanto todoS los "brazgs" eran llevados a la goma.27 Esta era la Coyuntura del Beni cuando se produjo la llamada Guayochería.

A la búsqueda de las "tierras donde pudiesen vivir y practicar su re¡¡g¡ón con libertad"" A principios de 1887, en pleno auge de la explotación de la mano de obra indígena y de la decadencia de las rancherías indígenas como consecuencia de los enganches y de las enfermedades, surgió la figura del indígena itonama Andrés Guayacho. Este hizo de una de aquéllas, San Lorenzo, el centro de sus actividades y, presentándose como choquigua se postulaba enviado por DioS para la redención de los suyos, prometiendo "llevarlos a lejanas tierras donde pu- diesen vivir y practicar su religión con libertad" (Gómez de Arteche, 1888: 86). En esa circunstancia, un tal Miguel Antelo, que había cumplido funciones policiales en Trinidad, arribó a esta población denunciando haberCaballero sido azotado por los in- dígenas en San Lorenzo, en nombre de Guayocho e informando, según Limpias en forma fehaciente, que ahí se "tramaba una grande y vasta conspiración" (Lim- pias Sauced o, 1942:244). Fue entonces cuando los carayanas residentes en la capital beniana organizaron una primera expedición integrada por 30 hombres armados para, según el prefecto Suárez averiguar la "verdad" de lo sucedido y apresar a los prfncipales conspiradores, y según Gómez de Arteche impedir que los indígenas abandonaran la zona y dejaran a los sectores propietarios sin mano de obra (Suáre z, 1887'. 2; GÓmez de Arteche, 1 BB8: 86). Sea cuáles fueran los objetivos, el B de marzoDalla-Corte de 1887 los indígenas concentrados en San Lorenzo, armados de fusiles, flechas y palos tendieron una emboscada a la expedición y mataron a21 o 22 de sus miembros.2s

27. lndicadores citados por todos los informes de la prefectura beniana en la década de 1880. De igual parecer fue Gabriel René Moreno para quien, mediados los '80, el departamento beniano "se ñalla'complelamente despoblado, a consecuencia de que sus indios han sido transportados al Madera,Gabriela desde años atrás, para la explotación de la siringa (goma) de donde raro es el que ha vuelto. Los indios que se quedan aquí son unos verdaderos esclavos. Un carayana conchaba a un indio por seis pesos mensuales, y procura darle cuanto pide anticipado para atender a las necesidades de su familia o para embriagarse. Con el tiempo crece la deuda, y el indio muere sin acabar de pagarle' esclavo, separado de su mujer e hijos. Tal es el mejor estado de todos los indios" en su obra Molos y Chiquitos, citado por Limpias Saucedo, 1942:248. 28.Gómez de Arteche, 1888:62. 29. Al parecer, la gota que colmó el vaso fue que los expedicionarios "iban diciendo por el camino que iban a traerse indiecitas para su servicio, las vacadas y caballadas de los indios, y a estos atados para remitirlos al Madera" y, además, aquéllos entraron en S.Francisco y "profanaron su capilla alo- jándose a propósito en ella y cocinando en la misma sacristía" cuestión que los indios no podían tole- rar en Gómez de Arteche, 1888: 87, en los que se dice que los muertos lueron 22. Según el prefecto Suárez (1887: 2) los individuos muertos fueron 21 , cifra que toma Limpias Saucedo, 1942:244.

133 Conocidos los hechos en Trinidad, la élite económica y política local -integra- da por "liberales" según el jesuita- entre quienes se encontraba el prefecto,-los subprefectos y algunos corregidores, organizaron un llamado comité de satud Pública, un comité de Guerra en todo caso, que decidió enviar una segunda fuerza expedicionaria -integrada probablemente por 100 rifleros carayanas y 50 flecheros canichanas- a la captura de los huidosáo que, mientras tanto, tratando de escapar a la presión carayana y acceder a tierras libres habían decidido re- montarse. La expedición armada -comandada por Nemesio saavedra, corregi- dor de San lgnacio, y Montenegro- logró darles alcance y tras cometer todo tifo de tropelías -asesinato, violaciones- capturó a Guayocho que, después de suirir tortura, murió en Rosario. Mientras, en Trinidad, ante la presión de la población, el prefecto apoyado por el citado conitédecidió la captura de los indígenas que habían acudido a la misa mayor del día de ra Ascensión (9.05.18g7), éntre quie- nes se contaban sus principales autoridades, el cabildo indígena y el sacristán mayor.31 Al apresamiento de más de 60 indígenas, siguió la tortura y la muerte de nueve varones y una mujer,3, y el abandono de los poblados y rancherías de Moxos de muchos de los supervivientes escapando al control de la sociedad republicana y en busca de tierras donde asentarse. Todos estos acontecimientos se sucedieron sinCaballero que el gobierno pacheco, al que el prefecto Suárez había mantenido informado de los acontecimientos y de las medidas adoptadas, al mismo tiempo que demandado auxilios, tomará alguna providencia al respecto.3s A inicios de julio de 19g7, la revuelta propia- mente dicha se dio por concluida aunque varios fueron los conflictos latentes;el primero, y el fundamental, el derivado de la marcha de un importante número de indígenas "rebeldes" -entre 1000 y 3000 como dijimos antes- de la provincia de Moxos con evidente perjuicio para la actividad económica; el segundo, el con- flicto estrictamente político entre el partido conservador en el gobiérno y elcada vez más importante partidoDalla-Corte liberal que denunció el negligente comportamiento

30. (1 Tanto Suárez 887: 3) como Gómez de Arteche (1 888: 88) coinciden en que el número de ex- pedicionarios lue de 150. Limpias incrementa el número hasla 300 rilleros y S0 flecheros en su obra 1942:245. Por lo que se refiere al número de insurrectos, Limpias dice que se suponía alcanzaban los 3000 individuos los que, "agazapados en los bosques" esperaban el ataque de la fuerza enviada desde Trinidad, en lbíd: 246. 31 . Según Gómez Arteche, la actuación de las autoridades fue consecuencia de que las élites de Trinidad creyeron, o imaginaron, que la intención de los indígenas que habían permanecido en TrinidadGabriela y sus alrededores era incendiar el pueblo y degollar a sus habitantes blancos, en su informe de 1888:90. 32. Uno de los asesinados fue Nicanor Cuvene, cacique principal, casado con Nicolasa, hija del corregidor Prudencio Nosa que también fue asesinada. Según Gómez de Arteche fueron captuíados 60 hombres, y un número indeterminado de mujeres (1888: 91). El prefecto Suárez señaió que el número de capturados ascendió a 140 indígenas (1887: 4), mientras Limpias, recogiendo los datos de "cronistas oficiosos", dice que ascendieron a más de 1g0 indios (1942:245). 33' Dejación de responsabilidades denunciada por el prefecto Suárez quien sostuvo que ,,la ma- yor parte de los Gobiernos, eceptuando [sic] muy pocos...han ignorado o han querido ignorar siempre todo lo que respecta al Oriente, i sus medidas administrativas dictadas sin conocimiento de estas localidades, han sido golpes en vago dados por el que teniendo ojos no ha querido m¡rar; esla es la por razón que esas leyes protectoras se quedan escritas, porque los decretos i circulares pecan de incoherencia i conlradicción" (Suárez, 1887: g).

134 del Ejecutivo de Gregorio Pacheco en los hechos, al que, además, culpó de habei permitido la feioz represión de los indígenas; el tercero, la tensión con- siguiente entre las élites locales/regionales moxeñas y el gobierno central que, nó obstante crítico con las primeras, trató de minimizar el conflicto atribuyendo "cua- la responsabilidad de lo sucedido al prefecto Suárez, al que destituyÓ, y a tro o cinco logreros sin corazón que esclavizan y explotan la desgraciada raza gobierno Pacheco tras descartar el envío de un importante indíjena [sic]'Ío-de El coniingeñte tropás, solicitó a un grupo de jesuitas, de paso por Cochabamba, qu" u'i4at"n hasta el Beni para "pacificar" la región y lograr el retorno de los indígenas "prófugos" a Trinidad, San Pedro, San Javier y Loreto'3s los jesuitas llegados al escenario de los hechos concluyeron que toda la res- ponsabitidad de lo acontecido era de los carayanas y exoneraron de toda culpa que á los indígenas que, liderados por un "falso profeta" que había verbalizado lo todos pensaban se lanzaron a la revuelta porque:

,, padres eran Al cabo de los tiempos y yo no sé por qué artes, los indios, que en tiempo de nuestros que dueños de todo el tárritório, se vieion sin un palmo de terreno en la banda oriental es donde precisados están situados los pueblos de Loreto, Trinidad, S.Javier y S.Pedro. Sobre esto se veían patrón a a remar continuamente río arriba y río abaio, mal pagados y peor alimentados, o a tener un quien servir....Si esto sucedía en iodas partes, muy principalmente_en Trinidad donde los negocios de los carayanas eran más, y éstos por lo regular más liberales....Caballero Todo esto tomó creces en estos últimos años con motivo dei negocio de la goma; comenzando desde los Chiquitos y siguiendo después el curso del Mamoré, Lentenares de indios, forzados o engañados, eran conducidos al Madera, en donde tratados como esclavos casi todos pagaban con su vida la avaricia de los (Gómez carayanas: esto ha arruinado la poblac¡ón del Beni, y esto los traía a todos espantados" de Arteche, 1888: 84-85).

La Guayochería concluyó y algunos "prófugos" retornaron a sus rancherías, pero la confl¡ctividad social continuó, y también el enfrentamiento político como bemostró primero la llamada "revolución de Marañón" (mayo-junio 1889), y des- pués Ia "revolución delBeni" (1890), iniciales episodios del largo enfrentamiento entre los Sectores conservadoresDalla-Corte y los cada vez más numerosos liberales, que tuvieron en el Beni un creciente número de partidarios.s6

34. Acusaciones contenidas en el escrito enviado por el Ejecutivo al nuevo prefecto José Ma Urdi- ninea, recogidas en Suárez, 1887:7. 35. Como señaló Gómez de Arteche "Se decía por entonces [lunio 1887] que una parte del Beni estaba sublevado y que era de temerse una conflagración general en todo é1. Los periódicos le acu- saban al Gobierno de que no enviase fuerzas a pacificarlo, y se decía que iban a ser enviados hasta tres batallones"Gabriela en (Gómez de Arteche, 1888: 20. El gabinete, del que era vicepresidente Mariano Baptista, gran amigo de los jesuitas, solicitó la actuación jesuita (30.06.1887) "porque comprende la necesidád de emplear medios persuasivos y conciliatorios para someter a los rebeldes del Beni' antes de acudir a recursos violentos. Se exigen sus abnegados servicios como imposición del deber cristiano, para restablecer por medio de la propaganda religiosa el orden civil, político y religioso de esas regiones" en lbíd: 22. Notemos la denominación de los indígenas como rebeldes' ,,revolución 36. Ll de Marañón" se produjo entre mayo y junio de 1889 cuando el intendente Mar- celino Marañón (conservador), prefecto accidental del titular, Santos Justiniano (liberal), que giraba una visita de inspección por el departamento, revocó una serie de cargos nombrados por éste que provocó el enfrentamiento entre ambas facciones. La captura de Marañón no impidió que el conflicto se mantuviera latente hasta mediados de 1890 cuando, al socaire del movimiento liberal del coronel José Ma Pando en Colquechaca, se produieran nuevos enfrentamientos en el Beni como conse- cuencia de los cuales el prefecto Arze (conservador) fue depuesto, aunque posteriormente retomó el

135 ,li I $ ü El espejo indígena,' L "Hasta este tiempo, aunque estábamos íntimamente convencidos de las grandes injusticias y mayores crueldades que se habían cometido contra ellos, los creíamos, siñ embargo po¡. t"nó como * contra ellos se decía, algún tanto culpables, lanto de conato de rebelión c-omb de ns il asesinatos de Valderrama y su hijo cometidos en aquellos días subiendo para el Chapare, y acaso acaso s de intenlo de atraer los demás pueblos a su mismo sentir y proceder, fanati)adoj por un cierto Guayocho, que entre ellos se decía Dios, y aún de incendiarlacapital y degollar a todos los tratado ros pobres prórusos' l3'Jl3i3i;3i!?.?,1T1:*Hffi::Ti';::ffXl.P'.'da v con pronto

Eljuicio expresado por eljesuita Gumersindo Gómez de Arteche exculpa de toda responsabilidad a los indígenas, que atribuye a los carayanas -término que ¡nicialmente designaba a los individuos blancos aunque más tarde designó también a los mestizos- propietarios y comerciantes. El jesuita, que junto a áos compañeros, había viajado, a petición gubernamental, entre julio y septiembre de 1887, al escenario de los hechos con el objetivo de "pacificar" lazonay convencer a los indígenas prófugos, en el lenguaje gubernamental ,,rebeldes,;, que retornaran a sus pueblos, parece recordarnos las denuncias que algo más de un siglo antes hicieron otros jesuitas en el paraguay colonial y retráta una sociedad indígena idílica, perturbada por unos sectores propietarios que se apropian de las tierras indígenas, capturan a los niños,Caballero violentan a las mujeres y esclavizan a los varones a partir del endeudamiento. El relato del religioso es, probablemente, el informe más detallado de la revuelta aunque la ,,mira- da" jesuita no es desinteresada cuando nos muestra una sociedad indígena originaria permeable a la acción evangelizadora de los antiguos misionéros jesuitas, con una religión y praxis cultural sincrética, que se ve obstaculizada por los sectores "cultos"; estos son identificados en el relato como los sectores propietarios y liberales, acepción esta última que en la narración jesuita no parecía tener explícitamente connotación política -aunque sí la tenía sublimi- nalmente- sino que identificabaDalla-Corte a individuos menos religiosos y caritativos (Gó- mez de Arteche, 1888:84).3s Y, no lo olvidemos, el gobierno era conseryador, cargo. Fabián Vaca Chávez, años después (1 91 2-1 3) prelecto del Beni, señaló que la "revolución de Marañón" fue el inicio del conflicto que por diez años sostuvieron el partido conservador con el en- tonces naciente partido liberal, en Limpias Saucedo, 1942:254-255. Por el conlrario, para el prefecto Eulogio Arze (1890-90) dicha "revolución" no fue política sino personal ya que entre las facciones enfrentadas se hallaban tanto conservadores como liberales (Arze, 1g90: 1 -2). 37. GabrielaEntendiendo por tal que "lo indígena" es un reflejo del sujeto del discurso elaborado por los grupos dirigentes, significado útil aquí para comprender que, generalmente y en el caso que aquí se trabaja, la "diferencia" que aquellos pretenden suprimir, vía integradora, asimilacionista, forma parte de un esquema de valores diverso al presente en aquel discurso. Denominación y significado tomados de Salmón, 1997. 38. lnforme del jesuita Gumersindo Gómez de Arteche (LaPaz,1.O1 .1888) titulado Misión de los PPArteche, Astrain y Manzanedo, cuadernillo de 1o2lf . conservado en el Archivo de la Curia de la Provincia Peruana de la Compañía de Jesús (Lima), ff.61-62. 39. La acepción "liberal" es utilizada profusamenle por el jesuita para designar a los sectores propietarios de Trinidad. A título de ejemplo, el jesuita, tras déscribir el baile de los "macheteros" que los indígenas celebraban las fiestas importanles, danza en la que hay muchos elemenlos crislianos afirma molesto: "¡Y, sin embargo los cultos de la capital del Beni se lo prohibían como ajeno a la cultura de estos tiemposl", en lbíd.: 49.

136 los jesuitas habían ido allí en misión confiada por dicho gobierno y...en el Beni de mediados de los '80 el liberalismo parecía tener un número cada vez más crecido de partidarios. Contrariamente a la percepción jesuita, el por entonces prefecto del depar- tamento, Daniel Suárez,ao más tarde acusado por el gobierno de malgobierno y connivencia con las élites locales señaló reiteradamente que la insurrección era una guerra de castas protagonizada por los indígenas que, tras la supresión de la contribución decimal y usando de su libertad se endeudaron progresivamen- te, a través del enganche, con los patrones para satisfacer sus vicios -embria- guez- y acabaron odiando a los patrones. La insurrecciÓn no tuvo, para Suárez, un carácter polít¡co sino cultural -él dice "religioso" (Suárez, 1BB7: 10)* pues los indígenas se levantaron "contra la relijión [sic] del Estado, contra la civiliza- ción y contra la moral" (Suárez, 1887: 11) siguiendo las proclamas del indíge- na itonama Andrés Guayocho, choquigua -shamán- que presentándose como profeta y encarnación del Dios cristiano, pronosticó la muerte y desapariciÓn de los blancos y la redención de los indígenas. La tesis de Suárez fue compartida posteriormente por intelectuales como Gabriel René Moreno y el propio Manuel Limpias Saucedo quienes, como también había hecho el prefecto, culparon al gobierno de hacer dejación de sus responsabilidades pues "Se desatendió [sic] de este alzamiento cuando supo que era de indios fanáticos".41Caballero

La revuelta indígena fue, básicamente, un conflicto socio-económico al que las creencias religiosas, de carácter sincrélico, dieron cauce, legitimación y sali- da. Pero también, como resultado de la actuación de las élites locales/regionales y de la creciente oposición de los conservadores y liberales en la política oficial, los acontecimientos que se desarrollaron en el Beni devinieron un conflicto po- lítico entre ambos partidos.Dalla-Corte Sin embargo, no es esto último lo que aquí interesa sino lo que hace referencia al alzamiento indígena. A partir de los datos de que dispongo creo poder afirmar que la revuelta indígena de 1887 fue la respuesta de una población que había visto emperorar notablemente sus condiciones de vida como consecuencia de la sobreexplotación a la que estaba siendo some- tida por las empresas caucheras, por los Sectores propietarios de los fundos agropecuarios y por los comerciantes vinculados todos ellos, directa o indirec- támente, a la actividad gomera del Norte boliviano. Y ello se estaba producien- do, paradójicamente,Gabriela en el contexto de la implantación del estado liberal que pretendía llevar adelante, al menos en teoría, un proyecto homogeneizador'42 En mi opinión, la movilización no fue sustancialmente diferente de otras que se

40. Suárez estuvo en el cargo desde el 28.02.1886 hasta el 4.07.1887 en que renunció al mismo en beneficio de José María Urdininea, nombrado por el gobierno de Gregorio Pacheco. 41 . Afirmación de Moreno en su obra Mojos y Chiquitos, recogidas por Limpias Saucedo, 1942:248. 42. Razones ediloriales me impiden extenderme sobre el tema pero es evidente que las élites detentadoras del poder central no pusieron especial énfasis en la implementación de dicho proyecto en territorios demasiado alejados del centro político y también económico.

137 habían dado en el pasado,a3 y el eco de los acontecimientos en la Bolivia del momento se debió, fundamentalmente, al creciente enfrentamiento político a escala nacional entre conservadores y liberales, conflicto que tuvo su correlato en el plano local/regional. La tesis, sin embargo, no clarifica la revuelta en sí. Esta fue una moviliza- ción espontánea de los indígenas contra la opresión social y económica de la que eran objeto por parte de la sociedad carayana. Fue liderada por Andrés Guayocho, personaje en el que convergían los poderes de shamán amazónico y de "sacerdote" cristiano en un sincretismo que encontramos en otras muchas revueltas amazónicas acaecidas en el pasado colonial.* Fue Guayocho quien, como muestran los jesuitas en su relato, tradujo las expectativas redencionistas de los suyos pues:

"Lo que este Dios hablaba...era lo que todos los indios sentían y todos los indios deseaban: Que ya estaba compadecido de lo que sufrían de parte de los carayanas, y que había resuelto llevarlos a lejanas tierras donde pudiesen vivir y practicar su religión con l¡bertad" (Gómez de Arreche, 1888: 96).

El cumplimiento de la promesa exigía pues la migración de los indígenas donde fuera posible liberarse de la dominación y, en este caso, la muerte de los opresores se entiende en un contexto en el cual éstos trataban de impedir que aquella promesa se cumpliera. Y, elemento ideológicoCaballero fundamental de la revuel- ta y posterior migración es la búsqueda de la "loma santa" moxeñaas cuestión a la que se refiere el jesuita Gómez de Arteche cuando, tratando inútilmente de convencer a los "profugos" les dice que "la cruz y campos que buscaban era cosa y a mi modo de entender, tradición falsa" (1888:66). La explotación de las gomas continuó y la utilización abusiva de la mano de obra indígena persistió en el Beni de fines de siglo XlX, departamento en elque, por otra parte, entró en el siglo XX en un estado de crisis económica, despobla- ción ¡r alta conflictividad política. El Beni quedaba demasiado lejano del centro político y de los interesesDalla-Corte de las élites en el poder del Estado, pero eso es ya otra historia.

43.Gabriela Los indígenas amazónicos utilizaron secularmente diversos mecanismos como fueron la huí- da de los poblados, el ataque y/o muerte a los corregidores u olras autoridades menores, el abando- no de las comitivas en las que eran porteadores o guías, el incendio de los poblados, etc. 44. Así ocurrió, en la revuelta de los pendes, acaecida en la Audiencia de Quito en el siglo XVl, y en la de Juan Santos Atahualpa, en la selva central del Virreinato del Perú en 1742-52, como mues- tran enlre otros los trabajos compilados por Santos Granero, 1992. 45. Como señalé antes la "loma santa" es el equivalente a la'lierra sin mal" de los tupí-guaraní (Riester 1976). Las creencias religiosas de estos últimos se basaban en una concepción mesiánica que postulaba la existencia de una "Tiena sin Mal", y prometían la salvación a todo aquél que llegara a ella. Parecen haber evidencias que los tupí-guaraní se encontraban, a fines del siglo XV y primera mitad del siglo XVI en un proceso migratorio que desde la costa atlántica les llevaba hacia los Andes, proceso que ideológicamente estarÍa sustentado en la búsqueda de una Tierra paradisíaca, con grandes recursos como muestra el clásico trabajo de Clastres, 197S.

138 Fuentes y bibliografía citadas

Fuentes

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Dalla-Corte

Gabriela La sociedad ude color> se pone de pie' Resistencia, visibilidad y esfera pública en la comunidad afrodescendiente de Buenos Aires, 1880

Lea Geler 1 Taller de Estudios e lnvestigaciones Andino-Amazónicos (TEIAA) Universitat de Barcelona Caballero lntroducción

En la Historia Argentina, el año 1880 y su década Son, en general, considera- dos como un punto de inflexión, el momento en que se realiza la consolidación del estado como un aparato administrativo-político centralizado. Junto con la asunción a la presidencia de Roca, se produjo la federalización de Buenos Aires acabando así con el períodoDalla-Corte de guerras constantes sucedido desde 1852, y se dio por terminado con el "problema indígena" y por unido el territorio nacional' En está época, las economías latinoamericanas se ajustaron a la economía de los países industrializados, resultando en un gran impulso a los sectores de importa- bión y exportación. Se desarrollaron los puertos y los ferrocarriles y Buenos Aires fue una de las ciudades que más llamó la atención en este contexto (Romero, 1976). Buenos Aires participaba como anfitriona y protagonista principal de la ola que de modernizaciónGabriela del país y como resultado de la masiva migración europea llegaba en respuesta a la iamada de las elites locales a "poblar" el país, crecía inexorablemente. Pero en ella vivía también una población criolla, que aunque pequeña en número, era diversa, y de un mOdO u otrO, debía adaptarse a una situación de cambio constante. De esa población criolla, nos interesa focalizar en el grupo afroporteño, descendientes de los antiguos esclavizados y esclavizadas, cuyo porcentaje poblacional según el censo de 1887, apenas llegaba al2o/", mien-

1. Con el apoyo del Departament d'Universitats, Recerca i Societat de la lnformació de la Gene- ralitat de Catalunya.

141 tras que el de la población censada como blanca se elevaba inconteniblemente.2 En este contexto que, evidentemente, potenciaba la sensación de cambio y con- flicto, queremos discutir acerca de la esfera pública porteña y del espacio p-úntico que urbano se iban configurando, apoyando la construcc¡on oe una imagen de nación "blanca y europea", producto de un proyecto nacionalconcreto. En un ensayo novedoso y sugerente, sábato (1ggg) investigó la construcción de la esfera pública en la ciudad de Buenos Aires, en el peródo comprendido entre los años 1860 y 1880. Hasta ese momento, el lapso había permanecido en los estudios caracterizado por la inestabilidad y en donde la población de Buenos Aires, en tránsito a una ciudadanía de plena representación, tenía poco que decir frente a unas elites que acaparaban el poder político, militar y eionó- mico. Por el contrario, y bajo la luz de la teoría de la construcción de ia esfera pública burguesa de Habermas, Sábato desveló la importancia y magnitud de la participación política de la población de Buenos Aires a través de cánales no convencionales (el voto sería el canal típico de participación política en una re- pública moderna) mediante la expresión de su opinión -coordinada en intereses colectivos- en manifestaciones, reuniones, periódicos, asociaciones (como la densa red de asociaciones que caracterizaba la sociabilidad de Buenos Aires en este momento), meetings, etc. Este "tribunal de opinión"Caballero aportaba legitimidad al orden establecido y según su investigación, era tenido realmente en cuenta por parte de quienes estaban en el poder o de quienes aspiraban a é1. Así, se e¡ercia una ciudadanía más amplia en la práctica que la que se deduce del deiecho a votar (que era universal masculino, desde el año 1953, en que se aprobó la Constitución Nacional) y de la participación electoral (muy baja porcentualmente debido en mayor medida a la gran cantidad de inmigrantes no nacionalizados que no votaban). Ese tribunal de opinión, según sábato, funcionaba mediante un conjunto de instrumentos que conformaban la esfera pública en formación, como las asociaciones y los periódicos, y se desempeñaba como una instancia de mediación entre la sociedadDalla-Corte civil y el estado, también él en construcción. _ Para el período inmediatamente posterior (aproximadamente 1gg0-1g30), Gorelik (1998) retoma el análisis histórico de la ciudad de Buenos Aires a través de la investigación sobre la construcción del espacio público urbano, relacionán- dolo con el papel preponderante que adquirió el estado a partir de 1gg0 en el proceso de modernización. Así, el autor define al espacio público como el ámbito donde se conjugan la forma y la política, mediador entre la sociedad y el estado, que posibilita que Gabrielalas expresiones políticas de la ciudadanía se efectivicen. El espacio público de la ciudad se considera como el lugar donde se activa la ciu- dadanía, volviéndose evidente la relación entre espacio público urbano y esfera pública urbana.

2. Es importanle resaltar que la información proporcionada por los censos, especialmente en torno al concepto de "raza", suele estar marcada por la subjetividad de quien confecciona y de quien releva la información. Por lo tanlo, estos datos deben servir de guía pero deben tomarsqcon precauciones.

142 La razon de traer aquí las ¡ntervenciones de estos dos investigadores es que conjugan las teorías de la esfera pública en construcciÓn antes y después de 188b i del espacio público que le sirve de soporte' Si bien ambos autores ven el proceio de construcción de la publicidad en concordancia con el desarrollo de que ia ciudadanía política y de su relación con el estado nacional, Gorelik afirma a partir de la década de 1880, la ciudad de Buenos Aires entra en proceso de m'etropolización, que para el caso particular de la Argentina debe ser pensado en términos de formación de un espacio público metropolitano, construido en gran medida por et poder potítico, y que sirvió de marco para la puesta en marcha de los dispositivos de creación de una "identidad nacional". Por el contrario, Sábato hace hincapié en la construcción de la esfera pública burguesay de la utilización del espacio público por parte de la sociedad civil, en negociación y mediación constante con el estado. En este trabajo estudiaremos la construcción de la esfera pública y del es- pacio público poñeño a través de ciertos hechos ocurridos justamente en 1880' poniendo nuestra mirada en la sociedad afroporteña, que difícilmente puede ser calificada homogéneamente como "burguesa". No obStante, como veremos, este grupo sí participába en esta esfera pública en formación, justamente a través de los'"instrumentos" que Sábato menciona, ya que poseíaCaballero sus periódicos, asocia- ciones e intervenía en manifestaciones públicas, y negociaba a través de ella con el estado. Pondremos así en juego los dos modelos teóricos mencionados, explorando la relación entre la comunidad afroporteña, el resto de la sociedad y el bstado; una relación mediada por una publicidad que se construía tanto desde la sociedad civilcomo desde elestado, de maneras no unívocas ni homogénea- mente definidas.

Racconto de los hechosDalla-Corte Antes de comenzar a relatar los sucesos de enero de 1880, describiremos brevemente las fuentes con las que trabajaremos. El periÓdico La Broma era editado por miembros de la "sociedad de color", y Se encuentran ejemplares en el período comprendido desde 1876 a 1882, aunque en varios editoriales publicados durante este lapso se habla de apariciones anteriores. Con intermi- iencias debido a la constante falta de presupuestos, este periódico salía a la luz aproximadamenteGabriela cada diez días (en algunos momentos llegÓ a salir dos veces por semana). Para facilitar la comprensión de la periodicidad en este momento particular, pondremos los números de edición de cada publicación de La Broma' Ét puntico al que se dirigía este periódico era asimismo la sociedad de color, y se pubden identificar en éi secciones fijas como la editorial o redacciÓn (en donde ie reflejan las intenciones moralizantes de los partícipes en la edición del perió- dico) y las noticias varias (en donde se pueden leer todos los acontecimientos de la vida social de la sociedad afroporteña) o los sueltos (noticias de última hora o varias, muchas veces enviadas por los lectores). Por último, quisiéramos agre- gar que en el periódico aparecían publicadas con frecuencia cartas de lectores, [oesías, canciones, quejas, solicitadas del público, tanto de hombres como de

143 mujeres (aunque de éstas últimas en menor medida), reflejando en sus páginas las múltiples voces que a éltenían acceso. El Porteño era un periódico de publicación diaria y de ámbito urbano, restrin- gido -como lo indica su nombre- a la ciudad de Buénos Aires. su redactor era Héctor Varela, conocidísimo personaje de la elite porteña republicana intelectual, cuyas actividades eran festejadas por el pueblo de Buenos Aires que reconocía en él la labor realizada durante la epidemia de fiebre amarilla del'71 y su cali dad de orador afamado ganada con su intervención en el congreso de Ginebra, defendiendo a las repúblicas americanas. su hermano, Marianó varela, también formaba parte de este círculo de intelectuales, y había fundado con anterioridad un periódico llamado LaTribuna, de tirada nacional y gran i de circulación en la ri' ciudad de Buenos Aires.3 s La primera noticia que tenemos acerca de los hechos que relataremos apa- reció en el ne 24 de La Broma, del zs de diciembre de 1879. Allí, se contaba en una nota corta que, según el periódico El Pueblo Argentino se prohibía la entrada a los negros y mulatos a la sala de bailes del Jardín para : Florida, las celebracio- ** nes del carnaval por llegar. Sin embargo, La Broma desmentía esta noticia en su número 25 del 1e de enero de 1980, diciendo que en realidad a los que no permitían la entrada era a quienes se presentaran Caballerocon mal aspecto: ,,...Lo que hay de verdad es que no se le permite la entrada á individuos mal entrazadbs, sean blancos, negros, o etc. cada cual sabe donde le apreta [sic] elzapato". Así; parecía que La Bromaoptaba por reinterpretar la situación a ño ñaberse presen- tado como las circunstancias lo hubiesen requerido, remitiendo el problema a la propia comunidad. En el número 26, del 10 de enero de 18g0, La Broma no hacía ninguna men- ción al respecto pero el 15 de enero , El po¡ieño, publicaba en priméra página un artículo titulado "Las gentes de color". En él se denunciaba que ,,[d]os'djlos establecimientos públicos en que se dan bailes de máscaras, han prohibido la entrada á las gentes de color,Dalla-Corte mas claro: á los negros y mutatos...".4 La noticia seguía, resaltando que en la Argentina no había diferencias de castas y que la constitución establecía la igualdad sin distinción de colores, por lo quá cónuo_ caba a los afroporteños a presentarse ante las puertas del local, comprar sus entradas y entrar por la fuerza. El 16 de enero, La Tribuna, retomaba la noticia, ,,No también citando a la constitución y agregando que se puede permitir quá en un país democrático como este, se lleven á cabo atentados de esa conlra ciudadanos argentinos, iguales á los demás ante la ley, y que pagan"sp"bi" como puede Gabrielahacerlo cualquier blanco". El 17 de enero, El Porteño publicaba en primera página un artículo titulado "Los negros y mulalos", en donde se preguntaba por la poca intervención de la Policía en este asunto. Así, exponía que "...|a autoridad no puede, sin compro- meterse ella también, consentir que haya en esta tierra, á cuya libertad y progre- so han contribuido millones de esos negros y mulatos, un empresario de bailes de máscaras, que les impida entrar".

3. Sigo a Sábato (1998) en este párrafo. 4. Cursiva en el original.

144 Es ese mismo día, en el número 27 del 17 de enero de 1880, cuando La Broma se vuelca al cien por cien sobre este asunto. Allí nos enteramos que E/ Porteño había publicado, junto con otros periódicos locales y nacionales, los anuncios de la prohibición:

"Un día rejistrábamos [sic]... .El Pueblo Argentino, ' ... cuando nos sorprendió un aviso que nos obligó á arrojarlo lejos de nosotros. Era un aviso de la empresa del Jardin Florido, que anunciaba la prohibición de la entrada ála gente de color. Otro dia, leyendo los avisos de "La Prensa",... el "Circo Nacional", que prohibía también la entrada á negras y mulatasl ¡Por Dios! nos dijimos sorprendidos ¿dónde estamos? ¿Acaso se quieren pizotear las leyes democráticas del país en que hemos nacido? Pero no era esto todo. Otro aviso aún más cruel y retrógrado debia acabarnos de abismar. Leyendo las ilustradas columnas de "El Porteño,,, nos descorazona completamenle; al cons¡derar la rejolución del .Skating-Rink" que también ha resuelto cerrar la entrada á las personas de cotor".s

Que la noticia apareciera en El Porteño es lo que más indigna a los redactores de La Broma, ya que se consideraba a Héctor Varela un "...protector y defensor como lo ha sido siempre para todos los hijos desvalidos de este pueblo". Por este motivo, le dirigen una carta que se publica, a la que le sigue la respuesta enviada por Héctor Varela, que también se publica. En ella, Varela se excusa de no haber visto el suelto y hace expresa condena del mismo. Acto seguido, Froilán Bello, quien firma la redacción de La Broma, pide a Varela Caballeroque def¡enda a la "sociedad de color". En la nota que sigue en el mismo diario, se transcriben el artículo publicado el 15 de enero por E/ Porteño y el suelto publ¡cado por La Tribuna el 16 de enero. Aún después de haber afirmado en la redacción *como vimos- la imposibilidad de luchar por sus derechos, llama la atención una Úft¡ma Hora en donde se pide a los lectores que compren El Pofteño del día para conservarlo como recuerdo, y se indica:

.ULTIMA HORA Nuesfa.¡uventud de pié! Dalla-Corte Nuestros propósitos serán cumplidosl Se trata de hacerle una manifestacion de simpatia al ciudadano Hector F. Varela. Esta noche tiene lugar una reunion en el local de la sociedad Estrella del Sud, con este obieto. No debe faltar n¡nguna de las personas invitadas".6

Por último, en la sección Varillazos, se pide hacer caso omiso a la proclama de El Poñeño de entrar a los locales por la fuerza, y es muy interesante el én- fasis puestoGabriela en que los dueños de estos locales serían extranjeros (sobre esto volveremos más adelante): "Estamos en nuestro país y no sean tontos, si se nos ocurre; no insultando, ni metiendo escándalo hemos de entrar al Skating-Rink y á San Skating-Rink, si es que hay alguno mas sanfo y puro que elde la calle Esmeralda". El 19 de enero, El Porteño transcribe en primera página, bajo eltítulo de "A "La Broma,," el artículo publicado dos días antes en ese periódico y agrega:

5. Cursiva en el original. 6. Todo el lexto en negrita en el original.

145 "contestamos. Los hermanos que han trazado esas lineas, no tienen que darnos las gracias. Al tomar su defensa hemos cumplido un deber. Nada mas". El 21 de enero, tanto E/ Porteño como La Tribunavuelven sobre el tema de la segregación en los salones de baile. Ambos periódicos transcriben una solicitud presentada el 20 de enero por delegados de la sociedad afroporteña ante la Municipalidad para que se prohíba a los dueños de establecimientos discriminar la entrada. Aparentemente en contra de la petición de El Porteño de entrar por la luerza, La Tribuna agrega que "Así pues la gente de color ha resuelto reunirse y dando una leccion de cordura álos blancos empresarios, en lugar de hacer una manifestación hostil contra tan aristocrática gente, han creído mas conveniente dirigir la siguiente comunicación, tan razonable como justa, al Sr. Presidente de la Municipalidad". El 23 de enero, en un suelto muy breve titulado "ElJefe de Policía", LaTribuna comunica que el funcionario había dirigido una enérgica nota a los empresarios de los salones bailables, amonestándolos por su actitud. Esa nota queda trans- cripta en el número del 24 de enero del mismo periódico en dos notas: "Entre líneas" y "La gente de Colo/'. Vemos que por un lado, caracteriza a la comunidad afrodescendiente como leal y heroica, "que se cree" despojada de un derecho y por el otro, muestra el sentimiento de inseguridad y peligroCaballero que comenzaba a rei- nar en este funcionario frente a la reacción airada de la comunidad afroporteña:

"Nuestra Constitución política no reconoce gerarquias [sic] sociales..., y no puede aceptarse que las empresas de teatros pongan limitaciones á esos derechos.. . La citada resolución ha producido un verdadero descontento y escitación [sic] en la clase de color que se cree despojada de un derecho, y que se ajita [sic] actualmente, para reclamar de las autoridades del pais su restitución. Además de los buenos y leales servicios que el pais debe á la clase de color, que ha derramado costantemente su sangre por las libertades públicas y por el honor nacional conquistando el derecho de ser respetada como los demás hombres; la medida de que me ocupo, entraña serios peligros para el orden público,Dalla-Corte que la autoridad debe apresurarse á conjurar con tiempo. Por estas consideraciones, prevengo á usted, que la policia no concurrirá á hacer respetar las medidas adoptadas por las empresas de teatro confa los hombres de color... José lgnacio Garmendia"

Este sentimiento de malhumor social dentro de la comunidad afroporteña se denota de la redacción de La Broma ne 28 -dedicado también en exclusividad a este asunto- del24 de enero de 1880 (que en realidad se distribuyó el día lunes 26 de Gabrielaenero retrasando la salida para agregar la última hora de los acontecimien- tos), bajo eltítulo de "Movimiento Social". Allí, resaltamos los siguientes párrafos, en donde se pueden entrever los exaltados ánimos y la indignación que estaban produciendo los sucesos:

"No debemos pues callarnos ante un atentado lan inicuo sino queremos ver, que el día menos pensado, se nos prive por complelo el goce de todos nuestros derechos hasta escluirnos [sic] de la tierra donde hemos nacido en la aura felíz de una libertad conqu¡stada con la vida y la sangre de nuesfos antecesores. Protestemos públicamente peticionando á los poderes compelentes la desautorización de ese primer derecho que se nos quiere usurpar. Reunámosnos todos en "megtin" y levantemos la voz por primera vez para pedir lo que nos coneponde... [sic]

146 Vamos, de pié toda la sociedad de "colorl" no permitamos que un estraño venga á insultarnos en nuestra casa. Vamos en circunspección, en orden y con toda la moderación que conesponde... De pié pues los hombres de "color"". Nuevamente, la apelación a la nacionalidad como modo de protesta y de amonestación, de identificación con el resto de la sociedad y como comunidad a través de la memoria de la participación en las guerras de independencia. Pero también, el llamamiento a la manifestación pública "por primera vez", a la lucha por los derechos en una esfera más amplia que la propiamente comu- nitaria. En la nota que le sigue a la redacción, se agradece al señor Garmen- dia su actuación como jefe de policía frente a los empresarios y se agradece también a la prensa en general, a Varela en particular y a la Municipalidad en su actuación. Se convoca además a una manifestación en agradecimiento a Héctor Varela, formándose un comité que se encargará de coordinarla. Casi al final del número se publica una noticia en donde se habla de una manifes- tación que "...se cree que ya no tendrálugar", aunque no hay más datos al respecto. Se avisa sin embargo en una Ultima Hora, que siguen los trabajos de la comisión encargada de llevar adelante la manifestación de agradecimiento a Héctor Varela. Caballero El 25 de enero, La Tribuna transcribe la resolución de la Municipalidad frente al caso presentado por los delegados de la comunidad afroporteña, dirigida al señor jefe de policía. Allí se indica que el funcionario debe hacer saber a los em- presarios de los locales que no tienen derecho a tal impedimento. El mismo día, se puede leer un suelto en este diario que, bajo el título de "Al pueblo de Buenos Aires", se convoca a participar de una manifestación pública:

"Los ciudadanos de color hijos y habitantes de este suelo, invitan á las personas que s¡mpatizen [sic] con la causa cuyo triunfo acaba de obtenerse ante los poderes competentes, á que concurran el lunes 26 del corriente á lasDalla-Corte 7 de la noche álaplaza de Lorea á objeto manifestar públicamente". Es decir, la convocatoria de esta manifestación pública y no-sectorial en el centro de la ciudad estaba en peligro de no realizarse a la salida del periódico La Broma. Es en E/ Porteño del25 de enero donde encontramos más datos de esta segunda manifestación. Allí, una Última Hora titulada "La manifestación prohibi- da" deja claro el movimiento existente en la comunidad y se transcribe la nota que había elevado la comisión encargada de llevarla a cabo. Además, leemos en ardorosoGabriela tono: "Los negros y mulatos (...) quieren hacer una manifestación creyendo que están en un pais libre, y se les dice no lo han de haceñ Magnífico! Vamos perfectamente. Entretanto, los hombres de color han suspendido todos los preparativos hechos para la manifestacion de mañana. Anoche se reunieron, y han decidido dar un manif¡esto al público, y presentar un Atbum, firmado por todos ellos, al ciudadano Héctor F. Varela".

A partir de este momento, es a través de El Porteño que seguimos los acon- tecimientos, ya que La Tribuna dejará de publicar noticias sobre este tema y habrá que esperar el nuevo número de La Broma del T de febrero para comple- mentarlas. Así, el 28 de enero El Porteño reproducía en primera página bajo el título "Manifestación a H. F. Varela" la noticia publicada en La Broma que hacía

147 la llamada a esa manifestación, que se realizaría el mismo 28 de enero con el siguiente recorrido que finalizaría en Belgrano:

"La manifestación tendrá lugar hoy Miércoles, partiendo la concurrencia de la Plaza de la Victoria, en el tramway de Belgrano, á las seis de la tarde, para dirijirse á la quinta de Varela, en aquel pueblo".

Es interesante hacer notar aquí que "aquel pueblo" de Belgrano quedaba muy alejado y en ese momento fuera de los límites de la ciudad de Buenos Aires. El día29 de enero en una última hora titulada "Manifestación a Varela", E/ Porteño describe pormenorizadamente la manifestación, haciendo hincapié en el orden y en la educación y cultura demostrada por la comunidad allí presente. Lo que Sábato (1998) denominara la liturgia laica que caracterizaba a todas las manifestaciones públicas de la época, se ve claramente seguida en este caso, incluyendo a la comisión organizadora, juntarse en un lugar público, partir a un lugar determinado, el orden de las marchas con una dirigencia interna que porta un atril, los discursos de la dirigencia, la ovación y el recorrido por las calles. El 30 de enero, en primera página y con el título "Manifestación de la gente de color", El Porteño agradece públicamente la manifestación hecha a favor de su redactor enalteciendo especialmente los discursos pronunciados, y el 1e de febrero, también en primera página y bajo el título Caballero"Manifestación á Varela", se reproduce en forma completa el discurso pronunciado. Aquí se termina el tema para ElPorteño. La Broma, cuya periodicidad no le permitía publicar los acontecimientos cer- canos a las fechas de su ocurrencia, todavía publicará dos números más que referirán a los sucesos. El del 7 de febrero, ne 29, en donde también se publicará en su totalidad el discurso leído, y el número siguiente, el ne 30 del 14 de febrero, donde se publican adhesiones y comentarios. Hasta aquí los eventos como fueron relatados. No hemos trascripto las notas en su totalidad porque suDalla-Corte análisis textual amerita otras investigaciones, pero sí nos pareció relevante mostrar la ilación de los acontecimientos, denlro de los que destacamos la prohibición a la manifestación pública y la forma en que eran contados y retomados los hechos por los periódicos en cuestión.

Esfera pública afroporteña: ¿una contra-esfera subalterna?

LaGabriela construcción de la esfera pública burguesa, según la teoría de Jürgen Ha- bermas (1981), ha sido material de controversia y objeto de duras críticas desde amplios sectores de las ciencias sociales, las humanidades y la filosofía. Sin embargo, sin desechar la teoría, ciertos investigadores han hecho matizaciones y añadidos de envergadura que permiten no sólo su utilización en la explicación de problemas sociales sino también la profundización del análisis.7 A nuestro juicio, Nancy Fraser (1997) expone claramente en su trabajo las limitaciones que presenta la elaboración teórica de Habermas acerca de la formación de la esfera

7. Ver, por ejemplo, Calhoun (1997).

148 pública burguesa: ésta habría sido construida sobre las múltiples exclusiones que la constituyen, utilizando sin embargo un discurso de libre accesibilidad. Pero sobre todo, el artículo de Fraser hace hincapié en la existencia de múltiples esferas públicas además de la burguesa, y en que éstas pueden ser fácilmente reconocibles si nos posicionamos en cortes étnicos/raciales, de género o de cla- se de la sociedad. Es cierto que Sábato resalta en su ensayo que la sociabilidad pública por- teña anterior a 1BB0 Se presentaba con un recorte vertical, lo que se condice con una estructura social que estaba en cambio profundo y con la separación de la sociedad en clases y la formaciÓn de un mercado laboral que también Se estaban consolidando (Sábato, 1985; Sábato y Romero, 1992). Si bien no se puede hablar todavía de conflicto de clases ya que éstas estaban en formación, y tampoco se puede entender que la comunidad afrodescendiente se viera ex- cluida del resto de la sociedad por falta de derechos especílicos -la ciudadanía y el derecho a voto-, afroargentinos y afroargentinas representaban un corte re- conocible en la sociedad en tanto que mujeres y hombres "de color" y, en líneas generales, en tanto a estar relegados a las capas más humildes de la sociedad (con excepciones marcadas, ya que los afrodescendientes tenían acceso a la educación, incluso superior). En esta época, los afroporteñosCaballero se consideraban a sí mismos como grupo y detentaban denominaciones y auto-denominaciones que los marcaban diferencialmente del resto de la sociedad, basadas en el color de la piel y cruzadas por diversas identificaciones históricas, transnacionales y económicas-sociales (Geler, 2004 y 2005a). Por lo tanto, si la comunidad de afrodescendientes formaba un "otro" reconocible al interior de la sociedad por- teña argentina, consideramos que los aportes de Fraser nos pueden ayudar a tener una mayor comprensión de la dinámica en que estaba inmersa y de su relación con los otros grupos de la sociedad. Contra-esferas subalternas es el nombre con el que Fraser denomina a las esferas públicas de gruposDalla-Corte sociales subordinados, como las mujeres, las perso- nas "de color", los grupos proletarios, etc., que sostienen arenas alternativas de discusión en donde se posibilita la formulación y circulación de contradiscursos que permiten la interpretación oposicional de sus identidades, intereses y nece- sidades. Si seguimos los preceptos elaborados por Sábato para la formación de la esfera pública, vemos la importancia que tenía la red de asociaciones volunta- rias y la prensa periódica como sustento mater¡al de lo que la autora denominó el "tribunalGabriela de opinión". Sabemos ya que la comunidad afroponeña sostenía al me- nos un periódico -La Broma, aunque en años anteriores existiera La Juventud y en las páginas de La Broma se citen más periódicos de la comunidad- mediante la suscripción de sus lectores y lectoras y mantenía y participaba en sociedades de distinto tipo, entre las que se destacan "La Protectora" -sociedad de ayuda mutua que además, para el caso que nos compete, funcionó de base a la comi- sión organizadora de la manifestación a Varela- aunque había más asociaciones de este tipo, e innumerables sociedades carnavalescas y musicales (Chamosa, 1995). Podemos, entonces, establecer la existencia de los medios necesarios para la configuración de una esfera pública particular de la comunidad afro- descendiente. ¿Esta comunidad puede, además, ser considerada subalterna? creemos que sí ya que el color de la piel, su pasado de esclavitud y las teorías de la raza imperantes a fines del siglo XIX los marcaban como "inferiores" y no- deseables, poniendo en el tope de la pirámide evolutiva-social a la raza/cullura blanca-europea (en esta época, se asociaba la raza a la cultura y a la ,,moral"). como hemos mostrado en relación con el sentimiento proto-diaspórico que se desarrollaba paralelamente a otras formas de identificación comunitaria y no- comunitaria (Geler, 2005b) y como queda retratado en los hechos sucedidos a partir de la prohibición de la entrada al local bailable, la discriminación y la margi- nalización social e histórica eran parte de las reclamaciones constantes de este grupo: igualdad era una palabra muy repetida en las redacciones de La Broma, un derecho que plasmaba la Constitución pero que, sin embargo, la comunidad afrodescendiente no sentía poseer. Subalterna, entonces, porque este grupo se sentía des-igual (veía negados sus derechos constitucionales), estaba recono- cido como "popular", ajeno al poder político y económico, relegado y alejado de los grupos "hegemónicos". De acuerdo con Fraser, "...las arenas públicas discursivas están entre los lu- gares más importantes y menos reconocidos en los que se construyen, decons- truyen y reconstruyen las identidades sociales" (1997: 140, nota 24). Nos parece que la comunidad afroporteña sostenía una esfera públicaCaballero que le era propia, y es a través de esos canales de discusión subalternos en donde sucedía gran parte de su identificación grupal. Esa esfera pública seguía en general los cánones de sociabilidad de la esfera pública burguesa en formación, aunque ambas discu- rrían paralelamente. sin embargo, sostenemos que existían encrucijadas en que la esfera pública subalterna y la hegemónica (o burguesa) coincidían, momentos excepcionales que provocaban reajustes en ambos espacios simbólicos y reor- denaciones identitarias claves para comprender las dinámicas de identificación. creemos que los sucesos relacionados con la segregación en los salones de baile y la manifestación fallida constituyeron uno de estos momentos. En los hechos que transcribimos,Dalla-Corte vemos cómo una situación de discriminación que el propio La Broma minimizó en principio, fue retomada por los periódicos de la elite blanca porteña, profundizándose el interés por los sucesos después que uno de ellos se viera responsable directo de la publicación de la prohibición. Que los eventos fueran "colocados" en la esfera pública burguesa pudo haber servido como detonante para que "por primera vez" la comunidad afroargentina resistiera públicamente. Y fue justamente esta repercusión lo que la comunidad afrodescendienteGabriela quiso reconocer y agradecer con una manifestación pública. En el ir y venir de transcripciones y adherencias de las noticias de los periódicos, quedaron retratados positivamente en la esfera pública de la elite blanca porte- ña aspectos de la comunidad afrodescendiente, especialmente los relacionados con la participación heroica en las guerras por la independencia, con la humildad y bondad de los afroargentinos, etc. También se distinguieron enfáticamente en las publicaciones, el espíritu republicano de la constitución, las leyes de ciuda- danía universal y, especialmente por parte de La Broma,la nacionalidad. De este modo, esta encrucijada resaltó en la comunidad el sentido de pertenencia nacional "histórica" como un medio de reconocimiento en aquella olra esfera pública que le estaba dando lugar, y proporcionó un territorio desde el que luchar

150 por sus derechos. Así, la discriminación racial en los salones de baile "introdujo" a la sociedad afroporteña en la esfera pública hegemónica. Paradójicamente, exactamente lo contrario a lo que querían lograr los empresarios de los salones de baile al emitir su prohibición. Pero hay que tener en cuenta, siguiendo a Fraser, que si bien las contra-esfe- ras subalternas pueden servir de reagrupamiento identitario, también son tierra fértil para organizar actividades subversivas del orden establecido dirigidas a públicos más amplios. Funcionan de este modo, en una dialéctica constante que permite reducir las desigualdades en el acceso a la esfera pública hegemónica. Es justamente en esta dialéctica donde residiría su potencial emancipatorio. Esta segunda forma de lucha fue la que previó -y temió- eljefe de policía Garmendia cuando dirigió la nota a los empresarios de baile. Como nos recuerda Sábato (1998), el problema del "mantenimiento del orden social" era algo que preocu- paba mucho en la época, especialmente desde los acontecimientos de París. El "fantasma del desorden social" estaba presente de forma constante, y el cariz que pudieran adquirir las movilizaciones era una preocupación recurrente men- cionada en todos los periódicos de la época. El orden, dice Sábato, era uno de los objetivos de los organizadores de las manifestaciones, y vimos que lo era también para la comunidad afroporteña. Sin embargo,Caballero elfuncionario estatalGar- mendia consideró lo suficientemente "peligrosa" la manifestación como para pro- hibirla. Esta proscripción a la manifestación pública, como vimos, fue combatida también desde El Porteño, pero no se pudo lograr una resolución favorable para su realización. Sin embargo, la sociedad afroporteña no parece haber insistido en ella, haciendo una alusión a la manifestación fallida en el discurso leído ante Varela, pero sin más noticias en los periódicos. De hecho, sólo nos enteramos plenamente de la prohibición gracias a E/ Porleño. Es posible que desde La Broma no se le haya dado espacio a quienes eran más combativos, o incluso que no insistir en la manifestación haya sido una salida consensuada, con el claro objetivo de preservarDalla-Corte lapaz y el orden, algo que La Broma dejó claro como deseable, no sólo durante estos sucesos, sino a lo largo de todos sus años de publicación. Pero el resultado fue que la comunidad afroporteña aceptó la prohi- bición, algo que ocurrió después que la Municipalidad ordenara aljefe de policía Garmendia no permitir la segregación en los salones de baile. Eley (1997) nos recuerda que la hegemonía es un proceso susceptible de cambio y negociación, y por lo tanto, un proceso variable y contradictorio, siempre en construcción. Es medianteGabriela este proceso de negociación constante que podemos comprender los sucesos relatados: la comunidad afrodescendiente logró su objetivo de abolir la prohibición de entrada en los salones bailables mediante las vías burocráticas y también amenazando el orden; ganando "argentinidad" pero cediendo la mani- festación; reduciendo momentáneamente la desigualdad en el acceso a la esfera pública burguesa pero perdiendo, de forma paradójica, visibilidad... Porque la manifestación que sí se pudo llevar a cabo, la entrega del álbum a Héctor Varela en su casa de Belgrano como forma de agradecimiento a su actuación, llevaba a la comunidad afrodescendiente a un paraje muy alejado del "centro" de la ciudad, donde por regla general se realizaban las manifestacio- nes. De hecho, la que fue prohibida comenzaría su recorrido en la plaza Lorea,

151 que es hoy la Plaza de los dos congresos y se encuentra unida por la Avenida de Mayo con la Plaza de Mayo y la Gasa de Gobierno, y terminaría en un local a pocos metros de esta última, con todo su recorrido por el centro mismo de la ciudad. Por el contrario, Belgrano 1ue actualmente es un barrio más de la ciudad de Buenos Aires- en esta época era un pueblo alejado, al que se llegaba gracias a la utilización de un tranvía específico para llegar a estos parajes. La comunidad afroporteña hizo una presentación cuyos resultados fueron satisfac- torios ante la Municipalidad de Buenos Aires. En lo que se puede definir como un momento-bisagra (Dalla Corte, 2003), las vías burocráticas-institucionales se estaban construyendo como engranajes de una maquinaria que posteriormente quedaría consolidada. Simultáneamente, como mediadora entre el estado y la sociedad civil, la esfera pública burguesa porteña se conformaba para -y logra- ba- obtener resultados ante demandas concretas de la sociedad civil. En este caso, funcionaron entonces ambas instancias complementariamente. De hecho, sin el apoyo de la esfera pública burguesa, creemos que los resultados hubieran sido, como mínimo, más tardíos. Pero el estado estaba, a su vez, sosteniendo un discurso de homogeneidad racial para la población argentina que se oponía a que esta comunidad se mostrara públicamente revelando una identificación ra- cial no-blanca. El centro de Buenos Aires era el espacioCaballero donde se iban asentan- do todas las instituciones de Buenos Aires, y desfilar por sus calles significaba desfilar ante el Estado. En esta situación, el Estado permitió una manifestación de la comunidad afroporteña "fuera de la vista", prohibiendo sin embargo que se la viese por las calles del centro, interviniendo directamente sobre el espacio pú- blico y sobre su definición. Alejaba, asimismo, el peligro inminente, eldesorden con el que amenazaba la comunidad de afrodescendientes, un desorden con un peso simbólico muy fuerte: el miedo al levantamiento de los negros y mulatos que había estado muy presente en la ciudad en la época colonial, y que posible- mente se reforzara bajo elDalla-Corte recuerdo de Haití y de los sucesos de París.

Buenos Aires, la ciudad incolora

Buenos Aires, la ciudad que representaba a Europa en América, comenzaba a dar forma a su espacio público metropolitano, gracias a la intervención directa de un Estado cada vez más fuerte y disciplinador, que según Gorelik (1gg8), construyóGabriela un espacio público concebido para moldear ala sociedad. Aunque consideramos que nunca puede haber un proceso totalmente "desde arriba" (con excepción de la coerción violenta explícita) la ciudad de Buenos Aires fue pensada a imagen y semejanza de un proyecto político que definía claramente al pueblo que la habitaría. Estaba en juego un proyecto de nación racializado (Briones, 2002), es decir, un proyecto de una nación blanca y europea en donde, al hegemonizarse, el blanco iba a pasar a ser el no-color oficial (un no-color bas- tante amplio, como indica Frigerio (2002) al estudiar las categorías de clasifica- ción argentinas), y esto se reflejaba en las acciones de control de la participación ciudadana en el espacio público, que se comenzaron a agudizar a partir de 1880. Si, como vimos, la esfera pública que tenía su lugar en el espacio público porteño

152 era diversa, constituida no por una esfera pública casi homogénea sino por es- feras y contra-esferas funcionando dinámicamente, hubo un momento en que el Estado reclamó más participación e intervino para que ese espacio público fuera "blanco". Pero este reclamo no estuvo exento de negociación. La visibilidad de los afroporteños estaba siendo erosionada desde varios frentes. La historia nacional se escribía con prescindencia de la presencia afroar- gentina y los censos nacionales postulaban que el pueblo argentino ya era "casi" blanco (Geler, 2005a). En la ciudad, la llegada masiva de inmigración europea desplazaba a los descendientes de esclavizados de sus ocupaciones y lugares de trabajo, que también estaban siendo empujados de sus barrios tradiciona- les. Es que las áreas más pobres de la ciudad -La Boca, San Telmo, Montse- rrat- donde habitaban mayormente los grupos afroporteños, fueron el objetivo habitacional de los inmigrantes al tiempo que aumentaban los alquileres por el aumento de la demanda. Así, se sucedió un éxodo delcentro de la ciudad, que llevó a la comunidad afroporteña a los suburbios, pueblos cercanos pero todavía no anexados a la ciudad, como Flores y a Barracas (que era el límite Sur de la ciudad). De este modo, expulsando a los afrodescendientes hacia sus márge- nes, la ciudad se iba "decolorando". La comunidad afrodescendiente se vio inmersa enCaballero este proceso pero también fue parte de é1, cediendo de a poco su color, pero haciendo valer sus derechos gracias a los recursos proporcionados por las negociaciones a través de una contra-esfera subalterna en la que se reconocía como comunidad. Una contra esfera que más adelante perdería su razón de ser, cuando se consumara la "excepcionalidad argentina" en su capital federalizada, y las negociaciones de identificación en el devenir de la formación de clases y el mestizaje liberaran a la comunidad afrodescendiente de su marca corporal aparentemente indeleble. Dalla-Corte

Gabriela

153 Bibliografía citada

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154 Cuando los presidentes huyen... Rebeliones sociales en Ecuador (1996-2005)'

Miguel Ángel González Leal Taller de Estudios e lnvestigaciones Andino-Amazónicos (TEIAA) Universitat de Barcelona

Caballero

lntroducción La convulsa vida política del Ecuador republicano asistió entre 1996 y 2005 a uno de los períodos históricos de mayor inestabilidad institucional. Durante esos años se sucedieron al frente del gobierno de la república sie- te presidentes y dos triunviratosDalla-Corte de gobierno. Los tres únicos gobernantes que llegaron al poder por la vía electoral, Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez, fueron destituídos de sus cargos tras rebeliones sociales llevadas a cabo principalmente en Quito. Las presentes páginas abordan sin- téticamente los antecedentes y el desarrollo de estas tres coyunturas críticas, señalando a continuación sus coincidencias y diferencias con el objetivo de ayudar alrazar las pautas y los factores estructurales más destacados de los acontecimientos. Las f rases con que comienzan los títulos de cada uno de los apartadosGabriela corresponden a las consignas más coreadas durante las diferentes movilizaciones callejeras.

1. El presente trabajo es un avance de la investigación de mi tesis doctoral "El regionalismo políti- co en la Costa del Ecuador", dirigida por la Dra. Pilar García Jordán de la Universitat de Barcelona.

155 El cinco de febrero, botamos al ratero... El Carnavalazo que derocó a Abdalá Bucaram

De origen guayaquileño y perteneciente a una extensa familia de ascendencia sirio-libanesa, Abdalá Bucaram llegó a la Presidencia de la República en agosto de'1996.2 Sus antecedentes políticos incluían una polémica gestión al frente de la alcaldía de Guayaquil y varias candidaturas electorales fallidas liderando el Pafiido Roldosista Ecuatoriano (PRE), formación desde la que reclamaba la herencia política de su tío Asad Bucarams y de su cuñado Jaime Roldós, primer presidente tras las dictaduras militares (1972-1979), fallecido en ejercicio del cargo en un accidente de aviación. En su equipo de gobierno emplazó a ami- gos y correligionarios, la mayoría con escasa experiencia en la gestión pública, iniciando una presidencia problemática marcada por su histrionismo personal y los continuos escándalos de corrupción y nepotismo. Sus maneras autoritarias y agresivas de ejercer el poder, juntamente con el empeoramiento paulatino y crí- tico de la situación económica, la cual intentó en vano revertir mediante sonoras y arriesgadas propuestas, llevaron a que en pocos meses la mayoría del país se movilizara en su contra y forzara su destitución en febrero de 1997. Desde los comienzos de su mandato su acciónCaballero de gobierno destacó por un significativo sesgo regional que suscitó numerosas críticas. En contra de las prácticas tradicionales del poder político ecuatoriano, rehusó gobernar desde Quito, la capital, así como instalar en dicha ciudad su residencia y su despacho de trabajo en el palacio presidencial de Carondelet, prefiriendo gobernar desde su propia casa en Guayaquil e instituyendo la práctica de realizar las reuniones ministeriales de forma itinerante por todo el país, evitando realizarlas en la ciu- dad sede del gobierno. Esta conducta, que fue contemplada como una suerte de revancha regionalfrente al centralismo y como una ofensa hacia el espacio simbólico del poder estatal y su capital, fue acogida desde Guayaquil y otros lugares de la república conDalla-Corte cierto regocijo, cuando no con indiferencia, contras- tando con la aguda sensación de menosprecio que despertó entre la población serrana y, especialmenle, entre la quiteña. Posteriormente, el desplante hacia la capital devino en preocupación ante las expectativas de prolongar su gobierno en un segundo mandato a partir de 2000, lo cual estableció en el PRE la nece- sidad de ampliar su influencia en la capital y su provincia, Pichincha.4 A través del gobernador provincial, hermano de Bucaram, y de los diferentes organismos del estado,Gabriela sometió al ayuntamiento de Quito a una continuada política de acoso y presión, creando dificultades para su financiación y labores, favoreciendo por

2. Su itinerario político hacia la presidencia ha sido analizado por Carlos de la Torre (1997). 3. Dirigió la Concentración de Fuerzas Populares (CFP), uno de los principales partidos ecuato- rianos durante las décadas de 1960 a 1980. Su figura sólo ha sido abordada periféricamente en los estud¡os sobre populismo (Paz y Miño, 1992: 27-281 pese a su importancia en la escena política de la época. 4. Bucaram llegó al poder con la mayoría de votos en todas las provincias del país, a excepción de Guayas, Pichincha y Galápagos. Las dos primeras son las más pobladas del país, mientras que Galápagos es la de menor población. En Guayas, pese a perder, obtuvo unos resultados aceptables, contrastando con los escasos apoyos que recabó en la provincia capitalina (lbana, 1 997: 24).

156 contra la imagen del trabajo realizado por el PRE en la gobernación de Pichin- cha. Junto a estas acciones,s las numerosas expresiones anti-serranas de los miembros de su Ejecutivo y su peculiar estilo de gobierno, llevaron a que se lamentase la costeñización de la política, en referencia a una forma de ejercer la política con un marcado carácter regionalista, agresiva, bullanguera, corrupta y poco respetuosa con la tradición y el protocolo institucionales. A comienzos de 1997 la situación económica general había empeorado considerablemente y la puesta en marcha de sus planes económicos de ajuste estructural, que incluían fuertes subidas en los costes de los servicios básicos y la creación de una nueva moneda,6 provocaron el aumento de las protestas callejeras. Paralelamente, las continuas denuncias y escándalos de corrupción y soborno,T además de su forma de gobernar, alimentaron la crítica permanente desde los medios de comunicación, desde los cuales se le acusaba abierta y repetidamente de ser indigno de revestir el poder presidencial. Finalmente, su polémica visita al Perú, primera en la historia de un gobernante del Ecuador a ese país, en la que sugirió perdonar mutuamente las ofensas entre las dos na- ciones, generó un agrio rechazo cargado de acusaciones de traición a la patria; desde la consideración que Ecuador jamás había sido un país agresory que, en lanlo agredido, no tenía de qué pedir perdón. En el Congreso los pañidos políticos comenzaronCaballero aanalizar, debatir y pactar las vías institucionales para forzar el relevo presidencial. Mientras, el alcalde de Quito, Jamil Mahuad, crecido en la larga lucha sostenida frente el acoso guber- namental hacia el municipio, encabezó la oposición en la capital convocando a la huelga general para el 5 de febrero, martes de carnaval.s La protestalanzó a miles de ciudadanos a las calles al grito de "¡con Quito no se iuega, carajo!", sien- do secundada en muchas otras poblaciones, aunque con menor participaciÓn, lideradas por sindicatos, la izquierda radical y la Coordinadora de Movimientos Sociales. Por su parte, la Confederación de Nacionalidades lndígenas del Ecua- dor (CONAIE) realizó un encierroDalla-Corte en la catedralde Quito y desde la madrugada del3 de febrero bloqueó la red de carreteras nacionales. En los siguientes días,s la situación se tornó confusa y peligrosamente con- flictiva. El día 6 de febrero el Congreso destituyó a Bucaram bajo la alegación

5. Y otras, entre las que destacó especialmente el que llegara a presidir el club de fútbol más importante del país: el Barcelona Sporting Club de Guayaquil, del que era seguidor. 6. El Nuevo Sucre, o Roldós. Paralrazar su plan económico contrató al experto argentino Domin- go Cavallo,Gabriela responsable de la convertibilidad argenlina. 7. Las más resonantes fueron: la mochila escolan el plan de vivienda Un sólo foque; la comercia- lización de la leche Abdalact la flesta de Jacobíto, hijo menor del presidente, cuando celebró haber ganado su primer millón de dólares a los 18 años; y las acusaciones a la ministra de Educación, Sandra Correa, de plagiar su tesis de grado de licenciatura. Pueden contrastarse en el recopilatorio sobre su gestión realizado por E/ Comercio (Ribadeneira y otros, 1997). 8. El 29 de enero y con gran repercusión en los medios, el embajador de EEUU, Leslie Alexan- der, expuso la conupción del régimen y recomendó a sus conciudadanos no invertir en el Ecuador (Espinosa, 1997:20). 9. Bucaram inlentó detener las movilizaciones del 5 de febrero con una persistente propaganda institucional, mediante la cual él mismo se adhería a la huelga general, y con la relirada progresiva de las medidas económicas, incluyendo el cese de todos los ministros conflictivos. Es interesante

157 de incapacidad mentalpara ejercer el cargo y nombró presidente interino de la república alpresidente delcongreso, Fabián Alarcón. La vicepresidente, Rosalía Arteaga, aceptó la destitución de Bucaram pero desconoció, por inconstitucional, el nombramiento de Alarcón y se autoproclamó igualmente presidente de la re- pública. Por su parte, Bucaram rechazó la decisión del Congreso y, por primera vez, ocupó el palacio presidencial, dentro del cual se atrincheró. Durante dos días el país contó con tres presidentes simultáneos que reclamaban para sí dicha dig- nidad; bajo la amenaza latente de una intervención militar. En las calles de Quito se produjeron continuos enfrentamientos entre los manifestantes que asediaban el palacio y las fuerzas armadas. Entretanto, la red de carreteras permaneció bloqueada por el movimiento indígena y las protestas se mantuvieron en nume- rosos núcleos urbanos, siendo especialmente virulentas en Guayaquil, donde un choque entre opositores y bucaramistas causó cuatro muertos. Finalmente, en la tarde del 7 de febrero, el Ejército se pronunció contra Bucaram y le retiró su protección: El ya ex-presidente abandonó Quito con rumbo a Guayaquil y allí intentó infructuosamente movilizar a sus partidarios,lo huyendo a continuación hacia Panamá. En el ínterin, la pugna entre Rosalía Arteaga y Fabián Alarcón se resolvió mediante un acuerdo de compromiso mediante el cual Alarcón dimitió, quedando Arteaga encargada de la presidencia de Caballeroforma provisional hasta el 11 de febrero, día en el que el Congreso se ratificó en su decisión inicial y confirmó en la presidencia a Alarcón, retornando Arteaga a la Vicepresidencia. Meses des- pués, la erección de una asamblea constituyente sancionó el cambio de régimen con la aprobación en 1998 de una nueva constitución y una convocatoria electoral que elevó a la Presidencia a Jamil Mahuad.

¡Llucshi caimantatll iFuera Jamil!...La Rebelión de los Pon- chos contra Jamil MahuadDalla-Corte De origen quiteño, y también de ascendencia sirio-libanesa, Jamil Mahuad había militado desde 1981 en la Democracia Popular (DP), partido de tendencia demócrata-cristiana, desempeñando diferentes cargos en la esfera pública. En 1998 fue elegido para ocupar la presidencia de la república con el aval de su gestión durante ocho años al frente del ayuntamiento de Quito y los réditos de la popularidad obtenida como uno de los opositores más destacados contra el depuestoGabriela Bucaram. Su período de gobierno, de perfil tecnócrata, estuvo caracte- rizado desde los inicios por la profundización de la crisis económica, que los dos años previos de provisionalidad institucional no habían contribuido a detener. Las diferentes medidas que emprendió para revertir la situación generaron con-

también contrastar la visión de los acontecimientos desde la perspectiva de la vicepresidente Arteaga (1997), cuya figura fue minimizada y obviada por el Congreso. 10. Los gobernadores bucaramistas de la provincias costeras de Esmeraldas y El Oro, decla- raron la independencia de las mismas, aunque su acción no enconlró respaldo y se diluyó casi inmediatamente. 1 1 . Expresión kichwa que significa "¡largol ¡vete de aquí!".

158 tinuas protestas y crecientes reacciones adversas hasta que, en enero de 2000, una heterogénea alianza de indígenas y militares lo expulsó de la presidencia y delpaís. Durante los primeros meses de su mandato desplegó una inlensa actividad diplomática que condujo al cierre de las negociaciones para la resolución del conflicto fronierizo con el Perú.12 El acuerdo, que fue recibido con satisfacción en el Ecuador, le permitió centrarse en la resolución de los problemas internos y, en elámbito económico, acometió la crisis siguiendo las recomendaciones del Fon- do Monetario lnternacional (FMl), devaluando la moneda, racionalizando la fisca- lidad, favoreciendo la inversión extranjera, abriendo procesos de privatización de las empresas públicas e introduciendo una serie de medidas de austeridad que impactaron negativamente entre la población,13 pese a los anuncios de puesta en marcha de ambiciosos planes de empleo y reducción de la pobreza. Las medidas sin embargo no lograron evitar las tendencias negativas de la economía, ahoga- da por la servidumbre de la deuda pública externa, y en los siguientes meses la situación empeoró sumida en una vorágine de continua depreciación monetaria, fuga de capitales, quiebras bancarias, agotamiento de las reservas de divisas y crecientes tasas de inflación; que aceleraron la destrucción del tejido productivo y de consumo y situaron al país casi al borde de la suspensiónCaballero de pagos. La gravedad de la situación llevó a que el 11 de marzo de 1999 Mahuad sometiera a la aprobación del Congreso un nuevo y contundente paquete de medidas que, entre otras, incluían un espectacular aumento del precio de los combustibles e iniciaban la privatización de las empresas públicas. Al mismo tiempo, ante la degradación del sistema bancario y las amenazas de descapita- lización y quiebra generalizada que se cernían sobre el sector, decretó el cierre temporal de todos los bancos del país durante cinco días y la congelación parcial de los depósitos de los particulares durante un año, limitando los montos que los titulares podían retirar de sus cuentas.la Casi inmediatamente, los movimien- tos sociales, indígenas, oposiciónDalla-Corte política y sindicatos coordinaron su oposición conformando el Frente Patriótico y convocando una huelga general para el 17 del mismo mes, a la que se unieron incluso sectores de la patronal. El éxito de la movilización llevó a que Mahuad retirase su plan y propusiera un conjunto alternativo de medidas suavizadas, manteniendo, no obstante, la congelación de los depósitos bancarios. A fines de marzo se abrió también un nuevo frente de oposición en Gua- yaquilGabriela incorporando la cuestión regional al complejo contexto político nacional. El Banco del Progreso, uno de los mayores del Ecuador, anunció su cierre y el gobierno inmediatamente, a través de la Junta Bancaria, intervino la entidad decretando su reestructuración y recapitalización forzosa. La medida provocó la ruptura política entre Mahuad y su aliado en el gobierno, el partido Social

12. El Tratado de Brasilia, firmado el 26 de octubre de 1998. 13. Esta crisis generalizada es uno de los principales factores del acentuado éxodo migratorio que caracterizó el país durante los siguientes cinco años (Pedone, 2004:72-77). 14. La drástica medida anticipo al análogo y conocido arralito argent¡no iniciado en diciembre de 2001.

159 Cristiano (PSC), y fue interpretada como una acción unilateral del estado que afectaba directamente a los intereses de Guayaquil, principal feudo electoral de esta formación política: El banco era la cabeza de un conglomerado empresarial privado formado con capitales de la región, dentro delcual, entre otras, figuraba la empresa que abastecía de electricidad a Guayaquil (Emelec). Las organiza- ciones de empresarios de la ciudad, que desde hacía semanas planteaban su propio plan de ajuste económico,15 organizaron el I de abril una multitudinaria marcha apoyada por el municipio y el PSC en la que, además de rechazar la intervención eslatal sobre el Banco del Progreso y exigir la inclusión urgente de sus propuestas en la agenda política, se plantearon reclamaciones autonomislas y federalistas para la región, activando un debate que durante los siguientes meses estuvo presente en la escena sociopolítica con numerosas propuestas de descentralización y autonom ía. 1 6 Durante el verano, la CONAIE inició nuevas jornadas de protesta y convocó a la huelga general en rechazo de las negociaciones del gobierno con el FMI para obtener nuevos créditos internacionales y contra las medidas económicas que afectaban a la población con menor poder adquisitivo. Los indígenas ex- tendieron sus protestas por toda la serranía y marcharon finalmente sobre Quito el 16 de julio, a pesar de la declaración del estadoCaballero de emergencia en el país, ocupando la capital y logrando forzar un proceso de negociaciones directas con el gobierno. Fruto del mismo, Mahuad obtuvo una frágil tregua social a cambio de suspender el aumento del precio de los combustibles y derogar el estado de emergencia. En los siguientes meses la situación económica no mejoró. La cotización del dólar alcanzó cotas históricas y las tasas de inflación se acercaron a los tres dígitos. Exponiendo razones distintas, empresarios, oposición política y movi- mientos sociales, demandaron la renuncia del presidente ante sus reiterados fracasos en la estabilización económica. En un golpe de efecto, el 9 de enero de 2000, Mahuad expusoDalla-Corte su plan para establecer la dolarización de la econo- mía del país y fijó en 25.000 sucres la cotización de la divisa de los EEUU; una medida económica radical que algunos entornos empresariales ya proponían desde Guayaquil.lT El anuncio desencadenó de forma inmediata las protestas de sectores nacionalistas, sindicatos, movimientos sociales e indígenas, quienes el 12 de enero conformaron conjuntamente un frente de oposición y constituyeron elllamado Parlamento Nacionalde las Pueblos delEcuador (PNP), declarado en Gabriela g 15. Las siete coherencias, entre las que se incluía la descongelación de los fondos bancarios I (Ginatta,2005). ( 16. El debate extendió numerosos foros por país. En Guayaquil, la agrupación se en todo el 0 electoral Fuerza Ecuador (FE), promovió una convocatoria para realizar una consulta sobre la au- ü Mahuad, y pesar tonomía el 23 de enero de 2000. Realizada dos días después de la caída de a de F la incertidumbre provocada por la nueva situación, los promotores de la consulta declararon que el levanlam¡ento tuvo también el objetivo de detener el proceso autonomista. Sobre las relaciones entre t movilizaciones de carácter identitario y los intereses de los grupos de poder véase Basabe (2003). 17. G¡natta (2005). Sobre la dolarización en el Ecuador existe una abundante y fragmentaria bi- t bliografía. Cabe deslacar el temprano estudio de Paredes (2000) y, por su enfoque en los impactos sociales, el trabajo de Larrea (2004). t

160 asamblea permanente, llamando a la desobediencia civil y planteando la erec- ción de un gobierno alternativo de carácter popular. Ante a la generalización de la revuelta callejera el gobierno declaró el esta- do de emergencia y enfrentó el reto del movimiento indígena que, liderado por la CONA|E,18 amenazaba con bloquear las carreteras del país y ocupar nueva- mente Quito. Pese a los controles militares, a partir del 17 de enero, miles de indígenas fueron llegando a la capital y congregándose en el Parque del Arbolito, adyacente a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, lugar donde sesionaba el PNP. Durante varios días los indígenas paralizaron elcentro de la capitalcon marchas intermitentes, mientras ante el PNP iban llegando delegaciones procedentes de todo el país representando a los variados sectores sociales golpeados por la con- gelación de los depósitos bancarios y amenazados por la dolarización. La tarde deljueves 20 de enero los indígenas rodearon y bloquearon el Palacio Legislativo y, ala mañana siguiente, en alianza con un grupo de militares, asaltaron y ocu- paron por sorpresa el edificio. El PNP trasladó su sesión al salón del Congreso y decretó el cese inmediato de todos los poderes del estado, proclamando la constitución de una Junta de Gobierno integrada por el coronel Lucio Gutiérrez, portavoz del grupo militar sublevado, Antonio Vargas, presidente de la CONAIE y Carlos Solórzonano, ex-presidente de la Corte Suprema de Justicia.ls En Gua- yaquil y otras ciudades, grupos de manifestantes, apoyadosCaballero en algunos casos por militares, irrumpieron en las sedes de las gobernaciones y otros edificios oficiales.2o Al caer la noche, una multitud marchó hacia el Palacio Presidencial, donde permanecía Mahuad. La tensa situación, entre las tropas adscritas a la re- belión y las que defendían la sede de la Presidencia, se resolvió con la salida de Mahuad del palacio y la sustitución en la Junta de Gobierno del coronel Gutiérrez por el Jefe del Estado Mayor del Ejército, general Carlos Mendoza. Finalmente, durante la madrugada del sábado el Ejército terminó de reconducir la situación posesionando en la Presidencia de la República al vicepresidente, Gustavo No- boa. El Congreso, horas despuésDalla-Corte reunido en emergencia en Guayaquil, decretó el abandono del cargo por parte de Mahuad y ratificó la sucesión presidencial. Frente a los hechos consumados, la revuelta se autodisolvió y los indígenas marcharon de Quito declarando haber sido utilizados y traicionados para forzar un recambio presidencial, lo que abrió un período de crisis en el interior del movi- miento.21 El nuevo gobierno manluvo la dolarización e impuso escrupulosamente

18. EnGabriela un hecho muy poco frecuenle se incorporaron también a las movilizaciones las otras dos grandes organizaciones indígenas y campesinas: la Federación Ecuatoriana de lndÍgenas Evangé- lbs (FEINE) y la Confederación de Organizaciones Campesinas, lndígenas y Negras (FENOCIN). Sobre este levantamiento puede consultarse a Lucas (2000) y Ponce (2000). La inusual participación política de los indígenas evangélicos está tratada en Andrade (2005). Para una crónica de los acon- tecimientos ver Hernández (2000) y, desde el punto de vista del movimiento indígena, la realizada por el lnstituto Científico de Culturas lndígenas (2000). 19. La composición de la junta resultó también altamente simbólica a nivel étnico (mestizo, indí- gena y blanco) y regional (Amazonía, Sierra y Costa). 20. Desde Guayaquil, el ex-presidente León Febres-Cordero amenazó con declarar la indepen- dencia de Guayaquil si la intentona golpista seguía adelante. 21 . Justo un año después, en enero de 2001 , la CONAIE volvió a protagonizar un nuevo levanta- miento y ocupación de Quito (WAA, 2001).

jr 161

I las indicaciones del FMl, apoyado por la derecha ecuatoriana y los sectores em- presariales. Sin embargo, alrededor de las figuras de los jefes militares respon- sables de la asonada, juzgados por rebelión aunque amnistiados poco después, se articuló un movimiento político que llevó a Lucio Gutiérrez a la presidencia en las elecciones de 2002.

¡Qué se vayan todos!... Los Forajidos y Lucio Gutiérrez

El 20 de abril de 2005, tras una intensa semana de crecientes movilizaciones ciudadanas en Quito, el presidente Lucio Gutiérrez abandonó el palacio presi- dencial y buscó refugio en la embajada de Brasil, desde donde saldría pocos días después al exilio.z Unas horas antes, el Congreso reunido en minoría y en convocatoria extraordinaria lo había destituido alegando abandono del cargo y nombrado en su reemplazo al vicepresidente, Alfredo Palacio. Casi simultánea- mente, la cúpula militar le había retirado públicamente también su confianza: Triunfaba la rebelión Forajida quiteña. Esta explosión de descontento popular sorprendió en la escena internacional y una rápida lectura llevaría a la conclusión que el levantamiento fue originado por la decisión gubernamental de destituir a la CorteCaballero Suprema de Justicia en diciembre de 2004, lo que instituyó un sistema dictatorial de facto al copar todos los poderes del estado. Sin embargo, la oposición al gobierno de Lucio Gutiénez se desplegó prácticamente tras su asunción de la Presidencia. Nacido en Quito, pero crecido en la región amazónica, Lucio Gutiérrez cuenta con un brillante currículum académico y profesional en el campo militar, dentro del cual destaca su desempeño como edecán de los presidentes Abdalá Bu- caram y Fabián Alarcón. Su participación y liderazgo en la revuelta que des- alojó a Jamil Mahuad de la presidencia forzaron su salida del ejército, pero le abrieron las puertas paraDalla-Corte desplegar una intensa actividad política que le llevó a encabezar un movimiento en el que aglutinó a las organizaciones indígenas y a la izquierda radical y con el que obtuvo la Presidencia de la república en las elecciones de noviembre de 2002. Tras asumir el cargo en enero de 2003, se desmarcó rápidamente de sus aliados y progresivamente pasó a gobernar con el apoyo del PRE, el PSC y el Partido Renovador lnstitucional Acción Nacional (PRIAN).'?3 Contradiciendo el programa electoral que lo llevó a la Presidencia, firmóGabriela en los primeros días de gobierno la carta de intención con el FMl, que sancionaba la continuidad de las políticas económicas neoliberales de los go- biernos anteriores, y mantuvo la dolarización, sostenida gracias a la excelente coyuntura petrolera internacional y a los flujos de remesas de los emigrantes.24 lgualmente, se desmarcó de sus promesas participando junto al resto de países

22. En oclubre de 2005 retornó al país y fue encarcelado para serjuzgado. 23. El PRIAN constituye un partido personalista creado y financiado por el magnate bananero ecua-toriano ÁMaro Noboa para consolidar sus aspiraciones de acceder a la presidencia de la república. 24. Según el análisis dirigido por Acosta (2005a: 59-63).

162 andinos en las negociaciones para establecer un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EEUU y, paralelamente, aumentó la implicación ecuatoriana en el Plan Colombra, operativo conjunto de los EEUU y el gobierno colombiano para acabar con la insurgencia y el narcotráfico.2s Los dos años de gobierno de Gutié- rrez transcurrieron marcados por los escándalos de corrupción y nepotismo, las prácticas clientelares, las alianzas volubles con diferentes partidos políticos en el Congreso, la militarización de la vida pública y la represión de los opositores, desplegando especialmente una intensa actividad de acoso destinada a socavar el poder del movimiento indígena. Pero sobre todo, concitaron paulatinamente una amplia oposición ciudadana que cuestionaba, cada vez más, la representa- tividad y legitimidad del sistema político vigente. La rebelión fue incubándose durante los meses previos en un clima de descon- tento creciente y crítica generalizada hacia el gobierno de la nación. Dos hechos, relacionados entre sí, constituyeron su detonante final. Por un lado, la destitución de todos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia en diciembre de 2004, reemplazados por magistrados afectos al régimen merced a un pacto entre el gobierno, el PRE, PRIAN y la izquierda radical del Movimiento Popular Demo- crático (MPD). La inconstitucionalidad de la medida, que fue calificada de golpe de estado judicial, fue ampliamente criticada y denunciadaCaballero ante diversos foros internacionales. La nueva corle, por otro lado, sentenció el sobreseimiento de los juicios pendientes delex-presidente y prófugo Abdalá Bucaram, y permitió su re- torno al país a comienzos de abril de 2005.26 Ello acrecentó las primeras olas de la revuelta, iniciada de forma casi simbólica, con la participación de unas pocas personas que perseveraron diariamente en concentraciones callejeras, en horas nocturnas, mediante acciones puntuales cargadas de imaginación y organizadas a través de las ondas de radio de la emisora La Luna. El número de participan- tes y la extensión de la protesta fue aumentando paulatinamente, recibiendo un impulso inesperado procedente del propio gobernante, quien le dio resonancia y visibilidad pública al calificarDalla-Corte de forajidos a todos aquéllos que se movilizaban improvisadamente en su contra: Los manifestantes se apropiaron del insulto y pasaron a autodenominarse, con orgullo, como foraiidos, dotando de identidad y consistencia a un movimiento hasta ese momento irregular y esporádico. Or- ganizados desde el ámbito local mediante asambleas ciudadanas, el número de manifestantes y la intensidad de las movilizaciones se agigantaron conforme el gobierno intensificó la represión policial sobre la misma. Con tesón, permanente- menteGabriela comunicados mediante la radio, elteléfono móvil y el correo electrónico, la Rebelión Forajidase propagó con fuerza rápidamente por la periferia de Quito y otras ciudades del país enarbolando la consigna de ¡que se vayan todos!

25. Movilizó tropas a la frontera con Colombia, capturó y extraditó a varios dirigentes guerrilleros y rehusó anular el convenio de utilización conjunta con los EEUU de la base aérea ecualoriana de Manta, una de las principales reivindicaciones de los movimienlos políticos que le ayudaron a llegar al poder. 26. La llegada de Bucaram recibió una intensa atención desde los medios de comunicación y las expresiones de rechazo a su persona rememoraron la revuelta de 1997. Tras la caída de Gutiérrez, Bucaram volvió a exiliarse del país.

163 En su mayoría, la revuelta estuvo protagonizada por personas pertenecientes a la pauperizada clase media, de una variada gama de edades e intereses vita- les, ajenas a las esferas políticas partidistas y hastiadas ante la corrupción polí- tica.27 En el seno de las asambleas ciudadanas y en las redes de comunicación se vertió una cascada de preocupaciones y propuestas que generaron un debate permanente, dibujando un esquema de reivindicaciones que, en esencia, recogió los reclamos propugnados largamente desde los movimientos indígenas y socia- les;en orden a restablecer la soberanía política y económica delpaís, depurar la clase política, las instituciones y los organismos del estado, y reorientar las priori- dades nacionales hacia los aspectos sociales. El proceso de debate logró abrir un canal real de participación y acción política de la ciudadanía, cuestionando, más allá de la superficie ,la raíz de los innumerables problemas que padecía el país. A diferencia de las anteriores rebeliones, entre los forajidos apenas tuvieron protagonismo ni el movimiento indígena del Ecuador, ni la izquierda radical. Los indígenas, debilitados por la permanente labor de zapa realizada por el régimen gutierrista,2s inmersos en un proceso de recomposición y reorganización de sus bases sociales y desalentados ante los escasos resultados obtenidos en las pre- cedentes movilizaciones antigubernamentales que habían liderado, aportaron a la revuelta un conjunto de reivindicaciones de carácterCaballero nacional largamente debatidas y contrastadas al interior del movimiento, además del prestigio y la presencia en las calles y asambleas de sus principales dirigentes. La izquier- da radical, por su par1e, profundamente deslegitimada por el alineamiento de sus representantes políticos con la mayoría gubernamental durante los meses previos, se sumó unilateralmente a la rebelión los días inmediatos a la caída de Gutiérrez, desplegando una enérgica actividad y una violenta resistencia a la represión. Sus intentos de capitalizar la revuelta a favor de las tesis clásicas revolucionarias, percibidos como el retorno a viejas prácticas partidistas en el mismo seno de la rebelión, acentuaron el desencuentro y la desconfianza con los protagonistas de la misma,Dalla-Corte pese a la coincidencia en muchas de las reivindi- caciones y planteamientos. Con su origen y epicentro en Quito, a fines de 2005 el impulso de la Bebelión Forajida permanece todavía activo, manteniendo abiertas las redes creadas y los espacios de participación, mientras el país vive de nuevo una situación de provisionalidad política a la espera de las elecciones convocadas para octubre de 2006. Gabriela (ln)conclus¡ones

Esquemáticamente, las tres rebeliones reprodujeron una pauta de desarrollo similar en la que, partiendo de la proliferación de la revuelta callejera, se desem-

27. Para una síntesis de la revuelta consullar Acosta (2005b). 28. Ver las reacciones del movimiento indígena en Llactal (2005). En la estrategia gubernamental tuvo un importante papel el ex-presidente de la CONAIE, Antonio Vargas, quien había liderado junto a Gutiénez la rebelión contra Mahuad.

164 bocó en el atrincheramiento del presidente en el palacio de la Presidencia, Su destitución oficialpor el Congreso y su abandono definitivo del podertras pro- nunciarse el Ejército en su contra. En un sentido estricto, podrían considerarse como sendos golpes de estado, dado que en ninguno de los tres casos expues- tos Se respetaron fielmente las normas constitucionales vigentes.2s Esta pauta reiierada, pese a la especificidad de cada episodio particular, permite apuntar la existencia de un conjunto de rasgos comunes desde los que dilucidar los facto- res estructurales del ciclo de inestabilidad institucional en el que se encuentra inmerso el país. Entre estos rasgos comunes destaca significativamente elcontexto continua- do de crisis económica que atraviesa a las tres coyunturas. En el caso de Buca- ram, su gestión tendió a profundizar la negativa situación preexistente y generó una amplia desconfianza respecto a SUS planes de reforma, nunca implementa- dos. El gobierno de Mahuad, por su parte, coincidió con el momento más álgido de la crisis, ante el cual intentó infructuosamente implantar diversas medidas, afrontó la quiebra del sistema bancario y terminó con la apuesta por la dolariza- ción. Duranle el régimen de Gutiérrez, y pese a que el ámbito macroeconómico arrojó cif ras optimistas, la propia dinámica de la dolarización y la errática política del mandatario mantuvo en la exclusión a extensosCaballero sectores sociales. Si bien son fundamentales los aspectos económicos enla'aíz de las revueltas, es indis- pensable ponderarlos: Pese a la larga continuidad de la debacle económica sólo se produieron estallidos sociales generalizados contra los gobernantes electos, por lo que cabría incorporar a las causas económicas la existencia simultánea de cTrsrs de expectatiyas, generadas por el fracaso de los gobernantes en dar respuesta a las necesidades vitales de la población' El conjunto de los tres poderes del estado lue ampliamente cuestionado en todas las rebeliones, lo que es indicativo de la acusada, y progresiva, pérdida de legitimidad de las instituciones. Por un lado, tanto Bucaram como Gut¡érrez, concitaron una fuerte oposiciónDalla-Corte provocada por Su estilo de gobierno, muy alejado de los cánones de actuación que tradicionalmente Se espera que asuma la figura de un presidente del ejecutivo, y en los que tampoco llegó a encaiar el perfil fec- nócrata de Mahuad. Por otro lado, los tres gobernaron sin respaldo mayoritario en el poder legislativo, producto de la fragmentación electoral y de la ausencia de alianzas estables entre los diferentes grupos políticos, con lo que frecuente- mente ambos poderes se bloquearon de forma recíproca. Aunque en la revuelta contraGabriela Bucaram no hubo una especial animadversión contra el legislativo, la ac- tuación de los congresistas en esta ocasión reafirmó, como en los otros casos, la reiterada crisis de legitimidad de esta institución, sacudida por el manejo inte- resado de la legalidad, la corrupción endémica, la endeblez ideológica partidista, la cortedad de perspectivas y la parcialidad en detrimento del beneficio general.

29. En el caso de Bucaram, se le declaró mentalmente incapaz, sin mediar diagnóstico médico alguno y sin respetar la sucesión presidencial natural en la figura del vicepresidente. En los otros dos casos, se alegó como motivo el abandono del cargo, una obviedad en tanto este se produjo de forma obligada tras la retirada del apoyo del Ejército al mandatario. La cuestionable legalidad de las destituciones explica, en parte, la reticencia internac¡onal a reconocer los nuevos gobiernos.

165 En cuando al poder judicial, éste constituyó más una extensión del poder político partidista que un poder independiente y ajustado al marco jurídico y constitucio- nal, como quedó puesto de manifiesto en la cooptación de la corte suprema de Justicia durante el régimen de Gutiérrez. También dentro del ámbito institucional, las Fuerzas Armadas desempeñaron un papel altamente significativo, en su doble vertiente de represoras de las re- vueltas y depositarias de la decisión final de derrocamiento, a través de la fórmu- lade retirarsu respaldo al mandatario cuestionado. En este sentido, ejercieron, y ejercen, una tutela implícita sobre la política del país sustentada en el monopolio de la fuerza, en los grandes intereses económicos y privilegios que detentan, y en el prestigio histórico de la institución. No obstante, su preponderancia co- mienza a ser cuestionada una vez concluido su principal cometido, el diferendo fronterizo con Perú, y araiz de diversos escándalos de corrupción.s0 En relación a la participación del empresariado y los diferentes grupos eco- nómicos del país en las rebeliones, estos sectores, salvo en elcaso de Mahuad, se mostraron generalmente cautelosos y contemporizadores hasta el último mo- mento, reclamando estabilidad tras los derrocamientos y la reorientación de las políticas económicas, contrarias a sus inlereses, que habían implementado los gobernantes caídos. Cabe señalar, sin embargo, queCaballero estos grupos no presen- taron una completa unidad de acción y criterios debido a su segmentación en cuanto a procedencia regional, escala económica y esfera de actividad. lgual- mente, es preciso matizar su relativa inhibición en los acontecimientos, si se tiene en cuenta su entreveramiento con los partidos políticos y el control que ejercen sobre los medios de comunicación, como generadores de opinión y fo- mentadores de agitación pública.31 El aspecto de mayor visibilidad en las rebeliones fue, sin duda, la protesta ur- bana, la cual contó con diferentes protagonistas en cada episodio. Además de los tradicionalmente beligerantes grupos de izquierda revolucionaria, sindicalistas y estudiantado, otros nuevosDalla-Corte actores irrumpieron significativamente en las suble- vaciones callejeras. Por un lado, las clases medias, empobrecidas y usualmente poco participativas en las movilizaciones contra el poder, que destacaron en las rebeliones contra Bucaram y Gutiérrez. Y por otro lado, el movimiento indígena, que desplazó su protesta desde el ámbito rural para adentrarse y posesionarse del espacio urbano con reivindicaciones de carácter nacional, protagonizando especialmente la rebelión contra Mahuad. PorGabriela último, cabe señalar la dimensión regional presente en las coyunturas abordadas. Todas las rebeliones estuvieron fuertemente focalizadas en Quito,

30. A fines de 2005 se destapó el caso del Notario de EI Oro, que implicó a numerosos mandos militares en una trama de dinero negro e inversiones piramidales. lgualmente, cabe señalar la opa- cidad de las FFAA ante los graves accidentes que costaron la vida a decenas de civiles (explosión del polvorín de Riobamba; munición abandonada en la isla de Puná) y el seruicio extra-oficíat de seguridad prestado a compañías petroleras en la Amazonía. 31 . En la última rebelión se asistió a la ruptura del monopolio informativo gracias a la eclosión de medios de comunicación alternativos e independientes (Radio La Luna) y a la popularización de lnternet.

166 en parte por su papel de capital de la república, pero también en parte porque Bucaram y Gutiérrez menospreciaron la ciudad y sus habitantes alimentando un descontento de carácter claramente regional. Análogamente, la rebelión contra Mahuad coincidió con un proceso de demanda de mayor autonomía para Gua- yaquil, que fue postergado ante la gravedad de la situación nacional. En las tres hubo, además, amagos y amenazas de independizar diferentes secciones de la república. Pese a que pudo reconducirse la situación en todos los casos sin ex- cesivos problemas, la mera existencia de estos amagos alerta sobre la fragilidad del actual proyecto nacional, incapaz de conjugar en su seno las aspiraciones de descentralización y autogobierno de las provincias y regiones del país. Es- tas (in)conclusiones solamente han intentado apuntar algunas de las claves del convulso período político de entresiglos esbozado en las páginas anteriores. A través del análisis de las coyunturas más críticas se han intentado esbozar los factores estructurales que subyacen en el devenir del Ecuador contemporáneo, inmerso en una dinámica de provisionalidad y tambaleante institucionalidad, cri- sis económica, exclusión social y creciente pérdida de legitimidad política. Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

167 Bibliografía citada

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168 Defendiendo el cuerpo y el alma. La posición de la lglesia católica frente a la Dictadura de Pinochet

Carla Peñaloza Universitat de Barcelona

Caballero

El objetivo de este artículo es describir y analizar el rol que jugó la lglesia Católica, particularmente a través de la Vicaría de la Solidaridad, en la defensa y promoción de los derechos humanos en Chile, durante la dictadura de Pinochet, entre 1973 y 1992, año de cierre de la Vicaría. En la memoria colectiva de los chi- lenos, la lglesia Católica ocupa un lugar relevante -sino el más importante- en la lucha por la defensa de losDalla-Corte derechos humanos bajo la dictadura militar, incluso en desmedro de otros actores tanto o más destacados. Tal parece que la lglesia Ca- tólica abarca y resume la labor de miles de chilenas y chilenos, en defensa de la vida. Por otra parte podemos afirmar que la lglesia habría escrito, a juicio de una buena parte de la ciudadanía, durante la dictadura, sus páginas más señaladas. Algunos autores (Früling, 1985:3) señalan que "de todos los países que han sufrido los efectos propios de la instalación de un régimen autoritario, Chile es el único donde casi desde un comienzo se organiza una respuesta de defensa de losGabriela derechos humanos", en clara alusión a la organización de la lglesia para amparar a los perseguidos. Sin embargo otros autores (Cruz, 2004y Fernández, '1996) han señalado que la lglesia católica actuó con ambigüedad y no fue lo su- ficientemente firme para condenar el golpe militar, y que no se habría movilizado todo lo rápido que la situación requería. En este trabajo queremos demostrar que su actuación, lejos de ser ambigua, responde a una estrategia que le permitió cumplir con el objetivo de ayudar decididamente a las víctimas de la represión. La lglesia debió equilibrar sus opiniones, con las del Vaticano, el clero nacio- nal (dentro del cual convivían diversas posturas en torno al tema) y mantener un discurso conciliador con la Junta Militar, para evitar ser perseguida. Nos interesa

169 apuntar al rol político jugado por esta institución, en un momento de confiscación de las libertades públicas y los mecanismos utilizados por esta para convertirse en la "voz de los sin voz". lntentaremos explicar cómo y por qué la lglesia cató- lica chilena se transforma en el principal eje de la resistencia ciudádana, a las políticas represivas de la dictadura.

El Pastor del Pueblo

cuando el ex arzobispo de santiago (1961-1983), cardenal Raúl silva Hen- ríquez falleció en 1999, su funeral se convirtió en un multitudinario homenaje a quien creyentes y no creyentes bautizaron como el "pastor del pueblo". silva Henríquez como creador del comité Pro-Paz y la vicaría de la solidaridad, con- virtió a la lglesia en refugio de todo aquelque fue perseguido "en los tiempos di- fíciles". Entre otros calificativos se le destacó como "el más prominente luchador por el respeto a los derechos humanos". En las calles repletas delcentro de Santiago, los miles de asistentes coreaban "Raú|, amigo, el pueblo está contigo" al mismo tiempo que reconocían la labor del cardenal en auxilio de las víctimas de la represiónCaballero durante la dictadura de Pinochet. Muchos de ellos tenían palabras de agradecimiento por alguna gestión del cardenal, que les había salvado la vida a ellos o sus familiares. cabe señalar que la manifestación en torno a la figura del cardenal se pro- duce en un período en que la labor de la lglesia poco y nada tiene que ver con aquélla que se rememora en los funerales. Más bien es una iglesia que se ha alejado de los temas que la acercaron a tan diversos sectores de la sociedad chi- lena, -la Vicaría de la solidaridad cerró sus puertas en 1g92- y por el contrario es una iglesia preocupada de su misión pastoral, en el sentido restringido de la palabra, empleando su influencia para hablar de la crisis moral que dicen afecta al país y evitar la discusiónDalla-Corte de temas que preocupan a los chilenos como son la legalización del divorcio o del aborto. En el ámbito de los derechos humanos se pronunciaba en esos mismos momentos a favor del regreso del general pino- chet, detenido en Londres, aduciendo razones humanitarias. En ese sentido el funeral de silva Henríquez no puede sino, ser visto como una expresión del valor que le otorga la memoria de las víctimas de la dictadura a la lglesia católica, en la persona del ex cardenal en la defensa de los derechos humanosGabriela en Chile.

La lglesia de los Pobres

La lglesia Católica de los años sesenta, es la iglesia del Concilio Vaticano ll (1962-1965). Este tendrá una trascendencia mundial, no sólo en términos reli- giosos, sino que, como veremos, político-sociales de la mayor trascendencia. Es lo que se conoce como el aggiornamiento de la lglesia Católica y se realizó bajo la inspiración de los papas Juan XXlll y Paulo Vl. La lgresia se pone al día con los tiempos, renovando sus estructuras y abriendo su mirada a los grandes

170 temas del siglo. De alguna manera, la iglesia responde así a los nuevos aconte- cimientos mundiales, y a las expectativas de sus fieles y un número importante delclero. Desde entonces se habla de la "lglesia como pueblo de Dios". Este concilio marcaría las pautas de un nuevo andar de los católicos y trae consigo fundamentales cambios internos en la estructura de la jerarquía eclesial, y en el papel de fieles y laicos dentro de la lglesia, que adquirirán mayor prota- gonismo como evangelizadores. Pero el cambio más importante se producirá en su relación con la sociedad, especialmente con los grupos más desfavorecidos. Su mensaje a los fieles plantea que "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo" (Concilio Vaticano ll) Esto significa, para los religiosos, una nueva misión pastoral, que los saca de las iglesias y los pone en contacto con el pueblo y sus sufrimientos, con el objetivo de modificar o al menos aliviarl las condiciones que provocan su miseria y marginación. A partir de entonces, la jerarquía eclesiástica se decanta por una lglesia que promueve el respeto a los derechos humanos y el fin de las inequidades sociales. Caballero De alguna manera, el Concilio Vaticano ll se puede interpretar como eltriunfo de los sectores progresistas dentro de la cúpula de la lglesia Católica en el mun- do:"Lo nuevo y significativo es que elgrueso de la institución (iglesia), luego del concilio vaticano ll, se coloca como agente de transformación desde la perspec- tiva de las masas postergadas" (Correa, 1991 : 52) En América Latina, las orientaciones del Concilio, cobrarán especial impor- tancia porque se presenta en primer lugar como "la iglesia de los pobres", pero también porque en el contexto socio-político que vive América Latina, la lglesia se ve particularmente necesitada de un cambio, en el discurso y la práctica, para aspirar a ser una alternativaDalla-Corte esperanzadora. La lglesia, en el Concilio Vaticano ll, reconoce entre las causas del descon- tento social en América Latina, las condiciones de miseria e inequidad, que ca- racterizan a la región: "Jamás el género humano tuvo a su disposición tantas riquezas, tantas posibilidades, tanto poder económico. Y, sin embargo, una gran parte de la humanidad sufre hambre y miseria y son muchedumbre los que no saben leer ni escribir." (Concilio Vaticano ll) PorGabriela lo tanto es razonable pensar que para la jerarquía eclesial, se hacía urgente construir una alternativa espiritual, pero también política, que se pro- pusiera reformar las estructuras sociales de los países del tercer mundo, por la vía pacífica y reformista, como opción plausible ante el avance de las ideas socialistas, y el capitalismo a ultranza. Estos mismos planteamientos traerán a la larga, conflictos al interior de la lglesia Católica, en relación a las características que debía asumir ese compromiso, y la profundidad de las transformaciones

1. El énfasis dependerá de la ¡nterpretación de las palabras del Concilio y de la coniente a la que cada cual pertenece dentro de la iglesia.

171 sociales. surge la pregunta sobre la viabilidad y la voluntad de llevar a cabo plenamente los objetivos conciliares. Para el sector más radical dentro de la iglesia, era necesario pasar a una acción más confrontacional, considerando incluso el uso legítimo de la violencia, con una clara opción por la revolución y el socialismo. En la práctica significaría que numerosos sacerdotes participaran directamente en procesos revoluciona- rios, como Nicaragua y El salvador, o colombia, siendo camilo Torres, muerto en combate en 1966 (un año después de verse obligado a renunciar al sacerdo- cio) el ejemplo más emblemático, y de influencia considerable para los cristianos de base de todo el continente.

El Humanismo cristiano. Teología y Política

El Concilio Vaticano ll influyó de manera decisiva en la lglesia Católica chile- na y de manera especial en su jerarquía. "se produce un redescubrimiento del evangelio desde la realidad de los oprimidos que da pie a experiencias innova- doras que pretenden autentificar las estructuras de la lglesia, para que fuera realmente una lglesia pueblo de Dios, y, junto a esto,Caballero articulan un discurso y una acción encaminados a transformar una realidad social marcada por el subdesa- rrollo, la miseria y la dependencia" (Fernández, 1996:57). Se produce una renovación en la jerarquía católica, ahora mucho más próxi- ma a los postulados conciliares: "La mayoría de los obispos chilenos ocupan sus cargos desde los años 60. Su pensamiento se formó en los tiempos del op- timismo progresista y transformador. Son herederos del concilio, de sus grandes líneas eclesiales y de las orientaciones pastorales de Paulo vl. A su modo con- tribuyeron a impulsar la renovación de la sociedad y la cultura. son los obispos que pusieron término al monopolioDalla-Corte conservador en la lglesia" (correa, 19g1 : 30) dejando de ser patrimonio exclusivo de la oligarquía terrateniente, vinculada al partido conservador, para atraer a sus filas a las capas medias de la sociedad. como es lógico, no todo los sectores reaccionan de la misma manera ante el Concilio. Según Fernández (1996), los sectores tradicionales vinculados a la oli- garquía terrateniente veían en el Concilio la destrucción de las tradiciones, cons- titutivas de su propia mentalidad cristiana y de su status social. Por otra parte, los sectoresGabriela populares siguieron sintiéndose al margen de una lglesia oficial, que no los comprendía en la expresión de su religiosidad. será, entonces, la clase media emergente, históricamente más vinculada a un catolicismo con conciencia social, la que apoyaría el Concilio de manera más decisiva. Es decir el mismo sector social, que constituye la base electoralde la Democra- cia Cristiana, fundada en 1957, cuyo pensamiento político está íntimamente ligado a las corrientes del humanismo cristiano, inspirados en las filosofías de Jacques Maritain. Plantean desarrollo económico pero con justicia social, diferenciándose de la derecha y en libertad, como respuesta a la alternativa socialista. El social- cristianismo impulsado por la Democracia cristiana, se reflejará en el programa de la campaña de Eduardo Frei Montalva, en 1g64, denominado Revolución en

172 Libe¡lad. "Se había encontrado elcamino cristiano pararealizar la revolución que pedía a gritos la realidad chilena"(Fernández, 1996: 54). Es decir, la lglesia Católica, ha roto con los Sectores más conservadores de la sociedad chilena, para encargarse de promover la doCtrina social y la promoción popular, y alternativos al marxismo, otorgando un Sustento ideológico-moral a ios postulados demócratacristianos: "En 1962, la Conferencia Episcopal da a conocer dos documentos importantes donde se aprecia laluerza alcanzada por las ideas democráticas favorables al cambio, que tenían su expresión política en el P.D.C...y que daban un apoyo indirecto al candidato D.C. Eduardo Frei" (Correa, 1991: 87). Paralelamente a este proceso se desarrolla el año 1963, en Santiago, una "Misión General", convocada por el Arzobispo Raúl Silva Henríquez con la finali- dad de evangelizar a la población. A juicio de Fernández la importancia de este hecho eS que "propuso una lglesia más cercana a la realidad de la gente e invitó al laico a partic¡par activamente en ella, dando lugar al surgimiento de nuevas comunidades de base que irán madurando su fe y Su compromiso al calor del Vaticano ll" (Fernández, 1996: 52). Por todas estas razones la jerarquía eclesial fue criticada por "los sectores COnServadOres, acostumbradOs como estaban a contarCaballero cOn la lglesia para Su eS- trategia política. Pero también los obispos han recibido las exigencias, no siem- pre mesuradas, de la base popular y de sectores intelectuales radicalizados del clero y del laicado" (Correa, 1991 : 31). Estas últimas críticas están relacionadas con lo que consideraban una actitud demasiado moderada de la iglesia, frente a los acuciantes problemas de la sociedad chilena y un restringido compromiso con los postulados del Concilio Vaticano ll y la iglesia de los pobres y que se agudizarían durante el gobierno de la Democracia Cristiana. Estos conflictos se expresarían en el surgimiento de diversas corrientes dis- crepantes de la jerarquía al interior de la iglesia católica y divisiones de la Demo- cracia Cristiana. Dalla-Corte Los cristianos de avanzada, como se les llamó a aquellos católicos más com- prometidos con el cambio social, y especialmente convencidos de que elcristia- nismO y la revoluCión, no eran incompatibleS, comenzaron a hacer públicas sus discrepancias. El '1 1 de agosto de '1968, el movimienlo lglesia Joven, compuesto por aproxi- madamente 200 laicos y 10 religiosos ocupó la catedral de Santiago, con un ,,PoR tienzoGabriela que decía: UNA IGLESIA JUNTO AL PUEBLO Y SUS LUCHAS". Junto a estos participaba un grupo de estudiantes universitarios que se habían constituido en el movimiento Camilo Torres, alejados de las filas de la Juventud Demócrata Cristiana, y fuertemente influidos por el ejemplo del ex Sacerdote muerto en la guerrilla. En su manifiesto plantean que "rechazan una lglesia que es esclava de las estructuras Sociales, que está comprometida con el poder y la riqueza, que im- pone un esquema jerárquico al pueblo cristiano y que tiene miedo de afrontar la historia" (Fernández, 1996: 74). Al mismo tiempo proponen "Una lglesia libre que sea servidora de los hombres, que Se arriesga a Ser pobre, cuyos pastores nacen del pueblo y buscan con él y

173 que se compromete valientemente en la lucha por la'liberación del pueblo"'Termi- nan aclarando que no es una movilización personal contra el Papa o el Cardenal, sino que piden una toma de posición de la lglesia a favor de los oprimidos. Así las cosas, entre el desencanto con el gobierno reformista de la Demo- cracia cristiana, y la actitud ambigua -a juicio de los cristianos de izquierda- de la jerarquía eclesiástica, el año 1969, un grupo formado fundamentalmente por jóvenes, pero entre los que también se encontraba Rafael Gumucio, uno de los fundadores de la Falange,2 abandonan el partido Demócrata cristiano y fundan el Movimiento de Acción Popular (MAPU), que en las elecciones de 1970 forma- rá parte de la Unidad Popular, en apoyo a la candidatura de Salvador Allende. ',A la teoría desarrollista de la DC, los cristianos de izquierda agrupados en el MApu van a oponer la teoría de la dependencia; y de la misma forma que la DC se sentía interpretada por la Doctrina Social y bebía de ella, una relación parecida va a desarrollarse entre los cristianos de izquierda y la teología de la liberación" (Fernández, 1996: 87). En el Chile de la época, ser cristiano y ser de izquierda no se vive como una contradicción, en términos prácticos, aunque lo fuera en términos doctrinarios para la lglesia oficial. Caballero La lglesia y la vía chilena al Socialismo

En las elecciones de 1970, el episcopado no orientó el voto, lo que puede interpretarse como un reconocimiento implícito de la diversidad política que co- mienza a expresarse al interior del mundo cristiano. Durante el gobierno de la Unidad Popular la jerarquía de la lglesia no cesó de recordar la necesaria sumisión al sufragio universal y de advertir contra los peligros de un golpe de estado. Cada vez que la amenaza de guerra civil apa- reció en el horizonte, la jerarquíaDalla-Corte católica recomendó el respeto de la legalidad, tomando el riesgo de oponerse a la mayoría de los fieles (Le Monde,15 de sep- tiembre 1973: 3). En general, las relaciones lglesia - Gobierno fueron cordiales y de respeto mutuo, tanto desde el punto de vista institucional, como personal entre elcardenal Silva Henríquez y el presidente Allende, marxista y masón. Durante el período hubo varias muestras de esa relación fluida. Así, por ejem- plo, el 1 de mayo de 1971 el cardenal Raúl Silva H. aceptó la invitación para participarGabriela en las celebraciones del día del trabajador, junto al presidente Allende y los dirigentes de la central Única de Trabajadores, presidida por el militante comunista Luis Figueroa. Por otra parte el tradicional Tedeum, celebrado con ocasión de las fiestas patrias en la Catedral de Santiago, en 1971 tuvo, por primera vez, un carácter ecuménico, es decir con la participación de religiosos de otras confesiones. De esta manera el Cardenal accedía a una solicitud del presidente Allende.

2. Fundada en la década de los treinta, la Falange es el antecedente directo de la Democracia Cristiana.

174 En Abril de 1971 se había realizado un encuentro de sacerdotes que culmi- nó con la declaración de los 80,3 donde manifiestan su postura anticapitalista y su "adhesión a un socialismo despoiado de todo 'marxismo dogmático"'(Arrate, 2003:41), estrechamente vinculada con la teología de la liberación. En la de- claración reivindican su militancia en el marxismo como opción política y su fe cristiana, como asuntos perfectamente compatibles, al mismo tiempo que reite- ran su compromiso real con los más pobres. Destacaban también Su Singular aporte en el proceso chileno, como lo plantearon en un documento que tuvo gran trascendencia: "La participación de los cristianos en el socialismo":

"...E| socialismo no es sólo una economía nueva: debe generar también nuevos valores que posibiliten el surgimiento de una sociedad más solidaria y fraternal en la que el trabaiador asuma con dignidad el papel que le corresponda. Nos sentimos comprometidos en este proceso en marchá y queremos contribuir a su éxito. la raz6n profunda de este compromiso es nuestra fe en Jesuóristo, que se ahonda, renueva y toma cuerpo, según las circunstancias históricas. Ser cristiano es ser solidario Ser solidario en estos momentos en Chile es participar en el proyecto histórico que su pueblo se ha trazado" (Arrate, 2003: 41 )'

En septiembre y fruto de esta declaración surge el movimiento Cristianos por et Sociatismo. La jerarquía de la lglesia va a rechazar la formación de este grupo acusándolo de generar división en la iglesia -aunque en los hechos esta división ya estaba planteada- y generó un conflicto del queCaballero según Fernández (1996), hasta hoy no se habla abiertamente dentro de la lglesia. los cristianos por el social¡smo, a su vez, no Se identificaban con la izquierda marxista, especialmente en Su vertiente leninista, propia del PC, y de ahí que rei- vindicaran un aporte or¡ginal alproceso de construcción delsocialismo en Chile:

,,En particular -señala Luis Maira- estos cristianos de izquierda consideran que se ha llegado a un punto en que ya no basta con definirse como 'socialistas' porque hay distintas formas concretas y posibles de socialismo" (Arrate, 2003:42) En este contexto, ]a DemocraciaDalla-Corte Cristiana sufrió una nueva escisión cuando los sectores máS progresistas, encabezados por el diputado Bosco Parra y el hasta entonces presidente de la Juventud Demócrata Cristiana, Luis Bobadilla, dejan el partido, para formar la lzquierda Cristiana, que se identificaban plena- mente con el movimiento cristianos por el socialismo y pasar a constituir parte de la alianza de gobierno. Si bien es cierto que este hecho significa aumentar la base social y política de apoyo al proyecto de la Unidad Popular, por otra parte significó perder la última posibilidad de acercamiento entre la Democracia Cris- tiana Gabrielay el gobierno, al dejar a la primera en manos de los Sectores máS conser- vadores. En ese momento la Democracia Cristiana consolidó su alianza con la derecha en el campo de una dura oposición a la Unidad Popular. Para entonces la actitud de la Democracia Cristiana ya no estará tan estrechamente vinculada con la voz oficial de la lglesia, cuestión que se acentuará en los primeros años de la dictadura. En las postrimerías del gobierno el Cardenal Raúl Silva Henríquez sirvió de nexo, a petición del presidente Allende, para establecer conversaciones entre la

3. Firmada por 80 sacerdotes católicos.

175 unidad Popular y la Democracia cristiana. Sin embargo era demasiado tarde y la oposición no estaba dispuesta a negociar, faltaban pocas semanas para que se desatara el golpe militar y con ello la más brutal represión que hasta entonces había conocido el pueblo chileno.

Cuando ya no basta con rezar

A partir del mismo 1't de septiembre, la gente buscará ayuda en la iglesia, pensando lalvez en la protección que otorga un lugar sagrado. El respeto que siempre le manifestaron las instituciones del estado y las declaraciones de la Junta Militar en el sentido de que su movimiento se inspiraba en las más profun- das tradiciones cristianas del pueblo chileno, alimentaban esa esperanza, que no se vio defraudada. Eldía 13 de septiembre elcomité Permanenle del Episcopado dio a conocer en una declaración pública su opinión con respecto a los hechos que estaban aconteciendo en el país. En ella señalaba: "nuestra tristeza es grande al ver que nuestras calles, nuestro pueblo, y nuestras fábricas están rojas de sangre...no- sotros pedimos que se respete a los caídos, y en primerCaballero lugar a quien fuera hasta el martes 1 1 de septiembre el Presidente de la República" (Le Monde,14 de sep- tiembre 1973). Que sea tenido en cuenta el idealismo sincero que ha guiado a muchos de aquellos que han sufrido una grave derrota. También manifiestan su esperanza de que las conquistas de la clase obrera no solamente no sean cues- tionadas, sino que se mantendrán y acrecentarán con la llegada al poder de un gobierno militar. Pero al mismo tiempo señalan que "Confiando en el patriotismo y desinterés que han expresado los que han asumido la difícil tarea de restaurar el orden institucional y la vida económica del país, tan gravemente alterados, pedimos a los chilenos que dadas las actuales circunstancias, cooperen a llevar a cabo esta tarea, y sobreDalla-Corte todo, con humildad y con fervor, pedimos a Dios que los ayude" (Le Monde, 14 de septiembre 1973). Por último la conferencia manifiesta su confianza en que "la sabiduría y el patriotismo de los chilenos unidos por una tradición democrática, el humanismo de las fuerzas armadas, permitirán rápidamente que las instituciones chilenas vuelvan a funcionar normalmente {omo lo han prometido los dirigentes de la junta- y permita al país reencontrar la vía del progreso y de la paz";' (Le Monde, 14 deGabriela septiembre 1973). Días después se presenta una nueva ocasión para que la lglesia manifieste su postura. con motivo de la celebración de las fiestas patrias, el 1B de septiem- bre correspondía, como todos los años desde la independencia, un Tedeum en la catedral de santiago. sin embargo el cardenal rehusó hacerla en ese lugar, y en un recinto militar como propuso la Junla y se realizó en la lglesia de la Gratitud Nacional, gesto que fue interpretado por muchos como un desaire al nuevo gobierno. Por otra parte el obispo luterano Helmut Frenz recuerda que en el Tedeum ecuménico 'Tuvimos que planear nuestra estrategia, ya que era la primera posi- bilidad de acercarse al gabinete y a mi me tocó hablar con el entonces ministro

176 del lnterior, general Oscar Bonilla, para pedirle una audiencia", eS decir fue una oportunidad utilizada para buscar contactos con el régimen para exponerles la preocupación de las iglesias por lo que estaba ocurriendo Sin embargo ningún Sector quedó plenamente conforme con el carácter con- ciliador de la homilía, que en sus párrafos más significativos señalaba:

"venimos aquí a orar por los caídos y venimos, también y sobre todo, a orar por el porvenir de Chile. Pedimos al señor que no haya entre nosotros ni vencedores ni vencidos y, para esto, para reconstruir Chile, quisiéramos ofrecer a los que en horas tan difíciles han echado sobre sus hombros la pesadísima responsab¡lidad de guiar nuestros destinos, toda nuestra desinteresada colaboración" (Fernández, '1 996: 1 38).

Eltono buscadamente imparcial de los obispos, era superado por la práctica del clero y la propia jerarquía, en Servir de manera concreta y sin vacilación, ayuda a los perseguidos. En esos días, el cardenal mostraba un claro gesto de solidaridad con las vícti- mas cuando , el24 de septiembre de 1973, visitó el Estadio Nacional, convertido en campo de concentración. Allí les habló a los detenidos: "Quizá muchos de us- tedes no me conocen. Me llamo Raúlsilva Henríquez, soy cardenalde la lglesia Católica. Represento a una lglesia que eS servidora de todos y especialmente de los que sufren. Quiero Servirlos y, tal como Jesús,Caballero no pregunto quiénes son ni cuáles son sus creencias o posiciones políticas. Me pongo a disposición de los detenidos..." (Ahumada, 1 990). Por otra parte la Santa Sede condenó la dictadura, manifestando su conster- nación por la violenta represión que se había desatado en Chile, y de la cual se tenía más información en el exterior que al interior de Chile. El periódico Le Mon- de señala en Su ed¡ción del 2 de octubre que "la Santa Sede no ha reconocido el nuevo gobierno militar chileno. Así fue confirmado por el portavoz del Vaticano que d¡jo que no Se ha efectuado ningún acto formal de reconocimiento, con lo que aclaraba que la presenciaDalla-Corte del nuncio apostólico Monseñor Sotero Sanz en el Tedeum era en calidad de sacerdote, y no como representante del Papa. Así mismo aclara que esto no significa ausencia total de relaciones pues Se mantienen aquellas relacionadas con materias humanitarias para los refugiados políticos en la Nunciatura. El Nuncio no puede acogerlos sin la autorización de la santa y sede y debe tener contacto con la Junta para obtener los salvo conductos necesarios" (Le Monde,2 de octubre de 1973) ElGabriela Papa Paulo Vl redactó una carta al episcopado chileno, para que éste la publicara, en la que "manifestaba Su preocupación por la violencia, la situación de los prisioneros y la amenaza a los derechos humanos, enfatizando la necesi- dad de un rápido retorno a la democracia" (Cruz, 2004: 9-10). Sin embargo, elcardenal contestó declarando que el Santo Padre estaba mal informado de la situación chilena, y frenó la circulación de la carta, generando una tensa situación entre el episcopado chileno y el Vaticano. Este hecho podría interpretarse como una actitud de complacencia con el régimen, pero tal vez debiéramos pensar en una estudiada estrategia para lo que vendría. Y es que en esos mismos días, cualquier complicidad con la dictadura se ve desmentida, con la fundación del Comité Pro Paz, uno de los hitos más

177 significativos no solo para la iglesia, sino para la tarea de defensa de los dere- chos humanos en Chile. creado por las iglesias cristianas, el comité Pro-Paz se funda el 6 de octubre de 1973 y fue encabezado por el cardenal Raúl silva Henríquez y Helmut Frenz, obispo luterano que venía de las filas de Cristianos por el Sociatismo. Este comi- té tenía un carácter ecuménico y estaban representadas prácticamente todas las iglesias que tenían presencia en Chile. Este organismo se impuso la misión de prestar asistencia legal y social a las primeras víctimas de la represión desatada como consecuencia del golpe militar. De esta forma prestaron auxilio y recibieron las primeras denuncias de desapa- riciones, asesinatos, tortura y detenciones arbitrarias. El Comité funcionó gracias a la ayuda internacional, especialmente la pres- tada por el consejo mundial de iglesias cristianas, lo que le dio a su tarea una repercusión internacional muy efectiva. La asistencia prestada, unida a las labores de denuncia, especialmente en el exterior, que fue asumiendo el comité, provocaron las iras de la dictadura y en junio de 1975, el general Pinochet ordenó su disolución. Elobispo Frenz, de nacionalidad alemana, fue expulsado de Chile. Fue en ese momento que Monseñor Raúl SilvaCaballero Henríquez, a la cabeza de la lglesia Católica chilena, aceptó disolver el comité pro paz. Lo anterior no era una renuncia a la labor desempeñada, sino una estrategia para una labor aún más eficiente. De esta manera, el 1e de enero de 1976 fundarála Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago, organismo incorporado a la estructura jerárquica de la iglesia católica, por lo tanto autónoma e independiente en sus decisiones. Con el amparo legal y moral que le daba su pertenencia a la lglesia, la Vicaria vino a reemplazar al comité pro paz, continuando su tarea. Sus dependencias se instalaron a un costadoDalla-Corte de la catedral de santiago, presidida por el sacerdote Cristián Precht. Por allí desfilarían durante casi veinte años miles de víctimas y sus familiares, especialmente mujeres. A su alero nacería la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, pero eso es parte de otra historia. Desde el punto de vista legal, la principal ayuda consistió en recoger las de- nuncias de violaciones a los derechos humanos, y representar a través de sus abogados a los familiares de las víctimas. La tarea de mayor importancia fue la presentaciónGabriela de recursos de amparo o habeas corpus, para que el poder judicial investigara, por presunta desgracia, la suerte de los detenidos, hoy desapareci- dos. La respuesta siempre fue la misma: "no se registra la detención". Lo anterior no tuvo el efecto esperado en su momento, pero se constituyen hoy en registro y prueba de la apelación de los familiares hacia las instituciones de un estado de derecho inexistente y la complicidad del poder judicial con un estado terrorista. Para Früling "el efecto fundamental de la estrategia jurídica implementada por abogados de la Vicaría ha sido el crear inquietud al interior de los sectores civiles que apoya al régimen en el sentido de que éste debe limitar y legalizar las acciones realizadas en contra de la disidencia" (Früling, 1985:25). De hecho

178 entre 1977 y 1981 es posible notar una regresión en las prácticas represivas y concretamente una disminución casi total en los casos de desaparición forzada. Desde el punto de vista social, la atención material, sicológica y médica pres- tada da una idea aproximada de los alcances numéricos de la represión, expresa- da no sólo en aquellos casos con resultado de muerte, asícomo nos deja eviden- cias deldaño irreparable de la represión en quienes la sufren y su entorno. Por otra pafte su labor no se mantuvo en lo exelusivamente asistencial, ju- gando un rol destacado en la rearticulación del movimiento social, tan duramente reprimido por la dictadura, al entregarles un espacio y las herramientas necesa- rias para su reorganización. Al mismo tiempo, como efecto colateral, recrea la actividad de los partidos políticos ilegalizados, que al calor de la defensa de los derechos humanos, rear- ticulan su orgánica partidaria. La Vicaría estaba compuesta por un equipo multidisciplinar (abogados, médi- cos, sicólogos, asistentes sociales, etc.) y heterogéneo desde el punto de vista religioso y político. Ni las víctimas, ni quienes trabajaron en su socorro fueron jamás discriminadas, lo que le significó duras críticas de la derecha y la dictadura y la autoexclusión de la democracia cristiana, en los primeros años. Los trabajadores de la Vicaría coinciden en reconocerCaballero la autonomía que tuvie- ron para realizar su trabajo, fundamentalmente porque la lglesia sirviÓ de ampa- ro, pero jamás se inmiscuyó directamente en la labor que desarrollaban. Para los personeros del régimen, la Vicaría no era más que un "refugio de marxistas", sin embargo, la protección moral que les daba trabajar al amparo de la iglesia, les otorgó siempre una relativa inmunidad, a lo que se sumaba el prestigio que la institución tenía en elexterior. Aún así, los trabajadores de la Vicaría y la propia lglesia sufrieron la represión de manera directa. Entre los casos más emblemáticos están el asesinato de Joan Alsina, sacerdote catalán, militante del MAPU y jefe de personal del hospital San Juan de Dios, que fue fusiladoDalla-Corte el 18 de septiembre de 1973, y el asesinato por degollamiento de José Manuel Parada -sociólogo que trabajaba en el análisis de los archivos de la Vicaría- junto a otros dos dirigentes comunistas en marzo de 1985. Con el giro hacia posiciones más conservadoras en la Santa Sede, y en la propia jerarquía chilena, en los años ochenta, la iglesia, a través de la Vicaría de la Solidaridad mantuvo su tarea de defensa de los derechos humanos, la rearti- culaciónGabriela de las organizaciones sociales, y una voz que exige el pronto retorno a la democracia y la reconciliación de los chilenos, manteniendo la autonomía que había caracterizado su trabajo. No es aventurado señalar que a pesar de que la dictadura había mejorado sus relaciones con el Vaticano, durante el pontificado de Juan Pablo ll, este no impidió eltrabajo de la Vicaría, en tanto era coherente con la labor que esperaba el Papa del clero polaco. La dictadura nunca pudo impedir la labor de la Vicaría, a pesar de que lo intentó. Sabía que las relaciones con la lglesia fue siempre uno de sus puntos más débiles y se sentía amenazada por ella. En 1989, cuando la dictadura llegaba a su fin, pretendió incautar la docu- mentación que guardaba la Vicaría, a partir de un procedimiento que la justicia

179 militar había iniciado en su contra en 1987. La movilización de los organismos de derechos humanos y de amplios sectores de la sociedad chilena, impidieron que esto se concretara. Se recogieron firmas, se realizaron manifestaciones y conci- taron el apoyo de destacadas figuras públicas bajo el lema, chileno: defiende ta vicaría. Era el comienzo de la batalla por la preservación de la memoria. una vez iniciada la transición a la democracia y tras entregar importantes antecedentes y experiencia en la atención de denuncias ala comisión de verdad y reconciliación, en 1990, la Vicaría de la Solidaridad dio por concluida sus fun- ciones, cerrando sus puertas el31 de diciembre de 19g2. Para la lglesia el retorno a la democracia y por consiguiente el funcionamiento de un estado de derecho hacía innecesaria su labor. En un emotivo acto, las organizaciones de derechos humanos le rindieron un homenaje y hoy en el lugar donde funcionaron las oficinas de la vicaría se puede encontrar una placa que dice:

"todo hombre tiene derecho a ser persona: en tiempos de egoísmo y miedo el amor y la solidaridad habitaron esta casa

y viorencia.r:?ffi;:'"iil1ff:fli" conCaballero ra paz,, Pero la labor no había concluido. El lugar que un día recibió las denuncias de miles de chilenos y chilenas perseguidas por la dictadura y dio amparo a sus aflicciones se constituyó en fundación de documentación y archivo de la vicaria de la solidaridad, asumiendo como función el de resguardar la memoria de las víctimas de la represión. La Vicaría no se creó con el propósito original de formar un archivo documen- tal, pero hoy se constituye como el más importante archivo sobre la represión ejercida por el régimen dictatorial en Chile, entre 1973 y 1990. Es un fondo su- mamente rico en documentaciónDalla-Corte y con posibilidades ilimitadas, en espera de que cada día más investígadores se aboquen al estudio de este período de la historia de nuestro país. Es un espacio que resguarda la memoria de las víctimas y de un país entero que debió convivir con la violencia. En reconocimiento de esta labor, el 29 de agosto de 2003, la UNESCO ha declarado ala Fundación de Archivo de la Vicaría de la Solidaridad, Patrimonio de la Humanidad, pasando a formar parte de la biblioteca del mundo por su relevanciaGabriela para la memoria de los horrores que ha vivido la humanidad a través de todo el siglo, para que los hombres y mujeres del siglo XXI aprendamos la lección y estos hechos no se repitan nunca más.

180 Fuentes y bibliografía citadas

AHUMADA et al. (1990). Chile: La memoria prohibida, las violaciones a los derechos humanos.

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Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

181 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela lntelectuales y Violencia en Argentina. La década del sesenta

Pablo Ponza Universitat de Barcelona

Caballero

La década del Sesenta fue quizás uno de los períodos más ricos del siglo XX en difusión y debate de ideas transformadoras. Paradójicamente, estos años de modernización cultural coinciden en la Argentina con una etapa de proscripción política, autoritarismo y violencia, donde sobretodo la marginación del peronismo deljuego electoral -sumado a la imposibilidad de canalizar los conflictos por vías democrático institucionales-,Dalla-Corte no demoró en generar nuevas formas de protesta y resistencia social. La idea cenlral de este artículo es recorrer este período y explorar los núcleos intelectuales genéricamente denominados de izquierda, contestarios o críticos (Terán, 1993: 11), que se formaron y actuaron en el campo cultural argent¡no durante la década del sesenta, prestando especial atención a las influencias, con- cepciones y polémicas que suscitaron acerca dela lucha armadacomo vía para el cambioGabriela de orden político-social. Guían el artículo, fundamentalmente, los siguien- tes interrogantes: ¿Qué hechos y procesos llevaron a numerosos intelectuales argentinos a identificarse con la idea de la transformación del orden establecido?, y ¿en qué casos y bajo qué circunstancias un determinada imagen de la política los condujo a pensar en la lucha armada como opción para la transformación?. lntroducción

Los núcleos intelectuales genéricamente denominados de izquierda, contes- tarios o críticos, que se formaron y actuaron en elcampo político-culturalargen-

183 tino de la década del Sesenfa, son parte de un amplio movimiento mundial que hacia mediados del siglo XX eclosiona -con creciente y fervoroso énfasis-, en la idea de ruptura, innovación y crítica delorden social establecido. Esta idea es resultado de un proceso que comienza con las corrientes de pensamiento y vanguardias estéticas de principios de siglo, por tanto, quizás al- gunos antecedente de los llamados Sesenta hay que rastrearlos en los cenáculos artístico-intelectuales de Londres, Berlín, París y Nueva York, donde se proyectó desde el positivismo y luego el surrealismo -tras la Primera Guerra Mundial-, hasta el existencialismo y el estructuralismo *después de la Segunda-. Con sus particularidades, Latinoamérica no escapa a este movimiento signado por un quiebre paulatino con la moral conservadora, podríamos decir incluso que la preocupación política propia de estos años -y que es vivida con urgencia- es producto también de ciertas líneas de continuidad histórica que nos remiten a numerosos casos de artistas e intelectuales latinoamericanos que, desde la dé- cada del Veinte, adoptaron un perfil militante: "así por caso, los célebres pinto- res Xavier Guerrero, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que son miembros del comité central del Partido Comunista mexicano, mientras que los cubanos Rubén Martínez Villena y Julio Antonio Mella, y los peruanos José Carlos Ma- riátegui y César Vallejo se comprometen activamenteCaballero en las luchas políticas, compromiso que Mella paga con la muerte, decretada por el dictador Gerardo Machado y ejecutada en México por un sicario" (Ansaldi, Funes,2005: 13). En este sentido, podemos mencionar también a los filósofos peruano Salazar Bondy y el mexicano Leopoldo Zea, los brasileños Paulo Freire y Fernando Cardoso, los argentinos John William Cooke y Ernesto "Che" Guevara, que entrados los Sesenta -y sumando argumentos- sostienen discursos que retoman aspectos de un pensamiento latinoamericano, motivado principalmente, por el anhelo de desvelar la naturaleza de las relaciones de opresión y dominación existentes entre países centralesy periféricos, así como por una aspiración impostergable de terminar con la pobrezaDalla-Corte en el continente y generar un pensamiento filosófico independiente que devenga en proyectos políticos auténticos, sustentados en análisis de condiciones socio-culturales reales y propias. En el discurso de estos intelectuales hay también cuestionamientos a su pro- pio rol social en cuanto a las tareas políticas pendientes, y un tono de creciente ,:i: j¡l insatisfacción respecto a lo insuficiente que resulta su influencia a la hora de los $' cambios efectivos. Quizás por eso, precisamente aquí, en los Sesenfa, es cuan- :Í do maduraGabriela un deseo de tránsito desde las propuestas reformistas al intento de il implementar soluciones revolucionarias eficaces. Así lo expresan en una perma- i, nente convergencia y combinación tres discursos de época: 1. el marxismo hu- ir manista, constituido en especial a partir de los aportes teóricos de Gramsci; 2. e/ ;l cristianismo posconciliar, con la renovada reflexión teológica de ia lglesia a partir del Concilio Vaticano ll,y 3. el nacionalismo popular, que en el caso argentino es- tuvo alimentado, fundamentalmente, por la experiencia peronista con el ingreso de las masas a la vida política activa, y la influencia de la revolución cubana. La convergencia del marxismo humanista, el cristianismo posconciliar y el nacionalismo popular+n tanto lenguajes políticos de época-, dan cuenta de las condiciones especificas de enunciación de ideas en ese contexto, y de lo que

184 podríamos llamar el aparato argumentativo que configuró las prácticas de los ac- tores delperíodo. En este sentido, y en mi opinión, el auge y desarrollo de estos discursos de época, no sólo nos muestra el anclaje de un determinado repertorio conceptual, sino, sobretodo, formas de conciencia, actitudes, modelos de com- portamiento o conductas que adoptan los sujetos, y que podemos comentar a través de cinco procesos:

1. El desarrollo de las Ciencias Sociales y la politización de la cultura. 2. Los movimientos de descolonización en países del Tercer Mundo y la Teo- ría de la Dependencia. 3. Eldiálogo entre Católicos y Marxistas. 4. La Revolución Cubana y el auge del Nacionalismo Popular. 5. La problemática peronista y su proscripción política.

El desarrollo de las Ciencias Sociales y la politización de la cultura José Pablo Feinmann, en su ensayo La Sangre Derramada,Caballero caracteriza este período de la historia como la era de la razón prometeica (Feinmann,1999:127). Se refiere a los años Sesentay Setentacomo los años de las grandes promesas e imperativos morales, de las grandes mareas revolucionarias, donde se impone la filosofía del movimiento, la filosof ía de la modernidad, de la revolución, de las que entienden que la historia es un devenir de cambios, una materia en perma- nente movimiento y no algo estát¡co y monolítico. En este sentido la idea de Feinmann es útil no sólo para enmarcar el auge de las Ciencias Sociales -la Psicología, la Sociología o las Ciencias de la Edu- cación- en las universidades argentinas y las más importantes del mundo, sino para ver sobretodo la importanciaDalla-Corte que cobra el pensamiento de ciertos autores de época. Es el caso de los europeos Gramsci, Freud, Sartre, Althusser, Mar- cuse, o el de los norteamericanos Wright Mills, Paul Baran y Paul Sweezy, por ejemplo, de quienes hay que resaltar, por un lado, que ponen de manifiesto la idea de fuerza de la conciencia humana para aceptar el absurdo de la exis- tencia, y, por otro, destacar la capacidad transformadora que observan en el hombre para otorgar sentido al mundo prescindiendo de la ayuda de Dios. En E/ Ser y Gabrielala Nada, tal vez uno de los libros más difundidos de estos años, Sartre se pregunta ¿cómo se sitúa el ser humano en relación con el mundo?, interrogante a partir del cual desarrolla el planteo existencialista, que radica, básicamente, en la idea del hombre que no queda reducido a los hechos dados, sino que está determinado por su proyecto y su acción en el mundo. Para Sartre el hombre es lo que él hace de sí mismo, y por tanto está condenado a la libertad y la res- ponsabilidad de elegir, aldeber de realizarse a sí mismo. En su trabajo sostiene que la libertad no sería suprimida por hechos fácticos, sino que la esencia del hombre sólo estaría limitada por su propia existencia. El existencialismo sar- treano está influenciado por la fenomenología de Husserl, Heidegger y Hegel, y más tardíamente, pero de manera determinante, por el marxismo. En efecto, la

185 teoría marxista tiene gran difusión por estos años, no sólo porque la unión so- viética era entonces una alternativa real al mundo capitalista, ni porque recibió aportes teóricos permanentes que la mantenían actualizada -como fue el caso de Antonio Gramsci- sino porque el desarrollo de las Ciencias Sociales le era especial mente f avorable. Durante la década del sesenta, Argentina vivió un período histórico de bo- nanza económica que permitió impulsar un deseo de modernización cultural, donde las mayores posibilidades de acceso -fundamentalmente de la clase me- dia- repercutieron en la expansión del interés por el conocimiento, la cultura y la política en general. El desarrollo de las Ciencias Sociales también podemos situarla en una etapa de crecimiento en la demanda de formación universitaria, donde adoptaron un papel protagónico sectores intelectuales que habían sido apartados en las depuraciones políticas durante el régimen peronista. Hay datos que muestran el fomento que recibieron las ciencias por parte del Estado entre 1956 y 1960, años en los que se fundaron el lnstituto Nacional de Tecnología lndustrial, el de TecnologíaAgropecuaria, elde cinematografía, elde ln- vestigaciones Científicas y Técnicas, y el Fondo Nacional de las Artes, instituciones que afianzaron un proceso modernizador imprimiendo un gran impulso a los inves- tigadores argentinos quienes, por primera vez, pudieronCaballero aspirartanto a becas como a subsidios del Estado para su formación, ya sea en el país o en el extranjero. De este modo, en pocos años se cuadriplicó la matricula universitaria, convirtiendo a la universidad de Buenos Aires en la más densamente poblada de la región con más de 180.000 alumnos en 1960. Otro indicador es la producción de la Editorial de la universidad de Buenos Aires (EUDEBA) que edita entre 1959 y 1962 alrededor de 3.000.000 de ejemplares y distribuye trabajos a bajo costo, generando un potente y accesible órgano de divulgación e intercambio científico, político y cultural. No obstante, hay que decir que este proceso no se desarrolló sin conflictos, pues Argentina vive contemporáneamente una etapa de proscripción política, autoritarismo y violencia Dalla-Corte-donde fundamentalmente la marginación forzosa del peronismo en eljuego electoral no demoró en generar nuevas formas de protes- ta y resistencia social-. Un claro ejemplo de las dificultades fueron las densas polémicas generada en torno a la presidencia de Frondizi y la aprobación de las Leyes de Petróleo y de universidades, entre otras, que terminaron respectiva- mente con el monopolio nacionalde la explotación de las reservas petrolíferas, y el de la educación superior. EnGabriela opinión de Nicolás casullo "no solamente se trata de un tiempo de profun- da politización de la cultura, sino de una profunda culturización de la política, es decir, no solamente se politizó el intelectual, o se politizó el estudiante, o aquel mundo que formaba parte del campo de la cultura, y que renegó de su simple ser cultural y se adscribió a una política, sino que la política alcanzó un grado de culturización, que también podríamos decir -en algún sentido- de estetizacion, que solamente así puede explicar muchas variables que se dieron en el campo de la revolución en los años 60 y 70" (Casullo, 2005: conferencia).1 Una prue-

1. Conferencia pronunciada por Casullo en el Centro Cultural Rojas de Buenos Aires, el 30/08/05.

186 ba de esto fue la proliferación de un gran número de periódicos y revistas que rápidamente se convirtieron en el principal medio de intercambio y discusión de ideas entre intelectuales. Asociada fundamentalmente al circuito de librerías y editoriales porteñas de la calle Corrientes, una de las publicaciones más desta- cadas de la época fue la revista Contorno.2 Los jóvenes de Contorno fueron los primeros que analizaron y resignificaron hechos y figuras históricas que definían la identidad nacional, y el fenómeno omnipresente de estos años: el peronismo. También se preguntaron respecto a su propia función o rol social en tanto intelectuales, un interrogante que ronda permanentemente a ésta generación. En este sentido hay que destacar a José María Aricó quien fue el primer argentino que tradujo del italiano y dio prensa en Córdoba a los textos de Gra- msci (Cartas de la Cárcelen 1950), y que fue quizás el principal animador de la inserción de las ideas de Gramsci en América Latina. En los primeros años de la década del Sesenfa, Aricó comentaba en la revista Pasado y Presente como los intelectuales no constituirían una clase, sino una capa que dispone de una autonomía relativa que les permite convertirse en constructores, organizadores y persuasores constantes para la transformación del ámbito político social. En La Formación de los lntelectuales, Gramsci proyecta unaCaballero imagen del sujeto intelec- tual ligado orgánicamente al desarrollo de la organización política; un nuevo tipo de intelectual, pues es dirigente, pero con un espíritu diferente al de los clásicos caudillos políticos que se confían preferentemente de la oratoria y la emoción. Por el contrario, sostiene, el conocimiento de los problemas de la producción, la técnica y la economía son muy importantes, pues deben servir como herramien- tas complementarias de una visión general histórico-humanista de la realidad que motorice el cambio revolucionario, en un enlace activo con la vida práctica. De hecho, que "una masa de hombres sea inducida a pensar sobre el presente realcon cohesión y dentro de una cierta unidad, es un hecho filosófico más im- portante y originalque la revelaciónDalla-Corte de una nueva verdad por el genio filosófico" (Gramsci, 1974:64). De las publicaciones dirigidas a un público eminentemente universitario hay que mencionar a Centro, Cuestianes de Filosofíay la Revista de la Universidad de Buenos Arres (RUBA), dirigida por José Luis Romero donde colaboraron reco- nocidos hombres de letras como Ernesto Sábato, Andrés Ramón Vázquez, Juan Carlos Pellegrini o Torcuato DiTella. Esta revista, que publicó gran cantidad de artículosGabriela por encargo y tradujo trabajos o entrevistas de los pensadores euro- peos más destacados del momento, difunde la idea del desarrollo y el progreso

2. Una de sus redactoras, Susana Fiorito, comenta al respecto'."Contorno fue fundada como una revista puramente literaria, y sin embargo termina en sus últimos números haciendo análisis del peronismo y análisis del frondizismo. Ahí escribían León Rozitchner, David e lsmael Viñas, Juan José Sebrelli, Correa, Adelaida Gilly, Oscar Masotta, Noé Jitrik, Rodolfo Krusch y Ramón Alcalde, es decir, allí se reunía un grupo de intelectuales que provenían de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y que eran leídos principalmente por el público que se acercaba a las librerías de la calle Corrientes y los estudiantes universitarios" (Fiorito, 2005: entrevista personal realizada el 12108/2005).

187 como imperativo de la época. Hay que decir, por un lado, que es indudable el aire modernizador que respiró la cultura por estos años, pero por otro, que no se privilegió un espacio de intercambio político ideológico donde canalizar conflictos y controversias por dentro de las instituciones del Estado. Tal vez por eso es que las publicaciones independientes y la Universidad fueron las que intentaron parcial e informalmente ocupar este espacio, haciendo no sólo camino en una experiencia inédita, sino también explicitando una especie de crisis de identidad, donde gran parte de la intelectualidad progresista dejó poco a poco de aglu- tinarse alrededor del eje antiperonista, para afanarse en la búsqueda de una nueva hegemonía intelectual y moral que, quizás, permitiese gestar alternativas organizativas diferentes y de mayor influencia en los estamentos de poder y de toma de decisión.

Movimientos de descolonización en países del Tercer Mundo y la Teoría de la Dependencia

En los Sesenfa la escena internacional estaba determinada por un clima bé- lico de guerra fría, por la bipolaridad y el reparto Caballerode aliados entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Quizás por eso los movimientos de Liberación Na- cional en el Tercer Mundo parecían probar que se había puesto en marcha un inquebrantable movimiento destinado a romper con el equilibrio de las relaciones de fuerza en el mundo. Fredric Jameson (1984: 28) considera que los llamados Sesenfas debieron mucho a los grandes movimientos de descolonización en el África británica y francesa, y a la concepción de tercermundismo, tanto en términos de modelo político-cultural, como al misticismo revolucionario y de resistencia a las fuer- zas que intentaron reprimirla. Sin embargo, agrega Jameson, la concepción que hubo en Latinoamérica enDalla-Corte los Sesenta como un momento en el cual el capita- lismo se hunde en una crisis terminal y las cadenas o grilletes del imperialismo clásico eran desechados en una incitante ola de guerras de liberación nacional es una completa simplificación imaginaria. Es posible, sostiene Jameson, que "procesos de cambio en las estructuras del sistema productivo -denominado por el autor como Revolución Verde- y la introducción de nuevos procedirnientos químicos para la fertilización y nuevas estrategias intensificadas de mecaniza- ción Gabrielaconducen a un nuevo estado de penetración y expansión de la lógica del capital. El autor plantea que si bien "los sesenta, a menudo imaginados como el período en el que el capital y el poder del Primer Mundo están en retirada, en realidad puede fácilmente conceptualizarse como el período en el cualel capital está en una expansión completamente dinámica e innovadora, equipado con una completa armadura de nuevas y frescas producciones técnicas y nuevos medios de producción" (Jameson, 1984:30). Es complejo determinar de qué modo el avance de nuevas técnicas de pro- ducción, combinadas con los movimiento de descolonización -y las múltiples guerras que se dan en consecuencia, tanto en Asia como en África- promueven nuevos discursos e imaginarios sociales que devienen en el auge de una filoso-

188 fía de liberación, y un inusitado protagonismo a la idea del uso de la violencia como instrumento de lransformación social. En este sentido Waldo Ansaldi opina que "la idea de la violencia es uno de los repertorios de lucha más fuertemente instalados en la época. Para los movimientos o los partidos políticos que se plateaban transformar la sociedad, la violencia constituía uno de los métodos, y quizás era uno de los más importantes de la época. Si bien se procesó de distintas maneras según los países y las particularidades de cada organizaciÓn, (...) por estos años la violencia tiene presencia a escala planetaria; el proceso de descolonización lo puso en ese plano, sobretodo en algunas áreas muy sensi- bles del sudeste asiático, no solamente China, superpotencia de la época, sino sobretodo Vietnam, Laos o Camboya. También en Africa, Angola, Argelia, Mo- zambique, Congo, Guinea Cabo Verde (...). No es casual elestatuto teórico que alcanzó Los Condenados de la Tierra de Franz Fanon, que presentaba como nota central su racionalización sobre la legitimidad del uso de la violencia, en un análisis que combinaba dimensiones políticas, sociológicas, históricas e incluso psicológicas" (Ansaldi, 2005: entrevista personal).3 En efecto, el libro de Fanon introdujo novedosos conceptos como los de cen- tro, periferia y neocoloniallsmo, aunque quizás su aporte más significativo fue aplicar un desplazamiento conceptual a la clásica tesisCaballero marxisla del Manifiesto Comunista, que define la contradicción principal del sistema capilalista en tér- minos de clases -Burguesía vs. Proletariade. Mientras Fanon sostuvo que la contradicción irreductible debe concebirse más bien entre países, es decir, entre lmperialismo vs. Nación, entre Metrópolis y Colonias. Este giro conceptual se completa con la reivindicación explícita del uso de la violencia como método fundamental de resolución de este antagonismo. Tanto las experiencias liberacionrbfas africanas, asiáticas y, a partir de 1959, fundamentalmente la cubana, no sólo abrieron nuevos espacios de reflexión y desarrollo de prácticas políticas, sino también críticas a las tesis ortodoxas de or- ganizaciones como el PartidoDalla-Corte Comunista. Como reflejo de estas críticas, la revis- la Cuadernos de Cultura-órgano muy potente del Partido Comunista Argentino durante la década del cincuenta-, paulatinamente, fue perdiendo la hegemonía delespacio político culturalde la izquierda, el cual comienza a ocuparlo Pasado y Presente, Nuevos Aires, Nueva Expresión, o El Grillo de Papel. Estas publi- caciones, que trataron temas políticos, tanto nacionales como internacionales, alternaron con variadas temáticas culturales, y expresaron desde los primeros años deGabriela la década -y de modo casi sistemático en sus análisis-, la necesidad de conformar una vanguardia revolucionaria que organice el incipiente deseo de liberación que se observa en las bases, que reclaman, cada vez con más vehemencia, cambios estructurales en un sistema capitalista que se considera agotado y envuelto en una crisis insalvable a merced del avance de la historia y elSocialismo. De este modo, la creciente audiencia de fracciones cultivadas de la clase media que lee Gaceta Literaria, Plática, Nueva Expresión y Hoy en la Cultura,

3. Entrevista realizada el O2l 09 l2OO5.

189 ahora se mezcla con el público de situación, soluciones, Et poputar o che, que es variado y que se muestra cadavez más atraído por la idea de una vanguardia armada, por un peronismo revolucionario, especie de combinación entre mar- xismo y nacionalismo, resultado, en parte por la falta de alternativas políticas en tiempos de proscripción, y por otra, la fuerte influencia de las teorizaciones guerrilleras delChe Guevara, John William Cooke y Regís Debray. Así, en la editorial del primer número la revista Táctica, carlos Ávalos, Fer- nando Medinabeytia, Enrique Meisterra, Claudio Paz, Enrique Rodríguez, Néstor spagnaro y Julían Axelman afirmaban: "Porque creemos que las condiciones económicas, sociales y políticas nos aproximan presurosamente al terreno de las definiciones, porque estamos convencidos delvalor histórico de la revolución argentina, aportamos nuestra opinión militante al debate que se inicia en la iz- quierda en busca de la formación de una vanguardia, tarea a la que convocamos no en función de una nueva división de fuerza, sino reagrupando programática- mente a los sectores revolucionarios" (Táctica, 1964:2).

El diálogo entre Gatólicos y Marx¡stas Caballero La destrucción de Europa que provocó la Segunda Guerra Mundial y la con- solidación del Bloque Comunista como potencia alternativa, trajo aparejada una crisis del individualismo y de las ideas de progreso ilimitado del capitalismo. La lglesia -que no escapaba de este estado de reordenamiento general- en 1962 inauguró el Concilio Vaticano ll, el más universal en la historia. El Conci- lio, encabezado por el Papa Juan XXlll, generó aportes de una trascendencia determinante en el acercamiento que se dio entre posturas católicas y marxis- tas. Dicho Concilio tuvo como objetivo abrir un espacio de reflexión teológica en torno a las nuevas problemáticas de la época, e intentar mostrar un perfil más convocante de la lglesia.Dalla-Corte Las conclusiones del Concilio fueron claras: debe pro- moverse "una lglesia de servicio y no de poder, de diálogo y no de imposición" (Morello, 2003:57). La renovación teológica a la que se somete la lglesia luego del concilio también es influenciada por el auge de las ciencias sociales, así, "la encíclica Divino afflante Spiritio,la Nouvelle Theólogie significó un renacimiento teológi- co progresista, una reflexión adaptada al existencialismo" (Sarlo, 2001: 53). La incorporaciónGabriela de esta perspectiva teórica genera una visión más sensible a la filosofía política no exclusivamente cristiana y se ligan así cuestiones sociales con políticas. De este modo, cierto sector de la lglesia se convence de que el liberalismo capitalista deviene en una sociedad anárquica, donde la vida se de- fine con relación a intereses individuales que separa ricos de pobres, y que no promueve valores cristianos como el de igualdad, justicia y equidad. Por su parte, los representantes latinoamericanos de gran presencia en el Concilio Vaticano ll, propugnan una especie de catolicismo de masas, orien- tado, fundamentalmente, a la acción y resolución inmediata de las enormes necesidades de la mayoría de la población. Necesidades marcadas especial- mente por el problema de la pobreza, el subdesarrollo y la debilidad del sis-

190 tema político ante dos factores de poder: los capitales transnacionales y las Fuerzas Armadas. La argumentación que avanza en estos años es la de que "el marxismo y el cristianismo se diferencian en el énfasis, diferencia que se disuelve no en una nueva síntesis, sino en una necesidad de complementación: el marxismo como aspecto social de la conflictividad de la que el cristianismo sería expresión en la conciencia individual" (Sarlo, 2001: 54). Otro evento importante que acerca el pensamiento cristiano y el marxista es la Conferencia Episcopal de Medellín en 1968, donde se definió, por un lado, una critica a los privilegios económicos de las instituciones eclesiásticas tradicionales, su ineficiencia como factor de avanzada social, y por otro, por primera vez, la lucha contra la pobreza como la principal tarea de la lglesia y los cristianos. La Conferencia de Medellín gozó de gran aceptación en la comunidad cristiana, y como resultado desarrolló un enorme senlido fraterno y de solidaridad con los sectores menos favorecidos de la sociedad. De he- cho, nunca ha vuelto a ocurrir que tan amplios sectores de la clase media se acerquen a las Villas Miserias como lo hicieron en esos años, en un inlento por poner en práctica el imaginario de un Cristo mistificado bajo una filosofía que lo ponía más cerca de los pobres y excluidos Caballeroque de la fastuosidad y el privilegio. El Concilio Vaticano ll y esta nueva reflexión teológica dio como resultado la Teología de la Liberación,los Sacerdotes para el Tercer Mundo, y la emergen- cia de curas como Camilo Torres en Colombia o Helder Cámara en Brasil, que demuestran el anclaje que tienen en el interior de la lglesia las concepciones propuestas. En Argentina, la popularidad de Monseñor Angelelli y el Padre Mují- ca son prueba de una tendencia que se observa también en publicaciones cris- tianas muy extendidas como Criterio, dirigida por Monseñor Gustavo Franceschi y especialmenle CristianismoDalla-Corte y Revolución, dirigida por Juan García Elorrio, que hacia los setenta comienza a editar en sus páginas artículos, entrevistas y comu-

ii nicados de organizaciones político militares como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), las Fuerzas Armadas # { Peronistas (FAP) o Montoneros, funcionando abiertamente como espacio de ex- presión de dichas organizaciones. l' Entrevistado lgnacio Vélez Carreras, uno de los fundadores de la Organiza- ción Montoneros,Gabriela comentaba: "(...) yo iba a la escuela lnmaculada, donde los curas iban con la imagen del Cristo Vence en la solapa, recuerdo a un cura, el hermano Edelmiro, que nos daba clases de religión y que dirigía el tránsito en la esquina del colegio con una pistola en la cintura, en la calle Entre Ríos y Buenos Aires, frente al hotel Windsorf (en Córdoba). (...) Nosotros, que tenía- mos mucha relación con Monseñor Angelelli por ejemplo, y que compartíamos el "desde y con los humildes", (...) vimos nuestra opción muy claramente expli- citada, era hacer la revolución, y era una opción absolutamente legítima. Y yo reivindico mucho esa posición "el deber de todo cristiano es ser revolucionario y el deber de todo revolucionario es hacer la revolución" y ante esta clase de consignas comprensibles, claras y precisas, nosotros no dudamos más. Esto

191 trajo horrores, consecuencias nefastas, brutales y pavorosas" (Vélez Carreras, 2005: entrevista personal).4 En relación a la influencia en las prácticas de los cristianos y las reflexiones teológicas promovidas por el Concilio Vaticano ll, Luis Rodeiro comenta que: "uno de los dos grupos que confluye en Montoneros, y que es oriundo de Cór- doba, proviene de una experiencia que se llamó Cristo Obrero, y que fue una experiencia muy concreta, aunque más ideológica que práctica, y que es parte de un proceso que se vive en un sector cristiano con muchas de las nociones que se propulsan por el Concilio, y que son novedosas respecto a las concepciones más tradicionales de la lglesia, pero además se interpretan aquí con las particu- laridades propias de nuestro país. Es sobretodo a partir de esta nueva lectura de la realidad y los mandatos morales que se produce un acercamiento y un diálo- go entre cristianos y marxistas. La experiencia de Cristo Obrero tiene un hecho fundante para el posterior desarrollo ideológico de la organización Montoneros, que es la influencia de un filósofo que ya ha muerto, y que se llamaba Conrado Eggers Lan, quien es invitado por la agrupación y que venía trabajando hacía tiempo no sólo en la concepción de la liberación nacional, sino también con la idea de liberación social" (Rodeiro, 2005:entrevista personal).5 Caballero La Revolución Cubana y el auge del Nacional¡smo Popular

La Revolución Cubana marcó definitivamente a la nueva intelectualidad de izquierda que se gestaba en la década de los Sesentatanto América Latina. Fue una revolución inesperada, desconcertante, que venía a derrumbar todos los esquemas y modelos tradicionales de acción política del continente. Fue leída entonces como la inauguración de la revolución Latinoamericana. La cubana fue una revolución diferente, tanto de la clásica Leninista, como de la experiencia Maoísta.Dalla-Corte Lo especial de esta revolución no fue sólo lograr la transformación de las eslructuras productivas del sistema capitalista, o estar guiada por la idea del Hombre Nuevo, ese sujeto social imaginario liberado de la enajenación y la explotación de la sociedad de consumo. Lo novedoso fue la estrategia aplicada, enteramente propia, conocida como La teoría del fl foco o foquismo, que como primera víctima se cobró a gran parte de las tesis t y análisis del Panido Comunista, que mantenía hasta entonces la hegemonía ú de lasGabriela interpretaciones marxistas. La Revolución Cubana, no sólo obligó a los I intelectuales a redefinir posiciones ideológicas por su paso al marxismo-leni- ú nismo, sino sobretodo, a partir de su profundo sentido antiimperialisfa, propició ! un espacio de comunicación y acercamiento entre marxismo y nacionalismo. u En Argentina, el efecto de la experiencia cubana, de alguna manera "constru- ú yó un puente entre izquierda, nacionalismo y peronismo, y pudo emerger enton- tf { a 4. Entrevista realizada en Buenos Aires el 03/09/2005. Vélez Carreras, abogado, integró el I grupo fundador de Montoneros. 5. Entrevista realizada en Córdoba el 2910612005. Periodista, formó parte del grupo funda- dor de Montoneros.

192 ces un ala izquierda peronista que compensaría con el fervor de la juventud el menos visible entusiasmo de las bases obreras por elfenómeno cubano" (Sigal, 2002: 163). El discurso nacionalista popular que había sido incorporado en Ar- gentina por Perón, fue reforzado por la revolución cubana, que potenció la idea de lo propio y el valor de la acción, de la praxis revolucionaria cotidiana como el lugar realdonde se producen los cambios y se constiluye la vanguardia. Las lec- turas de las experiencias armadas latinoamericanas en general y de la cubana en particular cobraron con facilidad este sentido. Por su parte, León Rozitchner nos pide que "recordemos también a Regís Debray, que era un intelectual francés que venía a bajarnos línea a los latinoa- mericanos; hubiera sido deseable que un propio latinoamericano fuera el que leorizara acerca de los procedimientos a seguir en el continente. Yo estuve en Cuba en 1962, allí tuve oportunidad de participar -como todos los que vivimos la época- de la elaboración del pensamiento, y que fuera Debray el que tuviera la palabra en ¿Revolución en la Revolución? parecía ser una más de las formas de la moda, de la dependencia cultural y el sometimiento que existen. No es que me pareciera mal que Debray articulara las ideas de la revolución cubana, sino que se lo leyera acá (en Argentina) sin tener en cuenta las singularidades propias. (...) Habría que haber tenido la precaución de detenerseCaballero en las particularidades de las condiciones de represión de nuestro país, de la historia, de la cultura general. Yo creo que de algún modo es lo que ocurrió con el "Che" Guevara, quien no merecía terminar tan desprolijamente en Bolivia" (Rozitchner, 2005: entrevista personal).6 Pero tal es la influencia y la resonancia cubana en Argentina que John William Cooke, ex diputado peronista y representante de Perón en el exilio, se asienta varios años en Cuba, donde vive sin intermediarios cuáles son los detalles de esta revolución. Desde allí Cooke se convierte en el primer promotor de la iz- quierda peronista revolucionaria. Su experiencia en la isla queda documentada en una serie de cartas queDalla-Corte intercambia con Perón y que luego tendrán gran resonancia pública. El éxito de Fidel Castro influye de manera determinante en los militantes más decididos, y la lucha armada comienza a considerarse no sólo una opción viable, sino ineludible para lograr la revolución social. Gaceta Literaria, en una de sus editoriales asegura que "Una serena voluntad hace que los pintores, los escritores, los cineastas, los actores, los músicos -en fin, todos los que han he- cho algoGabriela por la belleza de los hombres- alcen su voz por Cuba, y ofrezcan, sin grandes gestos, su propia vida para defenderla. No es poco: para un creador la vida no es sólo la edad de los huesos sino la magia deltiempo hecha concien- cia que no es poco. Y todo eso está junto a Cuba y estará en ella si es necesa- rio. Serenamente, porque la serenidad es el coraje de la inteligencia" (Gaceta Literaria, 1960: 1). Con el correr de los sucesos la intelectualidad contestataria argentina va expresando en sus publicaciones razonamientos propios del Che en la Guerra de Guerrillas, según los cuales no se considera necesario esperar

6. Entrevista realizada en Buenos Aires el 30/08/2005.

193 a que se den ciertas condiciones objetivas para la toma del poder ya que la formación de grupos revolucionarios bien preparados, con voluntad y decisión estarían posibilitados para vencer a un ejército y lorzar dichas condiciones. Se argumentaba entonces, como lo hacía Héctor Schmucler, que "la revolución se debe realizar aún cuando las fuerzas productivas bajo el capitalismo pudieran tener un desarrollo indefinido puesto que lo revolucionario es, sobre todas las cosas, la voluntad revolucionaria" (Pasado y Presente, 1964: 288). O lsmael Viñas, quien decía "parece casi increíble que a esta altura se deba discutir so- bre la violencia entre quienes dicen ser revolucionarios. Los revolucionarios no hacemos un culto de la violencia, pero tampoco somos herbívoros. Sabemos que el régimen no será derrotado pacíficamente, que los privilegiados no se dejarán despojar cortés y amablemente de sus privilegios. No es eso sólo: la reacción usa permanentemente la violencia. Para mantener la explotación de los trabajadores. Para impedir la labor de esclarecimienlo. Para impedir que el pueblo participe de los derechos de la propia democracia burguesa" (Libera- ción,1964:4\. Tales así que el esquema interno de las organizaciones políticas se militariza y comienza a regirse con modelos donde imperan el verticalismo y la secula- rización interna. En este sentido, León RozitchnerCaballero comenta que "en todas las organizaciones de izquierda de la época la figura del líder era fundamental, te- nemos que recordar lo que significó la figura de Fidel Castro y el "Che" Guevara, no sólo en Cuba y Argentina, sino en toda Latinoamérica. (...) El ejemplo del "Che" Guevara, el ejemplo aguerrido, el ejemplo del héroe negaba la instancia de detenerse en lo contundente de la realidad para sobrepasarla e ir más allá, puesto que para ir más allá hay que detenerse en lo contunde de la realidad, será quizás por eso que finalmente nos quedamos más acá." (Rozitchner, 2005: entrevista personal). La muerte de ErnestoDalla-Corte "Che" Guevara Linch en la selva boliviana en 1967, define de algún modo la dimensión que asume en este hombre el compromiso con sus ideas. Tal es así que el "Che" Guevata, para la jerga guevarista no muere, "cae". "Hasta la victoria siempre" es la consigna imperativa que plantea la existencia individual entregada a una praxis de transformación colectiva hasta la muerte, y para siempre. Fue la visión mistificada, heroica y trágica del com- promiso con la causa. JoséGabriela Pablo Feinmann ha caracterizado este período de nuestra historia con la idea de la utopía: "hay algo que aguarda en el futuro, algo por lo que habrá que pelear pero, asimismo, algo que no podrá sino realizarse" (Feinmann, 1999:277). La utopía de la cultura política de la izquierda, dice Feinmann, fue, siempre, una utopía garantida: ella era, sin más, el sentido de la historia, nada podría impedir su realización, y la justificación profunda de una vida radicaba en volcarse a esa verdad que la trascendía, que la arrancaba de su mera individualidad y la mixtu- raba con la hisloria, nada menos. tT l

La problemática peronista y su proscripción política

Quienes habían contribuido a desencadenar el golpe militar del 16 de junio de 1955 que derrocó el gobierno de Perón, pronto descubrieron que Sostenían un régimen impopular. De algún modo, la ilegitimidad delgobierno y de los Partidos Politicos que habían acompañado el golpe, colaboraron en la decadencia de la noción de democracia y favorecieron la consolidación de la violencia como forma de acción política en el conjunto de la sociedad. Algunos historiadores definen este período de la historia Argentina como "parlamentarismo negro por el ejercicio de la política fuera de los canales institu- cionales, o juego imposibteporque cada uno de los actores tenía capacidad para bloquear los proyectos de sus adversarios pero era incapaz de realizar los suyos dadas las dificultades de ganar elecciones sin contar con el voto peronista y de conservarse en el gobierno sin el apoyo del Ejército que proscribía al peronismo" (Tcach, 2003:24). Las acciones del presidente de facto Aramburu fueron claras: intervino la CGT, luego disolvió el partido peronista, inhabilitó para obtener empleos en la administración pública a sus afiliados y a quienes habían ocupado cargos sindi- cales durante su gobierno. También implantó la ley marcial, fusiló a seis militares sublevados y dieciocho civiles fueron ejecutados en Lanús,Caballero al igual que un grupo de obreros en un basurero de José León Suárez. Este úllimo episodio

195 particular y el descrédito de la democracia en general; muchos creyeron des- cubrir tardíamente una positiva dimensión popular en el peronismo, y así, su tradicional oposición al régimen -su tradicional antiperonismo- empieza a ser visto como un error. De este modo lo expresa la Revista Nueva Política, donde colaboran Juan Carlos Portantiero, Hamza Alavi, Rodolfo Walsh o José G. Vazeilles, que en una editorial plantea que uno de los problemas "se traduce principalmente en la preocupación del papel del peronismo, la tarea de la izquierda en relación con el mismo, la construcción del "partido revolucionario", y debajo de todo eso, fundamentándolo ¿cómo nacionalizar realmente nuestra revolución?" (Nueva Política, 1965: 3). Numerosas publicaciones de la época reflejaron una permanente preocupa- ción por la relación entre izquierda y peronismo, entre intelectuales y pueblo, entre nacionalismo y marxismo, así como la agobiante imposibilidad de canalizar institucionalmente las controversias políticas y eldesacuerdo. Esta situación co- laboró no sólo para convertir a la prensa y las editoriales en espacios de inter- cambio ideológico de urgencia, sino para alentar diversos grupos de presión que buscaban vías alternativas donde dirimir el poder. Como vimos, en los primeros años de la década del Sesenfa, el grupo Contorno Caballero es el primero en preguntarse qué lugar debe ocupar lo político en la tarea intelectual, pero pronto pierde el mo- nopolio de esta preocupación. Rápidamente proliferan otras publicaciones, algu- nas marxistas, otras peronistas y luego marxistas filo peronistas como lzquierda Nacional, Militancia Peronista o El Popular, donde destacan la participación de Jorge Abelardo Ramos, Rodolfo Ortega Peña, Juan José Real, Hernández Arre- guio Rodolfo Puiggrós. Así, poco a poco, madura entre muchos ¡ntelectuales y militantes el deseo de organizar una identificación entre intelligentsia y pueblo en un bloque político co- mún, contrapuesto a los gobiernos de facto (o pseudo democráticos) inflexibles y autoritarios. Esta situaciónDalla-Corte se agudiza especialmente a partir de la dictadura de 1966, cuando el gobierno de Onganía no sólo clausuratodas las posibilidades de acción política institucionalizada, sino que interviene último bastión democrá- tico: la Universidad. A partir de aquí la proscripción peronista parece extenderse también al control de espacios de recreación como bares, salas de baile y hote- les alojamiento. Se persigue ya no sólo al partidario sino a una moral libertina. Entonces, que eljuez De La Riestra tuviera potestad para decidir en materia de cine,Gabriela teatro o literatura, se vivió como un atropello inconcebible en los ámbitos de la cultura. Asíemergen y se fortalecen dos ideas: 1. el gobierno como adversario común a los intelectuales y a las clases populares, y 2. las Fuerzas Armadas como el actor desequilibrante que se interpone entre el pueblo y el poder. La represión y la censura pone a todos en un mismo bando y convierte a la dictadura en el eje organizador de esta unidad. La necesidad de organizar una vanguardia que emprenda la lucha armada es ya, para muchos, una certeza. Fuentes y bibliografía citadas

ANSALDI, Waldo y FUNES, Patricia (1998). "Viviendo una hora latinoamericana". Cuadernos del CISH, Nq 4, (La Plata), pp.l3-75. ÁVRI-OS, C. y otros (1964). "Editorial". Táctica,Año l, Nel (Buenos Aires). EDITORIAL (1960). --. Gaceta Literaria, Año 4, Ne 21 (Buenos Aires). FEINMAN, José Pablo (1999). La Sangre Derramada. Violencia Política. Buenos Aires: Ariel. GRAMSCI, Antonio (1974). La formación de los intelectuales. Barcelona: Grijalbo. JAMESON, Fredric (1984). Periodizar los 60'. Córdoba: Alción. MORELLO, Gustavo (2003). Cristianismo y Revolución. Tesis, Córdoba. PORTANTIERO, J.C., ALAVI, H., WALSH R., VAZEILLES, J.G. (1965). "Editorial", Nueva Po' lítica, Año 1, Ne 1 (Buenos Aires). SARLO, Beatriz (2001). La Batalla de las ldeas. Buenos Aires: Ariel. SCHMUCLER, Héctor (1964). "Problemas del Tercer Mundo". Pasado y Presente, Año 1, Ne 4 (Buenos Aires). SIGAL, Silvia (2002). lntelectuales y poder en Argentina. La década del sesenta. Buenos Aires: Siglo XlX. TCACH, César (2003). "Golpes, proscripciones y partidos políticos". En Nueva HistoriaArgen- fina. Buenos Aires: Ed.Sudamericana, T.Xl. TE_RÁN, Oscar ('1993). Nuestros Años Sesenla. Buenos Aires: El Cielo por Asalto. VIÑAS, lsmael (1964). "Editorial". Liberación, Año 3, Ne 23 (Buenos Aires). Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

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Gabriela ComunicacionesCaballero

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Gabriela Caballero

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Gabriela Alcalá Ferráez, Carlos.l Expresiones de conflicto. Violencia e intereses, Cam- peche, 1869

Este trabajo pretende, a través del estudio del conflicto entre Pablo García, Gobernador del Estado de Campeche en 1869 y sus opositores, analizar los procesos de conflicto y violencia dentro de una esfera política de búsqueda de espacios de participación y reordenamiento estructural, explicar las dificultades que implica la construcción de una definición precisa para la palabra violencia debido a su doble papel en función de quien la utiliza como grupo político, su diferenciación con el término conflicto, a pesar de estar fuertemente asociadas, pero que este último, representa un aspecto más general, mientras que el hecho violento se manifiesta como una expresión del problema. De igualforma, debido al ámbito que abarca este tema, el papel de los intereses en esta contienda es analizado brevemente para enlazar, las verdaderas intenciones de un grupo y cómo las disfraza ante la colectividad social para validar su proceder. En este sentido es palpable, a través de un conflicto, cómo la violencia se convierte en un elemento por parte del estado para la justificación de proyec- tos ideológicos y protección de esquemas democráticos bajo un marco legal plenamente establec¡do, pero que en realidad, forman parte de una eslrategia encaminada al control político, económico y social. CaballeroPor otra parte, la oposición, que en este caso, tiene la suficiente fuerza para hacer frente a esta situación, juega sus cartas basándose en los lazos y las relaciones que algunos de sus líderes poseen en la capital del país y de igual forma, estructuraron un ámbito legal que justificara sus protestas y acusaciones, lo cual llevó a Pablo García a ser sometido a juicio político. Las fuentes utilizadas provienen del Archivo de la Casa de la Cultura Jurídica de la Ciudad de Campeche en la que se consultaron los expedientes relativos a las acusaciones contra Fernando Duque de Estrada y Francisco Carrillo por rebelión, así como el relativoDalla-Corte al amparo solicitado por Joaquín Blengio. De igual forma, la Hemeroteca del Archivo General del Estado fue base para la revisión del periódico oficial de esa época El Espíritu Público. Se concluye que el doble papel que puede jugar tanto el conflicto y su expresión más fuerte, la violencia en un enfrentamiento político de dos grupos, como elementos de interpretación para justificar las acciones que llevaron a cabo. Gabriela Martínez Moya, Armando.2 Resistencia republicana desde ta educación itustra- da en elproyecto educativo de Prisciliano Sánchez en Guadalaiara (1824-1827)

Al consumarse la independencia mexicana en 1821 se fue impulsando un proyecto liberalpara darle cuerpo a la naciente república. Su origen se remonta a los proyectos ilustrados impulsados en plena época colonial, incluyendo la constitución de Apatzingan del insurgente Morelos en 1814 y la Constitución de

1. Doctorando Historia de América. Univers¡tat de Barcelona. 2. Profesor titular en la Universidad de Guadalajara. UPN/lSlDM/SEP. México

201 Cádiz desde 1812. Pero la forma como se consumó la independencia hizo dif ícil impulsar las nuevas doctrinas, pues los grupos más conservadores que parti- ciparon en el proceso de emancipación, los hizo actuar desde un principio en contra de la transformación del régimen político, económico y social. En Jalisco se fue desplegando desde el momento mismo de la independencia, una genera- ción liberal, la cual encabezó Prisciliano Sánchez, quien contribuyó a establecer la Primera Republica Federal en 1824 y con ello el Estado Libre y soberano de Jalisco en 1825. Sánchez representa elclásico intelectual ilustrado que a con- tracorriente impulso una tendencia contraria al conservadurismo. Autodidacta y trabajando en diversos empleos, logró obtener el título de abogado y colaborar como correo de los insurgentes antes de la independencia. Al establecerse el Congreso Constituyente en 1823 para elaborar la primera constitución, Sánchez redacta el Pacto Federal de Anahuac, base doctrinaria para la configuración de la primera República mexicana. Una vez en Jalisco, es electo su primer gobernador constitucional en 1826 e inicia una importante reforma. Tanto en elterreno hacendario, como en los servicios asistenciales, en el control de la lglesia, en la educación pública elemental como superior, como en muchas otros ámbitos, es desde un principio un gran reformador que todo lo quiere cambiar. Caballero Tal vez sea en el terreno económico donde esté su punto más débil, pues sus disposiciones proteccionistas hace que se desarticule una importantísima red productiva y comercial que se había venido construyendo desde el siglo XVlll y que habían convertido a la región en un importantísimo centro económico con conexiones en todo el territorio y aún fuera de é1. Es en el ámbito educativo donde Sánchez expresa mejor su perfil reformador: elabora una importante ley educativa que reforma curricularmente la educación infantil, cierra la anquilosa- da universidad colonial y funda el lnstituto de Ciencias del Estado, integrando en él la formación científica. La reacción de los grupos propietarios y más conserva- dores no se hizo esperar Dalla-Cortey pronto lograron impulsar una reacción centralista que intentará echar abajo las reformas. Sánchez murió prematuramente y no alcanzó a ver elfruto de ellas.

Morales Peña, Alicia.3 Una revisión necesaria. La independencia venezolana desde la perspectiva Regionaly Local (elcaso de Guayana) Gabriela El proceso de emancipación venezolano no es el mismo en todo el país. Cada ciudad y localidad de Venezuela aunque forme parte delcontexto nacional, tiene sus propias especificidades y en cada una de nuestras regiones lo nacional toma expresiones particulares y adquiere forma propia. En consecuencia, se hace necesario recurrir a las historias particulares de las regiones y ciudades, para advertir en ellas cuál ha sido la consideración que en relación a la inde- pendencia han dado a los hechos ocurridos fuera de Caracas, antes y después

3. Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes. Departamento de Historia de América y Venezuela.

202 del 19 de abril de 1810 -fecha en la cual se asume el manejo de los asuntos internos con la instalación de la Junta Suprema Defensora de los Derechos de Fernando Vll, desconociendo a la Regencia- pues de otra manera se estarían desconociendo los distintos pronunciamientos de otras provincias en las que no se produjeron actas de adhesión a la Junta Suprema de Caracas, y en las que tampoco se crearon juntas al estilo de la del cabildo caraqueño al conocerse la ilegitimidad del Consejo de Regencia de Cádiz. Si esta fue la realidad, cabe preguntarse ¿cómo se desarrolló la idea de atribuirle a Caracas la exclusividad del movimiento emancipador de Venezuela? La respuesta debe encontrarse en la historiografía que se desarrolló en el fragor de la guerra y una vez culminada la misma. De allíque la intención de este trabajo sea la de tratar de impulsar la impor- tancia de conocer, desde la perspectiva historiográfica, el proceso de emanci- pación venezolano fuera de lo ocurrido en la región central para estimular una actitud comprometida frente el estudio regional con todo lo que el mismo implica, tomando para ello el representativo caso de Guayana principalmente, ciudad que opuso resistencia al ideal de emancipación y se declara fiel a la regencia des- pués de haberse acogido de manera formal a la proclama caraqueña. Así, funda- mentaremos el sentido que tiene rescatar los procesosCaballero regionales y la necesidad que apremia de incorporarlos dentro de la Historiografía de Venezuela, pues un aspecto de la independencia de Venezuela como lo es el de la historia regional, relevante para entender el proceso de forma integral, ha sido insuficientemente abordado, adaptándose los procesos particulares de las regiones dentro de los requerimientos centralistas de la Historia oficial -incluso en los mismos estudios dedicados a las regiones- debido al afán de la misma por presentar una imagen unificada delterritorio venezolano que no existió durante la independencia.

Martínez Mauri, Mónica.aDalla-Corte El pueblo Kuna ante la construcción del Estado pana- meño, 1903-1953

Durante la primera mitad del s. XX el pueblo kuna de Panamá logró un alto grado de autonomía política respecto al Estado nacional. La presente comunica- ción ha analizado este singular proceso autonómico mostrando que, durante el período 1903-1953, el pueblo indígena kuna construyó un modelo de nación al mismoGabriela t¡empo que Panamá intentaba constituirse como Estado-nación. Para ello se han utilizado los datos obtenidos en Kuna Yala a partir de un trabajo de campo etnográfico de 19 meses e investigaciones en los Archivos de la lntendencia de San Blas, los Archivos Nacionales y del Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá. El punto de partida del análisis ha sido la independencia de Panamá de Co- lombia en 1903. La primera parte de la comunicación ha mostrado cómo este año dio paso a una época de grandes cambios para la sociedad tradicional kuna

4. Universitat Autdnoma de Barcelona/ Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales.

203 y su relación con los agentes estatales. A continuación, se ha podido observar cómo la introducción de la educación occidental, las fuerzas policiales y las mi- siones en Kuna Yala, determinaron la intensificación de los pactos familiares, el nacimiento de nuevas tendencias políticas, la revolución tule de 1925 y la negociación de la autonomía indígena. Al considerar los años que siguieron la revolución, se ha analizado la figura de Nele Kantule, el cacique que negoció los derechos sobre la propiedad de la tierra con el Estado panameño gestando la compleja estructura política kuna actual. Las costumbres e instituciones tradicionales fueron entonces readap- tadas y mezcladas a partir de un proceso de cambio gradual para responder a las realidades políticas, económicas y burocráticas contemporáneas. Tras la muerte de Nele Kantule, se ha tenido en cuenta la unificación de las facciones kunas y la redacción de la "Carta Orgánica de San Blas", a partir de la cual se institucionalizó el Congreso General Kuna (reunión semestralde las autoridades indígenas de todas las comunidades). La aprobación de la Ley 16 del 1953 que estableció definitivamente la condición jurídica de la comarca de Kuna Yala, ha puesto el punto final a la presentación. A modo de conclusión puede afirmarse que en esta comunicación se ha intentado mostrar la respuesta kuna -basada en negociaciones a tres bandas (Panamá, Kuna YalaCaballero y Estados Unidos) y en el trabajo de mediadores- al proyecto hegemónico panameño.

Rojas Mira, Lía.s Procesos de cambio en México: el caso de Tula entre la indus- trialización y la conseruación de los valores familiares

La comunicación se inició con el relato de un conflicto surgido en octubre de 1973 entre las autoridades de la presidencia municipal de Tula de Allende (cabecera municipal de Tula que se encuentra a 80 km. de la ciudad de México y pertenece al Estado deDalla-Corte Hidalgo) y un grupo de mujeres pertenecientes a la Asociación de Padres de Familia de la escuela Venustiano Carranza. Repre- sentantes de la mencionada Asociación, del club Rotario y de Leones habían solicitado hablar con el presidente municipal para manifestarle su preocupación ; por una serie de hechos que estaban ocurriendo en la ciudad: aumento de la t delincuencia, prostitución y robos. Estos fenómenos se percibían relacionados con que hacía dos años se había t iniciadoGabriela la construcción de una refinería y la ciudad había estado sometida a un acelerado proceso de inmigración y urbanizacion que transformó elespacio y la población. Uno de los primeros problemas en manifestarse fue el habitacional; la repentina entrada de capital y la inmigración masiva elevaron enormemente el precio del suelo urbano y promovieron la especulación. El proceso inflacionario no sólo cuadruplicó el precio de alquiler de viviendas, también los productos de primera necesidad alcanzaron precios más altos que en la ciudad de México. Ante estas circunstancias podemos afirmar que estaban dadas las condiciones

5. Doctoranda en Antropología de la Universitat de Barcelona.

204 para que cualquier nuevo elemento hiciera estallar el conflicto, y ese nuevo ele- mento fue el permiso que dieron las autoridades para abrir centros nocturnos en la ciudad. Ante la negativa del presidente municipal a escuchar a ese grupo de mujeres es que ellas deciden organizar una manifestación frente al Palacio Municipal. Acordaron que participarían solamente mujeres y elaboraron carteles y mantas en las cuales se pedían 'orden y no lujos', 'progreso no sólo mafioso y material, sino también moral', 'no cambien por dinero el honor de nuestras hijas', 'garan- tías para los de Tula y no solamente para los fuereños." El análisis de este conflicto permite plantear una serie de problemáticas, por un lado, disculir algunas de las interpretaciones de este tipo de protesta como resultado de una lucha entre tradición y modernidad y por otro, repensar las estrategias de los grupos subordinados para expresar su descontento. Resul- ta importante destacar el hecho de que fueran mujeres quienes organizaron la manifestación, las cuales utilizaron su condición de madres para trasladarse del ámbito privado al espacio público y enfrentarse así al poder político. No obstan- te, la manifestación fue desmesuradamente reprimida, el presidente municipal ordenó a la policía golpear y detener a sus dirigentes, evidenciando con ello la escasa apertura para la expresión de disidencias fueraCaballero de los espacios institucio- nalizados por el propio poder. Las fuentes utilizadas incluyen testimonios recogidos a través de entrevistas semi-estructuradas y conversaciones durante el periodo de trabajo de campo; también elperiódico local La Región.

Rovira, Rossend.6 El rol redistribuidor de las elites prehispánicas del Valle de M éxico : Aprox i m aci ó n di acró n ica Dalla-Corte La presente comunicación sintetiza el proyecto de investigación doctoral del ponente mediante una breve visión de los indicadores arqueológicos y datos etnohistóricos que nos informan del uso de la redistribución económica como instrumento de poder en dos culturas diferentes del Valle de México: Teotihua- can (100 - 650 DC.) y México-Tenochtitlan (1300 - 1521 DC). La primera de ellas se erigió como la primera gran cultura urbana del Va- lle de México entre el 100 aC. y el 650 dC, convirtiéndose en la ciudad más complejaGabriela y densamente poblada de Mesoamérica durante el Horizonte Clásico albergando a más de 125.000 habitantes hacia el año 500 dC. El alto grado de especialización artesanal desarrollado en Teotihuacan, así como las directrices ideológicas y estéticas que se reflejan en sus diferentes manifestaciones artís- ticas (arquitectura, escultura, pintura mural o artes muebles) son diagnósticos de la profunda implicación de la elite rectora de la Ciudad de los Dioses en el proceso de producción económica que tuvo lugar en ella. Diferentes investigado- res han especulado sobre su organización, aunque la ausencia de indicadores

6. Doctorando en la Universidad Complutense de Madrid.

205 arqueológicos relativos a la existencia de mercados sugiere un panorama difícil de abordar en este sentldo. En consecuencia, elpresente proyecto de investigación doctoral propone es- tablecer un modelo de economía de base redistributiva para Teotihuacan, acorde con el actualestado de la investigación arqueológica de esta cultura urbana. Tal proposición teórica implica que las prácticas institucionalizadas de centralización y reparto jerárquico de bienes económicos hayan quedado reflejadas en diferen- tes contextos y fenómenos arqueológicos. Los propuestos por nuestro estudio son: primero, la estipulación de un patrón de cerámica estándar para la vajilla de servicio teotihuacana; segundo, la localización de grandes contenedores aso- ciados al almacenaje de granos y líquidos; y, tercero, la disposición espacial de las estructuras arquitectónicas o contextos geológicos (cuevas, oquedades) utilizados para la preservación centralizada de víveres. La creación de un modelo de vajilla de servicio estándar realizando ejercicios de arqueología experimental en torno a las tipologías y las capacidades cúbi- cas proporcionará una excelente información referente a la existencia de pautas de racionamiento alimenticio en Teotihuacan. En la misma tesitura, la ubicación centralizada de grandes contenedores y de estructuras asociadas alalmacenaje de alimentos y líquidos reflejará la capacidad de Caballerocaptar, controlar y distribuir productos de consumo básico por parte de la elite teotihuacana. Para el Horizonte Posclásico Tardío (1300 - 1521) disponemos de una multiplicidad de documentos tanto indígenas como hispánicos que aluden a la existencia de prácticas redistr¡butivas en el seno del mundo azteca-mexica. En este sentido, el análisis etnohistórico tanto de las fuentes clásicas del siglo XVI como de documentación inédita depositada en archivos españoles y mexicanos posibilitará entender la relación existente entre el sistema de centralización y movimiento estratificado de bienes económicos que hallamos en los palacios y templos tenochca con los circuitos de abastecimiento comercialde los cuales se sirvieron el resto de gruposDalla-Corte sociales de México-Tenochtitlan. En conclusión, Teotihuacan y México-Tenochtitlan, aún siendo muy próximas en el ámbito geográfico y cultural, podrían reflejar dos modelos de adaptación r¡ ri al medio físico y de desarrollo y económico sociopolítico diferentes y complejos. {: La síntesis plasmada en esta comunicación parece indicar que hay suficientes & á ñ: datos para poder realizar una investigación al respecto. * * Gabriela *, Sánchez, Carla María.7 La Universidad como factor de cambio social en Et Sat- vador. La experiencia de lgnacio Ellacuría

El 16 de Noviembre se cumplieron dieciséis años de la muerte de seis je- suitas y dos colaboradoras en la Universidad Centroamericana de El Salvador (UCA). Estos asesinatos a manos de la fuerza armada y dentro de la última gran ofensiva militar lanzada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación

7. Doctoranda en Historia de América de la Universitat de Barcelona/ Universidad Centroameri- cana.

206 Nacional (FMLN), se suman a más de 75.000 víctimas de la guerra civil que vivió el país a lo largo de 12 años y llegaron a ser determinantes para evidenciar lo absurdo de la guerra e impulsar las negociaciones de paz. La praxis de la igle- sia salvadoreña representa una particular opción de resistencia frente al poder en los años más cruentos de la guerra civil. En el ámbito académico, la figura de lgnacio Ellacuría demuestra esta afirmación. Este trabajo quiere acercarse a su particular manera de comprender la realidad salvadoreña y su búsqueda por transfOrmarla, en Su carácter de saCerdote, filósofo, teólogo, sistematiza- dor de los principios de la universidad; su concepción de que la primera y más importante tarea universitaria fuera "la realidad nacional", su análisis de esta realidad desde el lema "libremente parciales por las mayorías populares", todos elementos que denotan una manera de comprender a la universidad como una realidad social marcada históricamente por la sociedad en la que está inserta, y destinada a iluminar y transformar esa misma realidad. Esta visión tanto para él como para sus compañeros, era algo Sostenido por la convicción de que el quehacer intelectual, cuando cultiva la realidad, conlleva tantos riesgos como cualquier otro. Sus vidas son el mejor testimonio. Para este trabajo, las fuentes documentales utilizadas provienen de las obras de Rodolfo Cardenal(1989) Ser jesuita hoy en Et Salvador (artículo publicado en ECA,Caballero 493-494, San Salvador) y del propio lgnacio Ellacuría (1989), El Desafía de las mayoría pobres. Discurso de aceptación det premio Alfonso Comín. Barcelona, noviembre de 1989 (publi- cado en ECA ns 493-494, San Salvador). lgnacio Ellacuría naciÓ en Portugalete, Vizcaya, en noviembre de 1930. En- tró en la Compañía de Jesús en 1947 y un año después formó parte del grupo enviado a fundar el noviciado jesuita en El Salvador. Entre 1950 y 1955 estudió en Quito, Humanidades clásicas y Filosofía. En 1962 inició eldoctorado en teo- logía en lnnsbruck y preparó paralelamente la tesis sobre Xavier Zubiri para el doctorado en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid; la relaciÓn intelectual y humana conDalla-Corte Zubiri lo convirtieron en discípulo y heredero de su obra. En la UCA comenzó dando clases de Filosofía en 1967, en 1979 fue nombrado Rector de la Universidad y Vicerrector de Proyección Social. Su pre- sencia en la Universidad se hizo sentir en la apuesta por la producción y difusión de pensamiento. Las publicaciones llevadas a cabo por la Editorial Universitaria son ejemplo de ello, resalta la Revista de Estudios Centroamericanos (ECA) donde era el jefe del consejo redactor. En su período de Rector se fundaron el CentroGabriela de lnformación, Documentación y Apoyo a la lnvestigación (ClDAl), el lnstituto de Derechos Humanos (IDHUCA), el lnstituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) y elCentro de Reflexión Teológica Monseñor Romero. Uno de los proyectos que no alcanzo a ver realizado fue la radio universitaria, YSUCA, que salió al aire en 1990. La proyección social de la UCA explica en gran medida por qué ésta llegó a convertirse en punto de referencia obligado para la prensa extranjera, académicos de otras latitudes interesados en el país, embajadores y políticos estadounidenses y europeos. Los pronunciamientos, en los cuales la UCA tomaba postura oficial ante los acontecimientos, adquirieron una gran relevancia en la década de los ochenta.

207 urizar o., Gabriela.s La conquista det ciudadano. Estado, sociabitidad y pro- yecto de Nación en elChile Decimonónico.

Esta comunicación tiene como objetivo abordar un estudio exploratorio sobre las intenciones, estrategias y prácticas utilizadas por la elite con el objeto de intervenir la sociedad y sus costumbres durante el siglo XIX en chile. ¿eué modelos se proponen?; ¿cuáles son las vías para conseguir los objetivos?; ¿que papel cumple la sociabilidad en el plan estatal? y ¿cómo se vinculan sociabilidad e identidad en el proyecto de nación?. La noción de una sociabilidad deseada fue utilizada como categoría de aná- lisis durante el siglo XIX en Chile. En torno a ella se organizan diferentes dis- cursos políticos de orden social y educacional. La sociabilidad puede definirse como formas de comportamiento socialmente aceptado, que dependen de la cultura a la que está referida. Dentro de una sociedad, múltiples sociabilidades se organizan jerárquicamenle, quedando algunas marginadas del modelo so- cial dominante. La sociabilidad está pautada consciente o inconscientemente por una mentalidad o ideología, pudiendo manifestarse en un modelo concreto elaborado intelectualmente. Así, al tomar la sociabilidad como objeto de estudio, podríamos obtener información sobre la ideología deCaballero un grupo determinado de individuos. Es el sentido de identidad que entrega la sociabilidad lo que permite entender la necesidad de utilizarla como medio para conseguir la consolidación de un modelo impuesto. Pasa por generar una vinculación identitaria nueva, una identidad asignada, basada en concepciones aceptadas y/o impuestas por la sociedad, donde no prevalece la voluntad individual. Durante la primera mitad delsiglo XlX, chile debe autoafirmarse como Esta- do independiente en un primer momento y más tarde como nación. Es en este momento cuando se crea un imaginario colectivo identitario, sobre lo que debe ser la sociedad y sus miembros.Dalla-Corte se exaltan símbolos, ritos, fiestas cívicas y modos de comportamiento, mediante los cuales se pretenderáorganizar y darle significación al nuevo sistema. ¡ Desde la elite intelectual y gobernante se genera un plan conscientemente * elaborado para alcanzar una meta conscientemente planteada. se persigue la creación de una nueva sociabilidad con un afán de renovación total del tejido y funcionamiento social. La sociabilidad que se tratará de imponer se basa en un referente apropiado y apropiable, el comportamiento de la elite, que a su vez tieneGabriela su referente en las sociedades "exitosas" de Europa y Norteamérica. se vuelve relevante la re-socialización por medio de la educación formal y el establecimiento de leyes reguladoras de las costumbres. Además se recurre a prácticas informales coÍno vías de integración popular: sociedades filantrópicas y políticas, festividades de congregación masiva, elteatro y la literatura, especial- mente la novela y los manuales cívicos. Se privilegia la existencia de la una cultura cívica, una educación, y un com- portamiento social público y privado adecuado. La intención de la elite es trans-

8. Doctoranda en Historia de América de la Universitat de Barcelona.

208 formar la sociedad existente e integrarla al proyecto de naciÓn que Se pretende llevar a cabo. Este cambio deberá pasar por lo que hemos denominado aquí la Conquista del Ciudadano, eS decir la re-socialización de las masas para la for- mación de personas eficientes y disciplinadas, cuyo comportamiento Social Se desarrollase sobre cánones previamente establecidos y aceptados consensual- mente dentro del concepto de civismo y virtuosismo, como parte de la búsqueda del progreso nacional. La población es percibida como ciudadanos potenciales, que podrán acceder a los derechos republicanos y a la participación política, una vez que hayan aprehendido la nueva norma. La nación necesita de sujetos ciudadanos moralmente apropiados que cumplan los objetivos del orden social establecido. Así será el desarrollo de una nueva sociabilidad nacional la que permitirá cubrir la distancia existente entre el ciudadano real y el ciudadano po- tencial, para llegar finalmente a la conformación del ciudadano nacional pleno.

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

209 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Mesa ll

Historia de las mujeres, discurso, exclusión y movimientos socialesCaballero

Coordinadora Lola G. Luna

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Movimiento de muieres en Colombia. Buscando la paz, 1985-2000

María Eugenia Blandón Universitat de Barcelona

Caballero

,,Confesarse, hacer memoria para liberarse (...) volver la vista atrás, revivir su pasado y ver si sorprende el instante en que se rompió su dicha. El que no sabe lo que pasa hace memoria para salvar la interrupción de su cuento, pues no es enteramente desdichado el que puede @ntarse a sí mismo su propia historia " (Weil, 1996). lntroducción Dalla-Corte El periodo en el que conlextualizo las ideas, conceptos y reflexiones pre- Sentadas en esta ponencia es el comprendido entre 1985 y 2000, 15 años de convulsión política y social en Colombia, aunque hay quienes afirman que la historia colombiana es en sí misma una historia convulsiva. En este periodo pre- tendo rescatar la importancia de las mujeres como sujetas constructoras de paz, intentando de esta manera darle paso a la historia de la valentía, la resistencia y la luchaGabriela anti-patriarcal en medio de la ferocidad, el horror y las atrocidades del conf licto armado colombiano. Colombia cuenta con múltiples estudios en torno al conflicto armadol, sin embargo considero que es prioritario que este tema sea abordado desde una perspectiva que además de describir y analizar la crueldad de la guerra y las con- diciones sub-humanas en que nos ubica;también permita darle vida, luerzay rea- lismo a las acciones, propuestas y programas desarrollados por diferentes grupos sociales colombianos entre ellos de manera esencial los grupos de mujeres.

1. Recomiendo a García (2003).

213 Cada vez estoy más convencida de la importancia de trabajar desde la histo- ria de las mujeres y en mi caso desde elfeminismo. considero que trabajar des- de la historia de las mujeres es un punto de partida que puede permitir ofrecerle el lugar que le corresponde a las contribuciones que las mujeres han hecho por lapaz en Colombia. Por otra parte una gran mayoría de los analistas de paz en colombia le otorgan un lugar poco destacado altrabajo realizado por la mujer lo que por otra parte nos invita a que seamos las propias mujeres las que propendamos para que las acciones que se realicen tengan el lugar que se merecen y no sean in- visibilizadas o subvaloradas, caso excesivamente frecuente en la historiografía colombiana. Por ello pensando en esta nueva mirada quiero creer que la reflexión desde el feminismo y desde la historia de las mujeres nos permite acercarnos a un abordaje que pueda contribuir a dignificar, apoyar y promover las acciones de las mujeres por la paz. El accionar de las mujeres por la paz nos ubica en su trabajo incansable por derrocar la construcción social y simbólica que deja la guerra en todos los ámbi- tos (personales, familiares, sociales, afectivos y relacionales. Lo que obstaculiza y restringe en muchos casos el acceso a los serviciosCaballero básicos de alimentación, salud, educación o hace engorroso y difícil acceder a ellos. Veremos como de- safían el horror, la desazón y la perplejidad de no saber cómo continuar ante la impotencia del dolor y la muerte. Las mujeres apuestan por generar otras habilidades y otros modos de re- lación más recíprocos entre hombres y mujeres, vinculando el pensar un país libre de guerra, a un país libre de sometimiento y subyugación de un sexo a otro. Ellas desarrollan acciones que reivindican la vida haciendo una labor que nadie puede hacer por ellas, que es denunciar el impacto de la guerra en las mujeres y empezar a escribir su propiaDalla-Corte historia. "La lucha del feminismo es por la democracia en tanto su cuestionamiento al androcentrismo, pugna por un ambiente de libertad, respeto a la diferencia y contribuye a crearlo. Su análisis incor- pora nuevas dimensiones al análisis lradicional de los fenómenos sociales, ¡ntroduce la dimensión psíquica de la experiencia, valora el peso de lo imaginario, de lo simbólico. Así la visión autoritaria y limitada de la política enfrenta una visión de vida total, como polÍtica. A las visiones absfactas, totalizadoras, en las que dominan variadas categorías constituyentes de los sujetos, el punto de vista feminista integra las dimensiones diversas de cada sujeto, que involucran mente y cuerpo, los afectos, la vida intelectual, la sexualidad; expresa la multidimensionalidad de los sujetos soc¡ales" Gabriela1Álvarez, 1997: S). Quizás esta definición de concepción Alvarez puede ser uno de los caminos en los cuales se inscriben las acciones que realizan las mujeres constructoras de paz. considero que un buen comienzo para esta otra perspectiva analítica sea comenzar a desterrar la actitud morbosa ante la muerte que se ha enraizado en la sociedad colombiana y que los actos simbólicos y políticos que las mujeres han construido desde perspectiva .t su feminista y de su apuesta por una vida sin ,,i .+ guerra y contra el miedo demuestra por qué es tan valioso ser capaz de pensar tl y hacer con ternura, en medio del dolor y la sangre. :1

214 En todas y cada una de las acciones que las mujeres realizan ya sea en sus espacios locales y regionales hasta el activismo nacional e internacional, las mujeres reafirman su derecho de ciudadanas, se atreven a pensar, proponer y crear un país diferente al de ciudadanas de derechos, restringidos y difíciles de ejercer en plenitud en una sociedad autoritaria, desigual y empobrecida por actores nacionales e internacionales.

Algunos elementos del contexto soc¡al y polít¡co colombiano

Colombia es un país de 40 millones de personas, mas o menos 2 veces el te- rritorio español. Su población es mayoritariamente femenina (65%) y pluriétnica (india, negra, mestiza, mulata y blanca). Como la mayoría de los países empo- brecidos del mundo tiene una inmensa riqueza geográfica y recursos naturales así como de una gran biodiversidad de fauna, vegetación y una amplia variedad de climas (PNUD, 2000). Llama la atención que el petróleo, el carbón, las es- meraldas, las flores y muchos otros recursos naturales se encuentran ubicados justamente en las zonas donde el conflicto armado Se presenta con más fuerza. El conflicto armado lleva más de 50 años y se inicio por regiones, y aun es posible afirmar que el conflicto es más intenso en unasCaballero regiones que en otras2. A partir de los años 80 el conflicto armado y sus repercusiones directas e indirectas aumentan en todo el país. Hasta esta época se decía que Colombia tenia una condición de privilegio en América Latina, por no tener dictaduras y por tener un Supuesto crecimiento económico que mantenía mas o menos la clase media colombiana, sin embargo esta situación rápidamente cambia a partir de la mitad de la década de los 80 y la clase media comienza a precarizarse. En el contexto lnternacional y con repercusiones para el continente y para Colombia la reestructuración productiva mundial y las llamadas modernizacio- nes del Estado y su trasfondoDalla-Corte ideológico neo-liberal se convierten en políticas de ajuste estructural. Estas medidas, restringen las posibilidades ya escasas de disfrutar de algunas condiciones mínimas de necesidades básicas y acelera el deterioro económico y social que además es alimentado con la guerra y los nuevos actores (narcotraficantes y nuevas versiones del paramilitarismo). Históricamente en Colombia hemos tenido una democracia con pocos he- chos que le hagan honor a su denominación y multitud de negación de derechos en los cuales los de las mujeres han sido más que invisibles casi inexistentes. El autoritarismoGabriela ha marcado la pauta de la resolución de las diferencias desde el estado hasta los contextos locales y familiares. Las décadas de guerra han instaurado las vías armadas como resolución de conflictos que ahondan en las problemáticas ya existentes de pobreza y precariedad.

2. Existen múltiples referencias bibliográficas que tralan la historia de la violencia en Colombia. Considero que los tomos 1 y 2 de La Violencia en Colombia publicados en 1964 y reeditado en Tau- rus en 2005, cuyos autores son Germán Guzmán, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, son imprescindibles en este abordaje histórico.

215 La construcción social y simbólica de la guerra con su política de miedo ha conducido a asumir como normal la barbarie guerrera y a denigrar el valor de la vida. Por ello es precisamente en este contexto de lo simbólico- social en el que las mujeres construyen sus discursos y comienzan a darle identidad a sus acciones como sujetas actoras y constructoras de paz, Las mujeres con su labor logran desenmascarar el miedo, nombrarlo, desmitificarlo, bajarlo de aquel umbral inalcanzable en el que la guerra lo ha situado.

Gonflicto armado: Actores

Muchos analistas dicen que el conflicto se ha convertido en una guerra por la guerra y puede ser en contra de la sociedad. De esta manera llegamos a la población civil que es la mas afectada por la guerra, al igual que favorece la violencia política ya que le ofrece el escenario perfecto para la violación a los derechos humanos (Bejarano, 2005 y Zulela, l gg8).

Guerrilla. o mejor los diferentes grupos guerrilleros, que desde su creación y con el transcurrir y permanencia por tanto tiempo se han transformado política ideológica y militarmente. La guerrilla colombiana Caballerose le conoce como la más antigua de América latina.

Paramilitares. Grupos armados que tienen como principio apoyar al ejercito, a los terratenientes, a los narcotraficantes y en los últimos años ha incursionado en el área urbana estableciéndose territorialmente en grandes sectores de las principales ciudades del país, aunque sigue siendo mayoritaria su influencia en el área rural.

Ejército. su función esDalla-Corte salvaguardar los diferentes programas de seguridad presidencial, o lo que podría leerse como que entre 1gB5 y 2000 el ejército co- lombiano ha tenido el camino abierto para intentar corregir con las armas lo que debería ser negociado con el dialogo y el entendimiento. Su capacidad bélica ha sido fortalecida a partir de los 90.

El negocio del narcotráfico sin poder definirse como un actor armado sola- mente, es completamente pertinente ubicarlo en el contexto de la guerra, ya que esta imbricadoGabriela en las disputas territoriales y en todos los estratos de la socie- dad colombiana. Este tema en sí es un apartado específico y suficientemente documentado por diferentes analistas internacionales y nacionales,3 quería sí llamar la atención sobre dos aspectos que atañen al planteam¡ento del presente trabajo. Uno es la contribución del narcotráfico al deterioro del respeto a la vida y a la legitimación de la violencia y las armas como método de resolución de conflictos. Y otro como los planes para luchar contra el narcotráfico en muchos

3. Dos autores que recomiendo por su abordaje crítico y metodológico son Salgado Ruiz (2005) y Molano (1995).

216 casos se realizan en contra de los campesinos y campesinas pobres como es el caso de las fumigaciones aéreas que arrasan con todos los cultivos en zonas en donde el alimento y el desarrollo económico no son propiamente los principales baluartes de la región y por el contrario poco o nada se dice de los vendedores y de los consumidores de las elites de los países productores y consumidores del primer mundo así como de las redes internacionales que les dan soporte y que participan del negocio sin la estigmatización que cargan los países productores.

"Es indiscutible que el influjo del narcotráf¡co ha implicado una mayor aceleración y mayor comple- jidad de la guerra que se vive en Colombia: y esto en razón del peso significativo que los dineros provenientes del narcotráfico tienen en la financiación de la guerra que vive el país". .. "Entre más se consoliden los vínculos de los actores armados con los recursos provenientes del narcotráfico, más se introduce el conflicto en un parámetro de delincuencia común y más se expone a ser eva- luado y soluc¡onado según la perspectiva de seguridad planteada por los Estados unidos. Enlre más se conviertan los grupos guerrilleros y paramilitares en una forma de vida, menos interés tendrán los combatientes para adentrarse por un sendero que amenaza con quitarles los ingresos, poder y reconocimiento social con el que hoy cuentan".a

Aunque Colombia lleva más de 50 años de guerra, una diferencia tangible es que en los últimos 20 años del siglo XX los nuevos actores armados en escena recrean y renuevan viejas prácticas de crueldad y miseria humana. Pero es en este contexto que las mujeres irrumpen la escena políticaCaballero pública y se posicio- nan con tuerza.s

Movimientos de mu¡eres y propuestas de paz

En la mayoría de los conflictos armados la situación de las mujeres ha sido invisible para casi todos los anal¡stas y mucho menos aun tenidas en cuenta sus reclamaciones de verdad y justicia.6 Esta ausencia también se presenta cuando se realizan análisis de las contribuciones de paz, ya que son insuficientemente valorados los aportes innovadoresDalla-Corte y de alianzas que plantean las mujeres. El movimiento de mujeres por la paz en Colombia parte de la premisa en la que la complejidad y permanente degradación de la guerra no puede disfrazar de imposible una solución negociada; por el contrario hay que dejar de abrir los brazos a la guerra y promover una concepción del mundo con nuevos vínculos entre las relaciones entre hombres y mujeres, nuevos afectos y nuevos lengua- jes de comunicación. LasGabriela mujeres al desarrollar sus acciones en búsqueda de lapaz resignifican el lenguaje político, definen y se ident¡fican con una vida que no se enmarque en el

4. William Ospina, EI Tiempo, Bogotá, 15 de enero de 2003. 5. "A medida que pasan los años, la guerra empieza a ser considerada por los subgrupos y por todos los que se vean afectados como una cuestión de supervivencia, tanto en términos de vida individual como de identidad de grupos" (Lederach, 1998:39). 6. Aunque las mujeres en su mayoría no suelen participar directamente en las hostilidades, son las más afectadas por el desplazamiento forzoso. "Las mujeres constituyen entre el 42,91" y el 51 ,3% del total de las personas que se han visto obligadas a desplazarse y si se suman las mujeres y los niños, representan entre el 65,1% y el78,1o/o del total de los desplazadas y desplazados, esta ci- fra puede llegar a ser mayor en las concentraciones urbanas" (Red de Solidaridad Social, 2005: 9).

217 lastre de la guerra. Desarrollando trabajos en donde la historia no oficial contada y compartida entre las mujeres y por las mismas mujeres da origen a múltiples propuestas de acción y permita restablecer los lazos de confianza desarticulados por la lógica guerrera. Las mujeres apuestan para que en el ámbito familiar se transforme el am- biente de violencia que hoy lo acompaña. promueven soluciones no violentas y equitativas como manera de relaciones familiares y sociales. En sus palabras, Magdala Velásquez, una historiadora vinculada desde lo aca- démico y lo político al movimiento de mujeres por la paz en colombia nos dice que

"Partimos de la tesis que plantea que los orígenes de la injusticia e inequidad sociales y del conflic- to armado, más que en los hombres mismos, se encuentran en las estructuras patriarcales. Solo puede haber paz y sostenimiento de la misma cuando se acaben las estructuras sociales patriarca- les, se transformen las relaciones de subordinación y opresión de las mujeres y se resignifiquen las masculinidades y feminidades que harían posible una sociedad justa, equitativa, respetuosa de lá diferencia, con capacidad para resolver pacÍficamente y creativamente sus conflictos, en armonía con la naturaleza. En el marco de las implicaciones en el tuluro próximo del escenario de diálogos y negociación política del conflicto armado y social que vive el país y de concertación de la sociedaá que neces¡tamos y soñamos colombianas y colombianos" (Velásquez, 2000: 5).

una de las acciones que emprenden las mujeres es la denuncia a las viola- ciones como arma de guerra y crimen de lesa humanidad.Caballero Esta denuncia tiene una importancia fundamental ya que las violaciones se utilizan como estrategia de guerra y utilizan el cuerpo de las mujeres como botín de guerra.

"La violencia sexual contra las mujeres a menudo precede o está acompañada de la comisión de otros delitos contra ellas, o en personas cercanas, razón por la cual, muchas veces este t¡po de conducta es invisibilizada. Algunas veces se cometen esos actos violentos al mismo tiem- po que se perpetran matanzas o como manera de aterrorizar a las mujeres y a las comunidades. El testimonio de las supervivientes indica que algunas mujeres han sido violadas, (...) a ofas se las violó teniéndolas atadas, (...) mientras se obligaba a sus parientes a presenciarlo. A veces sucede que hombres armados secuestran a las mujeres, las retienen cierto tiempo en esclavitud sexual, las violan y las obliganDalla-Corte a desempeñar tareas domést¡cas,' (Velásquez, 2000: 7). Las mujeres luchan por visibilizar el impacto de la guerra en las mujeres, pero a su vez se esfuerzan por realizar propuestas de paz y resolución del con- flicto que las genera. Su objetivo primordial es contribuir a desarticular la lógica guerrera y hacer oír lavoz y de alternativas y posibilidades. En sus actividades hacen acopio del dolor antiguo y del presente e intentan abrazar la esperanza aun enGabriela medio del acecho constante de la guerra. "Documentar un hecho hislórico universal como el gue la violencia contra las mujeres en tiempos de guerra constituye una práctica aceptada por tácita tradición enfe los ejércitos conquistadores y el que el culto a lo masculino que impregna a las instituciones militares es por definición antifeme- nino y por lo tanto crea un ambiente host¡¡ a las muieres" (Velásquez, 2000:2.1).

Las mujeres desenmascaran el desplazamiento forzoso y su impacto en las mujeres. según la consultoriapara los Derechos humanos y el desplazamiento coDHES el aumento del desplazamiento ha sido de 27.000 personas en 1985 a317.375 en elaño 2000 de los cuales elST"/" son mujeres (Codhes,2005).

"Nosotras no vivíamos la violencia antes, éramos muy pobres pero vivíamos de la agricultura, la pesca, los animales domésticos.. Teníamos herramientas, medicinas, comprábamos lo que nece-

218 sitábamos. Empezó el bloqueo económico y no nos dejaban salir ni a comprar comida. Ellos están interesados en nuestras t¡erras por lo del canal (Canal lnteroceánico al Pacífico: Atrato -Truando) y por lo de los recursos de nuestro territorio (minerales y biodiversidad). Empezaron los bombardeos desde los helicópteros y nosotros no estamos en combate con nadie. Tuvimos que empezar a salir coniendo con nuestros hiios y dejar todo y escondernos varios días en el monte, en la selva. A las mujeres las violaron, las unían (las cosían), las capaban (les mutilaban los órganos genitales) y destrozaban. A las mujeres paridas, en nuestras casas nos levantaban el toldo con las armas y nos amenazaban para que saliéramos" (Ruta Pacífica de las Mujeres, 2003:75).

Las mujeres desplazadas enfrentan la vida en situaciones inhóspitas y de deterioro físico y Soledad. El desarraigo social cultural y económico que las hace vulnerables especialmente a las consecuencias de vivir en un paíS en guerra. Entre los centenares de acciones que desarrollan las mujeres podríamos destacar de manera inicial dos aspectos que demuestran la especificidad de sus acciones: - Las denuncias realizadas ante eltribunal permanente de los pueblos y ante la corte penal internacional. Los crímenes contra las mujeres no pueden quedar impunes y aunque el hecho inicial de la denuncia ya les cuesta un precio alto con entereza continúan luchando para que la verdad Sea esclare- cida y para que la reconciliación surja del entendimientoCaballero y la verdad. - El reiterado énfasis en la obl¡gatoriedad de la negociación política del con- flicto y la exigencia de garantía y protección de los derechos humanos y en especial los de las mujeres. Todo ello en el marco de una lgualdad jurídica, económica, política y social entre los hombres y las mujeres. Además pro- ponen mediaciones que van desde lo familiar a lo local hasta lo nacional e internacional.

En todas las actividades que realizan las mujeres buscan superar la condiciÓn de resistencia pasiva y transformarla en lo que han denominado resistencia act| ya. Las mujeres reclamanDalla-Corte SEGURIDAD en mayúsculas, pero la seguridad para Vivir con justicia Social y las necesidades básicas satisfechas, no una Seguridad que tenga como trasfondo las armas. En el trasfondo de las acciones de las mujeres se ha ido construyendo un pensarse mujer desde una perspectiva personal y Social que de cuenta de una construcción social de lo que significa ser mujer. En estas diferentes formasGabriela de crear conciencia personal y social de su subjetividad las mujeres Se vinculan en las últimas décadas a proponer, desde Su ser mujer, una nueva manera de luchas contra la guerra, cuestionar la lógica guerrera en Su tras- fondo patriarcal. Es de destacar que en algunos de los puntos álgidos del movimiento por la paz en Colombia las mujeres han participado con intensidades diferentes en cada momento y con mas protagonismo a partir de la mitad de los años 90, lentamente pero con firmeza ha conseguido que se incluyan las especificidades de las mujeres en la agenda de paz. Sin embargo el camino es amplio aun por recorrer Sobre todo en lo que Se refiere a la participación en las mesas de negociación.

219 Breve descripción de las principales organizaciones de mujeres y las alianzas realizadas en el periodo de 1985 a 2000. .ES MEJOR SER CON MIEDO, QUE DEJAR DE SER POR MIEDO', "LAS MUJEBES NO PARI. MOS, NI FORJAMOS HIJAS E HIJOS PARA LA GUERRA" 'A PARAR LA GUERRA, POR UN .SOY HOGAR, UN PAIS, UN PLANETA, LIBRES DE MIEDO, GUEBRAS Y VIOLENCIAS". CIVIL YESTOYCONTRALAGUERRA""NI UN HOMBRE, NI UNAMUJER, NI UN PESO PARALAGUE- RRA" "poR LA DESMtLITARtzActóu oe tn wDA ctwL"7

Estas son algunas de las consignas provocadoras y desafiadoras que las mu- jeres con la radicalidad de la ternura le han dirigido al país y que se han dado a conocer también en diferentes ámbitos internacionales ya que la dulzura y fuerza de estas frases motivan a detenerse a pensar por lo esencial. Ha sido determi- nante la capacidad de convocatoria que han tenido las mujeres en sus diferentes encuentros talleres y participaciones en escenarios de construcción de paz y es de destacar el carácter pedagógico de sus diferentes propuestas. Siendo las mujeres en su mayoría victimarias de la guerra y no sus actoras, las organizaciones de mujeres se dedican a transformar el papel de víctima a partir de la denuncia de lo que les acontece, plantean alianzas en defensa de los ataques de los violentos y confluyen entre las regiones para conjuntamente res- tablecer lazos de solidaridad visibilizando propuestasCaballero que cuestionan la sociedad patriarcaly la sociedad de clases. Las mujeres se atreven a proponer un mundo solidario, cooperativo, equitativo desde lo económico hasta lo social y lo político. Es extensa la lista de los grupos de mujeres que a diario están tejiend o lapaz y los cimientos para un nuevo país, sin embargo me referiré a algunos de los grupos que ya sea por su antigüedad o por el contenido simbólico e identitario ha generado alianzas, concertaciones y programas nacionales que definen una agenda de paz del movimiento de mujeres colombianas en búsqueda de la paz, pero para el objetivo de esta ponencia enfatizaré en el desarrollo de acciones significantes y con significados feministas y transgresores que cuestionan el con- senso social de la guerra.Dalla-Corte

OFP. Organización Femenina Popular, creada en 1973 ha desarrollado sus actividades con mujeres de los sectores populares de Barrancabermeja y de la región del santander, al oriente colombiano. En su trabajo con las mujeres el problema de la guerra y su impacto en las mujeres toma dimensiones extremas lo que las motiva ha establecer contactos y alianzas con otros grupos de mujeres de otrasGabriela regiones del país, es así como se vincula a trabajar por la paz a partir del 90 de una forma mas activa. En julio de 1999 se crea la campaña "cadena de mujeres contra la guerra ". En 2001 el movimiento nacional de mujeres contra la guerra toma la decisión de realizar la movilización nacional a Barrancabermeja como una manera de dar apoyo a la crisis de violación de los derechos humanos que se vive en la región y de forma particular en las mujeres, ya que por su traba-

7. Consignas de las Movilizaciones Nacionales de Mujeres en Contra de la Guerra. Barrancaber- meja 2001, Bogotá 2002, Putumayo, 2003.

220 jo popular y reivindicativo están siendo asesinadas, desaparecidas y amenazas por los diferentes actores armados.

Ruta Pacifica de las mujeres. 1995. De manera especial quiero referirme a la Ruta pacifica de las mujeres colombianas por su carácter feminista y pacifista. La Ruta pacifica ha hecho suyos los planteamientos de solidaridad, y puente entre la libertad y la igualdad. La Oposición a la guerra y al armamentismo como principio ético, así como: La importancia del cuidado, la palabra, y la recuperación de la confianza. Para este extenso grupo es prioritario el lenguaje simbólico que penetra en lo profundo del espíritu para contribuir a curar las heridas y para dar fuerza a la esperanza. Recuperando baluartes de la civilidad en un país oscurecido por la impunidad y la corrupción entre sus muchas acciones quiero destacar: - El tribunal simbólico de las mujeres en Cartagena 1998 Denunciando la impunidad y recobrando la memoria para exorcizar el miedo y abrazar la esperanza. - La estrategia de marchar a los lugares mas convulsionados del país y que están afectando a las mujeres como una manera de acompañar a las muje- res de esas regiones y de atreverse a recuperar los espacios que los arma- dos se quieren reivindicar como suyos. Esta actividadCaballero nace en noviembre de 1996 y se constituye en una movilización que aglutinas a miles de mujeres en todo el país8.

Un pequeño fragmento de la Declaración fundante del movimiento de muje- res contra la guerra nos muestra la conceptualización simbólica y el contenido ético de las marchas:

"En la memoria buscamos laluerza para insistir y creer en la justicia, y en la bondad humana que aún comportamos, y que nos ha de permitir reconstruir un camino que le coloque límites a tanta violencia para dejar a nuestrosDalla-Corte hilos e hilas una patria con historia, con dignidad y sin vergüenzas. En la persistencia encontramos la fuerza y el empeño para proponer y luchar para que la vida y la solidaridad sean el camino que nos deparen" (Ruta Pacífica de las Muleres, 2003: 23).

- Los talleres pedagógicos de educación pacifista. Realizados a nivel locales y regionales y que ofrecen a las mujeres la posibilidad de reflexionar su agresivo entorno social liberando a su vezla posibilidad de crear mecanis- mos de resistencia y acción no violenta. - LaGabriela articulación como Mujeres de Negro Colombias. Esta vinculación al mo- vimiento internacional de mujeres de negro realizando marchas pacificas y vigilias, en los parques y diferentes ciudades del país, los plantones de una vez al mes realizar actividades silenciosas y vestidas de negro para denun- ciar las consecuencias de la guerra en las mujeres les ha proporcionado

8. Marcha Nacional de Mujeres Contra la Guerra, Barrancabermeja, 2001 . 9. Mujeres de Negro nació en lsrael en 1988. A partir de esla fecha el movimiento tiene carácter internacional y se encuentra en diferentes continentes. Su objetivo primordial es reivindicar la resis- tencia no violenta.

221 una visibilidad simbólica y política así como un reconocimiento en el ámbi- to internacional. - Reivindicación del lenguaje de símbolos uniendo pacifismo y feminismo. De- terminando los colores de la ruta como:elAmarillo que simboliza la verdad, el blanco que simboliza la justicia, el azul que simboliza la reparación, el ver- de que simboliza la esperanza, el negro con flores amarillas que caracteriza la resistencia pacifica y el rojo carmesí que simboliza la vida.

Con todo la OFP y la Ruta Pacífica de las Mujeres se definen

"Nuestras apuestas como alianza eslratégica entre muieres, pasan pues por el reconoc¡miento y respeto a nuestras respect¡vas identidades, las luchas y tareas comunes y la consolidación de un movimiento de Mujeres Contra la Guerra y las Violencias, en donde las acciones de resistencia pacifica constituyen un acumulado que crece cada día en los diversos espacios y lugares en donde ambas organizaciones actuamos." (Ruta Pacifica de las Mujeres, 2O03:21).

Siendo amplio, diverso y cargado de posibilidades de vida en el ambiente de muerte que las mujeres viven en Colombia encontramos que los grupos de mujeres se aglutinan también en agrupaciones como:

Confluencia Nacional de Redes de Mujeres deCaballero Colombia. (1998) En esta organización se reúnen más de 150 grupos de mujeres de todo el país. Pretende impulsar el papel político de las propuestas de las mujeres por la construcción de paz.

Mesa nacional de Concertación de Mujeres (2000) y la Mesa de trabajo Mujer y Conflicto armado (2000), que aunque supere el periodo en cuestión en este documento considero que es una de las actividades que ha cristalizado de manera sistemática las acciones debatidas y reflexionadas por las mujeres en el ámbito local, regionalDalla-Corte y nacional permiten adelantar denuncias y trabajar la memoria reconstruida por las propias mujeres. Otro de los acontecimientos importante de destacar es la Audiencia pública de mujeres, efectuada en el Caguan el 25 de junio de 2000 en la que se estima participaron alrededor de 700 mujeres venidas de todas las regiones del país. Esta oportunidad de visibilización de las mujeres en su trabajo por la paz es valorada altamente positiva por muchos de los grupos de mujeres aunque hay algunosGabriela otros grupos que prefieren quedarse al margen porque disienten del papel resolutivo que puedan tener. Considero destacable el hecho de que para los grupos de mujeres que asistieron a dicha asamblea fue un espacio en el que se enfatizó en los efectos diferenciados que la guerra produce en mujeres y hombres y por ello la consecuente necesidad de abordarlapaz teniendo en cuenta estas diferencias. También es en el año 2000 que se inician las reivindicaciones de la Resolu- ción 132510 del consejo de seguridad de naciones unidas. Que insta a los gobier-

10. Resolución 1325 Consejo de Seguridad Naciones Unidas, 31 de octubre de 2000.

222 nos que la firmen a trabajar en la prevención, resolución y acciones posconflicto teniendo en cuenta la diferencia de género. Toda esta actividad de las mujeres por crear confianza y crédito en el otro y la otra, por valorar al otro y a la otra en su diferencia y no eS Su acepción de enemigo ha llevado a que muchas sean perseguidas, amenazadas, exiliadas.

"Las organizaciones de la mujer, sobre todo campesinas, indígenas y afrocolombianas, y sus di- rigentes, han sido objeto de ¡ntimidac¡ón sistemática y se han visto perseguidas por la labor que realizan en defensa de la mujer y en pro del mejoramiento de las condiciones de vida de sus comunidades. Sus miembros no son los únicos que se ven directamente aiectados. Sus hiios y los esposos o las parejas de estas mujeres han sido también asesinados debido a las actividades sociales y políticas de la mujer".11

Sin embargo continúan construyendo una presencia en el plano político na- cional e internacional con su apuesta pos¡tiva, pacifica y a largo plazo y sobre todo resaltando su papel como actoras en la resolución del conflicto. Todo esto pasando por la elaboración de planes y acciones en torno a la reconstrucción ética de la sociedad colombiana.

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11. Naciones Unidas, Consejo Económico y Social. ElCN.4/2002183/Add.3 11 de marzo de 2002. Pánafo 90. Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Las mujeres y las resistencias del Uruguay en la Dictadura (1973-1985): Un análisis desde el género

Gecilia Buscarons Universitat de Barcelona

Caballero

La resistencia y las mujeres

El 23 de junio de 1973 con la disolución del Parlamento decretada por el Presidente electo Juan Maria Bordaberry respaldado por los militares, culmina un período de crisis que afecta todos los aspectos de la vida del país terminando con un modelo social, políticoDalla-Corte y económico instaurado en las primeras décadas delsiglo XX. Esta ruptura del orden institucional afecta a la conciencia misma de la socie- dad que tenía una fe absoluta en la solidez de la democracia uruguaya y en los valores republicanos que la ponían a "salvo" de mecanismos autoritarios fuera de la legalidad. Después de un período de desconcierto, se generaliza la resis- tencia que toma variadas formas, caras y protagonistas. Entre otros focos de re- sistencia surgen los movimientos de mujeres que serán múltiples, heterogéneos y de granGabriela dinamismo. Las mujeres utilizarán espacios, estrategias y mecanismos propios para enfrentarse a la dictadura pero tamb¡én a la crisis económica, al de- terioro de la educación, a la pérdida de libertades. Desde distintas perspectivas, sindicalistas, partidos políticos, representantes del mundo cultural y académico y amas de casa entre otros, organizarán la resistencia que generará una nueva relación de poder y también una toma de conciencia de la situación de la mujer en relación a su subordinación al hombre. Analizaremos las especificidades de los movimientos de mujeres, su hetero- geneidad, la evolución y la elaboración de una nueva conciencia de ser MUJER en Uruguay desde una perspectiva de género, analizando los distintos discursos que generan las respuestas a la dictadura pero también el surgimiento del sujeto activo políticamente desde el ser femenino. Para ello nos detendremos en la relación entre la mujer y el discurso, el poder y la política y la importancia del género en la toma de conciencia usando éste como una categoría que ayuda a entender la evolución de las relaciones sociales y de poder.

La mujer en la soc¡edad uruguaya: m¡to y real¡dad

Uruguay, país nacido de las revoluciones independentistas de ideología libe- ral, forjado bajo las influencias de las revoluciones americanas y francesa, lleva a cabo durante el siglo XX una consolidación del Estado que tiene mucho que ver con la conformación de identidad nacional dentro de la cual los conceptos de ciudadanía, de nación, de derechos y libertades, de laicidad y de igualdad, son fundamentales. En relación con la mujer, se aplican estrategias de "protección" y desde el rol asignado por el discurso liberal que es el de reproductora, se imple- mentan políticas maternalistasl a la vez que se genera el discurso de la igualdad plena ya que Uruguay es uno de los primeros países del entorno en reconocer a la mujer el derecho al voto (1932) y en 1946 Caballeroalcanza los demás derechos civiles. Esto forma parte de la elaboración del imaginario colectivo, el discurso oficial habla de país adelantado socialmente, en el que la mujer tiene un status de igualdad plena y una democracia fuerte, espejo en el cual se quisieran mirar todas las sociedades del entorno. Es este discurso el que cala en la sociedad que lo hace suyo y con el que se identifica plenamente. El mito de la igualdad (entre otros) es asumido, se equipara igualdad jurí- dica a igualdad plena, pero la situación real de las mujeres está lejos de ser equitativa entre sexos. Bien es cierto que las mujeres en Uruguay tienen todos los derechos reconocidos legalmente, que hace bastante más de un siglo que su acceso a la educaciónDalla-Corte es oficialmente obligatorio y que hay una presencia pública de las mujeres en distintos ámbitos de representación. Aún así nos en- frentamos a una realidad social que no se diferencia significativamente de las realidades de los países del entorno latinoamericano lo cual se pondrá de mani- fiesto claramente cuando las mujeres se organicen en una resistencia particular a la dictadura. Gabriela

'1 . El maternalismo entendido como las políticas que protegen a la mujer en su función reproducti- va es una categoría definida por Lola G. Luna en "Los movimientos de mujeres en América Latina y la renovación de la historia política" donde sostiene que: "...el maternalismo como sobrevaloración de la maternidad tiene raíces remolas en la representación histórica de las mujeres como reproductoras. (2003: 67 y ss). En el artículo 'Historia de las mujeres y su renovación historiográfica", argumenta que esta ideología lleva al control reproductivo de las mujeres y a su utilización como agenles socia- les. Son políticas excluyentes, ya que no se las considera sujetos de poder e incluyentes al ser objeto de las mismas (1994: 49). Esto se puede aplicar a Uruguay donde la mayoría de las mujeres estaban fuera de los ámbitos de decisión y de poder.

226 Los años negros de Dictadura

Las resistencias

Según Danilo Astori (2004)2 la Dictadura no fue más que una fase (la más violenta y dolorosa) de un proceso de crisis mucho más largo que comenzó décadas antes. Aún asíesta ruptura institucional afectó de manera muy profun- da a toda la sociedad que creía en la fortaleza de la democracia uruguaya y la capacidad de las instituciones para afrontar y dirimir las diferencias dentro de la legalidad. Formaba parte de la "idiosincrasia" uruguaya que se creía libre del peligro de autoritarismos, muy frecuentes en el área. Esta misma sociedad que está padeciendo las crisis económicas y sociales, la pauperización de las clases medias, la ruptura del consenso social instaurado en las primeras décadas del siglo XX y el movimiento emigratorio de su población3, no asume las voces de alerta que están diagnosticando un progresivo y peligroso protagonismo de los militares que intervienen cada vez con más intensidad en las cuestiones polí- ticas y la raíz profundamente fascista de un candidato a la presidencia que se presenta a las elecciones por el Partido Colorado que le lleva al poder, pero cuya ideología está muy lejos de esa tradición. Caballero La invisibilidad de las mujeres

El Golpe de Estado tiene una respuesta inmediata y organizada, la Central Nacional de Trabajadores (central sindical unificada) declara la huelga general con la ocupación de los puestos de trabajo y no será sino mediante el uso de la fuerza, la militarización de los trabajadores, despidos y ceses de funcionarios públicos que se consiga quebrar esta primera resistencia. En este momento los trabajadores y sus familias se implican en la respuesta donde son vitales las mujeres (esposas, hijas y Dalla-Cortemujeres del entorno familiar) que aún jugándose la vida traspasaban los férreos controles militares para llegar a las fábricas y luga- res de trabajo a dar apoyo material en forma de comida, abrigo etc. y organizar las ollas populares. Estas mujeres actúan desde su rol tradicional ocupando públicamente los espacios privados de siempre, son las compañeras que siguen procurando el soporte material a los hombres de su familia en momentos difíci-

2. El Gabrielaautor hace un análisis económico del Uruguay buscando las claves de las políticas que llevan a la dictadura y que clarifican los cambios en la filosofía económica y también social en las décadas 1 950-1 960 fundamentalmente. 3. Desde los tiempos de la colonia el territorio de lo que hoy es Uruguay ha estado escasamente poblado, es lo que se denomina técnicamente un territor¡o "vacío". En el momento de la indepen- dencia la mayoría de los habitantes eran de origen europeo con una mínima presencia de población indígena y negra, proveniente ésta última del tráfico esclavista. Uruguay se convierte en país de acogida de los grandes movimientos em¡gratorios europeos del úllimo tercio del siglo XIX y recibe un aporte de inmigración que supera en 7 veces su población entre 1880 y 1920 y continúa siéndolo prácticamenle hasta finales de la Segunda Guerra Mundial. A partir de la década de los 60 comienza un movimiento m¡gratorio de signo contrario del tradicional y de ser un país receptor, para ser emisor de población lo que le lleva a perder hasta el 12Á de población en pocos años, según expone Adela Pellegrino en su artículo "Aspectos demográficos, 1963 - 1985" (2004). les compaftiendo una actitud resistente al golpe de estado. Las mujeres están donde siempre han estado, y como tales son invisibles, en la organización, en los puestos destacados sigue primando la voz y presencia masculina, su part¡ci- pación en la huelga como trabajadoras y como apoyo vital a los que están ocu- pando los puestos de trabajo, se enmarca en la reacción general de la sociedad. Esta aportación no es valorada en su real importancia, por lo general las reseñas de los hechos no mencionan este aspecto y la implicación de las mujeres queda invisibilizada, no se mencionan ni como colectivo específico de trabajadoras ni como sostén a los huelguistas como compañeras, madres, hermanas, hijas ya que sin ellas no hubiese sido posible llevar a cabo una resistencia tan masiva al golpe de estado.

Espacios propios, estrateg¡as propias

Pasados los primeros momentos de acción-reacción, la dictadura comienza a tener una contestación más callada pero no menos efectiva, organizada en mul- titud de movimientos sociales. Surgen agrupaciones de mujeres en los cuales se unen y trabajan militantes de partidos políticos, sindicalistas,Caballero activistas sociales y mujeres que no pertenecen a ningún partido y que no tienen militancia previa. En los momentos de más represión y autoritarismo, comienzan a organizarse ocupando diversos espacios, muchos de ellos "femeninos" como los mercados, parroquias, agrupaciones barriales y también a actuar con estrategias "femeni- nas": organización de ollas populares, caceroladas, acciones de protesta pasiva como el día de "no compra" cuyas reivindicaciones están unidas a temas gene- rales como la vivienda, la carestía, la educación y la falta de libertades pero que a su vez van tejiendo sólidasDalla-Corte redes de solidaridad. Es el aprovechamiento de los espacios que les eran familiares y en cierta medida, también fueron utilizados por los hombres que se integraron a ellos por la imposibilidad de actuar en el espacio público que tradicionalmente les estaba reservado, Carmen Tornaría dice que: El "hacer político" se democratizó al desestructurarse los canales de participación tradicional. Se politizó el ámbito privado..." (Tornaría, 1990: 38). Esta convivencia con los hombres en la resistencia es una unidad de acción para enfrentarGabriela a la dictadura, no una unanimidad de objetivos ya que la política en sus pautas tradicionales no interesa a las mujeres y éstas van creando su propia conciencia y planteando diferentes reivindicaciones. Se da la paradoja de que, una vez restablecido el orden democrático, en los partidos políticos se retoman los viejos hábitos relegando a las mujeres a lugares secundarios, como si nada hubiese cambiado.

228 Mediación del discurso. ¿En función de qué discurso las mujeres se organizan?o

Como en cualquier circunstancia no hay un solo discurso, ni siquiera uno que predomine, las tramas categoriales se anudan y se influyen conformando una realidad diversa también en la contestación. Para entender las diferentes resistencias partimos de la base de que los grupos de mujeres se organizan en base a diferentes discursos, y como expone Cabrera (2001: 76), "Quien genera los significados y las formas de conciencia que subyacen en las diversas moda- lidades de práctica no es el discurso sino la mediación discursiva, la interacción entre referente real y matriz categorial y por ello el concurso de ambos es im- prescindible". En este contexto encontramos que la mediación de los discursos diversos en SuS planteamientos llevan a la acción y a la concertación de las mujeres en un accionar variado. Desde las instancias oficiales se usa un discurso tradicionalista con claros componentes fascistas que pretende ser hegemónico secuestrando categorías tales como "palria", "buen ciudadano", "orientalidad", "bien nacido", a las cuales las dota de un significado excluyente. Solo vale la interpretaciónCaballero ideológica del régimen dictatorial y todo lo demás será atentatorio al "orden". Gran parte de la sociedad se ve involucrada en un silencio cómplice o en una justificación implí- cita al asumir que los presos, desaparecidos o reprimidos "algo habrán hecho" para ser objeto de persecución. Este discurso no es aceptado en su totalidad pero si influye en la medida que eS refozado con la más violenta represión a cualquier disidencia. En la contestación a esta imposición surgen las actitudes reivindicativas de lo cotidiano, las mujeres empiezan a luchar por lo que les atañe directamente, ca- restía, falta de trabajo, pérdida de calidad en la educación de sus hijos, vivienda digna, etc. y lo hacen desdeDalla-Corte el rol tradicional de la mujer que se desenvuelve en elámbito doméstico;también las madres y familiares de los detenidos y desapa- recidos que comienzan un largo y penoso peregrinaje en búsqueda de los suyos, lo hacen desde su rol de "madres", que la ideología liberal del Estado consagra como fundamental. Estas mujeres se encontrarán en la lucha con otras que provienen de otros ámbitos, desde la política y desde el sindicalismo con un discurso clasista y co- mienzanGabriela a trascender los planteamientos que desde grupos de estudio impulsan un nuevo feminismos dando lugar a una visión desde el género donde aflorarála problemática específica de las mujeres.

4. Usamos la categoría "discurso" como Miguel Ángel Cabrera plantea para "reconstruir el sistema de significados dentro del cual se han construido como sujetos políticos y que les permiten operar como tales" (2001 : 170). 5. En uno de los reportajes de Lola G. Luna (1988) es ilustrativo constalar cómo una "madre" de la Plaza de Mayo asume que se movilizan por los hijos, que no son feministas, son madres, por lo que "mal podrían serlo..." aunque el discurso reivindicativo que sigue a esta afirmación es profunda- mente feminista, demandando sobre todo la dignidad y la igualdad entre hombres y mujeres en una sociedad más justa. Estas distintas visiones no se contraponen, en momentos de aguda crisis en que las bases de la convivencia son atacadas, el objetivo primordial es la resis- tencia y existe en consecuencia una acción conjunta compartiendo muchas veces espacios y coordinando su actuación. Los diferentes grupos encuentran caminos convergentes para sumar esfuerzos alavez que se influencian en sus análisis y en sus prácticas encontrando en la resistencia nuevos sentidos. Las mujeres que no pertenecían a ninguna militancia previa y que se organizan en agrupaciones barriales que posteriormente se unen en plataformas como el pLEMUU (ple- nario de Mujeres Uruguayas), pronto son concientes de sus limitaciones tanto para la acción como para el análisis. Enconlramos a mujeres que expresan las dificultades diarias en su ámbito doméstico para ejercer sus actividades como ,,A colectivo. Nita Smuniski, una de las fundadoras del PLEMUU comenta: las mujeres que querían participar de una reunión, se les planteaba el problema de que tenían que hacer la comida, las compras, que tenían que dejar las cosas prontas antes de salir, muchas no podían porque a esa hora venían los chiqui- lines o el esposo...".6 Por otro lado en reuniones, coloquios, en la acción diaria, la mayoría encuentra dificultades de expresión, hay una falta de herramientas conceptuales para analizar los conflictos propios y los sociales. Una muestra son las palabras de una de las participantes del PLEMUUCaballero que recoge la periodista María Esther Gilio y que publica en su artículo carmen Tornaría "...yo venía a las reuniones escuchaba y no hablaba. otros decían antes lo que yo pensaba. Mientras yo pensaba y buscaba las palabras, otra me había ganado..." (19g0: 36). Estas limitaciones para actuar en el espacio público se revelan comunes. Es la aportación de otras mujeres la que brinda las herramientas necesarias para superarlas desde organizaciones como eIGRECMU (Grupo de Estudio de la condición de la Mujer uruguaya), que parte de una actividad académica e investigadora y que deriva hacia planteamientos feministas. De la inquietud por llevar a otros sectores elDalla-Corte debate sobre la discriminación de la mujer, surge una publieación (La cacerola)7 que sirve de instrumento de divulgación y discusión en encuentros y talleres, donde el análisis a partir un tema propuesto pone en común las experiencias y la teoría. Es la unión de investigación y acción (como titula Lola G. Luna uno de sus videos) en la que van aflorando los nuevos plan- teamientos.s El GREOMU se declara feminista en el año 82 después de varios años de investigación donde la mujer es el objeto de estudio y pasa a ser un grupoGabriela donde se analiza la condición de la mujer aflorando, a pesar de los mitos de igualdad, la verdadera situación de subordinación al hombre. A este camino

6. Publicado en la revisla Cotidiano mujer. Monlevideo, setiembre 1985: Año I ne 1. 7. La Cacerola, Boletín interno del GRECMU, Año 1, nq 1, abril de 1984. 8. En agosto de 1985 se graba el reportaje en Montevideo con un grupo de mujeres pertene- cientes al GRECMU (Grupo de Estudios sobre la Condición de la Mujer Uruguaya). Susana Prates comenta que el grupo se funda en 1979 siendo en los comienzos multidisciplinar, orientado a la investigación de la situación de las mujeres sobretodo en el ámbito laboral teniendo a la mujer como objeto de análisis. En 1982 el grupo se define como feminista y el objelo de estudio pasa a ser el estado de subordinación al hombre de la mujer uruguaya. Esta evolución se da naturalmente al surgir de los anteriores estudios la situación de la mujer, quedando de manifiesto una realidad que el mito de la igualdad desvanecía (Luna, 1985).

230 también se llega por el acercamiento a los antiguos movimientos sociales (su- fragismo, anarguismo, socialismo...) rescatando de la historia mujeres activistas olvidadas y sus ideas. El género entra a formar parte de los análisis de la condición de la mujer usándolo como herramienta para esclarecer los mecanismos de poder y también como metodología para crear conciencia y ayudar a superar los mitos de igual- dad que paralizaban la acción directa de las mujeres, asumiendo unos roles que sociológicamente le marcaban un espacio limitado a lo privado y un papel muy secundario en las actividades públicas. El feminismo como tal no era un planteamiento ideológico con presencia importante en Uruguay, pero los distintos grupos son capaces de concertar documentos de análisis y demandas provenientes del feminismo sin que esta categoría figure en los mismos. Las mujeres no se identifican como feministas ni su acción la definen como política aunque desde una profundización de sus acciones y reivindicaciones vemos que las dos categorías están implícitas en su actividad primero en la resistencia y después en la práctica diaria, puesto que actúan desde su condición de mujeres, es decir desde la categoría de género. Caballero Reconocimiento como su¡eto político

Mujer y poder

Se acepta que la mujer está excluida del ejercicio de poder, pero si admitimos las propuestas foucoltianas y entendemos que las relaciones de poder son com- plejas y muchas veces no explícitas, que recorren toda la sociedad produciendo saberes y discursos, que induce a placeres... debemos concluir que elconcepto de poder es más amplio y como parte integrante de una sociedad, las mujeres participan de esos "saberes"Dalla-Corte y "poderes" (Morey, 1978:226). Si introducimos la categoría de género en el análisis advertimos que éste es determinante para establecer las relaciones de poder y lo es porque en elgénero encontramos la aniculación primaria del poder, tal como lo expone Joan Scott en su artículo "El género: una categoría útil para el análisis histórico", " ... El género sería el campo primario dentro del cual o por medio del cual se articula el po- der... la diferencia sexual es una forma primaria de diferenciación significativa..." (1990:47).Gabriela En la interpretación de Gabriela Castellanos: "...en el ámbito privado, el aprendizaje de las diferencias de género es una escuela para las relaciones de poder... dentro de la familia nos enseñan que existe una asimetría básica entre ciertas categorías sociales, como por ejemplo las de hombre y mujer..." (1996: 39). Pero no es solo esta asimetría la que construye nuestra identidad también lo es la participación en el poder desde la situación dentro de la familia, dentro de la sociedad, inmersas en la subordinación que contribuimos a mantener pero que también permite la contestación. Así la madre que desde su papel de educadora transmite los valores patriarcales, está reproduciendo el modelo asimétrico entre hombres y mujeres. En la nueva siluación, gracias a esa identificación como ma-

23'l dre contestará al poder y se organizará en la lucha en defensa de los valores del discurso asumido. Las amas de casa entienden que están siendo atacados los mecanismos que garantizan la continuidad del modelo con el cual se identifican. Están usando el poder y en esa organización, en esa lucha están actuando polí- ticamente, tal como dice Lola Luna: "... se ha de poner elénfasis en la dimensión política del género en tanto que significante de poder, para esclarecer los proce- sos más recientes de resistencia, lucha y cambio de las mujeres" (ig94: 34). Es así este ejercicio del poder lo que le da el carácter político algénero.

Mujer y política

El concepto de lo político en su acepción tradicional es excluyente para las mujeres, incluso en el caso que estamos tratando, en un país donde se les reco- noce el derecho alvoto y demás derechos civiles que no las excluyen legalmente de la posibilidad de actuar políticamente. En la práctica tal poder no se ejerce. Existen mujeres que de manera excepcional tienen presencia en ámbitos de representación (a nivel parlamentario nunca son más del 3 %) pero no las en- contramos en los niveles de decisión. Esta presencia mínima a nivel institucional colabora decisivamente en la elaboración del imaginarioCaballero colectivo, el cual coloca a la mujer uruguaya en un plano de igualdad frente al hombre. uno de los con- dicionantes más fuertes para justificar esta escasa participación en los cauces tradicionales de la política provienen del mismo discurso que le otorga a la mujer un papel centrado en la vida doméstica el cual tiene que "descuidar" si decide actuar en los ámbitos públicos, lo que influye notoriamente en los comportamien- tos sociales. Pero esta visión de lo político es estrecha e impide analizar desde ese punto de vista los comportamientos de las organizaciones que, como en este caso, a partir de su identificación como ciudadanas, amas de casa, madres, o activistas, se enfrentan a situaciones extremas y ayudan a cambiar y a transfor- mar la sociedad. Dalla-Corte Hoy no se niega el carácter político de estas movilizaciones, pero esta per- cepción no es generalizadaentre las mismas participantes. La política entendida desde la concepción tradicional con sus elementos de exclusión implícitos a la participación activa de las mujeres, provoca rechazo y miedo. Este miedo a lo desconocido, a no saber desenvolverse en esos ámbitos se ve agravado en los momentos de dictadura donde toda actividad pública de contestación era fuertementeGabriela reprimida, sobretodo si se identifica como política. El mismo carác- ter apolítico de las actividades de los grupos de mujeres permite su existencia, ya que es tolerado por las autoridades "de facto", debido a que el discurso que manejan es el mismo: las mujeres no hacen política. Por ello son posibles mu- chas acciones que no se permitirían a grupos organizados desde pautas más tradicionales como los partidos políticos (o individuos con reconocida militancia política) o sindicatos. Pero Lola Luna nos ayuda a percibir que: "... Las ocasiones en que las mujeres justifican sus demandas al Estado, precisamente a través de sus responsabilidades y sus poderes sociales como madres, ponen de manifies- to cómo han hecho suya esa ideología. Ahí radica el contenido político de los mov¡mientos de mujeres..." (1 99a: a9).

232 Es sólo mediante la contribución de grupos de mujeres que aportan el análisis y la reflexión, que adquieren la verdadera dimensión política al explicar estas prácticas mediante la introducción de la categoría de género. El reconocimiento formal como sujeto político de las mujeres está vaciado de contenido si nos atenemos a la declaración formal de los derechos siguiendo las pautas tradicio- nales y solo después de un reconocimiento de su condición desde la diferencia y la subordinación, el sujeto mujer tiene una voz propia y ayuda a superar las deficiencias de unas relaciones de poder excluyentes.

Género como instrumento ldentificación de mitos

En el contexto que estamos analizando es evidente que como dice L. Luna "...las condiciones sociales de las mujeres se vuelven significativas de subor- dinación u opresión cuando se produce la mediación discursiva feminista, por ejemplo al aplicar la categoría de género..." (2004:29). Hay un discurso que comienza a plasmarse a partir de la introducción de esta categoría con la apor- tación del feminismo que se implica con la difusión y Caballeroanálisis de las conclusiones de sus trabajos. Ana Nocetti del PLEMUU, recuerda que en las primeras reuniones era difícil entenderse, según ella había que "traducir" lo que decían, o como entendemos ahora mediar entre los distintos discursos (Sapriza, 2003: 96). Las categorías tenían diferentes significados, había infinidad de historias de vida, presas, fami- liares de presos y desaparecidos, sindicalistas, militantes de partidos políticos, cooperativistas, organizaciones barriales, amas de casa... que confluyen pero que son divergentes. Se trabaja para superar estas diferencias, a lo cual con- tribuyen los encuentros, lasDalla-Corte actividades en común, el análisis, la discusión, que crean las condiciones de concertación ya que por encima de estas diferencias tienen un objetivo primario de resistencia y después aflorará la lucha por la me- jora de la condición de la mujer. El contacto, la interacc¡ón entre los diferentes grupos en un momento de clandestinidad donde se tejen redes muy solidarias pone de manifiesto que la IGUALDAD entre hombres y mujeres, construida y asumida era un mito. A principios de los años 70 se da un movimiento político importante para lograr Gabrielala unión de los partidos de izquierdas que se concretó en el Frente Amplio. En el largo período de gestación se plantean muchas alternativas, entre ellas surgen voces que creen conveniente una política específica para las mujeres. Margarita Percovich una dirigente política, hoy en día destacada feminista ex- plica: "Cuando se fundó el Frente Amplio (1971) me invitaron a una reunión en casa de ...que era preparatoria, y en esa reunión se planteó formar una rama femenina del F.A, y yo dije: ¡Que disparate! ¡no tiene nada que ver! En esa época vos creías que estabas en un pie de igualdad" (Sapriza,2003: 107). Desde la militancia política, desde una visión desde la izquierda y femenina no se detecta la situación de subordinación. La conciencia de igualdad tan arraigada en la sociedad se va diluyendo cuando se tiene contacto con la realidad, cuando las mujeres que se reúnen, que plantean estrategias de lucha, que militan, ponen en común su problemática diaria y va surgiendo la conciencia de que las limitacio- nes, los problemas cotidianos no son personales, son generales. Es un camino que se hace de lo particular a lo colectivo.

Subordinac¡ón y conc¡enc¡a

Uno de los elementos que ayudan más a la identificación de esta situación es la dificultad de actuar en un plano de igualdad, de compaginar la vida diaria con la militancia resistente. Hay testimonios personales que nos transmiten expe- riencias que dan una visión de cómo ellas adquieren conciencia de su situación. En un caso se interpela a una integrante del PLEMUU (Sapriza, 1990, 61 y ss.): "-¿Qué es lo que te molestaba?ll -La falta de libertad. Yo veía que la mujer pasaba de pedir permiso a los padres, a pedir permiso al marido, y si tenía la suerte de quedar viuda, le tenía que pedir permiso a los hijos. Lo que yo no quería es estar siempre bajo la pata de los otros. Eso yo lo sentía por instinto, el PLEMUU me ayudó a darle forma". Otra lo explica:Caballero "En el PLEMUU hicieron trabajar mi mente, hicieron que yo sacara mis conclusiones, eso es lo más lin- I do". La mediación de un discurso feminista donde se estudia, se analiza y se il plantean propuestas, consolida estas actitudes personales que se van haciendo f extensivas al grupo para llegar a serlo de una parte importante de la sociedad. t Como lo especifica Lola es "... la respuesta a cómo el feminismo actúa en la i incorporación de otros sectores femeninos tiene mucho que ver con la metodo- li logía de la autoconciencia..." (Luna, 1994:57). 'lil Desde la resistencia y por ¡: a la Dictadura diferentes vías se llega a cuestionar { s. el papel de la mujer en la sociedad, se trabaja para el cambio y se hacen pro- # puestas concretas. DiferentesDalla-Corte grupos con distintas sensibilidades son capaces r de concertar documentos que abarcan aspectos tan diferentes como la igualdad $ .$ salarial sin discriminación por sexo, la salud sexual y reproductiva, la denuncia s de la violencia doméstica etc. pero también realidad ! están cambiando la en la $ que medida sus actitudes son otras y que la esfera privada y el rol pasivo que $ se le adjudicaba a la mujer es criticado y contestado. Estas actitudes que se il generan en un contexto histórico determinado no se diluyen con la recuperación * de lasGabriela instituciones democráticas y la vuelta a la "normalidad". Tienen continui- dad a pesar de la apariencia de retroceso que significó el que en las primeras elecciones democráticas no fuese elegida ninguna mujer por primera vez desde que habían accedido al Parlamento en 1942. En los veinte años transcurridos desde el final de la dictadura se aprecian otras actitudes sociales,e una vigencia de los movimientos feministas y una pre-

9. Los movimientos de mujeres surgidos en la resistencia a la dictadura no se desmovilizan, muchos cambian, las antiguas militantes de partidos políticos a veces se alejan para volver a una actividad institucionalizada pero muchas otras simultanean ambas llevando a sus organizaciones políticas y sindicales reivindicaciones desde el género que provocan desconcierto, ignorancia o re-

234 sencia notoria de mujeres en todos los niveles de representación, pero lo que es más importante, las reivindicaciones de las mujeres sus planteamientos de superación de las situaciones de discriminación, desigualdad y subordinación, son asumidas desde amplios sectores sociales y políticos y están presentes en discursos y propuestas. Carmen Tornaría dice que las actividades resistentes dan su f ruto y "...tienen que ver con un estar cambiando en un país en el que la tradición, los miedos y los intereses parecen actuar desde el espacio político tradicional como barreras, pero en el que la gente luego de un entrenamiento participativo que no conoció fronteras en su creatividad y audacia durante la dictadura, se mueve actualmen- te entre la seguridad relativa de los viejos patrones y el desafío del coqueteo con nuevas formas del hacer y del pensar lo político". Se trata de: "...intentar explicar las prácticas desde las mujeres introduciendo la categoría de género. Estas prácticas han ido rompiendo mitos y significados existentes y dominantes alterando las formas tradicionales de hacer política" (Tornaría, 1990:35).

Conclusión

En los 70, años de Dictadura, represión, pérdidaCaballero de libertades y calidad de vida, las políticas económicas neoliberales conducen a la pobreza, a la emi- gración, aceleran la desaparición de las clases medias y eliminan los rasgos característicos del Uruguay. Entre otras muchas consecuencias, las mujeres se organizan espontánea- mente en un movimiento socialpluraly resistente. Actúan en tanto que mujeres, desde la identificación o el rechazo de unos roles marcados y asumidos so- cialmente. Las organizaciones de distinto carácter y origen se coordinan para aunar esfueaos, lo que implica elconocimiento mutuo y de la realidad desde sus diferentes perspectivas. DesdeDalla-Corte el punto de vista discursivo la interacción de las categorías produce la "mutación" de los discursos cambiando la realidad social. Las mujeres usan "los poderes" que tienen, como madres, como amas de casa... y ese uso implica una acción política. Estos poderes y esta acción política los determina el género, lo que le da al mismo un carácter intrínsica- mente político. Es en esta contestación, en la interacción de diferentes grupos de mujeres, en lasGabriela dificultades que encuentran al actuar públicamente, que hace visible la discriminación que su condición de mujeres conlleva. La incorporación del dis- curso feminista y las categorías de género y subordinación ayudan a la toma de conciencia, a llevar la contestación y el rechazo de una coyuntura política concreta a una revisión general de la condición de la mujer en la sociedad, ha- chazo en sus compañeros varones pero que en el correr de los años han dado su frutos. Publicacio- nes como Cotidiano Mujer tienen continuidad y aún sigue apareciendo, se ¡ntegran los movimientos del país con los de la región y participan en las Conferencias lnternacionales, hay una gran labor de información y coordinación por parte de diversos organismos nacionales e internacionales como REPEM (Red de educación popular entre Mujeres), Articulación Feminista MARCOSUR. Convención lnteramericana de los derechos sexuales y los derechos reproductivos, etc. ciendo propuestas para superar las discriminaciones. Actualmente en Uruguay la situación de la mujer ha variado sustancialmente; desde el diagnóstico de su situación están presentes en todos los ámbitos de la sociedad. Ello ha sido posible porque desde las resistencias también se creó otra rea- lidad, las mujeres lucharon por recuperar la democracia y en el camino tomaron conciencia de su condición lo que les lleva a otras reivindicaciones y otras lu- chas. La aportación del discurso feminista es fundamental, conlribuye a crear un nuevo sujeto mujer que en su complejidad y multiplicidad abarca diferentes ideo- logías políticas, sensibilidades y acciones, y que permite transitar el camino de los cambios profundos que las mujeres reclamamos.

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236 La exclusión de las muieres. Nicaragua durante la primera mitad del siglo XX

Teresa Cobo del Arco Universitat de Barcelona

Caballero

Las diferentes experiencias que han vivido y construido las mujeres nica- ragüenses a lo largo de su historia aún están pendientes de reconstruirse, así como las condiciones sociales, políticas y económicas que mediaron en estas experiencias, y los discursos que intervinieron en su exclusión de la ciudadanía desde que Nicaragua se conformó como estado independiente en 1838. Esta ponencia es una Dalla-Corteaproximación a la situación de exclusión y de subordi- nación que vivieron las mujeres de la zona del Pacífico de Nicaragua durante la primera mitad del siglo XX. En elterritorio de la Costa Atlántica se desarrolló una dinámica socioeconómica propia y se conformaron unas identidades culturales distintas, así como diferentes modelos de relaciones de género como conse- cuencia del proceso histórico diferenciado que se vivió en esta zona geográfica delpaís.1Gabriela

'1 . La Costa Atlántica está habitada por grupos indígenas de origen macro-chibcha (mismitos, ramas y sumus), y población criolla, garifona y mestiza. Durante el período colonial, esta zona se mantuvo al margen del control de la Administración española, y desde el siglo XVll estuvo bajo la hegemonía de Gran Bretaña. En la década de los cuarenta del siglo XlX, el Estado nicaragüense reclamó sus derechos terr¡tor¡ales sobre la Costa, y no será hasta febrero de 1894 que las tropas militares nicaragüenses ocuparon el territorio caribeño y proclamaron la soberanía de la República de Nicaragua sobre la Mosquitia. La mal llamada "Reincorporación de la Costa Atlántica" (1894) es recordada por la población costeña como la ocupación militar de las fuerzas militares "españolas" del Pacífico nicaragüense. Durante la dictadura somocista, la presencia de las instituciones públicas estatales fue casi imperceptible, ejerciendo el control político a través de las autoridades locales que intermediaban entre el Estado y la población costeña.

237 Entre 1890 y 1950, se produjeron importantes transformaciones socioeconó- micas y políticas que modificaron la situación de las mujeres nicaragüenses y las relaciones de género en la familia y en la sociedad, y su participación política en los espacios públicos. Estos cambios se produjeron en un contexto histórico ca- racterizado por la prolongación de los conflictos entre los bandos de la oligarquía organizados en los Partidos Liberaly Conservador. Confrontación que se resol- vió a favor de los conservadores en 1909, por el apoyo que éstos recibieron del presidente guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, de empresarios norteameri- canos y de la administración estadounidense. La intervención de Estados Unidos en Nicaragua truncó el proceso de modernización y de formación del Estado nacional que se había ido gestando durante el gobierno liberal de José Santos Zelaya (1893-1909)2, neutralizando el poder político de las facciones de la clase dominante y la posibilidad de desarrollar un proyecto nacional autónomo. Los gobiernos conservadores que se sucedieron entre 1910 y 1927, se sus- tentaron en la sistemática represión de las fuerzas interventoras para sofocar la lucha antimperialista y antioligárquica de diferentes sectores sociales, que desde 1927 fue liderada por Augusto C. Sandino.3 El régimen interventor, para consolidar su dominación política y militar, reorganizó los aparatos del Estado dejando las funciones del ejército, la policía, y la administraciónCaballero del sistema fis- cal y monetario bajo el control directo de la potencia extranjera. La intromisión de los representantes estadounidenses en los asuntos políticos de Nicaragua condujo al estancamiento y a la desnacionalización de la economía, que llevó al empobrecimiento de los sectores medios urbanos y al recrudecimiento de la explotación de los trabajadores del campo.4 Tras la celebración de las elecciones generales de 1932, que dieron como ga- nador al liberalJuan Bautista Sacasa, los marines norteamericanos abandonan Nicaragua después de haber formado una Guardia Nacional al mando de Anas- tasio Somoza. En junio deDalla-Corte 1936, el presidente Sacasa se vio obligado a renunciar

2. El régimen de José Santos Zelaya (1893-1909) ha sido reconocido por la historiografía nica- ragüense como una época de cambios radicales, de modernización del Estado y de la sociedad, y como el primer intento de formación del Estado Nación en el país. Las aspiraciones nacionalistas de Zelayay sus negociaciones con los gobiernos de otros países para la construcción de un canal inte- roceánico le llevaran a enemistarse con el gobierno estadounidense. Tras la intervención de Estados Unidos en Nicaragua, los conservadores y el representante de la administración norteamericana firmaronGabriela los Pactos Dawson (1910), en los que se acordaba la exclusión de los liberales zelayistas de los procesos electorales. 3. Después de la firma del Pacto del "Espino Negro" en 1927, el Partido liberal renunció a sus posiciones nacionalistas para acceder al poder político en las elecciones de 1928. La influencia que había tenido el Partido Liberal entre los sectores antiimperialistas se desplazará al movimiento arma- do liderado por Augusto C. Sandino, que estaba integrado por trabajadores de enclave, pequeños campesinos, colonos de latifundios, algunos terratenientes, intelectuales y arlesanos. 4. La desnacionalización de la economía impidió la inversión de capital en los d¡ferentes sectores económicos, sobre todo en la agroexportación que había sido el eje de desarrollo de los gobiernos anter¡ores a la intervención norteamericana. A finales de la década de los años veinte, el panorama de la economía nicaragüense era lamentable, por la carencia de presupuesto para la construcción de obras públicas e infraestructura y de una política económica dirigida a potenciar el desarrollo de la economía nacional.

238 ante las presiones y conspirac¡ones de Anastasio Somoza, que fue elegido como presidente en las elecciones de diciembre de ese mismo año, al presentarse como candidato único, con el apoyo de conservadores, liberales y del gobierno estadounidense, que optaron por un régimen autoritario para sofocar de forma definitiva la insurrección campesina que había iniciado el ejército guerrillero de Sandino y reestablecer el orden social que necesitaban para la reproducción del capitalismo agroexportador (Vargas, 1990: 17). lnstaurándose, un sistema polí- tico dictatorial dinástico que se perpetuó hasta julio de 1979, cuando Anastasio Somoza hijo fue derrocado por una insurrecciÓn popular vanguardizada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El discurso oligárquico de las facciones de la clase dominante y el apoyo que buscaron en los gobiernos de Estados Unidos como medio para acceder o man- tenerse en el poder político, fueron factores determinantes en la conformación de un Estado nacional débil y dependiente, que no favorecieron el ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos varones y que excluyeron de la ciudadanía a las mujeres de los diferentes grupos sociales.

La condición legal de la mu¡er Caballero Los liberales y conservadores, durante el período de estudio, compartieron una imagen estereotipada de las mujeres que reproducía el modelo de la "mujer casada" de la elite y de los grupos medios, vinculada al espacio doméstico en el que desarrollaba su "misión" de madre y esposa, e invisibilizaba las diferentes actividades económicas y productivas que éstas realizaban, así como su partici- pación en algunos espacios del ámbito público. Los cambios más significativos, en las políticas gubernamentales y en el marco jurídico, se produjeron durante el régimen liberal de José Santos Zelaya (1893-1909), período en queDalla-Corte se reformó la legislación civil que normaba los roles de género en la familia. En el Código Civil de 1904, vigente en la actualidad, se establecía que la unión de pareja que era un asunto del ámbito privado, se formalizaba mediante un contrato civil. Para los legisladores, las relaciones entre los cónyuges debían ser reguladas por el Estado por sus implicaciones sociales y para garanlizar los intereses de los miembros de la sociedad conyugal, y pro- teger sus bienes y a los hijos del matrimonio. EnGabriela el nuevo código, se eliminaron los artículos más patriarcales del anterior de 1866 que reglamentaban que las mujeres casadas necesitaban la autoriza- ción de sus maridos para contratar, comparecer en juicio, y ejercer una profe- sións. Se reconocieron los derechos de las mujeres casadas a administrar sus propiedades y recursos económicos, y los derechos naturales de la maternidad al ampliar la patria potestad a las madres cuando se encontrase ausente el ma- rido o progenitor. Al mismo tiempo, para aminorar los efectos deldivorcio en las mujeres y en la familia, se establecía la obligación del marido de entregar una pensión alimenticia a las esposas divorciadas.

5. Este Código Civil fue copiado del Código chileno del venezolano Andrés Bello.

239 Estas nuevas normas legales mejoraron la situación de las mujeres casadas, aunque no transformaron su posición subordinada en la sociedad conyugal, pues en los artículos 151 y 152 delCódigo se normaba que el representante legalde la familia era el varón-esposo y que la esposa debía obedecerle y seguirle a donde quiera que éste trasladase su domicilio. Probablemente, los efectos de esta legislación civil entre las mujeres de los sectores populares fueron muy poco significativos, pues muchas de ellas vivían al margen de la institución del matr¡monio civily eclesiástico. La poca presencia de las instituciones jurídicas y administrativas en las zonas rurales, así como los costos de la celebración del matrimonio, fueron factores que incidieron en la mayor o menor formalización de las relaciones de pareja, así como las prácticas culturales y las relaciones de pareja múltiples que no reproducían el modelo de familia nuclear, como sigue sucediendo hoy día en Nicaragua. Tampoco, los procesos de divorcio debieron ser muy numerosos en una sociedad en la que el matrimonio daba status social, y en la que no se concebían a las mujeres sin una relación de pareja. Estos cambio jurídicos, en el derecho civil, estaban en consonancia con los discursos liberales que desde finales del siglo XIX abogaban por otorgar mayores derechos civiles a las mujeres, para que Caballeroéstas ejerciesen con mayor eficiencia su rol en la familia y en la sociedad, y fueron percibidos como un símbolo de progreso y del liberalismo que promovía la libertad individual. Las reformas legales más innovadoras y polémicas fueron las del régimen marital de separación de bienes, y las figuras jurídicas del matrimonio civily el divorcio que desacralizaban la institución del matrimonio y secularizaban las relaciones de pareja. Según el legislador José Madriz, el reconocimiento de los derechos de pro- piedad de las mujeres casadas eliminó uno de los aspectos más cuestionables del Código Civilde 1866, Dalla-Corteque era contrario al derecho naturaly perjudicial a los intereses de la familia.

"Dejar á la muler la administración de sus bienes es iusto y además provechoso. La habil¡dad en los negocios necesita práct¡ca para su perfeccionamiento. Mañana el marido se ausenta, enloquece ó muere ¿quién queda al frente de la familia y de la administración de su hacienda? La mu.jer, y entonces ¡qué bueno si está ella habituada á calcular bien, y á dirigir con acierto sus operaciones económicas!".6 (Bonilla, s/f : Xlll)

El Gabrielamatrimonio civil fue considerado, por sus opositores, como una figura ju- rídica que "desvirtúa la institución" del matrimonio; que tiende a desmoralizar la familia, prestando el amparo de la ley a uniones ilícitas, como aseguran ser todas aquéllas que la religión no autoriza;y que la ley civil, contraída por la naturaleza á los efectos elÍernos, carece de poder para penetrar en el santuario del hogar doméstico, y cuidar de que cada cónyuge coopere, con entera consagración, al cumplimiento los fines (Bonilla, de del matrimonio" s.f: Vll). i$ # W 6. José Madriz en una introducción, fechada en 1895, a la obra de Tiburcio Bonilla El matrimonio, m. ñ, o sea el Código de Familia y sus efectos civileshará una defensa de estas reformas jurídicas. *{ü, 240

ffig

;$. Por otra parte, la reforma de la legislación penal con el nuevo Código de 1891, no introdujo muchos cambios en las penas y en los delitos.T Se sancio- naron las transgresiones sexuales de las mujeres, penalizándose el aborto y el adulterio femenino. La violencia sexual Se conceptualizó como una deshonra para las mujeres y sus familias, tipificándose como delitos: el rapto, los abusos deshonestos, la violación Sexual, el incesto y el estupro. El contenido patriarcal de esta conceptualización se evidenciaba en el derecho penal, que además de valorar de forma distinta las transgresiones al modelo de relaciones sexuales de pareja, Según el sexo biológico del transgresor,s en los delitos de violación sexual libraba al agresor del castigo, cuando éste se casaba con SU víctima, bajo el criterio de que a través del matrimonio se limpiaba la deshonra personal y familiar de la mujer violada. Los políticos varones mantuvieron una actitud más tolerante con respecto a la prostitución, pues aunque legislaron decretos y reglamentos para controlarla, estas leyes tenían el objetivo de evitar la propagación de enfermedades venéreas.e La prostitución no tan sólo era tolerada, sino que también se valoraba como una pro- fesión que respondía a la naturaleza más promiscua de los hombres, que debían saciar sus apetitos sexuales. En cambio, la violencia en el seno del hogar no estabaCaballero tipificada. Las agresio- nes físicas que ocasionaban los hombres a sus compañeras de vida no Se proce- saban de oficio, a excepción de las lesiones graves, si la agredida no procedía a interponer una denuncia. El maltrato doméstico era considerado como un asunto privado, en el que no debía intervenir el Estado y, era aceptado socialmente por las normas patriarcales que lo valoraban como una expresión de los conflictos en las relaciones de pareja, como un mecanismo que utilizaban los varones para "cgrregi/'a laS mujeres cuando no cumplían con sus "deberes Conyugales", y cqmo una demostración del amor que sentían los hombres por ellas cuando tenían un arranque de celos. El derecho penal, además legitimaba estos valores culturales que justificaban la violenciaDalla-Corte de género, al disminuir la pena de los varones que asesinaban a SuS esposas y a los amantes de sus hermanas, hijas y cónyuges, cuando los sorprendían infragantipara limpiar el honor del esposo y la familia, y hacer valer su autoridad patriarcal.

Las Gabrielaactividades económ¡cas y product¡vas de las muieres Durante la primera mitad del siglo XX, las actividades agropecuarias consti- tuían el principal sector de la estructura económica nicaragüense, y las políticas gubernamentales siguieron teniendo como eje del desarrollo económico el mo- delo agroexportador. Hasta los años sesenta, la producción industrialfue funda- mentalmente de tipo artesanal y se realizaba en talleres donde existía una escasa división social deltrabajo. En estas unidades de producción solía trabajar la mujer y

7. Vigente durante el período histórico que abordamos en esta ponencia. 8. Tipificando como concubinato el adulterio masculino. 9. Decretos y los Reglamentos para controlar la prostitución de 1917, 1927 y 1928'

241 los hijos del propietario, junto a otros trabajadores que estaban emparentados por relaciones fami liares o de padri nazgo (Gutiéne z, 1 g77 : 1 00). En las primeras décadas delsiglo XX, se ampliaron las actividades económicas y productivas de las mujeres, sobre todo en aquellos empleos que se consideraban como una extensión de las tareas que ellas realizaban en el espacio doméstico, como el magisterio y la enfermería. Se incrementó también elcomercio femenino de consumo interno y de importación, elcomercio ambulante, los hoteles regenta- dos por mujeres, y las propietarias de las haciendas cafetaleras se vieron benefi- ciadas con incentivos económicos y con mano de obra forzosa para la producción del cultivo de café. Al mismo tiempo, se incorporaron a nuevos empleos ocupando puestos administrativos en las oficinas de Correos, Telégrafos y Teléfonos, en las instituciones públicas y empresas privadas, y probablemente como trabajadoras de las industrias manufactureras dedicadas a la fabricación de jabón, sombreros, hilados, vestuario, confites, velas, entre otras industrias. En este período, las mujeres siguieron teniendo restringido el acceso a las profesiones liberales, a excepción del magisterio, para la cual se las considera- ba especialmente aptas. Su incorporación al sistema educativo y a los estudios superiores fue muy limitada, a pesar de que los diferentes gobiernos planteaban la necesidad de educar a las niñas y consideraban laCaballero educación fundamental para la formación de los recursos humanos necesarios para el desarrollo y el progreso de la sociedad.lo Sólo unas pocas mujeres, de las capas medias urbanas y de la elite pudieron ejercer algunas profesiones liberales, después de culminar con muchas dificulta- des sus estudios universitarios, pues la condición de no ciudadanas y los progra- mas de secundaria diferenciados por sexo suponían un obstáculo muchas veces insalvable. En el "bachillerato femenino" se estudiaba la asignatura de economía doméstica y la asignatura de artes manuales en lugar de economía política y filoso- fía que recibían los bachilleres varones, "como si el Bachillerato no habilitara para Carreras y éstas distinguieranDalla-Corte sexos" (Toledo, 1933: 311). De tal modo, que las mujeres que querían estudiar Derecho o Medicina, debían tocar muchas puertas y realizar exámenes especiales pararealizar estos estudios, pues algunas asignatu- ras como la de filosof ía eran obligatorias para cursar la carrera de Derecho (Toledo, 1942:34-38). La experiencia universitaria de concepción Palacios, es un claro ejemplo de lo difícil que fue para las mujeres poder obtener un título universitario. Esta mujer que fue la primera doctora de Nicaragua y centroamérica, después de lograr Gabrielaque la admitiesen en la Facultad de Medicina de León, tuvo que trasladarse a México en 1919 para proseguir sus estudios, pues sus compañeros y los vecinos de la ciudad de León solían acosarla por haberse atrevido a estudiar una carrera que no se consideraba apropiada para las mujeres. En las zonas rurales, la expansión de la economía de agroexportación trans- formó radicalmente las relaciones sociales, al demandar este cultivo mayor nú- mero de trabajadores de ambos sexos. Para proveer la mano de obra necesaria,

10. Hasta mediados del siglo XX, la cobertura educativa fue muy reducida como consecuencia de la constante inestabilidad política y la carencia de una política educativa que tuviese como objetivo incorporar al sistema educativo a todos los niños y niñas del país.

242 Se recurrió a mecanismos coercitivos como las leyes agrarias y de trabajadores, y al Sistema de adelantos de salario que incorporaron de forma forzosa al cam- pesinado pobre y a los sectores populares urbanos al cultivo de agroexporta- ción.11 Al respecto, cabe señalar que estas leyes mencionaban explícitamente a las mujeres en su articulado, definiendo de forma inequívoca que "obreros" eran las mujeres y los varones que no tenían los ingresos y los recursos económicos establecidos por la ley para ser eximidos de la obligación de trabajar en las haciendas cafetaleras. Las mujeres del campesinado pobre Se vieron especialmente afectadas por estas políticas económicas, al Ser obligadas muchas de ellas a incorporarse al trabajo del cultivo de agroexportación. Por otra parte, la mayor demanda de mano obra masculina para los períodos de corte, aumentó eltrabajo productivo de las mujeres que se quedaban a cargo de sus hogares, al asumir el trabajo que real¡zaban los hombres en la producción de autoconsumo. Al mismo tiempo, el modelo agroexportador favoreció las relaciones de pareja múltiple de los varo- nes y la irresponsabilidad paterna que profundizaba la subordinación de género, pues el hombre aunque se mantenía por largos períodos lejos del hogar seguía manteniendo la jefatura del hogar de forma simbólica, aunque no fuese el pro- veedor de la familia. Caballero Estas políticas gubernamentales ponían en evidencia las contradicciones de la construcción del Sujeto "mujer" del discurso político, que vinculaba a la mujer con el espac¡o doméstico, y las necesidades de mano de obra femenina del modelo de desarrollo agroexportador. De tal modo, que cuando escaseaba la mano de obra, los gobernantes no tenían reparos en adoptar medidas políticas que atentaban contra este modelo, enrolando incluso a mujeres embarazadas que estaban eximidas del trabajo forzoso en las haciendas cafetaleras. No será hasta la promulgación del Código del Trabajo en 1945, que se puso fin a este régimen de servidumbre Dalla-Cortelegalizado por las leyes agrariaS, y que se reconocieron algunos derechos de las mujeres trabaiadoras como la prohibición del despido de las mujeres durante el embarazo, la baja maternal durante tres meses con goce de salario, y la asistencia médica.

Participación en las organizaciones de la soc¡edad civil y exclus¡ónGabriela de la ciudadanía La participación de las mujeres en los espacios públicos estuvo condicionada a las características de la sociedad nicaragüense de este período.12 En esta so- ciedad rural, los artesanos y obreros urbanos estuvieron aislados de las ideolo-

11. Desde finales del siglo XlX, los gobiernos conservadores y liberales habían impulsado una política económica dirigida a estimular la producción del cultivo del café. El problema principal para la expansión del cultivo cafetalero siguió siendo la escasez de mano de obra, ya que los campesinos sin tierra contaban con una amplia frontera agrícola para dedicarse a la producción de autoconsumo. 12. En la primera mitad del siglo XX, la población rural oscilaba entre el 650/o ! el 68% del total de lapoblación (Gutiérrez, 1977: 103-1 15). gías revolucionarias comunistas y anarcosindicalistas, y cayeron bajo la influen- cia de los intelectuales conservadores y liberales, los cuales aunque abogaban por un sistema político basado en el modelo de la democracia representativa de los países europeos y de Estados Unidos, se caracterizaban por recurrir siste- máticamente a prácticas políticas autoritarias y a la suspensión de las garantías individuales de los ciudadanos varones, cuando accedían al poder político. Entre 1900 y 1930, la participación de las mujeres estuvo fundamentalmente vinculada a organizaciones religiosas, Juntas de beneficencia, y a asociaciones gremiales educativas como la Academia Central de Maestros (1908) y la Asocia- ción Nacional de Maestros (1930). Estas organizaciones, exceptuando las reli- giosas, al igualque los clubes sociales y las mutualistas estuvieron influenciadas por liberalismo, principal corriente ideológica entre los miembros de las capas medias y del artesanado urbano. con la aparición de nuevas organizaciones gremiales afiesanales, se am- plió también la participación de las mujeres a otros espacios públicos de los que antes eran excluidas,l3 y algunas de ellas organizaron secciones femeninas como la unión obrera Femenina de la Federación obrera Nicaragüense (FoN) fundada en 1918 (Amador, 1992: 52). Los principales ámbitos de proyección política deCaballero las mujeres fueron las Es- cuelas de Secundaria y Normales de Magisterio, como el Colegio de Señoritas de Managua, donde personas relacionadas con el mundo de la cultura, la política y las organizaciones de la sociedad civil llegaban a impartir conferencias sobre temas de actualidad y de interés para la población femenina. se destaca espe- cialmente la presencia política de las maestras, algunas de las cuales aunque no adquirieron la condición de ciudadanas hasta 1950, consiguieron altos cargos públicos, como es el caso de la pedagoga Josefa Toledo, que fue Directora Ge- neral de lnstrucción Pública durante elgobierno de Bartolomé Marlínez (1923 y 1924). (Toledo, 1935: lX) A finales de los años veinte,Dalla-Corte algunas mujeres también participaron en la lucha antimperialista y antioligárquica del ejército guerrillero de Augusto c. sandino, que llegó a controlar una extensa área geográfica en la zona norte-central del país y a combatir de forma bastante exitosa a los marines norteamericanos y a la Guardia Nacional. En esta organización armada, las mujeres asumieron tareas y funciones diversas, involucrándose en la realización de trabajos de tipo doméstico como el lavado de ropa y la preparación de la comida, así como en actividades militares y políticas.14Gabriela Asimismo, algunas mujeres apoyaron la lucha sandinista a través de diferentes muestras de solidaridad, y otras muchas informaron a los combatientes sobre los movimientos de las tropas enemigas y les proporcionaron una importante red de apoyo logístico, como se desprende de la correspondencia de sandino y de las obras de otros autores de la época.

13. A finales del siglo XIX y principios del )ü, las mujeres por su exclusión de la ciudadanía no podían ser socias de la mayoría de los clubes sociales. 14. Tenemos los ejemplos de la guerrillera salvadoreña Teresa Villalobos y de Blanca Aráuz, es- ). posa de Sandino, que representó a su marido en las conversaciones de paz que éste mantuvo i1 con .:{ el presidente Sacasa. ür & 244 En los años treinta, el liberalismo deja de ser la ideología hegemónica en el movimiento obrero y compite con la socialista, cuando irrumpen el Partido del Trabajo Nicaragüense (1931) y el Partido Socialista Nicaragüense (1944) en la escena política. En estos partidos de izquierda se organizaron Secc¡ones feme- ninas para incorporar a las mujeres a la lucha revolucionaria, el Frenle Obrero Femenino del PTN se fundó en 1934, y la Alianza Patriótica de Mujeres del PSN se creó en 1934. Estas organizaciones reivindicaron mayores derechos políticos y sociales para las mujeres, reclamando igual salario por igualtrabajo, asistenc¡a médica y el acceso de las mujeres a la educación. (Amador, 1992: 94) Por otro lado, entre 1940 y 1950, las mujeres socialistas y somocistas también participa- ron en las principales centrales sindicales que surgieron en esa década, como la Central de Trabajadores Nicaragüenses, la Federación Sindical de Maestros de Nicaragua, y la Confederación General de Trabajadores, en las que algunas de ellas ocuparon cargos directivos como la socialista Rosa Amelia Pereira y la somocista Mati lde Barreto. En los años cuarenta, también se ampliaron las expresiones y manifestacio- nes contra el gobierno de Anastasio Somoza, incluso entre mujeres de Sectores sociales que no se habían destacado especialmente por realizar manifestacio- neS callejeras, como Sucedió en 1944, cuando un grupo de "damas" Salieron a protestar, por las calles de Managua, contra la represiónCaballero dictatorialy elarresto de seiscientas personas, siendo abucheadas y humilladas por un grupo de prostitu- tas organizadas por miembros delrégimen Somocista.l5 (Selser, 1984:249)

De la Beneficencia al Feminismo

Bajo la influencia del discurso liberal, se organizaron grupos de mujeres de clase media y de la elite, como el Club de Señoras de la capital (1916) y la Junta Femenina de BeneficenciaDalla-Corte (1918), que además de realizar obras de caridad,'6 también debatían sobre el sufragio femenino y planteaban la importancia de edu- car a las mujeres para contribuir al bienestar de la familia y a la formación de los futuros ciudadanos (López, 1988: 108). Entre estas mujeres, destaca la figura de la educadora y ensayista Josefa Toledo (1866-1962), la cual desplegó una constante actividad académica y lite- raria, y una militancia feminista hasta una edad muy avanzada. Esta maestra, fundó las primeras organizaciones feministas nicaragüenses y las revistas: He- vista GabrielaFemenina ttustrada y Muier Nicaragüense,17 ademáS de ser miembro de organizaciones internacionales como la Liga lnternacional de Mujeres lbéricas e Hispanoamericanas y la Unión de Mujeres Americanas (UMA), y de represen- tar a su país en congresos internacionales feministas y educativos. Asimismo,

15. En 1944, se desarrollan prolestas estudiantiles contra las reformas que realiza Anastasio Somoza para mantenerse en el poder político. Un sector del Partido Liberal se escinde y forma el Partido Liberal lndependiente, el cual junto a los conservadores pasó a la oposición. 16. Los proyectos de beneficencia como el Socorro lnfantil, Gota de Lecha, y la Sala Cuna tenían como objetivo aliviar la miseria de los hijos de las mujeres obreras. 1 7. Revistas Feministas fundadas por Josefa Toledo enlre 191 8 y 1 930.

245 dirigió varios centros de enseñanza como el colegio de señoritas de Managua, la Escuela Normal de señoritas, la Escuela Femenina de prensa, y el colégio Técnico-práctico, entre otros. A principios del siglo XX, el feminismo de Josefa Toledo, en consonancia con la evolución del feminismo internacional, reivindicaba el acceso de las mujeres a la educación y a las profesiones liberales, señalando que si bien la mu¡er,,ni debe querer sustituir al hombre en todo" tampoco es un "ser imbécil y desprovisto de razón". La mujer y el hombre eran iguales en dignidad, pero tenían distintos fines en la sociedad, y como la mujer era un ser racional, y la educación servia para guiar, debía educarse a las mujeres para desarrollar "su altísima misión de edu- cadora de sus hijos y como miembro de la sociedad" (Toledo, 1933: 63-64). En la década de los veinte, Josefa Toledo y otras compañeras de luchas, a través de las revistas feministas, reclaman que se reconozcan los derechos políticos de las mujeres. Pocos años más tarde, funda la Liga lnternacional de Mujeres lbéricas e Hispanoamericanas (LlDMl) y la cruzada de Mujeres Nicaragüenses (1933), y en los años cuarenta organiza una filial de la Mesa Redonda Panamericana.ls La doble asociación Liga lnternacional de Mujeres lbéricas e Hispanoameri- canas y la Cruzada de Mujeres Nicaragüenses tenían fines diferentes. La LIDMI era la filial nicaragüense de la organización internacionalCaballero del mismo nombre y promovía actividades culturales y conferencias sobre temas relacionados con la problemática de las mujeres. LaCruzadaera la organización feminista nacional que tenía como objetivos "la salvación de la patria y el hogar nicaragüense", ,,la liberación política y social" de las mujeres, y recaudaba fondos para la creación de escuelas del hogar y deltrabajo (Totedo, 1940:28). En relación a los derechos políticos, Josefa Toledo decía que el feminismo no debía pretender igualar la mujer al hombre, pues "los dos sexos están con- formados de distinta manera" y tenían funciones diferentes. El espacio natural de la mujer era el ámbito privado, donde era el "ángel del hoga/'y desarrollaba su "misión" de madre y esposa.Dalla-Corte sin embargo, los límites de este lugar no eran estrictos, ni implicaban su aislamiento del resto de la sociedad. Las responsa- bilidades de la mujer y del hombre para con la famiria ya no eran las mismas de antaño, y ambos proveían y daban respuesta a las necesidades familiares, por lo tanto era lógico y racional reclamar el sufragio femenino para poder participar y contribuir al bienestar del hogar, adoptando un feminismo "constructivo,'que aa $ promoviese elprogreso y lapaz del país (Toledo, 1940:6). .a Gabriela rr¡ "De ahí que pretenda sus derechos políticos para intervenir en la elección de quien debe dar leyes para proteger la vida la y :i de mujer del niño, mantener la paz y dar garantía a los ciudadanos, o para ,:. elaborar ella misma esas leyes; que reclame sus derechos civiles para administrar sus bienes pre- viendo tf la incapacidad o ausencia del hombre; que crea justo seguir carreras y ensanchar el círculo la de su aprendizaje; exigir que le paguen su fabajo como al hombre, en igualdad de circunstancias, y demás peticiones del feminismo" (Toledo, 1940: 7).

En 1939, la la ,i LlDMly Cruzadajunto a otras organizaciones feministas inter- rf nacionales y representantes del profesorado del país presentaron una petición rlll *

18. La Mesa Redonda Panamericana es un Movimiento Femenino con características similares a la Unión de Mujeres Americanas (UMA). (López, 1988: 133) tr 246 W it*l' a la Asamblea Constituyente que no prosperó, en la que reclamaban los dere- chos políticos de las mujeres, como se había acordado en la Octava Conferencia lnternacional de Lima, y en la que declaraban que las mujeres nicaragüenses tenían derecho a igual trato jurídico y político, a Ser amparadas en su calidad de madres, a ser protegidas en el trabajo, y a poder acceder a un empleo (López, 1988:110). Las mujeres no conseguirán el derecho al voto hasta la promulgación de la Constitución política de 1950, como resultado de los acuerdos contraídos en el pacto de los Generales, entre el General Anastasio Somoza y el General Emilia- no Chamorro representante delPartido Conservador. En este pacto se acordaba que en la nueva constitución que se promulgase en 1950 debían recogerse los principios de la Declaración Americana de los Derechos del Hombre y los princi- pios de la Carta lnternacionalAmericana de Garantías sociales, asícomo los de la Novena Conferencia lnternacional de Bogota (1948) que reconocía el derecho alvoto de las mujeres (Esgueva, 1994: 928). En esta consecución del sufragio femenino aún está por determinarse el papel que jugaron las mujeres y sus or- ganizaciones para que Se les reconociesen hasta ese momento los derechos políticos en la carta magna nicaragüense. En conclusión, podemos deducir de las fuentes primariasCaballero revisadas hasta el momento y de los trabajos de otros autores y autoras que abordan este período de estudio, que la situación de las mujeres no cambio significativamente durante la primera mitad del siglo XX. Las nicaragüenses siguieron siendo excluidas de la ciudadanía, aunque el marco jurídico les reconoció mayores derechos civiles que revalorizaron su rol tradicional en la familia y se amplió su presencia femeni- na en las actividades económicas y productivas, y en los espacios públicos. Pa- radójicamente, cuando las mujeres alcanzaron los derechos políticos tampoco pudieron ejercer estos derechos, al igual que la mayoría de los varones, ya que los espacios de participaciónDalla-Corte política eran muy reducidos y los procesos electo- rales eran meras parodias políticas que solo servían para legitimar al régimen dictatorialde Somoza.

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248 La construcción discursiva del movimiento piquetero en la Argentina contemporánea

Eric Llacuna Universitat de Barcelona

Caballero

lntroducción

Desde hace aproximadamente tres décadas el panorama historiográfico ha sido objeto de múltiples revisiones sobre todo en el ámbito de la compresión de los grandes procesos históricos y especialmente, en los interludios de cambio entre los diferentes períodosDalla-Corte de la historia. La periodización de la historia no deja de ser siempre un acto arbitrario a criterio del historiador que decide cuando empieza un período y cuando termina y se da paso al siguiente. Pese a la innegable arbitrariedad de este hecho, en el mundo académico se ha llegado a unos consensos razonablemente objetivos para ordenar el ingente discurrir histórico sobre todo por razones de sistematici- dad y de facilidad comprensiva de la historia. DichaGabriela sistematización de la historia ha facilitado una mayor comprensión de la historia y ha dado mayores herramientas argumentales para interpretarla. Si la periodización de la historia es arbitraria más lo es su interpretación. Ahora bien, no por ser arbitraria deja de ser legítima. Todo análisis e interpretación debida- mente argumentada es perfectamente válido. Sobre las interpretaciones de la historia también se ha llegado a una serie de consensos, o al menos, se está de acuerdo en plantear dos o tres perspectivas históricas sobre las cuales ha girado el debate historiográfico habiendo períodos de hegemonía de una sobre todas las demás, para todas ellas. Este artículo, pretende como uno de sus objetivos fundamentales discutir los consensos historiográf icos existentes. Desde la década de los setenta encontramos una tercera -o cuarta vía, si di- ferenciamos el materialismo histórico en estado puro de la historia sociocultural- dentro del panorama historiográfico. Dicha vía es la nombrada nueva historia, historia discursiva o historia postsocial.l De todos los apelativos me quedo con los dos últimos ya que el apelativo de nueva historia es excesivamente difuso. Es innegable que en los últimos treinta años se han producido unas transfor- maciones en todos los órdenes de una significación extraordinaria. La crisis del petróleo de 1973 cambió los parámetros macroeconómicos con lo que supuso un cierto triunfo del liberalismo económico. Triunfo que se vio refrendado con la caída del muro de Berlín y la URSS en 1989 y 1990 respectivamente que pusieron fin al largo período de Guerra Fría entre las dos superpotencias hijas de la Segunda Guerra Mundial. Algunos, en aquel momento ya apostillaron el fin de la historiaz y el triunfo de tas democracias liberates. Estos hechos también tuvieron su repercusión en el ámbito de la historia. Desde ese mamento parecía invalidada toda interpretación de la historia que no estuviera sustentada sobre la supremacía de las democracias occidentales y la exaltación de sus dos pilares fundamentales, a saber, la democracia liberaly el libre mercado. Desde luego esta afirmación estaba llena de implicaciones políticas al igual que lo está la interpretación opuesta que representaCaballero el materialismo que resalta la lucha por los medios de producción mediante un proceso dialéctico entendido éste como conflicto y que tendría su desencadenante final en la constitución de una sociedad socialista en la qué la propiedad privada estaría abolida y no exis- tirían las clases sociales divididas en base a la acumulación de capitales. Actualmente aunque la primera tesis tiene cierta ventaja las teorías marxis- tas no dejan su brazo a torcer y reivindican su validez, no sin ciertas razones para ello. La historia postsoc¡al, a mi modo de ver, está emparentada con el maleria- lismo histórico y con la Dalla-Cortehermana de éste que es la historia socio cultural. La historia discursiva es un intento de superación de sus predecesoras analizando sus carencias y proponiendo alternativas conceptuales para explicar la historia de forma que sin abandonar el ámbito de lo social no encorseta la historia por una interpretación restring¡da de la evolución social. Dicha evolución social es lo que motivó a la revisión historiográfica de la explicación de la historia social que se había hecho hasta el momento. Si, recor- dando al gran Marc Bloch, había que tener en cuenta el presente para estudiar elfuturo,Gabriela entonces los profundos cambios sociales, económicos, políticos, cultu- rales, etc., nos debían llevar obligatoriamente a una revisión de los estudios de historia social. Si nos encontramos hoy en día inmersos en un cambio de paradigma, como afirma Alain Touraine (2005), en el qué lo social ha dejado paso al hecho cultural,

1. Para una visión más profunda de la historia discursiva véase Cabrera (2001). 2. Sobre el debate del 'fin de la historia" es muy recomendable la lectura de la obra de Francis Fukuyama (1992). Sus tesis liberales han suscitado un intenso debate rebatiendo sus postulados. Una de las figuras que de forma más acertada ha debatido la tesis de Fukuyama es la obra de Jürgen Habermas entre otros.

250 en el cual las identidades culturales son una vía de escape de la homogenei- zaciín del mercado y en un mundo donde la política se halla subordinada a lo económico, entonces cuáles han sido los mecanismos que han conducido a la humanidad a este estado de cosas. En efecto, los elementos cullurales están tomando relevancia por encima de otros factores como son los debates sociales y políticos. De acuerdo con Touraine, los debates sobre la redistribución de la riqueza o la extensión de la democracia están palideciendo frente a los elementos de identidad cultural, re- afirmación subjetiva y de la búsqueda de la singularidad. Esto no significa que las cuestiones sociales hayan desaparecido nique las profundas desigualdades sociales no sean motivo de lucha por una alternativa más justa y equitativa. Lo que síes cierto es que además ahora se le une un fuerte componente identitario en base a factores culturales que buscan desmarcarse de lo homogéneo, de lo igual. En efeclo, la sola construcción de una identidad determinada ya supone un elemento de lucha. Esto se ve más claramente en los movimientos sociales, los cuales hacen de sus reivindicaciones -que pueden ser políticas, sociales, económicas- su identidad. La limitación de extensión de este artículo no me permite hacer un análisis con cierta profundidad de estas dinámicas de los movimientosCaballero sociales. Por otra parte, este artículo es de historia y no de teoría social, aunque tengan relación en el contenido del mismo. Para concluir esta introducción, expondré el segundo de mis objetivos que me he propuesto para este artículo. Este no eS olro que analizar un movimiento So- cial argentino -los piqueteros-, desde la óptica discursiva. Si en la primera parte expondré cuáles son las tesis principales de la historia discursiva, en la segunda pretendo ejemplificar lo anteriormente dicho con la exposición de un caso. La elección del movimiento piquetero me parece especialmente sugestiva para llevar a cabo mi propósito.Dalla-Corte Los piqueteros son un movimiento social de naturaleza esencialmente urbana aunque también operan en ámbitos rurales. Su urbanidad les une con el obrerismo y con el proletariado fabril, pero su heteroge- neidad y su hasta el momento, falta de unidad de objetivos y de acción hace que sea imposible enmarcarlos dentro de la lógica estrictamente marxista de la lucha de clases como afirma lsabel Rauber (2002) en su artículo sobre los piqueteros, alcual me referiré críticamente. PeroGabriela este trabajo no es una exposición histórica de carácter factual de la trayectoria piquetera. El movimiento piquetero es un movimiento aún en cons- trucción y con demasiada indefinición como para desarrollar una historia. El mo- vimiento piquetero, al igual que otros muchos movimientos sociales, hijos de la globalización, está construyendo su historia. Lo que me propongo es hacer una modesta contribución al debate que gira en torno a cómo hay que estudiar los movimientos sociales que muchas veces son el motor de cambio de la historia y que provocan el paso de un período a otro. Para ello, creo que las tesis man- tenidas hasta el momento son insatisfactorias y ofrecen demasiadas lagunas al historiador como para construir un análisis que, aunque siempre será refutable, al menos no ofrezca carencias insoslayables. Después de la historia socialn la historia postsocial

Antes de exponer cuáles son las tesis fundamentales de la historia discursiva, es necesario hacer un breve repaso a lo que han sido y son sus antecedentes. Aunque quizá el término antecedente no sea el más adecuado ya que la historia postsocial intenta superar las carencias del materialismo histórico y también de lo que fue una variante, a saber la historia sociocultural. La historia social y sociocultural parten de una determinada tesis de la teoría social que afirma que lo social, la esfera social, es algo objetivable. Es decir, que es algo que puede ser estudiado, analizado y de lo cual se puede sacar un análisis y toda una hipótesis (Cabrera, 2001). Si bien esta afirmación en el campo de la sociología sea cierta, ya que dicha disciplina se dedica a hacer una fotografía instantánea, posteriormente a anali- zarlay luego a intentar comprenderla, la historia siempre actúa a posterioriconla perspectiva del tiempo histórico como elemento fundamental y por tanto no dis- pone de la fotografía, es más debe construir esa fotografía lo más precisamente posible con los elementos de los que dispone, es decir las fuentes. Según las tesis de la historia social el sujeto histórico vive en una realidad social, económica y política que le determina. SostieneCaballero que dicha realidad social influye de manera determinante en lo que es la configuración de su acerbo cultu- ral, sus actitudes políticas, sus relaciones sociales etc. Es decir, la posición que ocupa dicho sujeto en la sociedad en la cual se desarrolla asume una función ab- solutamente referencial para el sujeto histórico -ya sea individual o colectivo- y actuará con arreglo a ella. Así se explicó el materialismo histórico como mecanismo de cambio histórico y la conformación del sujeto "clase" en la historia. Por lo tanto, todas aquellas personas que vivieran una misma realidad social tendrían ya determinadas tanto su acerbo cultural como susDalla-Corte prácticas. Todos los trabajadores que vivían explota- dos por un sistema capitalista salvaje al mando del cual estaban unos patronos, jefes de las empresas y fábricas, y bajo un régimen político caracterizado por una democracia restrictiva en su participación y ámbitos de decisión que actuaba en connivencia con el mundo económico capitalista, no tenían otra salida que interiorizar la opresión bajo la que estaban sometidos y rebelarse contra ella. El descubrimiento de que otras muchas personas estaban en la misma situación y el compartirGabriela dicha experiencia provocaría la irremisible unión de todos ellos en una "conciencia de clase" que buscaría cambiar la situación de subalternidad en la que se encuentran. El compartir la experiencia de la subalternidad es el único espacio que el materialismo histórico otorga al ámbito cultural. Pero se trata de un mero proceso de comprensión de la realidad y una posterior elaboración de estrategias cuyo objetivo finalya está definido. La abolición de las clases sociales, la supresión del Estado y la colectiviza- ción de los modelos de producción conforman este objetivo final. El materialismo histórico estaba dando unas bases teóricas a los postulados marxistas para servir como marco referencial de la praxis proletaria. En ella no

252 cabe desviación alguna de la línea lrazada por una realidad profundamente in- justa y que es necesario cambiar a toda costa. Pero como ya he afirmado, el materialismo histórico adolece de subestimar la influencia que tiene el espacio de lo simbólico en el individuo y en la colectividad. Esta carencia en el discurso marxista fue identificado y admitido pronto por mu- chos historiadores ya en las primeras décadas del siglo XX. La escuela de los Anales es un buen ejemplo, quizá el mayor exponente, de cómo se incorpora el estudio de la cultura dentro del proceso de análisis de la historia de la sociedad. La propuesta de Marc Bloch y Lucien Febvre de "historia total" afirmando que es necesario estudiar, no sólo todos los ámbitos en los que el sujeto histórico se de- sarrolla, sino también el echar mano de otras disciplinas que no sean la historia, como la historia del arte, la demografía, la economía, etc., permitiría tener una visión integral de la historia y por tanto los procesos de cambio social podían ser comprendidos en su integridad si eran estudiados todos los elementos. Pero concretamente en lo que en esta parte del trabajo nos ocupa, es decir, la influencia de la esfera social y su relación con los elementos culturales y el su- jeto, la nueva historia sociocultural no consigue redimir el error del materialismo histórico. Si bien la cultura adquiere una importancia sustancial-al menos tanta importancia como la podría tener la economía o la política-,Caballero e incluso en algunos casos hasta puede ocupar un lugar central en los estudios históricos, las claves interpretativas de los procesos históricos no varían mucho. La esfera social sigue siendo algo objetivo que puede ser conceptualizable. Aunque en este caso lo cultural asume la funciÓn de comprensión de dicha rea- lidad. Pero no eS ya una comprensión por mimesis de experiencias juntamente con otros individuos sino que es el individuo por sí solo que conceptualiza lo que ve, lo que vive y experimenta. Esto nos ofrece la posibilidad de que los sujetos históricos no actúen siempre de acuerdo con lo que se espera de ellos en base al lugar que ocupan en la esferaDalla-Corte de la sociedad. Pero para la historia sociocultural esto sería poco probable ya que la influencia que ejerce la esfera social que con- ceptualiza la sociedad sigue siendo considerable y sólo apreciamos diferencias en la manera de enfocar la praxis que ha de ser llevada a cabo. La historia sociocultural introdujo un concepto muy interesante dentro del marco de las relaciones de poder y los procesos de cambio histórico. Este con- cepto no eS otro que el de hegemonía. Antonio Gramsci fue el creador de este concepto que pretendía explicar la nueva dominación que se establecía en las sociedadesGabriela contemporáneas que disponían de un sistema constitucional y de un funcionamiento parlamentario de la política. Aunque tanto el ejército como la policía seguían siendo dos elementos repre- sores importantes, la dominación ya no se establecía solamente a través de ellos y ni siquiera tenían una función primordial. Era la palabra y el discurso en sede parlamentaria el que dictaba leyes, sancionaba compoñamientos y ordenaba la sociedad. Los órganos represores sólo debían salvaguardar el orden establecido y castigar el incumplimiento de éste. Mediante el discurso político elaborado por una formación política, se podía expresar una determinada visión del mundo y de la sociedad. Ya no era necesa- rio el uso de la fuerza como elemento inductivo de comportamientos sino que las leyes y las constituciones se encargaban de ello. Por tanto, la hegemonía, es decir, el poder de la palabra era detentada por aquel colectivo que conseguía imponer en las instituciones políticas su visión de sociedad. Cuando hemos afirmado que la introducción de la esfera simbólica en los estudios de la historia podría hacer visibles ciertas disonancias en la praxis de la subalternidad, me refería precisamente a esto. Gramsci fue un teórico socialista que llevó a cabo una profunda revisión del marxismo y propuso un cambio de táctica para la clase obrera. Los objetivos fundamentales seguían siendo los mismos, pero los métodos planteados eran distintos. Una revalorización de lo político, una alternativa institucionalista a las vías más revolucionarias o al me- nos la elaboración de un discurso político mucho más preciso y definido que al planteado hasta el momento. En cualquier caso, lo cultural, lo simbólico toma luerzaen Gramsci, no tanto para interpretar la realidad como para plantear alter- nat¡vas más sólidas al orden capitalista. Puede parecer paradójico, pero Gramsci fue un teórico socialista fuertemente atacado por la ortodoxia marxista que consideraba excesivamente blandos sus planteamientos deseando tan sólo reformas del ordenamientoCaballero capitalista en vez de su total aniquilación y sustitución por la dictadura del proletariado. Y algo se- mejante ocurre con la historia discursiva que ha sido fuertemente atacada desde diversos ámbitos del mundo de la historia y a los cuales me referiré al final de esta primera parte deltrabajo. Dos elementos de la teoría social y de la historia social me parecen funda- mentales para comprender hasta que punto es innovadora la propuesta de la historia discursiva y hasta donde llegan las diferencias entre ésta y sus predece- soras. Estos dos conceptos son el de experiencia e identidad. Sobre cómo los interpreta la historia social y su variante socioculturaly qué de novedoso propone la historia discursiva, voy Dalla-Cortehablar en las líneas siguientes. ldentidad y experiencia son dos conceptos que bajo mi punto de vista mantie- nen una estrecha relación. Tal relación radica, como afirma Miguel Ángel Cabre- ra en que son dos conceptos que se ubican en el espacio de lo simbólico.3 C¡ertamente el concepto de identidad ofrece pocas dudas de que asíes, pero el concepto de experiencia puede suscitar alguna controversia. A esclarecer es- tas conlroversias voy a proceder seguidamente. LaGabriela identidad es definida como un sentimiento. Un sentimiento de pertenecer a un ámbito geográfico concreto, a una cultura determinada, o a una extracción social particular. Los estudios históricos no afrontaron la cuestión de las identida- des en la historia de una forma realmente seria hasta que tomó en consideración ;! el estudio de la historia de la cultura. La rama de la historia de las mentalidades, ii nacida de la escuela de los Anales, antes referida, se ocupa de estudiar las ,jil identidades de los sujetos en la historia. Qué elementos eran constiluyentes de ,i la identidad y cómo ésta ha ido cambiando a lo largo deldiscurrir histórico.

3. El concepto de experiencia e identidad son ampliamente analizados desde la perspectiva dis- cursiva en los capítulos 3 y 4 en Cabrera (2001).

254 El materialismo histórico ha dado una importancia muy relativa a la cuestión de la identidad. Según sus tesis, la identidad se configuraba mediante compartir la experiencia de vivir en la subalternidad. Dicha experiencia derivaba en la articula- ción de una identidad totalmente homogénea que determinaba las acciones como bloque histórico por utilizar terminología gramsciana, de la clase proletaria. En este sentido, uno de los historiadores marxistas pertenecientes a la es- cuela inglesa, E. P. Thompson (1977), en sus estudios sobre la conformación de la clase obrera inglesa en el siglo XVlll no pudo obviar ciertas disonancias dentro de lo que se había llamado el bloque histórico de la clase obrera proleta- ria. Thompson, un buen exponente de la historia sociocultural observó cómo los objetivos del proletariado no eran estrictamente coincidentes e incluso podían ser dispares en algún caso. Diferencias más acusadas aún en lo que se refiere a los pasos a seguir para revertir la situación tan desfavorable. No es algo desconocido que el socialismo británico es un tanto articular. Sien- do Gran Bretaña la cuna de la Revolución lndustrial y de las tesis liberales, las propuestas del mundo obrero nunca fueron lo más revolucionario de la historia del movimiento obrero europeo. El cartismo, ya entrado el siglo XlX, es una propuesta por la vía básicamente institucional de reformas de las leyes británi- cas para mejorar las condiciones del proletariado inglés.Caballero Propuesta que obtuvo algunos logros destacados aunque no acabó de cuajar de manera completa. Con mis referencias a la obra gramsciana y al cartismo inglés, he querido destacar hasta que punto el universo de lo simbólico tiene una influencia sustan- cial en la interiorización de la identidad como de la experiencia. Ciertamente la historiografía sociocultural de los años cincuenta y sesenta ya descartó casi por completo una visión de la historia de lo social basada en un simple intercambio de experiencias de una esfera social absolutamente objetivable. Thompson y otros observaron las realidades culturales del mundo subalterno y a partir de dicha observación pudieron dibujar un panorama mucho más diverso de los mo- vimientos de cambio social,Dalla-Corte aunque sin poner en cuestión los objetivos finales. Pero llegados ya a los inicios del siglo XXl, parece que las tesis marxistas no acaban de realizarse. Es más, parece que en algunos aspectos se ha dado un paso atrás -desde la óptica marxista- como señala Alain Touraine (2005), con la disolución de lo social, un creciente individualismo, un aumento de las desigual- dades y lo que parece un triunfo más o menos consumado de las economías capitalistas sobre las opciones socialistas. PorGabriela tanlo, si estamos en un mundo cambiante, y sobre todo, inmersos en unos cambios que no van en la dirección pronosticada, las tesis historiográficas también deberían ser revisadas. En un mundo en que el sujeto histórico, como motor de cambio, ya sea éste individual o colectivo, está en franco cuestionamiento; en que la globalización parece un fenómeno bueno o malo, pero imparable, las herramientas para la construcción del discurso histórico parecen ya no válidas. Tampoco parece útil la hisloria de las mentalidades o historia de la cultura por sí sola. No se trata de poner todo en función de la historia cultural en vez de la historia económica o de la historia política. Se trata de que aquello que era considerado objeto de estudio para comprender la historia puede ser no válido. Y llegados al final de esta primera parte del trabajo, creo que es el momento de exponer con meridiana claridad cuáles son las tesis de la historia discursiva. Para ello, hay que hacer una reflexión previa sobre elvalor del lenguaje. En el materialismo histór¡co el lenguaje asumía un rol meramente de vehículo transmisor de experiencias a través de las cuales el sentimiento de clase era percibido. Con las tesis de la historia sociocultural el lenguaje adquiere algo más de relevancia. Esta esfera social objetiva es nombrada a través del lenguaje. Pero quiero resaltar que no es conceptualizable, ya que esto ya ha sido previamente hecho por la esfera social que aporta los conceptos al sujeto histórico y éste través del uso del lenguaje les pone etiquetas para nombrarlo. La historia discursiva difiere diametralmente de este planteamiento. Lo prime- ro que plantea la historia discursiva es que se produce una confusión terminoló- gica entre categoría y concepto. Error que condiciona todo el análisis poster¡or. Según ésta, y como afirma Cabrera (2001), la esfera social no produce con- ceptos sino sólo categorías. A diferencia de la historia sociocultural -ya no di- gamos la historia social-, que plantea que podemos encontrar conceptos más o menos definidos y que por tanto el lenguaje lo que hace es convertir estos conceptos en palabras para construir un discurso,Caballero la historia discursiva afirma que es el sujeto quien conceptualiza el universo categorial que ofrece la esfera social. Así, categorías como trabajo, pobreza, exclusión, democracia, etc., son categorías que la esfera social proporciona al sujeto y que éste conceptualiza. Una de las acusaciones más graves que se le hace a la historia discursiva es que niega la realidad social. Este es un equívoco que quiero desmentir. La historia discursiva no niega la existencia de una realidad social. Sólo afirma que esta realidad no está conceptualizada previamente. Dicha conceptualización lle- va implícito un juicio cualitativo determinado que la historia se ha encargado de demostrar que no se ha producido. Es decir, la categoría de trabajo no siempre ha sido conceptualizada deDalla-Corte la misma manera por los movimientos obreros. Para algunos el trabajo es un derecho primordial de la persona y todo Estado tiene como una de sus misiones fundamentales el acceso al trabajo para todos los ciudadanos y ciudadanas. Pero el trabajo también ha sido valorado como un elemento de control social, símbolo de la opresión del capital y de la tiranía del empresario. Por tanto, la falta de trabajo, fenómeno tantas y tantas veces repeti- do en la historia no siempre será analizado de la misma forma. Entonces,Gabriela si la esfera social no nutre de conceptos al sujeto histórico, quién lo hace. {

La respuesta se encuentra en el mismo sujeto con el uso del lenguaje. Para ú la historia discursiva el lenguaje ya no tiene una función meramente referencial, I sino que es un elemento constructor. A través del lenguaje el sujeto interioriza el itl universo categorial que le ofrece la esfera social en la que vive y es a través del I lenguaje como crea conceptos. A este proceso se le llama construcción discur- I siva (Cabrera, 2001). d Claro que este proceso tiene un carácter contingente ya que depende de I cómo el sujeto conceptualice su elenco categorial. Pero eso no convierte a la I historia discursiva basada en el análisis de la construcción discursiva, en una t

256 visión relativista de la historia y de la realidad social. Los problemas sociales siguen existiendo. Es algo verificable. Pero dicha realidad puede ser interpre- tada, conceptualizada, de distintas maneras por el sujeto, y éste puede ofrecer distintas respuestas a la realidad en la que se encuentra. A modo de síntesis de todo lo expuesto hasta ahora, la historia discursiva centra su objeto de estudio en la construcción de un discurso de la realidad a partir de su universo categorial. Y entendemos por discurso no sólo una ma- terialización en palabras de unas ideas, creencias o valores. Sino que aquí el discurso también incluye luego las acciones concretas del sujeto ya que éstas están desarrolladas en función de la conceptualización de las categorías. Estoy de acuerdo con Cabrera (2001), que un discurso se construye sobre los cimien- tos de uno anterior. Me explico, el discurso socialista no hubiera sido posible si categorías como democracia, participación política, ciudadanía trabajo, etc., no hubieran aparecido en el discurso de la modernidad de corte liberal. Fue preci- samente la conceptualización de estas categorías que armó el discurso reivin- dicativo de unos sujetos que carecían de ellas y que consideraban que también tenían el derecho a participar de esta realidad. En la segunda parte de este trabajo, trataré de esbozar como un movimiento social +l piquetero-, asume y conceptualiza el universo categorial que le ofrece la Argentina de finales de los años noventa y principiosCaballero del nuevo siglo. Una conceptualización que será dispar por las diversas organizaciones piqueteras que propondrán soluciones diferentes a sus problemáticas.

Argentina en un trance de difícil solución

Creo que existe un acuerdo razonablemente sólido dentro del marco aca- démico sobre las consecuencias negativas que ha tenido y sigue teniendo el Consenso de Washington Dalla-Cortede 1990 en el marco de la OEA. La debilidad estructural de las economías latinoamericanas siempre supedi- tadas a las coyunturas externas desde los tiempos del período colonial, ha in- tentado ser combatida y remendada con recetas neoliberales que no han hecho más que acrecentar la gravedad de los problemas ya existentes. La principal característica de las economías latinoamericanas es su externali- zación. No en vano, las economías latinoamericanas han sido catalogadas como "economías hacia fuera" ya que su principal fuente de ingresos venía de las ex- portaciones.Gabriela La excepción de este proceso la encontramos en el período populista del que Argentina es seguramente su mayor exponente. El régimen populista basó su modelo económico en la industrialización por sustitución de importaciones. Es decir, que el Estado asumía el rol de primer empresario del país y, mediante la inyección de dinero público pretendió tejer una red industrial que hasta el momen- to carecía de ella. Este período fue posible mientras Europa demandó productos de los que carecía bien por el crac del 29, bien por la Segunda Guerra Mundial la cual desmanteló todas economías europeas. Pero con el final de la guerra y la posterior recuperación de las economías continentales, Latinoamérica perdió su principal cliente importador de productos y su balanza comercial se quebró. El endeudamiento estatal de los países latinoamericanos alcanzó unos límites que empezaron a ser insoportables por los estados y éstos no tuvieron más remedio que pedir préstamos al exterior para sufragar el déficit público. Esta coyuntura sumió a las economías latinoamericanas en una fragilldad estructural que es arrastrada hasta día de hoy en que sin haber completado el proceso de modernización y competitividad económicas, las economías latinoa- mericanas se ven inmersas en el juego de la competencia del mercado desde una posición de inferioridad. No es este el lugar para analizar el por qué de esta situación. Tan sólo cabe señalar que dicha dinámica se ha mantenido con vaivenes más o menos signi- ficativos pero sin atisbos de cambio de rumbo. Lo que parece evidente es que las recetas neoliberales propuestas por el Consenso de Washington no han ayudado a revertir la situación, sino que en mi opinión la han agrandado. La privatización de buena parte del sector público argentino ha abierto la puerta a intereses económicos transnacionales que ven con sumo interés las ventajas del mercado latinoamericano caracterizado por una mano de obra de bajo coste y unas ventajas fiscales fijadas por unos gobiernos que necesitan la entrada de capitales externos para intentar reactivar su economía. El Centro de Estudios de la Situación y PerspectivasCaballero de la Argentina (CESPA) en el documento publicado con eltítulo "La larga recesión Argentina (199812002)" explica la recesión de finales de los años noventa en base a unos factores eco- nómicos externos entre los cuales se encuentran la "la reversión de los flujos financieros; el incremento de la tasa de interés internacional; el fortalecimiento del dólar y el resto de monedas internacionales, el continuado proteccionismo de los mercados menos fuertes de las principales economías mundiales (sobre todo el sector agrícola), así como también el comportamiento de los organismos financieros internacionales que seguían predicando las recetas neoliberales y el debilitamiento del sector público".¿ A su vez la CESPA también señala una serie de factores económicosDalla-Corte internos unidos al comportamiento de los actores sociales y políticos. En este ámbito, la CESPA afirma que el Estado no ha llevado a cabo las reformas necesarias en el mercado laboral, así como planes de desa- rrollo en el campo de la modernización y el desarrollo tecnológico que pudieran hacer de las empresas latinoamericanas más competitivas. En este estado de cosas con un país obligado a vender las empresas pú- blicas a empresarios extranjeros, con un mercado laboral desregulado y una situaciónGabriela de fragilidad estructural, la contestación social empezó a tomar propor- ciones considerables. El análisis discursivo del movimienlo piquetero ocupará las siguientes líneas de este trabajo.

Construcción discurs¡va del movimiento piquetero

Siguiendo la línea argumental la pincelada expuesta acerca de la realidad económica argentina, ésta nos ofrece una serie de categorías que serán con-

4. CESPA, La larga recesión argentina 1997/2002, p.4.

258 ceptualizadas por las organizaciones piqueteras. Concretamente centrarán su atención en la categoría de trabajo. Muchas organizaciones piqueteras se identi- ficarán como Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) entre los cuales se encuentran el MTD Florencio Varela o el MTD Teresa Rodríguez en honor a la muerte de una mujer miembro de una organización piquetera en una refriega con la policía. Las acciones piqueteras tienen sus orígenes en los cortes de carreteras en la zona Cutral-Co entre los años 97 y 98. Las organizaciones piqueteras adopta- ron una forma organizativa espontánea al calor del mismo conflicto (asambleas abiertas sobre la ruta que ejercían la democracia directa, que elegían delegados o voceros con mandato revocable para tareas puntuales). Otra característica compartida por estos primeros cortes es que ninguno fue convocado por alguna organización y/o institución: ninguna iglesia, ningún sindicato, ningún partido po- lítico. No es un dato menor, ya que refleja una crítica lúcida por parte del pueblo: las iglesias, los sindicatos y los partidos (con escasas y honrosas excepciones) han sido corresponsables de la situación de injusticia. Al contrario, las organizaciones piqueteras nacen del desencanto con la vía institucional. Tanto de los grandes sindicatos como de los partidos de izquierda que no se han mostrado como una alternativa realmenteCaballero sólida. Vale decir como atenuante, que la vida política está profundamente polarizada por el bipartidismo en el cual el Partido Justicialista recoge a buena parte de la izquierda política, y que este bipartidismo deja poco espacio a alternativas políticas diferentes a los dos grandes partidos. No estoy de acuerdo con las tesis de lsabel Rauber (2002) que en su trabajo sobre los movimientos piqueteros muestra una perspectiva marxista de los mis- mos y les otorga un carácter de organización de c/ase. Ciertamente podemos aceptar que hay un sentimiento de subalternidad común a todas las organiza- ciones piqueteras. Pero este sentimiento es conceptualizado de distintas for- mas que la estrictamente Dalla-Cortemarxista. Hay que señalar en este sentido que a las organizaciones de trabajadores desocupados se añadieron facciones disidentes de partidos comunistas, trotskistas, hasta núcleos cristianos que mantienen una visión profundamente social de la iglesia. Rauber (2002) señala como objetivo último de las organizaciones piqueteras la búsqueda de la "centralidad social" intentado colocar sus reivindicaciones en elepicentro de las preocupaciones deldebate político. En Gabrielami opinión este objetivo dista mucho de cumplirse y sólo puede com- prenderse el otorgamiento de este objetivo a una visión preconcebida de la trayectoria histórica en el sentido que señalaba la historia sociocultural. Rauber subestima las profundas diferencias existentes entre las diversas organizacio- nes piqueteras. Antes de pasar a exponer en qué radican estas diferencias señalaré algunos elementos característicos comunes. Es destacable cómo la acción de protesta -el corte de rutas-, no divide al núcleo familiar. Las familias piqueteras salían en bloque a participar de las movilizaciones de protesta. Para ellos era un elemento esencial mantener los vínculos familiares ya que consideraban que el capitalis- mo pretendía romper la unidad nuclear familiar. Las largas jornadas laborales desunen la familia que pasa la mayor parte de su tiempo en la fábrica y no com- partiendo el tiempo todos juntos. Huyen de toda manipulación por parte de partidos políticos o sindicatos. Una de sus principales obsesiones es desmarcarse de las instituciones y reafirmar su autonomía. Autonomía que será cuestionada en la Asamblea de organizaciones piqueteras del setiembre del 2001. Precisamente este será a mijuicio el principal elemento de discrepancia y el argumento más sólido para afirmar que el mundo piquetero, si es analizado desde perspectivas que sostienen que la esfera social ejerce una influencia determinista sobre la praxis de los piquetes, las conclusio- nes serán sesgadas. El mundo piquetero se presenta como algo tremendamente heterogéneo que muestra las distintas maneras de conceptualizar la realidad de los problemas que se plantean en la Argentina de finales de los noventa. La incipiente y frágil unidad de acción -que no tanto de criterio-, de las orga- nizaciones piqueteras, se vio rota por dos sucesos clave. Por una parte la toma de la sede del Ministerio de Trabajo por parte de un MTD en la región de Salta sin el consenso de todas las demás organizaciones, lo que abrió una brecha considerable en la unidad piquetera. Por otra parte la Asamblea de OrganizacionesCaballero piqueteras del setiembre de 2001 intentó aglutinar de nuevo a todas las organizaciones piqueteras y marcar cieñas directrices de actuación de cara alfuturo. Pero los sectores más revolu- cionarios no acudieron a ella con lo cual dicha asamblea tuvo un cierto sabor a fracaso. Esta asamblea había estado dirigida por dos grandes bloques de organiza- ciones piqueteras, a saber, la Corriente Clasista Combativa y la Federación de Trabajo y Vivienda. Ambas nacieron en los primeros envites piqueteros de los años 97 y 98. Sus reclamaciones se centraban en el acceso al trabajo y en su defecto en un aumento de ayudas estatales para los desocupados. Una de sus grandes reclamaciones Dalla-Cortey que consiguió acordar con el ministerio de Trabajo, fue el control de los llamados "Planes Trabajar" que consistían en la gest¡ón de ayudas públicas a desocupados. Los activistas se definían como piqueteros (o trabajadores desocupados) -identidad que veremos más delante de otras co- rrientes piqueteras- y actuaban con el rostro descubierto. Sus planteamientos no eran tan revolucionarios ya que su primera ansia transformadora se fue convir- tiendo en un pragmatismo reformista que buscaba avances en las mejoras de las condicionesGabriela de los trabajadores. Por otra parte, consideraba que sus acciones no debían obstruir la actividad del trabajador y por tanto sus cortes de ruta eran parciales dejando pasar a todo trabajador que utilizara el vehículo como herra- mienta de trabajo. Finalmente, estos bloques de organizaciones piqueteras acabaron por parti- cipar en la vida política Argentina. El líder de la Federación Trabajo y Vivienda, Luís d'Elía fue elegido diputado por la región de Salta en la cámara baja argen- tina asumiendo la labor de intentar recoger las demandas de las organizaciones piqueteras. Estos hechos nos demuestran que la asunción de la vía institucional como herramienta de cambio válida para los trabajadores, aunque sin dejar las movili-

260 zaciones piqueteras, responde a que su discurso se construye sobre la base de unas categorías que considera válidas. La Coordinadora Aníbal Verón, el bloque más revolucionario del mundo piquetero defenderá que el actual sistema demo- crático es inoperante para las aspiraciones de los trabajadores desocupados. Por el contrario, la asunción de la participación política recoge la categoría de democracia tal y como le muestra la esfera social. Esta diferencia que podría parecer que se debe a elaboraciones diferentes de estrategia a seguir, es mucho más profunda, ya que el discurso revolucionario más radical defiende la supresión del sistema y no su participación de é1. He aquí pues, una visión diferente de planteamientos políticos en base a una misma realidad social. Una vez caracterizado un polo del mundo piquelero, hay que mostrar el otro polo. No es mi intención establecer una polarización de oponentes dentro de un mismo mundo, sino que es simplemente una herramienta explicativa. No quiero olvidar que pese a las grandes diferencias que existen entre estas dos grandes corrientes de organizaciones piqueteras y que imposibilitan establecer un bloque más o menos compacto, sus elementos concomitantes son innegables y no se deben pasar por alto. La coordinadora Aníbal Verón aglutinó a todos aquellosCaballero MTD que proponían una transformación radical del sistema. Consideraban que la deriva tomada por las organizaciones piqueteras pertenecientes a la Corriente Clasista Combativa y la Federación Trabajo y Vivienda traicionaba los principios de los piqueteros y adoptaba una actitud de complicidad con el gobierno que nunca había dado respuestas a las necesidades de los trabajadores. Se empezaron a llamar "organizaciones autónomas" al no estar sujetas a estructuras organizativas superiores a las asambleas locales. Su apelativo ya no era el de piquetero sino que apelaban al pueblo, intentando así recoger la misión de ser la vanguardia de todos aquellos sectores sociales que se encontraban en dificultades. Dalla-Corte Sus cortes de rutas eran totales manteniendo cerrado el paso a cualquier vehículo aunque fuera de trabajadores. Actuaban con el rostro tapado ya que sus acciones en muchas ocasiones acababan en duros enfrentamientos con las fuerzas policiales pues no cedían ante las demandas y posteriores exigencias de las fuerzas del orden. Pronto empiezan a entender que es necesaria la extensión de su lucha a otros ámbitosGabriela de la sociedad. Así pues en un documento interno fechado en e|2002 y después de su negativa a participar en el segundo Encuentro de Organizaciones Piqueteras, promovido una vez más por la CCC y la FTV, definen en primer lugar su análisis de la realidad y la estrategia a seguir a partir de entonces. En primer lugar consideran que la actitud de la CCC y la FTV es la de hacer concesiones al poder. Por otra parte, la Verón intenta erigirse como aglut¡nante de organizaciones piqueteras pero con un papel menos marcado que el que pretende asumir la CCC y la FTV, respetando la profunda autonomía de acción de las organizaciones piqueteras locales. Aún así, considera indispensable la unidad de acción ya que la división es un elemento de debilidad.

261 A mi juicio la Verón hace un análisis más realista de la realidad piquetera argentina y considera necesaria el respeto a una cierta autonomía a los movi- mientos locales que viven el día a día de la realidad de su localidad. No obstante, su concepción de organización responde a criterios de orga- nización de masa con una vanguardia que debe encargarse de promover los objetivos a seguir pero sin un tutelaje tan marcado. Su discurso es profundamente radical e innovador a los discursos emitidos hasta el momento, achacando los males de la clase trabajadora no sólo a la inactividad y desinterés delgobierno por las dificultades de los trabajadores, sino también al contexto internacional. La globalizaeión económica, los organismos económicos internacionales y la geopolítica mundial empiezan a ser conceptua- lizados como elementos que tienen su grado de influencia en la situación de los sectores sociales más desfavorecidos. Categorías como mundialización, deuda externa, privatización son incorpora- das en forma de conceptos que caracterizan la situación vigente y que es nece- sario combatir. Ya no sirve elpacto con elsistema. No es posible elacuerdo con los gobiernos. Las condiciones de los trabajadores desocupados sólo cambiarán si el sistema es transformado radicalmente. Caballero Gonclusión

En este trabajo, he intentado mostrar cómo en base al estudio de la cons- trucción del discurso de los sujetos históricos, podemos obtener una visión más completa -sin serlo del todo ya que el conocimiento no es algo finito-. El movimiento piquetero es un producto de la globalización económica del cambio de siglo. Aunque podemos encontrar antecedentes en los años 80, su configuración y efervescencia social se da dentro del contexto de profunda crisis económica, política y socialDalla-Corte argentina. Los colectivos de trabajadores desocupa- dos empiezan a reivindicar sus derechos y demandan al Estado que mueva ficha en este sentido. A partir de aquí las diferentes interpretaciones de la realidad construyen diferentes organizaciones piqueteras que optarán por sus propias estrategias. Un análisis conceptualde la realidad socialargentina, no nos da la respuesta al por qué del fenómeno piquetero y menos aún de su morfología como movi- mientoGabriela social. Sólo si estudiamos el proceso de construcción discursiva de las categorías que ofrece la esfera social, emergerán todos los sujetos históricos y podremos observar cuál ha sido su papelen la historia. La historia discursiva inició sus andadas en los estudios históricos de género haciendo visible el sujeto femenino y las diferentes etapas por las que ha pasado a lo largo de la historia, Así mismo, la historia discursiva es igualmente válida para construir la historia de unos movimientos sociales que asumen, a parte de las cuestiones de derechos políticos, económicos, etc., la defensa de su propia identidad en mundo homogeneizador. Bibliografía

CABRERA ACOSTA, Miguel Ángel (2001). Historia, Lenguaje y Teoría de la Sociedad. Madrid: Cátedra. FUKUYAMA, Francis (1992). El Fin de la Historia y el último hombre. Barcelona: Planeta, 1992. RAUBER, lsabel (2002). Piquetes y Piqueteros en la Argentina de la Crisis. url:Piquers-Articu- lo_DEl-Final-1 0Dic02.html. THOMPSON, E. P. (1977). La formación histórica de la clase obrera: lnglaterra 1780-1832. Barcelona: Laia. TOURAINE, Alain (2005). Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy. Barcelona: Paidós.

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Gabriela Andrade Dos Santos, Railda.l Movimentos sociais, discriminagáo e mulhe- res negras

De acordo com a necessidade de igualdade de direitos e oportunidades entre género e raqa analisadas através das relagóes raciais que sao caracterizadas pela exclusáo e náo pela inclusáo, observou-se as várias práticas discrimina- tórias que sáo sentidas todos os dias aos negros no que tange ao acesso ao emprego, nas dificuldades de mobilidade social da populagáo negra que ocupou e ocupa os piores lugares na estrutura social, que frequenta as piores escolas e que recebe remuneragáo inferior á do branco pelo mesmo trabalho tendo a mesma qualificagáo social. Urge a necessidade de uma alternativa de reparagáo para com a populagáo descendende de escravizados que se deu através da agáo afrimativa, no que tange ao ámbito federal foram criadas as cotas para negros e afrodescenles carentes. Em alguns Estados além de adotarem as cotas para os negros ingres- sarem nas universidades públicas também criaram as cotas como medidas re- paradoras para o ingresso dos negros no mercado de trabalho, embora acontece de forma tímida e ainda acarreta grande polémica para sua selegáo, de acordo com Telles (2003) "as cotas sáo formas extremas deCaballero agáo afirmativa". As discriminagóes de género e raga tém atuado como eixos estruturantes dos padróes de desigualdade e exclusáo social. Esta lógica se reflete no mercado de trabalho, no qualas mulheres, especialmente as mulheres negras, vivenciam as situagóes mais desfavoráveis. Estas sentem que além da discriminagáo do género é sentida também a discriminagáo da raga, portanto se fez necessário a criagáo de um movimento voltado para as mulheres negras, o qual taz pata a cena política as contradigóes resultantes da articulagáo das variáveis de raga, classe e género, promovendo a síntese das bandeiras de luta historicamente le- vantadas pelos movimento negro e o movimento feministas do país, enegrecen- do de um lado as reivindicagóesDalla-Corte das mulheres, tornando-as assim mais repre- sentativas do conjunto das mulheres brasileiras, e, por outro lado, promovendo a feminizagáo das propostas e reivindicagóes do movimento negro. De acordo com uma pesquisa do IBGE (lnstituto Brasileiro de Geografia e Estatística), as mulheres negras lém 25/" menos chance de chegar aos 75 anos do que as mulheres brancas. A desvantagem é um dos resultados do racismo conjugado com o sexismo que limita sua vida escolar, profissional e a saúde física eGabriela mental dessas mulheres. No conjunto de fatores que reúne desde a entrada precoce no mercado de lrabalho, a maior insergáo da populagáo negra nos setores menos dinámicos da economia, a elevada participagáo em postos de trabalho precários e em ativida- des náo-qualificadas e as dificuldades que cercam as mulheres negras no trabal- ho que sempre estao em menor proporqao. Os rendimentos dos trabalhadores e trabalhadoras negros sáo sistematicamente inferiores aos rendimentos dos náo-negros, quaisquer que sejam as situagóes ou os atributos considerados.

1. lntegrante da Pastoral Afro da Paróquia Sao Paulo -lAPl e do Quilombo Educacional Milton Santos- lAPl. A violéncia contra a mulher é uma constante em praticamente todas a s socie- dades e culturas, que náo respeita fronteiras de raga ou cor, geragáo ou classe social. A manipulagáo de sua identidade cultural, étnica e racial é o elemento constitutivo do marketing sexualque suporta o aliciamento e a exploragáo sexual destas mulheres. Relagóes baseadas no conformismo e o descaso processam a idéia de que se trata apenas de um problema de pobreza e deixam de questionar a produgáo diferenciada da pobreza entre etnias. Dentre as políticas públicas para a popu- lagáo negra, a saúde, educagáo, mercado de trabalho sáo questóes centrais que evidenciam discriminagáo. Urge a necessidade de buscar medidas que sejam reparadoras de maneira prática e rápida para extirpar essa processo de escra- vagismo que perdura até os dias atuais.

Moreno Pérez,Maria.z Discurso y exclusión de la mujer en las letras de tangos y rancheras

Sobre la exclusión de la mujer, tema que se arrastra desde los inicios de la humanidad, se debe tener presente que fue propiciadaCaballero por los gobiernos con el apoyo de la lglesia, llevando a la mujer a la invisibilidad. Ha sido relegada a la vida privada, donde debe cuidar a los hijos, maridos, llevar la economía, sin per- mitírsele la vida pública, la cual sólo es aceptada a los hombres. La lglesia aplicó la teoría de la mujer como ejemplo de la Virgen María, creando el Marianismo. Debía ser madre, amada, adorada y bendecida como la Virgen. Esta situación generará el patriarcado y la tan amarga violencia de género. La mujer debía ser protegida, pero sin tener libertad, por lo que podía ser castigada, el hombre incluso se creía ejecutor de la idea divina, pudiendo optar por la violencia si lo creía conveniente. Dalla-Corte En las letras de las canciones, como rancheras y tangos, se refleja el amor a la madre, la muerte de la mujer infiel, la venganza del hombre, e incluso dan con- sejos para jovencitas si éstas no quieren acabar mal, etc. Lo que parece increíble hoy día que estas canciones estén vigentes, con su mensaje negativo hacía la mujer. ¿Siguen cumpliendo una función? Friedmann (2001 : 22) indica que la música marca diferencias, límites sociales, culturales y de género, además de ser unaGabriela forma inocente de reforzar categorías. La música suele estar escrita por los hombres siendo la destinataria la mujer, marca su comportamiento y deja constancia de su poder sobre ellas. La madre, muy importante en los tangos, es eltema que más abunda, siem- pre se vuelve a ella como su gran amor, después de sus fracasos. En ellos también aparece siempre la mujer como una buscona, que se vende por dinero. En el tango, según Sabato (1965), hay un sentimiento de inferioridad provocado por el machismo. En cambio en las rancheras, el hombre aparece como un do- $ .Y¡ 2. Doctoranda de la Universitat de Barcelona. ;' ñ

268 !' minador y vengativo por naturaleza, con todos los derechos sobre su compañera o la mujer en general. El problema mayor eS que hoy, cuando se lucha tanto contra la violencia de género, vemos como estas letras refuerzan todo lo contrario. Son letras desti- nadas sobre todo a la clase popular, es música popular, por lo que los mensajes subliminales siguen llegando y afectando a la invisibilidad y a la violencia sobre la mujer. La bibliografía citada aquí es la relativa a S. Friedmann. "El cuerpo, el goce, la mujer y la música". En otras palabras, Bogotá, I (2001); y E.Sabato. Tango, discusión y clave. Buenos Aires: Biblioteca CláSica y Contemporánea, 1965.

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Dalla-Corte

Gabriela

269 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Mesa lll

Desbaratando la armonía. La segunda agresión a CaballeroAmérica

Coordinador Miquel lzard

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Arrasando el Far West, gestando el imperialismo. De las guerras seminolas a Wounded Knee

Alejandro Andreassi Cieri Universitat Autdnoma de Barcelona

Caballero

"We hold these truths to be self-evident, that all men are crealed equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happ¡ness. -That to secure these rights, Governments are instituted among Men, deriving their just powers from the consent of the governed, --That whenever any Form of Government becomes destructive of these ends, it is the Right of lhe People to alter or to abolish it, and to institute new Government, laying its foundation on such principles and organizing its powers in such form, as to them shall seem most likely to effect their Safety and Happiness". Declarut¡on of lndependenceDalla-Corte (1776)

La cinematografía norteamericana, cimentó su fama y popularidad en la re- presentación de la "conquista del Lejano Oeste", construyendo una épica que a su vez alimentó la propia leyenda cinematográfica, configurando su perfil de arte del siglo XX, sobre la base de la imagen mil veces repetida del avance hacia el Pacífico como una empresa individual, donde se relataba el esfuerzo de unos colonosGabriela que arriesgando su vida para instalarse como pacíficos agricultores en el interior de Norteamérica, debían arrostrar numerosas penalidades y peligros, hasta que al final de su largo peregrinaje conseguían alcanzar la ansiada meta de asegurar las bases materiales de su condiciones de ciudadanos libres e in- dependientes: granjeros propietarios de una pequeña pero productiva tierra. Sin embargo, esa imagen no se ajusta a la realidad de los hechos. La conquista del Oeste fue principalmente obra del gobierno federal, que prácticamenle se con- figuró como tal con ella confirmando su autoridad sobre los estados que consti- tuían la Unión, y los territorios ganados con esa expansión fueron organizados como verdaderas áreas "coloniales" (Bosch, 2005:227). La imagen cinemato- gráfica en cambio sirvió para, sin ocultar la violencia de la conquista del Oeste, equiparar la fueza de los bandos contendientes, equilibrar la lucha entre colonos desprovistos de otro apoyo que su propio arrojo e indígenas dispuestos a impedir que esos "pacíficos" candidatos a la agricultura se instalasen en sus tierras. No sólo la imagen fue absolutamente favorable a los colonos blancos, al menos hasta la cinematografía de la década de 1960-70, sino que los indios además de crueles y rapaces fueron presentados como egoístas que no eran capaces de aceptar la convivencia con otros pueblos. Sin embargo los primeros contactos conflictivos con la población aborigen no se produjeron en los territorios del Lejano oeste. Antes que la Homestead Act promoviera la instalación de miles de colonos en las grandes praderas de los Estados constituidos después de la Guerra de secesión, fue la economía es- clavista de las plantaciones de algodón la que se acercó e invadió por el sur las tierras al oeste del Mississippi. La frontera con el " King cottorf'no fue una simple convención divisoria de los territorios ocupados por propietarios plantadores y agricultores estadounidenses, por una parte, y por los pueblos creek, choctaw y chikasawk, por otra; sino la zona dinámica en la que se produjeron las suficientes interacciones y conflictos con esas naciones indias para sembrar las condiciones de su posterior expulsión y exterminio. La creciente demanda de la industria textil europeaCaballero a partir de finales del siglo XVlll, retorzada por la invención de la desmotadora de Eli withney, impulsó el desarrollo del cultivo de algodón, que buscó nuevas tierras para expandirse. Esas tierras eran las situadas en la cuenca del Mississippi, y el avance de la agricultura comercial modificó los hábitos y comportamientos económicos de los pueblos indígenas. Junto con el cultivo de algodón realizado por medio de traba- jo esclavo, se produjo mediante la concurrencia de empresarios comerciales la penetración de bienes y el desarrollo de hábitos de consumo que favorecieron el crecimiento de una economía progresivamente monetizada, que entraba en conflicto con las prácticas comunitarias de los indígenas. Se instalaron estable- cimientos comerciales (factories)Dalla-Corte promovidos por el gobierno norteamericano, con el fin de incorporar la actividad económica indígena al marco del capitalismo agrario de base principalmente esclavista del sur norteamericano. pero la mo- netización de los intercambios favoreció el endeudamiento de las comunidades indígenas, las que para lograr su redención debieron ceder derechos sobre las tierras que ocupaban al gobierno de los EE.uu., resultado que interesaba tanto a éste como a los plantadores, al mismo tiempo que garantizaba los beneficios realizadosGabriela por compañías comerciales acreedoras, como la John Forbes com- pany que comerciaba desde 1783 con esos pueblos (Usner, 198S: 297-317). por ejemplo, mediante eltratado firmado con elpueblo choctaw en 1805 los envia- dos del presidente Jefferson consiguieron que estos cedieran las fértiles tierras que se extendían entre los ríos Alabama y Mississippi y fijaron el monto del pago de las tierras cedidas por los choctaw en 50.000 dólares, que era exactamente la cantidad adeudada por estos alaJohn Forbes Company. Como aseguraba en 1803 el Secretario de Guerra de Thomas Jefferson, Henry Dearborn, al general James wilkinson que lo único que podría inducir a los chocktaws a ceder al me- nos una parte de su territorio era la posibilidad de obtener dinero para satisfacer la deuda contraída con Panton & Co. (Usner, 1985: 302).

274 Además, como resultado de las interacciones entre plantadores, factorías y naciones indiaS en la frontera algodonera, se transformaba progresivamente en elámbito en donde se estaban yuxtaponiendo y relacionando diferentes culturas con organizaciones sociales e intenciones económicos, una de ellas basada en el trabajo esclavo. El contacto de estos con los pueblos indígenas actuó como catalizador y favorecedor de lo que más temían los propietarios esclavistas, la fuga de sus esclavos, o lo que era aún peor, la posibilidad de que estos Se uni- eran a los agraviados indígenas y se rebelaran contra SuS amos. La defensa del sistema esclavista y la expansiÓn principal por el eje Suroeste había provocado la expulsión de los pueblos Chickasaw, Choctaw, Cherokee, Creek, y Seminola hacia el oeste de los ríos Mississippi y Missouri, en el área correspondiente al actual Estado de Oklahoma, en virtud de la Ley de Traslado Forzoso (Removal Act) aprobada por el Congreso el 28 de mayo de 1830, por iniciativa del presi- dente Andrew Jackson, deseoso de abrir los territorios del este del Mississippi a la expansión de la economía de plantación algodonera. La denominación de trail of tears ("camino de lágrimas") al camino que Se les obligó a recorrer denota la dureza con que se real¡zó esta deportación de los indígenas de las llamadas Cinco Naciones Civilizadas, que empujados sin ningún tipo de cuidados ni apro- visionamientos suficientes, aunque los diversos estadosCaballero implicados se habían comprometido en un principio a organizarlos, produjo la enfermedad y muerte de miles de ellos antes que llegaran alterritorio que elgobierno de los Estados Unidos les había reservado. Esta fue la situación desencadenante de la Guerra contra los seminolasl en Florida, entre 1835 y 1842. Los seminolas, ref ractarios al traslado a los territorios al oeste de Mississippi, se habían refugiado en las profundidades de los bosques y marjales de Florida, territorios normalmente casi inaccesibles para los forá- neos. Junto a ellos vivían los llamados "lndios Negros", esclavos fugitivos que se habían refugiado en esasDalla-Corte regiones y que habían establecido una excelente convivencia con los seminolas, protegiéndose mutuamente de los intentos de in- cursión de las tropas norteamericanas (Porter, 1943: 390-421). Los documentos de la época reflejan eltemor de los propietarios de esclavos, antes del comienzo de la guerra, ya que la proximidad de sus plantaciones con el territorio indio podía favorecer la consumación de la amenaza más inquietante para la elite esclavista: la insurrección de los esclavos:

Gabriela"Si no se envÍa una fuerza militar suficiente toda la frontera puede verse devasiada por la acción combinada de indios, negros indios y negros de las plantaciones [...] algunos de los más respe- tables plantadores temen que exista una comunicación secreta enlre los indios refractarios, los negros indios y algunos negros de las plantaciones".2

Éste pueda ser un factor que explique la duración de esta guerra. Además de la habilidad de semínolas y cimarrones negros para entablar una verdadera

1. En su lengua: yat'siminolique quiere decir "pueblo libre", http://www.seminoletribe.com/history/ indian_removal.shtml, (1 9/1 1 /05). 2. Documentos de las sesiones del 25th. Congress, 1837-38, y del Skefch of the Seminole War, 1836, citados por Porter, 1943:393. j guerra de guerrillas contra el ejército estadounidense, el temor a una insurrec- d: ción de esclavos hacía que gran parte de las milicias tuvieran que mantenerse próximas a las plantaciones, reduciendo su capacidad ofensiva. También fraca- saron las tentativas de los oficiales norteamericanos, como el generalJesup, de separar a semínolas de sus aliados negros, prometiéndoles a los primeros que no serían procesados y se les permitiría abandonar Florida con sus pertenencias si entregaban a los esclavos fugitivos, o si se les enviaba a una reserva en lo más profundo de Florida para mantenerlos lejos de las plantaciones y evitar que volvieran a brindar refugio a los que escapaban de ellas (Porter, 1943: 403-404, 412-413).3 Pero esta no era la primera vez que se planteaba esta situación. Ja- mes Monroe, en 1818 dirigiéndose al congreso, sentaba el argumento principal para desencadenar la que sería conocida como primera Guerra semínola con los siguientes términos:

"Aventureros de todos los países,a fugitivos de la justicia, y esclavos evadidos han hallado asilo ahí [refiriéndose a los poblados seminolas]. Varias tribus indígenas, con numerosos guerreros, célebres por su ferocidad, y cuyos asentamientos se extienden hasta nuestros límites, habitan esas provincias. Estas diferentes hordas, conectadas entre sí, desconociendo, por una parte la autoridad de España, y protegidos, por ofa, por una línea imaginaria que separa Florida de los Estados Unidos, han violados nuestras leyes prohibiendo la infoducción de esclavos, defraudando nuestros ingresos, y cometiendo todo tipo de ultrajes en nuestrosCaballero pacíficos ciudadanos, a los que la proximidad a nosotros les permite perpefar".5

La intención real del gobierno norteamericano era la controlar un territorio que estaba cayéndosele de las manos a España, enzarzada en ese momento en una rebelión generalizada de sus colonias americanas. Justamente Monroe fundamentaba el derecho de injerencia en Florida en la incapacidad española de mantener el orden en ese territorio. Pero además era evidente que les preocu- paba la presencia desestabilizadora del sistema esclavista de los enclaves de cimarrones y resistentes como los seminolas y los seminolas negros, a los que había que deportar o suprimirDalla-Corte a cualquier precio. La imagen de unos pacíficos ciudadanos estadounidenses atacados por unas hordas sanguinarias de salva- jes dirigidas por agentes extranjeros no se condice con lo que hemos observado, y menos cuando esos "pacíficos" ciudadanos eran plantadores propietarios de esclavos que estaban reclamando que se reprimiera el persistente deseo de $; ¡j l¡bertad de sus "instrumentos vocales", y estos esclavos fueran devueltos. James r{ ]l Monroe enuncia más adelante, en la misma sesión, lo que podría considerarse i como el principio general de la política expansionista de exterminio y/o $ Gabriela exclusión tr. ff' practicada secularmente por los gobiernos norteamericanos: iil ii ,!r :!i 3. La segunda Guerra acabó porque los representantes del gobierno aceptaron que indios y ne- lll gros fueran trasladados al oeste, sin devolver ningún esclavo fugitivo a sus antiguos amos (Porter, ii 1943:418-419). l: ,i 4. Monroe se refiere, entre otros a los agentes británicos Arbuthnot, Woodbine y Ambruster, quie- nes habían sido colaboradores del coronel Edward Nichols de los Royal Marines, director de ac- ciones de host¡gamiento contra los EE.UU. con motivo de la guerra de 1812 (Leicht Wright, 1968: 565-57s). 5. Journal of the Senate of the United States of America, 1789-1873, Tuesday, November 17th, 1818, p.10.

276 "La experiencia ha demostrado claramente, que las comunidades salvajes independientes no pue- den existir dentro de los límites de un pueblo civ¡lizado. El progreso del último ha acabado, casi invariablemente, con la extinción del primero, especialmente de las tribus pertenec¡entes a nuestra porción de esle hemisferio [...] para civilizarlas, e incluso para impedir su extinción, parece indis- pensable que su independencia como comunidades debiera cesar, y que el control de los Estados Unidos sobre ellas debería ser completo e indiscutible".o

Monroe consideraba que la alternativa a la extinción era la Sumisión, lo que sino significaba la eliminación física, sí seguramente la pérdida de sus derechos políticos, de su soberanía como pueblos y su identidad desaparecería en la asi- milación a la cultura dominante, que implicaba el aprendizEe de la cultura de la competencia individualista en sustitución de la comunidad de bienes e intereses que había caracterizado a los pueblos aborígenes. La resistencia había comenzado durante la dominación británica pero se ha- bía acelerado durante la misma Revolución americana. En el primer caso eran los españoles quienes ayudaban a creeks, seminolas y esclavos fugitivos a ins- talarse en la frontera de Florida con las colonias para desestabilizar al poder británico mediante las incursiones y las fugas de esclavos. La misma secuencia Se observaría entre 1776y 1783, y especialmente con elcom¡enzo en 1812 de la guerra entre EE.UU. y Gran Bretaña, que duraría hasta 1815. Como informa- ban en esa época los comandantes militares norteamericanosCaballero destacados en el este de Florida -todavía española- las aldeas cimarronas albergaban cientos de esclavos fugitivos procedentes de Carolina del Norte y del Sur y de Georgia, pro- vocando la general irritación de los plantadores del Sur. Ciudadanos de Georgia organizados como milicia y apoyados por el ejército y la marina norteamericanas invadieron Florida en 1812, La finalidad era doble, por una parte apoderarse de un territorio codiciado por plantadores y el gobierno, baio el control de una potencia muy debilitada como era España, y por otro acabar con las poblaciones cimarronas que eran hasta ese momento Seguro refugio para IOS esclavos, y que desestabilizaban la producciónDalla-Corte esclavista (Porter, 1951 : 253-256). Los británicos con el fin de obtener el apoyo de los indígenas habían prohibido la expansión de las colonias más allá de los Montes Apalaches, mediante la Procla- mación de 1763, y la medida fue lo suficientemente efectiva para que en la guerra por la independencia los colonos tuvieran que enfrentarse no sólo a los "casacas rojas", sino también a las naciones indias, casitodas aliadas a Gran Bretaña (Zinn, 1997: 116-1 17). Por lo tanto, una vez conseguida la independencia, el gobierno fe- deral de las antiguas Trece Colonias intentó controlar los territorios situados allende aquellasGabriela montañas, comenzando con las misiones exploratorias, el reconocimiento previo delterritorio a dominar, como lo atestiguan las expediciones de Meriwether Lewis y William Clark a cuenta del presidente Jefferson, entre 1803 y 1806, que les llevaron por el Territorio del Noroeste junto a la frontera del actual Canadá, mientras Zebulon Pike exploraba la extensión de Luisiana. Pero adquirió contornos eviden- tes cuando Andrew Jackson decidió, en 1830, la expulsiÓn de los pueblos Semino- las, creeks, choktaws, cherokees y chickasaws de las regiones del sudoeste, que eran propicias al cultivo de algodón. Este motivo de política económica y también

6. ldem,p.18.

277 los de seguridad nacional-estos pueblos habían actuado como aliados de Espa- ña y Gran Bretaña- fueron los prelextos esgrimidos por Jackson para decretar su traslado forzoso al oeste. Existe una clara relación entre la expansión alOeste y los intereses esclavistas.T Pero también, según James Ho¡.ton, profesor en la George Washington University, el Oeste era el territorio "abierto" para crear una comunidad exclusivamente blanca, lo que explicaría paradójicamente la vert¡ente racista de la lucha por impedir la expansión del esclavismo a los nuevos territorios.s La ínvasión de los territorios indígenas respondió no sólo a las necesidades de expansión de la economía estadounidense sino también a la de evitar el "con- tacto" con las regiones esclavistas, donde las tribus actuaban como refugios muchas veces seguros para los esclavos fugitivos. En consecuencia la lucha contra los pueblos indígenas, para conquistar los territorios que ocupaban y so- meterlos, era imprescindible para mantener el sistema de opresión raciale que el establishmenl norteamericano ejerció sobre los diversos grupos sociales a los que decidió explotar o exterminar, lo que constituye el punto de vinculación de ambos procesos, en la medida en que la existencia independiente de esas na- ciones indias no sólo ocupaba un territorio codiciado por los EE.uu., sino porque además constituían un factor desestabilizador del sistema esclavista al favorecer la formación de grupos cimarrones. Esa opresión racialCaballero buscaba intencionalmen- te establecer líneas de clivaje racial entre los indígenas que se oponían a la expansión anglo-americana y los oprimidos por el sistema esclavista, para evitar la conformación potencial de un bloque resistente, tal como se había producido en Florida con los seminolas y cimarrones africanos, y evitar una insurrección generalizada. Una situación similar se había producido en períodos anteriores, cuando los blancos pobres enviados a las colonias británicas en régimen de servidumbre (indentured seruants) se habían sublevado contra las autoridades coloniales, unidos a los esclavos africanos en varias ocasiones durante los siglos XVll y XVlll, organizando comunidades cimarronas como la de Roanoke, en las que convivían indios, esclavosDalla-Corte africanos fugitivos, y blancos que habían some- tidos a servidumbre en virginia, los que eran considerados una amenaza por su sola existencia para las autoridades coloniales, y fuente potencial de insurrec- ciones. una de las más sonadas había sido la liderada por Nathaniel Bacon en 1676-77, después de cuya derrota y para evitar nuevas alianzas y rebeliones, se produjo la primera gran segregación, cuando los grandes plantadores de virginia comenzaronGabriela a sustituir a los servanfs europeos por esclavos africanos.lo Los 7. "Eric Foner on the role of westward expansion", http://www.pbs.org/wgbh/aialpart4l4i3099.htm1, (1 1ñ 1/2005). 8. 'tames Horton on Bleeding Kansas", http://www.pbs.org/wgbh/aialpart4/4i3091 .html, (11/11t2005\. 9. Por opresión racial debemos considerar la reducción de todos los miembros del grupo oprimido al mismo estatus y consideración por el grupo opresor, que no permite el reconocim¡ento de grupos sociales diferenciados en aquel grupo y que en su coniunto están siempre en un nivel inferior al de la clase o grupo más subalterno de la sociedad opresora, ver Allen, 1994: 32- 35. 10. Linebaugh y Rediker, 2005: 162-164. Para estos autores la derrota de la rebelión de los ser- vanfs y esclavos, así como la recomposición del proletariado colonial, coincidieron con los orígenes del racismo científico.

278 fundamentos de esa opresión racial quedan reflejados en las consideraciones de la Suprema Corte de Justicia en su sentencia en relaciÓn con la causa de Dred Scott, un esclavo negro que recurrió a los tribunales para reclamar su libertad, proceso judicial que se extendió entre 1846 y '1857:

"La cuestión es simple: ¿puede un negro, cuyos antepasados fueron importados a este país, y vendidos como esclavos, transformarse en un miembro de la comunidad polít¡ca a la que ha dado vida la Constitución de los Estados Unidos, y como tal ser titular de todos los derechos, privilegios e inmunidades garantizadas por ese instrumento a los ciudadanos? Uno de cuyos derechos es el pri- vilegio de litigar en una corle de los Estados Unidos en los casos especificados por la Constitución. Se observará, que la declaración aplica a esa clase de personas cuyos ancestros eran negros de raza alricana, importados a este país, vendidos y poseídos como esclavos. El único lema en cues- tión ante esta corte, por lo tanto es, si los descendientes de tales esclavos, cuando sean emancipa- dos, o quienes han nacido de padres emancipados antes de su nacimiento, son ciudadanos de un Estado, en el sentido en el cual la palabra ciudadano es utilizada en la Constitución de los Estados Unidos. Y siendo esta la única cuestión en disputa en los alegatos, la corte debe ser considerada discutiendo sólo sobre una opinión de esta clase, eso es, de esas personas quienes son descen- dientes de Africanos importados a este país y. vendidos como esclavos. La situación de esta población es del todo diferente a la de la raza india. Es verdad que esta últi- ma no formaba parte de las comunidades coloniales, y nunca se vinculó con ellas en conexiones sociales o en el gobierno. Pero aunque ellos son incivilizados, eran sin embargo un pueblo libre e independiente, asociados en naciones o tribus, y gobernados por sus propias leyes. Muchas de esas comunidades políticas estaban situadas en territorios cuyo derecho de dominio reclamaba la ¡azablanca. Pero se reconocía que dicho reclamo estaba suieto al derecho de los indios de ocu- parlos tanto como ellos lo consideran necesario, y ni los inglesesCaballero ni el gobierno colonial reclamaron ni ejercieron ningún dominio sobre la tribu o nación que lo ocupaba, ni reclamaron el derecho de posesión del territorio, hasta que la tribu o nación consintieron en cederlo. Esos Gobiernos indios fueron considerados y tratados como Gobiernos exfanjeros, tanto como si un océano hubiera separado a los hombres rojos de los blancos; y su libertad ha sido constantemente reconocida, desde la época de la primera emigración a las colonias inglesas hasta el presente, por los dife- rentes Gobiernos que se han sucedido. Los tratados han sido negociados con ellos, y su alianza procurada en la guerra; y las personas que componen esas comunidades políticas indígenas han sido tratadas siempre como exfanjeros que no viven bajo nuestro Gob¡erno. Es verdad que el curso de los sucesos ha traído a las tribus indias dentro de los límites de los Estados Unidos baio el dominio de la raza blanca; y ha se ha considerado necesario, en beneficio tanto de ellos como nuestro, considerarlos como en estado de pupilaje, y en legislar en c¡erta medida para ellos y el teritorio que ocupan. Pero pueden ser natural¡zados, sin. duda, como sujetos de cualquier otro gobierno extranjero, por laDalla-Corte autoridad del Congreso, y transformarse en ciudadanos de un Estado, y de los Estados Unidos; y si un individuo abandonara su nación o tribu, y residiera entre la población blanca, sería titular de todos los derechos y privilegios que corresponderían a un emigrante de cualquier otro pueblo extranjero [...] " ninguno de estos fue utilizado en refeiencia a la raza africana importada o nacida en este pais; porque el Congreso no tiene potestad para naluralizarlos, y por lo lanto no necesita utilizar términos particulares para excluirlos. Han sido utilizadas meramente para culminar la línea de división que la Constitución ha marcado entre la raza ciudadana que forma y sostiene al gobierno y la'aza africana, ala cual mantienen subyugada y esclavizada y gobernada Gabrielasegún su propio placer".11 Las líneas de exclusión pasaban en el caso de la población de ascendencia africana por la raza, y en la población indígena por la cond¡ción de ciudadanía. Dos líneas de exclusión que los jueces justifican históricamente. En el caso de la población negra por la práctica de la esclavitud, que performativamente "determi- naba" su condición inferior, con una argumentación parecida a la que se practi-

'I 1 . Report of the decision of the Supreme court of the United States, "SUPREME COURT OF THE UNITED STATES. DECEMBER TERM, 1 856. DRED SCOTT VERSUS JOHN F. A. SANDFORD." http://memory.loc.gov/cgi-bin/query/r?ammem/llst:@field(DOCID+@lit(llst027div2\)#0270004, pp.9-10 y 26 (15 de noviembre de 2005). caría en sociedades racistas posteriores, en donde la opresión no es reconocida como una acto de luerza y de injusticia sino como la comprobación del derecho a excluir, dominar o exterminar, si es necesario a los definidos como "inferiores". Para los esclavistas la superioridad blanca y la inferioridad africana era un prin- cipio que no necesitaba argumentación, ya que era confirmado por el propio de- venir histórico: si habían sido esclavizados por los europeos y sus descendientes americanos, era porque eran por "naturaleza" sometibles a esclavitud. por lo tanto, continuaban los defensores del sistema esclavista, no era posible revertir una subhumanidad que estaba determinada por la Naturaleza. En elcaso de los indígenas, en cambio, la exclusión se debía a que eran "enemigos" de la Unión, no sólo porque no eran civilizados sino porque habían actuado como aliados de los británicos en la Guerra de la lndependencia.

"El Congreso puede, como dijimos, haber autorizado la naturalización de los indios, porque son aiemos y forasteros. Pero en su enlonces estado de salvajismo, nadie habría pensado en admitirlos como ciudadanos de una comunidad civilizada. Aún más, las atrocidades por ellos rec¡entemente cometidas, cuando eran aliados de Gran Bretaña en la Guerra revolucionaria, estaban sin embargo frescas en la memoria del pueblo de los Estados Unidos, quien continúa todavía alerta conlra la reanudación de las hostilidades indias. Nadie es capaz de suponer que algún indio fuera o fuese capaz de disfrutar de los privilegios de un ciudadano americano, y la palabra blanco nunca fue utilizada en referencia a ellos". Caballero Sin embargo, también los indígenas fueron reducidos a la esclavitud, trasla- dados a las plantaciones del sur, tal como se registra en relatos y testimonios de la década de 1830.12 En 1838 un pueblo de chocktaws que habitaban el Wabash Valley en lndiana, fueron trasladados a Alabama donde un plantador los empleó como esclavos, tal como recoge el testimonio las entrevistas realizadas entre 1936 y 1938 por el Federal Write/s Project. Más tarde fueron vendidos al pro- pietario de una acería, en Kentucky, donde llegaron a formarse como trabajado- res cualificados. Es por todo ello que el problema del esclavismo y de la agresión a las co- munidades indígenas porDalla-Corte la unión están tan íntimamente relacionadas, que ello obliga a hacer una breve referencia a la Guerra de Secesión, sopesando cuales fueron sus efectos en la articulación de ambos fenómenos. Las aportaciones más recientes de la historiografía sobre la guerra civil norteamericana autorizan convincentemente a suponer que si la Confederación no hubiese atacado el Fort 't2 sumter el de abril de 1861 , la unión no habría abolido la esclavitud, al menos en elfuturoGabriela inmediato.l3 Toda el enfrentamiento entre norte y sur, entre estados 12. Born in Slavery: Slave Nanatives from the Federal Witers'Project, 1936-1938 lndiana Narra- llves, Volume V " lndians made slaves among the Negroes", http://memory.loc.gov/cgi-birvampage? collld=mesn&lileName=050/mesn050.db&recNum=87&itemLink=r?ammem/mesnbib:@FIELD(DOC lD+@BAND(@l¡t(mesn/050/088084, (15 de noviembre de 2005). 13. Lincoln expresó cuales eran sus prioridades polít¡cas al responderle Horace Greeley, director del Tribune de Nueva York: "Mi objetivo primordial en esla lucha es la salvación de la Unión, y no el salvar ni destruir la esclavitud. Si pudiera salvar la Unión sin liberar ningún esclavo, lo haría; y si lo pudiera conseguir con la liberación de todos los esclavos, también [....] Aquí he expuesto mis inten- ciones según mi visión del deber oficial, y no cambiaren un ápice mi deseo personal -lantas veces expresado- de que todos los hombres, en todas partes , puedan ser libres", citado por Zinn, 1g97: 17'l-172. También para evaluar las causas de la guerra civil desde la perspectiva de las similitudes

2AO libres y esclavistas se debía más a una cuestión de equilibrio político en el seno de la Unión, que al rechazo ético o económico a la esclavitud. Aparte de los movimientos militantemente abolicionistas, que no eran minúsculos -se calcula que la Sociedad Antiesclavista Americana contaba en 1838 con más de 100.000 afiliados- y que revelan que la cuestión tenía un amplio ámbito de debate, el mundo político norteamericano otorgaba prioridad a la estabilidad y permanencia de la Unión y no a la eliminación de la lacra del esclavismo, aunque su vigencia cuestionara el alcance de la Declaración de lndependencia de 1776, redactada por Thomas Jefferson. Pero a su vez de ese equilibrio político dependía la su- pervivencia del régimen esclavista. En una nación como los EE.UU., en plena expansión territorial mediante la "estatalización" o la trasformación en territo- rios federales -hasta que pudieran transformarse en estados de la Unión- de los espacios que se iban conquistando y anexando, la carrera hacia el Oeste era también una pugna por mantener el equilibrio entre estados esclavistas y estados libres de esclavitud, no sólo porque la propia dinámica del sistema de plantación y de la actividad agrícola sureña exigía la incorporación y puesta en explotación de nuevas tierras, sino porque el equilibrio de fuezas políticas ne- cesario en el Congreso para impedir cualquier reforma constitucional que permi- tiera al gobierno federal abolir la esclavitud en cadaCaballero uno de los estados donde estaba permitida, dependía de que la representación de los nuevos Estados que se incorporaban a la Unión también mantuvieran el equilibrio entre esclavistas y libres, al tiempo que se evitaba la separación de la Unión de un número cre- ciente de estados, mientras el compromiso de Missouri de 182014 continuara en vigencia, la situación prolongándose en el tiempo haría más difícil la abolición de la esclavitud desde el Congreso federal, en la medida que la expansión de los EE.UU. hacia el oeste había agregado nuevos estados esclavistas. Por otra par- te, las propuestas abolicionistas tampoco encontraban un eco importante en los propios medios económicos del norte en la medida en que la producción agrícola del sur, y especialmente elDalla-Corte algodón, constiluía la principal exportación norteame- ricana y por lo tanto una fundamental fuente de obtención de divisas extranjeras, que por los mecanismos arancelarios e impositivos repercutían en beneficio del conjunto de la economía estadounidense. La producción de algodón por medio de trabajo esclavo era un producto de la demanda del mercado internacional y no un vestigio superviviente de formas económicas precapitalistas fenómeno.1s Por elGabriela contrario la economía de plantaciÓn se había desarrollado a la par de la y diferencias entre Norte y Sud, ver Pessen, 1980: 1 1 19-1 149. Para argumentos que sostienen que en la lucha contra la esclavitud residía la causa fundamental de la guerra, ver Gunderson, 1974: 91 5-940. 14. El Compromiso de Missouri, establecía que al norte del paralelo 36e 30'se prohibía la escla- vitud en los tenitorios adquiridos con la compra de Luisiana. 15. También los estados del sur eran muy conscientes de la importancia de la producción de algodón para la economía del Norte y de la Unión en general, o al menos estaban convencidos de ello. Jetferson Davis, pedía a Tennessee que se separara de la Unión argumentando que "el algodón pagaría todas las deudas de guerra y sumiría a Nueva lnglaterra en la penuria y el hambre", citado por Surdam, 1998: 115, nota 7. Sobre el peso del Sur en las consideraciones del Norte, desde la perspectiva de su importancia económica, ver Pessen, 1 980: 1 1 39. expansión del capitalismo desde finales del siglo XVll y de forma más acelera- da con la Revolución industrial (Linebaugh y Rediker,2005: 166). No existían, por lo tanto razones de incompatibilidad económica, como tantas veces se ha repetido, ni tampoco se trataba del contraste entre una sociedad norteña poco estratificada y con alta movilidad social y una sociedad sureña aristocrática, sino por el contrario y con la excepción de la existencia de esclavos, ambas socieda- des compartían rasgos comunes, como una rígida jerarquía social, una escasa movilidad vertical y una gran desigualdad entre las diferentes clases sociales, para arriesgar la unidad de los EE.UU.16 lncluso existía un evidente racismo en el Norte, a tal punto que los afro-americanos en Nueva York debían demostrar un patrimonio mínimo no exigido a los blancos para poder votar (Zinn,1g97: 1 70). Pero a finalde la década de 1850, con la fundación del Partido Republicano en sustitución del los Whigs, con la contribución considerable del movimiento an- tiesclavista, y la elección de Abraham Lincoln como presidente por este partido, sin el concurso de los compromisarios sudistas marcó el punto más bajo del poder político de estos en la Unión y les indujo a pensar que se había roto defini- tivamente elequilibrio que les permitía el mantenimiento de la que denominaban su "peculiaridad", la reducción de seres humanos a la categoría de bienes. Las condiciones para el enfrentamiento civil estaban servidas.Caballero Pero acabada la guerra civil y con ella el sistema esclavista, se abriría una segunda gran expansión hacia el Oeste en cumplimiento del pregonado Destino ManifiestolT de los EE.uu. Ahora serían las praderas que se encontraban entre el Mississippi y las Montañas Rocosas el nuevo objetivo de su expansión. La demanda incesante de la producción de cereales por los mercados del Este de los EE.UU. y de Europa estimulaba la expansión de las áreas a roturar, era ese proceso el que subyacía en el avance hacia el Far West. Para cumplir con este objetivo la administración en washington disponía de un recurso fundamental que, a pesar de hallarse inmersa la sociedad norteamericana en un sistema que pretendía el más puro liberalismoDalla-Corte económico, fue utilizada para promover la ocu- pación de tierras. Ese recurso era la titularidad federal de los territorios todavía no ocupados por la sociedad norteamericana. Los criterios de adjudicación de esas tierras no fueron unívocos, una parte importante se dedicó a estimular el tendido de las líneas ferroviarias; pero en gran proporción fueron distribuidas en forma de propiedades no mayores de 160 acres (64,8 Ha), que tenía como objetivo, según numerosos autores, la constitución de una sólida y próspera clase de granjeros que fueranGabriela el fundamento de una yeomanry democracy, una democracia de pe- queños propietarios autosuficientes. Ese fue el objetivo de la Homestead Act de

16. Pessen, 1980:1119-1149. Este autorsostiene, porejemploque losplanladores del Surtenían las mismas actitudes y objetivos y se guiaban por las prácticas clásicas de los hombres de negocios capitalistas, p. 1146. 17. La expresión Destino Manifiesto fue utilizada por primera vez por John L. Sullivan para just¡fi- car la anexión de Texas en 1845, pero en realidad era un concepto conslruido tácitamente desde la independencia y que significaba la voluntad de los EE.UU. de abarcar la totalidad del continente, al que sus gobernantes consideraban un espacio de expansión "natural" como culminación de la cons- trucción nacional (Bosch, 2005: 1 31 -1 32). Agradezco al profesor Francesc Esp¡net la idea de vincular este concepto con el tema tratado en este ensayo.

282 1862,18 promulgada en plena guerra de Secesión, con la cual posiblemente el gobierno Lincoln pretendía señalar la orientación del inmediato futuro norteame- ricano, una vez acabadas las hostilidades, de modo tal que la expansión hacia el Oeste fuera también una indicación a quien quisiera entenderlo, por lo tanto a quienes le apoyaban como a quienes combatía, que eltriunfo de la unión no sería una revancha contra el Sur, ni se permitiría la reanudación de los viejos problemas entre ambas coordenadas político-cardinales, elviejo enfrentamiento entre Norte y Sur sería sustituido por una marcha conjunta hacia el Oeste ampliando la fronte- ra en cumplimiento del Destino Manifiesto. Además si atendemos a las actitudes xenófobas e intenciones segregacionistas presentes en el Norte, manifestadas en plena guerra civil, sugieren que la intención del gobierno Lincoln, en caso de obtener la victoria sobre la Confederación, era la de promover una colonización exclusivamente blanca de los nuevos territorios que constituían el Far West. El problema era que ese avance debía hacerse nuevamente expulsando o recluyendo en áreas más lejanas y pequeñas a los pueblos indígenas ya des- plazados y a los que todavía no habían sufrido la deportación como eran los pueblos de la pradera: sioux, cheyennes, lakotas, arapahos, etc. Ya antes de la guerra se había producido el desalojo y en muchos casos exterminio de indíge- nas en Texas, antes de integrarse definitivamente a Caballerola Unión. Lo mismo sucedió en California como consecuencia de la "fiebre del oro" desatada en 1848. En Oregón, el Estado de Washington y en UTAH, donde se instalaron los mormones liderados por Brigham Young, los colonos ni siquiera esperaron a que el gobierno hubiese adquirido los derechos de propiedad a los indios, para ocupar sus tierras (Bosch, 2005:228-229). Sin embargo la ocupación de estos y otros territorios dependió siempre de la orientación directa o indirecta del gobierno federal, ya que en los territorios que fueron incorporándose a la Unión previamente habían sido controlados por aquel, excepto los casos de California y Texas. La coloni- zaciín era también el medio por el cual al poblar de forma estable elterritorio se aseguraban los Estados UnidosDalla-Corte su control definitivo y más tarde la incorporación como estado. Por lo tanto no se trataba en general de la ocupación anárquica del Far West, mediante iniciativas privadas de grupos de colonos sino una política de población que de alguna forma, al pretender desplazar a las poblaciones autóc- tonas, reunía todas las características de una acción colonial. El gobierno federal había intentado crear inicialmente en las zonas de las praderas del Medio Oeste un cierto compromiso entre pueblos indígenas y colonos, reuniendo a los prime- ros enGabriela territorios delimitados o asegurando pasos controlados por el ejército a través de territorio indio, que unían el este con el Oeste del país. Por esos pasos, mediante tratados con las diversas tribus, pretendían que los colonos pudieran atravesar las praderas en su marcha hacia los territorios más allá de las Rocosas sin riesgos de enfrentamientos, mientras el Estado garantizaba la reparación de cualquier destrozo que causaran los blancos en territorio indio. También había pretendido convencer a los indios que aceptaran su instalación en territorios más reducidos, recurriendo para ello a otorgarles el control de áreas que tenían no

18. Homestead Acf (1862), http://www.ourdocuments.gov/doc.php?flash=true&doc=31&page=tra nscript, (21l1 1/2005). sólo un gran valor económico sino también cultural para las tribus, como el Trata- do de Fort Laramie de 1868, por el que se concedía a los sioux a perpetuidad las Black Hills, consideradas por ellos montañas sagradas. El tratado fue el resultado de la guerra mantenida por los sioux oglala, dirigidos por Red Cloud y Crazy Horse entre 1865 y 1868, resistiendo el despliegue colonizador en Wyoming. Pero a pesar del tratado, en éste y otros casos se generaron nuevos conflictos provocados por la naturaleza dinámica y agresiva de la economía norteamericana que impulsaba permanentemente a la apropiación insaciable de nuevos territorios para incorporarlos a las necesidades del capitalismo vernáculo, y en el que la iniciativa privada obligaba a la intervención del estado a favor de sus conciuda- danos desbaratando esos acuerdos, reiniciando hostilidades que conducirían a una nueva expulsión o exterminio de las poblaciones indígenas. En el caso de las Black Hills se trató del descubrimiento de oro. El ejército norteamericano, en lugar de impedir la entrada de los buscadores de oro, como le obligaba eltratado, envió en 1874 al general George Armstrong Custer con una columna militar para acompañarles. En el curso de la expedición atacó repetidas veces a cazadores indios en ese territorio, hasta que fue rodeado por los sioux y cheyennes en el río Little Big Horn y aniquilado. El ejército envió inmediatamente una expedición que expulsó a los indios de los territorios que se les habíaCaballero garantizado por el tratado, huyendo los supervivientes con su jefe Sitting Bull al Canadá. Sin embargo no iban a acabar aquí los conflictos y padecimientos indígenas, ya que los jefes sioux Crazy Horse (Tashunca-udco) y Sitting Bull (Tatanka-lyotanka) fueron asesinados al retornar de su exilio en Canadá. El primero murió en 1877 con una bayoneta clavada por un soldado en un puesto militar, cuando fue arrestado por el ejército al haber abandonado la reserva, ya que las autoridades gubernativas temían que encabezara una rebelión. Sitting Bullfue asesinado el 15 de diciembre de 1890, poco antes de que se iniciaran las ceremonias de la"Danza fantasma" que los sioux supervivientes se disponíanDalla-Corte a representar. Era un rito palingenésico en el que se prometía la expulsión de los blancos y la recuperación por los indios de su modo de vida tradicional.le Este final del jefe indio ejemplifica bastante el destino reservado a su pueblo. Los que sobrevivieron al exterminio fueron obligados no sólo a vivir en reservas insuficientes para que pudieran vivir dignamente sino que se les sometió a una política de asimilación cultural que les obligaba a abandonar sus costumbres ancestrales. El episodio en el que Sitting Bull perdió la vida, en el otoño de 1890, fue la consecuencia de la prohibición por el delegado guberna- mental,Gabriela el agente indio encargado de la administración de la reserva, de que los sioux pudieran reunirse para celebrar su rito, en tanto y en cuanto las autoridades gubernativas eran conscientes de la autoridad moral que aún poseía el viejo jefe. Se enviaron unos cincuenta policías, pertenecientes al pueblo lakota para dete-

19. En Wounded Knee, el 29 de diciembre de 1890, y en relación con estos preparativos se produjo la masacre de casi 300 sioux, hombres, mujeres y niños en loo que la crónica oficial fue presentada como la última batalla entre indígenas y el ejército norteamericano, y que los soldados consideraron la venganza por su derrota en Little Big Horn, Bowling Green State University (Ohio), "The Wounded Knee Massacre", http://www.bgsu.edu/departmenls/acs/1890s/woundedknee/WKm- scr.hlml, (221 1 1 /2005).

284 nerlo, quienes dispararon sobre él asesinándolo. Evidentemente la consigna era evitar cualquier práctica o ceremonia que favoreciera un reagrupamiento indígena y la reorganización de la resistencia y el rechazo a la marginación representada por la reclusión en al reserva y a la aculturación que pretendía el gobierno norte- americano, así como a la reanudación de la lucha para recuperar los territorios perdidos, que habían sido garantizados en los sucesivos tratados. En 1866 el Congreso aprobó una Ley de Derechos Civiles que garantizaba la igualdad ante la ley a todas las personas nacidas en los Estados Unidos, pero que, sin embargo, excluía a los indígenas de su jurisdicción (Bosch, 2005:204). Una de las formas que se propusieron para liquidar el sistema social tradicional indígena fue el de introducir la propiedad privada entre ellos distribuyendo par- celas a título individual, mediante la ley Dawes de 1887. Previamente, a partir de 1883 la Oficina de Asuntos lndios decidía la aplicación de otras med¡das que iban desde la prohibición de sus prácticas religiosas, la utilización de sus lenguas y el uso obligatorio del inglés hasta la supresión de la poligamia -relativamente tolerada a los mormones-, o la imposición a los hombres del corte de cabello. En 1893 el último reducto indio, la reserva de Oklahoma, donde habían sido relega- dos los miembros supervivientes del Trail of Tears de la década de 1830, y que era considerado por todos los pueblos indígenas comoCaballero algo peor que una cárcel, fue liquidado como tal al suprimir los gobiernos tribales y el sistema de tenencia comunal de tierras al introducir la división y la propiedad privada individual de la misma ((Bosch, 2005: 235). En 1890, el mismo año en que se había producido la masacre de Wounded Knee, la Oficina del Censo de los Estados Unidos anunció oficialmente el "cierre de la frontera". La primera fase de la expansión norteamericana había culminado con la unión de las costas de los dos océanos, y parte del proclamado Destino Manifiesto se había cumplido. Pero el resultado no había sido sólo el dominio y opresión de una población, que a pesar de los padecim¡entos conservaba las estructuras básicas de su Dalla-Corteorganización Social y su sistema cultural, como había sucedido o sucedería en otros continentes. En los casos africanos y asiáticos, todavía cabía la expectativa de que cuando se produjeran coyunturas favorables para el surgimiento de la resistencia, esta pudiera dar paso a la liberación, tal como Se produciría en los procesos de descolonización de la segunda posgue- rra,ya en el siglo XX. En cambio la expansión y consolidación de los EE.UU. como imperio continental se había constituido mediante el exterminio físico y por supuestoGabriela cultural de sociedades preexistentes a la llegada de los europeos a tierras americanas, con lo cual esa posibilidad de recuperación de pueblos y culturas ancestrales quedaba definitivamente clausurado y sin posibilidad de reparación de los agravios sufridos; mientras que el resto de la humanidad debía asumir la amputación sufrida por la pérdida irreparable de unos pueblos y unas gentes que eran "salvajemente" más civilizados, más humanos, que los que construyeron los EE.UU. La brutalidad con que esa "conquista del Oeste" había sido realizada llegó a impresionar a los propios medios norteamericanos, como atestigua este reseña de un libro publicado en 1863, en la que su autor, llega a justificar el ejercicio de la violencia por parte de los indígenas en la defensa de sus derechos, alcitar el siguiente testimonio del sufrimiento del pueblo sioux: "En un encuentro del gobernador Ramsey con los indios en el cual se discutía el monto de la ayuda que el gobierno les debía, uno de ellos, llamado Red lron, respondiendo a una amenaza oflcial, replico lo siguiente... la nieve cubre la tierra, y hemos esperado largo tiempo nuesfo dinero [la anualidad prometida por el gobierno de los EE.UU.]. Somos pobres; vosolros opulenlos. Vuestrós fuegos calientan; vuestros tepees les guardan del frío. Nosotros no tenemos nada que comer. Hemos estado esperando mucho t¡empo nuestro d¡nero. La estación de caza ha pasado. Una gran parte de nuestro pueblo está enfermo por el hambre. Podemos morir porque ustedes no nos entregan el dinero. Podemos morir, y si eso sucede, dejaremos nuestros huesos sobre la tierra, así nuestro Gran padre podrá ver a sus niños Dakota muertos. Somos muy pobres. Hemos vendido nuestras tierras de caza y las tumbas de nuestros padres. Hemos vendido nuestras propias tumbas. No nos queda ningún sitio donde morir, y ustedes no nos pagarán el dinero por nuestras tierras. Parece difícil una mayol elocuencia. Duranle quince largos años los lndios han sufrido, y sólo se han quejado. Al final los cazadores famélicos acaban reuniéndose; ¿puede alguien sorprenderse de que se alcen y ma- sacren a una raza que les ha robado, estalado, arruinado e insultado? ¿No es sorprendente que las sangrientas escenas de 1862 no se hayan producido diez años antes? Nada decimos de los blancos violando a las mujeres indias -ya que esta era una práctica tan frecuente antes de la guerra como para producir comentarios toda vez que se estaba pendiente del resultado de la guerra- tampoco decimos nada de los blancos civilizados, oficiales del ejército de Sibley, que se rebajaron a imitar a sus feroces enemigos ofreciendo un premio por cada cabellera india, ya que nuestro autor compla- cientemente nos informa que los primeros pobladores de Nueva lnglaterra hicieron lo m¡smo".20

En su conformación definitiva, los EE.UU. llevaron hasta sus últimas conse- cuencias el principio de res nullius'.la noción de que la tierra inculta daba dere- cho de posesión y usufructo a aquelque decidiera cultivarla y hacerla productiva, aunque estuviera habitada. En realidad, la falta de Caballeroproductividad, desde la pers- pectiva de la economía de mercado, clasificaba a ese territorio como "desierto", lo que permitía señalar por una parte el "salvajismo", por lo tanto la baja calidad humana de quienes en él vivían como cazadores recolectores, y por otro el ca- rácter de "áreas vacías", lamentablemente utilizada en los ámbitos académicos hasta la actualidad, que permitía su ocupación y usufructo exclusivo por la nueva nación norteamericana, excluyendo a sus antiguos pobladores.2l El principio fue enunciado en 1728 por Emeric de Vaüel, en su Le Droit de gens au principe de la loi naturelle (El derecho de gentes o principio de la ley natural), pero ya había sido utilizadoDalla-Corte por Hugo Grotius para justificar las pretensiones del imperialismo mercantil holandés en elsiglo XVll.

"El cultivo de la lierra no solo merece la atención de un gobierno por su gran utilidad, sino que además es una obligación que la naluraleza le impone al hombre. Por ende, cada nación está obligada, por ley natural, a cultivar la tierra que le ha tocado en suerte.. . Pueblos tales como los antiguos alemanes y ciertos tártaros modernos que, aungue moran en países fértiles, desdeñan el cultivo de la tierra y prefieren vivir del saqueo, fracasan en el cumplimiento del deber que tienen consigo mismos, haceñ daño a sus vecinos y merecen que se les extermine como salvajes bestias depredadoras... De ese modo, aunque la conquista de los imperios civilizados de Perú y México fue una notoria usurpación, Gabrielael establecimiento de varias colonias en el continente de la América del Norte -si se hiciera dentro de límites justos- podría ser enteramente legal. La gente de esas vastas extensiones de tierra más bien vagaba por ellas, en lugar de habitarlas" ((Wood, 2004: 92-93, 1 16-1 l7).

20. "Heard's History of the Sioux War", North American Review,98:1, (1864), p.269. 21 . Un libro ampliamente utilizado como el de Cardoso y Pérez Brignoli 1979:T.2:63 y ss. utiliza el concepto "colonización de áreas vacías" así como el de "frontera", que no es un concepto geográ- fico sino cultural y denotador de civilización para referirse a los casos de Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia y Costa Rica.

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Dalla-Corte

Gabriela

287 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Del diezmo a la totalidad

Miquellzard Universitat de Barcelona

Caballero

Preliminar

Harold Pinter, discurso ante la Academia Sueca por el Nobel, aludió a Bush y Blair "¿Cuántos seres humanos deben morir para que califiquemos a sus respon- sables como criminales de guerra?". Recordó un hecho que tuvo la rara cualidad de devenir epopeya universal,Dalla-Corte la Guerra de España, donde intelectuales y gente común de todo elorbe sintió el imperativo de arriesgar su vida para combatir, con las armas o la palabra, por la causa de la República. Pinter citó a Pablo Neruda y leyó, de España en el corazón, testimonio para algo que se repetirá doquier: "Ge- nerales traidores,/ mirad mi casa muerta,/ mirad España rota". Mientras, Manuel Fraga entrevistado por el Corriere della Sera,16111/05, acaba con sentencia ro- tunda Franco fue un pacificador, "dignidad"de mucho conquistador castellano.l Gabriela Cíclopes portentosos

Una de tantas patrañas de la Leyenda apologética y legitimadora (Lal) -rama de la Historia Sagrada (HS) hispana sacralizando lo ejecutado en lndias- sostie- ne que Castilla las colonizó de cabo a rabo o, como mínimo, al sur del río Grande en pocos años, lo que además de imposible es falaz, pues durante unos 350 se ahorró la devastación un 85% del Continente, vasto territorio señoreado por

1. El País,8112/05,26 yJoan B. Culla, "El pacificadof', El País, Cataluña,2bt1112OOS,g.

289 multitud de naciones autóctonas autosuficientes ("sin dios, ley, ni rey", decían los conquistadores) que acogían alavez fugitivos de Europa o del 157" restante, nativos, mestizos, africanos o blancos, que con frecuencia se unieron forjando sociedades cimarronas. Podría citar sobrados despropósitos pero me limitaré a alguno. Como tanto académico, Bushnelly Macaulay olvidan que las fronteras actuales son distintas de las de 200 años ha y, por si faltara algo, caen en contradicción; el párrafo que empieza "Chile se extendía desde el extremo sur del continente hasta el desierto de Atacama", acepta de inmediato "Más allá del valle central [...] el resto [...] permanecía bajo el dominio de los indios araucanos" (1989: 1 17). En la estrafalaria España como nación, de la Academia de la Historia, Cés- pedes del Castillo proclama abusando de la lisonja, "Siguieron tres décadas prodigiosas, durante las cuales numerosas compañas o grupos organizados de conquistadores recorrieron y exploraron la mayor parte del Nuevo Mundo, desde las grandes extensiones de los actuales Estados Unidos hasta el extremo meri- dionalde Sudamérica [...]; organizadas con propósito de conquista, se convirtie- ron en meras exploraciones, asombrosas por su dificultad y su audacia" (2000: 139); "islas de desarrollo económico [...] separadas unas de otras por enormes espacios vacíos". Pasmosa coincidencia, pero "PalestinaCaballero era considerada -por Lamartine y los primeros sionistas- un desierto vacío que esperaba que le lle- gara el momento de florecer; se suponía que los habitantes que podía haber allí eran nómadas sin importancia que no tenían ningún derecho sobre la tierra y, por tanto, ninguna realidad cultural o nacional" (Said, 2003:378);y mapas históricos gringos también llaman vacíos los ámbitos antes de ser ocupados por ellos o en Argentina denominan "desierto" al dilatado espacio al sur de Buenos Aires poblado, como el anterior, por nativos y cimarrones.2 Según Vicente Sierra, historiador argentino camarlengo de la Lal, "en menos de B0 años las posesionesDalla-Corte españolas se extienden, poco más o menos, entre los 4'1q de latitud australy 37e de latitud boreal" (Sierra, 1955:55). O alegó Luis Yáfez, presidente de la Comisión Nacional, en fogosa arenga, "la presencia es- pañola se extendió desde lo que hoy es la mitad de Estados Unidos hasta los confines de la Tierra de Fuego".s Como un mapa de manual de bachillerato: "Aparte del mundo de las islas del Caribe [...] el imperio colonial español se ex- tendía compacto desde el río Grande y California hasta las tierras de Patagonia" (Balanzá et alli, 1994: 156). AdemásGabriela de lo que diré, el arrebato excluía del mapa al Brasil y colonias de otras metrópolis, Holanda, Francia o Reino Unido y habría impedido las variantes del rechazo a la colonización. O, dicho de otra manera, yaquis o mapuches, siux o ranqueles, llaneros o gente de Palmares, habrían insurgido no desde su tierra, Castilla ya se habría adueñado de ella, sino desde el aire; y serían extra-

2. José Luis Martín Ramos, Presentacíó, investidura como Doctora Honoris Causa de Estela Bar- nes de Carlotto, presidenta de abuelas de la Plaza de Mayo, lo ve perverso, "el término "desierto", re- ferido a un territorio con pobladores reales, habría de actuar como profecía de obligado cumplimiento que anunciaba el exterminio planeado de lo que se suponía estorbaba para su ,."¡u¡¡¡¿¿s¡f¡"" (12). 3. "En el año del Quinto Centenario", El País,23101/92, 11.

290 vagantes las ponencias del lV Congreso lnternacional de Historia Económica, Bloomington, lndiana (septiembre, 1968) con aportes del editor, Mellafé, Halpe- rin Donghi, Cortés Conde, Carrera Damas o Florescano; éste por citar uno, osó decir -rebatiendo a vestales de la Lal- que en ampliar la Nueva España al norte de los ríos Lerma y Pánuco, "empresa formidable", los hispanos invirtieron 200 años (Jara, 1969:138). Elenredo puede ser más surrealista, citando ocupación colonial septentrional, la HS mexicana tiene por fronteras las actuales, pero de denunciar embestida y desposesión gringa de 1848, las sitúa muchos kilómetros más al norte. Tales exabruptos, mínima parte de la Lal, los perpetra cualquier estado ava- sallador. Carmen López Alonso, de la Complutense, recuerda el genocidio de más de un millón de armenios, la mitad de la población, abril de 1915, lo que los gobiernos turcos siguen negando.a Poco antes la prensa citó algaradas urbanas y el editorial "Bronca chino-japonesa" decía "Japón tiene problemas con su pa- sado. Tantos, que en un nuevo libro de texto de Historia recientemente aprobado por Tokio el revisionismo japonés ha vuelto a las andadas al intentar diluir o cuestionar las atrocidades que cometió durante la invasión y ocupación de China entre 1931 y 1945, en la que perdieron la vida millones de chinos. Olvidar, por ejemplo, la masacre de Nanking, en 1937, o las esclavasCaballero sexuales de origen chino o coreano es una ofensa de un país, el Japón de hoy, que sigue teniendo una componente xenófoba preocupante, no sólo respecto a China".s Al contrario, el Real Museo de Africa Central, hasta ahora "símbolo de las buenas obras que Bélgica aportó a su (colonia modelo", había organizado la sorprendente exposición Memoria del Congo: la era colonial. 1...1respuesta de público, prensa y televisión hace pensar que los belgas parecen dispuestos a descubrir una versión distinta". La nota recordaba violencia, en especial para obtener más caucho, racismo, rolde misioneros, etc.6 La lglesia Católica reincide en sus habituales y torpes trapicheos, como los de los '30 que tan caro pagaron,Dalla-Corte de ello sería prueba la COPE, emisora de la conferencia episcopal hispana y sus programas crispadores, chauvinistas, fal- sos, franquistas, injuriosos, manipuladores, mojigatos, populistas, provocadores, rencorosos, retrógados, soeces o vulgares, llegando con harta frecuencia al es- perpento, contra socialistas, catalanistas, galos, islamistas, inmigrantes o gays.7 Monika Zgustova, "Con Todorov en Sitges", retería su opinión sobre la con- quista de México, "comparaba la consigna civilizatoria de los colonizadores eu- ropeosGabriela con el estandarte norteamericano de libertad, paz y democracia bajo el que sus tropas fueron a Afganistán e lrak para aportar al país el caos y más terrorismo. "Cuando hablan las armas, el discurso se acaba", dijo, y sugirió "el pluralismo como el mejor de los antídotos".8 El mismo día Jonathan Schell en

4."Lanegacióndel genocidioarmenio", El País,20/04105,20.Véaselacartaal directordel em- bajador de Ankara en El País,4105105. 5. El País, 13104/05, 12. 6. Alan Riding, "Bélgica le planta cara al lado violento de su pasado colonial" The New York Ti- mes/El País, 24102105, 12. 7. Cfr . una pequeña pero significativa muestra en Vioque, 2005: 95. 8. El País, Cataluña,9/03/05,2. "El imperio que cayó mientras ascendía", se preguntaba "¿Qué imperio no se ha tenido a sí mismo por benigno?".s Hasta 2004 no hubo en Brasil, Sáo Paulo en concreto, museo dedicado a la cultura afrobrasileña, invisible en la televisión o el cine a pesar de tener la segun- da población negra del mundo un 47"/", tras Nigeria.l0 América supera 42 OOO 000 km2, 22758 000 al sur del río Grande, 84 ó 45 veces España y según Sánchez-Albornoz 200 000 castellanos fueron a lndias hasta 1580, si conquistaron selvas y desiertos, escalaron cimas andinas hasta 7 000 metros y cruzaron ríos caudalosos, fueron, sin duda titanes de magnitud inaudita. Me limitaré a tres casos para no alargar el párrafo: San Francisco de California se fundó en 1776, Bahía Blanca en 1828 y Bingham halló la impactan- te Machupicchu, en elcorazón del Perú, en 1912. T $

Sacralizando la embestida $

D, Porfío, la mayoría de América se salvó por más de tres centurias de la agre- sión occidental, pero cuando ésta empezó 1850- arrasó ingentes exten- i -hacia t pocos lejano a gentes, no siones en años. Conquistar el oeste, exterminar sus I Caballero 'a sólo los nativos y devastar bosques y fauna devino eje seminal de la HS gringa ! que ve el genocidio como gesta engendradora del carácter nacional. El embau- * camiento lo perpetró Frederick J. Turner en folleto de 30 páginas, The frontier in I American History, publicado en 1893, con motivo de la Exposición lnternacional ,J] de Chicago, a raíz del centenario del llamado descubrimiento; luego generó uno j de los items más prolíficos de su bibliografía.l1 Dolores Juliano, en breve y excelente trabajo, evoca la HS argentina (1988), Cita primero a Estados Unidos, que ocupaban 1 250 000 km2 en 1776 y 7 777 000 a finales del período; si hasta 1871 firmaron tratados con las naciones aborí- genes, luego las agredieronDalla-Corte sin más en un proceso que disimulaba una empresa colonial visualizada como crecimienlo natural de un estado que se expandía hasta llenar un espacio, el suyo, pues consideraban la acometida "recuperación de nuestro territorio", llevar la "soberanía del estado hasta sus verdaderos confi- nes", con una idea subyacente: cualquier territorio debe estar organizado como en Occidente. También denuncia que conflictos entre estados eran guerras, so- metidas a una normativa internacional, mientras acometer y desposeer naciones nativasGabriela eran campañas, consideradas problemas internos de cada gobierno, no sujetas al derecho de gentes. Juliano ve el caso argentino como emblemático, un sector oligárquico nuevo (olvidando que, 1816, reivindicaron el virreinato de la Plata centrado en Alto Perú y Potosí) se repartió previamente tierras que iban a invadir y que serían base de su integración en el mercado mundial, como exportadores agropecuarios.

9. EI País,9/03/05, 15-16.

10. El País, 1 4/05/05, 8. 11. Sobre el tema pueden verse dos clásicos Fohlen, 1967, en especial pp.207-225 y Chaunu, 1964, en especial pp.267-275.

292 lntentando justificar el despojo elaboraron una legitimización ideológica nacio- nalista, con ritualización alegórica, ceremonias públicas, culto a los próceres, glorificación de símbolos y un afán asimilacionista confiado a la escuela laica y obligatoria y a la gendarmería. Añade, asaltar a las naciones nativas -y a los ci- marrones agrego yo- perseguía varios objetivos: consolidar el poder económico y político del sector dominante, dar imagen de país fuerte para atraer europeos, evitar en la captura de recursos la competencia de aborígenes, que se esperaba devinieran, desaculturados, mano de obra barata y aniquilar modelos alterna- tivos que eran un mal ejemplo a la vez que refugio para los que huían de la alienación. Osaría sostener, expeno en otros casos, que el último motivo podría figurar en segundo lugar. Civilización, progreso y libertad, pilares del racismo sacralizando una sola forma posible de organizacion social, satanizaba toda desviación, incluso Para- guay, 1865, agredido por la Triple Alianza. En teoría, Argentina se habría podido erigir con la diversidad u homogeneizando, pero en América y Europa percibían la unificación entre estado y nación como el final de un proceso necesario e irreversible, que sólo dejaría diferencias esenciales, las de clase. Caballero Escurridizos y fora¡¡dos

Gente de la Península lbérica huía de exclusión inquisidora y represión del nuevo excedentarismo y altos porcentajes se refugiaron en el citado 85% de lndias, con frecuencia con esclavos y asistidos por, o mezclados con, nativos, sin cuya ayuda hubiera sido difícil subsistir en un medio desconocido y que parece hostil a extraños. Peter Linebaugh y Marcus Rediker (2005) aportaron, ha poco, muchos datos de esta cuestión pero de las lndias Occidentales. Para empezar, comparo una neura de la Lal con el juicio del jurista neerlan- que ya pertenecía dés Grotius " ¿Puede algunaDalla-Corte nación [...] descubrir lo a otros?" (Lineabugh y Rediker, 2005: 30). Dan mucha pista sobre expulsados o huidos; sir John Popham, fundador de la Compañía de Virginia y justicia mayor del tribunal del Rey de 1592 a1607, detalló 30 tipos de pícaros y mendigos. clasificándolos en: buhoneros y caldereros, vendedores ambulantes, soldados o marinos heri- dos o licenciados o al parecer licenciados o heridos, juglares, feriantes con osos, músicos, malabaristas, saltimbanquis, quienes decían tener conocimientos de "cienciaGabriela iluminada", como la quiromancia, decidores de buenaventura y presi- diarios. Y Martin Markall, director de Bridewell, alertó sobre la unión de forajidos terrestres, rebeldes irlandeses, gitanos o salteadores de caminos, con los del mar, piratas y marineros (lbíd:77-79). Porfían en víctimas de la desaparición de tierras comunales, criminalizados y en leyes contra el vagabundeo que implica- ban más violencia física para los desposeídos.l2 En el reinado de Enrique Vlll

12. Pormenorizan los cambios radicales producidos en la práctica rural al cercar tierras de cultivo, expulsando pequeños propietarios y desplazando arrendatarios, excluyendo del ámbito a miles de hombres y muleres (Linebaugh y Rediker, 2005:31). La expropiación incluía talar bosques, secar pantanos, prohibir pesca, caza de aves, recoger juncos o explotar turberas (lbíd: 58). Abusos acom- (1509-1547) eran azotados, se les cortó las orejas o ahorcó (un cronista habla de 75 000); en el de Eduardo Vl (1547-1553) se les gravó a fuego la letra V en et pecho y se les condenó a esclavitud por dos años (lbíd:32).13 Los autores citan otros despojos -además de tierra comunal por cercado y conquista; tiempo por abolición puritana de festivos, personal por rapto de ni- ños y quema de mujeres, y conocimiento, anulando entidades con la excusa de atacar el paganismo- que generaron nuevos tipos de obreros inmersos en una esclavitud paralela (lbíd: 55). Los cambios no sólo extrañaron rurales y ge- neraron "indeseados"; los artesanos lucharon defendiendo usos y libertades e intentaron unirse con ellos (lbíd: 33); y como la mujer era objeto específico del recelo, 4 000 "brujas" murieron quemadas y cientos ahorcadas al endurecerse, 1604, penas que las acosaban, a veces acusadas de infanticidio o aborto (lbíd: 68, 111 y 113). A excluidos por cambios materiales se agregaban víctimas del nuevo sistema en guerras terrestres o marítimas y crecientes intercambios. Se reclutó en las prisiones para la expedición contra Cádi2,1596 o el ejército de Mansfield , 1624; la Ley contra la Mendicidad, 1598, sentenció a azotes hasta que sangrara la espalda; los reincidentes eran desterrados; si desde 1617 la deportación fue castigo para los criminales, cada jurado reservó mediaCaballero docena de hombres para galeras y diez para elejército. Ya en 1590 hubo leyes contra irlandeses, gitanos y africanos; la conquista de lrlanda, 1596, fue base y modelo para las futuras y se conminó, 1594, atodo irlandés a dejar lnglaterra. Otra ley, de la reina Mary, permitía ahorcar a cualquier gitano por estar en lnglaterra más de un mes (lbíd: 71-73). Hacia 1650 para asegurar reclutas aprobaron unas "Leyes y Ordenanzas marciales", autorizando alistamiento forzoso y muerte para los que se resistieran y los Estatutos de Guerra, 1652, contemplaban ésta en 25 de 39 cláusulas (lbíd: 171-172). Además las condiciones a bordo eran duras, tres de cuatro enrola- dos a la luerza morían en los dos primeros años, y los salarios se pagaban a menudo con años de retraso,Dalla-Corte provocando algaradas, revueltas y deserciones. La contratación, algo distinta en la flota mercante, tuvo secuelas parejas. Las naves eran foco de motines y entrevero internacional forzoso, por tripular los barcos ingleses americanos, irlandeses, neerlandeses, portugueses, africanos, pañados de violencia y terror por sistema, medianle sentencias penales, órdenes de búsqueda y captura, ley marcial, prisión, destierro, trabajos forzados, deportación a las colonias y pena capital (lbíd: 65-66).Gabriela 13. Más adelante insisten en la nueva legislación que ensayó erradicar tanto descaniado: de va- gos y maleantes aprobada hacia 1 648. A un predicador hereje le podían marcar la frente o agujerearle la lengua para reducirlo al silencio; se expulsó a ultramar miles de protestantes radicales, unos pros- peraron pero otros aguaron su doctrina (lbíd: 100 y 1 16). lnsisten, en el sino, voluntario o no, de los acosados: Barbados devino "el eslercolero al que lnglaterra manda su basura, pícaros, prostitutas y gente por el estilo; si la primera remesa llegó en 1642, olra ley de 1652 autorizaba a magistrados ingleses capturar mendigos o vagabundos y mandarlos a plantaciones. En la isla había también es- coceses, irlandeses, españoles, galos, holandeses, judíos, indios y africanos, un prisionero alemán que luchó con los Estuardo fue vendido a una plantación que tenía "cien cristianos, cien negros y cien indios como esclavos", los últimos en su mayoría arawaks de Guayana que habían llegado como gente libre. Blancos y negros llegaron desde 1627 a veces vendidos a peso. La caña supuso, como en todas partes, deforestación y se llegó a importar carbón de lnglaterra para cocerla (lbíd: 1af .

294 quashees (negros de las lndias Occidentales) y lashcares (de las Orientales) (lbíd: 177-178). Añaden, si el Atlántico fue espacio idóneo para la acumulación de capital, los marinos se unían por lealtad o solidaridad, generando una práctica marítima radical que también convirtió el océano en zona de libertad. Si el barco devino motor del capitalismo en los inicios de la revolución burguesa inglesa, fue, a la vez, escenario de resistencia (lbíd: 170). Bacon juslificó que el sistema eliminara gentes disolutas y montaraces que como bestias o pájaros, eran ferae naturae,propiedad unida a la posesión: nativos americanos, ingleses privados de comunales, "salvajes" irlandeses y africanos estaban, todos, al margen de la sociedad y como los cananeos, que perdieron su tierra ante los israelitas. lgual para piratas y corsarios magrebís, el "enemigo común de la sociedad humana,,, a los que se unían marinos del norte de Europa, incluso ingleses e irlandeses, no presos sino desertores que "se volvían turcos"; ladrones, salteadores de caminos o rateros; asesinos; alfin citaba, quizá los más peligrosos, anabaptistas, contra los que se entabló la guerra santa. Los autores recuerdan que Thomas Edwards estudió más de 250 herejías nacidas en la ln- glaterra revolucionaria, proponiendo alguna el comunismo al arengar "todos los hombres tienen derecho a ser trabajadores de propiedades comunales" Y "toda la tierra es propiedad de los santos y debería haber Caballerouna comunidad de bienes"; eran también pacifistas y defendían el derecho de la mujer a predicar (lbíd: 79- 80,82-83 y 100). Abogados de la Virginia Ce, alardeando de su empresa, sugerían se les debería agradecer el servicio prestado al librar a lnglaterra de "multitudes de personas improductivas> que pondrían a trabajar en la colonia, ya que el Nue- vo Mundo era idóneo para "jóvenes irregulares sin creencias religiosas>, expo- quienes penaran por liados por "arrendamientos con rentas abusivas" o una (pobreza extrema": resumiendo, para todos aquellos (que no pueden vivir en casaD. Propusieron, 1609,Dalla-Corte al alcalde de Londres "librar a la ciudad y suburbios de una multitud de habitantes innecesarios, causa continua de muerte y hambre, y auténtica causa de todas las plagas que se desencadenan en este reino". Ro- bert Rich, caballero que naufragó en las Bermudas, habló de "aquellos hombres que vivían con nosotros como vagabundos" (lbíd: 29-30). lnsisto, mucho acosado fue condenado a trabajos forzados en ultramar; co- merciantes y "captadorss" (raptaban niños y adultos), enviaron unos 200 000 siervosGabriela a colonias americanas en el XVll;la alguno incluso salió por su volun- tad, decicido por desesperación, a trabajar por tierras e independencia; según folleto de 1632, las plantaciones eran cloacas, "donde el Estado se deshacía de sus ciudadanos más ingobernables". El primer proletariado del tabaco de

14. La Virginia Ce acordó con Londres deportar cientos de niños pobres, de ocho a 16 años y y criaturas irlandesas robadas "de sus propias cunas>, 1653, y enviadas a Nueva lnglaterra Virginia. Eric Williams destacó quela indentured servitude fue la "base histórica" sobre la que se fundó la esclavitud americana (lbíd: 7a-76). Y Sir William Petty, en su Politicat Anatomy of lretand, aplaudía enviar reos a plantaciones de Ultramar, "Así siendo esclavos, se les podría obligar a tanto trabaio y por una tarifa tan barata, como la naturaleza pudiera soportar, y de esta manera sería como añadir dos hombres al Estado, y no clmo quitar un hombre a dicho Estado" (lbíd: 173). Chesapeake eran ex presos de Newgate, cuáqueros, renegados, marineros, sol- dados, disidentes de la lglesia de lnglaterra, seruants y esclavos. La Cámara de Diputados mandó, 1662, alzar postes paruazotar insumisos y garantizó a los ha- cendados derecho legal a darles palizas. Para Douglas Deal "la violencia física, el abuso verbal, los retrasos en el trabajo, el sabotaje y la fuga de los seruants fueron mucho más frecuentes desde 1660". Como en Barbados, era usualque huyeran con africanos, provocando una legislación represiva y deliberadamente divisoria, 1661 y 1662, haciendo al servanf responsable por el tiempo en que el esclavo estuviera huido. En 1664, autoridades de Maryland aprobaron otra ley contra inglesas que solían "olvidar su condición de mujeres libres y que, para desgracia de la nación, se casaban con esclavos negros). En 1672, oligarcas de Virginia -que impedían la cooperación interracial, salvo si convenía para pro- ducir tabaco- se inquietaron por tanta revuelta y porque los seruanfs huían y se unían a esclavos en comunidades cimarronas (lbíd: 160-165).1s Fue peculiar el naufragio del Sea-Venture, 1609, en la gran Barbada. Eterna primavera y muchos alimentos: "el lugar más rico, saludable y grato que habían visto jamás,,, cerdos negros que tras zozobrar un navio español nadaron hasta la costa y se multiplicaron; peces que atrapaban a mano; aves que se posaban en los brazos; tortugas que podían alimenlar a cincuenta;Caballero deliciosas frutas, su- puso, para disgusto de funcionarios de la Virginia Ce, "que muchos [náufragos] olvidaran o no desearan regresar de allí, ya que vivían en tal abundancia, paz y comodidad". La tentativa, dirigida por marinos y radicales religiosos, era mal ejemplo y pronto fue ejecutado uno por insolencia verbal contra el gobernador y su autoridad, por ello los demás huyeron a la selva, donde vivieron según el gobernador Gates como salvajes (lbíd: 23 y 26). Vuelven sobre el tema, los del Sea-Venture compartían con Shakespeare numerosas fuentes de conocimientos sobre modos de vida alternativos, incluida la Edad Dorada de los clásicos, el Jar- dín del Edén de los cristianos y un amplio surtido de tradiciones populares: anti- nomista (sin ley, ni delitos,Dalla-Corte ni tribunales); anarqu¡sta (ni soberanía, ni tradición); pacifista (ni espadas, ni picas, ni armas de fuego); igualitaria (ni pobres, ni ricos) o cazadores-recolectores (ni minería, ni agricultura); sociedades sin derechos de sucesión (lbíd: 36).16 No extraña que tanta represión trajera mucha revuelta, pero fue más fácil acimarronarse con nativos y africanos en el 85% citado. Regentes de Virginia abusaronGabriela del terror con los colonos, que se amotinaron, desertaron y unieron, 15. Los acosados se valían incluso del sistema para enlrentarlo, en todo navío inglés había un cocinero negro, que llevaba mensajes a cualquier parte (lbíd: 357). 16. Parecer antagónico al de los explotadores, para Robert Gray, portavoz de la Virginia Ca: ""No hay meum ni tuum entre ellos". No tenían el concepto de la propiedad privada, ni la más mínima noción de lo que era el trabajo, como descubrió William Strachey: los indios de Virginia estaban "ociosos durante la mayor parte del año". Ociosos, quizá sí, pero no se morían de hambre" (lbíd: 37). Y Bacon, teorizando sobre la monstruosidad, evidencia que su "(guerra santa" fue en realidad una campaña de exlerminio y genocidio. [...]./ Este "sábio" de la revolución científica dio voz original al grito de Conrad en el Congo en 1897: "exlerminad a todas las bestias". [...]./ Según Bacon, los pue- blos nativos estaban fuera de las leyes de Dios y de la naturaleza por su desnudez, su analfabetismo y porque ignoraban la equitación (lbíd:77-79).

296 con frecuencia, a indios powhatan. El capitán John Smith sabía cuán sugerente parte, Las era la facilidad *de vivir ociosos entre los salvajes"; lo que inspiró, en (1609) teyes divina, moraly marcial, en los Segundos Estatutos de la Virginia Ce militar con severos castigos, -óopiadas de holandeses- acudiendo a disciplina inctü¡Oa la pena de muerte. Objetivo principal era tener separados nativos de co- rojos" creció; lonos. La riada de éstos optanáo ser "indios blancos" o "ingleses una partida, 1611, recuperó unos pocos y alguno fue ahorcado, quemado, em- pataáo o torturado para aterrorizar (lbíd: 47-50); hubo en Montsenat y Jamaica .,irlandeses negros> (lbíd: 150); lo ocurrido en Virginia y Maryland, finales de 1670, fue más-complejo, europeos, esclavos, reos, pobres sin tierra, piratas, vagabundos, mendigos y rebeldes de todo tipo, crearon un ámbito comunal en Albemarle Sound, estuaiio del Roanoke, apoyado por indios tuscarora' Un mun- do cimarrón multiétnico inquietó al gobernador de Virginia, temiendo se unieran *cientos de mOrosOS holgazaneS, ladrOnes, negrOS, indioS y servants ingleSeS" y atacaran las colonias. Se tardó años en liquidar Roanoke para constituir Carolina del Norte (lbíd: 163-16a). Para nuestros autores el primer grupo cimarrón registrado, Barbados, fue in- terracial, como lo era la cárcelde la capital, Bridgetown (lbíd: 1a9). Y dan mucha información sobre Belice, donde acabaron esclavos negros después de haber que sido enrolados por lnglaterra para entrentarse a las CaballeroTrece Colonias, de las 20 000 afroamericanoé debieron marchar, después de 1782. Especifican que Be- lice, durante 200 años, fue refugio de gentes de Africa, Europa e lndias, marinos, piratas, bucaneros, náufragos y renegados, disidentes milenarios de las milpas mayas, rebeldes jacobitas deportados tras los sucesos de 1715 y 1745, sobrevi- vieñtes de barcos de la trata naufragados o rebeldes jamaicanos' Residían, por y iban lo general, en comunidad y, agotada la "reserva de provisiones licores, a vivir con SuS vecinoso. LOs extrañOs Opinaban que no tenían leyeS, pero Sí .ciertas reglas que ellos mismos habían establecido',; para Postlethwayt, mer- cader y enciclopedista, "ofrecíanDalla-Corte a la humanidad ejemplo de confianza colectiva en las propiedades comunales, en el autogobierno sin principio de jerarquía y en la solidaridad multiétnica" (lbíd: 308-311); cimarrones de Jamaica estilaban una agricultura de subsistencia que apasionó a comunistas agrarios ingleses. Y algunó, adepto a Spence, sugería, límitar la acumulación personal con medidas estrictas (lbíd:356). Dedican un capítulo a piratas evidenciando lo que alguno maliciábamos, po- drían incluirse en la resistencia y bastará una breve referencia; mercaderes y plantadoresGabriela de caña deseando contrabandear con Nueva España solicitaron una flota, 1688, para acabar con ellos, pues quienes hasta entonces habían llena- do las arcas de Jamaica con oro castellano se habían convertido en obstáculo para efectuar una acumulación de capital más ordenada. El Estado marítimo se consolidó en la década de 1690 y el Parlamento aprobó, 1698, la "Ley para la Supresión más Efectiva de la Piratería", inculcando a gestores coloniales y ciu- dadanos la necesidad de la pena de muerte para un crimen que durante mucho tiempo se toleró y, a veces, incluso fomentó (lbíd: 17a-175). Buena parte de las lacras denunciadas por nuestros autores se deben al cariz que acabó tomando la revolución inglesa, de popular a burguesa, liquidó comunales o la sociedad autosuficiente asamblearia y solidaria, sin patriarcado, tortura ni terror (lbíd: 91). Además engendró la teoría proclamando la suprema- cía de los blancos en elcontexto de contrarrevolución, restauración monárquica y progreso de la trata (lbíd: 162-163). Dicho de otra forma, para los coetáneos no era evidente que el proceso degeneraría en capitalismo, "que las plantacio- nes de azúcar y el tráfico de esclavos en el Atlántico serían plataformas para el crecimiento económico; que la propiedad privada cercada se convertiría en el principio sobre elque luego se desarrollaríalatenencia de tierras;que la supre- macía blanca llegaría a ser la teoría que justificase las diferencias étnicas" (lbíd: 120). una nueva ley, 1682, sancionó que los africanos eran esclavos de por vida, los indios 12 años y los blancos 5. otras, para evitar revueltas de africanos, se promulgaron en 1680 y 1682 (lbíd: 159). Enfatizan, "el sol del imperialismo eu- ropeo siempre proyecta una sombra africana [... y]obligado por la magnitud de su empresa a llevar unas masas enormes y heterogéneas de hombres y mujeres & a bordo de los barcos en un viaje mortal hacia un cruel destino, creó también tr I las condiciones para que se difundieran conocimientos y experiencias entre las {" enormes cantidades de trabajadores que él mismo había puesto en movimiento". Para Du Bois la trata fue el "más extraordinario drama de los últimos mil años de la historia de la humanidad" (lbíd: 179). Los africanosCaballero rechazaron la canallada y, 1 de mayo de '1638, estalló en Providencia la primera revuelta (lbíd: 10't). podían los alzados quemar cosechas, huir, asesinar o rebelarse. una de seruants,1634, maquinó robar un barco y devenir bucaneros (lbíd: 149).

Genocidas, despojadores y saqueadores

El asalto al85/" de América que se ahorró, hasta 1850, la civilización cris- tiana supuso exterminio de nativos, forajidos y cimarrones. lgnominia que, bien documentada, cita muchoDalla-Corte creador, así Javier Reverte, pero suele olvidar o nin- gunear demasiado colega (2005: passim).17 $ #

17. Reverte cita en detalle a Fitzcanald y Arana. En "Al mando del séptimo de caballería" (serie Malos de la historia, 10, El País semanal,12to6/os,1o2-108), detalla a un grupo cheyene, que tras signar la paz con el gobernador de Colorado, noviembre 'l864, invernó en Sand Creek, pero,,Una partida de 700 "voluntarios de Colorado,' [...] al mando del coronel Chivington" asaltó por sorpresa la aldeaGabriela y mató 105 indios, sólo 28 guerreros. Luego de otra paz, invernaron a orillas del Washita y Custer repitió la hazaña, de los 1 03 asesinados, sólo 1 1 eran guerreros. Ambas acciones servirían de lejano modelo al teniente William Calley, en la masacre de 500 campesinos v¡etnamitas en May Lay, 1968 (105-06). Se habló de oro , 1874, en las Montañas Negras, región india según acuerdos con Washington, pero los mineros irrumpieron apoyados por el ejército. Nativos, liderados por el pacífico Nube Roja, proteslaron y llamaron a Custer'lefe de todos los ladrones" y el gobierno mandó que si no marchaban serían declarados "hostiles", pudiéndoseles perseguir, encarcelar o matar. A principios del 76, la mayor concenlración de indios reunió más de 7.000; Custer llegó a Liftle Big Horn el 25 de junio y pensó atacar con sus 61 t hombres para quedarse toda la gloria de la campaña. Custer tiene un monumento en el lugar del combate, donde fue enterrado junto a sus soldados; "mujeres indias le habían taladrado los oídos después de muerto para que Cabettos Largos no pudiera escuchar nada en el otro mundo". Reverte finaliza "Custer, asesinando sin piedad, cabalga de nuevo, convertido para siempre en un héroe americano" (106-08). Dan O'Brien (2001 ) noveló Los úftimos días de Ca-

298 García Aldonate (1994) alude al sur. Alfred Métraux asistió a la, "agonía de los Toba [...]Toda la melancolía [...] se expresa en este párrafo de su viejo jefe nuestro río nunca se desbordaba' Lagadik: "Antes de la llegada de los blancos, El ganado ha substituido a los animales que acostumbrábamos comer, [... an- tesl eran abundantes y ahora morimos de hambre. [...] ellos también han des- aparecido en el agua grande"" (García Aldonate, 1994: 95-96). Marín Gusinde, etnólogo y cura austríaco detalló, Daily News,1872, asesinos de fueguinos, "que merecen ser repetidos porque en las escuelas primarias argentinas y chilenas se recuerdan, después del cántico ritual del himno, como símbolos de los pioneros heroicos de nuestras nacionalidades" (lbíd: 1 16). De una lista trágicamente inmesa sólo mento dos casos, el de amazónicos para acopiar cauchú, vileza que se repitió doquier, basta recordar lo denunciado del Congo (Hochschild, 2OO2) y el de nativos de Chihuahua, apercibimiento a tanto académico que, ya lo dije, aún sostiene que el rey de Castilla controló la entera Nueva España.

El río se t¡ñó de sangre

Hochschild menta reporte de Casement sobreCaballero Peruvian Amazon Rubber company de Londres (2002:399-400), El libro roio del Putumayo (casement, 1913) y hay muchos más datos en el de Vicente Olarte Camacho (1910). Ca- Semenl elevó al Foreing Office "cargos contra algunos de los empleados de la Peruvian Amazon Ca."; el gobierno peruano sabía, desde 1907, el proceder de la casa Arana, que empezó sus crímenes en 1901 . El capítulo Vl "Los indios del Putumayo" cita relato del galo Eugenio Robuchon que visitó las "posesiones" Arana, 1904, por encargo del gobierno peruano pero financiado por la empre- sa; sostenía que los indios huitotos eran caníbales, si bien el doctor Paredes, delegado del Perú para invest¡gar,Dalla-Corte lo negó, eran "gentes a quienes se ha pro- hibido el uso de sus armas primitivas [...] nobles, generosas y desinteresadas, no obstante el hecho de que sus verdugos, con el fin de atenuar sus crímenes, los representan como depravados y caníbales. [...] Los que digan lo contrario son culpables de falsedad voluntaria" (Olarte Camacho, 1910: 38-39). Copia al corresponsal que vio registros de caucheros refiriendo "la trata de indios como un negocio lícito", a pesar del tratado Perú-Gran Bretaña, 1010411850, artículo 14, afirmandoGabriela que aquél "Se compromete a cooperar con S.M. Británica para la abolición total deltráfico esclavo, prohibiendo[lo ...] bajo penas severísimas; por lo que le turba que en el mercado de lquitos se vendan en público niños indios t...ldel Putumayo (lbíd: 41). Recoge denuncia del periodista Benjamín Soldaña Rocca, en tribunales de Lima, 3112107, acusando a los Arana "de [".]asesinato, incendio, estafa y robo, agravados por la práctica de las más crueles torturas y martirios, cometidos con agua, fuego y látigo [...]. El peor [...] ocurrió en 1903. [...] cuando llegaron a la Chorrera más de 800 indios de Ocaim, [... a] entregar

batto Loco y era tajante con Custer, el médico protagonista le admiró en su infancia, pues "Todavía no conocía la diferencia entre un héroe y un asesino legitimado por la guerra" (O'Brien, 2001:204). el caucho que habían recogido [... se] apartó 25 de éstos, so pretexto que eran demasiado perezosos en eltrabajo [... uno fue] envuelto en un saco empapado en petróleo, prendió al cual se fuego"./ otra [...J hiena [... es] Miguel Flórez [...] asesinó tal número de hombres, mujeres, viejos y niños que Macedo, espantaoó y temeroso de que despoblara totalmente la región, le dio orden expresa de que no matara por diversión sino solamente en el caso de que los indios no llevaran caucho. Flírez obedeció [...] y en dos meses no mató más que 40 indios. A pesar de todo, las torturas con que los castigaba eran constantes y las mutilaciones terribles, porque les cortaba orejas, narices, manos y pies" (lbíd: 53-5a). Ricardo Gómez A. reune más datos. El capítulo "La guarida de los asesi- nos" (1933: 51-236), detalla la intervención de británicos, gringos, jamaicanos o judíos. Normand, alardeaba "de títulos nobiliarios y de finas apariencias ex- teriores", escribía en periódicos, pero ensayó diversas maneras de tortura, si bien prefería quemar. Caso de revuelta venía Miguel Flórez "con credenciales de pacificador, obligó a una mujer matar al marido para salvar los hijos, pero luego la asesinó (lbid: 92, 99 y ss). Toro osorio, magistrado del rribunal superior áe Armenia, citaacasement, en 10 años los nat¡vos pasaron de 50 000 a 10 000, lo que motivó la encíclica Lacrimabili statu indorum, de pio x (7/06112): "Es im- posible oír los crímenes y crueldades [...] sin estremecerse de horror" . La prensa (Lima, 8107112) decía "No podemos estar recibiendoCaballero congresos internacionales, [...] suprema expresión de la cultura exterior [...], cuando nos falta la más ínfima nota de la cultura interna, de aquélla que aconseja el respeto a la vida humana y que impide descender al rango de las bestias feroces, en aras de brutales avaricias y cobardes instintos" (Toro Osorio, s.f.: 184-185).

Ninguneados y exterminados Porfío, para mucho colegaDalla-Corte no quedaban nativos rebeldes en el Norte aun- que la bibliografía es notable. según Víctor orozco (1992), Hidalgo suprimió la esclavitud, 1811, y la insurgencia, que no llegó a chihuahua, dictó más leyes que la prohibían; pero gobiernos posteriores mantuvieron relacione coloniales de servidumbre o semiesclavitud. En chihuahua hubo tiendas de raya y servi- cios personales gratuitos afectando tarahumaras y otras etnias ya subordinadas, pero apaches y comanches podían, no sólo disponer de sí mismos, sino hasta suscribir ventajosos tratados con el poder (lbíd: 2g-94). carlosGabriela sierra, relata captura y envío a México de apaches mezcaleros, En- rique chavarri, periodista, los entrevistó y denunció tal "crueldad, que muchos, entre hombres, mujeres y niños murieron de viruelas cerca de euerétaro, ha- ciéndoles caminar con esposas en las manos y sujetos a duros tratamientos;de esto ha resultado que de 85 que eran, sólo han quedado 9" (sierra, 1990: 94- 96).18 Este, segundo artículo, decía "uno de los caracteres de esta raza que huye de la civilización, es la perseverancia; ellos no se desaniman, no se cansan, no se desalientan; y tan luego como pueden rehacerse, es natural que de nuevo i 18. Artículos de chavarri en El Monitor republicano, México, g/os/1979y 24/11/1g90. ::' it 300 empuñen las armaS y vuelvan a lanzarse a Su guerra vandálica, a su guerra de exterminio" (lbíd: 99-100). Sierra finaliza "Son los kikapoos el último ejemplo del drama de la frontera, donde la ambición de los blancos y la falta de respeto a su estatuto como pueblo, sepultó en sus llanuras del desierto del norte su flecha y su arco" (lbíd: 1 13). Según José Velasco Toro "El único pecado de los yaquis era defender su tierra y por ello fusilaban a sus hombres, Se mataba a sus mujeres, a sus ni- ños, se destruían sus casas y cultivos" (Velasco Toro, 1988: 23). Carlos Conant constituyó en New Jersey, con capital gringo, la Sonora & Sinaloa lrrigation Cq, que podía usar hasta dos tercios del agua de los ríos yaqui y mayo para regar tierras de ambas naciones que ellos faenarían por muy poco, no lo aceptaron y se alzaron, julio de 1895 (lbíd: 29 y 32). Rafael lzábal, militar y hacendado de Hermosillo, designado gobernador en 1903, combinó genocidio y dispersión de yaquis; a opatas y pimas, los capturó hasta en haciendas, minas o urbes y de- portó a campos de Oaxaca, fincas de Yucatán o haciendas de Tlaxcala. "Muchos [inversores foráneos]protestaron, no por un acto de injusticia, sino porque veían escaparse una mano de obra preciosa" que Se vendía por 65 pesos unidad (lbíd: 37 y 26).1e Para Alejandro Figueroa Valenzuela (1992), la SecretaríaCaballero de Guerra y Marina dio la revuelta yaqui por acabada, 1902, pero para apagar el rescoldo podía el gobierno decidir guerra de exterminio, deportación masiva o colonización defi- nitiva delterritorio. Pero, "para no errar, se optó por las tres. [...] 1902 marcó el inicio de un genocidio [... y] una feroz cacería [...] de los individuos que, aunque no fuesen yaquis ni mayos, presentaban una apariencia física de indios [...]. Los cautivos, después de ser conducidos a Guaymas, se embarcaban hacia San Blas Nayarit; desde allí, tenían que realizar un penoso recorrido a pie hasta el puerto de Veracruz, en el otro Océano. En este lugar eran embarcados de nuevo, ahora hacia Yucatán o bienDalla-Corte se enviaban a Valle Nacional". De 1916 a 1920 los yaquis sufrieron otro acoso, ahora de Obregon, que rehusó darles autonomía, padeciendo muerte o deportación y se arrimaron a los zapatistas. De 1926 a 1929 les hostigaron con aviones y armas sofisticadas (Figueroa Valenzuela, 1 992: 66-67). En el capítulo lll "Los yaquis frente a los hacendados, 1768-'1910", Edward H. Spicer llama "resistencia alpeonaje" su forcejeo con elejército, 1858 - 1909, contraGabriela lo que afirma mucho cronista; los científicos vieron el conflicto en térmi- nos simples como oposición a los valores más entrañables para los mexicanos explotadores, y por ello como resistencia a la civilización; los contratos en las haciendas eran legales, pero injustos, lo que imputaban a "la flaqueza moral de los peones" (Spicer, 1994: 193). Así, 1910 quedaban unos 15 000, pero ninguna comunidad seri, "devenido el pueblo indígena más ampliamente disperso de la América del Norte", del Yucatán a barrios hispanos del sur de California. "Ni si- quiera los cherokees [...] estaban tan dispersos./ Los pueblos delyaquitenían el número más bajo de residentes yaquis de toda su historia" (lbíd: 198 y ss.).

19. Cfr. lzard, 1992-93: passim.

301 Epitafio

García Aldonate, cavila en la "Conclusión", "Cabría preguntarse si guarda realmente sentido el intento de comprender aquel universo [...]./ En primer lugar, nuestros países se hicieron sobre la destrucción de aquellas culturas y sobre el engañb educativo de que se trataba de meros salvajes en fase de animalidad;dos razones suficientes para conocerlas, [... si bien] no existe nación moderna que no se haya construido sobre el crimen y el saqueo [...]./ Frente a tal extravagante disyuntiva -civilización o barbari* rayana en la torpeza [... cita] lavoz clara de un americano mucho más lúcido [... Martí] "No hay lucha entre la civilización y la barbarie, sino entre la erudición vana y la naturaleza [...]./Los nativos de la futura América se habían identificado con la naturaleza [...]. Las repúblicas se identifi- caron con los límites arbitrarios [...] impuestos a partir de la violencia, limitando la naturaleza, infertilizándola, parcelándola. Los nativos fueron durante más de diez mil años hombre de la tierra, hombre del río, [...] gente del este, gente del sur o simplemenle hombre. Los nuevos habitantes, cada república con su bandera nueva, saldrán a pistoletazos a pelear por fronteras porque la tierra les era pe- queña, en relación inversa a la codicia vendedora que condujo al arrasamiento, en primer lugar, de la riqueza forestal"" (García Aldonate,Caballero 1994: 181-184).

Dalla-Corte

Gabriela $

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302 Bibliografía citada

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303 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Los territorios de conquista tardía en Argentina

Dolores Juliano

Caballero

Las fronteras imaginarias de la conquista temprana

"Lo único bueno que tienen las fronteras son los pasos clandestinos. Es tremendo lo que puede hacer una línea imaginaria tnzada en su día en su lecho por un rey chocho o dibuiada en la mesa por los poderosos amo quien juega un póker.. . Pero por suerte esas f rcnteras se irán difuminanú en su propio absutdo. Las fronteras de verdad son aquellas que mantienen a los pobres apartados del pastel."(Rivas, 1 998:14).Dalla-Corte La legitimidad de los estados modernos se asienta en una medida importante en la legitimidad de su ocupación territorial, es decir en el hecho de que sus fronteras se consideren naturales o determinadas por procesos históricos. Para conseguir ese objetivo, resulta útil asignar al pasado la situación que se crea en cada momento histórico. Así los nuevos estados que surgieron en América en el XIX a pafiir de las guerrasGabriela de la independencia, se proclamaron herederos de la conquista espa- ñola y custodios de sus fronteras históricas. Estas eran de varios tipos. Las que separaban de áreas que habían sido colonizadas por otras potencias, las que separaban de los otros estados en formación y las que separaban de los territo- rios ocupados por población indígena. Estas últimas eran las más manipulables desde el punto de vista ideológico, porque altratarse de pueblos sin tradición es- crita en la mayor parte de los casos, y con fuerzas y recursos militares inferiores, podían ser leídos desde la óptica exclusiva de la "historia oficial" de los nuevos estados, y prescindir completamente de su propia interpretación de los hechos (y muchas veces de los hechos mismos). Si bien es cierto que la conquista de la totalidad del territorio americano formó parte del imaginario de los conquistadores desde el siglo XV, también es verdad que en la práctica quedaron vastas zonas que se manejaban autónomamente hasta mediados delXlX. La conquista se caracterizó en sus primeras etapas por un afán de explorar todo ellerritorio, pero las barreras naturales, la resistencia de las comunidades indígenas y la falta de recursos humanos suficientes, dificultó que este empeño se transformara en dominio efectivo del enorme territorio ame- ricano. Como consecuencia del primer impacto colonizador cayeron los grandes imperios de mesoamérica y lazona andina, y se ocupó gran parte del litoral, fun- damentalmente las zonas de puertos naturales. Fuera de esas áreas, la mayoría del territorio, habitado por tribus que carecían de jefaturas unificadas, resistió bien el embate militar y sólo fue cayendo muy lentamente cuando las enferme- dades y el deterioro de los ecosistemas se unieron a los intentos de penetración militar. Pero mientras tanto habían pasado trescientos años. Al finalizar el período español y comenzar la historia de los nuevos estados in- dependientes, el plano de la ocupación real distaba mucho del mapa imperial del dominio total. Enormes territorios estaban en posesión de sus antiguos dueños. La llanura central y todo el oeste de EE UU, la selva amazónica, los llanos ve- nezolanos, el Matto Grosso y las zonas frías de ambosCaballero extremos del continente, eran parte de los huecos que quedaban en la ocupación y estos espacios vacíos de hombres blancos, ocupaban la mayor parte del continente. En el caso de Argentina, se puede ver que las 14 provincias que se independi- zarcn a comienzos del XlX, eran el único territorio de dominio real del nuevo es- tado, manteniéndose bajo control indígena los terrenos que al ser conquistados, sesenta años más tarde de la independencia, se organizarori como "territorios nacionales" o gobernaciones. Pero aún las provincias tenían territorios de contor- nos diferentes y menores de los que alcanzaron a fines de ese siglo. Así la pro- vincia de Buenos Aires se reducía en realidad a la pequeña zona que lindaba con el Río de la Plata, Santa Dalla-CorteFe carecía de toda su zona norte, Santiago del Estero, Salta y Jujuy no tenían dominio de su zona este, y Salta tampoco controlaba la región cordillerana, mientras que Corrientes tenía poblaciones indígenas autóno- mas y beligerantes a las puertas de su capital. En la zona meridional la situación era todavía más diversa de lo que los mapas mostraban. Al sur de Mendoza, y desde la gran llanura pampeana habitada por los distintos grupos mapuches, todo el territorio estaba fuera del control de los descendientes de los europeos. SarmientoGabriela lo reconocía en 1845 diciendo de Argentina que: "La inmensa ex- tensión del país que está a sus extremos está enteramente despoblada" ... para mostrar a continuación que lo que realmente ocurría es que estaba poblada por indígenas "Al Sur y al Norte acéchanla los salvajes, que aguardan las noches de luna para caer, cual enjambre de hienas, sobre los ganados que pacen en los campos y las indefensas poblaciones" (Sarmiento, 1976: 18). Transformar el mapa imaginario del dominio de las tierras del virreinato, en un mapa que incluyera territorios sobre los que se ejerciera poder real, y del que se obtuviera provecho económico, fue el sueño y la ambición de los nuevos estados. Así compensaban con la rebatiña de tierras a los indígenas, el desastre político que significaba la fragmentación de las antiguas enormes unidades ad-

306 ministrativas en naciones pequeñas y débiles (o al menos mucho más pequeñas que lo que habían sido en la época colonial). En el caso del Virreinato del Río de la Plata, éste se subdividió en cinco esta- dos: Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Era difícil encajar ese hecho dentro de una historia que se quería gloriosa y jalonada de triunfos militares. Así los proyectos expansionistas se dirigieron hacia los vecinos más débiles, que eran los pueblos indios. Se legitimó esta opción con una ideología racista, la idea del progreso y un discurso según el cualtodo lo que figuraba en los mapas como parte del virreinato, pertenecía realmente a los nuevos estados.

Distribución de la población indígena en el actual territorio de Argentina en el inicio de la conquista (sigloXVl)

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

307 Mapa de los nuevos estados en 1851

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Caballero

Dalla-Corte

Gabriela La violencia simbólica como preparación de la violencia física

De este modo, contra los indígenas que habían conservado su autonomía en las distintas zonas, se dirigieron los impulsos expansionistas de los nuevos estados del antiguo virreinato, una vez que las guerras civiles que siguieron a la independencia permitieron determinar cual era el grupo hegemónico y por con- siguiente, una vez que quedó claro quienes tenían las fuerzas suficientes para intentar una aventura expansiva de la que pensaban obtener pingües beneficios. Argentina y Chile enviaron sus ejércitos casi simultáneamente para acabar con la independencia mapuche en el sur. En el norte los que actuaban eran Argen- tina, Bolivia y en mucho menor grado Paraguay, diezmado por la guerra de la Triple Alianza. Pero una nueva guerra podía no parecer atractiva a una población que aca- baba de salir de un largo y duro período de enfrentamientos civiles y resultaba necesario presentarla como un proyecto de interés nacional. La ideología spen- ceriana del "orden y progreso" tan vigente en la zona que Brasil no dudó de incor- porarla como lema en su escudo, y el modelo evolucionista que permitía agrupar los pueblos y clasificarlos en distintas categorías tales como salvajes, bárbaros o civilizados, junto con las bases racistas heredadasCaballero de la colonia, pero que se habían reformulado y asentado dentro del discurso racionalista, dieron las bases teóricas para el proyecto de acumulación de tierras y del reemplazo genocida de la población nativa por otra que se presentaba como más civilizada y de mejor calidad étnica. Como señala Martinez Falquina refiriéndose a EE UU, en el XIX la explicación religiosa deja paso a la ley natural, de manera que el conocimiento científico legitima la supremacía de los blancos sobre el resto de las razas y proporciona una apariencia de moralidad para sus fines colonizadores (Martínez Falquina, 2A04: 47). Pero no era sólo en el norte, que las nuevas conquistas se disfrazaban de "destino manifiestd', casi todos los intelectuales americanos de la segunda mitad del XIXDalla-Corte se pusieron a la tarea de presentar a la población indígena como genéticamente inferior, incapaz de adecuarse a los requisitos del progreso y de asumir una condición de ciudadanos. Se la presentaba como formando grupos sumidos en una barbarie de costumbres rudas y feroces. En Argentina algunos ejemplos resultan paradigmáticos, por el eco que obtu- vieron y por el prestigio social y literario de sus actores. En el campo de la lite- ratura, José Hernández, que era considerado un hombre de ideas progresistas y con Gabrielasensibilidad social, no duda en oponer, en su célebre "Mañín Fierro", a la figura noble del gaucho, la figura repulsiva del indígena, al que acusa de maltra- tar hasta a sus propios hijos. En el campo del ensayo político es a Sarmiento al que le toca en "Facundo", pero más especialmente en "Conflictos y armonías de las razas en América", desarrollar el discurso racista (que en su caso se extiende también a los gauchos mestizos, a los descendientes de africanos y a los espa- ñoles). Su propuesta es clara. Asimila la condición de salvajismo con los grupo nativos y los descendientes de los esclavos, y apuesta por un estado "civilizado" que en su lenguaje es sinónimo de europeizado. Lo reconoce explícitamente "De eso se trata: de ser o no ser salvaje" (p.236). También desde la ciencia se apoyaban los argumentos discriminadores a través de una antropología física centrada en subrayar diferencias raciales. Con- secuencia de esta confluencia de discursos que tipifica a los indígenas como "otros" inferiores y los perfecciona como enemigos, se crea una ideología según la cual "Los indios no sólo eran a quienes se podía acusar de mayores males, sino a los que se podía odiar y matar sin remordimienfo"(Viñas, 1983: 145). Es curioso constatar como esta estrategia de desvalorizar parajustificar las acciones militares previstas, se apoya en argumentos que luego se seguirán usando contra los distintos grupos humanos etiquetados como enemigos po- tenciales. Así cuando vemos a Hernández acusar a los indígenas de maltratar a las cautivas, con unos versos estremecedores en que el indio asesina a un niño de pecho y le ata las manos a la madre con las tripas del hijo, o cuando leemos el relato de Echeverría sobre "La cautiva", o la crónica de la muerte de Pincén que habla de una masacre de mujeres, parece que se estuviera apelando a los sentimientos caballerescos de una sociedad en que el estatus de las mujeres fuera más elevado. Pero fuera de esos discursos, la sociedad criolla del XlX, no se preocupaba en lo más mínimo de rescatar a las mujeres apresadas en los malones indígenas, ni las recibía de vuelta de buen grado (Marre, 2000; Rotker, 1999). Esa sociedad presuntamente respetuosa discriminabaCaballero duramente a sus propias mujeres. De hecho, muchas cautivas preferían quedarse en las tolderías indígenas cuando tenían ocasión de volver al mundo de los blancos. El discurso aparentemente preocupado por su bienestar, recuerda el actual interés hipócrita del mundo rico por los padecimientos de las mujeres del tercer mundo como consecuencia de las costumbres de sus propios grupos étnicos, sin mencionar que una gran parte de sus problemas provienen de las condiciones que les im- ponemos desde la economía global.

La violencia militar Dalla-Corte

La violencia simbólica daba la base para la ejecución de los planes de con- quista militar. Si bien desde los primeros contactos, en el siglo XVl, se habían sucedido los enfrentamientos, estos habían tenido resultados variables, y la estabilidad de los territorios realmente ocupados por la corona se mantenía a través de una compleja negociación con las parcialidades indígenas, que in- cluía Gabrielatratados, intercambios comerciales, regalos para los caciques e intentos de conversión religiosa mediante misiones. De hecho la estrategia dominante entre 1711 y 1767 fue utilizar las misiones jesuíticas como elemento de control de las fronteras y fuerza de avance sobre el territorio indígena. Los franciscanos que los reemplazaron luego de la expulsión, no cubrieron con igual eficacia su cometido, por lo que las acciones siguientes quedaron en gran medida en manos militares. La guerra, sin embargo, no era tal s¡no una serie de acciones aisladas, en que a los avances de los blancos seguían los malones indígenas, que a su vez eran contestados con acciones de escarmiento. Las guerras civiles habían debilitado la capacidad expansiva del nuevo es- tado y en 1852 las fronteras habían retrocedido a lo que eran en 1825. Yunque s,

310 constata, que en el caso de la Provincia de Buenos Aires, los territorios sobre los que se ejercía control quedaron reducidos de 182.655 km2 a 86.668km2. Las campañas de Rosas en 1855, Mitre en 1858, y la línea de Alsina 1877, pre- pararon el avance definitivo de la campaña de Roca de 1879. La denominada "Campaña del desierto" acabó en esa fecha con la resistencia de la población mapuche, que había conseguido mantener su autonomía durante trescientos años de enfrentamientos. Sarmiento decía de ellos "Los araucanos eran más indómitos que los indios de otras razas -guaraníes, diaguitas, quechuas- lo que quiere decir animales más reacios, menos aptos para la civilización y asimilación europeas" (Yunque, 1 969: 29). La "Campaña del Desierto" en 1879, llevó a la práctica definitivamente el proyecto de sojuzgamiento de la población nativa planificado por los intelectua- les. La acción del ejército fue la culminación de la guerra ideológica y era su consecuencia natural. En el norte las parcialidades indígenas estaban más fraccionadas lingüística- mente y tenían menor organización militar. Pero el hecho de ser menos guerreras no las puso a salvo de la acometida militar por extender los límites del estado. En la zona chaqueña, hasta mediados del XVll, los cachalquíes tenían fuerzas su- ficientes para llevar sus ataques hasta Santa Fe. LuegoCaballero de derrotados en 1660, los aborígenes con más fuerza eran los abipones y mocobies, hasta que en 1723 se les sumaron los payaguás. La respuesta del ejército colonial a sus incursiones era esporádica y descoordinada. En 1734|a ciudad de Santa Fe, firmó un tratado de paz con los mocobíes. Las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy y Santiago del Estero también tenían fronteras inestables con tobas matacos y mataguayos Esta vecindad conflictiva, pero que reconocía de hecho a los aborígenes la posesión de los territorios que habitaban, cambió completamente entre 1870 y 1884. Concluida la guerra con Paraguay, el presidente Roca, que unos años antes había capitaneado la "Campaña del desierto" contra la población mapuche de la pampa y la patagonia,Dalla-Corte organizó varias expediciones militares coordinadas para la ocupación real delterritorio chaqueño. El ministro Victorica, jefe de varias de ellas, alentaba este proyecto:

"El plan iniciado con tanto éxito y gloria por el Ministro de guerra en 1879, actual presidente de la República, debe llevarse a cabo por todas partes. No más fronteras dentro del terr¡torlo argentino. No más limitación humillante del terr¡torio por las chuzas y flechas del salvaje" (Maeder, '1996: Gabriela1 05). La violencia familiar y laboral

La acción militar había dejado en poder de los dirigentes políticos enormes territorios que adquirieron a poco costo o se repartieron como prebendas. Para hacer producir beneficios económicos a esos campos era necesaria mano de obra. Para ello se decidió prescindir en cierta forma de la nativa, y reemplazarla por migración europea. He analizado en otros trabajos cuales fueron los argu- mentos legitimadores que se tomaron para esta opción (Juliano, 1987). Aquí quiero resaltar que la población indígena fue asignada a trabajos temporales,

31 1 servicio doméstico para las mujeres y cosecha y zafra para los hombres. Pese a los tratados por los que se les reconocían derecho a algunos territorios, en la práctica pocas comunidades consiguieron que se les asignaran tierras, y aún estas eran escasas y situadas en zonas desfavorables. lncluso estas comunida- des reconocidas, no lo eran en térm¡nos de los intereses de la población nativa, sino que constituían un intento de transformar los indígenas seminómadas en minifundistas que debían complementar sus ingresos de supervivencia con tra- bajo asalariado para los grandes terratenientes. La migración a las ciudades y la disolución de su identidad entre los sectores más bajos de la población era la otra opción. Los territorios que habían estado bajo control indígena comenzaron a incor- porarse al mapa delestado como ampliación de fronteras de las catorce provin- cias primeras. Pero la conquista la hizo el ejército nacional y el objetivo último no consistía en otorgar tierras y recursos a las provincias, sino al estado y a su nueva clase dirigente. Se optó entonces por organizar la mayoría de las tierras de conquista tardía, como Territorios Nacionales o Gobernaciones. Chaco, For- mosa, Misiones y Los Andes en el Norte, y La Pampa, Neuquen, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego en el centro y el sur, marcan nítidamente el contorno de las tierras conquistadas después de la independencia.Caballero Estas gobernaciones dependían del gobierno central y no elegían sus propias autoridades, ni adminis- traban autónomamente sus recursos. Quizá para que no se notara tanto su con- dición de territorios conquistados tardíamente, y formando parte de una política populista de reconocimiento de los sectores más desfavorecidos de la población, durante el primer gobierno peronista se las pasó al régimen general de las res- tantes provincias. Esto hace que hoy no resulte tan evidente la forma cruenta y tardía en que se incorporaron al proceso nacional.

La vuelta escolar y Dalla-Cortemediática a la violencia simbólica Cada grupo en el poder construye el conocimiento como un discurso que lo legitima. La interpretación histórica es una poderosa arma para legitimar las relaciones de fuerza del presente, atribuyéndole motivaciones aceptables en el pasado. Como dice lzard, "La historia es siempre y en todas paftes discurso del poder para inculcar que había y hay una sola vía posible al futuro y que violencia e injusticiaGabriela san en última instancia, convenientes y necesarias para superar eta- pas que nos irán acercando a la cimd' (lzard, 1998: 13). En el caso de Argentina, este recurso no se dejó al azar. Los mismos políti- cos y militares que tomaron parte de las campañas, fueron los que escribieron la historia (Sarmiento, Mitre) y los que organizaron el sistema escolar a partir del cual se difundiría como "verdad científica" entre todos los sectores de la población, incluidos los alicaídos descendientes de la población indígena. Asílos indígenas "desaparecen" como sujetos históricos reconocidos, en una estrategia semejante a la que cien años más tarde, en 1980, haría "desaparecer" a treinta mil disidentes políticos. Eliminación física y supresión de su rastro que hace que aún en la actualidad, y pese al resurgimiento de las reivindicaciones indígenas i h 3't2 1t] +r

ft, fl de la década de los setenla, haya muchas personas en Argentina que aseguren complementaria y contradictoriamente, que en el país no hay indios, y que estos no se eliminaron. La escuela ha tenido una influencia innegable en la configuración ideológica de Argentina.Era un derecho y una obligación. En palabras de Beatriz Sarlo: "La escuela era un espacio de abundancia simbólica. También era una forma de igualitarismo... una forma brutalmente niveladora, donde todas las rebarbas eran cepilladas en nombre de la nacionalidad, la disciplina para el trabaio y la integración en las instituciones necesarias para que la sociedad funcionara efi- cazmente" (Sarlo, 1998: 275). En esa escuela pública gratuita, laica y obligatoria, de corte európeísta, la historia que se explica comienza con la conquista de América, y las referencias a las poblaciones indígenas se centran en los grandes imperios mayas, aztecas y andinos. La población autóctona queda como referencia literaria (de los autores del XIX) o como elemento folklórico. A eso ha contribuido el hecho de que los pensadores de izquierdas compartieran en gran parte la ideología decimonóni- ca del progreso. Ellos han cuestionado la falta de referentes económicos de la historiografía liberal, pero sólo muy puntualmente su ocultación de las culturas indígenas. Caballero Desde la década de los cincuenta, investigaciones hechas desde la arqueo- logía y la antropología han acumulado información suficiente para superar las omisiones, pero estos conocimientos se han integrado poco en los currículos. Los cambios en la estructura escolar producidos después de la dictadura militar han ido más bien en el sentido de fraccionar y "liberalizar" (es decir privatizar) la enseñanza, que a cuestionar sus contenidos. Sólo un cambio en la correlación de fuerzas sociales permitiría a la población indígena recuperar su historia, y al resto de la población entender mejor su pa- sado. Pero esa situación no parece en vías de producirse, pese a los evidentes adelantos que se han producidoDalla-Corte en los últimos años.

Gabriela

313 Bibliografía citada

IZARD, Miquel (1998) . Sin leña y sin peces deberemos quemar la barca. Puebto y burguesía en la Cataluña contemporánea. Barcelona: Los libros de la Frontera. JULIANO, Dolores (1987). "El discreto encanto de la adscripción étnica voluntaria". En Ringelet (Ed.). Procesos de Contacto lnterétnico. Buenos Aires: Búsqueda, pp.g3-113, MAEDER, E. J. (1996). Historia del Chaco. Buenos Aires: Editorial plus Ultra. MARRE, Diana E. (2000). ldentidades de clase, de género y de raza en Ia construcción de la sociedad postcolonial rioplatense: la china. Tesis doctoral. Univ. de Barcelona, Barcelona. MARTíNEZ FALQUINA, S. (2004). lndias y fronteras: el discurso en torno a ta mujer étnica. Oviedo: KRK. RIVAS, M. (1998). El lápiz de carpintero. Madrid: Alfaguara. ROTKER, S. (1999). Cautivas. Olvidos y memorias en la Argentina. Buenos Aires: Ariel. SARLO, B. (1998). La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas. Buenos Aires: Ariel. SARMIENTO, D. F. (1976). Facundo. Buenos Aires: Nautilus. VIÑAS, D. (1983). lndios, ejército y frontera. Argentina: Siglo XXl. YUNQUE, A. (1969). Hombres en las guerras de las pampas. Buenos Aires: Cartago. Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

314 lroqueses, Sioux, Hopi y Salish. Modelos de resistencia ante la agresión blanca

Núria Rodríguez lEsther Travé Universitat de Barcelona

Caballero

Desde 1492, América y sus pobladores aparecen a menudo en la historiograf ía europea. Muchos individuos y de origen muy variado han descrito sus reflexio- nes y nos han mostrado una visión del indígena norteamericano que ha quedado muy arraigada en el imaginario colectivo y que pocas veces se cuestiona. En este artículo pretendemos aproximarnos a cuatro comunidades indígenas de norteamérica desde unaDalla-Corte óptica distinta; podríamos decu desde el otro lado. Hemos hecho un intento de aproximación a estos pueblos desde las fuentes, ciertamente escasas, que ellos mismos han generado y desde la visión de aque- llos occidentales que se han aproximado a ellos con la sana curiosidad de los ni- ños y con un afán de coexistencia pacífica. Veamos pues una brevísima síntesis de la vida de cada una de estas cuatro comunidades para pasar después a un análisis algo más profundo que nos permita entender qué fue y cómo se vivió la colonizaciónGabriela al otro lado del charco, lroqueses, un pueblo de los bosques del Nordeste

Al referirnos a los iroqueses, debemos entender que esta denominación co- rresponde a una estructura compleja formada por cinco naciones, y seis poste- riormente, divididas cada una en ocho tribus distintas. Así pues, las naciones Onondaga, Oneida, Cayuga, Mohawk y Seneca están formadas por miembros de las tribus del lobo, el oso, la tortuga, el halcón, el ciervo, la garza, el castor y la agachadiza. Más adelante se unió a ellos la nación Tuscarora.

315 La institución de la Liga lroquesa está regida por un consejo, estrictamente civil y sin atribuciones bélicas, compuesto por cincuenta caciques repartidos de forma desigual entre las naciones, pero todos de igual rango y autoridad. El consejo ostenta el poder ejecutivo, legislativo y judicial, y la nación onondaga ostenta en él una primacía estrictamente honorífica, ya que a ella se le atribuye la fundación de la Liga. Este consejo que funciona a un nivel, llamémoslo supra- nacional, actúa de la misma manera para cada una de las naciones. Los caci- ques correspondientes a cada nación regulan ésta de forma conciliar, asistidos generalmente por uno o dos jefes en cada poblado. Hemos mencionado al principio que, paralelamente a la organización nacio- nal, existe también una organización tribal. Las tribus citadas siguen la línea malerna y son las mismas en todas las naciones de tal modo que un iroqués reconoce como hermano a un miembro de su misma tribu antes que a uno de su misma nación. En esta breve pincelada acerca de los pueblos iroqueses, debemos hablar también de su religiosidad y creencias. En la cultura iroquesa existe una super- estructura mágica que a menudo plantea algunos paralelismos con las creen- cias judaicas, aunque la de los iroqueses nunca fue una religión revelada. Las naciones iroquesas creen en la existencia de un GranCaballero Espíritu, un ser supremo y creador al cual denominan Há-wen-ne'-yu, algo así como El organizador. El Gran Espíritu es el Dios de los lndios del mismo modo que Jahvé es el Dios de Abraham, de lsaac y de Jacob. Simultáneamente a este Gran Espíritu, reconocen también la existencia per- sonal de un ser demoníaco Há-ne-go-ate'-geh, que significa Quien está predis- puesto al mal. Así pues, el Gran Espíritu es el creador de todo lo bueno y lo bello, mienlras que el Espíritu Demoníaco lo es de todo lo malo y lo perverso. Ninguno de los dos tiene poder sobre el otro y la libertad humana queda justo en medio de ambos. Asimismo, cada uno de los dos espíritus tiene subordinados que les ayudan en la tarea de generarDalla-Corte el bien o el mal. Tras estas acotaciones generales, adentrémonos brevemente en los aspec- tos fundamentales de su vida cotidiana. Detallamos en primer lugar sus formas de hábitat. Los iroqueses son por excelencia el pueblo de las "casas grandes", construcción comunal, sólida y alargada clásica de un asentamiento iroqués. Es similar a un gran establo construido con troncos revestidos de corteza. La casa grande no cuenta con ventanas laterales y laluz entra por unas aperturas situadasGabriela en el techo de doble vertiente, por donde sale también el humo de los hogares. A la casa se accede por cada una de las dos puertas en uno y otro extremo de la casa, y que permanecen abiertas todo el año, aunque en invierno se protegen con unas cortinas de pielque resguardan delfrío. Habitan las casas grandes distintas familias de la misma tribu cuya matriarca es responsable del hogar y del matrimonio de sus hijas y nietas. Cada familia hace su vida por separado y sólo en ocasiones especiales se reúnen para comer juntos, siendo las mujeres las principales cocineras. La alimentación iroquesa se fundamenta en la caza y el cultivo de la tríada americana. Habitualmente los hombres se preocupan de proveer al poblado de carne y pescado, que consiguen desde canoas que -implicando un complejo

316 ritual de fabricación con técnicas de construcción muy depuradas- constituyen el medio de locomoción principal. Las mujeres, por su parte, se dedican principal- mente a la agricultura. La harina de maíz y de maíz tostado son alimento básico, ésta es especialmente energética y los cazadores suelen llevarse un puñado cuando salen a cazar, por la mañana bien temprano.

Dakota- Sioux: Un pueblo de la llanura

De una extensa familia, constituida por diferentes tribus, que señoreaban las grandes llanuras de América del Norte, los sioux, sólo una de ellas, con el paso del tiempo, llegaron a designar el entero conjunto. En 1800, el río Mississipí era el límite occidental de los Estados Unidos de América, pero en 1803, Jefferson negoció un tratado con los franceses en el que se establecía la extensión de la frontera hasta incluir todas las llanuras, es decir, todo lo que se consideraba el dominio del búfalo. El nexo entre la vida indígena y la frontera gringa fue realmenle complejo. lmporta destacar que, des de un punto de vista estratégico, la posición de los sioux en elterritorio era bastante preca- ria, pues se encontraban rodeados por otras tribus, Algonquinos o Muskhogean, pero aun así, gozaban de la ventaja de un río de dondeCaballero podían obtener algunos de sus recursos. En la organización de la comunidad es donde se reflejan los valores y la ética de dicho pueblo. Los sioux sin un jefe supremo que dirigiese y rigiera sus accio- nes, escogían un consejo formado por varios jefes o responsables, por periodos regulares y específicos, y podían cambiar en cualquier momento a uno de los jefes o, en su caso, a todos ellos. El sentido de responsabilidad y de autodisciplina se inculcaban desde la in- fancia; un sioux podía ser el hombre más libre del mundo si sabía cumplir con sus obligaciones y compromisos.Dalla-Corte De todos éstos, los principales concernían a su familia: proteger la vivienda y a todos sus miembros, defender las tierras de caza, proveer de carne, aumentar la cantidad de caballos, y sobre todo mantener el honor y el buen nombre. Otros parecidos también los debía al pueblo. Si no se cumplían se podían aplicar algunos castigos y en el peor de los casos, como la desobediencia o la falta de respeto a la comunidad, se podía aplicar el ostracis- mo, extremo triste considerado un fracaso de la comunidad. EnGabriela relación a la educación, los sioux siempre tomaban precauciones para que sus hijos no fueran víctimas de la inmadurez ni del resentimiento. Si por un lado, evitaban sobreproteger a los hijos pequeños, por el otro, salvaguardaban al primogénito delfavoritismo de la madre. En este sentido y por costumbre en las tribus sioux, cadavez que nacía un niño o niña, se les asignaba unos segundos padres, a modo de padrinos. La caza era su actividad principal de subsistencia, pero se complementaa recolectando frutos, raíces, etc. Normalmente había dos grandes partidas: la de otoño, verificada sobre todo para obtener pieles con que confeccionar mantas y vestidos de invierno; y la de verano, para obtener gran cantidad de carne, secarla y tener provisiones para todo el invierno. Si esta segunda no alcanzaba,

317 los sioux debían cazar durante los meses de invierno. Los batidores debían siempre estar bien organizados y disciplinados, no podían permitir que la im- paciencia de alguno de ellos asustara a los bisontes y así perder la fuente de subsistencia del grupo. Finalmente, otro aspecto a destacar de la vida de los sioux es el matrimonio. cuando un joven sioux se casaba, se iba a vivir con la famiria de su esposa, de- bido al modelo de sociedad, con familia de ascendencia materna. como marido de la hija, eljoven recibía todo el afecto, ayuda y protección de su nueva familia. Del joven se esperaba que contribuyera con determinadas aportaciones: buen nombre, comportamiento agradable y honorable, así como los convenientes mé- ritos de cazador y guerrero. A un europeo, acoslumbrado a recibir dote de la esposa, esta costumbre no solo le parecía extraña, sino sobre todo, degradante; y curiosamente, no respecto al hombre sino a la mujer. El divorcio era muy fácil para la mujer: como el tipi era suyo, caso de que- rer terminar una relación, era libre para dejar las pertenencias de su marido en medio del poblado. Ésta era una manera pública de notificar que el matrimonio había terminado. Ante esta situación, por dolorosa que pudiera ser, se esperaba que el marido actuara con serenidad. En el caso contrario o de llegar a maltratar a la mujer se podían tomar medidas drásticas. Agraviar o agredir a una mujer era inconcebible entre los sioux. Caballero

Hopi, los agricultores del Suroeste

Hopitu significa El Pueblo Pacífico y éste ha sido el gentilicio que siempre se han atribuido los miembros de esta nación pues, en efecto, son gente de paz. Si tiempo ha debió ser un pueblo compuesto por distintos elementos que hablaban lenguas diferentes, con el tiempo se llegó a la unificación lingüística con un dia- lecto llamado shoshon. Dalla-Corte Los hopi tienen una organización clánica exogámica y matrilineal de una inmensa complejidad. Parecería que están constituidos por los descendientes de diversos grupos que penetraron el territorio por el norte, el este y el sur, en f oleadas alcanzando un periodo que capaz duró tres siglos o quizás más tiempo. Al final se formaron diez poblados que si eran en lo político independientes, * mantenían relaciones culturales, y comerciales lúdicas. $ EnGabriela un poblado cinco funcionarios, cada uno de un clan concreto, forman el consejo, de los que el monwi es responsable del caserío y quien aprueba en úl- tima instancia las propuestas de cualquier tipo. El consejo conoce a plenitud las leyes tribales y arbitra y soluciona todo pleito. Los distintos poblados no suelen relacionarse mucho entre ellos, pero, caso de conflicto o crisis, los responsables de cada poblado pueden reunirse en un lugar concreto para tratarlos y trasladar inquietudes de las comunidades vecinas. En la cultura hopi están muy enraizadas las creencias chamánicas. El cha- mán tiene poder taumatúrgico implicando siempre una finalidad benéfica para la colectividad. La bondad innata de los chamanes tiene su antagonista en el brujo, capaz de provocar enfermedades a sus conciudadanos. A pesar de no ser nunca

3'f I nadie acusado directamente de brujería ni, ninguno confesarse brujo, la creencia de los hopi en el maligno está muy arraigada. Los katsínamu (en singular katsína), divinidades esenciales, sobrenalurales y antropomórficas habitan un mundo acuático subterráneo. Los hopi creen que ríos y lagos Son partes de un único océano del subsuelo, eS decir, grietas en la tierra comunicando con este mundo del subsuelo. Al margen de los katsínamu hay otras divinidades como Táwa, elSol; MÚyÓu,la Luna, o Sótukunani eldios de la lluvia entre otros muchos. Celebran numerosísimaS ceremonias en momentos puntuales dependiendo de la posición del sol o la luna. De todas podríamos destacar la más conocida: la Danza de las Serpientes, un rito bianual de dieciséis días dirigido por las frater- nidades de la Serpiente y del Antílope para atraer la lluvia. Los hopiviven sobre acantilados y altiplanos por razones defensivas. Edifican con fragmentos de piedra sin tallar, unidos con argamasa o adobe, techados entrelazando ramas entre troncos transversales apoyados en las paredes. La estructura se forra de arcilla y se cubre con tierra seca. El techo es a la vez el piso del habitáculo superior, ya que las casas pueden alcanzar hasta cuatro pisos en forma de terrazas. Sótanos llamados kiva sirven para usos específicos, generalmente ceremoniales. Caballero Acostumbran a comer tres veces al día: un manjar caliente por la mañana, otro por la noche y un refrigerio ligero a mediodía, constituido ante todo por píki, una especie de pan de maí2, fino como el papel, que se cuece sobre una piedra pulida caliente. La caza constituye la principal aportación cárnica a esta dieta y son presas por excelencia conejo y liebre. Agricultura, tejido, allareríay cestería son las actividades principales de estas comunidades, destacando el cultivo de la tríada americana y algodón. Si las tareas agrícolas eran realizadas generalmente por hombres, también el textil era una actividad prioritariamente masculina. La calidad de los productos era exce- lente y se otorgaba a esta Dalla-Corteactividad un cierto sentido ceremonial. La cestería y la alfarería eran, por el contrario, tareas femeninas.

Salish: Pescadores de salmón de la Costa Noroeste

El territorio ocupado por esta gente es muy extenso y distinto en cuanto a las condicionesGabriela de hábitat. Todo el ámbito, oeste de la sierra de Las Cascadas y norte del río Columbia, lo habitaban una multitud de tribus, hasta cierto punto, relacionadas pues todas hablaban dialectos de una lengua común: el saÍbh. lnsistimos, el territorio señoreado por estas comunidades es dispar: desde las tierras bajas de la bahía de Shoalwater hasta las costas de British Columbia, pa- sando por las altas praderías entre el río Cowlitz y elextremo delgolfo de Puget. En país tan extenso es lógico que haya una gran variedad de costumbres. Los grupos ubicados en el norte y en los ríos de su litoral, tenían usos mucho más homogéneos. Elcambio, que aparece en progresión gradualdesde el norte hacia al sur, se explica por el entorno, que permite desarrollar costumbres espe- ciales, y por las asociaciones que hacen que un poblado adopte las de otro.

319 La sociedad se dividía en tres clases principales: jefes, gente común y escla- vos y escalar posiciones sociales era muy difícil. Respecto al jefe, es importante destacar que los signos que permitían distinguirlo del resto de la gente era la riqueza y los privilegios, es precisamente por ello que este rango era eminente- mente social y escasamente político. Por otro lado, los esclavos eran prisioneros de guerra, capturados en su infancia o juventud. Entre ellos, llama la atención su concepción de la esclavitud, tan distinta de la que se tiene en Europa, pues solo eran siervos por estatus jurídico y siempre eran considerados como personas y tratados con bondad y dignidad. La descendencia de estas tribus se reconocía por línea paterna, así pues, se trataba de una sociedad patrilineal. Entre las familias ricas salish, el matrimonio se celebraba mediante un acto rigurosamente ceremonial con un banquete y trueque de obsequios entre los contrayentes. Los que recibía la familia de la mu- jer era el precio pagado por ella y los que entregaban a cambio eran su dote. otro aspecto relevante entre los salish y que en cambio no se ha constatado en las otras tribus tratadas es su concepción bélica, su carácter vengativo y ava- ricioso. Aun así, era extrañas batallas abiertas y de producirse, eran marílimas, en canoas. Más frecuencia eran asesinatos, emboscadas y rapto de niños y mujeres. La cabeza de los enemigos era consideradaCaballero trofeo de guerra. su principal fuente de subsistencia era el pescado, salmón en especial, ex- traído del mar o los ríos, pero su dieta no era exclusivamente de pescado, la com- pletaban con la recolección de frutas y raíces y también, con carne de ciervo. Además, los salish desarrollaron algunas manufacturas: la de la madera o elaboración de utensilios era la principalde los hombres, mientras las mujeres se dedicaban a la confección y elaboración de cestos y recipientes.

Sociedades autosuficientesDalla-Corte y compleias un análisis pormenorizado de sociedades como las que proponemos en este artículo implican muchas dificultades. Hemos sintetizado iroqueses, sioux, hopi y salish como modelos de resistencia, pero, debemos especificar en que funda- mos tal afirmación. Ante todo, destacamos que son complejas pero, a su vez, autosuf¡cientes. Por compleja entendemos la presencia de una organización política y social, llá- meseGabriela consejo o como fuere; unas pautas de conducta o leyes consuetudinarias, aceptadas y cumplidas por toda la comunidad, y una superestructura trascen- dente que marca la dimensión espiritual y religiosa de la persona. pero, estas sociedades complejas han seguido siendo autosuficientes hasta nuestros días. Por autosuficiente entendemos su capacidad de autoabastecerse, mediante lacazay la recolección o la producción agrícola, pero siempre sin generar un ex- cedente que se pueda acumular en pocas manos y que facilite el enriquecimien- to de una minoría con las consecuencias que ello conlleva. Sitenemos presente eldesarrollo que desde el mesolítico han seguido las comunidades occidentales hasta llegar a una economía de producción excedentaria,lalvez nos sea más sencillo explicar el desarrollo alternativo de estas comunidades:

320 Es bien sabido que las aportaciones del neolítico a la vida de la gente fueron muchas y que todas ellas configuraron un nuevo modelo de subsistencia y tam- bién un nuevo modelo de vida. Distintos investigadores han estudiado y analiza- do esta mudanza que Gordon Childe clasificó de Revolución Neolítica. Sin duda los cambios que trajo el protagonismo de agricultura y fauna domesticada fueron significativos si recordamos que antes la subsistencia se fundamentaba en caza y recolección. Visto así, se entiende que Gordon Childe atribuyera al Neolítico el término revoltJción, pero en realidad es necesario matizarlo' El Neolítico no fue un cambio súbito, sino un proceso muy lento, en absoluto uniforme ni con la misma intensidad doquier; lo que evidencian datos obtenidos y estudios realizados en distintos yacimientos arqueológicos de todo el orbe' Es por este motivo que los autores posteriores a Gordon Childe y los más recientes prefieren hablar de procesos de neolitización. Este proceso representa la paulatina adquisición de un nuevo modelo de sub- sistencia basado en la producción agropecuaria. La incorporación de la agricultu- ra fue un cambio lento que exigió experimentación y un buen conocimiento geo- gráfico del entorno. En este úliimo aspecto fue fundamental el bagaje adquirido durante el periodo de cazay recolección. Sin embargo, cabe destacar que éstas no desaparecieron por completo, Sino que continuaronCaballero siendo complementarias de la agricultura, sobre todo al principio. En eltranscurso del neolítico surge la cerámica, como respuesta a necesida- des generadas por el nuevo modo de vida, y suponía la transformación de la ar- cilla en una materia plástica y moldeable que, a través de un proceso de cocción, devenía impermeable. Recipientes de cerámica garantizaron la conservación, cocción y almacenamiento de líquidos y comestibles. Los inicios de la agricultura y la domesticación trajeron una mayor dependen- cia de la tierra; dependencia que implicÓ una progresiva sedentarización de las comunidades. ESta sedentarización se produjo cuando la zona escogida como asentamiento pudo ser explotadaDalla-Corte a partir de un hábitat único, es decir, sin la necesidad de recorrer largas distancias y cuando los recursos se renovaban por sí mismos de forma natural o bien gracias a la intervención humana. En segundo lugar, el hecho de asentarse en un enclave determinado permitió el almacena- miento de excedente. La producción de este excedente era una forma de garantizar alimento para otras épocas de año, pero de forma progresiva el excedente empezó a superar las necesidades,Gabriela e implicó que alquien Se ocupara de su gestión, control y re- distribución. Progresivamente esta gestión fue configurando una jerarquización y consecuentemente un enriquecimiento social por parte de algunos individuos de la comunidad. Éstos llegarán al poder político basándose en un potencial económico ya adquirido y con el tiempo necesitarán una legitimación religiosa para conservar el primero, que no se puede mantener únicamente con la sol- vencia económica, culminando un proceso que llega hasta nuestros días y que constituye la base de las sociedades excedentarias. Sin duda, las comunidades indias detalladas han pasado, en parte, por este proceso, pero con una diferencia fundamental: no han llegado a generar sufi- ciente excedente como para permitir el enriquecimiento de unos pocos. No han llegado a desarrollar una economía monetaria que permita la institucionalización el estado y la religión y, en consecuencia de todo ello, no han llegado a desarro- llar un sistema de alienación del individuo cuya única finalidad sea la producción de un sobrante de los que en bien pocos casos va a beneficiarse. Esto hace que estas comunidades autosuficientes, aun teniendo una organi- zación social y unas normas básicas de convivencia, garanticen una total libertad a gente, consciente de que la libertad individual termina donde empieza la del vecino, y que nunca hay que morder la mano que te alimenta, que en su caso es la madre naturaleza. Es decir, estas naciones han seguido un proceso distinto que les ha llevado a un modelo de vida diferente. Vista la situación, es comprensible que, ante la llegada del blanco con un sistema que en el siglo XVlll ya podríamos calificar de capitalista, los agredidos decidan afianzarse en su autosuficiencia rechazando un sislema que les es ajeno, extraño e incomprensible. Tengamos en cuenta, pues, que los nativos no rechazan al blanco per se, sino en tanto que el blanco le está exigiendo un cambio radical de vida y societa- rio y que, de entrada, los bestializa, los ningunea y los aniquila. Ante tal situación el indio sólo tiene una opción de resistencia: refugiarse en su propio modelo, relorzar sus creencias y tradiciones a fin de blindarCaballero las comunidades ante la inminente penetración de la economía de excedentes. Este blindaje cultural se hace especialmente perceptible en la creación artísti- ca, que constituye un método útil para retorzar y transmitir una escala de valores aglutinando a la comunidad y constituyendo una verdadera existencia pacífica. Nos ha parecido oportuno, pues, hacer una síntesis de esta escala de valores intentando para ello escuchar la voz de los propios indígenas, que llega hasta nosotros por un estrecho resquicio que la expresión estética deja abierto.

El valor de la literaturaDalla-Corte como rechazo a la colonización

"Éstas eran las claves: el dinero y la codicia: Si no se puede controlar el dinero y el deseo de dinero, no se puede controlar a las personas. Si nosotros los sioux queríamos conservar nuestra forma de vida tradicional, teníamos que luchar para protegerla. Debíamos luchar contra la idea de que el pueblo se interesara cada vez más en gastar dinero y menos en su religión, familias, hogares y granjas' Si no lo hacíamos, si la felicidad consistía en tener todo el dinero que se pudiera reunii, entonces los sioux se volverían mucho menos indios y mucho más blancos,'.l

NoGabriela hay sombra de ambigüedad en estas palabras del sioux Foors crow. Los indios únicamente pueden sobrevivir como comunidad, como nación, si se man- tienen fieles a su forma de ser y de hacer; si sus valores tradicionales de respeto y armonía para con la naturaleza y sus congéneres permanecen firmes. sin embargo, la cuestión actual es cómo podemos llegar a conocer estos va- lores tradicionales de las comunidades indígenas, después de ciento cincuenta años de agresión y exterminio sistemático. La mejor manera de conocer una civilización es recurrir a las fuentes directas de la misma, sean del tipo que sean.

]ii ;il 1 . Foor-s Cnow, sioux teton, en Je¡e C¡s¡c¡ Ro¡¡, 1999: 33. rll ii 322 .

t{l

il Las sociedades ágrafas de los indios de norteamérica siempre son poseedoras de una tradición oral extensa. Esta tradición ha cautivado a lo largo de la historia a muchos individuos que Se han acercado a las culturas indígenas en un afán de coexistencia pacíf ica. Lejos del interés de las sociedades conquistadoras por destruir la cultura de las sociedades conquistadas y asimilarlas a las formas propias, ha habido dis- tintos individuos que han transmitido esta tradición oral poniéndola por escrito, movidos por intereses distintos, pero siempre fascinados por unas culturas que tienen la capacidad de vivir desde el respeto a la tierra, a sí mismos y a los demás. El contacto directo entre estos individuos y las naciones indígenas y la explicación de la forma de vida de las mismas a partir de la propia experienc¡a hace que esta t¡pología documental adquiera gran valor. Es muy destacable en este campo la actuación de Edward S. Curtis (1868 - 1952); uno de los mejores fotógrafos de todos los tiempos dedicó 30 años de su vida a una obra monumenlal de veinte volúmenes de carácter artístico y antropológico sobre los indios americanos. Por eso, convivió a lo largo de mu- chos años con tantas tribus distintas, estableciendo lazos de amistad con los miembros de éstas y ganándose su confianza, pot lo que le contaron muchos de los aspectos más recónditos de su vida y numerosísimosCaballero cuentos y leyendas. En su gran obra, recogió una cantidad ingente de material narrativo, mitológico y folclórico. Marie L. Mclaughlin tenía una cuarta parte de sangre Sioux, conocía perfecta- mente la lengua y durante más de 50 años de su vida vivió integrada en distintas comunidades indígenas. Su abuela materna era india pura y Su abuelo, Duncan Graham, escocés de nacimiento, era capitán del ejército británico destacado en la colonia Selkirc. Ella nació en el territorio indio de Wabasha (Minnesota) y vivió allí hasta los 14 años. Después de casarse con elcomandante James Mclaug- hlin, que representaba a los indios de las reservas, vivió con él en distintas de éStaS en perfeCta armOnía Dalla-CorteCOn IOS indioS. Tuvo acCeSo, pues, a numerOsas his- torias que publicó en 19'13. Así pues, a partir de todas estas fuentes de transmisión oral, podemos con- figurar una imagen de esta sociedad que intentaremos describir a continuación. Para ello hemos creído interesante, después de muchas lecturas y un periodo largo de reflexión, agrupar estos valores en cinco ejes fundamentales, que apa- recen en manifestaciones literarias concretas: 1)Hablemos,Gabriela en primer lugar, de un aspecto básico en la identidad de cual- quier indio: respeto por la naturaleza secuela de la admiración ante ella. Este es un valor que Se descubre en numerosísimos relatos de todo tipo así como en composiciones poéticas de gran belleza. Nos permitimos re- producir el siguiente poema:

Cómo desearía vagar la noche contra los vientos. Vagar la noche cuando la lechuza ulula. Cómo desearía vagar. Cómo desearía vagar al alba contra los vientos.

323 Vagar al alba ¿'.T:i[:::1"[3:li

En él vemos como el respeto surge de una profunda admiración y de un intenso sentimiento de libertad. Este matiz es perceptible también en un canto que constituye una acción de gracias por un compañero que ha lle- gado sano y salvo delbosque. Lejos de darnos una idea negativa, elcanto nos transmite una idea de temor reverencial, de admiración. 2) Además de esta relación armónica con la tierra, cabe destacar un con- junto de valores relacionados entre ellos; amistad, fidelidad y amor. Los relatos de El sioux que se casó con La hija det jefe crow (Mc Laughlin, 1994:72-74) y de Los dos amigos (lbíd: 89-99) son sorprendentemente cautivadores. En el primero vemos como la fidelidad a la tribu y a su espo- sa, paradigmáticamente encarnada en el personajede Gran Águila, no son incompatibles en absoluto con la exogamia. En el segundo relato vemos como un hombre es capaz de renunciar al amor y a un proyecto de vida propio por la fidelidad a un amigo, y como esta relación de amistad es más fuerte que cualquier vínculo de sangre. 3) Es habitual que en las compilaciones se expliquenCaballero mitos y relatos, a menu- do sin diferenciar ambos. ciertamente, la diferencia entre uno y otro es muy sutil, pero aún así, debemos tener en cuenta que aunque a menudo hable- mos de estructuras paralelas, las finalidades son muy distintas: el mito es un elemento fundamental para forjar las creencias y fortalecer un valor im- portantísimo, que es elde la conciencia de pertenencia al grupo. Mediante la narración y transmisión de mitos, los indios se sienten miembros de una misma comunidad, que tiene orígenes trascendentes y remotos. 4) Los pueblos indígenas son comunidades con una espiritualidad y una ín- terioridad increiblementeDalla-Corte profundas, que en general se transmiten a través del canto y la rapsodia. Éstos suelen ser conversaciones más o menos extensas con lo trascendente, es decir, oraciones. Sin embargo, en esta faceta de interioridad podemos mencionar también los sentimientos más íntimos de vergüenza, desilusión... ante el flaqueo de las comunidades. unos guerreros desertores, al llegar a la tribu, reciben por todo castigo un reproche escueto, pero cargado de fuerza:

Gabriela Gue¡reros

'*,J;T¿'"H,1:,"*. Pensemos por un momento cuál debe ser la sensación del desertor que, además de cargar con la vergüenza de su huida debe oír la comparación con el águila muerta; la más poderosa de las aves, que no puede vencer a su destino.

2. Cantos pieles-rolas. José J. de Olañeta, Barcelona, 1993. 3. Cantos pieles-ro7'as. José J. de Olañeta, Barcelona, .l983.

324 5) Finalmente debemos mencionar algunos valores cotidianos como el ahorro, la humildad, la sinceridad, la picaresca... que se manifiestan continuamen- te en los relatos cortos. Son muchos y muy bellos los que podríamos des- tacar en este quinto punto, la mayoría narrados con Un lenguaje fabulístico muy sutil Además de todos estos pequeños detalles que se aprecian en las narraciones, deberíamos mencionar el trato que dan estas comunidades a la sexualidad y las relaciones de pareja. Hablamos aquí de un erotismo natural que, lejos de ser tabú, Se inserta en estas Sociedades como un ele- mento más de la cotidianidad, antagónico de las descripciones aberrantes y enfermizas que a menudo nos transmiten los colonizadores.

No podíamos terminar este comentario sin dedicar unas palabras al modelo de rechazo por excelencia: los discursos que los jefes indios han pronunciado al blanco y que son, ante todo, una lección magistral de civismo y respeto. Re- cordemos las palabras de Fools Crow con las que empezábamos esle apartado. A lo largo de la historia del contacto entre nativos y europeos, las comunidades indígenas han expuesto hasta la saciedad SUS razones y argumentos para re- chazil nuestro modelo socioeconómico. El jefe Casaca Roja, de la tribu iroquesa de los CaballeroSeneca, se dirigió en 1805 a un joven misionero llamado Cram, de la Sociedad Misionera Evangélica de Massachusetts, que pretendía cristianizar a los indios. En este discurso, Casaca Roja utiliza un lenguaie muy respetuoso, a la vez que firme. El jefe deja muy cla- ra cual es su posición con frases cortas, concisas y de gran claridad; un lenguaje siempre muy cuidado, que no pretende resultar en absoluto agresivo u ofensivo. Este lenguaje a menudo contrasta con lo que ha sido él del político occidental a lo largo del ayer. Casaca Roja habla con firmeza y contundencia, pero se guarda muy mucho de desmerecer a su contrario y, cuando se dirige directamente al misionero, siempre le hablaDalla-Corte con gran diplomacia, lo llama hermano y asegura rezar por su bienestar. El texto de Casaca Roja se centra en un rechazo especialmente religioso, pero no podemos olvidar que éste, de forma extensiva a otros te)dos, hace re- ferencia a cualquier tipo de forma de vida occidental impuesta. El sioux Caballo Salvage lo expresa también de forma mucho más cruda:

"Nosotros no os pedimos, hombres blancos, que vinierais aquí. El Gran Espíritu nos dio este país Gabrielacomo hogar. Vosotros teníais el vuestro. No nos interferimos en vuesfos asuntos. El Gran Espíritu nos dio tierra suficiente para vivir, b¡sontes, ciervos, antílopes y otros animales para cazar. Pero habéis llegado vosotros; me estais quitando mi tierra, estais exterminando nuestra caza, de modo que resulta difícil vivir. Pues bien, nos decís que trabaiemos para vivir, pero el Gran Espíritu no nos hizo trabajar, sino vivir de la caza. Vosotros, hombres blancos, podeis trabaiar si lo deseais. No os lo impedimos; y de nuevo nos decís'¿por qué no os hacéis civilizados?' ¡No queremos vuesfa civilizaciónl Viviremos como lo hicieron nuestros padres, y sus padres antes que ellos."4

Y es que no sólo sorprenden a los indios las formas de vida occidentales, sino la propia concepción del mundo y la naturaleza, que para los indios es armónica

4. Cn¡zv Honse, sioux ogagla, en Jere C¡s¡cr Ro¡¡, 1998: 32.

325 y para los occidentales salvaje y destructiva. Eljefe Oso Erguido refleja también esta paradoja:

"Nunca habíamos pensado que nuestras llanuras immensas, las bellas colinas ondulantes, las corrientes sinuosas de vegetación tueran salvajes. Sólo el hombre blanco consideraba salvaje la naturaleza y sólo él veía la tierra infestada de animales feroces y gente salvaje. A nosotros nos pa- recía mansa. La tierra era generosa y el Gran Misterio nos colmaba de bendiciones. No fue salvaje para nosotros hasta que llegó del este el hombre cubierto de pelo y, con un delirio brutal, acumuló injusticias sobre nosotros y las familias que amábamos. Cuando los propios animales del bosque comenzaban a huir ante su avance, entonces empezó para nosotros el salvaje oesle".s

Ante esta agresión, la única manera que tienen los indios de defenderse es rctorzar sus costumbres y creencias, transmitir su tradición e impedir que las formas occidentales de economía de beneficio penetraran en sus comunidades. Pero la acometida no pasa en vano. Las comunidades quedan desgastadas, $' cansadas, hastiadas. Resistir es agotador. Como colofón de esta exposición, $ .gi nos gustaría mencionar alJefe Joseph, de los Nez Percés. $. Expuso ante los congresistas, 1879, que su tribu debió rendirse después il. de sucesivas masacres perpetradas tras el incumplimiento norteamericano de acuerdos a los que nativos e invasores habían llegado anteriormente. Eltexto es de un desgarro commovedor. El indio no puede másCaballero que manifestar su rechazo, pero su resistencia pacífica, su coraje y su integridad le honran. Valgan para terminar estas palabras delJefe Joseph'. "Nosotros éramos como elcieruo, ellos eran como osos pardos" (1998:27).

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Gabriela

327 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Mesa lV

Gulturas indígenas y afroamericanas. Historia(s), identidades y ciudadaníaCaballero

Coordinadores Javier Laviña Ricardo Piqueras

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Esclavos en el paraíso de Gonzalo Fernán dez de Oviedo y Valdés (1478'1557)

Alexandre Coello de la Rosa Universitat Pompeu Fabra

Caballero

,,(...) veo que allegan hoy muchos negros al puerto desta cibdad por , y en desembarcándo- los, ese día o el siguiente, luego, s¡n que entiendan cosa alguna de la fe ni de lo que se les dice, los baptizan, sin que ellos lo pidan ni conozcan el carácter que les invisten o quisieron sus amos invistirles, e non obstante la incredulidad e ¡gnorancia de lales esclavos, enveiescidos en sus ritos e idolatrías, e circuncisos" (Oviedo, Historia, Tomo 1 19, Lib. XXIX' Cap. XXXIV' 1959: 356)

A diferencia de las sociedadesDalla-Corte tradicionales del mundo hispánico, la pureza naturaldel Nuevo Mundo se manifestaba como un espacio físico carente de mora- lidad. La naturaleza era amoral porque no existían principios sobre costumbres o reglas de comportamiento "civilizado". Mientras que las sociedades occidentales eran artificios humanos creados por seres imperfectos y decadentes, la naturale- za estaba dotada de una pureza sin mácula, como si nunca hubiera sido manipu- lada ni contaminada por ningún agente maligno. En esta coyuntura, el cronista de lndias,Gabriela Gonzalo Fernández de Oviedo reconoció sin ambages que la bondad de Dios se reflejaba en cada uno de los elementos existentes en aquella naturaleza primordial. Pero, en mi opinión, lo que hizo no fue simplemente "confirmar" o "identificar", como años atrás hiciera Cristóbal Colón, sino más bien "apropiarse" de la exterioridad natural de las lndias con fines políticos (Coello, 2002)' En cierta forma Oviedo pensó la naturaleza como una tabula rasa en la que inscribir la historia humana. Su visión de las lndias como un espacio vacío era en realidad una metáfora que fomentó la producción de discursos ideológicos desde el exterior (Subirats, 1994:34-35; 80). Porque a diferencia de Colón, quien no esperaba encontrar ninguna humanidad inferior más allá de los límites del mar océano, Oviedo sabía de la existencia de pueblos "bárbaros y salvajes" cuando

331 : t' puso ¡ sus pies por primera vez en el Nuevo Mundo. A pesar de ello, su Historia '¡ produjo un sentido de distancia y alejamiento a causa de la imposibilidad de r pensar $ a los habitantes de las lndias en términos de sujetos históricos. Porque, {, en definitiva, I deshumanizar a olros implicaba no solo un acto violento de sepa- :l ración, sino también redefinir aquellas tierras a partir de otros criterios morales y valores cristianos. o lo que es lo mismo, los indios, reducidos al estatus de puros objetos, debían ser transformados a través de la "página en blanco" en sujetos coloniales como una manera de empezar de cero y producir así una nüeva idea de historia (De Certeau, '1984: 131-153). A continuación voy a examinar el modo en que el discurso empírico-natura- lista de Oviedo encubrió no sólo la masiva esclavitud y muerte de millares de indios llevadas a cabo por los primeros conquistadores en las islas del Caribe entre 1502y 1514, sino la subsiguiente importación de esclavos negros proce- dentes de África. Los Reyes católicos no fueron en absoluto ajenos a las prác- ticas esclavistas. Desde 1494,\as principales ciudades andaluzas de la costa atlántica habían esclavizado a musulmanes, bereberes, negros y guanches que llegaban en gran número a la Península. Entre 1500 y 1510las instrucciones reales autorizaron eltraslado de esclavos africanosCaballero que hubieran nacido en t¡e- rras españolas y fueran cristianos -ladino* a las lndias, previa estancia en la Península (Mira, 1994: 273-275). Las instrucciones dadas al gobernador de La

Española, Nicolás de Ovando (1502-1509), con fecha 3 de septiembre de 1501 , y las de Diego Colón (1478-1526), con fecha 3 de mayo de 1509, prohibían la entrada de judíos, moros y conversos, autorizando en cambio la de negros cristianos. Desde un plano económico-social, el nacimiento y desarrollo de relaciones capitalistas en el Nuevo Mundo se consolidó a través de los intereses comercia- les y financieros de mercaderes,Dalla-Corte banqueros y colonos convertidos en producto- res y empresarios a gran escala que utilizaron cantidades de indios y esclavos negros para desarrollar las primeras relaciones esclavistas de producción en el Nuevo Mundo. En 1535, justo cuando la primera edición de la Historia de oviedo vio la luz en sevilla, ya se habían consumido la mayor parte de los indios del caribe a causa de epidemias, como la viruela, el sarampión, la gripe, las búas, bubas o sífilis, así como los sangrientos conflictos armados librados por gruposGabriela de conquistadores. Es cierto que el Emperador tomó medidas para evitar que se abusara de los indígenas. Pero la conquista y explotación de las lndias era una empresa privada en la que el monarca era juez y parte. por esta razón,la despoblación masiva del Nuevo Mundo fue compensada con la im- portación de esclavos negros. Y todo ello, según el parecer de Oviedo, no era sólo consecuencia de las epidemias ni de las incursiones españolas en busca de oro y perlas, sino de la voluntad divina (Oviedo, Historia, Tomo 117, Lib. ll, Cap. lll, 1959:22).

332 De la visión idílica de la naturaleza americana a la esclavitud del Nuevo Mundo

Desde el comienzo de la expansión atlántica, portugueses y españoles toma- ron posesión de las tierras del hemisferio occidental en nombre sus respectivos monarcas. Al plantar simbólicamente cruces, estandartes o banderas reales, al tiempo que pronunciaban solemnes declaraciones (por ejemplo, el famoso re- querimiento), los conquistadores consagraron formalmente las lndias como par- te delViejo Mundo (Seed, 1995: 72). Lasofisticación de aquelformalismo legal mostraba no sólo la superioridad moral de los recién llegados. Además, y sobre todo, transformaba las tierras americanas en tierras deshabitadas con el fin de confiscarlas a través de una serie de rituales protocolarios y disposiciones que equivalían, como diría Mircea Elíade (1985: 32-34), a un nuevo nacimiento. De acuerdo con el espíritu medieval todavía vigente, la possesslo se basaba en el principio de ocupación f ísica ya fuera en virtud del derecho de conquista o del establecimiento en un lugar de manera fija y permanente (Greenblatt, 1992: 27-28,82-83; Seed, 1993: 1 16). Desde 1499 Fernando V el Católico estaba dis- puesto a romper el monopolio colombino y regular las actividades económicas y políticas del Nuevo Mundo (Ramos, 1998: 65; 119;Caballero 233-293). La Corona no impuso su soberanía hasta la creación de la Casa de Contratación de Sevilla (1503) y el nombramiento de Nicolás de Ovando como nuevo gobernador de Santo Domingo -o La Española- al mando una expedición que llegó a la isla en 1502 con instrucciones de mantener a los indios alejados de los españoles, sometiéndolos a la Corona y cobrándoles tributos. Una de las máximas urgencias de los conquistadores durante la primera eta- pa de los viajes menores fue la obtención de oro y plata en grandes cantidades. Esta empresa requería un buen número de trabajadores puesto que los espa- ñoles eran reacios a cualquier tipo de actividad manual. Además, los esclavos negros eran caros y escaseaban.Dalla-Corte Para regular las actividades de rescate, lsabel la Católica acabó por aceptar la concesión de indios. Poco después, el comen- dador mayor de Lárez, Nicolás de Ovando, dictó unas lnstrucciones (1502) en La Española en las que Se otorgaban los primeros repart¡mientos de indios, cuya mano de obra ofrecía un extraordinario abanico de posibilidades. Así, los con- quistadores y primeros pobladores de Santo Domingo se convirtieron en señores de vasallos indios, otorgando a las lndias una entidad política al margen de inte- reses Gabrielaparticulares.l En primer lugar, Ovando dispuso algunas de las líneas maestras para con- centrar a los indios nómadas a pueblos (Oviedo, Historia, Tomo 1 17, Lib. lV, Cap. Xll, 1959:84). Se juzgaba a los indios como naturalmente propensos alvicio y a la ociosidad, y por tanto, era necesario reubicarlos en nuevas poblaciones con el objetivo de instruirlos en la fe y educarlos, al tiempo que proveer a los poderes locales de suficiente mano de obra para la creciente industria azucarera. Pero el

1. Oviedo compartía plenamente los métodos de conquista y explotación de Nicolás de Ovando (Oviedo, Historia,Tomo117,Lib. lV,Cap. l, 1959: 89).Paraunacondenadelapolíticaderepartimien- tos que hizo Ovando en La Española, véase Las Casas, Tomo 2, Cap. L, [1 551 ] 1 981 : 370. sistema de encomienda antillana se basaba en un principio de falsa reciprocidad: los encomenderos garantizaban la protección y educación religiosa de los nati- vos quienes, por su parte, se veían forzados a prestar una serie de servicios. El problema surgió al comprobarse el escaso interés de los colonos por las labores pedagógicas y misionales (Pagden, 1987: 52-53). Durante una década, el sistema de encomienda había encubierto una ex- plotación sin límites que contribuyó a la rápida disminución de la población indígena. Tras el apasionado discurso del dominico fray Antonio de Montesinos en La Española (151 1), Fernando V el católico convocó una comisión de teólo- gos y funcionarios y poco después promulgó las Leyes de Burgos (1S12-1513), que se mostraron pesimistas respecto a la racionalidad de los indios caribeños y a mantener su libertad (Pagden, 1988). Siguiendo las instrucciones dadas por el regente cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517) el 13 de septiembre de 1516, los tres frailes jeromitas Bernardino de Manzanedo, Luís de Figueroa, y Alonso de Santo Domingo enviados a administrar las lndias entre 1517 y 1519 traían consigo un proyecto de reforma para solucionar el grave problema de la disminución de los indios. A su juicio, la concentración de cuatrocientos o quinientos indios en aproximadamente veinticinco o veintiséis pueblos cada uno los preservaría de la extinción.2Caballero Pero no fue así. La concen- tración de los indios en pueblos no sólo incrementó la mortalidad por contagio de enfermedades infecciosas, sino también por causa de la furia incontrolable de huracanes, inundaciones, fuegos y ciclones (Oviedo, Historia, Tomo 117, Lib. Vl, Cap. lll, 1959: 17). Tras los pasos de las enfermedades vinieron las malas cosechas, la intensi- ficación de la explotación y el hambre. En 1518, fray Bernardino de Manzanedo sentenciaba que los amerindios eran incapaces de gobernarse por sí mismos, y por lo tanto, deberían vivir "en cristiandad, sujeción, obediencia y policía", como el resto de vasallos del rey. No había otro modo de evangelizarlos, según la opi- nión del fraile jeromita, queDalla-Corte mantener la tutela, aunque la incorporación del indio al régimen de trabajo era, en honor a la verdad, el principal tema en cuestión (CODOIN, Tomo 11, Madrid, [1869] 1966: 302). El siguiente pasofue retorzar el derecho de propiedad en La Española mediante la concesión de un estatus legal al sistema de encomienda, lo que equivalía a condenar a los indios a una esclavitud no de iure, sino de facto. Desde un principio, la producción de oro y el control de la mano de obra fué más Gabrielaimportanle para los recién llegados que la propiedad de la tierra (otte, 1977: 92). No habiendo en las lndias occidentales especias que comprar, había que encontrar oro y plata en cantidad suficiente. Pero fue a partir de 15i 5, con la declinante producción de oro en La Española y el aumento del precio del azúcar en Europa, que algunas figuras prominentes de la isla, como Don Pedro Zuárez de Deza, obispo de La Concepción, y Gil González Dávila, contador de La Espa- ñola, solicitaron el establecimiento de ingenios o trapiches de azúcar -como los ingenios hidráulicos existentes en las lslas Canarias- a través de la concesión

2. "lnstrucción dada a los Padres de la Orden de San Jerónimo", Madrid, 13 de septiembre de 1516, en Konetzke, Tomo l, 1963:63-67.

334 y los hermanos Fran- de mercedes.3 El bachiller Gonzalo de Velosa < Vellosa- 1515 y el primer cisco y Cristóbal Tapia instalaron el primer trapiche alrededor de ingenioen 1510 (OvieOo, Historia, Lib. lV, Cap. Vlll, 1959: 106-107)' Posterior- fecha 16 de mente, carlos V promulgó una Real ProvisiÓn en Barcelona, con para instalar ingenios agosto de 151g, ordenanido enviar maestros especialistas y aguas ne- dá azúcar a lo largo de la costa de La Española, incluyendo tierras -mismos. y en marzo cesarias para los El apoyo real produjo el efecto esperado, hacia de lÍ2z dos mil arrobas de azúcar fueron embarcadas desde La Española la principal Sevilla, y su producción continuó aumentando hasta convertirse en industria de explotación de Santo Domingo y san Juan de Puerto Rico.a

Caballero

Figural ."Lavando oro en batea"."Montserrat Manuscript"dela Historia Generalde Oviedo (HM 177, Vol' l, f . 18v)' Libro Vl' rii,;l:,il!:"fJ:,,ff ff i[:;;$'fl :ff :::,:,",:f ''"

Las nuevas infraestructuras parecían favorecer la migración española al Ca- ribe. Sin embargo, aunque una pequeña red de pueblos, iglesias y encomiendas se había instalado en La Española cuando Oviedo empezó a escribir su Historia, a corto plazo no se efectuaronDalla-Corte nuevos asentamientos como consecuencia de los decretos reales. De nuevo, en 1518, la Corona prometió pasaje gratis, tierras, semillas y ganado, así como la exclusión de cargas tributarias por veinte años a todos aquellos españoles que quisieran embarcarse hacia las lndias. A pesar de estas políticas, la mayoría de la población española permaneció en su ma- yor parte indiferente. De acuerdo con Ia opinión de Nicolás Sánchez-Albornoz, óitando el trabajo de Carl Ortwin Sauer (1969), el censo de 1514 de La Española contabilizabaGabriela 392 españoles varones, de los cuales 92 tenían esposas nacidas en Españ ay 52 estaban casados con mujeres nativas (Sánchez-Albornoz,1974: 6Z). El progresivo descenso demográfico de los indios era proporcional a una

3. Don Pedro Zuárezde Deza a Fernando V el Católico, con fecha 16 de Julio de 1515, en CODO- lN, Tomo 36, [1882] 1966: 369-371 . Véase también la "Relación de Gil González Dávila", con fecha en 1515, en CODOIN, Tomo 1, Madrid, [1864] 1966:332-347. 4. AGl, Santo Domingo,74, Ramo l, Doc.4 a., citado en Rodríguez Morel, 1992: 91. Véase también López y Sebastián y Del Río Moreno, 1992: 82. A partir de 1519, los oficiales reales de La Española escribieron diversas cartas al Emperador solicitando la legalización del tráfico mercantil azucarero de la isla con sus reinos europeos (Del Río Moreno y López y Sebastián, 1991 : 47-50). disminución de la población española en las cuatro islas de las Antillas mayores. Los colonos españoles se sentían poco dispuestos a explotar los centros mine- ros sin contar con mano de obra nativa o negra. No es de extrañar que aquellas islas se convirtieran muy pronto en trampolines para los nuevos conquistadores, entre los que destacan Francisco Fernández de Górdoba (1s17),Juan de Grijal- va (1518) y, especialmente, Hernán cortés (1519), quien encontró fama y fortúna en tierras mexicanas. Para convertir los sueños en realidad, era preciso poner a los indios a ahon- dar bajo la superficie de la mina para no perder la veta -llamado escopetear- y lavar oro en bateas. Mientras que algunos españoles prosperaban a corto plazo, los indios de La Española, las Bahamas y cuba sufrían una rápida mortandad a causa de las enfermedades, las campañas de esclavización y la dureza del trabajo lorzado (Borah & cook, Tomo l, 1g71:376-410). cuando elnuevo admi- nistrador, el licenciado Rodrigo de Figueroa, llegó a La Española para sustituir a los frailes jeromitas y al juez de residencla Alonso dezuazo (1519), los indios de las islas caribeñas habían disminuido vertiginosamente como resultado de la primera gran epidemia de sarampión (diciembre, 1518) que arrasó el otrora "paraíso" de colón.s Y de nuevo, sin indios no había oro que enviar a la corona española. En vista de estos hechos, los jeromitas Caballerohabían recomendado al Em- perador organizar una trata de esclavos con las islas de Guinea y cabo Verde (CODOIN, Tomo 11, Madrid, [1869] 1966:290-291). Los monarcas de Castilla no tardaron en descubrir las ventajas económicas que el régimen del monopolio de la trata ofrecía. como señala E. otte, las pri- meras licencias de importación de negros se concedieron como un medio de recompensar los servicios prestados a la corona. Así, el 1g de agosto de 1518, el gobernador de Bresa, Laurent de Gouvenot, barón de Montinay y uno de los borgoñones más influyentes delentorno de Carlos V, recibió elprivilegio exclusi- vo de importar a Portugal y a las lndias un total de cuatro mil esclavos guineanos en detrimento de los ladinosDalla-Corte a quienes se consideraban mucho más revoltosos (Mira, 1994:275). Gouvenot consiguió no sólo pasarlos a lndias sin tener que llevados a registrar previamente a la casa de contratación de sevilla, sino que además obtuvo la promesa de Carlos V de que durante los ocho años siguientes a'1519 no concedería ninguna licencia.6 De acuerdo con eltestimonio de Bartolomé de Las casas (1474-1566), tres genoveses de sevilla -Domingo de Forne, Agustín de Ribaldo y Fernando Váz- quez-Gabriela se hicieron con las cuatro mil licencias de la concesión a Gouvenot, previo pago de veinticinco mil ducados. Buena parte de los esclavos fueron a parar al Yucatán, cuba, Puerto Rico y a santo Domingo o La Española. A principios de 1520, el hundimiento social y económico de La Española era alarmante. Benito

5. Sobre el rápido impacto que las enfermedades del Nuevo Mundo y los niveles de mortalidad introducidos en la húmeda y tropical isla de La Española, véase el reciente trabajo de N. David Cook, 1998:44;60. 6. Posteriormente, la Cédula Real del 21 de octubre de 1518 eximió a Laurent de Gouvenot -o Lorenzo de Ganevod, como era conocido en círculos españoles- del pago de los derechos de almo- jarifazgo. Al respecto, véase Otte, 1963: 1 0-12; Mira Caballos, 1994: 2lE-276.

336 Prado, nombrado representanle o procurador de la ciudad de Santo Domingo, escribió en abril de 1520 un informe acerca de las causas de la caída demo- gráfica en La Española. Para dinamizar la decadente economía de la isla, era indispensable, según Prado, reemplazar a los indios caribeños no ya con otros indios, sino con trabajadores españoles, portugueses o maeslros canarios.T En la misma línea se expresaba Diego Colón, quien al retornar a la capital de su virreinato el 11 de noviembre de 1520, encontró la isla "tan perdida y desolada que no parece sino que ha habido sacomano en todo".8 Algunas autoridades coloniales, como Francisco Manuel de Lando (¿-1537), teniente del gobernador Diego Colón y testigo de excepción del colapso demo- gráfico y de la decadencia del sistema de encomienda en la isla de Puerto Rico, confirmaba que en 1519 se descargaron en la isla alrededor de 600 negros bo- zales al igual que hacían los portugueses en sus famosas feitorias (Sánchez-Al- bornoz, 1974:72-73).e No es de extrañar que entre 1520 y '1523, algunos jueces de apelación y oficiales reales de la Audiencia de Santo Domingo, como Lucas Yázquez de Ayllón, Marcelo -o Diego- de Villalobos, y Juan Ortiz de Matienzo, recomendaran encarecidamente a su majestad la importación de esclavos ne- gros de Guinea.lo Las dificultades económicas del Emperador impulsaronCaballero la trata como una de las fuentes de ingreso del erario público. Así, el 20 de febrero de 1524 autorizó a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla la importación de 4.000 escla- vos negros por espacio de ocho años (Murga, Tomo ll, 1956: 336-338). Poco des- pués, el 12 de enero de 1526, algunos mercaderes y empresarios, como elviz- caíno Sancho Ortiz de Urrutia y su sobrino, Juan de Urrutia, obtuvieron la primera licencia real para importar esclavos negros a la industria perlífera de Cubagua.ll Y ciertamente, como Oviedo reconocía en la tercera parte de su Hlbforia,las motivaciones de semejante trata de esclavos tenían poco que ver con la caridad cristiana (Oviedo, Historia, Tomo 119, Lib. XXIX, Cap. XXXIV, 1959:356). Tras el establecimientoDalla-Corte de la factoría de los Welser en Santo Domingo en 1527, sus agentes negociaron con el monarca un asiento para la introducción de 4.000 esclavos negros en cuatro años, que podrían distribuirse enlre La Españo- la, Puerto Rico y otras partes de las lndias (Ramos, 1976: B; Ramos, 1988:46). El privilegio real concedido a Gouvenot finalizaba en 1 527 y el 12 de febrero de

7. "lnformaciónGabriela Hecha á Petición de la Ciudad de Santo Domingo Sobre la Despoblación en que se Hallaba Entonces la isla Española. lnformación Sobre la Perdición é Despoblación de la Españo- la", Santo Domingo, 1 6 de abril de 1 520, en CODOIN, Tomo 1 , 1966: 386-41 1 . 8. Diego Colón fue restituido en la gobernación por orden real del 7 de Mayo de 1520 (Arranz, 1983:88). 9. Para más información sobre las actividades de Francisco Manuel de Lando, véase el trabajo de Moscoso, 1 992: 1 1 9-1 43. 10. Hay que señalar que el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón era propietario de un ingenio de azúcar en La Española y que, por lo tanlo, era parte interesada en la importación de esclavos negros a la isla (L. E. López y Sebastián & J. L. del Río Moreno, 1992: 64). 11. Sobre la pesquería de Perlas en Cubagua y Cumaná, véase Oviedo, 1986, Cap. LXXXIV: 171-174. Para un mayor análisis sobre las actividades comerciales en el Caribe, y en particular, en la industria perlífera de Cobagua, véase el trabajo de Otte, 1 964a: 5-32; Otte, 1977: 355. 1528 los Welser trataron de hacerse con el tráfico de esclavos, en manos de los mercaderes genoveses. La reacción no se hizo esperar. El 31 de marzo de 1528, algunos miembros de la Audiencia de Santo Domingo enviaron una carta al rey solicitando mil esclavos negros bozales para trabajar en la industria minera. De acuerdo con el parecer de los licenciados Gaspar de Espinosa y Alonso de Zua- zo, dos de los firmantes del documento, dichos esclavos podrían establecerse en pueblos que serían construidos junto a San Cristóbal y las demás minas de la isla (CODOIN, Tomo 11, Madrid, [1869] 1966: 358).12 Pero Carlos V no estaba convencido de ello. La solemne declaración contra la encomienda dictada en 1529 por el Consejo Real, bajo la presidencia del cardenal Tavera, anunciaban un cambio de rumbo de la Corona con respecto a la política castellana en ul- tramar. Los aztecas que Hernán Cortés había mostrado en la corte en 1529 causaron una impresión positiva en la conciencia del monarca. La existencia de poderosos imperios de base campesina en México y Perú parecía demostrar que era posible recurrir a la mano de obra indígena sin destruir sus sistemas sociales y políticos (Klein, Tomo lll (2),2001, pp.509). Así, el 20 de agosto de 1530, Carlos V reaccionó con energía frente a las constantes peticiones de los jueces de Santo Domingo en un esfuerzo tardío por evitar la rápida disminución de la población indígena, promulgando una Real ProvisiónCaballero en Madrid en que prohibía la esclavitud de los indios, incluyendo aquellos que habían sido previamente declarados enemigos y que habían sido capturados como esclavos de guerra en guerra justa (Encinas, Tomo lV, 1945-1946: 364-366). De hecho, la monarquía española nunca aprobó el comportamiento arbitrario de los españoles hacia los indios, y periódicamente lo censuraba. Pero una y otra vez, su propia debilidad e indecisión para hacer cumplir las leyes al tiempo que las imperiosas necesidades económicas fueron determinantes en la progresiva desaparición de los indios caribeños. Porque dichas leyes a menudo tenían que ser modificadas, en primer lugar, para poder adaptarse a las presiones provenientes de los colonos de La Española, y en segundo Dalla-Cortelugar, para atraer a nuevos colonos que necesitaban desesperadamente mano de obra indígena (Otte, 1977:207;234).13 Desde la década de 1510, las grandes plantaciones de azúcar existentes en las islas Canarias recurrían a mano de obra lozada, primero utilizando a los guanches capturados en las guerras justas y posteriormente a los esclavos negros importados del continente africano.la No había, pues, ninguna duda. El mismo trato de favor debía concederse a la incipiente industria Gabriela azucarera del

12. Como señalamos en el caso de Lucas Vázquez de Ayllón, el licenciado Alonso de Zuazo era igualmente propietario de un ingenio de azúcat en La Española (López y Sebastián & Del Río Moreno, 1992: 64). Sus intereses particulares debieron influir en sus decisiones políticas. La opinión de Oviedo sobre dicho juez no es nada favorable (Oviedo, Historia, Tomo 118, L¡b. XVll, Cap. )ü, 1959:151-153). 13. En efecto, Carlos V expidió una Real Cédula en Ávila, a 9 de septiembre de 1531 , conce- diendo varios privilegios y gracias a todos aquellos labradores que desde España quisieran pasar a América, especialmente, a La Española (Colección de Documentos lnéditos para la Historia de España, Tomo 2, 1843: 204-208). 14. G. Camacho y Pérez Galdós apunta que el cultivo de la caña fue iniciado en el último cuarto del siglo XV por mercaderes catalanes y valencianos (1961 : 54).

338 d Caribe en la adquisición de "indios de guerra" y esclavos negros. Por aquel en- tonces el representante of¡cial del Cabildo de Santo Domingo era el capitán Gon- ffi,i zalo Fernández de Oviedo, quien defendió a la oligarquía esclavista frente a las s restricciones impuestas por los mercaderes sevillanos (Rodríguez Morel, 1992: 17). La Provisión del 20 de febrero de 1534 autorizó de nuevo a esclavizar a los indios caribes de Tierra Firme, siempre y cuando no fueran trasladados a las islas (GDU, Tomo X, 1888: 192-203). Pero las campañas de rescate en las cos- tas nicaragüenses y venezolanas -donde, como ha demostrado E. Otte, Oviedo compitió con Pedrarias Dávila en la adquisición de perlas, el rescate de oro y el mercadeo de diversos productos con muy buenas ganancias (Otte, 1958b: 627-652)- no eran suficientes para satisfacer las necesidades de los colonos del Caribe. Muchas voces, incluidas algunas pertenecientes a las congregaciones de franciscanos y dominicos, veían con buenos ojos la introducción de otras fuentes de trabajo forzado.l5 Sin ir más lejos, el mismo Bartolomé de Las Casas (1474-1566), que había sido testigo durante sus tiempos como encomendero de la devastación de las islas caribeñas, había propuesto en 1531 la introducción de quinientos o seiscientos esclavos negros a cada una de las islas para proteger a los indios, con lo que la trata de esclavos quedaba así moralmente justificada.l6 Destacadas familias que formaban parte del círculoCaballero cortesano -el tesorero Esteban de Pasamonte, Dávila, Ampiés, Tostado, así como Álvaro Caballero y sus dos tíos, Diego y Alonso Caballero, Melchor de Torres, el oidor Alonso de Zuazo, Francisco de Tapia, y la "Señora Virreina" doña María de Toledo, viuda de Diego Colón, entre otros- y las élites locales de las islas mayores que habían invertido grandes sumas en la economía azucarera exigían esclavos negros para los trabajos agrícolas.17 En Cuba, más de un tercio de los indios supervivientes murieron en 1530 a causa de otra epidemia mortífera de viruela. En este orden de cosas, algunos miembros del Cabildo de la Habana, en par- ticular, Pedro de Paz, Hernando de Castro y Pedro de Avendaño, escribieron una carta al Emperador elDalla-Corte 18 de julio de 1534, presentando sus demandas de la siguiente forma:

"Piden el envío de los setecientos negros, porque los haya diestros antes que los indios se aca- ben. De otra suerte no podrán sustentarse los vecinos ni la justicia podrá detener alguno, pues con las nuevas del Perú todos quieren marcharse" (CDU, Serie ll, lsla de Cuba, Tomo lV, 1888: 325-326).18

15. GabrielaA lo largo de 1530, la principal actividad económica de Nicaragua era la esclavización de la población nativa, embarcada en gran número hacia Panamá y Perú. Sobre el impacto que este co- mercio humano produjo en las coslas nicaraguenses, véase el fabajo de D. R. Radell, 1976. 16. El 20 de enero de 1531 , Las Casas residía en La Española y en Nicaragua y desde allí escribió una carta al Consejo de lndias aconsejando la introducción de esclavos negros (Carta al Consejo de lndias, AGl, Santo Domingo, 95, citado en Las Casas, 1995: 72). 17 . El 20 de febrero de 1534, una lnstrucción Real de 1 530 fue anulada. Sin embargo, para evitar abusos, se permitió un cierto tipo de cautiverio y servidumbre, aunque excluyendo a mujeres y niños (Carro, Tomo 1,1944:88). G. Rodríguez (1992i 93) apunta que durante la década de 1530 algunos ingenios y trapiches empezaron a contar con un mayor número de esclavos negros. 18. Oviedo confirma estos datos. En 1533, sesenta labradores llegaron al puerto de Santo Domin- go con sus mujeres e hijos. A pesar de que obtuvieron tierras fértiles, la mayoría o bien murieron de las enfermedades o bien marcharon al Perú (Oviedo, Historia, Lib. V, Cap. X, 1959: 137-138). Y no marchaban solos, sino que llevaban consigo sus propios esclavos. como es sabido, Cortés y sus ejércitos llevaron consigo varios centenares de esclavos en la conquista del sur de México. Del mismo modo, a finales de 1530 se conta- bilizaron cerca de dos mil esclavos negros en los ejércitos de pizarro y Almagro Pizarro (Klein, 2001 : 51 1). No es de extrañar que en 153g, los oficiales reales de la isla de Puerto Rico solicitaran nuevamente licencia para importar esclavos:

"en esta isla ay poca cantidad de negros porque de poco tiempo a esta parte se han sacado mu- chos para el Perú e Nueva España e otras partes que vecinos de esta isla se han ido con ellos" (AGl, Santo Domingo, 166, Ramo 1, citado en Moscoso, 1992: 139)

Para algunos historiadores, a finales de la década de 1520 y a lo largo de la década de 1530 se estaba produciendo una transición de la encomienda al mo- nopolio capitalista y esclavista en las Antillas (Ramos, 1988:52; Moscoso, 1992: '138). Carecemos, por el momento, de estudios exhaustivos que puedan ilustrar las líneas generales de este proceso. Sin embargo, pensamos que las consecuencias económicas y morales del colapso demográfico indígena así como del surgimiento del esclavismo colonialtuvieron que ser adecuadamente contrapesadas por parte de la Corona a través de la constitución de predios mineros. Es aquí donde poder y conocimiento se entrecruzan, produciendo efectosCaballero de verdad en los discursos coloniales (Foucault, 1980: 1 18-1 19). Consecuentemente, un desplazamiento de la actitud agresiva se alejaba progresivamente del lado de los españoles, cuya obsesión por la riqueza y el botín había generado a menudo abusos de todo tipo, para situarse junto a aquellos "bárbaros tiranos", los indios del Nuevo Mundo. A pesar de la existencia de indios hostiles que parecían no apreciar las riquezas ma- teriales (Oviedo, Historia, Tomo 117, Lib. lll, Cap. Vl, 1959:67), una descripción de la belleza y esplendor de aquellas tierras corría paralela a la consolidación de determinadas actividades consideradas "pacíficas", tales como eldesarrollo de las plantaciones azucareras, el comercio y ellráfico de esclavos africanos. El negocio del azúcar era en 1546 unaDalla-Corte de las granjerías más rentables para los españoles que se habían establecido en las Antillas. Como señala Oviedo,

"(...) aquesto del azúcar es una de las más ricas granjerías que en alguna provincia o reino del mundo puede haber (...) E hay en esta isla d¡sposición para edificar otros muchos (íngenios), e no se sabe de isla ni reino alguno, entre cristianos ni infieles, tan grande e semejante cosa desta gran- jería del azúcar. E contínuamente las naos vienen de Espana, vuelven a ella cargadas de azúcares muy buenos; e las espumas e mieles dellos, que en esta isla se pierden y se dan de gracia, harían rica otra gran provincia" (Oviedo, H¡storia, Tomo I 17, Lib. lV, Cap. Vlll, 1 959: 1 10. Véase también Gabrielael Lib. Vl, Cap. XLVI, 1959: 206).

A finales de 1530, una naturaleza fascinante y exótica permanecía visible a los ojos de aquellos "pacíficos colonos" que, como Oviedo, habían venido a instalarse en el Paraíso Terrenal.

Conclusiones

No hay duda de que Oviedo y su Historia proporcionan la clave para explicar buena parte de la conquista española de América. La fetichización de la naturale-

340 za como un elemento positivo fue de vital importancia para encubrir la realidad de la conquista, allanando el camino para la consolidación de una sociedad colonial jerarquizada en aquellos lugares donde las poblaciones nativas semisedenta- rias de La Española estaban virtualmente desapareciendo. La cínica justificación del genocidio por parte de Oviedo responsabilizabaa los mismos indios de su desaparición. América se había convertido en el reino del diablo porque los in- dios habían olvidado la fe cristiana. La perversión de sus costumbres justificaba, pues, el castigo divino.le En este sentido, la fascinación por la exhuberancia y la maravilla del Nuevo Mundo no puede considerarse únicamente como un sen- timiento de asombro frente a lo que no podía ser entendido, como ha sugerido Greenblatt (1990: 11-34;1992:21-22), sino más bien portodo aquello que debía ocultarse, o en gran medida, minimizarse. Representar un paisaje cualquiera es representar un mundo de estrategias retóricas y metáforas. Pero, aldescribir las maravillas americanas, es necesario prestar atención a las formaciones discursivas y las "verdades" que éstas pro- ducen. A mediados del siglo XVI los nativos que habitaban en aquellas tierras remotas no eran monstruos, como había descrito Plínio en su Historia Natural. Eran la piedra angular sobre la que se estaba edificando el sistema capitalista emergente (Ortiz, 1995: 254; 268). En términos de necesidad política, Fernando V elCatólico, junto con su fiel consejero, el obispo JuanCaballero Rodríguez de Fonseca, estaba poco dispuesto a atajar la explotación de los indios o a alienarlos de las actividades comerciales de los españoles.20 La fascinación europea por la naturaleza americana y las demandas de nue- vos productos comerciales deben integrarse en una dimensión sociopolítica que tiene que ver con un imperio colonial en expansión sobre el cual se situaban las colonias españolas y portuguesas. Mientras que la desnudez de los amerindios inspiró una visión paradisíaca en la imaginación de Colón, Oviedo le dio la vuelta por completo al definirlos como idólatras, lascivos, propensos a la violencia y carentes de historia. Sin embargo,Dalla-Corte al analizar la obra de Oviedo es fácil percibir que sus impulsos aristocráticos e imperialistas no están desprovistos de múl- tiples contradicciones. No solamente los indios y los negros esclavos habían protagonizado acciones terribles, sino también los españoles. Sus constantes denuncias contra aquellos "ladrones y malos administradores" endurecieron el carácter nacionalista de Oviedo, aunque ello no le hizo perder el providencialis- mo mesiánico que caracterizó siempre a su monumental Historia. EstaGabriela actitud revisionista tenía mucho que ver con la crisis de la ciudad de Santo Domingo como punto de convergencia de las lndias occidentales. Los indios habían sido exterminados. La industria minera había decaído y alrededor de 1548 el número de vecinos se reducía escasamente a seiscientos (Oviedo,

19. Según las palabras de Oviedo, "Ya se desterró Satanás desta isla; ya cesó todo con cesar y acabarse la vida a los más de los indios, y porgue los que quedan dellos son ya muy pocos y en servicio de los cristianos o en su amistad (Historia, Tomo 117, Lib. lll, Cap. lll, 19S9: 124). 20. E. Otte ha estudiado las actividades de los mercaderes vascos con intereses en el Caribe en 1964b: 81-89. Sobre las relaciones comerciales de Oviedo con los genoveses entre 1523 y 1535, véase los artículos de E. otte, 1962: 51 5-519; Otte, 1964b: 81 -89.

341 Historia, Tomo 117, Lib. Vl, Cap. XXVI, 1959: 182). En su lugar, losespañoles importaban negros bozales de Guinea a raíz del alto número de licencias de esclavos que otorgó el Emperador a la Española entre 1544 y 1550. La razón era puramente económica: el almojarifazgo, que gravaba siete reales y medio por esclavo, permitió a la Corona obtener unos ingresos inmediatos para poder sufragar las campañas contra los protestantes en Alemania. El mismo Oviedo, a su vuelta a Santo Domingo en enero de 1549, trajo consigo veinticinco negros.2l Por aquel entonces la capital de La Española era un hervidero. A consecuencia de los conflictos de intereses entre los grupos de mercaderes de la metrópoli y el sector azucarero, entre 1543 y 1546 se produjeron un sin fin de revueltas de indios infieles y esclavos negros, como Diego de Ocampo, Diego de Guzmán y Sebastián Lemba, que se habían rebelado contra el servicio de los cristianos y lideraban grupos de insurgentes que actuaban en los montes de San Juan de la Maguana, en la ciudad de La Vega y en las sierras de Bahoruco (Rodríguez Morel, 1992:15). Oviedo no cita nuncasus nombres (Oviedo, Historia, Tomo 117, Lib. Vl, Cap. Ll, 1959: 221).Tan sólo eran cimarrones, esclavos alzados quemando las plantaciones de caña en el paraíso del Nuevo Mundo. Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

; $.

21 . E. Mira Caballos ha publicado las licencias de esclavos que la Casa de Contratación de Sevilla había expedido entre I 544 y 1 550 (1 994: 273-2971.

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344 Color y orden urbano en Pan amá, s. XVlll

Silvia Espelt Bombín Universitat de Barcelona

Caballero

Consideraciones previas

Esta ponencia es una aproximación a la situación de los libertos africanos y afro-americanos en el contexto urbano de la Ciudad de Panamá en el s. XVltl. Me centraré en el análisis de la situación económica y social de la Ciudad de Pa- namá durante el s.XVlll, paraDalla-Corte entender el contexto de un pleito comercial llevado a cabo por un grupo de libertos contra los comerciantes blancos, que se inicia en 1711 y finaliza en 1765. Para llevar a cabo este análisis, hay que considerar detenidamente varios aspectos: 1) la situación económica del lstmo de Panamá en el s. XVlll; 2) la estructura urbana de la ciudad de Panamá y la distribución de la po- Gabrielablación; 3) la estratificación de la sociedad.

Situación económica de Panamá

El siglo XVlll es un período de declive económico, que se inicia con la reduc- ción de la frecuencia de las ferias de Portobelo a finales del s. XVll. Éstas eran uno de los principales elementos dinamizadores de la economía de Tierra Firme, basada en el comercio, ya que su celebración comportaba un intenso tráfico

345 de personas, animales y mercancías, que dejaban importantes beneficios en el territorio (Castillero Calvo 1 984). Con la firma del Tratado de Utrecht en 1713, el definitivo fin de las Ferias de Portobelo en 1739 y la destrucción de las defensas de esa misma ciudad por el ataque de Vernon en 1739, el lstmo de Panamá perdió gran parte de los ingresos económicos que proporcionaba el continuo tráfico comercial. La extinción del ré- gimen de flotas en el mismo año y elcontrabando dificultaron en gran medida el controldel comercio entre España y las colonias por parte del lmperio español. A mediados del s. XVlll, la llamada "Ruta de Panamá" empezó a decaer (Guzmán Navarro, 1982: 169). Por otro lado, el Situado proveniente del Perú empieza a ser errático y a llegar en menor medida, llegando a reducirse a algo más de una sexta parte de lo que había sido habitual a finales del s. XVll, pasando de una media de 294.614 pesos hacia 1700 a 50.000 pesos en 1750, recuperándose plenamente a finales de siglo (Castillero Calvo, 2004b: 461-462). Como consecuencia de todo esto, durante la primera mitad del s. XVlll nos encontramos con escasez de moneda, falta de productos de exportación, ago- tamiento de las minas de oro del Darién y la baja actividad minera en las de Veragua por escasez de recursos económicos, asíCaballero como en las pesquerías de perlas del Pacífico (Castillero Calvo, 2004b: 445-456; Vila Vilar, 1989: 733-736). Suprimidos o menguados los beneficios de otras actividades económicas, Casti- llero Calvo propone que a lo largo de este período, la trata esclavista y el contra- bando fueron los principales sostenes de la economía del lstmo, convirtiéndose la trata en el principal hasta 1770, que enlra en crisis (Castillero Calvo, 2004b: 460, 465 y a68). Además, en la Ciudad de Panamá la situación se agrava con los continuos incendios, 1737 , 1756 y 1781, que provocan la migración de parte de los grupos dominantes hacia las zonas rurales, donde la supervivencia parecía más viable, dejando la Ciudad despoblada.lDalla-Corte En definitiva, la actividad comercial en Panamá decae y con ella la economía del lstmo, entrando en un círculo vicioso del que no se recuperará hasta las últimas décadas del s. XVlll.

La estructura urbana de la Giudad de Panamáy la distribuciónGabriela de la población

En primer lugar, hay que recordar que Panamá la Vieja, fundada en 1519, fue destruida en 1671 por el pirata Henry Morgan. Los supervivientes, después de un análisis de la zona, decidieron no reconstruirla en el mismo lugar, entre otras razones por cuestiones de salubridad, y la trasladaron a una pequeña península a unos quilómetros del emplazamiento inicial.

1. Sobre el estado de las ciudades de Portobelo y Panamá, consultar AGl, Audiencia de Panamá, 300: informe sobre el estado de Portobelo (1751);AGl, Audiencia de Panamá, 223: lnforme del estado de la Ciudad de Panamá y solicitud de prónoga de la suspensión del pago de las alcabalas (1753).

346 Como urbe centrada en el comercio, Panamá la Vieja era una ciudad portua- ria y sin murallas. En cambio, en el momento de planificar la Nueva Panamá, se planteó la necesidad de combinar la función comercial con la defensiva, tanto ante ataques externos, como fue el caso de Morgan, como internos, por parte de cimarrones y grupos indígenas. Por eso, la planificación de la ciudad sigue el clásico modelo colonial ortogonal con aspecto de tablero de ajedrez, con una plaza central alrededor de la cual se agrupan los edificios más importantes y los habitantes con mayor poder político, económico y social, pero rodeada por una muralla. El elemento más importante a destacar en este apartado es la distribución espacial de los habitantes. El intramuros fue dividido en 300 lotes, que casual- mente se asignaron a los 300 vecinos de los grupos dominantes, mayormente formados por españoles y blancos criollos, que se trasladaron a ella con sus esclavos domésticos. El resto de la población, negros, mulatos, zambos, meslizos, indígenas y blancos pobres, se asentaron en el Arrabal (en el exterior) y a cierta distancia de las murallas, ya que se proveyó un espacio de terreno vacío a modo de se- guridad. Así, la población del Arrabal de Santa Ana, llamado de esta manera al organizarse alrededor de la parroquia del mismo nombre,Caballero se vio relegada a la exclusión, ya que durante la noche la puerta de Tierra se cerraba e impedía el acceso alintramuros. De acuerdo con algunos aulores, la nueva Panamá se convirtió en una ciu- dad elitista, con una alta carga simbólica, ya que la parte de la población que no estaba físicamente asentada en el intramuros, era la misma que quedaba exclui- da en mayor medida de los sectores dominantes de poder, tanto económicos, como políticos, sociales y culturales. (Castillero Calvo 2004a:285-312 y 1999; Leis, 1999). A pesar de que en el Dalla-Corteintramuros vivían los esclavos domésticos, general- mente éslos habitaban en la parte de la casa llamada cañón, situado en la parte trasera y separado de la casa principal y las tiendas por un patio (Castillero Calvo 2004b:102). Se trata, pues, de una ciudad dividida por una muralla que tenía múltiples significados. Entre ellos: - Protección del enemigo exterior ejemplificado en ataques de piratas y cor- sariosGabriela y de otras potencias europeas. - Protección del enemigo interior: cimarrones, indígenas y una población de libertos cada vez más numerosa, que comporta una presión demográfica muy importante. Una población que inspira temor y recelo, como lo de- muestra que a pesar de que hubo proyectos de incluir el Arrabal en intramu- ros, estos se abandonaron incluso a finales del s. XVll porque se temía que ante un ataque exlerior, los vecinos del Arrabal huirían hacia los bosques circundantes y dejarían a la ciudad indefensa (Mena García, 1997:22-23).

En definitiva, una muralla defensora de los ¡ntereses de los sectores domi- nantes. Según nos cuenta un viajero francés en 1841, esta división física y a la

347 vez económica y social era muy clara, tal como muestra al describir la Ciudad de Panamá:

"Se dividía en dos partes: una murada, donde vivían las altas clases de la población, los nego- ciantes, los funcionarios civiles y militares y los consules extranjeros; la otra parte formaba, afuera de las fortificaciones, un arrabal... y no estaba poblada sino por gentes de color consagradas a trabajos agrícolas o dedicadas al alquiler de mulas y a la pesca".2

La estratificación de la sociedad

Con la llegada a América de los europeos a finales del s. XVl, se inició un proceso de mestizaje que fue en aumento a lo largo de todo el período colonial. Como sabemos, su llegada a América comportó la llegada de mano de obra esclava desde África, introduciendo un tercer componente étnico en el Conti- nente, ocupado por los indígenas, que fueron mermados en número desde los primeros momentos. La mezcla se produjo de dos maneras: de forma violenta, con la violación y el abuso, o de mutuo acuerdo, casos en que la convivencia en un mismo espacio propició la proximidad y las relaciones (Garavaglia Caballeroy Marchena,2004;353-367). Como consecuencia, de los tres grupos iniciales, indígenas, blancos y africa- nos, se pasó a la diversidad y a la mezcla, al mestizaje, surgiendo -o recuperan- do- denominaciones para los individuos surgidos de esas uniones. Así, prolifera- ron mestizos, mulatos, zambos, cuarterones, quinterones y un largo etcétera de denominaciones. Este mestizaje acabó generando lo que se ha venido a llamar sociedad de castas, que en palabras de Brito Figueroa Navarro es:

"Un grupo social estratificado y unido por el origen étnico, por el estatuto jurídico y el mismo tipo de oficios y de aclividades económicas y profesionales, heredadas a favés de las generaciones" (Le Moyne, 1880:271, en FigueroaDalla-Corte Navarro, 1978:7\. Según esta definición, la sociedad panameña de la época colonial estaba dividida en castas. La distribución urbanística de la población de la Ciudad de Panamá explicada anteriormente es una muestra de esta división social, remar- cada por una muralla que divide dos espacios, casi dos mundos, pero ambos regidos por las reglas de los grupos dominantes del lntramuros.3 Dos espacios segregados no sólo en función del estatus jurídico (libre o esclavo), ya que los esclavosGabriela domésticos vivían en el lntramuros con sus amos, sino en función del lugar en que habitaban, delcolor de la piely los oficios en que se ocupaban.

2. Al menos teóricamente, porque no todos los afroamericanos libres estaban sometidos a las mismas, y ni siquiera todos ellos pagaban los tributos. Esta afirmación se puede corroborar con la siguienle cita: "La Audiencia de Panamá calculó en 1627 que los ingresos por concepto de tributo de negros y mulatos podrían alcanzar los 2000 pesos anuales, cantidad similar a la pagada en Perú. Sin embargo, el cobro no se pudo efectuar en todas las dependencias. Una de las razones fue la falta de "asiento" de la mayoría. De ahí las reiteradas peticiones para que se empadronara a la población y se colocara con "amo conocido" para hacer efectivo el cobro." (Cáceres, 2000: 91 ). 3. En carta de Sebastián de Velasco a S.M., Panamá, 18 de julio de 1680, AGl, Audiencia de Panamá, 26 (Mena García, 1997: 22-23).

348 Esta división se veía reforzado por la opinión y valoración que los grupos dominantes de lntramuros hacían de los habitantes del Arrabal. Esto quedaría ejemplificado en dos casos que expongo a continuación: El primero, en un informe de la Audiencia de Panamá de 1680 se refleja la problemática de la integración de los habitantes del Arrabal en el lntramuros, o la construcción de una muralla que los protegiera. Pero finalmente se decide que no se les integrará, dado que en esa época dejan de ser considerados como un brazo armado que defenderá el intramuros en caso de ataque a la ciudad (de- bido al elevado número de habitantes del Arrabal), y pasan a ser considerados con recelo:

"Esta incertidumbre proviene más de una presunción de cobardía con respecto a la población de mlor que constituye uno de los miembros principales de nuestra defensa.a

La presunción de cobardía de gran parte de la población liberta deja bastante claro que no se les tiene en gran estima ni consideración. El segundo caso lo encontramos unas décadas después, en las palabras del obispo de Trujillo en una carta de 1753, en la que intercede por un eclesiástico de la catedral de Panamá. Éste aspiraba al puesto de Dean de la catedral, pero se le denegó al haber cohabitado con una mujer, tenidoCaballero dos hijos y habitado en elArrabal. Así, la carta delobispo dice:

"...informes hechos a los oidos de VM contra sus procedimientos denunciandolos de menos puros, castos y honestos, y que por su misma licenciosidad vivia retirado en el Arrabal, en un barrio mui excusado, solo havitado de gente ruin y plebeya viviendo con los irutos, que su desarreglada vida le había acarreado..,"

Y continúa:

"...pero a este retiro me consta le obligó la común calamidad que padeció esta ciudad en el día 2 de febrero del año pasado de Dalla-Corte1737 , del terrible y voraz incendio que la consumió y asoló en el todo, y con cuia ruina aún los hombres más acaudalados (...) se hayaron tan destituidos (...)que unos s€ iban a los campos, y los que quedaban tenían a fortuna un cuarto o un buhio de un negro en que acomodarse (...) en el Anabal de Sta Ana...".5

Con estos dos ejemplos pretendo demostrar varios aspectos relevantes: 1. La concepción negativa del Arrabal por parte de la élite, tratando la gente que lo habita de ruin y plebeya, y calificándo la vida entre esa gente como algoGabriela a perdonar y excusar en la vida de un eclesiástico que aspira a ser Dean de la Catedral.o 2. Una clara contraposición entre las ideas asociadas al liberto de color y a la población libre blanca, conformando toda una mentalidad diferenciada en función del color, que es característica de la sociedad de castas y jerarqui- zada de la época.

4. Documento fechado en 9 de Marzo de 1753; AGl, Audiencia de panamá, 223. 5. consultar también AGl, Audiencia de Panamá, 210, Autos sobre casimiro de Mena. 6. AGl, Audiencia de Panamá 155: Caso de Aizpuru, escribano mayor del terrilorio de Tierra Fir- me, de color, que tiene que defender su puesto porque le acusan de ser descendiente de africano. 3. A pesar de la intención de que la muralla fuera una división física y sim- bólica de la sociedad, del segundo documento y de otros que he consul- tado se desprende que gran parte de los grupos dominantes vivieron en el Arrabal durante bastante tiempo, mientras se reconstruía la ciudad de los múltiples incendios, así como eltraslado de la Caledral al Extramuros. Pero que esto no ocasionó cambios en la concepción delArrabal ni de los Libertos de color por parte de la élite dominante. 4. El efectivo abandono de parte de sectores dominantes de la ciudad de Panamá debido al incendio de 1737, tal como había dicho antes. Teniendo en cuenta que a lo largo del siglo hubo tres incendios más, y que a partir de mapas vemos que a inicios de la década del 50 no se había reconsiruido ni una tercera parte de la ciudad destruida, hay que deducir que el intramuros vio reducida su población a mediados del s. XVlll.

Pero esta división no fue sólo una cueslión de distribución urbanística y de concepción negativa del otro por el color y los oficios en que se ocupaban, sino que también se vio reforzada, entre otros aspectos, por la legislación emitida por la Corona. En el caso concreto de estudio, lo que nos interesaCaballero es la legislación emitida por la Corona y potenciada por los grupos dominantes, para mantener el status quo y el control económico de la sociedad panameña y, por lo tanto, el control político. Respecto a éste, una buena parte de los cargos públicos del Cabildo pasaron a la venta a partir de la década de 1570, quedando en manos de la élite económica, en su mayor parte blanca (Castillero Calvo, 2004a:194). Respecto a la legislación, además del control de tenencia de armas, de la integración en las milicias, como los Batallones y Compañías de Pardos y More- nos (Guzmán Navarro, 1982: 156-157; Konetzke 1953b: 108; Castillero Calvo, 2004b:3-26) y un largoDalla-Corte etcétera, una de las constantes fue la prohibición del acceso de negros, mulatos y mestizos a los oficios notariales y de escribanos, -hubo sentencias al respecto en 1584, 1599, 1602, 1603, 1623 etcétera-, entre otros tipos de oficios (Konetzke, 1953b:247; Castillero Calvo, 1969:84-86). La continua legislación prohibiendo un hecho comporta que este hecho se está pro- duciendo y que, a pesar de las iniciativas legislativas para evitarlo, los libertos de color fueron progresivamente ocupando esos oficios y cargos. Una forma en que Gabrielalograron ejercerlos fue presentando quejas al Consejo de lndias en las que reclamaban su derecho a hacerlo, o mediante la ocultación de su condición de personas de color en el momento de las pruebas de acceso y a posteriori.T El caso concreto que quiero tratar es el ejercicio como pequeño comerciante (el llamado en la documentación de la época, cuerpo de Mercaderes y de Merca- chifles) por parte de la población de color. La progresiva ocupación por parte de mulatos y negros de los oficios (que comportan la utilización de un espacio, real -apertura de tiendas- y simbólico -acceso a un ámbito exclusivo de los grupos

7. Archivo histórico Nacional, Madrid (AHNM) Consejos, legayo 20627'. Autos originales del pleito entre los comerciantes de Panamá y los del Gremio de Color, 1749-1765.

350 dominantes-) antes ejercidos por blancos en este ámbito a lo largo de los siglos XVlly XVlll. Esto se debió, por un lado, al declive de los negocios en la Ciudad de Pana- má (también a los incendios, sequías...), que hicieron que parte de la élite blanca buscara otros trabajos y ocupaciones que permitieran mayores ingresos, o que emigraran a zonas rurales de Tierra Firme o a otras ciudades de las colonias. Por el otro, el progresivo aumento demográfico que experimenta la población liberta en comparación con la blanca creó una masa de gente que necesitaba ocupar- se en algo para sobrevivir. Teniendo que cuenta que sus oficios tradicionales también se vieron afectados por el descenso de los negocios y por lo tanto de la demanda, tuvieron que dejar sus oficios y ocuparse en otros, algunos de los abandonados por los grupos dominantes blancos. Para tener una idea de la presión demográfica que podía ejercer la población liberta, se pueden dar dos referencias interesantes para la segunda mitad del s. XVlll. En todo elterritorio de Tierra Firme, la distribución de la población en 1778 era la siguiente: 57,09o/o libres de color, 1 3'77% blancos, 10'05 lndios , 1g'37 y" esclavos y 0'41o/o eclesiásticos (Montero Atencio, 1973: 595). Para 1790,y en base a un censo, Figueroa Navarro propone un 66% de la población de la ciudad de Panamá eran negros libertos,Caballero un 22o/o esclavos y 12/" restante blancos (Figueroa Navarro, 1978:12). En esta descripción se echa de menos la presencia de indígenas, pero en base al mismo censo, otros autores hablan de la siguiente composición socio-racial de la ciudad de Panamá: de un o/" 21'6 de esclavos "de todos los colores", 64'9 "/" libres "de todos los colores", 0'8% indígenas, un 11'1o/o de blancos y 0'8% de eclesiásticos (Montero Atencio, 1 973: 1 84; Castillero Calvo 2004a: 287).

Considerac¡ones f inalesDalla-Corte Comprender esta división entre intramuros y extramuros, entre grupos domi- nantes y el resto de la población, formada por negros, mulatos, mestizos, indí- genas y pobres blancos, y la concepción de los primeros sobre los segundos, es el contexto necesario para poder analizar el litigio comercial que se da de 171 1 a 1765.8 El pleito plantea la cuestión de cómo mulatos, negros y mestizos instalaron tiendasGabriela de comercio (una cuestión debatida fue el comercio de paños de Cas- tilla) en el intramuros, y comerciaban y vendían al por menor. El comercio de mercachifles por parte de libertos se llevaba a cabo desde hacía décadas, sobre todo a través de la venta ambulante en el intramuros y el extramuros. Pero a inicios del s. XVlll, además de las tiendas de libertos en las calles inmediatas a la muralla, también se instalaron en el interior. Esta ocupación del espacio público lntramuros ocasionó la queja de los comerciantes blancos, que obviamente no

8. "Consulta de Manuel de Montiano [Gobernador de la Ciudad de Panamá] al Rey sobre si la gente de color puede o no tener tiendas en que se vendan mercaderías", 16 de Mayo de 1755. AHNM, Consejos,20627.

351 querían competencia, y menos proveniente de libertos, en cuanto a productos sobre los cuales los comerciantes blancos tenían la exclusividad. Creían que la participación de la población de color en el comercio ocasionaría la decadencia de la economía del lstmo y alteraría el estatus económico y sobre todo social de la Ciudad:

"...para que tengan aquí los españoles exercicio decente y de decoro en que ocuparse con lo que se logrará su subsistencia, y havitacion en el País, añadiendose a esto, que el cuerpo de Mer- cachifles, y Mercaderes de tiendas, és el seminario de que salen los hombres de Comercio mas acaudaladós, y por el que tambien se perpetuan familias honradas en estos parages."e

Además, consideraban que el ejercicio del oficio de pequeños comerciantes estaba reservado a los blancos, en un orden de ideas procedente de la Edad Me- dia. Debido a sus contactos políticos y sociales, y a que los altos cargos adminis- trativos, económicos, políticos y eclesiáSticos estaban ocupados por miembros de las mismas familias, consiguieron que se emitieran leyes y órdenes contra los libertos, cerrándoles las tiendas y prohibiendo que ejercieran la venta ambulante de mercachifles y otras mercaderías en varias ocasiones. Esto ocasionó la protesta de los libertos (mulatos, mestizos, negros y zambos) agrupados en el "gremio de los de color", formado por 16 plateros, 9 barberos, 5 carpinteros, 4 sastres, 3 boticarios disimulados, 1 peluquero,Caballero 1 tornero, 1 regatón de aguardiente, 1 arriero, t herrador y 2 paseantes. El gremio ejerció su derecho a reclamar, y recurrió en primer lugar ante la Audiencia de Santa Fe, y ante el fallo de ésta, recurrió al Consejo de lndias en Madrid, donde un representante, Acensio María Carrasquilla, barbero liberto hijo de esclava, defendió el caso y lo ganó. El hecho en sí representa un ejemplo de conflicto social, económico y político entre blancos y libertos, en que estos últimos estaban llevando a cabo un aS- censo social y económico que hacía tambalear la eslructura socialjerarquizada, de la época. característica f Este pleito puede servirDalla-Corte para mostrar el lento deterioro interno de esta socie- dad de castas, a pesar de que tardará tiempo en Ser definitivamente desman- f telada. Pero el estudio del mismo todavía está en curso, y formará parte de la tesis doctoral para la que estoy investigando, centrada en los afroamericanos en t XVlll. Por lo tanto, no considero cerrada esta aproxi- el Panamá colonial del s. ( mación, consciente de la existencia de otra bibliografía y fuentes documentales por estudiar.Gabriela

352 Fuentes Documentales

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Dalla-Corte

Gabriela

354 La lglesia ante la esclavitud, jesuitas y dominicosl

Javier Laviña Universitat de Barcelona

Caballero

El estudio de la esclavitud no ha despertado demasiado interés en los inves- tigadores españoles, sólo unos primeros trabajos de Vicenta Cortés que trabajó sobre la esclavitud en el reino de Valencia, o los trabajos que se han llevado a cabo en Andalucía, aquí con mayor profusión, por parte de Franco o Martín Casares, o los estudios de Cortés López para Castilla, los de Lobo Cabrera para Canarias, y el trabajo de HernandoDalla-Corte sobre la esclavitud en Barcelona en el siglo XlV. En todos estos estudios aparece la presencia de esclavos, de diferentes orígenes, en función de la geografía de la trata, desde los eslavos y orientales de los puertos mediterráneos, tanto tártaros como albaneses e incluso griegos, a los africanos frente a las costas canarias; o bien subsaharianos traslados a los reinos musulmanes de la península ibérica, y esclavos moros y berberiscos de los rei- nos cristianos o cristianos castellanos y portugueses en los reinos musulmanes. El conjuntoGabriela de esclavos no sólo estaban dedicados a las labores domésticas sino que se ocupaban de un buen conjunto de actividades económicas. Parece, sin embargo, que las ciudades concentraban a un mayor número de esclavos. En los límites de la modernidad la esclavitud era una instiiución con cierta relevancia en la vida de los reinos españoles en el siglo XV, y entre los esclavos los negros no dejaban de ser importantes en número, al menos si tenemos en cuenta las instituciones a las que pertenecían. Muchos de estos esclavos se comparaban en los puertos mediterráneos de ambas orillas.

1. Esla investigación se ha realizado gracias a una ayuda de la Agrupació de recerca d'humanitats de la Universitat de Barcelona. No podemos llegar a afirmar si la esclavitud era, en los años intermedios del siglo XVl, un elemento fundamental en las economías de los reinos de Es- paña, parece que en canarias estaban dedicados a las labores agrícolas, pero no sabemos si en los demás reinos quedó la esclavitud como un hecho residual y urbano. En cualquier caso, la llegada de colón al Nuevo Mundo reactivó los mercados y el flujo de esclavos se dirigió hacia las nuevas tierras, y no sólo es- clavos negros recién capturados en África, sino esclavos de todo tipó que habían pasado ya por España, y muchos de ellos ya ladinos. La llegada a América puso en marcha la institución esclavista en las nuevas tierras siendo los indígenas los sujetos de la esclavitud, la rapidez en que se desarrollan los mecanismos para esclavizar indígenas nos llevan a pensar que, realmente, la esclavitud era una alternativa a la falta de riquezas y que no debió estar en desuso cuando se llegó al Nuevo Mundo. si recorremos los aspectos ideológicos, la llegada a las islas del Garibe, provo- caron todo un alud de escritos sobre la legitimidad de la conquista, desarrollando un espíritu muy crítico tanto con la corona como con los conquistadores, también hay que destacar que esas críticas se produjeron cuando la competencia europea sobre América no había comenzado. una vez que franceses, ingleses y holande- ses llegaron a las nuevas tierras, desde Castila desaparecieron las voces críticas con el proceso colonizador y con la justicia de las posesionesCaballero de castilla. La iglesia católica no había puesto reparos a la esclavitud, de hecho, la heren- cia romana desde constantino, mantenía la esclavitud como un hecho jurídico, los siervos y esclavos estaban sujetos a leyes y su condición jurídica era bastan- te clara, las legislaciones posteriores, fueron modificando algunos aspectos de la esclavitud, pero en todos los reinos surgidos del imperio romanos se admitió la esclavitud como un hecho político y económico, pese a algunas reticencias de los tratadistas que apelaban al derecho natural y al de gentes. Estos tratados son importantes porque, pese a que no se cumplieran en muchos casos, si que al menos marcaban unaDalla-Corte tendencia legal. Desde un punto de vista filosófico nos encontramos con varias justificaciones de la esclavitud. La principal fuente de la defensa la encontramos en Aristóteles, que hablaba de la esclavitud natural, los hombres sabios podían someter a los rústicos porque estos eran incapaces de gobernarse a sí mismos, esta situación hacía posible que algunos hombres estuv¡esen sometidos por su naturaleza. La teoría aristotélica fue seguida por una parte importante de la patrística cristiana,Gabriela o más bien fue aceptada de manera que se mantenía un sfalu quo de la situación, ya que ni la Biblia ni los evangelios explicitan condenas o rechazos a la esclavitud, nitampoco la apoyan de forma clara, así que en los libros sagrados no aparece claramente si la esclavitud es lícita o no. Durante una buena parte de la edad media, los tratadistas eclesiásticos re- ,t conocían la potestad del Papa incluso sobre los infieles, por el poder entregado .l por cristo a Pedro y sus posteriores jefes de la iglesia, la potestad del pontífice impedía, sin embargo, la entrega de sus bienes o propiedades a otras personas. Tan sólo si los infieles caían en la idolatría o atentaban contra la ley natural el Papa podía intervenir (García Añoveros, 2000: 85-93), y requisarles sus bienes en nombre de la ley natural. Sin embargo, esta actitud doctrinal respecto al po-

356 der del papado sobre los no cristianos fue entrando en crisis al final del periodo medieval, y no siempre se le reconocía esta potestad de intervenir (García Año- veros, 2005: 50-51 ). La iglesia autorizaba la esclavilud de los infieles atendiendo a los dictámenes de la ley natural. La presencia musulmana en las costas mediterráneas ofreció un buen lugar de abastecimiento de mano de obra esclava que tuvo una ex- celente acogida tanto en los reinos cristianos como en los musulmanes. Esta fuente europea de abastecimiento de mano de obra generó ciertos problemas con los cristianos griegos; algunos traficantes cargaban de mano de obra griega sin especificar elorigen, calificándolos como albaneses, o bien como orientales, esto significaba que estos hombres y mujeres, cristianos ortodoxos, entraban como infieles. Si los esclavos eran cristianos de origen, no podían ser esclavos, y para evitar concederles la libertad se evitaba especificar su origen. Este tráfico llevó a que el patriarca griego elevara quejas al Papa por la esclavización de estos cr¡stianos. La expansión portuguesa por África no cambió demasiado el pensamiento esclavista, el papa Pío ll se limitó a amenazar con castigos a los tratantes por- tugueses establecidos en África que vendieran como esclavos a africanos bauti- zados, algunos comerciantes habían llevado a LisboaCaballero esclavos bautizados, pero esta amenaza formaba también parte de la tradición de la iglesia de no permitir la esclavitud de cristianos, incluidos entre ellos los cristianos griegos. Por lo demás el pontífice renacentista no ponía objeciones a la esclavitud, ni a la trata. La conquista y colonización de América cogió por sorpresa a teólogos y juris- tas de la época, que tuvieron que desplegar todo un sin fin de argumentos sobre la naturaleza de los indígenas. Las propuestas podían ser tan peregrinas como que los indígenas americanos eran la tribu perdida de lsrael, si se seguían las enseñanzas bíblicas todos los hombres habían sido creados por Dios a partir de Adán y Eva si los indígenas americanos eran seres humanos tenían que ser descendientes de Adán yDalla-Corte Eva, y sólo quedaba como alternativa la posibilidad de la tribu perdida. Otros científicos más modernos seguían las de la mitología clásica, asíque los americanos debían ser descend¡entes de los Atlantes. Esta sorpresa seudo asiática que encontró Colón en su viaje hacia el oriente obligó a los europeos a replantearse su lugar en el mundo. La solución pasó por el dominio militar y el desarrollo de teorías etnocéntricas que les colocaba en el centro de la creación. Pese a todo tuvieron que desarrollar nuevas teorías sobre los habitantesGabriela del continente recién encontrado e incluso definir su humanidad, cuando teólogos y tratadistas resolvieron el problema, se multiplicaron las obras sobre la legitimidad de la conquista de América y sobre el proceso de incorpora- ción de los nuevos súbditos a la corona. Pese a los Tratados, y Reales Cédulas el trato que recibió el indígena estuvo muy lejos de ser tal y como se proclamaba desde la metrópoli. Pronto aparecieron los caníbales que sí podían ser esclavizados y las islas del Caribe se cubrieron de estos devoradores de carne humana. La esclavitud afectó a los lucayos que no se vieron beneficiados de la condición de súbditos de Castilla. Sin embargo el recurso a estos indígenas no dio los resultados espera- dos y pronto fueron sustituidos por negros. uno de los elementos fundamentales para proteger al indígena fue la prohi- bición de esclavizarlos salvo en causas de Guerra Justa, y este fue uno de los argumentos utilizados por algunos conquistadores para someter a los indígenas a un régimen de servidumbre. otro resquicio que quedó abierto para someter a los recién incorporados a la corona de Castilla fue la necesidad de civilizar a los indígenas que quedarían bajo la tutela protectora de los encomenderos y recibi- rían a cambio los beneficios de la cristianización. La presión sobre la población indígena, la guerra, los malos tratos, las enfer- medades provocadas por el choque bacteriológico, el trabajo y a desgana vital fueron factores fundamentales para generar una enorme caída demográfica, es- pecialmente en la Española, y posteriormente en el resto del Nuevo Mundo. Este fenómeno fue especialmente acusado en las Antillas, laboratorio de la expansión continental donde la debacle demográfica fue espectacular. Para suplir la falta de mano de obra indígena se recurrió a una fuente de abastecimiento ya probada, esclavos africanos.

Los tratados gentes de Caballero Mientras que el fenómeno de los justos títulos y los derechos de la corona sobre las tierras y gentes el Nuevo Mundo generó una disputa importante, la contestación a la esclavitud africana no fue, ni mucho menos, tan contunden- te, desde el punto de vista doctrinal como la que se hizo sobre los indígenas,z pese a todo son varios los autores que se ocuparon del tema. Entre estos se encuentran dos tratadistas, fray Tomás de Mercado, 1571 y Banolomé Frías de Albornoz, 1573, ambos autores se encargan de estudiar el comercio de escla- vos, y no la esclavitud en sí; esta referencia a la esclavitud como una forma de comercio sitúa el problema en el terreno de los tratados entre los pueblos. Las obras de ambos autoresDalla-Corte se escriben durante el periodo del asiento portugués de la trata, esta circunstancia debe ser contemplada a la hora de establecer los límites de las críticas. Castilla dominaba el comercio con las lndias, sin embar- go era Portugal quien controlaba las costas de Átrica y sobre los comerciantes portugueses recaía el encargo de suministrar la mano de obra necesaria para suplir la caída demográfica de los indígenas, especialmente en la Española, las primeras noticias sobre negros en la Española datan de 1503, algunos llevados desdeGabriela el puerto de Sevilla o bien desde Lisboa, algunos ladinos (Zeuske, 2004: 69-84), y no pocos comparados en los puertos del Mediterráneo. La avalancha de mano de obra esclava llevó no solo a negros, sino algunos musulmanes, por lo que la corona prohibió la llegada de musulmanes, judíos o esclavos que hubieran estado en contacto con estos al Nuevo Mundo (Encinas, Libro lV:383). La esclavitud no se había planteado como problema en esos años. Hay que tener en cuenta que desde canarias, o bien desde Andalucía los comerciantes

2. Los tratados sobre la justicia de la conquista y los derechos de la corona castellana sobre las tierras de los indígenas se multiplicaron en España a raíz de la llegada de Colón a la Española. Ver la disputa entre Vitoria y Sepúlveda que ha generado na gran cantidad de estudios.

358 hacían caso omiso del tratado de Alcagovas y llegaban a las costas de Africa en busca de sus cargamentos, para conseguir fondos directos la corona estableció el sistema de asiento, por el cual concedía a un comerciante o a un grupo de comerciantes el monopolio del tráfico negrero. La llegada al trono de Carlos I cambió el panorama de la trata de esclavos y ,1' concedió el asiento de negros a comerciantes flamencos, los sevillanos seguían no obstante contando con la situación de monopolio comercia con las lndias, y aprovechaban esta situación preferente para acercarse a la s costas africanas y recatar esclavos. Sin embargo la presión portuguesa hizo que el negocio el tráfico fuese cada vez más restrictivo y que poco a poco fueran los comercian- tes lisboetas los que gozaran del privilegio del asiento, que de la misma forma que los demás asentistas, fueran entregando en menudeo a otros comerciantes (Thomas, 1998; Vila Vilar,1977; García Fuentes, 2005: 18-28). Pese a que la llegada de esclavos al Nuevo Mundo fue importante, y los comerciantes sevilla- nos se mantuvieron en activo hasta 1567, el gran impulso se dio con la firma del asiento portugués (García Fuentes, 2005:25; Vila Vilar, 1977). El tráfico esclavista fue planteando algunos problemas entre teólogos y ju- ristas, que escribieron sobre la legitimidad del mismo, si bien se aceptaba el comercio de esclavos, ya tradicional en la Europa mediterránea medieval, como señala Tomás de Mercado, el gran número de esclavosCaballero transportados a América, a las islas de Cabo Verde, y a los mercados de Sevilla. Tomás de Mercado fue el primero en ocuparse de la crítica a este intenso tráfico en su obra "Summa de tratos y contratos".3 Elfraile dominico, sin embargo en las primeras líneas de su obra, referentes al tráfico, admite la esclavitud, según la tradición castellana; las causas para la legitimidad de la esclavitud eran varias. La primera de ellas es la guerra justa; "Quanto a lo primero, digo que captiuar, o vender negros, ó otra qualquier gente, es negocio licito, y de jure gentium, que dizen los theologos, como la diuisión , y partición de las cosas, y hayDalla-Corte bastantes razones y causas por donde puede ser uno justamente captivo y vendido" (Mercado, 1571: 101). La primera idea que plantea es la justicia de la esclavitud, no le plantea ninguna duda a Mercado que la esclavitud puede ser justa según el derecho de gentes. Si no se da la esclavitud entre cristianos por causa de guerra, es por la "piadosa ordenaciÓ de la sede apostólica", pero entre los pueblos bárbaros la costumbre es hacer prisioneros y venderlos. Pese a esta aclaración, Mercado marca más adelante, que la Gabrielamayor parte de los cautivos en África no provienen de guerra justa, sino que son capturados por los precios que pagan los portugueses y castellanos por cada prisionero y, "desta menera viené infinitos captivos cóntra toda justicia" (Mercado, 1571: 102 v.). El problema se plantea respecto a la guerra porque era una de las fuentes de suministro de mano de obra esclava más frecuente. Para Luis de Molina la mayor parte de las guerras que se hacen en África son guerras injustas porque no obedecen a derecho, sino a la barbarie de los negros. Ante esta situación el

3. Hemos utilizado la edición de Sevilla de 1 571 editada por Vila Vilar, Enriqueta, 1999. Hay una edición anterior a la de 1571 publicada en Salamanca en 1569. planteamiento de Molina es que los portugueses comerciantes deben informar- se, antes de la compra de la situación real de los esclavizados, de manera que no deben comprar esclavos que no lo sean por guerra justa. Una segunda causa de esclavitud sería la derivada de la comisión de delitos, ,,|ícitaméte como son bárbaros cometen delitos terribles y según sus leyes se captiuá y vende", Molina pese a aceptar esta forma de esclavitud critica la facili- dad con la que son condenados los infractores a la pérdida de la libertad. Según el dominico entre los pueblos africanos, y estimulados por el comercio, los jefes tribales condenan a la esclavitud a cualquiera por el motivo más nimio. Esta causa de esclavitud que es legítima por los delitos que cometen, pierde sentido por la arbitrariedad con que se aplican las leyes. La tercera causa es la venta de los hijos por extrema necesidad. Esta causa pese a no ser frecuente en Europa queda contemplada por el autor como una forma de esclavitud justa, "Porq el hijo es cosa muy del padre, y rescibio del su ser y su vida, y es justo q de, y pierda la libertad que es menos quádo no se pu- ede de otra manera susténtar, o passar la vida de los padres. Desta authoridad, o licencia poaternal haze méció el derecho" (Mercado, 1571 : 102 v.). Pese a los impedimentos que hizo Mercado de la trata, acaba afirmando que en estos tres supuestos es justa la esclavitud "EstoCaballero supuesto sea conclusió ge- neral q todos los que vienen por uno de estops tres títulos se pueden vender, y mercar,y lleuar a qualesquier partes porq qualquira dellos es bastante para priuar al hombre de su libertad" (lbíd.). Así, en principio el fraile no condena eltráfico esclavista, sino que lo justifica amparado en la tradición. La crítica, sin embargo, la hace a los comerciantes tanto portugueses como sevillanos que no sólo no respetan la tradición sino que hacen un gran negocio comprando esclavos por baratijas y vendiéndolo en los puertos europeos a un buen precio. Pareciera a Mercado le preocupa más la obtención de beneficios Dalla-Cortey el engaño con el que son esclavizados los negros en África que le hecho de latrata.ala crítica a la injusticia deltráfico en las condici- ones en las que se está dando, en ese momento, le lleva a escribir que la mitad de los negros que salen e África son esclavos comparados de mala forma. cabe destacar también la crítica que hace Mercado a las formas de transporte, que causa una enorme mortandad entre los embarcados. La conclusión a la que llega Mercado es que la mayor parte de los esclavos llevados a cabo verde por los portugueses son esclavos ilícitos, y los comerci- antesGabriela hacen caso omiso a esa realidad, por lo que siguiendo las prácticas de derecho, deberían liberar a los cautivados sin justicia (Mercado, 1571 : 104 v.). La pane dedicada al tráfico negrero acaba con la exculpación de los reyes de Portugal porque las leyes dictadas sobre el tráfico negrero son justas y el incumplimiento es por parte de los tratantes, así la corona queda libre de respon- sabilidad (Mercado, 1571 : 106). El segundo tratadista fue Bartolomé Frías de Albornoz que escribió El arte de los contratos, publicado en valencia 1573, sus alegatos contra el tráfico negrero

,'bestial 4. Es cierto que a éste comercio lo califica de y brutal" vide supra.

360 completan algunas lagunas que Mercado no trató, la estructura de su obra es si- milar a la de Mercado, en ella el tráfico negrero ocupa un apartado del libro lll, De los contratos irregulares, capítulo 4 De los cambios y mercaderes, Frías de Albor- noz admite la legalidad el tráfico de esclavos que se realiza en el Mediterráneo y asegura que no hay ley que impida la esclavitud de los musulmanes y de los que se comercian en las costas del Mediterráneo, porque ellos (los musulmanes) cautivan cristianos, sin embargo recomienda no tener esclavos de estas zonas como servicio l'porque todos son desesperados, y tan vengativos que por ejecu- tar su ira, no estiman la muerte...ningún hombre cuerdo deue tener, ... esclauo ni hóbre nacido en Africa ni de los negros que alindan con Moros africanos, ... y los Gelofes, Berberis, y otras naciones que Prten Terminos con Africa, porque de su vecindad tienen algunos malos resabios" (Frías de Albornoz, 1573: 130). Por lo que respecta a los llamados negros de Etiopía, distingue dos tipos de tráfico, uno ilegal, de armadores que van a las costas y roban directamente es- clavos, o compran robados, este tipo de comercio es ilegal porque atenta contra las leyes divinas y humanas (Frías de Albornoz, 1573: 130 v). Y un segundo tipo de tráfico es elque se hace de forma legal , comprando a los portugueses, este comercio es lícito, porque está protegido por las leyes de Portugal, es un co- mercio público y por lo tanto no hay ningún motivo paraCaballero dudar de su legitimidad, incluso, los religiosos que condenaron la esclavitud de los indios se sirven de esclavos, así la legitimidad viene avalada por aquellos que alzaron sus voces por la aplicación del derecho de gentes en América no veían impedimentos a la es- clavitud de los negros; conocedor de la obra de Mercado cita las tres causas de esclavitud legítima, la guerra justa, que él también admite como causa justificada de esclavitud, aunque matizada para los negros islamizados, y como él mismo admite, no hay ningún autor que admita que tras la guerra justa se puedan es- clavizar a los prisioneros ni "quando la guerra es entre enemigos públicos, ha lugar de facerse esclavos en la lei del demonio, más dóde no hai tal guerra, que se yo si el esclavo que comproDalla-Corte fue justamente capturado, por que la presuncion siempre esta por su libertad"(Frías de Albornoz, 1573: 130 v). La segunda causa, la venta de los hijos por situación de hambre, tampoco la justifica Fías, ni el hec- ho de ser convertidos para él justifica la esclavitud. Propone que éstos reciben mayores males que bienes de su situación de esclavos, pese a reconocer que él les aconsejaría que fueran esclavos en los reinos de Castilla, porque "la libertad el anima no se ha de pagar con la servidumbre del cuerpo... y advierte a los mercaderes,Gabriela que pues hai otras cosas en que empleen su caudal, no gusten de trato tan carnicero" (Frías de Albornoz, 1573: 131). La propuesta de Frías de Albornoz para la conversión de los africanos es que se envíen misioneros a África para cristianizar a los negros y de esa forma se obtendría un bien mayor. Frías de Albornoz en el rechazo a la trata se muestra más rotundo que Mercado, y no encuentra justificación para ninguna causa de esclavitud. Muestra sorpresa por el silencio de religiosos que tenían esclavos en América, y le extraña el silencio ante ese hecho, según él injustificable. Las protestas de ambos frailes deben entenderse en un contexto peculiar, uno de los comerciantes sevillanos más ¡mportantes en el tráfico esclavista que- bró, y la corona portuguesa había endurecido años antes sus posiciones de privi-

361 legio en las cosas af ricanas intentando hacer cumplir tanto la partición del mundo según las Bulas Alejandrinas como los tratados de Alcagovas y de Toledo, esta nueva coyuntura desfavorable para los intereses del comercio andaluz pudo ha- ber influido en las críticas que, al menos hace Tomás de Mercado. Junto a estos dos teóricos que condenan el tráfico de esclavos, pero no la esclavitud aparecen otros autores, también religiosos, pero de la Compañía de Jesús que escriben contra la legitimidad de la esclavitud; Luis de Molina,s de finales del XVl, que ofrece el aporte doctrinal más completo sobre la esclavi- tud, Molina admite, que la esclavitud es un hecho contra natura; sin embargo cree que se pueden dar algunas formas de esclavitud, en caso de guerra justa, porque entiende que la pérdida de libertad por guerra es mejor que la pérdida de la vida, en este caso considera justa la esclavitud. Diego de Avendaño sigue los razonamientos de Molina, pese a que matiza algunos de los argumentos de Molina mantiene la legitimidad de la esclavitud en cuatro casos, la guerra justa, y considera en este caso que los esclavos que hacen los portugueses en guerra justa son legítimos, en caso de auto venta de mayores de edad, los condenados por algún delito, y finalmente los nacidos de madre esclava, en estos cuatro puntos mantienen la práctica que se marcaba en la Partidas de Alfonso X. Alonso de Sandoval, de la compañía de Jesús,Caballero y los defensores más encar- nizados de la libertad de los negros de José de Jaca y Felipe de Moirans, ca- puchinos ya en elsiglo XVll. Mantienen una actitud más crítica sobre la realidad esclavisla. Posiblemente su contacto más directo con los esclavos les llevase a ver la esclavitud de un modo distinto. Sandoval pone en duda la legitimidad de tanto esclavo llegado a América y en esa línea va su obra. Los autores del siglos XVll hacen una crÍtica no al tráfico de esclavos sino a la propia esclavitud estos autores tuvieron conocimiento de la esclavitud de primera mano, todos ellos vivieron en América, lo que les proporcionó una visión real de la situación de los esclavos, y en el caso de los capuchinos José de Jaca y Felipe de MoiransDalla-Corte condenan abiertamente la esclavitud, sus escritos les acarrearon enormes problemas, hasta el punto que tuvieron que dejar su labor en América y volver a la metrópoli (López García, 1982; Jaca,2002). Si la iglesia mantuvo esas actitud dubitativa hacia la esclavitud se debió posi- blemente a los intereses que tenía en la explotación de la mano de obra esclava, todas las órdenes religiosas y el clero secular se valían de esclavos no sólo para su servicio personal sino para en muchas de las tierras que tenían en América (Tardieu,Gabriela 1997). Pese a estos ejemplos tendremos que esperar a la llegada del humanismo francés para encontrar teóricos que condenasen la esclavitud (Benot, 2003: 167- 175; Mondt, 2004; Montesquieu, 1972: XY,208-219; Rousseau, 1978; Staro- binski, 1967;Althusser, 1976; Pére2,2000:351-356)pese a las contradicciones que suponían las teorías abolicionistas y la realidad colonial cuyo crecimiento y riqueza dependían eltráfico y delirabajo esclavos.

5. Molina, 1 615. Hemos utilizado la versión castellana de 1941 , con traducción, estudio preliminar y notas de Manuel Fraga lrirbarne. Quiero resaltar aquí el hecho de que la obra de Molina se publicó tras su muerte en 1600.

362 Fuentes

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Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Una caÍa y mil cruces de la esclavitud en las Antillas Españolas

Martín Rodrigo y Alharilla Universitat Pompeu Fabra

Caballero

A mediados de marzo de 2005 una noticia saltó a las portadas de los princi- pales diarios andaluces y españoles: en una operación bautizada Ballena Blan- ca, un juez de Marbella ordenaba la detención de más de cuarenta personas vinculadas a una red internacional de blanqueo de dinero. Al momento de ce- lebrar este Encuentro-Debate, es decir, nueve meses y medio después de las primeras detenciones, seDalla-Corte conocen algunos detalles de dicha operación. La fis- calía acusa al bufete Del Valle Abogados (con sucursales abiertas en Marbella, San Pedro de Alcántara, Benissa y Orihuela) de dedicarse al blanqueo de dinero procedente de actividades delictivas (narcotráfico, trata de blancas, fraudes de diverso tipo, ...) en una red internacional con ramificaciones en Holanda, Reino Unido, Francia, Suecia, Finlandia, Rusia e lsrael. En esos países parece estar el orígen de un dinero cuyo destino era la inversión inmobiliaria en fincas urbanas, ubicadas, en su mayoría, en la española Costa del Sol. No en vano, eljuez ins- tructorGabriela ha confiscado más de cuatrocientos inmuebles en diferentes localidades gaditanas y malagueñas (E/ País, 13-lll-2005, pp. 19-21 ;24-lll-2005, p.22;14- Xl-2005, pp. 23-25). Los presuntos protagonistas de la red (en la que se incluyen no sólo delincuen- tes internacionales sino también abogados, notarios y empresarios españoles, e incluso algún alcalde) se dedicaban a una actividad en absoluto novedosa. No ha sido ésta, de hecho, la única desarticulación de una red dedicada al blanqueo de dinero procedente de actividades ilícitas en el negocio inmobiliario en tierras españolas. Con la denominada operación Avispa, desatada en junio de 2005, se llegaba hasta una red rusa y georgiana que blanqueaba dinero de petróleo, tam- bién en inmuebles de la costa del sol, mientras que con la operación Sugar se detenía a una banda rumana. lgualmente, los detenidos en la operación Turrón se dedicaban a blanquear dinero de procedencia ilícita, en bienes raíces. y es que esa forma de blanquear de dinero cuenta con una larga tradición en nuestro país. Los detenidos en las citadas operaciones no han sido los primeros ni tam- poco serán, seguramente, los úllimos en dedicarse a tales actividades. En el siglo XIX los protagonistas de una actividad absolutamente ilegal (como fue la trata de esclavos) acostumbraban asimismo a invertir sus ganancias en la actividad inmobiliaria. A diferencia de la actualidad, lo hacían abiertamente, sin esconderse. Eran, de hecho, respetables hombres de negocio. En esa línea, centraré mi trabajo en la exposición y análisis de un fenómeno que tuvo a Barce- lona como principal escenario. Me remontaré, para éllo, a las décadas centrales y finales del siglo XIX con el objetivo de analizar, en primer lugar, hasta qué punto algunos lraficantes de esclavos, catalanes y españoles, dedicaron una parte sustancial de las ganancias de la trata (una actividad ilegal desde 1820) a la inversión inmobiliara en la capital catalana. En segundo lugar, me centraré no en los traficantes de esclavos sino en los hacendados cubanos, aquellos cuya prosperidad económica radicaba en la explotación del trabajo esclavo en sus plantaciones cañeras. Para concluir, brevemente, sobreCaballero el contrapunto entre la cara amable y las amargas cruces del tráfico de esclavos y de la esclavitud. Es conocido como los comerciantes españoles se incorporaron, de forma tar- día, al tráfico de esclavos africanos con destino a tierras americanas (Franco, 1980). En una primera fase, que cabe situar entre '1789 y 1796, el número de expediciones negreras armadas bajo pabellón español se situó en una media de unas veintitrés anuales. Tras unos años (entre 1797 y 1810) en los que se redujo significamente la presencia de la flota española en la trata africana (apenas 25 buques negreros españoles frente a 624 barcos norteamericanos, 167 ingleses y 162 daneses) la ilegalización del tráfico de esclavos aprobada por el Parlamento británico, primero, y secundadaDalla-Corte por los Estados Unidos, después, permitió a los traficantes españoles de esclavos hegemonizar, prácticamente, la trata africana dirigida a sus colonias en elCaribe. A partir de 1816 el número de expediciones negreras armadas por españoles, principalmente con destino a cuba, osciló en- tre las 58 y las 86 anuales (Fradera, 1gB5). Durante cuatro años, hasta'181g, los negreros españoles desarrollaron su actividad de forma legal y transparente. Ahora bien, el acuerdo hispano-británico firmado el 19 de septiembre de 1817, medianteGabriela el cual España declaraba ilegal la trata a partir de 1820, obligó a los traficantes españoles a operar en un contexto marcado por la clandestinidad, la ilegalidad y el enfrentamiento con la armada británica, celosa perseguidora de los buques negreros. ¿Qué sucedió tras la ilegalización de la trata? Podemos destacar, al menos, dos hechos. En primer lugar, que, lejos de disminuir, aumentó tanto el número de expediciones negreras armadas por ciudadanos españoles como las ganancias de las que culminaban con éxito. Como dejara escrito Antonio Ferrer del Río, un viajero que visitara Cuba en 1838: "Hoy ofrece la carrera de África enormes riesgos a los que a ella se lanzan, pues tienen que habérselas de seguro con los súbditos de la señora de los mares Inglaterra]que cruzan incesantemente aque-

366 llas aguas. Esto es un incentivo más para los espíritus aventureros, excitándoles no solamente el celo de la ganancia sino el azar del peligro" (Franco, 1980: 367). En segundo lugar, cabe tener presente que la persecución británica motivÓ una concentración del negocio en manos de los ernpresarios con mayores capitales. En palabras de Jordi Maluquer de Motes, "la persecución del tráfico facilitó la concentración del dinero en manos [de los grandes comerciantes] que eran los únicos capaces de montar operaciones negreras de gran envergadura, e hizo subir el precio de los esclavos a niveles astronómicos". (Maluquer de Motes, 1973: 99). No resulta fácil calcular la rentabilidad de una actividad ilegal como la trata africana. No obstante, diversas aproximaciones de diferentes autores apun- tan que nos hallamos ante una actividad que rendía beneficios espectaculares. Luis Alonso ha calculado, por ejemplo, que las ganancias directas producidas en Cuba por la venta de esclavos, en los nueve años transcurridos entre 1856 y 1864, alcanzaron la friolera de 35 millones de dólares (Alonso, 1994: 9-10). Cabe preguntarse ¿adónde fue a parar todo ese dinero? Obviamente, las ganancias de la trata no tuvieron un único destino sino que se invirtieron en diversas actividades. Una de éllas fue la actividad inmobiliaria en tierras españolas. Y es que algunos traficantes de esclavos optaron por inver- tir en fincas, part¡cularmente de naturaleza urbana, lasCaballero ganancias de ese odioso comercio, según la definición de David Murray (Murray, 1980). Para esa tipología de inversores, la Barcelona del siglo XIX devino un espacio interesante donde enterrar su dinero. Desde esta óptica, podemos distinguir, de hecho, entre dos tipos diferentes de tratantes: los que habían operado desde las Antillas (o desde Átrica) y que después se trasladaron a Barcelona y los que habían actuado direc- tamente desde la capital catalana. Empezaré por estos últimos.

Barcelona, cap¡tal deDalla-Corte la trata clandestina El número de grandes comerciantes de Barcelona que se incorporaron a la trata africana en la primera mitad del siglo XIX es realmente notable. Sabemos, por ejemplo, que el indiano Cristobal Roig Vidal intentó fundar en 1822 una facto- ría negrera en Madagascar, sirviéndose de los hermanos Ricomá, capitanes de sus buques negreros. Durante cuatro años, hasta 1826, armó cinco expediciones negreras con destino a las costas malgaches. Ahora bien, a partir de ese último año, yGabriela hasta 1836, prefirió contribuir a financiar las expediciones negreras que sus socios y colaboradores armaban desde La Habana. Eso sí, camufladas con mucho cuidado en sus libros de coniabilidad. También sabemos que entre 1827 y 1832 Jaime Tintó armó desde Barcelona un totalde trece expediciones negre- ras con veleros matr¡culados en Mahón o en la capital catalana. (Sosa, 1998). Conocemos, asimismo, que el rico empresario Pedro Gil Babot (que llegó a tener más de treinta veleros mercantes), por más señas padre del mecenas que acabó financiando, años después, la construcción del Hospital de Sant Pau, había de- dicado algunos de sus buques a la trata africana. Por ejemplo, sus bergantines Estrella-Diana o Tellus (Maluquer de Motes, 1 973; García-Martín, 1 990).

367 otros hombres de negocio de Barcelona se dedicaron a la trata de forma más o menos ocasional. Ese fue el caso de la firma Mariano Flaquer e Hijo cuyos socios organizaron, en 1821, una expedición a las costas de África que acabó desembarcando finalmente en La Habana más de trescientos esclavos. Con eltiempo el "hijo" y socio de Mariano Flaquer padre, Mariano Flaquer pa- drines, jugaría un papel importante en el impulso del Banco de Barcelona, de cuya primera Junta de Gobierno fue miembro (Blasco,2005: 119-'120). Otros grandes comerciantes que giraban en la capital catalana, como Manuel Ramón de Llano Chávarri o Juan Roig Jacques, participaron, asimismo, de la trata afri- cana (Maluquer de Motes, 1973). Este último armó en '1829 una expedición de su bergantín-goleta Semirámide, al mando del capitalJuan Ferrer Roig, tío del conocido industrial y político José Ferrer Vidal y, por lo tanto, tío abuelo de Luis Ferrer-Vidal Soler, primer presidente de La Caixa de Pensions. José Vidal Ribas, por su parte, hacía compatible la gestión, a distancia, de su factoría negrera ubi- cada cerca de Wydah, en la costa africana, con su participación en la Sociedad Catalana General de Crédito y en el Fomento del Ensanche de Barcelona. Sabe- mos que se asoció alindiano Esteban Gatell (miembro, como Mariano Flaquer, de la Junta de Gobierno del Banco de Barcelona), a Carlos Torrents Miralda (uno de los primeros contribuyentes de la capital catalana en 1840) y a Domingo Mustich, para financiar mancomunadamente, en 1855,Caballero una expedición negrera a las costas de Guinea. Significativa fue también, la presencia de catalanes que operaban en la trata desde La Habana. Personajes como Salvador Samá Martí, Pancho Martí To- rrents, Jaime Vilardebó Ferrer, Manuel Roig Milá, lsidro Anglada, Pablo Forcade- ll, Josep Maria Borrell, Miguel Pous o José Baró Blanchart, todos éllos vecinos de La Habana, fueron reconocidos negreros (Moreno, 1978; Franco, 1980; Fra- dera, 1985). Algunos de éllos decidieron regresar a Cataluña. Es conocido, de hecho, cómo un numero importante de los hacendados y comerciantes cubanos del siglo XlX, de orígen español,Dalla-Corte retornaron a la península, con sus vidas y sus haciendas. Un fenómeno que se detecta también entre los traficantes de escla- vos. Al decir de Ángel Bahamonde y José Cayuela, durante el segundo ciclo de formación de fortunas en Cuba, que ellos situan entre 1820 y 1860, es decir, en la etapa cenital del trasvase de capitales de la gran Antilla a España, muchos hombres de negocio cubanos "participaron, direcla o indirectamente, en la trata de esclavos" (Bahamonde, Cayuela, 1982).. En palabras del historiador español y dirigenteGabriela republicano, Fernando Garrido, escritas en 1867: "Épocas ha habido cuando los negros costaban menos en África ... en las que si de doce viajes uno daba buenos resultados, se recobraba lo perdido en los once y se realizaba además una fortuna considerable ... Sólo así pueden explicarse las inmensas fortunas con que vuelven a España, convertidos en grandes personajes, tan- tos pelagatos que fueron allá, como suele decirse, con una mano detrás y otra delante, para enriquecerse merced a la perpetuación de un delito inhumano" (Franco, 1980: 310). Más allá de la denuncia del republicano Garrido cabe recor- dar como diferentes traficantes de esclavos recibieron de lsabel ll, de Amadeo lo de Alfonso Xll, títulos de Castilla como el condado de Bagaes (en 1852) o los marquesados de Marianao (en 1860), de Manzanedo (en 1864), de Casa

368 Argudín (en 1872), de Santa Rita y de Alava (ambos en 1875) o el marquesado de Comillas (en 1878). Aquí me voy a detener, brevemente, en la trayectoria de cinco personajes que invirtieron buena parte de unas fortunas acumuladas (cuando menos, inicial o parcialmente) en la trata africana: los comerciantes José Xifré Casas y Jaime Taulina Villalonga, la viuda Manuela Xiqués Romagosa y los hermanos Antonio y Claudio López y López. No vamos a tener en cuenta, sin embargo, a dos reconocidos negreros que fallecieron en Barcelona a mediados del siglo XIX: el gaditano Joaquín Gómez, que lo hizo en 1853 tras una larga vida en la capital cubana, o el malagueño Pedro Blanco Fernández de Trava, que vivió entre Afri- ca, Cuba y el Atlántico antes de trasladarse a Barcelona, en 1842, donde acabó falleciendo, completamente loco, doce años después (Novás, 1999). De los cinco personajes mencionados, el primero en regresar de Cuba fue José Xifré Casas. Nacido en Arenys de Mar, Xifré marchó a La Habana en 1798. Allí residió durante veinticinco años hasta que, en abril de 1823, se trasladó a Nueva York. Siete años después, en 1830, Xifré decidió que había llegado el mo- mento de dejar América para regresar a Cataluña (Ramón de San-Pedro, '1956). lnvirtió buena parte de su fortuna en bienes inmuebles. Compró, en primer lugar, tres fincas contiguas, sitas en las calles Marqués de Barberá y Nou de la Rambla. Y poco después, en 1835, se hizo con más de 3.400Caballero metros cuadrados edifi- cables en una zona cercana al puerto de Barcelona. Allí levantó once edificios diferentes que le convirtieron en el segundo mayor propietario de fincas urbanas de la capital catalana (De Riquer, 1985). En total, las fincas que Xifré había com- prado o edificado en Barcelona se valoraron, doce años después de su muerte, en más de un millón setecientas m¡l pesetas.l Por cierto, que el primer propietario de fincas urbanas en Barcelona era Salvador Samá de Torrents, hijo y nieto de indianos además de heredero de su tio abuelo Salvador Samá Martí, primer mar- qués de Marianao, reconocido tratante de esclavos (Moreno, 1978: 1,268-269). Bastantes años despuésDalla-Corte que Xifré, concretamente en 1847, el también co- merciante Jaime Taulina Vildlonga abandonó América para regresar a Cataluña. Nacido en Lloret de Mar, Taulina había emigrado a La Habana donde giró como comerciante. Lo hizo bajo su nombre propio hasta abril de 1839, fecha en que se asoció al suburense Francisco Romagosa Raventós para constituir la sociedad colectiva Taulina y Romagosa. Taulina aportó entonces a dicha compañía cua- renta mil pesos (equivalentes a doscientas mil pesetas).2 En esas fechas, por cierto,Gabriela el de Lloret de Mar era el corresponsal en La Habana del poderoso comer- ciante catalán y armador de buques negreros Pedro Gil Babot, de quien ya se ha dado noticia.3 También en esas fechas, Taulina había sufrido la captura de alguno de sus buques a manos de los ingleses, como su polacra Vencedora, en 1838.4

1. Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, Miguel de Castillo Alva, Manuales de 1872, escrituras de 12 de enero y 24 de julio de 1872. 2. Archivo Nacional de Cuba, Protocolos Notariales, Manuales de Juan de Entralgo, 1839, 1a parte, 16.04.1839. 3. Archivo de la Corona de Aragón, Audiencia, Tribunal de Comercio, exped¡ente 8663. 4. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, José Manuel Planas Compte, Manual de 1839 y 1840,20.09.1839, fol. 139 y ss. como Xifré, Taulina invirtió asimismo parte de sus capitales cubanos en la compra de inmuebles. Entre noviembre de 1858 y el mismo mes de 1960, se hizo con la propiedad de tres fincas contiguas, ubicadas en los números 20, 22 y 24 de la calle de la Merced, pagando por ellas cerca de doscientas mil pesetas. Derribó los edificios que allí había y mandó construir uno nuevo, que sirvió como sede de su empresa mercantil, como almacén y, por supuesto, como su vivienda. Las obras, que finalizaron en 1863, supusieron a Jaime Taulina un desembolso superior a las doscientas mil pesetas.s Las ricas hermanas Mercedes, carmen y Ma Dolores Llopart Xiqués, asimis- mo, debían parte del orígen de su notable fortuna a la actividad de su padre, el habanero Roque J. Llopart, como traficante de esclavos. En la gran Antilla, Llopart se había dedicado a la trata hasta que pudo acumular capital suficiente para dedicarse a otro tipo de negocios, tal que prestar dinero a los hacendados cubanos o exportar azúcares a los Estados unidos. como relató Henry coit al importador neoyorquino Moses Taylor, tras visitarle en enero de 1843, Llopart "se ha[bía] retirado del comercio africano por completo y ahora emplea su capi- tal como [prestamista] refaccionista. Dice que este año recibirá mucho azúcar, incluso ... una hacienda de la cual es refaccionista. Le prestará este año 17.000 pesos, pero la cosecha rendirá unos '1.800 cajones.Caballero Vive en una hermosa casa de su propiedad, y además tiene otras en esta ciudad [La Habana]. Uosé Maríal Morales dice que, si bien los hacendados le deben mucho dinero, posee un capitalestimable y está en buena posición" (Ely, 2001: 330-331) Roque Jacinto Llopart falleció en la capital cubana poco después, en julio de 1846. Su viuda, Manuela Xiqués Romagosa, acabó abandonando la isla para instalarse, con sus tres hijas, en la capital catalana. Sin liquidar sus intereses en Cuba, Manuela Xiqués fue invirtiendo en solares e inmuebles de Barcelona las rentas recibidas desde La Habana, a la espera que sus hijas contrayesen ma- trimonio para entregarles su hijuela correspondiente. En apenas dieciséis años, entre 1855 y 1871, laviudadeDalla-Corte Llopart invirtió en bienes inmuebles, siempre en Barcelona, más de un millón doscientas mil pesetas. Entre las fincas que com- pró, o que mandó construir, destaca el palacete que hizo edificar en la Rambla de los Estudios, número B, así como tres casas en el paseo de Gracia, unos edificios que sirvieron de residencia para cada una de sus tres hijas. También en las Ramblas de Barcelona acabarían edificando sus residencias los hermanos Claudio y Antonio López y López. Sobre la actividad de este último comoGabriela tratante de esclavos existe un inleresante testimonio, escrito en primera persona por su cuñado, Francisco Bru Lassús. Alver publicado, en 1883, el Ho- menaje que la ciudad de Barcelona tributó a la memoria del Excmo. sr. D. Antonio López y López, Marqués de comillas, Pancho Bru pensó contrarrestar su efec- to publicando otro libro donde quiso denunciar la que, significativamente, tituló como verdadera vida de Antonio López. La oportunidad de escribirlo y editarlo le vino meses después, al comprobar que la aristocracia barcelonesa había deci-

5. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Fernando Moragas Ubach, 1858,3a parte, fols.406-412,09.11.1858; 1859,2a parte,06.06.1858, fols.248-301; 1860,4a parte, fols.298-306, 03.11.1860; 1863, tomo 3e, fols. 1524-1526,26.08.1863; fots. 1936-1841,04.11.1863.

370 dido no sólo que la vieja plaza de San Sebastián debía cambiar su nombre para adoptar la nueva denominación de Plaza de Antonio López sino, además, que en la misma debía levantarse una estatua con la efigie del prócer de Comillas. Fue entonces cuando el cuñado de Antonio López, tras haber intentado sobornar infructuosamente a su sobrino, hizo circular el libro por la capital catalana. Francisco Bru denunciaba en su obra algo que en Barcelonaera vox populi: los oscuros orígenes de la fortuna del difunto marqués: "¿Quiere saberse ahora el comercio que el insigne D. Antonio López hacía? [se preguntaba Bru]. Trafica- ba en carne humana; sí, lectores míos. Era comerciante negrero. L6pez se en- tendía con los capitanes negreros, y a la llegada de los buques, compraba todo elcargamento, o la mayor parte de él ... Compraba en Santiago de Cuba negros a bajo precio y los enviababa a La Habana y a otros puntos de la isla donde los vendía con más o menos ganancias, pero siempre con una ganancia muy alta". En otro fragmento, su cuñado insistía: "Santiago de Cuba no había visto jamás a un negrero más duro, más empedernido, ferozy bárbaro" que López. Y concluía, "con razón podrá llamarse a aquella plaza, la Plaza de los Negreros, porque será la rehabilitación monumental y la apoteosis radiante de todos los comerciantes de carne humana" (Bru, 1885: 62-65). Todavía actualmente la plaza conserva el nombreCaballero y la estatua de Antonio López, lo que ha sido motivo de polémica, especialmente en medio de recientes contiendas electorales. Se han levantado voces, cada vez más numerosas, a favor de un cambio de nombre y de significado del lugar. Proponen rebautizar dicho espacio público como Plaza de la lnmigración amen de demoler la esta- tua, un monumento que hoy día sigue sublimando la trayectoria de un insigne tratante de esclavos. De hecho, tal como fue formulada, la denuncia de Pancho Bru resulta no sólo verosímilsino cierta. Así se desprende de la documentación, notarial y judicial, cubana. El 27 de abril de 1850, por ejemplo, María Josefa Villada acudió ante la Au- diencia de Santiago de CubaDalla-Corte solicitando infructuosamente que se impidiese a la firma Antonio López y Hermano embarcar a la esclava Balbina, cuya propiedad reclamaba, en el vapor Guadalquivir, con destino a Cienfuegos. En esa fecha, hacía más de tres años que los hermanos Claudio y Antonio López, socios de la firma reseñada, se dedicaban habitualmente a la compra y venta de esclavos. En agosto de 1847, por ejemplo, Antonio L6pez había revocado un poder confe- rido meses antes al abogado Joaquín Galain "en los autos contra Doña Petrona LópezGabriela sobre remate de unos esclavos". Y en enero de 1848, Antonio López, en su calidad de socio de la firma Valdés y López (predecesora de Antonio LÓpez y Hermano), otorgaba poderes al asturiano Ramón Valdés (hermano de su otro socio, Domingo Valdés) y al capitán Francisco Villar "para que el primero pueda vender y venda en la ciudad de Matanzas donde reside, 12 negros pertenecien- tes a la indicada sociedad por los precios y condiciones que previamente le co- municase, caso que el segundo no lograre la enagenación en cualquiera de los otros puntos de la isla en que debe tocar como capitán del vapor Guadalquivif'. Durante 1848 la firma Valdés y López vendió un mínimo de treinta y cuatro esclavos. Así se desprende de las escrituras protocolizadas ante un notario de Santiago de Cuba, el escribano Soler Regüeiferos. Un año después, a lo largo de 1849, las firmas Valdés y López, primero, y su sucesora, Antonio López y Hermano, después, participaron en, al menos, ochenta y dos operaciones de compra-venta de esclavos, todas documentadas en la escribanía citada. La cifra total debió ser, sin embargo, muy superior, pues no se contabilizan las opera- ciones protocolizadas ante otros notarios. En 1850, por ejemplo, Antonio López y Hermano recibió poderes para vender un total de noventa y seis esclavos, todos otorgados ante otro notario, el escribano Rafael Ramírez. El número de ventas se disparó a lo largo de 1851: en los manuales de un solo notario, el citado Rafael Ramírez, puede documentarse la participación de los socios de la firma Antonio López y Hermano en 348 ventas de esclavos registradas en ese año. unas operaciones que implicaban tanto a adultos como a niños. En junio de 1851, por ejemplo, Antonio López acudió a la Escribanía Real de Manuel caminero otorgando poderes a Antonio Giró, notario público y de Gobierno de la ciudad, para que vendiese, en su nombre, "una negra nombrada Clara, de Africa, de 30 a 35 años, con sus hijos Miguel, de 3 a 4, y Patricio, de 1 a 2". En otra ocasión, en septiembre de 1852, era María Josefa Luzando quien apoderaba a los socios de Antonio López y Hermano, "para que le vendan una negra de su propiedad nombrada Nicolasa, criolla, de 13 años". Operaciones que a veces se hacían, como rezaba en la correspondiente escritura,Caballero "con la condición de alma en boca, huesos en costal y a uso de feria".

Hacendados en Cuba, prop¡etarios en Barcelona

Más allá de las ganancias obenidas por los traficantes de esclavos, no cabe duda que la explotación deltrabajo esclavo estaba en la base de los grandes be- neficios generados por el azúcar cubano. Por lo tanto, los hacendados de la isla (y, en general, todos aquellos que, de forma más o menos directa, participaron de los beneficios de la producciónDalla-Corte y exportación deldulce) debían su prosperidad a la explotación de una mano de obra servil. Algunos de éllos se instalaron en Barcelona donde invirtieron asimismo parte de su fortuna en bienes inmuebles. Y desde la capital catalana gestionaban, a distancia, sus fincas en Cuba. Ese fue el caso, por ejemplo, del banquero y político Francisco Gumá Ferran propietario de los ingenios Santa Sofía, en Matanzas, y Angelita, en Güines. Nemesio Ronsart sans, por su parte, era propietario de la finca cañera El placer, en victoriaGabriela de las Tunas. centrándonos en la región oriental de cuba podemos dar cuenta de Fernando Perfecto Robert, propietario del ingenio Manacal, en santiago de cuba. Los mismos hermanos claudio y Antonio López mantuvieron la propiedad de las haciendas santa Ana, soledad y carmen, tras su instalación en Barcelona, en 1855 (Rodrigo, 2000: 18-25). Todos ellos vivían en Barcelona. una tía de la mujer de Antonio López, la dominicana cedlia coulange, viuda del catalán Magín Massó, heredó de su difunto marido la mitad del ingenio Abundan- cia, sito en la región de Santiago de Cuba, cuya propiedad vendió en noviembre de 1857 a su hijo, Magín Masó Coulange, y a su yerno, el toledano Benito Rubio lópez de Bocanegra, al poco de trasladar su residencia a la capital catalana. Este último seguiría los pasos de su suegra, avecindándose asimismo a Barcelo-

372 na. Además, Rubio mandó construir una lujosa mansión en Madrid, consiguiendo fondos mediante la hipoteca no sólo de su interés en el ingenio Abundancia, sino también de sus otros dos ingenios, nombrados Laguna y San Andrés, ubicados ambos en las cercanías de Santiago de Cuba.6 Por su parte, el Auditor retirado de Marina, el cubano José Ramón de Villalón, había decidido avecindarse asi- mismo en Barcelona. Durante unos años, antes de que los mambises quemaran sus propiedades en la región santiaguera, Villalón fue recibiendo comodamente las ganancias producidas por sus dos cafetales así como por "un ingenio de fabricar azúcar que allí existió e incendiaron los insurrectos nombrado Santa Cruz del Juncal, en el cuartón de Maroto, partido de Jutinicú", cuya mitad le pertenecía. Sus socios en el negocio, es decir, los propietarios de la otra mitad de la finca cañera, habían sido "los hermanos Don Eligio y Don Urbano Ros, residentes tambien hoy [escribía Villalón en 1872] en esta capital".T Asimismo, diferentes hacendados con propiedades en la zona central de Cuba decidieron avecindarse en Barcelona. Ese fue el caso de José Pedro Tal- tavull García, propietario del ingenio Caridad, en Cienfuegos, que se instaló en la capital catalana en 1865; de Tomás Ribalta Serra, propietario de los ingenios Santa Teresa y Santo Tomás, en Sagua la Grande, (y heredero de su hermano Pablo Luis Ribalta, propietario de los ingenios Rosa,Caballero en Santa Clara, y Santa Marta, en Cienfuegos) que regresó a su ciudad natal, Barcelona, en 1869; de Agustín Goytisolo Lezarzaburu, instalado en dicha localidad en 1870, propietario de los ingenios Simpatía, Lequeitio y San Agustín, ubicados los tres cerca de Cienfuegos (Rodrigo, 2003); del abogado Francisco de Sola Nanclares, dueño del ingenio Cieneguita, también en Cienfuegos; del médico Joaquín Fábregas Estrada, propietario de la hacienda San Joaquín, en Santa Clara; del comercian- te José Carbó Martinell, propietario delingenio Santa Catalina, en Remedios. De hecho, es innegable que un elevado número de hacendados cubanos traslada- ron no sólo su residencia Dalla-Corte sino también sus capitales a Barcelona, invirtiéndolos, en numerosos casos, en fincas urbanas. Ahora bien, para analizar las pautas inversoras de esos hombres de negocio que hicieron fortuna no con la trata sino merced a la explotación del trabajo es- clavo no me fijaré precisamente en ningún hacendado sino que lo haré alguien cuya trayectoria empresarial giró siempre en torno al azÚcar aunque no llegara nunca a fomentar ni comprar, directamente, ningún ingenio. Me estoy refiriendo a AgustínGabriela lrizar Declouet. Nuestro personaje nació en Cienfuegos, en 1824, hijo de Josefa Declouet, sobrina a su vez del coronel Luis Declouet, fundador de la ciudad. En su primera juventud, lrizar empezó a trabajar para Tomás Terry sien- do, a la altura de 1850, su principal empleado.

6. Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba, Escribanía de Juan Giró, 1857, 09.1 1.1857, fols. 644 y ss. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Jaime Rigalt, 1857, 03.07.1857, fols. 403- 407; Ramón de M¡quelerena, 1859, 1a parte, 14.03.1859, fol. 124 y ss; 1861 , 1a parte, 13.02.1861;2? parte, 03.10.1861, fol. 179 y ss. 7. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Fernando Ferran, 1872, 1a parte, 01 .02.1872, lols.242-248.

373 Nacido en caracas, en 1806, Terry había llegado a la cuba tras la inde- pendencia del continente, sin apenas patrimonio pero dispuesto a aprovechar las oportunidades que le ofrecía la isla. lnstalado en Cienfuegos, allí se dedicó a todo tipo de negocios, incluyendo el comercio de esclavos. Tomás Terry se entendía con los tratantes negreros, quienes descargaban sus veleros en la cié- naga de Zapala. Allí él recogía a los africanos, exhaustos tras la travesía atlánti- ca, los alimentaba, los aseaba y, cuando era preciso, los sanaba; vendiéndolos después en Cienfuegos, siempre a buen precio (Atkins, 1990:57). En los años 1850 y 1860, y desde el despacho de Tomás Terry en cienfuegos, Agustín lrizar acompañó la trayectoria empresarial y el enriquecimiento personal de quien estaba considerado entonces como uno de los hombres más ricos de toda cuba (Ely,2001). Le acompañó en sus negocios de exportación de dulce, en sus operaciones de crédito a los hacendados y en la compra y fomento de diferentes haciendas cañeras. En 1858, por ejemplo ,Terry adquirió los ingenios Caridad y Esperanza, ubicados en la bahía de Jagua, el primero, y junto al río Damují, el segundo. Y tres años después, en '1861, fomentó, en el término de Lajas, el gran ingenio caracas. satisfecho con eltrabajo de Agustín lrizar,Terry aumentó, año tras año, el sueldo que había asignado a su principal empleado. Así, éste pasó de cobrar dos mil pesos, en 1851, a catorceCaballero mil pesos, trece años '1866 después. Es más, en Terry le elevó a la categoría de socio, ofreciéndole un porcentaje de los beneficios de su firma Tomás Terry y cía. porcentaje que pasó del 10 por 100, entre 1867 y 1877, al20 por 1oo, entre ese último año y 1gg0.s En esa etapa, Terry fomentó el ingenio Teresa, en 1869, y, años más tarde, com- pró otras dos fincas cañeras, denominadas Jiviagua y Reparador. De hecho, en 1877 Tomás Terry era el propietario de cuatro ingenios que sumaban 7.600 hectáreas y en las que trabajaban entonces 322 esclavos y 92 coolíes chinos (Dirección General de Hacienda, 1877).s En plena guerra de losDalla-Corte Diez Años, Agustín lrizar mandó a su mujer, Antonia Avilés (hija del rico comerciante cienfueguero Juan Avilés) y a los siete hijos del matrimonio, a vivir en Barcelona, ciudad en la que residía, por otro lado, su her- mano mayor Pedro lrizar Declouet, desde tiempo atrás. Nuestro hombre, por su parte, siguió viviendo en cienfuegos varios años, alejado de la familia y dedicado a sus negocios y a los de los Terry. Desde allí, y por mediación de su hermano, Agustín lrizar empezó a invertir su fortuna en bienes inmuebles radicados en Barcelona. su primera compra la efectuó en junio de 186g cuando se hizo, en públicaGabriela subasta, con "un solar procedente del ramo de guerra" (es decir, donde antes habían estado las murallas medievales de la ciudad), con una superficie de casi mil metros cuadrados y casi 60 metros lineales de fachada, en la calle Fonta- nella, esquina con la calle Estruch.l0 Dos años y medio después, concretamente entre noviembre y diciembre de 1871, pudo adquirir un solar de casi novecientos

8. Archivo Provincial de Cienfuegos, Escribanía de Emigdio Nieto, Manuales de 1881 , 19.04.1881 , fols. 549-552. 9. En 1865 había regalado su ingenio Esperanza a su primogénito, Andrés Terry Dorticós. a 10. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Francisco Planas Castelló, 1 869, 1 parte, fols. 518-521 ,14.06.1869; Fernando Ferran, 1872,4a parte, fols. 1614-1619,18.07.1822.

374 metros cuadrados, ubicado en pleno Paseo de Gracia, entre Aragón y Consejo de Ciento, justo al lado de otro solar de parecidas dimensiones que el indiano Agustín Goytisolo comprara, en las mismas fechas, a los mismos vendedores. Unos meses después, en julio de 1872,lrizar compró, a medias nuevamente con el hacendado Agustín Goytisolo, un solar con más de 8.000 metros cuadrados edificables en las huertas de San Beltrán, en las faldas de Montjuic.ll Mientras tanto, mandó levantar, en su Solar del Paseo de Gracia, un lujoso edificio. Las obras terminaron en enero de 1874, y pronto la mujer y los hijos de Agustín lrizar lo convirtieron en la residencia de la familia en Barcelona. Poco después, lrizar mandó levantar, sobre su Solar de la calle Fontanella, sendos edificios, cuyas obras finalizaron a finales de 1878.12 Aunque tanto Su hermano Pedro como el constructor declararon entonces que el coste de las obras apenas había alcanzado las diez mil pesetas, estoy seguro que el des- embolso que debió acometer el de Cienfuegos fue muy superior (veinte años después, en 1899, las dos fincas se valoraron en setecientas cincuenta mil pe- Setas). Es más, el coste del edificio que había mandado levantar en el Paseo de Gracia, enlre 1872 y 1873, había superado las ciento sesenta mil pesetas, como se recoge en el cuadro siguiente: Caballero Cuadro 1 lnversiones inmobiliarias de Agustín lrizar en Barcelona (1869-1889) [Precio en pesetas]

FINCA SUPERF PRECIO Fonlanella,22-24 Compra solar 937 m2 14.06.1869 251.965 ldem Constr. edificio 937 m2 10.12.1878 10.000 Paseo de Gracia, 119 Compra solar 806 m2 23.1',|.1871 62.336 ldem Compra solar 63 m2 20.12.1871 3.245 ldem Constr.Dalla-Corte edificio 869 m2 1 3.01 .1 874 166.450 ldem Suministro agua idem 20.06.1874 7.500 Nou de la Rambla/Blesa Compra solar 4346 m2 24.07.1872 22.500 Nou de la Ramble/Blesa Compra solar 647 m2 17.11.1877 19.254 Consejo de Ciento, 387 Compra edificio 850 m2 02.07.1887 375.000 Bruc, 54 Compra edificio 456 m2 30.01.1889 180.000 Fuente:Gabriela Ver texto. En las operaciones inmobiliarias reseñadas fue Pedro lrizar quien actuó en nombre de su hermano Agustín. Ahora bien, desde Cienfuegos éste no sólo estaba puntualmente informado de todo sino que era, en última instancia, el que tomaba las decisiones y ordenaba lo que convenía hacer. Así sucedió, por ejemplo, en marzo de 1877 con la ampliación y urbanización de los terrenos comprados iunto a

11. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Fernando Ferran, 1871 ,44 parte, fols. 1196- 2209, 23.1 1 .1 87 1 y fols. 2245-2250, 2Q.1 2.1 87 1 ; 1 87 2, 34 parte, 24.07 .1 87 2. 12. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Antonio Graciós, 1878,34 parte, fols. 1565- 1 568, 1 0.1 2.1 878. Agustín Goytisolo en las faldas de Montjuib, en la calle conde de Asalto (hoy Nou de la Rambla) esquina con Blesa.13 Tres años después, en 1890, decidió retirarse a la capital catalana. Así, en diciembre de dicho año se separó de la sociedad romás Terry y cía y unos meses después, en julio de 1881, abandonó cienfuegos para trasladarse a Barcelona, vía Nueva York. Al llegar a Cataluña, Agustín lrizar sumaba cincuenta y siete años. A diferencia de su trayectoria en cuba, a partir de entonces no se le conoce un desempeño activo como hombre de empresa. Al contrario, decidió pasar los últimos (diecio- cho) años de su vida, en la capital catalana, con relativa tranquilidad. Más allá de un buen puñado de obligaciones ferroviarias, adquiridas probablemente en 1892,lrizar no parece haber comprado acciones de empresa alguna. prestó, eso sí, en noviembre de 1881, setenta mil pesetas a la firma mercantil pujals y Cía, de la que era gerente su yerno, Francisco Pujals Russell. Dicha compañía se disolvió años después con pérdidas e lrizar no llegó nunca a recuperar su capital. Es más, en noviembre de 1887 debió financiar el viaje de su hija, Josefa lrizar Avilés, y del marido de ésta, el malogrado comerciante Francisco pujals Rusell, a la Argenlina, adonde marcharon ambos con el deseo de hacer las Américas pero sin un duro. Tampoco tuvo mejor suerte con su otro yerno, el ingeniero Alejandro de Madrid-Dávila García, esposo de su hija Emilia, a quien lrizar fue prestando cantidades importantes que llegaron a sumar más deCaballero ciento sesenta mil pesetas; deuda que lrizar no pudo recobrar. Lo que no parece haberle fallado, ni dado grandes dolores de cabeza, fue su decisión de invertir sus capitales cubanos en inmuebles sitos en Barcelona. Lo había hecho desde cienfuegos y lo siguió haciendo una vez pasó a residir en la capital catalana. En julio de 1887, lrizar compró el edificio ubicado en la calle Consejo de Ciento, número 387 (esquina con la calle Bruc, 101), pagando 375.000 pesetas. Y año y medio después, en enero de 1889, compró el edilicio construido en la calle Bruc, número 54, a cambio de 180.000 pesetas.la obvia- mente, debió alquilar ambasDalla-Corte fincas para percibir periódica y puntualmente rentas suficientes para cubrir sus gastos y los de su familia. De hecho, al fallecer, en marzo de 1899, la mayor parte de su patrimonio, cifrado en más de dos millones y medio de pesetas, estaba representado por sus fincas urbanas. Exactamente, el 76,3 por 100. cabe señalar que sus albaceas no hicieron constar, en esa fecha, la existencia de propiedad o interés alguno radicado en la isla de cuba, lo que indica que Agustín lrizar había completado el proceso de transferencia de su patrimonioGabriela a Barcelona.

13. Fundación Goytisolo, Fondo Agustín Goytisolo Lezarzaburu, ca¡a107, exp. 1, carta de Agus- tín Goytisolo, desde cienfuegos, a su esposa, Estanislaa Digat (Barcelona), de 21 .03.1877 "...por Agustín lrizar lo mismo que por ti estoy enterado de lo que hay que hacer en los huertos de San Bel- trán. Así, hemos convenido en hacer los gastos de urbanización entre Agustín lrizar y yo, y Agustín escribe a su hermano Perico sobre el particular. Así, habrá que facilitar a Perico lo que sea necesario sobre este particular". 14. Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, José Ferrer Bernades, 1gg7,4a parte, fols. 2619-2625, 02.07 .1887: 1889, 1a parte, fols. 518-525, 30.01 .1889.

376 .

:l' Cuadro 2 lnventario post-mortem de Agustín lrizar Declouet (f 899) I [en pesetas]

Efectivo .66.280 Mobiliarioyajuar ...... 15.000 Crédito contra Alejandro de Madrid-Dávila . . .167.500 CréditocontraFranciscoPujalsRussell ...... 72.183 237 Obligaciones de Caminos de Hierro del Norte . . . .99.066 Panteóndefamilia. ....35.000 BIENES INMUEBLES Casas c. Fontanella,22-24 . . .750.000 CasaPaseodeGracia, 119...... 450.000 Casa c. Consejo de Ciento, 387 . . . . .400.000 Casac. Bruc,54 .....200.000 Terrenos en las huertas de San Beltrán (faldas de Montjuic) .185.000

Dotes y esponsalicios de sus hijos e hijas . . .155.600 Caballero TOTAL .....2.601.629

Fuente: Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Antonio Gallardo Martínez, 1899, 3s parte, fos. 2214-2270,25.1 0.1899

Conclusiones

A lo largo del siglo XlX, parte de los beneficios obtenidos tanto por los gran- des comerciantes dedicados a la trata negrera con destino a las Antillas como por aquellos hombres de negocioDalla-Corte que directamente (los hacendados) o indirecta- mente (los exportadores de dulce y los financiadores de las zafras) participaban del negocio de producción y comercialización del azúcar antillano, llegaron a Barcelona para ser invertidos en la actividad inmobiliaria. En eltexto se han dado evidencias de unos pocos estudios de caso. La nómina podría ser muy superior. He tratado, en definitiva, de poner de relieve la existencia de un proceso que nos vincula la cara amable del crecimiento urbano de Barcelona, en el XlX, con la amargaGabriela cruz de la esclavitud.

377 Bibliografía

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378 ComunicacionesCaballero

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Vila Redondo, Ariel Germán.1 Los dispositivos de control social en las misiones guaraníticas de la Provincia Jesuítica del Paraguay (s.XVll-XVlll)

Los misioneros de la Compañía de Jesús implementaron en su apostolado evangelizador en las reducciones de los guaraníes un conjunto de estrategias que les permitió desarrollar un control social de vanguardia para la época. A tra- vés de diferentes dispositivos, -de los que sólo considero: la música; la percep- ción deltiempo y del espacio y su relación con eltrabajo regulado; las prácticas sexuales;el racionamiento y cambio en los hábitos alimentarios;y el sedentaris- mo forzado-, lograron una mayor economía en el ejercicio del poder, consiguien- do a un bajo costo resultados profundos y permanentes; construyendo un uso del poder sutil si se compara con el de la colonización civil-militar del momento. El poder pastoral, a decir de Foucault, se ejerció de forma imperceptible, insta- lando la creencia de que los guaraníes actuaban "espontáneamente", libremente. Ante las estrategias de poder desplegadas por los jesuitas; los guaraníes desa- rrollaron diferentes formas de resistencia que obligaron a los religiosos a variar sus estrategias de dominación. En la interacción entre "dominantes y dominados" se considerarán especialmente aquellos casos de "conductas no cooperativas". ¿Es la Misión el primer caso histórico de Panóptico? El Panóptico no solo permite conocer a los sujetos sino también modilicarlosCaballero y determinarlos según las necesidades y expectativas jesuíticas. Logra que en cada sujeto exista una conciencia de que es vigilado. Esto hace que el uso de la fuerza y de la violen- cia sea innecesario. El hecho de que los guaraníes se sientan vigilados todo el tiempo, hace que la mayoría de ellos actúe según los imperativos jesuíticos sin percatarse de la coacción a las que están sometidos. El sistema de dominación jesuítico tiene efectividad no tanto por la actuación de una o más personas de- terminadas, sino por el mecanismo que se establece. Los sujetos actúan como si fuesen vigilados todo eltiempo, aunque de hecho esto no sea así. Metodológicamente seDalla-Corte utilizan como fuentes primarias, dado su alto valor etnográfico, las diferentes crónicas escritas por los jesuitas que convivieron con los guaraníes.

Gabriela

1. Doctorando en la Universitat de Barcelona.

381 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Mesa V

Brasil norte y nordeste: movimientos sociales, resistencia e identidadesCaballero

Coordinador José Luis Ruiz-Peinado

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Quando a Revolugáo perdeu sua aura: a soulouquizagáo do Haiti

Jaime de Almeida Universidade Federal de Brasília (UFB)

Caballero

Comprometido com a tarefa de problemalizar a festa como objeto da História desde 1979, náo posso deixar de dizer algo a propósito de um tipo especialde festa que periodicamente se apresenta e nos desafia: a comemoragáo. A atitude mais prudente deveria ser esquivar-me, argumentando que esse tipo especial de fenómeno nada tem a ver com o que entendemos por festa, ou pelo me- nos, que náo temos o menorDalla-Corte interesse por essa forma distorcida, distanciada, fragmentada, burocrática e convencional daquela efusáo coletiva que supomos caracterizar as verdadeiras festas... Caberia aqui uma prrudente digressáo a propósito do estado da arte -no caso, um balango da historiografia voltada para a problemática das festas e das comemoragóes- antecipando, sutilmente, a tese central a desenvolver; e anunciando de uma forma velada, mas suficientemente enérgica, aquilo que, tendo sido demonstrado, será enfatizado na conclusáo do texto. Mas os peixes estáo condenadosGabriela a morrer pela boca: náo quero dedicar muito tempo a essa discussáo neste momento. O que devo dizer a propósito dos duzentos anos da revolugáo haitiana precisa ser escandido num ritmo mais brusco, mais temerário. As coordenadas maiores do campo em que pretendo introduzir esta minha fala sáo: a comparagáo entre a alegoria do Anjo da História (Walter Benjamin) e o ensaio "A era da comemoragáo" de Pierre Nora (Nora, 1997:4687-4719); uma inquietagáo acerca do impacto da queda das torres duplas de Manhattan sobre a periodizagáo da História; a evocaqáo de um filme recente (Good Bye, Léninl'1 e a convocagáo para a produgáo coletiva de um filme imaginário igualmente esperanqoso e bem humorado (Adiós, Fidel!¡, para pensar o que fazer com a memória das revolugóes. Enfim, se algo mais conceitual precisa ser dito agora, por um historiador que aprecia reviver, de forma narrativa, solidariedades e con- flitos que se manifestaram em festas mortas, soprando a poeira dos papéis de arquivo, a pergunta que náo posso calar é: as revolugóes podem ser comemo- radas? sim ou náo, como, por qué, por quem, para qué? perguntas brechtianas de um historiador que lé... Em 2004 cumpriram-se duzentos giros completos do planeta Terra em torno do sol, desde o dia em que Jean-Jacques Dessalines, um ex-escravo da colónia francesa de saint-Domingue, proclamou a independéncia do Haiti. Essa conta redonda vem somar-se a várias outras comemoraqóes importantes: 19g9, 1999 e 2000 para nós, brasileiros; 1989 para os franceses; 1992 para os povos da América; 1998 para a Espanha; 2004 para os panamenhos; logo mais, 200g- 2024 para as nagóes ibero-americanas, 2009 para Cuba, 201T para os antigos territórios da URSS. chamemos "históricas" tais comemoragóes para contrastar com uma outra, "civilizacional": a passagem do segundo milénio cristáo. Estaríamos numa situagáo análoga áquela dos historiadores convocados por Pierre Nora em fungáo do segundo centenário da Revolugáo Francesa? o projeto intitulado Lugares de Memória foi concebido conforme uma perspectiva contra-comemorativa que evitava o risco da celebragáo,Caballero procurando quebrar o elogio inerente ao discurso comemorativo, e objetivando o sistema da história nacional francesa, decompondo os seus elementos constitutivos, a tal ponto que as próprias comemoraQóes tornaram-se um dos objetos privilegiados da disse- cagáo, compondo um conjunto bastante representativo de estudos do fenómeno comemorativo e até mesmo estabelecendo uma tipologia de todos os seus estra- tos. Surpreendentemente, esse empreendimento táo crítico foi recuperado pela própria comemoragáo dos duzentos anos da revolugáo. segundo Nora, a bulimia comemorativa do momento absorveu até mesmo a tentativa destinada a contro- lar o fenÓmeno, a comeqar pelo esvaziamento da expressáo "lugar de memória", forjada para marcar o distanciamentoDalla-Corte crítico, mas que logo serviu como uma luva para o discurso da comemoragáo. Desde entáo, resta-nos pesquisar mediagóes entre os empreendimentos críticos acerca da comemoragáo, e a nossa própria conju ntura h istó rica obcecada pela com emo ragáo.

prime¡ro HáGabriela cem anos, o centenár¡o... No seu excelente sile HaiTi-Référence o teólogo haitiano Jean Antoine abre caminho para a confrontaqáo entre os dois centenários. Quem poderia prever em fevereiro de 1986 (queda de Jean-claude Duvalier), em dezembro de 19g0 (Jean-Bertrand Aristide eleito presidente) e mesmo em épocas sombrias como novembro de 1987 (anulaqáo da primeira eleigáo presidencial prevista pela nova constituigáo), que o Bicentenário viria exibir ao mundo as divisóes, as fraquezas do povo cuja divisa é "A uniáo taz atorga"? Recorrendo a seu profundo conhecimento da história haitiana, Jean Antoine sugere comparar 1888 e 2004: dois momentos em que o governo central de Porto Príncipe perde o controle do norte do país.

386 05/08/1888: comeqam os protestos contra o governo de Lysius Salomon (1879-1BBB) em Cap-Haitien; o general Séide Thélémaque lidera a insurreigáo, as tropas marcham sobre Porto Príncipe, forgam o presidente a demitir-se e partir para o exílio. O governo provisório organiza eleigóes; concorrem o general Séide Thélémaque e o funcionário público Frangois Légitime. Num tumulto no- turno junto ao Palácio Nacional (28 de setembro), o general Thélémaque perde a vida. As regióes Norte, Artibonite e Noroeste criam a República Setentrional do Haitienquanto Porto Príncipe e o Sulvotam uma nova Constituigáo e elegem Frangois Légitime presidente do Haiti. Reunificado o país em 1890, a permanente instabilidade do país é causa e conseqüéncia de atos de forga de poténcias es- trangeiras, como o caso Luders,l e motivará a ocupagáo norte-americana (1915- 1934).'? A moeda nacional náo tinha praticamente mais nenhum valor. Receando insurreigóes, pressionados por credores estrangeiros e pelo intervencionismo norte-americano no Caribe, os governantes mantinham um regime de terror con- traa populagáo mais pobre. Nesse quadro é que o primeiro centenário da lndependéncia do Haiti foi co- memorado pelo presidente Nord Alexis em 1904, na heróica cidade de GonaiVes. A comemoragáo deixou alguns importantes lugares de memória: um magnífico palácio; o hino nacional, composto para a ocasiáo;o MuseuCaballero do Centenário. Teria sido vivenciada de uma forma intensa, ao menos pela populagáo de GonaiVes, recentemente impressionada pelo gesto heróico do almirante Hammerton Killik, que reviveu duas cenas gloriosas da Revolugáo?3 O manifesto publicado pelo intelectual haitiano Rosalvo Bobo em 1903, contra a celebragáo, faz-nos pensar que náo:

Et le ler janvier 1904, s'il faut quand méme faire quelque chose, au lieu de semer les lauriers sur les mánes introuvés de nos aieux, aprés avoir passé un sidcle á les oublier, á les souiller, á nous moquer outrageusement de leur hérolsme; au lieu du pourpre et des flammes, nous tendrons un deuil d'un bout á l'autre du pays, en témoignage de notre remords et, la bouche conÍe tene, tenant chacun un bout de crépe pendantDalla-Corte au drapeau bicolore, nous demanderons pardon á Dessalines, á Toussaint, á Capois, á toute la phalange immortelle de nofe histoire.

Pardon de notre ingratitude, de notre esclavage, malgré eux. Pardon de nos folies. Pardon de nos parjures et de notre croupissement. Et nos pleurs plairont mieux á ces dieux que les fétes bétes, déloyales et scandaleuses, qu'á con- trec@ur, par fausse pudeur, nous nous évertuons á leur préparer. Non.Gabriela Je proteste de toute la force de mon áme.

1. Empresário alemáo processado por assalto e agressáo de um policial; a Alemanha enviou as canhoneiras Charlotte e Stein, impondo ao presidente Tirésias Augustin-Simon Sam (1 896-1902) o pagamento de 20.000 dólares, a libertagáo imediata de Luders e o hasleamento da bandeira alemá no mastro do Palácio Nacional (6112118971. 2. http ://www.haiti-ref erence.com/hisloire/savez-vous04. html. 3. Com a renúncia do presidente Tirésias Sam em maio de 1902, Nord Alexis e Anténor Firmin d¡sputavam o poder em Porto Príncipe. O almirante Killick, comandante do barco La Créte-á-Pierrot -nome da batalha decisiva da lndependéncia- e aliado de Anténor Firmin, confiscou um navio alemáo que trazia armas e muniqóes compradas por Nord Alexis. A canhoneira Pantherloi acionada clntra o La Créte-á-Pierrof a 6 de setembro. O almirante Killick desembarcou a tripulaQáo, cobriu-se com a ban- deira haitiana e repetiu o gesto do capitáo Laporte em 1803, fazendo explodir o paiol de munigáo. i

í Nous pas, li ne féterons parce que, pour bácler ces fétes, étant misérables, chétifs, sans le sou, ¡l ]j, nous faudra encore fouiller dans la bourse du paysan et faire manger au peuple la derniére vache maigre. ii li Nous ne féterons pas, parce que, tandis qu'au palais, dans nos salons somptueux, nous viderions + la coupe au vin d'or et chanter¡ons ivrogneusement I'an sacré 1 804, ce paysan dépouillé, ce peuple miséreux pourrait le maudire. Et leurs mafédictions en feraient sortir d'autres du sein de la tene. l

i. :l Eh bien donc, un peu de vergogne et lravaillons á sortir du stupre de tout un siécle. t; Et s'il nous plait de commencer bientót, 1904 ne sera la féte de rien du tout, mais la premiére année d'existence d'une collectivité de braves gens négres travaillant modestement et moralement e étre un peuple.a

A soulouquizagáo do Haiti

Se nos parece apropriada essa crítica radical da comemoraQáo, defesa intran- sigente do povo miúdo contra as veleidades das elites haitianas, incomoda muití- ssimo uma outra passagem do manifesto de Rosalvo Bobo que convém traduzir:

Já que temos cem anos, o que somos? Há uma velha pretensáo a crer que nós somos alguma coisa aos olhos do mundo civilizado. Pois bem, NÁO! Caballero É preciso estar na Europa para se fazer uma idéia de nossa pequenez. Pequeno lugar longínqüo habitado por negros. Os mais curiosos sabem que temos um ligeiro verniz de civilizagáo francesa. Que favor! O imenso resto contenta-se em saber-nos selvagens. ,,Nagáo Entre nós, quando ouqo dizer "Povo haitiano", haitiana,', a ironia regorgita. Náo, meus amigos, somos "grupos, indivíduos isolados regidos por um grupo estigmatizado, cha- mado GOVERNO". E como, do ponto de vista da coisa pública, temos, em ezeo de graves deslocamentos do grupa- mento primitivo, interesses, gostos, idéias, ideais diferentes, resta-nos viver cada um como num deserto, sem poder contar com as forqas sociais e polít¡cas, pois a sociedade e a política náo existem mais. Dalla-Corte A massa pode passar a qualquer momento. Que lhe importa de ser fera, ela náo se dá conta de si. O indivíduo tem que se defender contra a massa. Viva e se cuide quem puder.

Mas, atenQáo! Cartazes em lorno dessa monstfuosa e fatal caricatura, rendas da tanga: REPÚBLlCA, CAMARAS, coNSTtTU|QóES, LEtS ... Ah! Saudades da Franga! Deve ser um prazer, para o orangotango, lembrar a besta humana!

TeriaGabriela Rosalvo Bobo assim¡lado radicalmente o ponto de vista europeu? o co- modismo mental veria aqui apenas um "negro com alma de branco", apegando- se a certas expressÓes do seu vocabulário rude, recorrendo a alguma panacé¡a de ocasiáo em defesa da negritude, do maravilhoso, da haitianidade...? Rosalvo Bobo questiona a sociedade haitiana de seu tempo á luz das pro- messas da revolugáo. As metáforas animalescas desconstróem o discurso de quantos, disputando selvagemente entre si as vantagens de governar, eliminam a possibilidade de existéncia da soc¡edade que a revolugáo concebeu.

4. "A propos de la féte du Centenaire" in http://www.cyberussr.com/rus/haiti-bobo.html.

388 Teria por acaso C.L.R. James, autor do clássico Jacobinos Negros, (James, 2000) lido o manifesto de Rosalvo Bobo? Por que o siléncio? James reconstitui as moventes possibilidades de alianga ou conflito entre grupos cujas múltiplas diferenciagóes internas nunca se limitam ás categorias de cor (negros, mulatos e brancos) e sáo determinadas pela opgáo de momento na política (realistas, girondinos, montanheses, abolicionistas, imperiais) e no trato com estrangeiros (norte-americanos, ingleses, espanhóis, hispano-americanos, dominicanos), ao longo de um tumultuado processo que se abre com nitidez no 14 de Julho e se fecha um tanto abruptamente com a independéncia do Haiti. Os gestos mais heróicos, os massacres mais terríveis ou as traigóes e ambigüi- dades mais desconcertantes distribuem-se quase aleatoriamente entre tantos protagonistas, compondo como que uma imensa tela barroca. Mas nosso olhar náo se deixa confundir pela acumulagáo fortuita de contrastes porque um pincel invisível cria na imagem caótica a profundidade e o dinamismo irresistível da entrada dos negros na história, na liberdade, na condigáo humana. O manifesto de Rosalvo Bobo é como um quadro em que o horror e a apatia se entrelagam de uma forma tragicamente estável. Náo há nenhuma possibili- dade de dinamismo a náo ser sair quebrando o espelho para retomar o ponto de partida perdido em algum momento pela revolugáo,Caballero e para construir a con- digáo humana. Sabemos todos que o tom heróico e prometeico dos Jacobinos Negros se ergueu contra as trombetas apocalípticas do nazismo. É preciso buscar agora o contexto em que Rosaldo Bobo ergueu sua voz. (Gaillart, 1987).

Em que momento a revolugáo haitiana perdeu a sua aura?

1847: o ex-escravo Faustin Soulouque, heróida revolugáo e chefe da guarda presidencial, é eleitoDalla-Corte presidente do Haiti. '1848: o Manifesto Comunista anuncia a revolugáo proletária. 27104/1848: a revolugáo republicana de 1848 aprova o decreto do abolicionis- ta Victor Schcelcher (amigo de Victor Hugo) que abole a escravi- dáo nas colónias francesas. 2010911849: Faustin Soulouque se auto-proclama lmperador do Haiti. 02112/1851: Luís-Napoleáo Bonaparte se auto-proclama lmperador da Franga. 1851:VictorGabriela Hugo publica Napoléon le Petit, confundindo Napoleáo lll e Soulouque, a Franga e o Haiti:

Ó de Soulouque-deux burlesque cantonade! O ducs de Trou-Bonbon, marquis de Cassonade, Souteneurs du larron, Vous dont la Poésie, ou sublime ou mordante, Ne sa¡t que faire, gueux, trop grotesques pour Dante, Trop sanglants pour Scanon, O jongleurs, noirs par l'eme et par la servitude, Vous vous imaginez un lendemain trop rude, Vous étes trop femblants, Vous croyez qu'on en veut, dans l'exil oü nous sommes, A cette peau qui fait qu'on vous prend pour des hommes;

Calmez-vous, négres blancs !

10/08/1852: em Londres e Bruxelas, victor schoelcher publica sua Histoire des crimes du 2 Décembre relatando detalhadamente o golpe de Luís Bonaparte e a resisténcia republicana. Um fragmento da segunda jornada mostra como a caricatura soulouquiana de Na- poleáo lllfoiconstruída nas próprias ruas de Paris em dezembro de 1851:

Des groupes s'étaient formés sur les boulevards. A la nuit, ils se grossirent et devinrent des at- troupements, qui bientól se mélérent et ne firent plus gu'une foule. Foule immense, á chaque instant accrue et troublée par les affluents des rues, heurtée, ondoyante, orageuse, et d'oü sortait un bourdonnement tragigue. Cette rumeur se condensait dans un mot, dans un nom qui sortait á la fois de toutes les bouches et qui exprimait toute la situation: Soulouque! Sur cette longue ligne de la Madeleine á la Bastille, presque partout, excepté (était-ce exprés?) aux Portes Saint-Denis et Saint-Martin, la chaussée était occupée par la troupe, infanlerie et cavalerie en bataille, batteries attelées ; sur les trottoirs, des deux cótés de ce bloc immobile et sombre, hérissé de canons, de sabres et de bayonnettes, ruisselait un flot de peuple irrité. Partout l'indignation publique, c'était lá l'aspect des boulevards. A la Bastille, calme plat.

L'effet de ce décrel tombant au milieu de cette foule fut extraordinaire. Quelques cafés étaient res- tés ouverts qá et lá; on s'arracha les placards, on se pressaCaballero aux devantures éclairées, on s'entassa au pied des réverbéres; quelques-uns montaient sur des bornes ou sur des tables et lisaient á hau- te voix le décret. - C'est cela! bravol disait le peuple. - Les signaturesl les signatures! criait-on. On lisait les signatures; á chaque nom populaire, la loule battait des mains. Charamaule, gai et indigné, parcourait les groupes, distribuant les exemplaires du décret; sa grande taille, sa parole haute et hardie, le paquet de placards qu'il élevait et agitait au-dessus de sa téte, laisaient tendre vers lui toutes les mains. -Criez á bas Soulouque! et vous en aurez, disait-il. - Tout cela en présence des soldats. Un sergent de la ligne, apercevant Charamaule, tendit la main, lui aussi, pour avoir une de ces feuilles que Charamaule disfibuait. - Sergent, lui dit Charamaule, criez: A bas Soulouque! - Le sergent hésita un momenl, puis répondit: Non!- Eh bien, reprit Charamaule, criez : Vive Sou- louque! - Cette fois le sergent n'hésita pas, il éleva son sabre et, au milieu des éclats de rire et des applaudissements, il cria résolüment: Vive Soulouque!5

Entre dezembro de 1851Dalla-Corte e margo de 1852, Karl Marx escreve febrilmente no 18 Brumário de Luís Bonaparte:

Um bando de patifes abre caminho para si na corte, nos ministérios, nos altos postos do governo e do exército, uma malta cuios melhores elementos, é preciso que se diga, ninguém sabe de onde vieram, uma bohéme barulhenta, desmoralizada e rapace, que se enfia nas túnicas guarnecidas de alamares com a mesma dignidade grotesca dos altos dignitários de Soulouque. NossaGabriela pesquisa textual se interrompe aqui. A pesquisa iconográfica pode ser iniciada na página Soulouque and the Caricaturists, no site Haiti & the llSA - Neighbor Linked by History and Communrfydo Trinity College Haitian Program.6

5. Versáo digitalizada no site http://perso.wanadoo.frlnegrel/auteurs/schoelcher/sommaire.htm. 6. Para prosseguir, v. (MACLEOD; MIDDELANIS; SCHMIDT, 1998.) http://www.haiti-usa.org/spe- cial_f eatureVdau m ier_cham/index.php.

390 Transitando entre centenários e revolugóes

Em fevereiro de 1902 inaugurou-se na Place d'Eylau um monumento á me- mória de Victor Hugo, no centenário de seu nascimento. O médico haitiano Ro- salvo Bobo, que ainda náo sabia que viria a ser mais tarde a principal lideranqa da insurgéncia popular contra a invasáo norte-americana do país, teria por acaso llido e comparado as imagens do Haiti e do seu povo no romance abolicionista Bug-Jargal(1826) e no panfleto Napoléon le Petit (1851)? O manifesto de Ro- salvo Bobo contra a comemoragáo do centenário que se avizinhava foi escrito alguns meses depois do centenário de Victor Hugo'.. A revolugáo francesa cristalizou uma nova percepgáo das revolugóes. Até entáo, a revoluqáo era o retorno regular e previsível dos corpos celestes ao ponto de partida de um novo ciclo. Desde entáo, a revolugáo passou a Ser re- presentada como o acontecimento que rompe com a inércia das sociedades e instaura um novo tempo. Neste momento, o ciclo (nem táo absolutamente regular como pensavam os antigos) da Terra em torno do Sol acaba de completar 200 retornos ao ponto de partida sonhado pelos haitianos Dessalines, Bobo e tantos outros' Mas, o planeta náo pára, logo entrará mais um ano novo. Onde estamos: na revolugáo dos astros, ou na revolugáo dos homens?Caballero A revolugáo está morta!? Viva a revolugáo!?

Jou sa-a!iou sa-a! li va yon gran iou, liva yon iou beni!

Bibliografía

GAILLARD, Roger (1987). Les blancs débarquent, especialmente o Tomo ll: Les cent iours de Rosalvo Bobo ou une mise á mon pol¡t¡que. 2a ed. Port-au-Prince : lmprimerie le Natal. JAMES, Cyril Lionel Robert (2000)Dalla-Corte . Jacobinos Negros. Toussaint L'Ouverture e a revolu$o de Sáo Domingos. Sáo Paulo: BoitemPo. MACLEOD, Murdo J.(1970). "The Soulouque Regime ln Haiti - 1847-1859: A Reevaluation" in Caribbean Studiesv. 1 0 no 3. MIDDELANIS, Carl (2003). "L'Empereur Soulouque dans les lettres franqaises: Victor Hugo, la Presse et 'La Fin d'une RépubligueD, comunicación leida en la Universidad de Prin- ceton, marzo de 2003. NORA, Piene. (1997) . Les lieux de mémoire. Paris : Quarto Gallimard, tomo lll. SCHMIDT,Gabriela Nelly (1998). Victor Schoelcher en son temps. lmages et témoignages. Paris: Mai- sonneuve et Larose.

391 Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Só é Santa quem tem devotos: escravas místicas nos sertóes do Brasil. Santas negras do Ceará

Eurípedes Funes Universidade Federal do CearlUFC i Caballero

Em minhas andangas de pesquisador e no cruzamento de fontes orais com aquelas escritas, por ocasiáo da elaboragáo de minha tese de doutoramento, (Funes, 1995) deparei com um documento que fazia referéncia ao espancamento público de uma escrava, em Alenquer, estado do Pará, a qual durante o castigo náo deixava cair uma lágrima sequer, como se náo tivesse sentido nenhuma dor, vindo a falecer em razáo dosDalla-Corte castigos. Este fato passou a ser considerado pela populaqáo local como um poder divino. Uma espécie de culto a escrava foi inicia- do mas, de imediato reprimido pelo governo provincial e em especialpela lgreja. Este caso me fez lembra da devogáo á escrava Anastácia. Um culto que se iniciou no Rio de Janeiro, hoje bastante cultuada entre os diferentes segmentos sociais em várias regióes do país. Oragóes por graqas alcangadas sáo publica- das em vários jornais. Uma santa canonizada no catolicismo popular' Uma outra escrava, também, cultuada no Rio de Janeiro, bem menos conhe- cida queGabriela Anastácia, é Rosa Egipciaca da Vera Cruz, da nagáo Courá, que co- nheceu a violéncia da escravidáo e os pecados da carne. Quando seu corpo náo despertava mais o desejo, abandonou a "vida mundana", passando a dedicar-se á prática da fé religiosa. Fundou no Rio de Janeiro, em 1754, o Recolhimento de Nossa Senhora do Parto. Segundo Luiz Mott, "o principal erro de Rosa Negra foi ter-se afastado diametralmente da doutrina oficial da lgreja, propondo certas novidades claramente opostas aos dogmas tradicionais. Tornou-se herege e he- resiarca ao propalar que o Filho de Deus ia encarnar-se pela segunda vez, em seu útero, que ela era a esposa da Santíssima Trindade" Rosa ainda hoje, aos olhos da lgreja, náo passa de uma embusteira (Mott, 1993:726). conheci, ainda, o culto a outra santa escrava em Franca, no interior do estado de sáo Paulo, onde no cemitério local há o tumulo da "Alma santa". uma escra- va que morreu após ser barbaramente castigada por seu senhor. Ali diariamente seus devotos váo pedir proteQáo e agradecer gragas alcangadas. Náo se sabe o seu nome, quando morreu, náo há uma imagem, e, nenhum dia consagrado a ela. Mas sem dúvida já foi canonizada por seus fiéis. Por fim em minhas andangas pelo sertáo cearense tomei conhecimento de outras escravas que se tornaram santas: Marciana, em Arneiroz, nos lnahmuns e Romana, na serra da Meruóca, que tém alraído devotos de vários lugares do Ceará, Maranháo e Piauí. A essa hageografia pode se acrescentar Josefina Bakhita, a irmá moreta, hoje com grande número de devotos no Brasil, onde teria ocorrido um milagre, considerado decisivo para a sua canonizagáo pelo papa Joáo paulo ll, em 1992, santa Bakhita, (zanini,2002) uma sudanesa que foi resgatada por um italia- no, levada para a ltália, onde faleceu. Este tratamento dado pela lgreja lhe deu status de primeira negra africana, vítima do tráfico negreiro, a ser reconhecida como santa por sua fé, resignagáo, por sua conversáo á fé católica, tornou-se freira, e sobre tudo pela defesa de sua honra e pureza de mulher virgem. uma história com um final bem diferente das demais escravasCaballero santas, pela, e na, fé popular. Atualmente a lgreja vem estimulando a devogáo a Bakhita, na tentativa de substituir a veneragáo dedicada á Anastácia. Há, no entanto, vários elementos que juntam as experiéncias de vida destas santas, além de serem escravas. o sofrimento do corpo castigado, eram be- las e se tornaram objetos de desejo de seus senhores. Enquanto Rosa Negra conheceu os prazeres da carne - tornou-se escrava de ganho, como prostituta - Bakhita náo teria sido tocada por nenhum homem. Já Anastácia, Marciana, Romana, e provavelmente aquela que está sepultada no cemitério de Franca, tiveram suas honras ultrajadasDalla-Corte pela bestialidade de seus proprietários, ou por filhos destes. Foram mortas por castigos, muitos sofrimentos e dores. Foram martirizadas. Quando aconteceram estes crimes? Náo se sabe. Náo há uma re- presentagáo imagética destas santas, um ícone que represente os seus corpos. De Anastácia tem-se apenas um esbogo de sua cabega, com o instrumento de tortura em sua boca, expressando a sua dor, ao mesmo tempo serenidade. sua trajetória de vida influenciou, de certa maneira, o imaginário coletivo na constru- gáo dasGabriela represenlaQóes das duas negras santas do sertáo cearense.

Escravas Santas do Sertáo Cearense

No ceará as romarias religiosas tém constituído dois grandes centros de pe- regrinagáo, de manifestagáo da fé a Sáo Francisco, em Canindé, e ao padre cícero, em Juazeiro do Norte. o primeiro um santo conceituado na hierarquia da igreja e no coragáo das multidóes de pobres, devotas, também, do "meu padim" Romáo Batista, que náo foi, até o momento, agraciado com um lugar na hagio- grafia dos santos católicos.

394 Caminhando pelo sertáo nordestino, em especial o cearense, percebe-se uma profusáo de devogóes, de cultos, romarias a túmulos e lugares de martírio de outros "SantOS". TOdavia, oS mais impressionante deSSas devogóeS referem- Se a MarCiana e Romana, duas negras, escravas, morta brutalmente nos SertÓes do Ceará.

Santa Marciana Ao ter contato com alguns militantes do movimento negro em Tauá, fiquei sabendo da Santa Marciana. Logo perguntei Se havia alguma imagem desta, a resposta foi que sim. Na verdade eles se referiam a Anastácia. Perguntados sobre a sua morte; todas as respostas indicavam oS castigos que lhe foram aplicados por sua senhora por ciúme. Aí comeqam as diferentes histórias sobre as razóes deste ciúme. Senti que havia algumas dificuldades para lidarem com este ponto chave na história de Marciana. De certa forma isto mexe com a memória daquela regiáo, pois o caso remete á família Feitosa, que por muito tempo foi detentora do poder local (Chandler, 1980). Na regiáo dos lnhamuns aonde chegaram os Feitosas, no inicio do século XVlll, apesar de ser uma das regióes mais secas doCaballero Sertáo nordestino, desen- volveu-se a pecuária com forte presenqa da máo-de-obra cativa. Ali encontra- mos o maior plantel de escravos do Ceará, que temos conhecimento até hoje, com 236 cativos, pertencente a José do Vale, filho único do Capitáo-Mor José Alves Feitosa. Ao chegar no Planalto de Santa Ana, distrito do município de Arneiroz, lu- gar de romaria em devoqáo á Santa escrava, o cenário chamou-me a atengáo. A "gruta" dedicada á Marciana, tem acorrido um grande número de devotos, que deixam ali inúmeros ex-votos, em agradecimento pelas gragas atendidas por esta santa negra, "da Dalla-Cortecor do pecado", santificada aos olhos dos devotos. O "nicho" onde está cruz, hoje de alvenaria, encontrava-se destruído.Segundo a zeladora da lgreja, eles estavam fazendo uma reforma para ampliar o espaqo e "deixar mais bonito, pois aquilo aliestava um verdadeiro chiqueird'. A lgreja, que fica em frente á cruz, tem como padroeira Senhora Sant'Ana. "O pessoalqueria que fosse a Santa Marciana, mas o padre disse que náo podia porque ela náo foi canonizada, entáo resolveu fica SantaAna, meio parecido com Marciana". SegundoGabriela a zeladora há duas versóes sobie a morte de Marciana. A primeira é que"ela era muito bonita, gostava de sua senhora, Téreza Feitosa (o sobrenome saiu quase num sussurro) e havia se apaixonado por um rapaz e a senhora, com ciúme, mandou pear ela e depois levada pro mato, (caatinga), ali naquele serrote onde ela, como estava com as máos e os pés amarrados, morreu de fome e sede;' E a outra versáo? Pergunto. De forma rápida responde que sua senhora teria ficado com ciúme da escrava com o marido e mandara castiga-la. Deixando en- tender que esta náo era a versáo correta, até porque náo havendo uma oragáo, um texto escrito, em homenagem a Santa Marciana, eles cantam uma cangáo composta por uma radialista local cujos versos falam do amor impossível da

395 escrava pelo jovem. "Foi por Tereza criada servindo de empregada, mattratada e sem valor. Além deste preconceito náo tinha o direito de arranjar um grande amor/ com duas léguas distantes Marciana, um certo dia arrumou um namorado que ela tanto queria". Vejamos agora a versáo dada por um membro da família Feitosa, publicada no jornal Diário do Nordeste, em outubro de 1984, por ocasiáo da reuniáo promovida pela IFFA (lntegragáo da Família Feitosa e Amigos) quando o lugar denominado "Planalto da Marciana", foi elevado á categoria de Distrito do município de Arnei- roz. uma versáo do que, realmente, pode ter ocorrido com a pobre Marciana. Pergunta o sr. Joaquim de castro Feitosa, "mas quem é Marciana? Acredita- mos que o nome provém de santa Marciana, virgem e mártir, que nasceu no ano de 303 em cezaréia da Mauritánia. Presa durante a perseguigáo do imperador romano Dicoleciano, foi conduzida e um anfiteatro e exposta ás feras. É festeja- da a 9 de janeiro e 12 de julho". A nossa mártir, diz ele, "foi uma escrava que viveu nos lnhamuns (Arneiroz) sem que se saiba com precisáo a data de seu nascimento que pode ter sido no dia 9 de janeiro ou 12 de julho. Náo há informagóes quando morreu e nem a qual casa pertencia. Há entorno de suas vida e de seu desaparecimento, um certo mistério". Caballero Dr. Feitosa traz á tona duas versóes das razóes que marcaram esse episódio motivado por desejos, ciúmes e castigos á escrava. Duas versóes que reforgam aquela que a zeladora falou de forma velada. "segundo a tradigáo oral existente na regiáo sáo duas: uma que o proprietário, ou patráo de Marciana teria, diante de sua formosura, se apaixonado e passaram assim a ter um relacionamento amoroso muito forte, que transtornou a cabega de seu amo a ponto do mesmo deixar detazer vida normal com a esposa para té-la somente a beldade escrava, provavelmente da "cor do pecado". A outra versáo é que Marciana náo havia cedido aos instintos bestiais de se conquistador, "mantendoDalla-Corte incólume toda a sua pureza de donzela. por mais que fosse perseguida, ela continuou firme em seus propósitos de náo deixar ser possuída, principalmente pelo esposo de sua ama, de quem muito gostava." segundo Dr. Feitosa, o senhor diante da recusa da escrava "em náo consen- tir que ele a desvirginasse, armou uma trama diabólica: passou a dizer á sua esposa que Marciana o havia procurado diversas vezes, se oferecendo para com ele ter relagóes." lnterrogada pela patroa, "que mesmo diante da náo con- firmagáoGabriela dos fatos, passou a acreditar na estória do marido. cega de ciúme e vendo na eminéncia de perder o amor do companheiro arquitetou uma vinganga. Mandou acorrentar as máos da escrava, expulsando-a manietada, para fora de sua casa e Marciana passou a vagar pelos taboleiros que hoje ostentam o seu nome. Mesmo acorrentada, conseguiu frutas silvestres para se alimentar e água para matar a sede. Forte de corpo e de espírito ela ia conseguindo sobreviver, mesmo com as máos atadas." Nestas condiqóes o senhor achou que ela seria presa fácil de ser capturada. "Ledo engano a heroína resistiu com bravura e se desvencilhando das garras da fera, correu como uma selvagem pelas veredas dos taboleiros, deixando

396 atónito o Seu perseguidor que fez iunto a Sua esposa denuncia contra a inde- fesa cabocla". Passado cerca de 30 dias, "Sem que fosse noticiada a morte da escrava, a senhora mandou que fossem, também, acorrenlados oS pés da infeliz criatura. O trabalho foi feito por peSSoaS de sua mesma cor. Com os movimentos tolhidos, Marciana, pouco a pouco, foi definhando. Já andava com muita dificuldade e assim, procurou o taboleiro mais bonito para dar o seu último suspiro." Conta que Marciana "foi encontrada morta ajoelhada e com aS máos pratica- mente para o alto como que pedindo aos deuses para livrar a humanidade das garras do ódio, da luxuria e da cobiga. lnfelizmente, parece que sua prece náo foi átendida. Marciana, já livre das garras de seu Senhor, morreu em um anfiteatro natural, os taboleiros dos lnhamuns, livres de feras e dos apupos que fizeram o cenário onde morreu a sua homÓnima africana que tinha na alma e no corpo a beleza da cor negra". No local foi colocada uma cruz, para aSsinalar a morte da esCrava' "DadaS as circunstánciaS de Sua morte e ao misticismo reinante, o lugar passou a ser visitado pelas pessoas que passaram ali atazer suas promessas. Algumas gra- gas foram alcanQadas, (digo eu muitas gragas), e, com é de praxe, ex-votos, milagres, foram colocados aos pés da cruz e os religiososCaballero passaram a render culto á Marciana, tida como milagrosa". SáO inúmeros oS ex-votoS. PernaS, cabegas, bragqs, bonecOs de madeira, patas de animais entre outros. Segundo a zeladora da capela, havia muito mais do que o que estáo amontoados num cÓmodo da igreja. Ela e o padre resolve- ram, já que as promessas fora pagas, queimar os ex-votos, o que gerou uma revolta entre os moradores do locale os devotos da Santa. PromesSas e imagens que representam a vivencia, e a cultura material, de um povo trabalhador, uma multidáo anÓnima, castigada pela fome e pela sede. Campesinos que padecem no dia-a-dia das mesmas dores que mafiirizaram Marciana, a quem recorremDalla-Corte para os libertar do sofrimento e superarem as difi- culdades que marcam as suas vidas. Pois santo é isto uma entidade doméstica' benevolente, que protege os indivíduos, suas comunidades e assegura-lhes o bem estar.

SantaGabriela Romana O oratório da Cruz de Romana, fica no sitio Sáo Btaz, na serra da Meruóca, em um antiga caminho que ligava a cidade de Sobral ao povoado de Alcántara e a cidade de Meruóca segundo o padre sadoc, ali "naqueles ermos da serra" todas as segundas- feiras realizavam-se "a tradicional Romaria, perto desfiladeiro, onde teria sido morta a escrava Romana." No local havia uma velha cruz de madeira, Cruz de Romana, e a 30 metros a frente, ficava uma pequena capela com 3 metros pro 3 de área, inaugurada em 09 de setembro de 1912. "Um meruocano emigrado para a Amazónia, tendO ali obtido uma graga, ao invocar a alma de Romana, fez promessa para retornar á Meruoca, com obrigagáo de erigir um oratório perto daquela cruz que conheceu na infáncia", tendo obtido licenga verbal do entáo vigário custódio para erguer a pequena capela. Ali eram guardadas centenas de ex-votos, que lembravam as gragas alcangadas pelos inúmeros romeiros, suas paredes estavam repletas de nomes próprios e datas escritas pelos devotos que a visitavam." Segundo um dos funcionários da propriedade onde fica o Santuário da Santa cruz, esse oratório foi queimado num incéndio provocado por uma vela acesa deixada por um destes romeiros. uma nova capela, agora de alvenaria, foi ergui- da pelos devotos da escrava Romana. Ao relatar a "morte" de Romana Pe. sadoc fundamenta-se na narrativa cons- truída por GurgelAmaralem um opúsculo chamado "A cruz de Romana", publi- cado em 1955, onde se percebe vários pontos comuns em relagáo á história de Anastácia (Sadoc, 1979: 193). Assim como Anastácia, Romana era bela, apesar de muito doente quando crianga. Era, também, bastarda, filha de um portugués, prospero agricultor, dono de vários escravos, ente eles a máe de Romana. Foi "educada cristámente (sic) e aprendeu as ligóes do evangelho nas pregagóes de um missionário que per- correu aquela serra." o interessante é que neste caso Romana fazia parte de uma minoria de escravos instruídos. Caballero Já moga, e bonita, teria atraído os olhares desejosos do negro Joáo, escravo do plantel de seu pai e amo, que tentou seduzi-la, sendo, no entanto, repelido pela jovem que ainda o denunciara a seu senhor que mandou castigá-lo, pelo que jurou vinganga contra Romana. Joáo náo foi o único a deitar o olhar de desejo na bela Romana. Logo que chegou da capital, onde estudava, o filho do portugués, interessou pela escravinha, sua meio irmá, náo sabia ele deste parentesco. Provavelmente ela soubesse. Mais uma vez o desejo, o ciúme e os castigos recaem sobre o corpo da escrava. Assim foi com Anastácia, Marciana, e tantas outras santas negras que conheceram a dor e a condigáoDalla-Corte de cativas e como tal eram aos olhos de seus senhores, e da sociedade escravista, um objeto de trabalho, mas, também de desejo, á máo sempre que necessário para satisfazer os instintos sexuais de seus senhores quase sempre ávidos por "carne" nova e porque náo exótica, negra, "da cor do pecado". o negro Joáo tendo percebido "a lúbricas intengóes" do filho do patráo, achou que era hora de vingar-se de Romana. "Ambos mancomunado, aproveitando a ocasiáoGabriela propícia, amarraram a jovem, amordagando-lhe a boca, e a levaram a forga para lugar ermo afim de sevicia-la. Romana lhes opós incomum resistén- cia, conseguindo primeiramente livrar-se do jovem que foi jogado de precipício abaixo e faleceu nesta desastrada queda. Negro Joáo, pressentindo a morte do infeliz, abandonou a moqa e desceu as pressas afim de assistir o moribundo, mas já encontrou o cadáver. Romana vencera, salvando a sua virgindade. A noticia da morte do filho foi comunicada ao patráo pelo próprio negro Joáo que, aproveitando a triste ocorréncia, resolveu vingar-se de Romana atribuindo a ela o crime de homicídio." O patráo, pai, "desesperado manda amarra-la a um tronco onde foi barbara- mente flagelada pelo negro (provavelmente a seviciara). Comunicando o caso á

398 polícia, Romana foi presa como assassina e quando era levada para a cadeia de Sobral, náo resistindo aos ferimentos de tortura, faleceu no caminho pronun- ciando suas últimas palavrasl "meu amo e negro Joáo, eu vos perdóo" (Sadoc, 1979:192-193).

Segundo D. Efigénia Almeida, 70 anos, moradora no sitio Sáo Braz. Nem a avó da minha máe sabia o nome do patráo dela, é coisa pra mais de mit anos meu fitho, é ant¡ga a história. Entáo o filho do patráo chegou dos estudos dete e se engragou da Santa Romana e comegou a se enxerir para ela, maS ela náo quiS, eta defendeu a Sua virtude, ela levava Os couros na Cabe7a e o patráo ia judiando deta ai ela caiu. Meu avÓ me contava assim, também, o povo náo tinha carro, vinha a cavalo ou a pé mesmo, aí quando passavam lá onde a escrava ROmana morreu e foi enterrada, sentiam um CheirO bOm, iaSmim, ai avisaram os padres e eles foram lá e tiraram o corpo dela. Mais, para onde será que levaram? Talvez para Roma, pois os santos estáo lá né? Fui em Canindé para achar a foto dela, mas, náo achei, deveria ter lá no Canindé' O corpo de Romana teria sido sepultado no local onde se encontrava a"Cruz de Romana", hoje aliao santuário da Santa Cruz' Caballero

Os lugares dos martírios de Romana e Marc¡ana hoje configuram como cen- tros de devogáo popular. Constantemente romeiros, das mais diversas regióes, e por diferenles razóes, recorrem ao pOder de intervengáo deSsas Santas, irmáS, junto a Deus, para aliviarem SuaS dores e sofrimentos, muitos deles motivados pela perca de dignidade, por dificuldades financeiras, problemas de saúde, e outras dores da vida cotidiana,Dalla-Corte como os sofrimentos motivados pelas secas: sede e fome. As capelas estáo repletas de ex-votos e seus devotos tém aumentado con- sideravelmente nos últimos tempos. E interessante observar como "os romeiros interpretam o seu mundo, conferem-lhe significados e lhe infundem emogáo a partir de uma determinada experiéncia religiosa"'(Steil' 1996:47). Há gragas atendidas por cura de doenqas do corpo, de animais, por sucessos em prOVaSGabriela escolares, Obtengáo de benS materiais, cOmO moradia, bem ComO pe- didos de recuperagáo de drogados, ajuda para ir para oS EUA e até para adogáo. Sáo inúmeros os registros de bilhetes para as Santas, seja solicitando pedidos ou agradecendo gragas alcangadas. lnteressante é que entre esses bilhetes há alguns pedidos para que elas intercedam junto ao Padre Cícero. Estas cartas sáo escritas geralmente pelos pais, em especialpela máe, preocupados com bem es- tar dos filhos. Os bilhetes e objetos de madeira depositados pelos romeiros: mule- tas, cabeqas, seios, úleros, e outras partes do corpo, patas de animais, "evocam experiéncias vividas, acontecimentos da vida familiar, princíp¡os morais e religio- sos que compóem o seu universo cultural. Objetos do cotidiano que se lornam sagrados quando aparecem fora do seu lugar esperado." (Steil, 1996: 52-53)' O aumento significativo dessa prática devocional nunca foi bem aceito por parte da lgreja, sempre vista como uma prática atrasada do catolicismo. uma agáo do clero "visa deslocar a religiosidade centrada no milagre e no poder direto do santo de socorrer seus devotos, para o poder dos sacramentos, especial- mente da eucaristia, que atinge os romeiros através da mediagáo dos ministros ordenados." (Steil, 1 996: 47). 'i983, Neste sentido, vale ressaltar que em na lgreja de Bom Jesus da Lapa, Bahia, a sala dos milagres foi transformada em capela do santíssimo. segundo steí|, "pode-se notar, na redefinigáo deste espago, um movimento mais abrangen- te, que Eade&sallnow observaram em outros santuários católicos, onde o "cutto centrado nos milagrestem sido substituído por um culto centrado no poder reden- tivo de cristo, operado através dos sacramentos da tgreja" (steil, 1g96: '129). Estratégia semelhante de controle dos espagos pode ser percebido nestes lugares de devogáo as santas Marciana e Romana. Ao chegar no Planalto, já com a informagáo de havia uma imagem de Marcia- na fui contemplado com a seguinte explicagáo por parte da zeladora da igreja de santa Ana. os devotos sempre me perguntavam pela imagem da Marciana, eu falava com o padre, que me dizia que ela náo era canonizada. Mas os romeros, davam as esmolas e eles queriam uma imagem. Aí,Caballero eu fui na fera em Aiuba, e lá tinha um homem que tava vendendo imagens, e eu perguntei se ele tinha a imagem de Santa Marciana, provavelmente pensando naquela Marciana referi- da pelo Dr. Feitosa. Ele disse que sim, me mostrou e eu comprei. Tá lá dentro da igreja, mas em mesma acho que náo é ela náo.Fui ver a imagem. Realmente em nada lembra a figura de uma africana e muito menos á da escrava Marciana que tinha "a cor do pecado". Trata-se de um quadro comum de uma jovem cam- ponesa, de rosto angelical, branca, cabelos lisos e olhos azuis. Por outro lado, ao associar a imagem de Marciana, escrava, á jovem de Ce- saréia, devorada pelas ferasDalla-Corte do imperador romano, busca-se assemelhar esta santa cearense áquela canonizada pela lgreja, pela fé, por ser virgem e mártir. As festas áquela ocorrem nos dia 9 de janeiro e 12 de julho, dias associados ao possível nascimento da santa dos lnhamuns. É interessante observar que 12 de julho é dedicado a santa Ana, padroeira do planalto, no lugar de Marciana, que os moradores queriam. Mas como náo era canonizada ficou sant'Ana, os nomes sáo parecidos, na apreciagáo da zeladora da lgreja. o lugar de devogáo a Marciana, a "gruta" fica fora da igreja. o espago sagrado para os devotos da santa Gabrielaescrava, está fora do espago sagrado do santíssimo, á semelhanga do que ocorre no Santuário da Santa Cruz na serra da Meruóca. Percebi entáo que poderia estar em construgáo a morte branca destas san- tas negras. o oratório onde está acruz de Romana é o lugar de devogáo, de encon- tro e diálogo entre os devotos e a sua santa negra. Ali estáo depositados, e diferentemente do Plananlto, devidamente guardado e organizado algumas dezenas de ex-voto, a maioria por certo foi queimada e há casos de roubarem as cabegas de madeira para colocarem nos Judas por ocasiáo dos festejos de sábado de aleluia.

400 Os atuais proprietários do sitio Sáo Braz, com o incentivo e apoio do entáo bispo de Sobral, construíram o santuário da Santa Cruz, inaugurado em 2004. Uma construQáo Suntuosa comparada á capela erguida pelos devotos de Roma- na. Em seu interior há, afixada na parede, uma oragáo á escrava, única referén- cia naquele espaqo dedicado ao Santíssimo' Diante ao santuário há um obelisco com várias cruzes sendo as primeiras de madeira com a inscrigáo Cruz de Romana. A medida que aS cruzes aumentam de tamanho, feitas de alvenaria, a última em mármore, eSSa inscrigáo desapare- ce, ficando aquela que lembra a cruz de Cristo, lNRl. Simbolicamente desapare- ce o lugar de Romana. Para completar o cenário foi mandado construir uma gigantesca via Sacra, com 365 degraus, em um doS caminhos de aceSSoS, a pé, ao Santuário, que fiCa no cume, onde estáo esculpido os doze apóstolos e o cristo ressuscitado. Por fim, o .local de peregrinagáo popular", onde todas as segundas-feiras eram realizadas "a tradicional romaria, perto do desfiladeiro, onde teria sido morta a escrava Romana," Continua a receber diariamente Os devotos, só que as celebragóes, em especial no dias 14 de cada més, ocorrem no interior do Santuário. Aquele espaqo que tinha o acesso aberto a todos os devotos de Ro- mana, continua, mas, com a entrada contrOlada e Com horário marcado. Todavia, "enquanto oS dirigentes procuram disSociar o culto daCaballero romaria da imagem, reme- tendo-o para os sentidos teológicos mais universais, os romeiros reatualizam os significados locais e míticos que foram incorporados a esta imagem ao longo de sua trajetória histórica." (Steil, 1996: 129). Os devotos de Santa Marciana, e da escrava Romana, continuam a bus- car estes lugareS de fé, devoqáo, tratando ás como suas semelhantes, mas ao mesmo tempo com o poder de responder ás suas preces, aos SeuS pedidos, apelos dos que vivem as necessidades cotidianas de uma realidade que essas Santas bem conheceram. A dor, O sofrimento, deStas Santas negras, escravas, pobreS, aS tornaram Santas aOs olhoS desteS necessitadOs que vivem na terra, e esperam na fé, na ¡nterseQáoDalla-Corte destas "irmáS" junto a DeuS, aO Senhor JesuS e sua'fi4áe, a graQa de poderem viver uma vida mais digna, nestes sertóes mais castigados pelas vontades dos homens do que pelas máos divinas.

Gabriela

401 Bibliografía

CHANDLER, Billy J. (1980) . Os Feitosas e o Sertáo dos lnhamuns. Fortaleza: UFC Rio de Janeiro: Civilizaqáo Brasileira. FUNES, Eurípedes A (1 995). Nasci nas Matas Nunca Tive Senhor: história e memória dos mo- cambos do Baixo Amazonas. Sáo Paulo, Tesis (Doctorado en Historia) USp. MOTT, Luiz (1993). Rosa Egipcíaca - uma santa africana no Brasil. Rio de Janeiro: Bertrand do Brasil. SADOS, Francisco de Araújo (1979). História religiosa da Meruóca. Sobral: UVA. STEIL, Carlos Alberto (1996). O Sertáo das Romarias - um estudo antropológico sobre o san- tuário de Bom Jesus da Lapa. Bahia. Pelrípolis: Vozes. ZANlNl, Roberto ítab (2002). Bakhita: mulher, negra, escrava, santa - uma fascinante história de liberdade. Sáo Paulo: Cidade Nova.

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

402 A Miséria na Literatura: José do Patrocínio e a seca de 1878 no Ceará- crónicas, romance e jornalismo no Brasil imperial

Frederico de Castro Neves' Universidade Federaldo Ceará (UFC). Ceará

Caballero

Os anos finais do lmpério brasileiro ficaram marcados pela questáo do tra- balho escravo e pela luta abolicionista, de tal forma que a historiografia mui- tas vezes se viu presa de suas fontes e privilegiou a escravidáo, a aboligáo e os trabalhadores escravizados como seus principais temas de investigagáo. As pesquisas desdobravam-se, ainda, em temas correlatos, como identidades, etnicidade, movimentos negros,Dalla-Corte alcangando uma área extraordinariamente com- plexa e intrigante que é a vinculagáo das experiéncias da escravidáo no Brasil com as diversas culturas africanas. De certa forma, portanto, os trabalhadores livres e pobres permaneceram parcialmente alijados da mirada historiográfica, assim como tinham sido politica- mente excluídos pelas elites ex-escravocratas brasileiras dos postos de trabalho abertos neste período, preteridos em favor dos imigrantes europeus. A história socialGabriela possui com eles uma dívida que efetivamente já comegou a ser paga, a partir de trabalhos relativamente recentes, que descendem -diretamente ou náo, declaradamente ou náo- do livro pioneiro de Maria Sylvia de Carvalho Franco (Franco, 1983). Assim, os trabalhadores livres passaram alazer parte da Histó- ria do Brasil como sujeitos politicamente ativos e economicamente importantes, cujas lutas e aspiragóes empolgariam os historiadores tanto quanto as lutas pela liberdade empreendidas por africanos e seus descendentes. De um lado, as ex- periéncias de confronto social protagonizadas por esses trabalhadores livres po-

' Professor do Departamento de História da Universidade Federal do Ceará. Pesquisa desenvol- vida com o apoio do MCT/CNPq. dem ser - e efetivamente sáo - compreendidas em termos de "luta de classes", no qual os aspectos de formagáo de identificagóes comuns e enfrentamentos co- tidianos ou efiraordinários tomam lugar privilegiado, articulando questóes como "controle social", "instituigóes", "rebelióes populares" e "cultura popular", entre outros. (Barreiro, 1987:131-150). Mas, de outro lado, as reflexóes historiográfi- cas podem se direcionar para os trabalhadores livres como centro de uma outra reflexáo: a dos intelectuais e literatos. Neste sentido, seria possível identificar aspectos da conformagáo de um imaginário letrado e/ou científico que os inclui como parte da nacionalidade brasileira, pelo menos parcialou secundariamente. (Chalhoub, 2004). De qualquer maneira, seguindo esta última linha de investigagáo, a atuaqáo de intelectuais, na tentativa de entender a presenQa dessa massa de trabalha- dores ocultos pela própria experiéncia de isolamento rural, parece ser uma linha interessante de pesquisa sobre a insergáo dos trabalhadores livres no univer- so político e intelectual brasileiro no momento em que a escravidáo dá nítidos sinais de esgotamento político e social. Assim, a vida de José do Patrocínio (1854-1905) parece resumir uma parte dessas preocupagóes letradas do século XIX com relagáo á formagáo do "povo brasileiro" e suas potencialidades para a civilizagáo moderna, de matriz européia e ocidental Caballero- cristá e branca. Na história, sua presenQa é marcada pelo abolicionismo, atividade que o envolveu completa e intensamente durante a última década do lmpério. Nos anos anteriores a 1880 e posteriores a 1889, o nome deste inflamado jornalista, um mulalo formado em Farmácia, praticamente some das biografias e dos relatos historiográficos. No entanto, seus interesses foram variados e igualmente intensos em seus anos de formagáo e amadurecimento intelectual, quando sua atuagáo como jornalista o impelia á reflexáo sobre a sociedade brasileira em formagáo a partir dos olhares ilustrados da Corte e das perspectivas positivistas e/ou liberais dos intelectuais. Em 1877, quando passou a escrever no jornal Gazeta de Notícias, José do Patrocínio ainda náo haviaDalla-Corte se tornado o inflamado abolicionista que agitou a cena política do Rio de Janeiro, nos anos finais da escravidáo e da monarquia. Suas atividades nesta área iriam tomar impulso extraordinário somente depois de 1880, quando, em meio a uma variedade de eventos, participa da fundagáo da Sociedade Brasileira contra a Escravidáo, juntamente com Joaquim Nabu- co e outros. Desde entáo, o abolicionismo passou a centralizar todas as suas preocupagóes políticas e sociais, deixando para segundo plano suas preferén- cias republicanasGabriela ou liberais. A luta pela aboligáo dos escravos, segundo ele, ultrapassava os muros da política partidária, arrebatando suas energias e seu "lemperamento apaixonado e explosivo" (Carvalho, 2001). Como correspondente do Gazeta de Notícias, visita a província do Ceará en- tre maio e setembro de 1878, com a missáo de enviar á Corte informagóes quali- ficadas sobre a seca que, entáo, assolava o "norte" do lmpério. Era um momento extremamente delicado. Náo se sabe exatamente que espécie de informagóes ele possuía previamente sobre o Ceará ou sobre a seca, a náo ser que a morta- lidade entre a populagáo local era muito alta e que as doengas haviam se propa- gado de forma impressionante. Só se sabia que uma tragédia sem precedentes estava em curso; e algumas ligóes haveriam de ser aprendidas por todos.

404 Com certeza, ele sabia que, premidos pela destruigáo das colheitas, os cam- poneses pobres das áreas centrais da província abandonavam suas terras e dirigiam-se para os centros urbanos, em busca de auxílio. A situagáo nos cam- pos abandonados, nas estradas e nas cidades, principalmente Fortaleza, onde a populagáo quintuplicou em menos de um ano, era a pior possível (Theophilo, 1922; Neves, 2000: 93-1 1 1). Os jornais da Corte (Jornal do Commercio e Gazeta de Notícias, principal- mente), além dos locais (Cearense e D. Pedro //, os maiores - mas também O Retirante, o Echo do Povo e O Colossal pequenos jornais oposicionistas ou "populares"), desde os primeiros sinais da tragédia, por volta de maio de 1877, noticiavam os acontecimentos mais impactantes, sob as rubricas de "secca do Ceará" ou "secca do Norte". Em 1878, os editoriais passaram a abordar siste- mat¡camente a questáo, analisando as possibilidades de assisténcia, a agáo do Estado e as possíveis solugóes definitivas para o problema. Os retirantes espalhavam-se náo só pelas cidades das províncias afetadas (especialmente Ceará e Pernambuco, além de Paraíba e Bahia), mas também se deslocavam (ou eram deslocados) para lugares distantes, como Belém ou Rio de Janeiro. Suas súplicas, assim como seus pontos de vista tradicionais sobre a caridade, o trabalho e a mendicáncia, passaram atazer parte da reflexáo letrada em praticamente todo o tenitório nacional. As solugóesCaballero encontradas ou a serem descobertas igualmente se tornaram temas recorrentes nos debates parlamen- tares e científicos em diversas instituigóes do país, como o lnstituto Politécnico do Rio de Janeiro. Nos jornais, predominava um tom de sensacionalismo, com o noticiário de misérias e acontecimentos bizarros envolvendo seres extenuados pelo delírio da fome; no lnstituto Politécnico, contudo, o estimulante ambiente de debate científico atraía vários intelectuais, de diversas correntes políticas. As propostas direcionavam-se ora para o atendimento imediato, através da abertura de uma rede de transportes capazDalla-Corte de levar o auxílio até os locais de moradias dos cam- poneses mais afetados, ora para a preocupagáo com um plano de longo p'azo, que pudesse minorar os efeitos da calamidade e alicergar uma produgáo econó- mica menos vulnerável ás variagóes do clima. Homens como André Rebougas e Gustavo Capanema, assim como Beaupaire Rohan, Viriato de Medeiros, Castro Carreira e tantos outros, eventualmente com o estímulo direto do lmperador D. Pedro ll ou do Conde d'Eu, dedicavam boa parte de seu tempo a buscar solugóes "científicas"Gabriela para a tragédia que se desenrolava diante dos olhos despreparados e surpreendidos das principais liderangas políticas e intelectuais do país. Por quase todas as províncias, ao mesmo tempo, expandiu-se uma rede de solidariedade que se organizava a partir de inúmeras "comissóes de soccorros", formadas por pessoas caridosas, cearenses ou náo, que recolhiam alimentos e dinheiro, enviando os valores apurados ao Presidente da Província do Ceará, para que fossem distribuídos entre os pobres. Na Co¡,te, o médico Liberato de Castro Carreira liderou uma grande campanha de arrecadagáo de donativos e, como tesoureiro da "comissáo de soccorros" local, prestou contas nos jornais do dinheiro enviado á sua terra natal; ao mesmo tempo, denunciou os obstáculos que enfrentou para desempenhar sua caridosa missáo e ainda escreveu artigos sobre as medidas a serem implementadas para atenuar os efeitos da seca. Evi- tando solugóes que pudessem alterar as estruturas económicas e políticas da sociedade sertaneja, defendia a construgáo imediata de estradas, das cidades litoráneas ao interior da província, permitindo a rápida chegada do auxílio aos pobres em tempo de calamidade natural, impedindo as migragóes e a desestru- turagáo das propriedades. Neste sentido, combatia a tendéncia predominante entre alguns liberais, que pretendiam interferir profundamente nas estruturas produtivas do sertáo, seja através da construgáo de diversos agudes públicos, como propunha o Conselheiro Rohan, seja através da colonizagáo de áreas fér- teis disponíveis, como defendia André Rebougas. Juntamente com Viriato de Medeiros, Castro Carreira lutava por uma intervengáo rápida na regiáo, através da criagáo de obras públicas e frentes de trabalho que incorporassem imediata- mente a máo-de-obra dos camponeses deslocados de suas terras, transforman- do-os em trabalhadores "produtivos", neutralizando seu potencial de revolta e, ao mesmo tempo, dotando a província de equipamentos urbanos e rurais que a permitiriam inserir-se no civilizado mundo moderno (Cándido, 2005: 22-39). Todo este clima era certamente acompanhado por José do Patrocínio. Em artigo intitulado "Sermáo de lágrimas", publicado no semanário O Besouro, o jornalista já indicava, antes mesmo da viagem, as suasCaballero principais preocupagóes com relagáo á seca e seus efeitos. Falando sobre os retirantes que eram recebi- dos em hospedarias improvisadas no Rio de Janeiro, ele destaca "a profanaqáo dos mais castos sentimentos conjugaes" e as "scenas de lamentosa anormalida- de desdobradas pelos caminhos na promiscuidade extenuadora do infortúnio". Enfatiza "a virgindade soffrendo em seu pudor", as "grinaldas vendidas por um punhado de farinha" e a "maternidade sacrificada nos seus mais santos devota- mentos". O que a sua atengáo, portanto, mais do que a fome e a miséria das famílias retlrantes, mais do que a vulnerabilidade social dos sertanejos, é a degradagáo dos costumes tradicionais e dos valores morais que, segundo ele, deveriam ser o esteio da própriaDalla-Corte nacionalidade recentemente constituída e agora ameagada pela desgraga natural. As causas desta decadéncia pareciam ser "o abandono da terra natal, e a emigragáo para oulros climas, outros costumes, outra educagáo", conseqüéncias da seca que deslocava todos de seus locais de origem. Os retirantes náo só deixavam para trás seu torráo conhecido, mas especialmente largavam seus "costumes simples", sendo "inopinadamente arre- messados em uma capital, que absorveu já todos os vícios do mundo". O choque culturalGabriela provocaria, segundo o jornalista, a desagregagáo dos valores táo soli- damente estruturados na sociedade "simples" em que viviam, onde as relaqóes sociais Ía que estáo habituados" baseiam-se na "confianga plena" que dispen- sam uns aos outros.l O contraste entre o mundo ruraltradicional, organizado a

1 . O Besouro, Rio de Janeiro, 04.05.1 878, p.37-38. Apesar de toda essas narrativas impactantes, os colegas de Patrocínio ironizavam sua viagem, desejando, em carta pública, que ele náo tenha "morrido á fome e menos de béri-béri - cousas essas com que muita gente náo se tem dado bem por ahi" (25.05.1878, p.58). Este hebdomadário, originalmente humorístico e satírico, pede licenga a seus leitores para falar da seca e "abre um parenlhesis aos seus zumbidos alegres, a sua jovialidade innala, para pedir um pouco de attenQáo para semelhante facto".

406 partir de relagóes pessoais de reciprocidade e dependéncia, e o mundo urbano moderno, cuja "liberdade individual" transforma a sociedade em uma guerra de todos contra todos, parece, portanto, direcionar a reflexáo de Patrocínio, em sua busca por entender a calamidade e seus efeitos na ordem moral. Há, em seus escritos deste momento, duas linhas de raciocínio que se com- binam, mas náo se confundem: 1) os problemas gerados na estrutura social por um fenómeno climático de intensa gravidade; 2) o aviltamento moral pró- prio do processo de urbanizagáo. Ao retirar-se do campo, o homem pobre do sertáo cearense náo somente se desliga de um mundo conhecido e estável, como também se insere em um universo de mentiras, mudangas, velocidade e enganos, característico das cidades grandes, que já absorveram "todos os vícios do mundo". José do Patrocínio, assim, articula uma dupla crítica ao processo de crise por que passava o lmpério e seus valores morais: de um lado, o processo de urbanizagáo, possibilitando a emergéncia de novos sujeitos que questionam os suportes ideológicos da monarquia, parece desagregar valores solidamente interiorizados na sociedade brasileira de origem agrária; de outro lado, as idéias liberais, praticadas contraditoriamente pelos políticos que se assenhoram do go- verno durante a década de 1870, á revelia do lmperador, mostram-se incapazes de enfrentar uma tragédia de proporgóes gigantescasCaballero como a que se desenhava na Província do Ceará - desprezando os mecanismos tradicionais de atendi- mento ás caréncias da populagáo pobre em tempos de escassez, as autoridades náo dispóem de meios para o atendimento emergencial ao povo, abandonando o disposto na Constituigáo imperial de 1824 em nome dos princípios liberais de livre comércio. Para Patrocínio, "o socorro em tempo de calamidade é lei, logo o Estado ao dal-o cumpre apenas com um dever", deslocando os sentidos da agáo estatal em relagáo aos pobres; assim como o engenheiro André Rebougas, que, um ano antes, afirmara que "o governo imperial náo pode deixar morrer uma só pessoa de fome sem faltar ao primeiro de seus deveres". O liberalismo defendido pelos dois afamadosDalla-Corte abolicionistas devia se adaptar aos momentos de crise e escassez extrema, como era o caso, e exigir do Estado uma posigáo firme em defesa de costumes estabelecidos de protegáo aos pobres, mesmo que sejam costumes de controle sobre o mercado de trabalho ou de alimentos, baseados nas necessidades diretas dos camponeses pobres.2 Nestes momen-

2. Gazeta de Notícias, Rio de Janeiro, 12.09.1878; Jornal do Commercio, Rio de Janeiro, 14.10.1877.Gabriela O texto de 1824, sucintamente, estabelecia apenas que "a Constituigáo também ga- rante os socorros públicos" (Art. 179, item XXXI) - o que possibilita um leque bastante amplo de ¡nterpretaqóes, muitas delas contraditórias. O mecanismo tradicional de assisténcia ás calamidades era a caridade praticada pelo Estado (centralizando na figura do lmperador todo um imaginário de protegáo) e pelos particulares, através da distribuigáo de víveres e dinheiro com verbas oriundas da rubrica orgamentária "Soccorros Públicos", aplicável apenas em situagóes de calamidades. No e entanto, o Decreto ne 2.884, de 1 de fevereiro de 1 862, já preconizava que os socorros deveriam ser prestados em auxílios diretos (medicamentos, roupas, géneros alimentícios) e nunca em dinheiro. Um debate intenso se desenrolou durante os anos da seca, entre os intelectuais do lmpério, sobre o papel do Estado em momentos de calamidade pública e sobre as medidas a serem empregadas para dar suporte á populagáo em perigo. (Neves, 2003: 167-189; Pereira, 1998:95-108). Nos períodos anteriores a 1877 , as dificuldades eram prioritariamente resolvidas no interior das próprias fazendas, na concessáo de favores pelos fazendeiros - permissáo para uso de currais abandonados ou ces- tos, valia a pena retornar aos conhecidos mecanismos tradicionais de proteqáo aos necessitados, com referéncias na caridade cristá e nas trocas desiguais do paternalismo. Todavia, náo se lratava mais de um "favor" pessoal, mas de um "dever" do Estado. lsso porque, entre outras coisas, a calamidade que se apresentava naquele momento náo se assemelhava a um acidente que tornava os trabalhadores inválidos para o trabalho "e, portanto, no caso de auxilio do Estado'; mas, ao contrário, "sáo homens sadios, que, atirados á indigéncia pelo aniquilamento de suas lavouras, se entregaráo ao trabalho desde que sejam alimentados" - daí porque as vítimas da seca "estáo em condigóes inteiramente excepcionaes" (Theophilo, 2000: 356). Ao mesmo tempo, sáo trabalhadores tra- dicionais cujas características eram freqüentemente criticadas pelos intelectuais progressistas do lmpério, levados ao "ócio" pelas circunstáncias da seca e do sistema de esmolas. Até mesmo o conservador Castro Carreira, um ano depois, apesar de reafirmar que "a Constituigáo manda dar esmolas e náo obriga ao trabalho", concorda que ela "náo podia cogitar senáo de uma calamidade tran- sitoria, de uma peste, de uma inundaqáo", e conclui que "ninguém certamente acreditará, que tendo o governo de sustentar 100,000 ou 200,000 pessoas, seja mais útil conservar na ociosidade e na indoléncia esta populagáo, do que occu- pa-la no trabalho". Tratava-se realmente de uma situagáoCaballero excepcional.3 As dimensóes da tragédia e sua excepcionalidade acentuavam a crise dos mecanismos tradicionais de relagáo entre o Estado e a pobreza, levando a uma situagáo em que os novos elementos e interpretagóes propostas pelos liberais náo haviam ainda sido "testados" em conjunturas concrelas. O retorno a práticas tradicionais do mundo rural, portanto, parecia uma alternativa viável que repro- duzia certas imagens da natureza como fonte de uma sabedoria singela e eficaz, baseada no costume imemorial dos antepassados e em uma relagáo saudável com o meio ambiente. Em contraste com o Dalla-Cortemundo urbano em expansáo, onde se desenvolvem comportamentos tipicamente arrivistas, pouco aceitáveis do ponto de vista da moral aristocrática tradicional, o campo parecia conter os elementos que pode- riam garantir a construgáo e a permanéncia de uma sociedade civilizada, mas, ao mesmo tempo, ancorada em valores morais estabelecidos a partir da tradi- gáo senhorial.

sáo temporáriaGabriela de terras férteis - e na agáo caridosa de suas esposas - distribuigáo de donativos e remédios. (Vieira Jr., 2004: 23-50). 3. Jornal do Commercio, Rio de Janeiro, 04.07.1879. Em editorial intitulado "A colonisagáo na- cional" (09.01 .1878), o Jornat do Commercio procura "expender algumas consideragóes acerca da necessidade de fixarem-se novos destinos á parte, náo pouco ¡mportante, da nossa populaqáo, que vive em condigóes de quasi nomades, e constitue um elemento negativo da prosperidade e progresso nacionaes" - os "aggregados". Publicado em meio a inúmeras matérias sobre a seca e seus problemas, esle texto, a cada linha, aproxima mais a definigáo de "aggregado" á de '?etirante", igualmente um camponés sem posses, sem ambigáo, alheio ás conquistas da modernidade, etc. Por outro lado, para este mesmo jornal (02.07.1877), "o systema de soccorros por esmolas é o mais pre- judicial e pernicioso que se póde imaginar". Para André Rebougas, resumindo o pensamento letrado sobre a questáo, "a esmola avilta". (Rebouqas, 1877: 43).

408 Nesta visáo idealizada do mundo rural, parece estar presente a obra de José de Alencar (1829-1877), O Sertaneio, publicada trés anos antes.4 (Alencar, 1875) Neste romance, a vida no campo caracteriza-se pela lealdade (dos pobres) e pela protegáo (dos ricos), marcas de um paternalismo que iria garantir a estab¡li- dade desta sociedade tradicional, cujos conflitos aparecem como rixas pessoais entre vaqueiros ou grandes proprietários, em que está em jogo, invariavelmente, a defesa da honra pessoal ou familiar. A definigáo do "tipo nacional", a que se propunha Alencar, passa primeiramente pela configuragáo racial: o sertanejo é um mestigo que incorpora as características dos brancos (a valorizagáo da fa- mília e da honra pessoal) e dos índios (a lealdade, a obediéncia, a forga física e moral). As relagóes sociais, resultado da conquista pelos portugueses de uma área inóspita e habitada apenas por índios bravios, sáo marcadas pela reciproci- dade desigual de grupos sociais que conhecem seus lugares no interior de uma hierarquia rígida e natural, que, ao mesmo tempo, garante a sobrevivéncia de todos e fornece sólidas referéncias identitárias. Escrito no contexto de abundáncia e de crescimento econÓmico gerado pela súbita expansáo da cultura do algodáo, especialmente durante a Guerra Civil nos EUA (1871-1875), ao longo de um período de regularidade climática quase sem precedentes (1845-1877) na província, O Sertaneio Caballeroexpressa um ponto de vista que pode ser associado ao que se costuma chamar de "mentalidade senhorial", com sua estreita vinculagáo ao regime de propriedade da terra, ao controle pes- soal da máo-de-obra, á valorizagáo da obediéncia e da lealdade e á construgáo de um conjunto de relagóes sociais marcadas pelo mandonismo, pela afetividade e pela violéncia. A sensagáo de uma riqueza duradoura e segura, produzida sob a diregáo de uma camada de proprietários herdeiros diretos dos colonizadores brancos, parecia configurar a percepqáo de um mundo rural rico, estável, per- manente, imemorial, ancorado nas características da terra e da natureza, que, apesar dos pesares, nunca deixa de oferecer aos que trabalham um punhado de suas riquezas. Há, assim,Dalla-Corte um vínculo poderoso entre as relagóes sociais es- tabelecidas no sertáo e as possibilidades oferecidas pela natureza, identificando umas com as outras de tal forma que as rupturas só poderiam ser pensadas em fungáo da quebra de um ciclo natural, o que efetivamente ocorre em 1877, com a seca. Somente após essa data, portanto, o sertáo aparece como "hostil" ou "inóspito", palco ressequido de uma vida de sofrimentos e resignaqáo. Mas essa "quebra" náo estava no horizonte de pensamento de Alencar. Ao contrário, sua atuagáoGabriela parlamentar neste período, como deputado conservador, ficou marcada pela negagáo da seca e, portanto, pelo combate á liberaqáo de verbas da rubrica "socorros públicos" para as províncias afetadas. A morte, contudo, o privou de ver os desdobramentos funestos da calamidade e, por conseqüéncia, a crise do mundo patriarcal que idealizava. O que José do Patrocínio observa, portanto, é a decadéncia de um mundo ru- ral aparentemente indestrutível, posto que ancorado na regularidade e na segu- ranga da natureza, mas que se desagrega pela seca - o caos! Pañicipa, assim,

4. Este romance se insere no chamado ciclo regionalista do autor, que se completa com as obras OGaúcho (1870) e OTroncodo lpé(1871). da construqáo de uma imagem de fragmentagáo e desagregagáo deste universo tradicional que se opera nas décadas finais do século XlX, configurando uma idéia geral de atraso e de incapacidade de superagáo dos obstáculos naturais, contribuindo para a formagáo de uma "ideologia da natureza perversa" que se desenvolve ao longo das décadas iniciais do século XX. uma visáo nostálgica sobre um passado de fartura e seguranga, identificada ao ponto de vista senhorial, passa, neste momento, a estigm alizar a natureza como fonte, simultaneamente, da abundáncia e da escassez. Este contraste en- tre um mundo rural idealizado, perfeito, e o retorno cíclico da crise é levado ás últimas conseqüéncias pelo jornalista Mario Netto, para quem o Ceará "é um po- mar encantado, um encantado viveiro, onde a vida animal e vegetaltem a pujan- ga exhuberante dos trópicos"; a terra é "máe fecunda e amorosa", que "distribue os thesouros de seu seio igualmente por todos os seus filhos" - "a vida sertaneja cearense é de um communismo perfeito"lA idealizagáo da natureza correspon- de a idealizagáo das relagóes sociais. Os trabalhadores "exploram as parcelas de terrenos que lhes sáo arrendados, por conta própria e independentemente da retribuigáo dos servigos prestados aos fazendeiros". A repetigáo do fenómeno da seca, contudo, marca a vida do sertanejo, que é "o Sisipho resignado, sabedor de seu destino cruento, attento ao rumor das tormentasCaballero próximas" - "a dór deu lhe a faculdade da fofialeza ingenita, transmitida pela hereditariedade ancestral, consagrada no bergo, bebida no seio das matronas robustas, mais tarde de- senvolvida pelos exemplos viris dos pais". A seca surge do nada, embora seja "esperada com estoicismo e temida com orgulho". Chega aos poucos, "com a hesitagáo de uma ladra", e atinge igualmente a todos: é "a Fome que bate ás portas dos pobres" e "é a miséria que despoja os cabedais dos ricos".s O mundo sertanejo idealizado, de fartura e estabilidade, sem conflitos, se contrapóe ao tempo conflituoso e incerto da seca, da fome e da miséria, que chega sem aviso, posto que engendrada num mundo á parte, desconectada das relagóes sociais, "naturalizada".Dalla-Corte De O Sertanejo (1875), de José de Alencar, alé Vidas Secas (1938), de Graciliano Ramos, uma transformagáo radical nos significados conferidos ao sertáolorna-se perceptível, metamorfoseando a "sec- ca do Norte" -evento socialmente determinado- em "Nordeste seco" *situagáo configurada por características da natureza- no imaginário político, literário e científico brasi leiro. Patrocínio tinha a missáo de narrar essa seca para o público leitor da corte e o fezGabriela de modo completo: enviou matérias para o Gazeta de Notícias, mandou fotografias para o Besouro e escreveu um romance!. Buscou estar presente em situagóes relevantes naquele momento dramático e avaliou criticamente as agóes do governo, seguro que estava da inadequagáo das leis e do costume para a resolugáo de calamidades desta natureza. Através de uma estratégia narrativa de grande impacto, procurou estimular nos leitores uma intensa indig-

5. A Cidade, Sobral-CE, 1 5.08.1 900. 6. As fotos foram produzidas por J. Correa e o resultado pode ser interpretado como a primeira experiéncia de lotojornalismo no Brasil. (Andrade y Logatto, 1994:71-83; Barbosa, 2OO2:421-430: Barbalho, 2005: 1 39-1 50).

410 naqáo moral d¡ante de uma tragédia sem precedentes, que ameaqava as bases de formaqáo da nacionalidade e desafiava as inteligéncias de todas as áreas do conhecimento: era a "tragédia da vergonha nacional", impregnada nos traba- lhadores humilhados por salários irrisÓrios e ragÓes estragadas, expressa pela multiplicagáo da prostituigáo e pela desagregagáo da família. Contudo, parece ser na literatura que o investimento político de Patrocínio era mais acentuado, conforme a percepgáo predominante entre os intelectuais do lmpério. O romance Os Retirantes, resultado de todo esse acúmulo de expe- riéncias, seria publicado, primeiramente, em estilo de folhetim no próprio Gazeta de Notícias, sendo concluído no ano seguinte (1879).? (Patrocínio, 1973; Theo- philo, 1904; Neto, 1999). A lileratura -"inegavelmente a forma cultural por exceléncia do período e para a qualconvergiam todos os esforgos de redefinigáo dos valores sociais, avassalados pelo processo de transformagóes históricas"- arrebatou os intelectuais brasileiros de finais do século XIX em diregáo a uma batalha contra a fragmentaqáo social que parecia resultar da crise política do lmpério. Os laqos sociais precisavam ser reatados e o caminho estético encontrado foi aquele do realismo ou naturalismo, em que "a dimensáo da história" passa a regular o tempo e a duragáo do romance. O "real" passa a ser o centro da narrativa literária, congregandoCaballero a forga do espírito e da razáo contra o ímpeto fragmentário da imaginagáo. Ao mesmo tempo, e no mesmo movimento, a literatura já havia se tornado o elemento político fundamen- tal através do qual as expectativas de intelectuais engajados na tentativa de refor- mar ou "civilizar" o país pareciam se concretizar. Era no romance, principalmente, que os investimentos políticos dos intelectuais reformadores do segundo lmpério encontravam-se sintetizados, concentrando toda a capacidade de convencimento público e toda a energia política de ampliagáo e divulgaqáo das idéias modernas do liberalismo, do positivismo e do evolucionismo. Assim, pode-se afirmar que "o prestígio ímpar da literaturaDalla-Corte a transformava num instrumento particularmente ef iciente de propaganda i ntelectual'.8 (Sevcenko, 1 989 : 226-227 ).

7. Em Fortaleza, Rodolfo Teófilo ('1953-1932) -farmacéutico{ornalista/poeta/político/romancista./ botánico- traga uma trajetória semelhante na análise da calamidade: faz anotaQóes mensais, que publica posteriormente (1922) com o título de História da Secca do Ceará (em que reproduz algumas das mesmas fotos de J. Correa), e escreve um romance, A Fome (Rio de Janeiro, José Olympio; Fortaleza, AcademiaCearense de Letras, 1979- 1a ed. 1890), que é, defato, seu principal inves- timentoGabriela intelectual e sua principal arma de combate político. As anotagóes, segundo ele mesmo, náo passavam de observagóes gerais e lestemunhos diretos a serem utilizados na composigáo dos personagens. O estilo realista ou naturalista faz com que os regimes de escrita (as anotagóes'?eais" e as tramas ficcionais) se confundam. lnteressante observar que Teófilo e Patrocínio passaram por Faculdades de Farmácia, respectivamente, na Bahia e no Rio de Janeiro, um ramo considerado "menor" das atividades médicas, acessível aos mulatos e camadas mais pobres que conseguiam me¡os de sobrevivéncia como estudantes. Teófilo, ao contrário de Patrocínio, praticou inlensamente a profissáo de farmacéutico, chegando a ser responsável pelo combate ás epidemias (especialmente a varíola) na cidade através da vacinagáo em massa da populagáo, tendo construído um vacinogé- neo próprio e percorrido os mais afastados bainos em busca de doenles ou pessoas desprotegidas, utilizando métodos pouco convencionais, porém eficazes. (Theophilo,l 999). 8. É interessante anotar que o conservador José de Alencar também apostava "na literatura como ¡nstrumento eficaz de intervengáo sobre os rumos da sociedade" (Souza, 1 998: 1 24).

411 Mais do que na "história" ou no jornalismo -visto como tábua de salvagáo dos intelectuais deslocados dos centros do poder pelo projeto conservador da República que sairia vencedor depois de 1889-, era na literatura que os inves- timentos políticos e intelectuais haveriam de se concentrar. Neste sentido, náo se tratava táo-somente de narrar, mas de envolver o "público" leitor, através de estratégias "realistas" e impactantes, em uma rede de significados que pudesse reafirmar certos valores morais e referéncias éticas, bases para um conjunto de hábitos e comportamentos "civilizados", de acordo com o sentido dispensado a ,,real", esta noqáo integrativa no final do século XlX. A própria exposiqáo do sem maquiagens retóricas e com riqueza de detalhes mórbidos, produziria o efeito pretendido pelo escritor. os Retirantestematiza o processo de retirada, em que as famílias sertanejas, esgotadas todas as fontes de recursos, próprios ou distribuídos pela caridade ou pelo governo,s (Patrocínio, 1878) deixam suas pequenas cidades ou fazendas para procurar o apoio ou a ajuda do governo na capital da província, Fortaleza - uma cidade de cerca de 25.000 habitantes em 1877, mas onde foram conta: bilizados pelo menos 114.000 retirantes famintos e doentes em 1878. Era um trajeto novo, engendrado em meio ás transformagóes sócio-económicas que se desenrolavam nos anos posteriores a 1850. As rotasCaballero tradicionais, em diregáo ás serras, terras úmidas e praias, haviam se fechado, entre outras razóes, pela ampliaqáo da agricultura comercial do algodáo, exigindo dos camponeses po- bres um aprendizado novo sobre as relaqóes de poder em tempos de escassez, quando o Estado passa a assumir muitas fungóes antes concentradas nas máos dos coronéis, senhores de terras e gentes (Neves, 2001: 37-58). Através das conturbadas trajetórias dos personagens Eulália e lrena, amigas pertencentes a famílias prestigiadas na localidade de B.v., respectivamente os Queiroz e os Monte, Patrocínio procura enfocar aspectos que considera rele- vantes na análise do processoDalla-Corte que se desenrolava ante seus olhos. A sina de Eulália parece resumir toda a tragédia da seca: filha mais velha do professor público Francisco de Queiroz, educada na mais rígida formagáo moral sertaneja, religiosa e casta, vé seu mundo estável e seguro desabar após a morte do pa¡; sem recursos de espécie alguma, deixa-se seduzir pelo vigário Paula (a figura mais corrupta do romance, concentrando todo o anticlericalismo de Patrocínio) e muda-se com as irmás menores e a tia velha para Fortaleza, onde, para garantir a integridade moral da família, prostitui-se e protagoniza uma morte desonrosa, no meioGabriela da rua principal da cidade, no momento mesmo do casamento de sua melhor amiga. Esta, lrena, empobrece mais rapidamente -{ pai, o "velho criador', Rogério Monte, perde subitamente suas referéncias socioeconómicas, basea-

9. Patrocínio critica a caridade exercida como favor pelo governo alravés da distribuigáo de es- molas. Defendeu a posigáo do Conselheiro Aguiar, que presidiu a província por alguns meses, para quem, segundo o jornalista, era papel do Estado desenvolver uma política de socorros públicos que perm¡t¡sse, ao mesmo tempo, "economizar os dinheiros públicos" e "prestar ao povo o socorro constitucional". Ele conclui: "A esmola era o que se disüibuia anteriormente, agora distribuía-se oulra coisa, o socorro. No primeiro caso funcionava a caridade do estado, no segundo o estado cumpria um dever". (Gazetade Notícias, Rio de Janeiro, 12.09.1878).

412 das na terra, nos escravos, no gado e na produgáo do algodáo- e passa toda a trama acompanhando o pai, já doente e cego, na busca pelo noivo prometido (ironicamente, um membro da família Feitosa);10 é recompensada, ao final, com um casamento abastado, apesar da morte do pai e de sua amiga Eulália. lrena, apesar da mais intensa penúria, jamais perde a referéncia masculina da família - ao pai, que, mesmo doente, garante a defesa dos valores morais da filha virgem, se sucede o amado Feitosa, que lhe garante o sustento e uma nova família como referéncia social. A constante presenQa masculina, mesmo precária, permite a ela defender-se dos asséd¡os dos aproveitadores. Eulália, ao contrário, desloca-se pelo romance sem encontrar pontos de sus- tentaqáo, á procura de meios para evitar a decadéncia das irmás e a desmora- lizagáo da tia querida. Sem referéncias masculinas para defender sua honra, deixa-se prostituir e, sempre angustiadamente, consegue, com sua degradagáo, impedira_degradagáo do restante da família. A seca aparece-lhe como uma eS- trutura exQrior e intransponível, um destino irrecusável, uma barreira invisível e poderosa, que nem mesmo a forga da moral sertaneja consegue sobrepujar; contudo, até o fim permanece fiel aos valores da honra pessoal e do trabalho como fundamento ético da vida, herangas da formagáo moral das famílias serta- nejas com algumas posses. Caballero O romance centra-se na vida de famílias abastadas e seus dramas, no in- teriOr de um processo que Se procura apresentar Como univerSal: a seca afeta a todos!11 Os camponeses pobres -na verdade, os grandes protagonistas da miséria e da fome- aparecem como um cenário vivo de degradagáo e morte. Sombras sem nome nem sobrenome, que se movimentam continuamente em torno dos personagens centrais. Sem o cultivo ilustrado de valores enraizados no cristianismo e na tradigáo, os trabalhadores, como "exercito sorprehendido", rendem-se ás circunstáncias, humilhando-se na esmola, degradando-se na pros- iituigáo e vivendo ás custas do Estado. Os valores de um mundo rural idealizado caracterizavam uma nova Dalla-Cortefigura literária no momento de sua crise, o cearense, que, "laborioso e allivo", "tinha pela honra o culto fanático dos fakirs aos seus ídolos"; ao mesmo tempo, o "trabalho era a sua corÓa de gloria".l2 O cearense de Patrocínio assemelha-se ao sertaneio de Alencar, e sua rápida decadéncia acompanhava a decadéncia económica e social de todo um universo tradicional, com seus valores e sua abundáncia. A rapidez dessa decadéncia está ligada, de um lado, á desagregagáo da fa- mília camponesa,Gabriela obrigada a circular pelas estradas destruídas e perigosas, por várias localidades, antes de dirigir-se á Fortaleza. Nesses sinuosos trajetos, nar- rados em parte no romance (na medida em que se cruzam com a trajetória dos

10. Os Monte e os Feitosa protagonizaram as mais violentas lutas de famílias no interior do Cea- rá, desde o início do século XVlll. (Chandler, 1980). 11. Em A Fome, de Rodolfo Teófilo, a trama acompanha a trajetória do coronel Manuel de Frei- tas e sua família. Neste caso, mesmo arruinado, o orgulhoso líder sertanejo náo ace¡ta a esmola governamenlal, recebendo apoio de um comissário de distriio, como ajuda de caráter estritamente pessoal. A permanéncia da unidade familiar garante á filha Carolina a defesa da honra contra os assédios do mesmo comissário Arruda. 12. Gazeta de Notícias, Rio de Janeiro,22.08.1878.

413 Queiroz ou dos Monte), perdia-se a altivez e a cada vez maior proximidade da fome anestesiava os mecanismos de defesa da honra. Mortes e desencontros, nestes caminhos extremamente longos e secos (lembre-se náo só a qualidade das estradas no Ceará do século XlX, mas a distáncia que esses retirantes eram obrigados a percorrer), desfaziam a unidade familiar, por vezes pela partida ou morte de seu chefe, por vezes pela agáo desmoralizadora de elementos deprava- dos de camadas mais abastadas, que rondavam permanentemente a desgraga dos pobres, especialmente das pobres donzelas. Por outro lado, os camponeses sáo ignorantes e rudes, incapazes de cultivar racional e conscientemente os va- lores morais da família e da ordem senhorial. sem a ferramenta da cultura, da leitura e da escrita, Patrocínio náo vislumbra possibilidades de seguranQa para os valores morais que tanto preza, implodidos pela "tragédia da vergonha nacio- nal", sintetizada na corrupgáo moral e na ineficiéncia do Estado. Neste momento, sem o apoio da cultura letrada, o pánico predomina sobre a razáo e "a supersti- gáo abriu logo as longas asas de corvo e pairou sobre os espíritos acovardados" (Patrocinio, 1973:24). A proximidade da fome, portando, acentuava o peso dos mecanismos naturais e interiores de defesa da vida, sobrepujando as amarras e)deriores da cultura. Desprovidos de defesas culturais e expostos á fome bio- lógica, os camponeses distanciam-se da sociedade civilizada e animalizam-se, desqualificando-se como sujeitos sociais e perdendoCaballero a própria identidade políti- ca. Sem rosto, passeiam pelo romance como uma massa de homens e mulheres geográfica e imaginariamente deslocados, desgragados pelo destino inevitável. Sáo criaturas indefesas sem as referéncias morais dos proprietários de terras, os quais lhes fornecem náo somente as possibilidades económicas de acesso restrito ás terras, mas, principalmente, os limites rígidos da conformagáo social. O controle senhorial, portanto, possui um efeito agregador fundamental para a estabilidade da sociedade sertaneja, segundo a ótica conservadora. Sob o domínio dos proprietários brancos, a cultura rural permanece coesa e forte, base de sustentaqáo do edifícioDalla-Corte nacional. A seca, ao desfazer os lagos que unem senhores e camponeses, pela destruigáo da produgáo e a migragáo generali- zada, enfraquece o controle que os senhores de terras exercem sobre toda a sociedade, abrindo espaqo para a desagregagáo social e moralgue-.Patrocínio e outros tanto denunciam. Assim, o tema da seca está intrinseclmente associado ao tema da decadéncia dos senhores rurais e sua incapacidade em manter o controle sobre as gentes em retirada. Por isso, a degradagáo a que ele sempre se refereGabriela é de natureza eminentemenle moral, relativa ao declínio do controle senhorial sobre as consciéncias. Patrocínio, assim, tematiza o processo generalizado de degradagáo moral a que todos, de maneiras diferentes, estavam submetidos como resultado da seca. Os senhores, enfraquecidos, véem-se incapazes de manter o controle social e político sobre "seus" dependentes; os camponeses, vagando sem senhores pe- las estradas ressequidas, degradam-se na luta desesperada pela vida. Chama a atenqáo, especialmente, para o crescimento assustador da prostituigáo, princi- palmente promovida pelos próprios familiares, como forma de trocar a honra das mulheres por comida, abrigo ou acesso aos benefícios dos socorros públicos. E no contexto de decomposiqáo de um mundo rural de abundáncia material e

414 cultural que este processo ocorre, arrastando os personagens, na maioria das vezes, para um fim trágico que náo podem evitar nem sequer compreender. Como o peso de um destino inevitável, os personagens deslocam-se pela trama á procura de saídas (que nunca encontram) e de seguranga (sempre precária), idealizando uma "idade do ouro" figurada em um passado longínquo, quando reinava a abundáncia e a paz (ao contrário da experiéncia "real" da vida serta- neja, marcada muito mais pela caréncia permanente e a violéncia constante). Segundo ele, "conservavam-se límpidas, em todas as memórias, as recordagÓes dos tempos prósperos",13 levando ao desespero os chefes de família, incapazes de evitar, ou meramente compreender, o processo em que estavam inseridos. No entanto, os dias de glória do sertáo algodoeiro-pecuário náo aparecem explicitamente na narrativa de Os Retirantes. Patrocínio, ao contrário de muitos escritores do período, náo procura descrever, logo no início do livro, o ambiente geográfico em que a trama se desenrolará. Náo só a fartura de tempos passados, mas também a caréneiado tempo presente, sáo descritas retrospectivamente na trama e na agáo dos personagens, definindo seus movimentos e cenarizando suas decisóes. O universo sertanejo idealizado por Alencar está presente, por contraste, nas descrigóes minuciosas da desgraqa e no contato permanente de personagens íntegros (como Eulália, apesar de seu Caballerodestino ingrato) e outros in- teiramente degradados (em especial o vigário Paula, para quem a seca lezláo' somente acentuar a falta de caráter) com um momento extraordinário da vida nacional, quando os valores cristáos básicos de socializagáo através da família e da educagáo dos filhos estáo sob ameaga iminente. Episodicamente, contornos de relagóes sadias e moralizadas emergiam de um mar de desolagáo moral: nestes momentos, a referéncia era a "fraternidade dos tempos prósperos", quan- do "o nobre coraqáo cearense revelava-se inteiro em tamanha espontaneidade" (Patrocinio, 1 973:87). Os tragos de caráter do sertanejo, definidos por Alencar -honra pessoal, alti- vez, gosto pelo trabalho, obediéncia,Dalla-Corte lealdade, valorizagáo da terra e da família-, delimitam as características dos personagens de Patrocínio, determinando o ho- rizonte de possibilidades em que formulam suas agóes e seus pensamentos. Os Retirantes e O Sertanejo representam, portanto, os dois lados de uma mesma moeda de idealizagáo do mundo senhorial sertanejo, vistos sob a ótica conser- vadora de dois escritores geniais. Gabriela

13. Gazeta de Notícias, Rio de Janeiro,22.08.1878.

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Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Conflictos de tierras y resistencia campesina en el Estado de Paraná, Brasil (1945-1964)'

Angelo Priori* Universidade Estadual de Maringa (UEM). Paraná

Caballero

1.

Entre los años de 1945-1964, miles de campesinos del Estado de Paraná, sur de Brasil, se envolvieron en disputas sociales por la posesión de la tierra o por la conquista de derechos laborales. En esos años, tuvimos un abundante progreso de organización de alianzasDalla-Corte campesinas, de sindicatos de labradores, de suce- sivas huelgas y de largas demandas judiciales por derechos sociales. Sin em- bargo, lo que más le marcó al campo paranaense fueron los conflictos armados entre possefos,l matones y latifundistas que hicieron monta en las ciudades de Jaguapitá, Guarací, Centenario del Sur y Porecatú. En esas localidades, cientos de campesinos se valieron de armas para defender sus posesiones y la tierra de labor de sus familias. La pequeña historiografía ex¡stente sobre el asunto, consagróGabriela ese movimiento como "Rebelión Campesina de Porecatú". La región denominada "Porecatú" está enclavada en el extremo norte del Estado de Paraná, situada en el valle del Río Paranapanema. La colonización de esa región empezó en fines de la década de los 30 e inicio de la de los 40 del siglo pasado, en el contexto de la nueva política de tierras implementada por el Gobierno de Getúlio Vargas y conocida como Marcha hacia el oeste. Con Var- gas, Brasil va a crear, por primera vez,la posibilidad de formalizar un reordena-

. Apoyo: CNPQ/Brasil y Fundación Araucária/Paraná. 'l . Posseíro es el campesino que usufructúa la tierra, pero no es su legítimo propietario debido al hecho de no poseer la escritura, o sea, un documento legal que le certifique la propiedad de la tiena.

419 miento agrario. La idea de grandes propiedades latifundistas produciendo para la exportación, tan arraigada entre las clases dominantes de la Vieja República, será en tesis, transformada en una política vuelta a la constitución de una política agraria, llevando como principio la pequeña y mediana propiedad, con base en núcleos coloniales, con ojos puestos en la produccíón de alimentos y materias primas para atender a una demanda interna cada vez más creciente. Es dentro de ese contexto histórico que posseiros, pequeños propietarios, labradores y colonos, atraídos por la perspectiva de lograr mejores condiciones de trabajo y de vida y, principalmente, la posesión de una parcela de tierra, van a radicarse en aquel páramo casi desconocido del Estado de Paraná. Primeramente, la colonización ocurrió en pequeñas posesiones de tierras, a través del cultivo de café, de plantas alimenticias y de la cría de cerdos, poste- riormente, a mediados de los 40, la organización de la propiedad de la tierra fue realizada con la presencia de grande usurpadores, que expulsaron los posseiros y estructuraban sus propiedades con base en la cultura cafetalera, en la ganade- ría, en elplantío de caña de azúcar, asociadas altrabajo asalariado. Por lo tanto, son esos dos agentes sociales -posseiros y usurpadores- los personajes de uno de los más importantes conflictos de tierra del Estado de Paraná en el siglo XX. La presencia de esos grandes usurpadores en la región, que a través de la política, de matones y de pistolerosCaballero expulsaban y tomaban las tierras de los posseiros es la que va a ocasionar la organización de una resis- tencia -que posteriormente se volvió una resistencia armada- con el objetivo de defender sus propiedades y las mejoras en ellas existentes. Los conflictos armados tuvieron inicio al final de 1948 y sólo fueron desmo- vilizados en julio de 1951, con la presencia de las tropas de la Policía Militar del Estado y de agentes de las Comisarías Especializadas de Orden Político y Social (DOPS - Delegacias Especializadas de Ordem Política e Social)) de Sáo Paulo e de Paraná. La resistencia armada de los posseirosde Porecatú marcó la región, que se constituyóDalla-Corte objeto de atención de grandes reportajes en los princi- pales periódicos del país y en órganos de prensa, como la revista "O Cruzeiro" y elsemanario "Voz Operária", órgano del Partido Comunista Brasileño (PCB). El PCB fue un agónte futcratde la resistencia armada. A trarlés de los directo- rios municipales de Jaguapitá y de Londrina, y luego, a través del propio Comité Central, el partido participó de la organización del movimiento armado, enviando para el área de conflicto varios militantes expefios y dándoles una eficaz reta- guardia,Gabriela a través no sólo del envío de armamentos y munición, sino también soporte financiero, además de ropas y alimentos para los resistentes. La intervención del PCB en la región y en la organización del movimiento armado de Porecatú, fue posible debido al cambio de su línea política, a partir de los manifiestos de enero de 1948 y de agosto de 1950, que apuntaban al Partido la necesidad de la defensa de la "violencia revolucionaria", como línea de acción, teniendo por finalidad la lucha directa para la tomada del poder. En ese sentido, el partido propuso, en su programa, la formación de un Frente Democrático de Libertad Nacional, cuyo principal objetivo consistía en hacer la "revolución agra- ria y antiimperialista". Respecto al campo, defendía la inmediata entrega de las tierras de los latifundistas a los campesinos que en ellas trabajaban. Y para eso

420 sería fundamental, en la visión del PCB, la organización de los campesinos (pe- queños propietarios, posseiros, arrendatarios, aparceros) y labradores (asalaria- dos) como aliados naturales del proletariado en la tarea de hacer la revolución.

2.

El envolvimiento del PCB en la lucha de los posseiros de Porecatú ejerció un papel fundamental en la organización del movimiento y en los conflictos que se sucedieron, de a poco, lograron organizar los posseftos en grupos, concienci- ándolos de la importancia de defendieren sus propiedades: primero legalmente, luego a través de las armas. Antes mismo de la formación de los grupos armados, que tendría inicio en noviembre de 1948, ql PCB de Jaguapitá llegó a recurrir al comité regional de Londrina. El farmacéuliesángelo Gajardoni consiguió llevar a la región litiga- da, el entonces concejal londrinense Mantel Jacinto Corréa, conocido militante comunista. Jacinto constata la gravedad de la situación y sugiere, con éxito, al comité estatal del Partido en Curitiba, un apoyo efectivo a los posselros.2 Mientras en Londrina el PCB iniciaba un movimientoCaballero de solidariedad a los "re- sistentes de Porecatú", la familia Gajardoni cambiaba su droguería en Jaguapitá por poco más de veinticuatro hectáreas de tierras de mata virgen, posibilitando una actuación acercada con los posseiros. Pero, el hecho más importante de acercamiento de los posseiroscon el PCB se dio, curiosamente, con la casación del registro electoral del Partido y de los mandatos de sus diputados ocurridos en 1947. A partir de ese momento, diversos m¡litantes del PCB de Londrina pasaron a visitar la región muy a menudo, pero sobre todo, el concejal Mantel Jacinto Corréa, al abogado FlavioDalla-Corte Ribeiro y el médico Newton Cámara, llevando ropas, provisiones, remedios y dinero. Esa ayuda de los comunistas permitió la con- quista de la confianza y de la simpatía de los posseiros. Con eso, se volvieron agentes impoftantes en la orientación de la lucha y de la batalla legal por la posesión de la tierra. La decisión del Partido Comunista Brasileño de asumir la organización de la lucha armada en el Norte de Paraná fue concretizada formalmente en noviem- bre de 1948, cuando los posseiros aceptaron los argumentos de varios emisa- rios delGabriela partido de que la única salida para la defensa de sus tierras era recurrir a las armas. Es difícil establecer con precisión lo que pasó inmediatamente después de los posseiros optaren por la lucha armada. Sin embargo, a través de algunos testimonios, se puede concluir que el PCB trató de preparar el terreno para ins- talar operacionalmente los grupos armados, cuyos embriones ya existían hacía mucho tiempo, gracias al Comité Municipal del Partido en Jaguapitá, a través de

2. CPDH. Centro de lnvestigación y Documentación en Historia. Universidad Estatal de Londrina. Entrevista con Manoel Jacinto Corréa. 1983

421 Arildo Gajardoni y de las Alianzas campesinas formadas en toda la región, bajo el liderazgo de Hilário Gongalves Pinha. Pero, hasta ese momento la presencia del pcB en el área se limitaba a los propios militantes con origen entre los posseiros. Era un grupo muy reducido, aunque con posiciones imponantes en el proceso de organización de la resis- tencia. En ese sentido, tanto Arildo Gajardoni como Hilário Gongalves pinha van a trabajar con la perspectiva de regimentar un número cada vez mayor de campesinos teniendo, de inmediato, el derecho a la posesión legal. El trabajo regimental era hecho de varias formas: a través de actividades de ocio, como la partida de fútbol, la pesca, las cartas y el truco, siempre encaminado al debate político; el trabajo político propiamente dicho, a través de las reuniones de las Alianzas Campesinas, ese sí, fue privilegiando la discusión política. si la discusión política por la conquista de la tierra no estaba contemplada claramente, sin embargo, algunos puntos que son fundamentales para la vida de los campesinos estaban, como por ejemplo, la lucha por créditos bancarios, mejores precios para la producción, sueldos para los trabajadores de las talas de bosques, etc. Sin embargo, implícitamente, el lugar de la discusión estaba orga- nizado. No es en vano que la conmemoración de las llamadas fiestas populares y religiosas, la conmemoración del "primer de mayo",Caballero fechas que en las décadas de los 40 y 50 fueron significativamente conmemoradas, sea a través de los esperados discursos de Getúlio Vargas, sea a través de actividades preparadas por el Partido Comunista Brasileño en las más diversas ciudades y regiones del país. En fin, fueron esos espacios {e ocio y política- fundamentales para atraer el campesino a la lucha.

3.

La resistencia campesinaDalla-Corte de Porecatú fue realizada en dos frentes: un arma- do, con un grupo reducido de personas, pero con una disciplina rigurosa y un comando extremamente fuerte; y otro, legal, compuesto por algunos cientos de campesinos, en las posesiones y haciendas, además de un frente de solidarie- dad y ayuda mutua, en las ciudades. La lucha armada estaba dividida en tres gruposJ un cuartel General. cada grupo estaba localizado en una región estratégica dei\Erea conflagrada. La sede del primerGabriela grupo quedaba en la tenencia de José Billai, a las márgenes derecha del Riacho centenario. Ese grupo era liderado por Arildo Gajardoni, conocido por el sobrenombre "Strogof". El segundo grupo quedaba en la tenencia de Hilário Gongalves padilla, en las confluencias de la margen izquierda del Riacho Tenente con el Río parana- panema. Ese grupo era liderado por Hilário Gongalves Pinha, también conocido como "ltagiba". Y eltercer grupo, lalvez con una importancia menor en relación a los otros dos, su sede era en las cabeceras del Agua Centenario, o Riacho Centenario, y el responsable por él era André Rojo, conocido como "Panchito". Además de esos grupos, había el Cuartel General, cuyo comandante era Celso Cabral de

422 Mello, conocido como "Capitán Carlos", cuya función ejercida era la de hacer la conexión entre los grupos y los comités Municipal del Partido en Jaguapitá y Regionalen Londrina.3 Celso Cabral de Mello, era un militante del PCB con gran experiencia. En la lntentona Comunista de 1935, tuvo participación importante en la función de cabo de la Marina y radiotelegrafista, a bordo del acorazado "Sáo Paulo". Con el fra- caso del movimiento fue detenido y llevado al Presidio de la lsla de las Culebras, luego transfer¡do a la Casa de Detención del Río de Janeiro y, por fin, encerrado en el buque presidio "Pedro 1". Estuvo encarcelado de noviembre de 1935 hasta abrilde 1936, cuando en elviernes Santo de 1936, aprovechándose de un "rela- jamiento de la vigilancia de abordo" del buque presidio, consiguió huir'4 Profugo de la Justicia, fue procesado y condenado en revelía, por el Tribunal de Seguridad Nacional, por *.r-paiticipación en la intentona, a Seis años y cuatro meses de detención. Con la huida, se encabulló por el interior del Estado del Río de Janeiro, pasando el tiempo trabajando en fincas de Barra del Piraí y Valenga. El 1B de abrilde 1945 fue amnistiado, juntamente con Prestes y los demás pre- sos políticos de la época. Según su testimonio en el DOPS, hasta el levante de 1935 no era comunista. Fue reclutado y catequizado por el Partido Comunista Caballerodurante los seis meses que pasó encarcelado. Tras haber huido de la cárcel, participaba tímidamente de la mi- litancia en organismos de base del Partido y, con la amnistía en 1945, cuidaba sólo de su subsistencia. Tras la amnistía, se formó en la escuela del Partido, pasando a vivir, por determinación del PCB, en Cax¡as, en dónde trabajaba como electricista en la Fábrica Nacional de Motores. En el periodo de 1945 a 1948, Celso Cabral de Mello estuvo en varios puestos en la estructura del PCB:fue secretario de or- ganización del Comité Estatal del Río de Janeiro, participó de la organización del Comité Estatal de Sáo Paulo y llegó incluso a ser miembro del Comité Nacional.s (Vinhas, 1982: 93) Sin embargo, Su permanencia en el Comité Central fue tan cor- ta como el periodo de legalidadDalla-Corte del PCB. En mayo de 1948 recibió un comunicado del Secretariado Nacional del Partido informando que ya no más hacía parte de la Directiva Nacional, pasando a militar tan solamente en los organismos de base. A partir de entonces Celso Cabral recibió diversas tareas de la Directiva Na- cional para actuar en diversas localidades del Río de Janeiro y Sáo Paulo. En diciembre de 1950 fue llamado a Río de Janeiro, donde fue informado por Apo- lónio de Carvalho miembro de la Directiva Nacionaldel Partido, de la necesidad de dirigirseGabriela al Nofie de Paraná para organizar los posselros y los conflictos de tierra (Carvalho, 1 997).6

3. Archivo DOPS. lnforme del Comisario Especializado del DOPS, Eduardo Louzadas Rocha. Carpeta 427/188. 4. Archivo DOPS. Auto de Calificación e lntenogatorio de Celso Cabral de Mello. Carpeta 427/188. 5. En julio de 1946, se realizó la 3a Conferencia Nacional del PCB, en la sede de la UNE (Unión Na- cional de los Estudiantes), en Río de Janeiro, en la que se decidieron por la renovación y ampliación de la Directiva Nacional. Entre los elegidos como miembros efectivos, estaba Celso Cabral de Mello. 6. Hay informaciones de que Apolónio de Carvalho habría participado directamente en la organi- zación de la lucha armada en Porecatú, pero en sus memorias no hay registros sobre eso. La prensa de la época publicaba noticias sobre valorado el número de per- sonas encerradas. Habían materias que hablaban de 300 personas, otras ha- blaban en 500 y aún otras, más exageradas hablaban en miles de',campesinos armados".T Pero la realidad era otra. Aunque los posser'ros hicieran acciones que pudieran mostrar una fuerza y una cantidad de personas que ellos no poseían. La mayoría estaba armada de escopeta de carabina de 12 tiros. Esas armas eran comunes en la región y utilizadas para cazil animales. pero, eran esas las armas que los campesinos, inicialmente, disponían. sin embargo, esas armas eran muy frágiles. Y el resultado práctico de esas acciones con armas deficita- rias era casi insignificante. En el informe que elaboró al Comité Central, Celso Cabralde Mello describe que las mejores armas en poder de los posseiros eran una subametralladora ca- libre 45 milímetros con cargador de 45 tiros, "en mal estado de funcionamiento" y una subametralladora de 9 milímetros, con cargador para 30 tiros, esa "funcio- nando regularmente".s con el transcurso del tiempo, consiguieron algunas armas más modernas, principalmente pistolas automáticas, mosquetones, granadas y ametralladoras, muchas recuperadas de los matones o de los policías, otras enviadas por el Comité Regionaldel Partido en Londrina. Caballero Todos los miembros de los grupos usaban un alias para identificarse, lo que era fundamental para mantener el sigilo y preservar la identidad de quienes es- taban en armas. Tanto que en el proceso crimen abierto por el Poder Judiciario en contra a los possefos que fueron a la lucha armada, algunos no pudieron ser indiciados porque no fueron identificados. Son los casos, por ejemplo, de "Machado", "Orozimbo" y "Jordáo".9 Esos miembros tenían una gran movilidad dentro de la selva y no se queda- ban en un ponto más que dos días. Además de la movilidad había un cambio constante de miembros entre los grupos, "por motivo de seguridad" o para evitar eltedio y las pequeñas desavenencias.Dalla-Corte En primer lugar, los ataques eran hechos con mucha seguridad. si el gru- po percibía que el objetivo a ser atacado estaba mejor posicionado, la acción era postergada para otra ocasión. En segundo lugar, además de gompatir a los matones y policías, los grupos armados tenían la función de "limóiaf' las tierras ocupadas por labradores enviados por los usurpadores. con el inicio de la lucha armada y el refugio de los posseiros en la selva, variasGabriela propiedades quedaron expuestas a las investidas de los usurpadores y de la acción de los matones. Muchas de ellas, incluso, fueron ocupadas por los propietarios que las reclamaban. Al ocurrir eso, inmediatamente los usurpadores

7. Según reportajes en los periódicos Gazeta do Povo,26 jun. 1 951 : O día, 26 jun. 1951 y 01 jul. 1951: Diário de IaTarde,04 jul. 1951 . 8. Archivo DOPS. Autos de Calificación e lnterrogatorio. Carpeta 4271188. 9. El primer, hacía el servicio de conexión entre Londrina y Porecatú. Los dos últimos participaron de los grupos armados dentro de la floresta. Archivo Criminal del Forum de la Comarca de Porecatú. Proceso crimen en contra Arildo Gajardoni y otros. 1951 . Ver aún: Archivo DOPS. lnforme del Comi- sario Eduardo Louzadas da Rocha. Carpeta 4Z7l1\g.

424 conlrataban trabajadores y los instalaban en las posesiones para dar continuidad al trabajo de desmonte y hacer el plantío de café o la formación de pastizales. Los trabajadores, contratados a destajo para desmontar y hacer el plantío, generalmente eran de otros estados, sobre todo de Minas Gerais y Sáo Paulo y llegaban desinformados de los conflictos que estaban ocurriendo en la región, así como no recibían informaciones de que iban a trabajar en tierras reclamadas y de alta peligrosidad. Ese hecho creó más una dificultad para los posseiros armados. Puesto que, ahora, deberían abrir un nuevo frente de lucha. Tendrían que combatir la policía dentro de la floresta, pero también arriesgarse en campo abierto para embargar el trabajo de los contratistas en las posesiones. Y lo más difícil era: hacer los embargos sin arriesgar la vida de aquellos contratistas o mismo sin causar un roce mayor con ellos. /' Al embargar un desmont4, o hacer la "limpieza", como era eltérmino utilizado por los posseiros, ellos debe\ían primeramente burlar el cerco de los matones contratados por los usurpadores para dar protección a los contratistas. Tras re- unirse con ese grupo de trabajadores y explicar que aquellas tierras eran suyas, que los usurpadores que los habían contratado estaban usurpando la propiedad y, tras esa conversa, todavía, convencerlos a desistirCaballero del servicio y abandonar la región, o por lo menos la región conflagrada. Así, esas acciones se realizaban en dos momentos. Primero, enfrentarse con los matones. Segundo, reunirse con los contratistas y convencerlos a marcharse de las posesiones. Laluerzapolicial, por estar haciendo un trabajo para los usurpadores, era, sin duda, un enemigo a ser combatido. Sin embargo, le consideraban un enemigo fácil. Primero porque eran profesionales incapacitados para el enfrentamiento en situación de guerrilla. Lo máximo que la Fuerza policial hacía era buscarles a los posselros en vías y viviendas. Y en las vías, principalmente aquellas que cruzaban las selvas, se volvíanDalla-Corte presas fáciles de las emboscadas y de los tiro- teos sorpresivos. En el caso de los matones era diferente. A ellos no solamente les temían, sino que conocían muy bien la región y peleaban de igual a igual, a veces con las mismas tácticas, a veces con la misma precisión. Por eso era fundamental la eliminación de los matones. Algunos casos se volvieron famosos en la región. Primero la eliminación del matón Luisinho, que comandaba un camiÓn de solda- dos paraGabriela desalojar las posesiones de José Billar. En un tiroteo transcurrido por la resistencia al desalojo, Luisinho fue muerto junto con otros cinco soldados, en el sangriento enfrentamiento que tuvo fecha el 10 de octubre de 1950.10 Sin embargo, ningún otro caso generó tanto entusiasmo en los posseiros como la venganza y el ajusticiamiento de José Celestino. La máxima de Luiz

1 0. Los episodios de aquel 1 0 de octubre de 1950 se volvieron un hito para la historia de la rebe- lión de Porecatú. En el total fueron seis muertos (dos de ellos adolescentes) y once heridos, entre policiales, matones y posseiros. Hechos que se quedaron guardados en las memorias de todos aquellos que participaron de conflictos armados. A partir de aquel momento la lucha se amplió y con ella la violencia y los combates. carlos Prestes, expresa en su Manifiesto de Agosto de '1950 de que para com- batir la violencia de los dominadores era inevitable y necesaria imprimir la vio- lencia de las multitudes fue llevada a término por los posseiros de porecatú en el ajusticiamiento del guardaespaldas José celestino (Vinhas, 1982: 140-157). celestino, cuyo nombre de pila era José Ferreira de souza trabajaba como guardaespaldas hacía varios años. Contratado por los Lunardellis (familia de usurpadores de la región), trabajaba también para otros usurpadores y para la Fuerza Policial del Paraná, de la cual, incluso, recibió una promesa de asumir un puesto con la patente de sargento. celestino era acusado por los posseiros de varios crímenes de estupro, desalojo y de asesinato. Por lo menos dos posseftos fueron asesinados por él: Francisco Bernardo dos Santos y Salvador Ambrosio, muerto a traición a las márgenes del Río Paranapanema, mientras pescaba. Tras esos crímenes, los posselros le juraran liquidar el matón. La orientación de ejecutar Celestino no fue dada por el PCB, como algu- nas fuentes señalan (Pelegrini, 1998).11 La decisión fue tomada por un grupo de 18 personas que estaba escondido dentro del matorral, entre ellos, sí que es verdad, algunos mil¡tantes del PCB, como Arildo Gajardoni e Hilario Golgalves Pinha. Pero la decisión no salió del Partido, sino de los propios possefos. No obstante no fue unánime, 15 de los posseiros votaronCaballero a favor, 3 se abstuvieron. En testimonio, Hilario Gongalves Pinha declara: 'yo tuve restricciones. Yo creía que... yo tenía ganas de liquidar el hombre. Pero creía que iba a repercutir muy mal esa ejecución, porque era una ejecución, era evidente. Pero la decisión fue democrática. Sólo tres se abstuvieron: yo y más dos. No votamos en contra, pero nos abstuvimos. Los 15 votaron por la ejecución. Entonces yo dije: yo soy elprimero".l2 Esa decisión colectiva nos revela más un hecho importante de cómo era construida internamente la cuestión de la directiva del movimiento y del coman- do. El hecho de Hilario Gongalves Pinha ser el comandante (en la época, el "ca- pitán Carlos" todavía no Dalla-Cortehabía llegado a la región) y al mismo tiempo abstenerse de una decisión fundamental como esa, muestra un cierto grado de madurez política del grupo y un espíritu de interlocución de los demás sujetos. La figura del comandante era respetada y él poseía el poder de decisión solamente en el momento de una acción concreta. Atacar, retroceder, hacer, no hacer eran deci- siones tomadas por el comandante en la hora de actuar y, casi siempre acatadas por los comandados.ls En una acción todos eS-taQan obligados a obedecer las órdenes,Gabriela bajo pena de reprensión. No obstante, en)los otros casos, como la mo- vilidad del grupo, las estrategias de ataque, el embargo de alguna derrumbada o

11. De acuerdo con FELISMINO, P. T. La guerra de Porecatú: la historia del movimiento armado que sacudió el Norte de Paraná en las décadas de los 40 y 5Q. Folha de Londrina, 14-28. jul. 1999. 12. Declaración de Hilário Gongalves Pinha al autor. 07 de oct. 1999. 13. En la entrevista que realicé con Hilário Gongalves Pinha, él comenta que en el inicio de la lucha, los posseiros rebelados, a veces, no acalaban las decisiones del comando en acción. Cada un deseaba decidir por si la mejor forma de ataque, lo que resultaba en una vulnerabilidad del grupo, sufriendo bajas en algunas de esas ocasiones. Según é1, con el tiempo, los propios possehos fueron percibiendo que los ataques precisaban ser mejor coordinado y constituir un comando único. Lo que nos lleva a inferir que la propia lucha los va a conduciendo a esa conciencia.

426 la ejecución de un matón, como en el caso en cuestión, la decisión era colectiva y debería Ser acatada por la mayoría. Se ejercía la "democracia interna", preva- leciendo la decisión victoriosa. Sin embargo, la posición perdedora debería ser encuadrada inmediatamente tras la decisión. De ello, creo, el hecho del coman- dante, ejerciendo su propio liderazgo, llamar a sí mismo la responsabilidad de la ejecución deltal matón, aunque creyendo en lo contrario. La muerte de un matón era conmemorada por toda la región. Fue lo que ocurrió tras el asesinato del matón Celestino. El pueblo campesino, cansado de ser pisoteado y amenazado por los matones, aplaudió el coraje de aquellos posseiros rebelados. Hasta la prensa del PCB dio énfasis al hecho. "La justicia campesina hacía sentitgl_péso de su mano sumaria y implacablemente" ponía de manifiesto el editor del periódico Voz Operária,14 en la edición que publicó un reportaje sobre el caso. Al día siguiente, el cadáver de Celestino fue encontrado por los policiales y llevado a la Villa Progreso, en donde le dieron sepultura. No hubo acompañan- tes, pero por las dudas, un batallón de 90 soldados tuvo la incumbencia de pro- teger el entierro. El miedo empalidecía la faz de aquellos soldados consternados, escribió un periodista de la época.1s La repercusión positiva del caso dio un nuevo alientoCaballero a la lucha de los posse¡- ros. Cientos de familias de campesinos, que hasta aquel momento, creían que aquel bando de personas armadas dentro de la mata eran unos aventureros sin grandes perspectivas, pasaron a admirar y a entrever en sus acciones posibilida- des de mejores días. La lucha empezó aganar popularidad y apoyo de los más variados segmentos de la población.

4.

La llegada definitiva delDalla-Corte "capitán Carlos" en fines de febrero de 1951, para co- mandar las operaciones políticas y armadas del conflicto, ocurrió en un momento en el cual el PBC había definido ampliar la lucha por tierras en la región. Así, fue montado un campamento militar cerca de las posesiones de los Billar. Bajo una choza de lona eran debatidas las estrategias de resistencia, las tácticas de lucha, la definición de los ataques y elplan de ampliación de los grupos. En la tarea de ampliar los grupos armados, los líderes del movimiento institu- yeron Gabrielael "mutiráo", que en poco tiempo empezó a presentar resultados prácticos. Se trataba de reunir el mayor número posible de trabajadores en una posesión para realizar IOS serviCiOs neCesariOs, como mondar, COSechar Café, haCer Una reja o, incluso, derrumbar la selva. Siempre al final de la tarde eran realizadas reuniones para discutir el movimiento y "concienciar" los trabajadores de la im- portancia de la participación y empeño en la resistencia armada en contra los usurpadores y propietarios rurales, o "tatuíras'' como decían los periódicos del PCB, publicados en ese periodo. Con una movilidad operacional eficiente, los

14.Voz Operária. 13 ene. 1951. p.9. 1 5. Voz Operária. 1 3 ene. 1 951 . p. 9.

427 grupos no paraban de ejercer la "limpieza" del área, expulsando administrado- res, matones y trabajadores contratados por usurpadores. Con el desarrollo y ampliación de la lucha armada, el Estado movilizó una gran efectivo de hombres para combatir la resistencia. El Ejército,laFuerzaPú- blica y el DOPS, actuaron fuertemente, en el sentido de detener los posseiros y desmovilizar los grupos armados. Sin embargo, el movimiento empezó a ser desestructurado en la ciudad de Londrina. El 17 de junio de 1951 , la policía y los agentes del DOPS localizaron una reunión de la directiva del PCB, que discutía exactamente la rebelión de Porecatú, y con una acción bien sucedida, acabaron deteniendo todos los dirigentes del PCB de la ciudad y algunos miembros del comando de la rebelión. La detención de los dirigentes del PCB en Londrina fue vista por el DOPS como el primer paso para acabar la rebelión armada de los posseiros de Poreca- tú. Con la apertura de la lnvestigación Policial y el encarcelamiento de aquellos militantes a la cárcel -escribió el comisario del DOPS, Eduardo Louzadas da Rocha- "fue posible dedicar un cariño especial a la otra parte del problema, que era lo que se podría llamar el aspecto de ejecución, constituido por las pandillas armadas de Porecatú".16 En la acción policial del 17 de junio, realizadaen la ciudad de Londrina, fueron detenidos otras dos personas, que hasta aquel momentoCaballero eran desconocidas por los agentes del DOPS. Se trataba de Alberto Manoel, "individuo peligroso" y de Pedro Ferreira da Silva, posteriormente identificado como Celso Cabralde Mello, "uno de los principales elementos de la acción criminal". Los dos desconocidos del DOPS fueron cualificados en una lnvestigación Policial específica, ya que ambos, por estar más unidos a la acción local en la selva, "fueron reservados para la investigación alrededor de los hechos que propiamente constituyeron actividades a ser juzgadas en la comarca de Porecatú".17 Los encarcelamientos de Londrina tuvieron un natural reflejo en las activida- des de la rebelión armadaDalla-Corte en curso en la región de Porecatú, principalmente en el moral de los componentes de los grupos armados. No tanto, innegablemente, por la detención de los dirigentes del PCB de Londrina, ya que ellos no tenían un acercamiento más directo con los posseiros, mas, por sobre todo, por la de- tención inesperada de Celso Cabral de Mello, ex dirigente nacional del PCB y especialmente enviado por el Partido para aquella región. Celso Cabral era el hombre del Partido encargado de dar orientación política y organizar los grupos armados.Gabriela Su encarcelamiento, de cierta forma, generó algún desconcierto en ese sentido. No que los posseiros no tuviese\otros líderes. Ellos existían y ejer- cían un poder fundamental en el proceso de l{cha, ya que eran líderes forjados entre los propios posseiros, como lo son "ltágiba" (Hilario Gongalves Pinha) y "Strogof" (Arildo Gajardoni), que en la jerarquía de la rebelión venían solamente bajo el Capitán "Carlos", no obstante, ni "ltagiba" ni "Strogof" poseían la misma autonomía de "Carlos", además de ése ser el hombre de relación entre los pos- seiros armados y la directiva del Partido Comunista.

16. Archivo DOPS. lnforme del comisario Eduardo Louzadas da Rocha. Carpeta 427/188. 17. Archivo DOPS. lnforme del Comissário Eduardo Louzadas da Rocha. Carpeta 427/188.

428 Pero, lo que provocó una desgracia mayor en las actividades de los possei- ros,lue la actitud delcapitán "Carlos" luego de su detención. En las declaracio- nes a la policía, él reveló Secretos, informando todas las acciones programadas, la cantidad de armas, las personas rebeladas dentro de las selvas, facilitando la acción de la policía en el desbaratamiento de la rebelión armada. El encarcelamiento de los dirigentes del Comité del PCB de Londrina y de Celso Cabral de Mello, aliada a la ampliación del número de soldados del ejército y de la Policía Militar del Estado, provocaronMreflujo casi inmediato en el mo- vimiento. Muchos de los posseirosque integraban los grupos armados acabaron abandonando el movimientg y, algunos de ellos, se volvieron infOrmantes de los agentes de la Comisaría de Orden Político y Social. El DOPS evaluaba que los possel'ros, comq eran "labradOres humildes, analfabetos y deSOrientados", integraban los grupos armados sólo porque el PCB les había reclutado a través de las más "falaces promesas". Y, asíque deberían realizar un trabajo contrario de "catequesis", mirando reducir los grupos armados a "restrictas proporciones, representada por el pequeño número de los que se entregaban, por sus convic- ciones comunistas, a las actividades subversivas que elgrupo desarrollaba".ls A fines de julio de 1951, ya no había más posseiros armados. Muchos fueron detenidos, otros hicieron acuerdos cOn los usurpadoresCaballero y Otros, tOdavía, salieron de la región, para dedicarse a la militancia clandestina en el PCB.

5.

El movimiento de los campesinos de Porecatú nos permite repensar la actua- ción de la izquierda en el campo, principalmente la actuación del PCB. Hemos visto que la actuación de ese partido, en el inicio de los años 50, fue motivada por la nueva línea política formulada por los manifiestos de enero de 1948 y agosto de 1950. Verdad que esa Dalla-Cortelínea política tuvo internamente varias resistencias. La militancia, y algunos líderes, principalmente sindicales, hacían doble actuación. Ora acatando, ora no, la línea política del Partido. En elcaso aquí estudiado, no fue el partido quién determinó, por ejemplo, que recurrieran a la lucha armada. Aunque los documentos apuntan hacia eso. Cuando el partido llegó a la región, el anhelo por la lucha armada ya era una realidad manifiesta. Mas, sin duda, esa nueva línea política posib¡litó una actuación más intensa del Partido. Así, el PCB rápidamenteGabriela Se acopló al movimiento de los posseiros de Porecatú, a Su auto organización. Lo que, incluso, en aquel momento fue observado con simpatía por los posseiros, como señaló en sus testimonios Hilario Gongalves Pinha. Y, ¿por qué no hubo resistencia a la ayuda del PCB? Se puede inferir que la historia de ese partido, sobre todo la experiencia acumulada en algunas luchas, urbanas, sí que es verdad, haya contribuido para eso. El PCB podía facilitar todo lo necesario para mantener el movimiento: armas, alimentos, remedios, ropas, dinero. Pero, sobre todo, "cuadros" profesionales. La llegada del polémico "ca-

18. Archivo DOPS. lnforme del Comisario Eduardo Louzadas da Rocha. Carpeta 427/188

429 pitán Carlos", de "Machado", de "Otliz", de lrineu Luiz de Moraes y de algunos dirigentes del comité central es excepcional. Por lo tanto, la ayuda era eficaz. Y el propio PCB encaraba aquel movimiento como un objetivo prioritario, es- taba allí la posibilidad de poner en práctica las ideas y las estrategias elaboradas por los manifiestos. De mostrar la eficacia de su línea política. No es casual que el principal periódico del partido en la época -el Voz operária- mantuvo en el localdel conflicto un equipo de reporteros, desde el mes de noviembre de 1950 hasta prácticamente elfin del conflicto, en agosto de 1951, así como la presencia de altos cuadros de la estructura del PCB. Por lo tanto, había un eslabón común de relación entre los posseiros y el PCB, que permitía esa unión. Los posserTos precisaban de una infraestructura para mantener la lucha, el PCB de un escenario para poner en práctica sus estrategias políticas. Esa combinación permitió un acercamiento entre un y otro. Pero, fue un acercamiento momentáneo, coyuntural, pragmático. Es probable que los posseiros no tuvieran conciencia de lo que significaba aquel acerca- miento -aunque él solucionara parte de sus problemas- así como es probable también que el PCB supiera que aquel acercamiento podría se deshacer tan rápidamente como fue realizado. Esa articulación -PCB/posseiros- demuestra unaCaballero complejidad sin igual. y como en todos casos complejos, las dificultades de entender algunos hechos son más grandes de lo que se imagina. Lo que nos tranquiliza es que esas la- gunas podrán servir de entusiasmo para otros investigadores. Algunas de esas dificultades encontradas pueden ser vistas por la conturbada presencia de Celso Cabral de Mello, el "capitán Carlos", en el conflicto. Hombre de confianza de Luiz Carlos Prestes, vino a la región para ser el comandante de la rebelión. Cuando se vio presa de la represión, denunció todo el esquema del movimiento * CGs, tácticas, armamentos existentes, así como la cantidad de campesinos armados y la mayoría de sus nombres. Lo que facilitó sobremanera eltrabajo de los agentes del DOPS, de la Policía MilitarDalla-Corte y, luego, en la fase de condenación, de la Justicia, en la desarticulación del movimiento. Como en una escena mágica, él "desapareció" de la cárcel pública de pore- catú en el 25 de agosto de 1951. Tras el cual siguió un gran silencio, sea en el seno de la policía y de la justicia, sea en el seno del PCB. se podrian aventurar algunas hipótesis para la fuga, pero lo que más incomodó a los posseiros y dirigentes locales del PCB que se manifestaron respecto a ese hecho fue la desconfianzaGabriela de que su fuga fue facilitada debido a su testimonio junto a las autoridades policiales y del DOPS, delatando el movimiento de los posseiros. Tanto que Manoel Jacinto, concejal del PCB en Londrina y dirigente local del Partido, en declaración realizada en 1983 sobre el asunto, afirmó que el "capitán Carlos" fue el "cabo Anselmo de la rebelión de Porecatú". Hay referencias de que la directiva estatal del PCB solicitó aleqmité Central la ejecución de Celso Cabralde Mello, por traición. \ Otro silencio que todavía está por ser investigado es del Partido Comunis- ta. El movimiento de Porecatú siempre fue ignorado por el Partido. Poquísimos son los documentos que tratan del asunto, así y todo, a través de citas rápidas. No fue localizado ningún informe sobre el movimiento. Ni mismo los militantes

430 hablaron sobre el tema. Las excepciones son Joáo Saldanha, Manoel Jacinto e Hilario Gongalves Pinha. Sin embargo, de los altos dirigentes el silencio es total. No hemos localizado ningún texto o documento escrito por Prestes sobre la rebelión. Apolónio Carvalho, otro que tuvo participación en el movimiento, en sus memorias, siquiera hace alguna referencia. Pensamos que el indicativo de ese silencio fueron los sucesos que se siguieron d XXedngreso del PCUS, y la publicación de la Declaración de Marzo de 1958, documento que demuestra la nueva política adoptada por el PCB a partir de entonces y que sintetiza una propuesta de ruptura con el pasado, esto es, el camino de la lucha revolucionaria armada es abandonada por el camino pacífico de la revolución brasileña. Está ahí un campo todavía a ser desbravado.

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

43'l Bibliografía

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432 Conferencia clausura

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Caballero

Dalla-Corte

Gabriela Estructura política y territorio entre los mayas prehisPánicos

Andrés Giudad Ruiz Universidad Complutense de Madrid

Caballero

La historiografía mesoamericana ha diseñado un panorama de los sistemas polít¡cos desarrollados en esta área cultural fundamentado en un aserto que, a mi entender, se está deshaciendo a medida que avanza la investigación actual. Esta visión sostiene que los mayas prehispánicos no alcanzaron el desarrollo pleno del estado y tuvieron una estructura descentralizada a lo largo de su eta- pa independiente; de maneraDalla-Corte contrastante, los pueblos instalados en el Centro de México se han considerado los forjadores de formaciones imperiales y más centralizadas a partir del año 1000. Mi posición en esta conferencia de clausura es crítica con este presupuesto, y propone un sistema único de organización po- lítico-territorial para la Mesoamérica prehispánica, el cual manifiesta diferencias de grado, pero no de estructura. Esta posición tiene antecedentes en las últimas décadas de investigación sobreGabriela el área maya. Las nuevas tendencias de interpretación en nuestra dis- ciplina proporcionan una concepción compleja de sus capitales políticas, que han pasado de ser consideradas centros ceremoniales a definirse como ciu- dades. Por otra parte, los textos jeroglíficos han determinado la existencia de personajes, acontecimientos, instituciones y su interacción; de manera que los mayas ya no se consideran una cultura prehistórica, sino que sus instituciones y mecanismos de cultura se definen a través de sus propias fuentes escritas. El viejo modelo teocrático de sistema de gobierno asentado en centros ocupados por individuos dedicados a la religión y a la ciencia, ha sido desplazado por otro más dinámico que contempla la existencia de estados con diferentes grados de centralización pol ítica. Los avances experimentados permiten reconstruir la historia de las ciudades y sus dinastías, pero no han respondido aún a preguntas claves: por ejemplo, en qué fundamentos se asentó el poder de determinados individuos, por qué la comunidad delegó en ellos su representación y trabajó en su mantenimiento y en el de sus familias, qué relaciones tenía con ellos y con otros personajes de similar categoría, qué tipo de territorios políticos construyeron y con qué grado de autonomía política, o cómo se relacionaron entre sí estos territorios. Este será, precisamente, el contenido de mi actual disertación. Hasta tiempos recientes no hemos sido capaces de definir con cierto grado de seguridad las diferentes categorías sociales representadas en los grandes centros urbanos, de manera que hemos denominado a éste, cadavez más va- riado, magma social con el término de elite. La evidencia arqueológica establece cuatro parámetros para definir el mundo de la elite: 1) su asociación con articulos exóticos y bienes de lujo, como jade, cerámica importada y otros objetos; 2) su relación con la arquitectura monumental, que abarca templos, palacios, juegos de pelota y otros edificios idiosincrásicos desde el punto de vista funcional; 3) la escultura pública que contiene imágenes relativas a los estamentos más altos de la sociedad;y 4) su suntuoso tratamiento funerario. Esta evidencia ha sido de gran ayuda para definir elconcepto de "rey", familiaCaballero real y corte real. La lconografía ha proporcionado también contexto y función a los personajes que conforman la corte real, ya que proporciona un contexto explicativo a la experiencia cultural y al papel social que jugó cada uno de los personajes re- presentados en las variadas manifestaciones artísticas, tanto sitales individuos aparecen con atuendos muy sencillos como si están preparados para el ritual y para la guerra o se muestran en actitudes polít¡cas de recepción de tributo, de captura por sus jefes militares y demás. Asimismo, los avances en el desciframiento de los textos jeroglíficos consti- tuyen una fuente de inestimableDalla-Corte valor para el estudio de las instituciones y los territorios políticos. La mención de personajes concretos, su filiación, sus títulos, cargos y rangos, sus actos y creencias, permiten responder al quién, qué, dónde y cuándo, e incluso en ocasiones al cómoy porqué se produjeron determinados acontecimientos en la trayectoria cultural de esta evolucionada sociedad.

Los Gabrielaorígenes del poder y de la institución rea¡ La vida sedentaria en las Tierras Bajas mayas se organizó hacia 1200 a.c. en torno a pequeñas aldeas campesinas igualitarias que practicaban cultos a la fertilidad por medio de figurillas femeninas. Medio milenio más tarde se inició la vida compleja con la construcción de grandes complejos de Ritual público que fueron levantados para sancionar el comportamiento de los astros y con la fina- lidad de situar a la elite emergente en el campo de la ideología y de la religión. Poco más tarde se construyeron edificios de naturaleza templaria que se orga- nizaron siguiendo un patrón triádico, y que estuvieron emparenlados con el mito de la formación del mundo a partir de la colocación por los dioses de tres tronos

436 de piedra en la constelación de Orión; elvolumen que adquirió este conjunto de construcciones demuestra una gran centralización del poder. EsAsgvidencias arquitectónicas, y los contextos a ellas asociados, sostienen que poco después del 500 a.C. emerge una sociedad compleja en el área maya, con elites gobernantes, poblaciones que se Sustentan por una agricultura inten- siva, y sitios jerarquizados en el paisaje. Aunque carecemos de textos escritos que lo documenten con la requerida fiabilidad, la instituciÓn del reinado pudo haber jugado un papel esencial en la formación de esta sociedad. En su creación estuvo implicada la manipulación de la ideología, como un conjunto básico de ideas que compartió el pueblo maya acerca del orden del cosmos y de cada individuo, animal, paisaje y objeto que en él se contiene. Esta ideología implicó a todo el espectro social, el cual estuvo unificado a partir de la práctica ritual, que sirvió para sancionar y ordenar una sociedad desigual. La iconografía sostiene que un aspecto central de esta ideología fue el Arbol de la Vida, el axis mundi; los gobernantes mayas habrían de ser retratados rutinariamente como tales a lo largo de la etapa prehispánica. Para comprender el papel del gobernante hemos de entender el significado de los edificios públicos instalados en los grandes centros, los cuales fueron construidos bajo la tutela de dirigentes particulares para cumplir funciones ri- tuales y políticas particulares en el contexto de situacionesCaballero históricas concretas. Algunos templos y palacios estuvieron decorados con imágenes que los identifi- caban como un witz, una "montaña": los mayas pensaron que en las montañas más altas de su entorno habitaban los dioses, sus antepasados y sus animales de compañía, quienes salían de ellas para actuar en el mundo natural. La rea- lización de ritos chamaníSticos muy elaborados permitía a los reyes conjurar a sus sobrenaturales y antepasados, haciéndoles partícipes de la suerte futura de la comunidad. En el Clásico, los mayas describieron la coronación de sus reyes mediante la frase "el que porta la bandaDalla-Corte blanca de cabeza", un objeto que fue denomina- do sakhu'una{ y que operó como un determinativo semántico del lérmino aiaw, "rey". Diferentes máscaras de piedra encontradas en , Belice, estaban colocadas a las cuatro direcciones y una en el eje central, y parecen haber co- rrespondido a una diadema Hu'unal, un hallazgo que constituye una valiosa he- rramienta de trabajo para definir los orígenes del reinado. Estas manifestaciones de poder "privadas", se trasladaron más tarde a la arquitecturaGabriela pública mediante la confección de mascarones de estuco colocados en los basamentos de las pirámides, por medio de los cuales se representaron, entre otras fuerzas Sobrenaturales, a dos de IOS dioseS CreadoreS del mundO. Los mascarones colocados a la derecha de la escalinata de la Estructura 5C- ll de Cerros, Belice, identifican el Sol al amanecer precedido por Venus como estrella matutina; por el contrario, los mascarones del oeste representan el Sol en el ocaso, precedido por Venus como estrella vespertina. El gobernante, al ac- ceder altemplo, se colocó en una posición pivotal en la composición del cosmos, que tuvo como límites el horizonte marcado por la salida y el ocaso del sol. La ausencia de textos en el Preclásico Tardío dificulta la definición de sus formas de gobierno y de la institución real, pero los datos arqueológicos e ico- nográficos constatan su existencia. La aparición contemporánea de símbolos de gobierno y la construcción de centros públicos de gran volumetría y extensión en la primera centuria antes de Cristo, sugiere que este florecimiento inicial de la civilización maya se asentó sobre la invención de esta institución.

El ajaw como institución real

Esta iconogralía ala que me acabo de referir fue reinterpretada por los reyes del clásico Temprano, quienes aparecieron en sus monumentos públicos com- partiendo aspectos y rasgos con los dioses. Coincide este cambio iconográfico con la aparición de textos escritos que contienen las primeras menciones del tílulo "ajaü' para referirse a la máxima institución de gobierno; lo cual permite determinar la transformación de la institución real respecto de la etapa anterior: el arte monumental del periodo preclásico era aún impersonal y se expresaba en forma de máscaras de dioses y símbolos cósmicos, mientras que en el clásico pasó a primer plano la representación de personajes históricos configurados de forma individual. Los textos jeroglíficos argumentan de manera más sólida esta nueva dimensión de la institución real, confirmandoCaballero la esencia divina de los re- yes y sus sucesivos intentos por equipararse a los dioses en su función de ser el centro del cosmos y como únicos mediadores entre la comunidad humana y la divinidad. Por ejemplo, la dinastía de asoció su genealogía con los seres míticos de la creación incluso antes de que se procediera a la creación del mundo actual el 12 de agosto de 31 1 4 a.C.

La corte maya y la institución real: el ajaw El soberano, y la noblezaDalla-Corte que les sustentó, se instalaron en complejas cortes. problema un central para la arqueología maya consiste en conocer ¿quiénes poblaron tales cortes?, en especial, ¿quiénes y cómo fueron sus máximos diri- gentes, y qué papeljugaron en el contexto social en que se movieron? Los mayas del Clásico estructuraron a sus elites mediante una serie de títulos y rangos, algunos de los cuales estuvieron asociados a cargos de naturaleza política, administrativa y religiosa. El título más importante, sobre el que des- cansóGabriela todo el sistema de gobierno, fue el de ajaw, quizás derivado del término ajaw"el que grita" "pregonero", un término similar al de ttahtoani "el que habla", de amplia distribución en el Centro de México en las centurias precedentes a la conquista española. Este título es traducido en los documentos escritos del siglo XVI como "señor", "rey", "soberano", "emperador". Su significado, ,,pregonero", posiblemente derive de la necesidad retórica de que el máximo dirigente de la sociedad jugara un papel de oráculo, de intermediario con las fuerzas sobrena- turales. Además de constituir un cargo el título de ajaw identificó un rango, de modo que los hijos e hijas del rey también lo llevaron. Los gobernantes ostentaron además otros títulos que permiten extraer inte- resantes datos acerca de sus atribuciones y funciones específicas. A inicios del

438 siglo V d.C. el rey comenzó a retener adherencias de sacralidad, las cuales se concretaron con la adquisición del prefijo k'uhu(l), "sagrado", como un medio de distinguir al señor principal del resto de los componentes de la familia real que no tenían acceso al reinado. Algunos gobernantes del área de Petén llevaron a partir del año 500 d.C. el título de kal'omte'que, en términos amplios, identifica a un "emperador" que con- troló múltiples reinos. En ocasiones, los reyes asociaron este título con los pun- tos cardinales, lo cual refleja la concepción ideal maya de organización política de un territorio, similar a la que existió en el Centro de México. Kalo'mte'lambién funcionó como título de rango, y se asoció a personajes femeninos. Otros títulos comunes que portaron los reyes en sus cláusulas nominales son el de Ch'aho'm, "varón", que quizás haga referencia al hecho de que el rey es considerado como el "varón" por antonomasia, el arquetipo, la materialización del modelo ideal; y B'aah kab"'príncipe de la tierra", aparentemente un título meramente honorífico, que no puede ser ligado a ninguna actividad o función concreta, y que lo osten- tan también las mujeres de linaje real, como lxb'aah kab'. Una de las representaciones más comunes de los reyes en la iconografía del Clásico es como guerreros triunfantes sobre un cautivo humillado. Dada la posición suprema del ajawen la pirámide política y social,Caballero podemos suponer que tuvo un papel supremo de mando militar. En este contexto es en el que hay que entender títulos tales como "el de los veinte cautivos". Por estos títulos vemos que las atribuciones guerreras de los reyes eran pañe importante no sólo de su actividad, sino también fuente y origen de su prestigio político. Los reyes se representaron también en los monumentos públicos como ofi- c¡antes de ritos, portando objetos o insignias de rango y títulos rituales, como pitziil,"jugador de pelota"; atributos que identifican a los sacerdoles, lo que indica que en ocasiones oficiaron a modo de pontífice máximo. Dalla-Corte La esencia divina del ajaw: las relaciones entre reyes y dioses

El poder de la máxima autoridad de gobierno maya durante el Clásico se fun- damenta en dos premisas esenciales: el carisma, y el éxito personal, cualidades ambas que garantizan el bienestar del señorío; de ahí que el k'uhu(l) aiaw se hiciera nominar y representar con epítetos y rasgos relacionados con actividades de fuerteGabriela carga ideológica, tales como la supervisión del éxito agrícola, en acti- tudes de ritual y de danza, inaugurando estelas o en ceremonias que celebran ciclos calendáricos. Los dioses mayas no fueron seres abstractos y remotos asociados a un es- pacio metafísico distinto, sino que compartían ciertos aspectos del ser humano: habían nacido en un momento determinado, necesitaban alimentarse, podrían sufrir por el desentendimiento de los hombres y podían morir -muchos de ellos, de hecho, habían desaparecido en las anteriores creaciones del mundo-; es de- cir, que su conducta era cíclica, como también lo eran los cuerpos celestes, la vida natural y los seres humanos. Aprovechando esta ideología que acercaba los dioses a los hombres, los gobernantes combinaron cualidades humanas con las propias del mundo sobrenatural, separando su esencia de aquélla que era compartida por la comunidad humana. Para lograr esta simbiosis explotaron un complejo panorama de estrategias: con frecuencia se muestran con atributos divinos, portando máscaras que los identifican como divinidades, o incluyendo en su iconografía elementos que les son propios. En vida, los reyes se consideraron individuos con una fuerte esen- cia de divinidad, y se transformaron en sobrenaturales después de su muerte, En este proceso de personificación de divinidades hubo una preferencia por aque- llas que tenían relación con la fertilidad y con aspectos positivos de la naturaleza, como la lluvia, el viento, el sol o el trueno -ltsamnaaj, K'awiil, Ch'aako K'inich Ajaw-, y también por deidades patronas de ciudades específicas, como Gl, Gll y Glll de Palenque. Pero, sobre todo, los reyes pretendieron ser una encarnación del dios del maí2, Hun Nal Ye, por su capacidad de proporcionar prosperidad a la comunidad humana, de modo que elciclo de la planta sirvió de metáfora para el ciclo de vida del gobernante y también para su regeneración como entidad divina tras su muerte. También se identificaron con una categoría especial de seres sobrenatura- les, los wayoa, un término empleado por los mayas del clásico para definir conceptos tales como "dormir, soñar, transformarse, adivino y animal o espíritu de compañía". Caballero Para que este mimetismo con las fuerzas sobrenaturales tuviera éxito nece- sitó ser expresado de manera clara a la comunidad; para ello los gobernantes integraron en su geografía sagrada el espacio arquitectónico y la decoración escultórica. Al planificar sus centros urbanos, los mayas crearon un espacio cósmico en el que los templos pirámide fueron considerados como montañas sagradas, mientras que las plazas públicas emularon el Mar Primordial donde se realizaron los actos de la creación, y donde vivían las principales divinidades. Este ambiente construido fue concebido como una metáfora para el orden, en contraposición con el entornoDalla-Corte natural circundante que representaba el caos;fue una entidad "viva", que se activó mediante actos de conjura de los seres divinos llevados a cabo por los gobernantes. Algunos de los edificios que integran este paisaje fueron propiedad de dioses particulares, y de los antepasados y de las almas de los reyes, utilizándose como mausoleos para honrar a los gobernantes divinizados. Sus puertas fueron el portal que conducía al mundo sobrenatural, activándose mediante ritos de trans- formaciÓn realizados por los gobernantes con elfin de contactar con las fuerzas dívinas.Gabriela Este paisaje construido tenía continuidad con las estelas y los altares colocados en las plazas públicas, los cuales jugaron también papeles activos en la geografía sagrada maya. un eslabón importante en la obtención de carisma fue adaptar una antigua práctica preclásica, la veneración de los antepasados, a la politización creciente de la sociedad, la cual culminó a comienzos de nuestra era con los grandes cultos reales a los dirigentes de la comunidad muertos. Para ello se edificaron grandes templos y santuarios en los que se colocaron elaboradas tumbas reple- tas de ricas ofrendas, donde los antecesores de cada dinasta fueron convocados para asistir y part¡cipar en las ceremonias patrocinadas por é1. La iconografía es

440 rica en escenas referentes a este culto, mediante el cual los reyes muertos se convierten primero en héroes conectados con el mito de los Héroes Gemelos de la creación y más tarde en dioses. Un aspecto importante de este proceso de divinización es el "cambio de nom- bre" en el momento de su entronización, por medio del cual se hicieron nominar como poderosas divinidades relacionadas con la fertilidad y con los fenómenos celestes, como K'awiil, Chaak, Yoaat, ltsamnaaiy K'inich. K'awiil"nacido delcie- lo" fue utilizado con mayor frecuencia, quizás porque se trata de una deidad que patrocina a la realeza. Además, los reyes combinaron sus nombres de dioses con aquellos relativos a animales poderosos como B'alam "jaguar", K'uk"'quel- zal", Mo' "guacamayo", Kaan "serpiente" o Aiiyn "cocodrilo". Esta sensación de manipulación de los seres sobrenaturales que impreg- nan la mentalidad colectiva por parte de los reyes, se acentúa al conocer su participación en determinados rituales relacionados con su nacimiento, con la designación de herederos, su entronización, la celebración de conquistas o el cumplimiento de ciclos de tiempo; ceremonias a las cuales correspondieron la práctica de autosacrificio, eljuego de la pelota, el asiento de monumentos en las plazas públicas y la colocación de ofrendas, entre otros rituales. Un ritual, en definitiva, que se asentó en una religiónCaballero de carácter animista, en la que la práctica chamanística situó a cada individuo en el lugar que le corres- ponde. El paisaje construido maya estuvo jalonado de portales que conectaron con el ambiente en que vivieron los dioses y los antepasados, los cuales fueron cruciales a la hora de escenificar los dramas en que los señores realizaban sus ritos de transformación. De estos lugares emanó una suslancia que tenía esen- cia divina y que los mayas denominaron itz, un término ligado a las secreciones del ser humano, tales como sudor, lágrimas, leche o semen, pero también resi- nas de determinados árboles, cera de abejas o granos de maí2. Tales sustancias fueron recogidas en platos y cuencos junto con algunos otros objetos "con alma", comoDalla-Corte papel de corteza de árbol, copal, jade y la sangre del gobernante con la finalidad de ser quemados. Estas actividades permitieron a los reyes entrar en trance y contactar con la divinidad, por medio de la conjura de una Serpiente Visión, quien devuelve a los dioses y a los antepasados al mundo de los vivos. El resultado de este contacto fue comunicado a los asislen- tes al ritual por medio de la danza estática y de cantos, en la que los oficiantes se comportaron con actitudes propias de los seres divinos. AdemásGabriela del sacrificio personal, los dirigentes realizaron otros grandes rituales, como el juego de pelota, para afianzar su poder mediante la reactivación de un antiguo mito que refiere a la creación maya. Las grandes canchas de pelota fue- ron concebidas como portales al inframundo por donde los gobernantes entraron para vencer a los dioses de la muerte y renacer como seres sobrenaturales.

Linaje y sucesión política

La Corte maya se componía además de extensas familias reales compuestas por varias decenas de miembros pertenecientes a distintas generaciones proce-

441 dentes de las relaciones poligámicas del ajaw. En términos generales, las reinas no tuvieron poder político efectivo, pero sí jugaron un importante papel en la economía política del estado, sobre todo por su especialización en la producción textil, empleada para alimentar el sistema tributario. Asimismo, los matrimonios políticos jugaron un papel esencial en el sistema de alianzas; ello no obstante, en ciertas regiones del Usumacinta llegaron a controlar territorios políticos como consecuencia de situaciones políticas particulares. La mayoría de los miembros de las familias reales ocuparon puestos de im- portancia en la administración del reino, aunque no es mucha la información que tenemos al respecto. Existe evidencia de que los hijos varones del rey participa- ban en campañas militares, y que otros miembros de la familia real son autores de objetos de lujo, como pintores de cerámica o escultores. Los documentos coloniales señalan que los niños de larealeza eran entrenados con cierto rigor en escuelas, y que se les fueron dando cometidos a medida que iban creciendo. Algunos de ellos portaron el título de ch'ok, 'Joven", "inmaduro", que acompaña a personajes que pertenecen a un linaje ajawy residen en la capital del territorio políticoi y pudieron convertirse en reyes, denominándose chbk k'uhu(t) ajaw, "joven sagrado señor". Las cláusulas nominales de algunos reyes se asocianCaballero a la expresión Tz'ahk, que puede considerarse como la "cuenta de reyes" de un reino. La existencia de estas cuentas implica la conciencia de los gobernantes de pertenecer a una dinastía. Es la constatación de la existencia de un sentido de tiempo histórico entre los antiguos mayas. Comienzan éstas con una mención a los fundadores dinásticos, como ocurre en el Altar Q de Copán, , y concluyen con el gobernante que erige el monumento.

üros personajes deDalla-Corte la corte maya Además de la familia real, las cortes mayas estuvieron ocupadas por otros personajes. La mayoría de los títulos de cargo conocidos aparecen en los textos en estructuras sintácticas de posesión relacionando dos o más personajes, es decir, que indican subordinación. Desde un punto de vista del poder político efectivo, que implica el control de los territorios y de las personas que en ellos viven, el sajal,literalmente "el que teme",Gabriela fue el segundo cargo en importancia en la estructura política del Clásico. Estaba vinculado al gobierno de centros menores del reino, dependientes de la capital, aunque también desarrolló un papel importante en asuntos militares: aparecen con frecuencia asociados a capturas de personajes de centros veci- nos en compañía de sus respectivos reyes, y por la misma causa son también retratados de manera habitual como cautivos, quizás por su mayor exposición a los ataques enemigos al regentar zonas fronterizas o periféricas de su reino. En ciertos casos también dedican edificios, monumentos con inscripciones, y, a veces ejecutan rituales sólo limitados al ajaw, como el chok-ch'ah, manifestando a veces unas prerrogativas similares a las que tuvieron los reyes.

442 Su autonomía debió ser desigual y dependió de la coyuntura. Al comparar los discursos iconográficos en los monumentos dedicados por estos persona- jes, comprobamos que los saialob'que gobernaron el sitio de El Cayo goza- ron de mayor autonomía que quienes controlaron otros centros. Como en el caso del ajaw, el título salb1 además de un cargo, es también un rango que se transmite a los descendientes, sean hombres o mujeres. Los linajes de saialob' emparentan entre sí o con los linajes reales, aunque son matrimonios de inferior importancia política. Otro título, muy debatido por los especialistas, es el de aik'u huh. Quienes lo portan pudieron relacionarse con recuentos de bienes tributados, y quizás tuvieron competencias económico-administrativas. Aunque tal vez el título se traduzca como "el que obedece", "el que adora": el análisis iconográfico de los individuos que lo portan sugiere que fueron sacerdotes, una función que hasta ahora se nos resiste en la identificación de las jerarquías sociales, y que se sitúa siempre en elámbito de los ajawob'. Un personaje de importancia en estas cortes lue el Aitz'ihb'. Las fuentes es- critas y los diccionarios de los siglos XVl, XVll y XVlll hacen referencia a la tra- ducción de este título como "elque escribe" "escriba", elcualfue muy importante a lo largo de la historia maya. Se les supone con atribucionesCaballero administrativas y económicas, encargados de la contabilidad, del registro de los censos y los tributos, y tienen el padrinazgo de algunos dioses en ambientes sobrenaturales. Otro título fascinante es el de Ajuxul, "escultor", ya que quienes lo portan firman sus obras, e indican individualismo y especialización; un hecho muy ocasional en las formaciones estatales de la antigüedad, Existen otros títulos como makuch/chakte, bakab y k'inich y otros más, pero hasta donde sabemos, se trata de referencias honoríficas desprovistas de fun- cionalidad política, si bien siempre asociadas a individuos del máximo rango. Y junto a ellos otros títulos correspondientes a personajes de menor entidad, tales como danzantes, cantantesDalla-Corte y músicos, como los que aparecen en los murales de , que ponen de manifiesto la variada riqueza y complejidad de la vida de la corte maya.

El ajawy la estrategia política del poder AdemásGabriela de la esencia divina que confería un carisma especial a los reyes, la dinastía política dependía de su éxito personal en la construcción del esta- do. Para obtener este éxito diseñaron diversas estrategias orienladas a conferir equilibrio y prosperidad a sus reinos. Entre ellas destacan las visitas reales a otros dominios, las visitas rituales alentorno polítieo que controlan, el matrimonio interdinástico entre unidades políticas, o el enfrentamiento armado, un meca- nismo que parece endémico a lo largo de todo el periodo Clásico. Las imposi- ciones tributarias a las comunidades derrotadas fueron concebidas como lkals, "cargos", que implicaban la entrega de plumas de quetzal, conchas spondylus, mantas, telas de algodón y granos de cacao, y a veces el préstamo de afamados artistas para hacer trabajos en los centros vencedores. En el clásico Tardío la guerra se transformó en un componente vital de la institución real: la idea del rey como guerrero refleja su papel esencial como garante del orden, cuya finalidad era el expolio de las cortes enemigas, la cap- tura de regalía dinástica, la destrucción de las familias reales y la extracción de luerza de trabajo y de tributo. La excesiva fragmentación territorial, la poliginia real, la proliferación de dinastías y de ramas colaterales, y las tendencias hacia la descendencia bilateral, se habían combinado para crear un paisaje político muy complejo, incentivando una rivalidad fuerte por la consecución de títulos y rangos políticos, honores y privilegios.

ElGlifo Emblema: La identificación de la unidad política maya clásica y sus implicaciones sociopolíticas

El Glifo Emblema es una pieza clave para la interpretación de la organización de los estados mayas clásicos. Esta combinación de glifos es una expresión titular, k'uhu(l) X ajaw, que puede ser traducida como "sagrado señor de X", iden- tificando la entidad política maya. Los Glifos Emblema son interpretados como títulos que implican el mismo rango político de los señores que los ostentan. A partir de esta interpretación, Mathews calculó a inicioCaballero de la década de los BO la existencia de entre 60 y 70 unidades políticas para el Clásico Tardío. ¿Cómo es esta unidad política? Las expresiones cholanas ajawlety ajawit o la yucateca ajawlildesignan al gobierno, a la unidad política maya. En los léxicos coloniales, estos términos son traducidos como "señorío", "reino" o ,'dominio". Hoy día todos los analistas están convencidos de que los mayas construyeron un estado arcaico, para cuya definición se han manejado dos modelos: aquel que sostiene la existencia de formaciones políticas a gran escala, organizadas en torno a un poder centralizado, o el que establece que los territorios políticos fueron pequeños y con escasaDalla-Corte centralización. En los últimos años se ha hecho hueco, además, un modelo que contempla la formación de territorios multi-es- tado administrados por hegemonías políticas que incorporan en su seno otras hegemonías más pequeñas; una posición que considero más confortable. .. ¿.4 qué me refiero cuando hablo de hegemonía política? Ross Hassig ha uti- lizado el concepto de imperio "hegemónico" para referirse a la situación política existente en el Centro de México a comienzos del siglo XVl, en que una coalición de tresGabriela señoríos, Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, había consolidado una for- mación imperial. Este imperio manifestaba un grado de integración política muy variado de región a región, aunque en términos generales estaba compuesto por territorios autónomos controlados por señores locales y por sus elites tradicio- nales; este modelo imperial mexica se asentaba en la prestación de tributos por parte de los señoríos sujetos, y descansaba en una variable, pero en términos amplios reducida, intervención en su estructura política. Una organización territo- rial que manifiesta estrechas similitudes con el área maya y con otros territorios mesoamericanos. Basten estos ejemplos que aquí se exponen para evaluar la cercanía entre estos sistemas políticos que se distribuyeron por el conjunto de la Mesoamérica prehispánica:

444 . La organización política básica tue el altepetl o tlahtocayofl en el Centro de México, y el ajawlelen las Tierras Bajas mayas, gobernados respectiva- mente por el tlahtoaniy por el ajaw, términos equiparables en su significado y función. . El acceso al rango de tlahtoaniy aiaw sólo se realizó por herencia de sangre. . La subordinación política fue personal y directa, pudiendo presentar distin- tos niveles de jerarquización. . La victoria militar de un gobernante no implicó la disolución del reino ven- cido y su incorporación al reino vencedor, ni la adopción por parte del ven- cedor del título de tlahtoani del reino vencido; el mismo caso que en Tierras Bajas mayas. . La derrota de un gobernante implicó su subordinación en una hegemonía liderada por el gobernante vencedor, la cual consistió en una red de tribu- tación que tuvo como destino el reino victorioso, y la supeditación de los intereses políticos de los vencidos a los intereses políticos del vencedor, principalmente en política exterior. . El grado de control del superior jerárquico sobre el subordinado fue bastan- te variable, dependiendo de las distancias, la importanciaCaballero estratégica del subordinado para los intereses del supraordinado, y la facilidad o dificultad ofrecida en el establecimiento y mantenimiento de la subordinación. . Las hegemonías no se heredaron.

El fracaso de la institución real y el co¡apso de las tierras bajas mayas del Sur

El complejo mundo de elite forjado durante la etapa clásica se quebró entre el 790 y el 909 d.C., un fenómenoDalla-Corte que ha sido tipificado por los estudiosos bajo el término de "colapso cultural". Las características más importantes de este fe- nómeno incluyen los siguientes rasgos: Las dinastías reales desaparecieron; las cortes reales dejaron de funcionar como centros de poder dinástico y de influencia cultural; con excepciones, las grandes capitales fueron abandonadas, los monu- mentos esculpidos destrozados, y los palacios y las tumbas de la elite saqueados; en pocos años, una región que había albergado varios millones de habitantes quedóGabriela prácticamente vacía en algunas de sus áreas. Todos estos cambios se produjeron en un escenario de deterioro ambiental y de guerra generalizada. Todavía no entendemos bien las causas que explican este llamativo fenó- meno, aunque los investigadores están de acuerdo en situarlo en el ámbito de la máxima autoridad política, el ajaw, y su sistema de corte real. ¿Por qué una institución que había resultado vigorosa durante tantas centurias, fracasó en organizar la vida social en las Tierras Bajas mayas? Los reyes del Preclásico asociaron sus identidades con cultos a sus grandes dioses creadores y a sus antepasados, pensando que así asegurarían el orden y el éxito de la comuni- dad. Por el contrario, los fracasos tuvieron una naturaleza más personal o mo- ral, que sistémica, bien fuera fracaso de dioses o de gobernantes semi-divinos.

445 Los textos indígenas muestran que los gobernantes fueron los culpables del infortunio de la comunidad a su cargo. Por eso la institución real fue la primera causa de discordia interna. Los reyes divinos no fueron capaces de asegurar por más tiempo la estabilidad de sus territorios, y los nobles menores y los segmentos campesinos dejaron de creer en ellos y denunciaron su papel de in- termediarios entre el mundo sobrenatural y la comunidad humana; la institución real terminó sucumbiendo.

Las transformaciones de la institución real durante el postclásico

Una de las controversias de gran calado teórico en la evolución histórica del pueblo maya afecta a la vigencia de sus instituciones después del colapso. La máxima institución de gobierno , el ajaw, no desapareció, pero hubo de adaptarse a una nueva situación sociopolítica para pervivir hasta la Colonia: los gobernan- tes del Postclásico ya no fueron considerados seres semi-divinos, no volvieron a enfocar sus rituales a la veneración de los antepasados o a proclamar un pa- tronazgo exclusivo de determinados dioses y rituales.Caballero La pérdida de su carácter carismático acarreó que perdieran parte de su antiguo poder, y a partir de este momento en el consejo de gobierno estuvieron representados los linajes más importantes del territorio político. Las fuentes escritas, indígenas y españolas, indican una concepción común del sistema de gobierno en el Postclásico, el cual mantiene una fuerte continui- dad con el clásico: los reyes asientan su legitimidad en un acontecimiento de "llegada", un evento simbólico trascendente como acto de fundación de un nuevo estado indígena, mediante elcual un soberano, a veces mitificado, obtiene de la divinidad los atributos deDalla-Corte poder en un lugar de alto contenido simbólico, que más tarde le habrán de servir como argumento de legitimación política para el control de su territorio. Una vez instalado en el trono, se construye un territorio político mediante una secuencia ordenada de expansiones de corte militar, y se consoli- da una hegemonía política con fundamentos similares a los ya comentados para el Clásico. La articulación de esta hegemonía se fundamentó en conceptos de cuatripartición según las direcciones cardinales, y la capitalconstituyó una quinta dirección, identificada simbólicamente con el eje de la tierra. EsGabriela decir, un sistema político que mantiene fuertes continuidades estructu- rales y formales con aquellos que estuvieron en vigor en el clásico, y que es equiparable, salvando distancias de grado pero no de estructura, alexistente en el centro de México y otras áreas de Mesoamérica durante el postclásico, En realidad, las diferencias que constatamos en la interpretación de las diferentes construcciones político-territoriales en Mesoamérica no parecen ser más que un problema de interpretación influenciado por la diferencia en el tipo y contenido de las fuentes de ambas zonas, y por el enfoque que se ha hecho, desde la Etnohistoria y la Historia en el centro de México, y desde la Arqueología y la Antropología en el área maya.

446 Por otra parte, en el Centro de México se cuenla con información tributaria, que informa del despuésde las victorias y de algunas de sus consecuencias. Ca- recemos de un Códice Mendoza o de una Matrícula de Tributos en el área maya; y es la ausencia de lal corpus de información la que ha hecho, por ejemplo, que las victorias militares no hayan sido interpretadas como "conquistas" sino como simples confrontaciones de consecuencias casi irrelevantes, que sólo de manera excepcional llegaron a perturbar ese paisaje generalde reinos en equilibrio.

Caballero

Dalla-Corte

Gabriela

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